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CÍVICA
AUTOR: Camilo Andrés Fajardo Gómez
ÍNDICE
1. El Estado Moderno
1.1. ¿Qué entendemos por Estado?
1.2. ¿Por qué el Estado es necesario?
1.3. El “Dilema del prisionero” y la necesidad del Estado
INTRODUCCIÓN
Les sugiero revisar todo el módulo del aula virtual, así como el calendario y
la guía de actividades, para que tengan conocimiento de todas las actividades con
la semana y fecha en que se realizan. Es importante, además, consultar porcentaje
de la nota de cada actividad con respecto al módulo. ¡Reciban una cálida bienvenida
y manos a la obra!
1. El Estado Moderno
El mundo que vivimos hoy está compuesto por realidades muy complejas que
emergieron en un momento histórico específico. Hablamos hoy en día del Estado,
de movimientos sociales, del ciudadano, de los derechos, del estado de derecho,
de democracia, de soberanía, etc.; conceptos claves para comprender nuestra
realidad social y política. Es común que la gente afirme, por ejemplo, que “En
Colombia no hay democracia”, que “deben respetarse sus derechos”, o que “el
Estado debe ayudar a los más necesitados”, o que “el Estado debe ser garantizar
la salud a los ciudadanos”, etc. Pero ¿qué significa cada uno de estos conceptos?
Si queremos explicar muchas de las realidades que vivimos hoy en día requerimos
reflexionar acerca de la génesis de estos conceptos, sin los cuales sería imposible
entender lo que vivimos. Así, la historia se constituye en una herramienta
ineludible en aras de permitirnos una aproximación a los conceptos que hemos
señalado. Pero, también se requerirá que aclaremos
conceptualmente de qué se trata cada uno de estos conceptos, por lo cual
se requerirá el de la teoría política e incluso de una disciplina como el derecho.
Pero este no es un curso de historia, ni de derecho, ni mucho menos de ciencia
política. Es un Curso que está dirigido sobre todo hacia ciudadanos: sujetos
políticos, que viven en un Estado específico, bajo un régimen legal particular que
impone derechos y deberes. Se trata de cada uno de nosotros, que antes de ser
profesionales, somos ciudadanos que hacemos parte activa de una sociedad de
la cual no podemos eludirnos. Luego, como lo hemos señalado ya,
pretendemos en este curso aproximarnos a distintos conceptos que nos
permitan auto comprendernos como ciudadanos en medio de una sociedad que
reclama nuestra participación en su construcción.
Así las cosas, el primer concepto importante que trabajaremos en este curso es el
concepto de “Estado”. Se trata de un concepto clave para la comprensión de nuestra
actual sociedad, del ordenamiento jurídico y político. Si revisamos la actual
Constitución Política de Colombia el concepto en mención aparece en diversos
apartes, revistiendo entonces una importancia fundamental:
“Artículo 13. (...) El Estado promoverá las condiciones para que la igualdad sea real
y efectiva y adoptara medidas en favor de grupos discriminados o marginados. (...)”
“Artículo 25. El trabajo es un derecho y una obligación social y goza, en todas sus
modalidades, de la especial protección del Estado. (...)”
Por otra parte, como se puede evidenciar en los artículos que hemos traído
como ejemplo, normalmente al Estado se le asignan unas responsabilidades,
como la defensa, protección y garantía de unos derechos, por ejemplo. Así mismo,
al Estado también se le reconoce cierta autoridad en el marco de un territorio y a
esto lo llamamos soberanía. Luego, si las distintas sociedades han optado
históricamente por distintas formas de organización política, el Estado.
Muchos, revisando este argumento, han señalado por ejemplo que en el caso
colombiano el Estado no es soberano porque a lo largo del territorio este
debe compartir el uso de la fuerza con actores criminales e ilegales que también
ostentan las armas, el poder a través de la fuerza. Es una verdad parcial, sin
embargo. Es evidente que el Estado colombiano y la sociedad en general día a día,
tristemente, evidencian n que a lo largo del territorio existen actores violentos como
las “bandas criminales”, grupos insurgentes e incluso paramilitares. Todos ellos
hacen uso de la fuerza de coerción. Pero hay que tener en cuenta que solo el Estado
tiene un uso legítimo de la coerción o de la violencia a través de las armas. Luego,
por más de que existan diversos actores violentos a lo largo del territorio ellos son
ilegítimos y solo el Estado goza de reconocimiento por parte de la sociedad para
ejercer la fuerza a través de sus instituciones.
A lo largo de la historia han existido distintas posiciones teóricas que han planteado
que es posible vivir sin estado y a esto lo denominamos “anarquía”. La anarquía en
realidad es una bella propuesta teórica, que es bastante extraño que muchos
relacionen con desorden, caos y violencia. La anarquía sostiene que los seres
humanos no necesitamos de la autoridad del Estado y que en cambio podemos vivir
en un estado de absoluta libertad sin ningún tipo de restricción impuesta
externamente. Es una muy bella propuesta pues afirma la posibilidad de que los
hombres y mujeres podemos convivir sin ningún tipo de restricción,
reglamentación y norma; el anarquismo afirma la libertad absolutamente
positiva. Sin embargo, al día de hoy nunca se ha realizado del todo una propuesta
de este tipo, razón por la cual parece que requerimos como seres humanos de un
orden social, de una autoridad que nos permita convivir pacíficamente. La existencia
del Estado niega la posibilidad de que seamos absolutamente libres, pues el
Estado mismo o la autoridad generan restricciones a todos los individuos.
1.2. ¿Por qué el Estado es necesario?
Thomas Hobbes fue un importante pensador inglés del siglo XVII que se
ocupó dentro de muchos temas, de explicar por qué era mejor tener un Estado a
vivir en la anarquía de la guerra civil. Es un tema fundamental, pues para muchos
la autoridad es innecesaria y a veces argumentan que vivirían mejor si el Estado
no existiera. Muchos afirman que sería mejor vivir sin leyes, sin autoridad y señalan
en su defensa que no pueden ser libres por completo cuando existen las
restricciones o cuando los impuestos comienzan a impactar la economía personal.
Sin embargo, el propósito de Hobbes es todo lo contrario: justificar la necesidad y
pertinencia del Estado en una sociedad.
Muchos han planteado que Hobbes tenía una concepción negativa de lo que somos
los seres humanos. Sin embargo, más allá de eso, lo que está planteando
Hobbes es que los seres humanos si queremos convivir juntos requerimos de una
autoridad que haga posible la vida social. De otra manera viviríamos en un conflicto
permanente que haría la vida imposible para todos. El asunto es bastante sencillo,
si lo que caracteriza a los hombres es que siempre estamos en búsqueda de
la satisfacción de nuestros intereses, lo que nos beneficia y en ese sentido somos
egoístas, pues pensamos en nuestro propio interés, la vida social sería altamente
conflictiva pues continuamente estaríamos chocando unos y otros en medio de la
competencia constante.
Figura
Esta teoría del “contrato social” es absolutamente moderna, pues los hombres
no estamos obligados a obedecer a la autoridad porque quien tiene la
autoridad la ha heredado, como sucede en las monarquías hereditarias. Pero
tampoco obedecemos porque el que gobierna tiene un poder especial, dado por
dios o por la herencia familiar a la que pertenece. No. Acá la teoría moderna de la
soberanía señala que, si existe un poder al interior de la sociedad, en donde todos
somos iguales, es porque el pueblo ha decidido consentir o aprobar ese poder. Eso
es lo que quiere decir la Constitución Política de Colombia cuando señala en el
Preámbulo que “el Pueblo de Colombia en ejercicio de su poder soberano” declara
la Constitución Política. En las sociedades modernas el poder solamente puede
provenir del consentimiento popular, con la garantía de que ese poder es para
servir y beneficiar a los intereses del pueblo mismo. En síntesis, por más de
que el Estado tenga poder, lo tiene porque el PUEBLO se lo otorga. Un problema
que trataremos más adelante cuando estemos hablando de democracia va a
ser ¿Quién es el PUEBLO?
Segundo elemento: el soberano tiene en una de sus manos una espada y en la otra
un báculo. Como lo señalamos ya, la espada contiene la simbología del poder de
coerción del cual goza el Estado. No solo el Estado tiene el respaldo del
consentimiento popular, sino que a la vez la garantía de su poder se cifra en la
legitimidad y monopolio que tiene de la violencia.
Para Hobbes es evidente que es en la “espada” donde reposa finalmente la
autoridad del Estado mismo cuando produce alguna ley o cuando, en síntesis,
gobierna. Es decir, los individuos obedecemos porque el Estado no solamente es
legítimo en términos del respaldo popular, sino sobre todo porque el Estado es
poderoso en cuanto a la coerción que ostenta.
Imagine que hay una vereda que se ubica en la falda de una montaña. Es una
vereda de 100 hectáreas de extensión, y en la cual viven 10 familias; cada familia
tiene 10 hectáreas de tierra. El problema de la región está en que se trata de una
zona fuertemente arborizada y en la cual no existen terrenos dispuestos para
trabajar cultivo alguno. A la vez, la gente de la región ha sido advertida que si
comienzan a talar los distintos árboles hay peligro de que la erosión del terreno lleve
a que se generen derrumbes y deslizamientos de tierra. Sin embargo, cada una de
las familias que reside en el sector se vería muy beneficiada si talara la tierra que le
corresponde y pudiera así cultivar lo que le plazca. ¿Cómo obrarán cada una de las
diez familias que habitan la región? ¿Evitarán buscar su interés particular en aras
de proteger el interés general?
SEMANA 1
1. https://campusvirtual.poligran.edu.co
2. En el menú de la franja azul parte superior dar clic sobre la opción
“UNIVERSIDAD”
3. Se despliega un submenú por favor dar clic sobre la opción ”BIBLIOTECA”
4. Al costado izquierdo encuentra la “BIBLIOTECA VIRTUAL”, por favor dar clic
sobre esta.
5. Luego dar clic sobre la opción “LIBROS ELECTRÓNICOS” o “BASES DE
DATOS” según sea el caso.
6. Al costado derecho se despliegan unos videos instructivos que le indican
como acceder a las bases de datos o libros electrónicos. (Opcional)
7. Por ejemplo, si se selecciona Libros electrónicos, seguidamente debe dar clic
sobre el recurso que desea consultar por ejemplo“e-
8. libro”Le solicitará ingresar el usuario y contraseña institucional
9. Al ingresar al recurso en la caja de búsqueda por favor digitar el título o el
autor, una vez le despliegue la información dar clic sobre el título.
CARTILLA S2
INDICE
John Stuart Mill, pensador inglés que se caracterizó por su defensa del
pensamiento liberal, planteó en una de sus más famosas obras, “Sobre la
Libertad”, que la primera y más importante característica del pensamiento liberal
era la idea de ofrecer garantías que protegieran a los individuos del poder
del Estado absoluto. Si los primeros teóricos del Estado como Thomas
Hobbes habían señalado la importancia de que el Estado existiera y concentrara
soberanamente todo el poder en pro de la garantía del orden, Mill plantea
con la siguiente metáfora el problema de que el Estado concentre todo el poder:
“Antiguamente, por lo general, el gobierno estaba ejercido por un hombre, una tribu,
o una casta, que hacían emanar su autoridad del derecho de conquista o de
sucesión, pero en ningún caso provenía del consentimiento de los gobernados,
los cuales no osaban, no deseaban quizá, discutir dicha supremacía, por muchas
precauciones que se tomaran contra su ejercicio opresivo. El poder de los
gobernantes era considerado como algo necesario, pero también como algo
peligroso: como un arma que los gobernantes tratarían de emplear contra sus
súbditos no menos que contra los enemigos exteriores. Para impedir que los
miembros más débiles de la comunidad
fuesen devorados por innumerables buitres, era indispensable que un ave de
presa más fuerte que las demás se encargara de contener la voracidad de las otras.
Pero como el rey de los buitres no estaba menos dispuesto a la voracidad
que sus congéneres, resultaba necesario precaverse, de modo constante, contra
su pico y sus garras. Así que los patriotas tendían a señalar límites al poder de los
gobernantes: a esto se reducía lo que ellos entendían por libertad. Y lo conseguían
de dos maneras: en primer lugar, por medio del reconocimiento de ciertas
inmunidades llamadas libertades o derechos políticos; su infracción por parte
del gobernante suponía un quebrantamiento del deber y tal vez el riesgo a suscitar
una resistencia particular o una rebelión general. Otro recurso de fecha más reciente
consistió en establecer frenos
constitucionales, mediante los cuales el consentimiento de la comunidad o de
un cuerpo cualquiera, supuesto representante de sus intereses, llegaba a ser
condición necesaria para los actos más importantes del poder ejecutivo”. Mill (pp.20-
21)
En síntesis, es claro para nosotros que en aras de garantizar el orden social
debe existir el Estado, y el Estado debe tener el monopolio del poder político. Como
lo señalamos antes, si cada individuo lucha por sus intereses individuales y nadie
piensa en los intereses comunes el caos sobrevendría sobre la sociedad. El Estado
es necesario y para que haya orden el Estado debe tener poder. Sin embargo, la
crítica de Mill apunta a la idea de: ¿qué garantiza que el poder mismo del Estado
no se vuelva contra los individuos y sus intereses y acabe destruyéndolos? El
poder absoluto de muchos monarcas pasó por encima de la vida y los
intereses de muchos individuos sin que existiera alguna alternativa para detener
estos abusos.
Así las cosas, el pensamiento liberal, como lo señala Mill, busca plantear
“inmunidades” a los abusos del poder absoluto. Los más importantes y reconocidos
recursos ante el abuso del poder siempre han sido dos: garantizar derechos
individuales y la división del poder político.
a) ¿Qué son los derechos? Dice Mill que son garantías individuales que
protegen a los individuos ante el abuso del poder. Con esto quiere señalar
que por encima de los derechos no puede pasar el poder soberano y con
esto se da un gran avance de la humanidad en el reconocimiento del valor y la
dignidad humana. Me explico, si bien en los orígenes del Estado señalamos que se
constituye como una institución soberana que concentra todo el poder político y
sobre la cual nada ni nadie tiene supremacía, con el discurso de los derechos
individuales cambia esta situación. El Estado sigue siendo la institución
soberana por excelencia, pero se rinde ante la dignidad humana pues reconoce
unos derechos sobre los cuales no puede pasar. Desde ya el Estado no podrá nunca
esgrimir ninguna razón válida para no reconocer la dignidad y supremacía de los
derechos individuales. Derechos que hoy llamamos de “primera generación”, y
que protegen la vida, la libertad individual, la igualdad, la libertad personal,
de escoger profesión u oficio, la libertad económica, de opinión, de expresión,
de prensa, entre otros. Se trata de un hecho invaluable en la historia del mundo.
Desde este instante en occidente y en el mundo entero reconocemos que todos los
individuos tenemos un valor y una dignidad sobre la cual no puede pasar ni siquiera
el poder político.
b) La división del poder político es la otra clave en aras de prevenir los abusos del
poder. Hoy por hoy esta característica del pensamiento liberal sigue siendo
una fórmula dominante en occidente y en el mundo entero. Gran parte de los
abusos del poder se generan porque el poder se concentra, por eso la mejor
alternativa para evitar los abusos es dividir el poder. El antecedente más claro de
esta idea es Montesquieu quien plantea que institucionalmente el Estado debe
dividir sus poderes en tres: rama legislativa, ejecutiva y judicial. La rama
legislativa será la encargada de formular las leyes y dichas leyes serán la base de
las decisiones gubernamentales de la rama ejecutiva o de gobierno, pero también
estas leyes serán el fundamento de la impartición de justicia que es el rol de la rama
judicial. Así las cosas, no existe concentración del poder político, ni tampoco abusos
de poder.
Ahora bien, la última característica que va a definir el pensamiento liberal y, por lo
tanto, al Estado liberal, es como lo señalamos antes, la idea de que no debe haber
restricciones políticas a las relaciones económicas, o mejor aún, la idea de que el
Estado no debe inmiscuirse en las dinámicas comerciales del mercado. Esta
teoría ha sido conocida usualmente bajo la denominación “laisse faire”, dejar
hacer, dejar pasar y lo que traduce es que el Estado tiene muy pocas funciones,
pues casi todas las tareas de regulación social se dejan en manos de las dinámicas
de oferta y demanda del mercado.
Este énfasis del Estado liberal en las libertades del mercado para muchos anticipó
el éxito del capitalismo salvaje. Este es un tema objeto de un profundo debate;
por supuesto, muchos pensadores proclives al mercado señalarán que la
pobreza y la desigualdad surge cuando el mercado no funciona de manera
óptima. Otros plantean que el mercado absolutamente libre de toda regulación
abandona a la sociedad en manos de los intereses del capital, que no persigue otro
asunto sino la acumulación de dinero sin importar los derechos o las personas
mismas. Insisto, es un tema que se debate actualmente con mucha fuerza. Sin
embargo, hay que señalar que cuando el Estado deja de regular las relaciones
económicas y se exilia en la retaguardia observando como la sociedad se abandona
a la lógica del mercado, comienzan a haber unos grandes perdedores en medio de
las lógicas de oferta y demanda. Es decir, es innegable que no todos entran en las
mismas condiciones de competencia en las relaciones económicas, que los
mercados en ese sentido no son justos y que en este sentido hay perdedores
y ganadores cuando la sociedad es regulada por la oferta y demanda. Así
las cosas, es innegable que el Estado liberal al dejar la sociedad en manos del
mercado y el libre mercado facilitó el auge de la
Revolución Industrial y el capitalismo. Pero, también esto significó que el Estado se
dejara de preocupar por garantizar condiciones dignas para muchos empobrecidos,
pues las demandas económicas deberían ser resueltas por el mercado mismo.
A lo sumo, el Estado Liberal se preocupó por proteger la libertad, la propiedad
privada y que el mercado funcionara óptimamente.
El estado entregado a las dinámicas del mercado sin ningún tipo de restricciones
prontamente también se vio sujeto a sucesivas crisis que no son otras sino las crisis
del capital mismo. Para finales del siglo XIX y principios del siglo XX las crisis
del capitalismo fueron tan hondas (desempleo, oferta sin demanda) que sin
problema a lo largo de todo Europa se engendraron alternativas políticas
alternativas al liberalismo de mercado. Dentro de estas alternativas podemos
contar con la Revolución socialista rusa de 1917, el estado Nacionalsocialista
alemán de Hitler o la revolución China de Mao Tse Tung.
1.3. Estado de Bienestar
Una de las crisis económicas más graves a lo largo del siglo XX fue la “Gran
Depresión” de 1929. No solo tuvo lugar en los Estados Unidos sino también en gran
parte de los países de occidente, llevando a la economía mundial a un nivel de
deterioro que se extendió hasta inicios de la década de los cuarenta. Para
muchos países significó la caída en las rentas nacionales, caídas en los ingresos
fiscales, así como de los precios y de la demanda en general. Todo esto llevó a un
congelamiento del comercio en general que redundó en un desempleo
epidémico que llegó incluso al 40% en muchas ciudades.
Al día de hoy, los pocos estados de bienestar que subsisten imponen una carga
fiscal y tributaria a sus ciudadanos, gravándolos con grandes impuestos en aras de
hacer el estado de bienestar sostenible: Dinamarca cuenta con el índice de
impuestos más altos de todos los países de la Unión europea, cerca del 48%.
Para la década del ochenta son muchas las críticas que tuvo que afrontar el Estado
de Bienestar. Entre las más reconocidas están las posturas que lideraron la
primera ministra británica Margareth Tacher y el presidente de EEUU
Ronald Reagan a favor del desmonte del estado de bienestar. Tanto Reagan como
Tacherseñalando que significaba una carga económica para la ciudadanía y a la
vez le restaba eficiencia al Estado. Estas posturas políticas van a abogar por que el
Estado ceda estas obligaciones sociales a actores privados que sean los
proveedores de estos bienes bajo la lógica del mercado, garantizando así una
mayor eficiencia en el servicio. Esto va a dar inicio a los procesos de privatización
del Estado que llevaron incluso a que en varios países latinoamericanos optaron por
esta nueva lógica neoliberal.
El Estado Social de Derecho da un paso más allá del Estado liberal y comprende
que no solo debe trabajar por la garantía y el goce efectivo de los derechos
individuales, sino que a la vez deben prevalecer los derechos sociales por encima
de todo. El maestro Carlos Gaviria lo explicaba con contundencia. Señalaba
que, si bien los derechos individuales hacían un énfasis en la libertad individual, la
autonomía, la libertad de pensamiento, la libre expresión y el respeto a la vida, estos
derechos no eran suficientes para vivir una vida digna. Por eso, se hacía necesario
comenzar a garantizar una serie de derechos sociales que dieran plenitud a
la vida humana como el derecho al trabajo, a la salud, a la educación, etc. En
síntesis, el derecho a la vida parece vacío si no viene acompañado de una garantía
adicional a derechos sociales básicos.
Así las cosas, el Estado social de derecho se asocia a la defensa de los derechos
económicos, sociales y culturales, como la defensa del derecho a la Salud,
consagrado en la Constitución y desarrollado por la Ley 100 de 1993. En dicha ley
se establece un régimen subsidiado para todos quienes no pueden pagar o cotizar
el servicio de salud. Así mismo, el Estado social de derecho otorga especial
protección a grupos vulnerables, como la mujer cabeza de familia, la mujer
embarazada, los discapacitados, las minorías étnicas, las minorías sexuales,
los niños, las personas de la tercera edad, los homosexuales, etc.
GLOSARIO DE TÉRMINOS
Libertad: Estado existencial del hombre en el cual éste es dueño de sus actos
y puede auto determinarse conscientemente sin sujeción a ninguna fuerza o
coacción psicofísica interior o exterior” (J. C. Smith). La libertad representa un
concepto contrario al determinismo y ofrece extraordinaria importancia en relación
con el Derecho Político, ya que la libertad es el fundamento no ya de un
determinado sistema de vida, sino de la organización del Estado. La libertad
constituye la idea rectora de los Estados de Derecho y de los gobiernos
democráticos-liberales. De ahí que la libertad resulte siempre desconocida y
atropellada por los regímenes totalitarios, tiránicos, dictatoriales y autocráticos
(Diccionario de Ciencias Jurídicas Políticas y Sociales).
REFERENCIAS
SEMANA 2
INSTRUCCIONES
Preguntas
Es una actividad individual que pretende fortalecer los temas vistos en la unidad.
Capacidad de organización
•UNIDAD 2
TEMA (S)
ORIENTACIÓN METODOLÓGICA
CARTILLA 3
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
Hemos querido enmarcar estas temáticas en la idea del “Estado Laico” queriendo
hacer énfasis en la nueva orientación de la sociedad colombiana a diferencia de la
sociedad de la constitución de 1886 mucho más confesional y decididamente
religiosa. Es clave entender que no se trata de ninguna manera que el Estado
reniegue de la religión o de las creencias individuales, antes bien,
lo que plantea el estado laico es la posibilidad de abrir espacios de convivencia
entre las múltiples creencias y orientaciones religiosas, de tal manera que en un
respeto por la libertad individual seamos capaces de crear y convivir en un espacio
social común en donde predomine el respeto entre unos y otros así seamos
diferentes.
Es clave que, en esta unidad, como en las anteriores, se haga una lectura detallada
de la cartilla en aras de comprender cada uno de los conceptos y se entienda así el
fundamento teórico y filosófico del estado laico. Como sabemos todos se trata de
una temática actual en medio de los permanentes debates sociales en torno a
temas tan controvertidos como la adopción homoparental, la interrupción del
embarazo o simplemente si se deben dar o no clases de religión en los colegios
públicos. Insisto, finalmente, que no se trata simplemente de un tema moderno o
una suerte de moda jurídica. El estado laico, en consonancia con el espíritu de la
democracia, apunta hacia la posibilidad de constituir una sociedad plural donde sea
posible la convivencia pacífica entre todos sus miembros.
RECOMENDACIONES ACADÉMICAS
Les sugiero revisar todo el módulo del aula virtual, así como el calendario y
la guía de actividades, para que tengan conocimiento de todas las actividades con
la semana y fecha en que se realizan. Es importante, además, consultar porcentaje
de la nota de cada actividad con respecto al módulo. ¡Reciban una cálida bienvenida
y manos a la obra!
Democracy demands that the religiously motivated must translate their concernsinto
universal, rather than religion-specific values. Their proposals must be subject to
argument and reason, and should not be accorded any undue automatic respect".
Hemos decidido iniciar este capítulo del curso con este epígrafe del presidente
Barack Obama convencidos de que sintetiza el espíritu laico y democrático que
creemos encarna la Constitución Política de Colombia de 1991. Lo que señala el
presidente Obama es que en un contexto democrático quien sea religioso debe
traducir sus preocupaciones en un lenguaje universal accesible a todos los
demás, incluso en el lenguaje de quienes no comparten sus mismas creencias.
Con esto quiere señalar que son bienvenidas todas las creencias siempre y cuando
estén en capacidad de traducir en un lenguaje más universal y público sus
valores y preocupaciones. Las sociedades democráticas deben ser ante todo
plurales, abiertas a la convivencia entre quienes son distintos en un clima de
respeto y diálogo. Por eso, se afirma que son bienvenidos los aportes que pueda
traer a la sociedad cualquier creencia, siempre y cuando puedan explicar su valor
en un lenguaje no religioso y comprensible para quienes no comparten esa religión.
Pero por supuesto, hay que ser enfáticos en esta idea, que en un clima de respeto
sean bienvenidos los valores y preocupaciones de cada creencia o religión no
implica que debe aceptarse todo.
En un contexto democrático, señala Obama que deben ser debatidas a la luz de la
razón, sin que se les conceda a priori autoridad sobre la sociedad solo porque para
unos u otros son creíbles. Los aportes a la sociedad que puedan hacer las distintas
creencias son válidos siempre y cuando sean razonables públicamente, pero de
ninguna manera existe a priori un predominio de una creencia sobre otra en una
sociedad plural, democrática y laica.
El Estado Colombiano se autodefinió como un estado laico en la Constitución de
1991 una vez el rol de “Dios” cambia en el lugar que ocupa en el todo de la
constitución y una vez se reconoce la libertad religiosa y la libertad de conciencia.
La Constitución de 1991 a diferencia de la Constitución de1886, que es religiosa, se
caracteriza por su espíritu secular. La Constitución de 1886 identifica en “Dios” la
fuente de toda autoridad, de donde emana la autoridad que legitima la
constitución misma. Pero, para 1991 la constitución sin dejar a mencionar a Dios
planteará que es el “pueblo” la fuente de autoridad, el pueblo como soberano, desde
donde se legitima la autoridad de la constitución.
No se puede olvidar que la Constitución de 1886 fue fruto del período histórico
denominado “La Regeneración”. Dicho movimiento político surgió en el país a
finales del siglo XIX y liderado por Rafael Núñez y Miguel Antonio Caro buscó
revertir las políticas liberales de periodos anteriores, como la descentralización del
país en una república federal, los Estados Unidos de Colombia o la independencia
del Estado del poder religioso. Dentro de las grandes transformaciones que
traerá esta constituyente conservadora estará el énfasis profundo en la filiación
entre el Estado Colombiano y la Iglesia católica, así como la concepción centralista
del Estado Colombiano. Por supuesto, para 1991 esta orientación del Estado
colombiano será cambiada por una concepción mucho más pluralista, secular y
sobre todo descentralizada.
Dentro de los cambios evidentes de la Constitución de 1991 respecto de la de 1886
está, como dijimos antes, el reconocimiento de la soberanía del pueblo. Con
esto, en pleno espíritu democrático, se reconoce que el poder político proviene
de los colombianos, que si la Constitución tiene autoridad es porque los
constituyentes representan al pueblo mismo. En síntesis, el pueblo de Colombia
es el “constituyente primario”, es él quien decide su destino, quien da autoridad a
sus gobernantes. También, en consonancia con el Estado de derecho, la
Constitución de 1991 no solo pretende garantizar un orden social y jurídico que
dé cabida a los derechos individuales, lo cual sería simplemente signo de un
Estado Liberal. Es enfática la Constitución de 1991 al señalar que su finalidad es
asegurar a los “integrantes la vida, la convivencia, el trabajo, la justicia, la igualdad,
el conocimiento, la libertad y la paz”. Fines sin ligar a duda sociales en pro de una
vida digna para todos los colombianos. Finalmente, la constitución de 1991
hace un énfasis, que no se encuentra en la constitución de 1886, en la importancia
que el marco jurídico y el orden que estipula se fundamenten en valores
democráticos y participativos, en pro de un orden político, económico y social justo.
Por supuesto, hay temas mucho más sensibles, por ejemplo, como cuando
hablamos del matrimonio entre parejas del mismo sexo o la adopción
homoparental. Es claro que nuestras costumbres se resienten con este tipo de
debates, pero si nos centramos dogmáticamente en nuestras ideas y costumbres y
nos cerramos a debates racionales no avanzaremos nada como sociedad.
Quizás al final nuestras costumbres se re afirmen y se argumenten más
sólidamente, o, por el contrario, nos demos cuenta que nuestras costumbres
no son tan sólidas como creemos y cambiemos de ideas.
Así las cosas, no hay mayor mal que viole estas libertades que el paternalismo
de estado o cuando el estado decide comportarse como un padre con los
ciudadanos diciéndoles que deben pensar, en qué deben creer, etc.
No solamente el estado no puede regular la libre expresión de los individuos, sino a
la vez no puede interferir en las convicciones que cada uno tenga y en eso consiste
la libertad de conciencia.
Al respecto de este tema reproduzco una columna de opinión en Bogotá que abordó
el tema de la objeción de conciencia y la interrupción del embarazo.
En días pasados, la Corte Constitucional sancionó a una EPS porque sus clínicas
se negaron a atender a una niña violada de 13 años, para practicarle el aborto al
que tenía derecho según la ley. Esto ha abierto de nuevo el debate
sobre la objeción de conciencia, esgrimida por las instituciones médicas para
abstenerse de realizar la práctica requerida.
La objeción de conciencia se entiende como el rechazo al cumplimiento de
determinadas disposiciones jurídicas por considerárselas contrarias a las
creencias éticas o religiosas de una persona. El caso quizás más famoso y
paradigmático del conflicto entre la creencia y la ley es, desde luego, el de Antígona;
la recurrencia de este mito a través de la historia sólo evidencia que se trata
de un conflicto que tiene muchas manifestaciones, y que se presenta en
diversas situaciones sociales.
Por lo general, los sistemas jurídicos que acogen la objeción de conciencia como
un derecho expresamente incluido en las normas, lo hacen con base en la relación
que existiría entre ésta y el derecho fundamental a la libertad de conciencia. Es
importante comprender, sin embargo, que no se trata de la misma cosa, como
acertadamente lo señala la Corte Constitucional en la Sentencia No. T-409/92 sobre
una tutela presentada para no prestar el servicio militar con base en la objeción de
conciencia. “La garantía de la libertad de conciencia no necesariamente incluye la
consagración positiva de la objeción de conciencia para prestar el servicio militar.
Esta figura, que en otros sistemas permite al individuo negarse a cumplir una
obligación como la mencionada cuando la actividad correspondiente signifique la
realización de conductas que pugnan con sus convicciones íntimas, no ha
sido aceptada por la Constitución colombiana como recurso exonerativo de la
indicada obligación.”
Desde luego, los casos que involucran una objeción de conciencia, se refieren a
dilemas para los cuales no hay una solución sencilla, e involucran convicciones
personales y religiosas profundamente arraigadas. No obstante, casi todos
estos casos implican asimismo el problema jurídico de la ponderación de
derechos. La objeción contra el servicio militar se opone a derecho del Estado a
implementar el reclutamiento obligatorio, y violaría el derecho de igualdad, pues
otras personas, en las mismas condiciones, sí estarían obligadas a este servicio; la
objeción contra los matrimonios homosexuales violaría el derecho de estas parejas
a las ventajas que implica una unión legal. En el
caso del aborto, entonces, si bien sería injusto que el Estado obligara a sus
ciudadanos – en este caso a los profesionales de la salud
– a actuar en contra de sus principios, tampoco, por esta razón, puede
desconocerse el derecho que tienen las mujeres, según nuestra propia
normatividad, a interrumpir su embarazo en ciertos casos y en situaciones
especificadas por la ley, como lo afirma la Corte Constitucional en la Sentencia C
-355 de 2006.Como se dijo antes, aun cuando el derecho a la objeción de conciencia
debería, en general, ser protegido, en los países en los que está jurídicamente
establecido tal derecho no se limita sencillamente a enunciar la objeción; es un
derecho reglamentado, que exige algún tipo de demostración de la convicción
que justifica el rechazo al cumplimiento de la ley. En muchos casos implica
entrevistas y documentos que acrediten acciones realizadas en concordancia con
las creencias que se profesan; en otros, se pide a los objetores que manifiesten su
oposición a ciertos procedimientos o acciones con anterioridad, y no en el momento
en que se les pide realizarlos. Es evidente que en Colombia no existen estas
exigencias. En la Ley 23 de 1981 del Tribunal Nacional de Ética Médica, por
ejemplo, según se informa en El Tiempo (13 de mayo de 2008) “no se
contempla el asunto de la objeción de conciencia, ni se disponen mecanismos
para determinar su procedencia y pertinencia de la objeción.”
Aun cuando la objeción de conciencia, por su carácter mismo, se define como una
figura puramente individual, esto es, las instituciones no pueden recurrir a ella,
muchos hospitales – el de San Ignacio, por ejemplo – la han invocado para negarse
a acatar la ley en razón de su carácter religioso. En otras clínicas, conscientes de
esta limitación, optan por suscribirla conjuntamente todos los médicos. Aun cuando,
indudablemente, en muchas ocasiones se trata de
una auténtica convicción, no se puede desconocer que en otras puede haber
fuertes presiones para que los médicos no atiendan estos casos, tanto de parte
de la institución como de otros colegas, y que quizás muchos de ellos piensen que
ponen en riesgo su empleo. En el caso de las instituciones públicas o de aquellas
financiadas por el Estado, éste debería garantizar que se atiendan siempre aquellas
solicitudes que llenan los requisitos legales; de igual manera, resulta especialmente
difícil el caso de los jueces que se oponen en conciencia, como sucede cuando
niegan tutelas para la práctica de procedimientos médicos, o se rehúsan a
realizar matrimonios entre homosexuales, dado que, en principio, sus sentencias
deben ajustarse a la ley.
Segundo, que el estado no puede intervenir en las creencias e ideas que los
individuos ostentan sin violar la libertad de conciencia de los sujetos. Así,
tácitamente estábamos hablando de la esfera pública y la esfera privada.
La esfera pública es el ámbito de las decisiones que nos conciernen a todos
y se debe caracterizar porque en ella se busque el beneficio general de todos
y se haga bajo procedimientos racionales. Se trata del ámbito propiamente
político y público, en donde se decide aquello que nos concierne a todos
como, por ejemplo, si la educación debe ser reformada o no o sobre si el estado
debe entrar o no en guerra, etc. Es el espacio propio de las decisiones políticas o
públicas. Por otra parte, está la esfera privada, que a
diferencia de la pública solo concierne a cada individuo y se constituye a
partir de las preferencias y decisiones personales que tiene cada individuo.
Por ejemplo, la orientación sexual de un individuo concierne solo a su esfera
privada y en ella el Estado ni la sociedad tienen cabida, pero un tema como la paz
con los grupos alzados en armas en la medida en que nos concierne a todos hace
parte de la esfera pública y todos estamos en potestad de intervenir, pues vincula a
toda la sociedad.
Pero ¿qué tiene que ver esto con el estado laico? Vean, lo primero es hacer énfasis
en una idea: Estado laico no es lo mismo que estado ateo. Ateísmo
Implica negación de la divinidad y negación de dios, pero el estado laico o secular
no niega a Dios, simplemente en una actitud de respeto hacia las distintas creencias
crea un ambiente de tolerancia y respecto que hace posible la convivencia. Los
estados ateos, al prohibir la religión, violan la esfera privada del individuo porque le
impiden creer en lo que desee, por eso no tienen nada que ver con el estado laico.
La laicidad es un principio que consiste en dos proposiciones básicas. La primera
es la separación estricta del estado de las instituciones religiosas. La segunda es
que las personas de diferentes religiones y creencias son iguales ante la Ley.
El caso más famoso, recientemente, tiene que ver con el debate de la adopción
homoparental. Es evidente que, en Colombia, que es un país tradicionalmente
religioso, católico, hay una fuerte oposición a este tipo de reformas pues
contraría las creencias de la mayoría. Sin embargo, en defensa del estado
laico no se debe gobernar a partir de las creencias, con argumentos de razón
privada, si no se ha demostrado lo razonable de estas ideas. Por eso, la
Corte Constitucional les pidió a distintas facultades de psicología del país
que conceptuaran racionalmente si esta decisión era conveniente o inconveniente.
Si se dan cuenta, por más que el país en su mayoría es católico lo que importa no
son las creencias, pues en la esfera pública lo que importa es la razonabilidad.
Por eso, se equivocan quienes creen que es democrático imponer las creencias
de la mayoría; eso no es democracia. Las creencias pueden entrar en la esfera
pública, como lo dijimos en un principio, si logran demostrar su razonabilidad
con argumentos que trasciendan la creencia y sean lógicos incluso para los no
creyentes.
También, hablar del estado laico implica que el estado y el poder en general no
interfieren en las creencias de los individuos ni los obliga a creer en algo o alguien
en particular. Es decir, el estado no interviene y deja en libertad para que el individuo
sea autónomo en el ámbito de sus creencias, siempre y cuando estas se desarrollen
en el respeto del orden jurídico. En síntesis, como ya lo venimos afirmando, la esfera
pública no incide en la esfera privada.
El filósofo inglés John Locke en su Carta de la tolerancia, a finales del siglo XVII,
hace énfasis en el valor de la individualidad del hombre y en cómo esta
individualidad no puede ser violada por el Estado ni por la religión. En ese sentido,
el pensador sustenta que tiene que hacerse posible una sociedad donde se
respeten las convicciones individuales sin que el Estado o la sociedad traten de
influirlas o modificarlas. Esa fue la respuesta de Locke a las constantes
guerras de religión que sacudieron a Inglaterra en donde entre protestantes y
católicos lavaron en sangre a toda la sociedad buscando imponer sus propias
convicciones. No es posible la convivencia pacífica si no hay lugar a la tolerancia.
El respeto se constituye en una instancia necesaria para el reconocimiento de las
ideas, creencias e ideologías de los demás, así como los demás reconocen
las que yo ostento.
En este tema hay que ser enfáticos. La biblia o los textos sagrados, sean los que
sean, tienen un valor cultural significativo, sin embargo, no son fuente directa de ley
civil en el Estado laico. El Estado es soberano pues predomina su ley por encima
de cualquier decálogo o ley religiosa. Las leyes y principios religiosos son válidos
en la medida que puedan hacer parte del debate público racional, de otra manera
no hay porque sostener su valor a priori. Si lo pensamos de otra
manera recaeríamos en lo que hoy sustenta a lo que se denomina el “Estado
Islámico”: un orden social y político que se funda en el islam, que ha tomado a las
escrituras sagradas como fuente de derecho; radicalismo puro.
El Estado laico no debe ser entendido de ninguna manera como una institución
antirreligiosa o anticlerical. Es gracias al estado laico que se da garantías a las
libertades religiosas y se hace posible la convivencia pacífica entre diversos
credos en una sociedad. Pero como hemos señalado, la religión y las creencias
pertenecen a la esfera privada de cada individuo, por eso no el estado, ni los
partidos políticos, ni la sociedad, puede legítimamente luchar contra las
creencias que son enteramente personales. La verdadera lucha debe darse en pro
de la mutua tolerancia, comprensión y convivencia pacífica. El estado laico en
defensa de la democracia debería abrirse a los distintos discursos y credos de las
distintas religiones y creencias siempre y cuando se traduzcan sus demandas en un
lenguaje público accesible incluso para el no creyente. Pero desde ninguna
perspectiva el estado debe luchar por hacer realidad los propósitos de alguna
religión o creencia, así ésta sea de la mayoría de la población. El estado debe
trabajar y luchar es por dar garantías a los intereses públicos, sin que esto
entre en detrimento de las minorías.
REFERENCIAS
Textos
SEMANA 3
DESCRIPCIÓN DE LA ACTIVIDAD
1.A través de una revisión de noticias, bien sea en la web o en la prensa escrita, los
estudiantes identificarán las regiones del país en donde más se presentan
problemas como: criminalidad, narcotráfico, corrupción, desorden social.
• Hay que procurar el no dejar de lado la teoría trabajada en las cartillas desde la
semana 1 a la 3. Es clave que esté haciendo consultas permanentes a las
cartillas en aras de comprender el ejercicio.
• La reflexión del profesor González resulta muy útil en aras de ilustrar la reflexión
que esperamos alcancen con este ejercicio.
ORIENTACIONES DE SEGUIMIENTO
• Es clave realizar una amplia y profunda búsqueda de noticias en los diarios más
reconocidos o en páginas web de noticias. De esto depende el ejercicio.
• Si se articula este ejercicio con la teoría trabajada estas primeras semanas, será
muy útil de cara a las actividades evaluativas.
CARTILLA 4
ÍNDICE
Artículo 13: “(...)Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán
la misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos
derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de
sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica”
Artículo 18: “Se garantiza la libertad de conciencia. Nadie será molestado por
razón de sus convicciones o creencias ni compelido a revelarlas ni obligado a
actuar contra su conciencia”.
Lo primero a la hora de hablar de la libertad es que no tiene que ver con un problema
filosófico o religioso. No nos interesa adentrarnos en el problema de si los seres
humanos somos libres, lo cual es un problema eminentemente filosófico o
inquietarnos con la pregunta de cuál es la esencia de la libertad o la pregunta
por el libre albedrío, etc. Todas estas cuestiones son muy interesantes, pero no
abordan nuestra preocupación que tiene que ver con la libertad desde una
perspectiva social y política.
Para quienes ya estén pensando en que deben prohibirse todas las drogas porque
son dañinas para la salud humana, les pediría que cambiaran el ejemplo y pensaran
en el alcohol y el tabaco. ¿Por qué, si el tabaco y el alcohol son dañinos, el
Estado y la sociedad permiten que los individuos en su libertad los consuman?
Estamos tratando de pensar a través de estos ejemplos en la misma pregunta de
fondo: ¿hasta dónde debe permitir el estado y la sociedad que el individuo
actúe libremente sin que se le cohíba? ¿Qué legitima que el Estado o la
sociedad cohíban la acción libre del individuo?
Pero ¿por qué defender la libertad? ¿En qué radica su valor? Muchos salen en
defensa de la libertad, y es importante hacerlo, pero la cuestión es ¿por qué
reconocemos que la libertad es valiosa? Tres argumentos nos pueden ayudar a
entender el valor de la libertad.
Por otra parte, la libertad individual no genera solo riquezas económicas. Cuando
se posibilita la libertad individual los sujetos tienen la posibilidad de vivir como lo
desean, quebrando moldes y costumbres enraizadas en la sociedad y así
posibilitando la aparición de nuevas formas de vivir, de ver el mundo, de realizar
lo que es el ser humano. Lo que queremos señalar es que la
libertad posibilita que todo el potencial humano se haga realidad, pues hace
posible que aparezcan nuevas formas de vivir de vida; alternativas a las que son
dominantes y esta suerte de innovación humana es la principal riqueza de una
sociedad. Piensen en qué sería de la sociedad si todos fuéramos iguales, viéramos
el mundo y viviéramos de la misma manera. Sin dudas que la sociedad se
empobrecería, perdería su principal fuente de riqueza que el ser humano mismo y
la novedad que cada uno representa de cara a la sociedad.
Finalmente, se entiende por completo el problema social y político que implica
la libertad individual cuando se comprende la necesidad de orden que demanda el
Estado y la sociedad. Me explico. Si bien, hemos señalado que la libertad individual
tiene un valor económico, pero también social, hemos de señalar que la libertad
individual también implica un riesgo. Es claro que,
si todos nos comportáramos de la misma forma y actuáramos de la misma
manera, el orden social imperaría. Por eso, el problema de la libertad se
comprende cuando se logra entender que, si bien la libertad tiene un valor, el
Estado y la sociedad tampoco pueden permitir una libertad absoluta, pues esto
puede degenerar en caos y desorden. La sociedad le demanda al Estado que
reglamente la libertad de los individuos, que actúe en aras de evitar que se
generen daños, de posibilitar la vida social sin que la libertad de unos afecte la de
otros. Por eso, volvemos a la cuestión: se debe privilegiar la libertad individual, pero
¿cuándo es legítimo que el Estado o la Sociedad intervengan la libertad individual?
Un ejemplo de políticas de control que, si bien no son permisivas del todo, apuntan
a mitigar la acción que no desea promoverse, si deben permitir que los individuos
en su libertad decidan si desean actuar así.
En 2011 la Alcaldía de Bogotá señaló a través del decreto 263 que “la actividad de
expendio y consumo de licores y bebidas embriagantes, por parte de almacenes
de grandes superficies comerciales, supermercados, licoreras, cigarrerías,
estancos, salsamentarías, confiterías, fruterías, panaderías, tiendas de barrio,
galleras, canchas de tejo y billares, sólo podrá realizarse en el horario comprendido
entre las 10:00 am y las 11:00pm del mismo día”. Esta medida tiene como objetivo
reducir los altos índices de riñas, que se han venido presentando ante los excesos
del consumo de alcohol.
EJEMPLIFICACIÓN DE LA TEMÁTICA
El argumento que aprobó la eutanasia señala que la finalidad del Estado y de la ley
es proteger los bienes sociales, como la vida, la propiedad, la honorabilidad, etc. La
ley apunta a protegerlo que como sociedad consideramos bueno y valioso: la vida,
el trabajo, etc. Pero también señala que cuando un enfermo terminal pide
terminar con su vida pues solo abunda el dolor y la imposibilidad de curarse,
en esos casos la vida del enfermo no constituye un bien, algo deseable, sino
en cambio se ha convertido en una carga no deseable y en ese caso la muerte es
el bien deseado. Así mismo, señala la sentencia de la Corte que en aras de la
defensa de la autonomía individual el Estado no puede obligar al individuo a sufrir
lo insufrible y en cambio si se trata de una persona que en conciencia desea dar
término a su vida no hay razones para impedírselo. En el fondo del argumento sigue
estando vigente la idea de que el Estado y la ley protegen bienes, pero cuando se
trata de un enfermo terminal sin posibilidad de curación y que está sometido a
dolores insufribles, la vida no constituye un bien que proteger y se le debe dar al
individuo la libertad de decidir. Pero obsérvese bien que no es que el Estado esté
siendo permisivo, pues la ley reglamenta que estos casos solo son aplicables para
personas en estado de enfermedad terminal y que estén en conciencia, en sus
cabales. Por eso, el Estado señala que
es necesario en estos casos que expertos dictaminen que se cumplen las
condiciones necesarias, por eso no es válido que alguien invoque la eutanasia
cuando desee: el Estado sigue reglamentando.
Por otra parte, tampoco implica que el Estado obligue a todos los enfermos
terminales a dar fin a su vida; la libertad de los sujetos sigue respetándose.
Por eso, si alguien a partir de sus convicciones religiosas considera que la vida
es don de Dios no está obligado a terminar con su vida, pero en respeto del Estado
laico no se puede obligar al que no es religioso a que padezca el dolor y el
sufrimiento que para él no significan nada. Como dijimos antes, el Estado debe
permitir la convivencia entre la diversidad y la pluralidad. Así, es muy
respetable que haya quienes plantean que la vida es un don de Dios y en pleno
uso de sus convicciones no se les puede obligar a recurrir a la eutanasia. Pero en
un estado laico, plural, el titular del derecho a la vida es cada sujeto que ostenta
la vida misma. En derecho quien atenta contra mi vida no atenta contra dios,
sino contra mis derechos. La vida es mía y en autonomía solo yo decido sobre ella
en el marco de las regulaciones que me imponga el Estado.
Sin embargo, muchas sociedades han cambiado de modelo en la lucha contra las
drogas. Han legalizado su consumo introduciendo a la vez fuertes regulaciones
estatales que le permiten a la sociedad tratar el problema como una afectación de
la salud y no como un problema criminal. Por ejemplo, hay países como EEUU en
los cuales en varios estados se ha permitido el consumo de marihuana bajo un
control estricto del Estado, quien tiene el monopolio de la producción de estas
drogas o un control fuerte. Así, el argumento apunta a que esta nueva política da
cabida a la libertad individual, en la medida que el daño no es necesario. Pero
en el caso de drogas fuertes como la Heroína o el Crack, el Estado no puede
legalizar su consumo dada la relación necesaria que existe entre el consumo y el
daño. Luego, el estado no es permisivo. Lo que hace el Estado es crear fuertes
medidas de control hacia quienes consumen, quitarles el monopolio a los
traficantes, tratar el problema como un problema de salud.
Es claro para nosotros que la libertad es un riesgo. Sin duda, sería mucho más
ordenada una sociedad donde todos actuáramos bajo los mismos parámetros, que
pensáramos lo mismo, etc.: una sociedad de robots. Pero ya señalamos que la
libertad de expresión, de pensamiento y acción tiene una enorme riqueza que
no podemos despreciar. La principal riqueza de una sociedad son sus personas
y si se les cohíbe, la sociedad estará privándose de su capital humano altamente
innovador. Por supuesto, insisto, esto es un riesgo. A veces, la libertad les da a las
personas la posibilidad de equivocarse, hacerse y hacer daño. Pero lo cierto es
que en respeto a la dignidad humana, a la capacidad que tienen los seres humanos
para elegir su destino y hacer su vida conforme a su propia voluntad, ni el Estado ni
la sociedad pueden restringir la libertad individual. Solo nos resta como Estado o
sociedad ejercer el control sobre las actividades que consideramos no son del todo
benéficas, pero el único juez de las acciones individuales es la conciencia del mismo
individuo. Si no se entiende el respeto por la libertad individual, por la autonomía,
nunca se llegará a entender el núcleo de la Constitución de 1991 en Colombia.
GLOSARIO DE TÉRMINOS
Daño contingente: cuando entre la acción y el daño existe la posibilidad de que haya
daño, pero también de que no lo haya.
LECTURAS COMPLEMENTARIAS
SEMANA 4