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UNIVERSIDAD DE CHILE
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y HUMANIDADES
ESCUELA DE POSTGRADO
Profesor Guía:
Gabriel Salazar V.
Resumen de la tesis
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN ...................................................................................................... 1
INTERROGANTES QUE ORIENTAN ESTE ESCRITO .......................................... 14
DISCUSIÓN BIBLIOGRÁFICA: LA NACIÓN Y EL OTRO. ..................................... 16
PERSPECTIVA METODOLÓGICA ........................................................................... 33
LA PERSPECTIVA CULTURAL Y LA NUEVA HISTORIA ...................................... 35
EL PROCESO METODOLÓGICO ............................................................................. 37
PRIMERA PARTE: CONTEXTO HISTÓRICO Y POLÍTICAS QUE DAN
CUENTA DE LA REPRESENTACIÓN DEL OTRO ................................................ 41
CAPÍTULO I. EL CONTEXTO HISTÓRICO EN EL QUE SE
CONSTRUYE LA REPRESENTACIÓN DEL OTRO .............................................. 41
SINTESIS DE LOS HECHOS .................................................................................... 45
- (1850) Inicio de una nueva política de radicación hacia el mapuche. ................. 45
- (1852) Creación de la provincia de Arauco, ........................................................... 46
- Las campañas en la alta y baja frontera (1859-1861) ........................................... 47
- (1860) Muerte de Mañil Wenü ................................................................................. 51
- (1861) Renuncia de Saavedra ................................................................................. 53
- (1862) Memoria de General Cruz, ocupación de Angol y Lebu ........................... 54
- (1862) Repoblación de Angol. ................................................................................. 57
- (1865) Guerra con España; (1867) La Ocupación de Toltén............................... 58
- (1866) Ley sobre fundación de poblaciones y enajenación de
propiedades, ................................................................................................................ 59
- (1868, 1869) Aníbal Pinto ......................................................................................... 62
- (1869) Fundación de la línea del Malleco, fuerte Purén. ...................................... 66
- (1870) Se detiene la Guerra..................................................................................... 66
- (1878) Fundación de Traiguén................................................................................. 67
- (1881) Futa Malón, el Levantamiento General. ...................................................... 68
- (1883) Re fundación de Villarrica. ........................................................................... 72
vi
INTRODUCCIÓN
1
Entendido como “el estado de sujeción de un sujeto”, en Guillermo Bustos, “Enfoque subalterno e
historia latinoamericana: nación, subalternidad y escritura de la historia en el debate de Mallon–
Beverley”, Fronteras de la Historia, no. 7 (2002): 240.
2
Nos referimos al exilio, la migración forzada, el desplazamiento y la radicación de los mapuche y
otros pueblos de sus respectivos territorios como también la relación de inclusión/exclusión de las
fronteras nacionales. Con relación al debate en torno a la diáspora mapuche y su vinculación con
el territorio y la identidad, véase el texto: Enrique Antileo, “Migración mapuche y continuidad
colonial,” en Historia, colonialismo y resistencia desde el país mapuche (Temuco: Ediciones
Comunidad de Historia Mapuche, 2012), 193-213.
3
En este escrito, se utilizará la palabra mapuche, indistintamente en singular y en plural, con el
objeto de seguir la tendencia que historiadores e intelectuales mapuche, que tienen el propósito de
respetar el uso que los mapuche le dan a las palabras, en la que el componente che da la
pluralidad a la misma. Mapuche significa gente de la tierra (mapu=tierra, che=gente). De allí que
serán los artículos del español (lengua en la que está escrita este trabajo) los que permitirán al
lector distinguir el uso en plural (los mapuche) y singular (el mapuche).
2
4
Una segunda advertencia en relación al uso del término Mapuche, es que en este escrito se
utilizará indistintamente al período al que se esté haciendo referencia, en atención a que es usual
encontrar denominaciones como “aucas”, “araucanos”, “indios”, “tribus” y más adelante mapuches.
Sin embargo y, ante el inadecuado uso que algunos intelectuales o historiadores le han dado, los
que se arrogan el poder de la representación e interpretación como objeto problemático, esta
autora, expresamente lo utilizará en atención que considera que más allá de las categorías, las
culturas son dinámicas y van sufriendo transformaciones a través del tiempo, lo que implica
situarse en una perspectiva constructivista y no esencialista del fenómeno. Esta discusión se
retomará en la segunda parte de este trabajo.
5
Bernardo O’Higgins, Decreto Supremo “Ciudadanía chilena a favor de los naturales del país”, (4
de marzo de 1819 [citado el 25 de junio de 2013] Biblioteca del Congreso Nacional de Chile):
disponible en http://www.leychile.cl/N?i=1023277&f=1819-03-04&p=
6
Pablo Marimán al respecto indica: “es sospechoso el impulso liberador de los criollos de
igualarlos jurídicamente y sobre todo darles libertad para suscribir contratos”. En “La República y
Los Mapuche: 1819-1828,” en Historia, colonialismo y resistencia desde el país mapuche,
(Temuco, Ediciones Comunidad Mapuche), 70.
7
La “guerra a muerte” es un término acuñado por Benjamín Vicuña Mackenna, y se refiere a la
última fase de la guerra independentista. Al respecto, Mackenna señala: “Su primer cuidado fué en
consecuencia definir de una manera oficial el carácter de la guerra que iba a acometer. El deguello
del parlamentario Torres i sus compañeros en Santa Juana, así como el asesinato del capitan i
pasajeros de la Dolores en Arauco, eran, bajo cierto concepto, hechos aislados e irresponsables,
porque Benavides negaba en ellos su participacion, o los hacia ejecutar en secreto. Mas ahora
asumia abiertamente la responsabilidad de la guerra a muerte, i la declaraba”. Véase, Benjamín
Vicuña Mackenna, La Guerra a Muerte. Memoria sobre las últimas campañas de la Independencia
de Chile, 1819-1924. Escrita sobre documentos enteramente inéditos i leída en la sesión solemne
3
11
Véase a modo de ejemplo Memoria del Ministro de Guerra de 1835.
12
Ver columna 2 y 3 “La Araucanía” en El Mercurio de Valparaíso, 19 junio 1854, 3.
13
[Énfasis añadido por la autora].
14
El paréntesis fue añadido por el editor de El Mercurio de Valparaíso, 19 junio 1854, 3.
15
El Mercurio de Valparaíso, 19 junio 1854, 3.
16
En el periódico se agregaba: “Pero no parece que son los medios lo que falta para la reducción,
sino voluntad y firme resolución de acometerla, llevando por norte las palpables y averiguadas
ventajas que de ella resultaría a la nación.” El Mercurio de Valparaíso, 19 junio 1854, 3.
5
De allí que este trabajo tiene como propósito examinar las principales
políticas, representaciones y discursos de los grupos estatonacionalistas20
chilenos en relación a la nación mapuche21 prioritariamente desde la década del
50 del siglo XIX22 hasta la finalización del siglo. Por lo tanto, se enfocó en la
17
El Mercurio de Valparaíso, 19 junio 1854, 3.
18
El Mercurio de Valparaíso, 19 junio 1854, 3. [Las comillas fueron añadidas por el editor del
periódico].
19
[Énfasis añadido por la autora].
20
Los grupos estatonacionalistas son aquellos que insisten que un Estado apropiadamente
constituido debe ser organizado como una nación, y maniobran políticamente produciendo relatos
verosímiles para su mantención. Coincidiendo con el historiador y cientista político José Marimán,
“es necesario distinguir entre el nacionalismo estatal o estatonacional y el nacionalismo mapuche o
etnonacional.” En José Marimán, Autodeterminación. Ideas políticas mapuche en el albor del siglo
XXI. (Santiago: LOM Ediciones, 2012), 18.
21
Complementariamente se revisará algunos debates en los que participaron los representantes
del Wallmapu, sin embargo, ello no tiene las pretensiones de indagar ni describir el
etnonacionalismo mapuche, como tampoco realizar un estudio comparado con la República chilena
ni Argentina.
22
El análisis de las fuentes, no contempla una secuencia lineal de las distintas décadas del siglo
XIX, si bien se coloca como punto de partida la década del 50, en este escrito se analiza algunas
memorias, políticas y biografías producidas por la élite desde 1835 hasta 1899, más aún, también
6
se consideran textos representativos del Gulumapu que fueron escritos en la última década del
siglo. Véase: Tomás Guevara y Manuel Mañkelef, Historias de familias (Santiago: Ediciones Liwen,
2002). [El libro original es de 1902]; Pascual Coña, Vida y costumbres de los indígenas araucanos
en la segunda mitad del siglo XIX: presentadas en la autobiografía del indígena Pascual Coña
(Santiago: Editorial Universitaria, 1930).
23
Desde la estrategia de creación de “nacionalidad”, de sentimiento nacional, que es una de las
propuestas más importantes para cohesionar las agrupaciones humanas presentes en el Estado.
24
[Énfasis añadido por la autora].
25
Luis Villorio, Estado Plural, pluralidad de culturas. (México: Editorial Paidós Mexicana y Facultad
de Filosofía y Letras Universidad Nacional Autónoma de México. 1998), 14.
7
26
Villorio “Estado Plural”, 17.
27
Eric Hobsbawm, “Etnicidad y nacionalismo en Europa hoy,” en La invención de la nación,
lecturas de la identidad de Herder a Homi Bhabha, ed. Álvaro Fernández Bravo (Buenos Aires:
Editorial Manantial, 2000), 175
8
28
Anthony Smith, ¿Gastronomía o geología? El rol del nacionalismo en la reconstrucción de las
naciones, en, La invención de la nación, lecturas de la identidad de Herder a Homi Bhabha, ed.
Álvaro Fernández Bravo (Buenos Aires: Editorial Manantial, 2000), 185.
29
[Énfasis añadido por la autora].
30
Eric Hobsbawm, “Etnicidad y nacionalismo en Europa hoy,” en La invención de la nación,
lecturas de la identidad de Herder a Homi Bhabha, ed. Álvaro Fernández Bravo (Buenos Aires:
Editorial Manantial, 2000), 176.
31
[Énfasis del autor].
9
32
Andreas Wimmer, Nationalist Exclusion and ethnic conflict: shadows of modernity (Cambridge:
Cambridge University Press, 2002), 4 [mi traducción]
33
Wimmer, Nationalist Exclusion, 4 [mi traducción]
34
El Estado Nación es una falacia moderna que aún sostienen los grupos dirigentes, y que no se
corresponde con la realidad. Como lo señala Luis Villorio: “Existen estados con multiplicidad de
nacionalidades en su seno (España, Rusia, Canadá, Bélgica), Estados federales que reconocen
variantes regionales dentro de una nacionalidad hegemónica (Alemania), naciones divididas en
varios Estados (kurdos, armenios, massai)”. En Villorio, Estado Plural, 17.
10
Por lo anterior, la relevancia de dar cuenta del ideario y los intereses detrás
de la matriz de pensamiento de construcción de la nación chilena- obedece a que
si bien la historiografía ha documentado secuenciadamente el periodo aludido-
esta obra persigue mostrar el papel del margen en la construcción del centro35, es
decir, interrogarse acerca del lugar que se le asignó al Gulumapu en la
configuración de la identidad nacional y en el fortalecimiento de la élite dirigente.
Se trata, en consecuencia, de situarse en ambos lados de la sombra de lo que
habitualmente se denomina, lo nacional.36
35
[Énfasis añadido por la autora]
36
[Énfasis añadido por la autora]
37
Es importante subrayar los trabajos de historiadores y profesionales mapuche que se inscriben
en corrientes paradigmáticas que contribuyen a escribir y comprender la historia desde una
perspectiva propia. Véase: Manuel Manquilef, Comentarios del pueblo araucano (Santiago de
Chile: Editorial Imprenta Cervantes, 1911); Marimán, Pedro “La Diáspora Mapuche: Una Reflexión
Política”, en Liwen, no 4, (Temuco: Centro de Estudios y Documentación Mapuche Liwen, 1991);
José Marimán Los mapuche y la democracia; (Temuco: Centro de Estudios y Documentación
11
Mapuche; 1990); José Marimán, Cuestión mapuche, descentralización del Estado y autonomía
regional (Temuco: Centro de Estudios y Documentación Mapuche Liwen, 1997); José Marimán,
Movimiento mapuche y propuestas de autonomía en la década postdictadura, (Denver, 1997)
disponible en http://www.xs4all.nl/~rehue/art/jmar4a.html ; José Marimán, “Identidad Fragmentada”,
en Periódico Mapuche Azkintuwe, Nº2, (2003); José Marimán, Autodeterminación de los Pueblos.
Ideas políticas mapuche en el albor del siglo XXI (Santiago de Chile: LOM Ediciones, 2012); Pablo
Marimán, Elementos de historia mapuche, disponible en: http://liwen_temuko.tripod.com/liwen.html;
Pablo Marimán, “Coñuepan en el Parlamento de 1947. Argumentos y propuestas de la Corporación
Araucana”, en Liwen, no 5, (1999); Pablo Marimán et al, ¡…Escucha winka…! Cuatro ensayos de
historia nacional mapuche y un epílogo sobre el futuro (Santiago de Chile: LOM Ediciones, 2006);
Claudio Millacura, Acerca de lo contemporáneo de un viejo discurso. Tesis para optar al Grado de
Doctor en Historia, Mención Etnohistoria. Universidad de Chile (2012); Héctor Nahuelpán, Huinca
Herson, Pablo Marimán, Luis Cárcamo Huechante, Maribel Mora Curriao, José Quidel, Enrique
Antileo, Felipe Curivil, Susana Huenul, José Millalén, Margarita Calfío, Jimena Pichinao, Elías
Paillán y Andrés Cayul, Historia, colonialismo, y resistencia desde el país mapuche (Santiago de
Chile: Ediciones Comunidad de Historia Mapuche, 2012), Fernando Pairacán, Lumaco: La
cristalización del movimiento autodeterminista Mapuche. En prensa, s/f.
38
Ernest Renan, “¿Qué es una nación?” indica: “el olvido, incluso diría el error histórico son un
factor esencial en la creación de una nación, y de aquí que el progreso de los estudios históricos
sea frecuentemente un peligro para la nacionalidad. La investigación histórica en efecto, ilumina los
hechos de violencia ocurridos en el origen de todas las formaciones políticas, incluso aquellas
consecuencia han sido más benéficas. La unidad siempre se hace brutalmente; la reunión de la
Francia y del norte y la Francia del medio día ha sido el resultado de una exterminación y de un
terror continuado durante casi un siglo”. En, La invención de la nación, lecturas de la identidad de
Herder a Homi Bhabha, ed. Álvaro Fernández Bravo (Buenos Aires: Editorial Manantial, 2000), 56.
39
Sobre trabajos escritos por historiadores mapuche, véase nota número 37.
40
Véase los trabajos de: José Aylwin, La tierra mapuche: Derecho Consuetudinario y legislación
chilena (México, D.F.: Editorial Instituto Indigenista Interamericano, 1988); José Bengoa, Historia
del Pueblo Mapuche siglos XIX y XX (Santiago de Chile: LOM Ediciones, 2000); José Bengoa,
Historia de un Conflicto. El Estado y los Mapuches en el Siglo XX (Santiago de Chile: Editorial
Planeta, 2002); Guillaume Boccara e Ingrid Seguel- Boccara, Políticas indígenas en Chile (siglos
xix y xx) de la asimilación al pluralismo- El Caso Mapuche ,(2006) disponible en:
http://nuevomundo.revues.org/document594.html ; Holdenis Casanova, “Entre la Ideología y la
Realidad: La Inclusión de los Mapuche en la Nación Chilena (1810-1830)”, en Revista de Historia
Indígena, no 4, Departamento de Ciencias Históricas, Universidad de Chile, (2000); Viviana
Gallardo, “Héroes Indómitos, Bárbaros y Ciudadanos Chilenos: El Discurso Sobre el indio en la
Construcción de la Identidad Nacional”, en Revista de Historia Indígena Nº5, Departamento de
Ciencias Históricas, Universidad de Chile, (2001); Leonardo León, Maloqueros y Conchavadores
en Araucanía y las pampas, 1700-1800 (Temuco: Editorial Ediciones Universidad de La Fronera.
Quinto Centenario, 1990); Leonardo León, “La guerra del malón en el sur mendocino, 1658-1”, en
12
44
Fernando Pairacán, Lumaco: La cristalización del movimiento autodeterminista Mapuche. En
prensa, s/f.
14
Para dar cuenta de este objetivo, se han formulado interrogantes que guían
este escrito, y han sido aludidas en el propósito declarado inicialmente, y que se
derivan colateralmente de lo que se ha denominado limitantes de este trabajo y
45
Homi Bhabha, Nación y Narración (Buenos Aires: Editorial Siglo XXI, 2010), 12.
15
que se pueden esbozar como sigue: ¿qué tipo de representación (es) del Otro
subraya y connota la élite en su relación con el Gulumapu? ¿Con qué propósito es
representado en su alteridad? ¿De qué manera esta representación es utilizada
por los grupos estatonacionales? ¿Cuáles fueron las principales estrategias y
políticas que desarrolló la élite gobernante chilena hacia el Gulumapu en el
proceso de construcción de su nación? ¿Se posicionaron las voces de los
representantes del Gulumapu en relación a las estrategias utilizadas por la élite
dirigente?
46
Concordando con Luis Villoro, el “Estado no es más que un poder político y administrativo
unificado, soberano sobre un territorio delimitado que se reserva el monopolio de la violencia
legítima. La identificación del Estado con la nación, a cada nación un Estado soberano, para cada
Estado una nación unificada, es una invención moderna”. En Villorio, Estado Plural, 17.
47
El ethos lo vamos a entender como el intento de crear el espíritu de la nación, lo que Clifford
Geertz denomina “El ethos de un pueblo es el tono, el carácter y la calidad de su vida, su estilo
moral y estético, la disposición de su ánimo. Clifford Geertz, Interpretación de la culturas
(Barcelona: Editorial Gedisa, 2001), 89.
16
48
El Thelos se refiere al propósito, a la finalidad que tiene la conformación de determinado orden
social y político.
17
49
Véase José Andrés Gallego, “Los tres conceptos de nación en el mundo hispano” (2006 [citada
el 25 de junio de 2013] Instituto de Historia, Consejo Superior de Investigaciones Científicas):
disponible en http://digital.csic.es/bitstream/10261/16354/1/NacionSevillaXVIII2004.pdf
50
Emmanuel-Joseph Sieyès, (1748-1836) político, ensayista, eclesiástico y académico francés.
51
Emmanuel-Joseph Sieyès,” ¿Qué es el tercer Estado?” (Obra original: Qu´est-ce que le tiers etat
Sieyès, 1789 [citada el 25 de junio de 2013] L’Histoire Par L’Image, Centre historique des Archives
nationales-Atelier de photographie) disponible en
http://www.histoire-image.org/pleincadre/index.php?i=200&id_sel=undefined
52
“El tercer estado abarca todo lo que pertenece a la nación; y todo lo que no es el tercer estado
no puede considerarse como parte integrante de la nación. En definitiva, ¿qué es el tercer estado?
TODO” Sieyes, ¿Qué es el tercer Estado?” (1789 [citada en marzo de 2012] Página Web Dr. Boris
Barrios) disponible en: http://borisbarriosgonzalez.files.wordpress.com/2011/09/sieyes-que-es-el-
tercer-estado.pdf
18
53
J. G. Herder, “Ideas para una filosofía de la historia de la humanidad, en Textos Fundamentales
para la Historia, volumen 11 de Biblioteca de Política y Sociología, compilado por Miguel Artola
(Madrid: Editorial Alianza, 1992), 553.
54
“Todos los que hablan un mismo idioma (...) háyanse unidos entre sí desde el principio por un
cúmulo de lazos invisibles (...) de modo que los hombres no forman una nación porque viven en
este o el otro lado de una cordillera de montañas o un río, sino que viven juntos (...) porque
primitivamente, y en virtud de leyes naturales de orden superior, formaban ya un pueblo.” [edición
personal] J. G. Fichte, “Discursos a la nación alemana” (1807-1808 [citada en marzo 2012])
disponible en:
http://xa.yimg.com/kq/groups/25057161/2115568208/name/Fichte.+Discursos+a+la+naci%C3%B3n
+alemana+(selecci%C3%B3n).pdf
55
“Una nación es la asociación de todos los hombres que, agrupados por la lengua, por ciertas
condiciones geográficas o por el papel desempeñado en la historia, reconocen un mismo principio
y marchan, bajo el impulso de un derecho unificado, a la conquista de un mismo objetivo definido.
(...) La patria es, ante todo, la conciencia de la patria.” Giuseppe Mazzini, “¿Qué es una nación?”,
en, Pierre Renouvoin, “Historia de las relaciones internacionales”, vol.2, original de 1826 (Italia:
Ediciones Akal Textos, 1990), 117.
56
Renan, en La invención de la nación.
57
Renan dice a propósito del papel del historiador en la formación nacional, “El olvido y, yo diría
incluso, el error histórico son un factor esencial de la creación de una nación, y es así como el
progreso de los estudios históricos es a menudo un peligro para la nacionalidad. La investigación
histórica, en efecto, vuelve a poner bajo la luz los hechos de violencia que han pasado en el origen
de todas las formaciones políticas, hasta de aquellas cuyas consecuencias han sido más
benéficas”. Renan, en La invención de la nación, 56.
19
el orden social podía ser explicado por lo que los hombres producen y como lo
producen y por la posición que ellos ocupaban en ese mecanismo, soslayaba la
existencia de identidades, particularidades étnicas, regionales y presuponía que
estas serían absorbidas por los grandes conjuntos nacionales que se constituirían
en Estados, o que en “todo caso tales "pueblos en ruinas" se conservarían tan
sólo "en calidad de monumentos etnográficos", como apuntó Engels.58
58
Engels señala que: “todas las modificaciones, si han de durar, tienen que tender, por regla
general, a conferir a las grandes naciones europeas sus verdaderas fronteras naturales,
determinadas por la lengua, las simpatías, mientras que, al mismo tiempo, los pueblos en ruinas
que aún se encuentran aquí y allí, y que no son ya capaces de una existencia nacional, deben
seguir incorporados a naciones mayores, o conservarse en calidad de monumentos etnográficos”.
Héctor Díaz Polanco, “Etnia, clase y cuestión nacional”. En, Cuadernos Políticos, no 30 (México,
D.F.: Editorial Era, octubre-diciembre de 1981), 53.
59
Bonfil Batalla, señala que: “se da por sentado que etnia y clase son fenómenos sociales del
mismo orden. De alguna manera, lo étnico se concibe como una etapa por superarse mediante
lo clasista, tanto en términos de organización y participación, como en el campo ideológico y de
conciencia. Se propone un paso de la condición étnica a la de clase, como si fueran -repito-
fenómenos del mismo orden. En esta reducción radica la confusión fundamental". Bonfil
Batalla, “La liberación del indio”, En Revista Nueva Antropología II, no 8 (1977), 97.
21
60
Smith Anderson.¿Gastronomía o geología?. El rol del nacionalismo en la reconstrucción del
nacionalismo. En, la invención de la nación. 2005. 191.
61
Anderson Benedict. Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y difusión del
nacionalismo, Edición original, 1981 (México D.F.: Editorial Fondo de la Cultura Económica, 1993),
23.
62
Otra crítica a la idea premoderna de la Nación u otras formas protonacionales, se puede
visualizar en. Ernest Gellner, quien cree que el nacionalismo “es un principio político que sostiene
que debe haber congruencia entra la unidad nacional y la política. Así 1) dos hombres son de la
22
misma nación si y sólo si comparten la misma cultura, entendiendo por cultura un sistema de ideas
y signos, de asociaciones y de pautas de conducta y de comunicación. 2.- Dos hombres son de la
misma nación si y solo si se reconocen como pertenecientes a la misma nación. En otras palabras
las naciones hacen al hombre; las naciones son los constructos de las convicciones, fidelidades y
solidaridades de los hombres”. Ernest Gellner, Naciones y nacionalismo (Madrid: Editorial Alianza,
1988), 13-20.
63
Bihku Parekh “El etnocentrismo del discurso nacionalista”, en La invención de la nación, 2005,
99-100.
64
Gabriel Cid, Modelos teóricos del nacionalismo: Algunos alcances y propuestas para el caso
chileno, Consulta, http://www.estudioshistoricos.cl/blog/modelos-teoricos-del-nacionalismo-algunos-
alcances-y-propuestas-para-el-caso-chileno/
23
65
Más adelante se retoma esta discusión
66
Bihku Parekh, citado por Álvaro Fernández Bravo, en La invención de la nación (2000), 20.
67
“Estos sentimientos me han forzado a mirar y reflexionar sobre la noción de Estado, tal como se
ha dado en Chile, donde el Estado es la matriz de la nacionalidad: la nación no existiría sin el
Estado, que la ha configurado a lo largo de los siglos XIX y XX”. Mario Góngora (1986): Ensayo
histórico, 2006, pp59
68
Cuando se habla de “la nación”, se hace referencia al proceso de construcción de la nación
chilena.
69
Una importante contribución es la que desarrollan en Antonio Anino y Francois Xavier Guerra.
(coord.), en Inventando la Nación (México D.F.: Fondo de la Cultura Económica, 2003): llama la
atención sobre la distancia que separa a la nación como comunidad política y de la nación cultural,
como identidad colectiva. De ahí que la nación sea en los países latinoamericanos a la vez un
punto de partida y un proyecto en parte todavía inacabado.
24
70
Jorge Pinto, La formación del Estado y la Nación y el pueblo mapuche. De la inclusión a la
exclusión (Santiago de Chile: Dirección de bibliotecas, archivos y museos, Centro de
Investigaciones Diego Barros Arana, 2003). Jorge Pinto, Proyectos de la élite chilena del siglo XIX,
(II). N°27, Universidad de la Frontera, (2008); Julio Pinto y Valdivia Verónica, ¿Chilenos todos?
La construcción social de la nación (1810-1840) (Santiago de Chile: LOM Ediciones, 2009); Ana
María Stuven, La seducción de un orden. Las élites y la construcción de Chile en las polémicas
culturales y políticas del siglo XIX (Santiago de Chile: Ediciones de la Universidad Católica de
Chile, 2000); Bernardo Subercaseaux, La construcción de la Nación y la cuestión indígena. En
Nación, Estado y Cultura en América Latina (Santiago de Chile: Ediciones Facultad de Filosofía y
Humanidades, 2003); Bernardo Subercaseaux, “Raza y Nación: el caso de Chile”, en A
contracorriente, una revista de historia social y literatura de América Latina. Vol 5, Nº 1, Fall; 29-63
(Santiago de Chile: Serie de Estudios. Universidad de Chile, 2007); Gabriel Cid, Nación y
nacionalismo en Chile, Siglo XIX, Vol.II (Santiago, Chile: Editores. Centro de Estudios
Bicentenario, 2009); Holdenis Casanova, “Entre la Ideología y la Realidad: La Inclusión de los
Mapuche en la Nación Chilena (1810-1830), en Revista de Historia Indígena Nº 4. Depto. de
Ciencias Históricas, Universidad de Chile, Santiago de Chile (2000); Viviana Gallardo, “Héroes
Indómitos, Bárbaros y Ciudadanos Chilenos: El Discurso Sobre el indio en la Construcción de la
Identidad Nacional” en Revista de Historia Indígena Nº5. Departamento de Ciencias Históricas,
Universidad de Chile, Santiago de Chile. (2001).
25
71
Pinto, La formación del Estado y la nación, 24.
72
Según Jorge Pinto, “las cosas cambiaron en el siglo XIX. hace 150 años el indígena pasó a un
segundo plano; lo que interesó entonces fueron sus tierras. La vieja conquista dio paso a una
invasión, que se tradujo en un desenfrenado proceso de usurpación de tierras. En Chile la
situación se definió entre 1850 y 1860. Por esos años se conjugaron una serie de factores que
desataron la ambición por las tierras mapuche. En primer lugar, una crisis económica que se
produjo en esa década desvió la atención de los grupos dirigentes de la sociedad nacional hacia el
sur. En segundo lugar, la posibilidad de conectar Chile con los mercados del atlántico a través de
la Araucanía y de abrir en ella nuevos espacios de inversión para prestamistas locales, seriamente
afectados por la crisis y la presencia de agentes financieros que empezaban a llegar de Inglaterra,
aumentaron el interés por esas tierras. Por último, el peso que empieza a tener la conexión de
nuestra economía con un capitalismo más desarrollado, el inglés, cuyas exigencias pusieron en
peligro los espacios que todavía conservaban algunas comunidades indígenas, completó un
panorama cada vez más desalentador para éstas, agravado por la estrechez de un mercado de
tierras que exigía nuevos espacios para satisfacer las presiones de quienes querían acceder a
propiedades que en las zonas de agricultura tradicional ya no se podían conseguir”. Jorge Pinto,
Rodríguez, “Del antiindigenismo al proindigenismo en Chile en el siglo XIX” en La reindianización
de America, siglo IX, Leticia Reina (México D.F: Editorial Siglo XXI, 1997), 139.
26
quiere decir que fue necesario tomar en cuenta, perspectivas que permitieran
repensar el fenómeno de la representación del Otro, el que remitió en términos
generales a la representación de la alteridad, definida sucintamente como la forma
de hablar del Otro en la línea de lo propuesto por Foucault, Dussel, Spivak, Said,
Bartra.
75
Carolina, Huenchullán, El reconocimiento de la identidad étnica de los pueblos indígenas de
Chile en el discurso del Ministerio de Educación. Tesis para optar al grado de Magíster en Estudios
Sociales, Políticos y Latinoamericanos. Universidad Alberto Hurtado. Santiago, Chile. (2003)
76
Enrique Dussel Habla de la representación del Otro, como Encubrimiento del Otro. Para él “la
modernidad se originó en las ciudades europeas medievales, libres, centros de enorme creatividad.
Pero “nació” cuando Europa pudo confrontarse con “el Otro” y controlarlo, vencerlo, violentarlo;
cuando pudo definirse como un ego descubridor, conquistador, colonizador de Alteridad
constitutiva de la misma modernidad. De todas maneras ese Otro no fue “des-cubierto” como otro,
sino que fue “en-cubierto” como “lo mismo” que Europa ya era desde siempre. De manera que
1492 será el momento del “nacimiento” de la modernidad como concepto, el momento concreto del
“origen de un mito” de violencia sacrificial muy particular, y el mismo tiempo, un proceso de
“encubrimiento” de lo no europeo”. Enrique Dussel, 1492. El encubrimiento del Otro, (1994), 2.
77
El historiador Colombiano Germán Colmenares, en su texto “Convenciones contra la cultura”, se
refiere a ella como “esquemas explicativos de la historia que fueron usados por la historiografía
europea de la primera mitad del siglo XlX, y que fueron imitados por la mayoría de los
historiadores latinoamericanos”. German Colmenares, Las convenciones contra la cultura. Ensayos
sobre la historiografía hispanoamericana del siglo XIX. (Santa Fe de Bogotá: Tercer Mundo
Editores, 1986), xxi.
28
78 78
La historiografía latinoamericana, ha producido un conjunto de convenciones que muestran que
durante el siglo XIX, se alimentó la noción que las naciones podían moldearse a voluntad, con
instituciones democráticas desprendidas de tradiciones que se repudiaban en nombre de la
civilización. Según Colmenares: “las evaluaciones más sistemáticas de esta historiografía tienden a
poner de relieve aspectos puramente circunstanciales de su construcción. Aunque ninguna
historiografía, sea cual fuere el continente o el país, puede defenderse siempre de la sospecha de
que sus temas centrales estuvieron inspirados por el deseo de pronunciarse en un torbellino de
circunstancias locales y pasajeras, la acusación de un marcado subjetivismo parece ajustarse de
manera más protuberante a la historiografía hispanoamericana. Algunos ven en ella, una
representación nacional recortada, pues constituía exclusivamente la expresión de los puntos de
vista de una élite restringida”. Germán Colmenares, Las convenciones contra la cultura, xiv. Hecho
relevante si se toma en cuenta que el culto a las historias patrias es especialmente efervescente
en el periodo en que se construía el Estado.
79
Michel Foucault, La Arqueología del Saber, (España: Ediciones Siglo XXI, 1970), 78.
29
80
Roger, Bartra, El mito del Salvaje (México D.F.: Ediciones Fondo de la Cultura Económica,
2011), 12.
81
Bartra, El mito del Salvaje, 15.
82
Bartra, El mito del Salvaje, 16.
83
“¿A partir de que a priori histórico ha sido posible definir el gran tablero de las identidades claras
y distintas que se establece sobre el fondo revuelto, indefinido, sin rostro y cómo indiferente de las
diferencias? La historia de la locura- sería la historia de lo Otro-de lo que para una cultura es
extraño y debe, por ello excluirse (para conjurar un peligro interior), pero encerrándolo (para reducir
la alteridad); la historia del orden de las cosas sería la historia de lo Mismo- de aquello que, para
una cultura, es a la vez disperso y aparente y, debe por ello, distinguirse mediante señales y
30
recogerse de las identidades”. Michel Foucault, Las palabras y las cosas: una arqueología de las
ciencias humanas, Primera edición en francés 1966 (México D.F.: Ediciones Siglo XXI, 2005), 9.
84
[Énfasis añadido por la autora].
85
Bustos, Enfoque Subalterno, 240.
86
Walter Mignolo, “Herencias coloniales y teorías postcoloniales”, en: Gonzáles Stephan, Beatriz,
Cultura y Tercer Mundo: 1.Cambios en el Saber Académico, Cap. IV (Venezuela: Editorial Nueva
Sociedad, 1996), 99.
31
87
Ello no implica desconocer el avance y reflexiones que han contribuido a dar cuenta de la
memoria e historicidad de otros sujetos que ocupan un lugar irrelevante en la historiografía
tradicional, por mencionar algunos, sectores populares, campesinos, mestizos, indígenas. Existe
un amplio debate en torno al colonialismo, nacionalismo, racismo, aportes generados por
especialistas vinculados a los estudios subalternos, la historia social y la etnohistoria.
88
Claude Lévi-Strauss, Antropología estructural: mito, sociedad, Humanidades, Primera edición en
francés (México D.F.: Editorial Siglo XXI Editores. 1973. Decimoprimera edición en español 1999),
310.
89
Como lo sostiene Michel Foucault “Por qué hablar de liberalismo, por qué hablar de arte liberal
de gobernar, (…) Si vamos un poco más lejos y retomamos las cosas desde su origen, veremos
que lo que caracteriza ese nuevo arte de gobernar del que les hablé sería más bien el naturalismo
que el liberalismo, en la medida que en efecto, la libertad aludida por los fisiócratas, por Adam
Smith, etc, es mucho más la espontaneidad, la mecánica interna e intrínseca de los procesos
económicos que una libertad jurídica reconocida como tal a los individuos. Michel Foucault,
Nacimiento de la biopolítica. Curso en el collège de Francia 1978-1979 (Buenos Aires: Editorial
Fondo de la Cultura Económica. Primera impresión 2004), 81.
32
¿Qué se quiere decir con la razón del Estado?: se refiere a las medidas que
los gobernantes aplicaron para mantenerlo vigente y a un cierto tipo de
racionalidad de la práctica gubernamental que estuvo asociada al tipo de Estado
que se buscó levantar. De allí que la nación91 diseñó y configuró una manera de
hacer gobierno, -el arte de gobernar- actuando de tal modo que el Estado “pueda
llegar a ser sólido y permanente, pueda llegar a ser rico, pueda llegar a ser fuerte
frente a todo lo que lo amenaza con destruirlo”92. Si bien, durante el siglo XVII y
XVIII el problema fundamental del derecho público fue cómo fundar la soberanía,
en el siglo XIX fue reglamentar y colocar límites jurídicos. Eso significó ingresar a
una era en que el Estado produjo, consumió y confinó las libertades, de manera
que la libertad económica fuera el propulsor de la soberanía política.
90
En esta tesis se usará indistintamente el concepto de Estado Nación como entidad homogénea, y
asimismo Estado y nación como entidades que no necesariamente están entroncadas
naturalmente. Otras fundaciones posibles y que interesa relevar, se refieren a Estados
Plurinacionales, Multinacionales, Multiculturales o federación de naciones.
91
Entendida como “un fenómeno de masas que expresa la percepción política compartida en la
conciencia de los actores, de una identidad colectiva específicamente nacionalitaria”. Marimán
Autodeterminación, 22.
92
Foucault, El nacimiento de la biopolítica, 19.
33
PERSPECTIVA METODOLÓGICA
93
Foucault, El nacimiento de la biopolítica, 84.
94
Según Foucault, 1979:“El régimen de veridicción, en efecto, no es una ley determinada de la
verdad, sino el conjunto de reglas que permiten, con respecto de un discurso dado, establecer
cuáles son los enunciados que podrán caracterizarse en él como verdaderos o falsos. Foucault, El
nacimiento de la biopolítica, 53.
95
El régimen de veridicción ha generado una verdad, una dualidad la del Estado y la nación, como
una sola entidad y como la única forma de organización política posible para el país. El debate
sobre el Estado y el amanecer de las naciones se encuentra abierto, gracias a que existe un
intercambio a nivel global y multicultural, que convoca a especialistas, disciplinas, y movimientos
que interpelan el origen y razón de ser del Estado Nacional. Estudios subalternos,
latinoamericanistas, estudios postcoloniales, la perspectiva de la nueva historia, la historia cultural,
como también las comunidades creadas por historiadores indígenas que exponen desde diversas
latitudes las distintas aristas que tiene esta problemática.
34
De allí este trabajo revisa los textos y documentos96 producidos por la élite,
desentrañando el tejido documental y el discurso desde el cual está compuesto,
colocando especial énfasis no en el análisis lingüístico y textual, sino en las
representaciones, los actores, intereses y las políticas ejecutadas. Coincidiendo
con Michel Foucault “No hay equívoco, es de todo punto evidente que desde que
existe una disciplina como la historia se han utilizado documentos, se les ha
interrogado, interrogándose también sobre ellos; se les ha pedido no sólo lo que
querían decir, sino si decían la verdad, y con qué título podían pretenderlo; si eran
sinceros o falsificadores, bien informados o ignorantes, auténticos o alterados”97.
Esto quiere decir, que los textos en tanto tienen una trama de poder
subyacente, pueden ser descifrados no desde la textualidad ni la literalidad, sino
desde lo no dicho, desde el contexto en que se produce y en tanto existen actores
96
Ahora bien, existen otros paradigmas desde los cuales es posible reconstruir lo dicho, en
palabras de Foucault “la historia ha cambiado de posición respecto del documento: se atribuye
como tarea primordial, no el interpretarlo, ni tampoco determinar si es veraz y cuál sea su valor
expresivo, sino trabajarlo desde el interior y elaborarlo”. Foucault, La arqueología del saber, 16.
97
Foucault, Michel. La arqueología del saber, 16.
35
98
Bhabha, Nación y narración, 13.
36
EL PROCESO METODOLÓGICO
100
Michel. Foucault, “Genealogía del racismo. De las guerras de las razas al racismo del Estado”,
en Presentación de Tomás Abraham, trad. del francés de Alfredo Tzveibely (Madrid: Ediciones La
Piqueta, 1992), 24.
101
Julio Aróstegui, La investigación histórica: teoría y método (Madrid: Crítica Editorial, 2001), 393.
38
102
Según Aróstegui: “La prensa ha sido la fuente de comunicación pública de mayor importancia
desde el siglo XVIII. En, Aróstegui, La investigación histórica, 405.
103
Aróstegui, La investigación histórica, 410.
104
María Isabel Jociles Rubio, “El análisis del discurso: de cómo utilizar en la antropología social la
propuesta analítica de Jesús Ibañez”, en Ava. Revista de Antropología. Universidad Complutense
de Madrid (2005).
39
Asimismo, y dado que no todos los niveles del discurso resultaron apropiados
para el análisis a nivel nuclear, se seleccionó los siguientes ámbitos de la
verosimilitud:
a.3 Verosimilitud tópica: Es el sistema que apela a los lugares comunes, los
valores que todos aceptan y las configuraciones simbólicas.
105
Jociles, El análisis del discurso, 11-12.
40
106
Carlos Contreras Painemal, “Los Tratados celebrados por los Mapuche con la Corona
Española, la República de Chile y la República de Argentina.” (Tesis para optar al grado de Dr.
Phil., Universidad Libre de Berlín, 2010), 9.
107
En lo sucesivo se utilizará indistintamente el término Koyang o parlamento.
108
También es posible encontrar en la literatura denominaciones más actuales tales como xawun,
fütatawun que se refiere a “grandes reuniones” y espacios de deliberación de temas de interés, ya
sea para el diálogo entre mapuche o con otros actores vinculados a la sociedad chilena.
42
109
De acuerdo a l trabajo de Carlos Contreras Painemal, se puede distinguir la presencia de varios
paradigmas históricos temporales que actúan como verdades sobre las cuales se interpretaba la
realidad. Desde la discusión bibliográfica de cronistas e historiadores, deviene para este autor una
interpretación respecto de la noción de los parlamentos, distinguiendo: a) Paradigma de la fe “por
lo tanto será la iglesia la que irá generando las ciencias, la que impartirá justicia”. Su misión será
lograr la conversión al cristianismo.b) Paradigma del progreso: con la independencia de las nuevas
repúblicas surgirá la idea del progreso, quedando lo indígena asociados a la barbarie. En, Carlos
Contreras Painemal, Los Tratados celebrados por los Mapuche, 17-43.
43
110
Contreras Painemal sostiene que “sin embargo la historiografía nos señalará de que habría
existido el “Parlamento de Putue” celebrado en 1883, en donde los mapuche habrían firmado las
paces con la República y habrían entregado Villarrica, pero en honor a la verdad, esto no
acontecerá, si bien hubo un parlamento, en donde los mapuches manifestaban su malestar por la
presencia militar y de invasión, estos se retiraron de esta, sin haber aceptado ni acordado, ni
mucho menos haber firmado un tratado” Contreras Painemal, Los tratados celebrados por los
Mapuche, 213.
111
Guilles Deleuze, “Conversaciones 1972-1990,” trad. José Luís Pardo (Santiago: Escuela de
Filosofía, Universidad Arcis, edición electrónica) 143-154, citado por Contreras Painemal, Los
tratados celebrados por los Mapuche, 48.
112
Michel Foucault, Genealogía del racismo, trad. del francés de Alfredo Tzveibely (Madrid:
Ediciones La Piqueta, 1992), 248.
113
Foucault, Genealogía del racismo, 263.
44
A fines del siglo XIX, según Foucault, la guerra apareció sobre todo, como
un medio de reforzar la propia raza eliminando la raza adversa y también como un
modo que permitía regenerar la propia raza en el entendido de que cuantos más
mueran, más pura será nuestra raza. “El racismo asegura entonces la función de
la muerte de la economía del biopoder, sobre el principio de que la muerte del otro
equivale al reforzamiento biológico de sí mismo como miembro de una raza o una
población, como elemento en una pluralidad coherente y viviente115.
114
Foucault, Genealogía del racismo, 266.
115
Foucault, Genealogía del racismo, 267.
45
Fecha en que muere el Longko Nagche Kolipi- y que coincide con los inicios
del gobierno de Manuel Montt- y el comienzo de la política de radicación mapuche,
en la que el Estado, a través del otorgamiento de títulos de Merced creó
“reducciones”, estrategia que consistió en localizar a las familias indígenas con el
fin de liberar espacio para implementar la política de colonización tanto extranjera
como nacional.
116
En las memorias de la Segunda jornada de Historia Militar se señala que: “En el análisis
"Lonkos y generales: Epistolario de la pacificación de la Araucanía, 1860-1870", se puede observar
una acuciosa investigación relacionada con el Ejército y su participación en un período complejo de
nuestra historia. En su análisis el autor critica la visión de muchos historiadores sobre el pueblo
mapuche. Para esto plantea la necesidad de dejar de lado los relatos concebidos a partir de una
imagen distorsionada de la realidad y volver a las fuentes originales. Al respecto, se refiere al
intercambio epistolar de lonkos y generales, el que se mantuvo por más de un siglo. En ese
contexto mencionan documentos del coronel Cornelio Saavedra, donde se resalta su preocupación
por la suerte del pueblo mapuche y su realismo histórico y político”. “Introducción”, en Segunda
Jornada de Historia Militar. Siglos XIX y XX, (Santiago: Ediciones Centro de Estudio e
Investigaciones Militares, 2005): disponible en http://www.cesim.cl/Publicaciones/Libros/
Presentacion_Segunda_Jornada.pdf
117
Jorge Pinto, La formación del Estado y la nación y el pueblo mapuche. De la inclusión a la
exclusión (Santiago: Editado Centro de Investigaciones Barros Arana, Dibam, 2003), 22.
46
118
Horacio Lara, Crónica de la Araucanía. Descubrimiento I Conquista. Pacificación definitiva I
campaña de Villarica (leyenda heroica de tres siglos) (Santiago: Imprenta del Progreso, 1889),
Tomo II, 206.
119
La ley de Creación de la provincia de Arauco, del 2 de julio de 1852, en su artículo 3º indica: se
autoriza al Presidente de la República para dictar las órdenes que juzgue convenientes para el
mejor gobierno de las fronteras, para la más eficaz protección de los indígenas, para promover su
más pronta civilización y para arreglar contratos y relaciones de comercio con ellos.” Ley de 2 de
julio de 1852, que crea la provincia de Arauco y autoriza al Presidente de la República para
reglamenta el gobierno de las fronteras y la protección de los indígenas. En, Alvaro Jara,
Legislación indigenista de Chile (México, D.F.: Ediciones Especiales del Instituto Indigenista
Interamericano, 1956), 31
47
120
Lara, Crónica de la Araucanía, 206.
121
Navarro Rojas, Crónica Militar de la conquista y pacificación de la Araucanía desde el año 1859
hasta su completa incorporación al territorio nacional (Santiago: Editorial Pehuén, 2008), 29
Énfasis añadido por la autora
122
123
Navarro Rojas, Crónica Militar de la conquista, 29.
Énfasis añadido por la autora
124
125
Navarro Rojas, Crónica Militar de la conquista, 30.
48
126
En este escrito, se utilizará el criterio geográfico y político de las alianzas familiares que se
gestó en torno a los Arribanos y Abajjnos. Dado que se da cuenta de un extenso periodo no se
pretende totalizar la relación que indica que, los primeros serían aquellos líderes y familias
opositores al gobierno, por el contrario, los Abajinos los que pelearán a favor de éste.
Indistintamente de las rivalidades entre estas alianzas, algunas familias y Lonkhos pertenecientes
a estas parcialidad actuaron bajo un criterio más geográfico que político. Según Lara, “…la
contienda civil 1851 volvió a inquietar, sin embargo, como en el pasado, las tribus de Arauco, como
había sucedido en la guerra a muerte, dividiose también la opinión de aquellas, declarándose
partidarias unas de la causa del general Cruz, caudillo de la revolución i tribus de la costa
encabezadas por el comisario general de indígenas, el antiguo montonero de Benavides i
Pincheira, José Antonio Zuñiga, Mañil, Catrileo i Colipi, dueños casi absolutos de la Araucanía,
eran los cabecillas crucistas principales allende el Bío- Bio.” Lara, Crónica de la Araucanía, 199.
127
Tomás Guevara, Historia de la civilización de la Araucanía (Santiago: Imprenta Barcelona,
1902), 291.
128
Lara, Crónica de la Araucanía, 207.
49
cuenta que algunas de estas divisiones sólo llevaban destrucción a los territorios
indígenas que penetraban, en las que se armaban cuadrillas que tenían por
finalidad generar hostilidades y destrucción “la división que operaba por la
montaña iba al mando del teniente coronel don Toribio Fernández, compuesta por
doscientos infantes del 3 de línea, cien cazadores a caballo y cuatrocientos
milicianos de caballería al mando del comandante Domingo Salvo. Estos
milicianos conocidos con el nombre de lleulles, iban por su propia cuenta, sin más
incentivo que el saqueo que pudieran efectuar entre los indios bien poco armados
con armas de fuego, y los más con picas y laque”129.
129
Navarro Rojas, Crónica Militar de la conquista, 45.
130
Ver artículo “La Cuestión Araucana (De nuestro corresponsal de Nacimiento)” en El correo del
Sur, 24 Octubre 1861.
50
espedicion (que como saben tuvo lugar en principios de este año) no fue del todo
estéril, las ventajas obtenidas han consistido solo en quitar a los indios algunas
cantidades de animales, incendiarles casas i sementeras, dejándolos reducidos a
carecer por algún tiempo de artículos alimenticios, tales como trigo, maíz, etc. He
aquí el fruto obtenido de las dos campañas”131.
131
“La Cuestión Araucana” en El correo del Sur, 24 de octubre de 1861.
132
“La Cuestión Araucana” en El correo del Sur,24 de octubre de 1861.
133
Recientemente, el día 10 de abril de 2013 se organizó una Jornada en la Academia de Historia
Militar, en la que el GDD (General de División) Waldo Zauritz, presentó una ponencia denominada
"Cornelio Saavedra y sus gestión militar fronteriza, 1859-1864". Respecto de las expediciones
realizadas, es decir, Campaña de Bulnes 1834-1865, campaña de 1859-1860 y la campaña de
enero de 1861, Zauritz aclara que estas expediciones fueron de carácter punitiva con el fin de
castigar a los rebeldes y que no hubo en ellas requerimientos de Ocupación.
51
sostenía que las medidas buscaban solo reprimir a los montoneros, y por otro, la
prensa insinuaba que se trataba también de la defensa de la soberanía política y
económica de la nación chilena, aludiendo a que los propietarios no indígenas del
Biobío, eran despojados por “salvajes”.
134
Ver El Correo del Sur, Concepción, Chile. Año XI, 6 diciembre 1860, NUM. 1341, 3.
135
Benjamín Vicuña Mackenna, se refiere a este cacique como: “Era Mañil Bueno( Mañil Wenü)
una especie de rei-sacerdote _ que hacia adorar un caballo blanco que guardaba escondido en su
malal. Desde este sitio misterioso, el avieso indio, austero, desinteresado, valiente, especie de
brujo i de adivino (machi) se hacia respetar como un semi-dios no solo por las reducciones dé la
Montaña, de las que era señor natural, sino en todas las comarcas desde el Cauten al Calle-calle.
Fuera de sus supercherías, distinguieron siempre a Mañil dos cualidades notables. Fué la una un
noble sentimiento de hospitalidad (pie ejerció hasta hace poco (1850) con emigrados políticos de
Chile i la otra su odio implacable a Colipí, que al fin sucumbió al veneno que su cauteloso rival le
propiciára (1850).” Benjamín Vicuña Mackenna, La guerra a muerte. Memoria sobre las últimas
campañas de la independencia de Chile, 1819-1924 (Santiago: Imprenta Nacional, 1868), 76.
136
En los capítulos siguientes se analizarán estas cartas. Véanse, Carta del cacique Mañil Wenü al
General Justo José de Urquiza y Carta de Mañil Wenü al Presidente de la República de Chile,
Manuel Montt, Mapu, septiembre 21 de 1860. En Cartas mapuche Siglo XIX, comp. Jorge Pavez
52
142
La carta de renuncia dirigida al Ministro de Guerra dice: “Los Anjeles diciembre 6 de 1861.
Señor Ministro: Con esta fecha elevo a manos de S. E el señor Presidente y por conducto del
señor Ministro del Interior mi renuncia del mando de esta provincia, i como US me ha honrado
tambien con el carácter de Comandante en Jefe del ejército de Operaciones de la Frontera, le
suplico igualmente a US se sirva exonerarme de este cargo; puede debo pronto separarme de esta
provincia. Lara, Crónica de la Araucanía, 209.
55
“De improviso los indios están de nuevo sobre las fronteras (…) ¿Qué nombre
vuelve a sonar en medio de esas carnicerías? … Siempre el del general Crus.
Arauco entero está lleno de su nombre. No hai proclama, junta de indios en que
ese nombre no figure, en que el general Crus no sea preseniado, reconocido i
aclamado como el jefe de las insurrecciones, como el protector confesado de los
araucanos, como el general en jefe de sus hordas, en una palabra. Ahí está la
proclama de don Bernardino Pradel que publicamos hace poco ¿No se decía en
ella a los barbaros que el general Crus vendría pronto en su ayuda, que volveria
por sus derechos por su independencia en peligro?” 143
El líder Mañil Wenü144, cuando escribió una carta en 1860 al Presidente Montt
le hizo ver los motivos para sumarse a la guerra en 1851, ya que a juicio de este
líder la guerra y sus circunstancias se consideró una oportunidad para defender el
territorio que a la fecha, estaba siendo invadido por habitantes ajenos al Gulumapu
que además ocupaban ilegítimamente las tierras de los mapuche:
“te hago presente que en enero del año 1851 supimos que te hacían guerra;
entonces acordamos todos los mapuche aprovecharnos de que estaban en guerra
para botar a todos los cristianos que nos tenían robadas todas nuestras tierras de
esta banda de Bio-bío sin matar a nadie”145.
El General Cruz era concebido por los líderes indígenas como el amigo y
protector de la nación mapuche, ya que su figura de líder revolucionario e
intereses regionalistas, representaban la posibilidad de restituir el territorio que
había perdido, ya que en palabras de Mañil Wenü:
143
Ver artículo “Revolución del 59 i los araucanos” en El Ferrocarril de Santiago, 8 Febrero 1860, 2.
144
Carta de Mañil Wenü al Presidente de la República de Chile, Manuel Montt, Mapu, septiembre
21 de 1860, en Cartas mapuche, comp. Jorge Pavez Ojeda, 319.
145
Carta de Mañil Wenü, septiembre 21 de 1860, en Cartas mapuche, comp. Jorge Pavez Ojeda,
319.
56
“Se acabó el invierno y no llegó Sabedra. Entonces les mandé órden a todos
los que nos tenian usurpados nuestros terrenos que se fuesen y asi principiaron a
pasar para el otro lado del Bio-bio […] Los demas que nos decian que eran
Crucistas y les diésemos licencia para sembrar, criar animales en los terrenos que
teníamos desocupados y aun le permitiéramos vivir en ellos, porque son soldados
que puedan servir al jeneral Cruz que lo respetemos como al padre de nuestra
nación”148.
Por otro lado, Jorge Pinto, sostiene que “el repoblamiento de Angol permitió al
Gobierno iniciar el proceso de ocupación definitiva de la región”154.
150
Lara, Crónica de la Araucanía, 267.
151
“Todos gritaban el castigo a los rebeldes indíjenas pero ninguno se alzó como Saavedra
pidiendo de una vez por todas la ocupación y conquista definitiva de la Araucanía.” Lara, Crónica
de la Araucanía, 222.
152
Lara, Crónica de la Araucanía, 267.
153
Lara, Crónica de la Araucanía, 265.
154
Pinto, La formación del Estado y la Nación, 238.
58
Junto con enviar emisarios a los caciques para advertirles del peligro que
corrían ante la posibilidad de ser dominados por España, en enero de 1866,
Saavedra despachó buques de guerra y solicitó que en la costa de Quidico
dispararan cañonazos y atemorizaran a los habitantes de la costa, proceso que
culminó con el levantamiento del fuerte de Quidico. Se trataría, en consecuencia,
de infundir temor a los indígenas simulando ser españoles que realizaban ataques
en la costa de Arauco ante lo cual el coronel y sus tropas se presentaban como
amigo y protector. Esta estrategia era efectiva para obligar a parlamentar, pese a
las desconfianzas ya instaladas y asimismo para solicitar la protección ofrecida por
el gobierno chileno. Para restablecer las confianzas, y siguiendo las indicaciones
mencionadas anteriormente, es decir, someter a los indígenas con música y
aguardiente, en las cercanías de Toltén se desarrolló a comienzos del año 1867 un
155
Lara, Crónica de la Araucanía, 290.
59
nuevo parlamento, esta vez con los caciques o Longkos de distintos Butalmapus.
En la ocasión, se les manifestó que:
El Coronel, “les significó que él no tenía el propósito de quedarse con sus tierras
contra la voluntad de ellos”157. El parlamento prosiguió al día siguiente, y ante la
insistencia de Saavedra, el cacique que tenía la representación de la junta le
replicó:
“mira coronel: ¿no ves este caudaloso río, estos dilatados bosques, estos
tranquilos campos? Pues bien ellos nunca han visto soldados en estos lugares.
Nuestros ranchos se han envejecido muchas veces i hemos vuelto a levantar:
nuestros bancos el curso de los años los ha apolillado i hemos trabajado otros
nuevos: i tampoco vieron soldados, nuestros abuelos, tampoco lo permitieron
jamás. Ahora! ¿Cómo queréis que nosotros lo permitamos? No! No! Véte coronel
con tus soldados, no nos humilles por más tiempo pisando nuestro suelo”158. Para
tranquilizarlo, se realizó una fiesta de dos días, con abundante música y comida y
si bien, los indígenas no convinieron la ocupación y el establecimiento de la plaza
de Toltén, después de eso, tampoco la resistieron.
156
Lara, Crónica de la Araucanía, 290
157
Lara, Crónica de la Araucanía, 290
158
Citado por Lara, Crónica de la Araucanía, 294-296.
60
159
“Capítulo 4º. Los contratos traslaticios de dominio sobre terrenos situados en territorio de
indígenas, solo podrán celebrarse validamente cuando el que enajena tenga título escrito y
registrado competentemente. 5º. Para los efectos del inciso 1º. Del artículo anterior, se procederá a
deslindar los terrenos pertenecientes a indígenas por una comisión de tres ingenieros que designará
el Presidente de la República, los cuales decidirán sumariamente las cuestiones que se suscitaren
sobre cada propiedad que deslinden, debiendo asesorarse por el Juez de Letras más inmediato en
los caso que lo estimaren necesario. Falladas dichas cuestiones y fijados los deslindes de un modo
claro y preciso, los ingenieros extenderán acta de todo lo obrado en un libro que se llevará al efecto
por un ministro de fe pública que servirá de secretario, y expedirán a favor del indíjena o indígenas
poseedores un título de merced a nombre de la República, insertando copia de dicha acta y
anotando el título en otro libro que servirá de registro conservador. Estas dilijencias serán gratuitas.
Artículo 6º. De cada extensión o sección de los territorios de indígenas en que el Presidente de la
República mande ejecutar la disposición anterior, se levantará un plano, en el cual se marcarán las
posesiones asignadas a cada indígena o a cada reducción, y las que no haber sido asignadas se
reputen como terrenos baldíos. Para los efectos de este artículo, se reputarán como terrenos
baldíos y por consiguiente de propiedad del Estado, todos aquellos respecto de los cuales no se
haya probado una posesión efectiva y continuada de un año por lo menos.
160
Ley del 04 de diciembre de 1866, sobre fundación de poblaciones en el territorio de los indígenas
y enajenación de propiedades de éstos.En, Alvaro Jara, Legislación indigenista de Chile. (México,
D.F.: Ediciones Especiales del Instituto Indigenista Interamericano, 1956), 41-43.
61
larga duración por parte de los intelectuales de la época161, discusión que osciló
entre quienes sostuvieron que los indígenas no eran propietarios de sus territorios
por lo tanto el Estado solo debía expropiarlos y los que planteaban que el respeto a
la constitucionalidad vigente suponía la adquisición por otros medios, ya sea por
medio de la venta o la regularización legal de la tenencia de la propiedad indígena.
En consecuencia, la controversia estuvo en la enajenación de los terrenos baldíos.
La memoria de 1867, escrita por Cornelio Saavedra162 dejaba entrever los
propósitos de aplicación de esta ley, como también las dificultades “otro obstáculo
que también se les presentará es el deslinde obligado de las propiedades (…)
Terminadas las obras de defensa del Malleco, el Estado puede entrar a enajenar
ventajosamente las grandes extensiones de terrenos baldíos que existen entre
dicho río y el BíoBío. Se puede estimar en no menos de 500.000 hectáreas (…) De
esta porción pertenecerán 200.000 hectáreas a propietarios civilizados, 50.000 a
los habitantes indígenas y el resto debe considerarse baldío, y por consiguiente
propiedad del Estado. Destinando una parte de esos terrenos a la colonización
nacional y extranjera y vendiéndose otra en pública subasta conforme a lo
dispuesto por la ley del 4 de diciembre de 1866”163.
Por lo demás, Saavedra dejó en evidencia que estas obras servirían para la
consolidación del Estado chileno, ya que “facilitarían el incremento de la población
161
De acuerdo a Víctor Toledo Llancaqueo: “No obstante, hubo diputados que plantearon su
opinión desposesoria respecto a los indígenas. Por ejemplo, el diputado Vargas Fontecilla sostuvo:
"confieso señor, que no tengo ninguno de los escrúpulos manifestados por algunos señores
diputados respecto de la expropiación. [...] Hasta ahora no existe regularidad en el territorio
araucano; pero una vez que el Estado se haga dueño de todos los terrenos situados en la
Araucanía, podrá introducirse la más perfecta regularización de la propiedad", El diputado Toro:
"según mi opinión todo el territorio de indígenas pertenece al Estado. [...]Por mi parte, no
reconozco más propiedad que la que ha sido adquirida en conformidad con nuestras leyes, y la del
indígena no se encuentra en este caso". Véase Víctor Toledo Llancaqueo, “Segura y perpetua
Propiedad. Notas sobre el debate jurídico sobre derechos de propiedad indígena en Chile, siglo
XIX”, Actas 4° Congreso Chileno de Antropología, Colegio de Antropólogos de Chile (2001 citada
junio 2013 : disponible en http://meli.mapuches.org/spip.php?article97 1129-1136.
162
De fecha 10 de mayo de 1862 y en referencia al decreto supremo el 12 de noviembre recién
pasado como Jefe de la División de ocupación de la costa de la Araucanía, da cuenta de los
trabajos emitidos en aquel territorio. En Documentos relativos a la ocupación de Arauco que
contienen los trabajos practicados desde 1861 hasta la fecha por el coronel del ejército Cornelio
Saavedra (Santiago: Imprenta Libertad, 1870).
163
Saavedra, Documentos relativos a la ocupación, 570.
62
Por lo tanto, para la élite chilena, el territorio al sur del Biobío no sólo
consistía en apaciguar lo que la historiografía llama las tribus rebeldes alzadas,
por sobre todo, la posibilidad de incrementar las utilidades del Estado, por lo cual,
era necesario desarrollar políticas que permitieran este propósito. Esta postura fue
concordante con la de Aníbal Pinto, quien en carta dirigida a Cornelio Saavedra en
1868, sostuvo la existencia de dificultades para pactar la paz con los habitantes
del Gulumapu, y asimismo, lo reconocerá como un pueblo con autonomía e
independencia que podría ser tratado de acuerdo al sistema de gobierno que ellos
tienen, “Para mí la cuestión de la frontera no tiene más que dos soluciones: la
conquista o la paz. O vivimos en paz con los indios tratándolos como debemos
tratarlos, entendiéndonos con ellos por medio de los caciques, obligando a
nuestros fronterizos que los respeten, considerándolos en fin (como es muy justo
los consideremos pues en realidad son) como un pueblo independiente que se
gobierna en conformidad a ciertos usos y costumbres, o los conquistamos”165.
Este planteamiento es concordante con una de las tesis que sustenta este
trabajo, en atención a que en este periodo se gestó un discurso nacionalista y
racista por parte de la élite chilena, que permitió crear las condiciones políticas
para que el Estado se consolidara progresivamente. Colateralmente Aníbal Pinto,
164
Saavedra, Documentos relativos a la ocupación, 570.
165
“Carta de Aníbal Pinto a Cornelio Saavedra de 13 de agosto de 1868, Archivo de Cornelio
Saavedra en la Sala Medina de la Biblioteca Nacional” (en adelante BNACS), citado por Ravest
Mora, “Arauco… siempre Arauco. Introducción,” en Documentos Relativos a la Ocupación de
Arauco, xiii.
63
En palabras de Aníbal Pinto, “pretender vivir en paz con ellos y por quítame
estas pajas mandar una partida o división que los hostilice, consentir que los
fronterizos los asesinen y los roben, es pretender una cosa imposible. Si
queremos la paz debemos someternos a las condiciones que la paz exige. Esto es
lo que yo veo muy difícil, casi imposible, y por este motivo creo de necesidad la
conquista”166.
“Si quieres vivir el otro debe morir"…”Cuanto más las especies inferiores
tiendan a desaparecer, cuantos más individuos anormales sean eliminados,
menos degenerados habrá en la especie, y más yo -como individuo, como
especie- viviré, seré fuerte y vigoroso y podré proliferar". La muerte del otro -en la
medida en que representa mi seguridad personal- no coincide simplemente con mi
166
“Carta de Aníbal Pinto a Cornelio Saavedra de 13 de agosto de 1868, citado por Ravest Mora,
“Arauco… siempre Arauco. Introducción,” en Documentos Relativos a la Ocupación de Arauco, xiii.
64
vida. La muerte del otro, la muerte de la mala raza, de la raza inferior (o del
degenerado o del inferior) es lo que hará la vida más sana y más pura” 167. En
consecuencia, la “muerte de la mala raza”168, adquirió matices importantes en este
periodo, ya que se fue criminalizando consecutivamente a los habitantes de la
Araucanía, gestándose estrategias más hostiles para la extinción progresiva de la
población mapuche.
167
Foucault, Genealogía, 265.
Comillas añadidas por la autora
168
169
Memoria del jeneral en jefe del ejército de operaciones de la alta Frontera, pasada el Supremo
Gobierno (Santiago: Imprenta Nacional, 1869), 4.
170
Memoria del jeneral en jefe del ejército de operaciones de la alta Frontera, 4.
65
. "Por los medios oportunos hará también llegar a US. al conocimiento de los
indios enemigos, que el ejército se encuentra pronto a hacerles la guerra171, si
en un término dado no se presentan los caciques a prestar obediencia al
Gobierno i entregar en rehenes como prenda de buena fe en el cumplimiento de
sus promesas, algunos de sus hijos i a todos los cautivos que hayan hecho i a los
españoles residentes en el territorio indígena. Si nada se obtuviese emprenderá
US. las hostilidades por medio de repetidas excursiones, durante la estación del
verano, sobre las posesiones de los rebeldes, a quienes se perseguirá en todas
las direcciones"172.
174
El 24 de diciembre de 1869, concurrieron al lugar de la cita cerca de 1200 indios, dirigidos por los
caciques Epuleo, de Maquehua; Vallunú, de Petrengue; Nahuelñío, de Quepe; Luis Lincoúl, de
Maquehua; Venancio Coñuepán, de Repocura; Coilla, de Curaco; Guirrián, de Pangueco; Guirripíl,
de Coihueco; Fermín Collío, de Renaco; Rañguileo, de Coli-Mallín; Curihual, de Malales; Guirrián,
de Imperial; Guirripíl, de Temulemu; Pintrinllanca, de Riracahuin; Huenchullán y Huenchecal, de
Arquenco; Antonio Painemal, de Imperial; Painecura, de Cholchol; Lizama, de Conuco; Martín
Leviguirri, de Tromén; Calhuill, de Hualvole; Millán, de Imperial; Rucán, de Volleco; Huenucoill y
Cheuquecoi, de Imperial; Quiapi; Innal, de Carrill;Juanico, de Imperial; Queupulli, de Volín; Paineo,
de Pemurehue; Tripailao, De Cholchol; Catrileo, de Purén; Cheuquemilla, de Lingue; Marileo y
Currileo, de Ipinco; Domingo Melín, de Lilpuílli; Norín y Porma-llanca, de Paicaví; Paillao, de
Ranquilhue; Pancho Mariñán, de Cañete. Citado por Guevara, Historia de la civilización de la
Araucanía, 3.
67
fortificación del Toltén hacia Villa Rica, “También me han prometido estos indios
no aceptar las invitaciones del jefe de los arribanos [Quilapán]; i como la presencia
de nuestras tropas les impone respeto, no dudo que la mayor parte de estos indios
se separarán de toda alianza con los de aquellas tribus”175. Durante este periodo
la guerra de ofensiva se detiene por amplias críticas desde el Parlamento, además
del estallido de la Guerra del Pacífico.
Así, en 1878 se funda la línea divisora entre los “Abajinos” y “Arribanos”, con
el claro objeto de dividirlos para impedir que se unieran en un ataque masivo. El
campamento de Traiguén tiene una fuerte importancia geográfica, pero también de
gran riqueza material y potencialmente industrial. Este punto tenía como objetivo
175
“Carta de Cornelio Saavedra, Comandante en Jefe del Ejército de la Frontera, al Ministro de
Guerra. Toltén, 22 de enero de 1870,” en Documentos Relativos a la Ocupación de Arauco que
contienen los trabajos practicados desde 1861 hasta la fecha. (Santiago de Chile: Editorial de la
Cámara Chilena de la Construcción, Pontificia Universidad Católica de Chile, Dirección de
Bibliotecas Archivos y Museos, 2009),284.
Énfasis añadido por la autora.
176
177
Lara, Crónica de la Araucanía, 376.
68
La Guerra del Pacífico había cambiado las prioridades del Ejército chileno,
pues se vio obligado a enviar a la mayoría de sus hombres a combatir al Perú.
Desatendiendo con ello las necesidades de la frontera establecida con los
araucanos, como lo menciona Ricardo Ferrando “…aquí, en la frontera, hay que
mantenerse como se pueda”.178 Debido a lo anterior, el General Gregorio Urrutia
se ausentó durante un año de Traiguén. Es en este momento, entonces, que
comenzó a ocurrir un significativo número de asaltos, malones, y actos de
“rebelión pequeños”, instalando entre los habitantes de la frontera la certeza que
una rebelión general estaba por ocurrir. Ya hacia 1879 Horacio Lara da cuenta de
dos causas que en su opinión determinan el actuar de los mapuche:
2.- Los malos tratamientos que comenzaron a tener los chilenos a algunos
jefes mapuche.
178
Ricardo Ferrando Keun, Y así nación la Frontera. Conquista, Guerra, Ocupación, Pacificación
1550 – 1900 (Santiago: Primera edición Editorial Antártica, 1986/ Segunda edición Ediciones
Universidad Católica de Temuco, 2012), 527.
69
violando y matando a los hijos y mujeres de sus vecinos mapuche Por lo anterior
era de esperar que quienes lograron escapar se dieran a la tarea de organizar la
sublevación. A este hecho se le debe sumar los insistentes rumores acerca del
éxito del ejército chileno en Miraflores y Chorrillos. Todos factores trascendentales,
que explican el “ahora o nunca” de la revuelta mapuche.
179
Gregorio Urrutia, Comandante en Jefe del Ejército de Ocupación de Arauco, 12 de septiembre
de 1881. En, memoria del Ministerio de Guerra, correspondiente al año 1881. Santiago, Imprenta
Nacional.
70
A los cuatro días de la llegada del general Urrutia desde Santiago, los
mapuche de Ñielol realizaron una salida de más de 300 personas, entrando por
Andecul y alcanzando hasta cerca de Los Sauces. Los mapuche fueron
derrotados, ya que en el camino se encontraron con grupos de infantería (a parte
de los que los venían persiguiendo), fruto de esta victoria el ejército logró
recuperar cada uno de los animales arrebatados.
180
Pascual Coña, Testimonios de un Cacique Mapuche (Santiago: Ediciones Pehuén, 7ma edición,
2002 / 1era edición, 1930)
181
Gregorio Urrutia, memoria de Guerra,1881.
71
Sobre estos mismos hechos José Bengoa nos entrega esta versión:
182
Gregorio Urrutia, memoria de Guerra ,1881.
183
Gregorio Urrutia, memoria de Guerra,1881.
184
José Bengoa, Historia del Pueblo Mapuche siglos XIX y XX” (Santiago: Editorial LOM, 2000).
72
“El Ministro de Guerra, Sr. Castellón, informó al Congreso que tras los
ataques se le quitaron a los mapuche gran cantidad de animales, los que
rematados produjeron 60 mil pesos que ingresaron a las arcas fiscales. Esto
significaba más de 10.000 cabezas de ganado. Como se sabe, sólo una mínima
proporción era rematado, el resto lo consumía la tropa o era entregado a los
oficiales como botín de guerra...”185.
“…el verdadero jefe nato que han tenido las poblaciones desde el día que
empezaron a nacer a la vida del trabajo, libres ya de la dominación militar, ha sido
aquel gran industrial i desinteresado benefactor público…”186. Queda entonces
cercada y limitada en totalidad la vida de los mapuche, dependientes de los
nuevos colonos, de explotación de materias primas, pero sobretodo de la
organización y disposición de la nación chilena.
186
Lara, Crónica de la Araucanía, 468.
187
José Bengoa, Historia del Pueblo Mapuche,323.
74
Existe consenso sobre la dificultad que existe para definir a los grupos
dirigentes, tanto en Latinoamérica como en Chile. Entre los variados usos,
tenemos los conceptos de élites tradicionales, élites oligárquicas, burguesías,
plutocracias, mesocracias, etc. Maria Rosaria Stabili indica, que “el problema de
definir los grupos dirigentes latinoamericanos en general y chilenos en particular,
como oligarquías, burguesías, plutocracia, mesocracias, resentía aún la herencia
del debate sostenido por los historiadores durante los años cincuenta y sesenta
que en sustancia presentaba, el interior de visión dicotómica de la realidad, a las
“élites tradicionales” latinomericanas (definidas precisamente como oligarquías)
como un grupo homogéneo, esencialmente ligado a la tierra, aunque con intereses
diversificados en las finanzas y en el comercio internacional”188.
188
Maria Rosaria Stabili, El sentimiento aristocrático. Elites chilenas frente al espejo (1860-1960),
trad. de Paula Zaldívar (Santiago de Chile: Editorial Andrés Bello y Centro de Investigaciones
Barros Arana, 1996), 25.
189
Gaetano Mosca, The Ruling Class (Westport: Editorial Greenwood Press, 1939); Vilfredo
Pareto, The Mind and Society (Nueva York: Editorial Harcourt Brace and Company, 1935);
Vilfredo Pareto, The Rise and The Fall of the Elite (Nueva York: Editorial Arno Press, 1979.
75
Gaetano Mosca señala que “en todas las sociedades hay dos clases de
personas. Una de los gobernantes, otra de los gobernados. La primera que es
siempre la menos numerosa, realiza todas las funciones políticas, monopoliza el
poder y goza de todas las ventajas que ello trae consigo; mientras que la segunda,
más numerosa, es dirigida y regulada por la primera de un modo más o menos
legal, ya más o menos arbitrario y violento, y ella la provee, al menos
aparentemente, de los medios materiales de subsistencia y de aquellos que para
la vitalidad del organismo político son necesarios”190.
191
Véase: Oscar Mejía y Carolina Castro, La categoría de élite en los estudios políticos. Una
exploración epistemológica (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Derecho,
Ciencias Políticas y Sociales, 2009).
192
Wilfredo Pareto, Escritos sociológicos (Madrid: Alianza Editorial, 1987), 71.
77
LA ÉLITE CHILENA.
200
Feliú Cruz, Santiago a comienzos del Siglo XIX, 106.
201
Feliú Cruz, Santiago a comienzos del Siglo XIX, 113.
202
“…arroja luces acerca de la lentitud con que la élite tomó conciencia y reaccionó frente a la
“cuestión social”. Si bien se percibía un mayor reconocimiento de la existencia de problemas
sociales y se habían adoptado algunas tímidas medidas como el voto de la Ley de Habitaciones
79
De allí que el interés primigenio de este escrito, sea abocarse a las labores
que los actores políticos e intelectuales emprendieron durante la segunda mitad
del siglo XIX, lo que permite identificar a los grupos dirigentes tanto conservadores
como liberales.
203
Este concepto es acuñado por Alberto Edwards, y se refiere a la oligarquía que actuaba
mancomunadamente en defensa de sus intereses políticos y económicos.
204
Mario Góngora, Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile en los siglos XIX y XX
(Santiago, Editorial Universitaria, 2006, Edición original, 1986), 45.
81
partido conservador”205.
Los fracasos revolucionarios, provocaron que a partir del último cuarto del
siglo XIX Santiago concentrará el lugar de residencia de los grupos dirigentes, ya
que la élite regional se radicará en la capital con el fin de participar activamente en
la política. Estos grupos van siendo lentamente incorporados, por lo que en
palabras de la historiadora italiana, María Rosaria Stabili, “en Chile existe, pues,
una sola élite, la de Santiago, y ésta es la “élite no más”, sin calificativos (…) con
continuidades que permanecía, así como de nuevos elementos que la hacían más
plural, y reflejaba tensiones y articulaciones internas”206. Esto no implicaba que la
élite no tuviera tensiones internas y que no existiera algún nivel de pluralidad en su
constitución, sino que paradojalmente pese a su diversidad, los unía el sentimiento
de superioridad moral y la protección de sus intereses económicos. Estos dos
elementos, serán determinantes para comprender su actuación ante el Gulumapu.
205
Véase: Stuven, Debates republicanos en Chile, 499-500.
206
Stabili, El sentimiento aristocrático, 33.
207
Ana María Stuven, La seducción de un orden. Las elites y la construcción de Chile en las
polémicas culturales y políticas del siglo XIX (Santiago de Chile: Ediciones de la Universidad
Católica deChile, 2000),61-62.
208
Stuven, Debates republicanos, 10.
82
209
Stuven, Debates republicanos, 520.
83
Una vez que concluye el proyecto revolucionario del 51’, la cuestión del
orden será monopolizado por el sector conservador, cuestión que puede
vislumbrarse en el manifiesto del partido conservador de 1859: “En vano se
pretende oscurecer el brillo de nuestra carta fundamental, y el de los hombres que
a su sombra han gobernado. ¿En qué consiste, sino que Chile aparezca como una
estrella luminosa en el firmamento americano? A qué atribuir el hecho de que
seamos los únicos que estamos perfectamente constituidos210”.
210
“Manifiesto del partido conservador”, en Stuven, Debates republicanos, 617.
211
“Manifiesto del partido conservador, en Stuven, Debates republicanos, 622.
84
212
Pinto, Proyectos de la élite chilena, 11.
213
Sergio Grez, De la "regeneración del pueblo" a la huelga general: génesis y evolución histórica
del movimiento popular en Chile (1810-1890) (Santiago de Chile, Ediciones RIL Editores. 1997:
196; 2007: 207).
214
Ana María Stuven, “Una aproximación a la cultura política de la élite chilena: concepto y
valoración del orden social (1830-1860”, en Estudios Públicos, no 66 (1997), 288: disponible en
http://www.plataformademocratica.org/Publicacoes/9668.pdf
85
“el mito de la nación moderna, remite a una era premoderna que carece de
“Estado” y dramatiza la narrativa de una modernización que da nacimiento a las
naciones, y las naciones representan en este cuadro un estadio más o menos
lamentable en la historia humana, forma parte de una ruptura radical entre las
sociedades agraria, tradicional e industrial moderna, que serán superadas una
vez que la modernidad sea completamente realizada. Tal contramito, busca
relativizar el nacionalismo y refutar y explicar los postulados y supuestos del
propio mito nacionalista”219.
La élite criolla (más adelante chilena) contiene poca mezcla con otras razas,
por lo que se percibe esencialmente europea y homogénea.
219
“Nathionalism and the historians” en Balakrishnan (comp), Mapping the Nation, 175-197.
87
220
Cristián Gazmuri, “Alberto Edwards y la Fronda Aristocrática”, en Historia, no 37, Vol I, Instituto
de Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile, (enero-Junio 2004), 61-95.
221
Gazmuri, Alberto Edwards y la Fronda, 76.
89
Junto con ello, lo que Edwards hace a todas luces con la naturalización de
la nación, es entre otras cosas, justificar los decenios autoritarios y suponer que la
madurez del Estado en forma se alcanza precisamente con la instalación de
modelos políticos desde la élite oligárquica. Para él, “sólo existían en Chile la
sociedad aristocrática de Santiago y el ejército, cuyos jefes más experimentados y
aguerridos estaban vinculados a Concepción. El resto del país era materia inerte,
ganado humano"223.
222
Alberto Edwards, La fronda aristocrática (Santiago de Chile: Edición Imprenta Nacional, 1928),
58.
223
Edwards, La fronda aristocrática, 15-16. [Énfasis añadido por la autora]
224
Edwards, La fronda aristocrática, 146.
90
permanencia, por lo que era necesario someter al pueblo con “el peso de la
noche”.
acuerdo a Spencer “la aparición de una clase dominante no sólo la diferencia del
resto de la sociedad, sino que asume su control; y cuando esta clase se divide en
una más dominante y otra que lo es menos, comienzan a distribuirse distintas
partes de dicho control”227.
Es así como, la teoría del darwinismo social fue reinterpretada por los
grupos dirigentes: la nación correspondió al órgano vivo del proyecto político
nacional, la élite la raza superior (y dominante) y la masa, la raza inferior
(dominada). Coincidiendo con Bernardo Subercaseaux, “temas conductores del
darwinismo social se cruzan así con el concepto de raza: por ejemplo, la
concepción de sociedad como un cuerpo orgánico que necesita mantenerse sano,
incontaminado de impurezas; o ideas como el rol del invidualismo, la lucha por el
provecho, por el status y por el poder como elementos conductores del devenir
histórico”228.
Por otro lado, y desde el espacio del Estado, se vislumbra los aportes de
Mario Góngora y los valores constituyentes de la conciencia nacional recreó la
élite, “a partir de las guerras de la independencia, y luego de sucesivas guerras
victoriosas del siglo XIX se ha ido constituyendo un sentimiento y una conciencia
propiamente “nacionales”, la chilenidad”229 evidentemente que junto a los
acontecimientos bélicos, la nacionalidad se formó por otros medios puestos por el
227
Miguel Beltran, “Herbert Spencer ¿Qué es una sociedad? Una sociedad es un organismo” en
Reis, no 107, (2004), 231-243.
228
Bernardo, Subercaseaux, “Raza y Nación: el caso de Chile”, en A contracorriente, una revista
de historia social y literatura de América Latina, Vol. 5, Nº 1, Fall; 29-63, (2007), 33.
229
Góngora, Ensayo histórico, 72.
92
230
Góngora, Ensayo histórico, 72.
231
[Énfasis añadido por la autora]
232
Subercaseaux, Raza y Nación, 30.
93
233
Ricardo Vera, “Historia de la civilización”, en Edgard, Sanderson, Outlines of the world history.
Tomo I y II. (Barcelona: Editorial Ramón Sopena, 1958), 44.
234
Vera, Historia de la civilización, 44.
235
Subercaseaux, Raza y Nación, 30.
94
236
Bustos, Enfoque subalterno, 45.
95
237
Marc Ferro, El libro negro del colonialismo. Siglos XVI al XXI. Del exterminio al
arrepentimiento, trad. de Carlo Caranci (Madrid: Editorial La Esfera, 2003), 25.
238
Ferro, El libro negro del colonialismo, 26.
96
biológicos y criminales, pues el cruce se juzga, en particular para los nazis, como
una transgresión de las leyes de la naturaleza”239.
239
Ferro, El libro negro del colonialismo, 33-34.
240
Se podría inferir además que esta alternancia está presente aún en la historiografía nacional, en
las políticas de Estado, y en la débil producción académica que no contribuye a contrarrestarlas.
241
Ver “En plena barbarie”, en El Colono de Angol, 27 diciembre 1886, Edición N°5.
242
Ver “La Araucanía. Su presente y su porvenir”, en El Colono de Angol, 15 abril 1886.
97
convirtiéndose en mito que la llevó a plantear que la sociedad chilena era uniforme
y homogénea.
Este mismo autor, enfatiza que los mapuche, contaban con un sistema de
gobernabilidad basado en un conjunto de “conocimientos que se fueron
institucionalizando hasta crear un sistema cultural propio que les dio consistencia
de sociedad…permitiendo controlar las inmensas extensiones territoriales y dar
gobernabilidad a su nación”. Enfatiza que esta “sociedad no se estructuró
piramidalmente como un Estado” sino que se presenta como “conjuntos en
243
Pablo Marimán et at, ¡…Escucha Winka…! Cuatro ensayos de historia nacional mapuche y un
epílogo sobre el futuro. (Santiago de Chile, Editorial LOM Ediciones, 2006), 64.
98
244
Marimán et at, ¡…Escucha Winka…!; 66
245
Góngora, Ensayo histórico, 82-83
99
EL OPTIMISMO CIVILIZADOR
246
Luis Carlos Parentini y Patricio Herrera, “Araucanía Maldita; su imagen a través de la prensa
(1820-1860)”, en Boletín de Historia y Geografía, no16, Universidad Católica Silva Henríquez,
(2002), 66.
247
Pinto, Proyectos de la élite chilena, 2.
248
Jorge Pinto, La formación del Estado, y la Nación y el Pueblo Mapuche: de la inclusión a la
exclusión (Santiago de Chile: Centro de Investigaciones Diego Barros Arana, 2003).
100
En una línea similar, José Luis Martínez, señala que a partir de una
investigación realizada sobre los discursos republicanos acerca de las sociedades
indígenas, constata la existencia de discursos simultáneos, diferentes y
antagónicos entre sí. A su vez, propugna que “en la elaboración de estos
discursos, en particular a partir de Sarmiento y del debate de Bello y Lastarria, a
249
Pinto, La formación del Estado, 64.
250
Pinto, La formación del Estado, 90. [Énfasis añadido por la autora]
101
Como lo indica Jorge Pavez, "el problema de la clasificación del Otro por
absorción presente en toda lógica "mestiza", "canibal", o "híbrida"252 ha sido
recientemente abordado por André Menard, quien ha criticado cómo éstas llevan a
subsumir la heterogeneidad de los sujetos históricos mapuche bajo una metafísica
del mestizaje en la que, paradójicamente, estos terminaron reducidos a un cuerpo
en sentido literal, como propiedad homogénea y autóctona de la identidad.
251
José Luis Martínez et al, “Rotos, “cholos” y “gauchos”: la emergencia de nuevos sujetos en el
cambio de algunos imaginarios nacionales republicanos (Siglo XIX)”, en Nación, Estado y Cultura
en América Latina (Santiago de Chile: Ediciones Facultad de Filosofía y Humanidades, Serie de
Estudios. Universidad de Chile, 2003), 163.
252
Jorge Pavez (comp.), Cartas mapuches. Ocho libros editores. (Santiago de Chile: Ediciones
Fondo de Publicaciones Americanistas. Universidad de Chile. Colección documentos para la
Historia Mapuche, 2008), 25.
102
Otro dilema al que se enfrentan los trabajos que se refieren al papel de los
mapuche en la construcción de la nación chilena, se refiere a las categorías y
supuestos que se desprenden de los epistolarios, correspondencia, parlamentos y
otros instrumentos utilizados por los funcionarios durante el siglo XIX, sobre todo
en la etapa de la ocupación de la Araucanía por parte del Estado chileno, hecho
gravitante si se quiere examinar la participación de este sujeto histórico. Por
ejemplo, a juicio de Pavez, el “epistolario de la pacificación de la Araucanía (1860-
1870)” del historiador Leonardo León, “acusa a los estudiosos indigenistas” de
exponer una visión demasiado conflictiva de los hechos de la ocupación de la
Araucanía en el siglo XIX, dejando ver a los mapuche como " objetos de la
historia, como entes pasivos que sufrieron el impacto de la historia", como
"víctimas y como vencidos"...lo que llevará a este historiador a sostener que las
cartas, muestran que ambas partes, se veían y trataban como iguales,
presentando la frontera, "como un mundo sin hegemonías ni autoritarismos" y
como un "rico y oscuro universo de mestizaje"254.
Sin embargo, en otros textos de León Solís, se puede constatar que existe
una apreciación distinta de la ocupación de la Araucanía y de la crisis que generó
en la sociedad mapuche durante las últimas décadas del siglo XIX. Por un lado,
indica que “se combinaron la debilidad del Estado chileno, el colapso del gobierno
cacical y la irrupción de los intereses privados, para hacer de la Araucanía un
territorio sacudido por una profunda crisis social que, en más de una ocasión se
convirtió en una verdadera guerra étnica”255.Conjuntamente con ello, resalta el
afán modernizador de la élite a través de la instauración de un régimen que solo
253
Pavez, Cartas mapuches, 23.
254
Pavez, Cartas mapuches, 22.
255
Leonardo León, Los señores de la cordillera y las pampas: los pehuenches de Malalhue 1770-
1800. (Santiago de Chile: Centro de Investigaciones Barros Arana. Dirección de Bibliotecas,
Archivos y Museos, 2005), 12.
103
consiguió incrementar las brechas entre los diversos actores sociales que se
encontraban presentes en la Araucanía.
256
Chantal Mouffe, En torno a lo político (Buenos Aires: Ediciones Fondo de Cultura Económica.
Primera Edición, Obras de Sociología, 2007), 25.
104
sido trabajados por la autora en la primera parte de este escrito, los cuales fueron
asociados al “racismo del Estado”257.
257
[Énfasis añadido por la autora]
258
Michel. Foucault, Genealogía del racismo, trad. del francés de Alfredo Tzveibely (Madrid:
Ediciones La Piqueta, 1992).
106
259
Memoria del Ministro de Justicia, culto e instrucción Pública presentada al Congreso Nacional,
Santiago 1849, 62. Citado en, Sol Serrano, “De escuelas indígenas sin pueblos a pueblos sin
escuelas indígenas: la educación en la Araucanía en el siglo XIX”, en Revista de Historia, Vol. 29,
Instituto de Historia. Pontificia Universidad Católica de Chile (1995-1996), 436.
260
Leandro Navarro Rojas, Crónica Militar de la conquista y pacificación de la Araucanía desde el
año 1859 hasta su completa incorporación al territorio nacional (Santiago de Chile: Editorial
Pehuén 2008), 8.
261
Titular: “Los salvajes de la Araucanía y la Dignidad Nacional, sostenía por ejemplo: No hai pues
con los salvajes otro medio que el empleado por los Yankees”, en El Correo del Sur, 21 Noviembre
1854, 2 y 3.
107
262
Navarro Rojas, Crónica Militar, 8.
263
Cornelio Saavedra, En Documentos relativos a la ocupación de Arauco que contienen los
trabajos practicados desde 1861 hasta la fecha por el coronel del ejército Cornelio Saavedra
(Santiago: Imprenta Libertad, 1870), 5.
264
Saavedra, Documentos relativos a la ocupación, 6.
265
[Énfasis añadido por la autora]
108
Antes de llevarse a cabo dicho plan, fue objeto de diversas vacilaciones por
parte del Ministro de Guerra Manuel García y el Presidente José Joaquín Pérez,
ya que existió resistencia inicial de parte de José María de La Cruz, del Coronel
Pedro Godoy y de otros generales destacados, tales como Manuel Bulnes,
Gregorio de Las Heras, y Marcos Maturana, quienes eran partidarios de no
alejarse de las vías pacíficas. Ante la negativa de los mapuche de asistir al
parlamento convocado por Saavedra, Pérez vaciló y, debido a la irrupción de
Orelie Antoine I, el autoproclamado rey de la Araucanía, el General Cruz267 envió
la carta al Presidente Pérez, rechazando el avance de Malleco, proponiendo en
cambio: la ocupación de Angol y Lebu. Tal como se indicó en la síntesis de los
hechos, paradojalmente dos enemigos en anteriores revoluciones civiles, se
aliaron para someter la Araucanía al poder disciplinario del Estado. En
consecuencia, el Presidente Pérez, entregó el mando al General Cornelio
Saavedra para llevar a cabo el plan propuesto y, tras sucesivos avances, fue
construyendo fuertes, ocupando progresivamente el territorio mapuche.
266
Saavedra, Documentos relativos a la ocupación, 10.
267
Como lo indica Manuel Ravest: “…su bien quisto amigo había planificado ocuparles militarmente
todas sus tierras”. Manuel Ravest Mora, “Arauco… siempre Arauco. Introducción,” en Documentos
Relativos a la Ocupación de Arauco que contienen los trabajos practicados desde 1861 hasta la
fecha (Santiago: Ediciones Cámara Chilena de la Construcción, Pontificia Universidad Católica de
Chile y Dibam, 2009), 38.
268
Si el proceso de Ocupación de la Araucanía, y la posterior aplicación de leyes consistió en un
exterminio violento de la población indígena es todavía fuente de debate. Por lo anterior, la autora
de este escrito sostiene que más allá del número de muertes de los mapuche del Gulumapu por
parte del Estado Chileno, dicho proceso significó la pérdida de gran parte su territorio y destrucción
del espacio social con devastadores resultados para sus habitantes. De acuerdo a Manuel Ravest,
“el general Pinto tenía respuesta para los que criticaban la dureza de la ofensiva, calificada por la
prensa de “guerra de salvajes”, “de guerra de exterminio” (…) la convivencia pacífica era imposible
dadas las características de los araucanos, y tampoco podía batírseles en combate abierto pues lo
109
rehuían sistemáticamente, la única manera de someterles era por hambre.” Manuel Ravest Mora,
“Arauco… siempre Arauco. Introducción”, 19.
269
Jorge Pinto y Holdenis Casanova et al, Misioneros en la Araucanía, 1600-1900 (Temuco:
Ediciones Universidad de la Frontera, Serie Quinto Centenario, 1988), 19.
270
Pinto, Misioneros en la Araucanía, 20.
110
“Las sumas colectadas por medio de las bulas de cruzada i carne se han
empleado conforme a los breves apostólicos que las establecen, ya en el
sostenimiento i proteccion de las misiones de fieles e infieles, y en el fomento del
Seminario Conciliar de Santiago a consecuencia de resolución posterior de la
Santa Sede, solicitada por el mui reverendo Arzobispo, con el previo beneplácito
del Gobierno” 272.La santa sede, estaba preocupada por la evangelización de los
indígenas de las Américas, por lo que resguardó fondos para las misiones y
conversión de los denominados “infieles”273, como también lo hizo el gobierno
pese a las críticas recibidas por parte de autoridades que vieron escasos efectos
en la conversión de los mapuche a la religión cristiana.
271
Que en un principio consistían en aportes económicos para las guerras contra los infieles y que
luego se destinó también para el mantenimiento del culto y la caridad.
272
Memoria que el Ministro de Estado en el Departamento de Justicia, Culto e Instrucción Pública
presenta al Congreso Nacional de 1863 (Santiago de Chile: Imprenta Nacional, 1863), 15.
273
[Énfasis añadido por la autora]
274
Memoria Ministerio de Justicia, Culto e Instrucción Pública, 1863,15.
111
275
Memoria Ministerio de Justicia, Culto e Instrucción Pública, 1863, 15
276
Memoria Ministerio de Justicia, Culto e Instrucción Pública, 1863, 15.
112
277
Memoria Ministerio de Justicia, Culto e Instrucción Pública, 1863,44.
113
278
Memoria Ministerio de Justicia, Culto e Instrucción Pública, 1863, 44.
279
Memoria Ministerio de Justicia, Culto e Instrucción Pública, 1863, 44.
114
280
FR. Dioxisio Pardini, “Prefecto jeneral de misiones”, en Memoria Ministerio de Justicia, Culto e
Instrucción Pública, 1863, 44.
281
Rolf Foerster y Diego Milos, Pacificación de la Araucanía. Correspondencia del P. Buenaventura
Ortega (Segunda parte). 87 (Santiago de Chile: Publicaciones del Archivo Franciscano, 2005), 25.
282
Foerster y Milos, Pacificación de la Araucanía, 25.
115
Esta fábrica consideró en forma especial espacios para incluir la enseñanza del
indígena, en atención a que la obra misional siendo parte trascendental de la tarea
civilizadora del Gobierno.
Por último, entre las obligaciones de la misión, se señala que era importante
disponer de un capitán de amigos que “que además de poseer el idioma indico
para el cumplimiento de los deberes anexo a este destino, debe estar ligado con
relaciones amistosas con los indígenas, y adornado de aquellas cualidades que lo
hagan idóneo para desempeñar las obligaciones”284. Sin embargo, más adelante
la labor del capitán de amigos se consideró innecesaria una vez que los
misioneros aprendieron la lengua.
283
Foerster y Milos, Pacificación de la Araucanía, 36-37.
284
Foerster y Milos, Pacificación de la Araucanía, 36.
116
“¿Cuál de los medios será mas pronto y eficaz para lograr el efecto
deseado?, ¿Serán las misiones un medio eficaz para reducir a los
salvajes?, ¿O será más eficaz para anexar a Arauco, la ocupacion
militar?¿Se han tentado las misiones desde tiempo inmemorial sin
producir la menor ventaja a favor del proyecto? Si. ¿Se ha tentado
ejecutar alguna vez el proyecto de ocupacion militar tal cual fue
presentado en el Senado? No.No es posible que haya quien piense
ahora que las misiones son capaces de influir en la civilización de los
285
Ver “Los salvajes de la Araucanía y la Dignidad Nacional”, en El Correo del Sur de Concepción,
21 Noviembre 1854, 2 y 3.
117
286
Ver “Los salvajes de la Araucanía y la Dignidad Nacional”, en El Correo del Sur de Concepción,
21 Noviembre 1854, 2 y 3.
287
Ver “Los salvajes de la Araucanía y la Dignidad Nacional”, en El Correo del Sur de Concepción,
21 Noviembre 1854, 2 y 3.
288
[Énfasis añadido por la autora]
118
289
Ver “Los salvajes de la Araucanía y la Dignidad Nacional”, en El Correo del Sur de Concepción,
21 Noviembre 1854, 2 y 3.
119
290
[Énfasis añadido por la autora]
291
Ver “Los salvajes de la Araucanía y la Dignidad Nacional”, en El Correo del Sur de Concepción,
21 Noviembre 1854, 2 y 3.
120
292
“Carta de Cornelio Saavedra a Ortega; febrero 3 de 1859”, Foerster, y Milos, Pacificación de la
Araucanía, 57.
293
“A lo largo de la década de 1860, cuando la idea de la ocupación de la Araucanía era ya un
hecho y la relación con los mapuche era en gran parte conflictiva, la información y el conocimiento
producido por la misión (al menos la de Ortega) solía perder el foco de los fines estrictamente
evangelizadores para dirigir las observaciones hacia un arreglo a los político y, en ciertos casos, a
lo que se podría llamar una asesoría " estratégica militar". Una carta encontrada en el Archivo
Cornelio Saavedra de la Universidad de Concepción permite ver nítidamente el tipo de información
que circulaba en situaciones límites, tales como la de 1868, cuando las tropas de aprontaban a
"adentrarse en la tierra": En Foerster, y Milos, Pacificación de la Araucanía, 58.
121
Por lo tanto, el padre Buenaventura Ortega no sólo debió cumplir con las
obligaciones de los capitanes de misiones, y colaborar con la evangelización de
los mapuche, sino que además tuvo encargos de tomar a los caciques
involucrados en actos de resistencia:
“R Padre: Por una carta que el señor Saavedra dirige con fecha del 9
del presente al comandante de esta plaza Felipe Godomar y que yo
para ud la copio. Se habla de un modo seguro que Mariñan está
metido en el movimiento y avísele al padre Ortega para que lo
observen y atrape si nota la menor sospecha. También me manifiestan
que los costinos y abajinos están de acuerdo con los arribanos y es
probable que también no se queden atrás muchos otros del lado de
imperial. Fin. Le escribo tan lacónico porque el señor Saavedra me
dice que ya le ha hecho un propio a V. Medardo reyes Obre 14 de
1867”295
294
Archivo Franciscano, Chillán, Vol 65, f 120. Arauco Diciembre 13 de 1867. RPF Buenaventura
Ortega, Tucapel, en Foerster y Milos, Pacificación de la Araucanía, 110.
295
Archivo Franciscano, Chillán, Vol. 65, f 121. Carta de Medardo Reyes al Padre Buenaventura
Ortega, 14 deOctubre de 1867, en Foerster y Milos, Pacificación de la Araucanía. 110.
296
[Énfasis de los autores]. En Foerster y Milos, Pacificación de la Araucanía, 58.
122
297
Archivo Franciscano, Chillán, Vol.65, f132. Carta de Gregorio Urrutia al Padre Buenaventura
Ortega. Lebu, 24 de julio de 1868, en Foerster y Milos, Pacificación de la Araucanía, 119.
123
“En mis conferencias con los indios de Toltén, Boroa les signifiqué que
el gobierno estaba muy enojado con las tribus de Melín y Mañil y demás
de las conocidas con el nombre de arribanos, por sus continuos salteos,
sobre las poblaciones fronterizas y por sus constantes
maquinaciones para sublevarse y no someterse a las órdenes del
gobierno, que con tal motivo no debían ellos extrañar la guerra que
probablemente les llevaría el gobierno en castigo de sus faltas”300
298
Archivo Franciscano, Chillán, Vol .65, f.122. Carta de Cornelio Saavedra al Padre Buenaventura
Ortega, 14 de diciembre de 1867, Quidico, en Foerster y Milos, Pacificación de la Araucanía, 103.
[Énfasis añadido por la autora].
299
Archivo Franciscano, Chillán, Vol. 65, f.122. Carta de Cornelio Saavedra al Padre Buenaventura
Ortega, 14 de diciembre de 1867, Quidico, en Foerster y Milos, Pacificación de la Araucanía, 103.
[Énfasis añadido por la autora].
300
Archivo Franciscano, Chillán, Vol. 65, f.122. Carta de Cornelio Saavedra al Padre Buenaventura
Ortega, 14 de diciembre de 1867, Quidico, en Foerster y Milos, Pacificación de la Araucanía, 103.
[Énfasis añadido por la autora].
124
los llanos del norte del Imperial. A estas últimas tribus las reuniré por
separado; sin embargo deseo oír la opinión de V a este respecto”301.
“Los gastos que ocurran en los expresos que V haga obsequios que
sea preciso hacer para conservar la quietud y la buena voluntad de los
indios, me lo avisará para hacerle su abono o remitirle el dinero que con
tal objeto V me indique”. 302
Debido al intercambio entre Saavedra y Ortega que sostiene “por las últimas
cartas del Mor. Muñoz y de Urrutia veo que ud. sigue aun ocupándose con
abnegación en interés de la quietud y sometimiento de los indios, lo que no puede
menos que aplaudir y agradecerle altamente”303, queda la duda, si Ortega siguió
efectivamente esta labor, debido a la firme convicción de que los mapuche eran
inconvertibles o a causa de la lealtad al gobierno que primaba por sobre los
principios de la fe y la conversión al catolicismo de los “infieles”.
301
Archivo Franciscano, Chillán, Vol. 65, f.122. Carta de Cornelio Saavedra al Padre Buenaventura
Ortega, 14 de diciembre de 1867, Quidico, en Foerster y Milos, Pacificación de la Araucanía 103.
[Énfasis añadido por la autora].
302
Archivo Franciscano, Chillán, Vol. 65, f.122. Carta de Cornelio Saavedra al Padre
Buenaventura Ortega, 14 de diciembre de 1867, Quidico, en Foerster y Milos, Pacificación de la
Araucanía 103. [Énfasis añadido por la autora].
303
Archivo Franciscano, Chillán. Vol. 65, f, 157. Carta de Cornelio Saavedra al Padre
Buenaventura, Santiago 12 de junio de 1869, en Foerster y Milos, Pacificación de la Araucanía,
138.
304
Foerster, y Milos, Pacificación de la Araucanía, 38.
125
Más adelante, y con relación los sucesos que derivarían de la ocupación del
Gulumapu, José Ancán306 indica que después del alzamiento general en 1881, los
distintos Ñizol Longkos (caciques principales), respondiendo a la tradición militar,
concurrieron al llamado de ofrecer resistencia los Estados Chileno y Argentino
acordando atacar los poblados recientemente construidos, a propósito de la
ocupación de la Araucanía. En particular se relata la hazaña del cacique chileno
Nekulman quien tuvo un importante rol en este levantamiento, y ante la derrota,
debió recluirse para evitar las acostumbradas represalias militares en tiempos de
guerra se realizaban. Con relación al desenlace de este Longko, Ancán señala
que “se dice que, conminado por los militares a sellar su pacto personal de
pacificación, Neculman tuvo que aceptar que en sus tierras de Forowe se instalase
una misión de evangelización cristiana, habida cuenta que estas ya estaban
actuando desde hace varios años en la Araucanía, por lo menos en el caso de los
capuchinos”. Lo anterior deja de manifiesto la imposición de la misiones como
asentamientos estatales en el territorio mapuche.
305
Buenventura Ortega, 6 de 1855, en Foerster y Milos, Pacificación de la Araucanía, 38.
306
José Ancán, “Misiones, máquinas y memorias. Algunos apuntes sobre el álbum fotográfico de la
misión Anglicana de kepe”, en Mapuche y anglicanos. Vestigios fotográficos de la misión Araucana
de Kepe. 1896-1908 (Santiago de Chile: Ediciones Ocho Libros, 2008), 70.
126
De allí que es posible concluir que los misiones307 fueron concebidas como
instrumentos de disciplinamiento político más que evangelizadores, habida cuenta
de que la prensa cuestionó e impugnó abiertamente sus efectos civilizadores y de
éxito en la reducción de los mapuche, como también, el epistolario entre Saavedra
y Ortega mostró los fines políticos de ellas.
EL PAPEL DE LA EDUCACIÓN
307
Sol Serrano plantea que “el fenómeno que verdaderamente estaba en curso no era la
civilización de los indígenas sino el avance progresivo y espontáneo de los chilenos hacia la
frontera donde el gobierno quería contribuir al establecimiento de pequeños pueblos en torno a la
agricultura y el comercio. Ello significó un cierto giro en la estrategia misional”. Sol Serrano, “De
escuelas indígenas sin pueblos a pueblos sin escuelas indígenas: la educación en la Araucanía en
el siglo XIX”, en Revista de Historia, Vol. 29, Instituto de Historia. Pontificia Universidad Católica de
Chile (1995-1996), 436.
308
Serrano, De escuelas indígenas, 424.
127
309
Ver "La Conquista de Arauco", en El Ferrocarril de Santiago, 23 Enero 1860.
310
Ver "La Conquista de Arauco", en El Ferrocarril de Santiago, 23 Enero 1860.
311
Ver "La Conquista de Arauco", en El Ferrocarril de Santiago, 23 Enero 1860, 2.
312
Memoria Ministerio de Justicia, Culto e Instrucción Pública, 1863,15.
128
I. “Que los medios mas eficaces para facilitar los buenos resultados de las
misiones, es establecer escuelas primarias destinadas a la educación de
los hijos de los indíjenas
II. Que la creación de un establecimiento de esta clase es especialmente
oportuna en la misión de Tucapel, por su situación adelantada entre los
bárbaros.
III. Que los misioneros de esta misión, en la memoria que han pasado
recientemente al gobierno, han espuesto que hai suficiente número de
313
Memoria Ministerio de Justicia, Culto e Instrucción Pública, 1863,45.
314
“No omitiré decir a SPMR que el día primero de mayo del presente año se ha dado principio a la
escuela de cholitos en la que actualmente hay ocho, tres puestos por los principales caciques y los
restantes indios respetados por sus riquezas se les enseña a leer, escribir y doctrina cristiana, se
visten y mantienen en la misión”. Foerster y Milos, Pacificación de la Araucanía, 39.
129
A pesar de los juicios negativos acerca de la labor de los misioneros por parte
de la prensa, algunos líderes indígenas, las memorias de los Ministros de Estados
y distintos documentos de la época dan cuenta de que esta también habría sido
una iniciativa valorada tanto por algunos caciques, como por las autoridades
chilenas. En consecuencia, se observa el sello que tuvo la educación misional, ya
que no se trató solamente de la transmisión de los preceptos de la fe, sino que la
inclusión de la aritmética y la gramática, eran instrumentos significativos para
acercarlos al “progreso”.
315
Foerster y Milos, Pacificación de la Araucanía, 39.
316
Foerster y Milos, Pacificación de la Araucanía, 40.
130
“en Mulchen no ha sido aun posible fundar una escuela como en las
demas misiones, porque los araucanos se han negado a enviar sus
hijos al aprendizaje; pero ya han prometido hacerlo despues, i se
espera vencer pronto su resistencia, para que esta mision adquiera
toda la importancia que está llamada a tener317.
317
Memoria Ministerio de Justicia, Culto e Instrucción Pública ,1865, 30
318
José Manuel Pinto, Memoria del jeneral en jefe del ejército de operaciones de la alta Frontera,
pasada el Supremo Gobierno (Santiago de Chile: Imprenta Nacional, 1869), 28.
131
319
Pinto, Memoria del jeneral en jefe del ejército, 34.
320
Ramón Briones, Glosario de colonización. Esposicion de leyes, decretos i demás antecedentes
relativos al despacho de colonización hasta el 1 de enero de 1900 (Santiago de Chile: Edición
oficial, 1900), 74.
132
321
Briones, Glosario de colonización, 74.
133
“La política de los Estados Unidos tiende a civilizar a los indios por
medios suaves, humanos y benévolos. La escuela, las misiones
relijiosas y la enseñanza agrícola, son los elementos de que sirve para
ello. Funcionan actualmente en las reservas de indios doscientas
noventa i seis escuelas, lo que le da una proyección de una escuela por
cada seiscientos indígenas. A los niños se les enseña a leer y escribir
inglés, aritmética i se les inicia en los atractivos i ventajas de la vida
civilizada. A medida que la edad de aquellos lo permite, se les enseña
las artes mecánicas i las industrias agrícolas. En las escuelas se
observa el sistema de internado, esternado i de medios pupilos”323
322
Briones, Glosario de colonización, 74.
323
Briones, Glosario de colonización, 278-279.
134
En la década del 50 del siglo XIX, y fruto de las revoluciones civiles que
impactaron significativamente en la Araucanía, se incrementó la seguridad pública
en atención al aumento de presos y cárceles. De acuerdo a la Memoria del
Ministerio de Guerra de 1859, el informe de Manuel García del 10 de julio de 1860
indica que:
324
Marco Antonio León León, “Civilizando lo indomable: criminalidad y prisión en la Araucanía
chilena. 1852-1911”, en Procesos, Revista Ecuatoriana de Historia, no. 16. Corporación Editora
nacional, (2001), 63.
325
Memoria Ministerio de Guerra 1859, 17.
135
326
León, “Civilizando lo indomable”, 64.
327
“Policía Rural”, en El Guía de Arauco de los Ángeles, 31 diciembre 1864, edición Nº 9.
328
“Policía Rural”, en El Guía de Arauco de los Ángeles, 31 diciembre 1864, edición Nº 9.
136
329
Memoria del jeneral en jefe del ejército de operaciones de la alta Frontera, 54.
330
Ver “Reducción de la Araucanía I”, en El Meteoro de Los Ángeles, 08 Diciembre 1866.
137
“este avance y fuerte de Adencul deja muy cerca las montañas del
Ñielol, que, como lo hemos dicho, son las guaridas de bandidos y un
lugar casi inexpugnable de los rebeldes. La destrucción de este peligro
va a tener dos momentos en su futuro: el que pondrá término a este
fantasma en 1881; y en la gran acción que llevará adelante, contra el
bandidaje, Hernán Trizano” 331.
333
Carta de Joaquín Millanaw enviada al Ministro de Relaciones exteriores, de Culto y Colonización
el 9 de junio de 1896. Pavez, Cartas Mapuche, 800.
334
Briones, Glosario de colonización, 364.
139
“En Malleco, José Bunster con los molinos y San José controlaba los
municipios de Collipulli y Traiguén y compartía el cacicazgo político de
la Provincia con Augusto Smitmans, dueño de numeros fundos entre los
cuales destaca el de San Gerardo que le permitió disponer durante
muchos años del Municipio de los Sauces…En esta provincia tuvieron
también extensas propiedades el político Federico varela. Su hacienda
“Chufquen”, se encontraba en la comuna de Quillén, y el político
Nacional Cornelio Saavedra, a través de “Tolhuaca” y “Pehuenco”
dominaba el municipio de Mariluán”336
335
Julio Heisse González, Homenaje a Guillermo Feliù Cruz (Santiago de Chile: Editorial Andrés
Bello. Biblioteca del Congreso Nacional, 1973), 550.
336
Heisse, Homenaje a Guillermo Feliù Cruz, 550.
140
“La acción preventiva se hizo sentir allí con marcada especialidad y hoy
día, los colonos, particularmente los de procedencia Europea, ya no
tienen que lamentar la menor sustracción o el más pequeño robo de
animales”.338
337
Ferrando, Así Nació la Frontera, 616.
338
De la Fuente, Hernan Trizano, Pacificador de la Araucanía, 206.
339
La biografía de Trizano y escrita por Darío de la Fuente, indica “sus amigos son los caminos, los
senderos, los lugares….nombres y lugares hasta llegar a la capital de Llanquihue….y apellidos y
nombres indígenas…Painemal, Mariqueo, Chihuailaf, Quirilao, Locolf…todo, todo el archivo de su
memoria privilegiada porque todo sirve después en sus investigaciones y en las persecuciones de
los enemigos de la sociedad.65 Y todo tiene que servir porque la noticia de la fundación de
gendarmes de las colonias no amedrentó a los bandidos, lo consideraron un desafío, incendió su
indignación y alentó su temeridad respondiendo con un recrudecimiento en sus desmanes” pp.65
141
COLONIZACIÓN
340
Pavez y Menard comp., Cartas Mapuche Siglo XIX (Santiago de Chile: Ediciones Colibrí & Ocho
Libros, 2008).
341
Gustave Verniory, Diez años en Araucanía, 1889-1899 (Santiago de Chile: Ediciones Pehuén
Editores, 2001)
342
Claudio Millacura, Acerca de lo contemporáneo de un viejo discurso. Tesis para optar al Grado
de Doctor en Historia, Mención Etnohistoria. Universidad de Chile 2012,191.
142
343
La situación colonial concluye cuando el pueblo que es dominado recupera su soberanía o bien
es tratado en igualdad de condiciones en la estructura política.
344
El 1 de junio de 1883, el presidente de la República, Domingo Santa María, al inaugurar el
período ordinario de Sesiones del Congreso, decía: “El país ha visto con satisfacción resolverse el
secular problema de la reducción completa de la Araucanía (…) se ha llevado a término, con
felicidad y con costosos y dolorosos sacrificios (….) debemos felicitarnos con tanta mayor razón de
este grato acontecimiento, cuanto que él ha sido realizado sin empeñar combates y sin inflingir el
menor daño a los belicosos, pero hoy reducidos habitantes de esos territorios. Se han persuadido
de lo inútil de la lucha y se han entregado, en vista del tratamiento empleado en ellos, confiados a
la protección civilizadora de nuestras leyes”. Mensaje de inauguración de las sesiones del
Congreso Nacional del año 1883.
345
Héctor Nahuelpán, Huinca Herson, Pablo Marimán, Luis Cárcamo Huechante, Maribel Mora
Curriao, José Quidel, Enrique Antileo, Felipe Curivil, Susana Huenul, José Millalén, Margarita
Calfío, Jimena Pichinao, Elías Paillán y Andrés Cayulm, Historia, colonialismo, y resistencia desde
el país mapuche (Santiago de Chile: Ediciones Comunidad de Historia Mapuche, 2012).
143
En circunstancias que se debatió acerca del medio más eficaz para someter
al indígena, colonización, civilización y reducción fueron tratadas como sinónimos
o como una misma política. Por lo anterior, la inmigración extranjera fue propiciada
y compartida por la mayor parte de la población y élite chilena. Así lo da cuenta “El
Correo del Sur” de Concepción el 28 de junio de 1855 que, en cuyo titular
denominado “Colonias en la Araucanía”, sostuvo que:
“Por desgracia ese espíritu retrógrado, fanático, sin sentido común que
domina en cierta parte de nuestra sociedad, está continuamente
poniendo obstáculo a la inmigración europea; espíritu fatal, funesto
346
Ver “Colonias en la Araucanía”, en El Correo del Sur de Concepción, 28 Junio 1855.
144
Once años más tarde, el periódico “El Colono de Angol” del 15 de abril de
1886, en la edición N° 36“[…] insistió en la necesidad de fomentar la inmigración
europea por considerarlos pueblos adelantados y superiores. Se indica
textualmente:
“Se ha conseguido por los misioneros que los indios presten terreno
para que vivan y trabajen ocho familias más españolas que han
347
Ver “Colonias en la Araucanía”, en El Correo del Sur de Concepción, 28 Junio 1855.
348
Ver “La Araucanía. Su presente y su porvenir. –Editorial de La Época- IV”, en El Colono de
Angol, 15 abril 1886 edición Nº 36.
145
349
Foerster y Milos, Pacificación de la Araucanía, 45.
350
“Núm 344- Santiago, I de enero de 1900. He acordado i decreto: Autorizase al Jefe de la
Sección de colonización del Ministerio de Relaciones Esteriores, don Ramón Briones L, para que
prepare una segunda edición del glosario de colonización, en conformidad al decreto supremo N°
1,323, de fecha 11 de diciembre de 1897. Dicha publicación será precedida de un informe
completo acerca del estado actual de los servicios de colonización. Anótese i comuníquese-
Errázuriz.- Rafael Errázuriz Urmeneta.” Briones, Glosario de colonización, 5.
351
Briones, Glosario de colonización, 6.
146
352
A través de la ley del 4 de diciembre se organizó el reparto del Gulumapu,
ya que se establecieron distintas normas relativas a la propiedad y el remate de
352
Ley del 04 de diciembre de 1866, sobre fundación de poblaciones en el territorio de los
indígenas y enajenación de propiedades de éstos. En, Álvaro Jara, Legislación indigenista de Chile
(México D.F.: Ediciones Especiales del Instituto Indigenista Interamericano, 1956), 41-43.
147
353
Ferrando, Así Nació la Frontera; Martín Correa, et al, La reforma agraria y las tierras mapuches.
Chile 1962-1975 (Santiago de Chile, Ediciones LOM, 2005).
148
respecto del lote que el postor podría adquirir, lo que en la práctica produjo la
creación del latifundio en la Araucanía”.354.
Artículo5º. Para los efectos del inciso 1º. Del artículo anterior, se
procederá a deslindar los terrenos pertenecientes a indígenas por una
comisión de tres ingenieros (….), y expedirán a favor del indígena o
los indígenas poseedores un título de merced a nombre de la
República, insertando copia de dicha acta y anotando el título en otro
libro que servirá de registro conservador.
354
Martín Correa, et al, La reforma agraria, 27.
149
355
[Énfasis añadido por la autora]
356
Briones, Glosario de colonización, 648.
150
Esta comisión, operó bajo la tutela de las leyes del 04 de diciembre de 1866, 4
de agosto de 1874 y del 20 de enero de 1883.
Las atribuciones de esta comisión fueron bastante amplias, ya que las leyes les
asignaron la facultad de dirimir en forma unilateral en relación a las materias
vinculadas a la propiedad indígena. Ante el juicio de un mapuche en contra del
fisco, la Corte Suprema, el 11 de Octubre de 1865, fijó jurisprudencia con relación
a la pertinencia de las atribuciones de la Comisión Radicadora de Indígenas,
señalando:
Sin embargo, este mismo dictamen aclaró que los tribunales no tenían los
medios para cuestionar las resoluciones que emitiese la Comisión Radicadora de
Indígenas, dando a entender que la arbitrariedad (o no) de sus resoluciones, no
estaba suscrita a las leyes civiles, sino que a las disposiciones que regían la
propiedad indígena:
“pero los dichos tribunales no tienen, por que la lei no les concede,
atribución para conocer de las cuestiones que puedan suscitarse sobre
si existe o no la posesión orijinaria del terreno araucano, ni sobre si
esta posesión reune o no las condiciones requeridas por la ley para
357
Briones, Glosario de colonización, 182.
151
358
Briones, Glosario de colonización, 182.
359
Briones, Glosario de colonización, 183.
360
Briones, Glosario de colonización, 183.
152
“Artículo 1- Que los terrenos situados entre los ríos Renaico por el
Norte, Malleco por el sur, el Vergara por el Oeste, y la Cordillera de
los Andes por el Este, y sobre los cuales los particulares pretendieren
algún derecho, se enajenarán en subasta pública y por cuenta del
Estado en conformidad a lo dispuesto en el artículo 3 de la ley del 04
de diciembre de 1866”.361
Otro aspecto importante de esta ley, fue que a los legítimos habitantes del
territorio mapuche que no probasen la posesión, según lo establecía la ley de 4 de
diciembre de 1866, los declararía colonos:
361
Jara, Legislación indígena, 52.
362
Jara, Legislación indígena, 52.
153
Entre las medidas adoptadas, se dictó el 13 de enero de 1898 una ley sobre
colonización nacional. Conforme a lo descrito por Guillermo Briones365, “se ha
señalado las siguientes como causas del mal éxito de esa colonización”:
2° Falta de caminos.
363
Jara, Legislación indígena, 52.
364
Ver “La Araucanía. Su presente y su porvenir. –Editorial de La Época- I” en El Colono de Angol,
4 abril 1886.
365
Briones, Glosario de colonización, 12.
366
Briones, Glosario de colonización, 12.
154
COLONIAS INDÍGENAS
367
Briones, Glosario de colonización, 132.
155
COLONIAS EXTRANJERAS369
Los colonos llegados desde el año 1850 al año 1856 para Valdivia y
Llanquihue, fueron casi en su totalidad alemanes. El gobierno constató las
dificultades de formar colonias de una sola nacionalidad por lo que promovería la
“pluralidad de nacionalidades”. Según Briones, “se han podido palpar los
inconvenientes que tuvo aquella colonización, por haberse hecho con individuos
de una sola nacionalidad. En la colonización de la frontera predominó la raza
latina. El sistema de colonización a pluralidad de nacionalidades ha sido acogido
por el Gobierno i con este propósito ha procedido la Agencia Jeneral de
colonización de Chile en Europa a contratar a las familias de colonos de
Llanquihue i Chiloé.”370
368
Briones, Glosario de colonización, 132-134.
369
Briones, Glosario de colonización, 475.
370
Briones, Glosario de colonización. 475.
156
Imperial 19 81 1.140
Puren 21 99 1.266
371
Briones, Glosario de colonización, 147.
372
Briones, Glosario de colonización, 147.
158
373
Briones, Glosario de colonización, 16, 18.
374
Investigadores informan que en promedio los mapuche recibieron de 6,1 héctarea por persona,
mientras que algunos colonos recibieron hasta 500 hás y a los chilenos-solados varios de ellos
parcelas de 25 hás. Marimán, Autodeterminación, 48.
159
375
Ferrando, Así Nació la Frontera, 473.
376
Ferrando, Así Nació la Frontera, 473-474.
377
Briones, Glosario de colonización, 20.
160
378
Briones, Glosario de colonización, 20.
161
379
Foucault, La arqueología del saber.
380
[Énfasis añadido por la autora]
163
381
indígenas del siglo XVI, o bien se retrató a los mapuche como infieles,
bárbaros, indios sublevados382, durante la segunda mitad del siglo XIX, se estaba
concretando la formación de estos objetos y asimismo, generando una manera
particular de comprender la realidad que creaba prácticas discursivas que
alimentaba y perpetuaba la representación del Otro.
381
Serge Gruzinsky indica que: “las imágenes del adversario son intolerables cuando son
imágenes de culto” y sostiene “que tanto Colón como Pané no se dedicaron en un principio al
exterminio de los zemies, sino que trastocaban sus imágenes. El exterminio, será tarea de
Almagro”. Gruzinsky, La Colonización de lo imaginario, 40
382
[Énfasis añadido por la autora].
383
Anteriormente se señaló que se utilizaría indistintamente de la época, el término mapuche y no
araucano, debido a que este último término, ha derivado en la creencia de no existen fruto del
mestizaje, desconociendo que las culturas son dinámicas, y varían algunas de sus costumbres,
resitúan sus prácticas e inclusive adquieren elementos de otras culturas, lo que no implica
necesariamente que dejen de pertenecer a una nación o pueblo con una identidad colectiva
diferente a la identidad estatal.
384
[Énfasis añadido por la autora].
385
Tomás Guevara, Costumbres judiciales i enseñanzas de la araucanos (Santiago de Chile:
Imprenta Cervantes, 1904), 7-8
164
"Lo hallo absurdo, ¡porque son chilenos igual que todos!", declaró. En
entrevista con el diario El Austral, el historiador manifestó que " Los
araucanos reciben educación básica, educación media, son
profesionales (…) después de cuatro siglos de evolución ya no son
propiamente indígenas, sino que son mestizos chilenos, igual que
todos los chilenos".
386
Alejandro Saavedra, Los mapuche en la sociedad chilena actual (Santiago de Chile: LOM
Ediciones, 2002), 10.
387
Sergio Villalobos, citado el 19 de agosto 2012, en www.cooperativa.cl
165
una reducción es decir, a partir de 1884, aunque este autor, en nota al pie
circunstancialmente indicará que incluye agrupaciones preexistentes aunque no
fuesen legalizadas:
segunda mitad del siglo XIX, y se construyó una taxonomía del nacionalismo, con
el fin de revelar el régimen de veridicción sobre el cual se ha edificado, y asimismo
el conjunto de reglas que permiten sostenerlo.
388
Leonardo Samoná, Diferencia y Alteridad (Madrid: Ediciones Akal, 2005). 27
169
Por otro lado, se organizó esta narrativa, de acuerdo a distintos ethos en los
que se sustentó este discurso nacionalista.
170
EL ETHOS
389
Todo discurso manifiesto reposaría secretamente sobre un “ya dicho” y ese ya dicho”, no sería
simplemente una frase ya pronunciada, un texto ya escrito, sino un jamás ya dicho, un discurso sin
cuerpo, una voz tan silenciosa como un soplo, una escritura que no es más que el hueco de sus
propios trazos.El discurso manifiesto no sería a fin de que cuentas más que la presencia represiva
de lo que no dice. Foucault, La arqueología del saber, 38.
390
Valores positivos o negativos.
171
Componentes Efecto
Más adelante esta propuesta será perfeccionada por Jesús Ibañez (1979),
Jociles (2005) y otros. En este trabajo, se realiza una adaptación de dicho modelo,
tomando en cuenta que:
391
Jacques Dubois, Titulo original: Rethorique generalem trad. de todas las ediciones de Juan
Victorio (París: Publicado en francés por Editions du Seuil y en español por Ediciones Paidós
Iberica, S. A., 1982),234- 237.
172
Por otro lado, y en atención que este trabajo se inscribe en una perspectiva
cultural, y a modo de advertencia, aunque se utilicen herramientas provenientes
del análisis del discurso, no se comparte algunas de las propuestas del
estructuralismo, que suponen que la que la cultura es una metáfora, o que la
cultura es una textualización que puede ser descifrada a partir de códigos, como
tampoco que el acto de escribir la historia, sea un género narrativo o un relato que
pueda ser descrito desprovisto del rigor que le corresponde. Lo anterior en
atención a que la cultura es una intervención sobre el mundo y un dispositivo de
poder (cultura nacional), que se da en el marco de relaciones de conflicto.
MODELO DE ANÁLSIS
Descripción
Verosimilitud referencial: Presencia de lo
paradigmático y de cómo se clasifica el
Se identifica los
mundo.
aspectos o figuras
Verosimilitud Lógica y poética: Los
retóricas del discurso, es
LO QUE SE DICE argumentos retóricos es decir el “arte de
decir elementos que lo
Ethos Nuclear persuadir” y “conmover” acerca por qué el
hacen parecer
Gulumapu necesita ser “reducido y
verdadero, es decir, de
civilizado”
verosimilitud
Verosimilitud Tópica: El lugar común (topos)
y lo que todos aceptan
Ethos Social del Estado: Ministros,
Presidentes, Parlamentarios, Escritores,
Militares, Jefes de Policía, Misioneros.
Ethos de la Prensa : Periódicos El Colono
El locus de enunciación,
(1866, 1887), El Guía de Arauco, (1864-865),
QUIEN LO DICE es decir, quien habla
La Tarántula de Concepción
LOCUS (élite estatonacionalista)
(1862,1864,1865), El Correo del Sur (1854),
ENUNCIACIÓN y el lugar desde el que
El Ferrocarril ( 1860, 1857), El Mercurio de
Ethos Autónomo habla
Valparaíso, El Meteoro de los Angeles
(1866)
Ethos Gulumapu: Cartas de Lonkos y
caciques y escritos bilingües sobre el siglo
XIX.
392
Ibáñez, Más allá de la sociología, 334.
393
Ibáñez, Más allá de la sociología, 334.
394
Ibáñez, Más allá de la sociología, 334
175
LA PRESENCIA DE LO PARADIGMÁTICO
395
Paper presentado en Seminario realizado en Centro de Estudios Públicos, presentación del
libro “Mercaderes, Empresarios y Capitalistas, mayo 2011.
177
“Dónde están los bárbaros que habéis civilizado, ¿qué moral habéis
establecido? Habéis derrochado los fondos públicos entre los
capitanes de amigos i caciques, que no son de ninguna manera
396
Foucault indica: “Así es: Para el mercantilismo, la competencia entre Estados supone que todo
aquello mediante lo cual uno de ellos se enriquece, pueda y a decir verdad, deba, sacarse de la
riqueza los otros. Lo que uno adquiere debe quitarlo a otro; sólo es posible enriquecerse a
expensas de los demás. Foucault, Nacimiento de la Biopolítica, 71.
397
Pedro Ruiz Aldea, en Navarro, Crónica Militar de la conquista, 36.
178
398
Angel Custodio Gallo, “Discurso pronunciado en la cámara de Diputados en 1857”, en Oradores
chilenos, retratos parlamentarios, comp. José Antonio Torres (Santiago de Chile: Editorial La
Opinión, 1860), 181.
399
Ver “Los salvajes de la araucanía y la dignidad nacional”, en El Correo del Sur de Concepción,
1854, PCH 259, 2 y 3.
400
Pinto, Memoria del jeneral en jefe del ejército, 28.
179
401
Carta enviada en 1861, y Citado por Jaime Quezada, La Frontera, colección nosotros los
chilenos (Santiago de Chile: Editorial Quimantú, 1973), 19-20.
402
Luis Carlos Parentini. Araucanía Maldita: Su imagen a través de la prensa (1820-1860). En,
Boletín de Historia y Geografía N° 16 (Universidad Católica Silva Henríquez ,2002), 126.
403
Tomás Guevara, citado por José Bengoa. En, “Historia del pueblo mapuche”. Siglos XIX y XX.
Ediciones LOM, 2000.159.
180
Historia del Pueblo mapuche a los Generales Cruz y Bulnes con posesiones en
Isla Vergara-Nacimiento, la hija de Francisco Mariluan en venta a Domingo de la
Maza, Ignacio Trango a Cornelio Saavedra entre otros.404.
Un segundo aspecto que connotó élite dirigente y que tuvo directa relación
con el mercantilismo y con el inicio de la modernidad fuertemente influida por
corrientes sociales europeas, se refirió a a las nociones de orden y progreso. En
este contexto, la guerra fue parte de una estrategia recurrente, fundada en la
necesidad de orden y progreso y que justificó la necesidad de apropiarse del
territorio mapuche, al menos en el discurso de José Manuel Pinto405, quien
indicaba: “los ataques de los bárbaros hacen necesario recurrir a medios eficaces
de represión para poner de una vez término a las depredaciones i crímenes
inhumanos a que se entregan, a pretesto de hacer la guerra manteniendo en
constante alarma los campos e imposibilitando todo progreso”.
404
Mayores antecedentes: Véase Bengoa, Historia del Pueblo Mapuche, 157-158.
405
Pinto, Memoria del jeneral en jefe del ejército, 27.
406
[Énfasis añadido por la autora]
181
407
Pinto, Memoria del jeneral en jefe del ejército, 28.
408
Ver “La Araucanía. Su presente y su porvenir. –Editorial de La Época- I”, en El Colono de Angol,
4 abril 1886.[ Énfasis añadido por la autora]
182
“todo clama por la unidad… una pasión universal que domine a los
elementos egoístas, al nacionalismo estrecho y que fortifique los puntos de
contacto. Los bárbaros y los pobres esperan ese Mesías”.
409
Francisco Bilbao, La América en peligro (Buenos Aires: Imprenta y Litografía a Vapor, e
Berthein y Borneo, 1862), 101-102.
183
Si bien les reconoció características positivas tales como: “el negro peca
por el orgullo del apetito, el blanco por el orgullo del espíritu, el araucano por el
orgullo de la voluntad”, también propició valoraciones negativas tales como:
410
Francisco Bilbao, Los Araucanos (París, 1847): disponible en
http://www.franciscobilbao.cl/1909/article-78466.html#h2_1
184
411
Navarro Rojas, Crónica Militar de la conquista, 8.
185
En síntesis, este fraccionamiento entre los que se someten a las leyes, y los
que no, fue una tesis que se sostuvo a todo evento, por lo que la élite nacionalista
ejerció control y poder soberano hasta donde le fue posible a objeto de que los
habitantes del Gulumapu se sometieran a las leyes chilenas.
412
Navarro Rojas, Crónica Militar de la conquista, 29.
413
Pinto, Memoria del jeneral en jefe del ejército, 15.
186
“Sun Tzu escribió hace 2.400 años: Un verdadero general vence a las
fuerzas enemigas sin necesidad de dar batalla”.
414
[Énfasis añadido por la autora].
415
Joaquín Prieto, 01 de junio de 1833. Discurso del Presidente de la República a las Cámaras
Legislativas en la apertura del Congreso Nacional de 1833, En. Documentos Parlamentarios.
Discursos de apertura en las sesiones del Congreso, i memorias ministeriales, Volúmenes 1-2.
Chile, (Congreso Nacional. Imprenta el ferrocarril 1838), 8.
416
Ponencia presentada en la Jornada en la Academia de Historia Militar, el 10 de abril de 2013.
187
417
Ravest, Arauco… siempre Arauco, 11.
418
Roberto Arancibia Clavel, La influencia del ejército chileno en América Latina, (Centro de
Estudios e Investigaciones Militares, CESIM, 2002), 99. El autor es General de División,
especialista de Estado Mayor y profesor de Academia en las asignaturas de Historia Militar y
Estrategia, en Geografía Militar y Geopolítica.
419
Tomás Bonilla, citado por Arancibia, La influencia del ejército, 99.
420
Carta de Francisco Fierro al director de la revista militar, Alberto Cruz 1887. Citado por,
Arancibia, La influencia del ejército, 100.
188
421
Arancibia, La influencia del ejército, 100.
422
Ver La Tarántula de Concepción, 16 abril 1862.
189
423
Navarro Rojas, Crónica Militar, 34.
424
Federico Errázuriz, en Memoria del jeneral en jefe del ejército, p4
190
425
La ley del 04 de diciembre de 1866, en su artículo 6°, indicaba que “para los efectos de este
artículo, se reputarán como terrenos baldíos y por consiguiente de propiedad del Estado, todos
aquellos respecto de los cuales no se haya probado una posesión efectiva y continuada de un año
por lo menos”, lo que denotaba eufemísticamente ausencia de propietarios.
426
Toledo Llancaqueo, en Segura y Perpetua Propiedad. Notas sobre el debate jurídico sobre
derechos de propiedad indígena en Chile, siglo XIX. Actas 4° Congreso Chileno de Antropología,
Colegio de Antropológos de Chile, Santiago, 2001 citada junio 2013 : disponible en
http://meli.mapuches.org/spip.php?article97 1129-1136.
427
Briones, Glosario de colonización, 634.
192
428
Briones Glosario de colonización, 634.
429
Briones Glosario de colonización, 634
193
“Consiguiendo ajustar la paz bajo estas bases, no dudo que seria duradera,
i al cabo de algún tiempo la prudencia con que los jefes de frontera
procurarán asimilar las costumbres de los araucanos a las nuestras, merced
a sus acertadas medidas para disipar de a poco sus preocupaciones i
ponerlas en estado de aceptar nuestras leyes sin restricción, concluiría por
morijerar las costumbres belicosas de los salvajes i traerlos a la vida
civilizada”.431
430
Briones Glosario de colonización, 634.
431
Memoria del jeneral en jefe del ejército de operaciones de la alta Frontera, 29. [Énfasis añadido
por la autora].
194
Ello se explica entre otras razones, por la influencia del liberalismo como
doctrina filosófica y como proyecto político, que amparado en un enfoque
racionalista e individualista estructuró relaciones de poder, imprimiendo prácticas
sociales sedimentadas, que negaron y trastocaron la alteridad del Gulumapu.
432
Memoria del jeneral en jefe del ejército de operaciones de la alta Frontera, 31.
433
En este este escrito se utiliza la noción derridiana de “exterioridad constitutiva” que es
trabajada por Chantal Mouffe. Esta autora concluye: “la creación de una identidad implica el
establecimiento de una diferencia, diferencia construida a menudo sobre la base de una
jerarquía, por ejemplo entre forma y materia, blanco y negro, hombre y mujer, etc” . Chantal
Moufee, En torno a lo político. 1ª ed. Obras de sociología. Buenos Aires: Fondo de la Cultura
Económica, 2007,) 22.
195
434
Mostrando como se ha construido un concepto a través del acopio de los elementos del ethos
nuclear
435
Jesús Ibañez, Más allá de la sociología. El grupo de discusión: Técnica y crítica (Madrid:
Editorial Siglo XXI, 1979), 342.
197
En el grupo del ethos social del Estado, se incluyó las alas oligárquica,
clerical, y tradicional de la élite estatonacionalista, lo que permitió distinguir a
Ministros, Presidentes, Parlamentarios, Escritores, Militares, Jefes de Policía,
Misioneros quienes en una alta proporción, concordaron en la necesidad de
estructurar la nación como una República conservadora que propiciaba
políticas liberales, en torno a una única identidad asociada al Estado y que
consideró menester civilizar a los mapuche, por la creencia de que ellos se
encontraban en un estado involucionado y de salvajismo. Si bien esta premisa
fue compartida por la prensa, en estricto rigor, conformó un grupo distinto que
supuestamente no estuvo subordinado a los intereses del Estado, aunque
ofreció tribuna a la élite terrateniente que progresivamente se fue asentado en
el Gulumapu, y que “ocultaba en gran medida la naturaleza fundamentalmente
política, y por ende, vulnerable, de la actividad periodística”.437 Por lo anterior,
se estructuró un ethos de la prensa, a propósito de una selección de periódicos
que aludieron a los mapuche y su territorio, ya sea para opinar en relación a las
políticas implementadas por el Estado o bien para propiciar abiertamente la
posesión de su espacio social y territorial.
436
Los elementos nucleares fueron trabajados en la sección anterior, y se refiere a lo que dijo la
élite del siglo XIX acerca del Gulumapu.
437
Ivan Jáksic. Sarmiento y la prensa chilena del siglo XIX. En, revista de historia, Vol 26,1991-
1992.122
198
Por último, se organizó el ethos del Gulumapu, grupo social que hace
referencia a los mapuche ubicados en el sector oeste de la nación mapuche
(Wallmapu), que no perteneció a la élite chilena, pero que estableció un
intercambio epistolar a propósito de demandas específicas que tuvieron como
alianzas territoriales y políticas.
Algunas de las particularidades de la élite chilena del siglo XIX, es que junto
con actuar mancomunadamente frente a la protección de sus intereses
económicos, se adjudicaba un sentimiento de superioridad frente el resto que le
permitía construir una identidad nacional. Este proceso se realizaba en tensión a
la organización de una República conservadora que implementaba políticas
liberales, asociadas al orden y las jerarquías sociales. Sin embargo, mantenían
también tensiones internas quela hacían más plural.
438
Memoria Guerra. Santiago, 14 de Setiembre de 1835. José Javier Bustamante.314.
439
Memoria Guerra. Santiago,14 de Setiembre de 1835. José Javier Bustamante, 314.
440
Memoria Guerra. Santiago,14 de Setiembre de 1835. José Javier Bustamante, 314.
200
todos se glorian de que este pueblo esté situado dentro de los límites de la
República441.
441
Memoria Guerra. Santiago,14 de Setiembre de 1835. José Javier Bustamante, 321.
442
“mas como de esta guerra se ha hablado con tanta variedad, i aun con alguna acrimonia, me
veo precisado a entrar en algunas lijeras explicaciones”. Memoria Guerra. Santiago, 14 de
Setiembre de 1835. José Javier Bustamante, 322.
201
443
Memoria Guerra. Santiago, 14 de Setiembre de 1835. José Javier Bustamante, 323-324.
202
Por ende, el ethos social del Estado se percibió heredero de las virtudes de la
ilustración, y a imagen y semejanza del hombre europeo. De esta forma el
nacionalismo chileno, invocó constantemente a Europa, y evocando su imagen de
civilizada y culta, señaló que este continente no permitiría la posibilidad de que
otra raza amenazara su frontera cultural y política, es decir ¿si ellos (Europa) lo
hacen, por qué nosotros (los chilenos) no?:
444
Memoria Guerra. Santiago,14 de Setiembre de 1835. José Javier Bustamante, 324.
445
Memoria Guerra. Santiago,14 de Setiembre de 1835. José Javier Bustamante, 322.
203
Conforme a esto, se seleccionó algunos exponentes del ethos social del Estado
que tuvieron especial preocupación por delegar al Gulumapu, al lugar de la
sombra del proyecto civilizador.
446
Memoria Guerra. Santiago, 14 de Setiembre de 1835. José Javier Bustamante, 324.
204
Durante su estadía en Chile y por encargo del Ministro Manuel Montt, dirigió la
escuela normal de preceptores, la Universidad de Chile lo nombró miembro
fundador de la Facultad de Filosofía y Humanidades y escribió para diversos
periódicos, entre ellos el Mercurio.
Sarmiento, fue uno de los exponentes del ethos social del Estado que permite
mostrar cómo el racismo operó tanto desde la negación: “en 1810, en Argentina
pueden distinguirse dos sociedades distintas: Una española, europea, culta y otra:
bárbara, americana, casi indígena”, como también desde la noción de jerarquías
asociadas a la raza447. En su obra Facundo, por ejemplo, el autor alude que “en la
campaña de Buenos Aires pueden distinguirse tres razas: andaluces, negros casi
extintos e indígenas”, agregando que por lo demás, “de la fusión de estas tres
familias ha resultado un todo homogéneo, que se distingue por su amor a la
ociosidad e incapacidad industrial, cuando la educación y las exigencias de una
posición social no vienen a poner le espuela y sacarla de su paso habitual. Mucho
debe haber contribuido a producir este resultado desgraciado la incorporación de
indígenas que hizo la colonización.448.
La prensa escrita fue la tribuna preferida para exponer su visión acerca de los
habitantes de la Araucanía, por los cual demostró un profundo desprecio:
447
Teun Van Dijk indica que: “una de las principales manifestaciones del racismo es la negación,
cuestión que caracterizará a los intelectuales que se acoplan al poder y que se apropian de los
medios de comunicación de masas”. Discurso y Poder, trad. de Alicia Bixio (Barcelona: Editorial
Gedisa, 2009).
448
Domingo Sarmiento, Facundo civilización i barbarie (París: Editorial Librería Hachette y Cía.,
1874), 33.
449
Ver Diario El Progreso, 27 septiembre: disponible en
http://www.proyectosarmiento.com.ar/proyecto.htm
205
“esta paz forzada que cuesta más que una guerra abierta nace de que
Chile, une de los estados limítrofes reconoce los derechos, la vida y la
propiedad de los otros pueblos, y los habitantes de Arauco hacen
profesión de no reconocer los derechos, la vida ni la propiedad de los
chilenos; que el uno es un estado civilizado y cristiano, y el otro es
salvaje e infiel; resultando de estas diferencias orgánicas que Chile se
impone la obligación no solo de no agredir a su vecino, sino de gastar
un millón anual; mientras que el otro no gasta nada, por no agredir, y
se permite todas las veces que puede matar y despojar a su
adversario.”451
450
Ver Diario El Progreso, 27 septiembre: disponible en
http://www.proyectosarmiento.com.ar/proyecto.htm
451
Ver Titular: “Los salvajes de la Araucanía y la Dignidad Nacional” en El Correo del Sur, 21
Noviembre 1854, 2 y 3.
206
452
Ver Titular: “Los salvajes de la Araucanía y la Dignidad Nacional” en El Correo del Sur, 21
Noviembre 1854, 2 y 3.
453
Ver Titular: “Los salvajes de la Araucanía y la Dignidad Nacional” en El Correo del Sur, 21
Noviembre 1854, 2 y 3.
207
decir, la élite gobernante. Ello implicó que prevaleciera una asociación institucional
entre la Iglesia y el Estado, y tanto la constitución como la religión- fueron los
pilares del patriotismo, por lo que la poligamia de los mapuche fue un elemento
que trastocó continuamente los valores constituyentes de este ethos. Consiguiente
con lo anterior, Sarmiento señaló que los sacramentos religiosos no influyeron en
los cambios de hábitos ni en la modificación de las prácticas culturales de los
indígenas, sosteniendo que ellos morirían antes de amansarse:
“No hai pues con los salvajes otro medio que el empleado por los
Yankees.
454
Ver columna 2 en El Mercurio de Valparaíso, 19 Junio 1854, 6.
208
455
Álvaro García San Martín, Escritos republicanos. Selección de escritos políticos del siglo XIX,
en Camilo Henríquez, Andrés Bello, José Victorino Lastarria, Francisco Bilbao, Jenao Abásolo
(Santiago de Chile, LOM ediciones, 2013).
456
Francisco Bilbao, Los Araucanos (París, 1847): disponible en
http://www.franciscobilbao.cl/1909/article-78466.html#h2_1
209
clero en el gobierno y la preocupación que tuvo por los derechos del hombre y las
condiciones de trabajo de los sectores populares, que lo distanciaron de aquellos
representantes más conservadores, al igual que ellos propiciará la creencia de los
mapuche constituirán una raza que requiere ser “regenerada”.
Lo anterior, permite apreciar algunas tensiones entre los juicios emitidos por
liberales y conservadores, ya que al menos Francisco Bilbao no fue partidario de
utilizar la violencia para desarrollar el proceso de civilización.
457
Francisco Bilbao, Los Araucanos (París, 1847): disponible en
http://www.franciscobilbao.cl/1909/article-78466.html#h2_1
458
Francisco Bilbao, Los Araucanos (París, 1847): disponible en
http://www.franciscobilbao.cl/1909/article-78466.html#h2_1
210
459
Miguel Luis Amunategui, Discursos parlamentarios, Vol. I (Santiago de Chile: Editorial Imprenta
Litografia y Encuadernación Barcelona, 1906).
460
Mayores antecedentes, En, :
http://historiapolitica.bcn.cl/resenas_parlamentarias/wiki/Miguel_Luis_Amun%C3%A1tegui_Aldunat
e
211
Precisamente los propietarios del territorio araucano, son los que tienen
menos derechos para mostrarse exijentes con el Estado en esta
materia.”463
461
Este es el contexto de la discusión de la ley de 1866 y que ha sido descrita en la primera parte
de este trabajo.
462
Encuentro justísimo la observación del señor diputado por Melipilla. El hacer el art. 4 del
contraproyecto presentado por Lastarria referencia únicamente al art I i el estar redactado el art 3ª
sin la suficiente especificación, da a entender, o por lo menos sugiere la duda, de que el proyecto
encomienda al Presidente de la República la adquisición de terrenos solo para fundar
poblaciones; pero este es un punto que debe tratarse, no ahora, sino mas tarde cuando se
consideren los arts 3, i 4. 24. Amunategui, Discursos parlamentarios, 24.
463
Amunategui, Discursos parlamentarios, 24-25.
212
“Los indios, indolentes de suyo, poco aptos para las usuales faenas
del agricultor, poseedores de terrenos a título de merced, de inmensas
extensiones de terrenos, acogen y hospedan en sus tenencias o
propiedades, como socios o medieros, a los individuos de mal vivir
quienes compartiendo con el araucano el fruto de sus depravaciones ,
lo incitan al vicio y el robo”.467
Del mismo modo, se hacía parte de la crítica las costumbres de los mapuche,
común en el ethos social de Estado, que sostenía la necesidad de eliminar sus
creencias, prácticas religiosas y, asimismo, reprimir sus manifestaciones
religiosas. En la carta enviada el 23 de noviembre de 1903 al Jefe de la sección de
Colonización del Ministerio de Colonización, Sr. Enrique Thomas, Trizano
señalaba que:
466
De la Fuente, Hernan Trizano, Pacificador de la Araucanía, 207.
467
De la Fuente, Hernan Trizano, Pacificador de la Araucanía, 207.
214
Pillán, etc, etc, que a cada fiesta de esa clase, degradantes de suyo
todas ellas por la barbarie e imbecibilidad que en sí revisten,
despáchanse siempre piquetes de gendarmes a resguardar el
orden entre los borrachos y la paz para “las ánimas” de los
difuntos aborígenes. En esta tierra, a lo que es puro villatunes, son
capaces de distraer a toda la Gendarmería del país, del servicio
especial, para lo cual la ha creado la sabia acción gubernativa”.468
468
De la Fuente, Hernan Trizano, Pacificador de la Araucanía, 272.
469
De la Fuente, Hernan Trizano, Pacificador de la Araucanía, 273.
215
(….) “Como van las cosas, y con el odio que tienen a todos los
extranjeros, cuasi es de creer que en el día menos pensado se
ordene que la gramática mapuche de Lenz sirva de texto oficial
para la provincia de cautín siquiera. Para disparates padres, en esta
provincia la mejor de las madres, y créame Ud que disparate de a folio,
fue lo que oí de boca de un rector de liceo, que se atrevió a sostener
que el idioma indígena era más digno de atención y más perfecto
que el inglés, alemán, ruso, francés y demás idioma de Europa entera.
Por lo visto, señor, si a ese tipo de rector no lo encierran en algún
manicomio, en cualquier momento de “mapuchada” de salir a la
calle con todos sus alumnos y proclamar el araucano como
idioma obligatorio para todos los que hay, vendrán o están por
venir.”
470
De la Fuente, Hernan Trizano, Pacificador de la Araucanía, 274.
216
471
Benjamín Vicuña Mackenna, La Guerra a Muerte. Memoria sobre las últimas campañas de la
Independencia de Chile, 1819-1924. Escrita sobre documentos enteramente inéditos i leída en la
sesión solemne celebrada por la universidad de Chile el 17 de setiembre de 1868 (Santiago de
Chile: Imprenta Nacional, 1868), 79.
472
Cita a al coronel Juan de Dios Rivera, intendente de Concepción 4 diciembre 1823, despacho al
ministerio de guerra.
217
El auri sacra fames influiría en ellos mas que las gracias y los dones
espirituales que no alcanzan jamás a comprender.
473
Ver columna 2 y 3 “La Araucanía” en El Mercurio de Valparaíso, 19 junio 1854, 3.
219
clase dirigente, es decir, de incentivar el interés por el lucro a fin de contar con
obreros, y por ende, conseguir ventajas del modelo de civilización.
Es cierto que son algo flojos, i bebedores; pero esto proviene de sus
malos hábitos, vicios que se borran con la enseñanza i con la obligación
que tendrán de ganas su pan con el sudor de su frente i no como antes,
con las producciones espontáneas de la naturaleza”. 475
474
Ver “La Araucanía, su presente y su porvenir”, en El Colono de Angol, 08 abril 1886, Edición
número 34.
475
Ver “La Araucanía, su presente y su porvenir”, en El Colono de Angol, 08 abril 1886, Edición
número 34.
220
476
Ver: “En plena barbarie” en El Colono de Angol, del 27 de diciembre de 1886, Edición número 5
477
Ver “La Araucanía, su presente y su porvenir”, en El Colono de Angol, 08 abril 1886, Edición
número 34
221
“En los Estados Unidos y en California los Yankees no han logrado civilizar
ninguna tribu indijena. Ellos saben prácticamente mas que nosotros, que
lo bárbaros no se civilizan y que mueren viejos, pero mueren con los
mismos hábitos e instintos primitivos”.
478
Ver Titular “Los salvajes de la Araucanía y la Dignidad Nacional”, en El Correo del Sur, 21
Noviembre 1854, 2 y 3.
479
Ver “La Araucanía su presente y su porvenir. –Editorial de La Época- III” en El Colono de Angol,
11 abril 1886.
222
EL CORREO DEL SUR: “el indio no confía en la lei que ampara su derecho”
Por otro lado, la prensa regionalista también dio cuenta de las malas
prácticas que existían en la expropiación fraudulenta de tierras, argumentando que
era natural que el mapuche desconfiara de la ley, pues había sido engañado en
forma continua por chilenos y colonos. El Correo del Sur de 1863481, indicaba que:
480
Ver “La Araucanía su presente y su porvenir. –Editorial de La Época- III” en El Colono de Angol,
11 abril 1886.
481
Ver Titular: “Reducción de los Araucanos”, en El Correo del Sur, 21 Mayo 1863.
223
Tal como se indicó al comienzo de esta parte, si bien se incorpora una sección
del ethos del Gulumapu esto no se realiza con la pretensión de indicar que los
líderes mapuche fueron parte integrante del ethos estatonacionalista chileno. Si
bien, existieron parcialidades que por cercanía geográfica, o por su temprana
incorporación a las escuelas misionales tuvieron proximidad con el Estado, y
tempranamente adquirieron algunos hábitos chilenos, para la élite chilena los
mestizos o mapuche asimilados constituyeron un Otro que no formaba parte de su
grupo social, ya que constituía una raza diferente e inferior.
482
Ver Titular “Reducción de los Araucanos” en, El Correo del Sur, 21 Mayo 1863.
224
Por otro lado, como lo señalaba el testimonio del cacique Pascual Coña 484, en
circunstancias que relataba su visión de los hechos del malón general de 1881:
“los mapuches antiguos aborrecían mucho a los extranjeros. Decían: “no tenemos
nada que ver nosotros con esa gente extraña; ellos son de otra raza”. Algunas
veces caciques colindantes con los huincas armaron malones contra ellos,
pelearon y sucumbieron. Con eso creció más su odio contra los extranjeros”
Esta obra tiene un significativo valor como fuente, ya que el relato da cuenta de
las misiones evangelizadoras, la organización de la sociedad mapuche, las
costumbres, creencias religiosas y asimismo la participación de distintas familias
483
Ver "Los salvajes de la Araucanía y la dignidad nacional" p 2 y 3 , en El Correo del Sur de
Concepción, 21 de noviembre de 1854.
484
José Ancán, Pascual Coña: el hombre tras el muro de palabras en prefacio a la edición.
Testimonios de un cacique Mapuche (Santiago de Chile: Ediciones Pehuén, 7ma edición, 2002),
287
485
Ancán, Pascual Coña: el hombre tras el muro, 11.
225
en el futa malon de 1881. Coña, podría ser figurado y retratado, como el fruto de la
obra civilizadora, pues asistió tempranamente a una escuela misional, fue
bautizado, compartía las prácticas cristianas, y poseía como pocos el don del
bilingüismo, por lo que fue requerido para diversas tareas tanto en la comunidad
como por las autoridades chilenas.
486
Ancán, Pascual Coña: el hombre tras el muro, 77.
226
La obra, “Kiñe mufü trokinche ñi piel”, Historias de familias siglo XIX de Tomás
Guevara y Manuel Mankelef, constituye otro importante documento de restitución
de voces. Tomás Guevara, profesor de castellano y joven ilustre de la ciudad de
Curicó, publicó su primera obra en 1890 denominada” Historia de Curicó”, se
enroló el ejército para la Guerra del Pacífico, y posteriormente se instaló en la
487
Tomás Guevara y Manuel Mañkelef, Kiñe mufü trokinche ñi piel, historias de familias siglo XIX
(Santiago de Chile, Editorial Colibris. Liwen, 2002), 25
227
Araucanía, con la misión de alfabetizar tanto a los hijos de los colonos, y en como
hijos de caciques mapuche. Mankelef, había accedido a la “educación formal
chilena en virtud de la extensión simbólica de una costumbre instaurada a lo largo
del siglo XIX por los oficiales chilenos como Cornelio Saavedra, que estableciendo
una estrategia de control sobre los Longkos que se consideraban aliados,
apadrinaban a uno de sus hijos proporcionándoles instrucción en colegios de
Chillán o Santiago”.488 . Esta obra, se originó a partir del relato oral, es decir, el
nutram que consiste en un género narrativo de relatar hechos históricos en la
propia lengua y retrata la historia de las familias del siglo XIX.
De acuerdo a esta obra, los “Arribanos” estaban formados por “muchas familias
parientes que habitaban la región comprendida entre el Malleco y Temuco. Esta
parentela tan vasta no tenía otra que se le asemejase en toda la Araucanía. Por
eso fue la más fuerte desde la juventud de Mariluan y Mangin489 (principios del
siglo XIX) hasta la fundación de los pueblos riberanos al Kagtün 1881”. Durante la
revolución de 1851, se sostiene que los arribanos eran crucistas, ya que “Mangin y
el general cruz eran amigos muy queridos”490
Los “Abajinos”, estaban liderados por los Colipi. “Muchos hijos tuvo este
cacique poderoso. Tres caciques famosos eran hermanos del jefe de familia, el
más nombrado fue Ambrosio Puñolefi, quien era el padre de winka puñolefi, que
aprendió a leer y escribir con los padres misioneros de nacimiento, y “gozaba
sueldo del gobierno para que ayudase al ejército de la ocupación. Por el año que
se fundó Angol (1862) se le pagaban quince pesos mensuales”.491.De acuerdo a
esta obra, Colipi ayudo al gobierno tanto en “la guerra de los españoles del rey
con los militares chilenos, él fue partidario de estos últimos.”492
488
Guevara y Mankelef, Kiñe mufü trokinche, historias de familias, 15,
489
Mañil Wenü
490
Guevara y Mankelef, Kiñe mufü trokinche, historias de familias 75.
491
Guevara y Mankelef, Kiñe mufü trokinche, historias de familias 75.
492
Guevara y Mankelef, Kiñe mufü trokinche, historias de familias 75
228
493
[Énfasis añadido por la autora]
494
Guevara y Mankelef, Kiñe mufü trokinche, historias de familias, 87-88.
495
Ver El Colono de Angol, 11 abril 1886, Edición número 35.
229
496
Ver El Correo del Sur, 16 noviembre de 1854.
497
Luz María Méndez, “La organización de los Parlamentos de indios en el siglo XVIII”, en, Sergio
Villalobos, Carlos Aldunate,et al, Relaciones fronterizas en la Araucanía. Santiago de Chile.
(1982).
230
Más allá de las implicancias jurídicas que este espacio tuvo para el gobierno
chileno, este trabajo suscribe el planteamiento de que el parlamento constituyó un
espacio de negociación, en el que se tomaron decisiones políticas significativas y
así fueron comprendidos por la mayor parte del ethos social del Estado, y de la
prensa: “respetamos tratados con esa parte del territorio chileno, tratándolo ni más
ni menos como a suelo estraño, y sin embargo nuestro pabellón lo proteje ante el
extranjero, somos responsables de sus hechos de cualquiera naturaleza que
sean.”498
498
Ver El Correo del Sur de Concepción, 14 noviembre 1854.
231
La obra “Cartas mapuche del siglo XIX”, compilada por Pavez y Menard (2008),
reúne un conjunto de escritos que fueron producidos tanto en el territorio argentino
como chileno, y constituye un relevante material documental para analizar.
499
Sergio Villalobos Rivera, en Cuadernos de Historia, no 34. Universidad de Chile (2011).
500
Sergio Villalobos Rivera, en Cuadernos de Historia, no 34. Universidad de Chile (2011).
501
Sergio Villalobos Rivera, en Cuadernos de Historia, no 34. Universidad de Chile (2011).
232
502
Sin que sea explícita la posibilidad de renunciar la soberanía de la nación mapuche.
233
503
Pascual Coña, 304-305
504
Ambrosio Pünolefi, Carta al Intendente de la Provincia de Concepción, Juan de Dios Rivera. sin
234
“Al considerar semejante hecho que en ver que los Goviernos nos deben de
dar un crédito: nos desacreditan i nos deshonrran, ya no se puede ber mas, ya
somos desengañados de mi amada Patria pues nos pone unos hombres a
que nos mande que son de tan poco conocimiento, que no hallo como decir i
solamente los está consolando las voces del Mayor Zalazar que los dice:
tengamos paciencia que estos hombres lo hacen sin conocimiento de V.S.”
Por otro lado, el intercambio epistolar entre Mariluan 506 y Barnechea, manifestó
su preocupación por los malones que atentaron con la estabilidad de la zona.
“con el bien entendido que esta amistad i alianza no sea como lo que
dice Barnachea, que no la conservó mas que esta el tiempo que le
pareció pillarme descuidado. Mas como yo conserbava en mi corazon las
palabras que mi compadre me habia dado en las parlas o juntas que
habiamos tenido, i por ser yo hombre de buen corazon, me pensé que
nunca me engañaria pero él lo hizo 507
507
Francisco Marilwan, “Carta al capitán Juan de Dios Luna Pilguen, noviembre 20 de 1826”.
ORIGINAL: Archivo Nacional, Santiago de Chile. – Fondo Intendencia de Concepción, vol. 94, f.
56v-59v179. En Pavez, Cartas mapuches, 177.
236
El Longko Mañil Wenü, utilizó también esta estrategia pero se diferenció de los
anteriores, en que lo hizo con el propósito de mantener la independencia territorial
de los chilenos y gobernar su propio territorio.
La carta enviada por Mañil Wenü509 al General Justo José de Urquiza en 1860,
expuso explícitamente la preocupación que tuvieron las cuatro parcialidades del
territorio mapuche ante la intención del gobierno de Manuel Montt de disponer y
reducir el Gulumapu. Mañil Wenü fue elegido por los caciques principales como el
líder para efectos de la guerra, por lo que consultó a Urquieta si podía invocar los
tratados sostenidos con el gobierno Español:
508
Francisco Marilwan, “Carta al capitán Juan de Dios Luna Pilguen. En Pavez, Cartas mapuches
177.
509
Carta enviada por Mañil Wenü al general Justo José Urquiza, 30 de abril de 1860. En Pavez,
Cartas mapuches, 311.
237
Mañil Wenü, también demostró la importancia que tuvo para él y las parcialidades
que dirigió, la delimitación territorial acordada previamente es decir, el Bío Bio, por
lo que lo señaló convincentemente que la paz con el gobierno sería posible
siempre y cuando se respetasen esos acuerdos.
511
Carta enviada por Mañil Wenü al general Justo José Urquiza, 30 de abril de 1860. En Pavez,
Cartas mapuches 312.
512
Carta enviada por Mañil Wenü al general Justo José Urquiza, 30 de abril de 1860. En Pavez,
Cartas mapuches 313
239
Estas mismas leyes solo facultan a los indios para vivir en sus
posesiones durante su vida pasando estas a sus descendientes en la
línea de varon, pudiendo poblarse cuantos otros quieran permitiendo
su estension a los que lo soliciten, siendo de ese mapu, sin derecho a
vender. Las mujeres no heredan terrenos ni animales, y solo están a
lo que quieran darles.”513
De acuerdo a los principios del admapu, los todas las cuestiones referidas
al Gulumapu debían ser resueltas a través de juntas en las que estuviesen
congregados los caciques principales de las 4 parcialidades o butalmapus, por lo
que él solo podía ejercer la autoridad suprema para los asuntos referidos a la
guerra.
“Todo asunto que tenga relación con terrenos, nadie puede por si solo
resolver sin que se haga junta jeneral de los caciques que comprendan
los cuatro Huitralmapus, y lo que resuelva la mayoria, esa es la lei.
513
Carta enviada por Mañil Wenü, en Pavez, Cartas mapuches, 313.
240
En otra carta enviada por Mañil Wenü a José María Guzmán en junio de 1860,
fue posible encontrar además las capitulaciones que se exigió para realizar un
acuerdo de paz, destacándose por sobre todo, que se les permitiese disponer de
sus posesiones:
“les de como para esa Intendencia afin de realizar con ellos asuntos de
pas y mi contesta fue que yo estaba pronto a aceptar la pas pero con
las condiciones siguientes. La primera que se nos deje vivir socegados
514
Carta enviada por Mañil Wenü, en Pavez, Cartas mapuches, 313.
515
Carta enviada por Mañil Wenü, en Pavez, Cartas mapuches, 313.
516
Carta enviada por Mañil Wenü, en Pavez, Cartas mapuches, 313.
241
La primera cuestión que Mañil Wenü le hizo ver a Montt son las razones por las
cuales se aliaron al General Cruz:
“Te hago presente que en enero del año 1851 supimos que te
hacían guerra; entonces acordamos todos los Mapuches
aprovecharnos de que estaban en guerra para botar a todos los
cristianos que nos tenian robadas todas nuestras tierras de esta banda
de Bio-bio sin matar a nadie, pues ocho años a que nosotros
estábamos esperando que mandaria nuestro amigo jeneral Cruz y que
nos entregarian nuestros terrenos”.518
Por lo anterior, Mañil Wenü manifestó que al ser invadidos por los cristianos
que estaban haciendo uso de las tierras mapuche indiscriminadamente, la
revolución del 51 constituyó una oportunidad para recuperar parte de su territorio.
Del mismo modo, las campañas realizadas por Villalón y Salvo, de acuerdo a lo
señalado por Mañil Wenü, consistieron en hostilidades que no solo vulneraron los
acuerdos territoriales, es decir la transgresión de la línea de frontera demarcada,
sino que además, se efectuaron una serie de acciones violentas que incrementó la
desconfianza hacia el gobierno chileno.
Mañil Wenü, junto con dar cuenta de la violencia de que fueron objeto las
distintas parcialidades, solicitó al Presidente Montt que enviara “hombres buenos”
para pactar capitulaciones de paz. El comandante Salvo, no solo fue reconocido
por los líderes mapuche como un hombre perverso, sino que además la crónica
escrita por Leandro Navarro520, militar que participó de activamente de la guerra,
519
Carta enviada por Mañil Wenü al Presidente de la República Manuel Montt, 21 de Septiembre
de 1860. En Pavez, Cartas mapuches, 321.
520
De acuerdo a lo señalado, por Leandro Navarro, Salvo, era el hombre más versado que había
en conocimientos y costumbres de los indios por la larga permanencia que tuvo entre ellos durante
243
indicaba que los milicianos al mando de Salvo iban por su cuenta sin más
incentivo que el saqueo. Por tal razón, la nación mapuche, no capitularía la paz
con representantes de gobierno que se caracterizaron por hostilizarlos y
saquearlos. En palabras de Mañil Wenü:
el periodo de Benavides y los pincheiras, en esa época que con tanta propiedad don Benjamín
Vicuña Mackenna ha llamado “la guerra a muerte (Navarro, 38) La división que operaba por la
montaña iba a la mando del teniente coronel don Toribio Fernández, compuesta por doscientos
infantes del 3 de línea, cien cazadores a caballo y cuatrocientos milicianos de caballería al mando
del comandante Domingo Salvo. Estos milicianos conocidos con el nombre de lleulles, iban por su
propia cuenta, sin más incentivo que el saqueo que pudieran efectuar entre los indios bien poco
armados con armas de fuego, y los más con picas y laque. Navarro, Crónica Militar, 45.
521
Carta enviada por Mañil Wenü al Presidente de la República Manuel Montt, 21 de Septiembre
de 1860. En Pavez, Cartas mapuches, 325.
522
Pavez, Cartas mapuches, 325.
244
La obra de Mañil Wenü fue continuada por su hijo Kilapán y por el cacique
Wentekol526. Este último envió una carta al Presidente Pérez, en septiembre de
1861, ya que había sido nombrado sucesor de Mañil Wenü. En circunstancias que
habían avisado de su muerte a Salvo, este les solicitó mantenerse “sosegados
para hacer la paz”, y que “nos jurava por Dios, por sus ojos, por el Sol y su
523
Carta enviada por Mañil Wenü al intendente de Arauco el 10 de octubre de 1860. En Pavez,
Cartas mapuches, 328.
524
Guevara/Mankelef, Kiñe mufü trokinche, historias de familias, 92.
525
Ver “Título la Frontera”, en La Tarántula de Concepción, 16 abril 1862, año 1 N° 4.
526
Wentekol, Carta al Presidente de la República de Chile, José Joaquín Pérez Mapu, septiembre
24 de 1861. En, Pavez, Cartas mapuches, 362-364.
245
corazón que no venia a Malon. Que siguiesemos todos los Mapuches llevandole
las lanas y animales que se mantuvo comprando por trigo los meses de
Noviembre y Diciembre”527, este cacique continuará su relato indicando que
pensaban que cuando un cristiano hacía juramento, cumplía su palabra, y que no
solo tomaría presos a 30 mapuche en Santa Bárbara, y luego pasaría por el Bío
Bío quemando casas, siembras y tomando cautivas familias para venderlas como
esclavas, sino que además agregaría que: “que no me largava amis hijos mientras
que no entregasemos a los cristianos, principalmente a Pradel, su hijo y Pantaleon
Sanchez. Que Pradel le habia escrito diciendole tomase que me agarrase presos a
mis hijos”.528
Wentekol, junto con relatar los hechos, desaprobó las acciones realizadas
durante el Gobierno de Manuel Montt, e interpeló al presidente Pérez, para que se
hiciese justicia en el territorio mapuche:
“Presidente, que cuando te convenza de los males que nos han hecho
en todo el Gobierno de Montt, y que durante diez años no ha puesto
remedio, nos diras lo que sea de justicia, pues debes conocer que
aunqe nos llaman bárbaros conocimos lo que es justo, y veras
que los Montistas han hecho las mismas cosas que nos desapruevan
a nosotros como barbaros”.
Citó los escritos de la Mañil Wenü, e insistió que ellos deseaban la paz por
lo que le pidió enfáticamente que revisara las propuestas que le realizaban:
527
Wentekol, Carta al Presidente de la República de Chile, José Joaquín Pérez Mapu, septiembre
24 de 1861. En, Pavez, Cartas mapuches, 362.
528
Wentekol, Carta al Presidente de la República de Chile, José Joaquín Pérez Mapu, septiembre
24 de 1861. En, Pavez, Cartas mapuches, 363.
246
propuestas para que veas si son justas: Primero ordena que venga a
los Angeles un Caballero y que traiga de lenguaras al padre
Palavicino. Segundo que la persona no sea Montista, y que nos dé
camino por San Carlos, no permitiendo que ninguno de los que nos
han hecho la guerra ni los que tengan tierras robadas se entiendan
con nosotros”.529
Tanto Salvo como Villalón fueron percibidos por los líderes mapuche como
personas de poca confianza, por lo que insiststieron en que no acordarían la paz
con ellos:
529
Wentekol, Carta al Presidente de la República de Chile, José Joaquín Pérez Mapu, septiembre
24 de 1861. En, Pavez, Cartas mapuches, 363.
530
Wentekol, Carta al Presidente de la República de Chile, José Joaquín Pérez Mapu, septiembre
24 de 1861. En, Pavez, Cartas mapuches, 363.
531
Wentekol, Carta al Presidente de la República de Chile, José Joaquín Pérez Mapu, septiembre
24 de 1861. En, Pavez, Cartas mapuches, 363.
247
respetan a Pradel, como al mismo jeneral Cruz, y si son malos estos caballeros, la
Nacion no conose a otros mejores”.
Años más tarde, en 1870, José Santos Külapang532, el hijo de Mañil Wenü,
envió carta al Coronel Orosimbo Barbosa solicitándole que le enviase por escrito
las bases de la paz, ya que los acuerdos verbales poco a poco fueron
desestimados por los líderes mapuche:
“Al señor don Barbosa en Toltén Hoi he recibido su carta fecha dies
del corriente siento mucho que haya quedado tanto tiempo en el
camino porque usted me habla de paz firme i seriosa; por ese
motivo como créo que usted es un hombre serio, le contesto sin la
menos demora, para suplicarle de mandarme por escrito las
bases de la paz buena é firme que usted me ofrece”.533
532
Guevara y Mankelef, respecto del liderazgo de Quilapán sostendrían que: “Hubo una vez un
parlamento en un llano de las cercanías de Loncoche. Se juntaron Mariwal de Chanko, Lefio de
Ngelol, Katrükura de Loncoche, Montrü de Perkenko, Nawelkura del mismo lugar, Nankuchew de
Kolluko, Lienan de Temuco, Esteban Romero de Truf Truf, Pancho Kuramil de Koyawe, Pikunche
de Cajón y muchos caciques. más.Külapang dijo sus palabras durante todo el día. Se acordó de
que su padre Mangin había defendido sus tierras. No quería que sus mujeres y sus hijos fueran
sirvinetes de los chilenos. Así, dijo, deben hacerlo ahora los caciques. Los abajinos van a ser
engañados por el Gobierno. Koñuepang y Paynemal son como las vacas maneadas, que se dejan
sacar la leche sosegadas". Algunos hombres lloraban”. Guevara y Mankelef, Kiñe mufü trokinche,
historias de familias, 95.
533
José Santos Külapang, carta al coronel Orosimbo Barbosa, sin lugar, abril 29 de 1870, En
Pavez, Cartas mapuches, 483.
248
“vos no sabes general lo que han hecho con nosotros tus paisanos, no
tienes razón para reprenderme, mira lo que han hecho conmigo:
violaron i mataron a mis mujeres i también asesinaron a mis hijos. I
como queres entonces, coronel, que no me subleve cuando se es
tratado así?. Mira Coronel, preferimos morir con la lanza en la mano i
no asesinados en nuestras casas por tus paisanos. No tienes razón
para castigarme ni reprenderme”.
Por lo anterior, el ethos del Gulumapu, del siglo XIX, se construyó sobre la
base de un conjunto de episodios violentos realizados por el Estado Chileno
impactando significativamente a sus habitantes. Distintos textos dan cuenta de
ellos, como también la tradición y memoria oral indica que una vez concluida la
independencia de la nación mapuche, se terminaron los privilegios que tenían los
mapuche:
534
Esteban Romero, Carta al Presidente de la República de Chile, Federico Errázuriz, Chillán,
noviembre 10 de 1896. En Pavez, Cartas mapuches, 804.
535
Lara, Crónica de la Araucanía, 392.
249
536
Guevara y Mankelef, Kiñe mufü trokinche, historias de familias, 44.
537
Guevara y Mankelef, Kiñe mufü trokinche, historias de familias, 44.
250
CONCLUSIONES
La élite chilena del siglo XIX, junto monopolizar la construcción del orden en
relación al paradigma del progreso y apropiarse de la mayor parte de las funciones
políticas, supuso que debía proveer los medios políticos, jurídicos, bélicos,
administrativos para la subsistencia y vitalidad de la formación política, es decir, la
República. Diseñó por tanto un plan civilizador que le permitiera moldear a sus
miembros.
Todas las naciones tienen un ciclo vital, por lo que pasan desde un estado de
barbarie, delegada a la sociedad mapuche, a una organización civilizada. En
ella la comunidad política es la que le provee la identidad nacional.
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