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AL PENSAMIENTO JURÍDICO
CRÍTICO
ISBN 968-9065-01-7
ÍNDICE
PRESENTACIÓN MEXICANA 9
Jesus Antonio de la Torre Rangel
INTRODUCCIÓN (1ª edición) 15
Cesar A. Rodriguez G.
PREFACIO 19
PRIMERA PARTE
LA CRÍTICA JURÍDICA Y SU TRAYECTORIA EN OCCIDENTE
CAPÍTULO 1
NATURALEZA Y PROBLEMATIZACIÓN
DE LA TEORÍA CRÍTICA 25
CAPÍTULO 2
LA TEORÍA CRÍTICA EN EL DERECHO 37
CAPÍTULO 3
PRINCIPALES ESCUELAS DEL PENSAMIENTO
JURÍDICO CRÍTICO EN OCCIDENTE 51
SEGUNDA PARTE
FILOSOFÍA CRÍTICA DEL DERECHO Y HUMANISMO EN LA PERSPECTIVA
LATINOAMERICANA
CAPÍTULO 4
EL HUMANISMO EN LA TRADICIÓN
DE LA CULTURA JURÍDICA LATINOAMERICANA 91
4.1. Introducción 91
4.2. Horizontes Jurídicos en los Tiempos de la Conquista Hispánica 93
4.3. Humanismo Jurídico, Bartolomé de Las Casas y la Escuela de
Salamanca 95
4.4. Humanismo, Derecho Moderno y Cultura Jurídica en América Lati-
na 99
4.4.1. Humanismo y Formación de la Modernidad Jurídica Occiden-
tal 99
4.4.2. Humanismo y Trayectoria Político-Jurídica Latinoamericana 100
4.5. Conclusiones 103
CAPÍTULO 5
FUNDAMENTOS DE LA CRÍTICA EN EL
PENSAMIENTO POLÍTICO Y JURÍDICO LATINOAMERICANO 105
TERCERA PARTE
EL PENSAMIENTO JURÍDICO CRÍTICO EN BRASIL
CAPÍTULO 6
TRAYECTORIA CRÍTICA DEL DERECHO BRASILEÑO 131
CONCLUSIÓN 181
BIBLIOGRAFÍA 187
∗
Universidad Autónoma de Aguascalientes, México.
10 INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO JURÍDICO CRÍTICO
Los procesos sociales generados por esos nuevos actores sociales, por
esos nuevos sujetos históricos, produce una juridicidad que rebasa la estableci-
da por el Estado, hace que surjan juridicidades plurales. A Wolkmer le preocu-
pa el tema de la ética, y en sus reflexiones lo lleva a estas nuevas realidades
sociales y es entonces que recurre al pensamiento de Dussel y habla de una
ética de la alteridad.
El libro que presentamos, como su mismo título lo indica, tiene que ver
con el otro quehacer teórico jurídico latinoamericano: la Crítica Jurídica. En
este texto Wolkmer aborda los fundamentos de la teoría crítica y desarrolla los
puntos clave de la misma con relación al Derecho. Pero el libro no queda en
esto, una simple revisión de teorías, sino que es original y aporta elementos
para la construcción de una Filosofía crítica de la Política y del Derecho desde
la perspectiva de América Latina.
Por último, queremos decir que el profesor Wolkmer, además de ser un
teórico profundo y original en lo que se refiere al Derecho Alternativo y a la
Crítica Jurídica, ha incursionado también aportando mucho para el conocimien-
to en la Historia del Derecho, especialmente referente al Brasil, y en la tradi-
ción del humanismo jurídico occidental.
Bienvenida la obra de Wolkmer a México. Estamos seguros que mucho
aportará, junto con otras obras similares, al crecimiento de una conciencia críti-
ca de lo jurídico, que nos ayude a superar el positivismo acrítico que ha marca-
do a la cultura jurídica mexicana desde hace cuando menos ciento cincuenta
años. Enhorabuena, pues, por esta publicación.
BIBLIOGRAFÍA
∗
ILSA y Universidad de Wisconsin-Madison.
16 INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO JURÍDICO CRÍTICO
BIBLIOGRAFÍA
LA CRÍTICA JURÍDICA
Y SU TRAYECTORIA EN OCCIDENTE
CAPÍTULO 1
Naturaleza y problematización
de la teoría crítica
1
Según Thomas S. Kuhn, un “paradigma” es un modelo científico de verdad, aceptado
y predominante en un determinado momento histórico. Se trata de “prácticas científi-
cas compartidas” que resultan de avances descontinuados, saltos cualitativos y rup-
turas epistemológicas. Ver Kuhn (1975, 218).
26 INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO JURÍDICO CRÍTICO
ser considerado válido siempre y cuando sea capaz de identificar los fac-
tores de cambio responsables de la continua inadecuación de los modelos
culturales tradicionales -entre ellos, el derecho-. (Faria 1988a, 24)
reflexión que no emerge del sujeto propiamente dicho y de ahí que opere
sobre la realidad como un objeto. Así, ella no es percibida como actor en
un contexto social. Es una teoría que repite (...) la idea del motor inmóvil,
del pensamiento que se piensa a sí mismo y en ese hecho se autocompla-
ce, en ese hecho encuentra su felicidad y plenitud. Esta idea de teoría tie-
ne como consecuencia fundamental lo siguiente: la naturaleza, el mundo
NATURALEZA Y PROBLEMATIZACIÓN DE LA TEORÍA CRÍTICA 29
Para situar mejor este proceso en el tiempo, resulta pertinente ver la inter-
pretación de Barbara Freitag, para quien la teoría crítica impulsada por la Es-
cuela de Frankfurt atravesó tres grandes momentos. El primer periodo corres-
ponde a la creación y consolidación de la Escuela de Frankfurt (Instituto de
Investigación Social, 1923), la articulación de una “teoría crítica” de la socie-
dad, la dirección de Horkheimer, el cierre del Instituto ante la amenaza del
nazismo, la emigración hacia los Estados Unidos (1933-1950) y los estudios
sobre la personalidad autoritaria. El segundo periodo comprende el regreso de
Horkheimer y Adorno a Frankfurt después de la Segunda Guerra Mundial, la
reconstitución del Instituto de Investigación Social, el liderazgo de Adorno y
sus análisis sobre la teoría de la estética, la industria cultural y la dialéctica
negativa. El tercer periodo está representado principalmente por la actuación de
Habermas, su polémica contra el positivismo (Niklas Luhmann), la desmitifi-
cación de la razón instrumental y de la dominación tecnócrata, la cuestión de la
crisis de legitimidad del Estado capitalista, la reestructuración de la teoría críti-
ca por medio de la razón comunicativa/dialógica, y la dialéctica de la moderni-
dad y de la posmodernidad (Freitag 1986, 30; Slater 1978, 11-33; Jay 1986).
NATURALEZA Y PROBLEMATIZACIÓN DE LA TEORÍA CRÍTICA 31
es decir, el hecho de que estamos frente a una teoría crítica que debe ser per-
manentemente cuestionada para no incurrir en generalizaciones y dogmatis-
mos. Es preciso evitar la substitución de verdades divinizadas por “pseudopa-
radigmas críticos”, nuevamente sacralizados. Esa comprobación empírica de su
contenido teórico es esencial para el fortalecimiento y la adecuación de sus
presupuestos epistemológicos como propuesta de un nuevo paradigma. El pro-
ceso de autocrítica que recae sobre la teoría crítica ha revelado algunos puntos
de fundamentación no muy claros, de poca consistencia y sujetos a interpreta-
ciones contrarias irrefutables. Algunas de las principales invectivas que inciden
en la teoría crítica resaltan la ambigüedad en temas como la naturaleza/historia,
la dialéctica negativa, la postura elitista y la poca eficacia en tanto que práctica
política.
En primer lugar, la relación naturaleza/historia está mal formulada pues,
como comenta Ernildo Stein (1986,107), la “aporía en que incurre la propuesta
de una reconciliación entre naturaleza e historia es insoluble”. En la medida en
que la ruptura con el mundo natural y el mundo teológico se produce, señala
Stein, no hay más razones para que se restablezca la relación entre el hombre y
la naturaleza. Partiendo de una idealización hegeliana, la teoría crítica busca
superar, de manera inapropiada, las dos instancias (naturaleza e historia) a tra-
vés de un proceso dialéctico que culmine en la unidad y en la reconciliación
entre la naturaleza y la condición histórica del hombre. En realidad, estamos
aquí frente a un proceso de unificación utópica (“naturalización del hombre y
humanización de la naturaleza”) que no contribuye a la liberación del ser
humano. Éste, de cualquier forma, no es una especie natural y por ello no se
confunde con la naturaleza. Ahora bien, la teoría crítica no consigue resolver
esta cuestión de modo satisfactorio, ya que el hombre, para volverse sujeto
histórico emancipado, no puede estar preso ni subordinado a los determinismos
naturales. No hay razón de reconciliarlo con la naturaleza en la medida en que
ésta constituye un factor de alienación y un límite para la expansión de la pro-
ducción cultural humana (Stein 1986, 106).
El segundo elemento que debemos considerar es la imposibilidad, según
Adorno, de trabajar con el concepto de totalidad dialéctica en el sentido hege-
liano. Se crea así una ambigüedad antidialéctica cuando los frankfurtianos con-
ciben la dialéctica como proceso en movimiento (marcado por la crítica, por la
determinación, por la desmitificación de aquello que está establecido), que
muestra los diagnósticos (situación de crisis y “acrítica”) sin alcanzar la identi-
dad, la unidad total y la síntesis final. Temiendo la totalidad posible, se limita a
lo negativo de la situación sin proponer, de manera positiva, “una respuesta que
invierta los polos” (Stein 1986, 108-109). En ese contexto, tiene razón Stein
cuando estima que “los conceptos principales de la Escuela de Frankfurt son
NATURALEZA Y PROBLEMATIZACIÓN DE LA TEORÍA CRÍTICA 35
que la teoría sirva de mediación para los que están envueltos en las lu-
chas de una forma práctica. Mostrar apenas la necesidad de las contradic-
ciones y tener conciencia de ello no es suficiente; una real teoría revolu-
cionaria cobija una teoría de la organización y de la acción política. Es
preciso establecer una teoría crítico-práctica. Y exactamente de eso care-
ce la concepción de la Escuela de Frankfurt. (Slater 1978, 52. Ver Bron-
ner 1997)
36 INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO JURÍDICO CRÍTICO
cho como en la teoría general del derecho. Es necesaria una profunda reflexión
que lleve a reconsiderar los fundamentos y la estructura del pensamiento jurídi-
co moderno occidental, marcado por la lógica de la racionalidad técnico-formal
y por los presupuestos científicos calcados de la dogmática del cientificismo
positivista. Compartiendo los cambios de paradigmas que se vienen dando en la
filosofía de las ciencias y en las ciencias humanas, es urgente integrar en esa
dirección la teoría, la producción y la práctica jurídica contemporánea. Esa
tarea permite revisar y romper con el discurso y con el conocimiento jurídico
tradicionales, investigar las bases epistemológicas para el contenido del nuevo
paradigma en el derecho, y definir posturas y directrices no sólo destinadas a
mantener la seguridad, la eficiencia y la dominación del poder normativo vi-
gente, sino también a ejecutar la práctica político-social de una cultura jurídica
inclinada a construir una sociedad democrática, cuyo pluralismo -como lo
afirma Claude Lefort- proyecte la constante reinvención de la democracia y le
dé prioridad, dentro de la dialéctica del proceso, a la socialización institucional
de la justicia.
Tales preocupaciones, que reflejan la superación de la racionalidad idea-
lista y el desmantelamiento del formalismo lógico-positivista, dejan entrever el
espacio cada vez más grande para los horizontes del discurso teórico crítico y
de la práctica pluralista en el derecho. Aunque exista una formulación teórico-
orgánica, uniforme y acabada, y aunque persista la controversia entre los jusfi-
lósofos sobre la existencia o no de la “teoría crítica del derecho”, no es posible
desconocer ni negar la existencia de un pensamiento crítico, representado por
diversas corrientes y tendencias que buscan cuestionar, repensar o superar el
modelo jurídico tradicional (idealismo/formalismo).
El problema de lo que en el derecho representa el ejercicio de la crítica es
abordado, con bastante originalidad, por Luis A. Warat, para quien el “discurso
crítico” aparece “(…) como un proceso de intervención sobre el saber acumu-
lado, el cual proporciona la información necesaria para desarrollar un conoci-
miento analítico capaz de superar las barreras del nivel alcanzado por las cien-
cias sociales”. Para dicho autor, “el ‘discurso crítico’ no puede tener ninguna
pretensión de perfección, ni puede pretender hablar alternativamente en nombre
de ninguna unidad o armonía, ya que se encuentra en permanente proceso de
elaboración. (...) Realiza análisis fragmentados y transformables, propios de un
proceso de producción de un nuevo conocimiento científico” (Warat, en Faria
1988a, 35-36).
Estas observaciones permiten avanzar en la discusión y en la interpreta-
ción de la controversia sobre la existencia o no de una “teoría crítica” del dere-
cho, que ha tenido lugar entre algunos de los más representativos jusfilósofos
de las últimas décadas. Es importante señalar que en el pensamiento moderno
42 INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO JURÍDICO CRÍTICO
jurídico. (Así…) se requiere (...) una postura dialéctica que articule la teoría y
la praxis jurídicas (el derecho estatal y paraestatal)” (Rocha 1982, 134-135).
La incursión epistemológica resaltada por Rocha, a pesar de sus méritos
conduce a un cuestionamiento fragmentado, relativista y nihilista de la “teoría
crítica” del derecho, apuntando y deteniéndose, superficialmente, en sus exce-
sos “conceptualistas”, en su tendencia camuflada a volverse otra “dogmática” y
en su pobre eficacia como práctica decisoria. Sin duda, queda abierto el espacio
para un análisis más riguroso, sistémico y perfeccionado, no sólo de las “posi-
bles” deficiencias del pensamiento moderno de la crítica jurídica, sino sobre
todo de una justa apreciación de su naturaleza, importancia, dimensión y efec-
tos positivos para la renovación de la filosofía jurídica contemporánea.
Otra postura en la apreciación de las funciones político-ideológicas del
discurso de crítica jurídica es la sostenida por Luis Alberto Warat. Al discutir
las condiciones de posibilidad de existencia de la “teoría crítica” (entendida
como ciencia del derecho), el autor explora, partiendo de un referencial teórico
que pasa por la semiología del poder y por la filosofía del lenguaje jurídico, los
diversos territorios cubiertos por el “discurso crítico”, Tras denunciar las con-
tradicciones de la racionalidad jurídica idealista, Warat subraya las significa-
ciones fetichistas que sustentan el “discurso crítico” (de corte “gnoseológico”),
avanzando en la compleja intertextualidad de un imaginario proyectado, mar-
cado por el mítico dualismo del racionalismo burgués (cotidiano/científico),
por la práctica de un discurso de poder que proyecta la ilusión de una objetivi-
dad total y por la circularidad de la producción de significaciones impresas en
la exaltación de una pseudointerdisciplinariedad. Para Warat, el espacio teórico
del saber crítico se encuentra “(...) bastante fragmentado, no es para nada mo-
nolítico y por el contrario está lleno de promesas (y...) debe ser negado como
escuela o corriente de pensamiento”. Se trata antes que nada de una producción
y/o actitud de “crítica jurídica” que, “negada como posición (fija), expone un
complejo de discursos relacionados de manera flexible y problemática, produ-
cidos a partir de diferentes perspectivas epistemológicas, y que pretende diag-
nosticar los efectos sociales de una concepción normativista y egocéntrica del
derecho”. Fundamentalmente, el “pensamiento crítico” se halla integrado por
“un conjunto de contralenguajes, los cuales, sin constituir un cuerpo sistemáti-
co de categorías, forma un conglomerado de significaciones, de esbozos políti-
cos y teoréticos, con el objetivo de generar un conocimiento del derecho y del
Estado, entendidos como elementos constituyentes y constituidos por las rela-
ciones sociales”. Es precisamente con este tipo de investigación crítica que se
intenta “realizar una lectura ideológica del saber jurídico dominante, encami-
nada a la clarificación de sus elementos fetichizados” (Warat, en Plastino
1984a, 17-18).
LA TEORÍA CRÍTICA DEL DERECHO 47
El núcleo de la crítica jurídica en los Estados Unidos son los Critical Legal
Studies, marcados por un cierto eclecticismo que cubre perspectivas teóricas
atravesadas por el realismo jurídico, por el marxismo frankfurtiano, por el es-
tructuralismo francés y por el análisis interdisciplinario. Se trata de un movi-
miento que, mediante la investigación histórica, filosófica y sociológica, pre-
tende desmitificar la teoría jurídica liberal norteamericana, revelando hasta qué
punto se evidencia su grado de compromiso con las relaciones de poder y con
las ideologías dominantes, y apuntando incluso a la falacia de la neutralidad y
de la complicidad de clase de los jueces en la práctica judicial (Rodríguez
1999; Noronha 1988, 49-50).
Lejos de la rica tradición social revolucionaria europea, el escenario polí-
tico norteamericano fue siempre muy limitado en términos de experiencias
sociales radicales y de participación de las masas trabajadoras. En ese espacio,
todavía caracterizado por la reacción al liberalismo económico y por el fuerte
influjo de los activismos políticos de los años sesenta (los derechos civiles, los
movimientos feministas y los lobbies contra la guerra de Vietnam), es donde
surgen los Critical Legal Studies. Este grupo fue fundado en 1977 en la Uni-
versidad de Winsconsin por profesores y especialistas de diversas áreas de las
ciencias humanas, muchos de ellos provenientes del movimiento de Law and
Society (Derecho y Sociedad). No pasó mucho tiempo para que los Critical
Legal Studies, con su postura polémica, radical e intelectualizada, obtuvieran
un cierto prestigio, no sólo en el medio de las instituciones de enseñanza del
derecho sino también en el ámbito de las actividades científicas y académicas
(Zuleta Puceiro 1987a, 113; Rodríguez 1999; Eagleton 1991).
Su perspectiva histórico-ideológica transpone la herencia del realismo ju-
rídico liberal para llegar a la contundente crítica social de todo el saber doctri-
nario y la práctica judicial positiva. La reconstrucción de las categorías y de los
procedimientos oficializados favorece una estructura alternativa “situada cla-
ramente a la izquierda del sistema” (Zuleta Puceiro 1981ª, 114-115). Tal postu-
ra puede ser detallada en los fundamentos de los Critical Legal Studies, susten-
tados en algunos presupuestos teóricos de la fenomenología, del historicismo
PRINCIPALES CORRIENTES DEL PENSAMIENTO JURÍDICO CRÍTICO EN OCCIDENTE 53
la teoría crítica debe ser entendida (...) como un intento por desenmasca-
rar este estado de cosas y, a partir de ello, definir una función alternativa
del derecho y de la ciencia jurídica (...). La teoría crítica del derecho, en
su versión norteamericana, es empírica aunque sin que ello signifique que
se reduzca a un enfoque exclusivamente empírico-analítico. Ella es tam-
bién filosófica, pero en el sentido de “crítica” y no de filosofía primera o
reflexión fundamental. (...) Es, finalmente, práctica en el sentido esboza-
do por la teoría crítica de la sociedad: está pues orientada hacia el escla-
recimiento y la emancipación social, y no exclusivamente hacia la articu-
lación de una nueva tecnología social. (Zuleta Puceiro 1987b, 122).
Más allá de una preocupación social e histórica, los Critical Legal Studies
procuran afirmarse teóricamente en la filosofía política contemporánea, en el
punto de encuentro de la teoría de la interpretación y de la política jurídica, así
54 INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO JURÍDICO CRÍTICO
2
Sobre este punto, agradezco las informaciones y los textos sobre los Critical Legal
Studies cedidos por los profesores Enrique Zuleta Puceiro y José Eduardo Faria. Un
balance de la teoría crítica del derecho en el pensamiento norteamericano puede ser
encontrado en Zuleta Puceiro (1987b, 123-124) y en Mangabeira Unger (1983). Cé-
sar A. Rodríguez (1999) ha hecho un análisis introductorio y actualizado de los Criti-
cal Legal Studies.
PRINCIPALES CORRIENTES DEL PENSAMIENTO JURÍDICO CRÍTICO EN OCCIDENTE 55
para la creación de esta asociación crítica en 1978, entre los cuales se destacan:
el predominio, en los años sesenta, de la escuela marxista althusseriana; el re-
descubrimiento de la obra de Gramsci; la aparición de los primeros trabajos de
Foucault; la repercusión de los acontecimientos de mayo de 1968; el impacto
de la constitución de un sindicato de magistrados y de abogados, y la organiza-
ción de seminarios críticos y de reflexiones epistemológicas en las facultades
de derecho. Cuando surgió la Association Critique du Droit, se editó un mani-
fiesto que estructuró y definió las bases teóricas de todo el movimiento. De
igual modo se lanzó un proyecto de una colección de obras de carácter pedagó-
gico, así como una revista de divulgación crítica, Procès, que refleja el pensa-
miento político-jurídico del grupo (ver Miaille 1988, 85).
En cuanto a la evolución de las posiciones epistemológicas de la Critique
du Droit es preciso distinguir dos periodos. En un primer momento, de manera
bastante atrevida y en contraposición a la ciencia jurídica tradicional, se busca
la reconstrucción de una teoría general del derecho, apoyándose en el materia-
lismo histórico-dialéctico. Posteriormente, de forma más cautelosa y abando-
nando el proyecto inicial, se intenta sistematizar una investigación concreta
sobre los mecanismos de organización y reglamentación de la práctica jurídica
(la tecnología de los modos de acción normativa) en el ámbito de la sociedad
burguesa.
El primer periodo, que corresponde a la fundación (1978) y a la publica-
ción del Manifiesto, traduce claramente la idea de que el derecho y el Estado
son fenómenos producidos por las contradicciones sociales, de manera que la
apreciación neutra del derecho no hace más que reforzar la dominación del
modo de producción capitalista. Se vuelve contradictorio y arbitrario, para la
propia realidad social, presentar como naturales las distinciones “clásicas” en-
tre ciencia jurídica y ciencia política, entre derecho público y derecho privado,
entre individuo y colectividad.
Así, la finalidad del movimiento no es sólo introducir un nuevo discurso;
teórico y otra “práctica de ruptura con la ideología dominante”, sino ante todo
incrementar las transformaciones en la enseñanza y la investigación jurídica de
las universidades, contribuyendo a edificar una epistemología del derecho bajo
la perspectiva de “transición al socialismo” (Miaille 1988, 86).
Esta visión global de las principales “tesis” del proyecto inicial de la Cri-
tique du Droit puede ser apreciada en toda su dimensión en la siguiente decla-
ración:
alcanzar todos sus objetivos. Esto se explica no tanto por la obstrucción o su-
premacía de los juristas positivistas, sino por el propio cambio, evolución y
fragmentación de los juristas críticos.4
Finalmente, y aunque sea independiente de la Association Critique du
Droit, no podemos olvidar la destacada contribución teórica de André Jean
Arnaud a la filosofía y la sociología jurídicas francesas contemporáneas. Los
análisis crítico-estructurales de Arnaud tienen incidencia tanto en preocupacio-
nes de corte semiológico retórico sobre el Código Civil francés y las prácticas y
los discursos de los juristas, como en reflexiones que convergen hacia una so-
ciología del “desvío” y del “discurso de la razón jurídica” (véanse, para una
mayor comprensión del pensamiento del autor: Arnaud 1975, 1981, 1988,
1991a, 1991b, 1999; Arnaud, en Arruda Jr. 1992; Arnaud y Dulce 2000). Des-
pués de llevar a cabo en España, como director científico, un trabajo de impor-
tancia significativa para la implementación y expansión del Instituto Interna-
cional de Sociología Jurídica de Oñati, este autor ha estudiado en los últimos
años la relación del derecho con los temas del pluralismo, la interdisciplinarie-
dad, la regulación, la posmodernidad y la globalización.
Desde finales de los años sesenta y comienzos de los setenta se formó en Italia
un movimiento teórico-práctico compuesto por profesores universitarios, abo-
gados y, principalmente, magistrados progresistas. Este movimiento italiano
tuvo su impulso y su afirmación con el Congreso de Catania, realizado en mayo
de 1972, concluyendo en las formulaciones sobre el “uso alternativo del Dere-
cho”, publicadas en dos volúmenes, en 1973, y organizados por Pietro Barce-
llona. El objetivo de esa importante tendencia política y jurídica fue proponer,
frente a la dominación y a la imposición del derecho burgués capitalista, la
utilización del ordenamiento jurídico vigente y de sus instituciones al servicio
de una práctica judicial emancipadora, dirigido a las clases o a los sectores
sociales menos favorecidos.
En realidad, esta concepción no llega a ser un paradigma sustitutivo o al-
ternativo de la ciencia jurídica positivista, sino que pretende simplemente la
aplicación diferente de la dogmática predominante, explotando las contradic-
ciones y las crisis del sistema mismo y buscando formas más democráticas que
superen el orden social burgués (ver Zuleta Puceiro 1981, 248; Atienza 1985;
4
En este sentido, vale la pena mencionar una nota adicional de este movimiento: el
tema al cual un discurso desmitificador como el de Michel Miaille da prioridad no es
la incisiva crítica sociológica del derecho, sino más bien la crítica interna al propio de-
recho.
PRINCIPALES CORRIENTES DEL PENSAMIENTO JURÍDICO CRÍTICO EN OCCIDENTE 59
los jueces (López Calera et al. 1978, 17). La contradicción reside en el hecho
de que el poder judicial, no obstante su apariencia de neutralidad, no es más
que una institución de naturaleza política, reflejo de la dinámica misma de po-
der del Estado capitalista. Mientras que Barcellona insiste en la obligatoriedad
de la función política del derecho y en la necesaria legitimación de una praxis
emancipadora, Ferrajoli afirma que la práctica alternativa no debe solamente
convertir las contradicciones del derecho burgués en un proceso de emancipa-
ción de los sectores populares sino que debe definir claramente la inserción de
la magistratura y del poder judicial “en la ampliación de los posibles espacios
democráticos” (Barcellona y Cotturri 1976, 254; López Calera et al. 1978, 40).
En esa perspectiva delineada por los teóricos del Uso Alternativo del De-
recho, la dimensión política del ente judicial en la sociedad de clases es eviden-
te “a partir de su estructura rígidamente jerarquizada cuyo vértice, al cual se
llega por indicación política o por selección rigurosa, cumple el simple papel
de homologar y reducir a una entidad los criterios de las instancias inferiores”.
(Faria 1984b, 171). En ese caso, “lo que los defensores del uso alternativo pro-
ponen, entre otras cosas, es justamente la prolongación del proceso hermenéu-
tico en las instancias menores, ocupadas por jueces más jóvenes y más sensi-
bles, a las reivindicaciones de los sectores populares” (Faria 1984b, 171).
Se critica con frecuencia al Uso Alternativo del Derecho como producto
reformista que no rompe radicalmente con la legalidad burguesa y que busca
explotar y operar por encima de la crisis socioeconómica de algunos países del
capitalismo europeo avanzado. Ahora bien, en lo que respecta a las posibles
críticas al movimiento alternativo, hay que tener -como en el caso de Andrés
Ibáñez- una postura realista basada en el reconocimiento de que las contradic-
ciones no están jamás ausentes del sistema jurídico capitalista. Por encima de
todo, no se pretende con los juristas alternativos, como muchas veces se excla-
ma, introducir “...1a contradicción, la inseguridad y la duda en el mundo del
derecho, considerado tradicionalmente como salvación a los vaivenes que sa-
cuden los demás niveles de la estructura social” (Ibáñez 1978, 85). En este
sentido,
5
Hace muchos años que la temática del uso alternativo del derecho no merece más
atención y dejó de ser la preocupación del antiguo grupo italiano de los años setenta,
principalmente de sus fundadores, como Pietro Barcellona. Este autor. que llegó a
integrar el Consejo Superior de la Magistratura italiana (1976-1979) y fue diputado
del PO (1979-1983), hoy en día, además de ser catedrático de instituciones de dere-
cho privado en la Universidad de Catania y de ejercer las funciones de director de la
revista Democrazia e Diritto, ha investigado sobre la relación del derecho con la de-
mocracia, con la posmodernidad y con la búsqueda paradigmática de una nueva co-
munidad. Una confirmación de esta realidad puede verse en Barcellona (1995,
1996a, 1996b).
62 INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO JURÍDICO CRÍTICO
6
Para un examen más completo y atento de las principales tesis de este último autor
sobre el derecho, ver Habermas 1997.
PRINCIPALES CORRIENTES DEL PENSAMIENTO JURÍDICO CRÍTICO EN OCCIDENTE 63
(...) el derecho crítico es la verdad de una sociedad que, por medio del de-
recho, disolvió el velo de la ideología y de la represión, una sociedad que
desenmascaró el derecho de la dominación y que se abrió críticamente al
dominio del derecho. (...) Solamente el derecho crítico -que penetra y
desarticula las relaciones de poder social, económico y político en vez de
legitimarlas- es el que puede ser la expresión real de la verdadera socie-
dad humana. (De Giorgi 1979, 141-142)
7
Estas observaciones son el resultado de una entrevista del autor de este libro con el
profesor Enrique Zuleta Puceiro en Buenos Aires, el 30 de noviembre de 1988.
PRINCIPALES CORRIENTES DEL PENSAMIENTO JURÍDICO CRÍTICO EN OCCIDENTE 65
cia, garantismo jurídico, y los derechos colectivos (López Calera 1985, 1992a,
1992b, 2000).
Elías Díaz, catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid y antiguo
director de la revista Sistema, es reconocido como el defensor intelectual del
pluralismo político, pasando de un sociologismo historicista a posiciones más
formales y eclécticas. Las preocupaciones jusfilosóficas de Elías Díaz com-
prenden una totalidad que refleja la continua interacción de las perspectivas
científico-normativas, sociológicas y filosóficas. El autor aboga por una con-
ciencia crítica superadora de la positividad instituida, marcada por intereses
tanto axiológicos como sociojurídicos. En su filosofía crítica, el derecho (sis-
tema de legalidad) aparece como emanación de un “determinado sistema de
intereses y valores (sistema de legitimidad en sentido amplio)”, pues “todo
sistema de legitimidad intenta realizarse a través de un determinado sistema de
legalidad” (Lorca Navarrete 1981, 374-375). Para él, “son tres los niveles en
los cuales (...) se manifiesta la legitimidad: la legitimidad impuesta por una
legalidad (investigación propia de la ciencia del derecho); la legitimidad racio-
nal, entendida como crítica radical de los dos niveles anteriores y que viene a
constituirse en el tema central de la filosofía del derecho” (Lorca Navarrete
1981, 374-375. Ver también Díaz 1977, 1979, 1980). En consecuencia, en la
concepción de Elías Díaz, la filosofía crítica del derecho debe estar siempre
dispuesta a cuestionar y reubicar cada uno de esos niveles en la percepción
totalizadora de la realidad jurídica. En algunos de sus trabajos, Díaz se ha ocu-
pado no sólo de la función de las “instituciones políticas” y de los “nuevos
movimientos sociales” en la construcción del socialismo democrático, sino
principalmente de la función de establecer los criterios adecuados para “una
teoría de la legitimidad (democrática) y una correlativa teoría (crítica) de la
justicia” (Díaz 1984,21-73; 1988a, 41-67; 1988b, 667-681; 1993).
Por otra parte, distanciándose del jusnaturalismo y del positivismo jurídi-
co, Juan Ramón Capella adopta una postura teórica claramente ideológica,
centrada en la transformación radical del orden jurídico burgués. Estamos fren-
te a un ensayista ecléctico y un conferencista polémico, con intereses múltiples
que van desde las incursiones sobre la filosofía marxista, los problemas teóri-
cos relacionados con la ciencia y la lógica, hasta los problemas de ecología,
pacifismo, feminismo y armamentismo. En opinión de algunos críticos, Capella
no cuenta con un trabajo profundo ni rigurosamente acabado del derecho, que
comience con una propuesta jurídica de corte lógico-analítico que luego evolu-
cione hacia una orientación antiformalista y crítica. En función de esas ideas y
de algunas posturas ideológicas incisivas defendidas en su libro Sobre la extin-
ción del derecho y la supresión de los juristas, el autor acabó desencadenando
una amplia discusión en la cual defiende que
66 INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO JURÍDICO CRÍTICO
Queda claro que Capella, sin reducir el derecho a la política, busca la “in-
terpretación histórico-materialista del contenido concreto de las normas jurídi-
cas”, intentando, por un lado, “esbozar una teoría del derecho como instrumen-
to del dominio de clase, y por otro lado, profundizar en el estudio del carácter
ideológico del derecho y de la doctrina de los juristas” (Puiqpelet 1987, 30-31;
Capella 1976, 1979, 1993, 1997).
Pero la crítica radical y la tradición de los estudios jurídicos de vanguar-
dia no se encuentran únicamente centradas en el grupo de Juan Ramón Capella
en Barcelona. En los años noventa se destacó el trabajo de algunos investigado-
res de la Universidad de Sevilla, entre los cuales se encuentran Antonio Enri-
que Pérez Luño, David Sánchez Rubio, Alfonso de Julios-Campuzano y Juan
Antonio Senent de Frutos, así como el círculo crítico del programa de doctora-
do en Derechos Humanos y Desarrollo de la Universidad Pablo de Olavide,
coordinado por Joaquín Herrera Flores.
Marcado por un pensamiento ecléctico y pluralista, Antonio Enrique Pé-
rez Luño, catedrático de filosofía del derecho en Sevilla, es el autor de una
extensa producción jurídica que cubre múltiples áreas como la cibernética, la
informática, los derechos humanos, las nuevas tecnologías y la seguridad jurí-
dica (Pérez Luño 1976, 1986, 1991, 1992). Joaquín Herrera Flores es profesor
titular de filosofía del derecho en Sevilla y autor de diversos ensayos publica-
dos en revistas especializadas; se ha interesado en el análisis del fenómeno
jurídico a la luz de los problemas de la democracia, de las necesidades humanas
y de los valores. En su trabajo “Crítica jurídica y estudios de derecho”, apunta
que la crítica jurídica está fundada en los principios de reflexividad, compleji-
dad y esperanza. En su tesis de doctorado articula premisas teóricas, políticas y
axiológicas de la Escuela de Budapest con el concepto de derechos humanos,
destacando el papel de un sistema de necesidades radicales. Pero recientemente
PRINCIPALES CORRIENTES DEL PENSAMIENTO JURÍDICO CRÍTICO EN OCCIDENTE 67
(...)”, que construye algo nuevo y común (Ost 1978, 6-7). Desde este momento,
la interdisciplinariedad es el diálogo que
8
A finales de los años ochenta, las tendencias del grupo belga se encaminaron hacia
las cuestiones relativas a la teoría de la regulación en el derecho y hacia las formula-
ciones jurídicas sistémicas. Ver Van der Kerchove y Ost (1988 y 2001).
70 INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO JURÍDICO CRÍTICO
implica la transformación de la ciencia moderna que pasa por una crítica epis-
temológica (Santos 1987, 1989 y 1994).
Se trata de criticar los límites y faltantes de la modernidad, introduciendo
a un campo de conocimiento más extenso, reconociendo otras formas de pro-
ducción epistemológica y otras prácticas sociales. Tal direccionamiento no
implica buscar un modelo de totalidad monolítica, una hegemonía de la racio-
nalidad, sino caminar en la perspectiva de “archipiélagos de fragmentos”, o sea,
de una “fragmentación con solidaridad”, una forma de entendimiento marcada
por la “tolerancia discursiva” (Santos, en Jurandir Maleaba 1995, 6-7). Cierta-
mente no deja de ser la construcción de una política posmoderna de resistencias
asentada “en mini-racionalidades” (Santos 1994, 91).
Es en el contexto de esa discusión de crisis de la modernidad y recons-
trucción de nuevos paradigmas que Boaventura de S. Santos introduce sus pre-
ocupaciones sobre el Derecho. Fue en los inicios de los años 70, que el autor
hizo trabajo de campo en Brasil sobre las luchas de tierra en la ciudad de Recife
(norte del país) y, posteriormente, análisis empírico-sociológicos sobre prácti-
cas jurídicas en el interior de una favela (Jacarezinho) de Río de Janeiro, lo que
dio el nombre imaginario de “Pasárgada”, y dando origen a sus influyentes
interpretaciones sobre el pluralismo jurídico en la periferia del capitalismo
(Santos 1988, 91-101).
Así, con base en formulaciones sobre el pluralismo jurídico, el autor ex-
tiende el concepto y la práctica del Derecho, articulando su experiencia a través
de ciertos elementos que permean las relaciones entre el Derecho estatal mo-
derno y las relaciones emergentes de un Derecho infra-estatal (legalidades pa-
ralelas).
Apoyado en una investigación denominada sociología de la retórica jurí-
dica, Boaventura de Sousa Santos no sólo hace el análisis del derecho moderno,
sino que, sobre todo, denuncia la crisis que se manifiesta en el sistema judicial
capitalista, apuntando las posibles reformas para la transformación de la admi-
nistración de justicia.
En la opinión del sociólogo de la Universidad de Coimbra9, la praxis de la
legalidad capitalista es revelada por la articulación de tres componentes estruc-
turales básicos: la retórica, la burocracia y la violencia. En el paradigma mo-
derno de normatividad, cada uno de estos elementos posee internamente su
9
Aquí también podemos mencionar a António Manoel Hespanha, profesor de la Facul-
tad de Derecho de la Universidad Nueva de Lisboa, como uno de los más importan-
tes investigadores criticos en el ámbito de la metodología histórico-jurídica y de la
historia institucional moderna. Sus obras A História do Direito na História Social
(1978), História das Instituções. Épocas Medieval e Moderna (1982), Justiça e Pros-
pectiva (1993) y Panorama Histórico da Cultura Jurídica Europeia (1997), acentúan
la dimensión social y cultural del derecho y de las instituciones jurídicas.
72 INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO JURÍDICO CRÍTICO
Las principales tendencias del pensamiento crítico del derecho trascienden los
horizontes de la doctrina norteamericana y europea, extendiéndose por los paí-
ses latinoamericanos, especialmente México, Argentina y Brasil. Debido a la
fuerte influencia de la cultura anglosajona sobre la Escuela Analítica Argentina,
es evidente el gran interés de algunos juristas de Buenos Aires por los Critical
Legal Studies. A partir de los años ochenta fue igualmente importante la in-
fluencia de diferentes tendencias marxistas, provenientes del Uso Alternativo
del Derecho (Italia) y de la Asociación Crítica del Derecho (Francia), sobre
amplios sectores del derecho crítico latinoamericano, entre los cuales está el
grupo de juristas mexicanos reunidos en la Universidad de Puebla y en la Uni-
versidad Autónoma Metropolitana de México/Azcapotzalco. Esta influencia se
extiende también a las posturas aisladas de juridicismo marxista (Chile, Perú y
Colombia), al movimiento crítico de Buenos Aires (enfoques de tipo lingüísti-
co-psicoanalítico), así como a las jornadas y los encuentros de la Asociación
Latinoamericana de Metodología de la Enseñanza del Derecho (ALMED),
integrada por jusfilósofos e investigadores empíricos de distintas nacionalida-
des, cuyo núcleo se encuentra en Brasil. La proliferación de ideas críticas sobre
la enseñanza jurídica y las nuevas investigaciones metodológicas sobre el dere-
cho fueron publicadas en el principal vehículo de difusión de la ALMED, la
revista Contradogmática, que hace algunos años dejó de ser editada.
Además de la profunda influencia del grupo mexicano de crítica jurídica
(coordinado por Oscar Correas) y de la ALMED (coordinada por Luis A. Wa-
rat), tienen gran importancia otros órganos o institutos regionales de investiga-
ción sociopolítico-jurídica, entre los cuales podemos citar al Consejo Latinoa-
mericano de Ciencias Sociales (CLACSO), en cuyo seno se encuentra un grupo
de investigadores sobre el derecho y las ciencias sociales con sede en Buenos
Aires y que ya cuenta con más de dos décadas de experiencia; al Grupo Lati-
noamericano de Criminología Crítica, que en los últimos diez años ha venido
promoviendo fructíferos intercambios y publicaciones crítico-legales; al Insti-
tuto Latinoamericano de Servicios Legales Alternativos (ILSA), localizado en
Bogotá, el cual tiene como principal órgano de divulgación la revista El Otro
Derecho; al Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), con sede en Bue-
nos Aires y dirigido por Octavio Carsen, y al Centro de Acción y Reflexión
para el Cambio (Quercum), establecido en Santiago de Chile y conducido por
el abogado popular Manuel Jacques. Todos estos movimientos e instituciones
han dado prioridad a los temas del uso alternativo del derecho, los derechos
humanos y la asesoría jurídica popular.
PRINCIPALES CORRIENTES DEL PENSAMIENTO JURÍDICO CRÍTICO EN OCCIDENTE 75
10
Además de la revista Crítica Jurídica, que desde el numero 17 de 2000 está siendo
publicada por las Facultades de Brasil con apoyo del Centro de Investigaciones de la
UNAM y de la Universidad de Sonora, registramos la existencia de otras revistas crí-
ticas como Alter e Inter Criminis (del Inacipe). A propósito del “marxismo jurídico” en
México y en América latina, véase De la Torre Rangel (1989, 157-195).
76 INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO JURÍDICO CRÍTICO
11
Estas preocupaciones fueron demostradas en varios ensayos. Véase Correas 1989,
403-413; 1990, 35-51. El avance de las posturas epistemológicas puede comprobar-
se en sus más recientes libros (Correas 1994a, 1994b, 1995a, 1995b).
PRINCIPALES CORRIENTES DEL PENSAMIENTO JURÍDICO CRÍTICO EN OCCIDENTE 77
12
No podemos dejar de mencionar la importancia del trabajo de algunos investigadores
jurídicos en Perú y Cuba, tales como Jorge Rendón Vásquez, especialista en dere-
cho laboral y profesor emérito de la Universidad Mayor de San Marcos en Lima (en-
tre muchos otros, véase Rendón 1989). En lo que respecta a los juristas cubanos,
debemos destacar a Julio Fernández Bulté, profesor de filosofía jurídica (Fernández
et al. 1984), a Delio J. Carreras Cuevas, historiador y profesor de derecho romano
(Carreras 1977), ambos integrantes de la Facultad de Derecho de la Universidad de
La Habana, y a Hugo Azcuy Henríquez, especialista en derecho constitucional del
Centro de Estudios sobre América (CEA-La Habana).
PRINCIPALES CORRIENTES DEL PENSAMIENTO JURÍDICO CRÍTICO EN OCCIDENTE 79
una técnica instrumental destinada a servir por igual las distintas ideolo-
gías que se dividen a favor de quien decide la suerte (...) y de quien ejerce
el poder en una sociedad. Las ideas políticas y sociales dominantes de-
terminan lo que debe ser el Estado y moldean el contenido de las normas
jurídicas. Por consiguiente, para determinar el contenido del derecho re-
sulta decisiva la consideración de la forma de organización social para la
cual éste está destinado a servir, conforme ella sea liberal-individualista,
reformista o revolucionaria. (Novoa Monreal 1985, 80-82, 93)
13
Sobre la reafirmación de los objetivos y funciones de esta institución, véase el mani-
fiesto conmemorativo de los diez años de ILSA: ILSA (1989, 5-49).
82 INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO JURÍDICO CRÍTICO
15
Hablando de estas cuestiones de derecho y psicoanálisis, importa mencionar el tra-
bajo de Alicia Ruiz, quien ha venido investigando el papel de los jueces en las trans-
formaciones sociales, el impacto del multiculturalismo en el derecho y la identidad
femenina. Ver Ruiz (2000).
84 INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO JURÍDICO CRÍTICO
no somete solamente por la fuerza física que ella misma organiza y es-
conde tras el texto, sino que somete también por la manipulación del de-
seo y por el control de los impulsos. Somete porque es la encargada de
canalizar el amor del Poder. La sumisión ya no se encuentra únicamente
explicada en las funciones normativas de los órganos jurídicos sino tam-
bién en las propias pulsiones de los súbditos. Se configura aquí el deseo y
PRINCIPALES CORRIENTES DEL PENSAMIENTO JURÍDICO CRÍTICO EN OCCIDENTE 85
16
Aunque no haya incursionado en el área de los estudios jusfilosóficos, vale la pena
traer a cuento la obra de Eugenio R. Zaffaroni, ya que ésta cuestiona la dogmática
tradicional de la justicia penal, desarrollando una postura crítica en lo que se refiere a
la política criminal, a los derechos humanos, al derecho público y a la sociología polí-
tico-jurídica. Entre algunos de sus más importantes trabajos véase Zaffaroni (1991,
1995).
86 INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO JURÍDICO CRÍTICO
juristas” (Warat 1984a, 2). Teniendo en mente el alcance y los límites de los
diferentes discursos críticos sobre el derecho -y, al mismo tiempo, tratando de
hacer un inventario de los múltiples puntos de referencia comunes-, Warat re-
salta como principales líneas de investigación crítica de la ALMED las si-
guientes:
El Humanismo en la tradición
de la cultura jurídica Latinoamericana
4.1.- INTRODUCCIÓN
18
El significado convencional de “cultura jurídica” a los efectos de este artículo com-
prende la totalidad de la producción y reproducción humanas en determinado mo-
mento histórico, en lo que se refiere a las formas normativas del saber (ideas, repre-
sentaciones y símbolos), de las prácticas legales de los agentes operantes y de las
instancias organizativas de aplicación de la justicia.
EL HUMANISMO EN LA TRADICIÓN DE LA CULTURA JURÍDICA LATINOAMERICANA 93
Las Casas, sino, sobre todo, representaban la más auténtica victoria del huma-
nismo cristiano de la época (Höffner 1986, 1991). Por cierto, las Leyes Nuevas
sintetizaban el último intento de la Corona Española para contener las tenden-
cias deshumanizadoras del proceso de la conquista. Más allá de la protección
de la vida de los indios, buscaban restringir la acción destructiva e inmoral de
los colonizadores, así como, desautorizaban nuevas prácticas de conquistas
privadas sin previa anuencia de la Corona (Bruit 1995, 29). Las reacciones
políticas y la fuerte oposición de las colonias hispanas hicieron inviable la apli-
cación integral de esa nueva legislación. Aunque se pueda reconocer su carác-
ter innovador y humanístico para el Nuevo Mundo, esas Leyes Nuevas no lo-
graron ser aplicadas con eficacia, y aunque hayan contribuido para moderar la
violencia, no fueron suficientes para terminar radicalmente con ésta y con la
esclavitud de las poblaciones indígenas.
Por cierto que la cultura jurídica moderna y europea, formalizada teórica e ins-
trumentalmente entre los siglos XVII y XVIII, tuvo, como una de sus directri-
ces principales, un humanismo de base crítica y racionalista. En el escenario de
la sociedad moderna, pueden destacarse dos momentos de revelación de princi-
pios humanistas críticos. Primeramente, la manifestación renovadora, seculari-
zada y racionalista de un humanismo que se opone al modelo jurídico-penal y
procesal ligado a la tradición clerical inquisitorial y a la antigua estructura mo-
nárquica de privilegios. Así, en oposición al discurso intolerante de los proce-
sos inquisitoriales y al absolutismo sacralizado, emerge el jusracionalismo,
como base de una nueva cultura jurídica, en cuanto expresión de la voluntad y
razón humanas. Ese proceso de laicización del Derecho advino, en el decir de
Salo de Carvalho, de la praxis jurisprudencial revolucionaria de los magistra-
dos, del humanismo penal y del racionalismo jurídico. Ahora bien, ese proceso
que consolida el Iluminismo, en el campo del Derecho, representará
humano capaz “de crear libremente su destino como nación y como pueblo”
(Lukesi 1985, 272-274).
Ciertamente que la independencia de las naciones latinoamericanas, a
comienzos del siglo XIX, no representó una ruptura total y definitiva con Es-
paña y Portugal, sino que constituyó, como señala Howard J. Wiarda, la refor-
mulación de la tradición ibero-latina clásica, sin un cambio expresivo en el
orden social y político (Wiarda 1983, 22). Gradualmente, se adaptaron y se
destacaron principios del ideario económico capitalista, de la doctrina del libe-
ralismo individualista y de la filosofía positivista. En realidad, se intentaba
compatibilizar tales doctrinas emergentes y nuevas fuerzas sociales, mante-
niendo las antiguas estructuras de carácter corporativo y patrimonialista. Esto
explica porqué las formas constitucionales introducidas fueron “(...) representa-
tivas y democráticas, pero en esencia la herencia no-democrática, elitista (...),
jerárquica y autoritaria” (Wiarda 1983, 22 y 25) fue preservada.
No está de más recordar que, en América Latina, tanto la cultura jurídica
impuesta por las metrópolis a lo largo del período colonial, como las institucio-
nes legales formadas después del proceso de independencia (tribunales, codifi-
caciones y operadores del Derecho) derivan de la tradición legal europea occi-
dental, representada por las fuentes clásicas del Derecho Romano, Germano y
Canónico. Por lo tanto, en la Cultura Jurídica latinoamericana ha de tenerse en
cuenta la herencia colonial luso-hispana (y sus respectivas raíces romano-
germanas) y los procesos normativo-disciplinares provenientes de la moderni-
dad capitalista, liberal-individualista y burguesa. En ese sentido, la incorpora-
ción del modo de producción capitalista y la inserción del liberalismo indivi-
dualista tuvieron una función importante en el proceso de positivización del
Derecho estatal y en el desarrollo específico del Derecho privado (con énfasis
en el Derecho de propiedad y en el Derecho mercantil). Reconoce el jurista
mexicano Jesús Antonio de la Torre Rangel que el
4.5.- CONCLUSIONES
Fundamentos de la crítica en el
pensamiento político y jurídico
latinoamericano
5.1.- INTRODUCCIÓN
postura no sólo orientada hacia los pobres, sino de una Iglesia capaz de luchar
y sacrificarse por los desposeídos como en los ejemplos de Camilo Torres
(Colombia) (Torres 1981; Boff 1996, 17-22 y 37-40; 1982, 22-49) y
Oscar Romero (San Salvador).
Los principales defensores de la teología de la liberación, como
Gustavo Gutiérrez, Hugo Assmann, Juan Luis Segundo, Clodovis y Leonardo
Boff critican la teología tradicional por ejercer una función de orientación mo-
ral para los ciudadanos y para los gobernantes, teniendo como referencia tan
sólo las Escrituras Sagradas y estando por “demás comprometida con la orto-
doxia y con los componentes ideológicos del sistema filosófico en que se apo-
ya, lo que redundaría en una aprobación del status quo, con una interpretación
estática de la realidad y (...) con una interpretación ahistórica de la Palabra de
Dios, y más comprometida con una superestructura de carácter ideológico (...)
de que con aquello que pasa en la realidad real” (Colombo 1989, 98).
He aquí, por lo tanto, que la nueva teología como “señales de los tiem-
pos” implica una toma de conciencia motivada por la inserción en la praxis
histórica, una teología, no para la contemplación, sino para la acción transfor-
madora de la sociedad (Bordin 1987, 65-66). Una teología que tiene en cuenta
la realidad de negación de la vida, la experiencia de fe de los cristianos y la
liberación de los pueblos latinoamericanos. Se trata de una teología comprome-
tida con la lucha contra las diversas formas de explotación de la vida humana y
los abusos de los poderes institucionalizados. No se trata, como recuerda Olírio
Colombo, de una teología elaborada en la academia o en una biblioteca, sino
engendrada en la experiencia reflexiva con operadores y grupos comunitarios
insertos en el proceso de liberación (Colombo 1989, 99). Eso explica sus fun-
ciones hermenéuticas de buscar las exigencias de la fe a partir de la praxis,
operando en dirección de la denuncia, de la crítica y de los cambios. Más allá
de eso, se utiliza el método dialéctico, en cuanto aporte apropiado de las cien-
cias sociales, para examinar los procesos históricos marcados por las contradic-
ciones, estructuras y conflictos sociales. Por lo tanto, se concilia el conocimien-
to científico de la realidad con la reflexión teológica fundada en la praxis socio-
política liberadora (Colombo 1989, 102).
Se trata del nuevo modo de hacer teología a partir de la adhesión social y
del compromiso con la liberación de los pueblos latinoamericanos. Así, como
señala Gustavo Gutiérrez, esa verdadera teología que conecta la fe con la
praxis, tal vez no sea un tema tan nuevo
(...) existe una comprensión práctica del mundo, que sirve de punto de
partida para el filosofar. Ser es ser-con el otro, es ser nosotros. (...). El
mundo humano es el mundo del cara-a- cara, el mundo del tú, que se re-
vela a través de la palabra, de la vida dialógica. Pero el ser-con es siem-
pre amenazado: el Otro puede ser negado como exterioridad y barbarie.
(...). Al negar el otro, al recusar reconocerlo como distinto y amable, re-
conozco mi mundo como el único posible (...). Es preciso, por eso, pensar
la cuestión del otro como problema metafísico, hacer la metafísica del
oprimido, la metafísica del amor y del servicio: el servicio de la libera-
ción. (César 1984, 57-58)
(...) una variante de ninguna de las confecciones del mundo que corres-
pondan al centro de poder actual (...) es preciso, pues, forjar un pensa-
miento que, por estar arraigado en la realidad histórico-social de nuestras
comunidades, traduzca sus necesidades y objetivos, sirva como medio
para cancelar el subdesarrollo y la dominación que tipifican nuestra con-
dición histórica. (Salazar 1982, 121; ver también Wolkmer 1995, 197)
FUNDAMENTOS DE LA CRÍTICA EN EL PENSAMIENTO POLÍTICO Y JURÍDICO LATINOAMERICANO 115
Las afirmaciones políticas de esa personalidad que, sin dejar de ser un re-
volucionario democrático, mezcló originalidad, romantisismo, idealismo y
nacionalismo pautó siempre por descubrir, defender y recorrer el camino pro-
pio de una América Latina criolla, confluencia solidaria de todas las razas
(Maldonado-Denis 1993, 415-426). La propuesta de una civilización mestiza
latinoamericana, constituida por la identidad y originalidad del pueblo nativo
emancipado, está proclamada, por lo tanto, con las palabras de Delgado Gonzá-
lez, en las tesis martinianas presentes en su conocido ensayo Nuestra América:
a) “Las viejas leyes europeas no tienen validez para los nuevos pueblos
de América”.
b) “El nuevo hombre americano amarrado a sus raíces naturales no re-
chaza la auténtica civilización, siempre que ésta sea respetuosa”
(Delgado s/d, 265-267) con la cultura autóctona periférica.
120 INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO JURÍDICO CRÍTICO
c) Así, brota una nueva cultura en el interior del alma del propio pueblo
latinoamericano y en el orgullo de integrar “nuestras repúblicas dolo-
rosas de América, levantadas entre las masas mudas de indios (...) y
los brazos ensangrentados de una centena de apóstoles” (Martí s/d,
195). Se trata de una de las más fuertes contribuciones del ideario
martiniano, el reconocimiento y la confianza de la originalidad de las
tierras de “nuestra América”, de esas naciones que, a diferencia de la
contraposición de Domingo Sarmiento, “no hay batalla entre la civili-
zación y la barbarie, sino entre la falsa erudición y la naturaleza. (...)
conocer el país, y gobernarlo conforme el conocimiento, es el único
modo de librarlo de tiranías. La universidad europea debe dar lugar a
la universidad americana. La historia de América, de los incas para
acá, debe ser enseñada minuciosamente, aunque no se enseñe la de
los arcontes de Grecia. Nuestra Grecia es preferible a la Grecia que
no es nuestra” (Martí s/d, 197).
naria. El mito, la idea en sí misma, son agentes decisivos del despertar de otros
viejos pueblos, (...), ha de ser el pueblo inca, que construyó el más desarrollado
y armónico sistema comunista, (...). El socialismo les enseñó a colocar el pro-
blema indígena en nuevos términos. Dejamos de considerarlo abstractamente
como problema social, económico y político” (Mariátegui 1975, 21-22; Löwy
1999, 102-119).
Ciertamente, Mariátegui retoma el “comunismo agrario” inca para crear
un programa de desarrollo socialista en que el “indio se puede expresar y reali-
zar como indio” (Fornet-Betancourt 1995, 126). Se trata de la especificidad de
un socialismo capaz de convertirse en símbolo de la autonomía indígena. Es el
pasaje histórico de la Indo-América, para un modelo político como exigencia
de autonomía propia y concreta. Eso explica la idea medular de Mariátegui:
“La solución del problema del indio tiene que ser una solución social. Son los
indios quienes deben realizarla” (Mariátegui 1975, 31).
Además de integrar el indigenismo al socialismo, Mariátegui proclama,
en la implementación de la revolución socialista, la solución concreta de la
cuestión nacional, pues la constitución de la nación latinoamericana pasa por la
liberación social y económica (Fornet-Betancourt 1995, 131). Así, la naturaleza
de ese socialismo, construído a partir del colectivismo autóctono, es expresada
de manera incisiva por Mariátegui: “el pensamiento revolucionario, es inclusi-
ve el reformista, ya no puede ser liberal, sino socialista. El socialismo no apa-
reció por casualidad, imitación o moda en nuestra historia, como imaginaban
algunos espíritus superficiales, sino como una fatalidad histórica. (...) no es
posible ser realmente nacionalista y revolucionario sin ser socialista” (Mariáte-
gui 1999, 102). En otro pasaje, en la conmemoración del aniversario de
la Revista Cultural Amauta, la cual dirigió y utilizó como instrumento de su
acción política, Mariátegui renueva su ideario al proclamar que “el socialismo
no es, ciertamente, una doctrina indo-americana. Como ninguna doctrina, nin-
gún sistema contemporáneo lo es ni lo puede ser. El socialismo, aunque haya
nacido en Europa, como el capitalismo, no es, tampoco, específico ni particu-
larmente europeo. Es un movimiento mundial, del cual no se substrae ninguno
de los países que se mueven dentro de la órbitra de la civilización occidental.
(...). El socialismo está en la tradición americana. La más avanzada organiza-
ción comunista, primitiva, que registra la historia, es la inca. No queremos,
ciertamente, que el socialismo sea en América su calco y copia. Debe ser crea-
ción heróica. Tenemos que dar vida, con nuestra propia realidad, en nuestra
propia lengua, al socialismo indo-americano” (Mariátegui 1982, 93).
Por último, cabe observar que estos dos grandes políticos de América La-
tina, José Martí y José Carlos Mariátegui, aunque, viviendo en momentos dis-
tintos pero unidos por el año de 1895 (muerte de Martí y nacimiento de Mariá-
122 INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO JURÍDICO CRÍTICO
tanto, no sólo como una evaluación crítica “de nuestra condición presente, sino
crítica al trabajar en la dirección de una nueva existencia (...)” (Quinney, en
Wolkmer 1995, 5).
Teniendo en cuenta la crítica como instrumento de ruptura y de libera-
ción, la cuestión que se plantea a continuación es cómo viabilizarla en la inser-
ción de un pensamiento marcado por la identidad latinoamericana. Aunque
engendrado históricamente por discontinuidades y flujos deterministas aliení-
genas, se puede creer en la existencia de un pensamiento latinoamericano.
Seguramente, como señala Gabriel L. Santiago, “tomar como punto de par-
tida la necesidad de un pensamiento propio” latinoamericano,
ración’ (de los excluidos, pobres, razas discriminadas, sexos oprimidos, viejos
descartados, niños explotados, pueblos ignorados, culturas aniquiladas, etnias
despreciadas)” y afirmando el desarrollo de la vida y de la libertad humanas en
su dimensión universal. En suma, la filosofía crítica de la política debe actuar
asumiendo la responsabilidad por lo otro y contribuyendo a implementar es-
tructuras políticas justas y legítimas, mediante “nuevas normas, leyes, acciones,
instituciones (...)” políticas (Dussel 2001, 64).
De igual modo, al discutirse y al proyectarse una nueva filosofía política,
no menos relevante es, extender la problematización a la cuestión de una juri-
dicidad crítica, bajo la perspectiva latinoamericana.
Es imprescindible también, para cualquier reflexión sobre derecho y justi-
cia, tener como punto de partida el paradigma de la “vida humana”. En la ópti-
ca de las premisas orientadoras de la ética de la liberación, Enrique Dussel
advierte la necesidad de la vida humana para el desarrollo y la instauración de
una realidad social, justa, que pase a restaurar “(...) la dignidad negada a la vida
de la víctima, del oprimido o excluído”. Esta perspectiva de la alteridad que
prioriza al ser humano concreto, se manifesta en la fundamentación crítica de
otra juridicidad y en la condición real de emergencia de nuevos derechos esen-
ciales. De ese modo, frente a los grandes paradigmas de la tradición occidental
(ser, conocer y comunicación) (Azevedo, Mônica 2001, 184-185) Dussel pre-
senta, en la transposición de la totalidad excluyente y en la dimensión, ahora,
de la exterioridad liberadora, elementos críticos de una ética centrada en el
“Otro”, base para repensar la cuestión de la justicia y de los derechos humanos.
Así, el concepto de liberación, extraído de la ética de la alteridad de Dus-
sel, ha favorecido el surgimiento de un análisis crítico de la juridicidad forma-
lista y opresora por parte de jusfilósofos como Jesús Antonio de la Torre Ran-
gel (México), David Sánchez Rubio (España) y Celso Ludwig (Brasil).
Hay que considerar, como afirma Jesús Antonio de la Torre Rangel que el
derecho tiene su raíz en el ser humano. Sin duda, “es el Otro, desde la exterio-
ridad, quien dará siempre la pauta de una búsqueda histórica de la vigencia real
de los derechos humanos, de la Justicia y del bien-común” (De la Torre Rangel
2001, 100). Más específicamente, con las palabras de de la Torre Rangel, la
juridicidad moderna, por ser alienante, será sobrepasada por un pensamiento
crítico-filosófico que tenga en cuenta la
(...) lucha del pueblo por justicia, cuando el otro sea reconocido como
otro. El primer momento será reconocer la desigualdad de los desiguales,
y a partir de ahí vendrá el reconocimiento pleno no ya del desigual, sino
del distinto portador de la justicia en cuanto otro. El Derecho perderá su
generalidad, su abstracción y su impersonalidad. Es el rastro del otro co-
FUNDAMENTOS DE LA CRÍTICA EN EL PENSAMIENTO POLÍTICO Y JURÍDICO LATINOAMERICANO 127
mo clase alienada que provoca la Justicia (...). Por esa razón, (...) la bús-
queda de la Justicia concreta rompe con todo un aparato jurídico que sólo
existe para manter el lucro y el poder. (De la Torre Rangel, 1986, 56)
5.3.5.- Conclusiones
EL PENSAMIENTO JURÍDICO
CRÍTICO EN BRASIL
CAPÍTULO 6
19
Para una lectura más profunda de la Escuela de Recife, veánse Paim (1966) y Ma-
chado Neto (1969, 73-175).
TRAYECTORIA CRÍTICA DEL DERECHO BRASILEÑO 133
∗
El término "gaucho" alude a los habitantes del Estado brasileño de Río Grande del Sur
(RS). [Nota del traductor].
136 INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO JURÍDICO CRÍTICO
∗
El término "zetético" hace referencia, de modo general, a todo proceso de investiga-
ción que inquiere sobre la verdad, adoptando un método escéptico o especulativo.
[Nota del traductor]
TRAYECTORIA CRÍTICA DEL DERECHO BRASILEÑO 141
dantemente inspirada en Max Weber, Niklas Luhmann, Tércio S. Ferraz Jr., así
como en la tradición del funcionalismo liberal norteamericano. La actualidad
de algunas de las discusiones es problematizada, crítica y permanentemente, a
lo largo de su producción teórica, en especial al ocuparse de temas como la
“acumulación y concentración del capital, la burocratización y planificación,
las dificultades técnicas y las innovaciones tecnológicas, las tensiones sociales
y los conflictos de clase de la sociedad industrial, la crisis y legitimación del
orden jurídico burgués”, la ideología, el conflicto y el cambio, la racionalidad
formal y la coherencia sistémica, etc. (Faria 1984a, 4; 1984b, 12). Sin embargo,
frente a la complejidad del dinamismo y de la difusión de intereses, no es posi-
ble “periodizar” o demarcar rígidamente la evolución de su obra, pues las prin-
cipales cuestiones que el autor ha venido investigando y retornando en distintos
momentos (el poder y la crisis de legitimidad, la eficacia jurídica y la violencia
simbólica, la praxis democrática como proceso decisorio, la reforma de la en-
señanza jurídica, la reconstrucción del paradigma jurídico liberal, la sindicali-
zación, la administración de justicia y el impacto de la globalización en el dere-
cho) no son más que reflejo de una preocupación más abarcadora relativa a la
estructura y al funcionamiento del fenómeno jurídico en la sociedad capitalista
moderna. Desde el ángulo del realismo antiformalista y antidogmático, José E.
Faria examina el binomio “derecho y sociedad”, teniendo siempre presentes la
producción y la estructuración de la instancia de formación jurídica (el cono-
cimiento teórico y la organización práctica del modelo jurídico liberal-
individualista), la función del derecho (proceso de control, integración y con-
senso del propio sistema y la actividad social de los operadores jurídicos a par-
tir de sus efectos y consecuencias: abogados, promotores, magistrados y el
Poder Judicial), así como las condiciones socioeconómicas y políticas de apli-
cación del derecho positivo (véanse Faria y Lopes 1987, Faria 1987a, Faria
1989).
Para José E. Faria, la reflexión epistemológica sobre la cultura jurídica ac-
tual implica una aproximación multidisciplinaria, que admitiendo y en conse-
cuencia superando la dimensión estructural (el conocimiento lógico-formal
altamente sistematizado y poco creativo) pueda, “lenta pero gradual y firme-
mente”, abrirle camino a la dimensión funcional, moldeada por contradiscursos
críticos. En la creciente complejidad político-jurídica de la sociedad industrial,
se desprende así la doble perspectiva bajo la cual se debe examinar la legalidad
positivista: a) el derecho como estructura lógico-formal, b) el derecho conside-
rado como proceso crítico especulativo. Inicialmente, bajo el aspecto estructu-
ral, el derecho es visto como “tecnología de control, organización y dirección
social”, es decir, destinado a obtener la seguridad colectiva, preocupándose
“(…) básicamente por la sistematización global del ordenamiento jurídico y por
TRAYECTORIA CRÍTICA DEL DERECHO BRASILEÑO 143
21
Pera examinar más detenidamente les preocupaciones centrales de este autor, véa-
se Faria (1994a, Faria 1994b., 1995, 1996, 1999).
144 INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO JURÍDICO CRÍTICO
1997, 2000).
Un segundo núcleo de la crítica jusfilosófica se localiza en Recife, cuyo
representante principal es João Mauricio Leitão Adeodato, profesor titular de
introducción al estudio del derecho (pregrado) y filosofía del derecho (posgra-
do) en la Facultad de Derecho de la Universidad Federal de Pernambuco
(UFPE). Egresado de la USP, donde hizo una maestría y un doctorado, Adeo-
dato posee un posdoctorado en Alemania, y cuenta con publicaciones en las
áreas de filosofía y teoría del derecho, sociología, epistemología y dogmática
jurídicas. Se trata de un jurista con una sólida formación jusfilosófica, marcada
por cierto culturalismo realeano (Miguel Reale) y con ciertos influjos sistémi-
cos (provenientes de Tércio S. Ferraz Jr.), sin que por ello deje de transitar por
posturas más abiertas, axiológicas e historicistas. En su tesis de doctorado,
publicada posteriormente, O Problema da Legitimidade, este autor se interesa
en el derecho y la legitimidad, retomando e interpretando varios aspectos del
pensamiento de Hannah Arendt. La inquietud intelectual y la erudición del
autor se evidencian en los últimos años en una evolución que va desde una
sistematicidad ontológica hasta aproximaciones cercanas al pluralismo y a la
interdisciplinariedad. Sus análisis recaen sobre temas como el derecho subdes-
arrollado, la legitimación como emancipación, los aspectos de la ontología de
Nicolau Hartmann, la enseñanza jurídica brasileña, la conceptualización del
derecho alternativo, etc. (véase al respecto Adeodato 1989a, 1989b, 1992a,
1992b, 1997, 2001).
Otro investigador que sobresale en la esfera de los estudios jusfilosóficos
y que también integró por muchos años el grupo docente de la UFPE es Marce-
lo Neves. Aunque no pueda ser calificado como un crítico auténtico del dere-
cho positivo tradicional, sin duda debido a su formación teórica y a su fuerza
intelectual, hoy en día Neves es uno de los juristas sistémicos más completos
de Brasil. Como discípulo de Niklas Luhmann, ha procurado cuestionar y adap-
tar los principales postulados del maestro alemán a la comprensión actual del
contexto jurídico de formaciones periféricas como el brasileño. En algunos de
sus trabajos, que van de la teoría general del derecho al derecho constitucional,
Marcelo Neves se ha revelado como un sistémico, marcado por un formalismo
riguroso y por un fino hermetismo técnico funcional. Su principal preocupa-
ción, planteada en su tesis de doctorado (“Constituição e Positividade do Dire-
ito na Modernidade Periférica: uma Abordagem Teórica e uma interpretação
do Caso Brasileiro”), es la de resolver el problema de la “falta de identidad del
sistema jurídico, por la ineficiencia de la Constitución como mecanismo nor-
mativo de la autonomía operacional del derecho”. En algunos pronunciamien-
tos hechos a lo largo de los años noventa, Neves lanzó críticas contundentes al
pluralismo jurídico y a las formulaciones dialéctico-alternativas (Neves 1988,
146 INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO JURÍDICO CRÍTICO
1992, 1994).
Aunque no sea un sistémico ni un jusfilósofo en el sentido exacto de la
palabra, el nombre de Luciano Oliveira debe ser incluido en el grupo de Recife.
En realidad, nos encontramos ante un investigador social con una larga y reco-
nocida trayectoria de investigación jurídica en la Fundación Joaquim Nabuco,
en donde recorrió los caminos de la sociología jurídica y de la filosofía política.
Oliveira hizo su doctorado en París con Claude Lefort. Su tesis doctoral trata
sobre las “Imágenes de la democracia: El tema de los derechos humanos y del
pensamiento político de izquierda en Brasil”. Últimamente, en diversos ensa-
yos, el autor ha formulado con una cierta dosis de pesimismo y escepticismo
discursivo, algunas críticas a los teóricos del pluralismo jurídico y a los críticos
alternativos del derecho. Estas críticas han generado un diálogo abierto y de-
mocrático con los llamados “alternativos” (véanse Oliveira y Pereira 1988;
Oliveira 1992, 1993).
Hasta aquí hemos descrito, sucintamente, algunas investigaciones origi-
nadas sobre todo en el centro (São Paulo) y en el nordeste de Brasil. Sin em-
bargo, no podemos concluir la apreciación de estas proposiciones jusfilosóficas
de inspiración sistémica sin mencionar el trabajo de Leonel Severo Rocha,
quien, como profesor licenciado del curso de posgrado en derecho de la Uni-
versidad Federal de Santa Catarina, UFSC (en los últimos años ha coordinado
también la maestría en derecho de la Unisinos/RS), retoma el modelo epistemo-
lógico inspirado en la filosofía analítica y en la filosofía pragmática. Este autor
se propone, inspirado en incursiones técnico-formales, recuperar las bases teó-
rico-políticas de la teoría jurídica contemporánea. Esta relectura analítica de los
“clásicos” del legalismo occidental (Kelsen, Hart, Ross, Bobbio, etc.) permite
construir una visión realista de los sucesos y fracasos de la teoría general del
derecho. Naturalmente, el gran interrogante de la teoría jurídica contemporánea
radica, en opinión de Leonel S. Rocha, en la necesidad de que las relaciones
entre el derecho y la democracia sean reconsideradas (Rocha 1992; 1993a;
1993b; 1997; 2000,121-136).
El punto de partida de Lyra Filho consiste en que, una vez superadas las
posturas gnoseológicas del idealismo y del realismo, la reducción tradicional
distorsionada e ideológica del derecho en jusnaturalismo y en positivismo lega-
lista debe ser rechazada. Esta transposición favorece el surgimiento de la con-
cepción dialéctica de la sociedad y del derecho, por cuanto es esencial que ese
modelo dialéctico escogido “(...) sea abierto y muestre la preocupación cons-
tante por reflejar los hechos, dentro de una perspectiva que enfatice en el deve-
nir (la transformación constante) y en la totalidad (la unión) de todos los seg-
mento de la realidad, en función del conjunto” (Lyra Filho 1980a, 14; Lyra
Filho, en Lyra 1986, 282). Para que no se transforme únicamente en un con-
cepción ilusoria y corrompida, esta nueva filosofía jurídica debe tener sustento
en una sociología jurídica crítica que revele el carácter instrumental del dere-
cho, no sólo en lo relacionado con el control y la dominación sino sobre todo
en lo que respecta a los cambios sociales y a la liberación concienciada (Lyra
Filho 1982b, 64-65, 73, 124). Así, en opinión del autor, surge la necesidad de
contemplar un proyecto alternativo, en el cual uno de los objetivos primordiales
será crear “(...) una ciencia jurídica sin dogmas, analítica y crítica al mismo
tiempo, (...donde la) base de toda dialectización eficaz será una ontología direc-
ta del derecho, sin vicios de idealismo intrínseco ni partes estancadas entre la
síntesis filosófica y el análisis de la dialéctica social de las normas, en ordena-
miento s plurales y conflictivos y bajo el impulso de la praxis libertadora” (Ly-
ra Filho 1980b,42). Es preciso anotar, según Lyra Filho, que la principal “(...)
inversión que se produce en el pensamiento jurídico tradicional consiste en
tomar las normas como derecho y posteriormente definir el derecho por las
normas, limitándolas a las normas del Estado y de la clase dominante” (Lyra
Filho 1982b, 118-119). La responsabilidad de pensar y transformar el orden
existente nos obliga a tener presente que la estructura social está marcada por la
coexistencia conflictiva y por el pluralismo de normas jurídicas generadas por
la división de clases entre dominantes y dominados. De ahí se desprende la
distinción fundamental que el autor hace entre reforma y revolución, entre mo-
vimientos de contestación y movimientos de transformación. En el núcleo del
pluralismo jurídico insurgente no estatal se intenta dignificar el derecho de los
oprimidos y de los despojados. Evidentemente, el derecho no reflejará nunca
más con exclusividad la superestructura normativa del sistema moderno de
dominación estatal, sino que solidificará el proceso normativo de base estructu-
ral, producido por las rupturas clasistas y por la resistencia de los grupos menos
favorecidos. Es precisamente en este cuadro de expansión del derecho (la capa-
cidad de contener las normas no estatales) que, según Lyra Filho, se elimina
“(...) la noción mutiladora del derecho como vehículo de dominación, por lo
tanto se rompe el ‘bloqueo’ tradicional y ‘libra el derecho de la caracterización
TRAYECTORIA CRÍTICA DEL DERECHO BRASILEÑO 149
(...) importante no confundirlo (el derecho) con las normas que vengan a
conformarlo, con ninguna de las series contradictorias de normas que
aparecen en la dialéctica social. Estas últimas pretenden concretizar el de-
recho, realizar la justicia, pero en ellas puede encontrarse la oposición en-
tre la justicia misma, la justicia social actualizada en la Historia, y la
“justicia” de clases y grupos dominadores, cuya legitimidad desvirtúa en-
tonces el “derecho” que las normas invocan. (Lyra Filho 1982b, 124-126)
(...) basada en una concepción del mundo que emerge de las relaciones
concretas y contradictorias de lo social. (...) Por ser ideológica, la idea de
justicia traduce los intereses de los grupos que concentran el poder y es
utilizada para la manutención de esa relación de poder. (...) La justicia no
es neutra pero sí comprometida, no es mediana pero sí de extremos. No
hay justicia que sobrevuele los conflictos, sólo hay justicia comprometida
152 INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO JURÍDICO CRÍTICO
(...) dar cuenta de la realidad del derecho, de la dinámica del derecho (...)
Nuestra realidad brasileña, por el simple día a día está contestando per-
manentemente estos esquemas. Considero entonces que es preciso rever
toda la episteme que hay por detrás de la filosofía del derecho y de las es-
cuelas de derecho. (...) Esto me hace pensar en la necesidad política de
que los juristas críticos se unan en su diversidad. Unión en el sentido de
colocar nuevas pautas de reflexión con relación al derecho. (...) Por esta
razón veo que hoy en día sólo es posible hacer filosofía del derecho si la
hacemos con atrevimiento, interdisciplinariamente, y aún más si hubiera
un intercambio más grande con el pensamiento que aparece más avanza-
do. (...) Estamos juridicizando lo político, pero lo que es preciso es politi-
zar lo jurídico (...), como también desinstitucionalizar el derecho.
(Aguiar, en Oliveira Jr. 1988a, 34-35)
22
Sobre esta temática del "jurista contestatario", véanse Arnaud (1980), Carvalho
(1988).
154 INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO JURÍDICO CRÍTICO
Es evidente en sus afirmaciones que “(...) las bases materiales del nuevo
Estado, mediadas por la acción política del sujeto, unificarán finalmente la
igualdad y el derecho, que pasarán a ser sinónimos y que compondrán una
misma totalidad concreta” (Gemo 1988, 48-49; ver igualmente Genro et al.
1986, 13-28). En síntesis, en la fase actual de su pensamiento (lejos de sus pri-
meros trabajos que reflejaban la adhesión política a un marxismo más riguroso)
se nota el repudio a cualquier reducción mecanicista del derecho, al igual que la
opción por un socialismo democrático en el que la instancia de juridicidad ma-
nifiesta la libertad efectiva armonizada con la igualdad material entre todos los
individuos (véase Genro 1990; 1991, 17-27; 1992; 1995; 1997; 1999).
Aún se puede mencionar, por su trayectoria académica a lo largo de las
décadas de los ochenta y noventa, a Edmundo L. de Arruda Jr. quien es uno de
los principales expositores académicos del movimiento del derecho alternativo.
La evolución de su pensamiento se divide en dos momentos: en la primera fase,
asume una postura más ortodoxa de clara inspiración y asimilación de los prin-
cipios del marxismo althusseriano. En el segundo momento, avanza hacia pos-
turas más flexibles e interdisciplinarias dentro de una perspectiva neomarxista
cuya influencia directa es el legado cultural gramsciano. Durante la década de
los noventa, con innovación y esfuerzo, organizó diversos simposios interna-
cionales sobre derecho alternativo y sobre el futuro del socialismo, producien-
do ensayos y colecciones en el área de la sociología y de la filosofía jurídica,
nacidos de la reflexión académica, así como de congresos con abogados, procu-
radores y magistrados. Su propuesta radica en repensar el derecho en el contex-
to del capitalismo periférico brasileño a partir de la sociología de los conflictos
en los lineamientos marxistas. Arruda Jr. busca establecer los presupuestos de
una sociología jurídica alternativa, redefiniendo críticamente temas como la
enseñanza jurídica, la práctica del derecho y el mercado laboral, el perfil socio-
lógico del ente judicial, la relación entre el marxismo y el derecho alternativo,
el papel de los operadores jurídicos, la globalización, neoliberalismo y derecho,
etc. (véase Arruda Jr. 1988, 1989, 1993, 1997a, 1997b, 2001). En los últimos
años, Arruda Jr. se ha aproximado fuertemente a la sociología weberiana, en su
búsqueda de fundamentos para llevar a cabo una reevaluación de la racionali-
dad jurídica en la modernidad.
24
En la medida en que poseen trabajos publicados que se aproximan a los estudios de
crítica jusfilosófica, debemos mencionar también a autores como Maria Guadalupe
Piragibe da Fonseca (UFRJ), Gisele Cittadino (PUCjRJ), José Alcebíades de Oliveira
Jr. (UFSC), Antonio Carlos Nedel (UnisinosjRS), Pedro Moacyr Pérez da Silveira
(UFPeIjRS), Sérgio Cademartori (UFSC), Celso Luiz Ludwig (IBEJ y PUCjPR), Lenio
Luiz Streck (UnisinosjRJ) y Miracy B. S. Gustin (UFMG), Paulo Roney Fagundez
(UFSC), Arnaldo Sampaio de Moraes Sodoy (UEL-PR) y Eduardo C.B. Bittar (USP).
TRAYECTORIA CRÍTICA DEL DERECHO BRASILEÑO 159
validez del paradigma dogmático, Warat estima que reformular las condiciones
de posibilidad de la propia racionalidad del derecho implica el examen “(...)
imprescindible del sistema de representaciones envueltas en los diferentes dis-
cursos jurídicos”. En efecto, al constatar el poder de las significaciones jurídi-
cas, sus condiciones de producción y efectos de verdad, Warat busca comentar
la noción institucionalizada del “sentido común teórico de los juristas” (reflejo
de las funciones y prácticas retóricas consensual izadas por la dogmática jurídi-
ca) con la complejidad político-ideológica de las determinaciones imaginarias y
de las significaciones discursivas (véase Warat 1982, 1983a, 1983b, 1983c).
Para el autor, el nuevo espacio epistemológico no debe ser construido a través
de la supremacía de la razón y de la experiencia sino por la primacía de la polí-
tica sobre éstas dos. Se trata de reivindicar un saber crítico, forjado en el ámbi-
to de la propia práctica social del “sentido común teórico de los juristas”. Para
alcanzar esta finalidad, Warat intenta articular el saber crítico en la efectividad
jurídica de una sociología del conocimiento político, el cual, por la especifici-
dad del instrumental metodológico, se transforma en la “semiología política del
derecho”, es decir, en la “semiología del poder” (Warat y Russo 1987, 20-21).
Ésta nace como proyecto que comienza reconociendo la “dimensión ideológica
y política de las palabras, viéndolas como un lugar de poder” y denunciando el
poder de los discursos y de sus saberes, ya que
Por lo tanto, en la semiología del poder, Warat busca analizar las funcio-
nes ideológicas y los efectos del poder en los diferentes discursos jurídicos,
manteniendo un diálogo permanente con las obras de Kelsen, Foucault, Bache-
lard y Barthes.
El segundo gran progreso teórico se hace efectivo cuando Warat conside-
TRAYECTORIA CRÍTICA DEL DERECHO BRASILEÑO 161
26
En los últimos años sus mas importantes preocupaciones han sido reflejadas en
las siguientes obras: Marques (1999, v, 2, 225-238; 2000 a, 211-221)
TRAYECTORIA CRÍTICA DEL DERECHO BRASILEÑO 167
una crítica jurídica formulada por los académicos y b) una crítica jurídica
practicada por los operadores jurídicos.
∗
El CNPq es el órgano federal estatal que financia las investigaciones científicas en
Brasil. [Nota del traductor]
TRAYECTORIA CRÍTICA DEL DERECHO BRASILEÑO 169
de Eros Roberto Grau. Aunque se haya destacado por sus libros como especia-
lista en sectores más técnico-dogmáticos del derecho, como el derecho econó-
mico, comercial (la corrección monetaria), urbano (planeación) y constitucional
(normas programáticas), no ha dejado de incursionar en campos más cercanos a
la jusfilosofía. En ese sentido, ha examinado críticamente la cuestión de los
conceptos jurídicos, la redefinición de las nociones de legalidad y legitimidad,
la importancia de los principios generales del derecho, entre otras (ver Grau
1978, 1988, 1990, 1996).
También Fábio Konder Comparato es jurista y profesional con una inten-
sa actividad como consultor técnico, y miembro de numerosas asociaciones
como la Comisión de Justicia y Paz de São Paulo, el Consejo Nacional de De-
fensa del Consumidor, etc. Es profesor titular en la Facultad de Derecho de la
USP, así como doctor en derecho de la Universidad de París. Se dedicó al dere-
cho comercial y ha publicado varios libros y más de una decena de artículos.
Cuenta con una sólida formación jurídica delineada por enfoques innovadores y
dialécticos, y ha adoptado una postura política de compromiso participativo
centrada en los procesos democráticos de rupturas y cambios sociales. Fábio K.
Comparato consigue conciliar el ejercicio de la práctica profesional técnica con
posturas críticas y progresistas en el derecho, aportando una rica reflexión que
abarca los derechos y garantías fundamentales, la democracia, la participación
popular, la nueva ciudadanía, etc. (véase Comparato 1986; 1989; 1992, 23-32;
1999).
El derecho laboral es una de las áreas del derecho que mejor favorece y estimu-
la las investigaciones críticas, en la medida en que la sociedad capitalista se
funda en el valor del trabajo, y el orden jurídico aparece como una instancia
que ofrece unas garantías mínimas a la fuerza de trabajo marginada. Pensando
en la redefinición del papel del derecho laboral frente a las nuevas fuerzas pro-
ductivas periféricas y de las nuevas relaciones sociales desiguales, se instaura
la lucha institucional en los sindicatos y tribunales, a través de algunos aboga-
dos populares y magistrados laboralistas alternativos, entre quienes están Salete
M. P. Maccalóz (profesora y juez laboral), Carlos Simões (abogado), Roberto
A. O. Santos (Universidad Federal de Pará, juez laboral jubilado), Magda Ba-
rros Biavaschi y Ricardo Carvalho Fraga (ambos jueces laborales en Porto
Alegre-RS), Aldacy Rochad Continho (UFPR) (véanse Paulon 1984, Maccalóz
1984, Maccalóz 1997).
27
Para una comprensión de los nuevos rumbos del proceso jurisdiccional y de sus
principales representantes, consultar Grinover, Dinamarco, Watanabe (1988). En lo
que respecta a la contribución teórico-crítica de los procesalistas cercanos a los "al-
TRAYECTORIA CRÍTICA DEL DERECHO BRASILEÑO 173
28
Estas afirmaciones corresponden a una carta del 10 de abril de 1994 que el profesor
Edmundo L. de Arruda Jr. dirigió al autor de este libro.
180 INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO JURÍDICO CRÍTICO
la legalidad negada. Se trata del nivel de las luchas y los conflictos no institu-
cionalizados, como el movimiento de los Sin Tierra. Es el derecho alternativo
por excelencia y a la vez el lugar del pluralismo jurídico29 (ver también Arruda
Jr. 1992, 174-175).
En síntesis, a partir principalmente de las contribuciones teóricas de Car-
valho y Arruda Jr. se hace necesario fijar unos criterios político-metodológicos
esenciales del “movimiento de derecho alternativo”, a saber:
a) el derecho es el instrumento de lucha a favor de la emancipación
de los menos favorecidos y olvidados por la justicia, en una so-
ciedad de clase como la brasileña. Consecuentemente, se descarta
el carácter apolítico, imparcial y neutral de los operadores y de
las instancias de jurisdicción;
b) dentro de los principales objetivos del “movimiento” está la
construcción de una sociedad caracterizada como socialista y
democrática;
c) la escogencia metodológica de gran parte de sus adeptos se hace
por el método histórico-social dialéctico, utilizándolo a través de
la interpretación jurídico-progresista, cuyo objetivo es explotar
las contradicciones, omisiones e incoherencias de la legalidad vi-
gente;
d) los “alternativos” privilegian como parámetro central la concre-
ción de la legitimidad de las mayorías y la implementación de la
justicia social (véanse Carvalho 1992, 87-88; 1993, 8-11; Arruda
Jr. 1992, 172-173; Rodrigues 1993, 154, 167-168).
Los primeros pasos en el sentido de una sociedad democrático-pluralista y
de la justicia social efectiva ya fueron establecidos, teniendo en cuenta que el
papel de la “crítica jurídica” es fundamental como estrategia didáctico-
pedagógica para crear las condiciones epistemológicas y político ideológicas de
un derecho “nuevo”, el cual podrá manifestarse, en un futuro próximo, bajo la
forma auténtica del Pluralismo jurídico comunitario-participativo (véase
Wolkmer 2001, 2006). De todo lo expuesto aquí, parece claro que ni la “crítica
jurídica” ni el “derecho alternativo” se pueden visualizar como si fueran proce-
sos disociados y distintos, sino como el desencadenamiento de un mismo y
complejo proceso teórico-práctico que va avanzando, superándose y redefi-
niéndose permanentemente.
29
Ídem.
CONCLUSIÓN
transformadoras.
Incluso, si preliminarmente se admiten los límites de los presupuestos
epistemológicos y la hasta ahora poca eficacia práctica de los movimientos de
“crítica jurídica”, no los podrá minimizar y/u omitir frente al creciente espacio
que vienen ocupando en el contexto de la filosofía, de la ciencia y de la socio-
logía jurídicas de las últimas décadas. A pesar de que la instancia ocupada por
las concepciones de “crítica jurídica” no se revista de lo que se podría llamar el
“nuevo” derecho, ella acaba legitimándose como el camino viable para llegar a
ese “nuevo” derecho. Se trata indudablemente del primer paso, del inicio de un
proceso pedagógico de innegable importancia, ya que el pensamiento jurídico
crítico (entendido como “crítica jurídica” emancipatoria) asume un papel estra-
tégico de transposición e inversión de la ciencia jurídica dogmática en la bús-
queda de la diferencia y de lo insurgente en el ámbito de inserción del derecho.
La elaboración “teórico-práctica” del “pensamiento jurídico crítico” se articula
así como un estatuto epistemológico, esencialmente revolucionario y pedagógi-
co, capaz de concienciar, emancipar y movilizar los sujetos históricos, creando
las condiciones reales para el salto del paradigma legal individualista a la efica-
cia de la juridicidad humanizadora, democrática y pluralista.
En síntesis, a lo largo de todo este libro se procuró que la comprensión
justa de los autores y de las escuelas permitiera extraer ideas centrales, concep-
tos esenciales y categorías críticas, con el fin de construir un cuadro teórico
político-jurídico uniforme, adecuado a las especificidades de diferentes forma-
ciones sociales, principalmente de aquellas que aún hoy en día luchan por su
independencia económica, política y cultural. El grado de significación no resi-
de únicamente en la competencia del discurso crítico que desacraliza el forma-
lismo dogmático normativista, comprometido de hecho con los mitos ideológi-
cos y con las relaciones del poder dominante, sino igualmente en el compromi-
so pedagógico de la “crítica jurídica” con la creación de un espacio alternativo
de cambios, informado por la discusión y por la participación, generador de un
derecho verdaderamente justo. Ahora bien, el llamado a un derecho justo no es
nada más que la reafirmación de un “nuevo” derecho, un derecho insurgente
que, sin perder su dimensión universal, se muestre compatible con la satisfac-
ción de las necesidades fundamentales de las estructuras socioeconómicas de-
pendientes y periféricas (como es el caso de la especificidad latinoamericana),
un derecho apto para transformar la reflexión crítico-dialéctica en vivencia
humanizadora incorporada por la praxis política “conciencia-
ción/emancipación”. Proclamar el surgimiento de otro derecho en el contexto
de América Latina y dentro de los marcos del pluralismo comunitario, partici-
pativo y democrático, lleva necesariamente implícito el reconocimiento de un
CONCLUSIÓN 185
30
Este proyecto se encuentra desarrollado en Wolkmer (2001).
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