La jerarquía y el orden en la familia.

Así como en las organizaciones existe un orden y un respeto a la jerarquía como objetivos de
productividad, crecimiento, beneficios a sus empleados y a la comunidad, las familias también
tienen unos lineamientos de jerarquía que sin darse cuenta algunas veces se desordenan ya que
no están claros los principios sistémicos.
Para la autorrealización es importante estar consiente en que se basan estos lineamientos que les
permitiría vivir una vida en mayor bienestar y armonía, pero no solo como individuos sino a
toda la generación. Esto se basa en los principios de la psicogenealogia, por eso hoy más que
nunca en los colegios y universidades han dado prioridad a sus alumnos a buscar información de
la familia biológica.
Partimos del principio sistémico de la jerarquía
El que llega primero en las familias tiene más jerarquía, por tanto:
La pareja es más importante que todos los hijos juntos. Los hijos son el resultado del amor
que se tiene a la pareja. Casarse o la convivencia con alguien solo por tener hijos, ya podría
mostrarnos un desorden en el sistema de familia. Cada hijo requiere para su bienestar el amor y
el respeto de su padre y de su madre, y verlo entre ellos. A menos que los progenitores
consientes del tema asuman su rol y velen por el bienestar de su hijo y sobre todo exista
compañerismo entre ellos.
Madre es aquella que da a luz y Padre es el que engendra.
Los lazos consanguíneos para los individuos son los que crean vida y además deben generar en
cada persona amor y agradecimiento, si se logra sentir eso independientemente de las historias
de vida se tiene orden.
Puede ser que haya fallecido el padre o la madre, o se hayan marchado y alguno de los
progenitores se volvió a unir a otra persona y se ha dedicado a cuidar de este niño/niña. Le
llamaríamos “Benefactor”, el cual pertenece al sistema de familia y se agradece su participación
en la vida como cuidador de este ser, pero nunca será, ni el padre ni la madre. Le corresponde al
progenitor que se queda con su hijo hablar bien del padre o la madre biológico y por el resto de
la vida hacer todo un camino de presencia en su memoria, por la salud emocional de los hijos y
el resto de la generación, no hablar mal del otro no es suficiente, hay que hablar con presencia, y
para esto hay que hacer toda una labor, porque los hijos sienten si los padres actúan o hablan
desde el corazón.
No siempre se puede hablar bien de los amores que no se quedan, por eso es importante tomarse
un tiempo cuando se finalizan las relaciones para hacer duelo y trabajar en el agradecimiento del
cierre de ciclos amorosamente.
A que se refiere hablar con presencia?
 Independientemente de lo acontecido a lo largo de la vida el progenitor cuidador tendrá que
hablar del otro con expresiones como; “Que diría tu papa/mama de esto? “Hoy es el cumpleaños
de tu papa o mama. Brindemos donde quiera que este y enviemos bendiciones”, tener fotos de
ese ser en el cuarto de los hijos, y sobretodo hacer posible la comunicación entre ellos así sea vía
teléfono.
También existe desorden cuando
Si de adultos seguimos haciendo todo lo que nuestros padres quieren y vivimos para
complacerlos.
Aquellos hijos que viven queriendo darle a sus padres lo que ellos no tienen, sufren mucho
porque de los padres se toma la vida y se les agradece pero hay que mirar la propia familia
primero, la que realizas con tu nueva pareja e hijos para que el orden pueda permanecer y
apoyar realmente.
Si hay algo que llena de gozo a unos padres ordenados es saber que sus hijos son felices.
Si hacemos todo lo opuesto a lo que nuestros padres quieren y les llevamos la contraria.
Por lo general esto se ve más en la adolescencia, pero también en la edad adulta. La labor de
conciencia es escuchar y saber que nos haría feliz, cortar los lazos inconscientes que nos unen a
costumbres que son diferentes pero a agradecer lo que los progenitores hicieron con lo que tenían
y conscientes de que para ellos eso fue lo mejor, mas reconociendo que las experiencias de vida
también son importantes y si ante un tema no sabemos que hacer podría ser interesante en las
decisiones a tomar incluir la de nuestros padres si objetivamente vemos que sería una opción
favorable.
Cuando no queremos saber nada de uno de nuestros progenitores.
Son algunas las historias de amor mal interpretadas e inconscientes, por lo general es la madre la
que en momentos de separación se queda con los hijos y los cría. Esa relación que se realiza con
la madre o madre cuidadora marca la relación íntima contigo mismo, y se va nutriendo y
llenando de amor incondicional, autocuidado, autoestima y autoprotección, además de la empatía
que se siente hacia el prójimo y de ser amados por otras personas. Un hijo al que le hablan bien
de su padre aunque no haya estado presente físicamente tiene más alternativas de vivir en
bienestar que aquel quien ha escuchado de su padre o madre solo palabras de dolor y
resentimiento.
Y por último el desorden puede presentarse en aquellas personas que se quedan esperando
que sus padres cambien para ser feliz.
Los grandes son los que vinieron primero y tendrían que estar conscientes de lo que está bien o
no, los hijos que se involucran en las relaciones de sus padres, con expresiones como; “para vivir
así discutiendo, mejor se divorcian”- o indicándole que deben hacer o que no, cuando el hijo se
vuelve el compañero emocional de alguno de los dos, inclusive durmiendo con el progenitor en
momentos de discusión, ya habla de un caso de desorden en la jerarquía.
El amor es conciencia y práctica diaria, por tanto el vinculo amoroso en los sistemas de familia
requieren de orden y respeto, incluir a todo el sistema familiar y tener un balance entre el dar y e
Aquí el desorden de la jerarquía es evidente, ya l recibir, de lo bueno un poquito más de lo malo
un poquito menos.

Leise Esther Garcia Fajardo

Psicoterapeuta al servicio de la reconciliación y el orden de familia
Facilitadora en Dinámicas de grupo en la mención psico.social
Coach de vida y pareja, Trainer crp.
Elevator Pitch. Presentaciones eficaces de empresa FADE
Locutora y escritora.
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