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Reforma
13 JUNIO, 2013 | Miguel Núñez
1. Sola Scriptura
Los protestantes confiesan su fe en la “sola Scriptura”. Esta
doctrina, la cual fue el principio formal de la Reforma, enseña que
la Biblia es la suprema norma de fe y conducta en la vida del pueblo
de Dios. Conviene destacar que la “sola Scriptura” no equivale a la
“nuda Scriptura”, es decir, la noción de que los creyentes solamente
deberían leer la Biblia. Además de los grandes credos de la historia
de la Iglesia —el apostólico, el niceno, el de Calcedonia— hay una
gran selección de confesiones de fe y catecismos magistrales,
además de un gran número de libros teológicos escritos por
preciosos siervos de Dios, que nos animan en nuestra vida cristiana.
2. Sola gratia
La segunda “sola” tiene que ver con la “sola gratia” (sola gracia),
es decir, que la salvación es cien por cien del Señor Dios
Todopoderoso. Nuestros padres protestantes (Lutero, Zuinglio,
Calvino) emplearon esta doctrina para negar la enseñanza
erasmiana/humanista de que la salvación es un asunto sinergístico
en el cual el ser humano puede cooperar con la gracia de Dios con
el fin de llevar a cabo su propia salvación.
3. Solus Christus
La tercera “sola” se centra en la verdadera raíz de la salvación, el
Señor Jesucristo. La gracia de Dios alcanza a los pecadores a través
de la perfecta justicia del bendito Hijo de Dios. Los pecados del
pueblo de Dios son puestos en la cuenta de Cristo y la justicia de
Cristo está depositada en la cuenta del impío. La dogmática
protestante llamaría esta gozosa noticia “la doctrina de la doble
imputación” (2 Corintios 5:21).
4. Sola fide
La cuarta sola llegó a ser el principio material de la Reforma. Fue
el mensaje de la justificación por la sola fe la que revolucionó la
vida del monje agustiniano Martín Lutero (1483-1546). La
salvación ya no se trataba de una cuestión de mérito humano, obras
piadosas, justicia religiosa, o penitencia, como en el catolicismo,
sino de un precioso regalo de Dios concedido al impío a través de
un bendito canal llamado “fe”. Comentó Lutero en la Disputa de
Heidelberg (1518): “La Ley dice: “Haz esto”, y eso jamás se hace;
dice la gracia: “Cree en éste”, y todo está ya realizado”.
¡Sola Scriptura!
¡Sola gratia!
¡Solus Christus!
¡Sola fide!