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La separación secundaria: ni bíblica, ni histórica.

La separación secundaria es una doctrina que ha causado mucho daño a la Iglesia en Colombia, y, por
supuesto, en Latinoamérica. Las divisiones en las congregaciones debido a esta doctrina es el pan del día a
día, y lo más curioso, y triste a la vez, es ver divisiones en congregaciones que no llegan ni a los 50
miembros. Visto que varios exponentes de esta doctrina son colombianos, y han impactado en varias
congregaciones alrededor de Latinoamérica, pienso que es deber de los mismos colombianos limpiar la casa
exponiendo la falsedad de tales enseñanzas.

1: Comencemos describiendo lo que es la separación secundaria.

La separación secundaria está basada en la separación primaria. En palabras de César García, quien es uno
de los promotores de esta doctrina, la separación primaria es "La prohibición de relacionarse con personas
que han abandonado la fe, o que sostienen doctrinas erradas."i Él nos da ejemplos: católicos romanos,
Testigos de Jehová, mormones, etc.

Mientras, la separación secundaria es "Separarse de aquellos que no se han separado de movimientos


apostatas".

En términos didácticos, nos los explica (le parafraseo):

Tenemos a:

A (ministerio verdadero),

y B (ministerio verdadero).

La separación secundaria ocurre cuando A (ministerio verdadero) decide separarse de B (ministerio


verdadero), porque este último no se separa de un movimiento blasfemo.

El sustento bíblico que nos da se encuentra 2 Tesalonicenses 3:6 "Pero os ordenamos, hermanos, en el
nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que ande desordenadamente, y no
según la enseñanza que recibisteis de nosotros."

En la explicación, que él mismo nos brindan en un programa de radio, en todo tiempo ha estado describiendo
la separación secundaria como el separarse de ministerios que no se separan de ministerios apostatas, pero
cuando cita la Escritura, nos da una nueva interpretación y aplicación de la doctrina, que en su definición
no había incluido. Citando este pasaje de 2 Tesalonicenses 3:6, argumenta, que nos da "el principio para
separarnos de alguien que ande con un testimonio desordenado".

Luego, cita los versículos 14 y 15 del mismo pasaje: "14 Si alguno no obedece a lo que decimos por medio
de esta carta, a ése señaladlo, y no os juntéis con él, para que se avergüence. 15 Mas no lo tengáis por
enemigo, sino amonestadle como a hermano."

De este pasaje, argumenta, que nos da 3 principios de separación respecto a aquellos que no atiendan a las
exhortaciones:

1- No juntarnos con él.


2- Para que se avergüence.

3- Distanciarse en amor.

2: En segundo lugar, veamos que no es bíblica:

Todo esto es un gran sofisma. Un inmenso sofisma que cautiva y secuestra las mentes de los que poseen un
espíritu sectario y de las ovejas sin preparación, y los conduce por un camino radical, el cual ni es bíblico,
ni histórico.

Todo su argumento se puede definir a manera de silogismo:

P 1: La separación primaria es bíblica.

P 2: La separación secundaria está basada en la separación primaria, y tiene sustento bíblico.

C: Por tanto, debemos separarnos secundariamente porque es bíblico, y es un deber del cristiano acatarla.

El punto con este silogismo es que es un silogismo falaz. Esto es porque las premisas 1 y 2 son definidas
de forma arbitraria, y por tanto distorsionadas, lo que conduce a una conclusión radical y antibíblica.
Veamos:

P 1: La separación primaria es bíblica:

La separación secundaria está basada en la separación primaria, pero, estos personajes describen falsamente
la separación primaria, o más bien, la aplican falazmente. Si logramos desmontar su idea de la separación
primaria, entonces, la separación secundaria que ellos sostienen caerá inmediatamente.

Su definición de separación primaria es correcta "La prohibición de relacionarse con personas que han
abandonado la fe, o que sostienen doctrinas erradas."

La Biblia nos manda a separarnos de personas en dos sentidos: por doctrina y por conducta.

Por doctrina, leemos a los Apóstoles condenar la salvación por obras (léase Gálatas, Romanos); también
leemos que condenan el volver a los ritos judaicos que eran sombras de la obra de Cristo (léase Hebreos);
el Apóstol Juan nos describe a los anticristos como aquellos que niegan que Jesucristo vino en carne, que
es el Cristo, y el hijo de Dios (1, 2 y 3 Juan); también leemos a Pablo condenar a Himeneo y Fileto por
afirmar que la resurrección ya había ocurrido (2 Timoteo 2:17-18); y por implicación de muchísimos pasajes
de las Escrituras vemos que se condena la idolatría, se afirma la doctrina de la Escritura con el uso dado
por Cristo y los mismos Apóstoles de ella, se afirma la esperanza de la segunda venida de Cristo, el juicio
final y la vida eterna.

Esto quiere decir, que las doctrinas absolutamente primarias, esenciales y fundamentales, que convierten a
una persona en cristiana son:

1: La trinidad (la adoración al verdadero Dios).

2: La unión hipostática (doble naturaleza de Cristo).


3: La salvación por la fe.

4: Cristo, como la realidad de las ceremonias judaicas.

5: La resurrección futura.

6: La segunda venida de Cristo.

7: La doctrina de la Escritura.

8: La vida eterna.

9: El juicio final.

Por conducta, leemos al Apóstol Pablo decir "Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que,
llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal
ni aun comáis." (1 Corintios 5:11); también vemos que Pablo (1 Timoteo), Pedro (2 Pedro) y Judas
condenan a aquellos maestros que por avaricia hacen mercadería de la fe; y leemos al Apóstol Pablo
nuevamente en 2 Tesalonicenses 3:6, 14- 15 "6 Pero os ordenamos, hermanos, en el nombre de nuestro
Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que ande desordenadamente, y no según la enseñanza
que recibisteis de nosotros...14 Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ése
señaladlo, y no os juntéis con él, para que se avergüence. 15 Mas no lo tengáis por enemigo, sino
amonestadle como a hermano." y Tito 3:10 "Al hombre que cause divisiones, después de una y otra
amonestación deséchalo".

Tenemos que las conductas para separarnos son:

1: Alguien que llamándose hermano sea: fornicario, idolatra, maldiciente, borracho, y ladrón.

2: Alguien avaro, el cual evidentemente terminará haciendo mercadería de la fe.

3: Los que niegan el deber de trabajar proveyendo para su casa.

4: Los divisores, que a través de sus herejías causan división en el cuerpo de Cristo.

Sin embargo, el problema con los separatistas es que agregan doctrinas a las primarias. Pero veamos esto
en la segunda premisa:

P 2: La separación secundaria está basada en la separación primaria, y tiene sustento bíblico.

Primero debo afirmar que esta premisa también es verdadera. Yo me separaría de aquellos ministerios
verdaderos que mantengan compañerismo ministerial con ministerios apostatas, tales como Testigos de
Jehová, unicitarios, mormones, liberales, y todos aquellos que nieguen las doctrinas y conductas
fundamentales aquí expuestas.
El problema con los separatistas, como ya dije, es que agregan más doctrinas a las ya fundamentales
expuestas en las Escrituras, y de esa manera sustentan su separación primaria tanto con los ministerios que
mantengan las doctrinas agregadas como con aquellos ministerios que mantengan compañerismo con estos.

De esta manera, estos separatistas consideran como doctrinas esenciales y primarias al principio regulador,
al continuismo, pentecostalismo, arminianismo, entre otros. Y no solamente se separarán de estos, sino que
también se separarán de cualquier ministerio que no sostenga esas doctrinas pero que mantengan relación
con ellos. Es aquí cuando este silogismo se convierte en falaz, porque agregan doctrinas a las primarias,
distorsionando esta doctrina, y así justifican su separación secundaria, la cual también queda distorsionada
en vista de la distorsión de la primaria.

Como es obvio no tienen ningún sustento bíblico para sostener esta distorsión de la doctrina primaria. El
sustento que nos brindan es tan débil que está basado en la eiségesis loca de los delirios de estos.

Nos dicen que, si Pablo nos ordena a separarnos de aquellos que anden con testimonios desordenados, como
nos citan en 2 Tesalonicenses 3:6, 14-15, entonces ¿cuánto más no debemos separarnos de los continuistas,
los neocalvinistas, pentecostales, arminianos, entre otros? y de esta manera infieren toda su aberración
doctrinal.

César García, nos dice que debemos separarnos de "todos los que causan daño a la iglesia por medio de
doctrinas sin sustentos en la verdad revelacional", y aquí, nuevamente, nos presenta un sofisma. Porque
todos estaríamos de acuerdo con su declaración, pues ¿quién no se va a separar de aquellos que causen daño
a la iglesia a través de doctrinas sin sustento revelacional?

Ciertamente todos los cristianos históricos y ortodoxos nos separaríamos de aquellos que afirmen que la
salvación es por obras, o que nieguen que la Biblia es la palabra de Dios, que no hay resurrección, que
Cristo ya vino, o que Cristo no es Dios. Todas estas son doctrinas que causan daños y de las cuales todo
creyente verdadero debe separarse al identificar lo blasfemo de estas enseñanzas. Sin embargo, la
interpretación de César García, es que estas doctrinas que causan daño a la iglesia son el continuismo, el
pentecostalismo, los que niegan el principio regulador, etc. y así cualquiera que no sostenga ideas que no
sean estrictamente acorde con la Confesión Bautista de Londres de 1689 o con la Confesión de Fe de
Westminster, enseñan doctrinas peligrosas, y debemos separarnos tanto de ellos como de aquellos que no
se separen de estos.

De hecho, César García, va más allá cuando explica Tito 3:10, diciendo que la palabra "divisiones" en el
texto es "jairetikós" de donde viene la palabra "herejía", y una herejía es cualquier doctrina basada en la
opinión personal de alguien. Así que, por implicación la separación debe ser con cualquiera que sostenga
una opinión personal como doctrina, y que, además, a pesar de haber sido amonestado varias veces no la
haya abandonado. ¿Acaso este personaje nos quiere decir que la doctrina que él sostiene es infalible y sin
error? ¿Él puede afirmarnos que todas sus creencias están basadas completamente en la Biblia? Si es así,
estamos ante la presencia de un Papa, que es infaliblemente Ex Cátedra, y nadie debería tener comunión
con nadie, ni presbiterianos con bautistas, ni bautistas con bautistas, ni presbiterianos con presbiterianos,
porque ciertamente no todos comparten 100% las mismas doctrinas e interpretación de pasajes, ´por lo que
alguno está sosteniendo una doctrina de hombre, así que la única comunión que está permitida sería la que
se tenga con el Papa César García.
Mientras que Strong nos dice que "jairetikós" es de alguien "cismático" ii , esta palabra se deriva de
"jairéomai", que según Kittel y Friedrich es "«tomar», «ganar», «captar», «seleccionar»"iii, por lo que según
Hendriksen, en este pasaje significa "lo que uno elige para sí mismo, una opinión."iv, así que estrictamente
hablando la cuestión no es dividirnos de aquellos que tengan doctrinas basadas en opiniones personales, de
las cuales nadie puede librarse, sino que, como lo escribe Hendriksen "una persona facciosa es aquí alguien
que sin justificación crea divisiones"v. Es decir, el problema con los herejes es que toman sus opiniones
personales, las elevan a la categoría de doctrina infalible y primaria, y causan sismas a través de ella.

Y esto es justo lo que estos personajes han hecho con su doctrina distorsionada de la separación secundaria.
Han hecho algo herético, y han convertido esta doctrina distorsionada en fundamental y esencial para la
iglesia. Sí, póngase a pensar un momento, si una persona no está de acuerdo con la manera en que ellos ven
las doctrinas primarias y secundarias, tendrá compañerismo con otros, a pesar de las diferencias doctrinales
no esenciales, en ese caso usted será tratado como impío por los separadores secundarios, en cambio, si
usted acepta su visión, no tendrá compañerismo sino únicamente con los que creen como usted, de tal
manera que la idea falsa que entienden ellos por separación secundaria se convierte en primaria y
fundamental para la hermandad. Si alguien le niega la hermandad o la comunión a una iglesia a otro está
sugiriendo que el tal es impío e indigno de congregarse con el resto del cuerpo de Cristo.

El texto primario que usan para sostener esta doctrina es completamente invalido para sustentarla. Este
texto es 2 Tesalonicenses 3:6, 14-15. Como ya vimos ellos sugieren que si Pablo nos ordena a separarnos
de aquellos que anden con testimonios desordenados, entonces ¿cuánto más no debemos separarnos de los
continuistas, los neo-calvinistas, pentecostales, arminianos, entre otros?

La visión pietista que estos hombres tienen es la que los lleva a tomar este pasaje a la ligera. El contexto es
claro en decirnos qué es este vivir desordenadamente, y el mismo César García lo reconoce. Algunos en
Tesalónica habían creído que si la venida de Cristo estaba próxima, entonces no debían trabajar, sino
holgazanear mientras Él volvía. Esto para Pablo era una conducta blasfema y desordenada. En la visión
pietista de estos hombres, sostienen que si algo tan simple como esto fue tratado tan duramente, ¿cuánto
más la negación del principio regulador?

Pero la vocación del hombre, por diseño, es una conducta esencial y vital en la teología bíblica. Recordemos
que Dios le ordenó trabajar al hombre ejerciendo señorío sobre la creación mucho antes de la caída (Gn
1:26-28; 2:15, 19-20), mientras que junto a la mujer les ordenó reproducirse y multiplicarse (Gn 1:28).
Estas funciones fundamentales dadas por Dios antes de la caída eran deber primordial del hombre, por eso
cuando cayeron en pecado la maldición de Dios sobre el hombre y la mujer fue justamente sobre estas
funciones. Al hombre se le dijo que trabajaría con el sudor de su frente (Gn 3:17-19), y a la mujer se le
advirtió que daría a luz con dolor (Gn 3:16). Esto nos revelaba el diseño y la función de Dios para ellos,
por eso Pablo dice en 1 Timoteo 2:15 que la mujer se salvará teniendo hijos, y esto no es porque Pablo esté
enseñando otro medio de salvación aparte de la fe, sino porque Pablo quiere recordarle a la mujer su función
principal, por diseño, dada por Dios. Al mismo tiempo, Pablo habla duramente hacía el hombre que no
ejerce su función. Les dice que el que no provee para su casa ha negado la fe, e incluso es peor que un
incrédulo (1 Tim 5:8), dice que el que no trabaje que tampoco coma (2 Tes 3:10), y es por eso, que aquellos
que negaban su función dada por Dios en el diseño original de trabajar y ser proveedor para su casa, estaban
cometiendo un acto completamente inmoral, estaban negando el diseño de Dios y su deber, por tanto, son
peor que un incrédulo. Pablo trata más fuertemente esta idea que todos los desórdenes de los Corintios, es
por eso que esto no es una conducta periférica, sino primaria y esencial.

Así que, la inferencia dada por los separadores secundarios, que este pasaje y esta separación se debe aplicar
a cualquier doctrina o conducta por igual, es arbitraria y está basada tanto en la ignorancia como en su
eiségesis y su visión pietista.

C: Por tanto, debemos separarnos secundariamente porque es bíblico, y es un deber del cristiano
acatarla.

Por tanto, su conclusión, aunque verdadera, también es falaz, porque lo que ellos quieren afirmar con esto
es lo que han distorsionado en sus anteriores premisas. Sin embargo, es verdadera, porque si entendemos
correctamente la separación primaria y secundaria, entonces, esta conclusión será inevitable, pero será
entendida correctamente.

Ahora, bíblicamente, el Señor Jesús nos ha mandado a amarnos los unos a los otros para que sepan que
somos Sus discípulos (Jn 13:35), y se ha orado por esta unidad (Jn 17), pero son fundamentales dos textos:
1 Corintios 11:27-34 y Mateo 12:26.

En el primero el contexto es claro. La iglesia de Corintios estaba divida, y comían la cena sin esperarse y
desunidos. Esto es completamente contrario al sacramento, pues el sacramento refleja justamente la unidad
de la iglesia en el cuerpo de Cristo. Un solo pan es partido por todos, para que todos coman del pan unidos.
Comer la Santa Cena indignamente, sin discernir el cuerpo, es justamente eso. No entender la unidad del
cuerpo de Cristo, dividirnos, y luego ir y comer del cuerpo partido por todos. ¿Qué clase de esquizofrenia
es esta? ¿Cómo es posible que mientras se predique unidad en el sacramento, se divida la iglesia sin razón
alguna?

Queda más que claro que los divisores no deberían comer de la Santa Cena. Pero Calvino nos explica,
hablando en contra de los sectarios separatista de sus días, a los cuales el llamaba "perfeccionistas", que
cuando estemos comiendo la Santa Cena debemos examinarnos a nosotros mismos, y no a los demás. Esto
lo dice pensando justamente en un argumento que levantaban los separatistas, en el que afirmaban que no
podían comer la Cena junto a personas que sostuvieran doctrinas erradas y conductas, a su propio parecer,
incorrecta. Veamos:

"Aunque la iglesia no cumpla con su deber, no por eso un particular se tomará la autoridad de apartarse
de los demás. No niego que un hombre piadoso no deba abstenerse de toda familiaridad y conversación
con los malos, y de mezclarse con ellos en cosa alguna. Mas una cosa es huir la compañía de los malos, y
otra renunciar por odio a ellos a la comunión de la Iglesia. Si ellos tienen por sacrilegio el participar en
la Cena del Señor juntamente con los malos, son en esto más severos que san Pablo. Porque él exhorta a
que pura y santamente recibamos la Cena del Señor; no nos manda examinar a nuestro vecino, o a toda la
congregación; lo que nos manda es que cada uno se examine y pruebe a sí mismo (1 Cor. 11,28). Si fuese
cosa ilícita comulgar en compañía de un hombre malo e indigno, él ciertamente nos hubiera mandado
mirar en nuestro derredor por si había alguno con cuya suciedad nos manchásemos; Mas cuando él nos
manda solamente que cada uno se pruebe a sí mismo, muestra que no nos viene daño alguno aunque se
mezclen con nosotros algunos indignos. Y no tiene otro propósito lo que dice un poco más abajo, que quien
come indignamente, juicio come y bebe para sí (1 Cor.11,29). No dice la condenación de los otros, sino la
suya propia. Y con razón. Porque no debe tener cada uno la autoridad de admitir según su propio juicio a
éstos y desechar a otros. Esta autoridad pertenece y es propia de toda la congregación, que además no la
puede ejercer sin orden legítimo, como más largamente tratamos después. Cosa inicua sería que un hombre
particular se manchase con la indignidad de otro, a quien por otra parte no puede ni debe desechar."
(Institución de la Religión Cristiana. Libro IV. 1.15)

Y el segundo pasaje de Mateo 12:26 es muy ilustrador. El Señor dice que ningún reino puede permanecer
de pie si se encuentra dividido. Cualquier reino de la historia que haya estado dividido tuvo su caída. El
Señor aplica esto al reino de Satanás, y, sin embargo, uno se pregunta ¿cómo puede permanecer de pie el
reino de Dios si está dividido contra sí mismo? Por supuesto que permanece de pie por la gracia de Dios,
que a pesar de las inmadureces de algunos, Él extenderá su reino, pero sin duda el pasaje nos exhorta
implícitamente a la comunión y unidad en el reino de Dios.

Queda claro que esta doctrina entonces no es bíblica.

2: Y en tercer lugar, y por último, veamos que no es histórica.

Desde la misma iglesia primitiva, hasta la reforma y luego de la reforma, la idea de unidad en la iglesia en
lo esencial se ha mantenido intacta, y solamente los movimientos heréticos de todos los siglos han querido
atribuirse la única comunión verdadera exigiendo exclusividad. El sustento histórico que nos dan son las
separaciones que hicieron Charles Spurgeon y Martyn lloyd Jones, que dicho sea de paso, no tiene ni tres
siglos de antigüedad. No entraré a interpretar si esas separaciones estaban justificadas o no, pero usar a dos
góticas de un océano inmenso de tradición para afirmar una doctrina tan polémica es para reírse. Estos
personajes, nos sugieren que imitemos lo malo, cuando en realidad estamos llamados a imitar lo bueno.
Tengo gran respeto por estos dos teólogos de la historia, y les imitaré en lo bueno solamente.

Ahora, visto que estos separatistas, acostumbran a usar el término de “neocalvinismo” a todos aquellos que
se alejen de su estándar doctrinal, creo que con el solo hecho de citar a Calvino, de un océano de teólogos
que podemos usar, bastaría para mostrar no solamente lo antihistórico de su doctrina, sino también lo
anticalvinista.

Leamos lo que dice Calvino sobre dividir iglesias, a pesar de que estas tengan una predicación no tan fuerte
o no administre los sacramentos como se debe:

"Hemos puesto la predicación de la Palabra y la administración de los sacramentos como marcas y señales
para conocer la Iglesia, porque estas dos cosas no pueden existir sin que por la bendición de Dios
frutifiquen y prosperen. Yo no digo que se vea el fruto al momento dondequiera que se predica la Palabra
de Dios; pero pienso que en cualquier parte donde la Palabra tenga alguna permanencia, muestra su
eficacia. De todos modos, es cierto que dondequiera se escuche con reverencia la predicación del
Evangelio, y no se menosprecien los sacramentos, allí hay una forma de Iglesia, de la que no se puede
dudar, ya nadie es lícito menospreciar su autoridad, o hacer caso omiso de sus amonestaciones, ni
contradecir sus consejos, o burlarse de sus correcciones. Mucho menos será lícito apartarse de ella y
romper su unión. Porque tanto aprecia él Señor la comunión de su Iglesia, que tiene como traidor y
apóstata de su religión cristiana a todo el que de manera contumaz se aparta de cualquier compañía
cristiana en que se hallare el ministerio verdadero de su Palabra y de sus sacramentos...De donde se sigue
que quien se aparta de la Iglesia, niega a Dios y a Jesucristo. Y por eso hemos de evitar el hacer tan enorme
divorcio por el que intentamos, cuanto está en nuestras posibilidades, arruinar la verdad de Dios; y por el
que nos hacemos dignos de que Dios nos envíe sus rayos de ira para abrasamos y destruimos. No hay
crimen más detestable que violar con nuestra infidelidad el matrimonio que el Unigénito Hijo de Dios ha
tenido a bien realizar con nosotros." (Institución de la Religión Cristiana. Libro IV. 1.10).

¿Pero, cuáles son las doctrinas principales? Calvino contesta:

"Y aún digo más: que podrá tener algún vicio o defecto en la doctrina o en la manera de administrar los
sacramentos, y no por eso debamos apartamos de su comunión. Porque no todos los artículos de la doctrina
de Dios son de una misma especie. Hay algunos tan necesarios que nadie los puede poner en duda como
primeros principios de la religión cristiana. Tales son, por ejemplo: que existe un solo Dios; que Jesucristo
es Dios e Hijo de Dios; que nuestra salvación está en sola la misericordia de Dios, y así otras semejantes.
Hay otros puntos en que no convienen todas las iglesias, y con todo no rompen la unión de la Iglesia...Éstas
son las palabras del Apóstol: que si queremos ser perfectos, debemos tener un mismo sentir; por lo demás,
si hay entre nosotros alguna diversidad de opinión, Dios nos lo revelará (Flp. 3,15). Con esto nos quiere
decir que si surge entre los cristianos alguna diferencia en puntos que no son absolutamente esenciales,
no deben ocasionar disensiones entre ellos. Bien es verdad que es mucho mejor estar de acuerdo en todo
y por todo; mas dado que, no hay nadie que no ignore alguna cosa, o nos es preciso no admitir ninguna
iglesia, o perdonamos la ignorancia a los que faltan en cosas que pueden ignorarse sin peligro alguno
para la salvación y sin violar ninguno de los puntos principales de la religión cristiana." (Institución de la
Religión Cristiana. Libro IV. 1.10. Libro IV. 1.12)

Es por eso que Calvino considera que esta es una obra de Satanás:

"Nos es, pues, necesario retener con gran diligencia las marcas de que hemos hablado, y estimarlas como
el Señor las estima. Porque no hay cosa que con más ahinco procure Satanás, que hacemos llegar a una
de estas dos cosas: o abolir las verdaderas marcas con las que podríamos conocer la Iglesia de Dios, o, si
esto no es posible, inducimos a menospreciarlas no haciendo caso de ellas, y así apartamos de la
Iglesia...¡Cuán peligrosa, o mejor dicho, cuán perniciosa es cuando entra en el corazón de los hombres
esta tentación de apartarse de la congregación en que se ven las señales y marcas con que el Señor pensó
distinguir su Iglesia sobradamente! Démonos cuenta de la previsión que hemos de tener en lo uno y en lo
otro." (Institución de la Religión Cristiana. Libro IV. 1.10. Libro IV. 1.11)

Calvino va más allá y nos describe lo que ve en el corazón de estos hombres:

"Porque siempre han existido gentes que, creyendo tener una santidad perfectísima y ser unos ángeles,
menosprecian la compañía de los hombres en quienes vieren la menor falta del mundo. Tales eran,
antiguamente, los que se llamaban a sí mismos cátaros, o sea, los perfectos, los puros; también los
donatistas, que siguieron la locura de los anteriores. Y en nuestros tiempos los anabaptistas, que pretenden
mostrarse más hábiles y aprovechados que los demás. Hay otros que pecan más bien por un inconsiderado
celo de justicia y rectitud, que por soberbia. Porque al ver ellos que entre aquellos que se predica el
Evangelio no hay correspondencia entre la doctrina y el fruto de vida, piensan al instante que allí no hay
iglesia alguna. No deja de ser justo el que se sientan ofendidos, porque damos ocasión, no pudiendo excusar
en manera alguna nuestra maldita pereza, a la que Dios no dejará impune, pues ya ha comenzado a
castigar con horribles azotes. ¡Desgraciados, pues, de nosotros, que con disoluta licencia de pecar
escandalizamos y lastimamos las conciencias débiles! Pero a pesar de eso, éstos de quienes tratamos faltan
también mucho de su parte, pues no saben medir su escándalo. Porque donde el Señor les manda usar de
la clemencia, ellos, no teniéndola en cuenta para nada, emplean el rigor y la severidad. Pues al creer que
no hay Iglesia donde ellos no ven una gran pureza y perfección de vida, lo pretexto de aborrecer los vicios,
se apartan de la Iglesia de Dios, pensando apartarse de la compañía de los impíos." (Institución de la
Religión Cristiana. Libro IV. 1.10. Libro IV. 1.13)

Ya sabemos de quienes los separadores secundarios heredaron esta doctrina separatista, según Calvino: de
los anabaptistas. Calvino sigue:

"Aunque esta tentación sobreviene algunas veces aun a hombres buenos por un celo inconsiderado de que
todo se haga bien, con todo hallaremos que ordinariamente este gran rigor y severidad, las más de las
veces nace de soberbia, arrogancia y falsa santidad; no de verdadero ni de auténtico celo de ella. Por
tanto, los que son más atrevidos que otros para apartarse de la Iglesia, poniéndose en cabeza como
capitanes, no suelen ordinariamente tener otra causa, que mostrarse a sí mismos como mejores que todos,
menospreciando a los demás...Procuren todos los fieles armarse con estas armas y reciban este aviso, que
queriendo mostrarse por temor tan rigurosas celadores de la justicia, no se alejen del reino del cielo, que
es el único reino de justicia. Porque si es cierto que Dios quiere mantener la comunión de su Iglesia con
esta compañía externa y visible, quien se aparte de ella, aunque sea por odio contra los malos, está en
grave peligro de separarse de la comunión de los santos." (Institución de la Religión Cristiana. Libro IV.
1.10. Libro IV. 1.16).

Por eso, pone de ejemplo a los Corintios y Gálatas:

"No era pequeño el número de gente que había faltado entre los corintios, estando corrompido casi todo
el cuerpo, no ya con un solo género de pecado, sino con muchos. Las faltas no eran cualesquiera, sino
transgresiones enormes. No era sólo la vida la que estaba corrompida, sino también la doctrina. Pues bien,
¿qué hace en tal situación el santo apóstol, instrumento escogido de Dios, por cuyo testimonio está en pie
o se derrumba la Iglesia de Dios? ¿Intenta apartarse de ellos? ¿Los destierra del reino de Cristo? ¿Les
arroja el rayo de la excomunión? No sólo no hace nada de eso, sino más bien los reconoce como a iglesia
de Cristo y compañía de los santos, honrándolos con tales títulos. Por tanto, si permanece la Iglesia entre
los corintios a pesar de reinar entre ellos tantas disensiones, sectas y envidias; a pesar de abundar los
pleitos, las pendencias y la avaricia, y de aprobarse públicamente un tan horrendo pecado que entre los
mismos paganos debía ser execrable; a pesar de que infamaron a san Pablo en lugar de reverenciarle
como a padre, y de que había quienes se burlaban de la resurrección de los muertos, cosa que, de ser
derrumbada, daba con todo el Evangelio por tierra (l Cor. 1, 11-16; 3,3-8; 5,1;6,7-8; 9,1-3; 15,12); a
pesar de que para muchos de ellos las gracias y dones de Dios servían de ambición y no de caridad; entre
quienes se hacían cosas muy deshonestas y sin orden; si, no obstante, aun entonces había Iglesia entre los
corintios, y la había porque mantuvieron la predicación de la Palabra y la administración de los
sacramentos, ¿quién se atreverá a quitar el nombre de Iglesia a quienes no se les puede reprochar ni la
décima parte de tales abominaciones? ¿Qué habrían hecho a los gálatas, que casi se habían rebelado
contra el Evangelio (Gál.1,6), los que tan severamente juzgan a las iglesias presentes? Y sin embargo, san
Pablo reconocía la Iglesia entre ellos." (Institución de la Religión Cristiana. Libro IV. 1.10. Libro IV. 1.14)
Creo que estas citas son suficiente para mostrar el punto, aunque ciertamente hay muchas más. Pero el
mismo Calvino, con gran fuerza se hubiese opuesto a tal abominable doctrina de los separadores
secundarios como se opuso a la de sus días.

Entonces, ¿deberíamos considerar a la separación secundaría como calvinismo, anticalvinismo, o


neocalvinismo? Ciertamente como anticalvinismo, sin embargo, visto que sostienen algunas cosas de
Calvino, vamos a atribuirles el término que ellos suelen usar hacía los otros despectivamente:
Neocalvinistas.

Ellos hacen lo que los psicólogos llaman "proyección", que no es otra cosa que acusar, juzgar y proyectar
en los otros lo que yo mismo soy. Ellos siendo NeoCalvinistas, tratan de llamar Neocalvinitas a los demás,
puesto que se proyectan en los otros.

Este articulo debe ser suficiente para demostrar que esta doctrina no solamente es antibíblica, sino también
antihistórica. Nuestro llamado, primeramente, no es a causar divisiones en la iglesia, sino a buscar la unidad
para que el mundo sepa que somos Sus discípulos.

i
Todas las citas de César García son sacadas de un programa radial llamado Radio Gracia:
https://mobile.facebook.com/story.php?story_fbid=2067059123384778&id=241750530072374&_rdc=1&_rdr
ii
Strong, James. Diccionario Strong de Palabras Originales del Antiguo y Nuevo Testamento. P 499. Miami, Fl,
EE.UU: Editorial Caribe, 2003

iii
Kittel, Gerhard y Friedrich, Gerhard. Compendio del Diccionario Teológico del Nuevo Testamento. p 30. Grand
Rapids, Michigan, EE.UU: Libros Desafíos, 2003.
iv
Hendriksen, William. Comentario al Nuevo Testamento: 1-2 Timoteo y Tito. p 314. Grand Rapids, Michigan,
EE.UU, 2006.
v
Ibíd.

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