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Presenta una serie de síntomas nucleares que serían; déficit de atención, hiperactividad e
impulsividad. Para que dichos síntomas no lleguen a impactar sobre las distintas áreas
de la vida del afectado y como prevención a futuros problemas asociados al TDAH, se
hace necesaria una intervención multimodal y multidisciplinar. Por lo tanto, actualmente
se realizan intervenciones psicopedagógicas y educativas con el objetivo de mejorar el
rendimiento académico del niño, intervenciones psicológicas trabajando aspectos
emocionales, afectivos, cognitivos, conductuales y sociales, intervenciones
familiares reduciendo el gran impacto que el trastorno del niño ocasiona en ellos, y por
último una intervención farmacológica (cuando fuera necesario) a través de fármacos
psicoestimulantes y no estimulantes. Aunque éstos son los pilares para el tratamiento del
TDAH, hoy en día podemos trabajar con otras disciplinas que pueden ayudar al niño a
trabajar aspectos tanto de su conducta como a nivel cognitivo, entre ellas se encontraría
el yoga.
¿Qué es el yoga?
La palabra yoga, deriva de la raíz "yuj" que significa unión, la unión de la mente, el
cuerpo y el espíritu. A través del mismo se desarrolla el equilibrio, el equilibrio entre la
mente y el cuerpo necesaria para nuestra salud, tanto física como mental.
¿En qué consisten las clases de yoga para niños?
Aunque existen muchas variantes del yoga y cada profesional establece su práctica en
función de su filosofía y formación, de forma general se puede establecer que durante
las sesiones de yoga se trabaja lo siguiente:
La práctica de asanas (posturas). A través de ellas se reforzará su nivel de
concentración, su memoria y la mejoría de su conciencia corporal.
Juegos de yoga. A través de diferentes juegos estructurados según la edad del
niño se desarrollará su creatividad, su imaginación y su autoestima.
Técnicas de respiración y relajación. Mediante estas técnicas lo que se busca
es calmar su sistema nervioso liberando estados de ansiedad, tensión y estrés.
¿Qué beneficios puede reportar a los niños con TDAH la práctica habitual del
yoga?
Muchos son los pediatras, instructores de yoga, pedagogos y padres que apuestan por el
yoga como complemente en intervención con niños con TDAH. Aunque algunos de
ellos le otorgan mayores resultados de éxito que otros (ya que depende de muchos
factores, entre ellos el grado de disfuncionalidad de los síntomas nucleares del TDAH
en el niño), la inmensa mayoría están de acuerdo en que, la práctica habitual del yoga
puede incorporarse a la rutina diaria del niño con TDAH, sin perjuicio para su
tratamiento.
La práctica del yoga en niños se ha venido ejerciendo durante años y además, en los
últimos tiempos se han desarrollado varias escuelas y centros dónde se imparte esta
disciplina específicamente para niños con TDAH para poder focalizar su práctica en la
sintomatología nuclear del mismo.
Por último resaltar que al igual que sucede con el resto de intervenciones con niños con
TDAH su práctica debe ser frecuente y disciplinada y no pueden esperarse resultados
muy a corto plazo, sino que la constancia y perseverancia en su práctica será la que
reporte beneficios.
Relajación para niños: técnica Koeppen
La ansiedad y el estrés no solo afectan a los adultos; de hecho, son cada vez más los
niños que presentan alteraciones en la conducta que, al igual que en los adultos,
responden a situaciones que les generan ansiedad o miedo. Mediante las técnicas de
relajación infantil ayudamos al desarrollo de su inteligencia emocional y, al mismo
tiempo, les inculcamos hábitos saludables que podrán poner en práctica a lo largo de su
vida.
Mediante las técnicas de relajación conseguimos que los niños sean capaces de
reconocer la tensión o ansiedad cuando se enfadan o se ponen agresivos, y sepan cómo
responder ante ella.
Hay que explicar a los niños para qué sirven los ejercicios
Es importante que los niños sepan la utilidad del ejercicio, y la explicación se realiza a
partir de emociones y estados de ánimo que saben reconocer: “cuando estás nervioso,
cuando te enfadas, cuando no puedes dormir… notas cómo tus músculos se tensan sin
darte cuenta, y eso te hace estar muy incómodo. Si consigues aprender a relajarte,
cuando estés nervioso podrás controlar esa tensión y te irás sintiendo mejor.” Una vez
que el niño haya comprendido lo anterior, entonces, y solo entonces podremos
comenzar con el ejercicio.
El objetivo es que, planteado a modo de juego, los niños sean capaces de tensar y relajar
los diferentes grupos musculares. Ésta es la parte más entretenida de la relajación.
Ahora vamos a imaginarnos que somos un gato muy muy perezoso y queremos
estirarnos…
“Estira todo lo que puedas los brazos frente a ti. Ahora levántalos, por encima de tu
cabeza, con fuerza llévalos hacia atrás. Nota el tirón tan fuerte que sientes en los
hombros. Vamos ahora a dejarlos caer a los lados, que descansen del esfuerzo. Muy
bien.
Otra vez, vamos a estirar los brazos otra vez más, más fuerte. Este gatito tiene mucha
fuerza. Perfecto. De nuevo los dejas caer a los lados. Muy bien. ¿Notas cómo están más
relajados los hombros?
Una vez más, pero con más fuerza. Estira todo lo que puedas los brazos, vamos a
intentar llegar al cielo, con todas tus ganas. Primero frente a ti, luego los levantas sobre
tu cabeza y ahora… ¡arriba! Mira qué tensos estás ahora tus brazos y tus hombros…
El último esfuerzo, el estirón más fuerte. Los brazos hacia adelante, los brazos sobre
nuestra cabeza y finalmente… ¡brazos al techo, con ganas! Déjalos caer a los lados.
¿Ves qué bien se siente un gatito cuando está relajado? Muy contento y muy a gusto”
El ejercicio de repite cinco veces.
Ahora eres una tortuga. Estás ahí sentada, sobre una roca, muy a gustito. Relajándote
muy tranquila y muy feliz en un lugar fantástico. Hace sol y calor, hay un estanque muy
cerca de ti. Te sientes muy cómoda y feliz…
De pronto… ¿qué pasa? No lo sabes bien, pero sientes que estás en peligro, sientes
miedo. ¡Tienes que esconderte! ¡Mete tu cabeza en el caparazón! Lo haces llevando tus
hombros hacia tus orejas, con la cabeza entre los hombros, así, bien escondida, muy
protegida.
Ya está… no hay peligro, sal de tu caparazón, no tienes nada que temer. Vuelve a
relajarte tumbada al sol, siente sus rayos sobre tu cara. Vuelve a disfrutar plácidamente
del paisaje… Siente tus hombros que ya no están tensos, tu cuello también relajado,
estás muy cómoda…
El ejercicio se repite tres veces.
Estás sentado, despreocupado, entretenido. De repente, una mosca, una mosca muy
molesta ha venido a meterse contigo y se ha posado en tu nariz. Tratas de espantarla
pero no puedes usar las manos. Es un poco complicado. Intenta echarla arrugando tu
nariz, todo lo que puedas, lo más fuerte posible. ¡Vamos, tú puedes echarla! Fíjate que
cuando arrugas tu nariz, las mejillas, la boca y la frente también se arrugan, también se
ponen tensos. Hasta tus ojos se tensan…
Bien, la mosca ya se ha ido, por fin te ha dejado tranquilo. Ya puedes relajar toda tu
cara: tu nariz, tus mejillas, tu frente… Tu cara está tranquila, sin una sola arruga. Tú
también estás tranquilo y relajado,
Repetimos tres veces el proceso.
Cuando una persona con Asperger logra sentirse más tranquila y a gusto en su propio
cuerpo, tener conciencia de su propio cuerpo y a sentirse bien “en su propia piel”, con
menos malestar y ansiedad, más fácil le resulta controlar su comportamiento, aprender
nuevas habilidades y disfrutar de interacciones sociales.
Dado que las personas con distintos tipos de autismo tienen diferentes experiencias
sensoriales, sus cuerpos a menudo quedan atrapados en una «lucha”, que puede
manifestarse con conductas de huida o de estancamiento. La respuesta de lucha, huida o
estancamiento altera los procesos de digestión, el ritmo cardíaco y la respiración,
generando todo tipo de reacciones físicas que a menudo conducen a estado emocional
de fuerte ansiedad.
Es por ello que una práctica como el yoga puede colaborar en mucho a salir del estado
de lucha, huida o estancamiento, facilitando herramientas para alcanzar un mayor
autocontrol y permanecer más relajado y menos ansioso.
El yoga también facilita una más profunda inhalación y exhalación, calmando el sistema
nervioso, permitiendo que el individuo afectado se sienta más tranquilo y cómodo en su
cuerpo y desde ese bienestar pueda realmente trabajar en su comportamiento.
En tanto a nivel físico, esta disciplina ayuda a mejorar la mala coordinación muscular,
otro rasgo común en la condición, a partir de las “Asanas” o posturas clásicas de yoga.
Pero el yoga no sólo ayudará a mejorar su equilibrio y coordinación muscular, sino que
también mejora la concentración.