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Existen etapas claves en la fenología de cada planta, en donde se tiene mayor demanda de nutrientes
dependiendo de cada especie. En árboles perennes, por ejemplo: El periodo de floración, cuajado de
fruto, abscisión de fruto (asociado a la etapa llamada “caída temprana de frutos”), y la "segunda caída"
que por lo general se produce a principios de junio hasta finales de Julio. Esto se conoce comúnmente
como “caída de Junio”, que se produce cuando el crecimiento exponencial de la fruta y brote vegetal
además la raíz de crecimiento son simultáneos (Hamid et al 1988), son etapas de alta demanda de
nutrientes. Ocurre a menudo debido a la competencia entre la fruta en desarrollo por agua y nutrientes,
derivando un adelgazamiento natural, donde se elimina el exceso de frutas y permite que el fruto
remanente se desarrolle adecuadamente.
Cabe mencionar, que cualquier suceso y/o tratamiento al cual sea sometido el cultivo durante las etapas
fenológicas antes mencionadas, tendrá impacto en el tamaño, calidad y vida post cosecha del fruto. La
absorción de cantidades adecuadas de nutrientes durante el período de floración y cuajado de fruto
puede verse comprometida por el frío y la humedad del suelo (Hamid et al., 1988). Por tal, la
fertilización foliar puede suministrar nutrientes esenciales más rápido y eficientemente en comparación
con una fertilización dirigida al suelo. Aplicaciones de zinc (Zn), manganeso (Mn), boro (B) y molibdeno
(Mo) dirigidas al follaje resulto ser de 4 a 30 veces más eficiente que la aplicación al suelo (PureGro, nd).
La fertilización foliar tiene ventajas adicionales sobre la fertilización al suelo. La fertilización foliar puede
cumplir con la demanda del cultivo para un nutriente en momentos en que las condiciones del suelo
(baja temperatura, baja humedad del suelo, mal drenaje, pH, salinidad) harían poco eficientes a los
fertilizantes aplicados al suelo. Por lo tanto, las fertilizaciones aplicadas al follaje son un método eficaz
para corregir las deficiencias del suelo y que además sea posible sobrellevar una baja capacidad del
suelo para transferir nutrientes hacia la planta.
Fósforo, potasio y “elementos traza” pueden fijarse en las partículas del suelo y no estar disponibles
para las plantas. Las aplicaciones dirigidas a las hojas, siendo estas el órgano principal para la realización
de fotosíntesis, aseguran que el proceso metabólico de la planta no se vea comprometido debido a una
baja disponibilidad de algún nutriente esencial. Es importante señalar que los fertilizantes aplicados de
manera foliar y con nutrientes móviles en el floema, son traslocados a todas partes de la planta, incluso
hasta las raíces absorbentes.
Por otra parte, las aplicaciones foliares reducen el potencial de acumulación de fertilizantes en el suelo,
en escorrentías de agua, aguas superficiales (ríos, lagos y océanos), además de aguas subterráneas en
donde puedan contribuir a la salinidad, la eutrofización y contaminación con nitratos, los cuales tienen
graves consecuencias para el medio ambiente y los seres humanos. Sin embargo, cabe señalar que no
todos los nutrientes se absorben a través del follaje, algunos no son móviles vía floema.
El objetivo del programa de investigación del autor ha sido identificar el papel que los elementos
esenciales desempeñan en la fisiología del cultivo arbóreo, así como de la aplicación del nutriente como
fertilizante foliar en tiempo apropiado según su fenología, es decir, un momento en que la demanda de
este nutriente sea alta, a fin de estimular un proceso fisiológico específico que aumente el rendimiento,
calidad y número de frutos, además de alcanzar un efecto de crecimiento de la planta.
Debido a la influencia de factores variables, tales como edáficos y climáticos, la respuesta a ¿Cuándo y
cuánto fertilizar?, ¿Suelo o foliar?, sigue siendo en gran medida especulativo. Sin embargo el tiempo
sigue siendo importante.
Por ejemplo, para proteger las aguas subterráneas de una contaminación potencial por nitratos, los
productores de Aguacate Var. Hass (Persea americana Mill.) en California dividen la cantidad total anual
de nitrógeno (N) en seis pequeñas aplicaciones al suelo realizadas desde finales de enero hasta
principios de noviembre. (Lovatt, 2001) dirigió la interrogante de si el rendimiento del Aguacate 'Hass'
se podría incrementar si se duplica la cantidad de N aplicado en una de las seis aplicaciones, si es
programado para satisfacer las demandas de nutrientes de una etapa clave específica de la fenología del
cultivo. Los resultados de esta investigación proporcionaron pruebas claras de que el tiempo de
aplicación del fertilizante nitrogenado dirigido al suelo fue un factor importante en la determinación del
rendimiento final y tamaño del fruto, así como la producción del año siguiente (Lovatt, 2001).
Recordemos que el B estimula la división celular, aumenta el cuajado y el tamaño de los frutos, incluso
de cultivos con frutos sin semillas, y aun cuando los análisis foliares indican que la cantidad de B es
adecuada. NOTA: B y urea-N no se deben de aplicar en la misma pulverización en Aguacate, ya que
resulta en dobles pistilos. El efecto de la combinación no se ha realizado como tratamiento en otros
cultivos.
En los casos citados anteriormente, el tiempo adecuado de aplicación del fertilizante foliar fue un factor
para el incremento en el rendimiento comercial, así como para mejorar los parámetros de calidad del
fruto, incluyendo mayor tamaño. Además, estos resultados se alcanzaron a pesar de que los cultivos no
eran deficientes en nutrientes según lo registrado en el análisis foliar del cultivo.
Las dos etapas fenológicas citadas anteriormente fueron: (1) cuando la brotación de yemas apicales
tienen cuatro o más meristemos de ejes florales secundarios presentes (mediados de noviembre) y (2)
Una vez los ejes de la inflorescencia están completamente elongados y las flores diferenciadas en la
panícula, se inicia la antesis, así como el inicio del crecimiento de brotes vegetativos en el ápice,
sincronizados con el crecimiento de brotes florales indeterminados (aprox. mediados de abril). La
aplicación de doble dosis de N al momento de la iniciación floral (enero), durante el desarrollo temprano
del gineceo (febrero), o durante la “caída de junio” no tuvo ningún efecto significativo en el rendimiento
o tamaño de fruto en comparación con los árboles “testigo”.
Conclusión
El tiempo y la tasa de aplicación de fertilizantes son factores que se pueden optimizar para incrementar
el rendimiento, tamaño y calidad del fruto de los cultivos de árboles perennes. La aplicación de
fertilizantes dirigidos al suelo o follaje, en aquellas etapas clave de la fenología del cultivo, cuando la
demanda de nutrientes es alta, es fundamental en las prácticas de manejo de fertilizantes, ya que
mejora su eficiencia de uso, es rentable y eficaz, además de proteger el medio ambiente.
Por otra parte, una deficiencia nutricional incipiente o transitoria en estados fenológicos críticos para
producir fruto en tamaño o calidad, provoca una reducción de la producción anual y en los ingresos del
productor de acuerdo con la "ley del mínimo de Liebig", es decir, los cultivos sólo pueden ceder a el
nivel soportado por el factor más limitante. La clave para lograr un beneficio en el rendimiento y en el
incremento neto de los ingresos del productor es (1) aplicación de fertilizantes en tiempo adecuado al
suelo, cuando se sabe que un nutriente esencial específico es ineficaz como fertilizante foliar en un
cultivo dado y (2) Aplicación de fertilizantes dirigidos al follaje en tiempo adecuado a las etapas
específicas de la fenología del cultivo cuando es probable que la demanda de nutrientes es alta, o
cuando se conocen que las condiciones del suelo no permiten la absorción de nutrientes, por no estar
disponibles para las plantas.