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PRESENTACIÓN

Un tema que ha tenido poca influencia en los procesos de evangelización


de las comunidades parroquiales ha sido la figura de la casa como el lugar
primario del encuentro con Cristo. No podemos olvidar que las primeras
comunidades cristianas aún después de separarse de la sinagoga, tuvieron
su desarrollo de fe en los hogares de aquellos que por la predicación y el
testimonio “se iban agregando al número de los creyentes”. Caso muy
concreto lo tenemos en los sumarios del libro de los Hechos de los
Apóstoles donde con tanta precisión nos muestran que los creyentes se
reunían en las casas a la oración, el estudio, la fracción del pan y el
compartir como hermanos en la misma fe. Testimonios como el de Lida o
inclusive en los evangelios, en casas como la de Marta y María, nos
demuestran que la Iglesia doméstica fue el lugar privilegiado que escogió el
Espíritu Santo para hacer crecer el evangelio.

En nuestra Arquidiócesis de Cali, hemos venido resaltando la figura de la


familia y de la casa como ese lugar prioritario de evangelización. Acciones
como la misión territorial permanente que inauguró las casas católicas y la
continua reflexión sobre la espiritualidad esponsal y el ministerio de la
conyugalidad, nos permite decir que procuramos responder a la urgencia de
una evangelización encarnada en el seno de las familias, los sectores y
comunidades. El camino lo vamos recorriendo sin afanes, pero con la fe
puesta en una acción sinodal y enriquecedora.

Esta cartilla corresponde al proceso de misión territorial permanente que se


hace concreto en las casas católicas. En el primer subsidio encontramos 18
temas de corte kerigmático que permiten ese encuentro profundo con
Jesucristo, primer paso del proceso del discipulado misionero. Este segundo
material resalta en 14 encuentros el hogar, la casa como lugar de
evangelización, edificación del Reino de Dios y espacio para crecer como
comunidad eclesial. Con un lenguaje muy sencillo y pedagógicamente fácil
de desarrollar, los laicos podrán crecer como pequeña comunidad, leyendo
la palabra y reflexionando sobre los valores del Reino.

Agradecemos a los párrocos y sus comunidades su disposición y trabajo


sacrificado y animamos a todos a seguir desarrollando una misión territorial
capaz de transformarlo todo.

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¿Qué es la casa católica? Como su nombre indica, es un hogar ubicado en
un sector de la parroquia, la cual desarrolla la tarea de continuar con la
misión territorial permanente.
¿Qué se hace en ella? Se proclama el Kerigma, se lee la palabra de Dios,
se comparte con los vecinos, se ora por las necesidades de todos, se
conoce más sobre la Fe y se hace caridad con los más necesitados.
¿Quién puede organizar una casa católica? Cualquier familia
comprometida y decidida a convertir su hogar en un espacio de encuentro
con Dios y los hermanos.
¿Cómo es el proceso? Primero se hace la misión por el sector, después se
escoge una casa bien ubicada, se les informa a los vecinos donde está
ubicada y el horario de los encuentros, se nombra un coordinador y un
equipo encargado.
¿Quiénes la dirigen? Lo ideal es que haya un coordinador que pertenezca
al grupo de los misioneros de la parroquia, El deberá tener un equipo que lo
acompañe y le ayude en la organización de las reuniones.

¿Quiénes pueden participar? Todos los vecinos y personas que quieran


una vez a la semana tener un encuentro con Dios y con los hermanos. No
discriminamos a nadie. Todos son bienvenidos.
¿Cuánto es la duración? Es un espacio continuo, sabemos que
comenzamos, y queremos seguir en el tiempo, de acuerdo a la
disponibilidad de los participantes.
Si quieres comenzar el proceso de la casa católica, te invitamos a
comunicarte con el párroco de la comunidad y el equipo misionero. También
puedes comunicarte con nosotros. Tenemos todo un material didáctico
preparado para que puedas desarrollar este hermoso espacio de
evangelización.
Objetivo. Entrar en contacto con las familias y la vida de las comunidades,
fortalecer la cercanía, acogida, fraternidad desde los valores del Reino
de Dios.
Herramienta. El mismo Evangelio, mejor dicho, a Jesús que es la Buena
Nueva de Dios para el mundo, que nos ha confiado la misión de llevar el
Reino de Dios.
Motivación. El fuego del Espíritu Santo, que nos convierte en testigos de
Jesús Resucitado.

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LA CASA, LUGAR DONDE JESÚS
CURA Y PERDONA PECADOS
(MC 2, 1-12)

AMBIENTACIÓN
Como de costumbre la casa adecuada,
las sillas en círculo. No podemos olvidar
la Imagen de la Virgen María y también
el Cristo. Podemos poner un cirio.

Para esta reunión necesitamos un


pedazo de hoja para todos y lápices
respectivamente. También un contenedor
donde podamos quemar los papeles
después de la reflexión.

Será muy importante si tenemos acceso


a los textos bíblicos y las diferentes
oraciones. No olvides preparar las canciones y si no las sabemos, podemos
ponerlas en un reproductor de música como ambientación.

PEQUEÑO RITUAL DE INICIO


Encendemos el cirio, entramos en actitud de contemplación y
cantamos “Hoy Perdóname, hoy por siempre”.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo…

BIENVENIDA

A continuación, el coordinador saluda fraternalmente, presenta a las


personas que han llegado nuevas o informa de novedades como
cumpleaños, buenas noticias o también ofrecer la reunión por una intención
de alguno de los participantes.

TIEMPO PARA ENTRAR EN ACTITUD DE


ORACIÓN

Que bendición poder estar aquí, en la presencia


de Dios y de ustedes hermanos, entremos en

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actitud de oración, los invito a conectarnos con el Señor Jesucristo, los invito
a orar con mucha fe. Si tienes un problema, o una preocupación, vamos a
entregársela a Nuestro Señor, regálate este instante para decirle en tu
mente y en tu corazón lo que te está causando dolor en tu vida, la aflicción
de tu familia, o esa dificultad en el trabajo. No tengas miedo en decirle a
Dios lo que te está sucediendo, Él quiere entregarte todo su amor.

(Permitamos dos minutos de oración en silencio, acompañado con música


de fondo).

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Es el Espíritu Santo quien guía la Iglesia y el


que guía esta casa católica, los invito a
invocarlo, su poder es enorme, nos regala su
gracia y carismas, abramos nuestro corazón
a su fuerza, dejémonos inspirar por el
Espíritu de amor.

Repitamos todos:
Ven, Espíritu Santo,
Llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos
el fuego de tu amor.
Envía, Señor, tu Espíritu.
Que renueve la faz de la Tierra.
(Solo el coordinador)
Oración:
Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu
Santo; concédenos que, guiados por el mismo Espíritu,
sintamos con rectitud y gocemos siempre de tu consuelo.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

LEAMOS EL TEXTO BÍBLICO EN VOZ ALTA (MC 2, 1-12).

RESONANCIA

Después del primer viaje de evangelización por toda Galilea, Jesús volvió
nuevamente a su base en Cafarnaum. Marcos nos lo vuelve a presentar en
la casa, tal vez en la de Pedro. (Mc 1,29).

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Para entender algunos detalles del pasaje será necesario saber que las
casas en Palestina tenían un techo plano, como una terraza. Era corriente
que hubiera una escalera exterior para subir. La cubierta estaba formada
por vigas planas que iban de una
pared a otra, separadas por un
metro entre sí. Este espacio entre
las vigas se llenaba de madera y
de tierra.

En aquella casa donde se reunió


mucha gente, Jesús comenzó a
enseñar. Enseñar, hablar de Dios,
era lo que Jesús más hacía. Llega
un paralítico, cargado por cuatro
personas. Jesús es su única
esperanza. Ellos no dudan en subir
al tejado y abrir un boquete en el
techo. Tenía que ser una casa
pobre. Bajan al hombre y lo ponen
ante Jesús. Jesús, viendo la fe de
esta gente, dice al paralítico: ¡Tus
pecados te son perdonados! En
aquel tiempo, el pueblo pensaba que los defectos físicos (paralítico) fuesen
un castigo de Dios por algún pecado. Los doctores enseñaban que esa
persona impura se volvía incapaz de acercarse a Dios. Por esto, los
enfermos, los pobres se sentían rechazados por Dios. ¡Pero Jesús no
pensaba así! Aquella fe tan grande era una señal evidente de que el
paralítico estaba siendo acogido por Dios. Por eso, declaró: ¡Tus pecados te
son perdonados! Es decir: “¡Dios no te aleja de él!”

Curando, Jesús demuestra que tiene poder de perdonar los pecados. Jesús
percibe la crítica. Por eso pregunta: ¿Qué es más fácil decir al paralítico:
¿Tus pecados te son perdonados, o levántate, toma tu camilla y anda? Es
mucho más fácil decir: “Tus pecados te son perdonados”. Pues nadie puede
comprobar si de hecho el pecado fue o no perdonado. Pero si digo:
“¡Levántate y anda!”, allí todos pueden comprobar si tengo o no ese poder
de curar. Por esto, para mostrar que tenía el poder de perdonar los pecados
en nombre de Dios, Jesús dijo al paralítico: ¡Levántate, toma tu camilla y
vete a tu casa! El hombre se curó. Así, mediante un milagro demostró que la
parálisis del hombre no era un castigo de Dios, y mostró que la fe de los
pobres es una prueba de que Dios los acoge en su amor.

El paralítico se levanta, toma la camilla, empieza a andar y todos dice:


¡Nunca vimos cosa igual! Este milagro reveló tres cosas muy importantes: 1)

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las enfermedades de las personas no son un castigo por sus pecados. 2)
Jesús abre un nuevo camino para llegar hasta Dios. Aquello que el sistema
llamaba impureza no era impedimento para que las personas se acercaran
a Dios. 3) El rostro de Dios revelado a través de la actitud de Jesús no es el
rostro severo revelado por la actitud de los doctores.
(Ponemos música de fondo y dejamos dos minutos de silencio).
PARA REFLEXIONAR

Cada vez que nos reunimos en este hogar que tan generosamente nos abre
las puertas nos encontramos por medio de la palabra de Dios con toda su
misericordia. Es hermoso leer como nuestras dolencias del alma y del
cuerpo son sanadas por la presencia de Jesucristo. El mismo lo dijo que “iba
por todos los pueblos sanando a los que sufrían dolencias” y hoy, aquí,
también nos está sanando. Su inmenso amor y poder nos invita a sentir que
no estamos condenados por nuestros pecados a una vida de tristeza, de
dolor, tampoco estamos atados por pecados de nuestros antepasados y
mucho menos que nuestra vida sea una tragedia ya escrita, como si
estuviéramos destinados a sufrir.

Todos los que estamos en esta casa, podemos recibir ese perdón, porque
Dios no perdona con un decreto, sino con una caricia, acariciando nuestras
heridas del pecado. El papa Francisco nos dice que Jesús “está involucrado
en el perdón, está involucrado en nuestra salvación. Y así Jesús hace de
confesor: no humilla, no dice 'Qué has hecho, dime ¿Y cuándo lo has
hecho? ¿Y cómo lo has hecho? ¿Y con quién lo has hecho?' ¡No! 'Vamos y
de ahora en adelante ¡no peques más!'. Es grande la misericordia de Dios.
¡Nos perdona acariciándonos”!

No sé si ustedes se han sentido mal,


tristes, y hasta enfermos por los
diferentes pecados que cometemos. En
algunas ocasiones la conciencia nos
recuerda lo que no estamos haciendo
bien y porque no decirlo el pecado nos
enferma nuestro cuerpo. Es una
realidad que no podemos negar, somos
pecadores, no podemos sacar excusas,
reconocemos que nos falta mucho para
ser las buenas personas que Dios
espera que seamos, pero también es
verdad que tenemos todo el amor de
Jesucristo que perdona todos nuestros
pecados. El dijo en su palabra que
todos los pecados pueden ser

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perdonados, porque su misericordia es más grande que nuestras faltas. No
sienten un descanso en sus corazones cuando escuchamos esto. En este
momento, estamos recibiendo el perdón de Dios, su amor nos limpia de
nuestros pecados y libera de nuestras parálisis.
RESONANCIA PERSONAL GUIADA

A partir de este texto bíblico tengamos un breve, pero profundo diálogo con
nuestro Señor Jesucristo aquí presente.

Puedes decirle ahora cuáles son tus dolencias, qué es lo que te hace sufrir
en estos momentos. (Un minuto en silencio).

¿Crees que Jesús puede aliviar ese dolor? (Un minuto en silencio).

¿Él te puede perdonar? (Un minuto en silencio).


Ahora con tus propias palabras pídele al Señor que te perdone, que te sane,
clama a Dios con todas las fuerzas de tu corazón para que su palabra te
libere de todo aquello que genera dolor en tu corazón.
SIGNO

Queremos invitarlos ahora a realizar un


signo muy común, pero muy bello que nos
ayudará a experimentar esta palabra. En
este papel y con estos lápices vamos a
poner las dolencias y pecados que
queremos que Jesucristo se lleve de
nuestras vidas. no se preocupen, va a ser
en secreto. Después de que los escribamos,
los vamos a poner en este contenedor que tiene unos carbones como signo
de liberación. (Acompañamos con música de fondo)

ORACIÓN DE INTERCESIÓN POR LAS


NECESIDADES DEL GRUPO

Ahora vamos a interceder, es una oración en la


cual ofrecemos a Dios nuestras necesidades y
las de nuestra casa católica. Los invito a que a
cada oración podamos responder: Dios de
amor escucha a tu Iglesia. (Permitimos las
intervenciones espontáneas).

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ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

No podemos olvidarnos de nuestra madre María, ella en las bodas de Caná,


intercedió cuando el vino se acabó, pidámosle que interceda ante Cristo
Jesús por nuestras necesidades. Digamos: Dios te salve reina y madre,
madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra…….
CANTO FINAL

Terminemos alegres, cantemos al Señor por su perdón y amor, cantemos


¡No hay Dios tan grande como Tú!

COMENTARIOS FINALES
DESPEDIDA

ESPACIO DONDE JESÚS COMPARTE


LA MESA CON TODOS
(MC 2, 15, MC 14,3).

AMBIENTACIÓN

Como de costumbre la casa adecuada, las


sillas en círculo. No podemos olvidar la
Imagen de la Virgen María y también el
Cristo. Podemos poner un cirio.

Para esta reunión es importante cortar como


un rompecabezas una imagen de una
comunidad que signifique la Iglesia, la
entregaremos a los participantes en el
momento del signo. Después de la reflexión
se armará entre todos.

Será muy importante si tenemos acceso a los textos bíblicos y las diferentes
oraciones. No olvides preparar las canciones y si no las sabemos, podemos
ponerlas en un reproductor de música como ambientación.
PEQUEÑO RITUAL DE INICIO

Invitamos a entrar en actitud de oración y podemos cantar “A Edificar la


Iglesia”.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo…

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BIENVENIDA

A continuación, el coordinador saluda fraternalmente, presenta a las


personas que han llegado nuevas o informa de novedades como
cumpleaños, buenas noticias o también ofrecer la reunión por una intención
de alguno de los participantes.

TIEMPO PARA ENTRAR EN ACTITUD DE ORACIÓN


No tengamos afán, hagamos un recuento
desde que nos levantamos, hasta este
momento de todo lo que ha pasado y demos
gracias a Dios. (utilicemos música suave,
permitamos unos dos minutos de oración).

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Es el Espíritu Santo el que nos guía siempre


nuestras reuniones por eso los invito a
invocarlo y pidámosle que ilumine nuestra
mente y abra nuestro corazón a lo que dice
la palabra: ( El coordinador puede dirigir y si
todos pueden tener a oración la recitamos a
una sola voz).

Recibe Espíritu Santo,


la consagración perfecta y absoluta de todo
mi ser,
que te hago en este día para que te dignes
ser en adelante,
en cada uno de los instantes de mi vida,
en cada una de mis acciones,
mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza,
y todo el amor de mi corazón.
Yo me abandono sin reservas a Tu divina voluntad,
y quiero ser siempre dócil a Tu santa inspiración.

¡Oh Santo Espíritu! Dígnate formarme con María y en María,


según el modelo de Tu amado Jesús.
Gloria al Padre Creador.
Gloria al Hijo Redentor.
Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén.

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LEAMOS EL TEXTO BÍBLICO
EN VOZ ALTA (MC 2, 15, MC
14,3).

RESONANCIA
Jesús enseñaba, y a la gente le
gustaba escucharle. Así como
nosotros estamos aquí esta
noche y nos gusta estas palabras
que son ayuda para vivir siempre
mejor. Jesús aprovechaba
cualquier ocasión para reunir las
personas y ofrecerles su
mensaje. ¿Qué es lo que Jesús
enseñaba? Jesús anunciaba la
Buena Nueva de Dios (Mc 1,14).
Hablaba de Dios, pero hablaba
de él de forma nueva, diferente. Hablaba a partir de la experiencia que El
mismo tenía de Dios y de la vida. Jesús vivía en Dios. Debe haber tocado el
corazón de la gente a quienes les gustaba oírle (Mc 1,22.27). Dios, en vez
de ser un Juez severo que de lejos amenazaba con castigo e infierno, volvía
a ser, de nuevo, una presencia amiga, una Buena Nueva para el pueblo.

Hoy el evangelio nos ayuda a pensar sobre una controversia que surgió
cuando Jesús se sentó a la mesa con los pecadores (Mc 2,13-17). En los
años 70, época en que Marcos escribe, había en las comunidades un
conflicto entre cristianos venidos del paganismo y los cristianos venidos del
judaísmo. Los que venían del judaìsmo tenían dificultad en entrar en la casa
de los paganos convertidos y sentarse con ellos en la misma mesa (cf.
Hch10,28; 11,3). Al describir como Jesús se enfrenta con este conflicto,
Marcos orientaba las comunidades en la solución del problema.

Jesús llama a un pecador a ser discípulo y le invita a comer a su casa.


Jesús llama a Leví un publicano, y éste, inmediatamente, lo deja todo para
seguir a Jesús. Empieza a formar parte del grupo de los discípulos. En
seguida, el texto dice literalmente: Estando sentado a la mesa en su casa.
Esto nos da a entender que Jesús no vino para los justos, sino para los
pecadores. Este gesto provocó la rabia de las autoridades religiosas. Estaba
prohibido sentarse a la mesa con publicanos y pecadores, ¡ya que sentarse
a la mesa con alguien era lo mismo que tratarlo como hermano! En vez de
hablar directamente con Jesús, los escribas de los fariseos hablaban con los
discípulos: ¿Qué es eso? ¿Come con publicanos y pecadores? Jesús
responde: No son los sanos los que necesitan al médico, sino los enfermos.
¡No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores!

Como anteriormente con los discípulos (Mc 1,38), también ahora es la


conciencia de su misión lo que ayuda a Jesús a que encuentre una

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respuesta y a indicar el rumbo para el anuncio de la Buena Nueva de Dios.
Jesús abre así la salvación para todas las personas sin excepción, ha
venido a buscar lo que estaba perdido, ha venido a recuperar las
extraviados en la vida, su ministerio lo dedica con mayor atención a aquellos
que a nadie les interesaban, a los que algunos llamaban “malditos”. Así es
el amor de Jesús, su amor llega a todos como el padre celestial “que hace
llover sobre justos y pecadores”.

(Ponemos música de fondo y dejamos dos minutos de silencio).

PARA REFLEXIONAR

Nuestra Iglesia católica es el cuerpo


de Cristo, lo dice San Pablo cuando
afirma que Cristo es la cabeza del
cuerpo que es la Iglesia. ( 1
Corintios 12, 12 -26 ) y como Iglesia
debemos tener los mismos
sentimientos de Cristo, las mismas
actitudes de nuestro maestro. Todo
el amor que El manifestó a las
personas y su deseo de edificar el
Reino de Dios, un mundo más justo,
misericordioso, que viva en paz,
donde todos tengan las mismas
oportunidades y se respete a cada
persona por el valor que tiene al ser
hijo de Dios, es el objetivo y tarea de
la Iglesia que no solo son las
autoridades eclesiásticas, porque
sabemos que los que estamos aquí reunidos en esta casa también somos la
Iglesia y tenemos este compromiso.

Esta casa católica donde nos reunimos cada semana para escuchar la
palabra, para encontrarnos con Cristo y compartir con los hermanos, es
también la Iglesia. Nosotros somos la Iglesia, somos también el cuerpo de
Cristo, una partecita de un inmenso cuerpo, y si funcionamos bien, pues
todo el cuerpo también lo hará. Eso nos invita y nos obliga entonces a tener
los mismos sentimientos de Cristo. Y cuando leemos este hermoso
evangelio nos preguntamos, ¿tenemos nosotros la misma capacidad de
Cristo de compartir con aquellas personas que no son como nosotros, que
piensan diferente, que aman diferente? ¿Tenemos la capacidad de hacer
parte de nuestra vida a aquellos que el mundo rechaza? Podemos nombrar
tantos hermanos que hoy el mundo no quiere, que los esconde, son los
nuevos paganos, los nuevos pecadores. ¿Los aceptamos, compartimos
nuestra vida con ellos, o los rechazamos?

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Quisiera invitarlos en este momento para que compartamos la siguiente
pregunta ¿Quiénes serían esos rechazados, esos pecadores con lo que hoy
Jesús se sentaría y que el mundo rechaza? (aquí el coordinador permite
que las personas puedan expresar quienes son los rechazados de hoy, se
les puede ayudar con un primer ejemplo: los habitantes de la calle, los
homosexuales, los enfermos, los extranjeros etc.).

Nosotros que somos católicos discípulos de Jesús debemos tener la actitud


de aceptación, amor, respeto, tolerancia y misericordia con las personas
que el mundo no ama y desprecia. Nuestra casa católica, al igual que
aquella casa donde Jesús se sentó a compartir la mesa con los pecadores,
debe convertirse en un lugar de amor, donde ninguna persona sea
rechazada ni discriminada. Este espacio debe ser un lugar de oración y
aceptación, debemos tener los mismos sentimientos que tuvo Cristo si
queremos llegar a ser santos como Él es santo, además debemos recordar
ese maravilloso pasaje donde Jesús dijo “El que esté libre de pecado que
tire la primera piedra”.

RESONANCIA PERSONAL GUIADA

Los invito ahora a realizar nuestra tradicional resonancia personal en la cual


podemos hacer nuestro este evangelio a partir de preguntarnos:

 ¿Cómo le gustaría a Jesús que tratáram os a las personas que son


rechazadas en nuestro barrio?
 ¿Qué podemos hacer nosotros por aquellos que los demás juzgan?
(Podemos compartir nuestras respuestas en e un espacio breve de
tiempo).
SIGNO
(Entregamos a cada uno las fichas del
rompecabezas)

Todos hemos s recibido una ficha de


rompecabezas. Todas son distintas,
pero si las unimos, seguramente
podremos tener una imagen hermosa.
Vamos a armar este rompecabezas que
nos recuerda que así es la Iglesia, todos
distintos, pero necesarios y todos son
amados por Dios. (acompañamos con
música de fondo)

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ORACIÓN DE INTERCESIÓN POR LAS NECESIDADES DEL GRUPO

Ahora los invito a que de manera espontánea vamos a realizar un momento


de oración con la fuerza del Espíritu Santo por todos los que el mundo
rechaza, pero que Dios quiere salvarlos por su infinito amor. Nuestra oración
es muy poderosa, Jesús dijo que, si dos nos ponemos de acuerdo para
pedir algo, Él nos escucha.
Primero hagamos una oración por los adictos a la droga. (aquí el
coordinador puede invitar de manera espontánea a una persona para que
ore por aquellos que sufren el flagelo de las drogas y así sucesivamente por
las siguientes personas).

Por las personas homosexuales.


Por los habitantes de la calle.
Por los migrantes.
Por los desmovilizados y los que han salido de la cárcel.
Otras intenciones.

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÌA

Vamos terminando nuestra hermosa reunión e invoquemos a nuestra madre


Santísima, ella nos ama a todos, como esa madre amorosa que ama a
todos sus hijos: Dios te salve María, llena eres de gracia….
CANTO FINAL: ¡Amar es entregarse, olvidándose de si…!

COMENTARIOS FINALES

DESPEDIDA

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ESPACIO DONDE JESÚS ENSEÑA
HUMILDAD
(MC 9,31-37).
AMBIENTACIÓN

Como de costumbre la casa adecuada, las


sillas en círculo. No podemos olvidar la
Imagen de la Virgen María y también el
Cristo. Podemos poner un cirio.

Para esta reunión es importante una vasija


con tierra, que nos recuerda que hemos

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sido creados por Dios todos a imagen y semejanza de Él. Podemos entregar
a cada uno de los asistentes un poco de tierra en una bolsita cuando sea el
momento del signo.

Será muy importante si tenemos acceso a los textos bíblicos y las


diferentes oraciones. No olvides preparar las canciones y si no las sabemos,
podemos ponerlas en un reproductor de música como ambientación.
PEQUEÑO RITUAL DE INICIO
Invitamos a entrar en actitud de oración y podemos cantar “Tú mi Alfarero
(Hna Glenda)”.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo…

BIENVENIDA

A continuación, el coordinador saluda fraternalmente, presenta a las


personas que han llegado nuevas o informa de novedades como
cumpleaños, buenas noticias o también ofrecer la reunión por una intención
de alguno de los participantes. Podemos informar brevemente sobre la vida
parroquial.

TIEMPO PARA ENTRAR EN ACTITUD DE ORACIÓN

Orar es una conexión con Dios, y al El le gusta


que le hablemos, Con la ayuda de música de
fondo pensemos en todo lo que hemos vivido
hoy, lo bueno y lo malo y le entreguemos a
Dios toda nuestra vida. Sin afán, hagamos un
recuento de lo que ha sucedido y demos
gracias a Dios. (permitamos unos dos minutos
de oración).
INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Es el Espíritu Santo el que nos guía siempre


nuestras reuniones por eso los invito a invocarlo y
pidámosle que ilumine nuestra mente y abra
nuestro corazón a lo que dice la palabra: ( El
coordinador puede dirigir y si todos pueden tener a
oración la recitamos a una sola voz).

Padre celestial: hoy vengo a Ti, en unión de tu


amadísimo Hijo, a pedirte por su intercesión, que
derrames sobre mí la efusión de tu Espíritu Santo,

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para que consagre a tu servicio todo cuanto tengo, todo cuanto soy, colme
mi vida con su transformante presencia, como lo hizo con Cristo y con la
Santísima Virgen María, y que toda mi existencia proclame este anhelo
eficaz: “Que viva y reine el Espíritu Santo y todo el mundo le sea
consagrado” Amén.
LEAMOS EL TEXTO BÍBLICO EN VOZ ALTA (MC 9,31-37).

RESONANCIA

Qué maravilla que podamos


seguir en estas reuniones que
nos permiten encontrarnos con
Jesús, que Él nos pueda hablar
por medio de su palabra. Al Igual
que hizo con sus discípulos. Él
nos quiere enseñar por medio de
este texto. Veamos que nos
quiere decir hoy.Al igual que
nosotros estamos aquí reunidos
en esta casa, Jesús está en un
hogar, con unas familias y se
genera un diálogo por la
discusión que sus discípulos
habían tenido unos instantes
antes. Ellos son conscientes de que su discusión no es un buen tema,
especialmente después de que su maestro les ha anunciado los
acontecimientos por venir. Esta discusión es un ejemplo concreto de la falta
de entendimiento que tenían los seguidores de Jesús sobre lo que Él les
decía en el camino. Les acaba de anunciar su disposición a mantenerse en
su propuesta de servicio y entrega hasta de la propia vida, mientras ellos se
entretienen discutiendo quién es el mayor.

No obstante, los que estamos leyendo este texto, y que nos entramos en la
escena del evangelio, tomamos conocimiento de la discusión a través del

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narrador. Marcos nos informa qué venían discutiendo por el camino sobre
"quién era el más grande" (v.34).

La respuesta de Jesús es impresionante. La situación generada por la


pregunta y el silencio exige una réplica inmediata. Pero Jesús se toma su
tiempo, se sienta, los convoca y recién entonces les habla.

Jesús no descalifica la discusión de los discípulos, sino que cambia


radicalmente la perspectiva: "si alguno quiere ser el primero, será el último
de todos y el servidor de todos" (v.35). Poco queda de la discusión de los
discípulos. Ellos discuten sobre quién es el más grande y Jesús se centra
en el cómo. El primero debe hacerse el último y servidor de todos. Ser el
más grande no es un privilegio sino un acto de servicio a los demás. El hijo
del hombre es un ejemplo de ello, su perseverancia hasta la muerte lo
ilustra claramente.

Luego, Jesús toma un niño, así que puede ser uno u otra. Jesús lo recibe, y
lo saca del lugar de invisibilidad y lo coloca junto con Él, en el centro,
dándole un lugar de privilegio. Este pequeño ocupa ahora el lugar que todos
queremos ocupar; está en los brazos de Jesús.

Entonces, se vuelve a sus


discípulos y los invita también
a ellos a recibir a quienes son
como este niño, aquellos que
la sociedad ni siquiera ve. Hay
un aspecto concreto en este
niño que Jesús pone al centro
de la escena. En la sociedad
Galilea del tiempo de Jesús
ocuparse de ellos era tarea de
las mujeres exclusivamente,
Jesús ahora incluye a sus
discípulos en esa tarea. No era

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como ahora que cuidamos mucho nuestros pequeños, en ese tiempo no
eran valiosos, eran frágiles. Que gran enseñanza, debemos en nuestra
fragilidad, ser fuerte solo por la misericordia de Dios.

(Ponemos música de fondo y dejamos dos minutos de silencio).

REFLEXIÓN

Recuerdan en días pasados que hablábamos que todos nosotros por


pertenecer a esta casa católica éramos miembros del cuerpo de Cristo. ¿Lo
recuerdan? Y decíamos que Él era nuestra cabeza, que Cristo era la cabeza
de la Iglesia, es decir el más importante y es también el más importante de
esta casa católica. Ahora los invito a que nos sintamos no solo parte del
cuerpo, sino también sus discípulos. La palabra discípulo significa seguidor,
es decir que nosotros nos reunimos cada semana porque queremos
encontrarnos y ser seguidores de Jesús. Y lo seguimos por medio de su
palabra y de esta comunidad porque queremos aprender de Él a vivir de
una manera maravillosa, para que tengamos mucha vida y vida abundante.
Estamos aquí, porque reconocemos que Jesús es nuestro maestro, Él nos
enseña y lo hace por medio de su palabra.

Hoy, en el texto que leímos y profundizamos, nuestro señor Jesucristo nos


ha dejado una enseñanza muy valiosa, una de las más valiosas para
aprender a vivir como Él quiere, y que tengamos esa felicidad tan anhelada.
Ahora quiero invitarlos, sin angustias, no es obligatorio participar. Quiero
preguntarles ¿Cuál creen ustedes que es la enseñanza principal de este
texto para nosotros aquí y ahora? (permite que las personas se puedan
expresar, al menos dos o tres intervenciones).

Muchas gracias por lo que han compartido. Precisamente Jesús se reunía


en las casas para enseñarles a sus discípulos, y hoy les da una clase sobre
la humildad, les enseña con su propia vida, no solo de palabras al viento, o
de simples teorías, les enseña que, para vivir esa vida de Dios, lo que hay
que hacer es bajarse de la soberbia y el poder, y ser humilde y sencillo
como Él lo fue. Se acuerdan que Jesús un día les dijo a sus discípulos, que

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Él no había venido a ser servido, sino a servir, bueno, eso mismo nos lo dice
a nosotros hoy, estamos en esta tierra para servir, para amar, para ser
como Jesús, sencillos, generosos, humildes.

Ahora bien, lo que estaban haciendo los discípulos no está muy alejado de
lo que pasa hoy. Las personas hacen hasta lo imposible por ser superiores
a los demás, por creerse superiores, se operan para verse más bonitas que
las demás, consiguen mucho poder para creerse superiores, se vuelven
violentas y hasta se meten en cosas ilegales para sentirse poderosos y que
los reconozcan. Esa no es la actitud que quiere Jesús de nosotros. Él nos
quiere humildes, esta es una palabra que viene de la palabra tierra,
(Humus), significa que el humilde reconoce que todos hemos sido creados
de la misma tierra y pisamos la misma tierra; entonces yo no me debo creer
más que los otros, ni con mayores derechos, al contrario, debo respetarlos,
valorarlos y ayudar a las demás personas.

Concluyamos entonces esta reflexión dejando muy claro lo que la palabra


nos quiere enseñar hoy: debemos ser humildes y servir a los demás, dejar
de lado la soberbia de creernos superiores, imitar a Jesús que no vino a ser
servido, sino a servir.

RESONANCIA PERSONAL GUIADA

Los invito ahora a realizar el compartir de lo reflexionado. Podemos hacer


nuestro este evangelio a partir de preguntarnos:

¿En mi vida hay actos de soberbia o de humildad?

¿Soy dócil a las enseñanzas de Jesús hoy y reconozco lo que debo cambiar
para ser más humilde?
Podemos compartir nuestras respuestas en un espacio breve de tiempo.
SIGNO

(Entregamos a todos los participantes las bolsitas con un poco de tierra).

Hemos puesto en la mitad de nuestro encuentro una vasija con tierra, que
nos recuerda que hemos sido creados por Dios todos a imagen y semejanza
de Él. Los invito ahora a que todos tomen un poco de tierra con su mano

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18
derecha y tengan allí, mientras podemos escuchar el salmo 8. (Leemos en
voz alta).
ORACIÓN DE INTERCESIÓN POR LAS
NECESIDADES DEL GRUPO

Ahora vamos a interceder, es una oración en la cual


ofrecemos a Dios nuestras necesidades y las de
nuestra casa católica. Los invito a que a cada
oración podamos responder: Dios de amor
enséñame a ser humilde como Tú. (Permitimos las
intervenciones espontáneas).

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

Pidámosle a nuestra Madre la Santísima Virgen María que interceda ante


Cristo Jesús por nuestras necesidades. Digamos:

Que nuestra alma sedienta acuda a esta fuente, y que nuestra miseria
recurra a este tesoro de compasión... Virgen bendita, que tu bondad haga
conocer en adelante al mundo la gracia que tú has hallado junto a Dios:
consigue con tus oraciones el perdón de los culpables, la salud de los
enfermos, el consuelo de los afligidos, ayuda y libertad para los que están
en peligro.
CANTO FINAL

Terminemos alegres, cantemos a la Santísima Virgen, ¡Junto a Ti María!


COMENTARIOS FINALES

4
LA CASA UN LUGAR DE SANACIÓN
FÍSICA Y ESPIRITUAL (MC 5, 21-34).

AMBIENTACIÓN

Como de costumbre la casa adecuada, las


sillas en círculo. No podemos olvidar la
Imagen de la Virgen María y también el
Cristo. Podemos poner un cirio.

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19
Para esta reunión es importante un crucifijo, que nos recuerda que Dios es
nuestro único sanador, el único que nos devuelve la salud espiritual y
corporal.

Será muy importante si tenemos acceso a los textos bíblicos y las


diferentes oraciones. No olvides preparar las canciones y si no las sabemos,
podemos ponerlas en un reproductor de música como ambientación.
PEQUEÑO RITUAL DE INICIO

Invitamos a entrar en actitud de oración y podemos cantar “Sáname Señor”.


En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo…

BIENVENIDA

A continuación, el coordinador saluda fraternalmente, presenta a las


personas que han llegado nuevas o informa de novedades como
cumpleaños, buenas noticias o también ofrecer la reunión por una intención
de alguno de los participantes.
TIEMPO PARA ENTRAR EN ACTITUD DE ORACIÓN

Ahora quiero invitarlos a orar, vamos a


desconectarnos del mundo para
conectarnos con Dios. Siempre hay algo o
alguien que nos ha pedido oración,
tengamos la seguridad que Dios nos está
escuchando. Entreguémosle toda nuestra
vida. Tomémonos nuestro tiempo,
mentalmente hagamos un recuento desde
que nos levantamos, hasta este momento
y solo demos gracias a Dios. (permitamos unos dos minutos de oración).

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Es el Espíritu Santo es el poder que tenemos para


entender la palabra y la voluntad de Dios. Los invito
a invocarlo y pidámosle que disponga nuestra mente
y corazón a lo que escucharemos hoy. (El
coordinador puede dirigir y si todos tienen la oración
la recitamos a una sola voz).

Ven, Espíritu Santo,


Llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos
el fuego de tu amor.

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20
Envía, Señor, tu Espíritu.
Que renueve la faz de la Tierra.

Oración:
Oh Dios,
que llenaste los corazones de tus
fieles con la luz del Espíritu
Santo; concédenos que,
guiados por el mismo Espíritu,
sintamos con rectitud y
gocemos siempre de tu consuelo.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.

LEEMOS EL TEXTO BÍBLICO EN VOZ ALTA (Mc 5, 21-34).

RESONANCIA

Nos habíamos quedado la semana pasada


con Jesús como maestro, enseñándonos a
ser humildes como Él es humilde. Como
discípulos que somos, hoy también vamos a
estar atentos a qué quiere enseñarnos hoy.
En el evangelio vamos a meditar sobre dos
milagros. El primero, a favor de una mujer
considerada impura por causa de una
hemorragia que le duraba desde hacía doce
años. El otro milagro, a favor de una niña de
doce años, que acababa de morir. Según la mentalidad de la época,
cualquier persona que tocara la sangre o el cadáver era considerada
impura. ¡Sangre y muerte eran factores de exclusión!

Podemos mirar primero la situación de la mujer. ¡Doce años de hemorragia!


Por esto, vivía excluida, pues en aquel tiempo, la sangre volvía impura a la
persona, y quien la tocara quedaba impuro también. Marcos informa que la
mujer había gastado todos sus bienes con los médicos. En vez de estar
mejor, estaba peor. ¡Situación sin solución! Esa mujer oyó hablar de Jesús y
nació en ella la esperanza: “Si logro tocar, aunque sólo sea sus vestidos, me

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salvaré.” La mujer se puso en medio de la multitud y, de forma
desapercibida, tocó a Jesús, pues todo el mundo lo apretaba y lo tocaba. En
ese mismo instante ella sintió en su cuerpo que había sido curada.

La mujer se dio cuenta que había sido descubierta. Fue un momento difícil y
peligroso. Como castigo, podría ser apedreada. Pero tuvo el valor de
asumir lo que hacía. “Atemorizada y temblorosa” cayó a los pies de Jesús y
contó toda su verdad. Jesús dice la palabra final: “Hija, tu fe te ha salvado;
¡vete en paz y queda curada de tu enfermedad!” “Hija”, con esta palabra
Jesús acoge a la mujer en la nueva familia.

El texto bíblico nos muestra también a Jesús entrando en la casa de Jairo,


su hija ha muerto. El dolor los embriaga a todos. Todo se ha acabado para
los vecinos y familiares, para Jesús no, Él es la vida, escucha, mira hacia
Jairo y aplica lo que acababa de presenciar, a saber, que la fe es capaz de
realizar lo que persona cree. Y dice: “No temas. ¡Solamente ten fe!”

Se escucha la voz de Jesús, algo que no podían comprender: “La niña no


ha muerto. ¡Está dormida!” La gente se rió. Jesús toma la niña por la mano
y dice: “Talitá kum!” Ella se levanta. ¡Gran alboroto! Jesús conserva la calma
y pide que le den de comer. Las dos mujeres son curadas. Jesús tiene el
poder de sanar, de levantar, de dar la vida, Jesús tiene un poder mayor al
sufrimiento humano.
(Ponemos música de fondo y dejamos dos minutos de silencio).

REFLEXIÒN

Hoy tenemos un tema para compartir que


quizás nos cuesta hablar, porque hay tanta
confusión, es el tema de la sanación.
Entonces vamos a dejar que el mismo
Jesús nos enseñe. ¿Él nos puede sanar o
no? ¿Y qué significa sanar?

Qué tal si damos la respuesta


inmediatamente con un texto bíblico “Jesús
sanó a muchos que padecían de diversas
enfermedades. También expulsó a muchos
demonios” (Mc 1,34). Que maravilloso
poder escuchar estas palabras, lo primero
que hizo Jesús fue ir sanando las personas
de sus diferentes dolencias. Su amor es tan grande que se hacía cercano
con el dolor de aquellos que se encontraba. Su amor es vida, sanación.

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Y en el evangelio que leímos hoy, Jesús sana a dos personas, a una mujer
mayor que ya no tenía esperanza en cambiar su vida y el único que le pudo
dar una nueva oportunidad fue Jesús. El texto dice que lo había hecho todo
para seguir viviendo, al tocar al maestro recibió de nuevo las ganas de vivir.
A nosotros también, a los que estamos aquí, podemos tocar a Jesucristo,
podemos recuperar la esperanza de ser sanados de tantas enfermedades
que no solo son las físicas, porque hay otras enfermedades que nos hacen
aún más daño, son las enfermedades del alma, de nuestra mente. Podemos
compartir un momento, cuáles son esas enfermedades que Jesús con el
poder de su palabra puede sanar. (podemos ayudar a los participantes
dándoles una idea, como la enfermedad de la tristeza, o del odio.
Compartamos unos minutos).

Jesús entra en la casa, y su presencia llena de vida un lugar donde solo


albergaba muerte. Así es su poder, donde llega hay vida, levanta a esa
niña, llena de vitalidad la familia. Que felicidad y que gozo poder sentir que
también hoy Jesús está haciendo presencia en este lugar y puede entrar en
nuestras casas, Él quiere entrar para llenar de esperanza, para sanar,
reconciliar, alegrar. No es solo palabras, podemos sentir como todo cambia
cuando dejamos que tome el poder sobre nuestra familia. Y ¿qué debemos
hacer? Dejarlo entrar por medio de la oración, de la palabra, de la
Eucaristía, Él mismo dijo en su palabra que está tocando a la puerta de
nuestras casas y si le abrimos nos traerá todo su amor, toda su vida, toda
su sanación.
RESONANCIA PERSONAL GUIADA Y SIGNO

(Hoy vamos a unir los dos momentos en un espacio de oración significativo).

Vamos a dejar que Jesús entre en nuestra casa católica, en este momento.
Para ello, hagamos un signo hermoso, lo haremos sin afán, con mucha fe y
dejando que ese amor de Dios toque y sane nuestras heridas. Vamos a
pasar por cada uno un crucifijo y cada persona cuando lo tenga en la mano
hará un momento de oración, dando gracias a Dios por todo el amor que
nos regala y pidiéndole que nos sane de alguna dolencia o enfermedad que
nos aqueja.
(Se le recomienda al coordinador si el grupo es muy grande tener dos
crucifijos para agilizar el signo. Es indispensable música de adoración para
acompañar el signo. Si se puede se baja la intensidad de las luces. De igual
forma podemos ir recitando el salmo 116 por fracciones).

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ORACIÓN DE INTERCESIÓN POR LAS
NECESIDADES DEL GRUPO

Ahora vamos a interceder, es una oración en


la cual ofrecemos a Dios nuestras
necesidades y las de nuestra casa católica.
Los invito a que a cada oración podamos
responder: Dios de amor sana nuestras
heridas. (Permitimos las intervenciones
espontáneas).

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

No podemos olvidarnos de nuestra madre María, pidámosle que interceda


ante Cristo Jesús por nuestras necesidades. Digamos:

Pequeña y dulce María, princesa mía, sin pecado concebida, estrella de


mis días y desde niña la más perfecta profecía. Ilumina esta vida mía, a
veces enceguecida, sin ansias ni dicha y totalmente empobrecida. Hazme,
pequeña María, luz en estos días y resplandor en la oscuridad del alma mía.
Hazme niño, pequeñito y dulcísimo para que el Buen Dios escriba lo que ha
querido de esta vida, para su gloria y como verdad que ilumina.

Amén

CANTO FINAL
Terminemos alegres, cantemos ¡Sáname Señor!

COMENTARIOS FINALES

5
LA CASA LUGAR PARA COMPARTIR EL
PAN Y TODA LA VIDA. HCH 2, 42-47
AMBIENTACIÓN
Como de costumbre la casa adecuada, las sillas en
círculo. No podemos olvidar la Imagen de la Virgen
María y también el Cristo. Podemos poner un cirio.

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Para esta reunión necesitamos Pan y Jugo de Uva, para recordar que
hemos venido a compartir con el Señor.

Será muy importante si tenemos acceso a los textos bíblicos y las diferentes
oraciones. No olvides preparar las canciones y si no las sabemos, podemos
ponerlas en un reproductor de música.

PEQUEÑO RITUAL DE INICIO

Entramos en actitud de contemplación y cantamos “Ya


no eres Pan y Vino”.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.


BIENVENIDA

A continuación, el coordinador saluda fraternalmente, presenta a las


personas que han llegado nuevas o informa de novedades como
cumpleaños, buenas noticias o también ofrecer la reunión por una intención
de alguno de los participantes.

TIEMPO PARA ENTRAR EN ACTITUD DE ORACIÓN

Que bendición poder estar aquí, en la presencia


de Dios y de ustedes hermanos, entremos en
actitud de oración, los invito a conectarnos con el
Señor Jesucristo, los invito a orar con mucha fe.
Si tienes un problema, o una preocupación,
vamos a entregársela a Nuestro Señor, regálate
este instante para decirle en tu mente y en tu
corazón lo que te está causando dolor en tu vida,
la aflicción de tu familia, o esa dificultad en el
trabajo. No tengas miedo en decirle a Dios lo
que te está sucediendo, Él quiere entregarte
todo su amor.
(permitamos dos minutos de oración en silencio, acompañado con música
de fondo).

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INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Es el Espíritu Santo quien guía la


Iglesia y el que guía esta casa
católica, los invito a invocarlo, su
poder es enorme, nos regala su
gracia y carismas, abramos nuestro
corazón a su fuerza, dejémonos
inspirar por el Espíritu de amor.

Espíritu Santo, inspíranos, para que


pensemos santamente.
Espíritu Santo, incítanos, para que
obremos santamente.
Espíritu Santo, atráenos, para que amemos las cosas santas.
Espíritu Santo, fortalécenos, para que defendamos las cosas santas.
Espíritu Santo, ayúdanos, para que no perdamos nunca las cosas santas.

LEAMOS EL TEXTO BÍBLICO EN


VOZ ALTA (HCH 2, 42-47).

RESONANCIA

La palabra de Dios es como una


luz para nuestra vida. Podemos
aprender tanto cuando la
escuchamos y oramos por medio
de ella. Y este texto bíblico nos
describe cómo vivían la fe los
primeros discípulos. Se parece
mucho a lo que nosotros hacemos
en esta casa católica. Los invito a mirar y aprender de ellos.

Los cristianos de la primera comunidad saben que necesitan renovar y


fortalecer continuamente su compromiso de fe, de vida, y aprovechan al
máximo las ayudas que se les brindan. Si leemos con cuidado, la palabra
nos dice que estas personas, que creían en Cristo igual que nosotros, se
reunían a cuatro cosas. Repasémoslas.
A LA ENSEÑANZA. Para amar a alguien es necesario primero conocerlo.
Por eso Lucas menciona en primer lugar la enseñanza: los discípulos

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26
enseñaban quién es Jesús, qué dice, qué hace, cuál es el proyecto de vida
que propone; enseñan que murió y resucitó para darnos vida; enseñan a
imitarlo, a seguirlo. En las reuniones compartían las experiencias que se
acordaban de Jesús y todo el amor que habían experimentado con El.
A LA COMUNIÓN Esto no se refiere, como podría pensarse, a la Comunión
como la entendemos ahora, en un sentido eucarístico, sino a la comunión
que se vive en la comunidad, es decir, a la comunión fraterna, a la
solidaridad verdadera, a la auténtica caridad que es amor llevado a la
práctica. Jesús dijo: “en esto conocerán todos que son discípulos míos; si se
aman los unos a los otros" (Jn 13, 35). Reunirse era también signo de
hacerse hermanos, de compartir los momentos difíciles y disfrutar de las
bendiciones recibidas por la providencia divina.
A LA FRACCIÓN DEL PAN "Entre los judíos, el pan constituía el
ingrediente principal de toda comida. Los alimentos tomados en común se
iniciaban con el gesto de padre de familia que, en calidad de presidente de
la mesa, tomaba el pan en sus manos, recitaba sobre él la oración de acción
de gracias (o de alabanza): “Sea alabado Yahveh, nuestro Dios, rey del
mundo, que de la tierra hace crecer el trigo”; lo partía luego, y daba un
pedazo a cada uno de los comensales. Dado que en la Iglesia primitiva la
expresión 'fracción del pan' se empleó para designar también el banquete
eucarístico.
Y A LAS ORACIONES. La comunidad cristiana ora en común. Los fieles
interceden unos por otros, unen sus voces para rogar a Dios por algo,
comparten sus certezas de ser escuchados por un Dios cercano que los
ama y se ocupa de ellos. Jesús ha dicho: "les aseguro que, si dos de
ustedes se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere,
lo conseguirán de Mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos
o tres reunidos en Mi nombre, allí estoy Yo, en medio de ellos." (Mt 18, 19-
20).
Cabe hacer notar que estos cuatro puntos que Lucas menciona son
elementos que forman parte de nuestra Celebración Eucarística tal como la
conocemos hoy.

En estos versículos se presenta un resumen sobre la vida de la primera


comunidad cristiana, comunidad a la cual debemos regresar. Es una
comunidad que se alimenta de la escucha atenta de la enseñanza de los
apóstoles. Los discípulos de Jesús, por tanto, no se congregan solo por
amistad ni por razones sociales ni de otra índole, sino porque comparten la
misma fe gracias al testimonio que los testigos dan de Jesucristo.
(Ponemos música de fondo y dejamos dos minutos de silencio).

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REFLEXIÒN

No queremos ser soberbios y ponernos


a la altura de los discípulos de Jesús,
pero ¿no les parece maravilloso que
nosotros cada semana, en las noches
que nos reunimos en nuestra querida
casa católica precisamente hacemos lo
que nos dice el texto que ellos hacían?
Los invito a experimentar la alegría de
esos primeros seguidores de Jesús que
sentían que ellos eran bendecidos por la
presencia del maestro en medio de ellos y también la fuerza de ser una
comunidad. Desde la casa de uno de ellos se conformaba ya la Iglesia,
ahora nosotros desde esta casa también estamos haciendo, comunidad,
Iglesia, ¿no les parece? (Podemos compartir con los presentes su
experiencia en las reuniones. Enfatizar en la vida de comunidad y en el
aprender de Jesús).

Desde que comenzamos esta casa católica nos hemos puesto como meta
responder a dos objetivos: Encontrarnos con Cristo por medio de su palabra
y encontrarnos como hermanos por medio del compartir nuestras vidas.
hemos sido inspirados por esta primera comunidad cristiana. Han sido
reuniones muy hermosas. Lo primero que hemos experimentado es que
Dios nos ama, que perdona, sana y reconstruye nuestra vida. Cada semana
conocemos algo más de Cristo y Él nos llena de vida porque nos ama.
Hemos sentido su caricia y poder por medio de la palabra y seguro que nos
ha cambiado la vida a muchos de nosotros. Es por eso que debemos seguir
conectados con aquel que nos da vida. Los invito a renovar nuestro
compromiso de seguir a Jesús como sus discípulos.

Pero además de seguir a Jesús amándolo cada día más, también hemos
constituido una comunidad, una familia, ya no solo es la reunión en una
casa, somos una familia de la cuadra y el sector que tiene una casa para
compartir. Hemos orado unos por otros, hemos compartido nuestros bienes,
nos hemos consolado en el dolor y gozado de nuestros triunfos, hemos
hecho Iglesia al compartir el pan, la palabra, la oración y los bienes.
Debemos darle gracias a Dios por esta bendición, Él nos ha regalado este
espacio para sentirnos más hermanos. Y el que nos convoca es el mismo
Jesús; que gozo, ahora nos miramos sin miedo, ahora nos tenemos
confianza, ahora realmente podemos llamarnos hermanos.

Sintámonos Iglesia, comunidad, familia, hermanos por la fe, hemos


conocido más a Jesucristo y nos hemos conocido más. Y todo gracias al

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28
poder de la fe, porque es la que nos une. Que alegría poder ser parte de
esta casa católica, de esta comunidad.
SIGNO

(Entregamos a cada uno un pedazo de pan y el jugo de uva)

Ahora los invito a todos a que hagamos un compromiso, un pacto con Dios
para seguir haciendo de este espacio, un lugar de vida, de encuentro y de
alegría. Los Invito a repetir todos los textos bíblicos en voz alta, con este
pequeño cambio que hemos hecho.

En esta casa católica nos mantenemos firmes en la enseñanza de los


apóstoles, en la comunión, en el partir del pan y en la oración. Todos nos
asombramos en cada reunión por los muchos prodigios y señales que
realiza Dios. Todos estamos juntos y tenemos todo el común. No dejamos
de reunirnos ni una sola semana. En esta casa compartimos con alegría y
generosidad, alabando a Dios y disfrutando de la estimación general del
barrio. Y cada día el Señor añade al grupo los que van siendo salvos.

ORACIÓN DE INTERCESIÓN POR


LAS NECESIDADES DEL GRUPO

Ahora vamos a pedir por todas


nuestras intenciones, es una oración
espontánea a Dios donde ponemos
todas nuestras necesidades y las de
nuestra casa católica. Los invito a
que a cada oración podamos
responder: Dios de amor enséñame
a responderte con amor y
generosidad. (Permitimos las
intervenciones espontáneas).

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

Nuestra Madre la Santísima Virgen María nos ama, nos cuida y siempre
intercede por nosotros ante su amado Hijo Jesucristo. Saludémosla con
amor y digamos:

Oh María, sin pecado concebida


rogad por nosotros que recurrimos a Vos
sin tardanza pregona lengua mía
las glorias y alabanzas de María

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29
atiende a mi socorro, gran Señora
y ampárame tu diestra protectora.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en un principio, sea


ahora y siempre, por los siglos de los siglos.

Amén.

CANTO FINAL
Terminemos alegres, cantemos ¡Alma Misionera!

COMENTARIOS FINALES

6
LA CASA LUGAR DONDE CAMBIA EL
CORAZÓN.
HCH 10, 23-43
AMBIENTACIÓN

Para esta reunión necesitamos una cartelera


y marcadores, los utilizaremos en la parte
final del encuentro.

Será muy importante si tenemos acceso a los


textos bíblicos, es posible motivar que
comiencen a traer la biblia. No olvides
preparar las canciones y si no las sabemos,
podemos ponerlas en un reproductor de música como ambientación.
Comenzamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

BIENVENIDA

A continuación, el coordinador saluda fraternalmente, presenta a las


personas que han llegado nuevas o informa de novedades como
cumpleaños, buenas noticias o también ofrecer la reunión por una intención
de alguno de los participantes o novedades de parroquia.

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30
TIEMPO PARA ENTRAR EN ACTITUD DE
ORACIÓN

Quiero invitarlos a desconectarse un momento


e invitarlos a orar y encontrarnos con Dios.
Podemos dar gracias por todas las cosas
buenas y recordar si alguien está pasando un
mal momento y orar por él. También podemos
orar por la situación actual de nuestro país y
de la Iglesia.

(Permitamos dos minutos de oración en


silencio, acompañado con música de fondo).

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

¡Oh Espíritu Santo!, alma de mi alma, te adoro;


ilumíname, guíame, fortifícame, consuélame,
dime que debo hacer, ordéname.

Concédeme someterme a todo lo que quieras de


mí, y aceptar todo lo que permitas que me
suceda. Hazme solamente conocer y cumplir tu
voluntad.

LEAMOS EL TEXTO BÍBLICO EN VOZ ALTA


(HCH 10, 23-43)
RESONANCIA

Nuestra Iglesia católica no nació siendo


poderosa, ni en grandes templos, ni en
reuniones masivas en las calles. Nacimos y
crecimos en las casas de las personas que
iban aceptando a Jesús como su salvador. Es
por eso que el texto de hoy es tan valioso,

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31
porque es la primera mención de una familia completa como unidad
religiosa.

En este pasaje que hemos leído encontramos a Cornelio y a Pedro como


la presencia de Dios que entra a una casa. Es significativo que mientras el
primero espera que el amor de Dios no tenga límites, y se pueda compartir
con todos, el segundo pone las normas por encima de la gracia divina.
Pedro había, más o menos, puesto a Dios en una caja de limitaciones, y
ahora Dios iba a sacudir a Pedro para cambiar su pensar. Pedro fue salvo,
fue lleno del Espíritu Santo, y había sido grandemente usado por Dios. A la
vez, seguía siendo Pedro. Dios no lo usó porque fue perfecto, sino porque
iba en la dirección correcta y estaba dispuesto. Con frecuencia, caemos en
la trampa de creer que tenemos que ser perfectos para anunciar la buena
noticia.

El Señor preparó el corazón del apóstol, para romper paradigmas y dar


cuenta que el Evangelio se extendería más allá de las fronteras de Israel,
por la manera en que haciéndoles entrar, los hospedó. Los hospedó es
literalmente “atender a un huésped”. No solamente dio fríamente un cuarto a
estos visitantes; los atendió como huéspedes deseados, hizo esto en contra
de la costumbre del pueblo judío. “Normalmente, un judío habría dicho:
‘bueno, es un placer conocerlos, pero necesitamos que se queden allí
afuera en la calle. No pueden entrar. O podría haber dicho: “Si van poquito
más adelante en la calle, creo que encontrarán un mesón donde se podrían
quedar” Ningún judío ortodoxo invitaría a gentiles a que se quedaran en su
casa.

En los versículos 27-29 vemos que Pedro entró en la casa de un gentil, algo
que costumbres y tradiciones judías prohibían. Por entrar en la casa de un
gentil, El mostró que su corazón y mente habían cambiado, y que había
aprendido la lección.

“El sujeto principal de este capítulo no es tanto la conversión de Cornelio,


más la conversión de Pedro.” El explicó porque, un judío piadoso había
entrado en la casa de un gentil. Así, El explicó el mensaje que recibió en la
visión, reconociendo que "Dios no hace diferencia entre las personas."

Las personas que encarnan actitudes hospitalarias nos enseñan una


manera de estar en la realidad que supera los prejuicios, el temor y/o la
desconfianza de abrirse al otro y reflejan una actitud revolucionaria que
acorta distancias entre próximos-prójimos. La acogida y la hospitalidad
comienzan en un movimiento interior que mueve el corazón y las entrañas a
reconocer a los otros y a conmoverse por su situación de dolor.

No es posible la construcción de un nuevo orden mundial, más justo,


equitativo y pacífico, sin el reconocimiento de los valores y las actitudes

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comunes a todos los seres humanos: la hospitalidad es uno de ellos.
Plantea como condición básica que todo ser humano debe recibir un trato
digno, independientemente de su raza, origen étnico, orientación sexual o
religión. Reconoce como condiciones cuatro compromisos fundamentales a
favor de:

 una cultura de la no-violencia y del respeto a la vida.


 una cultura de la solidaridad y de un orden económico justo.
 una cultura de la tolerancia, de dignidad y honestidad.
 una cultura de la equidad entre hombre y mujer.

(Ponemos música de fondo y dejamos dos minutos de silencio).

REFLEXIÓN

Cuando se leen los evangelios, hay una


constante maravillosa: todo el que se
encuentra con Cristo vive una
transformación en su vida, es decir que
después de hablar o entrar en contacto
con Él no se vuelve a ser el mismo. Si
recuerdan las primeras reuniones, por
ejemplo, la mujer con el cántaro de agua,
después de hablar con Jesús su vida
cambio totalmente, o el endemoniado de
Gerasa, al ser tocado toda su vida cambió,
hoy también en este pasaje vemos como
esa gracia y esa fuerza de Dios tocando
los corazones hace que hasta el mismo
Pedro cambie y se convierta en una persona más humana y más sensible
ante el dolor y las necesidades de los demás.

Esa bendición de cambiar su vida por la gracia de Dios solo la pueden vivir
las personas que buscan encontrarse con Él y los que tienen el corazón
disponible para recibir todo ese amor de Dios. Lo experimentan los que
quieren hacer una transformación en su vida para mejorar, para amar como
Él amó y poder llenar de nueva vida las relaciones que tienen con la familia.
Notamos que ese amor de Dios se ofrece a todos, que Él es tan bueno que
da bendiciones a todos sin excepción y que debemos tener esa actitud de
escucha, de humildad para reconocer que podemos ser mejores. Pedro fue
humilde, reconoció que Dios quería algo más de El, aprendió algo nuevo,
nosotros también deberíamos ser un poco más humildes y saber que hay
tanto que aprender del mismo Dios y tanto que cambiar en nuestra vida para
hacerle la vida posible a los demás.

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33
Bueno, que grande es Pedro, que, a pesar de ser tan importante, también
es humilde, porque sabe que puede ser cada día mejor si se deja pulir por la
gracia de Dios. Y nosotros, ¿Qué podemos pulir, cambiar, rectificar en
nuestra vida para ser mejores y para hacerle la vida más fácil a nuestra
familia? (Como de costumbre motivamos a que cada persona comparta
algún pensamiento sobre la pregunta).

Considero que a todos nos queda claro que no somos perfectos y que nos
falta mucho para ser santos como nos lo pide nuestro Padre celestial, pero
también sabemos que, al estar aquí, escuchando la palabra, orando juntos,
haciendo comunidad, estamos dando los primeros pasos para alcanzarlo.
Porque conociendo del amor de Dios, dejamos que Él nos vaya modelando
de acuerdo a su amor, porque al compartir con nuestros hermanos, al
escucharnos, estamos viviendo esa humildad necesaria para seguir
creciendo en bendición y al dejarnos confrontar por la palabra, el mismo
Dios, así no sintamos nada particular, va haciendo su obra en nosotros. Nos
va transformando desde dentro, como lo hizo con el mismo Pedro.

Quiero terminar con una pregunta que podemos


responder en un momento de silencio ¿Consideras que
algo ha cambiado en tu vida para bien desde que estás
participando en esta casa católica? (Podemos dejar
dos o tres minutos de silencio, podemos acompañar
con alguna canción).

SIGNO
Quiero invitarlos ahora a nuestro habitual signo que refuerza lo que hemos
compartido. En esta cartelera vamos a escribir una palabra que nos ayude a
expresar lo que ha mejorado en nuestra vida gracias a este espacio de
encuentro con Cristo. (Recuerde que, aunque no es necesario obligar a
nadie a hacerlo, si motivar a algunos. No es necesario que lo expliquen.
Atención si hay alguna persona que no sabe escribir para no generar alguna
vergüenza).

ORACIÓN DE INTERCESIÓN POR LAS


NECESIDADES DEL GRUPO

Nuestras oraciones son poderosas, llegan a nuestro


Padre Celestial, elevemos esas oraciones y pidamos
por nuestras intercesiones y por las intercesiones de
nuestra casa católica.

Hagamos nuestras peticiones y a cada una de ellas


vamos a decir “Padre escucha nuestra plegaria”.

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ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

Nuestra Santísima Virgen María también guía y compañera de nuestra casa


católica recordémosla con la siguiente oración:

Bendita sea tu pureza


y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea
en tan graciosa belleza.
A ti, celestial princesa,
Virgen sagrada, María,
te ofrezco en este día
alma, vida y corazón.
¡Mírame con compasión!
¡No me dejes, Madre mía¡

CANTO FINAL

Terminemos cantando ¡Hazme humilde! – (Jesed)

COMENTARIOS FINALES

7
LA CASA LUGAR DONDE LA MUJER
FORTALECE LA EVANGELIZACIÓN. HCH
16, 15 Y ROM 16 1-4.
AMBIENTACIÓN

Para esta reunión necesitamos la imagen en


cartulina de la Virgen María y lapiceros.

Será muy importante si tenemos acceso a los


textos bíblicos y las diferentes oraciones. No
olvides preparar las canciones y si no las
sabemos, podemos ponerlas en un reproductor de música como
ambientación.
PEQUEÑO RITUAL DE INICIO

Entregamos a cada uno un marcador, entramos en actitud de contemplación


y cantamos “Junto a ti María”.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

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35
BIENVENIDA

A continuación, el coordinador saluda fraternalmente, presenta a las


personas que han llegado nuevas o informa de novedades como
cumpleaños, buenas noticias o también ofrecer la reunión por una intención
de alguno de los participantes.

TIEMPO PARA ENTRAR EN ACTITUD DE


ORACIÓN

Que bendición poder estar aquí, en la presencia de


Dios y de ustedes hermanos, los invito a
conectarnos con el Señor Jesucristo, oremos con
mucha fe. Te invito a que ores en lo profundo de tu
corazón por una persona que está en esta reunión.
(permitamos dos minutos de oración en silencio,
acompañado con música de fondo).

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Todos sabemos que es el Espíritu Santo quien guía e ilumina nuestra


Iglesia, necesitamos que nos ayude en esta reunión con su luz y su poder.
Vamos a invocarlo.

Espíritu Santo, Tu que me aclaras todo, que iluminas todos los caminos
para que yo alcance mi ideal.

Tu que me das el don Divino de perdonar y olvidar el mal que me hacen y


que en todos los instantes de mi vida estás conmigo.

Quiero en este corto diálogo agradecerte por todo y confirmar que nunca
quiero separarme de Ti, por mayor que sea la ilusión material.

Deseo estar contigo y todos mis seres queridos en la gloria perpetua.

Gracias por tu misericordia para conmigo y los míos. Amén.

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LEAMOS EL TEXTO BÍBLICO EN
VOZ ALTA (HCH 16, 15 Y ROM 16,
1-4)

RESONANCIA

En este pasaje de la escritura nos


encontramos con dos personajes
extraordinarios. Uno es Febe y el
otro es Lida. Su conversión se
debió a la acción de Dios, que toco
su corazón (16,14; Jn 6,44-45), y de
inmediato la bautizaron junto con
toda su familia. Ella mediante
ruegos, fuerza a Pablo y a su grupo misionero para que se alojen en su
casa, compartiendo lo que poseía.

Si miramos el texto bíblico de Romanos, nos damos cuenta que al igual que
hoy, las mujeres cumplen un rol importante en la organización de la
comunidad y en la transmisión de la fe. Febe, por ejemplo, ejerce como
diaconisa en Céncreas, puerto oriental de Corinto. Para las reuniones y
liturgias se emplean casas particulares, constituyéndose en iglesias
domésticas inclusivas y solidarias, en donde los lazos de parentesco dan
lugar a relaciones fraternas generadas por la fe y el amor; de aquí los
calificativos de “hermanos” y “santos”, y el saludo con el “beso santo”
(16,16), manifestando la convicción de ser familia de Dios en la tierra.

Lida es la primera mujer que aparece en los Hechos de los Apóstoles


relacionada con San Pablo. A pesar de la buena posición económica y
social en la que se encontraba, gracias a su negocio familiar asequible
únicamente a ciudadanos de lujo, no se hizo célebre por esto. Al contrario,
si por algo es valiosa es por su piedad ya que, mientras escuchaba
atentamente las palabras del apóstol, el “Señor abrió su corazón”, creyó, se
arrepintió de sus pecados y se bautizó, junto a toda su familia.

Pero no fue solamente su conversión, Estamos seguros que ha sido su


valor, su autoridad moral y la generosidad con la comunidad, al permitir que
su hogar fuera el espacio de reunión con las puertas abiertas para que la
Iglesia doméstica fuera creciendo y en ella misma el don de la fe que solo
regala Dios, lo que la hace una mujer extraordinaria.

La condición de la mujer en aquel tiempo no era fácil, debemos saber de la


discriminación, subyugación, analfabetismo y tantas otras dificultades que
debían padecer, y pesar de ello, fue capaz de superar todos los prejuicios

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de su comunidad y no dudo en invitar a los apóstoles y la comunidad a su
casa, su hogar se convirtió en un verdadero espacio de discipulado. Ella fue
precursora de la presencia valiosa de la mujer en el anuncio de la buena
noticia. Su testimonio de vida le llevó a servir a Dios con todo ardor y ser
aceptada en la comunidad. Una mujer piadosa, dócil, pero con carácter y
determinación.

Lida es el reflejo de tantas mujeres que seguramente sirvieron a la causa de


la evangelización y que no fueron nombradas en los textos bíblicos. Mujeres
que desde su hogar contribuyeron a que esa palabra ardiente de Cristo
llegara a su familia. En el evangelio se nombran en algunas ocasiones de
mujeres que ayudaban a Jesús, seguramente no solo con sus bienes, sino
con su hospitalidad y su anuncio valiente. Y aquí podemos recordar a
nuestra madre María, la cual aparece en los momentos trascendentales de
la vida de Jesús y de la Iglesia, desde la anunciación, hasta la llegada del
Espíritu Santo.

María, Lida, Febe y tantas otras mujeres, son el testimonio preciso que Dios
actúa y sigue actuando desde el corazón de las mujeres que tienen la
bendición de dar vida, aquello que las hace muy cercanas al mismo Dios
que es el dador de vida por excelencia.
(Ponemos música de fondo y dejamos dos minutos de silencio).

REFLEXIÓN

Que hermoso escuchar estos textos que nos


muestran el gran valor de la mujer en la vida e historia
de la Iglesia. Y es valioso leerlo en este momento en
que en la sociedad aún machista en que vivimos
sigue con el maltrato, feminicidios, no respetando los
derechos a la igualdad de oportunidades. Nos falta
aprender tanto de Jesucristo que fue un vanguardista
en el trato con las mujeres, respetando su riqueza
humana y espiritual como algo específicamente
femenino e imprescindible para el futuro de la
humanidad.

Al disfrutar de la historia de estas mujeres que ayudaron a san Pablo en el


anuncio del evangelio, podemos resaltar que la Iglesia se ha sostenido en
las familias, y que las familias se consolidan desde el amor de las mujeres.
Pues ellas, desde siempre, han sido las encargadas de la transmisión de la
fe, de encarnar en su corazón los valores auténticos del evangelio
compartirlos con sus hijos. Es la mujer con su paciencia maternal y su
instinto de dar vida la que ha hecho posible que en el interior de la familia
puedan crecer las semillas del evangelio. Y en este punto de la reflexión

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podemos compartir una pregunta para que participemos: ¿Crees que hoy
también la mujer sigue jugando ese papel importante en la sociedad como
las mujeres que ayudaron a san Pablo? (abrir el espacio del compartir).

Con estos comentarios que ustedes han hecho podemos mirar el ejemplo
de Lida, es una mujer digna de imitar, mostró su agradecimiento a Dios por
el regalo de la fe, abriendo las puertas de su hogar para que fuera utilizado
como escuela de vida cristiana. Nosotros también hombres y mujeres que
participamos de esta casa católica debemos abrir nuestro hogar a Dios,
Pues nadie duda que la intimidad del hogar, en un clima de amor, es el
lugar idóneo para aprender las virtudes humanas y sobrenaturales
necesarias para una auténtica conversión, pero también para convertir
nuestra casa en un espacio de misión, de expansión del evangelio, como
este lugar, y sea el momento oportuno para agradecer a los que nos abren
su casa cada semana, como lo hizo Lida en su tiempo.

La misión de nuestra parroquia hoy se hace en las casas, esta casa católica
nace de la misión, evangelizamos al igual que las primeras comunidades
cristianas, los invito a que cada una de nuestras casas se conviertan en una
casa católica, no solo porque nos reunimos todos los vecinos, sino también,
porque dejamos que Dios entre en ellas, por medio de la oración, de la
lectura de la palabra y la vivencia de las virtudes cristianas. Y las mujeres
que están aquí reunidas, no olviden aprender de estas valientes mujeres de
la biblia, ellas fueron fundamentales en el anuncio del evangelio, hoy
también ustedes tienen un compromiso muy importante, seguir llevando el
mensaje de Jesucristo a tantas personas que necesitan de salvación, de
esperanza, que solo puede dar Jesucristo.

Alguna puede decir que eso es tarea de los sacerdotes y de las religiosas,
que con ellos basta. Hoy la palabra de Dios nos ha dicho que no es así.
Ustedes, mujeres tienen el don, la gracia de trasmitir la fe, las invito a que
se unan a esta tarea evangelizadora, siempre teniendo como ejemplo a la
santísima Virgen María, ella le dijo SI al señor, ella estuvo de pie junto a la
cruz y después de la resurrección acompañó a los apóstoles en
pentecostés. Ánimo mujeres, ustedes son la fuerza espiritual del anuncio del
evangelio.

SIGNO
(Entregamos las hojas y lapiceros a cada
uno).

En la imagen que hemos puesto en el


centro de nuestra reunión vamos a poner
los apellidos de nuestra familia, como signo
de ser parte de nuestra Iglesia,
acompañados de la virgen María y

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39
comprometernos a que sea una verdadera casa católica. Cada uno va a
decir “Mi casa es un hogar de oración donde r eina Jesucristo y la virgen
María”.

ORACIÓN DE INTERCESIÓN POR LAS


NECESIDADES DEL GRUPO

Hacemos una oración en la cual ofrecemos a


Dios nuestras necesidades y las de nuestra
casa católica. Dejemos nuestras
preocupaciones, nuestros anhelos en manos
del Señor. Los invito a que a cada oración
podamos responder: Amado Padre enséñame
a ser como Mamita María. (Permitimos las
intervenciones espontáneas).

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

No podemos olvidarnos de nuestra madre María, pidámosle que interceda


ante Cristo Jesús por todas nuestras necesida des y las necesidades de
nuestra casa católica. Digamos: Bajo tu amparo nos acogemos, Santa
Madre de Dios. No desoigas nuestras súplicas que te dirigimos en nuestras
necesidades, antes bien, líbranos de todos los peligros, Virgen gloriosa y
bendita.
CANTO FINAL

Terminemos alegres, cantemos a la Santísima Virgen, ¡La Fe de María!


COMENTARIOS FINALES

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LA CASA LUGAR ENRIQUECIDO
POR CARISMAS AL SERVICIO DE
LA EVANGELIZACIÓN HCH 16, 27-
34
AMBIENTACIÓN
Como de costumbre la casa adecuada,
las sillas en círculo. Sigamos invitando a
traer la biblia. No podemos olvidar la
Imagen de la Virgen María y también el
Cristo. Podemos poner un cirio.

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40
Para esta reunión necesitamos escribir varias veces en cartulinas pequeñas,
dones del Espíritu Santo (leer nota final).

Será muy importante si tenemos acceso a los textos bíblicos y las diferentes
oraciones. No olvides preparar las canciones y si no las sabemos, podemos
ponerlas en un reproductor de música como ambientación.

PEQUEÑO RITUAL DE INICIO


Encendemos el cirio, entramos en actitud de contemplación y
cantamos “¡Muévete en mi!”.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

BIENVENIDA

A continuación, el coordinador saluda fraternalmente, presenta a


las personas que han llegado nuevas o informa de novedades como
cumpleaños, buenas noticias o también ofrecer la reunión por una intención
de alguno de los participantes.

TIEMPO PARA ENTRAR EN ACTITUD DE ORACIÓN

Qué alegría compartir con ustedes y en


la presencia de Dios este nuevo
encuentro, los invito a conectarnos con
el Señor Jesucristo, y orar con mucha fe.
Deja tus afanes en manos de Nuestro
Señor, regálate este instante para decirle
en tu mente y en tu corazón todo el amor
que le tienes y todo lo que lo necesitas
en tu vida.
(permitamos dos minutos de oración en silencio, acompañado con música
de fondo).

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Es el Espíritu Santo quien guía nuestros


encuentros semanales, los invito a invocarlo, El
nos regala su gracia y carismas, abramos
nuestro corazón a su fuerza, dejémonos
inspirar por el Espíritu de amor.

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41
41
Ven, Espíritu Creador, visita las almas de tus fíeles y llena de la divina
gracia los corazones, que tú mismo creaste. Tú eres nuestro Consolador,
don de Dios Altísimo, fuente viva, fuego, caridad y espiritual unción. Tú
derramas sobre nosotros los siete dones; Tú, el dedo de la mano de Dios;
Tú, el prometido del Padre; Tú, que pones en nuestros labios los tesoros de
tu palabra. Enciende con tu luz nuestros sentidos; infunde tu amor en
nuestros corazones; y, con tu perpetuo auxilio, fortalece nuestra débil carne.
Aleja de nosotros al enemigo, danos pronto la paz, sé tú mismo nuestro
guía, y puestos bajo tu dirección, evitaremos todo lo nocivo. Por Ti
conozcamos al Padre, y también al Hijo; y que en Ti, Espíritu de entrambos,
creamos en todo tiempo. Gloria a Dios Padre, y al Hijo que resucitó, y al
Espíritu Consolador, por los siglos infinitos. Amén.

LEAMOS EL TEXTO BÍBLICO EN


VOZ ALTA (HCH 16, 27-34)

RESONANCIA

Como ya había ocurrido con Pedro,


Dios abre las puertas de la prisión
donde estaban encarcelados Pablo y
Silas, pero, a diferencia de Pedro, no
salen de la cárcel. El encargado de la
prisión reconoce que ocurrió un milagro
y, dando por supuesto que Pablo y
Silas eran portadores de un mensaje
de salvación, pregunta lo que otros ya habían hecho: “¿Qué debo hacer
para salvarme?” (16,30; Lc 3,10). La respuesta es creer en Jesucristo con
aquella “fe que actúa por medio del amor” (Gal 5,6). Y así comienza su vida
cristiana, pues de inmediato se ocupa de curar las heridas de los prisioneros
que fueron azotados y, como había sucedido con Lida (Hch 16,15), se hace
bautizar él y toda su familia.

La acción de Dios en el texto se demuestra en varias facetas. Primero,


podemos notar que no olvida a sus discípulos que están pasando una
situación injusta, su presencia los hace libres de sus ataduras y rejas. Ellos
confían en Dios por eso permanecían en oración. Dios escuchó sus
oraciones, podemos recordar a Jesús diciéndole a sus discípulos “pidan y
se les dará”. El poder de Dios se muestra igualmente en la actitud libre de
los apóstoles de no procurar hacerle daño al carcelero y permitir por su
testimonio el proceso de conversión. El carcelero vive su conversión por el
testimonio de amor de los apóstoles. La fuerza potente del testimonio hace

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que el otro tenga un encuentro primordial con Dios y podemos ver a Dios en
la conversión de toda la familia. En el libro de los hechos de los apóstoles,
son múltiples las historias de conversión de un miembro de la casa que
hace que todos en el hogar abran su corazón a Dios.

La conversión que vemos en los textos de este libro no solo significan el


cambiar rito y creencias, va mucho más allá. Podemos comparar cómo ante
el encuentro con Cristo las personas se disponen a servir. Así lo hizo la
suegra de Pedro después de ser sanada de la fiebre. En estos versículos el
carcelero cura las heridas de Pablo y Silas, los acoge en su casa, tiene ese
don de ayudar, de acoger, no es solo una virtud, los testimonios de la
escritura nos muestran que son dones, carismas, gracias que nos regala el
Espíritu Santo para que los pongamos al servicio de los demás. San pablo
va a decir que todos recibimos del Espíritu Santo carismas que ponemos al
servicio de la comunidad y que cada uno debe ejercerlos como un sacrificio
que hace crecer la Iglesia.

Tanto la comunidad Trinitaria, como la comunidad de Jesús y la primera


comunidad de los Hechos, son iconos de nuestras comunidades. Y las tres
nos hablan de amor, de relación, de misericordia. Son tres invitaciones a
franquear primero, antes de abrirnos al mundo y vivir “en salida”. Jesús nos
habla de no ser servidos sino servir, de sacar lo mejor de nosotros y
ponerlos al servicio de los demás. hoy el carcelero limpia y sana las heridas
de los discípulos, Jesús en la última cena lava los pies como el último de los
esclavos que se pone al servicio de sus cansados amigos. Ese servicio de
amor fue la respuesta de un primer amor que han mostrado Pablo y Silas,
por eso podemos decir que amor con amor se paga, y nosotros pudiéramos
responder a ese primer amor de Jesús que derrama su sangre por amor “no
hay amor más grande que dar la vida por los amigos”.
(Ponemos música de fondo y dejamos dos minutos de silencio).
REFLEXIÒN

Nuestro amado papa Francisco escribió un documento


que se llama la Alegría del Evangelio. En dicho libro nos
dice:

“El Espíritu Santo también enriquece a toda la Iglesia


evangelizadora con distintos carismas. Son dones para
renovar y edificar la Iglesia. No son un patrimonio
cerrado, entregado a un grupo para que lo custodie;
más bien son regalos del Espíritu integrados en el
cuerpo eclesial, atraídos hacia el centro que es Cristo,
desde donde se encauzan en un impulso evangelizador.
Un signo claro de la autenticidad de un carisma es su

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eclesialidad, su capacidad para integrarse armónicamente en la vida del
santo pueblo fiel de Dios para el bien de todos. Una verdadera novedad
suscitada por el Espíritu no necesita arrojar sombras sobre otras
espiritualidades y dones para afirmarse a sí misma. En la medida en que un
carisma dirija mejor su mirada al corazón del Evangelio, más eclesial será
su ejercicio. En la comunión, aunque duela, es donde un carisma se vuelve
auténtica y misteriosamente fecundo. Si vive este desafío, la Iglesia puede
ser un modelo para la paz en el mundo”.

Desde el inicio el Señor ha colmado a la Iglesia con los dones de su


Espíritu, haciéndola así siempre viva y fecunda. Entre estos dones, se
distinguen algunos que resultan particularmente preciosos para la
edificación y el camino de la comunidad cristiana: se trata de los carismas.

Los dones que hemos recibido deben ser compartidos. Ante el


individualismo o la búsqueda de autorrealización que a todos nos amenaza,
esta certeza nos invita a una actitud de salida hacia nuestros hermanos y
con ellos al mundo y sus necesidades. Nuestra entrega personal a Dios, la
hacemos en la comunidad. Nuestro compromiso con Dios está mediatizado
por unos hermanos con los cuales también nos comprometemos.

Los que estamos aquí reunidos hemos sido todos bautizados, eso quiere
decir que hemos recibido el Espíritu Santo. Así como los discípulos en
pentecostés lo recibieron, nosotros también. Y es el Espíritu de Dios el que
nos regala carismas, virtudes, talentos. Todos tenemos talentos, algunos o
no los hemos descubierto o no los hemos explotado, pero todos tenemos
talentos los cuales por mandato del mismo Dios debemos ponerlos al
servicio de la comunidad. Eso es lo que quiere Dios, que podamos ser
mejores vecinos, tener un mejor barrio, una Iglesia más santa por los
carismas que Él nos ha regalado. Quiero invitarlos ahora a reconocer cuales
son nuestros talentos. No nos vaya a dar pena, respondamos entonces
¿Qué talento, virtud, puedo poner al servicio de mi comunidad? (Momento
de compartir, permitir que las personas se expresen).

Esta casa católica puede hacer la diferencia, si creemos que hemos sido
enriquecidos por carismas y los ponemos al servicio de nuestro grupo, de
nuestros vecinos y de la comunidad en general, seguramente las cosas
estarían mucho mejor. Cristo Jesús nos ha amado mucho, deberíamos
devolverle ese amor a los que nos rodean, no podemos quedarnos quietos,
debemos ponernos en la tarea de cambiar las cosas. Ellas por si solas no
van a cambiar, la situación de nuestra comunidad solo mejorará si nosotros
procuramos que así suceda. Hemos sido bendecidos por el amor de Dios,
ahora debemos devolver esa bendición en beneficio de la Iglesia y de toda
la comunidad.

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SIGNO

Aquí tenemos un elenco de dones que el Espíritu Santo nos regala a


nosotros como Iglesia. Vamos a escoger uno de estos y lo vamos a poner
en esta imagen de la comunidad reunida porque es con nuestros carismas
que hacemos una comunidad mejor.

ORACIÓN DE INTERCESIÓN POR LAS


NECESIDADES DEL GRUPO

En este momento ponemos nuestras peticiones y las


pe ticiones de nuestra casa católica en las manos de
N uestro Señor. A cada petición podamos responder:
Di os mío hazme un instrumento de tu amor.
(Permitimos las intervenciones espontáneas).

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA


Recordemos a Nuestra Madre la Virgen María digamos todos:
Desde que amanece el día, bendíceme;
en lo rudo del trabajo, ayúdame;
si vacilo en mis buenas decisiones, fortaléceme;
en las tentaciones y peligros, defiéndeme;
si desfallezco, sálvame y al cielo llévame.
Amén.

CANTO FINAL

Terminemos cantando ¡Espíritu de Dios, llena mi vida!

COMENTARIOS FINALES

NOTA FINAL.

Para este signo debemos realizar una cartelera con la imagen de la Iglesia y
la ubicamos en el centro del grupo. Tambié n recortaremos cartulinas
pequeñas en las cuales escribiremos los carismas que Dios nos regala.

Profecía, Ciencia, Discernimiento, Piedad, Temor de Dios, Sabiduría, Don


de Lenguas, Hospitalidad, Caridad, Sanación, Gobierno, Servicio,
Revelación, Presidir, Enseñar, Exorcismo, Justicia, Modestia.

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LA CASA LUGAR DONDE NACEN LOS
MINISTERIOS. HCH 6, 1-7
AMBIENTACIÓN
Como de costumbre la casa adecuada, las sillas en
círculo. No podemos olvidar la Imagen de la Virgen
María y también el Cristo. Podemos poner un cirio.

Para esta reunión necesitamos un rollo de lana.

Será muy importante si tenemos acceso a los


textos bíblicos y las diferentes oraciones. No
olvides preparar las canciones y si no las sabemos, podemos ponerlas en
un reproductor de música como ambientación.

PEQUEÑO RITUAL DE INICIO

Encendemos el cirio, entramos en actitud de


contemplación y cantamos “Nada es imposible para Ti –
Hna Glenda”.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

BIENVENIDA

A continuación, el coordinador saluda fraternalmente, presenta a las


personas que han llegado nuevas o informa de novedades como
cumpleaños, buenas noticias o también ofrecer la reunión por una intención
de alguno de los participantes o novedades de la parroquia.

TIEMPO PARA ENTRAR EN ACTITUD DE ORACIÓN

La oración es nuestra fuerza, orar juntos es agradable a Dios.


Vamos a hacer silencio externo y también interno. Hablemos
con nuestro maestro Jesús, vamos a pedir que se haga
presente en este lugar y sintamos su caricia, su amor.

(permitamos dos minutos de oración en silencio, acompañado


con música de fondo).

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INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Invito a invocar al Espíritu Santo guía y luz de


nuestra vida, Él nos regala su gracia y carismas,
abramos nuestro corazón a su fuerza, dejémonos
inspirar por el Espíritu de su amor.

Ven a mí, Espíritu Santo,


Espíritu de sabiduría:
dame mirada y oído interior
para que no me apegue a las cosas materiales,
sino que busque siempre las realidades del Espíritu.
Ven a mí, Espíritu Santo,
Espíritu de amor:
haz que mi corazón
siempre sea capaz de más caridad.
Ven a mí, Espíritu Santo,
Espíritu de verdad:
concédeme llegar al conocimiento de la verdad
en toda su plenitud.
Ven a mí, Espíritu Santo,
agua viva que lanza a la vida eterna:
concédeme la gracia de llegar
a contemplar el rostro del Padre
en la vida y en la alegría sin fin.
Amén.

LEAMOS EL TEXTO BÍBLICO EN VOZ ALTA (HCH 6, 1-72)

El Libro de los Hechos de los apóstoles que estamos leyendo nos cuenta
cómo vivían las primeras comunidades cristianas, los primeros grupos de
creyentes. Ya hemos dicho que al igual que nosotros crecieron en las casas,
con la conversión de las familias. En los capítulos de este libro se presenta
el ideal de esta primera Iglesia. Y como en toda comunidad existían
momentos maravillosos y conflictos que amenazaban su unidad y armonía.
Pero esos conflictos tenían a veces consecuencias positivas. Servían para
que la comunidad fuera descubriendo sus propias necesidades y
organizándose cada vez mejor.

La parroquia también hoy crece con luces y sombras, no es una comunidad


acabada y perfecta. Hay creyentes dedicados principalmente a las tareas de
la evangelización o de la catequesis; otros estarán más entregados a la
atención de los necesitados; otros realizarán el servicio de animar las
reuniones litúrgicas... Pero sin duda, habrá todavía muchas cosas que están
por hacer, muchas necesidades que aún no han podido ser atendidas.

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En la primera comunidad cristiana se dieron conflictos de tipo organizativo.
No todo estaba claro desde el principio y muchos problemas hubo que
solucionarlos a medida que iban surgiendo. Distribuyendo servicios y
responsabilidades, las diversas necesidades fueron atendidas más
eficazmente y la comunidad aprendió a organizarse cada vez mejor.

El episodio que hoy leemos nos presenta un momento de crisis. El número


de los discípulos iba aumentando considerablemente y se planteaban
diversos problemas de tipo organizativo. Uno de esos problemas era, según
la narración de Lucas, que las viudas del grupo de los helenistas no eran
bien atendidas en el reparto cotidiano de ayuda a los pobres. Esto provocó
la protesta de los helenistas contra el grupo de los hebreos. La comunidad
tenía un servicio organizado por la misma comunidad (el "servicio de las
mesas"), cuyo objetivo era auxiliar a los más desvalidos. Entre estos, había
que contar a las viudas, que ya en el antiguo testamento aparecen como
prototipo de los más débiles y desamparados. La comunión de bienes, tan
idealmente descrita en los sumarios (Hch 4,34-35), era, a pesar de las
deficiencias en el suministro, una realidad palpable.

La comunidad era organizada y presidida por los apóstoles, cuya autoridad


nadie discute. Pero a la vez, se nos revela una manera de afrontar los
problemas que no tiene nada de autoritaria ni impositiva. El margen de
corresponsabilidad y participación que se ofrece a la comunidad en la
solución de sus propios conflictos es muy amplio. Los apóstoles marcan las
líneas maestras, pero no hacen nada sin contar con la asamblea. Ellos
proponen la elección de los Siete y señalan las cualidades que deben tener
(buena reputación, llenos de Espíritu Santo y sabiduría), pero es la
comunidad quien da los nombres concretos.

En la manera de resolver sus propios conflictos, la comunidad primitiva de


Jerusalén nos muestra la calidad de su vida interna. A pesar de todo, es
capaz de mantenerse atenta a las necesidades que van surgiendo en su
propio seno. No le son indiferentes las quejas expresadas por una parte de
la comunidad, aunque esta sea minoritaria. Hay una preocupación real por
la justicia y la equidad en el reparto de los recursos destinados a los
necesitados. La comunidad sabe volver sobre sus propios errores y trata de
resolverlos buscando soluciones prácticas.

Los doce sabían que debían dedicarse al ministerio de la palabra, es decir


al anuncio del evangelio dentro y fuera de la comunidad. Pero no por ello
consienten en que la atención a los pobres quede descuidada.
Distribuyendo responsabilidades queda atendida la vida de los creyentes en
todos sus aspectos. Los doce se encargarán del "servicio de la palabra"
(evangelización - catequesis) y de la oración (liturgia), mientras que los siete
se ocuparán del "servicio de las mesas" (atención a los pobres). Pero esta
división de funciones tampoco es intocable ni definitiva. Ante nuevas

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situaciones y desafíos, se asumirán nuevos ministerios con gran creatividad
y flexibilidad.
(Ponemos música de fondo y dejamos dos minutos de silencio).

REFLEXIÓN

Yo no sé si ustedes sienten lo mismo,


pero cada vez nos podemos identificar
más con esta primera comunidad
cristiana. Inclusive en nuestra casa
católica tenemos momentos maravillosos
de luz por nuestro seguimiento a Cristo y
nuestra fidelidad, pero también tenemos
oscuridades, crisis y dificultades que
sabemos que por la fuerza del Espíritu
Santo podemos superarlos. En la Iglesia
aún acompañados por la santidad de la
Trinidad, tendremos siempre crisis, siempre anti testimonio y siempre
desafíos a superar. Ahora bien, las crisis que tenemos en este momento no
se arreglan por la fuerza, no se imponen las soluciones, sino que se buscan
y se acuerdan entre todos, eso es lo que llamamos sinodalidad (caminar
juntos). Se intenta en primer lugar salvaguardar la unidad y evitar la división
en el seno de la comunidad, pero no a base de acallar las diferencias, sino
respetando las características propias de cada uno.

Los conflictos no se silencian ni se disimulan, sino que se afrontan con


honradez y se solucionan contando con todos. Lo que interesa, a fin de
cuentas, es asegurar que el funcionamiento y la tarea de la Iglesia sea de
tal manera que podamos transparentar la presencia de Cristo en las
comunidades. Esto lo vamos a lograr si cada uno se pone al servicio del otro
y en cambio de la crítica y cuestionamiento, ponemos nuestros carismas al
servicio de los demás. No podemos descuidar ninguno, todos somos
importantes. San Pablo nos dice que somos parte del cuerpo y cada uno
debe cumplir su función.

La semana pasada recuerdan que compartíamos que todos habíamos


recibido por el Espíritu Santo carismas para el servicio de la comunidad.
Hoy se refuerza la necesidad de poner todo nuestro talento, ofrecer
nuestras capacidades, porque en esto nos jugamos ser parte del problema
o parte de la solución. Ser parte del problema es la crítica destructiva, es la
murmuración, quejarnos de todo lo malo que hace la Iglesia sin mover ni un
solo dedo, es parte del problema la crítica sin soluciones, solo resaltando lo
malo. Pero podemos ser parte de la solución, y es ponernos en acción, ser
respuesta, buscar las salidas posibles, ser los mejores seguidores de
Jesucristo en fidelidad, servicio, amor y entrega y eso si cambia las cosas

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alrededor. Nuestra crítica no va a cambiar nada, pero nuestras acciones
positivas lo pueden cambiar todo. Ahora los invito a que dialoguemos, y les
pido que lo hagamos con mucho respeto quisiera preguntarles ¿Qué
debería nuestra Iglesia cambiar para mejorar y cómo nosotros podemos
ayudar a ese cambio? (compartimos las respuestas unos minutos).

Les agradezco su compartir y esto nos lleva a pensar que hay mucho por
hacer, que no podemos ser indiferentes ante la realidad de nuestra
comunidad y de nuestra Iglesia y es necesario actuar. Orar y actuar como
hacia Jesucristo. Para ello necesitamos varios detalles que les pongo a
consideración. El primero es poner nuestros talentos al servicio de la
Iglesia; hemos recibido cualidades que no podemos esconderlas. Segundo
es el compromiso; necesitamos salir del egoísmo y ponernos al servicio de
los demás. Tercero es la capacidad del trabajo en equipo; saber que
podemos hacer más, si lo hacemos juntos y aprendemos a trabajar en
grupo. Cuarto es participar de los ministerios de nuestra parroquia o los
grupos de apoyo social debidamente constituidos que hay en nuestra
comunidad.

No sobra recordar que, si el Señor no construye la casa, en vano se cansan


los albañiles (Sal 126). Esto quiere decir que necesitamos de la oración, de
la presencia de Dios en todos nuestros actos, necesitamos del Espíritu, de su fuerza
y de la sabiduría que sale de Él.

SIGNO

Vamos a realizar el signo de la lana, lo que vamos a hacer es lanzarnos la


lana uno a otro de forma indiscriminada y así hacer una telaraña, un enredo.
Después debemos devolver la lana para terminar con el enredo. (el objetivo
del ejercicio es pensar que podemos tener problemas y enredos, pero que,
si trabajamos todos, lo podremos lograr).

ORACIÓN DE INTERCESIÓN POR LAS


NECESIDADES DEL GRUPO

Ahora vamos a interceder, ofrecemos a Dios nuestras


necesidades y las de nuestra casa católica. Los invito a
que a cada oración podamos responder: Dios abre mi
corazón e infunde tu Espíritu. (Permitimos las
intervenciones espontáneas).

50
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ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

La Santísima Virgen intercede por nuestras necesidades y nos abraza con


su infinito amor, ella es nuestra madre espiritual. Digamos todos:

Madre, dame Tu mano y no me sueltes,


Déjame apoyarme en Ti al andar,
Enséñame el camino que sólo me conduzca
A Tu Hijo con quien anhelo un día estar.

Pídele a El que perdone mis falencias,


Mi falta de paciencia, también de piedad,
Que me dé fuerzas para sobrellevar el peso
De las injusticias que me hacen a menudo llorar.

Enjuga mis lágrimas con Tu dulzura de siempre,


Cubre con Tu manto mis penas y ansiedad,
Regálame la paz que de Tus ojos mana
Y muéstrame las huellas del amor y la humildad.

CANTO FINAL

Terminemos alegres, cantemos al Señor por su perdón y amor, cantemos


¡No hay Dios tan grande como Tú!

COMENTARIOS FINALES

DESPEDIDA

10
LA CASA LUGAR DONDE SE
RESUELVEN CONFLICTOS Y
DIFICULTADES HCH 15,1-6.
AMBIENTACIÓN
Como de costumbre la casa adecuada, las
sillas en círculo. No podemos olvidar la
Imagen de la Virgen María y también el
Cristo. Podemos poner un cirio. Sería muy
valioso si hoy uno de los presentes lee el
texto desde su biblia.

51
51
Para esta reunión todos deben tener la oración por la Paz de San Francisco
de Asís.

Será muy importante si tenemos acceso a los textos bíblicos y las diferentes
oraciones. No olvides preparar las canciones y si no las sabemos, podemos
ponerlas en un reproductor de música como ambientación.

PEQUEÑO RITUAL DE INICIO

Encendemos el cirio, entramos en actitud de contemplación y


cantamos “Hazme un instrumento de tu paz”.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

BIENVENIDA

A continuación, el coordinador saluda fraternalmente, presenta a las


personas que han llegado nuevas o informa de novedades como
cumpleaños, buenas noticias o también ofrecer la reunión por una intención
de alguno de los participantes o novedades parroquiales.

TIEMPO PARA ENTRAR EN ACTITUD DE ORACIÓN


A Jesús le gustaba orar, la palabra dice que se
retiraba muchas veces solo a conversar con su
Padre del cielo. Ahora, nosotros hagamos lo
mismo, regalémonos un rato para hablar con
nuestro Padre Dios y contarle todo lo que ha
pasado en estos días. Es seguro que nos
escucha. (permitamos unos dos minutos de
oración).

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO


Dejemos actuar al Espíritu Santo, invoquemos su
compañía y que sea El quien guie nuestro encuentro.
(El coordinador puede dirigir y si todos pueden tener a
oración la recitamos a una sola voz).

Espíritu de comunión, alma y sostén de la Iglesia, haz


que la riqueza de los carismas y ministerios contribuya

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52
a la unidad del Cuerpo de Cristo, y que los laicos, los consagrados y los
ministros ordenados colaboren juntos en la edificación del único Reino de
Dios.

Espíritu de consuelo, fuente inagotable de gozo y de paz, suscita la


solidaridad para con los necesitados, da a los enfermos el aliento necesario,
infunde confianza y esperanza en los que sufren, acrecienta en todos el
compromiso por un mundo mejor.

LEAMOS EL TEXTO BÍBLICO EN VOZ ALTA (HCH 15,1-6)

RESONANCIA

En esta reunión quiero invitarlos a


introducirnos en una realidad que vivieron
los primeros cristianos. Ya en la reunión
pasada reconocemos que ellos también
tenían muchas dificultades y la palabra nos
muestra como afrontaron y superaron cada
una de ellas. Podemos entonces aprender a
resolver con criterios evangélicos las
dificultades y los conflictos hoy.

Recordemos que nos encontramos en los inicios de la Iglesia. Esta, como


grupo de personas, se está formando y pasa por momentos buenos y por
otros que no lo son tanto. Hch 15 relata uno de los problemas más serios
con los que tuvo que enfrentarse. En el trasfondo está la conversión y
entrada de los paganos a la comunidad cristiana. El problema que se
plantea es si los paganos que se convierten deben asumir las prácticas y
obligaciones de la ley de Moisés para ser cristianos. No todos en la
comunidad piensan igual sobre este tema. Tres apóstoles encarnaban las
tres posturas principales:

• Santiago, responsable de la Iglesia de Jerusalén, pensaba que para ser


cristiano había que asumir las prácticas judías. Esto es, había que abrazar
la ley de Moisés y circuncidarse. Ellos pensaban: ¿Quiénes somos nosotros
para abolir la ley que el propio Dios entregó a Moisés en el Sinaí?

• Pablo, representante de un amplio sector de la Iglesia de Antioquía,


defendía que todas las personas están llamadas a la fe sin necesidad de
observar las prácticas judías, porque "creemos que es por la gracia del
Señor Jesús por la que somos salvados".

• Pedro, mantenía una postura intermedia entre el pensamiento de Pablo y


el de Santiago. Pero en este caso de la circuncisión, había bautizado a

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53
Cornelio, que era pagano, movido por la acción del Espíritu Santo (Hch
10,14-16.28-29), acercándose claramente a la postura de Pablo. Ahora
podemos entender mejor Hch 15. El problema que se planteaba a la primera
Iglesia es este: ¿Hay que obligar a los paganos convertidos al cristianismo a
circuncidarse y observar la ley?

Surge entonces el conflicto. Por lo que cuenta el libro de los Hechos, en la


resolución de este problema y de los conflictos a que daba lugar, fueron
muy importantes tres actitudes: encuentro, diálogo, oración. Se reúnen los
apóstoles y demás responsables para estudiar el asunto. Dialogan sacando
luz de los acontecimientos (uno muy importante es la conversión del pagano
Cornelio) y de la Palabra de Dios. Oran para implorar la presencia del
Espíritu en medio de ellos. El relato de Lucas muestra que la discusión fue
larga (Hch 15,7), pero que al final el acuerdo fue de toda la Iglesia (Hch
15,22) y se considera decisión del "Espíritu Santo y nosotros" (Hch 15,28).

Según la versión de Lucas, esta discusión desembocó en una solución


intermedia: no era necesario que los paganos se circuncidaran, pero tenían
que abstenerse de ciertos alimentos (Hch 15,23-29). En otro lugar del nuevo
testamento se habla de este mismo problema (Gal 2,6-10). Pero, según la
versión de Pablo, la solución que se dio al conflicto fue bastante distinta. Por
eso, debemos reconocer que las dificultades no son fáciles resolver, pero
con la vida de Fe, de oración y el amor a la comunidad lo hacía posible.

A veces los problemas no se resuelven sin rupturas, caeríamos en la


ingenuidad si pensáramos que todos los conflictos llegan a solucionarse sin
cambios. Por experiencia sabemos que no siempre es así. Tampoco fue así
entre los primeros cristianos. ¿Faltaron alguna de las actitudes claves de las
que hemos hablado? No lo sabemos. Tal vez sí o tal vez no. En todo caso,
no hay recetas mágicas y a veces surgen desgarrones como punto final de
algunas dificultades. Es el caso de Bernabé y Pablo, que habían formado un
gran equipo misionero en Antioquía y Asia Menor, y tienen que separarse
por una diferencia de opiniones en torno a Juan Marcos: "Este asunto
produjo entre ellos una discusión tan acalorada, que terminaron
separándose" (Hch 15,36-40). A pesar de los conflictos, es importante
señalar que las tres notas de que estamos hablando: encuentro, diálogo y
oración se mostraron, en líneas generales, eficaces para terminar con ellos.
En camino entre armonías y rupturas. Así pues, en las primeras
comunidades cristianas hubo dificultades, como las hay hoy y las habrá en
los grupos humanos de todos los tiempos. Pero los primeros creyentes en
Jesucristo descubrieron que, con encuentro, diálogo y oración, se pueden
solucionar muchos conflictos. Sin embargo, hubo detalles que se les
escaparon, como nos ocurre también a nosotros, porque no podemos
controlarlo todo, y el conflicto terminó en ruptura. Con todo, siguen siendo
válidas sus claves para que, entre nosotros, que también caminamos entre

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conflictos, acuerdos y rupturas, vaya surgiendo el ideal de toda comunidad
cristiana: "...pensaban y sentían lo mismo" (Hch 2,42).
(Ponemos música de fondo y dejamos dos minutos de silencio).

REFLEXIÒN

La semana pasada ya estábamos tocando


por los laditos este tema, veíamos como en
los orígenes de la Iglesia hubo conflictos,
sabemos que han seguido existiendo hasta
ahora, y continuarán mientras los que
hagamos el camino seamos personas
humanas. Lo importante es tener claro hacia
dónde vamos y cómo vamos. Caminamos
hacia la comunidad ideal que nos muestra
Hch 2,42- 47; 4,32-37; 5,12-16. En esta
tarea nos acompaña y guía el Espíritu, de
ahí la importancia de la oración, de estar
conectados con Él. Caminamos, además, en comunidad, por eso el
encuentro y el diálogo, para poder exponer cada uno sus puntos de vista,
animarnos y exhortarnos en la marcha, dejando, además, que el Espíritu
que viene con nosotros se manifieste en los acontecimientos y decisiones
cotidianas.

Podemos ampliar un poco más cómo podemos resolver nuestros conflictos


en el interior de la Iglesia y en la comunidad, inclusive en nuestra familia.
Bueno, podemos decir que lo primero para superar una dificultad es por
medio del diálogo. Es fundamental que podamos hablar lo que está
pasando, pero también tener la actitud de escuchar a la contraparte para
poder entender lo que quiere y lo que espera. Es necesario dialogar para
poner en la mesa en qué no estamos de acuerdo, que es lo que nos divide.
Si pudiéramos primero dialogar antes de juzgar, gritar, o condenar, nos
ahorraríamos muchos problemas.

Hay una segunda actitud necesaria para resolver nuestras diferencias y es


pactar, es decir, ponernos de acuerdo qué debemos hacer para superar la
dificultad. Pactar significa que entre las partes buscamos una salida donde
ninguna de ellas ha vencido, donde todos salen satisfechos del esfuerzo
hecho, donde necesariamente hay que ceder y pedir, donde no se busca
imponer la razón de manera desmedida, sino llegar a un acuerdo que
permita mejorar por aquello que se está discutiendo.

Mirando las actitudes de Cristo, considero que habría una tercera actitud
absolutamente necesaria para superar cualquier querella entre hermanos y

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55
es respetar las decisiones tomadas. Ser hombres y mujeres de palabra, que
asumen con responsabilidad las decisiones y obligaciones contraídas
después de un pacto. El respeto a la palabra hace que la verdad triunfe y a
futuro se pueda contar con el valor de esa persona que ha estado a nuestro
lado.

No es fácil, lo sabemos, algunas veces nos dejamos llevar por el impulso o


la rabia, nos dejamos manipular de nuestras emociones y decimos lo que no
debemos y hacemos lo que no podemos. Pero quiero preguntarles ¿Creen
que es posible resolver los conflictos que tenemos en nuestra comunidad?
(espacio de compartir).

Quiero agradecerles sus intervenciones, nos han enriquecido grandemente,


y quedamos de acuerdo que como católicos estamos en la tarea de ser
instrumentos de paz, en dejar a un lado la ley de la venganza y mejor,
perdonarnos y darnos una nueva oportunidad, así como nos la da Dios todo
poderoso. Claro que podemos resolver nuestros problemas y tendríamos un
sector más agradable para vivir, más lleno de Dios. Comprometámonos con
Jesucristo que vamos a hacer todo lo posible por ser instrumentos de
reconciliación y de paz.
SIGNO

Ahora los invito a todos a orar en voz alta con san Francisco de Asís que
nos invita a ser instrumentos de paz. No solo es repetir unas palabras, que
sea un compromiso que donde hay odio nosotros como casa católica
sembremos amor.

ORACIÓN DE INTERCESIÓN POR LAS


NECESIDADES DEL GRUPO

Coloquemos en manos de Dios todas


nuestras intenciones Los invito a que a cada
oración podamos responder: Dios mío
hazme un instrumento de tu paz.
(Permitimos las intervenciones
espontáneas).

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ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

Acudamos a la protección e intercesión de Nuestra Amada Madre. Digamos:

Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María! que jamás se ha oído decir que
ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorado vuestra
asistencia y reclamado vuestro socorro, haya sido abandonado de Vos.
Animado con esta confianza, a Vos también acudo, ¡oh Madre, Virgen de
las vírgenes! Y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a
comparecer ante vuestra presencia soberana. No desechéis, ¡oh Madre de
Dios!, mis humildes súplicas, antes bien, inclinad a ellas vuestros oídos y
dignaos atenderlas favorablemente.
CANTO FINAL

Terminemos cantando ¡El Himno a la Alegría!


COMENTARIOS FINALES

11
LA CASA COMO ESPACIO
PRIVILEGIADO PARA EXPRESAR
LOS VALORES DEL REINO.
HECHOS 9, 36-42

AMBIENTACIÓN

Como de costumbre la casa adecuada,


las sillas en círculo. No podemos olvidar
la Imagen de la Virgen María y también el
Cristo. Podemos poner un cirio.

Para esta reunión necesitamos hacer


coronas, que pueden ser de papel o
cartulina.

Será muy importante si tenemos acceso a


los textos bíblicos y las diferentes oraciones. No olvides preparar las
canciones y si no las sabemos, podemos ponerlas en un reproductor de
música como ambientación.

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PEQUEÑO RITUAL DE INICIO

Encendemos el cirio, entramos en actitud de contemplación y


cantamos “Que detalle Señor”.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

BIENVENIDA

A continuación, el coordinador saluda fraternalmente, presenta a las


personas que han llegado nuevas o informa de novedades como
cumpleaños, buenas noticias o también ofrecer la reunión por una intención
de alguno de los participantes.

TIEMPO PARA ENTRAR EN ACTITUD DE


ORACIÓN

Que bendición poder estar aquí, en la presencia


de Dios y de ustedes hermanos, entremos en
actitud de oración, no nos puede faltar este
espacio de diálogo con nuestro Señor. Si no
encuentras que decirle, solo basta que le des
gracias por las bendiciones que recibiste hoy. Él
estará feliz de escucharte.

(permitamos dos minutos de oración en silencio, acompañado con música


de fondo).

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Cuando los apóstoles recibieron el Espíritu Santo


se llenaron de valor y sabiduría, vamos a pedir
ese poder, vamos a invocar su presencia,
dejémonos llenar por El. Somos la Iglesia y lo
necesitamos para seguir caminando hacia la
santidad.

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Respondemos a cada letanía: Llénanos de Ti.

Espíritu del Señor, Dios de Israel.

Espíritu que posees todo poder.

Espíritu, fuente de todo bien.

Espíritu que embelleces los cielos.

Espíritu de sabiduría e inteligencia.

Espíritu de consejo.

Espíritu de fortaleza.

Espíritu de ciencia.

Espíritu de piedad.

Espíritu de temor del Señor.

Espíritu, inspirador de los santos.

Espíritu prometido y donado por el Padre.

Espíritu de gracia y de misericordia.

LEAMOS EL TEXTO BÍBLICO EN VOZ ALTA (HCH 9, 36-42)

RESONANCIA

Ya hemos hablado en anteriores reuniones


la Iglesia creció en las casas, en reuniones
como las nuestras, se reunían no para tener
cultos privados, sino abierta a todas las
personas que querían recibir la buena
noticia. Sus reuniones eran auténticos
espacios de fraternidad y comunidad. La
Iglesia de casa respondía a tres aspiraciones
acompañadas por la presencia del Espíritu
Santo: la participación voluntaria, el espacio
para la relación interpersonal y la aspiración
de una fraternidad sincera. Estos tres
elementos no solo generaban atracción, sino
que abrían a la esperanza.

En este texto se relata otro milagro realizado por Pedro, y en esta ocasión
abunda en detalles. La resurrección de un muerto no es simplemente

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explicable suponiendo que obrara una fuerza de “sugestión”. La
resurrección queda fuera del dominio de toda capacidad humana." "Estamos
en presencia del primer relato de resurrección en la nueva Iglesia. La
descripción es tan precisa y concreta, que bien pudiera proceder del mismo
Pedro. Aunque sin duda el hecho alcanzó una gran difusión en las
comunidades cristianas."

El texto hace un elogio a esta persona “era rica en buenas obras y las
donaciones que hacía”. Qué bella manera de decir que había seguido al pie
de la letra la enseñanza de Jesús de hacerse un tesoro en el cielo
compartiendo sus bienes con los necesitados (ver Lc 12, 33).

Después de la muerte invita a los apóstoles “no tardes en venir” los


discípulos que los mandan a llamar son personas movidas por la fe, una fe
tan fuerte que como lo decía Jesús, es capaz de mover montañas.

Conmueve la actitud de Pedro que ante esa fe tan fuerte, inmediatamente


responde con su presencia, es la presencia de la comunidad que abriga y
se hace solidaria con el dolor y la perdida. La escena de dolor muestra
dramáticamente la realidad de la pérdida y la prueba que en muchas
ocasiones nos pone la vida.

“Pedro hace salir a todos”. Probablemente necesita esta soledad para poder
entrar en profunda oración. Se arrodilla en señal de humildad, de súplica, de
reconocer que todo le viene de Dios. Se pone a orar. "Pedro sabe que no
tiene facultad para devolver la vida a los muertos por su propia virtud.
Conoce, en cambio, la omnipotencia de Dios. Y de ella solicita el milagro
orando de rodillas."

La misma fe de los discípulos mueve a Pedro a dar una orden en nombre de


Dios “Levántate”. El verbo 'levantar' se relaciona a la resurrección: a
'levantarse' de la muerte. Cuando el Señor entra en nuestra vida, lo primero
que nos pide es que nos levantemos de la postración en la que solemos
estar, que dejemos atrás el pecado, la inercia...El Señor nos ofrece una vida
nueva no sólo en el otro mundo, sino ya desde ahora.

Por el poder que Jesús le ha concedido a Pedro hace que esta mujer se
levante, que abra los ojos, que recupere su vida perdida. Esta mujer ha
tenido un encuentro con el Señor que da la vida. El que recupera hasta de
la misma muerte. La persona que ha tenido un encuentro con el Señor a
través de la Iglesia, ya no puede quedar como estaba, postrada, atada,
muerta.

La acción misericordiosa y de poder por parte de Pedro hace que muchas


personas creyeran en el Señor. Esto demuestra de qué manera crece la fe
en Jesucristo gracias no sólo a la predicación de los apóstoles sino a que
acompañan esta predicación con hechos, con señales que hablan más

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elocuentemente que las palabras, acerca de que el Reino de Dios se ha
hecho verdaderamente cercano.
(Ponemos música de fondo y dejamos dos minutos de silencio).

REFLEXIÓN

El pasaje que hemos reflexionado es


maravilloso, cuanto poder podemos
reconocer en los apóstoles, tienen
hasta la capacidad de devolver la vida,
sanar, liberar, recuperar a tantas
personas que sufrían. Sabemos que no
lo hacían por sus propias fuerzas, lo
hacen porque han recibido ese poder
de Jesús y por la fe que los rodea. Este
maravilloso milagro nuevamente se
realiza dentro de la casa, es Dios
entrando por medio de los discípulos
con todo su poder a un hogar,
llenándolo de vida.

Si reflexionamos con detalle podemos


notar que lo acontecido en esta casa nos muestra los valores del Reino de
Dios actuando en la misma Iglesia doméstica. La fe que mueve a los
discípulos, la de los apóstoles que actúan en nombre del Señor, el dolor
ante la pérdida de un miembro de la comunidad, la reciprocidad ante la
generosidad de alguien, la atención a los últimos, a los enfermos, la
solidaridad ante el que sufre y el que ha perdido, la unidad de la comunidad
que se apoya en los momentos de dificultad.

Los invito en esta reunión a que imaginemos si nosotros que nos reunimos
como ellos se reunían en las casas, por un momento los invito a pensar qué
pasaría si tuviéramos los mismos valores que tenían las primeras
comunidades cristianas. Qué tal si tuviéramos esa fe tan fuerte, si fuéramos
tan cercanos con los que sufren o tan solidarios con las personas que tienen
alguna necesidad. Imaginemos que pasaría en nuestro sector si fuéramos
tan unidos como esos primeros discípulos y si todos nos apoyáramos los
unos a los otros en situaciones límites, si nadie se sintiera excluido o solo,
pueden imaginarse, ¿qué pasaría? Los invito a que compartamos y
respondamos a esa pregunta ¿Qué cambiaría en nuestra comunidad con
esos valores del Reino? (Momento para compartir algunas respuestas de
los participantes).

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La misma gracia que recibieron los primeros discípulos la hemos recibido
nosotros por la fuerza del Espíritu Santo desde el Bautismo. No hay ninguna
diferencia entre ellos y nosotros, eso significa que estamos capacitados
para hacer las mismas cosas que ellos hacían. Seguramente no podremos
levantar a una persona que ha muerto, pero si podemos hacer tanto bien
con los talentos que hemos recibido, si solamente tuviéramos la misma fe
que ellos tuvieron y la misma disposición de servir y amar a los demás,
podríamos cambiar todo lo negativo que nos rodea, cambiaríamos no
solamente personas, seriamos capaces de cambiar estructuras; pero
necesitamos voluntad, deseo de querer hacerlo.

Si la fe nos mueve a ayudarnos mutuamente, a no rechazar a nadie y


hacernos solidarios con la persona que sufre haríamos la diferencia.
Muchas veces no tenemos la solución al problema de las personas, pero
nuestra presencia y solidaridad hacen la diferencia. Si somos capaces de
compartir nuestros bienes, no habría hambre, si compartimos nuestra
misericordia, no habría juicios, si compartimos nuestro tiempo, no habría
depresión, etc.

Es así como se edifica el Reino de Dios, ese espacio de justicia,


misericordia y tolerancia para todos lo podemos hacer nosotros, pero
necesitamos creer y crecer: creer que todo es posible para aquel que lo
mueve la fe en Dios, como dice San Pablo “para el que cree nada es
imposible”. Y crecer en comunidad, en fraternidad, en tratarnos como
hermanos, sin ofensas, incluyendo, buscando pacificar las relaciones,
tratándonos bien, siendo solidarios. Y esto hará como lo veíamos en el texto
que muchas otras personas crean y se acerquen nuevamente al amor de
Dios en la comunidad. Entonces estamos invitados a vivir los valores del
Reino al servicio de nuestra comunidad y de seguro que notaremos
maravillosos cambios, no solo por nuestras fuerzas, sino por el
incomparable poder de Dios.

SIGNO

Ahora los invito a que nos pongamos una corona. No queremos sentirnos
reinas, ni reyes de belleza, queremos sentirnos parte del Reino de Dios. En
el bautismo nos dicen que somos reyes para servir a los demás como lo
hizo Jesús. Y los invito a hacer un momento de oración dándole gracias a
Dios por los valores que hemos recibido y ponerlos al servicio de nuestra
comunidad.

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ORACIÓN DE INTERCESIÓN POR LAS
NECESIDADES DEL GRUPO

Creemos en el poder de la oración, pidamos unos por


otros, oremos por los integrantes de nuestra casa
católica. Los invito a que a cada oración podamos
responder: Dios de amor escucha a tu Iglesia.
(Permitimos las intervenciones espontáneas).

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

No podemos olvidarnos de nuestra madre María, ella en las bodas de Caná,


intercedió cuando el vino se acabó, pidámosle que interceda ante Cristo
Jesús por nuestras necesidades. Digamos:

Oh Señora nuestra, Mediadora nuestra, y Abogada nuestra: reconcílianos


con tu Hijo, recomiéndanos a tu Hijo, preséntanos a tu Hijo. Haz, oh
Bienaventurada, por la gracia que hallaste ante el Señor, por las
prerrogativas que mereciste y por la misericordia que engendraste, que
Jesucristo tu Hijo y Señor nuestro, bendito por siempre y sobre todas las
cosas, así como por tu medio se dignó hacerse participante de nuestra
debilidad y miserias, así nos haga participantes también por tu intercesión
de su gloria y felicidad. Amén
CANTO FINAL

Terminemos alegres, cantemos al Señor por su perdón y amor, cantemos


¡Alma Misionera!

COMENTARIOS FINALES

DESPEDIDA

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12
LA CASA LUGAR DONDE JESÚS
CONTINÚA TOCANDO LA PUERTA.
Ap 3, 12-20.1
AMBIENTACIÓN
Como de costumbre la casa adecuada, las sillas
en círculo. No podemos olvidar la Imagen de la
Virgen María y también el Cristo. Podemos
poner un cirio.

Para esta reunión tendremos una llave para


cada participante de la reunión, que serán signo
de que entrará a nuestra casa Jesús.

Será muy importante si tenemos acceso a los textos bíblicos y las


diferentes oraciones. No olvides preparar las canciones y si no las sabemos,
podemos ponerlas en un reproductor de música como
ambientación.

PEQUEÑO RITUAL DE INICIO


Encendemos el cirio, entramos en actitud de contemplación y
cantamos “Estoy a la puerta y llamo”. (Jessed).
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
BIENVENIDA

A continuación, el coordinador saluda fraternalmente, presenta a las


personas que han llegado nuevas o informa de novedades como
cumpleaños, buenas noticias o también ofrecer la reunión por una intención
de alguno de los participantes o novedades parroquiales.

TIEMPO PARA ENTRAR EN ACTITUD DE


ORACIÓN

Con ayuda de la música de fondo, vamos a


cerrar nuestros ojos vamos a poner en silencio
nuestra mente, hagamos un recuento desde
que nos levantamos, hasta este momento de

1
Para desarrollar este encuentro hemos tomado de varios textos de los Evangelios

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todo lo que ha pasado y demos gracias a Dios. (permitamos unos dos
minutos de oración).

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

El Espíritu Santo es el guía y la luz de reuniones por eso los invito a


invocarlo y pidámosle que ilumine nuestra mente y abra nuestro corazón a
lo que dice la palabra: (El coordinador puede dirigir y si todos pueden tener
a oración la recitamos a una sola voz).

Recibe Espíritu Santo,


la consagración perfecta y absoluta de todo mi
ser,
que te hago en este día para que te dignes ser
en adelante,
en cada uno de los instantes de mi vida,
en cada una de mis acciones,
mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza,
y todo el amor de mi corazón.
Yo me abandono sin reservas a Tu divina
voluntad,
y quiero ser siempre dócil a Tu santa
inspiración.

¡Oh Santo Espíritu! Dígnate formarme con María y en María,


según el modelo de Tu amado Jesús.
Gloria al Padre Creador.
Gloria al Hijo Redentor.
Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén.

LEAMOS EL TEXTO BÍBLICO EN VOZ ALTA

(Ap 3,12-20)

RESONANCIA

La imagen que encontramos hoy para este encuentro con Cristo es muy
hermosa, es una figura tan cercana, casi que podemos ver a Jesús tocando
la puerta de una familia, la invitación es sugestiva, quiere entrar y cenar. Es
importante saber que un judío que se sienta a la mesa con otro es para
compartir no solo el alimento sino la vida. Eso es lo que promete Jesús,
quedarse en el hogar. Podemos revisar como un resumen de los últimos
encuentros los hogares donde entró Jesús y qué sucedió en ese momento,
porque es lo mismo que Él quiere hacer con nosotros, quiere entrar a
nuestra familia para cambiarlo todo.

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En las bodas de Caná (Juan 2,1-12). La familia de Jesús fue invitada a
una fiesta de bodas, junto con sus discípulos, sin embargo, durante la fiesta,
el vino se acabó, es decir, la fiesta también se terminaría. Jesús realizó su
primer milagro al determinar que las aguas se transformaran en el mejor
vino que ya había sido probado. El vino representa la alegría, siendo así,
Jesús restauró la alegría de aquella casa. ¿En Tu casa está faltando
alegría? Jesús quiere transformar todo el dolor y sufrimiento en la más pura
felicidad. Ahora digamos todos ¡ENTRA EN MI CASA SEÑOR!

En la casa de Pedro (Lucas 4,38-39). Jesús llevó la cura. Al salir de la


sinagoga, Jesús visitó la casa de Pedro, donde encontró enferma a la
suegra del discípulo. Inmediatamente, Jesús le cura. La mujer fue sanada y
comenzó a servir al Señor Jesús. "Jesús se inclinó hacia ella, dio una orden
a la fiebre y ésta desapareció. Ella se levantó al instante y se puso a
atenderlos" Lc 4,39 ¿En tu casa está faltando la salud? ¿Dejas entrar a
Jesús para que te de sanación? ¿Sirves a los demás, también les das
sanación, les ayudas en su enfermedad? digamos todos ¡ENTRA EN MI
CASA SEÑOR!

La casa en Cafarnaúm (Lucas 5,17-26). Jesús llevó la restauración. Al


llegar a la casa que le servía de posada entre los viajes, una multitud se
acercó a Jesús, en búsqueda de varios milagros. Pero un hombre paralítico
le llamó la atención al haber sido introducido a la casa por el tejado por sus
amigos. Admirado por esa fe, Jesús perdonó sus pecados y restauró su
salud. “Sepan, pues, que el Hijo del Hombre tiene poder en la tierra para
perdonar los pecados.» Entonces dijo al paralítico: «Yo te lo ordeno:
levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.»" (Lucas 5,24). Jesús quiere
restaurar la salud de Tu vida y de Tu familia, invítalo a entrar a Tu casa hoy
mismo. digamos todos ¡ENTRA EN MI CASA SEÑOR!

En la casa de Leví (Lucas 5,29-32). Jesús llevó arrepentimiento. Jesús fue


invitado a comer a la casa de Leví, un publicano cobrador de impuestos.
Pero los fariseos enseguida comenzaron a discriminar a Leví por su pasado
y le cuestionaron a Jesús y a sus discípulos por comer con Él. Sin embargo,
el Señor les advirtió diciendo: “No he venido a llamar a justos, sino a
pecadores al arrepentimiento.” (Lucas 5:32) Jesús llevó el arrepentimiento y
el perdón a aquella casa; permite que Él entre a la tuya y también perdone a
todos, les de esa paz que cada uno necesita. digamos todos ¡ENTRA EN MI
CASA SEÑOR!

En la casa de Simón (Lucas 7,36-46). Jesús llevó unción y perdón. En


Israel, había una costumbre que cada vez que alguien llegara a alguna
casa, el anfitrión ofrecía agua para lavar los pies y las manos del visitante.
Cuando Jesús llegó a la casa de Simón, él no le ofreció tal hospitalidad,
pero he aquí que hubo una sorpresa para todos, cuando una mujer entró,
lavó los pies del Señor Jesús con sus lágrimas, los secó con su propio
cabello y los ungió con ungüento. Jesús vio el amor de aquella mujer y le

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dijo delante de todos: "Por eso te digo que sus pecados, sus numerosos
pecados, le quedan perdonados, por el mucho amor que ha manifestado.
En cambio, aquel al que se le perdona poco, demuestra poco amor.»"
(Lucas 7,47). Invita a Jesús a entrar a Tu casa, derrama Tus lágrimas a sus
pies y recibas el perdón y la unción. digamos todos ¡ENTRA EN MI CASA
SEÑOR!

En la casa de Jairo (Lucas 8, 41-56), Jesús llevó vida. Jairo estaba


desesperado por la enfermedad de su hija e invitó a Jesús a que fuera hasta
a su casa, pero, lo peor sucedió en el camino: su hija murió. Jesús viendo la

fe de aquel hombre, aun así, fue hasta su casa y realizó el milagro: Mas Él,
tomándola de la mano, clamó diciendo: “«Niña, levántate.» Le volvió su
espíritu; al instante se levantó y Jesús insistió en que le dieran de comer"
(Lucas 8,54-55). Jesús puede resucitar lo que para Ti ya está muerto.
Llámalo para que entre a Tu casa y para que ¡traiga la vida de nuevo!
digamos todos ¡ENTRA EN MI CASA SEÑOR!

En la casa de Marta y de María (Lucas 10,38-42), Jesús llevó la Palabra.


En una de las casas que Jesús más frecuentó, Él nos dejó una gran lección
al reprender a Marta, que se preocupaba demasiado por los quehaceres de
la casa, mientras María se concentró en oír Su mensaje. “Pero sólo una
cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será
quitada.” (Lucas 10,42). Deja las preocupaciones de lado, pídele a Jesús
que entre en Tu casa y oiga lo que el Espíritu quiere decirte. digamos todos
¡ENTRA EN MI CASA SEÑOR!

En la casa de Zaqueo (Lucas 19,1-10). Jesús llevó Salvación. Jesús, al


darse cuenta del esfuerzo de Zaqueo para verlo, se ofreció a visitar la casa
de aquel publicano. Zaqueo se sintió privilegiado, reconoció sus pecados y
decidió cambiar de vida, disculpándose con las personas que había
defraudado. Viendo su arrepentimiento, Jesús le dijo: "«Hoy ha llegado la
salvación a esta casa, pues también este hombre es un hijo de
Abraham." (Lucas 19,9) ¡Entiende que Jesús también quiere entrar en Tu
casa y salvarte! digamos todos ¡ENTRA EN MI CASA SEÑOR!

La casa en el Cenáculo (Lucas 22,10-14). Jesús llevó comunión. De


acuerdo con algunos estudiosos, esta casa pertenecía al evangelista
Marcos, fue allí donde los discípulos fueron bien recibidos y pidieron que se
separe el mejor espacio de la casa con el fin de preparar la Cena del Señor.
"Yo tenía gran deseo de comer esta Pascua con ustedes…" (Lucas 22,15).
Cuando preparas lo mejor para el Señor Jesús, Tu vida y familia se llenan
de la comunión en la presencia de Dios. digamos todos ¡ENTRA EN MI
CASA SEÑOR!

En la casa de Caifás (Mateo 26,57). Jesús fue llevado para ser juzgado. La
única vez que Jesús fue llevado a una casa involuntariamente. En la casa
de Caifás, el sumo sacerdote, Él fue juzgado, con el fin de condenarlo a la
muerte.

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"Los jefes de los sacerdotes y el Consejo Supremo andaban buscando
alguna declaración falsa contra Jesús, para poderlo condenar a
muerte." (Mateo 26,59). A menudo en nuestra propia casa levantamos la
voz para juzgar a nuestros familiares y a personas que están a nuestro
alrededor, sin darnos cuenta que Jesús también está allí con nosotros.
Reflexiona y observa si tus palabras han sido de juicio para con tu prójimo.
digamos todos ¡ENTRA EN MI CASA SEÑOR!

En la casa en Emaús (Lucas 24,13-35). Después de su resurrección, Jesús


se les apareció a los discípulos, pero ellos no lo reconocieron. Sin embargo,
al ser invitado a entrar a la casa y a pasar la noche, Jesús partió el pan y les
dio, en aquel momento, los ojos de aquellos dos discípulos se abrieron y
pudieron ver que Jesús siempre estuvo entre ellos.
"Estos les dijeron: «Es verdad. El Señor ha resucitado y se ha aparecido a
Simón.»" (Lucas 24,34). Jesús quiere abrir la visión espiritual de tu familia
para que todos vean que Él vive entre nosotros. digamos todos ¡ENTRA EN
MI CASA SEÑOR!

En la casa de los discípulos (Juan 20,19-23 y 26,29). Jesús derramó el


Espíritu Santo. Después de la muerte y de la resurrección de Jesús, los
discípulos tenían miedo de los judíos. Pero el Señor se les apareció en la
casa donde estaban reunidos y los calmó: "Dicho esto, sopló sobre ellos y
les dijo: «Reciban el Espíritu Santo" (Juan 20,22). Aquellos días en los
cuales estás solo, con miedo, con las puertas cerradas, el Señor Jesús está
contigo y envía Su Espíritu para calmar tu corazón. digamos todos ¡ENTRA
EN MI CASA SEÑOR!
(Ponemos música de fondo y dejamos dos minutos de silencio).

SIGNO

Ahora los invito a que tengamos en nuestras manos las llaves. Queremos
abrir las puertas de nuestra vida, de nuestro corazón a Jesús. Y los invito a
hacer un momento de oración pidiendo a Dios que entre en nuestra
comunidad y transforme nuestra vida.
ORACIÓN DE INTERCESIÓN POR LAS
NECESIDADES DEL GRUPO

Seguramente nuestro corazón ha quedado


conmovido ante tanto amor que Dios nos quiere
dar. Hagamos nuestras oraciones y
respondamos a cada invocación: Señor abre las
puertas de mi corazón. (Permitimos las
intervenciones espontáneas).

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ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

No olvidemos a Mamita María, ella también quiere hacer parte de nuestra


familia, ella quiere ser nuestra madre. Digamos:

Préstame, Madre, tus ojos, para con ellos mirar, porque si por ellos miro,
nunca volveré a pecar.
Préstame, Madre, tus labios, para con ellos rezar, porque si con ellos rezo,
Jesús
me podrá escuchar.
Préstame, Madre, tu lengua, para poder comulgar, pues es tu lengua patena
de
amor y de santidad.
Préstame, Madre, tus brazos, para poder trabajar, que así rendirá el trabajo
una y
mil veces más.
Préstame, Madre, tu manto, para cubrir mi maldad, pues cubierto con tu
manto al
Cielo he de llegar.
Préstame, Madre a tu Hijo, para poderlo yo amar, si Tú me das a Jesús,
¿qué más
puedo yo desear?
Y esa será mi dicha por toda la eternidad.

CANTO FINAL

Terminemos alegres, cantemos al Señor por su perdón y amor, cantemos


¡Entra Cristo Jesús!

COMENTARIOS FINALES

DESPEDIDA

13
LA CASA LUGAR DONDE PERSEVERAR EN
EL TESTIMONIO DE FE.
1 Tes, 5
AMBIENTACIÓN

Como de costumbre la casa adecuada, las sillas en


círculo. No podemos olvidar la Imagen de la Virgen
María y también el Cristo. Podemos poner un cirio.

Para esta reunión necesitamos bolsitas con sal y


cirios.

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Será muy importante si tenemos acceso a los textos bíblicos y las diferentes
oraciones. No olvides preparar las canciones y si no las sabemos, podemos
ponerlas en un reproductor de música como ambientación.

PEQUEÑO RITUAL DE INICIO

Encendemos el cirio, entramos en actitud de contemplación y


cantamos “¡Juntos como hermanos!”

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

BIENVENIDA
A continuación, el coordinador saluda fraternalmente, presenta a las
personas que han llegado nuevas o informa de novedades como
cumpleaños, buenas noticias o también ofrecer la reunión por una intención
de alguno de los participantes.

TIEMPO PARA ENTRAR EN ACTITUD DE


ORACIÓN
Entremos en actitud de oración, los invito a
conectarnos con el Señor Jesucristo, los invito a
orar con mucha fe. No tengas miedo en decirle a
Dios lo que te está sucediendo, Él quiere
entregarte todo su amor.

(permitamos dos minutos de oración en silencio, acompañado con música


de fondo).

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Espíritu creador, misterioso artífice del Reino, guía


la Iglesia con la fuerza de tus santos dones para
cruzar con valentía el umbral del nuevo milenio y
llevar a las generaciones venideras la luz de la
Palabra que salva.

Espíritu de santidad, aliento divino que mueve el


universo, ven y renueva la faz de la tierra. Suscita
en los cristianos el deseo de la plena unidad, para

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ser verdaderamente en el mundo signo e instrumento de la íntima unión con
Dios y de la unidad del género humano.

LEAMOS EL TEXTO BIBLÍCO EN VOZ ALTA (1 TES, 5)

RESONANCIA

A nadie le gusta hablar del final, de la muerte o


del fin de los tiempos. En este texto el Apóstol
Pablo nos va a hablar de cómo será la
manifestación definitiva de Dios. Lo que se
busca no es entrar en temor o hacer una
descripción precisa de lo que va a suceder, si
buscar una actitud de espera y vigilancia gozosa
en la acción poderosa de Dios que tomará el
control total de la historia.

San Pablo es preciso y consistente ¿Qué actitud debe tener, entonces, el


católico ante la llegada del fin? No puede ser otra sino la de aprovechar
bien el tiempo, porque quien se considera satisfecho y seguro, se relaja, y
es más fácil encontrarle desprevenido. Todo cristiano es hijo de la luz y del
día y, por tanto, no puede comportarse como los que “viven de noche”, y
durmiendo o emborrachándose. La noche hace referencia a las tinieblas.

Son muchos textos que se encuentran en los evangelios donde Jesús


insiste en estar atentos, con las lámparas encendidas, vigilantes a que
llegue el esposo y no nos tome fuera, o porque llega el ladrón y se mete a la
casa. Entonces lo propio del bautizado es estar sobrio en vela. Y esto se
hace viviendo la fe, de la caridad y la esperanza. “Ésas son armas de la luz
con las que cuentan los cristianos, una luz que nos hace estar en vela y que
contrarresta el temor de los que viven en la noche. “mantengámonos
sobrios” (v.8). Sobriedad y vela están íntimamente relacionadas, porque es
la sobriedad la que nos ayuda a estar despiertos a la Palabra del Señor”.
Una actitud como esta permite que la guardia no esté baja y poder dar la
batalla en cualquier etapa de la vida. Y sus armas son la fe, la esperanza y
la caridad: la fe en cuanto abandono en unas fuerzas que no son suyas, y la
esperanza como confianza cierta en la victoria.

Los valores cristianos enumerados en este texto deben vivirse en primera


medida en el interior de la casa siendo esta el primer lugar de agregación de
la comunidad. Una actitud de vivencia de los valores del reino que procuran
la paz, las buenas relaciones y el crecimiento de la familia que se reflejará
en la misma comunidad. Es dentro de la casa donde cada uno debe poner

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71
al servicio de los demás sus propios talentos y su esfuerzo, colaborando
unos con otros respetándose mutuamente.

Entre los servicios que llevan a cabo dentro de la comunidad (v. 12:
"Hermanos, les rogamos que se muestren agradecidos con los que trabajan
para ustedes, los dirigen en el Señor y los corrigen,") una forma de
contribuir a su edificación es con el propio trabajo, otra con el servicio, otra
enseñando. Cada uno de los miembros tiene su misión, que debe realizar
sin quejas y sin perder la esperanza. Todos ellos merecen el respeto de los
demás, para que cada uno pueda desarrollar su labor en un ambiente de
paz y consideración. En esta división se divisa ya un inicio de estructuración
dentro de la comunidad no exento de tensiones, la mayor parte de las veces
ocasionadas por las propias faltas y debilidades.

La fe, la esperanza y caridad de la cual habla san Pablo y que son regalos
que Dios nos da, se deben ver reflejados no solo en las actitudes de piedad
manifestadas por la Iglesia, sino en la responsabilidad de actitud de cada
uno de los miembros de la familia y la comunidad. En la vida de Jesús se
nota con claridad. Los evangelios muestran continuamente que quienes se
encontraban o aceptaban la buena noticia se ponían al servicio de Jesús y
de la comunidad. No se puede ser el mismo después del encuentro con
Jesús. El mismo nos dijo que después de ser sus discípulos se es sal y luz
signo de servicio y entrega para los demás. porque la luz no es para sí
misma, ni la sal se sala ella misma, toman sentido cuando se dan a los
demás.

Entonces la tensión entre el vivir ahora y el final de los tiempos debe de


estar atravesada por una acción generosa y luminosa por parte de los
seguidores de Jesús, con la esperanza que las cosas irán mejor porque ha
vencido la muerte. Además de la esperanza activa, el creyente debe ser una
persona agradecida, reconocer los dones maravillosos que el poder de Dios
le ha otorgado.

REFLEXIÓN

Han escuchado ustedes una frase que dice


“luz en la calle y oscuridad en la casa”. Lo
hemos escuchado muchas veces y todos
sabemos de memoria que significa. Si quieren
podemos hablar de este dicho que seguro nos
iluminará la profundización de este mensaje.
¿Qué significa este dicho, podemos dar
ejemplos?

Muchas gracias y ustedes tienen mucha razón, es por esto que Jesús les
dijo a sus discípulos que deberían ser sal y luz, es decir ser testimonio,
alegría, trabajo, esfuerzo, todos esos valores que son tan provechosos, pero
serlo en todas partes, en la casa, en el trabajo, en la casa católica, en la

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parroquia, en la esquina, en cualquier situación ser el reflejo de la luz y del
sabor a la vida. Hemos recibido todos los que estamos aquí los talentos
para hacerlo.

Y si estas palabras de Jesús las unimos con las palabras de san Pablo que
las hemos escuchado hoy en el texto que nos corresponde, entonces
podemos decir con toda claridad que va a ver un final de los tiempos, que
llegará un día en que la historia termine, si, que debemos estar vigilantes y
atentos porque el mundo se va a acabar, si, la historia va a terminar y
entonces nosotros los católicos no solo esperamos que se acabe y ya. Lo
que debemos hacer es trabajar en la edificación del Reino, de llenar el
mundo de alegría, de esperanza, de buenas actitudes, de fidelidad, de
honestidad, esa es la mayor vigilancia. No es dormirse en los laureles, es
esperar con actitud de trabajo y servicio.

San Pablo también nos insiste hoy en estar en la luz. En la sagrada


escritura, la mentira, lo corrupto, lo malo se hace en la oscuridad, en la
tiniebla. Nosotros no podemos estar ahí, porque no sabemos cuándo Dios
nos llamará. San Atanasio dijo unas palabras muy hermosas “Al atardecer
de la vida seremos juzgados en el amor”. Todos seremos llamados al
tribunal del amor y qué le vamos a presentar a Dios cuando lleguemos.
Seguramente le mostraremos nuestra perseverancia en la fe y en nuestras
buenas obras, eso es lo que Dios espera. Lo hemos escuchado cuando nos
han dicho que cuando lleguemos al cielo no nos van a preguntar a cuantas
misas hemos ido, sino cuanto amor hemos dado.

Nuestra actitud de espera desde nuestra casa, desde esta casa católica es
una actitud de luz y sal, de valores, de dar lo mejor de nosotros,
comenzando en nuestra casa, porque solo así seremos luz para la
comunidad, si todo esto que vivimos aquí y aprendemos aquí lo vivimos
desde nuestro propio hogar.

SIGNO

Ahora vemos que hemos puesto un cirio en la mitad de nuestra reunión y


hemos puesto unas bolsitas de sal. Vamos a encender nuestros cirios
porque todos debemos ser luz y vamos a tomar una bolsita de sal. Sal y luz,
personas de Dios que buscan mejorar todo desde el evangelio.

ORACIÓN DE INTERCESIÓN POR LAS NECESIDADES


DEL GRUPO

Pongamos en manos de nuestro Padre Celestial todas


nuestras intenciones. Los invito a que a cada oración
podamos responder: Señor que la fe, la esperanza y la

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caridad crezcan en mi corazón. (Permitimos las intervenciones
espontáneas).

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

Saludemos a la Madre Santísima digamos todos:

Madre mía: Desde que amanece el día, bendíceme;


en lo rudo del trabajo, ayúdame;
si vacilo en mis buenas decisiones, fortaléceme;
en las tentaciones y peligros, defiéndeme;
si desfallezco, sálvame y al cielo llévame.
Amén.

CANTO FINAL

Terminemos alegres, cantemos ¡Yo tengo un amigo que me ama!


COMENTARIOS FINALES

14
LA CASA LUGAR DE LA MISIÓN
ROM 15, 14-16, 27

AMBIENTACIÓN

Con este tema terminamos este ciclo re


reuniones. Le invitamos a decorar la casa
con flores, un letrero que diga gracias.
No podemos olvidar la Imagen de la
Virgen María y también el Cristo.
podemos poner un cirio por cada
participante formando un corazón.

Para esta reunión les daremos a cada uno de los asistentes crucifijos como
signo del envió misionero.

Será muy importante si tenemos acceso a los textos bíblicos y las


diferentes oraciones. No olvides preparar las canciones y si no las sabemos,
podemos ponerlas en un reproductor de música como ambientación.

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PEQUEÑO RITUAL DE INICIO

Encendemos los cirios, entramos en actitud de contemplación y


cantamos “¡Alma Misionera!”
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

BIENVENIDA

A continuación, el coordinador saluda fraternalmente, presenta a las


personas que han llegado nuevas o informa de novedades como
cumpleaños, buenas noticias o también ofrecer la reunión por una intención
de alguno de los participantes.

TIEMPO PARA ENTRAR EN ACTITUD DE ORACIÓN


Quiero contarles que esta es la ùltima
reuniòn de este ciclo, oremos con mayor
intensidad dando gracias a Dios por nuestra
casa catòlica, pidamos por los que estamos
aquí, por quienes viven aquí y gocèmonos
del amor de Jesucristo. (permitamos unos
dos minutos de oración).

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Pidamos al Espíritu Santo que nos guíe siempre en


nuestras reuniones. Invoquémoslo y pidámosle que
ilumine nuestra mente y abra nuestro corazón a lo
que dice la palabra: (El coordinador puede dirigir y si
todos pueden tener a oración la recitamos a una sola
voz).

Ven, Espíritu Dios Creador, y visita el hogar de tus


fieles, haz un templo de gracia su pecho con el don
de Tu santa presencia. T ú, el amor que consuela a
los hijos como eterno regalo del Padre, caridad,
fuente viva de gracia, llama eterna de amor
verdadero. Ilumine Tu luz nuestros ojos, y Tu amor
se derrame en el alma, Tu poder nos sostenga en la lucha y renueve las
fuerzas cansadas. Ilumine Tu luz nuestros ojos y Tu amor se derrame en el
alma, sé la mano que venza en sus luchas, el sendero que guíe sus pasos.
Haz que triunfen sus hijos al mal y que reine la paz en sus almas, fortalece

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la fe del creyente que ha nacido a la vida divina. Demos gloria por siempre a
Dios Padre y a Jesús triunfador de la muerte y al Espíritu, vida del alma,
alabanza y honor para siempre. Amén.

LEAMOS EL TEXTO BÍBLICO EN VOZ ALTA


(ROM 15, 14-16, 27)

RESONANCIA

Hoy hemos leído la parte final de la carta a los Romanos. El apóstol como
no podía estar en todas las comunidades, mantenía relación con ellos por
medio de cartas. Pablo escribió una larga carta a esta comunidad, les
recuerda como un resumen todas las actividades que El ha hecho como
misionero, les recuerda sus viajes y esfuerzos, no como acción propia sino
como una vocación que ha sido dada por el mismo Dios.

“Pablo ha expuesto a los cristianos de aquella comunidad la Buena Noticia


de la salvación y les ha exhortado para que vivan como auténticos
discípulos de Cristo. Al llegar a la conclusión de su carta parece sentirse
obligado a explicarles los motivos que le han impulsado a escribirles: El
anuncio del Evangelio a los paganos es la misión que Dios le ha
encomendado”.

La vocación que ha recibido ayudado por la fuerza del Espíritu Santo ha


sido un desafío para su vida, lo ha expuesto a situaciones muy difíciles,
pero también ha sido una alegría enorme para su vida, dándole sentido a un
caminar en bendición. reconoce que solo es un instrumento de Dios porque
la misión es poder del Espíritu. Su misión fue llevar el evangelio, el mensaje
de la salvación. El mismo Jesús que un día lo derribó y lo llevó a cambiar de
vida, al que perseguía con violencia, es ahora al que predica como el
camino de una vida nueva, como fortaleza para morir al pecado y renacer a
la vida nueva.

En la sagrada escritura cuando se habla de vocación no se refiere solo a la


vocación sacerdotal o vida consagrada, no es algo propio de una casta o un
grupo establecido, todos los discípulos de Jesús se convierten en
misioneros. Recordemos al endemoniado de Gerasa quien fue enviado a su
familia a contarle todas las maravillas que Dios había hecho en El. La
vocación cristiana también responde a esta realidad, desde el Bautismo
hemos sido llamados a ser profetas para anunciar el mensaje del Reino,
sacerdotes, para celebrar nuestra fe en la liturgia y reyes como servidores
de los demás.

“Pablo, el perseguidor de los cristianos se convirtió, tras la experiencia que


vivió camino a Damasco, en el más decidido y eficaz apóstol de Jesucristo.
Misionero infatigable, fundador de comunidades, prolífico escritor… Leyendo

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sus cartas y los Hechos de los apóstoles, podemos fácilmente reconocer
algunos de los aspectos que caracterizaron su misión. Así sabemos que se
dirigió preferentemente a paganos, se movió en ambientes urbanos, recogió
éxitos abundantes – aunque también estrepitosos fracasos-, sufrió infinidad
de calamidades y en esos momentos se sintió sostenido y guiado por la
fuerza del Espíritu”.

Pablo no hizo su trabajo solo, en su acción misionera estaba acompañado


por un grupo de amigos. En sus viajes viajaba con los hermanos de la
comunidad y en las pequeñas Iglesias domesticas de cada pueblo, se
quedaban encargados de anunciar la palabra y organizar las reuniones. La
misión no era solo de los apóstoles, todos los creyentes estaban
involucrados en la acción pastoral.

No todos hacían lo mismo, cada uno de los discípulos tenía un grado de


implicación en la misión, así como la tarea concreta que realiza cada uno de
los colaboradores, varían en cada caso de acuerdo en gran medida de las
capacidades y virtudes que habían recibido por la acción del Espíritu Santo.
“Junto a quienes prestan un servicio ocasional, están quienes permanecen
un largo tiempo al lado de Pablo; algunos se encargan de tareas
importantes, mientras que otros se encargan de las cosas más discretas”.
Las tareas son tan variadas como los carismas y ministerios, hay jóvenes y
muy adultos, hay muchos hombres y muchas mujeres, algunos muy doctos
y otros con la sencillez, pero con gran amor. Pablo fue un verdadero líder
capaz de motivar a gente de diversa condición y planificar
convenientemente sus trabajos en orden a la misión”.

REFLEXIÓN

Ya hemos recorrido un buen camino como hermanos en esta casa de


reunión, la palabra de Dios nos ha hecho sentir que somos parte de una
familia, de una comunidad que por la fuerza del Espíritu Santo está llena de
carismas. Esa cercanía con el Señor nos ha sanado, su palabra ha sido
iluminadora para tomar decisiones en nuestra vida. Hemos sentido que Él
se hace presente con el perdón y su providencia. Ha sido claro está, una
bendición para nosotros estos ratos aquí reunidos.

Y todos llegamos a este grupo de diferentes maneras, algunos fueron parte


de la misión territorial que hizo la parroquia, otros fueron invitados como
vecinos y amigos, algunos viven aquí cerca, otros un poquito más lejos,
pero lo que si tenemos claro es que Dios utilizó a una persona para
invitarnos, para llamarnos, no fue casualidad, Dios hizo todo lo posible y lo
hace cada semana para que no nos perdamos la reunión que tanto bien nos
hace. Los invito a que comentemos cómo fue que llegamos al grupo o quién
fue quien nos invitó. (tiempo para escuchar a los participantes).

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Como hemos escuchado todos hemos sido llamados, y eso ha sucedido
porque nuestra Iglesia no solo debe ser discípula, es decir seguidora de
Jesús, sino que todos nosotros estamos llamados a ser misioneros, es
decir, aquellas personas que invitan a otras a que se encuentren con Cristo
quien es el que sana y cambia la vida. La misión no es solo la que se hace
en lugares lejanos y difíciles y no solo se hace en semana santa y navidad,
la misión se debe hacer en cada lugar; las personas tienen necesidad de
Dios y alguien debe llevarles un mensaje divino.

A todos nosotros, al igual que esa primera comunidad encabezada por San
Pablo, nos corresponde la tarea de ser mensajeros del evangelio, de ser
misioneros, comenzando en nuestra casa, en nuestra cuadra, con las
personas que nos rodean. En todo momento, por eso la Iglesia habla de la
misión permanente, es decir que debe hacerse todos los días y también dice
que es territorial, porque es una llamada a salir a diferentes lugares a llevar
la persona de Jesús.

Yo sé que algunos podrán sentir un poco de temor porque quizás no somos


tan expertos en la biblia y en las cosas de la Iglesia, pero es que nosotros
no vamos a llevar verdades o ideas, las ideas no cambian a nadie,
recuerdan que las personas que se convertían eran las que se encontraban
con Cristo, eso quiere decir que nosotros no solo llevamos un mensaje, sino
que podemos llevar un testimonio, algo que pasó en nuestra vida y como
Jesús, al tocar nuestro corazón ha cambiado todo. Y cuando uno habla de
su historia no debe tener miedo, porque jamás se equivocará. Un buen
misionero no es el que se las sabe todas, es el que cuenta cómo Dios
cambió su vida.

Entonces debemos salir de la reunión absolutamente convencidos que


somos también nosotros, los que estamos aquí sentados los directamente
responsables de la misión, que hemos sido escogidos desde el bautismo,
que ninguno puede decir no puedo, o no tengo tiempo, o no es
responsabilidad mía, todo discípulo debe ser misionero, y Dios espera que
no le saques excusas, quiere de tu compromiso y de tu amor, porque uno
habla de lo bueno, y la persona de Jesús es una buena noticia para todos.
SIGNO

Ahora queremos entregar una cruz para que nos la pongamos en este
momento, es la cruz misionera porque es el compromiso que tenemos de
llevar el evangelio. (El coordinador como encargado de la comunidad les
impone la cruz a todos. Podemos decirles a todos: Cristo cuenta contigo
para la misión, y las personas pueden responder: y yo necesito de Él para
evangelizar).

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ORACIÓN DE INTERCESIÓN POR LAS
NECESIDADES DEL GRUPO

Intercedamos a Dios por todas nuestras necesidades y


las de nuestra casa católica. A cada oración podamos
responder: Señor enséñanos a ser perseverantes como
San Pablo. (Permitimos las intervenciones
espontáneas).

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

Saludemos con amor a la Virgen María:

Préstame Madre tus ojos


para con ellos mirar
porque si con ellos miro
nunca volveré a pecar.

Préstame Madre tus labios


para con ellos rezar
porque si con ellos rezo
Jesús me podrá escuchar

Préstame Madre tu lengua


para poder comulgar
pues es tu lengua materna
de amor y de santidad.

Préstame Madre tus brazos


para poder trabajar
que así rendirá mi trabajo
una y mil veces más.

Préstame Madre tu manto


para cubrir mi maldad
pues cubierta con tu manto
al Cielo he de llegar.

Préstame Madre a tu Hijo


para poderlo yo amar
pues si me das a Jesús
qué más puedo yo desear?

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Así será esta mi dicha
por toda la eternidad.
Amén.

CANTO FINAL
Terminemos alegres, cantemos ¡Recíbeme! (Jaired).

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