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OBJETO DE ESTUDIO DE LA CRIMINOLOGIA

El objeto de estudio de la criminología es el fenómeno social de la


desviación y la reacción social (formal e informal) del grupo frente a ella.
Adicionando a esta posición la adoptada por autores como Herman y Julia
Schwendinger que indican que deben ser incluídas conductas que violan los
derechos humanos básicos, comprendiendo también como objeto de
estudio de la criminología los tópicos de: sexismo, racismo y el
imperialismo; es decir que la criminología estudia la desviación social con
una óptica humanística.

No obstante; este objeto de estudio (el fenómeno social de la desviación y


su control social), puede ser aprehendido y explicado desde la crítica radical
a las formas de actuación de aquellos que detentan el poder, en torno a la
definición y control de las conductas desviadas; pero al mismo tiempo
enriquecidos mediante el análisis de los aportes de las diversas disciplinas
que se relacionan con la criminología y que se esfuerzan por comprender la
condición humana.

Este objetivo final de la Criminología es la búsqueda de una sociedad más


humanizada, consensual, pero respetuosa al mismo tiempo de la diversidad
y las opciones individuales, y de los derechos fundamentales de todos y
cada uno de los coasociados.

FINES DE LA CRIMINOLOGIA

La criminología es funcional, pues además de ser un instrumento de


diagnóstico de una parte de la realidad social, ofrece sugerencias,
recomendaciones sobre cómo actuar para modificar esa realidad; cuyo fin
es convertirse en una guía para la acción , dirigida a obtener que los
instrumentos de control de la sociedad sean ejercidos racionalmente y de tal
manera que no sean violados los derechos humanos del individuo ni del
grupo.

LA CRIMINOLOGIA EN EL PERU

A fines de la década de 1850, la visión del delito era presentado como un


“Problema Social” , emergió en el Perú (Lima) como una reacción autoritaria
conservadora a una serie de cambios sociales y políticos recientes,
iniciados a mérito de la abolición de la esclavitud (1854) y de la pena de
muerte; y, por los sucesos dramáticos como los violentos motines de
artesanos de diciembre de 1858; dando origen a la percepción creciente y
generalizada entre juristas, líderes políticos, periodistas, viajeros y otros
élites; que la criminalidad se había transformado en un problema social; de
allí que la manera mas efectiva para alcanzar el orden y la obediencia era la
aplicación de la violencia y los castigos severos.
Siendo que hacia fines de la década de los 80 del siglo XIX, el Perú da
acceso a la criminología Positivista y demuestra que las versiones más
radicales del determinismo biológico fueron rechazadas por los
criminólogos peruanos en favor de una interpretación “Social” del delito. Sin
embargo, aquellos enfatizaron los elementos sociales que estaban mas
cercanamente relacionados a los rasgos morales de los grupos populares y
de color, reforzando así, en lugar de superar – la perspectiva tradicional que
veía al delito como un fenómeno moral asociado con ciertos grupos raciales,
sociales y laborales.

En busca del criminal nato.

La criminología positivista (científica) llegada al Perú también sigue la


corriente de la denominada en Europa a fines de la década de 1870 como es
la “Antropología Criminal”, siendo que entre los importantes criminólogos
Peruanos destacan la importancia del estudio del delito, incorporando
corrientes de la época, como es la postura Lombrosiana.

El origen de la criminología positivista está asociado con la publicación de la


obra “EL HOMBRE CRIMINAL” de César Lombroso en 1876, médico y
criminólogo Italiano que Consideraba a los criminales como evidencia de
una regresión hacia fases más imperfectas en a evolución humana
aseverando que los mismos tenían inclinación INNATA o HEREDADA y que
se podía identificar a aquellos, pues tenían “estigmas” esta postura
fortaleció la identificación conceptual entre los delincuentes y ciertas
poblaciones “primitivas” y grupos raciales “no blancos” concibiendo la
Teoría del “Criminal Nato”

Por otro lado, la criminología francesa con sus representantes Gabriel Tarde
y Alexandre Lacassagne rechazaron la postura Lombrosiana, enfatizándose
en “La naturaleza social del delito”.

En América Latina la investigación criminológica fue más allá del problema


de la criminalidad o la conducta delictiva y terminaron planteando
respuestas a cuestiones relacionadas con las formas de identidad nacional,
políticas raciales y políticas de gobierno, influenciando en la legislación
penal y la reforma carcelaria.
Entre los estudiosos destacan autores como Carlos Roumagnac y Julio
Guerrero en México, Nina Rodríguez en Brasil, José Ingenieros en Argentina
o Fernando Ortiz en Cuba.
En nuestro medio, surgen importantes criminólogos Peruanos, quienes
destacan la importancia del estudio del delito, incorporando corrientes
intelectuales de la época; entre ellos destacan principalmente:

- Javier Prado.- (jurista, sociólogo y profesor universitario) destaca el


“método positivista o experimental incidiendo que es la única dirección
legítima aplicable a tosas las ciencias”, incluyendo las ciencias penales;
así, la ciencia criminal debía desplazarse hacia el criminal, su
constitución física y moral y la influencia del temperamento y entorno
social, para este autor también son importantes los factores hereditarios,
la constitución biológica del sujeto, la necesidad del tratamiento
individualizado del criminal, la correlación entre las tendencia delictivas y
ciertas enfermedades como la epilepsia y lo que se llamaba entonces
“locura moral”; y, la necesidad de concentrarse en el estudio del
delincuente .

- Paulino Fuentes Castro. - (Abogado y Periodista Jurídico) y Abraham


Rodríguez (médico y Profesor de medicina).- investigadores que
intentaron aplicar las teorías lombrosianas al estudio de los criminales
peruanos. Castro realizó un perfil del famoso criminal Chacaliaza,
indígena de un poblado pequeño llamado Guadalupe- Ica., este autor a sus
narraciones contextualizadas en postulados criminógenos de la época,
adiciona conocidos estereotipos sobre los indios y los delincuentes que
también abundaban por ese lapso. Los mismos que finalmente sólo
demostraron que eran contrarios a estudios empíricos.

- Abraham Rodríguez..- siguiendo los postulados lombrosianos estudió a


300 criminales de la penitenciaría de Lima (panóptico) , centrando sus
averiguaciones en torno a las mediciones craneanas, concluyendo que el
“Delincuente Nato” tenía cabellos abundantes, frente deprimida, senos
frontales y arcos superciliares muy desarrollados, mirada fija y dura, nariz
voluminosa y desviada en sentido lateral, pómulos y maxilares superiores
salientes y asimétricos, orejas en asa, labios delgados, barba escasa y la
mandíbula de magnitud exagerada; es decir para Rodríguez, el criminal
nato era un miembro de la raza indígena.

NATURALEZA SOCIAL DEL DELITO

A pesar que las teorías Lombrosianas aplicadas en el Perú por los


criminólogos locales no tuvieron éxito, otros se embarcaron en valiosos
estudios sobe la criminalidad en nuestro medio, como el llevado a cabo por
los estudios:

- Plácido Jiménez .- graduado en la UNMSM.- este estudios rechazó las


teorías de Lombroso, pero aceptó que había seres humanos “ de
perversidad congénita” , describiéndolo como el hombre que en la
práctica se resiste a todo tratamiento correccional; en torno a las causas
de la criminalidad este autor sostuvo que entre ellas comprendía la
constitución “físico-Psíquica” del delincuente, el medio ambiente que lo
rodeaba y las condiciones de la sociedad en que vivía, destacando sobre
manera el “Factor Social” . Enfatizó su estudio en: vagancia, prostitución,
el juego, la pobreza y la impunidad de los crímenes perpetrados por
miembros de las clases altas y enfatizó por otro lado, que la decadencia
moral de las clases populares la que empujaba hacia una vida criminal.
Para lo cual sentenció que debía hacerse una “higiene social”, debiendo
centrarse en la prevención sobre todo en los niños, la cual debería de
incluir la educación, la creación de instituciones de caridad y bienestar, la
difusión de sentimientos religiosos, supresión de la impunidad, la
búsqueda de la estabilidad política, el perfeccionamiento de las leyes y la
prohibición del juego y la bebida.

- José Antonio Encinas. - incluye los factores de “injusticia social” y


“explotación feudal” de los indígenas andinos, colocándolos como los
factores importantes detrás de la perpetración de sus crímenes, así
consideraba que el alto porcentaje de la criminalidad indígena tenía como
causas: la expansión de las tierras, la falta de salario, ningún concepto de
ahorro la miseria y la explotación.

- Hermilio Valdizan (médico). - en su estudio de la delincuencia en el Perú,


afirmaba que el crimen debía ser tratado como una manifestación de la
“actividad biológica”, centrándose también en la población indígena.

- Víctor Modesto Villavicencio. - en sus estudios comprendía: el


bandolerismo, el delito indígena, la prostitución, y los factores
económicos en la criminalidad, argumentó que los defectos atribuidos a
los indígenas (crueldad, holgazanería, ignorancia, ausencia de
sentimientos de honor, nacionalismo o clase), eran el resultado de un
sistema feudal explotador, concluyendo que sus aptitudes y energías las
habían utilizado para defenderse.

El contexto y las ideas predominantes de los intelectuales de la época


responden a concepciones racistas, por cuanto describían a los indígenas,
negros y chinos como biológicamente inferiores; no obstante, esta
tendencia se modificó al concebir a estas poblaciones cono “redimibles”,
toda vez que su degeneración provenía de ciertas características culturales.

La postura biologicista de los criminólogos peruanos fue perdiendo validez,


por cuanto el contexto socio-político resaltaba la posición de intelectuales
con posiciones cambiantes respecto de los discursos raciales, quienes
incluso comenzaron a reconsiderar a las teorías raciales Darwinistas, por
cuanto había gran cantidad de intelectuales que se preocuparon por “ayudar
y elevar a los indígenas en vez de eliminarlos y desaparecerlos.
No obstante, en la mayoría de estas intervenciones el racismo biológico fue
reemplazado por una propuesta más optimista que enfatizaba la
contribución potencial de los indígenas y los mestizos (negros, chinos) en el
desarrollo nacional

Así podemos apreciar que los ideólogos y críticos sociales como; Manuel
Gonzales Prada, José Carlos Mariátegui y Víctor Raúl Haya de la Torre,
sentencian que la “cuestión indígena “no es un problema racial”, sino de
“Social”.

Posteriormente la criminología peruana incorpora la hegemonía positivista


en un contexto de modernidad, período en el que se promulga el nuevo
código penal- 1924 (gobierno de Legía), evidenciando una vez más que la
criminología peruana se torna centrado en el delincuente. Coincidiendo gran
cantidad de criminólogos que el componente “peligrosidad”, debía ser
medular en el análisis criminológico como de las políticas penales,
motivando así la clasificación de los criminales; asimismo, diferenciando a
delincuentes menores de los mayores, como el jurista Alfonso de las Casas.

Para concluir, se puede afirmar, que la criminología peruana obligó a los


estudiosos peruanos a alejarse de las posturas racistas biológicas, pero no
de obras formas más imperceptibles- pero no menos efectivas- como son: la
discriminación, exclusión y represión; donde los indígenas y los criminales
fueron considerados “redimibles”. Contribuyendo de esta manera los
criminólogos a legitimar las políticas excluyentes del Estado hacia los
indígenas y las clases populares; y a justificar la represión política y cultural
de aquellos a quienes se les consideraba moralmente inferiores.
De esta manera una vez más se ratifica que la criminología cono disciplina
posee una naturaleza dual, es al mismo tiempo una estrategia de
investigación acerca de los seres humanos y de problemas sociales.

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