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Seguridad Ciudadana

Proceso de Cambio:
El velo que oculta la realidad de la
Seguridad Ciudadana en Bolivia

En muchos ámbitos suele decirse –en especial en el área de la Medicina– que “para
curarse, primero uno debe reconocer que está enfermo”, en alusión al refrán que
reza “no hay peor ciego que el que no quiere ver”. Por analogía podemos decir que
algo similar ocurre con diversos temas como la corrupción, cuando es negada o
minimizada por el gobierno, lo que naturalmente impide conocer sus verdaderos
alcances y el daño que causa en los países y sus instituciones, cuyas
consecuencias infelizmente las debe costear el ciudadano.
En Bolivia, esta ceguera, por conveniencia de algunos, ha instituido una suerte de
super estructura que ha tendido un velo –cada vez más oscuro– que impide a
propios y extraños, ver lo que realmente ocurre en asuntos que la ciudadanía
comprende, vive y siente, pero no sabe cómo contrarrestar o cree –más bien, le
hicieron creer– que es “normal” o propio de sociedades como la nuestra, o
finalmente que “otros están peor” o que “antes estuvimos peor”. Prueba de ello son
los informes sobre seguridad ciudadana y violencias a los que regularmente nos
tiene acostumbrados el actual gobierno, según los cuales Bolivia “es una taza de
leche” en materia de seguridad, gracias al “proceso de cambio”.
En este tema el velo que tendió el gobierno sobre instituciones como la Policía
Boliviana, impiden que la población conozca las verdaderas cifras de criminalidad y
violencia en nuestro país. Por ejemplo, ¿porque será que nunca se menciona la cifra
negra de criminalidad?. Según los únicos datos publicados por el Observatorio
Nacional de Seguridad Ciudadana y obtenidos a través de la Primera Encuesta
sobre Victimización, Prácticas y Percepción sobre Violencias y Delitos, el año 2012
en las ciudades de La Paz y El Alto la cifra negra de criminalidad era del 85% en
promedio, aproximadamente. Vale decir que de 100 delitos ocurridos en estas dos
ciudades –en los últimos doces meses anteriores a la encuesta– solo 15 eran
denunciados a las autoridades competentes.
Sobre la base de esa cifra, es lógico pensar que todos los planes, programas y
proyectos (normas, operativos de interdicción y prevención, etc.) además de los
recursos asignados a Seguridad Ciudadana, se proyectan o presupuestan sobre la

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Msc. Armando Moscoso Rada
Seguridad Ciudadana

base de cifras que a todas luces no condicen con la realidad. Entonces es más fácil
comprender porque nunca la cantidad de policías es suficiente, porque el patrullaje
preventivo no llegan a todas las zonas y barrios de las ciudades, ni que decir de
ciudades intermedias o poblaciones. Pero más grave aún, ahora se “justifica” porque
el auxilio a la ciudadanía –cuando así lo requiere– casi siempre llega tarde.
Obviamente no es culpa de una institución manipulada políticamente y que a pesar
de sus constantes “quejas” no es escuchada, pero no porque no existan los recursos
suficientes para mejorar sus condiciones de trabajo, sino porque una institución más
eficiente puede –en poco tiempo– convertirse en una institución fuerte, respetada y
ganar legitimidad para “exigir” ya no rogar por lo que necesita y merece. Una
condición así, a un gobierno como el actual no le es conveniente, porque para “ellos”
cuanto más frágiles y débiles las instituciones, mejor. La Policía, para los gobiernos
“populistas” solo debe hacer bien el trabajo que a ellos y sus intereses les
convengan. Eso es lo que hace el gobierno del MAS todo los días, cuando envía
contingentes de policías para reprimir a quienes disienten con su gobierno, pero
cuando se investiga lo que no le conviene comienza a perseguir policías o alejarlos
sistemáticamente. El caso Medina – Montenegro por ejemplo, cuyas consecuencias
aún las están pagando muchos buenos policías que se atrevieron a investigar y
denunciar, sin pedirle permiso al gobierno.
Entonces, en nuestro país estamos lejos de mejorar las condiciones de seguridad
de los ciudadanos, ya que las autoridades en función de gobierno no quieren
reconocer que estamos mal y que necesitamos hacer algo para revertir el actual
estado de situación. Pero su “ceguera” no es fortuita o involuntaria, si no inducida
por intereses políticos, ya que reconocer –después de más de 13 años de gobierno
y todos los recursos a disposición– la verdad sobre este importante tema en la vida
de las personas, sería reconocer implícitamente que no cumplieron con sus
obligaciones, que descuidaron la seguridad de las personas y que además le
mintieron a la ciudadanía, por lo tanto, el velo debe mantenerse a toda costa, sin
importar que la vida, integridad, los derechos y bienes de las personas están en
peligro cada segundo.
Resulta ineluctable que las instituciones del Sistema Nacional de Seguridad
Ciudadana, en especial la Policía Boliviana, retroalimente y reconduzca su accionar
en base a un diagnóstico serio, actualizado y sobre todo real, de la situación de la
Seguridad Ciudadana en Bolivia. Esto le permitirá cuantificar la cantidad y calidad
de los recursos que necesita, para en principio controlar la incidencia delictiva y
luego reducirla, para contribuir a mejorar la calidad de vida de todos los habitantes
de nuestro país.

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Msc. Armando Moscoso Rada

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