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Costa Rica se ha convertido en el país

más feliz del mundo. Estos son los


secretos de su éxito
Costa Rica fue nombrado el año pasado como el país más avanzado a
nivel medioambiental y el más feliz del mundo, seguido por México,
Colombia, Vanuatu y Vietnam.

Es la conclusión a la que ha llegado el Índice del Planeta Feliz de la


New Economics Foundation, que recientemente ha dado a conocer su
clasificación de 2016 sobre "en qué parte del mundo la gente está
utilizando los recursos ecológicos de forma más eficiente para tener
una vida larga y feliz."

Puede ser sorprendente que ni los EE.UU. ni ningún país europeo


esté entre los diez primeros, pero no sorprende que Costa Rica esté
en el primer puesto; esta pequeña nación centroamericana
también encabezó el ranking en 2009 y en 2012.

El Índice del Planeta Feliz pondera la esperanza de vida, el bienestar,


el impacto ambiental y la desigualdad para calcular la calidad de un
país y el gobierno de Costa Rica ha hecho un esfuerzo y una inversión
significativa en todos y cada uno de estos aspectos.

Menos guerra, más salud


En 1949, Costa Rica apostó fuertemente por la eliminación de su
ejército y decidió invertir los fondos militares en salud y la educación;
una decisión que ha dado sus frutos en varios frentes.

Ya en el año 2016, la educación comprendía el 8 % del presupuesto


nacional de Costa Rica (aumentando del 2,6 % en 1994 y del 5,9 % de
2014, según un estudio de 2014). A modo de comparación, el país
vecino de El Salvador gasta el 3,42 % de su PIB en educación, los
EE.UU. gastan el 5,22 % y Colombia destina el 4,67 % de su PIB.

En cuanto al medio ambiente, Costa Rica ha sido durante mucho


tiempo un país pionero. Ya en la década de los 90, el país aprobó una
serie de leyes de "cultura verde", incluyendo la Ley de Bosques
Nacionales financiada con impuestos que protege los bosques, las
aguas, la biodiversidad y la belleza natural tanto como para
atracciones turísticas como para recursos científicos.

También desarrolló un sistema de financiación, apoyado por el


gobierno y por organizaciones internacionales como el Banco Mundial,
para pagar los programas de protección ambiental.

Otras iniciativas verdes incluyen el Eco-Marchamo: un impuesto


complementario y voluntario que permite a los conductores compensar
el 100 % de las emisiones generadas por el consumo de combustible
durante un año; así como la Certificación de Carbono-Neutral que
incentiva las buenas prácticas ambientales por las empresas de Costa
Rica.

Bajo el gobierno del actual presidente Luis Guillermo Solís, la política


nacional de salud de Costa Rica también incluye como objetivo
explícito lograr "un desarrollo socio-económico ambientalmente
sostenible", basado en la teoría de que este crecimiento podrá hacer
que este pequeño país pueda hacer frente a grandes retos
internacionales, tales como las crisis de salud, el aumento de la
violencia y el cambio climático.

En resumen, Costa Rica ha incorporado en su modelo de gobierno la


capacidad de hacer frente a los principales problemas ambientales y
de salud con los que se enfrenta el mundo actual.

Como resultado, además de ser el país con mayor puntuación en el


Índice del Planeta Feliz, Costa Rica también tiene un buen puesto en
el Índice Global de Trabajadores Felices (en el número tres), en Doing
Business 2017 (en el número cinco en la región de América Latina) y
en el Índice de Libertad Individual.

Costa Rica también es líder en Centroamérica en cuanto a derechos


laborales y se encuentra entre las economías más competitivas de
América Latina. (Y en otros tipos de clasificaciones).

Esto pone de manifiesto un aspecto clave del Índice de Planeta Feliz:


las políticas públicas tienen un gran impacto en el bienestar de la
población.

Los límites de los rankings

Pero no son el único dato a tener en cuenta y dichas clasificaciones,


aunque sean un pequeño orgullo para una país centroamericano tan
pequeño, tienen sus limitaciones.

En primer lugar, los índices globales inevitablemente incluyen algunos


indicadores y excluyen otros, lo que puede llevar a cierta disonancia
cognitiva.
Es destacable que de entre los diez primeros países "más felices" del
Foro Económico Mundial sean dos naciones altamente
subdesarrolladas, Vanuatu y Bangladesh. Ambos no sólo tienen
una baja competitividad global, sino que también están en un puesto
muy bajo en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU (134 y 142,
respectivamente).

¿Cómo es posible que un país sea feliz y ecológico feliz, pero


subdesarrollado?

Pues bien, el Índice del Planeta Feliz no tiene en cuenta algunos


indicadores importantes como la educación, los ingresos, el acceso al
agua potable y la electricidad o las tasas de pobreza. Si se tuvieran
todos estos factores en cuenta, se podría establecer una imagen
mucho más completa, y probablemente muy diferente, de la felicidad.

Vanuatu, un país que según el Índice del Planeta Feliz ocupa el cuarto
lugar más feliz en términos de sostenibilidad, está en el puesto 134 en
el Índice de Desempeño Ambiental de la Universidad de Yale. Un
índice que examina cómo protegen los países la salud humana y el
ecosistema.

Costa Rica, en el primer puesto del Índice del Planeta Feliz de 2016,
ocupa el puesto 42 en el otro. Mientras tanto, Ecuador, décimo en el
Índice del Planeta Feliz, tiene el puesto 76 en competitividad mundial,
según el Informe Global de Competitividad 2016-2017, y el puesto 103
en el índice de la Universidad Yale.

Según el Comité de Políticas de Desarrollo de la Naciones Unidas, los


países menos desarrollados del mundo se caracterizan por tener una
deficiencia en los ingresos per cápita y por la vulnerabilidad
económica.

Lo que viene a decir que al menos el 50 % de la población vive en la


pobreza extrema y también son los países que están más expuestos
al cambio climático y a sus consecuencias.

¿Entonces un país verde es sinónimo de un país feliz?

¿Qué es la felicidad?
El Índice del Planeta Feliz es útil si queremos reconceptualizar la
felicidad en términos de bienestar ambiental y prácticas sostenibles,
pero necesita algunos ajustes.

En los países subdesarrollados, las bajas emisiones de carbono


claramente tienen más que ver con la falta de industria que con las
políticas ambientales. Estos países simplemente no estuvieron
sometidos a los mismos procesos de crecimiento económico que
experimentaron los países desarrollados desde la Revolución
Industrial hasta la Segunda Guerra Mundial.

Ecuador es sostenible (e incluso feliz), pero sigue siendo bastante pobre

Es confuso hablar de felicidad en países donde las condiciones de


vida no son ni siquiera mínimamente aceptables. Incluso los autores
del informe sobre el Índice del Planeta Feliz mencionan al hablar de
Costa Rica que, a pesar de su compromiso ambiental, el impacto
ecológico de Costa Rica no es lo suficientemente pequeño como para
ser totalmente sostenible y que su desigualdad a nivel de
ingresos sigue siendo muy alta.
Lo mismo se podría decir de los otros países en los primeros puestos
del Índice del Planeta Feliz, México y Colombia, cuyas puntuaciones
del índice GINI en 2014 de 48,2 y 53,5, respectivamente, reflejan la
gran desigualdad en la distribución de la riqueza.

De hecho, Colombia es el segundo país con más desigualdad de


América Latina, una región que se caracteriza por su brecha de
riqueza.

Costa Rica ha conseguido muchas cosas desde que se alejara de la


guerra y emprendiera su camino hacia el bienestar nacional hace
medio siglo. Sin embargo, existen muchos desafíos pendientes (desde
la prevención de la violencia hasta el aumento de la igualdad de
ingresos) hasta que sea un país del todo verde y verdaderamente
feliz.

Para crear el tipo de sostenibilidad que vincula de forma fundamental


el desarrollo humano, social y ambiental, tiene que existir una
cooperación entre la política, la ciencia, la educación y el activismo
ciudadano.

Así es como podemos redefinir el significado de la felicidad: en Costa


Rica y en cualquier sitio.

Autor: Ariana López Peña, Profesora en la Escuela de Relaciones


Internacionales, Universidad Nacional de Costa Rica

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