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EL CONFLICTO NORIRLANDÉS
Sección 11
Aular, Lizyuhan
Santamaría, Joseluis
Caracas 2015
Contenido
1.- Introducción
2.- Preámbulo
6.- Conclusiones
7.- Bibliografía
Introducción
Con presente trabajo pretendemos realizar una visión general sobre el caso del
conflicto norirlandés tras la independencia del sur de la isla. Sin embargo, y pese a que
las luchas étnicas-culturales entre estos pueblos se remontan al período de la
ocupación inglesa haremos más hincapié para el momento en que el conflicto aumentó
en violencia a partir de la época de los Troubles, en 1969.
Dentro de los objetivos generales que perseguimos en este trabajo tenemos los
siguientes:
1.- Hacer una descripción panorámica desde un punto de vista histórico sobre
los orígenes del conflicto enfatizando el período comprendido entre la segunda mitad
de los años 60 hasta finales de la década del 2.000
Posteriormente presentamos en el estado del arte, las bases teóricas sobre las
que se sustenta nuestro escrito, para posteriormente presentar en el estado de la
cuestión, reflejar todas las referencias sobre las fuentes consultadas, plasmando de
esta forma la información principal referida a nuestro tema en concreto, por lo que
tratamos de establecer de cómo se ha definido y estudiado el conflicto de Irlanda del
Norte con anterioridad a esta investigación.
Este trabajo de investigación tiene como objetivo identificar los sucesos más
relevantes ocurridos durante el conflicto norirlandés en el período comprendido desde
finales de los años 60 hasta finales de la década del 2.000.
En los últimos años de la década de los 60 y comienzos de los 70, gran parte de
los estados que conforman la Europa Occidental se vieron azotados por una arremetida
de terrorismo paramilitar organizada por parte de las principales organizaciones
revolucionarias, surgidas estas de la nueva izquierda tras la oleada reivindicativa de
1968, estamos hablando de los movimientos armados de tipo separatista con una
atención especial a las cuestiones del Ulster y el País Vasco. Lo dicho anteriormente,
puso en peligro en los conceptos y usos del Estado de Derecho (1). Como oposición a
esas acciones terroristas - principalmente por parte del IRA y ETA -, los gobiernos
democráticos de todos esas Naciones se vieron forzados a defenderse
obligatoriamente y sin vulnerar esos mismos principios del Estado de Derecho. Frente a
tal contexto, las oposiciones políticas resultaron tan diversas como la condición de los
grupos violentos combatidos, sin que en la mayoría de los casos resultara factible
encontrar una solución expedita que presumiera la vuelta a una situación de paz y
políticamente segura.
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(1) De acuerdo al DRAE, en su avance de la vigésimo tercera edición, el Estado de derecho es aquel Estado democrático en el que
los poderes públicos íntegramente se someten a las leyes y reconocen las garantías constitucionales.Carlos J. Sarmiento S. EL
UNIVERSAL, 3/07/2014
En ese contexto histórico, uno de los hechos en los que se originó gran
desbordamiento de sangre y por mayor tiempo fue el de Irlanda del Norte, región
situada en la histórica provincia de Ulster de la isla de Irlanda y que forma parte del
Reino Unido al igual que Gran Bretaña. Esta separación en aspecto una simple
advertencia geográfica, es esencial a la hora de entender las reclamaciones de las
partes enfrentadas en la región y el papel jugado por el gobierno de Éire(2) en todo este
tiempo. Los seis condados del Ulster(3), que tras el Tratado del Estado Libre Irlandés de
1921 permanecieron constituyendo el territorio del Reino Unido, sufrieron el flagelo del
terrorismo durante 30 años desde finales de los años sesenta por parte del Ejercito
Republicano Irlandés. La organización política y socioeconómica del territorio, sus
componentes históricos y el sistema de valores y costumbres dominantes hacían de
Irlanda del Norte un lugar muy propenso a la aparición de fenómenos afiliados al
terrorismo. Desde la segmentación de la isla en 1921, las diferencias entre los dos
grupos sociales de la población norirlandesa, enfrentados unos contra los otros como
protestantes y católicos, ascendieron notablemente concluyendo en el conflicto del año
68 donde la minoría católica comienza una campaña de defensa de sus derechos
civiles.
Las reflexiones para dilucidar sobre el origen del terrorismo en Irlanda del Norte
han sido diversas; entraremos a examinar las que consideramos más atadas a la
realidad de los hechos. Ciertamente coexistía una indiscutible diferencia en lo
relacionado al ejercicio verdadero de los derechos políticos entre los dos grandes
combinados sociales de la región. Irlanda del Norte disfrutaba desde el año 1921, año
de la emancipación del sur de la isla, de una legislación de autonomía (Home Rule) (4)
que le otorgaba autonomía gubernamental y organismos políticos propios.
(6) Traduce separación, generalmente asociada a bandos de características políticas. No obstante, la sencillez de lo esgrimido en
el párrafo anterior, no debe complicar nuestro análisis sobre lo poco funcional del régimen político norirlandés florecido tras la
independencia del Estado Libre Irlandés.
Los protestantes estaban representados por los grandes empresarios,
industriales y hombres de negocios de la región. Ello gracias a la colonización, la
propiedad había permanecido en su mayoría en las manos de los protestantes.
Apuntalados en esa fortuna y favorecidos por su condición propensa al capitalismo y la
modernización industrial, más que en el caso de los católicos, erigieron una fuerte y
prospera industria que giraba en torno de las dos principales ciudades de la provincia,
Belfast y Derry. En esta creciente industria trabajaron por igual protestantes y católicos,
y ambos colectivos de la clase obrera, lo llevaron a cabo en condiciones sórdidas y
miserables, como la totalidad de la prole durante el siglo XIX y comienzos del XX.
Visto así, la calidad de vida de los católicos considerados como grupo social no
se diferenciaba de la de los protestantes de clase media o proletariado. Bajo ese
escenario, el Primer Ministro de Irlanda del Norte, Terence O’Neill, pasó a ser el líder
reformista local y en el promotor de la modernización norirlandesa, de igual manera lo
fue Lemass para la República. Es curioso que los encuentros de ambos líderes a partir
de 1965, junto con el Cardenal Conway, Prelado de la Iglesia católica para la isla de
Irlanda, lograron convencer a los protestantes más extremos para que no confiaran en
él y gracias al levantamiento del movimiento en pro de los Derechos civiles lo que
terminó confirmando su desconfianza.
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Sin embargo mucho camino hubo que recorrer antes de lograr algún tipo de
acuerdo entre los actores en conflicto, y en ese orden de ideas Ruiz (2011) reseña:
Es importante remarcar que al principio de los setenta el uso de la
violencia en muchas ocasiones fue una simple forma de autodefensa.
Los lealistas y los B-Specials(1), desde finales de los sesenta
atacaban con total impunidad las manifestaciones de los
movimientos por la igualdad de derechos, así como, las barriadas
donde se concentraba la población católica de clase obrera. La
trascendencia de esta situación reside en que la comunidad católica
perdió por completo la confianza en las fuerzas de seguridad del
Estado británico. (pág. 14).
Fundamentados en Alonso, (2001) nos encontramos que entre otras causas, una
de las principales que promovió la violencia y el acentuado separatismo étnico que
caracterizó este conflicto, se concentró en una división arbitraria del territorio, lo que
permitió la creación de grupos paramilitares que con el tiempo se convertirían en los
movimientos terroristas participantes en el conflicto.
A lo largo de esta investigación veremos que existen datos históricos con los que
podremos explicar que no se trata de un problema religioso en su esencia, sin embargo
se precia que los credos de cada comunidad son utilizados para provecho político y se
transforma en un conflicto de identidad entre ambos sectores al tiempo en que estos se
enfrentarán con banderas nacionalistas unos y con pronunciaciones de fe otros,
teniendo al final una simple confrontación entre irlandeses y británicos.
Bajo este esquema por una parte es conocido no solamente por sus acciones
subversivas, sino también porque se asevera que es el componente armado de Sinn
Fein, el partido político de más vieja data de la provincia que a lo largo de su existencia,
el Ejército Republicano Irlandés sufrirá varias divisiones y pasará de IRA Auténtico
conformar el archiconocido Ejército Irlandés de Liberación Nacional.
A los efectos de esta entrega nos limitaremos a exponer bajo la óptica de Tilly,
como la violencia (como tema central) en las acciones terroristas norirlandesas,
marcaron el desarrollo del conflicto, ello con la finalidad de tratar de explicarla como
fenómeno social y estableciendo su impacto dentro de las negociaciones de paz entre
las partes en disputa.
Tilly intenta revelar los elementos más frecuentes en estos escenarios en virtud
que defiende la presencia de leyes como lo son las negociaciones rotas, el oportunismo
y la coordinación (entre otras), que advierten que una realidad, al inicio, no violenta
puede transformarse en una situación de violencia colectiva.
El autor intenta ubicar los tipos de violencia colectiva en relación con los
procesos sociales que la componen, y no con los estímulos y las emociones que se
encuentran en la mente de los violentos que la crean.
“Esta cita sacada del libro de Tilly sobre violencia colectiva, nos recuerda dos
hechos estructurales básicos: primero el poderoso (trátese de clases, de elites, de
países o de organizaciones) es quien controla los medios de violencia y
frecuentemente los esgrime contra los desafíos de la desigualdad inscrita en el status
quo y segundo que la defensa de los favorecidos de la desigualdad establece quizás el
dispositivo social más básico para dar cuenta de la violencia, y se manifiesta en todos
los mecanismos específicos como lo suelen ser el político, económico, cultural y
psicológico” (Pikel, 2015, op.cit., p.43).
De lo anterior podemos relacionar con nuestro estudio que para Tilly, los ataques
dispersos (sin adentrarnos a su origen por ahora), son una forma de violencia colectiva
(hecho que indiscutiblemente se fue produciendo y acrecentando en el conflicto de
Irlanda del Norte) que se presenta cuando en el recorrido de una interacción bien
desarrollada, de pequeña magnitud y generalmente al inicio no violenta en donde un
determinado número de colaboradores responde a los impedimentos, los retos o las
prohibiciones con actos que producen daños como por ejemplo: actos de sabotaje,
ataques clandestinos ocasionales a cosas o lugares simbólicos, el asalto a los
funcionarios del gobierno y por supuesto los ataques incendiarios que generalmente se
hacen de manera dispersa y que a todas luces son signados como actos de terrorismo.
Pero ¿por qué se producen estos ataques dispersos? (Tilly 2007) hay una serie
factores que favorecen su aparición:
Por otra parte y retomando la posición que el autor señala, en la que las
negociaciones rotas forman parte de una correlación significativa de la violencia pública
y se manifiesta, de hecho en la trayectoria de procesos sociales constituidos que en sí
mismos, no son intrínsecamente violentos y en ese sentido tenemos por ejemplo las
peticiones, los escarnios, las manifestaciones, las votaciones, los boicots, la creación
de asociaciones de intereses especiales y la emisión de comunicados públicos.
Sin embargo, las negociaciones rotas, se diferencia de los ataques dispersos, en
que las primeras dependen de unos niveles de coordinación significativamente más
elevados así como también en el caso de la destrucción coordinada, mientras que en
las negociaciones rotas las acciones y relaciones no violentas representan un
segmento mucho mayor del proceso social por lo que generalmente sus participantes
se hallan en mitad de un intercambio no violento relativamente organizado pero que
genera violencia colectiva como producto colateral (Tilly 2003).
Los mecanismos (1) nacionalizadores nunca operan por sí solos para producir
violencia, sino siempre se combinan con otros mecanismos sociales y bio-sociales. Por
consiguiente, el nacionalismo como tal y en sí mismo no es ni violento ni no-violento.
Por otra parte no existe un mecanismo nacionalizador especial que impida que
el nacionalismo se vuelva violento pero tampoco existe un mecanismo nacionalizador
especial que torne violento al nacionalismo. En ambos casos intervienen mecanismos
nacionalizadores normales que se encuentran siempre en operación. Algunas veces se
ven envueltos en la producción de la violencia, mientras que otras veces contribuyen al
mantenimiento de la paz o son instrumentales para la producción de logros colectivos.
Obviamente y como se puede inferir de esta lectura, los mecanismos nacionalizadores
siempre están envueltos por definición en la violencia nacionalista, pero en términos
explicativos son secundarios.
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(1) El uso explícito del concepto «mecanismo» parece no haber surgido en sociología sino hasta después de la Segunda Guerra
Mundial. En la opinión de los sociólogos Peter Hedström y Richard Swedberg, la discusión más sugestiva de este concepto se
encuentra en los escritos de Robert K. Merton, que rechazaba los intentos de desarrollar sistemas generales de sociología y
abogaba por una teoría sociológica que se involucrara con los mecanismos sociales. La cuestión era localizar un punto medio entre
las leyes sociales y la descripción, afirmaba Merton, y los mecanismos constituían ese punto medio. Wikipedia®/ mecanismo social
/ última modificación del 22 octubre 2014.
Marco teórico
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Una visión más integral y conciliatoria entre las visiones de Telly y Lock, la
presenta el Instituto de Estudios Geoestratégicos y Asuntos Políticos de la Universidad
Militar Nueva Granada (2013), para quien en este choque de identidades nacionales de
ambos bandos se debe tomar en cuenta los siguientes factores:
1. Intereses entrelazados (Factores económicos entre Irlanda del Norte y Gran
Bretaña).
2. Identidad y procedencia étnica (Comunidades muy distintas en su procedencia
y en sus prácticas religiosas y culturales, aunque con pocas diferencias en
rasgos físicos - morfológicos).
3. La división religiosa (La diferencia más evidente entre las dos comunidades es
la religión, tomando en cuenta que algunos católicos están contentos de ser
parte del Reino Unido, mientras que algunos protestantes están a favor de una
Irlanda unida. Por lo tanto el uso de categorías políticas tales como unionista y
nacionalista es más adecuado, aunque la distinción religiosa es fuerte).
4. El movimiento de los derechos civiles (Manifestaciones y
contramanifestaciones llevaron a choques violentos y la confrontación atrajo a
más sectores militantes a cada comunidad. Para los unionistas eso significaba
que toda protesta debía ser reprimida, y para los nacionalistas que solo una
potente acción concertada traería cambios. Aparece por una parte el grupo
paramilitar lealista, la Fuerza de Voluntarios de Ulster (UVF) y por otro el Ejército
Republicano Irlandés (IRA).
Para Ruiz (2011), el Ejército Republicano Irlandés (IRA) siempre ha apostado por la
violencia como medio de lograr la independencia irlandesa de la soberanía del Reino
Unido por lo que sus atentados contra el ejército y la policía británica fueron
contestados por otra violencia paralela: la de los terroristas lealistas, unionistas
protestantes, partidarios de mantenerse unidos a Gran Bretaña, organizados en varias
bandas como por ejemplo la Red Hand Command(2), todas ellas de menor potencial
militar que el IRA. Sin embargo estos grupos pusieron en práctica una estrategia de
violencia preventiva, además de organizar puras y simples venganzas por lo que estos
enfrentamientos generaron una espiral de violencia sectaria que ha causado casi 4.000
muertos y 18.000 heridos después de más de treinta años de actividades terroristas.
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(2)Red Hand Command (RHC) fue un grupo tapadera de la Fuerza Voluntaria del Ulster (UVF) durante los Troubles desde 1972,
después de que la UVF fuera prohibida en 1967. http://escribecuandollegues.com/2014/04/16/belfast-turistica-por-su-conflictobelico
Desde esa fecha, hemos buscado una solución aceptable para los dos
sectores de la sociedad norirlandesa, una solución que permita reinstaurar una
gestión autónoma a cargo de los representantes locales y que sustituya el mandato
directo de Londres con la aceptación de ambas comunidades. El mandato directo
de Londres permitió introducir un importante conjunto de medidas legislativas que
prohíben cualquier forma de discriminación, como pudiera producirse, por ejemplo,
en el mundo laboral.
Desde los años 70 a la década de los 90, Irlanda del Norte sufrió
severamente del terrorismo. Los repetidos intentos por encontrar una solución
política resultaron fallidos. Los unionistas solo aceptarían una “solución interna”, los
nacionalistas solo aceptarían “una Irlanda en toda su dimensión” y los republicanos
se negaron en aceptar cualquier solución que no sea la retirada de los británicos y
la unidad irlandesa sin tener en cuenta los deseos de la mayoría. (Revista Vitral No.
75 * año XIII).
Para ilustrar un poco los actores violentos del conflicto a lo largo de estas
décadas nos permitimos enumerar los grupos terroristas involucrados:
El proceso de paz
Han sido muchos los esfuerzos pacificadores del conflicto antes de llegar al
Acuerdo de Viernes Santo el cual marcó el inicio del período prolongado de paz en
Irlanda del Norte, sin embargo se hace importante mencionar los intentos previos más
resaltantes dentro de los que tenemos: el Acuerdo de Sunningdale en 1973, el Acuerdo
Anglo-Irlandés firmado el 15 de noviembre de 1985 y la Declaración de Downing Street
del 15 de diciembre de 1993.
El alto el fuego es una política de paz que tiene como objetivo, al menos, el
cese las hostilidades en el marco de un conflicto armado (Chounet-Cambas, 2011: 9).
Un sinónimo de alto el fuego es tregua, que significa “suspensión de armas, cesación
de hostilidades, por determinado tiempo, entre los enemigos que tienen rota o
pendiente la guerra”(DRAE, 2014).
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(3)Según Galtung (1981: 20), “la paz es objetivo y causa por la cual los conflictos se transforman creativamente y no de forma
violenta, a través de herramientas concretas que promuevan el diálogo, el reconocimiento de los oponentes y la cooperación entre
las partes”.
(4) Como señala Arendt (2009), los tratados de paz no eliminan los conflictos sino permiten que sigan su curso natural, este es,
acercar a los adversarios, ponerlos a dialogar y “resolver un nuevo estado de cosas” (Reyes, 1999: 182).
(5) George Mitchell, ex senador estadounidense y ex asesor del presidente norteamericano Bill Clinton, medió entre las partes,
alumbrando posteriormente el llamado "Plan Mitchell", documento base de las últimas negociaciones para llegar al Acuerdo.
por lo que los partidos del Ulster que quisieran tomar parte en el proceso de paz tenían
que aceptar comprometerse al desarme total de las organizaciones paramilitares de
forma verificable, a renunciar al uso de la fuerza o a que otros la usaran para influir en
las negociaciones, a respetar los acuerdos alcanzados y a instar a los grupos
terroristas a poner fin a los asesinatos y la violencia poniendo los medios para evitar
estas actuaciones.
Cualquier apreciación a este pacto debe hacerse bajo la mirada de los cambios
en los principios y práctica internacionales puestos de manifiesto en la gama de
acuerdos internacionales, partiendo de la condición que estos tienen como objetivo
garantizar los derechos de los ciudadanos dentro de sus Estados y las obligaciones de
éstos con su pueblo.
Conclusión
Sin embargo hay quienes opinan diferente, y afirman que el conflicto solo se
trató de altercados frecuentes y continuados en el tiempo, por parte de grupos
paramilitares norirlandeses, siendo los mismos calificados bien por parte del Reino
Unido como por la República de Irlanda y medios de comunicación internacionales
como organizaciones terroristas para quienes las acciones en su contra tomadas por el
gobierno inglés estaban más que justificadas por entenderse de que estas se trataban
de una lucha frontal en contra del terrorismo por un lado y por lograr los mejores
esfuerzos por el mantenimiento de la paz en la región.
No fue sino hasta abril de 1998 cuando se llegó al histórico acuerdo de paz de
Stortmont y que un mes después fuera aprobado en referéndum por el 71% de los
electores norirlandeses para la creación de una Asamblea autónoma
democráticamente elegida.
Bibliografía
Arbizu, Nuria. (2011). Cultura y Conflicto en Irlanda del Norte. Madrid: Creative
Commons.
Chounet-Cambas, Luc. (2011). The Mediation Practice Series. Centre for Humanitarian
Dialogue (HD Centre’s).
Galtung, Johan. (2003). Paz por medios pacíficos: paz y conflicto, desarrollo y
civilización. Bilbao: Bakeaz.
DRAE, Diccionario de la lengua española versión web. Última edición (23.ª), publicada
en octubre de 2014. Disponible en: http://www.rae.es/recursos/diccionarios/drae
MCartney, Clem. (2011). Haciendo balance. El proceso de paz de Irlanda del Norte.
Gernika-Lumo: Centro de Investigación por la paz Gernika.
Mendez, Pablo. (2004). Irlanda del Norte: historias de guerra y paz. LibrosEnRed.
Merlano, Jorge - Negret César. (2006). Del conflicto a la conciliación. Bogotá: Editorial
Carrera 7ª.
Ruiz Martínez, Javier. (2011). El conflicto tribal de Irlanda del Norte. Madrid: Ediciones
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