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Universidad Central de Venezuela

Facultad de Ciencias Económicas y Sociales


Escuela de Estudios Internacionales
Cátedra de Preseminario
Profesor Fernando Blanco

EL CONFLICTO NORIRLANDÉS

Sección 11

Aular, Lizyuhan

Santamaría, Joseluis

Caracas 2015
Contenido

1.- Introducción

2.- Preámbulo

3.- Estado del arte

4.- Estado de la cuestión

5.- Marco teórico

6.- Conclusiones

7.- Bibliografía
Introducción

Con presente trabajo pretendemos realizar una visión general sobre el caso del
conflicto norirlandés tras la independencia del sur de la isla. Sin embargo, y pese a que
las luchas étnicas-culturales entre estos pueblos se remontan al período de la
ocupación inglesa haremos más hincapié para el momento en que el conflicto aumentó
en violencia a partir de la época de los Troubles, en 1969.

Ante ese escenario histórico, la sociedad norirlandesa estuvo bajo una


confrontación de dos identidades opuestas, cuyos choques provocaron miles de
víctimas producto de la violencia generada entre los grupos en conflicto. Tras un cese
al fuego en 1994, en el año 1998 se sentenció el final a la violencia con la firma del
Acuerdo de Belfast, comenzando de esta manera una periodo de cambio aún más
arduo si podemos llamarlo así, puesto que en lo sucesivo ambas sociedades debían
aprender a solucionar sus desavenencias y diferencias sin tener que apelar a la
violencia.

Dentro de los objetivos generales que perseguimos en este trabajo tenemos los
siguientes:

1.- Hacer una descripción panorámica desde un punto de vista histórico sobre
los orígenes del conflicto enfatizando el período comprendido entre la segunda mitad
de los años 60 hasta finales de la década del 2.000

2.- Establecer una secuencia cronológica de los aspectos violentos de mayor


importancia que marcaron el conflicto.

3.- reseñar los postulados que sellaron el acuerdo de paz en Belfast.

Por otra parte como objetivos específicos nos planteamos:


1.- Profundizar en los diversos factores y actores que originan y participan en el
conflicto.

2.- Analizar la violencia como un elemento preponderante dentro de la evolución


de los actos terroristas entre norirlandeses e ingleses.

3.- Determinar en qué forma puede el nacionalismo exacerbar la violencia


armada en el conflicto.

4.- Identificar el proceso de pacificación del conflicto en sus aspectos más


destacados.

Como hipótesis de esta investigación nos planteamos:

1.- El origen del conflicto norirlandés es multifactorial y en ese sentido deben


desarrollarse políticas de estado que abarquen todos y cada uno de los elementos que
lo componen, a los fines de solventar las diferencias “aparentemente” irreconciliables
entre ambas sociedades.

El desarrollo de esta investigación está dividido en un preámbulo en el que se


identifican los sucesos de mayor importancia relacionados al conflicto, al tiempo en que
se delimita el trabajo y determina una aproximación histórica del estudio.

Posteriormente presentamos en el estado del arte, las bases teóricas sobre las
que se sustenta nuestro escrito, para posteriormente presentar en el estado de la
cuestión, reflejar todas las referencias sobre las fuentes consultadas, plasmando de
esta forma la información principal referida a nuestro tema en concreto, por lo que
tratamos de establecer de cómo se ha definido y estudiado el conflicto de Irlanda del
Norte con anterioridad a esta investigación.

Con el marco teórico pretendemos integrar al problema de estudio dentro de un


ámbito donde el mismo cobre sentido, incorporando los conocimientos previos relativos
en este caso al conflicto norirlandés y ordenándolos de modo tal que resulten útil a
nuestra tarea de explicar este fenómeno, para por último finalizar con las conclusiones
derivadas de toda esta investigación.
Preámbulo

Este trabajo de investigación tiene como objetivo identificar los sucesos más
relevantes ocurridos durante el conflicto norirlandés en el período comprendido desde
finales de los años 60 hasta finales de la década del 2.000.

Una vez delimitado el propósito del estudio, es necesario establecer una


aproximación histórica que permita determinar la génesis de la lucha entre católicos y
protestantes irlandeses más allá del tema religioso, haciendo énfasis en una
perspectiva geopolítica y económica.

Un problema de vieja data:

En los últimos años de la década de los 60 y comienzos de los 70, gran parte de
los estados que conforman la Europa Occidental se vieron azotados por una arremetida
de terrorismo paramilitar organizada por parte de las principales organizaciones
revolucionarias, surgidas estas de la nueva izquierda tras la oleada reivindicativa de
1968, estamos hablando de los movimientos armados de tipo separatista con una
atención especial a las cuestiones del Ulster y el País Vasco. Lo dicho anteriormente,
puso en peligro en los conceptos y usos del Estado de Derecho (1). Como oposición a
esas acciones terroristas - principalmente por parte del IRA y ETA -, los gobiernos
democráticos de todos esas Naciones se vieron forzados a defenderse
obligatoriamente y sin vulnerar esos mismos principios del Estado de Derecho. Frente a
tal contexto, las oposiciones políticas resultaron tan diversas como la condición de los
grupos violentos combatidos, sin que en la mayoría de los casos resultara factible
encontrar una solución expedita que presumiera la vuelta a una situación de paz y
políticamente segura.
________________________________________________________________
(1) De acuerdo al DRAE, en su avance de la vigésimo tercera edición, el Estado de derecho es aquel Estado democrático en el que
los poderes públicos íntegramente se someten a las leyes y reconocen las garantías constitucionales.Carlos J. Sarmiento S. EL
UNIVERSAL, 3/07/2014
En ese contexto histórico, uno de los hechos en los que se originó gran
desbordamiento de sangre y por mayor tiempo fue el de Irlanda del Norte, región
situada en la histórica provincia de Ulster de la isla de Irlanda y que forma parte del
Reino Unido al igual que Gran Bretaña. Esta separación en aspecto una simple
advertencia geográfica, es esencial a la hora de entender las reclamaciones de las
partes enfrentadas en la región y el papel jugado por el gobierno de Éire(2) en todo este
tiempo. Los seis condados del Ulster(3), que tras el Tratado del Estado Libre Irlandés de
1921 permanecieron constituyendo el territorio del Reino Unido, sufrieron el flagelo del
terrorismo durante 30 años desde finales de los años sesenta por parte del Ejercito
Republicano Irlandés. La organización política y socioeconómica del territorio, sus
componentes históricos y el sistema de valores y costumbres dominantes hacían de
Irlanda del Norte un lugar muy propenso a la aparición de fenómenos afiliados al
terrorismo. Desde la segmentación de la isla en 1921, las diferencias entre los dos
grupos sociales de la población norirlandesa, enfrentados unos contra los otros como
protestantes y católicos, ascendieron notablemente concluyendo en el conflicto del año
68 donde la minoría católica comienza una campaña de defensa de sus derechos
civiles.
Las reflexiones para dilucidar sobre el origen del terrorismo en Irlanda del Norte
han sido diversas; entraremos a examinar las que consideramos más atadas a la
realidad de los hechos. Ciertamente coexistía una indiscutible diferencia en lo
relacionado al ejercicio verdadero de los derechos políticos entre los dos grandes
combinados sociales de la región. Irlanda del Norte disfrutaba desde el año 1921, año
de la emancipación del sur de la isla, de una legislación de autonomía (Home Rule) (4)
que le otorgaba autonomía gubernamental y organismos políticos propios.

(2) Nombre que denomina a la isla y al país soberano de Irlanda.


(3) Es una de las cuatro provincias que configuran el conjunto de la isla de Irlanda. Cada provincia está dividida en condados,
siendo nueve los del Ulster. De estos nueve, tres se encuentran en la República de Irlanda y seis en Irlanda del Norte. Por tanto, es
incorrecto confundir la parte por el todo. Juan Arias, Domingo, 28 de julio de 1996, elpais.com
(4) Estatuto que dotaba a Irlanda de cierta autonomía dentro del Reino Unido de Gran Bretaña. A finales del Siglo XIX los
parlamentarios irlandeses demandaron una mayor autonomía para Irlanda, con, entre otras medidas, la creación de un parlamento
irlandés dentro del Reino Unido del que presentaron cuatro proyectos por su Parlamento.
Sin embargo ello no infería, en principio, una polarización político-social como la
que terminaría por excluir de la mayor parte de las instituciones de autogobierno a una
minoría nacionalista (católica) con opción a crecer.

A su vez, otros elementos favorecieron a este escenario, debido a que resultaba


verdadero que el mayor segmento de la manufactura y las actividades económicas de
Irlanda del Norte se hallaban controladas por protestantes y que la filtración social entre
ambas sociedades era prácticamente inexistente debido a un sistema de educación y
una distribución urbana totalmente divididos. A pesar de cómo lo señala el Escritor e
Historiador Escobar (2008).

“Irlanda del Norte es ahora una región en paz aunque las


tensiones surjan cada año entre las comunidades católica y
protestante”…. “son celebrados en nuestros periódicos como una
suerte de extremistas y fanáticos religiosos”... “Pero… ¿Cuáles son
los orígenes de las tensiones entre católicos y protestantes?”
(Orígenes del conflicto entre católicos y protestantes en Irlanda del
Norte).

De esta forma es necesario exponer todo en su contenido histórico-político y


para comprender su trascendencia debemos hacer mención sobre La Home Rule, que
fue implementada en toda la isla irlandesa en 1919 y continuó efectiva en los seis
únicos condados que quedaron bajo soberanía británica en 1921, tras la emancipación
de los veintiséis restantes y así Irlanda del Norte gozaba de un cierto nivel de
autonomía gubernamental y legislativa, dentro de un sistema político fuertemente
unitario y centralizado, de las características del británico. La dificultad nace cuando la
alternativa política está aferrada en la génesis social de los individuos. En 1921, por
razones históricas (5), la mayoría de los protestantes habían apoyado las tesis
________________________________________________________________
(5)Desde las apropiaciones y ulterior colonización territorial, registrados a partir del dinastía de la Reina Isabel I de Inglaterra y, muy
especialmente, del gobierno de Oliver Cronwell en la mitad del siglo XVII, el territorio de casi todos los condados del Ulsterfue
asignado a familias originarias de Gran Bretaña compuestas de protestantes puritanos destacadas por su fidelidad y lealtad al
gobierno inglés en las islas británicas.
unionistas, atemorizados (con o sin fundamento) por la posibilidad de verse reducidos
en una pequeña minoría controlada por un Estado habitado en su gran mayoría por
fanáticos católicos, y que esa condición de pertenencia a una fe protestante se ligaba al
hecho de nacer dentro de una determinada comunidad social ,lo cual es ajeno a la
voluntad de los propios individuos, la escalada política de los miembros de dicha
colectividad los atrajo a ubicarse por sí mismos a la población católica al otro sector del
cleavage(6).

Con la idea de prolongar indefinidamente el sistema y la sustentación del poder


en manos de pocos, aunque esos mismos pocos representaran las tres quintas partes
de la población, los cabecillas del partido mayoritario norirlandés, el Partido Unionista
del Ulster (UUP), practicaron la técnica de trampas electorales por muchos años con el
propósito de influenciar políticos opuestos a sus planes.

Gracias a las características demográficas de los votantes y la disposición del


sistema de partidos, la mayoría en el parlamento debería haber estado siempre en
manos de los unionistas, pero el conflicto consistía, en el mismo sistema político, que
imposibilitaba la normal admisión de las demandas de una sociedad minoritaria que
aspiraba la metamorfosis o cambios de los factores de poder en el propio régimen
político. Sin embargo, los católicos, en su condición de minoría, nunca hallaron vetada
su entrada en la participación a los asuntos públicos, y si por una parte nunca
pretendieron o anhelaron modificar el cleavage en torno al cual se organizaba el
quehacer político de Irlanda del Norte.

Los protestantes estaban representados por los grandes empresarios,


industriales y hombres de negocios de la región. Ello gracias a la colonización, la
propiedad había permanecido en su mayoría en las manos de los protestantes.

(6) Traduce separación, generalmente asociada a bandos de características políticas. No obstante, la sencillez de lo esgrimido en
el párrafo anterior, no debe complicar nuestro análisis sobre lo poco funcional del régimen político norirlandés florecido tras la
independencia del Estado Libre Irlandés.
Los protestantes estaban representados por los grandes empresarios,
industriales y hombres de negocios de la región. Ello gracias a la colonización, la
propiedad había permanecido en su mayoría en las manos de los protestantes.
Apuntalados en esa fortuna y favorecidos por su condición propensa al capitalismo y la
modernización industrial, más que en el caso de los católicos, erigieron una fuerte y
prospera industria que giraba en torno de las dos principales ciudades de la provincia,
Belfast y Derry. En esta creciente industria trabajaron por igual protestantes y católicos,
y ambos colectivos de la clase obrera, lo llevaron a cabo en condiciones sórdidas y
miserables, como la totalidad de la prole durante el siglo XIX y comienzos del XX.

Los católicos en cambio, nunca fueron competentes de concebir por su propia


iniciativa un complejo de industrias o comercios de real importancia, ni siquiera en
cuestiones aisladas. Se ha asumido que la complejidad legislativa vigente tras el
fraccionamiento podría haber constituido dificultades para comenzar dichas
actividades, pero de ninguna manera ya pesar de la sencillez de lo planteado en el
párrafo anterior, no debe complicar nuestro estudio sobre lo poco funcional del régimen
político norirlandés florecido tras la independencia del Estado Libre Irlandés. Gracias a
las características demográficas de los votantes y la disposición del sistema de
partidos, la mayoría en el parlamento debería haber estado siempre en manos de los
unionistas puede considerarse que así fuera pues respondía a los parámetros típicos
de cualquier Estado democrático. Ciertamente los medios de vida de los sectores
desfavorecidos, igual para católicos como protestantes, eran prácticamente iguales que
las de ese mismo segmento en Gran Bretaña: las de ayuda creadas por un Estado de
bienestar naciente.

Visto así, la calidad de vida de los católicos considerados como grupo social no
se diferenciaba de la de los protestantes de clase media o proletariado. Bajo ese
escenario, el Primer Ministro de Irlanda del Norte, Terence O’Neill, pasó a ser el líder
reformista local y en el promotor de la modernización norirlandesa, de igual manera lo
fue Lemass para la República. Es curioso que los encuentros de ambos líderes a partir
de 1965, junto con el Cardenal Conway, Prelado de la Iglesia católica para la isla de
Irlanda, lograron convencer a los protestantes más extremos para que no confiaran en
él y gracias al levantamiento del movimiento en pro de los Derechos civiles lo que
terminó confirmando su desconfianza.

La reaparición del terrorismo se dio a finales de la década del sesenta,


concordando con el inicio de la crisis económica en la industria primaria predominante
en Irlanda del Norte, con la fortaleza de los movimientos de liberación de ideología
marxista-leninista en países del Tercer Mundo y el Mayo del 68 francés. Todos estos
acontecimientos sirvieron para que entre las fracciones más radicales del movimiento
republicano, escondido entonces tras los movimientos pro-derechos humanos cuya
solicitud primordial era el fin de la discriminación política de los católicos, los partidarios
más violentos se organizasen sobre de las tesis socialistas de las guerras de liberación
colonial y formasen el IRA Provisional, iniciando una era signada por la violencia a
partir del año 1968 la que utilizó como práctica elemental de su acción política.

Se utilizó como excusa detonante para usar la violencia contra la población


protestante en su inicio, la represión descontrolada de la policía norirlandesa y del
ejército británico contra los manifestantes católicos que protestaban por la
discriminación a la que los doblegaba el gobierno autónomo norirlandés. Los partidarios
más violentos entre los católicos se agruparon en un movimiento al que bautizaron
como el Irish Republican Army (IRA), agregando el término provisional.

Simultáneamente se organizaban políticamente en torno de un partido político


que también tomaba otro nombre mítico, Sinn Féin(8), al que también se agregaba el
título de provisional.

En este sentido la redacción de BBC Mundo señala:

________________________________________________________________

(8)Partido político irlandés con ideología republicana y de izquierda.


“Este debate político y religioso ha tenido a lo largo de los
años expresiones de violencia muy concretas. Desde la batalla de
Boyne en 1690, en la que el protestante Guillermo de Orange derrotó
al católico Jaime II, hasta nuestros días, Irlanda del Norte ha sido
escenario de la violencia de los dos bandos. Desde siempre
unionistas-protestantes y católicos-republicanos han creado sus
propios grupos armados para atacar al otro. Estos grupos armados
llegaron incluso a cumplir funciones de policía local en algunas zonas
de Irlanda del Norte. Las acciones de estos grupos dejaron más de 3
mil muertos a lo largo de 35 años como resultado de atentados,
ejecuciones extrajudiciales y enfrentamientos con la policía y el
ejército. “(Historia de un conflicto centenario).

Cronología de los sucesos más relevantes del conflicto norirlandés

En 1968 la minoría católica comienza una campaña de defensa de sus derechos


civiles. Al año siguiente en 1969 se envía a Irlanda del Norte al Ejército Británico. Se
producen los peores enfrentamientos en 50 años a pesar de las concesiones al
movimiento de derechos civiles. El Sinn Féin y el IRA debaten su respuesta y anuncian
su división, hecha realidad en 1970, como IRA (provisional) e IRA (oficial). Las tropas
británicas en 1972 matan a 13 manifestantes católicos el 30 de enero, el Bloody
Sunday, en Londonderry. El IRA (provisional) asesina a once personas en Belfast con
un coche-bomba reforzando su estrategia bélica. El Gobierno Británico suspende la
administración autonómica que estaba bajo control protestante. Luego en el año 1974
El ejecutivo de coalición Norirlandésactiva el primer experimento de gobierno
consociativo tras la re entrega de poderes. Esto fracasa debido al enfrentamiento entre
las dos comunidades originado por la huelga general promovida por las organizaciones
protestantes lealistas que duró dos semanas y los 33 muertos con coches-bomba que
explotan en varios puntos de Éire. Londres asume nuevamente el gobierno. Al final de
la década del 70, Lord Mountbatten, primo de la Reina Isabel, es asesinado en 1979
por una bomba del IRA en territorio de Éire. Ese mismo día también mueren 18
soldados británicos en un ataque del IRA. El Acuerdo Anglo-Irlandés, firmado en 1985
por el Taoiseach Fitz Gerald y el Premier Thatcher, dándole al Gobierno de Dublín voz
y poder consultivo en asuntos de la administración cotidiana de Irlanda del Norte, lo
que incita las repulsas de los protestantes.

En la búsqueda de la paz anglo-irlandesa, en la Declaración de Downing Street se


reconoce por parte del Reino Unido la posibilidad de ceder el gobierno siempre que la
mayoría de la población lo deseé y ofrece al Sinn Féin un puesto en las negociaciones
de paz si el IRA deja a un lado la violencia. Esto ocurre en 1993. Posteriormente el IRA
en 1994 anuncia el alto el fuego en septiembre, y las bandas armadas lealistas se unen
a la tregua. El gobierno inglés mantiene encuentros con el Sinn Féin por primera vez en
70 años. Dos años después en febrero de 1996 el IRA rompe el alto el fuego,
colocando una bomba de gran tamaño en los Docklands de Londres matando a dos
personas y el 20 de julio 1997 el nuevo Gobierno laborista le pone fin a 16 meses de
prohibición de contactos con el Sinn Féin al anunciar el IRA un alto el fuego unilateral y
sin condiciones y en 1998 los acuerdos del Viernes Santo se alcanzan después de
negociaciones maratonianas para poner fin al conflicto y devolver el gobierno a la
provincia. En agosto una bomba mata a 29 personas en la ciudad de Omagh,
convirtiéndose en el atentado más trágico de todo el conflicto. El grupúsculo escindido
conocido como IRA (auténtico) se atribuye su autoría y en 1999 Irlanda del Norte
proclama su primer gobierno autónomo asociativo, con participación de protestantes y
católicos, después de 30 años de gobierno directo desde Londres.

Año 2000 Gran Bretaña suspende la Asamblea Autónoma en medio de la furia de


los protestantes, que culpan del fracaso al retraso del IRA para permitir constatar su
desarme. Siete años después en 2007en marzo, el líder del partido lealista DUP, Ian
Paisley y el del republicano Sinn Féin, Gerry Adams, se reúnen por primera vez cara a
cara y acuerdan la formación de un gobierno consociativo. La Asamblea Autónoma se
reúne, lo aprueba y lo instituye a partir del 8 de mayo.
Estado del arte

Tal y como señalamos en el Preámbulo, el problema Norirlandés tiene diversos


factores que lo originan. En opinión de MCartney (2011):

El conflicto es complejo a causa del número de actores


involucrados, tanto fuera como dentro de Irlanda del Norte, siendo los
estados más afectados directamente, el Reino Unido y la República
de Irlanda entre quienes durante siglos ha existiendo siempre por
parte de este último una resistencia manifiesta a las implicaciones
británicas dentro de sus asuntos nacionales. (pág. 10)

En ese sentido a pesar de que veintiséis condados del sur de la isla


consiguieron su independencia del Reino Unido en 1922, proclamándose
posteriormente como la República de Irlanda, al norte, seis de los nueve condados del
Ulster constituyeron el estado de Irlanda del Norte, perteneciente al Reino Unido,
división esta que trajo consecuencias a uno y otro lado de la nueva frontera. Sin
embargo, en el norte, sentó las bases para la continuación de una relación conflictiva y
violenta cuyas consecuencias todavía perduran en la actualidad.

Rizo (2011) en ese aspecto señala que:

El nuevo estado de Irlanda del Norte contenía dentro de sus


límites una importante minoría nacionalista de origen católico,
gobernada (y oprimida) por la mayoría protestante que apoyaba la
unión del país con Gran Bretaña. Luego de años de un prolongado y
terrible conflicto, en 1998 se firmó el Acuerdo de Viernes Santo que
puso fin a la violencia sectaria en Irlanda del Norte. Si bien las
diferencias entre ambas comunidades persisten, la igualdad de
derechos, el gobierno compartido y el respeto por las distintas
identidades, han permitido que los habitantes norirlandeses puedan
convivir en paz. (pág. 2).

Sin embargo mucho camino hubo que recorrer antes de lograr algún tipo de
acuerdo entre los actores en conflicto, y en ese orden de ideas Ruiz (2011) reseña:
Es importante remarcar que al principio de los setenta el uso de la
violencia en muchas ocasiones fue una simple forma de autodefensa.
Los lealistas y los B-Specials(1), desde finales de los sesenta
atacaban con total impunidad las manifestaciones de los
movimientos por la igualdad de derechos, así como, las barriadas
donde se concentraba la población católica de clase obrera. La
trascendencia de esta situación reside en que la comunidad católica
perdió por completo la confianza en las fuerzas de seguridad del
Estado británico. (pág. 14).

Partiendo de las consideraciones anteriores, se evidencian dos tendencias que


tratan de explicar el conflicto norirlandés, una basada en las causas de la violencia
política en las sociedades democráticas (Rolston, 1996) y otra, de aquellos menos
ortodoxos que le atribuyen al problema un comienzo de tipo socio-religioso, cuando
Enrique VIII, el Rey de las muchas esposas, comenzó una política de reemplazo de
población y de cero tolerancia (Fontana, 2007).

Fundamentados en Alonso, (2001) nos encontramos que entre otras causas, una
de las principales que promovió la violencia y el acentuado separatismo étnico que
caracterizó este conflicto, se concentró en una división arbitraria del territorio, lo que
permitió la creación de grupos paramilitares que con el tiempo se convertirían en los
movimientos terroristas participantes en el conflicto.

En otra corriente de investigación, todo se deriva como consecuencia del


conflicto religioso europeo del que derivaron los primeros alzamientos nacionalistas
(Sierra, 1999). Y quienes consideran esta visión establecen su inicio en el siglo XVI en
tiempos del Papa Clemente VIII y su desavenencia con el Rey Enrique VIII y la
posterior separación de la iglesia inglesa y el nacimiento del anglicanismo.

Sin embargo, y pese a que las corrientes de investigación citadas anteriormente


son las que predominan en la literatura clásica sobre el tema, existen otras dos visiones
que deben ser consideradas a los efectos de complementar este estudio. La primera se
enfoca directamente en los grupos paramilitares que derivaron posteriormente en
actividades criminales y en excesos policiales (Arbizu, 2011), y la segunda, pero no
menos importante, se refiere al desmantelamiento de los grupos subversivos que
operaban para el momento y las dificultades que estos tenían para ingresar en el
sistema socio-político.

A pesar de que el conflicto norirlandés tiene una connotación contemporánea y


se puede afirmar que ha sido uno de los más estudiados desde la óptica de la violencia
política, han sido muchas las visiones que diferentes autores le han dado desde sus
análisis particulares. Así pues, nuestra línea investigativa se limitará a los aspectos
más relevantes de su origen, como también al seguimiento cronológico de las acciones
más violentas y significativas del conflicto y los inicios del proceso de pacificación y
desarme por parte de los grupos subversivos, sin que ello signifique pasar por alto los
conflictos interétnicos, el terrorismo de estado, la resolución de conflictos y el proceso
de paz como se mencionó anteriormente.

Sobre la posición socio-religiosa Chesus (2011) comenta:

¿Hoy nos hallamos ante un verdadero conflicto de carácter


interreligioso?. ¿La llamada “guerra de guerrillas” entre los protestantes
y católicos en Belfast o Derry en las décadas de 1970 y 1980, sería
actualmente una real prolongación de las guerras de religión que
asolaron en su momento a la Europa de la Edad Moderna?

A lo largo de esta investigación veremos que existen datos históricos con los que
podremos explicar que no se trata de un problema religioso en su esencia, sin embargo
se precia que los credos de cada comunidad son utilizados para provecho político y se
transforma en un conflicto de identidad entre ambos sectores al tiempo en que estos se
enfrentarán con banderas nacionalistas unos y con pronunciaciones de fe otros,
teniendo al final una simple confrontación entre irlandeses y británicos.

Consideraciones generales de un conflicto multifactorial

En el momento que nace la República de Irlanda en 1921, Londres dispuso que


en base a que la población del noreste era en su mayoría de origen protestante, esta
debería formar parte obligatoria del Reino Unido y así los protestantes no sólo se
alzaron con casi todas las instituciones provinciales de gobierno, sino que durante los
siguientes 50 años acomodaron y transformaron todo tipo de normas jurídicas, para
obstaculizar el paso de los católicos a posiciones de poder tanto público como político.

Como es de conocimiento general, en toda confrontación deben existir como


mínimo dos bandos enfrentados y este caso los de Irlanda del Norte son los católicos
(población minoritaria) por un lado y los protestantes (la mayoría) por el otro.
En tal sentido (Méndez 2004) señala que la gestión del conflicto en Irlanda del
Norte, desde el punto de vista de la teoría psiciocultural, parece estar orientada a
allanar el camino de las diversas emociones, individuales y colectivas, que obstaculizan
o dificultan el arribo a una negociación, a una solución negociada. Por ejemplo, la
ignorancia y el miedo a la otra comunidad que estimulan actitudes defensivas, de
resentimiento y agresión.

Sin embargo, en este escenario se evidencia que, políticamente, los católicos


son mayoritariamente republicanos, mientras que los protestantes a su vez son
mayoritariamente unionistas, y en ese sentido debemos comprender que por
republicanos se entienden aquellos que reclaman dejar de ser parte del Reino Unido de
Gran Bretaña e Irlanda del Norte y de esa forma incorporarse a la República de Irlanda
y que por el otro lado, los unionistas están representados por todo el que se opone a
que Irlanda del Norte sea una provincia independiente de Gran Bretaña, deduciendo
así, que el origen del conflicto en Irlanda del Norte se centra en que los católicos-
republicanos están confrontados a los protestantes-unionistas.

No obstante a la afirmación anterior Aguirre (1996) señala lo siguiente:

El enfrentamiento militar en Irlanda del Norte desde 1969 es esencialmente


una batalla entre dos fuerzas: el ejército británico y el IRA. Los grupos paramilitares
legalistas no obstante la retórica de la <<no rendición>> y las amenazas de un
baño de sangre si no se tienen en cuenta sus intereses, son parasitarios de la
presencia continuada de los británicos, tanto política como militarmente, y de la
violencia continuada del IRA que legitima su sectarismo en el interior. (p.67).

Una vez obstaculizado el paso a la participación, sectores y organizaciones


católico-republicanos eligieron actuar por la vía armada para hacerse escuchar,
naciendo así el Ejército Republicano Irlandés (IRA) en 1970 convirtiéndose en el
principal movimiento de lucha armada católico-republicana en Irlanda del Norte.

Bajo este esquema por una parte es conocido no solamente por sus acciones
subversivas, sino también porque se asevera que es el componente armado de Sinn
Fein, el partido político de más vieja data de la provincia que a lo largo de su existencia,
el Ejército Republicano Irlandés sufrirá varias divisiones y pasará de IRA Auténtico
conformar el archiconocido Ejército Irlandés de Liberación Nacional.

En los análisis subsiguientes estudiaremos más a fondo todas las implicaciones


que trae consigo la conceptualización del conflicto norirlandés, del que extraeremos
ese choque de identidades nacionales de ambos bandos que debió ser considerado a
fondo por todos sus actores en los procesos de resolución del conflicto y
consecuentemente en el proceso de paz y todo lo que el mismo representa en la
actualidad.-
Estado de la cuestión

Como ya lo hemos mencionado anteriormente el conflicto de Irlanda del Norte es


en muchos aspectos una paradoja, ello si tomamos en cuenta que el problema tiene en
si mismo dimensiones de índole religiosas, sociales, culturales y políticas entre otras
(las étnicas por ejemplo), pero estas son solo ramificaciones de una cuestión principal,
por lo que se hacía más que necesario intentar resolver la controversia a favor del
resguardo de minorías.

En ese sentido es preciso comprender claramente las dinámicas subyacentes al


problema intrínseco del terrorismo en la región y para ello debemos advertir que este
“se basó de manera persistente en la división entre católicos y protestantes, aunque los
actores y el tipo de violencia fluctuaron incesantemente” (Tilly, 2007, pp. 118-119). En
ese mismo orden de ideas otro asunto que debe ser tomado en cuenta, es el
compromiso con los principios democráticos por parte de los representantes políticos y
la existencia de grupos armados pero que, “al acercarse a un acuerdo de paz, en
ninguno de los dos bandos los emprendedores políticos han logrado contener a ciertos
sectores de su coalición para que no desertaran y volvieran a los ataques al bando
contrario” (Tilly, op.cit., p. 119).

A los efectos de esta entrega nos limitaremos a exponer bajo la óptica de Tilly,
como la violencia (como tema central) en las acciones terroristas norirlandesas,
marcaron el desarrollo del conflicto, ello con la finalidad de tratar de explicarla como
fenómeno social y estableciendo su impacto dentro de las negociaciones de paz entre
las partes en disputa.

Tilly intenta revelar los elementos más frecuentes en estos escenarios en virtud
que defiende la presencia de leyes como lo son las negociaciones rotas, el oportunismo
y la coordinación (entre otras), que advierten que una realidad, al inicio, no violenta
puede transformarse en una situación de violencia colectiva.
El autor intenta ubicar los tipos de violencia colectiva en relación con los
procesos sociales que la componen, y no con los estímulos y las emociones que se
encuentran en la mente de los violentos que la crean.

Al estudiar la violencia como fenómeno social nos encontramos con dos


definiciones que podemos marcar como extremistas. Por un lado una concepción
minimalista que supone como violento a todo aquel capaz de utilizar la fuerza física de
manera ilegal y por otro una visión maximalista que establece como violenta toda acción
represiva, coercitiva y limitadora de los derechos individuales o colectivos. Frente a estos
conceptos, Tilly asume una tercera posición o vía intermedia sobre la definición de la
violencia, en la que sin entrar en el difícil debate del concepto de terrorismo reflexiona
concluyendo que el mayor segmento de la violencia colectiva surge de acciones que no
son violentas por si mismas, como en el caso de las manifestaciones y recalca a su vez,
hasta el punto de hacerlos responsables históricos de la mayoría de los sucesos de esta
naturaleza al extenso alcance en la violencia por parte de los funcionarios represivos del
Estado, como lo son los policías y soldados.

En ese sentido Pickel (2015) en su obra Nacionalismo y violencia: Una explicación


mecanísmica citando a Tilly (2007) señala:

Aunque la violencia colectiva se produce ciertamente en la conquista y en la


revolución, resulta con mayor frecuencia del uso gubernamental de medios
violentos para defender a los beneficiarios de la desigualdad frente a los desafíos
de las víctimas de la desigualdad (p.43)

“Esta cita sacada del libro de Tilly sobre violencia colectiva, nos recuerda dos
hechos estructurales básicos: primero el poderoso (trátese de clases, de elites, de
países o de organizaciones) es quien controla los medios de violencia y
frecuentemente los esgrime contra los desafíos de la desigualdad inscrita en el status
quo y segundo que la defensa de los favorecidos de la desigualdad establece quizás el
dispositivo social más básico para dar cuenta de la violencia, y se manifiesta en todos
los mecanismos específicos como lo suelen ser el político, económico, cultural y
psicológico” (Pikel, 2015, op.cit., p.43).
De lo anterior podemos relacionar con nuestro estudio que para Tilly, los ataques
dispersos (sin adentrarnos a su origen por ahora), son una forma de violencia colectiva
(hecho que indiscutiblemente se fue produciendo y acrecentando en el conflicto de
Irlanda del Norte) que se presenta cuando en el recorrido de una interacción bien
desarrollada, de pequeña magnitud y generalmente al inicio no violenta en donde un
determinado número de colaboradores responde a los impedimentos, los retos o las
prohibiciones con actos que producen daños como por ejemplo: actos de sabotaje,
ataques clandestinos ocasionales a cosas o lugares simbólicos, el asalto a los
funcionarios del gobierno y por supuesto los ataques incendiarios que generalmente se
hacen de manera dispersa y que a todas luces son signados como actos de terrorismo.

Pero ¿por qué se producen estos ataques dispersos? (Tilly 2007) hay una serie
factores que favorecen su aparición:

1. Cuando existen dudas, titubeos o divisiones visibles dentro de las autoridades


represivas.
2. Cuando se produce la intervención defensiva de aliados poderosos.
3. Cuando las fuerzas de represión realizan ataques directos a las personas,
objetos y actividades en que se sustenta la supervivencia colectiva de una
población.

4. Cuando la capacidad de un régimen está en proceso de rápido cambio, sea para


incrementarse o para decrecer.

Por otra parte y retomando la posición que el autor señala, en la que las
negociaciones rotas forman parte de una correlación significativa de la violencia pública
y se manifiesta, de hecho en la trayectoria de procesos sociales constituidos que en sí
mismos, no son intrínsecamente violentos y en ese sentido tenemos por ejemplo las
peticiones, los escarnios, las manifestaciones, las votaciones, los boicots, la creación
de asociaciones de intereses especiales y la emisión de comunicados públicos.
Sin embargo, las negociaciones rotas, se diferencia de los ataques dispersos, en
que las primeras dependen de unos niveles de coordinación significativamente más
elevados así como también en el caso de la destrucción coordinada, mientras que en
las negociaciones rotas las acciones y relaciones no violentas representan un
segmento mucho mayor del proceso social por lo que generalmente sus participantes
se hallan en mitad de un intercambio no violento relativamente organizado pero que
genera violencia colectiva como producto colateral (Tilly 2003).

Como último elemento a considerar en este capítulo, es el enfoque explicativo del


problema del nacionalismo en su relación con la violencia. En ese sentido, el trabajo de
Charles Tilly sobre mecanismos sociales, nacionalismo y violencia colectiva, ha sido
una rica fuente para ambos aspectos de este análisis. Tilly, identifica la etnicidad como
fuente de desigualdad duradera, conjuntamente con la clase, el género y el
regionalismo, pero a su vez alega que la etnicidad no siempre desplaza a la clase pero
que sin embargo, los sentimientos clasistas pueden ser canalizados hacia el
etnonacionalismo.

En este orden de ideas, podemos decir que el nacionalismo está comprometido en


una amplia esfera de manifestaciones de violencia sean éstas directas o indirectas, de
pequeña o de gran escala y que plantea una serie de argumentos teóricos:

Los mecanismos (1) nacionalizadores nunca operan por sí solos para producir
violencia, sino siempre se combinan con otros mecanismos sociales y bio-sociales. Por
consiguiente, el nacionalismo como tal y en sí mismo no es ni violento ni no-violento.

Por otra parte no existe un mecanismo nacionalizador especial que impida que
el nacionalismo se vuelva violento pero tampoco existe un mecanismo nacionalizador
especial que torne violento al nacionalismo. En ambos casos intervienen mecanismos
nacionalizadores normales que se encuentran siempre en operación. Algunas veces se
ven envueltos en la producción de la violencia, mientras que otras veces contribuyen al
mantenimiento de la paz o son instrumentales para la producción de logros colectivos.
Obviamente y como se puede inferir de esta lectura, los mecanismos nacionalizadores
siempre están envueltos por definición en la violencia nacionalista, pero en términos
explicativos son secundarios.

En resumen, hemos tratado de hacer una relación desde la óptica de C. Tilly y


como la violencia colectiva en sus múltiples formas, tiene una estrecha relación en los
diversos eventos violentos entre los grupos en conflicto de nuestro tema de estudio,
como la guerra entre pandillas (equiparando el concepto a los inicios del conflicto entre
católicos y protestantes), el vandalismo de las turbas y otros eventos que se
desarrollaron hasta convertirse en terrorismo hoy conocido con las consecuencias
derivadas de dichos actos.

________________________________________________________________

(1) El uso explícito del concepto «mecanismo» parece no haber surgido en sociología sino hasta después de la Segunda Guerra
Mundial. En la opinión de los sociólogos Peter Hedström y Richard Swedberg, la discusión más sugestiva de este concepto se
encuentra en los escritos de Robert K. Merton, que rechazaba los intentos de desarrollar sistemas generales de sociología y
abogaba por una teoría sociológica que se involucrara con los mecanismos sociales. La cuestión era localizar un punto medio entre
las leyes sociales y la descripción, afirmaba Merton, y los mecanismos constituían ese punto medio. Wikipedia®/ mecanismo social
/ última modificación del 22 octubre 2014.
Marco teórico

Violencia, conflictos armados y políticas de paz

La violencia es “un fenómeno de múltiples caras” (Salamanca, 2007: 71). La


literatura la define de dos maneras; en un sentido restringido, como una acción que
simplemente sucede (Thornton, 2005); y en un sentido amplio, “no sólo como un acto
en sí mismo, sino también como una suma de circunstancias que, sin ser agresión
visible, coartan la potencialidad de las personas” (Salamanca, 2007: 62).

Esta investigación se centra en las acciones violentas (violencia directa),


sucedidas durante el conflicto norirlandés y que estas no pueden entenderse sin tener
en cuenta tres dimensiones: el contexto, la intensidad y la legitimidad de las mismas.
La primera se refiere a la situación en la que se manifiesta la acción violenta. Existen
múltiples escenarios en los que se puede generar violencia: confrontación armada,
represión estatal, etc. En este sentido presente nos referiremos a la confrontación
armada, entendida como un enfrentamiento violento entre dos o más partes (1).

Cuando las partes enfrentadas, en este caso el Estado y el grupo insurgente,


acuerdan una salida negociada que ponga fin a las acciones violentas, la confrontación
armada puede transitar hacia un estadio de madurez (Mitchell, 1996: 10-11). La
negociación se define como el proceso por el cual las partes enfrentadas en un
conflicto“ deciden de manera voluntaria ventilar sus diferencias o intereses con el fin de
alcanzar una decisión de mutuo consentimiento sobre un tema común” (Merlano y
Negret, 2006: 47).

________________________________________________________________

(1) Según el DRAE (2014).


Lock (2011) por otra parte, en uno de sus estudios establece una relación entre
la violencia y la economía y establece:

La conceptualización de la violencia armada dentro de un marco más amplio


es una precondición para la elaboración de políticas que aspiren a reducir el
espeluznante número de bajas relacionado con una u otra forma de "regulación
económica", ya sea que las bajas ocurran dentro del contexto de una guerra o de
un Estado fracasado. Sugiero que nuestra perspectiva Estado-céntrica,
permanentemente reforzada por literatura redundante sobre el paradigma de la
"paz democrática", nos impide explicar la transformación en marcha de las formas
de violencia y, aun más importante, la naturaleza de la territorialidad de los
conflictos. (nota de investigación para la European Association for Research on
Transformation).

Una visión más integral y conciliatoria entre las visiones de Telly y Lock, la
presenta el Instituto de Estudios Geoestratégicos y Asuntos Políticos de la Universidad
Militar Nueva Granada (2013), para quien en este choque de identidades nacionales de
ambos bandos se debe tomar en cuenta los siguientes factores:
1. Intereses entrelazados (Factores económicos entre Irlanda del Norte y Gran
Bretaña).
2. Identidad y procedencia étnica (Comunidades muy distintas en su procedencia
y en sus prácticas religiosas y culturales, aunque con pocas diferencias en
rasgos físicos - morfológicos).
3. La división religiosa (La diferencia más evidente entre las dos comunidades es
la religión, tomando en cuenta que algunos católicos están contentos de ser
parte del Reino Unido, mientras que algunos protestantes están a favor de una
Irlanda unida. Por lo tanto el uso de categorías políticas tales como unionista y
nacionalista es más adecuado, aunque la distinción religiosa es fuerte).
4. El movimiento de los derechos civiles (Manifestaciones y
contramanifestaciones llevaron a choques violentos y la confrontación atrajo a
más sectores militantes a cada comunidad. Para los unionistas eso significaba
que toda protesta debía ser reprimida, y para los nacionalistas que solo una
potente acción concertada traería cambios. Aparece por una parte el grupo
paramilitar lealista, la Fuerza de Voluntarios de Ulster (UVF) y por otro el Ejército
Republicano Irlandés (IRA).

El progreso de la violencia terrorista en Irlanda del Norte

Para Ruiz (2011), el Ejército Republicano Irlandés (IRA) siempre ha apostado por la
violencia como medio de lograr la independencia irlandesa de la soberanía del Reino
Unido por lo que sus atentados contra el ejército y la policía británica fueron
contestados por otra violencia paralela: la de los terroristas lealistas, unionistas
protestantes, partidarios de mantenerse unidos a Gran Bretaña, organizados en varias
bandas como por ejemplo la Red Hand Command(2), todas ellas de menor potencial
militar que el IRA. Sin embargo estos grupos pusieron en práctica una estrategia de
violencia preventiva, además de organizar puras y simples venganzas por lo que estos
enfrentamientos generaron una espiral de violencia sectaria que ha causado casi 4.000
muertos y 18.000 heridos después de más de treinta años de actividades terroristas.

Por su parte Dew (2006), Embajador Británico en La Habana afirma:

A finales de los años 60, la situación era insostenible. La exigencia de


derechos civiles y de que se pusiera fin a la discriminación que ejercían los
unionistas desembocó en una crisis, cuyo resultado fue un incremento de la
violencia que ni la policía ni las instituciones políticas norirlandesas lograban
controlar. Fue preciso el envío de tropas británicas en 1969, cuya misión era, en un
principio, proteger a los nacionalistas. No obstante, la violencia se generalizó y
resultó obvio que Londres no podía permitir que el gobierno de Irlanda del Norte
continuara operando. En consecuencia, en 1972 se abolió el gobierno de Irlanda
del Norte y se estableció una gestión directa del gobierno británico.

_________________________________________________________________

(2)Red Hand Command (RHC) fue un grupo tapadera de la Fuerza Voluntaria del Ulster (UVF) durante los Troubles desde 1972,
después de que la UVF fuera prohibida en 1967. http://escribecuandollegues.com/2014/04/16/belfast-turistica-por-su-conflictobelico
Desde esa fecha, hemos buscado una solución aceptable para los dos
sectores de la sociedad norirlandesa, una solución que permita reinstaurar una
gestión autónoma a cargo de los representantes locales y que sustituya el mandato
directo de Londres con la aceptación de ambas comunidades. El mandato directo
de Londres permitió introducir un importante conjunto de medidas legislativas que
prohíben cualquier forma de discriminación, como pudiera producirse, por ejemplo,
en el mundo laboral.

Desde los años 70 a la década de los 90, Irlanda del Norte sufrió
severamente del terrorismo. Los repetidos intentos por encontrar una solución
política resultaron fallidos. Los unionistas solo aceptarían una “solución interna”, los
nacionalistas solo aceptarían “una Irlanda en toda su dimensión” y los republicanos
se negaron en aceptar cualquier solución que no sea la retirada de los británicos y
la unidad irlandesa sin tener en cuenta los deseos de la mayoría. (Revista Vitral No.
75 * año XIII).

Para ilustrar un poco los actores violentos del conflicto a lo largo de estas
décadas nos permitimos enumerar los grupos terroristas involucrados:

1. IRA Provisional: Grupo dominante durante la fase moderna


2. IRA oficial: activo a principios de los 70
3. Ejército de Liberación Nacional Irlandés (INLA, por sus siglas en inglés)
4. IRA real
5. Fuerza Voluntaria de Ulster (UVF, por sus siglas en inglés)
6. Luchadores por la Libertad de Ulster (UFF, por sus siglas en inglés)

El proceso de paz

El objetivo último de una negociación entre partes enfrentadas en una


confrontación armada es la paz, un concepto que hace referencia a un ideal, a una
condición de vida deseada y que puede interpretarse en sentido positivo o negativo
(Rivas, 2014: 9). La paz positiva busca prevenir la violencia (directa, estructural y
cultural) implementando acciones para mejorar el sistema; mientras que la paz negativa
es curativa, persigue reducir las acciones violentas (violencia directa) ya existentes
(Galtung, 2003: 20-27).

La paz negativa puede entenderse de dos formas: como la ausencia o


disminución de todo tipo de violencia; o como la etapa posterior de una confrontación
armada, como la consecuencia necesaria de la violencia (3). A efectos analíticos se
utiliza este último concepto de paz (4).

Han sido muchos los esfuerzos pacificadores del conflicto antes de llegar al
Acuerdo de Viernes Santo el cual marcó el inicio del período prolongado de paz en
Irlanda del Norte, sin embargo se hace importante mencionar los intentos previos más
resaltantes dentro de los que tenemos: el Acuerdo de Sunningdale en 1973, el Acuerdo
Anglo-Irlandés firmado el 15 de noviembre de 1985 y la Declaración de Downing Street
del 15 de diciembre de 1993.

El alto el fuego es una política de paz que tiene como objetivo, al menos, el
cese las hostilidades en el marco de un conflicto armado (Chounet-Cambas, 2011: 9).
Un sinónimo de alto el fuego es tregua, que significa “suspensión de armas, cesación
de hostilidades, por determinado tiempo, entre los enemigos que tienen rota o
pendiente la guerra”(DRAE, 2014).

En resumidas cuentas fueron seis exigencias mínimas establecidas por el


Gobierno de Gran Bretaña y de Irlanda propuestas por el Senador George Mitchell(5)
las que facilitaron las conversaciones políticas entre ambas naciones a través de un
compromiso con la utilización de las vías políticas y democráticas de modo exclusivo,

________________________________________________________________

(3)Según Galtung (1981: 20), “la paz es objetivo y causa por la cual los conflictos se transforman creativamente y no de forma
violenta, a través de herramientas concretas que promuevan el diálogo, el reconocimiento de los oponentes y la cooperación entre
las partes”.
(4) Como señala Arendt (2009), los tratados de paz no eliminan los conflictos sino permiten que sigan su curso natural, este es,
acercar a los adversarios, ponerlos a dialogar y “resolver un nuevo estado de cosas” (Reyes, 1999: 182).
(5) George Mitchell, ex senador estadounidense y ex asesor del presidente norteamericano Bill Clinton, medió entre las partes,
alumbrando posteriormente el llamado "Plan Mitchell", documento base de las últimas negociaciones para llegar al Acuerdo.
por lo que los partidos del Ulster que quisieran tomar parte en el proceso de paz tenían
que aceptar comprometerse al desarme total de las organizaciones paramilitares de
forma verificable, a renunciar al uso de la fuerza o a que otros la usaran para influir en
las negociaciones, a respetar los acuerdos alcanzados y a instar a los grupos
terroristas a poner fin a los asesinatos y la violencia poniendo los medios para evitar
estas actuaciones.

Estas exigencias conocidas también como los Principios Mitchell fueron:

1. Utilizar únicamente medios democráticos y exclusivamente pacíficos para


resolver los asuntos políticos.
2. El desarme de las organizaciones paramilitares.
3. Un acuerdo para que una comisión independiente verifique el desarme.
4. La renuncia al uso de la fuerza o la amenaza para influir en el resultado del
proceso de paz.
5. La aceptación de los pactos acordados en una mesa multilateral y compromiso
de recurrir a medios exclusivamente democráticos y pacíficos para modificar los
puntos en desacuerdo.
6. Condenar todas las expresiones de violencia de baja intensidad (ataques,
palizas de castigo, etc...)

El Acuerdo de Belfast como también se conoce al Acuerdo de Viernes Santo, no


es un arreglo perfecto, pero si constituye un intento importante de afrontar todos los
problemas que afectan todas las situaciones en los conflictos sin importar la naturaleza
de que estos sean.

Cualquier apreciación a este pacto debe hacerse bajo la mirada de los cambios
en los principios y práctica internacionales puestos de manifiesto en la gama de
acuerdos internacionales, partiendo de la condición que estos tienen como objetivo
garantizar los derechos de los ciudadanos dentro de sus Estados y las obligaciones de
éstos con su pueblo.
Conclusión

A lo largo del desarrollo de este trabajo de investigación, hemos recorrido


diversos aspectos teóricos que tratan de explicar la complejidad de lo que fue el
llamado conflicto norirlandés. Desde un punto de vista republicano muchos autores lo
han denominado The Long War o lo que es lo mismo La Guerra Larga, pero para
aquellos que defienden la tesis política de la Gran Bretaña, bajo ninguna circunstancia
le dan el calificativo de guerra, en todo caso suelen considerarla como una guerra de
guerrillas, y aunque en efecto el conflicto nunca fue declarado como una guerra, el
número significativo de bajas por parte de ambos bandos, los recursos empleados por
el gobierno británico por casi 25 años, la devastación en localidades tanto de Irlanda
del Norte como de Inglaterra, y por supuesto el arsenal bélico usado por los grupos
paramilitares, nos lleva a pensar que ciertamente ocurrió una guerra de facto.

Sin embargo hay quienes opinan diferente, y afirman que el conflicto solo se
trató de altercados frecuentes y continuados en el tiempo, por parte de grupos
paramilitares norirlandeses, siendo los mismos calificados bien por parte del Reino
Unido como por la República de Irlanda y medios de comunicación internacionales
como organizaciones terroristas para quienes las acciones en su contra tomadas por el
gobierno inglés estaban más que justificadas por entenderse de que estas se trataban
de una lucha frontal en contra del terrorismo por un lado y por lograr los mejores
esfuerzos por el mantenimiento de la paz en la región.

Es más que evidente que el conflicto norirlandés a pesar de haber tenido su


punto más crítico en la segunda mitad del siglo XX, tiene sin duda profundas raíces que
se remontan a siglos anteriores en los que se cruzan aspectos históricos tan diferentes
como lo pueden ser los étnicos, religiosos, económicos y por supuesto políticos y si
bien es cierto que el gobierno inglés tenía una suerte de costumbre en lidia con
dificultades de estas índoles, la violencia que tomaran los acontecimientos a partir de
los años 60 hará que progresivamente los gobiernos venideros, propongan iniciativas
donde era imperante la participación tanto diplomática como militar.

Como mencionamos en el párrafo anterior, la situación más complicada a la que


se debió enfrentar el gobierno inglés fue a la reanudación del conflicto armado en
Irlanda del Norte, y por ende este ha sido uno de los temas de mayor estudio por parte
de politólogos, sociólogos, antropólogos e incluso economistas vinculados no solo a la
región sino comprometidos con la investigación en temas tan diversos como la
violencia colectiva como es el caso de C. Tilly, las raíces de la violencia por De La
Torre o como la investigación sobre las raíces de los conflictos armados, llevada a cabo
por el centro de Investigación para la Paz en 1996. En definitiva son muchos los puntos
de vista contrapuestos y las teorías explicativas desarrolladas que sobre este tema se
han escrito.

De todo lo expuesto hasta ahora, sumaremos el hecho de que tradicionalmente


se encuentra una interpretación por parte de algunos sectores a quienes les resulta
imposible la reconciliación de mantener el ideal nacionalista de una Irlanda unida frente
al deseo unionista de que Irlanda del Norte siga perteneciendo como parte del Reino
Unido, y frente a ello nace una postura de paridad de trato (parity of steem) en la que
durante el proceso de paz se han logrado reconocer las diferencias culturales. Pese a
este esfuerzo no se debe dejar de lado que también existe un conflicto de ideologías
aunado a la diversidad de elementos políticos y religiosos que añaden tanto a los
unionistas como a los nacionalistas una particularidad a la hora de las negociaciones.

Resulta prácticamente imposible hacer una síntesis completa sobre el conflicto


sin que se dejen por fuera detalles que quizá para algunos resulten insignificantes o
carentes de importancia, pero que en definitiva, forman parte de la complejidad de esta
confrontación y poseen un peso específico para su objetiva interpretación.

No fue sino hasta abril de 1998 cuando se llegó al histórico acuerdo de paz de
Stortmont y que un mes después fuera aprobado en referéndum por el 71% de los
electores norirlandeses para la creación de una Asamblea autónoma
democráticamente elegida.
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