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Edras Noé Hurtarte Guzmán

Carazamba
Resumen

Mi lectura procura desvelar un discurso histórico subyacente en el que se presenta la


relación entre la sociedad masculina hegemónica y el territorio mestizo femenino del
norte de Guatemala. De ahí que los hombres que se relacionan y se rinden ante la
hermosura de Carazamba representan la historia de una serie de esfuerzos masculinos por
conquistar, colonizar, civilizar y, en última instancia, tratar de integrar la región del Petén
a la vida nacional de Guatemala.

Carazamba se describe como un hermoso ser mestizo en el que se unen no sólo las sangres
india y europea sino también la herencia africana, generalmente ignorada en otras obras
criollistas nacionales. Es un personaje de carácter fuerte mediante el cual contiene sus
sentimientos y domina a quienes se someten a su belleza. La obra inicia con varios relatos
sobre las relaciones entre diferentes hombres y la controvertida mestiza. Ella y el narrador
comparten el protagonismo de la trama central de aventuras, la cual consiste en que el
narrador mata al amante de turno de Carazamba, un inglés con conexiones en el gobierno.
En consecuencia, el criollo y la caribeña se ven obligados a huir de las autoridades, yendo
hacia México a través de las selvas peteneras y acompañados de Pedro, amigo
incondicional del protagonista. A punto de alcanzar el paiś vecino, los prófugos se
encuentran con unos soldados, con quienes sostienen un tiroteo, el narrador cae herido y
la mujer, cegada por sus sentimientos, los confronta y es abatida.

En efecto, Carazamba es la historia de amor por un territorio desdeñado; en otras


palabras, si el personaje Carazamba es el objeto de amor del protagonista narrador, lo que
ella alegoriza es también el objeto de preocupación del intelectual guatemalteco, a saber
una región cuyo aislamiento hace peligrar su desarrollo, soberanía e incorporación a la
nación. Mediante esa intención antropológica caracteriś tica del criollismo, Rodriǵ uez
Macal confiere a Carazamba un origen étnico caribeño y construye a los otros personajes
con los que ella se relaciona como elementos autóctonos para legitimar una doble
narrativa.
Edras Noé Hurtarte Guzmán

40 días con Propósito


Resumen
Mientras pasábamos por los cuarenta días, hubieron ocasiones durante nuestras
reuniones de grupo cuando yo señalaba al grupo declaraciones en el libro que no estaban
de acuerdo con las Escrituras, y en otras ocasiones me mantenía en silencio. No quize
dominar la discusión, o estropearla para el resto del grupo. Mas sin embargo, no puedo
mantener el silencio cuando las verdades de la Biblia están siendo distorcionadas. Es
nuestro deber como Cristianos de “seguir luchando vigorosamente por la fe encomendada
una vez por todas a los santos” (Judas 1:3b). Pablo le dice a los Coríntios que
“Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y
llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo” (2 Coríntios 10:5), y
Pablo aconseja a Timoteo diciéndole, “Ten cuidado de tu conducta y de tu enseñanza.
Persevera en todo ello, porque así te salvarás a ti mismo y a los que te escuchen” (1
Timoteo 4:16).

Parte de la audiencia de Rick Warren no es Cristiana. Por lo tanto, debe de haber en el


libro un mensaje claro de ambas Ley y Evangelio para que así aquellos quienes no son
creyentes puedan llegar a conocer a Jesús como su Salvador, pero no hay tal claridad en
el mensaje. Mientras el Evangelio puede ser hallado en el libro, su mensaje puede ser
perdido debido a su enfoque en nosotros y una carencia de Ley. Algunos discutarán que
ya que el propósito del libro es el ayudar a la gente a ver los propósitos de Dios para sus
vidas, no hay necesidad de presentar la Ley y el Evangelio. Pero sin Ley y Evangelio no
puede haber conversión (el momento en que creemos que Jesús es nuestro Salvador y de
este modo somos salvos), y sin conversión, los incrédulos no entenderán los propósitos
de Dios ni sus propios propósitos. Como dice en Romanos 8:6-7:
Edras Noé Hurtarte Guzmán

Cartas del diablo a su Sobrino


Resumen
En la actualidad es posible pensar que el Diablo es aquel ser malicioso que busca
ponernos trabas y molestias, que nos habla al oído para inducirnos a realizar malas
acciones o tener malos pensamientos, que transforma el entorno para convertirlo
en un lugar inhóspito lleno de amargura, desolación y tristeza. Pero esta, quizás es
la manera menos certera de acercarse a entender lo que el verdadero Diablo es; un
ser lleno de placeres y encantos, con una extensa comprensión del lenguaje y
fascinantes motivos para consumir “nuestra alma” sin darnos cuenta de ello, o
como dice Clive S. Lewis, “el camino más seguro hacia el Infierno es el gradual:
la suave ladera, blanda bajo el pie, sin giros bruscos, sin mojones, sin
señalizaciones.” Es de hecho una invitación a alejarnos del hacer y del pensar, pues
el camino al verdadero infierno se encuentra lejos de la comprensión del ser y de
las posibilidades del actuar. Por una inesperada casualidad de la vida el profesor
Clive S. Lewis se encuentra con una serie de cartas que el Diablo envía a su
sobrino con el ánimo de llevar a su paciente en la tierra a ser consumido de la
manera más deleitable posible. En ellas se esconden secretos que son
dolorosamente cercanos al entendimiento de la realidad, pero de una realidad en la
que habitar sería la verdadera certeza del placer. Sin embargo, en las cartas se hace
evidente una pregunta y que busca contestar continuamente en cada una de ellas,
pero de una manera sutil y tal vez imperceptible a lectores “ligeros”; ¿cuál es el
verdadero Diablo?, ¿cuál es el verdadero Enemigo? En las cartas interceptadas por
el Profesor, se evidencian tres pasajes para responder a esta pregunta: la
construcción del ser y el entendimiento de la realidad; los deleites y molestias que
posibilitan o no la existencia del Diablo; y el recorrido vicioso del ser humano ante
sus ojos y los de los demás.

Como una inesperada ironía del Diablo de mantenernos alejados del entendimiento
de sí mismo, en las cartas revela una de sus mayores angustias por procurar tener
oculta ante cualquier ser humano, el mismo hecho de entender. Pues es la razón el
medio que conduce a la verdadera construcción del ser y la manera más certera
para alejarnos de Él. Uno de los mecanismos quizás más eficaces de mantenernos
separados de la razón es a través del constante involucramiento en experiencias
sensoriales inmediatas, pues estas ocupan el tiempo que debe ser destinado a la
razón y por lo tanto al cuestionamiento de los asuntos que son verdaderamente
importantes, los cuales se describirán más adelante. Una persona sumergida en su
habituar sin razón, es una persona destinada a vivir sin propósitos ni realidad, que
es igual a una persona que no se pregunta por sus propósitos o realidad y hasta
quizás sumergido en el creer que su vida sensorial son sus propósitos y su
verdadera realidad. Pensemos por ejemplo en un ser habituado a vivir frente a un
computador leyendo las noticias que ocurren día a día en el mundo y cuando no
está en esta labor, se encuentra bajo los efectos del placer que produce el consumo
de una deliciosa comida, un buen licor y una entretenida película; este
Edras Noé Hurtarte Guzmán

probablemente piense que su vida entre su consumo de “realidad” percibida desde


una pantalla y su deleite de placeres, sea la realidad, aquella que debe ser habitada
y preservada. Sin embargo es una “realidad” que no ha sido construida desde la
razón, sino desde el diario vivir que no permite cuestionarla ni ponerla en duda por
lo que realmente es, por el hecho de sufrir la supuesta incomodidad del pensar y
por lo tanto de transformar lo que ya se considera propio.

En segundo lugar, se encuentran los deleites y molestias que posibilitan o no la


existencia del Diablo. Estos deleites están directamente vinculados a las acciones
y razonamientos del ser, a cada conducta, emoción, acercamiento al placer y la
ambición. Como se mencionó anteriormente la razón es el medio que lleva al
entendimiento de la realidad, pero no por esto significa que dejamos los humanos
de ser precisamente eso, “humanos”, es decir seres llenos de vivencias y
decisiones, que conducen o no a la formación de virtudes, al relacionamiento con
otros y a la conformación de vicios o hábitos. Estamos finalmente sumergidos en
un mar de eventualidades a las cuales no siempre podemos responder, pero si
podemos habituar. Cuando se habla de hábitos se constituye a la capacidad de
convertir las buenas conductas en acciones repetidas en el tiempo, en especial
acciones relacionadas con la razón; por el contrario cuando se refiere a los vicios
se habla de acciones que en el tiempo opacan el razonamiento y el ejercicio que
conduce al verdadero placer proveniente de emociones no esporádicas que puede
traer la música, un diálogo o la autorreflexión. Clive S. Lewis, hace énfasis en una
de las cartas de la necesidad que hay de acercarse al ejercicio de la voluntad a
través de las conductas y por lo tanto de las acciones, alejándonos de la
imaginación como medio que nos tiene distantes a la realidad. Debido a esto, se
hace referencia al entendimiento del tiempo como un factor de relación con el ser
que conduce a la imaginación por medio del constante pensar en el futuro, trayendo
consigo el pensamiento de lo irreal, la generación de esperanza y temor, y
finalmente la acumulación de decepciones. Por el contrario, el presente se
evidencia como el punto en el que el tiempo coincide con la realidad, y de esta
manera se puede percibir la realidad como un todo llevando a la verdadera libertad.
Por último se encuentra el recorrido vicioso del ser humano ante sus ojos y los de
los demás. Ya habiendo descrito el significado del vicio, si nos pusiéramos en la
posición del Diablo sentiríamos un extenso placer en saber que su paciente hace
uso de su inteligencia y de su humildad para sentir orgullo de sí mismo. Pues es el
orgullo el medio que nos acerca a disfrutar de las experiencias sensoriales
inmediatas, y aquel que no permite pensar en la superioridad ante los demás
trayendo consigo decepciones futuras o malas conductas que llevan a vicios
futuros. Como menciona el Diablo en una de sus cartas, “Debes enseñarle a
confundir este contraste entre el círculo que le encanta y el círculo que le aburre,
hacerlo sentir diferente de las personas con que se asocia por derecho". Así mismo
se logra también arraigar el sentido de la propiedad, pues el orgullo trae la
necesidad de impulsar al ser a sujetarse de las acciones, objetos y pensamientos
que lo forman y por lo tanto a aferrarse a la vida en este mundo y a considerarlo
su verdadera realidad. Esto es incluso, a llevarlo a pensar en sí mismo como “su”
propiedad y por lo tanto “su” vida, “su” cuerpo, “su” familia, “su” esposa, “su”
Edras Noé Hurtarte Guzmán

casa, “su” gato y “su” cama, sin que se pregunte por el significado del ser libre y
la presencia de “su realidad”. Con lo anterior, se puede pensar que la relación entre
la construcción del ser y el entendimiento de la realidad, los deleites y molestias
que posibilitan o no la existencia del Diablo y el recorrido vicioso del ser humano
ante sus ojos y los de los demás hace posible no solo el llamado del Diablo sino la
de su Enemigo. La razón y por lo tanto la realidad son mecanismos que llevan al
propósito y por lo tanto al significado para responder a las preguntas
verdaderamente importantes tales como ¿es justo?, ¿es correcto?, ¿por qué actuar
así?, ¿qué significa?, entre muchas otras.

Para concluir, quiero finalmente responder a la pregunta que llevo a escribir este
texto, ¿cuál es el verdadero Diablo?, el verdadero Diablo es uno mismo, en la
medida en que se condicionen las circunstancias para que exista. Desde la toma de
decisiones y elección de las virtudes se construye la capacidad de ser o no un medio
apto para que HABITE LA RAZÓN, para formar la realidad y acceder al verdadero
placer. Ahora se puede decir que Clive S. Lewis menciona a través del Diablo, “el
valor no es simplemente una de las virtudes, sino la forma de todas las virtudes en
su punto de prueba, lo que significa en el punto de máxima realidad.” Quizás
buscando que tengamos el valor de acceder a la razón, de despojarnos de las
sensaciones inmediatas y de los vicios que nublan nuestra capacidad de formular
propósitos y construir el verdadero sentido de la vida. No hay peor acción que le
causé ira o daño a un diablo que se burlen de Él, pero ¿qué sucede cuando se mofan
también de su Enemigo? La respuesta de aquellos que defienden al Enemigo sería
que le es irrelevante porque acepta las libertades del ser humano, pero para la
objetividad del diablo sería un deleite y una molestia que imposibilita a su vez su
existencia. Y quizás es aquí donde también debemos preguntarnos ¿quién es el
verdadero Enemigo del Diablo, si finalmente el Diablo es la incapacidad del ser
para tener alimentado su vitalidad emotiva a través de la razón? Es mantener al ser
humano en un círculo vicioso de sí mismo, aun cuando intenta verse a través de
los demás.

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