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Rechazar peticiones.

Las personas que nos rodean intentan con frecuencia que hagamos cosas que no
queremos hacer, utilizando diferentes métodos: insistiéndonos una y otra vez,
ofreciéndonos muchas razones, criticándonos o intentando que nos sintamos culpables
por negamos.

Muchos creen que, si siguen insistiendo, conseguirán que cedamos y acabemos


haciendo lo que ellos quieren.

Ser capaces de rechazar peticiones con naturalidad y sin sentimos culpables por
ello es un aspecto importante de la asertividad ya que es necesario para:

 Poner en práctica el primer derecho asertivo: el de ser tu propio juez.

 Sentirte responsable de tomar tus propias decisiones.

 Defenderte de las personas que pretenden utilizarte sin respetar tus


derechos y sentimientos.

 No dejarte llevar por quienes te empujan a hacer algo que no deseas o que
te puede perjudicar.

Las personas que mantienen una actitud inhibida tienen problemas para rechazar
las peticiones que les plantean los demás. Esto, muchas veces es debido a que se sienten
culpables de decir que no, y porque creen (irracionalmente) que necesitan a toda costa la
aprobación de los demás y que sería terrible que se molestasen con ellas. Por ello, en
muchas ocasiones terminan accediendo a ellas o a ofrecer excusas inadecuadas, cuando la
realidad es que no desean hacerlo.

Por el contrario, hay personas que pueden mostrarse innecesariamente


despectivas, agresivas u hostiles al rechazar peticiones

En cambio, las personas asertivas son capaces de rehusar peticiones sin sentirse
incómodas y de forma que quien les hizo la petición tampoco se sienta mal.

Pensamientos que dificultan la asertividad al rechazar peticiones.

Para rechazar peticiones en forma asertiva, lo primero que hay que hacer es creer
que tenemos derecho a decir que “no” cuando nos hacen peticiones poco razonables o
cuando nos piden algo que no deseamos llevar a cabo por otros motivos.

Las principales creencias irracionales que interfieren con nuestro derecho a


rechazar peticiones son las siguientes.

 Exigencias: “No debo rechazar sus peticiones”; Un amigo de verdad no


puede negarse a lo que le pide el otro”, etc.
 Catastrofismo: “Si rechazo su petición, se enfadará y me quedaré solo”;
“No podría soportar que se enfadara conmigo”; “Si le digo que no, se sentirá
fatal por mi culpa”, etc.

 Racionalización (minimizar tus legítimos deseos y preferencias): “No


me importa hacer lo que me pide (cuando en realidad preferirías no
hacerlo)”.

Cuando pensamos en algunas de esas formas irracionales, es frecuente que no


expresemos nuestros verdaderos deseos y que demos excusas poco creíbles, en un intento
de evitar que la persona a la que le decimos que no, pueda molestarse. Todo ello puede
creamos problemas con los demás.

Técnicas para rechazar peticiones.

Es necesario diferenciar dos situaciones cuando rechazamos peticiones:

Te gustaría a la petición de esa persona, pero no puedes o no quieres


en ese momento.
La técnica del sándwich.

Esta técnica consiste en expresar algo positivo inmediatamente antes y después de


rechazar la petición.

Ejemplo:

Si un amigo te invita a cenar y no deseas ir, puedes responder: Gracias por


invitarme. Hoy no me viene bien, pero podemos quedar otro día.

La petición te parece injusta.


Banco de niebla + disco rayado.

En este caso, es importante que digas claramente no y no pongas excusas o


autojustificaciones. Sé perseverante y prepárate para hacer frente a la posible
manipulación emocional.

Ejemplo:

Puede que sea una mala amiga, pero no puedo hacerlo…

La petición te parece justa pero no quieres hacerlo.


Mostrar empatía + disco rayado.

Una buena fórmula pare rechazar este tipo de peticiones, es empalizar con esa
persona esto es, reconocer sus sentimientos, pero repitiendo claramente que no puedes o
no quieres hacerlo
Ejemplo:

Comprendo que es un fastidio para tí que no te lo deje este finde, pero no puedo
porque me va a hacer falta a mí.

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