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Luisa Cordeiro
Actitudes proactivas
Las alternativas de acción que pueden surgir varían desde aquellas
dictadas desde el modelo de parálisis, pueden llevar a la persona a
generar espacios de desvalorización y aislamiento, con las consecuencias
lógicas de desconexión con el medio ambiente, provocando de esta
manera un circulo vicioso que obstaculiza su reinserción en el mercado
laboral. Pueden aparecer también comportamientos, a los que llamamos
proactivos, por medio de los cuales el individuo organiza sus tiempos,
de manera tal de tomar un rol protagónico en la búsqueda de un nuevo
lugar de trabajo.
Cabe destacar, en esta instancia, que el tipo de respaldo económico que
posea influye mucho en este momento, pues le otorga un grado de
libertad de acción que le permite acceder a capacitarse en caso de que lo
necesite, hacer terapia o tomar sesiones de Coaching que le ayuden a
transitar este tiempo de transición entre la pérdida y el encuentro del
nuevo empleo.
El estrés y sus manifestaciones se pueden presentar durante este periodo,
pues aun cuando la persona se encuentre en una búsqueda activa, el
tiempo libre puede generar emociones negativas que, de no tenerlas en
cuenta, pueden afectarla. Por ello, el estar atento y dispuesto a pedir
ayuda, consultar con expertos, y mantener el contacto con amigos y
familiares sumado a los espacios de terapia o Coaching es una instancia a
tener en cuenta.
¿Mostrar o demostrar?
Plantearse la búsqueda de un nuevo trabajo lleva a pensar en el diseño de
objetivos y metas a lograr, que tienen como fin ulterior la reinserción
laboral deseada. Para ello es interesante pensar en un primer momento,
cuales son los recursos con los que se cuenta: contactos del trabajo
anterior, consultoras, amigos, ex compañeros de trabajo y/o familiares
entre otros para detectar cuales son los nuevos recursos que necesita
implementar.
Prepararse para la búsqueda, procurando acceder a entrevistas laborales
que faciliten la oferta de sus saberes y competencias como una
posibilidad para la empresa, es uno de los primeros pasos a dar. “Hacer
la primer entrevista es como empezar a trabajar en un lugar nuevo” dice
JG (55)
El contexto, y en particular la dinámica que se lleva a cabo en el mercado
laboral, influyen en la cantidad de entrevistas que consigue realizar
durante su búsqueda; por lo tanto es deseable que la persona que
concurra a la misma vaya preparada para comunicarse de una manera
fluida y eficaz, y sabiendo que pueden surgir preguntas inesperadas,
tales como “descríbame sus aspectos negativos”. También es
fundamental preparar y actualizar el curriculum, buscando
asesoramiento si fuera necesario; atender al hecho que tal vez tenga poco
tiempo para mostrar sus saberes, competencias y talentos y llevar una
idea concreta de sí mismo y de la oferta que puede ser para quien lo
entrevista. De acuerdo a las últimas investigaciones realizadas, bastan
veinte segundos para generar “una buena impresión”, la que de alguna
manera incidirá en el desarrollo de la entrevista. Por lo tanto, la
vestimenta, la prolijidad, el aseo, los gestos, la postura corporal y los
tonos de voz hacen un todo que influye en uno mismo y en los otros.
Es importante además, tomar conciencia de que comunicamos en todo
momento y que pensar, sentir y hacer en una dirección y sostenerlo es
observado por los otros. Rescatar el valor de la experiencia realizada,
mostrar manejo de las emociones, flexibilidad para aceptar los distintos
modelos mentales o maneras de estar en el mundo que pueden surgir en
cada entrevista y una actitud abierta a realizar nuevos aprendizajes,
pueden ser la posibilidad que le abra la puerta a un nuevo trabajo. Por
último, es preciso recordar en todo momento, que la búsqueda de trabajo
es un trabajo en si mimo.
LUISA CORDEIRO