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LA ECLESIOLOGIA

DE COMUNION EN PUEBLA

Alberto Parra, S.J.'"

"En el primer discuno de mi Pontificado, subrayando el propÓSito de fidelidad al Concilio Vati-


cano 11 y la voluntad de volcar miS mejores cuidados en el sector de la EdeBlolol/{a. invité a tomar de
nuevo en 1&8 manos la Constituci6n Dogmática "Lumen <ientium" para meditar "con renovado afin
sobre la naturaleza y mlai6n de la Iglesla. Sobre todo, ácerca de su modo de existir y actuar... No sólo
para lograr aquplla comunión de ,.ida en Cristo de todos los que en El creen y esperan, sino para con-
tribuir a hacer más amplia y estrecha la u"idad de toda la fallltlla humalUJ (Juan Pablo 11, Primer Men-
saje a la IIlesia y al mundo, octubre 17 de 1978). Repito ahora iS invitaci6n, en este momento tras-
cendental de la evangeUzaci6n en América Latina" (Juan Pablo 11, Discurso Inaugural de la 111 Confe-
rencia del Episcopado Latin<Jamericano, 1,6).

1, NUEVA ECLESIOLOGIA período nuevo de su historia",


comprobaba ya para 1965 la Iglesia
No se requieren dotes de futuró- del Vaticano 11 (Gaudium et
logo para predecir que la segunda Spes, 4).
mitad del siglo XX será señalada
como la demarcación entre un largo En el campo eclesial, la última
período de la historia que se cono- mitad de nuestro siglo será señalada
ció como "edad moderna", y uno como la época del Concilio Vatica-
nuevo llamado por los teólogos de no Il. El Concilio será conocido
la muerte de Dios "era post-cristia- como el Concilio Eclesiológico. Y
na" y que mejor podría denomi- la Eclesiología de este período será
narse era de post-cristiandad. "El distinguida como la Eclesiología de
género humano se halla hoy en un la Comunión y de la Participación.

* Doctor en Teoloafa, Universidad de Estrasburao: Profesor en la Facultad de Teologia.. Univer-


sidad Javeriana, Bogotá.

ALBERTO PARRA. S.J. 117


En realidad, todo el siglo XX ha tras peregrina en esta tierra lejos del
venido caracterizándose por el em- Señor (cf 2Cor 5,6) la: Iglesia se
peño en conformar no, claro está, considera como desterrada, de
una "nueva Iglesia" (Cfr. Juan modo que busca y piensa l~ cosas
Pablo 11, Discurso en la Catedral de de arriba" (Lurnen Gentium, 6).
Mexico, enero 26 de 1979), sino "La Iglesia santa, al mismo tiempo
una nueva conciencia eclesial, teóri- que necesitada de purificación
ca y práctica, esto es, una nueva constante, busca sin cesar la peni-
Eclesiología. Nueva que, paradójica- tencia y la renovación" (Lumen
mente, ha consistido en volver a Gentium, 8). "La Iglesia va peregri-
beber en las fuentes milenarias del nando entre las persecuciones del
Evangelio, en la praxis normativa mundo y los consuelos de Dios"
de las primeras comunidades cris- (lbd). "La Iglesia peregrinan te , en
tianas, no como quien repite imáge- sus sacramentos e instituciones que
nes de archivo y dogmas del pasado, pertenecen a este tiempo, lleva con-
sino como quien construye responsa- sigo la imagen de este mundo que
blemente el presente de la Iglesia a la pasa, y Ella misma vive entre las
luz de la revelación histórica de creaturas que gimen entre dolores
Jesús. de parto en espera de la manifesta-
ción de los hijos de Dios" (Lumen
La conformación de una nueva Gentium, 48). "La Iglesia por
Eclesiología no significa el descu- disponer de una estructura so-
brimiento o invención de nuevas cial visible, señal de su unidad en
doctrinas caprichosas sobre la Igle- Cristo, puede enriquecerse y de
sia. Ni tampoco la aplicación a hecho se enriquece también con la
ella de nuevas ideologías de moda. evolución de la vida social, no por-
Mucho menos puede consistir en que le falte en la constitución que
implicarla en un juego dialéctico Cristo le dió elemento alguno, sino
que significara que lo que ella para conocer con mayor profundi-
experimentó de sí y dijo de sí en el dad esta misma constitución para
pasado fuera falso en el presente, o expresarla de forma más perfecta y
como si la verdad sobre la Iglesia de para adaptarla con mayor acierto a
hoy, la práctica de la Iglesia de hoy, nuestros tiempos" (Gaudium et
la experiencia y la simbolización de Spes, 44).
esa experiencia en fórmulas de hoy
tuviera que hacerse necesariamente Así, la nueva Eclesiología no sig-
sobre la base de que "todo tiempo nifica transmutación radical de los
pasado fue peor". elementos perennes de la Iglesia,
sino adaptación a cada tiempo, enri-
En realidad, el fundamento de quecimiento incluso por la evolu-
una nueva Eclesiología está en el ción de la vida social, expresión más
carácter histórico y en la conciencia perfecta, conocimiento en mayor
histórica de la comunidad llamada profundidad, constante purificación
Iglesia: "Ella, mientras va creciendo y renovación de la única Iglesia que
poco a poco, anhela el Reino consu- el Hombre sabio y prudente cons-
mado" (Lumen Gentium, 5). Mien- truyó sobre roca.

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2. VICISITUDES HISTORICAS DE deben ser ponderado::;. máxIme SI
LA COMUNION y PARTICIPA- provienen de quienes históricamen-
CION te seguimos conformando la misma
comunidad. Además, si los elemen·
La Comunión y participación tos esenciales de la estructura ecle-
cristiana hallan su fundamento en la sial y la comunión lo es- no
praxis reveladora y normativa de huhieran sido actuados en el pasado
Jesús y en la vida de comunión que edpsial, ello fácilmente haría supo-
fue propia de las primeras comuni- ner que la Iglesia del pasado no fue
dades cristianas que en Jesús toma- la verdadera Iglesia dE' Jesucristo, lo
ron su origen. Por ello el elemento l'llal es. evidentemente, inaceptable.
histórico primario que ha de funda-
lJlentar la praxis de comunión y de Pero resulta también claro que si
participación debe ser suministrado se reenl'upntra una veta, si se redes-
por el Nuevo Testamento. ~las por· eu hrp un valor, si se despeja un ho-
que la comunión bíhlica ha sido rizonte, hien puede suponerse que
muy ampliamente estudiada. yo el nuevo horizonte, la veta abierta y
me eXl'USO por ahora de refpl'irmp al el nuevo valor afirmado estuvieron
tema (Todas las Teologías del soterrados, perdidos u oscurecidos
Nuevo Testamento contipnen am y que de ello no sp tuvo una plena
plios estudios al respecto. Fupra dp l'onclenc'ia. Son los signos de los
eso me contento con l'itar dos auto- tiempos, los nuevos interrogantes,
res: Muñoz Iglesias, S., l'oneppto las nuevas eif(~unstancias históricas
bíblico de koinonía. XXIII Semana de todo onlen las que hace que se
Bíblica Española. Madrid 1953. tome conciencia explícita de lo que
Bori, P,C., koinonía: L'idea dplla hasta ayE'r fui> quizás implícito. y
l'omu nione nell'eclesiologia l'el'ellte dp esta manera avanza homogénea y
e nel Nuovo testamento. Paideia. analógicamentE' la conciencia ecle·
Brescia 1972). sial sobre sí misma en cada época
de la historia.
Análogamente, la fundamenta·
ción de la comunión y de la partici- Pero aqu i voy a tomar otro cami-
pación deriva de la praxis de todas no. No voy a destacar los vínculos
las comunidades eclesiales históricas existentes dE' comunión, presentes
que nos han precedido y que con su ya en el pasado eclesial. Voy más
actuar han marcado. precisamente, hien a fijarme en las históricas
una tradición de comunión, No juz- vicisitudes eclesiales que contribu-
go que alguien responsablemente yeron a mantener soterrado, velado,
pueda suponer que tan solo ahora oscurecido el p-lI1orama de la comu-
encontramos en la Iglesia latinoa- nión y de la participación que hoy
mericana la veta de la comunión y con tanto entusiasmo redescubri-
de la participación, y que las comu- mos en nuestra Eclesiología latino-
nidades que históricamente nos americana, gracias al Espíritu ac-
precedieron no vivieron una estre- tuante y a las situaciones históricas
cha comunión y plena participa- en las que peregrinamos, La referen-
ción, Los juicios de valor sobre el cia a esas históricas vicisitudes me
pasado de la comunidad eclesial impone una doble actitud: m ante-

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nerme ajeno a toda datriba y me- sobre todos san Ireneo de Lyon
nosprecio por las formas históricas quien se vió constreñido a desbara-
del pasado eclesial, y el procurar tar la falsa interpretación de 108
reagruparlas en la apretada síntesis gnósticos mediante la demostración
que consciente un artículo de revis- de que la única y auténtica tradi-
ta, aun a riesgo de parecer super- ción arranca de la persona histórica
ficial. de Jesús real, no aparente; que de
El pasa a sus apóstoles; y de éstos a
La crisis gnóstica que se insinúa los obispos que en las Iglesias garan-
ya en la época apostólica y que tizan la pureza de la tradición, la
estalla con virulencia en el siglo H, recta interpretación de los escritos
ofrece como punto común en todas inspirados y tienen la autoridad ple-
sus tendencias el rechazo total de la naria en materia doctrinal y discipli-
economía salvífica del Antiguo Tes- nar por el señalamiento de la regla
tamento y de los escritos correspon- de fe. A todas las Iglesias que pere-
dientes, la aceptación discriminada grinan en las diversas regiones de la
de los escritos del Nuevo y, sobre tierra, las preside en la caridad la
todo, la proclamación de que la ver- Iglesia de Roma venerable no solo
dadera doctrina y conocimiento por su antigüedad sino por su fun-
(gnosis) de Dios no deriva de la re- dación sobre la sangre gloriosa de
velación histórica de Jesús, ni de la Pedro y Pablo.
consiguiente tradición apostólica,
sino de la comunicación esotérica y No sin malicia los autores dC! la
voluntarÍstica de Dios a cerebros teología liberal habrían de señalar
privilegiados conocedores de los se- a san Ireneo como al verdadero
cretos y misterios reservados para fundador del "catolicismo" romano
los hombres "espirituales" que se- por su apología de la tradición, por
rían precisamente los gnósticos. el recurso al principio de autoridad,
Todo el concepto de historia de la por apuntar hacia los obispos como
revelación quedó subvertido por a instancias supremas e incluso
quienes pensaron que la revelación exclusivas de la recta interpreta-
se da no en la historia sino en las ción, por el estrechamiento quizás
comunicaciones arcanas con espíri- excesivo del carisma de la verdad,
tus beatíficos. El concepto de histo- por el centralismo incipiente que él
ria de la salvación quedó sustitu ido habría favorecido, por el monar-
por una salvación consistente en la quismo episcopal que él habría
simple aceptación cerebral de la prohijado. Una cosa sí resulta clara:
gnosis. Todo el concepto de tradi- la crisis gnóstica y la réplica ecle-
ción, tanto israelita como apostóli- sial señalan el comienzo de cons-
ca, se vió relegado por estos que trucción de una pirámide en cuya
creyeron ser los depositarios de la cúspide brilla con luz propia y
más alta, encumbrada y genuina tra- actúa con prerrogativas plenarias
dición. Es esta la primera herejía y absolutas el episcopado monár-
con la cual se enfrenta el naciente quico. La fuerza de las divisiones
cristianismo. y de las herej ías hará que la base
de la pirámide pase más y más a un
En la réplica eclesial sobresalie- segundo plano hasta quedar en la
ron Hipólito y Tertuliano, pero penumbra, y hasta casi olvidarse

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por completo que no puede haber A partir dE' este proceso la distin-
capitalidad sin corporeidad, cabeza ción diferenciante del pueblo de
de oro con pies de barro, jefes sin Oios no se hace ya en términos de
comunidad, pirámide sin base. comunidad y ministerios (fieles y
El proceso de sacerdotalización ministros) sino en la línea de sacer-
se entiende hoy como la histórica docio y laicado (sacerdotes y laicos)
interpretación de los ministros y dentro de la figura cerradamente
ministerios de la Iglesia, a nivel piramidal, en cuya cúspide se asien-
teórico y práctico, en categorías tan los grados de la "hier-archia"
sobre un laicado de "simples bauti-
sacerdotales provenientes del Anti-
zados" (!) cuya trayectoria desde
guo Testamento. Este proceso debe entonces hasta nuestros días ha sido
ser situado en el marco de la réplica
demasiado infeliz. Es supremamen-
eclesial a la herejía gnóstica impug- te significativa la categoría que hoy
nadora del valor y del sentido del se emplea de "reducción (!) de los
Antiguo Testamento. La base de la clérigos al estado laical".
argumentación eclesial consistió en
urgir pI carácter de preanuncio y de
profecía que tendrían todas las rea·
lidades del Antiguo Testamento y A la espiritualización desllledida
que habrían de realizarse y cum- de la Iglesia que brota de la pluma
plirse en la economía del Nuevo neuplatónica de san Agustín como
Testamento. San Clemente Romano eonSE'cuencia de la distinción y
con su género judaico de haggada clara separación de dos mundos,
o de exhortación moralizante para dos historias, dos ciudades, hizo
que se imiten los ejemplos antiguos; frente la secularización temprana de
san Ireneo de Lyon con la tipología la Iglesia, identificada ya a ultranza
ansiosa de encontrar la unión y con la jerarquía. El planteamiento
continuidad de los dos Testamen- básico de esa coyuntura era la rela-
tos a todo nivel; Hipólito Romano ción que debía o no existir entre
con la aplicación de la tipología a la Iglesia-Mundo, Iglesia-Estado, como
liturgia viva de la Iglesia: esta es la para contrarrestar las "civitates
trilogía que se destaca al máximo duae" de San Agustín. La relación
en este proceso de sacerdotaliza- entre los dos términos es no solo
ción. Desde entonces el obispo afirmada sino ansiosamente busca-
queda asimilado en su persona y da. En OriE'nte prevaleció el térmi-
en sus funciones al sumo sacerdote no rE'lacional Estado sobre el térmi-
del Antiguo Testamento; los pres- no relacional Iglesia, y dió por re-
bíteros de la Iglesia son relacio- sultado el Césaro-Papismo: el Em-
nados a todo nivel con los sacerdo- perador fue también sacerdote
tes antiguos; los diáconos serían los como en los mejores días del reino
antítipos de los levitas destinados a de David, tuvo prerrogativas ponti-
los oficios menores del santuario ficales, nombró y destituyó a las
antiguo. Los fieles serían laicos, es jerarquías eclesiásticas, convocó
decir, los no consagrados, no perte- concilios y fue a la vez señor tem-
necientes a la "hier-archia" o grados poral y padre espiritual. En Occi-
sacerdotales, no activos sino pasi- dente, en cambio prevaleció el tér-
vos, no enseñantes sino recipientes. mino Iglesia sobre el Estado, y dió

ALBERTO PARRA, S.J. 121


por resultado el Papo-Cesarismo: el ser extractado del capítulo sohre el
Sumo Pontífice fue también Empe- Orden del Mundo en la Suma con-
rador, es decir, señor temporal, tra Gentiles, y de sus tratados de
tuvo prerrogativas seculares, nom- Sacramentos, del Sacramento del
bró y destituyó Emperadores, fué Orden y de los Estados de Perfec-
centro político y administrativo, ción en la Suma Teológica. Ah í
reinó sobre sú bditos que fueron a la encontramos que el Artífice del
vez y por idéntico concepto ciuda- orden del universo ha querido
danos dpl Impero e hijos de la Igle- desde siempre que los seres inferio-
sia. Está la Iglesia en el genuino res sean conducidos a su finalidad
régimen de cristiandad. por los seres superiores, y que igual
orden y concierto ha querido esta-
nata de entonces la concepción blecer Dios en la Iglesia: que unos
de los ministerios ecJesiales como den y otros reciban los sacramen-
dignidades seculares, y de los ecle- tos, en lo cual, dice él, se insinúa ya
siásticos como príncipes seculares. la jerarqu ía edesiástica. En base a la
Las cátedras episcopales se convier- concepción del superior como aquel
ten en tronos. Los títulos de honor, que da y conduce, y del inferior
las insignidas, los beneficios, las como aquél que recibe y es condu-
cortes y los palacios, el régimen feu- cido, se llegará teológicamente a la
dal de horca y cuchillo contrastaron cJericalización más radical cuando
con la pobreza, la ignorancia, el se afirme que el hautismo confiere
marginamiento y la incomunicación la simple potestad de recibir los
de la masa laical. La cúspide de la demás sacramentos, en tanto que el
pirámide se revistió de honor mun- orden confiere la potestad de dar
dano y vano, sobre la hase de la los demás sa('ramentos. Con ello se
pirámide olvidada y menospreciada. tiene en la l'úspide ahsoluta de la
pirámide y como el mayor de todos
Las sumas escolásticas de teolo- los sacramentos, no el bautismo que
gía entre las que descuella con tan transforma y justifica, que confiere
sobrada razón la de santo Tomás la filiación adoptiva, por el que
entran también como piedras muy inhabita la Trinidad, por el que se
fundamentales en la construcción y ingresa a la comunidad de la Iglesia,
manutención de la pirámide. Sin sino el orden. De ahí a pensarse
escándalo de nadie y sin incrimina- que el ordenado es un superbauti·
ción a quien es hijo de su época zado. un cristiano de primera dase.
puede hoy decirse que es simple- no hay más que un paso, pues cier-
mente sorprendente que el· tema tamente no cahe grado de compara-
Iglesia no tenga ninguna directa dón entre una potencia activa y
consideración o tratamiento en una una simple potenl'ia pasiva.
suma o compendio de toda la teolo-
gía y de toda la filosofía en donde, A esta luz, fácil es entrever por
como en la ohra de santo Tomás, dónde tiene que correr el pensa-
hallan cabida y amplio análisis de miento de santo Tomás sobre los
fina hondura todos los temas huma- que él llama géneros de vida y esta-
nos y divinos. El planteamiento dos de perfección: se hace evidente
eclesial de santo Tomás tiene que la superioridad intrínseca del estadu

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clerical y religioso estructurados la conformación de reales naciona-
sobre el saeramento del orden y los lidades, de la propia lengua y de la
votos religiosos, por comparación propia cultura. Socio-económica-
con el estado laical estructurado en mente, la reforma pretendió la
base al simple bautismo (!). Por lo repartición efectiva de las tierras a
demás, no hace falta enfatizar en las los campesinos, el equitativo repar-
perspectivas que se ofrecen sobre la to de los bienes, la terminación del
mujer en la concepción de un mun- régimen feudal en el que príncipes,
do que originalmente estuvo planea- obispos y monasterios acapararon
do por la Providencia "only for todos los bienes de producción.
men" (sólo para hombres!) como Eclesiásticamente, la reforma buscó
dicen las propagandas de perfumes pasar de la opresión de la estructura
masculinos. clerical a una más cristiana igual-
dad, aun a riesgo de llegar a los ex-
Mirando desde esta altura, se tie- cesos de la sóla Escritura, del sólo
ne la impresión de encontrarse en Cristo, de la sóla Fe, del libre exa-
las antípodas de la comunión y de men y de la libre interpretación;
la participación. aspiró a rescatar el valor y sentido
de la dignidad sacerdotal de todos
La protesta de los protestantes los bautizados incluso a costa de
tuvo la pretensión de ser un recla- ensombrecer casi hasta negar el va-
mo airado en pro de comunión y lor y sentido de la jerarquía ecle-
de participación de la base, aun a siástica; trató de liberar la concien-
costa de romper, paradójicamente, cia personal ante Dios (coram Deo)
los débiles lazos de comunión ahogada en el impetuoso mar de
existentes y de llegar por la fuer- . teologías, filosofías, decretales, bu-
za de la controversia y de la mutua las, prohibiciones y excomuniones,
incomprensión hasta una plena ex- listas invariablemente fijas de peca-
comunión. Culturalmente, el movi- dos y de virtudes; propuso, en fin,
miento de reforma pretendió de- la participación real de la base en
sembarazarse de la superestructura las urgentes reformas disciplinarias
creada por una filosofía universal que se hacían sentir con suma ur-
de conceptos universales para el gencia en la Iglesia. Para todo ello
hombre universal heredada de las era menester denunciar primero
sumas teológicas y filosóficas y " La Cau tiv idad Babilónica de la
reconquistar las dimensiones de lo Iglesia" por parte de la jerarquía y
particular, de lo individual, de lo especialmente del papado romano,
concreto: de las superestructuras y luego proclamar "La Libertad del
teocráticas y teocéntricas se quería Cristiano".
pasar a una dimensión antropocén-
trica. Políticamente, el movimiento No sin razón el movimiento de
de reforma quiso desplazar el cen- reforma puede ser tenido como el
tro geográfico y afectivo localizado primer gran intento de "democrati-
en Roma y favorecer la autonomía zación" de la Iglesia y de sub-ver-
de los estados septentrionales de sión de la pirámide, pese a todos los
Europa, robustecer la autonomía de excesos y claros errores a los que
los príncipes seculares, coadyuvar a condujo. Tampoco puede ocultarse

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que la similitud de las situaciones teología y su riqueza de temas en
dadas y de las aspiraciones abriga- una visión netamente edesiológica:
das hoy en las comunidades cristia- el plan salvífica, Dios Padre, el
nas nos hacen peculiarmente signifi- Espíritu, Cristo, María, el hombre,
cativos los orígenes de la reforma la santidad, la actividad humana en
protestante. el mundo, su múltiple relacionali-
dad, el ministerio y los ministerios,
Por lo demás, todos sabemos que el diálogo ecuménico, a fortiori la
la reforma de la Iglesia originada en liturgia, e incluso la divina revela·
Trento, más se encaminó por la vía ción no pueden ser en tendidos por
de la disciplina antes que por el ca- el Concilio sino en el marco eclesial,
mino de la teología de comunión y en la economía eclesial, en el hori-
participación que quisieron impo- zonte eclesial, Es un Concilio ecle-
ner los reformadores. El movimien- siológico. Y su eclesiología apunta
to de contra-reforma volverá a hacia el rescate de la profunda di-
cargar las tintas en la identidad Igle- mensión y sentido de la com-unión,
sia-jerarquía, como es posible que de la común-unión, de la íntima
ocurra en las célebres "Reglas para unión en sus múltiples aspectos:
sentir con la Iglesia" de las que es "La Iglesia es en Cristo como un
autor san Ignacio de Loyola. sacramento o señal e instrumento
de la íntima unión con Dios y de la
El Concilio Vaticano 1 en un con- unidad de todo el género humano",
texto de polémica contra el raciona· por lo cual la Iglesia en Concilio "se
Iismo, es el primer Concilio en ofre· propone declarar con toda precisión
cer un texto "De EccIesia", una a sus fieles y a todo el mundo su
Constitución Dogmática sobre la naturaleza y su misión universal: las
Iglesia. Mas cuando se esperara el condiciones de estos tiempos aña-
tratamiento global de la cuestión den a este deber de la Iglesia una
Iglesia, sorprendentemente uno se mayor urgencia, para que todos los
descu bre mirando con exclusividad hombres, unidos hoy más íntima-
y casi con embelezo a la cúspide de mente con toda clase de relaciones
la pirámide: capítulo 1, La institu- sociales, técnicas y culturales, con-
ción del Primado; capítulo 2, La sigan también la plena unidad en
perpetuidad del Primado; capítulo Cristo" (L.G., 1) dedara el Conci-
3, La naturaleza y razón del Prima- lio en el encahezamiento mismo
do; capítulo 4, El magisterio infali- de su Constitución Dogmática sobre
ble del Romano Pontífice. la Iglesia.

En el retorno a la Escritura que


caracteriza al Concilio, al primer
3. EL RESCATE DE LA COMU- recurso que se hace es desentrañar
NION el significado de las diversas figuras,
símbolos o imágenes bíblicas que ma-
El Concilio Vaticano 11, sin ser nifiestan la Íntima naturaleza de la
monotemático o paneclesiológico Iglesia, "símbolos tomados de la vida
como algunos han pretendido, sí pastoril, de la agricultura, de la cons-
engloba básicamente toda su gran trucción, de la familia y de los es-

124 LA ECLESIOLOGIA DE COMUNION EN PUEBLA


ponsables. (L.a., 6). En las figuras basamento de su eclesiología: Pue-
de la vida pastoril la Iglesia aparece blo de Dios y Sacramento.
como "redil" o '~grey"; en las que se
inspiran en la vida agrícola la Iglesia
se manifiesta como "vid", "campo" A la figura Pueblo de Dios dedica
"olivo"; en los símbolos de tipo ar- el Concilio todo el capítulo 2, ante-
quitectónico sobresalen los aspectos rior al 3 sobre la Constitución Jerár-
de la Iglesia como "casa" fundada quica de la Iglesia y sobretodo del
sobre roca, "habitación" de la fami- Episcopado. El sólo ordenamiento
lia de Dios, "templo" de su presen- de la materia indica un significativo
cia, "edificación" con piedras vivas; viraje y cambio de mentalidad con
las figuras sociales ahondan en las respecto a la pirámide secular. La
dimensiones eclesiales de "esposa", realidad primera de la Iglesia es su
"madre" y, sobretodo, "pueblo", constitución como Pueblo, es decir,
figura a la que se dedicará luego un como comunidad toda santa, toda
entero capítulo de la Constitución ungida, toda profética, toda caris-
de Iglesia En la imagen anatómica mática, toda partícipe de la sobera-
propia de la eclesiología paulina, la nía con que Cristo rige y gobierna
Iglesia aparece como "cuerpo de (L.G., 9-13). Comunidad histórica,
Cristo (L.G., 7). A estas figuras es deeir, compuesta no de simples
bíblicas añade el Concilio la remi- estructuras juríJicas o morales, sino
niscencia de la tradicional imagen de homhres reales: "la congregación
de Iglesia sociedad ( L.a., 1,9,42, de todos los creyentes que miran a
45). y el gran símbolo teológico tan Jesús como autor de la salvación y
propio de la reflexión contemporá- principio de la unidad y de la paz es
nea al Concilio: la Iglesia sacramen- l·a Iglesia convocada y constituida
to (L.G., 1, 9, 42, 45). La sóla por Dios para que sea sacramento
enunciación de las figuras "que ma- visible de esta unidad salvífica para
nifiestan la naturaleza Íntima de la todos los hombres" (L.a., 9). Co-
"Iglesia" bastan de por sí para enfa- munidad peregrina, es decir, que
tizar los aspectos de comunidad, avanza, que aún no ha llegado, que
comunión, comunicación, vincula- busca el futuro, "que camina a
ción, interrelación, participación, través de los peligros y tribulacio-
solidaridad, encuentro, reunión, nes, confortada por la fuerza de la
familiaridad, fraternidad, alianza, ~racia de Dios" (L.a., 9). Comuni-
compenetración, igualdad en la dad enviada: El pueblo "constituÍ-
diversidad, cohesión. La simbolo- do por Cristo en orden a la comu-
gía eclesiológica su braya al máximo nión de vida, de caridad y de verdad,
el misterio de comunión. ¿s empleado también por él como
instrumento de la redención univer-
Del anterior mosaico de figuras o sal y enviado a todo el mundo co-
símbolos, adecuados todos para ex- mo luz del mundo y sal de la tierra"
presar a su modo la naturaleza de la (L.a., 9). Comunidad plural por la
Iglesia pero inadecuantes cada uno diversidad de sus miembros, de los
de la realidad total, el Concilio elige oficios, de los ministerios, del orde-
dos figuras fundamentales para el namiento de la vida, de las tradicio-

ALBERTO PARRA, S.J. 125


nes propias: "de aquí dimana, final- san luego las características del sa-
mente, entre las diversas partes de cramento como "visible" (L.G., 9)
la Iglesia los vínculos de íntima y como "universal" (L.G., 48, G.S.,
comunicación de bienes" (L.G., 14). 45; A.G., 1); después se desentra-
Comunidad dirigida por Pastores, ñan los constitutivos del sacramen-
pues "para apacentar al pueblo de to: "signo e instrumento" (L.G., 1;
Dios y acrecentarlo siempre, Cristo G.S., 42), es decir, que en cuanto
Señor instituyó en su Iglesia diver- signo "manifiesta" y en cuanto
sos ministerios, ordenados al bien instrumento "realiza" (G.S., 45),
de todo el Cuerpo, porque los mi- Ahora bien, el contenido del signo
nistros que poseen la sagrada potes- y aquello que realiza el instrumento
tad están al servicio de sus herma- sacramental llamado Iglesia es la co-
nos" (L.G., 18). Comunidad inmer- munión: "sacramento, señal o ins-
sa en las realidades del mundo, de la trumento de la íntima unión con
historia, de la cultura, de la vida Dios y de la unidad de todo el géne-
económico-social, de las formas ro humano" (L.G., 1; G.S., 42); "la
políticas, del progreso, de los constituyó Iglesia, a fin de que fue-
asuntos internacionales (G.S., pas- ra para todos y cada uno el sacra-
sim). La Iglesia es, pues, pueblo mento visible de la unidad salvífi·
histórico o comunidad real de per- ca" (L.G., 9); pueblo "constituído
sonas vivas en íntima comunión de por Cristo en orden a la comunión
vida y participación plenaria: pue- de vida" de caridad y de verdad, es
blo "constituí'io por Cristo en or- empleado también por él como
den a la comunión de vida" (L.G., instrumento de redención univer-
9). Comunión que parte del desig- sal" (L.G., 9). Por ello, "la promo-
nio de Dios de "elevar a los hom- ción de la unidad concuerda con la
bres a la participación de su vida misión íntima de la Iglesia, ya que
divina" (L.G., 2); comunión que se en ella es en Cristo como un sacra-
realiza por la obra de Cristo en la mento, o sea signo e instrumento de
adopción de hijos y en la confor- la unión íntima con Dios y de la
mación de un solo Cuerpo en Cristo unidad de todo género humano"
(L.G., 3); comunión hecha posible (G.S., 42). La Iglesia es, pues, espe·
por el mismo Espíritu que a todos cíficamente el sacramento de
conduce a la unión consumada (L. comunión.
G., 3). De allí que la comunión
eclesial sea eminentemente trinita-
ria: "Así se manifiesta toda la Igle- A nadie se ocultan los resultados
sia como una muchedumbre reuni- impresionantes de la eclesiología
da por la unidad del Padre y del del Concilio, tales como la recupe-
Hijo y del Espíritu Santo" (L.G., 4). ración de las dimensiones históricas
de la comunidad eclesial, la recupe-
El otro gran pilar de la ec1esiolo- ración antropológica de la Iglesia, el
gía del Vaticano II es la figura de rescate de todo lo comunitario y
sacramento. Primero se declara que participativo, la nueva arquitectura
"la Iglesia es en Cristo como un no piramidal sino concéntrica, la
Sacramento" (L.G., 1,9,48; G.S., nueva conciencia común de envío a
42,45; S.C., 5; A.G., 1,5); se preci- la sociedad contenporánea.

126 LA ECLESIOLOGIA DE COMUNION EN PUEBLA


La Conferencia Episcopal rle Pue- los hom bres con Dios y del género
bla recibe del Concilio los elemen- humano entre sí" (270; 271-273).
tos fundamentales para trazarse su
propia eclesiología. Porque, por una Pueblo de Dios y Sacramento de
parte, Puebla se fundamenta en el Comunión, mirados en una perspec-
Concilio. Más, por otra, no repite tiva latinoamericana, son el portal
con simpleza, sino que asume pro- que da entrada a la eclesiología
pia y originalmente, y crea autóno- de la Conferencia de Puebla orien-
mamente una comuniología vital tada por entero hacia la comunión
para América Latina. y la participación.

La figura bíblico-conciliar de
Pueblo de Dios cala hondo en la
perspectiva de la Conferencia, vale 4. LA ECLESIOLOGIA OE COMU-
decir, de los documentos preparato- NION PARA AMERICA LATI-
rios y final, de los obispos, de los NA
teólogos, de las comunidades cris-
tianas del continente: la Iglesia de El punto de partida de la teolo-
América Latina tiene conciencia de gía actual, especialmente en Amé-
ser el Pueblo de Dios del que habló rica Latina, no son los principios de
el Concilio (232), al que se refirió la orden "doctrinal" corno si se trata-
Conferencia de Medellín (233); ra de una superestructura previa-·
pero diez años después, América mente ideada para ser impuesta a
Latina tiene conciencia más viva y una realidad dada; todos somos
gozosa de ser el Pueblo de Dios difidentes de los juegos ideológicos,
(234). Pueblo de Dios que no se de la justificación de situaciones, de
identifica sin más con América La- los fundamentalismos a ultranza.
tina, pero que se encarna en nuestra América Latina ha aprendido a re-
historia, en nuestras razas y cultu- flexionar su fe desde la base, desde
ras, que peregrina en la concreción la realidad: unos desde la "praxis
de sus situaciones (235-237). Se histórica de liberación", otros nada
percibe el afán por procurar que más ni nada menos que desde la
Pueblo de Dios no sea una abstrac- praxis eclesial, todos desde la situa-
ción más, un "título", sino una reali- ción y la concreción. Por eso resulta
dad de tipo histórico y existencial. apenas natural que la eclesiología
Pueblo de Dios que, corno en la de comunión y de participación
imagen bíblica y en la teología con- para América Latina parta de la ob-
ciliar, es Familia de Dios (238-253), servación y comprobación de los
Pueblo peregrino (254266), Pueblo signos vivos de comunión que se
enviado (270-273) .. ofrezcan como base antropológica,
real, verdadera, no ideológica de la
La otra gran figura conciliar, Igle- nueva eclesiología. No cabe pensar
sia sacramento, penetra también que la primera parte del Documen-
profundamente en Puebla: "El to de Puebla, "Visión Pastoral de la
pueblo de Dios corno sacramento Realidad Latinoamericana", sea un
universal de salvación, está entera- simple marco referencial o una cor-
mente al servicio de la comunión de tés concesión al talante teológico

ALBERTO PARRA, S.J. 127


imperante: la realidad latinoameri- expresa y celebra en la liturgia
cana influye en la elaboración, en la común (101). Los vínculos de reli-
estructuración del pensamiento, en giosidad popular que son a veces los
las conclusiones pastorales, en las únicos que unen a naciones o grupos
opciones. No es, por eso, lícito al políticamente tan divididos (447).
lector prescindir de la primera parte
al llegar a los capítulos "doctrina- La problemática a la que se quie-
les" y acusar luego al Documento re responder con la eclesiología
de presentar ideas desencarnadas. de comunión la constiuyen los
anti-signos de comunión y de parti-
Los signos vitales de comunión cipación que, sin duda, pesan mu-
en el continente son varios: La ten- cho mas en la balanza que los signos
dencia innata de nuestras gentes positivos. Tener en cuenta esta pro-
para acoger, compartir, valorar los blemática concreta es otro aspecto
vínculos familiares, de amistad, de del hacer teología desde la realidad.
relación (17). El despertar generali- Querer ofrecer respuesta es tomar
zado del sentido comunitario y par- en serio el ya famoso y capital
ticipativo (18): piénsese en los es- criterio de correlación que exige
fuerzos de asociación, cooperativi- una real conexión entre las respues-
zación, acción comunal, defensa tas de la Iglesia y de la teología y
civil, voluntariados. El interés cre- las preguntas reales y concretas del
ciente por los valores autóctonos hombre situado. Responder a lo
(19) como vínculos relacionantes que no se pregunta fácilmente cons-
de nuestras comunidades y grupos. tituye un sin-sentido aunque se di-
El carácter juvenil del continente gan cosas verdaderas. El drama del
(20) qUE' les ha pNmitido superarse y Cristianismo actual no radica en su
superar difíciles barreras incluso en verdad sino en su sentido. La ecle-
el orden socio-económico (21). La siología de comunión para América
existencia de familias, reales "Igle- Latina quiere responder a situacio-
sias domésticas", que son ejemplo nes demasiado reales, casi dramáti-
de mutuo amor, de unión, de parti- cas de in-comunicación, de nega-
cipación (94). Los signos alentado- ción de la participación, de anoni-
res que provienen especialmente de mato, de soledad, de individualismo
los jóvenes ansiosos de comprome- de aislacionismo. Esa situación se
tersp eon el prójimo como forma de describe en el Documento de Pue-
t'ncuentro con Cristo (95). El surgi- bla en círculos que van de lo más
miento casi generalizado de comu- general a lo más internamente ecle-
nidades de base que son focos de sial.
evangelización y progreso (96). El
ensanchamiento de los cuadros En el campo social constituye un
ministeriales de la Iglesia para in- insulto y casi una negación al carác-
cluir en ellos también a los seglares ter "católico" del continente la pro-
(97). El florecimiento de diversi- funda y creciente brecha entre ricos
dad de grupos cristianos que se y pobres (28). Las estructuras mer-
unen para compartir su fe, vivirla y cantilistas dominantes generan falta
expresarla (99-100). La conciencia de vivienda y salud, salarios de ham-
comunitaria de la fe común que $e bre, desempelo, desnutrición, ines-

128 LA ECLESIOLOGIA DE COMUNION EN PUEBLA


tabilidad laboral, migraciones for- de la mujer (57). Los medios de
zosas (29-30)_ Los niños son gol- comunicación cuya finalidad debe
peados por la pobreza aun antes de ser unir y vincular socialmente. se
nacer y luego abandonados y explo- hallan acaparados o manipulados
tados (32). Los jóvenes no hallan (62).
lugar en la sociedad por falta de
capacitación o por falta de ocupa- En el terreno eclesial, el creci-
ción (33). Los campesinos, privados miento demográfico incide perni-
de tierra, viven en marginalidad, en ciosamente en la manifestación de
dependencia, en explotación (35). las comunidades, en la dificultad
Los obreros están mal retribuídos y para el alcance pastoral y para la
generalmente no organizados (36). real comunión y participación de
Los ancianos 80n marginados por los fieles (78). La escasés de clero,
una sociedad amaestrada para que la dejación del ministerio, la ausen-
prescinda de quienes no producen cia de seglares activos delimitan aún
económicamente (39). Las fuerzas más las fuerzas que procuren la co-
de poder ejercen una sitemática munión y participación (78). Por
l'epresión (42), especialmente con- eso existen grandes grupos o secto-
tra la organización obrera y eampe- res marginados casi por completo
sina (44). Florecen los modernos de la Iglesia (79). Las sectas religio-
crímenes que tanto vulneran la sas minan los débiles vínculos de
convivencia social: guerrilla, terro- unidad y de comunión (80). La per-
rismo, secuestro (43). América Lati- tenencia de los cristianos a la Iglesia
na es teatro de actuación grotesca es periférica y sólo para "recibir"
de regí menes instalados sin partici- sacramentos o para celebrar aconte-
pación ciudadana (46), así como es . cimientos sociales (82). La legítima
campo de batalla de ideologías que aut.onomía de lo secular ha degene-
por esencia son totalitarias, así el rado en la desvinculación plena de
capitalismo, el comunismo, la lo religiosos proclamada por el secu-
seguridad nacional (48-50). larismo (83). Han hecho aparición
en la escena eclesial dos bandos en-
En el aspecto cultural se com- contrados, a favor los unos de la
prueba que somos colcha de reta- Iglesia espiritual marginada de la
zos a nivel continental y en muchas gran problemática social, a favor los
partes a nivel nacional: amalgama otros de una Iglesia ex tremadamen-
de razas y de su bculturas desunÍfi- te socializada y politizada (90). La
cadas (51). Los valores autóctonos participación del clero en política
que deben servir para unir y vincu- partidista se insinúa como serio
lar son negados o destruídos (52) peligro para la unión y comunión
por el avasallamiento que ejercen entre los sectüres de la comunidad
las culturas de países más fuertes cristiana (91), al igual que las ten-
(53) o las ideologías que subordi- siones doctrinales y pastorales debi-
nan el hombre al estado (55) o al das al pluralismo de las tendencias
consumismo ambiental (56). Existe y de las visiones (102).
un deterioro planificado y conscien-
temente prohijado de los vínculos Las líneas para una eclesiología
familiares por el divorcio, al aban- de comunión que dinamicen cuan-
dono, la separación, la desigualdad to de positivo existe en nuestras co-

ALBERTO PAR RA, S.J. 129


munidades y que contrarreste los vistas que piensan que nada tienen
pavorosos anti-signos de comunión que hacer, pues Dios lo hace todo
en los niveles social, cultural y ecle- para transformar la sociedad y el
sial, no quieren ser o, por lo menos, mundo; y la de los activistas que
no deben ser unos "principios doc- imaginan que Dios ha desaparecido
trinales" sino fundamentalmente un de la escena y que ellos tienen que
programa de acción y de transfor- hacerlo todo (175). La actitud de
mación. Nadie se equivoque pensan- Jesús ante la historia es muy otra, y
do que la Iglesia contemporánea, consistió en su trabajo inagotable
máxime en América Latina, puede por la instauración del Reino, pero
darse el lujo de proponer teorías en la confianza total en su Padre
teológicas para ser sabidas o con- (276-278). Por ello, en la Iglesia
templadas. Las que aquí se propo- hacer historia es asumir esta praxis
nen son líneas de acción en orden a de Jesús (279).
la comunión y a la participación:
líneas que arrancan de lo más hon- La comunidad en comunión es el
do y de lo más específicamente cris- núcleo central de la revelación de
tiano. Y es porque a los graves ma- Cristo y la más potente dinámica
les del continente, el episcopado para caminar históricamente en co-
católico no puede, sin desfasar su munión, hacer la historia y llegar al
misión y su competencia, responder Padre. Cristo revela históricamente
con soluciones sociológicas por que la esencia Íntima de Dios, su
válidas que sean, sino precisamente mismo ser es el misterio de comu-
con soluciones de neto corte cristia- nión: comunidad de Personas en
no, es decir, con realidades de or- comunión total de vida, en igualdad
den teológico. perfecta, en diversidad inconfundi-
ble, en participación omnímoda;
Retornar a la historia, no del pa- este es el modelo de todo amor y de
sado sino del presente, es decir, toda comunión (212). La obra de
querer caminar históricamente en Cristo es hacernos partícipes de la
comunidad labrando responsable- vida trinitaria, es decir, de la
mente nuestra propia historia, es la comunión con el Padre y con su
primera línea básica de la eclesiolo- Hijo, en el Amor común; y llevar-
gía de Puebla, sobre el convenci- nos a la unidad, a la solidaridad, a la
miento que a todos nos asiste de comunión con todos como reflejo
que el cristianismo no es para ser de la vida Íntima de Dios: "Esta es
contemplado sino para ser vivido, la comunión a la que el Padre nos
actuado. Para la Iglesia, pueblo de llama por Cristo y su espíritu. A
hermanos, "ir al Padre" hoyes ella se orienta toda la historia de
caminar históricamente (210). Por salvación y en ella se consuma el
ello la Iglesia debe ser el lugar don- designio de amor del Padre que nos
de se eduquen hombres capaces, no creó" (213-214).
de repetir la historia, sino de hacer
historia, para impulsar eficazmente Los elementos de la comunión y
nuestra historia hacia el Reino de la común participación que nos
(274). Ahora bien; ante la historia hace ser uno, son múltiples: la co-
se dan dos actitudes: la de los pasi- mún participación en el misterio

130 LA ECLESIOLOGIA DE COMUNION EN PUEBLA


trinitano de comunión, nuestro ser La relación entre comunión, libe-
común, el amor, la vida que no es ración y evangelización, tema cen-
común, lo económico, lo social y lo tral, éste último, de la Conferencia
político (215). La común filiación ,ie Puebla, se expresa entendiendo
de hijos de Dios, y por consiguien- la evangelización como un llamado
te, la fraternidad que nos hace a a la comunión (218); la comunión,
todos hermanos (241). Cada hijo de suscitada por la evangelización, es
Dios y cada hermano de Cristo y en tendida como la suprema forma
de los hombres, participa también de liberación de la entera creación
en el señorío de Cristo sobre el cuyo sentido y meta es encontrar
mundo y la historia (242). El mis- la unidad "de todos los hombres
mo Espíritu, la misma fe, la misma entre sí y de los hombres con Dios,
esperanza, el mismo amor (243). El hasta que Dios sea todo en todos"
gobierno de unos mismos Pastores (219).
"que están dentro de la Familia de
Dios a su servicio" para dinamizar, El ideal de comunión al que debe
conservar y restaurar la unidad y la tenderse en :'\ mériea Latina es ex-
comunlOn (248-249). El mismo presado así: "Cada comunidad ecle-
Bautismo que nos incorpora al mis- sial debería esforzarse por consti-
terio de comunión (250) y la misma tuir para el Continente un ejemplo
misión mesiánica que a todos nos de modo de convivencia donde lo-
hace enviados y profetas (267). La gren aunarsE-' las libertad y la solida-
común vocación a la san tidad y ridad. Dunde la autoridad se ejerza
perfección (251-253). eon el Espíritu del Ruen Pastor.
Donde se viva una actitud diferente
Los presupuestos de la comunión frentE-' a la riqueza. Donde se ensa-
son, por una parte la diversidad, yen formas de organización y es-
pues la comunión no es uniformi- tructuras de participación, capaces
dad, unidad monolítica, absorción de abrir camino hacia un tipo más
de lo particular, individual, perso- humano de sociedad. Y sobre todo,
nal; por otra parte, la unidad, la donde inequívocamente se mani-
contribución de cada uno a la fieste que, sin una radical comunión
totalidad (244). El primer ele- '.:on Dios en Jesucristo, cualquier
mento, la diversidad, se funda en la otra forma de comunión puramente
distinta manera de ser, en la varie- humana resulta a la postre incapaz
dad de cualidades, de carismas, de de sustentarse y termina fatalmente
funciones: de allí que la Iglesia sea volviéndose contra el mismo hom-
como un cuerpo (245). El segundo bre" (273).
elemento, la unidad de esta divPfsi-
dad se genera por la comunión de Los centrm¡ de comumon y de
la fe, por el común amor, por la participación son las estructuras
coincidencia en la plena verdad, por que deben permitir y educar para
la comunidad de sacramentos y, por la comunión, si es que la comunión
sobre todo, por la comunidad de en América Latina no va a consti-
mesa eucarística que de muchos tuírse en una verdad abstracta sino
hace uno en Cristo (246-247). en una realidad histórica.

ALBERTO PARRA, S.J. 131


Así, el primer centro donde se familia diocesana (644). La Iglesia
origina y se vive la comunión y la oarticular, realiza, finalmente, todas
participación es la familia, imagen las notas de la Iglesia de Cristo y es
de Dios que en su misterio más ínti- el lazo de unión, de comunión de
mo no es soledad sino familia: todas las comunidades eclesiales,
comunidad de vida y amor, es de- bajo la presencia del obispo que
cir, comunión y participación (582) en cada Iglesia particular es el
El misterio Íntimo de Dios como principio y el fundamento de la
familia está constituÍdo por cuatro unión y de la comunión (545). Los
relaciones fundamentales: de pater- obispos, a su vez, por su unión y
nidad, filiación, expiración activa comunión con el Colegio Episcopal
de amor mutuo entre el Padre y el y con su cabeza que es el Romano
Hijo, y expiración pasiva que es el Pontífice, realizan la gran comu-
Espíritu Santo. Estas mismas cuatro nión de la Iglesia universal (646).
relaciones fundamentales son el
constitutivo de la familia y por ello Los agentes de la comunión y
es imagen de la Trinidad; por ello participación son las personas que
también la familia es el lugar origi- en la comunidad Iglesia deben estar
nario y primario para aprender y al servicio de la comunión, Esos
vivir lo que es comunión y partici- agentes, es decir, realizadores de la
pación (583; cfr 63~). La "Iglesia eomunión, somos todos los cristia-
domÉ>stica" es la escuela del más nos y por ello se trata de una real
rico humanismo (589). participación, cogestión, correspon-
sabilidad en la tarea evangelizadora
Luego, como en un "crescendo" de anunciar, promover y realizar la
de círculos concéntricos que vayan comunión en América Latina. Es
ampliando la comunión y la partici- posible que en el orden de descrip-
pación sobre la base fundamental ción de los agentes de comunión
de la familia, son descritas las co- vuelva a pesar con exceso y con
munidades eclesiales de base con- énfasis la pirámide tradicional, casi
formadas por pocos miembros, en en contraste con el orden en que
forma permanente y a manera de fueron expuestos los centros de
célula de la gran comunidad, para comunión. El habituamos a la
vivir, la fe, la caridad, la esperanza, figura concéntrica del Concilio an-
la cf>lebración, la solidaridad, a tra- tes que a la piramidal en la que
vés del servicio de coordinadores todos fuimos formados, será trabajo
aprobados, y en comunión plena que requiere tiempo y de desins-
con los legítimos pastores (641- talación de ciertas mentalidades.
643). La parroquia, mirada como Por lo demás, es apenas claro que
centro de coordinación y de anima- en el Cuerpo de la Iglesia todos ten-
ción de comunidades, grupos y mo- gamos misión común pero funcio-
vimientos; vehículo de encuentro nes diversificadas. Objeto de esas
de la gran familia para contrarrestar funciones en orden a la comunión
toda forma de aislacionismo y de lo constituye este apartado.
encierro de las pequeñas comunida-
des en sí mismas; ligamen entre las Obispos presbíteros y diáconos
pequeñas comunidades y la grlln han canalizado "desde antiguo" el

132 LA ECLESIOLOGIA DE COMUNION EN PUEBLA


mInIsterio t'l'lesiástleo. l'unstituyen bienes y una denuncia sobre el
la jerarquía y por el sacramento del destino común de los bIenes para
orden se constituyen en Pastores toda la l~omunidad humana (747).
(681) Atenerse a esta imagen híhlica La ohediencia es entrar en comu-
de Pastor, tan profunda y tan rica de nión con la vuluntad salvífiea que
sentido, y explotar su significación quiere llevar a todos al misterio de
en orden a la comunión es una de las comunión intratrinitaria, por con-
pruebas fehacientes de cómo ha Lraste con cualquier otro proyecto
operado la renovación conciliar en antropológico (748). Su castidad
el Colegio Episcopal de nuestro pminente'nente activa es comu-
continente: los Pastores son entera- nión en la Alianza con Dios, mani-
mente para las ovejas, no al contra- festada en la comunión y amor al
rio; por ello, los Pastores van delan- hombre (749). La comunión frater-
te de las ovejas (682), dan la vida por na, si se fundamenta en los elemen-
las ovejas (683), conocen a las ove- tos teológicos arriha descritos, gene-
jas y son conocidos por ellas (684). ra vínculos más fuertes que los
Al Obispo, responsable último de la lazos de la carne y de la sangre
misión pastoral de toda la Iglesia (752-753). y si los bautizados to-
corresponde servir a la unidad, pro- dos son llamados a la misión única
mover la misión de toda la comu- de la Iglesia, mucho más aún los
nidad, fomentar la participación y radicales dt'l evangelio, según los
corresponsabilidad, infundir con- carismas ele cada institución (754-
fianza en los colaboradores, crear 757).
un clima de comunión orgánica,
encauzar los carismas de todos ha- Los laicos ejercen su misión en
cia la unidad del Cuerpo (688). la Iglesia no en virtud de delegacio-
Todo lo cual debe ser entendido nes extrínsecas, sino "en su ser más
análogamente del presbítero, cola- profundo'" su incorporación a la
borador del ministerio episcopal y persona y a la Misión de Cristo por
en plena comunión su Obispo (691- los sacramentos del Bautismo y de
696). El diaconado debe ser descu- la Confirmación, por su participa-
bierto como el ministerio de la soli- ción en la triple potestad de Cristo
citud social y pastoral por los más mismo, por su envío al corazón del
pobres de la comunidad (697), pues mundo y de la misma Iglesia (786).
no se trata simplemente de restau- Esta afirmación sobre la provenien-
rar el diaconado primitivo sino de cía directamente crÍstica de la mi-
acomodarlo a una eficaz misión sión del laico y sobre la raíz sacra-
apostólica en el presente (699). mental de su apostolado, contienen
todo un arsenal teológico y una
Los religiosos "son especialmente reserva apostólica insospechada,
llamados a vivir en comunión inten- todavía no suficientemente madu-
sa con el Padre, quien los llena de rada ni expresada en el Documento
su Espíritu, urgiéndolos a construir de Puebla. De todas formas, se está
la comunión siempre renovada afirmando sin rodeos que el sacra-
entre los hombres" por una contÍ- men to de la ministerialidad de la
nua evangelización (744). La po- Iglesia no es únicamente el orden,
breza es en sí una comunicación de como llegó a pensarse en las épocas

ALBERTO PARRA, S.J. 133


de la pirámide, sino fundamental- dal la Eucaristía, fiesta de la comu·
mente los sacramentos de iniciación nión eclesial (918). El testimonio
cristiana, con lo cual se rescata el cristiano debe ser una viviente de-
earácter sacramental del Pueblo y mostración de la comunión con
se instaura así sea tímidamente el Dios y de la unidad entre todos los
necesario proceso de desclericali- hermanos (967-970), lo cual exige
zación del apostolado y misión de una contínua autocrítica al inte-
la Iglesia. El apostolado laical, rior de la Iglesia para despojarnos
como todo servicio eclesial, debe de todo cuanto vele y no revele el
enderezarse hacia el misterio de misterio de comunión especialmen-
comunión (787-788) en los campos te con los más pobres, humildes y
específicos de la acción civil (789- sencillos (974-97 5). La catequesis
790), de lo político con miras a la no sólo requiere de la comunión de
instauración y defensa del bien todas las fuerzas eclesial es, sino que
común (791) y, especialmente en una de sus esenciales metas es la
América Latina, en las formas de creación de la comunidad y de la
promoción de la justicia social comunión eclesial (992-993). La
(792-793). Las formas organizadas educación personalizan te, liberado-
de apostolado seglar son en sí un ra y evangelizadora tiende a que el
signo de comunión y de participa- hombre se desarrolle plenamente y
ción en la vida de la Iglesia (801). fructifique en hábitos de compren-
Los ministerios laicales son medios sión y de comunión con la totalidad
poderosos para el crecimiento de la para la transformación humana del
comunidad (807-814). La mujer mundo y de la historia (1025), debe
está llamada a una creciente partici- procurar que la persona se integre
pación en la misión y organización en el proceso social latinoamerica-
de la Iglesia (841ss). Indicio muy no (1028) y su educación incida
significativo del deseo de los Pasto- positivamente en el desarrollo de la
res por entablar una auténtica entera comunidad (1030). Los me-
corresponsabilidad de todos en la dios de comunicación social deben
misión eclesial es su llamado a los tender a crear lo que significan:
seglares para que asuman su tarea comunicación, comunión, evangeli-
en la Iglesia (827-833), y la dispo- zación (1063), sabiendo que la co-
sición para que ellos no sólo parti- municación social constituye uno
cipen en la fase de ejecución sino de los factores determinantes de
en la planificación y en los organis- nuestra realidad socio-cultural
mos de decisión (808). (1067). El diálogo ecuménico está
exigido por el carácter sin fronteras
Los medios para la comunión y de la comunión (1097) y debe cobi-
participación, es decir, para la evan- jar, por lo tanto, a las confesiones
gelización son los recursos que la cristianas no católicas, a los no
comunidad eclesial del continente cristianos, a los no creyentes.
debe poner al servicio de la gran
finalidad y cuyo estudio pormeno-
rizado rebasa las miras de este escri- 5. CONCLUSION
to. Digamos simplemente que la
liturgia debe ser el encuentro con Si al Concilio Vaticano II se le ha
Dios y con los hermanos y en espe- tildado de monotemático por su

134 LA ECLESIOLOGIA DE COMUNION EN PUEBLA


Eclesiología, a la III Conferencia La Eclesiología de Puebla quiere
Episcopal Latinoamericana bien contrarrestar la paradójica figura
podría calificársela también de anticristiana de personas sin comu-
pan-comuniológica en su Eclesiolo- nidad, es decir, sin Iglesia. Contra-
gía. Toda perspectiva de Puebla, rresta también la aún más aberran-
todo tema, toda opción están pen- te figura de comunidad sin comu-
sadas a la luz central y potente de la nión. La Iglesia, en efecto, es por
comunión y participación. Esta es definición una comunidad de
la clave y el criterio fundamental personas ~Íl comunión de vida. Es
para interpretar el Documento y ekklesía en koinonía. Los vínculos
para realizar la acción eclesial en el de comunión cristiana por fuera o
futuro inmediato de América La- al margen de la estructura eclesial
tina. son efímeros. Pero la estructura ecle-
sial sin los vínculos teológicos de co-
La Eclesiología de comUnIon en munión y de participación resultan
Puebla no es una abstracción ideo- a la postre una superestructura inso-
lógica y mucho menos una antítesis portable, jurídica, fría, de la cual
para la teología de la liberación, sería preciso prescindir para buscar
como algunos han comenzado a otras formas de Iglesia, como ha su-
concluir. Se trata de una Eclesiolo- cedido en nuestro Continente.
gía que arranca de la realidad más
dramática del Continente y se
orienta a responder a su problemá- La Eclesiología de comunión res-
tica mediante la comunión para una cata de su histórico empañamiento
auténtica liberación. la fraterna igualdad, la común voca-
ción, la misión común, la base co-
Pero sí deben resaltarse al máxi- mún. Con la necesaria y aun con-
mo los elementos teológicos en los veniente atenuación de la estructura
que consiste fundamentalmente la piramidal, atenuación que nadie
comunión y la participación. No se podrá tildar de debilitamiento ni
trata de "espiritualizaciones" en un cosa semejante de la constitución
lenguaje anacrónico que sería el jerárquica de la Iglesia.
bíblico-teológico, sino de clara
conciencia de que los vínculos cris- La Eclesiología de comUnIon
tianos, válidos y duraderos de la propicia la recuperación de la diver-
unión, no pueden ser el simple sidad de funciones, de ministerios
comunismo social sino la comu- y de carismas en la comunidad.
nión, no la comunitarización a ul- Con ello contrarresta la figura
tranza sino la participación, no la monstruosa de un cuerpo que tien-
ideología sino el evangelio, no lo de a ser todo cabeza o todo ojo o
puramente externo sino la dinámica todo mano. Cada cristiano latinoa-
interna de comunión que arranca mericano desde su vocación común
del misterio trinitario y se difunde y desde su puesto particular es
participativamente a todos los miembro de una Iglesia que es
hombres y a todas las cosas para Cuerpo y por eso ha de sentirse co-
que todos sean uno. partícipe, corresponsable, cogestor.

ALBERTO PARRA, S.J. 135


La eclesiología de comunión está guntas a las cuales la Eclesiología de
llamada a servir de pauta para la comunión quiere responder en la
revisión y renovación eficaz de cada presente coyuntura histórica de
comunidad familiar, religiosa, de América Latina. La aplicación efec-
base, parroquial, diocesana, nacio- tiva de la Eclesiología de comunión
nal, universal. Esta Eclesiología es a la praxis concreta de nuestras
rica en consecuencias y en urgentes comunidades completa el método
aplicaciones al terreno de lo social, teológico que, especialmente en
de lo cultural y de lo eclesial de América Latina, parte de la praxis
donde han surgido las graves pre- y se verifica en la praxis.

136 LA ECLESIOLOGIA DE COMUNION EN PUEBLA

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