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UNIDAD 4: TERAPIA FAMILIAR PSICOANALITICA

1. La Familia como sistema. Los límites de una definición del grupo familiar. El grupo familiar como
sistema con una estructura inconsciente. La Familia y el enfermo mental.
La familia como sistema. Los límites de una definición del grupo familiar
Es muy difícil dar una definición de familia porque los límites afectivos no coinciden con los límites descriptivos
que uno puede hacer de una familia. Aproximarse a una definición de familia sería decir que es “un sistema
con una estructura inconsciente” (Berenstein).
Podemos considerar dos tipos de relaciones familiares: aquellas percibidas en forma clara y distinta como la
familia de origen, y aquella que tenemos en nuestra conciencia en un límite más o menos abierto y difuso
comprendiendo una familia de características imaginarias pero no por eso menos fuerte desde el punto de
vista de los vínculos intrapsíquicos.
En el plano psicológico coexisten distintos tipos de grupos familiares, en general agrupados en dos clases:
una familia cristalizada, obligatoria, con normas reguladoras de la convivencia con ella y otra familia no
cristalizada, difusa, con miembros con los que uno tiene poco o ningún contacto, y sin embargo ocupan un
lugar en la representación del grupo familiar ampliado.
A. Definiciones sociológicas:
Los integrantes de una familia tienen denominaciones distintivas, en especial hasta un cierto límite, más allá
de lo cual las denominaciones se superponen, por ejemplo, se llama tío tanto a los hermanos de la madre
como a los hermanos del padre en cambio la denominación madre o padre corresponde a un único tipo de
relación. Parson definió a la familia como un sistema abierto, multilineal y conyugal. La familia conyugal
compuesta por padre e hijos y a ellos se atiene la palabra familia en tanto que a todos los miembros reunidos
por condiciones de parentesco los denominó parientes. La relación con los parientes se establecería mediante
relaciones entre familias conyugales. Este autor la define como conyugal por componerse exclusivamente de
familias conyugales relacionadas entre sí, basadas en el tabú del incesto. También establece dos tipos de
familia aquellas que Warner denomina “familia de orientación” en la cual el sujeto nace y “familia de
procreación”, aquella determinada por medio del vínculo conyugal. En el primer caso, el núcleo de parentesco
está constituido por el padre, la madre y los hermanos y las hermanas y en el segundo tipo de familia, por el
cónyuge, los hijos y las hijas. Parson hace la siguiente sistematización:
 La familia de orientación del sujeto compuesta por el padre, la madre, las hermanas o los hermanos.
 La familia de procreación compuesta por el sujeto, su cónyuge, esposa o marido, hijas/as.
 La familia de ascendiente de primer grado, compuesta por hermano o hermana con el cuñado/a y los
sobrinos/as.
 Familias colaterales o de primer grado compuesta por hermano/a con el cuñado/a y los sobrinos/as.
 Familias descendientes de primer grado compuesta por hija y yerno, hija casado con yerno y nietos o hijo
casado con nuera y nietos.
 Familia política la que se tiene con la familia del esposo/a, los suegros, cuñados, hermanos de la
esposa/o.
 Familias ascendientes o descendientes de segundo grado compuesta por el bisabuelo y la bisabuela
cuyos hijos son tíos abuelos/as, hermanos del abuelo y en otro caso se forma con el matrimonio de los
nietos y bisnietos.
La única forma de determinar el apellido es la transmisión en la familia conyugal por medio de la vía
patrilineal, esto es, del bisabuelo al abuelo, del abuelo al tío y al padre y de estos al sujeto, al hijo, nieto,
bisnieto, etc.
Linton establece que la familia se aplica dos unidades sociales básicamente diferentes. Denomina al grupo
familiar compuesto por los cónyuges y descendientes y llama a estos “familia conyugal”; también al grupo
difuso y poco organizado de parientes consanguíneos a los que llama “familia consanguínea”.

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Sprott define a la familia como el conjunto de personas ligadas por lazos de parentesco determinados en
virtud de alguna relación consanguínea real o putatitva, en esta definición el parentesco está ligado a la
consanguineidad, es obvio, que hace referencia a la llamada “familia nuclear” comprendida por el marido, la
esposa y los hijos.
Levy considera desde el punto de vista del número de los integrantes y la extensión tres tipos de familia: la
familia extendida de la sociedad china tradicional que combina el mayor número de generaciones posibles y
todos los hijos solteros de cualquier generación todo el tiempo posible; la familia troncal en la que se r3efiere
al tipo predominante en otras sociedades donde el hijo mayor permanecía en la unidad familiar y los varones
más jóvenes se casaban para tener familias independientes. Por último la familia nuclear a la que nos hemos
referido antes.
B. Definiciones antropológicas:
Brown denomina “familia elemental” al conjunto formado por un hombre, su esposa e hijos. Esta familia
elemental tiene tres tipos de relación social:
 Relaciones de primer orden: las que se dan entre padres e hijos o entre los hijos de los mismos padres o
entre marido y mujer en tanto padre de los mismos niños.
 Relaciones de segundo orden: aquellas que la familia elemental tiene por medio de u miembro común, con
otra familia elemental: el hermano de la mujer.
 Relaciones de tercer orden: las que se tienen por medio de los hijos del hermano de padre, la mujer del
hermano de la madre.
Levy Strauss entiende que el sistema de parentesco dispone de dos subsistemas: el primero consiste en
términos que denominan la relación de parentesco: padre, hijo, hermano, tío, etc. El segundo subsistema
incluye una serie de sentimientos que generan actitudes variadas que van desde el amor, cariño, hasta la
hostilidad y el resentimiento.
También señala que la estructura elemental de parentesco incluye tres tipos de vínculos o relaciones
familiares:
 Relación de consanguinidad: esto es entre hermano y hermano
 Relación de alianza: entre marido y mujer
 Relación de filiación: entre progenitor e hijo
Esta estructura inconsciente no es percibida por la conciencia de los integrantes del grupo familiar, los cuales,
además, construyen modelos y norma tendientes a mantenerla reprimida. De esta manera llegamos a una
definición del grupo familiar: “sistema relacional entre dos familias”; la familia como sistema relacional está
asentada en la prohibición del incesto como regla fundante reguladora del intercambio dentro del grupo
familiar y de ese grupo familiar con otros para renovar el parentesco por medio de la alianza heterosexual.
C. Definiciones psicológicas:
Wynne definió a la unidad familiar como aquella que incluye a los padres e hijos. El mismo autor plantea la
definición de “constelación familiar” como la de aquellos entre los cuales hay un orden de relaciones continuas
y emocionalmente significativas.
Jackson se refiere a la familia de dos maneras. Desde el punto de vista práctico, se refiere a los padres y al
paciente a los que entrevista en conjunto, aunque incluye a los hermanos del paciente si conviven con sus
padres y aún si viven lejos, para verlos en reuniones ocasionales; pero el grupo básico consta de las tres
personas mencionadas en primer término. Dice que desde la práctica la familia son los que llegan a consulta.
Desde lo empírico son aquellos que no van a la consulta pero conviven. En otro trabajo, Jackson y Satir
hablan de terapia familiar cuando incluyen padres, hijos, parientes significativos como abuelos, tíos y también
integrantes significativos no familiares. Estos autores no enfatizan el lazo consanguíneo sino en la relación
entre sus integrantes.
Lating sostiene que se podría llamar nexo de la familia el sin número de personas que integran el grupo unido
por un parentesco y de otras que aunque no ligados por lazos de familia se consideran miembros de la

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misma. Las relaciones de las personas dentro de un nexo se caracterizan por la influencia recíproca, directa,
intensa y duradera sobre la experiencia y la conducta de los unos sobre los otros.
D. Definiciones empíricas y teóricas del grupo familiar:
Al hablar de familia nos estamos refiriendo a dos órdenes diferentes:
 El de los integrantes tal como se presentan a la observación, tal como ellos mismos se observan, este
orden puede tener puntos de contacto con la familia nuclear, en ocasiones coincide con los que tienen el
mismo techo, otras veces los que comparten la comida, otras veces los que tienen límites psicológicos
claramente discernibles. Estas descripciones corresponden al nivel empírico de la familia vivida o
perceptible por la conciencia del observador o de los integrantes.
 El sistema familiar, esto es, descripto con el criterio metodológico de considerar el conjunto y aquello que
lo define como tal. La familia teórica contiene como mínimo los tres órdenes de relación definidos en la
estructura elemental del parentesco: la relación de consanguineidad, la relación de alianza y la relación de
filiación. Este sistema familiar no es perceptible por la conciencia, pertenece a un nivel estructural
inconsciente y como tal está ordenado.
La familia a nivel empírico es descripta como más próxima a la familia biológica y la estructura familiar se
aproxima a la familia como resultado del intercambio de dos grupos familiares ligados pro la relación de
alianza conyugal.
El grupo familiar como sistema en una estructura inconsciente
La familia como sistema
El Sistema desde la teoría de la comunicación: “un sistema es un conjunto de objetos así como de las
relaciones entre los objetos y sus atributos en el que los objetos son los componentes o las partes del
sistema, los atributos son las propiedades de los objetos y las relaciones mantienen unido al sistema”. Los
objetos pueden ser seres humanos individuales, los atributos con que en esta obra se los identifica son sus
conductas comunicacionales.
Los sistemas pueden ser cerrados o abiertos. En los primeros no hay intercambio. Los sistemas vivientes son
sistemas abiertos y, en este sentido, pueden estar abiertos hacia dos vertientes, de un lado hacia el mundo
interno de los individuos que conforman el sistema familiar y desde el cual intercambian vivencia e
información. Pero también el grupo familiar está abierto hacia el sistema social que le impone sus normas y
que determina algunos de sus valores fundamentales.
La familia es un sistema estable: “si algunas de sus variables tienden a mantenerse dentro de límites
definidos. Estos autores aplican, a la familia como sistema estable, las siguientes propiedades de los sistemas
generales abiertos:
 Totalidad y su corolario: la familia no es solo la suma de sus miembros si no que todos ellos forman un
sistema donde la modificación de uno produce la modificación del resto, pasando el sistema de un estado
a otro.
 Homeostasis: define la estabilidad del sistema o de su estado de equilibrio y la corrección y vuelta al
estado inicial o también la desviación de este estado. Cuando la relación entre las partes no de
sumatividad sino de circularidad se describe esta propiedad de homeostasis como de retroalimentación: el
sistema tiene mecanismos para volver al estado inicial de equilibrio, pero se puede incrementar el
desequilibrio en el sentido del desarrollo o de la patología. El sistema se encuentra en equilibrio siempre
que cada parte se encuentre en equilibrio en las condiciones determinadas por las otras partes, para las
cuales tiene que ser aceptable.
 Equifinalidad: propiedad de los sistemas abiertos por la cual su estado está determinado por la naturaleza
de la relación y no por sus condiciones iniciales de manera tal que distintas condiciones iniciales pueden
llevar a un mismo estado del sistema.
 Calibración: término introducido por Bateson. La regulación por calibración es equivalente y se constituye
por las reglas que gobiernan la estabilidad del sistema. La regulación por calibración consiste en el pasaje

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del sistema de un estado a otro. Hay que tener en cuenta que la calibraciones un mecanismo de
estabilización.
El sistema desde la lingüística: “habla” es la realización empírica consistente en manifestaciones individuales
y momentáneas y “lengua” se refiere al sistema supraindividual ordenador de las manifestaciones individuales
del habla. Este es un acontecimiento individual, en tanto la lengua necesita establecerse por los menos de dos
hablantes. Por este camino se llegó a la conocida definición de la lengua como sistema de signos,
construcción teórica, diferenciada de los datos empíricos. El signo se entiende desde el sistema y por lo tanto
se comprende por medio de sus relaciones de valor. El sistema define no ya los elementos individuales sino
las relaciones entre los elementos.
Después de caracterizar la lengua como diferente del habla, Saussure separó la consideración de la
lingüística diacrónica. La lingüística sincrónica se apoya en las nociones de identidad, realidad y valor,
conceptos útiles para redefinir el sistema familiar. Identidad sincrónica es aquella que se establece por
condiciones no del todo dependientes de su materia ocasional, sino por su relación con otras.
Las familias pueden cambiar algunos de sus miembros y sin embargo mantenerse idénticas aunque si
revisáramos las características de los integrantes con seguridad serían diferentes.
La familia actual mantiene una relación de identidad con la familia del pasado, no obstante, haber cambiado
cada uno de sus integrantes. Aunque el padre de ahora es diferente al de antes existe una continuidad a
través de la identidad con el anterior y otro tanto ocurre con la madre y con los hijos. La identidad se establece
a partir de una serie de relaciones que incluye la identidad individual.
Diremos que el contexto define la noción de identidad, no obstante la diferencia individual de los integrantes y
aun con integrantes distintos dentro de la misma familia.
 Realidad sincrónica: corresponde a la propiedad de lo que tiene su sitio en el sistema y está condicionado
por él.
 Valor sincrónico: es una propiedad definida en forma negativa que limita y diferencia a los integrantes del
sistema. El valor está determinado por lo que le rodea.
En un grupo familiar, el hijo se define por lo positivo por lo que es y negativamente porque no es ni el padre ni
la madre y así en lo sucesivo, con el resto de los integrantes. De esta manera los síntomas de un paciente
psiquiátrico en un grupo familiar se pueden entender en sus relaciones de valor, determinado con los otros
integrantes del sistema familiar. El contenido del síntoma del miembro enfermo puede manifestarse en los
otros miembros. podríamos unificar diciendo que identidad, realidad y valor sincrónico son características de
la estructura inconsciente y la define como tal.
Saussure propuso para la lingüística el corte lengua/habla. En otro sistema social, como la familia,
proponemos como lengua el conjunto de reglas, inconscientes las más de las veces, que regulan el
funcionamiento del grupo familiar y como habla las realizaciones individuales de esas reglas inconscientes.
Tenemos dos tipos de reglas inconscientes: aquellas que no se hacen conscientes y aquellas que son
concienciables. Entre las primeras tenemos el tipo de reglas que están registradas en el ideal del yo y
relacionadas con el complejo de Edipo (por ejemplo, la regla por la cual toda mujer como la madre debe elegir
genitalmente a un hombre exogámico y con el hombre sucede lo mismo). Estas reglas aparecen como las
más próximas a las prescripciones sociales. Las reglas inconscientes pero concienciables son aquellas que
dos personas con un universo común de significados establecen como pautas de intercambio conformadoras
del sistema. Las reglas conscientes son una especie de acuerdo entre el sistema de relaciones inconscientes
y su realización concreta, surgen toda vez que hay contradicciones entre el sistema inconsciente y su
realización por parte de los integrantes.
La estructura inconsciente corresponde a un modelo en el cual se combinan los integrantes de acuerdo a un
plan por lo general eficaz y que tiene prescripciones para el pasaje de un estado a otro de la estructura. El
conocimiento de los diversos estados nos permite trazar regularidades y desviaciones de la regularidad con
respecto al sistema familiar. En realidad los estados en que se manifiesta la estructura corresponden al nivel
de las relaciones sociales y son discontinuos y diversos. Es a nivel de la estructura, reconstruida después de
aplicar la noción de sistema, que podemos establecer la continuidad. La estructura inconsciente constituye el

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armazón elemental y fundante que organiza diversos órdenes de producción y sus transformaciones, tal las
denominaciones, el plano habitacional, el tiempo familiar, la enfermedad mental, etc.
La noción de estructura familiar como la de estructura social se refiere más bien a los modelos construidos de
acuerdo a los índices registrados en las evidencias empíricas de las relaciones familiares.
La familia y el enfermo mental
Cuando una familia tiene un integrante con una enfermedad mental puede considerarse esto como un
mensaje. Por lo general, cuando emerge una crisis en el funcionamiento mental de una persona, su grupo
familiar se define como sano en oposición al integrante definido como enfermo.
El grupo familiar no percibe con frecuencia el código de valores desde el cual otorga el significado de una
conducta como sana o enferma.
La familia sigue lineamientos de las normas sociales, las cuales son adaptadas al criterio vigente, desde
donde las conductas normales son aquellas que la sociedad considera como tales con arreglo a una norma.
Normal significa ajustado a la norma, que apunta y deriva en algunos casos, del criterio estadístico de
normalidad y anormalidad. Otro criterio de salud es el de adaptación o adecuación a las normas familiares y
sociales. Para entender la desviación de las normas es menester conocerlas y establecer las relaciones de
valor entre lo que se considera la adaptación y la desadaptación a esas normas.
Solo reconstruyendo el contexto en el cual cobra sentido la enfermedad mental podemos otorgarle significado
apropiado como mensaje inconsciente. Este contexto incluye las características mentales de los pacientes y
también las características de la estructura familiar incluidas como relación dentro de un sistema.
La enfermedad mental, sería la expresión de un intercambio al nivel del sistema familiar, intercambio
complejo. Cuando pasamos a considerar al enfermo mental en su contexto familiar y social estamos aplicando
un significado cultural al trastorno mental. Tomar al enfermo como un ente autónomo y trastornado es
resultado de aplicarle un significado natural.
La enfermedad deja de ser un atributo provisorio de una persona y se convierte en una cosa. Siendo la locura
un estado transitorio y provisorio puede ser asumido como esencial. El estado transitorio implica considerarlo
en su relación con el contexto en tanto que considerarlo como esencial es arrojarlo del lado de la naturaleza y
no de la cultura.
La definición manifiesta del problema nos muestra a la familia del enfermo mental como un sistema escindido
en sanos y enfermos si bien esta última categoría está cubierta por un solo integrante. La familia con
frecuencia se queja de que el enfermo es la causa del desequilibrio familiar aunque si aplicáramos el mismo
razonamiento a la inversa estableceríamos la suposición de que el grupo familiar es la causa del trastorno
mental.
Considerar al enfermo mental aislado es recibir e inducir las mismas respuestas fijas y repetitivas podemos
considerar que estas resultan del aislamiento del enfermo mental de su grupo social, del cual forma parte
relacionalmente tanto en la salud como en la enfermedad.
La familia del enfermo mental como sistema dualista
Se denomina sistema dualista a aquel en el cual los miembros de la comunidad se reparten en dos divisiones,
las cuales mantienen entre si relaciones complejas que van desde la hostilidad declarada hasta una intimidad
muy estrecha y donde se encuentran asociadas diversas formas de rivalidad y cooperación.
La organización dualista determina que los individuos se definan los unos en relación a los otros por su
pertenencia o no pertenencia a la misma mitad, cada una de las cuales adopta una denominación distinta. A
nivel familiar, una parte está formada por el enfermo y la otra por los sanos. Este sistema dualista aparece
como una forma de regular el principio general de la reciprocidad.
La organización dualista a nivel familiar agrupa diversas categorías. Cuando se escinde en enfermos y sanos
alcanza una organización duradera, determinada y determinante de la organización familiar y lleva al grupo a
buscar en el contexto social el marco para avalar esta organización.
La familia se organiza de esta manera dualista toda vez que fracasa en la tarea de reducir los funcionamientos
anómalos dentro del sistema y cuando no es posible superarlos con otros recursos. Estas son diversas formas

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de reforzar esta organización, mientras los integrantes adquieren simultáneamente diversos tipos de
síntomas. La conducta psicopatológica de los integrantes es contenida por su grupo durante un tiempo; a
menudo prolongado, hasta un momento en que adquiere, por parte del grupo, la significación de desajuste o
desviación de la norma familiar. En este instante el grupo restablece el sistema dualista mediante el nuevo
eje: salud/enfermedad.
Acerca de la privacidad y el encuadre familiar.
El encuadre psicoanalítico de un vínculo familiar: Pareciera ser condición de todo encuadre una situación
paradojal, procura dar estabilidad a la relación así como crear las mejores condiciones posibles para
conocerse, pero esta misma condición incluye una facilitación para el desconocimiento ya que después de un
tiempo se establece que no es necesario conocer al otro porque ya es conocido, con lo que se produce el
ocultamiento de aquellos aspectos que entonces son retirados de la circulación del intercambio emocional.
Todo encuadre estable tiene esta doble particularidad. Se podría afirmar que cada sesión es singular en sí
misma y diferente de toda otra. Sin embargo con el tiempo se asiste a un proceso de rutinización por parte
tanto del paciente como del analista. Es muy frecuente el comentario, en las supervisiones, de que las
sesiones “comienzan como siempre” pero si uno se corre de esa posición y repregunta observará que de
inmediato surgen las particularidades novedosas de ese encuentro.
Algo semejante ocurre y lo hemos descripto en la pareja matrimonial así como en las relaciones familiares,
establemente inestables por antonomasia.
Respecto a quien establece el encuadre, cuando un futuro paciente individual adulto desea tratarse, los
arreglos que involucran la búsqueda y elección del futuro terapeuta y la formulación de los aspectos prácticos
son acordados por él mismo, pues se trata de su persona y su propia intimidad.
Algo un poco diferente se da en el tratamiento psicoanalítico de niños donde los padres deciden a su buen
saber y entender la oportunidad del mismo y la elección del terapeuta. Dícese que se hacen cargo del yo del
paciente. Idéntica argumentación se da en las situaciones donde un familiar se hace cargo de la persona con
manifestaciones psicóticas. En ambas situaciones son los padres o algún familiar quienes se hacen cargo de
fijar las cláusulas de la relación terapéutica y tanto al niño como al paciente psicótico no le queda más que
aceptar. Se opondrán o lo aceptarán a su manera. Les queda la posibilidad de reelegir al analista y a éste de
buscar ser reelegido.
En el tratamiento psicoanalítico de la familia o de la pareja se produce una ruptura de este punto de vista al
considerar como paciente al conjunto vincular.
La meta del tratamiento individual pasa por una dimensión de interioridad donde los otros figuran como
representaciones del yo y a éste pertenecen. En el mundo vincular debería conceptualizarse el espacio “entre”
los yoes, en el cual cada uno de ellos queda configurado en el vínculo con el otro.
El tratamiento familiar se enmarca en la privacidad, cualidad de lo que “se ejecuta a la vista de pocos, familiar
y domésticamente, sin formalidad ni ceremonia alguna”. En el psicoanálisis de familia los contenidos
emocionales tienen tanto el lugar de intimidad vedada al ojo del otro como el de la privacidad en el campo
vincular, estando no obstante expuestos a la mirada, escucha y escrutinio de los otros de la familia o del otro
de la pareja además del terapeuta aunque a éste le sea concedido ese lugar y acceso peculiar. Las personas
que estarán en la sesión, viven juntas antes y después de la misma y constituyen un espacio diferenciado de
lo íntimo tanto como de lo público.
En el encuadre vincular se dan dos situaciones: en el mejor de los casos una separación instrumental entre el
adentro y el afuera de las sesiones, un primer índice de lo cual es expresado como un acuerdo mediante el
cual la tarea “hablar de lo conflictivo” va encontrando su lugar en el tratamiento. Aprenden por la experiencia
que las discusiones eternas son repeticiones, sostenidas inconscientemente, y las sesiones pasan a ser un
lugar específico para analizarlas. En el peor de los casos se teme que una vez puesto en palabras el
sufrimiento vincular surjan las agresiones verbales, reproches e incursiones invasoras que ya no puedan
terminarse con el final de sesión y puedan ser reprochados fuera de ella, en la casa o en otros ámbitos. Ello
implica una clara alteración del encuadre, ocasionalmente asociado a un mal uso de las sesiones que replica
el mal uso del vínculo, a veces inevitable al comienzo y que se reduce con el afianzamiento de la
transferencia. El encuadre del tratamiento familiar funciona delimitando un área de análisis con la expectativa
de que hablar, escuchar y ser interpretado el vínculo en su sentido inconsciente otorgue la posibilidad de

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modificar la estructura interfantasmática y por lo tanto las posiciones en la familia, y de allí el sufrimiento
derivado de la modalidad vincular.
La Estructura Inconsciente de las Relaciones Familiares.
La familia puede conocer su estructura (nexo que los liga) inconsciente por 3indicadores:
 Nombres propios
 Tiempo familiar
 Espacio familiar
Cada fórmula se va a organizar con normas que están regidas desde el inconsciente, que van a repercutir
sobre cada uno de estos indicadores.
2. Parámetros de la observación. Los múltiples niveles de funcionamiento de la familia.
Los nombres propios: Generalidades. Significación. El nombre como índice de la estructura
inconsciente.
Toda persona lleva un nombre propio con el cual se lo denomina. Es dado por los otros integrantes de su
grupo familiar, en general por los padres. La denominación de una persona resulta de un interjuego entre el
apellido, el nombre, el sobrenombre y el apodo.
El apellido denomina a todos los integrantes de un mismo grupo familiar. En nuestra cultura designa la línea
paterna. Dentro de las personas del mismo apellido el nombre establece una diferenciación. Los nombres
propios tienen las siguientes características:
Unicidad: cada nombre denomina a un sujeto único. El mismo nombre puede ser usado por varias personas y,
en ese sentido, es necesario aclarar su denominación por la combinación del sistema de los nombres y de los
apellidos.
Identificación: se consideran los nombres propios como marca de identificación a diferencia de los nombres
comunes. En este sentido, es como una marca que permite distinguir a una persona de la otra en la memoria
y para identificarla en el tiempo y en el espacio como una persona distinta a la otra.
Denotación: algunos autores dicen que los nombres propios no tienen significado por oposición al valor
connotativo de los nombres comunes. La consideración estructural del sistema de los nombres le devuelve el
valor significativo mientras cada nombre constituya un signo perteneciente a un sistema cuya estructura
hemos de reconstruir cuyas reglas de construcción son inconscientes. El nombre propio puede connotar
origen, creencia religiosa, actitudes de los padres y esto es fácilmente legible analizando los nombres dados a
distintos hijos.
Sonido distintivo: se refiere a las características de los nombres propios como adscriptos a un sonido creado,
en especial, a los fines de la designación y distinto del usado para designar a los objetos. Esta descripción
tropieza con algunos nombres como Rosa, donde el mismo sonido denomina una persona y un objeto.
Criterios gramaticales: hay algunas propiedades tendientes a diferenciar nombres propios de comunes y
variables de lengua en lengua. Por lo general, la mayor parte de los nombres propios no tienen plural, aunque
en algunos casos se puede aplicar. Los nombres no usan artículos y otras partículas determinantes.
La indicación del nombre puede estar referida a un sentimiento familiar, religioso, a la moda, a la practicidad o
a denominar a un representante familiar significativo. Son muchas las reglas determinantes de la formación de
nombres: algunas veces el nombre propio es absorbido por el sobrenombre; algunas familias asignan un
nombre derivado de los santos, vinculados con el día del nacimiento.
Con el pasaje de las generaciones, los nombres pierden la conexión con su origen y tienden a repetirse y a
tornarse autónomos. Hay nombres de moda en determinadas épocas que desaparecen en otra y vuelven a
aparecer en épocas sucesivas. El nombre propio puede ser cambiado pro el sobrenombre en relación a algún
acontecimiento vital. El nombre propio indica una relación entre el receptor y el dador del nombre. Los
nombres familiares pueden ser clasificados en los cinco grupos siguientes:
 Descriptivos de la apariencia o del carácter (apodos)

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 Recordatorios de algún acontecimiento familiar (“Rosa” por haber nacido próximo al día de Santa Rosa)
 Identificativos de la conexión con alguna persona (padre, abuelo)
 Nombres que especifican su ocupación (estos nombres fueron usados como sobrenombres pero luego
pudieron transformarse en nombres propios, ej.: Herrero, Manzanero)
Reuniendo estos criterios podríamos decir que los nombres propios pertenecer a dos tipos, aquellos donde el
nombre es una marca de identificación aplicada por el grupo familiar según alguna regla y aquellos nombres
donde la regla es la creación libre del individuo que nombra y expresa su estado anímico transitorio.
El nombre propio hace referencia a un individuo determinado y además permite seguirlo a través de la historia
por el uso del mismo nombre propio. Los nombres son otorgados en el seno del grupo familiar y cada uno de
los nombres tiene una razón, a menudo diferente, en las distintas familias y diferentes para los distintos hijos.
El nombre es una marca de identificación y coincide con una de las características mencionadas por Ullman
pero agrega que identifica no solo a una persona sino a todo un grupo familiar e identifica también un
momento histórico.
Examinando los nombres propios encontramos siempre la aplicación de algún tipo de regla por la cual al
individuo se le fija su pertenencia a la línea paterna o materna y es en este sentido que identifica un tipo de
equilibrio a menudo subyacente e inconsciente.
Cuando Levy Strauss se refiere a la estructura elemental de parentesco dice que lo realmente elemental no es
la familia sino su relación con otra. Podemos comprender dos consecuencias. Una es de tipo comunicacional
y se deriva de la perdida de los atributos semánticos del nombre. El uso coloquial de dos nombres entre
cuatro personas obliga a reforzar el mensaje incluido en el nombre debilitado por la pluralidad.
El nombre puede ser una creación libre de la persona que nombra, pero el apellido está fijo y es equivalente al
mensaje “hijo del padre”. El nombre impone una restricción y no permite reconocer socialmente si el sujeto
está adscripto a la línea paterna o materna. Pero un segundo nombre encubre y manifiesta a veces la
evidencia negada en el primer nombre. El sobrenombre o el apodo pueden tener un mecanismo de formación
metonímica o remitir a una situación total. Ej. bebe.
Los nombres del padre, del hijo, de la madre, de la hija incluyen un primer nombre común que elimina la
posibilidad de identificación individual realizada por el segundo nombre el cual restaura la diferencia.
Significación de los nombres propios
Los nombres no son términos aislados, indican relaciones entre términos y es mediante estas relaciones de
donde desprenden su significado. El apellido es una denominación de tipo relacional equivalente al teknómino
tal como lo denomina Levi Strauss: el nombre personal equivalente a padre de tal, madre de tal. En este
sentido en nuestra cultura el apellido significa hijo de tal persona del mismo apellido. Algunos nombres
funcionan expresando la relación familiar con un pariente muerto. En este sentido, Lévy Strauss habla de
necrónimo y es equivalente a decir: “padre muerto”, “sobrina muerta”. No obstante, hay algunos nombres con
un grado mayor de libertad en su construcción: autónimo.
Los nombres se derivan, informan y remiten a un sistema relacional desde el cual definen su significación. En
este sentido, el nombre puede constituirse es signo desprendido de un sistema significante. Los nombres
propios forman parte, nos solo de un sistema clasificatorio de una persona sino además son signos de la
organización inconsciente del sistema familiar y disponen la ubicación de las personas generadas en esa
estructura. A menudo esta significación es adquirida por los sobrenombres, algunos de los cuales son lo
suficientemente fuertes como para vaciar de contenido al mismo nombre y desalojar y sustituir su
significación. A veces, la significación de un nombre propio se deriva de la circunstancia histórica y antecede
al usuario.
El nombre como índice de la estructura inconsciente
Puede apreciarse en la cultura una corriente continua en el pasaje de los nombres comunes a los nombres
propios y de los nombres propios a los nombres comunes, pero este pasaje demanda varias generaciones. No
obstante, puede operarse en el poco tiempo del desarrollo de una familia. En este sentido, las situaciones
psicóticas de algún o algunos integrantes de un grupo familiar permiten detectar varios de estos aspectos.

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La circulación de los nombres de propio a común y luego de nuevo a propio. El sistema de los nombres
propios se torna significativo desde la estructura inconsciente del grupo familiar e informa del tipo de equilibrio
y origen de esa estructura.
El Espacio Familiar. Consideraciones preliminares.
Todo grupo familiar ocupa un espacio de características variables, estables o inestables, grande o pequeño.
El espacio habitable esta sobredeterminado por variables económicas, demográficas, sociales y psicológicas y
se puede estudiar desde perspectivas diferentes.
Cada familia concibe su espacio de manera diferente y el estudio de esta dimensión puede darnos datos
sobre la organización inconsciente del grupo. Se pueden considerar espacios particulares y espacios
comunes, determinado por el sistema de relaciones con frecuenta inconsciente que liga a los individuos, en el
espacio consideramos el factor ubicación y el factor distancia.
El espacio humano contiene a menudo la representación inconsciente del propio cuerpo prolongado en el
ámbito espacial y de la distancia en la cual un sujeto permite el acercamiento del objeto. Las relaciones
familiares admiten distancia vaqriable y la tolerancia hacia el cuerpo de los otros también se halla diagramada
y proyectada en la relación espacial. Cada integrante de una familia ocupa, por lo general, lugares fijos en la
mesa y a distancia variable del resto de los integrantes. Cada integrante de una pareja ocupa habitualmente
un mismo lado en la cama.
La significación de la distancia que regula el intercambio entre los integrantes de un grupo familiar
corresponde más a un modelo inconsciente que a las explicaciones y modelos conscientes de los integrantes
acerca de esta particularidad. Cada grupo familiar distribuye su espacio en una configuración acorde con su
estructura consciente e inconsciente. El diagrama del espacio familiar es también una representación de las
relaciones familiares y del conjunto de imágenes, ideas y recuerdos de las relaciones familiares tal como lo
existe en el inconsciente de los integrantes.
La representación espacial así como la temporal ofrecen medios objetivos de estudiar fenómenos sociales y
mentales. En el mundo humano no solo los seres vivos tienen su espacio sino los muertos también y estos a
menudo ocupan un espacio de mayor o menos privilegio acorde al gozado cuando vivos. Las
representaciones espaciales pueden agruparse en dos grandes categorías: unas corresponden a espacios
estables, tal como se observa en el plano habitacional o en orden de ubicación en la mesa o en la cama.
También puede ser estable la ordenación jerárquica con la que se mueven en el espacio los integrantes de un
grupo familiar. También contamos con representaciones inestables como las que realiza un grupo familiar en
otras actividades: paseos, festividades.
El espacio habitacional como observable de la estructura familiar inconsciente
El espacio familiar tiene una distribución convencional. Por lo mismo es apto para contener la representación
inconsciente de la estructura familiar. El espacio se presta para establecer representaciones de distancia. La
distancia espacial puede ser una proyección de la distancia afectiva, aun cuando pueden también ofrecer un
modelo encubridor de la misma, pero hay casos que nos permiten poner en evidencia el espacio diagramado
como resultado de la relación constitutiva del vínculo de parentesco, por lo tanto a menor distancia de la
representación inconsciente de la familia.
Espacios familiares marcados y no marcados
En toda representación espacial de un grupo familiar podemos establecer algún tipo de signo que marca una
oposición inicial entre los espacios en que se subdivide la casa. Las marcas son variables, puede ser las
referencias, los muebles o la carencia de ellos. Los espacios pueden estar denominados o carecer de
denominación pero nunca faltará algún signo constituido en marca, a partir del cual se pueda iniciar la lectura
sincrónica del espacio familiar.
En términos generales, podemos establecer que el espacio familiar es una organización sincrónica, y está
ordenado según el modelo de las relaciones familiares inconscientes y su determinación histórica es recreada
en la estructura inconsciente o sistema relacional latente.
Presencia de un modelo constitucional en la ordenación del espacio familiar

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Podemos considerar a la vivienda de un grupo familiar como una manifestación ordenada según una
estructura semiótica. En una realización de nivel empírica, como la distribución de la vivienda, un modelo
semiótico permite una sistematización formal de alto nivel de abstracción reencontrada a través de cómo este
grupo familiar tiene ordenado su espacio y la serie de cualidades con las cuales ordena a sus integrantes.
El espacio familiar en la sesión psicoterapéutica. Fenómeno de la silla vacía
Cada grupo familiar exterioriza su estructura inconsciente en configuraciones estables como el espacio
habitacional, pero además también con configuraciones espaciales inestables.
La ubicación casi constante, por lo general, del terapeuta, de los muebles de la silla en el consultorio
determina un hito para el registro de las diversas configuraciones. También la distancia entre cada integrante
y quien se ubica al lado de quien, permite recoger datos de valor.
El “fenómenos de la silla vacía” tiene una constancia tal que me permite definirlo como una categoría
observable. La silla vacía parece indicar un significado cambiante ya que es un indicador constante, en todo
caso, la cualidad de una ausencia representada por una solución de continuidad en el límite grupal no rehecha
por el grupo familiar, el cual parece no estar con disposición para borrar la ausencia indicada por el espacio
vacante.
Representado en la situación actual de la sesión por la silla vacía, consideramos que a nadie se le ocurriría
sentarse en una silla ocupada. Esto explica en parte, la situación persecutoria frente a este trozo de espacio y
la imposibilidad provisoria, al menos, de ocuparlo sin haberlo antes declarado desocupado. De otra manera
sería equivalente a ocupar el lugar del muerto vivo.
El espacio familiar es entonces una dimensión desde donde es posible reconstruir:
 Las relaciones familiares en su dimensión inconsciente, por medio del estudio de las configuraciones
espaciales variables o estables
 La estructura inconsciente del grupo familiar, esto es aquello dependiente, por su carácter fundante, de la
modalidad de constitución del grupo conyugal y su relación con la familia materna
 Las determinaciones históricas que dieron origen a y se mantienen como sistema de relaciones en la
estructura inconsciente.
El tiempo familiar: Periodización e Historia.
Cada familia ordena sus acontecimientos vividos en un tiempo que retiene todas las características de la
estructura familiar. Cuando los integrantes de la familia relatan su historia como grupo, conscientemente
recuerdan algunos acontecimientos pasados con seguridad importantes y por ellos grabados en la memoria,
pero también olvidan algunos episodios y ocultan otros, posiblemente no menos importantes. Los
acontecimientos recordados son ordenados desde la organización actual del grupo familiar y a menudo
contribuyen a explicar algunas contradicciones de éste.
El tiempo es considerado un objeto semiótico organizado derivado de una estructura familiar inconsciente. El
estudio del tiempo nos permitirá recuperar, a su vez, una estructura acrónica. Los acontecimientos vividos se
ubican en el pasado, los que estamos viviendo en el presente y los que se vivirán en el futuro. El tiempo se
transforma en un marco donde se ubican no solo los acontecimientos vividos sino también la relación entre
todos ellos. Hay un tiempo donde los episodios son vividos y otro tiempo donde son recordados y agrupados
desde el presente y como toda ordenación, naturalmente varía de acuerdo con una concepción no siempre
explicitada de modo consciente.
Las familias borran de su historia aquellos acontecimientos indeseables o los conversan pero ubicados en otro
tiempo, con lo cual readquieren un significado diferente del original. También puede empalidecer
acontecimientos ocurridos, reavivar sucesos poco significativos e incluso agregar otros realmente no
ocurridos para dar coherencia al acontecer histórico. Son indeseables los acontecimientos que arrojan sombra
o vergüenza sobre la historia del grupo familiar.
La historia de una familia aparece como el relato de los acontecimientos significativos que incidieron en la
constitución y en su desarrollo.

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Todo grupo familiar tiene ordenada su historia en periodos llenos de sucesos y periodos vacíos. La
periodización es una división del tiempo. Es posible agrupar el tiempo en varios tipos de periodización o
divisiones del tiempo:
Tiempo convencional: marcado por los relojes o el calendario, de acuerdo a las convenciones, segmenta el
tiempo en horas, minutos o segundos, o en días, meses, años, etc. es el registrado por toda la cultura que
maneja un tiempo convencional. Es un tiempo de común acuerdo.
Tiempo biográfico o cronológico: es un tiempo evolutivo, con direccionalidad, no reversible porque los
acontecimientos están ordenados en una dirección de antes a después. Los periodos están agrupados de
acuerdo a los acontecimientos significativos variados de todo grupo familiar, tal como el nacimiento, muerte,
mudanza, etc. los acontecimientos introducen otro tipo de susceptibilidades de ser olvidados. Es un tiempo
pr´ximo al convencional, pero distinto, porque aunque ocupado por elementos variados se refiere a
acontecimientos pasados.
Tiempo mítico: consiste en establecer una determinación causal entre los acontecimientos pasados merced
algún tipo de relación. Dispone de la relación temporal antes-después e introduce el tipo de explicación causal
por el cual aquello que ocurrió antes es el motivo delo que ocurrió después. Es un tiempo con una
determinación causal lineal.
Tiempo inconsciente: no es evolutivo, reversible. Es el tiempo de la significación, del modelo estructural y no
solo el de los acontecimientos biográficos. En este tiempo ubicamos el desarrollo del significado del vínculo de
parentesco en el grupo familiar. El tiempo inconsciente mantiene en una misma estructura acontecimientos
ocurridos en épocas diversas, agrupadas en un modelo regulador que le otorga sentido. Es permanentemente
presente, siguiendo a Freud, es atemporal.
Clasificación de las etapas en el desarrollo de la estructura familiar
Todo grupo familiar pasa por una serie de etapas no siempre coincidentes, con momentos precisos y cuya
duración es variable. Son etapas sucesivas de manera que la anterior es contenida por la posterior y ésta a su
vez contenida por la siguiente. Puede haber persistencia en alguna de ellas y su significado es trasladado a
las otras etapas. Hay tres etapas presentes:
1. Etapa de la conexión con la familia materna: define la constitución de la pareja mediante la relación con la
familia materna. El intercambio se inicia con la serie de dones y devoluciones en sus distintos aspectos:
afectivo, lingüístico, de bienes y productos. Puede pasar a la segunda etapa o la pareja disolverse en ese
periodo. Coincide con el enamoramiento y la definición del tipo de pareja constituida en una unidad de
intercambio cuyo eje pasa por la elección sexual heterosexual.
2. Etapa de la alianza: definida en base a la relación conyugal como pareja sexuada. Es el periodo en el cual
se fijan nuevas normas de acuerdo consciente o inconsciente. Dependen de la evolución psicosexual y de la
evolución edípica de ambos integrantes de lo que hayan terminado o dejado inconcluso en su evolución.
3. Etapa de filiación: definida como aquella en la cual aparecen los hijos tenidos o adoptados. En esta etapa
queda completada la evolución del grupo familiar. Aunque sobrevenga la separación de los cónyuges, la
presencia de los hijos torna incuestionable la existencia de la estructura familiar.
Cada familia pasa por este proceso de maduración a través de las tres etapas sucesivas, cada una de la
cuales, lleva un tiempo dependiente de la estructura familiar y de cada situación particular. Cada etapa posee
un tiempo específico relativamente independiente en cuanto a su duración y puede desarrollar su patología
vincular específica. La etapa inicial es constitutiva y su impronta rige en toda la evolución del grupo familiar.
Señala el tipo de intercambio, es cubierta por la etapa siguiente y surge con nitidez situaciones de crisis como
son las enfermedades mentales, periodo donde se reactualiza con mayor vigor la relación con la familia
materna. El periodo o etapa de alianza puede ser corto o largo, una pareja puede esperar diez años antes de
tener hijos y otra puede tenerlos antes del primer año y eso tiene significación en cuanto define un tipo de
grupo familiar y por lo tanto un tipo de conflicto en relación a definirse como alianza. La etapa de filiación es
variable si se cumple con un solo hijo o con varios así como cambiara según el ritmo del tiempo en que fueron
teniéndolos. La determinación de esta secuencia es inconsciente.
Significación del tiempo familiar

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Todo grupo familiar tiene un ordenamiento temporal realizado según algunas ideas no explicitadas por los
propios miembros quienes no obstante viven de acuerdo a esa ordenación temporal. Es una de las
dimensiones con la cual podemos hacer inferencias acerca de la estructura inconsciente del grupo en
cuestión. La dimensión temporal se presta para estudiar esta relación causa-efecto tomando como indicios la
sucesión relatada de los acontecimientos históricos aun cuando para la conciencia de los integrantes la
sucesión aparentemente no encierre significado. La historia familiar conserva eficacia en el ordenamiento de
las circunstancias pasadas que cobran sentido y significación desde la propia estructura familiar. Veremos la
significación de tres tipos de ordenación temporal:
Significación del tiempo de los sucesos históricos: los acontecimientos históricos son significativos no solo por
su contenido, sino por la forma en que están relacionados. Si leemos la secuencia de los acontecimientos
significativos veremos su estructuración por medio del entrecruzamiento de tres líneas secuenciales que
definen tres tipos de periodos temporales:
o Un tiempo cronológico, progresivo, continuo, marcado: casamiento, nacimiento, fallecimiento.
o Un tiempo reversible, que acompaña a la pareja en todo su desarrollo un tiempo medido mediante la
presencia de algún representante de la familia materna
o Un tiempo ondulatorio, cálcico determinado por una alternancia entre las mudanzas y alternativas de
acercamiento o alejamiento de los representantes de la familia materna.
Significación del tiempo cotidiano: la distribución horaria del día contiene actividades pautadas. El que se trate
de un horario tan codificado para actos cotidianos permite la inclusión de significados inconscientes de una
manera semejante a como ocurre en los actos sintomáticos. Par considerar la significación de horario
cotidiano es necesario contar con unidades como las que componen el día completo, para observar la relación
entre las actividades sujetas a horarios. A veces hay que extender la observación al diagrama de todos los
días en la semana. A menudo el significado aparece en la relación semana-fin de semana. A su vez, la
comparación de la distribución horaria del día entre los distintos integrantes del grupo familiar permite ver
aproximaciones y alejamientos en la red de relaciones y correlativamente en las distancias relativas.
Significación del tiempo familiar en las sesiones psicoterapéuticas del grupo familiar: la consideración del
tiempo de la sesión nos permite contar con observables variables pero recurrentes como las modificaciones
introducidas por el grupo familiar y que permiten a las propiedades estructurales del grupo. A diferencia de las
otras dos dimensiones temporales analizadas con anterioridad, el tiempo de las sesiones cuenta con un
observador participante, el psicoterapeuta, quien marca y define el marco temporal donde se inscribirán entre
otros, los observables temporales. La presencia del terapeuta define unidades estables de tiempo donde el
grupo puede introducir modificaciones estables o inestables.
Unidades de “micro tiempo”
3. Pasos de un modelo de interpretación en análisis vincular, familiar, basado en la hipótesis de la
estructura familiar inconsciente.
Repensando los diferentes modelos familiares desde el abordaje psicoanalítico.
La familia es:
 Instancia privilegiada: da respuesta al conjunto de conductas individuales
 Célula básica de la sociedad
 Responsable por el destino social de sus miembros.
Para su abordaje hay que considerar influencias políticas, económicas y sociales.
Cada familia se constituye como puede, no hay un modelo ideal, sino real. Nuevas configuraciones familiares,
diferentes del modelo tradicional:
 Madres solas con hijos a cargo (hombres también)
 Familias ensambladas
 Un miembro no convive pero se relaciona permanentemente con la familia

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 Parejas homosexuales
 Mujeres con hijos de diferentes uniones
Familia: tiene un papel central en la construcción de la identidad y de la subjetividad de cada uno, dando lugar
a la socialización primaria; indispensable para el crecimiento. Para comprender a la familia hay que conocer:
historia – pasado – tradición. Hay que analizar:
 Roles intrafamiliares (sujeto y familia); (familia y comunidad)
 Recursos
 Intereses y deseos
 Conflictos
El terapeuta puede eliminar prejuicios o romper con los modelos ideales.
Definiendo la intervención profesional: el poder de la intervención y la intervención en familia.
Margarita Rozas plantea 4 formas de definir la intervención profesional tradicional:
 Conjunto de acciones que se estructuran en relación con las demandas práctico-empíricas que plantean
los sujetos con los cuales interactuamos  aumento de las relaciones sociales
 Punto de vista de la instrumentalización de un conjunto de técnicas aplicables a la solución de cada
demanda. Dicha solución será operativa cuando se perfeccionen las técnicas.
 Conjunto de acciones desde las cuales se generan los proceso
 Es el carácter conservador que adquiere la sociedad en su proceso de normatización
El poder de la intervención: 5 reglas metodológicas:
1. No analizar el centro de poder, tomarlo en sus extremidades y con fines últimos
2. Verlo en relación directa con su blanco, con su objeto, donde la intervención está totalmente investida de
prácticas reales y efectivas.
3. Considerar el poder como algo que circula, que funciona en cadena
4. Todos tenemos algo de poder (en la familia, hospitales, escuela)
5. Encontrar el poder en los procesos de registro, indagación
4. Homoparentalidades: Nuevas familias
Reflexiones sobre la homoparentalidad en parejas homosexuales
La homoparentalidad habría que incluirla dentro del conjunto emergente de nuevas formas de familia
(monoparental, homosexual) que se agregan al modelo clásico de familia nuclear heterosexual. Esto es
debido a los cambios culturales, sociales y jurídicos de los últimos tiempos.
El deseo de hijo no es privativo de las parejas heterosexuales y cada vez con más frecuencia se observa en
parejas homosexuales, que recurren a la adopción o a la biotecnología para su realización.
Homosexualidades
Desde los actos homosexuales ocasionales, pasando por las homosexualidades en la neurosis, hasta las
homosexualidades en estructuras clínicas perversas y psicóticas, se despliega una heterogeneidad que
subyace a una Parente identidad. Es decir, hablar en términos generales del ejercicio de la parentalidad en
parejas homosexuales plantearía una unificación que no sería tal. El único punto en común entre todas esas
condiciones es la elección de objeto del mismo sexo. Pero los mecanismos psíquicos en juego pueden ser
radicalmente diferentes.
Familia
Cualquiera sea la edad, sexo, orientación sexual o condición social, todos desean una familia. Es un intento
de integrarse a una norma. Es necesario discernir si esas tentativas de integración corresponden a un deseo

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de formar una familia y tener hijos, o si bien si se trata de un sometimiento a relaciones de poder de carácter
normativo.
Las formas de organización familiar no siempre fueron las mismas. Pero la estructura familiar siempre se
concibió constituida en base a la unión hombre-mujer y los hijos surgidos de esa alianza confirman la ley de
filiación. Patterson afirma que no hay diferencias significativas, ni riesgos elementales entre niños criados por
parejas homo y heterosexuales.
Ley del padre y diferencia sexual
La madre está ligada al hijo en forma primordial y eso implicaría una salida simbólica exogámica en la trama
de lazos sociales. De aquí que solo un corte (simbólico) a través de la función paterna permitiría esa salida
exogámica.
Pero si se piensa que la denominada ley del padre es una función de corte y separación, se tratará por lo
tanto, de una operatoria simbólica que contingentemente está colocada en el padre desde una concepción
patriarcal de la ley, pero que la trasciende.
La pregunta habitual es si se pueden ejercer estas funciones es una pareja homosexual. ¿Esas funciones
debe estar ligadas al género de los padres? ¿a un cuerpo que sostenga género acorde al mismo? O por el
contrario, ¿se trata de funciones que cualquiera de los miembros de una pareja homosexual estaría en
condiciones de ejercer? Y, en este caso ¿se pueden generar en el hijo dificultades en la simbolización de
binarismos clásicos: madre-padre-, hombre-mujer?
Se podría decir que si bien con las familias homoparentales no se afecta la reproducción de la especie, si se
afectaría un determinado ordenamiento simbólico social en el que la ley es homologada a la ley del padre y la
diferencia simbólica es equiparada a la diferencia sexual anatómica.
Deseo del hijo
Freud había señalado que la homosexualidad no era una perversión en un sentido estricto, ya que
consideraba que no se trataba de un cambio de fines de pulsión, sino una inversión en la elección del objeto
sexual. Es necesario diferenciar el deseo de familia del deseo de hijo. El primero es un anhelo o un ideal, y no
es necesariamente de raíces sexuales. Aunque la formación de una pareja-familia puede estar originada en el
deseo sexual éste no está implicado necesariamente. La conformación de una familia tiene otras fuentes a
considerar también: el amor, la necesidad de protección y de autofirmación, la autoconservación, el apego.
Para Freud el deseo de un hijo en la niña se genera al pasar de la envidia del pene al deseo de tener un hijo
del padre, y luego de otro hombre. En el varón, señala Freud, hay una fuente de determinación en el deseo de
hacerle un hijo a la madre reemplazando al padre, propia de la condición incestuosa. Las identificaciones con
la madre cumplen un papel importante en las niñas, pero eventualmente, también en los varones. Se trata de
identificaciones imaginarias pero con una poderosa impronta simbólica.
Puede resultar insuficiente conceptuar el deseo de hijo como sustituto compensatorio de una carencia
primordial. Para Deleuze, el deseo no se origina en ninguna carencia fundamental, aún más, considera que la
carencia no genera deseo sino que es un contra-efecto del deseo. Hay que tener en cuenta que para pensar
la parentalidad tanto en parejas homosexuales como heterosexuales, el deseo de hijo es un motor importante,
pero se pueden ignorar otras motivaciones como el deseo de trascendencia, de perpetuación del patronímico,
de acompañamiento para la vejez, de aseguramiento de la herencia, etc. a esto se agrega que debe haber
otras condiciones para conformar la parentalidad, tales como la capacidad de cuidados, de apego, de
favorecer la estructuración narcisista, de reconocimiento del otro. Y una pareja homosexual puede contar o no
con estas condiciones tanto como una heterosexuales.
El deseo de un hijo es singular y deberá ser analizado en cada caso durante el proceso analítico. Puede
corresponder a un anhelo narcisista, puede tener como finalidad satisfacer a la propia madre, o desear el hijo
como doble del si mismo, puede estar en juego mandatos, duelos, desafíos, deseo de embarazo que en el
caso de una mujer puede ser diferente del deseo de un hijo. No hay deseo en estado puro. A esto se une que,
como es sabido, el deseo de preconsciente-consciente puede o no coincidir con el deseo inconsciente.
Familia y adopción: reflexión acerca de la homoparentalidad

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La unión civil homosexual y la adopción rompen el ideal de familia: la de un varón y una mujer que se unen
para procrear. Lo que debe importar es el interés del niño, su desarrollo, bienestar. Si la madre y el padre
tienen una conformación psíquica que le permite tener valores humanizantes (más allá de su identidad
sexual), le va a permitir al niño buscar identidades alternativas.
El terapeuta debe estar libre de prejuicios para un acercamiento clínico serio. El Estado tiene la obligación de
proteger a los niños, desde el momento de la concepción, en una constelación de derechos. Esto quiere decir
que no es que sea el único derecho a proteger. Se protege ese derecho en una constelación de otros
derechos de otros sujetos que están involucrados en la situación. Entonces, si el Estado tiene la obligación de
proteger a los niños, lo habitual es que el Estado se apropie de la autonomía de estos sujetos.
El conflicto consiste en que nosotros tenemos una constitución que incorpora la convención por los derechos
de los niños, según la cual los niños pueden opinar acerca de su situación y tomar partido por aquellas cosas
que prefiere o no prefieren y es obligatorio que sean escuchados.
Las mujeres y los niños se transforman en sujetos de derecho y toman sus decisiones y su autonomía debe
ser respetada. Por supuesto, el grado de ejercicio de su autonomía tiene que ver con el grado de
discernimiento que tengan en cada etapa, desde la niñez hasta la adolescente, está en relación con el
aumento de capacidades.
Si yo, Estado, ignoro su diferencia y no le proporciono los recursos diversos para poder ejercer sus derechos
también discrimino. Entonces el Estado discrimina por acción y por omisión. Y los sujetos también
discriminamos de la misma manera no tomando las diferencias o tomándolas para inferiorizar al otro. En el
caso de la unión civil, hubo un debate bastante fuerte precisamente porque lo que iba a hacer esta unión civil
era romper este ideal de familia del que hablábamos antes: la idea de un varón y una mujer se unen para
procrear.
Tenemos ciertas normas que son básicas, que son las que están en la Constitución Nacional. Cualquier otra
norma de menor jerarquía que contradiga a la constitución es incostitucional. Pero para la iglesia, si cualquiera
de estas normas, incluyendo la constitución, contradice lo que ellos consideran “derecho natural”, es decir,
algo que no puede ser modificado por la voluntad humana, entonces, es inválido.
La unión homosexual no es una familia mono parental sino que es una unión bipersonal de un mismo sexo. Y
la duda es si podrán brindar al niño la imagen diversificada de la diferencia sexual anatómica necesaria para
el desarrollo del psiquismo infantil. Entonces, el límite a la autonomía, realización personal y privacidad de los
adultos es el derecho de los niños. Los niños están sometidos a un control social evidentemente por parte del
estado, de la familia y de la sociedad.

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