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UNIVERSIDAD DE CHILE

FACULTAD DE DERECHO
ESCUELA DE POSTGRADO
MAGÍSTER EN DERECHO CON MENCIONES
TESIS PARA OPTAR AL GRADO DE MAGISTER

LA INTEGRACIÓN COMO TÉCNICA DE INTERPRETACIÓN DE LOS


CONTRATOS

Profesor: Ricardo Reveco Urzúa


Alumno: Juan Cristóbal Pino Alfaro
INDICE

Página

I.- Introducción 3–6

II.- La integración como método de interpretación de los contratos

y su aplicación en el derecho chileno

1) El contrato desde la teoría clásica 7–9

2) La interpretación en el derecho Chileno 10 – 15

3) Una visión desde el negocio jurídico 16 – 19

4) La interpretación integrativa y su aplicación en Chile 19 - 39

5) El Análisis Económico del Derecho y su aporte al método de

interpretación integrativa. Un paradigma a seguir 39 – 45

III.- Conclusiones 46 – 48

IV.- Bibliografía 49

-2-
I.- INTRODUCCIÓN

En el presente trabajo intenta introducir al debate la posibilidad de

recurrir al método de la interpretación integrativa a nuestro ordenamiento

jurídico como un mecanismo de interpretación en el Derecho de los

Contratos, ante el sistema de interpretación subjetivo clásico que hasta el

día hoy es utilizado por los operadores jurídicos en nuestro país.

Para ello, comenzaremos revisando la visión del contrato desde la

teoría clásica, dando una breve explicación a los antecedentes que sirven

de fundamento a ello, para luego realizar una breve mención a la

interpretación en el derecho chileno, el cual ha estado principalmente

influenciado por el derecho francés, que pareciera demostrar una

resistencia a las teorías modernas de la contratación. Efectivamente, la

fidelidad de nuestro código a la doctrina francesa ha impedido su

evolución hacia la modernización de una teoría de los contratos, cuestión

que pareciera comenzar a revertirse.

Igualmente, haremos una breve referencia a lo que sucede en el

Derecho Alemán en materia de interpretación, en donde la labor de la

-3-
doctrina ha permitido un buen desarrollo en la materia, creando un

sistema de interpretación acorde con las tendencias actuales, enmarcado

dentro de la teoría del negocio jurídico. En esta teoría la validez de la

declaración de voluntad se basa en el ordenamiento jurídico, y no en la

exteriorización del querer interno por parte del agente

A continuación, revisaremos la posibilidad de aplicar la

interpretación integrativa en nuestro Derecho de los Contratos, a la luz de

los dispuesto en el artículo 1546 del nuestro Código Civil, el cual nos

entrega las herramientas necesarias para reinterpretar las normas que

reglan la materia, y dándonos el contenido necesario para ello.

Ciertamente, esta norma abre la posibilidad de abandonar el paradigma de

la teoría clásica en cuanto a interpretación se refiere, sobretodo tratándose

de lagunas contractuales, permitiéndonos recurrir a la ley, la costumbre y,

principalmente, a la buena fe.

Finalmente, realizaremos una breve referencia al Análisis Económico

del Derecho y cómo esta rama ha sido un aporte importante en materia de

contratación, el cual muchos juristas parecieran resistirse atendida su

fundamentación económica. Para esta rama del Derecho, los contratos

-4-
deben ser revisados por los jueces en tanto se genere una falla de

mercado, para lo cual debe recurrirse al denominado “contrato perfecto”,

basado en el análisis los costos de regulación deficientes y la buena fe.

Nuestro estudio intenta dar una respuesta a los problemas de

interpretación mediante la utilización del principio de la buena fe como un

integrador de elementos exógenos al vínculo contractual, como método de

solución de controversias que puedan suscitarse entre los contratantes en

la etapa de ejecución.

Ciertamente que siempre existen cuestiones que no pudieron

preverse en el iter contractual, siendo estas las que generalmente generan

problemas entre los contratantes en la ejecución del contrato.

Entendiendo que la dogmática clásica se ha apoyado en la búsqueda

en abstracto de la intención que tuvieron los contratantes al momento de

generar el vínculo, nos parece desafortunada dicha fórmula de

interpretación, sobre todo para solucionar problemas complejos.

-5-
Debemos precisar que el método de integración propuesto parte de la

premisa que su aplicación es a la medida de cada caso, no siendo posible

entregar un contenido a priori de los alcances que tiene la buena fe en esta

técnica en tanto siempre resulta esencial el fin del contrato.

Lo anterior permitirá al órgano jurisdiccional contar con mayores

elementos que permitan soluciones eficaces a las problemáticas que se

suscitan día a día en el tráfico jurídico alejándose del paradigma clásico

para avanzar hacia la interpretación conforme principios, y en este caso, al

principio de la buena fe.

-6-
II.- LA INTEGRACIÓN COMO MÉTODO DE INTERPRETACIÓN DE

LOS CONTRATOS Y SU APLICACIÓN EN EL DERECHO CHILENO

1.- El contrato desde la teoría clásica

Nuestro derecho de los contratos aún se aferra firmemente a la

teoría clásica, surgida como una reacción al antiguo régimen absolutista1,

el cual regulaba situaciones de una sociedad agraria, pre capitalista o que

estaba por ingresar a la industrialización2. Resulta importante destacar

esto último, en cuanto nos permite comprender por qué la teoría clásica de

los contratos no puede dar una solución a problemas contractuales que

vemos día a día en la actualidad.

El principio fundamental en que se basa toda la construcción de la

teoría clásica de los contratos es el de la autonomía de la voluntad o

1 BARCIA LEHMANN, Rodrigo, La autonomía privada como principio sustentador de la


teoría de los contratos y su aplicación en Chile, Cuadernos de Análisis Jurídicos,
Colección de Derecho Privado III, Santiago, Ediciones Universidad Diego Portales, 2006.

2 Ibid, Op cit , Loc. cit.

-7-
privada, entendiendo el contrato como autorregulación de los intereses

privados de las partes, cuya eficacia es sancionada por el ordenamiento

jurídico3, prescindiendo de los demás principios del derecho civil. Así, este

principio, en palabras de Diez-Picazo y Guillón, se entiende como “el poder

de dictarse uno a sí mismo la ley o el precepto, el poder de gobernarse uno a

sí mismo”.4

Por lo tanto, la labor interpretativa del contenido contractual se

reduce tan solo en indagar, desentrañar la intención de los contratantes,

es decir, cuál ha sido el negocio perseguido por el o los autores del

contrato. Manifestación de ello es el artículo 1560 del Código Civil el cual,

apuntando en dicha dirección, prescribe que “conocida claramente la

intención de los contratantes, debe estarse a ella más que a lo literal de las

palabras”.

3 MELICH ORSINI, José, La interpretación de los contratos, Revista de Derecho (XX), 199,
Universidad Católica de Valparaíso

4 DIEZ-PICAZO, Luis y Guillón, Antonio, Sistema de Derecho Civil, 9° edición, Madrid,


Editorial Tecnos, 1998, volumen 4, pag. 373.

-8-
Esta regla de interpretación se plasmó en la gran mayoría de los

códigos modernos, en los cuales se consagró esta misma idea, es decir,

desentrañar la verdadera intención de los contratantes, lo que podemos

observar en los artículos 1131 y 1362 del Codice Civil, de 1865 y 19429, §§

133 y 157 del BGB5 y 1156 del Code Civil.

Así las cosas, esta regla no fue capaz de soportar los cambios

sociales, generando una decadencia de la tesis voluntarista que le servía

de fundamento y en la actualidad no es posible sustentar en Derecho de

los Contratos en él6.

5 No obstante, la escasa regulación del Código Alemán en materia de interpretación, la


doctrina alemana desarrolló la materia. En este sentido SERRANO FERNANDEZ, María en
Estudio de Derecho Comparado sobre la interpretación de los contrato: ¿Hacía una
unificación de la hermenéutica contractual?, Valencia, Tirant le Blanch, 2005, pág. 104,
señala que “este vacío legal, llevó a los juristas alemanes a elaborar toda una teoría de la
interpretación en relación con los negocios jurídicos en general, y con el contrato en
particular. LASARTE ALVAREZ, Carlos, Sobre la integración del contrato: la buena fe en
la contratación, Revista de derecho privado, ISSN 0034-7922, Año nº 64, Mes 1, 1980,
págs. 50-78, sostiene que dicho estudio lleva a la doctrina de la época establecer un
tríptico en la materia, dentro del cual encontramos a la interpretación integrativa.

6 Así, BARCIA LEHMANN, Rodrigo, en La autonomía privada como principio sustentador


de la teoría de los contratos y su aplicación en Chile, Cuadernos de Análisis Jurídicos,
Colección de Derecho Privado III, Santiago, Ediciones Universidad Diego Portales, 2006,
señala que “desde la manifestación más palpable de este principio, que es la

-9-
2.- La interpretación en el derecho Chileno

Como bien adelantamos anteriormente, nuestro derecho nacional

tiene como piedra angular en materia de interpretación contractual el

artículo 1560 del Código Civil, que ciertamente se vincula a la teoría

subjetiva para la cual privilegia la intención de los contratantes por sobre

lo manifestado en el contrato.

Esto se debe a que la principal fuente de inspiración de Bello en la

redacción de nuestro Código Civil fue el Code, el cual en su artículo 1156

señala que “on doit, dans les conventions, rechercher quelle a été la

commune intention des parties contractantes, plutôt que de s’arrêter au sens

littéral des termes”7, que podemos traducir como “En los Convenios, uno

autorregulación, se ha visto desplazada por diferentes estatutos regulatorios de


origen legal”.
7 Para LOPEZ SANTA MARIA, Jorge, Los Contratos: Parte General, Editorial Jurídica de
Chile, pag. 311, “Los artículos 1156 francés y 1560 chileno al referirse a "la intención" no
forjaron una metáfora, sino que emplearon el término en su genuino sentido. Ahora bien,
las intenciones son fuerzas, tendencias más o menos precisas que se desarrollan en el
fuero interno de los individuos. Su lugar se sitúa en la conciencia de los hombres, y su
rasgo distintivo es de orden sicológico”.

- 10 -
debe averiguar cuál era la intención común de las partes contratantes, en

lugar de detenerse en el sentido literal de los términos”.

Asimismo, entendiendo a la autonomía de la voluntad como eje

central del contrato, el artículo 1545 de nuestro Código Civil, que consagra

el principio de fuerza obligatoria de los contratos, adquiere gran relevancia

para la concepción tradicional.

Para la doctrina clásica, el fundamento de este principio tiene su

soporte en el querer de las partes, y por consiguiente, en cuanto el

precepto en comento establece que “Todo contrato legalmente celebrado es

una ley para los contratantes, y no puede ser invalidado sino por su

consentimiento mutuo o por causas legales”, la voluntad de las partes

resulta preponderante al momento de interpretar la relación obligacional8,

y por lo tanto, lo manifestado por las partes resulta inamovible.

Esta concepción impide que el intérprete (juez) pueda efectuar

intervención alguna en el contrato, por cuanto al ser una manifestación de

8 Op. Cit. Loc. Cit.

- 11 -
la voluntad de las partes, ley para ellas, solamente éstas pueden efectuar

alguna modificación9.

A este respecto, nuestra jurisprudencia nacional ha aplicado la

teoría subjetiva de interpretación sostenidamente10, cuestión que no

contribuye a la labor de reinterpretación que requiere nuestro Código Civil,

a fin de dar solución a diversos problemas actuales de la contratación.

Ciertamente que la fidelidad de nuestro código a la doctrina francesa

ha impedido su evolución hacia la modernización de una teoría de los

9 En este sentido, BARCIA LEHMANN, Rodrigo, en Incidencia de la Teoría en la aplicación


de la Ley y la Interpretación e Integración del Contrato, señala que se ha entendido que el
artículo 1545 del CCCh impide la aplicación de la teoría de la imprevisión, revisión
judicial del contrato o frustración del contrato; se ha señalado, haciendo una
interpretación integrativa del contrato, que los derechos del acreedor se reducían a un
derecho principal que es el <<cumplimiento in natura>>, entre otros efectos.

10 A modo ejemplar, nuestra Corte Suprema, en sentencia dictada con fecha 22 de julio
del año 2004, en LexisNexis nº identificador 30489, expresó “Atendida la clara intención
de los contratantes, a lo que se une la redacción de las cláusulas pertinentes y la
circunstancia fáctica de haberse terminado el servicio que prestaba la demandada
principal a la demandada subsidiaria, en fecha coincidente con la de terminación de los
contratos de trabajo, no es dable sino concluir que la naturaleza jurídica de las
convenciones que ligaron a los trabajadores con su empleador, fue la de contratos por
obra o faena”.

- 12 -
contratos11, y consecuencialmente, un eventual abandono de la teoría

subjetiva en materia de interpretación.

No obstante, es menester señalar que los juristas franceses, primero

Josserand, tempranamente denunciaron el artificio de recurrir a la

autonomía de la voluntad para determinar el contenido contractual12,

restándole importancia como fundamento exclusivo de las obligaciones

contractuales.

Igualmente, autores nacionales han planteado la problemática de la

doctrina tradicional en esta materia. Así, Barcia Lehmann sostiene que “lo

que podemos denominar como <<visión tradicional>>, debe revisarse. La

11 Según BARCIA LEHMANN, Rodrigo, en La autonomía privada como principio


sustentador del contrato y su aplicación en Chile, Cuadernos de Análisis Jurídicos,
Colección de Derecho Privado III, Santiago, Ediciones Universidad Diego Portales, 2006
pag.185, “el Derecho Francés se ha desarrollado hasta donde le ha sido posible al margen
de la teoría alemana. Sin embargo, tampoco hemos seguido la teoría francesa más
moderna”.

12 JOSSERAND, L., « L’essor moderne du concept contractuel », en Mélange Gény, t. II, p.


345.

- 13 -
forma de aplicar los contratos no sólo es inadecuada en torno al fondo, sino

también en cuanto a la metodología que se utiliza”13.

En palabras de Coloma, “el artículo 1560 no se encuentra en

condiciones de operar como guía determinante de la conducta de los jueces,

de las partes contratantes o de ambas”14, lo cual, continúa, “obedece a que

dicha disposición se encuentra afectada por una serie de problemas –sin

duda, difíciles– que, tanto la doctrina como la jurisprudencia no han logrado

resolver de manera adecuada”.

Si bien, debemos reconocer, autores como Alfredo Barros Errázuriz

planteaban que el contenido normativo del artículo 1560 del Código Civil

otorgaba una amplia libertad al juez para realizar una búsqueda del

contenido contractual en la intención de las partes15, no resulta suficiente

para integrar cuestiones externas al contrato, puesto que nuestra

13 Op. Cit. La autonomía privada como principio sustentador del contrato y su aplicación
en Chile.

14 COLOMA CORREA, Rodrigo, en Interpretación de Contratos: Entre Literalidad e


Intención, Revista Chilena de Derecho Privado, Nº 26, pp. 9-47, 2016.

15
BARROS ERRAZURIZ, Alfredo, en Curso de Derecho Civil, Cuarta Edición, Editorial
Nascimento, 1932.

- 14 -
jurisprudencia no ha encontrado una fórmula idónea para su aplicación

en tanto recurren igualmente al mismo contrato, quizás incluso por

cuestiones probatorias. A mayor abundamiento, la búsqueda de la

intencionalidad se hace desde el contrato y no fuera del contrato,

dificultando la posibilidad de que se amplíen obligaciones contenidas en él,

mitigarlas, e incluso impide la posibilidad de descubrir un abuso del

derecho por parte de alguno de los contratantes e incluso el

establecimiento de límites de las mismas por carecer de elementos

consecuentes y subsiguientes de la relación obligacional.

Diversos fallos podemos encontrar en nuestra jurisprudencia que

dan cuenta de una aplicación deficiente de la “búsqueda de

intencionalidad” en un contrato por parte de los jueces, quienes finalmente

no exploran las cuestiones que rodean las negociaciones o la etapa de

ejecución de un contrato, a cuestiones fácticas conductuales de las partes,

sino que al propio contenido del contrato, extrayendo, en forma antojadiza

la supuesta intención de las partes.16

16
A modo ejemplar podemos citar la sentencia dictada por la Excelentísima Corte
Suprema, en los autos rol 1556-2008, de fecha 21 de julio de 2009, en donde razona en
su considerando Noveno que “el sistema subjetivo de interpretación de los contratos se
atenuó al agregarse en el referido artículo 1560 del Código Civil el adverbio "claramente",

- 15 -
4) Una visión desde el negocio jurídico

La teoría del negocio jurídico sostiene formas de interpretación que

cumplen una función normativa en sí misma, desde que lo que buscan es

integrar el convenio dentro de un estatuto, que lleva a que las partes se

comporten conforme a fines valiosos, protegidos por el ordenamiento

jurídico.17

por lo que se recurrirá a la intención de las partes en la convención o contrato cuando ella
se desprenda y distinga perfectamente, no resultando procedente construir intenciones o
voluntades presuntas o virtuales, sino que se debe recurrir a otros criterios de interpretación
o mejor dicho de determinación de la voluntad, con un carácter más objetivo”, esto es,
recurrir a lo expresado en el propio contrato. De igual forma lo podemos observar en la
sentencia dictada por la Excelentísima Corte Suprema, en los autos rol 2185-2010, de
fecha 17 de octubre de 2011, en donde razona en su considerando Vigésimo Quinto que
“El objetivo de la labor de interpretar actos y contratos radica en conocer los puntos en que
ha confluido la intención de los contratantes, la voluntad que han expresado y los ha unido,
determinándolos a contratar; aspecto que, de conformidad al artículo 1560 del Código Civil,
debe conocerse "claramente" para estarse a ello más que a la letra de la estipulación. De
esto último se desprende evidente que el primer aspecto básico a considerar es la
especificación de lo pactado, esto es, el texto”. Misma línea sentencias de la Excelentísima
Corte Suprema rol 1556-2008, 8727-2009, 4185-2011.

17 BARCIA LEHMANN, Rodrigo, Incidencia de la Teoría en la aplicación de la Ley y la


Interpretación e Integración del Contrato, primera parte.

- 16 -
Ello se explica porque la validez de la declaración de voluntad no

descansa en mera exteriorización del querer interno por parte del agente,

sino que “la razón de validez de la declaración de la voluntad se basa en el

ordenamiento jurídico”18. Esto permite que en la labor interpretativa, el

agente deba, necesariamente, recurrir a elementos ajenos a la voluntad,

abandonando el paradigma de la interpretación subjetiva.

Reafirmando esta idea, según Barcia señala que “el negocio jurídico

no pone su acento en la creación de un acto jurídico o contrato, como lo hace

la teoría clásica del contrato, sino que descansa en el fenómeno de

adscripción de dicho instrumento al Derecho de los contratos y las

obligaciones contractuales”.19 Esto es, que siempre un contrato debe

adscribirse al ordenamiento jurídico que lo regula, y por lo tanto, cualquier

cuestión que sea contrario, o bien no contemplada en el contrato, y que se

encuentre regulada, se integrará al mismo.

18 HANS HATENHAUER, Conceptos fundamentales del derecho Civil, pág. 70

19 Op. Cit. Incidencia de la Teoría en la aplicación de la Ley y la Interpretación e


Integración del Contrato.

- 17 -
Sin embargo, esta evolución del derecho alemán se debió a la labor

que realizaron los juristas, puesto que el BGB siguió las teorías subjetivas

cuestión que puede apreciarse en el parágrafo 133 el cual prescribe que

“En la interpretación de una declaración de voluntad ha de investigarse la

voluntad real y no atender al sentido literal de la expresión”. Asimismo, los

redactores solo destinaron tres normas a la interpretación de los negocios

jurídicos (parágrafos 133, 157 y 242), cuestión que llevó a los juristas

alemanes a desarrollar la materia.20

Así las cosas, la interpretación integrativa encuentra su fundamento

en el parágrafo 157 del BGB el cual señala que “Los contratos han de

interpretarse como lo exige la buena fe en atención a los usos del tráfico”,

20 Según SERRANO FERNANDEZ, María, en Estudio de Derecho Comparado sobre la


interpretación de los contrato: ¿Hacía una unificación de la hermenéutica contractual?, la
destinación de pocas normas en materia de interpretación se debe a que en los trabajos
de preparación del Código Civil Alemán en donde imperaba la idea de que la
interpretación no debía ser objeto de regulación legal por dos razones: 1) las reglas de
interpretación son lógicas que no pueden vincular al interprete en la compleja tarea de
determinar el sentido y alcance del contrato; y 2) porque la interpretación es una cuestión
de hecho, casuística, e inaprensible por el Derecho.

- 18 -
teniendo aplicación en aquellos casos en donde las partes, al momento de

efectuar la declaración, no regularon alguna situación.21

Como bien podemos observar, la buena fe juega un papel

preponderante en el desarrollo de este método integrador como principio

de aplicación transversal al ordenamiento jurídico, y especialmente en el

derecho de los contratos.

5) La integración como método de interpretación de los contratos y su

aplicación en Chile

Pues bien, gran parte de los problemas en el Derecho de los

contratos tienen que ver, precisamente, con temas de interpretación en la

etapa de ejecución cuestión que el sistema de interpretación clásico no

soluciona.

21 LARENZ, Karl, en Derecho Civil Parte General, se planteaba la posibilidad de acudir a


esta figura en caso de lagunas contractuales, de manera tal de integrar la regulación
incompleta a partir de sus propios presupuestos y de su contexto. De manera parecida,
FLUME, Werner, señala que la interpretación integradora afecta cuestiones respecto de
las que, en el momento de la declaración, no se adoptó ninguna regulación.

- 19 -
Así las cosas, en caso de una laguna contractual, la búsqueda de

una solución en la voluntad interna de los contratantes es sumamente

inadecuada, por cuanto esta laguna puede deberse precisamente a que las

partes no tuvieron en cuenta dicha situación al momento de su

celebración, no quisieron regularlo, o bien, inclusive, el vacío puede

deberse a la falta de información de los contratantes.

Ante estas tres situaciones, la teoría clásica establece un sistema

deficiente de interpretación de la relación contractual, pues intuye un

análisis en la siquis de las partes para la determinación de los alcances del

contrato, concentrado principalmente en el momento de formación de este.

Asimismo, se ha sostenido que, por aplicación del principio de la

fuerza obligatoria de los contratos (artículo 1545 del Código Civil), el juez,

sujeto llamado a interpretar en caso de conflicto, queda limitado a lo

regulado por las partes en el contrato, y en consecuencia, se le inhibe de

buscar soluciones fuera de él.

Es por ello que creemos que el método de integración en la

interpretación de los contratos permite dar soluciones a los problemas

- 20 -
actuales de la contratación, mediante la adscripción a un estatuto jurídico,

fundado principalmente en la buena fe. Dable es consignar, que la

interpretación se realiza para determinar los alcances de la relación

obligacional al momento de su ejecución, y en consecuencia, no resulta

adecuado concentrarse en la formación de este.

En palabras de Lyon Puelma “la buena fe opera en la dirección de

provocar efectivamente el resultado y, por lo tanto, no solo dirige la forma

como deben entenderse las palabras y los compromisos de las partes, sino

que también, de ser necesario, establece todo lo indispensable para obtener

dichos resultados y también restringir o limitar aquellos expresamente

establecidos por las partes y que no son necesarios o que, eventualmente,

perturben la obtención del resultado previsto. La buena fe, por consiguiente,

opera de doble manera: aclarando y dando rumbo a los compromisos

asumidos y corrigiéndolos mediante el establecimiento de nuevas

obligaciones”.22

22 LYON PUELMA, Alberto, Integración, interpretación y cumplimiento de contratos,


Ediciones Universidad Católica de Chile, 2017, pág. 22 y siguientes.

- 21 -
Por consiguiente, dicho paradigma debe ser abandonado, y conviene

reinterpretar las normas que regulan la materia, recurriendo

especialmente al artículo 1546 del Código Civil. Este precepto señala que

“Los contratos deben ejecutarse de buena fe, y por consiguiente

obligan no sólo a lo que en ellos se expresa, sino a todas las cosas

que emanan precisamente de la naturaleza de la obligación, o que

por la ley o la costumbre pertenecen a ella”.

Con una lectura atenta de este precepto, es posible dilucidar que en

la etapa de ejecución de un contrato no solo debe estarse a lo pactado por

las partes, sino que además debe tenerse presente la naturaleza de la

obligación, pudiendo integrar todas las cosas que emanan de ella, y

asimismo, lo que la ley o la costumbre pudieran igualmente incorporar.

Por lo tanto, el contrato y sus alcances no se agotan en aquello que

las partes regularon, pues todas las relaciones contractuales se adscriben

a un estatuto jurídico, a la costumbre que mueve las relaciones entre los

agentes dentro del mercado y aquello que es propio de la naturaleza de la o

las obligaciones que las partes contraen.

- 22 -
No obstante, respecto de la costumbre conviene referirnos a lo que

dispone el artículo 2 del Código Civil, en tanto prescribe que “La

costumbre no constituye derecho sino en los casos en que la ley se

remite a ella”. En este sentido, pareciera ser que, al momento de efectuar

la interpretación, no sería posible darle al algún valor y recurrir a ella, en

cuanto necesitaría una expresa referencia del estatuto jurídico al cual se

adscribe el contrato para darle algún contenido.

Sin embargo, creemos que dicha interpretación no se encuentra

acorde con las condiciones actuales de contratación del mercado, puesto

que en ellas la costumbre tiene un papel esencial.23

En este sentido, en cuanto el artículo 1546 contempla a la

costumbre como un elemento a considerar al momento de efectuar la

interpretación como una remisión general, resulta aplicable a todos los

23 En este mismo sentido, LYON PUELMA, Alberto, en Integración, interpretación y


cumplimiento de contratos, sostiene que “el artículo 1546 no solo se limita a suponer
criterios de lógica y racionalidad intrínsecos en la naturaleza del contrato para interpretar o
integrar la voluntad de las partes como una exigencia de la buena fe, sino que agrega
también a la costumbre y a la ley como otro de los elementos que, según la naturaleza del
contrato, deben servir de fuentes para interpretarlo e integrarlo”. Ciertamente precisa que
“…no se trata de cualquier costumbre, sino de aquella necesaria para obtener el fin del
contrato mediante la estructura que las partes le dieron…”.

- 23 -
actos, indistintamente de si en la regulación que tenga nuestro Código no

se haga referencia. Tratándose de contratos innominados, esta remisión

general que efectúa el legislador a la costumbre, pareciera tener menores

limitaciones al momento de su aplicación, puesto que al no encontrarse

regulados específicamente en la ley, la interpretación de sus efectos deberá

recurrir a elementos que se den en los usos de la contratación dentro del

mercado.

Se nos hace necesario precisar que corresponde a las costumbres

intrínsecas e inherentes a la naturaleza del contrato, es decir, integrar e

interpretar el contrato conforme la costumbre de la naturaleza del mismo.

Pero este precepto no se agota en lo señalado, sino que además el

legislador, lúcidamente, pone a la buena fe como pilar fundamental en el

derecho de los contratos, en tanto establece la obligatoriedad de los

contratantes de ceñirse a ella en la ejecución de los éstos. Es necesario

precisar que actualmente la buena fe es considerada por la doctrina como

objetiva, encontrándose en abandono la idea subjetiva de ella.24

24 CORRAL TALCIANI, Hernán, en La aplicación jurisprudencial de la buena fe objetiva en


el ordenamiento civil chileno, Temas de contratos, Cuadernos de Análisis Jurídicos,

- 24 -
Asimismo, podemos señalar que la doctrina chilena, en sintonía con

los desarrollos de la doctrina extranjera, ha contribuido formidablemente

en el contenido de este principio, y ha expandido la órbita de influencia de

la buena fe objetiva hasta llegar a calificarla de principio general de

derecho25. De igual forma, la doctrina ha sostenido que, en materia

contractual, la buena fe tendría una aplicación horizontal, es decir, es

posible recurrir a ella tanto en las etapas precontractuales como en la

etapa de ejecución, e inclusive en la etapa post contractual.26

Colección de Derecho Privado, U. Diego Portales, Santiago, 2006, pp. 187-226, señala que
hoy en la doctrina se encuentra establecido principio de la buena fe con una concepción
objetiva, por oposición a la buena fe-creencia, que es considerada de raíz subjetiva, lo
cual está determinado en el ordenamiento jurídico chileno en una de las normas claves
del libro IV del Código Civil dedicado al tratamiento de las obligaciones y contratos.

25 Así, por ejemplo, FUEYO LANIERI, Fernando, en Instituciones de Derecho Civil


Moderno, Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 1990, pp. 153-162; LOPEZ SANTA MARÍA,
Jorge, en Los Contratos: Parte General 2a ed., Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 1998,
tomo I1, pp. 391-392; SAAVEDRA GALLEGUILLOS, Francisco Javier, en "El principio
general de buena fe'" en AA.VV., Instituciones modernas de Derecho Civil Homenaje al
profesor Fernando Fueyo Laneri, Santiago, Editorial ConoSur, 1996, pp. 357-373.

26 CORRAL TALCIANI, Hernán, en La aplicación jurisprudencial de la buena fe objetiva en


el ordenamiento civil chileno, sostiene que nuestra jurisprudencia ha ido asentando esta
idea, aplicando en diversos fallos esta idea de la aplicación horizontal. Previene que
durante el siglo XIX y parte importante del siglo xx, la jurisprudencia de los tribunales
chilenos no parece haber sentido la necesidad de utilizar el principio de buena fe objetiva

- 25 -
Ahora bien, es necesario que determinemos lo que entenderemos por

buena fe objetiva, para lo cual señalaremos que es el comportamiento leal

y honesto que observa una persona en sus relaciones jurídicas, esto

implica que se analiza la conducta o actuar con la que el agente ejerce sus

derechos y luego se compara dicho comportamiento con la conducta que

habría observado una persona media en circunstancias normales. En

consecuencia, la buena fe significa rectitud y honradez en los tratos y

supone un criterio o una manera de proceder a la cual las partes deben

atenerse en el desenvolvimiento de las relaciones jurídicas en el estadio de

la celebración, interpretación y ejecución de los contratos.27

Así para Betti, la buena fe objetiva se podría caracterizar como un

criterio de conducta que se funda sobre la fidelidad del vínculo contractual

y sobre el compromiso de satisfacer la legítima expectativa de la otra parte:

“un compromiso en poner todos los recursos propios al servicio del interés de

en las distintas etapas del contrato, pero esta cuestión ha venido cambiando conforme se
expresa en los fallos que estudia brillantemente al respecto.
27 DIEZ-PICAZO, Luis, Fundamentos del derecho civil patrimonial. I. Introducción teoría
del contrato, Aranzadi S.A., Navarra, España, 2007.

- 26 -
la otra parte en la medida exigida por el tipo de relación obligatoria de que

se trate; compromiso en satisfacer íntegramente el interés de la parte

acreedora a la prestación”.28

Esto significa que los hombres deben creer y confiar en que una

declaración de voluntad surtirá en un caso concreto sus efectos usuales,

los mismos efectos que ordinaria y normalmente ha producido en casos

iguales.

Entonces, en la labor de interpretación del contrato, la introducción

de la buena fe como una herramienta hermenéutica, en caso de una

laguna o vacío regulatorio, permite darle contenido a aquello que las partes

no regularon mediante la integración de una voluntad presunta acorde con

las normas de conducta de los agentes dentro de las relaciones jurídicas.

Debemos precisar que, en palabras de Lyon Puelma, “la buena fe

viene a obrar creando derechos y obligaciones, atendida la naturaleza del

contrato, esto es, atendiendo fundamentalmente al fin del mismo y a los

28 RODRIGUEZ-MATOS, Gonzalo, La buena fe en la ejecución del contrato. En Temas de


Derecho Civil, Homenaje a Andrés Aguilar Mawdsley, Colección Libros Homenajes ñ N°
14, Tribunal Supremo de Justicia, Caracas, 2004, p 415 y sgtes.

- 27 -
medios utilizados para producirlo”29. Es decir, la buena fe no es algo

subjetivo, sino que por el contrario se deduce el contrato y de todos los

elementos que rodean el mismo, por lo que el juez viene llamado a buscar

elementos exógenos, pero circunscribiéndose a la relación obligacional.

Se trata por lo tanto de algo casuístico de un contrato en ejecución,

sin posibilidad de un análisis en abstracto, puesto que implicaría que cada

uno le daría el sentido y alcance que estime, conforme sus convicciones, a

lo que sería un cumplimiento de buena fe. No se trata entonces de

abandonar en absoluto el contrato y buscar soluciones afuera, sino que

buscamos establecer criterios objetivos, razonables y lógicos que nos

permitan entender, o bien fijar el rumbo del contrato dotando de contenido

las cláusulas contractuales.

La doctrina alemana30 y la italiana se encuentran contestes en que

la buena fe tiene predominancia en tres aspectos diversos: /uno/ la buena

29 Op. Cit. LYON PUELMA, Alberto, Integración, interpretación y cumplimiento de


contratos, Ediciones Universidad Católica de Chile, 2017.
30 LARENZ, Karl, Base del Negocio Jurídico y Cumplimiento del Contrato, Editorial
Revista de Derecho Privado, Madrid, 1956, pág. 210, quien señala que “reina acuerdo
acerca de que en el &242 del Código Civil puede basarse tanto una ampliación del deber
de prestación (más allá de los términos resultantes del contexto del contrato o de la ley), y

- 28 -
fe lleva a ampliar las obligaciones contractuales ya existentes y tiene a

integrarlas con obligaciones primarias y secundarias, con existencia propia

o accesoria, que en cuanto a su contenido predominantemente de

conservación y de respeto al derecho ajeno; /dos/ Lleva a mitigar las

obligaciones asumidas por el contrato y a transformar el contenido de las

relaciones contractuales, operando en ella una conversión, o

eventualmente una resolución, según las exigencias de adaptación a

circunstancias sobrevenidas; y /tres/ Lleva a descubrir un abuso del

derecho o conduce a prevenir el ir en contra del propio acto.31

Así concebida la buena fe, como fuente inspiradora de todos los

criterios de interpretación de los contratos, elemento corrector de éstos y

que se descubre de y en la naturaleza del contrato, implica que la

integración viene a complementar el acto interpretativo que realiza el

que pueden fundarse en él ulteriores deberes de conducta (denominado por Stoll “deberes
de Protección”), así como derechos de configuración jurídica de una u otra parte (por
ejemplo, un derecho a la denuncia inmediata)”.
31 Op. Cit. LYON PUELMA, Alberto, Integración, interpretación y cumplimiento de
contratos, Ediciones Universidad Católica de Chile, 2017.

- 29 -
agente, ya sean las partes32, o bien el juez al momento de ser llamado a

conocer de una controversia suscitada por los contratantes.33 Es decir,

para que la interpretación del negocio sea completa y eficaz, en caso de

existir un vacío, la integración supone una herramienta para completar la

voluntad de las partes y entregar el real sentido y alcance, en su conjunto,

del contrato, amparado en las reglas de interpretación contenidas en

nuestro Código Civil.

En palabras de Betti, la integración, entonces, consiste en “completar

la voluntad de los contratantes mediante conclusiones lógicas y jurídicas

32 Para CORRAL TALCIANI, Hernan, en La aplicación jurisprudencial de la buena fe


objetiva en el ordenamiento civil chileno, “es sabido que el principio de buena fe en la
experiencia internacional se aplica también al momento de la celebración del contrato
muchas veces relajando las exigencias que las normas clásicas establecen para la
operatividad de los vicios del consentimiento o para dar cabida a reparaciones en el caso
de los llamados vicios incompletos que como el dolo incidental no dan lugar a la acción
rescisoria”.

33 En este sentido, LYON PUELMA, Alberto, en Integración, interpretación y


cumplimiento de contratos, concluye que "la integración del contrato consiste
fundamentalmente en completar los vacíos existentes en un acuerdo de voluntades
mediante el expediente de recurrir al desarrollo lógico y coherente de la fórmula elaborada
por las partes y de su estructura para iluminar aquel contenido implícito o marginal del
negocio que no está expreso en él y que ha quedado en la sombra de la conciencia de las
partes”.

- 30 -
que se extraen del conjunto de cuanto haya sido hecho o dicho por las

partes y sean inferibles y reconocibles por medio de un nexo necesario”.34

Las reglas de interpretación contenidas en los artículos 1561 y

siguiente del Código Civil35, no tiene el mérito de integrar el contrato por sí

mismas, sino que esto solo puede hacerse conforme a las reglas del

artículo 1546 del Código Civil.

Pero la integración es una necesidad del interprete contemplada en

nuestro Código, que no puede soslayarse, toda vez que la redacción del

citado artículo 1546 nos previene que no solo obligan “a lo que en ellos se

expresa, sino a todas las cosas que emanan precisamente de la naturaleza

de la obligación, o que por la ley o la costumbre pertenecen a ella”.

34 BETTI, Emilio, Teoría General de las obligaciones, Editorial Revista de Derecho Privado,
Madrid, 1969.

35 Las reglas de interpretación de los artículos 1561 y siguientes del Código Civil, las
podemos ordenar de la siguiente forma: /Uno/ Regla de la Extrapolación (Arts. 1564 inc.
2° y 1565); /Dos/ Regla de producción o conservación de efectos (Art. 1562); /Tres/ Regla
de la restricción de efectos (Art. 1561); /Cuatro/ Regla de la aplicación práctica (Art.
1564); /Cinco/ Regla de la voluntad virtual (Art. 1563 inc. 1°); /Seis/ Regla del Art. 1563
inc. 2°; y /Siete/ Regla del Art. 1564 inc. 1°.

- 31 -
En consecuencia, la buena fe es una herramienta eficaz para

profundizar la reglamentación del contrato, permitiendo dar contenido a

aquello que las partes no regularon porque, como bien hemos dicho, no

tuvieron en cuenta dicha situación al momento de su celebración, no

quisieron regularlo, o bien, inclusive, el vacío puede deberse a la falta de

información de los contratantes. Esta regla hermenéutica permite corregir

las deficiencias del contrato haciendo más seguro y eficiente el tráfico

jurídico, cuestión que ha tenido acogida en nuestra jurisprudencia.

Como bien comentaba CORRAL TALCIANI, un antiguo fallo de la

Corte Suprema se señala que la condición resolutoria tácita es de

aquellas cosas que se entienden pertenecer a la naturaleza del contrato,

aun sin estar expresamente incluidas. En el caso, el demandante

pedía la resolución del contrato de compraventa de un vehículo, por

haberse éste vendido por el vendedor a un tercero. Los tribunales de

instancia acogieron la resolución solicitada. El vendedor recurrió de

casación por vulnerar el fallo de apelación, entre otras, la norma del

artículo 1546 del Código Civil. La Corte Suprema rechazó el recurso y

señaló “que la buena fe con que deben ejecutarse los contratos obliga no

sólo a lo que en ellos se expresa, sino a todo aquello que emana

- 32 -
precisamente de la naturaleza de los mismos y a lo que por la ley o la

costumbre pertenece a ella. La acción resolutoria, por disposición expresa

de la ley, emana precisamente de los contratos bilaterales, en las

condiciones que la misma ley señala; y la sentencia recurrida al dar lugar

a la demanda de resolución con los antecedentes producidos, no ha

violado el art. 1546” (C. Sup., 4 de octubre de 1921, rdj, t. 21, sec. 1.ª, p.

172).36

Otra sentencia más contemporánea, y que sigue la misma línea fue

dictada por la Excelentísima Corte Suprema, la cual, apartándose de la

teoría clásica que plantea la inmutabilidad del contenido contractual,

concluyó lo siguiente:

“CUARTO: QUE ASÍ LAS COSAS, PROCEDE DILUCIDAR QUÉ DEBE

ENTENDERSE POR BUENA FE. LA BUENA FE ES UN PRINCIPIO GENERAL

DEL DERECHO. ELLA EVOCA LA IDEA DE RECTITUD, DE CORRECCIÓN, DE

LEALTAD. EN TERRENO DEL DERECHO CIVIL, LA BUENA FE ASUME DOS

DIRECCIONES. LA BUENA FE SUBJETIVA, DE CARÁCTER PSICOLÓGICO, Y LA

36 Op. Cit. CORRAL TALCIANI, Hernan, en La aplicación jurisprudencial de la buena fe


objetiva en el ordenamiento civil chileno.

- 33 -
BUENA FE OBJETIVA, COMO ESTÁNDAR DE CONDUCTA. LA BUENA FE EN

SENTIDO SUBJETIVO ES LA CONVICCIÓN INTERNA O PSICOLÓGICA DE

ENCONTRARSE EL SUJETO EN UNA SITUACIÓN JURÍDICA REGULAR, DE

ACTUAR CONFORME A DERECHO. SE APRECIA IN CONCRETO POR EL

SENTENCIADOR, MEDIANTE LA AVERIGUACIÓN DE LA CONVICCIÓN ÍNTIMA Y

PERSONAL DEL SUJETO IMPLICADO. LA BUENA FE OBJETIVA ENCUENTRA

CONSAGRACIÓN LEGAL EN EL ARTÍCULO 1546 DEL CÓDIGO CIVIL, CUANDO

PRESCRIBE QUE LOS CONTRATOS DEBEN EJECUTARSE DE BUENA FE, Y

QUE, POR CONSIGUIENTE, LOS CONTRATOS OBLIGAN NO SÓLO LO QUE EN

ELLOS SE EXPRESA. LA BUENA FE, OBJETIVAMENTE CONSIDERADA, ES

UN ESTÁNDAR LEGAL, UN PARÁMETRO FLEXIBLE CUYO MANEJO Y

CONCRECIÓN, EN CADA CASO, QUEDA ENTREGADO AL CRITERIO,

PRUDENCIA Y SABIDURÍA DEL JUEZ DE LA CAUSA. ESTE PRINCIPIO

IMPONE A LOS CONTRATANTES EL DEBER DE COMPORTARSE CORRECTA Y

LEALMENTE EN SUS RELACIONES MUTUAS, DESDE EL INICIO DE LOS

TRATOS PRELIMINARES Y HASTA MOMENTOS INCLUSO ULTERIORES A LA

TERMINACIÓN DEL CONTRATO. LA BUENA OBJETIVA SE APRECIA IN

ABSTRACTO, PRESCINDIENDO EL JUEZ DE LAS PERSUASIONES, CREENCIAS

O INTENCIONES PSICOLÓGICAS DE LOS CONTRATANTES, PARA PUNTUALIZAR

LA CONDUCTA SOCIALMENTE EXIGIBLE A LAS PARTES, EXCLUSIVAMENTE EN

- 34 -
BASE A LA EQUIDAD, A LOS USOS Y, EN GENERAL, COMO HABRÍA DICHO

SAVIGNY, AL ESPÍRITU DEL PUEBLO O AL MODELO DEL HOMBRE

RAZONABLE (JORGE LÓPEZ SANTA MARÍA, LOS CONTRATOS. PARTE

GENERAL, LEGAL PUBLISHING, SANTIAGO, 2010, PÁG. 344).

POR LO TANTO LA BUENA FE, AL SER UN PRINCIPIO GENERAL DEL

DERECHO Y EN ESPECIAL DE LA CONTRATACIÓN CIVIL, SE DEBE

CONSIDERAR SU APLICACIÓN EN TODO EL ITER CONTRACTUAL, DESDE LA

ETAPA DE TRATATIVAS PRELIMINARES, LA CELEBRACIÓN DEL CONTRATO,

EJECUCIÓN DEL MISMO, INTERPRETACIÓN CONTRACTUAL E INCLUSIVE EL

PERÍODO POSTCONTRACTUAL”.37

A lo que nos referimos es que debemos otorgar una aplicación

amplia y extendida al principio de la buena fe para una correcta labor

interpretativa por parte de los jueces. Siguiendo a Corral Talciani, otorgar

una aplicación horizontal (negociaciones precontractuales y efectos

postcontractuales) y asimismo una aplicación vertical (interpretación e

37 Sentencia dictada por la Excelentísima Corte Suprema con fecha 29 de diciembre de


2011, en los autos caratulados “JIMÉNEZ MIRA, DAVID ALEJANDRO con ARMIJO
CERDA, ANTONIO DE LOS ANGELES”, rol de ingreso N° 1872-2010, [en línea],
http://suprema.poderjudicial.cl, [consulta: 27 de diciembre de 2018].

- 35 -
integración del contrato en el curso de su ejecución o cumplimiento) al

principio de la buena fe.38

Si bien el artículo 1546 nos permite integrar para efecto de

completar la voluntad de los contratantes al momento de realizar la

interpretación de un contrato, nos surge la pregunta sobre lo ¿Cuál es la

función de la buena fe? ¿Qué es lo que finalmente podemos integrar?

Siguiendo a LYON PUELMA, y respondiendo a la primera de las

preguntas, partiremos sosteniendo que la buena fe viene a obrar “creando

derechos y obligaciones atendida la naturaleza del contrato, esto es,

atendiendo fundamentalmente al fin del mismo y a los medios utilizados

para producirlo”. Como consecuencia de lo anterior, la integración debe

realizarse conforme a la naturaleza de la obligación (a la altura de la

voluntad sicológica de las partes) o a la naturaleza del contrato (mediante

conclusiones lógicas y racionales o las costumbres que se pueden extraer

de su naturaleza, es decir, analizando su causa y su objeto.

38
Op. Cit. La aplicación jurisprudencial de la buena fe objetiva en el ordenamiento civil
chileno.

- 36 -
En cuanto a la segunda pregunta la respuesta parece revestir un

poco más de complejidad, especialmente por la redacción que tiene el

artículo 1546, el cual, a primera vista, parece impedir integrar la causa del

contrato, dejando solamente la posibilidad de integrar los derechos y

obligaciones. Dice el referido artículo que “los contratos obligan o todas las

cosas que emanan de la naturaleza de la obligación”, dejando la

interrogante de si es posible integrar la causa, en tanto solo se refiere a la

obligación, es decir, al objeto.

Sin embargo, y adhiriendo a la tesis de LYON PUELMA,

consideramos que si es posible integrar la causa, apoyándonos

esencialmente en que el artículo 1563. Este precepto señala expresamente

que en el caso de que “no apareciere voluntad contraria deberá estarse a la

interpretación que mejor cuadre con la naturaleza del contrato”, por lo que

necesariamente debemos concluir que, siguiendo el artículo 1546 como

una necesidad de integrar, para determinar la naturaleza del contrato no

tan solo debemos integrar el objeto, sino que también su causa.39

39 Al respecto, LYON PUELMA, Alberto en Integración, interpretación y cumplimiento de


contratos, sostiene que “sí puede haber una integración pura de la causa del contrato por
aplicación de la regla según la cual debe elegirse la interpretación que mejor calce con la
naturaleza del contrato, pues dicha regla solo exige que no exista voluntad contraria, con

- 37 -
Finalmente, con todo lo expuesto, podemos concluir que las bases

legales de la integración en nuestra legislación, no tan solo la encontramos

en el artículo 1546, sino que además tenemos otras normas que sirven de

apoyo y otorgan mayores razones de texto para adherir a esta herramienta

interpretativa.

El artículo 1444 que se refiere a los elementos de los actos jurídicos,

y en lo que respecta a los de la naturaleza prescribe que “son de la

naturaleza de un contrato las que no siendo esenciales en él, se entienden

pertenecerle, sin necesidad de una cláusula especial”, reafirmando lo

sostenido por el 1546.

Por su parte, tenemos que el artículo 1563, al cual ya nos referimos,

también corresponde a una base legal de la integración, en tanto prescribe

que en el caso de que “no apareciere voluntad contraria deberá estarse a la

interpretación que mejor cuadre con la naturaleza del contrato”.

lo que se deja abierta la puerta para que pueda integrarse la causa aún cuando no exista
voluntad, porque cuando no existe ninguna, obviamente tampoco puede existir una
contraria.

- 38 -
Y por último, se encuentra el artículo 1564, el cual prescribe que

“Las cláusulas de un contrato se interpretarán unas por otras, dándose a

cada una el sentido que mejor convenga al contrato en su totalidad”.

Con todo lo expuesto, nos queda absolutamente claro que la

integración ya no tan solo se plantea como un método de interpretación,

sino más bien como una necesidad al momento de la interpretación,

planteada por el propio legislador. No tan solo sobras las razones

dogmáticas sino que además las de texto.

6.- Otra visión: El Análisis Económico del Derecho y su aporte al

método de integración como interpretación. Un paradigma a seguir.

Si bien, adherimos a la integración como herramienta de

interpretación conforme lo hemos expuesto en los capítulos anteriores, no

es baladí mencionar una corriente de esencia económica con arraigo en los

países anglosajones, que nos entrega otras herramientas para soslayar

problemas de interpretación a casos complejos, con vacíos en el contrato.

- 39 -
El análisis económico del derecho o Law and Economics, como se le

conoce en el mundo anglosajón, es considerada por muchos como una

innovación transformadora para el estudio del Derecho. Debemos prevenir

que en nuestro foro no ha tenido mayor cabida, quizás porque nuestra

dogmática legal se ha caracterizado por su asentado formalismo,

centrándose en el aspecto más bien lingüístico de las reglas, olvidando el

sentido público y político que las anima.

Sin embargo, hay algunos autores nacionales40 que ha desarrollado

esta corriente doctrinaria, aunque ciertamente que con poca cabida en la

dogmática nacional, pero no menos interesante los postulados de la misma

en esta materia.

Como bien señala Barcia “El Análisis Económico del Derecho

(AED) tiene el mérito de haber dejado en evidencia al contrato como

un mecanismo de intercambio de expectativas, que en definitiva

40 Podemos nombrar a Rodrigo Barcia Lehmann en “Incidencia de la Teoría en la


aplicación de la Ley y la Interpretación e Integración del Contrato”; o a Omar Vásquez
Duque en “Análisis económico del Derecho. Una revisión a su desarrollo reciente”.

- 40 -
articula el funcionamiento del mercado”41, por lo que cualquier

deficiencia que tenga un contrato que afecte su ejecución implicará una

falla de mercado.

En efecto, la contratación es por antonomasia existente la forma en

el mercado para el intercambio de bienes y servicios por intermedio del

cual las partes actúan maximizando sus funciones de utilidad, y en

consecuencia, cualquier problema en el contrato generará externalidades

que implicarán una falla en el mercado que debe ser revisada.42

Si bien, el Análisis Económico del Derecho (AED) no difiere de las

teorías clásicas, en cuanto a la autonomía de la voluntad como sustento

del Derecho de los Contratos, si lo hace en materia de revisión, pues para

el AED los contratos deben ser revisados por los jueces en tanto se genere

una falla de mercado, cuestión que nos interesa.

41 Op. Cit. Incidencia de la Teoría en la aplicación de la Ley y la Interpretación e


Integración del Contrato.

42 En este sentido, BARCIA LEHMANN, Rodrigo, en Incidencia de la Teoría en la


aplicación de la Ley y la Interpretación e Integración del Contrato, nos previene que las
partes cuando contratan lo hace maximizando sus beneficios, de lo contrario, si creyeran
que el contrato los perjudica, no contratarían.

- 41 -
La revisión judicial de los contratos implica una labor de

interpretación de los mismos, para determinar su contenido y alcances,

para lo cual debe recurrirse al denominado “contrato perfecto”. Según

Arraztoa, el contrato perfecto “es aquel en que las partes han previsto

todas las contingencias del mismo y que han sido formalizados en

virtud de una voluntad libre que represente la utilidad perseguida

por cada una de las partes contratantes, sin efectos externos y que

además puede ser exigida su ejecución de buena fe”.43

Del concepto que nos da Arraztoa, podemos concluir que por

intermedio de la comparación que debe realizar el juez al momento de

interpretar el contrato frente al contrato perfecto, deben analizarse los

costos de regulación deficientes y la buena fe. Estos dos criterios nos

permitirán dar una solución eficiente, maximizando los beneficios

43ARRAZTOA ANCIZAR, Pedro, Teoría de la regulación legal, [en línea],


http://es.scribd.com/doc/29372794/35/El-Contrato%E2%80%9CPerfecto%E2%80%9D,
[consulta: 4 agosto 2018]

- 42 -
perseguidos por las partes al momento de contratar44, en base a criterios

de justicia conmutativa.45

Por lo tanto, el juez debe realizar un análisis en cuanto a la

previsibilidad de la situación futura que está generando el problema,

atribuyendo la responsabilidad a aquella que pudo hacerlo al menor costo

posible, reduciendo los costos de transacción y asignando los riesgos de

manera eficiente.

En esta técnica, la buena fe juega un papel preponderante, en tanto

regla de conducta en los contratos consiente la integración de aquello que

44 Como bien señala MONROY CELI, Alejando, en Análisis Económico de la buena fe en el


Derecho de Contratos, Revista de Derecho y Economía N° 33, 2010, lo que buscan los
contratantes es que las soluciones propendan a maximizar sus intereses individuales por
sobre cualquier otra consideración.

45 En este sentido, BARCIA LEHMANN, Rodrigo, en Incidencia de la Teoría en la


aplicación de la Ley y la Interpretación e Integración del Contrato, sostiene que para
autores como HAYEK y NOZIK el mercado produce una forma de justicia distributiva, que
es la más adecuada como lógica de transferencia y más delicada como posición original.
En este sentido la transferencia debe basarse en parámetros que sean legítimos para el
Derecho; pero dentro del pensamiento liberal han primado posiciones que tienden a
otorgarle un rol importante a los fenómenos distributivos generados a través de los
impuestos, o sea, mediante el Derecho Público.

- 43 -
las partes no regularon que impacta en los costos de la contratación. Al

parecer de Monroy, la buena fe constituye un término de omisión eficiente

que reduce los términos explícitos a considerar por las partes y asimismo,

los costos de transacción.46

Lo anterior se explicaría porque el principio de la buena fe actuaría

como un criterio delimitador en los contratos, y en consecuencia, incentiva

la contratación por parte de los agentes dentro del mercado permitiéndoles

maximizar sus utilidades o beneficios esperados a bajos costos de

transacción. Esta seguridad estaría dada por la posibilidad que tiene el

juez de interpretar el contrato y llenar esos vacios regulatorios que dejaron

las partes fundado en un criterio de eficiencia y con aplicación de la buena

fe.

Para los autores del AED, que las partes dejen vacíos regulatorios es

perfectamente razonable, pues los costos de transacción que implicaría un

contrato que prevea todas las situaciones futuras en las cuales se podría

ver envuelto el contrato, serían elevadamente altas, y esto desincentivaría

46 MONROY CELI, Alejando, en Análisis Económico de la buena fe en el Derecho de


Contratos, Revista de Derecho y Economía N° 33, 2010.

- 44 -
la contratación, lo cual tiene toda lógica, en cuanto es uno de los

principales temas que tienen en consideración los agentes, el costo del

contrato perfecto.47

Ahora bien, la teoría del análisis económico del derecho o Law and

Economics tiene una gran cabida en el mundo anglosajón, en chile ha sido

muy distinto atendido el asentado formalismo, la centralización en el

aspecto lingüístico de las reglas, siendo solo algunos autores quienes lo

han tratado con más detención, sin tener espacio aún en nuestro país, no

obstante, en palabras del profesor Mery Nieto “la potencialidad de

enriquecer la argumentación en pro o en contra de una regla o de la

interpretación de una regla y hacer la discusión mucho más rigurosa”.48

47 BARCIA LEHMANN, Rodrigo, en Incidencia de la Teoría en la aplicación de la Ley y la


Interpretación e Integración del Contrato, señala en este sentido que el contrato perfecto,
de ser posible, no es deseable por cuanto es extremadamente caro en asesoría y tiempo
para los que negocian la celebración de un contrato. Pero, a pesar que el contrato perfecto
no es deseable, dicho concepto permite resolver problemas contractuales.

48 MERY NIETO, Rafael, en Comentario al libro “Análisis económico del Derecho. Una
revisión a su desarrollo reciente”, de Omar Vásquez, [en línea],
http://www.elmercurio.com/legal/noticias/opinion/2018/01/03/comentario-al-libro-
analisis-economico-del-derecho-una-revision-a-su-desarrollo-reciente-de-omar-vasquez-
director.aspx, [consulta: 28 diciembre 2018].

- 45 -
III.- CONCLUSIONES

Ciertamente que la denominada teoría clásica a la cual se adscribe

nuestro sistema de Derecho de los contratos no se encuentra acorde con

las teorías modernas en la materia, por lo que se requiere una

reinterpretación de las normas contenidas en nuestro Código Civil sobre

interpretación de los contratos.

El artículo 1546 nos abre una posibilidad para utilizar el método de

interpretación integrativa, lo cual significa un gran aporte y evolución en la

materia, especialmente en las lagunas contractuales que tanto problema

generan, recurriendo a una voluntad presunta de las partes, llenando un

vacío regulatorio, mediante la adscripción a un estatuto jurídico, fundado

principalmente en la buena fe.

Este principio del derecho, es una herramienta eficaz para

profundizar la reglamentación del contrato, permitiendo dar contenido a

aquello que las partes no regularon, y al cual las partes, al momento de

contratar. En efecto, la buena fe como principio fundamental en los

contratos, incentiva la contratación por parte de los agentes dentro del

- 46 -
mercado, pero para ello es necesario que el juez pueda realizar una

aplicación práctica de él al momento de efectuar la interpretación, no

limitándolo en el solo contenido contractual.

Esta regla hermenéutica permite corregir las deficiencias del

contrato haciendo más seguro y eficiente el tráfico jurídico, y tenemos

razones de texto suficientes como para utilizarla actualmente en nuestro

sistema jurídico. Llama la atención que se haya prescindido del artículo

1546, dándole preponderancia al 1560, a pesar de los serios problemas de

aplicación práctica que tiene, y las deficientes soluciones que entrega ante

un problema de laguna contractual.

Igualmente, el Análisis Económico del Derecho, parece ser una rama

que podría entregar grandes aportes al Derecho de los Contratos nacional,

especialmente en atención a los criterios en los cuales se funda su estudio

que generarían condiciones de contratación más eficientes, permitiendo la

maximización de los intereses individuales de las partes, fin perseguido en

cada contrato que celebran.

- 47 -
Con todo lo expuesto, nos queda absolutamente claro que la

integración ya no tan solo se plantea como un método de interpretación,

sino más bien como una necesidad al momento de la interpretación,

planteada por el propio legislador. No tan solo sobras las razones

dogmáticas sino que además las de texto.

- 48 -
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