Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
DEDICATORIA
Para Carmen, Minerva y Héctor que son el alma de todo lo que escribo.
CONTENIDO
28 La calma 49
29 La chica de ojos alegres 50
30 La llave 52
31 Las ruinas del paraíso 54
32 Primer viaje 55
33 Te estoy esperando 57
34 Última planta por favor 59
35 Ciudad Esperanza 62
La ciudad Sin Esperanza
Se despierta un día más
Idiotizada la ciudad Sin Esperanza
Nuevo día de presente sin futuro
¿Porque lo hiciste?
Descubridor de un nuevo mundo
I
Hui.
Sé muy bien que hui.
Escapé una mañana para no regresar.
Con las manos amarradas en el volante.
El pie anclado en el acelerador.
El corazón atrás destrozado en medio de la calzada.
Despegue rumbo a lo desconocido.
Autopista de estrellas en el horizonte.
Y mi antiguo diminuto mundo detrás.
Haciéndose cada vez más pequeño en la distancia.
II
¿Cuánto tiempo puede alguien estar huyendo de su pasado?
¿Alguna vez los recuerdos se desvanecen para siempre?
Noche tras noche no dejaba de atormentarme arropado en pesadillas.
Despertaba empapado de sudor.
Gritando en la soledad de la enorme distancia recorrida.
No creía que tuviera otro futuro que empacho a base de lamerme las heridas
que no iban a cicatrizar jamás.
Entonces lo vi.
Un enorme túnel negro que se retorcía como un gusano.
Un gusano que se alimentaba de personas como yo.
Sin nada que perder.
III
¿Qué puedo perder?
El cosquilleo que ofrece lo desconocido se instaló en el interior de mi
cerebro.
La neurona que dicta los impulsos se desperezó y grito.
¡Hazlo!
Y lo hice.
IV
El viaje fue un suspiro.
En un momento estaba en un lugar indeterminado del universo y en un
pestañeo en otro exactamente igual.
¿El vacío parecía más cálido?
Tal vez aquí pueda iniciar una vida nueva.
Volver a los orígenes.
Aterricé en un campo infinito de hierba que se mecía con el viento como un
mar.
Me bañé en sus olas.
Me quedé embobado viendo los dos soles que en el cielo jugaban con las
nubes.
Cerré los ojos y dormí.
Aquella noche después de muchos años soñé.
V
Lo primero que vi al despertar fue a ti.
Tu rostro mirándome fijamente con el reflejo de la curiosidad.
Tan claro.
Eras diferente y a la vez igual.
No te entendí pero tus ojos me dijeron todo.
Me ofreciste la mano.
La tomé.
Y juntos de la mano nos alejamos sin prisa a descubrir este nuevo mundo.
Imaginaria línea
Es una imaginaria línea que nos separa mi amor. No soy capaz de visualizar
cuanto abarca. Si tiene inicio o fin. Si me atreveré a intentar cruzarla. No
quiero conocer a quienes la trazaron. Me aterra imaginar los motivos:
Colores, idiomas, religiones, tamaños, sexos... Todo pensado para alimentar
la monocromía de ese cuadro que llamamos Tierra.
¿Qué razón existe para que mis pies no puedan cruzar esa línea?
Cualquier línea.
En sueños me veo andando solitario por caminos que nunca transitaré, y en
un descanso bajo el cobijo de la sombra de un florecido árbol apareces y me
saludas como si nos hubiésemos visto ayer. Me abrazas, besas mis labios y
me cuentas y te cuento cuanto ocurrió en el breve lapso de tiempo que no
estuvimos juntos. Riendo, llorando o simplemente conversando hasta que la
luz del día se desvanece en el ocaso. Un beso, un adiós fugaz con la certeza
de que volveré a saludarte mañana. A abrazarte. A besarte... El despertar
duele como duelen los alambres espinados que alguien puso entre nosotros
para que esas barreras inexistentes tengan la forma y el nombre que me niego
a pronunciar pues no debieran existir.
Solo sé que te amo. Que siempre te he amado aunque nunca haya llegado a
conocerte. Yo no imagino líneas, imagino que me estas esperando al otro
lado, donde aguarda lo desconocido.
Pequeña fábula de Minerva
Sentada sobre un tocón en un bosque olvidado
Descansa Minerva de su madrugador paseo.
Los pies descalzos sobre hierba con perlas de rocío.
El murmullo de un riachuelo manando.
Chispean hojas de cobre, plata y oro.
Se mecen.
Danzan un último vals ante la inminente llegada del frío.
Tocan el suelo y descansan.
Desde lo alto de una vieja rama.
Un mochuelo la observa, la llama.
No te duermas Minerva, pues se acerca el alba.
No te duermas minerva, vive la mañana.
Escucha Minerva, el silencio romperse.
No dejes que el despertar del nuevo día
Se lleve consigo los sueños.
Las alegrías.
El resplandor de las estrellas,
Su reflejo en las calmadas aguas.
Las caricias de la brisa.
El canto de los grillos
El bostezo de los niños...
El sol se asoma tímidamente entre las ramas.
El mochuelo cierra los ojos y sueña.
Minerva se despereza,
Se pone de pie.
Camina.
Abrazando un nuevo día.
Regreso
Abro la puerta y ahí estas tú.
Corriendo y riendo.
Te levanto y te beso.
Te miro y veo tus ojos brillar.
Giramos hasta casi marearnos.
Te miro.
Me río.
Te veo reír.
¿No es esa la risa más bonita del mundo?
Pequeño gorrión nocturno
Pequeño gorrión nocturno de alas café y pico de plata. No ves que el sol ya se
escondió y la luna ya canta?
Es hora de desplegar tus alas y bailar al son del viento entre las estrellas.
Planear sobre las luces de las ciudades que se apagan. Sentir que la capa de
oscuridad te envuelve para que las rapaces nocturnas no puedan criticar esa
libertad que te acompaña. Tal vez posarte en una alambrada, atusarte tus
suaves plumas mientras silvas y descansas tus negros y brillantes ojos ante la
proximidad del alba.
Pequeño gorrión nocturno, la noche por desgracia se acaba. Es hora de
replegar las alas, cerrar tus ojitos y soñar hasta que inevitablemente la noche
susurre... ¿No ves que el sol ya se escondió y la luna ya canta?
La ola
Hola.
Naciste mar adentro, donde el infinito azul del mar se codea con el cielo.
Hija de la luna y de las mareas.
Naces para avanzar siempre, sin detenerte.
Saltas sobre las aguas haciendo cabriolas.
Vestida con una corona de blanca espuma y un vestido de burbujas sorteas
los navíos dejando tu plateada estela.
Saludas a las gaviotas cuando te acercas a la costa.
Regalas un último brindis al sol cuando acaricias la playa.
Llega el fin.
Te mezclas con la arena.
Desapareces dejando un fugaz y húmedo legado.
Adiós.
Espejo roto en el país de los sueños
Fragmentos de cristal que saltan.
Afiladas esquirlas que seccionan la carne.
Finas líneas de sangre carmesí que cuentan
Los minutos y los segundos que faltan
Para que la vida del otro lado del espejo
Quede relegada al oscuro abismo
De los cuentos olvidados
En el lejano pozo de los recuerdos.
Un sonido tan potente que hizo que saltarán las alarmas de todos los autos.
Qué estallaran todos los vasos y platos.
Ni un cristal quedó intacto a su paso.
Los perros aullaron.
Reventó muchos tímpanos.
Finalmente aquella tormenta perfecta sonora se alejó hacia el espacio.
Dejando atrás calma y destrucción.
Qué equivocados.
Continúo su viaje sin descanso hacia el infinito,
Apartando el vacío a un lado.
Eones más tarde causaría estragos en mundos y civilizaciones que aún no han
florecido.
Tan lejanos.
No importaba el futuro de lo en ese momento inexistente.
Respiró tranquilo.
La angustia con el grito se había ido.
¿Por qué no me hablas?
Golpeo tu pecho con todas las fuerzas
¿Puedes creerlo?
El regreso dolió
Tenías razón
Pero abrazados
En esta vacía realidad alternativa
Deseamos viajar de nuevo
Allí donde somos los únicos
Seres vivos del universo
Reina el silencio
Pero en tus oídos
Extraños susurros indescriptibles
Se reproducen a intervalos.
¿Nada?
Tu cuerpo se convulsiona
Con la mente nublada
Los músculos siguiendo otra voluntad
Estiran tus temblorosos brazos
Hacia la impenetrable oscuridad