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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD CATÓLICA CECILIO ACOSTA


FACULTAD DE CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN SOCIAL
SISTEMA DE ESTUDIOS A DISTANCIA
RÉGIMEN ÉTICO Y JURÍDICO DE LA COMUNICACIÓN SOCIAL

ANÁLISIS DE LA LEY RESORTE APEGADO A LA REALIDAD

PROFESIONAL DEL PERIODISTA

Prof: Estudiante:
Breezy Prieto Grace Sofía Delgado A
C.I.: 17.722.760

Maracaibo, 14 de marzo de 2018


Grace S Delgado A CI: 17.722.760 | T5 Ética y Régimen Jurídico de la Comunicación Social| LAC 2018

¿GARANTIZA LA LEY RESORTE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN?

El comunicador social consciente de la realidad venezolana, entiende la


problemática económica, política, social y cultural del país, por tanto debe contar
con una capacidad analítica y visión crítica de los principales problemas y
realidades que impactan a la población. Además tiene que comprometerse con la
gran labor social que desarrolla. Es decir, mantener un compromiso ético y
profesional para informar al público con un lenguaje sencillo, directo y objetivo.

Para cumplir a cabalidad su labor, todo comunicador social debe manejar


no sólo la Constitución Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, sino
también La Ley de Responsabilidad Social de Radio y Televisión (Resorte), donde
todos los derechos y deberes del ciudadano que se consagran deben ser
garantizados, planificados y presupuestados con fines públicos para su disfrute.
De manera que le permita ser el primero en informar y comunicar a sus
destinatarios para su conocimiento y conciencia política.

No obstante, el Gobierno ha estado ejerciendo mecanismos de censura y


de control que generan miedo y autocensura en muchos medios y periodistas. Uno
de esos mecanismos tiene que ver con las divisas para la compra del papel e
insumos que ha causado el cierre de periódicos críticos de la gestión
gubernamental y el proceso político. Es por ello que buena parte del periodismo de
investigación y resistencia actualmente se produce a través de los portales
digitales, internet y las redes sociales.

También, el estado ejerce espionaje y presiones que pretenden controlar el


periodismo digital que se muestra en el mundo de las computadoras, teléfonos
inteligentes, tablas, entre otros dispositivos tecnológicos, esto mediante la
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creación de múltiples cuentas en twitter que inundan la red con mensajes


proselitistas.

Asimismo, el Presidente Nicolás Maduro ha aplicado mecanismos sutiles e


inteligentes que han estimulado la censura y la autocensura. En este sentido, los
medios de comunicación de masas convencionales como la radio, la prensa y la
televisión todavía ocupan un lugar importante en la audiencia venezolana y en la
América Latina. Pero, el estado ha ido dominando cada vez más esos espacios de
los medios tradicionales y en el campo de las comunicaciones, se ha generado un
régimen de dominación para los medios de comunicación social que todavía son
críticos y por ende, reflejan la realidad tal cual.

Actualmente, el comunicador social ante los obstáculos y límites para


acceder a las más importantes fuentes de información del sector oficial, tiene que
ser un profesional muy dinámico, y ejercer un periodismo de investigación e
interpretativo para poder informar lo que realmente está sucediendo y, al mismo
tiempo, tiene que acudir a fuentes externas debido a que las fuentes oficiales
están vedadas a los periodistas.

Es por ello que nadie entrevista al Presidente -excepto en campaña- o a los


ministros porque si tienen que informar, lo hacen a través de una cadena de radio
y televisión y en el caso de que algún representante del alto gobierno ofrezca una
rueda de prensa luego de supervisar obras en las regiones, si un periodista que
realiza una pregunta incómoda es señalado como un infiltrado u opositor.

De la misma forma, el ejercicio del periodismo en Venezuela se ha hecho


cada vez más peligroso y difícil. Muchos periodistas han tenido que emigrar para
garantizar su integridad y la de sus familiares. De igual manera, la mayoría de las
escuelas de comunicación tienen pensa desconectados de la realidad mundial,
muchos periodistas se han quedado desempleados, otros no han podido ajustarse
a la era digital, y cada día más hay personas que exigen que no se diga toda la
verdad, sino la que conviene o quieren escuchar.
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La libertad de expresión es un derecho que el gobierno ha querido confiscar


y administrar. Sin embargo, el periodismo venezolano no lo ha permitido. Cada vez
que el gobierno presiona a los periodistas venezolanos, ellos siempre encuentran
la manera de cumplir con su compromiso de decir la verdad, ante los atropellos, el
abuso de poder, y la opresión contribuyendo así a la democracia a la paz y la
justicia.

De igual manera, los periodistas muchas veces enfrentan con mayor


violencia la limitación de sus funciones al ser víctimas de robo de sus equipos de
trabajo, por parte de los cuerpos de seguridad del Estado, afectando otro derecho
fundamental: el de estar informados.

Por lo tanto, los comunicadores sociales tienen la obligación de superar la


censura establecida por el gobierno para ocultar la realidad del país, por medio del
uso responsable de las tecnologías, plataformas y redes sociales para informar de
la forma más responsable, oportuna y veraz posible porque una verdadera
democracia requiere una sociedad informada y organizada, un gobierno
transparente y una prensa libre que le exija eficiencia y justicia al gobierno de
turno.

Sin embargo, aunque muchos no se quedan callados, los comunicadores


sociales no pueden ponerse capa y espada para salir a defender sus derechos
porque desde 2004 en Venezuela está vigente la ley Resorte un instrumento que
en la era dorada del chavismo fue promovido como bandera de protección al
espectador y base para la inclusión de proyectos comunitarios, sin embargo en la
actualidad, es el mismo estado el que viola sistemáticamente la norma.

Solo basta ver un segmento de la programación de los canales oficiales


pertenecientes a la red de medios públicos para constatar que la mayor parte de
su programación es propaganda política directa y subliminal, no obstante, hay que
reconocer un aspecto positivo de la Ley Resorte y es que en la última década la
producción nacional ha tenido mayor espacio en los canales privados, los cuales
se apegaron fielmente a la normativa por temor a ser sancionados.
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En ese marco, al analizar a fondo la Ley Resorte y compararla con la


realidad de la comunicación social en Venezuela se determina que aquellos
aspectos que tienen que ver con la regulación del espectro radioeléctrico y la
represión a los medios privados, es lo que realmente se aplica con más fuerza
mediante el ente regulador que es la Comisión Nacional de Telecomunicaciones
(Conatel) y por esta razón los medios se han tenido que autocensurar para evitar
ser cerrados.

Del mismo modo, en su reforma de 2010, la Ley Resorte se extendió a los


medios digitales regulando el tipo de información que se publica en portales web,
esto último estaría bien si en la acción realmente se controlara el contenido no
apto para niños y adolescentes, pero lo que el estado supervisa son los llamados
mensajes de odio y las opiniones políticas, como forma de persecución y de
violencia contra la libertad de expresión.

Ejemplo de ello son los llamados “animalitos” un juego de azar que se


viralizó en la época de crisis y que aún se mantiene en la palestra, cuyos sorteos
son publicados vía twitter y cuyas ventas se ubican incluso muy cerca de centros
educativos, sin embargo el Gobierno, al menos en el estado Monagas, creó un
reglamento regional para recaudar impuestos de las bancas de animalitos, en vez
de erradicarlas.

Profundizando en la Ley Resorte, hacer referencia al artículo 27 sobre las


prohibiciones que en su literal primero prohíbe la difusión de mensajes que “inciten
o promuevan el odio y la intolerancia por razones religiosas, políticas, por
diferencia de género, por racismo o xenofobia”, sin embargo es el canal del estado
el principal incumplidor de la norma al dedicar su programación las 24 horas del
día a la promoción del gobierno y del partido político afín.

Del mismo modo, el literal siguiente establece que están prohibidos


aquellos mensajes que “inciten o promuevan y/o hagan apología al delito”, sin
embargo durante las protestas de 2017 un ciudadano resultó quemado en una
manifestación y estas imágenes fueron difundidas continuamente en el canal del
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estado y hasta en cadena nacional bajo el argumento de que la presunta causa


fue “la intolerancia de la oposición”, pero, si hubiese sido un medio privado el que
publica una fotografía similar es casi seguro que sería sancionado.

Ante esta realidad, la ley Resorte o mejor dicho su aplicación tiende a ser
subjetiva ya que el estado es quien bajo su criterio sanciona lo que puede
parecerle a sus actores propaganda de guerra, es Conatel quien decide qué
sancionar pero lo grave es que esta comisión se vincula directamente al partido de
gobierno y de allí surge la interrogante; ¿Es la Ley resorte un instrumento de
represión que contra sus principios al ser usada para callar la crítica contra el
sistema de gobierno?

Esa pregunta es la que se han hecho los dueños de medios de


comunicación que han sido víctimas de cierres totales, expropiaciones o multas.
Inestabilidad que se extiende al tema de las concesiones para operar en el
espectro radioeléctrico legalmente, ya que estos permisos no son renovados u
otorgados con regularidad, acción que se puede interpretar como una forma de
mantener en expectativa y zozobra a propietarios de emisoras que optan por dirigir
su línea editorial y de difusión a favor del gobierno por temor a no recibir luz verde
definitivas para las transmisiones.

En definitiva, la Ley Resorte a fondo es explícita por cuanto abre espacios


para la participación ciudadana y la promoción de valores culturales, tal cual se
establece en su apartado sobre la Democratización en los Servicios de Radio y
Televisión en el que señala que “los prestadores de servicios de radio y televisión
deberán difundir, durante el horario todo usuario, un mínimo de tres horas diarias
de programas culturales y educativos, informativos o de opinión y recreativos
dirigidos especialmente a niños, niñas y adolescentes, presentados acordes con
su desarrollo integral, con enfoque pedagógico de la más alta calidad.

En la difusión de estos programas se deber privilegiar la incorporación de


adolescentes como personal artístico o en su creación o producción”, sin embargo,
si tomamos como ejemplo al canal privado Venevisión, uno de los más populares
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en señal abierta, reconocemos que el espacio “Atómico” es dirigido por


adolescentes, dura tres horas en cumplimiento con la normativa pero su contenido
se basa únicamente en la retransmisión de series de televisión como “El Chavo”
que si bien son producciones que pasaron a la historia por su popularidad y
sintonía, no son de corte educativo ni cultural.

En virtud de la realidad legal que afecta la libre expresión en Venezuela,


urge que las instituciones encargadas de hacer cumplir la norma se desvinculen
de los intereses del estado o del partido de Gobierno y empiecen a proteger a los
espectadores y a velar porque el contenido audiovisual e impreso que se difunda
tenga como principio la educación con base en valores sociales y por sobretodo
que promueva el desarrollo, pero en Venezuela la reinvención de las instituciones,
depende de factores políticos y de un despertar colectivo que se ve lejos en el
horizonte.

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