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QUE ESTÁN
PERJUDICANDO
SU SALUD
7 MITOS
7 mitos que están
perjudicando su salud
QUE ESTÁN
PERJUDICANDO
SU SALUD
II
Las informaciones contenidas en este informe se publican únicamente con fines informativos y no pueden ser consideradas como recomendaciones
médicas personalizadas. No debe seguirse ningún tratamiento basándose únicamente en el contenido de este informe, y se recomienda al lector
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Para cualquier pregunta, le rogamos que envíe un mensaje a: contacto@saludnutricionbienestar.com
III
Índice
El alcohol: ¿amigo o enemigo?...................................... 1
Unas líneas para los que sufren alcoholismo...................... 2
Conclusión............................................................................................ 7
Conclusión..................................................................................................... 32
Consejos de uso......................................................................................... 41
V
Pensamientos verdes............................................................ 47
Veggie: cifras y conceptos.................................................................. 48
La historia verde......................................................................................... 50
Un movimiento global............................................................................ 54
El alcohol: ¿amigo o
enemigo?
Voy a hablarle del consumo de alcohol con naturalidad, sin sentirme obli-
gado a protegerle, como si usted fuera un niño de tres años, utilizando frases
del tipo “El exceso de alcohol es perjudicial para la salud” o “Disfruta de un
consumo responsable”, tal como puede leerse en algunas botellas de bebidas
alcohólicas.
Además ¿se ha parado a pensar en lo absurdo de esas frases? Cuando se
decidió ponerlas, no se dieron cuenta de que, por definición, toda irrespon-
sabilidad en el consumo y todo exceso son por principio malos para la salud.
Si no fuera malo para la salud, ¡no sería un exceso!
Por eso mismo, el consumo irresponsable de pasas es perjudicial para la
salud: si usted se atiborra a pasas, puede dañar el tubo intestinal. Incluso el
consumo excesivo de agua es perjudicial para la salud: si bebe demasiada,
corre el riesgo de sufrir una insuficiencia renal.
A este paso Bruselas cubrirá esta laguna reglamentaria obligando a las aguas
minerales a que lleven impresas en las botellas, con letras bien grandes al
estilo de las cajetillas de tabaco, que “el exceso de agua es perjudicial para la
salud”, y acompañarlo con fotos desagradables de una operación de trans-
plante de riñón.
2
¿Estoy exagerando? Por supuesto que sí. Pero cada vez me da más rabia vivir
en este mundo en el que a priori se nos considera a todos los adultos unos
irresponsables.
Según Sir Ian Gilmore, asesor especial sobre alcohol del Royal College of
Physicians de Londres, si se bebe todos los días, sí que podría existir de
verdad un riesgo de padecer una enfermedad del hígado.
El Dr. Nick Sheron, experto hepatólogo de la Universidad de Southampton,
Reino Unido, lo confirma: “Si analizamos a las personas que tienen lesiones
en el hígado (cirrosis) veremos que prácticamente todas ellas consumen alcohol a
diario”. Por eso también recomienda que se respeten uno o dos días de abs-
tinencia a la semana, para reducir la dependencia y la disposición natural a
beber cada vez más.
CONCLUSIÓN
El consumo de alcohol reduce, por tanto, el riesgo de sufrir enfermedades
del corazón, siempre y cuando se beba durante las comidas. Para reducir los
daños en el hígado, guarde aun así dos días de abstinencia a la semana y
evite a toda costa emborracharse.
Es cierto que beber alcohol, incluso de forma moderada, podría incrementar
ligeramente el riesgo de cáncer. Sin embargo, si presta atención a los índice
de mortalidad, las personas que beben con moderación viven más que los
abstemios, incluso teniendo en cuenta el nivel de estudios y de vida. (13)
Por último, aunque los expertos no se pongan de acuerdo con respecto a lo
que se considera un consumo de alcohol diario “moderado” y seguro, pare-
ce acertado limitarlo a 15 g de etanol al día en el caso de las mujeres (o dicho
de otro modo, a una copa de vino tinto o una lata de 33 cl de cerveza de 5º
de alcohol) y a 30 g en el caso de los hombres (dos copas de vino llenas o
dos cervezas).
Nota: Este artículo es una Adaptación de “Alcohol: friend or foe de Joanna
Evans”, con autorización del editor. Artículo publicado en What Doctors
Dont’ Tell You, volumen 23, nº2.
8
Fuentes:
1. Datos del XIII Congreso Nacional de Psiquiatría, celebrado en Madrid
en octubre de 2009.
2. Stroke, 2012, 43 : 939-45
3. Alcohol Clin Exp Res, 2011 ; 35 : 2093-100
4. Am J Clin Nutr, 2009 ; 89 : 1188-96
5. “From the point of view of cancer prevention, the best level of alcohol
consumption is zero”
6. WCRF-AICR, Food, Nutrition, Physical Activity, and the Prevention
of Cancer : A Global Perspective, 2007 ; www.dietandcancerreport.
org)
7. BMJ, 2011; 342 : d671
8. BMJ, 2011; 342 : d636
9. Clin Chim Acta, 1996; 246 : 183-93
10. “Encuesta sobre alcohol y drogas en población general de España
2011-2012” (EDADES). 22 de enero de 2013
11. Addiction, 9 enero 2012; doi:10.1111/j.1360-0443.2012.03780.x
12. BMJ, 2010 ; 341 : c6077
13. J Am Geriatr Soc, 2009 ; 57 : 955-62
9
Solemos creer que cuando un médico enferma enseguida sabe qué medica-
mento debe tomar o a qué experto debe acudir para someterse a una opera-
ción. Y que, en consecuencia, comienza el tratamiento directamente.
Es su oficio, lo hace cada día. ¿Por qué iba a perder el tiempo tratándose de
sí mismo?
Sin embargo, la mayoría de médicos hace justamente lo contrario: decide
esperar.
De hecho, cuanto más experimentado es el médico, más tiempo se toma.
Jamás se abalanzaría sobre el botiquín, ni correría a la sala de operaciones.
Y es que durante su larga carrera ha visto cosas particularmente extrañas:
personas que, terriblemente enfermas una mañana, parecían más sanas que
una manzana al día siguiente; dolores que aparecen… y desaparecen con la
misma facilidad con la que han venido; análisis de sangre que presentan
índices preocupantes… pero porque alguien ha cometido un error, o porque
el ordenador tiene mal configurado no sé qué parámetro…
10
Fuentes:
1. Isabel Montoya, presidenta del Colegio de Médicos de Murcia, en el
artículo “Desconocimiento generalizado sobre los antibióticos”. AZprensa.
Noviembre, 2016.
2. “Los médicos de familia advierten a ciudadanos y profesionales de la
necesidad de moderar el consumo de antibióticos para garantizar su
eficacia”. Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria
(semFYC). Noviembre, 2012.
3. Arnold SR, Straus SE. “Intervenciones para mejorar las prácticas de
prescripción de antibióticos en la atención ambulatoria (Revisión
Cochrane traducida)”. En: La Biblioteca Cochrane Plus, 2008
Número 4. Oxford: Update Software Ltd. Disponible en: http://
www.update-software.com. (Traducida de The Cochrane Library,
2008 Issue 3. Chichester, UK: John Wiley & Sons, Ltd.).
16
17
Homeopatía: la
evidencia científica que
necesitan los escépticos
En las diluciones homeopáticas lo que queda no es sólo agua, sino “agua con
algo”. Y ese algo, que es información codificada en su estructura, es lo que
actúa en la célula. Antes no podía medirse, pero ahora sí.
Y para hacerlo, el profesor Henry tomó dos remedios homeopáticos, el
Cuprum metallicum y el Gelsenium sempervirens, estudiando qué hay en ellos
tras cada dilución. Para ello utilizaron resonancia magnética nuclear y una
técnica muy nueva de análisis electrofotónico.
Y llegó la evidencia: tras cada dilución siempre queda algo, hasta en las dilucio-
nes más altas. Y cada dilución puede actuar de forma diferente a nivel celular.
“Los remedios homeopáticos no son agua y azúcar; sino que se usa agua y azúcar
para transmitir la información que contienen”, concluye Marc Henry, que
reclama más inversiones en investigación para precisamente dotar a la
homeopatía de mayor evidencia científica... de esa precisamente que les
achacan que no tiene.
Fuentes:
1. I Jornada sobre Evidencias Científicas en Homeopatía. San Sebastián.
17 de julio de 2017. www.cienciahomeopatia.com
2. https://www.hri-research.org/resources/research-databases/core-
hom/
3. Oficialmente se refleja en la pertenencia al “Oncology Network of
the Tuscan Tumor Institute” a nivel regional, y en “European
Commission Initiative on Breast Cancer (ECIBC)” a nivel europeo.
4. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/?term=duru+epi3
26
27
EL FRAUDE DE LA MARGARINA
Los que ya peinan algunas canas seguro que se acuerdan de la “historia” de
la margarina, un caso totalmente vergonzante dentro del mundo de la nutri-
ción.
Los primeros pasos de la margarina se remontan a la época de Napoleón III,
quien puso en marcha un concurso para buscar un “cuerpo graso similar a la
mantequilla, pero de precio inferior y apto para ser conservado durante un largo
período sin alterarse y manteniendo su valor nutritivo”.
Fue un farmacéutico, Mège-Mouriès, el que consiguió fabricar la primera
margarina realizando una emulsión blanca con grasa de res, fraccionada con
leche y agua. Después registró la patente y puso en marcha su comercializa-
ción a gran escala.
Pero pronto se vio obligado a hacer frente a las críticas de gourmets como
Catherine de Bonnechère, que ya hace un siglo, en su obra La cocina del siglo
(1895), denunciaba1:
“La oleomargarina es una mantequilla artificial producida por la grasa o sebo
de res molida y después calentada. […] El público se ve absolutamente perjudi-
cado, ya que se emplean sebos viejos y de mala calidad a los que se añaden
aceites peligrosos. […] Convendría proteger al agricultor y al consumidor
empleando un colorante que permita distinguir perfectamente la margarina de
la mantequilla. Pero los comerciantes al por mayor se niegan a seguir este pro-
cedimiento, ya que limitaría el fraude que se comete. La buena mantequilla es
indispensable en la buena cocina, y hay que protegerla tanto como sea posible
contra las falsificaciones”.
Llegó a proponerse incluso el uso de un pequeño aparato portátil, llamado
“verificador de mantequilla”, con el fin de distinguir la verdadera mantequi-
lla de las margarinas.
Desgraciadamente las críticas no sólo no fueron oídas, sino que la industria
“perfeccionó” la fabricación de la margarina (entiéndase: se redujeron toda-
29
vía más sus costes), reemplazando la grasa animal por aceites vegetales bara-
tos.
Así se inventó, de hecho, el procedimiento de “hidrogenación” de los aceites.
Las ventajas de este nuevo tipo de margarina parecían muchas: en primer lugar,
era más práctica porque seguía estando blanda incluso en la nevera (podía exten-
derse sobre las tostadas sin tener que esperar); en segundo lugar, era más econó-
mica, ya que estaba hecha con aceites vegetales de escasa calidad.
Finalmente, y esto es lo peor de todo, los nutricionistas supusieron en su
momento que los ácidos grasos trans artificiales eran mejores para la salud
que los usados anteriormente. No equivalentes, sino directamente mejores..
Es decir, que después de miles de años de consumo de grasas animales el ser
humano se dio cuenta de pronto de que había cometido un error y que
había que abandonar con la máxima urgencia los productos naturales y
consumir grasas sintéticas…
A pesar de que se trataba de un engaño, esta creencia terminó expandiéndo-
se por completo. Todavía en los años 80 del siglo pasado la mayoría de amas
de casa creían que estaban protegiendo a sus familias al reemplazar la man-
tequilla por margarina atiborrada de ácidos grasos trans.
Hubo que esperar a que se diesen los primeros movimientos en contra de
las grasas trans artificiales para que empezásemos a oír a los nutricionistas
denunciándolas. Finalmente se supo -aunque hizo falta un siglo entero para
ello- que provocan cáncer e infartos2.
Hoy día la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la American Heart
Association recomiendan disminuir el aporte de grasas trans al 1% del apor-
te energético total (unos 2 g/día para una dieta media de 2000 kcal)3.
Sin embargo, en Europa la EFSA no es tan explícita y sólo recomienda dis-
minuir su consumo “tanto como sea posible”. Este consejo tan vago da como
resultado políticas muy dispares entre los distintos países de la Unión
Europea4.
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Los países nórdicos fueron los primeros en incorporar una normativa espe-
cífica para las grasas trans. Ya desde 2003 en Dinamarca está limitado el
aporte de estas grasas a un máximo del 2% del total de grasa en todos los
alimentos del mercado, incluyendo los alimentos importados, medida que
ha contribuido a un descenso de cerca del 60% en la incidencia de las enfer-
medades cardiovasculares en el país5.
Aunque Dinamarca fue el primero, no es el único país que ha adoptado
contundentes medidas contra el consumo de grasas trans. Austria, Islandia,
Suecia, Suiza, Argentina y Estados Unidos son otros ejemplos.
En España, sin embargo, a pesar de que el Ministerio de Sanidad reconoce
que el consumo de grasas trans -incluso a niveles bajos- se asocia con un
incremento del riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, se sigue
dejando la cuestión en manos del “buen hacer de la industria”.
Es decir, no existe en la actualidad en nuestro país la obligación de limitar
el contenido de grasas trans en los alimentos, ni tampoco de incluir referen-
cias sobre su contenido en el etiquetado.
El principal motivo por el que algunas empresas continúan empleando las
grasas trans es su bajo coste económico. Precisamente una de las justifica-
ciones más oídas para no poner coto a las grasas trans es la dificultad y el
coste de eliminarlas de los procesos de producción. Sin embargo, un estudio
demostró que en los países europeos en los que se habían tomado medidas
de este tipo la adaptación de los fabricantes fue fácil, sencilla y tuvo un coste
mínimo6.
Pero la verdad es que los productos con grasas trans no son los únicos cues-
tionables.
CONCLUSIÓN
No caiga en la ilusión de que puede comer sano sustituyendo simplemente
los productos grasos por los mismos productos en su versión light o 0%.
Para controlar de verdad su peso lo que necesita es reaprender desde cero el
conjunto de sus hábitos alimentarios y de vida.
Lea regularmente Tener S@lud. Aunque en principio piense que no va a
poner en práctica alguno de nuestros consejos, tenga la seguridad de que
estos van influyendo positivamente en sus elecciones en el día a día.
Un estudio canadiense ha demostrado que el simple hecho de leer informa-
ciones sobre salud hace que se tomen mejores decisiones, incluso sin darse
cuenta, simplemente por haber tomado conciencia de los problemas.
Fuentes:
1. Título original en francés: ‘La cuisine du siècle. dictionnaire pratique des
recettes culinaires et des recettes de ménage’.
2. Nishida C, Uauy R. “WHO Scientific Update on health consequences of
trans fatty acids: introduction”. Eur J Clin Nutr 2009; 63, S1-S4.
3. Downs SM, Thowa AM, Leedera RS. “The effectiveness of policies for
reducing dietary trans fat: a systematic review of the evidence”. Bull
World Health Organ 2013; 91:262–269H.
4. EFSA 2006. “Draft Opinion of the Scientific Panel on Dietetic
Products, Nutrition and Allergies on a request from the Commission
related to dietary reference values for fats, including saturated fatty acids,
polyunsaturated fatty acids, monounsaturated fatty acids, trans fatty
acids, and cholesterol”. Request N° EFSA-Q-2008-466.
33
5. Leth T, Jensen HG, Mikkelsen AA, Bysted A. “The effect of the regula-
tion on trans-fatty acid content in Danish food”. Athero- scler Suppl
2006; 7: 53-56.
6. Barton P, Andronis L, Briggs A, McPherson K, Capewell S. “Effectiveness
and cost effectiveness of cardiovascular disease prevention in whole pop-
ulations: modelling study”. BMJ. 2011 Jul 28;343: d4044. doi:
10.1136/bmj. d4044.
7. Declaraciones nutricionales autorizadas y las condiciones de uso fijadas
en el Anexo del REGLAMENTO CE Nº1924/2006 y REGLAMENTO
CE Nº 116/2010.
34
35
Microondas: luces y
sombras del aparato
más polémico de la
cocina
SANGRE EN EL MICROONDAS
La historia tuvo lugar en Estados Unidos.
Una mujer llamada Norma Levitt, que se había sometido a una operación
de cadera en Oklahoma, murió después de recibir una transfusión de sangre
que una enfermera había calentado previamente en el microondas2.
Antes de nada, aclarar que es algo normal calentar la sangre antes de realizar
una transfusión. Lo que no es normal es hacerlo en el microondas. Y, aun-
que se trate de un suceso verdaderamente trágico, esta historia no demuestra
que el microondas pueda convertir los alimentos en veneno.
Lo que sucedió en este caso es evidente: en el microondas, la sangre simple-
mente se coció. Y si usted le inyecta a cualquiera sangre cocida, ésta por
supuesto no tendrá el mismo efecto que la fresca, a 37º C.
Por eso a mí no me extraña en absoluto que la pobre paciente muriese a
causa de esa transfusión. Lo que verdaderamente me preocupa es que una
enfermera haya podido hacer una chapuza semejante.
Una vez dicho esto, aquí va mi aviso sobre los verdaderos peligros del horno
microondas.
CONSEJOS DE USO
Aquí van unos cuantos consejos y trucos que debe tener en cuenta sobre el
uso del microondas:
• No introduzca nunca en el microondas bolsas de plástico o de papel,
o papel de periódico o de aluminio.
• Jamás deje que el film transparente de plástico esté en contacto con
los alimentos dentro del mircoondas, ya que podría fundirse si se
calienta mucho en algún punto y contaminarlo.
• En caso de querer calentar en el microondas un producto con envol-
torio, retire éste siempre previamente, ya que podría fundirse y libe-
rar productos tóxicos. Los únicos recipientes de plástico que debe
meter en el microondas son aquellos ideados y creados para ese uso,
que en general llevan la inscripción “microwavable” que así lo indica
(en español sería “apto para el microondas”).
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Fuentes:
1. “The Proven Dangers of Microwaves”. Mercola [extracted from NEXUS
Magazine, Volume 2, #25 (April-May ‘95)].
2. Jason Bosher. “Cooking Up Controversy. Are microwave ovens safe?”
Alive. Published on November 22, 2010. Updated on April 24, 2015.
3. Cross GA, Fung DY. “The effect of microwaves on nutrient value of
foods”. Crit Rev Food Sci Nutr. 1982;16(4): 355-81.
45
Pensamientos verdes
¿Es usted “veggie”? ¿“Flexi”? ¿“Omni”? ¿Frugívoro? ¿Crudivegano? ¿Vegano
a secas? ¿Ovolactovegetariano…?
Quizá conozca algunos de estos nombres, otros parecerá que le suenan vaga-
mente y otros directamente le sonarán a chino.
Sin embargo, no me extrañaría nada que recientemente alguien que usted
conoce haya decidido dejar de comer productos animales (carne y pescado),
y quizá también sus derivados (lácteos, huevos e incluso miel).
Ya lo haya hecho por sus convicciones éticas, por amor a los animales o por
una cuestión de salud, lo importante es que se trata de otra persona más
subida al “carro veggie”, un movimiento imparable que gana adeptos sin
cesar en nuestro país. Por no hablar de los restaurantes vegetarianos y tien-
das de productos ecológicos, que da la sensación de que no dejan de proli-
ferar por todas partes.
Y no es sólo una sensación, pues las cifras lo corroboran, según el estudio
“The Green Revolution” sobre el movimiento veggie que acaba de presentar
la consultora de innovación Lantern. Le aseguro que los datos que manejan
¡son alucinantes!1
Y es que en nuestro país, que sigue siendo el 10º más carnívoro del mundo
y en el que parece que nadie quiere prescindir del jamón, el chorizo o de un
48
LA HISTORIA VERDE
Lo cierto es que el movimiento veggie no es algo nuevo. Hay centenares de
referencias en la historia, por no decir miles, de personajes que han sido
veggies: desde Pitágoras a Steve Jobs, desde Leonardo da Vinci a Albert
Einstein; todos ellos se habían pasado a ese estilo de vida.
Se sabe que ya hace más de 2.500 años en la antigua India y la antigua
Grecia se practicaba la denominada como “dieta vegetal” o “pitagóri-
ca”.
Teniendo en cuenta que los millennials sin duda van a seguir presionando
sobre esta tendencia, y que la población mayor de 50 años muchas veces
termina sumándose al vegetarianismo más o menos estricto por cuestiones
de salud, los del movimiento veggie son datos que no deben pasar desaper-
cibidos para nadie. Empezando por la industria alimentaria, en la que algu-
nos ya han identificado un verdadero “filón”, y terminando por las institu-
ciones2.
En Estados Unidos, por ejemplo, “potencia mundial” en comida rápida,
han sido de los primeros en ponerse manos a la obra y ya se ofrecen menús
vegetarianos ¡nada menos que en McDonalds!
En España se están llevando a cabo iniciativas institucionales en este senti-
do, aunque no sin generar cierta polémica (recordemos que en nuestro país
51
UN MOVIMIENTO GLOBAL
En torno al 6,6% de la población mundial ya es veggie, lo que supone casi
500 millones de personas en todo el planeta. Y en un país en el que la ten-
dencia es puntera como Alemania, el 10% de los nuevos alimentos que salen
al mercado son veganos.
55
Fuentes:
1. “The Green Revolution. Entendiendo el auge del movimiento veggie”.
Lantern. Febrero, 2017.
2. También llamada “generación Y” o “generación del milenio”, ‘millen-
nials’ es un término de gran importancia a nivel de mercado y engloba a
los nacidos entre 1981 y 1995, aproximadamente, que llegaron a la
edad adulta en la primera década del nuevo milenio.
56
57
Por cada célula que hay en nuestro cuerpo, tenemos 100 microbios de dis-
tintas clases que proliferan en la boca, los oídos, la piel, los órganos genita-
les y, sobre todo, en los intestinos. En un adulto, la cantidad de microbios
se aproxima a los 100 billones.
Aunque pueda sonar repulsivo, en realidad la mayor parte de estos micro-
bios son inofensivos y aparentemente pasivos. Algunos nos resultan útiles y
solamente una minoría son peligrosos: los microbios patógenos, es decir, los
que causan enfermedades.
nos sensibles, como por ejemplo, los genitales o el intestino. Lejos de obte-
ner una “limpieza total”, lo que conseguiríamos sería favorecer la aparición
de nuevos invasores sin tener la certeza de que vengan con buenas intencio-
nes. Así es como se producen las infecciones.
Por eso, resulta lamentable que llevemos más de un siglo dedicando tanto
esfuerzo a matar microbios de forma indiscriminada a base de antisépticos,
fungicidas y antibióticos, que no siempre son indispensables. (Nota: esto no
es una crítica a los antibióticos, sino a su abuso).
Aunque no las veamos, aunque no las conozcamos, la mayoría de estas
bacterias son nuestras amigas. Y tener 100 billones de amigos no es poca
cosa.
y, por otra, porque son necesarias para el mantenimiento del epitelio intes-
tinal. A las bacterias y levaduras que recubren la mucosa intestinal les encan-
tan las fibras. Realmente, las bacterias y levaduras fermentan las fibras para
degradarlas y absorberlas. Este proceso acarrea la producción de ácidos
grasos de cadena corta que, aunque parezca un milagro, son precisamente el
alimento del que se nutren las células del epitelio. Así pues, favorecen su
mantenimiento y, cuando se deteriora, permiten su reparación.
Como podrá observarse, todos salen ganando con la operación: tanto las
bacterias y levaduras como las células de los intestinos. Se habla por tanto
de microbios mutualistas o de simbiosis, a diferencia de los microbios pará-
sitos, los cuales simplemente se benefician sin dar nada a cambio.
Sin embargo, el bebé que nace por parto natural va recogiendo a su paso
las bacterias de la madre, que no tardarán en colonizar la piel, la boca, las
mucosas y los intestinos. Si nace por cesárea, serán las bacterias del entor-
no hospitalario (las de las manos del personal sanitario y las de quienes
transitan por los pasillos del hospital) las que se instalen en esas mismas
zonas. Todas estas cepas bacterianas, lógicamente, presentan riesgos para
el bebé.
Los estudios realizados a bebés han permitido un hallazgo fundamental en
relación con la microbiota. Durante años, los investigadores nutricionistas
se han sorprendido por la presencia, en la leche materna, de ciertos hidratos
de carbono complejos, los oligosacáridos, que los bebés no pueden digerir
por falta de enzimas adaptadas. Resultaría muy sorprendente que la madre
naturaleza que, en general, lo tiene todo previsto, desperdiciase los valiosos
recursos nutritivos de la madre aportándole al bebé alimentos que no puede
digerir.
Los investigadores se dieron cuenta de que estos particulares oligosacári-
dos no están ahí para alimentar al bebé, sino para alimentar a las bacte-
rias del género Bifidobacterium (en concreto, el Bifidobactarerium
infantis), especialmente adaptadas a los oligosacáridos presentes en la
leche materna.
Cuando todo va bien, estas bifidobacterias proliferan e impiden que hués-
pedes menos deseables se instalen y nutren el epitelio intestinal de los niños.
Estos oligosacáridos son, por tanto, prebióticos; es decir, son alimento para
la microbiota.
Dado que los productores de leche materna no han tenido en cuenta duran-
te mucho tiempo estos hallazgos, no han añadido ni prebióticos ni probió-
ticos a sus preparados, lo cual perjudica la calidad de la microbiota y la
inmunidad de los niños alimentados con biberón.
Esto, al igual que los partos por cesárea, podría explicar el aumento de los
casos de alergias (eccemas), asma, inmunodeficiencia e incluso enfermeda-
des degenerativas en los recién nacidos.
63
y más eficaz que la población de los países industrializados que vive en ofi-
cinas y se alimenta de platos precocinados recalentados en el microondas.
Así pues, la consecuencia es que en occidente los intestinos de quienes allí
viven están peor protegidos y, por tanto, son mucho más sensibles a las infec-
ciones y a las enfermedades autoinmunes. Son, por consiguiente, menos
resistentes a las bacterias patógenas. Por ejemplo, cuando con 19 años hice mi
primer viaje a Pakistán, contraje una infección intestinal prácticamente en el
mismo momento en el que las ruedas de mi avión tocaron la pista del aero-
puerto internacional de Karachi. Sin embargo, hay 170 millones de pakista-
níes que viven en el país y no todos están enfermos; lo que sucede es que sus
intestinos están mucho mejor defendidos que los nuestros por haber adquiri-
do una inmunidad más eficaz y al haber estado frecuentemente en contacto
con bacterias oportunistas y patógenas mucho más variadas.