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“Mal con el CRM, peor sin el CRM”

Alex Alcívar Viteri, Ing. Agr., MBA


Ex Director Ejecutivo del CRM

No pretendo en este escrito ofender de ninguna manera a los señores funcionarios de SENAGUA y sus entidades adscritas u otras, pues considero
que en ellas existen personas profesionalmente valiosas y rescatables. Mi intención es cuestionar el marco institucional creado a partir del año
2008 en lo que se refiere al manejo de las políticas públicas de recursos hídricos en el Ecuador. Siempre mi criterio planteó el gran error que
significaba lo que iba a pasar y mi ferviente deseo de equivocarme, por el bien del país…eso significó ser “mal visto” por los entonces principales
de SENAGUA que no veían el momento de deshacerse de este servidor convertido en una molestia por el “delito de pensar”.

El anterior Presidente de la República denostó y vilipendió desde antes de llegar al poder de lo que la burocracia centralista denominó
“Organismos de Desarrollo Regional” (ODRs), título genérico en los que se incluyó a los manabitas CRM, JRH y CEDEM y otras entidades del país
como CEDEGÉ, CREA, PREDESUR, CODELORO, etc. El ex Presidente Correa embistió por el lado de la supuesta corrupción histórica y por el
supuesto efecto negativo de las pre asignaciones presupuestarias que financiaban a estas entidades semi autónomas, que las hacían menos
dependientes de las decisiones del centralismo. Se volvía a magnificar el rol de benefactor del Gobierno Central para con la “mendicidad de las
provincias”, acostumbradas por ese mismo centralismo a “rogar” por recursos para acometer en obras prioritarias y necesarias, entre ellas las
relacionadas a Proyectos de uso múltiple y de riego y drenaje, por ejemplo. También se atacó la calidad de “botines políticos” que tenían estas
entidades, olvidando que los acuerdos y negociados politiqueros se hacían en las oficinas palaciegas de Gobierno en Quito, con los caciques de
los partidos con poder legislativo…esos acuerdos se hacían fuera de nuestra región y por agendas políticas de los gobernantes y diputados de
turno, nada tenía que ver en esto el pueblo llano y sencillo, necesitado de las obras que instituciones como el CRM realizaban en la provincia de
Manabí, cuyos impuestos eran los que financiaban a la entidad nacida de la lucha en las calles y la sangre de muchos manabitas en 1960.

Con todas sus fallas y cuestionamientos, entidades como el CRM marcaron importantes hitos en la Historia de Manabí y del país. Así, la represa
Poza Honda, inaugurada en el año de 1971, fue la primera presa hidráulica pública de gran magnitud en el Ecuador, y vino seguida de importantes
obras de Agua Potable, Alcantarillado, Pavimentación y Desarrollo Agropecuario, que junto a otros proyectos del Plan Hídrico de Manabí (el
primero plan de este tipo en el país) como la presa de “La Esperanza”, el Sistema de Trasvase de Agua de Daule/Peripa – La Esperanza- Poza
Honda – Mancha Grande, significaron un antes y un después en la vida provincial y sin exagerar, fueron obras que todavía permiten el desarrollo
y la vida en la provincia tal y como la conocemos. Estoy convencido que las Obras del Plan Hídrico de Manabí, marcaron en la práctica la SEGUNDA
INDEPENDENCIA DE MANABÍ al haber llevado agua a la Agricultura, garantizado el cauce de ríos que antes era normal que se secaran en los
veranos más fuertes y sobretodo, llevando agua potable a las familias y las industrias de los lugares más alejados de las cuencas hidrográficas de
la provincia, como nuestra querida ciudad de Manta, cuyo despegue portuario, urbano, pesquero e industrial fue posible recién a partir del
proyecto Poza Honda y contando con las aguas del río Portoviejo, así como también a gran parte de la provincia. Sin la obra hídrica en Manabí,
quizás la población actual de la provincia llegara a una quinta parte de la actual y la tasa histórica de migración hubiera sido mucho mayor.

El CRM era una entidad que contaba con autonomía administrativa, financiera y presupuestaria y funcionaba como una especie de “Ministerio
del Agua” con sede en la capital manabita, siendo su personal 100% manabita y sus contratistas, en su gran mayoría, profesionales oriundos y
residentes en nuestra región. No menos de 30 a 50 millones de dólares se inyectaban todos los años a la Economía de Manabí por medio de las
obras del CRM y la gran mayoría de problemas relacionados al riego, el drenaje y los sistemas de agua potable administrados por la entidad, se
resolvían localmente, generalmente de manera rápida y oportuna, con la presencia de las autoridades y los funcionarios en el campo, como
correspondía y pese a las limitaciones de recursos. Si la política corrupta (insisto, concebida y parida en el poder central, en Carondelet y el
Congreso) pudo contaminar a los altos mandos del CRM, la decisión correcta era combatir ese flagelo, pues “al enfermo se lo cura, no se lo mata
para eliminar la enfermedad”…una frase personal que me tocó emplear en esos aciagos días.

A medida del paso del tiempo y la descomposición política del país, los diferentes cacicazgos e intereses de políticos locales buscaron y lograron
debilitar al CRM y favorecer intereses particulares, cercenando cada vez más las competencias de la entidad, creando otras instituciones
regionales y llegando al punto de la ilegal y abusiva desaparición mediante un simple Decreto Ejecutivo en Septiembre de 2009.
Lamentablemente, muchos manabitas aplaudieron tal equivocado despropósito y algunos piensan todavía que eso estuvo bien, aunque quienes
hemos visto y sabemos lo que pasó después todavía tenemos aquella frase que me permití decir en una reunión de trabajo en la defendí la
atacada institucionalidad manabita: “Mal con el CRM, peor sin el CRM”…y así, el CRM fue “fusionado por absorción”, pasando sus competencias
a la entonces Secretaría Nacional del Agua (Hoy SENAGUA) y luego a sus entidades adscritas (la EPA y la ARCA), un marco institucional que no
ha funcionado adecuadamente, que ha centralizado la poca gestión de los recursos hídricos de todo el país y que ha dejado a Manabí y
especialmente al valle de Portoviejo, casi sin obra hídrica desde el año 2009, año a partir del cual, sinceramente hemos retrocedido en todos los
aspectos relacionados al riego y drenaje. Sin duda alguna, tampoco la Prefectura de Manabí ha dado la talla siquiera para asumir plenamente
las competencias de Desarrollo y fomento Agro productivo y Riego, constantes en el articulo 263 de la Constitución. Por sus características
particulares de escases inherente de Agua, la provincia de Manabí necesita un tratamiento especial del Estado en materia hídrica.

Es tanto el fracaso nacional de SENAGUA, que sin duda considero urgente y necesario pedir que se plantee la creación de una nueva institución
de desarrollo hídrico provincial con sede en la ciudad de Portoviejo, con jurisdicción en todo el territorio de Manabí y con plena autonomía
Administrativa, Presupuestaria y Financiera, que pueda retomar el Plan Hídrico provincial (ejecutado en un 50% aproximadamente) y lo lleve a
su feliz conclusión en infraestructura, que tenga a su cargo la gestión integral de los recursos hídricos provinciales. Asimismo, esa nueva entidad
debería tomar a su cargo la presa de Daule-Peripa, cuyo embalse casi en su totalidad se encuentra en territorio manabita. El Gobierno actual
tiene la oportunidad de resarcir a Manabí del gran daño infringido con la desaparición del CRM y de recuperar el tiempo perdido con la obra
hídrica abandonada en la provincia.

Rafael Correa, en 2009 y como Presidente dijo -luego de ofrecer el cielo en la tierra al matar al CRM- que “si la SENAGUA fracasa, vendré a
encabezar un paro provincial para recuperar el CRM”…creo que ahora sería ese momento…

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