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En profundidad / MAY 12 2019

Matemáticas anuncian la sexta


extinción
“Estamos erosionando los cimientos de nuestras economías, medios de vida, seguridad
alimentaria, salud y calidad de vida en todo el mundo”: Jonathan Baillie.

En estos días convergen varias fechas que debemos no solo recordar sino reflexionar,
porque trae a la memoria momentos nefastos de la historia de la humanidad.

También en este mes hay un día especial, como es el 10 de mayo, día Internacional de las
Matemáticas, que genera hasta odio entre los escolares que no han recibido la formación
adecuada en tan importante tópico del saber. Asimismo, este domingo —aparentemente—
se le dedica a un ser fuente de vida y símbolo de amor, como es la madre, celebración
obnubilada con alta dosis de violencia.
El 8 y 9 de mayo la ONU los ha dedicado a las ‘Jornadas de recuerdo y reconciliación en
honor de quienes perdieron la vida en la Segunda Guerra Mundial’, fechas que son
manchadas por conflictos armados que indican que quienes manejan el mundo no recuerdan
los momentos absurdos de nuestra existencia o les importa muy poco el dolor de millones
de personas indefensas, víctimas del negocio de las armas.

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Las Así que las fechas conmemorativas y las noticias de lo que le pasa al planeta y quienes
lo habitamos, tienen un espacio común: la destrucción de la vida. Y nos plantea la urgente
necesidad de cambiar del ‘chip’ mental del odio y la violencia, por el de la fraternidad, la
solidaridad, el respeto tanto a la naturaleza como a todas las personas.

En el caso particular de Colombia, donde la violencia ha sido denominador común a lo


largo de su historia y los intentos de construir la paz es destruida por sectores ultra-
reaccionarios que están acabando con defensores de derechos humanos y dirigentes de
organizaciones que luchan por consolidar la paz y defender al planeta, ese cambio es
urgente.

En 2100 podría iniciarse la extinción


El Instituto Tecnológico de Massachusetts —MIT por sus siglas en inglés— realizó un
estudio que señala que “el ciclo del carbono de la Tierra podría desestabilizarse a partir
de 2100 y provocar la desaparición de la mayoría de especies del planeta”, reza una noticia
publicada en los últimos días, que nos dice, un caso, de por qué es importante las
matemáticas y su enseñanza.

Científicos del MIT han pronosticado cuándo podría empezar a darse esa sexta
extinción masiva, a partir de un estudio matemático basado en las emisiones de carbono
actuales. Su conclusión: el evento dependerá del momento en el que el océano llegue a
absorber una cantidad crítica de carbono, cifrada en el estudio en 310 gigatoneladas y
según cálculos del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático, el evento sería
alrededor del año 2100.

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Sin embargo, “no quieren decir que la extinción vaya a ocurrir al día siguiente.
Según Daniel Rothman, profesor de geofísica del Departamento de Ciencias
Atmosféricas y Planetarias del MIT, a partir de esa fecha el planeta entrará en un
‘territorio desconocido’, esto es, un período inestable muy difícil de predecir. Para llegar a
esta conclusión, han identificado los ‘umbrales de catástrofe’ en el ciclo del carbono, cuya
superación da lugar a esos ciclos de inestabilidad, que en última instancia pueden
provocar una extinción masiva”.

Los científicos plantearon su hipótesis contrastando las mediciones actuales con los
datos obtenidos de los registros históricos. Rothman había trabajado anteriormente en el
estudio de la extinción del Pérmico, hace unos 250 millones de años, en la que
desaparecieron más del 95% de las especies marinas del mundo, entre otros factores, a
causa del aumento de los gases de efecto invernadero. Con esa idea, se formuló si las
emisiones actuales de CO2 podrían tener un efecto similar.

Por primera vez seremos testigos de la extinción


Para tener seguridad de lo que se afirmaba, el científico debió buscar una forma de
comparar un suceso geológico que pudo durar miles millones de años, con un fenómeno
cuyo estudio está limitado a dos siglos, desde el inicio de la industrialización.
Entonces idearon una fórmula matemática que relacionaba el ritmo y la magnitud de
los cambios en el ciclo del carbono con los períodos de tiempo en el que estos se habían
producido.

Con el fin de comprobar si el modelo funcionaba, analizó cientos de artículos de


geoquímica e identificó 31 eventos producidos en los últimos 542 millones de años, en
los que se había producido cambios significativos en el ciclo del carbono del planeta
debido a causas naturales. Después midió la naturaleza y la duración de esos cambios y los
asoció con la cantidad de CO2 absorbido por el océano en aquellos momentos.

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Continuando con el rigor científico, Rothman aisló un umbral común identificado en la


mayoría de los 31 eventos. Los datos mostraban que casi todos fueron muy benignos, sin
grandes consecuencias para la estabilidad del planeta. Sin embargo, detectó que hasta
cuatro de los cinco períodos en los que se habían producido extinciones masivas habían
superado ese umbral, calculado en 310 mil millones de toneladas de CO2, una cantidad a
la que, según las estimaciones, llegaremos en 2100. Entonces el planeta volverá a pasar por
un período que podría haber experimentado ya en otras cinco ocasiones, aunque esta sería
la única vez en la que la humanidad sea testigo de ello.

¿Cuáles han sido esas cinco extinciones masivas?


Desde que surgió el primer organismo vivo, hace unos 4 mil millones de años, con el paso
del tiempo ha habido diversas catástrofes. La primera tuvo lugar hace aproximadamente
440 millones de años, en la transición entre los períodos Ordovícico y el Silúrico.
Movimientos geológicos internos produjeron derretimientos de glaciares con la
consecuente subida del nivel de los océanos, afectando la vida marina y más de un 60% de
especies desaparecieron.

La segunda extinción ocurrió hace unos 360 millones en el período Devónico.

La Gran Mortandad, fue la tercera, donde grandes glaciaciones redujeron las


temperaturas y el nivel del mar. Las especies que vivían en aguas calientes se afectaron
en un 70%. Entre los periodos Pérmico y Triásico, hace 250 millones sucedió la tercera
extinción y desaparecieron el 95% de las especies y se explica el fenómeno con dos teorías:
impacto de un asteroide contra el planeta o una erupción volcánica que afectó los niveles de
oxígeno de la atmósfera.

La cuarta sucedió entre el período Triásico y Jurásico, hace unos 210 millones de años.
No hay fuertes evidencias que expliquen la catástrofe, pero se cree que se debió a
erupciones volcánicas que elevó la temperatura afectando la vida marina y terrestre.

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La quinta extinción, entre el periodo Cretácico y Terciario, fue famosa por la


desaparición de los dinosauros. Sucedió hace 65 millones de años y se atribuye al
impacto de un asteroide muy grande que abrió el cráter de Chicxulub en la Península de
Yucatán en México.
Pérdida de biodiversidad
En estos días, la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre
Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas, Ipbes, ha dado el informe más
completo hasta la fecha, sobre la pérdida de biodiversidad y contaminación a nivel
mundial.

Afirman: “Un millón de especies están amenazadas de extinción a un ritmo sin


precedentes”. Es un número muy alto, teniendo en cuanta que son, más o menos, ocho
millones de especies animales y vegetales conocidas.

Los investigadores de Ipbes se basaron en una revisión de aproximadamente 15.000


fuentes científicas y gubernamentales distintas y recopilado por 145 autores expertos de
50 países distintos. Es la primera revisión exhaustiva en 15 años del estado de la
biodiversidad del planeta. Además, incluye, por primera vez, el conocimiento indígena y
local.

Los autores encontraron evidencias de que las actividades humanas están detrás del daño
a la naturaleza y clasificaron dichas evidencias en distintos tipos: cambio climático,
contaminación, caza furtiva, cambio de uso del territorio, deforestación, sobrepesca, etc.

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Las abejas también se extinguen


¿Acaso no sabemos que las abejas son necesarias para la polinización, aspecto importante
para conservar la flora? En estos días, el Quindío conoció que más del 50% de las colmenas
han desaparecido. Según Fáber Sabogal, importante apicultor de la región, de las más
de 3.000 colmenas registradas, cerca de 1.500 han desaparecido a causa del uso de
productos para fumigar los cultivos de aguacate y café. El caso más reciente se registró en
la vereda El Guayabo de Quimbaya en donde murieron 65 colmenas.

La extinción de las abejas no es un asunto del Quindío, en el resto de Colombia y el


mundo también se presenta ese fenómeno. En febrero del año pasado, estadísticas
extraoficiales advirtieron de la muerte de al menos 14 mil 381 colmenas en los últimos tres
años en Colombia, cada una con un promedio de 75 mil individuos. La bióloga de la
universidad Nacional, Guiomar Nates, es tal vez quien más sabe del tema en el país. Para
ella, las abejas en Colombia están siguiendo el mismo camino que en otros lugares del
mundo: una disminución preocupante en su población.

Nates advierte que la causa obedece a múltiples factores, una de ellas, los pesticidas, pero
señala que un ácaro no sería capaz de diezmar colmenas enteras en 24 horas. Sin embargo,
las multinacionales como Bayer, por supuesto que se defienden, y según sus representantes
sus productos son inofensivos, pero el daño es manifiesto ¿Dónde están las autoridades?

Diego Arias Serna


Profesor-investigador universidad del Quindío
darias@fis.ucm.es
Especial para LA CRÓNICA

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