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TAN TIEN

Tan Tien (literalmente "mar de la energía") es un punto, o mejor dicho un centro


energético que tiene un papel central en diversas disciplinas de la tradición oriental
relacionadas con el desarrollo externo e interno, en particular las artes marciales,
taichichuan, yoga y zazen.

Hay tres centros energéticos fundamentales: Uno ubicado en el entrecejo, es el


superior y está relacionado con la transmutación de la energía mental y con la
clarividencia.

El centro medio, relacionado con el plexo solar/cardíaco está vinculado con el


plano emocional. Si bien la posición exacta del tan tien inferior o bajo puede
variar en cada persona, en general se localiza en una zona central detrás del
ombligo y delante del punto entre la segunda y la tercera vértebra lumbar. Se lo
puede ubicar generalmente a unos dos o tres centímetros debajo del ombligo.

Si se disecara el cuerpo físico, no se encontraría el Tan Tien. Está en lo que los


taoístas llaman el cuerpo etéreo, de manera que la ubicación en el cuerpo físico es
aproximada. Se considera que el Tan Tien inferior es el centro del cuerpo. Es el
lugar donde se genera y almacena energía Chi. Los japoneses le llaman ki kai
tandem y también Hara, aqui es dondé los samurais se cortaban el vientre, el
harakiri.

Se le conoce asimismo como el "campo medicinal" y también "campo de cinabrio",


pues tiene el poder sanador de la energía Chi original o energía prenatal
(congénita) acumulada allí.

Es un centro de transformación y acumulación de energía. La energía generada en


este centro se usa para ayudar al cuerpo a que funcione normalmente y además
potencializa sus capacidades: resistencia a las enfermedades, al frío, aumento de la
fuerza y el dinamismo, calma y claridad mental y emocional.
Según la explicación taoísta, el tan tien es el laboratorio principal y el centro
fundamental de la alquimia interior. La importancia del tan tien inferior o centro
umbilical proviene de su papel en el crecimiento del embrión.

Después de la concepción el embrión comienza a dividirse inmediatamente y


pronto se adhiere a la pared del útero. Crece el cordón umbilical por el que se
alimenta el feto. El punto donde el cordón umbilical está unido al bebé es el
ombligo. Mientras el feto se encuentra todavía en el útero materno, la energía entra
al ombligo por el cordón umbilical. Luego circula por el riñón izquierdo, después
por el riñón derecho, desciende hasta el centro sexual y el perineo y sube por la
columna hasta la cabeza. Luego desciende por la lengua y regresa al ombligo. Este
curso de circulación constituye la Orbita Microcósmica que armoniza la energía Yin
y Yang del feto.

El feto se alimenta con la energía umbilical y elimina los desechos por el ombligo.
Después del nacimiento, mientras el niño crece, el cuerpo sigue enviando toxinas a
la zona umbilical.

El centro umbilical equilibra todas las fuerzas y es el centro de gravedad física. El


cuerpo se mueve alrededor de este centro al sentarse, ponerse de pie o practicar en
movimiento.

El centro umbilical, tantien bajo o simplemente tantien, transforma las energías


del cielo, la tierra y la del plano humano en energía vital beneficiosa y fundamental
para el cuerpo.

Los taoístas consideran al ombligo como el lugar donde transformar, almacenar y


recibir las energías externas. En esta región no debe haber congestiones ni
tensiones para que la energía pueda circular hacia dentro y hacia fuera sin
dificultades.

Este es el sitio donde se unen la esencia, la energía y el espíritu. Podría decirse


también que es el sitio de unión y transformación de los planos físico, energético y
espiritual.
Si hay algún problema con la energía del tantien, como por ejemplo bloqueos,
estancamientos o un vacío de energía, es probable que no haya energía suficiente
para nutrir correctamente a los órganos y sus sistemas.

Las prácticas como zazen, que es la forma de meditación Zen, el Taichichuan o las
artes marciales, hacen incapié en llevar la energía a la región umbilical, que está
también relacionada con el cerebro profundo y primitivo, el que nos conecta con la
naturaleza original de nuestro ser.

En la tradición budista japonesa, se la relaciona al tantien con la sabiduria y la


vitalidad, por eso los Budas, en figuras y estatuas, son siempre panzones.
Se recoge energía mediante las prácticas y ejercicios y se la almacena, apoyada por
la respiración abdominal y profunda.

Cuidar y cultivar la energía vital es muy sencillo y agradable, es un camino de auto-


conocimiento, de exploración y aprendizaje, que a veces requiere esfuerzo y
siempre dedicación, y su práctica es difícil para algunos justamente porqué no
pueden dejar ilusiones, malos hábitos, adicciones (físicas y emocionales) o ciertos
puntos de vista equivocados, que tiran para un lado menos feliz.

Una cosa es cierta, si no cuidamos el cuerpo físico, sino exploramos y


desarrollamos nuestro cuerpo de energía, sino tratamos de aprender y expandir
nuestra conciencia, sino realizamos todavía que estamos vivos solo por un breve
período de tiempo, entonces es como estar dormidos y soñando, y nuestra
existencia tendrá la misma solidez que un sueño, ni mas ni menos.

Asi que, si se eliminan las trabas, obstáculos y estancamientos a este libre fluir del
espíritu, de la energía y de la sangre y nos nutrimos con buen alimento, ejercicios y
conocimientos y un sentimiento positivo hacia la vida, esto garantizará una buena
salud, sabiduría y equilibrio.

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