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r¡, L, rlU
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,r |, l,í,lr r.r lr.rl'l,rlc sin rolnpelle el co- .r¡rl,rr tr,r, r'll.r lr,rsl.r cl t'¡ltimo día de la exis
Ir.,,r ., l(' r,1,, I¡r,r l)i(rr claro, para que deje
. . ,1, r , 1,, . \ ('r ¡ .rrri¡s cll pos de una Som- ',, .r rrri, ' , ,1, ,rll,, rirr,. ,le c¡min¡nte,
l,r.r l, ,lrrr,r lir M¡tilde Lina se fuc al limbo, , ¡,rr,, ,r torlo,. Lr¡1,,,, I'r( linltilttlo por ella.
,1,,r,,1, lr.rl,rl.¡rr l,rs quc no ertilr ni tiros ni ( )r¡r'rr.r .,.llrr'l r,r lr,rl,l,r
¡,,r,,.rrlrl ¡¡rr itcluí una
rrrrrlr'r rllrrrrrlrrl.r L.¡r los lr.¡firos rlc l,r riLrcrra,
ll r r sr'r i¡ scllxr las raÍces del árbol que lo ,l, rrorrrlrrt.M¡lilrlc l.ill yrlcolie io Iirv.rrrtlcru,
.r'.1, ¡rl,r Arlt ntiis para quéJ si r.ro habría dc ,,r¡rrrrl;r rlc S.rsirinm y r¿dicada en un cascrío
, r,', ¡ r¡r,.. Sut t <lc que él tanrbién, como áque .rrrrr¡rriIrrtIo p()r lit violcncia, sotrre el lir.rdc del
ll.r nrr j( r ( llrc pcrsigue, habita en los entresue- lirlirr.r y dcl IIuil¡. Lc rlijc tluc no, tlLrc no sa-
r,,', ,lt l lirr¡L¡o y se acopla, como ella, ir la l,r,rrrros lr¡d¡ clc cll¡, v ¡ c¡urrllio lc oll-ccí hos-
r r, l , r rl, rs,r .. onilición intcrmedi¿. En este alber- ¡,, rl.ric: canra, techo, cortritl¡ c¡l¡(.ntc y la
,,¡¡, l¡, , r,rr,t irlo ¡ rlr:chos marc.ldos por ese ¡,rolr'tcitirr innatcrill de nucstros trruros d€
,..trinr.r 1,r,,,l¡r( v.rr (lcsaparcciendo a medi .r rl l'cro ól insistía en sutcmacon esa volun-
,l.r ,¡rr, l,rr,.,.rrr .r ',Ur,l,.s¡[¡ilIeCidOS. Pero nin t,r i.r (cglrcra de los que esperan nrtis allá tle
r,,,1.r,.1)r'r.¡ll/ir,) nrC Pid i{ r qu( rcr isar¿ n,,tn
lirr¡, t.rr , rrlrr rI,rrIo,r,rtto úl ¡ l¡ tiranÍa de la
l,rr',,1r¡,,1,r f,r, ¡,,,¡ ¡¡e¡1¡lr¡¡¡n l,r. librordc rrgirtro.
Iill,r ,rr,l.r si1,,rrir'rrtlr,,.r,tttrt ytt, la t,idit lLigalo ustecl m¡smo dijc, porqLre
,1,,, ( lrl¡,(1 lll.rrl,', \ ll lll\lt) lll(.¡tf( \¡t I in\i
-leno cit]nr¡, y lo
,,,rrozcr¡ bicn csil comezón que
r¡ ¡.r¡ lL lo (i)rrlr¡[io. ,t rt(ilrcnte a la listil de quicncs L1írr trrrs tlíu
lr,r, ( n Lrn alto en este albcrguc, clt lrtr',lio rlel
ll,llcs¡tlo a creer quc esa mu.jer es ángel
L.rIlrir)o de su dcsplazan]ielt l(),
l r r, l.u (luc lo da trcgu¡ a su obsesión dc pe-
I
I
,, ,j,,,rlr,l, l,,
lr,,ttrlrros. Jlso fire lrl quc
,,1,r, .rl rr, rr,r.,.rsi l() scntí entonces dc conlr'¡
I ,1r1, ¡, r,,1,, l,',,.1,¡rr..ritlocLccirle: (]uéclcse, rr ..r.u ,'l rrrflrrjo cluc cmpczó a ejercer sobrc
,l rr,,r,,, ,,,, ,rl r, r" \r( ) IrlL' hl3o a la idea dc no l r r, l, ,,, lc csc instante . ¿l)cbido ¡t qué? No po
, ,,1', , , , ,1,, \ cs (llrc ya dcsde cntolrces me , lr r. r ¡, r cc islt lo, porque 1ro sc (lil¡renciaba grau
rrrr,.ttlil trtl cierto aieseo, inexpiica ,,,,.r(I( l¡lrtos otros que vicrrclr ¡ pilrar ¿1cstos
l,l ,1, l¡ rl( rl() aCrC¿I.
,,,r ¡cs cle exilio, envuellos en t¡r .ru r¡ enfcr
r fi
,,,, r,1,,,¡rrr tc!lia al ficntecrala úllicarrallera lrrl() ¡ Irí,v a nt¡ lltttrr(l(); lo ,¡rr, r, lortalcce
ti
Ittrlrr rrlll tLrrtrlt'§irltlo (ltlc lo rrío es endeblei v(\ rs: ;Vino pára salvarme, o para perderme?
Io r¡ttl m' lt¡tlttlol'ltlit ctr pánico y en voces de Al¡1r rrrt'rlecía que no debía esperar términos
rrlr,r lrr rtlll tlr¡ltrlt' lo ltrío se consolida en certe- rrrrrlios. ¿Siete por Tres? ¿7x3? Dudé al escribir.
/rl¡i lo rlttr' ('tlvíil scñales de vida donde lo mío (.órno firma usted, ¿con números o con
¡r, ,1,,¡lt,t, t' crr dcscreimiento; lo que parece lcl t :ts?
vr,r,l,r,lt'to clt contraposición a lo nacido del ñrmo, señorita, porquc no confío
rlisr rrst¡ o, ¡ror el contrario, lo que se vuelve -Poco
crr ¡rapeles.
l,rrrlirstttitgririco a punta de carecer de discur-
pues: Siete por Tres dije y me
so: r'l cltv('s tlcl tapiz, donde los nudos de la -Sea, -le
rlijc a mi misma, aceptándo lo inevitable-.
lt'irlitlirtl t¡ucdan al descubierto. Todo aquello,
Alrora venga conmigo, señor don Siete por
r'r l'irr, tlc lo que no podría dar fe mi corazón 'lics; no le hará mal un poderoso plato de sopa.
si r¡rc lrubicr¿ quedado a vivir de mi lado.
r'r l,l <¡tte llitman amor a primera No le permitía comer esa ansiedad que lo
Nrr r rcrr
irlrrasaba por dentro y que era más grande que
vi\1,1,.r rr('los (luc s( cllli('llda conlo esa in-
(onllrrrlil)lc irtluit i(rtt t¡ttc tc indica de ante- ól nrismo, pero eso no me extrañó; todos los
rt |lrr r lir (lc cntonces habría de hacerme tantas t¡rrt'traía consigo y quc no clcscttitlaba ni un
r i'l rq
l[¡l¡ tlr', I I rll rr I ,,i ( r )r r ll rv ¡c[¿l una carga preclo- rlr r .rr .rt lirbra, un conjuro eñcaz para volver
r,r I
rll cs.r rrrlutirlcz¡ suya era que parecía hecha r,rs, Sicte por Tres y yo sacamos aI callejón un
rlr.rllr'¡ eosa. ¡,,rr rlc necedoras de nrimbre y nos sentámos
,r lslat, enhebrando silerrcios con jironcs de
Atc¡rk'r la hospitalidad por una sola noche
, orrvcrsación, y así, cobijados por la ti[¡icza del
¡'r'ro sc litc r¡rrcclando, en contravía de su pro-
r lr'¡rrisculo ypor el dulce titileo de los prime-
I'i,r r[', isirirr, rlespidióndose al alba porque
r , rs ltrccros, él me alrre su corazón y me habla
l',rlt,r l)¡r.l sit.lrrprc y irtochcciendo todavía
,rr¡tl, rcllnirLr ¡xrr rro só r¡u('caclena de res- (l( irrror. Pero no de amor por mí: me habla
rrrclicL¡losamente, con deleite demorado, de lo
¡rorrs,tlrilirl,rrlr.s y l rrrrltlirtticrtIos. Desde que
Ir( l)r'('l,rlrll() ¡roI srr Mitlilrlc Lill¡, no bien ,¡rrc lra sido su gran amor por ella. Haciendo
Irrrlro I lits¡rits¡111r Por p,r'inrcra vcz la ¡ruerta, no rrn cr]orme esfuerzo yo lo consuelo,le pregun-
t,,, ilflnitamente lo escucho, a veces dejándo
¡r,rrri y,r tlc hablarnrc de ella, como si dejar de
rrorrlrtirla siglrificara acabar de perderla o rr.' lh vrr por la sen:acion de q ue an tc sl ls ( )i( 's.
, r,rrr'| si t v,,c¡ll¿ fr(nte a mi fuera su me.jor llr)(1) l poco, me voy transformado en cll¡, ct
r rr,rrrctit tlc recuperarla.
,1,,¡rre ella va recuperando prescltci¿l ¡ l¡¡vés
l'l llllr¡ ll ¡ lrr' r( l,l]l¡ Por saber de tu tal Ma- ¡rrilr¡los donde cada tanto se refugia. Mien-
Irl¡ll lrr,r ,'r, si ¡rlcfuría comerse el pan con tr,rs kr observo, una voz pequeña y sin dientes
nr,rrtl,lrrll.r o cotl mermelada. rrrr'lilila por dentro: Aquí hay dolor, aquí me
, .,¡,clir cl dolor, de aquí debo huir. Yo cscucho
No cs culpa mía iustifica-. Siem
-se .rr ¡r rt llir voz y le creo, reconociendo el pcso de
I'r(' (Ilr('( nrpiczo tr hablar, termino hablando ,,r r rrrlvcrtencia. Y sin embargo en vez de huir
,ll lll,r.
rrr, voy quedando, cada vez más cerca, cada
Lrr t l t ielo lit ttegrura va engullendo los úl-
vcz rniis tluieta.
I i r r r, rs rczirgos tle luz y muy abajo, al fondo, las
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vIr l¡r¡. l,¡r Il illr('r,r, (lll('cla yo, más que el pro-
¡lo 5l('l('por lils, t¡tticu resentía hasta la an-
HU,'lr,r
('il. l'.r\.r(lr' \tlyo. recurrente y siempre
¡rlrl, ,,1 r' rlrr'lt' cl aire, la sangre quema sus ve-
Irr¡ ), ¡ll ( ,u]la cs de alfileres», son las palabras
rIrr, ril)í al comienzo, poniéndolas en boca
('s( 2
srry,r, y r¡rrc itlxrra det¡o modificar si quiero ser
Irorrcsl¡r: Mc tltlcl,. el aire. La sangrc quema mis l,¿ historia de su recuerdo, valga decir la
vcllirs.;Y nri catna? Mi cama sin é1 es camisa I rrycctoria de su obsesión, empieza el mismo
.rt 25
\ r, r, l,r,rr.r Lr r,ri¡r,t -se oía comentar r, ,,¡rr, lrr,rj.rndo el orden natural de las cosas.
I rt,,rrr, , l',,r l.r torrlillela viene bajando ,\ r,t¡r,¡, nrás desprevenidos, Ios hizo reir esa
rrrr,r , lrrr,rrr,r r r,rlr'¡tlrt cl¡rnando degüello ge- ,l r i ¡rt.r tlc más, graciosa y rosada, perfecta-
tl, t,tl ¡rr, r¡tr'¡ ( (londa, apretada en la filacontralas otras
I r.r,, 1,,,,,,,' rl, l.t L,tlerr.rClrica,quecun- , r¡rr o r'¡r l¿r empanada minúscula clcl pie.
,lr,r ,1,,,,1, t 1 .rscsinato de Jorge Eliécel Gaitán lrl Año Viejo se fue dejancio un niño de
¡
1 ¡llr' ,rtt( ttirTll)¡ con cerrar el cerco sobre la r,, rrrtiurr cledos en el atrio de la iglesial
l',r, r I r, ,r S.rrrlir r rirr ia. Los vecinos se disponían l,r v,rz por el pueblo y
-corría
Matilde Lina, por nove-
,r,lr.¡r.l l,,,lr,, r'¡r cn honor del año nuevo para l, r.r y cLrriosa, se atrrió p;rso a codazos por en-
,,rr¡,lrr,rrlc {lr.r('p¡sara manso por el pueblo, y tr,'r'l cÍrculo de hun-ranidacl quc se ¡pretirLra
Ir¡('( rlon(cs cuando lo vieron, i r l{}n)o al fenómc¡ro. CLI¿lltdo lllvo at't[e sus
ll¡r lrLrllo (lrricto, pequeño, envuelto como , ,¡,,s csc dedo sobrante que era obicto dc ¿som
rrr t,rr,rl ( rtr(' un¡ cobija tle dulceabrigo a lrro, rro pensó ni por un momento que se tra-
,r,rrlrr,., N, llor¡rlrrt, sr'rlo cst¡lta. Recién naci- t,rr ,r i lr un defecto; por el contrario,lo entendió
,1,, 1, r|,.,,,,,,¡,,I,.rjo lrr rror llc in r¡cnsa, ya desde *nro [anancia pala ese ser venido a] mundo
r'rl¡rr( r',, r r)n ( r.,r l r,r r( r'il srryir tlc cstar, alum ,,,rr rrrr pequeño don adicional. Sabíabien que
l,r,trl,t v r,oltl.rt ¡.r. t.rl,r r"rreza es prodigio y que todo prodigir>
l\1i¡¡'rr, lt solrrr un tlcrlo cn cl ¡rie t r.rc sLr significado.
, 1r,,,,¡rr, ,¡¡r¡¡¡¡cíit ásí, de repente y caído de Ia I'r.rz0r l'¡ra rcvisar dc ('( li'ir \r\ ('j',\, \lr\ rn.r-
r r,lr.,,,n11) scrral peligrosa de que se andaba r, r:,, slrs partes de var(;1.
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( Jrrr'rIrlor l),r il .s()s P¿ldres, desprender- r r\tir to, sin decidirlo ni proponérselo, y sólo
rrl rl.,,,tt lri¡o 5,rlrt l )ios tle qué huirían, de qué ,l r,l crr t'stc mundo le permitió entrar al espa-
lr r rlri,¡r¡'r,rr,',tlvitI dijo Matilde Lina en voz r ro sir vcntanas ni palabras donde escondía
.,rrs lrlce tos.
rrll't, r I'r,l'r¡( s (l(' ill)l igarlo con una mirada lar-
¡,r r'rrl,r r¡rrt ya sc trotaba un propósito de arrai- ( lriirtura irreal y anfibia, Matilde Lina.
l¡r, y ('r c.tc punto habrá quien se pregunte " Sit.rr Prc a la orilla del río, entre espunraredas
( orr() vir)c yo ir saber cuá1es fueron sus pala-
), r,,1,¡ l¡lancar: así la recuerda Siete por Tres y
Irr irs cxirclirs y cl tono que utilizó para pronun- r ll( nlir que creciendo a la sombra de esa mu-
. iir l,rs, ,r lr¡ eLt¡l sólo puedo responder que ¡r'r rlc agua dulce supo que la vida podía ser de
m
sin r ¡rk rrrcntc lo sé; que sin conocerla he llega- llL lrc y miel. «Cuando comenzaba a hacerse :!''
r kr ¡r s¡lrt'r tanto de ella que me otorgo el dere- ,,r,, rrro y los pájaros a coger nido evoca des-
t.)
r lrr r rlc scr su vocera, sin que sobre añadir que, añoranza-, ella rnc llama
,1.' lrrs crcstas de su
l)or olril l)iu lc, arlLrellirs fueron palabras que lr,r v yo se lo agradecía. Era como ponerle fin
rro llr'¡io ,r csl r rclrit t ratlic ¡rorque ya tronaban ,rl rli.r. Su voz se quedaba pegada al aire hasta
In ¡rrirrrcrrs volittkrrr.s y el ciclo cstallaba en ,¡rrl yo rcgresaba a ovillarme a su lado...»
r'rl r lll,r¡, l,ts vcl¡ts rrttr,tttits tlis¡raraban chorros Sictc por Tres nunca ha querido deshacer
rlc lxrl,rs rirrrlt'lrlcs y lits lrttlitchinas giraban r, rlc la cobija de dulceabrigo a cuadros, des-
, u t'l alitntlrr.', es¡rlúrltlitl¡s coltttt soles lrrl,rt hirda y sin colo¡ ya vuelta frapo, y más de
lil gcn lio sc pcrtlía cntre el humero y el es- r rr,r vcz lo he visto estrujarla, como querientkt
lrrl)il() (lc pólvora y Matilde Lina quedó sola ,r r,rrre¡rlc una brizna de memoria quc lc alivic
lrcltc a las puertas ya cerradas de la iglesia. ,l rltsconsuelo de no saber quiórr cs. lil trirpo
M ir'¡rbu atrsorta los fuegos artificiales con los rr.rrlir le clice pero suelta un olor f-irnriliiu don-
olos cnccnclidos de reflejos y apretaba contra ,ll cl tree reencontrar la tibiczl tlc rrn ¡rccho,
,,r ,rl rrirrr rlc la cobija, como si ya nunca lo fue- , l r okrr del primer ciclo, cl larrtllirzo tlcl pri-
r,r .r ,,nItrrr. l.o armparó de ahí en más por puro r¡r, r ,1, Nada, en re¡li.l,t,l,s.tlvr,.':Ptjisrtlos
'lor.
,: lJ 29
r lr' l.r rrosl;tlgirr. tlcnliis son historias que Ma-
Lr I
3r
Ilr¡l' lr,¡"1'r tlll( l )ios sc callsó de oír mis l¡, ,, . Anrl¡as buenas y protectoras; la celes-
r' l¡i ill cvocar esos días de jui- tr.rl t.rll¡rdl cr madera de cedro, ¿y la terrenal?
lllt",, n ( l t( tr
,rll,, r¡irr, , r ¡ttictt por acasos de Ia fortuna tam- /,1| ),1 ll y ¡ZilCar.
l,¡,'r r,,, r itt rrtla tle Santamaría Bailarina y de t i r¡r la Madre Celestial encara¡r¿rda en an-
Lr, r l,r, st'¡ rci¡r su destrucción-. Enterré a mi ,1,r,,, r'csplandeciente y risueña, huycrcn a las
rrr.rri,kr y ¡t tres de mis hijos y salí corriendo ll r,lll¡ñ s a esperar a que pasara la matazrin.
,r,rr los t¡rtc rtrc habían quedado. Descarnada 'r,r,l.r ¡r,rdria sucederles mienlras eiluvier,rn
y y.r v,rt irt tlc liigrirnas, me miraba a mí misma lr,r¡o tl amparo de el1a, la Llena de Gracia, la
y rrrc r.lccíir, Pcrpetua, de ti no queda sino el lrrrrr,rculada, con su corona de reina fundida
¡,r'llcjr t. , rr ¡'l.r¡., ¡'¡ n,,', auarlo.le l u na cr,.. icrtl( cnIe
I os sohrcvivientes del exterminio invirtie- ,l,r,lo cn las enaguas y más abajo, ya en cl pe
r,,rr l,r rillintir rcscrvlt tle «traje en el rescate de ,lr':t.rl, aquella serpiente de rostro satánico que
\r¡ !,url.r l),tlrorrl, la qtrc lc tlicrl nombre al ., r,'ndíir sin remedio a sus pies, mientras que
rrr¡ vitgctt,olonial lallacla continoy
lrrrclrl,r, , ll,r l.r Iris¿ha como sin dJrsc cue¡rla, (omo 5i
,,rr rilrrr, r'rt tuillctit nlolcrrit, (ltte habÍa de- l,r r¡r.rltlad del mundo no fuera cosa.
rrr¡{.rtlo krs sililos y lirs plrtgits ¡rara conservar yislg¡ci¡, lil''r¿d¿
I', r'. l¿ anlojo. en vez
a su
irrt,rr lir lit lrr'sel¡r'¡t tlc lt¡siclcrcs cn las mejillas
, l,
¡,.rsirr arreciabtr y las noticias que llegában
y krs visos tkrntcltts cn los pliegues del manto,
,l, ,rlrrrjo eran soplos de desaliento"
y r¡rrc oslcn taba el quietrre de cadera ylas sua-
v, r onrlttlacioncs de brazos que son rasgos Los conservadores pintaron dc ¡zul lo
o¡rios clc esas imágenes de santas que la cos- ,l,r,l,is puertas del pueblo; pinlarort tk rtzrtl
¡,r
turrrl,rt lr.r .l¿do err llarnar Ü¿i/ariras. lr.r',t,r lirs vacas y los bun os, y d iccn t ¡t rr' rt I rluc
,l¡ rll rlt contar con dos rie Siete por li, rI
li.ll rt¡.
-se
:ii
§t, ¡rtr'ttrliir cl e itrtdcleo desde El Totumo nrurrlo¡rcrits lil¡cralés que también vagaban al
ltrt¡lrt ltIr ( l¡tx itbcl. [¡lrlri ¡lucvos desplazados por desahucios y
paran cuando r¡rlilrzirs;más sobreüvientes de pueblos y cam-
I )l( cn los ilzules que sólo
comandantes-agricultores acos-
I r'irsa<{os;
Iriryrur rh'rtiunado toda la sangre liberal. Dicen ¡rol rt
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¡rllr¡ los r¡ll(' il)illl nircicndo. Los demás pro- I rrri ¡»ofcsor en la universidad,le escribo
rrr'r .r
l,r¡¡rtrirrrlr,rrt l¡r hiskrria rnóvil y escurridiza de rlr, irrrrtlolc tlue esta violencia envolvente y re-
lrrr,¡rrr,r'rn¡rrt'rrtlcn la huida: horas quietas al r rr r('lrtc insoportable por irracional, yél me
cs
,rr r,r lro, .rlrrrlirricnto por los caminos del Se- r rrrrlt st¡r rlue la violencia no es nunca irracio-
nor, r ,rltr sirr rlulce y carne sin sal, pleitos y llan- lrrl, (¡¡c nadie como ella para llenarse de ra-
olrciliaciones y consolaciones, delirios de
tor,, r lr rnt s cuirndo quiere desencadenarse.
lirilirr la picl, rastrojeras, bosques de niebla, I in,r, lir lavandera de Sasaima, ni el niño de los
< irrrld Lrzalcs, sembradíos de piña ardiendo bajo vlirrlirin Mientras los dcntás padecían
cledos.
cl sol. lll olor del enemigo impregnándolo Ir,rrrrlrlc, ellos vivían olvidados de con¡er; la
lorhr, llrsta la tela de la camisa y las hojas de l r ntcza y el miedo no encontraban e¡ su alma
I rs ii rlxrlcs, y trn cr)nstante trasegar de ilusiones
¡r,rj.r ¡rirra tejar rancho; la desolada noche fría
y rrrr olrscsivo cs¡rc.jco dc ticrra propia, que fue- [,r ¡rirrccÍa noche y nada más; la vida despia-
r rrr y siliLrt'rr sicrrrlr cl nlt¡[or rlc su lnarcha. rl,rrlir cr¿r sólo la vida, porque no ambiciona-
i llust ,rr tr I r r ¡t:, r lí¡rs
lr y rror lrt s persigu ien . l¡,rrr rrnl distinta ni mejor. Los otros lo habían
rlo r¡uó'i
s('l)rcgurrlx rlrort, ante mí, Siete ¡','r r lirk r lodo y ellos nada, porque no se pier-
¡ror"lics. .. Nirtlic srrbíir bicrr, y yo, que era niño, r l,' Io quc nunca se tuvo ni se quiere tener.
rrt'nos. llccucrclo la esperanza que abrigába- lomo no traía nombre preciso, hatría-
(
n r('s crltonces porque es la misma que abriga-
lr¡os c¡íclcr en la usanza de llamar Vt:ittlitttn ¡l
rrros todlvrrr: "Cuando la guerra arnainc..." ,lrrro rlel pie extravagante, scgún cl nrirrrclo
¡,r'r rtliitr de sus demasiados clcrkrs, hlsl¡ cl tlÍa
( lL¡lndo
la guerra amaine... ¿Cuándo será
csc t uírndo? Ya pasó medio siglo desde aquel , rr r¡rrc Oharro Lindo nos prrohibiri r.rr lono
r'rrlonccs y todavía nada; la guerra, que no cesa, llr rrirtrnte y bajo amen¡zir tle clsligo t¡ue lo
, .r rrrlrir rlc cara no más. A René Girard, quien ,r¡'orLiramos así, pol lto scr citrilitliv(), seflún
:t(i
,It¡o,,r¡,r'IIrrLrr .r l.r ¡ir'rrtc porsus defectos rll r,rrs rrrzorrcs, de sus palabras y de sus actos.
r ur'nt¡r ll'r Ir(
-me
tuil, irclarándome que Charro ',IrIl( nlcnte los seguía sin preguntar ni pe-
I rrl,r, r,r rrr jovcn bandolero liberal de apa- rlrr, llt vlndo al niño consigo, los dos livianos
r rl rr, r,r ¡i,rll,rrtlit, t¡ue había heredado de un tío y ,,orr,rtlores, casi imperceptibles para los de-
ll r ,rr lio r lc jclc de la procesión de desterrados. Irr,rs, ¡ro1l¡¡6sss s ;ntocables en su extrema in-
N,rr irLr rlt' l,r rrrrrlir y rlL lit ¡¡r'cz¿ de ese pie de r, r[ r tlc arimales. En los desvelos del monte se
rlr',Irs l,rtt,'s, rlt'¡irt¡ sc i¡elilt¡lra hacia 1o hu- ,r( r¡r'ucaban para adivinar e1 currucutú del
r,uto y lr,rriir lrr qlirrr linriricz. Pcro por I)ios l,rrlro sirraviado, o las rondas de amor de la ti-
r¡rrr',rr¡rrcl tlctlilo sol¡rantc llo lc intpedía co- ¡ir, t rr celo, o los ojos rojos y el aliento pútrido
rrcr': (r)r)lo uná gacelir vol¡rba descalzo por los ,I Lrs perros del diablo: el diálogo entrc cllos
.r¡rrlrrli¡lcs. , r .r r lri'rchara irrelevante, perm¿nen tc y zr¡rlr nr
Iirr irlurin punto de 1a travesía, Matilde Lina, l,,rlit l sob¡e las costumbrcs rlcl ani¡nirlcro.
,rl'( r lrcc¡rada cn su niño, desistió de ocuparse ¿C)yes? preguntaba cll¡ hrrjo la lcm-
,l,' los rlcntás humanos, ella que nunca lue ex-
-le
, No es trueno, sino esllrr:tpitlir de
¡,r'slirrl
l)r'rl,r cn trirtarlos, y se desentendió del todo Ircrliirs mostrencas.
:il 39
( )l vlr lr lc irrtlica[:la: «Mira, es huella de
r rrrr r,rlirs rlc tluc a diferencia de ella yo estoy ahora
¡rrlo r |r tcto», rt tlc guagua, de tatabro, de chi y,rrlui, (lr.tc soy presencia que el ojo registra y
Hlliro, ln)r'{lrc cttalquier traza sabía distinguir r,l lil( to constata? ¿Tendrás por fin el valor de
rltr tilrigo rlc crlnfusión. rr( ( )¡locer que en este mundo de acá es prefe-
Ar ¡¡ rtcr¡lada en la memoria traía ella a r rl'lc ,rlc¿nzar que perseguir: que una mujer
r [' t irnre y hueso es mejor que una recordada
S¡rs¡rirr¡, la tierra donde vivió de niña, y ha-
o irrlginada, cien veces mejor, aunque no sea
lrlirlra con cariño de sus muchos animales. De
l,rv.rrtlcra. ni haya nacido en Sasaima ni sepa
lirs ¡¡olorrrlrinas que atraviesan el chorro de luz
r¡r rc cac dcsclc lo alto en 1as cuevas de Gualivá;
rr¡ t t¡crno de animales del trópico?
I
rlt' krs sapos negros y lisos que se hacen invisi- lll Albeiro se llevó los alicates oigo
lrlcs cuando se paran sobre las piedras negras r['r il -le
ir Siete por Tres mientras trabaja en la
y lisirs clel llío Dulce; del chumbilá, que es un r orrslrucción de un nuevo tambo-.
¡Albeirol
r'¡rl¡in ¡tl¡rtlrr ¡rcrtt enlregado al vicio, porque ¡ I )órde están los alicates? con despar-
-grita
t rlrnrkl kls eanrpcsinos Io atrapan le enseñan ¡rrrio y yo quisiera advertirle que no trate de
ir liunirr y ('l itprcttrlc gr,lstoso. lnltirñarse. ¿Qué puede saber él de los Albei-
St'rkr tlc csr¡ ltabluban, de bichos y más ros o de los alicates? ¿Qué sabe acaso del pre-
4() .1r
1
43
Vl ,t l\l,rlrltl, l irtir c¡lscñarle ¿ ese nrño a lirrnbién por un animal se apartó Siete por
I I I I I |¡ I r r r ,l llll
r r ' r
( lltlllll)ilii. Hacía círculos en el li ls dc Matilde Lina, después de trece años de
'
rtltl r rn un,r vrttit litta cle bambú hasta que el lr( ( )n lrar en su regazo el tibio centro del mun-
pararse en r lo. lin uno de esos períodos de escasez de avío
¡ tlttr,rl \r'ttl,t volalrt]o, obediente, a
lrr lrlrrt rlitc cotl mimica, y a mí me hacen r.rr r ¡rrc la gente devora hasta la suela de los za-
llr,ll t,r rLrs illtclltos de repetir con el brazo los ¡,rtos, ir ellos dos les había dado por recoger,
r trr rrlrs f]cxiblcs y con la boca el hocico del ,'rr krs escombros de una hacienda abando-
rrr( i(rlilgo . Se iban por los charcos para r,rtlir, ¿ una gata con su cría. Animales afila-
r'r(r,rlr,u ¡r l¡t latla de los cien oios' que no ,Lrs, lullidos y dientudos, diabólicos a punta
,,or \uyr,\ sirru de los muchos hijos (lue carga ,['lr¡rrbre, que ellos socorrían a escondidas
lrrllr'los ¡rliegues de la piel. Ellos, Ios dos, se , lr'l rcsto de la caravana, por temor a c¡ue se los
,rlilrt'rt t¡Lran con yuyos y aguadiias, de esas , orn icra el personal famélico, que no le hacía
ll t5
,¡,r¡i( rl(r Mr)r,lviil, (oll t¡ll Pelotón fieramente lr r,
'r
rll. l)¡l lugar civilizado dOnde
ril acercarSe a
A ( llt.u ¡o Lirrtlr lt lr¡bían itscgurado que ¡ir ,r rr la noviecita que más le gustaba e impar-
.l(i 1i
5
.19
el an- (o, scrnbramos legumbres el uno al lado del
lI I rh l(llhr t llt lltr lirkrs para siempre por
r
que tiene, tan robusto y rlcrlos hubieran sido creados para dcsaparecer
¡,r'kr tlc inrlio arhuaco
lntle la suave densidad de un pckr oscuro;
rrl ir to y tan a1 alcance de mi mano en este
, orrro si un irracional instinto dc nr¿tnrífero
que cae la tarde, mien-
¡rlii,. irlo momento en
sobre un sur- lrrrórfano guiara mis afectos.
I r ,n Siclc por Tres yyo, doblados
Mc habla de ella como si se le hubiera refun-
A M¡lliklc l'illit l¿t nraltrataron' la arran-
(lrl ttitto y lr llevaron arrastrada hasta tlitlo ayer: el paso de1 tiempo no mitiga el ar-
(
'rtotr (uvo noticia tk» de sus recuerdos.
,rlRtttr ltt¡¡tl ,lcl crul no se -me
r.,,,,,,, l'crpetua. hacien do silba r l¿: eses Después de Ia emboscada de Las Águilas,
,1,,, 1.,
( (,nlril os¡ pr'ótesis dental que tanto la marti- Mirtilde Lina no yolvió a aparecer ni en vida
enorgullece' rri cn muerte, y no hubo quien diera razón
riz.r Y lir
t lrica o grande de esa mujer refundida en el
A patirde entonces el rastro de Matilde
y se ri go de la guerra, como tantas y tantas. A Siete
l,irr,r sc borra del mundo de los hechos
I t lh
53
el camino y
and¿r hombro ¡1¡11 l.¡1¡tr.rbrtl' Por
los días' los me-
sin haccr rrtitlo, v¡tr paslrltlo
.,c', v l,,r.tlto'. tt utt rtl'.1'trgitrIr Iritttst
llrriI. PCro
cómo ha-
ln ,.,lu¡". qu".1"b" regresar Ilo h¿rlla
ccrltl"
vida y iamás"' suspirar de ti
-Tanta -suele
y repite un par
vez en cuandc¡ Siete por Tres'
antes'
dc veces esa frase que ya he escrrchado Me pregunto cómo habrá resistido semc-
an t oan .1. o,ru y otro lugar' sir.r entenderla ja nte golpe el adolescente de (iocc o trccc ¡ri()s
"n y tampoco ahora'
clel toclo en aquel entonces r¡rrc debía scr por aqucl cntonccs Siclc por'lics.
vida, tanta vida"' lin qué silencios habrá caírio, tlui'lan hontlo
-lhnta yo, por seguirle lr¡brá descendiclo en las aguas tlc su propio
jamás?
-¿Y -cc'mPl¡to scr', qué desconciertos tuvo quc atrtrvcsar has-
l¡t col rielrtc.
tir cl dÍa en que haciendo acopio de todas sus
Iucrzas volvió a salir a flc¡te, transformado en
t slc hombre a quien arno sin esperanzas rlc
¡ t tlibución.
peor tormento ha sido sirnrprc la
-Su
( ulp¿r medicePerpetuir,yrespaldl srr irrgtr
rren[o con la autoritiad c¡ue lc conficrc cl trr
rroccllo desde ¡rtes de la trirgctliir.
culpa?
-¿La
Culpa de no habo. in t ¡xr lit h r, ¡rtt sr'lrt llc
v,rr¡rr. De no buscilt l¿ co¡r sr rllt it rrlt t r¡lrcño.
qué ar.rda purgando un crimen que
l)r' rr'¡t,ttit vivo, tlc rcspira¡ de comer' de ca- -¿Por
nrirt¡tt': ( t1'(' r¡ttc ttlclo es traicionarla'
Como ¡li cometió ni pudo inrpedir? yo-.
-insisto
lr. u,ts,ltt los ,ltt,ts sin dar con ella' se ha
ido ¿l)or qué se castiga de esa manera?
,,,i',.1.,,t,1,, cn una telar¡ña de recriminacio- son otros los vericuetos de su
lo revuelcan -Porque
(ulpa.
n,'s t¡ttt' lo persiguen despierto y Siete por Ties no miraba a Matilcle Lina
(,t) stlclr()s. urro a una madre revela lo que sé me
-me
jor que nadie-. Yo, que parí siete y perdí tres,
( iin'ro puede ser, si en el albergue tanto
maña de per- co¡rozco la forma de mirar de un hijo. Matilde
t)r'cr.lr)ll¡l Siete por Tres la buena
la l,ira sufi'ía extravagancias de temperamento,
.1,,,,,,r. .L., laltas del pasado se deian en
pucrtir. El clue aquí se refugie debe saber
que ¡rt'ro era mujer de empaque fuerte, cara ani-
pen- trittla y pechos grandes. Muchos codiciaban
rlc ¡hora en adelante só1o tiene cuentas
!
slr cuerpo, y si no lograron hacerlo suyo, fue
tlicrltcs con su conciencia y con Dios»' Así
I
t
lr's ;trlvit lle ¡ lrrtkrs' hasla I los que ¡'orque ella sabía defenderse a patadas y a mor-
vienen
reputación' sea r liscos. La vi lavanclo en el río con la blusa za-
¡r,. orlpatt¡clt¡s dc csc¡ntialr¡sa
asesino' lrrtl.r y a medio abotona¡ y vi al Siete por Tres
..lc lrttit,irr, tlc ¡rttlit, rlc g,tlcrrcro o de
el pasado ,r rLr lado, n-ruchacho de apenas bozo y pelusa
A t¡ttictt tttrttllrttrit stlcicd¡tlcs sobre
don r¡rrt'le iba naciendo allí donde no se atrevía a
,,ic,,,, ,. 1,, tlicc tlc ll'crltc: nMcjor cállese'
hay ni buenos ni r or ltsar. Los senos de ella que se asoman y el
lrr tla tto, t¡rtc at¡tti atlctltro rlo
rrirro c¡ue los contempla, quieto col.l.ro si fuera
r l ¡t los".
en- rk' ¡rigd¡¿, sofocando el resuello: lraciclnclose
lis¿ cs la enredadera que toda razón
lrr,¡rbre en esa visión.
¡r'tl.l Irtc resPonde la anciana- AI írnico
- 'liunbién yo puedo ver a Matiklc Lilla ¡l
r¡rrr'Sictc por Tres no puede perdonar es a su
lrl,r tlcl agua, ocupad¡ en su oficio, srrrncrgicla
¡,rr,¡rirt ¡rcrsona.
a7
r rr rt rt,rrr.r l rrrr)ns(icltlcdesudesnudez,en
r !r rr(,rrr'nlr) rlc i¡rlinridad profunda que
rr,r,l,r 1,,¡ir.r ¡rcr ttrrbir¡ ni siqlliera la fiebre de
¡üri,r,., (llr( (lucnra las pupilas del muchacho.
-
A la hora de la cnlboscada no quiso pru
I cgcrnos, ltuestra Virgen protectora
i8 5!l
¡ll)ol, ( itrlliir)(l()lc cll alldas como si no pesaras, r'csión: así le advertí para que se fuera olvidan,
r lc lo.. lrt' irlrr nbritda con velones y de día pro-
tkr del privilegio de las andas y para que re-
Ir'l1irlrr tlc los rigores del clima por un balda- nrrnciara de una buena vez a las candelas
clcendidas en su hono¡ a los salmos y a los
r
¡rrirro tle rlurluesa, para que al final permitieras
,¡rrc rros llcvara la calamidad. hinrnos y a las rositas cecilias con las que le
'liatando de acallar rrlclían guirnaldas. De aquí en más,le anuncié
ese rumor de soledad
r'or frtrnqueza, vas a tener que seguir la trave-
t¡trc había regresado de repente, Siete por Tres
r lu pobrel a lomo de ind io, sin otro ma n lo
. r.r
tlio cn culpar de la desaparición de Matilde
r¡rre este costal de yrrte ni otro lujo que esta
l,ina rr la Virgen bailarina, única compañía qlle
soga. Como quien dice: se te acabó el reinado,
l¡ vida no le había confiscado, y profería con-
I rr i Reina; ahora empiezan tus andanzas de per-
lr¡r clla esos insultos y otros más severos, hasta
sona del montón.
I r¡uc comprendió que aquella señora, que an-
lcs l)¿rccí¡ bailar sevillanas con los mismos que no olvida a sus hijos, quiso
-Dios,
,lc jírsela por
ir.lr'rulrtcs cott los tlttc ahora chapoteaba entre socia y guardiana se
-perpetuá
t.l ¡lr rr ta rro, tto stilo rrt¡ cr¿ infalible como pro- s,rntigua y besa una cruz que forma colocan-
le(torir, sill() r¡ttc ltttr cl contrario, estaba su- r[r el pulgar sobre el índice, yyo, que voy atan-
rrir nr('n lc trrgirla tlc protccción. rk, cirbos, comprendo que Matilde Lina y la
sir¡lir bailarina deben se¡ de alguna extraña
--llnLorccs la perdolté y me enredé en la
rrrrrrrcra, una misma figura, virgen y madre, a
ohliguci(rn de seguir cargando yo solo con ella,
l,r vcz pródiga en amor e inalcanzable.
irsi t¡uc lir rescaté cle aquel tángal,la enlustrecí
, ,rrrrr ¡rude, me la eché a la espalday arranqué l.r vida, avasalladora, siguió su curso y catla
.r t irnrinar, hacia destinos que ni ella ni yo te- r¡tricn se defendió conto pudo, y cn las t1éca
flrillnos previstos ni estábamos en condicio- ,l,rs sieuientes, que por falta clc tcst igos srilo hc
lls rtc tlctcrminar. Te pido mil perdones, mi ¡rorlirlo reconstruir a parchcs, Sicle ¡lrr'llcs,
l{r'irr.r llcndita, pero hasta aquí te llegó la pro- r¡rricl como he dicho ticnc la coslulrrbrc tle
(ir
ro Ir,rlrl,r' l(' si, ( rcci(r y llegó a adulto, se diría
( Miles acudían acicateados por la necesidad
(llr'(r,nlrir lotlit cvidencia. Supongo que si lo r¡ csta feria de las ilusiones, adivinando en el
lo¡iro lrrc llrircias a su obstinación de peregri- o«r negro su tabla de salvación y atraídos por
rro, ,r l,rs le ycs solidarias del camino, al amPa- los decires que flotaban en el aire con aleteo
r,r ,lc Irs generosos y a la benevolencia de su tlc futuro.
V irgcrr tutelar. Tál vez al sexto dedo de la bue- hay trabajo; en la refinería necesi
r.l sr.¡( rlc y. por encima de todo. a ese ¡nexora'
-Allá
lirn gente.
lrlc cnrpeño en seguirle el rastro a su amor. dos meses mi tío ganó suficicnte para
Sc había acabado la llamada Guerra Chica -En
v ivir todo el año.
{ir rj3
-lies era propto suyo, lll nrallero uno que se cuelga a la esperanza,
es
lil ¡rr'tto tle Siclc ¡ror
ro ( ( ) r l r I I I I i ( ( ) con naclie. Recorría el ter¡ito-
Ii I
¡rcgíndose a Ia alta malla metálica que rodea a
con la lir refinería para impedir que penetren los afue-
r io t'rr r litt r cirirr contraria a la multitud,
rirutrs y los sin carne. Un mes. d.¡s. cinco me-
rrrrir ir t'x¡rcctativa de toparse cara a cara con
scs puede permanecer el mallero allí parado, a
srr llcslparecida a la vuelta de cualquier es-
sol y a sereno, aguardando a que lo dejen en-
t¡uina, y toda esquina era una ansiedad que
lr irs ('l ( ruce sc volvia desengario'
trar y 1o enganchen en la nómina. A lo largo
tlc la malla se agolpan por racirros, afert aclos
compré una medalla de oro y una ca-
-l-e
rnisit de en ca.je cuenta- para que no me
promesa que nadie les ha hecho, al aguar-
ir csa
(;,1 O5
[' olicir¡. Si Ie pedían especificacio-
l,rr,, r rrr lr.¡ ¡r r ¡xrrque todos alguna vez tuvimos que mirar
rrr'¡ rr'tonotilr (n Lrn susurro que era igual a tlc ese modo. Los que estábamos desde antes
tor lirr, rr i ¡ ll¡ n i baja, ni blanca ni negra, ni lin- rros apretábamos para abrirles sitio y no les
rl,r ¡ri lel, ni coja, ni boquinche ni lunareja, rrtlvertÍamos, porque ya la experiencia se en
n¡rtl¡r, n¿d¿r en el mundo que la distinguiera de cargaría de apagarles el ojalá de la mirada.
muchos años de vida que
l¡rs rlcnriis, salvo los A punta de pasar tiempo y de no come¡
i'l hlbía empeñado en buscarla. cnflaquecieron los hombres al pie de la nralla.
l,a oferta de trabajo abundó para los pri- l,as mujeres de las empanadas alzaron con sus
nrcros en llega¡ alcanzó para los segundos, L.r nastos para ir a vender a otra plaza y las ni-
cscaseó para los terceros. La empresa cerró la nas solteras dieron en soñar más bien cr¡n mi-
contratación de personal y de ahí en adelante lilares o con buscadores de esmeraldas. Hasta
I
I cl rcsto se quedó esperando, sin límite de e I i'inimo inquebrantable de Siete por Tres pre-
irgrrarrle, hasta el día sin cuenta en que la ma- scntó señales severas de descreimiento y de
II¡r sc ¿hricra parir acogerlos. lir tiga, como esa noche aturdida que tanto ha-
Nos lr¡bí¡nros convencido de que elpe- lrría de pesarle en la conciencia, cuando invir-
tr<'rlco cr¡ varila rniigica que remediaba todo li(i el.último billete en una parranda de ron
rrral l)crpctLrit, quicn tarnbién llegó a blanco,le regaló la blusa de encaje destinada a
--tlicc M¿tilde Lina a cualquier puta joven de sonri-
'lirra nro¡rtada en el emtreleco-. Y alguna vez
sx honesta y tras una hora de amor, le encimó
tprizá lo fuera pero después ya no, aunque a
rnuchos la idea se les había incrustado en la l¡ medalla.
confianza como piedra en el zapato. Mientras Y yo aquí pensando cr.l lr¡tkr csto, l¡n lcjos
rrnos se largaban, empujados por el desencan- tlc mi propio entorno y acostatla crr csla cirnr¿r
l(), otros tantos iban llegando. L,os veíamos lcvuelta, sin poder dorr.nir. Mt'lo irrr¡ritlc cl
ir¡rarccer sin equipaje, mirando alrededor con talor. Me lo impide el ruickr rlc lir plirnt;r cléc-
rrrrs ojos de ojalá que sabíamos reconocer, llica. Me 1o impide el miedo <¡Lrc rle rrochc sc
6(i 6?
,rllir/itl)it ('| l0s rilrcoltes de este lugar asedia-
rio. Mt, lo irrr¡rirlc saber que un hombre llama-
rkr Sit.lc ¡rl 'lics, si es que tal cosa es nombre,
un,r vcz, lr¡cc tiempo, le compró a su amada
I it (illl'tisa de encaje y una medalla.
(i1.1
69
\i) r.r ( ,,1, )\.: ( r)rn() () por (lué llegué, c1e
clindc I )újalr clorrrir, bazlc Ia caridacl _-lc tlJgo
\ tn(', l,¡ll,t rl0¡rrl¡.. r,OV, eS ijrlgo (lue
nO Se prc_ .r 5iclc'por'flcs-. Ijres tri qLrie]l la nta]ltienc
',rrt.r I r.r 1,,,t sr.¡tl,td.t n)i
Pcnl.l)L.n( iit. ).vu. .rtrrrl¿ al [orrne¡to clc su l]ls¡ vigiiia. l)cja qr-rr
.,r¡r ..rl,r, rr,l,'l,r irrcir.rl.r. lu irrrilo,r,luctuente ,,, ulcsprcncla cn paz;
no Ja acLrt ics con la insis
,,¡r¡ cll¡. Y Io hago desde cl fondo cle n.ri
l.ro- Ilrrr-ia de tu r.ltcl.l.ioria.
rr|slitl¡tl, porque intuyo que sigo aquí
iLrsta- prcrunt.r . Si aún
rr)crlc para tlue él
). todos los sr¡Fos_
¿Y si está viva? - rre
-ól ., l\t\it n,)l.l puCrlrrL.¡]1¡¡¡ ,,., \rr.\1., trlt(
llegar. t.t.¡
¡,trcrlarr Ls cxtraño y scductor, csto de ( nq{) (lLle
l enterral.la. No pucdo tlc jrrr lrr por irhi,
scIYir cle prrcrto cuando uno se s¿¡t¡c eitrba¡-_
r,rg¿¡rdo sctiilaria com() un altll¡ (,lt
r xc i(i¡r 1r1,¡1¡¡. !j1r¡
o rjlr¡erta, tengo que cltaoltlritrlJ.
I'clo, hacer con Matilclc Lirlri _la In_
¿qLró
t ilr l¡,la IlxTr¡vi¡da, lu per¡rleja_ y ¿Has pensado en la posihiliilrrtl tk.qrrc
ctirno de . o uo seA posiblei
rcrrrl ¡rr r'.rz,rrsc rlc su prcscncin iltcorp<irea? tligo con cirtrte ll, sol
Con l.rndo tlcspacio ctrda-lc
pirl¿bra. il
rrr:, ¡r.¡¡¡,1¡111¡1 l,r.s.rrlos, sus c¡bellos
de nic[¡]a v
'r, ' ',r.r',,|| ,1, ¡.r¡1..¡, r,,rr,, ¡,.r1i,f.r.., ll.r ¡,crrc-
- clla nrc anda buscando? ¿Si lc pasa
¿Y si
¡r( ( ,rl r( l¡o (l(. l.r .rlr¡( irr¡rtiou
( (oDlo a lní, que no lienc vida por estar pct.r-
t, sc slle iibso_
.
' (l( n|l ( 0nl¡ ()1. S t r¡gccli¡ v tlientc de la mía? ¿Si sufic al saber (lue
Irr I , ¡rrIr II I r
s¡.t _yo cs
ll li¡tll io lrlsr ir r.rn ¡, rtngr rsliir n ir Sictc ,[i_cs, toy sufrienclo?
¡tor I
rilrrl li'rcr2. lror rrr¿,ís i,ue]tas (luc lc (k)y, no sc sc l¿ otra noche .,^qui e¡t lu pilis -lchc ¡rr.oprr
( (jrto {ler.rot¿tr esa
existcncia fotunda, concc_
irl)t(,n
diclo c1r-Le cr.tanclo Ias cosas l( ) I it,r rcn solr rr io r r.
I
lritl¡ en ei airc por r¡n honrbrc qrre ¡ lo largo el rnejol rertcdio cs ilsc ir lr.rjlrr¡.. I
,1, srr ritJ,r l.r Ir.l ido l t , , l , l r l , , , jl:r.rB..llr
¡ r ,r¡ Era un sritr¡tkr lrr.st. rlt rli, ir,rr¡Lrt.r,r,i r..
.
¡ , r f
'
'i .! 73
(,ltr'(.liirrr()s irrr¡rerritcntes a un bolerazo lento
y tlrtirlo, lrrl eonlo debe ser. Escudados en lo
irt'sisliblc rlcl mece-mece y de una letra hi-
¡rt.r'lrrilicu r¡uc hablatra de copas rotas y de frus-
llrrrl¡s libaciones de amor, Siete por Tres y yo,
livia nos y felices, medio borrachos ya, nos acer-
cilb¡uros sin buscarnos demasiado, sin que el I
uno apremiara ni el otro acabara de consentir.
pregunto
Ya se vivíala resaca del gran cutusiasmo
dura un bolero?
-¿Cuánto
ir Ia señora Perpetua.
-le ¡retrolero cuando Siete por 1i.es sc vio invt¡lu-
crado, casi sin percatarse, en los hcchos que
de antaño cinco minutos; los de aho-
-Los habrían de traerlo hasta este albergue de ca-
ril, tres no más. rninantes, donde se convertiría en mi desvelo,
'lics nrinutos no más. Al otro día, que ha- casi tanto como Matilde Lina era el suyo. Mon-
bí¡ ¡nranccitl«r sientlo domingo pero que se lado como estaba en el sube y baja de sus acu-
itn¡rslrab¡ lr¡ci¡ Lltit t¿rrdc tan anodina como cias y sus despechos, no percibió el momento
ll dc cLri.rlt¡ricr'r)llIlcs, rre topé con Siete por sutil en que el descontento, que en Tora se co-
'lics li'cntc ¿ los hornos dcl par.r. Andaba taci- cina a fuego lento, subió como leche hervider,
tLrlno y arropado en distancias, y colgada al rebasó todo canal de contención y estalló.
cLrcllo llevaba de nuevo la sombra de Matilde
la boca con trlr pañtrclo mojackr
Lina, desmayada y volátil como un lcharpe de -¡Tápese
y corra! advirtió :rlguicn ir Sictc
¡ror'lics,
scria gris. -le
quien observaba la barah ú nrl¡ rlcsrlc rllit licn
-
rla, pendiente tan sólo dc algrirr rrstro li.nrc-
rtino que le recordara al quc antlllrir lrLrscirr:rkr.
No hizo caso porque no tcní¡ purrrrelo, ni vclas
j*4
75
r.r rs(' ('nli('rro, Pcl-o por si acaso puso a su almuerzo para mi papá
-Es -intentaba
Vir'1¡'r u sitlvo cn la oscurana de un zaguán. aclarar el niño, mientras esquivaba los golpes
St'¡ittn,lrrs .'lcs¡'ttds se vino cncima una inva- del soldado y protegía con krs brazos aquello
si(r¡r rlc soltlados disfrazados de matorral, con que parecía, en efecto, un pot tacomidas, pero
Irojirlasca cn el casco y ramaies a la espalda, que tal vez fuera, como sospcclrabir cl militar
llcv¡ ndo máscaras, mangueras y unos tanques enmalezado, un coctel molotov, pot'(luc ya se
,¡trc ir cl le record¿ron los de [umigar. \abe que en liempos de guerra sur'iJ ro ric
l)lc-
gases! gritar, al tiempo que de confiar en la tropa, pero tarnpoco cn los
-¡Echan una mala -oyónube que le pringó la niños.
lo abrazaba
picl, le cerró la garganta y le inflamó los ojos Dicen que todo sucedió a Ia vcz: cl solclildo
con algo mil veces peor que el ají que agrede al niño, Siete por Trcs <¡uc st'cn,
crcspa de indignación y le encaja ¿l solclado
l'lso es lo que él mismo cuenta, pero según
ul.t puñetazo, la jaurla de malleros que entra
krs pcriódicos que aparecieron por aquellos
cn acción y desencadena el zafarrancho.
tlÍ¡s, unt¡ tlc los incitadores de la alharaca ha-
l¡i¡ sitlo cl propio Sictc por Ties. Vaya uno a Cuando se decantaron los acontecimien-
sirl¡cr. tos y las autoridades empezaron a investigar,
7B 7,.)
IO
8¡
Víyasc al nororiente de la ciudad Y de recuperarlo pronto, Siete por Tres se com-
orr¡riccc a trepar loma aconsejó Eloísa pró un par de zapatos negros de cordones y
I'ir)a-.
-le
Encájese un gorro y use manga larga, gruesa suela de caucho, de la famosa marca El
para clisirnular el maltrato, y póngase zapatos Campesino Colombiano, y cruzal¡a la última
par¡ que no lo traicione el dedito suplemen- calle del casco urbano con su Santa Bailarina
tario. Atraviese el mar de barrios de invasión, a cuestas y sus pies refrenados por la rigidez
sin parar ni abrir la boca, y siga, siga subien- cle Ia carnaza sin desbravar, cuando lo dctuvo
do. Cuando ya no le quede una gota de alien- una patrulla de la policía, en plcno uso cle su
to, estará llegando alos últimos ranchos de una prepotencia y su ulular.
barriada ioven que llaman la Nueve de Abri1. lleva ahí? preguntó un cat¡o,
Aunque le aclaro que ultimos, últimos ranchos -¿Qué -le
sospechando del bulto pesado que cargaba al
jamás va a encontrar por allí, porque no ter- lrombro.
r¡inan los recién llegados de construir el suyo
sin abrir el costal, y ati-
cuanclo ya han llegado otros aún más recien- -Leña -respondió
golpes de nudillo
nó a hacer sonar a la madera
tcs y cstiin levantando el propio. En cualquier
de su santa protegida, de tal modo que el cabo,
c¡so ahí sí clcscansc, en los despeñaderos de Ia
t¡ue no era de los que pierden el sueño por la
I Nucvc clc Abril, y pregunte por las monjitas
suerte de las vírgenes no carnales, se dio por
lrances¿s. Cualquiera lo sabe llevar. Ellas tie-
srrtisfecho en cuanto al contenido del fardo.
rrcrr un alLrergue donde no se atreven a irrum-
el pie derecho! la nue-
pir los milicos, los paracos ni los guerreantes, -¡Descálcese -ftre
t y allá acogen casos críticos como usted y los va orden que impartió, porqttc clcbía tctlcr
protegen, ¿cómo será? Yo digo que cobijados instrucciones de reconocer al malcatrlc por llt
si guiente indicaciór.r reseñad¡: «Sclialcs ¡ra r-
con el mero soplo del Esplritu Santo.
ticulares, un dedo dc nrás».
Con el dinero que Eloísa Piña le prestó re-
zonganclo, dado que no avisoraba esperanzas Siete por Tres sintió t¡uc tlcscctrtlírt ;tl tillilttrr
B2 8.¿
.i'l.rn(r,I( ltl( ( oI rsr rclo y clesde allá abaio invocó
, ol kin cotr lit rcsigrlacitin del ondet.t¿rdo a muer raclo, Sicte por'fres salió del centro dc la 'Iora
t( (lr( ( slirrl cl l,cscttezo lracia el filo del hacha' si¡liviantada y cnrpezó a subir montaña, tal
l,r'r o cr r cl rilliltto
illsl¿¡ tc, casi por jugar, movi- .onro lc hatría indicado EIoísa Piña, por cntre
r I r sol, ¡
tlcstcli I tle ¡ricartlia, torero paya-
r, rr t t tr r'l rosario de barrios de invasión. Los veí¿r dcs
s. ¡tre ittlctt lrt Lr rt¡ últ it¡la c¡llriola como quite a
< g¿jarse uno tras otro sin aprenderse los nont-
el ges-
l,r ror¡r¡tl¡, sitt tlccit tttla palitbrir nierlterar lrres, porquc no ¿rcab¡rb¿ de preguntar ctinro
lo, sc qLritti el z-apato tlel pie izcluierdo' sc llamaba alguno cuando ya habíir cnr¡rczil(l()
cinco dedos
L1no, clos, tles, cu¿ltro cinco; r'l si¿;uicntc.
,.'r¡rlr¡l¡chc.
-ordenó, Altos del Paraíso o 'l ic¡rr I'ror¡rr'IirI.r: otr;rs
il.l 8.,
v( ( (.s ( ( ) )cntl)f¿rl ivos de ambiguas victorias maron cl aire hc t.sr ur lr,rr h, ,lr , r ¡rr.r.,l,
rlcl ¡r¡¡¡lril¡, .:orrro Veinte dc .fulio, Cirito Co- una ycz- -le
y que dcntro tlt ¡ro1 ¡¡ ¡,,, ,,,,,,,,. .,
nrrrnt r o o(larrilo lbrres. Santa lbresita Niña, respirar. ¿Cómo no va a hrlct.¡ r,rl()r. ,.r r rr r
\.rl l\,lr,r t ltrer y Mrria (;{'r(lti [r.tr¡ le(or- mos montados en semejanle cslu l, rl
rl¡r ¡ los f'avoritos del santoral; Vill¿ Nohra, Siguió subiendo hasta que Jl le r.rr,,r ,,olr, l, ¡
l.a Doncclla y El Mariluz en honor a la mujer; ,lc la refincria se dis,,lvio cn c\|,(,ii\¡r{, \ ,1,
k¡s clemás repctidos, adjudicados en cadcna tanto tubo y tanto tanqr.re no llegur.olr lr,r:,t.r
curndo Ia imaginación no daba par¿r lnás: Vi- sus ojos sino destellos de sol. En calrrlrio. il,.r
11¿ Areli Uno, Villa Areli [)os, Villa Arcli 'l'res;
cobrandt¡ lirerz¿r en sus oíclos el ruirio tlc r¡ll
Popular LJno, Popular I)os, Popular Tres. martilleo constante, incansable, p ro lo rr l,,r rr Ir r
Cuando por fin olvidó cl incidente del cabo, como una obsesión. lo producían ias ir rr r ili.rs f
lccobr(r la conflanza y se anirrír a htrcer un alto cle advenedizos que por cada rancho t¡uc y.r
¡r.rnr ntiral hacia abajo, sc sorprendi(¡ al vcr al cxistía iban levantando otros dos: atltrír.lirv.r
Io¡rrlo, ¡¡rcllda cn cl centro dc l¿ selva, esa ca- ban tablas y pegabar.r ladrillos, aJJii ajrrstrrh;rrr
It tlrr l rtvclltclirrtc y mctálica quc cra la refi- latas, más arriba sc las arreglaban corr
¡rirlr¡s y
nrlir, corr sL¡ i¡rtliltc¡cl¡ llar¿rña de tubos. de .¡rtones.A medida que Sietc por'li.cs irsrr.¡r
lor r cs y tlt liul(lrrcs. cll plcrro cs¡tlcndor de su día cncont¡atra ranchos más endcblt,s, rrr,r:,
luegt¡ irrlc¡rxr y srrs Itrrntos tóxicos. inrnateriales, hasta que los últinros li.
Ir.u,., r,.
I\rblc ciudad con coLazón clc accro, pensó ron construidos cn el aire, dc stilo.rrrlrcl,, ,1,
Sictc por'lies; podcroso corazón coronado por Puro martillar.
trccc chimcnc¿rs pintadas de rojo y blanco, Suspendidas en la l¡la¡rcu¡.,r t,rl, r¡,r,l.r ,1, I
t¡uc Ianzan contra el cielo llamaraclas azules y rncdiodía, dos mujeres cr.rcirrirlr,rr ,,r,f,r, ¡r¡r.l
c lcfn ils.
|arrilla improvisada e n I¡ r ir ll,. ,1,. tr,.r r , r, r ul
Sos¡recha uno que esas llar.nas,va reque- vicjo descalzo trasteabi¡ un t olr lrr,¡r I lr
1,, r ri,
illnilrillo se crlsañó ladrándole a sus zapatos
nu('vos y r.rr grupo de niños dejó de patear un
birlrin rlc lrapo para mirarlo pasar.
Sictc por Tres supo que había atravesado el
cspcjo para penetrar en el envés de la realidad,
rlonde se extiende en silencio, a la sombra de
la raquítica patria oficial, el inconmensurable l2
(ont¡nente clandestino de los parias.
Cuando Siete por Tres hizo su printera a¡ra-
«Aquí está Matilde Lina», pensó. «Aquí está,
rición en el albergue, transclLrríit una ric esas
aunque no esté.»
tardes recargadas y húrnedas dc agosto en las
que el planeta se niega a girar. Los golpes en la
puerta a duras penas disiparon el letargo que
tlotaba sobre el patio, y al levantarme a abrir
resentí el peso de mis pies, atrotagados de ca-
lor. Poco se veía del recién llegado, envuelto
como estaba en su ruana calentana, con un
costal a cuestas y un sombrero de fieltro cala-
do hasta las cejas. Lo l.rice seguil y Jt. ol'¡.ccí t¡n
I
,tfl It9
directora ger.reral dc cste refugio de desterra- lapiclardidamepirlir'rr¡u, 1,,lr, r,r.r.¡,rr rr r r
dos trl quc yo lc cledico rnis clías. lc hicier¿i curaciot.res c()n l)¡( r,rti) ,l¡ l,rl, rl
Al regrcsar, nrc alegr(r ver todavía allí la Al principio sólo pernritio (lrr(. l(. urr r r I ,
cxtraira figura de Sictc por Tres. Hubiera jura- ¡rtlt.nada cr.t las ampollas 11c lir c.rr,r I ,1, l,,,l,r r
rlo,1ue lquc) hombrc :ctuirtJ ..ttninu, pero zos, pero tal vez el roce dc nris rlr',lo:, l, ,rlrr r,,
había dcjado ya de revisar la lista y se aferraba t¡ue Ic floreaban la piel del pccho v (l(,1 ( r( 11,,
a su costal como si tclnicra clue se lo l'ueran a ¿(irn qué f,uc?
arrebatar. Parecía cansado y cnfermo, y pensé: dijo, v snpc r¡rrc o tr, r rr,,,
cstará cocinado debajo dc tanta ropa. Lo mis- -Insolación -mc
ltlCnlt,l. f\ l(' Crrtnú¡t: ,l r,slc ¡lllrr,¡trl{' r r, r¡, .r
rno dcbio pcnsar lr nt.ttlrc Irrnqoi.'c porque rcñrgiarse toda sucrte de pcrsegLrirlos,,r ,¡rrr,
lc dijo clue si quería una limonada, con tanto rtes les va Ia vida en no decir una vr.rrl.rrl. i\,,r
calor... (l¡tc li(Il(s qrre.rprcrrrl,.r.r tli'tilr,, ir , rlr,
Él rcspondi<i con Lrn no agradecido y se i)rentiras dañinas y verdades lto tiicltirs.
volvió ¿ c¡ ll¡ r. ustcd me cstá rltj.tntlo rrrr'¡,,r
-Señolita,
¿Qué llevrs cn csc costal? le preguntó , tr¡tat.tdo qtlc Ir J rr(l('1,ll t,'n
\ rr ) is i( r.)I I
l¡ nradrc, cor)ro por tlal pie a alguna conr.cr tiijo risucño, cuandt¡ se vio cLrbicr trr ¡,,r l,r ,..
srción. ¡resa por.nadtr amarill¿r.
Lcña respondi(i, pero me parcció que LJnpar de clías ilesp¡ós, yir r(,1jl, ,.r¡ l, \ r,
'
mentía- pucsto, anclirba avudando por l,r lrrr, rr.r i Lr
Pasó largo rato antcs de quc Ia madre cocina, y hast¿r se r¡freciti l¡r¡r.r ,l,r rr,., ,r,,,
',,
I r.rnqoi\e lu!,rJra corl\c¡1, L rlr, (l( (lllc ar'¡nic- colt Ia contabilidtrd de lit ¡tlrrri¡u,tr.r, r, rrr Irr,
ra algo y se tluitara la ruana, y al ver que tenía clt medio de unl colunrn,r tl, ,.r,r, ,,, , rr.rrr,l,,
esaVirgen, antes de que Oquen-
ros collli's(i, I
la madre y a mí, que entre e1 -¡Saquen
do nos allane con la buena excusa de que ad-
coslal llcv¿ba ni más ni menos que a Ia famo-
ministramos una cueva de latlrones!
s¡ I]¡ilarina de los tiempos coloniales' tan bus-
carla ¡ror las autoridades en toda Tora
y sus madre, usted que es hos¡ritalaria
ella -Pero
alrc.ledores. Como ya habíamos oído de con todos, ¿cómo va a echar a la Virgen a la
por Ia ra<lio y por la prensa,la madre Frangoi- calle? ¿No ve que desde niño la vengo c rgan-
c)2 03
no, ¿tto vclr qtlc I¿ clalra la hr-rme- c¡ué lronjil¡ cstir lc sali(r rgriilrrl
-AhÍ sltisf-ircil a la rtlatlre Frangoise-. -Ah,
dacl? ce la sonrisa a Siele por l)r,s . Mc crrrc-jri rr
-nacl¡ rni Virgcn.
Ahí tlur¡roco, c¡ue la ntrtrclistlttcatl los cerdr¡s.
jc.1én. l)ame
¡Ahí sí cluc rrenosl Se la cotllc ci l)esconcertado, caballclt, ir ¡lt l.r rr c r cciri¡r
I
ircá, tluc ya sé dónde la voy a colocar. Jc5liluido Je l¡ c.rusa de',u rl.ur¡,r, \(.\(.r¡t{,.t
qué hace , m¿rdrecital Jos pies del nicho y se dejó flotirr crr rrrrrr
-¡Pero -prolesta- 1,,t.1:r
ba Siete por'lies. tina a mcdio camino entre el alivio y lirs s,urrrs
calla, que ticnes la culPa. clc llorar. Se alegraba de ver a su Virqcn trrr
-Tú señora y tan airosa, rodeada dc tlor.cs y horrrc
Sin dar Iugar a Pregllntas o reclamos, la
najes, ella, que parecía acoslrurrl¡¡ ¡tl,r ir lrs l¡r
monia hizo traer piedras, cemento y ptrlustres
tigas dei viaje y a la aspcrczir tlt l r ost.r l. ¡ l,r.r o
y ¿r todos los plrso a construir, en Ia mitacl del
adónde podría ir ól silt srr co¡rr Ir¡ r r i.li Si st l rl,r
patio, un nicl.ro alto, rccio y aparatoso. Juslo
car.nino la dejaba atr-iis; si ¡rcrruirncciir st, lt.
¡hí cntl'onizó a la Bailarina, apretada clrtre
cnfri;¡ba la huell¿r de Matiltlc l.inir, qrrc lir.rbrr
cxvotos y orcs clc Pláslico, expucsla como cn
hacia delante. La disyuntiva lo hacÍl niirrlrirrlo
litrinir ptlo bicrr rcsgttitrdatla c inaccesiblc
dctriis rlc Lrr crist¡1. AnLcs cle enccrrarla la dis dcl tiempo y congelaba su impulso, y cst. f rrt.,
f r-.rzr'r. Lc ot ¡iir tr izti clt color rlochc ,v plata una
tal vez, el único día en que he visto ir Sic tr' ¡ror
elpn cortirtla al scsgo. tlc triplc vuelo y con ca- Trcs realmente mal: tristc y dcslrrr.irLr,orrr,,
prrcha fbrrada, que la cubría toda por com- un pájaro disecado.
plcto cor.t cxcepción dc su bonita cara v clel Mientras tanto Perpetua, ir r¡rrir.rr l.r i i,l,r
liviano pie que aplastaba a la Bcstia. Alredc había arrastr¿rdo hasta estc n¡is¡rro l,,rtr. t,r.,
,1,,r ,lcl ni.llo strnl'r,' ll¡rrl¡. v c.r,'o caba su caja de dientes y col l( r r r l,l, rlr, r Lr ,,,,
todos ptteclcn vcrla es rloncie ¡ta sin crecr lo c¡ue veía: srrs ojitr,,, r,,r, 1r,,,, ,,,
-Dondc
nrenos sc ve dijo, por fin conr¡rlacicla, la posaban elt la Virgen, Ja irrs¡,,.,, ror r,rl,.r I r. ¡ rl,
maclrc Franqoise. scrvat¡an ¡rl dueño cou cxlrirr( /,r. \,,1\ r,rr .r l.i
recorrían de arriba abajo y de re- Horas más tarde, r'r'ticlttrils Sictc ¡ror'lics,
Virgen, 1a
en calzoncillos, se duclraba corr tttittrg,ttcrit, los
pente se iluminaron.
ojitos gachos de Perpetu.r, qttc ntl prtt'itlrrtlt tlc
dijo a Siete por Tres, tocán-
-Señor -le escudriñarlo, se toparon con un scx lo tlctlo t¡tt«'
dole con respeto e1 hombro-' Seño¡ ¿no es
de regresó inconfundible a su mclttorirt tlcs¡rt.if lr-
esta imagen SantaMaría Bailarina, patrona
dole todas las dudas.
un pueblo del mismo nombre que campeaba
por 1os rumbos de1 Río Perdido, departamen- por Tres? ¿Estás vivo? ¿Mc l ccttcr-
-¿Siete
to del Huila? das? Soy Perpetua. La señori¡ l)crpclttil, ¿lc
él acuerdas? La madre de los niÍlos Mttritlcs.,.
señora' está confundida
-No -negó ¿Cierto que ella es la Bailarina, nucstril l) lr'o-
poniéndose de pie. paranoico lras tanto epi-
na? Hasta el fin del mundo la rec<ltrocctf rt... Y
( sodio persecutorio.
tú, ¿cierto que eres Siete por Tres, cl ahijaclo
raro Perpetua-, hace
-Qué -insistió de Matilde lina?
rato la estoy mirando y hubiera jurado que es
I
A todas éstas la madre Frangoise, en cualrtr
I
la misma. No creo que haya dos iguales; ni si-
patas y valiéndose de un alambre, se ocupaba
quiera parecidas...
de un sifón atascado sin sospechar siquicrl t¡Ltc
digo que no. Hasta doncle entiendo al construirle nicho a la Virgen de madera lta-
-Le
de la materia, esta santa es Santa Brígida'
bía colocado la piedra fundacional de lo qrrc
Brígida virgen, o santa Brígida seguramente algún día, dentro dc qtriclt srrllc
-¿Santa
viuda? cuártos años, habrá de ser Santanlarla llail¡rri
Brígida no más, y si no le molesta na, la segunda y ultima, inmensa b¡rlirttli¡ sc
-Santa Siete por Tres, dentaria de esta ardiente ciudacl dc 'litrit, r. ttytts
tengo que marcharme
-reviró
convencido a estas alturas de que la anciana habitantes habrán olvidado cl ori¡¡ctt ltitslttt
era un infiltrado de la inteligencia militar que mante de sus progenitores y cstitrltt littt lrrtlri
Io interrogaba Para delatarlo. tuados a la paz que la darán pttr tlcstrrttltttlrt,
tt7
96
r3
,r
t)!)
Siete por Tres, y le muestro cómo funcionan Doña Solita no puede trabajar porque tiene
1os hornos de pan-. En cambio es ftecuente las manos impedidas por la artritis. Le mata-
que se presenten aqui con sus Pájaros' ron a los demás hijos y le dejaron cmbarazada
a Solana, que sufie un sevcro rctraso mental.
Sentadas en una banca están las únicas tres
inquilinas de planta, doña Solita, su hija Sola- ¿Dónde en el mundo pueclen vivir esos tres
ángeles del cielo, si no es aquí?
na y su nieta Marisol. Mucha gente viene y se
aleja al socaire de 1a guerra, pero ellas perma- es aquí Sielc por"lics, quc
-Sino -repite
necen sentadas en su banca, almidonadas y tiene la maña de devolver Ia últitua fi asc tltrc
compuestas como tres muñecas en 1a vitrina escucha, como un eco.
de una iuguetería. Alzo a Marisol, mi ahijada, llegar acá digo- vi lo tr.t isrtro t¡ttc
una criatura de meses que nació aquí, en el
-Al -le
estás viendo ahora; mujeres en los lavatlcros,
albergue. hombres trabajando en la huerta, ni:ios tlLrc
llega aquí para siempre; esto es escuchan la lectura de un libro: demasiado si-
-Nadie
una estación de paso y no oftece futuro' lenciosos, lentos y sonámbulos, con la mente
sólo
Durante cinco o seis meses les damos a los en otra cosa mientras intentan llevar un re-
desplazados techo, refugio y comida, mientras medo de vida normal. No encontré hostilidad
se sobreponen a la tragedia y vuelven a ser per- en ellos, al contrario, una cierta mansedtrnr-
soltas, bre derrotada que me oprimió el corazón. Lir
posible volver a ser persona? madre Franqoise me dijo que no clcbía crrgr-
-¿Será -me ñarme. «Detrás de ese aire de clcrrola cslf vi-
pregunta Siete Por Ties sin mirarme, porque
conoce la respuesta meior que Yo. vísimo el rencor advirtió-. I Ittycn tlc
-me
la guerra pero Ia llevan adentro, port¡ttc ttt t ltit tt
siempre. Sin embargo el albergue no
-No
puede alargar el plazo, así que deben seguir
podido perdonar».
camino para enfrentar de nuevo 1a vida y em- Desde su primer día entrc ttosr¡ltos, Sit'lt'
pezar de cero. Pero el1as tres, ¿adónde van a ir? por Ties demostró que no sal)iil lo (ltr('cr¡r lir
inactividad y dejó ver que poseía una habili- flicto con demasiada frecuencia porque es
dad sorprendente para cualquier oficio, fuera mucha la gente que se amontona adentro: gen-
resanar paredes, sacrificar cerdos, organizar te que a veces no se conoce cntre sí y que se ve
brigadas de limpieza o manejar el camión; nin- obligada a convivir en poco cspacio por largo
guna tarea le quedaba grande ni existía pro- tiempo, compartiéndolo todo, dcsde el excur
blema al que no le hiciera el intento' sado y la estufa hasta el llanto atiulkr, sofoca-
Por confesiones que se le escapan, sé que do por la almohada, que se escuclr¿ clc noche
en los dormitorios. Para no hablar dc la ten-
se ha ganado lavida en los muchos oficios que
le van saliendo al paso, porque mientras más sión y la desconfianza extremas (luc sc gene-
busca a Matilde Lina, más 1as oportunidades ran cuando se aloja un grupo quc sinrpatiza
1o encuentran a é1. Le pregunto por qué nun-
con la guerrilla y otro que vierc huycnclo de
ca con.le carne y me entero de que fue aseador
ella. Siete por Tres ha demostrado tener un
de una carnicería de Sincelejo, donde en vez talenlo nato para manejar situaciones inma-
de sueldo le pagaban con hueso y bofe. Sabe nejables con delicadeza y autoridad, y se ha
suturar heridas, saca muelas y remienda huesos vuelto tan necesario para las monjas que la
porque cjerció de enfermero en San Onofie; madre Frangoise le ha dado el cargo de inten-
mnneja bus porque reemplazó choferes por la dente. Con esto pretende además amarrarrlo
ruta Li[:¡ertadores; echó rnusculatura como al albergue, porque Siete por Ties se aleja cacla
bracero en el Magdalena; fue desguazador de vez que soplan vientos de otros lados.
autos en Pereira, recolector de papa en Sul¡a- Basta con que a sus oídos lleguclr rroticias
choque, afilador de cuchillos en Barichara. de que a los bajos del Guainía cstri rrrigrirrrtkr
Entre todas sus destrezas, hay una en par- gente en busca de oro, o que a Aranretrarir y al
ticular que Para nosulros retulla imprescin- río Inírida acuden miles tlc lorlt¡ cl ¡rirfs ir vivir.
dible: Siete por Tres sabe mediar cuando se de la siembra de la cocu, p¡trl (¡tc crrsc6rritla
arman pleitos. En e1 albergr.re estalla el con- su tormento, por un rt lo irPlcillrrirtlo, vrtr.lvir ir
lirl
infunda Ia certeza de clue t¿nto ser. tan urgirl,,,h sr t ry rr l,r, r
r ,
¡lr. lo cs¡rc
Mirliltlc Lir¡¡ debe andarporesos rumbos, re- rtr aquí. Yo sé que rro cs t ilrl lo
¡rr't¡,¡,
lo, rr, rr,' ¡,..
o r ;,icrto Io.
lr rr rrlirlir cntrc aquella gente. ojos y rne hago la ilLrsitirr (l( (
¡l( rlui/ii, (ll r ia.n
l'cro, ¿hacia dónde te vas, si iste es el pro- quita, también vueJvc u rr l)()L r, )r n¡r.
lr(
¡rio [in de ]a Tierra? ¿Hasta cuándo crces que
puccles cchar a carnüra¡ si aquÍ terminan to
tlos los caminos? pregunto yo, pero él
-le
ponc oídos sordos y se calza sus zapatos del
(Jarrpesino Colonrtriano como si fueran bo-
tas cle siete leguas. Entonces volvemos a verlo
lal como llegó el primer día, dc sombrero de
frcltro calado, pantalón de lienzo blanco y rua-
na calcntirna, y yo lo acompaño con el cora
zrirr r'n vilo. d,..,,1c ll
vent¿lt¡, mienlras sc
picrrlc carretcra abajo.
ll¡sl¡ uhor¡ sicnr¡rrc ha vuelto al cabo de
r rn¡s cuiln l¡s scnrit llts, tlcrrcngado cle caftsan-
t0t
t4
No me pregunten cómo, pero la madre
Frangoise ha descubierto qué es lo que ator-
menta mi corazón.
me parece cosa prudentc cnarr.rorar_
-No
se de uno de los desplazados solt(r cl
otr<r
-mc
día, así sin prolegómenos y sin quc yo lc hu-
biera comentado nada, dejando c¿rer la frase
como quien no quiere.
que no le p atece cosa prudelúc,t11a-
-¿Así
dre? espeté la pregunta, descargando en
-le
ella las malas pulgas que llevo encinr¡ dcsclc
que empezó este hedor-. ¿Y cs t¡Lrc ac¡rsr¡ r¡l-
guna cosa d,elas que acá ocu rrclt t ic.rrr. rr/qo t¡rrc
ver con la prudencia?
Me mortifica la intronlisirill rlc, lir nlirtlr.c
Frangoise, porque prclicr.o lrril vr((,s uo t(,llcr
testigos de este at'not sill firIIrIItIrIr.IIIo ui lL,s
l)ucslil. l)('r'() nrc luortifica aún más el heclor a El atosigante okrr ¡rr.1¡yi1.¡¡,, r.k,rlrr.r liil¡ric¡
l)czu¡ix (¡ucrr)lda, o por mejor decir me hace de sebo que han inst¡¡latkr crr Lrn sol,rr.jLrstrr
lu vitla irrrposible, porque aderrás coincide con enfrente del alberguc.'li¡tlls lrrs r¡riurillas sus
r.rr nromento límite en la seguridad del alber- obreros llaen desdr. el llt¡ll¡rtlt.rr¡ sr.r. o rit.lt.
gue, y con el hecho de que hace )a tres meses carretilladas de pezuñls rlr. r.r,s, r¡rrc rrtlt,rrlr.o
tlue Siete por Tres partió hacia la capital, a queman a lo largo del díal,lr.,r t.r lr¡rt.r r.j sr.lxr,
I\ 'n(.r\c cn con f¿c lo con cicrto orgr n ismo que con lo cual logran envcncrtil krs rllt,rk.rlolt,s
ofrece ayudarlo en la búsqueda de Matilde con un humo nause¿bt¡nrlo. Sc lr,rt,l rlc trn lulir
Lina. Er.r todo este tiempo no hemos recibidcr inicial apelo chantuscitrkr t¡rrr, ;tl ¡.i¡l() s(. tr.rr¡s
noticia de é1, ni notificaci(rn de posible regre fbrma en un aronr¡ culirr¡r.io ir < ¡¡r nc irsrrtlir t¡rrc
so, y yo, que a la tensión externa le sumo 1¿ a un desprevenitlo ¡rLrcrlc incluso irl¡rillr.cl
sospecha de que no voh,eré a verlo, ando es- apetito. Poco des¡»rós csu sc¡iurrtla tolrllitlirrl
tragada por la ansiedad. Me salva no sé qué del olor se va volviendo sos¡rechosa l¡cll tc d ul
instinto de compensación que debe regir a los ceJcomo si aquella carne puesta al asador es_
l'JLridos corpoi'alcs, y clue hace que cuando lle- tuviera un tanto pasada, rnuypasada, más bien
to al |ro¡rlc dc mi propio aguante, baje la ma, putrefacta: el olor doméstico cle lo comestible
rc¿ dcl clcscolrsuelo y mi áninro encalle en una se convierte en fetidez de basurero, y las niiU
sile¡lcios¿ bahía dc aguas apáticas. seas me empujan a salir corrienclo. Srr¡ror1¡o
Tcngo anotados los teléfonos de los con- qtte las pczrrnas csljn hcch¡. rlc l¡r ¡l] isn l¡r ¡ll.¡
tactos de Siete por'lies en la capital, pero hago teria de los cuernos y deduzco rlr¡t. rrr t.s r.r
de tripas corazón y me abstengo de llamar a sual que en español se digit ltrrtlL rt uttlto
averiguar por su suerte. ¿É1 buscándola a ella y quemado cuando se quicrc irlrrrlir rt r¡r¡ r¡lr¡r
yo buscár.rdolo a él? Al mcnos me queda orgu- insoportable. Este quc ahorrr nos irrv,rrh.¡r,.r.
l1o suficier.rte para no hacerlo. lcttecc¿ un rcilto illrlr.ri,or.¡rlrt. l.r ¡ I r r r .
r r . r ¡ r , ,r r ¡. r
y la descompuesta, entre 10 ]/ivo y lo muerto,y nos para poder brincarse los códigos del dere_
a ml me ha dado por creer que no sólo emana cho humanitario y procc«lcr en contra nues_
de la fábrica de sebo, sino de nosotros r¡ismos tra, así que, parapettrdos tras l¡ cuestionada
y de nuestras pertenencias. Mi piel, mis vesti- protección simbólica de nucstros lIUros, es_
dos, el agua que intento llevarme a la boca, el peramos a que en cualquier rrtxrrcn l«r rros alla_
papel que utilizo para escribir están impreg- ne el ejército o nos caiga encinlr un cscuadrón
nados de este olor mórbido, pérfidamente or- de la muerte.
gánico, que como un mísero Lázaro que fhl vez si fumara me atiborrarfa tlc cigrrri_
intenta resucitar y no acaba de lograrlo, me llos para sobreaguar durantc cslos rlíirs r¡uc
abraza, a todos nos abraza con su descarnada resultan teatrales de puro anguslir)sos,
f)cro
y atenazadora ambivalencia. como no ñrmo, me ha clado ¡ror lccr corr lir
De hecho. den tro de lo critico que es siem- compulsión de quien no quiere dejar. lugar cn
pre todo lo que acaece en el albergue, por estos su cabeza para ningún pensamiento propio.
días atravesamos por una situación particu- Pero todo lo que leo me habla de mí mis.r.na,
larmente crítica debido a las declaraciones re- como si hubiera sido escrito a propósito para
cientes de Oquer.rdo, comandante de la xxv impedirme escapar. No parece haber remedio,
Brigada con secle en Tora, según las cuales el pues, ni escapatoria posible. Ni siquiera cn la
rrue:,lro es urt refugio para lerror¡slas y crim¡- lectura. Tora con su guerra y sr.is afitncs, y
nales, financiado desde el exterior y camufla- Siete por Tres, y Matilde Lirra, y lrr nrittlrt
do tras supuestas organizaciones de derechos Frangoise y yo misma ocupilt ()\ it.t.(.nt(,
humanos. Que le servimos de fachada a la sub- diablemente todo intersticio dcl ¡ril.t,, lrirsl¡r t.l
versión armada, ha denunciado el comandan- punto de inundar con nuestrt) olor ¡r t lrillltls
te, y advierte que ante semejante patraña las quina el paisaje entero y dc sit lU tit ¡, (1)I llCs
fuerzas del orden tiene¡r las r.nanos atadas. Es tras propias señas las enll.clfltcls rlt, lilu.os
evidente que 1o que busca es desatarse las ma- escritos en otras pades.
A lotl¡s úslas, Siete por Tres parece haberse
bolr¡rlo tlcl nrapa; tal vez finalmente se haya
lcr:nconlrado con Matilde Lina cl csos telre-
nos dcI nunca jamás quc clla regenta. A yeces
rlcseo con toda el alma que haya sido así, para
que descubra qr.re tiunbién ella mide mediana
lil
islf,lrrra y arrJ\tril peqrrrnn5 miicr¡a\. colno
todos nosotros. Ya no exisle Ia
f¿iltric¡ clc sclro. Ilt.s¡ri¡¡¡¡¡¡1¡5
Apiaidate, Dios mío le ruego a una di- de nuevo a prrlmrir-r lintltio y lrrrsl.l lt()s()tt.()s
vinidad er.r la que nunca he creído ni creo-. regresan, verdes y picalll(,s, lorlos los vill¡os
r.lr.
No rle obligues a amar a quien no Íle áÍra. Ia lluvia y de la sclvl.
Már.rclarne si quieres Ias otras Siete Plagas, pero I ¿ ln.rdrc I tarr;oist.. t.rinr.rtl.r.
(l(' csr, y de este inluler¿blc olor a morte,. intr ¡,,.rs¡ri1.¡7 1
cliligente, se averiguó que al rluoio, Lrrr honr
quc rrc envuelve, exonérarne por caridad, bre ya de edad que vive ahí nrisnro clonclc
le
¡rrrón. nía la fiibrica,lo abandonó su muje¡ una jovcrr
nrulata entrada elt carnes que cnccntlÍit Ios
deseos dc todo clelnento masculino cle
los t on
tornos, y sc dio mañas para convcnccr..rl vicjo
de clue clebía echarle Ja culpa dc srr irIrrr rr ,j, ,r ,,
r
a l¿r Gtidez.
- l)un M¡rco Aurclio - lr.rlii,, :¡ ¡,r¡rr,
no se iba a largar su ador.¡tl¡ si ¡ rstr.r I l, r t,.¡ r¡,
Jc
r
tica reina, va a accpta l. t¡r rr. l.r r rl rlr1, ¡¡¡.¡¡ ¡ .,,,, ¡,,,
,
por ahí con el pelo y Ia ropa impregnados de Al demonio Sictc ¡ror 'lics, rlccirlí Ia nra-
grasa? drugada en que mis nirrier.s, tk.cxeclcnlc hLr-
¡
mor, me despertaron con l¡t rrolici.r tlc r¡rrc rrtr
El viejo, que estaba echado a la pena, vio
Ii quedaban rastros de la ¡rcstilcrrr iir. Al rlcnro
en esos consejos una luz de esperanza, le besó
I nio Siete por Tres, ratifitlLr(' rlt.sPutrs rlt' rlil lrrc
las manos a la madre en señal de agradeci-
I una ducha helada, ya ¡rlctrarrrt.rrlt'tlcsl)¡crlir, y
miento, mudó su industria de pestilencias a
estampó mi firma en csir tlee isirirr sirr ¡rrrliirti
un terreno que posee en otro sector y mandó
vos. Yo lo que quiero, nrc rlijt', t.s ulr llolrrlrrc
sembra r este sola r vecino de geranio5, agapa n
como I)ios manda: [rr¡ntlatlos() ( onro llt l)c
tos y azucenas. Su espléndida mulata no ha
rro y presentc coÍlto Utlit t)to lit¡tit.
regresado aún, y las malas lenguas dicen que
no va a volver porque anda enredada en amo- Al diablo Sietc por'lics; ipso firt lo rrrr. rlc
res con un flamante mafioso de cadenas de oro sentiendo de ese sujeto; no vuclvr¡ ¡ lr¡ccrlc cl
al cuello y Mercedes Benz en el garaje, que le honor de dedicarle un pensirmienkr; rrrc lo rc-
rocía el cuerpo con champaña y le obsequia pito una y otra vez mientras convoco a unil
porcelanas chinas y perfumes franceses. Pero rueda de prensa; envío mensajes por fáx; bajo
de eso el viejo por fortuna no se ha enterado, a la plaza a comprar los bultos de legun.rbrc y
y todas las malianas desyerba con esmero su de grano; organizo nuevos cursos de lcclrlra
jardfu floriclo con la ilusión de recuperarla. para adultos porque los que dictarros r)t¡ tliul
abasto; me ocupo de las goteras t¡uc hrr n in r rt i
Aunque todos auguren lo contrario,yo ten-
lizado uno de los dormitorios colcclivos. Yr oI
go fe en el desenlace: sé que con tal de no vol-
v ide a Sielc por Tres, me repilt' l r¡(.n I I .r\ t.l rtr r
ver a padecer aquel olor de los inñernos, la
a mí misma. EI único problcntir t,s r ¡uc rrr. lrr
madre Franqoise es capaz de buscar a la mula-
repito tantas veces que lo¿¡ro cl r.lir lo ir¡vt,lso.
ta y de convencerla de que es me.jor tener un
marido viejo y pobre que uno apuesto y lleno
de oro.
r r4
r6
Se había
dispersado el olor a mucrlc,
I)cro
ahora era la muerte misma la c¡uc sc ccr.r: iir
sobre nosotros. En menos dc dt¡s sclnrllirs, lir
racha de crímenes quc tlcvirslaba l¡r zorr¡r lr;r
bia dejado un sa Ido rlc vt.il: titl,is
l)(.rs( )¡r,rs .t,lrs
ticiadas, ocho en Las P¿lntls I t, i t t,
I I r I I I
.
i r
-r¡n¡r
que queda a pocos minutos dc it(plí y t,l r.r,s
to en las barriadas que colincJalt haeia cl
¡rr
niente.
La amenaza de Oquendo rro hallía
¡ritsirrLr
de las palabras, pero eran palabras lctirlt,s r
¡rr. lt,
iban abriendo cdmino al zrrl)irz(,,,r\r (lr¡(.nr\
afanábamos buscando apoyo clc lir
l)r.(.ns.r, ljl ( )
nunciamiento de las enticlatles rlcltor t,rtrt.l;,
v isitas r I a lbergue por pir r.lc rh.
I(,r \r ,r,lr.1 r r¡ ,
tables, cualquier cosa quc lros rlir,r,r ,.1 ,rv,rl
como organización pircílicir, ¡lcllr,rl f Illnr.¡
nitaria; cualquier cosa (l u(. l( ) l l(,r,r (.r,¡ rr.r, r i { r r
la lroca ccrr¿da y los brazos cruzados a que
embutidos con sus instrumentos entre un viejo
vinicran a masacrarnos impunemente. Volkswagcrr cokrr ocrc al que llamaban -ia
Sabíamos que no era fácil llamar la aten- Amenaza Mostaza», se hicieron también pre_
ción o pedir una mano en medio de un país sentes los cinco integrantes de
Juicio Fir.ral, un
ensordecido por el ruido de la guerra. y si era grupo de metaleros de Antiot¡rir qne lucían
casi imposible lograrlo desde una de las ciu- tattajesy píercings hasta en los p;írpados: «muy
dades grandes, más aún desde estos despeña- a punto estos muchachos, y muy ntotlcrnos»,
deros ariscos hasta donde no arrima la ley de según el comentario que hizo pcrpctt-la cuan_
Dios ni la de los hombres, ni sube la fuerza do los vio.
púbJica no sea de civil y para aniqui-
-como Variopintos y dispares, de cuakluier eclacl
lar-, ni asoma el interés de los diarios, ni se entre lo\ catorce y los ochcnta,
estiran los bordes de los mapas. por eso fue l.rrorellienle¡
de 1os cuatro puntos cardinales, nada tienen
tan grande nuestro asombro cuando vimos en común los integrantes de esta desacostum_
aparecer la comitiva.
brada comitiva salvo el propósito de cerrar un
La insólita, teatral e inofensiva de las
r.r.rás cerco humano de protección desarmada en
comitivas, cot.r.rpuesta por el rubicundo párro- torno al albergue, mientras queda conjurado
co de Vistahermosa, por un fotógra fo elpeligro. Al menos el inmediato, según la cos
freeJan-
ce, dos reporteros radiales y media docena de tumbre que empieza a extenderse por el país
quirrceaneras de camiseta orrbliguera, zapa- como única formaposible de resistencia clc las
tos de plataforma y nombres de pila tomados gentes de paz contra los violentos cic trxla luya.
ya no del santoral sino de Beverly Hills: Nata-
de.¡'aremos
a los amenazltlos solos y
lie, Kathy Johanna, Lady Di, Fufis y Vivian Ja- -No
librados a su suerte
neth, todas ellas estudiantes del octavo año del -scnuolrr.ri..l ¡,,i¡¡1,a,,
durante la misa que inrprovis<,r ljtnlr. ¡rl ll ie ll< r
Colegio para Señoritas Virgen de la Merced, de la Bailarina, nril rti¡lil n(k ) ( it(lit lrrlr r.it eolr
¡rir
de Tora. Vestidos de negro de pies a cabeza y
tal furor quc natlic lrrrbit.r.ir t.rt.Írlo t¡rrc sc
r r8
Ir1'
tr¿taba dc un ht¡mbrecito sonrosado y barri- do y cirrg:rtlo tlc cujrrs tlc r.onrcstitrlcs, con su
gón dt'¡roco rnás dc metro y mcdio cle estatura. camis¡ rlc lic.nzo l¡liutco )/ sl c¡t-il iluntilt¡il¡
por un¡ sortrisrt ¡hicrtir, y l.otlt'iltkr
prcfiere senlarse aquí, a la sombra, l¡rtr rnt ra_
-¿No
p¿rra cstar r¡ás liesco? le pregurté al verlo cit.t.to rlc socilrs tlc I¡ Irr¡¡¡tiacir'lt l)rotccl()r¡ dc
acalorado y atragantaclo después de oficiar' Anintalcs dc'linjo, t1ue olicciirn h;tt.r,Tsc ci¡r
como si en realidacl se hubiera comido el cuer go de Ia alimentirción de l¡ caravirnit y tlt, los
po de Cristo y bebido sr: sangre. setenta y dos dcsplazaclos c¡uc teníanros irlojir
dos en ese momento. Comanclante cn jcll,tlc
seguida rcspondió-. Ahora
-.bn (rlrontrJr-mc
qui\i\'r¿ al h,)nlbrc qur n{'\ lrJjo,
su pequeño ejército de niñas y de nrúsr'cos,
-
cle curas v de doñils, r'lLlnc¿l v j tan ltcllr¡ a Sictc :j
que no lo veo por aquí. rl,
Pur frcl tolnO L il¡l(lrl.tl¡'.¡v(.\() l,r l, ,.lt,l ,lcl
tluién es el hon-rbre que los trajo? alhcrgtre, prirlitiri', Ii(,\t ¡rt';nri(¡' ) cs¡r1,.¡¡,¡¡ i
-¿Y
Lo llaman Sicte por Tres, pcro no sé stt do como un héroc épico, y cirnrinri h¡tsl¡ r.l i
norrbre. Pidiendo solidaridad con este alber nicho de piedra par;r hincarsc dc hinojos irnlc i
guc se hizo cscuchar en La Cancillería, en la \u 5ant.l P.tlrr)n,¡. tr¡ l.r ll,,r¡ e:,trerrr,..irl.r,l,..l
,.
Rcdacciórr dc El f icmpo, cn la Coutercncia rcgreso, la entrirda triunfal del hijo prticl iuo r¡ rr,. t
Episcopal, cr la Oruz lloja. Y hasta en la Plaza reaparecía para irllanzarse en 1o suyo y tlcli,rr i
tl, R,'lrr:tr rlt 5.rnl¡ l.' dc B,'gotl... dcr su querencia.
-
fue Siele por Tresl
-gritó
la - lla.' rcgrcsado Je tlil.. ¡ r r rt
. . r r r(
. , .
, | | | |
-iEntonccs que estatra escuchando enseguicla, como si protrurrciil¡ t.s.rs |,,rI.rIrr,rr,
|
maclre Frangoise, I.
¡Sietc por Tres ha logrado este milagrol Qué [uer¡ a rcvir ircn ef lar,onr¡r¡¡1,,i¡,¡¡,1,.,,,,,¡,,
]
truen much¿cho, nuestro Siete por Tres... que sí? colttc l()( r)rrrrr,r I)r(.
¡Quiér.r 1o crcyeral
-¿Será -mc
gunta, sintiéndose sor¡rrt'ntlirlo rr lr,rli,lrtr \
Entonces lo vi llegat, sacanclo medio cucr- como siaún no supieru si t.st.rlr,r o no,l, ,r,r¡,.1
po por la ventana dc un nricrobús destartala- do con su propil accirin.
Las señoras del microbús improvisaron Aunqrrc ro hc Iograckr r¡uc nre gustc dcl
fogones en la mitad del patio, colocaron ollas todo cl snncocho, (lL¡c cs ult l)()tnjc gl is y t.t.u¡-
al fuego y empezaron a trajinar pelando papa, zacotudo (]uc para ser honcslos no t.nc gustlt
descorazonando 1uca, trozando plátano, des- nada, reconozco tlue ahora t¡rrc cnrl.ricz¡ a hcr-
hojando mazorca y tasaieando espinrzo para vir a borbotones suelta un vaho bcni'fico r¡rrc
espesar el sancocho que luego repartirían en- penetra profundo en mis pulnroncs y irllÍ
tre todos. adentro se r..uelve alegría. Qué br-reno t¡uc lrrrclu
a sopa, pienso: nada malo puede succdcr. crr
principio, fundamos la sociedad pro-
-A1
tectora sólo para amparar perros y €latos, se-
un lugar donde la gente está reunida en tor.no
a una gran olla de sopa. La vida l.lulle aqLrÍ
guimos la labor con huérfanos, luego con
adentro yla muerte aguardl afuera, y cl líntifc
viudas de soldados y ahora mírenos acá
-me
dice una de ellas, Luz Amalia de Montoya, cui-
entre la una y la otrir no cs llás c¡trc u ll hcrvor
de sopa, una araña que teje su tel¡, unil tritntit
dadosamente maquillada con rimmel y rou-
de mínimos gestos que se erigen elt nturallu.
ge, embombado el cabello al estilo años
cincuenta, collar de perlas de fantasía abrocha- Al igual que los ranchos de los invasorr:s,
do a doble vuclta y rretcs fl sorlir. a quien e\ todo acá arriba está hecho de la nada: clc hL¡c-
más fácil imaginar sentada frente a la teleno- llas, de recuerdos, de tres puntillas y trnirs la
vela del mediodía mientras se toma un té de tas; de olores, de intenciones, dc a¡rt¡¡os, tlc
manzanilla, que aquí encaramada desafiando macetas con geranios y de una firtogr.it lirr rlc lir
tropelías y repartiendo galletas y vasos de ave- abuela, En el resto del mundo tt¡rkr pt,s¡r r orr
na entre niños y mujeres cuyo nombre desco- la irrealidad de Ia materia: arlrrí lt'v ilit lrros, l,os
noce, corrro si no fuera locamente insensato días recuperan la libertad tlc irrvr.ntilrt, ,r st
que sus dulces carnes de señora anticuada sean mismos, y gracias a una arilrrr(lir,r r.,rr',r r¡rrr.
nuestro mejor escudo contra las b¿rlas. resulta de sumar nada con lritrlir, rsc l;r in¡ilrriirl
para transcurrir en forma decisiva: quiero de_ vuelvo a nti prrpio
cir que conservan el don de significar Una de ¡rlato y nrc voy tontalttlo cl
líquido cspcso cLrchal¡tl¿r ir cuch¿¡ra<J¡,
las señoras me entrega un plato de sancocho pcsc a
que no n)c tltslil; pcsc a qUc cslii
en cuyo centro flota una desafiante garra de hirvicnlc y
yo, que no tcn¡1o hantbre, lcrr¡¡o
pollo, con uñas y toclo. crr carrrbirr
calor; pese a todo lo sicnto ltajar.hasl¡
nri r.s_
que está sabroso y tiene harta vi- tómago y allá adentro converti¡.sc cr:
-Coma,
tamina.
alcgr.íir,
Coma para que reponga fuerzas en tanta alegría que jugando estiro
-me lil r)lilno
dice de manera tan amable que a mí me da hasta la cabeza de Siete por Tres y
le alborokr
vergüenza desairarla, y le recibo el plato. el pelo.
t21
compuesta por los desplazados y por un cen- aclir¡atados crr bailongo considerable que
Lrn
tenar cle personas de los barrios aledaños que amenaza corr plolongil sc hlsta cl amanecer.,
se han ido congregando, convocadas por esta *laclra irnposiliv¡
¡Sc acabó! la madre
descarga atronadora y sagrada de decibeles que Frar.rqoisc-. ¡'lbtlos ¿ dormirl ¡listo cs cl caosl
de todo mal nos libran, envolviéndonos erl una
madre, no es el caos dc cx-
burbuja blindada, inftanqueable, más pode- -No, -tlato
plicarle yo, con varios aguardientes subidos a
rosa que el miedo. Entre aterradas y diverti-
1a cabeza-. No es el caos, es la Hrs't'oRr^, sí
das, Solana, Solita y Ma risol asisten a su primer
con mayúscula, ¿no se da cuenta? Sólo que
concierto de música metálica. Siete por Ties
fragmentada en pequeñas y asombrosas his-
revisa unos cables porque hay interferencias
torias, la de estas señoras defensoras de los
en el sonido. «Contra los explotadores vendrá
perros de Ten¡o,la de estos rockeros apocalíp
el día de Helter-skelter», clama el vocalista con
ticos,la de estas estudiantes que se llarnan Lady
aspavientos de demonio ronco, y la madre
Di y adoran las canciones de Shakira y mues-
Franqoise se me ácerca.
tran el ombligo y han subido hasta acá arries-
salvados grita al oído, gando el pellejo... ¡También es la historia suya,
-Estamos -me
para que pueda escucharla-. Estos mucha- madre Frangoise!
chos con su estruendo derrotan hasta al cri-
que hasta usted está borracha? Lo
minal n'rás sanguinario. -¿Así
único que faltaba...¡Se acabó la francuchclir,
Hacia Ia medianoche ha circulado entre la señoresl Mais, ttraiment, c'cst lt,nutl¡lt tll
concurrencia suficiente cantidad de aguar- chaos...
diente como para que varios trastabillen ahi
tos de alcohol. Los metaleros de Antioquia
le han cedido el micrdlono a un conjunto
vallenato de la localidad; alguien hace tronar
voladores y los demás se encuentran bien
rr6
r7
El albergue estaba ya de por sí copado has-
ta el tope la tarde en que llegaron los cincuenta
y tres sobrevivientes de la masac¡c de Aman-
sagatos. Lograron escapar de ia prepotcncia
armada de la guerrilla tirándose con niños,
ancianos yheridos a las aguas del Opón yatra-
vesando la selva, en extenuantes jornadas noc-
turnas, por el silencioso cauce del río. Las
monjas resolvieron acogerlos pese al hacina-
miento, y durante la emergencia Siete por Tres
y yo hemos debido compartir yivienda en los
tres metros cuadrados de la oficina de la ad-
ministración.
Para separa¡ al menos simbólicarncntc, su
¡'
privacidad de la mía, colganros ¡ror lir rrrilucl
una tela amplia y liviana, dc flori¡ronrlios rlcs-
teñidos. La guindantos bajir, fircrir tlcl irlcil¡lcc
de las aspas del vcnt ilitrkrr', r¡uc rr goll)cs (lc l irc
r.¡l)
l¡sacutic y la mece creando en el pequeño parecen estar ahí como señales de tránsito que
cuirrto una atmósfera de escenario. Largas e me impidcn traspilsdr. Así, rnientras perma-
inciertas han sido para mí estas noches, é1dor- nezco a la cspcra, hc llegaclo a distinguir las
nrido de aquel lado y yo velando de éste, sa, intensid¿tlcs tlc'su rcspiracit'rn y ¿ conocer sus
biéndolo lejano aunque nos cobije la misma jerigonzas son¿ir¡bulas.
oscuridad y el mismo soplo roce nuestros Ojos de Agua descansri? nrc pre-
cuerpos. -¿Mi
gunta al alba, cuando nos enconlrt¡ros en la
Cien veces he estado a punto de acercár- cocina.
mele pero me contengo: el paso que nos dis-
sí pero tú no, ajuzgar por las o.jcras...
tancia me parece infranqueable. Cien veces he -Yo
replico tanteando terreno, y él sc ríe.
querido estirar mi mano y tocar la suya pero -le
un movimiento tan simple se me antoja de- piropo todo lo que comcnta.
-Vaya -es
satinado e imposible, como atravesar a nado Así transcurren, una tras otra, nuestras
ur mar. Me invade la zozobra del clavadista horas nocturnas, él perdiéndose en sus pesa-
quc quiere y no puede lanzarse desde las altu- dillas y yo bregando a encontrarlo. Tan pron-
ras cle una roca lracia un pozo profundo, y que to se queda dormido, aguzo el oído para colegir
se para justo al borde, avanzando centímetro aquello que lo conturba y lo escucho enredar-
á ccntímetro hasta que sus pics asoman al va- se en una media lengua frondosa que no ticnc
cío, pero en el instante previo al decisivo pre- traducción. Una vez, recién pasadas las cilrco,
fiere retrocede¡ aunque ya en el aleteo de su buscaba yo la punta de la madcja para dc
vértigo intuye el contacto con el agua que ha senredar su maraña, cuando lo cscuché grita r.
de envolverlo. Todo me en-rpuja hacia allá, pero No pude contener la compasititt ¡rot il, rt st'rí,t
no me atrevo. Esta tela volátil que divide en más bienpor mí misma, cl caso,.'s,¡rr' nrr't't lti
dos nuestro espacio común me frena como la chalina sobre los hontl,tos y rtltitvr.'sti lit
una tapia de piedra, y los floripondios pálidos cortina.
r.lo r:l I
I)cse a tanla conyivencia y a tanto trabajo tentes y esperírran l¿r ocasión de saltarnos a la
en cornún, en el último tiempo era poco lo que cara, y cn cl lbnclo l¡s reserrtí¡ como si fueran
habíamos conversado 1os dos, tal vez porque una pérdidr, como si sc hubicrir debilitado el
la confianza mutua se nos había pasmado fras lazo más íntimo tluc r.lt¡s ¿rtaba, cl puente has-
el primer envión, o por temor a remover heri- ta ahora indispensable para pasar t'lcsde su ais-
das que ya se sabían incurables, o por pura falta lamiento hasta el mío.
de tiempo, porque las innumerables tareas del Pensar así eraarbit¡ario y absurclo y yo lo
albergue no dejaban un minuto para asuntos sabía bien; a todas luces lo prinrordial en el
personales. cambio que duranle las sema nas ¡ rl tcri¡ rrcs se
Mientras las monjas echab¿n a andar el día había operado en Siete por Tres era su estado
arrastrando por el corredor sus pasos apura- de exaltación, la confianza con que ahora
dos,le acerqué a Siete por Tres un vaso de agua asumía su protagonismo y su liderazgo, su
y me senté a sus pies, a esperar a que hablara. compenetración con el entusiasmo colectivo.
Pero los silencios enquistados tienen dura la O mejor aún, el despliegue de esa fuerza inte-
costra. Él se guardaba sus cosas, yo me guar- rior que 1o cor.rvertía en el eje del en¡usiasmo
dabalas mías y cada quien soportabapor den colectivo. Anda fuera de sí, habíamos comen-
tro la marcha de su ¡rropia procesión. Mucho tado con la madre Frangoise al verlo trabajar
ansiaba yo que él rompiera el silencio, y é1, ca- sin descanso desde la madrugada hasta cles-
llando, lo dejaba en manos mías. pués de la medianoche.
Desde su regreso de la capital, Siete por Ties Escrilso fuera de sí y ne prcl;u n lo ¡rr t' t ¡ttú
no había vuelto a mencionar a Matilde Lina. será que Occidente carga rlcgilI¡vitr)lcrIl( ('sir
Yo me alegraba y se 1o agradecía, inclir.rándo- expresión, como si impliclrl lrt tk'sitt lrlit',tc ir'rtt
me a interpretarlo como un¿l señal favorablc. o Ia locura, cuandc¡ cst¡r' fitt r¡r tI si t s lo t¡ttc
Pero las palabras no dichas siempre me han permite estar cn cl olro, ( ttl t ,tr t.¡l los r ['r¡rirs,
infundido temor, como si permanecieran Ia- ser los dcrr¡iis. Sir'lr'¡rot Iits,rtt,l,rL,t ltr, t.t rlt'
r 32 I |t
sí y p¿rrecíil que buscara liberarse de la obse- Sorraron las citntl.ranas llamando a misa de
sión que lo enclaustraba. Parecía. Parecía pero seis y yo supc (luc hirbíir tlcjado escapar el
no se sabía a ciencia cierta; nunca se debe su- momcnlo. I)cstlc los tlorntitorios colectivos
bestimar la fidelidad que cada quien 1e guarda llegó cl cco ilc toscs somnol¡crrtils, ¿rlgún radio
a sus viejos dolores. soltó su lctilnía de noticias, los soplos asmáti-
Mientras se tomaba el agua, me propuse cos dcl vcntilaclor sucunrt.¡ierott ¡ntc la entra-
quebrar la autocensura que frente a é1 me im- da de la lnasa espesa de 1uz, y yo tuve que volar
ponía, y le conté largamente sobre mi arribo a cumplir con mis tareas del desayuno.
al albergue tres años atrás. Le hablé de la en- Siele por Tres en I ró al conrcd, rr. y yo, rn ien
trañable amistad con mi madre, quien no ve tras repartía tazas de cacao con ntogolla y que-
la hora de que regrese a su lado; del amadísi- so blanco, buscaba en el rebujo de mi cabeza
mo recuerdo de mi padre, muerto hace dema- la palabra que Io acercara.
siado tiempo; de mis esludios universit¿riosl Se quemó los labios a1 tomar el cacao hir-
de los hijos que nunca he tenido; de mi afi-
viente y luego se asomó al espejo que cuelga
ción por escribir todo lo que me acontece.
sobre el lavaplatos. Lo vi ponerle gomina al
de sus amores, me dice nada? peine y pastar al cepillo; ya se lavaba los dien-
-Ypreguntó yyo pensé: ¿no
O le hablo ahora o no tes, ya mc daba las gracias y se despedía; mien-
-me
le hal¡lo nunca. Pero me lo había preguntado tras tanto yo recogía los platos y comprendía
con cara deyo no fui, de estar eximido del tema, que era ahora o no sería nunca.
y ahuyentó de mi cualquier atisbo de coraje.
No es a Matilde Lina a quiett bttscas
mujer como usted debe haber roto atreví por fin, y mis palabras totlitlon,
-Una
muchos corazones... -me
redondas, por entre 1as mesas yt v¡cí¡s rlcl co-
el pasado, tal vez. A mi edad, el único medor-. Matilde Lina cs srilo cl ttotttlrtt' t¡rtc
-En
corazón que uno rompe e5 el propio. le h¿s dado a lodo lo r.ltrr. l'tr.',..tt.
t'11 ,IJI,
ljsta noclre un aguacero cae como bendi- estan bolrrllclosir, picnso, y la nruerte al fin de
ci<1¡n sobre el recalentado albergue, disipando
cuentas cs liul t]tit¡ls¡t. l)c ntolnento, ha cedi_
l¿ tensión y el exceso de presencia humana. do la lngLrstia (llrc suclc gr.avitur sobre el al-
Yo me vine a acostar más tem¡rrano que de cos- ber-guc, disolviúlltlr>sc corr nlr¡dcstia en la
lLrn bre y ahura paso las horas de^,pierta, cscu - anrplilr.rd rlc su con tra rio, t¡Lrc cs cl rcsplandor
chando en la negrura el roce de ráfagas de agua quC l'll(' (lc\lUltl)I¡ clt cslrr llr¡cllr. ir'l;r, 1 quc
tlLt
contra el techo de cinc, los ronquidos irregu- me regala estas gan.rs de crccr r¡uc nos ll.rL¡-
lares de la planta eléctrica, el silbido de víbora lla n d r¿s a mable', pese a tod(). l,trr.
¡r¡i¡¡ ¡¡¡, u.,
que emite el farol de la esquina al alumbrar de desde que conozco a Siete por'l'rcs, el pulpo
verde un reclondel de lluvia. Todavía está os- de la ansiedad ha dejado de o¡rrinrirme el
curo y sin embargo cacarea el primer gallo y corazón. Esta paz se asemeja a la telicidad,
ocupa el aire de afuera un revuelo de gaviotas pienso, y como no quiero que el sucño ni el
que alborotan y chillan como monos maca- aire la disipen, agradezco la vigilia y apago el
cos. El gallo canta y canta hasta que logra avi- ventilador.
var la humedad y yo prendo el ventilador, que
Ya flotan por albergue los maitines de
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deja caer sobre mí su brisa artificial y su ma-
las monjas ypercibo los pasos de Siete por Tres,
traqueo de helicóptero de bolsillo.
que entra a su medio lado del cuarto. por al-
Toclo está bien, constato, y registro sin gún paralelisn-ro predecible y favorablc,los seg-
asombro que la calma bienhechora que se ex- mentos de un lodo dispcrso enc¡jalr r.¡l rtr
tiende afuera se ha instalado también dentro lugar con lapasmosa naturalidad clc un dcsLi-
de rni pecho. Hace ya más de un mes que se no que se cumple.
fueron el párroco de Vistahermosa y su colo
Adivino su silueta ¿ tr¡vtts tlcl lt.lrin tlcl
rida corte, pero el hechizo de su solidaridad
ce¡ttro y se quc Sictt. lrol lics st,\i(.nt,t (.t \ll
todavía pesa, protector, sobre nosotros. La yida
catre y que se <cnrorir, Iroltin ¡xl lrolril, ¡rl
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quitarse la camisa. Intuyo su mata de pelo y la
siento respirar en la sombra, como un animal
en reposo. Hasta mí llega, muy vivo, el olor de
su cuerpo, y lo veo descolgar la tela de trama
difusa y figuras borrosas que nos separaba.
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