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I. Introducción:
La búsqueda de la verdad a través de una lente científica nos está
permitiendo reconstruir la historia de los orígenes humanos a partir de
los fósiles de nuestros antepasados. La historia ciertamente es
incompleta y su narración se reforma continuamente tras nuevos
hallazgos de registros fósiles. Lo mismo ocurre en el mundo animal y
vegetal.
La construcción de carreteras, canteras, cimientos de edificios,
etcétera, desveló un subsuelo que albergaba las huellas de un pasado
remoto y desconocido, de un mundo diferente al actual, en el que
vivieron animales y formas humanas distintas a las que hoy habitan el
planeta Tierra.
En algunos casos, estos fósiles tienden a conservarse de la manera
más extraña y en los lugares más inusuales que podríamos imaginar.
Muchos paleontólogos han estado cavando y descubriendo estos
fósiles en diversas ubicaciones geográficas desde el siglo XVII hasta
nuestros días. Y es que saber cuándo y dónde aparecieron los fósiles
más antiguos de diferentes especies nos aporta nuevos detalles sobre
el árbol evolutivo del planeta.
I. Desarrollo:
Registro fósil:
El registro fósil es el conjunto de fósiles existentes. Es una pequeña
muestra de la vida del pasado distorsionada y sesgada. No se trata,
además, de una muestra al azar. Cualquier investigación
paleontológica debe tener en cuenta estos aspectos, para comprender
qué se puede obtener a través del uso de los fósiles.
Representatividad del registro fósil
El número de especies totales (entre plantas y animales) descritas y
clasificadas asciende a 1,5 millones. Este número sigue en aumento,
pues se descubren aproximadamente diez mil insectos cada año
(existe una gran diversidad de insectos, se conocen 850 000
especies). Se estima que solo falta un centenar de especies de aves
por describir (existe una baja diversidad de aves, pues solo se
conocen 8600 especies). Las estimaciones sobre las especies vivas
posibles son de cinco millones. Se conocen unas 300 000 especies de
fósiles, es decir, el 20 % del número de especies vivientes conocidas y
menos del 6 % de las probables. El registro fósil abarca desde hace
3500 millones de años hasta la actualidad; sin embargo, el 99 % de
sus representantes se encuentran desde hace 545 millones de años
hasta ahora. Son comparaciones asombrosas si consideramos que el
registro fósil incluye centenares de millones de años y que la fauna y
la flora vivientes representan solo un instante de tiempo geológico. Si
la conservación de los fósiles fuera aceptablemente buena, sería
previsible que el número de especies extintas superara en mucho el
número de las especies actuales.
Fósil:
La palabra fósil proviene del latín fossĭlis, que a su vez deriva del
verbo fodere, que significa ‘excavar’.
Los fósiles, por lo general, se encuentran conservados en las rocas
sedimentarias. Para que se forme un fósil, el organismo debe pasar
por un proceso físico-químico llamado fosilización. Este proceso
petrifica al organismo después de que es enterrado y lo conserva
durante mucho tiempo conservado en la corteza terrestre.
4.Halszkaraptor
Llegamos al dinosaurio que parece un pato. 2017 fue un gran año para
los paleontólogos; uno de los que destacó es el fósil de un dinosaurio
terópodo, estudiado de forma no invasiva con escaneo 3D de alta
tecnología, que mostró sorprendentes características similares a las
de las aves.
La teoría de que las aves descienden de los dinosaurios ahora es
comúnmente aceptada entre los paleontólogos de vertebrados. Sin
embargo, nadie podría haber predicho Halszkaraptor escuilliei, una
nueva especie de dinosaurio terópodo no aviar de Mongolia descrita
en 2017. Su largo cuello, que constituye el 50% de la longitud total de
hocico a cola y el más largo para cualquier dinosaurio terópodo
mesozoico, es una reminiscencia que podemos observar en algunas
aves, como los cisnes. La morfología del Halszkaraptor sugería un
estilo de vida semi-acuático y parece ser el primer dinosaurio no aviar
que pudo moverse tanto en tierra como en el agua. Vivió hace 71 y 75
millones de años.
6.Archaeopteryx
En 1860, Charles Darwin publicó su fantástico tratado sobre la
evolución, 'Sobre el origen de las especies'. Por suerte, en los
siguientes años se produjeron una serie de descubrimientos
espectaculares en los depósitos de piedra caliza de Solnhofen,
Alemania: fósiles completos y exquisitamente conservados de una
antigua criatura, Archaeopteryx, que parecía ser el "eslabón perdido"
perfecto entre los dinosaurios y pájaros. Desde entonces han sido
desenterrados otros fósiles pero ninguno ha tenido un impacto tan
profundo como este dinosaurio del tamaño de una paloma. El
Archaeopteryx, que vivió en el periodo Jurásico Superior hace unos
150 millones de años, en lo que hoy es el sur de Alemania, representa
el eslabón dinosaurio-ave.
8.Maiasaura
El paleontólogo y dinosauriólogo estadounidense Jack Horner es
conocido por ser la inspiración del personaje de Sam Neill en la
película Jurassic Park, pero en los círculos de paleontología, este
experto es famoso por descubrir los extensos terrenos de anidación de
Maiasaura, un hadrosaurio de tamaño medio que vagaba por el oeste
americano en vastas manadas que vivió a finales del período
Cretácico superior, hace aproximadamente entre 80 y 70 millones de
años, en el Campaniense, en la actual Norteamérica. Tomados en
conjunto, los nidos fosilizados y los esqueletos bastante bien
conservados de Maiasaura -bebé, juvenil y adulto- muestran que al
menos algunos dinosaurios tenían una vida familiar activa y no
necesariamente abandonaban a sus crías después de que nacieran.
9.La planta con flor más antigua del mundo
Montsecchia Vidalii es el ejemplo más antiguo de una planta con flor.
Creció en pantanos hace 130 millones de años, dispersándose
abundantemente en lagos de agua dulce en lo que hoy son regiones
montañosas de España. El fósil superó en cinco millones de años a
otra planta acuática, Archaefructus sinensis, que vivía en lo que hoy es
China, pues sus restos están datados en la edad Barremiense del
Cretácico inferior.
10.El primer mamífero conocido
El Rugosodon eurasiaticus. Esta especie de mamífero ya extinto,
medía 17 centímetros y pesaba 80 gramos. Su aspecto debía ser
parecido al de una rata o una ardilla contemporánea y vivió hace 160
millones de años en el territorio que hoy es China. Pese a su poco
tamaño contaba con una serie de características anatómicas que le
permitían desplazarse con agilidad por distintos terrenos y tener una
dieta omnívora (podía alimentarse tanto de plantas como de
animales). Su descubrimiento fue publicado en 2013 en la revista
Science.