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EL MIEDO AL FRACASO EMPRESARIAL

Toda actividad empresarial conlleva una actividad implícita de riesgo, el riesgo de no recuperar
la inversión inicial, el riesgo de no actuar correctamente en nuestra estrategia de empresa, el
riesgo de no colaborar con los proveedores adecuados, el riesgo de que no conozcamos bien el
sector, el riesgo de no saber captar clientes, pero el riesgo al que más teme el empresario es el
riesgo a fracasar por completo en su negocio.
Somos seres humanos, es comprensible que uno de nuestros temores sea el temor al fracaso
en los negocios y la decepción. Incluso, fracasar conlleva a una futura frustración cada vez que
nos recuerden ese "error innombrable".
Cuando el empresario fracasa por completo, cuando ya no puede asumir más inversiones
económicas y tampoco puede hacer frente a los pagos pendientes se encuentra en una
situación de desespero que sólo lo llevará a tomar más decisiones erróneas que lo harán
fracasar aún más y sentirse peor, como en una especie de espiral viciosa, que recurre una y
otra vez en el mismo error.
Lo que marca la diferencia entre las personas exitosas y las menos exitosas, es la capacidad
para asumir riesgos y la voluntad para superar esos riesgos. Los grandes empresarios de hoy en
día también fueron emprendedores que fracasaron alguna vez, y gracias a tan valioso
aprendizaje de sus errores lograron crear con éxito sus empresas de hoy.
Los emprendedores que han vivido el fracaso se valoran mucho más al alza en países como
Estados Unidos, con una amplia cultura empresarial, porque creen que las personas que han
sufrido un fracaso adquieren más experiencia que quienes no lo han sufrido. A diferencia de
Latinoamérica, que se comete el gran error de estigmatizar a la persona que ha fracasado en
su empresa, como si fuera un emprendedor perdedor incapaz de alcanzar sus metas, sin tener
en cuenta el entorno y las circunstancias que han llevado a esa persona a fracasar en su
proyecto empresarial, y sin tener en cuenta todas aquellas competencias que habrá
desarrollado de manera positiva para mantener su empresa a flote.
Siempre debemos tener presente el riesgo de fracasar y, sobretodo, no tener miedo al fracaso.
Ante esta situación el fracaso es una alternativa más, que aunque no deseada, el empresario
ya cuenta con ella y no le coge por sorpresa, evitando la ansiedad que ello provoca y la pérdida
de autoestima en el individuo y todos los sentimientos negativos que provoca el fracaso en el
individuo. Al estar contemplado el fracaso como opción posible, el empresario evita caer en
toma de decisiones precipitadas y erróneas.
Debemos definir el fracaso en los negocios como un tiempo necesario para reflexionar sobre
nuestro camino recorrido y el que nos queda por recorrer.
El fracaso sólo es un indicador de que el camino seguido hasta ahora no es el camino adecuado
para alcanzar el éxito, y se convierte al mismo tiempo, en una oportunidad para aprender, al
procesar toda esa información errónea y convertirla en algo positivo en las futuras acciones a
desarrollar de emprendimiento, porque después de todo, no podemos permitir dejar de
intentar alcanzar el éxito, ya que si lo no intentamos y dejamos de ser persistentes en nuestros
propósitos, entonces, sí habremos fracasado. Como decía Henry Ford, “el fracaso es la
oportunidad de comenzar otra vez, con más inteligencia”.
Es una oportunidad para volver a plantearse nuevas metas y cambiar el ritmo. Pero no te
desesperes, no hay que caer obligatoriamente en el fracaso

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