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Ad Litteram
Hans-Thies
lilitado por primera vez en alemán en 1999, y traducido desde entonces a más dc
Lehmann
vcirrte idiomas, Teatro posdramático es uno de los ensayos nucleares -cuando no un
l'ln este libro, el teórico y crítico alemán Hans-Thies Lehmann propone una il
lr
aproximación abierta y constelar a lo que él mismo describe como una transforma-
.,|
c:ión compleja de las prácticas teatrales finiseculares. Una transformación basada
ó
I
firndamentalmenre en la superación del drama tradicional y en Ia intensificación Jt
vt
dc aquellos elementos e impulsos caracterísricos de la experiencia teatral que,
incluso a lo largo del siglo )O(, habían quedado subyrrgados bajo la preeminencir
iL'
del drama: la música, Ia improvisación, Ia luz, el tiempo' el cuerpo, la imagen t
videográfica o la disolución de fronteras entre platea y escenario. r
.liatro
posdramtitico es un ensayo abierto, fragmentario y articulado como una
l
lüxuffiilil[üil[[il {&$*ñ"#i$'"f§ { h:hl DEA
llans-'lhies l,ehmann, ¡rrofirsor rlr' ['.:tirdios t('xu;rlt:s crr l;i
lolrrrnrr \lirlf[rrng ( iocthc' t Inii,t'rsit:it ,lc [;ránciirrt
(,\lt'rn:rrrie), cs urt,, ,l, ios . ríti.r¡: (l(' tr-':tti'() t¡tiis ir)l[)(]rt;tt¡tcs
,1,' l.r ,rr tr¡alirl,r,l. Srrs nurn('Ir)s;15 Prr[¡iicat.ioncs in<:luyen
11,,,¡¡,, ,,,,r¡ Llyt/u,' ( l')()l ), solrtt'l.i rr¡llsIit',rr'irin tl:l slricto
' 1., u,rir,,r¡.r u.rH,,.,li,r t,riLy,.r', \N,'r'ttittq ¡hr lblttirai i,1(X)2) y,
TEATRO POSDRAMATICO
(irrr rl -r¡r'y,, tlc
ffiffi¡Aú
Espaco de investigacón y desarollo
párá las ades escéncas.
á? Prótogo
Í? Premisa
3t 0bjetivos
3$ Secretos de oficio de[ teatro dramático
37 La cesura de ta sociedad mediática
:J? Nombres
4n Paradigma
41 Posmoderno y posdramático
Át Selección de términos
q1u Tradición y tatento posdramático
4á Lo nuevo, [a vanguardia
tt$ Mainstream y experimento
l+9 Riesgo
EA Drama
§3 Drama y teatro
t-';.t Epicización. Peter Szondi y Rotand Barthes
Slj Distanciamiento entre eI teatro y eI drama
lt(¡ D is c u rso d ra máti co
5ti E[ teatro después de Brecht
ói) ¿Es tensa La tensión?
i2 ¡Vaya drama!
Teatro f ormaLista e imitación
t:'..\
¡i4 Mímesis de acción
i(: f¿¿¡'o energético
2. Narraciones, 194
tt! [.[¡ §¡syg vistazo retrospectivo a [as vanguardias históricas 3. Poema escénico,197
ri:i:t Drama lírico y simbo[ismo 4. Entre Las artes, 199
rili Estát¡ca y fantasmas 5. Ensayo escénico, 200
trt.r Poesía escénica 6. Teatro ci ne matográfico, 2oJ
Actos y acciones 7. Hipernaturatismo, 205
1,., VeLocidad y números B. CooL fun,21o
t¡:,t Landscape play 9. Teatro deL espacio compartido,2lJ
! t Forma pura 10. SoLos teatrates, monólogos, 222
Expresio n ismo '11. Teatro corat,22B
,trr Surrealismo 12. Teatro de Lo heterogéneo, 23d
ll-i Más atl.á de [a acción: ceremonia, voces en e[ espacio y paisaje j]:]:;'Teatro y performance
i.rrr Kantor o [a ceremonia . .rl¡'Un campo intermedio
i.r':, Grüber o [a reverberación de[ sonido del espacio .]',,ir Posicionamiento a través del performance
I l,l Witson o e[ paisaje .',i'' Autotransformación
. J,,', Agresión, responsabiL¡dad
i,'+3 Signos teatrates posdramáticos .:,,1i1 E[ p¡s5s¡¡. del performance art
l.'r.J E[ abandono de La síntesis
l.i,,lmágenes oníricas *SS Texto
1,,:r) Sinestesia
:t,il, Performance text ::51i, Texto, lenguaje, habta
1. Parataxis/no-jerarquía, t5o ,t,,i, Habla y escena en el agón
2. Simuttaneidad, 152 .",r¡ Poética de La perturbación
3. Juego con [a densidad de tos signos, t54 .rr i) E[ lenguaje como objeto de exposición
4. Sobreabundancia, 15ó , r'Música multilingüe
5. Musicatización, t5B .'¡,. r EL acto de hablar como acontec¡miento
ó. Escenograf ía y dramaturgia visua[, lól
tó3
7. Calidez y f riatdad, i.r¡r¡i Texto, voz, sujeto
B. Corporalidad, 1ó5 . '¡ Paisaje textual
Q. Teatro concreto,t|B . ,,'', Teatro = cine mudo + obra radiofónica
' I xcnr rolt
. Teatro de voces
.ri,(r Sujeto/diseminación
Ircrrpo de r:ulpit
; Excurso sobre [a unidad de tiemPo
..) ' Locus agendi, locus parLandi, semiótica auditiva
.,'i,' Espacio dramático, centrípeto y centríf ugo :r.,ri lmagen, teatro y sent¡do
'1,lr Det agón a [a agonía
.'',',,' Espacio metonímico
,'L1 Drama y otros marcos
.i ... Punctum y antropof anía
t,,,,, lmágenes corporates posdramáticas
.,,. Danza
r¡:S;t Estética posdramática deI espacio: panorámica
E[ giro en tg8o t\t, Slow motion
:
j'],i
l TabLaux f en marcacionesl
r' ,, E[ gesto
I li.i Juego con eI espacio y La superficie
,,, Esculturas
,. ' E[ cuerpo, eI sacrificio, elvoyeur
'ii r, Montaje escénico
trril Espacios temporates .!r' i cuerpo-fuerza
ri l'; r' ,r EI cuerpo y Las cosas
Espacios de conflicto
'lr,l Lugar de excepción t, irAnimates
Epítogo
ü) ",
Lo potítico
¡i:lil De manifiestos
t:l$ Teatro intercu[turaI
{J..i La representación, [a medida y [a transgresión
l'.\'! Afformance Art?
i.ti.i Drama y sociedad
,rt,:¡ Sociedad del espectáculo y teatro
i,üii Potít¡ca de ta percepción, estética de [a responsabitidad
Con especial alegría celebro que, a partir dc ahora, y algunos años
ü,r,,i Estética deI riesgo
después de la aparición de la edición inglesa, se pueda leer este libro
{*1¡ I Bibüografía en la orra lengua que rnayor rclevancia riene a nivel mundial. Quisiera
mostrar aquí mi agradecin.riento a la editorial, a José A' Sánchez, por
índice de nombres
su ayuda desinteresada, y a los traductores, que han contribuido a
en la época dc las vanguardias como clurantc la segunda postguerra atrtor clcl libro), y a situar en la cxperiencia intelectual de un diálogo
mundial. Es una tensión porque la afirmación de la autonomía no con los artistas y cscritores que las produjeron.
constituye en sí misma una negación del texto, ni siquiera del drama, F.l objetivo del libro fue contribuir a la adecuación de las
sino el establecimiento de un campo de creación desde el que resulta herr¿rmientas críticas y los rnarcos conceptuales a la naturaleza de
posible tanto la colaboración o el diálogo con la literatura (dramática las nuevas propuestas escénicas que se mostraron en los teatros y
o no), como la redefinición del concepto mismo de drama. El teatro festivales europeos durante las dos últimas décadas del siglo xx, y que
posdramático no es un teatro sin drama, sino un teatro que plantea muchas veces seguían siendo contempladas y estudiadas por Ia crítica
un conflicto con el concepto burgués de teatro, que había hecho suya periodística y académica, o asimiladas por el phblico y los creadores,
la hegemonía del drama literario sobre el espectáculo escénico. recurriendo a instrumentos propios de la recepción y la transmisión
La segunda tensión resulta de la reivindicación del teatro en del arte dramático de tradición decimonónica. En esre senrido, el libr<r
cuanto medio una vez que la crisis de lo dramático parecía favorecer cumple una función pedagógica: propone n.rodelos para el análisis
el tránsito hacia un espacio de fronteras difusas, primero entendido y pistas para la navegación. Pero un segundo objetivo del libro fue
desde la categoría de narración ¡ más tarde, desde la categoría de también contribuir a una comprensión de las nuevas propuestas que
performatiuidad. Mantener la categoría teatro asociada a posdramático lavoreciera la aceptae ión institucional de las nrismas: ranro por par(e
implica reconocer la potencialidad del viejo medio, la institución de las instituciones culturales, con efectos sobre la circulación y el
teatral en sus dimensiones social y estética, incluso cuando el apoyo a la producción, como por parte de las instituciones académicas
medio físico (el teatro compuesto de platea y escenario) pueda ser, (formación e investigación). En vez de acuiiar una nueva categoría
en ocasiones, puesto en cuestión o abandonado y a pesar ile que la para definir un nuevo ámbito institucional, se prefirió redefinir
representación teatral a veces pueda ser considerada trasposición de una vieja categoría para alentar igualmente una transFormación del
una teatralidad social al servicio del sistema dominante. ámbito institucional . El teatro posdramático invita a reivindicar el uso
Desde esta doble tensión, el profesor Lehmann aborda la ambiciosa de las infraestructuras y los recursos institucionales para las nuevas
tarea de ofrecer un marco analítico para la comprensión de la creación propuestas, al tiempo que señala la necesidad de considerar tedtr/lles
escénica contemporánea. Consecuencia de la primera tensión es formas artísticas desplazadas a los márgenes o que voluntariamente se
el establecimiento de un diálogo constante con las categorías de la sitúan fuera del espacio socialmente acotado para lo teatral.
poética y con los estudios sobre drama y dramaturgia, necesariamente Esta opción explica por qué el autor no solo no abandona la
complementados (dado que ya no se concede un valor hegemónico al categoría de teatro, sino ni siquiera la de dramay, del mismo modo que
drama sobre lo escénico), con aporraciones provenientes de la filosofía, reivindica el acceso a las inlraestructuras teatrales, reclama también
la teoría de la literatura, los estudios de cultura visual, la antropología la herencia de la tradición dramática. Posdramritico no redefine
y los petformllnce studies, necesarios para abordar la complcjidad únicamente la categoría de teatro, incluye en su forma compuesta la
de la escena posdramática. (lonsecuencia de la scgunda tensión es redefinición de la categoría de drama. Podríamos considerar el teatro
el mantenimiento de un campo referencial que se mantiene en el posdramático como una forma diferente de teatro dramático, aquella
ámbito de lo artístico, pero con una peculiaridad: el objeto de estudio que surge de la aceptación de un concepto de drama que ya no
un trabajo en colaboración. Esto le lleva a recuperar la idea aportada crítico: ofrece instrumentos para la comprensión e interpretación
por \Talter Ben.famin en su estudio sobre las Afnidades electiuas de de la creación escénica contemporánea ¡ paralelamente, traza
Goethe, y que resume con claridad una de las tesis del libro: «F'l el panorama escénico que sirvió para la elaboración de la teoría.
misterio es en lo dramático el momenro en el cual esto se eleva del En cierto modo, el libro como tal adopta una de las estructuras
ámbito del lenguaje que le es propio a uno que es, sin duda, superior dramatúrgicas privilegiadas en él: la del paisaje. Este paisaje es el de la
además, para este inalcanzable. Por tanto, aquello que no puede escena europea y nortear.:lericana posmoderna, es decir, el que resulta
¡
expresarse nunca con palabras, sino única y exclusivamente en la de la agregación de cspcctáculos y relatos sobre la escena que los
representación, es lo dramrítico en sentido estricto'. espectadores centroeuropeos pudieron ver cn los grandes festivales de
Consecuentemente, el drama no se sitúa en el texto, tampoco en xx, y de las refercncias cr'rlturales que
las dos últimas décadas de siglo
un cuefpo ajeno a la textualidad, sino más bien en ula perturbación creadores y espectadores compartían. La posmodernidad y la crítica
recíproca entre texto y escena» que, según el autor, constituye una de de la posmodernidad constituyen una referencia inelu<liblc tanto
las claves para el entendimiento de Ia historia del teatro moderno. La para la comprensión de las propuestas artísticas y textuales como para
fórmula es heredera del pensamienro y la práctica de Heiner Miiller situar teóricamente la aportación de este libro. La misma tensión que
quien, a su vez, dialogó con su maestro Bertolt Brecht, pero también Ia crítica de Ia posmodcrnidad mantenía con la modernidad cn su
con Antonin Artaud, Samuel Beckett y Jean Genet. Aunque en ella tentativa de proponer LIn discurso transformador renunciando a las
converge también la herencia de Gordon Craig, Oskar Schlemmer, grandes narraciones, puede reconocerse en la tensión que la crítica
situado posdramática mantiene con el teatro político burgués y la vanguardia
John cage o Robert wilson, todos ellos amanres del silencio.
el drama en el ámbito de la experiencia (estética o extraestética), el escénica en las sucesivas definiciones y negaciones de lo dramático.
Tlatro posdramtitico no se ocuPa de é1, sino de aquello que lo hace Precisamente una de las aportaciones de la crítica posmoderna
posible: la realidad escénica en relación con el texto (sea verbal o fue la puesta en valor de distintas temporalidades históricas ¡
visual, aural o material). Y, como alternativa al estudio de las categorías consecuentemente, distintas versiones de lo que se entenclió como
básicas de la poética (fábula, personaje' unidades, etc'), ofrece un modernidad. La quiebra de un concepto monolítico de modernidad
repertorio de conceptos y herramientas analíticas diseñadas para heredado de la filosofía ilustrada (realizado en la época de la industria
operar sobre la recepción efímera de obras cuya dimensión sensible y la democracia, pero también del colonialismo y el imperialismo)
resulta altamente significante. De ahí la atención al tiempo y al permitió atender a las paradojas, los acentos locales y sectoriales,
UNIVERSIDAD DE ANTIOQU ¡A
BItsI IOTFCA CFilITRAI
las historias prrralclas. Sin crrrbargr), Llna vez quc la posrnoclcrrridacl
«rbr-lr:rprlrta ()tr()s (cnllts al ¡rcttslttnictlt() tc(iric(), Ilttcvils cxigerlcias
rompió y abrió la rnodernidad, la primera perdió también senrido:
analític¿s y nuevos Inatices y visiones en la composición del paisaje.
se privó a sí misma de aquello que la definía. Algo similar se podría
Así, en el título mismo del libro resuena el término acuñado en
afirmar respecto a lo posdramático: la quiebra del c<lncepto de drama
los años cuarenta por Joan Brossa, que denominó Posteatro a una'
y la apertura de su sentido más allá de las definiciones aristotélica serie de obras que cuestionaban la relación jerárquica entre el texto
y hegeliana permite repensar y pracricar la teatralidad sin recurrir
y la escena y entre la escena y la platea, y cuya dramaturgia de
a categorías, o bien añadiendo ranras caregorías como las distintas
imágenes, heredera del surrealismo, anunció desarrollos posteriores
tradiciones culturales requieran. Las lectoras y lectores en español tanto en el ámbito de la poesía visual como de la creación escénica
podrán confrontarse con esa aperrLrra, repensar la historia de la
y performativa. Y en el concepto central del libro, la idea de
modernidad y de sus realizaciones, y observar en relación con ellas
perturbación y la trascendencia del drama respecto al texto y la
el paisa.ie de un teatro pos- (que, en algunos casos, puede ser también
escena, podríamos reconocer una continuidad con la práctica y el
Pre-, parut-, dnti- o simplemente) dramrítico. pensamiento escénico-visual de Juan José Gurrola, que insistía en
La virtud del libro de Hans-'Ihies Lehmann es la de proponer
afirmar: uEl teatro no existe, yo lo bajor. l,as acciones poéticas de
una elaboración teórica muy próxima a la práctica arrística y con la
Brossa y las conceptuales de Gurrola se podrían situar en los orígenes
intención de que sea usada. Esta virtud ha sido la clave de su éxito.
o antecedentes del teatro posdramático, junto a los efímeros pánicos
Y esta virtud implica también una apertura: estc no cs un sistema
de Alejandro Jodorowsk¡ el experimentalismo artístico del grupo di
teórico cerrado, sino una propuesra abierta que debe ser conrrasrada
Tella, los Vito-dito de Alberto Greco y las prácticas participativas de
en su aplicación, modificada por el uso, conrinuada, ampliada en su
Helio Oiticica y Lygia Clark. El teatro de dramaturgias colectivas
potencial complejidad. Este libro se escribió en diálogo cor.r la práctica
practicaclo por La Candelaria, el TEC, Escambra¡ Yuyachkani, entre
y prestando especial atención a aportaciones sumamente relevantes otros, plantea otro importante reto ¿r la refexión posdramática, Pues
de autores como Thdeusz Kantor, Heiner Miiller, Peter Stein, Robert
1o estrictamente dramático aparecía en sus proPuestas mucho más
'§l'ilson,
Heiner Goebbels, Claudia y Romeo Castellucci, Jan Fabre,
e ncarnado (e incluso ritualizado) que en el teatro documental euroPeo,
John Jesurun y orros. En todos ellos latía una volunrad de disolución al tiempo que la coherencia de la estructura de grupos, la relación con
de fronteras, que aFectaba ranro a lo estético como a lo social y lo
Ias formas y temas populares y la urgencia política les dotaban de
político. Lamentablemente las fronreras reales, q.ue inciden también en
una relevancia social que, efectivamente, resquebrajaba la autonomía
la producción, circulación y visibilidad de la cultura, especialmente de
estética. Otras propuestas se dejarían incorporar más fácilmente al
las obras efímeras, no son tan f,icilmente borrables como las formales.
paisaje posdramático: las de Antunes Filho y Macunaima, Els Joglars,
Por ello es preciso leer este libro (y cualquier libro) teniendo en menre
Albert Vidal, l-a Claca, el Gran Circo Teatro, Teatro Oficina, Carles
otros referentes y otras tradiciones, pracricando la negociación, en
Santos, Gerald Thomas, La Fura dels Baus, LaZaranda, Teatro del
un constante ejercicio de aprendizaje y proposición. Muchas de las O Clrupo Galpáo, Sportivo Teatral, Denise Stoklos, Ói
Obstáculo,
categorías y de las ideas aportadas por el profesor Lehmann resultarán
Nóis Aquí Tlaveiz, Mapa Teatro, Periférico de Objetos, Legaleón
de enorme utilidad para comprender la historia de la práctica 'ltatro, La Carnicería, Teatro del Obstáculo, Teatro da Vertigem, La
escénica en las últimas décadas. Pero será necesario también traer a
toppa, La Patogallina, lltatro de los Andes, Cia dos Atores, Teatro
primer plano el trabajo de muchos creadores iberoamericanos, cuya
Ojo, Lagartijas y tantos otros, aunque en muchas de sus obras (como
.i Tealro posdramático
Para una [ectura posteatral ]ll ,l
cr r(xl() l>trcrr t'a[raj. artí.stico) hallaría,r.s
maticcs y rcsisrcncias que jtrporrr.s:r, [)(lsu () .lrirrtt (,ttlttrtlis tlc tlttltlcrosas lcttgttlts ctlr()[)cas'
nos forzarían a desplazar, aunque fuera
mínimamente, las líneas cle crrtrc cllrrs el por.tug,uós) avelan [e calidad dc esta propuesta teórica y
reflexión y categorización con las que traramos
de comprender y anuncian cxcelentes resultados Para esta nueva versión en castellano.
compartir nuestra experiencia y nuestro conocimiento.
En la nómina Oorresponde ahora a quien lee abordar la tarea de la comprensión
paradójica de dramaturgos posdramáticos
habría que cita¡ entre y la crítica, contrastar ideas, instrumentos y modelos con su propia
muchos orros, Eduardo pavlovsky, Rodrigo García, Daniel
a
Veronese, experiencia y memoria de la escena, aportar otros referentes, sugerir
Federico León' Angélica Liddelr o
Jesusa Rodríguez. El cabaret de esta otros problemas, plantear nuevas preguntas' leef Po§teatrdlmente
última, como el de Astrid Hadad o Leo Bassi,
se presenra como un este libro no des<le Ia butaca de un lector-espectador, sino desde la
nuevo rero para Ia reflexión posdramática, lo mismo que las fiestas
y mesa-pantalla de trabajo de quien practica una lectura agente' La
propuestas pararearrales de Andrés perez
Araya o ras prácticas híbridas lectura posteatral exigirá tener en cuenta el campo expandido de la
de Guillermo Gómez peña. Thmbién sería
preciso rener en cuenta la teatralidad, el cruce del teatro con orras disciplinas en las prácticas
herencia del conceptuarismo, la incidencia
en ra creación escénica contemporáneas, la revitalización de [o clramático en ámbitos
latinoameric ana deperformtxnceros como
Maris Bustamante, clemenre extra-estéticos y la relación de la creación artística y/o escénica con
Padín, Carlos Zerpa, Eduardo Kac o la
activida<l performativa de otras prácticas sociales y políticas. Esta tarea corresponde a lectores
artisras de formación teatral como María
Teresa Hincapié, Rocío implicados activamente en el pensamiento del presente, que podrán
Bolíver o Amapola prada. El conceptualismo
latinoamericano ruvo así dar continuidad (incluso en la polémica) a una obra que surgió de
una dimensión política forzad,a por las
dictaduras y la violencia de la práctica y con vocación de rerornar a ella, poniendo a su disposición
los serenras y ochentas que dio lugar también
a activismos artísticos y los instrumentos teóricos construidos también gracias a la herencia
reatrales, que requerirían un capíturo
aparte en un estudio der teatro de la creación literaria y del pensamiento crítico.
posdramático; Luis camnitzer y ra Red
cle conceptualismos der sur
han realizado un trabajo fundamental para A. Sánchez
recuperar esra herencia y José
reacrivar la obra de artistas y colectivos [.ondres-Madricl, 20 1 l'2013
como CADA, TIT, Cucañ.,
Las yeguas del Apocalipsis, que tendrían
continuidad en colecriyos
activisras más recientes como los grupos
Etcétera, cKE (correclores
de arte), CUDS (Disidencia Sexual) o Esqueleto
Colectivo, por citar
algunos nombres.
La ausencia de estos y otros muchos referentes
igualmente relevantes
en el libro y de los marices concepruales
que podrían haber provocado
no constituye en absoluto un defecto del mismo,
pues la refexión
sobre la escena está más sujera que ninguna
otra a la dependencia de
contextos culturales y políticas de programación,
y porque, por otra
parte, la virtud de una buena teoría reside
en su capacidad para ser
útil y producir nuevos resurtados en contexros
diferentes a aquel en
que fue formulada. La excelente acogida
del libro en sus ,r...ion..
Premisa
Con el final de lagalaxia Gutenberg* el texto escrito y el libro se
vuelven a poner en cuestión. El modo de percepción se desplaza: la
visión simul tánea y multi-perspectivista reemplaza a la sucesiva y li-
neal. Una percepción más superficial y, al mismo tiempo, más abarca-
dora ocupa el lugar de otra más centrada y profunda, cuyo prototipo
era la lectura del texto literario. La lectura lenta, así como el teatro
prolijo y pormenorizado, corre el riesgo de perder su estatus ante la
circulación más rentable de imágenes en movimiento. La literatura
y el teatro, en una productiva relación estética de mutua repulsión y
atracción, asumen el estatus de una práctica minoritaria. El segundo
deja de ser un medio de masas, de ahí que resulte cadavez más ridículo
desmentir obstinadamenre esre hecho y más urgente reflejarlo. Debi-
do a la presión que el estímulo de la unión de dos fuerzas -rapidez
y superficialidad- ejerce en el discurso teatral, este se emancipa del
discurso literario. Asimismo, en lo que resPecta a su función en la
la imprenta en el siglo xv hasta las primeras décadas del siglo xtx, cuando la aparición
del t.légrafo cambiaría la historia de la comunicación humana [N' del E"]'
cultLlra, t¿,to el teatfo conro la literatrrr:r tfrltar) co, textur¿s
qtre, rrirt'tlt.l (sltt(io r.rr tlt¡¡ltl.'ticrrc lrrg:u csrt ltctttrtcititt y csrt o[lscl'vacititt.
en gran medida, consisten en una liberacirin cle energías y fantasías
l.a cnrisi<in y rccc¡.rcitin clc los sigrros y lirs seíralcs ocurreil simulttínea-
activas que quedan debilitadas por la civilización <Iel consumo
pasivo mentc. l,¡ la represcntación teatral* se origina un texto conjunto a
de imágenes e información. Ni el tearro ni Ia literatura ,. o.gr.irr,, partir del comportamiento en Ia escena y en la platea, aun cuando no
principalmente mediante imágenes, sino mediante signos.
Dado que éxista ningún discurso hablado. Una descripción precisa del teatro
el sector cultural se somere cadavezmás a ra ley del mercado
y L ..n- está estrechamente vinculada a la lectura de este texto conjunto. Tan
tabilidad' cabe remarcar una desventaja adicional para el tearro,
pues pronto como se encuentra la mirada de todos los participantes, la
no crea un producto comercializable ni, en consecuencia, Fácilmente
siruación teatral consrruye una totalidatl de procesos comunicativos
distribuible, como en el caso dc un vídeo, u,a película, un disco
o evidentes y ocultos. La presente investigación se emprende con la
un libro.
pregunta sobre el modo en que la práctica escénica ha empleado,
Las nuevas tecnologías
y los nuevos medios de comunicación se desde 1970, estas circunstancias esenciales, cómo las ha refejado y
vuelven cada vez más inmateriares en impactantes saltos
cuánticos cómo las ha convertido en tema de su presentación, ya que el teatro
-Les Immateriaux [Los inmateriaresJ era el rítulo precisamente <Je comparte con las demás artes de la (pos-)modernidad la propensión
una exposición organizada por Jean_Frangois Lyotard en parís
en a la auto-reflexión y a la auto-tematización. Siguiendo a Roland Bar-
1985-. El teatro, por el contrario, se identifica principalmenre
con thes cuando seÁala que en la modernidad cada texto plantea el pro-
Ia materialidad de la comunicacióu a diferencia de otras prácticas
blema de su posibilidad -de si su lenguaje puede alcanzar 1o real-, la
artísticas se destaca por el considerable peso materiar
de sus medios práctica escénica radical problematiza su esratus de realidad aparente.
y recursos. En comparación con el lápiz y el papel del poeta o la
Las palabras claves auto-reflexión y estructura auto-temática tienden a
pintura al óleo y la tela del pinto¡ er tearro requiere muchas cosas:
ra entenderse en relación con la dimensión del texto, pues el lenguaje
permanente actividad de personas, el mantenimiento
de los espacios es por excelencia el que abre el espacio para un uso auto-reflexivo de
escénicos, su organización, la administración <Ie mano
de obra, los signos. Sin embargo, en el teatro el texto está sujeto a las mismas
además de los requisitos de cada una de las artes que
lo integran. leyes y prohibiciones que los signos visuales, auditivos, gestuales, ar-
Y, sin embargo, esra institución aparentemenre anticuada sigue quitectónicos, etc.
ocupando un lugar sorprendentemenre estable en la sociedad junto
Un modo profundamente distinto en el uso de los signos teatra-
a las avanzadas técnicas multimedia. Es evidente que cumple
una les nos permite describir legítimamente como posdram¡ítico un sector
función que tiene que ver precisamente con sus desuentajas.
significativo del nuevo teatro. Asimismo, el nuevo texto teatral, qte
El teatro no es únicamente el lugar de los cuerpos pesados, sino
refeja repetidamente su condición de esrrucrura lingüística, ha deja-
también el de la concurrencia real, donde sucede una singular
inter- do de ser dramático. El título Teatro posdramtítico -en tanto que alude
sección enrre la vida organizada estéticamenre y la vida
real. A di_ a un género literario del drama- señala la permanente interrelación
ferencia de las artes del objeto y de la comunicación
mediática, en
el teatro tienen lugar *como hecho real en un aquí y un ahora- el
mismo acro esrético en sí (la actuación) y el acto de ra recepción (la * A lo largo del texto, e[ autor realiz-a una distinción entre los términos Affihrung
asistencia al teatro). El teatro significa un rapso de uida
en común que yTheateraffihrung. Esre último, utilizado en cste lrapimento del original, se tradu-
actores y espectadores pasan y dgotdn juntos, respirando el mismo ciría conro represeltttl¿'ión te¿tral, en un sentido coloquial; mientras qqe Aufiihrung
hace alusión a cualquier evenro cscénico, con independencia de estar o no represen-
tando un texto dramático [N. del E.].
*2 Teatro posdramático
Pró[ogo l]l]
sistcnrlr. (luando se debilitó [a confianza cn tales construcciones -p()r l'lu'lr r¡rrit'lt tro <¡rrit't-lr s()nr('t('r'sc:r llr tmnsfil-nr:rcirirr rlcl ¡rcnsa-
ejernplcr, \a del rcatro, según la cual el tcatro de cada época consrirLli- nricnto solrrc cl :rrtc nrccli¿rntc k¡s mótoclos igualmente absurdos de
ría un desarrollo específico-, el pluralismo de los fenómenos obligó la erchivística o la nlerrr categorización, queda aírn por trazar una
a un reconocimiento de la naturaleza imprevisible y repentina de la doble trayectoria. Por un lado, siguiendo a Peter Szondi, la lectura
inuención, su rasgo de indeterminación. de las formas y prácticas realizadas a través del arte como respues-
Asimismo, la heterogeneidad hizo tambalear las cerrezas metódi- ta a preguntas artísticas, como manifiesto dc las reacciones ante los
cas que debían posibilitar la afirmación de causalidades a gran escala problemas de la representación en torno al teatro. En este scntido, el
en el desarrollo artístico. Es necesario, por tanto, aceptar Ia coexisten- término posdramritico -en contraposición a la eticlueta de época del
cia de conceptos teatrales divergentes que no pueden subordinarse término posmoderno- hace referencia al planteamiento de un proble-
6ap la preponderancia de un paradigma único. En ese caso se podría ma concreto de la estética teatral: el propio Heiner Müller constató
considerar suficiente -como una posible consecuencia- la presenta- que tuvo diflcultades para seguir considerando su propuesta arrísrica
ción acumulativa que hiciera justicia aparenre a todas las variantes dentro de la forma dramática. Por otro lado, existe aquí una cierta
escénicas del nucvo teatro, aunque sería insatisfactorio restringirlo a confianza (controlada) en la rcacción personal o, en palabras de Ador-
un listado empírico-histórico que clasificara todas sus formas rearra- no, idiosinoática. Nlí donde el teatro ¡rrovocaba conmoción mecliante
les, ya quc supondría la mera transmisión al presente de una mo- la exaltación, la razón, la fascinación, la empatía o la incomprensión
destia historicista
-de acuerdo con el criterio de que cualquier cosa curiosa (no paralizadora), el campo definido por tales expcricncias
es digna de consideración solo por el hecho de haber existido-. [.a era examinado meticulosamente. Solo en el transcurso de la siguiente
teoría del teatro no puede aproximarse a su propio presente bajo la explicación se irá justificando la elección de los principales criterios
mirada del archivista. Es preciso, por ranro, hallar una solución a quc ahordnrá cste lihro.
este dilema, o al menos posicionarnos al respecto. La investigación
académica resuelve solo aparentemenre las dificultades que surgen de Secretos de oficio deI teatro dramático
Ia merma de modelos históricos y estéticos totalizadores: la mayoría A lo largo de varios siglos predominó en el teatro europeo un
de las veces mediante la división en especializaciones pedantes que en paradigma que se distinguía claramente de las tradiciones teatrales
sí mismas no son otra cosa que una prolija recopilación aglutinadora no-europeas. Por ejemplo, el teatro hathahali de la India o el teatro
de fuentes y sus respectivos datos. Táles esfuerzos carecen de interés y 1Vá .japonés están estnlcturados de modo totalmente distinto y cons-
no suponen ningún apoyo para los intentos de conceptualización en tituidos fundamentalmente por aspectos provenientes de la danza,
los campos teóricos adyacentes. Otra respuesta consiste en situar la el coro y la música, procedimientos ceremoniales muy estilizados,
teoría del teatro dentro de la llamada interdisciplinariedad. Aunque textos narrativos y líricos, mientras que el teatro europeo acumuló
los impulsos derivados de esta orientación son importantes, se debe discursos y hechos sobre la escena mediante la actuación dramática
constatar que, bajo el eslogan de lo interdisciplinar, los investigadores mimética. Bertolt Brecht escogió la expresión teatro dramritico para
muchas veces escamotean la verdadera razón de la teoría: la experien- designar la tradición a la que debía poner fr.n su teatro de la época
cia estética en sí misma, como algo inseguro, experimental y frágil; cienttfca. Este concepto de teatro dramático puede designar, en un
como un elemento incómodo que se deja de lado en ñvor de grandes sentido más amplio (incluyendo la mayor parte de la obra del propio
estrategias de categorización. Brecht), la esencia de la tradición teatral europea de la modernidad.
mente constitutivos del rcato. El teatro es entendido tácitamente I{cstrlta aún muy crrestionable de qué modo el público de los si-
cor¡no telttro del drama.Entre sus elementos teóricos conscientes se glos p:rsados se entregaba a las ilusiones brindadas mediante trucos
incluyen las categorías imitación y acción, así como la estrecha co- escer.rográficos, juegos de luces artificiales, acon-rpañamiento musical,
rrelación, casi automática, entre ambas. Como motivo asociado de vestimentas y bastidores: el teatro dramático era una maquinaria ilu-
modo más inconsciente a la concepción clásica del teatro puede de- sionista. Se pretendía erigir un cosmos fcticio y presentar las tablas,
ducirse la f<¡rrnación o reafirmación de una cohesión social mediante que signiJican el mundo como representado, abstraído pero estableci-
el teatro, de una comunidad que integra escena y público emocional do de modo que la fantasía y la empatía de los espectadores contribu-
y mentalmen te. La catarsis es Ia denominación teórica reservada para yeran a una ilusión para la que no son imprescindibles ni la integridad
esa función del teatro, que en absoluto es principalmente estética: ni Ia continuidad de la representación, sino el principio de que lo
instauración de reconocimiento afectivo y de cohesión mediante las percibido hace refercncia a un mundo, a una totalidad. La globalidad,
cmociones representadas y transmitidas a los espectadores a través del la ilusión, la represer.rtación del mundo son inherer-rtes al modelo del
drama. Es imposible disociar estos rasgos del paradigma del teatro drama ¡ a la inversa, el teatro dramático constata, mediante su for-
dramático, cuyo significado trasciende el mero encasillamiento den- ma, la totalidad como modelo de lo real. El teatro dramático termina
tro de la poética de un género concreto. cuando estos elementos dejan de ser el principio regulador y se con-
El teatro dramático está subyugado a la preeminencia del texto. vierten en una posibilidad entre otras dentro del arte del teatro.
En el teatro de la modernidad la realización escénica consistía en la
declamación y la ilustración del drama escrito; aun cuando la músi- La cesura de [a sociedad mediática
ca y la danza se agregaban o dominaban, el texto continuaba siendo Se ha extendido la opinión de que las formas experimentales del
determinante como una totalidad narrativa y cognitiva más compren- teatro contemporáneo desde 1960 enraíz-an sus modelos en la época
sible. A pesar de Ia caracterización cada vez mayor de los personajes de las vanguardias históric¿rs. No obstante, el presente estudio par-
dramáticos (dramatis personae) por medio del repertorio t.lo-verbal te de la convicción de que la ruptura indudablemente profunda de
de la gestualidad, el movimiento y la expresión mímica que traduce aquellas vanguardias en torno a 1900 -a pesar de las innovaciones
estados psicológicos, aún en los siglos xvIII y xlx los personajes se revolucionarias que introdujeron-, conservó por mucho tien.rpo la
siguieron definiendo principalmente por medio del discurso. EI texto esencia del teatro dramático: las formas teatrales emergentes conti-
conservó, por su parte, su función central como un guión de roles. nuaron, aunque modernizadas, al servicio de la representación de
Y, de este modo, el coro, el narrador, los entreactos, el teatro dentro universos textuales; intentaron salvar el texto y su verdad d,ela dejor'
del teatro, el prólogo y el epílogo, los apartes y un sinFín de sutiles mación a través de una práctica teatral que ya se había vuelto conven-
aperturas del cosmos dramático -incluyendo el repertorio brechtiano cional, cuestionando solo parcialmente el modelo tradicional de la
de los modos de actuación épicos-, podían ser incorporados e inte- representación y la comunicación teatrales. Es cierto que los recursos
grados en el drama, sin perturbar la experiencia específica del teatro escénicos de Meyerhold alienaban de modo extremo las piezas actua-
dramático. Es irrelevante si, y en qué medida, eran efectivas las for- das, pero continuaban presentando una cohesión global. Es también
mas lingüísticas líricas en la textura dramática o hasta qué punto se verdad que, aunque los revolucionarios del teatro rompieron con casi
que los mismos recursos pueden variar su signiñcado radicalmente conocidas fuera de un círculo pequeño. Cada lector encontrará una
según los contextos. l,as formas de expresión desarroiladas desde las lista más o menos larga de nombres conocidos. No todos han creado
vanguardias históricas se convierten en el teatro posdramático en un obras, si es que es posible aplicar este concePto a directores, compañías,
arsenal de gestualidad expresiva que sirve como una respuesra del tea- escenificaciones y acciones de teatro considerados posdramáticos' y no
tro a la comunicación social modificada baio las condiciones de la todos serán objeto de un estudio detallado en este libro. En este senti-
generalizacla tecnología de la información. do, y aunque la lista resulte incompleta, pertenecen al teatro posdramá-
Se considera un efecto colateral positivo de esta investigación el he- tico: Robert §lilson, Jan Iiabre, Jan Lauwers, Heiner Goebbels, Einar
cho de c¡ue la demarcación de un nuevo territorio teatral, realizada aquí Schleel Jürgen Manthe¡ Achim Freye¡ Klaus-Michael Grüber, Peter
con otros criterios, valores y procedimientos, haga surgir la necesidad Brook, Anatoli Vassiliev, Robert Lepage, Elisabeth Lecompte, Pina
de revelar una serie de implicaciones impreuisr¿s sobre lo que todavía Bausch, Reinhild Hoffmann, W'illiam Forsythe, Meredith Monk, Anne
hoy constituye la concepción común del teatro. Junto a esta crírica a las Teresa de Keersmaeke¡ Meg Stuart, En Knap, Jürgen Kruse, Christof
evidencias del discurso teórico sobre el drama -aún más cuesrionables Nel, Leander Haussmann, Frank Castorl, Uwe Mengel, Hans-Jürgen
tras una inspección más atenta-, es necesario definir enérgicamente el Syberberg,'lhdeusz Kantor, Eimuntas Nekrosius, Richard Foreman,
teatro posdramático como un concepto contrapuesto a tales evidencias. Richard Schechner, John Jesurun, Theodoros ltrzopoulos, Giorgio
Este concepto permite aclarar retrospectivamente aspectos no dramtí- Barbiero Corsetti, Emil Hrvatin, Silviu Purcarete, Tomaz Pandu¡ Jerzy
ticos del teatro del pasado, aunque ha sido desarrollado para definir el Grotowski, F,ugenio Barba, Saburo Teshigawara, tdashi Suzuki. Thm-
teatro presente. Las nuevas estéticas emergentes permiten observar bajo bién pertenecen a esta lista incontables acciones de teatro, artistas de
una nueva luz formas teatrales antiguas y los conceptos teóricos con los performance, happenings y estilos teatrales inspirados por el happening
que considerarlas. Ciertamente, hay que tener precaución al establecer Hermann Nitsch, Orto Mühl, §Tooster Group, Survival Research La-
las cesuras en la historia de una forma artística, especialmente cuando boratories, Squat Theatre, The Builders Association, Magazzini, Falso
se trata de contextos tan rccienres, pues exisre el riesgo de que se sobre- Movimento, Theatergroep Hollandia,'lheatergroep Victoria, Maats-
valore la profundidad del corte acluí postulado: Ia destrucción de los chappij Discordia, Theater Angelus Novus, Hotel Pro Forma, Sera-
fundamentos del teatro dramático -al fin y al cabo válidos a lo largo pionstheater, Bak-Tiuppen, Remote Control Productions, Tg Stan,
de cientos de años- y la transformación radical de la práctica escénica Suver Nuver, La Fura dels Baus, DV B Physical Theatre, Forced En-
fr# Teatroposdramático
Prólogo *!1
t'l silc.c.i.. l),r lllrrt:ll. t¡rrc t.rlrrs (r
cu.si csta.s p.lrr[rras clave se a¡rroxi,re, L()n llr'rlictt, I<rncstrr y ( icrrct t'tt l:t tlttc cl ¿lr,ttttrt ¡tosdrutmilictt'' -en
co, mayor o r,enor acicrto a la realiclad del nuevo rearro,
puerlen no cl crurl n<r y'tlt /tisÍoritt (story) sino Io quc él llamt cl juego (game) corc'
ser perrinenres por separado (muchas de ellas _ambigüedad,
rechazo tittryc str mtttriz generttiua. F,n el ntarco de nuestro uso terminológico,
a la interpretación, diversidad <ie códigos- son
igualmente aplicables csto sc ccrrrcsponde con la estructwa drdmáti¿a de una ficción y una
también a formas teatrales del pasado), ni ofrecer
en conjunto más que situación escenificada. Respecto a textos de teatro más recientes, se ha
tópicos que forzosamenre se quedan en una aportación
muy general hablado de texto de tedtro no drdmático, pero todavía ltalta un intento
(defbrmación), o designar impresiones realmente
heterogéneas (p.r,r..- más cletallado de analiz-ar el nuevo telltro en la diversidad cle sus recur-
sión, subversión). Más de una provoca contracricciones
inherentes ar sos teatrales a la luz de una estética posdramática.
discurso del teatro posmoderno. como ,sucede
en cualquier otra prác- Se pueden añadir otros ntotiv<ts a favor del térrllino ¡tosdramáti'
rica artística, el anfisis, la tuoría, ra reflexión y la
auto-refrerión en el ro, sin perjuicio del escepticismo tenlinológico ante las formaciones
arte no están excluidos del desarrollo a partir
del cual se introdujeron de palabras mediante el prefijo Pls-. F.n este sentido, cabe señalar que
en la modernidad' en una medida inusitada hasta
entonces. E,l teatro Hciner Miiller dijo en una ocasión quc únicamcnte conocía a un Poe-
posdramático no solo conoce el espacio uacío,
sino también el espa- ta posclrar.nático: August Stramm, que trabajaba en correosr'). Iiste es-
cio saturado; de hecho puede ser nihilistay groresco;
pero esro sucede cepticismo, sin cmbargo, parece miis justificado antc el conccpto dc
también en el Rqt Lear. proceso/heterogeneiclad/plurarismo
sirven asi- posmodernidad, que pretende definir toda una época. Muchos rasgos
mismo para definir cualquier tipo de rearro, el clásico,
el moderno y de la práctica del teatro que se consideran posmodernos -desde la gra-
el posmoderna. cuando peter seilars escenificó
Áyar (19g6) y Los persas tuidad aparente o l:r arbitr¿rriedad real de los recursos y ltormas citadas
(1993), o en sus realizaciones originales
cre óperas cle Mozart,
fue de- hasta la utilizaciór-r despreocupada y el acoplamiento de rasgos estilís-
nominadoposmoderno porque había retomado el
matcriar crásico en ra ticos heterogéneos; dcsde el teatro de imrigenes a la mezcla de recursos,
contemporaneidad de un modo riguroso e irreverente.
multimedia y performdncel no muestran en absoluto una renuncia
a la modcrnidad como principio, sino a tradiciones que refiercn a la
Setección de términos
forma dramática. De igual modo sucede con un sinnúmero de tex-
término teatro posdram¡iticoy su ob.ieto c{e estudio,
E'l
qr-re introcru- tos que, desde Heiner Müller hasta Elfriede Jelinek, son etiquetados
je en el debate teórico hace algunos años,
ha siclo utilizado posterior_ como posmodernos. El teatro se cuestiona concretamente las posibili-
menre por orros investigadores, por lo que resurta
aconseiabre
mante- dades que existen más allá del drama, pero no necesariamente más allá
ner la terminología. El presente estudio reroma
pregunras que fueron de la Modernidad, cuando el transcurso de una historia con su lógica
brevemcnrc abordadal i en mr temprana oposición
entre el discurs<r interna deja de constituir el elemento central, la composición deja de
predramático de Ia tragedia ática y el tearro posclramático
conrempo_ ser experimentada como una cualidad organizadora y se percibe como
ráneo7' Anteriormente, Richard schechne¡
aunque con un énfásis una manufactura insertada artificialmente, como una trama aparente-
distirrto al que se lleva a cabo aquí, aplicó el término
¡tosrlramático a
los happenings. De hecho, llegó a hablar de n¡s¿¡¡6
posdramárico cle s
S<:HrcrtNnq R. Pe(brmance'lheorl.NucvaYork: Routledge, i998, p' 21.
los happeningsrs, establecienclo de pasada
una reFerencia algo paradóii- Ibídem, ¡r. 22.
')
10
h,n alemán la palabra para designar la oficina de correos es 1'osl, así que tiene
scnticlo la ironía de Müller [N. de la T.].
' LsrrNraNN, H.j[Lt. Thuter und Mythts. Die Kr¡ttstitution r/es su.rtjehr irn Diskurs * En el contexto dc cste libro cl término pe(brmdnce no se reficrc al arte de acción o
rLr,t»tik¿u ti',rgiidit. Srrrrrg.rrr:
J.l{. Mcrulcr, l,tOl. al xrc <le pe(itrmance sino:r la actuación no milnética o no represcntativa [N. del E.].
Lt Teatro posdrarrrático
Prólogo,i*ü
U ¡ü ¡VE;I3¡DÁD D[ ANT¡ 3Q U ¡A
RlEll ltr\TErln ,^El!Tr-r r
nrentc l(')gica (luc s()lo aticndc a clichés, según aborrecíaAdorno clc los rrilir:r r¡rrt. lu.lll(lu(' .ltbilitrrtlt» y cxlt,rttst,r csl(: c()lltillúl cxisticlltltr
¡rroductos de la industria cultural. Heiner Müller Io expresó así en u,a c()¡)o cst¡.rLrttrr¡ clcl rc',\¡t'o ,tor//1111 c6nl6 exPcctativa de gra¡ parte
entrevista con Horst Lambe, a mediados de los años setenta: clcl pírblico, como fundamenro de muchos de sus modos de repre-
sentación y como norma de st drama-turgia, la cual funciona casi
Brcchr pensaba clue cl teatro épico no sería posiblc hasra el día en que rerr.nina- automáticamente. Müller califica su rexro posdramático Bildbeschrei'
ra la perversiór.r de hacer de un lujo una profesión, que acabara [a c.nstitución bung fDescripción de un cuadro]t2 como un opaisaje más allá de la
del tearro a partir dc Ia separación e,rre el escenario y Ia sala. solamente el muerte», como la nexplosión de un recuerdo en una estructura dra-
día en que csta fiactura se cierre (o, al n'rcnos, sc rierda a cllo), solo enrorlccs mática muerta»rr. El teatro posdramático se poclría concebir como los
ser:í posible h:rcer un rcatro coll un rninimo dc drarnaturgia, digamos casi sin miembros o ramas cle un organismo dramático que' como meterial
dramirrurgiir. Y es de est«r de lo quc se rrata ahora, dc fibricar un reatro sirr entumecido, siguen estando Presentes y configuran el espacio de un
-Ihmbién
csfuerzos. Crra,do yo voy al tcatro, noto rlue nre result:r cad¿r vcz más aburrido recuerclo floreciertte en doble sentido. cl prefi.io Plst- en el
scguir una hnica ¿cción cn el curso clc la velad¿. E,n cfecto, eso'o mc intercs:r término pos-moderno, donde conforma algo más qLle una mera mar-
kr mís míninrcl. (luando en la prinrera cscella se esl>oza un:r acción; cuandcr ca, remire al hecho de que una culrura o una práctica artística ha
en la se¡iunda comicnz-:r orra quc no tiene nada que vcr con l¿r primera, luego surgido del horizonte previamente incuestionable de la Modernidad'
LÚlll tcrcera, y lucgo una cu:trta, entonces se transfi)rm¿ cn algo divertido y con la que todavía sigue manreniendo alguna relación -de negación,
agraclable, pcro no es más la pieza perfccta de anr:ríror ,. de confrontación, de liberación o quiz.á tan solo de discrepancia y
exploración lúdica de lo que sea posible más allá de ese horizonte-.
mismo conrexro, Müller lamentó que el métod o del colkge n<t
F.rr el Asimismo, se puede hablar de un teatro pos-brechtiana, quc no es
se empleara suficientemente en el teatro. Mientras los grandes teatros, prccisamente un tearfo que rechace cualquier reférencia a Brecht sino
bajo la presión de las normas usuales de la industria del cntretenimien- que, siendo consciente de las exigencias e interrogantes sedirnentados
to, difícilmente tienden a arriesgarse y a desviarse det riicil consumo en su obra, ya no puede, sin embargo' aceptar sus respuestas'
de fibulas, nuevas estéticas del teatro pr¿rctican consecuentemente cl Así pues, el teatro posdrarnático incluye la prescncia, la readmi-
rechazo a una rrarra/acción y a [a perfbcción del drama; si. que esto sión y la continuación de esréricas anriguas, incluso de aquellas que
implique par,rr una renuncia a la modernidad. ya habían rechazado anreriormente la idea drar¡ática al nivel del texto
o del teatro. El arte no se puede desarrollar sin remitirse a formas an-
Tradición y talento posdramático terioreq; aquello que se cuestiona es meramente el nivel, la conscien-
El adjetivo posdramritico designa un rearro que se dispone a ope_ cia, el carácter explícito y el modo particular de dicha referencia. No
rar más allá del drama rras una época en la que este había primado obstante, es preciso diferenciar entre el recurso a lo anterior dentro de
dentro de la escena reatral; lo cual no quiere decir ni negación abs- Io nuevo y su apariencia (falsa) de validez persistente o la necesidad
tracra ni mero soslayo de Ia tradición del drama. Tras e/ drama sig- de normas traclicionales. La afirmación de que el teatro posmoderno
I Milrrr,*' H. Grsnmttnl¡e lrrtilnt¿r. r2 L¡uMenN, H.-'lh. u'lheater dcr Blicke' Zu Heincr Müllers Bildhescbreibung'
I-rirref'ort: VcrlagcrcrAuroren, I9ti6, p.21.
Existc una traducción al c;rstellan. en Rrve, paula. nEI reatro posdramático: una En Pror¡n.r.rc;H, ulrich (ed.). Dramatik der DDR. Fráncfort: Shurk:rmp, 1987,
introducciórr». En Tblón de Fondo. lleuist¿ de Tioría y Crítiut T?)tru/, núm. 12 (di- pp. 186-202.
ciernbre, 2010). 'r Ibídcm, pp. I U6-202.
confusión entre la pcrspectiva externa y la lógica estética interna, ya rner¡s indicacilnes de orras obras bien logradas. Las grandes veladas
que, ¿r menudo, el discurso crítico sobre el nuevo teatro echa mano dc teatro fascinan más como Promesas que Por su cumplimiento. En
de tal recurso. Iis realmentc difícil librarse de la termino/ogía clásica ellas lo que sucede registra la experiencia esrérica como suceso s de otra
que ha transformaclo el poder de la tradición en normas estéticas. Es cosa, una posibilidad que deja pendiente utópicamente la condición
cierto clue con frccucncia la nuev¿r práctica del teatro se establece para de algo anunciado de forma difusa.
la opinión pública a través de la oposición polémica respecto de la En este libro, no nos asociamos con el concepto de Io nuevo, con
tr¿rdiciór-r, dando así la irnpresión cle que debe su identidad a las nor- el pathos adherido al término desde el Nouum Organum de Bacon
mas clásicas. l,a provocación en sí misrna, sin embargo, no constituye hasta el nueuo llrte de actuar de Brecht, ni con el crítico semitono que
r.ringuna forrna; también el arte de la negación debe crear algo nuevo resuena en el concepto de nueuos flósofos, Porquc esta dcnominación
desde su propi:r fuerza, y solo entonces puede ganarse una identidad no denuncia algo realmente nuevo o radicalmente moderno. Mucho
propia sin recurrir a las nonnas clásicas. menos estamos de acuerdo con el énfasis de Adorno que llamó a lo
nrrevo una inuariante dc todo lo moderno' En cambio, se advertirá
Lo nuevo, [a vanguardia que en el llamado teatro experimental de las úrltimas décadas (una fór-
Iln el transcurso de esta investigacidrn se hablará a nrenudo del mula que a menudo debe marginar lo n-rarginal y raramente lo hace
iluet)o teatro para hacer referencia a las formas teatralcs dc las irltimas en forma de elogio) ha surgido algo nuevo cuyas raíces, sin embargo,
clécadas, aunque en partc solo sc correspondan con el paradigma pos- se hunden más allá de las sublevaciones y rupturas de los aíros scsen-
dramático. El concepto en sí mismo es habitual ya desde la década de ta y setenta. l)cl mismo modo, cabe evitar la sentencia equivocada
los cincucnta, molnento en el que se empieza a hablar casi de modo de que los fenómenos teatrales de los años novcnta fucran directa o
crónico del théáne nouueltu o nell) tbeatre. Michel Corvin publicó indirectamente causados por la revolución y el cambio político que
su libro Le théátre nouue(tu iniciados los años sesental5; por su par- conllevó la caícla del muro cle Berlín en l989. F.ste nouum se inch-rye
te, Geneviéve Serreau escribió, ya en l9(16, una Histoire du nouueau en una perspectiva de estética teatral que se engloba bajo el concePto
théátret,. Menos interesante que la crítica sobre el carácter vago de de posdramrítico.
este término es la reflexión sobre su obstinación ya que testifica el En contextos similares se habla también de teatro de uanguardia.
sentimicnto de despedida de algo que ha enaejecido mediante formas Ahora bien, estc otro tipo cle designación se clebe tomar con escepti-
que apuntan a un futuro y, de este modo, contienen más de lo que cismo ya qi.,
pres.indiendo de la connotación bélica de la expresión,
proyectan de antemano, buscándolo en el horizonte de lo imagina- se hacc difícil aceptar sus implicaciones en una clara línea de progreso
ble, donde lo logran como obra. Lo que cuenta en definitiva en los caracterizada por idas y venidas y una rnarcha que parece avanT.ar
clos cle trabajo, instituciones, lugares, estrlrcturas y personas. Knut C)ve jrive ncs. l)ueclen mencionarse :rl respecto la Kampnagclfábrik en Ham-
Arntzenr8 describe cómo el teatro de proyecto se lleva a cabo fuera de burgo, la Szer.re Salzburg y las §Tiener Fesrwochen (que junto al pro-
los centros establecidos de llscandinavia, primero en el Billeclstofteater grama principal promovieron el teatro de vangu:rrdia bajo el lema Big
en Copenhage, que existió desde I 977 hasta 198(r, después en el Ho- Motion) o el Festival Mondial du Théátre er-r Nancy. Támbién exisren
tel Pro Forma, fundado por Kirsten Dehlholm, entre otros. tmbién nluseos y centros artísticos que jugaron y juegan un papel importar.rte a
menciona una lista de otros teatros escandinavos, por ejemplo, el sueco favor de la práctica artística que transgrede fronteras; por ejemplo, una
Remote Control Production, dirigido por Michael Laub. fundación conro De Appel en Ámste.dam, funcla<la por \lies Smals cn
Es comprensible que la mayoría de los grandes teatros no parezcan 1975, que hizo posibles proyectos de artistas en el terren<¡ fronterizo
adecuados para presentar este tipo de propuestas (antes de que obten- entre las artes plásticas, el arte dc acción y el teatro, como Urban y Ulay
gan un amplio reconocimiento). A pesar de la buena voluntad de mu- (Frank Uwe l.aysiepen) o Rebecca Horn, entre otros.
chos dc los que allí trabajan, dependen de subvenciones, expectativas Diversas instituciones en l)inamarca, Noruega, Finlandia y Sue-
del público y exigencias administrativas, es decir, de requerimientos cia, así como cn cl cstc dc Etrropa, se rrricsgaron, e pcsar o precisl-
burocráticos. Además, el pensamiento de los responsables de estas ins- mente porque actuaban al margen, a confrontar el teatro maiilstrelxm
tituciones esrá a menudo fuertemente anclado en la tradición del teatro con un proyecto propio y sc convirtieron cn lugares en los cuales se
literario (hablado). En tiempos de escasas subvenciones pueden asumir podía mostrar el teatro innovador y marginado en las metrópolis cul-
todavía menos los riesgos que comporta un teatro experimcntal (esto turales. Pero sobre todo lue en Alemania, Austria, Bélgica y Holanda
es, motivado por aspectos genuinamentc artísticos). Nunca se insistirá donde una serie tle teatros arriesgados llegaron a :rcuerdos para realizar
lo suficiente en que, tanto en el arte como en la ciencia, el camino de r'o-procltrccioncs regularcs y reprcsenraron un imporlante lactor finan-
la cxperimentación implica pasar por fracasos, errores y desvíos. La- ciero, al mismo tiernpo que brindaron la posibilidad de dar a cono-
ment¿rblemente, el teatro experimental es, con frecuencia, un teatro cer la actividad teatral a un amplio público europeo. Me refiero, enrre
legítimamen rc drsacertado. Sus innovaciones no deben ser plausibles de otros, al Kaaitheater cn Bruselas, el Shaf1y Theatcr en Ámsrerdam, el
inmediato, en la práctica sus resultados pueden quedarse por debajo de Hebbel-'lheater en Berlín y el 'lhcater am Türm en Fráncfort; desde
las expectativas, su potencial innovador puede, en principio, revelarse hace algunos años también el Frankfurter Künstlerhaus Mousonrurm,
escasamente. E,n esta situación cliversas instituciones curopeas, sobre el Berliner Podewil y otros. Estas instituciones fueron y siguen siendo
todo en los años ochenta y noventa, han hecho grandes méritos por indispensabies para el nuevo arte teatral, ya que han introducido a nu-
promover el arte te¿rtral y, a través dela cooperacióny el valiente y per- merosos artistas y grupos reconocidos posteriormente y han creado la
sistente compromiso, han establecido las bases para el progreso de la posibilidad de que, en rorno a ellos, se pudiera establecer un pírblico y
estética teatral de determinados artistas, aunque estos no hayan logrado un terreno de discusión que, en colaboración cor.r academias, universi-
un éxito arrollador. A estas instituciones pertenecen organizadores de dades y revistas, proporcionaron la base que requiere la cultura teatral.
Existen una gran cantidad de directores de teatro excepcionales, como
Nele Hertling en Berlín, Hugo de Greef en Bruselas, Tom Stromberg
r8 ()v¡r AnNrzoN, Knut. uA Visual Kincl of I)rarnaturgy: Project'[hc:rtcr in Scan-
clinaviar. Ln Srnall i¡ BemtiJitl. Sttall Oounties Theatre ConJrrtnrr. (ilasgorv: 'fheirtre en Fráncfort y otros, con los que el nuevo panorama teatral está en
Sturlies Publicetions, 1990, pp. 43-48.
veinte, sobre el cual enfatizó retrospectivamente una claridad apa- nivel textual, descritos por Szondi, se corresponder.r con el desarrollo
sionada (uune sorte de clarté passionnéer). Entonces esta era ya más de un teatro que ha dejado de basarse en el drama -ya sea (scgírn la
importante para él que lo emotivo del teatro. La concenrración en Ia categorización de la teoría dramática) abiertcl o cerrado, piramidal
racionalidad, la distancia brechtiana entre el mostrar y lo mostrado, o circular como un carrusel, épico o lírico, más centrado en los per-
Io representado y el proceso de representación, signiJianty signiJié ge- sonajes o en la tr¿rma-. Hay teatro sin drama. La pregunta clave res-
neraban, junto a su productividad semiológica, una ceguera curiosa. pecto al desarrollo del nuevo teatro es de qué modo y con qué conse-
Barthes no uiola línea general que conduce desde Artaud y Grotowski cuencias se rompió, e incluso se abandonó, la idea de un teatro como
hasta el Living Theatre y Robert Wilson, a pesar de que sus reflexio- representación de un cosmos /icticir?, un cosmos cuya clausura estaba
gar¿rntizada mediante el drama y su correspondiente estética teatral.
Es cierto que para sus devotos cl tcatro de la era moderna era un even-
SzoNot, P- Das [,rische Drama. Franct:orr, 1975, p. 360 [cd. cast., Ti:t¡rítt del
'
dramt moderno (1880-1950). Téntariua sobre lo trágico. Madrid: L,diciones Destino, to en el cual el tcxto dramático constituía solamente una parte de las
1994, p. 16).
tada mediante el diálogo, permanecieron como estructurales. Fueron teatro épicor. \X/irth considera la línea Brecht - Artaud - teatro del
\Wilson como el «surgimiento de un idioma casi
asociados mediante la palabra clave drama y condicionaron no solo la absurdo - Foreman -
teoría, sino también las expectativas depositadas en el teatro; de ahí que intercontinental en el drama del presenter, como un discurso dram¡itico
una gran parte del público del teirtro tradicional tenga dificultades con encaminado a una redefinición del actor utilizado por el director como
el teatro posdramático, el cual se presenta a sí mismo como un punto una ntecla en la máquina de comunicación del teatror. uEl "modelo"
de encuentro de las artes y desarrolla exige, por tanto- un potencial emergente del teatro es radicalmente épico. Y en este teatro sin diálogo
-y
de percepción desvinculado del paradigma dramático (y especialmente los personajes solo parecen estar hablando. Sería más adecuado decir
de la literatura). No debe sorprender que los devotos de otras artes que han estado hablando a través del autor del texto o que el público
(plásticas, d¿rnza, múrsica...) se interesen generalmente más por este les ha prestado su voz intcriorrr.
tipo de teatro que los comprometidos con un teatro literario narrativo. Estos impulsos fueron importantes para la comprensión del nuevo
teatro (y también daant ld lettre para la del teatro de los aíros ochenta
Discurso dramático y nover.rta), y han conservado gran parte de su validez. No obstante,
Debido principalmente a motivos terminológicos no hablaré de no podemos detenernos en ellos, teniendo en cLrenta que Wirth tan
discurso dramático del modo en que lo hace Andrzej Y/irth, a pesar de solo planteó sus ideas someramente y en lorma de tesis. De momento
que, por lo general, estoy de acuerdo con sus perspicaces observacio- el modelo del discurso con su dualidad de puntos de vista y de fuga
nes2. \ü[irth puso el acento en el hecho de que el teatro se transforrna, -director omnipotente acluí y observador solipsista allí- preservan el
en cierto modo, en un instrumento a través del cual el autor (director) modelo clásico de ordenación de la perspectiva que era característica
dirige su discurso directamente al público. EI aspecto culminante de del drama. Pero el polilogo (Kristeva) del nuevo teatro rompc con una
la propuesta de Wirth consiste en que la alocución se convierte en la ordenación ccntrada en un logos. Se alcar-rza una disposición de espacios
estructura fundamental del drama y reemplaza el diálogo conversacio- de sentido 1, de sonido abierta a múltiples usos que no puede ser adscrita
nal. Ya no es únicamente la escena, sino todo el teatro el que funciona a un único organizador u órganon (ya sea individual o colectivo). Se
como un espacio hablante. De hecho, se trata verdaderamente de un trata, más bjen, de la presencia auténtica de cada uno de los actores que
cambio decisivo y de una estructura que culmina, por ejemplo, en el no aparecen como meros portadores de una intención externa a ellos,
teatro de Robert Wilson, Richard Foreman y otros exponentes de la derivada del texto o de la dirección. Actúan en un marco que pre-deter-
vanguardia americana. En opinión de Wirth, resultan determinantes mina su propia lógica corporal: impulsos ocultos, dinámica energética
para esta evolución la epicización brechtiana (cuyo modelo de la esce- y mecánica del cuerpo y de la motricidad. Así que es problemático con-
na callejera no contiene diálogo), la desintegración de la col¡erencia del siderarlos como agentes del discurso de un director externo a ellos (algo
diáhgo en el teatro clel absurdo y la dimensión mítica y ritual en la distinto es el caso de los hablantes en textos de Heiner Müller que, en
ausencia de un signo individual independiente, deben ser entendidos
|Wrnru, A. uVtrm I)ialog z.um l)iskurs. Vcrsuch einer Synthese der n:rchbrechts-
chen lheaterkonzepte». b,n'lheater Heute 111980, pp. 16-19. 'Ibídem.
idénticos en la consciencia de muchas personas (incluso en la de los cn¡c drarnitin y /tburrido. La necesidad de la acción, el entretenimien-
estudiosos de teatro). Ambos forman una pareja, por así decir, tan to, la diversión y el suspense se sirwen de reglas estéticas referidas al
inextricablemente entrelazada que, pese a todas las transformacio- conccpto tradicional de drama, allnque en su mayoría inconscientes,
nes radicales del teatro, se ha conservado el concepto de drama como para medir un teatro que rehúsa abiertamente las exigencias de estos
una idea normatiua latente del mismo. Cuando el discurso coridiano estándares. Por los pueblos. Poema dramático de Peter Handke se estrenó
identifica de todos modos drama y rearro (el espectador, rras su visira en 1982 en la Felsenreitschule de Salzburgo. Mientras que la crítica se
al teatro, expresa que la obra le ha gustado cuando, probablemente, quejaba de que en el texto de Handke no apareciera ningírn conflict<-r
la realización escénica, sin hacer una distinción clara en-
se refería a trágico-dionisíac<¡ -uuna pieza más adecuada para leer en silencior-,
tre ambas) no dista tanto de numerosos críticos y de la bibliografia Urs Jenny alabó la escenificación en Hamburgo de la mano de Niels-
especializada. Pues también en esros casos, mediante el uso de los Peter Rudolph por haber revelado uen el poema, un udrama cargado
términos y una implícita o incluso explícita
equiparación entre el de tensiónr. Sin embargo, [a calidad de la realización escénica en Ham-
teatro y el drama puesro en escena, se perpetúa la suposición (fal- burgo -la única que conozco- consistió mucho más en los ritmos di-
sa al fin y al cabo) de una identificación tendenciosa enrre ambos, ferenciados que debían sostener la gran forma pretendida por Handke.
presentada progresiva e imperceptiblemente como norma. Con ello En cualquier caso, para e[ autor no se trataba ciertamente de escribir
se excluyen realidades cruciales del teatro y no solo contemporáneo; w drama ütrgado de tensión. Es significativo que, incluso en un análisis
la tragedia antigua, l<¡s dramas de Racine y la dramaturgia visual de científico de este caso, tal criterio continúe siendo indiscudble y resulte
Robert tü7ilson son todas formas rearrales. Puede decirse, sin embar- evidente su vigencia('. En el criterio d.el suspense persiste la concepción
go, que la primera, asumiendo la concepción moderna del drama, es clásica del drama, pues es un ingrediente intrínseco a é1. Exposición,
pre-dramritica, que las piezas de Racine son indudablemente rearr<¡ acción progresiva, peri¡recia, catástrofe -tan anticuado como suene-,
dramático y clue las óperas de \üí/ilson deben llamarse posdramáticas. es lo que se espera de las historias de entretenimiento en cl cine y en
Cuando ya no se trata sencillamenre de la ruptura de la ilusión dra- el teatro.
mática o de la distancia epicizante; cuando ya no son necesarias ni la La idea dc suspense que la estética clásica -tro solo la que con-
trama ni el dramatis personle retocado plásticamente, ni una colisión cierne al teatro- conocía perfectamente, no debe confundirse con
dialéctico-dramática de valores, ni siquiera personajes identificables el ideal de suspense en la era del entretenimiento cle los medios de
para producir teatro -y el nuevo teatro 1o demuestra con creces-, comunicación, el cual, pese a todas las tecnologías de simulación,
entonces el concepto de drama, sujeto a tantas diferenciaciones y por es profundamente naturalista. Aquí no se trata de otra cosa que del
tanto debilitado, retiene ran poca susrancia que pierde su valor de contenido, allí de la lógica del suspense y del desenlace, de un suspense
reconocimiento. I)eja de ser útil para Facilitar la tarea de conceptos en un sentido musical, arquitectónico ¡ generalmente, composicio-
teóricos que agudicen la percepción y obstruye el conocimienro ranro
del teatro como del rexto tearral.
t' SL Er,tNe<;r, P. u],esedrarna? Überlcgungen ¿ur szenischct-t 'llansforntation
büh-
Entre los motivos externos de por qué, a pesar de todo, el nuevo
nenltrer.nder Dramaturgic,. En Frscltan-Lt<;Hr¡, F,. (ed.), D¿s drdma un seine Insze-
teatro debe continuar leyéndose en relación y en conrraste con la cate- nierung. (lonferencia dcl coloquio internacional sobre semiótica de literatura y teatro
celebrado en Fráncfbrt cn 1983. Tübingcm, 1985, pp, 133-145.
percepción verdaderamente teatrales, es decir, las cualidades estéticas (posiblemente debido a que desde el siglo xvtlt el uso corriente de
del teatro como tal, quedan cn un segundo plano (la contemporanei- drame y drama se aplicaba a una puesta en escena burguesa de tono
dad repleta de acontecimientos, la particular semiótica del cuerpo, los grave). En segundo lugar, es interesante que el uso cotidiano de la
gestos y movimientos del actor, las estructuras compositivas y forma- palabra carezca prácticamente de toda referencia al patrón básico del
les del lenguaje como paisaie de sonidos, la calidad de las imágenes drama, 1o que Hegel denomina colisión dramáticay que, de un modo
visuales más allá de la ilustración, el proceso rítmico y musical con u otro, se encuentra en e[ centro de casi toda teoría del drama. El
su propio tiempo, etc.). No obstante, estos elementos (la forma) son drama es, por lo tanto, un conflicto entre posiciones representadas
precisamente los principales aspectos de rnuchas producciones del por personas mecliante las cuales el persona.ie dramático está com-
teatro contemporáneo, no solo de las más extremas, y no se emplean pletamente identificado con LLn Prttltos fundado objetivamente; es de-
como meros recursos para ilustrar una acción cargada de tensión. cir, busca asegurar apasionadamente posiciones éticas a expensas del
prestigio y la imposición de la persona. Este modelo del antagonismo
dramático difícilmente se resalta en el uso cotidiano de la palabra ya
¡Vaya drama!
También el lenguaje coloquial crea expectativas que condicio- que, por ejemplo, se llama drama también a la larga búsqueda de un
nan la recepción. Las palabras drama y dramático se utilizan en gran ar.rimal doméstico desaparecido, en la que no apxrecen oposiciones,
cantidad de frases hechas. La gente añrma n¡Aquello fue un drama!, posiciones enemigas, etc. Por lo visto, en el lenguaje cotidiano las
cuando se refiere a una situdción ylo un acontecimiento de la vida palabras drama y dramático están más asociadas a una atmósfera, a
diaria que fue atípico. Expresión y acontecimiento estáfi connotados una intensificación de la emoción, al miedo y a la incertidumbre que
por esta palabra. uFll dramático secuestro terminó sin derramamien- a una determinada estructura de los acontecimienros.
acerca del padecimiento de su hijo cuando se le prohibió ir al cine construcciones aventuradas -hacia el siglo xvIII- para salvar el prin-
y señala u¡Menudo dramalr, la palabra distancia el acontecimiento cipio de imitación incluso en la música, entendiéndola, por ejemplo,
y hace resonar con ironía que el motivo fue insignificante; sin em- como imitación de las emociones. Los teóricos marxistas intentaron
bargo, hay una similitud respecto al drama: sufrimiento, al menos proteger el principio del reflejo para la pintura no representacional,
decepción, así como una manifestadón de los sentimienras -probable- pero las emociones o los estados anímicos no son plásticos ni sonoros,
mente bastante expresiva- como reacción ante la prohibición. Hay y su relación con las imágenes es más compleja: una suerte de alusión.
Quien no se percata de lo energético en, Por e.iemplo, los coros can- vos del teatro. Estos elementos tampoco omiten la idea de Lyotard
tantes y danzantes avanzando en dirección al público del teatro de de un teatro energético de intensidades (dolor de un diente, puño
Eirrar Schleel sino que solo busca signos y rePresentdción, aprisiona apretado). Artaud y Adorno, sin embargo, insisten también en el
lo escénico en el modelo de la imitación y de Ia acción y, Por tanto' hecho de que el espasmo se organiza igualmente mediante signos o,
siguiendo a Adorno, de que la mímesis se realiza a través de un pro-
ceso de racionalidad y construcción estéticas. Esta obtiene su lógica,
8'l-unNr.:tt, Y. On tlte Edge o/'the Buslt: Anthropologlt as experience. Arizona: Univcr- así como su material sonoro, a través de la organización musical. No
sity ofArizona Press, 1985, pp. 300 y ss. reproducirá una lógica (por e.jemplo, una trama) (pre)existente a los
') Lvoreno,
]. F. uThc Tooth, the l)almr. E,n Mr¡nn¡v, T. (ed.). Mímesis, Mdsocl¡ism
and Mime. 'Ihe Politics o.f'the Theatritality in Contemporary t'-rech Thought. Michigan:
signos teatrales. Curiosamente, el ejemplo de Lyotard se asemeja a
University of Michigan Press, 1997, pp.282-288, csp. p.282 [ed' cast', uL,l diente, una formulación de Adorno sobre este tema:
la palma dc la ¡rano,. b,n Dispositiuos puhionales. Madrid: Fundamentos' I 98 I , pp.
BL)-97).
ro lbídem, p.21. '' Anreu», A. Le théátre et son double. París: Folio, 1964, p. 13 [ed. cast., El teatro
rrlbídem. y su doble. Barcelona: tdhasa, I 996, p. I 61.
forma dramática tendía a lo conceptual mediante la abstracción y a la más placentero mediante el goce en el reconocimiento del objeto de
condensación intensa y abreviada. En esto se basa también la simili- la mímesis; un placer que solamente es necesario para las masas, no
tud frecuentemente destacada entre novela y drama. para el filósofo: el uaprender es algo sumamente grato no solo para los
filósofos, sino igualmente para los demás hombres, si bien participan
AristóteLes: eI ideatde l.a conmensurabitidad de ello en escasa medida. l'or ello se complacen en ver las imágenes,
La Poética de Aristóteles concibe la belleza y el orden de la trage- porque al contemplarlas resulta que aprenden y dcduccn qué cs cada
dia de acuerdo a una analogía con la lógica. Las normas dictan que cosa...r"'.
la tragedia debe ser un todo con planteamiento, nudo y desenlace, La tragedia surge como un orden para-lógico. El criterio de la
unido al requisito de que la magnitud (la extensión temporal) debería uisión abarcadora sirve también como un procedimiento intelectual
bastar para el movimiento que implica una peripecia y de ahí a la no perturbado por la confusión. Lo bello, según los argumentos de
catástrofe concluyente, concebida según el patrón de la lógica. En la la Poética, no puede entenderse sin una cierta magnitud (extensión):
Poética el drama funciona como una estructura que otorga una lógica
(concrctamente dramática) al caos desconcertante y a la plenitud del [...1 p.rr lo cual no puede resultar hermoso un animal demasiado pcqucíro
ser. Este orden interno, sostenido por las célebres unidades, sella la (ya que la visión se confirnde al realiz.arsc en un ticmpo casi inrperceptible) ni
estructura de sentido que representa el artefacto de la tragedia frente dcmasiado grande (pues la visión no se produce entonces simultáneamcntc,
a la realidad externa y. al misnro tiempo. la constituyc intcrnamcntc sino que la unidad y la totalidad escapan a la percepcirln dcl espectador,
como una unidad y una totalidad íntegras. El todo de la trama -una por ejemplo, si hubiera un animal de diez mil estadios); dc sucrte que, así
ficción teórica- funda el logos en una totalidad en la cual la belleza como los cuerpos y los animale cs prcciso qut: tengan magnitud, pero esta
se concibe esencialmente como un progreso temporal controlable. El dcbcr scr fácilmente visible e n conjunto, así también las lábulas han dc tener
drama implica un transcurso temporal controlado y conmensurable. cxtcnsión, pero que pueda recordarse flícilmentel;.
r8
Ibídem, P. 117. r" MnNru, Ch. 'liagddie im Sittlichen. Clerecbtigheit und Freibeit nach Hegel.
* El
concepto de mundi¿lidad procede tle La not,ela históric¿, dc Georg Lukács, Fráncfort: Shurkamp,1996, p. 42.
publicada en 1937 iN. del E.l. ro Ibídcrn, p. 42.
plástico, se alcanzó el absoluto de belleza, Hegel considera, en cambio, ,rrr rnockr t:n que él usiente rota su vida en su fuerza y en su belleza, y se
la Antígona de Sóltocles como l/t obra de arte más satisfactoria tanto del cntr-istcce con cl antici¡-ro de una muerte prcmatlrra»ll. La contingencia
mundo antiguo como del moderno, aunque solo en un cierto /lspecto: a ..lc l¡ abur.rdancia de elementos de la trama épica desconoce todavía la
sabe¡ como representación ideal de la división y la reconciliación de la rrcccsid¡.d dialéctica. Por tanto, la voz clel narrador épico, que Perma-
forma ob.ietiva y subjetiva del espíritu ético. La tragedia clásica, como nece externa al héroc, debe scr reernplaz.ada por Ia original estrtlctura
forma del conficto ético, trasciendela mera belleza perfecta, ¡incluso tllarn¿itica del destino ¡ junto a ella, la auto-articulación del ser huma-
no (mediante la cncarnación/corporeización cscénica). Menke muestra
dentro del ámbito de la forma art*tica cLísica! F.s mtís que bella, se en-
cuentra ya en camino hacia el concepro puro y la subjetividad. Por esto cntonces que si se lee atentamente el argumento hcgeliano, el carácter
Menke propone reconciliar la representación hegeliana de la disolución extraño del destino tr:igico en la trageclia (ya inhercnte a la épica), en-
delaforma clásica con su teorema del final del arte en la Modernidad, rendido como «un poder sin sujeto, sin sabiduría, indcterminado en
de tal modo que realmente solo la concepción de est¿r disolución da sí mismor, como una ufría necesidadr, no solo aPllnta a ur.r poder que
sentido a este teorema. uPara Hegel el drama, también en su form¿r rompe lo bello, sino tanrbién a qr.re la reconciliación dramática ya lleva
griega, se encamina hacia un arte "que ya no es bello". En el drama consigo el dardo envencnado de su fracaso. Y así, efectivamente, en la
comienza el fin del arte, dentro del arter''. De ello resulra, en cierro propia concepción de Hegcl, la ex¡reriencia del destino constituye la
modo dentro de una lógica extraofcial de la representación histórico- médula del drama. Est¿r es, sin embargo, una experiencta ética: algo
clude el control de la voluntad ética, lauzando una contingmrl¿ mlLcrta
teleológica -¡ en cualquier caso, dcsde la Fenomenología del espíritu-,
una estética marginalización del drama, en la medida en que, en el para el concepto ético en lo dramático ¡ con ello, en la actuación del
ámbito del arte (de lo bello), la belleza en sí misma puede cuestio- es¡ríritu. Mediante esta continge ncía o pluralidal que aparece tanto en
natse en su Pretensión de reconciliación. Si Hegel entiende Ia belleza lo divino como en lo humano, se anula toda posibilidad de una recorl-
artística como una reconciliación de opuestos integrada por muchas ciliación última. Lo que distingue lo dramático es una ruptura que se
capas, especialmente entre lo bello y lo ético, se puede corroborar debe intentar recomponer provisionalmente Para mantener la uerdad
que, ba.io el concepto delo dramático, Hegel destaca aquellos rasgos de la reconciliación mediante una estilización que despoia al drama de
de lo estético que hacen fracasar la pretensión de rcconciliación. El realidad niaterial. El drama como arte bello nrechaza todo lo que en la
drama no es únicamcnte la apariencia (poco problemática), sino, al representación no responde a ello y por esta purificación produce' en
mismo tiempo, la crisis manifiesta de lo bello ético. primer término, el idealrza.
La filosofía del drama presenta, en la culminación cle su formu-
lación clásica, una notable dualidad: por un lado, la afirmación de on MeN, l'. Die ldeologie des A,stbetischen Fráncfcrrt: Suhrkamp, 1993'p- 54.
22
en peligro la pretensión de una mediación abarcadora, no es orra cosa rncntc legible, fue contemplada en su filosofía Pero, en cierto modo,
que el principio del drarna mismo. La abstracción dialéctica posibilita únicamente como una corriente baio la superñcie reflectante de su
el drama principalmente como fbrma, pero, paralelamenre, lo elimi- proceder dialéctico oJicial.
na dcl árnbito de la reconciliación estética que aconrece mediante la
penetraciór-r de la m¿rteria sensible. En las profirndidades del teatro Hege[ 2: performance
dramático yacen tensiones ocultas bajo la forma de una experiencia Para Hcgel en el clrama era esencial que los personajes estuvieran
indisolublementc contradicroria del problema ético y de la materiali- cncarnados por sercs humanos reales -con voz' corporalidad y ges-
dad abyecta, que abren la posibilidad de su crisis, de su disolución y, tualidad propias- y que no fueran meros accidentes' como en Aris-
finalmente, de un paradign.ra no-dramárico. Si de algo carece el ideal róreles. Con ello sc da una particular auto-reflexión perJitrmatiua del
clásico es dc la posibilidad dc accptar lo impuro y ajcno al sentido. drarna que apunta, como demuestra Menke, en l¿r misl-na dirccciórl
Igualmente aguda y clarificadora es la conclusión de Menke de que a que la ruptura latente en el arte bello, basada en la udeficiencia de
partir de Hegel pucdc pensarse la modcrnidad como un mundo clue su labor de reconciliaciónrrt'. Mientras quc no sc pued,r alcanzar la
urnás all¿í de la carencia de la bella eticidad t...], debe exclLrir toda realizaciór.r únicamente mediar.rte la voz del narrador o rapsoda, sino
carenciar. Más allá de una estétic¿r dc l¿r mediación con su paradigma mediante una necesaria plttralidad de voces, los sujetos Particularcs
estótico central -el clrarna-, es imaginable un¿r modernidad (o pos- e indiuidudles ganan una legitimidad tan aLltónonla clue se vuelve
r.r-rodcrr.ridad) también para el rearro, quer «no excluye la rnultiplicidad imposible relativizar su derecho indiviclual en favor de una síntcsis
y la diversidad, sir.lo que las tolcrarrt. El teatro ha atravesado, desde dialéctica. Además, los actorcs -que Hegel ve como esttltuds Puestas
la ópoca posclásica hasta el presenre, una serie de mutacioncs que co- en movimiento y en mutua relación entre ellas- llcv¿rn a cabo una
rroboran el derecho al disparate, lo parcial, lo al¡surdo y lo féo frente desviacirin escandalosa desde el punto de vista del idealismo objetiv<r
a los ¡rostulados de unidad, totalidad, reconciliación y sentido. Thnto del filósolto. En la medid¿r en que en el drama sean únicamente seres
en el fondo como t:n la forma, el teatro ha ido incorporar.rclo aquello humanos empíricos los quc contribuyan a hacer realidad el ideal (es-
que, con total disgusto, no se deseaba adoptllr anteriormente. [-a re- piritual) y la belleza artística (los héroes dramáticos), estos se accrcan
flexión sobre la duaiidad inrerna de la traclición clásica confirma que a una irdhica consciertcid periormatiua. Se origina así, con otras pala-
este otro del teatro clásico ya estaba presente en su cuestionamiento bras, el impensable fcnómeno hegcliano de que lo particular y prc-
filosófico: como una posibilidad de ruptura oculta bajo el marco de conceptual -el mero actor individual- se sitúa por encima del conte-
la labor de reconciliación tensada al m¿iximo. En este senrido, rearro nido ético. Este clepende del simple rendimiento representacional dcl
posdramático, de nuevo y más definitivamente, za significa un rearro actor, en vez de imponer su propia ley al particular. Según Menke:
que existe mtís allá del drama, totalmcnte desvinculado de é1, sino «en vez de ser meras herramientas que desaparecen en un rol' los acto-
r5 rr'Ibídem, p. 51.
MnN«r, Cá. Tiagi)die im .littlichot op tit., ¡>p.54-55.
r- Ibídem, l78.
2¡ HI:.G¡L. (1. \f. Ir. Pbiinomenologie des Geiste, op. cir., p. g [cd.
5l cast.,
Fenomenología del espírin, op. cit., p. 4251.
r') lbídcrn, p. 431.
ro
Ibídem.
'' Ibídenr. I Ibídcrn, p. 426
Teatro y texto
El teatro y el drama han existido y existen en una relación de contra-
dicciones cargadas de tensión. Destacar esta circunstancia y considerar
sus implicaciones en toda su extensión es condición previa para una
comprensión adecuada del teatro más reciente. El conocimiento del
teatro posdramático empieza con la averiguación de hasta qué punto
su existencia depende de la mutua emancipación y de la división entre
drama y teatro. Por este motivo, la historia del género dramático en
sí misma es de escaso interés para los estudios teatrales. Sin embargo,
dado que el teatro en Europa estuvo dominado práctica y teóricamente
por el drama, es aconse.iable, como ya se ha explicado, relacionar me-
diante el concepto posdramático las nuevas tendencias con el pasado
del teatro dramático; esto no se reflere tanto a los cambios enlos textos
teatrales, como a la transformación de sus modos de expresión. F,n las
formas teanales posdramáticas, el texto utilizado en escena (si se utiliza)
es considerado como un elemento más entre otros y al mismo nivel
en una composición gestual, musical, visual, etc. La escisión entre el
discurso del texto y el del teatro puede abrirse hasta alcanzar una clara
discrepancia e incluso una eliminación del vínculo existente.
l'.1 tlist:rrrciarrricnto llist<ilico clcl gt'rttt tcxt() y (l t('ilt11) tctlttit'r'r'rttr:t ()tril (()sil, s()n [)llt:t lirrtlrs sirrrPlt.s lil'llllrs tlr'l,ll:ulrlr'. lll l:rs rrtoPílrs
reclefiniciírn sin prcjuicio alguno sobrc st¡ rclación. F,st¿r rcc«rt.tsiclcra- tt'lrtrrrlr-s tlc l:r prirrrcrrr lllit¡cl dcl sigkr xx n()s cncontranl()s ocasional-
ción podría llevarnos a afirmar que el teatro existía primero: surge del n)cntc unlr firrrna cxprcsiva -cle las rn¿ís inspiradas de entonces- que
ritual, toma la forma de una mímesis dancística y alcanza una práctica identillc¿ cl tearro como acción de cubo con el drama e inrerprera esta
y un comportamiento plenamente formalizados con anterioridad a la ¿cciórr simbólica y de culto clel mimo como imitación de la realidad.
escritura. Mientras que el teatro y el dramaprimitiuos* son meramente L,sta identificación terminológica del drama con toclos los niveles de lo
el objeto de tentativas de reconstrucción, parece bastante cierto, des- teatral suprime las productivas cliferenciaciones históric¿rs y tipológicas
de un punto de vista antropológico, que las formas teatrales rituales entre las distintas arres, en las cuales el teatro y la literatura dramáti-
más tempranas representaban proccsos con una carga afectiva eleva- ca se unieron y se separaron cn la Modernidad. Por eso ticne sentido
da (caza, fecundidad), realizados con ayuda de máscaras, disfraces y delirnitar el drama de un modo más restringido, y ponerse de acuerdo
accesorios de un modo que combinaba danza, música y actuación de en que hipótesis como la de Fuchs confunden indistirrtamente las di-
personajesr. Aunque esta práctica motora, corporal y semiótica previa rnensiones de lo agonal, lo teatral y el drama, aspecros que permanecen
a la cscritura represente un tipo de texto, resulta obvia la distinción diferenciados *y cor-r razón en la conscienci¿r de la gente del tcarro, de
respecto a Ia formación del teatro literario moderno. El texto escri- los lectores y de los reóricos. [,o mismo puede aplicarse a observacioncs
to, la litcratura, tomó una discutiblc posición de líder en la jerarquía enunci¿rclas por Heiner Müller, según las cuales el elemcnro funda-
cultural. Así, la relacirin todavía presente en el teatro representacional nrental clcl teatro y del drarna scría la transformacióny
qLLc cl tearro ha
barroco entre el texto y las formas del discurso musicalizadas, los ges- tenido siempre que ver con un tipo de muerrc simbólica: ulo csencial
tos dancísticos y la decoración ostentosa y :rrquitectónica desapareció en teatro es la transFormación. Morir. Y el ternor a esta última transfbr-
en el teatro literario burgués: el texto impuso su dominio como dador mación cs general, en ella se pucde confiar, con ella se puedc conrarr4.
de sentido, al cual clebían servir los otros recursos teatrales controlados Walter Ben.iamin, al discutir sobre la aparenre reconciliación en las
por la cautelosa autoridad de la razón. Afinidddes electiuas de Goethe, escribe:
Ha habido intentos de considerar la consciencia precisa de la auto-
nomía de los elcmcntos no literarios clel tcatro mediante amplias dc- F,l misterio r:s cn lo dranrático el mornento en el cu:rl esto sc cleva del :ínlbito
fir.ricioncs de lo que sería el drama. Así lo formula Georg Fuchs en Z¿ del lcnguaje c¡ue lc cs propio a uno que es sin cluda superior y, adcr.nás, para
reuolución del teatro: uEl drama en su forma más simple es movimiento este inalcanzrble. Y por cso jamás pucde cobrar expresión cn palabr:rs, sino
rítmico dcl cuerpo en el espacioi. Drarno quiere decir aquí acción y:r írr.rica y exclusivarrente en [a rcpresentacitin, enlo drttrntitico cn cuanto a
escénica ¡ en último término, teatro. Todo lo que pueda ter-rcr lugar su acepClón más cstricta5.
' Ir¡¡;r¡r.¡r, (). Clenalora. Lel¡an, Glmben Tanz und'lbeater der llruólktr. C)lten: F'irst " Kt.ucr,, A. y Mür.r.or1 H. Ich bin ein Landuermesser. Gespriiche, Neue ?blge.
L,dition, 1954. Harnburg: Rotbuch, 199(r, p. 95.
r Fttcrts, (1. uLa rcvolución del te:rtro (1909),. L,n SÁNcur,rz, 5
BnNyentN, 'ü/. Gesammebe SchriJien,I, 1. I-ráncfort, 1974, p.200 [ed. cast., uLas
J. A. (cd.). La escena
tno¿kntd. ManiJiestos 1 textos sobrc el Íutrr¡ ¿h ld época de las uanguardias. Maclrid: Akal, a/inidarles electiuas de Coethe,. En Obras. Libro l/vol.1. Madrid: Abada Editores,
1 999, p¡r. 21 1 -2l6,csp. 214. 2007 , p. 2t 51.
tecieran el aparato teatral sino que lo cambiaran, se ha realizado y hir pxrrlrrcicla tccnológicarlente- el proceso en vivo (a diferencia de las
superado con creces las previsiones del propio Brecht. A este respecto, ruprrriciones rcproducidas o reproducibles), como una diferencia es-
Heiner Müller aclara que un texro teatral solo alcanzaría su objetivo si pccífic:r dcl teatro respecto al cine. Este redescubrimiento de que el
no pudiera realizarse en el teatro tal y como esrá escriro. tcatro, y solo el teatro, posee un singular potencial de presentación
plantcó la pregunta, a partir de entonces todavía más crucial, acerca
Autonomización y reteatra Lización cle lo que el teatro tier.re de inconltundible e irremplazable frente a
Como consecuencia de la revolución artística que se apoderó de la otros medios. En efecto, el planteamiento de esta pregunta ha acom-
escena teatral alrededor de 1900 ocurre, paralelamente a la crisis del pañado desde entonces al teatro -y no solo debido a su rivalidad
drama, una crisis de la forma discursiva del teatro en sí mismo. El con otras artes-, pues evidencia una de las dos lógicas que definen
rechazo de las formas teatrales tradicionales ruvo como consecuen- el surgimiento de nuevas formas de representación artística: aquella
cia una nueva autonomía del teatro en tanto que práctica artística según la cual la aparición de un nuevo medio de creación formal y de
independiente. Después de este decisivo giro el reatro abandonó la imitación del mundo lleva, casi automáticamente, a que los medios
orientación segura a la que estaba acostumbrado para concentrarse en definidos de repente cot11o (tntiguas se interroguen acerca de su es-
la selección de sus recursos a favor de las exigencias que le proponía pecificidad en tltnto que drte y cuáles son los elementos que cleberían
la realización escénica. Esta nueva orientación ha proporcionado no ser destacados, consciente y enfáticamente, tras el surgimiento de las
solo una coerción de los criterios del oficio reatral, sino también una técnicas más modernas. Bajo la aparición de los nuevos medios, los
cierta seguridad respecto a ellos, una lógica y una legitimidad en la demás se vuelven auto-reflexiuos (así ocurrió cor.r la pintura tras Ia
utilización de los recursos puestos al servicio del drama. La nueva aparición de la fotografía, con el teatro tras el surgimiento del cine,
libertad adquirida por el arte del teatro se acompaíró de una parti- y con ambos tras la emergencia de la televisión y la tecnología del
cular pérdida que se ha descrito, desde la fácera productiva, como la vídeo). Aunque este cambio eclipsara todo lo demás ya en su fase ini-
incorporación del teatro a la era de la experimentación. Desde la toma cial, en ell¿r la autorreflexión conservaría su potencial y su necesidad,
de conciencia acerca de su propia independencia para realizar el texto forzadas por la coexistencia y Ia competición (paragon) entre las artes'
mediante el potencial de expresión artísrica oculto en é1, el rearro se Al parecer, la otra constante del desarrollo artístico consiste en quc la
lanzó, del mismo modo que otras formas artísticas, a la difícil y arries- dinámica experimenta un crecimiento a partir de la desintegración.
gada libertad de la experimentación incesanre. En las attes plásticas la dimensión de la reproducción estaría separada
A medida quela teatralización del teatro experimenra un progresivo de la experiencia del color y de la forma (fotografía y abstracción), de
avance hacia su liberación de la hegemonía del drama, esta evolución modo que los elementos individuales rechazados garren aceleración y
se acelera con otra cesurdhistórico-mediática: la emergencia del cine. surian nuevas formulaciones. De la descomposición de un género en
Hasta la fecha, el dominio en el teatro de la imitación, del movimien- elementos individuales nacen los nuevos lenguaies formales de expre-
to de personas realizando acciones, fue recogido y superado por la siórr. Los aspectos del lenguaje y del cuerpo en el teatro antes Pegados
nueva matriz de representación tecnológica del cine. La teatralidad se separan los unos de los otros, la representación de papeles y la
se comenzó a entender como una dimensión artística independiente apelación al público se tratan como realidades autónomas y el espacio
" Cfr. .junto a las publicaciones alemanas, enrre orras: '[be Shotu and the Gaze oJ' r0 RouotNl,,
Jean-Jacques. 7héátre et mise en scine lBB0-1980. París: Presscs
Theatre. A European Perspectiue.Iowa: Iowa Universiry Press , 1997 , pp.7 1 y ss., 1 1 5 y ss. universitaires de Francc, 1980, pp. 54 y ss.
nal entre texto y escena, pero también se Iogró asentar la perspectiva bellds artesJ de 177?'). No obstante, este género poético del que ha-
de una nueva conexión entre ellos. AI considerar el texto teatral como bla Sz.ondi es muy distinto del drama lírico que plantean Mallarmé,
una dimensión poética independiente y concebir, al mismo tiempo, Ia Maeterlinck, Yeats o Hofmannsthal. En ellos esta forma se convierte
poesía de la escena desligada del texto como una poesía de espacio y de en «signo de la imposibilidad histórica de la tragedia en cinco ac-
luz atmosfericamente independientes, se hizo posible un nuevo dispo- tosrro. fbdavía Szoncli consiclera la obra temprana de Holrrrannsthal,
sitivo teatral cuya unidad automática se reemplazó por la división -y la Ayer, como un drdma en miniatura que ajusta el principio básico del
consecuente combinatoria libre (liberada)- entre texto y escena' entre género dramático del prouerbio (el reverso de la tesis de partida del
todos los signos teatrales. héroe) a la ley de la peripecia dramáticair. Con I-a muerte de Tiziano
f)esde el punto de vista del teatro posclramático el interés histórico comenzó la serie de sus dramas líricos reales, ucuya base no es Ia ac-
por el drama lírico y simbolista delfin de siicle se desplaza de Ia periferia ción, sino la situación, la escena, como en l'as Herodías de Mallarmé,
al centro y, con el fin de lograr una nueva poesía teatral, rehúsa los axio- como en La Gardienne fi,a Guardia/ de Régnier y como en las dos
mas dramáticos tradicionales de la trama. Según Bayerdórfer: piezas de Maeterlinck, La intrusa y Los ciegos, aparecidas en 1890r.
El carácrer nestático, unidireccional, exento de intriga dcl drama lírico,
l:r exigencia de un théátre statique Iteatro cstático] por P:rrte de Macterlinck manifiesta una ureacción frente al drama o la dificultad del drama de
cs la primcra dranlaturgia antiaristotélica de la Moclemiclad europea, nlás su tiempo»r2, que se encaminaría hacia las formas del drama moderno
radic:rl quc muclras dram.itttrgias po:teriorcs pttc. abandon:r cl láctor clavc y una práctica teatral distinta. Revelador es el comentario de Szondi
de la dcfinición aristótelica, a sabet la acción (pragma). Maeterlinck a{irma, acerca de la práctica escénica simbolista, por e.iemplo, del drama lírico
st teitro esttítirc ya habían sido La Gardienn¿ de Henri de Régnier. El poema se leyó ante el pírblico
¡ror cierto, cluc los rasgos más irnportatrtes de
rcalizados escncialmentc antcs cle Aristóteles, en la antigua tragcdia griega, por actores que se encontraban en el foso de la orquestra -por tanto,
especialmente en Esquilor8. eran invisibles-, mientras que sobre la escena, y tras un velo de gasa,
tenía lugar la acción a modo de pantomima. Por un lado, se trata-
Ciertamente, podrían mcncionarse otras formas históricas más ba de la idea osada e innovadora de nescindir movimiento y lenguaje,
tempranas que ya rehusaron las máximas dramáticas. El monodrama, ¡ a trarés de esta «disociación entre la acción escénica y la palabrar,
el duodrama y el melodrama a finales del siglo xvIII, por ejemplo, abandonar la uconcepción tradicional delos dramatis personae en tan-
representan una especie de tragedia breve que restringe una situación to que figuras concretas, formando ellos mismos un todorll. Por otro
en la escena y que, por aquel entonces, se llamó ocasionalmente dra-
r'r
Clit. clc SzoNor, P. Das lyrische Dramd Des Fin L)e Siecle, op. cit., p. l9 [ed. cast.,
'llorí¿ del drama moderno, op. cit.l.
io Ibídem.
r7 I)r.essen», l). L'acteur en efige, op. cit., p. 35.
rr lbídem, p. 352.
2s
B¡vnn»t)x¡¡n, H. ll nMaterlincks Impulsc liir die Entwicklung der 'Iheater-
32
theorier. F,n K,tnrlz., Dicter (ed.). Drama und Theater der Jahrhundertwmde-'lubi¡- lbídem, pp. 143 y ss.
I lbídcm, p. 141r.
gen: Frart.kc. I991. P 125
acompañamiento y cntreacto; las car-rciones ofrecieron entonces lo patente sino de form¿r retrospectiva: después de que el aspecto estáti-
que ofrccían los Liecler (canros con acornpañamiento musical) en las co surja paulatinan-rente como una posibilidad para el teatro dentro
Vo/kstücb (obras populares) y las piezas de un acto ganaron rerreno de la srrciedad nlecliática.
dentro de la estructura dramática. La división del tiempo teatral en Gertrude Stein plantea su idea del landscape plal lobta paisajística]
piezas aún más diminutas se vio influida asimismo por la nueva ace- como una rcacción frente a su propia experiencia teatral que -según
Ieración. El tcatro posdramático también llevar¿í esta ruptura de la afirma- consigue ponerla terriblemente nert)ous, Porque siemprc se
continuidad al drama clásic<¡. Micntras quc, por un lado, el ritmo remite a otro tiempo (futuro o pasado) y le exige un esfuerzo de ob-
l" PeNrzza, O. u[)er Klassizisrnus und tl¿s F.indringen des Varictó,. F,¡ Dir 16 (.lr.
para toclo e[ apartado SEc;sr., Harold l]"fttm oJ tlte Centurl' Ct¿b¿rct. Ntevit
OtsellschaJi, oct. I [39(r, ytp. 1252-1274. York: (lolunrbi:r Univcrsity Press, 1987 y Du L)irque tttt'lbeatre. l"Agr t:l'flonrne'
rt (iit. de Jelavich, op. t:it., ¡t.255. Lausanne: Centre Nationale Rechcrches Scicntificlucs, 1983.
¡r Ibíclem, p. 281.
"0 veN Cn,c;rF:.N, A. y \fir«tr,;wrcz, S. I. Aux sources d'un théáter,ouue¿,. Lausana: n' Ibídem, pp.290 y 357.
Age d'Hornme, 1971, pp. I l4 y ss. i3 lbíclcnr, p. 116.
un teatro de imágenes mágicas y a un gesto político de revuelta contra Como y:r aclaró l,autréan.ront, la poesía fue creada por todos, no
los mdrcos de la práctica teatral. Las ideas surrealistas, que su¡rusieron ¡ror individuos, ya quc, de acuerdo con la tesis surrealista, el incons-
una inspiración recíproca cuanclo sus fantasías elaboradas en el in- cicnte cle cada persona brinda la posibilidad de la creación poética.
conscicnte alcanzaban a los receptores, enfatizaban un rasgo que sería Labor del arte lue cre¿rr también una uía negatiua (Cirotowski): la
de sunra irnportancia para el ¡úovo tedtro de situación (inspiración ruptura de los procesos racionales y conscicntes para encontrar un
enrre escena y público) y el tedtro ambientalista; la libertad de sátira y acceso a las imágenes del inconsciente. F.l hecho de que, de ese modo,
de humor propuesta por el surrealismo permite pensar en el coolfun lo comunicado cleba permanecer idiosincrático y persor.ral (cada in-
cle ciertos grupos teatrales contemporáneos. Finalmente, el surrealis- corrsciente poscc un discurso propio), condujo hacia la tesis según la
mo conticne la exigencia de un tipo ,Je pelformance art. Les m)/st¿res de cual la verdadera comunicación no se eJectúa en el entendimiento, sino
l'amour [Los misterios del arnor, I 91 3], de Roger Vitrac, debía activar medittnte impulsos de la propia creatiuiddd de I receptor; impulsos cuyo
al público mediante su provocación. El propio autor (representado valor comunicativo estii fundado en las predisposiciones ampliamen-
por un actor) apareció en la esccna. Los actores se encontrab¿rn entre tc universales dcl inconscientc. Esta actitud se encuentra Frecuente-
el público, los intérpretes aparecieron corno ellos mismos y como los rrrente cn artistas actuales: \üTilson cs un impresionante ejemplo de
persclnajes representaclos a la vez-, sin que estuvieran cla.ras las fi'on- no pretenden ser interprctadas ni cornprendidas ra-
ell¿r. Sus esccnas
teras cntre ficción y realidad. Se llegó a una suPresión parcial de la cionalmentc, sino <1ue intentan deser-rcadenar ¡soci;rcioncs, unir pro-
distinción entre el cosmos ficticio de w drama y la realidad de la ductividad propia en eI campo magnético entrc la escena y los espec-
'f 'ras
realización escénica. Hubo también actuación y voces en el espacio tadores. presenciar Deafman GLtnce [La mirada del sordo] (una
de los cspectaclores y la agresión abierta se intensificó hasta incluir carta dirigida a sú compltgnon de route en asunros surrealisras, André
un disparo rcalizado desde el público. [.a realización escénica, pro- Breton), Louis Aragon elaboró un famoso rexro en el cual aclar:rba
bablemente el punto culn.rinante de la labor teatral del surrealismo que cste espectáculo era sencillamenre el más bel[o que había visto
de aquel nromento, es el Ahtionbunst larte de acciónl, la cornunión nunca, consicleránclolo el cun.rplimiento de las esperanzas que los su,
y la agresión, el teatro onírico y la maniÍbstación que, renovados en rrealistas habían llevado al teatro.
distinta forma desde los aíros sesenta, impulsaron el teatro con nuevas
perspectivas. [']n el surrealismo esta práctica se concebía como una
provocación ante los canrbios inminentes de la sociedad y la cultura.
Hoy esta idea ha perdido su crédito. Quizá todavía el Mdrat/Sade de
Peter Brook y otras acciones teatrales de los años sesenta pueden en-
tenderse desde tal perspectiva, pero ha dejado de ser cierto (como el
llamado neo-surrealismo de Zinder) para la trilogía de la Antigiiedad
, Teatroposdr,:mattcc, Pr ehistoria
3
Panorama de[ teatro posdramático
y encamina hacia una situación nueva y distinta. (lomo Lessing ']Murcq.iovsrÍ, J. Kapitel aus der,listhetiÉ. Fráncfort: Suhrkamp, 1970, pp.32
ss. [ed. cast., Signo, función y ualor: estética 7 semiótica del ¿rte de Jan Muhaiousky.
ya había señalado, se entiende que no solo los actos vehementes y Colcrmbia: Plaz.a & Janés, 2000, p. 143).
J
ScHrcuNtln, R. Petformance Theory, op. cit.
\x
", Teatro posd r¿ mátrco Panorama deI teatro posdramático 'fá']
clereferentc pero que son presentados con utra clevada ¡rrccisitilt; cvclt- ,'lr l:r rnotlclnirlacl terrrprrul:r. Iln t:stc scnti(l(), Mallarrrr('tr-ata cl tclttlt
tos de una peculiar comunidad formalizada; construcciones dc dcsarro- (l(' ur) rcrrtr() clc la cerernonia y cs conocida la dcclar¿rción deT. S. Eliot:
llo rítmico-musicales o arquitectónico-visuales; formas para-rituales así ul,rr únicu s¿rtisfacción dramática que encuentro ahora es en una misa
como (a menudo oscuras) celebraciones del cuerpo y de la presencia; la solcr.nne bien hechar8. EI teatro, volviendo a Genet, debe ser lailte, una
empática o monumental ostentación acentuada de la presentación, etc. fl'stividad dirigida a los muertos. En una ocasión consideró que sería
Jean Gener enrendió expresamente el reatro como ceremonia y, strficiente una única realización escénica de Les Parauents il'os biombosl,
consecuentemente, declaró: ula misa es la forma más elevada del es clecir, una sola ceremonia festiva. (Originariamente, y dicho sea de
teatr<¡ modernora. Ya sus temas -el doble, el espejo, el triunfo del paso, la idea de F'estspiel de Wagner se asemejaba a esto: en el campo
sueño y de la muerte sobre la realidad- señalan y se presentan en se debería construir un teatro que invitara al público y en el que la
esta dirección. De manera significativa, cayó en la cuenta de que el actuación incendiara la partitura...).
lugar verdadero del teatro serían los cementerios, Ia idea de que el En Robert \ü7ilson es notorio el rasgo ceremonial. Los primeros
teatro era, en esencia, una ceremonia para la muerte5. Genet, que críticos que se enfrentaron a este tipo de teatro compararon la sensación
fue de especial importancia para Heiner Müller, coincide con este experimentada con aquella que sienten los extranjeros que presencian
autor posdramático en la idea de que el teatro sería un diáhgo con los las acciones enigmáticas y de culto de un pueblo desconocido para
muertos. Monique Borie constata que es precisamente en el diálogo ellos. 'lámbién Einar Schleef deja reconocer su intención artística de
con los muertos donde, para Genet, se le otorga a la obra de arte su incorporar escenas casi rituales a su teatro, Pues construye ceremonias
verdadera dimensión('. La obra de arte no se dirige a las generaciones a lo grande -meticulosas y totalmente independientes de cualquier
futuras, como comúnmente se cree. En realidad, según Genet, relación con el desarrollo de la trama principal (como ocurre, por
Giacometti crea un conjunto de estatuas cuya labor es la de hechizar a e.iemplo, en (lrgótz, que incorpora un desfile de la corte que parece
Ios muertos (udes statues qui ravissent enfin les morts»). Más adelante interminable)- o introduce procesos como la alimentación simbólica
dice: ula obra de arte no va dirigida a las generaciones futuras. Se del público. Sería tentador investigar las formas menos obvias
ofrece a la innumerable multitud de los muertosrT. Si Müller pudo de construcción ceremonial en muchas producciones del teatro
entender el teatro antiguo como evocación de la muerte, como una posdramático. En relación con sus elucubraciones sobre el Lehrstück
ceremonia que, al contrario de las fábulas, presenta en el fondo un (obra didáctica), Brecht observó en una ocasión el modo en que -en
momento decisivo; si el teatro l/ó, con un mínimo de mímesis, gira su terminología épica y de extrañamiento- flotaban acróbatas: ueran
alrededor del regreso de los muertos, resulta necesaria la refexión personas en petos blancos de trabajo -ahora tres, ahora dos- todas muy
distinto
acerca de esta posibilidad para entender el reatro de un modo serias, eomo lo son los acróbatas, y sus modelos no serían los clowns, de
y cuestionar tradición
la del teatro dramático en la Europa de la modo que los procedimientos podían ser realizados simplemente como
modernidad. El tema de la misa, ceremonia o ritual fue virulento ya ceremonias de la ira y el arrepentimiento, como maniobras en las que [o
terrible no puede ser de ningún modo un personaje sino yo u otro...re.
aJacqurrr, II, op. cit., p. 78 fed. casr., El teatro mo-
Jean (ed.). l.e théátre moderne
derno: hombras y tendencias, op. cit.).
5 8 Elror, T. S. nA I)iaiogue on Dramatic Poetry,. Ln Selected EssaTs. Londres,
GnNEr, Jean. oLétrange mot d'urbanismc». En Oeuures compbites, l']arís, 1968,
vol. 4, pp. 9 y ss. 1932, p.35.
6 Borun, Monique. [.e
fantóme ou le théátre qui doute, op. cit., p. 272.
e
Srnrnwcc, Reiner. Brech* Modell der Lehrstilcke. Zeugnisse, Diskussion, Elfahrun-
'lbídem- gen. Fráncfort: Shurkamp, 197 6, p. 105.
EIBI-IOTECA CENTRAL
Aquí sc cot-nprueba l¿r cotrexión cntrc la tcnclcncia rr lo ccr-clrrt¡nirrl st' lirnll:ul ('s((r)ls rrl(rrntctttc gt()tcscrrs rcfL'ritlas al tiltilrrtl rittral:
y la ncgativa a la concepción clásica de un sujeto quc rcprirrrc lrr cjccrrcirirr, dcs¡rcrliclrr, Inucrtc, filncral. 'lbdas las figuras aParecen ya
corporalidad de sus intenciones, aparentemente solo mentales. c.oln(t rct)ot(trzrs (aparecidos, fantasmas visibles). Poco después de la
Como formas ejemplares del teatro posdramático, entendiclo y (luerra Mundial, Kantor situó a Ulises en el centro de su
Segur.rcla
elaborado artísticamente como ceremonia, uoz en el espacio y ¡taisaje, obra: una figura simbólica que regresaba del reino de los muertos y
'§l'ilson y
examinaremos e[ teatro de Tadeusz Kantor, Robert Klaus- que, como el propio escenógrafo polaco admitió, sería el modelo para
Michael Grüber. todas sus figuras teatrales posteriores. Este teatro está especialmente
caracterizado por el horror pasado y, al mismo tiempo, por el
Kantor o [a ceremonia regreso fantasmal. Se trata de un teatro cuyo tema, como afirma
Lejos del teatro dramático se desarrolla la obra del artista polaco Monique Borie, son los restosr:r de un teatro tras la cat'astrofe (como
'Ihdeusz Kantor: un rico cosmos de formas artísticas entre el teatro, el los rextos de Beckett y Heiner Müller), que proviene de la muerte y
happening, el arte de acción, la pintura, la escultura, el arte de objetos se dirige hacia uun paisaje más allá de la muerte» (Müller). En esto se
y espacios y, finalmente, aunque no en último término, la incesan- distingue del drama, que no sitúa la muerte como precedente, como
te reflexión sobre textos teóricos, escriros poéticos y manifiestos. Su base de la experiencia, sino que muestra la vida que corre hacia ella.
obra gira de modo obsesivo alrededor de sus recuerdos de infancia ¡ En Kantor la muerte no se escenifica de modo dramático, sino que se
por ello, de una estructura temporal fundamentada sobre la memo- repite ceremonialmente. Por consiguiente, tampoco hay en él preguntas
ria, la repetición y la confrontación con la pérdida y la muerte. Es dramatizadas sobre la nluerte como el momento en el cual tiene lugar la
pertinente ocuparse especialmente de la última Fase de la creación decisión sobre el sentido de la existencia, según ocurre, por ejemplo, en
teatral de Kantor: en los años ochenta sLt te/xtro de la muerte se hizo Jedermann [Cada cualJ de Hofmannsthal. En re¿lidad, se trata de que
ñmoso en todo el mundo, aunque existían numerosos aspectos que toda ceremonia se convierta en una ceremonia de la muerte y consista
lo anticipaban en sus creaciones más tempranas. Kantor pretende tanto en la tragicómica destrucción del sentido como en el mostrarse de
ualcanzar una absoluta autonomía del teatro con el fin de que lo que dicha destrucción, que, de algún modo, la cancela de nuevo como, por
sucede sobre la escena se convierta el1 un acontecimiento»r0, liberado ejemplo, la figura que representa explícitamente la muerte en Wielopole,
de todo «engaño ingenuo, y de toda
"ILUSIÓN irresponsable,'1 Wielopole o La clase muerttl. En ella se desempolvan los viejos libros, se
(sic). Se trata de la búsqueda de un uestado de la no-actuaciónrrr y denigran y se destrozan cruelmente, pero transmiten, al mismo tiemPo,
de la cancelación de la continuidad de acción, siempre con densas una paradójica ansia de vivir desde su perspectiva cómica.
escenas expresionistas, ligadas a una forma casi ritual de evocación [,a forma ceremonial que ocupa el lugar del drama es, en el caso de
del pasado. Kantor, la danza de la muerte. El propio autor destaca: uEl misterio
Las reminiscencias de la historia polaca se unen con la repetida, de Ia muerte , una dance macabre medieval, tiene lugar en un aula de
pero siempre variable, temática religiosa (el rabino, la persecución escuela». Las figuras que aparecen en esta danza de Ia muerte son cifas
de los judíos, el sacerdote católico). Como morivo recurrenrc ópticas -tomadas de la novela Habitación comPltrtida de Zbigniew
Unilowski-: ula falsa religiosa que empuja un reclinatorio frente a sí;
"' KeN'tor1 Tadcusz. Ein Reisender - seine Texte und Manifeste. Niirenberg: Vcrlag
el jugador que lanza mecánicamente cartas sobre la mesa con ruedas;
fiir moclerne Kunsr, 1989, p.81.
rr lbíclem, p. 81.
rr lbíclem, p. 80.
'r Bonrn, Monic¡ue. [-eJántóme ou le théátre qui doute, op. cit., p.258.
de tableau y una cierta desrealización de las figuras, que, a través de pue,-le hablar «lc una temárica distintiva dcl objeto que posteriormen-
sus movimientos entrecortados y bruscos, se asemejan a autómatas. te desdramatiza los elementos de la acción, si es que continúan estan-
El tema de hacer imrigenes aparece también explícitamente cuando do disponibles. Los objetos aparecen en el teatro ceremonial y lírico
en \Yielopole, Wielopole la fotógrafa obesa transforma repentinamente de Kantor como reminiscencias del espíritu épico de la memoria y su
su cámara en un fusil y, burlona, acribilla a un grLrpo de jóvenes predilección por las cosas. Esto sirve como característica de diferen-
soldados que posaban para la foto; momento que se transforma, ciación entre el modo épico y el modo dramático de representar «una
simultáneamente, en un emblema tragicómico del homicidio a acción como completamente pasadar. En este sentido, el autor insiste
través de una fijación de las imágenes y en una denuncia surrealista en que olas escenas de cada acción real del espectáculo» deben aparecer
de la guerra. «como si estuvieran ancladas en el pasado [...], como si el pasado se
El artista visual Kantor, cuyo trabajo teatral comenzó con provo- repitiera a sí mismo, pero en formas extrañamente cambiadasr'6. A
cativas acciones performativasy happenings contra las autoridades es- través de la dualidad de la memoria tematizada y del poder particular
de la realidad de los ob.ietos se alcanza un teatro que, como observa
laCitadeGeorgHensel enel FranhJurterAllgemeineZeitung, 15 dc juniodc 1995.
r5
Ibídem. "' KeNt'on, tdeusz. Ein Reisender - seine Texte und ManiJiste. op. cit., p. 715.
'r Ibídem, pp. 114 y ss. '' Il¡ídem, pp. 253 y ss.
r8
Ibídem, p. 253. 'r') Ibídem, p. 257.
las grandes tendencias del teatro desde mediados de los años screnra ,'ltttt'ittt de la ¡ralabra hablada que despliega su función expresiva
en cuatro tipos: interpretación, reinterpretaciór.r, reconstrucción y lrritrr-rrrrírrrica (la dimensión emotiua del lenguaje de Jakobson). El
postmodernismo2r. Si Hensel considera a Rudolf Noelte como uel ,lr.urrrr nroderno cra un mundo c'le discusión mientras que, en la
director ejemplar de la intcrpretaciónr, Claus Peymann -que, en rr:rgcclia antigua, el diálogo a pesar de la apariencia de un duelo
1975 junto a Achim Freyer, desmontó saríricamente Los ladrones ,lisr'rrrsivo antagónico- no era fundamentalmente una discusión: cacla
de Schiller- es representativo de la reinterpretación. Klaus Michael ¡,rrrtagonista permanecía inalcanzable en su mundo y los oponentes
Grüber aparece en estc panorama no solo como exponente del método lr,rhlaban de forma enrrecruzada. El diálogo no era ranro un conflicto
de di recc i ó n p osm o dern o (con Emp edo b les. H ri lder lin les en),si no rambién ,, trn enFrentamiento en el espacio del intercambio lingüístico, sino
como representante de la reconstrucción histórica, especialmente por ,¡trc aparecía más bien como una competición hablada; es decir, como
su versión casi íntegra de Hamlet en 1982. ltste último aspecto -la unlr carrera de palabras, imitación de la pelea muda del agón. L)e este
práctica de la escenificación histórica- cae fuera de nuesrro campo nloclo, los discursos de los antagonistas no se rocaban22. En Grüber
de discusión, pero parece apropiado apuntar que, paralelamenre a t,,do sucede -como los actores refrenados en un evento organizado
la práctica posdramática de Griirber, Peter Stein concibió el teatro por Georges Banu en P¿rrís2l- en una atmósfera que podría titularse
en la Schaubühne de Berlín, de un modo ascético, realmenre casro Nach allen Dishussionen? [¿Tias todas las discusiones?]. No hay nada
frente al Zehgeist del momento, como un lugar de la memoria nrás que debatir; lo que es ejecutado y hablado tiene el carácrer de un
escenificada en la histc¡ria (del teatro). Así, en las escenificaciones de rito necesario y realizado casi ceremonialmente.
obras de Chéjov se citaba con precisión las realizaciones escénicas del El dr¿rma -forma ejemplar de discusión- establece un tempo,
histórico Teatro del Arte de Moscú, mienrras que en E/ mono peludo Lrna dialéctica, un debate y una solución (o desenlace), pero lleva
deO'Neill se copiaron disposiciones de una escenificación de Táirov. rnintiendo desde hace tiempo. Su espíritu, o meior, su fanrasma,
tmbién la escenificaciór-r de F-edra, en 1987, sigue esta tendencia ha migraclo desde el teatro al cinc ¡ cada vez más, a la televisión.
historicista y clásica, aunque Stein fue sumiendo a la Schaubühne de lrn este último medio las posibilidades de simular la realidad son
Berlín en una cierta rigidez a 1o largo de los años, en Llna perfección a mucho mayorcs; en él la historia cuenra porque [o importante no
menudo fría en la que el teatro no parecía ser ya más que una suerte cs que veamos algo dos vcccs, sino que consumamos el siguiente
de autocelebración del oficio de la puesta en escena. Por otro lado, la produtto. Teniendo en cuenta que la industria del entretenimiento
decisión consciente contra todo ingrediente subjetivo exige respero no permite que nada sea percibido en su conrradicción, su escisión
y debe apreciarse como una cualidad peculiar de la auto-refexión
teatral.
tt Clr. AsueN, Carrie. nThe¿rter und Agon/Agon und'l1rearer: \]Talter L3cnjamin
El estatismo y la economía clásica de los recursos confluyen en el
und Florens Christiarr Rang,. Iin Modern Language Notes, 10713, 1992, pp. 60(r-
estilo de la des-dramatización de Grüber. Generalmente, puede decirse 624; a,sí como para una visión de conjunto de la discusión sobre el agón: l,xrrr,wesr,
que elimina de las obras el recurso del suspensc y lo hace de un modo Pxrik. Kornmentar {Ibersetzung 'llteato in Wrtbar l}enjamins Jrührert Schr/ien, op.
cit., pp.254 y ss.
rr Cfr. BeNu, (ieorgcs. Kl¿us Mich¿el Grüber: ...ilfaut
que le théátre pttsse d tft¿uers
)t ?'AZdel 2l de agosto de 1989. les larmes... París: Editions du Regard, 1993.
"?St Teatroposdramático
PanoramadeIteatro posdramático ti]]
Criibcr no existen los espacios neutrales. Al cvitar cl cs¡racio nlcrlirrn<r ronor'ittticttto (rrnrrgrrririsis);:r tr':rvi's rle l)r()ces()s fisicos, o [ricn
e inventar un espacio demasiado grande o dcm¿rsiado pcqucí.ro, cl cjc lrrrcdcrr convcrtirsc cn r-netarnorfirsis rccurrcntes análogas a procesos
voz/espacio se transforma en una característica determinante de su niltulalcs y pertenecer a una forma temporal cíclico-simbólica. En
propuesta. Intriga, fábula y drama se encuentran apenas presentes; en llr nrédula dc la actuación (actoral) no existe tanto la transmisión
cambio, se convierten en protagonistas con plena autonomía aspectos de significados, como el arcaico placer/temor a acturtr, a la
como la distancia, el vacío y el espacio intermedio. El diálogo real transformación como tal. Los niños disfrutan disfrazándose. El placer
se encuentra entre el sonido y el espacio sonoro, no entre los que de esconderse tras la máscara se equipara con otro entretenimiento
intervienen en la conversación. Cada uno habla solo para sí mismo. no menos inquietante: el modo en que se transforma el mundo a
F.n este sentido, cabe citar la escenificación realizada por Grüber, en través de la mirada que se esconde bajo la máscara; de pronto todo
1979, en el antiguo y lujoso Hotel Esplanade en Berlín, en la que el se vuelve extraÁo visto desde el otro lado. Aquel que mira a través
visitante se encontraba un ambiente de voces, proyecciones y escenas de las hendiduras de una máscara, transforma su mirada en la de
individuales todas ellas conectadas mediante la lectura de una versión ut-r animal, una cámara, se transforma en un ser desconociclo para
abreviada de la novela Rudi (1933), de Bernhard von Brentano, en sí mismo y para cl mundo. El teatro es una transformación, una
la cual se hablaba sobre un niño proletario de Berlín. Otra forma de metamotfosis a todos los niveles. En este sentido, debemos tomar en
trabajar con la memoria escénica y espacial lo constituyó la acción consideración la indicación de la antropología teatral según la cual,
que presentó Grüber en el cementerio de 'Weimar, en el otoño de bajo el esquema convencional dela acción, subyace la generalidad de
1985: entre las tumbas se representó Madre prilida, tierna hermana, la, transformación. Así se puede comprender mejor que el abandono
de Jorge Semprún, un texto formado por muchas capas que oscilaban del modelo de la mímesis de acción de ningún modo comporta el
cntrc los vcrsos dc Goethe, Buchenwald y Léon Blum, la persecución final del teatro. Más bien al contrario, la atención a los procesos
política bajo el mando de Stalin, los textos c1e Brecht y Carola Neher dc la metamorfosis conduce a otro modo de percepción en el cual
y la limpieza étnica en Bosnia. De nuevo el director abandonaba la el reconocimiento es inces¿ntemente supcrado por una actuación
esfera del drama escenificado a favor de la creación de una situación que no puede ser sobreseída por ningún orden de percepción. ula
teatral (para la cual el atípico lugar fue concebido por el pintor y marcha del cangrejo de la visión repetitiva queda interrumpida por
escenógrafo Eduardo Arroyo25). otro modo de uer (Anderssehen), que merodea en torno a los modos
de ver ya reconocibles y continuamente los obliga a apartarse del
Witson o eI paisaje camino acostumbrador'7.
De acuerdo con Richard Schechner'6, la acción de un drama se Difrfoilmente otro artista en los últimos treinta años ha cambiado
puede resumir al hacer un listado de las modificaciones que ocurren en tanto el teatro y el ámbito de sus recursos y, al mismo tiempo, ha
los dramatis personae al inicio y al final del proceso dramático. Dichas influido de modo tan decisivo en las posibilidades de su reformulación
transformaciones pueden producirse a través de procedimientos como Robert '\X/ilson. Ciertamente, a él no le afecta el destino
mágicos, disfraces o máscaras; pueden suceder mediante un nuevo común de sus últimos trabajos en los que cada recurso que, en su
frescura, ofrecía un sueáo teatral de la época, posteriormente perdía
tt Clr. Wrrr-s, F. en 'lheater Heute 9195, pp. 4-7: nTextabdruck,. En ibídem, pp.
t0-55. '7 Wer.D¡,Npr,LS, B. Sinnesschtuellen. Studien zur Phlinomenologie des Fremden 3.
t6 FráncFort: Shurkamp, 1999, p. 138.
ScHr,ctuNnr¡, R. ?erformance theor1,, op. tit., p. l85.
Las figuras permanecen solitarias sujetas a un cosmos en una red und Venvandlung im 19. Jahrhundert,. L,n BneNor':s, U. (cd.). Sehsucht: Über ¡li¿
Wriinderung uisuelbrWahnrcltmung. Góttingcn: Steidl, 1995, p. 90.
Karl Friedrich Schinkel se ha hablado de un teatro sin literaturtre.Y irrrport:urcirr d,.'l,r 1r.'rslrcctiv:r cs rluc posibilitl llt pcrccpción dc la
las advertencias de que precisamente la detención del tiempo dcbería r()r.rli(l1r(l prccisarrrcntc nrc.li,rnte la ¡rosición clcl cspectador es decir,
evocar la fascinante simulación de la realidad en imágenes panorámicas rrr..rliantc cl plrnto cle vista qllc qucda excluido del mundo visible,
y el deseo de movimiento y narración, que después desempeñaría ei ,l. rrroclr:» que el acto constitutivo de la represcntación se pierde crt
cine, pueden también interpretarse en el sentido de que esro era un l,r rcprcscntado. Esto se corresponde con Ia fbrma que adopta la
punto de partida para una experiencia teatral dominada, en paralelo, n:u'r:rcitin dramática, incluso cuando integra en ella a un narrador
por el efecto de la imagen y el lenguajer|. t:pico. Irn \X/ilson esta narración cs reemplazada por una suerte de
En \Tilson sc da una des-jerarquización de los recursos teatrales que lrisrrrria universal que emerge como Lln caleidoscopio multicultural,
existe gracias a la ausencia de acción. L,n gran medida no hay ni personajes ttrrológico y arqueológico. Sin escrúpulos, sus tableaux teatr¿rlcs
psicológicamente elaborados ni individualizados en un conrexro nrczclan tiempos, culturas y espacios. F.n 7he Forest lEl bosque,
escénico coherente (como en Kantor), sino figuras que parecen ser lgtl8] queda reflejacla la historia industrial del siglo xlx en un
emblemas incomprensibles: el modo ostentoso de su aparición impone r¡rito babilónico; al final de Ka Mountain and Gardenia Tbrrace: a
la pregunta sobre su significado sin que esta encuentre Ltna respuesta ;tor1r about fo-ib and some people changing (1972) [Ka Mountain
'lbrrace: una historia sobrc la
definitiva. El hecho de que los actores aparezcan conjuntamente en la t, Oardenia familia I las personas que
escena a menudo no sucede en el contexto de una interacción. En cste ttmbidn, 19721 tn modelo dcl shyline neoyorquino arde en llamas,
teatro el espacio es también discontinuo: la luz y los colores, los signos rr,rs él emergc la silueta de una pagoda, una gran est¿Ittl¿l de un mono
sintetizadas o, por así deci¡ como p aralelogramos. Por tanto, se dcja a l:r o indirectamente conjugando antiguos mitos y una abundancia
fantasía del observador entender si las distinras figuras sobre la escena se ,rl¡rumadora de motivos y figuras más recientes con referencias
encuentran en un contexto o solamente se presentan sincrónicamente. históricas, religiosas y literarias. Para §Tilson todas ellas pertenecen al
Es obvio que, con ello, la posibilidad de interpretación del conrexro cosmos imaginario y resultan míticas en un sentido arnplio: Frcud,
global tiende a anularse. A través del montaje de los espacios virtuales Einstein, Edison y Stalin; la reina Victoria y Lohengrin; Salomé,
yuxtapuestos o imbricados, llue permanccen independientes los unos l'austo y los hermanos de la épica de Gilgamesh; Ia versión de Parsifal
de los otros -y esto es un aspecto crucial-, emerge una esfera poética de cle Tankred Dorst en Hamburgo; San Sebastián en Bobign/; el rey
connotrtciones que no ofrece ninguna posibilidad de síntesis. [-ear en Fráncfort, etc. Una lista incompleta de elementos míticos y
En este teatro falta la orientación dramática que se consigue pseudo-míticos de su teatro ofrece, al rnismo tiernpo, una idea del
mediante las líneas de una historia y que en la pinrura se corresponde placer que le suscita citar el acopio humano de imágenes, que no se
deja limitar por ninguna lógica centrípeta. En este sentido, salen a
escena el Arca de Noé, el libro de Jonás, el Leviatán, textos indianos
'z'' Ibídem, p. [35.
r" ().r,:r:r¡,nu¡NN, S. ul)as Panorama: Ein Massenmedium». En BneNoes, U. (ed.). antiguos y modernos, un barco vikingo, objetos de culto africano,
Sehsucht, op. cit., pp.80 y s.
"x
)f,i Teatro posdramático Panorama del teatro posdramático "i:ilii
la Atl:intida, la ballcna blanca, Stonchcngc, Miccnes, las pirrinritlt's. ( rf nt|u PoI crrcitrr:r.lc llt ittt(r'ltrctltci«irr, cott lo t¡ttc sc crclt tttr tilltro
( ue
el hombrc con la máscara de cocodrilo egipcia, seres enignr:iticos ,1,'l ti,'trr¡,o lt'l¡ ruir¿d¿. l'.stc teatro c¿trccc cle sr:t-ltitniento trágictt o
como la Madre'l'ierra, la mujer-pá.jaro y el ave blanca dc la rnue rtc. rk'torn¡xrsirin, pero habl¿r dc la experiencia del tiempo como testigo
santa Juana, don Quijote,Tarzán, el capitán Nemo, el rey Erl de dt'l luto. F.l pintar mediante la luz de \üTilson refuerza la idea de una
Goethc, los indianos de Hopi, el ruiseñor/zightingale de F'lorencia, rrnidad clc prclcesos naturales y acontecimientos humanos; 1o que los
Mata Hari, Madame Curie y un largo etcétera. ,rctr¡res hacen, dicen y m¿rnifiestan e n movimietrtos, pierde así tantbién
El teatro de tWilson es neomítico, pero los rnitos utilizados como .'l c¿rrácter de acciones intencionadas. Sus proyectos parecen telrer
imágenes únicamente portan el-r ellos la acción como fantasía virtual. Irrgar en un sueño dnd loose the name of action*, corno dice Hamlet;
(lomo narraciones con un senticlo alegórico profundo, Prometeo sc transfbrman en Lrn acontccimiento. Los sercs humanos se vuelvet-l
y Heracles, Fedra y Medea, la esfinge y el dragón continúan utulturds gestuales. La asociación con la pintura tridimensional
perviviendo como imaginario artístico a través de los siglos; lo hacc que las cosas aparezcan conlo nltture morte y los actores con-ro
mismo ocrrrre con las figuras míticas postcriores a la Antigüedad rctratos de ur.ra ligura cornpleta en movimiento. \Tilson comparó
como Dotr Juan, Fausto o Parsifal. Sin embargo, al mismo tiempo cxplícitamente su teatro con los procesos naturalcs; por ello, la idea
todas cllas existen como meras imágenes familiares tambión para cle su paisaje escénico torna aquí el significado adherido a la cita de
aquellos que carecen de formación, como figuras que operan en el Flciner Müller: upaisirje a la espera de la paulatina dcsaparición dcl
inconsciente del discurso cultur¿rl compartido por todo el mundo, scr humanor; Ia inscrciór-r dc las acciones humanas en un contexto cle
consciente o inconscientemente. En una época cn que la narración historid nttturdl. (lomo en el mito, la vida aparece como utl momcnto
ordenada deJbrma nlrmdl clifícilmente alcanza ya la densidad dc lo del cosmos. El ser humano no se encucntra separado dcl paisaje, el
rlítico, el teatro de Wilson busca aproximarse a la lógica pre-racional er-rimal y la roca. lJna roca puedc caer a cámara lenta y los anim¿rles
de mut.rclos cle imágenes n-ríticas. L,xistc, sin enrbargo, una objeciór.r y plantas son, asimismo, agentes clcl acontecimiento al igual que las
en rclacionar seridmente el arte del teatro de \Tilsor-r con el miro: figr.rras humanas. Si se disuelve el concepto de acción en beneficio
las imágenes míticas sustitLlycn acluí a la acción, satisfaciendo a.sí la clc un acontecimiento en continua rnctamorfbsis, cl espacio de la
afición posmoderna dc rccurrir :r Ia citación de mundos imagir.rarios acción emerge como un paisaje de distintos estados de luz, de objetos
cuyo tiempo ha pasado. Por otro lado, una rnirada a la historia del y figuras apareciendo y desaparcciendo en un paisa.ie en continua
teatro muestra que, rarnbién en épocas precedentes, cl mito y el trans frormació n.
entretenirniento no necesariamcntc dcbían contradecirse. §Tilson se En el funeral dc Heiner Miiller. V/ilson intervir-ro col1 utl¿1 lectura
sitúa en una larga tradición del tcatro de efbcto barroco que se inicia de uq pasaje de Ser american¿s de Gertrude Stein, cn vez de con
en la, rnáquina del siglo xvII y continúa en l¿rs mtiscaros.iacobinas del un texto personal, y declaró que, tras la lectura de este libro, supcr
teatro de espectáculo cle época victoriana hasta llegar al sbow y la c¡ue podría hacer teatro. En efecto, la afinidad electiva entre el teatro
función de circo de la n.rodernidad, que siempre se epropirrron cn su de'\Xl'ilson y los textos de Gertrude Stcin, su landscape play, resuka
repertorio, irrespetuosa y efectivamentc, dcl sentido profundo y la cl¿rra. En ambos se da una progrcsión mínima, cl presente continuo,la
:ltracción clcl clichc rnítico. sustitución aparente, sin identidades identificables, conto si un ritmo
F.n §Tilson el fenómeno ticnc prioridad sobre la narración, el efecto ¡rcculiar venciera por encima de toda semántica, cn la cual todo lo
de la imagen prima frente al actor indiviclual, la conternplación sc
* h,n inglés en el origir-ral: «y yir no pueden dcnominarse accitin, IN. dcl i..].
" Fucus, Llixlr. lhe l)eath oJ'Charakter op. cit., p¡'>. 106 y ss
rr K,rNr', F.. Kriri.k der Ilrteilskrafr. Werkausgabe Band X' Fráncfbrt, 1974' pp' 149
rr Ibídem, p. 107. y ss. [e<1. c'¿st., Crítica del juicio. Madrid: Austral, 2007, pp' 257 y 251)' par' 491'
París se informaran los unos a los otros acerca de sus sueÁos (en vez nico. Í;.1 aparato sensorial humano no tolera fácilmente la ausencia de
de sol¡re acontecirnientos políticos diarios). f)e hecho, los discursos conexiones; privado de ellas trata de erlcontrarse a sí mismcl, cleviene
escénicos se asemejan con frecuencia a una estructura onírica y pare- y se le ocurren similitudes, correlacio-
dctiuo, fantasea saludjemente
cen hablar del mundo de los sueíros de sus creadores. [-o esencial en nes y correspondencias, por muy alejadas quc cstas sc encuentren.
el sueño es la no jerarqr-ría entre imágenes, movimientos y palabras. l,.a búsqueda de rastros de conexiones va acompañada de una confusa
Los pensarnientos oníricos conforman una textura que se aseme.ia al focaliz-ación en la percepción de las cosas que se lnuestran (quizás, en
collage, al montaje y al fragmento y no al desarrollo de acontecimien- algún mon.rento, [eguen a desvelar su secreto). Como en la episteme
tos lógicamente estructurados. EI sueño es el modelo por cxcelencia pre-clásica que, de acucrdo con Foucault, indaga por todas partcs en
de la estética teatral no jerárquica, herencia clel surrealismo. Artaud, trn mundo de similitudes, el espectador del nuevo rcarro busca ansioso,
que ya la anticipó, hal-i6 d,e jerogfiico,, para poner de relieve el estatus aburrido o desesperado,las correspondances de Baudelaire en el temple
de los signos teatrales entre la letra y Ia imagen, entre los modos res- <lel teatro. La sinestesia inmanente a los procesos escénicos se convier-
pectivamente distintos de significar y de afectar. F'reud, por su parte, te, desde Wagner y desde la fascinación de Baudelaire por \ü7agner,
empleó tarnbién la comparación con jeroglíficos para caracterizar los en uqo de los temas principales de la modernidad y deja de ser un
tipos de signos que el sueño ofrece a la interpretación. Ya que el sueño mero constituyente (1) implícito (2) del teatro, que se presenta para
hizo necesaria una concepción distinta de los signos, el nuevo teatro su contemplación como una obra escénica (3), para convertirse, por
necesita una semiótica suspendida y una interpretación omitida. el contrario, en una propuesta (l)
explícitamente marcada (2) para la
actividad teatral en cuanro proceso comunicativo (3). Sería tentador
Sin estesia discutir aquí las propuestas que ofrecen la fenomenología y la teoría
f)ilícilmente se puede soslayar que en el nuevo teatro resaltan algu- de la percepción para la comprensión del proceso perceptivo global
nos rasgos estilísticos que podrían atribuirse ala tradición manierista, (aisthuis) que, sin ser homogéneo, se comunica entre los sentidos.
demandas del entorno pero, al mismo tiempo, muestran primero una rcrltrccir¡ncs o delormaciones del material lingüístico; los figurines, la
disposición a reunir la diversidad en una textura percepriva, es decir, Irrz, cl es¡'xrcio, una temporalidad particular, etc.) se entienden bajo
¿rconstituirla como unidad. Cuando esto ocurre, las lormas de la un¿r nueva luz a través de una concepción modifcadd del performance
práctica estética ofrecen la oportunidad de intensificar esta acrividad raxr. Aunquc la modificación estructural de la situación teatral, del
sinestésica y corporal de experier.rcia sensorial precisamente medianre rol dcl cspectaJor en cll,r y del mo.lo dc stts proccsos comulliclti-
su impcdimento intencionado, haciéndola conscienre como búsque- vos no se destaca en todas las variantes del teatro posdramático y no
da, decepción, eliminación y redescubrimiento. sicmpre con la misma niticlez., la siguiente cleclaración sigue siendo
válida: el teatro posdrarnático n0 es únicamente utt Ttuet)o tipo de texto
Performance text rePresentrtciona/ (no es solamente Lrn nuevo tipo de texto teatral), sino
lrn los distintos niveles dc la realización teatral se ha est¿rblccido la rrn nucvo tipo de uso dc los signos en el teatro que socava desde los
distinción cntrc texto lingüístico, texto representdcional y perJbrmance firr-rd¿rmentos estos dos niveles teatrales a través de l¿r cualidad estrttc-
text. F.l material lingiiístico y la textura de Ia escenificaciór.r inrerac- turalmcnte moclilicada del performance text. A través de é[ cl te¿rtro
túan con la situaciírn teatral que qucda comprcndicla cn el concepto cleviene prcscncia más clue representaciótr, experiencia cornpartida
dc pe(brmance text. Aunque el término texto es aquí algo impreciso, mris que comunicad¿r, proceso más c¡uc rcsult¿rdo, ntaniFcstacitirt m¿is
expresa cada ocasiór.r en que tiene lugar una concxión y un entrelaza- que signi6cación, energía más que infbrmación...
miento de (al menos potencialmcnte) elementos portadorcs de signi- Las particularidades obscrvadas, las catcgorías propuestas y los ti-
fic¿rdo. Mediante el desarrollo dclos pe(itrmtlnce studies es de capital pos de uso de los signos cn el teatro posdramático se ilustrarán a con- I
inrportancia el hecho de que el acontecer de la redliz,tción escénica* tinuación a partir dc casos concretos. El carácter de cstos e.iemplos es
l
como un todo sea el ir-rstar.rtc constitutivo y determinante para el tea- irle¡;<irico: ¿r pcsar de que se pucdan clasificar en un tipo, una categoría
tro, p¿rra el significado y para el estatus de cada uno cle los elementos cl un procedimicnto de rnodo aparentemerlte poco problemático en
individuales clue lo componcn. L,l modo en clue la re:rlización escóni- rnuchos o en todos sus rasgos, en princi¡rio ítnicamente dcmuestr,rn
ca se relaciona con los especradores, l:r ubicación temporal y espacial, un obvio que podría ser detectado también ell otros tra-
ras€lo más
cl lugar y la función del proceso teatral en el ámbito social, es decir, bajos teatrales, donde quizii sean menos evidentes. h.l estilo o, mejor
todo aquello que constitrlye el perfbrmdnce text, determin¿rrá los otros dicho, l¿ palcta de rasgos estilísticos del reatro posdramático permite
dos nivelcs. Si se disecciona meródicamente la densidad de la realiza- reconocer las siguientes características: la parataxis, l:t simultatreidad,
ción escénic¿r en nivcles de significación, no se debc olvidar que una el juego con l¿r densidad de los signos, la musicalidad, la dramaturgia
textura no está compucsta como un muro de ladrillos, sino como un visual, la corporalidad, la irru¡-rción de 1o real y la situación o cl acon-
tcjido de hilos ¡ por ello, la sigr-rificación de todos los elementos indi- tecimiento. En los márgcnes de esta ftenomenología dcl uso de los
viduales depende dela uisión de conjunto, en vcz- de estar crlnstituida signos posdramáticos quedau el ler-rguaje, lavoz.y cl texto, a los que
está dedicado el capítulo 5.
imposible de captar. Es fundamental que la pérdida de la totalidad ll.rrurrrla así por la teoría de los medios de comunicación para
se conciba no como un déficit, sino como una posibilidad liberadora ,lisringtrirla cle la percepción corporal, gana c¿rda vcz más aceptación, la
de reescritura continuada, fantasía y recombinación que rechace, en l
) r ( rlu n t¿r accrca de una densidad apropiada de informaciones depende
palabras de Jochcn Hórisch, lafuria de comprender. ,.r,l,r vez menos de los criterios de la percepción fisica o sensorial.
ll rnrrrnece abierta la pregunta sobre si el bombardeo permanente de
3. Juego con la densidad de los signos rrrr:igcnes y signos, unido a una fisura cada vez mayor entre percepción
En el teatro posdramático se convierte en norma violar la reglas \' (r)ntllcto fisico real y sensorial, llegará con el tiempo a entrenar los
convencionales y el axioma más o menos establecido de la densidad rirgunos para registrar los acot-rtecimientos de un modo cada vez más
de los signos. Suele haber o bien demasiados o bien demasiado pocos. rrrl,cr6cial. Siguiendo a Freud cuando asume que las impresiones se
Er:r relación con el tiempo o con el espacio o con la importancia del insr'r'iben en los distintos sistemas del aparato psíquico como rastros y
tema, el observador percibe una sobreabundancia o, en cambio, una ,('u¿(ros, no es del todo infundada la sospecha de que la costumbre de
consider¿rble reducción de los signos. En estos casos se reconoce la r( [)crir permanentemente impresiones inconexas provoca senderos ceda
intención estética de crear espacio para una dialéctica entre plétora \,( z más superficiales que quedan abandonados en e[ aparato psíquico,
y rtbstinencia, abundancia y vacío (valdría la pena ¡nalizar bajo esta ,l, modo que el comportamiento emocional deviene más plano y la
perspectiva la prehistoria del espacio vacío en el teatro: los espacios l,nrrección frente a los estímulos más impermeable. Así, el abundante
de luz de Appia, el tréteau nu* de Copeau, la predilección de Brecht ,rrrrndo de imágenes podría provocar su propia mlrerte, en el sentido
por una escena vacía, el empql sprtce*" de Peter Brook...). No solo .k'que todas las impresiones originalmente visuales serían más o menos
se hace evidente que no todos los niveles de significación del teatro rcgistradas como informaciones y las cualidades de lo verdaderamente
pueden destacarse por sí mismos, sino que también pueden despuntar itinico en las imágenes se percibirían cada vez menos.
mediante la simple presencia o la ausencia de un inesperado grado de [.a hipótesis de Lyotard es bien conocida: bajo la condición
densidad de los signos en sí mismos. A este respecto el teatro reacciona, l,osmoderna todo el conocimiento que no sea capaz de transformarse
a su vez, Irrente a la cultura mediática. l,a aldea global de Marshall ..'n información desaparecerá de la circulación social. Algo similar
sc podría aplicar a la percepción estético-sensorial. Sin posibilidad
* El trédtau nu h¡ce rcfcrcncia a[ tcatro dcsnudo, cxcnto dc aquellos elementos ..lc aportar aquí pruebas, podríamos arriesgarnos a afirmar que la
rnateriales y macluinarias que enlnascaran la puesra ell escena y que Jacques Oopeau
('xperiencia visual de la televisión, en comparación con la del cine,
llevó a la práctica en su Théátre du Vieux-Colombier [N. del E.].
** En las primer:rs líneas del célebre ensayo de ['eter Brooks, El espacio uacío llcva a reducir la afectividad al ámbito de Ia información mental ¡
(1968), el propio director explica su concepto de empry space: nPl:.edo tomar cual- nrris o menos, abstracta. La reducida profundidad y dimensión de
quier espacio vacío y llamarlo un escenario desnudo. Un hombre camina por cste
lrrs imágenes televisadas difícilmente permite la percepción visual
es¡racio vacío mientras otro le observa, y esto es todo lo que necesita para realizar un
acto teatral». F,n Bnoors, Peter. El espacio uacío: drte y técnica de/ teatro. B:u.celo¡i.: irrrensa. Esto podría disminuir la capacidad de disponer de una
l'ertírrsuh, 2012 IN. Jcl l-..1.
mediante la repetición y la duraciórr, y demuestra una tendencia al nornr:rlizada de la imagen, respectivamente, se realizan con una
grafismo y la escritura quc parece oponer resistencia contra la opulencia ¡rrcclilccción por los extremos. La ordenación de las imágenes, que
y redundancia ópdcas. Silencio, lentitud, repetición y duración en los n Lrn doble sentido está sujeta al medio, al medio organizador y a
,.
q.i'e nada ocurre poeden encontrarse no solo en los primeros traba.jos lrr posición en el medio, se transforma a través de la prolileración
minimalist¿rs de Wilson, sino también, por ejemplo, en Jan Fabre, ,lesbocada de los signos. Gilles Deleuze y Felix Guattari hallaror-r
Saburo Teshigawara, Michel [,aub y en compañías como 'lhéátrc du l,r palabra clave, rizom(l, para designar realidades en las cuales
Radcau, Maatschappij Discordia o Von Heycluck: menos acción, largas lrrs ramificaciones inabarcables y los acoplamientos heterogéneos
paus¿rs, reducción minimalista; en definitiva, un tearro de la mudez y irnpiden la síntesis. Thmbién el teatro ha desarrollado un sinnúmero
el silencio que incluye textos literario teatrales como Die Stunde dd wir .lc acoplamientos rizomáticos de lo heterogéneo. La fragmentación
nicltts uoneindnder wussten [La hora en que no supimos nadd el uno del otroJ .lel tiempo escénico en secuenci¿rs mínimas, casi tomas fílmicas,
de Peter Handke. Espacios escénicos inmensos se dejan vacíos de modo rrrr-rltiplica indirectamente los datos percibidos, ya que, desde
provoczrdor; acciones y gestos se reclucen al mínimo. En este camino de t'l ¡runto de vista de la psicología de la percepción, l¿r cantidad de
la elipsis se pronuncian el vacío y la ausencia, rasgos comparables a la clcmcntos inconexos es susceptible de ser más extensa que la misma
tcndencia en la literatura moderna, como en Mallarmé, Cclan, Ponge, ,.'rrntidad de elementos ordenados coherentemente. En la danza-
Beckett, que privilegia la privación y el vacío. El juego con la reducida tcatro de Johann Kresnik, \X/im Vandckeybus o [.a [,a [.a Human
densidad dc los signos afecta a la propia actividad clel espectador que Steps es evidente esta tendencia hacia una sobreabundancia escénica.
debe volverse productivo partiendo de un material mínimo. Ausencia, l'odríamos pcnsar también en una sobreabundancia en el caso de los
reducción y vacío no se deben a una ideología minimalista, sino al cspectáculos grotescos de Reza Abdoh, que murió prematuramente
motivo funclamental de activar el teatro. Especialmente consecuente cle sida, así como en las realizaciones escénicas bipernaturalist(ts, como
ha sido John Cage en la abstinencia como requisito para una nueva las de la compañía belga Victoria, que presentan escenas saturadas
experiencia ¡ a menudo, se cita su siguiente observ:rción como de todo tipo de objetos y muebles. En un buen y mal (arbitrario)
ejemplo: «Si algo se vuelve aburrido tras dos minutos, enronces se dcbe scntido se muestran auténticas batallas de materidles en la práctica
alargar hast¿r cuatro; si sigue siendo aburrido, intentarlo con ocho y cscénica de directores alemanes de los años ochenta y noventa.
así sucesivamente». Mientras que a Picasso se lc atribuye la frase: uSi Siguiendo el ejemplo de F-rank Castorf, la abundancia, el caos y la
pr-redes pintar con tres colores, utiliza dos». rrdición de pequeños gttgs se convierten en un rasgo estilístico. Una
v¿rriante interesante de la estética de la plétora son los trabajos de
4. Sobreabundancia .f iirgerr Kruse
(las siete connrl Tebas, Medea, Ricardo II, Torquato Tasso,
La transgresión de la norma, así como su desvalorización, lleva a Messer [CuchilloD, etc.). En su caso se desarrolla ún telttrl del a*ezo:
un rcsultado que podríamos describir más como fguración deformada la escena se transforma en un terreno de.iuego (o montaña de basura)
cuenta la desintegración de la coherencia dramática del nuevo teatro posible .'lhr¡bién los coros se desarroll¿rron rítmicamcntc, dctcrminaclos por
se llega a la sobredeterminación musical del discurso del actor a través la tonalidad o la melodía... Llamé a uno de los acrores a rni estudio y le
de sus particularidades étnicas y culturales. uDesde los años setenta pcdí quc hicicra su monírlogo, pcro como en el te:rtro Bunraleu japonés: con
ha sido una práctica deliberada y sistemática la tendencia de los soridos extremos, desde los tonos rnás altos a los n.rás bajosa).
sobretono, tirnbre, volumen...) q.,. se pueden manipr-rlar con la eytr, rrrrl rlarrza silcnciosa. lin Nckrousius se manifiesta l¿r musicalización
da de sintetizadores, las combinaciones de esros ronos (sampling) con ts1:rccialnrente en la relación que se crea sobre la escena entre
sonidos electrónicos dan como resultado además una nueva dimcn- l)crsollas y objctos. Los últimos sucumben a una perversión de su
sión sonora en el teatro. El componer conceptual,llamado así por Hei- lirnción, se usan casi como instrumentos musicales e interactúan con
ner (loebbels, combina de varias maneras la lógica de los textos y cl Ios cuerpos humanos para producir músicara:r. Metodológicamente
material musical y vocal, de modo que resulta posible manipular y es- cs crucial considerar tales fenómenos no como extensiones quizá
tructurar meticulosamente todo el espacio sonoro del teatro. El nivel rigurosamente originales- del teatro dramático, sino de un modo tal
musical, así como el transcurso de las accior-res, dejan de constituirse tlr.re la mirada analítica dé, por así decir, un sdho y reconozca, incluso
de modo lincal y lo hacen, por ejemplo, a rravés de superposiciones cn tales escenificaciones dramáticas, la novedad de algo en proceso de
simultáneas de mundos sonoros, como en la pieza de danza Roarato- camt'¡io que no reconoce ya el lenguaje teatral dramático.
rio (1979) de John Cage y Merce Cunningham, en cuya realización
escénica cn Avignon, Oage leyó fragmenros de l;innegans Wake, de 6, Escenografía y dramatur§a aisual
James Joyce, un texto que abrió una nueva época en la literatura por Tias la desintegración de la jerarquía logocéntrica, dentro del uso
el tratamiento que otorgó al rnaterial lingüístico: transgresión de las par¿rtáctico y desjerarquizado de los signos, como muestra el ejemplo
fronteras entre idiomas nacionales, condensación y multiplic¿r.ción de clc la musicalización, el teatro posdramático prcsenta la posibilidad,
los posibles significados, construcción arquitectónico-musical, enrre ¿r pesar de rodo, de asignar un papel dominante a otros elementos,
otras características. [,os signos teatrales posdramáticos se sitúan en la como el logos dramático y el lenguaje. Esto concierne más a la
línea dc csta tradición. dimensión visual que a la auditiva. Corr frecuencia, la dramaturgia
Incluso cuando grandcs directores emplcar.r esbozos dramáticos uisual usurpa el lugar ocupado por los textos y pareció alcanzar,
en los que, sin embargo, destacan aspectos no dramáticos, es decir, especialmente en el teatro de finales de los setenta y de los ochenta,
pLrramente teatrales, cs sobre todo la música la que manifiesta del una preeminencia absoluta, mientras que el teatro de los noventa
modo más contundenre aquello más ajeno y opuesro al teatro se caracterizó por un cierto regreso al texto (que, de hecho, nunca
dramático. Como observ¿r asertivamente Helene Varopoulou, ula llegó a desaparecer del todo). Dramaturgia uisual no solo significa
cscer.rificación de Hamlet (1999) dcl lituano Eimuntas Nekrosius una dramaturgia exclusivamente organizada visualmente, sino
muestra cómo la musicalidad, que ya destacaba en sus primeras una dramaturgia que no se subordina al texto y puede desplegar
escenificaciones (por ejemplo, en Las tres hermanas) alcanza aquí un librenlente su propia lógica. No tiene interés desde el punto de vista
punto culminante». ula música suena durante casi roda la realización de la crítica teatral si el teatro de imágenes supone una bendición o
escénica, el actor principal es una famosa estrella de rock lituana y, al una condena para el arte del teatro, si se trata o no del último resorte
nivel de los sonidos y los ruidos, se añade un vasro repertorio de formas de la sabiduría; tampoco, desde el punto de vista histórico-teatral,
musicales: el goteo regular del hielo derritiéndose - leitmotiu de toda lo es el hecho de si su tiempo ha pasado o si las formas teatrales
la escenificaciór.r-, los ritmos de pies que pisan y patalean, palmadas neo-naturalistas narrativas vuelven a reforzarse. En realidad,
y
rítmicas, ruidos musicales de varas silbando que acrúan como coro se trata de aquello que es sintomático para la semiosis del teatro:
del duelo Hamlet-Laertes. Incluso la única pausa perceptible de la
ai Ibídem.
enmarcada deja de ser concrera y ofrece la visión de la fl,or. Así pues encuentra acomodado, siguen siendo, en cierto modo, de otro tiempo
no se trata de una mu.je¡ ni tampoco se refiere auna mujer. Más bien y que el arte del teatro requiere de sus espectadores actitudes que se
pues el teatro hablado siempre fue, incomparablemente más que la del observador y no al eco de la re{lexión, que también existe en el
danz.a, el lugar de la significación dramática. EI Thnztheater pone al teatro que niega el significado.
descubierto las huellas sepultadas de la corporalidad; intensifica, desvía Mientras que en otros estilos teatrales organizados visualmente la
e inventa impulsos de movimiento y gestos corporales y recuerda así restricción mediante un marco y el distanciamiento de las imágenes
posibilidades latentes, olvidadas y reprimidas del lenguaje del cuerpo. dominan sobre la presencia física de los actores, en Einar Schleef
Thmbién hay directores del teatro hablado que crean frecuentemente las imágenes teatrales se abren paso, sensorial y fisicamente, en el
un teatro con una coreografía pronunciada o
continua de los proscenio. l,a forma de cruz de los escenarios y las pasarelas hacia
movimientos, aun cuando no haya danza propiamente dicha. Pero el público contribuyen a que la dinámica del espacio afluya desde
a la inversa, la noción a la que hace referencia el término danza se ha Ia profundidad de la escena hacia los espectadores (mientras que
'§l'ilson
extendido tanto que las diferenciaciones categóricas se vuelven cada las formas teatrales de favorecen los movimientos paralelos
vez más absurdas. En los trabajos del griego Theodoros Terz.opoulos al proscenio). Mediante la disposición frontal y directamente
el movimiento teatral y el del coro se aproximan tanto a la danza que confrontada del público, la particular fontalidad del teatro de Schleef
la mirada se vuelve indecisa respecto a qué parámetro debe ajustar provoca un efecto físico en el espectador, que a menudo debe sentir
para su percepción. directamente el sudor, el esfuerzo, el dolor, las elevadas exigencias
Teniendo en cuenta que el teatro posdramático se aleja de la en las voces de los actores o el modo en que el coro peligrosamente
estructura mental e inteligible hacia la exposición dc la corporalidad agresivo parece abalanzarse mediante diversos ritmos; pero también
intensa, hay que tener presente que el cuerpo se absolutiza. F,l expgrimenta alimentación (té, patatas cocidas, pastillas de
la
resultado paradó.jico es que, a menudo, acapara todos los demás chocolate...), conciliadora solo irónicamente. I-a corporalidad del
discursos y entonces tiene lugar un giro interesante: el cuerpo ya acontecimiento teatral se destaca en las duras acciones de los actores,
no muestra otra cosa que a sí mismo, se comprueba su alejamiento que llegan a ser incluso físicamente peligrosas -reminiscencias de
respecto de la signiñcación y su tendencia a realizar gestos despoj ados [a disciplina deportiva y los ejercicios paramilitares- y cargan la
de sentido (danza, ritmo, gracia, fuerza, riqueza cinética). De este trayectoria de los movimientos como recuerdo de la historia colectiva
modo, se carga de una significación nueva, la más extrelna que uno alemana: los temas de la disciplina física militar, lafuerza, el control y
pueda imaginar, aquella que concierne a toda la existencia social. el auto-control, los entrenamientos colectivos y la marcha hacia una
sino que sería moraln.renre reprobable y una fálacia desde el punro cle coniunto. Los cornponentcs materialcs del artefacto artístico y el nlodo en
vista de la lógica de la percepción. Schechner pone a un mismo nivel cl que se utilizan como clemcntos cortstruLtivos, curnplen el papel de meros
caso extremo de las autoagresiones de los artistas de petformance y los cclnductores de las energías representadas por los valores extraestéticos. Si
vituperados snufiJilms o las luchas de gladiadores, ya que en rodos esros preguntalnos ahora dónde ha quedirdo cl valor estético, verelnos que se ha
casos, afirma: olos seres humanos son cosificados en agentes simbólicos. disuelto en los diférentes valores extracstéticos y que no cs re,rlmente nada
Esta cosificación es monsrruosa y la condeno sin excepciónra8. Cabe más que una denominación global p:rra la unidad din¿imica de las rclacioncs
hablar todavía de la cosificación del cuerpo como marerial significante recíprocas de aquellost".
inamovible en Ia novela tradicional. Ahora varía como las posiciones de turbación, pero estas cmociones se transforman, sin embargo -desde
la cámara en el cine: al lector tan pronto se le deja fuera como, a través la perspectiva de Ia estética de la recepción-, en formas de reflexión,
del comentario, se le lleva a la escena, tras los bastidores o a la sala de mientras que la corporalidad espacio-temporal del proceso teatral
máquinas». Kafl<a, por su parte, radicaliza esta pérdida de distancia: na incluye el esquema inteligible de lo percibido en un momento vital
base de shocbs dexruve el recogimiento contemplativo del lector ante afectivo. Este es un hecho crucial para la lógica de la significación del
lo leído,. teatro. El sentido de la escena depende tanto de las circunstancias
materiales del escenario, como las deliciosas impresiones sensoriales
que en Proust desencadenan la memoria involuntaria. Este autor
58
lbídern, p. 21. explica la magia de la memoria involuntaria de modo que una
5')
Ao<rnNo, Th.V. Noten zur Literatur L Fráncfort, 1969, p. 67 led. casr., Notas
sobre literdtura. Obras completas, 11. Madrid: Akal, 2003, p. 461. cierta sensación es revivida simultáneamente en dos dimensiones:
('0
Ibídcm, pp. 46-47 para todas las cítas del párrafo.
('r
"' Berrres, R. Der entgegenhommende und der stumfe sinn. Kritische Essay IIl. F,ntrevista pública el 5 de junio dc 1991 en Viena.
Frárr.lort. 1990, pp. <--66 lecl. c¿sr., Z¿ obuioy 1o ohtuso. lmigene:. g?stüs)t'uorcs. 6a 'lhe-
HtnxnNnelu, K. Jan Lautaers' Antonius und Cleopatra. Eine nachepiscbe
Barcelona: Paidós, 2009, p. 691. aterkonzpetion. Tiabajo dc licenciatura inédito. Ciessen, 1993.
ej emplo, Ro b esp ie rre, S h a h esp eare, les s o nnets I Ro b esp ierre, S h a k esp e are, cine. [,os diálogos cinematográficos se trasladan al teatro ligeramente
los sonetosJ), no hay en ellas ni patho.s ni identificación ininterrumpida; modificados y se radicaliza el principio del montaje. Difícilmente se
la citación y la forma demostrativa identifican su rearro como pos- puede seguir el hilo de una trama, a Pesar de que aParezcan sin ccsar
brechtiano. Aunque su elegancia lúdica contrasra con el laconismo y fugazmente sedimentos y fragmentos de una historia. Un modo de
como el esorerismo, la provocación, el rechazo y la negatiuidad. La realidad que realiza el aparato técnico del cine, toda intención, aun
expansión masiva de los medios fotográficos ha promovido la acepta- tratándose de la verdad, se convierte en mentira»68. En otras palabras:
ción de la ideología naturalisra como la más obvia, mienrras que ha nEl naturalismo radical que sugiere la técnica del cine disolvería en la
desaparecido el interés por la esrilización, el extrañamiento, el distan- superficie toda conexión de sentido, incurriendo en la más extrema
ciamiento o la intensificació,, o dicho brevemente: ha desaparecido contradicción con la realidad familiarr. El cine que se sitíra en la línea
el interés por el peso específico delasformas arrísricas como modos de
de los Lumiére llegó a una contradicción con su condición naturalista
pcnsamiento. Las formas arrísticas y los géneros dificilmente se per- cuando introdujo, por razones comerciales, el sentido, la perspectiva
ciben ya como una realidad propia y se reducen a meras variantes de y la intención en su reproducción de la realidad.
consumo (el libro llevad<¡ al cine), a medios de transporte de lo único En el teatro posdramático tiene lugar ahora un retorno a los rasgos
que parece ser inreresante: la historia (stor!). En una carra a Schiller estilísticos n/lturalistds, a los cuales se ha concedido, después del teatro
fechada a finales de 1797, (loethe hacía hincapié en el hecho de que épico, el teatro del absurdo, el teatro poético y el teatro formalista,
tan pronto como la gente había leído una novela deseaba verla en el al menos una oportunidad de futuro. (De este modo, si se quisiera
teatro (hoy sería la televisión o el cine); relatos lirerarios converridos seguir el radicalismo de Baudrillard, la vieja pregunta acerca de la
seguida en imágcncs ngrabadas en cobrer6(,. Goetl-re se lamentaba
cr.r
imagen original y la imagen reproducida que<laría obsoleta. Cuando
de quc se hiciese ral cos¿r «porque los arristas, que cn principio debe-
existe únicamente el simulacro -que puede ser entendido como una
rían crear las obras de arte dentro de sus condiciones puras, ceden al producción artificial de imágenes originales- es imposible distinguir
af;ín cle los espectadores y los oyenres de considerarlo todo completa- lo real de un simulacro que posea un funcionamiento perfecto, y
mente uerdaderar. Y ucom<¡ de este modo ya no queda esfuerzo alguno
entonces el naturalismo deja de tener interés). El naturalismo es
para su imaginación, todo debe ser verdad para los senridos, enrera- reconocible en las formas teatrales en las cuales en un primer momento
mente presenre; todo debe ser dramárico y lo dramático en sí mismo no se ofrece otra cosa que una reproducción más o menos entretenida
debe situarse frente a Frenre con la realidad realrr,7. de la vida cotidiana en una correspondencia l: l. Sin embargo,
Existe una diferencia fundamental entre la reproducciór.r naturalista deben diferenciarse las nuevas formas del naturalismo intensificado
en el cine, por un lado, y en el teatro y la literatura, por el orro. y reflejado del upseudo-realismo de la industria cultural, (Adorno).
Para el teatro es crucial un rasgo que comparte con la literatura: Aquello que bajo la impresión del fotorrealismo parecía naturalista en
no reproduce, designa. La imagen reatral tiene, por así decir, una el teatro ya desde los años setenta, representa también una forma de
densidad menor, presenra grandes lagunas allí donde la imagen desrealización, no de perfección de la reproducción. \Terner Schwab
fotográfica carece de ellas. En este sentido, se puede aplicar aquí la escribió obras en las cuales, bajo un ambiente de depravación, la
difcrenciación enrre película y rexto que constara Adorno: ul-a menor estrechez de miras y el aburguesamiento de la vida cotidiana descrita
de modo c¿rricaturesco dan a luz una violencia vacía de sentido,
6" Sar,naNs*, R., Goethe-Schil/er:
Ilrieftuechsrl. Hamburgo: Fischcr Biicherei,
1961, p. 271 led. casr., (ioethe 7,\chi/ler: historia de una artistad. Barcclorra:'lls- ('8
AooxNo, Th.'W. Minima Mordlia. Gesammelte Schrtfien 8d.4. Fráncfort, 1980,
quets,2011l.
r'7
p. 159 [ed. c¡st., Minirua Mor¿lia. Reflexiones desde la uidd dañad¿. Obra completa,
l[¡ídern.
1. Madrid: Akal, 2004, pp. 147-148).
superarlavida real mediante la forma del drama. El nuevo naturalismo vuelven cada vez más improbables y adquieren algo de lo cómico-
de los años ochenta y noventa ofrece situaciones que muestran una grotesco, como los textos de René Pollesch que se inspiran en el
decadencia grotesca y absurda. En el nuevo rearro existe sin duda estilo televisivo. A partir de las escenas cotidianas se desarrollan
una intensificación de la realidad, pero ahora dicha intensificación acontecimientos bizarros, como los de 'W'errer Schwab. 'Itndencias
se produce por abajo; es decir: allí donde están los rerreres, la escoria similares se pueden constatar en piezas de \üTolfgang llauer, Fr¿rnz
y todo lo que rebate el buen gusto, es donde enconrramos la cabeza Xaver Kroetz, Rainer W'erner Fassbinder (Katzelmacher, Libertad en
de turco, el pharmahós. Lo más bajo no es, como en el naturalismo, Bremen), Peter 'lurrini, Michel Vinaver y Michael f)eutsch, entre
la verdad, lo real que está por descubrir porque ha sido enmascarado otros. En este hipernaturalismo teatral sin dramaticidad lo que
y desplazado; lo más bajo es más bien lo nueuo sagrado, la verdad subyace bajo la superficie no sale a la luz a través de una dramaturgia
real que dinamita la norma y la regla. Se trara del dispendio en las de la revelación, ni es interpretado socialmente, sino que se revela en
drogas, la decadencia y la ridiculez. Los deliros que aconrecen en la éxtasis líricos y visuales de la imaginación.
banalidad de la cotidianidad burguesa adoptan el valor de lo otro, dela Jean Pierre Sarrazac ha empleado también el término hipernatura-
excepción, de lo monstruoso y lo inaudito, del éxtasis. Sin embargo, lismo en otros contextos. El actor y dramaturgo fiancés señala, con
sobre la base de esta cdrg/l de realidad banal y trivial sería erróneo una intención crítica, que muchas piezas de teatro cultivan ur.r hipe-
ver únicamente un nuevo naturalismo; resulta preferible elegir el rrealismo más cercano a un naturalismo de segundo grado en el que los
término hipernaturalismo -en referencia al hiperrealismo utllizado por individuos pertenecientes a los estratos sociales más bajos se sentirían
Baudrillard- que designa una similitud no referencial de las cosas atraídos por el exotismo que ofiece el consumo6'). Sin embargo, el
consigo mismas, producida de forma multimedia e intensificada, y naturalismo, que ya fue mordazmente criticado en su momento por
no Ia adecuación de las imágenes a lo real. Brecht, se caracterizaba por ser en realidad un drama de la compasión
H,n la escena hipernaturalista, modelada por las secuencias ¡ por más que se cuestione este culto a la compasión como una emo-
cotidianas de la televisión y los medios de comunicación, puede ción sustitutoria (puesto que se exige un cambio social verdadero y no
irrumpir una uisión fantástica exenta de comenrario o interpretaciltn. lágrimas inconsecuentes), toda representación dramática contiene en
Emergen imágenes de deseo, utópicas y triviales, de una gran último término la den-randa implícita del con-: conmiseración, com-
intensidad. La estrechez de los alojamientos del subproletariado pasión, convivencia, conmoción por el destino fingido de la figura
e¡ Moeder en Kind [Madre e hijoJ -una realización escónica de la simulad¿r. que el actor encarlla. Ahora, sin embargo, en el lugar de una
compañía de teatro Victoria- se transforma en algo así como un dramaturgia trágica, grotesca o tragicómica -tal y como la practica-
cuento de hadas y ur.r alocado rerreno de ensueño pop donde las ron Friedrich Diirrenmatt y Max Frisch, cuando pensaron que solo
figuras individuales expresan sus anhelos más profunclos en canciones
y música rocb. Lothar Tiolle escenifica en Bl Minuten [Bl minutosJ
na, l9i3l , p. 178
rencia a la emotividad que ha perdido sú propia expresión; de tal modo para mostrar su indiferencia. El teatro refleja la desintegración de
que, a partir de ahora, todas las emociones se presenran entrecomilla- la experiencia en minúsculas porciones de tiempo y estímulos, así
das y toda emoción que anres podía mostrar el drama debe pasar por el como la preponderancia de la experiencia transmitida de forma
filtro irónico de la estética del cine y de los medios de comunicación. multimedial.
La diversión ffun) se corresponde con la propensión constante a
B. Cool fun Ia parodia, una tendencia que ya se podía observar en el teatro del
En los años ochenta y novenra la nueva generación de artistas de absurdo. La parodia ha servido siempre como un medio de apertura
teatro buscó casi con violencia una cualidad real que provocara una del proceso teatral, sobre todo cuando se pretende hacer retornar
el teatro desde el estatus de objeto a la experiencia de un proceso
7')
Ibídem, p. 179. comunal, que al final no permite distancia interpretativa alguna. Se
'' Il¡ídcm, p. 175 y s.
individualmente por GcncttcTr. Al apclar al conocimiento de otros ,r[rand,rnl.los se encucntran lugares que son 7-or]as de tránsito: a dccir verclad
textos (imágenes, sonidos) y al confirmar la apropiación paródica por se trat¿r de lugares habitables pero, a[ mismo tiempo, de galerías, bares y
medio de la risa, el público es teatralizado (el cabaret y la comedia s¿las de bappening. Estos clubes y lugares de encucntro son instalacioncs
viven, del mismo modo que el coolfun, de esta forma de interacción). clímeras que rehúyen el mainstream, idilios de retiro. Se manticnen mientras
La risa permite entonces dejar abierto el grado de distancia respecro a la diversión perdure en e[os7].
artistas de la antigua República f)emocrática Alemana, a diferencia origina un espacio ritual sin rito; permanece abierto, nadie es exclui-
de los posmodernos de la Europa occidental, se consideraban a sí do, Ios transeúntes pueden echarle un vistazo, visitantes, periodistas,
mismos «irónicos a pesar de todor; se trataba, seghn Castorf, de interesados van y vienen. En la producción Hamlet/Hamletmascbine
upolíticos fallidos, que hacían una contribución a la ideología fHamlet/Máquina HamletJ en Tokio (1992), realizada en un estudio
(especial mención merece en esre conrexro el Fenómeno de Christoph
7a
Schlingensief que, con sus acciones situadas en algún lugar entre el Mdshe und Kotburn,36. Enero/1990, 1-4; Hass, Azi'za. Theater Angelus Nouus.
Antikenmaterial VI. 'lod Hehto: H,tss, Aziza; Sz¿Il¿& JoseFy Wer-r-eunc, Barbara
des
pop, el dadaísmo, el surrealismo y el teatro multimedia, alcanzó una (eds.). Menschen-Mdterial. Die M¿ssnahme. Berlín, 1991; H¡ss, Az.iza (ed.). Hamlet'
M¿schine. TbkioMaterial. Berlín, 199 I .
(Hamlet, un monólogo, de 1994; Orlando, de Virginia \Woolf, con Jutta en su día de los textos de Müller (por ejemplo, Prometheus o Oder
Lampe en Berlín e Isabelle Huppert en París). Numerosos intentos de die glüchlose l.andlung [O el desafortunado aterrizajefl, así como a
teatralización de, por ejemplo, los monólogos de los persona.jes como numerosos traba.jos de gente joven que se dedica actualmente al teatro
F,lse (La senorita Eke, de Arthur Schnitzler) o Molly Bloom (Ulises, en toda Europa. Para redondear la imagen bastaría, sin embargo,
de James Joyce) testimonian el deseo de recabar textos de la tradición con advertir que el diálogo, incluso allí donde todavía esrá presenre,
literaria para una forma teatral monologada. O bien se presentan a menudo se priva precisamente de aquello que el autor de teatro
actores que actúan individualmente o recitan todos los papeles de producía tradicionalmente con su ayuda: la tensión eléctrica dirigida
una misma obra, aunque en este caso no son monólogos en sentido hacia la respuesta y la progresión.
estricto, sino teatro elaborado de forma monologada. Ejemplos al Uno de los trabajos más famosos de Robert '§7'ilson, Hamlet, un
respecto son Pentesilea, de L,dith Clever, o La Marquesa de O, ba]ro monólogo (estrenado en 1994), es uno de los ejemplos más reveladores
la dirección de Hans-Jürgen Syberberg; así como, Marisa Fabbri en de la interferencia absoluta del nuevo lenguaje teatral -cercano
Las bacantes, de Eurípides, ba.jo la dirección de [,uca Ronconi (1976- al performance art- y del nivel textual del drama -convertido en
1979), su mentor durante años. Finalmente, parece evidente que estructura monologal-. La realización escénica se sitúa en una
determinados innovadores del teatro como Jan Fabre, Jan Lauwers larga tradición de interpretaciones monodramáticas del drama de
o Robert Lepage, junto a la tendencia teatral del tableau, buscan Hamlet que remarcan con frecuencia el predominio del monólogo
repetidamente la estructura monologal para escenifi car solos pensados en la obra shakespiriana, relacionándolo con el carácter que refleja
para intérpretes determinados. Como ejemplos podemos citar Las elprotagonista. En este sentido, Mailarmé consideró Hamlet
agujas y el opio, de Robert Lepage, o Cuatro ltoras en Chatila, de Jean como una posibilidad ejemplar de un teatro lírico y monológico;
Genet, donde [a forma deviene un medio para discursos directamente Hamletmascbine, de Müller, desmembró el drama en monólogos.
políticos. En 1992 Jan Lauwers escenificó la autopresentación de su Wilson interpretó a Hamlet -y a algún otro personaje principal de la
actor, Tom Jansen, bajo el título Pena, pena. En ella, Jansen habla obra- con un texto reelaborado, que se iniciaba con una de las últimas
al público sobre su vida y relata, con una sencillez anti-teatral, su expresiones del personaje, probablemente elegidas para comenzar
infancia, la pérdida de su virginidad, su familia y, finalmente, la porque cafacteriza el teatro de \üTilson: uHadI but time (as this Fell
explícito, su entonación de diversas voces -sobre todo femeninas- w espacio cualquiera. El primer plano quiebra la impresión de
era tan preeminente, que la realización escénica podría igualmente realidad del continuum espacial. Mientras que el espacio cualquiera del
haberse llamado Robert Wilson. Performance en el espejo del personaje primer plano nos aparta de la realidacl y nos introduce más adentro
de Hamlet. El actor hablaba en distintas alturas tonales, graznando y del fantasma, en cambio, el monólogo de los personajes sobre la
con artificio, gruñendo y con falsete; tampoco faltaron los momentos escena refuerza la certeza de nuestra percepción del acontecimiento
cómicos, el tono declamatorio hasta la parodia o la cita a los estilos dramático como una realidad en el espacio del ahora, certificada
de actuación de actores de generaciones anteriores, que se alternaban a través de la ir-rclusión directa del público. F'sta transgresión de la
con un ritmo natural del habla. En cada momento el espectador era frontera del uniuersc, imaginario dramtítico hacia la situación real de
consciente de la citación fragmentaria del texto de Hamlet, que se teatro es 1o que conduce a un interés particular de la forma textual
utilizaba como material para el performer (Wilson aclaró también que del monólogo y [a teatralidad específica que va ligada a é1. No por
esta forma de presentar Hamlet era para él un asunto muy personal). casualidad ha surgido de aquí un rasgo del teatro posdramático cuya
Obviamente, se arriesgó aser demasiado uiejo para ello; efectivamente, esencia es lc¡ monologal. Se ofrecen monólogos del tipo más variado,
formalismo de su teatro retrocedió en los años noventa en beneficio
el se transforman textos dramáticos en monologales y se eligen también
de una expresión emocional más personal, en la que incorporó más textos literarios no teatrales para presentarlos en forma de monólogo.
7('«[...] si yo tuviese tiempo (¡ay!, anda pronta la muerte cruel en capturar su 7' \ü7rrsoN, R., citado en KEII-nn, H<¡lm. Robert Wilson. Regie im Tbeater. Fritnc-
presa). Podría yo contaros... Mas callemos,. En Sr¡erespnnna, §lilliam. Hamlet.Bar- ft,rt: Fischcr. l')q-. pP. 105 y ss.
celona: C)céano, 1999, p.205.
7s Ko.rt',
Jan. Sbakespeare heute.Rerlín: Alexandcr Verlag, 1989, p.
292.
f ?6 Teatro posdramátrco
Panorama deI teatro posdramático f,aY
parece inducir a interpretaciones formales prccipitaclas. l'ara la tcoría obscrvti cstc aspcct(), ¡ror cjen'r¡rlo, en las obras dc Mactcrlinck. l)¿ra
del teatro es improductiva, por ejemplo, la tesis según la cual el nro- el teatro posdramático es sintomático el hecho de que la estructura
nólogo, de acuerdo a la soledad que implica, expresa una fuerte inca- dialogal se suprime en beneficio de la monologaly coral. En un primer
pacidad de comunicación, o mejor dicho, úna comttnicación Pertur- momento puede sorprender que se afirme que existe una dimensión
bada'' o una alienación interpersonal. Desde el punto de vista teatral coral en el teatro de la modernidad que, ya desde hace tiempo y de
es más adecuado afirmar que, a la inversa, solo en el sistema dialogal forma manifiesta, parece haber abandonado el coro. No obstante, su
es reconocible el fracaso del acto de hablar como comunicación entre desaparición es quizás una realidad superficial que enmascara una
personas, mientras que el monólogo como discurso. que tiene como problemática más profunda y, en cualquier caso, es innegable que el
destinatario al público, intensifica el hecho de la comunicación -te- teatro posdramático lo ha recuperado como elemento estructural. Por
niendo lugar en el aquí y el ahora concretos del teatro-. De modo un lado, se escenifican coros de forma muy directa: en 1995 Gerardjan
inverso se podría decir que un teatro que, en el sentido de Szondi, Rijnders y Anatoli Vassiliev urilizaron simultáneamente el l-ibro de las
se retira completrtmenr¿ detrás de la cuarta pared y allí desarrolla una Lamentacion¿¡ del profeta Jeremías, en sus obras; para ello pusieron
fluida comunicación dialogal, contrarresta la comunicación en el rca- en escena un coro que hablaba y se movía, mientras plaíría y cantaba
tro. f)esde la perspectiva teatral se destaca otro valor de lo monologal súplicas, y que ocupaba, a menudo, el lugar del drama y del diálogo.
distinto del texto dramático. Obviamente, no debe inferirse de este Por otro lado, en la reelaboracilln de la tragedia antigua que tiene lugar
análisis que los monólogos no puedan representar bajo ninguna cir- dentro del teatro posdramático, desde Serbar.r a Griiber, se destaca la
cunstanci¿r Ia ausencia de comunicación; pensemos, por ejemplo, en dimensión coral. En este sentido, llama la atención el paralelismo
el monólogo fantasmal del viejo trillador en el lecho de muerte de entre el coro y el monólogo en la compañía Theatergroep Hollandia
su esposa' en Gust, de Herbert Achternbusch, estrenada en l9B4 en que, por un lado, escenificó tragedias antiguas (I'ersas, Las Tioyanas)
francés en el 'lhéátre de l'Est de París (TEP) y realizada por Joseph en las que enfatizaba el espíritu del coro y, por otro, ba.io el título
Bierbichler en 1985 en Múnich. En la línea de su monólogo Ella, Truee Stemmez, combinó dos solos a partir de textos de Marguerite
Achtembusch muestra, recurriendo a la soledad del monologar, el l)uras y l)ier Paolo Pasolini. En su teatro se rclacionan claramente
modo en que personas cotidianas se transforman en personas bíblica- dos motivos paralelos: la reducción al canto de lamentación coral y
m ent e at errado ras (Beniamin Henrichs). monologal y la recuperación del material antiguo.
Este interés paralelo por el coro y por el monólogo que observamos
'11. Teatro coraI en el teatro posdramático tiene un buen motivo. Desde sus inicios
[,a teoría sobre el monólogo ha aducido adecuadamente, junto a se observó la utendencia del monólogo a convertirse en un habla
la comunicación perturbada, otra razón para la monologuización del coralr82. Así, podemos observar cómo, desde Wallenstein Lager [El
ditíhgo en el drama: no solo un abismo infranqueable de conflicto, camprtmento de Wallensteizl de Schiller hast:r Dantons lod [La muerte
sino también LLn consenso mayor entre los hablantes impide lo dialogal. de Dantonl de Büchner, se rraza una línea coral a través de [a dramática
Los personajes ya no hablan tanto entre ellos sino que, por decirlo así, clásica. En este sentido, Bauer demuestra que, a diferencia del diálogo
hablan todos en la misma dirección. En un lenguaje así, que no es atado _.qte en presencia de más interlocutores mantiene un carácter
conflictivo sino aditivo, se impone la impresión de un coro. Szondi
82 ANcnpueyen, H. Ch. Zusc/t,tuer im Dr¿ma. Rrecht, Dürrenmatt, Handke.
8r Ibídem, p. 127. Fráncfort: Ather-ráum Verlag, 1971, p. 119.
formalmente no exista un habla coral. Lo que la estética teatral corales ¡ a la inversa, el coro interviene en cada uno de los hablantes.
medios de comunicación, precisamente aquellas formas lingüísticas como una entidad independiente sobre el coro: voz fantasmal
que rompen la coherencia dialogal del universo dramático, esro es, el
perteneciente a una suerte de cuer?o intermedio. Resulta aquí un
monólogo y el coro, pasan a ser consideradas los elementos centrales paralelismo interesante entre el coro y la máscara. Aquel que mira a
y compañero del público. Un coro observa a otro coro tiene la impresión de que la voz parece estar desprendida de modo
¡ así, entra
en.juego el eje del tbéatron. Además, el coro ofrece la posibilidad de inusitado, separada de é1, perteneciente únicamente a la persona (la
manifestar un cuerpo colectivo que actúa en relación con lrantasmas máscara) y no a la persona que habla.
por parte de la dirección para hacer que, ante la salida a escena de un general, al destino del coro. El drama clásico había desbancado
coro, el público piense en masas de personas reales, en clases sociales, al antiguo coro, especialmente al coro femenino. Para Schleef la
pueblos y colectivos. El coro niega formalmente la concepción de un expulsión de la mujer y del coro, la desaparición del coro de mujeres,
estaba estrechamente relacionada «con la expulsión de la consciencia
individuo totalmente desprendido del colectivo y desplaza, al mismo
tiempo, el estatus del lenguaje: ya se digan los textos coralmenre o trágicar, que solo se podría recuperar a través de la nreintroducción
por medio de los dramatis personae (que imponen sus voces no como de la mujer en el conflicto centralr, algo que en el teatro burgués
individuos, sino como parte de un colectivo coral), la propia realidad quedaba excluido, pues únicamente se consideraban las relaciones
actúa como una sola fuerztl. Menos evidente es quizás el hecho de figuras femeninas equilibran el yo escénico masculino, que no se
*3á Teatroposdramático
Pdnordmd dc lc.l ¡ posd'¿n'Jll{ o .¿1i
lida crítica ideológica, a lo que contribuye en gr¿lr partc Ia tlt,lJl-crllt sc lcí:ul cll tlll:t t¡licill:r tlt'rtsistctlci:t socilrl prtrrt l)r()v()cllr
Prcscrrcia
continua de todos los actores sobre la escena. El sisten.ra de cntradas .lc[.,etcs. l)cl rnismrl rnotlo, una accitin cctnto oñ'ccer comida graris
y salidas era caracrerístico del teatro dramático; en cambio, en esre para centcnares de necesitados, que de otro modo se reservaba para
caso se elige una presencia coral de todos los participantes, junto a la ayucla social, se escenificaba en las catedrales como una acción de
los cuales permanecen también en escena los actores no activos, y así teatro. Así, el teatro se involucraba en todos los procesos posibles de
aparecen todos como un coro social. Esta estrategia de escenificación la socialización, la pedagogía y la pedagogía terapéutica; el teatro se
se puede observar también en el nuevo tearro desde, por ejemplo, las realizaba con minusválidos o con ciegos, sin quc se pudiera discernir
escenificaciones de Chéjov por parre de Otomar Krejca, pasando por claramente si el arte se inspira en lo que le es ajeno o si se inscribe en
los Veraneantes de Peter Stein hasta llegar a Marthaler. la práctica heterogénea de otros ámbitos sociales- Efectivamente' en
el rranscurso cle esta acción y orfas similares se llegó a un serio debate
12. Teatro de Lo heterogéneo entre los participantcs sobre si los sucesos obscrv¿rclos pertenecían a él
se convierte en tema. El tearro comprende como tal toda la escala de inherentc de fiesta, de reunión y de acontecimiento destacadamente
los trabajos, las actividades y las posibilidades de expresión humanas social, incluso político, pero también su cotlstitución como acción
in nuce, un mundo en pequeño. La técnica del sonido y la 6esta, la totalmente rcal, elaborándola rnedi:rnre recllrsos estético-tcatralcs.
danzay el debate, la construcción de la escena y la filosofía se unen en Así ptres, la forma telttro, qüe es escenificada, dinán-rica y temporal, sc
la práctica teatral. De este modo, una idea escénica se puede originar presenta como dlgo que rtcontece.
Teatro y performance
Un campo intermedio
El nuevo uso de los signos teatrales tiene como consecuencia la di-
solución de las fronteras entre el teatro y las demás prácticas artísticas
quc, como el performanca art, aspiran a una experiencia de lo real. En
este sentido, el teatro posdramático también se puede entender, en
relación con Ia noción y el ob.ieto del arte conceptual (ConcePt Art, qúe
floreció especialmente a partir de 1970), como un intento de concep-
tualizar el arte y no ofrecer una representación, sino una experiencia
intencionadamente inmediata de lo real (tiempo, espacio, cuerpo);
es decir, como un teatro concePtual (Concept Tbeatre)- La inmediatez
de una experiencia conjunta entre artistas y público constituye una
de las características Fundamentales del arte de acción; resulta obvio
entonces que cuanto más se aproxime el teatro a un acontecimiento
y al gesto de autopresentación de los artistas de performance, más
probabilidades tiene de originarse un terreno fronterizo entre ambas
prácticas. Asímismo, a partir de la década de los ochenta se observa
en el performltnce rtrt una tendencia a la teatralización que, como
señala Rose Lee Goldberg, se empezará a mostrar en artistas como
\Wilson y, entre sus sucesores' Lee ilreuer
Jesurun, Fabre, LeCompte,
#3?
(Oospcl tt (.lolonus, l9lJ4). t)c cste Inodo, sc llcga dur,urtc cstos rríros
llrcc n¿.1a, con cl firr rlc rcf i¡rz.ar [a infornración (ltlc stlrgc a travós clc stt
a una nueva confluencia entre ópera, petformance y tr:¿tro. (iolclherg
prescncia (por ejemplo, los auxiliares de escena en el teatro japonés). Al
menciona aden-rás a la compañía italiana Falso Movimento, [.¿r (laia
no estar incluido en un contexto de actuaci ón, el petformrr se sitúa aquí
Scienza, La Fura dels Baus, Arianne Mnouchkine y otrosr.
en un estado de non-matrixed acting. Para el siguiente nivel-s;ymbolized
El petformance llrt se aproxima al teatro mediante la búsqueda de
matrix- Kirby hace referencia a un actor que cojea como Edipo. Este,
elaboradas estructLlras visualesy auditivas, la ampliación mediática y
sin embargo, no inrerpreta la cojera, sino que un bastón colocado en
tecnológica y el uso de prolongados espacios de tiempo. A la inver-
sus pantalones le obliga forzosamente a ello. Así, que no finge su cojera,
sa, cl teatro experimental se vuelve más corto bajo la influencia de los
sencillamente reafiza una acción como resultado de un obieto que le
ritmos de percepción aceler¿rdos. Así, el teatro se deja de orientar al
conduce inevitablemente a ello. Cuando el contexto de signos se añade
desarrollo psicológico de la acción y de los personajes ¡ a menudo, le
desdefuera y se intensifica sin que el actor mismo los produzca, enton-
basta con realizaciotres escéuicas de una hora o mcnos de duración. (por ejemplo, en una
ces se puede hablar de receiued dcting escena de
En lo que respecta a las artes plásticas, el performance art se prescnta
bar hay algunos hombres en Lrna esquina.iugando a las cartas; no hacen
como expansión de la representación pictórica u objetual de la realidad
natla más que eso, sin embargo, se perciben como actores y pareccn in-
a través de \a dimensión del tiempo. Duración, instantaneidad, simul-
terpretar su juego de cartas). Cuando se alcanza una clara implicación
taneidad e irrepetibilidad devienen experiencias temporales en un arte
emocional y se añade una voluntad de comunicación, nos encontramos
que ya no se limita a presentar el resultado final dc su creación secreta,
con el simple acting (pof ejemplo, performers del Living Theatre avan-
sino clue v¿rlora el proceso temporal de la elaboración de una imagen
zan entre el público y declaran comprometids5; uNo estoy autorizado
como proceso teatral. l.a tarea del espectador cleja entonces de ser la
a viajar sin pasaporte», «No estoy autorizado a desvestirme», etc.). Las
reconstrucción mental, la recreación y el repaso pacicntc dc la imagen
declaraciones son verdaderas, no ficticias, pero se emplea una actuación
lija, y pasa a consistir en la movilización de la propia capacidad de re-
simple para ejecutarlas. Únicamente cuando se añade un componente
acción y de vivencia, con el ñn de llevar a cabo la participación quc se
de ficción se puede hablar de complex acting, de actuación en el sen-
le ofrece en el proceso teatral. El actor del teatro posdramático no suele
tido pleno de la palabra. Este nivel es aplicable al actor, mientras que
ser intérprete de un papel, sino, más 6ien, un pe(itrmer qtLe ofrece su
el performer a diferencia de aquel, se mueve fundamentalmente entre
presencia sobre la escena. Michael Kirby ha acuñado para ello los tér-
el simple dcting y el not-acting. fuimismo, para el performance drt, así
minos acting y not-dcting,.junto a una interesante diferenciación entre
como para el teatro posdramático, la presentación en uiuo (liueness) se
las transiciones que se desarrollan entre los dos, desde wafull matrixed
sitúa en primer plano: la presencia provocadora de los seres humanos,
acting hasta wa non-matrixed dcting:. Su análisis es muy valioso en
en lugar de la encarnación de un personaje. En este sentido, valdría la
primer lugar porque, más allá de las diferenciaciones récnicas, permite
pena realizar un estudio sobre cómo ha variado el perfil de exigencia de
resaltar claramente el vasto terreno que reside bajola actuación clásica.
los actores en las nuevas formas teatrales respecto al teatro dramático.
El extremo del not-acting remire a una presencia en Ia cual el actor no
E,n el transcurso de este libro se han ido mencionando algunos de los
aspectos más destacados de esta cuestión; por e.iemplo, la técnica de la
I GorosRnc, R. L. presencia o Ia dualidad de la encarnación y la comunicación, pero no
Art. From Futurism to the Present. Nueva York:
Performance
'Ih:rmes & Hudson, pp. 194 y ss [ed. cast., I'e(itmanrc Art. l\trcelona: L)estino es este el lugar para desarrollarlo con detalle.
200 1 l.
2
Krnev, Michacl. A Fbrmali.st Theatre, op. dr., pp. 3 y ss.
El petformance ltrt, en sentido amplio, ha sido dcfinirlo c()l.rl() tlr)rl [)r()ccs() de re¡rrescntación, inrroducida en las fbrmas anti-ilusionistas
uestética integradora de lo vivor3. Una de las característic:rs firncla- y épicas dcl teatro, contenía nuevas propuesras de percepción pero,
mentales de las prácticas performativas (a las que no solo pertencccrl cn el fbndo, la posición del observad or (jiente a la escena) permaneció
las fbrmas artísticas) es lo que Gumbrecht denomina w'a producción intacta, incluso si se instaba al público a senrirse provocado, sacudido,
de presencia, la intensidad de una comunicación crtr/t /1 cdra que no movilizado socialmente o politizado. A los ojos de la modernidad, en
puede ser sustituida por los más avanzados procesos de comunica- el antiguo teatro de la ilusión onírica el grado de lo real no había sido
ción transmitidos por una interfaz. Y, del mismo mo<1o que el pefor- suñciente y así se llegó a las estrategias de ruptura de la ilusión. Aho-
mrtnce art refúta los criterios de la obra, en el nuevo teatro la práctica ra bien, este argumento que ponía el énfasis en la deficiencia de Io
de la realización escénica exige también una valoración estética no real podría retornar estructuralmente y situarse en contra del propio
pre-existente: el derecho a un posicionamiento performativo sin una teatro moderno. Aunque siempre ha sido reconocida la realidad de la
base sobre la cual representar. l,a validez del teatro no se deriva de un situación teatral, es decir, el proceso de relación enrre escena y públi-
patrón literario, aun cuando se pueda corresponder realmente con co, esta nunca ha sido el centro del teatro. Sin embargo, sí es nuclear
é1. Este hecho ha llevado, sin embargo, a una confusión considerable en la filosofía del petformltnce drt y supone un gran paso adelante
en los estudios literarios. En este sentido, \üfolfgang Matzat habla de hacia la pérdida de los criterios arrísricos que hacían referencia a una
un telttro teatral en los casos en los que el proceso de la actuación obra y que podían ser controlados y revisados con mayor facilidad.
en sí mismo aparece antes que el proceso dramático representado, Ctrando lo clue tiene valor no es ya la obra apreciable obfetiuamente
porque en ellos dominaría la perspectiua teatral; sin embargo, a pesar sino el proceso que se construye con el pírblico, enronces aquel de-
de escribir en 1982, solo menciona como e.iemplos, junto a la farsa pende de la experiencia de los mismos parricipanres; es decir, de una
y la commedia dell'arte, el teatro del absurdo. Y certifica el peligro circunstancia altamente subjetiva y efímera en comparación con la
de que en él se produzca un uénfasis extremo en la presentación obra sólidamente fijada.'lambién se vuelve imposible la definición de
teatral, que hace que el teatro parezca uextrañamente vacío [...]. lo que debería ser performancey dónde se establece el límite a parrir
Los acontecimientos presentados se vuelven significantes sin signi- del cual se trataría de un comportamiento meramenre exhibicionista
ficados, símbolos sin sentido, ya que no pueden ser llenados con un y espectacular. Por el momento, la respuesta no puede ser otra que el
contenido emocionalra. Sigue sin quedar aclarada la cr,restión de por autoconocimiento de los artistas: performance es aquello que definen
qué una realización escénica en su realidad propia no puede mostrar los que la practican. El posicionamiento performativo no se mide a
sustancia emocional alguna.'lales prejuicios, que son equivocados, partir de criterios previos, sino sobre todo por su éxito comunicatiao.
hacen todavía más urgente la necesidad de analizar de modo preciso No se pucde pasar por alto que el público ya no cs un resrigo im-
el desplazamiento de lugares y estructuras de comunicación teatral parcial, sino un compañero implicado en el rearro: es quien decide
en el teatro posdramárico. sobre el éxito de la comunicación. De este modo, surge una inevitable
proximidad con los criterios de la comunicación de mdsas. Este es el
reverso de la liberación del teatro hacia el posicionamiento de lo per-
r lSencx, K. «Materialit¡ M¿lterialisms, per/ormancer. En Guvsntctt'r, H. U. y
formativo que, a la vez, abre un amplio espacio de juego para nuevos
P¡r,r¡r¡K K. L. (e<Is.). M¿teri¿litias of communimtiaz. Stanfnrrl: Stanlord University
Press, 1994, pp. 258 y ss. estilos de escenificación. La realización escénica, que sisremáticamen-
" M¡tzxt',W. I)r¿menstruhtur und Zuschtuerrolle. Múnich: Fink, 1982, p. 54.
convierte en el valor principal, el teatro llega a una conclusión distinta '' RosnNrHar-, R. cit. en Frscner-LlcH'r'r, E. y Rtr.riv, J. Tbe Show and the Gaze of
Tbedtre: A European Perspectiue. Iowa: University of Iowa Press, 1 997, pp. 256 y ss.
a la del arte de acción. En el tearro también se puede llegar al momenro Véase también la discusión sobre el tema que se aborda cn todo el libro.
7 Goronenc, R. L. Performance Art, op. cit., p. 172 Art,
led. ctst., Pe(brmance
op. cit.).
'ALvH<rrEn, F-. Pe(brmaru'e Art, o¡t. t'it., p. 44.
Performance AS
It+:,,i Teatro posdrarnático
UNIVERS¡üAÜ
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ÜE ANTIOQUIA
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¿.-IL)\./: i,UA C:NTRA.
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'lámbién en cl teatro el cuerpo se puedc ver cxpucst(l al riesgo. cl ¡ttt'fitrtt,tttt'( drt. [)cIrcrírurtos t¡trizlis atlrrririr r¡trc colrtirrrirr sicrr,
Como práctica material el arte del teatro es siempre una contami- clr¡ ctrcstionrrblc trasplantrrr nroclos de cornportarnicr-rto rrsociados ¿r
nación de las fronteras entre lo mostrado y el acto de mostrar, por- formas de imaginación mágicas y míticas a una siruación altamente
que el cuerpo siempre se emplea como material. Este es el caso de la modcrna. Resulta obvio que el recurso a lo arcaico, la refexión so-
danza clásica, que requiere un entrenamiento extremadamente duro; bre los límites de un comporramienro codificado civilizadamente y
pero también se puede observar en Schlee{, Fabre y otros como una también la adaptación, aunque superficial, de formas de comporta-
práctica radical (y también cuestionable). La diferenciación entre miento ceremoniales se han vuelto objetivamenre productivas desde
performance art y teatro (sabemos que no existe una clara frontera el punto de vista artístico ¡ al mismo tiempo, han apoyado la resis-
entre ambos) no solo se debería encontrar allí donde la exposición tencia contra las tentativas que apuntaban a comprimir el arte radical
del cuerpo, su laceración voluntaria, lo introduzca en una situación en el marco de las reglas esréricas tradicionales. Con razón Johannes
como material significante en la cual es absorbido Por un proceso de Lothar Schróder se ha manifestado contra el urechazo generalizado
significación, sino también allí donde la situación se provoca expresa- que evita el desafío de las acciones debido a una aversión ilustrada
mente con motivo de la autotranformación. El performer en el teatro contra lo religiosors. El ritual en la práctica contemporánea de teatro
no quiere, en principio, transformarse a sí mismo, sino transformar y peryformance se pregunta acerca de las posibilidades de los seres hu-
una situación ¡ quizá, también al público. Por decirlo con otras manos al borde de su domesticación civilizadora. Parece claro que el
palabras: incluso en el trabajo teatral más orientado a la presencia, artista -e indudablemente los arrisras de performanc¿ parriculannenre
persevera una transformación y un efecto de catarsis (1) virtual, (2) marginados- no puede luncionar como un chamán; es decir, como
v<¡luntario y que sucede (3) en el futuro. El ideal del performance rtrt tL:.t outsider socialmente reconocido y admirado que, para los demás,
es, en cambio, un proceso que emerge en un instante que es (1) real, transgrede Fronteras. En la sociedad de hoy cada artista realiza el rito
Forzosamente (2) emocional y (3) que sucede en el aquí y ahora. totalmente por cuenta propia.
Nos apartaría demasiado de nuestro discurso poner de relieve las lí- uDonde sea que miremos, no importa cuán atrás en el tiempo -escri-
neas divisorias entre transformación y autotransformación en los dis- be Schechner-, el teatro es una mezcla, un entrelazamiento de ritual
tintos usos del ritual. La petformance cof:.^to ritual, por ejemplo en el y cntretenimiento. Un momento el ritual parece ser la fuente, al ins-
trabajo de los accionistas vieneses (Nitsch, Mühl), pretende transfor- tante siguiente, lo es el entretenimiento. Acróbatas gemelos haciendo
mar al observador. La ética de Ia catarsis, agresividad civilizadamente volteretas uno sobre otro, sin que ninguno se sitúe por encima del
reprimida que se retoma de nuevo en el espacio de la consciencia y la otro, sin que ninguno sea siempre el primerore. Sería incorrecto res-
posibilidad de experiencia, exige participación, transgrede el esplén- tringir la infiltración del impulso ritual al teatro de los años sesenra
dido aislamiento del espectador a través del desencadenamiento de y setenta, ya que aquello que se desarrolló enronces se estableció de
reacciones afectivas (miedo, asco, horror). En ella, sin embargo, se múltiples formas en el teatro de los ochenta y los noventa. En el
mantiene la propia identidad de los actores y el proceso sigue siendo teatro de lo real, así como en los estilos de escenificación orientados
teatro, del mismo modo que las pinturas de Arnulf Rainer siguen agresivamente al público, en el petformdnce drty en un sinnúmero de
fen.renino como superficie de proyección socialmente codiñcada de dc una uoluntad subjetiva individual. Ahora bien, ¿qué ocurre cuando
ideales, anhelos, deseos y discriminaciones llegaría a ser un asunto salta a la vista que h propia voluntad se encuenrra ya condicionada y es
importante dentro del teatro posdramático; no obstante, la crítica víctima y resultado de estructuras sociales? Se alcanza entonces un nue-
feminista ha dado a conocer una imagen de la mujer codificada me- vo grado de lo siniestro, o de lo extrañamentefamiliar [LlnheimlichheitJ;
diante parámetros masculinos y ha destacado progresivamente una un grado que podemos encontrar en Orlan, cuyas cirugías plásticas,
identidad de género entendida como construcción, erigiendo en ia escenificadas públicamente de acuerdo con los prororipos de la cul-
consciencia las proyecciones de la mirada masculina. Cabe mencio- tura occidental (la frente de la Mona Lisa, la nariz de Nefertiti, etc.),
nar, por ejemplo, actos como los Kitchen Shows de la pintora Bobby embellecen, deforman y modulan su cuerpo, especialmente el rosrro
Bake¡ que invitó regularmente a dos docenas de espectadores a su am- que se considera tradicionalmenre como la expresión de la individua-
plia cocina privada y allí, desde la más estrecha proximidad, presen- lidad inconFundible y que aquí, por el contrario, sufre repetidas modi-
tó un monólogo extremadamente surrealista sobre Ia esclavitud de la ficaciones y se exhibe no como identidad sin precedenres, sino como
resultado de una elección por voluntad propia. La voluntad subjetiva
"' Ibídem, p¡r. 68 y ss.
* l)esde
sus primeros tiem¡ros, el performance ar¡ ha dcmostrado su potencialidad parece enronces más reforzada en comparación con el autosacrifcio de
como medio para la articulación política cle temas relacionados con el género y el los artistas de performanr¿ antes mencionados. Pero, al mismo tiempo,
cuerpo (queer lésbico, cuerpo alienado, cuerpo enveiecido, posthuman) [N' del E ]'
Performance ü{S
tl"g$I Ieatro posdramát co
a la idea de Schiller de una reférencia qtrc t)o cs na(, silro trtcrarttctltt' tla cn cl yrfi»urtturt (trt y ctr aqr"rcllas f«lrrnas tclltr¿rles qtrc clcian atrris
Nanc¡ c()rl() «ll1l-
sentimental, con el fin de concebirla, en palabras de cl paracligma del tcatro dramático. Según Bohrer, uel tiempo estético
cimiento de la presencia», como llegada y advenimiento, como una no es tiempo histórico trasladado metalóricamente. El acontecimiento
presencia meramente imaginablel3. dentro del tiempo estético no hace referencia a los acontecimientos
Entretanto, para el teatro no solo resulta esencial la consideración del tiempo realr14. Lo que nosotros entendemos bajo la temporalidad
del modo de ser meramente virtual de la presencia, sino su cualidad específica del performance en sí mismo *a diferencia del tiempo repre-
éticamente determinada de la copresencia; es decir, exigencia recíproca. sentado-, es para Bohrer un aspecto del sbock y el horror. A la inversa,
Si existe una paradoja del actor, esta es principalmente la paradoja de abordaremos la pregunta acerca del horror como un factor de la es-
su presencia. Se trata de los gestos y el sonido que recibimos de é1,
tética del teatro. Merece la pena echar un vistazo a la explicación de
pero no sencillamente desde é1, desde la plenitud de su realidad, sino Bohrer sobre el horror. Al observar la Medusa de Caravaggio sugiere
como elementos de una situación compleja que, a su vez, no se puede
que el horror estético se distingue del real a través de una estilización
resumir en un todo. Lo que sale al encuentro es una presencia evidente, que conviertc 1o aterrador en una forma ornamental; con ello se llega
pero distinta a la presencia de una fotografía, de un sonido o de una únicamente a una nidentificación imaginariarr5. La segunda cualidad es
construcción arquitectónica; se trata de una copresencia objetiva -aun todavía más importante: uEl rostro de esta Medusa no causa en sí mis-
cuando no sea su intención- referida a nosotros. De ahí que no sepa- mo un horror real, sino que él mismo parece estar viendo algo terrible
mos con seguridad si esta presencia se nos regala o si somos nosotros, (quizá su propio destino mítico)...116. El aparecer estético, temblando
los espectadores, los que la producimos en primer lugar. La presencia en sí mismo, se sitúa más allá de la representación del horror real em-
del actor no es un objeto, una inmediatez objetivable, sino copresencia pírico; no representa nada verdaderamente aterrador. Como realidad
en el sentido de una implicación inevitable del espectador en el acon- estética el aparecer presente no invita a la explicación, la investigación
tecimiento. La experiencia estética del teatro -y la presencia del actor o la interpretación (por ejemplo, trágica) de lo aterrador, sino a la ex-
resulta paradigmática en ella porque contiene todas las confusiones y periencia mimética de sentirse horrorizado. El observador de una pin-
ambigüedades ligadas al límite de lo estético como tal- es, únicamente
tura padece Ia realización de lo aterrador que está Puestlt en la imagen.
en un sentido subordinado, reflexión. Esta tiene lugar más bien ex post Bohrer deduce de este modelo las cualidades de la intensidad y del
y no tendría motivación alguna si no fuera a través de la experiencia enigma, que le sirven como factores constitLttivo s de la experiencia esté-
previa de un acontecer, sobre el cual no hay que pensar o reflexionar tica que, por su parte, puede ser descrita con las formulas equivalentes
y, en este sentido, adquiere un carácter de shock. Toda experiencia es- de un aparecer súbito y una epifdnía autorreferencialtT. Escapa a nuestra
tética conoce esta bipolaridad: 1) la confrontación con una presencia consideración en qué medida la temporalidad estética de esta epifanía
repentina que se ubica más acá (o más allá) de la reflexión que deriva es propia de la modernidad de modo exclusivo o prioritario. Bohrer
de ella y que genera Ia escisión; 2) a continuación, la asimilación de constata la existencia de una «estética del horror griega y modernar'n y
esta experiencia por medio de un recuerdo, una contemplación y una considera la epifanía del horror como una «estructura estética [...J qr.r.
refl exión retroactivas.
LaÁsthetih des Schrechens fEsthica del borrorJ, de Karl Heinz Bohrer, 'a Bonn¿& K. H. Das absolute Pr¡isens. Fríncfort: Shurkamp, 1994, p.7 .
resulta muy útil para analizar de modo más exacto la presencia que se '5 lbídem, pp. 40 y ss.
'" Ibídem, p.41.
17
Ibídem.
'3 Ibídem, p. 214. B Ibídem, p. 62.
-[.eatro
tSt) posdrarnático Performance á§1
sc repite en disrinr¿rs f:rses clc l¿
litcratur¡ cur()pcrr y le hisroria rlcl ¡rtcr. scnal <¡rrc no pucrlc intcr¡r-ctlrrsc [)L]r() (lttc llos rlc()lltctc. [)c cstc trttlclo,
Bohrer ve en la Atenas del siglo V a.C., en el Renacimiento tardío y or cl prescnte, como experiencia no interrumpida o interrumpible, es ¿r-
la época que se desarrolla alrededor de 1900, susrraros propicios prrr.a periencia de la carencia. Esta experiencia de la carencia tiene lugar en la
e[ fenomenalismo del horror, Íirndamentado en sí mismo no de modo l¡nde deltiempo.
histórico, sino intraestético. En opcrsición a la sospecha de esteticismo, en el teatro la estética del
Sin embargo, llegados a esre punro es preciso modificar la refexión honorpodría ser otra forma de denominar a la estética de la respon-
de Bohrer y relacionarla con el teatro. Se podría decir que qtizá la sabilidad. El performanre se dirige fundamentalmente a la implicación
cal¡eza de la Medusa ve nlenos su propio destino que el horror de una del espectador; partiendo de su propia responsabilidad para la síntesis
reali.lad que no pucde ser nombrada. Precisamcnte por esre morivo y mental del acontecimiento, debe permanecer atento a todo aquello que
de acuerdo con la lógica de la pintura, el objeto del horror debe per- no se puede convertir en objeto del entendimiento: desde la sensación
manecer consecuentemente fuera del mundo representado (represen- de la participación en lo que sucede, hasta el percatarse de la proble-
table); es algo informe. La mirada pintada de la cabeza cercenada no mática situación del observar en sí mismo- El teatro posdramático es
mira, sino que, en la lógica de la imagen pintada, expreslt precisamente út teatro del presente. Reformular la presencia en alusión al concepto
la mir¿rda de la Medusa muerra, es decir vft no aer. Lo que se quiere de Bohrer del presente absoluto como Presente del teatro implica, so-
transmitir es que su horror es la muerte de la mirada, su vacío, su in- bre todo, pensarla como proceso, como verbo. No puede ser ob.ieto o
terrupción. Un motivo fundamental del pensamienro recienre sobre el substancia ni tampoco objeto de un conocimiento en el sentido de una
arte y el teatro, que oscila particularmente entre la categoría estructural síntesis realizada por medio de la imaginación y la razón. Nos basta con
psicológica y esrérica, aparece así en nuesrro conrexro: la idea del sl¡ock entender esta presencia como algo que acontece, es decir: una categoría
(Benjamin), de lo súbito (Bohrer), del ser asabado (überfallenwerdens, teórico-cognitiva (e incluso ética) distinguida para el ámbito esrérico.
Adorrro), del horror necesario para el reconocimiento (Brecht), la idea del La formula de Bohrer del presente absoluto es inconmensurable según
horror como primer apl#ecer ¿le lo nueuo (Müller) y la amenaza dr que todas las concepciones que consideran Ia experiencia estética como un
nada ocurra (Lyotard). Tánro en las formas desdramatizadas del rearro, mediador, un médium, una metáfora, el sustituto de otra realidad. E'l
que transmiten una especie de contemplación vacía, como también en arte no es mediador de lo real, de lo humano, lo divino o lo absoluto.
las formas directamente arerradoras y siniestras de las acciones radicales El arte no es presencia real en el sentido de Georg Steiner. Es, en cam-
de autoagresión, se comprueba que no basta con una interpreración bio, lo otro, lo que estrictamente se encuentra vacío de contenido y es
psicológica del horror de la experiencia de presencia, lo cual rampoco ncreado en este instante no como un Pentecostés estético, sino como
interesa a Bohrer y con razón. En ella el horror sería siempre desenca- una epifanía sui generi», en la presencia de la obra de artere. Las varian-
denado por un objeto o una circunsrancia representable. I-a dimensión tes de tal eptfanía se pueden deducir de modo sistemático, pero soio
teatral es la estructura de un sbocb cuya excitación no está suieta a un se pueden analizar y desarticular en sus respecrivas formas concretas.
objeto, un horror que no es ocasionado ni por la historia, ni por una Este presente no es un punto del ahora que pueda ob.ietivarse en una
circunstancia, sino por el horror mismo. La experiencia psicológica del Iínea del tiempo, sino una desaparición incesante de este punto' una
sobresaho (Auficbrecbens) aparecería cuando nos sucede algo que no sa- transición y, al mismo tiempo, una cesura entre lo pasado y lo venidero.
bemos qué es, io ignoramos, y
no saber o no
carecemos de ello, ese Presente es necesariamente erosiórt y escurrimiento de la presencia. Sc des-
*${ Teatroposdramático
hacc tnás evidente algo cluc sc cotltlcía tlcstlc tictttlrt):lttris: (ltt('(tllt1' ilrtlis«rltrblc tlcsclc cl lrttttt«r tlc vistrr ltigico: [)cllsilr.'l s.'r,tl Illisttttr
el texto y la escena nunca existiti una rclacitin rtrrtl<itlitrr, sitlo ttlris ricrrrlro conto devcnir. l)or lo rant(), cn el origcn había trn ultacio (tle
bien un conflicto constante. Bern¿rrd Dort escrilriti c¡uc la ttnitirt crttrt' connotación maternal), receptivo, acogedor e incomprensible desde
el texto y la escena ntrnca llega a materializarse realrncnte: sicrnprr' el purlto de vista lógico, en cuyo seno se diferenciaría en primer lugar
queda entre ellos una relación de subordinación y conrpromisor. Yt el logos con sus oposiciones de signiñcado y significante, oír y ver'
que, de todos modos, estA circunstancia es un conflicto estructural espacio y riempo, etc. Este espacio se denomina chora.La cl¡ora es wa
latente en cualquier práctica de teatro, ahora se puede convertir suerre de antesala al mismo tiempo que una especie de sótano oculto
conscientemente en un principio de escenificaciór-r intencionado. En y el fundamento del logos del lenguaje. Persiste como antagónico
él dcja de ser decisiva la oposición verbal-averbal y la tan apreciada al logos, pero en cuanto ritmo y goce cle la sonoridad, sigue siendo
como irref]exiva confrontación entre el teatro uanguardista y el teatro lo poético presenre en rodo lenguaie. Kristeva define esta dimensión
textual, que se escucha con tanta frecuencia. La danza muda puede de la cbora en todos los procesos de significación como lo semiótico
ser aburri<la y didáctica; la palabra significante, una danza de gestos (diferenciándolo de lo simbólico).
lingüísticos. Aquello que se perlila en el nuevo teatro, así como en las tentativas
En el teatro posdramático, por cncima del logos, tienen preferencia radicales dela langage poétique de la rnodernidad, se puede entender
la respiración, el ritmo y el ahora de la presencia c¿rrnal del cuerpo. consiguientemente como un intento de restitución de la chora: tn
Se llega a una apertura y a una dispersión del logos tales que ya no espacio y un discurso sin thelos, sin jerarquía, sin causalidad, sin
se comunica necesariamente un significado desde A (escena) hacia B sentido Iiiable y sin unidad. Sr-r articulación, sin embargo, no
(espectador), sino que tienen lugar más bien una transmisión y una está exenta de mezcla (esto corresponde únicamente al lenguaie
conexión específicamente teatrales, mágicas, por medio del lenguaje. de la locura). Pero como en la danza, en la rítmica de los gestos o
El primer teórico c¡ue estableció esta premisa fue Art¿rud, ya qLre para en la disposición de los colores, también en la voz, el timbre o la
él rro se trataba dc la simple alternativa a fauor o en contftt del texto, vocalización se arricula una negarividad entendida como rechazo
sino dc un desplazamiento de la jerarquía; de la apertura del texto, del imperativo lógico-lingüístico de la identidad, que es constitutiva
de su lógica y de su ar<luitectura forzadas, con el fin de que el teatro del discurso poético de la modernidad3. En el teatro radical no se
recuperara, en palabras de Derrida, st dimension éuénementielle, es afirma ni se desestima esta u otra posición conceptual, sino que se
decir, su dimensión de acontecimiento. Un claro ejemplo de esta deja pendiente en sí misma, lo tético se pone en susPenso' Así, la
última propuesta se puede encontrar en el segundo manifiesto del palabra resurgirá en toda su extensión y volumen como sonoridad y
teatro de la crueldad: use dará a las palabras su sentido verdaderamente como un dirigirse a, como significado y apelación (Zu-Sprache, segun
mágico, de encantamiento; las palabras tendrán forma, serán Heidegger). En un Proceso cle significación como el descrito, que
emanaciones sensibles y no solo significador2. A este respecto, Julia pasa a través de todas las posiciones del logos, lo que ocurre no es su
Kristeva indica que Platón desarrolló e¡ e\ Timeo la idea de un espacio destrucción, sino su deconstrucción poética (para nuestro objetivo,
en el que <lebería ser posible pensar intuitiuamente üna paradoja teatral). En este senrido, se puede decir que el teatro deviene chora-
gafra, deconstrucción del discurso centrado en el sentido e invención
exposición de estructuras lingüísticas es el efécto dc cxrr:rírrrnricrrro rrrenudo que vcr con sus condiciones dc producción. Muchos de los
que alcanzó E,rnst Jandl en su ópera hablada Aus der ?'remde [Deslt trab:rjos teatrales más aclamados solo pueden ser financiados a través
lo ajenoJ, cuando trasladó las expresiones de las dramatis perso/tlt( de coproducciones internacionales, de modo que es de suponer que
al discurso indirecto, produciendo así una peculiar forma mixta dc a partir de consideraciones pragmáticas se otorgue importancia a
narración, discurso dramático y autodisranciamiento. oTe pido quc las lenguas de los países participantes. Pero la poliglosia también se
me alcances el periódico,, se convierte en la escena en: nél le pide que debe a razones artísticas inmanentes. AI respecto, Rudi Laermans
Ie alcance el periódico,,, causando un efecto en principio solamente ha indicado que, por ejemplo, en el caso de Jan Lauwers no basta
gracioso. Sin embargo, como el espectador se habitúa rápidamente a con señalar que su teatro es multilingüe, pues este hecho no aclara
esta circunstancia, la percepción duradera consiste en que la realidad por qué sus actores deben emplear algunas veces su propia lengua
del lenguaje se sepdrll de los que hablane. y otras una extranjera; de modo que el tema de la difcubad de la
comunicación lingtiística no solo repercute en los espectadores.
Música muttilingúe Lauwers establece un espacio conjunto de problemas lingüísticos en
Junto al collagey al montaje, el principio dela poliglosi¿ se confirma el cual tanto los actores como los espectadores experimentan los
como omnipresente en el teatro posdramático; textos teatrales bloqueos de la comprensión lingüística. Teniendo en cuenta la
multilingües desmontan la unidad de los idiomas nacionales. En ingeniosa observación de que los poetas son personas que tienen
Rtimische Hunde [Perros romllno5 199l], por ejemplo, Heiner dificultades con el lenguaje, el teatro posdramático consiste en una
Goebbels creó un collage a parrir de rextos espirituales, textos de experiencia poética de los impedimentos lingüísticos que afectan a
Heiner Müller en lengua alemana, de William Faulkner en lengua todos.
inglesa (7he Sanctuary lEl santuariol y un pasaie del Horacio de
Corneille, recitado en francés por la actriz CathérineJaumiaux, donde FL acLode habIar como acontec¡m¡ento
los versos alejandrinos eran más cantados que recitados y donde el A menudo el acto físico, motor, de la dicción o la lectura de un
habla se tambaleaba continuamenre enrre una maravillosa perfección, texto se hace consciente en sí mismo como un proceso nada euidente.
el tartamudeo entrecorrado y el ruido. F.n Ou le débarquement A partir de este principio que entiende el acto de hablar como acción,
désastreux IO el desembarco desastrosa/, también de Goebbels, el rexro se destaca una escisión que resulta de suma importancia para el teatro
pronunciado en alemán o francés se combinó, enrre otras cosas, con posdramático: la manifestación de que la palabra no pertenece al
música africana (hubo también una versión con E,rnst Stótzner y orra hablante; no habita orgánicamente en el inrerior de su cuerpo, sino
con el actor francés André \nZilms). que sigue siendo parte de un cuerpo ajeno. En las lagunas del lenguaje
El teatro afirma una poliglosia de varios niveles <1ue, Iúdicamente, hace aparición su temido adversario: el tartamudeo, el fallo, el acento
hace visibles las lagunas, las rupturas y los contrastes irresuelros, o la pronunciación incorrecta que escanden el conflicto entre cuerpo
así como la torpeza y la pérdida de control. Ciertamente, el uso de y palabra. Así abrió Einar Schleef su Fausto en Fráncfort' con una
dedicatoria recitada en un acento claramente extraniero. Algunos
8
grupos de vanguardia renunciaron a la perfección del discurso y
Cli. M nvr:r1 P. M. Gedt)chtniskuhur d¿s Hóretx. Medientransformation uon Beckett
über Cage bis Mrry,rócher. Düsselclorf/Bonn: Parerga, 1997, pp. 120 y ss. realizaron trabajos teatrales con actores aficionados que proponían
" Clr. al respecto el artículo de Helga Finter para Theater heute 111982, p.49.
tó4 Teatroposdramático
Texto .tdl§
la m¿rteri¿rlidad fonética, cl curst¡ tcrrrporal, la prol.lrrgrrcitirr cn cl lisicrr: bt¡cas, r()stros, cxprcsiottt's lrrciales tlc l.rs oyclttcs, ctc. llrr lrr
espacio y la pérdida de la teleología y dc la idcnticlacl prc¡ria. N«rsotnrs picz.a radiofónica se itnagir-ran rostros, firrmas y cucrPos Para voces
escogemos el úrmino paisaje textual (Textlandscbaji) porque nombra, ir.rcorpóreas. Se trata de que el espacio escénico y el espacio sonoro
al mismo tiempo, la interconexión de los lenguajes teatrales circundante, ligado completamente a é1, creen un tercer espacio que
posdramáticos con las nuevas dramaturgias de lo visual y mantiene abarque tanto la escena como el théatron. A diferencia clel exceso de
el punto de referencia enla obra paisajística (landscape plal. De este material prefabricado en las nuevas formas teatrales, el plal back
modo, texto, voz y ruido se fusionan en la idea de un paisaje sonoro juega, por Io tanto, un papel insignificante Para \ü7ilson. Para él lo
(naturalmente en un sentido distinto al que era usual en el realismo importante es un actor que, aun inserto en un dispositivo audiovisual,
escénico clásico). Es conocida la versión naturalista de los paisa.ies habla aquí 1t ahora. El espacio de la imaginación, que ocupa el lugar del
acústicos en las escenificaciones de las obras de Chéjov por parte espacio visual, debe eliminar el enfrentamiento entre platea y escena
de Stanislavski que, con efectos de sonido perfeccionados (ruidos en beneficio de un espacio onírico de asociaciones que englobe a
de grillos, ranas, pájaros, etc.), intensificaba la realidad del espacio ambos a partir de la dramaturgia visual y el paisaje sonoro.
ficticio delimitado por una escena auditiua, si bien recibió por ello
una sarcástica crítica del autor. En este contexto, Roubine utiliza los Teatro de voces
términos pqtsrtge auditiue y pqtsrtge tonore, paisaje auditivo y paisaje Friedrich Kittler ha conectado ingeniosamente las categorías de la
sonoroll. teoría lacaniana con los sistemas de registro técnico de la moderni-
dad: lo simbólico (respecto al encadenamiento discontinuo de sig-
Teatro = cine mudo + obra radiofónica nificantes individuales) con la letra impresa, lo imaginario (respecto
En contraposición a la idea de Roubine , el audio-landscape a su estatus presemántico) con la fonografía'2. Lo real -es decir, Ia
posdramático -del cual \lilson es un ejemplo- no reproduce corporalidad-, siempre y cuando no esté codificado por el deseo (es-
miméticamente una realidad, sino que produce un espacio de tructurado a través de lo imaginario) o por el significado (organiza-
asociaciones en la consciencia del espectador. La escena auditiua do simbólicamente), entta en juego mediante la presencia del cuer-
en torno a la imagen teatral abre referencias intertextuales en rcdas po liberada de sentido, una vez que la presencia fisica ha socavado
direcciones o complementa el material escénico a través de motivos todo orden (verbal o no verbal) y significación. La realidad corporal
sonoros musicales o ruidos concretos. En este contexto resulta crea un déficit de sentido: lo que quiera que aparezca en Ia escena
revelaclora Ia declaración de \Tilson en la cual manifiesta que su ideal en términos de significado es siempre llevado Ltn paso más allá de
de teatro sería una fusión entre cine mudo y pieza radiofónica pues, su consistencia a través de [a sensorialidad del cuerpo; el sentido es
de este modo, tiene lugar una apertura del marco. Para cada uno de desgajado del torbellino preconceptual de la certezd sensorial que' a
nuestros sentidos, con el ver imaginario en las piezas radiofónicas partir de cada posicionamiento estable (tesis) de un texto, destaca su
y el oír imaginario en el cine mudo, se abre un espacio ilimitado. lado petformltiao, sú carácter despreocupado de toda verdad, su Pro-
Cuando se ve cine mudo y cuando se oye una pieza radiofónica, el funda inconsistencia. El desplazamiento del sentido a la sensorialidad
espacio auditivo y el visual, respectivamente, carecen de límites. En
r2Kr:r:rrrn" F. Grammophon Film Typeuriter. Berlín: Brinkmann U' Bose, 1986,
el cine mudo se fantasean voces de las cuales solo se ve su realización pp. 27 y ss. Clr. I-ecaN, JacAres. Die uier ()rundbegrtffe der l\ychoanalltse. \Teinhcinr/
Berlírr: Quadriga, l9tt7, p. 204 [cd. cast., 1-as cudtro clnce?tosfundaruentales de l\i'
rr RottntNn, y t68. coanilisis. Barcelon:r: l'}aiclós, 1 9871.
J. J.'lhéátre et ruise-en-sci'ne lBB0-1980, ul,. cir..l1p. 166
irnaginación prescnte. ir»¡rrcsiórr clc quc cad,r voz. desprendida proviene dcl Hacles, rccttcrtl,t
La voz que proviene de un altavoz carece del timbrc fisico, l<r la caída en la muerte. A este respecto, resulta relevante el pasaje cle
que la distingue de la voz humana natural. Sin embargo, la voz. Proust en el que Marcel escucha la voz de la abuela al teléfono:
del espacio electrónico se convierte, al mismo tiempo, en lugar de
lo transubjetiuamente impensado, no pintado, con lo que acriva la [Es ella], es su voz la que nos habla, quc está ahí. Pero, ¡qué leios está! ¡Cuántas
imaginación. De este modo, la imagen se encuentra sobrepintada/ veccs no he grdido menos tle escucharla con angttstia, et¡nltt :i ittltc (sta
sobrescrita por las palabras; a partir de los pedazos del sentido la irnposibilidad dc vcr antes de largas horas de viaje a at¡rclla cuya voz- cstabl
recepción fantasea constructos imaginarios. Más allá del sentimiento tan cerca de r¡.ri oído sintiese mejor lo quc hay de fálaz cn [a apirrienciir de
perdido, precisamente en el maquinismo, se formula de pronto, en la rnás dulcc aproximaciírn y a quó clistancir podcrnos estar de las pcrsonas
un punto de fractura, el ansia de comunicación, el sufrimiento en su qucridas en el momento cn que prrece c¡uc no tendríamos más que alargar la
imposibilidad (dificultad, esperanza) de derribar el muro, la muralla mano para retenerl¿rs! ¡l)resencia real dc csta voz tan próxinra, cn la separa.ción
del lenguaje intraducible. Destella, sin embargo, un instante más cfcctiva! ¡Pero, tambión, atiticipaciones dc una sep:rración ctcrul! A nlenudo,
humano: el sujeto íntegro se encuentra momentáneamente cuando la escuchando así, sin ver:r Ia quc nrc hablaba de tan lcjos, me ha parccido que
mirada localizalavozy la devuelve al cuerpo, fáctor del ser humano, arluella voz clamaba clesclc las profundidadcs la imposibilidad dc que no se
hasta que el mecanismo integrado por sonidos, reacciones, partículas volver a subir, y he conocido la ansiedad que habría de estrangularrne un dí4,
eléctricas, rastros visuales y sonoros toma el mando de nuevo. cuando una voz volvicsc así (sola, sin dcpcnder ya de un cuerpo que jarnás
Desde que la voz pudo desprenderse del hablante por medio del había de volver a vcr yo) a nrurmurar :r rni oído palabras que hubicr:r queridtr
gramófono y del teléfcrno de modo más eficaz, con la tecnología besar a su paso por unos labios para siem¡rrc rcducidos:r polvor8.
-¡
electrónica-, surge una realidad de voces desubicadas que se ¡rodría
designar mediante el término voces en soufrance, empleado por
f)errida en La tarjeta postal*, cuyo destinatario es imposible de
ubicar. Las voces no pueden ya localizar las figuras ¡ a través de la
arquitectónica musical, se desprenden todavía más de los caracreres
hablantes. Benjamin habló de ver sin oír ¡ en su ensayo sobre la obra
de arte, analizó la desarticulación y la división de las percepciones
sensorialesr('. El oír sin ver, en cambio, se convierte en una experiencia
normalrT. ¿Qué sucede cuando la sonoridad corporal de la voz aparece
r R<runrNo,
Jean-Jacques. 7héátre et mise en sdne 1BB0-1980, op. cit., p. 107 lcfi.
para l:r cita en castellano: (ltolowsrr, l. Hacia un teatro pobre. Madrid: Siglo XXI,
2009, p.24).
las distar-rci¿rs y abstracciones cscncialcs cle I clr¡nl,r. [,¡ tlistarrr irr t'rrt rc ca iltrsirrrrista, sc cclcbra tttr vcrcladcro triunfo de l¡ ilusión teatralr.
actores y espectadores llega a reducirse tanto que la proxinriclacl fisicl (lomo cjemplo podemos citar el excepcional esPectáculo 1789 del
y fisiológica (respiración, sudor, jadeos, movimiento muscular, es¡r,rs- 'lhéátre du Soleil, en el cual la impresión de una animada feria anual,
mos, miradas) se superpone a la significación mental, de modo quc sc con montones de personas, tenderetes iluminados, bullicio y sorPresas,
origina un espacio de una tensa dinámica centrípetrt en la que el teatr<r se combinaba con las escenas actuadas. Las plataformas de madera,
se vuelve un momento de energías vividas conjuntamente, en vez cle unidas unas a otras mediante pasarelas, y las multitudes de espectadores
un conjunto de signos rransrnitidos. Así, por ejemplo, en las esceni- que iban y venían entre ellas, aglomerándose o dispersándose, confi-
ficaciones de Grotowski (El príncipe constante, 1965-1968; Auópolis, rieron al teatro una atmósfera semeiante a la de un circo ¡ al mismo
1962-1964-1967; Apocalipsis cumfgurk, etc.) el teatro se convierte en tiempo, lo hicieron equivalente, escénica y espacialmente, a las calles y
un grupo de escenas casi rituales en las que la participación emocional plazas del París revolucionario.
de los espectadores se produce para el acontecimiento. Los actores son
observados desde una cercanía (close u¡t) tan asedial-rte que el especta- Espacio metonímico
dor no puede evitar ser consciente de su proximidad corporal y de su En todas las formas espaciales abiertas más allá de la ficción de
mirada de uol,eur, y cae en la esfera de la vivencia orgánica conjunta, si la escena dramática el espectador se transforma en un coactor más
bien esto sigue siendo algo rnuy distinto a una participación real, que o menos activo, más o menos voluntario. La realización escénica
no se produce en las piezas de Grotowski. de Kama Ginkas, K.I. Jrom Crime, preparada para la actriz Okzana
La otra amenaza para el teatro dramático es el espacio de grandes Mysina y que pudo verse en 1997 en Avignon, hizo del esPacio,
proporciones, que tiene un efecto cent{ugo. Se puede tratar simple- provisto apenas de algunos elementos fragmentarios, una escena de
mente dc un espacio que, por sus enormes dimensiones, suplante o apelación real a los espectadores presentes, que fueron tomados de
sobredetermine la percepción de todos los demás elementos (como, la mano individualmente, requiriéndoles su ayuda y su implicación
por ejemplo, el estadio olímpico de Berlín en Winterreise [Viaje de en la histeria lúdica de laactriz, que interpretaba a Katerina lvanova,
inuiernoJ, de Grüber); o un espacio que eluda el dominio de la mi- personaje de la novela de Dostoievski. La diftrminación extrema de
rada mediante acciones que tienen lugar simultáneamente pero en la frontera entre vivencia real y ficticia tiene consecuencias de gran
distintas ubicaciones, como en el teatro integrado o en el famoso alcance para la comprensión del espacio teatral: este Pasa de ser un
Orlando furi¿s¿ de Luca Ronconi a partir de una adaptación de Tasso espacio metafórico y simbólico a convertirse enun espacio metonímico.
realizada por Eduardo Sanguinetti, puesta en escena por primera vez La figura retórica de la metonimia produce la relación y la equivalencia
en 1969 en el Festival dei due mondi en Spoleto y uno de los pri- entre dos medidas, no del modo en que lo hace la metáfora, que
meros grandes acontecimientos de Io que poco después se llamaría acentúa su similitud (por e.iemplo, entre la navegación y la vida en
tedtro total. Aquí los espectadores tuvieron que padecer la tortura de w uiaje uital con salida/nacimiento, camino, quizá tempestades y
decidir cómo querían montar.rz representación en vista de varias op- descarríos, llegada/muerte), sino que permite tomar una parte como
ciones posibles. Támbién fueron utilizados como decoración, cuando el todo (pars pro toto: por ejemplo, una cdbeza [inteligente]) o hace
de pronto pasaban a hacer de árboles de un bosque que atravesaban uso de una conexión externa (Wasbington desmiente que...). F.n cl
los actores. Tanto aquí como en otros ejemplos del teatro total se sentido de esta relación de contigüidad podemos llamar metonímictr
puede considerar que, pese al rechazo de una configuración escéni-
r lbídcm, p. I 14.
soporte simbólico de otro mundo ficticio, sino clue sea crrl:ltiza(l() y l'.1 dranra ha sido dcsde siempre más bicn un marco en sí mismo
ocupado como parte y continuación del espacio real del tearro. qtre algo cnmarcado. Así como en la pintura el fondo es imprescindible
El teatr<¡ dramático, en el que las tablas del escenario significarr el para la Iigura de modo que esta pueda ser destacada, la trama y la
mundo, se podría comparar conla perspectiua: el espacio se encucnrra acción dramática constituyen el marco y el fondo irrenunciables a
aquí, tanto en sentido técnico como mental, ventana y símbolo, partir de los cuales los gestos individuales del lenguaje y del cuerpo
análogo a la realidad que hay de*ás. Por medio de la abstracción y conservan su sentido. Por lo tanto, en teatro coexisten el marco espacial
del énfasis, ofrece una suerte de equivalente metafórico del mundo del proscenio, el marco mental de la escenificación ¡ denro de ellos, a
a escala, al modo de una pintura renacentista pensada como fnestra su vez, el marco del proceso dramático. A ellos se añade la disposición
dPerta.El teatro dramático simboliza una venrana cn perspectiva formal que Funciona, asimismo, como marco. Con el primer verso, la
en la medida en que sus tablas siempre significan el mundo; es primera frase, la primera salida a escena, el público se prepara para una
secundario si el drama se representa en distintos compartimcnros de determinada expectativa de lenguaje, una forma estilística elemental y
un escenario simubrineo, como en la Edad Media, en la decoración una estética. De este modo, los acontecimientos se encuentran también
múltiple (décor multiplr) del Renacimiento o cn el tipificado palacio enm¿rrcados por la forma. Por un lado, lo enmarcado se constituye
de espacio unitario (palais á uolonté) del Clasicismo. Lo mismo ocurre como contexto interno y, por otro, se aísla por la realidad externa como
si tiene lugar ante el trasfondo del escenario barroco o en el campo de algo especial, significativo, elevado e intensificado. Cada esrérica rearral
fuerza de un milieu naturalista que parece dererminar de anremano emplea esta capacidad del marco cuando saca a la luz elemenros simples
l¿rs acciones de las personas. y poco significativos. El marco intensifica y concentra la predisposición
El espacio dramático es siempre el símbolo de un mundo entendido para la percepción de un modo en que también lo coticliano deviene
como totaliclad, por más que sea mostrado de modo fragmentario. interesante. En su diario Max Frisch anoró:
Por el contrario, en el teatro posdramático, el espacio deviene una
parte del mundo ciertamente destacada, pero entendida como ¿Por quó se enm:rrcan los cuadros? [...] F.l marco, cuando [o ha¡ clcsprende
algo que permanece en un continuum de lo real; como fragmento flas imaigenes] de la naturaleza, cs Lrna venrana a otro espacio totalmenre
enmarcado en las coordenadas espacio-temporales pero, al mismo distinto, una vcntanA al espírinr, donde la flo¡ la pintada, ya no es una flor
tiempo, continuación y, por ello, fragmento de la realidad de la que se marchita, sino una intcr¡rretación de todas las florcs. El m¿rrco la sitú:r
vida. El trayecto que en el teatro clásico recorre la intérpretc sobrc la fucra del tiernpo. [...] ¿Quó nos dice el marco? [)ice: mira hacia aquí, aquí
escena significa, como metáfora o símbolo, un trayecro ficticio, quizá encuentras algo digno de verse, algo que está fuera del az.ar y la transitoricdad;
la distancia que recorre Grucha a través del Cáucaso. En un espacio aquí encuentras el scntido rlue dura, no las flores quc se marchiran, sino la
que funciona metonímicamente el camino recorrido por un actor imagen dc las flores, o, como ya se ha dicho: la imagen-sentido3.
representa principalmente una referencia espacial de la situación
de teatro, referido, corilo pars pro toto, al espacio real del rerreno Estas frases caracterizan también el rendimiento del marco en
de actuación y, a fortiori, del teatro y del espacio circundante en su el teatro dramático. En el teatro posdramático, en cambio, resulta
conjunto.
inmensa variedad a la luz del paradigma clcl rcarlo ¡rosrlranrritico, (¡rrevianrcnte cstlcnada en 1993 en Gibellina) en el Iletz.erhallcn
así como del dramático (ya que en el teatro a la italiana, pro¡rio tlcl clc'Wcimar durante el Kunstfest de 1996, se practicó también una
teatro dramático, se encuentran también importantes innov¿rcioncs división de la superficie de actuación mediante áreas de luz en torno
espaciales). a las cuales el público se situaba, con el único límite de las marcas
lumínicas. De este modo, la estrategia de multiplicar los medios
Ta b Lea ux Ien ma rcaciones] de enmarcación teatral practicada por \Tilson proporcionó a cada
A simple vista, el espacio escénico en cuanro tableau se cierra detalle su propio valor de exhibición, si bien una vez más a costa de
programáticamenre frenre al théatron: la clausura de su organización su aislamiento estético. La creación de marcos se producía mediante
interna se hace muy evidente. En este sentido, el reatro de Robert la iluminación especial de los cuerpos, la definición de sus lugares
\ü/ilson resulta ejemplar y no por casualidad se le ha comparado sobre el suelo por medio de campos de luz geométricos, la precisión
reperidamenre con la tradición del tableau uiuanf . Como es sabido, escultural de los gestos y la elevada concentración de los actores que,
en el siglo xvrrr estaba de moda que las damas y los caballeros de por su eficacia ceremonial, producían también marcos en torno a ellos.
la alta sociedad se divirtieran reproduciendo cuadros pictóricos e 'Ihnto el modo de andar como el movimiento de una mano o la
imitaran las poses y las vesrimenras correspondientes (normalmente rotación del cuerpo se distinguen como fenómenos en una nueva
con acompañamiento musical), hasta que volvía a caer el telón5. De visibilidad. Así, dichos fenómenos se suceden en una serie no
esta comparación se desprende una observación correcta: el teatro de jerárquica, con precisión absoluta y encuadres remarcados. Sería
la lentitud orienta inevirablemenre la percepción hacia la posición con tentador describir ahora las tradiciones del clasicismo, de la nueva
la que se contempla un cuadro. Pero también una incorrecra, pues el objetividad y del surrealismo, así como los rasgos que proceden de la
objetivo de la ralentización ceremonial no es el feliz reconocimiento de estética barroca, en la cual, por ejemplo, también se dan los marcos
una pintura famosa (1o cual entraría en contradicción inmediaramenre encadenados tanto en pintura como en arquitectura.
con el motivo de la presencia del teatro), sino el reconocimiento de los
gestos humanos y las formas dinámicas en el presente vivo del rearro. Juego con eI espacio y [a superf icie
El marco propio de la pintura y el teatro de §Tilson es, de
es algo En el teatro dramático se trataba de crear un marco adecuado para
hecho, un teatro del marco ejemplar; todo empieza y rodo termina la experiencia de lo dramático; un espacio, al mismo tiempo, real y
-un poco como en el arte del Barroco- con los marcos. Incluso espiritual, una imagen de fondo, una imagen alegórica; esto es, la
allí donde \Wilson abandona los encuadres escénicos clásicos, crea constelación escénica misma en curtnto imagen en sí misma. Con Ia
inmediatamente marcos de luz, de espacio y de sonido. Por ejemplo, autonomización de la experiencia visual pictórica en la Modernidad
en Perséfone, representada a cielo descubierto en el antiguo estadio de se dio la condición previa para que la escena se aproximara en su
Delfos, dividió el espacio en áreas y líneas de luz y lo hizo aparecer concepción a Ia lógica de la imagen pictórica y, en consecuencia. s¿
porque muchos directores provienen de la pintura, la escultura y el organizando la lógica de los montajes escénicos y, por lo tanro, se
mantienen como tales. Pese a la fragmentación, la abreviación y los
diseño; un encuentro coniunto que, ya a inicios del siglo ><x, influyó en
\üTooster Group, en cortes, las fábulas se narran en sus rasgos fundamentales.
el teatro de forma altamente productiva6. En el Jan
De modo diferente a lo que ocurre en el reatro épico, Ios
acontecimientos que suceden en diferentes lugares del escenario no
6
Cfr. entre otros.. Raumkonzepte. Ausstellungshatalog. Konzept: Hannelore Kersting,
Bernd Vogelsang, Helmut Grosse. Fráncfort, 1986.
de actuación fragmentado mediante cortes en unidades definidas construcción fílmica. La libertad del espectador se puede entender
y heterogéneas, el espectador tiene la sensación de ser llevado dc aquí más como un paso del teatro hacia la libertad de la lectura qtte
acá para allá, como en una película de secuencias paralelas. Así, el como una aproximación al cine. Se dicc que en el cine la mirada
procedimiento del montáje escénico provoca una PercePción que del espectador es la que fundamentalmente une los fragmentos'
recuerda al trabajo del montaje cinematográJica. Pero, además' en él los sintetiza con su consciencia, junto a la poderosa sens¿rción de
cabe destacar un principio de organización que también es inherente hat'erla película él mismo. Pero la mirada de ld cámara se identifica
a la pintura. Sobre la escena, los actores se comportan colltinuamente con el espectador de cine, así que no se trata únicamet-rte de una
como especttldores respecto a ellos mismos: según lo que hacen los omnipotencia de la fantasía, sino de una mirada cautivada que,
demás surge una focalización peculiar en la acción así observada. abúlica y rendida, se entrega a la mirada de la cámara, a la dirección.
Este hecho funciona de forma análoga ala dirección de la mirada que La actividad y la afirmación se posicionan frente al hecho de que
presentan las pinturas clásicas; es decir, a través de las direcciones la densidad de los signos fílmicos (imagen fotográfica, movimiento,
de la mirada de las figuras representadas se bosqueia el camino de la música, lenguaje, sonido, la reproducciór-r del mundo real)
mirada del observador, al que se le sugiere una determinada lectura difícilmente permite la liberación de la reflexiórr, la transformación
secuencial y una jerarquía de las escenas representadas. Algo similar del sentido, probar y desechar. En el teatro posdramático, por el
ocurre en el caso de Lauwers: contrario, el montaie escénico abierto sí ofrece tal liberación y ello no
implica que los ojos del observador se conviertan en o.ios de cámara
La observación de las cscenas, el observar del cspectador, cs un elemento fílmica. Otras formas del espacio múltiple son posibles a través de la
constitutivo de la actuación: las miradas de los actores estructuran lo narrado técnica multimedia; por ejemplo, el acontecimiento se puede atribuir
escónican¡entc. Un fragn-re nto del acontecimiento escénico (un actor/ aotros espacios que se encuentran en relación con la escena. En casos
constelación de figuras, un lugar, un camPo visual) es recortado' se convierte extremos los espectadores no ven directamente a ningún actor, sino
en una unidad del montaje. Un desvío de la mirada hace resaltar el ltocoi. que únicamente reciben imágenes de vídeo de otros espacios.
Los espacios de John Jesurun y algunas realizaciones escénicas
Los actores parecen salirse morfientáneamente de su carácter de experimentales se podrían analizar según las barreras de visibilidad
intérpretes y actuar como espectadores conjuntamente con los otros y Ia transmisión de imágenes. Es importante el detalle de que no
espectadores; de este modo, el marco de este teatro se mantiene como todas estas formas teatrales consisten precisamente en una adaptación
un tableau dinámico, sistemáticamente incierto. Para la recepción a los hábitos de la percepción multimedia, al fantasma del decreto
esto significa que los cspcctadores tienen la posibilidad de dejarse y la transferencia electrónica sin fronteras de espacios temporales
y tiempos espaciales. Más bien, el teatro posdramático simula
7 (llr. Hsnx¡Nrent, K. Jan Lauwers Attronius und Cleopatra., op. cit., pp. 65 y ss
Espacio 2S9
t88 Teatroposdramátrco
itrtcrcotrexioncs y concxioncs dc la pcrcclrcirin (lr,lc s()r) irrrplcvisilrlcs.
c()n tcxt()s clc ltolf-I)ictr-:r Ilrinl<rnann, \rVolf Wondr.atschck, [)jrrna
Quiere leer y fantase:rr más, ser registrado y memorizaclo corno rlrrto lJarncs y otros. El espacio teatral creaclo para tal ocasión por Xcnia
de información, formar un nuevo arte de la espectación, dcl rnirar Hausner consistió en una serie laberíntica de ángulos, pasillos, lugares
como un construir libre y activo, como un acoplamiento rizomátic<1. entrevistos y espacialidades que los espectadores atravesaron, cada
uno a su ritmo, y en el que se fueron tropezando con un abundante
Espacios temporaLes material de recuerdos (fotos, ruidos de niños jugando, música, ob.ietos
Al teatro posdramático pertenecen la producción y la utilización de todo tipo). Esta dramaturgia del espacio permitió que el tema de
de ambierrtes (enuironments) aparrir del modelo de las artes plásticas.
la reflexión que planteaba la obra se efectuara teatralmente durante
F.n 1979, Grüber realizó en el antiguo hotel de lujo Esplanade el transcurso temporal de la realización como un tiempo propio del
de Berlín, una acción teatral (o una instalación) en la cual los cspectador en su movimiento.
visitantes escucharon, entre las paredes del deteriorado edificio, entre
En el caso de Pina Bausch el espacio es un compañero de actuación
proyecciones y pequeñas escenas, una versión reducida de la novela
independiente de los bailarines y parece marcar el tiempo de su danza
Ru$, de Bernard von Brentano, de 1933. Se trataba de un espacio de mientras acompaña el curso de las acciones corporales .F,n Cafe Müller
Ia memorias. E,n una producción teatral en Berlín, Heiner Goebbels
las sillas volcadas en el suelo testimonian los movimientos enérgicos
colocó al público de tal modo que, por la noche, justo al pie del
y apasionados que se están llevando a cabo en ese momento. Danza
Muro de Bcrlín, iluminado fántasmagóricamente, observara la lenta y espacio presentan una dinámica coherente. El campo cubierto
aproximación por el canal de una barcaza ¡ sobre ella, una figura a
por miles de claveles en la obra homónima (Nelhen) es arrasado en
duras penas reconocible (acompañada de un perro), mientras David
el transcurso de la representación, a pesar de que los bailarines, en
Bennent recitaba el texto Maelstrom Stidpol [Maeslstrom Polo SurJ principio, evitan cuidadosamente pisotear las flores. Así, el espacio
de Heiner Müller (basado en Poe). Otro ejemplo lo encontramos funciona cronométricamente y, al mismo tiempo. se convierte en
en la instalación realizada por Michael Simon, en 1996, a parrir de
un lugar de huellas: las acciones permanecen a través de sus rastros,
Bildbeschreibung [Descripción de un cuadroJ de Müller en la cantera
después de que ya hayan ocurrido y hayan pasado; de este modo, el
de Ehringsdorf en \Weimar. En este caso se guió al público a través de
tiempo se densifica. En las propuestas de Bausch, otra posibilidad
una secuencia de escenas y sucesos, imágenes, situaciones y paneles
de dotar de vida al espacio escénico se basa en la utilización de
de texto breves distribuidos sobre el terreno. En muchos de estos micrófonos y amplificadores para crear un entorno sonoro que
espacios se evidencia la intención de posibilitar una experiencia
espacializa auditivamente las acciones corporales. Colmado por los
especial del tiempo por medio de conceptos específicos, la elección
ruidos producidos por los cuerpos humanos -las sillas volcadas, el
de lugares históricamente significativos o instalaciones especialmente
crujido obstinado de las fores aplastadas sobre las que los cuerpos
construidas para ellos. Esto es aplicable, por ejemplo, a uno de los
se deslizan, se arrastran, se revuelcan (Bluebart)- o la vida orgánica
trabajos más impresionantes de la tempranamente fallecida Elke interna, el espacio escénico en su coniunto parece convertirse él
Lang, que montó Die andere Uhr [La otra hora] en 1989 en el
mismo en un cuerpo. Así, un amplificador cardíaco hace audible el
Theater am Tirrm (TAT) de Fráncfort, un ambiente sonoro y musical
latir del corazón de los bailarines y el sonido de su respiración que,
amplificado mediante un micrófono, resuena en todo cl cspacio. Un
t HnNsu-, G. Das Theater der siebziger
Jahre. Kommentdr, Kritik, Polemih. Mírnich: tiempo-cuerpa directamente espacializado, cargado de physis, 6wca
DTV Deurscher Taschenbuch, l9[i3, pp. 328 y ss.
e$$ Teatroposdramático
Espacio ftSt
un:r transf¿rcnci¿r ncrviosa dirccta, y no infirrrnutivrr, rrl cs[)('cta(l()r'. lrl l.¿r cucsti<in (lr.rc sLr ¡rlantca:r la Irlirada clcl espcctatlol cs l¡ tlc vcr
público no observa sino que se percibe a sí mismo en el intcrir¡r clc cntre ellos, altcrnando el recuerdo y la rcflcxión, sin sintctizarlos
un espacio-tiempo. violentamente.
En los años noventa llamaron [a atención por su obstinacitín
estilística los trabajos de Christoph Marthaler y Anna Viebrock. Espacios de conf [icto
Encontramos en ellos una especie de espacio del *auma: tna En el teatro de Einar Schleef el espacio de actuación se extiende,
sala, un reloj y todo el equipamiento forman un collage. En estos de un modo agresivo, hacia el espacio que ocupa el espectador,
espacios de la memoria se lleva a escena la historia -generalmente abriéndose paso físicamente por encima del proscenio. Aun cuando
alemana-, pero el tema esencial son los traumas de Ia niñez. Se muchos puedan relacionar su nombre principalmente con lo auditivo
trata de espacios aterradoramente vastos, esquivos e inmensos, en (el lenguaje a pedazos, la violencia rítmica de las voces del coro) y con
los cuales el individuo se siente perdido, en su encierro, en el remor la violencia ejercida en el cuerpo de los actores (su presión física y la
y la disciplina de los dormitorios y las clases de la escuela. f)e este opresión de la acción escénica, el trabajo corporal enérgico, a veces
modo, el recuerdo de la niñez se convierte en un medio de expresión arriesgado), el teatro de Schleef pertenece también a la drarnaturgia
histórico-político. En este sentido, se ha hablado oportunamente de visual: su propuesta escénica es inimaginable sin el agudizado sentido
una mitología de lo profano respecto a la cualidad espacial interior/ cle las estructuras visuales que su formación como Pintor le ofrece.
sin exterio/. Frecuentemente, Viebrock y Marthaler favorecen [a If scenarios en Forma de cruz y pasarelas a través clel público contribuyen
inserción en escena de la realidad de los autores o compositores: en la ir que la dinámica del espacio se deslice desde la profundidad de la
Luisa Miller representada en Fráncfort, la escena estaba dominada por escena hacia el pírblico. La serie de las producciones de Irráncfort
el propio mobiliario de Verdi y la vista lateral de un bar italiano. Se (La madre, Antes del amdnecer, [.os actores, l9l B, Urgótz, Fausto) y las
trataba del bar que habitualmente visitaba el compositor tal y como escenificaciones en Berlín se caracterizan por espacios visuales y de
se puede ver actualmente. El espacio del teatro no clausura la realidad acción que incluyen la ubicación y la perspectiva de los espectadores,
escénica en forma de construcción surgida de la nada, sino que se haciendo imposible una distancia contemplativa. En ocasiones, la
abre a sus antecedentes; en el caso antes citado: la vida de Verdi, la configuración del espacio impide que se pueda oír, ver y entender
realidad histórica del origen de Ia obra, el tiempo de la producción, completame nrc el todo (por e.iemplo, en e I caso de los setenta metros
el trabajo de escenificación en sí mismo (el teatro concreto, real, de largo de las estrechas pasarelas de la escena de Urgotz, donde el
se mantiene visible y no desaparecc cn una crcación ilusoria), el público solo podía seguir claramente lo que tenía lugar sobre y deba.io
diálogo de los productores con la obra y sus circunstancias vitales. de la pasarela al lado del propio asiento). En Fdusto la clinámica óptica
Los espacios temporales del teatro posdramático abren un tiempo de de la escenografía, un vasto triángulo esquivo en la profundidad de
muchas capas, que no es únicamente el tiempo de lo representado o la escena de altas paredes negras, se abalanzaba sobre el observador.
de la representación, sino también el tiempo de los artistas creadores En Antes del amanecer había una rampa que, desde la mitad de la
de teatro y de su biografía. Así, el espacio-tiempo antiguamente escena, atravesaba Ia platea hasta la pared del fondo del teatro, donde,
homogéneo del teatro dramático se astilla en aspectos heterogéneos. detrás de los espectadores, había actores que se hacían oír al golpear
botellas de cerveza sobre mesas de madera con las que creaban coros
'Véase Stelanic Carp sobre Anna Viebrock en P¡ill.r.¡;l\ V y RucrHÁoonle, H.-J, rítmicamente agresivos. Estas pasarelas, que parten del escenario
Das Bild der B¡hne. L\erlín: 'Ihcater der Zeit, pp. 120 y ss.
Schleef. En la escenificación de La senorita Julia, dc 1974, en la rclrtr() y los modos de actuación abiertos sugiricron insuflarlc nucva
Berliner Ensemble con B. K. Tiagelehn ,la partida de Julia, siguienrkr vida al ritual comunitario en el teatro. Probablemente no obedezca
la descripción de \Wolfgang Stroch, se mostró del siguiente modo: solo a razones pragmáticas el hecho de que algunos grupos teatrales
prefieran iglesias, f,ibricas y naves industriales para llevar a escena sus
fila de espectaclores y lcs pide a estos que, por favor, la ayuden, y camina
así sostenida por ellos, a través de sus cabezas y hombros sobrc las lilas de Ya no cs posible p:rra los filósolos modernos transitar los espacios
el teatro como festiuidad. En este sentido, cabe destacar que ha sido el tipo de arquitectura o una localidad -el campo raso, por ejemplo, en
los trabajos más antiguos del grupo Hollandia-. Pero esto no se debe
propio desarrollo del teatro lo clue ha hecho posible su recuperación
como espacio de comunidad. La insistencia en la integración y Ia a que, como sugiere el término site specifc, el lugar mantenga una
correspondencia especialmente adecuada con un texto determinado.
r0
artículo de W. Storch en Ppullnr¡, V. y RucxHÁnrnrn, H.-J, Das Bild
Véase el
der Bühne, op. cit.,p.99; así como, uTheater des Konflikts. Ein Versuch über Einar " LrssrNc, '7\. Nietzsche. Berlín: Im Verlag Ullstein, 1925. Lessing cita aquí el
afbrisnro 280 de La Oaya Ciencia de Nietz.sche.
Schlee6,. E¡ Neue Run*chau. num.3, 1990.
Espacio ?95
¿94 Teatroposdramático
[tl térnlino sc lrlr llccll«r lrrrbittr.l c. lrr jr.r'g;r tr.:ru-:rl; sirr t'rrrlr:rrg., l;r cl['ctricao rrn veltcrlcrrr sc rlrigirrll unir nucvlr nlir'¡tla cstt;tittt cn l.t
expresión t/¡eatre on loctttiort resttltrr tnris:rclcctr,rclr pare lcli'r'ir-sc:r (.st(.
t¡rrccl eslracio sc presenta ¿r sí mismo; devier-rc co¿tctor (Mits¡tieler)
asunto.
sin cstar comprometido con una sigr.rificación determinada. No
Al menos se pueden distinguir dos variantes en el theatrc t¡n k¡attion.
sr: enmascara, sino que se hace visible. En una situación así, los
Por un lado, el lugar específico de acruación puede ser urilizado ral
cspectadores también son coactores. De este modo, mediante el sirr
cual: los actores acrúan simplemente entre las máquinas de una f,íbrica
spectf c theatre se pone en escena un nivel ,J,e comunalidad ente acrores
y ante los utensilios con los que se encuentran; actúan en naves de y espectadores. Tbdos sor.r simultáneamenre inuitados del lugar, rcd,os
reparación del fbrrocarril y el público se encuentra asimismo siruado
son frrrasteros en el universo de una fábrica, una cenrral eléctrica o
simplemente en el lugar -puedc haber sillas o palcos a su disposición,
una nave de montaje. Viven la misma experiencia no cotidiana de
sin que se altere el carácter básico dc la espacialidad como escena-. por
un espacio inmenso, de humedacl inhabitable, quizás en decadencia
orro la scgunda variante es la instalación de una cscena propia
l¿rdo,
o en un estado ruinoso, en la cual pueden senrirse las huellas de su
con decoraciones y arrezo en el lugar (site). En esre caso, se origir.ra
proclucción y de su historia. En esta situación espacial comunitaria
otra escena dentro de la escena y se crea ur-ra relación entre amlr:rs que
se precipita de nuevo el motivo del reirtro entendido como tiempo
puede presentar, de rnodo más o menos evidente, un conjunto de
comparrido, como experiencia conjunta.
contradicciones, reflejos y correspondencias. Cuando la producción
(Snllerbof) de Hollandia se presenró en una iglesia en medio del
Espacios heterogéneos
campo y el público tomó asiento en una tribuna hecha de tablas y cajas
Mientras que las recién mencionadas formas teatrales que utilizan
de heno, se persiguió destacar los motivos campesinos y religiosos de
espacios no convencionales siguen ligadas a la presentación de
la obra; mientras clue cuando esta se mostró posteriormente en una
una obra escénica, existe otra práctica aún rnás alejada de lo que
I¿tbrica abandonada, se prefirió llevar al primer plano el terna de la
comúnmente se denomina 'l-eatro. Del misrno rnodo que en las
desigualdad y las relaciones capitalistas.
arres plásticas, y sobre todo en el performance ltrt, se han dado y se
Una razón esencial para las acruaciones on location deriva de la siguen dando proyectos teatrales que encuentran su razón de ser en
atmósfcra política de los aíros sercnra. Se trataba de dirigirse al público
la actiuación de espacios públicos,la compañía Station House Opera
local mediante la expansión del rearro a lugares no habituales. Pero
de Julian Maynard Smith busca con sus accioncs una conexión con
Hollandia, el grupo más importanrc de site spectfc tltelttre en Holanda,
lo cotidiano en tanto concibe el teatro como una toma de conciencia
a la razón política sumó orra más pragmática: las subvenciones de la
de los procesos arquitectónicos. Con sus grandes cc¡nstrucciones de
región de Nordholland establecían la obligación de actuar en diversos
módulos de cristal el grupo represenra los procesos de construcción,
lugares. Ante esto, el grupo no siguió el modelo habitual que caracteriza
reconstrucción y
demolición asociados a un edificio que existe
a los teatros regionales (LasndesBilhnen) en Alemania, ni construyó
realmente. Así, se erigeun espacio teatral definido urbanística y
un monta.ie que pudiera ser flícilmente trasportable, sino que prefirió
arquitectónicamente en el cual puede aparecer la historia de la
elegir para cada ocasión un lugar parricular en la región como espacio
construcción como a cámara rápida. De este modo, por medio de
de actuación e invitar a los habitantes de los alrededores.
diferentes escenas, música y exhibición del proceso mismo de trdbajo,
Site specifc theatre significa c¡ue el site en sí mismo se mucstra bajo
consiguieron hacer aparecer bajo una nueva luz las ruinas de la
úna nueua luz. Ctando se actúa en una nave industrial. una central
Frauenkirche en el Festival Theater der Welt en Dresclen.
#qS Teatroposdramático
Espacro ü,1$",I
()tro cjcrnplo dc intcrvcncirin clcl tcirtr() cn rrrr cs1'r:rcio ptiblico 7
se pudo ver en un proyecto titulado AuJbrecben Amerik¿ f llcwtttrtr
Tiempn
AméricaJ, que Christof Nel realizó junto con Wolfgang Storch y
Eberhard Kloke en 1992 (para el 500 Aniversario del Descubrimiento
de América) . La realización consistió en Llna mezcla de tres días
de uiajes extravagantes en autobuses, trenes y barcos a través de
la heterogénea diversidad del paisaje industrial entre Bochum,
Duisburg, Gelsenkirschen y Mülheim. En el transcurso de estos uiajes
el entorno de la región se transformó en una escena; las acciones se
ubicaron en varios lugares y muchas de ellas fueron principalmente
acontecimienras percibidos lentamente desde el tren (como el instante
en que un cantante apareció de pronto en un prado). El tiempo del
viaje, de la música y de la propia vivencia se unieron; la frontera entre
lo escenificado y lo cotidiano no siempre estuvo definida durante Cuestiones acerca det tiempo en e[ teatro
este viaje que exigía la total atención por parte de los espectadores.
Incluyó el camino y el recorrido de almacenes, puertos industriales Capas de tiempo
y estaciones, lugares de trabajo que de otro modo no eran accesibles; Para el teatro lo más importante es el tiempo vivido, Ia vivencia
pero también la parada en un hipódromo, donde los participanres del tiempo que comparten los actores y los espectadores y que,
se desperdigaron a lo largo de la extensión del césped, y una cena en evidentement<: , no se puede medir con exactitud, pues se da solo como
mesas interminables a laorilla de un canal, en donde se congregaron experiencia. El análisis y la reflexiór-r del tiempo teatral se vale de esta
todos los espectadores. ¿Todavía se puede hablar aquí de teatro? experiencia y se sirve de la distinción que Henri Bergson estableció
Los directores sencillamente dieron al acontecimiento el nombre entre el tiempo objetivable y rnensurabl e (temps) y la duración (durée).
de Eine Reise an drei'lagen [Un uiaje de tres díasJ. Sin embargo, se Dado que el tiempo no se puede medir objetivamente, resulta
puede sostener que un teatro que ya desde hace tiempo de.ió de recomendable al menos hacer algunas distinciones conceptuales.
girar alrededor de la escenificación de un mundo dramático ficticio El propósito del análisis del tiempo no consiste en establecer los
también incluye esto: el espacio heterogéneo, el espacio cotidiano y sistemas objetivables de la descripción, sino en diferenciar los niveles
el extenso campo que se abre entre el teatro enmarcado y la realidad de la experiencia del tiempo en el teatro posdramático de modo que
cotidiana desenmarcada, siempre y cuando dichos lugares participen contribuyan a la comprensión de las temporalidades en las artes'.
en cierto tipo de distinciones, acentuaciones, extrañamientos y Desde la estrechez de miras que conlleva la ignorancia de la
reconfiguraciones realizados escénicamente. diferenciación entre el teatro y el drama, se resiente particularmente
la comprensión ¡ sobre todo la percepción, de la dramaturgia del
*$q
Jt,ü Teatroposdramático
ticrrrl'ro inhcrcntc i ptrfitrm,tnÍ tü:l y,rl tcxt,, r-c¡rrcscntuciorr:rl. Illr cottsistc cn r.ln:t s('Lr.rcnLi:l rlc lrcontccitnicrttos y ('s(('n:ts cscogirllts rlttc
csta dificultad se refleja tarlt¡ién la fronter¿r instittrcional cntrc l,rt cornplicen a rncnudo ll cstructura tcrn¡roral a través dc un conjunto
estudios teatralesy los estudios de literatura. No es aconsejablc cn dc anticipaciones, flashbacbs, secuencias paralelas y saltos temporales
principio parrir de los análisis del tiempo en cl drama si se quierc que, por lo general, se encuentran al servicio de la compresión clel
comprcnder la dramaturgia del tiempo en el teatro. La amalgama tiempo. Esta estructuración se puede designar como tiempo del
específica de tiempos cs collstitrltiva de todo teatro; en él el tiempo drama, aunque dominen en ella Formas narrativas y collages de
simulado y representado según unos patrones textuales es solamente representaciones. Para Pre-Paradise Sorry Now, por ejemplo, Rainer
un factor entre muchos otros. En general, se pueden distinguir las \X/. Fassbinder indica que las partes individuales pueden ser actuadas
modcrnidad, es la autorreferencialidad, que hace entrar en jr-rego al pueden combinar de múltiples maneras y en el teatro no puede ser de
acto de la escritura (o de la lectura) en sí mismo. Esta puede ir urrida otro modo. El teatro tradicionaldispone de numerosas posibilidades
¿r una dcliberada dcsorientación lúdica recogida en el tiempo de la de hacer transcurrir grandes lapsos temporales, ya sea mediante las
escritura o de la realizaciól-r teatral. vestinrentas (por ejemplo, el uso de pelucas blancas en La larga cena
2.- E\ tiempo del drama,' que remite a lo c¡ue Aristóteles llama de Nauiddd, deThornton \Tilder), cambios de luz, superposición de
mito. hquí se refierc a la dis¡rosición particular de las acciones y los imágenes con mírsica o pasajes épico-líricos. No es el tiempo real de
acontecimientos presentados cn el marco de una dramaturgia. La la ficción, sino la compleja estructuración de la rcpresentación la que
duraciór-r y la sucesión de cada una de las escenas no son idénticas a decide sobre el tiempo realizado estéticamente. El inicio de Hamlet
la duración y el orden de los acontecimientos en la ficción, sino que (acto I, escena l), por ejemplo, dura desde la medianoche hasta Ia
constituyen su propio espacio temporal, de importancia decisiva para aurora; sin embargo, este amplio lapso de tiempo no se puede realizar
los textos teatrales. La organización del tiempo del texto dramático escénicamente en veinte minutos sin un problema de verosimilitud.
-1
lr.{$, eatro posdramático T empo :lu¡'l
ticrrrl'ro inhcrcntc i ptrfitrm,tnÍ tü:l y,rl tcxt,, r-c¡rrcscntuciorr:rl. Illr cottsistc cn r.ln:t s('Lr.rcnLi:l rlc lrcontccitnicrttos y ('s(('n:ts cscogirllts rlttc
csta dificultad se refleja tarlt¡ién la fronter¿r instittrcional cntrc l,rt cornplicen a rncnudo ll cstructura tcrn¡roral a través dc un conjunto
estudios teatralesy los estudios de literatura. No es aconsejablc cn dc anticipaciones, flashbacbs, secuencias paralelas y saltos temporales
principio parrir de los análisis del tiempo en cl drama si se quierc que, por lo general, se encuentran al servicio de la compresión clel
comprcnder la dramaturgia del tiempo en el teatro. La amalgama tiempo. Esta estructuración se puede designar como tiempo del
específica de tiempos cs collstitrltiva de todo teatro; en él el tiempo drama, aunque dominen en ella Formas narrativas y collages de
simulado y representado según unos patrones textuales es solamente representaciones. Para Pre-Paradise Sorry Now, por ejemplo, Rainer
un factor entre muchos otros. En general, se pueden distinguir las \X/. Fassbinder indica que las partes individuales pueden ser actuadas
modcrnidad, es la autorreferencialidad, que hace entrar en jr-rego al pueden combinar de múltiples maneras y en el teatro no puede ser de
acto de la escritura (o de la lectura) en sí mismo. Esta puede ir urrida otro modo. El teatro tradicionaldispone de numerosas posibilidades
¿r una dcliberada dcsorientación lúdica recogida en el tiempo de la de hacer transcurrir grandes lapsos temporales, ya sea mediante las
escritura o de la realizaciól-r teatral. vestinrentas (por ejemplo, el uso de pelucas blancas en La larga cena
2.- E\ tiempo del drama,' que remite a lo c¡ue Aristóteles llama de Nauiddd, deThornton \Tilder), cambios de luz, superposición de
mito. hquí se refierc a la dis¡rosición particular de las acciones y los imágenes con mírsica o pasajes épico-líricos. No es el tiempo real de
acontecimientos presentados cn el marco de una dramaturgia. La la ficción, sino la compleja estructuración de la rcpresentación la que
duraciór-r y la sucesión de cada una de las escenas no son idénticas a decide sobre el tiempo realizado estéticamente. El inicio de Hamlet
la duración y el orden de los acontecimientos en la ficción, sino que (acto I, escena l), por ejemplo, dura desde la medianoche hasta Ia
constituyen su propio espacio temporal, de importancia decisiva para aurora; sin embargo, este amplio lapso de tiempo no se puede realizar
los textos teatrales. La organización del tiempo del texto dramático escénicamente en veinte minutos sin un problema de verosimilitud.
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lr.{$, eatro posdramático T empo :lu¡'l
Aqtrcllo (luc c|l cl tc,lttro lt[)llrc(e c.()1il0 iltrsi<ilt,.lc tul ttltnsttilso rlt' ( irrro rrn rrritnltl ltytt.l,t lr ()lr() irrrirllll
tiempo es mucho más independientc dcl rcalisnro y lrr lrigicl <L' l.ur rl,itirr t¡uisit rr,r ;tytt.l.t r .r .¡tti. tt
la sucesión de lo que se podría pensar. L,n cstc scntid(), existc uttrt luchó con nosotros por nuestra causa.
rica bibliografía de análisis del drama que se ocupa de la prcgtrntl (linco minutos, a la viste de los perseguidores
En cambio, una estructura temporal habitual en el drama merece Entonces dccidimos: tencmos
nuestra atención y una rncnciór-r especial: el tiempo rsc¿s¿. Pensemos quc cortarnos nuestro pro¡rio picr.
en la temática filosófica y social de las prisas en el Woyzec,á de Georg
Büchrrer; en la presión temporal dela intriga de muchas obras; en el En el drama también es habitual el manido tema del demasiado
uso del motivo del tiempo que se agota o del ultimátum en el cine pronto o demasiado tarde, del instante pasado o perdido: Kairós, el
(suspense bajo el lema uen cinco minutos explotará la bombar) y en el momento oportuno, irrepetible; Tyche, la imprevisible, fortuita, fatal
esquema del last minute rescue del ruestern. Nada es más evidente que conjunción de circunstancias en un determinado momento. Estos
la producción de tensión mediante el drama de la escasez de tiempo. aspectos de una experiencia del tiempo, en la que todo depende de no
Este falta siempre; incluso cuando un drama tiene como tema Ia dejar pasar el momento, se pueden expresar idealmente en la intriga
inercia tediosa del aburrimiento (el mal du si?cle del Lorenzaccio, de dramática clásica. Cuando el modelo de la intriga desapareció del
Musset, o La muerte de Danton, de Biichner), la escasez de tiempo, tearro, el tiempo escaso también perdió interés, emigró a otros medios
la expiración de un plazo establecido se convierte en principio como el cine. Simultáneamente, el tiempo escaso es la expresión de una
organizador del drama. Podemos entonces afirmar que la faba de economía más profunda de Ia estética dramática del tiempo. En ella se
tiempo es un modelo fundamental de la dramatizació2. A su término trata generalmente de Ltna comPresila del curso del tiempo que tiende
se encuentra el límite de la vida. Un bello ejemplo de la traducción a wa desmaterialización del mismo y que pretende llevar el conflicto
teatral del motivo temporal lo encontramos en La medida, de Brecht.
-independientemente del tiempo y del espacio- al concepto, abstraído
Cuando los cuatro agitadores llegan al momento de su informe en el anímica y espiritualmente en su pureza. Hasta donde sea posible esta
que relatan cómo, ya amenazados y perseguidos en su fuga, tomaron espiritualización, la palabra dicha se transforma en el acto del discurso
la determinación de liquidar al joven camarada y lanzarlo a la fosa de puro, que no depende en absoluto de condiciones externas:r.
cal, en el texto se dice: 4-. N teatro Ie es inherente una dimensión temPor/ll de la
escenifcación Con esta idea no se trata de distinguir la escenificación
L,l cono DE coNTRoL en cuanto realidad escénica intencionalmente idealizada respecto a su
¿No encontraron otra solución?
t
Bttrcrrr, B. n Werkc,. Lt []erliner und Fran kJurter Ausgaár. Ilcrlín-\Wei mar, 1 993,
l.os cu¡,rrno AGITADoRES
pp. 96 y s. fed. cast., uI-a medida,. l],n Tbatro rompleto 4. Madrid: Alianza Editorial,
En tan poco tiempo no encontramos otra solución.
1990, p. 37).
' PevIs, Patrice. Dictiontutire du tltéátre,Pe,rís: Armand Cotin, 1987, p. 388.
tiempo específico de la realización escénica, con su ritmo particular modo en que tuvo lugar su caída en las profundidades mediante una
y su propia clramaturgia (velocidad del discurso y de la actuación, gran carrera con los brazos desplegados a través de la nave. Al final de la
duración, pausas al hablar, etc.) viene determinado por la obra. F'n realización escénica se llegó a un instante digno de mención: cuando se
relación con esto, un fenómeno interesante lo presenta la lectura en cerraron las cortinas penetró desde afuera una luz muy clara. Se trataba
voz alta, que en la perspectiva aquí escogida se ha considerado como de una excelente imitación de la luz del día; la pérdida de la noción
teatro mínimo. Los espectadores, así como los actores, se encuentran del tiempo hizo que numerosos espectadores miraran instintivamente
entregados a este tiempo (también los últimos dependen del ritmo sus relojes (como si pudiera ser realmente ya el amanecer, sin que se
temporal de los coactores). Ya no se trata del tiempo de un sujeto hubieran percatado del transcurrir de tantas horas). En un precioso
(lector), sino del tiempo común de muchos sujetos (que pasa,-, juntos momento de perplejidacl, uno podía llegar a creer posible lo increíble:
el tiempo), de modo que se hallan inextricablemente unidas una el otro tiempo de la escenificación se había impuesto al realismo del
realidad física y sensorial de la experiencia del tiempo y una realidad reloj internoa .
mental. Se trata aquí de la concreción estética de lo pautado en la l,a acción ficticiaT la escenificación tienen aún otra dimensión que
escenificación, como afirma Pavis siguiendo a Ingarden. atraviesa las capas temporales aquí expuestas: el tiempo histórico. Este
En LAge d'Ordel Théátre du Soleil (1975), un hito en la historia del resulta especialmente significativo para el teatro dramático que trabaja
teatro de posguerra, se narra cn esraciones individuales la vida de un con textos antiguos y vive de la actualización de persona.ies e historias
inmigrante argelino (escenas de familia, conflictos laborales, etc.) en el pasadas. La cartelera teatral que se publica en el periódico es un
estilo de representación de la commedia dell'arte. La inmensa nave de desfile de fantasmas: Antígona, el rey l.ear, Hamlet, Pentesilea, el tío
Ia Cartoucherie en Vincennes estaba dividida en cuatro hondonadas Vania, Galileo... Palabras extinguidas hace ya tiempo y cosmovisiones
sobre las cuales se colocó una alfombra de un tono ocre cálido, en cuyas en estado de descomposición devienen participantes de wa séance
pendientes se sentaba el pírblico y desde allí contemplaba la actuación
que se desarrollaba en el ualle. Entre escena y escena el público era 'i ()tros detailcs cle est:r realización escénica los olrece Simone Scym en Das'Ihéátre
du Soleil (Stuttgart, 1992), especialmente en las pp. 91-100.
de la realización escénica interviene como tercera capa ten.r¡rorll recc¡rción cznsume tiempo en sentido totalmente práctico: tiempo
la época y la vida del autor (por ejemplo: un románrico escribc una telttrul, que es tiempo vivido y que no coincide con el tiempo de la
pieza sobre la Edad Media, que es realizada en 1999). No obstante, escenificación).
esta desarticulación se queda en teoría para la recepción del reatro, ya
que aquí emerge una amalgama que fusiona las heterogéneas capas El otro tiempo
temporales y que también mezcla las esrrucruras más sofisticadas como uEl tiempo, un monstruo de doble cabeza: condenación y salvación»,
el teatrr¡ dentro del tea*o,los anacronismos,los collages de tiempos, que escribe Beckett en su ensayo sobre Proust*. En efecto, el tiempo es
resultan menos significativos para el rearro que para el texto. El proceso esencial para la comprensión de la práctica y la recepción del teatro ¡
de la realización escénica en vivo hace entrar en juego su tiempo real sobre todo, para aquel que ha dejado de estar obligado a representar
un tiempo dramático. En el teatro tampoco es posible parar el fluir del
¡ con ello, sobredetermina todas las capas temporales diferenciables
desde el punto de vista teórico. tiempo o tergiversar realmente la topología clel mismo. No obstante,
5. Frente al tiempo del drama y la estructura remporal de la existen algunos procedirnientos que conducen a la tematización
escenificación hay que aludir al tiempo del performance text. De explícita, al realce, al hacer consciente, así como a la distorsión y a la
acuerdo con Schechner, designamos la situación real y escenificada de turbación de la noción del tiempo. De entre todos estos métodos los
Ia realización teatral como perform/tnce text para acenruar el impulso que se sitúan en el nivel de lo representado son los más simples: por
de presencia que siempre se da en ella, y que también motiva el ejemplo, cuarldo en las piezas de Tom Stoppard tienen lugar escenas
pe(brmance ¿// en sentido esrricro. El performance text se apropia de del presente y otras, aParentemente con los mismos personajes, de
lo que en otro tiempo fue una estructura temporal característica de hace más de cien afios (Arcadia); cuando en Shakespeare transcurren
la relación entre tearro y público: pausas, inrerrupciones. enrreacros largos lapsos de tiempo (El cuento de inuierno) o en Thornton Wilder
y comidas comunitarias incluyen el teatro en un proceso social. los fashbachs turban la percepción habitual del tiempo lineal. Por otro
Thmbién para los actores es importante distinguir el tiempo de la lado, escenas sin un índice temporal concreto pueden producir una
inactividad entre sus salidas a escena y el de la actuación real; es temporalidad fluctuante, una incertidumbre acerca del orden de las
el texto de escenificación. A medida que la ruptura de la percepción Al nivel de la presentación teatral se llega a fenómenos de la propia
automatizada se convirtió en un criterio esencial de la significación temporalidad que son más dificiles de comprender. Así, a través de
en la modernidad, la desviación del tiempo cotidiano ascendió en el una repetición obstinada, un estatismo aParente, una inversión de la
teatro a una posibilidad esencial de creación. A él pertene cen rtspectos sucesión causal, saltos temporales y
sorpresas chocantes se Pdralitut,
super/iciales que, en realidad, no lo son, como pueden ser los largos en cierto modo, la percepción normal del tiempo. Thmbién la
recorridos hasra el tearroi por ejemplo. sesiones nocturnas. acruacioncs duración extrema o la aceleración pueden conducir a una distorsión
durante días o durante toda una noche hasta el amanecer (como el de Ia noción del transcurso del tiempo mensurable. Todo esto se
que empiezan a ser comunidad, el oscurecimiento de la sala o el reencontrarse, se pierden en partículas, actúan sobre una plataforma
silencio. Aquí se trata de un tiempo relevante en el cual se realiza una sin relación el uno con el otro. Para poder representar un conflicto
iniciación: se cruza un umbral y se experimenta a través de él alguna entre sujetos con una consciencia que lucha por el reconocimiento de
preparación psicológica para el otro tiempo que se emprende más allá la conciencia del otro, es necesaria una plataforma conjunta sobre la
del umbral de la actuación5. De este modo, la ruptura con el ticmpo cual pueda acontecer y resolverse el enredo. Solo en un espacio de
de la vida cotidiana a través del umbral de la entrada al edificio del tiempo vivido conjuntamente por los antagonistas puede constituirse
un sujeto que pueda intercambiarse con otro de modo equitativo,
rivalizando sobre un mismo asunto, enzarzados ambos en una batalla
5
P.rvrs, Patrice. Dictionn¿ire du tl¡éátre, op. cit., p. 3BB
llis Teatroposdramático
T iempo ri
"Ir
y (lr.rc gcr)cra c()nfirsi(in
cntrc pasild(), [)rc.\cnt(.y lrrtrrr-«r) lirrzrrron r¡ttc :tcltlxurtos ,lt ,l.s. r-iIlir y prrc.l.,rr, lrsirrrisnro, s!:r'vir L()n)() r.lr).¡
c hicieron posibles nuevos patrones cle rc¡rrcsentaci<'rn t¡uc, cn rrrr srrcrtc tle ¡rrrikrgo ¡rara la dcscripcilln dc la estética del tiempo en el
primer momento, produjeron nuevas formas del texto dranrririco. tcatro posdramático.
f)e este modo, la lógica del desarrollo clramático y tearral cn cl b.n 1974 apareció That time [Aquella uezJ de Samuel Beckett. Como
siglo xx condujo (al menos en el marco del reatro textual) a un..t en sus demás piezas, en ella respera la unidad de riempo y lugar pero,
nueva estética del tuaffo. Para aquellos nuevos procedimientos evidentemente, parodiándola, puesto que nada de lo que se asocia a
que rompieron incluso con un orden temporal de la articulación la unidad del tiempo en el tearro dramático se puede aplicar aquí.
lirrgüística, la crisis del continuum temporal se convirtió en una de las Precisamente r-ro hay ninguna unidad, sino una desintegración de la
condiciones esenciales. lnicialmente se representó una discontinuidad vivencia del tiempo; el hilo de Ia continuidad interna se quiebra. La
de la experiencia que socavaba todas las formaciones de sentido. En voz A recuerda el intento de rerornar a algúrn lugar de la niírez, pero
trn segundo paso, esre proceso se apoderó también del modo de la todo sucede de otro modo: el camino deja de existir, el autobús que
representdción en sí mismo. A lo largo de todo este desarrollo, el teatro sedirige hacia allí no sale, Ia búsqueda es en vano. Lavoz B describe
se fue distanciando cada vez más de la representación de un espacio una cscena de amor fracasado o, mejor, que no ha tenido lugar. El
de tien-rpo homogéneo y esto resulta especialmente coherenre cuando narrador se encuentra sentado junto a una muchacha que descansa
la alienación del tiempo representado aparece como algo coridiano: sobre una piedra, sin tocarse ni mirarse: «nunca el uno vuelto hacia
un reloj salvaje e irrefutable en La cdntltnte calua de Ionesco; la el otro, solo contornos cn los lindes del campo sin rocar o algo
duplicación, la irrealización y el montaje de los tiempos, los saltos parecido, incluso si el espacio entremedio fucse de una pulgada...17.
entre el tiempo real de las escenas coridianas y el tiempo heterogéneo Lavoz (l recuerda la costumbre de huir de la lluvia para resguardarse
de las imágenes oníricas, etc. Resulta sintomático que una escenógrafa en el interior de un museo, a veces clentro de una biblioteca o en una
como Anna Viebrok hagn visible su predilección por relojes que oficina de correos. l.a narraciór.r se estructura de modo lragmentario,
pierden cifras o agujas; o que los mecanismos de información de la pero no encontramos ninguna refcrencia al espacio-tiempo para que
hora sobre la escena en l¿rs obras de Wilson contradigan el ritmo la acción dramática suceda en el ahora de la escena. L,l tiempo no
de las imágenes y que, a menudo, se colocara un merrónomo en avanza, sino que se entierra en sí mismo, da vueltas y se repliega
escena (no solo en la danza-teatro) para mantener consciente el acto como un tiempo recordado.
temporal del transcurrir del tiempo real. La búsqueda de un tiempo perdido es el tema comírn de las tres
escenasde That time qve acabamos de describir. Lavoz A busca el
Beckett, Mü[[er y eI tiempo tiempo de un pasado individual y personal: el tiempo de la niñez,
Podría ser útil una breve verificación de la dimensión y la uwhen was that?» [u¿cuánd<l sucedió?r] es la pregur.rta recurrente. La
radicalidad de [a desintegración del tiempo en la literatura teatral voz C expresa la búsqueda de continuidad de un tiempo de la cuhura
en dos textos notables, memorables, que marcaron quizá las últimas suprapersonal, del contexto social, de la tradición que se lleva a cabo
décadas del siglo xx. Se mencionan aquí porque expresan una roma alrededor de las imágenes que custodian los museos, las bibliotecas,
de conciencia y una fase de la problemática artística con una claridad el sistema social de la escritura o la oficina de correos. La voz B, en
extraordinaria que no solo concierne a la dimcnsión literaria, sino a1
teatro en su conjunto. Arrojan nueva luz sobre la crisis del tiempo 'Bncrrrr', S. Stilcl¿e und Bruchstücke. Fráncfort, 1978, pp.50-52 fccl. cast.,
uAquclla vezr. En Pauesds. Barcelona:'lirsquets, 1987, p. 2201.
influencia de la tragedia clásica en las obras de Beckett ha sido poco restrcgó los ojos para sacar la arcna, se tapó los oídos para no oír el canto
valorada hasta ahora). Sus persona.jes, parodia de la abstracción y de los grillos. Entonces la traición se ab:rlar.rzó sobre é[ como un cielo, la
la espiritualización clasicistas, viven una existencia espiritual casi felicidad de los labios clc [a vulva corno una aurora').
incorpórea: en That time solo aparece una cabeza (uno de los últimos
papeles de Julian Beck) que, aislada, permanece a la escucha. La En Beckett el polvo del suelo hasta el techo, en Miiller la informe
estructura básica del lenguaje y de la identidad subjetiva, a saber: el tempestad de arena que sepulta aquella orra rempesrad de realidades
escuchar-hablar, el escucharse-hablarse a uno mismo, se desmorona irreconciliables en su consciencia, quc Debuisson había mencionado
en el espacio y en la configuración escénica. Así, por ejemplo, la precisamente poco antes: *C)lvidó el asalto a la Bastilla, la marcha del
voz del listener proviene de tres altavoces que, interrumpiéndose hambre de los ochenta mil, el final de la Girond¿rr0. En los texros,
mutuamente y alternándose, presentan cada uno una escena distinta tanto de Müller como de Beckett, se lleva a cabo una desintegración
de sus recuerdos. Una imagen apocalíptica e impresionante en la de la unidad y la continuidad temporales. Mediante la combinación
biblioteca sella el desastre. El final del texto suena así:
de formas textuales heterogéneas (carta, escena, narración en prosa,
actuación de papeles) el fluir del tiempo se deriene reperidamenre.
[. . . ] ni un ruido, solo el vie jo aliento y las páginas vueltas cua ndo de pronto
De modo simultáneo la consciencia se encuentra de nuevo en una
emerge el polvo, este lugar todo llcno de polvo al abrir los ojos desde el suclo heterótrofa diversidad de tiempos que le hace imposible fijar un
hacia el techo y nada, solo el polvo, ni siquiera un sonido salvo un ¿qué es lo punto en el ahora con el que crear una perspecriva abarcadora de su
que él te dijo? vino y se fue ¿existió ese algo como algo? vino y se fue, vino y realidad vital. Es por esto que visión, sueño, recuerdo, esperanza y
se fue, nadie vino y se fue en el irse dc ningún tiempo, en r-ringún tiempos. ahor a rea li dal son indisolubles.
análogos que concluían en una negaciiln de las totalidades construidas mismo (FigUhren)*. Por ejemplo, Jean Genet protestaba decididamente
tradicion¿rlmente. Un crítico observó que en El mudo, El siruiente y El contra una llama en el escenario basándose en que transgredía el límite
portero, de Harold Pinter, se destacaba «la renuncia radical a un final (la llama en escena es igual que una llama en la platea y es por ello
palpable, y, en su lugar, únicamente se hallaban ufragmentos de un un fraude: cruza una y otrayez el foso entre el escenario y la sala); el
proceso (en principio) infinitor". lln esras palabras se puede consrarar hecho de fumar en l'¡ escena pertenece a los nuevos signos utilizados,
la pérdida del marco temporal. Una rendencia esencial de las nuevas ciertamente de modo obsesivo, por el nuevo teatro para indicar el
dramaturgias del tiempo llegó a su culminación cuando, en los años tiempo real compartido. En la comunidad de riempo posdramática
sesenta, Stockhausen previó que en la estructuración de sus conciertos integrada por escena y tbéatron, el foso, que separa la ñcción de su
cl pírblico podía llegar más tarde o marcharse más remprano, y cuando recepción, se sepulta. A menudo el teatro, a través cle la renr-rncia a una
\üTilson causó furor con los uintermedios a discreción de cada cualr. ficción más que rudimentaria, establece formalmente su tiempo de
Estas nuevas dramaturgias suspendieron la unidad del tiempo con modo idéntico al de tna congregacióz de espectadorcs. Planteado de este
principio y 6nal como m(trco cerrddo de la ficción tearral. Con ello, modo resulta dificil que entre en juego una duración temporal propid:
uno de sus principales ob.jetivos era ganar la dimensión dcl tiempo todos los procesos se encucntran orientados al contacto con el público o
comPdrtido por actores y público corno proceso eminenremente abierto, a la constatación de su presencia.
que estructuralmente carece de planteamiento, nudo y desenlace; La exigencia de que el espectador se dirija desde su tiempo cotidiano a
precisamente la estructura que Aristótelcs había exigido como regla un área aislada de tiempo onirico, que abandone su esfera temporal para
fundamental del drama, con el fin de que se originara un rodo, un irrumpir en otra, era la base del teatro dramático. En el teatro épico la
holón. El nuevo concepto del tiempo comp/trtido considera lo formado desaparición delfoso de la orquestra, como señala Benjamin, significaba el
estéticamente y lo vivido realmente como, por decirlo de algún modo, rescate de una colectiuidad en elplano dr k rtflexión. Se r-equería de aquellos
un trozo de tarta que se reparten espectadores y actores. El tiempo espectadores que se pensaba o se sabía que probablemente ftrmaban.
entendido como una experiencia compartida pasa a ocupar el lugar Fumar debía ser, sin embargo, signo de su relajación distanciada, no
medular de las nuevas dramaturgias. Así, se dejan entender estrategias precisamente (como el fuego que critica Genet) manifestación de un
que van desde la diversidad de las distorsiones del tiempo hasta la único espacio de tiempo. El espectador de Brecht ya no se sumerge en su
equiparación con la adaptación de la aceleración que introdujo el po¡'r, estrtr aqui ernocionalmente fusionado con los acontecimientos escénicos
o también desde la resistencia del reatro lento hasta la aproximación del (esto implicaría tomar parte en el acontecimiento dramático), sino
teatro al performdilce art con su afirmación radical del tiempo real como que fiuma relajadamente distanciado en -ru tiempo. Así pues, la estética
s ituac ió n vivida conj untamente. posdramática del tiempo real no busca la ilusión, lo que quiere decir
Al inicio A que el proceso escénico no puede disociarse del tiempo del público.
Queen Victorid fiIna carta para la reina
de letter Se
for
WctoriaJ, de Robert §7ilson, se ven dos figuras que giran sobre sí destaca así claramente el contraste entre el gesto épico y el posdramático.
* F.l autor hace ac¡uí un juego dc palabras con-rbinando el término alemán F'iguren
rr Cita tonrad:r dc'lheater heute. Sondernummer (figtrras) y Uhr (hort o reloj) [N. dc la'I1].
The¿ter. 19(r0-1980, p. 84.
Tiempo 51?
$'18 Teatroposdramático
rrrr¡rrtlo cxlrt'ricrrcilrlr', Iri tlurtpoc() sc tr;ltu .lc t¡ttc lrlrglt tclL'rclrcilr,
cotidianidacl, los medios cle comur.ricaci<'ln y la tlrgar.rizacitirr clc la vitlrr
con sus <lesastrosas consecuencias para la experiencia". En él sc cxP()ll(' ¡ror nrcclio clc la ironía o la antífi'asis, a la brut,rlidad o a la violcncia
clc la virla rea/t5. Ll teatro remite más l¡ien a su propio proceso. Si
que el teatro se podría mantener como un área de resistenci¿r fl-clrte
una realización escénica de Robert \ü/ilson dura seis horas, entonces
al clespeclazamiento y la parcelación social del tiempo' y la prinrerrr ,
hipótesis al respecto es la de un teatro qLLe se tomd tiempo' la experiencia teatral decisiva no es la duración objetiva que, en
La d.ildtdción del tiempo es un rasgo destacado del teatro principio, se sitíra en primer plano, es decir, la hora, sino la experiencia
tl
Tiempo :'i#.{
32ü Tt';tltrt ¡lol,dr;ttnaltt
y() scf, el tinico c¡t vcrlo rtsí): llt Mt¡cltc. l'.s rrrr<¡t irlrr lrr r.l,r. irirl oriliin;rl tlcl
(luc cslc tut tt tilor¡r
'ltatro con cl culto de los Mucrtos: los prirrrclos lct()rcs s( tltstrceberr rlc ll "lrr lirtografiu nrc cxpresa la Intrcrtc cn firturo»rs.
['.1 ticm¡ro almacenado es aquel que conl]ere melancolía a la fotografia.
sociedad representando el papel de Muertos: maquillirrsr: sulx)nía <lesignarsc
Del mismo modo, el teatro de tWilson reconoce la impresión del
como un cuerpo vivo y rnuerro al mismo riempo: busto blanqucado del
tiempo almacenado en los cuerpos que se mueven en slow motion.
teatro totémico, hombre con el rostro pintado del teatro chino, rnaquillajc
La ralentización muestra en los cuerpos el transcurso temporal de
a basc de pasta de arroz del Katha Kali indio, máscara del Nó japonés. Y
los gestos, intensificando el sentimiento por el valor incalculable e
esta rlisma relación es la que encuentro cn la Foto; por vivienrc que nos
irrepetible de cada momento vivido: fugacidad sin compensación,
csforcemos en concebirla (y esta pasión por «sacar vivo, no puedc ser más
justificada solo como fenómeno agradable.
que la denegacirin mítica de un malestar de muerte), la Foro es corno un
teatro prirnitivo, como un Cuadro Viviente, la liguración del aspccto
Repeti ci ón
inmóvil y pintarrajeado bajo cl cual vernos a los muerrosr6.
Junto a la estética de la duración se ha desarrollado una auténtica
estéticrt de la repetición en el marco más general de una estética
El estatismo ceremonial y rirual del teatro de \ül,ilson aresrigua un
posdramática del tiempo. Es difícil pensar en otro procedimiento que
nexo entre teatro y fotografía. Es sabido que \Tilson utiliza (y no
sea tan típico del teatro posdramático como la repetición; basta con
pocas veces) fotografías como marerial de partida para sus rrabaios
mencionar aThdeusz Kantor, la repetición extrema en más de un trabajo
y allí donde parte del cinc se acerca a la fotografía a rravés de la
de los ballets de \William Forsythe o la reiteración como tema explícito
repetición. El punto de partida e¡ the CIVIL warS [Las guerras ciuilesJ
de uno de los trabajos teatrales de Heiner Goebbels y Erich \7onder.
fueron fotografias de la guerra civil americana que, en la realización
Una variante, llena de humor, de repetición infinita se observa en las ya
escénica, mostraban películas utilizadas en una reperición consranre
notorias escenas de dormitorio de Marthal er en Die Stunde Null oder die
que reproducía una y otra vez las mismas secuencias. El carácter
Kunst des Seruierens [La hora cero o el drte de seruir], con camas y lugares
melancólico del teatro de \Wilson, que pretende incesanremenre
acomodados para dormir que chocan continuamente de los modos más
transformar la escasez de acción y movimienro en quierud inscrita
insólitos. El autor suizo aplica la repetición a través de la música, con el
en luz, rruestra un parentesco sLrbyacente con la fotografía; una
apoyo de la mecánica vacía de sentido del cine mudo grotesco. En Jan
fotografía relacionada, asimismo, ranro por Benjamin como por
Fabre o Einar Schleef la función principal de la repetición se concentra
Barthes, con la melancolíar7. Lo que Barthes destacó como punctum
en la perturbación y la agresividad -en ocasiones desesperante-, que
en la fotografía no es otra cosa que su referencia a la transitoriedad;
incluye la agresión al público. En esta repetición agresiva se rechaza la
es decir, la fotografia muesrra un ser humano del pasado y así expresa
necesidad de entretenimiento superficial mediante el consumo pasivo
de estímulos; en vez de la alternancia que mata el tiempo, se exige el
r6
BentHns, R. Die Helle Kammer. Bemerkungen zur Photographie. Frá¡cfor¡,7989, esfuerzo de Ia mirada que Io hace palpable. De este modo, detrás de la
pp. 40 ss. [ed. cast., La c¡Ím¿ra lúcida. Nota sobre la fbtogrdfta. Barcelona: Paidós,
1999, pp. 7t-721. ira se reconoce la búsqueda del contacto real, en una concordancia casi
r7
Sería intercsante, bajo este punro de vista, comparar el rearro de W'ilson con la natural con el lema «El puñetazo es contacto». El estreno de Blaubart
lentitud específicamente fílmica que se observa en las algunas películas de Sranley
Kubrick, como 2001: Odised en el espacio o Barry lyndon. Del n-rismo modo que, en [Barba azul], de Pina Bausch, en 1976 produjo un escándalo en
\Vilson, el teatro deviene irnagen de luz, así en Kubrick el cine tiende al estatismo:
un remolino sobre cl movimiento en la tranquilidad de la muerre de las imágenes del r8 Barlurs, R. Die Helle Kammer, op. cít. led. cast., L¿ cámara lúcida, op. cit.,
espacio o la pintura (Bdrry lyndon).
p. t07).
el significado y la totalidad formal. Se repiten procesos de tal forma extraer dc clla una diflrencia para esas orras rcpcriciones. Pues no hay otro
que dejan de ser perceptibles como parte de una arquitectura escénica problerna estético que el de [¿r inserción del arre en l:r vida cotidiana. Cuanro
y como estructura de la organización, para dar la impresión de ser más estand:rrizacla, estereotipad:r y sometida a una rcproducción aceleracla
absurdos y redundantes desde la perspectiva de una recepción saturada. dc objetos de consurno parece nuestr:r vicla, nriís debe ¿rférr:rrsc c[ ar¡e a
Su presentimiento cambia repentinamente en un desarrollo que no se ella y arrancarlc esa pequeír:r dilcrcncia [...1. Cada artc ticne sus técnicas dc
quiere terminar, qLte resulta imposible de sintetizar, incontrolado e rcpetición inrl¡ricadas, cuyo pocler crítico y revolucionario pucde alcanzar
incontrolable. Experimentamos el flujo monótono de un embate de cl r.nás alto punro, para cond¡.rcirnos dc las taciturnas costumbres a las
signos que se han despojado de su carácter comunicativo y han dejado repcticioncs prolundas de la nlemoria, y después a las repeticiones últimas
de engranarse conjuntamente como parte de la totalidad de una obra de la muerte dondc se juega nuesrra libcrtadl').
poética, escénica y rnusical. Sc trata de la versión posdramática negativa
cle lo sublime.
'' f)nLnuzn, G. Dtfiirenz und Wiederholuz.g. Múnich, lL)92, pp. 364 y ss. [ed. cast.
Dfirencia 1 repetición. Buenos Aires: Amorrortu, 2/C)02, pp. 431-432).
Tiempo §*Y
§*$ Teatroposdramático
tcnrp()r'aI cn l¡ intager) (ltrc ntLt?l(,til(il1/t su visi(in (cn cl c:r.so rlt. lrrs tlirigirlrr dc la obscrvacitin dcl espacio y dc la inragcu. l'.src rcxrro clc lu
representaciones reales de ol-rjetos o figur:rs cn movirnicr-rtr>) o kr rcpitc, ralcntiz.aciirn, cle utra observación próxima a la percepción pictórica,
es decir, 1o crea (en el caso de una pintura visualmentc no figurativ:r o se ¿rparta de su hermano más popular (el cine) en tanto en cuanto no
abstracta). Mediante la comprensión de esrructuras visuales, de la rítmica comparte su afición a la fabulación y reemplazala línea de tiempo de
y de la temporalidad inmanenre de las formas y las su¡rerñcies, ante el una trama/acción por la experienci¿r de un tiempo global del teatro que
observador se abren dos aspectos unidos a una ex¡leriencia del tiempo se ajusta sobre el ritmo. Únicamente con este ritmo escénico intercalado
global de una imagen en todas sus capas. Por el contrario, en el caso del y sobredeterminado se llega a la percepción de los restos del contenido
teatro, que ya de por sí es un arte temporal, l¿rs relaciones se establecen de las narraciones, a menudo fragmentadas, de las posibles historias, los
de otro modo. El movimienro corporal, el lenguaje o el sonido, es decir, remas y las asociaeiones.
la teatraliclad en general ya es en sí misma ternporal y rranscr.rrso del Fue Paul Valéry quien expuso esta hernrosa observación sobre los
tiempo (sin exceptuar ¿rl rearro esrárico). En la medida en que ahora museos: que delante de cada cuadro debería habe r una silla. lin eFecto, los
el teatro combina Íáctores visuales y rítrnicos con una dramaturgia museos tienden a la apresurada transformación cle la experiencia visual
escénica del ticmpo, adopta la cualidad cl,e un objeto ciruético que ya en mera información; un hecho que también sucede en la reproducción
no se puede comprender medianre el comportamienro de la mirada en general. llste problema sugiere la pregunta de si, en el futuro, las
propio del teatro narrarivo. Bajo el signo de la dramaturgia visual en mezclas de ex¡rosición y teatro alcanzarán una mayor in.rportancia. La
cl teatro la percepción deja cle servirse ,J,el bombardeo de imágenes en singularidad de [a experiencia del teatro consiste cn que generalmente
movimiento ¡ en carnbio, acriva, como ante una pintura, la capacidad la visión, de modo totalmente pragmático, se aplica a imágenes mryt
dinamizadora de la mirada para confeccionar en und puestlt en escend grandes. El teatro es siempre un tableau inmenso; asimismo el espacio
ProPitt, un proceso, una contbinatori¿r y un ritmo a parrir de los datos teatral, por norma general, es de grandes dimensiones. Así, mediante
de la escena. En tanto que la semiótica visual parece querer derener la expansión temporal de la realizacilln escénica, se exigc generalmente
el tiempo del te:rtro y transformar el acontecimiento transcurrido una observación paciente, modific¿rda continuamente por nuevas
temporalmen te en imágenes del pensamienro, la mirada del espectador se constelaciones. En el mismo sentido, como la estética de la duración
siente ante la exigencia de dinamizar el estatismo duracional [duratiue se desprende de las prisas propias de los procesos dramáticos, puede
StatihJ que se oltrece a su percepción visual. Clonsecuentemente, se da concretar un tipo de experiencia visual que hace de intermediaria
una oscilación del enfoque de la percepción enrre una observación entre el tiempo del teatro y el estatismo de la imagen. El teatro es
temporalizadora dela imagen y sn llcompdñamiento escénico, entre la también una galería del futuro, que realiza inesperadamcntc la visión
actividad de ver y la co-vivencia (más pasiva). El tearro posdramático de Mallarmé dcl libro absoluto, de la misma manera que no se puede
un desplazamiento de la percepción teatral -para muchos
e.ierce así descartar que en otros modos de actuación (como el ya mencionado
provocadora, incomprensible y aburrida- desde el dejarse llevar teatro de lectura) el teatro se evidencie como un refugio de lecturas
por el flujo de una narración hasta la co-realización consrructora atentas y pausadas.
y constructiva de todo el comple.jo audiovisual del teatro. Se llega a
una experiencia del espacio y de la imagen cuya duración y sucesión Estéticas de [a veLocidad: aceLeración, simultaneid ad, coLLage
temporal se encucntran mucho menos fijadas; tn compromiso temporal En contraposición a la ralentización, el estancarniento y la repetición,
entre la secuencia ordenada de la acción/narración v la duración no en otras formas teatrales posdramáticas existe la tentativa de asimilar, e
uideoclip, en las citas a los medios de comunicación, en la mezcla dc c[as formas tempranas del entretenimiento de masas moderno2'. En
presencia en vivo y grabaciones o en segmentaciones del tiempo tearral aquellos primeros años el fraccionamiento del tiempo era ya habitual.
en función del modelo de las series de televisión. Los trabajos de los l",a uarieté surgió alrededor de 1870 como parte de una nteva cultura
directores y dramaturgos más .jóvenes del teatro de los años novenra urbana y reunió a artistas heterogéneos procedentes de la música,
acuñaron especialmente este estilo; sin dejarse abatir por la similitud la acrobacia, la magia y los mimos. Al principio solo asistían las
con los espectáculos multimedia y el shoru business, tomaron el patrón clases sociales más bajas, pero pronto se convirtió también en un
mediático como marerial y lo utilizaron de modo más o menos satírico entretenimiento apreciado por las clases sociales acomodadas (como
y con un tempo acelerado. Barberio Corsetti, el'§f'ooster Group yJohn sucedió en el \Wintergarten dc Berlín). Como ha señalado Oskar
PanrzzaD, tanto el cdbdret como la uarieté se basan en cl principio dc
Jesurun destacan como ejemplos al respecto: sus trabajos llegan a una
disolución de la homogeneidad del tiempo mediante la mezcla de acción la sucesión de nírmeros ¡ debido a su sensorialidad, su dirnensión de
en vivo y de material pregrabado, con la que se disuelve la ideología que entretenimiento y su desconsideración frente al buen gusto, pronto
se deleita en la presencia viva, supuestamente irreductible, del teatro. ambos se preñrieron frente al teatro. En este sentido, alrededor de
Cuando los actores unen sus cuerpos con voces de otros, cuando su 1900 Otto Julius Bierb¿rum escribió: uEl ciudadano de hoy en día
habla no se dirige a un compañero presente (sino únicamente visible tiene nervio de uarieté; raramcnte tiene la capacidad de seguir grandes
en un monitor) o cuando se aportan grabaciones de actores en vídeo, conexiones dramáticas, de armonizar su vida emocional durante tres
de modo que participan in absentia en la realización escénica, no horas de teatro con un solo tono; quierc cambio, lquiere] uarietér)3.
solo se trata de una reminiscencia difusa del entorno vital cotidiano La desarticulación del tiempo teatral en partes cada vez más
pautado por los medios de comunicación. Ciertamente, también se
diminutas se encuentra influida por l:r sucesión de números
refleja la realidad del tiempo despedazado pero, sobre todo, se expone que plantean tanto la uarieté como el cdbaret, pero también sc
el hecho de que, en la era de las computadoras, a través de los medios caracteriza por el temPo y el ritmo dcl teatro acuñado por el pop
electrónicos se pueden interconectar f,ícilmente espacios de tiempo de los años noventa. En las prodr-rcciones de Leander Haussmann
heterogéneos. En esta interconexión se pierde la identidad temporal de y otros directores estrella del teatro estatal alemán se observa, de un
las realidades individuales que, con la suposición de una simultaneidad modo muy claro, la influencia de los medios de comunicación en
omnipresente, pasan a ser componentes de un espacio heterogéneo el despedazamiento, propio del videoclip, y en la acción escénica
determinado electrónicamente. A través de la radio, la televisión hecha añicos, a menudo totalmente heterogénea. Sin embargo,
e Internet la realidad puede ser integrada desde todas las partes del mientras estos trabajos frecuentemente buscan el éxito rápido y la
mundo en la realización escénica, los espectadores establecen contacto juerga (de acuerdo con el ideal de la industria del entretenimiento),
con personas que se encuentran muy lejos del lugar de la realización.
Aquello que perseveraría trivialmente como mera demosrración de la r1
Cfr.,fnuvrcrt,l'. IJerlin cabaret, op. cit.
comunicación mediática, en el marco del teatro manifiesta el cofficto D PllNrzz,+, Oskar. nl)er Klassizismus und das Einclringen des Varictér. F,n Dir
Gesellscbaft. 1252-1274, octul¡re 1896. Véase también WeoE«rNo, F. Verhe in drei
latente entre un instante de vida y las supcrficies de tiempo electrónicas
B,inden. Berlín, Weirnar, 1969, csp. nZirkusgedankcn,, vo[. 3, pp. 153 y ss.; Im Zir'
y virtuales. kus,vol.3, pp. 163 y ss.; Fritz.\chwigerling,vol. 1, pp. 167 yss.
2r (ifr.
Jnr,wtcrt,P. Berlin cabaret, op. cit., p.255.
tral niegue utópicamente la violencia del tiempo 6;ado y se pueda rra- teles para lograr dicho efecto. Ese acto psíquico tan particular de la
tar también el tema de la liberación del tiempo de la culpa. En las ano- identiñcación sc cumple de manera muy diversa en el transcurso
taciones de Peter Handke sobre La hora en que no supimos nadd el uno de los siglosrir. La crítica de Brecht no servía tanto para la tragedia
del otro se encuentra la utopía de una observación atenta que contem- ¿rntigua como para los propósitos de cficacia emocional del natu-
pla todo, también el rnás mínimo detalle, y se rorna felicidad porque ralismo y del expresionismo. Al mismo tiempo, se trataba de dar
puede ser sentida como sustitura, como signo para otra vida posible2E. legitimidad, mediante un lema elocuente, a la nueva forma épica del
Si seguimos las reflexiones de Handke, el teatro no debe mosrrar ranro teatro situándolo como un contraproyecto en las antípodas de un
1o que siempre mostró: el tiempo de una hisroria de la culpa, sino algo modelo que era ya suficienremente importante. El teatro épico uersus
que podría denominarse como un espacio de la inocencia. Se trataría de el teatro dramático, drama no-aristotélico uersus drama aristotélico,
un teatro utópico en el cual el espectador viera nel lado personal del Brecht uers us Aristóteles.
mundo despierto 1...], sin las muletas de su historiar'". Esra aparente El proyecto del teatro épico pertenece a la dramaturgia de los sal-
negación de la historia se puede entender como un intento de apertura tos temporales, que remite a la realidad humana y a los modos de
a otra mirada, más allá del demonio de la culpa.. Handke nos dice al comportamiento como discontinuum :
:§.!§
l¿,ü Teatro posdramático
l¡uisibiliddd,lo cluc signific:l cstar cx[)tlcsto al abrttrtlt,lto y rrl pcligr'o. c()rrr() irnlor, tnicntrrs el dolor y la cacluciclad lo hacclt cotlto trttle rtt: y
La escena se constituye corno el lugar que sir-nboliz.a cstrl atttcttazil, sujrimiento. El nuevo teatro, en cambio, se mueve por un cemino que
El ser humano como más que sí mismo, el ser humano de la bybris, conduce de la abstracción a la atracción.Ya Eisenstein discute este tema
posee y despierta en su interior una especie de distancia respecto a sí cuando habla del montaje de atracciones; en él resulta difícil ulimitar
mismo, una autoelevación que es, paralelamente, una elevación por el compuesto» y «termina sin duda con ese fascinante y noble héroe
encima de los demás. Así, atrae hacia sí envidia, rivalidad y deseos (el momento psicológico) y comienza con el momento concentrado
de venganza, esto es: el precio de sobresalir; de este modo, el cuerpo de su atractivo personal (es decir, su actividad erótica)12. No es este
entra en la escena para tenderse y morir. el lugar para exponer con detalle el desarrollo de esta metamorfosis
El cuerpo vivo se compone de una compleja red de pulsiones, del cuerpo desde su implicación en la tradición teatral dramática,
intensidades, puntos y corrientes de energía, en la que coexisten pasando por su conversión en tema central en las vanguardias
desarrollos sensomotores y recuerdos corporales almacenados o históricas y, finalmente, realidad determinante de la forma en el
codificados como shocbs. Cada cuerpo es uno y muchos a la vez: teatro posdramático. Sin embargo, sí resulta conveniente rescatar una
un cuerpo para el trabajo, un cuerpo para el deseo, un cuerpo para idea: ciertamente la atracción que emana de los actores, los bailarines
el deporte, un cuerpo público y uno privado, un cuerpo de carne o los cantantes fue siempre un elixir de vida para la realización
y otro de esqueletor. Sin embargo, la idea cultural de aquello que escénica. La aparición fisica de las estrellas, su elegancia y belleza (o,
sería r/cuerpo se encuentra ligada a transformaciones dramáticas y el también, su posible torpeza cómica) concentran el placer del teatro, a
teatro articulay refleja tales ideas; representa el cuerpo ¡ al mismo menudo incluso más que la dramaturgia que se ofrece. Pero, antes del
tiempo, lo utiliza como material esencial de signos. Pero el cuerPo movimiento moderno, la corporalidad solamente se exponía en casos
teatral no se limita a esta función: en el teatro el cuerpo es un valor excepcionales y sus marginaciones discursivas son las que confirman
sui generis. No obstante, antes del movimiento moderno la realidad la regla; se trataba como objeto explícito: así, por ejemplo, el falo de
física del cuerpo era un elemento eminentemente incider.rtal para el la comedia antigua, el dolor de la herida de Filoctetes, los tormentos
teatro. El cuerpo se mostró agradecido ante este hecho aceptado; fue y la tortura infernal en el teatro cristiano, la joroba de Gloucester o la
entrenado, disciplinado y modelado al servicio del significante, y se enfermedad de'§l'oyzeck. Con el movimiento moderno, en cambio,
convirtió, como ha señalado Rudolf zur Lippe, en «autocontrol de la la sexualidad, el dolor y la enfermedad, la corporalidad divergente, la
naturaleza del ser humanor. Así pues, no se le consideró un elemento
.iuventud, lavejezy el color de la piel se convierten en temas admitidos
autónomo ni tampoco un tema del teatro dramático; quedó más bien (Frank \Yr'edekind, Hans H. Jahnn). El matrimonio entre el ser
como una especie de sous-entendu. F,ste hecho no debe sorprender humano y la máquina (Heiner Müller) comenzó en las vanguardias
si tenemos en cuenta que el drama surgió esencialmente por medio históricas con el acoplamiento de lo orgánico y lo mecánico, se
de la abstracción de la densidad de los materiales y a través de la prolongó bajo el signo de las nuevas tecnologías y abarcó el cuerpo
concentració n dramtítica de los conf ictos espirituales, a diferencia humano, el cual, interconectado con sistemas de información, genera
del amor épico por el detalle concreto. Así la sexualidad se muestra nuevos fantasmas en el teatro posdramático.
' Roland Barthes distingue diversos cuerpos dentro de uno: sobre todo realiza una I Etsr:NsrrtN, S. M. nMontage der Attraktionen». En Tixte zur'[beorie des Films.
distinción entre cl cuerpo del deseo y cl cuerpo del trabajo. Cfr. BatrH¡:s, R. Die Lust Stuttgart, 1979,p.48[ed.cast.,uMontajeyatracción,.EnElsentidt¡delcine.Btenos
dm Texr, op. cit. led. cast., El placer del texto, op. ch.). Aires: Siglo XXl, 2005, p. 1731.
de sentidora. El teatro, por el contrario, siempre presenra significa- mirad¿r en el vacío paradójico de lo posible: el teatro del cucrpo cs
dos en una extensión temporal, de modo que algunos de ellos se varr LLn tedtro de lo potencia/ que, en Ia situación teatral, se convierte en
hundiendo alavez que otros momentos nuevos se van anunciando. un imprevisible entre-los-cuerpos y hace valer lo potencial como una
,
Así, se disuelven una y otra vez ranto la fuerza de la enmarcación que privación amenazante (tal como Lyotard lo concibe en el concepto
instaura el sentido como la articulación esrérica, y mediante el juego de lo sublime [Erhabenen]) ¡ al mismo tiempo, también como una
se destruye permanenremente la construcción. Todo, también el sen- promesa.
tido más profundo, se desmorona en esre juego de desplazamientos El proceso dramático ocurría entre los cuerpos, el proceso
que suspende la atribución de sentido, reemplazada por el ininterpre- posdramático sucede en el cuerpo. El lugar del duelo mental, que
table tumulto de la physis. De nuevo se muestra aquí claramenre que el asesinato físico y el duelo sobre la escena apenas evidenciaban,
en el proceder del teatro se encuenrra implícita una ausencia de arte ya es reemplazado por la motricidad corporal o su impedimento,
espectfca en él como formlz drtística, que rampoco reúne las cualidades forma o ausencia de forma, totalidad o parcialidad. Si el cuerpo
de una obra pictórica incluso cuando pone en juego las capas pre- dramático era el portador del agón, el posdramático presenta la
estéticas propias de la obra pictórica, su mera materialidad. imagen de sr agonía. Esto impide toda representación, ilustración e
interpretación apoyada en el cuerpo como mero medio; el actor debe
Del agón a [a agonía situarse a sí mismo. En este sentido, Valére Novarina comenta: uel
La sensorialidad de la escena no se consrituye del todo sobre el actor no es un intérprete, porque el cuerpo no es un instrumentor.
sentido. ¿Qué sucedería si la realidad del cuerpo, ya de por sí Desestima la idea de la composición de un persona.je por parte del
desemantizada en dolor y deseo (para Lacan fronteras infranqueables actor y la contrapone a la fórmula de que, sobre la escena, más bien
del discurso), fuera elegida aurorreferencialmente como tema del acontece la descomposición del ser humano5. Con motivo de este
teatro? Precisamente esto es lo que ocurre en el teatro posdramático: el desplazamiento se presenta una nueva tarea para los profesionales
cuerpo en sí mismo y el proceso de su contemplación se transforman del teatro formados según el modelo europeo; deben practicar lo que
en objeto estérico-reatral; este emerge menos como significante en otras culturas teatrales era natural: reaprender el cuerpo, sobre
que como provocación. En el arte de la Antigüedad, fuertemenre todo las leyes de su intensidad. Eugenio Barba, que al principio
influenciado por la religión, el cuerpo bello era en último término trabajó junto a Grotowski y fue asistente en su Tbatro de las tece
un valor en sí mismo, aunquc como manifestación de sentido; sin flas, esttdió el teatro bathabali en la India, fundó el Odin fbatret
embargo, posteriormente ruvo que significar lo incorpóreo. Fue ¡ posteriormente, su laboratorio escénico en el cual investigó las
necesaria la emancipación del rearro como una dimensión propia leyes de la presencia corporal intensiva del actor en el marco de
del arte para comprender que el cuerpo, sin una exisrencia como sú antroPología teatral. Con sus numerosas lecciones y apariciones
significante, puede ser un agente provocador de una experiencia libre públicas, worbshops y talleres, Barba se presenta como uno de los más
de sentido, que no encarna ni algo real ni un significado, sino que influyentes partidarios de la nueva corporalidad del actor. Para é1, el
es Lrna experiencia de lo potencia/. El cuerpo inaugura, en ranro que cuerpo funciona como si estuviera colonizado y, consecuentemente,
precisa de un entrenamiento que lo libere para generar una expresión
" Cfr. para todo el apartado: Bop.ur¿, G. (ed.). Was ist ein Bild? Mú;r'ich: bink, t NovenrNe, Y. Le théátre
1995, p. 38 y pp.1 l-38. des paroles. París: IlO.L., 1988, pp.22 y 24.
cxpresividad, una precisiór'r y trna tcnsirin, y corr rllo rrrr;r lrrt'st'nri:r l []rrrthcs ir tr'llv¿'s.lc la firt<¡ t¡trc Mapplcthorpc totnó rt Wilson y
intensamente corporal. Barba subordina literalmcntc el drarnu, rlrrt' l'}lrilip (ilass; erl filósofir frar-rcés, qLre nunca ha escrito sobre el tcatro
tenía lugar ente dramatis personde encarnados, al cucrpo orgrinico: dc \üTilson seírala: uBob \ü7ilson, dotado de tn punctum ilocalizable,
mc dan ganas de conocerlo...17.
El proceso crcativo del actor sc puede realizar dc un modo cornpleramenre El concepto dc la comunicación teatral cambia drásticamente en lo
distanciado. Puedc dcsmonrar su cucrpo en varias p¿rrres y unirlas dc que al cuerpo se refiere puesto que este deja de ser mera información y
nuevo, y alcanzar con ello eltectos dramáticos, trna situación de conflictc, aJecta al espectador como una ve rdadera comunicación (como se dice
o de introversión y extroversión, perrniticndo que las distintas parres dc de las fuerzas que sc comunican cn un objeto). Dicha comunicación
su cuerpo dialoguen entre sí. l)i¡r medio de una dialéctíca fisica produce se corresponde en principio con el modelo de un contagir, tal como
una imagen clue hacc visibles las rensiones enlotivas, conceptuales y fantaseó Artaucl en El teatro 1 ld peste*, considerándola como una
1-rs
icológicas6. metáfora del modo mágico de operar del teatro. l,a comunicación
entendida como contagio (como a través de un l¡acilo) no se basa
en la transrnisión de información, sino que más bien funciona
Punctum y antropofanía como una fusión y úna Pltrticipación miméticas. Se podría decir
El cuerpo posdramárico se destaca por su preseil(in, no por su que la dinámica que el drama mantenía como forma de proceder
cualidad de significar algo. Su capacidad se vuelve conscienre se transpone al cuerpo, a su banal existencia, y tiene lugar, así, una
para perturbar e interrumpir rcda semiosis que pueda partir de la autodrdmdtización de la pbysis. El impulso del teatro posdramático
estructura, la dramaturgia y el senrido lingüístic<1. Su presencia a realizar la presencia intensificada (epfanía) del cuerpo humano
es, por tanto, Pdusa de sentido; permire que emerja lo que Roland denota un anhelo de antropojhníat sin embargo, en el paradigrna
Barthes denomina el punctum en la lrotografía. Este autor disringue del teatro posdramático no se puede dar ningún ltumanismo, si por
el errfoque del srudium (es decir, como en el modismo sine ira et ello se entiende la afirrnación de cualquier tipo ideal /¿ ser humano.
studio, deseo de información) de aquello que verdaderamenre Se trata siempre de la aparición de un ser humano individual,
fascina: esto es el punctum, el detalle casual, la individualidad, una particular, determinado, real, de carácter incquívoco en sus gestos y
singularidad que no se puede racionalizar en lo reproducido, un en su vivacidad en un tiempo real, el tiempo delimitado del teatro
factor indefinible. El teatro posclramárico lleva al espectador hacia como actuación. Esto convierte lo particular en absoluto de un modo
este ?unctum.' a la opaca visibilidad del cuerpo, a la peculiaridad nuevo y hace de la physis un equivalente de la antigua teofanía. En
no conceptual, quizá trivial, que no puede nombrarse, la gracia contrapartida, el cuerpo rehúsa la eternidad de la existencia ficticia
idiosincrática de un andar, de un gesto, de la postura de una mano, en la representación; eternidad ambivalente una vez que se confunde
de la proporción de Lrn cuerpo, del ritmo de un movimiento, de con el reino de los muertos. A partir de esta posición fundamental
un rostro. Parece una casualidad significativa que, en este contexto,
Roland Barthes comenre precisamenre una fotografía de Robert
'' Ben:rs¡:s, R. Die Hellc K¿mrner, op. cit., p. (16 [ed. cast., La ctimara lúcida, op.
t:it., p. 7 41.
(' + «E[ teatro y la peste, se incluye en el librt¡ de Artaud El teatro
llanua, E. y Rasuusser ,I. N. llemerhungeil zum Scbweigen der Schrift. Fránclort: 7 su doble, ciado
Falke und Ybema, 1983, p.39. :rnteriorrnentc IN. del F,.].
3S$ Teatroposdramático
Cuerpo S.$?
ha abanclonado el rinlbito clc krs nle,.lios clirigickls u un lill, cs tlc'rir, t'l llisttiricas y quc contr¿tpLlso ¿r una socicdacl cttfL'rlrra ttlra cultttra clcl
caminar no como un medio para desplazar cl cucrpo, pcro txnl[)()co cucrpo cscultural. Ya en l¿r concepción de la danza de las vanguardias
como un fin en sí mismo (forma estética). La danz:r, por eiern¡rlo, históricas se puede observar aquella dualidad que en el teatro
es esencialmente gesto «porque no es otra cosa que la distribución posdramático aparecerá de nuevo: el uentrelazamiento de una idea
y la presentación del carácter medial del movimiento corporal. E/ de la danza uitalista, concentrada en la dintimica del movimiento,
gesto es la presentación de una inmediatez, el medio hecbo uisible como con una imagen del cuerpo principalmente estática, influenciada por
ral. Siguiendo a \üTalter Benjamin, el cuerpo, o más bien su modo la escuhura antigua»to. Tánto la imagen dinamizada del cuerpo, que
de ser gestual, se vuelve una dimensión en la cual toda potencia termina en el éxtasis, como la imagen estática del mismo, que no
queda claramente en octo, en suspenso, en un milieu pur, en palabras puede negar la tendencia a desembocar en la altaneria propia de un
de Mallarmé. El gesro es aquello que queda en suspenso en cada soldado, tienen en el siglo )o( una historia llena de contradicciones en
acción encaminada a un objetivo: un excedente de potencialidad, la la teoría del teatro, y no únicamente de la danza. Ambos son motivos
fenomenalidad en sí misma cegadora, es decir una visualidad que no solo de la vanguardia más progresista, sino también de las utopías
compite/que supera la mirada meramente organizadora, posible teatrales más conservadoras".
porque no hay intencionalidad ni reproducibilidad [AbbildichbeitJ El traba.io de la Societas Raffaello Sanzio es un ejemplo emblemá-
que debiliten lo real del espacio, del tiempo o del cuerpo. El cuerpo tico de la estética escultórica a la que nos referimos. Esta asombrosa
posdramático es un cuerpo de gestos, si entendemos que oel gesto es compañía, una de las más importantes del teatro italiano experimen-
una potencia que no se olvida en el acto para agotarse en é1, sino que tal, se creó en 1981 dentro de la corriente del teatro de proyecto;
permanece como potencia en el mismo acto y baila en élre. para cada trabajo se compone una nueva compañía alrededor del nú-
cleo central del grupo, los hermanos Romeo y Claudia Castellucci.
Escu Ltu ras A menudo actúan con ellos personas con una corporalidad deforma-
Un modo particular de presencia corporal posdramática lo da y transformada por Ia enfermedad. uCada cuerpo tiene su propio
constituye la transformación del actor en un objeto, en una escultura cuento de hadas -explica Romeo Castellucci-. Se trata del regreso
viviente. Las formas teatrales clásicas desde el Renacimiento han del cuerpo como realidad incomprensible e insoportable al mismo
tematizado repetidamente, bajo distintos signos, Ia relación del tiempo». Entre sus escenificaciones más importantes destacan: Santa
cuerpo del actor y la escultura. En el Renacimiento el actor se debía Sofa. Teatro Kbmer (1985), Gilgamesh (1990), Hamlet: la uel¡emen-
csforzar por imitar el claro y ameno lenguaje gestual de la Antigüedad, te exterioridad de k muerte de un molusco (1992), Masoch (1993),
que fue concebido en el siglo xvII como escuhura parlante y no Orestíada (1995) y Julio César (1997). En la Orestíada, por ejemplo,
solo como pinturut parlante. Su aparición surgió bajo la ley de las abundan citas a las artes plásticas: se eligió a un actor por ser alto y
normas transmitidas por la Antigüedad. Incluso cuando en el siglo flaco como una figura de Giacometti; otro fue vestido y maquilla-
xvIII se elevó a ideal la
formd ndturdl, el nuevo lenguaje gestual se do tan blanco que recordaba las esculturas de George Segal, y sus
sin que sea necesario un movimiento considerable), o los cuerpos se produce una experiencia visual de otro tipo: el actor se desplaza
exponen a la apreciación pública en posturas llamativamente afectadas sobre el filo de una navaja entre su metamorfosis en una pieza de
o provocadoras. Cuando se encuentran en podios o bases estrechas, exhibición inerte y su autorreafirrnación como persona. Se ofrece y
que les permiten escasa libertad de movimiento, se hace patente de se presenta, en cierto modo, como un/7 uíctima: sin la protección del
qué modo el cuerpo de los actores establece aquí una relación con papel, sin el fortalecimiento a través dc la tranquilidad ofrecida por
Ias estatuas. La escultura humana viviente que vibra o la escultura en el ideal, el cuerpo se entrega, en su vulnerabilidad y miserabilidad
movimiento entre la rigidez y la vitalidad llevan al descubrimiento de pero también como estímulo erótico y provocación, al tribunal de
la mirada uq/eur del espectador sobre los actores. las miradas que lo evalúan. Desde esta posición de víctima la imagen
Cuando el teatro de los años ochenta y noventa retornó al motivo escultórica posdramática del cuerpo sc torna un acto de agresión y de
escultórico, lo hizo bajo signos muy distintos a los de las vanguardias cuestionamiento dcl público. En tanto que el actor se presenta como
históricas: el ideal resulta sospechoso, da miedo. El cuerpo no se exhibe Personlt individual y vulnerable, el espectador se vuelve cot.tsciente
por su proximidad al ideal escultórico clásico, sino por su dolorosa de una realidad que en el teatro tradicional está disimulada, a pesar
confrontación con lo imperfecto. EI atractivo y la dialéctica estética rle la ir.revitable relación de la mirada con el escenario: el acto de uer
de las estatuas de cuerpos clásicos no consisten en hacer perceprible funciona de rnodo uoyeurista sobre el actor exhibido como un objeto
el hecho de que el ser humano vivo no puede competir con ellas. La escultórico. En cierto modo, ningún orden narrativo o dramatúrgico
escultura es (también) el cuerpo ideal que no envejece y que, como sirve como disculpa al que mira para clavar sus ojos en las personas
forma visual, ejerce una atracción erótica. (Antiguas narraciones nos que se encuentran sobre el escenario. El espectador se coloca más bien
informan de actos obscenos de amantes demasiado fascinados por en la situación de un uqteur que se hace consciente de esta realidad
las estatuas de Venus.) Por el contrario, en el intercambio de miradas (también de su ambigüedad) y que, además, es sorprendido a través
entre público y escena, el cuerpo envejecido y caduco (llevado a de la confrontación de miradas entre escena y público y, por tanto,
escena por Mil Seghers) experimenta en su cansancio y agotamiento arrancado de la seguridad imaginaria del uoyur. No por casualidad
una exposición despiadacla, así como el cuerpo imperfecto, obeso el título de la primera parte de Snakesong Tiilogy, de Jan Lauwers, se
anticipada ula unidad entre el ser humano y la mác1uina, cl sigtricrrtc y la que al ser humano, incluso cuando consigue escapar de este
cr-r
conmociones se registran de modo más preciso en las artes que en los aproxima en deformación y monstruosidad, autismo y alteración del
discursos jurídicos y políticos, rápidamente anticuados. lengua.ie, al reino animal. En el teatro posdramático se exPlora hasta
Un capítulo particular del teatro de objetos lo integran los actos c¡ué punto la realidad del cuerpo humano se encuentra emparentada
de gran formato realizados por máquinas en vez cle por actores' con la del animal. De este modo, en las escenificaciones de Jan t-abre
Survival Research Laboratories (SRi-) Presentó un paquete de animales y actores trabajan en igualdad de condiciones. La presencia
máquinas inmensas y agrcsivas: un inñerno construido con máquinas de animales sobre el escenario, que estaba mal vista en el teatro
armadas con brazos siniestros, vagones y grúas que escupían fuego y drarnático (pues estos rolnpen la ficción debido a su ser ir.rconsciente),
entrechocaban en estallidos, y con las cuales se trataba de representar se convierte en motivo recurrente en el teatro posdramático. E,n las
el potencial inquietante y destructivo de la sociedad industrial' obras de §7ilson, por ejemplo, aparecen animales con frecuencia y en
F'ormas lúdicas de este tcatro colt dragones voladores, construcci<¡nes Narratiue Landscape [Paisaje ndrrdtiuo|, de Michael Simon, lascinó
de cartón y papel maché, actores con zancos inmensos y guarniciones la copresencia de un cantante y un caballo sobre la escena. También
automovilísticas muestran, Por el contrario, una versión idílica de en algunas de sus acciones Joseph Beuys utiliz.ó un caballo (lfgenia)
estc teatro de gran formato en el cual dominan los objetos. Allí y corrvivió varios días con un coyote en una jaula en Coyote, I like
la fantasmagoría de la producción industrial de alto nivel con sus America andAmerica likes me [Coyte, me gusta Américay a América le
tmbién como teatro de objetos el dispositivo {ustoJ . En una entrevista Rorneo Castellucci dijo sobre
la Orestíada:
demonios, aquí el circo.
posdramático abre nuevos modelos teatrales entre la instalación, el uEn la primera parte hay dos caballos negros que, casi invisibles,
arte cinético de objetos y el arte de la construcción paisajística. aparecen detrás de Casandra, acompañándola. En el fondo solo se
escucha el ruido de los cascosr. Y
Animales
son sensacioncs que no tienen justificación alguna. Son dos caballos que nos
El género de la fábula Formuló mediante la antropomorfización de
los pcrsonajes animales la lectura dialéctica de que los seres humanos acompaíran en la gira y que solo viven alguuos segundos en escena, nada
más. Es una cuestión del resuello. Sc trata de unos scgundos ntuy poderosos
se comportan colno animales (por eso pueden ser narradas por
animales como si fueran humanos). El teatro posdramático llega en los cualcs surgc una comunicacióu pura Por mcdio de la prescncia de los
animales. Sc trata cle un elcmcnto adicional esencial, porque aquí vltelvc
tan lejos er.r Ia negación del antropocentrismo inmanente al drama a
<¡ue sobre el escenario se produce una equiparación entrc cuerpos de entrar en juego el cucnto de hadas, donde los anin-rales cohabit¿rn con las
Cuerpo )li)$
)$i{ Tr,;rlro ¡ro',rlt,rrr;itir.o
Irn una csccnificaci<in l)ara ,iirr¡s cle I992 s.brc las f:ibulas tlc tirlr cstrrs cstrrttagitst''. La agrcsi<irr (ltlc sc cjclcc so[trc los cttct'¡ros, l,l
Esopo se emplearon cientos de animales vivos; e, Hat,let, el ír.ic<r rrnifirrmización que niega a los cuerpos individu¿rlcs cl placer dc la
actor, que representaba a Horacio, circulaba de un lado a otro colr sensibilidad para hacer de ellos funciones corporales del trabajo y dc
animales de peluche y de tela. la danza, se transforman en visibilidad empática del cuerpo singular
sometido a la formalización. De este modo, se hace evidente que la
Cuerpo estétlco versus cuerpo reaI frormalización, factor indispensablc de la forma estética en apariencia
En el teatro, la diferencia enrre la consideración estética (o formal) totalmente espontánea, provoca, al mismo tiempo, efectos estéticos
y la no por ello menos inreresanre consideración sensorial (placen- individualizantes en curlnto estructura matemática u ornamentaF').
tera o desagradable) topa inevirablemente con el cuerpo. La forma Lo clue tradicionalmente se descarta o se reprime (la grácil bailarina
es aquí, al mismo tiempo, práctica de una disciplina. La historia no dchc dejar c¡ue se note Itingún rastro del etltrenantiento atormen-
del nuevo rearro se puede leer como una historia de los intentos dc tador) emerge de nuevo cuando la frontera de la form¿Iización estética
mostrar al mismo tiempo el cuerpo como forma bella y el origen deviene palpable ¡ con ella, se materializa la frontera cntre el cuerpo
de esa belleza ideal a partir de la violencia del entrenamiento. No estético y el cuerpo real. Cuando aquel sr deshace por el esfirerzo, lo real
se trata' por ranro, de abolir simplemente la ilusión del tearro, sino se distingue nLrevamente de la forma.
de hacerla visible. En esta consideración renemos que darle un rugar
destacado al tearro deJan Fabre. En el cenrro de sus grandes trabajos Do[or y catars¡s
existe un procedimiento deformalización geométrica del espacio es- El teatro ha estado siemprc fascinado por el dolor aunque, a di-
cénico y del cuerpo; parece como si estos debieran funcionar como ferencia del sufrimiento ideal, no haya tenido tan buena prensa en
aparatos mecánicos. De modo recurrente, una serie de actores hacen la cstética tradicional. El dolor, la violencia, la muerte y los senti-
sistemáticamente lo mismo (vestirse, desvesrirse, bailar...), ponien- mientos desencader.rados por ellos, csto es: el temor y la compasión,
do el acento en una similitud serial. Ahora bien, la serialidad, la estuvieron desde la Antigüedad en Jilndamento del placer ante los
el
repetición y la simetría en el rearro permiten paradójicamenre que objetos trágicos. lHoy eleos y phobos se traducen ntás bien como Ia-
despierte nuesrro sentido por las diferencias minúsculas del cuerpo mento y escalofrío. Aristóteles presupone en la I'oética una implica-
y el aura de los bailarines y actores, su figura y forma de moverse. ción masiva de los espectadores en el proceso teatral, con intensas
El afán de perfección convierre en experiencia la causa de su in- reacciones afectivas y corporalmente manifestadas en el instante. E,l
accesibilidad, la insufciencid y la debitiddd del cuerpo. Cuando en teatro no es objeto de observación contemplativa, sino que afecta al
The Power oJ'Tbea*ical Madness [El poder de la locura tea*arJ, ros espectador por medio de un ataque psicofísico; algo que, por cierto,
actores masculinos tienen que levantar una y otra vez a las mujeres y contrasta curiosamente con la construcción racional de la forma de
cargarlas sobre el escenario
-de modo que el agotamiento ffsico del la tragedia y su carácter particularmente flosófco. La tragedia debe
actor destruye desde dentro la simetría y el material moldeado del provocar cdtarsis en el espectador, una purifcación de ese estado de
cuerpo esquiva nuevamente la forma-, se produce un salto premedi- lamento y escalofrío al que hemos aludido. Sin embargo, en la ac-
tado de la percepción formal del cuerpo a su percepción real. Emil
Hrvarin, en un estudio que abre nuevos horizontes sobre el tcatro
''' HnvartN, Enil. Jan Fabre. La Discipline du cl¡aos, le chdc,s de la discipline.
de Fabre, se ha dedicado a analizar los diversos aspecros que presen- Bagnolet: Armand Colin, 1994.
'" o¡, MAN, Paul. Allegorie des Lesens. Fráncfbrt, 1988, p. 214.
de la mímesis y dc la catarsis merece inrerés más bien por la estrecha de las horas, los días, Ios meses, los años, las generaciones de los que
ligazón que se presenta enrre teatro y horror. allí vegetan. Sin índice dc tiempo, la a.breviación de la ¡rresentación
La estética multimedia se apoya o se compl¿rce no tanto en tergivcrsa la realid¿rd. Hedor, pesadez., calor... la irnirgen engaáa sobre
la dcsaparición del cuerpo rnoribundo como en la del cuerpo todo esto y ofrece Lrn atractivo óptico para la percepción, de modo
atormentado. EI vídco y la televisión rransforman la guerra del Clolfo que la empatía dcviene empatía imaginaria y esta se vuelve indiférencia
en estadística; el núrnero pasa dc esre modo por encima del cuerpo. reflejacla en el lado de los rcceptores. Sin embargo, en el caso del dolor la
Aunque el cine de entrctenimiento despliega los efectos del poder del representación mirnética se convicrtc cn un problema. Aparentefilente
terror (y del horror) visual, lo hace de modo que no pod¿rmos recibir nos lo muestra todo en el nuevo mundo mediático ¡ sin embargo,
empáticamente el dolor del otro en nuesrra percepción subjetiva, sino engaña por corrrpleto sobrc aquello que vuelve invisible ¡ precisamente
írnicamente registrar sus indicios. Erika Fischer-Lichte ren.rite a las por cllo, hay ur.r al¡ismo infanqueable en la imdgen electónica de los
c<lnsideraciol-res de Elaine Scarry sobre este hecho,. E,n el dolor es electrosltocbs. Una cierta anestesia frcnte al dolor y al sufrimiento ha sid<l
d<¡nde más claramcnte se evidencia la profunda ambigüedad de la siempre inmanente al arte (y daría para realizar toda una investigación
mímesis, es dccir, la representación como imitación. La gran conquista centrada en la historia de esta anestesia), pero en el mundo mediático
de lo estético es que el dolor manifiesra realidades anres no percibidas este problerna se radicaliza de tal modo que, en un sentido moral, la
en el horizonte del senrir y del pensar. l-a capacidad de la mímesis imitación incurre en mentira. El teatro posdramático responde a este
se presenta cuando nos da la posibilidad cle apropiarnos, en cierra problema con un giro asombroso: saca a la luz la circunstancia, de otro
medicla, de experiencias extrañas, no vividas por nosorros nrisnros, y modo latente, de que el teatro como práctica corporal no solo incluye
de familiarizarnos con ellas. Pero la mímesis posibilita esta mediación la representación del dolor, sino también el dolor que exPerimentan los
cuerpos en el trabajo de representar.
discursivo. El movimiento feminisra hizo tambalear la imagen del maniatadas que son maltratadas y fustigadas, torturadores que vociferan
cuerpo patriarcal, los fantasmas y los clichés, pero no por ello venció órdenes en medi<¡ de un ruido infernal de tambores, llantos y chillidos.
el nuevo paradigma de la sexualidad libre y liberada; más bien se l)esde el indescifrable nombre de la compañ ía -el hurón de los baus, un
ptrede constatar una imagen del cuerpo oscurd )¡ neobarroca. Las arroyo desconocido en el pueblecito de Moía-, pasando por los títulos
distorsiones del tiempo, las curvaruras del espacio, las conrorsiones poco claros de sus representaciones (Accions, 1983; Suz/o/Suz, 1985;
'Iier Mon, 1988 o Noun, 1990) hasta la ausencia de toda explicación
del cuerpo y las deslocalizaciones no rienen lugar bajo el signo del
resurgimiento y el ánirno experimental revolucionario. En vez de obvia respecto al contexto y al sentido de las acciones autoagresivas
esto. el rearro redescubre la pérdida barroca del mundo y persigue y horribles, el grupo catalán puso una y otra vez en el centro de su
fascinado las curvas de la caída del cuerpo hur¡ano. Este giro teatro la unidad de poder y enigma que, desdc Edipo rey, constituye
podría estar relacionado con la experiencia de que el cuerpo buenr¡ e el núcleo del teatro. Sus motivos recurrentes son la violencia ritual, el
idealizad. dcl eros no produjo la liberación social esper.da, sino que dolor, la muerte y el nacimiento. Sin embargo, algunos de sus trabajos,
inscribió al sexo en la maquinaria del mundo mercantil, aquietando como Fausto. Wrsion 3.0 (1998), retornan al teatro convencional.
y contentando sus supuestas necesidades, hasra apaciguarlas. l)e este En é1, cor-r gran sofisticación, el grupo instala elementos multimedia,
modo, corcógrafos como Téshigawara crean mundos dc horror a partir eféctos lumínicos, juegos de sombras y colkge de ruidos para lograr una
de impactos eléctricos, flasbes ccgadores, ruido intolerable y parcdes escenografía f,iustica conformc a la época actual.
metálicas sin salida; diseñan panorarnas enreros de depravación
moral y decadencia apocalíptica o crispan los nervios del público con Cuerpo decadente
estridentes decorad.s tomados del arsenal de lo demoníaco: enfermos Fotos, películas y medios de comunicación muestran, con una
sangrantes, sexualidad e.iercida con torruras, cuerpos desnudos
radicaliclad a mcnudo despiadada, la decadencia, la violencia y el
empapaclos en sudor, piel, grasa y musculatura. Tienden a imágenes dolor corporal; pero mostrdr ! percibir se ballan sepdradls, no tienen
infernales de una sociedad enferma de sida, perdida y condenada. lugar en el proceso entre imagen y observador. l,a especificidad clel
Difícilmente puede resultar casual esre rerorno pertinaz a l:r metáFora teatro, en cambio, se deja comprender en la escena en la cual Brecht
del mundo como hospital y manicomio sin futuro, para el cual no (en el estreno de Pieza di&íctica de Baden Baden), tras las protestas del
parece haber ninguna alternativa más que [a retirada, igualmente público ante fotografias chocantes de los heridos de guerra, repitió la
catastrófica, en un aislamienro solipsisra. Personas en sillas de ruedas, realización escénica con la siguiente advertencia: uReconsideración
como ya se podían ver en Samuel Beckett o en Heiner Miiller, se de la representación de la muerte asimilada con desganar2a. El
encuentran en rrabajos conto Dionisio (1990) y Electra del japonés mostrar es, en sí mismo, un proceso social y se encuentra sujeto a
Thdashi Suzuki, en las que se escenifican, a modo de procesiones, una transformación que actualiza el potencial latente de esta realidad
pinturas de imágenes infcrnales esrricramenre formalizadas. La social: el teatro dramático encapsula el proceso del cuerpo r:n los
compañía española La Fura dels Baus traslada al público a escenarios
''i Bnr,csl, B. u §lerke,, op cit, vol. 3, p.
. 41, 5.
Teatro t Medios
§tü:§
tutl cL:sura Ilistriricrr, sitr«r rrrris l-¡icll corrro r.lnu [)crs[)cctivrr nror'lif itrrrlrr crrs,'. Sin crrrIxu'gr,, cstt' t¡it'lto tttlópitt.lc l,r p,.'r'c.'¡rcirin irrrrrctli:tt:t ts,
dc la modcrnidacl, esto es, como Lrtlrl IrLrcv¿r fornra clc cotttprcrtdcrla. al nrisrno ticrn¡ro, cl tcrrcno de un,r intersubjetividacl qrre hacc cntrar
Al mismo riempo, con ello se aclara que el problema no ¡»rcclc scr cn jr.rego la intercorporalidad, una relación dc cncucntro conjunto cn
abordado írnicamcnte desde una visión conservadora. lrn l¿r. civiliza- trna situación social que constituye un tiempo distinto entre stjetos.
ción multimedia posmodernalaimtgen representa un medio podero- En el núcleo del comportamiento estético, pero por encima de todo y
so, extraordinario, más informativo que la música y consumido más de toda idea de responsabilidrtd ambién en el comportamiento ético,
rápidarnente que la escritura. Paralelamente, la profusión global de así corno sobre todo en el núcleo dc la afectividad, uno se encuentra
los datos clcctrónicos trae conro ct¡nsrcuencia quc lr civilizirci«in tle con [a situación ineludible de la presencia del otro. Lsta presencia no
las inrágenes alcance sin esfuerzo a l¿rs nrasas y, con cllo, que disponga puede ser definida sirnplemente mediante elJactum de la percepción
del poder que otorga una gran cantidad de dir-rero, con lo que abarca sensorial como tal, pero se halla ligada a ella er.r la medida en que
virtualmente al mundo entero (aunque en realidad se pasa por alto aquí entra en juego la posible inlluencia real del que percibe sobre el
que, hasta ¿rhora, la inmensa mayoría de la humanidad todavía no ha objeto de la percepción. multiplicación de influjos virtuales tiene
l-¿r
sido rozada por las ventajas de la civiliz-ación elcctrónica). como consecuencia que la recepción y la emisión de signos no se
Las imágenes de cine y de vídeo son poderosas por la fascinación pucden disociar t.lc la imbricación clcl sujeto t'omturicarivo cn un (n-
que provocan. [,as imilgenes firtográficas en movimiento ¡ después, tramado de deseos, responsabilidad y obligacioncs.
las electrótricas surten cfecto sobre la imaginación -y lo imaginario- F.l hábito del consumo de imágenes electrónicas favorece precisa-
de un modo más intenso que los cllcrpos vivos presentes sobre la mente esta reducción de la idea de comunicación al modelo de la re-
escena que, ¿no se vuelven cada vez más superfluos en la línea de los cepción y de la emisión de seí.r¿rlcs más ¿rllá del registro de responsabi-
immateriauxi Para el poder de la simulación hay ur.r proceso de gran lidad y deseo. L,l dispositivo telemático llena íntegramente el espacio
importancia que ya se perfiló en el siglo xtx: l:r mirada humana se
mcntal con información; si mtere un usuario en una de las te rminales
delega en aparatos técnic<¡s y se en.rancipa del cuerpo. Naturalmente, que constituyen el mundo cle cables de fibra óptica, para los demás
ya hubo <lesde siernprc una percepción mediante instrumentos cientí- usuarios situados en otros lugares de la red estc acontecimiento no es
ficos, pero en el proceso del desarrollo técnico de los siglos xlx y xx más que una alteración del sistema o una suspensión. Aquí, el sujeto
la incuestiona6le realidad de la percepción sensorial sc convierte en un humano se encuentra sobre todo expuesto a la inlormación compute-
problema, si no filosófico, sí al menos vital, debido a la progresiva ex- rizable y, en este sentido, aparece en ambas terminaciones del circuito
tensión de los instrumentos de percepciirn a numerosos ámbitos de la simplemente como una prolongación del dispositivo electrónico, si
vida cotidianar. En todos los tipos de instrumentos posibles, visuali- bien una prolongación incompleta y dada a sufrir averías. Modifi-
zadores y monitores, se leen signos más o menos abstractos y aspectos cando la bella frase de Gertrude Stein uPeople come and go, party
esenciales de la realidad esquivan los sentidos corporales. uLa riqueza talk stays the same» [uLa gente va y viene, la fiesta permanecer] , aquí
de la percepción sensorial se reduce a un diminuto nicho ecológico podríamos decir: oUsers come and go, the world wide web stays the
dentro de un espectro inmenso de ondas mecánicas y electromagnéti- same, [ul-os usuarios van y vienen, la red perrnanecer] . Esta nueva
forma de alienación surge, paradójicamente, a través del fantasma de
r Bucxr¿lNsren, Fullcr R. cit. deJoachirn Krausse en L)o'rz-t.ER, IlernhardJ. (ed.). la confianza, es decir, del error espontáneo de considerar que alguien
\Yabrnehmung und Gescbichte. Markierungen zur Aisthesis m¿teria/is. Berlín: Kittlcr,
1995, p. 162. : Ibídern.
zación de lo subjetivo, no el campo para actos de comunicación que el espectro un espectro de verdad?) es quizás el antídoto para la trans-
sitúen al sujeto en el ámbito de una posición responsable y responsa- misión multimedia: aunque la posibilidad de una percepción de la
duda prolongada no se debe decidir en una estéticd de la desconfanza
I(lnossrirer¡s, G. Medien-Zeit. Medien-Raum. Zum Wandel der raumzeitlichen posbrechtiana, por así decir, el efecto estético puede partir por lo me-
Vahrnehmung in der Moderne. Fráncfort: Shurkamp, 1 995, p. 108.
I I Clr. Ró r'znn, F. Digitaler Schein. ,4sthetik der elektrinischen Medien, op 'ch , p' 65 '
') \flestueNN, Arnd. (}rnferencia cn Medienzeitalter |l.a é¡>otrt de /os nadiosJ.
D lbídem, p. 67.
Bremen, 30 de abril de 1996. Manuscrito mecanografiado. |
r" \WI¡pBND¡:R, \Vr.sr,u,qN¡¡. Arn,J. op. cit.
M. (ed.). Cl,berspace. Ausflüge in uirtuelleWirklichl?eiten. Reinbeck Ia lbí lem.
I991, p. I t4.
Medros .l'"¡ I
iI** Teatroposdramático
[',1 paisajc tiptic. surgickr si.rultrirca,rc.te dc rrr.d. artiriciel y aplicación de tecnologí¿r multinredia elt cl tc¿ltr() y cn lt ¡o'fitrturrtttr'
producido a través del organismo mllestra una relació, alrcrn¡ entn: se generalizó, como muestran los trabajos de Robert Ratrschcnbcrg
cuerpos vivos y técnica digital que puede ser sintomática para las (Nine Euenings [Nueue tardes, Nueva York, 1966]), Joan Jonas y Ul-
perspectivas del teatro posdramático. rike Rosenbach, entre otros. Heyme y Vostell realizaron en 1979, en
Colonia, un Hamlet con medios electrónicos. En lo que respecta a la
Máquina de itusión simulación, tampoco hay que dejarse llevar demasiado por la actua-
Al hilo de estas reflexiones, tiene sentido plantear la pregunta de lidad. Ernst Wendt observó en la estética de Godard, Heissenbüttel
si la mezcla de los medios de comunicación, los mulrimedia y el uso y Mink, ya en 1 9(t6,la voluntad de comprometerse «con la idea de
del vídeo, en la medida en que represenran técnicas de ilusionismt¡, que el mundo reproducido fuera, en rcalidad, más real quc el llama-
marcan una cesura decisiva en la historia del teatro; o si, en cambio, la do mundo realrr5. En la escenificación de Carl Weber del Kaspar de
simultaneidad que su introducción posibilita y la incertidumbre so- Handke (1973,Ia primera realización americana) se instalaron quin-
bre el cstarus de realidad de lo representado (es decir, de lo ilusorio), ce monitores para que el público pudiera ver a Kaspar en vivo' en
solo suponen una nueva varianre de la maquinaria de la ilusión que las pantallas de televisión y en el cine, a veces con un cierto desfase
el teatro ha tenido a su disposición desde siempre. objetivame,te, se temporal. Se ha señalado al respecto que Handke estaba trabajando
puede consrarar que el teatro siempre ha unido técnica y tecnología. en Kaspar cuando vio cl Frankensteiil del Living The¿rrre duranre str
Ambas eran antiguamente un medium: una tecnología específica para gira europea. En arnbos cesos se trata siempre dc una experiencia del
la reprcsentación, de la cual la tecnol.gía multimedia más innova- mut<lo pre-uerbaly, al misrno tiempo, de la dcnuncia de una realidad
dora no supondría más que un nuevo capítulo. En cualquier caso, el en la cual el cuerpo y la mente son dominados por las tecnologías16.
teatro nunca ha hecho aparecer de modo ingenuo alos seres humanos Desde su nacimiento como espectáculo, el teatro ofreció maquina-
más allá de las artes técnicas. Desde la mechané antigua hasta la esce- ria escénica, trucos de luces, bastidores y transformaciones mágicas.
na contenlporánea en la que se utiliza alta tecnología, el placer en el En el siglo xvII se denominaba machine a lo que actualmente llama-
teatro significó también placer por una mecánica, la satisfacción de mos equipamiento. Desde los futuristas hasta los experimentos de la
que salga bien :una aplicación
maqui.almente precisa. Desde siempre, Bauhaus y la puesta en escena de Piscator, el teatro se entendió tam-
el teatro ha consistido en un conjunto de apararos que simulaba la bién como una máquina total que manipulaba el cuerpo, rodeándolo
realidad co.r la ayuda de la técnica, no solo de los acrores; de ahí que con efectos, deformándolo en escufuuras cinéticas para descubrir en
el teatro absorbiera inmediatamente todas las nuevas recnologías que él posibilidades ocultas (Oskar Schlemmer); o, desde Giovanni N'
var.r desde Ia creación de perspectivas hasta el uso de rnternet. [,a
Servandoni hasta László Moholy-Nagy, como un teatro sin lenguaje
utilización en la escena teatral de medios técnicos modernos como la ni actores humanos. Pero lo maquinal en el teatro concierne incluso
fotografía, las proyecciones, los soporres de sonido o el cine, en com- a los actores; estos funcionaban con frecucncia como estatuas parlan-
binació, con sofisticados espacios lumínicos y técnicas escénicas, em-
pezó inmediaramenre después de la invención de cada ur-ro de e[os.
En este sentido, son famosos los trabajos multimedia de Erwin pisca- 15
Scrrn¡srLtn, J. cit. cn Beusc:urNcen, s. usprechtlieater und Thc:rterbild. Peter
tor, como Sturmflut [Inundación, 1926] o Der Kaufinann uon Berlin Handke auf der arnerikanischen Bühnc,. En IJeusclrtN<;tn, Sigrid y Coc,tt.ts, Susarr
L. (eds.). vLnt vort zutn B¡ld. Dlts neue'lheater in Deuxchland und den u.57. Berr-ra,
[El mercader de Berlín, 1929]. Duranre los arios sesenra y setenta, la 1992, pp.39-58, esp. p. 47 y ss.
1('Ibídem.
i.tclige,tes cargados de ironía y doblcs sentidos, la incipie^tc lucha¡r.r la igualÁd sentido, Schulte-Sasse observa que:
lN. delE.l.
t* Lt sitcom o cor.nedia de situ¿rciones sc origi,ó en los aílos sescnta, cn Estados
Ur-riclos y aír. hoy goza dc una gran populariclad. se rrat¿ cle un tipo de comcdia las inrágenes rlLre definen la conscicncia hurnana se organiz-an según los
tclevisiva cuyos cpisodirs se desarrollan rcgul:rrmenrc en los mismos lugares y co. los princi¡rios de la dramrrturgia dcl cs¡rcctáculo; es decir, según el estilo dc
misrnos persona.jes, y cn e[ que se suelen incluir ris:rs grabadas o cn vivo
IN. del I_.].
t:onsciente, vago, casi intercambiable, encubre la dimcnsión idcoltigicr rlc csccnificaciirn de dr,rrnas en los quc se sigue intencionadalnentc una
tales viñetas). clrarnaturgia á la minute, que difícilmente pretende construir grandes
contextos de personajes, narraciones o temas. Sin embargo, según se
Un juego así abre nuevas formas de creación pero, ante la trivi¿r- puede deducir, el teatro únicamente se percata de una de sus oportu-
lidad deprimente de la mayor parte de las imágenes que circulan, nidades de creación mediante un juego de trueque entre situación y
trae consigo también la cuestionable dependencia ya mencionada. medios de comunicación, y no mediante la adaptación de uno u otro.
Paradójicamente, lo que provoca la riqueza de posibilidades libre- El dispositivo posdramático ofrece una serie de posibilidades a través
mente disponibles es w estrechrtmiento del repertorio de temas y del dc procedimientos tomados dcl collage y del montaje, con el objeti-
mundo de las imágenes. Solo cuenta la información más reciente, la vo de establecer una distancia irónica respecto de los omnipresentes
cual desaparece nada más aparecer (¡ en efecto, lo de hace unos días, newstelling y storytelling, aunque en ello emplee los procedimientos
lo de antes de ayer e, incluso, lo de ayer mismo se ve desesperada- mediáticos.
mente anticuado). Pero, si lo más reciente de hoy apenas sirve para
hallar comprensión o para funcionar como señal de reconocimiento, Medios constitutivos
se plantea la cuestión de si, a falta de espacios de relación más am- Mientras que, en tiempos anteriores, las imágenes fílmicas docu-
plios, se irnpide toda expresión que pretenda establecer ligazón con mentaban la realidad, la imagen cle vídeo en el teatro posdramático
la historia, con períodos anteriores, con la propia historia del género no remite en primer lugar al cxterior del mismo, sino que circula en
humano. Llegados a este punto parece oportuno recordar el proble- su interior. Szondi indica que, en el caso de Piscator, los documentos
ma técnico que presentan muchos recursos informáticos en la actua- -en aquel tiempo sobre todo lotográficos y cinematográficos- exis-
Iidad: se vuelven ilegibles con el progreso de la tecnología. Por ejem- tían al servicio de una instancia totalizadora del narrador épico ¡ de
plo, los programas informáticos se quedan anticuados después de un hecho, una escenografía de Piscator que mostraba su perfil en un ta-
breve espacio de tiempo y ya no existe ningún aparato con el cual se maño monumental puede servir como emblema de aquella tendencia
puedan leer los disquetes. Si toda expresión que aspira a una cierta épica de los años veinte: el aumento grandioso y excesivo del yo épico
prof:undidad debe estar en relación con un espacio-tiempo que tras- que, por medio del material documental dispuesto, se presentaba al
ciende la propia vida, la aceleración en el cambio de modas y campos público directamente y bajo el modo de la confrontación personal
de referencia implica una marcada ruptura: las transformaciones se debido centralizador*. Esto sería casi imposible ho¡ por-
a su carácter
suceden con tanta rapidez que solo en grupos muy pequeños existe que ningún supernarrador de ese tipo tendría credibilidad política y
un nivel de conocimientos previos a los cuales se puede recurrir. En porque las imágenes multimedia, multiplicadas y producidas Por co-
este sentido, la dependencia de los medios de comunicación amenaza lectivos tecnológicos y artísticos, sobrepasan estructuralmente la idea
también todo teatro carente de lenguaje que, en interés de su capaci- de atribuir la responsabilidad a un autor individual. Como medio
de autorrefexión problematizadora, las imágenes electrónicas en el
'r
Scuur.r'r,-Sessr:. J. "Vorr .lcr schrililichcn zur clckrrollischcrr Kulrt¡r. Üb.r n.u-
crc \üTcchsclbczichungcn zwischcn Mcdicngcschichtc und Kulturgcschich¡c,. L,n
* l,a csccnografía a la que el autor hace rcferencia es Hopp/a, tuir I eben, de Ernst
(lr.runnE<;Hr, H. U.y Pnerrren, K. t-. (cds.). Mdterialities oJcornmunicatiort, o¡t. cit., Toller. En cfecto, en un momento de l:r pieza, sc podía ver el pcrfil del propio Pisca-
pp. 429-454, csp. p. 439. «rr dibujado sobre la estructura IN. del E.].
cumento. Esto ocurre, por ejemplo, en El mono Peludo.' un conlbatc del mismo modo en qLle aparece y sorprende aquí en el teatro?
de boxeo en donde luchan un blanco contra un negro. Resulta lógictl
que la técnica del vídeo revele su propia tendencia a ser utilizada para Medios de comunicación teatraLizados
mantener la copresencia de la imagerr y el actor en carne y hueso, Con ayuda de cámaras se graban los movimientos y las palabras
lo cual funciona generalmente como autorreferencialidad del teatro de los acrores, y se reproducen continuarnente de fbrma paralela
ejercida a través de Ia técnica. Se trata de un mornento central en el sobre monitores; pero, a menudo, estos movimientos se reproducen
trabaio de este grupo, que tomó su nombre de la calle \7ooster, de alienados, ralcntizados o acelerados, retenidos como si estuvieran
Nueva York, donde tenía su sede el Perforn.rance Group, de Richard congelados o combinados con material pregrabado. Así, en el
Schechr-rer, dcl que se escindieron en l975. Aqtí el teatro se hizo espectador puede surgir la incertidumbrc sobre qué imágenes
consciente cle sus posibilidades técnicas, desmontadas en elementos son reales (procedentes de l¿r rcalización escénica que sc ve en ese
individualcs. l-a rnaquinaria teatral se hizo visible y el funcionamien- mclmento) y cuáles no. Lo que sucede acluí es una intensificación y
to técnico de la realizaciltn escénica se exhibió abiertamente: cables una deconsrrucción del teatro cn varias fascs: por un lado, se disipa
y equi¡'ros técnicos, aparatos que no se ocultaban pudorosamente o Io qtre es la versión más obvia, el teatro uiuo, tltrc se convierre en
se ensombrecíon, sino quc, colno atrezo, se itrtegraron en la ¿rctuación ilusión como rcsulrado de una maquinaria de efectos técnicos. I)or
com() Lln clcmcnro más. otro' en la atmósfera alegre y vital de la realización escénica se percibe
Fln cstas realizaciones posdramátic:rs los actorcs inlitan a menudo una tendencia invers¿r: la tecnología de los medios se teatrdliza. Lr¡
las poses de los moderadorcs de telcvisión. Fn lJrace Up!, realizada t nrecánico, la reproducción y la reproductibilidad se convierren en
parúr ¿e L(ls tres hermdnas deChéjov, una narradora (KateValk) dirigía materi:rl de la actuación y deben servir lo mejor posible a la inmediatcz
cl acontecer escénico pero también recitaba textos de pcrsona.ies no del teatro, a la ¿rctuación y a la vida. Un ejernplo de este recurso es
represcntados por otros actores, prescntaba a los actores (por eiemplo, la uti/izdción del micróJitno en el rearro. El nricrófono enfariza, de un
la ya muy mayor Be¿rtrice Roth, que intcrpretaba el papel de la más modo ¡reculi.r, la prcsenci¿r auténrica y su infilrració^ tecnológica; se
joven dc las tres hermanas) y daba indicaciones de escena. Durante maneja al cstilo de un canrante de rock, un showman o un periodista
la representación escénica pueden surgir debates sobre si se omiten cn una entrevisra, y está visible, de modo que se acenrúa el hecho de
determinados pasajcs <l no; dicho brevemente: lo que sc presenta es que el actor no se mueve cn el espacio de la ficción, sino que habla al
algo intermedio entre el ensayo y la realización, de modo que se hace público (dcbe poder oírse todo bien), al mismo tiempo que el sonido
visible la producción del teatro y se dirige continuamente, como cn la provie .e de los altavoces. l,a músic¿r pop, con su hábito de utilizar el
televisión, al público. En este sentido, es característico el uso del vídeo p/aftdck -en el que en cada filmación, o incluso en un concierro en
para integrar a actores ausentes a Partir de Frases del tipo: uMichael vivo. no se canra en directo- presenta, en cambio, varios problemas
Kirby no puede estar aquí esta noche, pero lo mostramos como al respecto: ¿qué es lo realmente duténtic(, en la aparición de un
imager-r de vídeo, o «una actriz cs demasiado mayor Para participar cantante pop cuando su actuación representa una mezcla inextricable
en la gira, la mostramos en vídeor. Además, se sacall así a la luz los de efectos reales y simulados? ¿Por qué la voz individual debería gozar
extremadamente claro quc aquí tiene lugar un juego consciente dirección el medio no sirve sencillamente a la producción de efectos
con la presencia: su aumento, alteración y modificación artificiales. espectaculares, sino que se une de tal modo con la acción viva sobre la
F,n esto c<lnsiste la diferencia cualitativa respecto al sbow. Como escena que surgen nueurts uariantes de la dramaturgia uisual. Se trabaja
procec{imicnto realizado conscientemcnte, lo mediático no se queda con monitores de vídeo y cámaras, que, a su vez, se ponen también en
en simple producción de efectos y afectos, sino que seírala hacia movimiento, con pantallas que abren continuamente nuevas ventanas
una instancia organizadora: las compañías de teatro. Esta instancia a otros espacios y con procedimientos sofisticados, a través de los
entr¿l en un diálogo virtual con la consciencia del espectador que, cuales los actores parecen pisar y abandonar vídeo-espacios, como si
pese a todas las capas temporales de la ausencia y la presencia, tiene la materialidad del cuerpo no ruviera ningún papel. De este modo,
lugar en el presente del espacio temporal del teatro. En sus mejores el espacio deja de estar subordinado al orden de la perspectiva y de la
momentos el 'Wooster (iroup alcanza de cste modo la conexión (e separación entre interior y exterior; se convierte en un espacio uirtual
indecibilidad) cntre la frontalidad provocadora con el público y un o espiritual, en el cual se tambalean tanto las coordenadas espaciales
aislamiento no menos provocador, verdaderamente autista, apoyado como temporales. El procedimienrc d.el chroma key, a partir del cual
en los instrumentos de la técnica multimedia. se proyectan imágenes y maqueras, hace que el espacio tridimensional
se vuelva cadavez más irreal. De este modo, las esréticas del cine y del
La escena italiana videoclip se integran en la escena.
Posiblemente sea la escena italiana del nuevo teatro la que, desde Ciorgio Barberio Corserri y el Studio Lzzuro causaron furor en los
los aÍios sesenta, ha mostrado un mayor interés por las variantes del años ochenta y noventa con una serie de trabajos en cuyas coreografías
rcalro high tech. C,al¡e nombra¡ entre otros, al grupo de vanguardia acrobáticas, con sofisticadas combinaciones e interconexiones de
conocido como Magazzini Criminali (anteriormente ll Carrozzone cámaras, partes de la escena móviles y monitores, se propusieron
¡ después, sencillamente Magazz.ini), los primeros trabajos de superar el espacio euclidiano. A mitad de los años serenra Corsetti
Ia Societas Raffaello Sanzio (Rómulo y Remo, entre otros) y Falso fundó la compañía La Gaia Scienza, que posteriormenre disolvió para
Movimiento (bajo la dirección de Mario Martone), que estuvo muy crear la Compagnia'Ileatrale di Giorgio Barberio Corsetti. Con ella
influenciada por el trabajo de Pasolini y cuyo nombre -un homenaje realizó un trabajo de colaboración con el taller Studio Azzuro, que
a la película Falso mouimiento, de Wim Wenders, basada en Peter estaba especializado en la aplicación de medios audiovisuales, desde
Handke es indicativo del interés por lo intermedialy, especialmente, la fotografia hasta el cine y el vídeo. En las propuesras multimeclirr
por el cine, lo cual se manifiesta en títulos como Theater Functions de Corsetti las figuras humanas parecían pasearse con la c,rbcz,r
9r$S Teatroposdramático
Medlos {i¡v
cinco monitores. La dccoracit'rn cr¡nsistílr únicanlcntc cn unir r.n('sir f lctt l()alor tzulf . Atluí los irtterprctcs ¿rctu:tbalt ctr espacios cottti-
grande y una pequeña unidas por la pared, sillas <Je oficina y, sobrt. guos que no eran accesibles al público, a veces detrás de la escena,
cada superficie de actuación, una cámara. Las cámaras filmaban .scc- c.luc siempre permanecía vacía. En estas propuestas el teatro parece
ciones del espacio de actuación que los espectadores no podía. ver a negar su especificidad, en tanto que se transforma en una situación
causa de la pared. De esre modo, el público percibió sincrónicamenrc completamente multimedia sin contacto visual directo entre actores
una parte de la actuación directamente, mientras que la otra solo sc y público. Pero la exploración de la realidad mental de la percepción
transmiría a través de la proyección de vídeo. recíproca sigue siendo posible también aquí, porque la falta de con-
¿eué ocurrió enronces?
Los dos lados divididos, cada uno de los cuales solo podía ser visro tacto visual directo se confronta con el saber de que todos en este
por su parte del publico, aparecieron, en los rexros rapidísimamen_ teatro se encuentran en accesibilidad virtual (la pregunta acerca de un
te pronunciados por los actores, como dos campos, reinos o países. teatro en el cual los contactos de Internet pasen a ser parte esencial, y
Aquí parecía que había un rey, allí una reina. Un traductor se perdió quizá dominante, únicamente se aclarará en el futuro).
y le buscó: emergió así el tema de la comunicación y su dificultad.
se
Sin embargo, rodo esro se quedó en alusión, fragmento, posible ini- lnterconexio nes
cio de una historia. La hisroria no era lo más imporrante, sino más Actualmente también se puede entender el teatro como el lugar
bien el juego con la percepción, que permitió experimentar concreta_ de un entrenamiento en el cual los individuos practican el modo de
mente cómo la fascinación del espectador se adhería a la imagen del afirmar su seguridad, su resistencia personal y su autoconsciencia
monitor y a lo que no veía realmente: las huellas en vídeo de lo que, ante la convivencia con las estructuras tecnológicas y sus niveles de
invisible, aconrecía tras la pared y tenía ante sí. La mirada, que no dependencia respecto a ellas. Un efecto colateral de este teatro mul-
podía evitar percararse conscienremente de ello, buscaba las imáge- timedia es que los espectadores toman consciencia de la posición de
nes. Deliberadamente uno podía dejar de buscar el camino hacia Ios actores reales (más que de los personajes representados por ellos)
una
percepción directa, m'cho menos fascinante, de las personas, cuya en cierto modo, se unen a ellos, los compañeros vivos del público,
¡
mirada rebotaba de nuevo en la imagen. De este modo, se originaba frente al poder de las imágenes multimedia. Se trata del poder de
una experiencia curiosa: un espectador observaba su observa¡ mien- fascinación de las imágenes; aquello que fascina en estos casos es la ¿s-
tras que delante de él una imagen de vídeo competía con la presencia tética de la interconexllz. Sonidos, procesos, movimientos e imágencs
viva de un actor. se acoplan electrónicamente en conexiones, ligadas y desligadas, de
Esta forma de actuación crea también una situación curiosa para rnodo que en lugar de cuerpos humanos individualizados en un en-
los actores: hablan consigo mismos proyectados en una imagen de ví- rorno tecnológico surge, como diría I)eleuze, w agenciamiento seri¡l
deo, deben interacruar de forma precisa con ella, deben construir un y rápidamente recodificado, una interconexión de elementos hete-
contacto con los co-actores proporcionado únicamente a través rogéneos (miembros del cuerpo-sonido-imagen de vídeo-habla-redcs
de la
técnica de vídeo. En otros traba.ios de los actores encuen- de luz-cámara-micrófonos-monitores-máquinas) que podría aparecer
Jesurun se
tran entre imágenes gigantescas que funcionan como instancias de como mímesis de la realidad totalmente electrónica'
control (como en Deep Sleep [Sueño profundoJ, donde grandes panra- EI teatro cinematográfco de Jesurun es un caso ejemplar del nucvtr
llas se levantaban en ambos extremos de u. largo escenario) o como teatro que incorpora los medios de cornunicación. Su ProPuest¿r Prt-
elementos que los separan completamente del público, como en Blue rece el ensayo de lo que Hugo Münsterberg, en 1916, definió conr<r
vador; no constituían una obra solidificada. El instante de ver, factor desempeáa así el papel de un lugar en cl cual se produce el encuentro de las
de una estética del horror, se enconrraba organizado bajo condiciones imágenes que las personas cfean unas de las otras. I-a diferenciación habitual
determinadas, creadas artificialmente para la ocasión. Se trataba de la entre lo real y lo virtual es así totalmente superada, la imagen Permanece
experiencia de los otros durmientes, quietos, muertos, distanciados ¡ imagen27.
rr Brrr,aM, C}. uZeitigung. Annáherung clcctrónica no ticnc ni un punto dc vista ni un campo visua|7.
an (iary Hill,. L,n Vrs<;uEq Th. (cd.). Gary
Hill. Arbeit ,lm Video. R.¡s1lea, 1995, pp. 26-42, esp. p. 26.
Véase Boueu, G. «Dic Bilderfrage,. En lYas ist eín Bild?MLrnich, 1994, p.336.
:12
ri BnrrrNc, H. nGary Hill und das Alphabet der Bilder,. -fh. (ed.). ¿Ante una superioridad tan seductora de los mundos creados Por
En Vrscr¡nr¡,
Gary Hill, op. cit., pp.43-70, esp. p.63. imágenes virtuales, a partir de qtberborg,Internet, realidad virual, etc.,
ra
lbídcm, p. 64.
35
Ibídem, p. 65. 17 (luvsnncHr, H. U.y Pretrrr,q K. I-. (eds.). Materi¿lities of communicatittn. op.
16
Ibídcm, p. (r4.
cit., pp. 100-104.
disposición del sujeto observado¡ del modo en que se percibe por la No hay nada más que esa única puerta y no se puedc atravcsar porque
vía de la tecnología multimedia, sea observada en sí misma? Paradójica- el objeto del deseo siempre se encuenrra en el trasfondo,jamás perrene-
mente, una respuesta sería: en otra versión de lo virtual en sí. ce a laforma de ser de la presencia. De este modo, en el tearro el cuerpo
[.os cuerpos teatrales, por el mero hecho de exar ahí en el entre-los- es significante (no objeto) del deseo. La imagen electrónica, en cambio,
cuerpos, no son captables por un vídeo. En esta incertidumbre y en este se presenta en primer plano; apela a un modo de ver satisfecho, super-
desamparo almacenan un pensamiento propio: actualiz¿rn (y apelan a)
.fcialmente satisfecho. Ya que ninguna mera aparece en [a consciencia
la experiencia corporal; y almacenan también un futuro, pues recuerdan como trasfondo dela imagen, rampoco puede haber ningur.ra deficien-
cuándo cl deseo no se cumple y cuándo nc, puede ser cumplido. Allí cia. l.a imagen electrónica carece de deJiciencias, por ello conduce y se
rcsidc la alternativa a las imágenes electrónicas: el arte como proceso desliza solamente hacia la próxima imagen, en la cual a su vez nada
teatral que, efectivamente, preserult la dimensión uirtudl, la dimensión perturba; nada in-rpide disfrutar de la plenitud de la imagen.
del deseo y del no saber. El teatro es, en primer lugar y antropológi-
camente, el nombre para un comportamiento (actuar, mostrarse, repre- Re presenta bi lidad y destino
sentar papeles, reunirse, observar como participación virtual o real); en Una figura entra en la escena. Despierta nuesrro inrerés porque el
segundo lugar, es una situación y solo entonces, en írltima instancia, es marco del teatro, de la escenific:rción, de la acción y de la constelación
representación. Sin embargo, las imágenes multimedia son, en prirnera visual contribuyen a exponerla. La tensión propia con la que la
y última instancia, rePresentrtción La imagen como representación cier- observamos se debe a la curiosidad por una explicación inminente (que
tamente nos regala mucho; al menos nos ofrccc la sensación de estar en no llega a darse). La tensión se manriene ranro riempo como quede un
camino de ser algo distinto. Son-ros los cazadores del tesoro perdido; en resto de estapreguntd. La figura se encuentra, no obstante, ausente en su
la imagen estamos siempre tras las huellas de un secret<), pero en cada presencia; ¿se debería decir virtualmente presenre? Sigue siendo teatral
momento la imagen ya nos lo ofrece y, alfnal, nos satisface . La caus¿r de únicamente en el ritmo y en el grado de incertidumbre, y retiene la
ello es que la imagen electrónica cjerce su atracción a través del vacío percepción en un movimiento de búsqueda. [,a dimensión del no saber
y este no ofrece ninguna resistencia. Nada puede bloquearnos, nada en Ia percepción teatral -cada figura cs un oráculo- da cuenta de srr
se interrumpe. La imagen electrónica se muestra como un ídolo (no virtualidad constitutiva. Para la mirada teatral el clrerpo situado sobre
sencillamente icono): en ella el cuerpo y el rostro se basta y nos basta. la escena se convierte en Lrna imagen, pero con un sentido diFerente; no
En contraposición, la presencia del cuerpo real se encuentra siempre una imagen electrónica, como se explica aquí, sino una imagen en el
envuelta por un soplo de decepción (productiva); recuerda a la tristeza senticlo en que Max Imdahl enriende esre concepro. lmdahl postula -en
que, según Hegel, envuelve las esculturas de los dioses de Ia Antigüe- wa suposición radical como pone de relieve Bernhard Waldenfelds-
dad: su presencia demasiado completa y perfecta no permite ninguna la «posibilidad un asenramienro de realidad en la propia visiónr.
c{e
trascendencia de la materialidad a una interioridad más espiritual. El En esta misma línea, Bernhard \Tirldenfelds denomina imagen en
caso del teatro es simiiar: después del cuerpo no hay nada más; hemos sentido enJritico a la mirada cuando es conducida hacia lo invisible:
representación. F,sto requiere una explicación más detallada. denominó Heiner Müller, en el cual los significantes s()il ilr( t,ilil, rrr,
EI ensayo de Walter Benjamin sobre Ia traducción define asumidos y todo el conjunto de elementos se etl(;lrl,,.t,l,'ttl',,
traducibilidad como la determinación ineludible de ciertos textos, transmitiendo: de lo represenrado llegan al actor, de i'l rt l,,r vl',ll,ilrl,,
que también sería válida en el caso de que dichos escritos no fueran y de estos de nuevo a aquel. La representabilidad cs inlrcr(.rtlr' ,|l'ilr
traducidos jamás*. En el mismo texto Benjamin escribe sobre proceso temporal y permanece en tensión irreconcili;rl,l, ,,rtt lil,lt.
la inoluidabilidad de los acontecimientos, que se pueden llamar las representaciones que quieren persistir y que ella all;rvi(""r
puede extrañar el hecho de que, llegados a este pun t ( ), ('r I r r I I r r I r r, l,',
rt Cfr. las citas así como la discusión de las tesis de Imdahl en \ür'¡.1.¡r:Nrrr.s, B. el truco quizá más anriguo del teatro: el destino. Pe ro, rlt' lt, , lt,', I'tl,,l,
Sinnesschue/len. Studien zur Phánomenologie des Fremden J. Fráckfort: Shurkamp, ser nruy útil para el teatro la fórmula de que el dcstitt| t't ttt,¡t l',tl,tltt,t
1999, p. 139.
* E[ texto al que el autor hace referencia es: BeN¡eutN, tüZalter. uLa tarca dcl tra- utilizada para defnir la representabilidad. L:r irrr;r¡,,t'rr rL,lrtrrl r
ll, r, A.t
d¡t# Teatroposdramático
cnren(lida c()nlo cl ¿irlr[rito dc lrr lcprcscntlci<in, ll() cs ()rrir (()sir (lrre no pr.rrlicsc u.logrtur la firlnla clc la irrfi»-nratirin, Ilrjo Irts cotltliciottt's
lI incesantc aseveración de la f:rlra de dcstino. La r-c¡rrcscrrralriliclacl, cle las generalizadas tecnologías de la comuttic:rción, cacría fil.-ra tlcl
como experiencia al mismo riempo esrérica y ética, es manifestacitin saber cle la sociedad. El teatro se podría topar con estc destino, pues
del destino, tema principal del teatro trágico. Pero, si cl teatro en sentido enf,itico y típicamente ideal, tal como se ha discutido aquí'
dramático, a partir del modelo anriguo, relegó el destino al marco de trabaja precisamente a la inversa, transfiriendo y transformando toda
una narraciór-r y al desarrollo de la l:ibula, en el teatro posdramárico se información en algo distinto, en virtualidad; convierte incluso la
llega a una articulación que no se fija en la trama, sino en la aparición representación en aparición de representabilidad. Lo clue el espectador
del cuerpo: el destino habla aquí a parrir de los gestos, no del mito. ve realmente ante él ya se ha transfbrmado en la figura aPenas esbozada
Aristóteles exigió, y tras él casi toda la teoría del teatro occidental, de una posibilidad indetermin¿rda, abandonando asimismo el campo
que la tragedia fuera una toralidad cerrada que tuviera inicio, medio de la visión y transformando cada forma percibida en el indicio de algo
y final. Naturalmenre, esro resultaba una idea paradójica pues, en la que ha desaparecido. El teatro hace de la representación rnás simple
realidad, también en la narrada, no hay ningúrn inicio; algo que, según una rnuerte virtr-ral impensable. A la inversa, la imagen electrónica
Aristóteles, no va preccdido de ninguna presuposición y tampoco de y exige ver incluso aquello quc rcsulta rnás imposible; no hay
aut<¡riz-a
ningún final, algo que no riene consecuencias. Sin embargo, lo que hueco para otra eficacia, solo para lo real. Quizá ya desde hace tiempo
el autor griego decl¿rra en su formulación, que resulra obvia solo en nos encontramos en cl camino hacia las in.riigenes y no tenemos ante
apariencia, no es nada menos que la formula absrracta aplicable a la lqt los oios m:is que variaciones clel ideal de auscncia de dcstino, el Word
de toda rEresentación La totalidad cerrada con inicio, medio y final Pe(ict" de la comunicaciór.r virtual. No se sabe, pues tamPoco este
es el marco; pero es en vano que toda rcpresentación deba afirmar tal destino aparecería en ninguna representación posible, únicamente
marco. El destino (o la representabilidad) lo trasciende en el mismo habrá siclo. Heiner Müller lo define del siguiente modo: «So wie es
sentido que la vida humana rrasciende la vida biológica, a travós de la bleibt ist es nicht, [nAsí como queda, no esr].
plenitud, la profundización y diversificación reflejadas de sus imágenes.
La representabilidad, o la ley del movimiento de la realidad teatral,
de ningún modo se sitúa en contraposición a la noción de que la
realidad humar.ra únicamente puede ser tratada bajo la premisa de que
permanece i rrepresen table.
A la imagen multimedia le es dada la representabilidad como una
matematización en principio ilimitada. La pregunta acerca de una
representabilidad consritutiva que permanece siempre virtual no tiene
lugar aquí. El medio se cierra a un circuito de aplicaciones matemáticas,
hechos dados y evidencias. Representación es aquí la transcripción
de Ia inFormación. En este senrido, en 1979 Jean-FranEois Lyotard
constató, en su ensayo La condición posmoderna*, que todo lo que
Lo potítico
Ilsta investigación sobre el teatro posdramático no tenía como ob-
jetivo hacer una revisión de las nuevas fbrmas de creación teatrales a
partir de las relaciones sociales. Por un lado, las deducciones de este
tipo suelcn tener poco alcance cuando se trata de asuntos históricos
alejaclos en el tiempo; hasta qué punto se puecle confiar en ellas cuan-
clo se trata del presente confuso y complejo, en el cual el amplio cspa-
cio de análisis de la situación mundial, no por ello menos exigclrtc, sc
muestra contradictorio. No obstante, en una realidad tan sattlracla tlc
conflicros socialcs y políticos, guerras civiles, miseria, reprcsititl, t:t'c-
ciente pobreza e injusticias sociales, podría ser oPortuno conclttit'c«rrt
algunas reflexiones generales sobre la relación que el tcatrtl ¡'r,rs,ltrt
mático mantiene con lo político. Las cuestiones que tienctr t¡ttc v,'t'
con el poder social son políticas; dichas cuestiones de podcr lllttt si.Lr
concebidas durante mucho tiempo dentro del ámbito dcl dcrc,. lr,,, ,r
través fenómenos fronterizos tales como la revolución, la 1tr:trt¡rrí:t, ll
guerra o los cstados de excepción. A pesar de las llamativ¿ls tctl«lt'rrt i:ts
a la judicializaciin de todos los ámbitos vitales, la sociecle.l t»tlirtttiz:t
e\ pod.er ca<lavez más como microfísica, como una mall,r .'tr l,t ,tt,¡l
incluso la élite política difícilmente domina realmentc los 1rt.,r.'t,,t
político-económicos, por no hablar de las personaliclrr.l.'s irrrlivi,lrr.r
Ics. conllicto político ticnclc, [)ucs, rr cs(ir[)rlrs('tlr'lrr:rprclrorsitirr
[',1 conro ltrg,rr ¡r,rr',r,1.'fi'rrrlcl los irt(t'rcscs.lc llts tttittorí:ts,.rtrtlltlt,.lttllt
inmediata y de la representación escénica. [)iflcilnrcntc poclcrrros lroy tuu¿rdc cllrrs disponc clc ¡rubIicacittt-lcs sctnltrrtlcs es1-rccielcs ctt las t¡ttc sc
observar a representantes de diferentes posiciones políticas confkrn- al¡ordan sus temas de interés. Ciertamente el teatro, en cuilnto tnedic¡
tándose como oponentes; lo írnico que, bajo estas circunsrancirrs, sc que implica una reunión pública, puede seguir incidiendo en algunos
acerca a una cualiclad aprehensible es la suspensión de los modos de casos en una percepción más crítica de la iniustica, demandar toleran-
comportamiento normativos, .iurídicos y políticos, de lo apolítico por cia y comprensión. En 1966, Peter Brook y la Royal Shakespeare Com-
antonomasia, es decir: el terror, la anarquía, la locura, la desespera- pan¡ mediante la mezcla de teatro documental, ritual y bappening que
ción, la risa, la sublevación, lo asocial ¡ dentro de ello, ya incluido conformaban U.§, todavíir podían esperar un efecto polírico similar a
de modo latente, la negación fanática o fundamentalista de criterios los textos y escenificacioncs colectivas de David Hare o Howard Bren-
fun.lados cn la razrin, inmanentcs y univcrsrrles, para la acción en ton en los años setenta. Pero, en general, el teatro ha deiado de ser el
general. Sin embargo, desde Maquiavelo la delimitación n-roderna de lugar en donde se disputan y se tematizan conflictos de valores sociales
lo político como superficie de argumcntación autónonra se ha basado fundan-rentales. llsta circunstancia general no cambia en nada aunque
ctr la inlrrlncncia de estos critt'rios. ióvenes autores ingleses corno Mark Ravenhill (Sbopping and Fuching),
mediante la adhesión a la descripciór.r realista de ambientes, escriban
De manifiestos nuevas piezas políticas, Jo Fabian realice danza-teatro de marcado ca-
Si observarnos el tcarro como una práctic:r pública, cor-r un cltecto rácter reivindicativo (lYlhisfu Ú Fkgl o algunos artistas se ocupen de
púrblico, es inevitable considerar que, generalmente, casi tod.aslasfun- la historia f udeo-alemana más reciente en trabajos teatrales de una gran
ciones llanadas políticas se han perdido. Ya ha dejaclo de ser ccntro de caliclad, como Andrea Morein. lin los mejores casos también aquí se
wta polis,luglr de su :lutoconocirnicnto. ronlo lt, cra crr la Arrrigüedacll superponen los tcmas políticos con minlrciosas autoexploraciones aní-
el teatro, asunto de una minoría, tampoco puede ser ya ün tedtro nd- micas.
cional para apoyar una identidal cultural e históric¿r. El teatro con ob- La efciencia o el efecto político real -un criterio por el cual se
jetivos de propaganda específica dc clases o de autoafirmación política debe poder medir el te:rtro intencionaclamente reivindicativo al
(como en los ¿rños veintc del siglo xx) está sociológica y políticamcnte igual que la acción política misma- es objeto de cuestionamiento
superado. El teatro como medio de ilustr¿rción sobre los defectos de en todas las ltormas de teatro directan.rente político. Incluso durante
la sociedad apenas encucntra espacio en relación con los rncdios de el florecimiento del agitprop y las politreuue lrevistas musicales
comunicación, las noticias, las revistas y los periódicos de eficacia más políticas], las piezas didácticas y el teatro de tesis durante la República
rápida y actual. La mayoría de las vcccs una pieza c¡ue ha sido escrita de \ü/eimar, resulta dudoso que el teatro contribuyera a dar forma o
para ser reprcser.rtada llega a la escena cuando los temas públicos ya cambiar de modo aprcciable las convicciones políticas del momento.
han cambiado de nuevo; solo exccpcionalmente el teatro desempeña el F.l teatro político pudo haber sido, en su mayoría, un ritual de
papel de una instancia de crítica social, una tribuna de carácter púrblico confirmación para los que ya estaban convencidos. Hoy en día, en
diverger.rte. [.a liberación de los países del Estc robó, también con noc- una época en la que un discurso político es idéntico en todos los
turnidad, gran parte de su público al teatro que, en tiempos de censura canales, al menos en los países centroeuropeos, es difícil valorar cót.ttrt
dc prensa y de relevisión, aún era valorado como un rnedio alternativo funcionan políticamente, en contextos completamente clistintos,
de comunicación pírblica. Del n-rismo modo, el tcarro deviene obsoleto por e.iemplo, cl Teatro Macunaíma político y popular en llr.lsil, t'l
Teatro interculturat ' Ilenu<;He, I{ustr¡m y f)esc;ulrr., (lautam. uThe Mahabharata: Pcter Brook's
"Orietrtalisni',.F.n PerformirryArtsJournal,30, vol. X, nírm.3, 1987, pp.9-I6.
La dimensión política del teatro se puede ver, como han observa- r -lhcater'' En BeuscntN-
\fiRlH, A. nlnterkulturalitiit und Ikonophilia ir-n neuen
do algunos autores, en un acuerdo intercultural. Esta posibilidad no se c;an, S.y (i<rcer.rs, S. Vom Wort zurt Bild, op cit., pp.233-243-
puede negar rotundamenre pero, ¿no han sido criticados enérgicamen- r Pevrs, l1 n\7ilson, Brook, Zadek: F,in interkulturelles Zusammentrcflén?'. En
Frscrr¡n-Lrcrle, l-rika y X,+Nor:n, Harald (eds.). Wt/ttheater-Nationdltheater-I'o-
te defensores de lo interculrural con-ro Pavis, Schechner o Perer Brook,
ktbl¡eater? Eur¡ttiisches Tbeater am Ende des 20. Jaltrhunderrs. Tübingcn, 1993, PP.
179-20r.
ye una actuación que, con el barroco títtlo 'lhe Aborigindl Protesters combinan fttdio rtrte, ltip-hop, televisión por cable, cine y literatura.
Confront the Declaration oJ'the Australian Republic uith the l)roduc' Mi¡¡racioncs, traspaso de fronteras, criminalidad, racismo y xenofbbia
tion oJ-The Comission by Heiner M¡iller, pudo verse en '§feimar, en se convierten en formas de teatro que, con sorprendente desenvoltura,
-l996.
El proyecto se había estrenado por prin.rera vez en Sydney; entrecruzan el talk sltow, el deporte, las parodias y las referencias al
tras difíciles trabajos de prep:rración quc duraron varios años, se llevó cine, la manifestación, el cabaret, la atmósfera de club nocturno y el
a cabo por fin la idea del germanista Gcrhard Fischer, que impar- pop agresivo. Una pieza precedente, I)os indios americanos desconocidos
tía clases en Australia, de representar en escena un texto del autor uisitan el Oeste, había obtenido a principios de los años noventa un gran
aborigen Mudrooroo -escrito por iniciativa del propio Fischer-. En reconocimiento internacional5.
este texto se relata la intención de un grupo de actores aborígenes de
escenificar La misión, uno de los textos más importantes de Heiner La representación, [a medida y [a transgresión
Miiller, marcado por una clara intención polírica y fuertes conflictos. Teniendo en cuenta la dificultad de desarrollar formas adecuadas
La consciencia política de los actores se encuentra sin duda muy le.ios de un teatro político, encontramos un retorno tan extendido como
del modo de ver profundamente escéptico del autor europeo que, sin cuestionable attna moral inmediata, aparentemente independiente de
embargo, siempre proclamó su simpatía política por el T?rcer Mundo. las ambigüedades del mundo político. Esto favorece el regreso de la
La pieza de Müller, con el subtítslo Recuerdo de una reuolución, gira idea del rcato consideruldo como institución mordl qLLe, sin embargo,
adolece de no poder creer en sí mismo. Por otro lado, en tanto que
1
Clr. Nc¡N,rN<;, A. P. Interkultur¿lit;it und llettrbeitung. {lntersuchung zu Soyinka
und Brccbr. Tisis cloctor¿l. Mirnich: 1998.
t CFr. FrscHEn-l-tcrrrr, 1.. 7fu Show and the Gaze oJ'Thcatre, op.cit., pp.223 y ss.
y poner de relieve su condición autoritaria latente. Esto sucede a través al variable curso de las cosas, abolición o modificación. Por ello, exis-
del desmontaje de las certezas discursivas de lo político, el desenmas- te un abismo insuperable entre lo político, que da la regla, y el arte,
caramiento de su retórica y la apertura de un modo de presentación que, digámoslo simplemente, es siempre la excepción: la excepción a
que no sea el de la tesis. Si la dimensión política del teatro no debe ser toda regla, la afirmación de lo no reglado incluso en Ia propia regla. El
excluida por completo, entonces se debe antes que nada constatar lo teatro, como comportamiento estético, es impensable sin el factor de
siguiente: el problema del teatro político se transforma radicalmente la infracción de lo prescrito, es dccit dela trdnsgresión. A él se opone
bajo las condiciones de la sociedad de la información. El hecho de que un argumento, omnipresente especialmente en la discusión americana,
personas oprimidas políticamente se muestren sobre la escena no hace según el cual, bajo el diagnóstico de que habría un odesntoronamiento
político al teatro; y si lo político y sus aspectos sensacionales procuran de la vieia oposición estructural entre lo cultural y lo económico como
meros efectos de entretenimiento, entonces el teatro quizá sea político procesos simultáneos de mercantilización del primero y de simboli-
-pero únicamente en el mal sentido del refuerzo, al menos inconscien-
zación del segundorT, una política uanguardista de l¡ transgresión se
te, de las relaciones dadas-. El teatro difícilmente será político a través vuelve imposible porque los lír¡ites culturales que podría transgredir
de la tematización directa de lo político, sino a través del contenido uhan dejado de ser pertinentes en el horizonte aparentemente ilimitado
implícito de su modo de representación. Esto implica, por cierto, no del capitalismo multinacionalrE. Por lo tanto, no se podría dar una po-
solo determinadas formas, sino rambién un modo de trabajo específi- lítica de las artes transgresotut (transgresiu), sino sencillamente resistente
co. Sobre esta cuestión apenas se ha hablado en esfe estudio, aunque (resistant). Si prescindimos del hecho de que un análisis más atento de
sería valiosa una investigación autónoma acerca de en qué medida el lo que significan los términos transgressiue y resistant en la discusión
modo en que se hace teatro también puede contribuir a condicionar su americana reduciría la diferencia entre ellos, considérese simplemente
contenido político. El teatro, no como tesis sino como práctica, repre- ahora la tesis contraria: que el factor transgresor sigue siendo esencial
senta e.jemplarmente un entrelazamiento de elementos heterogéneos para la comprensión de todo arte, y no solo del político. Incluso en la
que simbolizan Ia utopía de otra uida; wa vida en la que se concilian création collectiue el arte privilegia lo individual por antorromasia' aque-
el trabajo mental, el artístico y el corporal, con actividades individuales Ilo que se mantiene imponderable incluso en relación con la mejor le¡
y colectivas. De este modo, se puede afirmar una forma práctica de en cuyo ámbito se pretende calcular hasta lo imprevisible. En la esfera
resistencia que diluye la cosificación de acciones y trabajos en produc- del arte habla siempre el Fatzer de Brecht:
tos, objetos e informaciones; en la medida en que el teatro impone su
naturaleza de acontecimiento, manifiesta el alma del producto muerto, Calculáis hasta el detalle
el trabajo artístico vivo, para el cual todo permanece imprevisible y Lo que dcbo hacer y lo a¡runtáis en vuestra cucnta
'' Bnucn'r , R. n'rVerke,, op. tit., p.495 lcd. c¡sr., L¿ caídtt del qoísta.fohan l'atzet 1')
H¡uecl+,:, \7. nAIIormativ, Strcik,. L,n Henr Nrnrnr<;, (lh. L. (ed.). V¿s heisst
Scvill:r: Área cle (]ultura Luis (lernuda dc la I)ipr-rtación tle Sevill¿, 1999,p.751. ul)¿rstellan,? Fráncfbrt, 1994, pp. 340-371.
pueda llegar a convertir en el núcleo de un entretenimiento de masas Sociedad del espectáculoY teatro
más o menos superficial, en el cual se banaliza hasta la mera ltction, parece evidente que el declive de lo dramático no equivale a un declive
de modo que desaparece cada vez más como forma artística compleja de lo teatral; al contrario: Ia teatralización atraviesa la vida social por
propia del teatro innovador. entero, empez.ando por las tentativas individuales de producir/fingir
Queda aquí en suspenso si los procesos de la crisis y la reconciliación, a través de la moda vn lo público: culto de la autorrepresentación y
analizados por Bateson, (loffman, Ti.rrner y otros, y las ritualizaciones la automanifestación mediante signos de la moda y de otro tipo, que
ligadas a ellos, describen los procesos sociales adecuadamente desde deben atestiguar un modelo del yo (la mayoría de las veces prestado)
la perspectiva antropológica y social. La disminución del espacio de frente al grupo y la multiud anónima. Junto a la construcción exterior
representación dramático en la consciencia de la sociedad y de los del individuo existe la autopresentación de identidades específicas
artistas resulta, en cualquier caso, innegable, y confirma que algo grupales y gcneracionales que, a falta de discursos lingüísticos,
de este modelo se ha de.jado de adecuar a la experiencia. Se puede programas, ideologías, utopías distintivas, se representan a sí mismas
constatar la mengua del impulso del drama, no importa si el motivo como apariciones organizadas teatralmente. Si añadimos la publicidad,
radica en que se haya desgastado en exceso y como reconciliación diga la auroescenificación del mundo de los negocios y la teatralidad de
siempre lo mismo, si supone un modo de actuar que ya no se reconoce la autorrepresentación mediática de la política' parece que se cumple
en ningún lugar o si pinta una imagen obsoleta de los confictos aquello que Guy Debord describió y vio erigirse como sociedad del
sociales y personales. Si contemplamos el teatro posdramático, por espectáculo. Es una característica fundamental de las sociedades
un momento y pese a todos los reparos, como una expresión de occidentales que todas las experiencias humanas (vida, erotismo,
estructuras sociales contemporáneas, el resultado es una imagen más felicidad, reconocimiento...) se vinculan bien al consumo bien
bien sombría. Resulta difícilmente reprimible la sospecha de que la a la posesión de mercancía-r (no a un discurso). A esto corresponde
sociedad no puede o no quiere permitirse la representación compleja precisamente la civilización de la imagen, que solo apunta a Ia siguiente
y profunda de confictos desgarradores por ser representaciones que imagen que, a su vez, apela a la siguiente. La totalidad del espectáculo
van a la sustancia. Se engaña a sí misma con la comedia ilusoria esla teanalización de todos los ámbitos de la vida social'
Parece liberarse cada vez más de
de una sociedad que, al parecer, ya no presenta tales conflictos. La En tanto que la sociedad la
estética del teatro refleja también y sin querer algo de ello. Salta a la privación de sus necesidades mediante el persistente crecimiento
económico, entra al mismo tiempo en una dependencia absoluta
't ScurcuNen, R. Performance Theory, op. dr., pp. 166 y ss.
EIBLIOTEGA CENTRAL
dc cstc crccinriento y .lc l.rs nlcrlios p«rlíricos l)ilrir :rs(.gur:lr-lr¡r'. l,:rrrr c¡uc cl ¡rroccso de significación se¡tara la cosa tlel signo, la rcf c'l.ctrcirt
ello, sin embargo, cs inrprescindible la dcfinit iórt lrl ciut/¿ltttto (otlto y la situación de la producción de signos. El incontrolable grado cle
espectador; una definición que, de todos modos, gana cada vcz. nrís realidad de las imágenes deslocaliza, por un lado, los acontecimientos
plausibilidad en la sociedad mediática. En un texto cleclicaclo ¿r los divulgados por los medios de comunicación ¡ al mismo tiempo, pro-
efectos mediáticos en el ámbito de lo político, Samuel \ü7'eber escribe : mueve comunidades de valores entre los es¡lectadores que, aislados
en sus hogares, reciben las imágenes, de modo que la presentación
Si pcrmanecemos espectaclorcs, nos quedamos valientementc al[í donde siempre renovada de cuerpos victimizados, herid<¡s o muertos por ca-
cstamos, an¡e el apar¿rto de televisión, cntonces las cat:ístrofes sc r¡ueclan tástrofes (aisladas, reales o ficticias) crea una distancia radical resPecto
siemprc en el exte rior, son siempre obfeto pa,rt tt sujeto csta es l:r promcs¿t al espectador pasivo. I)e este modo, se deshace la soldadura entre
implícita dc bs mcdios de c.r.*rnicaciótr. I)cr. esta pronlcsa consoladora percepción y acción, mensaje recibido y responsabilidad/respuesta.
comporta una amenaza iguaLncnte clara, aunquc no confesad¿r: upernrancce Nos encontramos en un espectáculo en el cual, sin embargo, solo
allí cl.ndc estés. l)ues si tc muevcs esto puecle convertirsc Fricilrnentc en podemos mirar teatro tradicional de mala calidad. Baio estas condi-
intervención, ya sc:r humanitAria o norr'1. ciones, el teatro posdramático intenta sustraerse a la reproducción
de las imágenes en las cuales, al final, todo espectáculo se solidifica,
Se reconoce aquí que la separación, continuamenre reperida y re- deviene relajado y estático, ofrece imágenes sin referencia y confía lo
forzada por medio de las noticias, enrre aconrecimiento y espectador dramático a las imágenes de violencia y conficto de los medios de
produce una erosión del acto de comunicación. [,a conciencia de es- comunicación, a menos que las incorpore para parodiarlas.
tar conectado con los otros en el knguaje y, por tanto, de ser responsa-
ble y estar unido a ellos, retrocede cn favor de la comunicación como Potítica de ta percepción, estética de ta responsabitidad
intercambio de información. El habla es, en principio, un habla rcs- No es una noción nueva que el teatro muestra un carácter indirecto
ponsable (la expresión te quiero no es ninguna información, sino una y una ralentización, una profundización reflexiva en temas políticos.
acción, un compromiso); en cambio, los medios de comunicación Su compromiso político no reside en sus temas, sino en sus modos
transforman el ofrecimiento de signos en inFormación y disuelven, de percepción. Esta idea presupone la superación de lo que Peter
a través del hábito y la repetición, la consciencia y la sensación de von Becker llamó una vez el síndrome Lessing-Scltiller-Brecht-68 en
qrre el acto de emitir signos implica a cmisor y rccepror en una sl- el teatro alemánl5. Pero, al mismo tiempo, se debe evitar también
tuación comparrida unida por medio clel lenguaje. E,ste es el motivo la aserción simplista de que lo político sea o bien únicamente un
verdadero de por qué, como a menudo se ha lamentado, se mezclan aspecto superficial del arte, o bien, a la inversa, que todo arf.e sea da
ficción y realidad: no porque uno se confunda sobre si en un caso se algin modo político; como si Ia faceta política debiese ser considerada
trata de una invención y en otro de una noticia, sino por el modo en completamente ausente del arte o aPreciada como elemento general
de él (en ambos casos, este aspecto ha dejado de tener interés). EI tea-
lrI)Enorur, O. Die tro, en su práctica, constituye Ltn arte de lo social prtr antonomdsitt; por
Geselkcltrtfi fus,gyhtakels. Rerlín, 199(r, p.40 [cd. c¿st., 1.a
sotiadad del es¡ecticulo., op. cit.J. ranto, su análisis, en la medida en que se aplica a una realidad definida
r'' §ln¡r,& S. «Hunranitirc
Intervenrion im Zeitalter der Mcdien. 7,ur Fragc einer y políticarnente, no se puede limitar a una despolitización.
obfetiva
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signos:la polídca del teatro es una política de k percepcidz¿. Str de finición siniestro, que Frcud hallaba en la mezcla del signo y lo dcsignadtl, sc
comunicación que, a su vez, modelan masivamente toda percepción. tiva eficaz a la superioridad masiva de estas estructuras; pero la cuestión
En ellos, la imagen transmitida frenética y aparentemente fiel a la reali- se puede trasladar del problema de la tesis o antítesis política al nivel
dad sugiere lo real, previamente sometido, suavizado y debilitado. Pro- del uso de los signos en sí. En la estructura de la percepción transmitida
ducida lejos de su observación, asimilada lejos de su origen, imprime por los medios de comunicación no se experimenta ninguna conexión
indiferencia en todo lo mostrado. Entramos en contacto (mediatizado) entre las imágenes individuales recibidas, ni tampoco entre el recePtor
con todo ¡ al mismo tiempo, nos sentimos separados de la abundan- y el emisor de signos, ni entre apelación y respuesta. El teatro es capaz
cia de hechos y ficciones sobre los cuales se nos informa. Aunque los de reaccionar a ello solo con una política de la percepción c1ue, al mismo
medios también dramatizan continuamente los conflictos políticos, la tiempo, podría llamarse una estética de la responsabilifud (o de la capa-
sobreabundancia de las informaciones, unida a la disolución efectiva de cidad de respuesta). En lugar de la dualidad engañosa y tranquilizadora
perfiles claramente recr¡nocibles en los acontecimientos, provoca en la de aquí y allí, dentro y fuera, puede trasladar la inquietanre implica'
omnipresencia de la imagen electrónica (mediante un insistente gesto ción mutua de actores y espectadores en la producción teatral de la imagen
de apelación a los medios inútilmente desmentido) u.na desconexión como elemento central y así dejar visible el hilo roto que existe entre
entre la reproducción y lo reproducido, entre copia y recepción de la percepción y experiencia propia. Tál experiencia no solo sería estética,
copia. Esta desconexión se confirma continuamente a través de la téc- sino también ético-política. Todo lo demás, incluida la demostración
nica de Ia circulación mediática de signos. Nos parece <1ue los que nos política realizada con la mayor perfección, no escaparía al diagnóstico
informan son individuos, pero en realidad son colectivos que, por su de Baudrillard según el cual estamos tratando únicamente con simula-
parte, solo operan como funciones del medio, no se sirven del medio cros que circulan.
F¡i[,rqu 447
&d+e Teatro posdramático
previa a cualqLlicr val«rracitirl racional), cllt()nLCs lcsrrlte collvinccrrtc' nrcclio clc una estética del riesgo, que sicnrpre contienc la posibiliclacl
la observación, muy a menudo repetida, de que a cirusA clc la racio- dc [a hiriente ruptura del tabú. Esto sucede cuando los espectadores
nalización, la desmitologización y el desencant¿rmiento del mundo, cl se sitúan ante el problema de tener que reaccionar a lo que ocurre a
tabú prácticamente ha desaparecido. En vez de abordar un debate su alrededor, tan pronto como desaparece la distancia protectora que
que aquí resulta imposible, nos arriesgamos a proponer la siguien- la diferencia estética entre escena y sala parece asegurar. Precisamente
te simplificación: que en la sociedad actual nada -o casi rrada- hay esta realidad del teatro, el hecho de que pueda jugar con cualquier
sobre lo que no se pueda discutir racionalmente. I)ero, ¿y si tal ra- límite, lo predestina a actos y acciones en las cuales no se formula
cionalización también hubiera anestesiado los refle.ios humanos, que una realidad ética, ni siquiera una tesis ética, sino de las que erner-
podrían resultar urgentemente necesarios en un momento decisivo, ge una situación en la cual el espectador se va confrontando con el
para reaccionar a tiempo? ¿Es que e[ menosprecio de emociones es- tenror inescrutable y la vergüenza, pero también con el aumento de
pontáneas (por e.iemplo, respecto al medio ambiente, los animales, el la agresividad. Una vez más queda claro que el teatro no alcanza su
clima o la frrialdad social) en beneficio de una racionalidad con fincs realidad esrérica y ético-política por medio de mensajes, tesis e infor-
económicos no nos está ya conduciendo a un desastre tan evidente maciones artificialmente producidas, en suma, por su contenido en
como imparable? A la luz de la observación del declive progresivo de el sentido tradicional. Al contrario, le es constitutivo herir sentimien-
la reacción aféctiva inmediara gana importancia el cultivo de los afec- tos, producir terror y desorientación y, por medio de acontecimientos
tos, el entrenamiento de una emocionalidad no tutelada por preconsi- aparcntemente inmorales, asociales y cínicos, hacer que el espectador
deraciones racionales. La Ilustración por sí sola no basta (también en se tope con su propia presencia, sin privarlo por ello ni del humor ni
el siglo xvnt, dicho sea de paso, estuvo acompañada por la corriente del shocb del reconocimiento, r.ri del dolor ni de la diversión, solo por
de la sensihilidad). Será una tarea cada vez n'rás importante de la prác- Ios cuales nos reunimos en el te¿rtro.
úca teatral en su sentido más amplio crear situaciones lúdicas en las
cuales se liberen los afectos.
El hecho de que el teatro tenga la capacidad de realizar un deter-
minado entrenamiento emocional, fue una idea que ya se barajó en el
Barroco. Opitz llegó a definir como una de las tareas principales de la
tragedia el preparar me.ior al espectador para sus propias aficciones,
mostrándole constancia, la fuerza estoica de la resistencia. Lessing -y
con él la Ilustración- consideró el teatro como un lugar de insrruc-
ción del sentimiento de la compasión (entendida socialmente como
exquisita). Incluso Brecht atribuyó al teatro, que él no pensaba aban-
donar a las uiejas emociones, la tarea de elevar los sentimientos lt un
niuel su¡erior y promover sentimientos como el amor a la jusricia y la
indignación frente a la injusticia. En la era de la racionalización, del
ideal del cálculo y de la racionalidad generalizada del rnercado, al rea-
tro se le adjudica el rol de tratar con los extremos de la emoción por
ñ
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