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Ad Litteram
Hans-Thies
lilitado por primera vez en alemán en 1999, y traducido desde entonces a más dc
Lehmann
vcirrte idiomas, Teatro posdramático es uno de los ensayos nucleares -cuando no un

volumen clásico- para comprender las experiencias desarrolladas en el teatro a lo


largo de las últimx décadas del siglo )O(

l'ln este libro, el teórico y crítico alemán Hans-Thies Lehmann propone una il
lr
aproximación abierta y constelar a lo que él mismo describe como una transforma-
.,|
c:ión compleja de las prácticas teatrales finiseculares. Una transformación basada
ó
I
firndamentalmenre en la superación del drama tradicional y en Ia intensificación Jt
vt
dc aquellos elementos e impulsos caracterísricos de la experiencia teatral que,
incluso a lo largo del siglo )O(, habían quedado subyrrgados bajo la preeminencir
iL'
del drama: la música, Ia improvisación, Ia luz, el tiempo' el cuerpo, la imagen t
videográfica o la disolución de fronteras entre platea y escenario. r
.liatro
posdramtitico es un ensayo abierto, fragmentario y articulado como una

cs1'rccie de tela de araña en cuyos nodos se asientan concePtos, reflexiones, persPec-

riv¿s, aurores, piezas o categorías útiles para realizar un diagnóstico de 1o teatral en

l:r cra de la cultura mediática y electrónica. Se trata de un ensayo escrito como


diagnóstico de una época, pero también como defensade aquellas ProPuestas quc
intcntaban abrirse paso frente al dominio de una experiencia teatral caduca y
enquilosada. con este libro, traducido por primera vez al castellano, el profesor
[.chmann instauró un concepto, el de lo posdramático, que ha sido recuperado,
ü
rcvisado y cuestionado de manera constante desde su aparición'

l
lüxuffiilil[üil[[il {&$*ñ"#i$'"f§ { h:hl DEA
llans-'lhies l,ehmann, ¡rrofirsor rlr' ['.:tirdios t('xu;rlt:s crr l;i
lolrrrnrr \lirlf[rrng ( iocthc' t Inii,t'rsit:it ,lc [;ránciirrt
(,\lt'rn:rrrie), cs urt,, ,l, ios . ríti.r¡: (l(' tr-':tti'() t¡tiis ir)l[)(]rt;tt¡tcs
,1,' l.r ,rr tr¡alirl,r,l. Srrs nurn('Ir)s;15 Prr[¡iicat.ioncs in<:luyen
11,,,¡¡,, ,,,,r¡ Llyt/u,' ( l')()l ), solrtt'l.i rr¡llsIit',rr'irin tl:l slricto
' 1., u,rir,,r¡.r u.rH,,.,li,r t,riLy,.r', \N,'r'ttittq ¡hr lblttirai i,1(X)2) y,

r,' .r r i, l. I'r i r n.rvcsi . l l,, i utr,4,l il/lrr l lttr¡dhui) (2004).


UN¡VERSIDAD ET. A}iT;C U¡A
¡ u ¡ l'.¡

RiE¡I INTtrNA NtrNTRAI


q
\P Hans-Thies Lehmann
Región de Murcia
( orseleria de C ultura v lLrr str)o "-rs.
t rca ffi OllETHE.II{STITUI

TEATRO POSDRAMATICO
(irrr rl -r¡r'y,, tlc

ffiffi¡Aú
Espaco de investigacón y desarollo
párá las ades escéncas.

tq¡ü**e i«$u'¡ A{$ t".$tt*r,n$rffi, 't'§

CBNrno o¡ Docuuur're<:ríru y Es r urrros 'l¡rrno poson¡vÁr¡co


AvaNzlpos or Anrr (lon¡ruponÁNeo
(O de la cclición original:
Javicr I;ucnrcs Fco Ito¡tdrantti¡r'hs'lltatc Verlag <ler Attoren.
Dircción Irrá¡cfbrr,1999.

Alicie Flores Álvarcz O de l¿ ediciírn casrellana:


(.)oordira ió n r¿li u¡ri¿l (lcnrr<¡ dc I)ocunrentación y Fisnrtlios Avanzetlos

cle Arte (irnrcrnporáneo (Ocnclcec), 201 3


An¡ (larcíe Avilés www-cendeac. net
l)romoció n _y
tlisnibut irh uliuriil
(O dcl text¡:
Rocío Quiñoncro S:inchcz Hans-'lhics Lchman¡r
l)oL-uttett¿tiót
O tlc la traducciri¡:
José
(iresra Mairas Diana (ionzálcz, revisacla por Andrós Oh.
Ribli|trcn (irurrarrn, José A¡rtonio Sá¡chez, Alicia Ijkrres y
Antonio Hidalg<r

() dc Ia traduccií>n del preficio:

Javicr Fuentes Feo

l)iseiro y compaginacirin: Atierimago


lmprcsirin: lmprenta Kadmos
ISUN: 97|-li4'l i556-1 I 4
Depósito lcgal: MU'lt2(r-201.1

l¡ traclucci<in de esre librr¡ h¡ sido ¡rosible gracias


a la subvención otorgatla gror el (ircthe Institur,
depcndiente <1el Mi¡istcrio dc Asuntos Exteriores
dc Alc¡n¡nir.
I ndice

13 Prefacio a [a edición castettana


r7 Para una lectura posteatralde Teatro Posdramático
José Antonio Sánchez

á? Prótogo
Í? Premisa
3t 0bjetivos
3$ Secretos de oficio de[ teatro dramático
37 La cesura de ta sociedad mediática
:J? Nombres
4n Paradigma
41 Posmoderno y posdramático
Át Selección de términos
q1u Tradición y tatento posdramático
4á Lo nuevo, [a vanguardia
tt$ Mainstream y experimento
l+9 Riesgo

EA Drama

§3 Drama y teatro
t-';.t Epicización. Peter Szondi y Rotand Barthes
Slj Distanciamiento entre eI teatro y eI drama
lt(¡ D is c u rso d ra máti co
5ti E[ teatro después de Brecht
ói) ¿Es tensa La tensión?
i2 ¡Vaya drama!
Teatro f ormaLista e imitación
t:'..\
¡i4 Mímesis de acción
i(: f¿¿¡'o energético

óll Drama y dial.éctica


ó[i Drama, historia, sentido
'i il Aristótetes: e[ ideaI de [a conmensurabiLidad

i,;i Heget 1: La exclusión de Lo reaI


' i'1 Hegel 2: performance
Br Prehistoria 'lo. irr.rl)ci(lrr rir: Io rc;rt, ]/1

11. Acontecimiento/Srtuación, l78


l1 l Sobre [a prehistoria deI teatro posdramático
tiiTeatroytexto iui; Más atLá de ta ilusión
ri,1 fI sigLoxx t ir, Distancia estética, mémo¡re invoLontaire
:i
j, Primera etapa; drama puro e impuro iii'r L¿5 6tOtt de [a itusión
l..rr Segunda etapa: crisis deI drama, eI camino propio det rl)lr Mostrar y comunicar
teat ro
lit Autonomización y reteatralización t1:i Ejemptos
¡ji Tercera etapa: neo-vanguardia 1. Una noche en casa de Jan y sus amigos, 192

2. Narraciones, 194
tt! [.[¡ §¡syg vistazo retrospectivo a [as vanguardias históricas 3. Poema escénico,197
ri:i:t Drama lírico y simbo[ismo 4. Entre Las artes, 199
rili Estát¡ca y fantasmas 5. Ensayo escénico, 200
trt.r Poesía escénica 6. Teatro ci ne matográfico, 2oJ
Actos y acciones 7. Hipernaturatismo, 205
1,., VeLocidad y números B. CooL fun,21o
t¡:,t Landscape play 9. Teatro deL espacio compartido,2lJ
! t Forma pura 10. SoLos teatrates, monólogos, 222
Expresio n ismo '11. Teatro corat,22B
,trr Surrealismo 12. Teatro de Lo heterogéneo, 23d

r§$ Panorama del teatro posdramát¡co ilil? PerÍormance

ll-i Más atl.á de [a acción: ceremonia, voces en e[ espacio y paisaje j]:]:;'Teatro y performance
i.rrr Kantor o [a ceremonia . .rl¡'Un campo intermedio
i.r':, Grüber o [a reverberación de[ sonido del espacio .]',,ir Posicionamiento a través del performance
I l,l Witson o e[ paisaje .',i'' Autotransformación
. J,,', Agresión, responsabiL¡dad
i,'+3 Signos teatrates posdramáticos .:,,1i1 E[ p¡s5s¡¡. del performance art
l.'r.J E[ abandono de La síntesis
l.i,,lmágenes oníricas *SS Texto
1,,:r) Sinestesia
:t,il, Performance text ::51i, Texto, lenguaje, habta
1. Parataxis/no-jerarquía, t5o ,t,,i, Habla y escena en el agón
2. Simuttaneidad, 152 .",r¡ Poética de La perturbación
3. Juego con [a densidad de tos signos, t54 .rr i) E[ lenguaje como objeto de exposición
4. Sobreabundancia, 15ó , r'Música multilingüe
5. Musicatización, t5B .'¡,. r EL acto de hablar como acontec¡miento
ó. Escenograf ía y dramaturgia visua[, lól
tó3
7. Calidez y f riatdad, i.r¡r¡i Texto, voz, sujeto
B. Corporalidad, 1ó5 . '¡ Paisaje textual
Q. Teatro concreto,t|B . ,,'', Teatro = cine mudo + obra radiofónica
' I xcnr rolt
. Teatro de voces
.ri,(r Sujeto/diseminación
Ircrrpo de r:ulpit
; Excurso sobre [a unidad de tiemPo
..) ' Locus agendi, locus parLandi, semiótica auditiva

üY? Espacio Cuerpo

??l Espacio dramático y posdramático r,.,. Miradas sobre e[ cuerpo

.,'i,' Espacio dramático, centrípeto y centríf ugo :r.,ri lmagen, teatro y sent¡do
'1,lr Det agón a [a agonía
.'',',,' Espacio metonímico
,'L1 Drama y otros marcos
.i ... Punctum y antropof anía
t,,,,, lmágenes corporates posdramáticas
.,,. Danza
r¡:S;t Estética posdramática deI espacio: panorámica
E[ giro en tg8o t\t, Slow motion

:
j'],i
l TabLaux f en marcacionesl
r' ,, E[ gesto
I li.i Juego con eI espacio y La superficie
,,, Esculturas
,. ' E[ cuerpo, eI sacrificio, elvoyeur
'ii r, Montaje escénico
trril Espacios temporates .!r' i cuerpo-fuerza
ri l'; r' ,r EI cuerpo y Las cosas
Espacios de conflicto
'lr,l Lugar de excepción t, irAnimates

Theatre on location .r. rr Cuerpo estético versus cuerpo reaI

Espacios heterogéneos 1'riDolorycatars¡s


.1,ilt Cuerpo infernal
il$$ Tiempo .rr','-r Cuerpo decadente
,".,,, Espíritus
.tt¡t¡ f uestiones acerca deI tiempo en e[ teatro
rt,.,r Capas de tiempo §§llt Medios

iir'-/ EI ofro tiemPo


ti¡',r T¡empo deI drama, dueLo :tii .! Teatro +/- medios

I i, r Crisis deI tiempo r,, ¿Dominio de [os medios de comunicación?


. Beckett, MütLer y eI tiempo L o púbtico. exPeriencia
i r
,:: I lnteracc¡ón

ll i{:i Estética posdramática del. tiempo .,t Teatralidad, teatro, muerte


itlr EI tiempo como tiempo ' r' Cuerpo mediático y tecnocuerpo
rr, Duración i,i, Maquina de itusión
I " Tiempoyfotografía
r : Repetición l,:ir Med¡os en e[ teatro posdramático
.r,:, lmagen-t¡empo ",, Uso de [a técnica muttimedia
I, La inspiración en [os medios de comunicación
, ,, Estéticas de La vetocidad: aceLeración, simuttaneidad,
collage ',: Mediosconstitutivos
,,", Medios de comunicación teatralizados
i.ii! Teatro y memoria '. r. La escena itatiana
,,'r Presencia virtuat
Memoria histórica
r . Memoria en Ios cuerpos
,, Jerusum, otra vez
.,
lnt0rconexrones
Videoinsta[ación
Prefacio a ta edición castellana
Representación y re p rese ntab i Ii d a d
,r', lmágenes eLectrónicas como descarga
:,, , Representabilidady destino

Epítogo

ü) ",
Lo potítico
¡i:lil De manifiestos
t:l$ Teatro intercu[turaI
{J..i La representación, [a medida y [a transgresión
l'.\'! Afformance Art?
i.ti.i Drama y sociedad
,rt,:¡ Sociedad del espectáculo y teatro
i,üii Potít¡ca de ta percepción, estética de [a responsabitidad
Con especial alegría celebro que, a partir dc ahora, y algunos años
ü,r,,i Estética deI riesgo
después de la aparición de la edición inglesa, se pueda leer este libro
{*1¡ I Bibüografía en la orra lengua que rnayor rclevancia riene a nivel mundial. Quisiera
mostrar aquí mi agradecin.riento a la editorial, a José A' Sánchez, por
índice de nombres
su ayuda desinteresada, y a los traductores, que han contribuido a

que esta edición resulre posible.


La publicación de este libro se ¡rroduce en un momento en el
que la sociedad afronta una profunda crisis política y económica.
Para los artistas, estudiantes y teóricos del teatro se plantca con
frecuencia la inquietantc pfegunra: ¿deberíamos, ante la presión de lo
comercial que gravita en torno al teatro, retorn2r hacia el ámbito de
la convención? En este momenro de crisis solo resulta útil dirigir la
miracla hacia Ia alentadora y fascinar.rte diversid¿rd de nuevos medios
teatrales que har] surgido en el rearro posdramático a lo largo de las
írltimas décadas -en su mayoría fuera de las principales instituciones
ile teatro a menudo, ProPuestos Por los artistas plásticos-'
¡
Como espacio para la reflexión artística, el teatro sigue sienclo

verdaderamente insustituible, tal y como se pretende demostrar a lo


largo de la presente investigación. Si el teatro no se quiere convertir
en un mero entretenimiento carente de sentido, entonces tiene que
incluir una reflexión sobre sus propios medios, en lugar de linlitarse
:r (()nf irrr dc rrralrcra resl)ctu()su cn las reglas tradicionalcs he rccladas
sigtrt. t rablrjlrntlo c.tr t,r,l,,s ..rt.,s cils()s (()n cl lcrrgrr:ric, tllllt() c()ll tcxt()s
de la reprcsent¿rción dramática. F.l intento de adaptarse dc manera
clrarlríticos c()ltt() c()ll tcxttrs no-.1ranláticos. Utiliza docttment¿rción
más i,tensa a los gustos convencionales del público resultaría inútil: y escritos para consolidarse como un espacio de conciencia política
de cualquier modo, otros medios de entretenimiento más dctuales
y de memoria. En la etapa actual coexisten el teatro dramático y
lograrán superarlo en el terreno de la mera diversión.
el posdramático. Ciertamente, el autor está convencido de que
Teatro posdrdmático se puede leer
-y de hecho se ha leído- de ante el actual desarrollo del ámbito mediático y tecnológico; ante
maneras muy heterogéneas, dependiendo de Ia cultura, la tradición
la competencia que genera la propia petformance mediática; y ante
y la escena teatral contemporáned de cada región (existen más de nuestro veloz alejamiento de las imágenes de lo humano de la época
veinte traducciones): por ejemplo, como una crítica al modclo tcatral
burguesa -que hicieron florecer el teatro dramático-, no es posible
dominantc en F.uropa; como un arte poética de los nuevos idiomas
esperar un rerorno del drama al centro de la vida teatral. Pero no es
teatralcs; como la búsqueda de una teoría política del teatro er.r el
una cuesrión cle pronósticos, sino de la comprensión de que el futuro
tien.rpo de los llamados lenguajes posmoderno.r y para pensar dichas
pertenece a aquellas artes que' en su forma y en su contenido' logren
fbrm:rs lingüísticas fi-ente a la exposición direcra de temas políticos.
presentarse como una respuesta auténtica para su propio tiempo;
como se aclara e, el epílogo, el autor ve cualquier propuesra tcatral
una respuesta que permita experimentar Llna necesidad artística
como completamente atravesad¿r por temas sociales y, por eso interna. Para esto, es necesario un conocimiento de la hist<¡ria y de la
mismo, de un modo orro, también por la actividad política. Otros
Ll
tradición del drama, así como tener el valor para arriesgarse a través
aspectos de esta relación con la polírica se publicaron en el volumen
de percepciones y formas completamente nuevas'
recopilatorio La escritura políticat
, fruro de una serie de estudios
accrca de, enrre orros, Brecht y Heiner Miitler. F.sta indicación es Hans-Thies Lehmann
lícita porquc, en ocasiones, se plantea una comparación errónea entre Julio, 2013
lo ¡tolítico y lo posdrdmático.
l'.ste Iibro aborda los nuevos medios o, mejo¡ los nuevos modos de
emplear los medios de la práctica teatral; en lncnor medida tambié.
el texto. En ocasiones ha sido malinterpretado como una negación
general del teatro de rexto. Sin embargo, propone un análisis de la
impresionante ampliación que ha tenido lugar en el concepto de
tetltro: lo ha sido, entre otras cosas (transitables), col¡o instalación,
paseo urbano, teatro-danza o petformttnce, y su aproximación se
ha propuesto como una prueba o un debate. por encima cle todo,
desplazó el cenrro dc atención desde el producto teatral terminadoh.¿cia
la situación, que une a todos los participanres en el acontecimie ,to
teatral: tanto a los actores como a los asistentes. Por lo general, el teatro

I LrHueNN, Ha.s-'lhies. L)as ?olitische schreiben: Essays zu Thedtertexten. 'lhea¡er


dcr 7.eit. 2012.

Teatro posdramático Prefacro a la ediclón caste[[ana ]1:


Para una tectura posteafraf de
Teatro posdramático

Desde que apareció hace ya más de diez años la primera edición


alemana de Teatro posdramritico, este libro se ha convertido en un
referente ineludible para la comprensión, la crítica y la reflexión en el
ámbito de los estudios sobre artes escénicas y su práctica. La categoría
teatro posdramático ha sido utilizada para califi car propuestas escénicas,
encuentros y festivales, o bien para enmarcar conceptualmente
seminarios, congresos y publicaciones. Clomo todas las categorías de
éxito, también esta ha sido utilizada con significados diferentes aL
que el autor le dio en su libro. Y en tanto en este sirvió para definir
un territorio de práctica y de estudios, también ha sido objeto de
polémicas intelectuales, algunas de las cuales apuntaban al núcleo
conceptual mismo, otras más bien a sus efectos en el ámbito de las
y académicas. taducido a numerosos idiomas,
políticas culturales
quien ahora lo lee en español tiene Ia oportunidad de seguir el
discurso sobre la escena posdramática, profundizar en los argumentos,
apreciar los matices y decidir su propia lectura en relación con la
historia reciente, con el presente de la práctica escénica y la discusión
teórica sobre ella.
La categoría teatro posdramático propone, al menos, una doble
tensión. La primera resulta de la afirmación de la autonomía del
arte escénico respecto al drama, algo que numerosos creadores
.1.'li'rrtlit'rrrrr tl.'stlt prirr.ipios rlt'l siglt, xx y.¡rrc rli., lttgrrr.:t:rl¡ittttas s('(()n.\lilrr,\,t torrrr» tur r-tPcltolio rl,.'obllt.s cfjlrtcl-,rs, rccttltcrltltlcs cn
tlc l¡s intclcsantcslíncrls dc ¡rrocluccirin y cx¡rcrirncntacititr tanto l:t lllr'tuori:r .lcl cs1-rcclrrrlor privilcgieclo (t1uc cs, en este caso, el pro¡-rio

en la época dc las vanguardias como clurantc la segunda postguerra atrtor clcl libro), y a situar en la cxperiencia intelectual de un diálogo
mundial. Es una tensión porque la afirmación de la autonomía no con los artistas y cscritores que las produjeron.
constituye en sí misma una negación del texto, ni siquiera del drama, F.l objetivo del libro fue contribuir a la adecuación de las
sino el establecimiento de un campo de creación desde el que resulta herr¿rmientas críticas y los rnarcos conceptuales a la naturaleza de

posible tanto la colaboración o el diálogo con la literatura (dramática las nuevas propuestas escénicas que se mostraron en los teatros y
o no), como la redefinición del concepto mismo de drama. El teatro festivales europeos durante las dos últimas décadas del siglo xx, y que

posdramático no es un teatro sin drama, sino un teatro que plantea muchas veces seguían siendo contempladas y estudiadas por Ia crítica

un conflicto con el concepto burgués de teatro, que había hecho suya periodística y académica, o asimiladas por el phblico y los creadores,

la hegemonía del drama literario sobre el espectáculo escénico. recurriendo a instrumentos propios de la recepción y la transmisión
La segunda tensión resulta de la reivindicación del teatro en del arte dramático de tradición decimonónica. En esre senrido, el libr<r

cuanto medio una vez que la crisis de lo dramático parecía favorecer cumple una función pedagógica: propone n.rodelos para el análisis
el tránsito hacia un espacio de fronteras difusas, primero entendido y pistas para la navegación. Pero un segundo objetivo del libro fue
desde la categoría de narración ¡ más tarde, desde la categoría de también contribuir a una comprensión de las nuevas propuestas que
performatiuidad. Mantener la categoría teatro asociada a posdramático lavoreciera la aceptae ión institucional de las nrismas: ranro por par(e

implica reconocer la potencialidad del viejo medio, la institución de las instituciones culturales, con efectos sobre la circulación y el
teatral en sus dimensiones social y estética, incluso cuando el apoyo a la producción, como por parte de las instituciones académicas

medio físico (el teatro compuesto de platea y escenario) pueda ser, (formación e investigación). En vez de acuiiar una nueva categoría
en ocasiones, puesto en cuestión o abandonado y a pesar ile que la para definir un nuevo ámbito institucional, se prefirió redefinir
representación teatral a veces pueda ser considerada trasposición de una vieja categoría para alentar igualmente una transFormación del
una teatralidad social al servicio del sistema dominante. ámbito institucional . El teatro posdramático invita a reivindicar el uso
Desde esta doble tensión, el profesor Lehmann aborda la ambiciosa de las infraestructuras y los recursos institucionales para las nuevas
tarea de ofrecer un marco analítico para la comprensión de la creación propuestas, al tiempo que señala la necesidad de considerar tedtr/lles

escénica contemporánea. Consecuencia de la primera tensión es formas artísticas desplazadas a los márgenes o que voluntariamente se

el establecimiento de un diálogo constante con las categorías de la sitúan fuera del espacio socialmente acotado para lo teatral.
poética y con los estudios sobre drama y dramaturgia, necesariamente Esta opción explica por qué el autor no solo no abandona la
complementados (dado que ya no se concede un valor hegemónico al categoría de teatro, sino ni siquiera la de dramay, del mismo modo que

drama sobre lo escénico), con aporraciones provenientes de la filosofía, reivindica el acceso a las inlraestructuras teatrales, reclama también
la teoría de la literatura, los estudios de cultura visual, la antropología la herencia de la tradición dramática. Posdramritico no redefine

y los petformllnce studies, necesarios para abordar la complcjidad únicamente la categoría de teatro, incluye en su forma compuesta la
de la escena posdramática. (lonsecuencia de la scgunda tensión es redefinición de la categoría de drama. Podríamos considerar el teatro
el mantenimiento de un campo referencial que se mantiene en el posdramático como una forma diferente de teatro dramático, aquella
ámbito de lo artístico, pero con una peculiaridad: el objeto de estudio que surge de la aceptación de un concepto de drama que ya no

ti Tealro posdramático Para una Iectura posteatral li¡


o Hcgcl, y dc
clcpcnclc de las definiciones propuestas Por Aristtitelcs t.splrtio, lt l,t r'.:rlitlrt,l ,l. l,t.'r,..'lt,t y lt los tttotLrs tlc tttg:tttiz.ltci<ill tlc los
cuya crisis se ocupó Peter Szondi, sino de una definición que deriv:r rnrrtcl'ieles y stt t-ccc¡rcitin. ltl teatro.lel nttcvo dranla estudiaclo por el
de las reflexiones de numerosos creadores del siglo xx, de Gordon profesor l-ehmanu es el tcatro que ocurre en cada actuación, en cada
Craig a Antonin Artaud, quienes concibieron lo dramático como preserrtación (a aquello que alude el término Auffiihrung y que aquí
un conficto o una búsqueda que ningún texto puede por sí solo seha propuesto traducir como rettlizllción escénica), en la experiencia
conrener. Distanciándose de las posiciones más radicales, herederas del tiempo compartido por los particiPantes en un evento' aunque
del pensamiento nietzscheano, el profesor Lehmann prefiere evitar en algunos casos repetible, siempre único, y en el que las categorías
la negación, el antagonismo que resultaría del simple rescate de la mismas de actor y espectador pueden ser desestabilizadas.
acción (6pCI.otg) cncerrada en la palabra ()'óyoq), y ProPone más bien Teatro posdramático es, al mismo tiemPo, un libro teórico y un libro

un trabajo en colaboración. Esto le lleva a recuperar la idea aportada crítico: ofrece instrumentos para la comprensión e interpretación
por \Talter Ben.famin en su estudio sobre las Afnidades electiuas de de la creación escénica contemporánea ¡ paralelamente, traza
Goethe, y que resume con claridad una de las tesis del libro: «F'l el panorama escénico que sirvió para la elaboración de la teoría.
misterio es en lo dramático el momenro en el cual esto se eleva del En cierto modo, el libro como tal adopta una de las estructuras
ámbito del lenguaje que le es propio a uno que es, sin duda, superior dramatúrgicas privilegiadas en él: la del paisaje. Este paisaje es el de la
además, para este inalcanzable. Por tanto, aquello que no puede escena europea y nortear.:lericana posmoderna, es decir, el que resulta
¡
expresarse nunca con palabras, sino única y exclusivamente en la de la agregación de cspcctáculos y relatos sobre la escena que los
representación, es lo dramrítico en sentido estricto'. espectadores centroeuropeos pudieron ver cn los grandes festivales de

Consecuentemente, el drama no se sitúa en el texto, tampoco en xx, y de las refercncias cr'rlturales que
las dos últimas décadas de siglo

un cuefpo ajeno a la textualidad, sino más bien en ula perturbación creadores y espectadores compartían. La posmodernidad y la crítica

recíproca entre texto y escena» que, según el autor, constituye una de de la posmodernidad constituyen una referencia inelu<liblc tanto
las claves para el entendimiento de Ia historia del teatro moderno. La para la comprensión de las propuestas artísticas y textuales como para

fórmula es heredera del pensamienro y la práctica de Heiner Miiller situar teóricamente la aportación de este libro. La misma tensión que
quien, a su vez, dialogó con su maestro Bertolt Brecht, pero también Ia crítica de Ia posmodcrnidad mantenía con la modernidad cn su
con Antonin Artaud, Samuel Beckett y Jean Genet. Aunque en ella tentativa de proponer LIn discurso transformador renunciando a las
converge también la herencia de Gordon Craig, Oskar Schlemmer, grandes narraciones, puede reconocerse en la tensión que la crítica
situado posdramática mantiene con el teatro político burgués y la vanguardia
John cage o Robert wilson, todos ellos amanres del silencio.
el drama en el ámbito de la experiencia (estética o extraestética), el escénica en las sucesivas definiciones y negaciones de lo dramático.

Tlatro posdramtitico no se ocuPa de é1, sino de aquello que lo hace Precisamente una de las aportaciones de la crítica posmoderna
posible: la realidad escénica en relación con el texto (sea verbal o fue la puesta en valor de distintas temporalidades históricas ¡
visual, aural o material). Y, como alternativa al estudio de las categorías consecuentemente, distintas versiones de lo que se entenclió como
básicas de la poética (fábula, personaje' unidades, etc'), ofrece un modernidad. La quiebra de un concepto monolítico de modernidad
repertorio de conceptos y herramientas analíticas diseñadas para heredado de la filosofía ilustrada (realizado en la época de la industria
operar sobre la recepción efímera de obras cuya dimensión sensible y la democracia, pero también del colonialismo y el imperialismo)
resulta altamente significante. De ahí la atención al tiempo y al permitió atender a las paradojas, los acentos locales y sectoriales,

P¿ra una lectura Postealral :rl-r

UNIVERSIDAD DE ANTIOQU ¡A
BItsI IOTFCA CFilITRAI
las historias prrralclas. Sin crrrbargr), Llna vez quc la posrnoclcrrridacl
«rbr-lr:rprlrta ()tr()s (cnllts al ¡rcttslttnictlt() tc(iric(), Ilttcvils cxigerlcias
rompió y abrió la rnodernidad, la primera perdió también senrido:
analític¿s y nuevos Inatices y visiones en la composición del paisaje.
se privó a sí misma de aquello que la definía. Algo similar se podría
Así, en el título mismo del libro resuena el término acuñado en
afirmar respecto a lo posdramático: la quiebra del c<lncepto de drama
los años cuarenta por Joan Brossa, que denominó Posteatro a una'
y la apertura de su sentido más allá de las definiciones aristotélica serie de obras que cuestionaban la relación jerárquica entre el texto
y hegeliana permite repensar y pracricar la teatralidad sin recurrir
y la escena y entre la escena y la platea, y cuya dramaturgia de
a categorías, o bien añadiendo ranras caregorías como las distintas
imágenes, heredera del surrealismo, anunció desarrollos posteriores
tradiciones culturales requieran. Las lectoras y lectores en español tanto en el ámbito de la poesía visual como de la creación escénica
podrán confrontarse con esa aperrLrra, repensar la historia de la
y performativa. Y en el concepto central del libro, la idea de
modernidad y de sus realizaciones, y observar en relación con ellas
perturbación y la trascendencia del drama respecto al texto y la
el paisa.ie de un teatro pos- (que, en algunos casos, puede ser también
escena, podríamos reconocer una continuidad con la práctica y el
Pre-, parut-, dnti- o simplemente) dramrítico. pensamiento escénico-visual de Juan José Gurrola, que insistía en
La virtud del libro de Hans-'Ihies Lehmann es la de proponer
afirmar: uEl teatro no existe, yo lo bajor. l,as acciones poéticas de
una elaboración teórica muy próxima a la práctica arrística y con la
Brossa y las conceptuales de Gurrola se podrían situar en los orígenes
intención de que sea usada. Esta virtud ha sido la clave de su éxito.
o antecedentes del teatro posdramático, junto a los efímeros pánicos
Y esta virtud implica también una apertura: estc no cs un sistema
de Alejandro Jodorowsk¡ el experimentalismo artístico del grupo di
teórico cerrado, sino una propuesra abierta que debe ser conrrasrada
Tella, los Vito-dito de Alberto Greco y las prácticas participativas de
en su aplicación, modificada por el uso, conrinuada, ampliada en su
Helio Oiticica y Lygia Clark. El teatro de dramaturgias colectivas
potencial complejidad. Este libro se escribió en diálogo cor.r la práctica
practicaclo por La Candelaria, el TEC, Escambra¡ Yuyachkani, entre
y prestando especial atención a aportaciones sumamente relevantes otros, plantea otro importante reto ¿r la refexión posdramática, Pues
de autores como Thdeusz Kantor, Heiner Miiller, Peter Stein, Robert
1o estrictamente dramático aparecía en sus proPuestas mucho más
'§l'ilson,
Heiner Goebbels, Claudia y Romeo Castellucci, Jan Fabre,
e ncarnado (e incluso ritualizado) que en el teatro documental euroPeo,
John Jesurun y orros. En todos ellos latía una volunrad de disolución al tiempo que la coherencia de la estructura de grupos, la relación con
de fronteras, que aFectaba ranro a lo estético como a lo social y lo
Ias formas y temas populares y la urgencia política les dotaban de
político. Lamentablemente las fronreras reales, q.ue inciden también en
una relevancia social que, efectivamente, resquebrajaba la autonomía
la producción, circulación y visibilidad de la cultura, especialmente de
estética. Otras propuestas se dejarían incorporar más fácilmente al
las obras efímeras, no son tan f,icilmente borrables como las formales.
paisaje posdramático: las de Antunes Filho y Macunaima, Els Joglars,
Por ello es preciso leer este libro (y cualquier libro) teniendo en menre
Albert Vidal, l-a Claca, el Gran Circo Teatro, Teatro Oficina, Carles
otros referentes y otras tradiciones, pracricando la negociación, en
Santos, Gerald Thomas, La Fura dels Baus, LaZaranda, Teatro del
un constante ejercicio de aprendizaje y proposición. Muchas de las O Clrupo Galpáo, Sportivo Teatral, Denise Stoklos, Ói
Obstáculo,
categorías y de las ideas aportadas por el profesor Lehmann resultarán
Nóis Aquí Tlaveiz, Mapa Teatro, Periférico de Objetos, Legaleón
de enorme utilidad para comprender la historia de la práctica 'ltatro, La Carnicería, Teatro del Obstáculo, Teatro da Vertigem, La
escénica en las últimas décadas. Pero será necesario también traer a
toppa, La Patogallina, lltatro de los Andes, Cia dos Atores, Teatro
primer plano el trabajo de muchos creadores iberoamericanos, cuya
Ojo, Lagartijas y tantos otros, aunque en muchas de sus obras (como

.i Tealro posdramático
Para una [ectura posteatral ]ll ,l
cr r(xl() l>trcrr t'a[raj. artí.stico) hallaría,r.s
maticcs y rcsisrcncias que jtrporrr.s:r, [)(lsu () .lrirrtt (,ttlttrtlis tlc tlttltlcrosas lcttgttlts ctlr()[)cas'
nos forzarían a desplazar, aunque fuera
mínimamente, las líneas cle crrtrc cllrrs el por.tug,uós) avelan [e calidad dc esta propuesta teórica y
reflexión y categorización con las que traramos
de comprender y anuncian cxcelentes resultados Para esta nueva versión en castellano.
compartir nuestra experiencia y nuestro conocimiento.
En la nómina Oorresponde ahora a quien lee abordar la tarea de la comprensión
paradójica de dramaturgos posdramáticos
habría que cita¡ entre y la crítica, contrastar ideas, instrumentos y modelos con su propia
muchos orros, Eduardo pavlovsky, Rodrigo García, Daniel
a
Veronese, experiencia y memoria de la escena, aportar otros referentes, sugerir
Federico León' Angélica Liddelr o
Jesusa Rodríguez. El cabaret de esta otros problemas, plantear nuevas preguntas' leef Po§teatrdlmente
última, como el de Astrid Hadad o Leo Bassi,
se presenra como un este libro no des<le Ia butaca de un lector-espectador, sino desde la
nuevo rero para Ia reflexión posdramática, lo mismo que las fiestas
y mesa-pantalla de trabajo de quien practica una lectura agente' La
propuestas pararearrales de Andrés perez
Araya o ras prácticas híbridas lectura posteatral exigirá tener en cuenta el campo expandido de la
de Guillermo Gómez peña. Thmbién sería
preciso rener en cuenta la teatralidad, el cruce del teatro con orras disciplinas en las prácticas
herencia del conceptuarismo, la incidencia
en ra creación escénica contemporáneas, la revitalización de [o clramático en ámbitos
latinoameric ana deperformtxnceros como
Maris Bustamante, clemenre extra-estéticos y la relación de la creación artística y/o escénica con
Padín, Carlos Zerpa, Eduardo Kac o la
activida<l performativa de otras prácticas sociales y políticas. Esta tarea corresponde a lectores
artisras de formación teatral como María
Teresa Hincapié, Rocío implicados activamente en el pensamiento del presente, que podrán
Bolíver o Amapola prada. El conceptualismo
latinoamericano ruvo así dar continuidad (incluso en la polémica) a una obra que surgió de
una dimensión política forzad,a por las
dictaduras y la violencia de la práctica y con vocación de rerornar a ella, poniendo a su disposición
los serenras y ochentas que dio lugar también
a activismos artísticos y los instrumentos teóricos construidos también gracias a la herencia
reatrales, que requerirían un capíturo
aparte en un estudio der teatro de la creación literaria y del pensamiento crítico.
posdramático; Luis camnitzer y ra Red
cle conceptualismos der sur
han realizado un trabajo fundamental para A. Sánchez
recuperar esra herencia y José
reacrivar la obra de artistas y colectivos [.ondres-Madricl, 20 1 l'2013
como CADA, TIT, Cucañ.,
Las yeguas del Apocalipsis, que tendrían
continuidad en colecriyos
activisras más recientes como los grupos
Etcétera, cKE (correclores
de arte), CUDS (Disidencia Sexual) o Esqueleto
Colectivo, por citar
algunos nombres.
La ausencia de estos y otros muchos referentes
igualmente relevantes
en el libro y de los marices concepruales
que podrían haber provocado
no constituye en absoluto un defecto del mismo,
pues la refexión
sobre la escena está más sujera que ninguna
otra a la dependencia de
contextos culturales y políticas de programación,
y porque, por otra
parte, la virtud de una buena teoría reside
en su capacidad para ser
útil y producir nuevos resurtados en contexros
diferentes a aquel en
que fue formulada. La excelente acogida
del libro en sus ,r...ion..

*& Teatro posdramático


Para una Iectura Posleatral §$
Prótogo

Premisa
Con el final de lagalaxia Gutenberg* el texto escrito y el libro se
vuelven a poner en cuestión. El modo de percepción se desplaza: la
visión simul tánea y multi-perspectivista reemplaza a la sucesiva y li-
neal. Una percepción más superficial y, al mismo tiempo, más abarca-
dora ocupa el lugar de otra más centrada y profunda, cuyo prototipo
era la lectura del texto literario. La lectura lenta, así como el teatro
prolijo y pormenorizado, corre el riesgo de perder su estatus ante la
circulación más rentable de imágenes en movimiento. La literatura
y el teatro, en una productiva relación estética de mutua repulsión y
atracción, asumen el estatus de una práctica minoritaria. El segundo
deja de ser un medio de masas, de ahí que resulte cadavez más ridículo
desmentir obstinadamenre esre hecho y más urgente reflejarlo. Debi-
do a la presión que el estímulo de la unión de dos fuerzas -rapidez
y superficialidad- ejerce en el discurso teatral, este se emancipa del
discurso literario. Asimismo, en lo que resPecta a su función en la

* La,galaxía Gutembergesun término acuñado por Marshall Mcluham en su obra


La galáA Gutenberg: génesis d.el homo rypographicus (Barcelona: Galaxia Gutemberg,
I 9i8) pa." hacer relerencia al período comprendido entre la creación y difusión
de

la imprenta en el siglo xv hasta las primeras décadas del siglo xtx, cuando la aparición
del t.légrafo cambiaría la historia de la comunicación humana [N' del E"]'
cultLlra, t¿,to el teatfo conro la literatrrr:r tfrltar) co, textur¿s
qtre, rrirt'tlt.l (sltt(io r.rr tlt¡¡ltl.'ticrrc lrrg:u csrt ltctttrtcititt y csrt o[lscl'vacititt.
en gran medida, consisten en una liberacirin cle energías y fantasías
l.a cnrisi<in y rccc¡.rcitin clc los sigrros y lirs seíralcs ocurreil simulttínea-
activas que quedan debilitadas por la civilización <Iel consumo
pasivo mentc. l,¡ la represcntación teatral* se origina un texto conjunto a
de imágenes e información. Ni el tearro ni Ia literatura ,. o.gr.irr,, partir del comportamiento en Ia escena y en la platea, aun cuando no
principalmente mediante imágenes, sino mediante signos.
Dado que éxista ningún discurso hablado. Una descripción precisa del teatro
el sector cultural se somere cadavezmás a ra ley del mercado
y L ..n- está estrechamente vinculada a la lectura de este texto conjunto. Tan
tabilidad' cabe remarcar una desventaja adicional para el tearro,
pues pronto como se encuentra la mirada de todos los participantes, la
no crea un producto comercializable ni, en consecuencia, Fácilmente
siruación teatral consrruye una totalidatl de procesos comunicativos
distribuible, como en el caso dc un vídeo, u,a película, un disco
o evidentes y ocultos. La presente investigación se emprende con la
un libro.
pregunta sobre el modo en que la práctica escénica ha empleado,
Las nuevas tecnologías
y los nuevos medios de comunicación se desde 1970, estas circunstancias esenciales, cómo las ha refejado y
vuelven cada vez más inmateriares en impactantes saltos
cuánticos cómo las ha convertido en tema de su presentación, ya que el teatro
-Les Immateriaux [Los inmateriaresJ era el rítulo precisamente <Je comparte con las demás artes de la (pos-)modernidad la propensión
una exposición organizada por Jean_Frangois Lyotard en parís
en a la auto-reflexión y a la auto-tematización. Siguiendo a Roland Bar-
1985-. El teatro, por el contrario, se identifica principalmenre
con thes cuando seÁala que en la modernidad cada texto plantea el pro-
Ia materialidad de la comunicacióu a diferencia de otras prácticas
blema de su posibilidad -de si su lenguaje puede alcanzar 1o real-, la
artísticas se destaca por el considerable peso materiar
de sus medios práctica escénica radical problematiza su esratus de realidad aparente.
y recursos. En comparación con el lápiz y el papel del poeta o la
Las palabras claves auto-reflexión y estructura auto-temática tienden a
pintura al óleo y la tela del pinto¡ er tearro requiere muchas cosas:
ra entenderse en relación con la dimensión del texto, pues el lenguaje
permanente actividad de personas, el mantenimiento
de los espacios es por excelencia el que abre el espacio para un uso auto-reflexivo de
escénicos, su organización, la administración <Ie mano
de obra, los signos. Sin embargo, en el teatro el texto está sujeto a las mismas
además de los requisitos de cada una de las artes que
lo integran. leyes y prohibiciones que los signos visuales, auditivos, gestuales, ar-
Y, sin embargo, esra institución aparentemenre anticuada sigue quitectónicos, etc.
ocupando un lugar sorprendentemenre estable en la sociedad junto
Un modo profundamente distinto en el uso de los signos teatra-
a las avanzadas técnicas multimedia. Es evidente que cumple
una les nos permite describir legítimamente como posdram¡ítico un sector
función que tiene que ver precisamente con sus desuentajas.
significativo del nuevo teatro. Asimismo, el nuevo texto teatral, qte
El teatro no es únicamente el lugar de los cuerpos pesados, sino
refeja repetidamente su condición de esrrucrura lingüística, ha deja-
también el de la concurrencia real, donde sucede una singular
inter- do de ser dramático. El título Teatro posdramtítico -en tanto que alude
sección enrre la vida organizada estéticamenre y la vida
real. A di_ a un género literario del drama- señala la permanente interrelación
ferencia de las artes del objeto y de la comunicación
mediática, en
el teatro tienen lugar *como hecho real en un aquí y un ahora- el
mismo acro esrético en sí (la actuación) y el acto de ra recepción (la * A lo largo del texto, e[ autor realiz-a una distinción entre los términos Affihrung
asistencia al teatro). El teatro significa un rapso de uida
en común que yTheateraffihrung. Esre último, utilizado en cste lrapimento del original, se tradu-
actores y espectadores pasan y dgotdn juntos, respirando el mismo ciría conro represeltttl¿'ión te¿tral, en un sentido coloquial; mientras qqe Aufiihrung
hace alusión a cualquier evenro cscénico, con independencia de estar o no represen-
tando un texto dramático [N. del E.].

tr§ Teatro posdramático Prólogo 29


e intcrc¿nrbio cntrc tc:rtro y tcxto, aunque en cstlt investigaciirn cl rl.'lrr irrr:rgcrr, y ¡rusri tr t'strtti.fic,tr stt trtrrictct'[ritlilrrcrrsional y la
lrl:rrrrr
discurso sobre el reatro ocupe u.a posición central
¡ por tanto, el rcalirl¡tl tlc los colorcs c()tllo trna ctralidad aut(rnotna. Sin embargo,
texto no trata como su soberano sino solo como un elemento más:
se la interprct:rci<in dc un lenguaje autónomo no evidencia necesaria-
estrato y mrtteridl de la configuración escénica. Esta constatación no mente un desinterés por el ser humanoa. ¿No se trata más bien de
se debe a un juicio de valor a priori ya que siguen escribiéndose tex- ün cambio de visión sobre este? Siguiendo esta hipótesis, se articula
tos significativos y la expresión teatro de texto, túlizada a menudo de menos una intencionalidad -característica del sujeto- que el cese de
forma despectiva, lejos de significar algo simplemenre superado, se tal intencionalidad; una menor voluntad consciente más que un de-
confirmará como una varianre genuina y aurénrica del teatro posdra- seo yo que el sujeto del inconsciente. Así Pues' en
impulsivo; menos el
mático. No obstante, reniendo en cuenra la posición absolutamente los textos organizados de modo posdramático, en lugar de echar de
insatisfactoria del análisis teórico de los discu rsos escénicos surgidos menos una imagen predefinida del ser humano, deberíamos pregun-
recientemente, en comparación con el análisis del drama, parece per- tarnos qué nuevas posibilidades de pensamiento y de presentación
tinente considerar la dimensión del texto desde la perspectiva de la proponen para el sujeto individual.
realidad teatral.
Como señala Poschman, en oel rexro teatral no dramático, de la 0bjetivos
actualidad desaparecen los oprincipios de narración y figuraciónr, El propósito de este estudio no es hacer un inventario exhausti-
así como el orden de una uf;ibularr, alcanzándose una «¿u¡6¡srni¿ vo sino, más bien, desarrollar una lógica estética del nuevo teatro. El
del lenguajerr. conservando en diferentes grados la dimensión dra- hecho de que todavía no se haya llevado a cabo este estudio se debe,
mática, \üTerner Schwab, Elfriede Jelinek o Rainald Goetz producen entre otros motivos, a que raramente se produce un encuentro entre
textos en los cuales el lenguaje no se manifiesta como un discurso el teatro radical y los teóricos cuyo pensamiento podría correspon-
de personajes -si es que todavía se pueden definir como rales-, sino derse con las tendencias de este teatro. Entre sus estudiosos son una
como una teatralidad autónoma. Ginka Steinwachs, mediante su no- minoría aque[os que consideran la teoría del teatro como úna re'
ción del teatro como una institución oral, intenta crear una rearidad flexión de la experiencia teatral. Los filósofos, Por su parte, refexionan
escénica a rravés de Ia intensa realidad poético-sensorial del lenguaje. a menudo sobre el tetffo corr.o concePto e idea, convirtiendo escena
Iluminador, para esclarecer lo que ocurre aquí, es el concepto acu- y teatro en conceptos estructurados Para el discurso teórico; poco es-
ñado por Elfriede Jelinek de capas de lenguaje yuxrapuestas, en lugar criben, sin embargo, sobre la gente del teatro o sobre formas teatrales
de diálogo. Como explica Poschmann:i, esra furmula se posiciona en concretas. Las lecturas de Jacques Derrida sobre Artaud, los comen-
contra de la dimen.sión profunda de los personajes hablantes, que tarios de Gilles Deleuze sobre Carmelo Bene o el clásico ensayo de
comportaría una ilusión mimética. En este sentido, la metáfora de las Louis Althusser sobre Berdazzi y Brecht son algunas excepciones
capas de lenguaje se corresponde con el giro que en la pintura moder- importantes que confirman esta regla5. Sin embargo, la declaración
na reemplazó la ilusión del espacio tridimensional por la superficie de una perspectiva estética del teatro quizás advierte de que las inves-

I PoscHueNN, G. [)er nicht a


mehr dramatist./te 'fhe¿tertext. Aktuelle [)ühnenstücke Ibídem
und ibre dramatische Analyse.Tirbingen, 1997, p. 177. 5
Cfr. la útil antología de textos político-filosóficos sobre teatro elaborada por
']Ibídem, p. 17B. Munnev, Timothy (ed.). Mímesi' Mas¡¡chism Ú Mime. The Politics of Theatricaliry in
r Ibídem, p. 204. Contemporary French Thought. Michigan: University of Michigan Press, 1997.

§s Teatro posdramático Prótogo 31


tigacioncs csréticas sicm¡rre irnplican pregunras
que, en su sc¡ticlo
más amplio, son éticas' políticas y jurídicas ¡rrilrliro; pcxr irrr'ltrso rrt¡rrt'llos t¡rrc cst;itr cottvcttcirl«rs dc lrt atttcntici-
-morares,como se hubiera cl:rrl lr.tístic.rr y clc la calidad clc clich,ts propuestas careccn a nrenudcr
dicho antiguamenre-. El arre, y especialmenre
el tearro, que se com_
promere con la sociedad de varios modos
de las herrarnicntas conceptuales para formular su percepción; algo
-desde el carácter social de parentc dada la preeminencia de criterios puramente negativos. El
la producción pasando por la financiación
pública hasta los modos
iruevo teatro, según se oyc y se lee, no es ni esto ni aquello ni lo otro,
de recepción conjunta-, se inscribe en el
ámbito de ra práctica rear
pero escasean las categorías y los términos para una definición y una
socio-simbólica. La habitual reducción
de lo estético a iosicione, y descripción positivas del mismo. Este estudio pretende contribuir un
declaraciones sociales cae en er vacío; sucede
ro mismo, a la inversa,
con toda pregunra sobre el rearro que pase por
poco más a solventar esta carencia ¡ al mismo tiempo, alentar méto-
alto la reflexión acerca
dos de trabajo que amplíen nuestro consenso sobre lo que el teatro es
de los modos de percepción y comport"-i.r-rto
sociales en la práctica
o debería ser.
artísrica del teatro.
Así pues, este ensayo aspira a fácilitar una orientación en el va-
La descripción de cada una de las formas
de tearro entendidas aquí
riado ámbito del nuevo teatro. Muchos de los temas que en él se
como posdramáticas intenta ser útil: pretende,
por un lado, examinar
plantean apenas se encuentran esbozados y este libro habría cumplido
el desarrollo del reatro del siglo xx clesde
una perspecriva inspira<Ia
su objetivo si lograse irrspirar futurr¡s análisis rnás detallados. Queda
en la evolución evidente, aunque dificil
de categorizar,del teatro más
descartada una abarcadora uisión de conjunto del nuevo teatro en to-
novedoso; por otro lado, pretende servir
a ld comprensión conc.eptual
das sus variantes escénicas y no solo por la razón pragmática de que
y a la uerbalización de la experiencia d"e esre rearro
contemporár.reo,
su diversidad es difícilmente delimitable. Esta investigación se aplica
a menudo dficil, y contribuir así a su
percepción y discusión. pues
al teatro del presenty''como una tentativa teórica de definir los requi-
es innegable que las nuevas formas teatrales
han caracterizado a l<¡s
sitos para el rcconocimiento cle su espccificiclad. Únicamente se ha
directores más significarivos de la época
y han hallado un público más
tomado en consideración una parte del teatro de los últimos treinta
o menos numeroso _en su mayoría joven,
que se congregaba y se con_
grega todavía hoy en salas como el Mickery
años. No se trata de lograr una red conceptual en la que cada cosa
Theater, el Kaaitheater, el
encuentre su lugar, ya sea porque su estética demuestre contempo-
Kampnagel, el Mous<¡nturm y el TAT en Fráncfort,
el Hebbeltheater raneidad o porque se ajuste a modelos antiguos con gran pericia. La
de Berlín o Ia Szene Salzburg en Salzburgo,
enrre orros_, han fascina_
estética clásica idealista decretaba el concepto de idea como esbozo de
do a un cierto número de críticos y argunos
ae sus principios estéticos
un todo conceptual en el que pueden concretarse los detalles a medi-
han logrado infltrarse incluso en rearros
ya establecidos (si bien, ra
da que se despliegan simultáneamente en la realidad y en el concepto.
mayoría de las veces, con poca consistencia).
De todos modos, Ia gran
Así, Hegel podía examinar cada fase histórica de un arte particular
mayoría del público espera del teatro
-dicho roscamenre_ la ilustra_ como un desarrollo concreto y específico de la idea del arte, y cada
ción de textos clásicos y, aunque quizás acepte
la escena moderna, está
obra de arte como una concretización particular del espíritu objetivo
abonado a una fibula comprensibre, a una
coherencia del sentido,
de una época o Jbrma drtística. Las ideas de época o de Jase histórica
a una auroafirmación cultural y a un tearro
que agite el sentimien_
del mundo le otorgaron al idealismo la llave unificadora que permitía
to. Las formas teatrales posdramáricas de Robert \Wilson,
Jan Fabre, darle al arte una localización, tanto en la Historia como dentro de un
Einar Schleef o Jan Lauwers _por nombrar solo
algunos de los artí_
fices más aceptados- han encontrado poca
acogida por parre de este t'(lfr. Fr.orcx, \X/ilfried (cd.),'lbndenzen des (legenu,drtsrbeaters.'lübingen: Frank-
kc. 1 998.

*2 Teatro posdramático
Pró[ogo l]l]
sistcnrlr. (luando se debilitó [a confianza cn tales construcciones -p()r l'lu'lr r¡rrit'lt tro <¡rrit't-lr s()nr('t('r'sc:r llr tmnsfil-nr:rcirirr rlcl ¡rcnsa-
ejernplcr, \a del rcatro, según la cual el tcatro de cada época consrirLli- nricnto solrrc cl :rrtc nrccli¿rntc k¡s mótoclos igualmente absurdos de
ría un desarrollo específico-, el pluralismo de los fenómenos obligó la erchivística o la nlerrr categorización, queda aírn por trazar una
a un reconocimiento de la naturaleza imprevisible y repentina de la doble trayectoria. Por un lado, siguiendo a Peter Szondi, la lectura
inuención, su rasgo de indeterminación. de las formas y prácticas realizadas a través del arte como respues-
Asimismo, la heterogeneidad hizo tambalear las cerrezas metódi- ta a preguntas artísticas, como manifiesto dc las reacciones ante los
cas que debían posibilitar la afirmación de causalidades a gran escala problemas de la representación en torno al teatro. En este scntido, el
en el desarrollo artístico. Es necesario, por tanto, aceptar Ia coexisten- término posdramritico -en contraposición a la eticlueta de época del
cia de conceptos teatrales divergentes que no pueden subordinarse término posmoderno- hace referencia al planteamiento de un proble-
6ap la preponderancia de un paradigma único. En ese caso se podría ma concreto de la estética teatral: el propio Heiner Müller constató
considerar suficiente -como una posible consecuencia- la presenta- que tuvo diflcultades para seguir considerando su propuesta arrísrica
ción acumulativa que hiciera justicia aparenre a todas las variantes dentro de la forma dramática. Por otro lado, existe aquí una cierta
escénicas del nucvo teatro, aunque sería insatisfactorio restringirlo a confianza (controlada) en la rcacción personal o, en palabras de Ador-
un listado empírico-histórico que clasificara todas sus formas rearra- no, idiosinoática. Nlí donde el teatro ¡rrovocaba conmoción mecliante
les, ya quc supondría la mera transmisión al presente de una mo- la exaltación, la razón, la fascinación, la empatía o la incomprensión
destia historicista
-de acuerdo con el criterio de que cualquier cosa curiosa (no paralizadora), el campo definido por tales expcricncias
es digna de consideración solo por el hecho de haber existido-. [.a era examinado meticulosamente. Solo en el transcurso de la siguiente
teoría del teatro no puede aproximarse a su propio presente bajo la explicación se irá justificando la elección de los principales criterios
mirada del archivista. Es preciso, por ranro, hallar una solución a quc ahordnrá cste lihro.
este dilema, o al menos posicionarnos al respecto. La investigación
académica resuelve solo aparentemenre las dificultades que surgen de Secretos de oficio deI teatro dramático
Ia merma de modelos históricos y estéticos totalizadores: la mayoría A lo largo de varios siglos predominó en el teatro europeo un
de las veces mediante la división en especializaciones pedantes que en paradigma que se distinguía claramente de las tradiciones teatrales
sí mismas no son otra cosa que una prolija recopilación aglutinadora no-europeas. Por ejemplo, el teatro hathahali de la India o el teatro
de fuentes y sus respectivos datos. Táles esfuerzos carecen de interés y 1Vá .japonés están estnlcturados de modo totalmente distinto y cons-
no suponen ningún apoyo para los intentos de conceptualización en tituidos fundamentalmente por aspectos provenientes de la danza,
los campos teóricos adyacentes. Otra respuesta consiste en situar la el coro y la música, procedimientos ceremoniales muy estilizados,
teoría del teatro dentro de la llamada interdisciplinariedad. Aunque textos narrativos y líricos, mientras que el teatro europeo acumuló
los impulsos derivados de esta orientación son importantes, se debe discursos y hechos sobre la escena mediante la actuación dramática
constatar que, bajo el eslogan de lo interdisciplinar, los investigadores mimética. Bertolt Brecht escogió la expresión teatro dramritico para
muchas veces escamotean la verdadera razón de la teoría: la experien- designar la tradición a la que debía poner fr.n su teatro de la época
cia estética en sí misma, como algo inseguro, experimental y frágil; cienttfca. Este concepto de teatro dramático puede designar, en un
como un elemento incómodo que se deja de lado en ñvor de grandes sentido más amplio (incluyendo la mayor parte de la obra del propio
estrategias de categorización. Brecht), la esencia de la tradición teatral europea de la modernidad.

*-i Teatroposdramático Prótogo .i1;


[',xistc así una intcrrclación de motivos, en p¿rrtc conscicntes, cn partc ;rplit:rlr:rrr l,rs tlr,rtn:rtrrtgi:rs úpicrrs: ¿/.lr,urra ('ra cill)it7. clc apro¡riarsc dc
asumidos como evidentes, que a menudo se consideran indudable- toclas c'llas sin ¡rcrcle r ¡xrr cllo su car:ictcr dranrático.

mente constitutivos del rcato. El teatro es entendido tácitamente I{cstrlta aún muy crrestionable de qué modo el público de los si-
cor¡no telttro del drama.Entre sus elementos teóricos conscientes se glos p:rsados se entregaba a las ilusiones brindadas mediante trucos
incluyen las categorías imitación y acción, así como la estrecha co- escer.rográficos, juegos de luces artificiales, acon-rpañamiento musical,
rrelación, casi automática, entre ambas. Como motivo asociado de vestimentas y bastidores: el teatro dramático era una maquinaria ilu-
modo más inconsciente a la concepción clásica del teatro puede de- sionista. Se pretendía erigir un cosmos fcticio y presentar las tablas,
ducirse la f<¡rrnación o reafirmación de una cohesión social mediante que signiJican el mundo como representado, abstraído pero estableci-
el teatro, de una comunidad que integra escena y público emocional do de modo que la fantasía y la empatía de los espectadores contribu-
y mentalmen te. La catarsis es Ia denominación teórica reservada para yeran a una ilusión para la que no son imprescindibles ni la integridad
esa función del teatro, que en absoluto es principalmente estética: ni Ia continuidad de la representación, sino el principio de que lo
instauración de reconocimiento afectivo y de cohesión mediante las percibido hace refercncia a un mundo, a una totalidad. La globalidad,
cmociones representadas y transmitidas a los espectadores a través del la ilusión, la represer.rtación del mundo son inherer-rtes al modelo del
drama. Es imposible disociar estos rasgos del paradigma del teatro drama ¡ a la inversa, el teatro dramático constata, mediante su for-
dramático, cuyo significado trasciende el mero encasillamiento den- ma, la totalidad como modelo de lo real. El teatro dramático termina
tro de la poética de un género concreto. cuando estos elementos dejan de ser el principio regulador y se con-
El teatro dramático está subyugado a la preeminencia del texto. vierten en una posibilidad entre otras dentro del arte del teatro.
En el teatro de la modernidad la realización escénica consistía en la
declamación y la ilustración del drama escrito; aun cuando la músi- La cesura de [a sociedad mediática
ca y la danza se agregaban o dominaban, el texto continuaba siendo Se ha extendido la opinión de que las formas experimentales del

determinante como una totalidad narrativa y cognitiva más compren- teatro contemporáneo desde 1960 enraíz-an sus modelos en la época
sible. A pesar de Ia caracterización cada vez mayor de los personajes de las vanguardias históric¿rs. No obstante, el presente estudio par-
dramáticos (dramatis personae) por medio del repertorio t.lo-verbal te de la convicción de que la ruptura indudablemente profunda de
de la gestualidad, el movimiento y la expresión mímica que traduce aquellas vanguardias en torno a 1900 -a pesar de las innovaciones
estados psicológicos, aún en los siglos xvIII y xlx los personajes se revolucionarias que introdujeron-, conservó por mucho tien.rpo la
siguieron definiendo principalmente por medio del discurso. EI texto esencia del teatro dramático: las formas teatrales emergentes conti-
conservó, por su parte, su función central como un guión de roles. nuaron, aunque modernizadas, al servicio de la representación de
Y, de este modo, el coro, el narrador, los entreactos, el teatro dentro universos textuales; intentaron salvar el texto y su verdad d,ela dejor'
del teatro, el prólogo y el epílogo, los apartes y un sinFín de sutiles mación a través de una práctica teatral que ya se había vuelto conven-
aperturas del cosmos dramático -incluyendo el repertorio brechtiano cional, cuestionando solo parcialmente el modelo tradicional de la
de los modos de actuación épicos-, podían ser incorporados e inte- representación y la comunicación teatrales. Es cierto que los recursos
grados en el drama, sin perturbar la experiencia específica del teatro escénicos de Meyerhold alienaban de modo extremo las piezas actua-
dramático. Es irrelevante si, y en qué medida, eran efectivas las for- das, pero continuaban presentando una cohesión global. Es también
mas lingüísticas líricas en la textura dramática o hasta qué punto se verdad que, aunque los revolucionarios del teatro rompieron con casi

i.ld Teatro posdramátrco Prólogo 33


toclo lo antcrior, mantuvicron la r.nímesis de una acción sobrc lrr escc- Ir:rjo l:r lrrz rrrrrIrigrr:t tlt l:t cttlttrrrr lrrctli:itit'1. l'crt¡ cl tics¡¡o olrttcsto tlt'
na, a pesar de los recursos escénicos abstractos y alienantes. En cam- ..,nttlril. 1,, til.r.u,, tilliLilllt(tll('\()lll() vllt'i:llll..lc 1,, y:t colrtltiJ<l csP(-
bio, la propagación y la omnipresencia de los medios de comunicación ci¿rlnrcntc cn cl rimbito ¿rc¿rdénrico- parece amenazar con .iuicios lalsos
en Ia vida cotidiana desde 1970 trajeron consigo una nueva forma y cegLlcras n-rucho más desastrosas.
de discurso teatral designado aquí como te(ttro posdr/tmático. Esto no
refuta el hecho de que el importantísimo significado histórico de la Nombres
revolución del arte y del teatro en el cambio de siglo allanó el camino La lista enumerada a continuación propone una suerte de panorama
al teatro posdramático (se dedicará un apartado entcro a sus anrece- del campo de ir.rvestigación definido bajo el nombre de teatro posdra-
dentes, planteamientos iniciales y anticipaciones). Pero, a pesar de mático. Se trata de fenómenos extremadamente heterogéneos, de artis-
todas las similitudes entre las Formas de expresión, se debe considerar tas de teatro reputados mundialmente junto a compañías difícilmente

que los mismos recursos pueden variar su signiñcado radicalmente conocidas fuera de un círculo pequeño. Cada lector encontrará una
según los contextos. l,as formas de expresión desarroiladas desde las lista más o menos larga de nombres conocidos. No todos han creado
vanguardias históricas se convierten en el teatro posdramático en un obras, si es que es posible aplicar este concePto a directores, compañías,

arsenal de gestualidad expresiva que sirve como una respuesra del tea- escenificaciones y acciones de teatro considerados posdramáticos' y no
tro a la comunicación social modificada baio las condiciones de la todos serán objeto de un estudio detallado en este libro. En este senti-
generalizacla tecnología de la información. do, y aunque la lista resulte incompleta, pertenecen al teatro posdramá-
Se considera un efecto colateral positivo de esta investigación el he- tico: Robert §lilson, Jan Iiabre, Jan Lauwers, Heiner Goebbels, Einar
cho de c¡ue la demarcación de un nuevo territorio teatral, realizada aquí Schleel Jürgen Manthe¡ Achim Freye¡ Klaus-Michael Grüber, Peter
con otros criterios, valores y procedimientos, haga surgir la necesidad Brook, Anatoli Vassiliev, Robert Lepage, Elisabeth Lecompte, Pina
de revelar una serie de implicaciones impreuisr¿s sobre lo que todavía Bausch, Reinhild Hoffmann, W'illiam Forsythe, Meredith Monk, Anne
hoy constituye la concepción común del teatro. Junto a esta crírica a las Teresa de Keersmaeke¡ Meg Stuart, En Knap, Jürgen Kruse, Christof
evidencias del discurso teórico sobre el drama -aún más cuesrionables Nel, Leander Haussmann, Frank Castorl, Uwe Mengel, Hans-Jürgen
tras una inspección más atenta-, es necesario definir enérgicamente el Syberberg,'lhdeusz Kantor, Eimuntas Nekrosius, Richard Foreman,
teatro posdramático como un concepto contrapuesto a tales evidencias. Richard Schechner, John Jesurun, Theodoros ltrzopoulos, Giorgio
Este concepto permite aclarar retrospectivamente aspectos no dramtí- Barbiero Corsetti, Emil Hrvatin, Silviu Purcarete, Tomaz Pandu¡ Jerzy
ticos del teatro del pasado, aunque ha sido desarrollado para definir el Grotowski, F,ugenio Barba, Saburo Teshigawara, tdashi Suzuki. Thm-
teatro presente. Las nuevas estéticas emergentes permiten observar bajo bién pertenecen a esta lista incontables acciones de teatro, artistas de
una nueva luz formas teatrales antiguas y los conceptos teóricos con los performance, happenings y estilos teatrales inspirados por el happening
que considerarlas. Ciertamente, hay que tener precaución al establecer Hermann Nitsch, Orto Mühl, §Tooster Group, Survival Research La-
las cesuras en la historia de una forma artística, especialmente cuando boratories, Squat Theatre, The Builders Association, Magazzini, Falso
se trata de contextos tan rccienres, pues exisre el riesgo de que se sobre- Movimento, Theatergroep Hollandia,'lheatergroep Victoria, Maats-
valore la profundidad del corte acluí postulado: Ia destrucción de los chappij Discordia, Theater Angelus Novus, Hotel Pro Forma, Sera-
fundamentos del teatro dramático -al fin y al cabo válidos a lo largo pionstheater, Bak-Tiuppen, Remote Control Productions, Tg Stan,

de cientos de años- y la transformación radical de la práctica escénica Suver Nuver, La Fura dels Baus, DV B Physical Theatre, Forced En-

3{l Teatroposdramático Prótogo SS


rcrru,lrrcrr, 5r:rti.rr IJ.trsc ()¡rcra,'lhéátrc de complicité, .lLatr.
rrr«rtlo irrrptrlr. llrr t'jr'rrrplo, jttnto :t l:t li'rt¡irrrctrtrtcitill clc la tlarrltcitilt,
I)ue, societas l{al1áello sanci., Jhéátre <Jr-r Ra<Ieu, Akko-fheater,
l,r lrctcrogt'rrcirlltl clc cstilos, los clcrrlcntos hipernatttralistas, grotcscos
Gob Squad. Innumerables compañías cle teatro, proyecros
pequeíros, y ncocx¡»-csionistas, clue son típicos del teatro posdramático, se en-
medianos y grandes, y realizaciones escénicas asociadas
de un modo ctlcutrar) t¿rrnbién realizaciones escénicas que pertenecen al modelo del
u orro alos lenguajes teatrares distinrivos de ros .ombres
aquí men- teatro dramático. Al fin y al cabo, la constelación de los elementos es la
cionados: jóve,es creadores como stefun puche¡
Helena.ü/ardmann, que decide si un factor esdlístico debe interpretarse en el contexto de
René Pollesch, Michael Simon; aurores cuya labo¡
al menos en parre, una estética dramática o en el de una posdrirmática. lls cierto que hoy
es affn al paradigma del teatro posdramático: en el ámbito
de la len_ sería impensable que un Lessing pudiera desarrollar /a dramaturgia de
gua alemana especialmente Heiner Miilter, Rai.ald
Goetz, la Escuela un teatro posdramático. L,l teatro de la proyección del sentido y de la
de Viena, Bazon Brock, peter Handkc, Fllfriede
Jelinek... síntesis ha desaparecido ¡ junto a é1, la posibilidad de la ir.rterpretación
sintetizadora. Es recomendable atenerse útnicamente a respuestas que se
Paradigma
m:rnrengan cn un work in progrrs: respuestas dubitarivas las pcrspec-
La scrie de fenómenos característicos dcl paisaje
teatral de las últi, tivas parciales son posibles- para evitar cual<luier pauta y prescripción.
rn¿rs décadas
-polémicos con las formas rracricio^ares der drama y szz La tarea de la teoría consiste en rportar conceptos y no en postularlos
teatro mediarlte una coherencia estética y una
gran riqueza de inno_ cofilo normas.
vaciones- pernrite hablar de un nuevo paradigma c/er
teatro posc/ramri-
tico. Paratligm¿ es un término auxiriar para i,<Iicar
er conjunto cre ras Posmoderno y posdramát¡co
fronteras negativas que demarcan ras variantes altamente
cliversas del Para el teatro del período que nos interesa -aproximadamente des-
teatro posdramático de las del dramárico. Estas pro<lucciones
cle teatro de 1970 hasta 1990- el término teatro posmodernoha sido ampliamen-
se vuelven paradigmáticas porque, si bien no son siempre
apraucliclas, te utilizado y se puede clasificar de diversos modos: teatro de la de-
son ampliamente reconocidas como testimonio auténtico
cle una épo- construcción, teatro multimedia, teatro de reinstauración tradicional/
ca ¡ además, despliegan una fuerz¿r propia en
el establecimienro de convencional y teatro de gestos y movimiento. La dificultad de abarcar
criterios. con el términoparadigwta no se prerende fbmcntar la iru-
wa época tan vasta se comprueba en numerosas investigaciones c¡ue in-
sión de que el arte o la teoría se dejan encasillar cientro
de ra rógica de tentan caracterizar cl teatro posmoderno desde 1970 mediante una larga
desarrollo y altcrnancia de un paracrigma. Ar discutir
sobre los factores e impresionante lista de rasgos inequívocos: ambigüedad, elogio del
estilísticos posdramáticos resultaría sencillo reconocer
aque[os que er arte como ficción y del teatro como proceso, discontinuidad, heteroge-
nuevo teatro comparte con el teatro dramático tradicional.
Durante ra neidad, antitextualidad, pluralismo, diversidad de códigos, subversión,
gestación de u,
nuevo paradigma, las esrructuras y los rasgos estirísticos
multiplicidad de ubicaciones, perversión, el actor como tema y figura
futuros surgen casi inevitablemenre mezclados con los tradicionales.
si, principal, deformación, el texto solo como material de base, decons-
bajo el conocimienro de estas mezclas, la investigación
se contenrara trucción, el texto como valor autoritario y arcaico, la actuación como
con un mero inventario de la diversidad de estilos y formas
escénicas, un tercer elemento entre el drama y el teatro, carácter anti-mimético,
dejaría completamente de lado u, conjunto de procesos
pro<Iuctivos rechazo dc la interpretación, etc. El teatro posmoderno carecería de un
subyacentes y no destacaría ni
mencionaría las categorías propias de
discurso en el que predominen la meditación, la gestualidad, cl ritmo y
Ios trazos estilísticos que, a menudo, se realizan
únicamente de un el tono. Clabría añadir las formas nihilistas y grotescas, el espacio vacío,

fr# Teatroposdramático
Prólogo *!1
t'l silc.c.i.. l),r lllrrt:ll. t¡rrc t.rlrrs (r
cu.si csta.s p.lrr[rras clave se a¡rroxi,re, L()n llr'rlictt, I<rncstrr y ( icrrct t'tt l:t tlttc cl ¿lr,ttttrt ¡tosdrutmilictt'' -en
co, mayor o r,enor acicrto a la realiclad del nuevo rearro,
puerlen no cl crurl n<r y'tlt /tisÍoritt (story) sino Io quc él llamt cl juego (game) corc'
ser perrinenres por separado (muchas de ellas _ambigüedad,
rechazo tittryc str mtttriz generttiua. F,n el ntarco de nuestro uso terminológico,
a la interpretación, diversidad <ie códigos- son
igualmente aplicables csto sc ccrrrcsponde con la estructwa drdmáti¿a de una ficción y una
también a formas teatrales del pasado), ni ofrecer
en conjunto más que situación escenificada. Respecto a textos de teatro más recientes, se ha
tópicos que forzosamenre se quedan en una aportación
muy general hablado de texto de tedtro no drdmático, pero todavía ltalta un intento
(defbrmación), o designar impresiones realmente
heterogéneas (p.r,r..- más cletallado de analiz-ar el nuevo telltro en la diversidad cle sus recur-
sión, subversión). Más de una provoca contracricciones
inherentes ar sos teatrales a la luz de una estética posdramática.
discurso del teatro posmoderno. como ,sucede
en cualquier otra prác- Se pueden añadir otros ntotiv<ts a favor del térrllino ¡tosdramáti'
rica artística, el anfisis, la tuoría, ra reflexión y la
auto-refrerión en el ro, sin perjuicio del escepticismo tenlinológico ante las formaciones
arte no están excluidos del desarrollo a partir
del cual se introdujeron de palabras mediante el prefijo Pls-. F.n este sentido, cabe señalar que
en la modernidad' en una medida inusitada hasta
entonces. E,l teatro Hciner Miiller dijo en una ocasión quc únicamcnte conocía a un Poe-
posdramático no solo conoce el espacio uacío,
sino también el espa- ta posclrar.nático: August Stramm, que trabajaba en correosr'). Iiste es-
cio saturado; de hecho puede ser nihilistay groresco;
pero esro sucede cepticismo, sin cmbargo, parece miis justificado antc el conccpto dc
también en el Rqt Lear. proceso/heterogeneiclad/plurarismo
sirven asi- posmodernidad, que pretende definir toda una época. Muchos rasgos
mismo para definir cualquier tipo de rearro, el clásico,
el moderno y de la práctica del teatro que se consideran posmodernos -desde la gra-
el posmoderna. cuando peter seilars escenificó
Áyar (19g6) y Los persas tuidad aparente o l:r arbitr¿rriedad real de los recursos y ltormas citadas
(1993), o en sus realizaciones originales
cre óperas cle Mozart,
fue de- hasta la utilizaciór-r despreocupada y el acoplamiento de rasgos estilís-
nominadoposmoderno porque había retomado el
matcriar crásico en ra ticos heterogéneos; dcsde el teatro de imrigenes a la mezcla de recursos,
contemporaneidad de un modo riguroso e irreverente.
multimedia y performdncel no muestran en absoluto una renuncia
a la modcrnidad como principio, sino a tradiciones que refiercn a la
Setección de términos
forma dramática. De igual modo sucede con un sinnúmero de tex-
término teatro posdram¡iticoy su ob.ieto c{e estudio,
E'l
qr-re introcru- tos que, desde Heiner Müller hasta Elfriede Jelinek, son etiquetados
je en el debate teórico hace algunos años,
ha siclo utilizado posterior_ como posmodernos. El teatro se cuestiona concretamente las posibili-
menre por orros investigadores, por lo que resurta
aconseiabre
mante- dades que existen más allá del drama, pero no necesariamente más allá
ner la terminología. El presente estudio reroma
pregunras que fueron de la Modernidad, cuando el transcurso de una historia con su lógica
brevemcnrc abordadal i en mr temprana oposición
entre el discurs<r interna deja de constituir el elemento central, la composición deja de
predramático de Ia tragedia ática y el tearro posclramático
conrempo_ ser experimentada como una cualidad organizadora y se percibe como
ráneo7' Anteriormente, Richard schechne¡
aunque con un énfásis una manufactura insertada artificialmente, como una trama aparente-
distirrto al que se lleva a cabo aquí, aplicó el término
¡tosrlramático a
los happenings. De hecho, llegó a hablar de n¡s¿¡¡6
posdramárico cle s
S<:HrcrtNnq R. Pe(brmance'lheorl.NucvaYork: Routledge, i998, p' 21.
los happeningsrs, establecienclo de pasada
una reFerencia algo paradóii- Ibídem, ¡r. 22.
')
10
h,n alemán la palabra para designar la oficina de correos es 1'osl, así que tiene
scnticlo la ironía de Müller [N. de la T.].
' LsrrNraNN, H.j[Lt. Thuter und Mythts. Die Kr¡ttstitution r/es su.rtjehr irn Diskurs * En el contexto dc cste libro cl término pe(brmdnce no se reficrc al arte de acción o
rLr,t»tik¿u ti',rgiidit. Srrrrrg.rrr:
J.l{. Mcrulcr, l,tOl. al xrc <le pe(itrmance sino:r la actuación no milnética o no represcntativa [N. del E.].

Lt Teatro posdrarrrático
Prólogo,i*ü
U ¡ü ¡VE;I3¡DÁD D[ ANT¡ 3Q U ¡A
RlEll ltr\TErln ,^El!Tr-r r
nrentc l(')gica (luc s()lo aticndc a clichés, según aborrecíaAdorno clc los rrilir:r r¡rrt. lu.lll(lu(' .ltbilitrrtlt» y cxlt,rttst,r csl(: c()lltillúl cxisticlltltr
¡rroductos de la industria cultural. Heiner Müller Io expresó así en u,a c()¡)o cst¡.rLrttrr¡ clcl rc',\¡t'o ,tor//1111 c6nl6 exPcctativa de gra¡ parte
entrevista con Horst Lambe, a mediados de los años setenta: clcl pírblico, como fundamenro de muchos de sus modos de repre-
sentación y como norma de st drama-turgia, la cual funciona casi
Brcchr pensaba clue cl teatro épico no sería posiblc hasra el día en que rerr.nina- automáticamente. Müller califica su rexro posdramático Bildbeschrei'
ra la perversiór.r de hacer de un lujo una profesión, que acabara [a c.nstitución bung fDescripción de un cuadro]t2 como un opaisaje más allá de la
del tearro a partir dc Ia separación e,rre el escenario y Ia sala. solamente el muerte», como la nexplosión de un recuerdo en una estructura dra-
día en que csta fiactura se cierre (o, al n'rcnos, sc rierda a cllo), solo enrorlccs mática muerta»rr. El teatro posdramático se poclría concebir como los
ser:í posible h:rcer un rcatro coll un rninimo dc drarnaturgia, digamos casi sin miembros o ramas cle un organismo dramático que' como meterial
dramirrurgiir. Y es de est«r de lo quc se rrata ahora, dc fibricar un reatro sirr entumecido, siguen estando Presentes y configuran el espacio de un
-Ihmbién
csfuerzos. Crra,do yo voy al tcatro, noto rlue nre result:r cad¿r vcz más aburrido recuerclo floreciertte en doble sentido. cl prefi.io Plst- en el
scguir una hnica ¿cción cn el curso clc la velad¿. E,n cfecto, eso'o mc intercs:r término pos-moderno, donde conforma algo más qLle una mera mar-
kr mís míninrcl. (luando en la prinrera cscella se esl>oza un:r acción; cuandcr ca, remire al hecho de que una culrura o una práctica artística ha

en la se¡iunda comicnz-:r orra quc no tiene nada que vcr con l¿r primera, luego surgido del horizonte previamente incuestionable de la Modernidad'
LÚlll tcrcera, y lucgo una cu:trta, entonces se transfi)rm¿ cn algo divertido y con la que todavía sigue manreniendo alguna relación -de negación,
agraclable, pcro no es más la pieza perfccta de anr:ríror ,. de confrontación, de liberación o quiz.á tan solo de discrepancia y
exploración lúdica de lo que sea posible más allá de ese horizonte-.
mismo conrexro, Müller lamentó que el métod o del colkge n<t
F.rr el Asimismo, se puede hablar de un teatro pos-brechtiana, quc no es
se empleara suficientemente en el teatro. Mientras los grandes teatros, prccisamente un tearfo que rechace cualquier reférencia a Brecht sino
bajo la presión de las normas usuales de la industria del cntretenimien- que, siendo consciente de las exigencias e interrogantes sedirnentados
to, difícilmente tienden a arriesgarse y a desviarse det riicil consumo en su obra, ya no puede, sin embargo' aceptar sus respuestas'
de fibulas, nuevas estéticas del teatro pr¿rctican consecuentemente cl Así pues, el teatro posdrarnático incluye la prescncia, la readmi-
rechazo a una rrarra/acción y a [a perfbcción del drama; si. que esto sión y la continuación de esréricas anriguas, incluso de aquellas que
implique par,rr una renuncia a la modernidad. ya habían rechazado anreriormente la idea drar¡ática al nivel del texto
o del teatro. El arte no se puede desarrollar sin remitirse a formas an-
Tradición y talento posdramático terioreq; aquello que se cuestiona es meramente el nivel, la conscien-
El adjetivo posdramritico designa un rearro que se dispone a ope_ cia, el carácter explícito y el modo particular de dicha referencia. No
rar más allá del drama rras una época en la que este había primado obstante, es preciso diferenciar entre el recurso a lo anterior dentro de
dentro de la escena reatral; lo cual no quiere decir ni negación abs- Io nuevo y su apariencia (falsa) de validez persistente o la necesidad
tracra ni mero soslayo de Ia tradición del drama. Tras e/ drama sig- de normas traclicionales. La afirmación de que el teatro posmoderno

I Milrrr,*' H. Grsnmttnl¡e lrrtilnt¿r. r2 L¡uMenN, H.-'lh. u'lheater dcr Blicke' Zu Heincr Müllers Bildhescbreibung'
I-rirref'ort: VcrlagcrcrAuroren, I9ti6, p.21.
Existc una traducción al c;rstellan. en Rrve, paula. nEI reatro posdramático: una En Pror¡n.r.rc;H, ulrich (ed.). Dramatik der DDR. Fráncfort: Shurk:rmp, 1987,
introducciórr». En Tblón de Fondo. lleuist¿ de Tioría y Crítiut T?)tru/, núm. 12 (di- pp. 186-202.
ciernbre, 2010). 'r Ibídcm, pp. I U6-202.

d$4 Teatroposdramático Prólogo dtlri


rc(lr.licrc ll()r'lnrls clrisicrrs prrt'rr ¡rotlcl cstrll)lcccr str iclcnticlacl, tnediantc lrsr.rnt()s .1.'l ,rlt.. t.s l<t ,tltirt tt¡ ttt:is t¡ttc lo :tltaltz.ltclo. Aclorllo ollscrv<i
una den-rarc¿rción polémica respecto a cllasr", sc podría bas¿rr en una cort r¡trc toclas las «r[tras de artc signific:rtivas Perlllaneccn conl()
rrrz.<irr

confusión entre la pcrspectiva externa y la lógica estética interna, ya rner¡s indicacilnes de orras obras bien logradas. Las grandes veladas
que, ¿r menudo, el discurso crítico sobre el nuevo teatro echa mano dc teatro fascinan más como Promesas que Por su cumplimiento. En
de tal recurso. Iis realmentc difícil librarse de la termino/ogía clásica ellas lo que sucede registra la experiencia esrérica como suceso s de otra
que ha transformaclo el poder de la tradición en normas estéticas. Es cosa, una posibilidad que deja pendiente utópicamente la condición
cierto clue con frccucncia la nuev¿r práctica del teatro se establece para de algo anunciado de forma difusa.
la opinión pública a través de la oposición polémica respecto de la En este libro, no nos asociamos con el concepto de Io nuevo, con
tr¿rdiciór-r, dando así la irnpresión cle que debe su identidad a las nor- el pathos adherido al término desde el Nouum Organum de Bacon
mas clásicas. l,a provocación en sí misrna, sin embargo, no constituye hasta el nueuo llrte de actuar de Brecht, ni con el crítico semitono que
r.ringuna forrna; también el arte de la negación debe crear algo nuevo resuena en el concepto de nueuos flósofos, Porquc esta dcnominación
desde su propi:r fuerza, y solo entonces puede ganarse una identidad no denuncia algo realmente nuevo o radicalmente moderno. Mucho
propia sin recurrir a las nonnas clásicas. menos estamos de acuerdo con el énfasis de Adorno que llamó a lo
nrrevo una inuariante dc todo lo moderno' En cambio, se advertirá
Lo nuevo, [a vanguardia que en el llamado teatro experimental de las úrltimas décadas (una fór-
Iln el transcurso de esta investigacidrn se hablará a nrenudo del mula que a menudo debe marginar lo n-rarginal y raramente lo hace
iluet)o teatro para hacer referencia a las formas teatralcs dc las irltimas en forma de elogio) ha surgido algo nuevo cuyas raíces, sin embargo,
clécadas, aunque en partc solo sc correspondan con el paradigma pos- se hunden más allá de las sublevaciones y rupturas de los aíros scsen-
dramático. El concepto en sí mismo es habitual ya desde la década de ta y setenta. l)cl mismo modo, cabe evitar la sentencia equivocada
los cincucnta, molnento en el que se empieza a hablar casi de modo de que los fenómenos teatrales de los años novcnta fucran directa o
crónico del théáne nouueltu o nell) tbeatre. Michel Corvin publicó indirectamente causados por la revolución y el cambio político que
su libro Le théátre nouue(tu iniciados los años sesental5; por su par- conllevó la caícla del muro cle Berlín en l989. F.ste nouum se inch-rye
te, Geneviéve Serreau escribió, ya en l9(16, una Histoire du nouueau en una perspectiva de estética teatral que se engloba bajo el concePto
théátret,. Menos interesante que la crítica sobre el carácter vago de de posdramrítico.
este término es la reflexión sobre su obstinación ya que testifica el En contextos similares se habla también de teatro de uanguardia.

sentimicnto de despedida de algo que ha enaejecido mediante formas Ahora bien, estc otro tipo cle designación se clebe tomar con escepti-

que apuntan a un futuro y, de este modo, contienen más de lo que cismo ya qi.,
pres.indiendo de la connotación bélica de la expresión,
proyectan de antemano, buscándolo en el horizonte de lo imagina- se hacc difícil aceptar sus implicaciones en una clara línea de progreso

ble, donde lo logran como obra. Lo que cuenta en definitiva en los caracterizada por idas y venidas y una rnarcha que parece avanT.ar

hacia adelante. ltl térr¡ino ocasionalmente empleado dc teano teanal,


P nThe Classical Heritage of Modcrn l)rama.'lhe (lase of Postmodcrn
obviando la desagradable tautología, sttscita una tensión menor que
'1 Pevls,
Tlreatrer. En Modern Dramd, vol. XXIX,'lbronto, 198(;, p. 1. El teatro cle van- el concepto de teatro posdramático, dejando a un lado el problema
guardia, según se dice aquí, «necesita de Ia norma clásica para establecer su ¡rropia planteado por esa definición terminológica. Mientras que la cuestión
identidad,.
aquí es que el teatro, cuya escnci a (teatral) no se asegura de antemano,
'5 ConvtN, Michel. Le théátre nouuettu. París: Pressess universitaires de France, 1966.

't'S¡nlu.r¡u, Cenevidvc. Histoire du noiluettu tltéitre. Pxís: Clallimard, I979.

gü Tcatro posdramático Prótoqo ,i


y sc rrr.diHc:r histílricernenre, y debe rcdefinirsc nucv¿r-
sc clcs:rrrollrr (()nl('xt() s«»l«r s.'ll,rIll,r,lt'l tt;tttlo ttttt¡uslrülilt c;rso l)()r cils(). (]on cl
rncnte rras ei drama, el término teatro teatral obliga a esta práctica rctr:ls() rrcostrrnr[rrrrrlo sc arlo¡rta cl ntrcvc¡ vocabtrlario fbrmal, .runque
artística a enconrrar únicamente su esencia primigenia y verdadera. 1l costll clc su efectivo impulso vital. Sin embargo, no es objeto de este
El concepto es también insatisfactorio cuando Christopher Innes, dcbate la función r¡useística del teatro, legítima hasta cierto punto.
en su presentación de la vanguardia -más orientada a la lireratura La discusión acerca del teatro minoritario, a menudo solo conocido
que al teatro y no por casualidad-, reduce los distintos movimientos por un público especializado, y sus concepciones teatrales fundamen-
vanguardistas a la idea cle un primitiuismo, subordinándolos a una talmente cambiantes, no implica que aquí siempre encuentre lugar
idealización de lo prirnitivo y lo elemental y a la repetición de mo- el arte significativo o el realizado por celebridades. [,a desviación de
delos arcaicos, sin rcflejar la radical desviación dcl sentido que expe- los modos cle perccpción realizacla en el subsuelo de los teatros más
rimentan tales motivos en la práctica esrérica bajo las condiciones de sintomáticos y la influencia de otros realizadores de teatro son, al fin
la actuación rearralrT. Vanguardia es un concepro que se originó en y al cabo, más influyentes que la mayoría de las producciones de los
el pensamiento de [a Modernidad y que necesira una revisión Lrrgen- teatros convencionales, los cuales, dicho de modo exageraclo, siguen
te. Tanto si se enaltece la vanguardia como si se atestigua su fracaso el lcma de que el teatro más exitoso del siglo xx es el teatro del siglo
profundo, la visión a parrir de finales del siglo xx hasta ahora debe xlx. Es preciso constatar una y otra vezla escisión entre éxito y efcacia
concebir el teatro de otro modo ¡ sobre todo, ir-rdependicnremenre
¡ al mismo tiempo, debería contrarrestarse también el olvido que
de la auto-cornprensión o la no auro-cornprensión de las artes y de amenaza injustamente a todo aquel teatro que por motivos materiales
las corricntes artísricas. está desprovisto de los medios para una publicidad costosa y expuesto
a la inminencia de un período de vida breve.
Mai nstrea m y experimento
EI teatro posdramático esrá esencialmente, aunque no de manera Riesgo
exclusiva, ligado al ámbito del teatro intencionadamenre expcrimen- Se investiga aquí un teatro especialmente arriesgado, ya que rompe
tal y dispuesro arrísticamente al riesgo. [.a frontera enrre el tearro con muchas convenci<¡nes porque sus textos no se corresponden con
establecido y la escena uanguardkta es en gran rnedida real; de hecho, Ias expectativas con las que se al¡ordan los text<¡s dramáticos. Muchas
en aquel se encuentran continuamente fenómenos de esta y pueden veces esdifícil distinguir un único sentido, un sigr.rificado coherente
llegar a clariñcar el paradigma posdramático. Un juicio de calidad en su realización escénica. Las imágenes no son ilustraciones de una
no implica necesariamente acentuar las formas experimentales del l¿ibula. Se d.esdibujan las fronteras entre los géneros: danzay panto-
teatro: se trara del análisis de una idea de teatro modificada y no de mima, teatro musical y reatro hablado se entrelazan, música y actua-
la valoración de resultados arrísricos individuales. F,n el mains*eam ción se asocian dando lugar a conciertos escénicos, etc. Emerge así un
nadan peces maravillosos, del mismo modo que hay chatarra en los paisaje teatral múltiple para el cual todavía no se han definido todas las
sótanos de la vanguardia. En efecto, existió y existe en las institu- reglas. Este teatro surge con frecuencia en forma de proyectos en los
ciones del nuevo rearro un conformismo de vanguardia qr-re puede quc sc rcúnen un dirccror o un eqtripo con artisras dc disrintos ámbi-
resultar tan inanimado como el teatro muerto, en el sentido que em- tos (bailarines, cliseñadores gráficos, músicos, actores, arquitectos), para
plea Peter Brook. No obstante, debería sakar a la vista que en esre poner en práctica un proyecto determinado (a veces incluso una serie
de proyectos). l)e este modo, se ha generalizado el término teatro de
17
INNns, Oh. Auant (l¿rde The¿*e 1982-t992. I-ondrcs: Routledgc,l993, p.3.

üil Teatroposdramático PróLoqo .+\l


l)o.y('( t(). Lst:r l,rtr,,r' t('iltrul
('s cscncieltletrtc cxpcrilrlct)tal, ya tlttc cott- ft'stivllt's rlr' vltlios l)rlís(s (lis[)trcst()s :l r()n-('r lit'sgos t¡trr', Parlrlcllurrcrrtt'
sistc crr le búsr¡trctla cl., Itucv,ts irltcrrelaciones y combinacioncs clc ntt>- ru los y,r cst,rl'¡lccirlos, halr ofrccido oporttrnidadcs a grupos y ¿rtist¿rs

clos cle trabajo, instituciones, lugares, estrlrcturas y personas. Knut C)ve jrive ncs. l)ueclen mencionarse :rl respecto la Kampnagclfábrik en Ham-
Arntzenr8 describe cómo el teatro de proyecto se lleva a cabo fuera de burgo, la Szer.re Salzburg y las §Tiener Fesrwochen (que junto al pro-
los centros establecidos de llscandinavia, primero en el Billeclstofteater grama principal promovieron el teatro de vangu:rrdia bajo el lema Big

en Copenhage, que existió desde I 977 hasta 198(r, después en el Ho- Motion) o el Festival Mondial du Théátre er-r Nancy. Támbién exisren
tel Pro Forma, fundado por Kirsten Dehlholm, entre otros. tmbién nluseos y centros artísticos que jugaron y juegan un papel importar.rte a
menciona una lista de otros teatros escandinavos, por ejemplo, el sueco favor de la práctica artística que transgrede fronteras; por ejemplo, una
Remote Control Production, dirigido por Michael Laub. fundación conro De Appel en Ámste.dam, funcla<la por \lies Smals cn
Es comprensible que la mayoría de los grandes teatros no parezcan 1975, que hizo posibles proyectos de artistas en el terren<¡ fronterizo
adecuados para presentar este tipo de propuestas (antes de que obten- entre las artes plásticas, el arte dc acción y el teatro, como Urban y Ulay
gan un amplio reconocimiento). A pesar de la buena voluntad de mu- (Frank Uwe l.aysiepen) o Rebecca Horn, entre otros.
chos dc los que allí trabajan, dependen de subvenciones, expectativas Diversas instituciones en l)inamarca, Noruega, Finlandia y Sue-
del público y exigencias administrativas, es decir, de requerimientos cia, así como cn cl cstc dc Etrropa, se rrricsgaron, e pcsar o precisl-
burocráticos. Además, el pensamiento de los responsables de estas ins- mente porque actuaban al margen, a confrontar el teatro maiilstrelxm
tituciones esrá a menudo fuertemente anclado en la tradición del teatro con un proyecto propio y sc convirtieron cn lugares en los cuales se

literario (hablado). En tiempos de escasas subvenciones pueden asumir podía mostrar el teatro innovador y marginado en las metrópolis cul-
todavía menos los riesgos que comporta un teatro experimcntal (esto turales. Pero sobre todo lue en Alemania, Austria, Bélgica y Holanda
es, motivado por aspectos genuinamentc artísticos). Nunca se insistirá donde una serie tle teatros arriesgados llegaron a :rcuerdos para realizar
lo suficiente en que, tanto en el arte como en la ciencia, el camino de r'o-procltrccioncs regularcs y reprcsenraron un imporlante lactor finan-
la cxperimentación implica pasar por fracasos, errores y desvíos. La- ciero, al mismo tiernpo que brindaron la posibilidad de dar a cono-
ment¿rblemente, el teatro experimental es, con frecuencia, un teatro cer la actividad teatral a un amplio público europeo. Me refiero, enrre
legítimamen rc drsacertado. Sus innovaciones no deben ser plausibles de otros, al Kaaitheater cn Bruselas, el Shaf1y Theatcr en Ámsrerdam, el
inmediato, en la práctica sus resultados pueden quedarse por debajo de Hebbel-'lheater en Berlín y el 'lhcater am Türm en Fráncfort; desde
las expectativas, su potencial innovador puede, en principio, revelarse hace algunos años también el Frankfurter Künstlerhaus Mousonrurm,
escasamente. E,n esta situación cliversas instituciones curopeas, sobre el Berliner Podewil y otros. Estas instituciones fueron y siguen siendo
todo en los años ochenta y noventa, han hecho grandes méritos por indispensabies para el nuevo arte teatral, ya que han introducido a nu-
promover el arte te¿rtral y, a través dela cooperacióny el valiente y per- merosos artistas y grupos reconocidos posteriormente y han creado la
sistente compromiso, han establecido las bases para el progreso de la posibilidad de que, en rorno a ellos, se pudiera establecer un pírblico y
estética teatral de determinados artistas, aunque estos no hayan logrado un terreno de discusión que, en colaboración cor.r academias, universi-
un éxito arrollador. A estas instituciones pertenecen organizadores de dades y revistas, proporcionaron la base que requiere la cultura teatral.
Existen una gran cantidad de directores de teatro excepcionales, como
Nele Hertling en Berlín, Hugo de Greef en Bruselas, Tom Stromberg
r8 ()v¡r AnNrzoN, Knut. uA Visual Kincl of I)rarnaturgy: Project'[hc:rtcr in Scan-
clinaviar. Ln Srnall i¡ BemtiJitl. Sttall Oounties Theatre ConJrrtnrr. (ilasgorv: 'fheirtre en Fráncfort y otros, con los que el nuevo panorama teatral está en
Sturlies Publicetions, 1990, pp. 43-48.

Teatro posdramático Pró[ogo \r I


dcucla: no solo por las ¡rt'oduccioncs arriesgrclas qttc h:tn hcchrl p<lsi-
1
bles, sino tamtrién por la motivación que supone esta actividad para
artistas jóvenes que, sin la perspectiva o incluso la esperanza de poder
Drama
trabajar en estas instituciones, qtizá no hubieran podido invertir su
talento en el ámbito teatral (el cine y los medios de comunicación ofre-
cen ya suficientes alternativas lucrativas). Merecen especial mención
en este contexto una persona y un teatro que pueden ser considera-
dos precursores de las instituciones mencionadas: el holandés Mickery
Theater y su fundador y director Ritsaert ten Cate. Creado en 1c)65,
cn las cercanías de Ámsterdam, en una granja especialmente preparada
para tal fin, trasladado , Ámsterda m en 1972 y cerrado en una ocasión
en 1987, el Mickery Theater mostró prácticamente toda la vanguardia
.l
americana y europea entre 975 y l99l ¡ con ello, logró un potencial
de percepción sin el cual sería impensable la teoría y la práctica del
Drama y teatro
teatro experimental, posibilitando, al mismo tiempo, algo así como la
formación de la tradición del nuevo teatro. El Mickery presentó, entre Epicización. Peter Szondr, Rotand Barthes
otros, el Cllub fLatro Roma, a Spalding Gra¡ el Falso Movimento, a El teatro dc la modernidad ya negaba el modelo desfasado del
Jan Fabre, la Needcompan¡ La Mama, el People Show, a Pip Simmons drama en sus aspectos más esenciales. La pregunta que entonces se
y al lüTooster ()roup. Tias su trabajo en el Mickery en los años noventa, planteaba era: ¿qué lo puedc reer-nplazar? La respuesta clásica de Pcter
Ritsaert ten Cate -que durante más de 25 años de actividad incansable Szondi consistía en considerar las nuevas formas textuales que sur-
se ha convertido en una referencia del teatro no convencional y en una gían a corrtinuación de lo que él había descrito como la uisis del dra-
figura pionera para la gente del teatro en toda Europa- creó la escuela md corlao un conjunto de vari:rntes que preparaban una epicización
de teatr<¡ experimcntal Dasarts en Ámsterdam, un centro en donde y ur1¿l conversión del teatro épico en una especie de llave maestra dc
se reúnen artistas de varios países e intercambian ideas y proyectos en los desarr<¡llos dramáticos más recientes. Sin embargo, esta respuesta
una atmósFera libre. En 1996 le fue concedido en Maastricht el premio ha dcjado de ser satisfactoria. La radical Téoría del drama moderno,
cultural europeo Sphinx*. teniendo en cuenta las nuevas tendencias dc lo dramático desde 1880
reflejadas pár Szondi como dialéctica entre forma y contenido, con-
trasta el modelo dcl drama puro ideal con una tendencia opuesta muy
determinada. Casi sin fundamento, basándose solo en el recurso a

la oposición clásica entre representación épica y dramática a partir


de Goethe y Schiller, Szondi escribe: uPuesto que el teatro moder-
no en su evolución se aleja del drama, es imposible prescindir en su
consideración de un término opuesto. Con ese objeto se recurre a lo
* Ritsaert "épico", que recoge el rasgo estructural común a la epopeya, el relato,
n C:rtc falleció el 5 de septiembre de 2008, después cle la redacción de
te
este libro [N. dc la L,.]. la novela y otros géneros, que consiste en Ia presencia de 1o que es

i.:ir Teatro posdramát co


clcscrito colrro "strjcto dc la li¡rnla ['picrr" o cl "yo ó¡ric<i'r'. [)csdc cn- rrt's st'nrititir:rs so[rrc, por cjcnrpl«r, lu itrt:tgctt, cl srtts obtus,lrt voz., etc.,
tonces, esta contr¿rposicitin l-ra rccluciclo la pcrs¡rcctiva cle consiclerar
[)()s('cn r.ln:l gr:ln valía ¡rura la clescripción de este nuevo tcatro. Brecht
otras muchas dimensiones dentro del desarroll<> del teatro. Un lactor sr.rpus() un bloclueo para é1. l)odría decirse que la estética brechtiana
esencial para la :rceptación casi incuestionable de la concepción de rcpresent¿) para Barthes, de forma demasiado abarcadora y absoluta,
la épica como sucesora de lo dramático fue la poderosa autoridad ¿/ moclelo dc un teatro de la distancia interior. Esta luz tan cegadora
de Brecht, ya que, durante mucho tiempo, su obra se convirtió en o[rrscó la posibilidad de la existencia de orras estrategias para superer
el polo central de Ia rcflexión sobre la estética del teatro más reciente la ingenuidad de una realidad ilusoria, una empatía psicológica y un
(una circunstancia que, junto a toda su producción, acarreó verdade- pensamiento apolítico. Tias Brecht surgieron el teatro del absurdo,
ros bloqueos de percepción y una aceptación demasiado apresurada el teatro de la escenografía, el Sprechstücb [pieza habladal, la drama-
sobre lo quc significa el teatro moderno). turgia visual, el teatro de situación, el teatro concreto y otras formas,
Thmbién resulta revelador cl caso de Roland Barthes, quien se que son objeto de estudio en este libro. Sin embargo, su análisis no se
ocupó intensamente del tearro entre 1953 y 1960. Él mismo actuó puede llevar a cabo a partir del vocabulario dela épica.
cn un grupo cle teatro cle estudiantes (como L)arío en Los Persas) y
junto a Bernard Dort frundó la importante revist¿r '[bé,itre Populaire. Distanciamiento entre eL teatro y eI drama
Sus escritos teóricos están profund¿rmente influidos por el modelo del Ya de modo introductorio en su Tioría del drama moderno, y de
tedtro épico: llarthes hace uso repetidamenrc de topoi teatrales como forma más rigurosa en sus estudios posteriores sobre el drama lírico,
$cent\, rePresentdción I mímesis, entfe otros. Sus artículos sobre Brecht Sz.ondi amplió su diagnóstico y enmendó su interpretación parcial
tr:rs l¿r residencia del Berliner Ensemble en Francia, en 1954, que sobre la metamorfosis del drama como epicización. Aun así, un con-
marcó una época- son de gran valor todavía hoy. Esta experiencia junto de prejuicios obstruye todavía la comprensión dc aquel proceso
altectó tanto a Barthes quc después no quiso escribir nada más sobre de transltormación, del cual fenómenos como la epicización y el dra-
ningúrn otro tipo de teatro. Tlas la iluminación con el teatro de Brecht ma lírico solo son aspectos: a saber, la transltormación que ha hecho
no halló placer en un teatro menos perfecto. Barthes creció con el mutuamente extraños al teatro y al drama, distanciándolos progresi-
teatro del llam¿rdo Cartel (Jorlet, Pitoefl, Baty, Dullin) en los años vamente el uno del otro. Los procesos de desintegración del drama a

veinte, sobre el cual enfatizó retrospectivamente una claridad apa- nivel textual, descritos por Szondi, se corresponder.r con el desarrollo
sionada (uune sorte de clarté passionnéer). Entonces esta era ya más de un teatro que ha dejado de basarse en el drama -ya sea (scgírn la
importante para él que lo emotivo del teatro. La concenrración en Ia categorización de la teoría dramática) abiertcl o cerrado, piramidal
racionalidad, la distancia brechtiana entre el mostrar y lo mostrado, o circular como un carrusel, épico o lírico, más centrado en los per-
Io representado y el proceso de representación, signiJianty signiJié ge- sonajes o en la tr¿rma-. Hay teatro sin drama. La pregunta clave res-
neraban, junto a su productividad semiológica, una ceguera curiosa. pecto al desarrollo del nuevo teatro es de qué modo y con qué conse-
Barthes no uiola línea general que conduce desde Artaud y Grotowski cuencias se rompió, e incluso se abandonó, la idea de un teatro como
hasta el Living Theatre y Robert Wilson, a pesar de que sus reflexio- representación de un cosmos /icticir?, un cosmos cuya clausura estaba
gar¿rntizada mediante el drama y su correspondiente estética teatral.
Es cierto que para sus devotos cl tcatro de la era moderna era un even-
SzoNot, P- Das [,rische Drama. Franct:orr, 1975, p. 360 [cd. cast., Ti:t¡rítt del
'
dramt moderno (1880-1950). Téntariua sobre lo trágico. Madrid: L,diciones Destino, to en el cual el tcxto dramático constituía solamente una parte de las
1994, p. 16).

l¡ri Teatro posdramático Dran¡a


cxpcriencias pretcndid¿rs y, a nrenuclo, no la más import:rtrtc. A pcsrtr (()r'r(('lxi<ilr tt'rrtrrrl tlc Artltrrl. l,l clcsintt'grrrci<ill tlcl tli,ikrgt, cr) tcxt()s
de cada uno de los efectos de entretenimiento de Ia realización escénica, rlc l lcincr. Miillcr, la fi¡rrna clc u¡ lis,:urso poftÜnico cn cl l{asprtr dc
los elementos textuales de la trama, los personajes (o, a fin de cuentas, I'ctcr I Iarrdl<c o la apelación directa al público (Publilzumsbeschimpfung
el dramatis personae) y la historia conmovedora, principalmente con- f públicol sirven, según \ü7irth, como «un nuevo modelo de
lnsultos al

tada mediante el diálogo, permanecieron como estructurales. Fueron teatro épicor. \X/irth considera la línea Brecht - Artaud - teatro del
\Wilson como el «surgimiento de un idioma casi
asociados mediante la palabra clave drama y condicionaron no solo la absurdo - Foreman -
teoría, sino también las expectativas depositadas en el teatro; de ahí que intercontinental en el drama del presenter, como un discurso dram¡itico
una gran parte del público del teirtro tradicional tenga dificultades con encaminado a una redefinición del actor utilizado por el director como
el teatro posdramático, el cual se presenta a sí mismo como un punto una ntecla en la máquina de comunicación del teatror. uEl "modelo"
de encuentro de las artes y desarrolla exige, por tanto- un potencial emergente del teatro es radicalmente épico. Y en este teatro sin diálogo
-y
de percepción desvinculado del paradigma dramático (y especialmente los personajes solo parecen estar hablando. Sería más adecuado decir
de la literatura). No debe sorprender que los devotos de otras artes que han estado hablando a través del autor del texto o que el público
(plásticas, d¿rnza, múrsica...) se interesen generalmente más por este les ha prestado su voz intcriorrr.
tipo de teatro que los comprometidos con un teatro literario narrativo. Estos impulsos fueron importantes para la comprensión del nuevo
teatro (y también daant ld lettre para la del teatro de los aíros ochenta
Discurso dramático y nover.rta), y han conservado gran parte de su validez. No obstante,
Debido principalmente a motivos terminológicos no hablaré de no podemos detenernos en ellos, teniendo en cLrenta que Wirth tan
discurso dramático del modo en que lo hace Andrzej Y/irth, a pesar de solo planteó sus ideas someramente y en lorma de tesis. De momento
que, por lo general, estoy de acuerdo con sus perspicaces observacio- el modelo del discurso con su dualidad de puntos de vista y de fuga
nes2. \ü[irth puso el acento en el hecho de que el teatro se transforrna, -director omnipotente acluí y observador solipsista allí- preservan el
en cierto modo, en un instrumento a través del cual el autor (director) modelo clásico de ordenación de la perspectiva que era característica
dirige su discurso directamente al público. EI aspecto culminante de del drama. Pero el polilogo (Kristeva) del nuevo teatro rompc con una
la propuesta de Wirth consiste en que la alocución se convierte en la ordenación ccntrada en un logos. Se alcar-rza una disposición de espacios
estructura fundamental del drama y reemplaza el diálogo conversacio- de sentido 1, de sonido abierta a múltiples usos que no puede ser adscrita
nal. Ya no es únicamente la escena, sino todo el teatro el que funciona a un único organizador u órganon (ya sea individual o colectivo). Se

como un espacio hablante. De hecho, se trata verdaderamente de un trata, más bjen, de la presencia auténtica de cada uno de los actores que
cambio decisivo y de una estructura que culmina, por ejemplo, en el no aparecen como meros portadores de una intención externa a ellos,
teatro de Robert Wilson, Richard Foreman y otros exponentes de la derivada del texto o de la dirección. Actúan en un marco que pre-deter-
vanguardia americana. En opinión de Wirth, resultan determinantes mina su propia lógica corporal: impulsos ocultos, dinámica energética
para esta evolución la epicización brechtiana (cuyo modelo de la esce- y mecánica del cuerpo y de la motricidad. Así que es problemático con-
na callejera no contiene diálogo), la desintegración de la col¡erencia del siderarlos como agentes del discurso de un director externo a ellos (algo
diáhgo en el teatro clel absurdo y la dimensión mítica y ritual en la distinto es el caso de los hablantes en textos de Heiner Müller que, en
ausencia de un signo individual independiente, deben ser entendidos
|Wrnru, A. uVtrm I)ialog z.um l)iskurs. Vcrsuch einer Synthese der n:rchbrechts-
chen lheaterkonzepte». b,n'lheater Heute 111980, pp. 16-19. 'Ibídem.

$tt Teatroposdramático llrama §V


cot:no lortrulorcs rlc un rlisrurso). l'ar¿r cl director clásico cs m¿is vrilicl<¡ It'rrr, ¿1»ot('(l('r) ('st()s itrrprrlsos r-cltlnlcntc tl.:l t.,,ttro clc []rccltt o,
dejar a los actores hablar s¡z discurso, o más propiamenre el del autor t rr igrr:rl rrrc.li.l,r, rlc srr ref rrtaci<in? ¿Acaso no es cl gcsto, cntendido dc
que 1o custodia, y que sea así como se comunique con la audiencia. La nrorlo trrn ge ncral, la méclula cle la actuación en todo tipo de teatro? Y,
crítica de Artaud al teatro tradicional burgués centraba precisamente
se
¿ptrcdcn rcalrnente, prescindiendo de una relectura concienzuda de
en que el actor solo era un agente del director que rneramente rEetídla sus r( xr()s, scpararse las invencion es operdt¡uas de Brechr de las con-
palabra predeterminada por el autor, y en que el autor esraba, asimis- vcr.rcioncs atribuidas por é1 al teatro defíbula conlas cuales rompió el
mo, comprometido con una representación; es decir, con la repetición r)uevo teatro? Mediante estas preguntas se puede vincular la teoría de
de un mundo preexistente. Artaud quería distanciar el teatro de esta un teatro posdramático con las lírcidas observaciones de Wirth sobre
lógica de la redundancia y del dobley, en esre senrido, el teatro posdra- la herencia brechtiana en el nuevo teatro.
mático le sigue: concibe la escena como principio y punto de partida, Lo que Brecht consiguió no puede ya entenderse como un contra-
no como el lugar de una transcripción. Únicamentc si entendemos /is- punto revolucionario respecto de la tradición sino que, a la luz de los
cu rre re liter almen te co mo udispersarse en varias direcciones, podríamos últimos desarrollos, se ve cada vez más claramente que en la teoría del
hablar de un discurso del creador en el nuevo teatro. Más bien parece ser teatro épico se produ.jo una renoudción y un perfeccionamiento de la
qu.ela omisirin dela instancia originaria de un discurso en unión con la dramaturgia clásica. [,a tcoría de Brecht contenía una tesis altamente
pluralización de agentes emisores sobre la escena conduce hacia nuevos tradicional: la ftbula continuaba siendo el alfa y omega del teatro.
modos de percepción. El modelo de la ahcución, por tanto, requiere Pero, desde el punto de vista de la Libula, es imposible comprender
ser precisado para aplicarlo a las nuevas formas teatrales. 'lbrminológi- la parte decisiva del nuevo teatro que se realiza entre las décadas de
camente es erróneo aferrarse a un concepto de drama entendiendo el los sesenta y noventa, ni siquiera las formas textuales que ha adoptado
discurso dramritico como polo opuesro al diálogo. Se rrara, en cambio, (Beckett, Handke, Strauss, Müller...). El teatro posdramático es un
del distanciamiento progresivo del teatro de la estructuración dialógi- teatro pos-brechtiano, que se sitúa en un espacio abierto, primero, por
co-dramática. El teatro posdramático puede calificarse, por ranro, de las averiguaciones brechtianas sobre Ia presencia y la consciencia del
radicalmente épico solo en un sentido muy restringido. proceso de representación en lo representado (arte de mostrar) ¡ se-

gundo, por su pregunta sobre un n:uovo Arte del espectador. Al mismo


E[ teatro después de Brecht tiempo, deja tras de sí el estilo político, la tendencia hacia el dogma-
Andrzej \7irth escribe: uBrecht se llamó a sí mismo el Einstein de tismo y el énfasis en lo racional presentes en el teatro brechtiano, po-
la nueva forma dramática, una autovaloración que no es exagerada si sicionándos.e en una época posterior a la de la validez del concepto de
se entiende su teoría del teatro épico, que marcó una época, como un teatro ltutorizrtdo de Brecht lJna muestra de la comple.iidad de estas
invento extremadamente efectivo y operarivo. Esta teoría dio un im- relaciones es el hecho de que Heiner Müller haya considerado a Ro-
pulso a la disolución del diálogo escénico tradicional en la forma del bert §Tilson como legítimo heredero de Brecht: oSobre este escenario
discurso o del soliloquio. l,a teoría de Brecht indica implícitamenre el teatro de marionetas de Kleist tiene un espacio para la actuación, la
que la enunciación en teatro no es de naturaleza meramente literaria dramaturgia épica de Brecht un lugar para la danzar5.
sino que surge a través de la participación equivalente de elementos
verbales y cinéticos (Gestus)ra.
t Cita tomada de Hótxlcx, Frank. Heiner Müller Material.'llxte und Kr¡mmenta'
'1
lbídem, p. 19. rr. Cóttingcn, 1989, p. 50.

§S Teatro posdramático Drama ll$


¿Es tensa [a tensión? qrr'írr .l. l rlr,tttt,t. r'rtlrc rttcrrci«rtt,tr l,t tclldctlcie tlc ll crítica pcriodístitrt
'ltatro y drama se encuentran estrechamente unidos y son casi 1r ()[)crur u peltit.cle juicios dc v,rlor dominados por la contraposición

idénticos en la consciencia de muchas personas (incluso en la de los cn¡c drarnitin y /tburrido. La necesidad de la acción, el entretenimien-
estudiosos de teatro). Ambos forman una pareja, por así decir, tan to, la diversión y el suspense se sirwen de reglas estéticas referidas al
inextricablemente entrelazada que, pese a todas las transformacio- conccpto tradicional de drama, allnque en su mayoría inconscientes,
nes radicales del teatro, se ha conservado el concepto de drama como para medir un teatro que rehúsa abiertamente las exigencias de estos
una idea normatiua latente del mismo. Cuando el discurso coridiano estándares. Por los pueblos. Poema dramático de Peter Handke se estrenó
identifica de todos modos drama y rearro (el espectador, rras su visira en 1982 en la Felsenreitschule de Salzburgo. Mientras que la crítica se

al teatro, expresa que la obra le ha gustado cuando, probablemente, quejaba de que en el texto de Handke no apareciera ningírn conflict<-r
la realización escénica, sin hacer una distinción clara en-
se refería a trágico-dionisíac<¡ -uuna pieza más adecuada para leer en silencior-,
tre ambas) no dista tanto de numerosos críticos y de la bibliografia Urs Jenny alabó la escenificación en Hamburgo de la mano de Niels-
especializada. Pues también en esros casos, mediante el uso de los Peter Rudolph por haber revelado uen el poema, un udrama cargado
términos y una implícita o incluso explícita
equiparación entre el de tensiónr. Sin embargo, [a calidad de la realización escénica en Ham-
teatro y el drama puesro en escena, se perpetúa la suposición (fal- burgo -la única que conozco- consistió mucho más en los ritmos di-
sa al fin y al cabo) de una identificación tendenciosa enrre ambos, ferenciados que debían sostener la gran forma pretendida por Handke.
presentada progresiva e imperceptiblemente como norma. Con ello En cualquier caso, para e[ autor no se trataba ciertamente de escribir
se excluyen realidades cruciales del teatro y no solo contemporáneo; w drama ütrgado de tensión. Es significativo que, incluso en un análisis
la tragedia antigua, l<¡s dramas de Racine y la dramaturgia visual de científico de este caso, tal criterio continúe siendo indiscudble y resulte
Robert tü7ilson son todas formas rearrales. Puede decirse, sin embar- evidente su vigencia('. En el criterio d.el suspense persiste la concepción
go, que la primera, asumiendo la concepción moderna del drama, es clásica del drama, pues es un ingrediente intrínseco a é1. Exposición,
pre-dramritica, que las piezas de Racine son indudablemente rearr<¡ acción progresiva, peri¡recia, catástrofe -tan anticuado como suene-,
dramático y clue las óperas de \üí/ilson deben llamarse posdramáticas. es lo que se espera de las historias de entretenimiento en cl cine y en
Cuando ya no se trata sencillamenre de la ruptura de la ilusión dra- el teatro.
mática o de la distancia epicizante; cuando ya no son necesarias ni la La idea dc suspense que la estética clásica -tro solo la que con-
trama ni el dramatis personle retocado plásticamente, ni una colisión cierne al teatro- conocía perfectamente, no debe confundirse con
dialéctico-dramática de valores, ni siquiera personajes identificables el ideal de suspense en la era del entretenimiento cle los medios de
para producir teatro -y el nuevo teatro 1o demuestra con creces-, comunicación, el cual, pese a todas las tecnologías de simulación,
entonces el concepto de drama, sujeto a tantas diferenciaciones y por es profundamente naturalista. Aquí no se trata de otra cosa que del
tanto debilitado, retiene ran poca susrancia que pierde su valor de contenido, allí de la lógica del suspense y del desenlace, de un suspense
reconocimiento. I)eja de ser útil para Facilitar la tarea de conceptos en un sentido musical, arquitectónico ¡ generalmente, composicio-
teóricos que agudicen la percepción y obstruye el conocimienro ranro
del teatro como del rexto tearral.
t' SL Er,tNe<;r, P. u],esedrarna? Überlcgungen ¿ur szenischct-t 'llansforntation
büh-
Entre los motivos externos de por qué, a pesar de todo, el nuevo
nenltrer.nder Dramaturgic,. En Frscltan-Lt<;Hr¡, F,. (ed.), D¿s drdma un seine Insze-
teatro debe continuar leyéndose en relación y en conrraste con la cate- nierung. (lonferencia dcl coloquio internacional sobre semiótica de literatura y teatro
celebrado en Fráncfbrt cn 1983. Tübingcm, 1985, pp, 133-145.

S0 Teatro posdramático Drama S$


I

nal (como cuando cn pintur:rsc habla de una teusi<it.t clc la inragcn).


I
rl,»s;rslrcct«rs tlcstrrtulrlcs ('n cstc us() (()ti(liiltlo.lcl lcrtguajc: ¡rclr un
En cambio, el compuesto conceptual drama/suspense gcllcre itricios lrrrl<», sc c()nccntra cn l,r flrccta n'rás scria dc la actuación dramática,
sobre el nuevo teatro que, en realidad, son prejuicios, Pues los pro- crryo rnoclek) pcrmanece en un segundo plano. Se comenta que algo
cesos textuales y escénicos se perciben según el modelo de wa trama cs dr¿mático y se quiere decir que una situación es grave. La gente no
centrada en la tensión dramática, de modo que las condiciones de habla de embrollos en la vida real del mismo modo que en los dramas

percepción verdaderamente teatrales, es decir, las cualidades estéticas (posiblemente debido a que desde el siglo xvtlt el uso corriente de

del teatro como tal, quedan cn un segundo plano (la contemporanei- drame y drama se aplicaba a una puesta en escena burguesa de tono

dad repleta de acontecimientos, la particular semiótica del cuerpo, los grave). En segundo lugar, es interesante que el uso cotidiano de la
gestos y movimientos del actor, las estructuras compositivas y forma- palabra carezca prácticamente de toda referencia al patrón básico del
les del lenguaje como paisaie de sonidos, la calidad de las imágenes drama, 1o que Hegel denomina colisión dramáticay que, de un modo
visuales más allá de la ilustración, el proceso rítmico y musical con u otro, se encuentra en e[ centro de casi toda teoría del drama. El
su propio tiempo, etc.). No obstante, estos elementos (la forma) son drama es, por lo tanto, un conflicto entre posiciones representadas
precisamente los principales aspectos de rnuchas producciones del por personas mecliante las cuales el persona.ie dramático está com-
teatro contemporáneo, no solo de las más extremas, y no se emplean pletamente identificado con LLn Prttltos fundado objetivamente; es de-
como meros recursos para ilustrar una acción cargada de tensión. cir, busca asegurar apasionadamente posiciones éticas a expensas del
prestigio y la imposición de la persona. Este modelo del antagonismo
dramático difícilmente se resalta en el uso cotidiano de la palabra ya
¡Vaya drama!
También el lenguaje coloquial crea expectativas que condicio- que, por ejemplo, se llama drama también a la larga búsqueda de un
nan la recepción. Las palabras drama y dramático se utilizan en gran ar.rimal doméstico desaparecido, en la que no apxrecen oposiciones,

cantidad de frases hechas. La gente añrma n¡Aquello fue un drama!, posiciones enemigas, etc. Por lo visto, en el lenguaje cotidiano las

cuando se refiere a una situdción ylo un acontecimiento de la vida palabras drama y dramático están más asociadas a una atmósfera, a

diaria que fue atípico. Expresión y acontecimiento estáfi connotados una intensificación de la emoción, al miedo y a la incertidumbre que
por esta palabra. uFll dramático secuestro terminó sin derramamien- a una determinada estructura de los acontecimienros.

to de sangrer, dijo el presentador del telediario; lo cual quiere decir


que el desenlace de los acontecimientos fue incierto durante mucho Teatro formaLista e lmitación
tienrpo, dando lugar a Lrn suspense dramático resPecto a su desarrollo Ante las. imágenes de Jackson Pollock, Barnett Newman o Cy
y sufnal. Esto es lo que significa el epíteto dramático aplicado a un Twombly todo observador entiende que difícilmente puede hablar-
suceso, una acción o un modo de acción. Cuando una madre habla se de la imitación de una realidad pre-existente. Hubo ciertamente

acerca del padecimiento de su hijo cuando se le prohibió ir al cine construcciones aventuradas -hacia el siglo xvIII- para salvar el prin-

y señala u¡Menudo dramalr, la palabra distancia el acontecimiento cipio de imitación incluso en la música, entendiéndola, por ejemplo,
y hace resonar con ironía que el motivo fue insignificante; sin em- como imitación de las emociones. Los teóricos marxistas intentaron
bargo, hay una similitud respecto al drama: sufrimiento, al menos proteger el principio del reflejo para la pintura no representacional,
decepción, así como una manifestadón de los sentimienras -probable- pero las emociones o los estados anímicos no son plásticos ni sonoros,
mente bastante expresiva- como reacción ante la prohibición. Hay y su relación con las imágenes es más compleja: una suerte de alusión.

iJI Tr.,rlr,r l Drama d¡:*


¡rr,.,rlt,rr r,rl r
()lrviarncntc, la pirrttrra, c¡Lrc clesdc los inicios cle la r-noclcrnid¿cl a Irrrrrr,ur,rs, »titursi¡ /¡nt.ttos. l.;r P,rl,rIrt-,r ,/nunrt rlclivrr tlcl gricgo iilrttv
menudo evita la rcprcscntación, puedc entenderse como un nuev() Inccrl. Si sc cntictrde cl teatro conro clratl-trl y corno inritacitin, la rrc-
posicionamiento propio: el modo en que se coagllla y se mani6esta cirin sc presenr:r como objeto auténtico y núcleo de dicha imitación.
una innervación y un gesto; la reafirmación de la cxigencia de una De hecho, antcs de Ia emergencia del cine ninguna otra práctica ar-
realidad propia; un trazo que no es menos concreto o real que una tística podía monopolizar de forma tan plausible como el teatro esta
mancha de sangre o una pared recién pintada. En estos casos la ex- dimensión: la mímesis de las acciones humanas (representada por ac-
periencia estética requiere -y posibilita- el placer visual reflejado, la tores reales). Precisamente la fijación en la acción parece implicar una
vivencia consciente de una percepción pura o visualmente dominan- cierta necesidad de concebir la forma estética del teatro como una
te, independientemente del reconocimienro de realidades reproduci- variable dependiente de otra realidad -la vida, el comportamiento
das. Mientras que este cambio de actitud en las arres plásticas puede humano, la realidad, etc.- que precede al doble del teatro como su
considerarse como algo establecido desde hace riernpo, en la acción original. Centrada en el programa cognitivo acción/imitación, Ia mi-
escénica, con la presencia de los actores, resulta obviamente más di- rada soslaya lir textura del drama escrito, y también aquello que mues-
fícil la ir.rspección de [a realidad y la legitimidad de lo absrracto. En tra a los sentidos como acción rcpresentada, con cl fin de asegurarsc
el teatro la referencia al comportamiento humano real parece dema- únicanrente lo representado, el contenila (asumido), el significado y,
siado directa. Por cste morivo, la acción dbstractd debe considerarse finalmente, el sentido.
írnicamente como un extremoT que es irrelevantc para la definición Mientras que, por buenos motivos, ninguna poética del drama
de teatro. Pero ha hecho fulta esperar a los años ochenra para que el ha abandonado hasta ahora el concepto de acción como objeto de
teatro obligue -por retomar las palabras de Michael Kirby- a rener en la mímesis, la realidad del nuevo teatro se inicia precisamente con la
cucnta que una acción abstrdcta (abstract dction), un teatro formdlistd supresión de esta tríada de clrama, acción e imitación, en la cual el
donde el proceso real del performance reemplaza a la actuación mi- teatro suele sacrificarse al drama, el drama a lo dramatizado ¡ final-
mética (mimetic acting)-aquel reatro basado en rexros poéticos en los mente, lo dramatizado -lo real en su incesante retirada- a su con-
cuales no se ilustra casi ningún argumenro-, ya no define solamenre cepto. Si no nos liberamos de este modelo, nos resultará imposible
un extremo sino una dimensión primordial de la nueva realidad tea- reconocer hasta qué punto aquello que registramos y sentimos en la
tral. Esto es resultado de una intención distinta a la de pretender la vida está estructurado y moldeado por el arte: por un modo de ver,
reproducción y el doble -aunque diferenciada, condensada y artísti- de sentir y de pensar, un modo de signifcar articulado solo mediante
camente formada- de otra realidad. Este desplaz-amienro de las fron- el arte -tanto es así que tendríamos que admitir que el componente
teras entre los medios provoca que el drama y la acción dramática ya real de .r,r..iro, mundos experienciales estaría principalmente creado
no sean el centro estético del teatro (aunque obviamente lo continúe por el arte-. Basta con recordar que la formulación estética, en senti-
siendo institucionalmenre). do transversal al entramado conceptual , inuentd imágenes perceptivas
y mundos de alectos o sentimientos diferenciados que no existen al
Mímesis de acción margen de su representación artística en el texto, el sonido, la ima-
La Poética de Aristóteles empareja imitación y acción en la co- gen o la escena. Los gestos que detecte un oyente en una sinfonía
nocida fórmula de que la tragedia es una imitación de las acciones de Beethoven como desafiantes, agitados, triunfales y arrebatados no
cxisten externamcnte a esta inuención estética de organizaciones de
' Essr-rN, M. An Anatomlt of Drama. T. Smith: Nucva York, 1979, p. 14.

e& Teatro posdramático Drama &S


soniclos espccífica y única. Los sentitnieutos htltnanos ir-nitan el artc, ,.lt'l t/t,ttu,t.l'.sros r'orrrs s('(()nll)()r'tlln (()n ('sir lt'lrlitlrrrl nl:is l'»icrr colllr»
del mismo modo que, a la inversa, el arte imita la vida. Victor'furncr cl lrrriro;rptctrrrlo pol el d<llor dc un clicr.ltc cn []cllrner. ()bvianrcnte,
hizo la importante distinción entre el drama social, qte acontece en lyotarcl ya hubicra ¡rodiclo encontrar en Artaud irnágenes y concep-
la realidad social, y lo que llam6 drama estético, principalmente para tos qr,lc muestran que en teatro son posibles gestos, liguraciones y
evidenciar el modo en que este último reflejalas estructuras ocultas enc:rdenamicntos qLle en cuanto signos icónicos, indexicales o simbó-
del primero. Sin embargo, remarcó que, a la inversa, la formulación licos reficre n a otro lrugag aluden o apuntan a él ¡ al mismo tiempo, se
estética de los conllictos sociales facilita modelos de su percepción ¡ presentan a sí mismos como efecto de una corriente, una ir.rcrvación,
en parte, es responsable de las formas y modos de ritualización de la un furor. El teatro energético estaría más allá de la representación;
vida real y social, y que el drama configurado estéticamente produce esto no quiere decir, sin embargo, que carezca de representación, pero
mundos imaginarios, formas de desarrollo y patrones ideológicos que sí que su lógica queda al margen. Para el teatro posdramático podría
estructuran lo social, su organización y su percepción8. postularse un tipo de producción de signos a partir de lo que Artaud
menciona. al 6nal de El teatro y la cubura cuando reclama «ser como
Teatro energét¡co hombres condenados al suplicio del fuego, que hacen seíras sobre sus
Jean-Frangois lyotard cita un bello ejemplo de Hans Bellmer en hoguerasr'r. No se debe asumir sin m:is la don-rinante trágica de esta
el cual la representación se convierte en un problema: uSiento un representación, a pesar de que aporta ideas decisivas para el nuevo
intenso dolor en un diente, aprieto el puño, las uñas se clavan fuer- teatro, a saber: la señalización compuesta por gestos vocales y corpo-
temente en la palma de mi mano. Dos posibilidades. ¿Quiere esto rales reactivos. Esta idea tiene mucho más que ver con el concepto de
decir que el gesto de la mano representa el sufrimiento del diente? Y, mímesis de Adorno -quien la entiende en el sentido del mimétisme de

¿a qué remite el signo?re. Lyotard habla


aquí de una idea modificada Roger Caillois: como un bacerse a semejanza preconceptual y afecti-
del teatro, de la cual debemos partir si queremos Pensar en un teatro vo-, más que en el sentido restrictivo de mímesis como copia.
más allá del drama. Lo llama teatro energético"'.Este no sería un teatro Th.nto los signos de Jilego de Artaud como el concepto de mímesis
del significado, sino de las ufuerzas, intensidades, afectos presentesrrr. de Adorno incluyen el horror y el dolor como elementos constituti-

Quien no se percata de lo energético en, Por e.iemplo, los coros can- vos del teatro. Estos elementos tampoco omiten la idea de Lyotard
tantes y danzantes avanzando en dirección al público del teatro de de un teatro energético de intensidades (dolor de un diente, puño
Eirrar Schleel sino que solo busca signos y rePresentdción, aprisiona apretado). Artaud y Adorno, sin embargo, insisten también en el
lo escénico en el modelo de la imitación y de Ia acción y, Por tanto' hecho de que el espasmo se organiza igualmente mediante signos o,
siguiendo a Adorno, de que la mímesis se realiza a través de un pro-
ceso de racionalidad y construcción estéticas. Esta obtiene su lógica,
8'l-unNr.:tt, Y. On tlte Edge o/'the Buslt: Anthropologlt as experience. Arizona: Univcr- así como su material sonoro, a través de la organización musical. No
sity ofArizona Press, 1985, pp. 300 y ss. reproducirá una lógica (por e.jemplo, una trama) (pre)existente a los
') Lvoreno,
]. F. uThc Tooth, the l)almr. E,n Mr¡nn¡v, T. (ed.). Mímesis, Mdsocl¡ism
and Mime. 'Ihe Politics o.f'the Theatritality in Contemporary t'-rech Thought. Michigan:
signos teatrales. Curiosamente, el ejemplo de Lyotard se asemeja a
University of Michigan Press, 1997, pp.282-288, csp. p.282 [ed' cast', uL,l diente, una formulación de Adorno sobre este tema:
la palma dc la ¡rano,. b,n Dispositiuos puhionales. Madrid: Fundamentos' I 98 I , pp.
BL)-97).
ro lbídem, p.21. '' Anreu», A. Le théátre et son double. París: Folio, 1964, p. 13 [ed. cast., El teatro
rrlbídem. y su doble. Barcelona: tdhasa, I 996, p. I 61.

$(¡ Teatroposdramático Drama ll"I


l'll artc tro es ni copia tli cotrocirrricnto dc alg,r obictuel; tlc lo ct¡lttrrtrit¡, sr'ltrt visto f:rvolcr'itl:r pol tlcrrrrictt'r t('lltrrrl olrjctivo de le Ilistoria cn
degener:rría cn esa c|.r¡rlicación ctrya críticl Husserl llcvti ¿ cabo cotl to(l() sí nlisnle. Así, cspccillrrrcn(c la l{cvoluciírn franccsa, con sus grandes
rigor en el ánlbito del conocimicnto discursivo. Más bien, cl arte ¿cudc l)ucstas cn cscena, sus cliscursos, sus gestos y sus exteriorizaciones,
gestualmcntc a la realidad para retrocecler ante el contacto con ell¿r. Sus letras ha sicftr concet'¡ida repetidamente como un teatro con sus conflictos,
son marcas cle este movimientorr. sus tram¿rs/desenlaces, sus papeles heroicos y sus espectadores. Sin
cnrbargo, entender la historia como drama comporra casi inevitable-
En las explicaciones siguientes se evidenciará cómo el concepto de mente la aparición de la teleología y la orientación del drama hacia
tedtro Posdramático está relacionado con el de teaffo energ¿tico, Pero una perspectiva finalísticamente significativa: la reconciliación en la
es prelerible continuar avanz.ando para no Pcrder de vista la disputa estética idealista y el progreso histórico en la concepción marxista de
con la tradición teatral y el discurso sobre el teatro, así como las la historia. El ¿lrama promete dialéctica'4. Algunos estudiosos entu-
mírltiples mezclas de los grsras teatrales y los proceclimientos de la siasmados por esta carga estética significativa de la historia pudieron
representación. atreverse incluso a formular que la historia en sí misma poseía una
belleza dramática objetiva'5. Autores como Samuel Beckett o Heiner
Drama y diatéctica Müller, por el contrario, han rehuido la forma dramática precisamen-
te debido a sus implicaciones teleológico-históricas.
Drama, historia, sentido Se ha observado a menudo la estrecha imbricación entre dr¿rma
En la estétic¿r clásica el tema central era Ia dialéctica de la for- y dialéctica ¡ de un modo más general, entre drama y abstracción.
ma del drama con sus implicaciones filosóficas. Por eso fue necesa- La abstracción es inherente al drama. Goethe y Schiller fueron cons-
rio cerciorarse de lo que realmente quedaba atrás con el abandono cientes de esto y, consecuentemente, plantearon en sus reflexiones
del drama. Drama y tragedia funcionaron como la Éorma máxima, la pregunta acerca de la correcta selección de la materia (apropiada
o una de las máximas de la manifestación del espíritLr. La esencia a la forma del drama): ¿qué materia es más apta para sacar a la luz
dialéctica del género (diálogo, conflicto, solución/desenlace, la extre- la coherencia mental del ser interpretado, sin accesorios excesivos de
ma abstracción de la fbrma dramática, la exposición <1el sujeto en su infbrmación innecesaria que enturbien l¿r mirada sobre la estrlrctura
conflictividad) permitió al drama un distinguido papel en el canon abstracra del destino, la colisión trágica, la dialéctica en el conflicto
de las artes. Como forma artística por antonomasia de lo procesual se dramático y la reconciliación? Esto marcaba una diferencia con res-
identificó -y así sigue siendo hasta el día de hoy- con el movimiento pecto a las qestas de los escritores épicos, que precisamente enfatiza-
dialéctico de extrañamiento y superación. Así pues, Szondi atribuye ban aquellos detalles secundarios (qre .n el drama aparecen como
la dialéctica al género del drama y de la tragedia, y diversos teóricos prolijidad excesiva) para evocar la sensación de abundancia y credi-
marxistas confirmaron el drama como una encarnación de la dialécti- bilidad de las realidades fingidas. El drama, en cambio, se basa en un
ca de la historia. Algunos historiadores han recurrido frecuentemente trabajo de abstracción que esboza un modelo de mundo en el cual la
a las metáforas del drama, la tragedia y la comedia para describir el
sentido y la unidad interna de los procesos históricos. Esta tendencia
r" Lr:ttveNu, H. Th. nDramatische Forrn und Revolution in Ceorg l]ücl-rr-rers 1)¡zr¡-
tons'lbdundHeinerMiillersl)¿¡Aufirag. F,nvoNBr:cr¡;nP(ed.). o[)antonsTbd,.
'lh.'{1. Ai,sthet¡sclte Tlteorie. Fráncfbrt, 1970, p.425 led. casr. Tlorí¿ Dic'liauerarbeir im Schiinen. Fráncfort: Syndikat, I 980, pp. 106-121, esp. I 07.
'r AoonN<r,
It Sc:nt¡r,t¡cHen, E., cit. de H.-'I- Lehmann, ibídem, p. 109.
estétict. Obrd cotnpleta, Z. Madrid: Akal,2004, p.3781.

*S Teatro posdramático Dra ma &tl


abunclancia, no de la realidacl cn gcncr;rl sill«r tlcl contpottuttticttto «lc'l r.t'r<»rr¡ciruitrrto. lrstororrstlr irrr¡rlícitltrrcntccn l,r llilittt,l)()r(lu('
humano en estado experimental, se hace visiblc. Mtrcho antcs cle le Aristritclcs trata sr,[rrc kr lilostifico cn Ia tragedia. (]oncibe la mímc-
invención del teatro de la época cienttfca llevada a cabo por Brecht, la sis cr¡rrr«r una cspecie de mathesk: como un aprendizaje que deviene

forma dramática tendía a lo conceptual mediante la abstracción y a la más placentero mediante el goce en el reconocimiento del objeto de

condensación intensa y abreviada. En esto se basa también la simili- la mímesis; un placer que solamente es necesario para las masas, no
tud frecuentemente destacada entre novela y drama. para el filósofo: el uaprender es algo sumamente grato no solo para los
filósofos, sino igualmente para los demás hombres, si bien participan
AristóteLes: eI ideatde l.a conmensurabitidad de ello en escasa medida. l'or ello se complacen en ver las imágenes,
La Poética de Aristóteles concibe la belleza y el orden de la trage- porque al contemplarlas resulta que aprenden y dcduccn qué cs cada
dia de acuerdo a una analogía con la lógica. Las normas dictan que cosa...r"'.
la tragedia debe ser un todo con planteamiento, nudo y desenlace, La tragedia surge como un orden para-lógico. El criterio de la
unido al requisito de que la magnitud (la extensión temporal) debería uisión abarcadora sirve también como un procedimiento intelectual
bastar para el movimiento que implica una peripecia y de ahí a la no perturbado por la confusión. Lo bello, según los argumentos de
catástrofe concluyente, concebida según el patrón de la lógica. En la la Poética, no puede entenderse sin una cierta magnitud (extensión):

Poética el drama funciona como una estructura que otorga una lógica
(concrctamente dramática) al caos desconcertante y a la plenitud del [...1 p.rr lo cual no puede resultar hermoso un animal demasiado pcqucíro
ser. Este orden interno, sostenido por las célebres unidades, sella la (ya que la visión se confirnde al realiz.arsc en un ticmpo casi inrperceptible) ni

estructura de sentido que representa el artefacto de la tragedia frente dcmasiado grande (pues la visión no se produce entonces simultáneamcntc,

a la realidad externa y. al misnro tiempo. la constituyc intcrnamcntc sino que la unidad y la totalidad escapan a la percepcirln dcl espectador,

como una unidad y una totalidad íntegras. El todo de la trama -una por ejemplo, si hubiera un animal de diez mil estadios); dc sucrte que, así

ficción teórica- funda el logos en una totalidad en la cual la belleza como los cuerpos y los animale cs prcciso qut: tengan magnitud, pero esta

se concibe esencialmente como un progreso temporal controlable. El dcbcr scr fácilmente visible e n conjunto, así también las lábulas han dc tener

drama implica un transcurso temporal controlado y conmensurable. cxtcnsión, pero que pueda recordarse flícilmentel;.

Al igual que la peripecia, el drama puede considerarse como una ca-


tegoría eminentemente lógica, algo que también sucede con una de El drama es un modelo: lo sensorial debe ajustarse a las leyes de Io
las ideas más profundas de la Poética: el extraordinario efecto emocio- comprensible y lo retenible (por la memoria). La prioridad del dibu-
nal de la anagnórisis [reconocimiento] , un motivo relacionado con la jo (logos) ,áb.. .l color (sentidos), posteriormente significativa para
cognición. Pero de un modo particular: pues el sbock dela anagnórisu la teoría de la pintura, está ya evocada aquí mediante comparación;
(u¡Eres mi hermano Oresteslr, «¡Yo mismo soy el hijo y el asesino de la estructura ordenadora del logos-fábula está por encima de todo:
Layolr) manifiesta en la tragedia la conjunción de la comprensión y "[...] algo semejante sucede en la pintura: porque si alguien pintase
la pérdida del sentido. Í.al:uz hiriente del reconocimiento ilumina el con los más bellos colores pero mezclados sin orden ni concierto,
todo ¡ al mismo tiempo, lo convierte en un enigma indescifrable en
lo concerniente a las leyes que regulan la constelación recién revelada. r('Anrs.ró:rr,rr,s. Poetik. Stuttgart, 1982, pp. 1l-12 [ed. casr., Poética. Madrid:
Así pues, el instante del reconocimiento es la cesura, \a interrupción (lredos, 1 999, cap. 7, 1450b- 1450t).
17
Ibídem.

')$ Teatroposdramático Drama '[


r)() c()nl[)llccría tanto conro rluicn bosc¡ucja Llna inragcn cn [rlunc,,r lr,rIrcr rlcsplt'grtrlo ttrrt r'li'r'tivitl:rtl tlc't:tttto alc,tllcc si lto sc Iltr[licra
/ negro»r8. Según Arisrótclcs, cl hccho dc quc la tragcdia, debido a corrcebido tarr l,rofirncla y rica cn contrndicciotrcs c()nto su rcducción
su estructura lógico-dramática, pudiera pasar sin esceniEcación rcal, cn cl resulteclo c{ramatúrrgico, lo cual permite que se manifieste el
de que no necesitara del teatro para desplegar su efecto completo, es esquema del género dramático. Por esta razón, la compleja línea de
solo el punto sobre Ia i de la logifcación. la especulativa teoría del drama de Hegel debe esbozarse en algunos
El teatro en sí misn.ro, la realización escénica visible (opsis), es aspectos siguiendo las disquisiciones de Christoph Menke'e.
ya para Aristóteles el reino de lo incidental, los efectos meramenre
sensoriales -l-rotablcmente efímeros y transitorios-; después resulta HegeL l: exclusión de [o reaL
La
tarnbiérr progresivamente el lugar de la ilusión, del fraude y la trai- El drama, como género esencialmente dialéctico, es al mismo
ción. En cambio, el logos drarnático desde Arisróteles se atribuyó al tiempo el lugar exquisito de lo trágico, de modo que podría deducir-
avance de la lógica detrás de la ilusión fraudulenta. Su dramaturgia se que un teatro después del drama sería un teatro sin lo trágico. Esta
revela las leyes tras las apariencias. No en vano Aristótcles cor.rsidera suposición se alimenta de la localización hegeliana de la tragedia en
la tragedia mris filosófca que la historiografía: demuesrra una lógica la pre-modernidad. Del mismo modo que el arte, según Hegel, llega
de otro modo oculta, de ¿rcuerdo con una necesidad ct¡nceptual y una a su final cuando la materialización sensorial deia de ser la máxima
probabilidad igualmente analítica y comprensible. Cuando se esfu- necesidad del espíritu y este se aviene con el reino de la abstracción
mó Ia crccncia en la posibilidad de un¿r modelabilidal, estrictamente conceptual, existe tambié n sn pas/ldo de lo nágico2t' que Hegel, por su
separada y separable de la realidad cotidiana, salió a la luz la propia parte, vincul a a la poe sía dramtitica. Lo más elevado y lo más bello no
realidad o mundialidal* del proceso rearral, disolviendo la seguridad coinciden en el arte. El ensamblaje ideal entre lo sensible y lo espiri-
d,elasfronter¿s establecidas entre el mundo y el modclo. Con ello se tual alcanzó su culminación en la escultura clásica de los dioses, de la
suprimió, sin embargo, un fundamento esencial del teatro dramático cual Hegel puede decir, no sin pathos, pero en una lógica estrictamen-
que era axiomático para la estética occidental: la totalidad del logos. te dialéctica: uNada puede ser ni llegar alguna vez a ser más bellor. La
Casi imperturbable, la complicidad entre drama y lógica, enron- argumentación hegeliana sobre la insuficiencia existente no obstante
ces dranra y dialéctica, domina la tradición aristotélica europea, que se en la escultura antigua -insuficiencia que exige un Progreso del arte y
confirma todavía muy presente en el drama no aristotélico de Brecht. del espíritu-, insiste en la falta de subjetiuidad interior y de alma (que
Según el modelo de la lógica lo bello se concibe como su variante. La se puede encontrar enlaforma drtística romántica como, por ejemplo,
estética de Hegel representa el apogeo de esta tradición al desarrollar, en la imagen de la Virgen María). De ahí la conocida observación
bajo la fórmula general del ideal de belleza como aparición sensible de sobre las esculturas antiguas según la cual estas estaban teñidas por
la idea, una compleja teoría sobre la actualización del espíritu en la una sombra de luto; el punto álgido de la belleza, la perfecta fusión
sensorialidad del material artístico correspondiente, hasta el lenguaje entre lo sensible y lo espiritual mediante el progreso del Espíritu tras
poético. Cracias a ella es posible comprender por qué la idea del dra- la Antigüedad, debe, por tanto, ser superado debido al progreso del
ma ha podido ejercer un im¡-racro tan exrraordinario: nunca podría espíritu a favor de una abstracción intelectual progresiva, la cual lleva

r8
Ibídem, P. 117. r" MnNru, Ch. 'liagddie im Sittlichen. Clerecbtigheit und Freibeit nach Hegel.
* El
concepto de mundi¿lidad procede tle La not,ela históric¿, dc Georg Lukács, Fráncfort: Shurkamp,1996, p. 42.
publicada en 1937 iN. del E.l. ro Ibídcrn, p. 42.

?I Teatro posdramático Drama ?)


:l crcrrci()r'rcs c:l(l:r vc7. Inlís cl('vll(lirs, iu.nr(luc yil n() [)('llirs, llust:r :rlrlur ru ,livisi,in ". Vuur¡s ll t'x:tnlill:tl cst:t ltll)(tll'il cl) l1t tl1lgc(lilt tlllis clct¡-
7-ar ul) cstacl«r clcl ser en el lrspíritu absoluro, c¡ue clcbc scr cntcntliclo, ll:r,l:urrcrrtc. Iircntc a lrr i'pice, Htgel considera la tragedilr vn lengudje
en último término, como más allá de cualquicr forn-ra. nt,i¡ t/t:tt¿út. F.n la fbrnra del e¡,os la divergencia abstracta de Moira
Mientras que en la escultura antigua de los dioses, es decir, en el arre (tlestino/nccesidacl) y el cantor impersonal hacen aparecer al héroe de

plástico, se alcanzó el absoluto de belleza, Hegel considera, en cambio, ,rrr rnockr t:n que él usiente rota su vida en su fuerza y en su belleza, y se
la Antígona de Sóltocles como l/t obra de arte más satisfactoria tanto del cntr-istcce con cl antici¡-ro de una muerte prcmatlrra»ll. La contingencia

mundo antiguo como del moderno, aunque solo en un cierto /lspecto: a ..lc l¡ abur.rdancia de elementos de la trama épica desconoce todavía la

sabe¡ como representación ideal de la división y la reconciliación de la rrcccsid¡.d dialéctica. Por tanto, la voz clel narrador épico, que Perma-

forma ob.ietiva y subjetiva del espíritu ético. La tragedia clásica, como nece externa al héroc, debe scr reernplaz.ada por Ia original estrtlctura
forma del conficto ético, trasciendela mera belleza perfecta, ¡incluso tllarn¿itica del destino ¡ junto a ella, la auto-articulación del ser huma-
no (mediante la cncarnación/corporeización cscénica). Menke muestra
dentro del ámbito de la forma art*tica cLísica! F.s mtís que bella, se en-
cuentra ya en camino hacia el concepro puro y la subjetividad. Por esto cntonces que si se lee atentamente el argumento hcgeliano, el carácter
Menke propone reconciliar la representación hegeliana de la disolución extraño del destino tr:igico en la trageclia (ya inhercnte a la épica), en-
delaforma clásica con su teorema del final del arte en la Modernidad, rendido como «un poder sin sujeto, sin sabiduría, indcterminado en
de tal modo que realmente solo la concepción de est¿r disolución da sí mismor, como una ufría necesidadr, no solo aPllnta a ur.r poder que

sentido a este teorema. uPara Hegel el drama, también en su form¿r rompe lo bello, sino tanrbién a qr.re la reconciliación dramática ya lleva
griega, se encamina hacia un arte "que ya no es bello". En el drama consigo el dardo envencnado de su fracaso. Y así, efectivamente, en la
comienza el fin del arte, dentro del arter''. De ello resulra, en cierro propia concepción de Hegcl, la ex¡reriencia del destino constituye la
modo dentro de una lógica extraofcial de la representación histórico- médula del drama. Est¿r es, sin embargo, una experiencta ética: algo
clude el control de la voluntad ética, lauzando una contingmrl¿ mlLcrta
teleológica -¡ en cualquier caso, dcsde la Fenomenología del espíritu-,
una estética marginalización del drama, en la medida en que, en el para el concepto ético en lo dramático ¡ con ello, en la actuación del
ámbito del arte (de lo bello), la belleza en sí misma puede cuestio- es¡ríritu. Mediante esta continge ncía o pluralidal que aparece tanto en
natse en su Pretensión de reconciliación. Si Hegel entiende Ia belleza lo divino como en lo humano, se anula toda posibilidad de una recorl-
artística como una reconciliación de opuestos integrada por muchas ciliación última. Lo que distingue lo dramático es una ruptura que se
capas, especialmente entre lo bello y lo ético, se puede corroborar debe intentar recomponer provisionalmente Para mantener la uerdad
que, ba.io el concepto delo dramático, Hegel destaca aquellos rasgos de la reconciliación mediante una estilización que despoia al drama de
de lo estético que hacen fracasar la pretensión de rcconciliación. El realidad niaterial. El drama como arte bello nrechaza todo lo que en la
drama no es únicamcnte la apariencia (poco problemática), sino, al representación no responde a ello y por esta purificación produce' en
mismo tiempo, la crisis manifiesta de lo bello ético. primer término, el idealrza.
La filosofía del drama presenta, en la culminación cle su formu-
lación clásica, una notable dualidad: por un lado, la afirmación de on MeN, l'. Die ldeologie des A,stbetischen Fráncfcrrt: Suhrkamp, 1993'p- 54.
22

rJHec¡,t., C. §7. F. Pbrinomenologie des Geiste. Fráncfort: Werkc Band, 1986, p.


la reconciliación exitosa entre belleza y ética, sensualidad y paz del
507 led ca.sr., l-enomenología del espíritu. México: Fondo de Cultura F,conómica,
alma; pero también, por e[ otro lado, la conf]ictiva manifestación de 1971, pp.424'4251.
!1 Ío., Ai,sthetih. Fránclort: 'i7erkc Band, I 986, pp. 205 y s. fcd. cast. Estética.l\ar-
rr Ibídcm, p. 45. cclona: Bibliotcca cle los (lrandes Pcnsadores,2002, vol. I, p. 86].

').i Teatro posdrarnático Drama $l:


l,'.t c,ttttrsis dc l:r lirrnl¡ tllarlrritice es l:r tprc, jrurto corr la eprrricncil ,¡rr,.. 1trr...1,.' ,lt.lillirsr' ,l.
ttt,,,lt, tllttc lt.r ttt;is pttciso c,rlllo .les:trr.,ll.r
cle la rccc»nciliación, prodr-rcc también el inicio de la dcstruccirin clc y llolt'cirrricnto tlcl ¡r«rtctrcial clc l¡ tlcsirltcgracitin, cl desmontaie y
dicha apariencia. Aquello que, entendido estéticamenre, moriva la ne- la dect¡nstrucción dcntro del drama mismo. L,sta virtualidad que ya
cesida<l interna dela exclusión de lo real y qLLe, al mismo tiempo, pone est,rba presentc en la esrética del teatro dramático, aunque era difícil-

en peligro la pretensión de una mediación abarcadora, no es orra cosa rncntc legible, fue contemplada en su filosofía Pero, en cierto modo,
que el principio del drarna mismo. La abstracción dialéctica posibilita únicamente como una corriente baio la superñcie reflectante de su
el drama principalmente como fbrma, pero, paralelamenre, lo elimi- proceder dialéctico oJicial.
na dcl árnbito de la reconciliación estética que aconrece mediante la
penetraciór-r de la m¿rteria sensible. En las profirndidades del teatro Hege[ 2: performance
dramático yacen tensiones ocultas bajo la forma de una experiencia Para Hcgel en el clrama era esencial que los personajes estuvieran
indisolublementc contradicroria del problema ético y de la materiali- cncarnados por sercs humanos reales -con voz' corporalidad y ges-

dad abyecta, que abren la posibilidad de su crisis, de su disolución y, tualidad propias- y que no fueran meros accidentes' como en Aris-
finalmente, de un paradign.ra no-dramárico. Si de algo carece el ideal róreles. Con ello sc da una particular auto-reflexión perJitrmatiua del
clásico es dc la posibilidad dc accptar lo impuro y ajcno al sentido. drarna que apunta, como demuestra Menke, en l¿r misl-na dirccciórl
Igualmente aguda y clarificadora es la conclusión de Menke de que a que la ruptura latente en el arte bello, basada en la udeficiencia de
partir de Hegel pucdc pensarse la modcrnidad como un mundo clue su labor de reconciliaciónrrt'. Mientras quc no sc pued,r alcanzar la
urnás all¿í de la carencia de la bella eticidad t...], debe exclLrir toda realizaciór.r únicamente mediar.rte la voz del narrador o rapsoda, sino
carenciar. Más allá de una estétic¿r dc l¿r mediación con su paradigma mediante una necesaria plttralidad de voces, los sujetos Particularcs
estótico central -el clrarna-, es imaginable un¿r modernidad (o pos- e indiuidudles ganan una legitimidad tan aLltónonla clue se vuelve
r.r-rodcrr.ridad) también para el rearro, quer «no excluye la rnultiplicidad imposible relativizar su derecho indiviclual en favor de una síntcsis
y la diversidad, sir.lo que las tolcrarrt. El teatro ha atravesado, desde dialéctica. Además, los actorcs -que Hegel ve como esttltuds Puestas
la ópoca posclásica hasta el presenre, una serie de mutacioncs que co- en movimiento y en mutua relación entre ellas- llcv¿rn a cabo una
rroboran el derecho al disparate, lo parcial, lo al¡surdo y lo féo frente desviacirin escandalosa desde el punto de vista del idealismo objetiv<r
a los ¡rostulados de unidad, totalidad, reconciliación y sentido. Thnto del filósolto. En la medid¿r en que en el drama sean únicamente seres
en el fondo como t:n la forma, el teatro ha ido incorporar.rclo aquello humanos empíricos los quc contribuyan a hacer realidad el ideal (es-
que, con total disgusto, no se deseaba adoptllr anteriormente. [-a re- piritual) y la belleza artística (los héroes dramáticos), estos se accrcan
flexión sobre la duaiidad inrerna de la traclición clásica confirma que a una irdhica consciertcid periormatiua. Se origina así, con otras pala-
este otro del teatro clásico ya estaba presente en su cuestionamiento bras, el impensable fcnómeno hegcliano de que lo particular y prc-
filosófico: como una posibilidad de ruptura oculta bajo el marco de conceptual -el mero actor individual- se sitúa por encima del conte-
la labor de reconciliación tensada al m¿iximo. En este senrido, rearro nido ético. Este clepende del simple rendimiento representacional dcl
posdramático, de nuevo y más definitivamente, za significa un rearro actor, en vez de imponer su propia ley al particular. Según Menke:
que existe mtís allá del drama, totalmcnte desvinculado de é1, sino «en vez de ser meras herramientas que desaparecen en un rol' los acto-

r5 rr'Ibídem, p. 51.
MnN«r, Cá. Tiagi)die im .littlichot op tit., ¡>p.54-55.

Teatro posdrarnático Drarna ',1'li.


t'cs ('xlx'ril)l('lltilll tltl:l ittvcl'sitin rle llr tlcpcrrrlcnci:r cnt¡c llt lrcllr'z:r, lrr:is ..1,r.1,". (lonscrttt'rt(trrl('trt(, tlt tt'l lttillos tl,.'llr llist<trilr clt'l csPírittl
bicr.r' c.trc nroral y subjcrividad [...]. t.a principal exPericrrcia clel ect«rr cs(rr tcrrrlclrcia :r lrr t[isolucitin tlelre llcvar, lógicllrncrlte, a la enlcr-
es la producción de lo moralmcnte válido a rravés de los individuos»]'. gcrrcirr clc la ,rbstracción y
conscicncia dialéctica del pensamiento
[¿r
El carácter performativo del drama (es decir, el teatro) abre una rdcit»tal; a sabcr, desde el drama trágico y cómico hasta la filosofía
tensión entre lo hecho y el hacer que sale a la luz e. la realización griega. El drama está necesariamente posicionado en los márgenes del
escénica, de tal modo que los hombres reales (los actorcs) diseñan los arte, en el límite fronterizo que separa el ideal del arte, la aparición
personlte, las máscaras de los héroes y los represenran «en un lenguaje sensible de la idea, y la abstracción ñlosófica carente de forma. Tiene
rcal, que no cs un lcnguajc narrativo, sino el sr,ryo pro¡-rio»rs. Según sentido que Menke asocie su tensión interna, el carácter incompleto
Hcgel, por este motivo puedc ocurrir un desenntascttramiento dc esta del drama, con la trascendencia romántic¿r dc la poesía. Y tiene senti-
rel¿rción inuertida entre subjetividad y sustar.rcia ética objctiva: cuando do que entienda la teoría clel drama de Hegel como una metáfora de
en la parábasis cómica los acrores se s:rlcn de sus papclcs y acrúan con una noción de arte que y¿ conticne esos lnotivos de argumentación
la nráscara. Con gran perspicacia, Hegel observa en Ia parricr-rlaridad de en los cuales convierte el conccpto rtfcial de lo ideal como apariciót.r
la experiencia teatral que esra ofrecc la u.idad de la realidad espiritual y sensorial de la idea en un fanstasma inalcanzable. Así pues, el fn del
l:r ejccuciór.r marcrial como una hipocreside: uel héroc, que aparecc anre ltrte apaÍece menos como una tesis histórica y filosófico-artística que
cl espcctador, se disocia en su máscara y cn el ¿lctot en la persona y en como un acabamiento de la idea clásica del arte, un fin del arte en el
el sí mis,r. realrr('. F,sto es especialmente perceptible en la parábasis arte' quc ha estado ahí desde siempre. Desde la pcrspectiva de un dc-
cónrica donde el yo cn sí actia por un lnomento en l¿r máscara, pero sarrollo más reciente de las formas del arte y del teatro, que intentan
al instante siguie,te aparcce en su ser desnudo 1, cotididno. La actuación partir de la forma como totalidad, mímesis y modclo, la presentación
teatral, cn gencral, prcsenra algo fundamcnralmcnre im¡rensable para la de Hegel sobre el desarrollo antiguo nos proporciona Lln modelo para
filosofia del espíritu: cl yo subjetivo, sin esencia, clel que actúa, clue pro- la disolución dcl concepto dramático de teatro.
duce signos artiflcialmcnre; esre yo individual meramenre accidental,
seexpcrimenta a sí mismo como el fundador y donante de lo esencial,
dcl contcnido étic., como el crcador del dramatis persolae, es decir, de
las figuras que unen ya de por sí lo bello y lo ético: «La ar«rgancia de la
esencialidad univcrsal se delata en el sí mismo [. . .]. Aquí, el sí mismo,
presentándose en su significado como real, actúa con la máscara quc se
pone una vez pana ser su persona. . . »3r .

En esta realidad del reatro Hegel debe olrservar una udisolución


universal de la esencialidad formada toralmenre en su individuali-

r- Ibídem, l78.
2¡ HI:.G¡L. (1. \f. Ir. Pbiinomenologie des Geiste, op. cir., p. g [cd.
5l cast.,
Fenomenología del espírin, op. cit., p. 4251.
r') lbídcrn, p. 431.
ro
Ibídem.
'' Ibídenr. I Ibídcrn, p. 426

'JS Teatroposdramático Drama .i¡


2
Prehistoria

Sobre [a prehistoria del teatro posdramático

Teatro y texto
El teatro y el drama han existido y existen en una relación de contra-
dicciones cargadas de tensión. Destacar esta circunstancia y considerar
sus implicaciones en toda su extensión es condición previa para una
comprensión adecuada del teatro más reciente. El conocimiento del
teatro posdramático empieza con la averiguación de hasta qué punto
su existencia depende de la mutua emancipación y de la división entre
drama y teatro. Por este motivo, la historia del género dramático en
sí misma es de escaso interés para los estudios teatrales. Sin embargo,
dado que el teatro en Europa estuvo dominado práctica y teóricamente
por el drama, es aconse.iable, como ya se ha explicado, relacionar me-
diante el concepto posdramático las nuevas tendencias con el pasado
del teatro dramático; esto no se reflere tanto a los cambios enlos textos
teatrales, como a la transformación de sus modos de expresión. F,n las
formas teanales posdramáticas, el texto utilizado en escena (si se utiliza)
es considerado como un elemento más entre otros y al mismo nivel
en una composición gestual, musical, visual, etc. La escisión entre el
discurso del texto y el del teatro puede abrirse hasta alcanzar una clara
discrepancia e incluso una eliminación del vínculo existente.
l'.1 tlist:rrrciarrricnto llist<ilico clcl gt'rttt tcxt() y (l t('ilt11) tctlttit'r'r'rttr:t ()tril (()sil, s()n [)llt:t lirrtlrs sirrrPlt.s lil'llllrs tlr'l,ll:ulrlr'. lll l:rs rrtoPílrs
reclefiniciírn sin prcjuicio alguno sobrc st¡ rclación. F,st¿r rcc«rt.tsiclcra- tt'lrtrrrlr-s tlc l:r prirrrcrrr lllit¡cl dcl sigkr xx n()s cncontranl()s ocasional-
ción podría llevarnos a afirmar que el teatro existía primero: surge del n)cntc unlr firrrna cxprcsiva -cle las rn¿ís inspiradas de entonces- que
ritual, toma la forma de una mímesis dancística y alcanza una práctica identillc¿ cl tearro como acción de cubo con el drama e inrerprera esta
y un comportamiento plenamente formalizados con anterioridad a la ¿cciórr simbólica y de culto clel mimo como imitación de la realidad.
escritura. Mientras que el teatro y el dramaprimitiuos* son meramente L,sta identificación terminológica del drama con toclos los niveles de lo

el objeto de tentativas de reconstrucción, parece bastante cierto, des- teatral suprime las productivas cliferenciaciones históric¿rs y tipológicas
de un punto de vista antropológico, que las formas teatrales rituales entre las distintas arres, en las cuales el teatro y la literatura dramáti-
más tempranas representaban proccsos con una carga afectiva eleva- ca se unieron y se separaron cn la Modernidad. Por eso ticne sentido
da (caza, fecundidad), realizados con ayuda de máscaras, disfraces y delirnitar el drama de un modo más restringido, y ponerse de acuerdo
accesorios de un modo que combinaba danza, música y actuación de en que hipótesis como la de Fuchs confunden indistirrtamente las di-
personajesr. Aunque esta práctica motora, corporal y semiótica previa rnensiones de lo agonal, lo teatral y el drama, aspecros que permanecen
a la cscritura represente un tipo de texto, resulta obvia la distinción diferenciados *y cor-r razón en la conscienci¿r de la gente del tcarro, de
respecto a Ia formación del teatro literario moderno. El texto escri- los lectores y de los reóricos. [,o mismo puede aplicarse a observacioncs
to, la litcratura, tomó una discutiblc posición de líder en la jerarquía enunci¿rclas por Heiner Müller, según las cuales el elemcnro funda-
cultural. Así, la relacirin todavía presente en el teatro representacional nrental clcl teatro y del drarna scría la transformacióny
qLLc cl tearro ha

barroco entre el texto y las formas del discurso musicalizadas, los ges- tenido siempre que ver con un tipo de muerrc simbólica: ulo csencial
tos dancísticos y la decoración ostentosa y :rrquitectónica desapareció en teatro es la transFormación. Morir. Y el ternor a esta última transfbr-
en el teatro literario burgués: el texto impuso su dominio como dador mación cs general, en ella se pucde confiar, con ella se puedc conrarr4.
de sentido, al cual clebían servir los otros recursos teatrales controlados Walter Ben.iamin, al discutir sobre la aparenre reconciliación en las
por la cautelosa autoridad de la razón. Afinidddes electiuas de Goethe, escribe:
Ha habido intentos de considerar la consciencia precisa de la auto-
nomía de los elcmcntos no literarios clel tcatro mediante amplias dc- F,l misterio r:s cn lo dranrático el mornento en el cu:rl esto sc cleva del :ínlbito
fir.ricioncs de lo que sería el drama. Así lo formula Georg Fuchs en Z¿ del lcnguaje c¡ue lc cs propio a uno que es sin cluda superior y, adcr.nás, para

reuolución del teatro: uEl drama en su forma más simple es movimiento este inalcanzrble. Y por cso jamás pucde cobrar expresión cn palabr:rs, sino

rítmico dcl cuerpo en el espacioi. Drarno quiere decir aquí acción y:r írr.rica y exclusivarrente en [a rcpresentacitin, enlo drttrntitico cn cuanto a

escénica ¡ en último término, teatro. Todo lo que pueda ter-rcr lugar su acepClón más cstricta5.

enla uarietá, ya sea danza, ¿rcrobacia,.iuegos malabares, funaml¡ulis-


J (lit. 'Ibmada de
mo, boxeo, don-ra de animales, operet¿r, baile de m:iscaras o cualquicr Jnr-evrcn, Peter. uPopuláre 'lhcatralik, Massenkultur und
Avantgarde: Betrachtungen zum Thearer del Jahrhundertwendc,. En Scuuro, Herta
* En alernán L/r-tbeatre y [/r-dr¿ma, qr.re tiene tambión cl scnticlo de origindrio y no y Srnttonrl Jurij (ed.). Dr¿matischt und thedtr¿lisclre Komrnunikdtion. Beitráge zur
solct primitiuo [N. dcl F..]. Gescbichte und 'lheorie des l)rantas und Theatars.'lübingen: ()untcr Narr, 1992, p. 257 .

' Ir¡¡;r¡r.¡r, (). Clenalora. Lel¡an, Glmben Tanz und'lbeater der llruólktr. C)lten: F'irst " Kt.ucr,, A. y Mür.r.or1 H. Ich bin ein Landuermesser. Gespriiche, Neue ?blge.
L,dition, 1954. Harnburg: Rotbuch, 199(r, p. 95.
r Fttcrts, (1. uLa rcvolución del te:rtro (1909),. L,n SÁNcur,rz, 5
BnNyentN, 'ü/. Gesammebe SchriJien,I, 1. I-ráncfort, 1974, p.200 [ed. cast., uLas
J. A. (cd.). La escena
tno¿kntd. ManiJiestos 1 textos sobrc el Íutrr¡ ¿h ld época de las uanguardias. Maclrid: Akal, a/inidarles electiuas de Coethe,. En Obras. Libro l/vol.1. Madrid: Abada Editores,
1 999, p¡r. 21 1 -2l6,csp. 214. 2007 , p. 2t 51.

,rr.r Teatro posdramático PTEhiStOTiA S¡


UNIVERSIDAD DE ANT¡OQUIA
BIBLIOTFCA CtrrurpaI
l',n este scntido, lo rlrarruítit:o n() rn:rnticnc nin¡itrna rclaci«in cr¡n .lc rur,r lirnrracitill discttrsiv:r tlttc
t irrs irrtlivirlulrlt's ..rrrr,r vlrrilrr ioncs
todo lo que de él se entiende en la discusión de los estudios tcatrlrlcs. es cscncial ¡rara la firsi<in cntrc dranra y tcatro. Su des¿rrrollo hacia lir
La formulación de Benjamin relaciona lo que é1 llama lo dramático lrosclrarrlitico se tratará, por ahora, brevemente. La carrera para la
con la competición física enraizada en el culto, el agón mudo. Se trata firrnraciórr dcl discurso posdramático en cl teatro puede describirse
de la superación (cristiana), a través de la (lracia y la Redención o, en conro una serie de etapas dc auto-reflexión, descomposición y diuisión
cr-ralquicr caso, más allá del Lenguaje, del límite del lenguaje humano. dc los elementos del teatro dramático. La trayectoria va desde el gran
Indudablemente se evidencia la pertinencia de la identificación entre teatro de finales del siglo xrx, pasando por la diversidad de las formas
teatro y drama allí dondc la concepción de lo dramático acentúa su teatrales modernas en las vanguardias históricas y la neovanguardia
gran proximidad respecto a la pantomima y al mutismo, en cierto de los años cincuenta y sesenta, hasta las formas teatrales ¡-rosclramá-
modo, solo enmarcados por el lenguaje. Precisamente por ello sería ticas de finales del siglo xx.
clc utilitlacl considerar lo dntmitico ben.jaminirrrro c()mo pertenecicn-
te '¡l teatro: como rito y ceremonia, poesía en la escena y semiosis Primera etapa: drama puro e impuro
cxtra-lingüística o, en cualquier caso, lingtiísticarnente lirnítrofe. L.sta [.¿r situación de partida es la hcgcrnonía todavía intacta de un dra-
noción de lo drarnático implica una inconmensurablc cxperiencia de ma cuyos aspectos cscnciales se acuñan en el idcal ¡ en parte, en la
rnetamorf'osis cn la quc no hay arresto clel delirio utópico y angus- práctica dc w dram¿ puro. F.l dran.ra no cs solo un modclo estético,
tioso de las transfbrm¿rciones que manifiesta el teatro; en l¿r cual ncr sino cluc acarrea implicaciones esencialmente teórico-cogr.ritivas y so-
existe la determinación que debe proteger del vértigo y en cuyo lugar cialcs: el significado objetivo dcl héroe, del indivicluo, la posibilidad
clueda el festejo. f)e hecho, lo significativo aquí es una realid¿rd de su- de representar la rcalidad humana mediante cl lenguaje, medi¿rntc la
pcraciór.r de la muerte mediante su escenificación (aunque reste siem- forma clcl diálogo escénico y la rclcvar-rcia del cornportamicnto del ser
pre cn la penumbra). Como ha puesto de relieve Patrick Primavesi, humano individual en la sociedad. Paralelamente, y antcs clel dramd
drumática, aferrándose;rla pbyis mud¿r, solo puede g¿rrantiz¿rr lil puro, exisren (ya en la Edad Media, en Shakcspcarc y en el llarroco)
"lo
redención del mito cle la culpa y la belleza ¿rllí donde el cuerpo colno desviacioncs considerables respecto al rnodelo. A grandes rasgos es-
en el teatro- c¡ueda excluido de la comprensiónr('. tas pueden considerarse elementos épicos dcl dr¿rma y su abundancia
podría entenderse, par¿r nuestro propósito, conto drdma impuro. l,a
Et siqLo XX forma semántica csencial del drama se confirma en cada aspccto de
Hacia fin¿rles del siglo xtx el teatro dramático había alcanzaclo la estas fbrmas: encarnación cle pcrsonajes o figuras alegóricas llevadas a
madurcz de un largo florecimiento como Formación discursiva ela- cabo a trllvés de los actores, reprcsentación de trn conflicto en colisión
borada, incluyendo a Shakespeare, Racine, Schiller, Lenz, Biichner, dramática, una elevada abstracción en comparación con la nclvela y
Hebbel, Ibsen y Strindberg como variantes de dicha forma discursiva, la épica en la imitación del mundo, la representación de cor-rtenidos
a pesar de sus diferencias. l)entro de este marco también se presenta- políticos, mor¿rles y religiosos de la vida social a través de una drama-
ron los distintos tipos -altamente divergentes entre sí- y las aparien- tización de su colisión, una acción progresiva mediante una amplia
desdramatización y la representación de un mundo a través incluso
de una acción real mínima.
" l)nruevesr, P. Koyynentar [iberstzung The¿ter in Walter Benjamins Jrühen
,\chriften. Fr¿incfort: Strocmfcld/Nexus, 1998, p. 291; así como la presentación
conrpleta pp.270 y ss. clc las complejas relaciones que no pueden ser explicadas aquí.

lrü Teatroposdramático Prehistor a il\{


5cc,¡ unclir ctir¡ra: r-risis dcl drant¿r, e:l canrirro propio deL te aIro rfrrtlcstcin, l()stcxt()sl)ru'rtr.ln lutlrudr/,tcrttt2JttdtlcAlltollittArtetrcl
Bajo la ¡rrernisa de un tcatr«r quc aún no sc ha transformado t:n un o cl tcatr<r clc la firnna ¡rura de \üTitkicwicz. hsras Jbrmas textuales
senticlo revolucionario, se llega en I BB0 a la crisis del drama. [.o que dcconstruidttr presentan elementos literarios de la estética teanal pos-
se ve sacudido por dicha crisis -¡ en consecuencia, desaparece- son dr¿rm¿ítica. [.os textos de Gertrude Stein hallan principalmente en
ciertos elementos collsrirurivos del drama que no habían sido cues- Robert Wilson una estética teatral congenial a ellos (\X/ilson ha acla-
tionados hasta ese momenro. La forma textual del diálogo cargado rado c¡ue fue a partir de la lecrura de Gertrude Stein cuando adoptó
de tensión y replero de decisiones, el sujeto, cuya realidad puede ex- Artaud inauguró
la convicción de que debía dedicarse al teatro). El de
presarse csencialmente en discursos interpersonales, o la acción, que una forma de hacer teatro, al igual que la propuesta de \Witkiewicz,
se desarrolla prioritariamente en un presenre absoluto. Szondi dis- que se adelantó al teatro del absurdo. El director francés Antoine
tingue entrc los conocidos intentos de solución o intentos de saluación Vitez. señaló, como escenificador de textos clásicos mediante recursos
alcanzados por los autores bajo la imprcsión de un enrorno vital y teatrales económicos y funcionales, que desde finales del siglo xrx
una imagen del ser humano rápidarnente cambianre: dramaturgia dcl todas las grandes obras que se habían escrito y se escribirían para el
yo, estatisr.r.ro, pieza dc conversación, dr¿rma lírico, existcncialismo y teatro se caracterizaban por una total indiferencia frente a los proble-
tensión, entre otros. No obstante, paralcla y análogamente a la crisis mas que presentaba la textura de la realización escénica8. Esto de-
del clrama como forma textual referida :rl tcatro surge el escepticis- muestra que se produjo una fisura entre teatro y texto. Gertrude Stein
mo respecto a la compatilrilidad enrre drama y rearro. Pirandcllo, luc considerada ¡ lo es todavía ho¡ la creadora de un tipo de texto
por ejemplo, estaba convencido de esta incompatibilidad?. Por su imposible de realizar en escend, lo que es cierto si se mide según los
partc, Irdward Gordon Craig expone en su primer diálogo de El arte cánones y las expectativas del teatro dramático. Basta con preguntar
de/ teatro* que no sc cleberían llevar a escena (¡bajo ningún concep- cuánto éxito tuvieron sus textos en la escena teatral cle su época para
tol) las grandes obras de Shakespeare, ya que sería incluso peligroso dejar en evidencia su fracaso como autora de teatro. F,n sus formas
porque el Hamlet acuado debilita la inagotablc riqueza del Hamlet textuales se anuncia ya aquella din¿imica que invalida la tradición del
imaginado -posteriormente Craig llevó a cabo, efectivamenre, la es- teatro dramático.
cenificación de la pieza y aclaró que su renrariva había corroborado [,a autonomización del teatro no es, como cuando se la banaliza,
la imposibilidad de su realización-. El rearro se concibe aquí como el resultado de la auto-apreciación <le directores (pos)modernos con
algo que tiene sus propias raíces y posee premisas distintas a las de afán de reconocimiento. El surgimiento de la figura del director de
la literatura dramática, incluso hostiles a ella. Según concluye con- tcatro ya se había intuido potencialmente en la dialéctica estética del
secuentemente Craig, el texto debe desistir del teatro precisamente teatro d?amático que, mediante su desarrollo como Jbrma de presen'
debido a sus cualidades y a su dimensión poética. tación, fue descubriendo los recursos que le son inherentes sin consi-
En las primeras décadas del siglo xx se desarrollan nuevas Formas derar su referencia al texto. Al mismo tiempo, se debe reconocer una
textuales que desfiguran la narración tradicional y las reminiscencias faceta productiva en la falta de consideración de los autores del siglo
de la realidad conteniéndola en fragmentos: el Lanscape Play de Ger- xx frente a las posibilidades del teatro, ya que escribían y escriben
sus textos de tal modo que el teatro siempre queda ampliamente Por
'Cfr. I)om, Bernard. uUne écriture de la représcntarion,. -En Tltéátre en Eurttpe,
10, pp. 18-21. inventar. El reto de descubrir las nucvas potencias del arte del teatro
* Cnarc, tdward Gordon. El arte del tedtn¡. Haci¡t uil
nueuo teatro (Escritos sobre
I). Maclrid: Asociación I)irectores de Escena, 2011 [N. del E.].
tedtro n
Vé¿rsc cl artíctrlo cle A. Vitez para la revista Théitre en Europe, 13, 1987, p. 9.

$'{ Teatroposdramático Preh storia ii'J


se ha convcrtido en una dimensión esencial dc la escritura tcatral. rlt'l tt'xto.lr',ull,iti,-,,, ,t l,t vcz (lr.l('s('('rrr[)cz<i lt rctotloccr -lll.'.li,tlrtc.,l
La propuesta de Brecht en la que sugería a los aurores qtJe no /t¿)ds- ( ( )n t r'1rst c c<»n l.t, i magcn- rnt» i miotto ( image-mouucmcnt, dc Dcleuze)

tecieran el aparato teatral sino que lo cambiaran, se ha realizado y hir pxrrlrrcicla tccnológicarlente- el proceso en vivo (a diferencia de las
superado con creces las previsiones del propio Brecht. A este respecto, ruprrriciones rcproducidas o reproducibles), como una diferencia es-

Heiner Müller aclara que un texro teatral solo alcanzaría su objetivo si pccífic:r dcl teatro respecto al cine. Este redescubrimiento de que el
no pudiera realizarse en el teatro tal y como esrá escriro. tcatro, y solo el teatro, posee un singular potencial de presentación
plantcó la pregunta, a partir de entonces todavía más crucial, acerca
Autonomización y reteatra Lización cle lo que el teatro tier.re de inconltundible e irremplazable frente a
Como consecuencia de la revolución artística que se apoderó de la otros medios. En efecto, el planteamiento de esta pregunta ha acom-
escena teatral alrededor de 1900 ocurre, paralelamente a la crisis del pañado desde entonces al teatro -y no solo debido a su rivalidad
drama, una crisis de la forma discursiva del teatro en sí mismo. El con otras artes-, pues evidencia una de las dos lógicas que definen
rechazo de las formas teatrales tradicionales ruvo como consecuen- el surgimiento de nuevas formas de representación artística: aquella
cia una nueva autonomía del teatro en tanto que práctica artística según la cual la aparición de un nuevo medio de creación formal y de
independiente. Después de este decisivo giro el reatro abandonó la imitación del mundo lleva, casi automáticamente, a que los medios
orientación segura a la que estaba acostumbrado para concentrarse en definidos de repente cot11o (tntiguas se interroguen acerca de su es-
la selección de sus recursos a favor de las exigencias que le proponía pecificidad en tltnto que drte y cuáles son los elementos que cleberían
la realización escénica. Esta nueva orientación ha proporcionado no ser destacados, consciente y enfáticamente, tras el surgimiento de las
solo una coerción de los criterios del oficio reatral, sino también una técnicas más modernas. Bajo la aparición de los nuevos medios, los
cierta seguridad respecto a ellos, una lógica y una legitimidad en la demás se vuelven auto-reflexiuos (así ocurrió cor.r la pintura tras Ia
utilización de los recursos puestos al servicio del drama. La nueva aparición de la fotografía, con el teatro tras el surgimiento del cine,
libertad adquirida por el arte del teatro se acompaíró de una parti- y con ambos tras la emergencia de la televisión y la tecnología del
cular pérdida que se ha descrito, desde la fácera productiva, como la vídeo). Aunque este cambio eclipsara todo lo demás ya en su fase ini-
incorporación del teatro a la era de la experimentación. Desde la toma cial, en ell¿r la autorreflexión conservaría su potencial y su necesidad,
de conciencia acerca de su propia independencia para realizar el texto forzadas por la coexistencia y Ia competición (paragon) entre las artes'
mediante el potencial de expresión artísrica oculto en é1, el rearro se Al parecer, la otra constante del desarrollo artístico consiste en quc la
lanzó, del mismo modo que otras formas artísticas, a la difícil y arries- dinámica experimenta un crecimiento a partir de la desintegración.
gada libertad de la experimentación incesanre. En las attes plásticas la dimensión de la reproducción estaría separada
A medida quela teatralización del teatro experimenra un progresivo de la experiencia del color y de la forma (fotografía y abstracción), de
avance hacia su liberación de la hegemonía del drama, esta evolución modo que los elementos individuales rechazados garren aceleración y
se acelera con otra cesurdhistórico-mediática: la emergencia del cine. surian nuevas formulaciones. De la descomposición de un género en
Hasta la fecha, el dominio en el teatro de la imitación, del movimien- elementos individuales nacen los nuevos lenguaies formales de expre-
to de personas realizando acciones, fue recogido y superado por la siórr. Los aspectos del lenguaje y del cuerpo en el teatro antes Pegados
nueva matriz de representación tecnológica del cine. La teatralidad se separan los unos de los otros, la representación de papeles y la

se comenzó a entender como una dimensión artística independiente apelación al público se tratan como realidades autónomas y el espacio

Sfl Teatro posdramático Prehistoria ES


s()noro sc scl)rrrx clcl cspacio cle ¿rctuecirin, dc rnod«r cluc tlan ltrgrrr (lu( s( ('r)t('ntlílr cn c'l siglo xtx, y/o tlc l:r ttcg:ttivlt:t ltlczclltrst'c()tt cx-
a nucvas fbrmas de representación de la autonomización del tcat«r pclicrrti:rs rc¡tralcs .lcsacostumtrradas. Sin ct'nl:,argo, la cliflrcnciacii¡n
según las distintas capas que lo componen. crrtrc cl teatro cle clircctores y el teatro de actores o de:rutor concierne
La concentración sobre la realidad rearral frente a una represen- sol«r marginalmcnte a nuestro propósito de diferenciar entre el teatro
tación del mundo literaria, fotográfica o fílmica se puede designar clrarniítico y el teatro posdramático. El teatro de director es una premisa
como retedtrdlización, un aspecto que identifica a los movimienros de indiscutiblc para el dispositivo posdramático (aún cuando un colectivo
las vanguardias históricas. Los estudios de Erika Fischer-Lichre se han entero se ocupe de la dirección), pero no cabe olvidar que también el
centrado particularmente en este concepto; en ellos se introduce por tcatro dramático se presenta ampliamente como un teatro de director.
primera vez la figura de Georg Fuchs y ponen de relieve, enrre orras Respecto a la nueva insistencia en el cambio de siglo sobre el valor
cosas, su conexión con la productiva recepción tanto europea como intrínseco del teatro hay otro contexto que resulta importante tener
extra-europea de las tradiciones teatrales no literarias de las vanguar- presente: el teatro de entretenimiento y de espectáculo de finales del
dias históricase. El objetivo de esta reteatralización no fue únicamente siglo xx reforzó a los artistas del teatro en Ia convicción de que exis-
el recuperar las posibilidades estéticamenre puras de lo teatral. No se tía un conflicto entre el texto y el teatro de experimentación. Para el
trataba únicamente de una teatralización inmanenre al teatro, sino de teatro, la recuperación de la complejidad y la verdad fue un esfuerzo
la apertura del ámbito del teatro a orras formas de la práctica cultural recurrente de los Craig, Chéjov, Stanislawski, Claudel y Coupeau.
tales como las políticas, las mágicas, las filosóficas, erc.; así como de Aunque a grandes pasos se fue produciendo una toma de distancia
la confluencia entre fiesta y ritual. Por tanto, era necesario evitar las respecto al modo de presentación tradicional del drama, y algunos
reducciones encaminadas a una estetización de las vanguardias que defensores de la autonomía y reteatralización del teatro avanzaron
podían venir sugeridas por el uso del término reteatralizacitin en el en su exigencia de desterrar el texto, el teatro radical de la época
contexto del modernismo clásico. El anhelo de las vanguardias de no apuntaba simplemente a un mero menosprecio del mismo, sino
trascender las fronteras entre vida y arte (un intento cuyo fracaso también a sú rescllte. Lo que trataba de hacer el teatro de directores
naturalmente no las condena) era asimismo uno de los motivos de la emergente era precisamente eliminar la convención de los textos y
reteatralización. liberarlos de los ingredientes arbitrarios, irrelevantes o destructivos,
En el transcurso de este giro se forma lo que se denomina el teatro propios de la ugran cocinarr{)de los efectos teatrales. Todo aquel que
de dirección o tedtro de director con fines descriptivos, de alabanza o de apele al rescate del texto teatral de las atrocidades de la dirección
difamación. La autonomización del teatro ¡ con ella, la importancia tradición del texto escrito se
se debería acordar de este contexto. [-a
siempre creciente de la dirección es compleramenre irrefutable. Sin encuentra más amenazada por Ia convención museística que por las
ánimo de despreciar cualquier antipatía legítima contra personalida- formas radicales de tratarlo.
des mediocres del teatro -que abarcan rexros significativos dentro de
su horizonte artístico limitado- cabe destacar que el alboroto sobre Tercera etapa: neo-vanguardia
la arbitrariedad de los directores nace en la mayoría de los casos de Respecto a la genealogía del teatro posdramático, es significativo
una mentalidad tradicional hacia el texto teatral, en el sentido en el despegue teatral de la neo-uanguardia. En la República Federal de

" Cfr. .junto a las publicaciones alemanas, enrre orras: '[be Shotu and the Gaze oJ' r0 RouotNl,,
Jean-Jacques. 7héátre et mise en scine lBB0-1980. París: Presscs
Theatre. A European Perspectiue.Iowa: Iowa Universiry Press , 1997 , pp.7 1 y ss., 1 1 5 y ss. universitaires de Francc, 1980, pp. 54 y ss.

$t¡ Teatroposdramático Prehislona SI


Alcrnania lrr llanracle -fim lr rt«¡ustitutiitz lrcnclicitj rrrra sos¡rcchosa I Jrr r.rrrblcrul plrrlr l,r rcvrr.'l(rr rc:rt r:tl lircrott llts l't'rtlizrtt iottt's c'sci'lliclts
rcstricción dc la culrur¿r y clel teatro hacia un hunutnismo apolírico. dd Mttrttt/Stt/r clcl'ctcr \fciss c¡ Bcrlín y c¡ l.¡trclrcs, de la Ina¡g de
Por una parte, durante el auge económico de los años cincuenta se Konrad Swirurrski y l)eter Brook.
construyeron nada menos que cien nuevos teatros; por otra, la escena En la décacla de los scsenta surge un nuevo espíritu de experimenta-
alemana estuvo dominada por el conservadurismo de Gusraf Gründ- ción en todas las artes que culminará en la revolución de mayo del 68.
gensrr y por e[ intento de olvidar el pasado político y de reflexionar En 1963 se crea en Fráncfort Experimenta y el nuevo Bremer Stil da
sobre la cubura. I-as tentativas experimentales se mostraron todavía mucho que hablar: bajo la dirección de Kurt Hübners surge un tea-
titubeantes en Alemania, mienrras que en los Estados Unidos se es- tro joven, política y formalmente revolucionario, marcado por Peter
taban abriendo nuevos camil-ros y John Cage, Merce Cunningham o Zadek,Wilfried Minks y Peter Stein. En 1969, este último se traslada
Allan Kaprow, entre otros, tomaban la escena. a Berlín y hace de la Schaubühne un teatro de referencia mundial du-
A finales de los años cincuenra comenzó el despegue internacional, rante décadas. Por su parte, en Estados Unidos surge una vanguardia
no solo de la vanguardia sino también de la cultura pop que revolu- creativa y altamente polifacética: junto a las artes plásticas, el teatro,
cionó todos l<¡s ámbitos de la vida pública y privada. Con la música la <lanza, el cine, la fotografía y la literatura formaron wa comunidad
rock (Chuck Berr¡ Elvis Presley) produjo, por primera vez en la
se llrtístictl (artistic community) cuya nofma consistió en transgredir los
historia, música dirigida y pensada exclusivamenre para la gente jo- límites entre las artes, haciendo que el teatro convencional parecie-
ven. Se inició así el camino que llevaría a la victoria de la cultura ju- ra anticuado. El nuevo arte dmbientalkta (enuironment) (anticipado
venil. Por su parte, en Alemania, donde las artes plásticas y la cultura ya por las Merz-Bauten lconstrucciones Merzl de Kurt Schwitters),
cotidiana siguen de buena gana la influencia americana, esta llega a avanza mediar.rte la integración conceptual de la presencia real del
la del teatro como reacción al fosilizado teatro de formación
esfer¿r observador (Rauschenberg) en el trabajo de la escena teatral. Los pro-
lllildungstheaterJ, a través de una recepción enrusiasra de los rextos yectos de embalaje de Clhristo interactúan como obra con los visitan-
de Beckett, Ionesco, Sartre y Camus. La confluencia de la filosofía y tes que acuden en masa a sus instalaciones. La action painting es ya
el teatro del absurdo con el existencialismo halla un eco también in- un tipo de ceremonia pictórica con reminiscencias teatrales, si bien
tenso, al igual que e[ conocimiento -tardío en Alemania- de formas la obra, después de la acción artística, continúa existiendo como un
artísticas como las propuestas por el surrealismo y e[ expresionismo objeto idealmente ligado al acto de creación original. Como direc-
abstracto. Comienza la recepción de Kafka, mienrras la música serial tor, Yves Klein exhibe ante los espectadores süs ttntroPometrías corrro
y el arte infbrmal se hacen notar. Al mismo tiempo que en la Repúr- un espectáculo con mitsica y en los bappening, principalmente de la
blica Democrática Alemana la estérica brechtiana -especialmenre rras mano de los accionistas vieneses, la acción adquiere los rasgos de un
las exitosas giras internacionales del Berliner Ensemble- parecía llevar rittral. En 1969 Richard Schechner escenifica Dionlsius 69, en el que
la batuta (aunque cn realidad fue también considerada sospechosa los espectadores son exhortados a contactar corporalmente con los
y combatida en nombre de un llamado realismo socialista), se desa- performers.
rrolla en todo el mundo, y especialrnente en la Alemania occidental Asimismo, en la década de los sesenta, el interés por el teatro del
alrededor de 1965, un nuevo teatro de la provocación y la protesta. absurdo se vuelve central. Este renuncia a la visible carga significativa
del desarrollo de la trama pero, de un modo desconcertante y en me-
I1 (i. (iriindgens (1899-19(r3) Fuc uno de los direcrores y acrores dc tearro m:ís dio de la desintegración del sentido, se aferra con fuerza a las unida-
famosos dc Alemania.

-Qs Teatroposdramático Preh storia -'J


rlcs clrisicrrs clcl rlr:rnlrr. Sin crrrbrrrgo, I«r r¡Lrr.unc (.()n lrr tr:rtliciri¡ cl:i, :rlgo rtsí (()n)() unil uttsctrci:t tlc scrlticlt¡ (rtltstttct rh s,:tts), caltt'la posi-
sic:r ¿r l«rncsco, Aclamov y a los clenr:is aLlrores clasificad..s baj. lirrr,as biliclacl clc cornpararkr con cl tcatro del absurdo, que y¿l en sr.r propitr
teatrales absurdas o po¿ticrts, es el dominio del discurso. par:r Ionesco las nonrbrc anuncia una renuncia al sentido. La atmósfera que alimenta
palabras devienenJaroles sonoros sin senti¿lo (écores sonores démunies de ¿l tcatro del absurdo está basada en una concreta visión del mundo
sens) pero, precisamente por ello, deben, como ocurre al frnal de La Metanschduung) y sts fundamentos políticos, literarios y filosóficos: la
cantdnte calua, expresar una verdad del mundo bajo una nueva ruz. La experiencia de la barbarie en el siglo xx (el Holocausto), la posibilidad
realidad, como escribe Ionesco, expresa usu luz verdadera, m¿ís allá de real del final de la historia (la bomba de Hiroshima), las burocracias sin
las i.terpretaciones y de una causalidad arbitraria, (ndans sa véritable sentido y la resignación política. El absurdo y el repliegue existencial
lumiére, au delá des interpretarions et d'une causalité arbitrairerr2). sobre el individuo están estrechamcntc imbricados. La desesperación
'lambién el reatro de la rigurosa crítica
del sentido se enrendió como cómica se convierte en el humor predominante en Frisch, Diirrenmatt,
el esbozo ¿le un mundo y al autor como su creador. Incluso como jue- Hildesheimer y otros. La formula a nosotros yt solo nos llega la comedia
go del absurdo el teatro permaneció como imiración del mundo. y, al ((Ins kommt nur noch die Komódie bei) expresa el fin de la posibilidad
igual que pasó con el nuevo teatro político de la provocación, el rea- de una interpretación trágica del mundo. En el cine, junto a las pelí-
tro del absurdo permaneció comprometido con aquella jerarquía que culas existencialistas francesas, Dr. Strangeloue or How I ledrrtt to stoP
subordinaba el arte del teatro al rexro, denominá.dolo como rearr. worrying and loue the Bomb [¿TeleJbno rojo? Volamos bacia Moscú, 1964],
dramático, cuyo enrramado de caracrerísricas deja inracto el clominio de Stanley Kubrick, queda como la traducción connatural de esta expe-
del texto, el conflicto de personajes, la toralidad de u'a trama/acción riencia. Sin embargo, el contexto ideológico confiere otro signilicado
grotesca y la representación del mundo. completamente distinto a todos los recursos de la discontinuidad, el
Revisando el tearro del absurdo según la descripción de Marrin collage y el montaje, la desintegración de la narración, la estupefacción
Esslin, podríamos senrirnos transportados inicialmente hacia er tea- y la supresión del sentido, que el tcatro del absurdo comparte con el
tro posdramático de los años ochenr¿r: sus piezas «no rienen historia posdramático. Cuando Esslin sitúa -con razón- los elementos formales
o argumenro al que referirnosr, las obras use hallan desprovistas de del absurdo en el contexto de temas ideológicos y realza especialmente
personajes reconocibles», más bien parecen «muñecos nrecánicosr; ua «la angustia metafisica, originada por el absurdo de la condición huma-
menudo no rienen ni principio ni fin, y, en vez de espejo de la reali- narr1, está presentando un problema fundamental que también propu-
dad, parecen ser ureflejos de sueños o pesadillasr, y «si una obra bien so el teatro posdramático en las décadas de los ochenta y los noventa:
hecha se basa en ingeniosas réplicas y agudos diálogos, esras no tienen en ese momento, sin embargo, la desintegración de certezas ideológicas
más que cháchara incoherenrerrr. no supone ya ningún problema de angustia metafisica, sino una cir-
¿Estaría aquí descrito el teatro de
Robert §Tilson? Dado que en el teatro posdramático puede consrararse cunstancia cultural plenamente asumida.
El teatro del absurdo se corresponde con el drama lírico porque
12I<rN¡:sr:<r,F..Noteset«tntre-notcs.P¿rís:Gallinrard, participa de la genealogía (no del tipo) del teatro posdramático. En
1962,p.159.Cf.al respecto:
Mtcneuo, Guy. nlonesco. Dc la dérision i l'anti-monde,. F.n Jer:qu<>r, Jean (ecl.). este sentido, el título de la segunda compilación sobre teatro de Jean
Le théátre moderne 1/. París: Editions du cenrrc de la Rechcrche scientifique, 1973, Thrdieu (Po?mes á jouer [Poemas para interpretar], 1960) marca esta
pp.37-43,esp.p.39[ed.cast., E/teatrt¡moderro:honbresytendezczbs.BuenosAircs:
Editorial Univcrsitaria, nueva dirección. Una pieza como Conuersation-Sinfonietta forma una
I 9(171.
1' Essrrr.r, M. Absurdes
Theater. Fráncfort, l9(t7, p. l2 [ed. cast., 27 te¿tro del
absurdo. Barcelona: Seix llarr¿rl, 196(r, p. 131. ra
lbídcn.r, p. 15.

S{ Teatro posdramático Prehisloria $s


conrposici(in nrusicrl a partir de fragrnentos clel lcnguaje coti(liln(). Itn l.rs rrtrotirlrttlt's totrtr'titlrrs ctr los..lntpos clc cortcetrtracitiu) ha sido
el LABC de notre uie (escrita en 1958 y estrenada un año rnás t:rrde) sc ,lttitlitlo llistririca y políticanrcntc al nrargen dcl teatro. L,n este sen-
encuentra la denominación del género poemd para la escen/t con so- ritlo. cl tcatro clocume¡rtal se enfrenta a una dificultad similar a cual-
lista y coro. En el estreno se hizo uso de la música de Anton \ü7'ebern. ,¡rricr.clranra histcirico que pretenda intentar lo imposible: representar
tmbién existen piezas sin personajes en las cuales únicamente resue- tr¡rlr¡ inciertos sucesos históricamente ya conocidos y cuya conclu-
nan voces en un espacio vacío (Voix sans personne). Frente al teatro sir'rn clependa del curso del procedimiento dramático. El suspense
posdramático, el teato poético -que Esslin quiso distinguir del teatro rro sc localiza er.r el transcurso de los acontecimientos, sino que es
del absurdors-, se aproxima bastante a este último. Se trata de un .rlgo objetivo, mental y, en su mayoría, ético-moral: no se trata de un
teatro literario dentro de la tradición del teatro drarnático, que man- rnrrndo narrado y comentado de forma dramátical7. Por otro lado, au-
tiene una separación abismal con el teatro posdramático. A modo de l()res nlenos consecuentes, como Rolf Hochhuth, no pueden rehuir
conclusión, podcmos constatar que el teatro dcl absurdo *así como el lir tentación de convcrtir de nuevo el material documcntal en moneda
teatro de Brecht- perrenece a la tradición dramática. Algunos de sus ..lc c¿rmbio dramática, lo cual provoca Ia mordaz crítica de Adorno.
textos dinamitan el marco de la lógica dramática y narrativa pero, cn Es cuestionable si la pretensión política repetidamente implorada
principio, únicamente cuando los recursos teatrales van más allá del ..lel teatro documental puede cumplirse mediante su adaptación for-
lenguaje en equidad con el texto y pueden pensarse sistemáticamente rn¿l a la norma dr¿rmática. Peter Iden opinaba en l9B0 qre El Vicario,
incluso sin é1, se acercan al teatro posdran-rático. Por consiguiente, no ile Rolf Hochhuths, permaneció demasiado udespreocupado respecto
podría hablarse de una continuidad del teatro del absurdo y del tearro propia fbrma dramática» ¡ por ello, no fue un teatro realmen-
rr su
épico en el nuevo teatrol(', sino que habría que señalar la ruptura tc político, a diferencia de la famosa realización escénica de Peter
tanto con el teatro épico como con el teatro del absurdo, pues am- Stcin para lhssots. Se hizo evidente que el tratamiento de los clásicos
bos se aferran con recursos distintos a la presentación de un cosmos cn el tcatro tradujo cada vez más uel carácter dramático del material
textual ficticio y simulado, mientras que el teatro posdramático ya como drama del derrumbamiento de todos los medios tradiciona-
no lo hará. les, (aunque no es apropiac'la la metáfora del drarna para aludir a la
'lámbién el género del teatro documental, desarrolla<lo en los años
pérdida de los recursos de representación tradicionales). El conflicto
sesenta, da un paso más allá de la rradición del teatro dramático. fundamental de la materia del drama use había desplazado al modo
Escenas de asuntos judiciales, de procesos, interrogatorios y decla- de tratarlorre. Esta observación llama la atención sobre la oposición
raciones de testigos ocupan el lugar de la presentación dramática de más tajante que se plantea entre el tradicionalismo dramático y los
sucesos. Podría objetarse que las escenas judiciales y el interrogatorio enFoqueS que miran hacia una nueva práctica teatral que ya se em-
de testigos son también recursos del teatro tradicional para generar pieza a entrever en el Tasso de Peter Stein. (De hecho, el propio Stein
tensión dramática. Aunque esto sea cierto en muchos dramas, no es decidió no llevar adelante este desmantelamiento del teatro. Apoya-
pertinente aquí en la medida en que aquello de lo que trara el rearro do incondicionalmente por Dieter Sturm, pronto desarrolló la con
documental (culpa política o moral en la investigación de armas aró- r¿rzórr famosa, y más bien neoclásica, estética de \a Schaubiihne y, en
micas, la guerra de Vietnam, el imperialismo, la responsabilidad de
17 \WerNnr<;H, 'limpus. Besprochene und erzihlta \Yeb. Stuttgtrt: C.H.Beck, 1971 .
H.
l8
Ior:,N, P. nAm F,nde der Neuigkeiten. Anr Anlang des Neuen?,. F,n'lheater 1980.
'' Ibídem, pp. 15 y ss.
.l,thrbuch Thedter Heute, p. 126.
't' PoscurutaNN, G. I)er nicht mel¡r dramdtische'lhettter¡ext, op. cit., p. 183. r'']
Ibídem, p. 127.

§|* Teatroposdramático Prehistoria $Y


ciertos rron)elltos, una de l¿rs más brillantes realizacioncs del rcatro (()n su r:rt:tctcr'ístirl v:rr'il¡cirilr, l)fistcl' , cll tllllt() utr cu:utt() c()nvicrtc
dramático en la época de su puesta en cuestión). cn tt'tttt rrcgativo tockrs los criterios clcl teatro dr¿rmático. Sin embargo,
EI aspecto más vanguardista del teatro documental no es tanto su vo- .¡l rrrisnro ticnrpo, seirala hacia el futuro del teatro después del drama.
Iuntad de efecto directamente político o su dramaturgia convencional, l,os rnockls del tcatro neovanguardista sacrifican, cada uno a su ma-
como aquel rasgo que empuja persistenremente al rechazo y a la crítica: rrtrrr, ciertas partes de la representación dramática, si bien al final pre-
aunque dramatice documentos, muestra una clara tendencia hacia las t.'rvan c[ nexo decisivo y unificador entre el texto de una acción, un in-
Formas de tipo oratorio -a los rituales-, tal y como se presentan a sí lirlrne, un proceso y la representación teatral orienrada íntegramente a
mismos también los interrogatorios, los informes y los veredictos. Esto r'llos. [rste nexo se rompe en el teatro posdramático de las últimas déca-
se evidencia con contundencia en Die Ermittlung F,rt indagaciónl, de ,l:rs. Intermedialidad, civilización de imágenes, escepricismo frente a las
Peter Weiss, que no por casualidad surgió de su lectura dc Dante y su srandes teorías y las metanarraciones disuelven la .ierarquía que había
proyecto de escribir él mismo sobre una suerte de inferno. El horror silrantizado no solo la subordinación del teatro al texro, sino también
de los campos de exterminio se muestra en himnos que intensifican el la cohcrencia entre ellos. Ya no se trata solamente cle la afirmación y el
material de las declaraciones hasta alcanzar un canto recitativo tenden- rcconocimienro del rendimiento individual de la escenificación como
te a la liturgia. borrador artístico-teatral, sino que se invierten las relaciones consti-
Puede decirsc quc cn los textos sobresalientes de aquellos aÁos se tutivas del teatro dramático, primero de modo subterráneo y después
cucstiona el modelo de comunicación dramático más claramente que rtbiertamente: la pregunta qLre se sitúa en primer plano ya no es si y
en la práctica de Ia dirección. De ahí que pertenezcan a Ia genealo- cómo el teatro .rr corresponde adecuadamente con un texto que eclipsa
gía del teatro posdramático las piezas habladas (Sprechstücke) de Peter todo lo demás. Más bien se cuesriona sí y cómo los textos pueden ser
Handke. El teatro se desdobla citando su propio discurso. Principal- un material idóneo para la realización de un proyecro reatral. Ya no se
mente, mediante la erosión interna de los signos teatrales y el uso de aspira a la totalidad de una composición teatral estética de palabras, sig-
la autorreferencialidad surge el mensdie indirecto, la referencia a l<r nificados, sonidos, gestos, etc., que se ofrece como construcción holís-
real. La problematización de la realidad como realidad de los signos tica de la percepción, sino que el reatro adopta su carácrer de fragmento
teatrales deviene metáfora de la pérdida y la circularidad que se da en y de parcialidad. Renuncia a los criterios largo tiempo incuestionados
el interior de las figuras de la lengua más comunes. Si los signos ya no de unidad y síntesis y se abandona a la oportunidad (y al riesgo) de
se dejan leer como referencia a un significado determinado, enton- confiar en los impulsos individuales, fragmentos de partes y micro-
ces el público se encuentra desconcertado entre la alternativa de no estructuras de textos, con el propósito de devenir un nucvo tipo de
pensar en nada frente a esta asusencia y la de leer las formas mismas, prácticf. Se descubre con ello un nuevo conrinenre de la actuación, una
los uegos lingüísticos y a los actores tal y como se presentan aquí y
.f
presencia novedosa del performer (hacia cuya figura mutan los actores),
ahora; o dicho en palabras de Heidegger: en su ser-así (sosein). En y se establece un panorama teatral multiforme más allá de las formas
cierto modo, un texto como Insubos al público permanece atrapado basadas en el drama.
en esta tradición «como metadrama o metateatrorz0 -como afirma,
Un breve vistazo retrospectivo a las vanguard¡as históricas
20 Una discusión sobre las formas teatrales más innovadoras debe rccu-
M.
Das Dramd. Tbeorie und Ana$se. Múnich, 1980, p. 330. Existe
l)rts,reR,
también una edición inglesa:. The Theory and Analysis oJ' Drama. Cambridge: rrir a las vanguardias históricas, porque en ellas fue donde primero se
Cambridge University Press, 1988, p. 249.

$il Teatro posdramático Prehistoria {¡§


cfcctu<'r la clisolucirin cle la unidacl dranratúrgica clásica y convcrrcio ltl tt'lrtro tlc l<ls sirlrlrolistus nll¡-cri trtr inr¡xrrtantc
l)lls() crn cl canlilro
nal. Naruralmente, no se trata ahora de complementar la al¡unclentc lracia cl tcatro ¡rosclrarnlitico con su estarism() anti-dramático y slr ten-
bibliografia sobre esta época o de elaborar sin más el inventario de las clcr.rcia a las firrmas monológicas. En este senrido, Stéphane Mallarmé
múltiples infuencias de las vanguardias históricas sobre el teatro pos- se centra cn unA idea de Hamlet según la cual dicha obra solo reconoce
dramático, sino solo de poner de relieve algunas cle las posiciones y los realmente a un héroe mientras que relega a rodos los demás personajes
desarrollos especialmente notables que son de particular interés para el al rango de comparsas. Desde ahí se puede rrazar una línea hasta el modo
teatro posdramático. en el que Klaus-Michael Grüber escenificó st Fausto o Robert \Tilson
su Hamlet: como teatro neo-lírico que entiende la escena como lugar de
Drama Lírico y simboLismo u¡a escritura (éoiture) en la cual todos los integrantes del teatro devie-
En el análisis del teatro denominado formalista por el propio Michael nen caractéres de un texto poético. Cabe mencionar una observación de
Kirb¡ este propone diferenciar entre un modelo de vanguardia ltnt(tgo- Maeterlinck al respecto: ula piéce de théátre doit étre avanr rour un poé-
nista y o:uo hermético. Observa con razón que el convencimiento habi- me, [ula pieza de teatro debe ser ante todo un poemar]. A continuación
rual según el cual el teatro vanguardista comenzó con el escándalo de la explica que debido a la molesta presión que eiercen todas las circuns-
representación del Ubú rey de AlbredJarr¡ en 1896 en París, es, como tancias que cuentan como realidad dentro de nuestras convenciones, el
mínimo, prrrcial. Solo la línea que Kirhy dcsigna como dntagonista em- poeta hace una pequeña trampa e introduce alusiones a la vida coridiana
pieza aquí y lidera, mediante el futurismo, el dadaísmo y el surrealismo, aquí y allá (ga et k). Sin embargo, Maeterlinck se lamenr¿r de que el pú-
las nuevas estéticas de la provocación (¡en aquel momento la palabra blico tome estos elementos ocasionales como lo único verdaderamer.rte
merdre pronunciada al comienzo de una representación escénica toda- importante, mientras que para el poeta (y también para el poeta teatral)
vía podía épater le bourgeois!). Sin embargo, como señala Kirb¡ el teatro son meros compromisos, concesiones superficiales realizadas a perición
posdramático tuvo sus inicios en el simbolismo, en 1o que denomina del público,, en cuya representación se busca lo que se enriende por
como vanguardia hermética, qúe se desarrolla de un modo paralelo, si realidad reconocible. Lo mismo sirve, como dice expresamenre Maeter-
no anterio¡ a estas estéticas de la provocación: Iinck, también para lo que se llama el étudr des caracteres [el estudio de
los caractéres]. En este teatro se abandona la construcción del suspense,
El teatro de las v:rngu:rrtlias comenzó antcs dc aquell:r primera realización de del drama, la acción e imitación y, como pone de manifiesto el nombre
Ubú rq- como muy tarde con los simbolistas. I-a estética sirnbolista propone drame statiqur [drama estático], se rechaza asimismo la idea clásica de
un giro h:rcia el interior, lejos del mundo burgués y sus estándares, hacia un tiempo inexorable que avanza hacia adelante y de modo lineal en
un mundo rnás pcrsonal, privado y cxtr¿rr¡rdinario. La realización escénica beneficlo de una imagen-tiempa plana.
simbolista se hacía en teatros pequeños. Era indiferente, distante y estática,
implicando poca cr.rcrgía física. [,a iluminación era a menudo tenue. Los tstática y [anLasmas
actores acostumbraban a actuar detrás de cortinas. [...] F,l arte erir contenido, Es de sobra conocido que, por aquel entonces, el teatro asiático, espe-
aislado, completo e¡r sí mismo. Podemos [amarlo cl modclo hermético del cialmente el teatro l/ó", sirvió de fuente de inspiración para el reatro en
teatro de las vanguardiasrr.
r2 SzoN»r, P. Das p. 360 [cd. cast.,
firische l)rama, op. cit., Téorítt del dramrt
moderno, op. cit.l.
2' Krnov, Michacl. A l'orm¿list Theatre. Philadclphia: Universiq, of Pennsylvania * El tcatro Nó o Noh es una de las manilestaciones más destacadas clcl drama líriccr
Press, 1987, p. 99. japonés.'lLvo su apogeo en el siglo xvrr, época en que datan los primeros textos

1$§ Teatro posdramático Prehistoria 'l{lt


['.uro¡ra. l'aul (]lauclcl, fascitrado por su o¡rosición al clranla, fonlrrrl<i: tulcs totrcr'pciolrcs, rier-t:unctrtr 1'»-oIrlcntlitir':rs, scncillettr('r)tc l)()r
ulc drame, c'est quelque chose qui arrive, le Ná, c'est quclqdllrl (lui rrricclo u rura crítica iclcológica. Aunqtrc, p()stcri()rIIrcntc, cl llanlado
arrive»23 [uel drama es algo que acontece , el Nó es alguien que llega, ] . tlteatre oJtimages Iteatro de imágenes] de \üTilson produce una peculiar
Hacen falta pocas explicaciones para encontrar en esta formulación, aura dt: fátalidad en la que las figuras parecen rendirse a una magia
la oposición esencial entre el teatro dramático y el posdramático: apa- misteriosa, esta forma de actuación teatral no puede identificarse con
riencia frente a trama, actuación no mimética (performance) frente a una tesis centrada en una ideología del destino, tal y como afirma
representación. El teatro l/ó es para Claudel una especie de drama el propio \Wilson. La dramaturgia estática de Maeterlinck consistía
para una sola persona y muestra la misma estructura que la de un en compartir una experiencia de entrega, que en el l/á se halla en
sueño24. En la búsqueda de lo que Mallarmé denomina ln nouuedu la inclusión de la vida humana dentro del mundo de los fantasmas
cérémonial théátral [nuevo ceremonial teatral] se encuentra el teatro regresados del inframundo. No es casualidad que tanto en Wilson
japonés, un modo de representación total con un horizonte meta- como en Maeterlinck los maniquíes, los autómatas en movimiento y
fisico. Del mismo modo que la oda en el simbolismo de Mallarmé, las marionetas se asienten en lo más íntimo de su idea de teatro. En
también la misa católica podría avanzar hacia una forma de teatro. el escrito temprano Un tbéátre d'androides [Un teatro de androidesJ,
En este sentido, parece obvio que el carácter ceremonial del teatro Maeterlinck explica: uDa Ia impresión de que todo ser que posee la
asiático ofrecía un estímulo a tales visiones. Si bien no tiene casi nada apariencia de la vida sin tenerla hace pensar en poderes extraordina-
en común con el drama realista europeo, el teatro asiático abre un es- rios [...] son muertos que parecen hablarnos, en consecuencia, voces
pacio a los modos de percepción rituales que permiten establecer un superiores...r25. E,l teatro posdramático de Thdeusz Kantor, con sus
puente hasta \X/ilson, pasando por Maeterlinck y Mallarmé. objetos y aparatos enigmáticos y animados, así como los espíritus y
En la concentración sobre el ritual se manifiesta una experiencia fantasmas históricos en los textos posclramáticos de Heiner Müller, se
que difícilmente puede designarse de otro modo que mediante la des- sitúan en esta tradición teatral del destino y de los espíritus que, como
fasada palabra destino. En el caso de Maeterlinck el tema es explícito y ha mostrado Monique Borie, son cruciales para Ia comprensión del
central. El teatro no debe articular la causalidad trivial de la experien- teatfo2('.
cia cotidiana sino, por el contrario, la rendición fatal del ser humano
a una ley que permanece desconocida. Sería inadecuado descartar Poesía escénica
Sin embargo, queda por resaltar una distinción fundamental entre
el nuevo teatro y el teatro simbolista: los espectáculos teatrales reali-
imprcsos, atribuidos :r Kwanami y a su hijo 7-eami (ambos de comienzos del siglo zados e1'r las últimas décadas del siglo xrx estaban encaminados, con-
xrv). El ly'á procede de las clanz.:rs rituales de los templos, de Ios escritos budistas
trariamente a los que predominaban con anterioridad, al dominio del
y de la poesía, mitología y leyendas populares japonesas y chinas. En o¡-rosición al
¡eatrct habuhi, sc trata de un drama aristocrático que se representa en un cuadrilátero lenguaje poético sobre la escena. En esos años se deja de considerar
elevado, rodeado de pírblico por dos de sus lados. La temática dc los dramas Nó cs que la esencia del teatro sea el texto de personajes -como en el teatro
solemne y trágica, y siempre alude a algún tipo de reclención a tra.vés del simbt¡lismo
aparente de alguna leyenda o hecho histórico. El lenguajc utilizado es aristocrático y
dramático- y pasa a serlo el texto de poesía que, a su vez, se debería
elevado, y en él abundan los arcaísmos [N. del E.].
r:r(lfi. tü7ereN¡rs, Moriaki. nQuelqu'un arriver. E,n Tl¡éátre en Euro¡te, 13, 1987, r5 Pr.asseno, L). L'acteur en effige. F'igures de I'homme artiliciel dans le théátre des
pp. 26-30 ; así como M.tnatuÉ, Stéphanc. Oeuures complbas. París, 1970, p. \167 . auantgardes historiques. Allemagne, France, Italie. Lausanne: Lage d'homme, 1992,
24
uDrame ¡ronopersonnel, offrant la méme structurc quc lc révc,. Cfr. \lareNarn, P. 38.
Moriaki. nQuelqu'un a.rriye,', 0P. cit., p.30. r('B<rnre, M. Lefhntóme ou le théátre qui doute. París: Actes Sud, 1997.

$#* Teatro posdramático Prehistoria 'l*$


corrcsl)()ndcrcolt la prcpi..t locsí(t del rcatro.'lirntbióll Mactcrlinc.k alir- »ttt lir¡t'(). ul,rr rlr'nolnin;rr'i<in tlc tlr,ttttrt lírico intlicrr (luc cn
i'l Iro ticrrc
mó (como Craig) que las grandes obras de Shakespcare no se podíarr lrrii,rr'.l .l.t.rtt,,ll,, Irrtul:ttino.l. rut,t:tcciritl, eorr itnpaetos, irrtri¡¡lts
realizar en escena, pues no seríafl escénicas e implicarían una realizaciól.l ni cnrprcses quc se entrecruzan, como en el drama elaborado para
peligrosarT. Con ello, se materializó la disolución de la fusión tradicio- la ¿rctuaciirn,,, dice Sulzer en 'Ibeorie der schónen Kiinste ITeoría de las

nal entre texto y escena, pero también se Iogró asentar la perspectiva bellds artesJ de 177?'). No obstante, este género poético del que ha-
de una nueva conexión entre ellos. AI considerar el texto teatral como bla Sz.ondi es muy distinto del drama lírico que plantean Mallarmé,
una dimensión poética independiente y concebir, al mismo tiempo, Ia Maeterlinck, Yeats o Hofmannsthal. En ellos esta forma se convierte

poesía de la escena desligada del texto como una poesía de espacio y de en «signo de la imposibilidad histórica de la tragedia en cinco ac-
luz atmosfericamente independientes, se hizo posible un nuevo dispo- tosrro. fbdavía Szoncli consiclera la obra temprana de Holrrrannsthal,

sitivo teatral cuya unidad automática se reemplazó por la división -y la Ayer, como un drdma en miniatura que ajusta el principio básico del
consecuente combinatoria libre (liberada)- entre texto y escena' entre género dramático del prouerbio (el reverso de la tesis de partida del

todos los signos teatrales. héroe) a la ley de la peripecia dramáticair. Con I-a muerte de Tiziano

f)esde el punto de vista del teatro posclramático el interés histórico comenzó la serie de sus dramas líricos reales, ucuya base no es Ia ac-

por el drama lírico y simbolista delfin de siicle se desplaza de Ia periferia ción, sino la situación, la escena, como en l'as Herodías de Mallarmé,

al centro y, con el fin de lograr una nueva poesía teatral, rehúsa los axio- como en La Gardienne fi,a Guardia/ de Régnier y como en las dos
mas dramáticos tradicionales de la trama. Según Bayerdórfer: piezas de Maeterlinck, La intrusa y Los ciegos, aparecidas en 1890r.
El carácrer nestático, unidireccional, exento de intriga dcl drama lírico,
l:r exigencia de un théátre statique Iteatro cstático] por P:rrte de Macterlinck manifiesta una ureacción frente al drama o la dificultad del drama de

cs la primcra dranlaturgia antiaristotélica de la Moclemiclad europea, nlás su tiempo»r2, que se encaminaría hacia las formas del drama moderno

radic:rl quc muclras dram.itttrgias po:teriorcs pttc. abandon:r cl láctor clavc y una práctica teatral distinta. Revelador es el comentario de Szondi

de la dcfinición aristótelica, a sabet la acción (pragma). Maeterlinck a{irma, acerca de la práctica escénica simbolista, por e.iemplo, del drama lírico

st teitro esttítirc ya habían sido La Gardienn¿ de Henri de Régnier. El poema se leyó ante el pírblico
¡ror cierto, cluc los rasgos más irnportatrtes de
rcalizados escncialmentc antcs cle Aristóteles, en la antigua tragcdia griega, por actores que se encontraban en el foso de la orquestra -por tanto,
especialmente en Esquilor8. eran invisibles-, mientras que sobre la escena, y tras un velo de gasa,
tenía lugar la acción a modo de pantomima. Por un lado, se trata-
Ciertamente, podrían mcncionarse otras formas históricas más ba de la idea osada e innovadora de nescindir movimiento y lenguaje,

tempranas que ya rehusaron las máximas dramáticas. El monodrama, ¡ a trarés de esta «disociación entre la acción escénica y la palabrar,

el duodrama y el melodrama a finales del siglo xvIII, por ejemplo, abandonar la uconcepción tradicional delos dramatis personae en tan-

representan una especie de tragedia breve que restringe una situación to que figuras concretas, formando ellos mismos un todorll. Por otro
en la escena y que, por aquel entonces, se llamó ocasionalmente dra-
r'r
Clit. clc SzoNor, P. Das lyrische Dramd Des Fin L)e Siecle, op. cit., p. l9 [ed. cast.,
'llorí¿ del drama moderno, op. cit.l.
io Ibídem.
r7 I)r.essen», l). L'acteur en efige, op. cit., p. 35.
rr lbídem, p. 352.
2s
B¡vnn»t)x¡¡n, H. ll nMaterlincks Impulsc liir die Entwicklung der 'Iheater-
32
theorier. F,n K,tnrlz., Dicter (ed.). Drama und Theater der Jahrhundertwmde-'lubi¡- lbídem, pp. 143 y ss.
I lbídcm, p. 141r.
gen: Frart.kc. I991. P 125

't$Á Teatroposdramático Prehistorra tilg


lado, cst¡ clcsc.r,p.sició. clcl rnodclo dran.rárico únic¿rmcnte se ptrclo to tlc srr ¡rlopi:r corlstitttritilt, tto ltttctlc, Iri ctr llt pr':ictitlt tli cll l:t tcorílt,
realizar cuando, en conseclrencia, se renunció a la ilusión de una reali- clrccn'llrsc cn utr todo. Así, el acorrtccinricuto teatrll cxplicita su in-
dad representada; hecho que solo ocurriría en las formas posdramáticas rrínsccrr naturaleza procesual mediante su implícita impredecibilidad.
tardías. Szondi podría haber acertado cuando atribuye el fracaso del Análogamente a la diferenciación entre la chture [clausura] -elevada, a
nuevo estilo escénico a la ocontradicción entre el antiilusionismo de través de Derrida, a concepto teórico-, el libro cerrado en sí mismo y la
Ia escisión de la actuación muda y Iavoz, por una parre, y los medios abierta naturaleza procesual del texto, la obra de teatro -encerrada en sí
ilusionistas, por la otra, con los cuales la actuación y la voz deberían misma aunque extendida en el tiempo- se convierte, a través de los ac-
cobrar un aura de misterior. Sin embargo, al mirar hacia atrás desde tos y procesos expuestos, en una comunicación teatral agresiva, esotéri-
la era del h;gh tech theatre se abriga la sospecha de que la existencia carnente enigmática o comunal. En estc giro hacia el dcto performativo
meramenre episódica del drama lírico pudo deberse también al hecho se puede vislumbrar, en vez del mensaje perfectamente construido, una
de que los profesionales aún carecían de los recursos técnicos necesarios continuación de las especulaciones artísticas del Romanticismo tem-
para ororgarle a la poesía escénica una densidad suficiente como para prano, en las cuales se buscaba una simpoesía entre lector y autor. Esta
evitar la ruprura enrre la palabra poética y la realidad escénica. búsqueda no puede conciliarse con la idea de una totalidad estética de
la obra de teatro. Si alentamos una imagen antigua del símbolo -un
Actos y acciones fragmento de poesía se parte en dos y una de las partes se identifica
otra pregunta que se nos presenta en esre contexto es qué relació' ante su portador como la auténtica cuando encaja con la otra mitad-,
manriene el teatro posdramático con aquellos movimientos de las se diría que el teatro representa solo una de las dos mitades y esPera, en
vanguardias que proclamaron en sus pancarras la desarticulación de cierto modo, la presencia y los gestos del es¡lectador desconocido que
la coherencia y privilegiaron el sinsentido y la acción en el aquí y el representa, a su vcz, la otra mitad mediante su intuición, su modo de
ahora (dadaísmo); es decir, que abandonaron la idea del teatro com<r comprender y su fantasía.
obray st concepro significativo en beneficio de un impulso agresivo,
un aconrecimiento que implicara al público en acciones (futurismo), Velocidad y números
o sacrificara el nexo causal narrativo en beneficio de otros ritmos de El teatro moderno estuvo radicalmente influido por formas po-
presentación, especialmente ligados a la lógica del sueí-ro (surrealis- pulares de entretenimiento, entre las cuales llama especialmente la
mo). Esta es la línea antagonisto, en el sentido que plantea Kirby, de atención el principio del número. Se realizaba en el cabaret yla uarieté,
la vanguardia. Dadaísmo, futurismo y surrealismo pretendieron lanzar el club nocturno, el circo, el cine grotesco o en las actuaciones de
araqLles mentales, nervioso-anímicos y también físicos al espectador. sombras que emergieron en París alrededor de 1880. La nueva técni-
Para la estética teatral fue de gran importancia el traslad. de la obra al ca del cine convirtió pronto en su principio el formato del número,
acontecimiento. El acto de observar las reaccione s y las respuestas larcn- episódico y caleidoscópico. La uarieté, Por su parte, principalmente
tes o manifesradas intensamente por parte dc los espectadores ha siclo visitada por las clases sociales más bajas, se convirtió también en un
sicmpre un factor esencial de la realidad teatral. Ahora, sin embargo, se fino deleite para la alta sociedad (por ejemplo, en el Berliner Win-
convierte en Ltn complnente del acontecimiento, quedando obsoleta [a tergarten). l,a fascinación por la danza y el placer por Ia perfección
idea de la construcción que estructuraba coherentemente .na obra: el del cabaret lo empujaron hacia la vanguardia. Tánto el cabaret como
teatro' que incluye las acciones y expresiones del público como elemen- la uarieté vivían del principio de la parábasis, de la improvisación del

l\r'.\ Teatro posdramático Prehrstoria ltlllt


ector y clc la apclación .lirccta al público. lrl cabarct sc basalra cn rrltr tlr:urt:itir'<r sc rlistrelvt' ctt cl cstatistrrtt y, 1-r«rstcri()rlllclltc, c¡ l¿t cl¿;ti'
siones a la realidad cotidiana comparrida enrre los acrorcs y cl pútrli- üt ¿( lrt rlurutcitjn, por ()tro lado, cl teatro acelera el ritn-ro de modo
co y, por ello, poseía LLn momento-petformance inseparablc de la vida que cl clram¿r se desmorona. En muchas escenilicaciones de los aíros
urbana: de una misma cultura en la cual la inFormación y las bromas ocl.renta y noventa -pensemos, por ejemplo, en las obras dirigidas por
se entienden inmediaramente.'lodo esto contribuyó a la erosión de Leander Haussmann- se acentúa el fraccionarniento de las acciones
la torre de marfil del arte ¡ al mismo tiempo, inspiró el deseo de un y del tiempo en números individuales. l.a coherencia dialéctica entre
teatro que fuera, del mismo modo, un acontecimiento en el aquí y el ambas distorsiones del tiempo se manifestará tan pronto como nos
ahora, llevado a cabo por todos los parricipantes. Debido a su senso- concentremos, más adelante, en el desarrollo de la estética temporal
rialidad, su valor de enrretenimicnto y su desconsideración frente al propia del teatro posdrarnáticor('.
buen gusto, se prefirió muy pronro, tal y como predifo Oskar Panizza
err 1896, la uarieté al rearrora. Landscape pLay
principio de desinregración de la coherencia va ligado a la rrans-
F.l f)os antecesores del teatro cle ho¡ junto a (lraig, Brecht, Artaud o
fbrmación de un¿r experier.rcia coridiana que parece irnposibilitar un Meyerhold, son Gertrude Stein y Stanislaw Ignacy Witkiewicz. La
teatro de l¿r comodidad. En 1900 Otto Julius Bicrbaum observó: uL,l prehistoria del teatro posdramático incluye esbozos que conciben el
ciudadar.ro de hoy en día tiene [.. .] deseo de uarieté; raramenre riene teatro, la escena y el texto como Lln paisaje (Stein), o como una rea-
la capacidad de seguir grandes conexiones dramáticas, de armoni- lidad de construcción defbrm¿rda (\üTitkiewicz). Sin embargo, ambas
zar str vida emocional clurante tres horas de teatro en un solo tono; concepciones se quedaron eu la teoría, al menos en el caso del tcatro.
quiere cambio, c¡uiere uarietér3, . Aquí clueda claro que el principio Los textos producidos por Stcin Presentan una estrccha relación con
ftormal dc una serie de números está directamente rel¿rcionado con la el cubismo -un hecho quc resulta revelador- pero solo en contadas
estructLlra temporal de la realiz¿rción escér.rica. La pcrcepción impa- ocasiones sc llevaron a esccltA ¡ por lo general, clcsplegaron su efi:cttl
cier.rte que generan las granclcs ciudades exige una aceleración de las como una provocación productiva. Por su parte, Witkiewicz- fbrmu-
lorm¿rs del teatro.El terupo del vodevil -con su tócnica de instantcs Ió una teoría que se correspondía solo parcialmente con sLls propias
rápidos, brevedad y humor- acabó tenicr.rdo efecto sobre las formas ol¡ras. Ambas concepci<ttres se enfrentan con el aspecto tempor:rl y
tcatrales más eleuadas. La rnúsica tuvo una gran importancia corno dinámico del arte del teatro, pero su potencial innovador no clueda

acompañamiento y cntreacto; las car-rciones ofrecieron entonces lo patente sino de form¿r retrospectiva: después de que el aspecto estáti-
que ofrccían los Liecler (canros con acornpañamiento musical) en las co surja paulatinan-rente como una posibilidad para el teatro dentro
Vo/kstücb (obras populares) y las piezas de un acto ganaron rerreno de la srrciedad nlecliática.
dentro de la estructura dramática. La división del tiempo teatral en Gertrude Stein plantea su idea del landscape plal lobta paisajística]
piezas aún más diminutas se vio influida asimismo por la nueva ace- como una rcacción frente a su propia experiencia teatral que -según
Ieración. El tcatro posdramático también llevar¿í esta ruptura de la afirma- consigue ponerla terriblemente nert)ous, Porque siemprc se
continuidad al drama clásic<¡. Micntras quc, por un lado, el ritmo remite a otro tiempo (futuro o pasado) y le exige un esfuerzo de ob-

l" PeNrzza, O. u[)er Klassizisrnus und tl¿s F.indringen des Varictó,. F,¡ Dir 16 (.lr.
para toclo e[ apartado SEc;sr., Harold l]"fttm oJ tlte Centurl' Ct¿b¿rct. Ntevit
OtsellschaJi, oct. I [39(r, ytp. 1252-1274. York: (lolunrbi:r Univcrsity Press, 1987 y Du L)irque tttt'lbeatre. l"Agr t:l'flonrne'
rt (iit. de Jelavich, op. t:it., ¡t.255. Lausanne: Centre Nationale Rechcrches Scicntificlucs, 1983.

Teatro posdrantático Prehislorla r'l''


servlci(in c()r)tir)uo. [',n clcfinitiva, dc lo t¡rrc ha[rla es tlc los nlorl<»s s('nti(l(), cl p:risu jt'. l,trt:rtrtip:t, tlt tul rlorlo ll,ts(,t crttoltcc.s itlusitutlo,
de perccpción. En vez de una rensión más nerviosa -qLle cnrenLlenr()s cl fregrrrcnto cle le fl-asc frcntc a la frasc rnisr.rur, la palabra ficntc al
como más dramática-, Stein aboga por poder observar aquello quc fi'e¡lrnento de la frase, el potencial fbnético frente al semántico, el
ocurre en escena tal y como se contempla un parque o un paisaje. sonido fiente a la coherencia de sentido. Del mismo modo, renuncia
Thornton \X/ilder lo explica del siguiente n-rodo: «un miro no es una cn sus textos a la reproducción de la realidad en beneficio del juego
historia leída de izquierda a derecha, de principio a fin, sino algo que cle palabras; endefinitiva, no existe el drama en el teatro de Stein, ni
se tiene a la vista todo el tiempo. Quizás esro es a lo que se refirió siquiera sucede una historia, no se puede distinguir ningún protago-
Gertrude Stein cuando dijo que, de ahora en adelante, la pieza es un nisra y faltan incluso papeles y personajes identificables. Para el teatro
paisajer:r7. posdramático la estética de Stein tiene una enorme importancia, aun-
En los textos dc Stein las explicaciones -hasta cierto punto- de su que esto no quede tan claro fuera de Estados Unidos. En este sentido,
concepto de teatro están consrantcmente relacionadas con imáger-res Bonnie Marranca subraya su influencia en las obras de vanguardia y
de paisajes. Aunclue pueda resultar convincente la tesis según la cual el perJbrmance drt)'). Tias Ia realización escénica de Ladies Wices en el
en el nuevo tcatro se ha creado una versión de la viela idea formal Living'Iheatre, en l95l (!), grupos como el Judson Poets Theatre, La
de la Pastorale, parece sin embargo muy discutible a la vista de la Mama y el Performance Group, entre otros, llevaron a escena desde
estética teatral del presenre, cada vez más orientada hacia lo urbano. los años sesenta piezas de Gertrude Stein, y fueron Richard Foreman
L,a de-focalizacióne igtalación de las parres, el abandono del tiem- (cn Alemania se hizo famoso, sobre todo, por su [)octor Faustus Lights
po teleológico lineal y el dominio de una atmósfera sobre las formas the Lighx, en 1982, en la Freie Volksbühne Berlin) y Robert Wilson
de progresión dramáticas y narrarivas son rasgos ya anricipados por los que, desde los aÍios setenta, llevaron al teatro un uso del lenguaje
Stein en su concepción del teatro paisajístico, que caracterizan al nue- inspirado en su trabajo.
vo teatro. Sin embargo, más que como pastorales, es característica la
interpretación del nuevo rearro como un poema escénico global. En Forma pura
este sentido, Elinor Fuchs observa con acierro que es el modo lírico, Las ideas de Gertrude Stein mantienen puntos de contacto con
esencialmente estático y reflexivo, Ia llave para unir, de manera retros- la teoría de la Jbrrna pura de Stanislaw Ignacy \ü/itkiewicz, también
pectiva, a Foreman con Gertrude Stein y Maetcrlinck ¡ de modo ho- Ilamado \X/itkacy. Su idea fundamental consiste en el abandono de
rizontal, con Wilson y otros contemporáneos que crean paisa.jes sobre la mímesis; la pieza debe seguir solamente la ley de su composición
la escena3n. Gertrude Stein no hace otra cosa que rransporrar la lógica interna. Desde Cézanne en la pintura y desde la poesía francesa mo-
artística de sus textos al teatro: el principio de w continuous present derna €n la literatura se obscrvó úfla ltutonomización del signifcan-
lpresente continuo], de encadenamienros sintácticos y verbales que te, cüya presencia deviene un :rspecto ¡rreponderante en la práctica
parecen estriticos, de modo semejante ala minimal music lmúsica mi- estética. La pintura acentúa la exigencia de percepción para poner
nimalista] posrerior, pero que, en realidad, se acentúan repetidamenre de manifiesto lo inexpresable de las imágenes con la misma intensi-
en sutiles variaciones y loops. El texto escriro por Stein rsya, en cierro dad que para realizar aquello que es reproducido y expresado por las
propias imágenes. La poesía exige ur.r lector que siga por sí mismo la
t7 lrucns, Elir.ror. 'lhe Death of'Charahter.
Cit. c1c Perspectiues on '[heatre aJier
Modernism. Indiana: Indiana Univcrsity Press, 199(r, p. 93. r" ManneNce, R. Ecologiu of 'lltearer. Essays at the Century'firniug.llaltirnorc: 'Ihe
i3 lbídcnr, p. 120. J«rhns Hopkins Universiry Press, 1996, p. IB.

11{t Teatroposdramático Prehistoria I


lcttllci(1n clc los signos lirrgiiísticos. [.a caligrafia y cl sonirlo dcl lcn- :ulrittlu.ie'tllrtl tlt'l«rs c'lclrrcntos rcsl)c(t():t l¡ vicllr rcltl con llr cxtrcnrlt
guaje como tales, su realidad material sonora, su grafismo, su rirmo pr.ctisi<in y ¡rcrfecci<in clc la rcalización cscénica.
-la famosa musique dans les lettres de Mallarmé-, se deben percibir al lrsto.s ¡rensarnientos, le.ios de [a realidad habitual del teatro"', han
mismo tiempo que el significado. En todos estos elementos esrá ya siclo sobre todo tomados de la pintura, de la cual Y/itkiewicz selec-
anunciada, de Forma latente, la teatralización de las arres: Ieer y ver se ciona siempre sus ejemplos. Esta orientación hacia la pintura confie-
convierten en escenificación más que en interpretación. Sin embargo, re a su teoría -como también a sus obras y personajes- un carácter
el teatro en sí mismo solo recupera teorías como las de Stein y \üZit- cst¿iticoa2 y sus ideas han encontrado realización con posterioridad
kiewicz con posterioridad a los desarrollos de otras arres. \rvitkiewicz en nuevas formas teatrales en las que, precisamente, se confirma str
esun precursor del teatro del absurdo, pero anticipa también algunas distanciamiento respecto de la norma del teatro dramático dinárni-
de las tesis de Artaud con una desconcertante seme.ianza entre sus for- co. E,n su teoría de forma pura solo encontramos un ejemplo que
la
mulaciones. En su rexro Las nueuasformds de la pinturaa| explica que pudiera imaginarse. Lo que él describe en este caso podría ser una
el reatro de pura prede concebirse como una ct¡nstrucción
la forma escenificación real de Robert \ü/ilson: tres figuras, vestidas completa-
absoluta de elemenros fbrmales que no represenran ninguna imita- mente de rojo, salen a escena, hacen una reverencia ante no se sabe
ción de la realidad. I)e este modo -y únicamente de este modo- es quién y una de ellas declama un poema. Un dulce anciano aparece
posible represenrar una metafísica. El pensamiento de witkiewicz es y guía a un gato con una cuerda. Todo esto sucede ante un telón
pesimista. seg(rn sr-r cc¡nvencimiento, cl sentido de la unidad r¡rerafísi- negro que se abre para mostrar un paisaje italiano. Después cae un
ca se extingue pero, hasta entonces, solo son posibles manifestaciones vaso de una pequeña mesa, todos se inclinan de rodillas y lloran. L,l
individuales de esta coherencia; algo que ocurre también en el reatro. dulce anciano se transforma en un asesino furioso y mata a una niña
su tarea consisre en transmitir un sentimiento de unidad del mundo pequeña que ha salido a escena desde la izquierda. \üTitkiewicz termina
mediante la diversidad. Ejemplos de ello son la tragedi. antigua, los su descripción -aquí solo referida en fragmentos- con la siguiente ob-
misterios de la Edad Media y el teatro del Extremo Oriente. \Vit- servación: uAl salir del teatro uno debe tener la impresión de des¡rertarse
kiewicz atribuye a las artes complejas -como la pintura- la cualidad de un sueño bizarro, en el cual las cosas más ordinarias tenían el encanto
de alcanzar la forma pura, mientras quc el teatro muestra ciertame.te extraño, impenetrable y característico del sueño, imposible de comparar
la desventaja de existir a partir de elementos heterogéneos, por lo que con cualquier otra cosar4j.
la forma pura será para él únicamente alcanzable en pequeños gra-
dos. Sin embargo, este tipo de teatro no puede ser aquel que trata los Exp resio n ism o
conflict.s de seres humanos normales, sino aquel que obedece al lema EI expresionismo taml¡ién contiene motivos que encuentran un lu-
de distanciarse de la uida. En vez de [a mímesis de la realidad, pre- gar en el teatro posdramático. Su relación con el cabare ty el dream play
supone una construcción externa estrictamente pura
-una tesis que [a obra onírica], mediante innovaciones lingüísticas como el estilo te-
\Titkiewicz comparre con el surrealismo y con el posterior tcatro del legráfico y la sintaxis quebrada, socava la ¡rerspectiva unifbrme sobre la
absurdo-; construcción que presenra una metóclica deformació, de la iógica de la acción humana y prevé que el sonido transporte emociones
psicologíay de la acción. En un teatro así podría unirse una completa

¡r Ibíclem, p. 281.
"0 veN Cn,c;rF:.N, A. y \fir«tr,;wrcz, S. I. Aux sources d'un théáter,ouue¿,. Lausana: n' Ibídem, pp.290 y 357.
Age d'Hornme, 1971, pp. I l4 y ss. i3 lbíclcnr, p. 116.

't stl Teatro posdramático Prehisloria \ t3


lnrís que lnensajcs. l)rctenclc ir rnás all¿i dcl clran-ra c()mo utlil dranla- tt's: l:r tcrrsrr volrrrrturl rlc fi»'nrrr t¡rrc corrtlrrcc haci¿ la constrtrcción (las
turgia del conflicto que surge entre seres humanos y enfatiza las formas obms 1:»tre,dcn cntcnclersc corno cf¿ctos construidos de forrnas altamen-
del monólogo y del coro como recursos inmanenres a é1, así como una tc conscientcs) y el intento de contribuir a la expresión de emociones
sucesión de escenas más líricas que dramáticas, ya presente en la drama- subjctivas. Escindida la mayoría de las veces, esta dualidad se prolonga
turgia del yo de August Strindberg y en el drama de estaciones. en la historia de las nuevas esréricas teatrales.
El expresionismo busca posibilidades que representen el incons-
ciente, cuyas pesadillas e imágenes de deseo no están subyugadas Su rrea Lismo
a ninguna lógica dramática. Mientras el drama Lulú de Wedekind El cine y el expresionismo coinciden con el surrealismo en privile-
evidencia el deseo en un proceso dramático, El asesino, esperanza de giar una articulación basada en una técnica de edición y tn collage/
las mujeres de Oskar Kokoschka ofrece, por su parte, un montaje de montaje que exige y ex¡rlota la uersatilidad dela capacidad asociati-
imágenes individuales sin una lógica narrativa clara. En la realización va de los receptores. Mientras que el espectador del rearro moderno
escénica, en el marco de la Viener Kunstschau, se reforzó el tema del practica una habilidad en continuo crecimiento para relacionar lo
ser humano como Lrn ser de impulsos a través de contorsiones extre- heterogéneo, la propagación paulatina de relaciones dcviene cada.vez
mas, superñcies de cuerpos pintadas, máscaras y muecasaa. El modelo más irrelevante y el ojo cada vez más impacienre se conrenta con alu-
a-causal y caleidoscópico de la sucesión de imágenes y escenas propio siones cada vez más escasas. Mientras que los movimientos futurista
del sueño gana poder. En la dramaturgia de estaciones episódicas lo y dadaísta experimentaron un florecimiento breve, el movimiento su-
arcaico y lo primitivo se vuelven formulaciones en cuanto realidad so- rrealista tuvo una duración más prolongada, probablemenre debldo
cial. F,n Barlach la redención, en Kaiser el pathos, en Toller el idealismo, a que su estética pura de la aceleración y la negación, la novedosa
toclas ellas son formas de elevación y de abstracción, menos mímesis de exploración del sueño, los fantasmas y el inconsciente abren un sin-
acciones reales que de acciones simbólico-anímicas. Pero tan pronto número de nuevos materiales, mientras que otros movimientos no
como el inconsciente y la fantasía son reconocidos como realidades con pudieron constituir un canon. A pesar de que el surrealismo produjo
su legitimidad propia, la estructura del drama -que podría reclamar ha- manifestaciones más literarias, poéticas y fílmicas que teatrales, en la
ber oFrecido una forma adccuada de representar lo que sucede entre los lógica de su revolucionaria tendencia social y cultural (changer la uie)
seres humanos en la realidad de la ¿'onsciencia- queda obsolera. Por el subyacía claramente la búsqueda del acontecimiento teatral casi polí-
contrario, se comprueba que la superficie lógica del drama y la sucesión tico. Una transición hacia este acontecimiento teatral se establece en
externa de acciones puede entorpecer Ia articulación de las estructuras la forma de la exposición; así, la Exposition internationale du surréa-
inconscicntcs del deseo. Esto brinda el contexto para la futura Aus- lisme de 1938, en París, fue bautizada por André Breron como une
drucbtanz [danza expresiva], uno de los aspectos teatrales esenciales del oeuure d'art éuénement luna obra de arte aconrecimientol. No solo
expresionismo. Los gestos simbólicos de la bailarina Mary \Tigman se se pudo reunir (bajo la dirección de Marcel Duchamp) una amplia
incluyen en una línea que va desde la narración de la danza dramática selección de objetos surrealistas famosos (son conocidos la muñeca
hasta la enf¿rtización de los gestos corporales y lingüísticos. En el ex- de Bellmer, lataza de cafe forrada de piel de Meret Oppenheim o la
presionismo es interesante la conciliación de dos ter.rdencias divergen- plancha provista de clavos de Man Ray), sino también descubrimien-
tos como el taxi de Dalí -cuyos ocupantes, maniquíes grorescos, se
'i'i At-utt<rrnn, Y,. l)e(itnnanre Art. Die Kunst zu leben. Yicn¡: H. Bohlau, 1986, empapaban periódicamente con gotas de agua- y una calle surrealista
p.15.

\ 1n. Teatro posdrarrát co Preh storia Irii


conro instlrlación cn cl cs¡tacitl, qtlc trllllsPol-tó al visitantc rt ttn ¿'¡l¿'l tlt Arrrllt'i ,Sct-lr:rlr(l()7 ): l)r'(s('lltrl(l1r crr ltrrroPrr :r lnitrrrl rlc los lriros
ronmental tbeatre [teatro ambicnt¿rlista] (Schechner). sctt'rrtu). lrl (cirtr() rcnuncirr a cualquicr-intcnto dc qucrer anticipar o
En su época, los surrealistas produjeron escasas piezas tcatrales ,r.clcr.ur direct:rnrcntc la revolución de las relaciones sociales, y no lo
dignas de mención, aunque sus ideas y textos de teatro ejercieron lracc, como sc supone frívolamente, a causa de su cinismo apolítico,
indirectamente una gran influencia en el nuevo teatro. Apuntaron a sino clcbido a cambio en Ia valoración de su posible eficacia.
ur-r

un teatro de imágenes mágicas y a un gesto político de revuelta contra Como y:r aclaró l,autréan.ront, la poesía fue creada por todos, no
los mdrcos de la práctica teatral. Las ideas surrealistas, que su¡rusieron ¡ror individuos, ya quc, de acuerdo con la tesis surrealista, el incons-
una inspiración recíproca cuanclo sus fantasías elaboradas en el in- cicnte cle cada persona brinda la posibilidad de la creación poética.
conscicnte alcanzaban a los receptores, enfatizaban un rasgo que sería Labor del arte lue cre¿rr también una uía negatiua (Cirotowski): la
de sunra irnportancia para el ¡úovo tedtro de situación (inspiración ruptura de los procesos racionales y conscicntes para encontrar un
enrre escena y público) y el tedtro ambientalista; la libertad de sátira y acceso a las imágenes del inconsciente. F.l hecho de que, de ese modo,
de humor propuesta por el surrealismo permite pensar en el coolfun lo comunicado cleba permanecer idiosincrático y persor.ral (cada in-
cle ciertos grupos teatrales contemporáneos. Finalmente, el surrealis- corrsciente poscc un discurso propio), condujo hacia la tesis según la
mo conticne la exigencia de un tipo ,Je pelformance art. Les m)/st¿res de cual la verdadera comunicación no se eJectúa en el entendimiento, sino
l'amour [Los misterios del arnor, I 91 3], de Roger Vitrac, debía activar medittnte impulsos de la propia creatiuiddd de I receptor; impulsos cuyo
al público mediante su provocación. El propio autor (representado valor comunicativo estii fundado en las predisposiciones ampliamen-
por un actor) apareció en la esccna. Los actores se encontrab¿rn entre tc universales dcl inconscientc. Esta actitud se encuentra Frecuente-
el público, los intérpretes aparecieron corno ellos mismos y como los rrrente cn artistas actuales: \üTilson cs un impresionante ejemplo de
persclnajes representaclos a la vez-, sin que estuvieran cla.ras las fi'on- no pretenden ser interprctadas ni cornprendidas ra-
ell¿r. Sus esccnas

teras cntre ficción y realidad. Se llegó a una suPresión parcial de la cionalmentc, sino <1ue intentan deser-rcadenar ¡soci;rcioncs, unir pro-
distinción entre el cosmos ficticio de w drama y la realidad de la ductividad propia en eI campo magnético entrc la escena y los espec-
'f 'ras
realización escénica. Hubo también actuación y voces en el espacio tadores. presenciar Deafman GLtnce [La mirada del sordo] (una
de los cspectaclores y la agresión abierta se intensificó hasta incluir carta dirigida a sú compltgnon de route en asunros surrealisras, André
un disparo rcalizado desde el público. [.a realización escénica, pro- Breton), Louis Aragon elaboró un famoso rexro en el cual aclar:rba
bablemente el punto culn.rinante de la labor teatral del surrealismo que cste espectáculo era sencillamenre el más bel[o que había visto
de aquel nromento, es el Ahtionbunst larte de acciónl, la cornunión nunca, consicleránclolo el cun.rplimiento de las esperanzas que los su,
y la agresión, el teatro onírico y la maniÍbstación que, renovados en rrealistas habían llevado al teatro.
distinta forma desde los aíros sesenta, impulsaron el teatro con nuevas
perspectivas. [']n el surrealismo esta práctica se concebía como una
provocación ante los canrbios inminentes de la sociedad y la cultura.
Hoy esta idea ha perdido su crédito. Quizá todavía el Mdrat/Sade de
Peter Brook y otras acciones teatrales de los años sesenta pueden en-
tenderse desde tal perspectiva, pero ha dejado de ser cierto (como el
llamado neo-surrealismo de Zinder) para la trilogía de la Antigiiedad

, Teatroposdr,:mattcc, Pr ehistoria
3
Panorama de[ teatro posdramático

Más aLLá de [a acción: ceremonia, voces en el espacio y


paisaje
Con motivo de la producción de Wraneantes (Gorki) en la
Schaubühne de Berlín, el dramaturgo Botho Strauss opinó -acerca
de la decisión de la dirección (Peter Stein) de reorganizar el material
de diálogo de Gorki en el primer y segundo actos, y mostrar todos los
personajes simultáneamente en escena- que el mismo Gorki no había
llamado a su obra ni drama, ni tragedia ni comedia, sino escenas. El
teatro mostró en esta ocasión «más que una sucesión o cl desarrollo
de una Ilibula, una implicación de estados internos y externosr. Esta
formulación es irtil. Como es sabido, son los pintores los que hablan
de estados: los estados de las imágenes en las que cristaliza la dinámica
cle su propia creación y en las que se eliminan los momentos del
proceso de la pintura, volviéndose invisibles para e[ observador. En
efecto, la categoría apropiada para el nuevo teatro no es la de acción,
sino la de estados. Sin embargo, el teatro niega deliberadamente, o
al mcnos la relega a un segundo plano, su propia posibilidad como
arte temporal a favor del desarrollo de una fibula. Esto no excluye
una dinámica particular dentro del marco del estado; en este sentido,
se la podría llamar, como contraposición a la dinámica dramática,
dinámica escénica. 'lhmbién la pintura aparentemente estática es solo
cl rct¿rlo provisionalnle ntc clcfinitivo rlcl tralrajo ¡rict«irico cortgttlltl«r, t'tri'tgicos r.otrslilrryt'rr uni¡:l((itin. l'.rr t's(r'scrrtitlo, y,.'n r'l c()lttcxto
en el cual el ofo del observaclor que prctende acccclcr a lrr irrragcn l.1.'l,r tliscrrsirirr sobrc la tcoríu tlc la f riIrtrla clc (]llarlcs Birttcux, Lessing
debe apercibirse y reconstruir su dinámica y su proceso. Asimisnto' olrscrvrr cltrc rnuchos jtricir-rs artísticos uasocian un concepto material a
la teoría textual nos enseña a desentrañar el movimiento dinámico l,r ¡ralabra tu:ción, y clue utoda lucha interna de pasiones, toda sucesión
def devenir, el genotexto en el (feno-)texto coagulado, ahora inerte. tlc pcnsamicntos divcrsos, donde uno anula al otro, también es una
El estado es una figuración estética del teatro que muestra unafgura lrcciónrl.
más que una historia, aunque actúen en ella actores vivos. No es A diferencia de la diégesis, que constituye el modo épico-narrativo
casualidad que muchos artistas del teatro posdramático provengan clc la narración, la mímesis constituye desde la Antigüedad la repre-
de las artes plásticas. Así, el posdramático es un teatro de estados y de scntación encarnada de la realidad imitada. Sin embargo, la pala-
formaciones escénicamente dinámicas. l-¡r a m imeisthai signifi ca originariamcn tc,( representación mediante la
Sin embargo, resulta inimaginable un teatro dramático en el cual danzar, no imitación En referencia a E. Utitz, MukaÍovsky' destaca en
no se presente, de un modo u otro, una acción. Cuando Aristóteles lafunción estética otra cualidad del arre distinta a la imitativa, a saber:
considera el mito -que en la Poética equivale a la trama- como el nla capacidad para aislar el objeto tocado por la función estética». La
¿lma de la tragedia, deja claro que cl drama significa un desarrollo posibilidad distintiva de lo estético es producir una umáxima concen-
de la acción/trama construido y compuesto artificialmente. Brecht tración de la atención sobre el objeto dador. En el contexto de esta ar-
mantiene la misma postura cuando escribe en st I'equeño Organon: gumentación, Mukaiovsky introduce un ejemplo que se corresponde
*[...] de acuerdo con Aristóteles -y nosotros Pensamos lo mismo- directamente con nuestra reflexión: la relevancia de la función estéti-
la fábula es el alma del drama,. Incluso en la inmovilidad de la ca en cualquier tipo de ceremonia, el momento aislado estéticamente
acción en las obras de Chéjov, el espectador sigue fascinado por una que es inherente a todafl,s tiuid¿* . Es evidente, pues, que a la práctica
acción interna, desarrollada bajo el diálogo cotidiano en apariencia del teatro le es siempre consustancial la dimensión de lo ceremonial.
irrelevante, que avanza inevitablemente hacia una acción externa Esta dimensión se incluye en el teatro como un acontecimiento social
(un duelo, una muerte, una despedida para siempre, etc.). De modo derivado de sus raíces religiosas y de culto que, en su mayoría, pasan
distinto, esta categoría medular del drama retrocede en el teatro desaparecidas para la conciencia. EI teatro posdramático desvincu-
posdramático y <:n él es posible constatar una especic de gradación la el momento Formalmente ostentoso de la ceremonia de su mera
escalonada desde un teatro todauía casi dramática hasta LIno en el cual función de acrecentar la atención y lo valora en sí mismo, como una
deja de presentarse el planteamiento de procesos ficticios. Todo parece cualidad estética, desprendido de toda referencia religiosa y de culto;
indicar llue se suprimen los motivos mediante los cuales la acción se concentra en la sustitución de la acción dramática por medio de la
cra central para el teatro anterior; esto es, la descripción narrativa y ceremonia, a la cual estaba en sus inicios inextricablemente unidaj.
fabuladora del mundo mediante Ia mímesis; la formulación de una Como un aspecto fundamental de este teatro se entiende, pues, por
intelectual y significativa colisión de causas; el proceso de una acción ceremonia todo el conjunto de movimientos y procesos que carecen
como imagen de la dialéctica de la experiencia humana y el valor
de entretenimiento dc una tensión, en donde una situación prePara (lit. en Mürra& Wollgang G. Das lch im Dialog mit sich selbst, op. cit., p.333.
I

y encamina hacia una situación nueva y distinta. (lomo Lessing ']Murcq.iovsrÍ, J. Kapitel aus der,listhetiÉ. Fráncfort: Suhrkamp, 1970, pp.32
ss. [ed. cast., Signo, función y ualor: estética 7 semiótica del ¿rte de Jan Muhaiousky.
ya había señalado, se entiende que no solo los actos vehementes y Colcrmbia: Plaz.a & Janés, 2000, p. 143).
J
ScHrcuNtln, R. Petformance Theory, op. cit.

\x
", Teatro posd r¿ mátrco Panorama deI teatro posdramático 'fá']
clereferentc pero que son presentados con utra clevada ¡rrccisitilt; cvclt- ,'lr l:r rnotlclnirlacl terrrprrul:r. Iln t:stc scnti(l(), Mallarrrr('tr-ata cl tclttlt
tos de una peculiar comunidad formalizada; construcciones dc dcsarro- (l(' ur) rcrrtr() clc la cerernonia y cs conocida la dcclar¿rción deT. S. Eliot:
llo rítmico-musicales o arquitectónico-visuales; formas para-rituales así ul,rr únicu s¿rtisfacción dramática que encuentro ahora es en una misa
como (a menudo oscuras) celebraciones del cuerpo y de la presencia; la solcr.nne bien hechar8. EI teatro, volviendo a Genet, debe ser lailte, una
empática o monumental ostentación acentuada de la presentación, etc. fl'stividad dirigida a los muertos. En una ocasión consideró que sería
Jean Gener enrendió expresamente el reatro como ceremonia y, strficiente una única realización escénica de Les Parauents il'os biombosl,
consecuentemente, declaró: ula misa es la forma más elevada del es clecir, una sola ceremonia festiva. (Originariamente, y dicho sea de

teatr<¡ modernora. Ya sus temas -el doble, el espejo, el triunfo del paso, la idea de F'estspiel de Wagner se asemejaba a esto: en el campo
sueño y de la muerte sobre la realidad- señalan y se presentan en se debería construir un teatro que invitara al público y en el que la
esta dirección. De manera significativa, cayó en la cuenta de que el actuación incendiara la partitura...).
lugar verdadero del teatro serían los cementerios, Ia idea de que el En Robert \ü7ilson es notorio el rasgo ceremonial. Los primeros
teatro era, en esencia, una ceremonia para la muerte5. Genet, que críticos que se enfrentaron a este tipo de teatro compararon la sensación
fue de especial importancia para Heiner Müller, coincide con este experimentada con aquella que sienten los extranjeros que presencian
autor posdramático en la idea de que el teatro sería un diáhgo con los las acciones enigmáticas y de culto de un pueblo desconocido para
muertos. Monique Borie constata que es precisamente en el diálogo ellos. 'lámbién Einar Schleef deja reconocer su intención artística de
con los muertos donde, para Genet, se le otorga a la obra de arte su incorporar escenas casi rituales a su teatro, Pues construye ceremonias
verdadera dimensión('. La obra de arte no se dirige a las generaciones a lo grande -meticulosas y totalmente independientes de cualquier
futuras, como comúnmente se cree. En realidad, según Genet, relación con el desarrollo de la trama principal (como ocurre, por
Giacometti crea un conjunto de estatuas cuya labor es la de hechizar a e.iemplo, en (lrgótz, que incorpora un desfile de la corte que parece
Ios muertos (udes statues qui ravissent enfin les morts»). Más adelante interminable)- o introduce procesos como la alimentación simbólica
dice: ula obra de arte no va dirigida a las generaciones futuras. Se del público. Sería tentador investigar las formas menos obvias
ofrece a la innumerable multitud de los muertosrT. Si Müller pudo de construcción ceremonial en muchas producciones del teatro
entender el teatro antiguo como evocación de la muerte, como una posdramático. En relación con sus elucubraciones sobre el Lehrstück
ceremonia que, al contrario de las fábulas, presenta en el fondo un (obra didáctica), Brecht observó en una ocasión el modo en que -en
momento decisivo; si el teatro l/ó, con un mínimo de mímesis, gira su terminología épica y de extrañamiento- flotaban acróbatas: ueran
alrededor del regreso de los muertos, resulta necesaria la refexión personas en petos blancos de trabajo -ahora tres, ahora dos- todas muy
distinto
acerca de esta posibilidad para entender el reatro de un modo serias, eomo lo son los acróbatas, y sus modelos no serían los clowns, de
y cuestionar tradición
la del teatro dramático en la Europa de la modo que los procedimientos podían ser realizados simplemente como
modernidad. El tema de la misa, ceremonia o ritual fue virulento ya ceremonias de la ira y el arrepentimiento, como maniobras en las que [o
terrible no puede ser de ningún modo un personaje sino yo u otro...re.
aJacqurrr, II, op. cit., p. 78 fed. casr., El teatro mo-
Jean (ed.). l.e théátre moderne
derno: hombras y tendencias, op. cit.).
5 8 Elror, T. S. nA I)iaiogue on Dramatic Poetry,. Ln Selected EssaTs. Londres,
GnNEr, Jean. oLétrange mot d'urbanismc». En Oeuures compbites, l']arís, 1968,
vol. 4, pp. 9 y ss. 1932, p.35.
6 Borun, Monique. [.e
fantóme ou le théátre qui doute, op. cit., p. 272.
e
Srnrnwcc, Reiner. Brech* Modell der Lehrstilcke. Zeugnisse, Diskussion, Elfahrun-
'lbídem- gen. Fráncfort: Shurkamp, 197 6, p. 105.

t?;l lr,,rltr, ¡rr, rlr,rtrr.rlrtu UNIVERSIDAD DE ANTIOQUfu[^"rama derteatro posdramát co Ir,t:{

EIBI-IOTECA CENTRAL
Aquí sc cot-nprueba l¿r cotrexión cntrc la tcnclcncia rr lo ccr-clrrt¡nirrl st' lirnll:ul ('s((r)ls rrl(rrntctttc gt()tcscrrs rcfL'ritlas al tiltilrrtl rittral:
y la ncgativa a la concepción clásica de un sujeto quc rcprirrrc lrr cjccrrcirirr, dcs¡rcrliclrr, Inucrtc, filncral. 'lbdas las figuras aParecen ya
corporalidad de sus intenciones, aparentemente solo mentales. c.oln(t rct)ot(trzrs (aparecidos, fantasmas visibles). Poco después de la
Como formas ejemplares del teatro posdramático, entendiclo y (luerra Mundial, Kantor situó a Ulises en el centro de su
Segur.rcla
elaborado artísticamente como ceremonia, uoz en el espacio y ¡taisaje, obra: una figura simbólica que regresaba del reino de los muertos y
'§l'ilson y
examinaremos e[ teatro de Tadeusz Kantor, Robert Klaus- que, como el propio escenógrafo polaco admitió, sería el modelo para
Michael Grüber. todas sus figuras teatrales posteriores. Este teatro está especialmente
caracterizado por el horror pasado y, al mismo tiempo, por el
Kantor o [a ceremonia regreso fantasmal. Se trata de un teatro cuyo tema, como afirma
Lejos del teatro dramático se desarrolla la obra del artista polaco Monique Borie, son los restosr:r de un teatro tras la cat'astrofe (como
'Ihdeusz Kantor: un rico cosmos de formas artísticas entre el teatro, el los rextos de Beckett y Heiner Müller), que proviene de la muerte y
happening, el arte de acción, la pintura, la escultura, el arte de objetos se dirige hacia uun paisaje más allá de la muerte» (Müller). En esto se
y espacios y, finalmente, aunque no en último término, la incesan- distingue del drama, que no sitúa la muerte como precedente, como
te reflexión sobre textos teóricos, escriros poéticos y manifiestos. Su base de la experiencia, sino que muestra la vida que corre hacia ella.
obra gira de modo obsesivo alrededor de sus recuerdos de infancia ¡ En Kantor la muerte no se escenifica de modo dramático, sino que se

por ello, de una estructura temporal fundamentada sobre la memo- repite ceremonialmente. Por consiguiente, tampoco hay en él preguntas
ria, la repetición y la confrontación con la pérdida y la muerte. Es dramatizadas sobre la nluerte como el momento en el cual tiene lugar la
pertinente ocuparse especialmente de la última Fase de la creación decisión sobre el sentido de la existencia, según ocurre, por ejemplo, en
teatral de Kantor: en los años ochenta sLt te/xtro de la muerte se hizo Jedermann [Cada cualJ de Hofmannsthal. En re¿lidad, se trata de que
ñmoso en todo el mundo, aunque existían numerosos aspectos que toda ceremonia se convierta en una ceremonia de la muerte y consista
lo anticipaban en sus creaciones más tempranas. Kantor pretende tanto en la tragicómica destrucción del sentido como en el mostrarse de
ualcanzar una absoluta autonomía del teatro con el fin de que lo que dicha destrucción, que, de algún modo, la cancela de nuevo como, por
sucede sobre la escena se convierta el1 un acontecimiento»r0, liberado ejemplo, la figura que representa explícitamente la muerte en Wielopole,
de todo «engaño ingenuo, y de toda
"ILUSIÓN irresponsable,'1 Wielopole o La clase muerttl. En ella se desempolvan los viejos libros, se
(sic). Se trata de la búsqueda de un uestado de la no-actuaciónrrr y denigran y se destrozan cruelmente, pero transmiten, al mismo tiemPo,
de la cancelación de la continuidad de acción, siempre con densas una paradójica ansia de vivir desde su perspectiva cómica.
escenas expresionistas, ligadas a una forma casi ritual de evocación [,a forma ceremonial que ocupa el lugar del drama es, en el caso de
del pasado. Kantor, la danza de la muerte. El propio autor destaca: uEl misterio
Las reminiscencias de la historia polaca se unen con la repetida, de Ia muerte , una dance macabre medieval, tiene lugar en un aula de
pero siempre variable, temática religiosa (el rabino, la persecución escuela». Las figuras que aparecen en esta danza de Ia muerte son cifas
de los judíos, el sacerdote católico). Como morivo recurrenrc ópticas -tomadas de la novela Habitación comPltrtida de Zbigniew
Unilowski-: ula falsa religiosa que empuja un reclinatorio frente a sí;
"' KeN'tor1 Tadcusz. Ein Reisender - seine Texte und Manifeste. Niirenberg: Vcrlag
el jugador que lanza mecánicamente cartas sobre la mesa con ruedas;
fiir moclerne Kunsr, 1989, p.81.
rr lbíclem, p. 81.
rr lbíclem, p. 80.
'r Bonrn, Monic¡ue. [-eJántóme ou le théátre qui doute, op. cit., p.258.

'!ü&, Teatro posdramálico Panorama deL teatro posdramático '1?S


ut) lx)nr[)fe corl r.ln1l tina en la cltte sc lavrr los 1'rics constentcnl('n(c»rr, (rt(:tlcs, rttrtnilicsta tut:r intcncitirl rcconoc.i[rlc ctt Inuchas fónnas tc:r-
etc. Al final de ¡Qué reuienten los artistas! (estrenada cn Niircnrbcrg, tt:rlcs postlt-atnriticas: v¿lorar los otrjctos y, sobre todo, los elementos
en I985), los soldados marchan al son del eterno tango de la guerra rrlrtclialcs dc los acontecimientos escénicos en su conjunto. Madera,
yuxtapuesto a la marcha militar Nosotros, la primera brigada. Hay lricrro, tela, libros, vestidos y objetos extravagantes cobran una inten-
un esqueleto de caballo -quisiéramos decir con Heiner Müller ula sidad y una cualidad táctiles sorprendentes y difíciles de explicar. Un
historia cabalga hacia su destino sobre rocines muertos»- y delante f actor esencial al respecto es el sentido que Kantor otorga a lo que él
un niño cubierto con un abrigo militar demasiado largo para él rnismo denominó el objeto pobre o también la realidad del rango mrís
(¿quizás el propio Kantor de niño?). lJna muchacha lasciva y bonita bajo.Las sillas están desgastadas por el uso, las paredes llenas de agu-
agita una bandera negra de la anarquía sobre esta imagen final, un jeros, las mesas cubiertas de polvo o cal, todos los utensilios carcomi-
ángel de la desesperación, dela muerte o de la melancolía ¡ como si al dos por el óxido, podridos, gastados, desmenuzados y manchados. En
mismo tiempo corrigiera a l)elacroix -según ha observado Hensel*, cste estado se hace manifiesta su vulnerabilidad y, con ella, también su
con el atractivo de su cuerpo, el ángel de Ia libertad y de la tormenta uida en una nueva intensidad. Los vulnerables actores devienen parte
de las barricadas deviene la figura de la futilidad, el eros melancólico de la estructura global de la esccna y los objetos deteriorados son sus
y el luto. [,as escenas de Kantor manifiestan el abandono que realiza acompañantes. Este es también un posible efecto del gesto posdra-
la representación dramática de todos los procesos dramtíticos que son mático, pues desde una perspectiva naturalista -donde el entorno se
objeto de su teatro -tortura, prisión, guerra y muerte- en beneficio impone sobre los seres humanos-, este funciona principalmente solo
de una poesía de imágenes puestas en escena. Las usecuencias de como marco y telón de fondo del drama y de la figura humana. Los
imágenes, de comicidad anticuada ¡ al mismo tiempo, infinitamente actores, en cambio, aparecen en las obras de Kantor en un espacio
tristesrr5 afluyen hacia escenas que podrían suceder en un drama hechizado por los objetos. La jerarquía vital para el drama desaparece,
grotesco, pero lo
dramático se pierde a favor de imágenes en todo gira en torno a las acciones humanas; los objetos existen única-
mouimiento mediante la realización de un ritmo repetirivo, a.ir.rstes mente como requisitos, es decir, como lo extrictamente necesario. Se

de tableau y una cierta desrealización de las figuras, que, a través de pue,-le hablar «lc una temárica distintiva dcl objeto que posteriormen-
sus movimientos entrecortados y bruscos, se asemejan a autómatas. te desdramatiza los elementos de la acción, si es que continúan estan-
El tema de hacer imrigenes aparece también explícitamente cuando do disponibles. Los objetos aparecen en el teatro ceremonial y lírico
en \Yielopole, Wielopole la fotógrafa obesa transforma repentinamente de Kantor como reminiscencias del espíritu épico de la memoria y su
su cámara en un fusil y, burlona, acribilla a un grLrpo de jóvenes predilección por las cosas. Esto sirve como característica de diferen-
soldados que posaban para la foto; momento que se transforma, ciación entre el modo épico y el modo dramático de representar «una
simultáneamente, en un emblema tragicómico del homicidio a acción como completamente pasadar. En este sentido, el autor insiste
través de una fijación de las imágenes y en una denuncia surrealista en que olas escenas de cada acción real del espectáculo» deben aparecer
de la guerra. «como si estuvieran ancladas en el pasado [...], como si el pasado se

El artista visual Kantor, cuyo trabajo teatral comenzó con provo- repitiera a sí mismo, pero en formas extrañamente cambiadasr'6. A
cativas acciones performativasy happenings contra las autoridades es- través de la dualidad de la memoria tematizada y del poder particular
de la realidad de los ob.ietos se alcanza un teatro que, como observa
laCitadeGeorgHensel enel FranhJurterAllgemeineZeitung, 15 dc juniodc 1995.
r5
Ibídem. "' KeNt'on, tdeusz. Ein Reisender - seine Texte und ManiJiste. op. cit., p. 715.

lit$ Teatroposdramático Panorama del teatro posdramático "[tr"ry


Kantor Oricot 2, consistc cn ud<¡s trrryectorias ¡ltrrtlclus,: lr¡rrí
s<'¡l-¡re r..',rlrnt'rrtt'r'spirilrrrrl. l'.rr ,rlgrin nr()nl('r)t():rlgtricrt sc rttrcviti, irrtr-ú'piclo,
nel texto purificado de su estructura superficial y fiabulosa,, allí ll ,r.1.'sprcnrlclsc clcl crrlt.r u la cotuuttidacl. No cra ningútr fanfarrón,
«trayectoria de la acción escénica autónoma del teatro purorrT. sino trn hcrcjc c¡uc, nrediante este cnfrentamiento, trazó una peligrosa
Son conocidos los maniquíes de tamaño casi real <¡ue los actorcs llt¡ntcra crrtre sí misrrro y el público, una frontera que le posibilitó
acarrean consigo. Los muñecos son para Kantor como la existencia conlunicarse con los vivos descle el reino de los muertos'''. El teatro
previa y olvidada de las personas. su memoria del yo qLle continúan rlc Kantor, mediante sus motivos y Forrnas, tiene correspondencias,
llevando consigo. Pero su significación va todavía más allá. En una de un modo particular, con rasgos arcaicos del teatro primitivo. A
especie de intercambio con los cuerpos vivos y en función de los cstc respecto, Monique Borie advierte con razón que en el teatro de
requisitos, transforman la escena en un paisaje de muerte, en donde l(antor el sentimiento abrumador de la derrota y dcl fracaso recuerdan
se lleva a cabo la transformación de las personas (que, a menudo, rr la tragedia antigua. Cuando Kantor habla de un uconcienciarse
actúan como maniquíes) en manicluíes inertes (como si hubieran cle nuestra derrotir, que puedc interpretarse en sentido religioso y
sido animados por niños). Casi podría decirse que el diálogo verbal dcbe estar en el teatro, menciona precisamente el motivo por cl cual
del drama es sustituido por un dirílogo entre personrts I objetos. se dcbilitó la tragedia griega)o. Esta correspor.rdencia que, en cicrto
Coniuntos de aparatos técnicos surrealistas (una cuna mecánica que modo, traza un arco inmenso desde cl reino del teatro antigtlo previo
se parece más bien a un féretro para niños; la máquina familiar que a la modernidad hasta el teatro posdramático en el umbral hacia el
abre las piernas de una mujer como para dar a luz, mecanismos de tercer milenio -hasta cierto punto alrededor de la época del teatro
ejecución, etc.) se acoplan de un modo grotesco con las extremidades dramático elrropeo-, se observará también, aunque por meclio de una
de los actores. Las repeticiones triviales, realizadas con un efecto manifestación clifbrente, en el teatro de Grüber y de Wilson.
poético a través de los ob.ietos, permiten experimentar las acciones
como un intercambio casi lingüístico entre personas y cosas. En Grüber o La reverberación deLsonido en eL espac¡o
Kantor las figuras actúan sobre todo mediante una pantomima y una Cuando se habla dc un teatro más allti del drama se incluye
gestualiddd que no parecen originarse por azar, como en los antiguos también la obscrvación cle que hay directores que, a pesar de todo,
bufones grotescos. El drama se desvanece en procesos diminutos escenifican textos dramáticos tradicionales, aunque emplean para ello
escénicamente mudos. La jerarquía entre el ser humano y el objeto se recursos teatrales que provocan una. desdramatización. Pero cuando
relativiza en la percepción. en los textos escenificados la acciór.r contenida en ellos retrocede a un
Pero este autor distancia claramente su gusto por los maniquíes segundo plano, según la lógica de la estética teatral, Ias características
del de Craigrs. No polemiza, como este, en contra de los actores tempordidad y espacialiddd del proceso escénico se destacan en sí mismas
(ante lo cual debería hacerse la advertencia de que la Übermarionette cada vez con más intensidad y, de este modo, el teatro se convierte
[supermarioneta] de ningún modo expulsa a los actores humanos en la presentación de wa atmósfera y de un estado. Se trata de una
de la escena, sino que debe mostrar la presencia de los actores de écriture escénica que capta la atención y que deviene secundaria frente
una manera distinta). Por el contrario, para Kantor el primer a la acción dramática verdadera. En este sentido, Klaus Michael
ltctor imaginado cumple un papel de significación reuolucionaria y Grüber puede servir como ejemplo de uno delos autores escénicos que

'r Ibídem, pp. 114 y ss. '' Il¡ídem, pp. 253 y ss.
r8
Ibídem, p. 253. 'r') Ibídem, p. 257.

'!,?{r} Teatro posdramático Panorama de[ tealro posdramático 5il$


han desarroll¿do un lcngu:rje teatral propio. (luando, cn rrgosro clt' ( \lr( nr(). l.stt' 1.tr-occtlirrricllto tlc rrrrlr i.sotorría posdrarnlític:t, cluc evit:t
19t39, Georg Hensel terminó su prolija labor de crírica rearral clc r.n¿is l.r.rriurlizecirin y los nr()rnent()s:ílgi«1os, ¡rermite el surgimiento de la
de quince años para el periódico Frankfurter Allgemeine, categorizír r \( ( u:r c()rrl() un trtbleau, cuyo efecto se intensifica mediante la carga

las grandes tendencias del teatro desde mediados de los años screnra ,'ltttt'ittt de la ¡ralabra hablada que despliega su función expresiva
en cuatro tipos: interpretación, reinterpretaciór.r, reconstrucción y lrritrr-rrrrírrrica (la dimensión emotiua del lenguaje de Jakobson). El
postmodernismo2r. Si Hensel considera a Rudolf Noelte como uel ,lr.urrrr nroderno cra un mundo c'le discusión mientras que, en la
director ejemplar de la intcrpretaciónr, Claus Peymann -que, en rr:rgcclia antigua, el diálogo a pesar de la apariencia de un duelo
1975 junto a Achim Freyer, desmontó saríricamente Los ladrones ,lisr'rrrsivo antagónico- no era fundamentalmente una discusión: cacla
de Schiller- es representativo de la reinterpretación. Klaus Michael ¡,rrrtagonista permanecía inalcanzable en su mundo y los oponentes
Grüber aparece en estc panorama no solo como exponente del método lr,rhlaban de forma enrrecruzada. El diálogo no era ranro un conflicto
de di recc i ó n p osm o dern o (con Emp edo b les. H ri lder lin les en),si no rambién ,, trn enFrentamiento en el espacio del intercambio lingüístico, sino
como representante de la reconstrucción histórica, especialmente por ,¡trc aparecía más bien como una competición hablada; es decir, como
su versión casi íntegra de Hamlet en 1982. ltste último aspecto -la unlr carrera de palabras, imitación de la pelea muda del agón. L)e este
práctica de la escenificación histórica- cae fuera de nuesrro campo nloclo, los discursos de los antagonistas no se rocaban22. En Grüber
de discusión, pero parece apropiado apuntar que, paralelamenre a t,,do sucede -como los actores refrenados en un evento organizado
la práctica posdramática de Griirber, Peter Stein concibió el teatro por Georges Banu en P¿rrís2l- en una atmósfera que podría titularse
en la Schaubühne de Berlín, de un modo ascético, realmenre casro Nach allen Dishussionen? [¿Tias todas las discusiones?]. No hay nada
frente al Zehgeist del momento, como un lugar de la memoria nrás que debatir; lo que es ejecutado y hablado tiene el carácrer de un
escenificada en la histc¡ria (del teatro). Así, en las escenificaciones de rito necesario y realizado casi ceremonialmente.
obras de Chéjov se citaba con precisión las realizaciones escénicas del El dr¿rma -forma ejemplar de discusión- establece un tempo,
histórico Teatro del Arte de Moscú, mienrras que en E/ mono peludo Lrna dialéctica, un debate y una solución (o desenlace), pero lleva
deO'Neill se copiaron disposiciones de una escenificación de Táirov. rnintiendo desde hace tiempo. Su espíritu, o meior, su fanrasma,
tmbién la escenificaciór-r de F-edra, en 1987, sigue esta tendencia ha migraclo desde el teatro al cinc ¡ cada vez más, a la televisión.
historicista y clásica, aunque Stein fue sumiendo a la Schaubühne de lrn este último medio las posibilidades de simular la realidad son
Berlín en una cierta rigidez a 1o largo de los años, en Llna perfección a mucho mayorcs; en él la historia cuenra porque [o importante no
menudo fría en la que el teatro no parecía ser ya más que una suerte cs que veamos algo dos vcccs, sino que consumamos el siguiente
de autocelebración del oficio de la puesta en escena. Por otro lado, la produtto. Teniendo en cuenta que la industria del entretenimiento
decisión consciente contra todo ingrediente subjetivo exige respero no permite que nada sea percibido en su conrradicción, su escisión
y debe apreciarse como una cualidad peculiar de la auto-refexión
teatral.
tt Clr. AsueN, Carrie. nThe¿rter und Agon/Agon und'l1rearer: \]Talter L3cnjamin
El estatismo y la economía clásica de los recursos confluyen en el
und Florens Christiarr Rang,. Iin Modern Language Notes, 10713, 1992, pp. 60(r-
estilo de la des-dramatización de Grüber. Generalmente, puede decirse 624; a,sí como para una visión de conjunto de la discusión sobre el agón: l,xrrr,wesr,
que elimina de las obras el recurso del suspensc y lo hace de un modo Pxrik. Kornmentar {Ibersetzung 'llteato in Wrtbar l}enjamins Jrührert Schr/ien, op.
cit., pp.254 y ss.
rr Cfr. BeNu, (ieorgcs. Kl¿us Mich¿el Grüber: ...ilfaut
que le théátre pttsse d tft¿uers
)t ?'AZdel 2l de agosto de 1989. les larmes... París: Editions du Regard, 1993.

"¡*S Teatroposdramático Panorama del teatro posdramático 1t1


y clcscloblanriento, ()
cn su alicnacirin, [)as¡nr()s dc un clccto tl,.. ni ttn yttdot(tltpo. l.,r rnelancolía ¡rosclrarnrítica rcconcilill a [',squilcr
distanciamiento brcchtiarc (V-Effelet) ¿ un cfécto televisivo (7'll- y r l]cckett, a Kleist y a l,abiche en tn Tiauerspiel ldrama barroco]
Effrkt).Muy pocos profesionales del teatro -en cl marco del tcarro alrandorraclo ¿r l¿r contemplación del espectador. En la lfgenia en
establecido* se arriesgan abiertamente a practicrtr la diferencia entre 'liíurirle de (lrüber, estrenada en la Schaubühne de Berlín (1998),
dramay teatro (en Alemania, aparre de Grüber, podríamos citar a Einar cl testimonio del terror del mito se convirtió en Llna contemplación
Schleefy algunos trabajos de Hans Jürgen Syberberg). Su dirección se cscónica silenciosa de lo insoportable. El conflicto dramático
percibe como violentamente anárquica, como en el caso de Schleel retrocedió tras esta meditación, tras el acto de la articulación precisa.
o anacrónicamente clásica, como en el caso de Syberberg. Griiber ltl tema posdramático que resalta aquí se concentra en un teatro de la
no fue (ni es), a pesar del reconocimiento de su genio excepcional, voz, la voz de la reuerberación delo ocurrido.
un creac{or teatral del gusto de la crítica hegemónica en Alemania. La condición para la materialización de este teatro de la voz es un
Cuando sus trabajos eran complejos y se alejaban de la norma fueron espacio arquitectónico que, a través de sus dimensiones, entra en
considerados como esotéricos; cuand<> eran hiperbólicamente fieles relación con el discurso humano individual, con el espacio imaginario
al texto se malentendían como convencionales y otros, desde Hamlet de dicha voz. El espacio se percibe principalmer-rte mediante extremos,
haxa lfgenia en Tiíuride, a pesar de lecturas que ponían en alto riesgo como, por ejcmplo, un vacío de enormes dimensiones como el
Ia fidelidad al texto, también fueron considerados convencionales. estadio Olimpia de Berlín, una arquitectura dominante según el
Mientras qttela colisión dramtitica determina el sistema del drama, modelo del estadio antiguo. Esta construcción nazi fue el lugar para
en Grüber el teatro se de6ne como escenlt y situación. El espectador la representación de Winterreise [Waje de inuiernoJ, que el público
está ahí para testimoniar el dolor del cual hablan los actores. Así contempló reunido en una pequeña parte de las gradas y en el que tuvo
Griiber tr¿rza dc nuevo un arco retrospectivo hacia la realidad esencial que unir textos como el Hiperión de Hólderlin con escenas deportivas,
de la escena, en la cual el itzstdnte de lo habladt¡ lo es todo; ni la línea imágenes de cementerio, campamentos y puestos de comicla. Para el
temporal de la acción, ni el drama, sino el instante en el que se erige la Fausto el escenario elegido fue la vasta iglesia de Salpétriére, mientras
voz humana. Un cuerpo se expone, sufre. El gemido que sale de él [del que un ábside refrigerado tipo claustro de la Schaubühne de Berlín
cuerpo sufriente] se propaga más allá y encuenrra al especrador como sirvió como espacio para su representación de Hamlel o la gran
onda sonora, tangencialmente, con una fuerza incorpórea. Terror y f)eutschlandhalle, en Berlín, que se prestó como espacio para la
compasión; no necesira más. En las escenificaciones de Grüber lo versión qtre realiz-ó del Prometeo de F.squilo, a partir de la traducción
que cuenta es el valioso instantc cn cl cual un cuerpo, bajo amenaza, de Petcr Handke. De este modo, el espacio que ocupan las obras
empieza a hablar en el espacio de una escena. Incidentalmenre es esra de Grüber se transforma en un co-actor, como un lugar minúsculo,
constelación, no la narración (que proviene de la épica), la que emergía opresivo o desbordante. El espacio trabajado de este modo puede
también en el rearro antiguo2¡. En el teatro de Grüber el murmullo, la entenderse como la onda irónicamente murmurante y diminuta que
voz beckettiana interminable cantada de forma ¿rnrigua, un modo de divide la escena de lfgenia del público; o el espacio repleto de plantas
hablar que también exisre en la disputa más allá del debate, expresa la para La úbima cinta de Krapp con Bernhard Minetti; o el pequeño
experiencia de una impotencia infinita, sin una dinámica traicionera reatro de ensayo en la Curvystrasse de Berlín, iluminad<¡ con tonos
mate mediante colores al estilo de Chagall, repleta de los cuerpos
r" Cfr. L¡nu,rNN, Hans-'lhies. «Antiquité ct modernité
par deli Ie dramer. En de los viajantes desesperados en En el camino real de Chéjov. En
l3,rNu, (ieorgcs. Kl¿us Micb¿el Gríiber op. cit., ¡tp.20l-20(t.

"?St Teatroposdramático
PanoramadeIteatro posdramático ti]]
Criibcr no existen los espacios neutrales. Al cvitar cl cs¡racio nlcrlirrn<r ronor'ittticttto (rrnrrgrrririsis);:r tr':rvi's rle l)r()ces()s fisicos, o [ricn
e inventar un espacio demasiado grande o dcm¿rsiado pcqucí.ro, cl cjc lrrrcdcrr convcrtirsc cn r-netarnorfirsis rccurrcntes análogas a procesos
voz/espacio se transforma en una característica determinante de su niltulalcs y pertenecer a una forma temporal cíclico-simbólica. En
propuesta. Intriga, fábula y drama se encuentran apenas presentes; en llr nrédula dc la actuación (actoral) no existe tanto la transmisión
cambio, se convierten en protagonistas con plena autonomía aspectos de significados, como el arcaico placer/temor a acturtr, a la
como la distancia, el vacío y el espacio intermedio. El diálogo real transformación como tal. Los niños disfrutan disfrazándose. El placer
se encuentra entre el sonido y el espacio sonoro, no entre los que de esconderse tras la máscara se equipara con otro entretenimiento
intervienen en la conversación. Cada uno habla solo para sí mismo. no menos inquietante: el modo en que se transforma el mundo a
F.n este sentido, cabe citar la escenificación realizada por Grüber, en través de la mirada que se esconde bajo la máscara; de pronto todo
1979, en el antiguo y lujoso Hotel Esplanade en Berlín, en la que el se vuelve extraÁo visto desde el otro lado. Aquel que mira a través

visitante se encontraba un ambiente de voces, proyecciones y escenas de las hendiduras de una máscara, transforma su mirada en la de
individuales todas ellas conectadas mediante la lectura de una versión ut-r animal, una cámara, se transforma en un ser desconociclo para

abreviada de la novela Rudi (1933), de Bernhard von Brentano, en sí mismo y para cl mundo. El teatro es una transformación, una
la cual se hablaba sobre un niño proletario de Berlín. Otra forma de metamotfosis a todos los niveles. En este sentido, debemos tomar en
trabajar con la memoria escénica y espacial lo constituyó la acción consideración la indicación de la antropología teatral según la cual,
que presentó Grüber en el cementerio de 'Weimar, en el otoño de bajo el esquema convencional dela acción, subyace la generalidad de
1985: entre las tumbas se representó Madre prilida, tierna hermana, la, transformación. Así se puede comprender mejor que el abandono
de Jorge Semprún, un texto formado por muchas capas que oscilaban del modelo de la mímesis de acción de ningún modo comporta el
cntrc los vcrsos dc Goethe, Buchenwald y Léon Blum, la persecución final del teatro. Más bien al contrario, la atención a los procesos
política bajo el mando de Stalin, los textos c1e Brecht y Carola Neher dc la metamorfosis conduce a otro modo de percepción en el cual
y la limpieza étnica en Bosnia. De nuevo el director abandonaba la el reconocimiento es inces¿ntemente supcrado por una actuación
esfera del drama escenificado a favor de la creación de una situación que no puede ser sobreseída por ningún orden de percepción. ula
teatral (para la cual el atípico lugar fue concebido por el pintor y marcha del cangrejo de la visión repetitiva queda interrumpida por
escenógrafo Eduardo Arroyo25). otro modo de uer (Anderssehen), que merodea en torno a los modos
de ver ya reconocibles y continuamente los obliga a apartarse del
Witson o eI paisaje camino acostumbrador'7.
De acuerdo con Richard Schechner'6, la acción de un drama se Difrfoilmente otro artista en los últimos treinta años ha cambiado
puede resumir al hacer un listado de las modificaciones que ocurren en tanto el teatro y el ámbito de sus recursos y, al mismo tiempo, ha
los dramatis personae al inicio y al final del proceso dramático. Dichas influido de modo tan decisivo en las posibilidades de su reformulación
transformaciones pueden producirse a través de procedimientos como Robert '\X/ilson. Ciertamente, a él no le afecta el destino
mágicos, disfraces o máscaras; pueden suceder mediante un nuevo común de sus últimos trabajos en los que cada recurso que, en su
frescura, ofrecía un sueáo teatral de la época, posteriormente perdía

tt Clr. Wrrr-s, F. en 'lheater Heute 9195, pp. 4-7: nTextabdruck,. En ibídem, pp.
t0-55. '7 Wer.D¡,Npr,LS, B. Sinnesschtuellen. Studien zur Phlinomenologie des Fremden 3.
t6 FráncFort: Shurkamp, 1999, p. 138.
ScHr,ctuNnr¡, R. ?erformance theor1,, op. tit., p. l85.

$Í}.! Teatro posdramático Panoramadelteatro posdramático'É3$


mucho de su hcchizo porquc sc volvíe prcclccible y, a vcccs, t:rlll[rii'rl
tlt' lírr.':rs rlt litclzlr y
lrruy (()rlctct:tlll(t)tt' tttctli,tttt,., la tlireccitilr
clc lrr lrrz. tenrinos prtscrikts. l.as figuras (o figr.rrines) habitan ur-r:l
artísticamente convencional. !,str-r, como decimos, no dcl¡ilita la
flntasrnagoría rnrigica que irnita aquel can.rino del destino enigmático
convicción de que fue Wilson quien, en muchos sentidos, ofrecilr
cle los antigr.ros héroes marcado por el oráculo. Como en la mudez de
la respuesta más contundente a la pregunta acerca de haci¿r dónde
(lrübcr o en los círculos de Kantor, así hay que entender las mágicits
iba el teatro en la época de los medios de comunicación ¡ al misr-no
líncas de luz en Wilson: el teatro dramático, asociado a la autonomía
tiempo, quicn ensanchó radicalmenlr el espacio para la incorporación
dcl ser hurnano consiclerada como pregunta y como problema (lo que
de concepciones distintas sobre lo que el teatro puede llegar a ser. l.a
resulta estéticamente sintomático), se desmorona en una energética
influencia -recóndita ¡ al mismo tiempo, más obvia- de su estética
ha calado hondo y se puede afirmar quc el teatro de finales del siglo
posdramática cn el sentido cn el que Lyotard habla de un teatro
energético, en lugar de uno representacional. Prescribe un patrón de
xx le debc más a él que a cualquier otro dramaturgo o director de
movimier.rto enigmático, procesos e historias de luz, pero casi nunca
cscena. EI teatro de Wilson es un teatro dc la metamorfosis; secuestra
de acción.
al observador y lo transporta hacia una tierra de ensueño donde
Aunqr.re es necesario distinguir entre f<¡rmas pictóricas y teatrales
dominan las trar-rsiciones, las ambigüedades y las correspondencias:
una columna de humo puede ser la imagen de un continente; de
y tomar en consideración sus respectivas leyes, cn la peculiar
transformación del espacio escénico en paisaje (en este sentido, \flilson
un árbol puede surgir una columna corintia que, posteriormentc, se
denomina audio landscdpes laLldiopaisajesl a sus ambientes), se
transforma en la columna de una ftíbrica de chimeneas; tres esquinas
imporre el recuerdo en un proceso invcrso al del siglo xrx, cuando
mutan en una vela, después en carpirs o en montañas. En el teatro
la pintura se aproximó al acontecimiento teatral. Se trata aquí del
de Wilson todo puede cambiar de tamaño, como en Alicia en el Pais
panorama o de las enornles trans¡rarencias de Louis f)aguerre que,
de las Marauillas de Lewis Carroll, al cual recurre repetidamentc. Su
lenra podría ser: de la acción a la nansformación.
mediante distintas técnicas de iluminación, parecían poner en
movimiento decorados, arqttitecturas y paisaies; por ejemplo, el
Como la máquina deleuziana, la metamorFosis conecta con
interior de una iglesia que al principio parece vacía y en la que (con
realidades heterogéncas, cientos de escenarios y múltiples corrientes
ayuda de cambios de luz) se aprecia más tarde la presencia del visitante.
de energía. En la estética de Wilson el movimiento ralentizado de
La música suena y finalmente regresa la oscuridad2s. Este tipo de
l<rs actores, como a cámara lenta (slow motion), crea una cxperiencia
tü7ilson.
procesos recuerda a la metamorfosis en los escenarios de
peculiar que mina el fundamento mismo de la idea de acción. Con
Se puede divisar en cllo una anticipación al cine, una satisfacción
estc recurso da Ia impresión de que los actores no actúan por su
del placer de rnirar de un modo que se experimenta entonces como
propia voluntad y decisión sobre el escenario. Si Karl Georg Büchncr
sensacional. Para nuestro discurso es importante la confirmación
pudo escribir que los seres humanos somos conro marionetas que
de que, evidentemente, la necesidad teatral de ningún modo está
cuelgan de hilos invisibles sujetos por fuerzas desconocidas, y
sujeta a una acción. El paisaje iluminado irrtificialmente, la acción de
Antonin Artaud habló de rrutom(tte personnel, estos motivos se
amanecer y la alternancia <le la iluminación también lo confirman.
corresponden con aquella impresión de que en el teatro de \üTilson
actúan fuerzas secretas que parecen mover a las figuras de modo
mágico, sin motivaciones aparentes, ni rumbo ni conexiones. tt Vr:.R.vtr:nn, B.
u"\ü7o dic KuIrst endigt und die Wahrhcit beginnt": [-ichtnragic

Las figuras permanecen solitarias sujetas a un cosmos en una red und Venvandlung im 19. Jahrhundert,. L,n BneNor':s, U. (cd.). Sehsucht: Über ¡li¿
Wriinderung uisuelbrWahnrcltmung. Góttingcn: Steidl, 1995, p. 90.

Panorama delteatro posdramático 11|t


{§ñ Teatroposdramático
F-n relacií¡n con las pir-rturas transparentes repletes clc cfcctos rlr. r ,rr t l n r'1.' lo visilrl, nt,u.,t.lt, rt t r':tvi's tlt lrt p. r'spcc t ivlt. l ,lt
.,¡r.1.

Karl Friedrich Schinkel se ha hablado de un teatro sin literaturtre.Y irrrport:urcirr d,.'l,r 1r.'rslrcctiv:r cs rluc posibilitl llt pcrccpción dc la
las advertencias de que precisamente la detención del tiempo dcbería r()r.rli(l1r(l prccisarrrcntc nrc.li,rnte la ¡rosición clcl cspectador es decir,

evocar la fascinante simulación de la realidad en imágenes panorámicas rrr..rliantc cl plrnto cle vista qllc qucda excluido del mundo visible,
y el deseo de movimiento y narración, que después desempeñaría ei ,l. rrroclr:» que el acto constitutivo de la represcntación se pierde crt
cine, pueden también interpretarse en el sentido de que esro era un l,r rcprcscntado. Esto se corresponde con Ia fbrma que adopta la
punto de partida para una experiencia teatral dominada, en paralelo, n:u'r:rcitin dramática, incluso cuando integra en ella a un narrador
por el efecto de la imagen y el lenguajer|. t:pico. Irn \X/ilson esta narración cs reemplazada por una suerte de
En \Tilson sc da una des-jerarquización de los recursos teatrales que lrisrrrria universal que emerge como Lln caleidoscopio multicultural,
existe gracias a la ausencia de acción. L,n gran medida no hay ni personajes ttrrológico y arqueológico. Sin escrúpulos, sus tableaux teatr¿rlcs
psicológicamente elaborados ni individualizados en un conrexro nrczclan tiempos, culturas y espacios. F.n 7he Forest lEl bosque,
escénico coherente (como en Kantor), sino figuras que parecen ser lgtl8] queda reflejacla la historia industrial del siglo xlx en un
emblemas incomprensibles: el modo ostentoso de su aparición impone r¡rito babilónico; al final de Ka Mountain and Gardenia Tbrrace: a
la pregunta sobre su significado sin que esta encuentre Ltna respuesta ;tor1r about fo-ib and some people changing (1972) [Ka Mountain
'lbrrace: una historia sobrc la
definitiva. El hecho de que los actores aparezcan conjuntamente en la t, Oardenia familia I las personas que
escena a menudo no sucede en el contexto de una interacción. En cste ttmbidn, 19721 tn modelo dcl shyline neoyorquino arde en llamas,
teatro el espacio es también discontinuo: la luz y los colores, los signos rr,rs él emergc la silueta de una pagoda, una gran est¿Ittl¿l de un mono

y los objetos crean una escena que no designa un espacio


dispares lrlanco cuyo rostro está ardiendo, los tres sabios de ()riente, un luego
homogéneo. A menudo el espacio de Wilson es, en cierro sentido, ¿ epocalíptico y ur.r dinosaurio: historia y prehistoria no cn el sentido
ra1,as distrlbtridas de forma paralela al foso de la escena, de modo que las tlc una compresión histórico-dialóctica, sin<¡ como un coro de
acciones pueclen ser leídas por el espectador en distintas proFunclidades: irnágenes. Son numerosas las imágenes que en'Wilson trabajan directa

sintetizadas o, por así deci¡ como p aralelogramos. Por tanto, se dcja a l:r o indirectamente conjugando antiguos mitos y una abundancia
fantasía del observador entender si las distinras figuras sobre la escena se ,rl¡rumadora de motivos y figuras más recientes con referencias
encuentran en un contexto o solamente se presentan sincrónicamente. históricas, religiosas y literarias. Para §Tilson todas ellas pertenecen al
Es obvio que, con ello, la posibilidad de interpretación del conrexro cosmos imaginario y resultan míticas en un sentido arnplio: Frcud,
global tiende a anularse. A través del montaje de los espacios virtuales Einstein, Edison y Stalin; la reina Victoria y Lohengrin; Salomé,
yuxtapuestos o imbricados, llue permanccen independientes los unos l'austo y los hermanos de la épica de Gilgamesh; Ia versión de Parsifal
de los otros -y esto es un aspecto crucial-, emerge una esfera poética de cle Tankred Dorst en Hamburgo; San Sebastián en Bobign/; el rey
connotrtciones que no ofrece ninguna posibilidad de síntesis. [-ear en Fráncfort, etc. Una lista incompleta de elementos míticos y
En este teatro falta la orientación dramática que se consigue pseudo-míticos de su teatro ofrece, al rnismo tiernpo, una idea del
mediante las líneas de una historia y que en la pinrura se corresponde placer que le suscita citar el acopio humano de imágenes, que no se
deja limitar por ninguna lógica centrípeta. En este sentido, salen a
escena el Arca de Noé, el libro de Jonás, el Leviatán, textos indianos
'z'' Ibídem, p. [35.
r" ().r,:r:r¡,nu¡NN, S. ul)as Panorama: Ein Massenmedium». En BneNoes, U. (ed.). antiguos y modernos, un barco vikingo, objetos de culto africano,
Sehsucht, op. cit., pp.80 y s.

"x
)f,i Teatro posdramático Panorama del teatro posdramático "i:ilii
la Atl:intida, la ballcna blanca, Stonchcngc, Miccnes, las pirrinritlt's. ( rf nt|u PoI crrcitrr:r.lc llt ittt(r'ltrctltci«irr, cott lo t¡ttc sc crclt tttr tilltro
( ue

el hombrc con la máscara de cocodrilo egipcia, seres enignr:iticos ,1,'l ti,'trr¡,o lt'l¡ ruir¿d¿. l'.stc teatro c¿trccc cle sr:t-ltitniento trágictt o
como la Madre'l'ierra, la mujer-pá.jaro y el ave blanca dc la rnue rtc. rk'torn¡xrsirin, pero habl¿r dc la experiencia del tiempo como testigo
santa Juana, don Quijote,Tarzán, el capitán Nemo, el rey Erl de dt'l luto. F.l pintar mediante la luz de \üTilson refuerza la idea de una
Goethc, los indianos de Hopi, el ruiseñor/zightingale de F'lorencia, rrnidad clc prclcesos naturales y acontecimientos humanos; 1o que los
Mata Hari, Madame Curie y un largo etcétera. ,rctr¡res hacen, dicen y m¿rnifiestan e n movimietrtos, pierde así tantbién
El teatro de tWilson es neomítico, pero los rnitos utilizados como .'l c¿rrácter de acciones intencionadas. Sus proyectos parecen telrer
imágenes únicamente portan el-r ellos la acción como fantasía virtual. Irrgar en un sueño dnd loose the name of action*, corno dice Hamlet;
(lomo narraciones con un senticlo alegórico profundo, Prometeo sc transfbrman en Lrn acontccimiento. Los sercs humanos se vuelvet-l
y Heracles, Fedra y Medea, la esfinge y el dragón continúan utulturds gestuales. La asociación con la pintura tridimensional
perviviendo como imaginario artístico a través de los siglos; lo hacc que las cosas aparezcan conlo nltture morte y los actores con-ro
mismo ocrrrre con las figuras míticas postcriores a la Antigüedad rctratos de ur.ra ligura cornpleta en movimiento. \Tilson comparó
como Dotr Juan, Fausto o Parsifal. Sin embargo, al mismo tiempo cxplícitamente su teatro con los procesos naturalcs; por ello, la idea
todas cllas existen como meras imágenes familiares tambión para cle su paisaje escénico torna aquí el significado adherido a la cita de
aquellos que carecen de formación, como figuras que operan en el Flciner Müller: upaisirje a la espera de la paulatina dcsaparición dcl
inconsciente del discurso cultur¿rl compartido por todo el mundo, scr humanor; Ia inscrciór-r dc las acciones humanas en un contexto cle
consciente o inconscientemente. En una época cn que la narración historid nttturdl. (lomo en el mito, la vida aparece como utl momcnto
ordenada deJbrma nlrmdl clifícilmente alcanza ya la densidad dc lo del cosmos. El ser humano no se encucntra separado dcl paisaje, el
rlítico, el teatro de Wilson busca aproximarse a la lógica pre-racional er-rimal y la roca. lJna roca puedc caer a cámara lenta y los anim¿rles
de mut.rclos cle imágenes n-ríticas. L,xistc, sin enrbargo, una objeciór.r y plantas son, asimismo, agentes clcl acontecimiento al igual que las
en rclacionar seridmente el arte del teatro de \Tilsor-r con el miro: figr.rras humanas. Si se disuelve el concepto de acción en beneficio
las imágenes míticas sustitLlycn acluí a la acción, satisfaciendo a.sí la clc un acontecimiento en continua rnctamorfbsis, cl espacio de la
afición posmoderna dc rccurrir :r Ia citación de mundos imagir.rarios acción emerge como un paisaje de distintos estados de luz, de objetos
cuyo tiempo ha pasado. Por otro lado, una rnirada a la historia del y figuras apareciendo y desaparcciendo en un paisa.ie en continua
teatro muestra que, rarnbién en épocas precedentes, cl mito y el trans frormació n.
entretenirniento no necesariamcntc dcbían contradecirse. §Tilson se En el funeral dc Heiner Miiller. V/ilson intervir-ro col1 utl¿1 lectura
sitúa en una larga tradición del tcatro de efbcto barroco que se inicia de uq pasaje de Ser american¿s de Gertrude Stein, cn vez de con
en la, rnáquina del siglo xvII y continúa en l¿rs mtiscaros.iacobinas del un texto personal, y declaró que, tras la lectura de este libro, supcr
teatro de espectáculo cle época victoriana hasta llegar al sbow y la c¡ue podría hacer teatro. En efecto, la afinidad electiva entre el teatro
función de circo de la n.rodernidad, que siempre se epropirrron cn su de'\Xl'ilson y los textos de Gertrude Stcin, su landscape play, resuka
repertorio, irrespetuosa y efectivamentc, dcl sentido profundo y la cl¿rra. En ambos se da una progrcsión mínima, cl presente continuo,la
:ltracción clcl clichc rnítico. sustitución aparente, sin identidades identificables, conto si un ritmo
F.n §Tilson el fenómeno ticnc prioridad sobre la narración, el efecto ¡rcculiar venciera por encima de toda semántica, cn la cual todo lo
de la imagen prima frente al actor indiviclual, la conternplación sc
* h,n inglés en el origir-ral: «y yir no pueden dcnominarse accitin, IN. dcl i..].

Tealro posdramát co Panorama deI teatro posdrarnáliccr


dctcrrni¡llrblc sc convirticr'¿r cn variacitirr y sorrrIr'ls. Al r'('sl)('( t(), Signos teatrales posdramáticos
Elirror Fuclrs observ¡ cn Another ucrsion oJ'tltt lltstortl:
ILabandono de Ia síntesis
F.xperirnent:rLnente sugiero que ha aparccido un nucvo gér.rcro dc rc¿lizecirin l'.n le visión general sobre los rasgos estilísticos del teatro
cscónica que anima y conlía en la facultad de inspecci<in c1e[ paisajc. Sus posdramático o, formulado de un modo más técnico, sobre su
cstrllcturas no est:in disprrest:rs sobte l¿ l¡ase de unas líncas dc conflicto y rraramienro de los signos rearrales, se deben proponer criterios de
resolucitin sino conftrrmc ¿ rclacioncs cspaciales polivalentes, nlos ¿írboles con descripción y categorías que contribuyan a una mejor comprensión
las colinas, con los carnpos l. .. ] cacla fi'agrnento dc cilos con carlir ciclo como clel mismo (no en el sentido de una lista desffiptiua, sino en el de
diio Stcin , "cacla detalle cou cacl,r otro detalle",rr. un acompañamiento a la mirada). En este contexto, el término
signos teatrales debe abarcar todas las dimensiones de significación y
Aunque el acoplamiento entre la nueva pastoral y el teatro se debe no únicamente los signos que porran la información determinable;
quiz.ás ¿runa perspectiva específicanlente americana (la experiencia es decir, no solo los significantcs que denotan o connotan
de los grandiosos y salvajes paisaies de los Estados Unidos), arroja luz inequívocamenre un significado identificable, sino virtualmente
para nuestro análisis cuando se constata que el teatro posdramático del todos los elemenros del teatro. En electo, una corporalidad llamativa,
tejano Robert \ü/ilson «crea, dentro de una cultura avanz-ada, un lrágil un estilo gestual o una disposición de los elementos en la escena que,
banco dc memoria de la imaginería de la naturaleza. f)e este modo, y de sin significar, esrán presenres (o se prcscntan) con un cierto énfasis,
varios otros, los artistas del teatro posmoderno insinú¿rn la posibilidad pueclen ser recibidos cofi-to signos en el sentido de una muy evidcnte
de una escena pos-antropocéntricrrrz.'llaffo pos-antropocéntrico sería manifestación o gesticulación que recldmlt dteilción y qúe tiene sentido
entonces un nombre adecuado para una fbrma dcstacada, aunque no gracias al marco de intcnsidad de la rcalización escénica, sin que Por
la única, que puede adoptar el teatro posdrarnático. Bajo este nombre ello puedan ser fijados conceptualmente. Ciertamcnte, [a tradición
se pueden englobar tanto el teatro de objetos, en el que no es necesaria también ha entendido esro como un distintivo de Io bello. Así, Kant
la presencia de actores, como el tcatro cn cl que prima la tecnología y la afirmir en relación con Ia idea estética qLtc es ula representación de
maquinaria (Survival Research Laboratories) y aquel teatro que integra la imaginación que incita a pensar mucho, sin que, sin embargo,
la 6gura humana como elemento de una estructura espacial seme.iante pueda serle adecuado pensamiento alguno, es decir, concePto alguno,
a la de un paisaje. Existen figuraciones estéticas que apuntan al ideal y que, por tanto, ningún lenguaje expresa del todo ni puede hacer
antropocéntrico de la sujeción de la naturaleza. Cuando el cuerpo comprensibler; lo cual anima al espíritu uabriéndole la perspectiva
humano se sitúa a la misma altura que las cosas, los anirnales y las líneas de un r;ampo inmenso de representaciones afines':r:l' No se puede
de energía en una única realidad (como parece ser el caso del circo por discutir aquí hasta qué punto Ia teoría del uso de los signos en la
la profundidad del placer quc causa), el teatro hace imaginable otra modernidad sc ha alejado de este modo de Pensar y ha disuelto la
realidad distinta a la dominada por los seres humanos. referencia de la idea estética, pensada por Kant, en concePtos de la
razón. Es preciso que se abra a los signos rearrales la posibilidad de
operar precisamente mediante el abandono de la significación' Si

" Fucus, Llixlr. lhe l)eath oJ'Charakter op. cit., p¡'>. 106 y ss
rr K,rNr', F.. Kriri.k der Ilrteilskrafr. Werkausgabe Band X' Fráncfbrt, 1974' pp' 149
rr Ibídem, p. 107. y ss. [e<1. c'¿st., Crítica del juicio. Madrid: Austral, 2007, pp' 257 y 251)' par' 491'

1üll Teatro posdramático Panorama deI teatro posdramátlco iü


[ricrr la scnrititicu rlcl tcatr., tr':rbaja sobrt'cl nriclco rlc ll signific,rcirirr (n ('l t('rllr() po.stlrrrrrrritico. Si cl r)ucv() tcatro lrretcndc ir rnás allá dc
¡ al mismo tienrpo, ¿rscgura incluso cn la rnrixima amlrigi'reclacl los posiriorrurrricnt()s (luc curezcall cle compromiso y sean totalmente
remanentes de posibilidades de significación (sin la cuales perdería de ¡rliv:rtkrs, clcbc buscar otras vías para hallar puntos de contacto supra-
hecho su atractivo el libre juego de las potencialidades), tambiér.r se intlivicltrales. Estos se encuentran en la realización teatral libre; una
trata de desarrollar formas descriptivas y discursivas para aquello que, libcrrrrd que se establece respecto a la subordinación bajo jerarquías,
dicho toscamcnte, queda como carente de sentido en los significantes. r.(spccto a [a obligación de perfección y a la demanda de coherencia.
Así pues, esta tentativa de descripción sc une a otras perspectivas de Mrrrianne van Kerkhoven, dramaturga reputada en el nuevo teatro de
la sen.riótica del teatro e intenta, simultáneamente, trascenderlas para Itúlgica, relaciona en su ensayo 7be Burden of tbe Times [La carga de los
centrarse en las figuracioncs de auto-cancelación del significado. tirrnposltl los nuevos lenguajes teatrales con la teoría clel caos y asume
No hay síntesis; esta se cornbate explícitamente ya que el teatro qtre la realidad consiste más en sistemas inestables que en circuitos
articula a través del modo de su semiosis una ,r¡is quc concierne a la ccrrados, que las artes responden a ello con ambigüedad, polivalencia y
pcrcepción. Quizá sorprenda el hecho de que se atribuya al discurso sirlultaneidad y que el teatro lo hace con una dramaturgia que fija más
artístico la cualidad de poseer una tcsis que es propia del discurso ('strLrcturas parciales que patrones totales. La síntesis se sacrifica para
teórico. Ciertamcntc el artc, sirr lcner cn cuenta los casos cxcepcionales rrlcanzar la densidad de momentos intensos. Si, a pesar de todo, a partir
como las exitosas obras de tesis, conoce estudios y teore mas en principio .le estas estructuras parciales se desarrolla algo así como la totalidad,
solo de nodo implícito y, por tanto, siempre necesariamcnte ambiguo. csta deja de organizarse mediante modelos prescritos por la coherencia
Prccisamente por ello pertenece a la labor de la hermenéutica leer en clramática o por referencias simbólicas abarcadoras, y no se realiza
las formas y las preferencias de configuración de la práctica estética las síntcsis alguna. Esta tenclencia es válida para todas la artes. F,l teatro, la
hipótesis expresadas indirectamente; es decir, considerar stt semintica fbrma artística más radical del acontecimiento, devienc r-rn paradigma
de laJbrma. En el teatro posdramático subyace clar¿rmcnte la dernanda cle lo estético. No se queda en el scctor institucionalizado que fue,
de que una percepción unificadora y cerrada sea reemplazada por sino clue se convierte en el denominador de una práctica artística
una abierta y fragmentaria. Por un lado, sc prcsenta así l¿r abundancia cleconstructiva multi- o inter-medial del acontecimiento instantáneo,
de signos simultáneos como una duplicación de la realidad que pues la tecnología y la desintegración o división de los sentidos en los
aparentcmente imita el caos de la experiencia cotidiana real. A esta, rnedios de comunicación son las que dirigieron la atención por primera
por así decir, postura naturalistlt se asocia la tesis que establece que el vez hacia el potencial artístico de la descomposición de la percepción,
modo más auténtico mediante el cual el teatro podría atcstiguar la vida lracia -en palabras de Deleuze- las líneas de fuga de las partículas
no sLlrge a propósito de la imposición de una macroestructura artística rnolecylares frente a la estructura molar rc:alizadorl
que construya cohercncia (como lo es el drama). Se demostrará que en
este cambio se oculta una tendencia al solipsismo. El establecimiento y la lmágenes oníricas
relativa durabilidad de las grandes formas puedc deberse a que ofrecían Si lo consideramos desde el punto de vista de la recepción, se tra-
la posibilidad de articular experiencias colectiuas. En este sentido, se ta de la libertad frente a Ia arbitrariedad; o mejor, de una reacción
puede afirmar que la comunalidad es la escncia del género dramático. idiosincráticamente involuntaria. No se constituye ttna comunidad
Sin embargo, dicha comunalidad -que se reconoce sobre la fbrma de iguales -es decir, de aquellos espectadores hechos a semejanza
experimentada conjuntamente- es la que ha perdido credibilidad
ri C.fr.'IA'l:Zeitung, lránciort, fcbrcro dc I99I.

1&Cr Teatro posdramát co Panorama deI teatro posdramático Jde,§


It¡s unr¡s cle krs otros u través clc rctlas gcrtcralrttc,rttc cor)ll)irrti(l()s (l() (()l)l() s()n: l:r:rvcr-si<in a lrr unidad orghnica, Irr tcndencia al extre-
generalmente humano)-, sino que se crea una comunidad b,rsada cn nr.,, l,r clistorsi<in, l¡ inccrtidumbre y la paradoja. La estética de la
aquellos que son diferentes, que no funden sus distintas perspectivas nrct:rnrorfirsis, realizada dc modo ejemplar por Wilson, puede leerse
en un todo sino que, a lo sumo, comparten y comunican puntos de trrnllrién como un síntoma del uso manierista de los signos. Ade-
vista en común a través de grupos, ya sean estos grandes o pequeños. rnris, se añade el principio manierista de la equivalencia: en vez de
En este sentido, la estrategia -en cierto modo desconcertante- basa- contigiiiclad, como afirma la narración dramática (a se conecta con
da en el abandono de la síntesis supone proponer una comunidad de rr, R a su vez con c, dando como resultado una serie o secuencia),
fantasías distintas y singulares. Algún que otro lector probablemente se cncucntra una hete«rgeneidad dispar en la cual cada detalle pa-
solo vea en esto una tendencia socialmente peligrosa a lo arbitrario o, rcce emerger en el lugar del.otro. Como en los juegos dc cscritura
en cualquier caso, dudosamente artística y, como se ha observado, a surrealista est¿r circunstancia lleva continuamente a una percepción
una recepción solipsista, aunque quizás esta suspensión de las leyes de intensificada de lo individual ¡ al mismo tiempo, al descubrimiento
constitución del sentido dé lugar a una esfera más libre del compartir .lc sorprcndc ntes correspondances [corrcspondencias]. Este término se
y del comunicar, heredada de las utopías de la modernidad. Mallar- cnraíza, no por casualidad, er-r l¿r lírica y describe adecuadamente la
mé puntualizó que anhelaba una prensa en la cual los habitantes de nLreva percepción dcl teatro más allá del dram:r conlo unpr¿ma escé-

París se informaran los unos a los otros acerca de sus sueÁos (en vez nico. Í;.1 aparato sensorial humano no tolera fácilmente la ausencia de
de sol¡re acontecirnientos políticos diarios). f)e hecho, los discursos conexiones; privado de ellas trata de erlcontrarse a sí mismcl, cleviene
escénicos se asemejan con frecuencia a una estructura onírica y pare- y se le ocurren similitudes, correlacio-
dctiuo, fantasea saludjemente
cen hablar del mundo de los sueíros de sus creadores. [-o esencial en nes y correspondencias, por muy alejadas quc cstas sc encuentren.
el sueño es la no jerarqr-ría entre imágenes, movimientos y palabras. l,.a búsqueda de rastros de conexiones va acompañada de una confusa
Los pensarnientos oníricos conforman una textura que se aseme.ia al focaliz-ación en la percepción de las cosas que se lnuestran (quizás, en
collage, al montaje y al fragmento y no al desarrollo de acontecimien- algún mon.rento, [eguen a desvelar su secreto). Como en la episteme
tos lógicamente estructurados. EI sueño es el modelo por cxcelencia pre-clásica que, de acucrdo con Foucault, indaga por todas partcs en
de la estética teatral no jerárquica, herencia clel surrealismo. Artaud, trn mundo de similitudes, el espectador del nuevo rcarro busca ansioso,
que ya la anticipó, hal-i6 d,e jerogfiico,, para poner de relieve el estatus aburrido o desesperado,las correspondances de Baudelaire en el temple
de los signos teatrales entre la letra y Ia imagen, entre los modos res- <lel teatro. La sinestesia inmanente a los procesos escénicos se convier-
pectivamente distintos de significar y de afectar. F'reud, por su parte, te, desde Wagner y desde la fascinación de Baudelaire por \ü7agner,
empleó tarnbién la comparación con jeroglíficos para caracterizar los en uqo de los temas principales de la modernidad y deja de ser un
tipos de signos que el sueño ofrece a la interpretación. Ya que el sueño mero constituyente (1) implícito (2) del teatro, que se presenta para
hizo necesaria una concepción distinta de los signos, el nuevo teatro su contemplación como una obra escénica (3), para convertirse, por
necesita una semiótica suspendida y una interpretación omitida. el contrario, en una propuesta (l)
explícitamente marcada (2) para la
actividad teatral en cuanro proceso comunicativo (3). Sería tentador
Sin estesia discutir aquí las propuestas que ofrecen la fenomenología y la teoría
f)ilícilmente se puede soslayar que en el nuevo teatro resaltan algu- de la percepción para la comprensión del proceso perceptivo global
nos rasgos estilísticos que podrían atribuirse ala tradición manierista, (aisthuis) que, sin ser homogéneo, se comunica entre los sentidos.

\J^{i Teatro posdramático Panorama deI teatro posdramático \;;i


Sirr crrrlrargo, ¡xrr alror-:r scrli suficicutc con 1-rorrcr cle rclicvc lrr yrr ¡r,,r l,r srrtrt,r,l.'l,ts ¡,,tltcs. l'rtl'u cl t('lltt1) [)()sclrltltt:itictl, cl tcxto cscritt¡
esbozada oscilacirin del acento. La perccpción siempre ha firncionrrcl<r y/<, <,r,rl prc-cxistcrrte y cl tcxto (cn r:l scnticlo amplio de Ia palabra)
dialógicamenlr, de modo que los senridos responden a propuesras o rlc a csccrrific:rciór.r (con los actores, sus adiciones pdralingüísti.ar, sus
f

demandas del entorno pero, al mismo tiempo, muestran primero una rcrltrccir¡ncs o delormaciones del material lingüístico; los figurines, la
disposición a reunir la diversidad en una textura percepriva, es decir, Irrz, cl es¡'xrcio, una temporalidad particular, etc.) se entienden bajo
¿rconstituirla como unidad. Cuando esto ocurre, las lormas de la un¿r nueva luz a través de una concepción modifcadd del performance
práctica estética ofrecen la oportunidad de intensificar esta acrividad raxr. Aunquc la modificación estructural de la situación teatral, del
sinestésica y corporal de experier.rcia sensorial precisamente medianre rol dcl cspectaJor en cll,r y del mo.lo dc stts proccsos comulliclti-
su impcdimento intencionado, haciéndola conscienre como búsque- vos no se destaca en todas las variantes del teatro posdramático y no
da, decepción, eliminación y redescubrimiento. sicmpre con la misma niticlez., la siguiente cleclaración sigue siendo
válida: el teatro posdrarnático n0 es únicamente utt Ttuet)o tipo de texto
Performance text rePresentrtciona/ (no es solamente Lrn nuevo tipo de texto teatral), sino
lrn los distintos niveles dc la realización teatral se ha est¿rblccido la rrn nucvo tipo de uso dc los signos en el teatro que socava desde los
distinción cntrc texto lingüístico, texto representdcional y perJbrmance firr-rd¿rmentos estos dos niveles teatrales a través de l¿r cualidad estrttc-
text. F.l material lingiiístico y la textura de Ia escenificaciór.r inrerac- turalmcnte moclilicada del performance text. A través de é[ cl te¿rtro
túan con la situaciírn teatral que qucda comprcndicla cn el concepto cleviene prcscncia más clue representaciótr, experiencia cornpartida
dc pe(brmance text. Aunque el término texto es aquí algo impreciso, mris que comunicad¿r, proceso más c¡uc rcsult¿rdo, ntaniFcstacitirt m¿is
expresa cada ocasiór.r en que tiene lugar una concxión y un entrelaza- que signi6cación, energía más que infbrmación...
miento de (al menos potencialmcnte) elementos portadorcs de signi- Las particularidades obscrvadas, las catcgorías propuestas y los ti-
fic¿rdo. Mediante el desarrollo dclos pe(itrmtlnce studies es de capital pos de uso de los signos cn el teatro posdramático se ilustrarán a con- I

inrportancia el hecho de que el acontecer de la redliz,tción escénica* tinuación a partir dc casos concretos. El carácter de cstos e.iemplos es
l

como un todo sea el ir-rstar.rtc constitutivo y determinante para el tea- irle¡;<irico: ¿r pcsar de que se pucdan clasificar en un tipo, una categoría
tro, p¿rra el significado y para el estatus de cada uno cle los elementos cl un procedimicnto de rnodo aparentemerlte poco problemático en
individuales clue lo componcn. L,l modo en clue la re:rlización escóni- rnuchos o en todos sus rasgos, en princi¡rio ítnicamente dcmuestr,rn
ca se relaciona con los especradores, l:r ubicación temporal y espacial, un obvio que podría ser detectado también ell otros tra-
ras€lo más
cl lugar y la función del proceso teatral en el ámbito social, es decir, bajos teatrales, donde quizii sean menos evidentes. h.l estilo o, mejor
todo aquello que constitrlye el perfbrmdnce text, determin¿rrá los otros dicho, l¿ palcta de rasgos estilísticos del reatro posdramático permite
dos nivelcs. Si se disecciona meródicamente la densidad de la realiza- reconocer las siguientes características: la parataxis, l:t simultatreidad,
ción escénic¿r en nivcles de significación, no se debc olvidar que una el juego con l¿r densidad de los signos, la musicalidad, la dramaturgia
textura no está compucsta como un muro de ladrillos, sino como un visual, la corporalidad, la irru¡-rción de 1o real y la situación o cl acon-
tcjido de hilos ¡ por ello, la sigr-rificación de todos los elementos indi- tecimiento. En los márgcnes de esta ftenomenología dcl uso de los
viduales depende dela uisión de conjunto, en vcz- de estar crlnstituida signos posdramáticos quedau el ler-rguaje, lavoz.y cl texto, a los que
está dedicado el capítulo 5.

' Al hal¡lar tlel ¿contccer de la realizrtción uúniut,l,ehni:rnn cstá haciendo referen,


cia al ccrncepto en inglés dc perfirnttnrc [N. del t.].

Tealro posdramátrco Panorarra deI teatro posdramát co


I . Paratax
is / tto -j erarq u ía
It rrstr:ric, la cliccirin y lrr gcsttralida(l y cn la cr-ral las cr-raliclaclcs vistralcs,
Un principio univcrsal del teatro posdrarnático es la clcs-jcrarr¡uiu.:r- ,,,rrro l,r cxpcricncia de un espacio arquitectónico, si es que enrran en
ción de los medios teatrales. Esra esrrucrura no jerárquica contradice de
irrcgo, figuran como aspectos subordinados.
modo aplastantc la tradición, que ha preferido evitar la confirsión y ha
[.lnrr cornparación con la pintura puede aclarar las consecuencias
optado por un modo de conexión hipotáctico que gobierne la supra- .rrtísticas de la des-jerarquización. De las pinturas de Brueghel se
orden¿rnción y subordin:rción de los elemer-rtos para la producción de
.rfinna que las posiciones de las figuras representadas (campesinos,
armonía e inteligibilidad. De este modo, en el rcarro posdramático los
l):lrinadores sobre hielo, Iuchadores...) pare..n estar congeladas de
elementos no se entrel¿rzan de forma unívoca mediante la parataxis. En
un rnodo extraño y como detenidas (debido a una cierra rosquedad
una entrevista Heincr Goebbels 1o expresó del siguiente modo: l.'s f:rlta la sugestión del movimiento, fijado caracrerísricamenre en
,'l tdbleau). Esta inmovilización está esrrechamcnre relacionada
Mi colrrboración con, por ejcmplo, Magdalena Jctclová o con cscenógrafos (()n el carácter narrativo de las pinturas. Están llamativamente
potcntes como Michael Sinron y Erich \Wondcr no procccle so]o dc la necc-
lrsdramatizadas: a cada detalle parece corresponderle el mismo peso; estx
siclad de producir irrrc visu:rl. A nrí me inrcrcse un rearro que no rntrltipliquc
ltu/liciosas pinturuts carecen de la acentuación y la centralización que
constllntcrncn tc los signos. I .. . ] M" intcrcsa in vcntar un tearro en el q uc todos son típicas de la representación dramática y que permiten distinguir
los meilios c¡ue lo constituyen no solo se ilustren y sc clupliqucn los unt¡s a kr principal y lo secundario, el centro y la periferia. A menudo la
los otros, sino cn cl que toclos m¿tntcngan sus propias flcrz-rs pcro ¿rctuando
r):rrrativa aparentemente esencial se relega llagrantemente hacia los
conjuntamentc, y en el que ya no sc repita la jerarquía convencional. l_st<r
r)rárgenes, como ocurre en Der Sturz des lharus fi)aisaje con la caída de
tluiere clccir que allí clonde haya una luz, puecle scr rrtr inrcnsa que cl cspec,
ÍctroJ . F.sta estéticd de la crónica Fascinó comprensiblemente a Brecht,
taclor se ccnrre solo en csa luz y sc olvitle clcl texto, un traje hablc su propicr (luicn relacionó la pintura de Brueghel con su concepción de lo épico.
lcnguaje o haya un:r distancia c¡rtrc el hat¡lantc y el tcxto, o una tensión cntre
l.a epicización -negación del drama en la imagerl- es, sin embargo,
rnúsica y texto. Yo cxperinrcnto el teatro siemprc como tcnso cu:rndo puedcn
solo un aspecto de aquella estética que concilia la inmovilización y
scntirse distancias sobrc Ia esccna rlue pucdo salvar cr¡mo es¡rcctador. I...1 Así
la congelación de las poses con la consecuente luxtdposición de los
intcnro invcntar una especie clc realidad de la esccna clue también ticnc algo
signos. Lo que ocurrc ilquí cn el marco de la pintura se encucnrrJ
quc ver con las edificacit¡nes, con la arc¡uitcctura o con la construcción dc la clc múltiples modos en la práctica teatral posdramática: géneros
escerla y sus pro¡rias leyes, y que en ellas encuenrrc una resistcncia. [...] A mí
diversos se combinan en una misma realización escénica (danza,
rnc inreresa, por ejemplo, que un cspacio también fbrmule un movimiento y
tcatro narrativo, performltnce...) cn la que toc{os los medios son
tcnga r¡n tiempor).
crnpleados equitativamente; actuación, objetos, lenguaje apuntan
p¿rralelamente en distintas direcciones de significado y apremian a una
De modo parecido puede constararse reperidamente un uso de contemplación relajada y veloz al mismo tiempo. f.a consecuencia es
Ios signos no jerárquico que apunra a una percepción sinestésica y
un cambio de actitud por parte del espectador. En la hermenéutica
se contrapone a la jerarquía establecida, en cuya cima se hallan el
1-rsicoanalítica se habla de una atención sostenidd equitatiudmente.
Freud eligió este término para caracterizar el modo en que el
erralista escucha lo analizado. Todo consiste aquí en no comprender
r) Gor:urols, H. y LouveNN, H.-Th. u(iespráchr. F.n S¡pr<;H,
\X/olfgang (ed.) inmediatamente. La percepción debe más bien mantenerse abierta
D¿s szenische Auge. Berlin I nsri rut Fiir Auslandsbez-ieh ungen, 1 996, pp. 76 y ss.

't1!r"r Teatro posdramáttco


Panorama del teatro posdramát co ilix
a las concxioncs, correspondcncias y ¡ristas cn l«ls rrronlcnt.s nr:is
Al prcgrrntanr()s p()r la intenciirn y cl cflcto dc la sinrult¿rlteidad
inesperados; de este modo, 1o dicho :rnteriormente puecle ¿rparcccr
( ()nstrrtirnros q:l,e la compartimentación de la percepcida se convierte en
bajo una luz completamenre nueva. Así, el significado queda, er)
run cx¡rerier'¡cia inevitable. La comprensión encuentra difícilmente
principio, postergado. Precisamente Io secundario e insignificanre es
un soportc en las conexiones abarcadoras de la trama, pues incluso
registrado de modo exacto, ya que en su no-significación inmediata
Ios procesos y los :rcontecimientos percibidos en un momento
puede confirmarse como significante para el discurso del que analiza.
('scapan a su sintetiz¡ción cuando transcurren simultáneamente
De tal modo, el espectador del teatro posdramático no es apremiado y lrr concentración en uno de ellos hace imposible el registro claro
a procesar lo percibido de modo instantáneo, sino a almacenar y
.le los otros. Además, aquello que se presenta de modo simultáneo
aplazar las impresiones de scntido mediante ttna atención sostenid¿
strele dejar abierta la pregunta de si existe alguna conexión en ello
equitotiuamente.
o meramente u.na contemporaneidad externa. Sisten.ráticamente tiene
lLrgar una doble atadura (double-bind): se debe prestar atención
2. Simubaneidad
a los elementos concretos al mismo ticmpo, percibir el todo. La
¡
Clomo acompañante del procedimienro de la parataxis se manifiest¿r
parataxis y la sirnultaneidad tienen como resultado que el ideal
la simultaneidad de los signos. Mienrras que el teatro dramático se
cstético clásico basado en un entramado orgrini¿a de los elementos
propone una ordenación de modo que, de entre todas las señales
se precipite cn un artefacto. La idea de una analogía entre la obra
comunic¿rdas en cada rnomento de una realización escénica solo
cle arte y un cucrpo orgánico vivo no fue la última que motivó la
se enfátice una que, además, se sitíra en el centro, en el teatro
vehemente resistencia conservadora contra la tendencia moderna a
posdramático la valencia y ordenación pararácricas apunran a una
la deconstrucción y al rnontaje. ltl contraste propuesto por Benjamin
expericncia de la simultaneidad. A partir de ella frecuenremenre
-y e nrre una cstétic¿r alegórica y una estética simbólica dispuesta
debemos añadir: con una intención sistemática- se abruma al aparato
orginicamenlr se puede entender también como una teoría para el
perceptivo. Heiner Miiller declara que quisiera cargar a los lectores
reatrojt'. En este sentido, el lugar de la totalidad orginica aprehensible
y espectadores con tantas cosas al mismo tiempo que les resultara
cs ocupado por el ineludible y comúnmente olvidado carácter
imposible procesarlo todo. A menudo los sonidos lingi'rísricos
Jragmentario de la percepción, quc se vuelve explícitamente consciente
se presentan simultáneamente de modo que solo se entienden
en el teatro posdramático. La función compensatoria dcl drama de
parcialmente, sobrc todo cuando se emplcan varios idiomas al
proporcionar un orden al embrollo de la realidad queda invertida,
mismo tiempo. Nadie asimilar todos los aconrecimienros
es capaz de
y e[ deseo de ser orientado por parte del espectador, desautorizado.
simultáneos de una realización de danza de \üTilliam Forsythe o cle
Cluando se prescinde del principio de acción dramática, se hace
Saburo Teshigawara. En determinadas realizaciones escénic;rs, como
por el intento de crear acontecimientos que ofiezcan al espectador
por ejemplo en Orested (1995) y Giulio Cesare (1r)97) de la Soc)eras
una esfera de elección y de decisión propias respecto a cuáles de los
Raffaello Sanzio, los acontecimientos visibles sobre la escena están
acontecimientos presentados quiere seguir, unido a la frustración
rodeados y complementados por una segunda realidad creada sobre
de percatarse del cdrácter excluyente y limitado de esta libertad. Este
la base de toda clase de esrrucruras de sonidos, música, voces y ruidos;
procedimiento discierne entre el mero caos, que abre oportunidades
de tal modo que se debe hablar de la existencia simultánea de una
segunda escena auditiza (Helene Varopoulou).
rt' (lfi. Prrv¡vr.st, Patrick. Komment¿r llbersetzung Theater in Waber llenjamins
.lrühen .\rhriftn. op. ri r.

'tS.il Teatro posdramático


Panorama deL teatro posdramático '{S§
al reccptor p¿lrir l)roccsrrr lo sinlultríneo rncdiantc la propie sclcccitin, \l, Lull:rrr sc tr.lv() (luc c()r)vcrtir cn Llr)¿l cultura de la sobrcaL¡undancia
y su capacidad estructuradora. Al mismo ticmpo, penlrrrnecc unl ,l, l,irlo:r r)r()tivos económicos, estéticos ¡ sobre tod<¡, mediáticos.
estética de eliminación del sentido, porque la estructuración solo cs ,'\urrrt'ntri de tal modo la densidad y la cantidad de estírnulos que la
posible como acoplamiento de unas estructuras o micro-cstructurrs ¡r[iror':r tlc las imágencs condujo progresivamente a una pérdida del
de la escenificación elegidas individualmente, en las que el todo es ,,, u rtlo lrercibido físicamente; mientras clte la p ercepción insnumenta l,
r

imposible de captar. Es fundamental que la pérdida de la totalidad ll.rrurrrla así por la teoría de los medios de comunicación para
se conciba no como un déficit, sino como una posibilidad liberadora ,lisringtrirla cle la percepción corporal, gana c¿rda vcz más aceptación, la
de reescritura continuada, fantasía y recombinación que rechace, en l
) r ( rlu n t¿r accrca de una densidad apropiada de informaciones depende
palabras de Jochcn Hórisch, lafuria de comprender. ,.r,l,r vez menos de los criterios de la percepción fisica o sensorial.
ll rnrrrnece abierta la pregunta sobre si el bombardeo permanente de
3. Juego con la densidad de los signos rrrr:igcnes y signos, unido a una fisura cada vez mayor entre percepción
En el teatro posdramático se convierte en norma violar la reglas \' (r)ntllcto fisico real y sensorial, llegará con el tiempo a entrenar los
convencionales y el axioma más o menos establecido de la densidad rirgunos para registrar los acot-rtecimientos de un modo cada vez más
de los signos. Suele haber o bien demasiados o bien demasiado pocos. rrrl,cr6cial. Siguiendo a Freud cuando asume que las impresiones se
Er:r relación con el tiempo o con el espacio o con la importancia del insr'r'iben en los distintos sistemas del aparato psíquico como rastros y
tema, el observador percibe una sobreabundancia o, en cambio, una ,('u¿(ros, no es del todo infundada la sospecha de que la costumbre de
consider¿rble reducción de los signos. En estos casos se reconoce la r( [)crir permanentemente impresiones inconexas provoca senderos ceda
intención estética de crear espacio para una dialéctica entre plétora \,( z más superficiales que quedan abandonados en e[ aparato psíquico,
y rtbstinencia, abundancia y vacío (valdría la pena ¡nalizar bajo esta ,l, modo que el comportamiento emocional deviene más plano y la
perspectiva la prehistoria del espacio vacío en el teatro: los espacios l,nrrección frente a los estímulos más impermeable. Así, el abundante
de luz de Appia, el tréteau nu* de Copeau, la predilección de Brecht ,rrrrndo de imágenes podría provocar su propia mlrerte, en el sentido
por una escena vacía, el empql sprtce*" de Peter Brook...). No solo .k'que todas las impresiones originalmente visuales serían más o menos
se hace evidente que no todos los niveles de significación del teatro rcgistradas como informaciones y las cualidades de lo verdaderamente
pueden destacarse por sí mismos, sino que también pueden despuntar itinico en las imágenes se percibirían cada vez menos.
mediante la simple presencia o la ausencia de un inesperado grado de [.a hipótesis de Lyotard es bien conocida: bajo la condición
densidad de los signos en sí mismos. A este respecto el teatro reacciona, l,osmoderna todo el conocimiento que no sea capaz de transformarse
a su vez, Irrente a la cultura mediática. l,a aldea global de Marshall ..'n información desaparecerá de la circulación social. Algo similar
sc podría aplicar a la percepción estético-sensorial. Sin posibilidad
* El trédtau nu h¡ce rcfcrcncia a[ tcatro dcsnudo, cxcnto dc aquellos elementos ..lc aportar aquí pruebas, podríamos arriesgarnos a afirmar que la
rnateriales y macluinarias que enlnascaran la puesra ell escena y que Jacques Oopeau
('xperiencia visual de la televisión, en comparación con la del cine,
llevó a la práctica en su Théátre du Vieux-Colombier [N. del E.].
** En las primer:rs líneas del célebre ensayo de ['eter Brooks, El espacio uacío llcva a reducir la afectividad al ámbito de Ia información mental ¡
(1968), el propio director explica su concepto de empry space: nPl:.edo tomar cual- nrris o menos, abstracta. La reducida profundidad y dimensión de
quier espacio vacío y llamarlo un escenario desnudo. Un hombre camina por cste
lrrs imágenes televisadas difícilmente permite la percepción visual
es¡racio vacío mientras otro le observa, y esto es todo lo que necesita para realizar un
acto teatral». F,n Bnoors, Peter. El espacio uacío: drte y técnica de/ teatro. B:u.celo¡i.: irrrensa. Esto podría disminuir la capacidad de disponer de una
l'ertírrsuh, 2012 IN. Jcl l-..1.

tSü Teatroposdramático Panorama detteatro posdramático tS*i


pcrccpci(in visr.ral, cspacial y arc¡tritcctrinica cspccialrrrclrtc li[ri.lirros,r. ,¡rr.'li,r'rrrarlrr. l.rr lirrrna c()r)()cc r/as línlitcs y sc sirria cn nrcrlio dc
El teatro posdramático trabaja contr¿r el boml¡arcleo de si¡pos err Lr ,rrrrl¡os: cl¡rrirauro de cxtensión in¿rbarcablc y [a acumulación
vida cotidiana haciendo uso de una estrategia de rechazo. I)r:rctic¡ l.rtrcr'íntica y caótica. l.a renuncia a la percepción convencional
una economía en el uso de los signos que se puede entender com<r ,1.' lrr frrrma (unidad, identidad propia, estructuración simétrica,
ascetismo; enfatiza to Jbrmalisma que reduce la abundancia de signos , ,rlrclcncia fcrrmal, conmensurabilidad) y la negación de la forma

mediante la repetición y la duraciórr, y demuestra una tendencia al nornr:rlizada de la imagen, respectivamente, se realizan con una
grafismo y la escritura quc parece oponer resistencia contra la opulencia ¡rrcclilccción por los extremos. La ordenación de las imágenes, que
y redundancia ópdcas. Silencio, lentitud, repetición y duración en los n Lrn doble sentido está sujeta al medio, al medio organizador y a
,.

q.i'e nada ocurre poeden encontrarse no solo en los primeros traba.jos lrr posición en el medio, se transforma a través de la prolileración
minimalist¿rs de Wilson, sino también, por ejemplo, en Jan Fabre, ,lesbocada de los signos. Gilles Deleuze y Felix Guattari hallaror-r

Saburo Teshigawara, Michel [,aub y en compañías como 'lhéátrc du l,r palabra clave, rizom(l, para designar realidades en las cuales
Radcau, Maatschappij Discordia o Von Heycluck: menos acción, largas lrrs ramificaciones inabarcables y los acoplamientos heterogéneos
paus¿rs, reducción minimalista; en definitiva, un tearro de la mudez y irnpiden la síntesis. Thmbién el teatro ha desarrollado un sinnúmero
el silencio que incluye textos literario teatrales como Die Stunde dd wir .lc acoplamientos rizomáticos de lo heterogéneo. La fragmentación
nicltts uoneindnder wussten [La hora en que no supimos nadd el uno del otroJ .lel tiempo escénico en secuenci¿rs mínimas, casi tomas fílmicas,
de Peter Handke. Espacios escénicos inmensos se dejan vacíos de modo rrrr-rltiplica indirectamente los datos percibidos, ya que, desde
provoczrdor; acciones y gestos se reclucen al mínimo. En este camino de t'l ¡runto de vista de la psicología de la percepción, l¿r cantidad de
la elipsis se pronuncian el vacío y la ausencia, rasgos comparables a la clcmcntos inconexos es susceptible de ser más extensa que la misma
tcndencia en la literatura moderna, como en Mallarmé, Cclan, Ponge, ,.'rrntidad de elementos ordenados coherentemente. En la danza-
Beckett, que privilegia la privación y el vacío. El juego con la reducida tcatro de Johann Kresnik, \X/im Vandckeybus o [.a [,a [.a Human
densidad dc los signos afecta a la propia actividad clel espectador que Steps es evidente esta tendencia hacia una sobreabundancia escénica.

debe volverse productivo partiendo de un material mínimo. Ausencia, l'odríamos pcnsar también en una sobreabundancia en el caso de los
reducción y vacío no se deben a una ideología minimalista, sino al cspectáculos grotescos de Reza Abdoh, que murió prematuramente
motivo funclamental de activar el teatro. Especialmente consecuente cle sida, así como en las realizaciones escénicas bipernaturalist(ts, como
ha sido John Cage en la abstinencia como requisito para una nueva las de la compañía belga Victoria, que presentan escenas saturadas
experiencia ¡ a menudo, se cita su siguiente observ:rción como de todo tipo de objetos y muebles. En un buen y mal (arbitrario)
ejemplo: «Si algo se vuelve aburrido tras dos minutos, enronces se dcbe scntido se muestran auténticas batallas de materidles en la práctica
alargar hast¿r cuatro; si sigue siendo aburrido, intentarlo con ocho y cscénica de directores alemanes de los años ochenta y noventa.
así sucesivamente». Mientras que a Picasso se lc atribuye la frase: uSi Siguiendo el ejemplo de F-rank Castorf, la abundancia, el caos y la
pr-redes pintar con tres colores, utiliza dos». rrdición de pequeños gttgs se convierten en un rasgo estilístico. Una
v¿rriante interesante de la estética de la plétora son los trabajos de
4. Sobreabundancia .f iirgerr Kruse
(las siete connrl Tebas, Medea, Ricardo II, Torquato Tasso,

La transgresión de la norma, así como su desvalorización, lleva a Messer [CuchilloD, etc.). En su caso se desarrolla ún telttrl del a*ezo:
un rcsultado que podríamos describir más como fguración deformada la escena se transforma en un terreno de.iuego (o montaña de basura)

lS$ Teatroposdramático Panorama deI teatro posdramático 'f Slir


satlrraclo dc objetos, inscripciones y signos; un jucgo clc asociaciorrt's lr.ilritos c'rrltru'ulcs cn cl acto clc Ilabllr. Así la pronunciacirin dcl texto
astilladas cuya abundancia desconcertante transmite una scns;tciritt nrctlirrrrtc las distintas pirrticul¿rrid¿rcles auditivas se convierte en fuente
de caos, insuficiencia, desorientación, tristeza y borror uacui. ,1.' un¡ rnusic¿rlidad independiente. Los trabajos de Peter Brook y
Ar.iane Mnouchkine son e.jemplos al respecto internacionalmente
5. Musicalización ..r,rrocidos. Algo que algunos críticos franceses consideraron un
En una conferencia en Fráncfort en I998 sobre la umusicalización I'r',,lrlcma por cjemplo, que actores japoneses o africanos hicieran
de todos los medios teatralesrrT en el nuevo teatro, Helene Varopoulou :rirr»rar la musicalidad de la lengua francesa- interesó a lJrook
exPuso: precisamente por el descubrimiento de una música distinta, más
rica: a saber, las figuras sonoras de una polifonía intercultural de
[. .. J para los actores, así como para los clirectores, la mírsica se ha convertid«r voces y gestos lingüísticosr:r'). Esto incluye también aquella música
cll un¿ estructura independiente del teatro. No sc trata dcl papcl cviclcnte de ,¡ue ha emigrado al teatro gracias a la ubicua poliglosia del teatro
la música y del teatro music¿I, sino de una idea más proluncla tlel rca.ro como posdramático. ulJn rasgo que al principio apareció como provocación
música. Quiz.á sea algo ya típico (luc una mujer cle teatro conlo Meredith () ruptura, la emergencia de sonidos lingüísticos incomprensibles
Monk, quc cs conocida por sus poemas visuales y sonoros escenific¿rdt¡s y cxtranjeros, cobra más allá del nivel inmediato de la semántica
espacialmente, haya dicho en una oc¿tsitln; uYo llcgué al tcatro dcsde la lingiiística una cualidad propia como riqueza musical y como
danza, pero fire el teatro el clue me trajo a la mÍrsic¿r,r8. clcscubrimiento de combinaciones de sonidos descor.rocidasr4". En
rrna charla que tuvo lugar en 1996 con motivo del festival Theater der
En efecto, la tendencia general hacia la musicalización (no solo Web [Tbatros delmundoJ, en Dresden, Paul Koek explicó: uHollandia
del lenguaje) es un capítulo significativo del uso de los signos en el se sitíra en una espccic de tradición similar a la de Kurt Schwitters.
-Iambién
teatro posdramático. Surge una semiótictt auditiua independiente y analizamos la música moderna, como la de Stockhausen»4r.
los directores como, por ejemplo, Jürgen Kruse o \üZilson, que llaman Y sobre la escenificación que llevaron a cabo de Los persas señala:
óperas a sus trabajos, aplican su sentido rítmico y musical a los textos
clásicos, influidos en muchos casos por la música pop. Teniendo en Quisinros sobre todo que se aproxim,lra a los ritmos griegos tanto como luera

cuenta la desintegración de la coherencia dramática del nuevo teatro posible .'lhr¡bién los coros se desarroll¿rron rítmicamcntc, dctcrminaclos por
se llega a la sobredeterminación musical del discurso del actor a través la tonalidad o la melodía... Llamé a uno de los acrores a rni estudio y le
de sus particularidades étnicas y culturales. uDesde los años setenta pcdí quc hicicra su monírlogo, pcro como en el te:rtro Bunraleu japonés: con

ha sido una práctica deliberada y sistemática la tendencia de los soridos extremos, desde los tonos rnás altos a los n.rás bajosa).

directores a reunir en sus compañías a actores de culturas y/o origen


étnico muy diversos, debido a su interés precisamente en las melodías Con la aparición de la música electrónica ha sido posible manipular
lingüísticas de diversos ripos, ronos, acentos y. en gerreral, los distintos a voluntad los parámetros del sonido y explorar así áreas radicalmente
nuevas para la musicaliz.ación de las voces en el teatro. Si el tono indi-

ri V,rnopor¡lou, H. uMusikalisierung der The:rterzeichen». Conferencia pronlrn- :,',


Ibídem.
ciada en la, 1. [nternationakn Sommcrak¿deruie F-rankfurt ¿m Maín, cn agosto dc 'io lbídem.
I 9t)8. Manr¡scriro sin puhlitar.
ar
Clharla con Paul Koek, fi¡lleto de 'lheater der Weh, l9L)6.
r8 lbídem. ar Ibídem.

t$r§ Tealroposdramálico Panorama deL teatro posdramátrco x$iro$


vidual se compone de toda una serie de cu:rlidadcs (frcctrcncia, :rlrrrrrr, nlrisicrr ctr:urclo ()li'lirr cnlorlrrccc cs itttcrprctrr.l,r conro Inúsica clc

sobretono, tirnbre, volumen...) q.,. se pueden manipr-rlar con la eytr, rrrrl rlarrza silcnciosa. lin Nckrousius se manifiesta l¿r musicalización

da de sintetizadores, las combinaciones de esros ronos (sampling) con ts1:rccialnrente en la relación que se crea sobre la escena entre
sonidos electrónicos dan como resultado además una nueva dimcn- l)crsollas y objctos. Los últimos sucumben a una perversión de su

sión sonora en el teatro. El componer conceptual,llamado así por Hei- lirnción, se usan casi como instrumentos musicales e interactúan con
ner (loebbels, combina de varias maneras la lógica de los textos y cl Ios cuerpos humanos para producir músicara:r. Metodológicamente
material musical y vocal, de modo que resulta posible manipular y es- cs crucial considerar tales fenómenos no como extensiones quizá
tructurar meticulosamente todo el espacio sonoro del teatro. El nivel rigurosamente originales- del teatro dramático, sino de un modo tal
musical, así como el transcurso de las accior-res, dejan de constituirse tlr.re la mirada analítica dé, por así decir, un sdho y reconozca, incluso
de modo lincal y lo hacen, por ejemplo, a rravés de superposiciones cn tales escenificaciones dramáticas, la novedad de algo en proceso de
simultáneas de mundos sonoros, como en la pieza de danza Roarato- camt'¡io que no reconoce ya el lenguaje teatral dramático.
rio (1979) de John Cage y Merce Cunningham, en cuya realización
escénica cn Avignon, Oage leyó fragmenros de l;innegans Wake, de 6, Escenografía y dramatur§a aisual
James Joyce, un texto que abrió una nueva época en la literatura por Tias la desintegración de la jerarquía logocéntrica, dentro del uso
el tratamiento que otorgó al rnaterial lingüístico: transgresión de las par¿rtáctico y desjerarquizado de los signos, como muestra el ejemplo
fronteras entre idiomas nacionales, condensación y multiplic¿r.ción de clc la musicalización, el teatro posdramático prcsenta la posibilidad,
los posibles significados, construcción arquitectónico-musical, enrre ¿r pesar de rodo, de asignar un papel dominante a otros elementos,
otras características. [,os signos teatrales posdramáticos se sitúan en la como el logos dramático y el lenguaje. Esto concierne más a la
línea dc csta tradición. dimensión visual que a la auditiva. Corr frecuencia, la dramaturgia
Incluso cuando grandcs directores emplcar.r esbozos dramáticos uisual usurpa el lugar ocupado por los textos y pareció alcanzar,
en los que, sin embargo, destacan aspectos no dramáticos, es decir, especialmente en el teatro de finales de los setenta y de los ochenta,
pLrramente teatrales, cs sobre todo la música la que manifiesta del una preeminencia absoluta, mientras que el teatro de los noventa
modo más contundenre aquello más ajeno y opuesro al teatro se caracterizó por un cierto regreso al texto (que, de hecho, nunca
dramático. Como observ¿r asertivamente Helene Varopoulou, ula llegó a desaparecer del todo). Dramaturgia uisual no solo significa
cscer.rificación de Hamlet (1999) dcl lituano Eimuntas Nekrosius una dramaturgia exclusivamente organizada visualmente, sino
muestra cómo la musicalidad, que ya destacaba en sus primeras una dramaturgia que no se subordina al texto y puede desplegar
escenificaciones (por ejemplo, en Las tres hermanas) alcanza aquí un librenlente su propia lógica. No tiene interés desde el punto de vista
punto culminante». ula música suena durante casi roda la realización de la crítica teatral si el teatro de imágenes supone una bendición o
escénica, el actor principal es una famosa estrella de rock lituana y, al una condena para el arte del teatro, si se trata o no del último resorte
nivel de los sonidos y los ruidos, se añade un vasro repertorio de formas de la sabiduría; tampoco, desde el punto de vista histórico-teatral,
musicales: el goteo regular del hielo derritiéndose - leitmotiu de toda lo es el hecho de si su tiempo ha pasado o si las formas teatrales
la escenificaciór.r-, los ritmos de pies que pisan y patalean, palmadas neo-naturalistas narrativas vuelven a reforzarse. En realidad,
y
rítmicas, ruidos musicales de varas silbando que acrúan como coro se trata de aquello que es sintomático para la semiosis del teatro:
del duelo Hamlet-Laertes. Incluso la única pausa perceptible de la
ai Ibídem.

9$B Teatroposdramático Panorama deI teatro posdramático 1ú1


secuenci:ls y corresponclcncilrs, [)unt()s nodlllcs y de contlcrrsaci<in rlt' llr rrrirlcle rltrc.rbscrve conlo r.rn tcxt(), tlr) p()cma cscéttico, en cl ctral cl
la percepción y constitución (fragmcntaria hasta cl grado que sca) clcl (ucr[)() llunrano cs ulra metáfora; su flujo de movimientos cs una ins-
significado comunicado a través de ellos. ']bdas estas caracrerísticas cri¡rcilrrr en un sentido metaforico complejo, un escribiry no tn bailar.
son definidas en la dramaturgia visual mediante daros ópticos y lrn el ¿irnbito del teatro se recupera un desarrollo estético que otras
emerge, así, un teatro de la escenografta. Mallarmé hizo ya de tal grafla xrtcs ya habían conseguido anteriormente. No es casualidad que
escénica el objeto de su reflexión cuando concibió la danza como conceptos pertenecientes a las artes plásticas, a la música o a la literatura
écriture corporelle Iescritura corporal] : sc empleen para caracterizar el teatro posdramático; del mismo modo
que, debido a la presión que e.iercieron los medios de reproducción,
Sabiendo que la bailarina no es und mujer que baila, por los morivos yux- como la fotografía y el cine, el teatro encontró conscientemente su
tapucstos de que clla nu A untt mujer, sino un¡ lnetálora que resumc Lrno especificidad. A menudo artistas significativos del teatro contemPoráneo
de los aspectos elementales dc nuesrra fbrma, espada, taza, flor erc., y que mantienen algún vínculo con las artes plásticas. Sin embargo, no debe
el/a no baila sino que sugiere, por el prodigio dc contracciones c impulsos, sorprender que únic¿rmente en el teatro de las últimas décadas se
una escritura corporal, l:r cual ncccsitaría párralos cn prosa, tanto clialogada 6ayan detectado rasgos como la autorreferencialidad, la no-figuración,
como dcscriptiva, para cxpresar la redaccitin: poema dcstituitlo de todo ins- la abstracción, la autonomización de los significantcs, la serialidad
(rurncnto .lc tsrriturlt'. y la aleatoriedad, entrc otros, que caracterizan a las artes plásticas
contemporáneas. Esto es así porque el teatro, como práctica estética
Intentemos -en lugar de una traducción espccialmente problemá- costosa en la sociedad burguesa, tuvo que pensar nccesarilmentc en
tica en el caso de Mallarmé- una interpretación de estas fórmulas. la posibilidad de ingresos sustanciales (lo que quiere decir mantenerse
Lo que nosotros debemos ver en la escena, o más bien leer, es, de con una concurrencia de público a ser posible amplia). Así pues, se han
acuerdo con Mallarmé, aquello que nos hace malinterpretar el re- llevado a cabo innovaciones arriesgadas, cambios y modernizaciones
petido error de la expresión «una mujer que baila». La que baila no decisivas con lrn retraso considerable frente a Ia situación de otras
funciona aquí como una forma humana individualizada, sino como fbrmas artísticas menos costosas materialmente, como la lírica o la
una múltiple figuración de sus miembros corporales, de su forma en pintura. Entretanto, no obstante, las tendencias mencionadas también
figuras que cambian de un momcnro a otro. Lo que realmente debe- provocaron en el terreno teatral una perurbación considerable que
ríamos uer esla invisibilidad de sus diversos aspecros, los puntos de todavía perdura. Aún hoy a una gran parte del público se le hace difícil
vista del cuerpo humano en general; del mismo modo que una flor asumir que las innovaciones del llamado teatro moderno, en el cual se

enmarcada deja de ser concrera y ofrece la visión de la fl,or. Así pues encuentra acomodado, siguen siendo, en cierto modo, de otro tiempo
no se trata de una mu.je¡ ni tampoco se refiere auna mujer. Más bien y que el arte del teatro requiere de sus espectadores actitudes que se

la mirada dirige a un cuerpo ostensiblemente inaisible, que rras-


se renueven continuamente.
ciende no solo el género, sino también la esfera de lo humano como
forma de la espada, lataza, Ia flor. En este senrido, la mirada es a su 7. Calidezyfrialáad
vez lectora, la escena una grafía, un poema sin utensilios para ser es- El aspecto más dificil de aceptar para un público que proviene de
crito. La escenografía -un tearro visualmente complejo- emerge anre la tradición del teatro de texto es, sobre todo, el destronamienra de los
signos lingüísticos y la des-psicologización que se deriva de é1. Mediante
aa
Met.r.envÉ, Stó¡rhane. Oeuures ct,mphtes, op. cit., p.304.

'¡Sñ Teatro posdramático dertearro posdramárico r&s


u¡ü¡vERslDAD EE ANT¡CQUlA".a
BIBLIOTECA CENTRAL
Ia participaci<'ln de pcrson¿rs de carne y irucso, usí conro rrrcrlilrrtc. lrr 8. Cotporalidad
fijación secular de destinos humanos cn movimiento, cl rc¿lrr() sc A ¡;csar tle rodos kls esflerzos por atrapar el potencial expresivo
apropió de una cierta calidez. Aunque tanto las vanguardias cl¿isicas clcl ctrer¡ro cn una lógica, una gramática y una retórica, e[ aura de la
como el teatro épico y documental ya le pusieron punro y final :r presencia corporal sigue siendo el punto del teatro en el cual ocurre
dicha calidez, el formalismo del teatro posdramático constituyc repetidamente la desaparición, el fading, de toda significación en
un nuevo salto cualitativo y todavía provoca perplejidad. Para favor de una fascinación más allá del sentido, de una presencia aaoral,
alguien que espera la representación de un mundo de experiencias del carisma o de la irradiación. El teatro acarrea un significado que no
humanas, es decir, psicológicas, la nueva realización teatral puede puede expresarse con palabras o que, en cualquier caso, de acuerdo
resultar de unafialdad difícil de soportar. Esra se efectúa de modo con el uso de Lyotard, está siempre ala espera de ser nombrado. Esta
especialmente alienante porque se trata de un reatro que no consisre circunstancia se debe a un desplazamiento de la cornprensión de la
en procesos visuales, sino en cuerpos humanos con su calidez, con producción de signos que opera cuando en el teatro posdramático
los cuales la imaginación perceptiva no puede hacer otra cosa que tiene lugar la manifestación extrema de una corporalidad impuesta
asociar experiencias humanas. De modo que es provocador el hecho directamente y, a menudo, temible. E,l cuerpo se convierte en el
de que estas apariciones humanas sean capturadas en un entramado centro no como portador de sentido, sino en su pbtsis y gesticulación.
visual ¡ como sucede por ejemplo en una escena de guerra en The El signo central del teatro, el cuerpo del actor, rehúsa servir como
ciuil wars [Las guerrds ciuilesJ de Wilson, se presenten como una significante. En gran medida el teatro posdramático se presenta a
masa moribunda coreografiada con una frialdad (y *r-r" belleza) sí mismo como un teatro de la corporalidad autosufciente, (lue se
estremecedora. A la inversa, la independización de la dimensión exhibe en su particular intensidad, en su potencial gestual, en str
visual puede conducir a un sobrecalentamiento y un aluvión de presencia aurátic¿r y sus tensiones transmitidas, tanto interiormente
imágenes. Tomaz Pandur aspiró, en su adaptación de Danre, a una como hacia afuera. Además se agrega la presencia del cuerpo desuiado
intensidad infernaly se aproximó al circo mediante w ouerkillvisual. que se aparta de la norma a través de la enfermedad, la minusvalía
En los años ochenta actuó en Viena el Serapionstheater, que romó el o la deformación y que provoca una fascinaciín inmoral, malestar
impulso de W'ilson, Mnouchkine y orros, para crear una dramaturgia o miedo. Las posibilidades de existencia, generalmente reprimidas y
visual que ejerció una extraordinaria atracción. Especialmente excluidas, se expresan con una mayor preeminencia en las formas más
conocido fue Double ú I'aradise. Ein uisuelles Ged¡cht, Kataphrasen físicas del teatro posdramático, y rechazan la percepción del mundo
zu Edgar Allan Poe und Buster Keaton uon Erruin Piplits [Doble y ya establecida al precio de saber cuán estrecha es la esfera en la cual la
paraiso. Un poema uisual, catafrases de Erwin Piplits sobre Edgar Allan vida,puede acontecer dentro de un marco de normalidad.
Poey Buster KeatonJ que se mostró ciento veinte veces hasta marzo de El teatro posdramático sobrepasa continuamente los límites del
1983 en Viena y fue además invitado a un gran número de ciudades dolor para revocar la división entre cuerpo y lenguaje, y reintroducir
europeas. Consistía en una plétora de efectos visuales, crueldad y en el reino del espíritu -voz y lenguaje- la dolorosa y placentera
saturación de estímulosa5 . corporalidad que Julia Kristeva ha denominado lo semiótico dentro
del proceso de significación. Ya que la inmediatez y la fascinación
at Kt.omrr,n, R. ul)as Thearer
der Sinn-L,rFiillung: Dounln ¿¿ Pen¡ors¡ von Se-
por el cuerpo se convierten en aspcctos crucialcs, cl cucrpo devicne
rapionstheater (\Wien) als Beispiel einer totalen Inszenierung,. !,n Frscur-:r-Lrcure, ambiguo en su potencial de significación hasta el punto de volverse un
Erika (ed.). D¿s Drdma und seine lnszenierung, op. cit., p¡t. ).99-218.

'!údr Teatro posdramático Panorama de[ teatro posdramático 1&S


misterio indisolu[¡lc. Asirnisnro, la intcnsidrrcl y ttrrbttlcrrcirl (lcl tcittr() lrl ctrcr-1r<r se cl tcrrut cxtlusiut¡. [)c ahora cn adclatrtc
c«rnvicrte cn
pueden desembocar en configuraciones nrigicas, o también hilarantcs l)arcce ser quc todos los temas de lo social deben pasar por el ojal
y placenteramente extásicas. Fll auge persistente del 'lanztl¡eater dc la aguj:r, da la impresión que lo social debe adoptar la forma de
[danza-teatro] -sostenido por el ritmo, la música y la corporalidacl un terna corporal. De este modo, el amor aparece como presencia
erótica, pero combinado con la semántica del teatro hablado- es, no sexual, la muerte como sida o la belleza como perfección física. La
por casualidad, una variante significativa del teatro posdramático. relación con el cuerpo se convierte en una obsesión con el ftness, la
F,n la danza moderna se abandonó la orientación narrativa y en la salud o las posibilidades -dependiendo del punto de vista, fascinante
danza posmoderna se eliminó Ia orientación psicológica. Así, en el o inquietante_ del tecnocuerpo. El cuerpo pasa a ser el alfa y el omega,
teatro posdramático también tiene lugar esta evolución aunque con aunque con el peligro de que producciones teatrales débiles centradas
un ciert<¡ retraso en comparación con el desarrollo de la danza-teatro, en él lleven meramente a exclamaciones del úpo ¡Ah! y ¡Ohl por parte

pues el teatro hablado siempre fue, incomparablemente más que la del observador y no al eco de la re{lexión, que también existe en el
danz.a, el lugar de la significación dramática. EI Thnztheater pone al teatro que niega el significado.
descubierto las huellas sepultadas de la corporalidad; intensifica, desvía Mientras que en otros estilos teatrales organizados visualmente la
e inventa impulsos de movimiento y gestos corporales y recuerda así restricción mediante un marco y el distanciamiento de las imágenes
posibilidades latentes, olvidadas y reprimidas del lenguaje del cuerpo. dominan sobre la presencia física de los actores, en Einar Schleef
Thmbién hay directores del teatro hablado que crean frecuentemente las imágenes teatrales se abren paso, sensorial y fisicamente, en el
un teatro con una coreografía pronunciada o
continua de los proscenio. l,a forma de cruz de los escenarios y las pasarelas hacia
movimientos, aun cuando no haya danza propiamente dicha. Pero el público contribuyen a que la dinámica del espacio afluya desde
a la inversa, la noción a la que hace referencia el término danza se ha Ia profundidad de la escena hacia los espectadores (mientras que
'§l'ilson
extendido tanto que las diferenciaciones categóricas se vuelven cada las formas teatrales de favorecen los movimientos paralelos
vez más absurdas. En los trabajos del griego Theodoros Terz.opoulos al proscenio). Mediante la disposición frontal y directamente
el movimiento teatral y el del coro se aproximan tanto a la danza que confrontada del público, la particular fontalidad del teatro de Schleef
la mirada se vuelve indecisa respecto a qué parámetro debe ajustar provoca un efecto físico en el espectador, que a menudo debe sentir
para su percepción. directamente el sudor, el esfuerzo, el dolor, las elevadas exigencias
Teniendo en cuenta que el teatro posdramático se aleja de la en las voces de los actores o el modo en que el coro peligrosamente
estructura mental e inteligible hacia la exposición dc la corporalidad agresivo parece abalanzarse mediante diversos ritmos; pero también
intensa, hay que tener presente que el cuerpo se absolutiza. F,l expgrimenta alimentación (té, patatas cocidas, pastillas de
la
resultado paradó.jico es que, a menudo, acapara todos los demás chocolate...), conciliadora solo irónicamente. I-a corporalidad del
discursos y entonces tiene lugar un giro interesante: el cuerpo ya acontecimiento teatral se destaca en las duras acciones de los actores,
no muestra otra cosa que a sí mismo, se comprueba su alejamiento que llegan a ser incluso físicamente peligrosas -reminiscencias de
respecto de la signiñcación y su tendencia a realizar gestos despoj ados [a disciplina deportiva y los ejercicios paramilitares- y cargan la
de sentido (danza, ritmo, gracia, fuerza, riqueza cinética). De este trayectoria de los movimientos como recuerdo de la historia colectiva
modo, se carga de una significación nueva, la más extrelna que uno alemana: los temas de la disciplina física militar, lafuerza, el control y
pueda imaginar, aquella que concierne a toda la existencia social. el auto-control, los entrenamientos colectivos y la marcha hacia una

t6& Teatroposdramático Panorama del teatro posdramático tá?


conrunidlrd, jucgan un rol significativo. (bnsccucnrcnrcnte, I,.inar' (.ottt'r(lo, rlcl nlisnto tno.lo cn qtrc'lheo van l)ocsburg y Wassily
Schleef fue polémico desde el principio. Algunos críticos apresurackrs lr.rrrrrlirrsl<y ¡rrefiricron cl tórmino pintura concretlt o arte clncreto
optaron por no descubrir en él ni la cualidad artística ni la política, li'cntc a[ tórn-rir-ro usual de drte dbstrllcto en referencia (negativa) a la
y relacionaron a Schleef con tendencias neofascistas. Sin embargo, f igrrración que acentúa el carácter concreto, directamente perceptible,
este hecho dice más del nivel dc los críticos en cuestión que del tlc los colores, las líneas y las superficies pictóricas. Se trata de exponer
trabajo tearral de Schleef. Vale la pena, sin embargo, derenerse un cl te¿rtro por sí mismo como un arte en el espacio y en el tiempo, con
momento en este asunto, porque de él surge la pregunta fundamental cuerpos humanos y todos los medios que engloba como obra total,
sobre la dimensión política y ética del uso estérico de los signos, ya rlel mismo modo que en la pintura los colores, las superficies, Ias
que se sustrae a la norma de la corrección política. Si uno quiere cstructuras táctiles o la materialidad podrían convertirse en objetos
comprometerse con ella debe acarrear con la consecuencia dc reducir autónomos de la experiencia estética. En este sentido, Renate Lorenz
el mensaje en toda rcpresentación estética. Esto es, sin embargo, una Ira propuesto, en su análisis El poder de la locurut teatrdl, el término
empresa claramente absurda. Cuando en el teatro de Schleef los tentro concreto para esta realización escénica, apclyándose para ello en
cuerpos desnudos y baírados en sudor ponen a prucba su fuerza y 'lheo van f)oesburg"6.
resistencia, no demuestran, ni muestran o comunican, la presencia de Cuando el teatro clescubre la posibilidad de ser simPlemente :un'¿
un desastre político pasado o el posible futuro de un cuerpo irreflexivo claboración concreta del cspacio, el tiempo, la corporalidad, el co[or,
y sin escrúpulos, viril y deportivo o militar, sir.ro que los manifiestan. cl sonido y el rnovimiento, recupcra con ello posibilidades que fueron
Prccisamente porque Schleef sabe que la memoria histórica no solo ya anticipadas cn la poesía concreta y en el nivel del texto por el teatro
opera en la conciencia, sino a través de la inervación corporal, sus de autores del ()rupo de Viena como Bayer o Rühm, así como en
imágenes rechazan la simple interpretación moral o política. Estas nos el teatro de palabra dc H. C. Artmann (tod eines leuchtturms o how
trastornan en lo prolundo y nos fuerzan a la reflexión: despiertan
n-rás louecraJt saued the ruorld). Aunque ya ha pas:rdo el tiempo de la poesía
la memoria del cuerpo que se asocia a un asalto al aparato sensorial concreta en su sentido más restringido, se pucdcn detectar elementos
del espectador. El cuerpo físico, cuyo vocabulario gesrual podía leerse dc la práctic:r escrita más concreta en muchas manifestacioncs de la
xvrlr formalmente como un texto,
e interpretarse todavía en el siglo líric¿r contemporánea. AqLrello que antes quedaba como experimento
en el teatro posdramático es una realidad aurónoma qlue no narra marginal del teatro se ha convertido en una posibilidad central de
gestualmente esta u aquella emoción, sino que mediante su presencia la estética teatral mediante las nuevas ¡rosibilidades de cornbinar
se mani;fiesta como lugar de inscripción de la historia colectiva. tecnología mediática, d:rnza-teatro, arte del espacio y actuación
teatsal. En el teatro entendido como lugar de la mirada se ha llegado,
9. Teatro concreto asimismo, a una agudización extrema del principio de la drdmttturgid
En el teatro denominado dbstdcto, en el sentido de un teatro teatral, uisual, que deviene realización concreta de las estructuras formalmente
la preponderancia de las estructuras formales es tan extrema que la visuales de la escena. En consecuencia, inmigra al teatro un tipo de
referencia a lo real difícilmente puede distinguirse con facilidad. uso de los signos que desafía como pocos las ideas tradicionales.
En este caso, deberíamos hablar de un teatro concreto. Las formas Una cosa es que los signos, como se ha explicado, no olrezcan ya
teatrales estructuradas formalmente, y no miméticas, o los aspectos
formales del teatro posdramático pueden interpretarse como teatrl i6 Lt)rr,Nz, R.
Jan Fabres nDie Macht der tltaatmlischm Tt¡rl¡e iten, und d¿s ltroblem
tler AufJiihrungsanalyse.Trabt jo clc licrcnciatura inédito. Giessen, l98tJ.

t6$ Teatroposdramático Panorama delte¿tro posdramático i${¡


una síntcsis, pero otra cosa es que pueden asirnilarsc err refcrcncia u tlc scrrticlo erncrge unx [)erccl)tividacl cortcrcta y scnsorialnrcltte
una actividad asociariva de carácter laberíntico. Ahora bien, cuancl«r intcnsific¿da. Ilsta. noción capta lo virtual, lo que resulta imposible de
estas referencias se acaban casi por complero, la recepción opone un conrpletar cr-r la percepción teatral aquí creada o pretendida. Mientras
rechazo todavía más radical: la confrontación con la mudez, en senrido tlrrc la mímesis, en el sentido que le otorga Aristóteles, provoca el
figurado, y la presencia densa de los cuerpos, materias y formas. El rrnsia del reconocimiento ¡ al mismo tiempo, llega siempre a un
signo se comunica meramente a sí mismo; de modo más preciso, con rcsultado, aquí los datos de los sentidos permanecen constantemente
su presencia. [-a percepción regresa a Ltna percepción de estructuras. referidos a respuestas pendientes y la apropiación de lo que se ve y
Así, en el caso deJan Fabre, los elementos escénicos son introducidos se oye permanece potencialmcnte aplazada. En este sentido, se trata
de un modo similar al arte no relacionalde Frank Stella, de acuerdo tle tn teatro de la perceptibilidad. El teatro posdramático enfatiza
con los principios de simplicidad y secuencia no jerárc¡uica, simerría de tal modo lo incompleto y Io incompletable que realiza su propia
y paralelismo. Actores, iluminación, bailarines, erc., son presentados fenomenología de la percepción, la cual se distingue por la superación
en una observación puramente formal; la mirada no encuenrra de los principios dc la mímesis y de la ficción. La actuación, entendida
ocasión para inferi¡ más allá de lo prcsentado, una profundidad como un acontecimiento concreto creado en el momento, modifica
de significación simbólica, sino que queda sujeta a la actividad, fundamentalmente la lógica de la pcrcepción y el estatus del sujeto
ya sea placentera o aburrida, de ver la superfcie en sí misma. Una de la misma, que ya no puede apoyarse en un orden rePresentativo.
formalización estética sin compromiso se convierte aqr.rí en un espejo A este respccto y en relación con un comentario sobre la concepción
en el cual se reconoce
-o podría reconocerse- el formalismo realmente dela uisión uidente de Max Imdahl, Bernhard'Waldenfels remarca lo
vacío de la percepción coridiana. El reto esrriba en la formal iz.ación siguiente: nE,n sentido estricto aquí nada se represellta o se transmitc,
en sí misma y no en el conteniclo: repetición cxtenuante, vacío y porque en tales situaciones de cambio radical no hay nada quc pueda
matemática pura de los acontecimientos escénicos, que nos obliga representarse o transmitirse. l,a uisión uidente presencia el surgimiento
a experimentar precisamente aquella simetría a la que tememos de lo uisto y del que ue, qtle está en juego en el acontecimiento de ver,
encubiertamente porque no conlleva otra cosa clue la amenaza de la de volver visible y de hacer visibleraT.
nada. Privada de la mulera habitual de comprensión del sentido, la
percepción de este teatro fracasa y se ve forzada a abandonarse a un 10. Irrupción de lo real
complicado modo de ver -formal y sensorialmente preciso al mismo La idea tradicional del teatro parte de un cosmos ficticio cerrado, un
tiempo- que, de hecho, en Io que respecra a la comprensión del uniuerso diegético, que se puede denominar así a pesar de c¡ue se e fectúa
sentido, podría hacer posible una posición más ligera, duahogada, si por.medio de la mímesis (imitación), normalmente contrapuesta a la
no fuera por la provocadora frialdad de Ia geometríayla insarisfecha diégesis (narración). Aunque el teatro conoce una serie de rupturas
voracidad de sentido. Ambas devienen conscienremenre agudas en convencionalizadas de su clausura (apartes, alocución directa al
Fabre y los espectadores las experimenran como una dialéctica entre público), la actuación escénica se entiende como diégesis de una
forma y agresión. realidad aislada y enmdrcada, en la cual dominan sus propias leyes y
Lo que en el teatro de Fabre se lleva al exrremo de modc¡ ejemplar, una conexión interna de los elementos que se desvincula del entorno
apunta a aquello que en el reatro posdramático ha ocupado la como una realidad escenifcada. Tiadicionalmente se ha considerado
posición central de lo dramático. En un marco que se ha vaciado
17
§faru¡:r.r¡r.:r-s, B. Sinnesschuellen, op. cit., pp. 772 y ss.

1:I¡n Tealro posdramát co P¿noran¿ del le¿l'o posd'onalr, o {'


quc las rupturas del r.narco tc:rtral ¡rodían ser consideratlas trn esl)('(.l() llsto srrccrlc,r lrrrrclros nivclcs, pcro dc nr«rclo cspcciulnrctlte rcvclaclor
completamente real del tcatro, pero descartable desde el punto clc nrc.li,urtc una cstr¿rtcgia y una estéticd de la imltreuisibilidad situada
vista artístico o
conceptual. Los personajes de Shakes¡le¿rre, por t'rr cl ccntro de los rccursos del teatro. En The Pouer of Theatrical
ejemplo, se comunican a menudo vehementemenre con el público; Mtdness IEl poder de la locura teatralJ , tras una acción agotadora (una
del mismo n.rodo, las lamentaciones de las víctimas trágicas de cxtenuante práctica grotowskiana de los actores), las luces de la sala se
todas las épocas se dirigen siempre al público presenre y no solo a cncienden a mitad de la actuación y los Actores, con una respiración
los dioses. No fue únicamente en el teatro de la época de Lessing agotada y violenta, hacen una pausa para fumar mientras observan
cuando las máxin-ras pronunciadas en la escena eran tomadas como al público. Se desconoce si su insana actividad es redlmente necesaria
útiles precc¡rtos dirigidos a los espcctadores, a pesar de que la labor o cscenificada. El mismo criterio es aplicable a las tareas de barrer la
artística consistía en integrar todo esto en el cosmos ficricio de un escena y otras acciones en el escenario, que son necesarias y tienen un
modo tan discreto clue la apelación al público real y lo que se dirigía sentido totalmente pragmático, pero que, como consecuencia de la
hacia fuera de la pieza no pudiera norarse como algo molesto. En este fálta de referentes reales de los signos escénicos, sc equiparan con los
sentido, se puede h¿rcer un paralelismo entre el dranta en el teatro y ¿contecimientos claramente llevados a escena.
el rnarco de un cuadro que cierra la imagen al cxterior ¡ al mismo l.a experiencia de lo real, la exclusión de un ilusior.rismo ficticio,
tiempo, crea una conexión interna. ltn cualquier caso, Ia diFerencia conlleva a mcnudo una decepción antc la reducción, ante la pobreza
categ<irica *y con ella la virtualidad sisternáticade la ruptura del aparcnte. Las objeciones frcnte a un teatro así están relacionadas, por
nlarco* reside en el hccho de que el tcatro, a diFerencia cle la imagen un lado, con el tedio de la percepción puramcnte estructural. Estas
cnmarcacla (o la película filmada o la narración puesra por escrito), se c¡uejas son tan ¿Intiguas como la modernidad misma y su causa se
e.iecuta in actu. cn el discurso especialn.rcnte larga puedc
Ur-ra pausa debe especialmente a la resistencia a aceptar los nuevos n.roclos de
ser un quedarse en blanco (al nivel de lo real) o algo intencionado percepción. I)or otro laclo, se critica el carácter trivial y banal de los
(preparado prcviamente al nivel de la cscenificación). Solo el último meros juegos fbnlales. Sin embargo, desde que los impresionistas
caso perrcnece sistcmátic¿lmenre a [a condición esrérica del teatro (de olrecieron praderas banales en vez de grandes temas y Van Gogh
la escenificación); el prin.rcr caso supone únicamente una metedura de presentó simples sillas, es evidente que Para la intensificación de nuevos
Pdtd casual en el marco de una realización escénica, y pertenece tan modos de percepción, lo trivial y la reducción a lo más simple puede ser
poco a ella como un error tipográfico a una novela. un rcquisito indispensable.'lhnibién aquí la estética teatral va alazaga
Esta descripción cs aplicable al teatro clramárico, cn el cual, a pesar de la literaria. Ya se ha asumido el hecho de que los acontecimientos
de la preferencia por la falibilidad real de la actuación teatral, se debe trivjales en Beckett son todo menos triviales, que mediante ulra
clistingui r en trc el objeto intencion¿l dela puesta en escena IlnszenierungJ reducción radical sacan a la luz lo más sirnple como por vez primera y
y la representación escénica [AuffiihrungJ, empíricamenre casual. El que los meros collages de palabras y las escenas cotidianas en la literatura
teatro posdramático es el primero en convertir explícitamente el modernista m¿is reciente presentan una cualidad estética propia. Frente
nivel llictico dc lo real [de la realización escénica] en un co-dctory no a ello, aún cuesta aceptar que es una idea muy limitada esperar que
solo desde urr purlto de vista conceptual. La irrupción de lo rcal se el teatro ofrezca una representación elevada de los seres humanos, o
convierte explícitamente en objeto no solo de rellexión aceptar que el teatro sea Lln arte tan dcl cuerpo, del espacio y del tiempcr
-como en cl
Rornanticismo-, sino también de la configuración teatral en sí misma. como lo es la cscultura y la arquitectura.

ii¡ii Teatroposdramático Panorama deIteatro posdramático §t]


Miis grave objeción dc que cada cstrategia dc una irrtrpci<irr dc l<r
es la l.,r qt¡r,lr',trtc sc tll¡(slll, clt tiltilllr ittstallcir, c()lll() ttll vertlrltlcrtr
real en la actuación no solo la priva dc su cualidacl artística más elewtd¿, corrirrrrto tlc valores cxttacstéticos y como nada más que.iustamentc dicho

sino que sería moraln.renre reprobable y una fálacia desde el punro cle coniunto. Los cornponentcs materialcs del artefacto artístico y el nlodo en
vista de la lógica de la percepción. Schechner pone a un mismo nivel cl que se utilizan como clemcntos cortstruLtivos, curnplen el papel de meros
caso extremo de las autoagresiones de los artistas de petformance y los cclnductores de las energías representadas por los valores extraestéticos. Si

vituperados snufiJilms o las luchas de gladiadores, ya que en rodos esros preguntalnos ahora dónde ha quedirdo cl valor estético, verelnos que se ha

casos, afirma: olos seres humanos son cosificados en agentes simbólicos. disuelto en los diférentes valores extracstéticos y que no cs re,rlmente nada
Esta cosificación es monsrruosa y la condeno sin excepciónra8. Cabe más que una denominación global p:rra la unidad din¿imica de las rclacioncs

hablar todavía de la cosificación del cuerpo como marerial significante recíprocas de aquellost".

en el artc de acción. A<¡uí continúa nuesrra reflexión considcrando que


el teatro posdramático dc lo real no se apoya cn la afirn.ración dc lo real En este sentido, lo real está tan incrustaclo en lo estético que
en sí n.rismo (como en los producros sensacionalistas de [a industria este únicamente se introduce como tal en la Percepci<in a través
porno), sino en la incertidumbre quc plantea la indecibilida¿./sobrc si se de un proceso de abstracción incesante; de modo c¡ue no es trivial
trata de realidad o de ficción. De esta ambigüedad parre el efbcto teatral Ia constatación de que el proceso estético del teatro no puedc
y el efecto sobre la conciencia. desprenclerse de su materialidad real extra-estética, del mismo modo
En el teatro lo real h¿r sido siem¡rre excluido esrérica y conceptualmen- que el idedtum estético de un texto litcrario tro es disociable de la
te, pero se encuenrra inevitablemente adherido a é1. Normalmenre, se materialidad del papel ni de la tinta impresa (no dejamos de tener en
maniliesta solo en los contratiempos. Esta imagen temida y deseacla dcl cuenra la materialidad de la escritura, ni (/n coup de dés de Mallarmé,
teatro, la irrupción de lo rcal en la rcalización escénica, solo se comenr:l ni el neccsario espacemenr de todos los signos, Pero no cabe tratar
a propósito dc los fallos más embarazosos, de los cualcs se cuenran las aquí la diferenciación entre la materialidad de los signos del teatro y
anécdotas y la-s bromas, y cuyo análisis sería tentador abordar. El teatro los de la escritura). Urla silla descrita es, en efecto, un signo material,
es una práctica que fuerza más quc otras a considerar «que no hay límites pe ro no una silla material. Por el contrario -esta drástica constatación
fijos entre la esfera esrérica y la extraestéticarae. El arre contiene siempre, <lebe bastar aquí-, el teatro es rt lrt uez ún Proccso nlaterial arrdar,
en mayor o menor medida, adiciones extra-artísticas procedentes de lo levantarse, sentarse, hablar, toser, tropezar, cantat- y un signo Prtrtl
real, del mismo modo que, a la inversa, los factores esréricos exisren en andar, levantArse..., etc. De modo simultáneo el teatro tiene lugar
los ámbitos no arrísricos (por ejemplo, en la arresanía). Aquí se desraca como una práctica comPletamente significante y completamente real.
de un modo nuevo una peculiar cualidad de lo estético: la constatación lbdos los signos teatrales son, al mismo tiempo, cosas físicamente
realmente inesperada de que, en una inspección más exhaustiva, la obra reales: un árbol es un modelo de papel, a veces incluso un árbol real
de arte -cualquier obra de arte, pero de modo especialmente drástico el sobre la escena; una silla en la casa Alving de Ibsen es una silla real
arte del teatro- se presenta, sobre todo, como un constructo alcanzado sobre la escena que el espectador ubica no solo en el cosmos ficticitl
a partir de materiales no esréricos. Mukaiovsky' constara a esre respecro: del drama, sino también en su situación real espacio-temporal.
l.a potenciada abstracción del signo teatral, su Particularidad de

ser, como señala Erika Fischer-Lichte, un signo de un signtt -aunqlre


ScttucHNnn, R. Pc(itnnance Theor1,, op. cit., yt. 170.
"8
4')
Mux¡iovsxÍ,J. KapirelausderAi.sthetik., op. cit. led.ctst.,Signo,Jirnción1t ualor,
op. cit., p.1271. 50
[bídem, p. 197.

t-3dr Teatro posdramático Panorama deL teatro posdramálico 'ltli


a mcnudo se olvida demasiado fiicilmente- tiene dc¡s consecucncias s('r)tilnicnto, r'cfIcjo antroponrorfiz-antc, etc.), sin<1, como kr rnuestra
igualmente interesantes: el hecho de que el teatro, mediante su tendencia cl tcatro dc lo real, únicamente como un traspaso de la frontera, como
a lo abstracto, a la preeminencia de los signos, implica la preferencia rnr transbordo inccsante no de forma y contenido, sino de lo real
estética y señala, ¿rl mismo tiempo, de manera más compleja, el proceso (correxión con la realidad) y escenifcado wo dentro del otro. En este
cle constitucióa de significado. Pues: scntido, el teatro posdramático se denomina teatro de lo real porque
trata del desarrollo de una percepción <1ue trabaja por cucnta propia erl
[...] cl teatro utiliza l¿s creaciones m:rrerialcs cle la cultur¿ como sus propios cl vaivén entre la percepción de una estructura y lo real sensorial.
signos, como signos estéticos, como conciencia dcl c:rrácter semií¡tico dc cstas Llegados a este punto se observa un desplazamiento de todas las
creaciones materiales ¡ de estc rnodo, iclentifica a su ve7- la cultur:r circundante preguntas sobre la moral y las normas de comportamiento a través de
como prácticl de crc¿rcirin de significaclos en todos sus sistcr.nas heterogéncosir. tales estéticas teatrales, en las cuales se suspende deliberadamente la
clara frontera enue realidad (donde la observación de la violencia lleva
Asimismo, el teatro nos recuerda siempre el espacio que existe para a la responsabilidad y al compromiso de intervenir) y acontecimiento
crear nuevos caminos en la producción de sigr-rificados c¡ue divergen de teatral. Pues, si es cierto que únicamente el tipo de situttción decide
los aprobados oficialmente; no solo exhorra a los actos performativos sobre la significación de las acciones y, por otra parte, el hecho de
que proponen nuevos significados, sino también a aquellos que, de que el espectador defina por sí mismo su situación se convierte en un
un modo nuevo, introducer-r cl significado en la escena, o meior: Io aspecto esencial de la experiencia teatral, entonces el espectador debe
Ponen en juego. también hacerse cargo de la responsabilidad de dellnir el modo en el
Este potencial de significación del te¿rtro se corresponde con str que participa estructur¿rlmente en el teatro. A la inversa, cn cambio, la
carácter concreto, no menos ininterpretable, qu.e hace posible la estética definición previa de la situación como te(ttro (o no) no puecle clefinir
de la irrupciór-r de lo real. Es inherente a la constitución del teatro el la naturaleza de las acciones. Los estudiosos del teatro han intentado,
hecho de que lo real, literalmente enmascarado en la apariencia tearral, en este sentido, definirlo de antemano corno un ¿contecimiento
pueda emerger de nuevo a cada instante: sin lo real no puede haber especttltorio, según lo cual solo sería válido el criterio de que tenga lugar
escenificación. Representación y presencia, actuaciól-r mimética y ante y para el público. Sin embargo, con razón se ha ob.ietado en contra
performance,lo representado y el proceso de represer.rtación: desde este de este intento demasiado normativo de clasificar el teatro como un
desdoblamiento el teatro contemporánco ha adquirido un elemento acontecimierúo p(ttut mifttr ya que esto es así si se considera el mirar
central para el paradigma posdramático, remarizánclolo radicalmente como algo usocial y moralmente no problemáticor52. Precisamente
y equiparando lo real con lo ficticio. Lo que caracreriza a la estética par4 el teatro posdramático es decisivo que se rechace esta seguridad
del teatro posdramático no es que suceda algo real como tal, sino su y, con ello, también la certeza de su definición. Cuando en el musical
Ltso rtuto-reflexiuo. Esfaauto-referencialidad permire considcrar el valor, sobre Wetnam US que escenificó Peter Brook fue quemada una
el lugar y el significado de lo exrra-estérico ¿z 1o estético ¡ con ello, mariposá, el hecho causó un gran impacto. E,ntretanto, el .juego con lo
Ia desviación de este concepro. Lo estético no se puede comprender real se ha convertido en una práctica extendida del nuevo teatro -en
mediante una determinación de contenido (belleza, verdad,
tt B<tHNrs<:u, S. n(lew:rlt ¿uf dcr Birhne Kritik cir-res Paradigmas,. En BEt<;,
5r
Frscr¡srl-Lrr;r¡rn, F.rika (ed.). Seniotik des Thedtery. 'lübingen, l9t3t3, p. 277 {etl. Jarr; Hü<;rr, I{ans-()tto y Kunzr,Nsrm;rn, Hajo (cds.). Authentizitát als Darstellung.
cltst., Semiótica del teatro. Madrid: Arco/l.ibros, 1999]. lrlilc{eshe im: Universitrit, 1997 , pp. 122-131, csp. p. 1 27.

ÍYi'r Teatro posdramático Panorama deI teatro posdramático lti


stl rlllry()ría y1I tl() collro Pr()v()cación dircctarne ntc políticlr, sino «ln«r tlrrr :r corloccr Ircclros cnignrriticos un pro¡rósito desconocido,
[)1rr¿r
tematización teatral del tearro- y, por tanro, tambié. l. ha hcch. cl r<¡l sc alcanz.rr Lln lrlrevo nivel en la pregunta acerca del uso de los signos
que desempeña la ética. t:n crl tcatro posdran-rático. Ya no se trata de preguntar acerca de
Cuando mueren peces en escena o se aplastan (aparentementc) ranas su combinatoria, ni de la indecibilidad entre significante (lo real)
o se mantiene deliberadamente la incertidumbre sobre si un acror es y significado, sino de cuestionar qué tipo de metamorfosis sucede
torturado con descargas eléctricas ante el público (como fue el cas<r cuando el uso de los signos no puede desprenderse de su inclusión
de ¿Quién dice mis pensamientos? de Fabre), esre reacciona de la misma
¡tragmática e¡ el acontecimiento ni dela situación del tearro cn general,
m¿rnera que lo haría si se encontrara ante un slrceso real y moralmente cuando su ley deja de derivarse de la represen tación en el marco de este
inaceptable. Formulado dc otro modo: cuando sobre la escena se impone ¿rcontecimiento o de su carácter como realidad presentada y más bien
lo real contra lo escenificado este hecho se refleja en la platea como proviene de la intención de producir o posibilitar un aconrecimiento.
un espc.io. Cuando el espectador se pregunra forzosamenre (motivado Este teatro posdramático del acontecimiento consisre en la realización
por la práctica escenificada) si debe reaccionar ante el acontecimiento de actos aquí y ahora, actos que tienen su recompensa en el momento
escénico como ficción (estética) o como realidad (es deci¡ moralmenre, en quc acontecen y no tienen por qué dejar rastros de sentido, de un
por ejemplo), esra naruraleza fronteriza del teatro con lo real confunde monumento cultural, etc.
precisamenre su crucial predisposición: la ingenua scguridad y la No es necesario explicar con detalle que este teatro podría conver-
certeza con las cuales experimenra su condición de espectador como tirse en un euento insignificante; esta cuestión no debe ocuparnos de
un modo de comportamiento social poco compromerido. En el teatro momento, como tanlpoco su afinidad con el happening y el petfor-
posdramático, la pregunta por el lugar donde sc sitúa en el curso de mttnce art. Antbos se caracterizan por la pérdida del significado del
un evento la oscilante fronrera e¡tre tedtro y cotidianidad, lejos de texto y cle su coherencia literaria intrínseca. Los dos elaboran la rela-
constituir una magnitud segura para la definición del teatro, puede ción corporal, afectiva y espacial entre actores y espectadores, ambos
aparecer a menudo como problemd y, por ello, como obieto mismo exploran las posibilidades de participación e interacción y acentúan
de la creación reatral. La distancia esrérica del espectador (aunque la presencia (el hacer en lo real) frente a la re-presentación (la mímesis
perturbada) es un fenómeno comúrn del teatro dram¿itico que se ve de lo ficticio), así como el acto en contraposición al resultado. L)e
modificado en las nuevas formas teatrales estructur¿rlmente semejantes este modo, el teatro se define como proceso y no como resultado
a las acciones performativas (de modo más o menos llamativo y acabado, como actividad de producción y acción en vez de como
provocador). Ocurra donde ocurra esta intranquilizadora evaporación producto, como fuerza acriva (energeia)y no como obra (ergon).F-n
de la frontera, se introduce en el teatro posdramático la cualidad de una ellg pervive un motivo quc es propio de la modernidad; la conversión
situación en el sentido enfático de la palabra, incluso cn aquellos casos del teatro cn una fiesta, un debate, una acción pública o una mani-
en los que da la impresión^ de pertenecer al teatro clásico, con su clara
-en resumidas cuentas, un acontccimiento- ya fue
festación política
división reafirmada enrre escena y théatron (platea). realizada de múltiples modos por las vanguardias clásicas. En este
sentido cabe señalar que la función y el significado de procedimientos
lL Acontecimiento / Situación que a simple vista parecen equivalentes cambian según el contexto
Mediante el aniilisis de un tearro que revoca su carácrer de signo y histórico. En la época de Ia Rcvolución rusa, cuando en el teatro
tiende a un gesro mudo, a la exposición de procesos como si quisiera tenían lugar discusiones políticas antes de la actuación y la danza,

iit¡) Teatro posdramático


Panorama del teatro posdramático !'J{i,
tales etrs,rnchltt-l-ticntos clc Ias fi-onteras dc la txftoit:rttirt Íuttntl ircron 'lirclo arrc quc
f
lrclcclrcirirr ttutom¿tizttltt ¡rern.ritiera cmcrgcr l:r nucva
una consecucncia lógica de la total politización quc afcctri a toclos krs perccpción lideraba esra guerra. Pero en ella se manifestaba también
ámbitos de la vida. Del mismo modo, el futurismo, el dadaísmo y cl la posibilidad de que el nuevo reatro se separara de aquellas formas
surrealismo estuvieron motivaclos por el deseo de una radical rcvalori- políticas que dominaron [a escena desde las var.rguardias históricas
zación de los valores de la civilización y de una revolución de todas las hasta la experimentación de los años sesenta. La comunicación teatral
condiciones sociales. El significado del mismo rasgo estilístico para el deja de cntenderse entonces con'to conjiontación con el público y
arte del acontecimiento se entiende en el teatro posdramático en el pasa a ser producción de situaciones para el auto-cuestionamiento y la
contexto de su ulógica de su ser producido, como señala Adorno-, duto-exPeriencia de los participantes. Resulta incierto, sin embargo,
diferenciándolo de los procedimientos externamente similares de la si mediante ello se expresa una despolitización, una resignación solo
estética de vanguardia de principios del siglo xx. H,l arte de acción en efectiva a corto plazo o un entendimienro distinto respecto a lo que
la contemporaneidad ha dejado de tener su punto fuerte en la exigen- puede ser político en el teatro.
cia de un cambio en el mundo que se expresa mediante la provoca- A n.renudo se habla de w euento como algo quc uno no se puede
ción social y ha pasado a centrarse en la creación de acontecimientos, perder. Err carnbio, el término filosófico acontecimiento (Ereignis)
excepciones, instantes de desviación. no indica apropiación ni autoafirmación, sino el factor de lo
El bappening tampoco surgió, sobre todo en su variante americana, inconmensurable. El último Heidegger capta cl senrido del concepto
como un acto de protesta política, sino sencillamente, como su nombre Ereignis a partir dc un .juego de palabras con lo clue en esencia era
indica, corno una interrupción de la rutina cotidiana mediante un Ent-eignis Ides-apropiación] . El Ereignis destituye toda certeza y
el hecho de que dlgo suceda: la teatralización como ir.rterrupción permite que surja una indisponibilidad. Ya que el teatro pone en juego
y/o decorrstrucción; como señala Heiner Múller en Descripción de su naturaleza cle acontecimienro para y conrr.l el pírblico, descubre su
un cuadro: use busca el hueco en el proceso». En los años sesenta posibilidad de no ser únicamente un aconrecimiento de excepción,
y setenta avanzaron en esta dirección una serie de grupos de teatro sino una situación provocadora para todos los participantes. Colocar
americanos, aunquc en muchos casos estuvieron en juego reiteradas la rrcrcilrn de situación junto al término acontecimiento, más común,
apelaciones políticas e intenciones de llevar a cabo ul-ra revolución tiene el sentido dc introducir la tematización de la situación en
culrural. Living Theatre, The Performance Group (TPG), Wooster la filosofía existencial (Jaspers, Sartre, Merleau-Ponty). Aquí el
Group, Squat "lheatre y muchos otros exploraron lormas teatrales término situación designa una esfera inestable de una elección
del tipo hrrypening, en las cuales la presencia y las oportunidades de posible e impuesta al mismo tiempo, así como la virtual capacidad
comunicación fueron prioritarias frente a los procesos representados. tragsformadora de la situación. Ei teatro nos sitúa lúdicamente en
Pensemos en las realizaciones escénicas de Squat'Iheatre, en las cuales unir posición en la cual ya no podemos esrar sencillamenre delante
el público estaba ubicado en una tienda con grandes escaparares; Je aquello quc pcrcibimos. sino que s('rros exige parricipacir'rn y por
los performers combinaban la presentación de texto hablado con ello aceptamos, jur.rto a Gadamer, que ante tal situación uno podemos
actividades manuales de todo tipo ¡ desde la calle, los transeúntes tener Lrn saber objetivo de ellar5r. Además de la elaboración del
podían observar curiosos tanto a los actores como al público a través de
los escaparates. Ciertamente en estas fbrmas había y hay un factor de
5r
G¡o¿n¡Er¡, H. G. Wh¿rlttit und 'l'iibingcn, 1965
Methhode. [ed. cast., Wrdad.y
guerra contra el público, contra -como dirían los formalistas rusos- sLl método. F-unddmentos de untt l¡errnutéutica /ilosó/ia. Salam:rnca: F.diciones Sígueme,
1977, p. 372).

'lti* Teatroposdramátrco Panoranra deI teatro posdramáLico


concepto p()r [)artc dc Saltrc, la n«rcirin tlc silutt.cirin cvocrt truttbiútt:t nr()rllcnto crtrcial clcntro del arte rnr¡dcrno: la conversitin cle llr o[¡ru
los situacior.ristas. Estos llevaron a cabo una práctica quc tictte cortttr clr un proccso, tal y como lo definió Marcel f)uchamp al otorgarle al
idea central la construcción de situaciones (Guy Deborcl). ltn lugar rrrinario un carácter real. El objeto estético dificilmente posee todavía
de mundos ilusorios fingidos artificialmente debería surgir, desdc una sustancia propia, más bien funciona como desencadenante,
el material concreto de la vida cotidiana, una situación producida, y marco para generar un proceso en el observador. f)e
catalizador
creada únicamente en un lapsus de tiempo determinado ba.io urt este modo, la obra de Barnett Newman Not there, here [Allí no, aquíJ,
entorno desafiante, cn cuyo contexto los visitantes deviniesen que tematiza la presencia del observador frente a la imagen, entra
activos por sí mismos, descubriescn su potencial cre¿rtivo o pudiesen en el teatro. Únicamente en el sentido del teatro tradicional de la
desarrollarlo. En último término, se debería alcanzar de este modo un ilusión dramática tiene razón Susanne K. Langer cuando considera
nivel más alto de vida emocional5a. AI igual quc las formas teatrales la ruptura de la cuarta pared como artísticamente desastrosa, porque
con naturaleza de acontecimiento, los situacionistas, siguiendo Ia como ella misma señala ncada persona se percata no solo de su propia
estela de los surrealistas, pretendían con sus procedimientos -junto presencia, sino también de la presencia de las orras personas, y del
a Ia situación construida, la dériue [deriva] o el urbanisme unitaire teatro, del escenario, del entretenimiento que está aconteciendor56.
furbanismo unitario]- desafiar la propia actividad del espectador Para el teatro posdramático es precisamente aquí donde reside la
desde la perspectiva política de una revolución de la vida cotidiana. oportunidad de un cambio en la percepción.
Erving (loffman define con el término situación social nel ambiente El teatro se convierte en un acontecimiento social en el cual el
espacial completo y en cualquier parte al que entra una persona, la cual espectador se pcrcata cle en qué medida lo que experimenta depende
se convierte en un miembro más de la agrupación que está (o por ello r.ro solo de sí mismo, sino también de los demás. Siempre que enrre
se hace entonces) presente. Las situ:rciones empiez.an cuando ocurre en juego su propio rol, puede invertirse formalmente el rnodelo
la monitorización mutua y terminan cuando Ia penúltima persona se Iundamental del teatro. El director Uwe Mengel ensaya una hisroria
ha marchador55. Se trata, por lo tanto, de un teatro que deja de ser con sus actores en la que el suceso no se realiza propiamente, sino
creado para ser obseruado y pasa a ser una situación social que rehúye que se exhibe el resubado en un escaparate vacío que funciona como
una descripción objetiva, porque para cada uno de los participantes teatro. Tias un proceso de trabajo intenso sobre los problemas sociales
presenta una experiencia que no coincide con la de los clemás. En este de un barrio de la ciudad se inventa :una historia referida a ellos y
sentido, tiene lugar un viraje del acto artístico hacia el observador. los actores se incorporan intensivamente a sus roles. En la ficción
Este es empujado a su propia presencia ¡ al mismo tiempo, forzado a alguien es asesinado y se crea una gran conmoción entre los amigos
una disputa virtual con el creador del proceso teatral, lo <¡ue conlleva y lgs parientes; el ejecutor y otros parricipantes en la historia ficricia
la pregunta: ¿qué es lo que se espera de mí? Así el teatro alcanza un están presentes en la tienda como testigos; un actor toma el rol de
cadáver, la puerta de la tienda permanece abierta y el proceso teatral
de la realización escénica en sí consiste en que los espectadores enrren e
5a
relat$ ) lafondation de /'internation¿le situation'
L3nnreey, (1. (ed.). l)ocuments
niste.l'arís: ErlitionesAllia, 1985,p.61(;.GuyDebordlormulacncl maniliestofun- interroguen a los actores sobre la historia, sus opiniones y sentimienros
dacional dc los siruacionistas internacionales: uNuestra idea central cs la construc-
ción dc situaciones, es decir, la construcción concreta de ambientes I.nomentáneos cle tn LeNc;¡,& S.
K. l'eelingt¿nd Form. Nueva York: Charles Scribtrer's Sons, 1953,
la vida y su transfbrn.ración en una calidad pasional supcrior,. p. 3113. Véase,asimismo, [a cdicitln es¡raírola: Sentimiento 1, Jbrma: untt teorí¿ ¿le/
5i Rr'rrr,n,
Joachim y CnüNonr, Karlfried. Historbches \Y/iirterbuch der Pbilosphie. drte des¿rro/lad¿ a prtrtir de und ilueull c/m,e de Ji/osofia. México: (lcntro de F,srudios
lJasilca: Schwabe Verlag Bascl, t 995, vol. 9, columna 936. (iontemporáneos-Univcrsidad Nacional Autónoma de Mclxico, 1 967.

't{lül Teatro posdramático Panorama del teatro posdrarrátic:o tl.i


y se Pucdan invt¡lrrcrar así clr trna convcrsación. l,ógicarnentc cad¡ r'rrrrictcr iltrsorio. l)c cstc Inockr, cl hecho de c¡ue la csccn¡ crc¿sc
espectador cxperimentir únicamente el teatro clue se ba ganado t tavés ilusiones cs decir, quc pertcneciera al reino del engaño- Funcionó
de su propia actividad y predisposición comunicativa. De este mod., ccrrno el modo de verdad que el teatro buscaba: el ludus de la ilusión
y siguie,do a las artes plásticas, el tearro se vuelve hacia el observaclor. podía ser sin problema símbolo, metáfora o parábola de verdad.
si ya no se quiere llamar teatro a una práctica situada entre este, el Ante el telón de fondo de esta ausencia de problemática estética de
pe(brmance art, las artes plásticas, la danza y la música, entonces no lo ilusorio en el plano conceptual, en las postrimerías del siglo xrx
debemos dudar en asumir la propuesta clue hizo Brecht en su momenro se llegó a una autonomía de los efectos ilusionistas en la práctica
cuando irónicamente consideró que cuando ya no se desee llamar teatro teatral, por un lado, con el teatro de espectáculo ¡ por el otro, con
a sus nuevas formas, se las puede llmar simple mente taetro. la ilusión naturalista que planteó cl 'lbéátre Libre de Antoine como
punto culminante5'. Tal como una vez observó Jacqucs Robichez, las
Más aLtá de [a itusión innovaciones del teatro en el siglo xtx fueron en realidad conquistas
Después de hablar de las peculiaridades e¡r el uso de los signos realizadas en el terreno de la técnica del ilusionismo. Sin embargo,
posdramáticos -que conciernen a las combinaciones, las relaciones con la revolución artística promovida por las vanguardias históricas
de dominancia y los significantes del teatro*, llegamos, mediante el
-que requerirían aquí un análisis en particular-, la ilusión escénica
análisis de la corporalidad, el rearro concreto, re.l y con naruraleza de pasó a ser vista como problemáticd en si misma. Se desarrolló entonces
acontccirnicnro, a una amplia desintegración de la teoría de Ios signos el odio hacia la falsa magia y comenzaron a buscarse respuestas a los
amparada en certezas estéticas tradici<¡nales, de modo <1ue se desmonta peligros que conllevaba una producción de las apariencias arbitraria
en sí misma la barrera conceptual entre signifcante
1t signifcado. F.n y descomprometida. Una de estas respuestas fue, paradójicamente, el
su lugar es recome.d¿rble traer a colación una conceptualización perfeccionamiento objetivo de la ilusión: la imitación mrís efectiua,
que juega un papel especial en la discusión sobre cl teatro de la mejorada, debe conjurar el peligro de la mera apariencia, del engañoso
moclernidad: la ilusitin y la ruprura de dicha ilusión. si. embargo, arte de la fachada, sin remisión a las apremiantes contradicciones
como anticipo quisiera seíralar que es evidente que tal discusión es sociales. Históricamente, sin embargo, nos encontramos con otra
inútil para el entendimiento del teatro posdramático. respuest¿r de consecuencias más ricas: la realidad del teatro ¡ sobre
El traspaso de los límires enrre el arre y la realidad, el teatro y todo, del actot su cuerpo, su carisma, aparece en prin.rer plano
otras arres, la actuación en viv. y la reproducción tecnológica, para reemplazar el asunto ilusionista. La ilusión se debe quebrar y
acting y not acting en la noción que propone Michacl Kirb¡ se ha sc debe remarcar el teatro como te/ltro. Se descarta la concepción de
convertido en el elixir de la vida del teatro. En este sentido, el propio que la verdad podría estar oculta como una pepita en un envoltorio
teatro cucsriona un morivo que ha.dominado desde hace tiemp<r aparente. El teatro debe ofrecer verdad, así que tiene que darse
la discusión sobre sí mismo como una forma de ficcionaridad: la a conocer y exponerse como ficción y debe hacerlo en su proceso
ilusión. El autocuestionamiento y la duda del teatro acerca de la de producción de ficciones, en vez de engañar sobre ello. De otro
idoneidad y el significado de la ilusión asumieron ya formas nítidas modo, no merecerá ser tomado en serio. A este respecto, Paul Claudel
en la modernidad clásica. F.l teatro tenía la prerensión de ser una escribe: «Si admitimos que todos los actores de una pieza [...] están,
forma de verdad, cntendida como verdad artística en cl se'tido clc
quc, como rcalidad mentdl, no estaba afectada cn absoluto por su 5i
Jacquor, Jean (ed.). Le théátre moderne il, op. cit., p.27 lecl. cast., El teatro
moderno: hombres y tendencias, op, cit.J.

i,', Teatroposdramatiro Panorama detteatro posdramático tSS


cn surrlll, tlisfrazados, es cicrto quc, incluso cn cl drant¡ Iltris s«rltt['»tío' I)ilicilnlt'lltc porlr'írr tlcsigrrlrsr' (()r) nl:ly()r cxilctitu(l lo c¡tte strrgiti
interviene un elemento de comicidadr58. crr cl rrucvo teatr() cn lugal cle un contexto ficticicl delirnitado. Si
se puctlc dccir con firndamento que la disolución de las fronteras
Drstancia estética, mémoire involontaire cstétic¿rs desposee al lector de st protección, con más razón el teatro,
El cambio que ha ocurrido en el teatro se puede aclarar mediantc que se transforma e n una situación parcialmente abierta, debe destruir
la transformación que ha experimentado la forma narrativa, teniendtl la protección del espectador. Este se entrega al acontecimiento teatral
en cuenta ula posición del narrador en la novela contemporánear. mucho más desprotegido que el lector a las impresiones de la lectura.
nla novela tradicional [...] cabe compararla con el escenario de tres La reflexión sobre el acto de la lectura puede volverse formalmente
paredes en el teatro burgués. [...] Era una técnica de la ilusión. El constitutiva en la novela, pero solo de un modo limitado ya que,
narrador levanta un telón y el lector ha de participar en lo que sucede en efecto, se puede tematizar en el acto de este lector actual o en el
como si estuviera físicamente presente. La subjetividad del narrador se diálogo del autor con el lector, pero el comportamiento empírico del
acredita en la capacidad de producir esta ilusiónr5e. Por el contrario, lcctor yace claramente fuera del alcance del autor. Esto no cambia
cl nuevo modo de refexión que plantea la novela moderna es un nada cuando en textos dc Italo Calvino o de 'lhomas Pynchon la
posicionamiento «contra la mentira de la representación, propiamente lectura, mediante un juego de ideas, es ir.rserida en el texto. Mientras
hablando contra el narrador mismo, el cual, en cuanto comentarista que el lector dispone de muchas posibilidades de elegir cómo
supervisor de los acontecimietltos, trata de corregir su inevitable se comporta ante el texto y su mensaje, la recepción teatral se ve
apreciación. Atentar contra la forma se halla en el propio sentido de en gran medida influida por el momento, el lugar, la duración, el
esta»('o. Consecuentemente, Thomas Mann sería un e.iemplo de un ritmo, las circunstancias fácticas de los demás espectadores. Al lcctor
modo de representación irónica mediante la cual nreconoce, a partir del de la novela moderna le quecla, en todo st desamparo trascendental,
uso del lenguaje, el carácter de espionaje que tiene el relato, la irrealidad mantener la autonomía confidente de la re-ejecución mcnt¿rl de un
de la ilusión». Mientras que, en el caso de Proust, oel comentario se cscrito, la disponibilidad sobre el aquí y el ahora de su lectura, pero
entreteje de tal modo con la acción que desaparece la diferencia entre en el teatro es arrojado fuera de su trayectoria.
ambosr, de modo que uel narrador está atacando un componente La percepción de I teatro se diferencia de la lectura fundamentalmcnte
fundamental de la relación con el lector: la distancia estética. Esta era en lo siguiente: el texto puede provocar w shock, una excitación o una

inamovible en Ia novela tradicional. Ahora varía como las posiciones de turbación, pero estas cmociones se transforman, sin embargo -desde
la cámara en el cine: al lector tan pronto se le deja fuera como, a través la perspectiva de Ia estética de la recepción-, en formas de reflexión,
del comentario, se le lleva a la escena, tras los bastidores o a la sala de mientras que la corporalidad espacio-temporal del proceso teatral
máquinas». Kafl<a, por su parte, radicaliza esta pérdida de distancia: na incluye el esquema inteligible de lo percibido en un momento vital
base de shocbs dexruve el recogimiento contemplativo del lector ante afectivo. Este es un hecho crucial para la lógica de la significación del
lo leído,. teatro. El sentido de la escena depende tanto de las circunstancias
materiales del escenario, como las deliciosas impresiones sensoriales
que en Proust desencadenan la memoria involuntaria. Este autor
58
lbídern, p. 21. explica la magia de la memoria involuntaria de modo que una
5')
Ao<rnNo, Th.V. Noten zur Literatur L Fráncfort, 1969, p. 67 led. casr., Notas
sobre literdtura. Obras completas, 11. Madrid: Akal, 2003, p. 461. cierta sensación es revivida simultáneamente en dos dimensiones:
('0
Ibídcm, pp. 46-47 para todas las cítas del párrafo.

'§&h Teatroposdramático Panorama deIteatro posdramático xSt


crl cl l)rlsir(l() lls('r'ltil(l() tl.'lrrr»tl<, irrr:rgirr:rrlo, flrrrt,rst':rrlo, t<»nt<t tt)t\,.¡ r/t, | ,r:, c-apas dc [a rLusion
I'irnrtgination l)cs() rlc l. r.caliclacl ,ctrral y, al rrrisrrr.
si, cl rr.lest()
¿( iirrro cs posiblc cntonces que el teatro renuncie a las oportunidades
tier.po' a diferencia de las meras inrágenes dc la fa,tasía, e. cl prcsc,tc
tlel ilusionismo, de las cuales parece vivir todavía, y no obstante
real y corporal. A través de la cxperiencia de igual sabor y cle igual
provoque Fascinación? Precisamente porque se ha transformado en
aroma en la realidad solo recordada del momento anrerior. A través dc rur.r lugar comírn el hecho de que en la modernidad se llevara a cabo
la experiencia recordada, en la que regresa la realidad de un aroma y un
la ruptura de la ilusión, debemos poner de relieve lo poco que, en el
sabor de otro tiempo, se añade a lo recordado de modo inmaterial la idea
Fondo, se expresa con este término. La ilusión fue desde siempre un co-
de existencia mediante la sensación de lo material, pues el recuerdo no
producto del teatro y de la fantasía del espectador, un coeficiente de su
seproduce sino en el ahora de la experiencia sensorial(,i. Análogamente actividad coniunta. El análisis de la multiplicidad de capas de la ilusión
puede añadirse lo siguiente: el rearro se efectúa, ya en el momento de explica por qué el teatro puede entenderse -incluso sin ilusionismo-
su recepción, como memoria involuntaria en el sentido de Proust. sin dejar por ello de ser teatro.
Mientras que un lector percibe letras, el asistente a[ teatro compltrte y Cuando sc habla de ilusión la mayoría de las veces es para enfatizar que
concilia conrinuamcnte la participación imaginatiua (con-tparable a la no puede romperse. Aunque naturalmente siempre fue interrumpida y
del lector) con la participación real y corporal mediante el tesrimonio la escena teatral no tuvo por qué remediarlo. En el teatro de la Atenas
que extrae el sentido de la existencia de las cosas. Si consideramos de laAntigüedad los miles de espectadores se sumergían en una realidad
que para Proust cada instante bitemporal de la mémoire inuolontaire espiritual construida con una escasa técnica escénica que contribuyera
depende de lo vivido -de si para un individuo una imagen consriruye a la recepción del mensaje. Incluso la escena teatral de Shakespeare
o no una experiencia de su vida-, enronces se aclara que la realidad de estaba desnuda. [.a ruidosa maquinaria barroca, a pesar del retoque
una pieza está también más allá de la parriculariclacl dc la experiencia musical -dcl mismo modo que la conocida falta de atención contra la
teatral: surge el senrimienro de experimentar un pedazo de vida en ella,
que también los grandes actores tenían que librar ur.ra dura batalla-,
transmitido a rravés de lo material del proceso teatral, o para ser más podía impedir cualquier ilusionismo continuo. Precisamente er.r la
extactos, a través de la interconexión entre memoriay presente que hace
época del auge del gran arte de la ilusión, provocada por los bastidores,
posible la escena de la recepción. el teatro era un acontecimiento social, en el cual la realización escénica
El nuevo teatro exrrae consecuencias del desplazamiento de lugar atraía una modesta parte de la atención. El teatro moderno no destruyó
del espectador, arrancado de st protección, introducido en el momenro una ilusión que estaba siendo realizada y ftrncionaba en ese momento,
teatral real: investiga qué posibilidades brinda ei hecho de socavar o sino quc la trasladó a otro nivel que ya se refería -incluso en el siglo xIx
ganar la distancia esrética que queda, no solo en el consrrucro esrérico,
ran ansioso de ilusión- a algo distinto del engaño.
sino en el proceso real del teatro. La implicación que permanece latente En este sentido se puede afirmar que nunca hubo un ilusionismo
en el teatro dramtítico -no sin motivo Szondi describe al espectador completo. En aquello que se llama ilusión, tras una mirada más
como si estuviera maniatado-, se manifiesta cuando la atención del atenta, se pueden diferenciar como mínimo tres aspectos: (a) el
espectado¡ en vez de derramarse únicamente en lo ilusorio, se dirige a asombro ante los posibles efectos de la realidad (un aspecto inherente
su posición en esta sala a esta hora.
ala mdgia); (b) la idrntifcación estética y sensorial de los espectadores
con la intensidad sensorial de los actores reales y las escenas teatrales,
6r Pnousr, M. A la recherrhe du tamps ?erdtt París, 1954, p.872fed. c¡st., En busttt las formas de movimiento de la danza o las sugestiones verbales (es
del tiempo perdido. Madrid: Alianza, 20001.

'tÍ¡§ Teatro posdramátrco Donordrrá del leatro posdran-át to 1Ep


dccir, lcrs aspecto del eros, ya sea clanr u oscuro); (c) l¿ prq/«tióu tlcl [Jrccht c«rn cl fin dc haccr nrris conscientc la nrancra dc moslrutr tluc cl
contenido de la propia experiencia del rnundo que rienc lugar sotrrc tcxtro posee. A partir de las teorías del dramaturgo alemán se puede
los modelos teatrales presentados, unida a los actos menrales de llenrtr obtener la siguiente escala:
el espacio en blanco y la empatía con los personajes representados, a) Primer nivel: el mostrar no llama la atención, no muestra el
como la analiza la estética de la recepción, que, mutatis mutandis, se mostrar (por ejemplo, el naturalismo).
desarrolla tanto en el acto de observar como en el acto de la lectura b) Segundo nivel: el mostrar llama la atención, reclama atención
(aspecto de la concretización). Solamente el rercer aspecro, que es el junto alo mostrado (por ejemplo, el estilo de representación altamente
resultado llamativo de este análisis, concierne realmenre al ámbito de artificial).
la ficcionalidad. A partir de él se aclara que Ia ficción puede rerroceder, En estos dos casos el acto de la comunicación teatral como tal no
e incluso desaparece¡ sin que por ello se deba perder necesariamenre tiene por qué ser expresamente tematizado; pero esto se modifica en
la experiencia del paso al otro lado, del rapto al reino de las apariencias, el tercer nivel.
que a menudo se designa precipitadamenre como ilusión. Las orras c) Tercer nivel: el mostrar aparece de modo equitatiuo junto a lo
capas, magia y eros, sot:' posibles también sin la concretización de un mostrado, muestra el mostrar e incide en Io mostrado (por ejemplo,
mundo ficdcio. A pesar de todo, muchos remen por la prosperidad el teatro épico de Brecht).
del teatro si se llega a un detcrioro del cosmos ficticio del drama y d) Cuarto nivel: el mostrar tiene prioridal respecto a lo mostrado.
ven la fuente de energía del tcatro únicamente en el mundo ñcticio Este pierde interés frente a la intensidad y presencia del mostrar, es
de la ilusión. Precisamente un experro en \X/ilson se preocupa, en una decir, de lo que se está mostrando; el significante se desplaza y se sitúa
discusión sobre la escenificació n de The Balcony I El bahón|, de fuchard delante del significado (por ejemplo, en las piez.as autobiográficas de
Schechner, por ula medida en que la ilusión puede ser eliminada de la Spalding Gray). Aquí el acto cle la comunicación teatral se vuelve
representación teatral, y afirma -con el «riesgo dc parecer anticuado», dominante.
como él mismo señala- «que en el teatro se nos transmite la realidad e) Quinto nivel: el mostrar aparece de modo no fguratiuo; solo
del modo más insistente precisamente mediante la ilusión, y que la se muestra a sí mismo como acto y gesto sin un objeto reconocible
pregunta de ucómo podría eliminarse la ilusión de la escena,, acabaría (por ejemplo, Jan Fabre). Aquí el acto de la comunicación teatral es
por llevar «a palpar la extinción del teatror. Sin embargo, incluso el autorreferencial. El mostrar se torna presentar, manifestar, exhibirse
teatro que pretende el distanciamiento puede provocar asombro e como un gesto autosuficiente.
identificación sensorial; incluso sin el falseamiento de la realidad existe En los niveles cuarto y quinto aparece en primer plano Ia percepción
aquella sensación c¡ue siempre se evoca cuando se habla de ilusión. consciente del proceso artístico en sí mismo, la fascinación en el
En este senddo, la oposición ilusión-ruptura de la ilusión no es Lln proceso material de la actuación, la escenificación en la organización
instrumento analítico sino que se desliza en la realidad más compleja del tiempo y del espacio no de un universo ficticio, sino de la realización
de los procesos teatralcs. escénica. LJna vez que la percepción no cesa de perseguir un sentido,
entendido como interconexiones y asociaciones a realidades, para
Mostrar y comunicar la percepción sensorial resulta inevitable la experiencia de adscribir,
Para comprender de un modo más preciso la ruptura de la ilusión de una manera arbitraria, a los datos significaciones determinadas
que hemos analizado vamos a parrir de las ideas que desarrolló Bertolt subjetivamente. El problema teórico de un perspectivismo radical

'n9$ Teatro posdramático Panorama deL teatro posdramático 't91


del pcnsar,iert. y la percc¡'rcitin se c.nvicrte clr ccrtczll sc.s,ri:rl crr l)lrrlr s()rl)rcs:r gcncral rlc lrr crítica, ./ulio L,ésar
(1990), en el cual, en
el sentido de una experiencia inmcdiata de la pérdida dc ccrtcz.a. l.u rontlaposición a los tralrajos prcccdentes, el texto jugó un papel pre-
percepción que se posibilita de este modo tiene que vcr, a partir dc En 1991 Lauwers dirigió Inuictos a Partir de textos de
clon'rinante.
ahora, con una duplicación o una escisión particular:
?reselxtulción lrrncst Hemingway -especialmenrc de Las nieues del Kilimanjaro (tna
)) re-present{tción se bifurcan. El cuerpo (hablando en términos de la narración en la que el escritor norteamericano, por su Parte, estuvo
diferenciación propuesra por Roland Barthes: el sentido obtuso(), ir.rfluenciado por Scott Fitzgerald)- y de la biografia Papa Hemingway,
significante sin significado) quiere ser tomado en consideración por de Aaron Edward Hotchner. Como el propio Lauwers confirmó en
sí n.rismo, del mismo modo que el sentido obuio,la lógica del conrexro rrna entrevista con (lerhard Fischer, en sus trabaios previos aJulio César
que, al mismo tiempo, perturba. Esto permite al teatro desliz_arse en una realizó un teatro basado fundamenulmente en imágenes y después de
esfera que oscila entre lo real y lo ilusorio; una eslera que precisamente csta obra buscó de nuevo un texto no dramático que él mismo pudiera
la estética clásica del drama había abandonado. construir en la escena, en vez de escenificar otra obra ya acabada; una
tarea molesta, según Lauwers, porque definía un rol del director que
Ejempl.os solo se podía permitir el u50%o del trabajo artístico». Sin embargo, Fis-
cher se mostró muy sorprendido por la represer-rtación conuencional y
'1.
Una noche en casa de Jan y sus amigos lineal de Inuictos, y sobre lo que a él le parecía el método anticuado de
El drarnaturgo belga Jan Lauwers, como muchas otras personalida- un narradort'). Ahora bien, en el contexto de la estética posdramática la
des del teatro actual, no se ve a sí mismo únicamente como director, tarea del narrador no se debe entender simplemente como una recuPe-
sino como l#tista que, entre otras cosas, también produce teatro. En ración de la función épicoJiteraria tradicional; su narrar se manifiesta
l9B0 fundó en Bruselas, junto al mírsico André pichal, el Epigtnen- en contacto directo con el público.
theater zlu (zonder leiding ulln o teatro sin guía). l-auwers era originaria- L)emasiado a menudo aparece en este teatro una narración post-épica'a
mente pintor y al grupo se unieron, además, algunos bailarines. Entre en la que la acción, ya fragmentada de todos modos y entremezclada
sus primeras realizaciones escénicas desracan: Night-Illness [Dolencia con otros materiales, aparece únicamente en calidad de informe:
nocturnll hurt and not)ret war [ya herido y todauía no
198 1]; Already narrada, reportada, como comunicada por casualidad. En el teatro de
es la guerra,lg9}l; Simonne, la puritaine l-auwers resulta especialmente llamativo hasta qué punto desaparece
[Simonne, la puritana, l9g2);
Vogel Strauss(1983); BouleuardZLV(1984) e Incident (1985). Un aiio lo dramático cuando la muerte se representa en escena. Uno de los
más tarde, en I986, creó la Needcompan¡ junto a la coreógrafa Grace momentos más intensos en este teatro tiene lugar cuando los actores
Ellen Barkey. El primer trabajo de la recién creada compañía f,e Nee¿/ que acaban de morir en la ficción son tranquilamente conducidos a la
to know [Necaidad de saberJ, en 1987, que se represenró en el TAI escena un instante después por sus compañeros de actuación: una vida
de Fráncfort y que recopilaba, en un colkge escénico sobre el amor y escénica termina, pero el actor permanece unido a los demás a través de
la muerte, fragmenros de textos de Antonio cleopatra de shakespea-
1t la amistad-uno de los motivos recurrentes en Lauwers-. F,n Las nieues
re. A esta primera realización le sucedieron ea ua y, posreriormenre, del Kilimanjaro (1936), de Hemingway, un hombre enfermo espera

('r
"' Berrres, R. Der entgegenhommende und der stumfe sinn. Kritische Essay IIl. F,ntrevista pública el 5 de junio dc 1991 en Viena.
Frárr.lort. 1990, pp. <--66 lecl. c¿sr., Z¿ obuioy 1o ohtuso. lmigene:. g?stüs)t'uorcs. 6a 'lhe-
HtnxnNnelu, K. Jan Lautaers' Antonius und Cleopatra. Eine nachepiscbe
Barcelona: Paidós, 2009, p. 691. aterkonzpetion. Tiabajo dc licenciatura inédito. Ciessen, 1993.

!9? Teatroposdramáttco Panorama deL teatro posdramátrco 193


su Inucrtc en la llrrnura afi'icarra sin o¡:roncr resistcncia. Str picrna strf i-c
un llcto Irurrativo (cs¡torhclicarrtctrte succcle t¿rllr[riórl ctr cl cillc: ctr
gangrena, el avión de rescate se hace esperar ¡ en cualquicr caso, cl My, dinner u,itb André [Mi cena con AndréJ, de Louis Malle, no
hombre tampoco se quiere salvar. Con la mujer que desea manrenerlo
ocurre casi nada más que lo que André Gregory cuenta sobre su
con vida manriene un diálogo medido por el odio, el cansancio, la trabaio durante una comida con Jerzy (irotowski). A menudo no
desesperación y el tedio. La short storyt está cargada de w pathos de
se cree presenciar una representación escénica, sino una narración
frialdad existencialista, de una atmósfera densa; sin embargo, la sobre la pieza presentada. En este caso, el teatro alterna narraciones
realización de la Needcompany es relajada, amisrosa y llena de humor;
prolongadas y episodios de diálogo esparcidos aquí y allá' La
en ella solo se cita, los filos cortantes de la historia. En su elaboración
descripción y el interés en el acto peculiar de la memoria/narración
se omitieron todos los elemcnros de la acción que en Hemingway
personal de los actores se convierten en los aspectos más importantes.
conducían a lo personal y se orientaron hacia el dramatismo español Se narra en una forma teatral que se diferencia categorialmente de
(irónicamente, justo al comienzo de la representación un imponente
Ia epicización de procesos ñccionales y del teatro épico' aunque
torero es llevado desde el cenrro hasta uno de los límites de la escena). muestre similitudes con estas formas. Desde los años setenta Para
A pesar de tratarse de una escenificación calculada y ensayada, la calma los artistas de perJbrmance y de teatro el sentido del trabajo teatral
(aparente) de los actores, la ausencia de una dirección cerrada de las
consistió en privilegiar la presencia por encima de la representación,
acciones y la interrupción del diálogo pronunciado y leído mediante ya que se trataba de la comunicación de una experiencia personal'
la inserción de una pequeíra danza provocan el quiebre conrinuo del En un proyecto de teatro desarrollado por estudiantes de Fráncfort
aislamiento del proceso escénico. cuando el teatro se muestra como bajo la dirección de Renate Lorenz y Jochen Becker' con el título
esbozo, y no como pintura terminada, ofrece a los espectadores la
WYSIWYG (What you see is what 4ou get [Lo (1ue ues es lo que obtienes]'
oportunidad de sentir su propia presencia, de reflejarla, de contribuir a 1989), la realidad cotidiana de los participantes -hacer las compras,
lo inacabado. El precio que el tearro paga a cambio es la disminución el camino a la universidad, la visita al dentista, un encuentro con
de la tensión dramática; el espectador se concentra más en las acciones ofreció en todas las formas posibles de representación
amigos, etc.- se
fisicas y la prese,cia de los actores. como casi siempre en los trabajos (una imagen, un diario, una fotograÍía' una película, una escena
de Lauwers la noche descrita habla de la muerte, de su terror, de la dialogada). l)e este modo, se lograba un efecto anti-mediático a
pérdida, pero se narra suavemenre, como desde más allá de la muerre. través de la presentación multimedia y el uso plenamente consciente
Este tipo de teatro podría ser comparado con la siguiente situación:
de los medios audiovisuales: la inmediatez de los actores aproximaba
observamos una fiesta desde una cierta distancia, pues la puerta está el teatro al encuentro personal, en contraposición a cualquier
entreabierta. Por ello, la contemplamos como una fiesta de conocidos
exhibición de realidades biográficas habituales en los Programas
lejanos pero en la que, de hecho, no participamos. Se podría decir que
públicos de la televisión. Por lo tanto, formaba parte del concepto
el espectador pasa una noche en casa de Jan y sus amigos, pero no del proyecto que Ia velada concluyera con Llna fiesta colectiva en el
realmente con ellos.
mismo espacio en el que se había llevado a cabo su realización'
El narrar, que se pierde en el mundo mediático, halla un nuevo
2. Narraciones lugar en el teatro. Es lógico que en el mismo proceso se redescubra
Un rasgo esencial del teatro posdramático es el principio de la la presentación de cuentos. En este sentido, cabe citar como ejemplo
narración; el teatro se convierte en el lugar en el que se produce a Bernhard Minetti, que organizó una velada exitosa (bajo la

19& Teatroposdramático Panorama deL teatro posdramático 1§5


direccitir.r de Alfred Kirchner) en la cual acru<'r solo, cn la esccna tlcl nurt'urlor, sino crr la illtcllsiclarl ltrtorrcfL'rcncial dc estc cont:lcto:
del teatro Schiller, colrro ul1 narrador de cuentos de los herm¿rr.ros ploxinridad cn la distancia cn vcz de distanciamiento de lo próximo.
Grimm. En esta misma línea, en una actuación del Performance
Theater von Heiduck -que investiga en muchos de sus trabajos 3. Poema escénico
el eros, su naturaleza siniestra y su porencial de producir remor a En Lauwers la realidad ficticia de la pieza o de la narración
través de medios dancísticos, gestuales y escénicos-, la danza se se retoma en la realidad de la escena. A menudo los actores se
detiene de pronto y un hombre narra, con voz homogéneamente comportan de modo aparentemente privado y espontáneo, habitan
impasible y anti-dramática durante una media hora, el cuento El la escena; incluso cuando actúan en su papel, no crean la ilusión de
jabalí de bronce de Hans Christian Andersen. Resulra un golpe personajes. Interrumpen repetidamente la actuación y dirigen su
sorprendente en una representación teatral que, mediante la mirada directamente al público, de modo que esre se sienre incluido
mezcla de música de películas de Hollyrvood y gestos eróticamente en el momento teatral. Este hecho acapara todo el proceso escénico.
provocadores de autoescenificación, habla sobre la seducción y la Como en los trabajos de Jan Fabre, el impulso performativo es
soledad de los cuerpos anhelantes a rravés de la utilización de medios atrapado en una forma teatral que esquiva la categorización narrativo/
mudos. El momento de la narración regresa a la escena y se afirma no narrativo. I-auwers trae al teatro un sentido particularmente
en contraposición al potencial de fascinación de los cuerpos 7 los agudizado de lo efimero y lo mortalmente caduco. El teatro es para
medios de comun icación('5. él un momento irrecuperable de comunicación. Pero además de
Las producciones de la Societas Raffaello Sanzio de los hermanos acentuar lo momentáneo, a sus producciones se une una estética
Castelucci no solo hacen de la tragedia un cuento de hadas terrorífico, escénica autónoma derivada de su trayectoria como artista plástico:
como en el caso de Orestíada, en la cual también hay lugar para los detalles visuales, los gestos, los colores y las estructuras de luz,
motivos de Alicia en el País de las Marauillas, sino que para Pulgarcito la materialidad de las cosas, el vestuario y las relaciones espaciales
emplazan a los espectadores en cunas desde donde escuchan forman con los cuerpos exhibidos una comple.ia red de alusiones y
atentamente la voz, intensificada por micrófonos, de una narradora ecos, construyendo una composición en rcda su aparente casualidad y
que se sitúa en el centro del espacio. Por su parte, el teatro político, asumida imperfección.
como el de Bread and Puppet Theatre, narra las grandes historias, En el curso del desarrollo artístico de Lauwers se puede observar
las parábolas de la Biblia y sus alegorías, a parrir de la tipificación de una evolución de sus trabajos, o al menos una bipolaridad: aquellos
la commedia y el uso de marioneras. El grupo teatral toma la figura más centrados en la creación de una situación de contacto y aquellos
del narrador del teatro épico y se mantiene en la posición de narrar otros en los que la realidad autónoma de la escena penetra de modo
el mundo. Mientras que el teatro épico modifica la representación más intenso. La configuración -rica en tensión- de los elementos
de los procesos ficticios representados y distancia al espectador de texto y cuerpo conforma, junto a los objetos, una multiplicidad de
sí mismo con el fin de convertirlo en examinador, en especialista, refejos: luz y objeto, hielo, agua y sangre, esquirlas, heridas y lenguaje
en juez político, en las formas pos-épicas de la narración se trata de hecho pedazos. En este espacio escénico postdramático los cuerpos, los
hacer alarde de lo personal; no se cenrran en mosrrar la presencia gestos, los movimientos, las posturas, el timbre, el volumen, el tempo,
las alturas y las profundidades de la voz se desgarran de su habitual
65
Cfr. la crítica de Gerald Siegmund sobre la realización escénica en junio de 1997 continuum espacio-temporal y se entrelazan de un modo nuevo.
en cl Künstlerhaus Mousonrurm cn Fráncfbrt , en FAZ,8 de junio de 1997.

t§6 Teatroposdramático Panorama deI teatro posdramático 1§Y


La esccna se conviertc cn un todo complcjo de espacios asociarivos 4, F-ntre Las artes
compuesto como una lírica absoluta. El reatro de Lauwers poclría F.n los conciertos escénicos creados por Heiner Goebbels y en las
leerse, en el sentido de Rimbaud y Mallarmé, como un nuevo ripo obras de tcatro multidimensionales que él mismo lleva a cabo como
de alquimia estética en la cual todos los medios escénicos se rehnen compositor, director, arreglista y responsable de un collage de textos,
en un lenguaje poético. Los textos se combinan con los gestos y la tiene lugar la interacción de complejas configuraciones espaciales,
corporalidad de los actores y, al mismo tiempo, la fragmentariedad y de luz, vídeo y otros materiales visuales relacionados con prácticas
el collage de aspectos diversos se ocupan de que la atención, en vez de musicales y lingüísticas como el canto, la recitación, la e.jecución
dirigirse al suspense (épico) sobre el desarrollo de acciones (narradas y instrumental y la danza. A veces, esto tiene lugar en dimensiones
actuadas), lo haga íntegramente hacia la presencia de los actores y los gigantescas (como en el caso de Surrogate Cities fCiudades de alquilerl,
rellejos y analogías recíprocos. Así surge, en el sentido de Mallarmé, otras veces en formas pequeñas, como por ejemplo la combinación de
una dimensi6n lírica: en una composición poética las palabras y los un locuto¡ un músico (el mismo Goebbels) y un artista vocal en Die
sonidos se deben intensificar mediante los refejos y las analogías Bejieiung des Prometheus [La liberación de PrometeoJ, basada en Heiner
recíprocas, como en un diamante que destella porque los rayos de luz Müller. En refexión acerca de
estas formas de actuación es crucial la
se refractan una y otra vez en é1. las posibilidades de la interacción de distintos artistas en un marco
Un ejemplo: en el contexto de escritos y escenas que remiten a\y'a de performanrr. Se podría hablar de un teatro interdisciplin¿l, aunque
de siécle en SnaleesongTiibgy III [La canción de la serpiente. TribgíaJ, realmente de lo que se trata es del entrecruzamiento de lenguajes
de Lauwers, tiene lugar una acción muy significativa desde el punto teatrales que, de otro modo, intervendrían por separado (actuar,
de vista estético y temático. En el proscenio, ba.io la atenta mirada tocar música, recitar poesía, cantar, bailar, una instalación, una
del público ¡ eventualmente, de orros acrores, una mujer joven iluminación particular...). El teatro de Goebbels alberga el sueño de
construye, muy lenta y sistemáticamenre, una pirámide hecha de finas una teatralidad distinta que se aproximaría más a formas artísticas de
piezas de cristal, peligrosa y frágll, de equilibrio inseguro. El riesgo entretenimiento que al severo teatro de formación fBildungstheater] .
de producirse una herida, el erotismo aparenremente decadente y la Su teatro es posdramático no solo por la ausencia del drama, sino
pronunciada autorreferencialidad del proceso concuerdan temática sobre todo debido a la acentuada autonomía de los niveles de creación
y formalmente con los textos esteticistds de Mallarmé, Huysmanns musical, espacial y teatral. Sobre la escena se despliegan, en primer
y \X/ilde empleados en la realización. El espectador cree esrar anre lugar, el valor propio de cada uno de los niveles de creación ¡ después,
LLn texto desconocido compuesro por .jeroglíficos enigmáticos. El su función en la conexión con los otros elementos. Goebbels cuenta
ser humano, el gesto corporal, la carne y el cristal, la materia y el que en Newtons Casino *la realización escénica llevada a cabo en
espacio componen una figuración puramente escénica en la cual colaboración con Michael Simon- gran parte del trabajo teatral partió
al espectador Ie corresponde el rol de un lector que agrupa los de la idea de espacio de este último; en Oder die glücklose Landung
significantes humanos, espaciales y sonoros diseminados en la escena. la diagonal tazada por Magdalena
[O el desembarque desastroso],
Táles formaciones o procesos, situados entre la poesía, el teatro y la Jetelovi se convirtió en un principio de composición constitutivo de
instalación, deben ser caracterizados con mayor rigor como poemlt la escenificación, en la cual las perspectivas, las líneas de fuga y el
escénico. Como un poeta, el director compone campos de asociación ángulo del espacio se reflejaron en el trabajo escénico. F,n Schwarz
entre palabras, ruidos, cuerpos, movimientos, luz y objetos. undWeiss [Blanco sobre negroJ, DieWiederholung [La repetición] y otras

nS& Teatroposdramático Panorama deI teatro posdramático I99


l)r()(lucci()r)cs, cs tlif icil cliscclnir si la fircrza rlrre crrrpujri :r (,ocbbcls l:r lrabitacirin.lt'l lector, rle lrt universiclad o clc la cscucla de teatrtl y
fueron los ir.puls.s temáricos (también filosóficos), las instal.cio,cs sc prcse nt¿ur sot¡re la csccnir, con plena consciencia de que el públic<r
escénicas (Erich wonder), el desarrollo de los movimientos escénicos puede pensar que quizá los actores se dediquen a tales ocupaciones
o Ia personalidad de determinados actores, canranres o músicos. previamente a su presencia en la representación. Grupos y directores
otros trabajos de Goebbels están esrrechamente vinculados a esras se sirven de los medios del teatro para hacer sus reflexiones en voz alta
tentativas; por ejemplo, las instalaciones escénicas con rexro y música o hacer escuchar la prosa académica. En trabajos escénicos que hacen
de Michael Simor.r, cono Narratiue Landscape [Paisaje narratiuoJ; tn uso de textos teatrales da la impresión de que los actores parecen estar
título que remite doblemenre al carácter no dramático del trabajo más sumergidos en un debate sobre el tema y su representación que
en tanro que acentúa la apertura óptica de un campo y la narración en la propia presentación. En los traba.ios de Matschapij Discorclia,
reemplaza a la representación. En este caso un cantante y un caballo más que una escenificación, se presencia una autoreflexión pírblica
con atrezo escénico -de cristal- interactuaron en un espacio cuya de los actores sobre un tema. Táles transiciones hacia una fbrma que
extensión y esrructura se hicieron casi indefinibles mediante el uso podría designarse corno ens/qo escénico o teatral representan, dicho sea
de una sofisticada iluminación. Sin embargo, mienrras que en este de paso, el reverso de aspiraciones considerablernente intensificadas
caso la escena se parecía a una pintura, en una instalación de 1997 de teatralizar procesos de enseñ¿rnza en la escuela y la universidad.
para Documenra X, Goebbels partió de una escenlt de arquitectura Nuestra prevención ante tales tentativas se atenúa si recordamos que
urbanística, Lrn puenre inacabado en la ciudad de Kassel (Alemania). el uso de la escena para motivos que parccen ajenos a simple vista
Aquí se urilizaron dibujos, acciones, gesros, rextos y música; una podría ampliar también las posibilidades del teatro.
combinación que el público (ubicado bajo el puente) vivió con Dentro del género del ensayo cscénico se puede incluir Unterstoberst
una cierta inseguridad acerca de dónde empezaba y terminaba lo y I'fngstpredigt de Bazon Brock, Shakespeards Memory [La memoria de
escenificado: ambiente, instalación, concierro al aire libre y reatro, ShabespeareJ de la Schaubühne de Berlín, o Eluire Jouuer de Giorgio
todo en uno. Un título como Scbauspieler, Sringer Thnzerin [Actoa Strehler. Como algo intermedio entre teatro y ensayo son interesantes
cantdnte, bailarinaJ, de Gisela von \Wysocki, para el cual Axel los trabajos de Peter Rrook, L'homme qui, l:asado en el bestseller de
Manthey creó una escenificación, resrimonia la exploració ¡ del entre Oliver Sacks E/ hombre que confundió a su mujer con un sombrero,
en el teatro posdramárico. Se trata de la interacción del performer y y Qui est lá? El primer ejemplo presentaba casos de alteraciones
no de los principios artísricos abstractos; del entre como una reacción patológicas en la percepción; el segundo mostraba sentencias,
recíproca de los distintos modos de presentación, no de su adición; es anécdotas, pequeños tratados y comentarios de conocidos prolesores
deci¡ no se rrara de sensaciones multimedia sino de una experiencia de teatro. En ambos casos los actores actuaron en una atmósfera
que surge de modo transversal a esros efectos y junto a ellos. relajada y serena, llegaron a un acuerdo sobre determinadas escenas
ante el público, conversaron y discutieron como cn un seminario, se
§. Ensayo escénico dirigieron directamente a los espectadores e introdujeron la teoría
Resultan sintomáticos para el paisaje del teatro posdramático con escenas demostrativas o discursos ejemplares de personajes
aquellas obras en las que, en vez de una acción o sucesión de escenas, dramáticos. F,n Über die allmtihliche Wrfertigung der Gedanken beim
se ofrece una refexión pública sobre determinados remas. 'lextos Reden [Sobre la elaboración paulatina de los pensamientos en el discurso]
teóricos, filosóficos o de estética teatral se sacan de su alojamiento en de Christof Nel, basado en Heinrich von Kleist, el teatro fue el tema

e0o Teatroposdramátrco Pdrrñ"dmJ dcl rearto po.dtd-ndri( u '


de una cxploraci<in cscénic¿r reórica y lúrdica dc las iclcas dc Klcisr. .lrrr',r y rrpodíctico clc Miillcr, su teiltro concilia asoltt[rrosltlllente [>icll
La filosofia se adivinaba en realizaciones escénicas como El bartquete esta cstótica tcatr¿rl col-t aquella écriture, porque hace hincapié en cl
y Fredo, en la Schaubühne de Berlín. El hecho de que en los años potcncial de reflexión escénico y no dramático. Se trata de imágenes
noventa se escenificaran los textos de Platón -concebidos pero no para el pensamiento, emblemáticas y contemporáneas en la forma
realizados por Edward Gordon Craig-, que Hans Jürgen Syderberg y reatral del cnsayo escénico.
Edith Clever realizaran, en Die Nacht [La nocheJ, un ensayo a parrir
de un collage de citas y que se llevaran a cabo proyecros de teatro 6. Teatro ci nematog ráfico
con textos de Freud o Nietzsche, prueba el evidente asentamiento del No parece necesario explicar detalladamente Por qué un
género del ensayo escénico a Enales del siglo xx. significativo formalismo constituye uno los rasgos cstilísticos que
Como antecedentes de este género teatral podemos citar el Improntu caracterizan al teatro posdramático. Ahí están los traba.ios de \Tilson
de Versailles fin promptu de WrsallesJ de Moliére y Musinghauf [La y Foreman, las formas de la danza-teatro influidas por el aparente
compftt de latónJ de Brecht, e n la medida en que ambas obras giran en estructuralismo geométrico-n.raquinal de la danza posmoderna
torno al tearro mismo. Si se destaca en ellos la ligereza, el esbozo y la <le Merce Cunningham o la tendencia de jóvenes directores a
provisionalidad aparentes , en vez de la laboriosidad de su comenrario, jugar con estructuras formales reducidas. El lenguaje se Presenta
se pueden mencionar también los trabajos de Jean Jourdheuil, que casi maquinalmente: los gestos y la kinesis se organizan a partir de
frecuentemente se originaron en colaboración con Jean Frangois patrones ltormales que van más allá del significado; los actores Parecen
Peyret y conraron con la escenografía de Gilles Aillaud (que, a su exhibir técnicas de observación distanciada (pero no alienante), de
vez, también creó muchos espacios para Grüber). Jourdheuil se ha movimiento y de estatismo que cautivan la mirada pero frustran el
ganado una gran reputación como rraductor
-literario y escénico- y hambre de significado. Un ejemplo paradigmático del teatroformalista
como director de no menos mérito de las obras de Heiner Müller en -como Michael Kirby ha bautizado adecuadamente a este amplio
francés, con las que ha creado una serie de escenificaciones elegantes, terreno de las nuevas experiencias escénicas- es el teatro concreto de
con humor ¡ al mismo tiempo, precisas (Hamletmascbine/Mauser Jan Fabre, caracterizado por Ia frialdad y la importancia que otorga
[Máquina Hamlet/MauserJ, Bildbescbreibung [Descripción de un a las estructuras puramente geométricas, impensables incluso en
cuadroJ, La Route des Cbars [El camino de los carros/, entre otras). Robert \7ilson. Otro ejemplo es el teatro del dramaturgo de origen
Debldo a su carácrer irónico, algunas de ellas se sitúan entre la puertorriqueño asentado en Nueva York John Jesurun, bautizado por
realización escénica y el ensayo teatral sobre la obra del dramaturgo la crítica como teatro cinematográfco. El espacio escénico creado por
y escritor alemán; a ellas rambién perrenecen las Müller-Abende Jesurun se encuentra refinadamente estructurado con superficies de
[Veladas Mt)ller|, que Jourdheuil organizó con el auror en el teatro luz, sin bastidores, entre las que saltan rápidamente aquí y allí cada
Odéon de París y en las cuales Müller leyó sus propios textos. Del una de las secuencias. En este sentido, se puede hablar de secuencias,
mismo modo que en orras realizaciones escénicas de Jourdheuil (por pues esta representación explora las relaciones entre el teatro y el

ej emplo, Ro b esp ie rre, S h a h esp eare, les s o nnets I Ro b esp ierre, S h a k esp e are, cine. [,os diálogos cinematográficos se trasladan al teatro ligeramente
los sonetosJ), no hay en ellas ni patho.s ni identificación ininterrumpida; modificados y se radicaliza el principio del montaje. Difícilmente se
la citación y la forma demostrativa identifican su rearro como pos- puede seguir el hilo de una trama, a Pesar de que aParezcan sin ccsar
brechtiano. Aunque su elegancia lúdica contrasra con el laconismo y fugazmente sedimentos y fragmentos de una historia. Un modo de

t$g Teatroposdramático der teatro posdramático .ilü*


u¡ü¡vErisrDAD tL r+,viicourn,ama
BIBLIOTECA CENTRÁi-".
hablar casi .rac¡ui,:rl, vc'tigi,.sufrlcrtc rá¡rid., ir,Piclc c¡uc cr,crja, .lc los lrctorcs. ltstos It¡tlltieltett ullll c()llvcrsacititr con stt itnagctt,
los conceptos dramáticos de individualidad, personaje y fábula. trn la consigo mist-rros, como si se tratasc de una instancia controladora
escena se origina un caleidoscopio de aspectos visuales y verbales dc de dimensiones gigantescas. AI tener que coordinar de modo exacto
una historia conocida muy parcialmente. La impresión de collage y su propio discurso con el texto pregrabado de la cinta de vídeo, se
montaje -videográfico, fílmico, narrarivo- dificulta toda percepción produce una extraña maquinización del cuerPo ¡ al mismo tiempo,
de la lógica dramática. Los textos que el propio Jesurun escribe como una vivificación de la imagen tecnológica. Además, la ideología teatral
autor corresponden a esre esrilo; son rápidos, ricos en agudezas y con clásica de la presencia y su principio constitutivo de la actuación en
frecuencia aluden modelos de diálogo cinematográ frco. Rider without
a uiuo queda desmontada a través del continuo entrecruzamiento de la
a borse [Jinete sin caballoJ gira en rorno a la absurda y desgraciada presencia multimedia y pcrsonal. En White water [Agua blanca], de
situación del miembro de una familia que se ha transformado en u. 1986, Jesurun utiliza esta estructura Para introducir teatralmente las
lobo; c. esta pieza enconrramos u.a larga disputa sobre la agresividad dimensiones espectrales de lo virtual. Se trata de un joven que afirma
de los lobos que es, de hecho, un diálogo extraído del tbriller de haber presenciado una aparición mística. Mientras cuenta su relato se
Hitchcock 7/¡e birds [Los pájaros, 1963), er.r el cual una ornitóloga enmaraña en un sinnúmero de contradicciones insostenibles pero, sin
refuta categóricamenre que los pájaros puedar-r aracar a las personas dejarse afectar por las incompatibilidades racionales de su presentación,
(rnientras esro ya esrá ocurriendo). En el texto deJesurun tan solo se no desiste de st uersión de la experiencia. En los diálogos teatrales de
intercambian los pájaros por los lobos. este dramaturgo emergen situaciones completame nte dramriticas, pero
El dramaturgo de origen puertorriqueño llegó al teatro desde la se quedan en fragmentos que el espectador debe continuar hiland<l
escultura y por su deseo de l-racer cine. Para é1, el teatro supone lo por sí mismo. Los pcrsonajcs eparecen como máquinas parlantes
mismo que hacer una película, pero sin rodarla verdaderamente. depsicologizadas qte niegan así las convenciones tanto del teatro como
f)c este modo, con Ia ayuda dc rápidos cambios entre los lugares de del cine. Mediante el procedimiento cinematográfico este teatro sin
actuación, delimitados por la iluminación y por el atrezo en un espacio drama se convierte, sorprendentemente, en mucho más que teatro. El
mínimo, qucda recogido el tempo cle los cortes fílmicos. Jesurun rizoma de imágenes multimedia, equipamientos técnicos, estructuras
trabajó vari<¡s aíros en televisión y esta experiencia, más que el modelo de luz y actores no se disgrega a pesar del entrecruzamiento de tantos
del cine, marcó definirivamcnre su rearro ya que, en parte, modeló niveles, que se mantienen cohesionados mediante el rigor formal y
su modo de realización escénica a parrir de las series de televisión: el texto hablado. Así, aunque el lenguaje hablado se devalúa como
en l9B2 realizó Chdng iu a Void Moon, una peculiar obra de teatro caracterización psicológica individual, asume también el rol de un
-inspirada en Hitchcock- que se representó en episodios semanales. elemento constitutivo y unificador.
Este proyecto duró varios años, constír de más de cincuenta episodios
y empleó a más de treinta actores. /. HipernaturaIismo
Del misrno modo, se acenrúa la tendencia a lo fílmico y a lo El poder económico e ideológico dc la industria visual cinemato-
mediático a rravés de la reproducción técnica de los acrores en gráfica y electrónica ha conseguido hacer que prevalezca la idea más
imágenes de vídeo con las cuales parecen comunicarse. Cuando se simple sobre lo que el arte puede o debería ser, a saber: reproducción
trata de su propia imagen, a veces supra-dimensional, el hecho de o simulación perfecta; esto ha permitido que la atracción trivial que
hablar directamente a las imágenes remariza inevitablemente el ya generan las realidades ilusorias alcance dignidad teórica. Collrl'a cst¿r

?ü4 Teatroposdramático Panorarna del teatro posdramátrco $.$5


atr()fia el ar-te intcnre ()poner rcsistcncirr -conl() ya Prrrrrrrrrliz<i agrr, dcnsirlarl dc lo rcprorlrrcitlo cn l¿r litcrattrra nutrrralista toclavíl tlcjllla
damente Ador.o- mediante deliberadas ma'iobras cle clcmarcacirin espacio:r l¿rs intcnciones. En la espesa trama dc la duplicación de l¿r

como el esorerismo, la provocación, el rechazo y la negatiuidad. La realidad que realiza el aparato técnico del cine, toda intención, aun
expansión masiva de los medios fotográficos ha promovido la acepta- tratándose de la verdad, se convierte en mentira»68. En otras palabras:
ción de la ideología naturalisra como la más obvia, mienrras que ha nEl naturalismo radical que sugiere la técnica del cine disolvería en la
desaparecido el interés por la esrilización, el extrañamiento, el distan- superficie toda conexión de sentido, incurriendo en la más extrema
ciamiento o la intensificació,, o dicho brevemente: ha desaparecido contradicción con la realidad familiarr. El cine que se sitíra en la línea
el interés por el peso específico delasformas arrísricas como modos de
de los Lumiére llegó a una contradicción con su condición naturalista
pcnsamiento. Las formas arrísticas y los géneros dificilmente se per- cuando introdujo, por razones comerciales, el sentido, la perspectiva
ciben ya como una realidad propia y se reducen a meras variantes de y la intención en su reproducción de la realidad.
consumo (el libro llevad<¡ al cine), a medios de transporte de lo único En el teatro posdramático tiene lugar ahora un retorno a los rasgos
que parece ser inreresante: la historia (stor!). En una carra a Schiller estilísticos n/lturalistds, a los cuales se ha concedido, después del teatro
fechada a finales de 1797, (loethe hacía hincapié en el hecho de que épico, el teatro del absurdo, el teatro poético y el teatro formalista,
tan pronto como la gente había leído una novela deseaba verla en el al menos una oportunidad de futuro. (De este modo, si se quisiera
teatro (hoy sería la televisión o el cine); relatos lirerarios converridos seguir el radicalismo de Baudrillard, la vieja pregunta acerca de la
seguida en imágcncs ngrabadas en cobrer6(,. Goetl-re se lamentaba
cr.r
imagen original y la imagen reproducida que<laría obsoleta. Cuando
de quc se hiciese ral cos¿r «porque los arristas, que cn principio debe-
existe únicamente el simulacro -que puede ser entendido como una
rían crear las obras de arte dentro de sus condiciones puras, ceden al producción artificial de imágenes originales- es imposible distinguir
af;ín cle los espectadores y los oyenres de considerarlo todo completa- lo real de un simulacro que posea un funcionamiento perfecto, y
mente uerdaderar. Y ucom<¡ de este modo ya no queda esfuerzo alguno
entonces el naturalismo deja de tener interés). El naturalismo es
para su imaginación, todo debe ser verdad para los senridos, enrera- reconocible en las formas teatrales en las cuales en un primer momento
mente presenre; todo debe ser dramárico y lo dramático en sí mismo no se ofrece otra cosa que una reproducción más o menos entretenida
debe situarse frente a Frenre con la realidad realrr,7. de la vida cotidiana en una correspondencia l: l. Sin embargo,
Existe una diferencia fundamental entre la reproducciór.r naturalista deben diferenciarse las nuevas formas del naturalismo intensificado
en el cine, por un lado, y en el teatro y la literatura, por el orro. y reflejado del upseudo-realismo de la industria cultural, (Adorno).
Para el teatro es crucial un rasgo que comparte con la literatura: Aquello que bajo la impresión del fotorrealismo parecía naturalista en
no reproduce, designa. La imagen reatral tiene, por así decir, una el teatro ya desde los años setenta, representa también una forma de
densidad menor, presenra grandes lagunas allí donde la imagen desrealización, no de perfección de la reproducción. \Terner Schwab
fotográfica carece de ellas. En este sentido, se puede aplicar aquí la escribió obras en las cuales, bajo un ambiente de depravación, la
difcrenciación enrre película y rexto que constara Adorno: ul-a menor estrechez de miras y el aburguesamiento de la vida cotidiana descrita
de modo c¿rricaturesco dan a luz una violencia vacía de sentido,
6" Sar,naNs*, R., Goethe-Schil/er:
Ilrieftuechsrl. Hamburgo: Fischcr Biicherei,
1961, p. 271 led. casr., (ioethe 7,\chi/ler: historia de una artistad. Barcclorra:'lls- ('8
AooxNo, Th.'W. Minima Mordlia. Gesammelte Schrtfien 8d.4. Fráncfort, 1980,
quets,2011l.
r'7
p. 159 [ed. c¡st., Minirua Mor¿lia. Reflexiones desde la uidd dañad¿. Obra completa,
l[¡ídern.
1. Madrid: Akal, 2004, pp. 147-148).

ít{.1$ Teatro posdramático PanoramadeIteatro posdramálico ]$?


corro horror ritu:rlizaclo. [',1 gran realisrno dcscubrió el drarnu cn e n los dc¡rartilr]rcntos
lrr coticliarrid,rd dc l.rs vcrrclcclorcs t¡r,rc rralrajan
la cotidianidad aparentemenre exenta de acontccimientos, en la clc los granclcs almacenes deun modo que, a partir dc sus relatos y
conversación y en la vida monótona de las capas sociales más bajas. pec¡ueños conllictos, surge de pronto un deseo utópico. El cambio
El teatro, también el realista y el naturalista, se definió no solo por de la cotidianidad al absurdo aparece frecuentemente en estas formas
reproducir aquello descartabala buena sociedad, sino por eleuar y
<1ue teatrales hipernaturalistas: las vivencias o los eventos narrados se

superarlavida real mediante la forma del drama. El nuevo naturalismo vuelven cada vez más improbables y adquieren algo de lo cómico-
de los años ochenta y noventa ofrece situaciones que muestran una grotesco, como los textos de René Pollesch que se inspiran en el
decadencia grotesca y absurda. En el nuevo rearro existe sin duda estilo televisivo. A partir de las escenas cotidianas se desarrollan
una intensificación de la realidad, pero ahora dicha intensificación acontecimientos bizarros, como los de 'W'errer Schwab. 'Itndencias
se produce por abajo; es decir: allí donde están los rerreres, la escoria similares se pueden constatar en piezas de \üTolfgang llauer, Fr¿rnz
y todo lo que rebate el buen gusto, es donde enconrramos la cabeza Xaver Kroetz, Rainer W'erner Fassbinder (Katzelmacher, Libertad en
de turco, el pharmahós. Lo más bajo no es, como en el naturalismo, Bremen), Peter 'lurrini, Michel Vinaver y Michael f)eutsch, entre
la verdad, lo real que está por descubrir porque ha sido enmascarado otros. En este hipernaturalismo teatral sin dramaticidad lo que
y desplazado; lo más bajo es más bien lo nueuo sagrado, la verdad subyace bajo la superficie no sale a la luz a través de una dramaturgia
real que dinamita la norma y la regla. Se trara del dispendio en las de la revelación, ni es interpretado socialmente, sino que se revela en
drogas, la decadencia y la ridiculez. Los deliros que aconrecen en la éxtasis líricos y visuales de la imaginación.
banalidad de la cotidianidad burguesa adoptan el valor de lo otro, dela Jean Pierre Sarrazac ha empleado también el término hipernatura-
excepción, de lo monstruoso y lo inaudito, del éxtasis. Sin embargo, lismo en otros contextos. El actor y dramaturgo fiancés señala, con
sobre la base de esta cdrg/l de realidad banal y trivial sería erróneo una intención crítica, que muchas piezas de teatro cultivan ur.r hipe-
ver únicamente un nuevo naturalismo; resulta preferible elegir el rrealismo más cercano a un naturalismo de segundo grado en el que los
término hipernaturalismo -en referencia al hiperrealismo utllizado por individuos pertenecientes a los estratos sociales más bajos se sentirían
Baudrillard- que designa una similitud no referencial de las cosas atraídos por el exotismo que ofiece el consumo6'). Sin embargo, el
consigo mismas, producida de forma multimedia e intensificada, y naturalismo, que ya fue mordazmente criticado en su momento por
no Ia adecuación de las imágenes a lo real. Brecht, se caracterizaba por ser en realidad un drama de la compasión
H,n la escena hipernaturalista, modelada por las secuencias ¡ por más que se cuestione este culto a la compasión como una emo-
cotidianas de la televisión y los medios de comunicación, puede ción sustitutoria (puesto que se exige un cambio social verdadero y no
irrumpir una uisión fantástica exenta de comenrario o interpretaciltn. lágrimas inconsecuentes), toda representación dramática contiene en
Emergen imágenes de deseo, utópicas y triviales, de una gran último término la den-randa implícita del con-: conmiseración, com-
intensidad. La estrechez de los alojamientos del subproletariado pasión, convivencia, conmoción por el destino fingido de la figura
e¡ Moeder en Kind [Madre e hijoJ -una realización escónica de la simulad¿r. que el actor encarlla. Ahora, sin embargo, en el lugar de una
compañía de teatro Victoria- se transforma en algo así como un dramaturgia trágica, grotesca o tragicómica -tal y como la practica-
cuento de hadas y ur.r alocado rerreno de ensueño pop donde las ron Friedrich Diirrenmatt y Max Frisch, cuando pensaron que solo
figuras individuales expresan sus anhelos más profunclos en canciones
y música rocb. Lothar Tiolle escenifica en Bl Minuten [Bl minutosJ
na, l9i3l , p. 178

"',Jrl Teatroposdramatrco Ddlordn a dol le¿tto po\dramdlrru J ,"..


la cornedia podía captar cl nrundo- sr.rrgc, dc un cléficir asonllrroso rr'nurrciu:r lu firrtnrr y ftrera trnu cxgrrcsirin aclccuacl:r clc un senticlo
de pathos y conmiseración, una d.epathisationTo en la exhibición de /¿ dc la vida afligido, pcro también dcscspcradamente exultante. Este
uida más baja. Se impone la palabra cool parala caracterización de todo teatro irnitó y refle.jó los omnipresentes medios de comunicación
un género de formas teatrales. La tendencia al juego con la fialdad es con su sugestión cle la inmediatez pero, al mismo tiempo, persiguió
un rasgo significativo en el teatro posdramático. Nos tropezamos con- una forma de lo sub-público en la que se hicieran perceptibles la
tinuamente con una tendencia a la désinuolture y ala distancia irónica melancolía, la soledad y la desesperación tras la ostensible alegría.
y sarcástica. La indignación moral no riene lugar donde se la espera y Esta llamativa variante del teatro posdramático sigue inspirándose
falta el acaloramiento dramático, aunque la realidad se reproduce me- en los patrones del entretenimiento televisivo y cinematográfico, y
diante rasgos manifiestamente dificiles de sop<-rrtar. En cualquier caso, lrace refererrcia, sin tener en cuenta la calidad, a las splatter mouies,
sería demasiado simple moralizar esra observación y concluir que los la publicidad, la música disco y el patrimonio cultural clásico;
artistas de teatro son socialmente insensibles. Sería superficial, asimis- registra, al mismo tiempo, los estados de ánimo de los especradores,
mo, afirmar que la carencia de una sátira social más precisa en el teatro especialmente los jóvenes que se caracterizan por oscilar entre la
se deriva de la ceguera propia de
todo un mundo ideológico de pen- resignación, la rebelión, la tristeza y su deseo de intensidad vital y
samiento y sentimiento creado por la pequeña burguesía7r. El nuevo de felicidad. Estas fonnas teatrales, que a menudo dificilmente
teatro se debe más bien concebir desde la perspectiva de la amplia vir- siguen siendo teatro, podrían responder al sentimiento básico de una
ualización de la realidad y de la masiva penetración de la red mediática carencia infinita de futuro, que ni siquiera se puede ocultar con la más
en toda percepción. Ante el poder y la propagación masiva difícilmente forzada afirmación de la diuersión. A pesar de los cambios políticos
evitable de la realidad mediatizada, la mayoría de los artistas no ven a nivel mundial desde 1989, parece que las artes son incapaces de
otra salida que probar (injertar) su propio trabajo en los modelos exis- oponerse frontalmente a la condición estática de lo social y solo la
tentes, en vez de asumir el intento aparentemente desesperanzador de abordan por medio de una actitud de desviación y alejamiento. Esto
otras formulaciones completamente distintas o divergentes. Si tenemos crea [a base para el cool fun como tendencia estética más virulenta.
en cuenta que el cliché mediatizado se cuela en cada represenración, F.n vez de acciones dramáticas, tiene lugar aquí la imitación lúdica
podremos entender que tampoco se puede llegar demasiado lejos con de escenas y constelaciones provenientes de la novela negra, las series
la seriedad. Cool resulta, por ranro, el nombre utilizado para hacer refe- de televisión o las películas en las c1ue, cuando sucede la action, es

rencia a la emotividad que ha perdido sú propia expresión; de tal modo para mostrar su indiferencia. El teatro refleja la desintegración de
que, a partir de ahora, todas las emociones se presenran entrecomilla- la experiencia en minúsculas porciones de tiempo y estímulos, así
das y toda emoción que anres podía mostrar el drama debe pasar por el como la preponderancia de la experiencia transmitida de forma
filtro irónico de la estética del cine y de los medios de comunicación. multimedial.
La diversión ffun) se corresponde con la propensión constante a
B. Cool fun Ia parodia, una tendencia que ya se podía observar en el teatro del
En los años ochenta y novenra la nueva generación de artistas de absurdo. La parodia ha servido siempre como un medio de apertura
teatro buscó casi con violencia una cualidad real que provocara una del proceso teatral, sobre todo cuando se pretende hacer retornar
el teatro desde el estatus de objeto a la experiencia de un proceso
7')
Ibídem, p. 179. comunal, que al final no permite distancia interpretativa alguna. Se
'' Il¡ídcm, p. 175 y s.

ü11$ Teatro posd ra mático Panorama del teatro posdramático tüt\


trat¿r Llc Lrna vlrriante de las firrnlas clc intcrtcxtualirlrrrl rlilc'rcnciadas l.rr bkx¡trts tlc vivicrrrlrts, prttios irttcrirtrcs y l)irtqtles illtlttstrielcs

individualmente por GcncttcTr. Al apclar al conocimiento de otros ,r[rand,rnl.los se encucntran lugares que son 7-or]as de tránsito: a dccir verclad

textos (imágenes, sonidos) y al confirmar la apropiación paródica por se trat¿r de lugares habitables pero, a[ mismo tiempo, de galerías, bares y

medio de la risa, el público es teatralizado (el cabaret y la comedia s¿las de bappening. Estos clubes y lugares de encucntro son instalacioncs

viven, del mismo modo que el coolfun, de esta forma de interacción). clímeras que rehúyen el mainstream, idilios de retiro. Se manticnen mientras

La risa permite entonces dejar abierto el grado de distancia respecro a la diversión perdure en e[os7].

lo citado. Naturalmente la referencia al mundo vital ya está inscrita en


el más simple acto de la recepción (yo reconozco únicamente lo que Las formas de expresión de la cubura de club unen nla cultura
ya encuentra un esquema análogo en mi horizonte cle experiencia). trivial clc la mayoría acomodada con los productos para la masa,
No obstante, desde el punto de vista de la estética teatral lo que cuenta la publicidad gráfica socialista y las antiguallas barrocas, con
es si este hecho se encuentra actualizado, si enla intención estética Superman y la hz de las candelasr. Se concilian, de este modo, el
y en la percepción del espectador la inclusión del propio horizonte hitsch ostentoso, la solidaridad con el gusto de las masas, la rebelión
es explícita o solo latente. El espectador persigue un recorrido de y la sed de diversión. La mayoría dc las veces no tienc lugar una
y contracitas, bromas internas, motivos del cine
alusiones, citas y acción al nivel de la realización escénica; rnás bien se acentúan
de la música pop, un conjunto de retazos de cpisodios rápidos, a situaciones casuales e irrelevantes:
se escogen fiestas, sbows de
menudo minúsculos: irónicamente distanciado, sarcástico, cínico, televisión, cncuentros en la discoteca y, a partir de tales situaciones,
desilusionado y cool en el tono. Es preferible aceptar el retruécano sc cuentan fantasías, experiencias, anécdotas y bromas. Mediante
más simple a la insufribl e seriedad falaz de la retórica pública y oficial. proyectores de diapositivas, fbtografías, escenas, diálogos actuados,
René Pollesch, Stefan Pucher o el grupo Gob Squad son ejemplos vídeos y grabaciones de soniclo, elementos del show y narraciones
alemancs e ingleses de este espíritu de indagar obstinadamente en las se logra la presentación de todo tipo de elernentos que van desde
conexiones contemporáneas de la tecnología multimedia y los actores la trivialidad agresiva a la inteligencia marginada. El colectivo Gob
en vivo (Liue-Abteurez). El teatro de todos ellos Formula sueiios en Scluad, procedente de Nottinghanl, no solo actúa en teatros, sino
l'na quietud uertiginosa, en palabras de Paul Virilio, que, sin contexto también en oficinas, galerías y aparcamientos de coches. Su estética
dramático, operan de modo asociativo y lirico-pop, comc¡ los textos ioven y urbana refleja tanto la proximidad como la distancia que
de Rolf Dieter Brinkmann que han sido varias veces llevados a escena existe entre las personas de modos a menudo desconcertantes. En
por Stefán Pucher. Close Enough to l{ks [Su/icientemente cerca Paftt besarte] los actores se
L,n este teatro tiene lugar un reflorecimiento de la culturd de club encuentran encerrados en una habitación rectangular tras un espejo
(club-cubure). Suelen ser nuevas ltormas teatrales escenificadas como si que es transparente solo de un lado, a través del cual se presentan a
se tratara de una sala de estar en la que la representación se desarrolla sí mismos de modo divertido y desesperado para el público que se
entre amigos y conocidos y cuya distribución favorece el contacto encuentra fuera. Se trata, si se quiere ver así, de un teatro radicalmente
directo con el público. épico, con la diferencia de que no existe un autor, sino un cierto
número de personas comunes ! corrientes, escas'tmente caracterizadas de

7'Cfi'. Srnsnl¡n, S. uPopminren in der Bühr.rcnburg,. En Sprr, nírm. 11, 1998,


I CeNnlrn. (1. hllimpsestes L¿ littér¿ture du sennd degré. l)arís: Seuil, I 982. pp. 80-t12.

i ¡i Teatro posdramatico Panorama del teatro posdramático lil li¡


modo individual c1ue, por medio de tn ¡>a¡tel en un mrrndo cscénico llrr (iyut. l,a nrayoría clc las vcccs sc inc<lr¡ror:r trn¿ lúdica auto-
ficticio, despliegan temas y gestos alimentados y transmitidos a tr¿rv¿'s arncnrlz.ao una auto-transformación: todos los actores llevan lentes
de una percepción medial secundaria. La diversión implacable tiendc de conracro distanciadoras de color azul intenso (como ocurre en la
a la exhibición sarcástica e irónica de la obscenidad, la violencia rcalización escénica sobre el embustero Peer Cynt) o aspiran helio
cotidiana, la soledad y los deseos sexuales, unidos con la citación en los pulmones, con 1o que las voces de pronto se tornan grotescas,
irónica y manida de la cultura trivial. En este sentido, son dignos o hacen explotar en el propio cuerpo pequeños artefactos, como si
de mención los proyectos de la gente joven lormada en la escuela de fueran llevados por actores de cine, para simular impactos de bala.
Estudios Teatrales Aplicados de Giessen (Hesel, Alemania), en los Especialmente en Holanda y Bélgica se ha formado una cultura
que confluyen la elaboración colectiva y el ambiente cool. Del mismo tearral de gran vitalidad compuesta por grupos que también actúan en
rnodo, esta combinación de situaciones teatrales con la .ioven cultura los grandes teatros y centros culturales y son vistos al mismo nivel que
del club se da en grupos como Showcase Beat Le Mot. El teatro se los teatros convencionales. Son en su mayoría actores y espectadores
excede o se rebaja a través de formas de contacto, como en She She jóvenes que se reúnen en grupos como Dito Dito, t'Barre Land,
Pop, donde se negocia lo que se debería actuar; en Hautnah /Mryt Tbneelgezelschap Dood Pard o Theater Antigone. Las realizaciones
cercaJ, de Felix Ruckert, los espectadores inicialmente se reÚrnen en escénicas se caracterizan por una mezcla entre atmósfera de teatro
una atmósfera semejante a la de un bar, en la cual cada uno elige a escolar, ambiente festivo y teatro popular. Los actores deambulan
trn bailarín que danza esta bautnal¡ fintimidad] exclusivamente para sosegados por la escena, se susurran entre ellos, lanzan miradas al
ellos, en habitaciones separadas, con lo que quedan implicados en público, se murmuran, parecen ponerse de acuerdo respecto a algo,
una interacción. quizá en el reparto de los roles... Bromas, dentro y fuera de la obra,
BAK-tuppen procedente de Rergen
Las veladas relajadas de la conversaciones privadas y un modo de actuar que no pretende
(Noruega) crean, por su parte, una atmósfera de participación ocultar la escasa profesionalidad dan lugar a escenas que pueden ser
intensa y afectuosa, porque hacen un teatro casi inuisible. El público interrumpidas de nuevo. El uso de utillería, la actitud, el modo de
dificilmente puede adivinar de qué se trata, pero la apariencia hablar (todos los actores muestran sus personajes, raramente insertan
personal del trabajo logra articular una situación que establece una escenas estilizadas e identificatorias) evidencian que la realización
comunicación teatral particular en*elos niveles públicos y privados. escénica está dirigida a[ público en todo momento. El texto dramático,
Los momentos de un diletantismo aparentemente improvisado (por fragmentado actuado con el fin de que se adapte al mundo de
y
ejemplo, brincar más que bailar), el contacto visual con el espectador, experiencias que perciben los jóvenes, se usa rigurosamente como
las interrupciones de la actuación, la proximidad con el público material para representar las propias preocupaciones -por ejemplo, un
producida a través de una aparente carencia de profesionalidad conflicto entre rey y príncipe (una realización escénica de Enrique IV
y la casi total ausencia de una estructura que englobe las acciones de Shakespeare, escogida solo a modo de ejemplo) se presenta como
hacen surgir un sentimiento de comunidad. La lkeratura únicamente un conflicto entre padres e hijos. El objetivo no es la apropiación
funciona como fuente de palabras clave, como en Germania. Tbd in de un texto clásico, sino, más bien, un teatro inofensiuo en cuanto
Berlin [Germania. Muerte en Berlínl (1989) de Heiner M;Ú.ller, Wenn acontecimiento social. Se reconocen aquí laboratorios de los cuales
tuir Tbten eru,achen [Al despertar de nuestra muerteJ (1990) de Ibsen parte una vitalidad extraordinaria: teatro sin drama (aunque se utilice)
o Peer, du lügst *Ja. [Peter estás mintiendo. -¡Sí!J(1991), basada en y sin el lastre opresor de la tradición de una rica literatura dramática

ll1J¡ Teatroposdramático Panorama deI teatro posdramático ür§;


(c.rrt. cs el cas. clc Aler,a.ia). I)clrcrírrrrr.s t¡rrizri l)r('g.llti.'ros [x)r n,rt,r[rlc prcscncia nrccliliticu [x)r trrltar cucsti()llcs ¡rolíticrrs rcflcjadas,
qué sería una obligación discutir csrc ripo clc flntirlcnr¡s si cs casi cle nlodo p«rco definido, cn representaciones que oscilaban entre el
indudable el hecho de que muchos de ellos no alcanzan a sarisfaccr show, el clisparate y la arenga política). Mediante una sofisticada
elevadas exigencias artísricas, como la profundidad
y la forma. La rrivialidad, las escenificaciones de Castorf relacionan el teatro con el
respuesta radica en el hecho de que esta búsqueda de modos de reportaje sensacionalista y la banalidad ¡ de este modo, articulan una
expresión y comporramienro, más allá de los convencionalismos, es rebelión -en ocasiones ridícula- que, sin embargo, se vacía cuanto
superior a la mayoría de producciones rurinarias, incluso teniendo más se aleja de los orígenes de la antigua República Democrática
en cuenta el mal funcionamiento de sus medios arrísricos; porque Alcmana. La farsa Pension Scbóller [La pensión Schr)ller] se acopla con
estas realizaciones escénicas, junto al placer manifiesto cn sus Die Schlacht [La batallalde Heiner Müller; en Golden fliesst der Stahl,
actuaciones, transmiten una intensa tristeza, conmiseración y cólera una novela ligera de Karl Grünberg, se insertó material textual de
ante determinadas condiciones sociales y expresan, de otro modo, el Wolokolamsb Cbaussee ICamino de Wolokolam.rá/ de Mülle r.
deseo dc comunicar. Así pues, alln rrarándose de arte mdlo, es mei<>r
te/ttro qLre el teatro arrística y técnicamenrc bueno. En la línea teatral 9. Teatro deI espacio compart¡do
que va desde el pop a la seriedad, más que en la rutina cualificada Una particular radicalización del principio no-mimético en el tea-
de l:r representación de los clásicos, se pucden esperar en el fururo tro posdramático se encuentra en el grupo Angelus Novus. Los traba-
nuevos modos de lidiar con el rearro (y con la literatura). jos perfectamente documentadosTa de esta compañía y -tras su diso-
Al volver lavista al rearro establecido que más se asemeja alaescena lución- las escenificaciones y worleshops de Josef Szeiler (por ejemplo,
antes descrita -me refiero a la Volksbühne de Berlírr-, se comprueba en Berlín, l-ondres, Tokio y Argos) se llevaron a cabo con el publico:.
que el teatro provisto dc todas las competencias artísticas tiene habla y lectura elaboradas de modo improvisado, presencia corporal
efectivamente la oportunidad, que no puede subestimarse, de rebajar sencilla e intensa de los actores en unll situación en la cual no existe
enérgicamente los estándares críticos. A través de la provocación diferencia entre escena y platea. En las realizaciones escénicas, enten-
explícita, el teatro logra imponerse no por su nivel cultural o dramático, didas como una continuación pública del trabajo de los ensayos (en
sino como un momenro en directo del debate pírblico. El trabajo principio los ensayos mismos también son públicos), los espectadores
de la Volksbühne de Berlín se rodea de una atmósfera de discusión puederr salir y entrar a voluntad. Aquí el aspecto relevante es el espa-
politizada, de delimitación y formación de compañías del mismo cio compartido.'este se experimenta y se emplea en la misma medida
parecer. Frank Casrorf escribió en el programa que acompañaba a su tanto por parte de los actores como de los visitantes y, en este senti-
escenificación Goldenfliesst der Stahl [El acero fluye doradoJ, que los do, es compartido por todos. Mediante la palpable concentración se

artistas de la antigua República f)emocrática Alemana, a diferencia origina un espacio ritual sin rito; permanece abierto, nadie es exclui-
de los posmodernos de la Europa occidental, se consideraban a sí do, Ios transeúntes pueden echarle un vistazo, visitantes, periodistas,
mismos «irónicos a pesar de todor; se trataba, seghn Castorf, de interesados van y vienen. En la producción Hamlet/Hamletmascbine
upolíticos fallidos, que hacían una contribución a la ideología fHamlet/Máquina HamletJ en Tokio (1992), realizada en un estudio
(especial mención merece en esre conrexro el Fenómeno de Christoph
7a
Schlingensief que, con sus acciones situadas en algún lugar entre el Mdshe und Kotburn,36. Enero/1990, 1-4; Hass, Azi'za. Theater Angelus Nouus.
Antikenmaterial VI. 'lod Hehto: H,tss, Aziza; Sz¿Il¿& JoseFy Wer-r-eunc, Barbara
des
pop, el dadaísmo, el surrealismo y el teatro multimedia, alcanzó una (eds.). Menschen-Mdterial. Die M¿ssnahme. Berlín, 1991; H¡ss, Az.iza (ed.). Hamlet'
M¿schine. TbkioMaterial. Berlín, 199 I .

Teatro posdramático Panorama delteatro posdramáttco 21?


de cine, Ia grar.r puerta de entrada pcrmaneció ¿rbicrta a la calle. [)ado trirrr:r cxrrl¡crrrcirin, cl tcatro de fosr:f'Sz.ciler sc ¡'rucclc cntcnrlcL corn<r
que el umbral, tanto en los ensayos como después en las realizacio- trn claborado clis¡rositivo prrrr rescetrrr cs¡recic'rs de la desaparición y
nes escénicas, podía ser atravesado en todo momento, se intensific<i dcl dcscuido por medio de voces, cuerpos, gestos y coreografía, para
la sensación del afuera y el adentro, la entrada y el abandono de la hacerlos resonar y conferirles una visibilidad enfática, para que sean
nave se volvieron palpables como acro, incluso como decisión del vistos con todo el cuerpo, con las posiciones y los movimientos que
espectador. La luz que llegaba al interior -diferente según la hora y el se realizan en el espacio, y no solo con el aparato visual de los ojos.
momento del día- entraba en la consciencia y colmaba el espacio con La acción tiene lugar únicamente como contenido de los textos
un momento de luz concreto. En este caso, nos encontramos ante un hablados y leídos: escritos épicos como la llíada de Homero, obras de
teatro abierto en el cual faltan roles, recursos escénicos y acciones, del Samuel Beckett y Heiner Müller, Bertolt Brecht y Esquilo. Aquello que
cual no se puede decir dónde tiene lugar realmenre y que, a pesar de se realiza de modo real y corporal es un repertorio de acontecimientos
todo, despliega una extraña intensidad. Para los acrores la acción de gestuales. No un mundo escénico según 1o
se pretende comentar
hablar, de leer, de improvisar sin trama, sin papel ni drama, supone que dice el texto, ni mucho menos reproducirlo; con tal de anular
un reto ya que no gozan del amparo de la escena, pues esrán expues- la separación entre el espacio de actuación y el de los espectadores, el
tos por todos los lados -también por la espalda* a las miradas, la teatro descarta uno tras otro aquellos juguetes que se han considerado
desconcentración, quizá también al estorbo y la agresión por parte de normalmente necesarios y propios de su estructura, especialmente la
visitantes impacientes o fastidiados. Sin embargo, fue asombrosa la acción, la actuación de papeles y el drama, en beneficio de acciones
paciencia del público japonés -totalmente sorprendido por la ausen- en gran medida improvisadas que apuntan a una experiencia de
cia de la trama esperada en el teatro-, que se esforzaba por encontrar presencia específica: la copresencia idealmente equitativa de actores y
un sentido a este acontecimiento tan peculiar: genre vestida de negro, espectadores. El carácter de una situación, en el sentido descrito más
que no actudbll, no hacía uso de los bastidore s, no tenía papel alguno, arriba, se pone en práctica mediante los siguientes factores: primero,
sino una disciplinada libertad de improvisación del rcxto Hamlet- el espectador debe convertirse forzosamente en parte co-actuonte
mascbine fMríquina HamletJ de Heiner Müller, realizado con pasaies del teatro. Cada individuo deviene espectador único para el cual los
en alemán, es decir, incomprensibles para ellos. Los fragmentos del actores y el resto del público son .ru teatro. En segundo luga¡ surge
texto fueron pronunciados individualmenre, coralmente, por muje- una aguda consciencia de la propia presencia: qué ruidos hace cada
res o por hombres, reconcentrados en ellos mismos, haciendo una uno, en qué constelación se encuentra presente para los demás, etc.
apelación general o dirigiéndose a un espectador determinado, dise- En tercer lugar, la proximidad corporal dc los actorcs conllcva quc
minándolo por el espaci¿. Es un teatro posdramárico del habla, am- cada uno entre en contacto directo (miradas, intercambio de miradas,
bién de la lectura del texto, de voces, de minimalismo teatral. Con- posibles contactos físicos fugaces) y en este contacto se experimente
tiene una anacrónica concentración en el texto, correspondiente a la una esfera peculiarmente subdefnida que no es ni totalmente pública
aremporalidad del propio rearro, y una extraña reducción del mismo. ni totalmente privada. La sensación inmediata de una comunicación
Los mínimos motivos de la voz, del cuerpo, del espacio, de la dura- cuestionable, motivada espacial y corporalmente, genera [a reflexión
ción del tiempo rebaten la magia de lo ilusorio ¡ desde esre punro sobre formas de comportamiento y comunicación interpersonal.
cero, permiten que surja una teatralidad distinta. El amor secreto del Finahnente, queda en ellas un espacio para la participación no solo
teatro está destinado aquí a la arquitectura: haciendo uso de una mí- automática sino también personal, dirigida a un fin: Ios espectadores

11fi Teatroposdramático Panorama deI teatro posdramático n1$


pLledcn decidir segtrir a Lln actor en su rnarcha a crinrurrr lcnta, a vcccs csl)ccta(lor no solo clc nx¡clt¡ voluntario: c()nlo tlll rebailo la gcrttc se
hay tcxtos que posibilitan que el público inrervenga y lea, etc. Texro, csl)arcc continuamente a un lado y al otro cuando carros macizos
cuerpo y
espacio crean una constelación musical, arquitectónica y rucdan a través de la multitud apiñada en una carpa. Unas veces el
dramatúrgica que resulta de la combinación de momenros predefinidos pírblico es empujado hacia un espacio estrecho, otras abandonado sin
e imprevisibles. cada uno de los que se encuenrran en el teatro siente la orientación alguna. En el teatro surge una atmósfera claustrofóbica
presencia del otro, sus ruidos, su posición en el espacio, el sonido de sus que puede recordar a situaciones de una manifestación callejera
pasos y sus palabras. Se incira al espectador a ser precavido, caureloso y violenta. Bruscamente, uno es apartado a un lado para hacer sitio a una
considerado respecro al conjunto de la situación, a presrar atención al acción, asediado por varios lados por los actores y los otros asistentes.
sile.cio, al ritmo y eLl movimiento. De este modo, al entender el teatr. Música y tambores ensordecedores, luces y ruidos estridentes, efectos
como situacióz es cuando este da, al mismo tiempo, un paso hacia pirotécnicos rodean al espectador, que llega a temer por la integridad
la disolución y la intensificación de la teatralidad. Esto enlaza con las de los actores ante sus acciones aparentemente brutales.
tentativas desarrolladas durante los años sesenta y setenta, en las cuales Sin embargo, la sensación de amenaza desaparece con el tiempo.
empezaban a imbricarse los roles de los espectadores pasivos y de los Uno observa que también las acciones aparentemente arriesgadas
acrores acrivos, y radicaliza de un modo sereno la responsabil¡dad del y peligrosas, como la mencionada conducción de carros entre los
espectador respecro al proceso teatral que contribuye a formar, pero asistentes, están meticulosamente controladas. En estas situaciones se ha
que también puede llegar a enrorpecer e incluso a destruir mediante abandonado la idea general del espacio teatral de tiempos anteriores; el
su comporramiento. La vulnerabilidad del proceso se convicrre en su cuerpo del espectador deviene parte constituyente de la escenificación.
razón de ser y cuestiona las normas del comportamienro cotidiano. Es indudable que se trata de teatro, no de una manifestación o del
En Fabre, la responsabilidad constitutiva de todos los participantes inicio de una pelea callejera, e incluso se puede identificar una serie
respecro al teatro -también de los espectadores- se queda en una de temas en los acontecimientos enigmáticos de una escenificación
dimensión virtual; uno permanece espectador y debe rendir cuentas de La Fura: poder, abuso de dominación y subordinación, autoridad,
solo consigo mismo sobre su propia participación en el aconrecimiento terror y violencia. Por ejem¡rlo, una obra como MTM está estructurada
que está sucediendo. Aquí, en cambio, el teatro ofrece prácricamenre de modo preciso: prólogo, cuatro escenas de pode¡ epílogo. En cada
a todo espectador la posibilidad de perturbarlo sensiblemente o de escena hay un punto culminante y cada uno de ellos termina en los
imposibilitarlo mediante actos insensibles o incluso agresivos. llamados nexos-cataclismos, catástrofes que crean un espacio vacío para
La distancia estética alcanzó un nuevo mínimo en las primeras las escenas siguientes. El tema se elabora de modo mítico o poético y
realizaciones escénicas de la compa',,ía La Fura dels Baus. Mientras difícilmente es político en un sentido explícito. Muy distinto fue el
que en Madrid los tearros subvencionados y privados .iugaban caso del Living Theatre, donde la interacción con el público era directa
un papel dominante, en Cataluña se podía observar, ya bajo la y abiertamente política; involucraban a la gente en discusiones que,
dictadura, una inrensa vida de compañías indeper-rdientes como Els como en el caso de las bullas escenificadas por los futuristas, también
Joglars, Els Comediants y la ya citada I-a Fura dels Baus, que fueron llegaban a las manos. Mientras que Martin Esslin vio ya en ello una
internacionalmente conocidas. La Fura es con seguridad un caso problemática manipulation of reali4,7t y un borderline ctse, respecto
extremo, pero en los extremos se puede leer también Ia dialéctica
oculta de las formas teatrales más moderadas. Este teatro incluye al
'5 Flssr-rN, Martin. An Anatoml oJ'Drama, op. cit., p.93.

8n0 Teatroposdramático P¿no ama deI te¿lro posdr¿malr, o 2t'l


o no, rlcstlr'('n(()r)(Ls estc I¡lL
a si continuaba tratlintlose clc tcatro rnucrtc clc su hcrrnano, todo ello dc pic sobrc un ¡rtrpitre (de hcclro,
convertido el límite fronteriz.o entre Ia realizaci(in csc('nica y lu escrilri<i ól mismo cl texto). Un ejemplo extremo es la pieza Criaturas
situación en una regla. uiolentas/Roy Cohn/Jack Smith, de Ron Vawter, una representación
descrita como un solo de telttro en el que el brillante actor del §looster
10. Sotos teatrates, monótogos Group -ya marcado por el sida, a causa del cual moriría poco
En las últimas décadas, muchos directores han transformado dramas después- interpretó sucesivamente al reaccionario americano Roy
clásicos o textos narrativos en monólogos, como es el caso de Klaus- Cohn ¡ después, a uno de los homosexuales más famosos de la escena
Michael Grüber (Fausto, monologado en 1982, coincidiendo con el de San Francisco. También salta a la vista la preferencia del \Tooster
Año Goethe, en colaboración con Bernhard Minetti; El relato de la Group por los text<¡s de Eugene O'Neill, ya de por sí con tendencia
siruiente Zerline, de Hermann Broch, con Jeanne Moreau y Hanns al monodrama, como El emperador Jones o El mono peludo.También
Zischler como oyentes mudos en la penumbra) o de Robert'\X/'ilson se podría hacer referencia a las versiones que Heiner Goebbels realizó

(Hamlet, un monólogo, de 1994; Orlando, de Virginia \Woolf, con Jutta en su día de los textos de Müller (por ejemplo, Prometheus o Oder
Lampe en Berlín e Isabelle Huppert en París). Numerosos intentos de die glüchlose l.andlung [O el desafortunado aterrizajefl, así como a

teatralización de, por ejemplo, los monólogos de los persona.jes como numerosos traba.jos de gente joven que se dedica actualmente al teatro
F,lse (La senorita Eke, de Arthur Schnitzler) o Molly Bloom (Ulises, en toda Europa. Para redondear la imagen bastaría, sin embargo,
de James Joyce) testimonian el deseo de recabar textos de la tradición con advertir que el diálogo, incluso allí donde todavía esrá presenre,
literaria para una forma teatral monologada. O bien se presentan a menudo se priva precisamente de aquello que el autor de teatro
actores que actúan individualmente o recitan todos los papeles de producía tradicionalmente con su ayuda: la tensión eléctrica dirigida
una misma obra, aunque en este caso no son monólogos en sentido hacia la respuesta y la progresión.
estricto, sino teatro elaborado de forma monologada. Ejemplos al Uno de los trabajos más famosos de Robert '§7'ilson, Hamlet, un
respecto son Pentesilea, de L,dith Clever, o La Marquesa de O, ba]ro monólogo (estrenado en 1994), es uno de los ejemplos más reveladores
la dirección de Hans-Jürgen Syberberg; así como, Marisa Fabbri en de la interferencia absoluta del nuevo lenguaje teatral -cercano
Las bacantes, de Eurípides, ba.jo la dirección de [,uca Ronconi (1976- al performance art- y del nivel textual del drama -convertido en
1979), su mentor durante años. Finalmente, parece evidente que estructura monologal-. La realización escénica se sitúa en una
determinados innovadores del teatro como Jan Fabre, Jan Lauwers larga tradición de interpretaciones monodramáticas del drama de
o Robert Lepage, junto a la tendencia teatral del tableau, buscan Hamlet que remarcan con frecuencia el predominio del monólogo
repetidamente la estructura monologal para escenifi car solos pensados en la obra shakespiriana, relacionándolo con el carácter que refleja
para intérpretes determinados. Como ejemplos podemos citar Las elprotagonista. En este sentido, Mailarmé consideró Hamlet
agujas y el opio, de Robert Lepage, o Cuatro ltoras en Chatila, de Jean como una posibilidad ejemplar de un teatro lírico y monológico;
Genet, donde [a forma deviene un medio para discursos directamente Hamletmascbine, de Müller, desmembró el drama en monólogos.
políticos. En 1992 Jan Lauwers escenificó la autopresentación de su Wilson interpretó a Hamlet -y a algún otro personaje principal de la
actor, Tom Jansen, bajo el título Pena, pena. En ella, Jansen habla obra- con un texto reelaborado, que se iniciaba con una de las últimas
al público sobre su vida y relata, con una sencillez anti-teatral, su expresiones del personaje, probablemente elegidas para comenzar
infancia, la pérdida de su virginidad, su familia y, finalmente, la porque cafacteriza el teatro de \üTilson: uHadI but time (as this Fell

fr3* Teatro posdramático Panorama deI teatro posdramático [ü3


scrgcant, death, is strict in his arrest). O, I could tell you - llut lct it psirol«rgí:t y ¡:rocsíu, [)('11) cll la t¡trc tartr[rii'n clciti csp:tcio prtra tlttc l,t

[)ers()nil l{obcrt Wilson pudiera mostrarsc y preselltarse.


be...r7t'. El monólogo de \Tilson se puede considerar como rcflcxión l)cro, ¿t1tró
y memoria de un Hamlet al borde de la muerte, organizado a modo significa formalismo cuando alguien se refierc a él del modo en que lo
hacc \üTilson?: uFormalismo significa contemplar las cosas desde una
deflashback; una reconsideración épicoJírica de su propia historia que
ocupa el lugar del desarrollo dramático. La meticulosa reelaboración distancia; como un pájaro que desde la rama de su árbol vislumbra la
del texto, realizada por \X/olFgang \X/ien, evidenciaba que no se trataba vastedad del universo: ante él se extiende el infinito, cuya estructura
realmente de la historia dramática delo vivido y lo no vivido por temporal y espacial puede, a pesar de todo, reconocerrTT.
Hamlet sino que, más bien, consistía en un proceso de reflexión y Jan Kott compara el gran monólogo en los dramas de Shakespeare,
cuestionamiento disfrazado de narración monologada (sin embargo, de un modo revelador y cquivocado a la vez, con un prirner plano
no es este el lugar para discutir si se puede leer o no el drama de Hamlet cinematográfico7s. Sin embargo, lo que aParentemente cumple una
precisamente bajo esta luz, o si la adaptación posdramática corresponde función análoga, es decir, el aislamiento del protagonista, tiene en
precisamente a su objeto). En el proceso textual se reunieron frases de realidad un sentido casi contrapuesto. [)e hecho, el monólogo teatral
Hamlct de distintas etapas del drama, y se mezclaron y combinaron ofrece una mirada al interior del protagonista, como a su modo
con los textos de distintos personajes, de modo que se iluminaban los hace el primer plano ciner.natográfico, pero lo que sobre todo ocurre
unos a los otr<¡s de una manera inusitada. Todo quedó unido a través en la percepción fílmica del rostro destacado en primer plano es el
de la voz de Wilson/Hamlet y de la música de Hans Peter Kuhn. La desmontaje de Ia experienciir del espacio. Como muestra Deleuzc,
actuación de \Wilson era de un extrañamiento tan desinhibido y tan la mirada del espectador de cinc experimenta LLn esPrtce quelquonque,

explícito, su entonación de diversas voces -sobre todo femeninas- w espacio cualquiera. El primer plano quiebra la impresión de

era tan preeminente, que la realización escénica podría igualmente realidad del continuum espacial. Mientras que el espacio cualquiera del
haberse llamado Robert Wilson. Performance en el espejo del personaje primer plano nos aparta de la realidacl y nos introduce más adentro
de Hamlet. El actor hablaba en distintas alturas tonales, graznando y del fantasma, en cambio, el monólogo de los personajes sobre la

con artificio, gruñendo y con falsete; tampoco faltaron los momentos escena refuerza la certeza de nuestra percepción del acontecimiento
cómicos, el tono declamatorio hasta la parodia o la cita a los estilos dramático como una realidad en el espacio del ahora, certificada
de actuación de actores de generaciones anteriores, que se alternaban a través de la ir-rclusión directa del público. F'sta transgresión de la
con un ritmo natural del habla. En cada momento el espectador era frontera del uniuersc, imaginario dramtítico hacia la situación real de
consciente de la citación fragmentaria del texto de Hamlet, que se teatro es 1o que conduce a un interés particular de la forma textual
utilizaba como material para el performer (Wilson aclaró también que del monólogo y [a teatralidad específica que va ligada a é1. No por
esta forma de presentar Hamlet era para él un asunto muy personal). casualidad ha surgido de aquí un rasgo del teatro posdramático cuya
Obviamente, se arriesgó aser demasiado uiejo para ello; efectivamente, esencia es lc¡ monologal. Se ofrecen monólogos del tipo más variado,
formalismo de su teatro retrocedió en los años noventa en beneficio
el se transforman textos dramáticos en monologales y se eligen también
de una expresión emocional más personal, en la que incorporó más textos literarios no teatrales para presentarlos en forma de monólogo.

7('«[...] si yo tuviese tiempo (¡ay!, anda pronta la muerte cruel en capturar su 7' \ü7rrsoN, R., citado en KEII-nn, H<¡lm. Robert Wilson. Regie im Tbeater. Fritnc-
presa). Podría yo contaros... Mas callemos,. En Sr¡erespnnna, §lilliam. Hamlet.Bar- ft,rt: Fischcr. l')q-. pP. 105 y ss.
celona: C)céano, 1999, p.205.
7s Ko.rt',
Jan. Sbakespeare heute.Rerlín: Alexandcr Verlag, 1989, p.
292.

E2¿i Teatroposdramátrco Panorama del teatro posdramático 225


L,tr tcatro pucde difcrenciarse crltrc un cjc irrrr:rc.scú'nico rlc
posrlrrrrrrritico la sitrracirin tcutrul rlcja clc ugrct]arsc nrcranrcntc u la
comunicación y otro eje ortogonal que designa la conrunicacitln
rcalidad aut¿)nonra cle la ficción drar¡ática para estimularla. Más bien
entre la escena y el lugar (real o esrrucrural) distintivo del
se convierte en una matriz en cuyas líneas de energía se inscriben los
espectador. Teniendo en cuenta el hecho de que la palabra griega
elementos de las ficciones escénicas. Desde esta perspectiva, el teatro
théaton designaba originariamenre el espacio de los espectadores
se enfatiza como situación, no como ficción.
y no todo el teatro, llamamos a este último el eje del théatron. Las
Una versión lógica del intento de hacer retroceder el aspecto
distintas varianres del monólogo y el apóstrofe al público hasta el
representacional del lenguaje en beneficio de su realidad teatral consiste
solo performativo tienen en común el retroceso del eie intraescénico
en reforzar su carácter de apóstroJe en el eje del théatron, mediante la
fente al eje del tbéatron. La diatriba del actor se acentúa enronces forma de un lamento, de una plegaria, de una confesión o, mejor, de
por encima de todo como una alocución al espectadot como un
úna ttutoítcasrlción o de :r:.:iros insuhos al ¡túblico. Pero no solo el discurso
discurso de la persona real que habla, y su expresividad se entiende
y la voz se aíslan, sino que también lo hacen especialmente el cuerpo,
más como dimensión emotiua del habla del actor que como expresión
la gestualidad y la individualidad idiosincrática del actor o pe(brmer,
de la emoción del personaje ficticio representada por é1. Con ello se
en el sentido de Mukaiovsky'; es decir, se aíslan con su exhibición en
actualiza una escisión laterute en el rearro: el discurso teatral ha estado
un marco particular dentro del marco general de la escena. Ya que no
siempre doblemente dirigido, intraescénicamente (al actor compañero
se trata simplemente de una continuación del monólogo como forma
de actuación) y extraescénicamente (al tltéatron). Partiendo de este
textual, es preciso emplear un neologismo para esta tcndencia del
doble carácter propio de cualquier tearro, el posdramático llega a la
teatro posdramático: se trata de monologías que pueden servir como
conclusión de que, en principio, debe ser posible llevar Ia primera
síntoma e índice del desplazamiento del concepto de teatro. Podemos
dimensión hasta el margen de la desaparición, con el fin de reforzar
hablar de monología como modelo fundamental del teatro cuando
la segunda ¡ de este modo, intensificar una nueva cualidad del teatro.
la presencia <Ie los que actúan y su contacto con los espectadorcs no
Si tenemos esto en cuenta, se vuelve problemática la concepción de la
son accidentales, sino concebidos como determinantes del proceso
semiótica del teatro, según la cual el drama como rexro teatral se basa
escénico. En este sentido, la monología quedaría fuera del ámbito del
siempre en la relación enrre dos sistemas de comunicación. Incluso
drama, que Northrope Freye definió como mímesis del diálogo.
se convierte en indispensable la idea de que el teatro como sistema
La mayoría de las investigaciones sobre el monólogo provienen de
de comunicación externo puede existir casi sin la construcción de un
la polaridad diálogo-monólogo en el análisis del drama y precisamen-
sistema de comunicaciónfcticio interno. Con frecuencia, y demasiado
te ignoran, debido a su percepción textocéntrica, la sutileza teatral de
precipitadamente, se suele descartar esre tipo de teatro al considerar
las monologías. Distinciones como umonólogo accional versus mo-
que udesde el punto de vista tipológico [...], esto solo puede hacer
nólogo no accionalr8" o la tesis según la cual la convención del mo-
referencia al género dramático si es denominado metadrama o
nólogo estilizrt el caso extremo patológico de que alguien hable consigo
lo que, a su vez, únicamente es posible sí el drama se
metdtetttro»7e;
mismo en voz alta como unaforma normal, se basan en el esquema de
concibe erróneamente como un drama escenificado. En el teatro
la representación más o menos realista de una acción dramática ¡ aun
cuando pueden hacer un buen servicio al análisis del drama, llevan a
En Prrs'rnt, M. The Theorl and Ana$sis oJ'Drama. Cambridse: Cambridge Uni-
7e
error en el análisis del teatro. Además, en gran medida el monólogo
versity l)ress, 1988, p. 248 led. casr., Tioría del drana: lectura I análisis de k obra
teatral. Pamplona: EUNSA, I 99 11.
80
Ibídem, pp.248-249.

f ?6 Teatro posdramátrco
Panorama deI teatro posdramático f,aY
parece inducir a interpretaciones formales prccipitaclas. l'ara la tcoría obscrvti cstc aspcct(), ¡ror cjen'r¡rlo, en las obras dc Mactcrlinck. l)¿ra
del teatro es improductiva, por ejemplo, la tesis según la cual el nro- el teatro posdramático es sintomático el hecho de que la estructura
nólogo, de acuerdo a la soledad que implica, expresa una fuerte inca- dialogal se suprime en beneficio de la monologaly coral. En un primer
pacidad de comunicación, o mejor dicho, úna comttnicación Pertur- momento puede sorprender que se afirme que existe una dimensión
bada'' o una alienación interpersonal. Desde el punto de vista teatral coral en el teatro de la modernidad que, ya desde hace tiempo y de
es más adecuado afirmar que, a la inversa, solo en el sistema dialogal forma manifiesta, parece haber abandonado el coro. No obstante, su
es reconocible el fracaso del acto de hablar como comunicación entre desaparición es quizás una realidad superficial que enmascara una
personas, mientras que el monólogo como discurso. que tiene como problemática más profunda y, en cualquier caso, es innegable que el
destinatario al público, intensifica el hecho de la comunicación -te- teatro posdramático lo ha recuperado como elemento estructural. Por
niendo lugar en el aquí y el ahora concretos del teatro-. De modo un lado, se escenifican coros de forma muy directa: en 1995 Gerardjan
inverso se podría decir que un teatro que, en el sentido de Szondi, Rijnders y Anatoli Vassiliev urilizaron simultáneamente el l-ibro de las
se retira completrtmenr¿ detrás de la cuarta pared y allí desarrolla una Lamentacion¿¡ del profeta Jeremías, en sus obras; para ello pusieron
fluida comunicación dialogal, contrarresta la comunicación en el rca- en escena un coro que hablaba y se movía, mientras plaíría y cantaba
tro. f)esde la perspectiva teatral se destaca otro valor de lo monologal súplicas, y que ocupaba, a menudo, el lugar del drama y del diálogo.
distinto del texto dramático. Obviamente, no debe inferirse de este Por otro lado, en la reelaboracilln de la tragedia antigua que tiene lugar
análisis que los monólogos no puedan representar bajo ninguna cir- dentro del teatro posdramático, desde Serbar.r a Griiber, se destaca la
cunstanci¿r Ia ausencia de comunicación; pensemos, por ejemplo, en dimensión coral. En este sentido, llama la atención el paralelismo
el monólogo fantasmal del viejo trillador en el lecho de muerte de entre el coro y el monólogo en la compañía Theatergroep Hollandia
su esposa' en Gust, de Herbert Achternbusch, estrenada en l9B4 en que, por un lado, escenificó tragedias antiguas (I'ersas, Las Tioyanas)
francés en el 'lhéátre de l'Est de París (TEP) y realizada por Joseph en las que enfatizaba el espíritu del coro y, por otro, ba.io el título
Bierbichler en 1985 en Múnich. En la línea de su monólogo Ella, Truee Stemmez, combinó dos solos a partir de textos de Marguerite
Achtembusch muestra, recurriendo a la soledad del monologar, el l)uras y l)ier Paolo Pasolini. En su teatro se rclacionan claramente
modo en que personas cotidianas se transforman en personas bíblica- dos motivos paralelos: la reducción al canto de lamentación coral y
m ent e at errado ras (Beniamin Henrichs). monologal y la recuperación del material antiguo.
Este interés paralelo por el coro y por el monólogo que observamos
'11. Teatro coraI en el teatro posdramático tiene un buen motivo. Desde sus inicios
[,a teoría sobre el monólogo ha aducido adecuadamente, junto a se observó la utendencia del monólogo a convertirse en un habla
la comunicación perturbada, otra razón para la monologuización del coralr82. Así, podemos observar cómo, desde Wallenstein Lager [El
ditíhgo en el drama: no solo un abismo infranqueable de conflicto, camprtmento de Wallensteizl de Schiller hast:r Dantons lod [La muerte
sino también LLn consenso mayor entre los hablantes impide lo dialogal. de Dantonl de Büchner, se rraza una línea coral a través de [a dramática
Los personajes ya no hablan tanto entre ellos sino que, por decirlo así, clásica. En este sentido, Bauer demuestra que, a diferencia del diálogo
hablan todos en la misma dirección. En un lenguaje así, que no es atado _.qte en presencia de más interlocutores mantiene un carácter
conflictivo sino aditivo, se impone la impresión de un coro. Szondi
82 ANcnpueyen, H. Ch. Zusc/t,tuer im Dr¿ma. Rrecht, Dürrenmatt, Handke.
8r Ibídem, p. 127. Fráncfort: Ather-ráum Verlag, 1971, p. 119.

¿aü Teatroposdramático Panorama deI teatro posdramático ,f.*$


(lu('cr) cl cor-«r llr rrrri<irl dc l¡s voccs llcva tanlbién a unlr alienacitin y
antitético-, cn Llna escena como el acto lV dc Dantons'lbtl (lrt úlrirn:r
'.t ut't (xtnruío literal de la voz. L,l coro erige una voz en la cual no se
escena en la Conciergerie de París) se origina más una polifbnía quc
un diálogo: los hablantes individuales contribuyen solo con estroFas a ¡ricrclen del todo las ondas sonoras de las voces individuales, pero estas
un coro colectivo de lamentaciónsr. De este modo, podemos afirmar pierdcn su integridad infalseable y pasan a ser un elemento sonoro
rnás de una voz coral nueva e inquietantemente independiente, que
que la monologuización y el coro están emparentados: allí donde
el drama emplea un gran número de personajes para describir un ni es individual ni tampoco únicamente colectiva de modo abstracto.
mundo particular, existe una tendencia a utilizar el coro en la medida La voz individual, aunque se la pueda percibir todavía, no puede
en que las voces individuales se suman a un canto conjunto, aunque despegarse ya del espacio de resonancia del conjunto de las voces

formalmente no exista un habla coral. Lo que la estética teatral corales ¡ a la inversa, el coro interviene en cada uno de los hablantes.

obtiene de este reconocimiento la tesis según la cual, en la era de los


El sonido distanciado de los cuerpos individuales flota, sin embargo,
es

medios de comunicación, precisamente aquellas formas lingüísticas como una entidad independiente sobre el coro: voz fantasmal
que rompen la coherencia dialogal del universo dramático, esro es, el
perteneciente a una suerte de cuer?o intermedio. Resulta aquí un

monólogo y el coro, pasan a ser consideradas los elementos centrales paralelismo interesante entre el coro y la máscara. Aquel que mira a

del teatro. un hablante experimenta de modo intenso la pertenencia del sonido


De manera análoga a la monología, el coro (teniendo en cuenra su al rostro individual. Pero, en cambio, aquel que escucha a alguien
cualidad de multitud) puede funcionar escénicamente como espejo enmascarado (o se escucha a sí mismo hablando tras una máscara)

y compañero del público. Un coro observa a otro coro tiene la impresión de que la voz parece estar desprendida de modo
¡ así, entra
en.juego el eje del tbéatron. Además, el coro ofrece la posibilidad de inusitado, separada de é1, perteneciente únicamente a la persona (la

manifestar un cuerpo colectivo que actúa en relación con lrantasmas máscara) y no a la persona que habla.

sociales y deseos de fusión. Es obvio que se requieren escasos esfuerzos


Fue Einar Schleef quien ligó la historia del drama moderno, en

por parte de la dirección para hacer que, ante la salida a escena de un general, al destino del coro. El drama clásico había desbancado
coro, el público piense en masas de personas reales, en clases sociales, al antiguo coro, especialmente al coro femenino. Para Schleef la
pueblos y colectivos. El coro niega formalmente la concepción de un expulsión de la mujer y del coro, la desaparición del coro de mujeres,
estaba estrechamente relacionada «con la expulsión de la consciencia
individuo totalmente desprendido del colectivo y desplaza, al mismo
tiempo, el estatus del lenguaje: ya se digan los textos coralmenre o trágicar, que solo se podría recuperar a través de la nreintroducción

por medio de los dramatis personae (que imponen sus voces no como de la mujer en el conflicto centralr, algo que en el teatro burgués
individuos, sino como parte de un colectivo coral), la propia realidad quedaba excluido, pues únicamente se consideraban las relaciones

de la palabra se experimenta de nuevo en la musicalidad de su sonido


entre hombres y coros de hombressa. En efecto, da que pensar que en
los textos de Heiner Müller la mujer y también el coro femenino se
y de su ritmo. l,a voz coral significa la manifestación del sonido no
desplacen al centro (Electra/Ofelia/Coro; el ángel de Ia desesperación
solo individual, sino de una pluralidad de voces ¡ al mismo tiempo,
presenta la unión de los cuerpos individuales en una multitud que y la traición como mujer; f)ascha, Medea, etc.). Con ello, estas

actúa como una sola fuerztl. Menos evidente es quizás el hecho de figuras femeninas equilibran el yo escénico masculino, que no se

constituiría sin su relación ambivalente con la mujer. Según Schleef,


tr Baur,n, G. Zur Poetik des Dialogs. Leistung und Formen der Gespráchsfiihrung in
der neueren deutschen Literatur. Darmstadt, 1977, pp.71 y ss. " ScuLnnr', E. Droge Faust Parziual. Fráncfort: Shurkamp, 1997, p. 10.

Panorama delteatro posdramático ü31


*§o Teatroposdramático
cl tlraltta Inotlcrtltt rorrrpiri con cl c«rro ilnti!lu() l)()r-tluc r¡rrt rírr olvirl:rr'
tltrc cxi¡ic unu prcscntrrcitirr clct¿llada etr los aspectos lttrditivos pcr«r
[a relación dc ir.rtercambio que exisrc cnrre cl colcctivo y el inclivicltro.
ctryo cstudio atcnto se escaparía del marco de esta panorámica, quc
El nacimiento del individuo burgués corró el cordón umbilical dc la
scñ:rla los aspectos más importantes de la estética coral sin considerar
realidad colectiva, con el fin dc poder erigir al sujeto burgués en toda
con detalle sus manifestaciones particulares.
su grandeza. De modo que para armar una nueva Forma teatral habría
l)esde otro punto de vista, las uel¿das de Christoph Marthaler -como
que ligar nuevamenre los restos y las figuras desplazadas, en las que
Murx den Europrier [Murx, o uLtll tr/tgedia europea] o Stunde Null oder
aún se conserva el modelo básico del eje coro/individuo. Así, muchos
die Kunst des Seruierens [La hora cero o el arte de seruirJ* se pueden
de los dramas clásicos alem¿rnes se podrían leer en el londo como
considerar también sintomáticas de una presencia coral de los actores
coros: Zos soldados, Los tejedores, [.os ladrones...t5. Según Schleef: ulas
exenta de drama. Sin embargo, en las obras de Marthaler además de
piezas alemanas modifican el motivo de la Última Cena, la necesidad
esta ausencia de drama resulta sorprenclente el principio de su pro-
de la droga [...], su uso por un coro y [a individualización de un puesta teatral, que funciona como una uarieté o un circo: el intcrés se
n'riembro del coro mediante la traicirinrs6. Desde esra perspecriva
manriene clespierto por medio de la sorpresa continua y el cambio de
Schleef observa en el drama la coexisrenci¿r dc una supresión evidente
enfoque. De este modo, Marthaler escenifica estructuras lírico-musi-
y la ccrntirruidad clandestina de lo coral; lee Fausto y Parsifal como cales en las cuales la lírica y las canciones escandan las salidas a escena.
obras sintomáticas en las cuales la droga funciona como catalizador
En su teatro no domit-ra una dinámica de secuencia y consecuencia,
(sangrc de la Última Cena er.r Parsifal, bebedizos, drogas mortales y
sino un mosaico, un girar alrededor de un tema que resulta siempre
drogas afrodisíacas, enrre orras, en l,austo). En la escenificación coral
novedoso. Thmbién es contra-dramática la fijación er.r los modos de
que Sclrleef realizó de El señor Puntila y su criado Matti, de Brecht,
comportamiento cotidianos de los seres humanos pertenecientes a la
únicamente el señor se manriene como figura individual. Así, del
pequeña burguesía: escenas de celos inconsccuentes, cleseos sexua-
mismo modo que Kanror salió a escena como director, E,iner Schlcef
les insatisfechos, agrcsiones periódicamente emergentes, reconcilia-
aparece sobre la misma como director y como Puntila; mientras
ciones lacrimógenas... Se trata cle un cosmos de la mediocridad, de
tanto Matti, el héroe positizo de Brecht, se vuelve masa coral. Como
hacer reconocible un estado mediante peqr,reñas acciones, que no se
reminiscencia de uno <le los temas predilectos de todas las tragedias
pueden modificar a través de colisiones dramáticas. El medio para su
burguesas -la y ambigua relación entre padre e hija-,
complicada
presentación es el coro social, el cual se apoya en voces individuales
se preserva el ejc dramático de la obra entre Puntila y su hija Eva
pero que no solo se une repetidamente cn un canto coral, sino que
(interpretada por Jutta Hoffmann).
también mantiene una cualidad coral mecliante la :rlternancia cons-
Las escenificaciones corales de Schleef han sido discutidas
tante de las voces. A nivel textual apenas aparecen relatos dramáticos,
extensamente y han sido objeto de una gran controversia. Su teatro
pero sí canciones, discursos y recitaciones. Las numerosas canciones
es el más explícitamente coral dentro del espectro posdramático;
corales que Marthaler introduce en sus obras muestran el ansia colec-
resulta muy ingenioso rítmicamente y es capaz de crear, a la vez, una
tiva por la armonía; sin embargo, las escenas consisten en pequerias
unión entre el coro hablante, el coro en movimienro y el uso del
malicias, torturas mínimas y extremas, miedos y fanfarronadas. En la
espacio. De este rnodo, Schleef ha creado un lenguaje teatral propio
predilección por las canciones populares se armonizan las tensiones y,

pese a sus interrupciones, el canto coral hace audible su belleza. Así, a


Il¡idcm, pp. l0 y ss.
"8('Ibídcm, través del coro, la escena deviene una iluminación musical y una s<i-
p. 7.

*3á Teatroposdramático
Pdnordmd dc lc.l ¡ posd'¿n'Jll{ o .¿1i
lida crítica ideológica, a lo que contribuye en gr¿lr partc Ia tlt,lJl-crllt sc lcí:ul cll tlll:t t¡licill:r tlt'rtsistctlci:t socilrl prtrrt l)r()v()cllr
Prcscrrcia
continua de todos los actores sobre la escena. El sisten.ra de cntradas .lc[.,etcs. l)cl rnismrl rnotlo, una accitin cctnto oñ'ccer comida graris

y salidas era caracrerístico del teatro dramático; en cambio, en esre para centcnares de necesitados, que de otro modo se reservaba para

caso se elige una presencia coral de todos los participantes, junto a la ayucla social, se escenificaba en las catedrales como una acción de

los cuales permanecen también en escena los actores no activos, y así teatro. Así, el teatro se involucraba en todos los procesos posibles de

aparecen todos como un coro social. Esta estrategia de escenificación la socialización, la pedagogía y la pedagogía terapéutica; el teatro se
se puede observar también en el nuevo tearro desde, por ejemplo, las realizaba con minusválidos o con ciegos, sin quc se pudiera discernir

escenificaciones de Chéjov por parre de Otomar Krejca, pasando por claramente si el arte se inspira en lo que le es ajeno o si se inscribe en

los Veraneantes de Peter Stein hasta llegar a Marthaler. la práctica heterogénea de otros ámbitos sociales- Efectivamente' en
el rranscurso cle esta acción y orfas similares se llegó a un serio debate

12. Teatro de Lo heterogéneo entre los participantcs sobre si los sucesos obscrv¿rclos pertenecían a él

En cada época el tearro define también a través del mcldo en que


se
o rro. El teatro posdrarnático es, Por su propia tendencia, theatre at
el factor delo beterogénea, inmanenre a é1, se percibe explícitamente y the uanishing point, corno señala Herbcrt Rl¿ru87. Actualiza su carácter

se convierte en tema. El tearro comprende como tal toda la escala de inherentc de fiesta, de reunión y de acontecimiento destacadamente
los trabajos, las actividades y las posibilidades de expresión humanas social, incluso político, pero también su cotlstitución como acción
in nuce, un mundo en pequeño. La técnica del sonido y la 6esta, la totalmente rcal, elaborándola rnedi:rnre recllrsos estético-tcatralcs.
danzay el debate, la construcción de la escena y la filosofía se unen en Así ptres, la forma telttro, qüe es escenificada, dinán-rica y temporal, sc

la práctica teatral. De este modo, una idea escénica se puede originar presenta como dlgo que rtcontece.

a partir de la combinación de una idea teórica; una circunsrancia


técnica, la expresión corporal de un acror y una imagen poética
pueden partir de una discusión enrre un direcror de iluminación,
un dramaturgo, un acror y un auror. Esta es la cualidad rizomática
del teatro esrrucrurada de un modo heterogéneo. En cada uno de sus
elementos esta cualidad apunra más allá del tearro, hacia la uida real,
pues el teatro es, al mismo tiempo, un acto artístico y una parte de
Ia vida cotidiana de una comunidad. su relación con la cotidianidad
existe en un sinnúmero de conexiones urbanas y políticas, lo que la
convierte en uno de sus temas básicos. Desde los años setenta el teatro
busca espacios de la vida para encontrar puntos en donde unirse,
como arte, a los rasgos de lo cotidiano e inspirarse en ellos. En los
años ochenta y noventa se refuerza la tendencia, no tanro de incluir
la cotidianidad en el arre rearral, sino de ocupar espacios públicos
con el teatro, forzando los límites que reconocen su carácter estérico
s' La expresión procedc de Herbert I)lu ei 'lhke up the llodies: Theatre at the vtn-
¡ a menudo, sobrepasándolos. Así, las piezas didácticas (Lehrstücbe)
Illinois Press, 1982.
ishing Point. Chicago: University of

Panorama deIteatro posdramático il).i


fi"\S Teatro posdramático
4
Performance

Teatro y performance

Un campo intermedio
El nuevo uso de los signos teatrales tiene como consecuencia la di-
solución de las fronteras entre el teatro y las demás prácticas artísticas
quc, como el performanca art, aspiran a una experiencia de lo real. En
este sentido, el teatro posdramático también se puede entender, en
relación con Ia noción y el ob.ieto del arte conceptual (ConcePt Art, qúe
floreció especialmente a partir de 1970), como un intento de concep-
tualizar el arte y no ofrecer una representación, sino una experiencia
intencionadamente inmediata de lo real (tiempo, espacio, cuerpo);
es decir, como un teatro concePtual (Concept Tbeatre)- La inmediatez
de una experiencia conjunta entre artistas y público constituye una
de las características Fundamentales del arte de acción; resulta obvio
entonces que cuanto más se aproxime el teatro a un acontecimiento
y al gesto de autopresentación de los artistas de performance, más
probabilidades tiene de originarse un terreno fronterizo entre ambas
prácticas. Asímismo, a partir de la década de los ochenta se observa
en el performltnce rtrt una tendencia a la teatralización que, como
señala Rose Lee Goldberg, se empezará a mostrar en artistas como
\Wilson y, entre sus sucesores' Lee ilreuer
Jesurun, Fabre, LeCompte,

#3?
(Oospcl tt (.lolonus, l9lJ4). t)c cste Inodo, sc llcga dur,urtc cstos rríros
llrcc n¿.1a, con cl firr rlc rcf i¡rz.ar [a infornración (ltlc stlrgc a travós clc stt
a una nueva confluencia entre ópera, petformance y tr:¿tro. (iolclherg
prescncia (por ejemplo, los auxiliares de escena en el teatro japonés). Al
menciona aden-rás a la compañía italiana Falso Movimento, [.¿r (laia
no estar incluido en un contexto de actuaci ón, el petformrr se sitúa aquí
Scienza, La Fura dels Baus, Arianne Mnouchkine y otrosr.
en un estado de non-matrixed acting. Para el siguiente nivel-s;ymbolized
El petformance llrt se aproxima al teatro mediante la búsqueda de
matrix- Kirby hace referencia a un actor que cojea como Edipo. Este,
elaboradas estructLlras visualesy auditivas, la ampliación mediática y
sin embargo, no inrerpreta la cojera, sino que un bastón colocado en
tecnológica y el uso de prolongados espacios de tiempo. A la inver-
sus pantalones le obliga forzosamente a ello. Así, que no finge su cojera,
sa, cl teatro experimental se vuelve más corto bajo la influencia de los
sencillamente reafiza una acción como resultado de un obieto que le
ritmos de percepción aceler¿rdos. Así, el teatro se deja de orientar al
conduce inevitablemente a ello. Cuando el contexto de signos se añade
desarrollo psicológico de la acción y de los personajes ¡ a menudo, le
desdefuera y se intensifica sin que el actor mismo los produzca, enton-
basta con realizaciotres escéuicas de una hora o mcnos de duración. (por ejemplo, en una
ces se puede hablar de receiued dcting escena de
En lo que respecta a las artes plásticas, el performance art se prescnta
bar hay algunos hombres en Lrna esquina.iugando a las cartas; no hacen
como expansión de la representación pictórica u objetual de la realidad
natla más que eso, sin embargo, se perciben como actores y pareccn in-
a través de \a dimensión del tiempo. Duración, instantaneidad, simul-
terpretar su juego de cartas). Cuando se alcanza una clara implicación
taneidad e irrepetibilidad devienen experiencias temporales en un arte
emocional y se añade una voluntad de comunicación, nos encontramos
que ya no se limita a presentar el resultado final dc su creación secreta,
con el simple acting (pof ejemplo, performers del Living Theatre avan-
sino clue v¿rlora el proceso temporal de la elaboración de una imagen
zan entre el público y declaran comprometids5; uNo estoy autorizado
como proceso teatral. l.a tarea del espectador cleja entonces de ser la
a viajar sin pasaporte», «No estoy autorizado a desvestirme», etc.). Las
reconstrucción mental, la recreación y el repaso pacicntc dc la imagen
declaraciones son verdaderas, no ficticias, pero se emplea una actuación
lija, y pasa a consistir en la movilización de la propia capacidad de re-
simple para ejecutarlas. Únicamente cuando se añade un componente
acción y de vivencia, con el ñn de llevar a cabo la participación quc se
de ficción se puede hablar de complex acting, de actuación en el sen-
le ofrece en el proceso teatral. El actor del teatro posdramático no suele
tido pleno de la palabra. Este nivel es aplicable al actor, mientras que
ser intérprete de un papel, sino, más 6ien, un pe(itrmer qtLe ofrece su
el performer a diferencia de aquel, se mueve fundamentalmente entre
presencia sobre la escena. Michael Kirby ha acuñado para ello los tér-
el simple dcting y el not-acting. fuimismo, para el performance drt, así
minos acting y not-dcting,.junto a una interesante diferenciación entre
como para el teatro posdramático, la presentación en uiuo (liueness) se
las transiciones que se desarrollan entre los dos, desde wafull matrixed
sitúa en primer plano: la presencia provocadora de los seres humanos,
acting hasta wa non-matrixed dcting:. Su análisis es muy valioso en
en lugar de la encarnación de un personaje. En este sentido, valdría la
primer lugar porque, más allá de las diferenciaciones récnicas, permite
pena realizar un estudio sobre cómo ha variado el perfil de exigencia de
resaltar claramente el vasto terreno que reside bajola actuación clásica.
los actores en las nuevas formas teatrales respecto al teatro dramático.
El extremo del not-acting remire a una presencia en Ia cual el actor no
E,n el transcurso de este libro se han ido mencionando algunos de los
aspectos más destacados de esta cuestión; por e.iemplo, la técnica de la
I GorosRnc, R. L. presencia o Ia dualidad de la encarnación y la comunicación, pero no
Art. From Futurism to the Present. Nueva York:
Performance
'Ih:rmes & Hudson, pp. 194 y ss [ed. cast., I'e(itmanrc Art. l\trcelona: L)estino es este el lugar para desarrollarlo con detalle.
200 1 l.
2
Krnev, Michacl. A Fbrmali.st Theatre, op. dr., pp. 3 y ss.

üliil Teatro posdramático r


Pertormance 1',r
Posicionamiento a través del perfonr)ance [,;r tlivisirin cntrc prcs('ntia y rcprcscntacitin, lo rcprcscntaclo y cl

El petformance ltrt, en sentido amplio, ha sido dcfinirlo c()l.rl() tlr)rl [)r()ccs() de re¡rrescntación, inrroducida en las fbrmas anti-ilusionistas
uestética integradora de lo vivor3. Una de las característic:rs firncla- y épicas dcl teatro, contenía nuevas propuesras de percepción pero,
mentales de las prácticas performativas (a las que no solo pertencccrl cn el fbndo, la posición del observad or (jiente a la escena) permaneció

las fbrmas artísticas) es lo que Gumbrecht denomina w'a producción intacta, incluso si se instaba al público a senrirse provocado, sacudido,
de presencia, la intensidad de una comunicación crtr/t /1 cdra que no movilizado socialmente o politizado. A los ojos de la modernidad, en
puede ser sustituida por los más avanzados procesos de comunica- el antiguo teatro de la ilusión onírica el grado de lo real no había sido

ción transmitidos por una interfaz. Y, del mismo mo<1o que el pefor- suñciente y así se llegó a las estrategias de ruptura de la ilusión. Aho-

mrtnce art refúta los criterios de la obra, en el nuevo teatro la práctica ra bien, este argumento que ponía el énfasis en la deficiencia de Io

de la realización escénica exige también una valoración estética no real podría retornar estructuralmente y situarse en contra del propio

pre-existente: el derecho a un posicionamiento performativo sin una teatro moderno. Aunque siempre ha sido reconocida la realidad de la

base sobre la cual representar. l,a validez del teatro no se deriva de un situación teatral, es decir, el proceso de relación enrre escena y públi-
patrón literario, aun cuando se pueda corresponder realmente con co, esta nunca ha sido el centro del teatro. Sin embargo, sí es nuclear

é1. Este hecho ha llevado, sin embargo, a una confusión considerable en la filosofía del petformltnce drt y supone un gran paso adelante
en los estudios literarios. En este sentido, \üfolfgang Matzat habla de hacia la pérdida de los criterios arrísricos que hacían referencia a una

un telttro teatral en los casos en los que el proceso de la actuación obra y que podían ser controlados y revisados con mayor facilidad.
en sí mismo aparece antes que el proceso dramático representado, Ctrando lo clue tiene valor no es ya la obra apreciable obfetiuamente
porque en ellos dominaría la perspectiua teatral; sin embargo, a pesar sino el proceso que se construye con el pírblico, enronces aquel de-
de escribir en 1982, solo menciona como e.iemplos, junto a la farsa pende de la experiencia de los mismos parricipanres; es decir, de una

y la commedia dell'arte, el teatro del absurdo. Y certifica el peligro circunstancia altamente subjetiva y efímera en comparación con la
de que en él se produzca un uénfasis extremo en la presentación obra sólidamente fijada.'lambién se vuelve imposible la definición de
teatral, que hace que el teatro parezca uextrañamente vacío [...]. lo que debería ser performancey dónde se establece el límite a parrir
Los acontecimientos presentados se vuelven significantes sin signi- del cual se trataría de un comportamiento meramenre exhibicionista
ficados, símbolos sin sentido, ya que no pueden ser llenados con un y espectacular. Por el momento, la respuesta no puede ser otra que el
contenido emocionalra. Sigue sin quedar aclarada la cr,restión de por autoconocimiento de los artistas: performance es aquello que definen
qué una realización escénica en su realidad propia no puede mostrar los que la practican. El posicionamiento performativo no se mide a

sustancia emocional alguna.'lales prejuicios, que son equivocados, partir de criterios previos, sino sobre todo por su éxito comunicatiao.
hacen todavía más urgente la necesidad de analizar de modo preciso No se pucde pasar por alto que el público ya no cs un resrigo im-
el desplazamiento de lugares y estructuras de comunicación teatral parcial, sino un compañero implicado en el rearro: es quien decide
en el teatro posdramárico. sobre el éxito de la comunicación. De este modo, surge una inevitable
proximidad con los criterios de la comunicación de mdsas. Este es el
reverso de la liberación del teatro hacia el posicionamiento de lo per-
r lSencx, K. «Materialit¡ M¿lterialisms, per/ormancer. En Guvsntctt'r, H. U. y
formativo que, a la vez, abre un amplio espacio de juego para nuevos
P¡r,r¡r¡K K. L. (e<Is.). M¿teri¿litias of communimtiaz. Stanfnrrl: Stanlord University
Press, 1994, pp. 258 y ss. estilos de escenificación. La realización escénica, que sisremáticamen-
" M¡tzxt',W. I)r¿menstruhtur und Zuschtuerrolle. Múnich: Fink, 1982, p. 54.

tt"^ü{i} Tealro posdramático Performance *,r}'I


te se inserta entre un pre-texto y una recepción, dcsplaza su peso lraciu
rlt'llr atrtotlansfil'nracitin, pcro cs Lur nr()nrcnt() (luc sc clcticnc cn cl
un.rbrel dc su absolutización. E,l actor quiere realizar momentos únicos,
el último de ambos polos. Considerado como una obra de represenra-
ción, como un producto objetualizado (incluso cuando es elaborado ¡rcrcr también repetirlos. Se puede negar a ser el doble de un personaje,
puede aparecer como actor épico qte hace untt demostr/lción, como actor
como un proceso), el teatro se debe convertir en acto y en momento
de una comunicación: un intercambio que no solo reconoT-ca la natu-
en sí o como performer, qLLe hace uso de su propia presencia como ma-
terial estético prin.rario. Ahora bien, pretende repetir el proceso como él
raleza momentánea dela situaciónTeatro -es decir, su carácrer effmero,
mismo al día siguiente. La manipulación irreversible del propio cuerpo
considerado tradicionalmente como deficiencia en comparación con
puede suceder en alguna ocasión, pero no es el objetivo. Si el performer
Ia obra duradera-, sino que además la corrobore como indispensable y
se ofrece como uíctima, si el público -a través de la experiencia de su
constitlrtiva para la práctica de una intensidad comunicativa.
participación- es culpabilizado y adopta el rol de víctima6, si la acción
pasa a ser automanipulación y sobrepasa el límite de lo soportable, se
Autotra nsf ormación
acaba llegando siempre a una analogía con los rituales arcaicos que no
Este estudio debe mencionar el terreno en el que se entrecruzan el
deja de ser problemática, ya que estos se llevan a cabo fuera de su anti-
teatro y el performlnce ltrt, puesto que esre perrenece al discurso del tea-
tro posdramático; pero no guo trasfondo de creencia mágico-religiosa. En efecto, el concepto de
se trata de llevar a cabo un análisis extenso
la autotransformación invita a considerar el suicidio en pírblico como
del arte de acción en sí mismo. La discusión sobre este enrrecruzarnien-
el purrto de fuga más radical del performance ttrt, un acto que ya no
to se centra en el desplazamiento siguiente: el teatro consistiría en que
los artistas representen, mediante materiales o gesros, una realidad que
esraría enturbiado por la mera teanalidad ni la representación y que
constituiría una experiencia real, radical, presente (e irrepetible). F,sta
transforman artísticamenre. En el performance art la acción del artista
reflexión no tiene ninguna intención sarcástica ni polémica. No se está
no se pone tanto al servicio de la transformación de una realidad exter-
cuestionando la autenticidad personal y artística de la filosofía del per-
na a él y de poder transmitirla sobre la base de una elaboración estérica,
como a la voluntad de una autotransformación5. El artista -que, en el formance art que no solo ha producido inusitados momentos en vivo,
sino que también ha modificado definitivamente el pensamiento sobre
arte de acción a menudo resulta ser una mujer- organiza, ejecuta y ex-
hibe acciones que afectan a su propio cuerpo. Si este
el arte. Habría que señalar aquí la diferencia en el punto de partida
se utiliza no como
respecto a la relación entre el arte y la vida real: ¿se mantienen, aun-
sujeto de la actuación, sino, al mismo tiempo, como objeto) como
material significante, tal proceder anula enronces la distancia esrérica que radicalmente reducidos, la distancia estética y el principio de la
acción estética o no? De hecho, en el trasfondo de la cuestión sobre la
tanto para el propio artista como para el público. Chris Burden -quien
autotransformación radical en el performance drt y el teatro subyace Ia
se dejó disparar en Shoot [Disparo, 19711*,Iole de Freitas o Gina Pane
opción ética. Roselee Goldberg cita una frase de Lenin (l): nla ética es la
-que en 14 hot afiernoon
IUna tarde calurosa, 1977) se laceró la punta de
la lengua con una cuchilla de afeitar* promueven el cuestionamiento estética del futurorT, que inspiró el título de una performance de Laurie
Anderson en 1976, Ethics is the Aestbetics of the Few(ture).
del estatus de la diferencia estética ¡ sobre todo, la posición en la que
se coloca al espectador. En el momenro en que la autotransformación se

convierte en el valor principal, el teatro llega a una conclusión distinta '' RosnNrHar-, R. cit. en Frscner-LlcH'r'r, E. y Rtr.riv, J. Tbe Show and the Gaze of
Tbedtre: A European Perspectiue. Iowa: University of Iowa Press, 1 997, pp. 256 y ss.
a la del arte de acción. En el tearro también se puede llegar al momenro Véase también la discusión sobre el tema que se aborda cn todo el libro.
7 Goronenc, R. L. Performance Art, op. cit., p. 172 Art,
led. ctst., Pe(brmance
op. cit.).
'ALvH<rrEn, F-. Pe(brmaru'e Art, o¡t. t'it., p. 44.

Performance AS
It+:,,i Teatro posdrarnático
UNIVERS¡üAÜ
-
ÜE ANTIOQUIA
q^?t-^
¿.-IL)\./: i,UA C:NTRA.
^l
'lámbién en cl teatro el cuerpo se puedc ver cxpucst(l al riesgo. cl ¡ttt'fitrtt,tttt'( drt. [)cIrcrírurtos t¡trizlis atlrrririr r¡trc colrtirrrirr sicrr,
Como práctica material el arte del teatro es siempre una contami- clr¡ ctrcstionrrblc trasplantrrr nroclos de cornportarnicr-rto rrsociados ¿r

nación de las fronteras entre lo mostrado y el acto de mostrar, por- formas de imaginación mágicas y míticas a una siruación altamente
que el cuerpo siempre se emplea como material. Este es el caso de la modcrna. Resulta obvio que el recurso a lo arcaico, la refexión so-
danza clásica, que requiere un entrenamiento extremadamente duro; bre los límites de un comporramienro codificado civilizadamente y
pero también se puede observar en Schlee{, Fabre y otros como una también la adaptación, aunque superficial, de formas de comporta-
práctica radical (y también cuestionable). La diferenciación entre miento ceremoniales se han vuelto objetivamenre productivas desde

performance art y teatro (sabemos que no existe una clara frontera el punto de vista artístico ¡ al mismo tiempo, han apoyado la resis-
entre ambos) no solo se debería encontrar allí donde la exposición tencia contra las tentativas que apuntaban a comprimir el arte radical
del cuerpo, su laceración voluntaria, lo introduzca en una situación en el marco de las reglas esréricas tradicionales. Con razón Johannes
como material significante en la cual es absorbido Por un proceso de Lothar Schróder se ha manifestado contra el urechazo generalizado
significación, sino también allí donde la situación se provoca expresa- que evita el desafío de las acciones debido a una aversión ilustrada
mente con motivo de la autotranformación. El performer en el teatro contra lo religiosors. El ritual en la práctica contemporánea de teatro
no quiere, en principio, transformarse a sí mismo, sino transformar y peryformance se pregunta acerca de las posibilidades de los seres hu-

una situación ¡ quizá, también al público. Por decirlo con otras manos al borde de su domesticación civilizadora. Parece claro que el
palabras: incluso en el trabajo teatral más orientado a la presencia, artista -e indudablemente los arrisras de performanc¿ parriculannenre
persevera una transformación y un efecto de catarsis (1) virtual, (2) marginados- no puede luncionar como un chamán; es decir, como
v<¡luntario y que sucede (3) en el futuro. El ideal del performance rtrt tL:.t outsider socialmente reconocido y admirado que, para los demás,
es, en cambio, un proceso que emerge en un instante que es (1) real, transgrede Fronteras. En la sociedad de hoy cada artista realiza el rito
Forzosamente (2) emocional y (3) que sucede en el aquí y ahora. totalmente por cuenta propia.
Nos apartaría demasiado de nuestro discurso poner de relieve las lí- uDonde sea que miremos, no importa cuán atrás en el tiempo -escri-

neas divisorias entre transformación y autotransformación en los dis- be Schechner-, el teatro es una mezcla, un entrelazamiento de ritual

tintos usos del ritual. La petformance cof:.^to ritual, por ejemplo en el y cntretenimiento. Un momento el ritual parece ser la fuente, al ins-
trabajo de los accionistas vieneses (Nitsch, Mühl), pretende transfor- tante siguiente, lo es el entretenimiento. Acróbatas gemelos haciendo
mar al observador. La ética de Ia catarsis, agresividad civilizadamente volteretas uno sobre otro, sin que ninguno se sitúe por encima del
reprimida que se retoma de nuevo en el espacio de la consciencia y la otro, sin que ninguno sea siempre el primerore. Sería incorrecto res-
posibilidad de experiencia, exige participación, transgrede el esplén- tringir la infiltración del impulso ritual al teatro de los años sesenra
dido aislamiento del espectador a través del desencadenamiento de y setenta, ya que aquello que se desarrolló enronces se estableció de
reacciones afectivas (miedo, asco, horror). En ella, sin embargo, se múltiples formas en el teatro de los ochenta y los noventa. En el
mantiene la propia identidad de los actores y el proceso sigue siendo teatro de lo real, así como en los estilos de escenificación orientados
teatro, del mismo modo que las pinturas de Arnulf Rainer siguen agresivamente al público, en el petformdnce drty en un sinnúmero de

siendo artes plásticas. Ya que aquí no se trata de hacer una investi-


8Scunó»¡,n, J. L. Identirnr. Ühosthnirung. Wrwandhmg. Happenings, Ahtionen
gación antropológica, nos hemos contentado con poner de relieve und Pe(itrmances uon bildenden Künstler. Miinster: Ll'I' Verlag, 1 990, pp. 210 y ss.
los aspectos rituales o cuasi-rituales en algunas formas teatrales y en e Scntcttnu4 R. Between Thedtre dild Anthropology. Filadelfia: Urriversiry ol'
Pennsylvania Press, 1985, p. 146.

*JE{ Teatroposdramáttco Pe rf o rm a nc e §Ji.S


actividadcs parltclttralcs, sc llcva a c,rlt.r ttl)rl rlctivi(l:l(l ,¡tr.'st'sittirt clr rurrjcr cn cstos espacios dornésticos. Itn otros pe(ormances la realidad
un ámbito intermedio entre cl rearro y lo ritrral. [.a rcsis antroPol<i- dcl cuerpo amenazado prevalece por encima de cualquier otro rema.
gico-teatral indica que la base de la verdadera polaridacl no se hall,r Cuando Marina Abramovicz propuso las reglas de un juego mediante
entre ritual y teatro (performance art), sino en el parámetro del',t efiu- el cual el público podía hacer todo lo que quisiera con ella a través de
cia (que lrunciona en el ritual) y el entretenimiento (en el arte)t". Faltlr un conjunto de objetos dispuestos sobre una mesa, la percepción se
saber cuán lejos nos lleva esta diferenciación en el análisis del nuevo convirtió en la experiencia de una responsabilidad. En efecto, en la
teatro, que es central desde el punto de vista antropológico y cultural. pieza mencionada se evidenció una gran agresividad por parte de los
t,a dificultad consiste en el hecho de que el comportamiento estético, visitantes, que se sintieron provocados por la ausencia de límites esta-
en gcneral, corno sugiere la imagen de los gemelos de Schechner' con- blecidos hasta el punto de que la acción ruvo que ser interrumpida en el
siste verdaderamente en una interdependencia de ambos motivos. Así, momento en que alguien apuntó a la sien de la artista con un revólver
el teatro puede aspirar a una variación de la efcacia que tiene poco cargado. En estos casos el peligro y el dolor son resultado de una pasivi-
que ver con los procedin.rientos rituales en, Por ejemplo, sociedades dad deliberada. Todo lo que sucede en ellos es imprevisible porque los
africanas y que, a pesar de todo, representa mucho más que un mero modos de comportamiento se dejan al criterio de los visitantes.
entreten i miento. Los artistas de performanr:¿ de los años sesenra y serenra buscaron la
transgresión de normas sociales opresivas por medio de la experiencia
Agresión, responsab¡tidad del dolor y del peligro corporal. En el caso de Chris Burden la asunción
l,as perJbrmances centradas en el cllerpo y en la persona son, con del riesgo, la autoagresión, el dolor e incluso el peligro de muerte real se
una frecuencia sorprendente, cosa de mujeres*- Entre las artistas de
derivaron de una acción exrerna, pero iniciada por el artista. Thmbién
petformance más conocidas se encuentran Rachel Rosenthal, Carolee aquí la imprevisibilidad y el propio control de cada uno formaban parre
Schneemann, Joan Jonas y Laurie Anderson. Era obvio que el cuerPo del uego. El rol de víctima es claro en los dos casos cirados, pero parre
.f

fen.renino como superficie de proyección socialmente codiñcada de dc una uoluntad subjetiva individual. Ahora bien, ¿qué ocurre cuando
ideales, anhelos, deseos y discriminaciones llegaría a ser un asunto salta a la vista que h propia voluntad se encuenrra ya condicionada y es
importante dentro del teatro posdramático; no obstante, la crítica víctima y resultado de estructuras sociales? Se alcanza entonces un nue-
feminista ha dado a conocer una imagen de la mujer codificada me- vo grado de lo siniestro, o de lo extrañamentefamiliar [LlnheimlichheitJ;
diante parámetros masculinos y ha destacado progresivamente una un grado que podemos encontrar en Orlan, cuyas cirugías plásticas,
identidad de género entendida como construcción, erigiendo en ia escenificadas públicamente de acuerdo con los prororipos de la cul-
consciencia las proyecciones de la mirada masculina. Cabe mencio- tura occidental (la frente de la Mona Lisa, la nariz de Nefertiti, etc.),
nar, por ejemplo, actos como los Kitchen Shows de la pintora Bobby embellecen, deforman y modulan su cuerpo, especialmente el rosrro
Bake¡ que invitó regularmente a dos docenas de espectadores a su am- que se considera tradicionalmenre como la expresión de la individua-
plia cocina privada y allí, desde la más estrecha proximidad, presen- lidad inconFundible y que aquí, por el contrario, sufre repetidas modi-
tó un monólogo extremadamente surrealista sobre Ia esclavitud de la ficaciones y se exhibe no como identidad sin precedenres, sino como
resultado de una elección por voluntad propia. La voluntad subjetiva
"' Ibídem, p¡r. 68 y ss.
* l)esde
sus primeros tiem¡ros, el performance ar¡ ha dcmostrado su potencialidad parece enronces más reforzada en comparación con el autosacrifcio de
como medio para la articulación política cle temas relacionados con el género y el los artistas de performanr¿ antes mencionados. Pero, al mismo tiempo,
cuerpo (queer lésbico, cuerpo alienado, cuerpo enveiecido, posthuman) [N' del E ]'

r r'ü Teatro posdramatico


Performance ui!'il
tle lrr pi'rilirlrt rlcl ,tttt',t cn lus rtttcs. (,ttrtro I-clcl'cllte par:t clttcttclcl l:t
sc puede palpar ulr nlrcvo problcma: elt tanto qtrc cl strieto tlisl'totte
Ircrrncnéutica profirncla que caractcriza a la prodr.rcción de presencia,
voluntariamente de su cuerpo, tiene lugar una apoteosis dcl irtdividtrtr
(iumbrecht alude nada nlenos que a la Eucaristía, en la cual el pan
con uoluntad proPill, que no se conforma con ninguna realidad prccoll-
y el virro no son significantes del cuerpo y la sangre de Cristo, sino
cebida y predeterminada como, por ejemplo, su apariencia extern¿r.
presencia real en el acto de la comunicación. La sangre y el cuerpo de
Orlan demuestra su apuesta por Ia libertad absoluta de escogerse a s/
Cristo no son algo designado, sino substancia, modelo de uta presencid
mismd, lo que supondría una premonición de una sociedad mubiop'
que remite a sí misma y que une a la comunidad reunida en una cere-
cionaltituru en la cual ya nada se consideraría dado por la naturaleza
monia ritual. En este sentido, Gumbrecht compara el acontecimiento
y el individuo tendría que acarrear con el lastre y la responsabilidad
deportivo con la escena mcdieval: en ninguno de ambos casos sc pidc
de la propia elección. Por otro lado, las performances de Orlan revelan
un enfoque hern.renéutico, los actores sobre I¿r escena no hacen como si
con una claridad estremecedora el hecho de que la uoluntad, allí donde
no se percataran del público, como -segútr Gumbrecht- ocurre en el
parece más poderosa y valiente, en el fondo ya ha abdicado puesto que
teatro moderno, sino que interactúan con é1.
se encuentra continualnente condicionada por normas culturales, idea-
Resulta iluminadora la tesis según la cual el deporte tiene que ver
les de belleza y patrones ideológicos. F,nlas petformdnces de Orlan las
con el fenómcno de un tipo de petformancr sintot.¡rático para el desa-
estilizaciones corporales escogidas por voluntad propia y orientadas al
rrollo dc tendencias culturales que no funcionan a partir del registro,
arte se convierten en una mutilación en nombre de la belleza, una ma-
la representación o la interpretación hermenéutica. Realmente parece
terialización abismal y temeraria de la nulidad del yo; Ia transformación
nque la creciente importancia de los eventos deportivos posiblemente
no solo del propioya, sino de la imagen del ser humano. El lugar de la
forma parte de un movimiento mayor dentro de la cultura actual»r2,
responsabilidad se vuelve incierto hasta un extremo dificilmente sopor-
en la cual resulta clave el hecho de que el fenómeno cultural de la
table, especialmente desde que Orlan evit(r hacer de sus petformances
producción de presencia no se puede entender esencialmente ni como
algo úrtil para las tesis críticas e ideológicas (como, por ejemplo, para las
mímesis ni como representación. Sin embargo, no podemos debatir
críticas feministas contra la cirugía plástica, entre otras).
aquí la cuestión de si en el deporte la dimensión realista de victoria
y de derrota, de ganancia y de pérdida (económica), reprimiría la
EL presente del performance art
e¡rifanía de la presencia, diferenciándose así totalmente de los rituales
Hans Ulrich (lumbrecht ha explicado hasta qué punto «el gesto
teatrales. E,n todo caso, para e[ teatro posdramático es iluminadora la
elemental [de una] producción de presencia [que] parece haber to-
combinación entre ejecución narf o blasfema de una ceremonia má-
mado mucho de las formas, géneros y rituales de representaciónr1r,
gica, performdnce interactiva y producción de presencia. Thl combina-
es responsable de nuestra fascinación por el deporte (como aconte-
ción aclara su insistencia en la presencia, las tendencias ceremoniales
cimiento real). En este gesto se trata de uponer las cosas al alcance
y rituales y la inclinación a situarlas al mismo nivel que los rituales
de la mano, de modo que puedan tocarse». Esta propuesta podría
extendidos interculturalmente. Gumbrecht es consciente de que tal
ser una reformulación de la tesis de Benjamin, según la cual el deseo
presencia no puede nunca estar allí y ser colmada en sentido pleno,
indomable de las masas de atraer las cosas hacía sí constituiría la base
pues siempre conserva el carácter de lo anhelado, de lo únicamente alu-
dido y ya desaparecido cuando se torna experiencia refexiva. Recurre
" (}¡u¡tr-:ctrr, H. U. «Arncrican Football - im Staclionuncl im Fcrtrsehen,.
F.n V.,rrrIturo, Gianni y \G:t.sctr, Wolfgang (cds.). Medien-Welten \Yirklichheiten. r2
Ibídcrn, p. 211.
Mírnich: FinkVerlag, 1998, p.208.

Performance ü{S
tl"g$I Ieatro posdramát co
a la idea de Schiller de una reférencia qtrc t)o cs na(, silro trtcrarttctltt' tla cn cl yrfi»urtturt (trt y ctr aqr"rcllas f«lrrnas tclltr¿rles qtrc clcian atrris
Nanc¡ c()rl() «ll1l-
sentimental, con el fin de concebirla, en palabras de cl paracligma del tcatro dramático. Según Bohrer, uel tiempo estético
cimiento de la presencia», como llegada y advenimiento, como una no es tiempo histórico trasladado metalóricamente. El acontecimiento
presencia meramente imaginablel3. dentro del tiempo estético no hace referencia a los acontecimientos
Entretanto, para el teatro no solo resulta esencial la consideración del tiempo realr14. Lo que nosotros entendemos bajo la temporalidad
del modo de ser meramente virtual de la presencia, sino su cualidad específica del performance en sí mismo *a diferencia del tiempo repre-
éticamente determinada de la copresencia; es decir, exigencia recíproca. sentado-, es para Bohrer un aspecto del sbock y el horror. A la inversa,
Si existe una paradoja del actor, esta es principalmente la paradoja de abordaremos la pregunta acerca del horror como un factor de la es-
su presencia. Se trata de los gestos y el sonido que recibimos de é1,
tética del teatro. Merece la pena echar un vistazo a la explicación de
pero no sencillamente desde é1, desde la plenitud de su realidad, sino Bohrer sobre el horror. Al observar la Medusa de Caravaggio sugiere
como elementos de una situación compleja que, a su vez, no se puede
que el horror estético se distingue del real a través de una estilización
resumir en un todo. Lo que sale al encuentro es una presencia evidente, que conviertc 1o aterrador en una forma ornamental; con ello se llega
pero distinta a la presencia de una fotografía, de un sonido o de una únicamente a una nidentificación imaginariarr5. La segunda cualidad es
construcción arquitectónica; se trata de una copresencia objetiva -aun todavía más importante: uEl rostro de esta Medusa no causa en sí mis-
cuando no sea su intención- referida a nosotros. De ahí que no sepa- mo un horror real, sino que él mismo parece estar viendo algo terrible
mos con seguridad si esta presencia se nos regala o si somos nosotros, (quizá su propio destino mítico)...116. El aparecer estético, temblando
los espectadores, los que la producimos en primer lugar. La presencia en sí mismo, se sitúa más allá de la representación del horror real em-
del actor no es un objeto, una inmediatez objetivable, sino copresencia pírico; no representa nada verdaderamente aterrador. Como realidad
en el sentido de una implicación inevitable del espectador en el acon- estética el aparecer presente no invita a la explicación, la investigación
tecimiento. La experiencia estética del teatro -y la presencia del actor o la interpretación (por ejemplo, trágica) de lo aterrador, sino a la ex-
resulta paradigmática en ella porque contiene todas las confusiones y periencia mimética de sentirse horrorizado. El observador de una pin-
ambigüedades ligadas al límite de lo estético como tal- es, únicamente
tura padece Ia realización de lo aterrador que está Puestlt en la imagen.
en un sentido subordinado, reflexión. Esta tiene lugar más bien ex post Bohrer deduce de este modelo las cualidades de la intensidad y del
y no tendría motivación alguna si no fuera a través de la experiencia enigma, que le sirven como factores constitLttivo s de la experiencia esté-
previa de un acontecer, sobre el cual no hay que pensar o reflexionar tica que, por su parte, puede ser descrita con las formulas equivalentes
y, en este sentido, adquiere un carácter de shock. Toda experiencia es- de un aparecer súbito y una epifdnía autorreferencialtT. Escapa a nuestra
tética conoce esta bipolaridad: 1) la confrontación con una presencia consideración en qué medida la temporalidad estética de esta epifanía
repentina que se ubica más acá (o más allá) de la reflexión que deriva es propia de la modernidad de modo exclusivo o prioritario. Bohrer
de ella y que genera Ia escisión; 2) a continuación, la asimilación de constata la existencia de una «estética del horror griega y modernar'n y
esta experiencia por medio de un recuerdo, una contemplación y una considera la epifanía del horror como una «estructura estética [...J qr.r.
refl exión retroactivas.
LaÁsthetih des Schrechens fEsthica del borrorJ, de Karl Heinz Bohrer, 'a Bonn¿& K. H. Das absolute Pr¡isens. Fríncfort: Shurkamp, 1994, p.7 .

resulta muy útil para analizar de modo más exacto la presencia que se '5 lbídem, pp. 40 y ss.
'" Ibídem, p.41.
17
Ibídem.
'3 Ibídem, p. 214. B Ibídem, p. 62.

-[.eatro
tSt) posdrarnático Performance á§1
sc repite en disrinr¿rs f:rses clc l¿
litcratur¡ cur()pcrr y le hisroria rlcl ¡rtcr. scnal <¡rrc no pucrlc intcr¡r-ctlrrsc [)L]r() (lttc llos rlc()lltctc. [)c cstc trttlclo,
Bohrer ve en la Atenas del siglo V a.C., en el Renacimiento tardío y or cl prescnte, como experiencia no interrumpida o interrumpible, es ¿r-
la época que se desarrolla alrededor de 1900, susrraros propicios prrr.a periencia de la carencia. Esta experiencia de la carencia tiene lugar en la
e[ fenomenalismo del horror, Íirndamentado en sí mismo no de modo l¡nde deltiempo.
histórico, sino intraestético. En opcrsición a la sospecha de esteticismo, en el teatro la estética del
Sin embargo, llegados a esre punro es preciso modificar la refexión honorpodría ser otra forma de denominar a la estética de la respon-
de Bohrer y relacionarla con el teatro. Se podría decir que qtizá la sabilidad. El performanre se dirige fundamentalmente a la implicación
cal¡eza de la Medusa ve nlenos su propio destino que el horror de una del espectador; partiendo de su propia responsabilidad para la síntesis
reali.lad que no pucde ser nombrada. Precisamcnte por esre morivo y mental del acontecimiento, debe permanecer atento a todo aquello que
de acuerdo con la lógica de la pintura, el objeto del horror debe per- no se puede convertir en objeto del entendimiento: desde la sensación
manecer consecuentemente fuera del mundo representado (represen- de la participación en lo que sucede, hasta el percatarse de la proble-
table); es algo informe. La mirada pintada de la cabeza cercenada no mática situación del observar en sí mismo- El teatro posdramático es
mira, sino que, en la lógica de la imagen pintada, expreslt precisamente út teatro del presente. Reformular la presencia en alusión al concepto
la mir¿rda de la Medusa muerra, es decir vft no aer. Lo que se quiere de Bohrer del presente absoluto como Presente del teatro implica, so-
transmitir es que su horror es la muerte de la mirada, su vacío, su in- bre todo, pensarla como proceso, como verbo. No puede ser ob.ieto o
terrupción. Un motivo fundamental del pensamienro recienre sobre el substancia ni tampoco objeto de un conocimiento en el sentido de una
arte y el teatro, que oscila particularmente entre la categoría estructural síntesis realizada por medio de la imaginación y la razón. Nos basta con
psicológica y esrérica, aparece así en nuesrro conrexro: la idea del sl¡ock entender esta presencia como algo que acontece, es decir: una categoría
(Benjamin), de lo súbito (Bohrer), del ser asabado (überfallenwerdens, teórico-cognitiva (e incluso ética) distinguida para el ámbito esrérico.
Adorrro), del horror necesario para el reconocimiento (Brecht), la idea del La formula de Bohrer del presente absoluto es inconmensurable según
horror como primer apl#ecer ¿le lo nueuo (Müller) y la amenaza dr que todas las concepciones que consideran Ia experiencia estética como un
nada ocurra (Lyotard). Tánro en las formas desdramatizadas del rearro, mediador, un médium, una metáfora, el sustituto de otra realidad. E'l
que transmiten una especie de contemplación vacía, como también en arte no es mediador de lo real, de lo humano, lo divino o lo absoluto.
las formas directamente arerradoras y siniestras de las acciones radicales El arte no es presencia real en el sentido de Georg Steiner. Es, en cam-
de autoagresión, se comprueba que no basta con una interpreración bio, lo otro, lo que estrictamente se encuentra vacío de contenido y es
psicológica del horror de la experiencia de presencia, lo cual rampoco ncreado en este instante no como un Pentecostés estético, sino como
interesa a Bohrer y con razón. En ella el horror sería siempre desenca- una epifanía sui generi», en la presencia de la obra de artere. Las varian-
denado por un objeto o una circunsrancia representable. I-a dimensión tes de tal eptfanía se pueden deducir de modo sistemático, pero soio
teatral es la estructura de un sbocb cuya excitación no está suieta a un se pueden analizar y desarticular en sus respecrivas formas concretas.
objeto, un horror que no es ocasionado ni por la historia, ni por una Este presente no es un punto del ahora que pueda ob.ietivarse en una
circunstancia, sino por el horror mismo. La experiencia psicológica del Iínea del tiempo, sino una desaparición incesante de este punto' una
sobresaho (Auficbrecbens) aparecería cuando nos sucede algo que no sa- transición y, al mismo tiempo, una cesura entre lo pasado y lo venidero.
bemos qué es, io ignoramos, y
no saber o no
carecemos de ello, ese Presente es necesariamente erosiórt y escurrimiento de la presencia. Sc des-

tener aparece súbitamente como una experiencia de vacío, como una


r''}
Ibídcm, p. lB1.

nS# Teatro posd ra mático Performance lS3


crilre un ¿rcontccirrricnto qLlc vacía cl ahora y cr) estc vací«r per-rrritc crr 5
sí mismo que fulguren la memoria y Ia anticipación. EI prescnre no sc
Texto
deja atrapar conceptualmente, sino solo como un proceso intermin¿rt¡le
de autofraccionamiento del ahora en astillas siempre nuevas del aún
ahoray el ahora mismo. Tiene más que ver con la muerte que con la tan
mencionada uida del teatro. Heiner Müller señala que nlo específico
del teatro no es precisamente la presencia del espectador vivo, sino la
presencia del potencialmente ffruerto»2o. El presente, en el senrido de
presencia flotante, huidiza, se experimenta, al mismo tiempo, como
ya pasado (ausente) que elimina la representación dramática del teatro
posdramático. Quizás el teatro posdramático haya sido solo un mo-
mento en el cual la exploración del más allá de la representación pudo
efectuarse a todos los niveles. Quizá dé paso a un nuevo teatro en el
cual las figuraciones dramáticas, después de que el drama y el teatro se Texto, [enguaje, habl,a
hayan separado tanto, se encuentren nuevamente. Las formas narra-
tivas podrían ser un puente de la simple apropiación, rambién trivial, Habta y escena en el agón*
de las historias antiguas y no, en último término, la necesidad de un Hasta este punto y a primera vista, parece que cl teatro posdramático
retorno a la estilización más consciente y artificial, con el fin de escapar valora menos el papel del texto que el teatro clásico de Fábula. Sin
de la espuma de las imágcncs naturalistas. Algo nuevo esrá por llegar y embargo, ¿no fue Stanislavski (que.ro se autoclasificaría precisamente
como escribió Brecht: como enemigo de la literatura) quien constató que para el teatro
carecía de valor el texto como tal; que las palabras solo cobran
Esta chusma superficial, ansiosa de novedades/ significado mediante el subtexto de la dramaturgia y los papeles?
que nunca llega a gastar las suclas de sus zapatos/ Támbién para el teatro antiguo resulta evidente y válida la diferencia
nunca termina sus libros/ (y la competencia) fundamental que se establece entre la perspectiva
olvida sus pensamientos/ del texto -que en el caso de cualquier gran drama se cumplía ya
es la esperanza natural del mundo./ como obra lingüística perfecta- y la otra perspectiva, tan distinta, del
Y si no lo es/ todo lo nuevo/ teatro, para la cual el texto representa un material. El nuevo teatro
cs mejor que todo lo viejo2'.

* Agón et griego significa disputa, contienda o desafío. En el teatro clásico hace


ref'erencia a un debate forrnal que tiene lugar entre dos personajes y el coro, que
normalmente actúa como juez. En el antiguo teatro griego, particularmente en la
comedia del siglo V a.C., el agón se refería a una conversación fbrmal en virtud de la
cual la lucha entre los personajes se debía planilicar de tal modo que proporcionase la
r(' Kr.uGo, base de la acción. Sin embargo, el significado del término ha escapado de la circuns-
A. y Mür.r.r:& H. Ich bin ein l.¿nduermesser, op. cit., p.95.
2' Bne,cH:r, B.(lrosse l¿ommentierte Berliner und Frankfurter Ausgabe. Berl|n- cripción de sus orígenes clásicos para significa¡ de manera más genérica, el conflicto
alrededor del cual gira una obra lireraria [N. del E.].
Weimar-Fráncfort, l993, vol. 14, p. 47.

*${ Teatroposdramático
hacc tnás evidente algo cluc sc cotltlcía tlcstlc tictttlrt):lttris: (ltt('(tllt1' ilrtlis«rltrblc tlcsclc cl lrttttt«r tlc vistrr ltigico: [)cllsilr.'l s.'r,tl Illisttttr
el texto y la escena nunca existiti una rclacitin rtrrtl<itlitrr, sitlo ttlris ricrrrlro conto devcnir. l)or lo rant(), cn el origcn había trn ultacio (tle
bien un conflicto constante. Bern¿rrd Dort escrilriti c¡uc la ttnitirt crttrt' connotación maternal), receptivo, acogedor e incomprensible desde
el texto y la escena ntrnca llega a materializarse realrncnte: sicrnprr' el purlto de vista lógico, en cuyo seno se diferenciaría en primer lugar
queda entre ellos una relación de subordinación y conrpromisor. Yt el logos con sus oposiciones de signiñcado y significante, oír y ver'
que, de todos modos, estA circunstancia es un conflicto estructural espacio y riempo, etc. Este espacio se denomina chora.La cl¡ora es wa
latente en cualquier práctica de teatro, ahora se puede convertir suerre de antesala al mismo tiempo que una especie de sótano oculto
conscientemente en un principio de escenificaciór-r intencionado. En y el fundamento del logos del lenguaje. Persiste como antagónico
él dcja de ser decisiva la oposición verbal-averbal y la tan apreciada al logos, pero en cuanto ritmo y goce cle la sonoridad, sigue siendo
como irref]exiva confrontación entre el teatro uanguardista y el teatro lo poético presenre en rodo lenguaie. Kristeva define esta dimensión
textual, que se escucha con tanta frecuencia. La danza muda puede de la cbora en todos los procesos de significación como lo semiótico
ser aburri<la y didáctica; la palabra significante, una danza de gestos (diferenciándolo de lo simbólico).
lingüísticos. Aquello que se perlila en el nuevo teatro, así como en las tentativas

En el teatro posdramático, por cncima del logos, tienen preferencia radicales dela langage poétique de la rnodernidad, se puede entender
la respiración, el ritmo y el ahora de la presencia c¿rrnal del cuerpo. consiguientemente como un intento de restitución de la chora: tn
Se llega a una apertura y a una dispersión del logos tales que ya no espacio y un discurso sin thelos, sin jerarquía, sin causalidad, sin
se comunica necesariamente un significado desde A (escena) hacia B sentido Iiiable y sin unidad. Sr-r articulación, sin embargo, no
(espectador), sino que tienen lugar más bien una transmisión y una está exenta de mezcla (esto corresponde únicamente al lenguaie
conexión específicamente teatrales, mágicas, por medio del lenguaje. de la locura). Pero como en la danza, en la rítmica de los gestos o
El primer teórico c¡ue estableció esta premisa fue Art¿rud, ya qLre para en la disposición de los colores, también en la voz, el timbre o la
él rro se trataba dc la simple alternativa a fauor o en contftt del texto, vocalización se arricula una negarividad entendida como rechazo
sino dc un desplazamiento de la jerarquía; de la apertura del texto, del imperativo lógico-lingüístico de la identidad, que es constitutiva
de su lógica y de su ar<luitectura forzadas, con el fin de que el teatro del discurso poético de la modernidad3. En el teatro radical no se
recuperara, en palabras de Derrida, st dimension éuénementielle, es afirma ni se desestima esta u otra posición conceptual, sino que se
decir, su dimensión de acontecimiento. Un claro ejemplo de esta deja pendiente en sí misma, lo tético se pone en susPenso' Así, la
última propuesta se puede encontrar en el segundo manifiesto del palabra resurgirá en toda su extensión y volumen como sonoridad y
teatro de la crueldad: use dará a las palabras su sentido verdaderamente como un dirigirse a, como significado y apelación (Zu-Sprache, segun
mágico, de encantamiento; las palabras tendrán forma, serán Heidegger). En un Proceso cle significación como el descrito, que
emanaciones sensibles y no solo significador2. A este respecto, Julia pasa a través de todas las posiciones del logos, lo que ocurre no es su
Kristeva indica que Platón desarrolló e¡ e\ Timeo la idea de un espacio destrucción, sino su deconstrucción poética (para nuestro objetivo,
en el que <lebería ser posible pensar intuitiuamente üna paradoja teatral). En este senrido, se puede decir que el teatro deviene chora-
gafra, deconstrucción del discurso centrado en el sentido e invención

I I)opr, B. La Représention émancipée. Arles: Actes Sud, 198tt, p. 173.


r En Anreuo, A. uZ-weites Manifcst des Theaters der Grausakei»'. E¡ Le théátre et r cl.r. Krusrsve,
Jdia,. Die Reuolution der poetischen sprache. Fráncfbrt:
suhrkarnp
son double, op. cit., p. lB9 Led. crst., El teatro 1 su doble, op.cit., p. 142). Verlag, 1978.

#fii{$ Teatro posdramático Texto 257


de urr cspacicl c¡ue rchúyc la lcy del tlr/rs y clc lrr rrritlrrrl. I'.r. rrrrt.¡, csta [)ersl)cctiv¡ las tcsis clc lJlccht s«rt.,rc lu litcrttlizttcirítt dcl tc,ttr.,, t¡rt.
el estatus del texto en el nuevo teatro ptrcde clescribirsc.recli,rrrc krs clcsarrolló en los años veinte, también aparecen bajo una nueva luz-;
conceptos de deconstrucción y polilogía: el lengLraje cxperinrcnra, en cllas Brecht seiialaba, asimismo, aunque con otras intenciones, la
como todos los elementos del teatro, wa desemantización. No sc aspira presencia del texto escrito como interrupción de las imágenes escénicas
al diálogo, sino a la multiplicidad de voces; es decir, a la polilogíar . La
autosuficientes.
desintegración del sentido no implica, por su parre, una carencia de
Un ejemplo interesante de la elaboración teatral de textos literarios
sentido. Parodia, por ejemplo, la violencia de los lenguajes mediáticos
lo ofrece la larga dedicación de Giorgio Barberio Corsetti, uno de
que, como la versión moderna del lenguaje encrritico5, confirma el los pensadores más destacados del teatro italiano de vanguardia,
lenguaje del poder y la ideología.
a la obra de Kafla. Su tesis también plantea que el teatro requiere
del texto como cuerPo ajeno, como un mundo externo a la escena. Para
Poética de La perturbación Corsetti, el teatro no se puede perder en la continua dutotemdtización
Una historia del nuevo rearro, e incluso del teatro moderno, se debería dela opsis" -precisamente porque amplía cada vez más sus límites con
escribi r como una historia de la perturbación recíproca entre el texto y la ayuda de trucos ópticos y la combinación de vídeos, proyecciones
escenlt: la presencia del lenguaje detiene el torbellino de los elementos
y la presencia en vivo-, sino que se debe referir al texto como una
visuales. Como director, Heiner Mtiller trabajó con una presencia del cualidad de resistencia. Corsetti no pretende de ninguna manera
texto que resulraba incorpórea solo en apariencia y que se establecía ilustrar meramente el texto de un modo moderno, sino desarrollar un
conscientemente como contrapunto a la escena teatral. En los ensayos de lenguaje gestual paralelo al texto. La forma de trabajo que resulta de
HamletmascbineVilson afirmó que el texto de Müller de6ía perturbar
ello tiene una estructura generalizable: parte de improvisaciones para
sus imágenes. Del mismo modo, Pina Bausch sacudió la percepción
desarrollar gestos personales que buscan un eco en cl texto. Asimismo,
de la danza mediante autopresenraciones verbales de los bailarines o la
los actores responden a algunas partes del texto según sus patrones
mención de los procesos que estaban teniendo lugar sobre la escena. La
de reacción individuales. En esta práctica Corsetti hace referencia
admisión de modos de hablar al parecer inapropiados, aparenremenre
expresa a las tradiciones de Vsévolod Meyerhold, Jerzy Grotowski y el
poco profesionales e incluso rnolesros, se convirtió en regla general de Living Theatre, en las que los actores no encarnan a ningún personaje
las compañías independientes, pero también de directores como perer
determinado. Un crítico describe la versión realizada por Corsetti
Zadek y Einar Schleef. La coherencia estérica del tableau se sacrificó de Descripción de una batalla del siguiente modo: «A veces ellos [los
en beneficio de un shr¡cb de percepción lingüística. Las tentativas de
actores] son una y la misma persona entre tres; a veces monstruos
naturalizar la escritura y la lectura en el teatro son, en realidad, el
de varias cabezas y varios brazos [...]; a veces solo un elemento, una
resultado de la búsqueda de la exhibición aurónoma de las voces, pero "pieza de engranaje" en una complicada maquinaria de cuerpos;
operan también en el sentido de esta poética teatral de la perturbación.
a veces la "sombra" proyectada de una persona cobra una surreal
Esta tendencia la observamos ya en El Lissitzk¡ que experimentó con
vida propiar6. El espacio irreal evocado en el texto de KaFka halla
la equiparación del espacio de la escrirura y el espacio del teatro. Desde
correspondencias escénicas en cajas volcadas, paredes giratorias,

* Opsis es la palabra griega que, en cl mundo del teatro y cl performance art, se


o
Knts,rnve, Júia. Pofilogue. París: Seuil, 1977.
5llrrri¡¿s, R. DieLusr¿m'lixt.Fúncforq 1974,p.62 utiliza para hacer relerencia al cspectáculo [N. del E.].
[ed. cast., Elplacerdeltexto. t' Cita de D. Polaczek tomacla de FrankJurrer Allgemeine Zeitung del 3 de lebrero
Madrid: Siglo xxr, 2007J.
de 1992, sobre Descripción de una batalld de Corsetti.

¿S& Teatro posdramatico


Texto S§t
cscalcras crnpinaLlas [)or las ctutlcs ticll('t) (ltlc csfi)rzrtt's('l()s rltt()t('s l,¡ ttLttotu¡rnizttción tlcl lcngtrajc y del habh ptrcclc acloptar clivcrsas
y la alternancia entre actuación clc sonrbras y grrcscncia c«rtp«rrrtl. corrfiguraciones y, con Frecucncia, se dcsintegra toda coherencia
Espacio interior y exterior se engranan del mismo ntodo qttc ett t'l cstilística y lógica. A menudo, el desgaste y la devaluación del lenguaje
texto de Kafka. A pesar de que en la escenificación stllo aparcccrt cotidiano se contraponen al sinsentido lingüístico de una estética del
algunos fragmentos del texto, esta estética presentó, según el parecer material de la palabra propiamente dbstracta. Esto se podría considerar
de varios críticos, una atmósfera inequívocamente hafkiana. En unrt como un objet trouué, de modo parecido a los objetos cotidianos de
charla con Monika Meister, en iunio de 1980 en Viena, Corsetti Marcel Duchamp. En esta línea se sitúan las realizaciones escénicas
explicó cómo fue persiguiendo en los textos de Kafka los temas de de \flilson, en las que fragmentos de conversaciones y fbrmulas
la lucha interna, de la fuga del individuo en dirección a los otros cotidianas descontextualizadas se unen en series de palabras colocadas
y, finalnrente, en un trabajo internacional, el motivo de un delirio de modo puramente formalista:
geográfco entre naciones y lenguajes. EI teatro no interpreta aquí
personajes ni hilos de la trama de un texto, sino que articula su F,staba sentado cn rni patio cu,rndo este tipo apareció. I)ensé que cstaba
lenguaje como realidad ajena, perturbaclora, sobre una escena que alucin:rndo / Estaba hablando en un callejtin / limpicza ] Pareccrtrrc un Poco
extraíro / Voy a reunirme cotr él fircra / ¿Vives por aquí desdc hace tiempo? /
se deja inspirar por su propia singularidad.
No, sokr clcsde hace unos días / ¿Te gustaría entrar? / Claro [...] ¿(fué dirías
que fuc? I 1 2 5l Muy bien / Pasa dcsapercibidor.
EI Lenguaje como objeto de exposición
Junto al cLrerpo, la gestualidad y la voz, el principio dela exposición
En estas líneas observamos cómo se aíslanlos elementos del
se apodera del material lingüístico y ataca la función representativa
lenguaje y cómo la construcción lingüística se desmonta, un hecho
del lenguaje. En vez de la ra-presentaci<in lingiiística de hechos,
que tambiér-r sucede enlos Sprechstilchen de Peter Handke.
se impone la. posición de soniclos, palabras, ltrases y tonos que no
Asimismo, en el teatro se llevan a cabo importantes investigaciones
están dirigidos por un sentido, sino por la composición escénica, por
sobre la llamada nueud Pietux radiofinica. En textos sonoros -piezas
una dramaturgia visual no orientada al texto. La ruptura entre ser
radiofónicas de Samuel Beckett, John Cage, Henry Chopin,
y significado plantea una consecuencia singular: se expone con la
Friederike Mayrócker y otros-, se discute la diversidad de las formas
urgencia de una significatividad sugerida, pero no permite reconocer
en las cuales la voz, la sonoridad y el ritmo adoptan una cualidad
el significado esperado.
autónoma por medio de la radiodifusión, que aísla el sonido de
La idea de una exposición del lenguaje parece paradójica. No
los cuerpos visibles. Resulta sorprendente la constatación de que el
obstante, desde los textos teatrales de Gertrude Stein -si no antes-,
aislamiento y la autonomización técnica de las voccs -voces, eu cierto
tenemos ejemplos de cómo el lenguaje pierde su orientación al sentido
modo, desnudas- prestan también a estas una nueva inmediatez
y su temporalidad teleológica inmanentes, y deviene equiparable a
sensorial. P. M. Meyer lo destaca dcl siguiente modo: uprecisamente
tn objeto expuetto mediante técnicas como la variación repetitiva,
el alejamiento de las voces respecto de los cuerpos por medio de la
el desacoplamiento de interconexiones semánticas inmediatamente
técnica puede acercar al oyente a los cuerpos y viceversa. Esto es lo
obvias o el privilegio otorgado a ciertos ajustes formales a partir de
que hace la recuperación técnica tan indecente, la voz -separada de
principios sintácticos o musicales (similitud de tonos, aliteración y
analogías rítmicas).
'- Cft. PerforruingArx Journal, núrn. 1 l/12, 1979,lY, p.210.

2ó0 Toalro ¡rosdrarrático Texto *ót


Ios cucrpos parecc n-lis dcsnuda (lLlc nullca»*. ()trl vuriantc rlr. ll vrrrios lctrgttaics or cl Ittrtrco clc una ntist-u:r csccllificación ticlle ¿

exposición de estructuras lingüísticas es el efécto dc cxrr:rírrrnricrrro rrrenudo que vcr con sus condiciones dc producción. Muchos de los
que alcanzó E,rnst Jandl en su ópera hablada Aus der ?'remde [Deslt trab:rjos teatrales más aclamados solo pueden ser financiados a través
lo ajenoJ, cuando trasladó las expresiones de las dramatis perso/tlt( de coproducciones internacionales, de modo que es de suponer que
al discurso indirecto, produciendo así una peculiar forma mixta dc a partir de consideraciones pragmáticas se otorgue importancia a
narración, discurso dramático y autodisranciamiento. oTe pido quc las lenguas de los países participantes. Pero la poliglosia también se
me alcances el periódico,, se convierte en la escena en: nél le pide que debe a razones artísticas inmanentes. AI respecto, Rudi Laermans
Ie alcance el periódico,,, causando un efecto en principio solamente ha indicado que, por ejemplo, en el caso de Jan Lauwers no basta
gracioso. Sin embargo, como el espectador se habitúa rápidamente a con señalar que su teatro es multilingüe, pues este hecho no aclara
esta circunstancia, la percepción duradera consiste en que la realidad por qué sus actores deben emplear algunas veces su propia lengua
del lenguaje se sepdrll de los que hablane. y otras una extranjera; de modo que el tema de la difcubad de la
comunicación lingtiística no solo repercute en los espectadores.
Música muttilingúe Lauwers establece un espacio conjunto de problemas lingüísticos en
Junto al collagey al montaje, el principio dela poliglosi¿ se confirma el cual tanto los actores como los espectadores experimentan los
como omnipresente en el teatro posdramático; textos teatrales bloqueos de la comprensión lingüística. Teniendo en cuenta la
multilingües desmontan la unidad de los idiomas nacionales. En ingeniosa observación de que los poetas son personas que tienen
Rtimische Hunde [Perros romllno5 199l], por ejemplo, Heiner dificultades con el lenguaje, el teatro posdramático consiste en una
Goebbels creó un collage a parrir de rextos espirituales, textos de experiencia poética de los impedimentos lingüísticos que afectan a
Heiner Müller en lengua alemana, de William Faulkner en lengua todos.
inglesa (7he Sanctuary lEl santuariol y un pasaie del Horacio de
Corneille, recitado en francés por la actriz CathérineJaumiaux, donde FL acLode habIar como acontec¡m¡ento
los versos alejandrinos eran más cantados que recitados y donde el A menudo el acto físico, motor, de la dicción o la lectura de un
habla se tambaleaba continuamenre enrre una maravillosa perfección, texto se hace consciente en sí mismo como un proceso nada euidente.
el tartamudeo entrecorrado y el ruido. F.n Ou le débarquement A partir de este principio que entiende el acto de hablar como acción,

désastreux IO el desembarco desastrosa/, también de Goebbels, el rexro se destaca una escisión que resulta de suma importancia para el teatro
pronunciado en alemán o francés se combinó, enrre otras cosas, con posdramático: la manifestación de que la palabra no pertenece al
música africana (hubo también una versión con E,rnst Stótzner y orra hablante; no habita orgánicamente en el inrerior de su cuerpo, sino
con el actor francés André \nZilms). que sigue siendo parte de un cuerpo ajeno. En las lagunas del lenguaje
El teatro afirma una poliglosia de varios niveles <1ue, Iúdicamente, hace aparición su temido adversario: el tartamudeo, el fallo, el acento
hace visibles las lagunas, las rupturas y los contrastes irresuelros, o la pronunciación incorrecta que escanden el conflicto entre cuerpo
así como la torpeza y la pérdida de control. Ciertamente, el uso de y palabra. Así abrió Einar Schleef su Fausto en Fráncfort' con una
dedicatoria recitada en un acento claramente extraniero. Algunos
8
grupos de vanguardia renunciaron a la perfección del discurso y
Cli. M nvr:r1 P. M. Gedt)chtniskuhur d¿s Hóretx. Medientransformation uon Beckett
über Cage bis Mrry,rócher. Düsselclorf/Bonn: Parerga, 1997, pp. 120 y ss. realizaron trabajos teatrales con actores aficionados que proponían
" Clr. al respecto el artículo de Helga Finter para Theater heute 111982, p.49.

üáA Teatroposdramático Texto aó3


la prescncia dc trltldos cle halrlar no ¡rrofi'sionales y dcstacrrlrrrrr :rsí lrr
rlcl :rcontccitrliento (22 horas) acarreti que, trirs un cierto ricnrpro, cl
realidad concrera de los acentos y los dialectos.
rntrnclo sonoro sensorial y vocal <le 1o hablado pareciera desprenderse delas
En el teatro posdramático se permite la diversidad de las conr¡re,
personas que leían. De este modo, las palabras flotaban en el espacio como
tcncias lingüísticas de los actores. En ello pervive el impulso anti-
si un cuerpo sonoro autónomo estuviera sus¡>endido en el aire, similar
profesional de las vanguardias -que Brecht ya incentivó- de buscar
al sonido de ciertos cuencos de los monjes tibetanos cuando se pasa la
caminos para que los acrores aficionados y diletantes participen cn el
mano por sus bordes. F.n este sentido, cabe destacar la tesis defendida por
trabajo teatral. De la resistencia conrra la perfección arresanal tam-
Jacques Lacan según la cu¿rl la voz (junto con la mirada) se cuenta entre
bién se deriva el propósiro, implícita o explícitamente político, no los objetos fetichistas del <leseo, a los que designó objet i. Efectivamente,
únicamcnte estético-teatral, de proteger al teatro de Ia permanente
el teatro presenta la voz como ob.ieto de exposición de una percepción
amenaza de un entumecimiento causado por una estéril perfección
erótica, lo que produce una enorme tensión si esta percepción contrasta
profesional.
de modo tan drástico con los horrores del contenido de la descripción
de una batalla, como en el caso de la lectura de Homcro. Con todo, la
Texto, voz, sujeto relación entre escritura y texto leído en la escena del nuevo teatro sería
En la medida en que se rransmire una experiencia de escisión a tema de una investigación a parte.
través de la lectura o la dicción de un texro que provoca extrañamiento
Mallarmé quiso hacer del texto un objcto que desplegara su propio
respecto al cuerpo, se hace conscienre la mediación que ejerce la persona
esPltcement, su espaciamiento y, porlo tanto, su corporalidad. Un coup
que lee/habla. Henry M.
Sayre ha observado !lue, en las piezas de
de dés da a la página la apariencia cle un escenario de las palabras. A
lectura de Kathy Acker, la acrriz se converría en una médium de los
principios de los aiios ochenta se extendió la tendencia de separar
ideologemas y mitos sociales que resonaban a rravés de su cuerpol0. radicalmente el texto de la situación del actor, haciendo de cada uno
Se podría continuar esta idea con la sugerencia de que aquí, de modo
de ellos una experiencia teatral autónoma. En Bélgica Jan Decorte
similar a cierras acciones feministas, los performers son uíctimas de sí
escenificó textos de Heiner Müller y del Thsso de Goethe como lecturas
mismos: articulan y padecen literalmente rextos que les son hostiles,
escénicas. Desde entonces el regreso a textos completos se extendió
manifestando así el dilema cultural que separa dolorosamenre sus deseos
tanto que uno de los revolucionarios del teatro de ese tiempo, Luk
subjetivos de los sistemas lingüísticos e ideológicos de su sociedad. Otro
I)erceval, reahzó a finales de los noventa una escenificación de Las
ejemplo de cómo la escisión enrrela physzs y el significado Fuerza una Historias de Shakespeare de muchas horas de duración. Aquí también
percepción modificada se encuenrra en el teatro de la Societas Raffaello
se evitó una relación naturalista entre el texto y la escenificación, a
Sanzio, en el que un acror operado de la laringe y que únicamente través de traducciones que provocaban extrañamiento. De este modo,
dispone de una voz reforzada mecánicamente -que, en consecuencia,
en el teatro posdramático el texto se recita y se presenta más como
suena maquinal y metálica-, hace que lo hablad o y lavozse despeguen
material lingúístico expuesto de modo ajeno y alienante, que como
de modo inquietante. El acto de hablar se desnaruraliza al máximo
¡ al texto para la interpretación de papeles.
mismo tiempo, connora la terrible amenaza de su propio fracaso. E,n las
lecturas de La llíada que realizó el reatro Angelus Novus, la duración
Parsale textuaL
Un término que abarcara las nuevas variantes de uso del texto
r0
Cit. de'Ihsr.rrr', Níls. Szenisches Schreiben. 'lheatralitit in den T¿xten uon Kathly debería designar el espacemen¿ entendido en el sentido de Derrida:
Acker.Trtbqo de licenciatura inédito. Giessen, 1L)92, pp. 46 y ss.

tó4 Teatroposdramático
Texto .tdl§
la m¿rteri¿rlidad fonética, cl curst¡ tcrrrporal, la prol.lrrgrrcitirr cn cl lisicrr: bt¡cas, r()stros, cxprcsiottt's lrrciales tlc l.rs oyclttcs, ctc. llrr lrr
espacio y la pérdida de la teleología y dc la idcnticlacl prc¡ria. N«rsotnrs picz.a radiofónica se itnagir-ran rostros, firrmas y cucrPos Para voces

escogemos el úrmino paisaje textual (Textlandscbaji) porque nombra, ir.rcorpóreas. Se trata de que el espacio escénico y el espacio sonoro

al mismo tiempo, la interconexión de los lenguajes teatrales circundante, ligado completamente a é1, creen un tercer espacio que
posdramáticos con las nuevas dramaturgias de lo visual y mantiene abarque tanto la escena como el théatron. A diferencia clel exceso de
el punto de referencia enla obra paisajística (landscape plal. De este material prefabricado en las nuevas formas teatrales, el plal back
modo, texto, voz y ruido se fusionan en la idea de un paisaje sonoro juega, por Io tanto, un papel insignificante Para \ü7ilson. Para él lo
(naturalmente en un sentido distinto al que era usual en el realismo importante es un actor que, aun inserto en un dispositivo audiovisual,
escénico clásico). Es conocida la versión naturalista de los paisa.ies habla aquí 1t ahora. El espacio de la imaginación, que ocupa el lugar del

acústicos en las escenificaciones de las obras de Chéjov por parte espacio visual, debe eliminar el enfrentamiento entre platea y escena

de Stanislavski que, con efectos de sonido perfeccionados (ruidos en beneficio de un espacio onírico de asociaciones que englobe a

de grillos, ranas, pájaros, etc.), intensificaba la realidad del espacio ambos a partir de la dramaturgia visual y el paisaje sonoro.
ficticio delimitado por una escena auditiua, si bien recibió por ello
una sarcástica crítica del autor. En este contexto, Roubine utiliza los Teatro de voces
términos pqtsrtge auditiue y pqtsrtge tonore, paisaje auditivo y paisaje Friedrich Kittler ha conectado ingeniosamente las categorías de la
sonoroll. teoría lacaniana con los sistemas de registro técnico de la moderni-
dad: lo simbólico (respecto al encadenamiento discontinuo de sig-
Teatro = cine mudo + obra radiofónica nificantes individuales) con la letra impresa, lo imaginario (respecto
En contraposición a la idea de Roubine , el audio-landscape a su estatus presemántico) con la fonografía'2. Lo real -es decir, Ia
posdramático -del cual \lilson es un ejemplo- no reproduce corporalidad-, siempre y cuando no esté codificado por el deseo (es-
miméticamente una realidad, sino que produce un espacio de tructurado a través de lo imaginario) o por el significado (organiza-
asociaciones en la consciencia del espectador. La escena auditiua do simbólicamente), entta en juego mediante la presencia del cuer-
en torno a la imagen teatral abre referencias intertextuales en rcdas po liberada de sentido, una vez que la presencia fisica ha socavado
direcciones o complementa el material escénico a través de motivos todo orden (verbal o no verbal) y significación. La realidad corporal
sonoros musicales o ruidos concretos. En este contexto resulta crea un déficit de sentido: lo que quiera que aparezca en Ia escena
revelaclora Ia declaración de \Tilson en la cual manifiesta que su ideal en términos de significado es siempre llevado Ltn paso más allá de
de teatro sería una fusión entre cine mudo y pieza radiofónica pues, su consistencia a través de [a sensorialidad del cuerpo; el sentido es

de este modo, tiene lugar una apertura del marco. Para cada uno de desgajado del torbellino preconceptual de la certezd sensorial que' a
nuestros sentidos, con el ver imaginario en las piezas radiofónicas partir de cada posicionamiento estable (tesis) de un texto, destaca su
y el oír imaginario en el cine mudo, se abre un espacio ilimitado. lado petformltiao, sú carácter despreocupado de toda verdad, su Pro-

Cuando se ve cine mudo y cuando se oye una pieza radiofónica, el funda inconsistencia. El desplazamiento del sentido a la sensorialidad
espacio auditivo y el visual, respectivamente, carecen de límites. En
r2Kr:r:rrrn" F. Grammophon Film Typeuriter. Berlín: Brinkmann U' Bose, 1986,
el cine mudo se fantasean voces de las cuales solo se ve su realización pp. 27 y ss. Clr. I-ecaN, JacAres. Die uier ()rundbegrtffe der l\ychoanalltse. \Teinhcinr/
Berlírr: Quadriga, l9tt7, p. 204 [cd. cast., 1-as cudtro clnce?tosfundaruentales de l\i'
rr RottntNn, y t68. coanilisis. Barcelon:r: l'}aiclós, 1 9871.
J. J.'lhéátre et ruise-en-sci'ne lBB0-1980, ul,. cir..l1p. 166

tr,&dr Teatro posdramático Texlo ?$?


es inherente al proccscl tcatral cn cuant() t:rl, y cs cl ll.rrrirucrro rlc lrr (,;rlrc rccorrlar (luc algtttros grtl[)os tlc Illúsic¿ hacctt [rttetta ProPll-
aoz en uiuo el que, de un modo más directo, rnanificsra la ¡rrescnciu y grurdrr corr le inclicaciór-t unplugge¿, desdeñando de este modo las
el posible dominio de lo sensorial en el sentido y es, al mismo riern- posibilidades electrónicas que ofrece la industria para reforzar los
po, el corazón de la situación teatral, pues la copresencia de actores elcctos de la música.
uiuos imprime el sentimiento. Debido a una ilusión consriruriva dc El teatro posdramático no pretende tanto hacer audible la voz
la cultura europea, la voz parece llegar directamente desde el alma. única de un sujeto, como realizar una diseminación de voces que de
Es sentida como carisma espiritual, físico y mental de la persona que ningún modo se limita exclusivamente a fragmentaciones efectuadas
nos llega, por así decir, sin filtros. La persona que habla esla persona de forma electrónica o técnica. Así, podemos hallar unión coral y
presente por excelencia, metáfora del otro (er-r el sentido de Emmanuel desacralización de lapalabra; exposición dela pbysis de la voz en grito,
Lévinas) que apela a una responsabilidad/respuesta del espectador, no a gemido, ruidos animales y espacialización arquitectónica. Si se piensa
una hermenéutica. El espectador se encuentra expuesto a la presencia en las piezas realizadas por Schleef Fabre y Lauwers, en Maatschappij
liberada de sentido del que habla como una pregunra dirigida a é1, Discordia, el Theatergroep Hollandia, La Fura dels Baus o el Théátre
a su mirada como ser corporal. Ya no puede reducir su voz a una du Radeau, se observa cómo la simultaneidad, la poliglosia, el coro y,
materialización de un logos pasado, Ausente, ni a la mera voz de la fi- en palabras de \Wilson, las arias de gritos, contribuyen a que el texto
gura encarnada como sucede en los papeles dramáticos. Mientras que se convierta, a menudo, en un libreto semánticarnente irrelevante y
la estética clásica promete (incluso en el efímero teatro) la duración en un espacio sonoro sin fronteras sólidas. Se difuminan los límites
ideal de la apariencia (el drama conserva, hace perdurar el sentido del entre el lenguaje como expresión de una presencia viva y el lenguaje
discurso), el nuevo teatro asume su desuanecimiento en un desplaza- como material lingüístico prefabricado. La realidad de la voz se
micnto de la noción de teatro desde la obra al aconrecimienro, que convierte en un tema en sí mismo: se ajusta y se ritmifica a partir
se convierte en multidimensional, espacio-temporal y audiovisual. de patrones formales, musicales o arquitectónicos, mediante el uso
Consecuentemente, pueden difcrenciarse varios modelos en la estéti- de la repetición, la distorsión electrónica o la superposición hasta
ca posdramática de la voz: hacerla ininteligible, o a través del uso de voces tratadas como ruido,
1. Physis de la uoz. El teatro recuerda uno de sus elemenros básicos, gritos, etc. Exhausta por la mezcla, se desprende de los personajes
Ia ptrra pbysis de la uoz en su esfuerzo, jadeo, ritmo, sonido arcaico como una voz incorpóreay fuera de lugar.
y grito.
2. La uoz monologada. El teatro redescubre la uoz monologada que Sujeto / diseminación
se anuda en el diálogo de discursos diseminados; de este modo, la La presencia de un cuerpo humano sobre la escena estructura el
riqueza del teatro se erige a partir de esa sola voz y la modulación y espacio visual. Análogamente, en el teatro la voz humana domina
graduación de sus posibilidades. Es lo que ocurre, por ejemplo, en el universo de los ruidos desde el lugar más alto de una jerarquía
los monólogos de Jutta L,ampe, Edith Clever o Jeanne Moreau. (también en el cine se eliminan artificialmente los demás ruidos
3. La uoz electrónica. Como en la vida cotidiana, la voz grabada para destacar la voz portadora de significado como objeto fetiche).
-intensificada, descompensada, reproducida y artificialmenre modi- De hecho, el lugar privilegiado de la voz humana estuvo siempre
ficada por micrófonos* también .iuega un papel significarivo sobre úa el cordón sanitario de silencio
asegurado en el tcatro; a ello contrib
la escena; convierte en una rareza la voz viva de los seres humanos. y quietud que se desplegó alrededor del recinto del templo sagrado

P&S Teatroposdramático Texto ü&S


en quc se convirtió la esccna: los anrortigrradorcs dc sorriclo, l:rs l'.1 tcatro de drar.na y clc la rnisc en scine tle significatlo textual no
luces rojas indicando la advertencia uSilencio durante la funcirin,, cl pcnniten que se dcstaque con propiedad una semiótica auditiva.
comportamiento parsimonioso del público (que, sin embargo, sokr sc Reducida al transporte de sentido, la palabra pierde su posibilidad
estableció regularmente hacia el siglo xvrll), etc. de esbozar un horizonte sonoro realizable únicamente de modo
'lladicionalmente, el sonido vocal como aura en torno a un cuerpo
teatral. En cambio, el dispositivo electrónico y corpo-sensorial del
cuya verdad es su palabra prometía no menos que la identidad dcl teatro posdramático redescubre la voz. La presencia de esta, base
ser humano, determir-rada subjetivamente. De ahí que el juego de de una semiótica auditiva, se escinde del significado y concibe la
las nuevas tecnologías multimedia que descomponen la presencia formación de signos como gesticulación de la uoz, agudizando el
del actor y, especialmente, la unidad devoz y cuerpo, no pueda ser oído ante los ecos en el sótano abovedado de los suntuosos edificios
tomado como un .iuego de niíros. [,a voz sustraída electrónicamente literarios. Se trata de un sono-análisis del inconscienre rearral: rras
termina con el privilegio de la identidad ¡ en ese monlento, tiene lugar las consignas, el grito de los cuerpos; tras los sujetos, Ias vocales
un doble desplazamiento: la división de una semiótica propiamente significantes gracias a las cuales logran caminar. La deshumanización
auditiva más allá de los significantes lingüísticos, por un lado, y aquí implícita libera nuevas líneas de fuga y corrientes de energía y,
la modiñcación inmanente de lo auditivo en sí mismo, por otro. con ello, desempeña lo que pudo haber imaginado Antonin Artaud
Clásicamente la voz se definía como el instrumento más importante en 1947, en su ya legendaria emisión r¿rdiofónica Pour en finir auec
dcl actor; sin embargo, ahora el cuerpo entero se conuierte en uoz. le jugement de dieu, una especie de modelo en miniatura del teatro de
EI escándalo del cuerpo hablante se transforma en la disolución de la uueldad. Mediante [a distorsión en los timbres y frecuencias más
los límites corporales; el volumen del cucrpo que respira se expande, altos, posteriormente en la profundidad codificada como masculina
disuelve los límites de su propio espacio sonoro. De este modo, en y a través de la reproducción de voces corporales individuales y su
el proceso que se inicia con la respiración (inspiración y expiración) combinación con ruidos y otras voces, Artaud pretendía llegar hasta
el cuerpo se vuelve vibración e instrumento sonoro, y continúa con el punto de quc la pluralidad, sin un centro fi.iable, se percibiera
la yoz. El sonido crca alrededor del cuerpo un ámbito fronterizo, como un destronamiento del yo, el sujeto como objeto, como víctima
un paisaje sonoro [iminar: todavía cuerpo y ya espacio del terreno de los impulsos que lo inundan, dejando a un lado su identidad
escénico, rociado y nuevamente abandonado rítmicamente por ondas personalri. Cuando la voz hace audibles sus articulaciones sonoras de
sonoras y de energía. El teatro vive de este entre, de este entorno del modo transversal a la expresión de sentido individualizada, se revela
cuerpo a partir de la respiración, el ruido y la voz. Se manifiesta una cada capa en la que, de acuerdo con Roland Barthes, «se investiga
experiencia explícita de lo auditivo cuando se descompone el todo cómo trabaja el lenguaje y se identifica con este trabajo. Se trata de
denso y cohesionado del acontecimiento teatral, cuando el sonido y una palabra muy simple que, no obstante, debe ser tomada muy en
la voz se organizan por separado y se reconocen en una lógica propia; serio: la dicción del lenguajerra.
cuando el espacio del cuerpo, el espacio escénico y el espacio de los
espectadores se escinden, diseminan y reunifican de modo distinto a
través del sonido y la voz, de la palabra y el ruido. Entre el cuerpo y
rr -fiibingen: (lunter
la geometría de la escena, el espacio sonoro de la voz es el elemento Clr. F'rNrn& Hclga. l)er subjehtiu? R/lttm. Narr Verlag, 1990,
pp. 127 y ss.
inconsciente del teatro hablado. Batlut:s, R. Das Rauhe der Stimme . Berlín, 1979, pp. 19 y ss. led. cast., El grano
'a
dc h uoz. Entreuistas 1962-1980. Madrid: Sielo XXl, 20051.

l'¡"il Teatro posdr amáttco T-.xto lil'ir r


,1.'l,rs rlis.urr,,s. t.tl 1't,rttto sc lritllstllitcl), por citlrrplo, ttl l,l citttlrttl tlt'
Locus agendi, Locus parLandi, semrótica auditrva
Nttcva Vrrk''.
La relación entre el cuerpo ylav<'tz también ha siclo tttr tcrrclto tlc
juego propicio para la estética teatal electrónica: el doblaje, cotro crr
En el teatro del neoyorquino Jesurun la esccna se convierte en un
la sincronización en el cine, concilia una voz oculta con la in.ragcn
amt-¡iente (enuironment) de estructuras de luz y texturas auditivas.
corporal; el playback, en el cual el cucrpo se ajusta por mimetisrno
En un tempo vertiginoso, con réplicas y contrarréplicas veloces
a una voz pre-existente que, al mismo tiempo, es absorbida por é1.
como un rayo, prácticamente sin pausas, desde el primer momento
Se produce entonces w espacio sonoro en el cual el locus agendi y cl
se pone en funcionamiento una máquina textual de voces, palabras
locus parlandi se escinden; el audio-landscape y las voces sin cuerpos,
y en la que solo se vislumbran fragmentos de una
asociaciones
frecuentemente en off, t, inmiscuyen e interfieren en otras (en
trama. En un campo de indeterminación se manifiestan diálogos
directo) que habitan los cuerpos y en voces grabadas de los propios
particulares, disputas, declaraciones de amor; lo político y lo privado
actores. Robert \X/ilson, por ejemplo, fue especialmente conocido por
se entremezclan. El terna de Jesurun, la comunicación, la naturaleza
escindir el locus agendi y el locus parlartdi, cott lo que conseguía n-rinar
siniestra del lenguaje, se concentra más sobre Ia forma quc sobre
la percepción de un personaje unitario.
el contenido. En su teatro a menudo las voces también se sustraen
La técnica del micrófono inalámbrico posibilita que la voz clel actor
mediante micrófonos invisibles y resuenan desde otra parte. Las
visto sobre la escena parezca provenir de cualquier parte del espacio
frases vuelan de aquí para allá, trazan caminos' crean campos que
del teatro. De este modo, el inalámbrico ubica la voz como elemento
forman interferencias con los elementos ópticos. La rapidez maquinal
en el espacio y esta ya no queda determinada por un sujcto autónomo
del que habla y de sus réplicas hace que las palabras funcionen como
y dueño de su propia dicción. El espacio sonoro y la estructura
flechas o balones disparados entre las personas y las imágenes con
auditiva exclaman por encima de todo: yo no soy el que habla,
tanta rapidez conto en una screwball-comed1, de modo clue trazan
sino ¿s¿ y lo hace a través de un comple.io, en palabras de Deleuze,
líneas de fuerza a través de la escena vista por el espectador, en la cual
tlgencement maquinizado. En su teatro cinematográfco John JesLrrun
anidan sobrecleterminando lo visual. ¿Quién habla, quién responde?
desarrolla una variante del nuevo tratamiento de la voz y el sonido. La
La mirada busca. ¿Quién es el que ahora habla? Se descubren los
oportunidad de deñnir el sonido, la imagen, el espacio y la escena a
labios que se mueven, se asocia la voz con la imagen, se integra lo
través de líneas de fuerza se inscribe en el espacio escénico organizado
apedazado y se picrde de nuevo la cohesión. Del mismo modo que
ópticamente. La propagación y dirección de los sonidos forman un
la mirada vaga de un lado para otro entre cuerpos e imágenes de
agencement con las estructuras visuales, como componentes de una
vídeo, se refleja a sí misma Para percatarse del lugar donde residen
máquina que acopla cuerpos, imágenes y sonidos. Su trabajo puede
la fascinación, el erotismo y el interés. La mirada se percibe como
describirse en el contexto del paradigma del cual habla Helga Finter:
mirada de vídeo, mientras que el oído construye otro espacio dentro
del óptico: campos de referencia, líneas que traspasan las barreras.
[.a lucha lront,rl cc,ntr¿r cl lenguaje ceclc a un juego astuto con los lenguajes,
Mientras las imágenes escinden la presencia, en tanto combinan el
cuyos elementos son reorg¿lnizaclos como piczas móviles. F,n la cra dc
presente de lo que acontece en escena con otros tiemPos e imágenes
la electrónica y de los rncdios de cot.llut-ticación se escaPan c1e las ebrias
probablemente muy distintos, el lenguaje agh-rtina nuevamente, en
sombras de las glosolalias de Artaud, voccs grotesc¿rs y tragicórnicas que

emanan de la expcricncia de la pluralidad de los lenguajes y de la relatividad


|5
Véase cl artículo de H. Fintcr pa.ru'llteater heute II82, p. 49.

llil Teatroposclramátrco Texto *YS


un jttcgo dc pregrrntas y rcs[)ucst1rs, lrr irrragcrr tlc.spctlrrzrrrlrr t'n lrr .,r,.1,r v.'z lrris rlcsprcrrtlirlrr rlt t()(lrl c()r[)()rirlirlrrcl? llr(lc otr,ts.,,s,ts l,t

irnaginación prescnte. ir»¡rrcsiórr clc quc cad,r voz. desprendida proviene dcl Hacles, rccttcrtl,t
La voz que proviene de un altavoz carece del timbrc fisico, l<r la caída en la muerte. A este respecto, resulta relevante el pasaje cle

que la distingue de la voz humana natural. Sin embargo, la voz. Proust en el que Marcel escucha la voz de la abuela al teléfono:
del espacio electrónico se convierte, al mismo tiempo, en lugar de
lo transubjetiuamente impensado, no pintado, con lo que acriva la [Es ella], es su voz la que nos habla, quc está ahí. Pero, ¡qué leios está! ¡Cuántas

imaginación. De este modo, la imagen se encuentra sobrepintada/ veccs no he grdido menos tle escucharla con angttstia, et¡nltt :i ittltc (sta
sobrescrita por las palabras; a partir de los pedazos del sentido la irnposibilidad dc vcr antes de largas horas de viaje a at¡rclla cuya voz- cstabl

recepción fantasea constructos imaginarios. Más allá del sentimiento tan cerca de r¡.ri oído sintiese mejor lo quc hay de fálaz cn [a apirrienciir de

perdido, precisamente en el maquinismo, se formula de pronto, en la rnás dulcc aproximaciírn y a quó clistancir podcrnos estar de las pcrsonas

un punto de fractura, el ansia de comunicación, el sufrimiento en su qucridas en el momento cn que prrece c¡uc no tendríamos más que alargar la

imposibilidad (dificultad, esperanza) de derribar el muro, la muralla mano para retenerl¿rs! ¡l)resencia real dc csta voz tan próxinra, cn la separa.ción

del lenguaje intraducible. Destella, sin embargo, un instante más cfcctiva! ¡Pero, tambión, atiticipaciones dc una sep:rración ctcrul! A nlenudo,

humano: el sujeto íntegro se encuentra momentáneamente cuando la escuchando así, sin ver:r Ia quc nrc hablaba de tan lcjos, me ha parccido que

mirada localizalavozy la devuelve al cuerpo, fáctor del ser humano, arluella voz clamaba clesclc las profundidadcs la imposibilidad dc que no se

hasta que el mecanismo integrado por sonidos, reacciones, partículas volver a subir, y he conocido la ansiedad que habría de estrangularrne un dí4,

eléctricas, rastros visuales y sonoros toma el mando de nuevo. cuando una voz volvicsc así (sola, sin dcpcnder ya de un cuerpo que jarnás

Desde que la voz pudo desprenderse del hablante por medio del había de volver a vcr yo) a nrurmurar :r rni oído palabras que hubicr:r queridtr

gramófono y del teléfcrno de modo más eficaz, con la tecnología besar a su paso por unos labios para siem¡rrc rcducidos:r polvor8.

electrónica-, surge una realidad de voces desubicadas que se ¡rodría
designar mediante el término voces en soufrance, empleado por
f)errida en La tarjeta postal*, cuyo destinatario es imposible de
ubicar. Las voces no pueden ya localizar las figuras ¡ a través de la
arquitectónica musical, se desprenden todavía más de los caracreres
hablantes. Benjamin habló de ver sin oír ¡ en su ensayo sobre la obra
de arte, analizó la desarticulación y la división de las percepciones
sensorialesr('. El oír sin ver, en cambio, se convierte en una experiencia
normalrT. ¿Qué sucede cuando la sonoridad corporal de la voz aparece

* Dnnltroe, Jacques. La tarjeta ¡,osta/: de Sócrates a L.reud 1 más allá. Barcelona:


Siglo xxr, 2001 [N. dcl E.].
"'BuN.¡autN, \7. .l)as Kunstwerk inr Zeitalter seine r tcchnischen Reproduzierbar,
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20081. Cucrm¿ntes, o¡t. rit., p. l<:\1.

iirll.( Teatro posdramático Texto *il$


6
Espacio

Espacio dramático y posdramático

Espacio dramático, centrípeto y centríf ugo


Generalmente se puede decir que el teatro dramático preñere un es-
pacio mediana; los espacios inmensos y los muy íntimos son tenden-
cialmente peligrosos para el drama. En ambos casos, se suprime o se

pone en peligro la estructura del reflejo (Spiegelung), en la medida en


que el marco de la escena funciona como un espcjo que permitc que
el mundo homogéneo del observador sr: reconozca en el mundo igual-
mente cerrado del drama. Para que tengan lugar estas equivalencias y
estos reflejos, aunque sean también ilusorios o ideológicos, resultan ne-
cesarios el aislamiento, la independencia y la identidad propia de am-
bos mundos. Todos ellos posibilitan la seguridad de ks fronteras, indis-
pensable para el proceso de identificación entre emisión y recepción de
los signos, que transmite un emisor idéntico a sí mismo a un receptor
idéntico a sí mismo. Un tcatro en el cual la percepción no se encuentre
dominada por la transmisión de signos y señales, sino por lo que Jerzy
Grotowski llamó ula cercanía del organismo vivorl, se contrapone a

r R<runrNo,
Jean-Jacques. 7héátre et mise en sdne 1BB0-1980, op. cit., p. 107 lcfi.
para l:r cita en castellano: (ltolowsrr, l. Hacia un teatro pobre. Madrid: Siglo XXI,
2009, p.24).
las distar-rci¿rs y abstracciones cscncialcs cle I clr¡nl,r. [,¡ tlistarrr irr t'rrt rc ca iltrsirrrrista, sc cclcbra tttr vcrcladcro triunfo de l¡ ilusión teatralr.
actores y espectadores llega a reducirse tanto que la proxinriclacl fisicl (lomo cjemplo podemos citar el excepcional esPectáculo 1789 del
y fisiológica (respiración, sudor, jadeos, movimiento muscular, es¡r,rs- 'lhéátre du Soleil, en el cual la impresión de una animada feria anual,
mos, miradas) se superpone a la significación mental, de modo quc sc con montones de personas, tenderetes iluminados, bullicio y sorPresas,
origina un espacio de una tensa dinámica centrípetrt en la que el teatr<r se combinaba con las escenas actuadas. Las plataformas de madera,
se vuelve un momento de energías vividas conjuntamente, en vez cle unidas unas a otras mediante pasarelas, y las multitudes de espectadores
un conjunto de signos rransrnitidos. Así, por ejemplo, en las esceni- que iban y venían entre ellas, aglomerándose o dispersándose, confi-
ficaciones de Grotowski (El príncipe constante, 1965-1968; Auópolis, rieron al teatro una atmósfera semeiante a la de un circo ¡ al mismo
1962-1964-1967; Apocalipsis cumfgurk, etc.) el teatro se convierte en tiempo, lo hicieron equivalente, escénica y espacialmente, a las calles y
un grupo de escenas casi rituales en las que la participación emocional plazas del París revolucionario.
de los espectadores se produce para el acontecimiento. Los actores son
observados desde una cercanía (close u¡t) tan asedial-rte que el especta- Espacio metonímico
dor no puede evitar ser consciente de su proximidad corporal y de su En todas las formas espaciales abiertas más allá de la ficción de
mirada de uol,eur, y cae en la esfera de la vivencia orgánica conjunta, si la escena dramática el espectador se transforma en un coactor más
bien esto sigue siendo algo rnuy distinto a una participación real, que o menos activo, más o menos voluntario. La realización escénica
no se produce en las piezas de Grotowski. de Kama Ginkas, K.I. Jrom Crime, preparada para la actriz Okzana
La otra amenaza para el teatro dramático es el espacio de grandes Mysina y que pudo verse en 1997 en Avignon, hizo del esPacio,
proporciones, que tiene un efecto cent{ugo. Se puede tratar simple- provisto apenas de algunos elementos fragmentarios, una escena de
mente dc un espacio que, por sus enormes dimensiones, suplante o apelación real a los espectadores presentes, que fueron tomados de
sobredetermine la percepción de todos los demás elementos (como, la mano individualmente, requiriéndoles su ayuda y su implicación
por ejemplo, el estadio olímpico de Berlín en Winterreise [Viaje de en la histeria lúdica de laactriz, que interpretaba a Katerina lvanova,
inuiernoJ, de Grüber); o un espacio que eluda el dominio de la mi- personaje de la novela de Dostoievski. La diftrminación extrema de
rada mediante acciones que tienen lugar simultáneamente pero en la frontera entre vivencia real y ficticia tiene consecuencias de gran
distintas ubicaciones, como en el teatro integrado o en el famoso alcance para la comprensión del espacio teatral: este Pasa de ser un
Orlando furi¿s¿ de Luca Ronconi a partir de una adaptación de Tasso espacio metafórico y simbólico a convertirse enun espacio metonímico.
realizada por Eduardo Sanguinetti, puesta en escena por primera vez La figura retórica de la metonimia produce la relación y la equivalencia
en 1969 en el Festival dei due mondi en Spoleto y uno de los pri- entre dos medidas, no del modo en que lo hace la metáfora, que
meros grandes acontecimientos de Io que poco después se llamaría acentúa su similitud (por e.iemplo, entre la navegación y la vida en
tedtro total. Aquí los espectadores tuvieron que padecer la tortura de w uiaje uital con salida/nacimiento, camino, quizá tempestades y
decidir cómo querían montar.rz representación en vista de varias op- descarríos, llegada/muerte), sino que permite tomar una parte como
ciones posibles. Támbién fueron utilizados como decoración, cuando el todo (pars pro toto: por ejemplo, una cdbeza [inteligente]) o hace
de pronto pasaban a hacer de árboles de un bosque que atravesaban uso de una conexión externa (Wasbington desmiente que...). F.n cl
los actores. Tanto aquí como en otros ejemplos del teatro total se sentido de esta relación de contigüidad podemos llamar metonímictr
puede considerar que, pese al rechazo de una configuración escéni-
r lbídcm, p. I 14.

i]5rtrX Teatro posdramático Espacio il tli


¿r un espacio escétrico Lluc no sc clctcnninc ¡rrirrcip:rlnrcntc (()r)l() llr anra y otros rililt (-o1¡

soporte simbólico de otro mundo ficticio, sino clue sea crrl:ltiza(l() y l'.1 dranra ha sido dcsde siempre más bicn un marco en sí mismo
ocupado como parte y continuación del espacio real del tearro. qtre algo cnmarcado. Así como en la pintura el fondo es imprescindible
El teatr<¡ dramático, en el que las tablas del escenario significarr el para la Iigura de modo que esta pueda ser destacada, la trama y la
mundo, se podría comparar conla perspectiua: el espacio se encucnrra acción dramática constituyen el marco y el fondo irrenunciables a
aquí, tanto en sentido técnico como mental, ventana y símbolo, partir de los cuales los gestos individuales del lenguaje y del cuerpo
análogo a la realidad que hay de*ás. Por medio de la abstracción y conservan su sentido. Por lo tanto, en teatro coexisten el marco espacial
del énfasis, ofrece una suerte de equivalente metafórico del mundo del proscenio, el marco mental de la escenificación ¡ denro de ellos, a
a escala, al modo de una pintura renacentista pensada como fnestra su vez, el marco del proceso dramático. A ellos se añade la disposición
dPerta.El teatro dramático simboliza una venrana cn perspectiva formal que Funciona, asimismo, como marco. Con el primer verso, la
en la medida en que sus tablas siempre significan el mundo; es primera frase, la primera salida a escena, el público se prepara para una
secundario si el drama se representa en distintos compartimcnros de determinada expectativa de lenguaje, una forma estilística elemental y
un escenario simubrineo, como en la Edad Media, en la decoración una estética. De este modo, los acontecimientos se encuentran también
múltiple (décor multiplr) del Renacimiento o cn el tipificado palacio enm¿rrcados por la forma. Por un lado, lo enmarcado se constituye
de espacio unitario (palais á uolonté) del Clasicismo. Lo mismo ocurre como contexto interno y, por otro, se aísla por la realidad externa como
si tiene lugar ante el trasfondo del escenario barroco o en el campo de algo especial, significativo, elevado e intensificado. Cada esrérica rearral
fuerza de un milieu naturalista que parece dererminar de anremano emplea esta capacidad del marco cuando saca a la luz elemenros simples
l¿rs acciones de las personas. y poco significativos. El marco intensifica y concentra la predisposición
El espacio dramático es siempre el símbolo de un mundo entendido para la percepción de un modo en que también lo coticliano deviene
como totaliclad, por más que sea mostrado de modo fragmentario. interesante. En su diario Max Frisch anoró:
Por el contrario, en el teatro posdramático, el espacio deviene una
parte del mundo ciertamente destacada, pero entendida como ¿Por quó se enm:rrcan los cuadros? [...] F.l marco, cuando [o ha¡ clcsprende
algo que permanece en un continuum de lo real; como fragmento flas imaigenes] de la naturaleza, cs Lrna venrana a otro espacio totalmenre
enmarcado en las coordenadas espacio-temporales pero, al mismo distinto, una vcntanA al espírinr, donde la flo¡ la pintada, ya no es una flor
tiempo, continuación y, por ello, fragmento de la realidad de la que se marchita, sino una intcr¡rretación de todas las florcs. El m¿rrco la sitú:r
vida. El trayecto que en el teatro clásico recorre la intérpretc sobrc la fucra del tiernpo. [...] ¿Quó nos dice el marco? [)ice: mira hacia aquí, aquí
escena significa, como metáfora o símbolo, un trayecro ficticio, quizá encuentras algo digno de verse, algo que está fuera del az.ar y la transitoricdad;
la distancia que recorre Grucha a través del Cáucaso. En un espacio aquí encuentras el scntido rlue dura, no las flores quc se marchiran, sino la
que funciona metonímicamente el camino recorrido por un actor imagen dc las flores, o, como ya se ha dicho: la imagen-sentido3.
representa principalmente una referencia espacial de la situación
de teatro, referido, corilo pars pro toto, al espacio real del rerreno Estas frases caracterizan también el rendimiento del marco en
de actuación y, a fortiori, del teatro y del espacio circundante en su el teatro dramático. En el teatro posdramático, en cambio, resulta
conjunto.

I Fnrscrr, M. Ttgeb'iicher 19,t6-1949. Fráncfort: Shurkamp, 1970, p.65.

rt]ü Teatroposdramático Es pa r: io a8r


evidente c¡ue cl nrarco dificilnrcntc ¡'rucdc tcncr trnu :t¡rlicrrcitirr ptrt's, srrs scgtridorcs, cnl Ircccsario un nr¿lyor irn¡rulso del clistancirtlicnttl
al 6rral, acal¡a conducietrdo a tna imagert-sentido.lrn ltrgar clc cllo sc del rr.rcnsajc político, en sentido estricto, y de la literatura dramática,
privilegian algunas estrategias, como la de la enmarcación múltiplc. cn senrido amplio. A principios de los años ochenta llamó la atención
Cabría pensar hasta qué punto la idea de la imagen-sentido ya conticnc el hecho de que una serie de escenificaciones importantes -las de
en sí misma la contradicción de una mirada del sinsentido y, sobrc Klaus-Michael Grüber, Ariane Mnouchkine o Peter Stein- realizaran
todo, si hace referencia a la complicada problemática de la visión y grandes tableaux, cada una a su modo. En ese momento irrumpió un
del vera. La multiplicación de los marcos, sin embargo, neutraliza énfasis en el desarrollo de la configuración escénica, un interés por
verdaderamente la función de un solo marco; así, lo individual es un espacio teatral formalmente estilizado, que pronto se reflejó en el
extraído del terreno unitario que constituye el marco, en tanto que prestigio de artistas radicales como Jan Fabre. Se puso fin así a una
lo cerca. En vez de adquirir sentido por medio de la totalidad que lo idea de teatro orientado al contacto con el público, propia de la época
enmarca, lo individual ve cortado su vínculo con el todo que hace y setenta; ahora se trataba de sumergir
actiuista de los años sesenta
que lo sensorial resulte significante. En vez de ello, la multiplicación al espectador en un aspecto concreto, en detalles y en estructuras
de los marcos provoca que lo individual se reconduzca a sí mismo formales y significantes. Las consecuencias de esta tendencia fueron
como "i¿r aquí y ser así de su naturaleza sensible, o, visto desde otra una precisión clasicista, también fría, y unos entornos escénicos que
perspectiva, como perceptibilidad intensificada. producían una prolongada sensación de retardo. El efecto intenso de
la imagen y del espacio se asoció frecuentemente con una duración
Estética posdramática deI espacio: panorámica aumentada de la realización escénica. Esto condujo, en primer lugar,
a la vivencia del espacio característica del teatro posdramático en la
El giro en 1980 cual la impresión visual, en cierto modo, se sobrecarga con palabras
La emancipación de la semiótica visual del teatro, ligada a la y gestos en el transcurso de la realización. El espacio posdramático
retórica política y en competencia con ella, permaneció restringida a no sirue al drama, tampoco a una actualización politizada; el proceso
la neovanguardia de los años sesenta. La interpretación teatral podía teatral se convierte, a la inversa, en una experiencia esencialmente
ser lectura radical, pero todavía continuaba siendo más o menos válida espacio-visual.
la primacía del texto y la transmisión de significado. En la tradición La siguiente panorámica toma en consideración tanto los escenarios
del teatro dramático lo visual continuó sirviendo a esta transmisión con una clara separación respecto al espacio de los espectadores,
de significado -a pesar de su propio despliegue de estímulos ópticos como también espacios interactivos e integrados, aquellos que,
y arquitectónicos-. Para el libre desarrollo de un theatre of images* en sentido amplio, pueden entenderse como espacios heterogéneos
[teatro de imágenes] , como habitualmente se denomina a §íilson y que tienden un puente hacia situaciones cotidianas. Se mencionan
aquí espacios completamente al servicio de la semántica textual y
a espacios que se convierten, en palabras de Achim Freyer, en una
Clr. MeNrnr¡, Frank. nDie Auf-hebung der Anschauung im Spiel der Meta-
¡rher,. En Neue Heftefiir Philosophie, núms. 1B/19. Gótringen, 1980, pp. 58-78.
libre composición paralela de música o texto. En este caso, no se trata
" Theatre ofimages es el titulo de un libro publicado en 1977, por Bonnie Marranca, de valorar la obra de algunos escenógrafos significativos del teatro
en el que se analiza la obra de Robert 'Wilson, Richard Foreman y Lee Breuer y
contemporáneo. Desde Erich \Tonder hasta Anna Viebrock, dcsdc
en el que se propone un marco teórico-crítico para el estudio de sus producciones
Menneur;a, Bonnie. Tbe Theatre of lmagu. Indiana: Indiana University Press, 1977 Axel Manthey hasta Achim Freye¡ los espacios escénicos del presente
IN. delE.].

üSa Teatroposdramático Espacio 4fl.3

UN lvEf{l}ru,t¡_¡ ¡_rE ANTIOOUiA


y su corres[)ot)cl¡cnte dialóctica artística dcbcrr scr corncnr,rtlos t'rr su c()n)() ur) sistcnra.l.'crr,r.lrt,s. lrrr trna rcaliz.acirin cscúllicu tlc 7..5.1:'

inmensa variedad a la luz del paradigma clcl rcarlo ¡rosrlranrritico, (¡rrevianrcnte cstlcnada en 1993 en Gibellina) en el Iletz.erhallcn
así como del dramático (ya que en el teatro a la italiana, pro¡rio tlcl clc'Wcimar durante el Kunstfest de 1996, se practicó también una
teatro dramático, se encuentran también importantes innov¿rcioncs división de la superficie de actuación mediante áreas de luz en torno
espaciales). a las cuales el público se situaba, con el único límite de las marcas
lumínicas. De este modo, la estrategia de multiplicar los medios
Ta b Lea ux Ien ma rcaciones] de enmarcación teatral practicada por \Tilson proporcionó a cada
A simple vista, el espacio escénico en cuanro tableau se cierra detalle su propio valor de exhibición, si bien una vez más a costa de
programáticamenre frenre al théatron: la clausura de su organización su aislamiento estético. La creación de marcos se producía mediante
interna se hace muy evidente. En este sentido, el reatro de Robert la iluminación especial de los cuerpos, la definición de sus lugares
\ü/ilson resulta ejemplar y no por casualidad se le ha comparado sobre el suelo por medio de campos de luz geométricos, la precisión
reperidamenre con la tradición del tableau uiuanf . Como es sabido, escultural de los gestos y la elevada concentración de los actores que,
en el siglo xvrrr estaba de moda que las damas y los caballeros de por su eficacia ceremonial, producían también marcos en torno a ellos.
la alta sociedad se divirtieran reproduciendo cuadros pictóricos e 'Ihnto el modo de andar como el movimiento de una mano o la
imitaran las poses y las vesrimenras correspondientes (normalmente rotación del cuerpo se distinguen como fenómenos en una nueva
con acompañamiento musical), hasta que volvía a caer el telón5. De visibilidad. Así, dichos fenómenos se suceden en una serie no
esta comparación se desprende una observación correcta: el teatro de jerárquica, con precisión absoluta y encuadres remarcados. Sería
la lentitud orienta inevirablemenre la percepción hacia la posición con tentador describir ahora las tradiciones del clasicismo, de la nueva
la que se contempla un cuadro. Pero también una incorrecra, pues el objetividad y del surrealismo, así como los rasgos que proceden de la
objetivo de la ralentización ceremonial no es el feliz reconocimiento de estética barroca, en la cual, por ejemplo, también se dan los marcos
una pintura famosa (1o cual entraría en contradicción inmediaramenre encadenados tanto en pintura como en arquitectura.
con el motivo de la presencia del teatro), sino el reconocimiento de los
gestos humanos y las formas dinámicas en el presente vivo del rearro. Juego con eI espacio y [a superf icie
El marco propio de la pintura y el teatro de §Tilson es, de
es algo En el teatro dramático se trataba de crear un marco adecuado para
hecho, un teatro del marco ejemplar; todo empieza y rodo termina la experiencia de lo dramático; un espacio, al mismo tiempo, real y
-un poco como en el arte del Barroco- con los marcos. Incluso espiritual, una imagen de fondo, una imagen alegórica; esto es, la
allí donde \Wilson abandona los encuadres escénicos clásicos, crea constelación escénica misma en curtnto imagen en sí misma. Con Ia
inmediatamente marcos de luz, de espacio y de sonido. Por ejemplo, autonomización de la experiencia visual pictórica en la Modernidad
en Perséfone, representada a cielo descubierto en el antiguo estadio de se dio la condición previa para que la escena se aproximara en su
Delfos, dividió el espacio en áreas y líneas de luz y lo hizo aparecer concepción a Ia lógica de la imagen pictórica y, en consecuencia. s¿

apropirttut, hasta cierto punto, del modo de recepción característico de lít


* El autor
se refiere a la tradición pictórica de los cuadros uiuientes (tableaux ui- pintura. No obstante, no faltaron quejas a esta postura porque se creía
uants) en las clue se pretendía presenrar un relato histórico tipo friso. La Fotografia
que, a través de este giro hacia lo visual, la percepción, orientada de
vino a remplazar a esra particular forma de enrrerenimienro y arte [N. del T.].
5
Clr. Horusrnóu, Kirsten C. Monodram¿ Attitudes Thbleaux Viuantr. Studies on modo dramático-literario, sería expulsada del palco real; un rechazo
Sotne Tien* oJ'lhedtricdl Fhshion 1770-tBl l. Uppala: Almqvisr & \X/iksell, 19(r7.

§S&. Teatroposdramático Espac o *$§


l,rtttwcrs y crr rrr:is rlc rulrr protlrrc.ci<irr clc -f iilgcn Krrrsc srrlta a le vista
que, sin entbergo, pcrrnarlecí1r cicgo li-cnte al [tcltclicio <¡rr(. utlrr,.'llrr
ofrecía. Así, el enfbque de la imagen como tal sc convicrte cn ur)il
cl proccclir.nicnto dc siru¿rr a los acrorcs casi al bordc dc la escena; por

percepción dinámica de la opsis (fuistóteles) y en una uisión uideut, ctt


así deci¡ como en una superficie pictórica, adheridos ala cuarta pared.

el sentido que le da Max Imdahl coffto clntrabandn para el caso dc la


De este modo, en ocasiones, como en la escenificación de Ricardo II
de Kruse en Stuttgart, surge un efecto de composición que hace que la
vivencia teatral.
En las escenografías de Achim Freyer o Axel Manthey los cuadros disposición de los actores parezca claramenre una pintura en la parte
delantera del proscenio.
escénicos funcionan como niveles de imagen idealmente definidos.
Ambos conciben los marcos escénicos como una superfcie pictórica
que permite entender el ejercicio teatral como pintura escénica. De este
Montaje escénico
modo, Manthey ofreció una acentuación de lo pictórico sobre Ia escena
En los trabajos de Jan Lauwers podemos enconrrar otra forma del
espacio posdramático. En ellos los cuerpos, los gestos, las posturas, las
en la escenografía que diseñó para Der Ring [El anillo de hs NibelungosJ,
y 1987, en Fráncfort), voces y los movimientos se arrancan de su continuum espacio-temporal
de Ruth Berghaus (pt esta en escena entre 1985
'Ihnto y se reconectan, aíslan y mont/ln a modo de tableaux. Las .ierarquías
o a inicios de los años ochenta en Colonia para Jürgen Gosch. las
habituales del espacio dramático (ubicación del rostro, de los gestos
líneas, a menudo frías y tendentes a resaltar las grafías de la escritura,
como los emblemas de Manthey crean imágenes autónomas en las cuales
significativos, de la confrontación de los anragonistas) se vuelven

se sitúa en primer plano la relación de las figuras escénicas respecto a la


obsoletas ¡ con ellas, también el espacio subjetiuado, dispuesto por
superficie. Cuando emergen elementos primarios (tales como la esfera un yo-sujeto. La escena no se configura como un terreno homogéneo,
o el cubo), los signos simbólicos (como la mano y la flecha) o motivos
sino que consiste en ¿íreas alternantes, demarcadas mediante lalvy
naturales sencillos, el garabato y la escritura conscientemente inñntil, los objetos, en las que se acrúa sincrónicamente. De este modo, el
espacio de actuación se define momento a momento en el transcurso
recuerdan siempre a algo pintado. Haciendo uso de la tradición
intelectual del constructivismo y de la Bauhaus, Manthey dispone de la realización escénica. A diferencia de las acciones paralelas, a
menudo percibidas como inconexas en el caso de \7ilson, en Lauwers
un opulento lengua.ie de imágenes visualmente penetrantes, pero no
las conexiones objetivas son más claras y el espacio es m¡ís literario.
autocomplacientes, que también creó para el mundo de la danza (como
las que diseñó para
lVilliam Forsythe); aunque la mayoría de las veces Se trata, pese a la fragmentación, de espacios defnidos temáticamente.
se concentró en el teatro dramático como, Por ejemplo, las escaleras
El caleidoscopio de estructuras espaciales, el atrezo y los espacios
[fl mist;ntropoJ' de luz corresponden a un trabajo de montaje y desmontaje. En las
gigantescas que saturaban la escena pata Menschenfeind
obras de Shakespeare, que Lauwers ha escenificado repetidamente,
de Gosch (escenificada en Colonia, en 1982) o, dos años después, el
curioso palacio semejante a una tienda de campaña para Edipo.
la tradicional continuidad de la ftíbula es deconsrruida, pero sus
Así, el espacio escénico se convierte en un tema de discusión recurrente
temas -como la muerte, la amistad, el poder y la soledad- siguen

porque muchos directores provienen de la pintura, la escultura y el organizando la lógica de los montajes escénicos y, por lo tanro, se
mantienen como tales. Pese a la fragmentación, la abreviación y los
diseño; un encuentro coniunto que, ya a inicios del siglo ><x, influyó en
\üTooster Group, en cortes, las fábulas se narran en sus rasgos fundamentales.
el teatro de forma altamente productiva6. En el Jan
De modo diferente a lo que ocurre en el reatro épico, Ios
acontecimientos que suceden en diferentes lugares del escenario no
6
Cfr. entre otros.. Raumkonzepte. Ausstellungshatalog. Konzept: Hannelore Kersting,
Bernd Vogelsang, Helmut Grosse. Fráncfort, 1986.

2fiS Teatroposdramático Espacio *&?


se enlazan por nrcclio de lrn rn,rrco rlc contintticlrtrl ll:rrt':rtivrt. Altlt's grrirrr, lrrrr lt tlin'ccióu rlt, l.tt tttirtttlt¡, o lrir.ll .lc tlcsvirrrsc y trrpt:rr cl
bien, al ocLlpar desde el principio Posiciol)es [¡icrl visiblcs (tltr:t tttcsrt' rlr.trrllc cxtcnto al firco (), corllo Ilínitno, dc vcrlc¡ al t-uisrno tien'r¡rt>.
un podio, un par de asientos, un fondo abstracto, cluizá la sugcrctlci:t Al final, el es¡tectador (co)realiza el montaje y decide si y de c1ué modo
de la <iisposición escénica de algunos elementos), enttan crt .itrcgtr tluierc fi¡c¿rlizar la mirada. Sin embargo, aunque sea perlectamente
adccuada la denominación ocasional de montaie dbierto Para este
debido a un cambio Jbco dramatúrgico y, así, adoptan un asPccto
de

¡rrocedimiento, puede confundir debido a su similitud


similar al de la experiencia cinematográfica. Frente a un canlP() con la

de actuación fragmentado mediante cortes en unidades definidas construcción fílmica. La libertad del espectador se puede entender
y heterogéneas, el espectador tiene la sensación de ser llevado dc aquí más como un paso del teatro hacia la libertad de la lectura qtte
acá para allá, como en una película de secuencias paralelas. Así, el como una aproximación al cine. Se dicc que en el cine la mirada
procedimiento del montáje escénico provoca una PercePción que del espectador es la que fundamentalmente une los fragmentos'
recuerda al trabajo del montaje cinematográJica. Pero, además' en él los sintetiza con su consciencia, junto a la poderosa sens¿rción de
cabe destacar un principio de organización que también es inherente hat'erla película él mismo. Pero la mirada de ld cámara se identifica
a la pintura. Sobre la escena, los actores se comportan colltinuamente con el espectador de cine, así que no se trata únicamet-rte de una
como especttldores respecto a ellos mismos: según lo que hacen los omnipotencia de la fantasía, sino de una mirada cautivada que,
demás surge una focalización peculiar en la acción así observada. abúlica y rendida, se entrega a la mirada de la cámara, a la dirección.
Este hecho funciona de forma análoga ala dirección de la mirada que La actividad y la afirmación se posicionan frente al hecho de que
presentan las pinturas clásicas; es decir, a través de las direcciones la densidad de los signos fílmicos (imagen fotográfica, movimiento,
de la mirada de las figuras representadas se bosqueia el camino de la música, lenguaje, sonido, la reproducciór-r del mundo real)
mirada del observador, al que se le sugiere una determinada lectura difícilmente permite la liberación de la reflexiórr, la transformación
secuencial y una jerarquía de las escenas representadas. Algo similar del sentido, probar y desechar. En el teatro posdramático, por el
ocurre en el caso de Lauwers: contrario, el montaie escénico abierto sí ofrece tal liberación y ello no
implica que los ojos del observador se conviertan en o.ios de cámara
La observación de las cscenas, el observar del cspectador, cs un elemento fílmica. Otras formas del espacio múltiple son posibles a través de la
constitutivo de la actuación: las miradas de los actores estructuran lo narrado técnica multimedia; por ejemplo, el acontecimiento se puede atribuir
escónican¡entc. Un fragn-re nto del acontecimiento escénico (un actor/ aotros espacios que se encuentran en relación con la escena. En casos
constelación de figuras, un lugar, un camPo visual) es recortado' se convierte extremos los espectadores no ven directamente a ningún actor, sino
en una unidad del montaje. Un desvío de la mirada hace resaltar el ltocoi. que únicamente reciben imágenes de vídeo de otros espacios.
Los espacios de John Jesurun y algunas realizaciones escénicas
Los actores parecen salirse morfientáneamente de su carácter de experimentales se podrían analizar según las barreras de visibilidad
intérpretes y actuar como espectadores conjuntamente con los otros y Ia transmisión de imágenes. Es importante el detalle de que no
espectadores; de este modo, el marco de este teatro se mantiene como todas estas formas teatrales consisten precisamente en una adaptación

un tableau dinámico, sistemáticamente incierto. Para la recepción a los hábitos de la percepción multimedia, al fantasma del decreto
esto significa que los cspcctadores tienen la posibilidad de dejarse y la transferencia electrónica sin fronteras de espacios temporales
y tiempos espaciales. Más bien, el teatro posdramático simula
7 (llr. Hsnx¡Nrent, K. Jan Lauwers Attronius und Cleopatra., op. cit., pp. 65 y ss

Espacio 2S9
t88 Teatroposdramátrco
itrtcrcotrexioncs y concxioncs dc la pcrcclrcirin (lr,lc s()r) irrrplcvisilrlcs.
c()n tcxt()s clc ltolf-I)ictr-:r Ilrinl<rnann, \rVolf Wondr.atschck, [)jrrna
Quiere leer y fantase:rr más, ser registrado y memorizaclo corno rlrrto lJarncs y otros. El espacio teatral creaclo para tal ocasión por Xcnia
de información, formar un nuevo arte de la espectación, dcl rnirar Hausner consistió en una serie laberíntica de ángulos, pasillos, lugares
como un construir libre y activo, como un acoplamiento rizomátic<1. entrevistos y espacialidades que los espectadores atravesaron, cada
uno a su ritmo, y en el que se fueron tropezando con un abundante
Espacios temporaLes material de recuerdos (fotos, ruidos de niños jugando, música, ob.ietos
Al teatro posdramático pertenecen la producción y la utilización de todo tipo). Esta dramaturgia del espacio permitió que el tema de
de ambierrtes (enuironments) aparrir del modelo de las artes plásticas.
la reflexión que planteaba la obra se efectuara teatralmente durante
F.n 1979, Grüber realizó en el antiguo hotel de lujo Esplanade el transcurso temporal de la realización como un tiempo propio del
de Berlín, una acción teatral (o una instalación) en la cual los cspectador en su movimiento.
visitantes escucharon, entre las paredes del deteriorado edificio, entre
En el caso de Pina Bausch el espacio es un compañero de actuación
proyecciones y pequeñas escenas, una versión reducida de la novela
independiente de los bailarines y parece marcar el tiempo de su danza
Ru$, de Bernard von Brentano, de 1933. Se trataba de un espacio de mientras acompaña el curso de las acciones corporales .F,n Cafe Müller
Ia memorias. E,n una producción teatral en Berlín, Heiner Goebbels
las sillas volcadas en el suelo testimonian los movimientos enérgicos
colocó al público de tal modo que, por la noche, justo al pie del
y apasionados que se están llevando a cabo en ese momento. Danza
Muro de Bcrlín, iluminado fántasmagóricamente, observara la lenta y espacio presentan una dinámica coherente. El campo cubierto
aproximación por el canal de una barcaza ¡ sobre ella, una figura a
por miles de claveles en la obra homónima (Nelhen) es arrasado en
duras penas reconocible (acompañada de un perro), mientras David
el transcurso de la representación, a pesar de que los bailarines, en
Bennent recitaba el texto Maelstrom Stidpol [Maeslstrom Polo SurJ principio, evitan cuidadosamente pisotear las flores. Así, el espacio
de Heiner Müller (basado en Poe). Otro ejemplo lo encontramos funciona cronométricamente y, al mismo tiempo. se convierte en
en la instalación realizada por Michael Simon, en 1996, a parrir de
un lugar de huellas: las acciones permanecen a través de sus rastros,
Bildbeschreibung [Descripción de un cuadroJ de Müller en la cantera
después de que ya hayan ocurrido y hayan pasado; de este modo, el
de Ehringsdorf en \Weimar. En este caso se guió al público a través de
tiempo se densifica. En las propuestas de Bausch, otra posibilidad
una secuencia de escenas y sucesos, imágenes, situaciones y paneles
de dotar de vida al espacio escénico se basa en la utilización de
de texto breves distribuidos sobre el terreno. En muchos de estos micrófonos y amplificadores para crear un entorno sonoro que
espacios se evidencia la intención de posibilitar una experiencia
espacializa auditivamente las acciones corporales. Colmado por los
especial del tiempo por medio de conceptos específicos, la elección
ruidos producidos por los cuerpos humanos -las sillas volcadas, el
de lugares históricamente significativos o instalaciones especialmente
crujido obstinado de las fores aplastadas sobre las que los cuerpos
construidas para ellos. Esto es aplicable, por ejemplo, a uno de los
se deslizan, se arrastran, se revuelcan (Bluebart)- o la vida orgánica
trabajos más impresionantes de la tempranamente fallecida Elke interna, el espacio escénico en su coniunto parece convertirse él
Lang, que montó Die andere Uhr [La otra hora] en 1989 en el
mismo en un cuerpo. Así, un amplificador cardíaco hace audible el
Theater am Tirrm (TAT) de Fráncfort, un ambiente sonoro y musical
latir del corazón de los bailarines y el sonido de su respiración que,
amplificado mediante un micrófono, resuena en todo cl cspacio. Un
t HnNsu-, G. Das Theater der siebziger
Jahre. Kommentdr, Kritik, Polemih. Mírnich: tiempo-cuerpa directamente espacializado, cargado de physis, 6wca
DTV Deurscher Taschenbuch, l9[i3, pp. 328 y ss.

e$$ Teatroposdramático
Espacio ftSt
un:r transf¿rcnci¿r ncrviosa dirccta, y no infirrrnutivrr, rrl cs[)('cta(l()r'. lrl l.¿r cucsti<in (lr.rc sLr ¡rlantca:r la Irlirada clcl espcctatlol cs l¡ tlc vcr
público no observa sino que se percibe a sí mismo en el intcrir¡r clc cntre ellos, altcrnando el recuerdo y la rcflcxión, sin sintctizarlos
un espacio-tiempo. violentamente.
En los años noventa llamaron [a atención por su obstinacitín
estilística los trabajos de Christoph Marthaler y Anna Viebrock. Espacios de conf [icto
Encontramos en ellos una especie de espacio del *auma: tna En el teatro de Einar Schleef el espacio de actuación se extiende,
sala, un reloj y todo el equipamiento forman un collage. En estos de un modo agresivo, hacia el espacio que ocupa el espectador,
espacios de la memoria se lleva a escena la historia -generalmente abriéndose paso físicamente por encima del proscenio. Aun cuando
alemana-, pero el tema esencial son los traumas de Ia niñez. Se muchos puedan relacionar su nombre principalmente con lo auditivo
trata de espacios aterradoramente vastos, esquivos e inmensos, en (el lenguaje a pedazos, la violencia rítmica de las voces del coro) y con
los cuales el individuo se siente perdido, en su encierro, en el remor la violencia ejercida en el cuerpo de los actores (su presión física y la
y la disciplina de los dormitorios y las clases de la escuela. f)e este opresión de la acción escénica, el trabajo corporal enérgico, a veces
modo, el recuerdo de la niñez se convierte en un medio de expresión arriesgado), el teatro de Schleef pertenece también a la drarnaturgia
histórico-político. En este sentido, se ha hablado oportunamente de visual: su propuesta escénica es inimaginable sin el agudizado sentido
una mitología de lo profano respecto a la cualidad espacial interior/ cle las estructuras visuales que su formación como Pintor le ofrece.
sin exterio/. Frecuentemente, Viebrock y Marthaler favorecen [a If scenarios en Forma de cruz y pasarelas a través clel público contribuyen
inserción en escena de la realidad de los autores o compositores: en la ir que la dinámica del espacio se deslice desde la profundidad de la
Luisa Miller representada en Fráncfort, la escena estaba dominada por escena hacia el pírblico. La serie de las producciones de Irráncfort
el propio mobiliario de Verdi y la vista lateral de un bar italiano. Se (La madre, Antes del amdnecer, [.os actores, l9l B, Urgótz, Fausto) y las
trataba del bar que habitualmente visitaba el compositor tal y como escenificaciones en Berlín se caracterizan por espacios visuales y de
se puede ver actualmente. El espacio del teatro no clausura la realidad acción que incluyen la ubicación y la perspectiva de los espectadores,
escénica en forma de construcción surgida de la nada, sino que se haciendo imposible una distancia contemplativa. En ocasiones, la
abre a sus antecedentes; en el caso antes citado: la vida de Verdi, la configuración del espacio impide que se pueda oír, ver y entender
realidad histórica del origen de Ia obra, el tiempo de la producción, completame nrc el todo (por e.iemplo, en e I caso de los setenta metros
el trabajo de escenificación en sí mismo (el teatro concreto, real, de largo de las estrechas pasarelas de la escena de Urgotz, donde el
se mantiene visible y no desaparecc cn una crcación ilusoria), el público solo podía seguir claramente lo que tenía lugar sobre y deba.io
diálogo de los productores con la obra y sus circunstancias vitales. de la pasarela al lado del propio asiento). En Fdusto la clinámica óptica
Los espacios temporales del teatro posdramático abren un tiempo de de la escenografía, un vasto triángulo esquivo en la profundidad de
muchas capas, que no es únicamente el tiempo de lo representado o la escena de altas paredes negras, se abalanzaba sobre el observador.
de la representación, sino también el tiempo de los artistas creadores En Antes del amanecer había una rampa que, desde la mitad de la
de teatro y de su biografía. Así, el espacio-tiempo antiguamente escena, atravesaba Ia platea hasta la pared del fondo del teatro, donde,
homogéneo del teatro dramático se astilla en aspectos heterogéneos. detrás de los espectadores, había actores que se hacían oír al golpear
botellas de cerveza sobre mesas de madera con las que creaban coros

'Véase Stelanic Carp sobre Anna Viebrock en P¡ill.r.¡;l\ V y RucrHÁoonle, H.-J, rítmicamente agresivos. Estas pasarelas, que parten del escenario
Das Bild der B¡hne. L\erlín: 'Ihcater der Zeit, pp. 120 y ss.

n$i Teatro posdramático F r,par.io 293


y al púrblico, son recurrcntcs cn las olrras rcrrliz¡das por
se dirigen
corrrrrnicaci<in, cl lctlcscrrIrrittticrlt«r tlc la rclrrcirirr cntrc rittrll y

Schleef. En la escenificación de La senorita Julia, dc 1974, en la rclrtr() y los modos de actuación abiertos sugiricron insuflarlc nucva

Berliner Ensemble con B. K. Tiagelehn ,la partida de Julia, siguienrkr vida al ritual comunitario en el teatro. Probablemente no obedezca
la descripción de \Wolfgang Stroch, se mostró del siguiente modo: solo a razones pragmáticas el hecho de que algunos grupos teatrales
prefieran iglesias, f,ibricas y naves industriales para llevar a escena sus

anlaron en la noche del solsticio dc verano, asaltaron


representaciones ya que pLreden recordar la imponente espacialidad de
Cuando fin¿rlmente se
las catedrales y que, al desprenderse de su habitual función mundana
la escena desde aFuera dicciséis jóvenes, l¡ailaron rock'n ro// con la música
dc una conocida banda de la Repírblica Democrática Alemana y se
de producción material, ganan, gracias al teatro que tiene lugar ahí,

marcharon dc nucvo. Tias esto todo carrbió. Profanación. Julia, decidida a


una nueva aura. En el libro de Theodor Lessing sobre Nietzsche se

suicidarse, al¡andona la escena, apoya e[ pie sobrc el respaldo de la primera


afirma:

fila de espectaclores y lcs pide a estos que, por favor, la ayuden, y camina
así sostenida por ellos, a través de sus cabezas y hombros sobrc las lilas de Ya no cs posible p:rra los filósolos modernos transitar los espacios

asicntos hacia fuera de la vicla; luera de la vida en esta sociedacl...r0.


contemplativos dcl pasado: las iglesias y los monasterios. La moderna

uita contemplatiu¿ se ha desprendido de la uita religiosa. Las iglcsias y los


morrasterios son petriJicaciones de otro espíritu que se impone ¡roderosamente
Lugar de excepción
En el cuestionamiento refexivo de la situación Tbatro el espacio a aquellos que deambulan por ellos. Así pues, lo quc falta es el espacio
contemplativo del futuro, cuyas características define Nietzsche: uSería
posdramático puede ser algo así como un lugar de excepción. La
circunstancia espacial se aprovecha para una tematización de la nccesario entender un día y probablemente ese día esté cerca- qué fálta ante
todo en nuestras ciudades: lugares silenciosos, espaciosos y vastos, dedicados
comunicación (no solo) en el proceso teatral. EI teatro se confirma
a la meditación, provistos de altas y largas galerías para evitar la intemperie
corno situación de excepción, como una toma de distancia respecto a
o el sol dcmasiado ardiente, dor.rde no penetrc rumor alguno de coches ni de
lo cotidiano. En el trabajo del grupo vienés Angelus Novus este tipo
gritos [...] ¡edificios y jardines que expresen en conjunto el carácter sublir¡e
de utilización del espacio se convirtió en un acto político, sin que ello
de la rellexión y de la vida retiradarr'.
implicara una declaración política, pues este exigía simplemente un
tiempo utópico distinto, otra forma de comunidad. Esta realización
escénica concreta ya ha sido expuesta en páginas anteriores; ahora Theatre on Location
se trata de destacar en ella la demanda de un espacio comunitario, Además del espacio teatral habitual existen posibilidades
repetidamente formulada desde la Antigüedad: en la polis ateniense, denominadas a partir del site spectfc tbeatre [teatro de un lugar
en la Edad Media o en las primeras ideas de Richard \Wagner sobre específico] , tomado de las artes plásticas. El teatro busca un particular

el teatro como festiuidad. En este sentido, cabe destacar que ha sido el tipo de arquitectura o una localidad -el campo raso, por ejemplo, en
los trabajos más antiguos del grupo Hollandia-. Pero esto no se debe
propio desarrollo del teatro lo clue ha hecho posible su recuperación
como espacio de comunidad. La insistencia en la integración y Ia a que, como sugiere el término site specifc, el lugar mantenga una
correspondencia especialmente adecuada con un texto determinado.

r0
artículo de W. Storch en Ppullnr¡, V. y RucxHÁnrnrn, H.-J, Das Bild
Véase el
der Bühne, op. cit.,p.99; así como, uTheater des Konflikts. Ein Versuch über Einar " LrssrNc, '7\. Nietzsche. Berlín: Im Verlag Ullstein, 1925. Lessing cita aquí el
afbrisnro 280 de La Oaya Ciencia de Nietz.sche.
Schlee6,. E¡ Neue Run*chau. num.3, 1990.

Espacio ?95
¿94 Teatroposdramático
[tl térnlino sc lrlr llccll«r lrrrbittr.l c. lrr jr.r'g;r tr.:ru-:rl; sirr t'rrrlr:rrg., l;r cl['ctricao rrn veltcrlcrrr sc rlrigirrll unir nucvlr nlir'¡tla cstt;tittt cn l.t
expresión t/¡eatre on loctttiort resttltrr tnris:rclcctr,rclr pare lcli'r'ir-sc:r (.st(.
t¡rrccl eslracio sc presenta ¿r sí mismo; devier-rc co¿tctor (Mits¡tieler)
asunto.
sin cstar comprometido con una sigr.rificación determinada. No
Al menos se pueden distinguir dos variantes en el theatrc t¡n k¡attion.
sr: enmascara, sino que se hace visible. En una situación así, los
Por un lado, el lugar específico de acruación puede ser urilizado ral
cspectadores también son coactores. De este modo, mediante el sirr
cual: los actores acrúan simplemente entre las máquinas de una f,íbrica
spectf c theatre se pone en escena un nivel ,J,e comunalidad ente acrores
y ante los utensilios con los que se encuentran; actúan en naves de y espectadores. Tbdos sor.r simultáneamenre inuitados del lugar, rcd,os
reparación del fbrrocarril y el público se encuentra asimismo siruado
son frrrasteros en el universo de una fábrica, una cenrral eléctrica o
simplemente en el lugar -puedc haber sillas o palcos a su disposición,
una nave de montaje. Viven la misma experiencia no cotidiana de
sin que se altere el carácter básico dc la espacialidad como escena-. por
un espacio inmenso, de humedacl inhabitable, quizás en decadencia
orro la scgunda variante es la instalación de una cscena propia
l¿rdo,
o en un estado ruinoso, en la cual pueden senrirse las huellas de su
con decoraciones y arrezo en el lugar (site). En esre caso, se origir.ra
proclucción y de su historia. En esta situación espacial comunitaria
otra escena dentro de la escena y se crea ur-ra relación entre amlr:rs que
se precipita de nuevo el motivo del reirtro entendido como tiempo
puede presentar, de rnodo más o menos evidente, un conjunto de
comparrido, como experiencia conjunta.
contradicciones, reflejos y correspondencias. Cuando la producción
(Snllerbof) de Hollandia se presenró en una iglesia en medio del
Espacios heterogéneos
campo y el público tomó asiento en una tribuna hecha de tablas y cajas
Mientras que las recién mencionadas formas teatrales que utilizan
de heno, se persiguió destacar los motivos campesinos y religiosos de
espacios no convencionales siguen ligadas a la presentación de
la obra; mientras clue cuando esta se mostró posteriormente en una
una obra escénica, existe otra práctica aún rnás alejada de lo que
I¿tbrica abandonada, se prefirió llevar al primer plano el terna de la
comúnmente se denomina 'l-eatro. Del misrno rnodo que en las
desigualdad y las relaciones capitalistas.
arres plásticas, y sobre todo en el performance ltrt, se han dado y se
Una razón esencial para las acruaciones on location deriva de la siguen dando proyectos teatrales que encuentran su razón de ser en
atmósfcra política de los aíros sercnra. Se trataba de dirigirse al público
la actiuación de espacios públicos,la compañía Station House Opera
local mediante la expansión del rearro a lugares no habituales. Pero
de Julian Maynard Smith busca con sus accioncs una conexión con
Hollandia, el grupo más importanrc de site spectfc tltelttre en Holanda,
lo cotidiano en tanto concibe el teatro como una toma de conciencia
a la razón política sumó orra más pragmática: las subvenciones de la
de los procesos arquitectónicos. Con sus grandes cc¡nstrucciones de
región de Nordholland establecían la obligación de actuar en diversos
módulos de cristal el grupo represenra los procesos de construcción,
lugares. Ante esto, el grupo no siguió el modelo habitual que caracteriza
reconstrucción y
demolición asociados a un edificio que existe
a los teatros regionales (LasndesBilhnen) en Alemania, ni construyó
realmente. Así, se erigeun espacio teatral definido urbanística y
un monta.ie que pudiera ser flícilmente trasportable, sino que prefirió
arquitectónicamente en el cual puede aparecer la historia de la
elegir para cada ocasión un lugar parricular en la región como espacio
construcción como a cámara rápida. De este modo, por medio de
de actuación e invitar a los habitantes de los alrededores.
diferentes escenas, música y exhibición del proceso mismo de trdbajo,
Site specifc theatre significa c¡ue el site en sí mismo se mucstra bajo
consiguieron hacer aparecer bajo una nueva luz las ruinas de la
úna nueua luz. Ctando se actúa en una nave industrial. una central
Frauenkirche en el Festival Theater der Welt en Dresclen.

#qS Teatroposdramático
Espacro ü,1$",I
()tro cjcrnplo dc intcrvcncirin clcl tcirtr() cn rrrr cs1'r:rcio ptiblico 7
se pudo ver en un proyecto titulado AuJbrecben Amerik¿ f llcwtttrtr
Tiempn
AméricaJ, que Christof Nel realizó junto con Wolfgang Storch y
Eberhard Kloke en 1992 (para el 500 Aniversario del Descubrimiento
de América) . La realización consistió en Llna mezcla de tres días
de uiajes extravagantes en autobuses, trenes y barcos a través de
la heterogénea diversidad del paisaje industrial entre Bochum,
Duisburg, Gelsenkirschen y Mülheim. En el transcurso de estos uiajes
el entorno de la región se transformó en una escena; las acciones se
ubicaron en varios lugares y muchas de ellas fueron principalmente
acontecimienras percibidos lentamente desde el tren (como el instante
en que un cantante apareció de pronto en un prado). El tiempo del
viaje, de la música y de la propia vivencia se unieron; la frontera entre
lo escenificado y lo cotidiano no siempre estuvo definida durante Cuestiones acerca det tiempo en e[ teatro
este viaje que exigía la total atención por parte de los espectadores.
Incluyó el camino y el recorrido de almacenes, puertos industriales Capas de tiempo
y estaciones, lugares de trabajo que de otro modo no eran accesibles; Para el teatro lo más importante es el tiempo vivido, Ia vivencia
pero también la parada en un hipódromo, donde los participanres del tiempo que comparten los actores y los espectadores y que,
se desperdigaron a lo largo de la extensión del césped, y una cena en evidentement<: , no se puede medir con exactitud, pues se da solo como
mesas interminables a laorilla de un canal, en donde se congregaron experiencia. El análisis y la reflexiór-r del tiempo teatral se vale de esta
todos los espectadores. ¿Todavía se puede hablar aquí de teatro? experiencia y se sirve de la distinción que Henri Bergson estableció
Los directores sencillamente dieron al acontecimiento el nombre entre el tiempo objetivable y rnensurabl e (temps) y la duración (durée).
de Eine Reise an drei'lagen [Un uiaje de tres díasJ. Sin embargo, se Dado que el tiempo no se puede medir objetivamente, resulta
puede sostener que un teatro que ya desde hace tiempo de.ió de recomendable al menos hacer algunas distinciones conceptuales.
girar alrededor de la escenificación de un mundo dramático ficticio El propósito del análisis del tiempo no consiste en establecer los
también incluye esto: el espacio heterogéneo, el espacio cotidiano y sistemas objetivables de la descripción, sino en diferenciar los niveles
el extenso campo que se abre entre el teatro enmarcado y la realidad de la experiencia del tiempo en el teatro posdramático de modo que
cotidiana desenmarcada, siempre y cuando dichos lugares participen contribuyan a la comprensión de las temporalidades en las artes'.
en cierto tipo de distinciones, acentuaciones, extrañamientos y Desde la estrechez de miras que conlleva la ignorancia de la
reconfiguraciones realizados escénicamente. diferenciación entre el teatro y el drama, se resiente particularmente
la comprensión ¡ sobre todo la percepción, de la dramaturgia del

'Iheresia y S'r'onn, Anette (eds.). Zeitlichheiten Zur Realitát


' Clr. RrnxENseuer¡, -
der Künste. Theater I'ilm, I'hotographie. Berlín: Malcrci, Literatur, 1998.

*$q
Jt,ü Teatroposdramático
ticrrrl'ro inhcrcntc i ptrfitrm,tnÍ tü:l y,rl tcxt,, r-c¡rrcscntuciorr:rl. Illr cottsistc cn r.ln:t s('Lr.rcnLi:l rlc lrcontccitnicrttos y ('s(('n:ts cscogirllts rlttc
csta dificultad se refleja tarlt¡ién la fronter¿r instittrcional cntrc l,rt cornplicen a rncnudo ll cstructura tcrn¡roral a través dc un conjunto
estudios teatralesy los estudios de literatura. No es aconsejablc cn dc anticipaciones, flashbacbs, secuencias paralelas y saltos temporales
principio parrir de los análisis del tiempo en cl drama si se quierc que, por lo general, se encuentran al servicio de la compresión clel
comprcnder la dramaturgia del tiempo en el teatro. La amalgama tiempo. Esta estructuración se puede designar como tiempo del
específica de tiempos cs collstitrltiva de todo teatro; en él el tiempo drama, aunque dominen en ella Formas narrativas y collages de
simulado y representado según unos patrones textuales es solamente representaciones. Para Pre-Paradise Sorry Now, por ejemplo, Rainer
un factor entre muchos otros. En general, se pueden distinguir las \X/. Fassbinder indica que las partes individuales pueden ser actuadas

siguientes crtPas temporalesi en un orden distinto. La elección de una determinad¿r dramaturgia


1.- El tiempo del texto; es decir, la extensión totalmente pragmática depende de cada caso concreto, aunque se trate de una aleatoria.
o duración cle la lectura. La brevedad dc un cLlento o de un drama, 3.- F-l tiempo de la acción fcticia (con sus posibles dislocaciones
así como la exterrsión dc, por ejemplo, una novela o una epopeya, temporales y rupturas intcrnas: cruce y dcsdoblamiento de hilos
condicionarr cle modo pragmiitico la percepción del lector y del de la trama, períodos temporalcs intermitentes, etc.) es concebible
es¡rectador. Esta es Llna capa evidente y, por ello, generalmente independientemente del tiempo de su representación en el texto
aceptada de todo texto litcrario cscrito, pero también de cualquier del drama y es independiente también del tiempo tcatral real de Ia
texto teatral. Junto al criterio externo dc la extcnsión del texto, el realización escénica. Pueden transcurrir largos períodos tcmporales
modo de cstructuración de l¿rs frases, el ritmo, la extensión o su en el mundo imaginativo, posible, de la ficción y ser muy breves en
brevedad, la coniplejidad sintáctica y las pausas mcdiantc signos dc la representación escénica. El tiempo de la acción dramática ficticia
puntrra.ión (r(iln r.lll t(mpo ?ropio .lel rexto, rrlr ritmo que surgc y el tiempo del a la dilerenciación habitual
dram¿r son análogos
a partir de la ralentización y la aceleración. De hecho, se pueden entre tiempo narrado ! tiemPo de la narración. f)wación y ritmo,
mezclar y superponer diversos ritmos en el mismo texto. En clranto sucesión tcmporal y estratificación temporal de la narración se
al contenido, a menudo con una sola palabra, pueden pulverizarse deben diferenciar analíticamente de la duración, cl ritmo, la sucesión
épocas y tiempos. Una posibilidad adicional, sobre todo en la temporal y la estratificación temporal de lo narrado. Ambos niveles se

modcrnidad, es la autorreferencialidad, que hace entrar en jr-rego al pueden combinar de múltiples maneras y en el teatro no puede ser de
acto de la escritura (o de la lectura) en sí mismo. Esta puede ir urrida otro modo. El teatro tradicionaldispone de numerosas posibilidades
¿r una dcliberada dcsorientación lúdica recogida en el tiempo de la de hacer transcurrir grandes lapsos temporales, ya sea mediante las
escritura o de la realizaciól-r teatral. vestinrentas (por ejemplo, el uso de pelucas blancas en La larga cena
2.- E\ tiempo del drama,' que remite a lo c¡ue Aristóteles llama de Nauiddd, deThornton \Tilder), cambios de luz, superposición de
mito. hquí se refierc a la dis¡rosición particular de las acciones y los imágenes con mírsica o pasajes épico-líricos. No es el tiempo real de
acontecimientos presentados cn el marco de una dramaturgia. La la ficción, sino la compleja estructuración de la rcpresentación la que
duraciór-r y la sucesión de cada una de las escenas no son idénticas a decide sobre el tiempo realizado estéticamente. El inicio de Hamlet
la duración y el orden de los acontecimientos en la ficción, sino que (acto I, escena l), por ejemplo, dura desde la medianoche hasta Ia
constituyen su propio espacio temporal, de importancia decisiva para aurora; sin embargo, este amplio lapso de tiempo no se puede realizar
los textos teatrales. La organización del tiempo del texto dramático escénicamente en veinte minutos sin un problema de verosimilitud.

-1
lr.{$, eatro posdramático T empo :lu¡'l
ticrrrl'ro inhcrcntc i ptrfitrm,tnÍ tü:l y,rl tcxt,, r-c¡rrcscntuciorr:rl. Illr cottsistc cn r.ln:t s('Lr.rcnLi:l rlc lrcontccitnicrttos y ('s(('n:ts cscogirllts rlttc
csta dificultad se refleja tarlt¡ién la fronter¿r instittrcional cntrc l,rt cornplicen a rncnudo ll cstructura tcrn¡roral a través dc un conjunto
estudios teatralesy los estudios de literatura. No es aconsejablc cn dc anticipaciones, flashbacbs, secuencias paralelas y saltos temporales
principio parrir de los análisis del tiempo en cl drama si se quierc que, por lo general, se encuentran al servicio de la compresión clel
comprcnder la dramaturgia del tiempo en el teatro. La amalgama tiempo. Esta estructuración se puede designar como tiempo del
específica de tiempos cs collstitrltiva de todo teatro; en él el tiempo drama, aunque dominen en ella Formas narrativas y collages de
simulado y representado según unos patrones textuales es solamente representaciones. Para Pre-Paradise Sorry Now, por ejemplo, Rainer
un factor entre muchos otros. En general, se pueden distinguir las \X/. Fassbinder indica que las partes individuales pueden ser actuadas

siguientes crtPas temporalesi en un orden distinto. La elección de una determinad¿r dramaturgia


1.- El tiempo del texto; es decir, la extensión totalmente pragmática depende de cada caso concreto, aunque se trate de una aleatoria.
o duración cle la lectura. La brevedad dc un cLlento o de un drama, 3.- F-l tiempo de la acción fcticia (con sus posibles dislocaciones
así como la exterrsión dc, por ejemplo, una novela o una epopeya, temporales y rupturas intcrnas: cruce y dcsdoblamiento de hilos
condicionarr cle modo pragmiitico la percepción del lector y del de la trama, períodos temporalcs intermitentes, etc.) es concebible
es¡rectador. Esta es Llna capa evidente y, por ello, generalmente independientemente del tiempo de su representación en el texto
aceptada de todo texto litcrario cscrito, pero también de cualquier del drama y es independiente también del tiempo tcatral real de Ia
texto teatral. Junto al criterio externo dc la extcnsión del texto, el realización escénica. Pueden transcurrir largos períodos tcmporales
modo de cstructuración de l¿rs frases, el ritmo, la extensión o su en el mundo imaginativo, posible, de la ficción y ser muy breves en
brevedad, la coniplejidad sintáctica y las pausas mcdiantc signos dc la representación escénica. El tiempo de la acción dramática ficticia
puntrra.ión (r(iln r.lll t(mpo ?ropio .lel rexto, rrlr ritmo que surgc y el tiempo del a la dilerenciación habitual
dram¿r son análogos
a partir de la ralentización y la aceleración. De hecho, se pueden entre tiempo narrado ! tiemPo de la narración. f)wación y ritmo,
mezclar y superponer diversos ritmos en el mismo texto. En clranto sucesión tcmporal y estratificación temporal de la narración se
al contenido, a menudo con una sola palabra, pueden pulverizarse deben diferenciar analíticamente de la duración, cl ritmo, la sucesión
épocas y tiempos. Una posibilidad adicional, sobre todo en la temporal y la estratificación temporal de lo narrado. Ambos niveles se

modcrnidad, es la autorreferencialidad, que hace entrar en jr-rego al pueden combinar de múltiples maneras y en el teatro no puede ser de
acto de la escritura (o de la lectura) en sí mismo. Esta puede ir urrida otro modo. El teatro tradicionaldispone de numerosas posibilidades
¿r una dcliberada dcsorientación lúdica recogida en el tiempo de la de hacer transcurrir grandes lapsos temporales, ya sea mediante las
escritura o de la realizaciól-r teatral. vestinrentas (por ejemplo, el uso de pelucas blancas en La larga cena
2.- E\ tiempo del drama,' que remite a lo c¡ue Aristóteles llama de Nauiddd, deThornton \Tilder), cambios de luz, superposición de
mito. hquí se refierc a la dis¡rosición particular de las acciones y los imágenes con mírsica o pasajes épico-líricos. No es el tiempo real de
acontecimientos presentados cn el marco de una dramaturgia. La la ficción, sino la compleja estructuración de la rcpresentación la que
duraciór-r y la sucesión de cada una de las escenas no son idénticas a decide sobre el tiempo realizado estéticamente. El inicio de Hamlet
la duración y el orden de los acontecimientos en la ficción, sino que (acto I, escena l), por ejemplo, dura desde la medianoche hasta Ia
constituyen su propio espacio temporal, de importancia decisiva para aurora; sin embargo, este amplio lapso de tiempo no se puede realizar
los textos teatrales. La organización del tiempo del texto dramático escénicamente en veinte minutos sin un problema de verosimilitud.

-1
lr.{$, eatro posdramático T empo :lu¡'l
Aqtrcllo (luc c|l cl tc,lttro lt[)llrc(e c.()1il0 iltrsi<ilt,.lc tul ttltnsttilso rlt' ( irrro rrn rrritnltl ltytt.l,t lr ()lr() irrrirllll
tiempo es mucho más independientc dcl rcalisnro y lrr lrigicl <L' l.ur rl,itirr t¡uisit rr,r ;tytt.l.t r .r .¡tti. tt
la sucesión de lo que se podría pensar. L,n cstc scntid(), existc uttrt luchó con nosotros por nuestra causa.
rica bibliografía de análisis del drama que se ocupa de la prcgtrntl (linco minutos, a la viste de los perseguidores

sobre cómo la temporalidad de la acción ficticia se transmite en cl pensamos, buscando


texto teatral. El tiempo de la acción también ha centrado los deb¿rtes una solución mejor.
poéticos sobre la regla de las tres unidades en el teatro. A nosotros, sin También ustedes picnsan buscando
embargo, nos ocupa solo secundariamente la pregunta de los recursos una solución meior.
que pueden ser utilizados para crear la ilusión de lapsos temporales. Pnu.sa.

En cambio, una estructura temporal habitual en el drama merece Entonces dccidimos: tencmos
nuestra atención y una rncnciór-r especial: el tiempo rsc¿s¿. Pensemos quc cortarnos nuestro pro¡rio picr.
en la temática filosófica y social de las prisas en el Woyzec,á de Georg
Büchrrer; en la presión temporal dela intriga de muchas obras; en el En el drama también es habitual el manido tema del demasiado
uso del motivo del tiempo que se agota o del ultimátum en el cine pronto o demasiado tarde, del instante pasado o perdido: Kairós, el
(suspense bajo el lema uen cinco minutos explotará la bombar) y en el momento oportuno, irrepetible; Tyche, la imprevisible, fortuita, fatal
esquema del last minute rescue del ruestern. Nada es más evidente que conjunción de circunstancias en un determinado momento. Estos
la producción de tensión mediante el drama de la escasez de tiempo. aspectos de una experiencia del tiempo, en la que todo depende de no
Este falta siempre; incluso cuando un drama tiene como tema Ia dejar pasar el momento, se pueden expresar idealmente en la intriga
inercia tediosa del aburrimiento (el mal du si?cle del Lorenzaccio, de dramática clásica. Cuando el modelo de la intriga desapareció del
Musset, o La muerte de Danton, de Biichner), la escasez de tiempo, tearro, el tiempo escaso también perdió interés, emigró a otros medios
la expiración de un plazo establecido se convierte en principio como el cine. Simultáneamente, el tiempo escaso es la expresión de una
organizador del drama. Podemos entonces afirmar que la faba de economía más profunda de Ia estética dramática del tiempo. En ella se
tiempo es un modelo fundamental de la dramatizació2. A su término trata generalmente de Ltna comPresila del curso del tiempo que tiende
se encuentra el límite de la vida. Un bello ejemplo de la traducción a wa desmaterialización del mismo y que pretende llevar el conflicto
teatral del motivo temporal lo encontramos en La medida, de Brecht.
-independientemente del tiempo y del espacio- al concepto, abstraído
Cuando los cuatro agitadores llegan al momento de su informe en el anímica y espiritualmente en su pureza. Hasta donde sea posible esta
que relatan cómo, ya amenazados y perseguidos en su fuga, tomaron espiritualización, la palabra dicha se transforma en el acto del discurso
la determinación de liquidar al joven camarada y lanzarlo a la fosa de puro, que no depende en absoluto de condiciones externas:r.
cal, en el texto se dice: 4-. N teatro Ie es inherente una dimensión temPor/ll de la
escenifcación Con esta idea no se trata de distinguir la escenificación
L,l cono DE coNTRoL en cuanto realidad escénica intencionalmente idealizada respecto a su
¿No encontraron otra solución?
t
Bttrcrrr, B. n Werkc,. Lt []erliner und Fran kJurter Ausgaár. Ilcrlín-\Wei mar, 1 993,
l.os cu¡,rrno AGITADoRES
pp. 96 y s. fed. cast., uI-a medida,. l],n Tbatro rompleto 4. Madrid: Alianza Editorial,
En tan poco tiempo no encontramos otra solución.
1990, p. 37).
' PevIs, Patrice. Dictiontutire du tltéátre,Pe,rís: Armand Cotin, 1987, p. 388.

iiüil Teatro posdramátrco Tiempo lxü:i


rctllización cst'luittt, sictrt¡rrc c()llcret¿t y sicrrrpr-c distirltrr. l'ltrcct'clrtr<r condtrcitLr hrcia otra hondonecla, trna n'ansicirin clc ll ctutl resttltal,ltlr
que esta últinra, como particlll ar atmósJira dc una velada tc:ttral, t¡f l'cct' cr¡nrinturnrente grupos clistintos y una redistribución de asientos parir
una realidad particular en función de los errores o cl rendir¡ientrr los espectadores. l.a intensidad y la densidad ficticia de la actuación, a
especialmente satisFactorio de los actores ¡ por lo tanto, posee t¿rmbiért pesar de y debido a sus técnicas épicas, transportaba al público hacia
un ritmr¡ temporal único. Debido a las diferencias en el tempo del otro tiem?o, logrado gracias a numerosas invenciones deslumbrantes.
habla, las pausas y los enlaces , la misma escenificación puede tener Un ejemplo de lo anterior: el trabajador, que a pesar de las fuertes
en dos noches una duración de realización asombrosamente distinta. tormentas debe trabajar en un alto andamio, cae y muere. Fue uno de
Entre la suposición idealizada de una identidad (escenificación) y los momentos de mayor magia teatral cuando el actor sencillamente
lo que acontece en la práctica (realización escénica), en el proceso allí de pie, abriendo las piernas y con mirada horrorizada, se las arregló
material del teatro lo azaroso sigue siendo un elemento constitutiuo de para hacer uisible la posición de su cuerpo cayendo desde una gran
su realidad artística, a diferencia de lo que ocurre en el sustrato ideal altura hacia la profundidad del abismo. Resultó asombroso el modo en
dcl texto. Mientras que el texto deja al lector la elección dc llevar a cabo que mostró la tormenta sacudiendo rítmicamente sus pantalones de tal
su lectura más despacio o más deprisa, de repetir o de hacer pausas, el manera que parecían ondear terriblemente al fuerte viento, así como el

tiempo específico de la realización escénica, con su ritmo particular modo en que tuvo lugar su caída en las profundidades mediante una
y su propia clramaturgia (velocidad del discurso y de la actuación, gran carrera con los brazos desplegados a través de la nave. Al final de la
duración, pausas al hablar, etc.) viene determinado por la obra. F'n realización escénica se llegó a un instante digno de mención: cuando se

relación con esto, un fenómeno interesante lo presenta la lectura en cerraron las cortinas penetró desde afuera una luz muy clara. Se trataba
voz alta, que en la perspectiva aquí escogida se ha considerado como de una excelente imitación de la luz del día; la pérdida de la noción
teatro mínimo. Los espectadores, así como los actores, se encuentran del tiempo hizo que numerosos espectadores miraran instintivamente
entregados a este tiempo (también los últimos dependen del ritmo sus relojes (como si pudiera ser realmente ya el amanecer, sin que se
temporal de los coactores). Ya no se trata del tiempo de un sujeto hubieran percatado del transcurrir de tantas horas). En un precioso
(lector), sino del tiempo común de muchos sujetos (que pasa,-, juntos momento de perplejidacl, uno podía llegar a creer posible lo increíble:
el tiempo), de modo que se hallan inextricablemente unidas una el otro tiempo de la escenificación se había impuesto al realismo del
realidad física y sensorial de la experiencia del tiempo y una realidad reloj internoa .

mental. Se trata aquí de la concreción estética de lo pautado en la l,a acción ficticiaT la escenificación tienen aún otra dimensión que
escenificación, como afirma Pavis siguiendo a Ingarden. atraviesa las capas temporales aquí expuestas: el tiempo histórico. Este
En LAge d'Ordel Théátre du Soleil (1975), un hito en la historia del resulta especialmente significativo para el teatro dramático que trabaja
teatro de posguerra, se narra cn esraciones individuales la vida de un con textos antiguos y vive de la actualización de persona.ies e historias
inmigrante argelino (escenas de familia, conflictos laborales, etc.) en el pasadas. La cartelera teatral que se publica en el periódico es un
estilo de representación de la commedia dell'arte. La inmensa nave de desfile de fantasmas: Antígona, el rey l.ear, Hamlet, Pentesilea, el tío
Ia Cartoucherie en Vincennes estaba dividida en cuatro hondonadas Vania, Galileo... Palabras extinguidas hace ya tiempo y cosmovisiones
sobre las cuales se colocó una alfombra de un tono ocre cálido, en cuyas en estado de descomposición devienen participantes de wa séance
pendientes se sentaba el pírblico y desde allí contemplaba la actuación
que se desarrollaba en el ualle. Entre escena y escena el público era 'i ()tros detailcs cle est:r realización escénica los olrece Simone Scym en Das'Ihéátre
du Soleil (Stuttgart, 1992), especialmente en las pp. 91-100.

',$sJ$ Teatro posdramático Tiempo i]ilS


actu¿rl, matcrial clcl ¡rasaclo sujcto
a la conccpcirin corrtt'rrr¡rorrirrt'rr. <:l tittrt¡to rr',tl ,lr'l 1r(()r)(c(irrricnto tc:ttral crr str totrrlicl¡rl, str prcltrclitr
Entre el período histórico (mítico, fantaseado) de la ficcirin y cl at¡trí y srr postcrit¡ridad, lo acompañan (la
así c<lmo las circunstancias que

de la realización escénica interviene como tercera capa ten.r¡rorll recc¡rción cznsume tiempo en sentido totalmente práctico: tiempo
la época y la vida del autor (por ejemplo: un románrico escribc una telttrul, que es tiempo vivido y que no coincide con el tiempo de la
pieza sobre la Edad Media, que es realizada en 1999). No obstante, escenificación).
esta desarticulación se queda en teoría para la recepción del reatro, ya
que aquí emerge una amalgama que fusiona las heterogéneas capas El otro tiempo
temporales y que también mezcla las esrrucruras más sofisticadas como uEl tiempo, un monstruo de doble cabeza: condenación y salvación»,

el teatrr¡ dentro del tea*o,los anacronismos,los collages de tiempos, que escribe Beckett en su ensayo sobre Proust*. En efecto, el tiempo es

resultan menos significativos para el rearro que para el texto. El proceso esencial para la comprensión de la práctica y la recepción del teatro ¡
de la realización escénica en vivo hace entrar en juego su tiempo real sobre todo, para aquel que ha dejado de estar obligado a representar
un tiempo dramático. En el teatro tampoco es posible parar el fluir del
¡ con ello, sobredetermina todas las capas temporales diferenciables
desde el punto de vista teórico. tiempo o tergiversar realmente la topología clel mismo. No obstante,
5. Frente al tiempo del drama y la estructura remporal de la existen algunos procedirnientos que conducen a la tematización

escenificación hay que aludir al tiempo del performance text. De explícita, al realce, al hacer consciente, así como a la distorsión y a la
acuerdo con Schechner, designamos la situación real y escenificada de turbación de la noción del tiempo. De entre todos estos métodos los
Ia realización teatral como perform/tnce text para acenruar el impulso que se sitúan en el nivel de lo representado son los más simples: por

de presencia que siempre se da en ella, y que también motiva el ejemplo, cuarldo en las piezas de Tom Stoppard tienen lugar escenas

pe(brmance ¿// en sentido esrricro. El performance text se apropia de del presente y otras, aParentemente con los mismos personajes, de
lo que en otro tiempo fue una estructura temporal característica de hace más de cien afios (Arcadia); cuando en Shakespeare transcurren

la relación entre tearro y público: pausas, inrerrupciones. enrreacros largos lapsos de tiempo (El cuento de inuierno) o en Thornton Wilder

y comidas comunitarias incluyen el teatro en un proceso social. los fashbachs turban la percepción habitual del tiempo lineal. Por otro

Thmbién para los actores es importante distinguir el tiempo de la lado, escenas sin un índice temporal concreto pueden producir una
inactividad entre sus salidas a escena y el de la actuación real; es temporalidad fluctuante, una incertidumbre acerca del orden de las

decir, su participación en el performance text y su participación en partes narfativas.

el texto de escenificación. A medida que la ruptura de la percepción Al nivel de la presentación teatral se llega a fenómenos de la propia

automatizada se convirtió en un criterio esencial de la significación temporalidad que son más dificiles de comprender. Así, a través de
en la modernidad, la desviación del tiempo cotidiano ascendió en el una repetición obstinada, un estatismo aParente, una inversión de la
teatro a una posibilidad esencial de creación. A él pertene cen rtspectos sucesión causal, saltos temporales y
sorpresas chocantes se Pdralitut,

super/iciales que, en realidad, no lo son, como pueden ser los largos en cierto modo, la percepción normal del tiempo. Thmbién la
recorridos hasra el tearroi por ejemplo. sesiones nocturnas. acruacioncs duración extrema o la aceleración pueden conducir a una distorsión
durante días o durante toda una noche hasta el amanecer (como el de Ia noción del transcurso del tiempo mensurable. Todo esto se

Mal¡abharata de Peter Brook en la canrera de Avignon, que duró desde


la tarde hasta la mañana siguiente). En estos casos * Existe una edición castellana del libro clue menciona el autor: Bpcrnrr, Sarnuel.
se debe considerar
Proust por Beck¿¿¡. Madrid: Nostromo, 1975 [N. dct L,.].

l't{.$,1} Teatro posdramálico


Tiempo \$?
c()nvicrte cn un n)cdi() c()nstitutiv() (l('l tcirt¡() l)()s(llur¡lliliro lrorr¡rrt' (crrtr'o crcir ttn.r. d(rrrttti¿. Sc inicia así la rcflcxi<\n tlc otru ticrrrpo,
clesplaza la temática del tier.r.rpo tlcl nivcl tlcl significetlo (los pt-occsos rlc r¡trrr tcrr¡roralidad ¡te(brmanL'e text, de la experiencia teatral
clel
denotados a partir de recursos escénicos) al nivel del significantc (cl er-rsu conjunto y no solo del otro tiempo del espectáculo escénico
acontecimiento escénico en sí mismo). (el mundo de la ficción). Esta diferenciación resulta esencial para el
Resulta evidente el rechazo de muchos directores al intermedio cr.r teatro posdramático porque articula una relación concreta y compleja
el rearro, tan habitual anriguamenre. Dicho intermedio ha dejadcr (no su fusión) entre el tiempo teatral y el tiempo de la ficción.
de scr algo natural y, cuando sucede, es a menudo conscientemente
estetizado, insertado como un motivo propiamente teatral. Cuando Tiempo del drama, dueto
Einar Schlecf escenificó en Düsseldorf la Salomé de Oscar Wilde, El núcleo del drama antiguo era el sujeto humano en un conflicto;
en 1997, sc alzó el telón metálico ¡ bajo una luz azul grisácea, en palabras de Hegel, una colisión dramritica. Esta colisión consriruye
permanecieron inmóviles durantc diez minutos los dieciocho el yo esencial a partir de una relación que va desde lo intersubjetivo
actores dispuestos en un espacio a modo de tttbleau. No sucedió hasta lo antagonista. Se puede decir que el sujeto del teatro dramático
nada más, se bajó de nuevo el telón: pausa. Se encendió la luz de existe, sobre todo, en el espacio de este conflicto en tanto que se trata
la sala; el público, impaciente, se acaloró debatiendo en el foyr. de una inte rsubjetividad pura y constituida a través del conflicto como
No parece necesario mencionar que esta apertura condujo a una sujeto de la riualidad. El tiempo de la intersubjetividad debe ser, pues,
notable autoescenificación de los espectadores: ruido, risas, gritos, homogénco, uno y cl misnro ticmpo que concilia los adversarios en
protestas (¡ya a partir de los tres primeros minutosl). [,os intermedios conflicto. Se requiere un tiempo en el cual se encllentren los oponentes,
y la duración estática fueron aquí factores de una estética teatral que en el que sobre todo puedan encontrarse agonista y antagonista. No
chocó fttrertemente con la expectativa del público. L.a razón para esta basta con la pers¡rectiva temporal dcl sujeto indivic{ual y aislado
animadversión hacia el intermedio, tan habitual en el teatro, no es, (lirismo, rnonólogo) ni tampoco con el tiempo del contexto de un
como se podría pensar, la preocupación por el mantenimiento de murrdo cn cl cual tiene lugar su colisión (epos, cstética de la crónica).
la ilusión, sino por la creación dc un espacio-tiempo autónomo de La perspectiva de esta descripción puede reconocerse del siguiente
experiencia. La mayoría de las vcccs esta se produce mediante espacios modo: siem¡rre que falla la intersubjetividad clescrita (llamémosla el
y tiempos de transición: de la calle al Jb1,er, la entrada, el tiempo duelo),lo hace también la forma temporal intersubjetiva vinculada a
para acomodarse en los asientos durante el cual aírn se mantiene a ella. Y, a la inversa: el tiempo homogéneo compartido se perturba y
medias el pensamiento en lo cotidiano, la charla de los espectadores descompone de modo que, por así decir, los duelistas no vuelven a

que empiezan a ser comunidad, el oscurecimiento de la sala o el reencontrarse, se pierden en partículas, actúan sobre una plataforma
silencio. Aquí se trata de un tiempo relevante en el cual se realiza una sin relación el uno con el otro. Para poder representar un conflicto
iniciación: se cruza un umbral y se experimenta a través de él alguna entre sujetos con una consciencia que lucha por el reconocimiento de
preparación psicológica para el otro tiempo que se emprende más allá la conciencia del otro, es necesaria una plataforma conjunta sobre la
del umbral de la actuación5. De este modo, la ruptura con el ticmpo cual pueda acontecer y resolverse el enredo. Solo en un espacio de
de la vida cotidiana a través del umbral de la entrada al edificio del tiempo vivido conjuntamente por los antagonistas puede constituirse
un sujeto que pueda intercambiarse con otro de modo equitativo,
rivalizando sobre un mismo asunto, enzarzados ambos en una batalla
5
P.rvrs, Patrice. Dictionn¿ire du tl¡éátre, op. cit., p. 3BB

;1:*$ Teatro posdramático Ti-" rrrpo l)üq


cllIItl)lll, itlnan(lo er) un cs[)aci«r tlonlitrlrtlo ¡xrr cl nlisnro tlcsco. Si, clla.'lirl teatro n() crc:l tlll
ticnrp«r s«rcial c¡uc clificrc ruclicalmente clc
por el contrario (corno, pclr ejernplo, cs el caso en l:r rlr:rrnaturgirr ilt'l
saber, sir-r<t una analítica del no saber y del error, un hacer cotrsciente
yo), no todos los personaies tienen el mismo grado de realidad, sino
las obcecaciones y las cegueras de la percepción centrada en el sujeto.
que algunos aparecen como la proyección de otros, es decir, habiran
La función del sentido interno en Kant era garantizar la unidad
un espacio de tiempo distinto, empieza a desmoronarse el riempo de la autoconsciencia mediante la forma de un orden temporal. El
dramático.
tiempo era definido como la forma del sentido interno, atribuyendo
al cambio de las ideas un perseverante continuun temporal (sin el
Crisis deI tiempo
cual pulverizarían la consciencia) que Kant presenta en analogía con
La crisis del drama experimentada en el paso del siglo xrx al siglo
Ia línea. Finalmente, este continuum lineal soporta la unidad del
xx es esencialmente una crisis del tiempo. A ello contribuyeron
sujeto y otorga sentido de dirección y orientación a las experiencias
los cambios de la visión del mundo aportados por las ciencias
radicalmente discontinuas entre ellas. Al menos desde Nietzsche y
naturales (rclatividad, teoría cuántica, espacio-tiempo), así como la
la formulación del discurso del inconsciente, se despertó la sospecha
experiencia de la maraña caótica de diversas velocidades y ritmos en
de que la identidad, en cllanto intimidad inmemorial del sujeto
la gran ciudad y el nuevo conocimiento de la compleja estructura
continuo consigo mismo, era una simple quimera. En la modernidad
temporal del inconsciente. Bergson disdngue entre el tiempo vivido
el sujeto, y con él el refejo intersubjetivo a través del cual se pudo
como durée y el tiempo objetivo (temps). La grieta cada vez más ahondar en é1, pierde la capacidad de integrar la representación en
evidente entre el tiempo de los procesos sociales (sociedad de masas,
una unidad. O a la inversa: la desintegración del tiempo como un
economía) y el de la experiencia sub.ietiva agudiza la «disociación
continuum se confirma como una señal de la disolución, o acaso
entre el tiempo del mundo y el tiempo de la vida, en la modernidad,
de la strbversión, del suf eto en posesión de la certeza de su tiempo.
constatada por Hans Blumenberg. Su causa, según este autor, se
Precisamente el sujeto presentado como el dramatis personae de una
debe a la perspectiva histórica expandida sobre pasado y futuro y la
fabula había garantizado la totalidad de los acontecimientos, aunque
consecuente experiencia, novedosa para el sujeto humano individual:
estuvieran en múltiples confictividades. En el teatro y en el drama,
«una visión de la historia de tal envergadura que la vida individual
sin un sujeto organizador se suprime una condición esencial de la
parece carecer ya de importanciar6. A partir de la alteridadirreductible representación en general: la posibilidad de responder a la pregunta
entre el tiempo de la dialéctica social y la experiencia subietiva del
de quién representa a quién. En el lugar de una distancia interna
tiempo, I-ouis Aithusser ha elaborado el modelo básico de todo de la representación aparece el problemático mostrarse a si mismo
teatro materialista y crítico, cuyo cometido sería hacer rambalear la
del sujeto que, en este modo de ser únicamente frjable como gesto,
ideología, entendida como una percepción centrada en el sujeto y
revela una condición momentáneamente desnuda e inestable. En su
en un conocimiento equivocado de la realidad. Sin embargo, lo que
lugar, el factor deíctica deviene central; en vez de la representación
a los especradores se les facilira con esto no es rento conocimientos
de un curso temporal, aparece el curso de la presentación en su propia
sobre la realidad social, sino más bien la experiencia de una escisión
temporalidad.
específica entre la perspectiva temporal de la vivencia subjetiva y el
La perspectiva temporal subjetiva fue perdiendo importancia;
en su lugar, la discontinuidad, Ia relatividad, la desintegración del
'' Bt.uNr¡lNBEnc;, H. Lebenszeit und Wehzeit. Fráncfort, 1986, p. 223 [ed. cast., tiempo y una forma temporal del inconsciente y del sueño (ilógica
'liempo de la uida tiempo
y de I mundo. Ytlencia: Pre-'Ibxtos, 2007] .

llis Teatroposdramático
T iempo ri
"Ir
y (lr.rc gcr)cra c()nfirsi(in
cntrc pasild(), [)rc.\cnt(.y lrrtrrr-«r) lirrzrrron r¡ttc :tcltlxurtos ,lt ,l.s. r-iIlir y prrc.l.,rr, lrsirrrisnro, s!:r'vir L()n)() r.lr).¡

c hicieron posibles nuevos patrones cle rc¡rrcsentaci<'rn t¡uc, cn rrrr srrcrtc tle ¡rrrikrgo ¡rara la dcscripcilln dc la estética del tiempo en el
primer momento, produjeron nuevas formas del texto dranrririco. tcatro posdramático.
f)e este modo, la lógica del desarrollo clramático y tearral cn cl b.n 1974 apareció That time [Aquella uezJ de Samuel Beckett. Como
siglo xx condujo (al menos en el marco del reatro textual) a un..t en sus demás piezas, en ella respera la unidad de riempo y lugar pero,
nueva estética del tuaffo. Para aquellos nuevos procedimientos evidentemente, parodiándola, puesto que nada de lo que se asocia a
que rompieron incluso con un orden temporal de la articulación la unidad del tiempo en el tearro dramático se puede aplicar aquí.
lirrgüística, la crisis del continuum temporal se convirtió en una de las Precisamente r-ro hay ninguna unidad, sino una desintegración de la
condiciones esenciales. lnicialmente se representó una discontinuidad vivencia del tiempo; el hilo de Ia continuidad interna se quiebra. La
de la experiencia que socavaba todas las formaciones de sentido. En voz A recuerda el intento de rerornar a algúrn lugar de la niírez, pero
trn segundo paso, esre proceso se apoderó también del modo de la todo sucede de otro modo: el camino deja de existir, el autobús que
representdción en sí mismo. A lo largo de todo este desarrollo, el teatro sedirige hacia allí no sale, Ia búsqueda es en vano. Lavoz B describe
se fue distanciando cada vez más de la representación de un espacio una cscena de amor fracasado o, mejor, que no ha tenido lugar. El
de tien-rpo homogéneo y esto resulta especialmente coherenre cuando narrador se encuentra sentado junto a una muchacha que descansa
la alienación del tiempo representado aparece como algo coridiano: sobre una piedra, sin tocarse ni mirarse: «nunca el uno vuelto hacia
un reloj salvaje e irrefutable en La cdntltnte calua de Ionesco; la el otro, solo contornos cn los lindes del campo sin rocar o algo
duplicación, la irrealización y el montaje de los tiempos, los saltos parecido, incluso si el espacio entremedio fucse de una pulgada...17.
entre el tiempo real de las escenas coridianas y el tiempo heterogéneo Lavoz (l recuerda la costumbre de huir de la lluvia para resguardarse
de las imágenes oníricas, etc. Resulta sintomático que una escenógrafa en el interior de un museo, a veces clentro de una biblioteca o en una
como Anna Viebrok hagn visible su predilección por relojes que oficina de correos. l.a narraciór.r se estructura de modo lragmentario,
pierden cifras o agujas; o que los mecanismos de información de la pero no encontramos ninguna refcrencia al espacio-tiempo para que
hora sobre la escena en l¿rs obras de Wilson contradigan el ritmo la acción dramática suceda en el ahora de la escena. L,l tiempo no
de las imágenes y que, a menudo, se colocara un merrónomo en avanza, sino que se entierra en sí mismo, da vueltas y se repliega
escena (no solo en la danza-teatro) para mantener consciente el acto como un tiempo recordado.
temporal del transcurrir del tiempo real. La búsqueda de un tiempo perdido es el tema comírn de las tres
escenasde That time qve acabamos de describir. Lavoz A busca el
Beckett, Mü[[er y eI tiempo tiempo de un pasado individual y personal: el tiempo de la niñez,
Podría ser útil una breve verificación de la dimensión y la uwhen was that?» [u¿cuánd<l sucedió?r] es la pregur.rta recurrente. La
radicalidad de [a desintegración del tiempo en la literatura teatral voz C expresa la búsqueda de continuidad de un tiempo de la cuhura
en dos textos notables, memorables, que marcaron quizá las últimas suprapersonal, del contexto social, de la tradición que se lleva a cabo
décadas del siglo xx. Se mencionan aquí porque expresan una roma alrededor de las imágenes que custodian los museos, las bibliotecas,
de conciencia y una fase de la problemática artística con una claridad el sistema social de la escritura o la oficina de correos. La voz B, en
extraordinaria que no solo concierne a la dimcnsión literaria, sino a1
teatro en su conjunto. Arrojan nueva luz sobre la crisis del tiempo 'Bncrrrr', S. Stilcl¿e und Bruchstücke. Fráncfort, 1978, pp.50-52 fccl. cast.,
uAquclla vezr. En Pauesds. Barcelona:'lirsquets, 1987, p. 2201.

:i'tt Teatro posdramático Tiempo $1§


c¿rnrbio, sc picrclc cD cl t¡curyo rJ,, h utttttttl«,,t, <lcl ill)rlle:rtrtietlt() y la rrrrrcrtc clcl individtro. [,.] polvo barroco, polvo clcl tionpo
sexual. La búsqueda de todas las vt>ccs fracas¿r por todas prtr(cs. cultural alm¿rcenado en millones de páginas de libros, toma ahora la
La estética de la reducción del teatro clásico *especialnrentc la apariencia de polvo libresco; solo esto queda del tiempo como forma de
de Racine, compuesta por lapsos de tiempo mínimos, unidad clc experiencia. Esta descomposición recuerda extrañamente a las últimas
luga¡ concentración en un conficto casi únicamente espiritual baj<l líneas de otro texto, La misión, de Heiner Müller, aparecido en 1979.
la ocultación tendenciosa de cualquier elemento real que llene el Debuisson, que se retira de la revolución social, experimenta su falta de
tiempo y el espacio- regresa, desplazada, en la radical dramaturgia del ubicación y de tiempo en una imagen muy similar:
punto cero de Beckett. (Cuando, dicho sea de paso, Beckett trabajó
en el'Ilinity College de Dublín, en 1931, como asistente de literatura Debuisson recurrió al último rccuerdo que aún no [e había abandonado:
francesa, leyó las tragedias de Racine ¡ ese mismo año, escribió su una tormenta de arena cuando navcgaban por delante de Las Palmas, con
primera pieza. Llevaba por título 'lhe kid niño]y era una parodia [El la arena vinieron grillos al barco y les acompañaron durante la rravcsía por
del Cid de Corneille. A excepción de unos cuantos estudios, la el Atlántico. Debuisson se acurrucó para resistir la tormenta de arena, se

influencia de la tragedia clásica en las obras de Beckett ha sido poco restrcgó los ojos para sacar la arcna, se tapó los oídos para no oír el canto
valorada hasta ahora). Sus persona.jes, parodia de la abstracción y de los grillos. Entonces la traición se ab:rlar.rzó sobre é[ como un cielo, la
la espiritualización clasicistas, viven una existencia espiritual casi felicidad de los labios clc [a vulva corno una aurora').
incorpórea: en That time solo aparece una cabeza (uno de los últimos
papeles de Julian Beck) que, aislada, permanece a la escucha. La En Beckett el polvo del suelo hasta el techo, en Miiller la informe
estructura básica del lenguaje y de la identidad subjetiva, a saber: el tempestad de arena que sepulta aquella orra rempesrad de realidades
escuchar-hablar, el escucharse-hablarse a uno mismo, se desmorona irreconciliables en su consciencia, quc Debuisson había mencionado
en el espacio y en la configuración escénica. Así, por ejemplo, la precisamente poco antes: *C)lvidó el asalto a la Bastilla, la marcha del
voz del listener proviene de tres altavoces que, interrumpiéndose hambre de los ochenta mil, el final de la Girond¿rr0. En los texros,
mutuamente y alternándose, presentan cada uno una escena distinta tanto de Müller como de Beckett, se lleva a cabo una desintegración
de sus recuerdos. Una imagen apocalíptica e impresionante en la de la unidad y la continuidad temporales. Mediante la combinación
biblioteca sella el desastre. El final del texto suena así:
de formas textuales heterogéneas (carta, escena, narración en prosa,
actuación de papeles) el fluir del tiempo se deriene reperidamenre.
[. . . ] ni un ruido, solo el vie jo aliento y las páginas vueltas cua ndo de pronto
De modo simultáneo la consciencia se encuentra de nuevo en una
emerge el polvo, este lugar todo llcno de polvo al abrir los ojos desde el suclo heterótrofa diversidad de tiempos que le hace imposible fijar un
hacia el techo y nada, solo el polvo, ni siquiera un sonido salvo un ¿qué es lo punto en el ahora con el que crear una perspecriva abarcadora de su
que él te dijo? vino y se fue ¿existió ese algo como algo? vino y se fue, vino y realidad vital. Es por esto que visión, sueño, recuerdo, esperanza y
se fue, nadie vino y se fue en el irse dc ningún tiempo, en r-ringún tiempos. ahor a rea li dal son indisolubles.

No h"y tiempo, apenas partículas. La descomposición y


pulverización de la dimensión temporal manifiestan la desintegración ') Mürrrn, H. Der Aufirag. Quartett. Z;taei Stii¿'he. Fráncfort, 1988, p. 42. [ed. cast.
«La misión,. Ln C¿mino de Woloholamsk y La misión. Madrid: Publicaciones de [a
Asociación de Directores de Escena (serie I-iteratura dramática, 3), 1989, p. B1l.
" lbídem, p.224. ro
lbídem.

3'r4 Teatroposdramático Tiempo sÍS


Estética posdramática deI tiempo nrisrnas, cornc¡ si fircren nr¿nccillas dc trrr reklj. ltl ticrrrpo sc ¡r,n'ilr
A finales de 1950 se empezó a observar quc cn la ¡rinrLrra infirrnral, n.rcdiante nrovimientos humanos que, como un reloj, prcsenftlil /tlt[(
en la música serial y en la literatura dramática tenían lugar desarrolkrs Lts ojos el discurrir real del tiempo, verdaderos medidores humanos clel

análogos que concluían en una negaciiln de las totalidades construidas mismo (FigUhren)*. Por ejemplo, Jean Genet protestaba decididamente

tradicion¿rlmente. Un crítico observó que en El mudo, El siruiente y El contra una llama en el escenario basándose en que transgredía el límite
portero, de Harold Pinter, se destacaba «la renuncia radical a un final (la llama en escena es igual que una llama en la platea y es por ello
palpable, y, en su lugar, únicamente se hallaban ufragmentos de un un fraude: cruza una y otrayez el foso entre el escenario y la sala); el
proceso (en principio) infinitor". lln esras palabras se puede consrarar hecho de fumar en l'¡ escena pertenece a los nuevos signos utilizados,

la pérdida del marco temporal. Una rendencia esencial de las nuevas ciertamente de modo obsesivo, por el nuevo teatro para indicar el

dramaturgias del tiempo llegó a su culminación cuando, en los años tiempo real compartido. En la comunidad de riempo posdramática
sesenta, Stockhausen previó que en la estructuración de sus conciertos integrada por escena y tbéatron, el foso, que separa la ñcción de su

cl pírblico podía llegar más tarde o marcharse más remprano, y cuando recepción, se sepulta. A menudo el teatro, a través cle la renr-rncia a una
\üTilson causó furor con los uintermedios a discreción de cada cualr. ficción más que rudimentaria, establece formalmente su tiempo de
Estas nuevas dramaturgias suspendieron la unidad del tiempo con modo idéntico al de tna congregacióz de espectadorcs. Planteado de este

principio y 6nal como m(trco cerrddo de la ficción tearral. Con ello, modo resulta dificil que entre en juego una duración temporal propid:
uno de sus principales ob.jetivos era ganar la dimensión dcl tiempo todos los procesos se encucntran orientados al contacto con el público o

comPdrtido por actores y público corno proceso eminenremente abierto, a la constatación de su presencia.

que estructuralmente carece de planteamiento, nudo y desenlace; La exigencia de que el espectador se dirija desde su tiempo cotidiano a

precisamente la estructura que Aristótelcs había exigido como regla un área aislada de tiempo onirico, que abandone su esfera temporal para
fundamental del drama, con el fin de que se originara un rodo, un irrumpir en otra, era la base del teatro dramático. En el teatro épico la

holón. El nuevo concepto del tiempo comp/trtido considera lo formado desaparición delfoso de la orquestra, como señala Benjamin, significaba el

estéticamente y lo vivido realmente como, por decirlo de algún modo, rescate de una colectiuidad en elplano dr k rtflexión. Se r-equería de aquellos

un trozo de tarta que se reparten espectadores y actores. El tiempo espectadores que se pensaba o se sabía que probablemente ftrmaban.

entendido como una experiencia compartida pasa a ocupar el lugar Fumar debía ser, sin embargo, signo de su relajación distanciada, no
medular de las nuevas dramaturgias. Así, se dejan entender estrategias precisamente (como el fuego que critica Genet) manifestación de un

que van desde la diversidad de las distorsiones del tiempo hasta la único espacio de tiempo. El espectador de Brecht ya no se sumerge en su

equiparación con la adaptación de la aceleración que introdujo el po¡'r, estrtr aqui ernocionalmente fusionado con los acontecimientos escénicos
o también desde la resistencia del reatro lento hasta la aproximación del (esto implicaría tomar parte en el acontecimiento dramático), sino

teatro al performdilce art con su afirmación radical del tiempo real como que fiuma relajadamente distanciado en -ru tiempo. Así pues, la estética
s ituac ió n vivida conj untamente. posdramática del tiempo real no busca la ilusión, lo que quiere decir

Al inicio A que el proceso escénico no puede disociarse del tiempo del público.
Queen Victorid fiIna carta para la reina
de letter Se
for
WctoriaJ, de Robert §7ilson, se ven dos figuras que giran sobre sí destaca así claramente el contraste entre el gesto épico y el posdramático.

* F.l autor hace ac¡uí un juego dc palabras con-rbinando el término alemán F'iguren
rr Cita tonrad:r dc'lheater heute. Sondernummer (figtrras) y Uhr (hort o reloj) [N. dc la'I1].
The¿ter. 19(r0-1980, p. 84.

§16 Teatroposdramático Trempo ll't


(i»no su ¡rrirr.rcr crnblcrne ptretlc scrvit' la p:rr«rtlirt .lcl tr,rtlici,,rl,rl Irn tur scntirl«r sir¡lil:rl al clc ll
inag,u-tionpa dcl cirrc rnoclcr-no,
Lrl tc¿rtr() posdrarnrítico se ¡rucde entender
como cristal de ticrlpo
sistema musical del tiempo que Practicó Jol-rn Oagc cl¡¿urcl<l cscogiri
tlue suministra, a su modo, una imagen directa del tiempo en estado
una medida de tiempo habitual para una pequeña obra dc piano.
4'i3 y prescribió que, exactamente en csx
puro. Así, el tiempo deviene objeto de una experiencia directa, de
Cage llamó a la composición
n.rodo que lógicamente aparecen en primer plano sobre todo técnicas
duración de tiempo, el espectador no experimentara nada susceptible dc
de distorsión del tiempo. En primer lugar, una percepción del tiempo
ser considerado obra en sentido tradicional, sino solo el tiempo (siempre
desviada de lo habitual provoca precisamente su percepción explícita:
absoluto, único, irreproducible) de cada determinado concierto, con
el tiempo asciende desde la condición inexpresiva de acompañante de
todos sus ruidos intencionados y no intencionados.
la actuación al rango de tema. Con ello se da un nuevo fenómeno
estético-teatral: al volverse central la intención de utilizar la especificidad
Ettiempo como t¡empo
del teatro como modo de presentación para hacer del tiempo como ral
Gilles l)eleuze, en su libro dedicado al cine, plantea la diferencia
entre image-mouuement (imagen-movimiento) e image-temps (ima- -el tiempo como tiempo-, objeto de una experiencia estético-teatral, se
transforma por primeva vez el tiempo efectivamenre mensurable del
gen-tiempo). Esta última, con la que hace referencia al nuevo cine, se
acontecimiento teatral en objeto de elaboración y rellexión arrística;
caracteriza porque el tiempo no aparece en ella como una imagen-mo'
esto es, se hace consciente, se intensifica su percepción y se organiza
uimiento representada, sino como temporalidad exhibida de la imagen
del cine en sí misma que, en sus distintas variantes, forma cristales de
estéticamente. Presencia y actuación de los actores, presencia y rol
del público, duración y disposición real del tiempo de la realización
tiempo. Mutatis mutandis, se puede trazar un paralelismo entre Ia polari-
escénica, el puro hecho de la congregación como un espacio-tiempo
dad del teatro dramático y el posdramático y la polaridad delr- imagen'
común. Todas estas hipótesis del teatro, ya exisrentes desde siempre
rnouirniento y la imagen-tiempo. Del mismo modo que el cine clásico, el
pero de forma implícita, se destacan no en el marco de un tiempo re-
teatro dramático se podría caracterizar porque el tiempo en sí ni quiere
presentado en un cosmos narrativo ficticio, sino como un aquí y ahora
ni puede aparecer. El tiempo no es aquí wa condición de la representa-
utilizado conjuntamente por todos los presentes.
ción interesante por sí misma; solo emerge de forma indirecta' es decir,
como objeto y tema de la representación dramática, como contenido
comPorta en el cine clásico,
Duración
transmitido por ella. Del mismo modo se
La duración realizada conscientemenre es un fáctor significativo
por lo que Deleuze constata a este respecto que:
de la distorsión del tiempo en la experiencia conremporánea del
teatro. Elementos de una estética de la duración se pueden ver en
la irnagen-movimiento está ligada firndamentalmentc a una representación
no
numerosos trabajos teatrales de los últimos años, especialmente
indirecta del tiempo, y no nos da de este una prcsentaciírn dirccta, es decir,
en Jan Fabre, Einar Schleefi Klaus-Michael Grüber (Hamlet, Las
nos da una imagen-tiempo [...]. l'}ero en e[ cine moderno, por el contrario, la
Bacantes) o Christof Marthaler; pero también en una gran cantidad
imagen-tiempo ya no es ernpírica ni metafísica, es trascendental en el scntido
en estado
de realizaciones escénicas cn cuyo estarismo, compues(o por pausas
que da Kant a cste término: el tiempo ¡rierde los estribos y se Presenta
dilatadas, se pretende resaltar la absoluta duración de la escenificación
puro't.
como tal. En esre senrido, cabe destacar el estudio de Kluge y Negt
sobre la fragmentariedad de la experiencia del tiempo en función de la
't DrLnuze, C. Das Zait-Bild. Fráncfort, 1997, P.347 led. c,¡sr. ['a inagen-tiempo:
estudios sobre cine 2. Bxcelona: Paidós, 2004, p. 360].

Tiempo 51?
$'18 Teatroposdramático
rrrr¡rrtlo cxlrt'ricrrcilrlr', Iri tlurtpoc() sc tr;ltu .lc t¡ttc lrlrglt tclL'rclrcilr,
cotidianidacl, los medios cle comur.ricaci<'ln y la tlrgar.rizacitirr clc la vitlrr
con sus <lesastrosas consecuencias para la experiencia". En él sc cxP()ll(' ¡ror nrcclio clc la ironía o la antífi'asis, a la brut,rlidad o a la violcncia
clc la virla rea/t5. Ll teatro remite más l¡ien a su propio proceso. Si
que el teatro se podría mantener como un área de resistenci¿r fl-clrte
una realización escénica de Robert \ü/ilson dura seis horas, entonces
al clespeclazamiento y la parcelación social del tiempo' y la prinrerrr ,

hipótesis al respecto es la de un teatro qLLe se tomd tiempo' la experiencia teatral decisiva no es la duración objetiva que, en

La d.ildtdción del tiempo es un rasgo destacado del teatro principio, se sitíra en primer plano, es decir, la hora, sino la experiencia

inmanente de la dilatación del tiempo. Por otro lado y naturalnrentc,


posdramático. Robert\lilson creó un teatro de la lentitudy' desde str
la experiencia del tiempo no es del todo independiente de la duración
inuención, se puede hablar por primera vez de una verdadera estética
real de la realización escénica. Por eso sería un problema interesante
de la duración en el teatro. En ella se origina una experiencia doble:
sor¡lrende al espectador; por el otro, se le fuerza' se lc para el análisis de esta el rnodo en que pueden ser descritas las
por un lado, se
formas teatrales en Ia cuales cl tiempo teatral autónomo se engrana
secluce sensorialmente o se le hipnotiza Para que sienta un
paso del
'lbda percepción es' como se sabe' ran esrrechamente con la durdción y la lentitud de lo representado
tiempo cxtremadamente lento.
(conscienternente buscadas) que resulta difícil separar la percepción
pcrcepción de la diferencia, y así se sientc claramente la distinción de
dela duración teatral y la duración narrtzdll. ¿Qué significa sacar el
la rítmica cle la percepción entre vn tempo vital habitual y un tempo
teatro del marco <Le lo cotidiano mediante una dilatación tcmporal
teatral. F,l tiempo cristaliz.a y transforma el movimiento percibido
(por ejernplo, ralentizado) en una forma del tiempo' mientras que que no encaja en ningún ritmo diario normal en, por ejemplo, las
epopeyas teatrales de varias horas de duración de Peter Brook, Ariarre
el objeto visual sobre la escena parece ¿rcumular el tiempo en sí' A
partir clel transcurso del tiempo surge un continulus Present lpfesente
Mnouchl<ine o Robert
Lepage? ¿Qué relación mantienen aquí la
represcntación (tiempo del drama, tiempo de la escenificación) y la
continuol, de acuerdo con Certrude Stein, modelo, como tuvimos
\i7ilson. presencia del tiempo (duración de la realización escénica, performance
oportuniclad cle revisar en un capítulo anterior, del propio
text)? ¿Cómo se comporta la vivencia Física y fisiológica del tiempo de
De este rnodo, el teatro se asemeja a una escultura cinética que
la duración respecto al ritmo de la realización cscénica?
deviene escubura de tiempo. En principio, esto sirve para los cuerPos
humanos que se transforman, a través del slow motion, en esculturas
Tiempo y fotografía
cinéticas, pero también para el tableau teatral en general que' con
F,n La cámara lúcidaRoland Barthes llega a hablar de una conexión
morivo de su rítmica no n/ltural, causa la impresión de un tiempo
entre teatro y fotografía que concierne directamente a la dimensión
propio, de un tiempo intermedio entre la anacronía de una máquina
del temporal. En su estudio hace hincapié en que la fotografía no se
y el tiempo vital de los actores humanos que cobran aquí la gracia
aproxima al arte a través de la pir.rtura, sino del teatro:
teatro de marionetas.
Esto no implica que la duración de la acción escénica reproduzca

la duración de la experiencia. sobre la escena la ralentización no cdmerd obscura, en definitiva, ha dado a l¿ vez el cuadro perspectivo, la

Fotogralía y el Diorama, ndo los tres artcs dc la cscetra; pero si la Foto me


remite a la lentitud de un universo ficticio que estaría ligado a nuestro
sie

parcce estar más próxima al teatro, es gracias a un mediador singular (quizá

und Erfahrung. Zur


't Kr.trclr., Alexander Y Nncr, Oskar' Ólfentlichkeit
Organisationsanalyse uon bürgerlicher und prolerarischer Ófferttlichkeit.
Rcrlín: '" Pevrs, Patricc. l)ictionnaire du théátre, op. cit., p.388.
'5 Ibíilem.
Suhrkamp Vcrlrg K(;' I97J.

tl
Tiempo :'i#.{
32ü Tt';tltrt ¡lol,dr;ttnaltt
y() scf, el tinico c¡t vcrlo rtsí): llt Mt¡cltc. l'.s rrrr<¡t irlrr lrr r.l,r. irirl oriliin;rl tlcl
(luc cslc tut tt tilor¡r
'ltatro con cl culto de los Mucrtos: los prirrrclos lct()rcs s( tltstrceberr rlc ll "lrr lirtografiu nrc cxpresa la Intrcrtc cn firturo»rs.
['.1 ticm¡ro almacenado es aquel que conl]ere melancolía a la fotografia.
sociedad representando el papel de Muertos: maquillirrsr: sulx)nía <lesignarsc
Del mismo modo, el teatro de tWilson reconoce la impresión del
como un cuerpo vivo y rnuerro al mismo riempo: busto blanqucado del
tiempo almacenado en los cuerpos que se mueven en slow motion.
teatro totémico, hombre con el rostro pintado del teatro chino, rnaquillajc
La ralentización muestra en los cuerpos el transcurso temporal de
a basc de pasta de arroz del Katha Kali indio, máscara del Nó japonés. Y
los gestos, intensificando el sentimiento por el valor incalculable e
esta rlisma relación es la que encuentro cn la Foto; por vivienrc que nos
irrepetible de cada momento vivido: fugacidad sin compensación,
csforcemos en concebirla (y esta pasión por «sacar vivo, no puedc ser más
justificada solo como fenómeno agradable.
que la denegacirin mítica de un malestar de muerte), la Foro es corno un
teatro prirnitivo, como un Cuadro Viviente, la liguración del aspccto
Repeti ci ón
inmóvil y pintarrajeado bajo cl cual vernos a los muerrosr6.
Junto a la estética de la duración se ha desarrollado una auténtica
estéticrt de la repetición en el marco más general de una estética
El estatismo ceremonial y rirual del teatro de \ül,ilson aresrigua un
posdramática del tiempo. Es difícil pensar en otro procedimiento que
nexo entre teatro y fotografía. Es sabido que \Tilson utiliza (y no
sea tan típico del teatro posdramático como la repetición; basta con
pocas veces) fotografías como marerial de partida para sus rrabaios
mencionar aThdeusz Kantor, la repetición extrema en más de un trabajo
y allí donde parte del cinc se acerca a la fotografía a rravés de la
de los ballets de \William Forsythe o la reiteración como tema explícito
repetición. El punto de partida e¡ the CIVIL warS [Las guerras ciuilesJ
de uno de los trabajos teatrales de Heiner Goebbels y Erich \7onder.
fueron fotografias de la guerra civil americana que, en la realización
Una variante, llena de humor, de repetición infinita se observa en las ya
escénica, mostraban películas utilizadas en una reperición consranre
notorias escenas de dormitorio de Marthal er en Die Stunde Null oder die
que reproducía una y otra vez las mismas secuencias. El carácter
Kunst des Seruierens [La hora cero o el drte de seruir], con camas y lugares
melancólico del teatro de \Wilson, que pretende incesanremenre
acomodados para dormir que chocan continuamente de los modos más
transformar la escasez de acción y movimienro en quierud inscrita
insólitos. El autor suizo aplica la repetición a través de la música, con el
en luz, rruestra un parentesco sLrbyacente con la fotografía; una
apoyo de la mecánica vacía de sentido del cine mudo grotesco. En Jan
fotografía relacionada, asimismo, ranro por Benjamin como por
Fabre o Einar Schleef la función principal de la repetición se concentra
Barthes, con la melancolíar7. Lo que Barthes destacó como punctum
en la perturbación y la agresividad -en ocasiones desesperante-, que
en la fotografía no es otra cosa que su referencia a la transitoriedad;
incluye la agresión al público. En esta repetición agresiva se rechaza la
es decir, la fotografia muesrra un ser humano del pasado y así expresa
necesidad de entretenimiento superficial mediante el consumo pasivo
de estímulos; en vez de la alternancia que mata el tiempo, se exige el
r6
BentHns, R. Die Helle Kammer. Bemerkungen zur Photographie. Frá¡cfor¡,7989, esfuerzo de Ia mirada que Io hace palpable. De este modo, detrás de la
pp. 40 ss. [ed. cast., La c¡Ím¿ra lúcida. Nota sobre la fbtogrdfta. Barcelona: Paidós,
1999, pp. 7t-721. ira se reconoce la búsqueda del contacto real, en una concordancia casi
r7
Sería intercsante, bajo este punro de vista, comparar el rearro de W'ilson con la natural con el lema «El puñetazo es contacto». El estreno de Blaubart
lentitud específicamente fílmica que se observa en las algunas películas de Sranley
Kubrick, como 2001: Odised en el espacio o Barry lyndon. Del n-rismo modo que, en [Barba azul], de Pina Bausch, en 1976 produjo un escándalo en
\Vilson, el teatro deviene irnagen de luz, así en Kubrick el cine tiende al estatismo:
un remolino sobre cl movimiento en la tranquilidad de la muerre de las imágenes del r8 Barlurs, R. Die Helle Kammer, op. cít. led. cast., L¿ cámara lúcida, op. cit.,
espacio o la pintura (Bdrry lyndon).
p. t07).

'3llü, Teatro posdramático


Tiempo'$*$
Uh¡IVERSüüAD DEANT|OOUIA
CENTRAL
Wtr¡r¡-rcrral y c()r)stitLly(i utra inrrtrgrrr;rcitin scns;rciottrtl clc stt cstilo rlt' Sin crrrbergo, crr cl tcatr() tllnlpocr¡ cxistc la rc1'rcticirin rc:rl. ttl
Thnztheater fdatrza-teatro]: el rnovirnicnto, cl cs¡raci() y tlrla itrtclrsirlrttl tienr¡:»o, cn cl insrante de str rcperici¿)u, ya cs distinto del origin:rl en
propia de la tradición de la danza expresiva, sc sitlraron por ('¡tL¡ut,t cl tcatro; siempre se ve aquello que ya se ha visto, aunque de un modo
del desarrollo dramático, la narración y la belleza. La repeticit'rn firc cl distinto, porque lo repetido aparece inevitablemente modificado.
procedimiento que provocó las protestas más enfurecidas. Sin embargo, En y mediante la repetición lo antiguo y lo recordado se vacían (se
esta reproducción provocadora de los mismos gestos de resignaciírn, presentan como conocidos) o se sobrecargan (a la repetición se le
miedo y desolación se puede entender perfectamente, si se quiere, cn confiere significatividad). En cualquier caso, el conrexro desplazado,
un senrido de interpretación tradicional, afectivo y conceptual, o como aunque sea mínimamente, y la carga de lo ya visro en lo que se esrá
símbolo del intento, vanamente repetido, de la toma de contacto y del viendo disuelven la identidad cle lo repetido. Por ello, la repetición
estado univers¿rl de un tiempo ahistórico y circula¡ sobre cuya cualidad puede también provocar en lo ya pasado ún f)restltr atención en las
Heiner Müller escribió en una ocasión: ula historia supone la mism:r difererucias mínimas. No se trata del significado del acontecimiento
molestia que los mosquitos en ver¿Ino». repetido, sino del significado de la percepción repetida, dc la
En la repetición tiene lugar, así como en la duración y a través de percepción en sí misma. Tua res agitur: la estética temporal convierre
una cristalización del tiempo, una densificación y negación más o la escena en escenario de una reflexión del acto de ver por parte
menos suriles de su transcurrir. Ciertamente el ritmo, la melodía, la del espectador. Son sz impaciencia o su impasibilidad las que se
esrructura visu¿rl, la retórica y la prosodia han utilizado desde siempre visibilizan en el proceso de la repetición, su esrar atento o su rechazo a
la repetición: no existe un ritmo musical, una organización visual, profundizar en cl tiempo; su disposición o indisposición a dar espacio
una retórica eficaz, ni siquiera un poema -abreviando, una forma y oportunidad a la difcrencia, a lo más mínimo, al fenómeno riempo,
esrérica-, sin una repetición aplicada y entendida con un objetivo mccliante el ensimismamiento auto-alienante del acto de ver. Así:
concreto. Sin embargo, en los nuevos lenguajes teatrales la repetición
adopta un significado distinto, incluso opuesto: si anteriormente Hasta la rcpcrición tnás mccánica, más cotidiana, rnás habitual, m:is
servía a la estructuración, a la construcción de una forma, ahora sirve cstcreotipacla encucnrra sr.r Iugar en la obra de arte, estanclo siem¡rre
precisamente para la desestructuración y la deconstrucción de la fiibula, dcs¡rlaz-ada en relacirin L()n orr.ls rcpcricioncs, y e conclición de rlue sep:r

el significado y la totalidad formal. Se repiten procesos de tal forma extraer dc clla una diflrencia para esas orras rcpcriciones. Pues no hay otro
que dejan de ser perceptibles como parte de una arquitectura escénica problerna estético que el de [¿r inserción del arre en l:r vida cotidiana. Cuanro
y como estructura de la organización, para dar la impresión de ser más estand:rrizacla, estereotipad:r y sometida a una rcproducción aceleracla
absurdos y redundantes desde la perspectiva de una recepción saturada. dc objetos de consurno parece nuestr:r vicla, nriís debe ¿rférr:rrsc c[ ar¡e a

Su presentimiento cambia repentinamente en un desarrollo que no se ella y arrancarlc esa pequeír:r dilcrcncia [...1. Cada artc ticne sus técnicas dc
quiere terminar, qLte resulta imposible de sintetizar, incontrolado e rcpetición inrl¡ricadas, cuyo pocler crítico y revolucionario pucde alcanzar
incontrolable. Experimentamos el flujo monótono de un embate de cl r.nás alto punro, para cond¡.rcirnos dc las taciturnas costumbres a las
signos que se han despojado de su carácter comunicativo y han dejado repcticioncs prolundas de la nlemoria, y después a las repeticiones últimas
de engranarse conjuntamente como parte de la totalidad de una obra de la muerte dondc se juega nuesrra libcrtadl').
poética, escénica y rnusical. Sc trata de la versión posdramática negativa
cle lo sublime.
'' f)nLnuzn, G. Dtfiirenz und Wiederholuz.g. Múnich, lL)92, pp. 364 y ss. [ed. cast.
Dfirencia 1 repetición. Buenos Aires: Amorrortu, 2/C)02, pp. 431-432).

§*f* Teatro posdramático .I'iempo


;1*S
picttilicas, sc clcrivrr innrccliatanrentc la corrsccucncia dc qr"rc pase a
lmagen trempo
firrnrar parte de una de las problemáticas más atendidas y recientes de
En el teatro dramático la imagen dcscmpeñab¿r eset.rcialrlcrltc r'l
la teoría del arte, a saber: la específica temporalidad de las circunstancids
papel de un mero telón de fondo, aunque en deterrninados momcntos
uisuales. En este sentido, Gottfried Boehm escribe sobre la percepción
-y a causa del efecto de la representación- se configurara dc modo
de una imagen pictórica:
atractivo e impresionante y fuera apreciada como tal. Lo visual
retrocedió frente al conflicto representado, la peripecia dramática, los
Si al vcr (o interpretar), por ejemplo, una escena o utr ambientc, como
sbochs emocionales y los giros sorprendentes de la trama.
el de la capa o el del contenido material, lo desprendemos del nivel de la
En el teatro existió desde siempre el efecto de espectáculo, si
imagen y nos concentramos cn las cosas, su contenido y su sentido, entonces
se piensa en la pompa de las vestimentas y en la arquitectura del
suprimimos, al mcnos cn parte, las condiciones de representación. I)ero, si
Renacimiento, la pintura ilusionista de los bastidores o en el posterior
seguimos lo percibido de modo incxprcsable, la 6guraT la no-figura, junto
realismo detallado de los decorados teatrales. Sin embargo, el teatro
con la serie de objetos reconocibles aceptamos también cl nivel del contexto
posdramático crea, con una intención formal consciente, un espacio
visual planimétrico ¡ cntouces, nos acercaremos primero a los fenómenos
visual que recoge uno de los logros más importantes del arte pictórico
reales, a [a imagen como camp(, y L'lntinilum simultáneos. [...] Aquello
de la modernidad, a saber: la intensificación de la percepción del
inexpresable del elemento individual permite despegar de lo cxpresable, solo
espacio visual y la superficie de la imagen como tales, acompañada de
mediante el proceso de la visión para este, una percepción para cl siguiente.
la autonomía de la teatralidad. Más allá de la movilidad dramática,
Tiempo representado y tiempo de la representación no son ya disociablest".
el estatismo del teatro, producido por medio de la duración y la
repetición, tiene también la notable consecuencia de que, como ya
En la teoría del arte, el tema imagen I tiempo que aborda Boehm
se ha observado, introduce en la percepción que tenemos del teatro
procede de una larga tradición en esta materia en la que se ha tenido
un enfoque de la imagen-tiempo: la característica disposición de la
en cuenta la plasticidad del espacio. Dado que ahora la temporalidad
percepción para la contemplación de un cuadro.
ha sido reconocida como una estructura de la visualidad, puede que
[.a hipótesis de que, en cierto modo, el teatro se apropia y
incluso su estructura esencial, parece aún más urgente recoger el esta-
transforma la dimensión de la lógica de la imagen pictórica surgió
do de la reflexión también en los estudios teatrales.
en la Modernidad .iunto con la autonomización de la experiencia
Partimos de la teoría de Bohem según la cual la imagen se presenta
visual. Del mismo modo que el teatro, el arte plástico ya había dado
como forma de relación de una imagen-tiemp¿ inherente a ella. Esta
el paso anteriormente y había hecho de su realidad fáctica y material
propuesta apela a Ia noción del tiempo del observador para que
el factor dominante de su constitución, lo que le permitió ceder
aprehenda, sienta y continúe un movimiento estancado y latente; es
también la temporalidad de Ia imagen pictórica a la recepción. Así,
decir, para que lo produzca. La imagen representa una circunstancia
apareció la exigencia de que la mirada del receptor se percatara de
intemporal, pero el observador, a través de su noción del tiempo,
los aspectos temporales de la imagen y no solo de la temporalidad
su fantasía, su empatía y su capacidad de comprender transcursos
de lo representado; de otro modo no podría entrar en el placer de la
de movimiento de forma inervadora, se percata del movimiento
experiencia del ver virtual que, por así decit le espera en la imagen.
Del hecho de que el teatro active las disposiciones de percepción
'" BoF:uM, G. .llild und Zeitr. En D¿s Pb¡inomen Zeit in Kunst und
rYissenschaf .
en la recepción teatral, que ya habían entrado en juego en las obras 'Weinhei¡r: Ed. de Hannelore Paflik, 1987, pp. 20 y 23.

Tiempo §*Y
§*$ Teatroposdramático
tcnrp()r'aI cn l¡ intager) (ltrc ntLt?l(,til(il1/t su visi(in (cn cl c:r.so rlt. lrrs tlirigirlrr dc la obscrvacitin dcl espacio y dc la inragcu. l'.src rcxrro clc lu
representaciones reales de ol-rjetos o figur:rs cn movirnicr-rtr>) o kr rcpitc, ralcntiz.aciirn, cle utra observación próxima a la percepción pictórica,
es decir, 1o crea (en el caso de una pintura visualmentc no figurativ:r o se ¿rparta de su hermano más popular (el cine) en tanto en cuanto no
abstracta). Mediante la comprensión de esrructuras visuales, de la rítmica comparte su afición a la fabulación y reemplazala línea de tiempo de
y de la temporalidad inmanenre de las formas y las su¡rerñcies, ante el una trama/acción por la experienci¿r de un tiempo global del teatro que
observador se abren dos aspectos unidos a una ex¡leriencia del tiempo se ajusta sobre el ritmo. Únicamente con este ritmo escénico intercalado
global de una imagen en todas sus capas. Por el contrario, en el caso del y sobredeterminado se llega a la percepción de los restos del contenido
teatro, que ya de por sí es un arte temporal, l¿rs relaciones se establecen de las narraciones, a menudo fragmentadas, de las posibles historias, los
de otro modo. El movimienro corporal, el lenguaje o el sonido, es decir, remas y las asociaeiones.
la teatraliclad en general ya es en sí misma ternporal y rranscr.rrso del Fue Paul Valéry quien expuso esta hernrosa observación sobre los
tiempo (sin exceptuar ¿rl rearro esrárico). En la medida en que ahora museos: que delante de cada cuadro debería habe r una silla. lin eFecto, los
el teatro combina Íáctores visuales y rítrnicos con una dramaturgia museos tienden a la apresurada transformación cle la experiencia visual
escénica del ticmpo, adopta la cualidad cl,e un objeto ciruético que ya en mera información; un hecho que también sucede en la reproducción
no se puede comprender medianre el comportamienro de la mirada en general. llste problema sugiere la pregunta de si, en el futuro, las
propio del teatro narrarivo. Bajo el signo de la dramaturgia visual en mezclas de ex¡rosición y teatro alcanzarán una mayor in.rportancia. La
cl teatro la percepción deja cle servirse ,J,el bombardeo de imágenes en singularidad de [a experiencia del teatro consiste cn que generalmente
movimiento ¡ en carnbio, acriva, como ante una pintura, la capacidad la visión, de modo totalmente pragmático, se aplica a imágenes mryt
dinamizadora de la mirada para confeccionar en und puestlt en escend grandes. El teatro es siempre un tableau inmenso; asimismo el espacio
ProPitt, un proceso, una contbinatori¿r y un ritmo a parrir de los datos teatral, por norma general, es de grandes dimensiones. Así, mediante
de la escena. En tanto que la semiótica visual parece querer derener la expansión temporal de la realizacilln escénica, se exigc generalmente
el tiempo del te:rtro y transformar el acontecimiento transcurrido una observación paciente, modific¿rda continuamente por nuevas
temporalmen te en imágenes del pensamienro, la mirada del espectador se constelaciones. En el mismo sentido, como la estética de la duración
siente ante la exigencia de dinamizar el estatismo duracional [duratiue se desprende de las prisas propias de los procesos dramáticos, puede
StatihJ que se oltrece a su percepción visual. Clonsecuentemente, se da concretar un tipo de experiencia visual que hace de intermediaria
una oscilación del enfoque de la percepción enrre una observación entre el tiempo del teatro y el estatismo de la imagen. El teatro es
temporalizadora dela imagen y sn llcompdñamiento escénico, entre la también una galería del futuro, que realiza inesperadamcntc la visión
actividad de ver y la co-vivencia (más pasiva). El tearro posdramático de Mallarmé dcl libro absoluto, de la misma manera que no se puede
un desplazamiento de la percepción teatral -para muchos
e.ierce así descartar que en otros modos de actuación (como el ya mencionado
provocadora, incomprensible y aburrida- desde el dejarse llevar teatro de lectura) el teatro se evidencie como un refugio de lecturas
por el flujo de una narración hasta la co-realización consrructora atentas y pausadas.
y constructiva de todo el comple.jo audiovisual del teatro. Se llega a
una experiencia del espacio y de la imagen cuya duración y sucesión Estéticas de [a veLocidad: aceLeración, simultaneid ad, coLLage
temporal se encucntran mucho menos fijadas; tn compromiso temporal En contraposición a la ralentización, el estancarniento y la repetición,
entre la secuencia ordenada de la acción/narración v la duración no en otras formas teatrales posdramáticas existe la tentativa de asimilar, e

**fi Teatro posdramático


Tiempo l\Rt
incluso de superar, la velocidad dcl tienr¡'ro c¡uc irnprirrrcn los nretlios Irl dcsrrn.<,ll.,.lc lrrs firnllrrs tcatr-alcs Itroclcnlrts tst:i tlccisivrtrrl(t)t('
de comunicación. Esta modalidad teatral se apoya en la estétict dcl rnnrcado por fctrórnenos como lt uarirté, el circo y el ctbarrt, t<ttl,ts

uideoclip, en las citas a los medios de comunicación, en la mezcla dc c[as formas tempranas del entretenimiento de masas moderno2'. En
presencia en vivo y grabaciones o en segmentaciones del tiempo tearral aquellos primeros años el fraccionamiento del tiempo era ya habitual.

en función del modelo de las series de televisión. Los trabajos de los l",a uarieté surgió alrededor de 1870 como parte de una nteva cultura

directores y dramaturgos más .jóvenes del teatro de los años novenra urbana y reunió a artistas heterogéneos procedentes de la música,
acuñaron especialmente este estilo; sin dejarse abatir por la similitud la acrobacia, la magia y los mimos. Al principio solo asistían las
con los espectáculos multimedia y el shoru business, tomaron el patrón clases sociales más bajas, pero pronto se convirtió también en un
mediático como marerial y lo utilizaron de modo más o menos satírico entretenimiento apreciado por las clases sociales acomodadas (como
y con un tempo acelerado. Barberio Corsetti, el'§f'ooster Group yJohn sucedió en el \Wintergarten dc Berlín). Como ha señalado Oskar
PanrzzaD, tanto el cdbdret como la uarieté se basan en cl principio dc
Jesurun destacan como ejemplos al respecto: sus trabajos llegan a una
disolución de la homogeneidad del tiempo mediante la mezcla de acción la sucesión de nírmeros ¡ debido a su sensorialidad, su dirnensión de
en vivo y de material pregrabado, con la que se disuelve la ideología que entretenimiento y su desconsideración frente al buen gusto, pronto
se deleita en la presencia viva, supuestamente irreductible, del teatro. ambos se preñrieron frente al teatro. En este sentido, alrededor de
Cuando los actores unen sus cuerpos con voces de otros, cuando su 1900 Otto Julius Bierb¿rum escribió: uEl ciudadano de hoy en día
habla no se dirige a un compañero presente (sino únicamente visible tiene nervio de uarieté; raramcnte tiene la capacidad de seguir grandes

en un monitor) o cuando se aportan grabaciones de actores en vídeo, conexiones dramáticas, de armonizar su vida emocional durante tres

de modo que participan in absentia en la realización escénica, no horas de teatro con un solo tono; quierc cambio, lquiere] uarietér)3.

solo se trata de una reminiscencia difusa del entorno vital cotidiano La desarticulación del tiempo teatral en partes cada vez más
pautado por los medios de comunicación. Ciertamente, también se
diminutas se encuentra influida por l:r sucesión de números
refleja la realidad del tiempo despedazado pero, sobre todo, se expone que plantean tanto la uarieté como el cdbaret, pero también sc
el hecho de que, en la era de las computadoras, a través de los medios caracteriza por el temPo y el ritmo dcl teatro acuñado por el pop

electrónicos se pueden interconectar f,ícilmente espacios de tiempo de los años noventa. En las prodr-rcciones de Leander Haussmann
heterogéneos. En esta interconexión se pierde la identidad temporal de y otros directores estrella del teatro estatal alemán se observa, de un
las realidades individuales que, con la suposición de una simultaneidad modo muy claro, la influencia de los medios de comunicación en
omnipresente, pasan a ser componentes de un espacio heterogéneo el despedazamiento, propio del videoclip, y en la acción escénica
determinado electrónicamente. A través de la radio, la televisión hecha añicos, a menudo totalmente heterogénea. Sin embargo,

e Internet la realidad puede ser integrada desde todas las partes del mientras estos trabajos frecuentemente buscan el éxito rápido y la
mundo en la realización escénica, los espectadores establecen contacto juerga (de acuerdo con el ideal de la industria del entretenimiento),
con personas que se encuentran muy lejos del lugar de la realización.
Aquello que perseveraría trivialmente como mera demosrración de la r1
Cfr.,fnuvrcrt,l'. IJerlin cabaret, op. cit.
comunicación mediática, en el marco del teatro manifiesta el cofficto D PllNrzz,+, Oskar. nl)er Klassizismus und das Einclringen des Varictér. F,n Dir
Gesellscbaft. 1252-1274, octul¡re 1896. Véase también WeoE«rNo, F. Verhe in drei
latente entre un instante de vida y las supcrficies de tiempo electrónicas
B,inden. Berlín, Weirnar, 1969, csp. nZirkusgedankcn,, vo[. 3, pp. 153 y ss.; Im Zir'
y virtuales. kus,vol.3, pp. 163 y ss.; Fritz.\chwigerling,vol. 1, pp. 167 yss.
2r (ifr.
Jnr,wtcrt,P. Berlin cabaret, op. cit., p.255.

{t"§{} Teatro posdramático


T empo tl',ltl
sc [)tlc(lcll cllc()lltl'ill'(ltlll[)i('n tr'ir[)iri()s:rltilr)l(ntL (()nviil((.nt(.s (lu(.
Teatro y memoria
se correspollden con est¿r cstética dc los nlcclios clc c«rntr¡llicrrc itin.
Así, por ejemplo, ocurre con John Jesuru', quc rralra ja c., cl r. isr..
Memoria histórica
principio que rige las series de televisión (su scrie de rcatro (,)/tttnu
Aunque Maurice Halbwachs ha expresado sabiamente que la
in a Void Moon se mantuvo durante años en la cartelera de Nucva
memoria colectiva *de la cual forma parte la memoria cultural-
York desde su esrreno en 1987); Jürgen Krusc, por su parre, inserta
se compone de una suma de memorias individuales, también ha
en su tearro música pop y citas de los medios de comur.ricación,
comprobado Ia dificultad de formar el plural de la memoria: la
proporcionando interesantes interpretaciones de textos dramáticos;
memoria colectiva es distir.rta a la suma de las memorias individuales
la compañía danesa Von Heyduck integra ilusión cinematográfica y
y es más que ella. De hecho, la existencia de una memoria colectiva
obras de jóvenes arrisras de reatro como René Pollesch,
Tim Stal1'el, resulta una hipótesis indispensable para Ia constitución de lo
Stefan Pucher o Clob Squad, que se consrruyen con la velocidad
individual. En primer lugar, la ntemoria colectiva confiere forma,
propia de una esrérica rnediática.
ubicación, profundidad y sentido a la capacidad de recordar de
La simubaneidad, propia ya de la acción escénica en sí, es
cada inclividuo. Es necesario algo como la apropiación aFectiva de
aquí dominanre y perrenece t¿rmbién a los rasgos esenciales de
expericncias colectivas para quc la historia personal, la rncmoria de
la formación del tiempo posdramático: produce velocidacl. La
un pasado, se pueda representar y cobrar fcrrma. Por tanto, no existe
simultaneidad dc diversos acros en los que se habla ¡ a la vez, se
memoria individual independiente de la colectiva. Así, el teatro se
intcrcalan vídeos produce la inte rferencia de distintos rirmos
constituye como un espacio de la memr.tri¿ y lrlucstra una relación
temporales, hace enrrar en comperición el tiempo corporal y el
manifiesta colr el tema de la historicidad. De cste modo, l'¡ libertad
tiernpo tec,ológico y provoc¿r const:rntcfirentc la incertiduml¡re
aparece nada menos que como un ideal dc la total exención del
dc si un¿r imagen, un sonido o un vídeo se crean en cse insrante,
individuo en la era de los medios dc comunicación y las mercancías
se transmircn dircctamenre o se re¡rroducer.r en diferido. b.l tiempo
computerizadas.
se da a la fuga s¿/tando entre tiempos beterónomo.i, mienrras que la
El teatro tiene que ver con la mcmoria, cle la cual, a su vez' es
auscnci¿r dcl riempo hon.rogénco priva a la experiencia disgrcgada de
indisociable la idea de algún tipo de comprorniso. Cada altora que
la posibilidad de la certidumbre repeririva. La experiencia sensorial,
muestra huellas de su origcn se encuetltra, tanto en sus buenas o
una vez. desprendida, emprendc su propia dirección de vuelo y
malas trayectorias, como un eslabón en una cadena sin la cual no
el principio de la consciencia, creado a rravés de la repetición, la
podría existir. A pesar de este nexo de dependencia y de compromiso
continuidad y la identidad de lo experimenrado, se socava. I)e este
que necesariamente liga la consciencia y también el teatro a la
modo, surgen «rupruras y discontinuidades que destruyen la lisa
historia, este no ¿s historia, ni tampoco representación directamcnte
superficie de las ol¡ras de arte y proporcionan un espacio presenre
política (papel que hoy otros medios le sustraen). A Heiner Miiller le
qlre no es un presente que tfanscurre en un continuum tentporal,
gustaba advertir que el acontecimiento más irnportante de la época
sino más bien en su intcrrupciónr2a.
isabelina, la derrota de la Armada en I588, no constaba en ningírn
drama cle aquel tiempo. En nuestro contexto, no pretendemos
designar mediante el término memoria una especie de depósito de
r"'frrorr,N, (i. y S,rorr-, M. (eds.). Zait-Zeicher.
AuJichilbe,nd lntetferenzen zui, informaciones. Támpoco nos referimos con la noción de rrctterdo a
schen Endzeit und Echtzeit. 'Weinhcim: VCH/Acta Humaniora, 1990, p. 13.

:;(ftn Teatro posdramático Tiempo ltr;.\l:


r.ln [)r()ccs() nlc(liantc cl crr¡l sc uccctlc rr volturt:rcl :l tal (] r'tr:rl tlrrro ( ucrl)()s rcpr«rrlrrt i..l,rs, ilrrsorios, f irto¡ilrrliurl«rs y sirrrttl:rtlos. Mecli:rrltt'
dcpositado en el almacén clc la rnemoria. (irn el rérrnir.lo ?(ts/tlo trt\ cl rccuelclo clc trn sufi-imicnto, de posibilidades dcspcrdiciacl¿rs tr
hacemos referencia a los llamados hechos de la historia. (]uierr, :r
promesas incumplidas que dormitan en los cuerpos y sus afectos, el
partir de costumbres heredadas de antepasados, busc:r en cl rcarr<r yo mira afuera por encima del muro fronterizo de su identidad y se
los contenidos culturales de ayer y anreayer no ilumina el potcncial abre, aunque sea de modo inconsciente, a su historia como miembro
que este tiene como memoria, sino solo su función museística. I)ero de una especie, a la conexión con los otros, a la dimensión de
no es el museo lo que estamos considerando ahora como espacio dc responsibilidad que está ligada a su historicidad. En este contexto,
memoria; la institución museística consriruye más bien un medio: un resulta de gran ayuda recordar la noción marxista de la conciencia
n'redio de ahnacenamiento. En car¡bio, la realización teatral no es ¿zz
de especidT. De acuerdo con esta dimensión del saber en la cual el
medio ¡tara otra cosa o hacia orra cosa, por ejemplo para fortalecer la individuo es, al mismo tiempo, parte de una especie, se materializa
consciencia histórica una vez que al final de la representación se sale una autosuñciencia cada vez más limitada que estimula un
de nucvo a la calle. La r¡emoria opera de otro modo, a saber: ucuando individualismo atrofiante, afirmado de modo refleio y compulsivo,
la ranura de la visión se abre entre vistazo y vistazo», en palabras más allá de la absoluúzactón de un determinado presente fetichista
de Heiner Müller; cuando algo no visro enrre imagen e imagen se (eurocentrista).
torna casi visible; cuando algo no oído entre sonido y sonido se rorna Teatro puede signiñcar: recuerdo de algo en susPenso, pasado y
,.asi :ru.lihle; o cu:lndo nlgo no scntido cntre sellsaciones se rorna casi
Futuro, memoria y anticipación; eclosión de la presencia demasiado
palpable. llena y sobrecargada de información, consumo y consciencia. El
teatro resulta significativo como espacio de la memoria allí donde
Memoria en Los cuerpos el espectador es sorprendido intempestivamente, rompiéndose la
A este lado y más all¿i del saber y
del entendimiento, el tearro protección frente al estímulo, que también es una protección del
efectúa tn trabajo de memoria en los cuerpo,r, en los afectos ¡ solo encuentro con otro tiempo: un no-tiemp, que no es concebible
después, en la consciencia25. Ya lo decía Proust al afirmar que los sin el temor a lo desconocido. Fln §lalter Benjamin se encuentra
recuerdos más valiosos quizás est¿in situados en los codos y no en la
la definición del infierno como uel eterno retorno de lo nuevor. Y,
mcmoria mental. El cuerpo un lugar de [a memoria, n¡1¡ depósito
es
este sentido de in/ierno, se podría aplicar al paraíso del ser humano
de pensamientos y senrimientos disponiblesrz6 y, como tal, se puede poshistórico, en cuyo presente eterno florecen el entretenimiento, la
vivenciar en la realidad del teatro cuando su aspecro y sus gesros información y el consumo bajo el ciclo de las modas. [,a experiencia de
evocan inesperadamente en el observador un recuerdo en su propio ese otro tiempo tiene lugar cuando elementos de la historia individual
cuerpo. Estructuralmenrc, esro se encuentra incluido en la forma del se encuentran con aquellos elementos que forman parte de la historia
teatro porque tiene como objeto, a pesar de toda desmaterialización colectiva y surge, así, un tiempo-ahora de la memoria que resulta, a la
y espiritu(tlizdción, la presencia natural e insobornable del cuerpo vez, memoria ocurrida de forma involuntaria e indisociable de ella:
humano, del cuerpo del teatro, que se distingue radicalmente de los ltnticiPrtción. En estos momentos, al no-comprender se experimenta
w shock, una percepción estupefacta y un estar detenido en otro
r5 CFr. Srrt;r¡r¡No, C. Theater und Gedácbtnis. Semiotische und psychoana/ytische
Untersuchung.en zur Funhtion des Drutm¿s. 'iübingen, 199o.
r(' Bourornu, P.
Soziiler Sinn. Kritih der theoretischen Vernunfi. Fráncfbrt, I 987. , Cfi. B¡.nc«, K. nMaterialit¡ Materialisni, ¿eriormance,, op. cit., pp. 154 y ss.

l!3ü Teatroposdramático Tiernpo ]"ili


tiernpo (ltre n() es [)rcscntc y cn cuy:l llrulrirlirrrcrrsiorr:rlirl:rrl r¡rrizri silrl¡ríl ctr t'l rrti,-1.',, tlt l:r cvoc:rtirin clc los nrucn()s. A prinripios tlc
no se trate de un tiemp() erl un s<:r)tido clur,rrncr.rtc r.ccorrociblc. lrrr lr¡s airos n()vcntlr sc c()nstiltllron rcitcraclas tentativas teatrales soblc
cualquier caso, la memoria aquí es también ur-ra línea :r c<lnrrapelo cl tcnra cle la men-roria y de la identid¿rd histórica. Fue la profunda
de la historia, una especie de negación de su curso ter.nporal. Una convulsión política la que puso de nuevo el rema a la orden del día.
memoria de este tipo, en el sentido que le da Benjamin, no puedc scr Christoph Nel y Michael Simon esrrenaron, en 1990, Das Gedrichtnis
conformista, sino que se presenta como contrutmemoria, en el sentidcr misst sich an der Gescbwindigkeit dcs Wrgessens
[La memoria se pierde
de Michel Foucault. en la uelocidad del oluidoJ en el TAT de Fráncfort. La obra trataba
Ciertamente, en l¿rs formas más radicales del teatro contemporáneo del momento posterior a la caída del Muro de Berlín y el espacio
también sería posible detcctar la repetición de los mitos pues, al fin escénico se llevó hacia la platea para crear un disco rotativo cubierto
y :rl cabo, el teatro ha enrretejido en todas las culturas la ¿rfirmación parcialmente. No era posible ninguna posición fija en esre riempo
de la eternidad mítica mediante su desmonraie. La reflexión sobre la en el cual se alternaban materiales narrarivos políticos y privados.
tradición y las imiígenes de los mitos aparentemenre anti-ilustradas Otrcr proyecto de este momenro fue Lo spazio della memoria [El
es una dimensión del teatro que le permite conciliarse con la espacio de la memoria, 1992J, de Leo de Berardini, en el cual rexros
contramemoria. f)e este modo, resurgió la narración de impresión de f)ante, Ginsberg y Pasolini se combinaron con música de Steve
épica y los grandes espacios míticos del pasado c¡ue observamos en Lacy. Desde finales de los ochenta el Théátre de Répére funcionó
\lilson (7he l-orest
[El bosqueJ), Peter Brook (Mababarata), Ariane bajo la dirección de Robert l.epage en TTilogie des dragons [La trilogía
Mnouchkine (Les Atrides [Los ÁtridasJ, La Ville Parjure [La uilla de los dragones,l987l, en donde elaboraron una confrontación con
ParjureJ , Sihanouh), Robert Lepage ( Die sieben Striime des Flusses Ota la memoria política. tmbién la instalación Memnry Loss [Memoria
[Los siete afluentes del río Otafl, Sllvitt Purcarete, Tbmaz. Pandur y perdidaJ, concebida por \Wilson .iunto a Heiner Müller, así como
muchos otros. algunos trabajos de William Forsythe y Peter Cireerraway son eje mplos
al respecto.
Exención
Indudablemente, la vanguardia rearral del siglo xx opuso Tiempo de cuLpa
resistencia frente al abrumador lastre del pasado con afirmaciones No es casualidad que el teatro, por lo general, no solo acrúe como
inmediatas y radicales, revalorizando así el presenre y los impulsos espacio de la memoria, sino que también renga que ver con el pasado
futuristas. Contra los poderes establecidos de la tradición el teatro y con las histori:rs en él inscritas sobre la culpa y Ia culpabilidad, ya
de la modernidad persiguió algo que se podría denomir.rar como un sean estas culpas trágicas, cómicas, grotescas, tristes o amargas. La
programtt de exención a gran escala. Sin embargo, con el absolutismo cul¡ra es la dimensión temporal dramrítica por dntonomrlsi/l.
de la sociedad mediática en los años ochenra, la transfbrmación de la Desde hace tiempo existe una cuenra pendiente ranro con el pasado
experiencia en información abre la posibilidad de que la experiencia como con el Fururo. Un modo de actuar también deia huellas en el
del tiempo en cuanto terreno atravesado por las vetas de la muerte futuro: la culpa en la tragedia no es solo el recuerdo de que el yo no
y de lo no nacido desaparezca por completo; desde enronces, la se sostiene a símismo. En el teatro posdramático el propio fiacaso
reflexión teórica y ¿rrrísrica se vuelve con m:ís intensidad hacia el de esta experiencia aparece como uno de los temas más recurrentes
recuerdo. Así, Heiner Müller no se cansó de repctir que cl teatro se porque desconfía cada vez más de la capacidad del canon dramático

tI*S Teatro posdramático Tiempo .",lltf


tradicion¿l para c()nrunicar ar¡rrclla tlirrrcnsirirr tcrrrporel tlcl .1,.'[r.'r. r'('sl)c(t(): uNo octu'r'iri lrlrrllr. Ni tiunlx)c() cr':t ttcccsltrio t¡ttc octttticru
j".
Aquí la comunicación entra en cscerra conlo sLr propia tlut()¡ttt(rrttl- nacla, yo cstaba Iibcraclo dc expectativas y alejaclo de cu:rlcltricr ruiclt¡,

ción, en resistencia frente a formulas de entendimiento social cquili-


bradas y de buen funcionamiento. Thmbién por ello el teatro, en vcz Excurso sobre La unidad de tiempo
de seguir con historias de culpa en una forma dramática ya estable- La regla de la unidad de tiempo fue, en más de un aspecto, esen-
cida, vive el momento terttral efl sí mismo. Con ello, la hisroria parece cial para Ia tradición aristotélica dcl teatro dramático. Quiz.ás estuvo
perderse a menudo en el sentido doble de la palabra: no ocurre o se relacionada desde el principio con la unidad de un día en el que se
muestra como algo que se ha perdido o que se pierde. Pero la búsqueda dcsarrollaba un proceso judicial. F,n este sentido, Adorno denominó
de la forma en el teatro nuevo y más innovador, que rehúye la referen- la tragedia antigua como un juicio sin sentencia. También allí don-
cia a los grandes temas de la historia, la política y Ia moral, no es otra de no se ambicionaba una unidad de tiempo externa (como, por
que la propia búsqueda, a menudo inconsciente, de formas teatrales de e.iemplo, en el teatro isabelino) este permaneció bajo el signo de un
actuación que subrayen el compromiso y la responsabilidad inscritas ideal de unidad orgánica que infuía en la represcntación del tiempo.
en la dimensión del recuerdo. Por ello, las nuevas formas teatrales que En cambio, cn cl siglo xx surgen nuevas dranreturgias que intcntar.t
proponen reactivar la participación del público en formas para-rituales, romper esta unidad. El concepto de drdma no artistotélico que Brecht
en estéticas agresivas de negación, en la apertura del acontecimiento acuñó en los aáos treinta desrnarcó al teatro épico no tanto de la
teatral como una fiesta, en el teatro en cuanto situación o en cuanto regla clásica del teatro drarnático, sino del objetivo dela catarsis del
afirmación de identidades regionales éticas y políticas, sacan a relucir espectador por medio de la empatía. En palabras del dramaturgo
de diversas formas la presencia del espectador. alemán: uDecimos que una dramática es aristotélica cuando produce
A la inversa, esta tendencia no excluye el hecho de que el tiempo tea- esta identificación, utilice o no las reglas suministradas por Aristó-

tral niegue utópicamente la violencia del tiempo 6;ado y se pueda rra- teles para lograr dicho efecto. Ese acto psíquico tan particular de la

tar también el tema de la liberación del tiempo de la culpa. En las ano- identiñcación sc cumple de manera muy diversa en el transcurso
taciones de Peter Handke sobre La hora en que no supimos nadd el uno de los siglosrir. La crítica de Brecht no servía tanto para la tragedia
del otro se encuentra la utopía de una observación atenta que contem- ¿rntigua como para los propósitos de cficacia emocional del natu-
pla todo, también el rnás mínimo detalle, y se rorna felicidad porque ralismo y del expresionismo. Al mismo tiempo, se trataba de dar
puede ser sentida como sustitura, como signo para otra vida posible2E. legitimidad, mediante un lema elocuente, a la nueva forma épica del
Si seguimos las reflexiones de Handke, el teatro no debe mosrrar ranro teatro situándolo como un contraproyecto en las antípodas de un
1o que siempre mostró: el tiempo de una hisroria de la culpa, sino algo modelo que era ya suficienremente importante. El teatro épico uersus

que podría denominarse como un espacio de la inocencia. Se trataría de el teatro dramático, drama no-aristotélico uersus drama aristotélico,
un teatro utópico en el cual el espectador viera nel lado personal del Brecht uers us Aristóteles.
mundo despierto 1...], sin las muletas de su historiar'". Esra aparente El proyecto del teatro épico pertenece a la dramaturgia de los sal-
negación de la historia se puede entender como un intento de apertura tos temporales, que remite a la realidad humana y a los modos de
a otra mirada, más allá del demonio de la culpa.. Handke nos dice al comportamiento como discontinuum :

tt HaN»«n, l'. Dfu Stun¡le, d¿ wir nichts uoneinttnder uussten.l3crlín, 1993, p.


32.
r') rolbídem, p. 28.
Ibídern, p. (r(r.
I Brnt;u:r, B. .\7erker, op. cit., p. 217 led. ctsr., Escritos sobre teatro. Ilucnos Aircs:
Ldiciones Nueva Visión, 1 983, vol. I , p. I 21 ].

))ll Teatro posdramát co Ticmpo S)t,¡


Itl espcctatlor nro.lclro rrt¡ tlcs.rr s(r tul(lir(l() Iri violtn(rtrlo (¡r,,t rrrrrlio tlc' l5(X) liilrirlrctrrs.lc l,rrg., y ()tr() pol rlc[rlio
g11)(('s(il (ttrr rtttittt:rl
de to¡;/os los est¿dos aJictiuos ¡,osibk's), sitto tlLtt t¡ttitrt'sitttpItrl('rltc ()l)t(rl(r clcl rnargcn dc kr perceptible)? Aristiltcles parecc rcfcrirsc aquí a la
matcrial humano Par/l or¿elutr/o plr sí mhno. Por esto tarnbién Prcficrc vcl preuención llnte ld conJilsióny alo simubrineo (háma). Sin demora, de
a personas en siruacioncs quc en princi¡rio no son tan claras, Por csto no un golpe o un parpadeo, la forma, la belleza, la armonía orgánica deben
neccsita ni las fund¿unetrtaciones lógicas ni las motivaciones psicol(rgicas clcl hacer perceptible y dominante la idea. Si lo trasladamos a la rrama: a
tcatro anti€iuo. los espectadores no se les pueden escapar ni su lógica ni su toralidad
coherentes, es decir, el holón. Por ello, y así dice el argumento, la acción
Y debe estar tan condensada que se mantenga euslnopton: fácil de abarcar
con la mirada ¡ al mismo tiempo, fiícil de recorclar: eumnemóneuton.
[...] las rclaciones entre las personas clc ttucstro tiempo son poco claras. El Se requiere una clara visión de coniunto, prevenir Ia confusión y el
teatro debe pues encontrar una fbrma de represent:rr esta ltalta dc claridad en refuerzo de la unidad lógica. En el sentido dc este ideal de la conmen-
la fi¡rma rnás clásica posible; es decir, con calma épica]r. surabilidad, la extensión justa dc la acción dramática está determinada
por un tiernpo clue debe ser suficiente para posibilitar un giro, vrra pe-
Mientras Brecht privilegia el salto a todos los niveles, tanto lógicos ripecia"; un desdc y un hasta o con orras palabras: tiempo para la lógica
como tempor¿rles, Aristóteles otorga a la unidad de tiempo el significado de un giro. L,l drama aporta lógica y estrucrura a la confusa abundancia
principal y asegura la unidad de acción como Llna totalidad coherente. y desorden de la exister.rcia (por eso es más elevado que la historiografía,
Para el autor griego no debcn aparecer ni saltos ni digresiones que que únicamente informa de los sucesos caóticos). Es escncialmenre la
enturbien la claridad y que puedan confundir el entendimiento; más unidacl de tiempo la que debe soportar la unidad de esta lógica que,
bien debe gobernar una lógica rcconocible sin interrupción. Resulta sin confusión, divagación ni ruptura, debe entenderse. LIn aspecto del
esencial en este contexto la explicación, raramente v¿rlorada con concepto de unidad de tiernpo, qLre en Aristóteles solo queda implícito,
precisiórr, que aparece en los capítulos vt y vlr de la Poética, en la es el siguiente: en la rneclida en que el tiempo y la acción alcanccn cohe-
que sc aflrma que la acción dramátic¿r dcbe tcner una cierta medida, rencia interna, continuid¿rd sin rupturas y una totalidad conmensura-
en el sentido cle extensión temporal. [,n este fragmento de su obra ble, tal unidad traza, al mismo tiempo, una clara frontera enrre drarna
Aristóteles hace uso de ¡lr.ra comparación extraiia en la que equipara y mundo extcrior; asegura el aislamicnto de la tragedia. Las lagunas y
la acción dramática a un animal (convincente solo cn el sentido de la saltos en el continuum temporal interno, además de cualquier lugar
idea de unidad orgánica y totalidad de la acción). Lo bello -dice- no de ruptura, deben permanecer en la realidad exterior. La coherencia
consiste únicamente en el orden, sino t¿rmbién en la justa medida. nPor interna y el aislamiento frente a la realidad exrerna consriruyen aspec-
ello no puede scr bello un ser vivo excesivamente pequeño (pues la tos complementarios de este riempo teatr¿rl u.nitario. El placer esrérico
mirada se pierde cuando se acerca a un objeto de un tamaño apenas debe poseer un orden y se deben evitar éxtasis rituales coniunros como'
perceptible) ni uno excesivamente grande (pues la mirada no lo abarca por ejemplo, cualquier comportamiento mimético desbordante que lle-
todo a la vez, más bien la unidad y la totalidad escapan a Ia visión cle ve a la fusión afectiva. El concepto aristotélico de la unidad del tiempo
los observadores, como si un ser vivo tuviera el tamaño de diez rnil dramático persigue entonces (1) demarcar una esfera aislada de lo esté-
estadios)r. ¿Cuál es el sentido de esta comparación aparentemente
* F,n el drama o cn cualquier otra composiciór-r análoga, mud:rnza repentina de si-
rr lbídenr, p. 2
[ed. ctsr., Escritos sobre teatro, op. cit.]. tuación debida a un :rccidente imprevisto que cambia el esrado de las cosas [N. dcl E.].

34{,} Teatro posdramát co Tiempo :1.{á1


tico con un ticnrp() artístic() plopi. y (2) concclrir trrra cxpo-icnti:r rlr. (irrncillc
crrtrc ticrrr¡r«r rc¡rrcscnratkr y tiernpo dc la rcprcscnteción. l<r
lo bello quese constituya como análoga a la racionaliclad. lrsrrrs rrn,rl,,
cxprcsa c()ll est¿rs palabras: ude peur de tomber dans le déréglementrli.
gías se encuentran al servicio de las exigencias «le continuidad inrerrrrr,
[.¿r identidad pragmática y técnica del tiempo representado y de la re-
coherencia, simetría orgánica y conmensurabilidad. Por el conrmrio, presentación no constituye el motivo real para la unidad de tiempo,
Aristótelcs se percata del gran efecto emocional del rcatro: eleos y phobo: '

sino más bien el temor de la ausencia de reglas y la confusión. El mo-


son emociones intensas. La catarsis debe dominarlas por medio de un,r
tivo para la regla es la misma confirmación de la regla. Esto se hace
cspecie de marc<¡ previamente fijado a través del logos.
con tal de impedir Ia confusión; una prevención frente al riesgo de
A pesar de sus implicaciones filosóficas, la Poética de Aristóteles era
que la fantasía campe a sus anchas sin estar guiada y regulada por el
un texto pragmático y descriptivo. En la modemidad, en cambio, sc
proceso dramático, una prevención frente a la evasión de la recepción
reinterpretaron sus observaciones como reglas normativas, las reglas
que se puede llegar a imaginar sabe Dios qué otros mundos y espacios
como prescripciones y las prescripciones como leyes: de la descripción
de tiempo.
se llega a la prescripción. Así, en el Renacimienro rivalizaban todavía
Allí donde sea necesario, la comprensión de largos lapsos de tiempo
una concepción neoplatór-rica orientada por el furor poético y una
debe estar regulada de tal modo que el tiempo demasiado extenso se
interpretación aristotélica orientada por la razón y la regla. La línea
traslade entre actos; la tematización del tiempo real se evita a toda
aristotélica venció y se convirtió en una poderosa definición para las
costa, en tanto que no se hace ninguna precisión de la hora en el
ideas sobre el teatro cle la Modernidad, especialmente del Clasicismo.
texto hablado. Del mismo modo, informes sobre acontecimientos
Así, en el Discours sur les trois unités [Discurso sobre ks tres unidades,
-l660] precedentes a la acción escénica deben minimizarse con tal de no
Pierre Corneille declaraba que los dramaturgos debían inrentar
satLlrar la memoria ni la potencia intelectual del espectadorra. Como
alcanza¡ en Ia medida de 1o posible, una identificación enrre riempo
representado y tiempo de la representación teatral. Esta regla -prosigue
el doble más perfecto posible de la realidad ¡ al mismo tiempo, como
autoridad de racionalidad y coherencia sugestivas, el teatro necesita
Corneille- no solo provenía de la autoridad de Aristóteles, sino -sin
la unidad de tiempo, la concentración en el presente y la exclusión
más explicación al rcspecto- del natural sentido común (raison nature-
de un tiempo en varias capas. La unidad logra una continuidad que
lle). El poema dramático (poéme dramatique) sería en efecto, tal como
debe hacer imperceptible cada escisión entre tiempo ficticio y tiempo
lo entiende el autor francés, una imitación o, más precisamenre, un
real. Pero, según puede leerse, cada ruptura en la estructura temporal
retrdto de las acciones humanas (uune imitation, ou pour en mieux
acarrearía el peligro de que se hiciera consciente la diferencia entre
parler, un portrait des actions des hommesr). Esta comparación lla-
original e imitación, realidad e imagen y, consecuencia ineludible,
ma la atención, aunque Corneille la hace inmediatamente útil para su
el espectador fuera redirigido a .rz tiempo, al tiempo real. Entonces
principal argumento: la perfección de un retrato se mide precisamente
podría de forma incontrolada fantasear, reflexionar, dejar que actúen
según su semejanza con el original. En lo que respeca a la función de
sus esfuerzos intelectuales o incluso sus sueños. Las estructuras tem-
la unidad de tiempo, aparece la palabra clave donde Corneille justifica
porales de la tradición aristotélica no constituyen un sencillo marco
por qué razón, después de todo, el tiempo representado no puede resul-
tar más extenso que el tiempo de la representación: original y retrdto se
" OonNrIr-Lr,, P. «Discours sur les trois unités». En Ouures comp/ites, París, 1963,
deben parecer todo lo posible también en esre aspecro de la extensión. p. 844. Aciuí se compara el significado central del concepto de desnormatiuización en
Debido al temor a caer en una ausencia de reglas se aspira a la identidad la poética de la moderniclad desde Arthur Rimbaud, quien impone como programá-
tica dc la poesía el lér?glement de tous les sens fel desorden de todos los scntidos] .
'a Ibídem, p. 845

:"1,ioili Teatro posdramático


Tiempo ,]ü, I
in<¡cct-ltc y antictrrld() h«ry cn clí4, sino (llre sc nrrrrrilicst:rrr c()nl() l)iu'r('
esencial de una tradición poderosa, contra cuya cficacia n()nlrrlrivl cl
I
teatro del presente debe todavía afirmarse constantementc, irlln(luc yil
ffimwrpw
nadie afirme en un sentido formal la norma de Ia unidad de ticr.r.rpo.
Las concepciones estéticas y dramatúrgicas básicas de est¿r rradición
pueden descifrarse como definiciones y demarcaciones de la recep-
ción, como un intento de esrrucruración de la fantasía, el pensamien-
to y el sentir en el teatro. Así, la unidad de tiempo alcanza el valor
de un síntoma decisivamente importante. Nos hemos concentrado
aquí en Aristóteles y Corneille. Pero en el siglo xvrrr y bajo la estela
de los llam¿rdos signos naturales, perdura el efecto de la poética teatral
tanto en el control y en la formación de la fantasía como en el de la
disposición corporal.
[,as facetas complementarias de la unidad de tiempo (continuidad
Miradas sobre et cuerpo
hacia dentro, aislamiento haciafuera) fueron y siguen siendo hoy reglas
En ninguna otra forma artística el cuerpo humano -su realidad
básicasno solo del teatro, sino también de otras Formas narrarivas
vulnerable, violenta, erótica o sagrada- es tan crucial como en el
mediáticas, como demostraría un simple visionado de las películas
teatro. Incluso en el sniptea.sr sobrevive algo de la desnudez ritual
de Holll.wood que trabajan con el ideal del montltje inuisible. L-a
del rito pagano que conjura los poderes de la fecundidad y en el
tradición aristotélica de la dramaturgia del riempo ha perseguido este
más yermo fingimiento actoral se puede intuir la máscara, que debió
objetivo: impedir la aparición del tiempo como tiempo. El tiempo como
servir alguna vez para ahuyentar a los demonios. Todo se inicia, como
tal debía desaparecer, quedar reducido a una desarendida condición
es sabido, con una acción corporal; el teatro comenzó cuando alguien
del ser de la acción y las reglas para esre rraramienro esraban puestas al
se desprendió del colectivo, lo desafió y emprendió algo por sí mismo:
servicio de que pasara inadvertido. Nada debe exonerar al espectador
el fanfarrón, el booster, qr.re disfraza su cuerpo, que quizá muesrre y
del hechizo del proceso dran'rático. EI sentido verdadero de la estética
exhiba un cuerpo especialmente bello y Fuerte, habla acerca de (las
aristotélica del tiempo no es, de hecho, nada estético. Más bien seírala
propias) heroicidades. O el valeroso, que se arreve a salir del colectivo
la unidad de tiempo en el tearro como una profunda imagen.t')tntaseada
protector y entra en w espacio distinto situado más allá, en el que
de continuum, como conrinuidad del tiempo ficticio del drama y
se enfrenta al grupo. Esta otra área permanece ajena y extranamente
del tiempo de la representación. El reatro debe refejar y reforzar el
familiar, de modo que la escena conriene algo del Hades: por ella
continuum social de interacción y comunicación, el continuum de
deambulan espíritus. El cuerpo del reatro es siempre el de la muerre
un contexto socio-simbólico de ideales, valores y convenciones. A la
y la escena es otro mundo con un tiempo propio -o ninguno- que
inversa: si el teatro parte de [a ruptura de esre clntinuum profundo,
queda ligado, por un momento, al temor inconsciente, expectante,
la unidad de tiempo no solo se acabaría en el caso del drama, sino
de lanzar una mirada prohibida y voyerista al reino de los muertos.
también en el del performance text.
Una intuición del pensamiento antiguo entrelazó bybrisy teatro. l.a
fubrislleva al ser humano a abandonar el colectivo y precipitrrrse en

:§.!§
l¿,ü Teatro posdramático
l¡uisibiliddd,lo cluc signific:l cstar cx[)tlcsto al abrttrtlt,lto y rrl pcligr'o. c()rrr() irnlor, tnicntrrs el dolor y la cacluciclad lo hacclt cotlto trttle rtt: y
La escena se constituye corno el lugar que sir-nboliz.a cstrl atttcttazil, sujrimiento. El nuevo teatro, en cambio, se mueve por un cemino que
El ser humano como más que sí mismo, el ser humano de la bybris, conduce de la abstracción a la atracción.Ya Eisenstein discute este tema
posee y despierta en su interior una especie de distancia respecto a sí cuando habla del montaje de atracciones; en él resulta difícil ulimitar
mismo, una autoelevación que es, paralelamente, una elevación por el compuesto» y «termina sin duda con ese fascinante y noble héroe
encima de los demás. Así, atrae hacia sí envidia, rivalidad y deseos (el momento psicológico) y comienza con el momento concentrado
de venganza, esto es: el precio de sobresalir; de este modo, el cuerpo de su atractivo personal (es decir, su actividad erótica)12. No es este
entra en la escena para tenderse y morir. el lugar para exponer con detalle el desarrollo de esta metamorfosis
El cuerpo vivo se compone de una compleja red de pulsiones, del cuerpo desde su implicación en la tradición teatral dramática,
intensidades, puntos y corrientes de energía, en la que coexisten pasando por su conversión en tema central en las vanguardias
desarrollos sensomotores y recuerdos corporales almacenados o históricas y, finalmente, realidad determinante de la forma en el
codificados como shocbs. Cada cuerpo es uno y muchos a la vez: teatro posdramático. Sin embargo, sí resulta conveniente rescatar una
un cuerpo para el trabajo, un cuerpo para el deseo, un cuerpo para idea: ciertamente la atracción que emana de los actores, los bailarines
el deporte, un cuerpo público y uno privado, un cuerpo de carne o los cantantes fue siempre un elixir de vida para la realización
y otro de esqueletor. Sin embargo, la idea cultural de aquello que escénica. La aparición fisica de las estrellas, su elegancia y belleza (o,
sería r/cuerpo se encuentra ligada a transformaciones dramáticas y el también, su posible torpeza cómica) concentran el placer del teatro, a

teatro articulay refleja tales ideas; representa el cuerpo ¡ al mismo menudo incluso más que la dramaturgia que se ofrece. Pero, antes del
tiempo, lo utiliza como material esencial de signos. Pero el cuerPo movimiento moderno, la corporalidad solamente se exponía en casos
teatral no se limita a esta función: en el teatro el cuerpo es un valor excepcionales y sus marginaciones discursivas son las que confirman
sui generis. No obstante, antes del movimiento moderno la realidad la regla; se trataba como objeto explícito: así, por ejemplo, el falo de
física del cuerpo era un elemento eminentemente incider.rtal para el la comedia antigua, el dolor de la herida de Filoctetes, los tormentos
teatro. El cuerpo se mostró agradecido ante este hecho aceptado; fue y la tortura infernal en el teatro cristiano, la joroba de Gloucester o la
entrenado, disciplinado y modelado al servicio del significante, y se enfermedad de'§l'oyzeck. Con el movimiento moderno, en cambio,
convirtió, como ha señalado Rudolf zur Lippe, en «autocontrol de la la sexualidad, el dolor y la enfermedad, la corporalidad divergente, la
naturaleza del ser humanor. Así pues, no se le consideró un elemento
.iuventud, lavejezy el color de la piel se convierten en temas admitidos
autónomo ni tampoco un tema del teatro dramático; quedó más bien (Frank \Yr'edekind, Hans H. Jahnn). El matrimonio entre el ser
como una especie de sous-entendu. F,ste hecho no debe sorprender humano y la máquina (Heiner Müller) comenzó en las vanguardias
si tenemos en cuenta que el drama surgió esencialmente por medio históricas con el acoplamiento de lo orgánico y lo mecánico, se
de la abstracción de la densidad de los materiales y a través de la prolongó bajo el signo de las nuevas tecnologías y abarcó el cuerpo
concentració n dramtítica de los conf ictos espirituales, a diferencia humano, el cual, interconectado con sistemas de información, genera
del amor épico por el detalle concreto. Así la sexualidad se muestra nuevos fantasmas en el teatro posdramático.

' Roland Barthes distingue diversos cuerpos dentro de uno: sobre todo realiza una I Etsr:NsrrtN, S. M. nMontage der Attraktionen». En Tixte zur'[beorie des Films.
distinción entre cl cuerpo del deseo y cl cuerpo del trabajo. Cfr. BatrH¡:s, R. Die Lust Stuttgart, 1979,p.48[ed.cast.,uMontajeyatracción,.EnElsentidt¡delcine.Btenos
dm Texr, op. cit. led. cast., El placer del texto, op. ch.). Aires: Siglo XXl, 2005, p. 1731.

*i¡d¡ Teatro posdramático Cuerpo .*$?


Micntras quc Ia pcrspcctiva de un:r orgrrniz.rrcitirr utripicarrrcrrtc cxcclcncia. l.o c¡trc cstlí adhcriclt) n su grrlcia devicllc innrecliatrttltctttc
racionaf y social fuc introducida en la organizaciórr espacial del ll¿lh:t sigrrificntivo, signos pord: ftness, pertenencia, éxito, cstatus, etc. L)c
Tiitídico de Oskar Schlemmer o en la organizaciónde superficics de Pie t este modo, resulta angosto el camino por el cual el teatro puede va-
Mondrian, el tren (dramático), con las máquinas tecnológicas mediadas lorar el cuerpo entre la significación desensorializada y una corpora-
del deseo y clel horror, parte del presenre en dirección a [a utopía. En lidad como signo.
su lugar aparecieron varianres de un cuerpo infhrado técnicamente: las
Atroces imágenes del cuerpo que oscilan entre organismo y maquinaria; lmagen, teatro y sentido
la maravillosa gracia de la figura humana enla slow motion de \Wilson, De la equiparación de ambos aspectos (significado = personaje en-
cuyo teatro -a través de la adaptación de modos de proceder técnicos carnado, por un lado, y gracia libre de sentido del cuerpo corporei-
(filmicos) de ingravidez y gracia_ se aproxima a las marioneras de zador, por otro) se deduce inmediatamente que en teoría el último
Kleist; la conmutación de la mirada enrre presencia en vivo e imagen exige validez por sí mismo y, por tanto, la gracia también puede existir
grabada del cuerpo o la mirada distanciada a rravés del procedimiento teatralmente sin la encarnación del significado. A partir cle la libera-
tecnológico (clow up, blow up) aplicado a imágenes de cuerpos. Una ción semántica del cuerpo realizada en el movimiento moderno, crecen
causa más profunda de esre af;ín por desplazar el acento de la abstracción nllevas fuerzas en el teatro posdramático. Característico cle este giro es
a la atracción podría encontrarse en el propósito de contrarrestat por el hecho de que el teatro recobra sus derechos: en él se aplica la fórmula
medio de la corporalidad teatral, la descorporeización generalizada dela sensorialidad que esquiua el sentido. Esta nueva coyuntura se puede
que separa el cuerpo del deseo y del eros en el desvío que pasa por la ilustrar mediante la comparación entre una escena de teatro y una pin-
superllcial sexualización total. Baudrillard escribe: tura que se cita en ella. La fijación de todos los datos sensoriales en un
cuadro se ofrece a la mirada como construcción estética de modo que
Hoy en clia, sin hablar dc la desmultiplicación genétic:r, exisre una cada detalle, perpetuado mediante la inmovilización, puede contener
desmultiplicación fractal de las imágenes y de las apariencias clel cuerpo. plenitud de sentido y puede ser también en sí mismo un objeto cual-
[...] El primcr plano de un rostro es ran obsceno como el scxo visto dcsclc quiera. Así, por ejemplo, ocurre con el cuchillo, las cartas, las plumas,
cercir. [...]Buscanros[adesmultiplicaciónenobje«rsparcialesylasatislacción el agua o la postura del moribundo en el cuadro de David, Marat á
dcl dcseo en la sofisticación técnica del cucrpo. [...] No se rrara dc ser y ni son dernier souPir [La muerte de MaratJ. Sin embargo, la pintura, que
siquiera dc tcner un cuerpo, sino de cstar insertados sol¡re cl propio cuer¡ro. realiza la metamo(bsis de la sensorialidad en sentidl, al ser trasladada a
[...] Ooncctados con vucsrras lunciones como sobre difcrcnciales de cnergía escena e incorporada por cucrpos vivos y en movimiento, se comPorta
o pantallas de vídeor. de un modo completamente distinto. Por ejemplo, en la escenificación
de Marat de Peter \ü7eiss y Peter Brook los actores se arremolinan en
Parece evidente, por cierro, que, en esra paradójica desensoriaüzación torno al cuadro de David citando la figura sumergida de Marat; de este
mediante la presencia continua de imágenes corporales sexualizadas, el modo, el significativo tabbau, más allá de toda interpretación, también
cuerpo se convierta, al mismo tiempo, en un portador de signos por se convierte en ciega materialidad y.iuego sensorial, en el effmero fuego
de artificio de la acción teatral.

r Cfr. B,rur¡nrr.r-rn», Ars Electonica. Philosophien der neuen technologie.


Un cuadro pictórico existe como una realidad de por sí legítima,
J. Berlin,
1989, pp. I I 6-1 19. fcd. cast., nVideosfera y sujeto fiactal,. F.n Videoculntrds de articula los elementos en una concentración sincrónica para, en cada
fin
de sigkt. Maclritl: (l:ítedra, 1989, pp. 2tt y ss.l.

3d*ü Teatroposdramático Cuerpo 3&.$


caso, «producir cr.r los campos extr:rídos de la materia un cxccclcnrc rlcsigrra str prcscncia cn un:l tlutodeixis, cl clcsco y cl tcnrrlr dc rrn:r

de sentidora. El teatro, por el contrario, siempre presenra significa- mirad¿r en el vacío paradójico de lo posible: el teatro del cucrpo cs

dos en una extensión temporal, de modo que algunos de ellos se varr LLn tedtro de lo potencia/ que, en Ia situación teatral, se convierte en
hundiendo alavez que otros momentos nuevos se van anunciando. un imprevisible entre-los-cuerpos y hace valer lo potencial como una
,

Así, se disuelven una y otra vez ranto la fuerza de la enmarcación que privación amenazante (tal como Lyotard lo concibe en el concepto
instaura el sentido como la articulación esrérica, y mediante el juego de lo sublime [Erhabenen]) ¡ al mismo tiempo, también como una
se destruye permanenremente la construcción. Todo, también el sen- promesa.
tido más profundo, se desmorona en esre juego de desplazamientos El proceso dramático ocurría entre los cuerpos, el proceso
que suspende la atribución de sentido, reemplazada por el ininterpre- posdramático sucede en el cuerpo. El lugar del duelo mental, que
table tumulto de la physis. De nuevo se muestra aquí claramenre que el asesinato físico y el duelo sobre la escena apenas evidenciaban,
en el proceder del teatro se encuenrra implícita una ausencia de arte ya es reemplazado por la motricidad corporal o su impedimento,
espectfca en él como formlz drtística, que rampoco reúne las cualidades forma o ausencia de forma, totalidad o parcialidad. Si el cuerpo
de una obra pictórica incluso cuando pone en juego las capas pre- dramático era el portador del agón, el posdramático presenta la
estéticas propias de la obra pictórica, su mera materialidad. imagen de sr agonía. Esto impide toda representación, ilustración e
interpretación apoyada en el cuerpo como mero medio; el actor debe
Del agón a [a agonía situarse a sí mismo. En este sentido, Valére Novarina comenta: uel
La sensorialidad de la escena no se consrituye del todo sobre el actor no es un intérprete, porque el cuerpo no es un instrumentor.
sentido. ¿Qué sucedería si la realidad del cuerpo, ya de por sí Desestima la idea de la composición de un persona.je por parte del
desemantizada en dolor y deseo (para Lacan fronteras infranqueables actor y la contrapone a la fórmula de que, sobre la escena, más bien
del discurso), fuera elegida aurorreferencialmente como tema del acontece la descomposición del ser humano5. Con motivo de este

teatro? Precisamente esto es lo que ocurre en el teatro posdramático: el desplazamiento se presenta una nueva tarea para los profesionales
cuerpo en sí mismo y el proceso de su contemplación se transforman del teatro formados según el modelo europeo; deben practicar lo que
en objeto estérico-reatral; este emerge menos como significante en otras culturas teatrales era natural: reaprender el cuerpo, sobre
que como provocación. En el arte de la Antigüedad, fuertemenre todo las leyes de su intensidad. Eugenio Barba, que al principio
influenciado por la religión, el cuerpo bello era en último término trabajó junto a Grotowski y fue asistente en su Tbatro de las tece
un valor en sí mismo, aunquc como manifestación de sentido; sin flas, esttdió el teatro bathabali en la India, fundó el Odin fbatret
embargo, posteriormente ruvo que significar lo incorpóreo. Fue ¡ posteriormente, su laboratorio escénico en el cual investigó las
necesaria la emancipación del rearro como una dimensión propia leyes de la presencia corporal intensiva del actor en el marco de
del arte para comprender que el cuerpo, sin una exisrencia como sú antroPología teatral. Con sus numerosas lecciones y apariciones
significante, puede ser un agente provocador de una experiencia libre públicas, worbshops y talleres, Barba se presenta como uno de los más
de sentido, que no encarna ni algo real ni un significado, sino que influyentes partidarios de la nueva corporalidad del actor. Para é1, el

es Lrna experiencia de lo potencia/. El cuerpo inaugura, en ranro que cuerpo funciona como si estuviera colonizado y, consecuentemente,
precisa de un entrenamiento que lo libere para generar una expresión

" Cfr. para todo el apartado: Bop.ur¿, G. (ed.). Was ist ein Bild? Mú;r'ich: bink, t NovenrNe, Y. Le théátre
1995, p. 38 y pp.1 l-38. des paroles. París: IlO.L., 1988, pp.22 y 24.

35ü Teatroposdramatico Cuerpo §S.t


cspontrirrcir, y clc rrrra scgrntrlt colouiz.,ttióu, rlr. l:r .. trrrl surll(. un:l nu(.v.r Wilsorr: s. tlir'írr ..¡ttt' ,tlg,, tlt lt tlt' l,t p.'ls.rtt:l [):tlc((' ll.'e,rlle
trt,t,qi,t

cxpresividad, una precisiór'r y trna tcnsirin, y corr rllo rrrr;r lrrt'st'nri:r l []rrrthcs ir tr'llv¿'s.lc la firt<¡ t¡trc Mapplcthorpc totnó rt Wilson y
intensamente corporal. Barba subordina literalmcntc el drarnu, rlrrt' l'}lrilip (ilass; erl filósofir frar-rcés, qLre nunca ha escrito sobre el tcatro
tenía lugar ente dramatis personde encarnados, al cucrpo orgrinico: dc \üTilson seírala: uBob \ü7ilson, dotado de tn punctum ilocalizable,
mc dan ganas de conocerlo...17.
El proceso crcativo del actor sc puede realizar dc un modo cornpleramenre El concepto dc la comunicación teatral cambia drásticamente en lo
distanciado. Puedc dcsmonrar su cucrpo en varias p¿rrres y unirlas dc que al cuerpo se refiere puesto que este deja de ser mera información y
nuevo, y alcanzar con ello eltectos dramáticos, trna situación de conflictc, aJecta al espectador como una ve rdadera comunicación (como se dice
o de introversión y extroversión, perrniticndo que las distintas parres dc de las fuerzas que sc comunican cn un objeto). Dicha comunicación
su cuerpo dialoguen entre sí. l)i¡r medio de una dialéctíca fisica produce se corresponde en principio con el modelo de un contagir, tal como
una imagen clue hacc visibles las rensiones enlotivas, conceptuales y fantaseó Artaucl en El teatro 1 ld peste*, considerándola como una

1-rs
icológicas6. metáfora del modo mágico de operar del teatro. l,a comunicación
entendida como contagio (como a través de un l¡acilo) no se basa
en la transrnisión de información, sino que más bien funciona
Punctum y antropofanía como una fusión y úna Pltrticipación miméticas. Se podría decir
El cuerpo posdramárico se destaca por su preseil(in, no por su que la dinámica que el drama mantenía como forma de proceder
cualidad de significar algo. Su capacidad se vuelve conscienre se transpone al cuerpo, a su banal existencia, y tiene lugar, así, una
para perturbar e interrumpir rcda semiosis que pueda partir de la autodrdmdtización de la pbysis. El impulso del teatro posdramático
estructura, la dramaturgia y el senrido lingüístic<1. Su presencia a realizar la presencia intensificada (epfanía) del cuerpo humano
es, por tanto, Pdusa de sentido; permire que emerja lo que Roland denota un anhelo de antropojhníat sin embargo, en el paradigrna
Barthes denomina el punctum en la lrotografía. Este autor disringue del teatro posdramático no se puede dar ningún ltumanismo, si por
el errfoque del srudium (es decir, como en el modismo sine ira et ello se entiende la afirrnación de cualquier tipo ideal /¿ ser humano.
studio, deseo de información) de aquello que verdaderamenre Se trata siempre de la aparición de un ser humano individual,
fascina: esto es el punctum, el detalle casual, la individualidad, una particular, determinado, real, de carácter incquívoco en sus gestos y
singularidad que no se puede racionalizar en lo reproducido, un en su vivacidad en un tiempo real, el tiempo delimitado del teatro
factor indefinible. El teatro posclramárico lleva al espectador hacia como actuación. Esto convierte lo particular en absoluto de un modo
este ?unctum.' a la opaca visibilidad del cuerpo, a la peculiaridad nuevo y hace de la physis un equivalente de la antigua teofanía. En
no conceptual, quizá trivial, que no puede nombrarse, la gracia contrapartida, el cuerpo rehúsa la eternidad de la existencia ficticia
idiosincrática de un andar, de un gesto, de la postura de una mano, en la representación; eternidad ambivalente una vez que se confunde
de la proporción de Lrn cuerpo, del ritmo de un movimiento, de con el reino de los muertos. A partir de esta posición fundamental
un rostro. Parece una casualidad significativa que, en este contexto,
Roland Barthes comenre precisamenre una fotografía de Robert
'' Ben:rs¡:s, R. Die Hellc K¿mrner, op. cit., p. (16 [ed. cast., La ctimara lúcida, op.
t:it., p. 7 41.
(' + «E[ teatro y la peste, se incluye en el librt¡ de Artaud El teatro
llanua, E. y Rasuusser ,I. N. llemerhungeil zum Scbweigen der Schrift. Fránclort: 7 su doble, ciado
Falke und Ybema, 1983, p.39. :rnteriorrnentc IN. del F,.].

*§il Teatroposdramático Cuerpo §S1§


sLlrgcn variils inliigcncs c()r'lx)r1llc.s rlc divcr.so tiPo r¡rrc, crr corr jrrrrto,
crlrporal rrrticulaclo. L)na cxploracirin Ilrinttciosa del cttcrl»o ctr (orlos
señalan una realidad gencrada únicamcnte en cl tearro: lo tt:¿t-rttl. sus scntidos la cncontramos en el teatro-danza de Pina Bausch. Sus
geniales coreografías, que marcaron época, son mucho más que una
I mágenes corporates posdramáticas innovación en el lenguaj e del ballet; respecto a sus escenografías,
siempre aparecen cubiertas con materiales reales: hojas, tierra,
Da nza
agua, flores..., Que constituyen una característica fundamental de
No por casualidad la danza es el lugar donde las nuevas imágenes sll estilo. En el trabajo de Bausch, tanto los gestos corporales como
corporales pueden leerse con mayor claridad. En ella se marca los objetos devienen realidades perceptibles con anterioridad a toda
drásticamente aquello que resulta especialmente caracrerísrico del significación y son percibidos, tal como Kracauer teorizó a propósito
teatro posdramático: no formula sentido, sino que articula energía;
del cine, como sdluación de la realidad exterior, que ya no puede
no presenta una ilustración, sino un actuar. Todo aquí es gesto.
ser percibida de acuerdo a una visión cada vez más orientada a la
Se ha descrito la transición de la danza clásica a la moderna y
abstracción. El cuerpo sufre por la niñez perdida y el teatro-danza
después a la posmoderna como un desplazamiento que, en términos
lo explora de nuevo. En tal autodramatización la representación
de lingüística, llevó de la semántica a la sintaxis y después a la dramática de acción/trama y sucesos se sustituye por la actualización
pragmática (es decir, el sharing emocional de impulsos que el teatro
de percepciones corporales latentes. Las figuras de la danza traducen
comparte con los espectadores en su proceso de comunicación). Este lo que el teatro dramático podía mostrar como un complejo anímico
desplazamiento se produce generalmente al aparecer el cuerpo en en la lrorma de una dramaturgia simbólica de ascenso y caída, ruptura
el teatro posdramático, cuando la realidad propia de las tensiones y nuevo comienzo, figuras y anuclamientos circulares y metódicos. El
corporales distanciada del sentido reemplaza a la tensión dramática.
lugar que antes ocupaba el drama, como medio de representación de
El cuerpo parece desencadenar energías desconocidas u ocukas: se confictos complejos y sutiles, lo ocupa ahora el vértigo gestual.
encuentra expuesto, como su propio mensaje ¡ al mismo tiempo, Teniendo en cuenta que la nueva danza privilegia la discontinuidad,
como algo exrremadamente djeno a sí mismo:1o propio es terrd en ella los miembros individuales (articulaciones) del cuerpo figuran
incognita, ya sea porque cn la crueldad ritual se busca el extremo de
por delante de su totalidad constitutiva. En este sentido, la renuncia
lo soportable o porque lo siniestro y ajeno al cuerpo es empujado al cuerpo ideal en \XTilliam Forsythe, Meg Stuart o \ü7im Vandekeybus
a la superficie (a la piel) a través de Ia gesticulación impulsiva, la es insoslayable: no hay vestimentas que ensalcen (o si se usan se hace
turbulencia y el tumulto, la convulsión histérica, la desintegración con intención irónica) ni posturas insólitas que no excluyan las caídas
autista de la forma, la pérdida del equilibrio, la caída y la deformación.
y los resbalones, el sentarse y estirarse, las torceduras, los gestos como
L,a daoza moderna creó una expresión corporal basada en el encogimiento de hombros, Ia inclusión de lenguaje y voz y la
la sobretensión y en la contorsión histérica capaz de arricular novedosa intensidad del contacto entre los cuerpos. El ritmo domina
disposiciones anímicas extremas. En la danza posmoderna se retoma
el espacio; aspectos negativos como la dificultad, la pesadez, el dolor
la mecánica ¡ al mismo tiempo, se intensifica la fragmentariedad y la violencia pasan por delante de la armonía, tan valorada en la
del vocabulario de la danza. En el cuerpo no se desraca tanto la tradición de la danza. En una versión optimista este vértigo libre de
cualidad tradicional de la semiosis, la unidad de un baile en sí mismo, la afirmación anhelante de una
sentido de la escena posdramática es
como el potencial de las posibles variaciones gesruales del aparato utopía: en la caída y la elevación, el dolor y el erotismo provocado¡ se

*ti4 Teatro posd ra mático


Cuerpo 3SS
prcgurrta, al igr"ral quc Nictzschc, por cl ¿ios ldilz,ttu!¿,, r.ln scr;rrrrt.r.ir¡r.
rlcl obscrvador, c¡ue se conrpronrete con cstc proces() dc ¡rcrcepcirin.
a toda determinación dialéctica que como fbrmula (icorgcs llatrril[. Arlbns tetrsiones unidas permiten que el cuerpo ttpltrezcrt. Al misrno
se escenifica en la risa y en la transgresión. Iln esta anrbivalcncirr ticr.r.rpo, el aparato motor es dlienado: cada acción (el modo de andar,
entre utopía y lamento, la danza resulta nuevamenre ejemplar para cl
de estar, de erguirse, de colocarse, etc.) permanece reconocible, pero
despliegue del dispositivo posdramático. Mientras que la consrruccitin
se modifica de un modo inusitado, como algo nunca visto. El acto
teórica responsdble se agota en las normas de lo social, el teatro se sostiene
cle caminar se descompone en el acto de elevar un pie, avanzar una
y se desploma frenéticamente sobre sí mismo y sobre sus espectadores.
pierna, trasladar el peso, colocar en el suelo la planta del pie: la acción
No se deja endosar la esrrucrura y la forma del drama como formula de
escénica (en este caso caminar) cobra la bellcza delos gestos puros qLLe
seguridad cultural para el orden de las contradicciones, ni tampoco la
no tienen finalidad.
rigidez del discurso como garanría para el sentido y el orden de las cosas.
En estas formas rearrales se baila ui otro asocial. Dichas formas pueden EL gesto
terminar en la paralización o, a la inversa, derrumbarse y despedazarse
Ciorgio Agamben, en un texto ampliamente citado, ha reflexionado
en un ajetreo lábil, en exrenuación, pues esrá previsto el agotamiento.
sobre la modernidad a Ia luz de una pérdida del lenguaje gestual tras
En trabajos como los de la coreógrafa Meg Sruarr, nacida en Estados
la cual cada gesto se convierte en destino:
Unidos y que actualmente trabaja en Bélgica, se puede entender el
l¡eneficio de estos procedimientos: una estética que retoma y continúa
Nictz.schc señala el pLrnto en que estir tensiírn polar, hacia la clesaparición y
el lenguaje de Pina Bausch, pero aplicado lúdicamenre; unas veladas
la pérdida clel ges«r, por un:r partc, y hacia su transfigur:rcirin cn hado, por
de danza que abren un cosmos de sentirnientos por medio del juego
otra, alcanza su culminación en la cultur¿r europea. Ibrque el pensamiento
(hasta el ridículo) con gesros que representan la melancolía y la soledad
dcl etcrno rctorno solo cs intcligiblc cor]r() ur1 gcst() cr1 cl quc ¡-rotcncir y
colectiva.
acto, natulcza y artificio, contingencia y necesiclad se hacen iniliscernibles
(en írltima instanci:r, únic:rrnente conro teatro). Así h¿blaba Zllratustr/t cs
Slow motion
cl ballet dc la humanidad r¡"re ha perdido srrs gestos. Y cuando la época lo
A la serie de irnágenes corporales que son sintomáticas del teatro advirtió (¡demasiado tarde!) enrpez-ó la presurosa tentativa de recuperar lz
posdramático pertenece la récnica dela slow motion, omnipresente en
extremis los gestos perdiclos. La danza dc lsaclora l)uncan y de l)iaghilcv,
el trabajo de Robert \Wilson. Dicha técnica no es reducible a un efecto
la novela de Proust, la gran poesía tlel Jugendstil cle Pascoli a Rilke ¡ por
visual meramente externo; si tanto el movimiento corporal como el
último, c1e [a manera n'rás e.jernplar, el cine mudo, trazrn el círculo mágico
tiempo er.r el que transcurre se ralentizan, entonces inevitablemente el
en quc l:r humanidad trató por últin.ra vez de evocar lo clue se le estaba
cuerpo en su concreción se exltibe como aumentado a través de la lente escapando cle las manos para siempres.
de un observador y, al mismo tiempo, se recortlt como obieto arrístico
sobre el continuum espacio-temporal. La lupa del tiempo aísla un
En el gesto wa
constelación de fenómenos. Pero, ¿qué es lo
se halla
contorno de visibilidad enf,itica sobre el espacio (campo de visión)
que queremos decir cuando hablamos de gesto? Ante todo, en él se
y cautiva simultáneamente la mirada irritada por esta tarea inusual.
La tensión física y mental del actor que ejecuta los movimientos
t Ac;eurnN, (1. uNotcn zur (lcstc,. L,n Leuen,
fuertemente ralentizados responde, en cierto modo, a la tensión Jutta Georg. Postmoderne und l'oli-
rlÉ.'Iübingen, 1992, pp. 97-107 Lcd. c¿rst., .Notas sobre el gesto». En Medios sinfn.
Notas sobre la política. Valcncia: Pre--Ibxtos,200l, pp.50-5ll.

3S$ Teatroposdramático
Cuerpo S.$?
ha abanclonado el rinlbito clc krs nle,.lios clirigickls u un lill, cs tlc'rir, t'l llisttiricas y quc contr¿tpLlso ¿r una socicdacl cttfL'rlrra ttlra cultttra clcl
caminar no como un medio para desplazar cl cucrpo, pcro txnl[)()co cucrpo cscultural. Ya en l¿r concepción de la danza de las vanguardias
como un fin en sí mismo (forma estética). La danz:r, por eiern¡rlo, históricas se puede observar aquella dualidad que en el teatro
es esencialmente gesto «porque no es otra cosa que la distribución posdramático aparecerá de nuevo: el uentrelazamiento de una idea
y la presentación del carácter medial del movimiento corporal. E/ de la danza uitalista, concentrada en la dintimica del movimiento,
gesto es la presentación de una inmediatez, el medio hecbo uisible como con una imagen del cuerpo principalmente estática, influenciada por
ral. Siguiendo a \üTalter Benjamin, el cuerpo, o más bien su modo la escuhura antigua»to. Tánto la imagen dinamizada del cuerpo, que
de ser gestual, se vuelve una dimensión en la cual toda potencia termina en el éxtasis, como la imagen estática del mismo, que no
queda claramente en octo, en suspenso, en un milieu pur, en palabras puede negar la tendencia a desembocar en la altaneria propia de un
de Mallarmé. El gesro es aquello que queda en suspenso en cada soldado, tienen en el siglo )o( una historia llena de contradicciones en
acción encaminada a un objetivo: un excedente de potencialidad, la la teoría del teatro, y no únicamente de la danza. Ambos son motivos
fenomenalidad en sí misma cegadora, es decir una visualidad que no solo de la vanguardia más progresista, sino también de las utopías
compite/que supera la mirada meramente organizadora, posible teatrales más conservadoras".

porque no hay intencionalidad ni reproducibilidad [AbbildichbeitJ El traba.io de la Societas Raffaello Sanzio es un ejemplo emblemá-
que debiliten lo real del espacio, del tiempo o del cuerpo. El cuerpo tico de la estética escultórica a la que nos referimos. Esta asombrosa
posdramático es un cuerpo de gestos, si entendemos que oel gesto es compañía, una de las más importantes del teatro italiano experimen-
una potencia que no se olvida en el acto para agotarse en é1, sino que tal, se creó en 1981 dentro de la corriente del teatro de proyecto;
permanece como potencia en el mismo acto y baila en élre. para cada trabajo se compone una nueva compañía alrededor del nú-
cleo central del grupo, los hermanos Romeo y Claudia Castellucci.
Escu Ltu ras A menudo actúan con ellos personas con una corporalidad deforma-
Un modo particular de presencia corporal posdramática lo da y transformada por Ia enfermedad. uCada cuerpo tiene su propio

constituye la transformación del actor en un objeto, en una escultura cuento de hadas -explica Romeo Castellucci-. Se trata del regreso
viviente. Las formas teatrales clásicas desde el Renacimiento han del cuerpo como realidad incomprensible e insoportable al mismo
tematizado repetidamente, bajo distintos signos, Ia relación del tiempo». Entre sus escenificaciones más importantes destacan: Santa
cuerpo del actor y la escultura. En el Renacimiento el actor se debía Sofa. Teatro Kbmer (1985), Gilgamesh (1990), Hamlet: la uel¡emen-
csforzar por imitar el claro y ameno lenguaje gestual de la Antigüedad, te exterioridad de k muerte de un molusco (1992), Masoch (1993),
que fue concebido en el siglo xvII como escuhura parlante y no Orestíada (1995) y Julio César (1997). En la Orestíada, por ejemplo,
solo como pinturut parlante. Su aparición surgió bajo la ley de las abundan citas a las artes plásticas: se eligió a un actor por ser alto y
normas transmitidas por la Antigüedad. Incluso cuando en el siglo flaco como una figura de Giacometti; otro fue vestido y maquilla-
xvIII se elevó a ideal la
formd ndturdl, el nuevo lenguaje gestual se do tan blanco que recordaba las esculturas de George Segal, y sus

siguió basando en el modelo de la plástica. Llama la atención la


r0
importancia que tuvieron las antiguas esculturas e imágenes de los BTq.NDSE'rr¡p., G.'Ihnz-Lektüren. Kitrperbilder und Raum/iguren der Auantgarde.
Fráncfort: Fischer Verlag, 1995, p.69.
vasos en la revolución que experimentó la danza en las vanguardias
" Clr. B¡ccen¡, (laetano. nZullucht des Geistes?,. Ln Konseruatiu-reuolutionáre,
faschistische und nation¿lsozid/istische TJteaterdishursiue in Deutschland and ltalien
Ibídem, pp. 99 y 1900-1944. Tesis doctoral. FráncFort, 1998.
' ss.

§§S Teatroposdramático Cuerpo 3$9


rlcciones y gcst()s, a di[rujos rlc I(rrf]<1. l'.rr cl prrpcl tlc ( llitt'rrrrrr.srr':r intcrvicnc para clefcncler a ()rcstcs. Itl actor c¡trc rrlr[raja c()n n()s()tr()s
aparece una actriz quc parece scr litcralrncntc urlil rnonttriru colt»'clrtltr y que cncarna a Apolo no ticne brazos. Se prescnta exacramente
de ro.io, allí tendida en una inmovilidad quc sc deshace ¡rlo¡ria rlc como una escultura griega que perdió los brazos. Esta es la idea que
un cuento de hadas. Como signo corporal su pesadcz colnunica su nosotros tenemos del cuerpo clásico, la imagen de Apolo que esrá
poder, pero domir.ra la impresión sensorial inmediata, excnra de toda en nuestra memoria: un cuerpo perfecto, absolutamente perfecto,
interpretación. Casandra está encerrada en Lrn armazón de cajas y sus que precisamente por ello encarna la idea divina. fJna estarua. Una
rasgos se encuentran desfigurados mediante vidrios esmerilados, de figura divina...rra. Las salidas a escena de actores como el recién
modo que uno cree tener delante una imagen de Francis Bacon. El mencionado de brazos cercenados, clrerpos tullidos, impedidos, el
tcatfo manticne aquí un claro parentesco con las artes plásticas y no joven que padece síndrome de l)own y represenra a Agamenón o el
es casualidad que, en su infancia, a los Castellucci les gusrara pasar autista que representa a Horacio hacen perceptibles, en el límite de
el tiempo montando corl gusto «cuadros vivientesrrr. Da que pensar la norma (y cle lo soportable), el cuerpo inltumano. Unido al sonido
quc en Italia la esrérica vanguardista se inspire en la gran rradición de de ruidos de todo tipo, a menuclo metálicos, surge un escenario
la pintura renacentista. En Alemania, cn cambio, sería difícilmcnre de pesadilla en el cual los cuerpos, en un estado viral cosificado,
imaginable, por ejemplo, vna sociedad teatral Alberto Durero. animal y moribundo, rehúyen roda caregorización y permiten,
F.n las obras de la Societ¿rs Raffaello Sanzio lo escultórico y la paradójicamente, que se torne visil¡le, al mismo riempo, la belleza del
iconografía polifacética se unen con el aspecro ritual de la salida a cuerpo en su deformación. La Orestíada recibió la denominación de
escena. Valentina Valentini observa con razón que aquí el actor género de comedia orgrinica ¡ de hecho, es como si debiera convertirse
funciona como la víctima que se requiere para llevar a cabo el ritual de en la visión escénica de una dantesca excursión infernal por medio de
la degradación y la rege neración en la realización escénicar3. F.n Julio los organismos, pero también una percepción desviada de lo orgánico
César (1997), por ejemplo, la rransfbrmación del actor en realidad ñscinantemente bella.
corporal exhibida se encuenrra todavía más marcada. Durante la
representación, cuando aparece en escena una actriz anoréxica en EI cuerpo, eL sacrif icio, el voyeur
peligro real de muerre, al espectador le resulta embarazoso rrarar de Otras formas de transformación del actor en escultura son
interpretar esta figura en cuanro significante (de hecho, murió antes reconocibles en el teatro de Jan Lauwers y en la danza,teatro de
de que se llevara a cabo la residencia de Ia compaÍiía en Fráncfort, Saburo lbshigawara, que llegó a la danza en los años ochenra después
cn l99B). En las escenificaciones de los (lastellucci las figuras de una larga trayectoria como pintor y escultor. Téshigawara no
aparecen extremadamente adelgazadas o con sobrepeso enfermizo, representa emociones sino que las clespierta a través de la inmediatez
la voz de un actor operado de laringe impresiona al espectador por de su presencia corporal, que adopta la cualidad de una escubuftl
el sonido metálico del aparato que debe utilizar para hablar, y se en mouimiento. En el caso de Lauwers los cuerpos de los actores
realizan escénicamente rituales de homicidio, suicidio y funeral. Los permanecen a menudo quietos durante un largo período de tiempo
hermanos Castellucci aclaran en una enrrevisra: EuménidesApolo
uF,n
y lanzan miradas al público -ya scan agresivas, imperturbables,

t) Ofr. 'lheater der Zeit, nayoljtnio, 1996, p. 47.


l'' (lesrerru<:c;r R. en lnJormdtionsbl¿tt 'Il¡e¿ts der Welt. Í)rcsde, l6
rr VeloNlrNr, Valentina. , de junio de
Sodetas Rffiello Sanzio. ()it¡do a partir del manuscriro
199(r. Véasc, también: C.rsrellu<;r;r, O. y C.rs'r'r.:l.r-u<:c;r, R. 1/'llatro della Sot)ct¿s
Iejenrplar mecanografiado] .
Rffiello S¿nzio. Dal tutro iconodast¿ alla suptr-iconrt Mil:in: Ubulibri, 1992.

*(l{:¡ Teatro posdramático


Cuer po ".{'$1
provocadoras o curiosas-; exigen y dcvuclvclr la Itrirrrcl:r clt'sclc rrltí, Irr rcrrl cltrc rlc[r.'r'írr lrlccr posi[rlc la pcrccpcitirt sitnhólit,tt'. At¡trí, t'rr

mientras que, entre tanto, alguien tiembla un sollozo clarrtmctrtc


er.r carnbio, a partir de la abstracción de Ia fbrma sc dcstaca nuevalltct¡tc
actultdo (no naturalista pero conmovedor por su intensidad física, la fbrma concreta; un juego peligroso, pues la fijación por la escultura

sin que sea necesario un movimiento considerable), o los cuerpos se produce una experiencia visual de otro tipo: el actor se desplaza
exponen a la apreciación pública en posturas llamativamente afectadas sobre el filo de una navaja entre su metamorfosis en una pieza de

o provocadoras. Cuando se encuentran en podios o bases estrechas, exhibición inerte y su autorreafirrnación como persona. Se ofrece y
que les permiten escasa libertad de movimiento, se hace patente de se presenta, en cierto modo, como un/7 uíctima: sin la protección del

qué modo el cuerpo de los actores establece aquí una relación con papel, sin el fortalecimiento a través dc la tranquilidad ofrecida por
Ias estatuas. La escultura humana viviente que vibra o la escultura en el ideal, el cuerpo se entrega, en su vulnerabilidad y miserabilidad
movimiento entre la rigidez y la vitalidad llevan al descubrimiento de pero también como estímulo erótico y provocación, al tribunal de
la mirada uq/eur del espectador sobre los actores. las miradas que lo evalúan. Desde esta posición de víctima la imagen

Cuando el teatro de los años ochenta y noventa retornó al motivo escultórica posdramática del cuerpo sc torna un acto de agresión y de

escultórico, lo hizo bajo signos muy distintos a los de las vanguardias cuestionamiento dcl público. En tanto que el actor se presenta como

históricas: el ideal resulta sospechoso, da miedo. El cuerpo no se exhibe Personlt individual y vulnerable, el espectador se vuelve cot.tsciente
por su proximidad al ideal escultórico clásico, sino por su dolorosa de una realidad que en el teatro tradicional está disimulada, a pesar

confrontación con lo imperfecto. EI atractivo y la dialéctica estética rle la ir.revitable relación de la mirada con el escenario: el acto de uer
de las estatuas de cuerpos clásicos no consisten en hacer perceprible funciona de rnodo uoyeurista sobre el actor exhibido como un objeto
el hecho de que el ser humano vivo no puede competir con ellas. La escultórico. En cierto modo, ningún orden narrativo o dramatúrgico
escultura es (también) el cuerpo ideal que no envejece y que, como sirve como disculpa al que mira para clavar sus ojos en las personas
forma visual, ejerce una atracción erótica. (Antiguas narraciones nos que se encuentran sobre el escenario. El espectador se coloca más bien

informan de actos obscenos de amantes demasiado fascinados por en la situación de un uqteur que se hace consciente de esta realidad
las estatuas de Venus.) Por el contrario, en el intercambio de miradas (también de su ambigüedad) y que, además, es sorprendido a través
entre público y escena, el cuerpo envejecido y caduco (llevado a de la confrontación de miradas entre escena y público y, por tanto,

escena por Mil Seghers) experimenta en su cansancio y agotamiento arrancado de la seguridad imaginaria del uoyur. No por casualidad

una exposición despiadacla, así como el cuerpo imperfecto, obeso el título de la primera parte de Snakesong Tiilogy, de Jan Lauwers, se

(rcprcscntado por Viviane De Muynck). llamaba precisamente Tbe uoyeur.

E,l estar expuesto de los actores no se encuentra filtrado por el drama


ni por los personajes. El cuerpo se aproxima de modo ambivalente y Cuerpo-fuerza
amenazante al espectador porque se niega a convertirse en sustancia El cuerpo deportiuo, atlético, juega un rol especial en el nuevo teatro,
significadora o en ideal y rehúsa entrar en la eternidad como esclavo del fundamentalmente en la danza. El deporte se confirma tambiért
sentido/ideal. En cierto modo, se trata de la invención de la fórmuia como una práctica interesante para el teatro posdramático, porque,
de la danza que propuso Mallarmé, según la cual la bailarina no es en muchos aspectos, se configura como un modelo a seguir. En las
una mu.jer clue baila, sino una consteldción de reminisccncias poéticas coreogra{ias de Wim Vandekeybus, en el trabajo sudorífico de los
(sin autor), asociaciones y figuras, una abstracción fascinante de todo
't Clr. M¡llenrraÉ, Stéphane. Oeuures comp/ites, op. cit., p. 304.

§fliil Teatro posdramático


UNI\TERSIDAD DEAI\:TICQUI;\ cuerpo *{¡.t
-"'ÉtBltoTEcA cENTRAL
cuerpos en [.inar Schlccf'y err las rrr.r'icsgacl:rs cxlri[ricioncs clc¡rortiv:rs con r.ln churnrin, un clcpoltistrr, una pr()stituta y url rrrerrit¡uí (cs tlccil,
cle las c,rpacidades corpora.les dc la compañía canadicnse La [,a [.a tun rnuircco). Aun cuando la rnecánica del cuerpo del bailarín tr¿lza un¿r
Human Steps se refleja el hecho de que, en un enrorno viral del cllcrpo vía más allá de la normalidad humana, no solo se aproxima a una esfera
menos estructurado por atribuciones de senrido, su fuerza y belleza sc más eleaarla, sino también a las cosas y su mecánica, y se adentra en su
convierten en un verdadero fetiche, en la última verdad aparenremenre reino (conro, por ejemplo, ocurre en El tedtro de marionetas, de Kleist).
cierta. L¡ musculosa aparición de la bailarina de Hun-ran Steps, Louise Si la voz humana, mediante un arte extremo, se aleja completamente
l,ecavalie¡ y sus acros de fuerza qr-re limitan con lo circense radicalizan de lo usual (clue conocemos como naturaleza) y trascicndc la fronte-
la irnagen parafascisra de la publicidad del clrerpo roralmenre sano, ra del mundo de los ruidos que normalmente producen los objetos
totalmente capaz, totalmer.rte realizado en su rendimicnto, bello y fuerte . incrtes, el potencial de fántasía de las cosas se reconoce nuevamente a
Wim Vandekeybus, en cambio, crea un¿l danz¿r-rearro de dureza fisica través de la aproximación del ser humano a su mundo. lln este sentido,
con cuerpos qut: caen ur-rcls encima de otros: pisotones, pataleos, saltos cl teatro de Kantor concilia los movimientos grotescos y mecánicos del
arriesgados y movimientos cuya tensión el observador apenas puedc ser humano con el funcionamiento alocado de los aparatos.
rchuir. La coreografía cor-rsiste esencialmente en convulsioncs de los En la tradición del rearro dram:irico permanecía reprirnido el en-
bailarines en el suelo, caídas, luchas cuerpo a cucrpo y pruebas dc fuerza trelazamiento del cuerpo corr el mundo de lo rn¿rterial. E,ste, en su
reales. El artista (él mismo acru(r cn L.l poder de las locuras del teatro, de
podcr mágico y su realidad concreta, mantuvo la prerrogativa de las
Jan Fabre) perrcnece a aquella gcneración del teatro belga que, sicndo representaciones líricas y épicas, ya que la capacidad de abstracciór-r del
todos aún muy jóvcnes en los años ochenta, alcanz.aron rápidamente paradigma dr¿rmático se encontraba estrechamcntc relacionada con la
lama internacional. (labe mencionar rambién el ejemplo de l{oxane cxclusión del cuerpo cle carne y hueso de la esfer:r del mundo de los
Huilmand que, al bailar con racones en el solo Muurwerl¿ (también cuerpos materiales. Así, ya desde los ir.ricios del teatro el acror utiliza
produciclo con.ro ¡relícula), suscitó una rorrnenra de dcsesperación y varios objctos arn1a, un bastón, un disfraz o una máscara- para
-un
rebelión entre muros de piedra, medi¿rnre la fi-rerza y la expresividad de enfatizar sus representacioncs ¡ a la vez, se objetiua en la mcdida en que
su sensacional actuación. hace muecas y poses expresivrrs con su clrerpo. [',1 teatro juega -y esto
constituye la fascinación perrnanentc de las marioneras- coll el reflejo,
Fl cuerpo y Las cosas de modo que el actor dota de vida al objeto ¡ con ello, hace él mismo
El cuerpo cs url punto cle intersección en el cual, tras una observación de instrumento que actúa casi inconscientemenre, dejándose manejar
rninuciosa, el límire entre lo vivo y lo muerro se vuelve problernático. por las leyes ocultas de la mecánica (o de la gracia). Ciertamente, el arte
[,as cosas son sicmpre una especic de sustituto para algo distinto que no de la escenografia podría cledicar sus esfuerzos a esclarecer un nexo en-
puede Ejarse llicilincnte con palabras y un cnigma ran pronro como le tre las acciones de los sujetos y su mundo material, sus construccioncs
prestamos nucstra atención. f)c este modo, la estética teatral se mueve y sus objetos, aunque el drama pasa por alto este entrelazamiento. AI
siempre en frontera enrre lo humano y Io material (las cosas). F,spí-
l¿r
contra.rio, a rnenudo alcanza sus momentos más ridículos cuando deja
ritus y lantasmas constituyen la rnateria a partir dc la cual parece estar espacio a los objetos: el pañuelo en Otelo,la limor-rada en Luisa Miller
hecho el mundo de las cosas que, de un modo enigmático, no esrá sen- o el tenedorJitnesto del drama de destino*. Solo de forma excepcional
cillamente muerto. A la inversa, el cuerpo vivo puede verdaderamenre
hacerse objeto. Acausa de ello, con frrecuencia se ha comparado al actor * El tenedor fitnesto (1826) es una obra del drarnaturgo alemán Augusr ( irrrf'von
l']latcn [N. del h,.].

li$q Teatro posdramálico


Cuerpo i}$\i
cl dr¿rla trata .lotivos quc rcprcsc.ta. la l¡talitlacl . cl rrrrigic«r crrtrc
sin ctnbargo, cxprcsan algo cscncial cn cr.llrr)to el ctrcrpo 1'rostllarnriti-
laz.amiento de la vida y el mundo de l¿rs cosas. ]rl tcatro
¡r.stlrarrrriti- co. En este sentido, \Tinicott ha desarrollado y explicado el término
co, en cambio, reaviva la interacción entre los cuerpos humanos y el
objeto transicional. Aquello que nos fascina realmente de un objeto es
mundo de los objetos; el parentesco entre un muñeco, una marioneta
que deviene sujeto y estimula así la sensación de que nosotros mis-
y un cuerpo, por ejemplo, son remas reatrales que se excluyen del mos fuéramos no solo sujetos vivos sino, en parte, también objetos.
teatro dramático y que solo pueden subsistir de forma marginal en el
Resulta fascinante cuando se desdibuja la frontera, cuando el sujeto
teatro para niños.
tiende a cosa y la cosa a ser viviente, cuando se pierde Ia seguridad
En el teatro posdramático la comunicación del cuerpo mudo se de poder separar con certeza la vida y Ia muerte, el sujeto y el obje-
emancipa del discurso verbal. Una aparición sintomática de esto Io
to. lJn lugar privilegiado para la experiencia de tal transgresión lo
constituye el teatro de mouimienra. Surgido en la segunda mitad de la
constituyen el teatro de títeres, el bunrahu*, el teatro de marionetas
década dc los setenra, esre rearro, con su énfasis en el cuerpo casi al lí-
o ese teatro al que Edward Gordon Craig solo quería dejar entrar a
mite de la pantomima, su conrinua renuncia al lenguaje y su relación
las supermarionetas -actores totalmente disciplinados, sin alma-. La
con la tradició. de la comedia del arre, acriva la búsqueda de nuevas
categoría delo siniestro, que desde Freud se relaciona sobre tod<¡ con
posibilidades de expresión no literarias. (Jna de las primeras realiza-
esta problemática de la difuminación de la frontera entre lo vivo y lo
ciones escénicas más impactanres en esta dirección fue Door het oog
inerte, podría contribuir a describir la actuación de cuerpos mediáti-
uan de diabolo (1976), de'§T"illemien Oosterveld. Sobre un andamio
cos y cuerpos reales en el teatro posdramático: ¿cuál es mi yo si en él
con pasarclas (que hace pensar en cl famoso escenario de Le Cocu de
ya se encuentra lo ajeno, lo otro, el ob.ieto del cual quiero separarme
Meyerhold), los acrores hacían siempre los mismos recorridos que, categorialmente? Este yo parece entonces perder el .iuicio, y poner en
debido a los diversos tempos de ritmo, originaban confrontaciones. juego su racionalidadrT.
De este espacio de abstracción minimalista se derivaron situaciones En las formas populares del teatro de marionetas, del mismo modo
casi dramáticasr('.
que en las invenciones más avanzadas de las vanguardias teatrales,
En el ámbito de las formas del teatro alejadas del drama destaca fluye una fuerte corriente del teatro de ob.jetos que unas veces
por encima de todas el llamado teatro de objetos, cuyos represenranres
oculta y otras manifiesta e inspira antiguas tradiciones teatrales y
más destacados han sido los arristas Stuart Sherman, Christian
experimentos innovadores. El teatro que anula el modelo dramático
Carrignon, Jacques Templeraud y Peter Ketturkat. Cabe también
puede restituir el valor de las cosas y la experiencia de cosificación quc
mencionar el tearro de objetos de Jean-Pierre Larroche y pascale
se ha vuelto ajena a los actores humanos ¡ al mismo tiempo, gan:rr
Hanrot, que fueron invitados al Theater der sl'elt en Dresden, en
un nuevo terreno de juego en el ámbito delas mriquinlls en las cluc
1996, y las compañías 'fhéátre Manarf o Velo--lheatre. Asímismo, en
-desde las extravagantes máquinas de amor y de muerte de Kantor
los Países Bajos reciben una especial atención ranro esra como otras
hasta el teatro high-tecá- se entrelazan mecánica y tecnología. Heincr
formas menores del teatro.
Müller apreció del teatro de \X/ilson la usabiduría de los cuentos .1.'
Aunque los amanres de estas varianres del teatro de personajes que
hemos mencionado podrían considerarse una especie extravaganre,
* Ll l¡unraku es el nonrhre con el rlue se conoce al teatro dc marionetas jeporrris. S,'
r" (lfr. Voc;¡ls, Frits. «Termiek: I)riftig caracteriz:r por la unión dc trcs artcs escénicas distintas: las rn¿rrionestas, la rct ir:r, ir'rrr
zoeken,. F.n'lb,ee/'lhe¿tr¿|, núrn. 3, y la nrÍrsica del sh¿misen IN. dcl Ir.].
1983, p. 30. 17(lfi. nDas Erhabenc ist das Unheirnlicher. En Merhur, núm. 9, l9ti9.

'ld.{ Tealro posdramátrco ( ttct¡rl


hadas cluc no ¡ruedcn disociar l:r historia tlc l.,s scrcs ltttlttrtrtos tlt'l,t trlrrrsnlitc rullr clintt'nsirirr Ittítita, ptres cl tt¡ito ltltcc rclt'rt'tlti:t:t rtltlt
historia de los animales (plantas, ¡ricclras, mácluinas)'; esí, rtPrtt'cce realidacl err la rlue donritra la luch¿r tr-tucla entre la vicl¿ y la rnucrte,

anticipada ula unidad entre el ser humano y la mác1uina, cl sigtricrrtc y la que al ser humano, incluso cuando consigue escapar de este
cr-r

paso de la evolución,,. En efecto, parece que Ia tecnologización clcla ,


contexto represor, se le arrebata de nuevo el lenguaje que acaba de
y con ella la tendencia a la transformación del
vez más acelerada, adquirir. El cuerpo, que casi se vuelve mudo. que suspira, grita y
cuerpo en un aparato controlal¡le y elegible, anuncia un tecno- libera ruidos animales, es la encarnación de una realidad mítica
cuerpo programable, vna muttlción antropológica ctyas primeras que va más all¿i del drama humano. A su vez, el cuerpo humano se

conmociones se registran de modo más preciso en las artes que en los aproxima en deformación y monstruosidad, autismo y alteración del
discursos jurídicos y políticos, rápidamente anticuados. lengua.ie, al reino animal. En el teatro posdramático se exPlora hasta

Un capítulo particular del teatro de objetos lo integran los actos c¡ué punto la realidad del cuerpo humano se encuentra emparentada

de gran formato realizados por máquinas en vez cle por actores' con la del animal. De este modo, en las escenificaciones de Jan t-abre

Survival Research Laboratories (SRi-) Presentó un paquete de animales y actores trabajan en igualdad de condiciones. La presencia

máquinas inmensas y agrcsivas: un inñerno construido con máquinas de animales sobre el escenario, que estaba mal vista en el teatro
armadas con brazos siniestros, vagones y grúas que escupían fuego y drarnático (pues estos rolnpen la ficción debido a su ser ir.rconsciente),
entrechocaban en estallidos, y con las cuales se trataba de representar se convierte en motivo recurrente en el teatro posdramático. E,n las

el potencial inquietante y destructivo de la sociedad industrial' obras de §7ilson, por ejemplo, aparecen animales con frecuencia y en

F'ormas lúdicas de este tcatro colt dragones voladores, construcci<¡nes Narratiue Landscape [Paisaje ndrrdtiuo|, de Michael Simon, lascinó
de cartón y papel maché, actores con zancos inmensos y guarniciones la copresencia de un cantante y un caballo sobre la escena. También

automovilísticas muestran, Por el contrario, una versión idílica de en algunas de sus acciones Joseph Beuys utiliz.ó un caballo (lfgenia)

estc teatro de gran formato en el cual dominan los objetos. Allí y corrvivió varios días con un coyote en una jaula en Coyote, I like
la fantasmagoría de la producción industrial de alto nivel con sus America andAmerica likes me [Coyte, me gusta Américay a América le
tmbién como teatro de objetos el dispositivo {ustoJ . En una entrevista Rorneo Castellucci dijo sobre
la Orestíada:
demonios, aquí el circo.
posdramático abre nuevos modelos teatrales entre la instalación, el uEn la primera parte hay dos caballos negros que, casi invisibles,

arte cinético de objetos y el arte de la construcción paisajística. aparecen detrás de Casandra, acompañándola. En el fondo solo se
escucha el ruido de los cascosr. Y
Animales
son sensacioncs que no tienen justificación alguna. Son dos caballos que nos
El género de la fábula Formuló mediante la antropomorfización de
los pcrsonajes animales la lectura dialéctica de que los seres humanos acompaíran en la gira y que solo viven alguuos segundos en escena, nada

más. Es una cuestión del resuello. Sc trata de unos scgundos ntuy poderosos
se comportan colno animales (por eso pueden ser narradas por
animales como si fueran humanos). El teatro posdramático llega en los cualcs surgc una comunicacióu pura Por mcdio de la prescncia de los
animales. Sc trata cle un elcmcnto adicional esencial, porque aquí vltelvc
tan lejos er.r Ia negación del antropocentrismo inmanente al drama a

<¡ue sobre el escenario se produce una equiparación entrc cuerpos de entrar en juego el cucnto de hadas, donde los anin-rales cohabit¿rn con las

rsonas y también tienen la palabra''.


animales y cuerpos hum¿rnos. El cuerpo mudo del anirnal se convierte pe

en encarnación del cuerpo humano ofrecido en sacrificio ¡ con ello,


lt (les'r'r:t-t.ur:t;t, R. en nlnlornr:rtionsblatt Thc¿rtcr derWek,, o?. cit.

Cuerpo )li)$
)$i{ Tr,;rlro ¡ro',rlt,rrr;itir.o
Irn una csccnificaci<in l)ara ,iirr¡s cle I992 s.brc las f:ibulas tlc tirlr cstrrs cstrrttagitst''. La agrcsi<irr (ltlc sc cjclcc so[trc los cttct'¡ros, l,l
Esopo se emplearon cientos de animales vivos; e, Hat,let, el ír.ic<r rrnifirrmización que niega a los cuerpos individu¿rlcs cl placer dc la
actor, que representaba a Horacio, circulaba de un lado a otro colr sensibilidad para hacer de ellos funciones corporales del trabajo y dc
animales de peluche y de tela. la danza, se transforman en visibilidad empática del cuerpo singular
sometido a la formalización. De este modo, se hace evidente que la
Cuerpo estétlco versus cuerpo reaI frormalización, factor indispensablc de la forma estética en apariencia
En el teatro, la diferencia enrre la consideración estética (o formal) totalmente espontánea, provoca, al mismo tiempo, efectos estéticos
y la no por ello menos inreresanre consideración sensorial (placen- individualizantes en curlnto estructura matemática u ornamentaF').
tera o desagradable) topa inevirablemente con el cuerpo. La forma Lo clue tradicionalmente se descarta o se reprime (la grácil bailarina
es aquí, al mismo tiempo, práctica de una disciplina. La historia no dchc dejar c¡ue se note Itingún rastro del etltrenantiento atormen-
del nuevo rearro se puede leer como una historia de los intentos dc tador) emerge de nuevo cuando la frontera de la form¿Iización estética
mostrar al mismo tiempo el cuerpo como forma bella y el origen deviene palpable ¡ con ella, se materializa la frontera cntre el cuerpo
de esa belleza ideal a partir de la violencia del entrenamiento. No estético y el cuerpo real. Cuando aquel sr deshace por el esfirerzo, lo real
se trata' por ranro, de abolir simplemente la ilusión del tearro, sino se distingue nLrevamente de la forma.
de hacerla visible. En esta consideración renemos que darle un rugar
destacado al tearro deJan Fabre. En el cenrro de sus grandes trabajos Do[or y catars¡s
existe un procedimiento deformalización geométrica del espacio es- El teatro ha estado siemprc fascinado por el dolor aunque, a di-
cénico y del cuerpo; parece como si estos debieran funcionar como ferencia del sufrimiento ideal, no haya tenido tan buena prensa en
aparatos mecánicos. De modo recurrente, una serie de actores hacen la cstética tradicional. El dolor, la violencia, la muerte y los senti-
sistemáticamente lo mismo (vestirse, desvesrirse, bailar...), ponien- mientos desencader.rados por ellos, csto es: el temor y la compasión,
do el acento en una similitud serial. Ahora bien, la serialidad, la estuvieron desde la Antigüedad en Jilndamento del placer ante los
el
repetición y la simetría en el rearro permiten paradójicamenre que objetos trágicos. lHoy eleos y phobos se traducen ntás bien como Ia-
despierte nuesrro sentido por las diferencias minúsculas del cuerpo mento y escalofrío. Aristóteles presupone en la I'oética una implica-
y el aura de los bailarines y actores, su figura y forma de moverse. ción masiva de los espectadores en el proceso teatral, con intensas
El afán de perfección convierre en experiencia la causa de su in- reacciones afectivas y corporalmente manifestadas en el instante. E,l
accesibilidad, la insufciencid y la debitiddd del cuerpo. Cuando en teatro no es objeto de observación contemplativa, sino que afecta al
The Power oJ'Tbea*ical Madness [El poder de la locura tea*arJ, ros espectador por medio de un ataque psicofísico; algo que, por cierto,
actores masculinos tienen que levantar una y otra vez a las mujeres y contrasta curiosamente con la construcción racional de la forma de
cargarlas sobre el escenario
-de modo que el agotamiento ffsico del la tragedia y su carácter particularmente flosófco. La tragedia debe
actor destruye desde dentro la simetría y el material moldeado del provocar cdtarsis en el espectador, una purifcación de ese estado de
cuerpo esquiva nuevamente la forma-, se produce un salto premedi- lamento y escalofrío al que hemos aludido. Sin embargo, en la ac-
tado de la percepción formal del cuerpo a su percepción real. Emil
Hrvarin, en un estudio que abre nuevos horizontes sobre el tcatro
''' HnvartN, Enil. Jan Fabre. La Discipline du cl¡aos, le chdc,s de la discipline.
de Fabre, se ha dedicado a analizar los diversos aspecros que presen- Bagnolet: Armand Colin, 1994.
'" o¡, MAN, Paul. Allegorie des Lesens. Fráncfbrt, 1988, p. 214.

.,lt¡*, Teatro posdrarnático Cuerpo §T{


tualidad cl cfccto dc la catarsis -c incltrso srr ruisnr:r r.xistcnc.irr ll,r ilrcvitable a trav('s .lc ullu cspccic clc falscaltricltto tlc stts «tlrjctos. Ilst«r
sido puesto er-r duda. Adorno consr¿lra quc ulla catarsis] cs un:l:tcci(llr n,r sucecle pclr casualidad, sino fbrzosamcnte a través de los rnisrttos
purificadora contra los afcctos en convivenci¿r con la opresi¿)tr» y (lr.rc reclrrsos que la hacen posible. No sería imitación si no moldeara su
resulta «anticuada porque forma parte de la mitología del arre y cs objeto (una irnitación perfecta no debería ser diferenciable de su
inadecuada a los efectos reales. [...] El índice de esta ltalsedad es la original, debería ser un original repetido). A través del debilitamiento,
duda razonable de que el beneficioso efecro aristotélico tuviera lugar la amortiguación y la reducción de lo re¿l, que le son sistemáticamente
alguna vez; el susrituro bien pueden haberlo proporcionado siempre inmanentes, la mímesis crea una percepción que quizá de otro modo
unos instintos at«lfiadosr2r. La actualidad persistente de la reflexión sería insoportable; pero inevitablemente la crca a costa de una (de)
sobre la mírnesis y la catarsis no se debe a la idea del efecto sanador formación dc su objeto. Esto es válido cuando, Para comPensar esta
del desahogo. Esto ocurre de modo más efectivo -en caso de que se deficiencia, exllgera lo feo en relación con lo común. Elfalsum -o, de
quiera crecr incondicionalmente en la mecánica de tal efécto- en la acuerdo con Jan Fabre, la ufalsificación tal y como es, sin fálsificarr-
descarga furibunda que se produce en el estadio de fútbol o el temor y se impone en todas partes. La irnagen televisiv¿r en la que se fluestra
la irgresión que siente el cspectador al visionar un thriller. La temática un barrio dc favelas ya niega, de entrada, e[ cuerpo: la duración real

de la mímesis y dc la catarsis merece inrerés más bien por la estrecha de las horas, los días, Ios meses, los años, las generaciones de los que
ligazón que se presenta enrre teatro y horror. allí vegetan. Sin índice dc tiempo, la a.breviación de la ¡rresentación
La estética multimedia se apoya o se compl¿rce no tanto en tergivcrsa la realid¿rd. Hedor, pesadez., calor... la irnirgen engaáa sobre
la dcsaparición del cuerpo rnoribundo como en la del cuerpo todo esto y ofrece Lrn atractivo óptico para la percepción, de modo
atormentado. EI vídco y la televisión rransforman la guerra del Clolfo que la empatía dcviene empatía imaginaria y esta se vuelve indiférencia
en estadística; el núrnero pasa dc esre modo por encima del cuerpo. reflejacla en el lado de los rcceptores. Sin embargo, en el caso del dolor la
Aunque el cine de entrctenimiento despliega los efectos del poder del representación mirnética se convicrtc cn un problema. Aparentefilente
terror (y del horror) visual, lo hace de modo que no pod¿rmos recibir nos lo muestra todo en el nuevo mundo mediático ¡ sin embargo,
empáticamente el dolor del otro en nuesrra percepción subjetiva, sino engaña por corrrpleto sobrc aquello que vuelve invisible ¡ precisamente
írnicamente registrar sus indicios. Erika Fischer-Lichte ren.rite a las por cllo, hay ur.r al¡ismo infanqueable en la imdgen electónica de los
c<lnsideraciol-res de Elaine Scarry sobre este hecho,. E,n el dolor es electrosltocbs. Una cierta anestesia frcnte al dolor y al sufrimiento ha sid<l
d<¡nde más claramcnte se evidencia la profunda ambigüedad de la siempre inmanente al arte (y daría para realizar toda una investigación
mímesis, es dccir, la representación como imitación. La gran conquista centrada en la historia de esta anestesia), pero en el mundo mediático
de lo estético es que el dolor manifiesra realidades anres no percibidas este problerna se radicaliza de tal modo que, en un sentido moral, la
en el horizonte del senrir y del pensar. l-a capacidad de la mímesis imitación incurre en mentira. El teatro posdramático responde a este
se presenta cuando nos da la posibilidad cle apropiarnos, en cierra problema con un giro asombroso: saca a la luz la circunstancia, de otro
medicla, de experiencias extrañas, no vividas por nosorros nrisnros, y modo latente, de que el teatro como práctica corporal no solo incluye
de familiarizarnos con ellas. Pero la mímesis posibilita esta mediación la representación del dolor, sino también el dolor que exPerimentan los
cuerpos en el trabajo de representar.

r1 En la evocación de la irrepresentabilidad del dolor nos encontra-


AoorrNo,'|h.\X/. Ástl¡etisthe Theorie, op. t^it., p.354 led. cast., Téorí¿ estétic¿,
op. cit., p. 315). mos con un problema central del teatro: el desafío de hacer prescntc
rr Frscn¡r¡,Lrctrrs,F..'lhe Show dnd the Gaze oJ"lheatre,
op. cit, p.255.

ft-T.ir Teatro posdramático CLlt:t ¡lo 3'r¡l


Itl incrrllcc[ritrle coll rrytrtla rlt'l cucr'[)(), t¡rrt'rr l:r nri.slrrrr llcrrr6r-irr rlt'l rl<r
cxhibido cn el dolor se convierte en una experiencia no dist¿rncia-
lor, porque l¿r cultura y el u«lokr¡ cl recursr¡ rnris
1-rocleroso clc la nlrrcnr<i cla de la comprensión. Articular el dolor, no meramcnte imitarlo, y
nica», en palabras de Niezsche, han sido inscritos en él cliscipli,acla-
en esra articulación incluir la acción de la representación como dolor
mente. La mímesis del dolor significa principalmerre que el rornrerr.,
significa, desde entonces, hacer teatro. En comparación con las re-
la tortura, el sufrimiento fisico y el horror son imitados y sugeri«los <1e
presentaciones mediáticas, el horror representado con los medios del
forma engañosa, de modo que surge una empatía dolorosa con el clolor
rearro se convierre, de cualquier modo, en ridículo e inverosímil. En
actuado. Pero el teatro posdramático ponc en práctica la mímesis ¿a el
cambio, si el acto y la presencia del factor corporal de la representa-
dolor. Esto ocurre cuando la escena se equipara a la vida; cuando cae
ción aparecen en sí mismos en primer plano, entonces el acto teatral
de su banalidad real y se golpea conrra ella, aparece cnronces el temor
retorna a su realidad, que en otro caso se perdería en las imágenes. El
por la integridad de los actores y se efectúa una transición desde un dolor
teatro responde, en parte, con la implicación terrorista (como lo hace
representado a un dolor experimentado en la representación. Aquí raclica La Fura dels Baus), en parte, con el hipernaturalismo y las imágenes
la novedad que, en su ambigüedad moral y estética, se ha convertido
de terror que, por medio de la parodia o la exageración, Provocan
en el indicador para pregunrar qué es, en realiclad, la representación:
la refrxión y causan así una empatía que se distingue de la ernpatía
la acción corporal agotadora y arriesgada en la escena (como los mon-
resultante de la percepción en el cine o el vídeo (como los montajes
tajes de la compañía La l,a La Human Steps); ejercicios de apariencia
de Reza Abdoh); y en Parte en la línea del performance drt actual, que
a menudo paramilitar (como cicrta danza-tearro o las obras «le Einar
puede adoptar formas muy diversas, desde el relato personal al arte de
Schleef); masoquismo (como [,a Fura dels Baus); el juego moralmenre
acción. Thomas Oberender señala, con razón, el enfo<1ue que toma
provocador con la 6cción o la realidad de la crueldad (como e,
Jan como base buena parte del teatro contemporáneo, especialmente el
Fabre) o la exhibición de cuerpos enfermos y desfigurados. Un teatro
realizado por las generaciones más jóvenes: quieren «rratar con la úl-
rJe cuerpos en dolor lleva a la percepción a una
escisión: aquí el dolor tima verdad que rehúyc cualquier relativización: la verdad corporal.
representado, allí el acto lúdico y placentero de su representación que,
Dolor y diversión son los únicos Puentes seguros entre dos perso-
en sí mismo, muesrra el dolor.
nasr23. No trata aquí de contra<lecir esra posrura (dolor y diversión
se
E,n los años sesenta los artisras de performanr¿ reaccionaron a la
son evidentemenre los factores que más incitan a la rivalidad y a la
insensibilidad con la realidad del dolor; desde entonces, esre gesro
lucha encarnizada, aunque no es este el problema), sino de reconocer
ha ido poco a poco llegando también al tearro. En el fondo con ellt,
que las formas del teatro posdramático hacen de todo aquello que en
se radicalizaba la formula más antigua utilizada ya en el teatro trá-
otro momento fue obfeto de representación, un momento del acon-
gico: la máxima de Esquilo de aprender a traués del sufrimienr.¿. Sin
tecimiento escénico y de este modo tienen en cuenta legítimamente
embargo, Ia exposición del rasgo doloroso, maquinal y cruel en la
el empobrecimiento, la trivialización y la banalización de los objetos,
producción de apariencias del propio tearro es una novedad. A1 juego con el fin de obtener una referencia a la realidad. Por ello, el teatro se
de que planrea la mera imitación a través de las máscaras y las
'iíros sitúa siempre en el mafgen: como arte preparado para renunciaf a ser
masacres del teatro (nombre alegórico para todo arre que se plantee
realidad, pero también a retroceder antes de dar el último paso hacia
este desafío) responde con la negativa a informar sin compromiso.
la suspensión de la significación.
Mientras exisra un tipo de información que resre importancia al do-
lor, convirtiéndolo en efecto sensacional o transfigurán<Jolo, el gesto
rr OnerrnN»r:R, -lh. nJhcater der Vergleichgültigungr. En Theater der Zeit, matzol
abril, 199ti, p. 87.

lff$ Teatroposdramático Cuerpo 'lTiir


Cuerpo inIernaL clrrtrsn-ofribicos, ccrratlos y clcrtttlníacos, crclttlos a 1.lartir tlc itrrrigcttcs
En comparación con el reatro de los aíros sescrlrrl, c¡trc vivit'r trrr dc tolttrra quc parecelr estar ins¡riradas en el InJernrt de L)antc: cuerP()s
optimismo no problemático del cuerpo, en las nucvrrs firr,ras dcl dcsnudos sumergidos en lo que parece agua hirviendo, ahorcados,
teatro el cuerpo se ha convertido en un campo cle baralla re:rl y derribados, maltratados; fuego que llamea por todas partes, personas
,

discursivo. El movimiento feminisra hizo tambalear la imagen del maniatadas que son maltratadas y fustigadas, torturadores que vociferan
cuerpo patriarcal, los fantasmas y los clichés, pero no por ello venció órdenes en medi<¡ de un ruido infernal de tambores, llantos y chillidos.
el nuevo paradigma de la sexualidad libre y liberada; más bien se l)esde el indescifrable nombre de la compañ ía -el hurón de los baus, un
ptrede constatar una imagen del cuerpo oscurd )¡ neobarroca. Las arroyo desconocido en el pueblecito de Moía-, pasando por los títulos
distorsiones del tiempo, las curvaruras del espacio, las conrorsiones poco claros de sus representaciones (Accions, 1983; Suz/o/Suz, 1985;
'Iier Mon, 1988 o Noun, 1990) hasta la ausencia de toda explicación
del cuerpo y las deslocalizaciones no rienen lugar bajo el signo del
resurgimiento y el ánirno experimental revolucionario. En vez de obvia respecto al contexto y al sentido de las acciones autoagresivas
esto. el rearro redescubre la pérdida barroca del mundo y persigue y horribles, el grupo catalán puso una y otra vez en el centro de su
fascinado las curvas de la caída del cuerpo hur¡ano. Este giro teatro la unidad de poder y enigma que, desdc Edipo rey, constituye
podría estar relacionado con la experiencia de que el cuerpo buenr¡ e el núcleo del teatro. Sus motivos recurrentes son la violencia ritual, el
idealizad. dcl eros no produjo la liberación social esper.da, sino que dolor, la muerte y el nacimiento. Sin embargo, algunos de sus trabajos,
inscribió al sexo en la maquinaria del mundo mercantil, aquietando como Fausto. Wrsion 3.0 (1998), retornan al teatro convencional.
y contentando sus supuestas necesidades, hasra apaciguarlas. l)e este En é1, cor-r gran sofisticación, el grupo instala elementos multimedia,
modo, corcógrafos como Téshigawara crean mundos dc horror a partir eféctos lumínicos, juegos de sombras y colkge de ruidos para lograr una

de impactos eléctricos, flasbes ccgadores, ruido intolerable y parcdes escenografía f,iustica conformc a la época actual.
metálicas sin salida; diseñan panorarnas enreros de depravación
moral y decadencia apocalíptica o crispan los nervios del público con Cuerpo decadente
estridentes decorad.s tomados del arsenal de lo demoníaco: enfermos Fotos, películas y medios de comunicación muestran, con una
sangrantes, sexualidad e.iercida con torruras, cuerpos desnudos
radicaliclad a mcnudo despiadada, la decadencia, la violencia y el
empapaclos en sudor, piel, grasa y musculatura. Tienden a imágenes dolor corporal; pero mostrdr ! percibir se ballan sepdradls, no tienen
infernales de una sociedad enferma de sida, perdida y condenada. lugar en el proceso entre imagen y observador. l,a especificidad clel
Difícilmente puede resultar casual esre rerorno pertinaz a l:r metáFora teatro, en cambio, se deja comprender en la escena en la cual Brecht
del mundo como hospital y manicomio sin futuro, para el cual no (en el estreno de Pieza di&íctica de Baden Baden), tras las protestas del

parece haber ninguna alternativa más que [a retirada, igualmente público ante fotografias chocantes de los heridos de guerra, repitió la
catastrófica, en un aislamienro solipsisra. Personas en sillas de ruedas, realización escénica con la siguiente advertencia: uReconsideración
como ya se podían ver en Samuel Beckett o en Heiner Miiller, se de la representación de la muerte asimilada con desganar2a. El
encuentran en rrabajos conto Dionisio (1990) y Electra del japonés mostrar es, en sí mismo, un proceso social y se encuentra sujeto a

Thdashi Suzuki, en las que se escenifican, a modo de procesiones, una transformación que actualiza el potencial latente de esta realidad
pinturas de imágenes infcrnales esrricramenre formalizadas. La social: el teatro dramático encapsula el proceso del cuerpo r:n los
compañía española La Fura dels Baus traslada al público a escenarios
''i Bnr,csl, B. u §lerke,, op cit, vol. 3, p.
. 41, 5.

I?,'" Teatro posdramatrco Cuerpo :§'f?


papeles de los personajes, mientras que el teatro posdramririco apunra r,r.lic,rl, trn patrri¡rtic.r clc.lc¡rrav,tcioncs scxttalcs, tttoralcs y políticls,
a la prcscntación pública del cuerpo y su decadencia en un acro que con el objetivo de criticar la tan aclamada reflexiiln en el teatro y
no permite separar con seguridad el arte de la realidad. No disimula revolverse vehementemente contra la tan extendida autorreflexión.
el hecho de que el cuerpo se encuenrre marcado por la muerre, sino Para él se trataba de un posible mensaje directo, muy americano, un
que más bien lo enfatiza. El actor Ron Vawter actuó poco antes de
festiual de sentimientos que entendía como catarsis y al cual pertenecía
su muerte (a causa del sida) en un doble rerraro de dos homosexuales la consciencia de la muerte como condición y placer del cuerpo25. Para
americanos ¡ en las pausas repenrinas de su actuación, no se podía Abdoh no era tan importante el horror chocante de su tan comentado
saber si se trataba de un agotamiento actuado o real. Si volvemos la teatro (de hecho su efecto era suave en comparación con los efectos
vista atrás en busca de imágenes que representen Ia amenaza dela de las películas de terror), sino el teatro como nlugar para dar forma a
muerte y la decadencia en el nuevo teatro, el sida fue en este contexto las ideas, una especie de foro para el intercambio de ideasr26.
y durante mucho tiempo la sombría palabra mágica: los enfermos
por VIH eran los verdaderos muertos vivientes, los nuevos fantasmas Esp Íritus
qLre, en medio de la uida, se enconrraban rodeados por la muerre. Más allá de la verdad evidente de que el cuerpo constituye el centro
De este rnodo, el sida se convirtió en una metáfora que reflejaba el y la fascinación del teatro, se encuentra el reconocimiento de que
estado de una sociedad o un mundo que ya no era capaz de integrar este, como lugar de la pesada y densa materialidad del cuerpo, vive,
realmente el impulso de la vida, porque este había dejado de formar al mismo tiempo, dela trascenderucia corporal y de sus limitaciones.
parte de ella y había pasado a ser una alternativa entendida como sexo Con ello no nos referimos a su mejora externa, esto es: al hecho de
ocioso y espacio de huida. que, a la luz de la escena, el cuerpo parece más bello, más significativo
[:n los trabajos de RezaAbdoh, que también murió premaruramenre y más luminoso que en la vida común. Más bien la fascinación por el
de sida, los fantasmas mediáticos, históricos y rearrales enrraban en cuerpo -evidente en la danza y la acrobacia, pero también perceptible
una simbiosis entre el sbow y la provocación y ofrecían un gran guiñol en la concentración física y mental de los actores* remite nada menos
sangrientoy una tristeza inconmensurable. Su teatro era barroco: que a la idea de una posible espiritu/tlización del cuerp¿. Herbert Blau
mostró una sensorialidad brutalmente directa y una búsqueda de la habla de esta dimensión espiritual del teatro y traza una comparación
transcendencia, la avidez de vida y la confrontación con la muerte. con Philippe Petit, el funambulista francés que se balanceó sobre una
Sarajevo,un hospital y el espectáculo del horror de la institución cuerda floja entre las torres del \X/orld Trade Center, en 1974. El cuer-
pequeño burguesa se convirtieron en mal augurio de un mundo po se convierte, a través de la disciplina, casi en un espíritu, en una
que ha perdido el juicio y en el que dominan la frialdad, el dolor, la aparición fisica de lo incorpóreo. El entrenamiento ayuda a esta dis-
enfermedad, el tormento, la muerte y el deterioro. De modo distinto según la creencia metafísica que últimamente va unida a las
ciplina ¡
al teatro de \7ilson, estas figuras son fantasmas: se encuentran dimensiones experienciales del entrenamiento del cuerpo, se podría
despegadas de las coordenadas de espacio y tiempo, y se integran pensar que en esto retornan las viejísimas ideas de los ejercicios espi-
únicamente en la muerre y el dolor corporal; irradian una amenaza
¡ al mismo tiempo, comunican una pasión que inspira compasión.
En su trabaj o Quotations from a Ruined City fCitas desde una ciudad
25
Entrevista con Abdoh, en Theaterschri/i, núm. 3, 1993, extraícla dc VeN K-eu-
uovnN. M. (ed.). Orenzu¿rl¿tzutlgen. Über Risiku, Gcwalt 1r inttil¿ Notw(nd¡gkeit,
en ruinasl Abdoh proyectó sobre la escena, de un modo provocador y
pp.48-64, esp. p. 58.
"'Ibídem, p. 60.

ll?& Teatroposdramático Cuerpo 379


ritualcs: el entrcnar.icnr. dcl cucr[)() y srr t..rrr«rl tlisci¡rlirr:rrl. pr.- (,.1.1'li¡n.'tletorrp Arrrstt'ttllrttt),:rrrrIlos.lir.t(orcs t'xrt'lt'ltt('s ('n sus
meten el contacto con ulr áml¡it, de es¡ririrualiz-aci<i, r,ris elcvatl.. 1'»eíscs, crr cl pcrrslrrrricnto rle llcvar a la cscclla l'ts [,dilt(ttltt.('ion.o rlc
Muchos arrisras de teatro, inspirados por la Elos.fía .ricntal, rraba- forntírts?Yassiliev aclarir: ultl camino del materi¿rlismo ha llegado casi
co. piedras, plantas, tierra y atmósfera en la búsqueda de un¿r fbr-
.jan a su finr. Se busca, eso parece, una csfera de lamento que Vassiliev
ma ile experiencia más espiritua/. con ello pretender-, ...orr..,"...rrr' de.fó que dominara incluso en su Anfitrión (1997). No solo cuando
épocas de lo esotérico que ya ha vivido el tearro. Son sintomáticos, se hace uso del espacio escénico eclesiástico (Rijnders se inspira en
en este sentido, el aura y la gloria que, en enero de 1999, rodearon al las imágenes de la iglesia de Saendam) el teatro se convierre cn un
fallecido Jerzy Grotowski quien, con sus pocos y selecros adeptos en lugar de plegaria: precisamente el gesto del lamento abre el espacio
la ciudad italiana de Pontedera, trabajó sobre un control del cuerpo espiritual. ¿Acaso falta en el teatro de gran formato un lugar donde
intensivo y espiritual en rorno a la idea deun teatro que se asemeja a hacer oír el lamento que pudiera articular el optimismo impuesro en
los ejercicios religiososrT. lgual de ,otable que esra escuela tryartuda y contraposición al desolador desamparo? Se trata de la búsqueda de
su práctica fue la influencia que llegó a tener, la asombrosa presencia vn tono eleuado constituido en la pérdida, que Peter Handke exigió
del siempre misterioso Grorowski en el pensamiento «le los directores como factor dc un¿r nLleya espiritualidad y Botho Strauss como una
y actores del teatro más radical y el respeto que recibió su insistente nueva capacidad sensitiva. El teatro siente en la plegaria, el ritual y el
aproximación a lo sagrado. Esre respeto atestigua la noción, una y coro una comunicación similar a la comunidad de sus raíces religiosas
otra vez negada en la coridianidad del rearro, de que también un y místicas. En vez de psicología de poco alcance se persiguen grandes
arte como el teatral, tan pragmáticamenre integrado en la vida diaria, pasiones ¡ en definitiva, la pasión Resulta asombroso que el teatro se
pierde su valía allí donde se practica sin la búsqueda de lo imposible. mantenga en la era tecnológica como un lugar próxirno a la metafísica.
El aislamiento de Grotowski es un ejemplo extremo, pero también Ya que la realidad está delante de los ojos corno ¿rbandonada por
autores como Peter Handke o Botho Strauss tendieron a afirmar una los dioses, marcada por una falta eterna no solo del ser, sino incluso
dimensión de la experiencia exclusiva. Incluso en la puesta en escena de la apariencia no trivial, se hace necesario buscar otros mundos,
de [a obra de Helene cixous, La vitle pa(ure ou le réueir des erinyes, atopías y utopías en los mensajes cifrados de la escena para hacer de
realizada por la ilustrada Ariane Mnouchkine, la ciudad del mundo lo espiritual una experiencia auténtica.
cae en condena y putrefacción y solo puede esperar la salvación en el
pensamiento -cristiano- del perdón. En una de sus pocas enrrevistas,
Mnouchkine comentó su interés por lo sagrado y por el rirual y expli_
có abierramente que necesiraba una cierra religiosidacl y una relación
con lo espiritual.
El motivo de añrmar el reatro como un lugar exquisito de ra reflexión
y del crecimiento espiritual es algo semiconsciente o inconsciente
pero, a menudo, también explícito.
¿por qué caen en la cuenta casi
a la vez. el ruso Anatoli vassiliev y el neerlandés Gerardjan Rijnders

2'sobre la úrltirna fase


del traba.jo opi,a el alumno aventajado Thomas Richar<ls en
Tl¡e,tterarbeit ntit Grotoruski an physisclten Handhmgen (Bcrlín, 199(r).

SSru Teatro posdramáttco Cuerpo §S1


9
Medios

Teatro t Medios

¿Dominio de los medios de comunicación?


La modernidad clásica ya estuvo bajo la influencia de un intenso
dominio de las imágenes (fotografía, cine) pero también bajo Ia crítica
al efecto paralizador que su consumo producía sobre la comple.jidad
lingüística, la imaginación y la refexión. ¿Las imágenes suspenden el
entendimiento del mismo modo que, según la sospecha de'Ihomas
Mann, la música debilita la racionalidad? No podemos hacer aquí
una recapitulación de la larga tradición de la crítica a la sociedad de
consumo y a la industria de la cultura: baste citar el capítulo corres-
pondiente de la Dialéctica de la llustración' y la crítica situacionista
de Guy Debord en la Sociedad del espectáculo-', la obra de Herbert
Marcuse y las tesis de Jean Baudrillard o Paul Virilio. El hecho de que
esta crítica se vincule a pensadores que se atribuyen normalmente a la
modernidad y a aquellos que lo son a la posmodernidad sugiere, una
vez más, que la llamada posmodernidad no se debe entender como

'Honxrtnltulln, M. y Aoonr.ro, 'lh. Dialéctica ¡le la lluyración. Madrid: Akal, 2007.


" I)Eeono, G. La sociedad del espectáculo. Valencia: Pre-Gxros, 1999.

§tü:§
tutl cL:sura Ilistriricrr, sitr«r rrrris l-¡icll corrro r.lnu [)crs[)cctivrr nror'lif itrrrlrr crrs,'. Sin crrrIxu'gr,, cstt' t¡it'lto tttlópitt.lc l,r p,.'r'c.'¡rcirin irrrrrctli:tt:t ts,
dc la modcrnidacl, esto es, como Lrtlrl IrLrcv¿r fornra clc cotttprcrtdcrla. al nrisrno ticrn¡ro, cl tcrrcno de un,r intersubjetividacl qrre hacc cntrar
Al mismo riempo, con ello se aclara que el problema no ¡»rcclc scr cn jr.rego la intercorporalidad, una relación dc cncucntro conjunto cn
abordado írnicamcnte desde una visión conservadora. lrn l¿r. civiliza- trna situación social que constituye un tiempo distinto entre stjetos.
ción multimedia posmodernalaimtgen representa un medio podero- En el núcleo del comportamiento estético, pero por encima de todo y
so, extraordinario, más informativo que la música y consumido más de toda idea de responsabilidrtd ambién en el comportamiento ético,
rápidarnente que la escritura. Paralelamente, la profusión global de así corno sobre todo en el núcleo dc la afectividad, uno se encuentra
los datos clcctrónicos trae conro ct¡nsrcuencia quc lr civilizirci«in tle con [a situación ineludible de la presencia del otro. Lsta presencia no
las inrágenes alcance sin esfuerzo a l¿rs nrasas y, con cllo, que disponga puede ser definida sirnplemente mediante elJactum de la percepción
del poder que otorga una gran cantidad de dir-rero, con lo que abarca sensorial como tal, pero se halla ligada a ella er.r la medida en que
virtualmente al mundo entero (aunque en realidad se pasa por alto aquí entra en juego la posible inlluencia real del que percibe sobre el
que, hasta ¿rhora, la inmensa mayoría de la humanidad todavía no ha objeto de la percepción. multiplicación de influjos virtuales tiene
l-¿r
sido rozada por las ventajas de la civiliz-ación elcctrónica). como consecuencia que la recepción y la emisión de signos no se
Las imágenes de cine y de vídeo son poderosas por la fascinación pucden disociar t.lc la imbricación clcl sujeto t'omturicarivo cn un (n-
que provocan. [,as imilgenes firtográficas en movimiento ¡ después, tramado de deseos, responsabilidad y obligacioncs.
las electrótricas surten cfecto sobre la imaginación -y lo imaginario- F.l hábito del consumo de imágenes electrónicas favorece precisa-
de un modo más intenso que los cllcrpos vivos presentes sobre la mente esta reducción de la idea de comunicación al modelo de la re-
escena que, ¿no se vuelven cada vez más superfluos en la línea de los cepción y de la emisión de seí.r¿rlcs más ¿rllá del registro de responsabi-
immateriauxi Para el poder de la simulación hay ur.r proceso de gran lidad y deseo. L,l dispositivo telemático llena íntegramente el espacio
importancia que ya se perfiló en el siglo xtx: l:r mirada humana se
mcntal con información; si mtere un usuario en una de las te rminales
delega en aparatos técnic<¡s y se en.rancipa del cuerpo. Naturalmente, que constituyen el mundo cle cables de fibra óptica, para los demás
ya hubo <lesde siernprc una percepción mediante instrumentos cientí- usuarios situados en otros lugares de la red estc acontecimiento no es
ficos, pero en el proceso del desarrollo técnico de los siglos xlx y xx más que una alteración del sistema o una suspensión. Aquí, el sujeto
la incuestiona6le realidad de la percepción sensorial sc convierte en un humano se encuentra sobre todo expuesto a la inlormación compute-
problema, si no filosófico, sí al menos vital, debido a la progresiva ex- rizable y, en este sentido, aparece en ambas terminaciones del circuito
tensión de los instrumentos de percepciirn a numerosos ámbitos de la simplemente como una prolongación del dispositivo electrónico, si
vida cotidianar. En todos los tipos de instrumentos posibles, visuali- bien una prolongación incompleta y dada a sufrir averías. Modifi-
zadores y monitores, se leen signos más o menos abstractos y aspectos cando la bella frase de Gertrude Stein uPeople come and go, party
esenciales de la realidad esquivan los sentidos corporales. uLa riqueza talk stays the same» [uLa gente va y viene, la fiesta permanecer] , aquí
de la percepción sensorial se reduce a un diminuto nicho ecológico podríamos decir: oUsers come and go, the world wide web stays the
dentro de un espectro inmenso de ondas mecánicas y electromagnéti- same, [ul-os usuarios van y vienen, la red perrnanecer] . Esta nueva
forma de alienación surge, paradójicamente, a través del fantasma de
r Bucxr¿lNsren, Fullcr R. cit. deJoachirn Krausse en L)o'rz-t.ER, IlernhardJ. (ed.). la confianza, es decir, del error espontáneo de considerar que alguien
\Yabrnehmung und Gescbichte. Markierungen zur Aisthesis m¿teria/is. Berlín: Kittlcr,
1995, p. 162. : Ibídern.

i$Sf¡ Teatro posdramát co Medios l$$S


con quien contactarnos ir tr¿rvés de la rcd es cercano y accesible. Frcn- bilizacla. Así, sc prrcclc clcfinil lrrtcrnct c()nl() r.ln obstinrrtlo nrcrlio tlt'
te a esta falsa apariencia de accesibilidad, la presencia de los otros cornunic¿rción de masas cuyo objeto es un medio privado que, conlo
como copresencia provoca inmediatamente (rambién en la proximi- tal, no conforma ninguna experiencia colectiva. Las posibilidades
dad más grande) la experiencia de la distancia irreductible, la esencial del comportamiento estético para transmitir tales experiencias solo
inaccesibilidad de los orros, su aura -«aparición irrepetible de una pueden encontrarse en una desviación del dispositivo mediático, no
lejanía por cercana que esra pueda hallarser-. en su uso.
A primera vista puede parecer que también el futuro del teatro se
Lo púbLico, experienc¡a encontrara en la asimilación de las tecnologías de la información, en
Se suele decir que uen la realidad meditítica se realizan nuevas ex- la circulación acelerada de las imágenes y los simulacros. El uso de
periencias colecrivasrs. Sin embargo, la recepción de datos e infor- diversas técnicas multimedia, películas, proyecciones, paisajes sono-
maciones colectivamente disponibles no consriruye en realidad una ros, vídeos, sofisticados espacios de luz (nr-revos y viejos), auditivos y
experiencia colectiva. Incluso cuando de modo puramenre técnico visuales, apoyados mediante avanzadas tecnologías in[ormáticas, ha
un colectivo de espectadores fuera por una vez real (como si todos derivado ya, hasta donde sea posible aplicrr este término , ei vn teatro
estuviesen enganchados a un programa de televisión), la coexistencia bigh tech que ensancha cada vez más los límites de la representación.
de docenas de programas habría terminado desde hace riempo con Desde el performance ltrt radical hasta el teatro institucional puede
ello. La experiencia colectiva no surge scncillamente a través de un constatarse una creciente utilización de los medios electrónicos. Con
repertorio común logrado mediante un baremo colectivo de citas y ello, la imagen habitual del teatro de texto pierde todavía más su vali-
gestos conocidos por la colectividad, sino únicamente en la conjun- dez- normativa y se sustituye por una práctica inter y multimedia apa-
ción de historias colectivas e individuales que, a su vez., se encuentra rentemente ilimitada. Ahora coexisten: un teatro de imágenes, que
sujeta a una especie de compromiso que concierne al sujeto de la arrastra todos los registros mediáticos a la líne¿r tradicional dela obra
experiencia en su realidad viral. El consumo, el almacenamiento y la de arte totdl; úna concenrración de medios económicos; un tempo de
transmisión de señales de identiÉcación, tales como las que la cultu- la percepción altamente intensificado según el arte de la estética del
ra mediática convierre en esrándares de comportamiento, se alejan vídeo; una presencia pobre del ser humano que, en comparación,
enormemente de ello. Como mucho, la comunicación de grupos por siempre parece lenta; y, finalmente, el juego con la experiencia del
Internet parece a primera vista posibilitar algo parecido; en ella se conflicto entre los cuerpos presentes y su inmaterial aparición como
pueden encontrar intereses de individuos en grupo que intcrcambian imagen en el marco de una misma escenificación.
sus experiencias, pero se trata sobre todo de experiencias priuadas. En el caso del teatro bigh tech se podría comprobar si la difumi-
De este modo, las personas interesadas en temas determinados se nación de la frontera reiteradamente reconocible entre virtualidad y
encuentran en nuevos grupos de Internet, como puede ser el caso de realidad tiene en efecto luga¡ o más bien toda percepción se cubre
aquellas afectadas por un accidente de tráfico. Internet es la generali- con una duda permanente. La vacilación dubitativa de Hamlet (¿es

zación de lo subjetivo, no el campo para actos de comunicación que el espectro un espectro de verdad?) es quizás el antídoto para la trans-
sitúen al sujeto en el ámbito de una posición responsable y responsa- misión multimedia: aunque la posibilidad de una percepción de la
duda prolongada no se debe decidir en una estéticd de la desconfanza
I(lnossrirer¡s, G. Medien-Zeit. Medien-Raum. Zum Wandel der raumzeitlichen posbrechtiana, por así decir, el efecto estético puede partir por lo me-
Vahrnehmung in der Moderne. Fráncfort: Shurkamp, 1 995, p. 108.

§Se Teatroposdramático Medios l{§}y


nos de estapuestlt eil suspenso de la duda. l.a otra posibiIiclatl clcl tca- tos (a¡rarcr.rtcrnente) privados y la acrrracirin, cnn'e clivcrsos nivclcs clc
tro multimedia consiste naturalmente en el uso artístico de la propia rcalidad y mundos de imágenes. Cuando el objeto a represenrar es
fascinación que surge de los efectos mediáticos. Ejemplos al respecttr un texto clásico de la literaura dramática perfectamente construido
figuran en este capítulo. En efecto, el atractivo de lo nuevo está sujc- (en el caso del \looster Group sus predilecros son O'Neill, Wilder,
to a un rápido desgaste, dentro y fuera del teatro. Cuando la estética Miller, Eliot y Chéjova), se desraca de modo más exrremo el efecto
extrae una cosa de su entorno, esta debe ser entonces marcada, de de alternancia o la similitud con el zapping, por el conrraste que se
acuerdo a la teoría de la información, como irnprobabilidad. Ya en produce.
el mundo de los animales las señales que desencadenan impulsos
consrituyen estímulos que se distinguen por la improbabilidad. Sin lnteracción
embargo, er-r la medid¿r en que la sociedad mediática ha convertido Lo verdaderamente explosivo de la pregunta sobre la relación en-
en regla la sorpresa frente a la norma, el shock frente a la costumbre tre el teatro y los medios audiovisuales no radtca en el problema, a
y la invención cle la variante, la sorpresa ha dejado de sorprender y mcnudo falsamente dramatizado, de quc las posibilidades aparente-
lo improbablc se ha vuelto probable. uEl eterno retorno de lo nuevo, mcnte ilimitadas de la reproducción, presentación y simulación de
(Benjamin) conduce a un estado de disposición, solo aParentemente realidades a través de las tecnologías de la información romen una
perceptiva, que puede ser en realidad una especie de sueño ligero. gran ventaja fiente a las posibilidades de reprodr.rcción del teatro;
En teoría dcl teatro de vanguardia el análisis, la reflexión y la
l¿r este ya es per se un arte basa.do en los signos, no en la reproducción.
dcconstrucción de las condiciones en las que se ve y se oye se ha Un árbol aparentemente real sobre la escena sigue siendo un sign<r
convertido en algo habitual. Sin embzrrgo, y pesar de todo 1o convin- del árbol, no la reproducción de un árbol; mienrras que un árbol
cente qLre pueda rcsultar esta observación, cs posible poner en duda en el cine puede significar perfecramenre un signo pero, en primer
si la autorreferencialidad de los trabaios teatrales se genera realmente lugar, es la reproducción fotográfica del árbol. El teatro no simula,
a través de analírico, que tiene lugar sobre todo en el terre-
este patbo.i sino que sigue siendo ur-ra realidad concrera del luga¡ del tiempo y
no teórico. Más bien parece que se manifiesta aquí una estética que de los seres humanos qr-re producen los signos teatrales; y estos soll
busca una aproximación tanto a la percepción artificialmente mo- siempre signos de signos5. En el teatro, el mundo de las cosas reci-
dificada como a la transición fluida; es decir, la escena debe aseme- be el nombre característi co de atrezo: una realidad ilusoria que esrá
iarse al mundo sensorial exterior para articular una experiencia. Fln constituicla únicamente por lo imprescindibl¿; es decir, por aquellos
este sentido, como refleio de la percepción rnultimedia fragmentada objetos que se necesiran para la acruación. Pero aquello verdadera-
pueden ser válidas la superposición y la interrupción reiterada de las mente ir-rquietante en el rearro de los írltimos riempos es la transición
escenas y los momentos de la acción. Así como en la vida cotidiana que se está produciendo hacia una interaccilz (presente en su técnica
aprendemos a través de la televisión y el vídeo a contentarnos con un y su contenid<¡, e incluso primitiva) de los compañeros distanciados
mínimo de continuidad y unidad, a alternar continuamente el Íoco entre sí mediante medios tecnológicos. ¿Esta interacción cada vez
de atención entre el momento de la acción sobre la pantalla y la reali- más perfeccionada acabará con el tiempo dispurándole su lugar a
dad de la vida cotidiana (u otro emisor distinto), también en el nue-
vo teatro, ya sea el creado por'\X/'ooster Group, Jan Lauwers, t'Barre ' SevneN, f)avid. Bredking the Rule¡: 'lhe Woosrer GrrazTr. Nucva York: 'lheatre
(lommunications (iroup, I 988.
Land o BAK-tuppen, los actores alternan flicilmente entre contac- i Frsc;Hnn-[.rcu ry,E. Semit¡tik des'[heatrers, op. cit.,
¡lp.7 y ss. led. ctst., Semiótica
lel te¿tro, op. cit., pp.19 y ssl.

l$§S Teatroposdramático Medros t.{{${ir


las artes teatralcs cn vivo, cuyo ¡rrinci¡rio cs la participación? Itn cstc featralidad, teatro, muerte
sentido, cabe recordar las afirmaciones de F'rank Popper en las clttc En 1963 Roland Barthes escribió en Littérature et signi/ication lLi-
señala que nen las obras de arte high-tech las interacciones técnic¿rs se tefttturut I signtfcaciónJ".' u¿Qué es el teatro? Una especie de máquina
aprovechan en su máximo rendimiento. Al menos en su aparición cibernética». Décadas después, esra respuesra suena así de clarividente
contienen elementos de perfecciónr6; y ula esencia del high tech se
porque parece incluir el factor esencial de la retroalimenración y de la
puede observar en las tentativas de los artistas de incluir al espectador interacción, si bien, al mismo tiempo, se percibe una limitación en esra
en el proceso creativo»7. perspectiva: Barthes, totalmenre inmerso en la coyuntura del pensa-
La oposición entre la interacción (multimedia) y la participación miento semiológico de entonces, vio el teatro como una máquina de
directa no parece convincente: también en la participación teatral información capaz de generar el significado que el espectador descifra
existe trn factor interactivo, y a la inversa: la inter-acción sin parti- en un acto cognitivo. Ahora bien, el teatro consiste en una estructura
cipación no sería otra cosa que una forma disfrazada de utilización de comunicación que no se centra en el proceso de la retroalimenta-
solitaria de un aparatos. Sin embargo, en el teatro, la reproducción ción de informaciones, sino en orro mod.o dt pensamiento que incluye
(que raras veces desaparece por completo) de las cosas aparentes por la muerte. La información se sitúa fuera de la muerre, más allá de la
medio de datos sensoriales se superpone a las cosas dadas en el pre- experiencia del tiempo. El teatro, en cambio, dado que en él emisor y
ciso momento del teatro. No resulta casual que, simultáneamente a receptor envejecen unidos, es un ripo de intimation of mortaliry linsi-
la aparición y el desarrollo de la civilización mediática, compuesta nuación de la mortalidad], en el sentido de la observación de Heiner
por una simulación de realidad e interacción tecnológica, el teatro Müller de que 1o potencialmente moribundo constituye lo excepcional
dramático se encuentre envuelto en la transformación estructural que en el teatro. En la tecnología de la comunicación multimedia el hiato
describimos en este libro. El dominio del drama y del ilusionismo se
de Ia computerización separa los sujetos los unos de los otros, de tal
traslada a los medios de comunicación, mientras que lo performativo modo que laproximidad o la distancia devienen indiferentes. El teatro,
se convierte en una nueva forma de teatro. Resulta evidente, pues, por el contrario, consiste en un espacio y un tiempo comunes de mor-
que la oportunidad del teatro posdramático se encuentra no tanto en talidad en el que se formula, como acro performativo, la necesidad de
la imitación cle la estética multimedia o en la simulación, sino más comprometerse con la muerte, es decir, con la vitalidad de la vida. Su
bien en lo real y en la reflexión. Como máquina de creación de imti' tema, de acuerdo con Mülle¡ es el temor y la alegría de la transforma-
genes, su posibilidad específica de reproducir la realidad permanece ción, mientras que el cine por asistir a la muerte. Este
se caracteriza
radicalmente limirada, a pesar de todas las ampliaciones imaginables. aspecto del espacio y del tiempo común de mortalidad, con sus impli-
Como apelación, en cambio, se realiza un proceso insustituible que caciones teóricas y éticas de la comunicación, persiste, al fin y al cabo,
también autoriza a ignorar y a transgredir las fronteras que el cine y como diferencia categorial entre reatro y medios de comunicación.
los medios de comunicación muestran en sí mismos. Nada impide
que la técnica multimedia se integre en el proceso teatral y pueda Cuerpo mediático y tecnocuerpo
contribuir a la práctica artística beyond teleuision (Ritsaert ten Cate). Cuando Steilos Arkadiou (Srelarc) considera que el cuerpo humano
debe adecuarse a las estructuras de información de los ordenadores de
" Rórz.r.& F. Digitaler Schein. Ásthetib der elektroniscben Melien. Fr:incfort: Shur-
kanip, I 99 I, p. 257.
7Ibíclem. * Benruos, Roland. nliteratura y significación,,. En Ensayos
rrlr/ras. Iluenos Aires:
t Rrr.Nnv, Mark. uVirtual Realiry on Stage,. En VR WORLD, mayo-junio, 1995. Seix Barral, 2006 [N. del L,.].

l¡$ü Teatro posdramát co Medros l}$'t


orrlcnrrtk»',r'. l.a gcnel-eliz.acla y solipsisra existcllcia rttotlritlic:t ¡rat-ecc
alta ganra, insiste, solrrc todo, cn la pcrs¡rcctiva virtual rlcl rlisctrrso
¡xrsiblc y es, cn cualquier caso' Lur paso adclante hacia l:r uretracci<itr
mediático que, quizás, es la perspcctiva de una rnuraciirn anrr()[)o-
de la cliferencia entre percepción e imaginación [...], la percepción es
lógica. Stelarc, por ejemplo, se hizo instalar una rercera manc'r cn cl
irrealizada, la imaginación realizadarl2. Thles potenci¿rles, que ya no
antebrazo «que se n.rovía mediante contracciones musculares de su
carecen totalmente de base, son el indicador de un cuestionamiento
abdomen y sus piernas, traducidas eléctricamenter'. Se trata de l¿r
sobre la identidad del cr-rerpo, al cual las artes resPonden con su exhi-
utopía de hacer evolucionar el cuerpo intencionadamente, de insta-
bición tel quel y con una estrategia defensiva que ticnde al ataque para
larle ojos artificiales y otrirs funciones imprevisibles en el futuro. Sin
dcshacerse cuanto antes, como h¿rce la tecnología, cle las identidades,
embargo, tfas estas fantasías tecnológicas emerge un problema com-
sean estas sexuales o de otro tipo. En conseclrenci¿r, Se traspasa el umbral
plejo c incluiet:rnte: la cuestión de la identidad. Se ha trabajado ya en
hacia una época en la cual la identidad corporal, e incluso la mental,
transformar las sensaciones corporales en informaciones mediante el
deja de ser obvia; no solo surgiríarr lotograffas híbridas, sino mundos
uso de orclenadorcs y así inducir estímulos, impulsos y movimientos
híbridos de experiencia, a los cuales se uniría una mezcla de organismos
del propio cuerpo en orro (que tarnbién entonces, como un muñeco
y sistemas de per.rsamiento diversos e interconectados entre sí.
humano, reacciona a sú Programación). E,n este contexto, resulta inte-
De hecho encuentra ya muy adelantada cn muchos ámbitos artís-
se
resante la inducción artificial de l¿rs sensaciones cinestésicas, con cuya
ticos Ia sustitución de conceptos formales tradicionales por algoritmos
ayuda localizamos cn el espacio el lugar de nuesrras propias partes del
informáticos: Merce Cunningham ha podido coreografiar con ayucla
cucrpo (sin sentido cinestésico no podríamos unir adecuadamente
de un programa que presenta movimientos de danza mediante figuras
las yemas de los dedos con los ojos cerrados). En los codos nuesrros
simplesrr; William Forsythe, entre otros, ha experimentado con siste-
scnsores cinestéticos se encuentran casi en la supcrficie, de modo que
mas inreracrivos a través de los cuales son los propios bailarines los
sc puede realizar el siguiente experimento: se esrimulan esros sensores
clue dirigen la escena con ayuda de luces computerizadas, ya que sus
de t¿rl manera que la persona objeto del experimenro renga la sensa-
movimientos activan o interrumpen elementos lumínicos o musicales.
ción de que sus codos se alargan, aunque no sca el caso. Cluando se le
permita tocar su propia nariz tienc cntonces la clara scnsación de quc
ulrike Gabriel realizó ut performance con el rítulo Breath en Ia cual
equivalentes gráficos de la respiración de un saxofonista se proyectaban
esta se alarga, como un Pinocho virtualr0.
en el espacio. Arnd \(/esemann nos dice al respecto:
Si los impulsos del exterior pueden ser transmitidos por ordenador
hacia el propio cuerpo (cada uno cs su propio títere), enronces se pue-
El músico inspirl, los polígonos toclaví¿ abstractos, lc¡s cuadriláteros que se
de imaginar un horizonte en el que se puedan transmitir también im-
tornan figuras de múltiplcs ángulos, saleu volando, el csp:lcio se ensancha
pulsos mentales directamente a orras pcrsonas. De este modo, parece
Ahora parece que el s:xofbnista se encuentr:r en medio dc sus pulrnones'
consecuente que científicos como Marvin Minsk¡ uno de los padres
L,xpira, so¡rla. Los polígonos vuclan hacia él' vertiginosos' en un¿r fórm:r
de la informática, piense en la posibilidad de que ulos datos se inrro-
nrodificad:r...1''.
duzcan directamente en el cerebro humano por medio de un micro-

I I Clr. Ró r'znn, F. Digitaler Schein. ,4sthetik der elektrinischen Medien, op 'ch , p' 65 '
') \flestueNN, Arnd. (}rnferencia cn Medienzeitalter |l.a é¡>otrt de /os nadiosJ.
D lbídem, p. 67.
Bremen, 30 de abril de 1996. Manuscrito mecanografiado. |
r" \WI¡pBND¡:R, \Vr.sr,u,qN¡¡. Arn,J. op. cit.
M. (ed.). Cl,berspace. Ausflüge in uirtuelleWirklichl?eiten. Reinbeck Ia lbí lem.
I991, p. I t4.

Medros .l'"¡ I
iI** Teatroposdramático
[',1 paisajc tiptic. surgickr si.rultrirca,rc.te dc rrr.d. artiriciel y aplicación de tecnologí¿r multinredia elt cl tc¿ltr() y cn lt ¡o'fitrturrtttr'
producido a través del organismo mllestra una relació, alrcrn¡ entn: se generalizó, como muestran los trabajos de Robert Ratrschcnbcrg
cuerpos vivos y técnica digital que puede ser sintomática para las (Nine Euenings [Nueue tardes, Nueva York, 1966]), Joan Jonas y Ul-
perspectivas del teatro posdramático. rike Rosenbach, entre otros. Heyme y Vostell realizaron en 1979, en
Colonia, un Hamlet con medios electrónicos. En lo que respecta a la
Máquina de itusión simulación, tampoco hay que dejarse llevar demasiado por la actua-
Al hilo de estas reflexiones, tiene sentido plantear la pregunta de lidad. Ernst Wendt observó en la estética de Godard, Heissenbüttel
si la mezcla de los medios de comunicación, los mulrimedia y el uso y Mink, ya en 1 9(t6,la voluntad de comprometerse «con la idea de
del vídeo, en la medida en que represenran técnicas de ilusionismt¡, que el mundo reproducido fuera, en rcalidad, más real quc el llama-
marcan una cesura decisiva en la historia del teatro; o si, en cambio, la do mundo realrr5. En la escenificación de Carl Weber del Kaspar de
simultaneidad que su introducción posibilita y la incertidumbre so- Handke (1973,Ia primera realización americana) se instalaron quin-
bre el cstarus de realidad de lo representado (es decir, de lo ilusorio), ce monitores para que el público pudiera ver a Kaspar en vivo' en
solo suponen una nueva varianre de la maquinaria de la ilusión que las pantallas de televisión y en el cine, a veces con un cierto desfase
el teatro ha tenido a su disposición desde siempre. objetivame,te, se temporal. Se ha señalado al respecto que Handke estaba trabajando
puede consrarar que el teatro siempre ha unido técnica y tecnología. en Kaspar cuando vio cl Frankensteiil del Living The¿rrre duranre str
Ambas eran antiguamente un medium: una tecnología específica para gira europea. En arnbos cesos se trata siempre dc una experiencia del
la reprcsentación, de la cual la tecnol.gía multimedia más innova- mut<lo pre-uerbaly, al misrno tiempo, de la dcnuncia de una realidad
dora no supondría más que un nuevo capítulo. En cualquier caso, el en la cual el cuerpo y la mente son dominados por las tecnologías16.
teatro nunca ha hecho aparecer de modo ingenuo alos seres humanos Desde su nacimiento como espectáculo, el teatro ofreció maquina-
más allá de las artes técnicas. Desde la mechané antigua hasta la esce- ria escénica, trucos de luces, bastidores y transformaciones mágicas.
na contenlporánea en la que se utiliza alta tecnología, el placer en el En el siglo xvII se denominaba machine a lo que actualmente llama-
teatro significó también placer por una mecánica, la satisfacción de mos equipamiento. Desde los futuristas hasta los experimentos de la
que salga bien :una aplicación
maqui.almente precisa. Desde siempre, Bauhaus y la puesta en escena de Piscator, el teatro se entendió tam-
el teatro ha consistido en un conjunto de apararos que simulaba la bién como una máquina total que manipulaba el cuerpo, rodeándolo
realidad co.r la ayuda de la técnica, no solo de los acrores; de ahí que con efectos, deformándolo en escufuuras cinéticas para descubrir en
el teatro absorbiera inmediatamente todas las nuevas recnologías que él posibilidades ocultas (Oskar Schlemmer); o, desde Giovanni N'
var.r desde Ia creación de perspectivas hasta el uso de rnternet. [,a
Servandoni hasta László Moholy-Nagy, como un teatro sin lenguaje
utilización en la escena teatral de medios técnicos modernos como la ni actores humanos. Pero lo maquinal en el teatro concierne incluso
fotografía, las proyecciones, los soporres de sonido o el cine, en com- a los actores; estos funcionaban con frecucncia como estatuas parlan-
binació, con sofisticados espacios lumínicos y técnicas escénicas, em-
pezó inmediaramenre después de la invención de cada ur-ro de e[os.
En este sentido, son famosos los trabajos multimedia de Erwin pisca- 15
Scrrn¡srLtn, J. cit. cn Beusc:urNcen, s. usprechtlieater und Thc:rterbild. Peter
tor, como Sturmflut [Inundación, 1926] o Der Kaufinann uon Berlin Handke auf der arnerikanischen Bühnc,. En IJeusclrtN<;tn, Sigrid y Coc,tt.ts, Susarr
L. (eds.). vLnt vort zutn B¡ld. Dlts neue'lheater in Deuxchland und den u.57. Berr-ra,
[El mercader de Berlín, 1929]. Duranre los arios sesenra y setenta, la 1992, pp.39-58, esp. p. 47 y ss.
1('Ibídem.

,\rrt\ Teatro posdramático Medios li$l)


Itn cstc se n(i(l(), l)irlc¡ot rcco
tes, corrr() ur)¿ cspccie de irrrttilrratrrs. coltto fitt'lltc tlt' itt.¡;/¡itttt iótt P¡r;t
l:r ti't rric:r lrrrrlt inrt.tli;r); o lrir'lt sit'vctl
noció la paradoja de que el actor solo podía producir una irnprcsirin el tcatro, su cst¿'ticrl o su firrltta, sitt la Itccesicllcl tlc t¡trc lrr tl'clticrt
de vitalidad convincenre si se comportaba como una máquina fiía. nrultimedia tcnga un gran papel en las realizacioncs escénicas; o bicn
\ülooster,
La tecnología de la construcción perspecrivista de la imagen o de los son constitutiuos Para ciertas formas teatrales (Corsetti, Je-
efectos de iluminación han tenido un papel muy importante en la surun). Finalmente, el teatro y el arte multimedia pueden confluir
tradición del teatro. Ya en el Barroco la iluminación tearral se podía en la forma delas uideo-instalaciones. Carece relativamente de interés
regular gradualmente cubriendo Ios conjuntos de velas con pantallas la simple utilización de los medios Para una rePresentación más fel,
que subían y bajaban, de modo que la luz caía a través de relas trans- más llena de efectos o más clara. Ciertamente, cirusa un gran impacto
parentes y provocaba ambientes de una gran complejidad. Respecto cuando los rostros de los actores se aLlmentan a través dc una imagen
al siglo xrx cabe mencionar la a¡rarición clcl panorama, el diorama y de vídeo, pcro la realidad teatral se define mediante un proceso de
otras formas tempranas dc los medios de comunitación de masas. El comunicación que no se modifica sustancialmente mcdiantc la mera
panorama fue descrito por Stcphan Oettermann como «máquina de adición de recursos. En principio, solo cuando la imagcrr de vídeo
imágenesrrT y no cs casualidad c¡ue uel invenror alemán del panora- entra en una relación compleja con la realidad corporal comienza una
mar, Johan Adam Breysig, haya sido un nversado pintor de teatro estética multimedi¿r propia del tcatro.
y teórico de la pcrspectivarrs. Incluso en fenón-renos colindantes al
tcatro como la pintura de transparencias, el eidophusibon dcscubierto Uso de [a técnica mu[timedia
por el hombre de rcarro Philippe Jacques de l.outherbourg* o la ilu- b.n Calígula, basado en el texto de Camus y rePresentado entre
minación artifical de alrcdedor de 1800, se pucde ver lo ccrca que el 1995-1996 por la compañía holandesa Het Zuideliik Tbnecl, bajo la
teatro ha estado sicrnpre del arre de las n.ráquinasr'). dirección de Ivo van Hove, los acontecimientos, que se sucedían en
una cscena gigantesca, se proyectaban aumentados corl ltr ayuda de
Medios en eI teatro posdramát¡co cámaras, al mismo tiempo que se filmaban; un recurso que la misma
En este contexto se pueden observ¿rr de antemano algunas de las compañía volvió a utilizar en su reprcsent¿rción <le l:austo, en 1998. De
grandcs diferencias que inrroduce el teatro posdramático: o bien los este modo, tantola proximidad conrcla distaucirt del público respccto
nredios audiovisuales encuenrrart u¡a utilización esporá,Jica que no al actor se abordaron como un tema. Sin embargo, el KoPPen, tn
define fr-rndamentalmenre el concepto de reatro (mera utilización de innovador trabajo de Het Zuidelijk'lbneel basad<¡ en la película Éhrrs

fRostros, 1965-1968] de John Cassavetes' se tematizó la pregunta


sobre proximidad o distar.rcia sin recurrir al r-rso directo de la técnica
'r' Vr:nwresr:, Il. «,,1Wo die Kunst cncligt und dic Wahrheir bcginnt": Lichtma-
gic rrnd Verwandlung inr 19. Jahrhuudcrt,. F,n llneNors, U. (cd.). SehsutLt. Das
visual multimedia: el público se acomodaba sobre camas inmensas
l)¡lnor¿n¿ als Massenunterha/tung des 19. ./dhrltunderts. Oatilctgo de la exposición (como si se pusiera cómodo ante el aParato de televisión casero) y los
cclcbrada en flonn, 1c)93, p.73.
I Ibídem, p. 76. actores actuaban en los espacios que quedaban entre ell¿rs, de modo
r El eidophusikazr, creado por l.ourherbonrg en 1781, consisría en un cspecráculc.r que se originaba una especie de montaie abierto ¡ simultáneamente,
qu( l)rcscnl,ll).1 iril;igcrrc. en nl()vintienlo s0hrr ull esccniltio Lon g.ls;lr trdnsp¡rent(\ una alternancia cinematográfca de close uP y escenas a una gran
quc, junto con los eFectos dc luz y soniclo, recreaban finirnrenos mcteorológicos de
la naturalcza LN. del E.].
distancia. Dicha alternancia entre primeros planos y planos generales
l') Cfr.
VEnwrEse, 13. .Sel.¡sucht, o¡. cit., xí.,,ul,, Írr. Lichtspíe/e. Vom Mortdschein- modificaba inevitablemente la percePción: en un instante el ptiblico
tftluspdreilt zum l)iorama. Sruttgart, I 997.

'j{tt$ Teatro po:.dramát co Modios f¡i\}"".1


sc cncontraba casi cn colltllcto corl los rrctorcs y el instantc siguicnlc l')')4 y l t)t)7. lln (s(('(its() sc c.rt'ri algo parccitl«r lt tttt virt)c tcrttr:tl lrislti
qr-rizá tenía que recorrer todo el espacio porque la escena acontecí¿r cn rico-político quc tr¿rnscurría en Hiroshirn:r, Nueva Yr¡rk, el carn¡ro clc
otro rincón de la sala. El teatro intenta aquí integrar y hacer conscienres concentración de Theresienstadt y Ámsterdam, entre la época nazi y la
los tipos de percepción tomados del cine y de la televisión. actual, y en el cual se abordaban diversos asuntos políticos y de memo-
E,n una coreograffa de Hans van Manen, un cámara filma a Ia bai- ria histórica entre los Estados Unidos, Japóny Alemania. A modo de
larina: su entrada en escena es simultánea a la aparición de su imagen caleidoscopio se alternaban sin cesar estilos de representación ¡ sobre
sobre una gran pantalla. En esta propuesra se originan rensiones inre- todo, medios audiovisuales, con la intención ude hacer un teatro que
resantes enrre movimienro, inmovilidad y paralelismo: por ejemplo, en funcionase según las reglas del sueñor20, en palabras del propio Lepage.
un momento de la representación la bailarina permanece quicta en el Se trataba de un teatro de cámara realista, que tomaba clcmcntos del
escenario mientras la cámara se mueve deprisa en torno a ella, de modo bunrahu, del babuki* y de las sombras chinescas, y se apropiaba además
que se pucde ver en Ia grar.r pantalla una imagen muy movida e inquie- de la estética del cine realizado en Holl¡vood. De este modo, sobre
tante. AI final, la bailarina danza hacia el exrerior del teatro seguida por un inmenso espacio de actuación, que acogía desde el videoclip hasta
la cámara, y el público se encuenrra de pronto como abandonado ante el teatro tradicional, hacía posible que los medios, gracias también al
la esccna vacía y la gran imagen de vídeo, en la que se puede seguir a la recurso a los principios narrativos cinematográficos, se convirtieran en
bailarina en
el Jityer [vestíbulo] y después en el canal (ya transformada una fantasía histórica y onírica. En una entrevista Lepage explicaba:
en una imagen del recuerdo). Se trata, en esre caso, de una peculiar
huelh de la presencia. En televisión no es factible pensar que la persona Yo estaba desconcertaclo por la lonna cn que el munclo del cinc había dado
real existe detruís de la imagen (siempre y cuando no sea virtual); en continuidad a la dran.raturgia teatr¿ll, c1ué buenos guioncs divididos en cinco
teatro, en cambio, este hecho se evidencia mediante la sucesión de pre- irctos, y a unt¡ [c rlaba la impresión cle que cl mundo del cine había continuado
sencia real y huella, de Ia comunión del pírblico con la bailarina y de la la enseñanz-a y la tradición de [a construcción clram:ítica de Shakespeare y de
siguiente separación. los griegos. Pero pienso que t:n tcatro, en el teatro norteamcricano, el drama
Muchos directores urilizan ocasionalmente los rnedios audiovisua- y las estructuras clramáticas están marcaclas por la tclcvisión y las teleseries2l.
les, sin que ello clefina su estilo: por ejemplo, Peter Sellars lo hizo en
su escenificación de El Mercader de Wnecia, en Londres. Pero jugar La inspiración en [os medios de comunicación
con los medios es lo propio de un director considerado posmoderno. Existen otras formas teatrales que no se caracterizan por la apli-
La dimensión política de los medios audiovisuales resultó obvia en la cación de tecnología multimedia, sino más bien por una estétic¿r tlc
escenificación del Arturo Ui, de Brecht, realizada por Sinai Perer con
el Haifa Theater en 1997; en ella, el horror del terrorismo, ral como 'lhe¿ter
'" Matcrial del programa cle der \Yelt, Drcstle, 1996.
se difunde en las pantallas de televisión, aparecía confrontado con las * F) kabuki es una fbrma de tcatro tradicional japonés qlre sc caracteriza por stt
ominosas promesas de seguridad de Ui. drama estiliz-ado y el uso de mac¡uilla.jes elaborados. Frecuentenrcnte kabuki sc tr,t
ducc conro nel arte de cantar y bailarr, aunclue se crcc quc la palabra deriva dcl vcrlr,,
Otro e.femplo lo ofrece uno de los proyectos de teatro más destaca-
kabuhu, que signi6ca uinclinarse, o «estar firera dc lo ordinarior. De este modt,, cl
dos de la década de los noventa:7he Seuen Streams of Riuer Ota [Los signific:rdo de kabuki ¡-rucdc scr interpretado tambieln como teatro $Perin¿entnl o
siete aJluentes del rio OtaJ, el poema épico teatral de Robert Lepage, en extraiio lN. delF..).
rr F,ntrevistn tclclonica con Robert l,epagc rcalizada por Brigittc Filrle en l9().],
el cual trabajó con su conocida compañía Ex machina, entre los años publicacla en V¡N KsnKuov¡;N, M. (ed.).'lheaterschriJt 5/6, Übtr Dratnaturgie. l;,nt
ro,1994, pp.210-223.

t,\,,t*l Teatro posdramát co Medios 't$,r


csccttificac.i<ill (ltlc sc itt.t¡tint visiblcnrclrtc cr) l()s r)lc(l¡os rlc
co¡lr¡li [):rrtc (l('lrt rcprcscntrtciritt
ncs rrrarcaclos por lrr cotitlirurirl:rrl. Lltur glltr
cación. A ella pertcneccn la vertiginose alrcr.a,cia de i.rrigcrrs, cl consistió cn autoprcsentaciones de los ¿rcrores en las quc rcstrltaba dili-
tempo de la conversación sincopada, la conciencia del gag de las c«r- cil clistinguir los elementos realmente biográficos.'lhmbién aquí hubo
medias, las alusiones al entretenimiento trivial, a las estrellas de cirrc recepción paródica cle actitudes y gestos de carácter mediático bajo
y televisión, a la cotidianidad de las industrias del entretenimiento y formas de apelación directa y autopresentación aparentcmente priva-
sus creadores, a ciras de la cultura pop, películas de entretenimiento
da. Con un estilo desenfadado, rupturas entre los diferentes números,
y temas estimulados por la publicidad mediática. En estas formas una distribución de los espectadores en varios grupos alrededor de la
prevalece un rono paródico e irónico
¡ con frecuencia, solo se [eva escena para poder interpelarles directamente ¡ finalmente, la presencia
a cabo la simple adecuación a los remas propios de los medios de de un pinchadiscos que actuaba en el centro del espacio, el ambicntc
comunicación. Estas tenrarivas son posdramáticas por el hecho de en conjunto era el de una fiesta o una discoteca. Más allá del refleio
que los motivos, los gags o los nombres citados no se presentan en- de un ánimo generacional resignado, las escenas hicieron palpable de
marcados en una dramaturgia narrativa coherente, sino que sirven modo muy próximo la tristeza que se esconde bajo los gestos rza/ y
como frases en un rirmo, como elementos de w collage escénico de el presentimiento de vacío que surge cuando uno mismo difícilmente
imágenes. René Pollesch mostró en Hara/¿iri einer llaucbrednertltgurg
puede renunciar al uso de poses mediáticas. Ni en el intento de hallar
y Splatterbouuleuard, en 1992, de qué modo, sin necesidad de drama intensidad a través de la identificación radical con el entomo mercantil
y a partir de puntos de diálogo, se pr-rede originar un rexro en el cual y mediático y sus ofertas de evasión -desde la droga hasta el cine-, ni
la screwball comedlt* y la sitcom** sirven de modelo. una eraborada en el intento consciente de alejarse de ellas, puede un yo auténtico des-
ñlta de gusro, u. girar incesante en un estado de alegría desolada y ra prenderse del discurso marcado por la rutina de los medios de comuni-
apropiación paródica de los medios dc comunicación produce.r aquí cación y las máscaras de comportamiento habituales. En lo cómico y lo
una atmósfera propia del teatro pop. triste, para bien o para mal, aquel está sujeto a la máquina de imágenes
En la primavera de 1996 se pudo ver una pieza de Stefan pucher, y sonidos del mundo del pop y los medios de comunicación. En tales
Ganz nal¡ dran [Muy de cercaJ, realizada en colaboración con la com- trabajos teatrales, caracterizados por extraer la poesía del tempo y el ca-
pañía inglesa (lob Squad y producida por el 'lAT (Theather am rácter lacónico del ritmo del pop, el videoclip y el zapping, tiene lugar
'lurm) de Fráncforr. En ella se
presentaba escénicamenre un reper- un trabajo de superación de la tristeza que continúa la historia de un
torio medíatico, un modo de hablar, una gestualidad y unos parro- gesto posmoderno de rechazo y agresión bajo la utilización de las formas
ofrecidas por los nLlevos medios de comunicación.

* La screubd/l Con razón distintivo del desarrollo artístico


se ha destacado como
. corued;y cs u,
subgéreno cle la comedia amcricall:r que surgiri en l:r
clócada de los treinra y sc hiz.o m*y popular durante los años cu:lrcnta, cuando posmoderno la tendencia a transmitir la realidad mediante esquemas
sirvió
como vía dc esc:rpe a los problernas sociales y económicos que se derivaron cle la intercalados, poses y patrones de representación prefabricados según
(Jran L)e|resi<in. (lonstituyó un claro reflcjo de la socicclad
amcric¿na {el nro¡rc¡ro,
parodiaba a las clascs altas e inrroclucía, co.r un ritmo trepidante y unos cliálog.s
el modelo mediático, que se citan y reflejan mutuanlente. En este

i.tclige,tes cargados de ironía y doblcs sentidos, la incipie^tc lucha¡r.r la igualÁd sentido, Schulte-Sasse observa que:
lN. delE.l.
t* Lt sitcom o cor.nedia de situ¿rciones sc origi,ó en los aílos sescnta, cn Estados
Ur-riclos y aír. hoy goza dc una gran populariclad. se rrat¿ cle un tipo de comcdia las inrágenes rlLre definen la conscicncia hurnana se organiz-an según los
tclevisiva cuyos cpisodirs se desarrollan rcgul:rrmenrc en los mismos lugares y co. los princi¡rios de la dramrrturgia dcl cs¡rcctáculo; es decir, según el estilo dc
misrnos persona.jes, y cn e[ que se suelen incluir ris:rs grabadas o cn vivo
IN. del I_.].

&s$ Teatroposdramático Medios {l\{ I


viíret:rs con r.lna c:rrg:r ernocional, sentifne lrtal y vistral, crryo tontt rritlr¡ r.l,rr.l.l.'corrrrrnic:rc.irin, iritct-ioriz.rr la cstútica rtlctliriticrr y rccttt'rc;t l;t

t:onsciente, vago, casi intercambiable, encubre la dimcnsión idcoltigicr rlc csccnificaciirn de dr,rrnas en los quc se sigue intencionadalnentc una
tales viñetas). clrarnaturgia á la minute, que difícilmente pretende construir grandes
contextos de personajes, narraciones o temas. Sin embargo, según se

Un juego así abre nuevas formas de creación pero, ante la trivi¿r- puede deducir, el teatro únicamente se percata de una de sus oportu-
lidad deprimente de la mayor parte de las imágenes que circulan, nidades de creación mediante un juego de trueque entre situación y
trae consigo también la cuestionable dependencia ya mencionada. medios de comunicación, y no mediante la adaptación de uno u otro.
Paradójicamente, lo que provoca la riqueza de posibilidades libre- El dispositivo posdramático ofrece una serie de posibilidades a través
mente disponibles es w estrechrtmiento del repertorio de temas y del dc procedimientos tomados dcl collage y del montaje, con el objeti-
mundo de las imágenes. Solo cuenta la información más reciente, la vo de establecer una distancia irónica respecto de los omnipresentes
cual desaparece nada más aparecer (¡ en efecto, lo de hace unos días, newstelling y storytelling, aunque en ello emplee los procedimientos
lo de antes de ayer e, incluso, lo de ayer mismo se ve desesperada- mediáticos.
mente anticuado). Pero, si lo más reciente de hoy apenas sirve para
hallar comprensión o para funcionar como señal de reconocimiento, Medios constitutivos
se plantea la cuestión de si, a falta de espacios de relación más am- Mientras que, en tiempos anteriores, las imágenes fílmicas docu-
plios, se irnpide toda expresión que pretenda establecer ligazón con mentaban la realidad, la imagen cle vídeo en el teatro posdramático
la historia, con períodos anteriores, con la propia historia del género no remite en primer lugar al cxterior del mismo, sino que circula en
humano. Llegados a este punto parece oportuno recordar el proble- su interior. Szondi indica que, en el caso de Piscator, los documentos
ma técnico que presentan muchos recursos informáticos en la actua- -en aquel tiempo sobre todo lotográficos y cinematográficos- exis-
Iidad: se vuelven ilegibles con el progreso de la tecnología. Por ejem- tían al servicio de una instancia totalizadora del narrador épico ¡ de
plo, los programas informáticos se quedan anticuados después de un hecho, una escenografía de Piscator que mostraba su perfil en un ta-
breve espacio de tiempo y ya no existe ningún aparato con el cual se maño monumental puede servir como emblema de aquella tendencia
puedan leer los disquetes. Si toda expresión que aspira a una cierta épica de los años veinte: el aumento grandioso y excesivo del yo épico
prof:undidad debe estar en relación con un espacio-tiempo que tras- que, por medio del material documental dispuesto, se presentaba al
ciende la propia vida, la aceleración en el cambio de modas y campos público directamente y bajo el modo de la confrontación personal
de referencia implica una marcada ruptura: las transformaciones se debido centralizador*. Esto sería casi imposible ho¡ por-
a su carácter
suceden con tanta rapidez que solo en grupos muy pequeños existe que ningún supernarrador de ese tipo tendría credibilidad política y
un nivel de conocimientos previos a los cuales se puede recurrir. En porque las imágenes multimedia, multiplicadas y producidas Por co-
este sentido, la dependencia de los medios de comunicación amenaza lectivos tecnológicos y artísticos, sobrepasan estructuralmente la idea
también todo teatro carente de lenguaje que, en interés de su capaci- de atribuir la responsabilidad a un autor individual. Como medio
de autorrefexión problematizadora, las imágenes electrónicas en el

'r
Scuur.r'r,-Sessr:. J. "Vorr .lcr schrililichcn zur clckrrollischcrr Kulrt¡r. Üb.r n.u-
crc \üTcchsclbczichungcn zwischcn Mcdicngcschichtc und Kulturgcschich¡c,. L,n
* l,a csccnografía a la que el autor hace rcferencia es Hopp/a, tuir I eben, de Ernst
(lr.runnE<;Hr, H. U.y Pnerrren, K. t-. (cds.). Mdterialities oJcornmunicatiort, o¡t. cit., Toller. En cfecto, en un momento de l:r pieza, sc podía ver el pcrfil del propio Pisca-
pp. 429-454, csp. p. 439. «rr dibujado sobre la estructura IN. del E.].

Teatro posdramático UNIVEII§,DAD DE ANT¡OQU¡A MCd O* i'\i i


'ii{tll"
BIts!-IOTECA CENTRAL
tc.Jtro pos¿?i¿¿ clcl
tü/oostcr ( irrrrp llrrccll rt'lc'1,'ltt i:t tlilt'ttrlttl('lrl( :l lil :rsl)cr'(()s ilrrsori,,. tlcl tt':rtro, ll cr¡rrivlrlerrcilr, r¡.srr:rl y vcrrllrtlt'r.lr
1l..r.o
realidad de la vida y/o al proceso rc¿rtr:rl dcl<¡s tttton's, citarrtlo ctr t()(l() dcsc.r'lccnrrr)rc, c.rre lu prcsc,cia cn vídc. y la pr-cse ncilr e n vivo.
¿N«r
caso material visual como extensión mental de la cscena, I-to collto clo- se ha creado la cotidianidad de la percepción ya desde hace tiempo

cumento. Esto ocurre, por ejemplo, en El mono Peludo.' un conlbatc del mismo modo en qLle aparece y sorprende aquí en el teatro?
de boxeo en donde luchan un blanco contra un negro. Resulta lógictl
que la técnica del vídeo revele su propia tendencia a ser utilizada para Medios de comunicación teatraLizados
mantener la copresencia de la imagerr y el actor en carne y hueso, Con ayuda de cámaras se graban los movimientos y las palabras
lo cual funciona generalmente como autorreferencialidad del teatro de los acrores, y se reproducen continuarnente de fbrma paralela
ejercida a través de Ia técnica. Se trata de un mornento central en el sobre monitores; pero, a menudo, estos movimientos se reproducen
trabaio de este grupo, que tomó su nombre de la calle \7ooster, de alienados, ralcntizados o acelerados, retenidos como si estuvieran
Nueva York, donde tenía su sede el Perforn.rance Group, de Richard congelados o combinados con material pregrabado. Así, en el
Schechr-rer, dcl que se escindieron en l975. Aqtí el teatro se hizo espectador puede surgir la incertidumbrc sobre qué imágenes
consciente cle sus posibilidades técnicas, desmontadas en elementos son reales (procedentes de l¿r rcalización escénica que sc ve en ese
individualcs. l-a rnaquinaria teatral se hizo visible y el funcionamien- mclmento) y cuáles no. Lo que sucede acluí es una intensificación y
to técnico de la realizaciltn escénica se exhibió abiertamente: cables una deconsrrucción del teatro cn varias fascs: por un lado, se disipa
y equi¡'ros técnicos, aparatos que no se ocultaban pudorosamente o Io qtre es la versión más obvia, el teatro uiuo, tltrc se convierre en
se ensombrecíon, sino quc, colno atrezo, se itrtegraron en la ¿rctuación ilusión como rcsulrado de una maquinaria de efectos técnicos. I)or
com() Lln clcmcnro más. otro' en la atmósfera alegre y vital de la realización escénica se percibe
Fln cstas realizaciones posdramátic:rs los actorcs inlitan a menudo una tendencia invers¿r: la tecnología de los medios se teatrdliza. Lr¡
las poses de los moderadorcs de telcvisión. Fn lJrace Up!, realizada t nrecánico, la reproducción y la reproductibilidad se convierren en
parúr ¿e L(ls tres hermdnas deChéjov, una narradora (KateValk) dirigía materi:rl de la actuación y deben servir lo mejor posible a la inmediatcz
cl acontecer escénico pero también recitaba textos de pcrsona.ies no del teatro, a la ¿rctuación y a la vida. Un ejernplo de este recurso es
represcntados por otros actores, prescntaba a los actores (por eiemplo, la uti/izdción del micróJitno en el rearro. El nricrófono enfariza, de un
la ya muy mayor Be¿rtrice Roth, que intcrpretaba el papel de la más modo ¡reculi.r, la prcsenci¿r auténrica y su infilrració^ tecnológica; se
joven dc las tres hermanas) y daba indicaciones de escena. Durante maneja al cstilo de un canrante de rock, un showman o un periodista
la representación escénica pueden surgir debates sobre si se omiten cn una entrevisra, y está visible, de modo que se acenrúa el hecho de
determinados pasajcs <l no; dicho brevemente: lo que sc presenta es que el actor no se mueve cn el espacio de la ficción, sino que habla al
algo intermedio entre el ensayo y la realización, de modo que se hace público (dcbe poder oírse todo bien), al mismo tiempo que el sonido
visible la producción del teatro y se dirige continuamente, como cn la provie .e de los altavoces. l,a músic¿r pop, con su hábito de utilizar el
televisión, al público. En este sentido, es característico el uso del vídeo p/aftdck -en el que en cada filmación, o incluso en un concierro en
para integrar a actores ausentes a Partir de Frases del tipo: uMichael vivo. no se canra en directo- presenta, en cambio, varios problemas
Kirby no puede estar aquí esta noche, pero lo mostramos como al respecto: ¿qué es lo realmente duténtic(, en la aparición de un
imager-r de vídeo, o «una actriz cs demasiado mayor Para participar cantante pop cuando su actuación representa una mezcla inextricable
en la gira, la mostramos en vídeor. Además, se sacall así a la luz los de efectos reales y simulados? ¿Por qué la voz individual debería gozar

,\$ilr Tealro posdramático Medros iiiii


dc utr cstattts privilcgiltlo (trrlttbiúrt ctt cl rtspt'cto lillrttttitlrr) y s,,tt,tr (.lritiul (llrrsitirr ¡ )00 I rlc Stanlcy l(ubricl<) y cn unil vclsi<in
corno si fu'era real? ¿l)or qué debcría s()ltar c()tll() si filcl'a rcrtllrrclltc teatr¿l de 'lizxi Driucr, dc Martin Scorsese. (icncralnrcntc, sc pucclc
en vivo? decir que el movimiento italiano (allí se habló de posvanguardia,
En teatro este efecto mediático se ha vuelto estructural. [.a y nuoud spettrtcolariti, lo que se corresponde, por
transaurtntguardia
alternancia enfatizada y consciente de las voces naturales y las voces ejemplo, con la tendencia al tableau explicada más arriba) esruvo
ampliñcadas, la posición del actor como entert/liner que se dirige infuenciado de un modo especial por el cine, y produjo un trabajo
directamente al público, como en las ficciones comunitarias de los de investigación y de desarrollo extraordinariamente intenso sobre
conciertos de rock, y la visibilidad manifiesta de la técnica hacen el sector del vídeo. En los mejores trabajos desarrollados en esra

extremadamente claro quc aquí tiene lugar un juego consciente dirección el medio no sirve sencillamente a la producción de efectos
con la presencia: su aumento, alteración y modificación artificiales. espectaculares, sino que se une de tal modo con la acción viva sobre la
F,n esto c<lnsiste la diferencia cualitativa respecto al sbow. Como escena que surgen nueurts uariantes de la dramaturgia uisual. Se trabaja

procec{imicnto realizado conscientemcnte, lo mediático no se queda con monitores de vídeo y cámaras, que, a su vez, se ponen también en
en simple producción de efectos y afectos, sino que seírala hacia movimiento, con pantallas que abren continuamente nuevas ventanas
una instancia organizadora: las compañías de teatro. Esta instancia a otros espacios y con procedimientos sofisticados, a través de los
entr¿l en un diálogo virtual con la consciencia del espectador que, cuales los actores parecen pisar y abandonar vídeo-espacios, como si
pese a todas las capas temporales de la ausencia y la presencia, tiene la materialidad del cuerpo no ruviera ningún papel. De este modo,
lugar en el presente del espacio temporal del teatro. En sus mejores el espacio deja de estar subordinado al orden de la perspectiva y de la
momentos el 'Wooster (iroup alcanza de cste modo la conexión (e separación entre interior y exterior; se convierte en un espacio uirtual
indecibilidad) cntre la frontalidad provocadora con el público y un o espiritual, en el cual se tambalean tanto las coordenadas espaciales
aislamiento no menos provocador, verdaderamente autista, apoyado como temporales. El procedimienrc d.el chroma key, a partir del cual
en los instrumentos de la técnica multimedia. se proyectan imágenes y maqueras, hace que el espacio tridimensional
se vuelva cadavez más irreal. De este modo, las esréticas del cine y del
La escena italiana videoclip se integran en la escena.
Posiblemente sea la escena italiana del nuevo teatro la que, desde Ciorgio Barberio Corserri y el Studio Lzzuro causaron furor en los
los aÍios sesenta, ha mostrado un mayor interés por las variantes del años ochenta y noventa con una serie de trabajos en cuyas coreografías
rcalro high tech. C,al¡e nombra¡ entre otros, al grupo de vanguardia acrobáticas, con sofisticadas combinaciones e interconexiones de
conocido como Magazzini Criminali (anteriormente ll Carrozzone cámaras, partes de la escena móviles y monitores, se propusieron
¡ después, sencillamente Magazz.ini), los primeros trabajos de superar el espacio euclidiano. A mitad de los años serenra Corsetti
Ia Societas Raffaello Sanzio (Rómulo y Remo, entre otros) y Falso fundó la compañía La Gaia Scienza, que posteriormenre disolvió para
Movimiento (bajo la dirección de Mario Martone), que estuvo muy crear la Compagnia'Ileatrale di Giorgio Barberio Corsetti. Con ella
influenciada por el trabajo de Pasolini y cuyo nombre -un homenaje realizó un trabajo de colaboración con el taller Studio Azzuro, que
a la película Falso mouimiento, de Wim Wenders, basada en Peter estaba especializado en la aplicación de medios audiovisuales, desde
Handke es indicativo del interés por lo intermedialy, especialmente, la fotografia hasta el cine y el vídeo. En las propuesras multimeclirr
por el cine, lo cual se manifiesta en títulos como Theater Functions de Corsetti las figuras humanas parecían pasearse con la c,rbcz,r

$il!$ Teatroposdramático Mccl o,


Iracie a[rajo y irn'lstlirr sr.ls (ucr[)()s s.'grrr.'rrtlr,l«rs
ir l)iu-tir tlt'.,¡r'tcs tttt:t itttpt'csitirt psicotli'lic:lt. A cstt' t's1lc'ctlitttl,,' r.¡ttr.'
Itrz. p:u'lr (iu.lsilr
de pantallas que s<: situirbrur crl vari()s tnonit<¡rcs lrlincarlos cn unrl
rcl'ruía la posibiliclad dc vcr los cucrpos vivos al tnistno ticlllpo t¡ttc
serie, en donde cada monitor solo mostraba una parte clcI crrcr¡ro. Itrr
tematizaba la rnirada sobre el cuerPo, se añadió desde los altavoces la
algunos momcntos los actores actuaban en sincronía con su ir-r-ragcr-r
voz del actor'lhomas Thieme recitando Lln texto del autor ruso Vene-
fílmica, mostrada paralelamente, para de pronto caer fitera de la
dikt Jerofejcv que parecía tratar exclusivamente de voclka y ebriedad.
pelicula. De este modo, colocados en largos columpios, los objetos, los
Cuando, al final, at.nbos bailarines -eran realmente dos ¡ además,
monitores y los actores parecían actuar contra las leyes de la gravedad.
gemelos- aparecieron delante de la ¡rared para el aplauso, el efecto
En las reseíras críticas que siguieron a estos trabajos se empleaban
parecía obvio. Sin ernbargo, estaban ahí disponibles, presentes, de un
con frecuencia las palabras claves lirismo y estructurd musical (en
modo tan multiplicadamente fragmentado que, en este caso, la pre-
vez de estructura narrativo-clramática). La tecnología contribuye convicrte en laberíntica: ¿en qué
gunta acerca de la representación se
aquí a abrir nuevas posibilidades para la elaboración escénica de
consiste la presencia?, ¿quó se ofrece al pírblico sino una presencia que
textos dramáticos. Er.r los trabajos de Corsetti basad<¡s en Kafk¿r la
se borra? Parece ser que sí, pero lo que se concluye es más bien csto: la
difuminación de la fron tera cnrre rearro, cine y :rrte multimedia abrió
prcsencia no es simplemente el efect<t de la percepción, sino del deseo
novedosas reflexiones escénicas acerca de la identidad.
de ver. [-a privación despierta en la consciencia lo que realmente era
ya la percepción del cuerpo Presente: una alucinación dc otro cucrPo
Presencia virtuaI
ausente, imago cubierta por el deseo y la rivalidad en la misma me-
lil teatro también puede generar espacios uirtuales con sus propios
dida, y abicrta, así, a todas las fbrmas de actuación de los conflictos
medios. 'lb.les espacios se pueden observar, por ejemplo, en los rra-
mortalcs y de la promesa de felicidad del eros. Al mismo tiempo, se
bajos de Helena 'ü/aldmann quien, en los años noventa, llamó la
revela aqucllo que la pcrcepción del cuerpo presente también puede
atención de la crítica y el público con una serie de conJiguraciones
liegar a ser: no percepción de presencia, sino consciencia de presencia,
uisuales de gran inventiva. En la presentación de Wodlea leonkau el
confirmación sensorial, en el fondo, ni necesitada ni, al fin y al cabo,
público tomó asiento ante una pared sobre la cual colgaban grancles
capaz. Queda cxpuesto que un teatro así rechaza más la reproducción
espejos cóncavos. Cuando comenzó la actuación, en la. parre supe-
a través del cine o la televisión que las escenificaciones tradicionales;
rior de los espejos aparecieron los cuerpos danzanres, fragmentados,
no a causa de la belleza de la presencia viva, sino porque en la imagen
parcialmer.rte distorsionados, invisibles físicamente de un modo di-
se nivelan precisamente las capas y escisiones entre presencia física,
recto. En el reflejo indirecto multiplicado los cuerpos parecían tan
imaginaria y rnetrtal.
semejantes que durante un largo período cle tiempo *y para algur-ros
espectadores hasta el final del espectáculo-, se manruvo la duda de
Jesurun, otra vez
si se trataba de un cuerpo, de algún modo duplicado a través de los
Una pared funcionó como pantalla en Euerytlting that rises musÍ
reflejos, de dos o de tres. EI espectador solo divisal¡a las imágenes de
conuerge (7bdo lo que sube debe conuerger producida entre 1 989 y
Ios cuerpos reflejadas oblicuamente por encima del evento coreográ-
1990), y fue la protagonista de esta pieza. Una pared, blanca por
fico que estaba teniendo lugar detrás de la pared, junto a cuyo reflejo
un lado y negra por el otro, dividía en dos mitades toda la superficie
multiplicado se realiz:rban además curiosos efectos: fragmentaciones
cuadrada de actuación. El público se sentó en los dos lados, frente a
y deformaciones ópticas que se combinaban con informes figuras de
frente; por encima de la pared divisoria se encontraban, a cada lado,

9r$S Teatroposdramático
Medlos {i¡v
cinco monitores. La dccoracit'rn cr¡nsistílr únicanlcntc cn unir r.n('sir f lctt l()alor tzulf . Atluí los irtterprctcs ¿rctu:tbalt ctr espacios cottti-
grande y una pequeña unidas por la pared, sillas <Je oficina y, sobrt. guos que no eran accesibles al público, a veces detrás de la escena,
cada superficie de actuación, una cámara. Las cámaras filmaban .scc- c.luc siempre permanecía vacía. En estas propuestas el teatro parece
ciones del espacio de actuación que los espectadores no podía. ver a negar su especificidad, en tanto que se transforma en una situación
causa de la pared. De esre modo, el público percibió sincrónicamenrc completamente multimedia sin contacto visual directo entre actores
una parte de la actuación directamente, mientras que la otra solo sc y público. Pero la exploración de la realidad mental de la percepción
transmiría a través de la proyección de vídeo. recíproca sigue siendo posible también aquí, porque la falta de con-
¿eué ocurrió enronces?
Los dos lados divididos, cada uno de los cuales solo podía ser visro tacto visual directo se confronta con el saber de que todos en este
por su parte del publico, aparecieron, en los rexros rapidísimamen_ teatro se encuentran en accesibilidad virtual (la pregunta acerca de un
te pronunciados por los actores, como dos campos, reinos o países. teatro en el cual los contactos de Internet pasen a ser parte esencial, y
Aquí parecía que había un rey, allí una reina. Un traductor se perdió quizá dominante, únicamente se aclarará en el futuro).
y le buscó: emergió así el tema de la comunicación y su dificultad.
se
Sin embargo, rodo esro se quedó en alusión, fragmento, posible ini- lnterconexio nes
cio de una historia. La hisroria no era lo más imporrante, sino más Actualmente también se puede entender el teatro como el lugar
bien el juego con la percepción, que permitió experimentar concreta_ de un entrenamiento en el cual los individuos practican el modo de
mente cómo la fascinación del espectador se adhería a la imagen del afirmar su seguridad, su resistencia personal y su autoconsciencia
monitor y a lo que no veía realmente: las huellas en vídeo de lo que, ante la convivencia con las estructuras tecnológicas y sus niveles de
invisible, aconrecía tras la pared y tenía ante sí. La mirada, que no dependencia respecto a ellas. Un efecto colateral de este teatro mul-
podía evitar percararse conscienremente de ello, buscaba las imáge- timedia es que los espectadores toman consciencia de la posición de
nes. Deliberadamente uno podía dejar de buscar el camino hacia Ios actores reales (más que de los personajes representados por ellos)
una
percepción directa, m'cho menos fascinante, de las personas, cuya en cierto modo, se unen a ellos, los compañeros vivos del público,
¡
mirada rebotaba de nuevo en la imagen. De este modo, se originaba frente al poder de las imágenes multimedia. Se trata del poder de
una experiencia curiosa: un espectador observaba su observa¡ mien- fascinación de las imágenes; aquello que fascina en estos casos es la ¿s-

tras que delante de él una imagen de vídeo competía con la presencia tética de la interconexllz. Sonidos, procesos, movimientos e imágencs
viva de un actor. se acoplan electrónicamente en conexiones, ligadas y desligadas, de
Esta forma de actuación crea también una situación curiosa para rnodo que en lugar de cuerpos humanos individualizados en un en-
los actores: hablan consigo mismos proyectados en una imagen de ví- rorno tecnológico surge, como diría I)eleuze, w agenciamiento seri¡l
deo, deben interacruar de forma precisa con ella, deben construir un y rápidamente recodificado, una interconexión de elementos hete-
contacto con los co-actores proporcionado únicamente a través rogéneos (miembros del cuerpo-sonido-imagen de vídeo-habla-redcs
de la
técnica de vídeo. En otros traba.ios de los actores encuen- de luz-cámara-micrófonos-monitores-máquinas) que podría aparecer
Jesurun se
tran entre imágenes gigantescas que funcionan como instancias de como mímesis de la realidad totalmente electrónica'
control (como en Deep Sleep [Sueño profundoJ, donde grandes panra- EI teatro cinematográfco de Jesurun es un caso ejemplar del nucvtr
llas se levantaban en ambos extremos de u. largo escenario) o como teatro que incorpora los medios de cornunicación. Su ProPuest¿r Prt-
elementos que los separan completamente del público, como en Blue rece el ensayo de lo que Hugo Münsterberg, en 1916, definió conr<r

4is Teatroposdramático Mediu: f,'l I


psicotécnit.a; subjetiviclacl y tcc..krgía clcvicrc. i,scPar.ublcs. [,rr P.si- pctrificaclor. l,as irtr:igcncs tnultiltteclilt sc coltstitttycll cll vcllít ttlos tlt'
bilidad muy próxima de la i,terconexión tecnológic. directrr dcl ci.c <r la frialdad necesaria para la articulación estética; un¿r asinril¿rción qLrc
de estímulos visuales con el sistema nervioso central se ha converticl, resulta útil para poder desviarse de ella.
en un rema predilecto del discurso mediático. En ello se halla un¿r rc-
sis esencial: «La psicorécnica relaciona psicología y técnica mecliática VideoinstaLación
bajo el presupuesro de que todo aparato psíquico es también récnico Es preciso hacer una breve referencia al ámbito de la instalación pues,
y viceversarzr. Ciertamente, muchos mecanismos de percepción, em- al ocupar una posición fronteriza entre teatro y artes visuales, ha cobra-
pezando por la atención, tienen su «6o¡¡sl¿¡6 tecnológicor2a y esto do una especial relevancia para la situación del teatro. Resulta evidente
solo puede ser así porque a los órganos corporales ya les es inherente que las uideoinstalaciones e instalaciones performativas de Gary Hill o
algo que para ellos es, en cierro modo, no natural, técnico. No obs- Bill Viola, por e.iemplo, se acercan a un acontecimiento teatral. Muchas
tante' se sigue planteando la pregunra sobre la diferencia que subyace de estas instalaciones son interactiuas; en ellas no se trata de juegos o
al enfiitico cliscurso mediárico. cuanclo los gestos de la ir-rrerrupción efectos que se han creado tecnológicamente. Como ejemplo, cabe citar
reflexiva, del pensamienro, del espíritu son considerados, en contrasre los trabajos de Nam June Paik. Entre 1961 y 1962, Paik concibió un
con la inscripción si. distorsión
de informaciones, como algo anti- concierto para piano que se tocaba simultáneamente en Nueva York y
cuado en relación con las acciones, el versado inge,io recnorógico en Shanghai, en la primera ciudad con la mano izquierda, en la segun-
amenaza con convertirse en ideología, en apoteosis de un funcio, da con la derecha; en Participación TV t y 11, creada entre 19(r3 y 1t)66,
namiento ciego. Algo distinto se da en la reflexión estética de las cl observador de un monitor a color podía producir todo tipo de líneas
nuevas tecnologías. Thmbién el reatro multimedia de
Jesurun parece sobre una imagen a través de su voz. lnstalada en una galería comer-
consi.stir únicamente en frecuencias, vibraciones, conexiones o ritmos cial de una ciudad alemana, después de tantos aáos esta obra todavía
temporales compurerizables, y no en persona.jes individualizados; sin sigue siendo muy apreciada por grar.rdes y pequeñosr5. Lo que se llama
embargo, esta impresión engaña. Su teatro defiende la memoria de intetulctiuo es primitivo ¡ sobre todo, de una comicidad conmovedora.
patrones narrativos tradicionales y modernos a la ve,z; incluso, en el Los adultos, según se ve, se pueden divertir como niños cuando ponen
fondo, esre es su principal morivo oculto: continuamente se reariza en movimiento esculturas cinéticas por medio de sus propios ruidos
un intento por narrar algo. Ahora bien, este (supuesto) drama aparece corporalcs, sus voces y sus pasos. Existen, sin embargo, ejemplos pro-
descompuesto en piezas y filrrado por parrones y esquemas triviales, fundos y complejos sobre la combinación de teatro y vídeo que abren
historias de terror y de detectives, cine dc e.tretenimiento, cór.ics nuevos espacios de juego. En este sentido, se puede Pensar en el caso
y series de televisió.. Mediante la desintegración y el aislamicnro, de instalaciones teatrales en las cuales el contacto directo falta, se im-
con apariencia de monólogo, de las frenéticas máquinas parlantes, se pide o se perturba (los actores se encuentran en un espacio inaccesible
percibe dolorosamenre orra experiencia distinta compuesta por tris- para el público o no pueden reconocerse directamente, solo de mod<l
teza, aislamiento y enmudecimiento. En esta estética la mímesis tiene intermediado y fragmentado), o en aquellas en las cuales la tecnolo-
lugar según la lógica de los nuevos medios de comunicación, en el gía multimedia sirve a una intensificación extr/lñdmettte familiar dela
sentido de lo que Adorno denomina «mímesis en lo endurecido y zona central del teatro: la percepción del cuerpo. En una instalación
interactiva de Studio Azzurro, con el título Coro, se proyectaron en el
2r Klrlrnn, F. A. ()rarnophone, ?-ilm,71t¡tewriter, op. cit., p. 160.
ri lbídem, p. 241. r5 I)r,<;t<rln, bdith. Paih. Video. Colonia, l9BB, p. 173.

r, 1# Tealro posdramatrco Medios $"$t\


suelo personas durmiendo que empezaban ¿r agitarsc cuando cl visi, Asínrisnro, cl soniclo, cl habla y los ruidos pucdcrr -conr() c¡ ,\tlppittg
tante entraba en escena y pdsaba sobre ellas. En esta misma línca, Ilill Mind- entrar en acción, y las videoinstalaciones aproxin-rarse todavía
Viola definió su trabajo como un intento de extender la visión a rocl<r más al teatro. Los trabajos de Viola confirman la tesis de que los temas
el cuerpo y revocar así la separación de los ojos, remitiéndose para ell<r de la situación y del ritual que se imponen en el teatro posdramático
a tradiciones místicas asiáricas muy anriguas. también son relevantes en las artes visuales de vanguardia' Cuando
De esta manera, la videoinstalación aproxima también al proceso
se Viola habla de su intento de dotar al arte de una función, un anclaje en
teatral en el hecho de que la temporalidad se encuentra inscrira en ella. la vida, señala inmediatamente que esto no debe ocurrir en el sentido
U¡ bucle de la instalación Pneuma, por ejemplo, dura una media hora; de embellecimiento o entretenimiento, tampoco mediante respuestas
el observador tiene la libertad de prolongar la experiencia del espacio o tesis sobre preguntas sociales. Más bien quiere decir uuna función
todo Io que desee ¡ al mismo tiempo, la obra cobra un esrarus inmare- del arte en el sentido originario, en el sentido de w ritual. El arte
rial. A diferencia de una pintura que por las noches se encuenrra a salvo puede servir para aprender algo de tu vida; es decir, para profundizar
en el museo y puede soñar con su próximo observador, el cual reconoce en ellar2('.
en ella bellezas persistentemenre oculras, la videoinstalación no posee Splayd Mind OuL prodtcida en 1998 en el Mousonturm de Frán-
ningún sentido inmanenre, ninguna existenci¿t a excepción del momen- cfort, una colaboración entre Gary Hill y Meg Stuart, exploraba las
to de la experiencia visual en sí, ningún mensaje más allá del encuenrro. posibilidades de la confrontación entre experiencia en vivo e imágenes
F,n The Sleepers [Los durmientes, ]992J, de Bill Viola, se insralaron en de vídeo. La espalda desnuda de una bailarina aparecía, enormemente
el suelo siete toneles abiertos, llenos de agua, col1 monitores dentro de ampliada, en forma de imagen de vídeo supradimensional sobre una
cada uno de ellos en los que se vislumbraban los rosrros de personas pantalla que se situaba al fondo de la escena. La piel, transmitida por
durmiendo. La observación de los durmientes a rravés del agua, en la imagen, se convirtió en una realidad teatral abrumadora, para ser
una calma seme.iante a la de los muerros, daba pie al espectador a una percibida en toda su caducidad y vulnerabilidad. La imagen de vídeo
búsqueda incierta de señales de vida (que, efectivamenre, aquí y allá se no se redujo a una mera información; la superficie del cuerpo, Puesta
daban). Precisamente la duplicación de Ia barrera enrre personas que en movimiento y moldeada por la mano de la bailarina, se tornó un
veían y aquellas que eran vistas (la reproducción, el agua) despertó el cuerpo-paisaje de una presencia físicamente irrefutable. En este senti-
deseo de despertar también las imágenes a la vida. Este efecto fue re- do, Gerald Siegmund escribió:
forzado por el hecho de que el espacio solo se enconrraba iluminado
por la extraña irradiación de las imágenes del moniror en el agua. Las F,l punto de contacto central entre la danza y los llamaclos nuevos medios

cabezas de las personas durmiendo no represenraban más que


-y aquí de comunicación es también aquí la imagen del cucrpo, para la cual la piel
radica la cuestión- el punto de partida para una experiencia del obser- humana sirve de superficie de proyección como si fuera una pantalla. El espacicr

vador; no constituían una obra solidificada. El instante de ver, factor desempeáa así el papel de un lugar en cl cual se produce el encuentro de las

de una estética del horror, se enconrraba organizado bajo condiciones imágenes que las personas cfean unas de las otras. I-a diferenciación habitual

determinadas, creadas artificialmente para la ocasión. Se trataba de la entre lo real y lo virtual es así totalmente superada, la imagen Permanece
experiencia de los otros durmientes, quietos, muertos, distanciados ¡ imagen27.

a la vez, muy próximos; se rraraba del cterpo, es decir, también del 16


Mor-a., B. Katalog Salzburgo: Salzburger Kunswerein, 1994, p. 135'
cuerpo del observador en ese momento. 27 (lita dc (i. Siegmund en el periódico liberal-conservador alemán lianhfurter Allge-
meine Zeitung del 28 de enero de 1 998.

&'§4 Teatroposdramático Medios d¡rS


[)cl nrisnlo rrockr r¡rrc cn lrr dalrz.rr-tcrrtro nlrrl(irrrcrlirr (l'l:rrr h rlt. ( )«rtr :rytrtl:r .l, trrr,r tl'cnica ntrry ittgcrtios:r (l:rs irrr:igcrrcs tl. ví.1.r,
t]élgica), er-r la con-rbinación entrc vídeo y clanza y c¡ l'¡ ttitlctr/ttrz,tt se pr()ycctan a tlavós dc una lcr-rtc, sir-r nrlrrco, sobrc la ¡rarccl «rscru-u,
concebida para su reproducción en vídeo, esta reHcxión se hrr y el aspecto suavemente difuminado de las imágenes intensiflca su
¡roclido
desarrollar como una variante particularmente creativa clel teatro c«r.- aparicncia espectral), este espacio representa un mundo de sombras.
temporáneo. Difícilmente se puede evitar la asociación con un alma del reino de
Cary Hill cree que, en realidad, solo el lenguaje se clava en el interir¡r los muertos que busca el contacto con los vivos. Aquí, el concepto de
como una garra, mientras que la mayoría de las imágenes resbalan en obra se transforma también en actuación, en la medicla en que solo
nosotros tan superficialmente como las impresiones de la mirada desde existe a través de la participación del observador. Al principio, el vi-
un coche en rnarcha2t. El lenguaje, que no riene un papel directo en sitante picrde las coordenadas: ni se ofr<:ce a él en una confrontación
sus inst¿rlaciones, parece sin embargo un problema siernpre presente. claramente definida -imagen u objeto como en el cine o la pintura-,
Se puede ubicar ranto a Hill como a Bill Viola en la historia de una ni en un espacio unificador dc encuentro como es el teatro. Entre 1o
estética de lo siniestro. «Yo soy Lln mero perturbador mlry sumido en real y lo ilusorio, nos encontramos de algírn modo en una caverna
sí mismo, unzr especic de espíritu que se mueve como un murciélago a platónica, una senda de Orfeo, un mundo de espíritus y sombras; tie-
través del bosque y de la puerta de una inmensa casa de huéspedesrr'). ne lugar una disolución de los marcos, una desenmdrcdción, que relega
Lo que Hill comenta aquí sobre otro trabajo, Site Recite, es aplicable el acontecimiento (o su no acontecer) íntegrarnente a la percepción
también a'lhll Ships, una videoinstalación inreracriva, quizá su trabajo del obscrvador. l.a realidad del proceso se pone en marcha mediante
más conocido. 'lhll Ships se describe como una especie de casa encdntd- la percepción del espectador en una dinámica espacio-temporal; su
da e¡la cual se elttde este becho: uLa instalación es un espacio semejante hacer deviene componente de la obra.'l'iene lugar un refuerz.o de la
a rrna caverna o a un subterráneo, muy oscuro, de modo que al entrar exisrencia de las imágenes imaginarias y, consecuentemente. una pér-
Lrno sc puede topar l?icilmente con alguien que ya se encuentra en el dida de la existencia de los covisitantes, percibidos de modo ensom-
espacio. A partir de un punto invisible se proyecran sobre las paredes brecido y borroso. Thl aproximación aparente de sombras y cuerpos
imágenes dc doce personas disrintas, una de ellas en la pared del final reales hace de esta ir-rstalación, que se presenta a través de los medios
de un pasillo que mide casi dieciocho merros de largo. Cuando uno se como un reino de transiciór.r entre niveles de realidad distintos, una
acerca a una imagen, por ejemplo de una persona sentada más atrás, y metáfbra del mundo de las sombras del teatro, pues lo que se destaca
permanece de pie ante ella, esta reacciona, se levanta, se mueve en di- en tales trabajos es la pregunta acerca del yo en sí mismo a través del
rección a quien la mira y se queda un tiempo parada, a tamaño natural, facturn del ser obseruado. El ser visto constituye aquel ámbito de la
¡ en cierto modo, observándole. Cuando uno se marcha o permanece copresencia que configura el núcleo del teatro. Como de otro modo
largo tiempo de pie, enronces la imagen se gira, regresa al lugar de lo hacen las inmensas superficies pictóricas de Barnett Newman,
partida y se sienta. Si uno se r¡archa y decide aproximarse de nuevo, la también esta videoinstalación lunciona como una preguntd ai obser-
imagen que se estaba retirando regresa de nuevo y vuelve a aproximarse vador (espectador) sobre el efecto que tiene sobre él su estar aquí, su
para mirar duranre otro espacio de tiempo a quien está allí»ro. relación con los otros, el modo y la manera en la que se produce su
comunicación.
18 Htrr, G. Kdtalog. Ámsterdam: Stcdeliik Museum Anrsterdar¡/ Kunsthalle
En los trabajos de vídeo de Gary Hill, la consciencia sobre el modo
!7ien, 1993, p. 162.
} Ibídem, p. 159. propio de percepción se produce por medio de una intensificación de
'o Ibídem, p. 172.

4'9* Teatro posdramático M ed ios fq,'! 1y


la actividad de ver, quc hace nrás dilicil l¿
¡rropia visir!n'r, trn:r rlif ictrlrrrtl Representación y representabilidad
que viene provocada por la intensificación de la rnirada. 'lbtalnrcrlrc
en contraposición a la tendencia -en el londo iconoclasta, como se
lmágenes etectrónicas como descarga
ha remarcado- de las imágenes comúnmenre ilusionistas de la simu-
El teatro multimedia plantea la siguiente pregunta al espectador: ¿por
lo icónico manriene su derecho propio. Mientras que la
lación32, aquí
qué cs la imagen aquello que más fascina? ¿Qué constituye la atracción
simulación destruye lo icónico en sí mismo, en ranto que conduce de
mágica que seduce la mirada y, ante la elección de engullir una real o
modo transparente aquello que represenra, la imagen afirma aquí su
una imaginaria, la dirige hacia esta última? Una posible respuesta a
autonomía como compañera de juego de la mirada que ve. Se trata, sin
estos interrogantes podría ser que Ia imagen es robada de la vida real; a
embargo, de una mirada con rodo el cuerpo. En la instalación emerge
la apariencia de la imagen se adhiere algo de liberación que causa placer
un escenario propio para el visitante que, con su cuerpo, experimenta
a la mirada. La imagcn libera el deseo de otrrts circuilsrdnrla.t cargantes
(o sostiene) el espacio de la imagen; se encuenrra en medio de é1. Esto
de los cuerpos reales y los eleva a imágenes oníricas. De este modo:
se corresponde al ya discutido fenómeno del espacio teatral integrado.
Hans Relting explica qte la oscuftt celdtt del espacio de la videoinsra-
[...] la televisión, los vicleocasetes, las cintas cle vídeo/rcproductores, los
lación se diferencia tanto de la sala de cine como de un moniror de
videojuegos y los ordenadores personales conlorman un sistema electrónico
televisión. Su espacio ues también la escena para nuestro movimienro
represcntacional comprehcnsivo cuyas divcrsas fortnas interactúrtn para
en e[ espacio, que puede expresarse de modo más bello con la palabra
conformar un mundo alternativo y absolutcl clue incorpora excepcion:rlmente
franccsa deambulrr que con la palabra alemana herumgeben l:r. La te-
al espcctador/usuario cn una esféra espacialmente descentrada, débihrentc
mática virulenta de la imagen en los trabajos de vídeo -la dialéctica
tcmporalizada y casi descorporeizada. I...1 Lo elcctrónico no se experirnenta
entre imaginación y proyección- retorna al observador: nNosotros nos
fcrromenológicamcnte como una proyección discrcta, intencionada y
movemos corporalmente en este espacio del mismo modo en que nos
centrada corporalmente en e[ cspacio, sino más bicn como una trallsmisión
movemos por el mundo como espacio: ahí reside la superioridad de una
simultánea, dispersa c insustancial a través de la red. [...] Vivir en ulr meta-
instalación sobre un monito¡ en el cual todas las imágenes rerminan
universo esqucmatizado e intertextual alejado de su rcferencia al mundo real
en el marco,,ra. A[ mismo tiempo, por medio de ese arte multimedia
libera al espectador/usuario de lo que se podría denominar la última gravcdad
f losó/icor5 ,la presencia corporal y nuesrros propios pasos se convierren,
moral y fisica. [...] F.l instante posmoderno y clccrrónico, en su ruptura de
bajo las condiciones del acto de ver, en «metáforas de un movimient<r
las estructuras temporales de retención y protensión, constituye una forma
completamente distinto que recorren nuesrra consciencia [...]. El es-
de presencia absoluta (abstraída de la continuidad que da scntido al sistema
pacio de la instalación se vuelve símbolo de aquel lugar dc ks imágenes
pasado/presente/futuro) y modifica la naturaleza clcl cspacio clue ocupa. [...1
que somos nosotros mismosrj6.
De un modo relevante, el cspacio electrónico descorporeiza. [...] Esta presencia

rr Brrr,aM, C}. uZeitigung. Annáherung clcctrónica no ticnc ni un punto dc vista ni un campo visua|7.
an (iary Hill,. L,n Vrs<;uEq Th. (cd.). Gary
Hill. Arbeit ,lm Video. R.¡s1lea, 1995, pp. 26-42, esp. p. 26.
Véase Boueu, G. «Dic Bilderfrage,. En lYas ist eín Bild?MLrnich, 1994, p.336.
:12

ri BnrrrNc, H. nGary Hill und das Alphabet der Bilder,. -fh. (ed.). ¿Ante una superioridad tan seductora de los mundos creados Por
En Vrscr¡nr¡,
Gary Hill, op. cit., pp.43-70, esp. p.63. imágenes virtuales, a partir de qtberborg,Internet, realidad virual, etc.,
ra
lbídcm, p. 64.
35
Ibídem, p. 65. 17 (luvsnncHr, H. U.y Pretrrr,q K. I-. (eds.). Materi¿lities of communicatittn. op.
16
Ibídcm, p. (r4.
cit., pp. 100-104.

41ffi Teatroposdramático Medios lt1$


se podría apoyar ur)a l)riictica quc sc l]cllxra .r t.i duurgll ¿l)t't¡tr(' llcgarlo. Nacl:r prrctlc scr r¡ clcvcnir- nrris preserrte. ltll toda l:rscillrrci<irr
modo, en el modelo más minúsculo de la situacirin teatral, la Iratulalc- por el cuerpo vivo queda siem¡rre ese resto solo deseado al qllc n() tcnc-
za de la propia mirada se puede convertir en objeto dc una pcrccpcirin mos acceso, un más allá del nlarco, un rrasfondo. La mirada permanece
consciente, una mirada de la mirada? ¿Cómo se vuelve posible que la ante la visibilidad del cuerpo real, como el hombre de Kafka ante la 1e1,.

disposición del sujeto observado¡ del modo en que se percibe por la No hay nada más que esa única puerta y no se puedc atravcsar porque
vía de la tecnología multimedia, sea observada en sí misma? Paradójica- el objeto del deseo siempre se encuenrra en el trasfondo,jamás perrene-
mente, una respuesta sería: en otra versión de lo virtual en sí. ce a laforma de ser de la presencia. De este modo, en el tearro el cuerpo
[.os cuerpos teatrales, por el mero hecho de exar ahí en el entre-los- es significante (no objeto) del deseo. La imagen electrónica, en cambio,
cuerpos, no son captables por un vídeo. En esta incertidumbre y en este se presenta en primer plano; apela a un modo de ver satisfecho, super-
desamparo almacenan un pensamiento propio: actualiz¿rn (y apelan a)
.fcialmente satisfecho. Ya que ninguna mera aparece en [a consciencia
la experiencia corporal; y almacenan también un futuro, pues recuerdan como trasfondo dela imagen, rampoco puede haber ningur.ra deficien-
cuándo cl deseo no se cumple y cuándo nc, puede ser cumplido. Allí cia. l.a imagen electrónica carece de deJiciencias, por ello conduce y se
rcsidc la alternativa a las imágenes electrónicas: el arte como proceso desliza solamente hacia la próxima imagen, en la cual a su vez nada
teatral que, efectivamente, preserult la dimensión uirtudl, la dimensión perturba; nada in-rpide disfrutar de la plenitud de la imagen.
del deseo y del no saber. El teatro es, en primer lugar y antropológi-
camente, el nombre para un comportamiento (actuar, mostrarse, repre- Re presenta bi lidad y destino
sentar papeles, reunirse, observar como participación virtual o real); en Una figura entra en la escena. Despierta nuesrro inrerés porque el
segundo lugar, es una situación y solo entonces, en írltima instancia, es marco del teatro, de la escenific:rción, de la acción y de la constelación
representación. Sin embargo, las imágenes multimedia son, en prirnera visual contribuyen a exponerla. La tensión propia con la que la
y última instancia, rePresentrtción La imagen como representación cier- observamos se debe a la curiosidad por una explicación inminente (que
tamente nos regala mucho; al menos nos ofrccc la sensación de estar en no llega a darse). La tensión se manriene ranro riempo como quede un
camino de ser algo distinto. Son-ros los cazadores del tesoro perdido; en resto de estapreguntd. La figura se encuentra, no obstante, ausente en su
la imagen estamos siempre tras las huellas de un secret<), pero en cada presencia; ¿se debería decir virtualmente presenre? Sigue siendo teatral
momento la imagen ya nos lo ofrece y, alfnal, nos satisface . La caus¿r de únicamente en el ritmo y en el grado de incertidumbre, y retiene la
ello es que la imagen electrónica cjerce su atracción a través del vacío percepción en un movimiento de búsqueda. [,a dimensión del no saber
y este no ofrece ninguna resistencia. Nada puede bloquearnos, nada en Ia percepción teatral -cada figura cs un oráculo- da cuenta de srr
se interrumpe. La imagen electrónica se muestra como un ídolo (no virtualidad constitutiva. Para la mirada teatral el clrerpo situado sobre
sencillamente icono): en ella el cuerpo y el rostro se basta y nos basta. la escena se convierte en Lrna imagen, pero con un sentido diFerente; no
En contraposición, la presencia del cuerpo real se encuentra siempre una imagen electrónica, como se explica aquí, sino una imagen en el
envuelta por un soplo de decepción (productiva); recuerda a la tristeza senticlo en que Max Imdahl enriende esre concepro. lmdahl postula -en
que, según Hegel, envuelve las esculturas de los dioses de Ia Antigüe- wa suposición radical como pone de relieve Bernhard Waldenfelds-
dad: su presencia demasiado completa y perfecta no permite ninguna la «posibilidad un asenramienro de realidad en la propia visiónr.
c{e
trascendencia de la materialidad a una interioridad más espiritual. El En esta misma línea, Bernhard \Tirldenfelds denomina imagen en
caso del teatro es simiiar: después del cuerpo no hay nada más; hemos sentido enJritico a la mirada cuando es conducida hacia lo invisible:

/"p.$ Ieatro posdramático Medios .d+a't


I'ero t¡trizli la inragen talubi('n s('l r.ln:r firrrrlr tlt r(¡rr'\(nr.r(irln l).u.r i)tr.r inolvicl:rblcs,rtin cttatrclt¡ toclas lrls Pers()llas l«ls hubieran olvitlrrtl«r,
cosa, a s:rber, e[ modelo cle concepción dc una rcalitlad (luc cscill):l r crrrltlrrit r pero a su escncia corresponde no ser olvidados.'Ibdavía serían Pues.
aprehe nsión inmcdiata o dcfinitiva, sobre la cual ese moclelo sc scír¿ll «rrnt¡ segúrn llenjamin, objeto de otro recuerdo, que el autor interpreta
algo visible, pero que en sí mismo no tiene apariencia visiblers. como el recuerdo de Dios. En un sentido parecido la representabilidad
es una dimensión esencial del teatro. La tragedia griega ya hizo
En la imagez así entendida se trata de ola experiencia de utra posible la creencia de que debería ser inherenre a la vida htrtn:tna
insuperable impotencia de disposición». Esta formulación ayuda a algo así como una coherencia inaccesible al saber de los propi<)s scrcs
comprender de modo más exacto el abandono de la representáción humanos; una forma, un contexto representable y visible únic:ttrtt trtt'
en el teatro, que se preocupa de que la mirada no se deje engañar desde un punto de vista totalmente inalcanzable Para los hutrrrtlrt,t: .'l
por la ilusión de la accesibilidad a lo visible instalada en la imagen delos dioses.A pesar de que no niega la casualidad que el ser llrtrtt,tr',,
electrónica. En el interior de la mirada curiosa en el teatro habita comparte con todos los seres y circunstancias (sino al contllli,,, l,r
la expectativa de que algin día se podrá divisar al otro. Pero esta destaca extremadamente), a pesar de su entrega al caos y 't lt lyltt '
mirada no alcanza siempre espacios irreales lejanos, sino que su según el discurso de la tragedia antigua no debería excluirl:r tlt':rr
existencia como ser que habla. La representab¡l¡dad se afirllr,t ('rr \l('
(
trayectoria da vueltas sobre sí misma, apunta hacia el interior, hacia
el esclarecimiento y la visibilidad de la figura que, sin embargo, sentido: la vida nunca alcanza tal representación, pero en tllnl() (Ir(' ',,
sigue siendo un enigma. Por eso, dicha mirada va acompañada de articula teatralmente demuestra sLL representab¡l¡dad. No vit'tr.' ,lr,/,¡
la sensación de deficiencia, no se colma porque la plenitud solo en ningún momento, nunca en unafecha, porque, de acrlt'ttlt' "'r'
insiste en la pregunta, en la curiosidad, en la expectativa, en la no Benjamin, corresponde a su esencia ser representada etr olt¡t t"'lt t't
comparecencia y en la memoria, y no en larealidad presente del objeto. Las imágenes multimedia, en cambio , no sot1 otrrt cosll qut rLrtttt. I'tr ,l
La figura teatral tiene una realidad que es, sobre todo, llegada y no rearro, el actor es la perturbación de la imagen. En cambio, lrts itr r.i¡',, r r, "
presencia. Téniendo en cuenta el objetivo virtual *la representacitin en electrónicas evocan la imagen del cumplimiento, el l,rilt,tr¡¡,., ,1, I
plenitud- designamos este modo de ser de la figura teatral como su contdcto inmediato con lo deseado. En el teatro lo percibitl,, lro \'1, lr,
representabilidal. En cambio, las imágenes electrónicas que superan dado sino que, más bien, se va dando, va llegando c()lll() r('\|rrt "l I
el vacío, cumplen el deseo y niegan la frontera, son realización de tanto del coro como del público e¡tn circuito incAndcsü'ttl,',,,rrrrn 1,,

representación. F,sto requiere una explicación más detallada. denominó Heiner Müller, en el cual los significantes s()il ilr( t,ilil, rrr,
EI ensayo de Walter Benjamin sobre Ia traducción define asumidos y todo el conjunto de elementos se etl(;lrl,,.t,l,'ttl',,
traducibilidad como la determinación ineludible de ciertos textos, transmitiendo: de lo represenrado llegan al actor, de i'l rt l,,r vl',ll,ilrl,,
que también sería válida en el caso de que dichos escritos no fueran y de estos de nuevo a aquel. La representabilidad cs inlrcr(.rtlr' ,|l'ilr
traducidos jamás*. En el mismo texto Benjamin escribe sobre proceso temporal y permanece en tensión irreconcili;rl,l, ,,rtt lil,lt.
la inoluidabilidad de los acontecimientos, que se pueden llamar las representaciones que quieren persistir y que ella all;rvi(""r
puede extrañar el hecho de que, llegados a este pun t ( ), ('r I r r I I r r I r r, l,',
rt Cfr. las citas así como la discusión de las tesis de Imdahl en \ür'¡.1.¡r:Nrrr.s, B. el truco quizá más anriguo del teatro: el destino. Pe ro, rlt' lt, , lt,', I'tl,,l,
Sinnesschue/len. Studien zur Phánomenologie des Fremden J. Fráckfort: Shurkamp, ser nruy útil para el teatro la fórmula de que el dcstitt| t't ttt,¡t l',tl,tltt,t
1999, p. 139.
* E[ texto al que el autor hace referencia es: BeN¡eutN, tüZalter. uLa tarca dcl tra- utilizada para defnir la representabilidad. L:r irrr;r¡,,t'rr rL,lrtrrl r

ductor,. Ln Angelus A/ozuzs. Barcelona: F,dhasa, 1971 [N. del E.].

ll, r, A.t
d¡t# Teatroposdramático
cnren(lida c()nlo cl ¿irlr[rito dc lrr lcprcscntlci<in, ll() cs ()rrir (()sir (lrre no pr.rrlicsc u.logrtur la firlnla clc la irrfi»-nratirin, Ilrjo Irts cotltliciottt's

lI incesantc aseveración de la f:rlra de dcstino. La r-c¡rrcscrrralriliclacl, cle las generalizadas tecnologías de la comuttic:rción, cacría fil.-ra tlcl
como experiencia al mismo riempo esrérica y ética, es manifestacitin saber cle la sociedad. El teatro se podría topar con estc destino, pues
del destino, tema principal del teatro trágico. Pero, si cl teatro en sentido enf,itico y típicamente ideal, tal como se ha discutido aquí'
dramático, a partir del modelo anriguo, relegó el destino al marco de trabaja precisamente a la inversa, transfiriendo y transformando toda
una narraciór-r y al desarrollo de la l:ibula, en el teatro posdramárico se información en algo distinto, en virtualidad; convierte incluso la
llega a una articulación que no se fija en la trama, sino en la aparición representación en aparición de representabilidad. Lo clue el espectador
del cuerpo: el destino habla aquí a parrir de los gestos, no del mito. ve realmente ante él ya se ha transfbrmado en la figura aPenas esbozada
Aristóteles exigió, y tras él casi toda la teoría del teatro occidental, de una posibilidad indetermin¿rda, abandonando asimismo el campo
que la tragedia fuera una toralidad cerrada que tuviera inicio, medio de la visión y transformando cada forma percibida en el indicio de algo
y final. Naturalmenre, esro resultaba una idea paradójica pues, en la que ha desaparecido. El teatro hace de la representación rnás simple
realidad, también en la narrada, no hay ningúrn inicio; algo que, según una rnuerte virtr-ral impensable. A la inversa, la imagen electrónica
Aristóteles, no va preccdido de ninguna presuposición y tampoco de y exige ver incluso aquello quc rcsulta rnás imposible; no hay
aut<¡riz-a
ningún final, algo que no riene consecuencias. Sin embargo, lo que hueco para otra eficacia, solo para lo real. Quizá ya desde hace tiempo
el autor griego decl¿rra en su formulación, que resulra obvia solo en nos encontramos en cl camino hacia las in.riigenes y no tenemos ante
apariencia, no es nada menos que la formula absrracta aplicable a la lqt los oios m:is que variaciones clel ideal de auscncia de dcstino, el Word
de toda rEresentación La totalidad cerrada con inicio, medio y final Pe(ict" de la comunicaciór.r virtual. No se sabe, pues tamPoco este
es el marco; pero es en vano que toda rcpresentación deba afirmar tal destino aparecería en ninguna representación posible, únicamente
marco. El destino (o la representabilidad) lo trasciende en el mismo habrá siclo. Heiner Müller lo define del siguiente modo: «So wie es
sentido que la vida humana rrasciende la vida biológica, a travós de la bleibt ist es nicht, [nAsí como queda, no esr].
plenitud, la profundización y diversificación reflejadas de sus imágenes.
La representabilidad, o la ley del movimiento de la realidad teatral,
de ningún modo se sitúa en contraposición a la noción de que la
realidad humar.ra únicamente puede ser tratada bajo la premisa de que
permanece i rrepresen table.
A la imagen multimedia le es dada la representabilidad como una
matematización en principio ilimitada. La pregunta acerca de una
representabilidad consritutiva que permanece siempre virtual no tiene
lugar aquí. El medio se cierra a un circuito de aplicaciones matemáticas,
hechos dados y evidencias. Representación es aquí la transcripción
de Ia inFormación. En este senrido, en 1979 Jean-FranEois Lyotard
constató, en su ensayo La condición posmoderna*, que todo lo que

* Lvo rxrur, * tilor¡l I'erfict era el en I 999


J-F. [,a condición posmoderna: injonne sobre cl s¿ber. Madrid: Cátedr:r, ¡rrogranr:r dc cdición que Lchrnann utilizó para
1986 [N. del t.]. cscribir este libro IN. del L,.1.

d**& Tealro posdramático Medios ¡l,tli


Epítogo

Lo potítico
Ilsta investigación sobre el teatro posdramático no tenía como ob-
jetivo hacer una revisión de las nuevas fbrmas de creación teatrales a
partir de las relaciones sociales. Por un lado, las deducciones de este
tipo suelcn tener poco alcance cuando se trata de asuntos históricos
alejaclos en el tiempo; hasta qué punto se puecle confiar en ellas cuan-
clo se trata del presente confuso y complejo, en el cual el amplio cspa-
cio de análisis de la situación mundial, no por ello menos exigclrtc, sc
muestra contradictorio. No obstante, en una realidad tan sattlracla tlc
conflicros socialcs y políticos, guerras civiles, miseria, reprcsititl, t:t'c-
ciente pobreza e injusticias sociales, podría ser oPortuno conclttit'c«rrt
algunas reflexiones generales sobre la relación que el tcatrtl ¡'r,rs,ltrt
mático mantiene con lo político. Las cuestiones que tienctr t¡ttc v,'t'
con el poder social son políticas; dichas cuestiones de podcr lllttt si.Lr
concebidas durante mucho tiempo dentro del ámbito dcl dcrc,. lr,,, ,r
través fenómenos fronterizos tales como la revolución, la 1tr:trt¡rrí:t, ll
guerra o los cstados de excepción. A pesar de las llamativ¿ls tctl«lt'rrt i:ts
a la judicializaciin de todos los ámbitos vitales, la sociecle.l t»tlirtttiz:t
e\ pod.er ca<lavez más como microfísica, como una mall,r .'tr l,t ,tt,¡l
incluso la élite política difícilmente domina realmentc los 1rt.,r.'t,,t
político-económicos, por no hablar de las personaliclrr.l.'s irrrlivi,lrr.r
Ics. conllicto político ticnclc, [)ucs, rr cs(ir[)rlrs('tlr'lrr:rprclrorsitirr
[',1 conro ltrg,rr ¡r,rr',r,1.'fi'rrrlcl los irt(t'rcscs.lc llts tttittorí:ts,.rtrtlltlt,.lttllt
inmediata y de la representación escénica. [)iflcilnrcntc poclcrrros lroy tuu¿rdc cllrrs disponc clc ¡rubIicacittt-lcs sctnltrrtlcs es1-rccielcs ctt las t¡ttc sc
observar a representantes de diferentes posiciones políticas confkrn- al¡ordan sus temas de interés. Ciertamente el teatro, en cuilnto tnedic¡
tándose como oponentes; lo írnico que, bajo estas circunsrancirrs, sc que implica una reunión pública, puede seguir incidiendo en algunos
acerca a una cualiclad aprehensible es la suspensión de los modos de casos en una percepción más crítica de la iniustica, demandar toleran-
comportamiento normativos, .iurídicos y políticos, de lo apolítico por cia y comprensión. En 1966, Peter Brook y la Royal Shakespeare Com-
antonomasia, es decir: el terror, la anarquía, la locura, la desespera- pan¡ mediante la mezcla de teatro documental, ritual y bappening que
ción, la risa, la sublevación, lo asocial ¡ dentro de ello, ya incluido conformaban U.§, todavíir podían esperar un efecto polírico similar a
de modo latente, la negación fanática o fundamentalista de criterios los textos y escenificacioncs colectivas de David Hare o Howard Bren-
fun.lados cn la razrin, inmanentcs y univcrsrrles, para la acción en ton en los años setenta. Pero, en general, el teatro ha deiado de ser el
general. Sin embargo, desde Maquiavelo la delimitación n-roderna de lugar en donde se disputan y se tematizan conflictos de valores sociales
lo político como superficie de argumcntación autónonra se ha basado fundan-rentales. llsta circunstancia general no cambia en nada aunque
ctr la inlrrlncncia de estos critt'rios. ióvenes autores ingleses corno Mark Ravenhill (Sbopping and Fuching),
mediante la adhesión a la descripciór.r realista de ambientes, escriban
De manifiestos nuevas piezas políticas, Jo Fabian realice danza-teatro de marcado ca-
Si observarnos el tcarro como una práctic:r pública, cor-r un cltecto rácter reivindicativo (lYlhisfu Ú Fkgl o algunos artistas se ocupen de
púrblico, es inevitable considerar que, generalmente, casi tod.aslasfun- la historia f udeo-alemana más reciente en trabajos teatrales de una gran
ciones llanadas políticas se han perdido. Ya ha dejaclo de ser ccntro de caliclad, como Andrea Morein. lin los mejores casos también aquí se
wta polis,luglr de su :lutoconocirnicnto. ronlo lt, cra crr la Arrrigüedacll superponen los tcmas políticos con minlrciosas autoexploraciones aní-
el teatro, asunto de una minoría, tampoco puede ser ya ün tedtro nd- micas.
cional para apoyar una identidal cultural e históric¿r. El teatro con ob- La efciencia o el efecto político real -un criterio por el cual se
jetivos de propaganda específica dc clases o de autoafirmación política debe poder medir el te:rtro intencionaclamente reivindicativo al
(como en los ¿rños veintc del siglo xx) está sociológica y políticamcnte igual que la acción política misma- es objeto de cuestionamiento
superado. El teatro como medio de ilustr¿rción sobre los defectos de en todas las ltormas de teatro directan.rente político. Incluso durante
la sociedad apenas encucntra espacio en relación con los rncdios de el florecimiento del agitprop y las politreuue lrevistas musicales
comunicación, las noticias, las revistas y los periódicos de eficacia más políticas], las piezas didácticas y el teatro de tesis durante la República
rápida y actual. La mayoría de las vcccs una pieza c¡ue ha sido escrita de \ü/eimar, resulta dudoso que el teatro contribuyera a dar forma o
para ser reprcser.rtada llega a la escena cuando los temas públicos ya cambiar de modo aprcciable las convicciones políticas del momento.
han cambiado de nuevo; solo exccpcionalmente el teatro desempeña el F.l teatro político pudo haber sido, en su mayoría, un ritual de
papel de una instancia de crítica social, una tribuna de carácter púrblico confirmación para los que ya estaban convencidos. Hoy en día, en
diverger.rte. [.a liberación de los países del Estc robó, también con noc- una época en la que un discurso político es idéntico en todos los
turnidad, gran parte de su público al teatro que, en tiempos de censura canales, al menos en los países centroeuropeos, es difícil valorar cót.ttrt
dc prensa y de relevisión, aún era valorado como un rnedio alternativo funcionan políticamente, en contextos completamente clistintos,
de comunicación pírblica. Del n-rismo modo, el tcarro deviene obsoleto por e.iemplo, cl Teatro Macunaíma político y popular en llr.lsil, t'l

Tcatr o ¡rosdr arn;itir.o [ ¡rí1or;o ,\.]'r)


Market 'lllcatrc y tnuc.lros tc:rtr()s lrrtirro:rrncl icluros,
l)()r rlu(()rcs tl. l:r Ill.lirr' t¡rricrrcs c«rrrsirlc'r'rul r¡rrc lrt rtctivitlrttl
etr Jolrentrcs[)urg() illtcl'cttltt¡-
africanos o asiáticos. Parece ser cierto que en (lentroeuropa estas firrlnrrs r,rl ocult¿r una irpropiirción irrcspetuosa y superficial, ut.r¿r cx¡rlotaciíln
diffcilmente tienen una base efectiva, aun cuando, en algunos cascls, imperialista de otras culturas? Este hecho se puede apreciar no solo en el
fascinen al público mediante su humor y vitalidad, como fue el caso de famoso Mababharata, de Brook, sino también en otro conocido ejem-
la obra Woza Albert!, escenificada en París por Peter Brook con acrores plo del teatro interculrural, The Gospel at Colonus, de Lee Breue¡ que
del Market Theatre. asociaba la tradición teatral greco-europea con tradiciones afroamerica-
En el teatro alemán hay una cierta tradición de periodismo político nas y cristianas. Ambos recibieron tanto la aprobación como una dura
teatral que puede procurarse un valor en el Futuro. Al respecto, pueden crítica por constituir ejemplos claros del tratamiento patriarcal que una
servir de ejemplos las obras de danza-teatro de Johann Kresnik basadas cultura dominante ejerce sobre una oprimida. Una ambigüedad subya-
en personalidades políticas conocidas, desde Rosa Luxemburgo, pasan- cente continuará existiendo en la comunicación intercultural mientras
do por Frida Kahlo hasta Ulrike Meinhof y Ernst Jünger. Sus rrabajos las formas de expresión cultural sean también Éormas de la cultura del
son manifestos políticos coreogra/iados, danza-teatro con resis caracteri- poder político dominante o de la cultura oprimida, entre las cuales no
zadas visuahnente. Ya que estos manificstos se inclinan ocasionalmente puede existir comunicación De acuerdo con Andrzej Wirth, en lugar de
a un moralismo explícito, se puede discutir sobre su valor político (lo perseguir como una visión soñada una unovedosa síntesis transcultural
artístico no entra aquí a debate); p.ro el teatro de manifiesto abierto y comunicativa por medio de lo escénico», Parece más sincero constatar
resuelto clc modo reivindicativo prcsenra una posibilidad legítima de sencillamente que, en el panorama teatral internacional, se utilizan los
provocación política cuando se argumenta teatralmente. más diversos patrones y emblemas culturales, sin esperar por ello que
No obstante, esre rearro de intención política sc encuenrra rambién el teatro ocupe un lugar sustitutivo de la esfera política pública. Como
con el problema queAdorno identificó en las piezas de Rolf Hochhuths: señala trata más de iconoflia que de interculturalidadr.
\7irth, aquí se
una fijación en los nombres propios y en las personalidades conocidas Como confirmación involuntaria del escepticismo frente a la idea del
nos impide ver la realidad propiamente política, quc se muesrra en teatro intercultural existe una investigación del propio Pavis en la que
estructuras, complejos de poder y normas de comportamienro y no se comprueba que en dos cle tres escenificaciones analizadas detalla-
t¿lnto en las figuras más destacadas de la política. Los espectáculos damente (Lear de \X/ilson [Fráncfort, 1990]; La tempestad, de Peter
extremos de danza de Krcsnik provocan habitualmenre una discusión Brook [París, 1990] y Medida por medida, deZadek [I']arís, 1991]) no
enérgica y, en este sentido, funcionan políticamente. Sin embargo, los se puede confirmar que haya tenido lugar una verdadera comunicación
escasos ejemplos que nos encontramos confirman el balance general de intercultural, y que los argumentos para la valoración positiva de la es-
que el modo de intervención posible del teatro en remas políticos es cenificación intercultural de Brook en Ld tem?estad tampoco son muy
más bien muy indirecto. convincentesJ.

Teatro interculturat ' Ilenu<;He, I{ustr¡m y f)esc;ulrr., (lautam. uThe Mahabharata: Pcter Brook's
"Orietrtalisni',.F.n PerformirryArtsJournal,30, vol. X, nírm.3, 1987, pp.9-I6.
La dimensión política del teatro se puede ver, como han observa- r -lhcater'' En BeuscntN-
\fiRlH, A. nlnterkulturalitiit und Ikonophilia ir-n neuen
do algunos autores, en un acuerdo intercultural. Esta posibilidad no se c;an, S.y (i<rcer.rs, S. Vom Wort zurt Bild, op cit., pp.233-243-
puede negar rotundamenre pero, ¿no han sido criticados enérgicamen- r Pevrs, l1 n\7ilson, Brook, Zadek: F,in interkulturelles Zusammentrcflén?'. En
Frscrr¡n-Lrcrle, l-rika y X,+Nor:n, Harald (eds.). Wt/ttheater-Nationdltheater-I'o-
te defensores de lo interculrural con-ro Pavis, Schechner o Perer Brook,
ktbl¡eater? Eur¡ttiisches Tbeater am Ende des 20. Jaltrhunderrs. Tübingcn, 1993, PP.
179-20r.

$ft* Teatroposdramático Epítoqo $:.{\


iutrrL'ulttt¿lirl¿l tl<'l>t'rí¡ l)11)v()(rl trrris <ltttlrts polítir:rs
L,l térrrrino cll t()r'n() rr l,r lristorilr tit'trcs ctrtis:trios tlt'l:r lillulci:r rt'volrrrio¡rlu'i:r
quc otra cosa y quiz¿i sería prefelible trtiliz.ar la pala[rra tnttltitttlluttt rluc clcbcn insti¡iar una sulrlevacirin dc la ¡xrblacirin ncgra j:rnraican:r
lismo, rcdavía cuestionable, que favorece nlás el aislarniento rlrttttlo contra los colonizadores. La pieza terrnina con la traición y el fracas<r
y la autoafirmación agresiva de identidades culturales de grupos que de la revolución, pero contiene una crítica implacable a la opresión
el ideal urbano de la influencia recíproca. Pero, en este punto, tam- continua de razas y clases. La escenificación de Noel Tovey en Sydney
bién se deben plantear algunas preguntas: las culturas no se dan al se convirtió en un acontecimiento político precisamente porque de-
encuentro como tales, sino que lo hacen a través de artistas, formas mostró la distancia, dificilmente superable, entre el autor y quienes
artísticas y trabajos de teatro concretos; y el intercambio artístico no hacen teatro. La adaptación del texto de Mudrooroo mostraba cómo
tiene lugar, a sll vez, en el sentido de una representación cultural. Por la compañía de teatro se oponía, al final y por mayoría, a la represen-
ejemplo, Wole Soyinka no actúta como representantc de la cultura tación del texto de Mirller (que, sin embargo, se presentó práctica-
africana al adaptar un texto de Brecht, que representaría a la ellropea. mente en su totalidad durante el transcurso de los ensayos mostrados
Si prescindimos de la pregunta sobre qué sea la cultura africana (o en la actuación).
europea o alemana), lo c¡ue realmcnte importa es el hecho de que la Otro ejemplo de este tipo de teatro lo constituye el trabajo de Gui-
mayoría de los artistas afronten cada vez más decididamente la propia llermo (lómez-PeÁa y Robert Sifuentes, IJorderama (1995), en el cual
cultura con un cierto extrañamiento, y tomen una posición disiden- han desarrollado su propio estilo a partir de su experier-rcia en la fronte-
te, divergente y rrrarginal dentro de la mismaa. Un buen ejemplo de ra entre los Estados Unidos y México, para dar expresión a la práctica
teatro intercultural, con sus posibilidades y problemas, lo constitu- intercubural de opresión y marginación que allí tiene lugar. En él se

ye una actuación que, con el barroco títtlo 'lhe Aborigindl Protesters combinan fttdio rtrte, ltip-hop, televisión por cable, cine y literatura.
Confront the Declaration oJ'the Australian Republic uith the l)roduc' Mi¡¡racioncs, traspaso de fronteras, criminalidad, racismo y xenofbbia
tion oJ-The Comission by Heiner M¡iller, pudo verse en '§feimar, en se convierten en formas de teatro que, con sorprendente desenvoltura,
-l996.
El proyecto se había estrenado por prin.rera vez en Sydney; entrecruzan el talk sltow, el deporte, las parodias y las referencias al
tras difíciles trabajos de prep:rración quc duraron varios años, se llevó cine, la manifestación, el cabaret, la atmósfera de club nocturno y el
a cabo por fin la idea del germanista Gcrhard Fischer, que impar- pop agresivo. Una pieza precedente, I)os indios americanos desconocidos
tía clases en Australia, de representar en escena un texto del autor uisitan el Oeste, había obtenido a principios de los años noventa un gran
aborigen Mudrooroo -escrito por iniciativa del propio Fischer-. En reconocimiento internacional5.
este texto se relata la intención de un grupo de actores aborígenes de
escenificar La misión, uno de los textos más importantes de Heiner La representación, [a medida y [a transgresión
Miiller, marcado por una clara intención polírica y fuertes conflictos. Teniendo en cuenta la dificultad de desarrollar formas adecuadas
La consciencia política de los actores se encuentra sin duda muy le.ios de un teatro político, encontramos un retorno tan extendido como
del modo de ver profundamente escéptico del autor europeo que, sin cuestionable attna moral inmediata, aparentemente independiente de
embargo, siempre proclamó su simpatía política por el T?rcer Mundo. las ambigüedades del mundo político. Esto favorece el regreso de la
La pieza de Müller, con el subtítslo Recuerdo de una reuolución, gira idea del rcato consideruldo como institución mordl qLLe, sin embargo,
adolece de no poder creer en sí mismo. Por otro lado, en tanto que
1
Clr. Nc¡N,rN<;, A. P. Interkultur¿lit;it und llettrbeitung. {lntersuchung zu Soyinka
und Brccbr. Tisis cloctor¿l. Mirnich: 1998.
t CFr. FrscHEn-l-tcrrrr, 1.. 7fu Show and the Gaze oJ'Thcatre, op.cit., pp.223 y ss.

i, \' Tc',rtro po:rlr.rmrltco Epíloqo rr l"t


proPonc tcsis y opinioncs y csrablccc un orden, rrnl lcy () unil t()trl .¡trc.li.t,tr rttt ,,r¡1.. n, ttttlt lcgl:t, tttt potlt't t¡ttc v:tlc pltt':t totlos, tlllil lll('-
lidad pensada orgánicamente como cuerpo político, el teatro clicll conlúnt'. La lcy socio-sirnb<ilica cs la rncclide contútn, lo ¡rolític<r
¡>ucdc
deconstruir con medios artísticos el espacio propio del discurso polític<r el ámbito de su confirmación, fortalecimiento, protección, adzrptación

y poner de relieve su condición autoritaria latente. Esto sucede a través al variable curso de las cosas, abolición o modificación. Por ello, exis-

del desmontaje de las certezas discursivas de lo político, el desenmas- te un abismo insuperable entre lo político, que da la regla, y el arte,
caramiento de su retórica y la apertura de un modo de presentación que, digámoslo simplemente, es siempre la excepción: la excepción a
que no sea el de la tesis. Si la dimensión política del teatro no debe ser toda regla, la afirmación de lo no reglado incluso en Ia propia regla. El
excluida por completo, entonces se debe antes que nada constatar lo teatro, como comportamiento estético, es impensable sin el factor de
siguiente: el problema del teatro político se transforma radicalmente la infracción de lo prescrito, es dccit dela trdnsgresión. A él se opone
bajo las condiciones de la sociedad de la información. El hecho de que un argumento, omnipresente especialmente en la discusión americana,
personas oprimidas políticamente se muestren sobre la escena no hace según el cual, bajo el diagnóstico de que habría un odesntoronamiento

político al teatro; y si lo político y sus aspectos sensacionales procuran de la vieia oposición estructural entre lo cultural y lo económico como
meros efectos de entretenimiento, entonces el teatro quizá sea político procesos simultáneos de mercantilización del primero y de simboli-
-pero únicamente en el mal sentido del refuerzo, al menos inconscien-
zación del segundorT, una política uanguardista de l¡ transgresión se

te, de las relaciones dadas-. El teatro difícilmente será político a través vuelve imposible porque los lír¡ites culturales que podría transgredir
de la tematización directa de lo político, sino a través del contenido uhan dejado de ser pertinentes en el horizonte aparentemente ilimitado

implícito de su modo de representación. Esto implica, por cierto, no del capitalismo multinacionalrE. Por lo tanto, no se podría dar una po-

solo determinadas formas, sino rambién un modo de trabajo específi- lítica de las artes transgresotut (transgresiu), sino sencillamente resistente
co. Sobre esta cuestión apenas se ha hablado en esfe estudio, aunque (resistant). Si prescindimos del hecho de que un análisis más atento de

sería valiosa una investigación autónoma acerca de en qué medida el lo que significan los términos transgressiue y resistant en la discusión

modo en que se hace teatro también puede contribuir a condicionar su americana reduciría la diferencia entre ellos, considérese simplemente
contenido político. El teatro, no como tesis sino como práctica, repre- ahora la tesis contraria: que el factor transgresor sigue siendo esencial
senta e.jemplarmente un entrelazamiento de elementos heterogéneos para la comprensión de todo arte, y no solo del político. Incluso en la
que simbolizan Ia utopía de otra uida; wa vida en la que se concilian création collectiue el arte privilegia lo individual por antorromasia' aque-

el trabajo mental, el artístico y el corporal, con actividades individuales Ilo que se mantiene imponderable incluso en relación con la mejor le¡
y colectivas. De este modo, se puede afirmar una forma práctica de en cuyo ámbito se pretende calcular hasta lo imprevisible. En la esfera
resistencia que diluye la cosificación de acciones y trabajos en produc- del arte habla siempre el Fatzer de Brecht:
tos, objetos e informaciones; en la medida en que el teatro impone su
naturaleza de acontecimiento, manifiesta el alma del producto muerto, Calculáis hasta el detalle

el trabajo artístico vivo, para el cual todo permanece imprevisible y Lo que dcbo hacer y lo a¡runtáis en vuestra cucnta

todavía por descubrir. El teatro es, pues, político y virtual en la consti-


tución de su práctica.
" Krrs la littérature,. F.n lbfi logue. París, 1977, pp. l 3-21.
rr,-v,r., J.
"Politique dc
Julia Kristeva destaca que lo político es aquello que da la medida; 7 Fosron, H. Recodings: Art, Spectac/e, Cultural Politics. Sc'¡trle: Bay Press, 1985,
lo político se encuentra bajo la ley de la ley. No puede hacer otra cosa P.145.
8 Ibídcm.

&*S Teatroposdramático Epítogo rt.it§


¡.Sokr r¡ttc yo no lo lr.rgo! ¡S.gtri,l t.tltul.ultlr! Afformance Art?
¡Oontad cotr krs cincttcntlt cúntinlos tlc pcrscvcrttt.ir tlt lirttztl lrn este r)r()lncnto resulta apro¡riaclo pr()p()ncr une rcHcxititt cn
Y el ingcnio diario de Fatzerl términos de la filosofía del lenguaje ¡ al mismo riempo, de la política,
Velora.l nri situarión línritc que sitúre bajo una luz distinta la cuestión del teatro. Mientras se
Arratlicl cin.o [tltrrr los irrrl.rcvisto. considere lo político en el teatro como una fuerza de oposición -en sí
Quedaos dc todo [o que tengo misma política-, como contraposición y acción antagonista, en vez de
(lon [o nrís írtil.
reconocerlo como no-ltcción e interrtpción de la ley -lo que de hecho
Y el resto cs F¿rtzcr').
es-, algo no funciona en el programa. Si actuar con signos lingüísticos
se ha definido como performativo por la teoría de los actos de habla,
El teatro en sí mismo difícilmente hubiera surgido sin el acto híbrido entonces el teatro no cs un acto performativo en el sentido pleno
por el cual un individuo se separó del colectivo y se dirigió hacia lo de la palabra; solo lo parece. El teatro no es tesis, sino una fbrma de
desconocido, aspirando a una posibilidad impensable; es decir, sin el articulación que, en parte, se sustrae a lo relativo a la tesis y a lo activo
valor de transgredir los límites, todos los límites de Io colectivo. No en general. Se podría tomar prcstado el término de lo ajormatiuott),
hay teatro sin autodramatiz¿rción, exageración y ouerdressing, sin el dcsarrollado por Werner Hamacher en otros contextos, y llamar al
rcclamo de atención para un cuerpo particular, su voz, su movimiento, teatro ffirmttnce llrt, con el fin de aludir a ese algo no-pe(brmdtiuo
su presencia y :rquello que tenga que decir. Ciertarncnte, en el origen próximo a Ia actuación. l-os artífices de lo político raramente saben lo
de la práctica social del teatro existe también Ia autoescenificación que ocasionan, pero se acomodan al fin y al cabo en la certez.a -quizás
intencionada y raciolral de los chamanes, los jcFes y los príncipes que, ilusoria- de que, sobre todo, ocasionan algo, de que lo que ellos
con gestualidad intensificada y disfiaccs, manifiestan su posición hacen ¿s en cualquicr caso Llll hecho; en tanto que tampocro srrbcn
especial frente al colectivo; esto es: el tcatro como expresión de poder. lo que eso significa, entonces alirnentan la ilusión -c¡uizá benévola,
Sin embargo, al mismo ticmpo, el teatro constituye una práctica como pcro sospechosa- de que, al menos, se trata de algo signifcatiuo. F,l
y con material significante que no crea órdenes de poder, sino que teatro no es así; este no produce un objeto, resulta engañoso como
ir-rtroduce lo nuevo y el caos en la percepción ordenada y ordenadora. acción y engaña incluso cuando la ilusión se perturba abiertamente o
Corno flsura del proceder logocéntrico, en el cual predomina la y únicamente es realde modo ambiguo, incluso cuando
se destrr.ryc,
idcntificación en favor de una práctica que teme la suspensión ,Je la rehúye la falsa apariencia y se aproxima a lo real. El teatro impone a
furrción de designación, su interrupcióny suspensión, el teatro puede toda representación la incertidumbre de si algo es representado; a cada
ser político. Esta tesis incluye la paradoja, solo aparente, de que cl acto la incerteza dc si, en efbcto, lo era; a cada tesis, posición, obra o
tcatro es político en la medida en que interrumpe y depone también sentido, una vacilación y un potencial de cancelación. El teatro quizá
las categorías de lo político en sí, cn vez de establecer nuevas leyes, no pueda saber si hace algo, si provoca algo y ni siquiera si significa
aunque bienintencion¿rdas. algo; por ello, hace cada vcz menos sin tener en cuenta el lucr¿rtivo
y ridículo entretenimiento cle masas que supone el musical. Produce
cada vez menos significado porque quizá, cerca del pLrnto cero (en la

'' Bnucn'r , R. n'rVerke,, op. tit., p.495 lcd. c¡sr., L¿ caídtt del qoísta.fohan l'atzet 1')
H¡uecl+,:, \7. nAIIormativ, Strcik,. L,n Henr Nrnrnr<;, (lh. L. (ed.). V¿s heisst
Scvill:r: Área cle (]ultura Luis (lernuda dc la I)ipr-rtación tle Sevill¿, 1999,p.751. ul)¿rstellan,? Fráncfbrt, 1994, pp. 340-371.

..ii,lÍ, Teatro posdramático EpíLoqo i;


innloviliclacl, cn cl silcllcio rlc lrrs rrriraclas), pttrlr'í:r ilc()trtcccr,tlg,,: ttrt tttttttrhtsf,,li. lr,, , ,, 1,.rl,rIlt-ls tlc Nclsort (,txrtlllt:tlt, (ltt('il(ill t(',lll trttlsigrr
ahora. Dudosamcnte perfbrmativo, r{Jormanct art. el potcrrciel tle lrr rcf lcxitirl, ent()nccs podría parcccr ¡raradtijicanrcrrtt'
Una y otra vez, especialmente cuanclo se tr¿lta de la incc¡uív«lca qr,re el teatro rcnuncia al drama como un punto fuertc consirgrado por
dilerenciación (imposible) entre teatro y performtnce ltrt, vuelve la idea la tradición. ¿No estaría aquí su verdadero lugar dentro del mercado?
de contraponer este, como una acción redl, a aqLlel como ámbito de Formas y géneros ofrecen siempre posibilidades de comprender la
la ficción, de las acciones como si, en el cual entendemos algo y los experiencia pública, no solo privada; las formas artísticas .tt7z Patrones
límites son claros. En este contexto algunos llegan incluso a situar un coagulados de experiencia colectiva. ¿Cómo puede funcionar un
performance al mismo nivel que un acto terroristarr. E,n efecto, ambos theatrum mundi sin las posibilidades de ficcionalización dramática y
tienen lugar en el tiempo real, histórico;los performeru actúan como ellos toda la abundancia, ligada a ella, de oportunidades de juego entre los
mismos y adquieren, al mismo tiempo, un significado simbólico, etc. dramatis personlte ñcticios, pero de algún modo percibidos como casi
Sin cmbargo, aunque reconozcamos algunas similitudes estructurales reales, y los actores reales? De hecho, se podría temer que la disolución
iluminadoras entre el terrorismo y el petformance drt, permanece de del canon tradicional condujera a la despoblación de más regiones en la
modo decisivo la siguiente diferencia: este no ocurre como un medio pregunta acerca de la experiencia de los seres humanos. Pero, veamos: el
para llegar a un objetivo (político); como petformdnce es precisamente panorama del teatro posdramático muestra que tal preocupación carece
aformatiuo; es clecir, no es simplemente ün Acto performatiuo. En la de fundamento y que, de hecho, da vida de modo más convincente a la
acción terrorista, en cambio, se trata de una declaración de intenciones oportunidad específica del teatro. En la medida en que en el teatro más
política o de otro tipo, a juz.gar en cada caso. El acto terrt¡rista es nuevo no se representa una figura ficticia (en su eternidad imaginaria,
intencior.ral, es perJbrmatiuo, ul1 acto y un posicionamiento en el Hamlet), sino que se exhibe el cuerpo del actor en su temporalidad,
tcrrcno de Ia lógica del medio y de los fines. reaparecen bajo una nueva luz los temas de las tradiciones teatrales más
antiguas: el enigma, la muerte, la decadencia, la despedida, la vejez,
Drama y sociedad la culpa, la víctima, lo trágico y el eros. La muerte puede se¡ en el
A pesar de que la pregunta acerca del carácter político de lo estético tiempo real de la escena, una salida amistosamente acompañada, no
concierne, sobre todo, a las artes y atldd forma de teatro, se imponen urra tragedia ficticia, sino un gesto escénico Pensado como la muerte;
relaciones entre la estética posdramática y la posible dimensión política pero, a partir de ahora, el simple gesto acumula en sí toda la gravedad
del teatro que ya resuenan en una pregunta obvia: ¿hay teatro político de la experiencia cotidiana dela despedida. De este modo, el teatro
sin narración, sin f,ibula en el sentido brechtiano? ¿Qué sería teatro posdramático se aproxima a lo trivial y a lo banal, a la sencillez de un
político después de Brecht? ¿Y sin él? Como muchos creen, ¿Para encuentro, de una mirada, de una situación compartida; ¡ con ello,
la representación de lo político depende el teatro de la fábula como el teatro da también una posible respuesta al tedio del caudal diario
vehículo de representación del mundo? Si e[ trabajo artístico del teatro de de formulas artificiales de intensificación. Se ha vuelto insoportable
vanguardia pertenece a aquellas ways ofworldmaking" fmaneras de hacer la dramatización inflacionaria de sensaciones diarias que anestesia los
sentidos. No se trata de la superación, sino de [a profundización de
I Saen,rLrNt, A. J. u'ltrrorisrn, Perform,. En High Performance, vol. 9, núm. 2, una circunstancia, una situación. Planteado en términos políticos: se
pp.29-33.
* F.l autor h:rcc refirencia al título del libro de Nclson Cloodman, Way oJ'\Yorld- trata, al mismo tiempo, del destino de los errores de la imaginación
making, editado cn 1978 por Hackett Publishing led. cast., Mttner¿s de bacer nun- dramática.
dos. Matlrid: Visor, 1 9901 [N. del L,.].

$.1{$ Teatro posdramático EpíLoqo .\)'t


Hace clócadls qtrc cl er)sly() dc l,<»rris Alrllrrsst,r soIlt. Ilt.r-rolrrzzi ptrcdc ser un síntoma cle que la ex¡rcriencia
t',tt't rlr¿nttitit'tttn(ilte,
y Brecht dejó claro cómo puede concclrilsc un rcxrr() político: clc que corresponde a esta forma de arte se encuentre en retirada de
tal modo que permira que la fanrasnr,rgoría clram:itica clcl strjet<r la realidad. La cuestión acerca de los motivos que llevan a dicha
se qtriebre en elmuro inamovible de otra ticmpo dc lo social*. I-o retirada y la desnaturalización de la representación dramática no se
que se experimenta y se estiliza como drama no es otra cosa que la puede acometer en este libro, ni mucho menos intentar resolverla'
desesperante deformación de los sucesos entendidos como acción. 'lhn solo se expondrán algunas reflexiones al respecto. Una primera
Estos se interpretan como un hacer; una formula que Nietzsche tesis diría así: si el drama moderno tiene como base al ser humano
utiliza para la mitologización. giro designa también la percepción
F.ste proyectado en una relación interhumana, el teatro posdramático
ilusoria (por naturalcza) de la realidad por parre del inclividuo, su tienc como base a un ser humano que, en aPariencia, no desed que ni
eterno idea de una percepción espontáneamentc ¿rntropomorfizante. lo mris conflictiuo se muestre como druma. La forma de representación
Parcce que únicamcnre la cxisrencia de terroristas
y la sensación de dramática es accesible, pero carece de base cuando debe dar fbrma a
las experiencias humanas individuales en las convulsiones políticas la realidad experimentada (más allá de las ilusiones melodramáticas).
contin(ran cre:rndo la necesidacl de una cierta plausibilidad de la Cicrtanrente, se puede reconocer en uno u otro ntomento unaforma
articulación de la realidad como drama, la mayoría de las veces conto dramtitica en la lucha entre aqucllos que detentan el poder pero, de
melodrama, enfatizando ¿rsí los minúsculos espacios de ¿rctuación nuevo, se destaca demasiado pronto que, en el fondo, son los bloques
quc quedan para las formas de acción del ser humano. La experiencia de poder los que deciden las cuestiones reales y no sus protagonistas,
de escisirjn, resalt¿rd¿r por Althusser como núcleo del teatro político, que son intercambiables en la prosa de las relaciones civiles. El teatro
alcanza así el núclco de la política como tema del tearro. F-n el caso parece además renunciar a la idea de un principio y un segúr-r el
fnal,
de Brecht, cl filósofo marxisr¿r pudo mostrar cómo el tcarro épico se pensamiento de que la catástrofe (o la diversión) podrían consistir en
apropia de la alreridad en dos tiempos: uno es el tiempo no dialéctico que esto continúe siemprc así. Ideas científicas de un cosmos que se
y masivo del proceso histórico y social, inaccesible para el individuo; expande y se contrae rítmicamente, teoría del caos y del iuego han
el otro, la trama ilusoria del tiempo de la vivencia subjetiva, el continuado desdramatizando la realidad.
melodrama. En estc senrido, todavía hoy parcce posible la política de Otra reflexión sobre la desaparición del impulso dramático se
un teatro que convierta en experiencia las ilusiones del sujeto y de la puede apoyar en las resis de Richard Schechner. Este hace hincapié
opuesta realidad heterogénea de los procesos sociales como relación en que el modelo del drama, entendido en el sentido de 'lurner
de una ausencia de relación, como discrepancia y aheridad. como drama social, con su secuencia de ruptura de la norma, crisis,
Para formular la realidad casi cualquier forma parece, de momento, reconciliación (redressiue dction) y reintegración sociales -es decir, el
más adecuada que la acción lógico-causal quc atribuye conrinuamenre restablecimiento del continuum social- representa el modelo de un
los acontecimienros a decisiones tomadas por individuos. Drama y conflicto y su superación que, finalmente, se apoya en una cohesión
sociedad no se aviencn; pero, si el teatro dramárico pierde rerreno social general. La estructura secuencial del performance -en el sentido
amplio que sirve de base a la teoría de la actuación cultural en la
* L,l texto al que Lchmaur hace refércncia es Arrr¡uss¡n, 1,. .Sobre
Brecht y antropología teatral- consiste en las fases de reunión, de la actuación
Marxr. TLxt. escrito ¡rara el dcbate público organizado el 1 de abril clcl968 por e[
Piccolo Té:rtro clc Milán. -L,xiste un:r ve¡sión onlint accessible clesclc http://cs.scribd. real y de la disolucitin. En este marco fijado de modo preciso se ofrece
com/cloc/16175204lAlthusser-Louis-Sobre-Brccht-y-Marx-19(ru. úlrimo acceso: la imagen de una escenificación del conflicto, cercado por un espacio
lB de junio dc 2013 [N. dcl E.].

¡*c!ü Tcatro posdrarnático EpíLogo {41


de solidaridad posibilitado por é1. Se pucde asurnir cstc l.runto clc visr:r una cicrta par':ílisis del discurso público sobre los fitnclarnctrtos
vistal2 de manera que la ausencia del drama demuestra precisamentc cle la sociedad; no hay ninguna cuesrión actual que no sea uerbalizada
la capacidad de una sociedad para producir cohesión. Esta dispone de hasta la saciedad en comenrarios interminables, programas especiales,
un marco de solidaridad que hace posible tematizar continuamenre talk shows, encuestas, entrevistas.'., pero apenas hay indicios de que
su dinámica en forma de confictos desgarradores. Profundidad, la sociedad disponga de la capacidad de dramatizar, tan'tl¡ién como
alcance, precisión y consecuencia de la tematización del conficto inciertas, sus cuesriones y bases fundamentales y fundacionales que, sin
muestran el estado del pegamento, la solidaridad o la unidad simbólica embargo, se rambalean fuertemente. El teatro posdramático constituye
más profunda de la sociedad: curínto puede, por así decir, permitirse también un teatro en una época de imágenes de conflicto omitidas'
el drama. Desde esta perspectiva cabría considerar que el drama se

pueda llegar a convertir en el núcleo de un entretenimiento de masas Sociedad del espectáculoY teatro
más o menos superficial, en el cual se banaliza hasta la mera ltction, parece evidente que el declive de lo dramático no equivale a un declive

de modo que desaparece cada vez más como forma artística compleja de lo teatral; al contrario: Ia teatralización atraviesa la vida social por
propia del teatro innovador. entero, empez.ando por las tentativas individuales de producir/fingir
Queda aquí en suspenso si los procesos de la crisis y la reconciliación, a través de la moda vn lo público: culto de la autorrepresentación y
analizados por Bateson, (loffman, Ti.rrner y otros, y las ritualizaciones la automanifestación mediante signos de la moda y de otro tipo, que
ligadas a ellos, describen los procesos sociales adecuadamente desde deben atestiguar un modelo del yo (la mayoría de las veces prestado)
la perspectiva antropológica y social. La disminución del espacio de frente al grupo y la multiud anónima. Junto a la construcción exterior
representación dramático en la consciencia de la sociedad y de los del individuo existe la autopresentación de identidades específicas
artistas resulta, en cualquier caso, innegable, y confirma que algo grupales y gcneracionales que, a falta de discursos lingüísticos,
de este modelo se ha de.jado de adecuar a la experiencia. Se puede programas, ideologías, utopías distintivas, se representan a sí mismas
constatar la mengua del impulso del drama, no importa si el motivo como apariciones organizadas teatralmente. Si añadimos la publicidad,
radica en que se haya desgastado en exceso y como reconciliación diga la auroescenificación del mundo de los negocios y la teatralidad de
siempre lo mismo, si supone un modo de actuar que ya no se reconoce la autorrepresentación mediática de la política' parece que se cumple
en ningún lugar o si pinta una imagen obsoleta de los confictos aquello que Guy Debord describió y vio erigirse como sociedad del
sociales y personales. Si contemplamos el teatro posdramático, por espectáculo. Es una característica fundamental de las sociedades
un momento y pese a todos los reparos, como una expresión de occidentales que todas las experiencias humanas (vida, erotismo,
estructuras sociales contemporáneas, el resultado es una imagen más felicidad, reconocimiento...) se vinculan bien al consumo bien
bien sombría. Resulta difícilmente reprimible la sospecha de que la a la posesión de mercancía-r (no a un discurso). A esto corresponde
sociedad no puede o no quiere permitirse la representación compleja precisamente la civilización de la imagen, que solo apunta a Ia siguiente
y profunda de confictos desgarradores por ser representaciones que imagen que, a su vez, apela a la siguiente. La totalidad del espectáculo
van a la sustancia. Se engaña a sí misma con la comedia ilusoria esla teanalización de todos los ámbitos de la vida social'
Parece liberarse cada vez más de
de una sociedad que, al parecer, ya no presenta tales conflictos. La En tanto que la sociedad la

estética del teatro refleja también y sin querer algo de ello. Salta a la privación de sus necesidades mediante el persistente crecimiento
económico, entra al mismo tiempo en una dependencia absoluta
't ScurcuNen, R. Performance Theory, op. dr., pp. 166 y ss.

r4f42 Tealro posdramático UN¡VEIrIS}D,&D DE A)üT;CCU¡,\ Epíroso dr&,

EIBLIOTEGA CENTRAL
dc cstc crccinriento y .lc l.rs nlcrlios p«rlíricos l)ilrir :rs(.gur:lr-lr¡r'. l,:rrrr c¡uc cl ¡rroccso de significación se¡tara la cosa tlel signo, la rcf c'l.ctrcirt
ello, sin embargo, cs inrprescindible la dcfinit iórt lrl ciut/¿ltttto (otlto y la situación de la producción de signos. El incontrolable grado cle
espectador; una definición que, de todos modos, gana cada vcz. nrís realidad de las imágenes deslocaliza, por un lado, los acontecimientos
plausibilidad en la sociedad mediática. En un texto cleclicaclo ¿r los divulgados por los medios de comunicación ¡ al mismo tiempo, pro-
efectos mediáticos en el ámbito de lo político, Samuel \ü7'eber escribe : mueve comunidades de valores entre los es¡lectadores que, aislados
en sus hogares, reciben las imágenes, de modo que la presentación
Si pcrmanecemos espectaclorcs, nos quedamos valientementc al[í donde siempre renovada de cuerpos victimizados, herid<¡s o muertos por ca-
cstamos, an¡e el apar¿rto de televisión, cntonces las cat:ístrofes sc r¡ueclan tástrofes (aisladas, reales o ficticias) crea una distancia radical resPecto
siemprc en el exte rior, son siempre obfeto pa,rt tt sujeto csta es l:r promcs¿t al espectador pasivo. I)e este modo, se deshace la soldadura entre
implícita dc bs mcdios de c.r.*rnicaciótr. I)cr. esta pronlcsa consoladora percepción y acción, mensaje recibido y responsabilidad/respuesta.
comporta una amenaza iguaLncnte clara, aunquc no confesad¿r: upernrancce Nos encontramos en un espectáculo en el cual, sin embargo, solo
allí cl.ndc estés. l)ues si tc muevcs esto puecle convertirsc Fricilrnentc en podemos mirar teatro tradicional de mala calidad. Baio estas condi-
intervención, ya sc:r humanitAria o norr'1. ciones, el teatro posdramático intenta sustraerse a la reproducción
de las imágenes en las cuales, al final, todo espectáculo se solidifica,
Se reconoce aquí que la separación, continuamenre reperida y re- deviene relajado y estático, ofrece imágenes sin referencia y confía lo
forzada por medio de las noticias, enrre aconrecimiento y espectador dramático a las imágenes de violencia y conficto de los medios de
produce una erosión del acto de comunicación. [,a conciencia de es- comunicación, a menos que las incorpore para parodiarlas.
tar conectado con los otros en el knguaje y, por tanto, de ser responsa-
ble y estar unido a ellos, retrocede cn favor de la comunicación como Potítica de ta percepción, estética de ta responsabitidad
intercambio de información. El habla es, en principio, un habla rcs- No es una noción nueva que el teatro muestra un carácter indirecto
ponsable (la expresión te quiero no es ninguna información, sino una y una ralentización, una profundización reflexiva en temas políticos.
acción, un compromiso); en cambio, los medios de comunicación Su compromiso político no reside en sus temas, sino en sus modos
transforman el ofrecimiento de signos en inFormación y disuelven, de percepción. Esta idea presupone la superación de lo que Peter
a través del hábito y la repetición, la consciencia y la sensación de von Becker llamó una vez el síndrome Lessing-Scltiller-Brecht-68 en
qrre el acto de emitir signos implica a cmisor y rccepror en una sl- el teatro alemánl5. Pero, al mismo tiempo, se debe evitar también
tuación comparrida unida por medio clel lenguaje. E,ste es el motivo la aserción simplista de que lo político sea o bien únicamente un
verdadero de por qué, como a menudo se ha lamentado, se mezclan aspecto superficial del arte, o bien, a la inversa, que todo arf.e sea da
ficción y realidad: no porque uno se confunda sobre si en un caso se algin modo político; como si Ia faceta política debiese ser considerada
trata de una invención y en otro de una noticia, sino por el modo en completamente ausente del arte o aPreciada como elemento general
de él (en ambos casos, este aspecto ha dejado de tener interés). EI tea-
lrI)Enorur, O. Die tro, en su práctica, constituye Ltn arte de lo social prtr antonomdsitt; por
Geselkcltrtfi fus,gyhtakels. Rerlín, 199(r, p.40 [cd. c¿st., 1.a
sotiadad del es¡ecticulo., op. cit.J. ranto, su análisis, en la medida en que se aplica a una realidad definida
r'' §ln¡r,& S. «Hunranitirc
Intervenrion im Zeitalter der Mcdien. 7,ur Fragc einer y políticarnente, no se puede limitar a una despolitización.
obfetiva
heterogcnen Politik,. En JÁc«, H. ll y Prnrr-, H. (cds.), Eirtgrifii irt Zeitalter ds Me-
dien (Politik des Anderen, v.l. 1). llor.hcim and Rostock, Hanseatischer Fachverlag
für ]üTirtschafi, 1995, pp. 5-27, csp. p.26. '5 Cita tom:rda de 'lheater heute I , I 990, p. 1.

S{f; Teatro posdramático Epítogo {d$S


Sin enrbargo, aquí la políticr sc futrclarnenta scgún el nlr¡do tlcl ttst¡ lt' l»lis irrcal scrli su rolltlicititt. IItll-ror rilrrlr cotl c,¡lllort; ctt c,ttttl,i,,, 1,,

signos:la polídca del teatro es una política de k percepcidz¿. Str de finición siniestro, que Frcud hallaba en la mezcla del signo y lo dcsignadtl, sc

se basa en la idea de que el modo de percepción no se puede separar de deja de lado.


la existencia del teatro en un mundo vital dominado por los medios de Sería absurdo esperar del teatro que pudiera contraponer una alterna-

comunicación que, a su vez, modelan masivamente toda percepción. tiva eficaz a la superioridad masiva de estas estructuras; pero la cuestión
En ellos, la imagen transmitida frenética y aparentemente fiel a la reali- se puede trasladar del problema de la tesis o antítesis política al nivel

dad sugiere lo real, previamente sometido, suavizado y debilitado. Pro- del uso de los signos en sí. En la estructura de la percepción transmitida

ducida lejos de su observación, asimilada lejos de su origen, imprime por los medios de comunicación no se experimenta ninguna conexión

indiferencia en todo lo mostrado. Entramos en contacto (mediatizado) entre las imágenes individuales recibidas, ni tampoco entre el recePtor
con todo ¡ al mismo tiempo, nos sentimos separados de la abundan- y el emisor de signos, ni entre apelación y respuesta. El teatro es capaz
cia de hechos y ficciones sobre los cuales se nos informa. Aunque los de reaccionar a ello solo con una política de la percepción c1ue, al mismo

medios también dramatizan continuamente los conflictos políticos, la tiempo, podría llamarse una estética de la responsabilifud (o de la capa-
sobreabundancia de las informaciones, unida a la disolución efectiva de cidad de respuesta). En lugar de la dualidad engañosa y tranquilizadora

perfiles claramente recr¡nocibles en los acontecimientos, provoca en la de aquí y allí, dentro y fuera, puede trasladar la inquietanre implica'
omnipresencia de la imagen electrónica (mediante un insistente gesto ción mutua de actores y espectadores en la producción teatral de la imagen

de apelación a los medios inútilmente desmentido) u.na desconexión como elemento central y así dejar visible el hilo roto que existe entre
entre la reproducción y lo reproducido, entre copia y recepción de la percepción y experiencia propia. Tál experiencia no solo sería estética,
copia. Esta desconexión se confirma continuamente a través de la téc- sino también ético-política. Todo lo demás, incluida la demostración
nica de Ia circulación mediática de signos. Nos parece <1ue los que nos política realizada con la mayor perfección, no escaparía al diagnóstico
informan son individuos, pero en realidad son colectivos que, por su de Baudrillard según el cual estamos tratando únicamente con simula-

parte, solo operan como funciones del medio, no se sirven del medio cros que circulan.

realmente. Lo que sucede instante tras instante es la eliminación del


rastro, la negación de la autorreferencia del signo; tiene lugar, pues, Estética de[ riesgo
una disimulada bisección del lenguaje. El medio, por un lado, exime En cuanto a una política de la percepción teatral resulta obvio que
al emisor de toda vinculación con lo emitido y, por otro, oculta a la aquí nada importan las tesis (o antítesis), Ias declaraciones y com-
percepción del receptor el hecho de que la participación en el lenguaje promisos políticos (que p..tet .cen al ámbito de la política real y
también lo hace responsable a é1, al receptor, del mensaje. Los rrucos no reproducida), sino más bien la falta de respeto fundamental ha-
técnicos y las dramaturgias convencionales, semejantes a los cuentos cia cualquier solidez y afirmación éticas; expresado de otro modo,
de hadas, aseguran la fantasía de la omnipotencia inherente a la repro- la transgresión del tabú. El teatro siempre trata con é116. Si se consi-
ducción y al registro de los medios de comunicación, como protección dera el tabú como una forma de reacción socialmente anclada que,
contra el temor de los productores y de los consumidores de imágenes. previamente a cualquier elaboración racional, rechaza determinadas
Esto lo logran creando la ilusión de poder disponer tranquilamente de realidades, modos de comportamiento o rePresentaciones en cuanto
todas las realidades, también la más inasible, sin ser alectados por ellas. intocables, abominables e inaceptables (es decir, como una emoción

Cuanto más ilimitado sea el horror de la imagen reproducida, tanto


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F¡i[,rqu 447
&d+e Teatro posdramático
previa a cualqLlicr val«rracitirl racional), cllt()nLCs lcsrrlte collvinccrrtc' nrcclio clc una estética del riesgo, que sicnrpre contienc la posibiliclacl
la observación, muy a menudo repetida, de que a cirusA clc la racio- dc [a hiriente ruptura del tabú. Esto sucede cuando los espectadores
nalización, la desmitologización y el desencant¿rmiento del mundo, cl se sitúan ante el problema de tener que reaccionar a lo que ocurre a

tabú prácticamente ha desaparecido. En vez de abordar un debate su alrededor, tan pronto como desaparece la distancia protectora que
que aquí resulta imposible, nos arriesgamos a proponer la siguien- la diferencia estética entre escena y sala parece asegurar. Precisamente
te simplificación: que en la sociedad actual nada -o casi rrada- hay esta realidad del teatro, el hecho de que pueda jugar con cualquier
sobre lo que no se pueda discutir racionalmente. I)ero, ¿y si tal ra- límite, lo predestina a actos y acciones en las cuales no se formula
cionalización también hubiera anestesiado los refle.ios humanos, que una realidad ética, ni siquiera una tesis ética, sino de las que erner-
podrían resultar urgentemente necesarios en un momento decisivo, ge una situación en la cual el espectador se va confrontando con el
para reaccionar a tiempo? ¿Es que e[ menosprecio de emociones es- tenror inescrutable y la vergüenza, pero también con el aumento de
pontáneas (por e.iemplo, respecto al medio ambiente, los animales, el la agresividad. Una vez más queda claro que el teatro no alcanza su
clima o la frrialdad social) en beneficio de una racionalidad con fincs realidad esrérica y ético-política por medio de mensajes, tesis e infor-
económicos no nos está ya conduciendo a un desastre tan evidente maciones artificialmente producidas, en suma, por su contenido en
como imparable? A la luz de la observación del declive progresivo de el sentido tradicional. Al contrario, le es constitutivo herir sentimien-
la reacción aféctiva inmediara gana importancia el cultivo de los afec- tos, producir terror y desorientación y, por medio de acontecimientos
tos, el entrenamiento de una emocionalidad no tutelada por preconsi- aparcntemente inmorales, asociales y cínicos, hacer que el espectador
deraciones racionales. La Ilustración por sí sola no basta (también en se tope con su propia presencia, sin privarlo por ello ni del humor ni

el siglo xvnt, dicho sea de paso, estuvo acompañada por la corriente del shocb del reconocimiento, r.ri del dolor ni de la diversión, solo por
de la sensihilidad). Será una tarea cada vez n'rás importante de la prác- Ios cuales nos reunimos en el te¿rtro.
úca teatral en su sentido más amplio crear situaciones lúdicas en las
cuales se liberen los afectos.
El hecho de que el teatro tenga la capacidad de realizar un deter-
minado entrenamiento emocional, fue una idea que ya se barajó en el
Barroco. Opitz llegó a definir como una de las tareas principales de la
tragedia el preparar me.ior al espectador para sus propias aficciones,
mostrándole constancia, la fuerza estoica de la resistencia. Lessing -y
con él la Ilustración- consideró el teatro como un lugar de insrruc-
ción del sentimiento de la compasión (entendida socialmente como
exquisita). Incluso Brecht atribuyó al teatro, que él no pensaba aban-
donar a las uiejas emociones, la tarea de elevar los sentimientos lt un
niuel su¡erior y promover sentimientos como el amor a la jusricia y la
indignación frente a la injusticia. En la era de la racionalización, del
ideal del cálculo y de la racionalidad generalizada del rnercado, al rea-
tro se le adjudica el rol de tratar con los extremos de la emoción por

*llo* Tealro posdramático Epí[ogo r;]ii;]


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A.kadiou,S¡elios (Srelarc): 391, 392
tunün, Knur Ovc:50
A.t¡ud, Antonin: 20, 31, 54, 57, 5a, 67. 87, 1o9, 1t2, t36, 146, 256, 27 r,
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Barb¡, Eugenior39,351,3t2 \ lrsc, l()lur: 20, 9 t. t56, I 60, 26 r , 262, .J |ll
Barrhes, Rola¡d: 29, 53, 5 4, 55. 192, 258, 27 I , 321, 322, 123, 346, 15 ), Caillois, Rogd: (:7
353,39t C¡retlucci, Claudi.:22,359,360,361
Baudrillard, Jeañ: 207, 208,348,383, 447 C*relucci, Romo: 22, 9,360,36t,369
35
Bauer, Volfgañgr 209, 229, 230 C{rorf,Ftuk: 39,1:7,216,2t7
Bausch, Pin¡: 39, 25 8, 29 1 , 323, 355, 356 CaE, Ritsáert ten: ,2, 390
Baschinger Sigrid:395,431 Cixous, Hél¿ner J80
Bayedórfer, Hans-Peter: 104 Ct udel, pau¡ 9t
Beck,Julia¡:314 Clüb Té¡rro Rom¡, 52, 102, 185
Becke¡ l'eter vonr 69, 44 5 Corneille, t ierft: 262, 3 I4, 342, 343, 344
Becker, lochen: 195 Corserd, Giorgio B¡.bic.o: 39, 259, 260. 33o, 397 , 4O7 , 4Oa
Beckett, Samuel: 20, 43, 59,69,92, t25, 133, 156, 176, 219, 261, 262, Co¡vin, Michel: 46
307,312,313.314.315,376 Cr¡ig, Edw¡rl GordoD: 20, {t 6,91,.104, tO9, OA,202,367
Beldng, Hans:418 Cunningham, Merce:92, 160,203,393
Bene, CarmeLo:31
Beniámiñ, V¡lfe¡: 20, 83, 84,131, \53,228, úa,252,274,317,322,335, 0
316,35a,3afi,422,423 D.boÁ, Cüy. t82,3t3,442, 444
Beuys, Joseph: 369 Dehlhotm. Kirsren:50
Iil¿u, Herberc 235,379 Dehú6 Gilles:31.89. 145.)57,225,272.3t8,325,4|
Bochm, Gottfricd: 127, 418 D eÍida,lr.ry.s: 31, to7,256,265,274
Borie, Moniqúe: 103,122, t25,129 Deursch, Michel: 209
Bread ánd Puppet: 196 Diro.t)iro:315
B¡echq Ber¡olc 14,20,31,35,44,45,47,54,55.57.5a.59.70.72.8a. Doesburg,'Iteo v¡n: 169
96, tO9, t2O, 123, t34, t5 t, t54, tA4, t9 , 202, 2O9, 2t9, 229, 232,
| Dorr, Bernd¡:l: i4, 86, 2 t6
235.252,259,264,302,303,317,319,140,377,39A, 42,435, l.]6, t)o6¡,.1ánkred: 139
438,440, 445, 448 Duchamp, Marcel: ltr, 183,261
Breton,André:115, I17
BrcÉ\ lÉe.237,282,431 §
rlrcysig,Johan¡ Adan:396 fliot,.lt S.: 123,389
Brock, Ben:40,201 Fts Comedi¡na:220
Broolr. l'eter: 39, 48, 93, I I 6, r54, 159, t77 ,20) , 306, 321 , 336. 349. 429, EIs Jogta6r 23, 220
430,431 Epigonenthe¡rer:lg2
Burden, Chris: 242, 247 EsLn, Marrin: 64,94, 95, 96, 221

*"ir$¡ Teatro posdramático lndice dc nombres ñ$ii{,


(;ftenaway, I']eter: 337
F:bia¡, Jo: 429 crctowski, Júzy: 39, 54, I 17, 195,259,277,278,35t,38o
lahrc,lM:22' 32,31)' 52, t56,169,t7O,'17a,191,197,203,2)o,222, G¡übe¡ Klaus-Michael 39 , l)l, 124, 129, l3O, 131, t32, r31, 134, 137 ,
237,244,269,283,3t9,323.364,369,37\,37t,37j,374 202,222,229,27a,253,290, 319
lalo Movimiento:406 Griindgens, cusrav: 92
ls'bindei tuiner Werner:2o,,. Jot Guá¡rár¡,l.elür 15-
Finte\ Hdg¿t 262,27t,272,223 cumbrecht. Hús Ulrichr 2 40,24a,249,4o2,419
Fischc¡ Gerhard: 193. 432
Fischer Lichre, E¡ik¿: 6 I , 90, 164, 125, t76, 243, 372, 389, 43t . 433 H
loreñan, Richard | 39, 56, 57 , ltc, t1t , zO3, 292 Hámá.her, \lern€r: 437
Forsyrhe, villim: 39, I 52 , 286, 323, 37 , 355,293 Ha¡dL€, pettr: 40, 57, 59, 6 1,98, t33, 156,229,26r,328, 380, 381, 395, 406
lbucault. Michel: r47,336 Hausne! Xeni¿: 291
l-¡eiras, Iole 242
de H¡usmu^' lf,¡dd€r: 39, 109,331
Freyer,Achim:39, 130,283,286 Heidegger, Marún: 98, 181,257
Frisch, Ma: 95,209. 281 Heissenbittet, Helmur: 395
Ikhs, Elinor: I10, 142 Henr¡chs, Benjámin: 229
t-uctrs, Georg:82. 83,90 He*el, Georg: 126, 130.290
Hertli¡s, Nele | 5 I
¡i Het ZuidelijkToneel 397
c¡briel, uhikq 393 lHi|, Gaty: 4t3, 415,4t6, 417, 4ts
Gadamer, Hans-Gorg: 18t Hochhurh, Rolf 97,430
Gener,lezn 20,43,122,t23,222.317 Hottú¿ia,39, tt9,229,269,295,296
Cencrte, CéErd:212 Horn, Rebecc¡: 51
Cinkás, Kama: 279 Hove, tvo vú: 397
Cl¡s, Philip: 353 H¡urin, Emi¡ 39,370,371
Gob Sqtad: 40,212,213,332,40o Hübner, Kur¡r 93
Godüd, Je¡n-Lu.: 395 Huilmnd, Rosne: 364
Cocbbels, Heiner: 22, 39, I 5l), t6O, \99,20O,223.262,2t0,323 Huppen, Isebelq 222
Gctz, R¡inald: 30, 40
Goiñ¡an, Irvingr 182.442 ¡
Goldbc.g, Rosecr.e:237, 23s,243 rden, perer:97
Gómez-Pcña, Ctrillermo: 433 tñ¿.\l,M§t 171,286,421,422
GEy, Spalding: 52, I9t Inns, Chrisropher:48
Gred, Huso de, 51 Ioneco, Eugéne: 43, 92, 94,312

l.',Jl Tcatro posdramático


ndrLc de nomhr es J+'l r
J l.r Mxn : 52, I I I

Jekobson, Roh¡nr r3l t.noó,l¡.qu6: 265. 267, 350


Jelinek, ElÉiede, 30, 40, 4l Lac/, Sroe: 337
Jesurun, John: 22, 39, 203,204, 205,237,272,273,289.330, 332, 397, rag, Elke 290
4o9,4t0,4\t,4r2 Ienger, s^anne K. ránger: r83
Jerofejq. venediL¡: 109 Lub, Michel: 50, 156
Jetelovi, Magdale¡e 50, 99 1 I tauw6, Ja¡: 12, 39, 192, r93, 194, 197 , r9a, 222, 263, 269, 2a7 , 2Ba,
lonas, loú 246,395 36r,363,3s8
lourdheuil,lQn: 202 rf,compre, Elis¡berh, 39,237
¡¡droo poers Th€arre 11 1 rrpage, Robe* 39. 222, 3 21,336,337,398,399
Leqvalie¡. Louic: 364
X Living
-lhqrre:
54, 1 I l I 80 , 221, 239, 259, 395
Kanror, 'ládeuszr 22, 39, I 0 3, t24, t25, tz6, 127 , \28, \29, t37 , 1 38, 232. Lorenz, Renare: 169, 1 9 5
367
323, 365, Loorherboúg, phitippe lacques dc: 396
Kaprow, Allan: 92 Lyora.d, Jea¡-FE¡sois: 28, 66. 67 , r37 . 155, 165, 252, 35l, 424
Kerkhoven, Ma¡ia¡dc van: 145, 379, 399
Kirby, Mi.hacl:64, I00. 106, n4,2O3,238,239,
4O4 H
Klcin' Yvs: 93 Mrrerlinck, Mau.ice: 101, 1 02, lo1, lo4, 105, 110,229
Kluge, Aleunder: 83, 254. 319, 320 :Mragtujni:39,4o6
Ko'k Pául: 159 Mallarhé, s¡¿phanc: 101, 102, 105, 112,123, 146. t56, 162. \75,198,
KoLoschk¡, osk¡r: r 14 2n,265,329,35s,362,363
Korr,Jatr:225 Manthey, Axetr 39, 200, 283, 286
Krejú, o*oman:234 Marrunc. Bo¡¡ie l r r,282
Kres.ik, Joh¡n¡: 157, 430 Marthater, Christoph: 233 ,234,2t)2,319,323
Krjsreve,Juliá: 57, t65,256,257,258,434,435 Mamchappij Dis@rdia: 39, 156,269
Krocr¿, Fmnz_x¿ver:2o9 Mengel, uwe: 39, 183
K.use, Jürse. | 39, I 57, I 58, 287, 332 Menke, Chrisroph: 73, 74, 75,76,77 , 79
Kubrick, Sranley: 95, 322, 4O7 Merleau-po¡q,, Máuri.e: r8r
Kúhn, H¡ns pcrer: 224 Mi er Arrhur: 3s9
Mined, Bernhard: 133, 195,222
L Minks, witfried:93
la Baus:23,39,22\,238,269,374,375.j76
Fu¡a dels Mnouchkine, Ariáne: r59. 164,238,283,32\,336,380
1¡ 407
Gaja sciena: 238. Monk, Meredith: 39, 158
rilal¡Humanstepsr 157,364,374 Morein. Andrea:429

sli\ Teatro posdramático


lndice de nombres ü',il.i\
Miihl, ()ttr¡: J9. 244
[)etit, I)hilippc: .]79
Mukarovsk¡ Jirn: 121 , 174, 227
Peymirnn, Claus: 130
Mülle¡ Heiner: 14, 20, 22, 35, 40, 43, 44, 45, 57, 59, (r(), 83, 38, I 03, 121,
Peyret, Jean Frar.rgois: 202
122, 125, 126, 14r, 152, 180, 199,202,203,314,217,218,21(),223,
Pfister, Manfred: 98, 99,226
231,252,254,258, 262, 265,290,29t, 3r2, 3t5, 324, 333,334, 336,
Piranciello, Luigi: 86
337, 347, 367, 376, 391, 423, 425, 432, 433
Poe, Edgar Allan: 1(r4, 290
Muynck, Viviane De:326
Pollesch, René: 40, 209,212, 332, 400
Pollock, Jackson: 63
N
Poschmann, Gercla: 30, 96
Nanc¡ Jean-Luc: 51,250
Presle¡ Fllvis: 92
Needcompany: 52, 192, 194
Primavesi, Patrick: 84, 131, 1 53
Negt, Oskar: 319,320
Proust, Marcel: 186, 187, 188, 275, 307, 334, 357
Nekrosius, Eimuntas: 39, 160
Pucher, Stefan: 40, 212,332,400
Nel, Christoph: 39, 201, 298, 337
Purcarete, Silvirr: .J9, .1.1(,
Newmann, Barnett: 63, 183,417
Pynchon, Thomas: 187
Nitsch, Hermann: 39, 244
Noelte, Rudolf: IJ0
ñ
Novarina, Valére: 351
Racine, Jean: (r0, 84,314
Itaincr, Arnu.lf:244
§
Ray, Man: i 15
O'Neill, Eugene: 130, 223, 389
Reane¡ Mark: 360
Oppenheim, Mcret: 1 15
Régr.rier, Henri de: l05
Orlan (Mireille Suzanne Francette): 247,248
Remote Control Production: 39, 50
Rijndcrs, Gerardjan: 229, 380, 38 I
p
Rilke, I{ainer Maria: 357
Paik, Nam Yun:413
Rorrconi, l,,uc¡: 222, 27 8
Pandur, Tomaz: 39, 164, 336
ILosenbach, Ulrike: 395
Pane, Gina:242
Roserrthal, Rachel: 243, 246
Panizza, Oskar: I 08, 331
Roth, Beatrice: 404
Pasolini, Pier Paolo: 229,337,406
Ruckert, Felix:214
Pavis, Patrice: 46, 303, 304, 308, 321, 430, 431
People Show: 52
s
Performance Group: lll, 180, 404
Societas Raffacllo Sanz.io: 152, 196, 264, 359, 360, 361, 406
Peter, Sinai: 395
Sarrazac, Jean-Pierre: 209

171, Teatro posdr amátrco


índice de nombr-.s {}$
sxrtrc, JNnl,.ot:r)2, IliI. I82 sÚviv¡l lles.irch Lrl,otukúics: .]e, I44,.J6li
Sch.ch¡e., Richardr 39, 42. 43, t)3, tt(t, t2t, \]4, 174, t9O, 245, 246. Suzuki, Iad¡shii 39, 376
404, 430, 441 , 442 swinarsk¡, Konr¿dr 93
S.hlel Eitur 32, 39, 66, 123. r32, \67 , 168, 23]l , 232, 244, 258, 263, Syberberg, Hús Jürgen: 39, 1 32, 222
269,293,294.30a,319.323,364,374 Jo*t 217. 219
Szciler,
scl ingensief christoph:2r6 sa¡di,petet2o,35,53,54,55,68,86,r01, 105, 106,1aa.22a,4o3
schnftmun, csrcle 246
245
sch.6der, Johañner I¡thac T
209
S.hwab, \Verne.: 30, I82, 207, r'Barre land: 215, 388
Schwirtes, Kurr: 93. 159 Tardieu, Jean: 95
Segal, Gcorge: 359 Terzopoulos, Theodorcs: 39, 166
seghe^, Mit: 362 Téshigáwara, Saburo: 39, I 52, \56, 36r, 376
Selle.s, Pere.:42,398 The¡ter Anrigone: 2I 5
serbatr, A¡dreir I t7.229 tháft Manerf:366
Shermán, Süari 366 ftéirre du Rad@u: 156, 269
Siesmúnd, Gcráld: 196, 334,415 'Itéirre du Soleil; 279, 304, 30t
Situe.¡s, Robcú:433 Thime, Thomsr4o9
sihmons, pip: 52 Tbneelgeelschap Dood p¿rd:2rt
Simo., Michacl: 40. 1 50, I 99, 2oo, 290. 337 , 369 Toneclgroup Amsterdam: 38 I
wis:51
sm¡ts, TrágeLehn, B. K.:294
Smith,luliu Maynard:297 Tr¡¡e¡,ytka¡:66,441,442
Spalding Ga¡ 52, l9l
SquarTheáÍe: 39, 180 U
Srein, Cerrrude 87, 109, 1t0,t1t,1t2.141,142,260,321,385 Urbanyulay:51
SIeiD. Pe¡e.:22,93,97, I 19, 130,234,2A3
Sreiner, Gerg:253 y
stei¡wachs, Ginkar 30 valcntini. velenrinar 360
stefla, Fm¡k 170 Vatk, K¡re:404
sroppard, 'lbm: 307 vandekeybus, vin: \57,355,363,364
srorch, wolfgmg:294,298 Varopoulou, Hc.lene: 152, 158, 160
srhuss, Borho: j9, 119, 380, 38r vassiliq, An¡rolir 39, 229, 3s0, 381
s.omberg, Tom: 5l v¡w¡., Ron:223,378
Stuart, Meg: 39, 355,356, 415 Velorlhsrre 366
srudioAzuro:4o7 vieb¡ock, Anna:283. 292

i;"¡Ér Teatro posdramático lndice de nombre!, üi.I ir


Vi<rla, Ilill: 41.1,414, 415, 416
Virilio, Paul: 212, 383
Vitrac, Roger: 216
Von Heyduck: 156,332
Vostell, WolF: 395

\\$

Valdenféls, Bernhard: 135, 17 1, 422


tWalclnrann, Helena: 40, 408
'Weber, Carl: 395
Wet¡cr, Sanuel:444
\7cbern, Anton: 96
Wcdekind, Frank: 1 14,331,347
lü/eiss, Pcter: 93, 98, 349

\7cnclt, Ernst: 395


\flesemann, Arnd: 392, 393
Wicrr, Woltgr:ng: 224
\X/ilson, Robert: 20, 22, 32, 39, 54, 56, 57, 59, 60, 87, 94, l)l, I 02, I 03,
l 10, r 1 1, 1 r3, 117,123,124,129,134,135,136,137, l38, 139, 140,
t 41, | 42, t 47, 156, r58, 1 64, 1 67, t90, 203, 222, 223, 224, 225, 237,
258, 261, 266, 267, 269, 27 2, 282, 284, 285, 287, 31 2, 31 6, 320, 321,
322, 323, 336, 337 , 348, 353, 356, 367 , 369, 378, 431
Wirth, Andrzej: 56,57, 58,59, 431
\üTitkiewicz, Star.rislaw Ignacy: 87, 109, l1 1, 112, 113

'Wonder, Erich: 150, 200, 283,323


§fooster (iroup: 39, 52, l8O, 223, 286, 330, 3BB, 389, 404, 406
\Wysocki, Gisela von: 200

§
Zadck, Peter: 93, 258,431

+y$ Teatroposdramático

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