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también. Por esto nos ponen música en los ascensores, en la espera de la llamada, en el
baño, etc4.
Desafortunadamente hemos perdido el valor del “silencio activo” tan cercano a la escucha
(Sant 1:26). Hemos perdido igualmente nuestra capacidad de atención (Déficit de atención
y sobre estimulación). Necesitamos recuperar el silencio y la capacidad de escucha.
Es la única forma de reconocernos desde la interioridad y reconocer también a otros. Los
pastores estamos hablando todo el tiempo: predicamos, aconsejamos, exhortamos,
regañamos. Nuestros cultos y celebraciones están llenos de música, por todos lados hay
piano, batería, guitarra, bajo, tambor. Pero, ¿Dónde están los espacios dispuestos para el
silencio? En Habacuc, el silencio es también una forma de adoración y reconocimiento. Para
el profeta significaba dejar de hablar y prepararse para la escucha y el actuar de Dios.
Necesitamos hoy “silencios” programados que nos ayuden a escucharnos mejor a nosotros
mismos, a los demás y a Dios. Necesitamos “silencios” para contrarrestar la tiranía del ruido,
para elaborar mejores respuestas y para traer a la vida renovación. Muchos de los desgastes
que vivimos a nivel personal y ministerial se deben a la falta de silencio y a la mucha
palabrería que viene del activismo. Los desgastes producen irritaciones y estas a su vez
generan malas relaciones (Libera tensiones, desestreza y nos libera de actuar
mecánicamente). La iglesia necesita que de vez en cuando su pastor se calle, guarde
silencio activo y fecundo trayendo renovación y unción fresca (no es la tecnología sino la
relación). Necesitamos los pastores superar el síndrome de “enciclopedia”, la trampa de la
complicación (complejo) y la ocupación. Necesitamos silencio para dejar de ser nosotros el
centro, la voz oficial, y darles a otros la posibilidad de expresarse, celebrando así el criterio
carismático de la iglesia.
4 La conversación natural la hemos cambiado por el ruido, por el sofoco constante, por el alejamiento de
nuestra condición; temerosos siempre. Somos seres que huimos de nuestra naturaleza y hemos diseñado las
formas y los mecanismos para hacerlo. Miramos ansiosos las pantallas de nuestros televisores, computadores
o teléfonos, siempre deseosos de algo o alguien que nos rescate de la angustia que nos provocamos.
Esperamos que alguna noticia, aún la más intrascendente, nos eleve de la serenidad hasta la euforia
superficial y pasajera. Aunque sean noticias dolorosas, preferimos el vértigo a la inteligible serenidad. Pobres
como somos, no podemos pagar el enorme lujo del silencio
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otro. ¡Callamos para que Dios actúe! Alguien dijo que le gustaba tanto “la disciplina del
silencio” que demoraría horas hablando de esto”.
Silencio activo, fecundo y creativo: “cuando Dios está en silencio es porque está trabajando”.
Así las cosas: el Señor está en su santo templo: ¡guarde silencio delante de él toda
la tierra!”.
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Quisiera terminar esto con algunos consejos prácticos para sacar provecho de nuestra
lectura de la Biblia y poder como Habacuc ser llevados por elle a la adoración y al
recogimiento. Desde espirituales antiguas heredamos el modelo de “lectio divina” o “lectura
orante del texto bíblico”. Consta de cuatro tiempos. Aquí esta:
Un extra…
“CONFUSIÓN BÍBLICA”
Se le preguntó a un joven que ingresaba al seminario Bíblico
¿Cuál parte de la Biblia era la que más le gustaba?
Hubo una vez un hombre que descendió de Jerusalén a Jericó y cayo entre
ladrones.
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Allí los espinos crecieron hasta ahogarlo. Luego salió de allí y conoció a la reina
Saba, la cual dio a ese hombre mil talentos de oro y plata y cien mudas de ropa.
Una noche mientras dormía colgado, su esposa Dalila, vino y cortó el cabello y
cayó sobre pedregales. Después comenzó a llover y llovió durante 40 días y 40
noches.
Siguió y llegó hasta Jericó donde vio a la reina Jezabel asomada a una ventana en
lo alto y cuando ella lo vio, se rio y él le dijo: “Volved a echarla abajo”, Y la
echaron abajo setenta veces siete y con los fragmentos llenaron doce cestas. Y
ahora, lo que quiero saber es: ¿De quién será esa mujer el día de la resurrección?”
3. LA DISCIPLINA DE LA ORACIÓN.
El profeta dice: “¡Señor, aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los
tiempos hazla conocer; en la ira acuérdate de la misericordia!” (Hab 3:2b). Es la
oración sincera que lo capacita para caminar, para transitar los caminos que la Palabra ha
trazado, desandando a la vez los suyos. El profeta ha luchado, ha discutido, ha sufrido, pero
se deja vencer, y su derrota es su mayor victoria. La oración es una lucha de la que
saldremos siempre vencidos. La oración es un encuentro de voluntades, la nuestra y la
de Dios, en el que finalmente seremos "vencidos". Por ello creo, que nuestro gran enemigo
en la oración no es la pereza, sino el miedo: tememos profundamente salir vencidos, perder
el control, tememos quedar en las manos del padre, ser acogidos por él; ser amados por
él6. Habacuc pide a Dios que entre en la historia, le dice que actúe, que traiga avivamiento,
que entre a juzgar y hacer mejores las vicisitudes que están afrontando de manera confusa
y a veces perversa: “aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los tiempos
hazla conocer…”. ¡Muévete Señor, entra y revuélvenos la vida! Pide cacao, antes el
problema era porque Dios no actuaba ahora le problema es que Dios va actuar: “¡en la ira
6“Ya no quiero luchar, Ya no quiero pelear. Hago a un lado las armas En las que confiaba y dejo ganar. Me ha
vencido tu amor, y tu buen corazón, He venido a rendirme a tus pies y decirte te doy el control…”. J.A.R
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acuérdate de la misericordia!”, acuérdate de dejar siempre la puerta abierta, acuérdate
de dejar siempre abierta la posibilidad de la conversión, del arrepentimiento. Que no se te
vaya a ir la mano Señor (Salm 30:5). La ira (Dios no es neutral), la misericordia (Dios no es
brutal). Tenemos que prepararnos no para reprender al diablo sino para llegar con actitud
humilde y en oración decirle al Señor: “he oído tu Palabra…”.
2. Después de alabarlo y adorarlo, pasa a la confesión: reconoce tus pecados y pide perdón.
3. Luego pasa a la acción de gracias: expresa tu gratitud por todo lo que el Señor ha hecho
y sigue haciendo por ti.
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a devorar al pobre en secreto. 15
»Caminas en el mar con tus caballos, sobre la
mole de las muchas aguas”.
Una de las características de la fe judeo cristiana es que se alimenta del recuerdo: las
comunidades siempre miraban hacia tras para encontrar en el pasado el “paso de Dios por
la historia”, y de cómo ese paso de Dios por la historia les abría nuevos caminos de
esperanza y horizontes de libertad (Dt 8; Heb 11-12; Rom 10:17; 1 Cor 11:27-32). El profeta
recuerda, hace memoria de la historia, la historia de liberación. Recuerda la historia del
éxodo dinámicas liberadoras (menciones históricas y simbólicas). “Israel siempre vio el
éxodo como modelo de la acción de Dios en la historia”7. El éxodo tuvo un propósito
político: liberar al pueblo de la opresión, Dios está del lado de las victimas (v. 15; Cp. Salm
103:6) y un propósito misiológico: que le pueblo estuvieras al servicio de Dios, que
venciera la tentación de ser un “opresor más” y que las naciones conocieran al Señor que
libera.
5. LA DISCIPLINA DE LA DEBILIDAD.
Pueda que esto suene extraño, la idea es que necesariamente tenemos que cultivar (o
empezar a hacerlo) la idea de que en la experiencia somos “débiles”, sujetos a afectaciones
físicas y emocionales, esto no es negativo sino que más bien reafirma nuestra humanidad9.
7 BRENEMAN, Mervin. Liberación, Éxodo y Biblia: el concepto Bíblico de la liberación. Caribe-Miami, 1975, p.
17.
8 ROPERO, Alfonso. Historia, fe y Dios: la importancia de la historia del cristianismo para la iglesia de hoy.
exitosos”. Estos mandatos pretenden que seamos “hombres y mujeres que han alcanzado el top 10”, es decir,
seres excepcionales en algún área, no importa el costo emocional que esto implique. Preceptos publicitados y
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Con frecuencia, en la cultura obsesionada por los ganadores, los triunfadores, los exitosos,
los fuertes, los esbeltos (el darwinismo social) hemos olvidado que Dios actúa en medio de
la debilidad. Es una verdad teológica que recorre el AT y que se concreta en Jesús: “por sus
llagas somos sanados” (Mt 8:14). Hemos castrado de nuestra experiencia de fe las
emociones y los sentimientos. En este “descarte” juega un papel fundamental nuestra “idea
de Dios”, un Dios tipo griego: inmutable, impasible, espíritu puro, etc. Y claro está, esta idea
de Dios también ha afectado nuestra idea del hombre (imagen y semejanza).
Pastoralmente hablando, no puedes tratar a alguien con gracia hasta que no aceptas tu
propia humanidad, fragilidad, o debilidad. Orar con más misericordia y humanidad, no para
estar por encima de los demás sino para caminar junto a ellos. Si después de orara o ayunar
nos sentimos superiores… entonces hemos orado mal. “No te fíes demasiado en las palabras
de un hombre que no tiene cicatrices; tus abuelos las tienen, y doy gracias al cielo porque
tuvieron valor para aceptar las heridas, y sabiduría para convertirlas en renglones donde
otros pudimos leer”10.
trasmitidos que se convierten en una forma de auto exigencia cruel e injustificada, o en la búsqueda de una
“perfección psicológica” agotadora e irracional. Un sufrimiento inútil que se instala y echa raíces en nuestra
mente, con el visto bueno y la premeditación de una cultura obsesionada por los “ganadores” y los “fuera de
serie”.
10 NAVAJO, José Luis. Un verano en Villa Fe. Casa Creación-EE-UU, 2017, p. 27.
11 PANGRAZZI, Arnaldo. El duelo: experiencias de crecimiento. San Pablo-Bogotá, 2014, p. 71.
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1. Aceptar la realidad de la pérdida o la crisis. Lo que no se acepta no se sana (Negación
por la fe).
2. Experimentar el dolor: tratar de vivir esa realidad. Las pérdidas de la vida vienen para
descuadrarnos, para no dejar nada en el lugar en donde estaba. El profeta es afectado y lo
expresa, lo experimenta, lo vive. Para el no hay contradicción alguna entre “aviva tu obra”
y decir “tengo miedo”. Incluir a Dios en el dolor, el problema es que a veces lo vemos como
realidades excluyentes, le gente necesita ser guiada en si dolor.
4. Tomar una actitud creativa y resiliente: capitalizar las crisis y leerlas en clave pedagógica.
Muchas de estas vienen como resultado de transiciones necesarias, de autoconocimientos
y de conocimientos de Dios. Experimentar el quebrantamiento y las redirecciones de Dios
(Coro: “Yo quiero ser, Señor amado…”).
Dios restaura lo que pasó, dice Eclesiastés.
6. LA DISCIPLINA DE LA ALABANZA.
Aquí llega el profeta a su “declaración terca de fe”. El afirma: “17 Aunque la higuera no
florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los
labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no
haya vacas en los corrales; 18 Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré
en el Dios de mi salvación. 19 Jehová el Señor es mi fortaleza, El cual hace mis
pies como de ciervas, Y en mis alturas me hace andar. Al jefe de los cantores,
sobre mis instrumentos de cuerdas”.
12Todo lo que es signo de paz, fertilidad y prosperidad será eliminado y el mundo parece quedar como un
desierto. Es un símbolo común entre los profetas para ilustrar el juicio de Dios que no es indiferente ante el
mal, la opresión y la injusticia (Jer 4:19-26; 12:7-13; 14:1-10).
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La confianza pasa de estar en la “provisión” a estar en el “proveedor”. La fe dejó de ser
predecible, se ubica en el terreno de la espera y la confianza. Aquí, la alabanza es la
celebración confiada no ingenua, de la obra de Dios en la historia, de los “misterios de la
salvación”. El profeta inicia orando y termina alabando. Al final, la devoción (oración,
alabanza) no se trata de cuanto hacemos para cambiar a Dios, sino de cuánto nosotros
somos transformados por él. Las personas más santas (consagradas) no son las que
obtienen siempre un “si” para todas sus oraciones; son aquellas que, aunque obtengan un
“no” jamás sueltan la mano de su Señor. Lo siguen amando. Sí, es doloroso y agónico, con
frecuencia demasiado, pero confían que de laguna manera en ese “no” también se
encuentra escondido el reflejo del inagotable amor de Dios.
Algunos de nosotros estamos siendo llamados por Dios a experimentar profundos cambios
a través de experiencias dolorosas. Será como… un volver a empezar: soltar, cerrar ciclos,
servir. Por ejemplo, la cruz fue una forma distinta de “salvar”, de liberar; aún a pesar de la
oración angustiosa del Getsemaní: “Padre si es posible… padre, en tus manos…”.
2. Inicia viendo la corrupción en los otros y termina confrontado por su propia corrupción
(teología y economía).
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4. Inicia poniendo a Dios en el banquillo de los acusados y termina elevándolo al trono para
adorarlo.
5. Inicia reclamándole a Dios porque no actúa y termina diciéndole que “no actúe tanto”.
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