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ESPIRITUALIDAD PROFÉTICA

Disciplinas espirituales a la luz de la oración de Habacuc


Hab 2:20-3:19
La disciplina puede ser definida como la capacidad que puede ser desarrollada por cualquier
ser humano y que implica, para toda circunstancia, la puesta en práctica de una acción
ordenada y perseverante, para obtener un bien o fin determinado. En el caso del pastor
ese bien a obtener será el cumplimiento del propósito de Dios con altura a través de la
dependencia del Señor, reverencia frente a su Palabra y relevancia frente a tu auditorio:
actualizando la presencia de Cristo y su obra en la vida de aquellos a quienes ministra. El
cultivo de algunas disciplinas nos ayudará en este propósito y nos alejara de la
“superficialidad”, a la que Foster llama “la maldición de nuestro tiempo”1, acercándonos a
una vida espiritual profunda. En estos días, tomando como referencia la experiencia del
profeta Habacuc2, hablaremos de seis disciplinas, estas son: el silencio, la Palabra, la
oración, la historia (memoria), la debilidad y la alabanza. Estas disciplinas (entre otras),
tendrán en nosotros básicamente tres resultados. El primero es que evitararemos una vida
superficial y tendremos una experiencia de fe mucho más profunda. El segundo resultado
será el de experimentar la unción del Espíritu Santo sobre nuestras vidas y ministerios.
Spurgeon acostumbraba a decir que “unción es aquello que es imposible definir, pero que
usted siempre sabe cuándo está presente y puede usualmente decir cuando está ausente”3.
En tercer lugar lograremos ser más relevantes frente a nuestros auditorios. Pero aclaro,
las disciplinas serán siempre medio, nunca fin, nunca leyes. Veamos.

1. LA DISCIPLINA DEL SILENCIO.


El profeta dice: “Pero el Señor está en su santo templo: ¡guarde silencio delante de
él toda la tierra!” (Hab 2:20, DHH). Muchas voces. Mucho ruido. Una de las características
sobresalientes en nuestra realidad occidental es que hablamos muchos y mucho. El arte de
escuchar empática y atentamente, que presupone el silencio, se nos ha venido degradando
en el transcurso de los últimos años, al parecer, porque la tendencia actual consiste en
pronunciarnos cuanto más podamos a través de todos los recursos conocidos. Tantas voces
aturden al mundo, lo confunden –inclusive lo desorientan- por las “verdades” que cada una
de ellas presume, pregona, defiende… en fin. Tanto es así el asunto que se ha dicho que
hoy “el silencio es un lujo”. Vivimos en un mundo en el que el poder más terrible es el del
ruido. El silencio es el lujo más caro. Los niños tienen miedo al silencio, pero los adultos

1 FOSTER, Richard. Alabanza a la disciplina. Betania-Miami, 1986, p 15.


2 Habacuc, profeta “interpelador de Yahvé” (no habla de Dios para el pueblo sino del pueblo para Dios), se
queja de Dios y ante Dios porque ante la violencia y la corrupción vividas parece guardar silencio y no hacer
nada. En Habacuc la corrupción tiene, al menos, tres fuentes: la corrupción política, la corrupción de la justicia
y la corrupción social. Se cree que su ministerio se desarrolla en Judá, reino del sur, para los años 609-597
durante el reinado de Joaquín quien era rey vasallo de Egipto. El profeta tiene literalmente una carga, la
lectura de la realidad política y social lo ha cargado. Es un hombre “cargado”, afectado por la realidad que lee,
vive e interpreta; involucrado en sus realidades. No ha profeta sin carga, esta surge de un encuentro, el
encuentro entre la Palabra y la realidad.
3 ALEXANDER, Erick, Las ocho proposiciones de la predicación expositiva. Cartilla de “Escuelitas de exposición

Bíblica”, p 29. Material no publicado.

1
también. Por esto nos ponen música en los ascensores, en la espera de la llamada, en el
baño, etc4.

Desafortunadamente hemos perdido el valor del “silencio activo” tan cercano a la escucha
(Sant 1:26). Hemos perdido igualmente nuestra capacidad de atención (Déficit de atención
y sobre estimulación). Necesitamos recuperar el silencio y la capacidad de escucha.
Es la única forma de reconocernos desde la interioridad y reconocer también a otros. Los
pastores estamos hablando todo el tiempo: predicamos, aconsejamos, exhortamos,
regañamos. Nuestros cultos y celebraciones están llenos de música, por todos lados hay
piano, batería, guitarra, bajo, tambor. Pero, ¿Dónde están los espacios dispuestos para el
silencio? En Habacuc, el silencio es también una forma de adoración y reconocimiento. Para
el profeta significaba dejar de hablar y prepararse para la escucha y el actuar de Dios.

Necesitamos hoy “silencios” programados que nos ayuden a escucharnos mejor a nosotros
mismos, a los demás y a Dios. Necesitamos “silencios” para contrarrestar la tiranía del ruido,
para elaborar mejores respuestas y para traer a la vida renovación. Muchos de los desgastes
que vivimos a nivel personal y ministerial se deben a la falta de silencio y a la mucha
palabrería que viene del activismo. Los desgastes producen irritaciones y estas a su vez
generan malas relaciones (Libera tensiones, desestreza y nos libera de actuar
mecánicamente). La iglesia necesita que de vez en cuando su pastor se calle, guarde
silencio activo y fecundo trayendo renovación y unción fresca (no es la tecnología sino la
relación). Necesitamos los pastores superar el síndrome de “enciclopedia”, la trampa de la
complicación (complejo) y la ocupación. Necesitamos silencio para dejar de ser nosotros el
centro, la voz oficial, y darles a otros la posibilidad de expresarse, celebrando así el criterio
carismático de la iglesia.

El silencio no es pecado, es el reconocimiento de los nuestros, de que Dios está en control,


que esto no depende de nosotros, de que nuestra palabra no es la última ni la más adecuada
a veces. Necesitamos silencio para encontrarnos con Dios como le pasó a Elías (1 Rey 19:12)
o a Zacarías (Lc 1:20). La iglesia también debe a prender a callar y a reconocerse para
adorar. Los músicos también deben guardar silencio. De hecho, en música, el silencio es
lenguaje y expresión también. En el silencio nosotros no somos los protagonistas. Es Dios
quien tiene que serlo. El silencio desemboca en la presencia del Señor y la respuesta vendrá
siempre. No basta con no hablar, sino que hace falta acallar el ruido que producen nuestros
pensamientos, preocupaciones, pasiones y sentimientos. Se requiere de un movimiento de
renuncia, de salir de nosotros mismos y de nuestro mundito interno para abrirnos al

4 La conversación natural la hemos cambiado por el ruido, por el sofoco constante, por el alejamiento de
nuestra condición; temerosos siempre. Somos seres que huimos de nuestra naturaleza y hemos diseñado las
formas y los mecanismos para hacerlo. Miramos ansiosos las pantallas de nuestros televisores, computadores
o teléfonos, siempre deseosos de algo o alguien que nos rescate de la angustia que nos provocamos.
Esperamos que alguna noticia, aún la más intrascendente, nos eleve de la serenidad hasta la euforia
superficial y pasajera. Aunque sean noticias dolorosas, preferimos el vértigo a la inteligible serenidad. Pobres
como somos, no podemos pagar el enorme lujo del silencio

2
otro. ¡Callamos para que Dios actúe! Alguien dijo que le gustaba tanto “la disciplina del
silencio” que demoraría horas hablando de esto”.

Como lo hacemos. Aquí algunos consejos.


1. Tiempos a solas en ayuno y/o lectura de la Biblia (“El sabio en su retiro es útil a la
comunidad”).
2. Tiempos de ayuno de “tecnología”: separación programada de las redes sociales y
teléfonos celulares (tiranía de la urgencia).
3. Guiar a la iglesia en los cultos a callar frente a lo escuchado (“Piense un momento allí en
silencio esto o aquello”).
4. Seguir el consejo de Santiago: que cada palabra y acción este precedida de una reflexión.
Recuerde que por algo tenemos dos oídos y una sola boca. Pensar y oír bien antes de hablar.
No interrumpir a los demás (No es callar para responder sino para entender y comprender).
5. Compartir más el ministerio de la predicación; alejarse del pulpito de manera programada
y adrede.
6. Dejar que los niños en casa se expresen, tratar de no imponerse.
7. Escribir notas de reflexión sobre la palabra oída: volver una y otra vez a la Palabra del
domingo.

Silencio activo, fecundo y creativo: “cuando Dios está en silencio es porque está trabajando”.
Así las cosas: el Señor está en su santo templo: ¡guarde silencio delante de él toda
la tierra!”.

2. LA DISCIPLINA DE LA PALABRA (ESTUDIO).


El profeta declara: “¡Señor, he oído tu palabra, y temí!”. Habacuc, el profeta cargado,
después de llamar al silencio dice que se ha sometido a la escucha de la Palabra del Señor.
La escucha atenta de la Palabra de Dios como fuente de sentido y significado lo ha llevado
“al temor”, a la adoración, al acogimiento humilde y sincero de esta. No es un acogimiento
ingenuo e irreflexivo, no; ha guerreado, ha discutido, ha peleado. Ahora sabe que más allá
de su teología Dios sigue estando allí (Salm 119:105). La Palabra oída y acogida es insumo
para el camino, alumbra las oscuridades, disipa las tinieblas: las tinieblas teológicas pero
también las tinieblas existenciales. Hay una estrecha relación entre “Palabra y vida”
(camino).
Dice Brueggemann: “… uno de los presentes más valiosos que puede hacernos la Biblia es
darnos un marco de referencia para la vida. En este marco deberemos tomar aún importantes
decisiones acerca del mundo, de la libertad y la responsabilidad… nos proporciona una
identidad alternativa, una manera alternativa de entendernos a nosotros mismos, un modo
alternativo de relacionarnos con el mundo; nos reta a repensarnos y nos invita a unirnos a la
peregrinación de aquellos que viven en los despojos de la historia, con empatía, al abrigo de
un Dios aliado que también peregrina por la historia. Este modo de entender la vida nos expone
al dolor (crucifixiones), pero también a las sorpresas reparadoras del resurgir de la vida
(resurrecciones) que se manifiestan en nuestra cotidianidad”5.

5 BRUEGGEMANN, Walter. La Biblia, fuente de sentido. Claret-Barcelona, 2003, p. 17, 19.

3
Quisiera terminar esto con algunos consejos prácticos para sacar provecho de nuestra
lectura de la Biblia y poder como Habacuc ser llevados por elle a la adoración y al
recogimiento. Desde espirituales antiguas heredamos el modelo de “lectio divina” o “lectura
orante del texto bíblico”. Consta de cuatro tiempos. Aquí esta:

1. Leer las Escrituras para escuchar a Dios.


Debes sentarte en reposo frente al texto para que este te lea.

2. Callar para meditar en lo que Dios te está diciendo.


Guarda silencio frente al texto que has leído para “interiorizarlo”
(Pensarlo sin decir palabra alguna).

3. Imaginar para que te identifiques.


Busca hacer empatía (ponerte en los zapatos de) con una persona o situación del texto
meditado.

4. Orar para que respondas.


Haz una oración firme que, de acuerdo a las verdades contenidas en el texto, te lleve a la
decisión de vivir la Palabra de Dios. La oración debe ser en primera persona del singular.

Un extra…
“CONFUSIÓN BÍBLICA”
Se le preguntó a un joven que ingresaba al seminario Bíblico
¿Cuál parte de la Biblia era la que más le gustaba?

- Bueno, lo que más me gusta es el Nuevo Testamento, contestó él.


- ¿Cuál libro del Nuevo Testamento es el que te gusta?,
Quería saber el entrevistador.

- Ah, con seguridad, el que más me agrada es el libro de Parábolas,


Contestó el novato.

- ¿Tendrías la amabilidad de relatarme una de esas parábolas?


Inquirió el entrevistador.

El novato accedió diciendo:

Hubo una vez un hombre que descendió de Jerusalén a Jericó y cayo entre
ladrones.

4
Allí los espinos crecieron hasta ahogarlo. Luego salió de allí y conoció a la reina
Saba, la cual dio a ese hombre mil talentos de oro y plata y cien mudas de ropa.

Después el subió a su carroza y condujo alocadamente y al pasar debajo de un


gran árbol su cabello se enredó en una rama donde quedo colgado. Permaneció
colgado allí durante muchos días y muchas noches, los cuervos le traían de comer
y beber.

Una noche mientras dormía colgado, su esposa Dalila, vino y cortó el cabello y
cayó sobre pedregales. Después comenzó a llover y llovió durante 40 días y 40
noches.

Y él se escondió en una cueva. Luego salió y conoció a un hombre y le dijo: “Ven


a cenar conmigo a mi cueva”, pero el hombre contestó: “No puedo pues he
tomado esposa”, así que el habitante de la cueva fue a la salida de los caminos y
urgía a la gente que se esterase.

Siguió y llegó hasta Jericó donde vio a la reina Jezabel asomada a una ventana en
lo alto y cuando ella lo vio, se rio y él le dijo: “Volved a echarla abajo”, Y la
echaron abajo setenta veces siete y con los fragmentos llenaron doce cestas. Y
ahora, lo que quiero saber es: ¿De quién será esa mujer el día de la resurrección?”

AHORA DIME TÚ QUERIDO PASTOR ¿A QUÉ LIBRO DE LA BIBLIA


PERTENECE ESTA PARABOLA?

3. LA DISCIPLINA DE LA ORACIÓN.
El profeta dice: “¡Señor, aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los
tiempos hazla conocer; en la ira acuérdate de la misericordia!” (Hab 3:2b). Es la
oración sincera que lo capacita para caminar, para transitar los caminos que la Palabra ha
trazado, desandando a la vez los suyos. El profeta ha luchado, ha discutido, ha sufrido, pero
se deja vencer, y su derrota es su mayor victoria. La oración es una lucha de la que
saldremos siempre vencidos. La oración es un encuentro de voluntades, la nuestra y la
de Dios, en el que finalmente seremos "vencidos". Por ello creo, que nuestro gran enemigo
en la oración no es la pereza, sino el miedo: tememos profundamente salir vencidos, perder
el control, tememos quedar en las manos del padre, ser acogidos por él; ser amados por
él6. Habacuc pide a Dios que entre en la historia, le dice que actúe, que traiga avivamiento,
que entre a juzgar y hacer mejores las vicisitudes que están afrontando de manera confusa
y a veces perversa: “aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los tiempos
hazla conocer…”. ¡Muévete Señor, entra y revuélvenos la vida! Pide cacao, antes el
problema era porque Dios no actuaba ahora le problema es que Dios va actuar: “¡en la ira

6“Ya no quiero luchar, Ya no quiero pelear. Hago a un lado las armas En las que confiaba y dejo ganar. Me ha
vencido tu amor, y tu buen corazón, He venido a rendirme a tus pies y decirte te doy el control…”. J.A.R

5
acuérdate de la misericordia!”, acuérdate de dejar siempre la puerta abierta, acuérdate
de dejar siempre abierta la posibilidad de la conversión, del arrepentimiento. Que no se te
vaya a ir la mano Señor (Salm 30:5). La ira (Dios no es neutral), la misericordia (Dios no es
brutal). Tenemos que prepararnos no para reprender al diablo sino para llegar con actitud
humilde y en oración decirle al Señor: “he oído tu Palabra…”.

Consejos prácticos para la disciplina de la oración:


1. Comienza con adoración, alabando, adorando y glorificando a Dios. Algo que te puede
ayudar es incorporar a tu alabanza versículos de la Biblia.

2. Después de alabarlo y adorarlo, pasa a la confesión: reconoce tus pecados y pide perdón.

3. Luego pasa a la acción de gracias: expresa tu gratitud por todo lo que el Señor ha hecho
y sigue haciendo por ti.

4. Seguidamente preséntale tus súplicas por ti mismo y por los demás.

5. También es productivo combinar la oración con la lectura de la Biblia y la meditación.

“La oración es un diálogo que cambia vidas”, John White.


“La historia pertenece a los intercesores”, Juan Stam.

4. LA DISCIPLINA DEL RECUERDO (DE LA HISTORIA).


El profeta declara: “Dios viene de Temán; el Santo, desde el monte Parán. Selah
»Su gloria cubrió los cielos, la tierra se llenó de su alabanza. 4 Su resplandor es
como la luz. Rayos brillantes salen de su mano; allí está escondido su poder.
5
Delante de su rostro va la mortandad, y tras sus pies salen carbones encendidos.
6
Se levanta y mide la tierra; mira, y se estremecen las naciones. Los montes
antiguos se desmoronan, los collados antiguos se derrumban; pero sus caminos
son eternos. 7 »He visto las tiendas de Cusán en aflicción; las tiendas de la tierra
de Madián tiemblan. 8 ¿Te has airado, Jehová, contra los ríos? ¿Contra los ríos te
has airado? ¿Arde tu ira contra el mar cuando montas en tus caballos, en tus
carros de victoria? 9 »Tienes tu arco preparado; los juramentos a las tribus fueron
palabra segura. Selah »Has hendido la tierra con los ríos. 10 Te ven los montes y
temen; pasa la inundación; el abismo deja oír su voz y alza sus manos a lo alto.
11
El sol y la luna se detienen en su lugar, a la luz de tus saetas que cruzan, al
resplandor de tu refulgente lanza. 12 Con ira pisas la tierra, con furor pisoteas las
naciones. 13 Has salido para socorrer a tu pueblo, para socorrer a tu ungido. Has
abatido la cabeza de la casa del impío, has descubierto el cimiento hasta la
roca. Selah 14 »Traspasaste con sus propios dardos las cabezas de sus guerreros,
que como tempestad acometieron para dispersarme, regocijados como si fueran

6
a devorar al pobre en secreto. 15
»Caminas en el mar con tus caballos, sobre la
mole de las muchas aguas”.

Una de las características de la fe judeo cristiana es que se alimenta del recuerdo: las
comunidades siempre miraban hacia tras para encontrar en el pasado el “paso de Dios por
la historia”, y de cómo ese paso de Dios por la historia les abría nuevos caminos de
esperanza y horizontes de libertad (Dt 8; Heb 11-12; Rom 10:17; 1 Cor 11:27-32). El profeta
recuerda, hace memoria de la historia, la historia de liberación. Recuerda la historia del
éxodo dinámicas liberadoras (menciones históricas y simbólicas). “Israel siempre vio el
éxodo como modelo de la acción de Dios en la historia”7. El éxodo tuvo un propósito
político: liberar al pueblo de la opresión, Dios está del lado de las victimas (v. 15; Cp. Salm
103:6) y un propósito misiológico: que le pueblo estuvieras al servicio de Dios, que
venciera la tentación de ser un “opresor más” y que las naciones conocieran al Señor que
libera.

Algunos concejos para incluir a la experiencia de fe la disciplina del recuerdo, la


fe como experiencia ubicada y situada8:
1. Tenemos raíces. No partimos de cero.
Toda colectividad, y todo individuo, que pierde sus raíces están a punto de perder su
identidad.

2. La historia nos brinda una lección de humildad.

3. La historia nos ayuda a comprender muchos problemas teológicos.

4. La historia nos ayuda a entender realidades sociales y eclesiásticas.

5. La historia puede convertirse en fuente de consolación (Heb 11:1-12:3).

La celebración de la cena como recuerdo y actualización de la presencia de Jesús en medio


de nosotros.

5. LA DISCIPLINA DE LA DEBILIDAD.
Pueda que esto suene extraño, la idea es que necesariamente tenemos que cultivar (o
empezar a hacerlo) la idea de que en la experiencia somos “débiles”, sujetos a afectaciones
físicas y emocionales, esto no es negativo sino que más bien reafirma nuestra humanidad9.

7 BRENEMAN, Mervin. Liberación, Éxodo y Biblia: el concepto Bíblico de la liberación. Caribe-Miami, 1975, p.
17.
8 ROPERO, Alfonso. Historia, fe y Dios: la importancia de la historia del cristianismo para la iglesia de hoy.

Clie-Barlenona, 1995, p. 10-13.


9 Muchos de nosotros somos o hemos sido víctimas de las exigencias irracionales perfeccionistas o “antivalores

exitosos”. Estos mandatos pretenden que seamos “hombres y mujeres que han alcanzado el top 10”, es decir,
seres excepcionales en algún área, no importa el costo emocional que esto implique. Preceptos publicitados y

7
Con frecuencia, en la cultura obsesionada por los ganadores, los triunfadores, los exitosos,
los fuertes, los esbeltos (el darwinismo social) hemos olvidado que Dios actúa en medio de
la debilidad. Es una verdad teológica que recorre el AT y que se concreta en Jesús: “por sus
llagas somos sanados” (Mt 8:14). Hemos castrado de nuestra experiencia de fe las
emociones y los sentimientos. En este “descarte” juega un papel fundamental nuestra “idea
de Dios”, un Dios tipo griego: inmutable, impasible, espíritu puro, etc. Y claro está, esta idea
de Dios también ha afectado nuestra idea del hombre (imagen y semejanza).

En cuando a Habacuc el declara: “Oí, y se conmovieron mis entrañas; al oír la voz


temblaron mis labios. Pudrición entró en mis huesos, y dentro de mí me
estremecí. Tranquilo espero el día de la angustia que vendrá sobre el pueblo que
nos ataca” (3:16). El profeta pasa por la afectación y crisis psico-somática. Lo que oye y
procesa lo ha afectado en su interioridad (entrañas y huesos) y su exterioridad (labios y
piernas). El profeta en el procesamiento de su duelo y en la elaboración de sus pérdidas se
muestra profundamente humano y profundamente espiritual. Lo que “oyó” y proceso lo
afectó profundamente, sacudió todo su ser. Él es un creyente que siente. Y es que la fe
no es un “placebo” o “analgésico”, el problema nuestro con la fe es por un lado la negación
y por otro la falta de sinceridad y honestidad con nuestras debilidades, hasta canciones
tenemos: “no puede estar triste…”. Por otro lado también cantamos el hecho de que Dios
se manifiesta en la debilidad: “maravílleme en la sabiduría de mi Dios…”. El proceso de
duelo: 1). El dolor es inevitable, 2). Con lleva la sufrimiento, 3). Con lleva al crecimiento: no
se puede crecer sin sufrir (perder), la vida es una sucesión de adioses, de separaciones. La
fe del profeta estaba enmarcada dentro de un “sistema comprensible (sistemático), sin
embargo todo lo que entendía de la soberanía de Dios fue desarticulado cuando la soberanía
de Dios se mostró realmente soberana en la historia sorprendente de su pueblo. Según “su
teología” Dios tenía que hacer una cosa pero hizo otra.

Pastoralmente hablando, no puedes tratar a alguien con gracia hasta que no aceptas tu
propia humanidad, fragilidad, o debilidad. Orar con más misericordia y humanidad, no para
estar por encima de los demás sino para caminar junto a ellos. Si después de orara o ayunar
nos sentimos superiores… entonces hemos orado mal. “No te fíes demasiado en las palabras
de un hombre que no tiene cicatrices; tus abuelos las tienen, y doy gracias al cielo porque
tuvieron valor para aceptar las heridas, y sabiduría para convertirlas en renglones donde
otros pudimos leer”10.

Consejos básicos para enfrentar cultivar la debilidad en el dolor y las pérdidas11.

trasmitidos que se convierten en una forma de auto exigencia cruel e injustificada, o en la búsqueda de una
“perfección psicológica” agotadora e irracional. Un sufrimiento inútil que se instala y echa raíces en nuestra
mente, con el visto bueno y la premeditación de una cultura obsesionada por los “ganadores” y los “fuera de
serie”.
10 NAVAJO, José Luis. Un verano en Villa Fe. Casa Creación-EE-UU, 2017, p. 27.
11 PANGRAZZI, Arnaldo. El duelo: experiencias de crecimiento. San Pablo-Bogotá, 2014, p. 71.

8
1. Aceptar la realidad de la pérdida o la crisis. Lo que no se acepta no se sana (Negación
por la fe).

2. Experimentar el dolor: tratar de vivir esa realidad. Las pérdidas de la vida vienen para
descuadrarnos, para no dejar nada en el lugar en donde estaba. El profeta es afectado y lo
expresa, lo experimenta, lo vive. Para el no hay contradicción alguna entre “aviva tu obra”
y decir “tengo miedo”. Incluir a Dios en el dolor, el problema es que a veces lo vemos como
realidades excluyentes, le gente necesita ser guiada en si dolor.

3. Adaptarse al nuevo ambiente en donde aquello que se perdió ya no está.

4. Tomar una actitud creativa y resiliente: capitalizar las crisis y leerlas en clave pedagógica.
Muchas de estas vienen como resultado de transiciones necesarias, de autoconocimientos
y de conocimientos de Dios. Experimentar el quebrantamiento y las redirecciones de Dios
(Coro: “Yo quiero ser, Señor amado…”).
Dios restaura lo que pasó, dice Eclesiastés.

6. LA DISCIPLINA DE LA ALABANZA.
Aquí llega el profeta a su “declaración terca de fe”. El afirma: “17 Aunque la higuera no
florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los
labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no
haya vacas en los corrales; 18 Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré
en el Dios de mi salvación. 19 Jehová el Señor es mi fortaleza, El cual hace mis
pies como de ciervas, Y en mis alturas me hace andar. Al jefe de los cantores,
sobre mis instrumentos de cuerdas”.

El ve que, como consecuencia de la invasión caldea, dos sectores representativos de la


economía, el pastoril y el agrícola, llegarían a colapsar12. Confiesa que seguirán confiando
en Dios aunque la vida duela. La acción de Dios puede causar una remoción de sus
confianzas y puede hacer tambalear los fundamentos y seguridades. Lo llevará al punto
cero. La crisis y la remoción de su teología y economía lo llevaran a encontrarse y a
conectarse con lo fundamental… Dios es todo lo que necesita. El profeta creo, es invitado
a revisar el engaño corruptor de las certezas: él tenía una “teología sistemática de la
soberanía de Dios” en donde Dios debe actuar así y de esta manera, y una economía estable:
los campos van bien, el ganado también, la empresa marcha de maravilla. El profeta viaja
hacia el descubrimiento de su propia corrupción. Cuando la teología no sirve solo queda “el
theos” (se va la “logía”); cuando la economía colapsa y solo queda el “eco” (se va la “nomía”)
de lo que fue y ya no es… Entonces lo único que nos queda es la “confianza terca” en que
Dios sigue estando y que él es todo lo que necesitamos.

12Todo lo que es signo de paz, fertilidad y prosperidad será eliminado y el mundo parece quedar como un
desierto. Es un símbolo común entre los profetas para ilustrar el juicio de Dios que no es indiferente ante el
mal, la opresión y la injusticia (Jer 4:19-26; 12:7-13; 14:1-10).

9
La confianza pasa de estar en la “provisión” a estar en el “proveedor”. La fe dejó de ser
predecible, se ubica en el terreno de la espera y la confianza. Aquí, la alabanza es la
celebración confiada no ingenua, de la obra de Dios en la historia, de los “misterios de la
salvación”. El profeta inicia orando y termina alabando. Al final, la devoción (oración,
alabanza) no se trata de cuanto hacemos para cambiar a Dios, sino de cuánto nosotros
somos transformados por él. Las personas más santas (consagradas) no son las que
obtienen siempre un “si” para todas sus oraciones; son aquellas que, aunque obtengan un
“no” jamás sueltan la mano de su Señor. Lo siguen amando. Sí, es doloroso y agónico, con
frecuencia demasiado, pero confían que de laguna manera en ese “no” también se
encuentra escondido el reflejo del inagotable amor de Dios.

Algunos de nosotros estamos siendo llamados por Dios a experimentar profundos cambios
a través de experiencias dolorosas. Será como… un volver a empezar: soltar, cerrar ciclos,
servir. Por ejemplo, la cruz fue una forma distinta de “salvar”, de liberar; aún a pesar de la
oración angustiosa del Getsemaní: “Padre si es posible… padre, en tus manos…”.

¿Seguiremos confiando en Dios aunque la vida duela?


¿Seguiremos confiando en Dios al legar mañana a la oficina y encontrar en el escritorio la
carta de despido?
¿Seguiremos confiando en Dios aun si la persona que más amamos ya no está?
¿Seguiré confiando en Dios aún si la misión mañana me llega a llamar y me diga: “ya no te
necesitamos más, entregue la credencial, chao, nos vemos; gracias por sus servicios?

Consejos prácticos para realizar la disciplina de la alabanza:


1. La alabanza es respuesta.
2. Aunque la higuera no florezca, ni en las vides no haya frutos. Si los campos no dan su
cosecha y los rebaños se acaben. //Con todo yo me alegrare en Jehová//. Y me gozaré, en
el Dios de mi salvación, yo me gozaré. //Jehová el Señor es mi fortaleza//. El cual hace mis
pis como de siervas y en mis alturas me hace andar (Y me gozaré, en el Dios de mi
salvación).

Notas extras: Habacuc inicia… y termina…


1. Inicia cuestionando “el silencio de Dios” y termina invitando a la comunidad a “guardar
silencio”. ¡Dios va actuar! Frente a la tiranía del ruido… el silencio respetuoso y fecundo.

2. Inicia viendo la corrupción en los otros y termina confrontado por su propia corrupción
(teología y economía).

3. Inicia sospechando de Dios y termina confiando en él.

10
4. Inicia poniendo a Dios en el banquillo de los acusados y termina elevándolo al trono para
adorarlo.

5. Inicia reclamándole a Dios porque no actúa y termina diciéndole que “no actúe tanto”.

6. Inicia reclamando y termina cantando (adorando).

Jovanni Caballero Doria


Pastor

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