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Conferencias Internacionales

ORÍGENES Y DESARROLLO DE LA VIOLENCIA EN


COLOMBIA*
Origin and development of violence in Colombia

ÁLVARO ECHEVERRI URUBURU**

Fecha de presentación: 6 de marzo de 2007


Fecha de aprobación: 11de mayo de 2007

Resumen

Desde una perspectiva histórica se describe la evolución del conflicto armado en Colombia. El texto
inicia su análisis con las guerras civiles presentadas en la primera mitad del siglo XIX, hasta el actual
fenómeno de violencia que se origina en la década de los sesenta. Se describe como en Colombia la
guerra interna ha transcurrido por diversos escenarios, actores e intereses.

* En el Marco de la Escuela de Verano (Julio 006) sobre el tema “La sociología jurídica al servicio de los Derechos Humanos en los procesos de paz”,
organizado por el Instituto Internacional de Sociología Jurídica de OÑATI (País Vasco- España).
** Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Santo Tomás de Bogotá. Magíster en análisis político, desarrollo económico y relaciones
internacionales..
Revista IUSTA 137

Palabras clave

Conflicto armado, violencia y grupos armados.

Abstract

The text describes, from a historical perspective, the evolution of the armed conflict in Colombia. The
analysis starts with the civil wars of the first half of the 19th century and ends with the phenomenon of
violence emerged in the decade of 1960. There’s a description of how the Colombian internal war
passed through different scenarios and has been characterised by different actors and interests.

Key words

Armed conflict, armed groups.

INTRODUCCIÓN inocentes, particularmente campesinos y meno-


res de edad.
Colombia soporta, particularmente a partir de la
década de los ochenta del siglo pasado, la más Posiblemente por debajo de los índices masivos
grave crisis de carácter humanitario de todo el he- de brutalidad provocados por la confrontación en-
misferio occidental. Las estadísticas la muestran tre utus y tutsis en Ruanda y que conmovieron a
como el país con el más alto índice de homici- la opinión internacional hace pocos años, Colom-
dios del mundo por cada 100 mil habitantes (78.2 bia ha padecido desde la década mencionada,
seguida de lejos por Jamaica con el 27.7 y Rusia numerosas masacres de campesinos e indíge-
con el 20.2)1; el segundo con el mayor número nas perpetradas por grupos guerrilleros y
de población desplazada –cerca de 3 mil paramilitares, cuya característica ha sido la extre-
millomes de personas- como consecuencia del mada sevicia que ha acompañado a tales matan-
escalamiento del conflicto interno durante los zas y que inevitablemente traen a la memoria
últimos quince años; posee el mayor número de colectiva el recuerdo de la barbarie que caracteri-
secuestrados al año –cerca de 3.7002– y es el zó a los autores de asesinatos masivos cometi-
tercero, a nivel mundial, en tener sembrado su dos durante el período conocido en la historia
territorio de minas antipersonas, que anualmen- política reciente de nuestro país como “la violen-
te causan la muerte o la mutilación a cientos de cia” (1948-1962)3.

1 Naciones Unidas, Centre for internacional crime preventión, “Global Report on crime and justice” (1999).
2 Esta cifra, según estadísticas del actual gobierno, puede haberse reducido a la mitad.
3 En la obra “La violencia en Colombia” (1968), de Germán Guzmán Campos, Eduardo Umaña Luna y Orlando Fals Borda, sin duda el más
importante estudio sociológico de la violencia colombiana durante la década de los cincuenta del siglo pasado y que marca el nacimiento de la
sociología científica en nuestro país, se reseñan algunos de los “métodos” inhumanos y que denunciaban el extremado sadismo empleado por
los responsables de las matanzas durante ese período, no sólo para eliminar a los presuntos “enemigos” sino para ultrajar, hasta el paroxismo
criminal, sus restos y despojos.
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No obstante la gravedad de esta situación, resul- gonistas y sus correspondientes motivaciones y


ta paradójico su relativo desconocimiento en los objetivos:
medios académicos extranjeros y la pasividad de
la comunidad internacional para contribuir a su a) Etapa de las guerras civiles del siglo XIX.
resolución.
b) Etapa de la llamada “Violencia” de mediados
Por tal motivo, como colombiano y académico com- del siglo XX.
prometido con la suerte de nuestro país, no pode-
c) Etapa contemporánea de la violencia.
mos menos que agradecer al Instituto de Sociolo-
gía Jurídica de Oñati, el haber programado en esta
Las guerras civiles del siglo XIX. Las siete guerras
Escuela de Verano, un espacio para reflexionar so-
de carácter nacional y 59 guerras e insurreccio-
bre la violencia colombiana y explorar, desde esa
nes armadas entre los Estados federales y den-
disciplina, posibles caminos de salida a la crisis hu-
tro de estos durante ese siglo, fueron el resulta-
manitaria que ella ha provocado.
do de las fuertes confrontaciones entre las elites
políticas de la época en torno a definiciones es-
La presente ponencia pretende, por tanto, histo-
tatales generales: relaciones Iglesia-Estado, con-
riar los períodos de la violencia reciente en Co-
cesión de la libertad a los esclavos negros, régi-
lombia para ubicar someramente a los participan-
men de organización territorial federalista o cen-
tes en esta Escuela en dicho fenómeno, dejan-
tralista.
do a otros docentes de nuestro país, la tarea de
analizar los distintos intentos pacificadores vivi-
Como es apenas obvio, las frecuentes confron-
dos durante estos años así como el proceso de
taciones armadas hicieron difícil y extremadamen-
reinserción que actualmente se cumple con los
te lento el desarrollo del país. Cuando Colombia
grupos paramilitares o de autodefensa por ini-
inicia el siglo XX, es un país destrozado y a punto
ciativa del actual gobierno.
de su desintegración como consecuencia de la
última y más sangrienta de todas sus guerras ci-
viles, la de los mil días” (1899-1903) que deja más
1. Etapas de la violencia colombiana de cien mil muertos, dentro de una población
total que apenas si llegaba a los tres millones de
Dado el carácter multiforme de la violencia que habitantes.
ha padecido y padece la sociedad colombiana
con respecto a actores, comportamientos y con- Pero, los comienzos del siglo XX tampoco traje-
textos, la violencia a la cual nos referimos en esta ron la paz. La represión oficial contra las primeras
ponencia es la violencia estrictamente política. manifestaciones de organización sindical en la
década de los veinte (ferrocarriles, puertos y “en-
Este último tipo de violencia ha sido un fenóme- claves” de producción en manos extranjeras
no constante de la historia del país, particular- como el banano y el petróleo), culminan con la
mente desde su constitución como Estado inde- “masacre de las bananeras” en 1928, que
pendiente en 1810. victimiza al movimiento reindicativo de los traba-
jadores bananeros en contra de la empresa nor-
Podemos distinguir, por tanto, tres etapas de la teamericana que explotaba la fruta mediante
violencia política colombiana, teniendo en cuen- concesión del Estado, la United Fruit Company. El
ta sus elementos principales: el contexto gene- número de obreros asesinados ese año por las
ral de cada una de ellas; el carácter de sus prota- tropas del gobierno en la plaza del municipio de
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Ciénaga (departamento del Magdalena) es un La “Violencia” de mediados del siglo pasado ha


dato que nunca se sabrá con exactitud, tal como sido presentada por sus protagonistas principa-
lo simboliza con trágica belleza nuestro premio les (los partidos tradicionales) y algún sector de
Nobel de literatura, Gabriel García Márquez, en la historiográfica nacional, ligada a la ideología
su más célebre novela Cien años de soledad, del Frente Nacional4, como una suerte de “fata-
mediante la figura de la aquel tren infinito, car- lidad telúrica” que anegó al país en un turbión
gado con los muertos de la matanza, que se pier- de sangre, sin autores ni responsables conoci-
de en la oscuridad de la noche. dos de su génesis y desarrollo (Pecault, 1987).

La violencia de la década de los Cincuenta. El re- Por el contrario, la abundante bibliografía sobre
torno al poder del partido Liberal en 1930, des- este período de nuestra historia, tiende a demos-
pués de 45 años de exclusión a través de méto- trar que los hechos violentos que lo caracteriza-
dos violentos (expulsión del país de sus principa- ron tuvieron su origen en un proyecto político
les dirigentes, censura de prensa y la guerra civil reaccionario, de tintes inocultablemente fascis-
de “los mil días”), lo mismo que de procedimien- tas, de un sector del partido conservador –el
tos seudolegales (un sistema electoral fraudulen- “laureanismo”, por el nombre del jefe de esta
to), provoca los primeros brotes de violencia en- fracción, Laureano Gómez- que pretendió exter-
tre los dos partidos tradicionales, el liberal y el minar físicamente al partido liberal, visualizado
conservador (matanzas de campesinos en el entonces como el “caballo de Troya” del comu-
departamento de Santander) que alcanzará su nismo a raíz de las reformas sociales que dicho
clímax sangriento en la década de los cincuenta. partido había promovido durante el gobierno de
Alfonso López Pumarejo (1934-1938) como la con-
El período conocido en nuestra historia reciente sagración constitucional de los derechos labora-
como “la violencia” (1948-1960), sigue siendo un les de asociación, negociación y huelga; la fun-
referente obligado para entender la violencia con- ción social de la propiedad- a cuyo amparo trató
temporánea, no sólo porque ésta última hunde de revolverse el viejo problema de la concentra-
muchas de sus raíces explicativas en ese período ción la propiedad agraria lo mismo que el de la
–vg; las primeras zonas de implantación de ésta separación entre la Iglesia y el Estado, con su
corresponden a aquellas que vivieron más inten- secuela de libertad de cultos y de enseñanza por
samente el período de la violencia de los años medio de un nuevo concordato suscrito con la
cincuenta. Igualmente, uno de los protagonis- santa Sede, que puso término al concordato an-
tas decisivos de la actual violencia, el movimien- terior de 1887 que había sancionado el monopo-
to guerrillero de las Farc surgió durante ese pe- lio de la enseñanza y la orientación ideológica
riodo- sino también por los métodos de acción de ésta en cabeza de las jerarquías de la Iglesia
violenta empleados por sus agentes actuales, Católica; la igualdad de derechos entre el hom-
tanto la de los grupos guerrilleros como los de bre y la mujer; la creación de la Universidad Na-
las fuerzas paramilitares, narcotraficantes y agen- cional como centro de educación pública para la
tes gubernamentales. formación profesional de los sectores más po-

4 El Frente Nacional (1958-1974), fue un pacto político entre los partidos liberal y conservador, elevado a normatividad constitucional por medio de
un referendo popular (1957), de acuerdo al cual, ambos partidos se repartían paritariamente todos los cargos públicos en las tres ramas del poder
y se alternaban en la presidencia por espacio de doce años. Dicho pacto puso fin al período de la “violencia”, durante el cual se habían
enfrentado en una “guerra civil no declarada”. La necesidad de la recuperación de la paz, según los dirigentes políticos de la época, condujo
a tender un “manto de olvido” sobre los hechos del reciente pasado, sobre sus protagonistas y responsables.
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bres; la reforma tributaria que estableció el im- Como vocero del pueblo sumido en la angustia
puesto de renta progresivo de acuerdo a la ri- por la violencia del régimen, Gaitán pronunció en
1947 uno de sus discursos memorables a favor de
queza de los contribuyentes, entre otras varias
la convivencia y del respeto a los derechos ciuda-
reformas. danos, que desde entonces se conoce como “ora-
ción de la paz.
Estas, orientadas a la modernización del país,
encolerizaron a la oposición conservadora, a la Pero fue “la manifestación del silencio” (febrero
iglesia e incluso a sectores liberales ligados a las 7 de 1948) la que conmovió de manera más hon-
élites tradicionales. Dirigentes del partido conser- da la conciencia de los colombianos. En ella,
vador anunciaron entonces el “inicio de una con- cerca de cien mil habitantes de una ciudad, [Bo-
trarrevolución de masas”5 para oponerla a “la re- gotá] que escasamente llegaba a 300 mil, desfi-
volución en marcha”, proclamada por el gobier- laron silenciosamente hacia la plaza de Bolívar
no del presidente López. Laureano Gómez hace agitando un mar de pañuelos blancos. Gaitán
entonces la apología sin ambages del atentado habló entonces como único orador, ante una mul-
personal. El lenguaje de la confrontación contri- titud que lo oyó en absoluto silencio. Su discur-
buye al enrarecimiento de la atmósfera política y so no duró más de doce minutos”…días más tar-
prepara el desencadenamiento de las acciones de ante una nueva masacre… “pronunció en
violentas. Manizales (febrero 15 de 1948) su oración por
los humildes…(Contreras, 2002, p. 119) Dos me-
Cuando López decreta la “pausa” en el proceso ses después (9 de abril de 1948) Gaitán caía ase-
de reformas, el liderazgo de estas pasa a la frac- sinado en una céntrica calle de Bogotá. Su muer-
ción más radical del liberalismo, acaudillada por te, atribuida por el Gobierno conservador a una
Jorge Eliécer Gaitán. El partido liberal se divide y “conjura del comunismo internacional”, en el mo-
pierde el poder frente al Conservatismo en 1946. mento en que se reunía en Bogotá la conferen-
Gaitán, convertido en jefe único de ese partido y cia Panamericana que daría origen a la organiza-
contando con las mayorías electorales que le fa- ción de Estados americanos –OEA- , produjo un
vorecen, se muestra como el próximo presiden- verdadero levantamiento popular en la ciudad,
te indiscutible de la Nación. Se suceden enton- que sin dirección política, terminó anarquizando
ces una serie de matanzas e incendios de po- dando lugar a saqueos e incendios de comer-
blaciones de filiación liberal, dirigidas por cios, residencias y edificios públicos que destru-
gamonales conservadores en asocio con las po- yen al centro de la ciudad, así como de varios
licías locales, adictas al régimen y conformadas intentos fallidos de toma del palacio presiden-
por individuos procedentes de regiones caracte- cial. La revuelta sólo pudo ser controlada com-
rizadas por su sectarismo político a favor del pletamente dos días más tarde con la llegada de
partido de gobierno. un fuerte contingente del ejército traído desde
la vecina ciudad de Tunja a cien kilómetros de
Estos trágicos acontecimientos, llevan al caudillo
Bogotá. En otros lugares del país igualmente se
popular a reclamar del presidente conservador
vivieron actos de insurrección popular mediante
Mariano Ospina Pérez el respeto a las garantías
la conformación de “juntas revolucionaras” que
constitucionales básicas:
desplazaron a las autoridades locales y que asu-

5 Expresiones del dirigente conservador Silvio Villegas.


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mieron el poder “a nombre del pueblo liberal”. estimulados por el discurso del presidente que
Todos estos levantamientos son develados habla de “depurar el censo electoral… eliminan-
sangrientamente por el ejército. Había comenza- do el millón de cédulas falsas que lo conforman”,
do el periodo de la “violencia” y Colombia nunca en clara alusión a las mayorías liberales.
volvería a ser la misma.
El campesinado de filiación liberal, para enton-
Los hechos que profundizan la crisis política se ces sometido al papel de víctima, pasa a la posi-
suceden vertiginosamente durante los dos años ción de resistencia armada. Surgen, a finales de
siguientes. Después de un corto período de co- 1949 y comienzos del 50, guerrillas campesinas,
habitación con el gobierno conservador por par- con el tibio apoyo de los dirigentes liberales de
te de algunos miembros de la dirigencia liberal las ciudades, en las zonas de más fuerte tradi-
“moderada” –que se había apartado del refor- ción de ese partido (centro y sur del departamen-
mismo de López Pumarejo y enemigos declara- to del Tolima, los llanos orientales, el departa-
dos del líder asesinado–, el partido liberal retor- mento de Santander, sur de Antioquia y la re-
na a la oposición cuando las matanzas de mili- gión cafetera). Por su parte, el partido comunis-
tantes liberales continúan en todo el país. El pre- ta, víctima igualmente de la violencia oficial, lla-
sidente Opina Pérez cierra el Congreso de la ma a la “constitución de grupos de autodefensa
República y disuelve las asambleas departamen- campesina” en las regiones sometidas a su in-
tales, cuando aquél órgano, dominado por el li- fluencia desde la década de los treinta, donde
beralismo, intenta en su contra un juicio político. había encabezado la lucha por la tierra contra el
El gobierno conservador decreta al mismo tiem- poder de los latifundistas (sur del Tolima, regio-
po el Estado de Sitio en todo el país, el cual per- nes de Sumapaz, Viotá y Yacopí en el departa-
manecerá en vigor durante los diez años siguien- mento de Cundinamarca).
tes, constituyéndose en el instrumento práctica-
Al tiempo que la violencia, en el campo adquie-
mente único para el ejercicio del poder, ante la
re un nuevo cariz con la irrupción de las guerri-
desaparición del órgano legislativo durante todo
llas campesinas que rápidamente pasan a la ofen-
ese período.
siva con ataques frecuentes a las fuerzas oficia-
Cuando Vicente Echandía, hermano del candida- les, la violencia urbana alcanza a la élite liberal –
to a la presidencia por el liberalismo, el jurista conformada en su mayoría por empresarios,
Dario Echandía, es asesinado por la fuerza públi- miembros de los gremios de la producción y el
ca durante una manifestación en Bogotá, el par- comercio y prestigiosos abogados–. Las residen-
tido se retira de la contienda electoral para elegir cias del expresidente López Pumarejo y del des-
al próximo presidente de la República, alegan- tacado dirigente de la dirección liberal, Carlos
do falta total de garantías y convocando a su Lleras Restrepo, son incendiadas, lo mismo que
militancia a la abstención. los diarios que siguen las orientaciones de ese
partido, El Tiempo y El Espectador, por masas con-
En estas condiciones, resulta elegido como pre- servadoras fanatizadas y dirigidas por miembros
sidente el que para muchos había sido el incita- de los cuerpos secretos del régimen. Ante la gra-
dor de la violencia, Laureano Gómez, con los sólo vedad de los acontecimientos, los más destaca-
votos de su partido, el conser vador, dos dirigentes del liberalismo se ven obligados
electoralmente minoritario. a tomar el camino del exilio.

El ascenso de Gómez a la presidencia (1950), mar- La violencia de mediados del siglo pasado, cuyos
ca un recrudecimiento de los hechos violentos, hechos puntuales estamos reseñando:
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Tuvo rasgos comunes con las guerras civiles del Este cambio en la orientación ideológica del movi-
siglo XIX, a su vez que diferencias profundas: Se miento guerrillero campesino, se produce cuando
asemeja a ellas en cuanto a que la orientación
algunos de los grupos armados que lo conforman
ideológica la ejercían sectores de las clases diri-
gentes, por conducto de los partidos. Sin embar-
entran en un proceso de autonomización e inclu-
go, un elemento diferenciador le imprime a la so de confrontación con la dirigencia liberal, plan-
etapa de la violencia un carácter ambivalente. La teando reinvindicaciones sociales que responden
guerra misma, su conducción militar, la adelantan a los intereses del campesinado, como el de una
integrantes de los sectores populares, salidos fun- reforma agraria que redistribuyese la tierra a favor
damentalmente del campesinado. Este desfase
del campesinado pobre7.
entre dirección ideológica y conducción militar,
explica en buena medida, por una parte sus ex-
El mismo López Pumarejo, había avizorado el
presiones anárquicas; por otra, su poder
desestabilizador y sus efectos sobre el conjunto peligro para el establecimiento tradicional por el
de la sociedad6. curso que iba tomando el proceso de la violen-
cia, cuando, al comienzo de ésta, había pronos-
Este ejercicio comparativo requiere una aclaración: ticado que detrás de la violencia política “vendría
los rebeldes que conformaban las guerrillas libe- la revolución social”.
rales –e incluso los comunistas- de los años cin-
cuenta, “operaban mayoritariamente dentro de “El derrumbe parcial del Estado” (O’Quist, 1978)
una perspectiva de incorporación al poder” : se como ha caracterizado el período el investigador,
trataba de lograr que el partido liberal volviese a Paul O´quist (1978), y los peligros de la
ser una de las fuerzas determinantes de los pro- autonomización del movimiento guerrillero cam-
cesos políticos, en contra de las políticas de ex- pesino, conduce a los sectores más lúcidos del
clusión e incluso de destrucción física promovi- partido conservador a buscar el arbitraje militar.
das por el partido conservador -o por lo menos El segundo golpe de Estado de esta naturaleza
de una de sus fracciones-. que se produce en toda la historia de Colombia
en 1953, coloca al frente de la jefatura del Estado
“Carecían, por tanto, de horizonte propio. El ho- al comandante del ejército, el General Gustavo
rizonte era el que le imponian sus jefes, que no Rojas Pinilla, con el apoyo de la fracción ospinista
era otro, que el de la posibilidad, para estos, de del conservatismo, que había estimulado el pro-
“recuperar el poder”, o al menos, “entrar a com- nunciamiento y que cuenta con el respaldo casi
partirlo”, tal como ya para ese momento lo co- inmediato del liberalismo, que por boca de uno
mienzan a plantear algunos dirigentes libera- de sus más destacados voceros, Darío Echandía,
les, como López Pumarejo, alarmados, por la ge- lo califica como verdadero “golpe de opinión”.
neralización de la violencia a casi todo el país y
el cambio en la orientación ideológica que mani- Habiéndose desembarazado del presidente
festaban algunos sectores guerrilleros. Gómez, cuya intransigencia para buscar cualquier

6 Comisión de estudios sobre la violencia. “Colombia Violencia y Democracia”. Informe presentado al Miniterio de Gobierno. Universidad Nacional,
1987, p.34
7 Para ilustrar la caracterización de la autonomización de las guerrillas campesinas frente a las élites urbanas, se puede consultar: Guzmán Campos
y otros, op.cit 71 y ss.; Torres, Restrepo Camilo, “La violencia y los cambios socio-culturales en las áreas rurales colombianas”, en memorias del 1er
Congreso de sociología. Bogotá: Asociación Colombiana de Sociología, 1963. p. 137 y ss.; Guillén Martínez Fernando, “El poder político en
Colombia”. Ed. Punta de Lanza, Bogotá, 1979, p. 530 y ss..
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tipo de avenimiento con el adversario liberal ha- cia (elecciones, ejercicio del gobierno, participación
bía conducido al país a un punto de virtual diso- en la administración pública y en la judicatura, etc.).
lución, las elites dominantes apoyándose en el A cambio de ello, -y esto, nos parece hoy el efecto
gobierno de Rojas, buscan recomponer la esce- más perverso del pacto- dicho partido debió renun-
na política de forma favorable a sus intereses. ciar al reformismo social que lo había caracterizado
Bajo el lema de “no más sangre, no más durante las décadas anteriores.
depradaciones…” Rojas decreta una amnistía
general a favor de todos los perseguidos políti-
1.1 La violencia contemporánea
cos y de los grupos campesinos armados. Duran-
te los meses siguientes al golpe, se produce la 1.1.1 Los actores de la violencia actual
desmovilización y entrega de armas de la mayo-
ría de esos grupos, confiados en las promesas 1.1.1.1 Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
de paz ofrecidas por el gobierno militar. Por su Colombia (Farc)
parte, los jefes liberales exiliados comienzan a Daniel Pecaut ha señalado cómo la violencia ac-
retornar al país. tual colombiana se sitúa en tres temporalidades,
diferentes y combinadas: la antigua violencia o
Con todo, la pacificación completa no se logrará
“temporalidad de la violencia tradicional”; la vio-
sino con la instauración del llamado régimen del
lencia moderna, mezcla de exclusión social e
Frente Nacional en 1957, que puso fin a la con-
integración a la modernidad- caracterizada por
frontación entre los dos partidos tradicionales, me-
el ingreso del país a una sociedad de consumo
diante un pacto entre ambos –elevado a manda-
que derriba antiguas barreras sociales- y la inci-
to constitucional a través de un referendo popu-
dencia de la globalización- particularmente por
lar- que les entrega conjuntamente la mitad de
razón de la demanda de drogas ilícitas desde
les cargos públicos en las tres ramas del poder
los países metropolitanos- o temporalidad de la
por espacio de 12 años.
violencia postmoderna (Pecaut, 2005, p. 51).
En 1959, el congreso elegido entonces después
Como lo ha señalado el investigador del Cinep,
de diez años de haber sido clausurado, refuerza
Fernán González, las Farc, el agente más pode-
el pacto bipartidista, consagrando la institución
roso de la violencia colombiana actual, es un
de la “alternación presidencial”, mediante la cual
buen ejemplo de síntesis de esas tres
liberales y conservadores se suceden en la presi-
temporalidades y lógicas destacadas por Pecault.
dencia de la República de forma alternada du-
Por un lago, combina la antigua violencia expre-
rante los doce años previstos para la vigencia del
sada en su extracción campesina, su discurso
pacto constitucional.
telúrico y su insistencia en el problema agrario,
En esta condiciones, el proceso de la violencia con la violencia moderna gracias a su implanta-
de la década de los cincuenta, que pareció en ción en las regiones de expansión reciente de la
determinado momento salirse del cause queri- frontera agrícola y de enclaves de producción
do por los dirigentes de los partidos contendien- extranjera de minería e hidrocarburos; y con la
tes, es reconducido de manera favorable y den- violencia postmoderna que inserta a ese grupo
tro de los marcos tolerables a esos sectores, armado en la globalización “a través de las fun-
mediante la reintegración del partido liberal a ciones de regulación y control social y político en
los procesos políticos normales de la democra- gran parte de las regiones de cultivo y produc-
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ción de coca y amapola” (p. 52), cuya demanda “Con el nombre de FARC aparecen en 1966, tras el
depende precisamente de los grandes centros ataque militar a las denominadas repúblicas inde-
de consumo de los países industrializados. pendientes. Sin embargo, hay un gran vacío sobre
los cambios políticos, militares y de composición
En este sentido, parece útil efectuar una social durante los últimos años, como sostiene
periodización de la historia de las Farc, siguiendo William Ramírez Tobón: »Y es que las Farc no son
en este punto a autores que, como Fernán sólo las armas defensivas de la etapa inicial de la
González (2003) y Eduardo Pizarro (1998, 1991), colonización armada, o de las ofensivas de la si-
se han ocupado rigurosamente del tema: guiente fase de movilidad guerrillera, o las
desestabilizadoras y terroristas del momento actual.
a) La guerrilla “partisana” (Apud González)
Las Farc son también las trochas abiertas en una
de 1966-1977:
descomunal empresa de movilización social a tra-
Después de la desmovilización de las guerrillas vés de las cuales transitaron poblaciones enteras
liberales, gracias a la amnistía decretada por el Go- en un forzado proyecto de civilización alternativa
bierno de Rojas Pinilla, en 1957, los grupos de de grandes sectores de nuestra geografía nacio-
“autodefensa campesina” creados por el partido nal». Por eso –recalca González- es necesario in-
Comunista en el sur del Tolima y en el Centro de dagar sobre las diferentes etapas de las Farc y las
Cundinamarca, se niegan a desmovilizarse pero condiciones que permitieron que el grupo armado
permanecen relativamente inactivos, hasta que en pasara de una guerrilla asentada en los aislados e
1966, el segundo gobierno del Frente Nacional, inhóspitos parajes semiselváticos del polígono su-
encabezado por el conservador Guillermo León reste del Tolima-Huila y se convirtiera por medio de
Valencia (1962-1966), inicia un operativo militar en la colonización armada, en un verdadero
gran escala con el apoyo de la misión americana, paraestado, potenciado por el manejo y control
denominado “el Plan Lazo”, en contra esos reduc- social de las economías cocaleras” (González,2005,
tos guerrilleros que son publicitados por los secto- p. 53. Cfr. Ramírez, Tobón. Prológo al libro de A.
res de la derecha “laureanista” como “repúblicas Molano,1994)
independientes”. La campaña militar comporta un
estruendoso fracaso, pues no logra la destrucción Durante esta fase, las Farc se mueven entre los
de las pequeñas fuerzas guerrilleras, que se des- territorios de sus orígenes (El Cañón del Duda, el
plazan intactas hacia el sur del país, donde se ve- Pato, Guayabero, Marquetalia, Yacopí, el Sumapaz)
nía cumpliendo un proceso de ocupación de tie- y los nuevos territorios de colonización bajo su
rras baldías o abandonadas por sus propietarios por influencia (el Ariari, el Cagúan, Guaviare) y en
parte de colonos que habían huido de la violencia menor medida en otras zonas como el Magdale-
del período anterior. na medio y el Urabá Antioqueño.

El ataque militar tuvo pues el efecto de convertir a Su accionar se caracteriza por emboscadas a la
unos grupos armados regionalmente estáticos, en fuerza pública y asaltos a poblaciones aisladas.
verdadera guerrilla móvil que asume la defensa de
las reivindicaciones de la reciente colonización, que b) Primera expansión de 1977-1983
amplía la frontera agrícola, en contra de los inten- Para 1977, las FARC creen llegado el momento de
tos de desalojo por parte de los grandes propieta- pasar de una guerrilla, defensiva a una guerrilla ofen-
rios ausentistas de los centros urbanos. Por ello, siva, dotada de un plan de acción y de crecimien-
Alfredo Molano (1987), ha caracterizado el proceso to, e imbuida en la creencia de que el país había
como de “colonización armada”. entrado en una etapa prerrevolucionaria. A esta
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creencia contribuyen los hechos a que da ori- El fortalecimiento militar y la expansión territorial
gen el “Paro Cívico” de 1977, organizado por las son posibilitados por el reforzamiento de los vín-
cuatro centrales obreras existentes entonces en culos de las FARC con el negocio del narcotráfico,
el país en contra de las políticas económicas del en el cual no solamente asumen el papel de pro-
gobierno de Alfonso López Michelsen (1974-1978), tectoras de los cultivos ilícitos y cobradoras de
que desencadena auténticos actos de insurrec- contribuciones forzosas (“impuesto de gramaje”),
ción popular, aunque anárquicos, en varias ciu- sino que cada vez más se involucran directamen-
dades y reprimidas por la fuerza pública con un te en la producción de la droga a través de “la-
saldo de numerosos muertos y heridos en todo boratorios” pertenecientes a la organización ar-
el país. mada.

“La VII conferencia de la organización guerrillera, El “desdibujamiento” del ideario reinvindicativo


realizada en 1982, fue explicíta en definir la nueva de sus comienzos se hace todavía mayor cuan-
etapa de las Farc: se trataba de “buscar al enemigo do la expansión territorial conduce a las Farc a
y coparlo”, lo que significaba pasar de la actitud confrontarse con los grupos paramilitares en las
defensiva a la ofensiva. Lo anterior se expresaba zonas controladas por estos o en aquellas regio-
en metas de crecimiento de los frentes y lo que nes donde estos últimos pretenden expulsar a
sería crucial en adelante: un nuevo tipo de la guerrilla. Las masacres de poblaciones afec-
finanzas”(González, 2005, p.55), a través de la ex- tas al paramilitarismo y su secuela de expulsión
torsión, el secuestro y las contribuciones forzadas de población campesina, son un recurso de las
sobre la producción, particularmente de la coca, en Farc cada vez más frecuente y con los mismos
las regiones sometidas a su influencia. rasgos de inhumanidad que caracteriza a sus
oponentes armados.
c) Segunda fase de expansión de 1983-1990
Tras el fracaso de la “tregua” y de las primeras d) De la guerra de posiciones a la
contención militar (1990 a la fecha)
negociaciones con el gobierno de Belisario
Betancur (1982-1986), las Farc entran a privilegiar De 1990 hasta el ascenso del actual presidente de
su fortalecimiento de tipo militar, que parece re- la República, Álvaro Uribe Vélez, el poder militar
legar a un segundo plano las motivaciones ideo- creciente de las Farc, les había permitido dar los
lógicas de sus orígenes. Ello coincide con la muer- primeros pasos hacia su ideal de alcanzar una
te de su principal ideólogo , Jacobo Arenas, de “guerra de posiciones”, manifestado en sucesi-
extracción obrera y formado en el partido comu- vas derrotas propinadas a la fuerza pública y el
nista y el papel protagónico en el desarrollo del copamiento de esta, haciéndola incapaz de aten-
movimiento que comienzan a jugar los mandos der adecuadamente a la seguridad de las carre-
militares más jóvenes, forjada en la “guerra” y teras, las torres de conducción de electricidad y
con escasa estructuración intelectual y política. los oleoductos. Los llamados “retenes” efectua-
dos por las Farc en autopistas principales del país
La expansión territorial de las FARC durante esta y el secuestro de personas supuestamente adi-
fase, marca la extensión del movimiento arma- neradas para someterlas a los procesos de extor-
do a nuevas regiones, más ricas y cercanas a los sión y negociación de su libertad; los atentados
grandes centros urbanos, “es decir, más allá de a torres de conducción, que dejaban sin energía
las tradicionales zonas de frontera y colonización” a poblaciones enteras durante varias semanas;
( p. 56). lo mismo que la voladura de oleoductos, que
146 Facultad de Derecho

paralizaban el suministro de petróleo de expor- de su estrategia para enfrentar al Estado Co-


tación, se intensifican a lo largo del gobierno de lombiano. Por el contrario, “los campesinos y
Ernesto Samper (1994-1998). colonos de estas regiones sólo buscan su in-
corporación al mercado y al Estado Nacional”.
Pero ese crecimiento del poder militar de las Farc, Para ellos la guerrilla ha dejado de ser el poder
encerraba por lo menos dos contradicciones fun- que les defiende frente a las arremetidas del
damentales: latifundio y hasta cierto punto se convierten
en obstáculo para la inversión pública y privada
1. Se trataba de un poder sin opción de ser un
en sus regiones. En las nuevas zonas de in-
poder político. “El desarrollo del aparato militar
fluencia de las Farc, anteriormente ricas y pro-
de las Farc en la década de los noventa no
ductivas, el crecimiento económico simplemen-
logró traducirse en avances de la capacidad
te se ha detenido. Así la empatía que existía
de propuestas políticas, ni en la consecución
entre este actor armado y los sectores sociales
del apoyo de amplios sectores urbanos del país
en sus zonas de influencia, se ha tornado,
a la lucha revolucionaria” (González, 2005, p.
cada vez más, en un apoyo forzado por el
57). Por el contrario, los excesos de violencia y
poder de las armas.
la caída en actos de terrorismo les enajenó cual-
quier tipo de simpatía que en el pasado pu- 1.1.1.2 Ejército de Liberación Nacional (ELN)
dieron tener. La sensación generalizada de
El ELN constituye otro de los agentes armados
inseguridad que se apoderó de buena parte
del conflicto colombiano.
de la ciudadanía, al percibirse “encerrada” en
las ciudades, sin posibilidad de poderse des- A diferencia de las Farc, que hunde sus raíces en
plazar libremente por el territorio nacional, fue el período de la violencia anterior de la década
creando las condiciones para que un candida- del cincuenta del siglo pasado, este grupo gue-
to como Álvaro Uribe Vélez, con un discurso rrillero debe su nacimiento a un proyecto clara-
de confrontación y de solución militar al con- mente insurreccional de sectores de la
flicto interno, recogiera un apoyo ciudadano intelectualidad revolucionaria urbana, influidos por
sin precedentes en la historia nacional. el triunfo de la Revolución Cubana y que quisie-
ron poner en práctica la teoría “Foquista” del Che
De otra parte, “el poder de facto de las FARC
Guevara. Por oposición a las Farc, que para la
[no exento de coacción] en muchas regiones
época en que surge el ELN, se encontraban so-
rurales, no logró transformarse en opción de
metidas a la dirección de un partido comunista
poder para importantes sectores urbanos de
urbano y por tanto sujetas a las coyunturas políti-
la sociedad colombiana”… Eduardo Pizarro ano-
cas nacionales dentro de las cuales juega dicho
ta como pueden existir condiciones para la
partido, este nuevo grupo armado reivindicaba
consolidación de un poder insurgente, sin que
la dirección política de la guerra desde el cam-
ellas necesariamente se transformen en un fac-
po, es decir, desde el teatro mismo de las accio-
tor de poder político, como ha ocurrido en el
nes militares y en la perspectiva de hacerlas lle-
caso colombiano (Pizarro, 1996, p. 15).
gar a tarde o temprano a las ciudades. Al halo
2. Las contradicciones entre los intereses de las romántico del período, unieron el hecho de con-
Farx y los de sus bases sociales: Para las Farc las tar en sus filas con sacerdotes católicos como
zonas de frontera y de colonización son parte Camilo Torres Restrepo –descendiente de una
Revista IUSTA 147

prestigiosa familia bogotana y fundador de la Para muchos analistas, el ELN es hoy un grupo
primera facultad de sociología en el país en la muy debilitado militarmente y cuyo discurso na-
Universidad Nacional –y los españoles Domingo cionalista de la década de los sesenta ya no ofre-
Laín y Manuel Pérez, el último de los cuales lle- ce atractivo alguno. Con todo, sigue haciendo
garía a ser el comandante máximo de la agrupa- presencia en algunas zonas del país, recurrien-
ción durante muchos años hasta su muerte a me- do al chantaje y al secuestro para financiarse. El
diados de la década de los noventa. tipo de accionar que durante décadas caracteri-
zó a esta organización y que para ella ofrecía un
Para 1976, el núcleo central del ELN es aniquilado alto contenido simbólico, la voladura de oleoduc-
en una operación militar en Anorí, nordeste tos, ha dejado de producirse tal vez por un más
antioqueño. Los restos de la organización se férreo y eficaz control de la fuerza pública sobre
retiran entonces hacia el departamento de toda la red de oleoductos que atraviesan el terri-
Arauca, en el cual se iniciaba la explotación de torio nacional.
nuevos yacimientos petrolíferos que venían a
sustituir los primeros y agotados campos de pro- 1.1.1.3 Paramilitarismo
ducción del crudo que se remontaban a la déca- Sin duda el más sanguinario y brutal de los agen-
da de los veinte del siglo pasado. tes del conflicto interno colombiano.

La extorsión a las compañías petroleras extranje- Sobreel fenómeno paramilitar en Colombia, los
ras y a las administraciones locales de la región distintos enfoques y análisis se agrupan en dos
fortalecidas con las regalías de la explotación del posiciones: quienes los consideran un producto
hidrocarburo, permitieron la obtención de cuan- de una política terrorista del Estado para enfren-
tiosos recursos que sirven a la nueva expansión tar a las guerrillas de izquierda. Para otros, se
del grupo guerrillero a varias regiones del país trataría de una respuesta relativamente espon-
(sur del departamento de Bolívar, norte y centro tánea de sectores del agro, que incluiría a gran-
del Valle y el eje Cafetero). des propietarios de tierras y a sectores pobres,
del campesinado, fatigados por las extorsiones y
Durante los años posteriores, el desarrollo de esta
acciones violentas de aquellas. Una “especie de
organización armada ha alternado acciones au-
ganomalismo armado”, que “expresaría cierta
daces –como la retención y posterior liberación
dislocación del Estado”, sustentada en el alega-
de destacadas familias del Valle a las afueras de
to de esos sectores acerca de la incapacidad del
su capital, la ciudad de Cali, y el secuestro de
Estado para defenderlos y garantizar su seguri-
aviones de pasajeros en vuelos internos-; sucesi-
dad (González, 2005.p.59 y ss)
vos procesos de paz frustrados con los distintos
gobiernos; desmovilización y reincorporación a “… analistas vinculados a algunas organizaciones
la vida civil de muchos de sus militantes- como la no gubernamentales consideran que el desarrollo
llamada “corriente de renovación socialista” y de los grupos paramilitares obedece a una política
otras fracciones menores-; confrontaciones con de Estado, que hace parte de lo que esas organi-
las Farc por el control territorial y con las fuerzas zaciones denominan en conjunto como “terroris-
paramilitares, que lograron aniquilar muchos de mo de Estado”. Según ellas el paramilitarismo cons-
sus frentes en el norte del departamento de tituye una política de Estado en la medida en que
Antioquia y en el sur del de Bolívar a finales de cuenta con el apoyo y aquiescencia de las fuerzas
los noventa.
148 Facultad de Derecho

armadas a su proyecto. Pero de esta política no gentes contra quienes las atacan, así sea infrin-
solo hacen parte los militares, sino también se- giendo la propia legalidad que dicen defender.
rían responsables de ella los poderes ejecutivo
En términos políticos son “una extrema derecha
y judicial. El poder judicial, al situar las acciones
armada y para institucional”. Y en cuanto a su
y la investigación sobre los hechos perpetuados
expresión regional, son el resultado de una alian-
por los militares en un plano secundario, que
za de intereses entre élites locales, hacendados
conduce a reforzar los mecanismos de impuni-
y narcotraficantes y algunas esferas e institucio-
dad. Más aún, las políticas criminales y los pro-
nes del Estado colombiano, principalmente sus
cedimientos investigativos son proclives a favo-
fuerzas armadas, en los niveles regional y local
recer la impunidad frente a los militares y civiles
(p. 60).
implicados en el paramilitarismo”(p.59).
Esta compleja red de alianzas en las cuales se ha
Por el contrario, para la otra posición, el Estado
soportado y han servido al desarrollo del
colombiano sería una suerte de “victima del fue-
paramilitarismo, puede presentarse esquemáti-
go cruzado entre la insurgencia armada de iz-
camente así:
quierda y esos grupos de extrema derecha”(p.
60). Esta situación ha conducido a que el Estado a) El interés de las fuerzas armadas al prestar
sea cada día más cuestionado en su papel de apoyo al paramilitarismo mediante la entre-
titular legítimo del monopolio de la violencia y ga de armas e información, e incluso la par-
en consecuencia, a una perdida creciente de su ticipación en acciones conjuntas, se centra-
legitimidad en las zonas sometidas al conflicto. ría en poder realizar operativos de represión
contra la población civil que se juzga favora-
Sin embargo, como lo señala otro investigador,
ble a la guerrilla, quitándole a ésta sus ba-
Fernando Cubides (1998), el fenómeno
ses de apoyo. “Sobre este aspecto resulta
paramilitar debe verse como “un proyecto políti-
pertinente citar a Carl Schmitt en su “teoría
co, social y económico con alcances nacionales”,
del Partisano”:
pero asentado en realidades regionales diver-
sas. »Los paramilitares se constituyen, en cuanto En este ciclo infernal de terror y las medidas
actores de la violencia a escala nacional, en “irre- antiterroristas, frecuentemente la caza del parti-
gulares del Estado… y simultáneamente, en una sano se convierte en una imagen especial de la
modalidad de dominación regional por medio lucha partisana misma, y reafirma la justeza de
aquella antigua sentencia, recordada frecuente-
del gamonalismo armado” (Cubides, Olaya, Ortiz,
mente, de una orden de Napoleón al general
1998, p. 202, citado por González, p. 60) Lefevre del 12 de septiembre de 1813, que manda
que donde hay partisanos se actúa como
El primer aspecto, esto es, el proyecto de alcan- partisanos( González, 2005, p. 61).
ce nacional que comporta el paramilitarismo, lo
explica así Cubides: En otras palabras, el paramilitarismo realiza-
ría el “trabajo sucio” que la fuerza pública,
Como lo muestra la literatura que existe sobre el
limitada por un orden jurídico democrático y
tema, [el paramilitarismo] alcanza a todos aque-
por controles institucionales como la
llos grupos que se proponen suplir las funciones
estatales, apuntalar un orden social amenazado, procuraduría y la fiscalía, le impiden.
y actuar en forma paralela a las instituciones vi-
Revista IUSTA 149

b) Sectores de las élites políticas locales, se vin- resolución de conflictos laborales. Esta rela-
cularon a la alianza con los paramilitares como ción se estrecha particularmente en períodos
una forma de mantener su hegemonía a ni- de presentación de pliegos sindicales y ne-
vel regional o de recuperarla en aquellos si- gociación contractual9.
tios donde la habían perdido a manos de
grupos de oposición o de movimientos cívi- d) Por último, muchos latifundistas, hacendados
cos populares y campesinos8. Este objetivo y narcohacendados”10 han manifestado, de ma-
se lograba mediante la eliminación física, la nera reiterada, su apoyo a los paramilitares…
desaparición o el desplazamiento forzado de como único mecanismo para superar los pro-
los dirigentes populares y de sus bases so- blemas de seguridad en el campo, ante la in-
ciales. Este contexto explica la eliminación capacidad del Estado de mantener el “orden
física de más de 3.000 militantes de la Unión público” y así hacer viables las tendencias
Patriótica, organización política creada por las nacía una contrarreforma agraria y la
Farc durante las conversaciones de paz con ganaderización del agro colombiano. Esta
el gobierno de Belisario Betancurt (1982-86) tendencia es corroborada por Jesús A.
para facilitar su tránsito hacia la civilidad y a la Bejarano, quien señala que “en algunas de
lucha política legal. las zonas donde los paramilitares han recu-
perado territorio con respecto a la guerrilla,
c) Otro sector interesado en favorecer el hay síntomas muy claros de recuperación del
paramilitarismo han sido las organizaciones del precio de la tierra” (González, 2005, p. 61) y
narcotráfico, inicialmente para suprimir las con- de concentración de su propiedad Todo in-
tribuciones forzosas impuestas por la guerri- dica que después de más de veinte años de
lla de las Farc a la producción de drogas ilícitas terror por cuenta de los grupos
en las regiones bajo su control y más tarde, paramilitares,de desplazamientos forzados
para ganar nuevos territorios para los culti- con su secuela de abandono de la tierra o
vos del alcaloide, arrebatándoselos a los gru- de ventas de esta a menosprecio por parte
pos insurgentes. de los campesinos, se ha entrado en un nue-
vo período -a los tres o cuatro que ha cono-
Así mismo, han tenido interés en la confor- cido Colombia- de mayor concentración de
mación y desarrollo del paramilitarismo algu- propiedad agraria11.
nos sectores agroindustriales -como el del
banano en el Urabá antioqueño- o incluso Desde el inicio del actual gobierno, presidido por
manufactureros, como se ha denunciado Álvaro Uribe Vélez –reelegido para un nuevo man-
internacionalmente con el caso de la multi- dato de cuatro años el último 28 de mayo–, se
nacional Coca-Cola. Para estos sectores, pue- inició un proceso de negociación que ha condu-
de resultar funcional la existencia de grupos cido a la desmovilización, supuestamente de la
paramilitares como mecanismo violento de mayoría de los grupos paramilitares, que no ha

8 Este fue el caso de algunos municipios del oriente de Antioquia, donde la Unión Patriótica desplazó a la vieja dirigencia política. O en el Urabá
Antioqueño donde la influencia política corría a cargo del sindicato bananero sintainagro.
9 Recuérdese que Colombia ostenta también la tasa más alta de homicidios de dirigentes sindicales en el hemisferio occidental.
10 Sectores del narcotráfico que han invertido las cuantiosas ganancias del negocio en la adquisición de tierras, particularmente en la Costa Atlántica
y en el Magdalena medio.
11 Algunos estudios hablan de la concentración de más de 4 millones de hectáreas en poder del Narcotráfico a comienzos del año 2000.
150 Facultad de Derecho

dejado de despertar con todo, numerosas inquie- CONCLUSIONES


tudes tanto en Colombia como en la comunidad
internacional relativas a varios aspectos de di- La continuidad histórica de la violencia en Colom-
cho proceso, a saber: bia, la sucesión de sus etapas, en la cual una
etapa retroalimenta a la siguiente, permiten pen-
1) Cuántas armas efectivamente se han entre- sar solidamente que el fenómeno obedece a
gado y si estas corresponde a los casi treinta causas estructurales que subyacen a los proyec-
mil desmovilizados producidos hasta ahora. tos colectivos forjados por los actores y agentes
de la violencia.
2) La continuidad o no, de las estructuras de
poder local construidas durante los años de El carácter estructural de ésta, de otra parte, re-
existencia de estos grupos. Ese poder no sólo pudiaría las soluciones simplificadoras como la
tiene que ver con la influencia sobre la po- del diálogo y la negociación para procurar la de-
blación civil gracias a las estrategias de inti- jación de las armas o la vía militar para lograr la
midación y terror a la que aquella ha estado derrota de la insurgencia.
sometida , sino al control de las administra-
ciones territoriales y a sus actividades (con- La experiencia histórica demostraría, por el con-
tratación pública, impuestos a los juegos de trario, que el no abordaje de las condiciones
azar, sistema de salud para las poblaciones estructurales, bajo cualquiera de las opciones de
más pobres, etc); solución que se escojan, no conduciría sino a la
apertura de una nueva fase de violencia, tal
3) La impunidad que parece extenderse para como ocurrió en el pasado.
gran parte de los jefes del paramilitarismo
Estas condiciones estructurales y sobre las cua-
por actos de graves violaciones a los dere-
les no es posible detenerse en estas conclusio-
chos humanos y de delitos de lesa humani-
nes, tienen que ser por lo menos con tres tipos
dad o la imposición de sanciones penales
de problemas: la no resolución del problema
irrisorias por tales hechos.
agrario de concentración creciente de la propie-
dad en el campo; la no inclusión de más del 60%
4) El carácter incierto de la reparación a las vícti-
de la población colombiana en una sociedad
mas de los actos violentos cometidos por el
moderna en términos de acceso a los servicios
paramilitarismo, lo mismo que sobre la de-
públicos esenciales, a la salud y a la educación y
volución a sus legítimos dueños o a sus he-
finalmente, la escasa representatividad del régi-
rederos, de todos los bienes que les fueron
men político colombiano expresada en los altos
arrebatados violentamente por los grupos
índices de abstención electoral.
paramilitares.
Corresponde, por tanto, a la sociedad en general y
5) La posible impunidad que igualmente cubri-
a la sociología jurídica en el área del saber que le
ría a todos cuantos, desde el Estado, las
es propio, apoyada en su actividad investigativa,
agremiaciones de ganaderos y terratenien-
mantenerse alerta para orientar la búsqueda de una
tes y las élites políticas locales, estimularon,
paz viable y duradera como la que Colombia an-
financiaron y encubrieron el accionar
hela desde hace tanto tiempo.
paramilitar a lo largo de estos años.
Revista IUSTA 151

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