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La p
se caracteriza por su gran variedad de platillos y recetas, así
como de complejidad para su elaboración; es famosa por sus sabores fuertes y
sofisticados sumamente condimentada.
Reúne tradiciones gastronómicas indígenas y europeas, entre otras muchas. Baste con
señalar que la comida mexicana no es ajena a la cocina africana, cocina del Oriente
Medio y asiática.
Existen ciertas obras de la gastronomía local que se han extendido por regiones más
extensas o incluso a nivel nacional. Este es el caso de platillos como la cochinita pibil
(yucateca), el mole poblano, el pozole (identificado con Sinaloa, Jalisco y Guerrero), el
cabrito (coahuilense de origen y atribuido a orígenes nuevoleoneses) y así por el
estilo, con una lista inacabable.
Pero la comida mexicana no sólo está constituida por sus platillos tradicionales. En las
últimas décadas ha florecido un movimiento que se ha dado en llamar Nueva cocina
mexicana, que retoma las recetas, técnicas e ingredientes nacionales y las combina con
los propios de la alta cocina internacional.
De igual antigüedad son algunas de las técnicas y utensilios más característicos de las
cocinas mexicanas. Citemos por ejemplo, la nixtamalización del maíz, desconocida en
todo el mundo, salvo en México y ciertos países de América Central, como Guatemala.
También conocidos por los pueblos prehispánicos son las técnicas de cocción al vapor
Ȅempleada, por ejemplo, en la confección del tamalȄ, o el horno de tierra cuya
fuente de poder son piedras calentadas durante horas a la leña Ȅcon la que se
preparan, por ejemplo, la barbacoa, la cochinita y el zacahuil.
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Así como América Ȅque no sólo MéxicoȄ aportó nuevos ingredientes al «mapamundi
gastronómico», el resto del mundo también participó el intercambio de ingredientes
sin los que, en nuestros días, sería impensable la comida mexicana. Señalemos, por
ejemplo, la importancia del cerdo.
Su manteca fue durante mucho tiempo el aceite preferido para sazonar las comidas. Su
carne se consume bajo innumerables formas, destacando entre ellas la carne por
antonomasia en México: las carnitas. Su cuero se convierte en chicharrón, y sus
vísceras pueden parar en un cazo de menudo. Ni sus pezuñas ni su cerebro tienen
desperdicio: las primeras se convierten en «manitas» y se consumen a la vinagreta, y
el segundo sirve de relleno para unas crujientes quesadillas de sesos Ȅfritas en
manteca de puerco, desde luego.
Además del cerdo, la vaca (y todos sus derivados), las ovejas y todos los animales que
se incorporaron al que se considera «repertorio gastronómico mexicano» en la época
de la Conquista; con los españoles llegaron cereales Ȅcomo el arroz y el trigoȄ,
frutos Ȅespecialmente cítricos, y hasta la sandía, que los mexicanos consideran de
buena fe ser nativosȄ; y desde luego, las especias, mítico motivo de los afanes de
Colón. Ni qué decir de productos básicos como el pan, que en México se multiplicó en
cientos de formas, algunas de las cuales son identificadas con sus localidades de
origen (el pan grande de Acámbaro, el pan de yema de Oaxaca).
También en el Porfiriato las clases altas comenzaron a mostrar preferencia por las
cocinas europeas. Ello trajo como consecuencia el relajamiento de la comida mexicana
más sofisticada a los ámbitos de la comida casera, pero no implicó el abandono total
de costumbres antiquísimas como la ingesta de tortillas de maíz. Al concluir la
Revolución Mexicana, la gastronomía nacional fue ensalzada nuevamente como parte
del programa nacionalista de los gobiernos emanados de esa guerra civil. El tema de la
gastronomía apareció recurrentemente en el cine de la Época de Oro (años cuarenta y
cincuenta), acompañando otros estereotipos de lo mexicano.
Para principios del siglo XXI, en varias ciudades de México es posible encontrar
restaurantes de las más diversas especialidades. Existen numerosos establecimientos
de comida rápida, principalmente de origen estadounidense, que conviven con
establecimientos que expenden la tradicional «garnachería» o lo mejor de la cocina de
todo el mundo. Sea como sea, la cocina mexicana popular y aquella derivada de la
intervención de profesionales de la cocina en su manufactura siguen gozando de una
gran vitalidad.
Nos sentimos orgullosos de la cocina mexicana y queremos compartirla con ustedes.
Nuestra Cocina es algo más que un recetario, en ella hay que definir sus técnicas,
características e ingredientes exclusivos de México.
Ninguna otra Cocina tiene "Antojitos" parecidos a los mexicanos, las salsas que se
hacen todavía en el tradicional molcajete, sus moles en toda su gran variedad con el
toque único del arte culinario mexicano.
Las maneras de utilizar maíz, chiles y cactus son exclusivas de nuestra cocina, de todo
esto deriva que para cocinar al estilo mexicano se necesita algo más que un recetario.
Por eso cuando la fortuna nos ha llevado hasta el lugar donde se reúne la magia de la
comida poblana y probamos el sabor de sus exquisitos bocados, como chalupas,
pellizcadas, esquites, peneques, picadas, quesadillas, tamales, tacos, tamaletes,
tlacoyos, tostadas, totopos, chilaquiles, enfrijoladas, garnachas, gorditas, memelas,
mole de olla, chilemole, budín de elote con rajas, molotes, flautas, enchiladas,
ponteduros, pozole, elotes asados o cocidos, atoles, frituras y hojuelas, todos ellos
elaborados teniendo como base el maíz, confirmamos que efectivamente se trata de
un menú envidiable en cualquier parte del mundo. Si agregamos a todo esto los chiles
rellenos capones, los chiles en nogada, el mole de convento, el mancha mantel, el
pipián, el cuitlacoche, el rompope, las lágrimas de obispo, las pastas de almendra, las
tortitas de Santa Clara y los famosos camotes poblanos, no podemos dejar de
reconocer que en México y en el mundo entero hablar de comida mexicana es
sinónimo de comida poblana.
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- .- Se entenderá por actividades empresariales las siguientes:
Las comerciales que son las que de conformidad con las leyes federales tienen ese
carácter y no están comprendidas en las fracciones siguientes.
Las silvícolas que son las de cultivo de los bosques o montes, así como la cría,
conservación, restauración, fomento y aprovechamiento de la vegetación de los
mismos y la primera enajenación de sus productos, que no hayan sido objeto de
transformación industrial.
Se considera empresa la persona física o moral que realice las actividades a que se
refiere este artículo, ya sea directamente, a través de fideicomiso o por conducto de
terceros; por establecimiento se entenderá cualquier lugar de negocios en que se
desarrollen, parcial o totalmente, las citadas actividades empresariales.
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- Se reputan en derecho comerciantes:
Las personas que teniendo capacidad legal para ejercer el comercio, hacen de él
su ocupación ordinaria;
Las sociedades extranjeras o las agencias y sucursales de éstas, que dentro del
territorio nacional ejerzan actos de comercio.
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Objetivo general
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
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