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Ficha de Lectura N° 1:

Yo y el mundo:

Las relaciones y su relevancia en el ser humano

Nombres: Danitza Matus

Curso: Taller de Integración I (psi1100-2)

Profesor: María Verónica Moneral

Ayudante: Diego Bravo

Fecha: Lunes 06 de Abril


Yo y el mundo: Las relaciones y su relevancia en el ser humano.

En palabras un hombre relata sus pensamientos y experiencias de pequeño; estás abarcan la


interacción con los demás y reflexiones consigo mismo. Lo más contingente es su relación con
los demás, en dicha muestra que ha crecido lleno de mimos, donde la aceptación de los demás
es primordial, empero, por otro lado, está su desarrollo personal entorno a los libros “Para mí no
estaban muertos, o por lo menos no del todo: se habían metamorfoseado en libros […] el resto
del tiempo adoraba a mis compañeros de juego. Los puse por encima de todo…” (Sartre, 1966,
p. 45) ambos factores juegan un papel tan importante en su vida, que la relación con sus
semejantes es algo que es mejor evitar. En Siútico el autor trata sobre la sociedad chilena y sus
relaciones, en las que prima elementos como el estatus, la religión, el tipo de persona, etc.;
como en el caso del “cuico” o el “bajista” (Contador, 2008), los cuales sólo son parte de un
grupo acorde a ellos. Otro texto que trata sobre relaciones, es Psicoterapia de grupo en la
práctica clínica, éste da cuenta y compara las características del “grupo de proceso” en
contraste con el “grupo de residentes de psicoterapia” (Swiller, Lang & Halperin, 1995);
mostrándonos la utilidad social y ventajas, tanto espirituales como personales, que proporciona
a los involucrados el aplicar esta metodología.

¿Las relaciones con otros son relevantes? El ser humano requiere de la relaciones con
los demás para desarrollarse, para crecer; por esto existen dinámicas o métodos como los
grupos de procesos, que se apoyan en esta cualidad “…la interacción honesta y con carga
emocional, en combinación con la reflexión cuidadosa acerca de uno mismo, produce cambio y
crecimiento personales.” (Swiller et al, 1995, p. 531) y porque, también es relevante la
existencia del otro, la cual aporta e influye en mí “…Comprensión del grupo. Ésta incluye a
quien está presente y ausente en una sesión particular al igual que a aquel que está en la
cohorte de residentes que constituye al grupo…” (Swiller et al, 1995 p. 530). El compartir, me
permite obtener experiencias que terminan siendo parte de mí de una u otra manera.

¿Y cómo me relacionó con los demás? Las primeras interacciones sociales son
otorgadas por mi familia, por esto cada miembro de ésta y las relaciones que llevo con ellos son
esenciales para las bases de mi carácter y conocimiento “La muerte de Jean-Baptiste fue el
gran acontecimiento de mi vida: hizo que mi madre volviera a sus cadenas y a mí me dio la
libertad […] un huérfano […] mi triste condición imponía respeto, fundaba mi importancia: yo
contaba mi luto entre mis virtudes. Mi padre había tenido la galantería de morir perjudicándose
a sí mismo” (Sartre, 1966, p. 16-17) “¿A quién obedecer? Me muestran a una joven gigante y
me dicen que es mi madre […] ¿Pero cómo la respetaría, si nadie la respeta?” (Sartre, 1966, p.
18) Sin embargo, no son las únicas, la salida al mundo exterior es de suma importancia para el
crecimiento espiritual y personal; ésta me proporcionó instancias para compartir con otros, me
expandió las perspectivas que tengo de la realidad. ¿Qué instancias son estas? Estas pueden
variar para cada uno desde el colegio hasta comunidades, grupos etc. Son proporcionadas por
cosas que las personas tienen en común; ¿Son para todos iguales? No, por ejemplo, la religión,
me proporciona instancias de convivencia; pero, no tanto para aquellos que son ateos o
agnósticos, por el contrario, prefieren integrarse a comunidades que son más atingentes a su
forma de ser y pensar.

Éste deseo de “permanecer” con gente parecida a mí provoca, que se formen grupos y,
los gustos en común se transforman en un pacto de unificación, una barrera para todo aquel
que no pertenezca a éste si carece parcial o, en casos más severos, totalmente de algunos de
estos gustos compartidos. Un ejemplo claro, visto en mi sociedad, es expuesto en Siútico “El
cuico en general tiene poca experiencia de masas, porque la familia distinguida vive lejos […]
con un no cuico cae en frustración […] porque [...] sabe, inconscientemente, que si el otro no
pertenece al clan lo más probable es que la conversación se tense, la relación no fluya o se
haga imposible.” (Contador, 2008, p. 285.) En otras palabras, éste “grupo” a veces se
transforma en una “barrera” la cual impide que conozca a otros que estén fuera de mis
preferencias “…los abajistas van a La Piojera junto con sus amigos abajistas […] y se sientan
juntos, apiñados. Y es que en el fondo ellos también se sienten extraños en un salón, […] donde
en cualquier momento alguien puede llegar a usar la palabra <<cuico>>, como una bala que se
dispara o un cuchillo que se arroja para marcar distancia y poner las cosas en su lugar.”
(Contador, 2008, p. 301)

¿Y esto es lo único que podría impedir mi contacto con otros? Existen otros factores,
muy diferentes al de pertenecer a un grupo cerrado, que tienen efectos más drásticos como el
no pertenecer a ningún. Si bien, tendemos, por naturaleza, a requerir de la interacción con otros
y esto es inevitable, sobre todo cuando pequeño; cuando tengo esta salida al exterior puedo
optar por tener relaciones fructíferas con los demás o, simplemente, no tenerlas. Esta elección
se ve reflejada en mi carácter, normalmente, quienes no gustan de hacer lazos con sus
semejantes, son denominados solitarios y pasan la mayoría de su tiempo en “pasatiempos
solitarios” como el caso del niño de 8 años de “las palabras” “Se despedían nuestras visitas, yo
me quedaba solo […] iba a reunirme con la vida, con la locura en los libros.” (Sartre, 1966, p.
37) “…nada me parecía más importante que un libro.” (Sartre, 1966, p. 42) y aquello
desemboca, en la dificultad e introversión del individuo al momento de estar “obligado” a entrar
en contacto con “extraños” como le sucedió a él “En las terrazas […] jugaban unos niños, me
acercaba a ellos, me rozaban sin verme […] había encontrado a mis verdaderos jueces, mis
contemporáneos, mis pares, y su indiferencia me condenaba […] “¿Qué estás esperando,
bobo? Pregúntales si quieren jugar contigo” Yo sacudía la cabeza […] “¿Quieres que hable con
sus madres?” Le rogaba que no hiciera nada; me cogía de la mano e íbamos de árbol en árbol,
de grupo en grupo, siempre implorantes y siempre excluidos.” (Sartre, 1966, p. 88-89) Esto
sucede porque para él es algo nuevo, esto de conocer desconocidos que, aparentemente, no
tienen nada en común; hay que evitar contacto en lo posible porque así también se evita el mal
momento, el miedo, la angustia.

¿Y esto en qué afecta? Soy, en parte, lo que he rescatado de mis experiencias, entre
ellas, las interacciones con las personas como mis padres, amigos, el vecino, etc. Por ello, al
ser humano le afectan cosas como la ausencia del padre o la madre, si tiene buenas o malas
juntas; si alguien le marcó su vida, entre otros. ¿Y uno puede enfrentar el miedo a conocer?
Basta con ver a un pequeño en su primer día de clases, al principio esta solo pero tras un
instante decide reunirse con otros niños; la clave está en enfrentar al miedo a lo desconocido.

Por ende, puedo concluir que para el ser humano es necesario, casi inevitable, el
interactuar con otros; es decir socializar y que esto es lo que influye en mi crecimiento y
desarrollo. Y que si quisiera quedarme aísla de ello tendría que ser ermitaña o, como me
ocurrió, que encuentre personas con gustos parecidos; empero, esto no quitará el hecho de que
necesito de estas relaciones, porque vivo en sociedad, y está no está hecha de gente mirando
la pared, sino que de infinitas conexiones, que me influencian en diferentes ámbitos,a lo largo
de mi vida.

¿Y dónde lo veo? Basta con hacer una introspección, ¿no soy feliz cuando alguien me
dice que le caigo bien? ¿No estoy molesta o triste tras discutir? ¿No siento inseguridad cuando
interactúo con personas que son diferentes a mí, como sucede con los abajistas o cuicos? Sin
embargo, el nivel de importancia de éstas depende de cada uno; por eso existen personas
cuyas familias y/o amigos lo son todo y para otros la balanza está inclinada hacia los libros, el
televisor, en otras palabras, en pasatiempos que requieran de mí y nada más que de mí para
que pueda ejecutarlos. Y para ti ¿Qué es más importante?
Referencias

Contador, O. (2008). VII La piojera (firmes junto al pueblo). En A. Palet (Ed.), Siútico: Arribismo,
abatismo y vida social en Chile pp. (239-301). Santiago, Chile: Ediciones Vergara

Sartre, J. P. (1966). Leer. En Losadas (Eds.), Las palabras (9ª. ed.)pp. (11-89).Buenos Aires:
Editores.

Swiller, H., Lang E. & Halperin, D. (1995) .Grupos de procesos para entrenamiento de
residentes psiquiátricos. En E. Gómez (Ed.), Psicoterapia de grupo en la práctica clínica pp.
(253-535).México: El manual moderno.

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