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grosella” y “Del amor”.

Otro que
me descubre a un Chéjov tan
pluridimensional es “Agafia”. Poesía rusa del siglo XX
Los retratos o relatos dedicados
a las mujeres o a los médicos son
Para Eliana Maldonado, compromiso social. Por lo me-
en Medellín nos así lo expresó el crítico
maravillosos “Enemigos”, pero
Alexandr Blok Mijailovski en su artículo “Sobre

L
el implacable “Pabellón N° 6”
eón Tolstói alguna vez Padres e hijos y el señor Chéjov”,
hasta hoy me vuelve como una
afirmó que Anton Páv- 1
posición que fue secundada
pesadilla.
lovich Chéjov era uno por otros críticos igual de mio-
de los pocos escritores cuyos pes como Pertsov, Skabichevski,
—¿Y el violín de Rotschild? En el restaurante relatos se leen con gusto más Protopopov y Neviedonski, hoy
—La verdad es que “El estu-
de una vez. Incluso sus diver- totalmente olvidados. Sin em-
diante” me había pasado des-
timentos más cortos producen bargo, estas críticas —que a
apercibido. De manera que gra-
Nunca olvidaré (No sé si esa tarde tal impresión que no se olvidan veces se convirtieron en verda-
cias por recordar su existencia.
Sucedió o no) el cielo pálido, fácilmente. Pero también dicta- deras ofensas en vida del escri-
Quemado por el fuego del crepúsculo, minó que el escritor, nacido en tor— tuvieron su prolongación,
—¿Está trabajando en alguna
Los faroles apenas brillaban. Taganrog en 1860 y muerto en para colmo de la sorpresa, en
nueva traducción de Chéjov?
Badenweiler (Alemania) en julio los poetas “acmeistas” y, casi
—Me encantaría regresar
Yo me encontraba en un restaurante repleto. de 1904, hace exáctamente cien por carambola, en un poeta
a Chéjov. Es con quien más
En algún lugar al amor cantaban. años, era nada menos que el reciente como Joseph Brodski.
cómodo me siento. Dostoievski
Te envié una rosa negra en una copa Pushkin en prosa de su época. Por ejemplo, en una nota de
o Tolstói me irritan ante la sola
Desde entonces el estallido de 1936 sobre la dramaturgia de
comparación con Chéjov. Chéjov Dorada, como el sol.
equívocos, devociones, extra- Chéjov, Osip Mandelstam deplo-
sólo es comparable al equilibrio
víos, aprobaciones, señalamien- ra el “completo hundimiento de
sobrio, cada vez más perdido en Me miraste. Audaz y confusamente recibí tos, prejuicios, hurras o simpa- los personajes chejovianos en la
el pasado, de Pushkin. Chéjov Esa mirada altiva. Te saludé. tías, entre los representantes vida ordinaria, la mezquindad
para mí sigue muy vivo, cien Con premeditación a tu acompañante dijiste de la intelligentsia rusa, no ha y confusión de las relaciones,
años después de su muerte. Bruscamente: “Es un admirador”. hecho más que crecer. Entre la ausencia de acción, etc.”. La
los críticos literarios coetáneos posición de Marina Tsvetáieva
—La obra de Chéjov es co- Y en respuesta algo murmuraron las cuerdas, del escritor se había desatado era parecida. Aunque reconocía
nocida prácticamente toda en
Con frenesí entonaron canciones... ya toda una corriente antiche- en Chéjov a un “maestro”, no
español, a excepción de varios
Tu desdén juvenil se revelaba joviana, que le imputaba a sus tenía empacho en declarar que
cuentos cortos y brillantes de
Por un leve temblor de las manos... textos una supuesta indiferencia lo “odiaba desde la niñez, por
su primera etapa, entre 1881 y
política y una total renuncia sus bromitas, sus dichos y sus
1887. Ahora el interés está tam-
Saliste del lugar como ave asustada. —según su miope parecer— al sonrisitas”. Anna Ajmátova, por
bién en las biografías que se han
hecho sobre él, tanto en Rusia, Pasaste leve, como un sueño mío...
como en Occidente. ¿Conoce la Resolló tu perfume, se cerraron tus pestañas,
que escribió Donald Rayfield, el Cuchichearon ansiosas tus sedas.
mismo autor de un libro reciente
Stalin y los verdugos? Si es así,
¿qué opinión le merece?
—No he leído a Rayfield. Sé que
estuvo en Pamplona hace unos
Desde el fondo del espejo lanzaste tus miradas
Y al lanzarlas gritabas “¡Atrápalas...!”
El collar sonaba, una gitana bailaba
Y la tarde toda chillaba de amor.
Reflexiones sobre Chéjov
La ficción de la vida ínfima
días, pero no pude ir a oírlo. u

Jorge Bustamante García 1910


(Colombia)
Ha publicado los libros de poe-
mas: Invención del viaje (1986), El Traducción Jorge Bustamante García (Colombia) Jorge Bustamante García
desorden del viento (1989). Ha tra-
ducido a numerosos poetas rusos
del siglo XX.

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DE ANTIOQUIA
su parte, consideraba que Antón Leskov, Kropotkin y Korolenko, cia de hombres y mujeres comu- Las resonancias de los rela- vehemencia Vladimir Nabókov: Chéjov, Ilf y Petrov, Bulgákov,
Pávlovich era contraindicado hasta Sergéi Dovlatov, pasando nes que deshacen su existencia, tos chejovianos en sus lectores “El léxico de Chéjov es pobre, Dovlátov y muchos más, son
para la poesía y experimentaba por Gorki, Nabókov, Iván Bunin, sus pasiones y sus amores en son misteriosas. Por un lado su combinación de palabras grandes escritores de ingenio
pavor —como dijo el crítico L. V. Andréi Biely, Kornéi Chukovski y medio de las trampas de la pareciera que no sucede nada casi trivial; el pasaje artístico, humorístico. Gógol, sobre todo,
Losiev— ante la influencia de la toda una pléyade de narradores vida. Aquí se encuentra la gran importante en sus historias; el verbo jugoso, el adjetivo de poseía un fenomenal talento
poética chejoviana. Otro crítico, rusos del siglo XX. En muchos revelación y el oculto y radical por el otro, al terminar de leer, invernadero, el epíteto de crema artístico y un enorme sentido
A. S. Kushner, afirmó que la escritores occidentales impor- espíritu innovador que subyace las reverberaciones son tan in- de menta servido en bandeja del humor, que impregnaba
animadversión de estos autores tantes la adicción por Chéjov en la cuentística chejoviana. tensas e intempestivas que uno de plata, todo eso le era ajeno. a sus obras con un profundo
estaba condicionada “por la sed también es inmensa. Pero lo Revelación por haber abordado siempre quisiera seguir leyendo No fue un inventor verbal como espíritu satírico, incluso en las
al famoso hombre “superfluo” más, para saber qué pasa, pero lo había sido Gógol”. Apostó situaciones más trágicas, como
ruso del siglo XIX, con todo y aparentemente no pasa mayor más bien por el vigor de la acontece en muchos de sus
su tragedia, desde una visión cosa. Ocurre, sin embargo, que anécdota, que en la prosa rusa relatos como “La nariz” o “El
de fina ironía. Por haber des- no podemos dejarlo de lado, hasta la actualidad, siempre Capote” y en su extensa Almas
menuzado la vida ordinaria de por la sencilla razón que —de ha jugado un papel de gran muertas, la mejor novela en la
muchos de sus personajes, de alguna manera— cuenta nues- importancia. En el siglo XIX historia de la literatura rusa,
aquellos seres grises, bonda- tras vidas. la anécdota definió, en buena según el mencionado novelista
dosos, suficientemente inteli- Yuli Aijenvald, en su clásico parte, el carácter de la prosa de Serguéi Dovlátov. Chéjov llega
gentes, formales y simplones estudio Siluetas de escritores ru- Pushkin (Relatos de Belkin y La inmerso en esta tradición, pero
que razonan siempre con una sos, publicado a comienzos del dama de picas) y de la del Gógol armado con nuevos elementos,
sensatez tan aburrida que raya siglo XX, dijo algo que se antoja de Cuentos petersburgueses, El desenfunda otros recursos.
en el absurdo. La magia de justo para apreciar la obra de inspector y Almas muertas. Toda No por casualidad, comienza
Chéjov reside, tal vez, en que Chéjov cien años después: una serie de textos de Nikolái su camino de escritor desde
descubrió la ficción de la vida Leskov, autor de una historia un género leve. No busca a un
ínfima, en la de los pequeños A Chéjov le gustaba representar de ilimitada pasión en la novela lector en específico, sino que se
a la gente inútil. La ociosidad
seres de todos los días. Oculto Lady Macbeth de Mtsenk,2 estaba dirige sin pretensiones a un pú-
Chéjov y Gorky. Yalta, 1900 penetra en las capas más di-
y radical espíritu innovador directamente orientada hacia la blico, con sus pequeños relatos
versas de la sociedad, incluso
del relato, porque rompió sin en un medio como el de los anécdota. Pero fue con Chéjov de humor que aparecieron en
aspavientos, ni tremendismos, obreros, en donde pareciera que la anécdota se convirtió incontables revistas y periódicos
con toda la tradición cuentística que el trabajo es algo natural en un factor decisivo y global. de 1880 a 1886, entre sus vein-
de heroismo que fue común en más significativo es la perma- anterior a él, al implementar e inevitable. El estudiante Petia Toda su obra humorística tem- te y veintiseis años de edad. Los
una época para esta generación nencia que mantiene Chéjov en historias sin tramas de suspen- Trofímov, en El jardín de los prana, los pequeños cuentos numerosos seudónimos usados
de poetas del Siglo de Plata”. La el lector común, tanto en Rusia, so ni argumentos excitantes, sin cerezos, convoca a la mujer que de humor (como por ejemplo: por Chéjov en esta primera
relación de Brodski hacia Chéjov como en Occidente. personajes redondeados a la ama y a todo el mundo hacia “En el paseo de Sokólniki”, “En época también tienen que ver
fue más ambigua y compleja. Chéjov fue un escritor breve manera clásica, sin clímax, sin una nueva vida, hacia un nuevo el landó” y “La colección”), con su particular sentido del
Se basaba en la indiferencia y por naturaleza, por vocación puntos culminantes ni finales sentido del trabajo, hacia un está prácticamente inmantada humor: ‘El hombre sin bazo’,
inhabitual esfuerzo, pero él
en la diversidad de significa- y por convicción. Alguna vez sorpresivos, como suele acon- por la anécdota. En su obra ‘El hermano de mi hermano’, ‘El
mismo no logra siquiera termi-
dos. Si en un poema de 1977 afirmó que “la brevedad es la tecer en la “vida real” de las posterior, ésta se ha hecho más médico sin enfermos’ y, el más
nar el curso de la universidad,
escribe “Ibsen es muy pesado hermana del talento” y que personas comunes. Pareciera no hace absolutamente nada y
compleja, ya no se percibe en la frecuente, ‘Antosha Chejonte’.
y Chéjov fastidia”, en otro de “saber escribir es saber tachar” que iba contra todas las reglas se encuentra en una situación superficie, se detecta más bien Es un humor suave el de estos
1993 (“Dedicado a Chéjov”), y en este, peculiar sentido de del cuento tradicional y, sin de lastimosa impotencia. Los en el fondo, pero de una manera cuentos, sin aspavientos, que
uno de los más brillantes de su la medida, se identifica tal embargo, su estilo abrió nuevas héroes superfluos de Chéjov par ticularmente vivaz, ágil, no pretende en apariencia más
última obra, entabla un diálogo vez con Turguéniev, quien es ventanas en el arte de narrar. no creen en los objetivos de su versátil. Aunque no se le puede que la broma que despierta
intertextual con piezas del dra- el paradigma de la concisión. Hace unos días, un amigo que- vida y se arrastran por ella como reducir a la anécdota, sin ella el
maturgo, del que Chéjov no sale Siempre le huyó en lo que es- rido, cuyo mérito literario mayor llamas que se apagan. mundo de Chéjov simplemente
mal librado. cribía a lo grandioso, a lo épico, consiste en ser un estupendo no puede ser entendido. Una
De otro lado, son innume- a lo epopéyico, a lo torrencial, lector, me dijo con total desen- El temperamento de Chéjov más de las revelaciones de la
rables los escritores de talento a la desmesura en la forma, y fado y convicción: “lo que pasa es completamente ajeno a la obra chejoviana es que logró
que reconocieron sin tapujos se dedicó a desentrañar, no sin es que Chéjov escribió como inventiva verbal. Su prosa es convertir la anécdota cotidiana
el valor de la obra chejoviana grandes dosis de humor, esa caminaba” y ahora pienso que sencilla, correcta, diáfana, sin en alta literatura.
y la decidida influencia que ha otra forma de desmesura que esa apreciación, quizá, resuma sobresaltos; su lenguaje es adre- La vena satírica es otra de
desatado por más de un siglo. radica en el tedio, la trivialidad, en parte la especifidad de la de árido, sin rebuscamientos ni las tradiciones de la narrativa
Desde el propio Tolstói, Nikolái la mezquindad y la insignifican- narrativa chejoviana. experimentación. Lo afirma con rusa: Gógol, Saltikov-Schedrin,

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C U E N T O

la sonrisa. Y no hay que olvi- donde se agita ya algo inespera- fueron un verdadero fracaso. En-
dar, nunca, que lo cómico en do de la cuentística chejoviana: tre los narradores recientes, el

Enlandó
el
Chéjov, conlleva los sabores los temas de los relatos de ya mencionado Sergéi Dovlátov
de lo amargo y los guiños de ‘Antosha Chejonte’, ‘El hombre —amigo y confidente cercano
la tristeza. Nabókov lo dijo de sin bazo’ y ‘El hermano de mi del poeta Joseph Brodski en Es-
manera insuperable: “Los libros hermano’ son ya una suerte de tados Unidos y autor de novelas
de Chéjov son libros tristes para intelección de los problemas cortas como Zona, La maleta,
personas con humor; es decir, centrales que han inquietado Coto vedado y La extranjera (esta
sólo el lector provisto de sen- siempre a lo mejor de la litera- última traducida y publicada
tido del humor sabrá apreciar tura rusa. Extraigo un párrafo en España, en 1996)— expe-
verdaderamente su tristeza”. En de Mi vida: relato de un hombre rimentó desde muy temprano
estos relatos tempranos, Chéjov de provincias: su cercanía orgánica hacia la
escenifica situaciones rídiculas
Cuando en el pabellón no había
poética chejoviana y se incluye Antón Chéjov
—“En el paseo de Sokólniki”—, a sí mismo al lado de Antón
trabajo ni siquiera para una
juguetea con picardia alrededor persona, Cheprakov no hacía Pávlovich, en un mismo espacio Traducción de René Portas
del absurdo cotidiano, logrando nada; sólo dormía o se mar- estético. Sus Cuadernos de apun-
verdaderas joyas —“La colec- chaba con su escopeta al río tes se aproximan en estructura
ción”—, o expone la afectación a cazar patos. Por las noches y propósito a los divertimentos

L
tonta en que se sumen cier- iba a emborracharse a la aldea tempranos y a los relatos breves
tos personajes como el barón o a la estación [...]. Cuando se de humor de Chéjov. En uno de as hijas del consejero civil activo Brindin, Kitty y Zina, paseaban
Drunkel —“En el landó”—: emborrachaba se ponía muy esos apuntes, Dovlátov define por la Nievskii en un landó. Con ellas paseaba su prima Marfusha,
“un hombrecito recién aseado pálido, se frotaba sin parar las con toda precisión la singulari- una pequeña provinciana hacendada de dieciséis años, que había
y visiblemente cepillado” que manos y reía como si relinchara: dad del autor de “La gaviota”, venido en esos días a Petersburgo, a visitar a la parentela ilustre y echar un
‘¡Hi-hi-hi!’. Para divertirse, se
pretende pontificar sobre Tur- al compararlo con los grandes vistazo a las “curiosidades”. Junto a ella estaba sentado el barón Drunkel,
quitaba todo lo puesto y corría
guéniev ante las sorprendidas de la literatura de su país: “Se un hombrecito recién aseado y visiblemente cepillado, con un paletó azul
en cueros por el campo. Se
muchachas y que, en el lance de comía las moscas y decía que
puede venerar la inteligencia y un sombrero azul. Las hermanas paseaban y miraban de soslayo a su pri-
querer parecer culto y versado, estaban un tanto agrias. de Tolstói. Maravillarse con la ma. La prima las divertía y las comprometía. La inocente muchachita, que
no hace más que naufragar en elegancia de Pushkin. Apreciar desde su nacimiento nunca había ido en landó, ni oído el ruido capitalino,
la ignorancia, en el profundo y Estas líneas son un ejemplo las búsquedas morales de Dos- examinaba con curiosidad la tapicería del carruaje, el sombrero con galones
jocoso hecho de no entender de cómo Chéjov fue capaz de toievski. El humor de Gógol. Y del lacayo, gritaba a cada encuentro con el vagón ferroviario de caballos...
nada, al achacar a Turguéniev romper con todo un siglo de así sucesivamente. Pero sólo se
Y sus preguntas eran aún más inocentes y ridículas...
una novela muy conocida de solemnidad en la narrativa de quiere ser parecido a Chéjov”.
—¿Cuánto recibe de salario vuestro Porfirii? —preguntó ella, entre tanto,
Goncharov. Es precisamente su país. Algo así era imposible Es realmente poco lo que se
señalando con la cabeza al lacayo.
aquí, en detalles como éstos, en monstruos como Tolstói, puede decir de Chéjov: a Chéjov
Turguéniev, Dostoievski y Pus- hay que leerlo. u —Al parecer, cuarenta al mes...
hkin. —¡¿Es po-si-ble?! ¡Mi hermano Seriozha, el maestro, recibe sólo treinta!
Chéjov escribió más de mil Jorge Bustamante García (Co- ¿Es posible que aquí en Petersburgo se valore tanto el trabajo?
cuentos en un poco menos de lombia) —No haga, Marfusha, esas preguntas —dijo Zina—, y no mire a los
veinticuatro años, tal vez unos lados. Eso es indecente. Y mire allá, mire de soslayo, si no, es indecente,
cincuenta por año, cinco obras Notas ¡qué oficial tan ridículo! ¡Ja-ja! ¡Como si hubiera tomado vinagre! Usted,
1 Se refiere a la novela Padres e hijos
de teatro y algunas piezas dra- barón, se pone así cuando corteja a Amfiladova.
de Turguéniev, que el crítico quería
máticas menores. Algunos de contraponer a la obra de Chéjov. —A ustedes, mesdames, les es ridículo y divertido, pero a mí me remuerde
sus relatos más importantes 2 Existe versión al castellano de esta la conciencia —dijo el barón—. Hoy, nuestros empleados tienen una misa
son: “El beso”, “El pabellón N° novela de Leskov. En: Madrid: Ediciones de réquiem a Turgueniev, y yo por vuestra gracia no fui. Es incómodo, sa-
Internacionales Universitarias, 2000.
6”, “Las grosellas”, “Casa con Traducción de Silvia Serra y Augusto ben... Una comedia, pero de todas formas convenía haber ido, mostrar mi
desván”, “Relato de un descono- Vidal. simpatía... por las ideas... Mesdames, díganme con franqueza, con la mano
cido”, “Enemigos” y “La dama puesta en el corazón, ¿a ustedes les gusta Turgueniev?
del perrito”. Estaba incapacita- —¡Oh sí... se entiende! Turgueniev pues...
do para la novela o la narración —Y vaya pues... A todo el que le pregunto le gusta, y a mí... ¡no entien-
larga, las veces que lo intentó
do! ¡O yo no tengo cerebro o soy un escéptico incorregible, pero todo ese
—“La estepa”, por ejemplo—,
galimatías que levantan por Turgueniev me parece no sólo exagerado, sino

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