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Palabras clave: asertividad sexual; Índice Hurlbert de asertividad sexual; invarianza de medida;
funcionamiento diferencial del ítem; baremos
La asertividad sexual se ha definido de varias maneras. Painter (1997) afirmó que la asertividad
sexual es la capacidad de desarrollar comportamientos asertivos en un contexto sexual. Dunn,
Lloyd y Phelps (1979) señalaron que implica el uso de "habilidades conductuales para obtener
satisfacción sexual para usted y su pareja" (p. 294). Morokoff y col. (1997) proporcionaron una
imagen más clara de la asertividad sexual al afirmar que abraza la capacidad de iniciar los
contactos sexuales deseados, rechazar los contactos sexuales no deseados y la capacidad de
prevenir el embarazo o las ITS con una pareja habitual. En línea con esta definición, varios
estudios han explorado la relevancia de la asertividad sexual para la vida sexual humana (para
una revisión, ver Santos-Iglesias y Sierra, 2010a) y concluyeron que ayuda a desarrollar
comportamientos sexuales saludables (por ejemplo, el uso del condón ) y obtener una mayor
satisfacción sexual. Finalmente, los programas de capacitación en asertividad sexual ayudan a
promover resultados y comportamientos sexuales positivos (Kelly, St. Lawrence, Hood y
Brasfield,
1989; Murphy, Coleman, Hoon y Scott, 1980, St. Lawrence et al., 1995).
1984, 1986, 2003), los hombres son típicamente iniciadores de encuentros sexuales, mientras
que se supone que las mujeres son restrictivas de tales contactos. Por lo tanto, los hombres
deben tener una puntuación alta en la asertividad sexual de iniciación (es decir, la capacidad
de iniciar los contactos sexuales deseados), mientras que las mujeres deben obtener una
puntuación alta en la negativa sexual
sertividad (es decir, la capacidad de rechazar contactos sexuales no deseados). Este guión
sexual tradicional ha generado cierta investigación para analizar si los hombres o las mujeres
obtuvieron puntajes más altos en asertividad sexual. En general, los resultados generalmente
han encontrado que los hombres obtuvieron puntuaciones más altas que las mujeres en
asertividad sexual (Haavio-Mannila y Kontula, 1997; Pierce y Hurlbert, 1999; Snell, Fisher y
Miller, 1991), aunque los resultados han sido mixtos (Stulhofer, Graham , Bozicevic, Kufrin y
Ajdukovic,
La escala tenía una dimensionalidad equivalente estricta entre sexos y solo un elemento
marcaba el funcionamiento diferencial del elemento, por lo que concluyeron que no hay un
sesgo significativo en la escala al comparar la asertividad sexual entre sexos.
ty, especialmente cuando los puntajes de las pruebas se usan para comparar grupos.
Hurlbert, 1991) es uno de los instrumentos más utilizados para evaluar la asertividad sexual
(Santos-Iglesias y Sierra, 2010a). En su versión original, estaba compuesto por 25 artículos que
proporcionaban una medida unidimensional de la aser- tencia sexual en parejas. La adaptación
española se acortó a una versión de 19 ítems agrupados en dos dimensiones: (a) Iniciación,
que refleja la capacidad de comenzar contactos sexuales y expresar deseos y fantasías
sexuales; y (b) Sin timidez / rechazo, lo que significa la dificultad de iniciar y mantener
conversaciones sexuales y la incapacidad de rechazar contactos sexuales no deseados (Santos-
Iglesias y Sierra, 2010b). A pesar de que el HISA ha demostrado propiedades psicométricas
adecuadas (Santos-Iglesias y Sierra, 2010b; Sierra, Santos, Gutiérrez-Quintanilla, Gómez y
Maeso, 2008) y se ha utilizado para comparar hombres y mujeres (ver Pierce y Hurlbert ,
1999), ningún estudio ha probado si sus propiedades psicométricas son las mismas para
hombres y mujeres. Por lo tanto, el objetivo principal del presente estudio fue evaluar la
invariancia de la medición y el DIF del Índice Hurlbert de Asertividad Sexual a través del género
utilizando una muestra española. Debido a la falta de datos normativos y su posible utilidad
para las evaluaciones clínicas y epidemiológicas, se desarrollaron puntajes estándar para las
subescalas de Iniciación y No timidez / Rechazo para hombres y mujeres en tres grupos de
edad diferentes (18-34, 35- 49 y 50 años o más).
Método
Participantes
Los participantes fueron reclutados de la población general en España. La muestra final estuvo
compuesta por 1,598 hombres y
1.600 mujeres. Dado que el HISA evalúa la asertividad sexual dentro de las parejas, los
participantes debían involucrarse en una relación romántica que incluía actividad sexual en el
momento del estudio. La edad media de los hombres fue de 39,47 años (DE
= 13.38, rango 18-81), mientras que el de las mujeres fue de 36.98 años (DE = 13.41, rango 18-
84). El nivel educativo, la religión y la frecuencia de la práctica religiosa se presentan en la
Tabla 1.
Medidas
Procedimiento
Los participantes fueron reclutados de la población general española. Se usó un método de
muestreo de conveniencia de cuotas para obtener el mismo número de hombres y mujeres,
distribuidos en diferentes grupos según la edad (18-34 años,
35-49 años y 50 años o más), tamaño del pueblo o ciudad de residencia (una población menor
de 50,000 y mayor de 50,000), y área geográfica (norte y sur de España). Se requirió que los
participantes estuvieran involucrados en una relación heterosexual estable con la actividad
sexual (porque la asertividad sexual implica negociación de conductas sexuales) durante al
menos 6 meses al momento del estudio. Las pruebas fueron realizadas individualmente en
diferentes entornos por investigadores bien entrenados (bibliotecas públicas, centros sociales
y lugares públicos). En las aulas universitarias, los participantes fueron evaluados
colectivamente. El propósito del estudio se explicó brevemente a todos los participantes. Se
obtuvo el consentimiento informado verbal y se garantizó el anonimato y la confidencialidad,
así como el uso exclusivo de las pruebas con fines de investigación.
La invariancia de la medición se probó usando LISREL 8.51 (Jöreskog & Sörbom, 2001)
siguiendo el procedimiento descrito por Wu et al. (2007) para el análisis factorial confirmatorio
multigrupo (MG-CFA). Se evaluaron cuatro modelos: (a) la invariancia de configuración
restringió el número de factores y el patrón de cargas libres y fijas en ambos grupos; (b) la
invariancia débil probó la igualdad de las cargas de factores entre los grupos; (c) la fuerte
invariancia probó la igualdad de las intersecciones para ambos grupos; y (d) la invariancia
estricta suponía que las variaciones residuales para todos los artículos eran iguales entre los
grupos. Estos cuatro pasos se estimaron utilizando la máxima probabilidad. Para evitar
problemas con el tamaño de la muestra, se utilizaron tres índices principales para evaluar el
ajuste: el error cuadrático medio de aproximación (RMSEA), el índice de ajuste no normalizado
(NNFI) y el índice de ajuste comparativo (CFI). En este contexto, los valores de NNFI y CFI por
encima de .90 y los valores de RMSEA por debajo de .05 se usaron como indicadores de buen
ajuste (Cheung y Rensvold, 2002, Wu et al., 2007). Además, para evaluar el ajuste de los
modelos anidados, como el MG-CFA, se examinaron los cambios en los índices de ajuste
(Cheung y Rensvold, 2002; Wu, et al., 2007). Cheung y Rensvold (2002) recomendaron usar
∆CFI y propusieron ∆CFI -.01 como un buen indicador de la invariancia de la medición.
Paso 3 - El Paso 2 (Paso 3 en sí) se consideró evidencia de DIF no uniforme. El tamaño del
efecto se probó a través del aumento en el R2 de Nagelkerke, de modo que los valores de
hasta .035 indicaron DIF insignificante, los valores entre .035 y .070 mostraron DIF moderado,
y los valores superiores a .070 indicaron DIF grande (Jodoin y Gierl, 2001). Se realizó un
procedimiento de purificación gradual para todos los artículos que muestran DIF. Finalmente,
para analizar la categoría de respuesta en la que existía el DIF, se realizó un análisis logístico
discriminante utilizando un modelo de probabilidad acumulativa en cada ítem que muestra DIF
(Mellenberg, 1995).
Resultados
Invarianza de medida
.152; y -.149, respectivamente). Esto sugirió probar nuevamente la fuerte invariancia sin
restricciones para estos tres elementos. Aunque los resultados mostraron una ligera
disminución no significativa en el CFI ( CFI = -.01), los valores de NNFI, CFI y RMSEA tampoco
respaldaron una fuerte invariancia parcial. Dado que no se admite la invariancia fuerte y la
invariancia fuerte parcial, no verificamos la invariancia estricta entre géneros (Byrne y van de
Vijver, 2010; Wu et al., 2007).
Como se muestra en la Tabla 3, el único ítem que marcó DIF moderado uniforme entre
géneros fue el ítem 2 ( R2 = .059; “Siento que soy tímido cuando se trata de sexo”). El proceso
de purificación mostró que, después de eliminar el ítem 2 del puntaje correspondiente, el DIF
uniforme aún era moderado ( 2 = 144.55, p <.001, R2 =
.059). Los resultados del análisis logístico discriminante realizado en las categorías de escala de
respuesta revelaron DIF uniforme moderado en la categoría de respuesta 4 (siempre) para el
ítem 2 ( 2 = 158.56, p <.001, R2
= .065), lo que indica que las mujeres eligieron este ancla más frecuentemente que los
hombres (OR = 0.37).