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Una de las funciones principales del psicólogo clínico es la evaluación y diagnóstico.

Esto se define
cono el proceso de recabar información y elaborar conclusiones acerca de los rasgos, habilidades,
capacidades, funcionamiento emocional y problemas psicológicos del individuo, que en general se
usan para obtener un diagnóstico. Para los clínicos hay disponibles cuatro medios principales de
evaluación: observaciones, entrevistas, pruebas e inventarios psicológicos y pruebas neurológicas.

El diagnóstico es un paso importante en el proceso de identificación y clasificación de una


condición clínica. Un diagnóstico correcto es útil, no sólo como una forma de clasificar una
condición, sino también como base de un tratamiento eficaz.

El hecho de que en ocasiones se realicen diagnósticos equivocados no niega el valor del proceso.
Al hacer un diagnóstico, el clínico trata de contestar la siguiente pregunta: ¿Cuál es el problema
del paciente? Todos pueden apreciar el significado personal de esta pregunta porque todos han
tenido la experiencia de ir al médico para encontrar la causa del conjunto de síntomas que
experimentan. Cuando el médico indica cuál es el problema y receta con seguridad una medicina
para eliminarlo, los pacientes suspiran con alivio.

Observaciones:

Las observaciones de la conducta proporcionan el método más básico para evaluar la conducta
anormal. Las observaciones clínicas también pueden ser controladas o naturales.

Las observaciones de la conducta en general se llevan a cabo junto a una entrevista. Un psicólogo
capacitado en el área clínica está alerta para encontrar señales o claves externas y conductas
expresivas que puedan tener significancia diagnostica. La forma general en la que un cliente se
viste cicatrices o tatuajes significativos, e incluso la elección de joyas pueden correlacionarse con
rasgos de personalidad o, quizás, con un trastorno. De la misma manera, otras conductas
expresivas, como la postura, la expresión facial, el lenguaje y los patrones verbales, la escritura y la
autoexpresión por medio del arte gráfico. Revelan ciertas características de la vida de un cliente.

Algunos psicólogos dependen de calificadores entrenados o de padres, maestros o terceras


personas que hacen observaciones y reúnen la información para la evaluación. Otros prefieren sus
propias observaciones antes que otras hechas por terceras personas. Sin importar quien conduzca
la observación, pueden ocurrir dos problemas. Primero, los observadores deben verificar la validez
de sus propias interpretaciones de la conducta del paciente. Segundo, los observadores deben
intentar minimizar el impacto de sus observaciones en las conductas de los pacientes.

Entrevista

Existen dos tipo: de evaluación y terapéutica. El propósito de la entrevista de diagnóstico (o


evaluación) es recopilar información y evaluar la conducta. Con base en la conducta verbal y no
verbal del paciente durante la entrevista, el entrevistador trata de comprender la razón por la cual
éste solicita ayuda y qué se puede hacer desde el punto de vista terapéutico.

Dependiendo de la capacitación disciplinaria particular del entrevistador, el marco de referencia y


el énfasis de la entrevista pueden variar considerablemente. Los psicólogos clínicos pueden estar
más interesados en las conductas y el estado psicológico del cliente.
. Con frecuencia, las entrevistas iniciales no son estructuradas. De acuerdo con el problema y la
forma en que se describa, es probable que el entrevistador tenga que avanzar y retroceder entre
varios temas. Sin embargo, debe hacer un intento por responder las siguientes preguntas:

1. ¿Quién es el paciente? Es decir, ¿cuál es el nombre, edad, antecedentes étnicos y culturales,


estado civil y ocupación? ¿Qué lo llevó a tomar la decisión de buscar ayuda profesional?

2. ¿Qué piensa y siente el paciente de la vida en este momento? ¿Cuáles son sus preocupaciones y
sentimientos?

3. ¿Cuál es la historia del problema y los antecedentes del desarrollo del paciente? Dependiendo
del problema en particular, se puede realizar una investigación sobre el ambiente físico y
emocional del hogar durante la infancia y niñez del paciente, así como sobre sus patrones de
sueño, su desarrollo físico, motriz, social y sexual.

4. ¿Cuál es el estado psicológico actual del paciente? ¿Qué es necesario hacer notar sobre su
lenguaje, pensamiento, juicio, cooperación y habilidades sociales?

5. ¿Qué tan vulnerable y qué tan resiliente es el paciente? ¿Cuáles son sus fortalezas y
debilidades?

Errores: en el campo de la salud mental, las preguntas directas no siempre llevan a información
exacta y que pueda utilizarse. Al creer que la información personal es privada, los pacientes
pueden negarse a revelarla y quizá la distorsionen o mientan sobre sí mismos. Además. Muchos
pacientes son incapaces de articular sus pensamientos y sentimientos internos. Los clínicos por sí
mismos pueden interpretar las entrevistas con prejuicios o de una forma válida.

*Acerca del psicólogo clínica –algo general – y de test

El diagnóstico o evaluación específicamente psicológica de la personalidad se apoya en


investigaciones mediante tests y métodos de cuestionarios y encuestas. Y aquí se presenta el difícil
problema de conciliar la evidencia estadística con la validez clínica de las técnicas de exploración.
En tanto, las pruebas proyectivas, elementos de diagnóstico del psicólogo clínico, no constituyen
siempre fuentes fidedignas aunque aventajan a la simple intuición.

Así mismo, el objetivo del uso clínico de los tests consiste en situar al examinado en condiciones
estandarizadas en las que su conducta perceptual o de otra índole, sirva para inferir su adaptación
o inadaptación. Además, los factores subjetivos se hallan más limitados en el diagnóstico por
medio de tests que en el basado en la sola entrevista y observación clínicas.

El diagnóstico psicológico se orienta a la apreciación de las propiedades psicológicas y a


determinar la naturaleza de la dolencia mental y de la personalidad, mediante la entrevista,
observación del comportamiento y la aplicación de los tests indicados; con una connotación
implícita cual es la evaluación cuantitativa y cualitativa de sus resultados. Si bien la aplicación de
los tests permite que el diagnóstico psicológico no enjuicie cualidades de la personalidad por la
simple observación, el ojo clínico o la intuición, no significa relegar la función del psicólogo a un
quehacer rutinario de psicometrista. Su campo comprende el dominio de la técnica de la
entrevista, a observación sistemática de la expresión y del comportamiento, no sólo para
describirlos, sino para captar el significado del hecho psíquico. Piaget nos recuerda que el buen
clínico se deja dirigir, a la vez que dirige y tiene en cuenta todo el contexto mental en lugar de ser
víctima de errores sistemáticos. Ocurre con frecuencia en la práctica profesional que el psicólogo
se detenga en el diagnóstico y se olvide de preparar al examinado a fin de que colabore en la
ejecución de las pruebas, pues ¿cómo iniciar la aplicación de las mismas sin antes disminuir la
desconfianza y ansiedad normales a toda situación de examen?

Aquí interviene la personalidad del psicólogo y su dominio de la comunicación. Anderson (1963)


nos dice que la creación de un rapport ente sujeto y examinador siguen siendo un arte
incomunicable.

Entendemos que la preocupación constate del psicólogo debe ser valorar con la máxima
objetividad las funciones psicológicas del entrevistado, pero el diagnóstico psicológico mediante
tests no se circunscribe a una tarea estereotipada. Ciertamente, la labor profesional del psicólogo
clínico cobra relieve cuando su enfoque y explicación de la conducta del entrevistado, trasciende
muchas veces el dato del test y se acerca a la comprensión global del problema humano. Y esto es
sólo posible cuando el psicólogo es lo suficientemente hábil y sensible para obtener de la relación
humana que se suscita ente examinador y entrevistado, observaciones que van a ahondar los
resultados de las pruebas. Y también cuando su preparación no sólo es científica en el área de la
psicología y sus aplicaciones, sino también en las vertientes filosóficas, biológica y social. Si bien es
criticable que el psicólogo no domine una batería de tests que posean la suficiente validez,
confiabilidad y poder discriminativo, no menos lo que es que desconozca la complejidad
psicológica del comportamiento humano y no se explique al individuo en su totalidad. Asimismo,
la evaluación psicológica no se justifica sólo en el ámbito de la clínica, sino también en la
personalidad normal.

La ética en la evaluación

Algas personas han objetado el extendido uso de las pruebas. Temas como la confidencialidad de
los registros del cliente, la invasión de la privacidad, el bienestar del cliente, los prejuicios
culturales y las prácticas no éticas ha aumentado. Al evaluar y tratar a personas emocionalmente
perturbadas, los psicólogos clínicos con frecuencia deben hacer preguntas embarazosas o usar
pruebas que pueden estar construidas como invasiones a la privacidad. Los resultados de las
pruebas pueden ser poco precisos, causando serios errores en los diagnósticos y sus
consecuencias.

Relación paciente-terapeuta

La relación paciente-rerapeuta implica diversas cuestiones legales, morales y éticas. Hay tre
consideraciones fundamentales: las cuestiones de confidencialidad y de comunicación
privilegiada; la obligación del terapeuta tanto de advertir a otros sobre cualquier riesgo
proveniente de un paciente peligroso, como de evitar intimidad sexual con los pacientes.

Confidencialidad y comunicación privilegiada

La confidencialidad es un estándar ético que protege a los pacientes de la divulgación de


información sin su consentimiento. El público en general también comparte la trascendencia de la
confidencialidad. Es una obligación ética, no legal.
La comunicación privilegiada, un concepto legal más estrecho, protege la intimidad y evita la
revelación de información confidencial sin permiso del paciente. Un parte interesante de este
concepto es que el “poseedor del privilegio” es el paciente, o el terapeuta.

Principio del “deber de advertir”

Cuando un terapeuta determina, de acuerdo con los estándares de los especialistas en salud
mental, que un paciente puede ser un serio peligro para otros, el terapeuta está obligado a
advertir a la víctima pretendida. En general, los tribunales han dictaminado que los terapeutas
tienen responsabilidad de proteger al público de acciones peligrosas de pacientes violentos y han
responsabilizado a los terapeutas por: 1) no diagnosticar o predecir la peligrosidad; 2) no advertir
a víctimas potenciales; 3) no remitir a individuos peligrosos; 4) dar de alta prematuramente a
pacientes de un hospital

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