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Tener en cuenta quienes son aquellos a quienes se les dirige las cartas ya supone toda
una concepción del mundo.
Lo privado y lo público están aunados. La idea de un entre nos que no es tal. (Mansilla
lo extrema luego).
A pesar del asco inmenso que le produce al igual que con facundo Quiroga, hay una
fascinación.
Comienzo Viaje a bordo (muy característico que empiecen así los relatos de viaje).
Cómo es el viaje. Sufrimiento: amontonamiento, pegote, animales (chanchos).
Mescolanza que no respeta jerarquías.
A esa sensación (repulsión) se suman dos o tres momentos para analizar/pensar este
texto:
- Sarmiento y la comida (comer la comida del otro, asco ante comida, sucede
ídem en Mansilla).
- Sarmiento y las mujeres (ver como parecen).
- Sarmiento a caballo.
El orientalismo en Facundo. Toca cuestiones que se pueden retomar para pensar los
viajes. La primer pregunta que él se hace es ¿Cómo funciona oriente en Facundo?
Es la única forma para que el otro entienda. Sarmiento lee la pampa desde otros relatos
de viajes. Se construyó un marco de referencias para el lector.
Es un oriente producto de lecturas (el aun no viaja), el uso de este archivo funciona como
el deseo de inscribirse dentro de esa cultura occidental lugar de enunciación que va a
tomar Sarmiento es el lugar de un europeo, fuera de la barbarie, fuera de lo no europeo.
Estaba, pues, en Arjel, que desde Chile formaba parte mui notable de mi programa de
viaje, i a medida que ascendia los escalones que forman las calles, la variedad de trajes,
la multiplicidad de los idiomas, i la mezcla de pueblos i de razas humanas escitando la
curiosidad, me hacían olvidar todas las tribulaciones que hasta entónces tenía
esperimentadas. Arjel basta, con efecto, para darnos una idea de las costumbres i modos
de ser orientales; que en cuanto al Oriente, que tantos prestijios tiene para el europeo,
sus antigüedades i tradiciones son letra muerta para el americano, hijo menor de la
familia cristiana. Nuestro Oriente es la Europa, i si alguna luz brilla mas allá, nuestros
Ojos no están preparados para recibirla, sino al través del prisma europeo.
Ve de afuera esa escena, escucha como una letanía, recuerda a los brasileños:
Lo lloran como un muerto pero fue hecho cautivo por los franceses, esto también
supone un problema para él. Imposibilidad de consuelo, de hacerse entender. Punto de
vista.
Llamé a mi intérprete para hacerla decir que en Francia no le harian mal a su hijo, que
su cautiverio no seria largo, i todos esos consuelos vulgares, que se prodigan para
dolores que no quieren ser consolados.
Ya arranca así, hay algo de olores, cuestiones nauseabundas que viene desde el inicio.
No le contaré cuanto he sufrido en estos tres dias, que tres i largos fueron. Rascábame,
sin que nada visible escitase la comezon; i durante dos dias, pude resistir el hambre, tal
era la sensacion de aseo que se habia apoderado de mí.
Pero yo me disponia a gustar la diffa, como el médico prueba a veces los remedios que
administra; que a tanta costa debe el viajero comprar el privilejio de ser el héroe de su
propia novela. La diffa se anunció al fin; precedíala un plato de madera lleno de tortas
fritas, colocadas simétricamente para dar lugar i apoyo a una docena de huevos
durísimos que formaban una pirámide hácia el centro. Un árabe se lavó solo la punta
de los dedos en una sucia i abollada vasija de cobre, en la cual se nos sirvió en seguida
agua para beber, mas tarde leche de oveja, i luego agua de nuevo. A cada ronda que la
malhadada vasija hacia,. seguíanla mis ojos de mano en mano para llevar cuenta de los
puntos del borde donde los árabes ponian sus lábios. ¡Esfuerzo inútil! Al fin descubrí
una abolladura inaccesible que me reservé desde entónces para mi uso personal. El
árabe que se habia lavado dos dedos lo suficiente para alcanzarse a discernir de léjos
la costa firme que descubria la parte vírjen de la mano, me descascaró dos huevos que
engullí casi enteros, a fin de que pasase cuanto ántes aquel cáliz de mi boca
Hasta aquí todo marchaba en el mejor órden; pero aun faltaba lo mas peliagudo de la
empresa, i nada se habia hecho, si no lograba hacer pasar el cuscussú, verdadero quis
vel quid para estómagos europeos de la regalada gastronomía del desierto. Es el
cuscussú una arenilla confeccionada a mano, hecha con harina frita sin sal i anegada
despues en leche. Confieso que cuando se presentó el enorme plato que lo contenia, el
cuerpo me temblaba de piés a cabeza, no obstante que nunca he tenido miedo a manjar
ninguno; un sudor helado corria por mis sienes, i el estómago, no que el corazon, me
latia cual jime el niño a quien el pedagogo manda al rincon. Lo peor del caso era que
yo debia principiar, como el héroe de la fiesta, sin lo cual nadie era osado de hundir su
cuchara de palo en la movible arena farinácea.
Ingerir algo del espacio del otro. Igual que el otro Cuerpo comprometido en todo
sentido, desde lo más ínfimo.
Cuerpo en el espacio.