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Los reyes Taumaturgos (Marc Bloch):

En 1924 Marc Bloch publicó una de las obras más novedosas en la historiografía de la Edad
Media: (Los reyes taumaturgos). Su contribución a la historiografía fue revolucionaria porque
abordó científicamente un tema que hasta entonces se había considerado irrelevante: el
carácter sobrenatural atribuido al poder real en Francia e Inglaterra—poder que se
manifestaba en el acto de curar a través del tacto. Éste tema había sido despreciado
históricamente argumentando que solo se trataba de una creencia supersticiosa, poco digna
de investigación. Sin embargo, Marc Bloch supo ver más allá de lo meramente anecdótico y vio
las repercusiones religiosas y políticas que éste don real tuvo tanto en Francia como en
Inglaterra.

El trabajo de Bloch se centró en una historia de las creencias colectivas y en unas realidades
que él llamó mentalidades. Los hombres y las mujeres de la Edad Media creían en el poder
milagroso curativo que ostentaban los reyes de Francia e Inglaterra; un poder conferido por
Dios tras la unción regia en la coronación y que les otorgaba el poder de curar con sólo tocar
con su mano a los enfermos—aunque sólo a aquellos que padecían de ganglios, lesiones y
manchas rojas más conocidas como escrófulas o adenitis tuberculosa. El estudio de Marc Bloch
habla de esta historia de las mentalidades a través de dos reflexiones: una, sobre la creencia
generalizada en la Edad Media en los milagros; y la otra, sobre la creencia en que éstas
personas podían ser curadas por el contacto con el rey aunque, a ojos de un espíritu racional
moderno, éstas curaciones sólo podrían ser consideradas “falsas,” pero que en una época
menos racional como la de la Edad Media tomaban el carácter de algo excepcional. Sin
embargo, el aspecto más revolucionario de su estudio fue, como Jacques Le Goff ha
mencionado, la renovación de la historia política. Los reyes de Francia e Inglaterra no sólo eran
reyes guerreros o grandes señores feudales, sino que además eran reyes sagrados y
maravillosos; y de esta percepción popular les venía realmente su gran prestigio.

Considerando lo simbólico y lo mágico como instrumento del poder de la monarquía, Bloch


renovó la historia política de una Francia y una Inglaterra medieval, además de influir
considerablemente en el pensamiento occidental. Pues bien, rechazando la teoría historicista
que había dominado hasta entonces la historiografía francesa, Marc Bloch optó por hacer un
estudio interpretativo sobre el tacto real donde la sociología de Durkheim y la disciplina
histórica se mezclaban con naturalidad. Marc Bloch trataba de averiguar las razones por las
cuales la monarquía Francesa era “venerada” en la Edad Media y las razones que existían para
acreditar tal veneración—razones entre las que se encontraba, como ya se ha mencionado, el
milagroso poder de curación.

Durante el rito de consagración de los reyes franceses éstos eran ungidos con un óleo
santificado. Ésta acción confería al rey un carácter sacerdotal que hasta cierto punto estaba en
oposición con su función laica, pero estos dos conceptos se unieron de tal forma que la
percepción popular consideraba al monarca francés “rey y sacerdote”. Si ya en los inicios del
cristianismo los monjes eran considerados santos y capaces de obrar milagros, los reyes al ser
ungidos por un obispo o por el Papa, participaban en parte de esa santidad y de esa capacidad
para obrar milagros, especialmente los milagros de curación. ¿Pero cuándo y por qué apareció
el tacto real en Francia? Según Bloch, fueron los usurpadores Capetos, empezando con
Roberto el Piadoso, los que por vez primera hicieron uso de ese don a principios del siglo XI ya
que intentaban dar legitimidad a un poder que no lo era a través de la sanción del poder
eclesiástico. Durante la ceremonia de la coronación estos reyes, y todos los que les sucedieron,
eran ungidos por un representante eclesiástico y acto seguido se paseaban por las filas de
escrofulosos que esperaban para que la mano del rey les tocara y se vieran curados de su
mal.10 Llegado este momento la pregunta que se plantea Marc Bloch no es si de verdad estos
reyes eran capaces de curar las escrófulas, sino de que el pueblo llano creía ciegamente en esa
capacidad, y era esta creencia la que al final daba poder y legitimidad a los usurpadores.

¿Pero de dónde proveía esa creencia en la capacidad de los reyes franceses para curar el mal
de las escrófulas? Para responder a ésta pregunta, Bloch hace uso de las investigaciones de sir
James Frazer en La Rama Dorada y compara el concepto de realeza sagrada europeo con el de
las islas Tonga en la Polinesia. Al parecer, algunos reyes en las islas del Pacífico vivían rodeados
de una atmósfera cargada con una especie de electricidad espiritual y por eso poseían el
privilegio de dar salud por simple contacto.11 Éste concepto de realeza sagrada aparece pues
en representaciones colectivas de un gran número de pueblos—incluido el de la Francia
medieval. Para Bloch, el uso del método sociológico comparativo era extremadamente
fecundo, eso sí, siempre y cuando no se saliera del marco de lo general. Aún así, Bloch
aceptaba que existieran grandes ideas comunes a toda la humanidad, pero éstas eran
aplicadas de forma distinta según el lugar y las circunstancias. Obviamente, los hombres y
mujeres de la Edad Media no sabían nada sobre las creencias de los súbditos de los reyes de
las tribus del Pacífico, pero sí creían en el concepto de la realeza sagrada. Es decir, la idea
estaba allí, en las mentes tanto del pueblo como de algunos miembros de la nobleza y de la
iglesia. Entonces la pregunta que hay que hacerse, y que Marc Bloch plantea, es ¿cómo fueron
los reyes franceses capaces de malear el concepto de realeza sagrada para que promovieran
sus intereses políticos? La respuesta a esta pregunta se encuentra en el modelo original de los
rituales de unción y coronación. Sin embargo, es aquí donde Marc Bloch deja abierta una línea
de investigación importante. Para encontrar un modelo, o el modelo original, de la realeza
sagrada francesa, no hacía falta irse a las islas Tonga. Bloch muy acertadamente identifica ese
origen en la Biblia, especialmente en el Antiguo Testamento y en las narraciones de los reyes
bíblicos más importantes. A pesar de que Bloch considera la unción de Saúl como el modelo
para el ritual francés y de la realeza sagrada en general, 13 pasa por alto otros aspectos, tales
como su biografía, que hacen de Saúl un candidato muy poco deseable para haber dado lugar
a la realeza sagrada.

“Los Reyes Taumaturgos” trata acerca de una de las creencias más destacadas de la Edad
Media: el poder curativo de los reyes de Francia e Inglaterra. Según la creencia popular, los
reyes, en su calidad divina, eran capaces de curar las escrófulas[1] de sus súbditos enfermos de
tuberculosis con solo tocar a la persona infectada. El proceso consistía en que el rey, luego de
orar, tocaba las infecciones de la persona enferma, después hacia la señal de la cruz para que
la gracia divina curase la enfermedad. Esto hizo a que los monarcas se convirtieran en figuras
mágicas, unos reyes taumaturgos. Bloch establece que la creencia nació aproximadamente en
el siglo XI en Francia y luego se desarrolló de manera parecida en Inglaterra un siglo después.
Estas dos naciones eran las monarquías que estaban estableciendo su poder poco a poco
frente a los señores feudales, a la vez que se desarrollaban una cercanía cada vez más estrecha
entre el pueblo y la corona. La razón por la cual los reyes tenían atribuidas tales condiciones
era por su calidad de monarcas de derecho divino, en la cual Dios había relegado en ellos la
calidad de guardianes de la fe en sus siervos y tenían la obligación de atender y gobernar a
sussúbditos como parte del contrato divino, en donde los fieles entrarían al paraíso luego de
una vida de servicio que el rey debía regular. Bloch nos dice que por medio de los reyes “las
sociedades antiguas satisfacían un cierto número de necesidades eternas, perfectamente
concretas y de esencia absolutamente humana (…) Después de todo, un rey era algo muy
distinto a un amplio funcionario a los ojos de pueblos fieles. Lo rodeaba una veneración, que
no tenía su origen únicamente en los servicios prestados”[2]. Pero no era una simple forma de
relación divina. La calidad casi santa de los reyes era una forma en la cual podían granjearse la
lealtad de sus súbditos, sobre todo en una época en la cual su poder estaba por debajo, en la
práctica, por la de los señores locales. ¿Cómo nació precisamente esta creencia de reyes
“curanderos”? Según Bloch, la presencia de monarcas de origen y derecho divino tiene sus
orígenes en la Antigüedad, pero que con el tiempo se fue desarrollando según la cultura de los
pueblos que constituían esta creencia. En el caso de los reyes en el medioevo, sus fuentes se
establecían en la cultura judeo-cristiana y la coronación de los reyes seguía ritos elaborados a
partir de las sagradas escrituras. La coronación de los reyes europeos tiene sus inicios en
tiempos del Imperio Bizantino, en el cual el basileus era coronadosiguiendo las antiguas
prácticas del antiguo testamento y el bautismo de Cristo, ritos que fueron exportados a Europa
Occidental con algunas variantes.

La primera coronación de este tipo fue la de Carlomagno en el año 800 por el papa León III. La
coronación consistía en la unción de los reyes de aceites divinos en ciertas partes del cuerpo y
el portar la corona como símbolo del poder terrenal. Los reyes eran considerados, luego de
esta ceremonia, seres sobrenaturales superiores a otros hombres. Bloch descubrió en su
investigación que la curación por parte del poder de los reyes llegó a niveles de popularidad en
Francia e Inglaterra por su carácter milagroso, en la cual estaba determinada por dos aspectos
de la vida en la Edad Media: el folklore y la medicina popular. En el primero, la curación
milagrosa estaba vinculada a tradiciones y relatos antiquísimos, sobre todo el de santos que
hicieron milagros curando gente como San Marculfo, cuya historia y culto seria parte del
sustrato mítico del de los reyes taumaturgos. La medicina popular, por otro lado, establecía
una serie de teorías acerca del poder curativo de los reyes, desde el uso de los aceites en que
se ungían hasta en lo que comían para lograr sus poderes. Pero la pregunta que queda es ¿Por
qué en Inglaterra y Francia se desarrolló más la creencia? Bloch, utilizando el
métodocomparativo, establece que ambos reinos vivieron procesos sociales y políticos muy
parecidos como parte de su formación como estadosnación modernos. Para empezar, ambas
naciones estaban ligadas históricamente por mutua influencia (la monarquía inglesa tenia sus
orígenes en Francia, precisamente en Normandía, y sus reyes tenían cierta influencia en
algunos feudos franceses, como Aquitania). No es curioso pensar que la época en que se
desarrolló con más fuerza el mito curativo de los reyes fue cuando ambos países empezaron a
armar conflictos entre ellos y con los feudos que querían dominar. El rey que curaba era
legítimo soberano de sus dominios, pero si no tenía esa capacidad, estaba incapacitado para
gobernar. Durante la Guerra de los Cien Años, de hecho, los monarcas de ambos países
legitimaban su dominio en territorios franceses justificando la falta de calidad divina entre uno
y otro. En un documento entregado por el embajador del rey de Inglaterra, Eduardo III, ante el
Dux de Venecia, en 1340, el monarca inglés trató de ganarse a los venecianos aludiendo que el
rey de Francia, Felipe VI de Valois, no tenía la capacidad curativa contra las escrófulas, por lo
que no podía ocupar el trono francés. Las guerras de Francia e Inglaterra, tanto entre ellas
como con señores locales de mayor influencia, ligado al hecho de ganarse el favor de
lossubiditos frente a los señores, logró que el mito de los reyes taumaturgos tuviera validez.

¿Cuándo fue que se inició el fin del mito de los reyes taumaturgos? Bloch explica que el asenso
del racionalismo en el siglo XVII provocó la súbita pérdida de fe en el poder curativo de los
reyes. Ya Jacobo I había señalado que el hecho de utilizar el tacto para curar era algo poco
valido para un monarca absoluto. Aun así, el la desaparición de los reyes taumaturgos y su
calidad de monarcas de derecho divino se desarrolló de forma distinta en Francia e Inglaterra.
En Inglaterra, el asenso del parlamentarismo y la Guerra Civil de 1642 habían menoscabado la
soberanía divina del rey sobre el reino, el cual ahora se basaba en el pueblo. El hecho de que
en Inglaterra el protestantismo era más radical frente al poder absoluto de los monarcas que
el catolicismo y la libertad de examen de la biblia permitieron dejar de lado el mito en el
mundo popular, el cual acabó en 1714, cuando Jorge I, primer rey de la dinastía Hannover,
acabó con la vieja práctica de tocar a los enfermos. En cambio, Francia se encontraba inserta
en la misma época en la cenit del absolutismo de la dinastía Borbón, siendo Luis XIV el máximo
representante de la idea del gobierno de un monarca con derecho divino, aunque en realidad,
Luis y sus descendientes utilizarían la cura por tactosolo como forma de justificar su poder
frente a sus súbditos, conociendo de antemano que solo era una vieja práctica en desuso sin
justificación racional. Finalmente, el mito llegó a su fin en Francia en 1825, luego de la
Revolución.

En “Los Reyes Taumaturgos”, Bloch utiliza un método de análisis tan bueno como eficaz para
lograr llegar a sus conclusiones acerca de cómo se formó la creencia de los reyes taumaturgos.
Lo que se rescata de sus investigaciones es el hecho de que es capaz de analizar como
funcionaba la dinámica entre rey-súbdito buscando el origen de tal situación en ambos lados:
el de los reyes y el del pueblo. Buscar el origen de cómo los reyes justificaron su derecho divino
por medio de la cura milagrosa no basta si no nos ponemos a buscar que significado tenía en la
gente común y corriente de la época. El pensar popular es también importante para una
investigación histórica, o sino, se llega al riesgo de hacer un trabajo historiográfico poco
complejo. El método comparativo de Bloch nos permite saber como se desarrolla una misma
idea entre un país a otro, permitiendo ver similitudes, diferencias y llegar a observar mejor el
plano general. Bloch ya había descrito en una serie de conferencias la importancia del método
comparativo en la historia para desarrollar mejores ideas y relaciones en un trabajo de
investigación.

“Los Reyes Taumaturgos” permitieron dar a conocer un aspecto de la sociedad medieval poco
conocido en los círculos eruditos que permitió formar un esbozo de cómo eran las relaciones
entre estamentos en el Medioevo, desde la perspectiva de los diversos grupos sociales que la
conformaban. La época en la que Bloch escribió este libro estaba marcada por el trauma de la
Primera Guerra Mundial ocasionado por el odio eterno entre naciones distintas y la
importancia cada vez más significativa de las masas y la critica del control que se le hacia a
esta. Bloch no solo quiso enfatizar una vieja creencia de una sociedad pasada como parte de
explicar como funcionaba la sociedad en que dicha creencia se había desarrollado, sino que
tenía la intención de compararla con la sociedad de su época, en donde la gente creía en los
mitos de otros reyes taumaturgos disfrazados de políticos ineptos e ideologías destructivas
que buscaban solo sus intereses. La historia no solo debe ser una mera reproducción de
hechos pasados, sino que pensar en como sucedieron desde una perspectiva encaminada en la
sociedad y sus problemas en distintas épocas.

March Bloch, como historiador, centró su interés en cuatro puntos metodológicos; el método
comparativo, el estudio de la mentalidad, y la antropología histórica. En el método
comparativo, Bloch compara una actitud en dos áreas culturales relacionadas: Francia e
Inglaterra y confronta las actitudes entre ambos países, únicos de Europa donde se prcticaba el
toque real. No incluye a los reyes germánicos porque los textos disponibles no le permiten
afirmar que jamás de ningún pueblo germánico vio su rey como un médico. De esta forma,
Bloch hace uso del método comparativo para distinguir las similitudes y diferencias entre
sociedades.

En el estudio de la mentalidad, Bloch abarca aspectos de la pscología social para explicar por
que determinados grupos sociales se resisten a todo cambio. Por otro lado, destaca el abismo
que separan a dos metalidades: la nuestra y la del hombre medieval. En fin, para emprender el
estudio de los cambios de la sociedad feudal y llegar a las estructuras de los grupos que la
conforman, deben observarse los hechos religiosos, las leyendas, las creencias, la vida del
espíritu.

En la obra de Bloch, se aprecian los tintes de un estudio antropológico desde una perspectiva
histórica, al momento que estudia el rito de la unción. Otro rasgo peculiar, es el término de
mentalidad primitiva con que dennota al hombre medieval por carecer de racionalidad al
momento de concebir su entorno real. ¿Cómo la gente podía creer en semenjantes ilusiones
colectivas?

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