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La detención como un factor de vulnerabilidad:

Cualquier persona detenida, sean cuales sean las razones que la llevaron a
su privación de libertad, está en situación de vulnerabilidad. Los siguientes
factores ponen a las personas en situación de vulnerabilidad: un
desequilibrio de poder entre las personas detenidas y aquellas que están a
cargo de ellas, una dependencia casi absoluta de la institución que les ha
privado de su libertad o que limita sus movimientos, el debilitamiento de sus
lazos sociales y el estigma derivado de la detención.
El análisis toma información de la Encuesta Nacional de Población Privada
de la Libertad (ENPOL) 2016, del INEGI, y del Diagnóstico Nacional de
Supervisión Penitenciaria (DNSP) 2016, de la CNDH, para revisar la
vulnerabilidad de los jóvenes en estos lugares.

"Se estima que los jóvenes entre 18 y 28 años de edad representan el 28.8%
de la población carcelaria. Es uno de los grupos más grandes y vulnerables
de las personas privadas de la libertad", señala el documento.

Factores de riesgo:
Los factores que refuerzan la vulnerabilidad de las personas detenidas
pueden ser personales, ambientales o socioculturales:
a) Factores personales: edad, género, nivel de educación, nacionalidad,
etnia, salud mental y física, situación legal, situación económica, falta de
información, baja autoestima, traumas del pasado o del presente
(incluyendo tortura y violencia doméstica y sexual), experiencias vitales, etc.
b) Factores ambientales: la actitud del personal penitenciario, la proporción
entre personal y personas detenidas, la actitud de otras personas detenidas,
el acceso y la competencia de la asistencia sanitaria, los servicios sociales y
legales, sistemas informales de privilegios, la disposición de la prisión, la
posibilidad de rediseñar/adaptar el espacio, la ausencia de lazos familiares,
el hacinamiento, etc.
c) Factores socioculturales: la actitud de la sociedad y los medios de
comunicación hacia las personas privadas de libertad, la estigmatización y
la exclusión social, la invisibilidad social, la actitud hacia las minorías, la
corrupción, etc.
Todas las personas privadas de libertad tienen derechos. Por lo tanto, las
situaciones de vulnerabilidad en las que se encuentren, ya sea de manera
temporal o permanente, no deberían ser nunca un obstáculo para el disfrute
de sus derechos, ni tampoco deberían ser utilizadas en su contra. Las
personas privadas de libertad deben ser siempre consultadas respecto a las
decisiones que les afecten.
Las personas que estan privadas de su libertad son vulnerables a sufrir tortura,
tratos crueles o inhumanos, tratos humillantes o degradantes, violencia
sexual, desapariciones, malas condiciones de vida, alimentos, nutrición,
asistencia médica, perder el contacto con sus familiares, acceso a la justicia,
al hacinamiento, etc.
MUJERES Y DETENCIÓN
Las mujeres y las niñas también están expuestas a un mayor riesgo de sufrir
malos tratos, incluido el abuso sexual, por parte del personal penitenciario
masculino y otros detenidos.
MENORES Y DETENCIÓN Los menores de edad –es decir, toda persona que
tenga menos de 18 años– pueden encontrarse detenidos por diversos
motivos, como haber nacido durante la detención de su madre o estar
recluido junto con un padre detenido; estar recluidos, como sucede cada
vez con más frecuencia, en un centro de detención para inmigrantes; estar
recluidos en virtud de las leyes penales, por lo general, por primera vez,
acusados de delitos menores; haber sido detenidos por su asociación con
grupos armados; o bien ser un caso de detención administrativa o
“preventiva”, que en teoría se realiza para protegerlos e impedir que vivan
en la calle; o por ser considerados antisociales o bien por representar una
amenaza para la seguridad. Los menores que crecen en reclusión deben
sortear duros obstáculos para convertirse en adultos bien adaptados. Están
expuestos a un mayor riesgo de sufrir violencia, abandono o explotación, lo
cual para muchos de ellos es la continuación de las penurias que vienen
padeciendo.
MIGRANTES Y DETENCIÓN
La detención puede ser particularmente perjudicial para la salud mental de
los migrantes, dado que puede agravar el trauma que ya sufrieron en su país
de origen o a lo largo de la ruta migratoria. La incertidumbre en torno al
proceso administrativo y los temores por el futuro también son circunstancias
que generan un alto nivel de estrés en estas personas.
https://www.icrc.org/sites/default/files/topic/file_plus_list/0685_people-deprived-
libert_spa_web_.pdf
https://politica.expansion.mx/sociedad/2018/04/04/los-jovenes-los-mas-vulnerables-entre-
los-mexicanos-que-estan-en-prision
https://www.apt.ch/detention-focus/es/grupos-vulnerables/

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