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Asco

Asco es la denominación de la emoción de fuerte desagrado y disgusto hacia


sustancias y objetos como la orina, como determinados alimentos, excrementos,
materiales orgánicos pútridos o sus olores, que nos produce la necesidad de
expulsar violentamente el contenido del estómago a través de la boca. A
diferencia de otras formas menores de rechazo, el asco se expresa mediante
violentas reacciones corporales como náuseas, vómitos, sudores, descenso de la
presión sanguínea e incluso el desmayo.

El asco desempeña un papel en algunas fobias, pero la característica esencial de


una fobia es el miedo, no el asco. La sensibilidad extrema al asco se considera
parte de la idiosincrasia.
Mímica del asco. Ilustración del libro
La expresión de las emociones en el
Origen del asco hombre y en los animales, de
Charles Darwin (1872).
El asco se origina en el cerebro, en las amígdalas cerebrales, que pertenecen al
sistema límbico, donde se procesan también otras emociones. La activación de
estas áreas por el asco ha sido demostrada experimentalmente. La capacidad de
sentir asco es innata. Se ha comprobado que los niños pequeños no sienten asco
hacia sustancias, objetos u olores; se pueden meter por ejemplo excrementos,
insectos o lombrices en la boca. Ocasionalmente, los neonatos reaccionan con
gestos faciales a los líquidos de sabor amargo, aunque la mayoría de los
científicos no interpretan esta reacción como asco, sino como aversión gustativa
innata, así como la preferencia por el sabor dulce es también innata. A diferencia
de los adultos, que reaccionan con asco frente a olores como los de excrementos
o el sudor, los niños no manifiestan esta reacción hasta los tres años.1

Una corriente de investigación se basa en que la capacidad de sentir asco es


genética, sin embargo el objeto del asco es variable y viene determinado por la
cultura. La biología evolutiva considera que tiene sentido sobre todo con
respecto a la alimentación, pues las fuentes de alimentos no son idénticas en
cada cultura y con el transcurso de la evolución cambian sin cesar. Los productos
Adriaen Brouwer: La bebida amarga,
animales son los que tienen mayor potencial de provocar asco en todo el mundo,
1630–1640.
a diferencia de las plantas y los objetos inanimados.2

Se puede considerar que hay tres entidades que son determinantes para definir
qué cosas se consideran repugnantes para una persona sobre todo en la época de infancia , la primera es la familia, la segunda la
sociedad y en tercer lugar están los institutos de educación.

La repugnancia es un sentimiento que se puede adquirir desde la infancia; un ejemplo de esto es el momento en que el niño hace
sus necesidades, pero el sentido que se le da a esta palabra es mayormente influido por la sociedad.

La repugnancia es altamente ligada con la contaminación (heces, cadáveres, excrecencias del cuerpo, entre otras) y la impureza ,
estas dos anteriores nos recuerdan que somos animales y mortales por lo tanto nos generan miedos, así lo comprueban
especialistas en psicología experimental "La repugnancia representa un rechazo a la contaminación que producen los objetos que
evidencian nuestro propio animal y mortal y, por lo tanto, nuestra importancia ante los asuntos clave de la vida".3 en efecto
dichos especialistas coinciden en que, al distanciarnos de esos productos, en realidad estamos tramitando la angustia que nos
genera tener o ser productos de desecho, es decir animales y mortales.4

Los padres de familia quieren relacionar inicialmente el concepto de repugnancia a algo peligroso pero no necesariamente todas
las cosas peligrosas son repugnantes, así que cuando al niño se le crea con este concepto inicial sin una explicación adecuada o
crece bajo un régimen de superioridad o inferioridad el término de repugnancia puede variar.5

Gracias a la sociedad adulta que rodea a los niños, el narcisismo comienza a crecer en los niños cuando el mal olor, la suciedad y
viscosidad se relacionan con un grupo de personas o sobre un grupo social específico dándoles un rango de inferioridad como se
ha evidenciado a lo largo de la historia en grupos como los judíos, afroamericanos, mujeres, homosexuales, pobres, entre otros y
la primera reacción de los niños frente a estos comportamientos narcisistas que tiene la sociedad es evitar el contacto con
cualquiera de estos grupos o con las cosas que toquen puesto que el concepto que han desarrollado en sus mentes es que estas
cosas o personas están contaminadas.4

En todo el mundo se da una misma manifestación del asco: la nariz se arruga y los labios superiores se elevan, mientras que las
comisuras descienden. Cuando el asco es muy fuerte, la lengua sale de la boca ligeramente.1 Desde el punto de vista fisiológico
se produce un reflejo facial, salivación, náusea y en casos extremos caída de la presión sanguínea y desmayos. La sensación de
asco es distinta para cada individuo. Es posible reprimir o superar el asco. Por ejemplo en el ejercicio de la medicina o en el
sector fúnebre esta superación juega un papel importante, aunque hay grandes diferencias entre individuos.

No se sabe con seguridad qué función evolutiva cumple el asco. Algunos científicos como Paul Rozin sostienen que el origen de
la emoción radica en una reacción defensiva contra determinadas sustancias incomestibles. La psicóloga Anne Schienle supone
que el asco junto a los reflejos faciales, se originan, y por lo tanto sirven, para evitar la aceptación de alimentos no comestibles o
nocivos.

En todo el mundo las cosas consideradas más asquerosas son los cadáveres, las heridas abiertas, los deshechos corporales como
las heces, la orina, el esputo verde o el pus, el olor de los alimentos podridos y determinados animales como gusanos, cucarachas
o formas en desarrollo como las larvas y orugas. Las peculiaridades de la sensación para cada cosa difieren en diferentes culturas
y en opinión de los expertos en ciencias sociales en Europa en épocas anteriores era menos pronunciada que actualmente.6

La reacción de asco está presente en los animales, reaccionan considerablemente ante experiencias gustativas desagradables, y la
mayoría de especies lo hace mediante reflejos faciales o incluso mediante vómitos, como los humanos. Como muchos humanos,
también si tienen náuseas tras probar determinados alimentos pueden desarrollar una aversión permanente a ese alimento. Se
observó un efecto similar en lobos: en él un hombre preparó una carne de cordero que les provocó fuertes náuseas. A partir de
entonces esos lobos huían a la vista de las ovejas o mostraban actitud de sometimiento.7 Los investigadores interpretaron estas
señales como síntomas de asco.

Véase también
Valle inquietante

Referencias
1. Texto de von Bernd Reuschenbach (http://www.emotionspsychologie.uni-hd.de/emotio2002/pdf_files/kapitel12.pd
f)

Archivado (http://web.archive.org/web/20081221072346/http://www.emotionspsychologie.uni-hd.de/emotio20
02/pdf_files/kapitel12.pdf) el 21 de diciembre de 2008 en la Wayback Machine.
2. Tom Simpson: The Development of Food Preferences and Disgust, 1994
3. venase en hiding from humanity,op.cit.las referencias a los trabajos experimentales de Paul Rozin, Jonathan
Haidt y otros
4. sin fines de lucro,2010[1] (https://docs.google.com/file/d/0B0-KNb2QfJ9eTEJLTEFBRF9LV2s/edit)
5. los estudios de Paul Rozin ponen de manifiesto la diferencia entre la repugnancia y el sentido del peligro.
6. [2] (http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/j.1749-6632.2011.06369.x/pdf)
7. Rolf Degen: Wenn das Essen hochkommt, in: Tabula 02/2005 (https://web.archive.org/web/20070928060612/htt
p://www.sge-ssn.ch/d/printmedien/zeitschrift_tabula/jahrgang_2005/2_2005/spezial_tabula_2-2005.pdf)

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