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Silencio……
Guía:
Estoy aquí Jesús, ante ti, para alabarte, bendecirte y adorarte.
Me llamaste y vine a postrarme a tus pies, sediento de tu amor, de tu inmensa
misericordia.
Deseo alejarme de todo aquello que me separa de ti, que este tiempo sea solo tuyo.
Aquí estoy Señor y abro mi corazón.
Mi ser catequista lo pongo aquí, renuevo mi compromiso, sabiendo que los dones que
recibí gratuitamente, brillarán si mi corazón está unido al tuyo.
Quiero hacer vida tu Palabra con mi testimonio cercano, humilde y lleno de amor por mi
hermano.
Deseo caminar a la par del que te busca, ni adelante ni atrás, siempre a la par, con
docilidad y confianza, sabiendo que tú estás a mi lado.
Entra en mi corazón, habla en él. Ven Señor!! Ven a mi corazón!!
Breve silencio
Jeremías 1:4-10:
“El Señor me dirigió la palabra: Antes de formarte en el vientre te escogí, antes de
salir del seno materno te consagré y te nombré profeta de los paganos. Yo repuse: ¡Ay
Señor mío! Mira que no sé hablar, que soy un muchacho. El Señor me contestó: No
digas que eres un muchacho: que adonde yo te envíe, irás; lo que yo te mande, lo
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dirás. No les tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte –oráculo del Señor-. El
Señor extendió la mano, me tocó la boca y me dijo: Mira, yo pongo mis palabras en tu
boca, […]”
Breve Silencio
Jeremías ante la llamada se siente incapaz de asumir la tarea que el Señor le tiene
encomendada. ¿Y vos catequista?
Algo propio del catequista es reconocerse como el hombre y la mujer que “anuncia”.
Anunciar es más que decir algo, que contar algo, es más que enseñar algo. Anunciar es
afirmar, gritar, comunicar, es trasmitir con toda la vida a Alguien.
El catequista como todo cristiano, anuncia y testifica una certeza: Cristo ha resucitado y
está vivo en medio de nosotros.
El catequista ofrece su tiempo, su corazón, sus dones y su creatividad para que esta certeza
se haga vida en el otro, para que el proyecto de Dios se haga historia en el otro.
Catequistas de este tiempo signado por las crisis y los cambios: no se avergüencen de
proponer certezas... no todo está en cambio, no todo es inestable, no todo es fruto de la
cultura o del consenso; hay algo que se nos ha dado como don, que supera nuestras
capacidades, que supera todo lo que podamos imaginar o pensar.
El catequista debe vivir como ministerio propio aquello que dice el evangelista San Juan:
“...Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en Él…”
Sacerdote:
- Bendito sea Dios.
- Bendito sea su Santo Nombre.
- Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios, verdadero Hombre.
- Bendito sea el nombre de Jesús.
- Bendito sea el Sacratísimo Corazón.
- Bendita sea su Preciosísima Sangre.
- Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
- Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.
- Bendita sea María Santísima la excelsa Madre de Dios.
- Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
- Bendita sea su Gloriosa Asunción.
- Bendita sea María Santísima Madre de la Iglesia.
- Bendito sea su castísimo esposo San José.
- Bendito sea Dios en su Ángeles y en sus Santos.
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Bendición con el Santísimo Sacramento.
Canto: Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar.