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Thom as Bnrfiekl [Ed

PREFACIO

Durante el siglo pasado la antropología dejó de ser una oscura disciplina relacionada
sobre todo con el estudio de culturas exóticas para convertirse en una ciencia social
contrastada que ha contribuido en gran manera a la comprensión de nuestro entorno.
La antropología dio inicio al estudio transcultural del parentesco y la organización so­
cial, introdujo el concepto de relativismo cultural en el lenguaje corriente y promovió
el uso de la observación participante como herramienta de investigación. Asimismo,
la perspectiva holistica y transcultural ha encontrado un tesoro escondido de datos y
teorías que han suscitado la atención tanto de los investigadores como de los lectores
en general. ¿Cómo iba a ser de otro modo? Su objeto son los seres humanos, un tema
siempre fascinante para investigadores y lectores, que al ñn y al cabo también lo son.
A pesar de todo el interés público por la antropología, se echa de menos en la espe­
cialidad un texto de consulta breve y accesible que aporte, de un modo claro y conci­
so, explicaciones sobre las cuestiones importantes, los conceptos más significativos, las
metodologías y las teorías de la antropología, junto con una guía de la principal bi­
bliografía sobre estos temas. Hay, claro está, una buena cantidad de libros de texto
(con debilidad por generalizaciones que se repiten fácilmente) y una amplia biblio­
grafía de publicaciones especializadas (destinadas a unos cuantos especialistas del
mismo signo), pero entre lo uno y lo otro apenas si hay nada. El Diccionario de antro­
pología aspira a cubrir ese hueco.
La necesidad de una obra como ésta es clara- A medida que la antropología se ha
desarrollado y especializado, se ha hecho paulatinamente más difícil evaluar el esta^
do de la especialidad. Esto se debe en parte a que el número de antropólogos profesio­
nales ha aumentado tanto, y son tan variados los temas investigados, que no es posible
mantenerse al corriente de todos ellos, ni tan siquiera de los trabajos que se llevan a
cabo en la especialidad. No obstante, a pesar de este crecimiento, los antropólogos to­
davía se consideran a sí mismos como miembros de una comunidad de relaciones in­
terpersonales directas en cuyo seno las tradiciones se transmiten mejor de forma oral:
si necesitamos saber algo, preguntémosle a alguien. En realidad, para muchas gene­
raciones la antropología no ha sido esa clase de comunidad, y por mucho que lo desee­
mos no lo será de nuevo.
Un problema más profundo, común taxabién a otras ciencias sociales, lo constituye
la tendencia cada vez mayor en los especialistas de escribir únicamente para alguien
igual que ellos, valiéndose a menudo de teorías impregnadas de jerga. Las discusiones
en el seno de la especialidad toman a menudo un cariz abstruso e irrelevante, incluso
cuando se centran en cuestiones de gran interés e importancia. Esto no siempre fue
así. A comienzos del siglo xx, los antropólogos sintieron la obligación de escribir no só­
lo para otros especialistas, sino también para un público cultivado. Los libros de Mar­
garet Mead y de Bronislaw Malinowski se hicieron famosos mucho más allá de los lí~
mites de la antropología académica porque, además de describir los comportamientos
de otras culturas, se ocupaban de cuestiones que preocupaban ampliamente en su pro­
pia cultura.
H oy día, con las discusiones públicas sobre cuestiones tales como el «choque de ci­
vilizaciones», el multiculturalismo, el género, la etnicidad, la estructura de la familia,
las reivindicaciones religiosas y los problemas relacionados con el cambio económico.
la antropología debería ocupar un primer plano. Sin embargo, al igual que «e l perro
que no ladraba» de Sherlock Holmes, la antropología es una voz extrañamente ausen­
te de las discusiones sobre cómo enfocar mejor el conocimiento. Una disciplina que, en
vez de preguntarse por qué se la ignora, debiera haber refunfuñado (y quizá morder)
frente a quienes sostienen ideas y teorías basadas en nociones etnocéntricas y en cons­
trucciones estrechas del potencial humano. Mientras que algunos antropólogos dan
por sentado que los lectores corrientes no pueden apreciar sus ideas porque éstas son
demasiado ricas y pormenorizadas o sofisticadas desde un punto de vista teórico, una
respuesta más sencilla sugiere que los antropólogos no han puesto realmente todo su
empeño en explicar lo que hacen y por qué es importante. Un objetivo de este D iccio­
nario es facilitar un primer acceso inteligente al mundo de la antropología. Si la espe­
cialidad es ahora demasiado amplia y conflictiva para que una única voz la represen­
te, tal vez la variedad de entradas recogidas (obra de más de 125 antropólogos) apor­
tará ejemplos de cuánto ofrece la disciplina a quienes sepan orientarse.

Estructura del diccionario


El uso del término «antropología» varía según la tradición nacional. En Gran Breta­
ña significa normalmente antropología social, mientras que en los Estados Unidos in­
cluye también la antropología cultural, la arqueología, la antropología biológica y la
lingüística. Su uso en el continente europeo difiere más incluso. Hemos dividido las
diferencias: este Diccionario se centra ante todo en los temas de la antropología social
y cultural, pero además recoge temas conexos de arqueología, antropología biológica
y lingüistica. No obstante, el volumen no puede cubrir en detalle todos los aspectos de
la especialidad. Se trata, claro está, del primer y principal diccionario de la disciplina
antropológica —conceptos, teorías y enfoques—y de una guía de la misma, y no de una
enciclopedia al igual que algunos recientes ejemplos significativos.
Por esta razón las entradas descriptivas acerca de culturas especificas están ausen­
tes per se. Dicho esto, y por medio de los abundantes ejemplos aportados en las entra­
das, todo el que lea este Diccionario no podrá dejar de descubrir un amplio consenso
sobre la diversidad y en algunos casos la unidad de la naturaleza humana y sus mani­
festaciones en la cultura y la sociedad.
El núcleo de interés está en la contribución de la antropología a la ciencia social y
no únicamente en las preocupaciones inmediatas de la disciplina. En los más de 500
epígrafes se incluyen breves definiciones de términos que los antropólogos utilizan
habitualmente, entradas temáticas sobre conceptos antropológicos importantes y en­
foques teóricos, y entradas generales sobre algunas de las especialidades más extendi­
das de la disciplina. Hay además un pequeño número de biografías de antropólogos
ilustres que han de servir para ampliar las entradas temáticas. Hemos dado prioridad
a las entradas sobre antropólogos fallecidos que no pueden expresarse más por sí mis­
mos, si bien hemos recogido también a algunos académicos en activo a quienes se cita
muy a menudo.
Rogamos a nuestros colaboradores que aportasen materiales de extensión equili­
brada de los temas que se les habían asignado, pero no hemos privilegiado ningún en­
foque teórico particular ni hemos pretendido reunir a espíritus afines. En realidad, al­
gunos colaboradores estaban en desacuerdo con otros, a menudo profundamente, so­
bre temas específicos. En estos casos, mi tarea como responsable de la edición no fue
esconder tales desacuerdos sino asegurarme de su exposición equilibrada, cuando no
en una única entrada, sí al menos mediante referencias cruzadas en. otras entradas o
aportando referencias de publicaciones que expresen un punto de vista diferente. Por
esta razón, hemos asignado un espacio generoso a las referencias bibliográficas, de
modo que aquellos lectores que deseen profundizar dispongan de las herramientas pa­
ra hacerlo. La bibliografía general contiene casi 3.000 referencias diferentes (inclu­
yendo los subtítulos, puesto que muchos títulos son imprecisos) e información sobre
las fechas originales y los lugares de publicación de las obras traducidas.
El Diccionario no intenta, al modo de la Académie frangaise, establecer o asentar
los limites de un vocabulario canónico. Sin embargo, los elementos de un lenguaje co­
mún forman la base de una comprensión colectiva que resulta vital en cualquier tipo
de empresa científica o intelectual. La labor que aquí se lleva a cabo explicando el len­
guaje y los conceptos de antropología tal como se utilizan corrientemente —sin ocultar
aquellas áreas donde existe una discrepancia sobre su significado-- no es en modo al­
guno una aventura poco ambiciosa en una materia caracterizada a lo largo de su his­
toria tanto por la discordia como por el acuerdo. Con su éxito, espero que esta obra
preste un valioso servicio, no sólo a los estudiantes de antropología, sino también a
aquellos estudiantes y académicos de las disciplinas colindantes (de los que al parecer
hay un número prometedor), que aspiran a saber con mayor claridad de qué estamos
hablando, qué clase de comprensión estamos persiguiendo y qué podemos ofrecerles
que sea útil.

T hom as B a r f ie l d
CÓMO USAR EL DICCIONARIO

El Diccionario contiene más de quinientas entradas individuales listadas poT orden al­
fabético según las palabras de encabezamiento. Las VERSALITAS dentro del indican re­
ferencias a entradas o palabras relacionadas. Tales indicaciones aparecen sólo una vez
por cada entrada, a veces en forma algo distinta de la voz principal (por ejemplo, « S O -
CIOBIOLÓGICO» en lugar de «SOCIOBIOLOGÍA»), para evitar círculos viciosos lingüísticos,
A l final de cada voz principal, en «véase también» aparecen otras referencias útiles no
citadas en el texto.
Las referencias bibliográficas aparecen en formato autor-fecha en el texto (por
ejemplo, Malinowski, 1922). Cuando dos o más autores comparten un mismo apelli­
do, se incluyen suficientes nombres propios para diferenciarlos. Muchas voces inclu­
yen una sección de «otras lecturas» con sugerencias no mencionadas en el texto. La bi­
bliografía general integrada al final del Diccionario contiene la referencia completa
de las obras citadas. La bibliografía menciona sistemáticamente la primera fecha de
publicación (y, para las obras traducidas, la fecha de su primera edición en inglés), sal­
vo cuando se trata de ediciones revisadas. En el caso de las obras traducidas también
hemos incluido título, lugar y fecha de publicación en su idioma original. De este mo­
do se preservan tanto la coherencia entre las voces como un sentido cronológico del
desarrollo de la disciplina, aunque también haya disponibles reediciones o ediciones
de bolsillo más recientes. Muchas antologías vuelven a incluir viejos artículos y resul­
tan más fáciles de encontrar que. las viej as revistas donde se publicaron los originales.
Por ello, siempre que nos ha sido posible hemos incorporado el nombre completo del
autor, con el fin de facilitar el acceso a bases informatizadas de datos susceptibles de
incluir estas nuevas ediciones.
Los autores han firmado sus voces con iniciales, cuya lista, con sus nombres y sus
respectivas afiliaciones institucionales, aparece en las páginas 15-19.
abogacía cultural Véase d e r e c h o s
HUMANOS.

actos Verbales Se dice de aquellas


formas de comportamiento verbal que
surten efectos sociales. El término deriva
del filósofo de la lengua John Austin y su
obra How lo do things with words (1962).
Austin se sintió intrigado por formas del
LENGUAJE que quedan al margen de cri­
terios de veracidad o falsedad porque su
emisión es un acto reconocible e infalsea-
ble. Un ejemplo común es el del sacerdo­
te que al decir «Os declaro marido y mu­
jer» casa a dos personas. Estos actos ver­
bales satisfacen pruebas de «felicidad»
más que de verdad. El pronunciamiento
del ministro de la ceremonia no es feliz
(es decir, no funciona correctamente) si la
pareja no pretende casarse, si uno de sus
componentes ya está casado, o si el minis­
tro no está ordenado como tal. Las pro­
mesas, juramentos y asertos son otros tan­
tos ejemplos de acto verbal. La obra de
Austin en el ámbito de la teoría de los ac­
tos verbales fue elaborada por John Sear-
le (1969) e incorporada ai esquema de
Dell Hymes (1974) sobre «etnografía de
la comunicación». Recientemente ha pa-
sado a ser componente crucial del flore­
ciente campo de la teoría de la represen­
tación. WBe
Véase también COMUNICACIÓN, SOCIOLIN-
GÜÍSTICA.

a c u lt u r a c ió n Es el proceso de cam­
bio cultural que se desencadena a raíz
del encuentro o contacto entre dos siste­
mas culturales autónomos, y que produ­
ce un aumento de las semejanzas entre
ambos. Siempre implica un proceso
complejo de interacción con procesos so­
ciales concomitantes, cuyos parámetros
se expusieron con rigor en dos importan­
tes memoranda realizados por encargo
del Consejo de Investigación en Ciencias
Sociales (Redfield et al, 1936; Broom et adaptación Hace referencia a (1)
al, 1954). En este tipo de conjunción de cambios en frecuencias de genes que
culturas, la cultura donante puede no confieren ventaja reproductiva a una po­
presentar la totalidad de sus elementos blación en un medio determinado; y (2)
culturales, y el propio sistema de valores cambios fisiológicos y socioculturales
de la cultura receptora actúa a veces cri­ que mejoran la salud y el bienestar indi­
bando o modificando algunos de esos viduales. El concepto de adaptación es
elementos. La aculturación también primordial en la ANTROPOLOGÍA ECOLÓ­
puede producirse de forma muy estruc­ GICA, aunque algunos estudiosos prefie­
turada socialmente, como en el caso de ren centrarse en la adaptación evolutiva
conquista u otras situaciones de desi­ y genética (un lento proceso demográfi­
gualdad social o política, que canalizan co que incluye procesos aleatorios de se-,
el flujo de elementos culturales. La acul­ lección natural) mientras otros prefieren
turación subsume otros muchos proce­ privilegiar ios procesos históricos y de
sos, entre ellos la DIFUSIÓN, la ADAPTA­ comportamiento. Todos coinciden en
CIÓN reactiva, diversos tipos de reorgani­
que los organismos individuales, inclui­
zación social y cultural tras el contacto, y
dos los seres humanos, responden al me­
la «desculturación» o desintegración
dio en que viven.
cultural. Entre la gama de ajustes resul­
Los individuos pueden responder a los
tantes cabe incluir la conservación de
cambios de su medio mediante ajustes
una considerable autonomía cultural
morfológicos y funcionales. Estos ajustes
(«pluralismo estabilizado») o, lo que es
son de tres tipos: regulativos, aclimatad-
más habitual, la asimilación del grupo
vos y evolutivos. Los ajustes regulativos,
más débil por el más fuerte, y (aunque
que incluyen una parte importante del
raras veces) la fusión cultural, por la que
comportamiento, se producen rápida­
dos culturas intercambian suficientes
mente y reflejan la flexibilidad fisiológi­
elementos para producir una cultura dis­
ca y de comportamiento de nuestra espe­
tinta.
cie* Las prácticas culturales relativas al
Dado que la aculturación implica ia in­
vestido y a la vivienda suelen reflejar,
teracción de dos o más grupos diferentes,
la interacción social entre ellos condicio­ aunque no siempre, un esfuerzo por al­
na profundamente el resultado final. La canzar un nivel aceptable de protección
presión social extrema presente en un frente a los elementos (por ejemplo,
proceso de conquista, por ejemplo, puede adaptación). Las respuestas aclimatad-
acabar neutralizando los mecanismos vas tardan más en operar que las regula­
que habrían permitido al grupo conquis­ tivas porque requieren un cambio en la
tado preservar su cultura. También pue­ estructura del organismo, como por
de ocurrir que un alto grado de cerrazón ejemplo el aumento muscular para abor­
permita preservar una cultura política­ dar tareas físicamente duras o, en regio­
mente débil a pesar de unas condiciones nes de montaña, un volumen mayor de
en apariencia desfavorables. Además, un sangre para llevar más oxígeno a las cé­
acercamiento cultural (aculturación) lulas del cuerpo. Las respuestas evoluti­
puede no ir acompañado de acercamien­ vas o de comportamiento, al contrario
to social simétrico (asimilación) si, por la que las otras dos, no son reversibles y se
razón que sea, un grupo se niega a vali­ producen durante el crecimiento y desa­
dar la aculturación del otro. TG rrollo de un individuo en respuesta a la
severidad de las condiciones medioam­
bientales existentes. Un niño que crece a miento, fisiológicos, evolutivos y genéti­
gran altitud desarrollará unos pulmones cos innovadores, y sus interacciones son
más voluminosos y nna capacidad toráci-. complejas y sumamente impredecibles.
ca mayor para enfrentarse más eficaz­ Esta dimensión interactiva de la adapta­
mente a una mayor carencia de oxigeno ción ha conocido un avance en los últi­
(Moran, 1979). mos años gracias a la especialidad de la
Las explicaciones en antropología han «ecología histórica». Este enfoque (véase
fluctuado en el tiempo según el rol otor­ Crumley* 1994) parte de la premisa de
gado al concepto de adaptación. Algunas que el comportamiento humano es con­
parecían implicar una incapacidad hu­ tingente y decididamente capaz de supe­
mana para superar condiciones medio­ rar las «limitaciones medioambienta­
ambientales adversas (Glacken, 1967), les». Así, una población confrontada a
pero la teoría de la evolución y la genéti­ suelos pobres podría mejorar su situa­
ca modernas han puesto en tela de juicio ción económica mediante cambios en la
estas ideas simplistas de determinismo distribución de la fuerza de trabajo, en la
medioambiental (R. Foley, 1987). Se capacidad tecnológica y en los objetivos
pueden conocer las funciones y las for­ políticos. Se empieza a reconocer que los
mas del organismo mediante un análisis humanos no sólo se adaptan, o se ajus­
minucioso de los complejos procesos de tan, a lo que el medio les depara, sino
interacción entre los individuos y el pai­ que se esfuerzan por cambiar el impacto
saje. En la teoría de la evolución la in­ del medio físico sobre ellos. Y esto no es
fluencia del medio ambiente sobre el ge­ una capacidad reciente que haya surgido
notipo es indirecta. Los cambios adapta- con el avance tecnológico contemporá­
tivos de cualquier organismo, incluida neo; ha estado ahí desde el comienzo de
nuestra especie, están mediatizados por nuestra especie y puede observarse en
el material genético hereditario transfe­ diversas técnicas agrícolas, como la cons­
rido de una generación a otra. La adap­ trucción de terrazas, el alomado y el uso
tación biológica casi nunca es perfecta, y del estiércol como abono (Moran, 1990),
ello es así porque entran muchos facto­ EFM
res, como por ejemplo las mutaciones y Véase también AGRICULTURA, ANTROPO­
los flujos genéticos, la oportunidad evo­ LOGÍA ECOLÓGICA, SOCIOBIOLOGÍA,
lutiva, los límites físicos, los problemas Lecturas recomendadas Netting, 1986;
de distribución y la naturaleza cambian­ Rappaport, 1967; Eric Smith y Winter-
te del medio (Ricklefs, Í973). Por muy halder, 1992; B, Turner e ta l, 1990.
bien adaptada que esté una población,
siempre se producen nuevas mutaciones adivinación Es el proceso en el cual
aleatorias (y diversidad de comporta­ se utilizan medios RITUALES para revelar
miento), que se introducen y difunden cosas ocultas a la percepción ordinaria,
de manera regular en una población, como la información sobre aconteci­
hasta producir el cambio. mientos futuros, las causas de una enfer­
La adaptación es esencialmente un com­ medad, la identidad de los hechiceras.,.
promiso. Los resultados casi nunca cons­ en realidad, cualquier cosa que no pueda
tituyen la solución «óptima», pero repre­ averiguarse mediante métodos profanos
sentan el azar, la competición y la opor­ de investigación. La adivinación se prac­
tunidad. Porque el medio está siempre tica en todas las sociedades y adopta una
en perpetuo cambio, las poblaciones in­ amplísima variedad de formas, como el
corporan sin cesar rasgos de comporta­ ORÁCULO y el AUGURIO.
El propósito de la adivinación varía se­ hechicero y exigirle que cese en sus acti­
gún las preocupaciones e intereses de ca­ vidades (Mendonsa, 1989). Y allí donde
da cultura. En muchas cultoras africa­ los enconados conflictos interpersonales
nas, por ejemplo, donde la HECHICERÍA es han envenenado la vida del grupo, el re­
un factor importante en las relaciones medio puede consistir en dirimir y solu­
sociales, la adivinación se utiliza sobre cionar esos conflictos públicamente (V.
todo para identificar y prevenir la activi­ Turner, 1961),
dad de los hechiceros o hechiceras (Mair, Muchas ceremonias de adivinación se
1969, pp. 76-101)- Un azan.de que ha es­ basan en el AUGURIO, en la interpretación
tado enfermo o ha sufrido una desgracia de hechos aleatorios y fortuitos. Una ce­
puede elegir entre una serie de oráculos remonia produce fenómenos que escapan
para intentar saber quién lo ha hechiza­ al control humano: una serie de azares
do; pero también puede celebrar una ce­ concatenados, por ejemplo, o una deter­
remonia para que un especialista forá­ minada pauta en la distribución de las
neo adivine públicamente quién es el cartas, o la disposición de las entrañas de
culpable (Evans-Pritchard, 1937), En so­ un animal. Puesto que el control humano
ciedades cazadoras, la adivinación puede es imposible, toda pauta puede atribuirse
utilizarse para saber dónde hay caza y a agentes sobrenaturales. En Dinamarca,
cómo superar una mala temporada de cuando un pentecostalista busca orienta­
caza. Én el suroeste americano, donde el ción, introduce la mano en un recipiente
acceso al agua es vital y difícil para los lleno de tiras de papel, cada una conte­
granjeros, adivinar la ubicación de los niendo un verso bíblico impreso. Dado
recursos de agua mediante la vara adivi­ que las tiras son todas iguales, la elección
natoria se ha convertido en una activi­ de una determinada tira se considera
dad particularmente elaborada. En casi obra de Dios, y el verso impreso en ella
todas las sociedades se utiliza la adivina­ un mensaje divino. Al producir un hecho
ción privada para descubrir detalles so­ fortuito, la adivinación interpretativa
bre el futuro personal: las chicas ameri­ abre un espacio para que las señales so­
canas, por ejemplo, cuentan con una se­ brenaturales se manifiesten.
rie de procedimientos para descubrir con Tales señales o signos son visibles para
quién se casarán y cuántos hijos tendrán. todos los presentes; pero en muchos casos
Cuando la adivinación indaga sobre el pueden ser interpretados sólo por espe­
origen o la causa de una desgracia, suele cialistas rituales o adivinos. Los adivinos
proporcionar al mismo tiempo el reme­ poseen una formación especial en cuanto
dio. Este remedio implica muchas veces a su capacidad de adivinación, adquirida
la reparación de la negligencia ritual por lo general gracias a un prolongado
que causó el problema. Los sísala de aprendizaje. Pero el hecho más impor­
Ghana, por ejemplo, suelen consultar a tante es que los adivinos suelen poseer un
un adivino o adivina cuando están enfer­ don especial, una capacidad sobrenatural
mos. El adivino casi siempre descubre que les permite ver lo que otros no pue­
que han omitido algún deber ritual, y den ver. En muchos casos poseen una ca­
que los ofendidos ancestros inflingen ese pacidad especial para ser poseídos por los
mal como castigo. Mediante un determi­ espíritus que dirigen sus acciones. Un
nad p sacrificio, el paciente puede apaci­ adivino ndembu, por ejemplo, aparece
guar a los dioses y evitar males mayores. poseído por una sombra durante una ce­
Si la responsabilidad recae en la hechi­ remonia de adivinación; y es la sombra
cería, pueden pedirse explicaciones al que habla a través de la persona poseída
la que de hecho identifica las causas de la adolescencia Es una etapa de la vi­
indisposición o de la enfermedad, Én da entre la infancia y la vida adulta re­
otros casos, como en la vara para detectar conocida en muchas, aunque no todas,
agua, o en el CHAMANISMO, el adivino las culturas humanas (Schlegel y Barry,
aparece investido de un poder especial. 1 9 9 1 ). En tanto que transición biológi­
Los primeros antropólogos, como F r a - ca, la adolescencia está marcada por el
ZER y T Y L O R , estudiaron principalmente
paso por la pubertad, asociada a un re­
las dimensiones intelectuales de la adivi­ pentino crecimiento, al desarrollo de ca­
nación: por qué esas ceremonias, en apa­
racterísticas sexuales secundarias y, más
riencia tan fraudulentas para el ojo cien­
crucial aún, al desarrollo de la capaci­
tífico, les parecían reales a los primitivos.
dad reproductiva. En tanto que etapa so­
Otros autores más tardíos se interesaron,
cial, la adolescencia reclama la reincor­
en cambio, por las funciones sociales y
poración social de individuos en proceso
simbólicas de la adivinación. Victor
de maduración biológica a la vida cultu­
T u r n e r (1 9 6 8 ), p o r ejemplo, constataba
ral de su comunidad en otros términos.
que, entre los ndemby, la adivinación
En algunas culturas el inicio de la ado­
mediante hechicería servía para revelar
lescencia tiene lugar antes que los cam­
y curar tensiones y divisiones sociales. A
bios biológicos mediante ritos asociados
la hora de valorar los candidatos acusa­
al ciclo vital {life-cycíe rites) o mediante
dos de hechicería, un adivino miraba
el matrimonió infantil, pero en todas las
primero a cuantos guardaban rencor o
culturas la pubertad tiene importantes
animosidad hacia la víctima. A l sacar a
repercusiones sociales. Un tema recu­
la luz públicamente esta hostilidad y
rrente en antropología ha sido distin­
prescribir remedios, el adivino ofrecía
guir en la adolescencia lo que está deter­
una oportunidad para la expresión y la
resolución de los conflictos locales. Tam­ minado por la cultura de lo que está de­
bién entre los sisala la adivinación sirve terminado por la biología (M . Mead,
1 9 28 ).
para exponer a la luz las transgresiones
sociales y fuerza a los transgresores a re­ La transformación del estatus social aso­
conocer y a reparar su delito. A l ofrecer ciada a la transformación del cuerpo en
una causa socialmente relevante de la la pubertad puede conllevar mía reorga­
enfermedad o de la desgracia, la adivi­ nización radical del auto conocimiento y
nación las convierte en instrumentos del comportamiento social de un indivi­
para diagnosticar y tratar los problemas duo. En algunas sociedades esta ruptura
sociales. Ornar Khayan Moore (1 9 5 7 ) es drástica y espectacular, y viene marca­
sugería, a su vez, que la adivinación re­ da por cambios en la indumentaria y en
lativa a la caza también es eficaz desde el porte, y por la asunción de nuevos de- .
el punto de vista práctico; desde el mo­ rechos y responsabilidades. En otras, los
mento en que permite que los procesos cambios son más graduales, y se aprecia
fortuitos determinen el curso de acción una mayor continuidad entre la infancia
del grupo, la adivinación puede ofrecer y la adolescencia (y entre la adolescencia
una salida a pautas improductivas o blo­ y la vida adulta). La experiencia, los ro­
queadas. AB les sociales y la socialización de los ado­
Véase también RELIGIÓN, RITUAL, SACRIFI­ lescentes puede diferir según el género,
CIO, ANTROPOLOGÍA SIMBÓLICA. de manera que los varones se organizan
Lecturas recomendadas Frazer, 1890; más frecuentemente en grupos de pares,
Grindal, 1985; Malinowski, 1943. o de edad, relativamente separados del
ámbito doméstico, y las mujeres apare­ Por ejemplo, hubo un intento por definir
cen más plenamente integradas en las lingüísticamente la adopción en téfrtii-
unidades domésticas. Los intereses se­ nos de utilidad y sin sesgos culturales, al
xuales y la cuestión de los futuros roles menos en las sociedades de Oceania, y se
son dominantes en la adolescencia, y los describía la adopción como aquel proce­
grupos de edad suelen asumir un rol aún dimiento habitual y opcional encamina­
más importante que antes. El intervalo do a tomar como propio un niño nacido
socialmente definido entre la infancia y de otros padres (Carroll, 1970, p. 3). Pero
la vida adulta puede ser o relativamente Carroll mismo tuvo dificultades a la ho­
breve (de dos a cuatro años), como en las ra de depurar esa definición para hacer­
sociedades donde el matrimonio, la ma­ la aplicable a todos o a la mayoría de ca­
ternidad y una mayor responsabilidad se sos etnográficos, porque la definición
asumen justo después de la pubertad y presupone, incorrectamente, que las de^
la menarquía, o relativamente proion- fmiciones de «niño» o «padres» son uni­
gado, como en las sociedades industria­ formes en todas las culturas.
les (Schlegel y Barry, 1991). Mientras que La adopción en Oceania es una mera
la biología de la adolescencia puede ser transacción entre parientes próximos, y
una constante, los cambios en las condi­ la adopción de extraños es muy poco fre­
ciones históricas de la vida cultural pue­ cuente, si "bien en el siglo XDÍ las familias
den provocar cambios en la organización maoríes nativas de Nueva Zelanda adop­
social de la adolescencia que redefinen el taron a niños europeos (Else, 1991, p.
significado de la adolescencia y la forma 179). En muy contadas ocasiones im pli­
de experimentarla (Burbank, 1988) SP ca procedimientos legales formales, sal­
Lecturas recomendadas Condon 1987; vo en lugares como Hawai y Nueva Ze­
S.S. Davis y Davis, 1989; Moffatt 1989; landa, donde puede haber presiones gu­
Schlegel, 1995. bernamentales y sociales para adecuarse
a las convenciones occidentales. En Ocea-
a d o p c i ó n «En casi todas las socieda­ nía, dar un niño a otros en adopción se
des existen protectores y benefactores de considera, por lo general, un acto de ge­
los más jóvenes además, o en lugar de, nerosidad y de amor, y es mucho más
los padres. La llamada paternidad jurí­ frecuente que, por ejemplo, en Estados
dica, que incluye diversas formas de Unidos, donde se estima que sólo un 2%
adopción . . . no es un hecho infrecuen­ de los niños son adoptados. Los nortea­
te» (E. Parsons, 1906, p. 112), La prime­ mericanos que dan un niño a otras per­
ra observación es cierta; la segunda, al sonas suelen quedar estigmatizados. A
destacar la paternidad como relación le­ partir de esta comparación entre cultu­
gal, es menos cierta y menos universal. ras Carroll (1970, p. 7) concluía:
Las sociedades occidentales establecen Las características de los adoptantes y de
convencionalmente una clara distinción quienes dan en adopción, las motivacio­
legal entre el cuidado de niños ajenos nes de quienes adoptan y las de los padres
(dar cuidados parentales a otros) y la biológicos, la forma, social del proceso de
adopción (el acto legal de asumir la res­ adopción y el significado cultural del acto
ponsabilidad parental de un menor naci­ son muy diferentes en Oceania oriental y
do de otros padres «como si» el niño fue­ en Estados Unidos
ra propio). Pero en muchas sociedades A pesar de estas dificultades terminoló­
esta distinción legalista tiene poco o nin­ gicas y taxonímicas, el estudio de las res­
gún sentido (J. Goody, 1976, pp. 66-85). ponsabilidades, compartidas o no, relati­
vas al bienestar infantil por parte de in­ explorar no sólo la naturaleza del PAREN­
dividuos distintos de los padres biológi­ TESCO en distintas sociedades, sino tam­
cos puede arrojar luz sobre otros factores bién los significados y las implicaciones
de la vida. Actualmente, en Estados Uni­ de conceptos tales como identidad, FAMI­
dos, quienes se hallan directamente im­ LIA, RAZA, GRUPO ÉTNICO y NACIONALISMO
plicados en un proceso de adopción —in­ (Terrell y Modell, 1994). JT
cluidos asistentes sociales, agencias pri­ Lecturas recomendadas J. Bates, 1995;
vadas y servicios sociales públicos- Erady, 1976; R. Levy, 1975; M. Marshall,
suelen referirse a ella metafóricamente 1977; Modell, 1994.
como el «triángulo adoptivo» o la «tría­
da», es decir, los adoptados, los padres afines Son consanguineos/as de un es­
adoptivos y los padres biológicos. Casi to­ poso o esposa. En el sistema de parentes­
do el esfuerzo está dirigido a mej orar la co angloamericano moderno los afines se
calidad del ajuste psicológico individual conocen como in-laws o familia política.
a la realidad de la adopción y también a En un sistema de linaje con intercambio
saber si los «lazos» entre los individuos matrimonial regular, puede existir una
de la tríada creada por el nacimiento y la relación de afinidad entre dos linajes, de
adopción tienen que ser socialmente re­ forma que todos los miembros consan­
conocidos y notorios (J. Strauss, 1994). guíneos del linaje de uno de los esposos
Se presta mucha atención a los «dere­ pueden considerarse afines. Estas rela­
chos» de los individuos implicados. ciones de afinidad suelen tener un carác­
Esta forma de entender la familia, y la ter sistemático y duradero, y constituyen
adopción contrasta con la de los maories la base de las relaciones actuales entre
neozelandeses, donde no existe el senti­ grupos de parentesco o clases matrimo­
do de propiedad sobre los niños (Else, niales. MR
1991). Los niños maories conocen mu­ Véase también CONSANGUINIDAD
chos hogares pero sólo una whan.au (fa­ Lecturas recomendadas Dumont,
milia). Y por lo general los niños «adop­ 1985.
tados» conocen tanto a sus padres bioló­
gicos como a sus padres adoptivos. Los agnados Son parientes patrilaterales,
términos para designar a quienes adop­ es decir, personas emparentadas con un
tan y a quienes dan en adopción son muy individuo por linea paterna. MR
cariñosos y positivos, y la relación entre Véase también COGNADOS, ENADOS.
ambas partes es una relación abierta,
«puesto que es necesario transmitir co­ agresión, agresividad La agresión
nocimientos sobre los lazos de parentes­ humana es el comportamiento conscien­
co, las líneas de descendencia y los nexos temente destinado a dañar a otros, si bien
con la tierra» (Else, 1991, p. 177). algunos investigadores consideran el
Este ejemplo demuestra que la adopción, comportamiento autolesivo como esen­
en tanto que categoría de significado, y la cialmente similar. Pero así como inflingir
adopción como práctica social, es proble­ un daño físico (dolor y lesiones) está cla­
mática. La adopción desmiente lo que ramente incluido en el concepto, algunos
David Schneider llama vías «biologistas» estudiosos afirman que habría que in­
de marcar y definir el carácter, la natura­ cluir también la conducta destinada a in-
leza y el comportamiento humanos (D. flingir SUFRIMIENTO psicológico, que es el
Schneider, 1984, p. 175). Pero el estudio obj etivo que persiguen tanto la murmu­
de la adopción puede ser una forma de ración o la difamación como el OSTRACIS-
MO. P ot lo demás, aún se debate si e l la agresividad en una determinada per­
comportamiento agresivo puede definir­ sona? ¿Cómo se explican las diferencias
se sin referencia a prácticas de eficacia individuales en cuanto a niveles de agre­
dudosa, aunque conlleven una intención sividad entre las personas? ¿Qué explica
malévola, como la BRUJERIA. La literatu­ las diferencias culturales entre los dis­
ra psicológica sobre la agresión suele uti­ tintos niveles de agresión?
lizar una distinción conceptual entre
agresión instrumental (realizada como Variabilidad situacional
un medio para lograr un fin) y la agre­ Casi todo el trabajo teórico sobre los fac­
sión hostil (daño inflingido como fin en tores situacionales determinantes de la
sí mismo). Es evidente que todo ejemplo agresión se centra más en la agresión
concreto de comportamiento agresivo hostil que en la instrumental. Salvo
puede incorporar grados de ambos. Freud y Lorenz, que entienden la agre­
La cuestión de si los humanos son agre­ sión como un impulso insistente que re­
sivos «por naturaleza» es secular entre quiere satisfacción periódica, la teoría
intelectuales y legos. Como todo com­ moderna más influyente sobre la agre­
portamiento observable en una especie sión humana es la venerable hipótesis de
ya tiene que estar presente, en potencia, la «frustración-agresión», donde la agre­
en su dotación genética, la conclusión no sión hostil se da cuando los objetivos de
puede ser sino afirmativa. Sin embargo, una persona aparecen bloqueados. Esta
esta afirmación dista mucho de la idea, temeraria hipótesis ha conocido diversas
más genérica, que postula que los huma­ revisiones desde que apareció en los años
nos tienen una propensión congénita a cuarenta. Una de las más precisas susti­
ser agresivos. Esta última concepción de tuía la frustración como factor causal
la agresividad humana, que fue central por «malestar» o estado desagradable,
en la literatura semipopular de los años tanto emocional como físico. Los defen­
sesenta y setenta sobre la naturaleza hu­ sores de este modelo citan evidencias
mana y que Pilbeam (1983) etiquetó co­ que van desde la cólera que siente aquel
mo «antropoides al desnudo», está clara­ que tropieza contra todos los que se ha­
mente asociada al etólogo Konrad Lo- llan cerca, hasta un estudio que incluye
renz. La caracterización que hizo Lorenz una marcada correlación entre la tempe­
de la agresividad como un impulso gené­ ratura diaria y los índices de crímenes
ticamente ordenado que se desencadena violentos enHouston (Berkowitz, 1989).
por estímulos externos ha sido rechazada El nivel de excitación del sistema nervio­
por los actuales estudiosos de la agresivi­ so autónomo desempeña un rol en el
dad humana y también por los etólogos, comportamiento agresivo. Puesto que la
que la han considerado como un ejemplo calidad de la excitación autónoma no va­
de cómo no habría que concebir la agre­ ría, independientemente de la emoción
sión en ninguna especie. Los diversos es­ que la induce, la excitación preexistente
fuerzos por explicar los conflictos violen­ provocada por cualquier otra causa puede
tos entre grupos humanos en términos incrementar la excitación emocional pro­
de proclividad agresiva del individuo son ducida por una situación corriente e in­
sumamente obstinados. tensificar el comportamiento resultante.
En lugar de tratar de solucionar esta Así, el trabajo experimental ha demos­
cuestión, resulta más útil abordar la va­ trado que cuando alguien responde a una
riabilidad en las especies mismas. ¿Qué situación de manera agresiva, sus res­
determina la variabilidad situacional de puestas serán más intensas si ha llegado a
la situación con un residuo de excitación más poderoso que explicaría las diferen­
autónoma causada por el miedo, la ira, la cias individuales en materia de agresivi­
excitación sexual o la mera fuerza o el dad a lo largo de todo el ciclo vital es el
ejercicio físico (Zillmann, 1985), sexo. La agresividad es una de las dife­
rencias más sólidas que la investigación
Diferencias individuales etnográfica ha descubierto entre hom­
Aun sin ser causa de la agresividad, el bres y mujeres: los varones evidencian
mejor predictor de los niveles de agresi­ una agresividad mayor en todas las eta­
vidad de un adulto es su nivel de agresivi­ pas de la vida, pero sobre todo en la pu­
dad en la infancia (véase SOCIALIZACIÓN). bertad y las fases posteriores. Es muy po­
La agresividad, al menos en las pobla­ sible que esta diferencia no se deba tan­
ciones norteamericana y europea, donde to a la consecuencia física más o menos
se ha estudiado longitudinalmente, es directa de poseer el genotipo X Y o XX
un rasgo notablemente estable, y las di­ (el sexo), como a lo que la cultura hace
ferencias, persistentes, aparecen a edad de ellos (el género). La gran diversidad y
temprana. Diversos aspectos del medio o distinta magnitud que presentan las di­
del hogar infantiles, sobre todo los que ferencias hombre/mujer en las distintas
tienen que ver con la disciplina parental, culturas en materia de agresividad de­
están bien correlacionados con niveles muestra el poder de la inflexión, e inclu­
de agresividad en la adolescencia y en la so determinación cultural de esta dife­
edad adulta. La disciplina férrea y errá­ rencia (véase GÉNERO).
tica es un «factor de riesgo» para la agre­
sividad problemática, pero también lo es Variación cultural
una disciplina laxa (Loeber y Stoutha- La gama de aceptabilidad de la VIOLEN­
mer-Loeber, 1987). CIA varía según las culturas: desde cultu­
Los escasos nexos observados, y convin­ ras donde cualquier expresión de agre­
centes, entre agresividad y característi­ sión es aberrante, hasta aquellas en que
cas biológicas pertenecen a la agresivi­ la belicosidad es no sólo aceptable sino
dad patológica más que a la agresividad que está positivamente prescrita. A esta
que se detecta en una serie de comporta­ dimensión cabría añadir una segunda,
mientos normales. (Y es importante ob­ independiente, que se refiere a la pro­
servar que, en . cualquier sociedad, la porción de agresión que se dirige contra
gran mayoría de actos agresivos, tanto otros dentro de una determinada comu­
en sus formas más benignas como en las nidad por oposición a la agresión que
más violentas, están protagonizados por tiene como objeto a quienes están fuera
gente «norm al» y no por personas con de ella. Pero el nivel de agresión dentro
psicopatías.) El descubrimiento más sóli­ del grupo no ofrece indicaciones claras
do en este sentido es el que ha demostra­ acerca de la envergadura de la hostilidad
do que las personas a las que se les ha entre grupos distintos: la mayoría de
diagnosticado una propensión a la agre­ combinaciones posibles pueden encon­
sión impulsiva presentan con mayor fre­ trarse en el registro etnográfico.
cuencia un déficit de serotonina neuro- El trabajo teórico dedicado al conflicto
transmisora. Pero no está claro que el re­ violento entre grupos apunta claramen­
sultado de este déficit tenga que ser la te a la organización social y a la dinámi­
agresividad concreta y no un menor au­ ca política como elementos explicativos,
tocontrol en general (Insel etal., 1990). mientras que el tratamiento de la agre­
Podría decirse que el factor biológico sión dentro del grupo suele apuntar a la
socialización infantil. La generalización ra aparece muchas veces combinada con
más fiable que cabría deducir de la lite­ otros modos de subsistencia, como la re­
ratura especializada en este último ám­ colección (véase r e c o l e c t o r e s ), la PES­
bito es que, mientras que una relación CA, el COMERCIO o la producción artesa-
parental afectuosa y moderadamente in­ nal, especialmente como parte de un ci­
dulgente no garantiza adultos amables y clo estacional que incluye períodos de
bondadosos, es prácticamente seguro que descanso, migración y cambios de rol.
nna socialización dura en la infancia los Estas relaciones complejas suelen subes­
hace imposibles. Los niños recurren um­ timarse porque los agricultores sobredi-
versalmente a la agresión, entre otros mensionan muchas veces su dependen­
comportamientos posibles, para lograr cia de la agricultura y subestiman el in­
cosas que desean o para canalizar su re­ tercambio con otras gentes.
sentimiento. Pero en las culturas que se Las tipologías de la agricultura (Ruthen-
distinguen por sus bajos niveles de agre­ berg, 1980) suelen basarse, por lo gene­
sión cotidiana, este comportamiento se ral, en el tipo de plantas cultivadas y su
reduce progresivamente a favor de mo­ uso, en los recursos de agua, en el grado
dos prosociales mediante el ejemplo y la de mecanización (especialmente para la
educación parental, y no mediante la re­ preparación de la tierra), en los regíme-
presión punitiva. En este tipo de cultu­ nes de barbecho o rotación (si los bay), en
ras los adultos evidencian un temor posi­ las formas de organización del trabajo, en
tivo frente al potencial destructivo de la el volumen del capital invertido y en el
agresión, y esta aversión se inculca a grado de centralización de la autoridad,
edades muy tempranas. JW entre otros factores. La mayoría de es­
Véase también ETOLOGÍA, VENGANZA, SO- quemas distinguen entre la HORTICULTU­
CIOBÍOLOGÍA, GUERRA, RA, incluida la agricultura de roza, y la
Lecturas recomendadas P. Bro^wn y agricultura sedentaria; entre agricultura
Schuster, 1986; Groebel y Hinde, 1989; de regadío o de aluvión y la de secano;
Montagu, 1978. entre cultivos destinados al intercambio
y cultivos destinados al alimento; y entre
agricultura Es el cultivo y la cosecha agricultura pura y el agropastoreo o la
deliberados de plantas, pero el término agrosilvicultura. En realidad estos tipos
suele bacerse extensivo también a la cría se entremezclan y se confunden en innu­
de animales. Como modo de subsistencia merables combinaciones. A llí donde el
de más de diez m il años de antigüedad, suelo es pobre en nutrientes, las plantas
la agricultura se practica en cada rincón pueden alimentarse de otras materias ve­
del mundo donde puedan crecer las getales en descomposición (una pauta co­
plantas, incluso en el interior de las ciu­ mún en las selvas tropicales y en sistemas
dades. Quienes practican la agricultura de abono verde) o de nutrientes conteni­
reciben el nombre de «granjeros», «cul­ dos en el agua (como ocurre en muchas
tivadores» o «agricultores», términos to­ zonas de irrigación).
dos ellos relativamente intercambiables, La agricultura siempre implica, técnica
mientras que aquellos que están bajo el y culturalmente, algo más que el mero
control de un sistema de estado que ex­ cultivo y cosecha de plantas. Puede in­
trae plusvalía o rentas suelen recibir el cluir tareas tan diversas como la fabrica­
nombre de «CAMPESINOS», un término ción y reparación de útiles de labranza,
con diversas connotaciones a veces polí­ parcelación de cultivos, control de creci­
ticamente contradictorias. La agricultu­ das fluviales y plagas, coordinación ri­
tual y gestión de inversiones. Cuanto lizada o jerárquica; en cambio, el control
más compleja es la tecnología, tanto ma­ de las inundaciones o de las crecidas flu­
yor es la DIVISIÓN DEL TRABAJO. La tierra, viales en áreas propensas sí lo requiere.
la fuerza de trabajo, el capital y otros fac­ Las normas y prácticas relativas a la pro­
tores de producción agrícola reciben di­ piedad de la tierra y a los derechos sobre
versas definiciones y clasificaciones cul­ el agua suelen variar y cambiar en fun­
turales; en much as lenguas estos térmi- ción de la densidad demográfica y de la
nos, y otros como «granja», no tienen lucha por esos recursos (Grigg, 1980).
una traducción clara. Los sistemas de PARENTESCO tienden a
La unidad social de la producción agrí­ coincidir, grosso modo, tanto geográfica
cola suele coincidir, aunque no siempre, como históricamente, con determinados
con la familia o la UNIDAD DOMÉSTICA ecosistemas, estrategias de subsistencia
(Netting, Í993). En este caso, la capaci­ y densidades de ocupación, si bien las
dad de producción agrícola puede variar causas y las generalidades implicadas
de forma ostensible según, en qué fase se en cada caso son todavía tema de debate
halle el CICLO DE DESARROLLO de la fami­ (Forde, 1934; Steward, 1955; L.A. W hi­
lia (Chayanov, 1966; J. Goody y Portes, te, 1959a). Las reglas y las prácticas del
1958). También varía según los ciclos vi­ pago relativo al matrimonio, como la
tales de los individuos y de la comuni­ DOTE y el PAGO POR L A NOVIA, que a ve­
dad. Casi todos los agricultores aprenden ces se interpretan como compensaciones
a trabajar la tierra (y el pastoreo, si se a cambio de fuerza de trabajo, tienden,
tercia) a través de parientes y vecinos, también a grandes rasgos, a coincidir
practicando-jugando en la infancia, ayu­ con determinados tipos de regímenes
dando a sus mayores y absorbiendo la agrícolas o de pastoreo (Boserup, 1970;
historia oral (J, Whiting y Child, 1953). J. Goody y Tambiah, 1973; J. Goody,
En todas partes, la gente del campo divi­ 1976).
de el trabajo y los roles a él asociados se­ Los humanos perciben su agricultura en
gún el sexo, en mayor medida de lo que términos simbólicos y religiosos que es­
la mera supervivencia requeriría. Pero tructuran las creencias sobre las causas y
aun allí donde aparecen separadas, las efectos últimos (Rappaport, 1979), in­
tareas de hombres y mujeres suelen ser cluidas las metáforas que asocian la agri­
altamente interdependientes; desbrozar cultura a otros procesos del cuerpo, de la
y rozar los campos suele ser tarea mascu­ sociedad o del cosmos (Croll y Parkin,
lina en todo el mundo; plantar, desyer­ 1992). Estas concepciones pueden afian­
bar y cosechar es tarea masculina o fe­ zar o justificar los derechos y obligacio­
menina, indistintamente, juntos o por nes de las personas respecto de los recur­
separado; procesar alimentos tiende a ser sos productivos. Pero las gentes del cam­
tarea de mujeres; y el comercio o inter­ po desafían cualquier generalización
cambio a gran escala suele estar en ma­ simple acerca de sus conocimientos y
nos masculinas en prácticamente todo el creencias, y reconocen, de múltiples ma­
mundo (C. Ember, 1983). neras, la tierra y la agricultura como sa­
Desde la horticultura en poblaciones ru­ gradas, profanas, ambas cosas o ninguna.
rales dispersas hasta el riego en pobla­ La mayoría de sociedades agrarias, in­
ciones más concentradas, el cambio tec­ cluidas las que desvinculan la agricultu­
nológico conlleva también ajustes socia­ ra de la religión, festejan el crecimiento
les y políticos. La agricultura de RIEGO de los cultivos o la cosecha mediante ri­
no siempre requiere una política centra­ tuales o ceremonias (Lanternari, 1976).
La investigación antropológica ha cues­ Antropólogos como Paul Richards (1985)
tionado ciertos enfoques agioeconómicos también han estudiado formas indígenas
convencionales que definen la racionali­ de experimentación e innovación tecno­
dad como mera maximiz ación de rendi­ lógicas, matizando la hipótesis de que la
mientos y ganancias- P ot lo general, los ciencia o el progreso se difunden a partir
pequeños agricultores tienden a reducir de unos pocos centros. La etnografía más
sus riesgos mediante la diversificación «indigenista» ha identificado a menudo
de cultivos, la siembra de variedades re­ elementos sutiles de racionalidad en
sistentes a la sequía y la distribución de prácticas tales como la agricultura de ro­
los campos de cultivos en función del ía, las siembras simultáneas o la siembra
suelo (por ejemplo, a lo largo de una ca­ dispersa, prácticas menospreciadas por
dena desde el fondo del valle hasta la ci­ muchos científicos euroamericanos; y en
ma de la colina). Y tratan de suavizar los los años setenta, este tipo de estudios in­
altibajos en la demanda de mano de obra fluyeron considerablemente en una «in ­
sembrando simultáneamente dos cose­ vestigación de los sistemas de agricultu­
chas, o mezclando variedades de semillas ra» más progresiva en agronomía, en
de crecimiento rápido y lento, etc. A los economía y en otras disciplinas (Rut-
agricultores más pobres que necesiten re­ ' henberg, 1980). Desde un punto de vista
partir las inversiones de capital a lo largo más crítico, algunos antropólogos han
del año puede convenirles pedir un prés­ identificado en la economía y en la tec­
tamo a un interés alto, o vender a bajo nología agrícolas las raíces de la forma­
precio tras la cosecha y comprar caro an­ ción, la dependencia y el conflicto de las
tes de la siguiente. El agricultor también clases rurales (E. Wolf, 1966; J.C. Scott,
practica el intercambio recíproco y re- 1976; Shanin, 1990). A veces desatendi­
distributivo de inputs y outputs agrarios das en los círculos políticos, o solicitadas
con fines sociales, políticos, simbólicos, demasiado tarde, las recomendaciones
religiosos o estéticos, o por razones agro­ antropológicas han influido en muchas
nómicas o económicas. En determinados intervenciones prácticas realizadas en
lugares y épocas, las sanciones mágico- nombre del desarrollo económico, e in­
religiosas, como las acusaciones de BRU­ cluso han conseguido adecuarlas al con­
JERÍA, inhiben la innovación agrícola o el
texto. PS
enriquecimiento ostentoso (Favret-Saa-
Véase también PRODUCCIÓN ALIMENTARIA,
da, 19S0; Malinowski, 1955). El control
SISTEMAS ALIMENTARIOS, «EVOLUCIÓN VER­
político-ritual de los cultivos y cosechas
DE, HAMBRE, PASTORES NÓMADAS.
puede realizarse con fines agronómicos,
Lecturas recomendadas Bennett, 1976;
por ejemplo, sincronizando las actividades
Culture and Agriculture (publicación pe­
para prevenir la propagación de plagas
riódica); Netting, 1986; Shipton, 1990;
de un campo a otro durante un período
Vayda, 1969b.
prolongado (Lansing, 1991). Estos des­
cubrimientos han llevado a revisar las
agrocultivo Véase AGRICULTURA,
teorías relativas a la racionalidad, la ma-
ximización de beneficios, la aversión al
riesgo, la reacción de los precios, la e fi­ agua Véase RIEGO.
cacia técnica y la modernización. La ra­
cionalidad de los agricultores puede ser albedrío humano Es la capacidad
enormemente sutil y compleja; y no es de los seres humanos para influir en sus
su única manera de pensar. propias vidas y en la de los demás y de­
sempeñar un rol en la formación de las parecen romper con las distinciones su­
realidades sociales en las que participan. jeto/objeto o yo/el otro, y destacar mu­
No es tanto una fuerza de acción indivi­ cho más las distintas interpretaciones y
dual como una dimensión de las institu­ prácticas socialmente creadas por los in­
ciones y relaciones que crean los seres dividuos. BK
humanos, tales como la CLASE social, las Lecturas recomendadas Goffman,
ideologías hegemónicas y las burocracias 1956.
que impiden el ejercicio de ese albedrío.
Los antropólogos que analizan el albe­ alcohol Es el nombre genérico de to­
drío tienden a rechazar en exceso los da una serie de compuestos químicos,
modelos estructurales y sistémicos abs­ aunque el más importante para la hu­
tractos de acción cultural y social que manidad es el alcohol etílico (o etanol,
dejan poco o ningún espacio al modo en C2H 3OH), el componente activo de mu­
que los seres humanos crean y participan chas bebidas populares que, en formas
en las realidades que construyen. Diver­ muy diversas, se han utilizado a lo largo
sos enfoques basados en el albedrío se de la historia. Es psicoactivo, lo cual sig­
basan en dicotomías sujeto/objeto y des­ nifica que puede afectar tanto al estado
tacan la primacía de las orientaciones y de ánimo como al comportamiento,
estrategias subjetivistas. Éstas incluyen: cambiando la naturaleza y la función de
1. El ANÁLISIS TRANSACC1ÜNAL, que redu­ las conexiones neuronales del cerebro.
ce los procesos culturales y sociales a Producto natural de la fermentación, es
principios de interacción individual el factor común que comparten las cer­
(Barth, 1966; Kapferer, 1976a). vezas, los distintos aguardientes, los v i­
2. Los enfoques social-construccionistas nos y los licores destilados, por lo gene­
y diversos enfoques simbólicos, muy in­ ral mediante una preparación elaborada
fluidos por la FENOMENOLOGÍA (Husserl, y diferentes aditivos. Las bebidas fer­
*964; Schutz, 1967), que describen las mentadas no suelen superar el 12% de
concepciones y los actuales procesos de alcohol y pueden elaborarse a partir de
creación social como objetivaciones de' la casi cualquier fruta, baya, tubérculo o
experiencia subjetiva. cereal; los licores destilados tienen asi­
3. Las escuelas psicoanalíticas de antro­ mismo muchas bases, pero pueden supe­
pología, también llamadas «CULTURA Y rar el 50% de alcohol.
PERSONALIDAD», como la obra de Victor En muchas culturas las bebidas fermen­
Turner, en cuya ANTROPOLOGÍA SIMBÓLI­ tadas se utilizan como nutrientes básicos
CA combinaba enfoques psicoanalíticos y de la dieta alimenticia; otras las consu­
perspectivas fenomenológicas/existen- men de manera episódica como elemen­
ciales, en oposición al ESTRUCTURALISMO. tos adicionales de sociabilidad, de relaja­
Otros enfoques sobre el albedrío adoptan ción, en pago de tareas comunales, o para
una posición menos subjetivista y consi­ realizar ofrendas a los seres supranatura-
deran que los individuos actúan dentro les o espíritus ancestrales, etc. En Oriente
de estructuras y procesos históricamente Próximo aparecen desde la prehistoria
formados, aunque con sus acciones lo­ restos arqueológicos de vino y de cerveza.
gren nuevas conjunciones y direcciones Pero parece que la destilación ha sido mo­
en la formación de la vida social» Tanto nopolio de alquimistas hasta aproximada­
Sahlins (1985) como Bourdieu (1977, mente el año 1200 de nuestra era. En for­
1990) presentan variantes de este enfo­ ma moderada, la bebida puede ser salu­
que. Trabajos recientes en antropología dable, pero debido a que las reacciones
del comportamiento y fisiológicas están altruismo Se refiere a una acción rea­
relacionadas con la. dosis y el grado, to­ lizada en beneficio de otros que incluye
mada en exceso puede ser perjudicial. Co­ algún tipo de coste o sacrificio para la
mo ocurre con otras sustancias alterado­ persona altruista. Otras definiciones tam­
ras del cerebro, las actitudes van desde la bién destacan la intención benévola o ca­
veneración como un sacramento hasta el ritativa como noción principal, mientras
rechazo como algo abominable. En los re­ que otras distinguen entre altruismo co­
latos históricos y etnográficos el alcohol mo descripción de un acto único y altruis­
suele aparecer estrechamente vinculado a mo como una actitud moral sostenida que
la economía, a la religión, a la organiza­ inspira una toma de decisiones sujeta a
ción social y a otros aspectos de la cultura; principios.
estos relatos y descripciones constituyen Un importante cuerpo de investigación
también estudios de caso o experimentos experimental en psicología social ha es­
naturales muy valiosos que mitigan el et­ tudiado los determinantes de la acción
nocentrismo que impregna gran parte de altruista en situaciones escenificadas
la literatura psicológica y sociológica (D. que presentan oportunidades para las in­
Heath, 1987). Las principales contribu­ tervenciones de ayuda (D. Krebs, 1987).
ciones de la antropología en este campo
Las probabilidades de ayuda y el tipo de
han sido la perspectiva sociocultural -a l
intervenciones posibles dependen de di­
mostrar en qué medida las actitudes y los
versas características transitorias y esta­
valores inciden en la bebida y en sus con­
bles, de ios atributos de la parte necesita­
secuencias más allá de los aspectos pura­
da, y de las características relativas de las
mente fisiológicos y farmacológicos—y la
personas implicadas. Pero esta investiga­
demostración de que el alcohol desempe­
ción se ha limitado a estudia* las inte­
ña diversos roles, incluso en comunidades
racciones con extraños, mientras que la
donde no hay alcoholismo. DH
mayoría de comportamientos de coope­
Véase también DROGAS.
ración y de ayuda en el mundo real tiene
Lecturas recomendadas D. Heath,
lugar entre familiares, amigos y conoci­
1995; D. Heath y Cooper, 1981.
dos (HameSj 1979; Essock-Vitale y Mc-
Guire, 1985; D. Schneider y Cottrell,
alfabetismo Véase SISTEMAS DE ES­
1975). El hecho de que los actos altruis­
CRITURA.
tas hacia personas extrañas (rescates he­
alianza Véase s is te m a s d e a l i a n z a ,
roicos, labor de caridad y otras acciones
te o r ía d e la au an za.
filantrópicas) se consideren con frecuen­
cia merecedores de reconocimiento y ho­
alianza asimétrica Véase s is t e m a s nores especiales es en sí mismo una se­
DE ALIANZA. ñal de su excepcionalidad. En cambio, el
flujo unidireccional, durante toda la v i­
alianza de sangre Véase p a c t o s de da, de padres a hijos es algo que se da por
SANGRE. supuesto y raras veces se glorifica*
El «problema central» de la SOCIOBIOLO-
alimento Véase p r o d u c c ió n a lim e n ­ GÍA es saber por qué existen inclinacio­
t a r i a , TABÚ ALIMENTARIO, SISTEMAS A L I­ nes y acciones altruistas. Porque de he­
MENTARIOS. cho la teoría de la evolución por selec­
ción natural de Darwin es una teoría de
alma Véase ESPÍRITU. la ascendencia competitiva de rasgos que
permiten a los individuos acumular y re­ ton, 1964)- Pero según esta teoría de la
tener una-parte desproporcionada de re­ «selección de parientes», el altruismo a
cursos reproductivos. Parece, pues, que, nivel del organismo podría representar
en términos generales, las tendencias y «egoísmo» a nivel de los genes. Un ejem­
los tipos egoístas se reproducirían más y plo clásico es el estudio de Sherman
mejor que las alternativas altruistas, lo (1977) de las «llamadas de alerta» de las
que llevarla a estas últimas a la extin­ ardillas: cuando detecta un depredador,
ción- Pero en la realidad, muchos anima­ una ardilla puede o no emitir llamadas,
les, como la especie humana, exhiben y la probabilidad de que una determina­
comportamientos que benefician a otros da ardilla emita la llamada aumenta
y que no pueden descartarse sin más co­ cuanto más cercana es su relación genea­
mo meramente accidentales. Por ejem­ lógica con los vecinos potencialmente
plo, muchos animales, cuando identifi­ beneficiarios. Así, la llamada de alerta se
can un depredador potencialmente peli­ despliega de manera facultativa exacta­
groso en los alrededores, avisan a sus mente como cabe esperar en el supuesto
vecinos emitiendo una «llamada de aler­ de que su función sea nepótica.
ta» sólo comprensible en un determina­ Una falacia muy corriente (S. Wash-
do contexto. Y muchos otros, como las burn, 1978) consiste en suponer que esta
abejas obreras, con el servicio no repro­ discriminación nepótica puede verse fa­
ductivo que llevan a cabo, ayudan a otros vorecida por la selección sólo si los pa­
miembros a reproducirse. Es evidente rientes y los no parientes del altruista
que no cabe atribuir «intención» alguna son genéticamente diferentes en factores
a estos casos. Desde el punto de vista de relevantes. Y es una falacia porque el te­
la motivación, estos actos no son necesa­ ma tiene que ver con la estabilidad evo­
riamente análogos al prototipo de al­ lutiva, no con la semejanza genética. Un
truismo humano, pero ciertamente se «alelo.nepótico» inicialmente raro po­
realizan «con la finalidad de» beneficiar dría invadir una población de altruistas
a otros, en el sentido de que están orga­ indiscriminados, pero un gen no puede
nizados desde el punto de vista adaptati- invadir una población de nepóticos para
vo para producir ese objetivo (Cronin, favorecer el altruismo indiscriminado
1991). (Dawkins, 1979). Así, los alelos que en­
Se han propuesto dos grandes soluciones gendren fenotipos nepóticos deberían ir
al problema de cómo pudo evolucionar siempre a la fijación (shouldmutinely go
el altruismo: el nepotismo y la reciproci­ tofixation) y quedarse ahí.
dad. Cada una de ellas es aplicable a de­ 2. Una segunda base para la evolución
terminados casos. del altruismo es la reciprocidad (yo te
1. Cabría concebir gran parte del al­ rasco la espalda y tú me la rascas a mí).
truismo aparente como un «nepotismo»: Trivers (1971) observó que el beneficio
los animales discriminan a la hora de recibido por el receptor de un acto al­
beneficiar a otros, y los beneficiarios truista suele ser mayor que el coste en
suelen ser parientes o familiares. Dado que ha incurrido el donante. Así, si en
que los parientes son, en mucha mayor una futura interacción los roles se invir­
proporción, quienes más posibilidades tieran, ambas partes saldrían ganando si
tienen de compartir la base hereditaria iniciaran una relación de ayuda mutua.
inherente a todo acto raro o novel de al­ Los murciélagos-vampiro, por ejemplo,
truismo, la tendencia altruista puede ser regurgitan sangre para ayudar a aque­
objeto de selección natural (W. Hamil- llos de su especie que agonizan porque
no han logrado encontrar alimentos con ambilocal Véase RESIDENCIA AMBELO-
sangre, y lo hacen selectivamente en fa­ CAL.
vor de «compañeros/as de intercambio»
concretos y conocidos que han prestado amor romántico En la cultura po­
el servicio complementario (Wilkinson, pular occidental se describe como una
1984). Un obstáculo a la evolución de es­ atracción misteriosa hacia la persona
te tipo de reciprocidad es la tentación, adorada, sin la cual la vida carece de
siempre presente, de no cumplir: aceptar sentido y no es digna de vivirse, mien­
beneficios pero negarse luego a darlos. tras que la proximidad con aquella es en
Parece, pues, que el altruismo recíproco sí un valor último. A diferencia del amor
sólo se da cuando las relaciones sociales del cortejador medieval (Boase, 1977),
individualizadas son firmes y duraderas que subrayaba la inferioridad de la per»
y no hay un gran desequilibrio entre las sona amante y la castidad de la persona
partes que intercambian por lo que se amada, el amor romántico en el Occi­
refiere a la frecuencia de situaciones de dente moderno se concibe igualitario y
necesitar o de poder ofrecer ayuda. sexual. No puede incluir, por tanto, el
Los teóricos del juego han recreado el al­ amor de una madre por su hijo, ni el
truismo recíproco según el modelo del amor de Dios, ni puede extenderse a un
Dilema del Prisionero, donde dos juga­ objeto o a una causa.
dores sienten la tentación de incumplir El amor romántico ha de entenderse
en cada jugada, pero obtendrán los me­ más bien como característico de la ADO­
jores resultados si son capaces de mante­ LESCENCIA y precursor del MATRIMONIO.
ner la cooperación. Una estrategia domi­
Debe surgir de manera espontánea, y la
nante en tales circunstancias es la del
intrusión de planes previos es un pecado
«toma y daca»: cooperar siempre que el
casi tan grande como el egoísmo. En el
otro jugador haga lo mismo, pero penali­
amor, la atracción entre los amantes se
zar cada incumplimiento con exacta­
considera superior a todas las restriccio­
mente la misma medida, ni más ni me­
nes sociales, de modo que los amantes
nos (Axelrod y Hamilton, 1981). La se­
salvan con su pasión las fronteras de
mejanza de esta estrategia simple con el
edad, clase y raza (aunque, de hecho, la
ethos del «ojo por ojo» que se observa en
mayoría de los amantes suelen ser más
los equilibrios de poder y también con la
parejos que diferentes).
enemistad basada en la VENGANZA pro­
Cuando surge el amor entre dos se supo­
porcional presente en las sociedades sin
ne que la pareja ha accedido a ese estado
estado sugiere que el modelo podría in­
de felicidad ensalzado y buscado en to­
corporar algunas de las consideraciones
que configuraron la psicología de la coo­ das las culturas occidentales. De hecho,
peración y de la competición en la evolu­ no es exagerado decir que es en el ena­
ción h u m a n a - (Daly y Wilson, 1988b). moramiento, más que en la participa­
M D yM W i ción en la RELIGIÓN, donde la mayoría de
Lecturas recomendadas R,. Aiexander, las personas del mundo occidental expe­
1987; Axelrod, 1984; Bernstein et al., rimentan la noción de trascendencia.
1994; Stacey y Koenig, 1990. Sin embargo, el amor romántico ha sido
poco estudiado antropológica o transcul-
alucinó genos Véase DROGAS. turalmente y son muchos los que se ad­
hieren al fallo despectivo final de Linton
ambilineal Véase d e s c e n d e n c ia . en el sentido de que el amor romántico
era un mero producto de la autoensoña- amor romántico se describe explícitamen­
ción inducida por los medios de comuni­ te como asexual, como- refleja la unión
cación norteamericanos (R. Linton, 1956, del amante medieval con su señora ama­
p. 95). Sirva como excepción el artículo da, o en el contraste Victoriano entre
de W. Goode (1959) que situaba a las cul­ amor puro virginal y sexualidad ilícita.
turas en un continuum conforme a sus Por último, un tipo de amor romántico
actitudes ante las relaciones románticas floreció ciertamente en la antigua Gre­
y los medios con que se controla y cana­ cia, pero entre hombres.
liza el deseo. Más adelante, Coppinger y Otro enfoque, más interpretativo, es el
Rosenblatt (1968), entre otros, trataron adoptado por aquellos que, como el filó­
de establecer con resultado ambiguo las sofo Robert Solomon (1981), entienden
correlaciones estadísticas transculturales el amor como acto de la imaginación que
entre el matrimonio por amor y los mo­ refleja valores individualistas y de auto-
delos de residencia. actualización característicos de la socie­
Más influyentes han sido los trabajos de dad occidental. El amor se ve aquí como
Stone (1977b) y otros historiadores por ejemplo de lo que Michelle Rosaldo lla­
correlacionar la aparición del amor ro­ mó «cognición corp orejada» o sistema
mántico en Occidente con la atomiza­ simbólico específico de las culturas ex­
ción asociada con el auge del capitalismo. perimentado en el propio cuerpo (1984,
MacFarlane (1986), a su vez, argumentó p. 138).
que la cultura del amor romántico en In­ Lindholm (1988) adoptó un enfoque
glaterra había precedido y contribuido al más comparativista al señalar que el
ascenso del capitalismo, y no al revés. amor romántico se comprende mejor co­
Endelman (1989), desde una perspecti­ mo forma de idealización intensa de otra
va psicológica, afirmó que el amor ro­ persona en particular (el GÉNERO es aquí
mántico no puede existir en las sociedades un factor secundario), más o menos
«■primitivas» dada la supuesta ausencia equivalente a otras formas de idealiza­
de intensa vinculación entre madre e ción, como en el caso del CARISMA, en el
hijo. Por el contrario, Jankowiak y Fis- que se encuentran expresiones similares
cher (1992) destacaron el carácter uni­ de éxtasis altruista asociado con desespe­
versal en todas las culturas del «enamo­ ración suicida. Como el carisma, el amor
ramiento», citando la poesía amorosa y romántico está limitado en el tiempo, y
el interés por la atracción sexual mani­ tiende hacia la racionalización. En esta
fiestos en varias culturas premodernas. definición, el deseo sexual, la igualdad
Aquí el amor romántico se ve como idea­ entre amantes, la transformación del
lización sexual y se relaciona con un im­ amor en matrimonio y la asociación en­
pulso biológico universal que impulsa a tre amor y adolescencia se consideran
los amantes (en especial hombres) a un factores secundarios.
mayor compromiso con sus parejas y El amor romántico es, pues, uno de los es­
prole. tados emocionales humanos más comple­
El enfoque biológico es muy atractivo, jos e intensos. El saber antropológico so­
pero debe observarse asimismo que, en bre esta poderosa experiencia se encuen­
términos transculturales, el encanta­ tra en la infancia. Siguiendo la línea
miento romántico se opone con frecuen­ entre poesía y ciencia, la antropología ne­
cia al matrimonio y a la procreación, re­ cesita considerar tanto la realidad subjeti­
lación política ésta más que emocional. va de los estados románticos, manifiestos
Además, en muchas otras culturas, el en el discurso y en el comportamiento,
como la ambigua relación entre el amor dres-hijos y fraternales (madre, padre,
personal y la obligación cultural. CL hermano, hermana), un hablante nativo
Otras lecturas L. Abu-Lughod, 1990; se referiría apropiadamente a las herma­
Alberoni, 1983; Haylin y Person, 1988; nas de su madre y a las de su padre como
Mukhopadhyay, 1979; Pope, 1980; I. Sin- «tías», distinguiéndolas de los hermanos
ger, 1984-1987. de sus progenitores, que serían sus «tíos».
Las hijas de hermanos y hermanas, res­
análisis componencial Es una téc­ pectivamente, serían sus «sobrinas» y los
nica analítica derivada de la LIN G ÜISTI­ hij os de los mismos serían sus «sobrinos».
CA, usada por los antropólogos en el aná­ Un posible conjunto de variables subya­
lisis SEMÁNTICO de un conjunta de voces centes que explicarían estos términos de
relacionadas (lexicón) usadas en una parentesco del vocabulario podría incluir
cultura dada para referirse a artículos en la generación (+1, —l) y sexo del parien­
campos de interés especificados. Trata de te (no el hablante) (M, F). Los cuatro tér­
explicar cómo aplican los hablantes nati­ minos podrían definirse entonces con las
vos los términos de su lexicón particular a siguientes combinaciones de los dos com­
objetos o artículos individuales. Este pro­ ponentes: tía (+1, F), tío (+1, M), sobri­
ceso incluye el discriminar correctamen­ no (“ 1, M ) y sobrina (—1, F).
te aquellos artículos que los hablantes na­ El análisis antropológico componencial
tivos perciben como lo bastante similares fue instaurado por el trabajo simultáneo,
para ser cateto rizados conjuntamente ba­ pero independiente, de Ward H. Goode-
jo un epígrafe común, y aquellos otros nough (1956) y Floyd G. Lounsbury
que son tan diferentes que requieren tér­ (1956). Muy discutido en la década de
minos distintos. 1960 (Goodenough, 1964, Í967, 1970;
En lingüistica se usa el análisis compo­ Scheffler y Lounsbury, 1971; Hammel,
nencial para numerosas tareas, incluida 1965), sufrió encendidas críticas porque
la definición de los FONEMAS de una len­ a menudo había numerosas vías para lle­
gua dada. El proceso pertinente requiere gar a resultados similares (Burling 1964;
la identificación de un conjunto fijo de Spradley, 1972a). El análisis componen­
componentes básicos (rasgos, atributos, cial fue asimismo instrumental en la
dimensiones, variables) cuya combina­ emergencia de la llamada NUEVA ETNO­
ción diferencia cada fonema de otro en GRAFÍA y en el campo más extenso de la
al menos una dimensión. En el caso más ETNOCIENCIA, y puso los cimientos de la re­

sencillo, con variables consistentes en só­ ciente investigación en ANTROPOLOGÍA


lo dos valores, dos variables producirían COGNITIVA (D ’Andrade, 1995).
cuatro términos distintos; tres aportarían Otras lecturas Spradley, 1980; Sprad­
ocho términos; cuatro, dieciséis térmi­ ley y McCurdy, 1972.
nos; cinco, treinta y dos, y así sucesiva­
mente. análisis textual Véase a n t r o p o l o ­
En antropología, el campo paradigmáti­ g í a LITERARIA, MÉTODOS CUALITATIVOS.
co de análisis componencial es el PAREN­
TESCO. Por ejemplo, consideremos los análisis transaccional Modelo de
cuatro términos de referencia para pa­ INTERCAMBIO SOCIAL asociado principal­
rientes CONSANGUÍNEOS en el mundo occi­ mente con la obra de Fredrik Barth M o-
dental: tía, tío, sobrina y sobrino. Supo­ dels o f social organization (1966), Cen­
niendo que la definición del parentesco trándose en las transacciones entre indi­
consanguíneo se basa en los vínculos pa­ viduos, a diferencia de las que tienen
lugar entre grupos, trató de explicar có­ do en desuso como modelo específico, sus
mo generan y mantienen los sistemas componentes básicos han sido incorpora­
normativos sus propios actores mediante dos en tantas teorías antropológicas pos­
elecciones estratégicas que maximicen teriores que su impacto sigue siendo no­
sus intereses. El modelo era particular­ table. TB
mente atractivo para los antropólogos Otras lecturas F. Bailey, 1969; Barth,
insatisfechos con las nociones de inter­ 1981.
cambio previamente en uso en el FUN­
CIONALISMO y en el ESTRUCTURALISMO. El analogía etnográfica La analogía
primero ya había sido criticada por su representa una forma de argumentación
incapacidad de atender al CAMBIO SOCIAL, en virtud de la cual si dos objetos o suce­
en tanto que el enfoque del segundo ex­ sos se parecen en algunos rasgos se en­
clusivamente en los grupos y valores tiende que es probable que también lo
normativos para caracterizar a sistemas hagan en otros, Los argumentos analógi­
como el de INTERCAMBIO MATRIMONIAL cos son ampliativos; es decir, la conclu­
implicaba que los individuos eran cauti­ sión contiene más información que las
vos de estructuras sociales fijas. premisas. En consecuencia, las conclu­
El análisis transaccional atraj o el interés siones no derivan necesariamente de las
y generó debate (Kapferer, 1976a), A d­ premisas, y los argumentos analógicos
quirió amplia aceptación la idea de que tienen carácter de sugerencia, no demos­
«las reglas del juego» establecían los pa­ trativo. En la analogía etnográfica, las si­
rámetros de las elecciones estratégicas militudes entre un objeto o suceso etno­
de los actores individuales, y que estas gráfico y otro arqueológico crean los
opciones tenían impacto en el sistema análogos; la función etnográfica u otra
global. Sin embargo, muchos críticos característica arqueológicamente inob-
achacaran al modelo el exceso de predi­ servable se toman por características del
camento que concedía a las acciones in­ objeto o suceso arqueológico.
dividuales voluntarias. Las acciones po­ La analogía etnográfica importa poco en
dían ser obligadas, y la historia perti­ la arqueología científica, pero es piedra
nente, como el efecto acumulativo de angular de todo trabajo reconstructivo,
actividades pretéritas, a menudo restrin­ medio principal de recomposición de los
gía notablemente la capacidad de elec­ registros arqueológicos. En el pasado, los
ción (Assad, 1972). Un problema prácti­ argumentos analógicos eran más bien
co obedecía a que cuanto mayor fuera el tentativos; a finales de la década de 1950
número de individuos estudiados tanto empezó a reconocerse su valor. Los in­
más difícil era el seguimiento de sus de­ tentos iniciales por mejorarlos se centra­
cisiones individuales y del posible resul­ ron en la construcción de análogos (R.
tado consiguiente. De hecho, como ha si­ Asher, 1961), limitados éstos a casos don­
do recientemente reconocido en la TEO­ de se suponía la continuidad entre los
RÍA DE SISTEMAS, el resultado de estas prehistóricos y los históricos o donde los
interacciones puede ser en gran media casos en cuestión eran tomados de cultu­
impredecible: en cualquier sistema ras con estadio de desarrollo y marco
adaptativo complejo pueden surgir de las ecológico similares. Más tarde se argu­
actividades de los agentes pautas de or­ mentaría que la «probabilidad» (en rea­
denamiento espontáneas generadoras de lidad «plausibilidad», dado que no hay
resultados nuevos o inesperados. forma de calcular la probabilidad) de
Aunque el análisis transaccional ha caí­ que las propiedades inferidas fueran cier­
tas se potenciaba si se relacionaban fun­ invertirse; la interpretación de los sue­
cionalmente con semejanzas iniciales. ños pudo perfectamente derivar de una.
También se argüyó que las analogías de­ noción preexistente de mundos espiri­
bían ser «ensayadas» (L. Binford, 1967a). tuales. Además, en casi todos sus ejem­
Pero los argumentos analógicas no pue­ plos, el «culto» de los antepasados apare­
den ser ensayados. Los reconstruccionis- ce asociado a rituales dedicados a deida­
tas admiten hoy, en general, la naturale­ des «más altas».
za insatisfactoria de la analogía etnográ­ Sin embargo, sigue siendo cierto que los
fica, pero persisten en su uso porque no ancestros figuran de forma destacada en
parece haber dentro del Teconstruccio- muchas tradiciones religiosas, sobre todo
nismo ninguna otra alternativa metodo­ fuera del puñado de religiones de voca­
lógica (WyUe, 1985). RD ción universal- Es razonable, por tanto3
Véase también ARQUEOLOGÍA, MÉTODO hablar en general de culto a los antepa­
COMPARATIVO. sados, o de «veneración» de los ancestros
Otras lecturas Dunnell, 1978; R. pero a condición de no olvidar que com­
Gould y Watson, 1982. prenden fenómenos muy diversos, sin
una esencia unificadora. Por ejemplo, el
ancestros, o antepasados Son per­ culto al Señor Espíritu (el último cabeza
sonas (y a veces criaturas puramente m i­ de familia muerto) de las islas IVfanus,
tológicas) de las que desciende un indi­ descrito por Reo Fortune (1935), tiene
viduo o un linaje según un sistema de poco en común con los rituales formales
pensar la DESCENDENCIA. Más estricta­ de los linajes chinos de Taiwan descritos
mente, los ancestros son aquellos proge­ por Emily Ahern (1973). PM
nitores socialmente importantes cuya Véase también RELIGIÓN, TOTEMISMO.
memoria, como individuos o gTupo, ha
sido preservada poT los individuos, poT ancianos Se dice de los que por edad
un grupo de parentesco o poT una comu­ o superior rango detentan puestos seña­
nidad. MR lados en una tribu, comunidad u otra or­
ganización. La edad es una característica
ancestros, culto a los Se r e fie T e a física fácil de reconocer, y todas las socie­
la celebración de importantes rituales dades atienden a ella para distinguir y
centrados en los antepasados o ancestros. clasificar a sus miembros. El ENVEJECI­
La expresión es actualmente objeto de MIENTO no implica automáticamente

debate debido a su carga ideológica deci­ más sabiduría, logros o experiencia, pero
monónica. Según el esquema de Herbert la edad se acepta como indicador prácti­
S p e n c e r (1876) y de Edward Burnett co de esas cualidades personales difíciles
T Y L O R (1871), este culto repTesenta pTe- de medir. De ahí que los ancianos reci­
suatamente una ESTADIO EVOLUTIVO pri­ ban generalmente respeto y deferencia y
mitivo de las ideas humanas. Estos auto- que muchas sociedades cuenten entre
res dedujeron que los pueblos primitivos sus costumbres con ceremonias en su ho­
tuvieron primero que haber experimen­ nor. Los estados modernos transforman
tado el sueño, para de ahí llegar luego a a menudo estas prácticas antiguas en
una n o c ió n de alma (véase E S P ÍR IT U ). eventos como banquetes, oficialmente
La persistencia del alma o del espíritu sufragados, para sus mayores.
tras la muerte habría hecho más tarde En las sociedades estructuradas por con­
necesaria la propiciación de los antepa­ juntos de edad (véase SISTEMAS DE EDAD),
sados. Pero la lógica puede fácilmente los ancianos ocupan un estadio avanzado
—pero no siempre el último— en la se­ nesota o los «Leones» de Camerún y las
cuencia del CICLO DE VIDA., con reglas ex­ «Aguilas» de Nkogsamba), los animales
plícitas de incorporación, salida y pro­ aparecen desempeñando diversos roles:
moción. En algunas comunidades e ins­ como parte de'-la naturaleza que incluye
tituciones (congregaciones religiosas en a los humanos (las religiones de los in­
particular) «anciano» es un cargo con dios nativos de América); como parte de
derechos y deberes bien delineados para la naturaleza que excluye a los humanos
asesorar a los líderes, legislar e incluso o los sitúa aparte (en el Génesis del An­
regir directamente. La edad es un crite­ tiguo Testamento); como representantes
rio necesario para el cargo, pero rara­ de la naturaleza que Tefleja, traiciona,
mente suficiente: también se tiene en engaña o alecciona a los humanos (los
cuenta la capacidad. cuentos populares africanos); como vícti­
A menudo se oye que ei papel tradicio­ mas inocentes de una naturaleza huma­
nal de los ancianos —reserva de los cono­ na que destruye sus hábitats y menospre­
cimientos de la comunidad—ha perdido cia sus necesidades (movimientos ecolo­
vigencia en las SOCIEDADES INDUSTRIALES gistas). Pero una generalización parece
en razón de los imparables progresos tec­ inevitable: los humanos comparten su des­
nológicos. Ello supone que lo más nuevo tino con los animales. Así, en las socieda­
es siempre mejor, pero los ancianos sa­ des occidentales actuales, algunos pro­
pientes pueden ser un recurso humano pietarios de animales de compañía com­
renovable de gran valor, que si se despre­ pran abrigos de pieles para sus perros
cia es con riesgo de la propia sociedad. mientras otros presionan a favor de los
DW P derechos de los animales; los entusiastas
Otras Lecturas Kertzer y Keith, 1984; de la acupuntura buscan a veces veteri­
Sokolowski, 1990. narios que practiquen la acupuntura y
los vegetarianos imponen a veces dietas
a n im a le s Existe considerable eviden­ vegetarianas a sus animales de compañía
cia de que los humanos han pensado mu­ carnívoros.
cho y concienzudamente, y con frecuen­ En antropología, las primeras cuestiones
cia también de forma antropomórfica, relativas a la interacción entre animales
en los animales: desde el primitivo culto y humanos tuvieron que ver con el cómo
al oso de las cavernas entre los neander- y el por qué de la domesticación de los
tales y las pinturas rupestres del paleolí­ animales (Childe, 1956; Sauer, 1952) y
tico superior de hace 125.000-10.000 con su clasificación (Durkheim y Mauss,
años; pasando por emblemas religiosos 1963)..El estudio de Darwin (1868) de
como el León de Judá y el Cordero de los mecanismos de selección (artificial)
Dios; hasta la literatura, tanto clásica humana de los animales y plantas do­
(las Fábulas de Esopo), como popular mesticados y de sus características puede
{Br'er Rabbii) y moderna (Rebelión en la considerarse un estudio filosófico pre­
granja^ de Orwell), y el cine épico pos­ cursor de las primeras especulaciones so­
moderno (como E l rey león} de Disney), bre los mecanismos y motivos de la do­
Además de las frecuentes lidias entre la mesticación como uh acontecimiento
fuerza animal y la fuerza del hombre singular, o incluso único; pero las actua­
(como las corridas de toros, o los rodeos) les teorías se basan en descubrimientos
o el uso de animales totémicos para re­ arqueológicos recientes que sugieren
presentar grupos humanos (los Chicago que los animales fueron domesticados en
«Bulls» contra los «Lobos grises» de Min­ varios lugares y en distintas épocas, tal
vez por razones muy diversas (Hesse, los animales parece estar aún en em­
1982). brión, ya que sus principales premisas f i­
En las últimas décadas, los estudios an­ losóficas son un continuo motivo de deba­
tropológicos de animales han evoluciona­ te y la rica información disponible es sus­
do en dos grandes direcciones: la primera ceptible de múltiples interpretaciones.
considera los animales como ítems o apo­ Uno de sus puntos centrales se refiere a la
yos funcionales según una perspectiva parte que desempeñan los animales en la
sistémica/ecoiógica (véase COMPLEJO PE­ metáfora y en las clasificaciones simbóli­
CUARIO, PASTORES N ó m a d a s ), y la segunda cas: cómo se clasifican los animales en las
percibe los animales como ítems o sím­ taxonomías indígenas (Ellen y Reason,
bolos plenos de significado según una 1979; M, Douglas, 1966; ETNOZOOLOGÍa );
perspectiva estructur ali st a o simbólica cómo son percibidos y analizados (Levi-
(Shanltlin, 1985). Las nuevas tecnologías, Strauss, 1965b; Bulmer, 1963); y cómo se
combinadas con los esfuerzos interdisci­ utilizan como metáfora por conveniencia
plinarias, han permitido explorar de múl­ social humana (Leach, 1964). Cuando
tiples maneras la primera perspectiva. Mary Douglas (1965, 1990b) publicó su
Uno de los primeros investigadores fue explicación del carácter sagrado que los
Marvin HARRIS (1 9 6 6 ), que no sólo cues­ lele otorgan al pangolín (oso hormigue­
tionó las abstracciones filosóficas que ro), se inició un acalorado debate sobre
pretendían dar razón de las vacas «sagra­ los predicados filosóficos de los esquemas
das» de la India, sino que demostró la ra­ taxonómicos indígenas. Este debate ha
cionalidad ecosistémica subyacente a la permitido mejorar la comprensión de las
prohibición de matarlas, al permitir un relaciones entre los humanos y los ani­
uso extensivo y el reciclaje de los produc­ males a determinados niveles, y ha servi­
tos derivados de esos animales. R.A. Rap- do asimismo para estimular la investiga­
paport (1976) llevó a cabo un análisis pa­ ción en diversas partes del mundo y pro­
recido de los diversos usos del cerdo en porcionar datos sobre la enorme variedad
Nueva Guinea, interconectando estudios de animales que existen poco y mal cono­
calóricos con funciones rituales. Autores cidos, sobre clasificadores obscuros, y so­
posteriores exploraron otras direcciones, bre principios esotéricos de clasificación.
algunos en la línea de los esfuerzos de Hay una gran necesidad de integrar las
Fredrik Barth (1961, 1969a), quien utili­ distintas perspectivas desarrolladas por
zó las perspectivas ecológicas para anali­ ambos campos en materia de animales
zar el rol de los animales en la identifica­ en nuevos estudios, y también es necesa­
ción étnica (J. Burton, 1981; Galaty, 1982; rio integrar las distintas dimensiones
Leeds y Vayda, 1965). Una nueva y pro- dentro de un enfoque no determinista.
metedora corriente de investigación es la Parafraseando otro debate antropológico
medicina «etnoveterinaria», que cuenta igualmente revelador (Tambiah, 1969)
con la colaboración de veterinarios y an­ en relación a este tema: los animales son
tropólogos interesados en catalogar en­ buenos para pensar y buenos para comer.
fermedades, en la «etnoetiología» y en ES
los remedios populares. Otra corriente se Véase también CLASIFICACIÓN.
dedica al estudio de los efectos fisiológi­ Lecturas recomendadas Ingold, 1988a;
cos y psicológicos de los animales de E. Lawrence, 1982.
compañía en los humanos.
En cambio, el estudio del significado y la animismo es, en términos generales,
importancia metafórica que se asignan a aquella doctrina que cree que un princi­
pió vital o algún tipo de alma produce el Véase también RELIGIÓN.
fenómeno de cuerpos vivientes organiza­ Lecturas recomendadas Endicott,
dos pero que existe separado de esos 1979; Fardon, 1990; J. Fernández, 1982;
cuerpos. T y l o r (1871) definió el animis­ Karim, 1981.
mo como la creencia en seres espiritua­
les y base de todas las religiones. El POLI­ antepasados Véase a n c e s t r o s .
TEÍSMO caracterizó la multiplicidad de
tales espíritus y precedió a la progresión anticoncepción Véase rep ro d u c­
desde la creencia en muchos espíritus a ció n .
la idea de un gran Dios o MONOTEÍSMO.
Los animistas creen que un espíritu hu­ antropología, cultural y social
mano puede abandonar su cuerpo, ima La antropología cultural y la antropolo­
idea que se originó entre los primeros hu­ gía social son tradiciones intelectuales
manos a través, entre otras, de la expe­ claramente diferenciables entre sí e in­
riencia de los sueños donde aparecerían cluso separadas. El uso de los términos
imágenes personificadas desconectadas «cultural» y «social» para trazar la línea
de toda materia. Tylor asoció este concep­ de demarcación entre ambas se popula­
to o ESPÍRITU al de alma. Para él su pre­ rizó en los años treinta, pero la divergen­
sencia casi universal en. el vocabulario de cia ya había aparecido mucho antes, es­
lenguas de todo el mundo evidenciaba la pecialmente a partir de las diferencias
creencia en la separabilidad entre espíri­ que se establecieron entre los estudios pro­
tus y cosas materiales. Conceptos tales co­ piciados por Franz B o as (1858-1942) en
mo sombra, viento, aliento y vida se pre­ Estados Unidos desde la década de 1890 y
suponen mutuamente y pueden estar la nueva dirección por la que empezaba a
contenidos en parecidas o idénticas pala­ discurrir la antropología en Inglaterra
bras vernáculas, como ocurre entre mu­ aproximadamente por la misma época a
chos pueblos de África de habla bantú instancias de R.R. Marrett (1866-1945),
(Mbiti, 1990). Tylor también atribuyó a C.G. Seligman (1875-1940), WH.R. Rj,
la religión primitiva la creencia de que VERS (1864-1922) y Alfred Haddon (1855-
los ANIMALES, las plantas y los objetos ina­ 1940).
nimados poseen asimismo espíritu o in­ Actualmente estos dos términos no de­
cluso alma. Algo que no habría que con­ notan una división de enfoque precisa, lo
fundir con la noción de fetichismo, que que ha llevado a algunos antropólogos a
atribuye a los objetos poderes mágicos ignorar tal distinción (por ejemplo,'R.
que los humanos pueden invocar, y que Barrett, 1984, p. 2). Pero para muchos
según algunos de los primeros estudiosos otros la diferencia sigue siendo impor­
habría sido una de las primeras formas de tante, aunque sólo sea para delimitar es­
religión. La idea de Tylor de que el ani­ tilos etnográficos distintos. La rúbrica
mismo habría sido la base primera de la «antropología cultural» suele aplicarse,
religión fue cuestionada por Marren por lo general, a trabajos etnográficos de
(1909), quien afirmó que ese origen había talante holístico, ocupados en estudiar
que buscarlo en una fuerza sobrenatural las formas en que la cultura afecta a la
impersonal, como el MANÁ de Polinesia o experiencia individual, o en ofrecer una
el ofenda de los iroqueses, desligados am­ visión global del conocimiento, de las
bos de personas concretas o de fenómenos costumbres y de las instituciones de un
naturales, aunque pueden estar asociados pueblo. «Antropología social» es el tér­
a ellos (B. Morris, 1987, pp. 95-107). DP mino que se aplica a los trabajos etno­
gráficos que pretenden aislar un sistema alimentaba tanto de geógrafos históricos
concreto de relaciones sociales -como los como Karl Rítter (1779-1859) y Adolf
que se ocupan de la vida doméstica, de la Bastían (1826-1905) como de las contri­
economía, de la.s leyes, de la política o de buciones de Morgan, Henry Schooícraft
la religión—, otorgan prioridad analítica (1793-1864) y de los trabajos de campo
a las bases organizativas de la vida social asociados al Bureau of American Ethno-
y abordan los fenómenos sociales como logy bajo la dirección de John Wesley
algo secundario en relación con los te­ PoweU (1834-1902).
mas principales de la investigación cien­
tífico-social. Nomenclatura
Sir James George F r a z e r (1854-1941)
Influencias nacionales e fue el primero en ser nombrado profesor
internacionales honorario de antropología social en 1907
La antropología cultural sigue siendo la (en la Universidad de Liverpool), y en su
tradición dominante en Estados Unidos; discurso inaugural de 1908 definió esta
y la antropología social domina en Gran disciplina como la rama de la sociología
Bretaña y en la Commonwealth. Pero que trata de los pueblos primitivos. D efi­
ambas tradiciones no coinciden exacta­ niciones muy semejantes siguen ganando
mente con esa división. El antropólogo adeptos, pero desde los años veinte la an­
británico Edward T y l o r (1832-1917) es tropología social ya aparecía más vincula­
claramente un precursor de la antropo­ da a las contribuciones de A.R. RAD CLIF-
logía cultural, y el antropólogo nortea­ FE-B r o w n (1881-1955) que a las de Fra­
mericano Lewis Henry M o r g a n (1818- zer. En 1923, Radchffe-Bro-wn distinguía
1881) se ha convertido en una figura la etnología, «el intento de reconstruir la
central de la antropología social británi­ historia de la cultura», de la antropología
ca. Otros antropólogos —Bronislaw M a u - social, entendida como «el estudio que in­
NOWSKI (1884-1942), por ejemplo- desa­ tenta formular las leyes generales que
fian cualquier tipo de categorización. subyacen bajo los fenómenos de cultura»
Además, la genealogía de estas tradicio­ (1958, pp, 8, 25). Para ilustrar su idea de
nes refleja sólo en parte su carácter na­ la etnología citaba la obra de BOAS y las
cional. La antropología social surgió de de sus discípulos. La importancia que
la mano de teóricos británicos del siglo otorgaba Radcliffe-Brown a la tipología y
XIX como Henry Sumner M A IN E (1822- a la abstracción rigurosa también se in­
88), W illiam Robertson S m i t h (1846- corporó a la noción de «antropología so­
94) y J.F. McLennan (1827-81), pero cial», aunque no a la práctica de todos los
también de figuras tan importantes co­ antropólogos sociales.
mo JJ. Bachofen (1815-87), que era sui­ «Antropología cultural» es un término
zo, de Cari Starcke (1858-1926), que era más difuso. El propio Boas nunca califi­
danés, Edward Westermarck (1862- có sus estudios con este epígrafe, sino
1939), que era finlandés, Arnold van simplemente como «antropología». Pero
GennEP (1873-1957), holandés, y sobre algunos de sus discípulos echaron en fal­
todo de Émíle DURKHEIM (1858-1917) y ta un término capaz de diferenciar el es­
de otros etnólogos franceses pertenecien­ tudio de la cultura per se de la antropolo­
tes al círculo del Annés sociologique, que gía física y, en menor medida, de,1a A R­
incluía a Marcel M a u s s (1872-1950) y a QUEOLOGÍA y de la LINGÜÍSTICA. A estos
Robert H ER TZ (1882-1915). La antropo­ estudiosos, entre ellos Clark Wissler
logía cultural de principios de siglo se (1870-1947), Alfred K r o e b e r (1876-
1960), Robert L ü W IE (1883-1957), Paul Divergencias y críticas
Radin (1883-1959) y Edward SAPIR La relación entre antropología social y
(1884-1959), les unía su interés por prio- antropología cultural presenta algunas
rizar la «C U LTU R A », pero hasta finales de asimetrías interesantes. De acuerdo con
los años treinta no hubo acuerdo para Radcliffe-Brown, y en términos genera­
unificar la nomenclatura. Sapir (1916) les, los antropólogos sociales han carac­
fue uno de los primeros en mencionar la terizado la antropología cultural como
«antropología cultural» en su sentido ac­ un campo diferente de investigación,
tual. Pero el témino no cuajó de inme­ mientras que los antropólogos culturales
diato. En su manual de Í929, Introduc­ han considerado la antropología social
ción a la antropología social, Wissler, por como una especialización dentro de la
ejemplo, definía su disciplina como «an­ antropología cultural* Los antropólogos
tropología social» porque: sociales han tendido a marginar algunas
Nuestro principal centro de interés será la de las principales preocupaciones de los
vida social del hombre y no su anatomía, antropólogos culturales, como los estu­
su fisiología o su psicología. A veces nos dios de CULTURA Y PERSONALIDAD, por
referimos a esta vida social como civiliza­ considerar que están basadas en premi­
ción, pero en antropología social es prefe­ sas falsas. Por su parte, los antropólogos
rible el término «cultura»; y la cultura, culturales han descrito a los antropólo­
utilizada en este sentido técnico, incluye gos sociales como quisquillosos adeptos
todas las actividades colectivas, o los hábi­ de una doctrina excesivamente estrecha.
tos convencionalizados, de una tribu o de La manifestación más explícita de este
una comunidad (pp. 11-12). escepticismo mutuo fue el debate que se
El manual de Paul Radin (1932)?Antro­ entabló en 1951 en The American Anthro-
pología social, insxtía en esta misma lí­ pologist entre George Peter Murdock
nea. Parece que el término «antropolo­ (1897-1985) y Raymond F lR T H (1901-),
gía cultural» empezó a ganar terreno Según Murdock, los antropólogos socia­
primero gracias al título de la obra de les «fraccionan sus descripciones y sus
Lowie Una introducción a la antropolo­ análisis de los sistemas sociales» y de­
gía cultural (1934), donde declaraba: «E l nunciaba que los británicos se centraban
objetivo general de los estudios antropo­ «exclusivamente en el parentesco y en
lógicos es comprender la totalidad de la temas directamente relacionados, como
cultura en todos los períodos y edades, y el matrimonio, la propiedad y el gobier­
ver el fragmento más humilde en rela­ no», ignorando «aspectos tan importan­
ción con la totalidad» (pp. 384-385). Pe­ tes de ia cultura como la tecnología, el
ro Lowie seguiría mostrándose bastante folklore, el arte, la educación de la in­
circunspecto respecto al término, y en fancia e incluso el lenguaje» (1951, pp.
1936 reconocía que la disciplina «ha re­ 466-467). Afirmaba también que los an­
cibido muchas etiquetas, como “ historia tropólogos británicos, en sus estudios de
cultural” , “ etnografía” , “ etnología” o campo, operaban desde una base etno­
“ antropología cultural” » (1960, p. 391). gráfica limitada, raramente fuera del
En cualquier caso, a finales de los años Africa subsaharíana, como rara era, asi­
treinta, los antropólogos norteamerica­ mismo, la contrastación de sus generali­
nos dedicados al estudio de la cultura y zaciones con un registro etnográfico más
fuertemente influidos por las enseñanzas amplio. Finalmente, Murdock reprocha­
de Boas ya se referían a sí mismos como ba a la antropología social su ignorancia
antropólogos culturales. de la historia y de la psicología.
La respuesta de Firth fue relativamente lenguas nativas y durante períodos largos,
matizada. Se mostró de acuerdo con como tenemos en Inglaterra, también fa­
Murdock en que la esfera de acción de la vorecen los estudios de costumbres o de
antropología social británica apenas se cultura en detrimento de las relaciones
diferenciaba de la sociología teórica, pe­ sociales.
ro añadía que las muestras de sorpresa En realidad, la etnografía de salvamento
de Murdock sobre el tema —después de que realizaron algunos antropólogos cul­
que durante treinta años Malinowski, turales como Lowie sí prestó considera­
Radcliffe-Brown, Max GLUCKMAN (1911- ble atención a la estructura social, pero
1975) y E.E. E v a n s - P r i t c h a i u } (1902- esos análisis no alcanzaron los niveles de
1973) hubieran estado afirmando lo sofisticación de antropólogos sociales
mismo—representaban o bien «ignoran­ británicos como Meyer F o r t e s (1906-
cia de juicio o espanto mágico». Según 83) y Audrey RICHARDS (1899^1984),
Firth, el estudio de la cultura y el análi­ Desde los años sesenta la antropología
sis de la estructura son complementa­ cultural ha incorporado algunos análisis
rios, y los antropólogos sociales británi­ de parentesco y de orden político reali­
cos han demostrado capacidad suficiente zados por la antropología social pero ha
para realizar ambas cosas. Firth dijo que tendido a rechazar, con contundencia, la
él y sus colegas de Gran Bretaña enten­ totalidad del proyecto de la antropología
dían su propio trabajo como parte de una social con el argumento de que estaba
ciencia internacional que incluía las úti­ basado en modelos estadísticos estructu-
les contribuciones «del mejor trabajo ral-funcionalistas, en falsas premisas so­
norteamericano», y que aquellos antro­ bre la naturaleza del parentesco y en no­
pólogos británicos que afirmaban que la ciones ilusorias en materia de integra­
antropología cultural era incapaz de lo­ ción social. George Stocking (1984, p.
grar un nivel adecuado de abstracción 181) tildó esta actitud hacia la antropo­
eran «innecesariamente excluyentes». logía social de Radcliffe-Brown y de M a­
Por otro lado, las «ventajas heurísticas» linowski de abismo histórico:
que la antropología cultural podía obte­ Es cierto que hoy, para muchos (especial­
ner de lo que Clyde Kluckhohn llamó el mente, tal vez, en Estados Unidos), el pro­
«impresionismo controlado y holístico» blema real de la comprensión histórica
dependían de «las percepciones persona­ parece radicar en cómo tantos antropólo­
les del propio estudioso, a menudo con la gos inteligentes han estado tanto tiempo
ayuda de una formación anterior en otra infectados por un enfoque tan estéril y/o
disciplina» (Firth, 195la, pp. 477, 480, derivativo.
483,484). Las declaraciones de los portavoces de
La explicación que ofreció Evans-Prit- una de las tradiciones acusando a la otra
chard (1964, p. 17) de por qué en la an­ de estar moribunda, obsoleta o senil
tropología norteamericana dominaba el muestran claramente que la distinción
interés por la cultura y no por la socie­ entre ambas tradiciones todavía importa.
dad fue más ofensiva:
Las fragmentadas y desintegradas socie­ Temas que perduran
dades indias en que se han centrado sus Tal vez la cuestión más importante para
investigaciones se prestan más fácilmente los estudiosos de la antropología es saber
a estudios de cultura que de estructura so­ si esta distinción es una mera cuestión de
cial [y] la ausencia de una tradición de estilo o de tradición cultural (coloreada
trabajo intensivo de campo en materia de de identidad nacional) o si por el contra­
rio apunta a una divergencia sustancial y adyuven a la creación del orden social,
filosófica más profunda. El argumento a La antropología cultural, que tiene raí­
favor de esta última interpretación es el ces en la filosofía historicista alemana y
siguiente. La antropología cultural, en la en el pragmatismo norteamericano, ha
tradición de Boas, pretende aprehender querido explorar la variedad de la expe­
la totalidad de la vida cultural humana. riencia humana y relacionarla compara­
La antropología social aborda las bases tivamente con una serie de marcos histó­
organizativas de las sociedades humanas. ricos, psicológicos, ecológicos y otros. La
En la práctica, algunos antropólogos cul­ antropología cultural, en su sentido más
turales también dan prioridad analítica a amplio, es una continuación del impulso
la estructura socialj y algunos antropólo­ intelectual que encarnaron, desde el Re­
gos sociales, cuando analizan los sistemas nacimiento, los viajeros observadores y
sociales, aprehenden una gran parte de la los narradores de historias naturales y
vida cultural. Sea como fuere, uno de los que han querido describir el mundo tal
enfoques es básicamente sintético, y el como parece ser. Boas prefirió desarro­
otro analítico e inductivo. llar hipótesis razonables a proponer teo­
El hecho de que la antropología social rías sistemáticas. Y dado su escepticismo
hunda sus raíces en una determinada ante la capacidad del observador para
tradición de investigación social ha con­ determinar con certexa qué hechos podían
tribuido a dar forma a sus principales tener relevancia científica, lanzó sus re­
cuestiones. En la explicación que ofre­ des lo más ampliamente posible. Su pre­
cen tanto Radcliffe-Brown (1958, pp. 147- misa de que la observación es anterior a
152) como Evans-Pritchard (1962, pp. la teoría ha perdido atractivo en las últi­
21-25) de los orígenes intelectuales de la mas décadas, incluso entre los herederos
disciplina, las figuras clave no son ni de la «antropología cultural», pero gran
Hobbes ni Locke, que especularon sobre parte del vigor de esta tradición se debe
las condiciones fundamentales de la so­ a ese supuesto, lo que ha llevado a com­
ciedad, sino Montesquieu (1689-1755) y binar ia atención al detalle etnográfico
los pensadores de la Ilustración escoce­ con la exploración abierta de ideas nove­
sa, como Adam Ferguson (1723-1816) y les. Muchos antropólogos culturales pos­
Adam Smith (1725-1790), quienes, a teriores a Boas adoptaron programas teó­
partir del análisis de casos concretos, se ricos no «boasianos», a excepción de la
propusieron deducir principios genera­ premisa según la cual la tarea consiste
les en materia de interrelaciones estruc­ de alguna manera en comprender la cul­
turales de la sociedad. La antropología tura, y que la teoría debe contrastarse en
social bebió también de otras muchas función de ese criterio.
fuentes intelectuales, pero es su nexo La antropología social, desde el momento
con la filosofía moral y con la economía en que aborda un conjunto amplio, aun­
política del siglo xviil el que mejor ex­ que conceptualmente unificado, de cues­
plica sus preocupaciones intelectuales tiones y métodos, posee un carácter acu­
distintivas: el esfuerzo por conocer la mulativo. En tanto que ciencia de la socie­
naturaleza de las unidades sociales a to­ dad, parte del punto de vista de que todas
das las escalas, incluida la SOCIEDAD mis­ las sociedades humanas poseen profundos
ma, y las instituciones que hacen que las elementos comunes y de que cabe enten­
unidades sociales se diferencien interna­ der las diferencias societales en función de
mente, se mantengan a sí mismas en el principios universales. En cambio, la an­
tiempo, se reproduzcan y, en general, co­ tropología cultural parte del postulado re­
lativista según el cual cada cultura debe son el enfoque marxista y otros enfoques
entenderse de manera sui generis. Una de basados en el materialismo histórico, la
las consecuencias de esta diferencia es la teoría feminista, la semiótica, el histori-
dificultad de los antropólogos culturales cismo radical y los movimientos asocia­
para aprovechar y construir a partir del dos en favor de la etnografía reñexiva y
trabajo de otros antropólogos culturales, si posmoderna. En algunos casos estas co­
no es emulando sus técnicas. Pero el eclec­ rrientes se han fundido con las viejas
ticismo de la antropología cultural le ha tradiciones, pero en otros han surgido en
comportado una ventaja, al permitirle forma de reformulaciones de la episte­
aprovechar los resultados de otras discipli­ mología y de los objetivos de la antropo­
nas y plantear cuestiones importantes (so­ logía en su totalidad. La tradición de la
bre todo en psicología), algo que a la an­ antropología cultural ha mostrado una
tropología social le ha resultado difícil. mayor sensibilidad ante este desafío, e
Intentar explicar la existencia del orden incluso el término «antropología cultu­
social e intentar capturar la diversidad ral» ha sido parcialmente asumido por
de la experiencia humana son objetivos numerosos defensores de un enfoque que
filosóficamente distintos pero no .opues­ es claramente anticientífico. La revista
tos. Entre las obras antropológicas con­ Cultural Anthropology (fundada en
temporáneas que buscan hacer de puen­ 1986), por ejemplo, sólo tiene un nexo
te entre ambas tradiciones cabe mencio­ remoto con la tradición de la investiga­
nar Constructing inequality de Raymond ción científica fundada por Boas.
Kelly, quien se propone «describir y ana­ A pesar de estas notas críticas, la antro­
lizar todas las desigualdades sociales» pología social y la antropología cultural
del sistema social de los papúa de Nueva siguen siendo orientaciones reconocible­
Guinea (1995, p. 4). mente diferentes para estudiar los fenó­
L a distinción entre antropología social y menos humanos, y la mayoría de mono­
antropología cultural sigue presente en grafías antropológicas sigue situándose
la antropología contemporánea, si bien en una u otra tradición. En la medida en
ha perdido parte de la fuerza y mucha de que los análisis comparativos de sistemas
la claridad que tuvo a mediados de siglo. sociales y la exploración de culturas con­
El declive podría deberse en parte a la in­ cretas sigan atrayendo la atención disci­
fluencia de LÉ 'V I-S t r a ü SS (1908-), quien plinar de individuos comprometidos con
en 1949 declaraba que la antropología so­ determinados niveles de objetividad, es
cial y la antropología cultural eran parte probable que la antropología social y la
de la etnología y virtualmente indiferen- antropología cultural continúen siendo
ciables (1963a, p. 2; véase ETNOGRAFÍA Y componentes importantes y comple­
ETNOLOGÍA). Edmund L e a c h (1910- mentarios de las ciencias sociales. PW
1989) observó que la influencia del es­ Lecturas recomendadas S. Earrett,
tructuralismo francés en la antropología 1984; Roas, 1931, 1938; Darnell, 1974; M.
británica y norteamericana no reducía Douglas, 1980; R. Firth, 1968; Fortes,
«la vastedad del océano Atlántico» (1982, 1969; Hays, 1958; Hinsley, 1994; Kufclick,
p. 54). Pero sí figuraba entre las compli­ 1991; A. Kuper, 1977, 1983; I. Lewis,
caciones que acabarían desplazando a 1976; Lienhardt, 1964; Mair, 1965; Man-
Boas y a Radcliffe-Brown como puntos delbaum, 1968; M. Mead y Bunzel, 1960;
de referencia en el ámbito antropológico. Penniman, 1935; Stocking, 1968, 1984,
Otras complicaciones adicionales que 1987; Trautmaim, 1987; Voget, 1975.
aparecen a partir de mediados de siglo
antropología aplicada es el uso financiada porque sus patrocinadores
de la antropología en materia de investi­ creían en sus potenciales beneficios
gación y formación más allá del ámbito prácticos. Sólo más tarde surgieron y se
académico Habitual que tiene como fin financiaron proyectos más exclusiva­
resolver problemas prácticos, ya sea su- mente académicos. Por ejemplo, al pare­
ministrando información, proponiendo cer los primeros departamentos de an­
planes de acción o involucrándose en la tropología de Gran Bretaña sirvieron de
acción directa. El proceso adopta diversas centros para programas de formación en
formas pero éstas dependen siempre del antropología aplicada destinados a los
problema práctico concreto a resolver, administradores coloniales. De hecho, el
del conocimiento académico disponible y término «antropología aplicada» apare­
del rol que se espera que desempeñe el ció por primera vez en un artículo de
antropólogo. Desde mediados de los años 1906 que describía un programa de for­
setenta el término «antropólogo prácti­ mación de administradores en la Univer­
co» (practicing) ha ido sustituyendo gra­ sidad de Cambridge. En Estados Unidos,
dualmente al de «antropólogo aplicado» el Bureau of American Ethnology se creó
para designar a quienes realizan trabajo en el siglo xix por razones de política na­
de campo. Los antropólogos prácticos que cional. Sus voluminosas investigaciones
aplican sus conocimientos a ámbitos de* sobre los nativos americanos superaban,
con creces, cualquier programa universi­
terminados (como la salud, el desarrollo
tario de la época. Esta tendencia sigue
o la educación) también se autodefinen
presente en la actualidad. Muchas de las
de manera cada vez más especializada
obras fundacionales en materia de a n ­
(por ejemplo, como «antropólogos médi­
t r o p o l o g ía LEGAL, ANTROPOLOGÍA MÉDI­
cos», «antropólogos del desarrollo» o
CA, ANTROPOLOGÍA URBANA, DIETA y DEMO­
«antropólogos de la educación»).
GRAFÍA se escribieron atendiendo a razo­
En los últimos veinticinco años el núme­
nes prácticas y de aplicabilidad. A muchos
ro de antropólogos prácticos ha crecido
de los antropólogos hoy considerados fun­
considerablemente. Esta tendencia ha
dadores de nuevos campos de investiga­
quedado velada por el hecho de que los
ción dentro de la antropología académica
antropólogos con mucha frecuencia pose­
se les acusó en la época en que realizaron
en títulos y desempeñan roles importan­
esas investigaciones de no estar haciendo
tes que no dejan traslucir explícitamente
«verdadera» antropología.
su formación académica. Entre estos ro­
La antropología aplicada entra dentro de
les cabe incluir, en general, el de investi­ dos categorías generales: la investigación
gador de intervenciones, evaluador, ase­ aplicada y la intervención aplicada.
sor de impacto, planificador, analista in­ Gran parte de la primera responde a ra­
vestigador, promotor, preparador, agente zones de política social, esto es, pretende
de cultura, diseñador de programas, ad­ influir en el desarrollo de las políticas
ministrador y terapeuta, entre otros mu­ activas, ya sean concretas o de tipo gene-
chos, y la gama aumenta día a día. ral, determinar el impacto de esas políti­
Mucha gente cree que la antropología cas activas o de las decisiones que las ins­
académica surgió primero, y que luego piran, y evaluar lo que se ha hecho como
se aplicó. En realidad, en muchos ámbi­ resultado de un determinado plan de ac­
tos la relación fue la inversa: la antropo­ ción. Suele llevarse a cabo bajo las rúbri­
logía aplicada constituyó muchas veces cas de «evaluación de impacto social»,
el punto de partida de la investigación, «valoración de recursos culturales», o
«análisis del desarrollo tecnológico». Las áreas de mayor concentración de ese es­
prácticas de intervención se centran casi fuerzo son, entre otras, la AGRICULTURA,
siempre en comunidades, no en indivi­ la EDUCACIÓN, la salud y los recursos na­
duos. Pretenden (1) identificar la per­ turales; y también él ENVEJECIMIENTO, el
cepción de las necesidades por parte de medio ambiente, el GÉNERO, la vivienda,
la comunidad como una. parte importan­ los DERECHOS HUMANOS, el re asenta­
te del proceso de diseño de programas; y miento de REFUGIADOS, y el abuso de
(2) fomentar el desarrollo de organiza­ DROGAS y ALCOHOL. Los antropólogos
ciones autorizadas en las comunidades. aplicados han sido históricamente pione­
Este tipo de intervenciones aplicadas in­ ros en numerosas áreas de investigación,
cluyen la antropología de la acción, la como la vida urbana, la población, las le­
antropología de la investigación y del yes y la nutrición. Parece que la subdis-
desarrollo, la antropología de la advo- ciplina de la antropología médica en su
cacy, la agencia cultural, el estudio de totalidad surgió del trabajo aplicado en
acciones participativas y el marketing salud internacional.
social. Aunque algunos antropólogos han La antropología aplicada es mucho más
dirigido programas de acción, se trata to­ transfronteriza que la investigación aca­
davía de un hecho excepcional. démica. Los antropólogos de este campo
L a antropología aplicada utiliza mucho tienen que conocer el ámbito de aplica­
más los m é t o d o s CUANTITATIVOS, espe­ ción en el cual trabajan, así como la le­
cialmente los análisis formales y estadís­ gislación más relevante en la materia,
ticos, que el resto de antropólogos en ge­ las organizaciones comunitarias o profe­
neral, una práctica que viene recomen­ sionales más importantes, y los líderes
dada en las «Directrices para la de opinión. Aunque es cierto que los an­
formación de antropólogos aplicados y tropólogos «aplican la antropología», pa­
prácticos» de 1994 (avaladas tanto por la ra ser eficaces tienen que incorporar da­
Sociedad en favor de la Antropología tos o métodos de disciplinas afines, como
Aplicada como por la Asociación Nacio­ la agronomía, los estudios medioam­
nal para la Práctica de la Antropología). bientales, la salud pública y la educa­
De ahí que los antropólogos aplicados ción, Por eso los manuales de formación
hayan contribuido notablemente al de­ en este campo suelen recomendar el con­
sarrollo de técnicas de medición de la tacto con otras disciplinas afines. Y dado
maximización de la participación y de la que la propia experiencia de trabajo im ­
efectividad del tiempo ( time-effective), plica habitualmente tener que trabajar
como por ejemplo procedimientos de en escenarios multidisciplinarios con
evaluación rápida, estudios de reconoci­ profesionales de otros campos científi­
miento rápido y análisis de la acción par- cos, y también con los miembros de la
ticipativa (Van TOlligen y Finan, 1990). comunidad anfitriona, los antropólogos
Aunque los orígenes de estas prácticas suelen trabajar estrechamente con mu­
tan interesantes son oscuros, la contribu­ chos no antropólogos. Lo cual explica, en
ción dé los antropólogos en estas áreas es parte, por qué las prácticas (interships)
muy importante. son tan importantes: son una experien­
Los antropólogos han aplicado sus cono­ cia difícil de adquirir en los departa­
cimientos y capacidades a una serie de mentos de antropología académica.
ámbitos tan amplia que resulta difícil Los antropólogos que se dedican profe-
dar con un área de interés práctico don­ síonalmente a aplicar sus conocimientos
de no hayan desplegado su actividad. Las tienen necesidades organizativas dife­
rentes de los antropólogos académicos. blicarse sobre todo como literatura «am ­
La manifestación más interesante de es­ bulante» o «sumergida», en forma de in­
tas diferencias es la creación de organi­ formes técnicos de distribución limitada.
zaciones local.es de especialistas (OLEs) Muchos de los artículos que sí logran pu­
como alternativa a las asociaciones na­ blicar se encuentran en revistas no espe­
cionales e internacionales de antropólo­ cializadas que se ocupan de su ámbito es­
gos que operan según los modelos de la pecífico de aplicación. Entre las revistas
sociedad erudita. Las OLEs son espacios que publican artículos desde una pers­
para crear redes de información sobre pectiva aplicada están Practicing Anth-
puestos de trabajo y eventuales contra­ ropology, el boletín de la Asociación Na­
tos, son fuentes de información sobre las cional para la Práctica de la Antropolo­
últimas aportaciones en la disciplina, y gía (ANPA) y High Plains Applied
son también canales de información so­ Anthropoiogist. Estas revistas han mejo­
bre el propio trabajo. Desde el punto de rado mucho la gama de materiales escri­
vista organizativo, estos grupos son algo tos dedicados a la formación y al desa­
inestables, pero algunos funcionan desde rrollo de buenas prácticas. JvW
ñnales de los años setenta. Las organiza* Lecturas recomendadas E. Chambers,
clones nacionales de antropología aplica­ 1985; Van Willigen, 1991, 1993.
da fomentan muchas veces las relaciones
con las OLEs para no desvincularse de antropología biológica Es el es­
]=vs autenticidades que representan. Uno tudio de la especie humana y de sus afi­
de los aspectos de esas relaciones es ofre­ nes existentes o extintas en el marco de
cer más talleres de formación especiali­ la evolución. Incorpora o se superpone a
zada en sus reuniones nacionales. Las or­ campos como la paleontología humana,
ganizaciones nacionales/internacionales la DEMOGRAFÍA, la ECOLOGÍA, la ECOLOGÍA
más importantes en este ámbito son la de la reproducción, la FORÉNSICA y la PA-
Sociedad en favor de la Antropología LEOPATOLOGÍA, la PRIMATOLOGÍA, la SO-
Aplicada y la Asociación Nacional para CIOBIOLOGÍA, Psicología evolucionaría y
la Práctica de la Antropología. Estas or­ el estudio de la variación física o genéti­
ganizaciones se han convertido en cana­ ca y de la ADAPTACIÓN. Las distinciones
les de comunicación profesional en for­ entre estos subcampos las ha producido
ma de conferencias, revistas y boletines el desarrollo histórico y residen mayori-
informativos, páginas web y servidores tariamente en el enfoque taxonómico, el
de listas (list servers). En Estados Unidos marco temporal o el interés en un siste­
al menos, los antropólogos aplicados ma fisiológico o comportamental parti­
constituyen la vanguardia a la hora de cular.
proponer estándares en materia de prác­
ticas éticas. El primer manifiesto ético Teoría evolutiva
elaborado por antropólogos ha sido pro­ Puede que el desarrollo más importante
piciado por la Sociedad en favor de la y de gran alcance haya sido la introduc­
Antropología Aplicada como respuesta a ción de una teoría evolutiva más madura,
la reacción negativa de una determinada derivada de las ciencias biológicas, como
comunidad frente a un proyecto de in­ principio rector y a la vez sustrato meto­
vestigación. dológico (Dawkins, 1986). La teoría evo­
Los antropólogos aplicados tienden a pu­ lutiva es un poderoso generador de nuevas
blicar menos en las revistas especializa­ ideas, pero sirve igualmente para limitar
das de renombre. Sus textos suelen pu­ la interpretación de las observaciones físi­
cas y comportamentales. Por ejemplo, los chas cuestiones claves de la primatología
antropólogos físicos de antaño aceptaban abordan la relación causal entre el com­
la distinción entre R.A2AS basada en ma­ portamiento individual, la estructura del
nifiestas diferencias físicas como rasgo grupo y estas adaptaciones físicas y com­
humano evidente y recogían innumera­ portamentales en un contexto ecológico.
bles medidas en apoyo de teorías especu­ El término «primatología» comprende
lativas. Contrariamente, la teoría evoluti­ asimismo el estudio con primates de as­
va, moderna no ha descubierto líneas cla­ pectos como la cognición, el lenguaje, la
ras entre las razas humanas, fuera de anatomía, los sistemas fisiológicos, la
algunas «tendencias» de variación geo­ conservación y la ontogenia (desarrollo).
gráfica, y, en cambio, puede demostrar la Todos los animales reparten su energía
ausencia de significación evolutiva de ta­ de crecimiento y reproducción en esta­
les diferencias. Los bioantropólogos mo­ dios ontogénicos y dividen sus esfuerzos
dernos atienden a la variación en el pla­ entre diferentes categorías de comporta­
no de los genes individuales y de la ex­ miento (nomadeo, apareamiento, etc.).
presión parcial y modificada de esta Las estrategias de vida y de distribución
variación en ios individuos, diferencias del tiempo y la energía está sujetas a la
las más de las veces invisibles (Cavalli- selección natural y optimizan el éxito re­
Sforza eta i, 1994), productor. Sin embargo, dado que cada
especie es virtualmente única con res­
Primatología pecto a su herencia genética y su ecolo­
Este campo se solapa en no poca medida gía, el proceso creativo de la selección
con la antropología biológica. Aunque la natural genera inevitablemente resulta­
mayoría de los mamíferos carecen de sis­ dos igualmente únicos. De ahí que los
temas sociales complejos, los primates en bioantropólogos infieran modelos gene­
general, incluidos los humanos, sí los rales a niveles taxonómicos amplios para
tienen. La opinión emergente entre los poder comprender la fisiología y el com­
primatólogos es que los primates se be­ portamiento, dado el caso, a escala más
nefician de la vida en grupo por la pro­ fina, como la especie o el sexo. Machos y
tección que les proporciona frente a los hembras se inclinan por un número li­
predadores y al posible INFANTICIDIO, pe­ mitado de estrategias competitivas, re­
ro a costa de una mayor competición por productivas y alimentarias. Aunque la
los recursos disponibles (Hausfater y distribución y la calidad de la comida,
Hrdy, 1984), Esta competición, junto con los hábitos de los predadores y competi­
el comportamiento estratégico asociado dores interespecies modulan también el
con el apareamiento, configura con gran repertorio de comportamientos, las espe­
probabilidad el comportamiento social cies individuales pueden divergir del
de los primates (Fleagle, 1988). Su hábi­ modelo esperado en aspectos notables.
tat geográfico se confina típicamente a Por ejemplo, si los primates sociales ma­
las regiones tropicales y subtropicales, se chos dedican algún esfuerzo (indirecta­
reproducen lentamente y muestran una mente) al cuidado y protección de las
gran variedad de adaptaciones locomo­ crías, los machos humanos contribuyen
toras y dietéticas. La flexibilidad física, de manera importante a la alimentación
dietética y social de las diferentes espe­ de éstas (Kinzey, 1987). Si no se conocie­
cies de primates parecen variar en fun­ ra cómo varían las estrategias de com­
ción de factores filogenéticos y ecológi­ portamiento en el seno de los grupos ta­
cos (R. Martin y Martin, 1990). Así, mu­ xonómicos y funcionales más amplios, la
paternidad humana (aun con sus dife­ tamaño del cerebro alimentaron en aso­
rencias entre culturas) no se reconocería ciación con la postura erecta y la loco­
como rasgo insólito que es. moción, que dejaron libres las manos pa­
Los humanos son únicos por su grado de ra la manipulación de herramientas, pe­
inteligencia, pero pocos investigadores se a que esta afirmación es negada por la
concuerdan en qué es la inteligencia, pa­ evidencia. También ha sido propuesta,
ra qué sirve, cómo se desarrolla o cómo pero no fundamentada, la idea de que el
surgió en el cujso de la evolución. De ahí cerebro humano corresponde al de un
que gran parte de la investigación pri- primate con la adición de estructuras
matológica haya tratado de definir el nuevas. La reorganización de las cone­
concepto de «inteligencia» y de perfilar xiones entre las estructuras cerebrales
los rasgos cognitivos que el hombre com­ para bacer posible el lenguaje u otras fa­
parte con otros primates, y cuáles son cultades cognitivas únicas en los huma­
privativos de la especie humana, Un mé­ nos ha sido dada por supuesta y postula­
todo importante consiste en el estudio de da, pero no probada. Grandes cambios
la función del cerebro y en su evolución en el tamaño relativo de diferentes es­
atendiendo a las diferencias entre tama­ tructuras cerebrales constituyen proba­
ños absoluto y relativo, extensión y dis­ blemente un factor de importancia ma­
tribución relativas de las estructuras ce­ yor en la diferencia de los cerebros hu­
rebrales, conectividad y organización de mano y primate respectivamente. Y esto,
éstas y evaluación y caracterización de junto con la incorporación de estructuras
las facultades cognitivas. Los primates y circuitos existentes para funciones no­
(en particular los humanos) poseen un vedosas, da razón probablemente de las
cerebro relativamente grande en compa­ facultades de lenguaje y otros rasgos
ración con la masa del cuerpo y presen­ cognitivos presentes en los humanos
tan diferencias importantes en sus carac­ (Deacon, 1997).
terísticas corticales. Entre los principales La antropología biológica ha llegado
grupos de primates, como los prosimios, esencialmente a la conclusión de que el
monos de los Mundos Viejo y Nuevo y si­ LENGUAJE es bastante uniforme en su ex­
mios, hay diferencias fundamentales. presión y función (GRAMÁTICA profunda
Las estructuras cerebrales asociadas con universal) en todas las sociedades y cul­
la memoria, la planificación y la secuen- turas (véase LINGÜÍSTICA HISTÓRICA). Sin
ciación de eventos son más grandes y al embargo, no hay acuerdo acerca de la on­
parecer más importantes en los primates togenia del lenguaje ni sobre qué fuerzas
antropoides, humanos incluidos, que en selectivas configuraron probablemente la
el mamífero medio. En los humanos, al­ evolución del lenguaje. Las ideas de
gunas de estas estructuras se usan para Chomsky sobre la emergencia súbita de
el lenguaje. Así, aunque la singularidad novo del lenguaje contrastan con la opi­
del lenguaje humano no puede negarse, nión de que este fue modulado por selec­
puede que implique facultades, o al me- ción natural y, así, a través de estadios de
nos estructuras cerebrales, muy extendi­ función y particularidades ontogénicas
das entre los primates. diversos. Otro contraste aparece con quie­
Las teorías acerca de la evolución y la nes entienden que el lenguaje es un siste­
función del cerebro abundan y a menudo ma adaptativo complejo al que subyace
se mantienen pese al escaso apoyo que una estructura genética compleja, y aque­
les presta la evidencia actual- Todavía se llos que proponen que la operación y fun­
afirma a menudo que la inteligencia y el cionalidad del lenguaje se desarrollan a
partir de estructuréis genéticas inespecífi- espectaculares, pero aún importantes en
cas subyacentes modeladas luego en gran el comportamiento de Homo sapiens, de­
medida por la adaptación ontogénica del rivados del desarrollo de la horticultura
cerebro al cuerpo donde prospera y, por y la ganadería, la invención de las tecno­
tanto, fruto del medio físico y sociocultu­ logías de la cerámica y del metal, los
ral donde el cuerpo se encuentra (Pinücer, asentamientos primitivos y urbanos, la
1994). emigración y la urbanización.
Los temas y controversias en torno a la
Paleoantropología paleontología humana se dividen en dos
La paleoantropología, incluso el uso de categorías. Una hace referencia al mode­
la genética molecular para generar es­ lo de evolución a gran escala en un tiem­
quemas filogenéticos, integra conoci­ po dado, incluso cuántas especies apare­
mientos de un amplio margen de saberes cen representadas en los registros fósiles
—paleontológicos, paleoclimatológicos, y qué relaciones guardan entre sí. La otra
arqueológicos, de las ciencias explican intenta una reconstrucción funcional o
las nuevas técnicas de datación de los ecológica de los taxones, como la natura­
restos hallados—, a fin de establecer la leza de la locomoción de los australopite­
dieta y el clima, etc. Las vertientes clave cos o las diferencias entre los comporta­
de este campo incluyen: mientos nómadas del hombre de nean­
— El origen de los primates y la relación derthal y los humanos modernos.
filogenética entre sus clases principales. En la disputa sobre qué fósil es el más
La divergencia, diversificación y con­ viejo y qué especie de homínido puede
vergencia de las adaptaciones de los pri- reclamar ascendencia sobre los demás es
mates entre los grupos principales (espe­ fácil perder de vista algunas de las más
cialmente especímenes del Viejo Mundo importantes realizaciones desde media­
frente a los del Nuevo Mundo). dos de la década de 1970 (Brace, 1995).
— La filogenia, la ecología y el compor­ Por ejemplo, dados los avances en la ge­
tamiento de los hominoides miocénicos nética molecular y la consiguiente rein-
(término que hace referencia a los si­ terpretación de los registros fósiles, el
mios en general). marco temporal de la evolución humana
— Los modelos de especiación y extin­ se ha acortado considerablemente. Con
ción y la ecología comportamental de los raras (pero no insignificantes) discre­
australopitecos y otros simios bípedos es­ pancias, la edad de la división entre
trechamente relacionados. chimpancés y humanos ha sido situada
— Las cambiantes adaptaciones de los en algún momento de hace cinco o seis
homínidos del pleistoceno temprano y millones de años, revisión a la baja de
medio, en especial las primeras especies más de la mitad del tiempo previamente
Homo y Homo erectus, incluidos los cam­ estimado. La búsqueda del «último an­
bios comportamentales inferidos de la cestro común» (término que ha reem­
cultura material y la extensión geográfi­ plazado al muy denostado «eslabón per­
ca de los homínidos por una gran diver­ dido») de los humanos y los chimpancés
sidad de hábitats. se basa ahora en el crecientemente rico
— La evolución de los humanos moder­ registro fósil del marco temporal más
nos, que incluye una notable pérdida de ajustado del mioceno tardío, el plio-plels-
robustez (masa muscular y grosor óseo) en toceno y el pleistoceno inferior, marco
relación con los homínidos precursores. de una profusión de formas homínidas.
— Los cambios, morfológicamente nada Incluso los «generalizadores» modestos
(que tratan de incluir el mayor número reciente como de 100.000-200.000 años.
posible de variaciones dentro de un gru­ Por tanto, los principales modelos de
po o especie) deben admitir la existencia cambio en virtualmente toda la evolu­
simultánea de varias especies de homíni­ ción de los homínidos no guardan rela­
dos en el este, sur y centro de Africa. Es­ ción con un tamaño espectacular (y one­
ta distribución radial de los homínidos rosamente) grande del cerebro.
se asocia con dos importantes adquisicio­ El origen del Homo sapiens fisiológica­
nes adaptativas: el comienzo del hipedis- mente moderno sigue siendo centro de
mo (aunque no necesariamente como la debate, quizás vergonzoso, en la paleoan-
humana en forma y función) y el agran- tropología actual. Una teoría postula que
damíento de los dientes con el engrosa- los humanos modernos emergieron en
miento asociado de la capa de esmalte, una área geográfica limitada de África y
que sugieren una desviación dietética se extendieron para colonizar el resto del
importante frente al último ancestro co­ mundo. Un modelo alternativo propone
mún, presunto pero todavía por descu­ que Homo sapiens apareció simultánea­
brir. De esta exhuberante distribución mente en. muchas regiones del Viejo
de formas homínidas surgió, por razones Mundo. Pocos dehates antropológicos
que se desconocen, una especie única o han inspirado tanta incomprensión pú­
un conjunto de especies genéricamente blica de un tema evolutivo ni creado tan­
relacionadas llamadas Homo erectas. tas y tan falsas analogías. Aunque varios
modelos genéticos basados en el ADN
Evolución humana mitocondrial, y modelos similares en el
El gran tamaño del cerebro humano se A D N nuclear, sugieren que la humani­
considera generalmente una de nuestras dad entera desciende de una o unas po­
más importantes adaptaciones, aun cas poblaciones existentes hará unos
cuando hay muy poca concordancia so­ 200.000 años, no hay pruebas científicas
bre para qué se usa en realidad. El con­ de que una sola hembra humana
senso acerca del momento y modo de au­ («E v a ») representara la contribución de
mento de tamaño del cerebro en el lina­ su género a la población reproductora de
je Homo indica que prohablemente hubo nuestra especie (tampoco hubo un
dos o tres modificaciones (separadas por «Adán» con cromosoma Y ). Más impor­
intervalos de estasis o de cambio muy tante aún, la existencia de semejante
gradual) hacia un órgano algo más gran­ cuello de botella demográfico no está ne­
de. El tamaño del cerebro del homínido cesariamente conectada con los cambios
temprano (relativo a la masa corporal) que diferencian a los humanos premo-
no impresionaba en términos primatoló- dernos (Homo sapiens arcaico) de los hu­
gicos. El relativamente moderno cerebro manos anatómicamente modernos, ya
humano se alcanzó aproximadamente que este cuello de botella podía haberse
hace tan sólo medio millón de años o producido antes, durante o después de
menos, algo así como un 10 por ciento de estos eventos evolutivos. La importancia
la historia total de nuestro linaje desde esencial de este modelo cuello de botella
la escisión de los otros grandes monos reside en que la gran mayoría de los fósi­
africanos. Y si la regla general de rela­ les premodernos hallados en el Viejo
ciones cerebro-masa corporal rige para Mundo no pueden ser ancestros genéti­
con los humanos modernos gráciles (y cos de ningún humano viviente. La evi­
cabe que no sea así), el tamaño del cere­ dencia molecular (AD N ) y fósil sugiere
bro en medida moderna puede ser tan que Africa es el solar de una reducida
56 a n t r o p o l o g í a b i o l ó g ic a

población así. Contrariamente, la hipó­ nos en particular. En la década de 1970,


tesis multirregional basada en gran me' los'antropólogos y otros teóricos-evoluti­
dida en las presuntas similitudes entre vos empezaron a emplear estos construc­
los fósiles arcaicos y los restos óseos más tos teóricos como propiedad integral o
tardíos y humanos vivientes sugiere una teoría de la selección de afinidades, teo­
evolución simultánea a lo largo y ancho ría de ALTRUISMO recíproco y teoría de
de una extensa zona geográfica, inclui­ los conflictos intergeneracionales en el
das Asia y Europa, además de Africa estudio de las poblaciones humanas y de
(Cavalli-Sforza e ta l, 1995). primates no humanos. Un principio rec­
Una vez que entra en escena el humano tor en la biología comportamental hu­
moderno (esqueléticamente)* la investi­ mana es que los humanos están sujetos a
gación bioantropológica centra su enfo­ los mismos fundamentos biológicos de
que en los modelos evolutivos generales,, los primates, los mamíferos y los anima­
pero no pierde por ello significación. les en general. Toda excepción humana
¿Qué procesos intervinieron en la propa­ ha de ser demostrada; no puede darse
gación histórica de los humanos por todo por supuesta. De manera similar, las hi­
el globo (recordando aquí que los prima­ pótesis evolutivas (neodarwinianas) acer­
tes siguen generalmente confinados en ca del comportamiento humano han de
sus hábitats tropicales y subtropicales)? ser verificadas con el mismo rigor analí­
De las muchas innovaciones (por ejem­ tico que cualquier otra hipótesis científi­
plo, horticultura, ganadería, metalur­ ca. En esta línea, varios estudios de datos
gia), cambios demográficos (descenso in­ de sociedades humanas han demostrado
ferido en el espaciamiento de las gesta­ que proporciones sustanciales de varia­
ciones, cambios en la morbididad y la ción observada en el éxito reproductor,
longevidad, desplazamientos de densi­ SISTEMAS DE MATRIMONIO, reglas de he­
dad poblacional) y otros cambios com- rencia, sistemas de PARENTESCO, manipu­
portamentales (diferentes sistemas de lación del cociente de sexos y modelos de
parentesco, comercio e intercambio, or­ v i o l e n c i a u HOMICIDIO pueden explicar­

ganizaciones grupales, etc.) cuáles pue­ se usando principios evolutivos.


den haber sido fuerzas primeras con in­
cidencia en las demás? ¿Qué impulsó es­ Medicina y psicología evolutivas
tos cambios? ¿Y por qué tuvieron lugar Dos subcampos muy recientes de la an­
en un momento dado y no antes o des­ tropología biológica han recibido consi­
pués? La antropología biológica aborda derable atención en las publicaciones
muchas de estas cuestiones recurriendo a científicas y los medios públicos, la me­
datos arqueológicos y al estudio isotópico dicina evolutiva (o darwiniana) y la psi­
de huesos y otros restos. cología evolutiva. La primera examina
las discordancias entre un legado evolu­
Biología comportamental humana tivo humano reconstruido (nomadeo re­
Representa uno de los aspectos de desa­ colector) y la vida industrializada o ur­
rrollo más reciente y peor comprendidos banizada, y enfermedades resultantes de
de la antropología biológica. La voz «so- la mente y del cuerpo (Eaton et al.,
ciobiología» fue acuñada por el biólogo 1988). La segunda postula la existencia
E.O. Wilson (1975) para designar los de módulos cognitivos diseñados por la
puntales genéticos y biológicos varios selección natural para resolver determi­
del comportamiento social de los anima­ nadas clases de problemas comunes a un
les en general y de las hormigas y huma­ contexto evolutivo, como el de recolecto­
res que viven alejados de la tierra en so­ en términos etnocientíficos tradicionales
ciedades, a pequeña escala (J. Barkow et como conjunción de tres características
áL, 1992). Ambos campos aplican la teo­ distintivas: varón, adulto y célibe. Los
ría evolutiva para dar respuesta a cues­ hombres se caracterizan según reúnan o
tiones relativas al comportamiento o f i­ no estos rasgos; no hay término medio.
siología de los humanos de modo nove­ Sin embargo, ello no constituye una clasi­
doso, ampliando al mismo tiempo la ficación en la vida real, dado que popes y
esfera de la antropología biológica, es de sacerdortes no se consideran normalmen­
esperar que con éxito, hacia nuevos hori­ te solteros. Es más probable que aplique­
zontes. GL mos categorías como «soltero» asimilan­
Otras lecturas Aiello y Dean, 1990; do los casos potenciales a prototipos que
Betzig et al., 1988; Cheney y Seyfarth, constituyen representaciones estereotípi­
1990; Devor, 1992; R. Foley, 1937; Goo- cas de conceptos que usamos como patrón
dall, 1986; Isaac, 1989; S. Jones et aLt de referencia (Rosch y Lloyd, 1978). Da­
1992; Keller y Lloyd, 1992; Konner, do que el soltero prototípico es promiscuo,
1932; Le'win, 1995; Savage-Rumbaugh y poco hogareño y a la vez potencialmente
Levrin, 1994; Smuts, 1987; Tanner, 1990; casadero, la aplicación de la categoría a
Tattersall, 1995; Trinkaus y Shipman, popes y sacerdotes resultaría chocante.
1993; K. Weiss, 1995. La investigación ha revelado que mu­
chas categorías se organizan en torno a
antropología cognitiva Es el es­ prototipos, desde los términos de paren­
tudio de la relación entre la mente y la tesco al mobiliario (Lakoff, 1987; Lakoff
sociedad. Tradicionalmente, la antropo­ y Johnson, 1980). La mayor parte de este
logía cognitiva estudia el conocimiento trabajo ha corrido a cargo de lingüistas,
cultural en términos de su organización mientras que los antropólogos cognitivos
y aplicación a la vida diaria, en activida­ se han centrado en una estructura de co­
des como las de clasificación e inferen­ nocimiento próxima, el «esquema», voz
cia. A principios de su desarrollo, en el tomada de los trabajos precursores de
decenio de 1950, se entendía como sinó­ F,C. Bartlett (1952) en psicología social.
nimo de ETNOCIENCIA o etnosemántica. Las diferencias existentes entre prototi­
Los estudios centrados en la estructura po y esquema residen en que mientras
de categorías conceptuales en los siste­ ambos son estereotípicos, el prototipo
mas de CLASIFICACIÓN populares y en los consiste en un conjunto especificado de
significados codificados en estos sistemas expectativas, en tanto que el esquema es
en áreas como el PARENTESCO, la ETNOBO- un marco organizado de relaciones que
TÁNICA y la clasificación de colores. La deben ser cumplimentadas con detalles
unidad central de análisis era la catego­ concretos. Los esquemas son estructuras
ría conceptual compartida* un conjunto de conocimiento muy generalizadas y
unitario de rasgos característicos. culturalmente específicas que ayudan a
Estudios más recientes sobre los sistemas generar inferencias apropiadas. Llenan
de clasificación se han concentrado en la las lagunas aportando información que
realidad psicológica de las categorías con­ suele considerarse garantizada, capaci­
ceptuales. Si éstas son sólo agrupaciones tando así a los individuos para identifi­
de rasgos, los miembros de una categoría car acciones, sucesos y consecuencias ba­
no debieran variar en cuanto a su impor­ sándose solamente en un caudal de in­
tancia psicológica. Pero no es así. Consi­ formación a lo sumo parcial.
deremos la categoría «soltero», definida Consideremos las dos frases siguientes:
Juan sefu e de guateque. A l día siguiente declaraciones etnográficas o psicológicas
amaneció con dolor de cabeza. Muchos generales sobre si algunas estructuras de
lectores supondrán que la cefalalgia de conocimiento son universales y (de serlo)
Juan guarda relación con la fiesta, oca­ en qué medida dependen de procesos cog­
sión en la que se suele beber y fumar nitivos universales. Para dar con la res­
mucho, con el malestar matinal consi­ puesta es preciso recurrir a los teóricos
guiente. Obsérvese, no obstante* que que estudian la inteligencia artificial y la
nuestra explicación causal va mucho psicología cognítiva, quienes han pro­
más allá de la información disponible. puesto tres modelos básicos: proceso de la
A l fin y al cabo, Juan puede haber sido información, desarrollo cognitivo, y per­
atropellado por un autobús de regreso a cepción y experiencia, respectivamente,
su casa o sufrir una intoxicación alimen­ 1. Los modelos de proceso de la infor­
taria, La explicación elegida no es sino mación tratan de aplicar importantes
una inferencia basada en nuestro conoci­ principios generales acerca de la arqui­
miento culturalmente organizado en re­ tectura de los sistemas de inteligencia
lación con las andanzas habituales de la artificial y sus implicaciones en el estu­
gente que acude a fiestas. La trama de dio de la cognición humana. Los mode­
este conocimiento es casi un guión; pare­ los informáticos proporcionan los me­
cemos conocer el desenlace. Así, por te­ dios necesarios para evaluar la plausibi-
ner acceso a esta trama de origen cultu­ lidad de las propuestas particulares.
ral podemos extraer sentido de las ambi­ Ocasionalmente, estos modelos han de­
guas frases iniciales. mostrado estar suficientemente bien for­
Los antropólogos cognitivos han obser­ mulados para tomarse como sujetos jun­
vado que gran parte del conocimiento to con humanos en ensayos experimen­
social corrientemente aplicado se da en tales. Actualmente es notable el interés
tales planteamientos esquemáticos, tam- vertido en el proceso de distribución pa­
bién conocidos como modelos cognitivos, ralela (PD P) y en el conexionismo o idea
guiones o escenarios de eventos diversos. de que las cosas que ocurren regular­
Notables estudios antropológicos han ex­ mente juntas en la experiencia del indi­
plorado el perfectamente organizado es­ viduo resultan estrechamente asociadas
cenario para entrar, o salir de una casa en la mente de éste (Bechtel y Abraham-
entre los yakan de las Filipinas (Frake> sen, 1991).
1980), las directrices para la adjudica­ 2. Los modelos de desarrollo cognitivo
ción de arriendos de tierra en las islas comparan culturas para hallar rasgos de
Trobriand (Hutchins, 1987), el escenario desarrollo y temas comunes. La mayor
común de eventos que rige la estructura parte de esta literatura se ha centrado en
de los proverbios norteamericanos (G. los sistemas religiosos y en las prácticas
White, 1987) y cómo los escenarios emo­ rituales. E. Thomas Lawson y Robert
cionales estereotípicos influyen en los McCauley (1990) tomaron la noción de
juicios sociales y las decisiones políticas «competencia» de Chomsky para afir­
de los pueblos de las islas del Pacífico mar que los participantes en sistemas re­
(Lutz, 1988). ligiosos poseen el saber necesario para
Aunque la evidencia de que las estructu­ generar intuiciones concretas acerca de
ras de conocimiento cultural están fuerte­ la «gramaticalidad» de los fenómenos
mente esquematizadas es importante, los religiosos. Estas intuiciones son la base
estudios realizados por los antropólogos de los principios universales del ritual
cognitivos suelen evitarla formulación de religioso, específicamente en lo que se
refiere a la centralidad relativa de accio­ jo» conceptualizan metafóricamente es­
nes rituales específicas. Además, Boyer tados de ánimo, valores relativos y expe­
(1994) observó que las intuiciones acerca riencias emocionales. Otros trabajos se
de los fenómenos religiosos surgen a par­ han centrado en las interconexiones entre
tir de principios universales que actúan la experiencia perceptual y las categorías
como teorías tácitas que no son en sí cognitivas en las expresiones deísticas
mismas intuitivas y pueden requerir un mayas (W. Hanks, 1990), en los adverbios
«acto de fe». Por ejemplo, el supuesto fonológicamente simbólicos quechuas (J.
ontológico más extendido acerca de los Nuckolls, 1996) y en las partículas clasi-
sistemas religiosos postula la existencia ficatorias de los kilivila (Senft, 1996).
de agentes como los ESPÍRITUS, cuyas Actualmente, la antropología cognitiva
propiedades físicas son contraintuitivas, está influida por los recientes trabajos en
Boyer expuso la hipótesis de que dado las ciencias cognitivas y la lingüística y
que los supuestos contraintuitivos son asediada por problemas de larga estirpe
centro de inversión más cognitiva y más filosófica. Destaca entre estos problemas
efectos emocionales que las representa­ la motivación. Dado que las gentes tie­
ciones de otros tipos, la probabilidad de nen los modelos que los antropólogos
que sobrevivan a los ciclos de transmi­ cognitivos les asignan, ¿qué los hace vin­
sión son mayores. culantes? Roy D’Andrade (1995) y Clau­
5. Los modelos de percepción y empíri­ dia Strauss (1992) han abordado esta
cos consideran que los procesos percepti­ cuestión redefiniendo las estructuras de
vos y las experiencias compartidos en un conocimiento como sistemas con fines
ámbito dado configuran transcultural- claros. El problema de este planteamien­
mente formas cognitivas, opinión me­ to reside en que tiende a hacernos pen­
diada por los estudios sobre la percep­ sar en términos de objetivos discretos y
ción humana. Sumamente.notable en es­ aislables accesibles a la consciencia. Ed-
ta categoría es el trabajo de Lakoff win Hutchins (1987) y Drew Westen
(1987) y M. Johnson (1987), quienes (1992) han intentado incorporar al efec­
postularon un «realismo experimental» to el psicoanálisis freudiano con miras a
que no es presa de la trampa conceptual proporcionar a la antropología cognitiva
del subjetivismo y el objetivismo. Lakoff una teoría de profunda motivación. L a ­
y Johnson empezaron con la premisa de mentablemente, la antigua división de
que los movimientos de nuestro cuerpo y este campo en el estudio del conocimien­
su ubicación espacial generan estructu­ to (cognición) y el de la motivación (psi­
ras de conocimiento y modelos de razo­ coanálisis) hace difícil la síntesis de am-
namiento que se manifiestan en el uso bos.
lingüístico. Un componente central de Aunque el campo reconoce las teorías de
su argumentación es la metáfora. Nues­ explicación de la psicología cognitiva
tros pensamientos, obras y hasta nues­ empírica, tiende a evitar asumirlas del
tras acciones son afectados por redes de todo por temor a incurrir en el reduccio-
metáforas sistemáticamente estructura­ rdsmo. Algunos han criticado este psico-
das que reflejan clases básicas de expe­ logismo razonando que extraña la in­
riencia psicológica. La diferencia entre fluencia configuradora de la política en
lo alto y lo bajo, por ejemplo, es un as­ el contenido de la mente (Lutz, 1992).
pecto esencial de la experiencia humana Otros disienten y abogan por una mayor
y así se pone de manifiesto en expresio­ atención al trabajo experimental en la
nes del habla común donde «alto» y c<ba­ psicología cognitiva desarrollista (LaW'
60 a n t r o p o l o g ía c r ít ic a

son y McCauley, 1990). La naturaleza de criticada en los términos de la BRUJERÍA


la cognición suscita creciente interés. azande (Evans-Pritchard, 1957), desen­
¿Debemos seguir considerándola sinóni­ cadenándose así un encendido debate
ma de la razón y definir la antropología acerca de la naturaleza de la racionali­
de la cognición como campo principal- dad y la protección que brindaban am­
mente dedicado al estudio del conoci­ bos sistemas frente a la falsificación. El
miento? Estas materias hacen difícil análisis de CLASE y los conflictos inhe­
imaginarse una antropología estricta­ rentes se formuló atendiendo a los proce­
mente «cognitiva», y en el futuro au­ sos hegemónicos culturales de los mitos
mentarán probablemente las mociones reconocidos, condensación simbólica,
en pro de su asociación (o incorporación procesos rituales, formas de organización
directa) a otras disciplinas, como las en pequeña y gran escala, diferenciación
ciencias psicológica y cognitiva. CN simbólica de grupos de intereses y de
clase y autorrepresentación frente a ín­
antropología crítica Incluye; (1) dices objetivos de rango social, entre
las perspectivas epistemológicas y cultu­ otros (W. Lloyd Warner, 1941-1959;
rales críticas surgidas de la investigación Gusfield, 1963; R, Grimes, 1976; Fís-
transcultural, que ocasionalmente apli­ cherT 1980a). Numerosos estudios de co­
can les antropólogos como práctica ex­ munidades contribuyeron al conoci­
tensiva a sus propias sociedades; (2) se miento de la forma urbana, sucesión ét­
dice del trabajo antropológico inspirado nica, familias matrifocales ampliadas,
por la tradición marxista general de teo­ mecanismos de ayuda mutua y dinámica
ría social; (3) se refiere también a la obra de la formación de las sectas religiosas.
que a partir de la década de 1960 se ins­ Recientemente, los renovados esfuerzos
piró en la «teoría crítica» de la ESCUELA por proseguir el trabajo etnográfico por­
DE FRANK í TIRT. menorizado en las sociedades del primer
1. Las descripciones etnográficas de so­ mundo (Ginsberg, 1989; Marcus, 1992;
ciedades ajenas han sido piedra de toque Martin, 1994; M, Strathern, 1992; Tra-
de los antropólogos desde la «revolución week, 1988) no se funden meramente
malinowskiana» de la década de 1920, con la SOCIOLOGÍA, sino, que conservan
tanto como medio de arrojar nueva luz las perspectivas culturales, transcultura-
sobre la propia sociedad como sobre les y transnacionales de la crítica antro­
otros modos de vida, y para poner en te­ pológica, ai igual que la signatura de la
la de juicio muchos supuestos culturales investigación metodológica funcionalis**
tradicionalmente anquilosados, sirvien­ ta en las interconexiones de lugares so­
do así como critica de las sociedades bur­ cial y culturalmente diferenciados (véa­
guesas, liberales, y de masas, fruto del se FUNCIONALISMO, POSMODERNO).
capitalismo industrial. Los antropólogos 2. La tradición de la antropología mar­
intervinieron en los debates públicos xista o de inspiración materialista en Es­
acerca de la familia (M . Mead, 1928, tados Unidos, representada por figuras
1930; Malinowski, 1926, 1962)* crimen y como Stanley Diamond, Eric Wolf, Sid-
castigo (Malinowski, Í927), política de ney Mintz y Marshall Sahlins en su obra
inmigración (Boas, 1928) y reforma edu­ temprana (1960, 1968b, 1972), tenía raí­
cacional (Redfield, 1947), basándose en ces más hondas en el estudio de la ecolo­
sus propios conocimientos de sociología gía cultural de Julián S t e w a r d y Leslie
comparada y modos alternativos de or- W h i t e (véase a n t r o p o l o g í a e c o l ó g i ­
ganización de la sociedad. La ciencia fue c a ) . Sin embargo, en el período inmedia­
tamente posterior a la segunda guerra ciedad de la información. La cultura po­
mundial, la antropología critica confron­ pular empezó a verse crecientemente co­
tó crecientemente cuestiones de cultura mo arma de dos filos en razón de su pro­
con poder y economía política, viéndose pia ambivalencia: rica en manifestacio­
como alternativa a las tendencias hacia nes espontáneas, de una parte, y en
la elisión de las fuerzas históricas del CA­ acerbas críticas del orden imperante, de
PITALISMO y el COLONIALISMO para hacer la otra. El punk-rock británico de los pri­
la antropología parte del proyecto hege- meros tiempos fue tema paradigmático
móníco de MODERNIZACIÓN y DESARRO­ del trabajo etnográfico de los estudios
LLO del tercer mundo durante los dece­ culturales de Birmingham (Frith, 1983;
nios de 1950 y 1960. Las publicaciones Hebdige, 1979; P. Willis, 1977) y así, fá­
Critique o f Anthropology y Dialécticai cilmente cooptado por las estructuras
Antkropolágy se asociaron a esta iniciati­ consumistas del mercado y de la econo­
va, al igual que el Departamento de An­ mía cultural. Este revitalizado sentido
tropología de la Universidad de Colum­ cultural crítico de finales de los ochenta
bia. En comparación con la elaboración y los noventa se había reforzado con las
intelectual marxista en Inglaterra y aportaciones del pensamiento francés
Francia, gran parte de este movimiento posterior a la guerra de Argelia y a la
era teóricamente inconsistente, al refle- crisis d e 1968 (v é a s e POSMODERNO).
jar la política de la guerra fría y la ani­ En la antropología, la escuela de Frank­
madversión ideológica contra una teoría furt sirvió como telón de fondo común
marxista excesivamente explícita en Es­ del escenario recorrido al tiempo por an­
tados Unidos. Por consiguiente, muchas tropólogos, historiadores coaliados y au­
de sus manifestaciones se englobaron ba­ tores de estudios culturales que operaban
jo la etiqueta genérica de MATERIALISMO en sociedades con manifiesta división de
CULTURAL, y progresaron hacia estudios clases, dominadas por el mercado y frac­
de carácter más ecológico que politico­ turadas por brotes revolucionarios (M.
económico. No obstante, estas orientacio­ Fischer, 1980a, 1980b; Taussig, 1980,
nes abrieron camino a la antropología pa­ 1987) al igual que en Norteamérica (Lip-
ra incorporar las abundantes investigacio­ sitz, 1988, 1990; Fritz, 1983). Walter
nes en torno a la teoría del subdesarrollo Benjamín (1994) fue redescubierto como
(véase TEORÍA DEL SISTEMA MUNDIAL), el crítico elaborador e ideólogo de la facción
MARXISMO ESTRUCTURAL, la historiogra­ de la cultura moderna que se opuso y re­
fía marxista británica y los estudios cul­ sistió a la asimilación por los modos de
turales (E. Thompson, 1965; Aston y producción e intercambio imperantes. Él
Philpin, 1985; R. Williams, 1958, 1975). ofreció el contrapunto optimista al pesi­
3. En la década de 1960, el movimiento mismo de Adorno por (la ausencia de) un
estudiantil redescubrió la teoría crítica potencial tecnológico moderno incapaz
de la escuela dé Frankfurt como impor­ de acoger la expresión de los diferentes
tante fuente inspiradora de censuras a la grupos sociales y la propagación libre de
sociedad, a la política de masas y al con­ sus subculturas y perspectivas* Las cues­
trol ejercido por las sociedades burguesas tiones á la Frankfurt se vieron suple-
mediante difusos mecanismos culturales mentadas por el marxismo estructural
hegemónicos, fácilmente trasladables a de Althusser, inquisidor de la estructura­
Norteamérica y a su estado de seguridad ción de los procesos ideológicos, y por los
nacional, con su consumismo y con el al­ planteamientos gramscianos relativos a
cance de su globalmente hegemónica so­ la formación de las estructuras cultura­
les hegemónicas. A mediados de la década Smith y Winterhalder, 1992) en la an­
de 1980, todas estas cuestiones se vieron tropología biológica; ecología cultural y
igualmente amplificadas por las formu­ de sistemas (Ellen, 1982; Hardesty, 1977;
laciones del llamado grupo posmoderno Netting, 1986) en antropología cultural;
de escritores franceses (Foucault, Den-i­ y etnoecología en lingüística (Berlin,
da, Lacan, Baudrillard). En primer pla­ 1992). Bástenos revisar aquí brevemente
no se discutía de qué modo el chip de si­ los logros más importantes de los antro­
licio o la revolución informática de 1979 pólogos culturales en el conocimiento de
estaba cambiando la naturaleza de la co­ la ecología humana y la ADAPTACIÓN des­
municación, y de ahí las posibilidades de de los trabajos precursores sobre ecología
reorganización social; ejerciéndose espe­ cultural de Julián STEWARD y otros en la
cial énfasis y presión en pro de una ma­ primera mitad del siglo XX.
yor flexibilidad de las formas culturales, Aunque se observan continuidades a raíz
incluidos un mayor control disciplinario, del trabajo de Steward (1955) y su co­
difuso pero a la vez extensivo (Martin, horte y predecesores, muchos de los si­
1994), un cambio de formas en la esfera guientes antropólogos ecológicamente
pública (las nuevas publicaciones de ins­ orientados han desarrollado nuevos en­
piración antropológica Late Editions y foques en respuesta a las deficiencias ob­
Public Culture) y la modificación de ne­ servadas en la obra anterior (Sponsel,
xos entre el capital especulativo, el go­ 1987), Entre éstos se encuentran An-
bierno y la producción de nuevos saberes drew Vayda y Roy Rappaport (1968),
(Rabinow, Í996). MF quienes desarrollaron una aproximación
que les permitiera investigar el juego
antropología cultural Véase AN­ mutuo entre cultura y ecología a medida
TROPOLOGÍA., CULTURAL Y SOCIAL. que las poblaciones humanas se adaptan
a su(s) ecosistema(s). Aplicaron sistemá­
antropología de la a dvocacy ticamente conceptos biológicos a la eco­
Véase ANTROPOLOGÍA ECOLÓGICA,, DERE­ logía humanaTincluida la población co­
CHOS HUMAMOS. mo unidad de análisis, ecosistemas como
contexto y adaptación como proceso di­
antropología dialógica Véase voz. námico de interacción entre población y
ecosistema. Primero se centraron en un
antropología ecológica Aunque análisis de aferencias y eferencias ener­
las ciencias del medio ambiente, inclui­ géticas en la tecnología y organización
do el conservacionismoj datan de mu­ social del trabajo para recoger y producir
chos siglos atrás (Glacken, 1967), han alimentos. Todas estas consideraciones
cristalizado principalmente a partir de la se insertaron en el marco biológico de
década de 1960, y su aplicación en antro­ factores limitantes y de la llamada CAPA­
pología ha formado parte de este proceso CIDAD PORTADORA. Componentes de la
histórico. Cada subcampo de la antropo­ cultura como la RELIGIÓN y la GUERRA
logía ha desarrollado su propio enfoque fueron considerados mecanismos regula­
de la ecología humana: paleoecología en dores que contribuían a mantener un
arqueología (Butzer, 1982); ecología de equilibrio entre la población y sus recur­
los primates (Richard, 19S5); adaptabili­ sos. Este marco teórico fue elegantemen­
dad humana o más estrictamente, antro­ te usado por Rappaport (1967) en su tra­
pología fisiológica (Frisancho, 1995); y bajo de campo sobre los tsembaga de
ecología comportamental humana (Eric Nueva Guinea. Consideró su RITUAL y
sus acciones guerreras como regulación la gente dice y lo que hace, los antropó­
del delicado equilibrio entre las pobla­ logos lingüísticos de orientación ecológi­
ciones humana y porcina para reducirla ca han puesto el acento en el estudio del
competición entre ambas especies. (Hu­ pensamiento nativo acerca de los fenó­
manos y cerdos son sorprendentemente menos ambientales. Gran parte de este
próximos en fisiología, tamaño corporal trabajo se ha concentrado en la construc­
y dieta omnívora,) Esta «biologuación» ción de CLASIFICACIONES jerárquicas de
del enfoque ecológico en la antropología términos nativos referidos a campos am­
cultural llevó a la denominación de «an­ bientales particulares, como tipos de
tropología ecológica» en sustitución de suelo para la agricultura o plantas silves­
la stewardiana «ecología cultural»* aun­ tres usadas con fines medicinales. Ideal­
que las dos se usan a menudo como sinó­ mente, la etnoecología comprende el co­
nimos (Bennett, 1976, 1995). nocimiento del medio local, las creen­
Marvin HAÍUUS (1979) intentó progresar­ cias, los valores y las actitudes, y vincula
en esta explicación ecológica, así como en las nociones ambientales con acciones
la descripción de culturas, desarrollando adaptativas acertadas o no y consecuen­
una estrategia de investigación científica cias respectivas. En la práctica, la etno­
más explícita y sistemática a la que dio el ecología se ha reducido a menudo a ta­
nombre de «MATERIALISMO CULTURAL». xonomía nativa de algún ambiente o a
En esta estrategia asignó prioridad de es­ un mero inventario descriptivo de los
tudio y primacía causal a la infraestructu­ nombres y usos de un subconjunto de es­
ra sobre la estructura y la superestructura pecies animales o vegetales (Berlín, 1992).
porque es del todo fundamental para la Sin embargo, algunos etnoecólogos, co­
supervivencia y adaptación humanas, Ha- mo Harold Conklin (1957, 1980) han ido
iris y sus discípulos han aplicado esta es­ mucho más lejos y han publicado datos
trategia a la explicación de muchas cos­ insólitamente detallados, como pone de
tumbres e instituciones tan peculiares co­ manifiesto la investigación de Conklin
mo desconcertantes. El caso clásico es el integradora de la etnoecología y la eco­
de la vaca sagrada de la India. Harris logía cultural de los agroecosistemas de
(1985) afirmó que la vaca es sagrada no los hanunoo y los ifugao de las Filipinas.
sólo en razón de las creencias religiosas Recientemente, algunos antropólogos
hindúes y otras, sino, en última instancia* han empezado a superar algunas de las
porque es indispensable para la economía limitaciones de estos enfoques añadien­
agrícola en el medio indio* en especial pa­ do una dimensión diacrónica al examen
ra la labranza, el abono (excrementos), el de cómo la cultura y el ambiente se in­
combustible (excrementos secos) y la le­ fluyen y cambian mutuamente con el
che (en vez de carne). tiempo, método que se ha dado en llamar
El trabajo de Rappaport, Harris y otros «ecología histórica» (Crumley, 1994).
en torno a líneas similares ha sido criti­ Particularmente notable es el trabajo de
cado en algunos aspectos, sobre todo por William Balee (1994) sobre los ka’apor
confundir orígenes y funciones (Moran, de la Amazonia brasileña, quienes reco­
1990) y por suponer que casi todo lo que nocen 768 especies de plantas desde el
persiste es fruto de la adaptación (Ed- estadio semillar al adulto reproductivo,
gerton, Í992). el repertorio etnobotánico más extenso
Mientras que Harris se concentra en el jamás recogido en cualquier pueblo de la
comportamiento observable porque le Amazonia. Además, Balee ha aplicado la
impresiona la discrepancia entre lo que ecología histórica para integrar aspectos
de etnoecología, ecología cultural, ecolo­ La explotación y destrucción de las socie­
gía biológica, ecología política y ecología dades indígenas en FRONTERAS como la
regional en un marco de trabajo proce­ Amazonia por ESTAnOS y sus delegados
sual. En este contexto ha analizado la res­ vincula ecocidio con ETNOCIDIO y aun GE­
puesta de los ka’apor a las limitaciones y NOCIDIO. Un caso específico queda paten­
oportunidades adaptativas tanto en su te en los millares de buscadores ilegales
medio natural como social, incluyendo de oro que han causado verdaderas masa­
asimismo a otras sociedades indígenas, a cres, epidemias devastadoras, envenena­
los afroamericanos y a los emigrantes eu­ miento por mercurio y otros problemas
ropeos, cada uno de ellos con su particular de extrema gravedad tras su invasión del
impacto en su medio natural. territorio de la nación yanomami en Bra­
El enfoque antropológico de las interac­ sil y Venezuela desde mediados de la dé­
ciones humano-medio ambiente descri­ cada de 1980 (Sponsel, 1994; Tiemey,
tas anteriormente se ha limitado en gran 199o). En consecuencia se ha creado una
medida a la investigación básica, pres­ palestra de interés mutuo para la antro­
tándose muy poca atención a aspectos de pología ecológica y la defensa, que da asi­
aplicación, y no digamos a la acción y el mismo cabida a los derechos humanos
trabajo constructivos. Sin embargo, más (M. Miller, 1993; Sponsel, 1995).
allá de estos síntomas de crisis medioam­ Una de las contribuciones prácticas de la
biental, como la depleción de recursos, la antropología ecológica ha sido demos­
contaminación, la extinción de especies, trar la eco-lógica o razones ambientales
la desforestación tropical, etc., es cada de aspectos de la cultura de las socieda­
vez mayor el reconocimiento de que es­ des indígenas que los ajenos a éstas han
tos fenómenos se relacionan a menudo valorado indefectiblemente de forma
con formas varias de VIOLENCIA., incluida negativa en razón de su propio ETNOCEN-
la violación de los DERECHOS HUM ANOS TRISMO y RACISMO (Bodley, 1994). Por
(Homer-Dixon et 1993; B. Johnston, ejemplo, las prácticas tradicionales de
1994). Así, la ecología radical, conglo­ ARRASAMIENTO (tala y quema) son soste-
merado de diversos enfoques ecológicos nibles en tanto la densidad poblacional
más allá de los criterios meramente an­ sea baja, tengan carácter de subsistencia
tropológicos, empieza a influir en los es­ y se disponga de suficiente bosque para
pecialistas, junto con la obra práctica y barbecho, nuevos HUERTOS y terreno pa­
advocatoña de la propia profesión (R. ra la caza. Así, aunque habitada por so­
Wright, 1988). Carolyn Merchant (1992, ciedades indígenas desde hace milenios,
p, 1) nos da la descripción más concisa de la Amazonia no se vio nunca amenazada
ecología radical: de desforestación hasta la llegada del DE­
La ecología, radical se enfrenta a la ilusión SARROLLO económico de estilo occidental
de que las gentes son libres de explotar la de los últimos decenios- Además, el arra­
Naturaleza y moverse en la sociedad a ex­ samiento tradicional puede potenciar de
pensas de otros con una renovada cons­ hecho la biodiversidad creando un mo­
ciencia de nuestras responsabilidades saico de comunidades bióticas en dife­
frente a la propia Naturaleza y al prójimo. rentes estadios de sucesión o desarrollo
Busca una nueva ética del cuidado de la (Sponsel, 1992). Los ambientalistas, con­
Naturaleza y de las gentes, a las que facul­ servacionistas y otros reconocen de ma­
ta para efectuar cambios en el muiido en nera creciente la importancia de las co­
consonancia con una visión social y una munidades locales y su conocimiento,
ética nuevas. cultura y valores para la gestión sosteni-
ble de los recursos y la conservación de ral (los humanos son animales espiritua­
la biodivejsidad (Klee, 1980; Sponsel et les), aborda cuestiones elementales como
a l, 1996), el lugar de la humanidad en la naturale­
Otro componente de la ecología radical za, proporciona valores morales como la
es el ecofemmismcij que analiza la domi­ reverencia por la vida, y puede ser una
nación masculina de las mujeres vincu­ poderosa fuerza que motive a los creyen­
lada a la de la humanidad sobre la natu­ tes emocional e mtelectualmente (Roc-
raleza. En consecuencia, el ecofeminis- kefeller y Eider, 1992). Así, la World
mo sostiene que para crear una sociedad Wildlife Fund patrocinó una conferencia
más sostenible hay que cambiar las reía- de líderes de las llamadas grandes reli­
ciones hombre-mujer y humano-am­ giones (budismo, cristianismo, hinduís-
biente. El papel de las mujeres es crasa- mo, islam y judaismo) para extraer de
mente despreciado en la antropología sus doctrinas los ingredientes relevantes
ecológica en igual medida que en el de­ para construir una ética ambiental soste­
sarrollo medioambiental (Rodda, 1991; nible para la comunidad de sus seguido­
Shiva, 1989). res. Sin embargo, la discrepancia entre
Por último, la ecoteología, o ecología es­ ideales religiosos y comportamientos rea­
piritual, ha emergido como campo trans- les sigue siendo el mayor obstáculo para
disciplinario en anos recientes, aunque el uso de la religión en la promoción de
ya vagamente preanunciada por varios una sociedad más sostenible*
estudios casuísticos etnográficos cierta­ La antropología ecológica contemporá­
mente soberbios, como el trabajo sobre nea tiene la oportunidad de brindar una
Nueva Guinea (Rappaport, 1979), la or­ gran ayuda a las ciencias medioambien­
ganización del riego por los sacerdotes tales y a su aplicación en todo el mundo,
del templo en Bali (Lansing, 1991) y el Pero, dado que la mayoría de los antro­
uso del bosque por los norteamericanos pólogos han escrito primariamente para
nativos en el subártico (R* Nelson, 1983) sus colegas, poca ha sido la influencia
y Amazonia (Reichel-Dolmatoff, 1971). que han tenido en el público o en los or­
Ha surgido del reconocimiento de que la ganismos estatales (Milton, 1993), El re­
causa más profunda y última del rompi­ to que los antropólogos culturales debe­
miento ambiental y social es la visión oc­ rán asumir en el futuro no es otro que
cidental del mundo y los valores y actitu­ llegar a una audiencia ajena a su clase y
des asociados, comprendidos el materia­ lograr que las comunidades que albergan
lismo y el consmnismo, que reflejados en sus trabajos de campo sean colaboradores
el comportamiento tienen consecuencias activos en todas las fases de su investiga­
maladaptativas (Tucker y Grim, 1994). ción (Sponsel, 1995). LS
Esta visión mundial ya no se limita al Véase también ETNOBOTÁNICA, ETNOCIEN-
Occidente geográfico; empezando con el CIA, ETNOZOOLOGÍA, ANTROPOLOGÍA FEMI­
COLONIALISMO, es un síndrome que se ha NISTA, PESCA,. PRODUCCIÓN ALIM ENTARIA,
propagado por todo el planeta junto con RECOLECTORES, FUNCIONALISMO, GÉNERO,
la industrialización, la MODERNIZACIÓN y CAZA, PASTORES NÓMADAS, TEORÍA DE SIS­
otras fuerzas globalizadoras precipitado- TEMAS.
ras de un desequilibrio ecológico y social Otras lecturas J. Anderson, 1973; Bates
(Bennett, 1976; Dobson, 1991). y Plog, 1991; B. Campbell, 1985; Crosby,
La RELIGIÓN se considera un componente 1972, 1986; Dobson, 1991; J. Hugues,
más para afrontar la crisis medioambien­ 1983; McNeely y Pitt, 1985; Merchant,
tal, dado que es un universal transcultu- 1994; Moran, 1979; Oldfield y Alcorn,
1991; Orlove, 1980; Shiva, 1991; D. varias adiciones al poder muscular hu­
Spring y Spring, 1974. mano, como trampas, lanzas, arcos y fle­
chas, lanzavenablos y veneno. Se hace
antropología económica Se cen­ uso extensivo del hueso, la piedra, las fi­
tra en dos aspectos de la economía: (1) bras vegetales y la madera para cons­
suministro, que es la producción y distri­ truir herramientas y objetos. Dos son las
bución de bienes y servicios necesarios y opiniones más extendidas acerca de la
opcionales; y (2) la estrategia de econo­ productividad de la recolección. La de la
mizar, descrita a menudo en términos SOCIEDAD AFLUENTE ORIGINAL sostiene
del DEBATE FORM AUSTA-SUSTANTm STA. que las economías de la edad de piedra
Los antropólogos anteriores b abían dedi­ producen sustancialmente menos que su
cado casi todo su tiempo al estudio del potencial, aunque su tecnología es más
aprovisionamiento; en la segunda mitad que adecuada para subvenir a las necesi­
del siglo XX, no obstante, ha sido el se­ dades alimentarias de la población. Sus
gundo aspecto el que ha concitado la seguidores observan que los recolectores
atención mayoritaria. comen razonablemente bien (en térmi­
nos de calorías), trabajan poco, disponen
Producción de considerable tiempo de ocio y tienen
Hace referencia a los procesos de adquisi­ pocas necesidades económicas: de ahí la
ción de recursos y su consiguiente trans­ afluencia. Los críticos arguyen que las
formación en objetos y acciones útiles. Es­ medidas empíricas del esfuerzo inheren­
tos objetos comprenden alimentos, cobijo te al trabajo son excesivamente escasas y
y manufacturados, al igual que piezas breves para constituir una muestra re­
simbólicas, desde los postes totémicos a las presentativa, y subrayan que la defini­
pirámides. Antes de 1940 se esperaba que ción de TRABAJO es crucial para el análi­
los antropólogos redactaran un capítulo sis de la productividad. Si se cuentan la
sobre CULTURA MATERIAL que al menos fabricación de herramientas y la prepa­
nos proporcionara un inventarío parcial ración de la comida, las horas de trabajo
de los objetos propios de la cultura. aumentan considerablemente. Aunque
Los sistemas de PRODUCCIÓN ALIM EN TA­ la evidencia a favor es poca y la contraria
RIA se clasifican con frecuencia en varias sustancialmente superior, la mayoría de
categorías: caza y recolección, horticul­ los antropólogos (y otros) han aceptado
tura, agricultura e industria. La dimen­ la posición de afluencia original.
sión subyacente a esta escala es proba­ Aunque todas las economías siguen
blemente la aferencia y eferencia ener­ practicando la recolección (caza de ani­
gética respectivas: ambas son bajas en el males salvajes, pesca, cosecha de plantas
extremo recolector y altas en el indus­ no domesticadas), las economías especia­
trial (Leslie White, 1945). Dado el ma­ lizadas en la recolección-merodeo han
yor conocimiento antropológico de las desaparecido en su mayoría a medida
sociedades de pequeña escala, la presen­ que la tecnología y los productos alimen­
tada es más precisa y válida en el extre­ tarios de la industria se han difundido
mo ergopénico. por doquier. Los esquimales siguen ca­
Los RECOLECTORES merodeadores o nó­ zando y comiendo focas, pero la herra­
madas no utilizan especies domesticadas, mienta es el riñe y la carne de foca se co­
y el perro es el único animal de ayuda me generalmente con acompañamiento
para la producción. Y aunque la tecnolo­ de verduras adquiridas en el colmado de
gía en juego se considera simple, incluye la esquina. La HORTICULTURA, cultivo de
a n t r o p o l o g í a , e c o n ó m ic a . 67

centenares de especies de plantas domes­ madera y productos alimentarios como


ticadas junto con algunos animales la cerveza, el vino, el aceite de oliva y la
igualmente domesticados, está hoy mu­ pasta de pescado. No ha sido mucha la
cho más extendida que el nomadeo de investigación dedicada al aspecto del su­
recolección. Las economías que depen­ ministro de materias primas, la tecnolo­
den de la horticultura, presentes sobre gía, la energía, la organización de la pro­
todo en los trópicos, muestran densida­ ducción o la productividad de estas indus­
des poblacionales más altas que los pue­ trias artesanales. Una notable excepción
blos recolectores. Cabe la obtención de la ofrece el magnífico trabajo de Scott
excedentes como una de las característi­ Cook (1982) sobre los picapedreros de
cas del modo doméstico de producción Oaxaca, México, que fabrican las muelas
(véase CHAYANOV, PENDIENTE DE), pero no que luego aplican a la preparación de la
se realiza. Nuestro conocimiento de la comida. De manera similar, aunque los
productividad de la horticultura en todo antropólogos estudian ahora numerosos
caso incluye el empleo de herramientas aspectos de la SOCIEDAD INDUSTRIAL, has­
de acero. Antes de contar con el metal, ta el presente ha sido poca la atención
estas sociedades dependían de las berra- dedicada a la economía de la produc­
mientas de piedra para cortar leña, acer­ ción industrial.
ca de lo cual carecemos de datos de pro­ Todas estas economías se sirven de la
ductividad. De ahí que la posibilidad de tecnología y de la división del trabajo.
medir la capacidad de la tecnología de la La primera se define a veces estricta­
edad de piedra es bastante restringida. mente basándose en las herramientas en
Hay muchos estudios sobre la AGRICUL­ juego, pero en sentido más amplio com­
TURA, que en su mayoría la han entendi­ prende también procesos y saber. Por
do como CAMPESINADO. La agricultura se ejemplo, los recolectores disponen de
concentra típicamente en el cultivo de una tecnología simple y más bien de po­
un pequeño número de especies domes­ cas herramientas, y comparados con la
ticadas y depende de una, o de unas po­ economía industrial, es relativamente
cas, para satisfacer las necesidades caló­ escasa la energía que obtienen. Pero esta
ricas, Los sistemas agrícolas se caracteri­ visión materialista pasa por alto el vasto
zan a menudo de manera sumaria en conocimiento del comportamiento de los
función de estos cultivos clave, en parti­ animales y las características de las plan­
cular, arroz, trigo y maíz. Concurre igual­ tas, y probablemente el saber meteoroló­
mente el uso sistemático y extensivo de gico, que el recolector medio debe poseer
animales domesticados, para la tracción, Nuestro conocimiento de sus habilidades
lalecbe, el estiércol y la carne. Todos los se encuentra aún en la infancia porque
campesinos estudiados por los antropólo­ nos hemos concentrado solamente en las
gos dominan al menos la tecnología del herramientas. De hecho, dado que los
hierro. Los sistemas agrícolas producen humanos han sido recolectores durante
considerables excedentes, de modo que mucho más tiempo que otras cosas* no
en la familia campesina, la producción puede haber duda de que esas sociedades
es mayor que el consumo. a pequeña escala hablan desarrollado un
Cualquier economía que cuenta con un considerable caudal de saber y destreza.
sector campesino tiene asimismo mu­ La DIVISIÓN DEL TRABAJO hace referencia
chos otros sectores de producción, inclui­ al número de especialistas activos en una
dos los artesanos especializados en la economía dada. Las economías de reco­
piel, la cerámica, el metal, el vidrio, la lección y horticultoras presentan una di­
visión del trabajo basada en GÉNERO y queñas participan en estas redes de in­
SISTEMAS DE EDAD. Toda persona de una tercambio. En las sociedades de escala
categoría dada se considera intercambia­ mayor se encuentran lugares específicos
ble y el número de categorías es pequeño. de transacción, zocos o mercados, donde
Con la invención de las ciudades aumen­ tiene lugar una sustancial medida de in­
tó rápidamente la división del trabajo, al tercambios asociados con un alto grado
igual que el número de productos y pro­ de división del trabajo y un gran número
cesos. Presumiblemente, la naturaleza del de bienes y servicios. Una cuestión prin­
empleo a tiempo total de una especiali­ cipal al respecto es cómo se distribuyen
dad está positivamente relacionada con el estos bienes per capita. Las SOCIEDADES
aumento del saber y la productividad. Al IGUALITARIAS, en su mayoría de recolecto­
propio tiempo cambia la tecnología. res y horticultores, trabajan duramente
para lograr un acceso aproximadamente
Distribución igual per capita a los recursos y perte­
Hace referencia a cómo se transfieren nencias materiales. Las sociedades mu­
los bienes (y servicios) de una persona a cho más grandes y estratificadas, en
otra. La mayor parte de la investigación cambio, se definen por el acceso desigual
en antropología económica de los últi­ per capita a los recursos, posesión desi­
mos cincuenta años se ha dedicado a la gual de bienes, y sistemas de producción
distribución más que a la producción. basados en la agricultura o la industria
Muy pronto se descubrió que las socieda­ (véase ESTRATIFICACIÓN).
des «primitivas» carecían de DINERO, o al
menos la clase que conocemos, y cómo Temas
podían las sociedades distribuir sus bie~ La transferencia de bienes de una perso­
nes sin dinero era una cuestión clave, lo na a otra implica derechos de PROPIEDAD,
cual entraña cuestiones relativas al valor lo cual sigue siendo uno de los aspectos
y a la propiedad. menos conocidos de cada sociedad y cada
El trabajo del historiador económico K.arl economía. La transferencia de un bien
Polanyi dominó la escena durante trein­ de una persona a otra parecería requerir
ta años (K, Polanyi et al, 1957), Propuso bien el concepto de propiedad, bien el de
que todas las economías se constituían fuerza. Sin embargo, la mayor parte de
conforme a uno de los tres principios bá­ la atención antropológica se ha centrado
sicos de la distribución: RECIPROCIDAD, en los aspectos de la transferencia más
REDISTRIBUCIÓN y MERCADO, aunque los que en los de la propiedad. La produc­
otros dos seguían a menudo vigentes en ción también puede ser instrumental en
papeles subordinados. Más recientemen­ la creación de derechos de propiedad en
te, el esquema dominante, basado en el sentido de que hay recursos naturales
gran medida en las obras de M au s s y (tierra, caza, arcilleras, etc.), herramien­
Marx, ha llevado a primer plano el con­ tas, procesos y conocimientos que en las
cepto de REGULO. Reciprocidad y redistri­ economías de gran escala pueden ser ob­
bución, y regalo, son formas de distribu- jeto de disposiciones que regulan su pro­
ción que no requieren del dinero. piedad.
Todas las sociedades humanas poseen La ESTRUCTURA SOCIAL es un concomi­
instituciones de intercambio mediante tante principal de la organización econó­
las cuales se transfieren bienes y servi­ mica, Mediante el proceso de división
cios de un grupo local a otro (véase CO­ del trabajo las sociedades crean unidades
MERCIO). Incluso las sociedades más pe­ de producción diferenciadas, incluidas
las cuadrillas de trabajo, ias unidades fa- producen y mantienen poblaciones cró­
miliares, -los galpones de obreros, las nicas que persisten muy por debajo de la
plantaciones, las compañías y las comu­ capacidad portadora (véase SOCIEDAD
nidades. También hay unidades de con­ AFLUENTE ORIGINAL).
sumo (individuos, familias, estirpes y co­ La DIFUSIÓN de los rasgos culturales ha
munidades). La propiedad pertenece a suscitado indefectiblemente el interés de
una unidad jurídica, que puede ser el in­ los antropólogos. Cabe presumir que se
dividuo, la familia, la estirpe, un pueblo ha producido una difusión no coercitiva
o una ciudad. Por tanto, el estudio de la de rasgos por áreas muy vastas (de escala
economía de una sociedad requiere una al menos continental) durante milenios.
clara descripción de algunas facetas de El cobre, la obsidiana y las gemas se en­
su estructura social. cuentran siempre a miles de kilómetros
La población tiene una curiosa historia de su origen en tiempos muy remotos.
en la antropología económica. Los antro­ Alguna especie de mecanismo de inter­
pólogos han sabido desde hace mucho cambio ha de explicarlo. Aunque la dise­
tiempo que algunas características eco- minación de objetos materiales es fácil
nómicas se asocian con pequeñas pobla­ de documentar, las ideas, herramientas y
ciones con escasa densidad, mientras que conocimiento de procesos han de poder
otras lo hacen con grandes poblaciones y serlo de igual modo. Este modelo de di­
densidad demográfica alta. Hay una fusión basado en un mimetismo no coer­
marcada correlación entre el tamaño de citivo ha sido reemplazado recientemente
la población y la forma básica de produc­ por el impacto del cambio forzado im ­
ción y distribución de recursos. Una tec­ puesto por el CAPITALISMO, el COLONIA­
nología con haberes como animales y LISMO y el sistema mundial (véase TEO­
plantas domesticados, el riego y la rueda RÍA DEL SISTEMA M U N D IA L) derivado, que
permite la emergencia de niveles de po­ ha dado al traste con las pequeñas socie­
blación mucho más elevados que en su dades, al menos desde el comienzo de la
ausencia. Y algunos rasgos de la estruc­ expansión europea en 1400. El resultado
tura política aparecen asimismo córrela* es que la difusión se considera ahora fru­
cionados con el tamaño poblacional de la to del impacto de las sociedades podero­
sociedad: los cargos políticos no se dan sas sobre las que no lo son tanto, aunque
en ausencia de acceso desigual a los re­ algunos estudiosos han objetado que un
cursos, que a su vez no ocurre normal­ modelo de penetración-subyugación del
mente en ausencia de una agricultura in­ proceso es demasiado simplista y que las
tensiva. gentes de las sociedades de menor escala
Ello ha llevado a encendidos debates siguen ejerciendo sus facultades selecti­
acerca de si la tecnología, la organiza­ vas y de creatividad incluso frente a
ción social o la población es la fuerza im­ fuerzas poderosas. RHun
pulsora del sistema. Así ha sido entendi­ Otras lecturas Appaduarai, 1986; Bel-
do por autores como Boserup (1965), M. shaWj 1965; Bohannan, 1963; C. Gregory
Cohén (1977) y Harris (1979), quienes 1982; Halpeñn, 1994; Herskovits, 1940; A.
ven el aumento de la población como un Johnson y Earle, 1987; Le Clair y Schnei-
estímulo para el cambio de tecnología, lo der, 1968; Ortiz, 19S5; Plattner, 1989;
cual permite a su vez alcanzar niveles de Sahlins, 1972; Wallerstein, 1974; E, Wolf,
población más altos. Pero, si este es el ca­ 1982; Research inEconornic Anthropology
so, no se explica por qué algunas socieda­ [larga serie de artículos periodísticos sobre
des, en particular de recolectores, sub- antropología económica].
antropología feminista Tiene ron en el marco de la EVOLUCIÓN de la so­
por premisa principal la idea de que el ciedad humana, en el mantenimiento y
la negociación del PARENTESCO y de la
estudio del papel de la mujer, sus creen­
FAMILIA, y en la operación del CAPITAUS-
cias y prácticas en la sociedad son funda­
MO global. Los antropólogos del feminis­
mentales para comprender la vida social
mo postulan que es sólo mediante el es­
humana en todos sus detalles y poten­
tudio de hombres y mujeres en las dife­
cial. Aunque la antropología feminista
rentes clases de edad que la antropología
se centra en las MUJERES y en el papel
podrá considerarse realmente atenta a la
que desempeñan, el objetivo último es
variedad transcultuxal de la experiencia
proporcionar un conocimiento más com­
social humana.
pleto de la sociedad humana. La mayo-
La antropología feminista y el campo
ría de los antropólogos feministas creen
más amplio de estudios feministas con­
que los conocimientos adquiridos en
temporáneos nacieron a finales de la dé­
contextos occidentales y no occidentales
cada de 1960 y comienzos de la de 1970,
debieran usarse para mejorar la vida de
en el curso de la que se ha dado en lla­
las gentes en todo el mundo. mar la «segunda ola de feminismo». En
Históricamente, la antropología, como
estos años, las mujeres occidentales, eu­
otras disciplinas académicas, ha sido an- ropeas y norteamericanas, del movi­
drocéntrica con «una marcada orientación miento feminista de liberación reclama­
masculinista de hondas raíces» (Reiter, ron sus derechos civiles y económicos.
1975b, p. 12). Bronislaw Malinowski, fun­ Los objetivos académicos, sociales y polí­
dador del método antropológico contem­ ticos del movimiento feminista de libe­
poráneo de OBSERVACIÓN PARTICIPANTE, ti­ ración cursaron codo con codo con los
pificó una variante de este sesgo al señalar movimientos de los llamados poder ne­
irónicamente que la «antropología es el gro, nativo americano y de liberación
estudio del hombre abrazando a la mujer» homosexual para ambos géneros. Todos
(Moore, 1988, p. 1). Pero, además de una estos grupos sociales, con representantes
minusvaloración del trabajo de la mujer y dentro y fuera del mundo académico, ar­
su papel social en el significado global de gumentaban que sus perspectivas socia­
la vida humana, los antropólogos tendían les, sus experiencias y sus prácticas cul­
a presentar como perspectiva del grupo turales eran críticas para el conocimien­
exclusivamente la masculina. to y la justa valoración de la sociedad
Por ejemplo, cuando los antropólogos se moderna. Estos movimientos se enmar­
propusieron estudiar las creencias ritua­ caron dentro de la llamada «política de
les de un grupo aborigen australiano lle­ identidad» y ayudaron a la instituciona-
varon su atención a las prácticas rituales lizacíón de los programas de estudio de
de los hombres suponiendo erróneamen­ la mujer y a reforzar la presencia de las
te que eran las más importantes desde el mujeres y las minorías en diversas disci­
punto de vista sociológico. En suma, el plinas académicas.
papel del hombre no era tan sólo el más Los conceptos analíticos —diferencia de
estudiado, sino también el que se tenía sexos, género y sexualidad— son críticos
por representativo del grupo. Algunos de en los métodos y teorías utilizados en la
los primeros trabajos de antropología fe­ antropología feminista. El significado y
minista contrarrestaron este enfoque de­ uso de estos tres términos ha cambiado
mostrando la importancia de las mujeres en los últimos cien años y es actualmen­
y su papel social y cultural, que estudia­ te objeto de una profunda revisión. En
general se entiende por diferencia de se­ argumentado que así como la cultura
xo la indicada por las distintas caracte­ construye el género, otro tanto hace con
rísticas biológicas y anatómicas de hom­ el sexo (Butler, 1990). En otras palabras,
bres y mujeres. Así, con referencia últi­ todas las sociedades entienden el cuerpo
ma a las diferencias genéticas, genitales, de manera diferente y eligen qué dife­
hormonales, cerebrales o fisiológicas, ei rencias anatómicas se tienen por sexual-
concepto diferencial tuvo siempre más mente diferenciales y cuáles no. Ade­
importancia que el de posible similari- más, el sexo resulta tan asequible a la
¿ad. Pero no siempre ha sido así, incluso manipulación y alteración cultural como
en la historia de Occidente, cuando se el género, especialmente en las naciones
pensó que hombres y mujeres compartían tecnológicamente avanzadas. Gran parte
un solo sexo (Laqueur, 1990). Además, a de esta investigación ha sido inspirada
lo largo de la historia se han conocido por el estudio de la sexualidad en cuyo
humanos «hermafroditas», cuyos órga­ seno se conceptualiza.
nos sexuales presentan componentes fi­ «Sexualidad» hace en general referencia
siológicos femeninos y masculinos. a cómo la sociedad y sus individuos ejer­
Suele usarse «GÉ NE RO » para significar cen, conciben y representan sus actos eró­
los significados y roles atribuidos dife­ ticos y reproductivos (véase se x o ) . Influi­
rencialmente por la sociedad al sexo. dos por la emergencia del psicoanálisis y
«Género» es lo que entiende la sociedad la psicología modernos, los antropólogos
en razón de las diferencias físicas, anató­ han estudiado tanto las formas institucio­
micas y de desarrollo que reconoce. Los nalizadas como no institucionalizadas de
conceptos de comportamiento masculino la heterosexualidad y de la HOMOSEXUALI­
y femenino —el tipo de actitud, activida­ DAD. Harriet Whitehead (1981, p. 80) ha
des y el habla que se esperan o permiten observado, no obstante, cierto paralelo
de «verdaderos hombres» y «verdaderas entre el androcentrismo de la antigua an­
mujeres» no son sino constructos asocia­ tropología y un «solecismo antropológico
dos al género. Se trata de creencias cul­ contemporáneo presente a menudo en es­
turales que organizan la práctica social, tudios ... que interpretan los estilos de la
no de hechos biológicos. Los antropólo­ homosexualidad plenamente institucio­
gos del feminismo han revelado cierta­ nalizados a la luz de los que no lo están».
mente que no hay roles genéricos uní- A l margen, los antropólogos han demos­
versales para hombres y mujeres, respec­ trado que sexo, género y sexualidad son
tivamente. Así, hace ya más de cincuenta conceptos estrechamente relacionados en
años que Margaret M EAD (1 9 5 5 , pp, 16, otras culturas y a menudo utilizados con
18) señaló que: fines- de control social. Por ejemplo, una
Mientras que cada cultura ha institucio­ sociedad puede tratar de controlar las
nalizado de algún modo los papeles pro­ prácticas sexuales de determinados gru­
pios del hombre y la mujer ... los tempe­ pos de edad y género, pero no de otros.
ramentos que consideramos natos de un Además, las sociedades contemplan a me­
sexo podrían ser meras variaciones del nudo la sexualidad de hombres y mujeres
humano, conforme al cual los miembros de modo muy diferente; los primeros, ac­
de uno u otro sexo o de ambos pueden ser tivos, viriles y productivos, y las segundas,
educados para emular, con más o menos peligrosas, contaminantes o socialmente
éxito entre individuos. problemáticos. Las sociedades varían asi­
Recientemente, algunos feministas post- mismo considerablemente en cómo juz­
estructurales y teóricos del género han gan, se representan y regulan las prácti­
cas sexuales de las parejas homosexuales GÜÍSTICA y de los SOCIOLINGÜISTAS han
y heterosexuales. En Occidente, las pare­ estudiado qué registros lingüísticos espe­
jas homosexuales sufren discriminación ciales pueden usar las mujeres y cómo
política y económica. Pero en muchas so­ difiere su expresión frente a la masculi­
ciedades el acto homosexual se acepta co­ na en la sociedad en que viven. Así, los
mo práctica erótica vital, parte de cere­ primeros trabajos sobre feminismo y lin­
monias religiosas o parte de los sistemas güística prestaron particular atención a
de parentesco y alianza. Influidos en cier­ por qué la expresión femenina se consi­
ta medida por las obras de Michel Fou­ deraba transculturalmente menos pres­
cault, los teóricos más modernos de la tigiosa que la masculina y por que mu­
cultura y la sexualidad han empezado a chas lenguas se estructuraban con carác­
cuestionar la aplicabilidad de las nociones ter claramente sexista, por qué se se dice
occidentales de homosexualidad y hetero- genéricamente «e l hombre» y no «e l hu­
sexualidad a las culturas no occidentales. manos, y se usa el masculino plural para
Desde sus albores, la antropología femi­ componentes mixtos, etc. Muchos traba­
nista ha abarcado una vasta variedad de jos posteriores han abundado sobre estos
prespectivas teóricas, intereses geográfi­ extremos. Tanto si el interés se centra en
cos y enfoques metodológicos y ha com­ la estructura de la lengua como en su
prendido los cuatro campos clásicos de la uso, los antropóologos feministas han
antropología: sociocultural, lingüístico, tratado de revelar cómo y por qué la len­
físico y arqueológico. Por ejemplo, en el gua y el habla sitúan simbólicamente a
marco de la ANTROPOLOGÍA sociocultural, las mujeres en un plano inferior al de los
los antropólogos han estudiado las prac­ hombres.
ticas y experiencias sexuales y la repre­ En el marco de la antropología física, los
sentación y el significado cultural de las feministas han atendido a una gran va­
mujeres en sociedades de todo el mundo, riedad de temas, incluidos la reproduc­
sin dejar de abordar ningún subcampo. ción y su relación con la estructura so­
Los estudios sobre el parentesco, el ma­ cial, la evolución de los roles por sexos
trimonio y la familia hubieron de ser re­ entre los grandes primates y el estudio
visados cuando los etnógrafos empeza­ del comportamiento sexual o social de
ron a comprender el papel de la mujer los primates no humanos para compren­
en la negociación de los desposorios de der la conducta humana prehistórica o
sus hijas e hijos, en la manipulación de contemporánea (Hrdy, 1981). Las opi­
los vínculos de parentesco con miras al niones de los antropólogos feministas
provecho económico y político, y como que han trabajado en el campo de la an­
agentes sexuales activos más que como tropología física difieren notablemente
objeto pasivo del deseo sexual de los entre quienes creen que las diferencias
hombres. De manera similar, el estudio biológicas entre hombres y mujeres no
antropológico de la religión, los sistemas limitan significativamente su respectiva
políticos y la economía fue revisado en capacidad social parental, para la agre­
su planteamineto teórico y etnográfica­ sión y la guerra, para el trabajo y el ren­
mente enriquecido cuando la vida, la dimiento intelectual, y aquellos que in­
historia y las perspectivas femeninas fluidos por las tendencias apuntadas en
fueron tenidas en cuenta. la SOCIOBIOLOGÍA. entienden que existe
Los antropólogos feministas han atendi­ una diferencia esencial entre la fisiolo­
do igualmente a la relación entre género gía masculina y la femenina que hace a
y l e n g u a j e . Bajo la influencia de la L IN ­ los individuos de uno y otro sexo más o
menos idóneos paja determinados roles tural del género en las sociedades no oc­
sociales. cidentales y su impacto en la estructura
Por último, la antropología feminista ha social local.
influido notablemente en los métodos y Los trabajos más recientes se han centra­
teorías de la ARQUEOLOGÍA y, en conse­ do en dos grandes campos: primero, la
cuencia, en nuestro conocimiento de la relación entre el concepto cultural de
evolución humana y la sociedad prehis- género y sexualidad y la distribución de
tórica y clásica. Los antropólogos femi­ poder en la sociedad, y segundo, las apre­
nistas han revisado nuestras conclusio­ ciaciones y cuitas que los estudios postes-
nes acerca de los registros arqueológicos tructurales, poscoloniales y posmodernos
y el papel de las mujeres en la prehisto­ han sacado a la luz en el plano más ex­
ria. Un importante efecto en la arqueo­ tenso de la antropología feminista, don­
logía ha sido, por ejemplo, la intuición de muchos de sus estudiosos cuestionan
femenina de que los arqueólogos proyec­ ahora la utilidad de la categoría «M UJE­
tan a menudo la noción de género en los RES» y llevan su interés al hecho no sólo
materiales arqueológicos aun cuando no de que las mujeres con diferentes orien­
aparezca en ellos (Conkey y Williams, taciones sociales, étnicas y sexuales ha­
1991)- Por ejemplo, por creerse en gene­ yan sido oprimidas e ignoradas por las
ral que en la mayoría de las sociedades instituciones androcéntricas patriarcales,
de cazadores-recolectores eran hombres sino también a como ellas mismas opri­
los que cazaban y mujeres las que reco­ men e ignoran a mujeres de otras clases,
gían, cuando un arqueólogo hallaba una etnias y orientación sexual. EP
punta de piedra («punta de flecha») se Véase también ESTRUCTURALISMO, CLASE,
entendía que la región había estado ha­ GRUPOS ÉTNICOS, POSMODERNO.
bitada por cazadores, a pesar de que la Otras lecturas P. Caplan, 1987; D i Leo­
punta en sí no podía revelarnos explíci­ nardo, 1991b; S. Errington y Atkinson,
tamente quién se había servido de ella. 199Ü¿ Ortner y Whitehead, 1981; Philips
La antropología feminista se ha ilustra­ eí 1987-, Smuts, 1985-, M, Strathern,
do y enriquecido con una serie de enfo­ 1987; Yanagisako y Collier, 1987.
ques de otros campos: culturales, de eco­
nomía política, estructuralismo y postes- antropología filosófica Rama de
tructuralismo. Los primeros trabajos en la filosofía que se propone demostrar
esta disciplina giraron en torno a una que, en razón de la indefinición predo­
amplia gama de cuestiones estructuralis- minante de su naturaleza, el hombre es
tas y de economía política. Por ejemplo, ese animal que en gran medida debe de­
uno de los primeros volúmenes publica­ terminarse a sí mísmo. Aunque sus orí­
dos sobre la materia, Xoward an anthro- genes son difusos y sus fronteras impre­
pology ofwomen (Reiter, 1975a) estaba cisas, en su forma moderna arrancó en la
intensamente informado por la ANTRO­ década de 1920 y prosperó sobre todo en
POLOGÍA MARXISTA político-económica. la filosofía alemana. Tiene vínculos con
Muchos de los autores exploraron el pa­ el existencialismo, la fenomenología y la
pel de la mujer en la familia, la produc­ «filosofía de la vida» de Dilthey (donde
ción y reproducción en su sociedad y sus la consciencia se entiende en términos
estilos alternos de género y sexualidad. de experiencia vivida o inmediata). En
Otras obras influyentes (Rosaldo y su desarrollo ha bebido de las fuentes de
Lamphere, 1974; MacCormack y Stra- destacados pensadores, como Kierkega-
thern, 1980) demostraron la lógica cul­ ard, Nietzsche, Pascal, Herder, Goethe,
Kant, Hegel, Feuerbach y Von Hum- dada. A la luz de esta distinción, Plessner
boldt. Y entre los estudiosos más recien­ interpretó la risa y el llanto como res­
tes también relacionados con la antropo­ puestas singularmente humanas en si­
logía filosófica, destacan Max Scheler, tuaciones en las que la capacidad (me­
Adolf Portmann, Helmuth Plessner, Ar- diadora) del hombre para la excentrici­
nold Gehlen, F.XJ. Buytendijk, Medar dad es anulada. Como sugieren estos
Boss, Ludwig Binswanger, Erwin Strauss ejemplos, un interés prominente de la
y Michael Landmann. antropología filosófica es el estudio de la
Lo que distingue a la antropología filo­ dinámica de la creatividad humana, en
sófica es su enfoque ontológico en el virtud de la cual el cuerpo y la mente
hombre como mediador de su propia na­ pueden considerarse diferentes, a la vez
turaleza. Según Herder, en cuyas ideas que idénticos} entre sí.
tiene sus raíces la antropología filosófi­ Está claro que la antropología filosófica se
ca, el instinto cede su lugar en el hombre opone al dualismo cartesiano- Más que en
a la libertad: el déficit de determinacio­ la división absoluta entre cuerpo y mente,
nes específicas pasa a ser condición para su interés se centra en la manera en que
la emergencia de la razón, ei conoci­ el cuerpo del humano es implícitamente
miento y la reflexión. «Ya no una má­ consciente. Como esta manera es irredu­
quina infalible en manos de la naturale­ cible a la realidad positiva del mundo fí­
za [el hombre] es un objetivo en sí mis­ sico, presenta, en términos de Pascal, una
mo.» En efecto, la antroplogía filosófica logique áiL coeur, por encima y más allá
postula un salto cualitativo: «En el hom­ de la lógica como tal. Este enfoque tras­
bre no se añade algo simplemente al ani­ cendental difiere de la metafísica filosófi­
mal ... [más bien] es él mismo el que se ca tradicional en su interés central en el
basa en un principio de organización hombre en su ser particular, existencia!-
completamente diferente ... es el único mente vinculado con el mundo.
que dispone de un mundo abierto» (cita­ Considerado desde la perspectiva de su
do en Landmann, 1982). capacidad de crear significado, el hom­
El problema crítico de la antropología fi­ bre se presta a la interpretación más que
losófica reside entonces en cómo llevan a la explicación Por consiguiente, en
las limitaciones del hombre como criatu- consonancia con la reacción romántica al
ra a su propia trascendencia. El resulta­ pensamiento de la Ilustración, la antro­
do es que un elemento destacado de la pología filosófica se inclina a cuestionar
antropología filosófica trata del carácter la ascendencia de la ciencia. Puede usar
significativo, más que simplemente físi­ con provecho la investigación científica,
co, de la biología humana. Por ejemplo, pero manifiestamente rechaza la hege­
en su estudio de la bipedestación, Erwin monía del saber científico. Desde un
Strauss (1966) argumenta que la capaci­ punto de vista estrictamente lógico, la
dad moral del hombre se vincula a esta relación entre mente y cuerpo presenta
postura, no causalmente, sino de forma en última instancia una aporía, una in-
inmanente. De nuevo, por ejemplo se­ certidumbre existencial que requiere la
gún Plessner (1970), la posición del intervención creativa del propio mundo.
hombre en el mundo puede distinguirse En consecuencia, en la antropología filo­
como «excéntrica» porque, a diferencia sófica el hombre siempre se describe co­
de los demás animales} siempre se en­ mo indeterminado, y así, insondable a la
cuentra en cierto modo fuera de su pro­ postre en términos científicos.
pio centro, o sea, fuera de su naturaleza En su énfasis existencialista en el hom­
bre como criatura que debe forjar su pro­ la década de Í970 a raíz de la fundación
pio destino, más que como objeto de la de la Sociedad de Antropología Huma­
ciencia, la antropología filosófica se in­ nista. Sería erróneo creer, no obstante,
clina por hacer centro de su estudio los que con ello se hace referencia a una ver­
autoconceptos del hombre: sus diversas sión unificada de la antropología, pues en
antropologías. Por ejemplo, en su rico es­ los escritos de los autoproclamados antro­
tudio psicológico de un caso de anorexia, pólogos humanistas aparece el esquema a
Binswanger (1958) señaló que la trágica gran escala que se reproduce más abajo.
vida de la paciente puede comprenderse Diferentes estudiosos se identifican con
adecuadamente sólo en términos de su diferentes aspectos del «esquema», y es
intrahistoria, relato autobiográfico de importante tener presente que los antro­
los significados que la paciente se ha au- pólogos que no se denominan humanis­
toconcedido a través de elecciones exis- tas puede identificarse también con una
tenciales que se autoconfiguran. En rela­ u otra de los vertientes delineadas. Cua­
ción con el estudio de la CULTURA y la SO­ lesquiera que sean las diferencias, las he­
CIEDAD, este enfoque hace causa común terogéneas líneas de lo que hoy se da en
con la antropología profesional moder­ llamar «antropología humanista» se han
na, entendiendo a los seres humanos en visto profundamente influidas por la
términos de sus diferentes autoimágenes obra de las generaciones de antropólogos
culturales: los humanos se configuran en norteamericanos anteriores, como Ed­
función de cómo creen ser por naturale­ ward S a p i r y Ruth B e n e d i c t , por citar a
za (Landmann, 1974). dos de los más renombrados.
Sin embargo, dadas sus aspiraciones En parte como resultado de la gran in­
científicas pese al marcado quiebro hacia fluencia ejercida por la obra Estética
la hermenéutica, la antropología profe­ (1909) del filósofo idealista italiano Bene-
sional moderna se ha sentido inclinada a detto Croce en el pensamiento de Edward
guardar distancia con respecto a las cues­ Sapir (1917, 1934), éste subrayó la impor­
tiones filosóficas. En cambio, la antropo­ tancia del estudio de la creatividad del ser
logía filosófica se centra en la cuestión fi­ humano en respuesta a las fuerzas cultu­
losófica y básicamente no empírica de la rales e históricas, postulado que hallaría
naturaleza ontológica del ser humano. eco en las palabras de una figura señera de
En comparación con la antropología pro­ la antropología humanista que proclamó
fesional moderna, la filosófica puede pa­ en el primer número de la revísta Anthro-
recer conjetural y especulativa, así como pology and Humanism QuarteHy:
huérfana de criterios metodológicos. En El foco principal de la antropología hu­
relación con las ambiciones holísticas de manista, como lo vemos hoy, es el ser
la primera, no obstante, hay mucho que humano individual ... [y] su pugna por la
aprender del rechazo del dualismo de la libertad y creatividad dentro de los confi­
segunda. TMSE nes y oportunidades de la naturaleza, la
Otras lecturas Boss, 1965,- Buytendijk, cultura y la sociedad (Fratto, 1976).
1968; Gehlen, 1980; Landmann, 1970; Como rúbrica diferente, el estudio de lo
Portmann, Í990. individual (personalidad) en la cultura
mediante el método de la BIOGRAFÍA fue
antropología humanista Deno­ propugnado a través de una serie de auto­
minación que ha adquirido una relevan­ biografías famosas de nativos norteame­
cia cada vez mayor en la jerga antropoló­ ricanos por boasianos como Radin (1920),
gica norteamericana desde mediados de Neihardt (1952) y Simmons (1942), al
igual que en otras obras menores reuni­ ción en torno al concepto de característi­
das en una colección (E. Parsons, 1922). cas «panhumanas» o «humanidad bási­
De un tiempo a esta parte, esta tradición ca»», a menudo derivada del pensamiento
de historias de vida ha sido desarrollada humanista del siglo XIX. Aunque Bene­
en la ANTROPOLOGÍA PSICOLÓGICA por los dict argumentó que sociedades diferentes
trabajos de Crapanzano (1977, 1980) en poseían modelos igualmente diferen­
Marruecos y del análisis de Mandelbaum tes de valor o «culturas», no dejó por ello
sobre Gandhi (1973). También se ha en­ de insistir en que «seleccionan» estos va­
riquecido con las obras de Langness y lores del mismo caudal de experiencia
Frank (1981) sobre el individuo autobio­ «universal» humana (1934a).
gráfico y con el estudio conjunto de len­ Aunque es importante reconocer que el
guaje e individuo (Friedrich, 1979). interés de la antropología norteamerica­
Aunque Edward Sapir fue crucial para na por el humanismo tiene raíces histó­
establecer la LINGÜÍSTICA norteamerica­ ricas, también es obvio que aparecen
na sobre terreno sólido, moderno y cien­ discontinuidades y hasta conflictos en la
tífico, lamentó la compartimentación y articulación dada al tema entre los hu­
especialización en las diversas discipli­ manistas de generaciones anteriores y
nas surgidas en torno al estudio científi­ los actuales, cisma puntual nacido de
co de la humanidad (E. Sapir, 1929 a). Su profundos cambios en el conocimiento
acento en una visión más «inclusiva» o y la representación surgidos a partir de
interdisciplinaria de la CULTURA fue la década de 1960. Han sido varias las
compartida por Ruth Benedict (1948, pp. críticas formuladas a la ciencia (véase
585, 591), quien proclamó que: J£uhn> 1962; Feyerabend, 1975; Sandra
En mi opinión, la naturaleza misma de Harding, 1991) que han socavado las
los problemas planteados y discutidos en incertidumbres científicas en una ver­
las humanidades es más próxima, capítu­ dad total (o libre de contexto). La idea
lo a capítulo, a la de los presentes en la an­ de que la práctica científica está englo­
tropología que la que aflora en las investi­ bada en el contexto social (M . Polanyi,
gaciones realizadas en la mayoría de las 1969; Latour 1979, 1987) hace necesa­
ciencias sociales ... Mucho antes de entrar riamente parcial e incompleta la pers­
en contacto con la antropología había pectiva del observador científico (Hara-
aprendido de la crítica shakespeariana ... way, 1988).
hábitos mentales que en ultima instancia En general, los antropólogos son más crí­
me hicieron antropóloga* ticos frente al modo en que, en nombre
Esta observación auguraba notablemen­ de la ciencia, una generación más vieja,
te la influencia que las humanidades, y incluidas las de inclinación humanísticaT
en especial la crítica literaria, iban a te­ pudiera haber «objetivado» las vidas y
ner en el desarrollo de la antropología experiencias de los pueblos estudiados
teórica en la década de 1970, como que­ (R. Rosaldo, 1989). En reacción a los ex­
da manifiesto sobre todo en el trabajo de cesos percibidos, algunos humanistas es­
Clifford GEERTZ (1973), quien reconoció quivan de entrada la búsqueda de la cer­
su deuda con el critico literario Kenneth teza y la generalización a gran escala y
Burke (1966). optán por la crítica radical de la ciencia.
Si los antropólogos boasianos como Bene­ Una generación anterior habría espera­
dict fueron célebremente conocidos como do que la tradición humanista fuera
«relativistas», no es menos cierto que complementaria de la científica más que
compartieron y postularon una vaga no­ antagonista. En vez de buscar certidum­
bres a gran escala, los humanistas actua­ concatenadas en el Egipto medieval. Pe­
les podrían sustituir la evocación de la ro su relevancia para la antropología de­
«experiencia vivida» y las «personas re­ biera ir mas allá del deseo de hacer más
ales» por la etonografía narrativa (Sto- impactantes los textos antropológicos,
11er, 1989), que, como proclaman, permi­ pues cuando los antropólogos «reflexi­
te que los «otros» sean oídos gracias a la vos» como Myerhoff (1978), Scholte
colaboración de los antropólogos y sus (1978) y Rabinow (1977) introducen lo
sujetos de estudio para la construcción personal en el relato de sus trabajos de
de una e t n o g r a f í a . campo manifiestan su propósito episte­
El énfasis en la etnografía narrativa fue mológico de revelar cómo lo que se cono­
posible en parte por la observación com­ ce de otra cultura se ve profundamente
partida de que las monografías antropo­ influido por las circunstancias en que es
lógicas no son sino creación literaria o conocido, lo cual incluye, por supuesto,
fictio, como señaló C. Geertz (1973) y la posición subjetiva del investigador
pormenorizó Clifford (1988). La noción (Favret-Saada, 1980).
surgió del importante análisis de textos Los antropólogos humanistas son a su
históricos como expresión en forma retó­ vez objeto de las críticas más radicales
rica y poética realizado por H. White por parte de los estudiosos actuales de las
(1975), quien a su vez había estado muy humanidades. Por ejemplo, la noción de
influido por el crítico literario Kenneth que bay «valores humanistas» trascen­
Burke (1941). Así, mientras que Bene­ dentales, central en cualquier versión de
dict y sus colegas, como Margaret M e a d , la antropología humanista, es duramen­
se sirvieron de imágenes poéticas como te criticada desde el ámbito feminista,
artilugío literario para comunicar de por los foucaultianos y otros. Y la llama­
manera más vivida el conocimiento da al «empirismo radical» (M. Jackson,
científico, en la práctica les faltó poco 1989; Stoller, 1989) se acerca mucho a
para declarar abiertamente que la repre­ una «metafísica de la presencia» que se­
sentación del conocimietno antropológi­ ría cuestionada por los desconstruccio-
co adopta la forma de una NARRATIVA o nistas (Derrida, 1976; Joan Scott, 1993),
género poético-retórico. La posición del SC
texto antropológico se ve hoy más com­ Véase también ANTROPOLOGÍA CRÍTICA,
plicada aún por lo que C. Geertl (1983, CULTURA Y PERSONALIDAD, ANTROPOLOGÍA
pp. 19-55) llamó el «enmascaramiento» LITERARIA.
deliberado de géneros. Un experimento Otras lecturas C. Geertz, 1988; E. Sa­
innovativo particular al respecto tuvo lu­ pir, 1949,
gar en la década de 1970 cuando el an­
tropólogo Víctor T u r n e r colaboró con el antropología interpretativa Pro­
director teatral Richard Schechter para porciona simultáneamente una presen­
interpretar etnografías en el escenario tación de otros mundos culturales desde
(Turner, 1982; Turner y Bruner, 1986). su seno y reflexiona sobre sus funda­
En consonancia con esta mezcolanza de mentos epistemológicos. Se asocia con la
géneros está el experimento creciente­ Escuela de Antropología de Chicago de
mente popular de recurrir a la etnogra­ las décadas de 1960 y 1970, en especial
fía cum memoria, como en el caso de Sto- con la inflexión dada a la ANTROPOLOGIA
11er y Olke (1987), para la ocasión apren­ SIMBÓLICA por Clifford G e e r T Z . La an­
dices de un brujo, o de Ghosh (1992), tropología interpretativa se posicionó
quien investigó el fenómeno de las vidas frente a los enfoques puramente com-
portamentales, estadísticos y lingüísticos sándose en un método objetivo o en cri­
formalistas de la sociedad humana por­ terios de evaluación.
que insistió en la importancia del descu- Una respuesta a estas críticas fue conce­
brimiento activo del significado, declive bir un saber transcultural, como un saber
y progresión de los símbolos y en la ri­ carácter social y que no era sino una
queza de la metáfora lingüística. El es­ aproximación alcanzada con más o me­
fuerzo por describir la CULTURA, como un nos éxito mediante el diálogo; una co­
sistema de significados llevó a un interés rrección mutua de saberes por cada una
paralelo en el proceso de la interpreta­ de las partes en conversación, para llegar
ción y, dado el caso, a subrayar, por una a un grado de acuerdo adecuado para
parte, los discursos competidores dife­ acoger cualquier interacción particular.
renciados en el seno de una cultura, los La versión geertziana de este argumento
procesos hegemónicos y contrahegemó- en pro del trabajo transcultural consistió
nicos, y por la otra, a subrayar la impor­ en que la etnografía es una traducción
tancia de la etnografía en sí misma como entre lenguajes de «experiencia distan­
proceso de interpretación (M. Fischer, te» y «experiencia próxima». Ésta asun­
1977), ción relativista de la distinción entre ca-
La metáfora de las culturas como textos, tegorías ÉMICAS y ÉTICAS evita y niega al
popularizada por C. Geertz (1973), sólo tiempo la necesidad de una convicción
significó inicialmente que los antropólo­ de que hay redes de conocimiento um­
gos captaban en una cultura significados versalmente objetivas respecto de las
iguales que los de los actores nativos y que pudieran contrastarse diferentes de­
(en la influyente versión de Bicoeur, finiciones culturales. Lleva la atención a
1981) que las acciones sociales dejan los modos en que se establecen el signifi­
huellas que pueden ser leídas a modo de cado en los procesos comunicativos: tan­
textos. La etnografía de Geertz destaca­ to aquellos que fijan significados relati­
ba aquellas ocasiones en que los actores vamente estables en el tiempo (como el
no sabían cómo crear un ritual o cuándo interés de Max W EBER en las formas le­
los significados habían de ser acordados gítimas de dominio) y aquellos que son
y establecidos de nuevo para satisfacer fundamentalmente renegociados en ca­
determinadas interacciones. La antropo­ da interacción. Otros llevaron la idea de
logía interpretativa constituyó una críti­ diálogo en direcciones que empírica­
ca devastadora de las esperanzas de la mente documentaban “ desde las graba­
ANTROPOLOGÍA COGNITIVA de identificar ciones sociolíngüísticas hasta el relato
redes objetivas de significado, demos­ cultural hermenéutico—de qué modo los
trando que dichas redes eran traspasadas actores se ponen de acuerdo sobre sus co­
por las categorías culturales y los supues­ nocimientos y cómo interaccionaban con
tos de los propios analistas, con el envi- foráneos culturales. En juego estaba no
ciamiento consiguiente del proyecto. De sólo la convocatoria de Max Weber por
manera similar, aunque no de forma tan una verstehendes Soziologie, sociología
devastadora, fue criticado el ESTRUCTU- que confiere un papel central a las no­
RALISMO, tachado de ser excesivamente ciones propias de los actores, sino tam­
distante de la intencionalidad y la expe­ bién el criterio del individualismo meto­
riencia de los actores sociales. A su vez, dológico, la condición de que cualquier
la antropología interpretativa fue criti­ teoría sociológica sea capaz en principio
cada por percibir significado como y de explicar las acciones en términos de
donde quisiera el analista, más que ba­ intención y propósito de los actores indi­
viduales. Este criterio de aceptabilidad de la lógica cultural sin debilitar la obli­
tenía pos objeto actuar como prevención gación metodológica de prestar mucha
frente al esencialismo de las caracteriza­ atención a los procedimientos interpre­
ciones románticas de conciencia grupal tativos de las culturas locales (Turner,
de creencias y prácticas culturales, usa­ 1967; Crapanzano, 1975; R. Levy, 1975;
das de modo tan nefasto por los nazis y M. Rosaldo, 1980; Obeyesekere, 1931,
por racistas comunes, y no contradice 1983).
necesariamente las nociones de D U R K ­ TJna tercera dirección se dio con el uso
HEIM de lo social o cultural como nivel del «diálogo» como metáfora de los com­
emergente de organización que no puede plejos intercambios entre los etnógrafos
reducirse simplemente a las intenciones y las culturas que estudian. Aunque a ve­
individuales. ces se redujo simplísticamente a modo
Mientras que los métodos de análisis confesional de escritura, como si los in­
próximo y documentales proporcionaron tercambios particulares entre antropólo­
una dirección por la que se encaminaba gos y sus interlocutores fueran el objeto
el diálogo (Tedlock, 1983), una segunda de interés, más útiles son los esfuerzos
dirección fue la de la hermenéutica de la por presentar la metáfora del diálogo en
narración cultural. La hermenéutica en un análisis de los circuitos de represen­
antropología se convirtió en una descrip­ tación, dispositivos de comunicación,
ción para la íntima reflexión de los mo­ tropos y estilos arguméntales, así como
dos en que los nativos descifran y desco­ lógica cultural estructurada de forma
difican sus propias formas culturales institucionalizada y con peso o efecto di­
complejas. Én parte se consideró que así ferenciales. Por un tiempo se generó
se colmaba la insistencia de Dilthey en cierto interés en las resistencias que las
un método hermenéutico para las cien­ interpretaciones locales aportan a las
cias sociales que fuera tan objetivo como fuerzas hegemónicas, pero esta simplifi­
los de uso en las ciencias naturales y en­ cación dualista ha cedido crecientemen­
focado, no obstante, en los significados te ante el renovado interés en las múlti­
que permiten a los actores autocorregir y ples posiciones políticamente complejas
modificar sus acciones (Makkreel, 1975). de la interpretación que pugnan en el se­
Era también una extensión del interés no de los mismos espacios sociales de so­
malinowski ano por «el punto de vista de ciedades heterogéneas.
los nativos» y de la preocupación de la La mezcla de intereses y clases de ETNO­
antropología social británica por cómo se GRAFIA que generó la antropología inter­
organizan los sistemas sociales para pro­ pretativa —interés por el «punto de vista
teger y reproducir sus sistemas de creen­ nativo» en los discursos en competencia
cias y estructuras de explicación. Como en los campos sociales, modos ritualiza-
el análisis clásico de E v a n s - P r j t c h a r d dos en que las perspectivas hegemónicas
(1957) sobre la BRUJERÍA azande, com­ pueden reforzarse, negociación de signi­
prendía reglas de inferencia, modelos de ficados y cambios en la constitución de
asociación, lógica de las implicaciones y cultura que determina a veces dicha ne­
aparatos críticos culturalmente formula­ gociación, en los procesos interpretativos
dos de jucio estético, cognitivo y moral y dialógicos tanto de la acción social co­
(R. Wagner, 1972; R. Rosaldo, 1980; mo del trabajo de campo y la narración
Feld, 1982; M. Fischer, 1930a; M. Fis- etnográficos—constituyen una transición
cher y Abedi, 1990). No menos impor­ entre las discusiones en torno a las etno­
tante era el interés en la psicodinámica grafías producidas por el FUNCIONALISMO
y las que rodean la temática del POSMO- bre la ley y el orden entre los pueblos
DERMSMO. El propio Clifford Geertz prealfabetos. Así, llamó la atención sobre
(1995) es hijo rebelde de los diversos la importante conexión existente entre
funcionalismos de la antropología y la el control y las relaciones sociales, prece­
sociología parsoniana y padre-maestro- diendo así a una generación de investi­
paladín de los etnógrafos enfrentados gadores antropológicos resueltos a deter­
con lo posrr.oderno. Las cuestiones filo­ minar de qué modo se podía establecer y
sóficas suscitadas, refinadas y elabora­ mantener el orden en sociedades caren­
das, son perennes. MF tes de una autoridad central, de códigos
y de agentes de la ley. R a d c l if f e -B r o w H
antropología legal Los estudios (1935, p. 202) aplicó un enfoque más
antropológicos de las leyes han sido rea­ consonante con la jurisprudencia sir­
lizados en el marco histórico y transcul­ viéndose de la definición de «le y » de
tural y han contribuido al desarrollo de Roscoe Pound como «control social me­
teorías evolutivas, correlaciónales y et­ diante la aplicación sistemática de la
nográficas sobre el control social y cultu­ fuerza de la sociedad políticamente or­
ral. Entre los intelectuales europeos del ganizada», Al definir «le y » en términos
siglo XVIII, la idea de LEY como universal de sanciones legales organizadas, Rad-
era común. Los antropólogos del siglo cliffe-Brown llegó a la conclusión de que
XIX, aun siéndolo de sillón, empezaron a en algunas sociedades más simples la ley
documentar las diferencias entre la ley no existía.
occidental y otras. En 1851, sir Henry En lo sucesivo, el debate más candente se
M a in e examinó materiales de Europa y centró en si todas las sociedades poseían
la India para señalar que las cambiantes ley (Pospisil, 1958). Si la ley se definía
relaciones en el seno de la ley (de posi­ en términos de autoridad políticamente
ción a contrato) eran resultado de los organizada, la respuesta era obviamente
cambios que llevaron a las sociedades negativa; si la ley se definía como «m a­
basadas en el parentesco a otras teirito- yoría de procesos de control social», la
rialmente organizadas. Investigadores respuesta era positiva. Pero control so­
posteriores, centrados en los modos de cial pasaba a ser entonces sinónimo de
subsistencia dominantes, argumentaron ley. En la actualidad, la mayoría de los
que las sociedades humanas podían cla­ antropólogos prescinden de deñnir ley,
sificarse a lo largo de una secuencia pro­ ya con carácter universal, ya en sentido
gresiva de sistemas legales, desde los de estricto. Recogen cada vez más datos pa­
auto ayuda a los que incluían sanciones ra analizarlos conforme a las categorías
penales o compensatorias. Por ejemplo, usadas por los pueblos en estudio o a las
Hobhouse (1906) correlacionó .el nivel categorías analíticas del científico social.
económico con tipos de ley, mientras que Pero prosigue el debate acerca de si la ju­
DURKHEIM (1935) asoció los modelos pu­ risprudencia occidental es un sistema
nitivos con grados de integración social, popular o analítico.
donde la ley represiva de las sociedades
primitivas era progresivamente reem­ Diversidad cultural
plazada por la restitutiva de las socieda­ Al analizar la diversidad etnográfica, los
des modernas. antropólogos caracterizaron a menudo a
M a l i n o w s k i (1926) se sirvió de obser­ las sociedades en razón de sus procedi­
vaciones etnográficas directas de campo mientos legales predominantes. Los in­
para cuestionar los extendidos mitos so­ formes se ilustraban con términos que
englobaban a dichos procedimientos la variedad de prácticas de resolución de
idiosincrásicos: los llamados «delegados conflictos entre estrategias subsistencia-
cruzados» funcionaban como equipo ne­ les similares. Por ejemplo, algunos gru­
gociador doble entre los yurok de Cali­ pos cazadores y recolectores como los
fornia (Kroeber, 1925, pp. 20-53); los ¡kung san del desierto de Kalahari consi­
«intermediarios» mediaban contra pago deraban las disputas de modo relativa­
en los problemas entre las familias ifu- mente pacífico, mientras que otros, co­
gao del norte de Luzón (Barton, Í919); y mo los esquimales, parecen tratar la vio­
los esquimales escenificaban «duelos de lencia con violencia (Gulliver, 1979).
glosas» para presentar sus graves dispu­ Los grupos agricultores como los musul­
tas ante un jurado público (Hoebel, manes shiíes del sur de Líbano, no con­
1954). templan la intervención de terceros que
El descubrimiento de semejante diversi­ tercien en los problemas entre poblados,
dad llevó a los antropólogos a clasificar en tanto que otros, como los zapotecas
las sociedades en razón de diferentes di­ mexicanos, han establecido tribunales
mensiones: económicas, relaciónales, (Nader, 1965). Se hallaron manifiestas
procedimentales y políticas. En el terre­ variantes en la gestión de las disputas
no económico se reconocían distinciones entre las sociedades agrícolas de los jale
entre las sociedades de cazadores-reco­ de Nueva Guinea, que no tardan en re­
lectores, nómadas, horticultores e indus­ mitir su resolución a la contienda, y en­
triales. En la esfera relacional, entre re­ tre los zapotecas de México, que organi­
laciones simples y múltiples y entre las zan audiencias resolutorias (Koch, 1974;
continuas y las esporádicas. Por lo que se Nader, 1990). El, por otra parte, notable
refiere a la dimensión procedimental, trabajo de E A , Hoebel (1954), que vin­
las distinciones se basaban en la presen­ culó la complejidad legal a los modelos
cia o ausencia de una tercera parte y por de vida, se reveló de uso limitado como
el modo en que eran excluidos los com­ explicación de estas diferencias.
portamientos unilaterales. En el plano El paso de los sistemas de análisis del
político, las sociedades carentes de esta­ control social a los sistemas de contienda,
do se contrastaban con los estados dota­ de la inducción positiva a la consideración
dos de una autoridad centralizada. Sin de la violación de la norma en función de
embargo, en estos estudios comparados los hechos comprobados, fue un resulta­
las propias unidades discretas eran pro­ do previsible de la especialización y res­
blemáticas, tricción de la materia en estudio a un
A medida que aumentaba el detalle et­ marco menos vago. Mientras que Mali­
nográfico, el progreso en la descripción nowski (1926) había formulado delibera­
dependía menos de la comparación con damente un enfoque amplio para com­
las nociones occidentales y más del cono­ prender la presencia y el sentido de la ley
cimiento de los sistemas indígenas de en la sociedad, Llewelyn y Hoebel cen­
control social en su contexto específico traron su atención en los foros públicos.
(Bohannan, Í957) o del entendimiento El trabajo de éstos acerca de los indios
del proceso legal como control social y cheyenne (1941) marcó el inicio de mu­
cultural ya fuera interno o externo a los chos años de concentración en el trata­
pueblos estudiados. Las primeras gene­ miento «casuístico», con cuya ayuda Max
ralizaciones que correlacionaban los sis­ GLUCKMAN ( 1 955a) desarrolló una teoría
temas económicos con los mecanismos relacional de la toma de decisiones que
de control social fueron cuestionadas por postulaba que si uno podía determinar la
naturaleza de las relaciones sociales en­ los propios litigantes, no sólo por el pro­
tre las partes en disputa también podría cedimiento legal oficial disponible. Se
predecir el procedimiento que sería apli­ reconoce así una teoría legal de usuario
cado en el proceso de decisión. Su hipóte­ (Nader, 1990) por los modelos acumula­
sis era que la naturaleza de las relaciones tivos direccionales creados por sus usua-
imponía restricciones en el proceso de re­ nos. Como actores en un drama de dis­
solución. El método casuístico fue capital putas, los litigantes constituyen una uni­
en la investigación etnográfica sobre la dad interesante porque al proceso de
ley y el control social diarante la década decisión de terceros se suma el concepto
de 1960 y sirvió para destacar la activi­ de estrategia. La interacción entre los
dad de diferentes mecanismos en el seno usuarios y su poder relativo mutuo de­
de una misma sociedad. La vergüenza., el vienen factores clave para comprender
ridículo, las lealtades conflictivas, la pe­ cómo se crea y cómo se modifica la ley
lea, además de la negociación, la media­ En este modelo, el motivo de la justicia
ción, el arbitraje y la adjudicación reci­ adquiere importancia crucial al incorpo­
bieron igual consideración en los trabajos rar la perspectiva de todas las partes del
de campo (Epstein, 1974). Aspectos de caso, una invitación a servirse de la his­
estrategia indicaban las elecciones posi­ toria y la comparación como auxiliares
bles a las partes litigantes. Los análisis del método etnográfico.
modulados por los modelos dominantes
fueron reemplazados por otros más flexi­ Sistemas globales y ley local
bles y contextúales. Más adelante se uni­ Aunque el interés por las sociedades par­
ría la noción de poder a los motivos estra­ ticulares puede haber sido una respuesta
tégico y de justicia. justificada alas teorías previas de labora­
torio, la atención a dichas sociedades como
Etnografía de la ley unidades discretas provocó en su mo­
Los trabajos teóricos de Colson (1955), mento una reacción clara. Las teorías an­
Barth (1966), F. Bailery (1957) y V. T ur - tropológicas se habían hecho más estáti-
NER (1957) infundieron en un modelo cas, más correlaciónales y menos intere­
parcialmente estático un proceso de mo­ sadas en el cambio, incluso a pesar de que
delación. Pero incluso antes de la apari­ los antropólogos estudiaban a menudo
ción de este desplazamiento hacia el pro­ sociedades implicadas en un proceso de
ceso emergió una etnografía de la ley cambio rápido engendrado por el colo­
que ampliaba el punto de vista para in­ nialismo político, religioso y económico.
cluir descripciones donde los sistemas le­ Enfrentados a un mundo cada vez más
gales no eran instituciones autónomas pequeño y con la continua difusión de las
independientes y aisladas de otras insti­ ideas legales occidentales en las colonias,
tuciones de la sociedad- Era una llamada los antropólogos se veían forzados a ir
al estudio del proceso de litigio median­ más allá del estudio de las sociedades par­
te un enfoque etnográfico de la ley (Na- ticulares y volver al examen de aquellos
dre y Todd, 1978). Se trataba de describir modelos de cambio estructural más ge­
y explicar los modelos procedimentales nerales, observados por estudiosos ante­
hallados en una sociedad y de evitar el riores como Maine y Durkheim.
caricaturizarlas usando sólo los medios El proceso y el poder son variables críti­
de litigio más sobresalientes o accesibles. cas en un mundo en el que los litigantes
El alcance del trabajo venía delimitado pueden quedar desprovistos de poder, es­
por las vías elegidas o desarrollados por pecialmente en situaciones nacionales y
globales donde la distancia social y física der. Una dimensión introspectiva adicio­
entre losjitigantes es grande y las dispu­ nal y la influencia de las teorías del SIS­
tas se dan crecientemente entre extraños TEMA MUNDIAL llevaron al examen de las
de poder desigual. La ley en las socieda­ fuerzas externas, de macro estructuras,
des establecidas, y en las que no se reco­ que influían en las microestructuras tra­
nocen como tales y se caracterizan por la dicionales (Channock, 1985). Los antro­
desigual distribución del poder, no se pólogos han menospreciado regular­
presta fácilmente a las soluciones a pe­ mente la medida en que las tradiciones
queña escala en la gestión de disputas en políticas y religiosas occidentales han es­
las comunidades de igual posición. Tal tructurado los aspectos de la ley implica­
desigualdad limita a menudo la acción dos en el control social. Hoy los investi­
casuística, y los antropólogos no tardaron gadores reconocen y examinan los com­
en darse cuenta de que el poder, como ponentes ideológicos del proceso de
concepto central en todo litigio, no podía resolución del litigio.
ser ignorado. Las condiciones de ley es­
tatal, creciente industrialización y sepa­ Conclusión
ración de producción y consumo han te­ El estudio de la ley como proceso de con­
nido, por tanto, efectos claros en la reso­ trol ha progresado con el uso creciente
lución del litigio; cambios tan duraderos de la ley como control. Aunque ha sido
como el de las sociedades nómadas a las usada como medio de poder y movilidad,
basadas en la agricultura. para ejercer control sobre los recursos
Tanto los materiales históricos como la humanos y naturales, los antropólogos
observación contemporánea son útiles han de estudiar aún funciones de la ley
para el examen crítico de la ley como no directamente relacionadas con el con­
agente de cambio (Starr y Collier, 1989). trol. En los procesos legales hay elemen­
La investigación sobre la ley y el poder tos que van más allá de la política de po­
del estado ilustra que la primera no es der y control, que abren vías para definir
neutra sino, más bien, políticamente ac­ las relaciones sociales, que proporcionan
tiva y creada por y para los grupos en el entretenimiento y drama, que crean
poder (J. Barnes, 1961). Cuanto más nuevos derechos y remedios e institucio­
atienden los antropólogos a escenarios nes, y que definen la cultura como pro-
donde reina la ley o el control social gu­ piedad. LN
bernamentales, en lugares con nación- Otras lecturas Greenhouse, Í986; Merry,
estado plenamente desarrollada, tanto 1990; S. Moore, 1986a; Rose, 1992.
más centran sus estudios en torno a la
ley con exclusión de otros sistemas de antropología literaria Deriva de
control social. Aunque los estudios etno­ los estudios de crítica de textos, semióti­
gráficos tradicionales de sociedades par­ ca, psicoanálisis, hermenéutica y filosofías
ticulares han dejado de representar un fenomenológicas de las décadas de 1960
modelo útil en estas circunstancias, la y 1970 propulsores de una perspectiva
perspectiva etnográfica puede aplicarse posmoderna y piedra de toque de los an­
creativamente al conocimiento dinámico tropólogos literarios paladines del POS-
de la ley en las sociedades complejas. MODERNISMO en la antropología de fina­
En la década de 1980, los etnógrafos de­ les de la década de 1970 y siguientes.
sarrollaron modelos etnohistóricos de Aunque rara vez se proclamaron «escue­
ley que combinaban la historia y la etno­ la», entre sus principales figuras están
grafía en un marco de estructuras de po­ James Clifford (1982), Vincent Crapan-
zano (1992), G e o r g e Marcus y Michael tiene que ver con el hecho de que algu­
Fisher (1986), Paul Rabinow (1988) y nos de los conceptos básicos, como «sig­
Renato Rosaldo (1989), cuyo proyecto es­ nificado», «constructo» y «traducción»,
tá en deuda con la obra de "Víctor TURNER no han sido claramente definidos, lo
(1982) y en especial con Clifford GEERTZ cual hace implausible el proceso de cons-
(1973, 1983), cuyas opiniones fueron pa­ truir una interpretación de significado
ra aquellos poco menos que la Vulgata. porque la connotación de «significado» y
Una primera norma de la antropología «constructo» es imprecisa. Un segundo
literaria es que el análisis cultural debe problema, relacionado con el primero,
proceder como si «penetrara» en el «texto consiste en que los antropólogos litera­
literario», ya que la cultura de un pueblo rios han obviado cualquier consideración
es como un «conjunto de textos» (Geertz, de los problemas de validación de la in-
1973, pp. 452, +48). Así, el objetivo del trepretación (Carrithers, 1990; P. Roth,
análisis no es explicar cómo operan los 1989; Sangren, 1988; Jonathan Spencer,
eventos sociales y culturales —ya. sean dis­ 1989). Como señaló Geertz (1973, pp. 20,
cursos, prácticas o instituciones-, sino in­ 24), ello significa que los etnógrafos es­
terpretar qué significan. En esta perspec­ tarían «conjeturando significados» y que
tiva CULTURA es, en la famosa metáfora «ya produces una interpretación, ya no,
de Geertz, «red de significados» de la que ya das con el quid, ya no». El rechazo d$
«penden» los humanos (1973, p. 5)* Si la la validación por parte de los antropólo­
hermenéutica es la interpretación del gos literarios no es característico de to­
significado, una segunda ley de la antro­ dos los estudiosos del significado. Eco
pología literaria es, por tanto, la de ser (1990), Goodenough (1965a), Habermas
hermenéutica cultural. (1971), Ricoeur (1971), Schutz (1967) y
Una tercera norma para quienes culti­ Max W E B E R (1949b) han tratado de en­
van tal hermenéutica es que debe practi-* contrar procedimientos que permitan
carse un tipo de ETNOGRAFÍA específico, llegar a interpretaciones válidas.
que Geertz (1975, p. 10) llama «DESCRIP­ Y una norma final de muchos antropólo­
CIÓN DENSA» porque implica el análisis gos literarios es el rechazo de la ciencia
de las prácticas como «si se tratara de leer por ser una metanarrativa epistemológi­
(en el sentido de “lectura como construc­ ca: la historia moderna de historias de
to”) un manuscrito». Una «lectura», es cómo conocen las gentes y la teoría pos-
decir, una interpretación de estas prácti­ moderna se basan en la «incredulidad
cas implica una TRADUCCIÓN, o sea, el frente a las metanarrativas» (Lyotard,
traslado del universo de significados de 1984, p. 4). La crítica a la antropología
un grupo de manera inteligible a otros. literaria se basa, pues, en última instan­
De hecho, los etnógrafos construyen lec­ cia, en si proporciona razones creíbles
turas de lecturas, que Incluyen: (1) lo para rechazar la ciencia y si su etnogra­
que los nativos creen que quieren decir; fía es una herramienta epistemológica
(2) lo que los informantes nativos creen más rigurosa que la ciencia que se propo­
que quieren decir los nativos; (3) lo que ne reemplazar.
los etnógrafos creen que quieren decir los El caso de los antropólogos literarios con­
informantes; y (4) lo que los etnógrafos tra la ciencia se formula de una de tres
creen que su audiencia desea saber acer­ formas: a partir de sus propios argumen­
ca de lo que los nativos quieren significar. tos, de los producidos por los filósofos
La descripción gruesa ha dado lugar a hermenéuticos, o de los presentados por
dos clases de incertidumbre. La primera los filósofos relativistas de la ciencia. Al
menos un estudio (Reyna, 1994) sugiere menudo interrelacionados temas de aná'
que el propio razonamiento anticiencia lisis: MATKRIALIS lMOj EVOLUCIÓN social y
de los antropólogos literarios no es con­ CAPITALISMO.
vincente. Por ejemplo, aunque herme-
neutas como Hans Gadamer (1975) o R i­ Materialismo
chard Rorty (1991) ocasionalmente ofre­ La perspectiva materialista arranca del
cen comentarios desalentadores acerca énfasis, que además desarrolla, puesto
de ciertos aspectos de la ciencia, en gene­ por Marx en el carácter central del tra­
ral no son ni especialmente conocedores bajo y los procesos y relaciones sociales
de ésta ni aun particularmente críticos al de la producción por los que la mano de
respecto, declarando típicamente que obra es movilizada, organizada y recluta-
«no hay nada malo en la ciencias (Rorty da (Marx y Engels* 1947). El problema
1991, p. 54). En cuanto a los relativistas central en este tipo de análisis reside en
como Paul Feyerabend (1975) y Thomas la relación entre la base material o es­
Kuhn (1962), ambos prodigan sus críti­ tructura económica, definida como MO­
cas, de nuevo, no especialmente anticien­ DO DE PRODUCCIÓN, y el todo social, en
tíficas porque, como dice Feyerabend, «la especial la superestructura cultural y po­
ciencia se tiene sobre sus dos pies» (1975, lítica. Esta perspectiva se basa en un mo­
p. viii). delo de sociedad dividida en estratos, y
Las interpretaciones propuestas en au­ el problema central se define en térmi­
sencia de procedimientos de validación nos de la relación (de causalidad o deter­
se construyen huérfanas de razón. Es­ minación) entre ellos, de modo que uno
trictamente hablando, estas interpreta­ de ellos (la base económica o modo de
ciones provienen de la conjetura, como producción) se considera superior o base
Geertz dijo que era lo propio. Son espe­ y determinante del otro (la superestruc­
culaciones en torno a lo que el antropó­ tura jurídica, política, ideológica o cultu­
logo dice que los informantes dicen de lo ral). Cuando la relación se entiende di­
dicho por los nativos. En el lenguaje co­ recta en el sentido de base determinante
loquial, rumores. De modo que las inter­ de estructura o superestructura, el enfo­
pretaciones de los antropólogos literarios que pueden considerarse mecánico.
parecen representar sus impresiones del Un enfoque que trata de ser más «dialéc­
rumor de Otro. Cualquier proyecto que, tico», sugiriendo que las flechas causales
como la antropología literaria, propone pueden apuntar en los dos sentidos, de
reemplazar la ciencia con rumores no base a superestructura y de ésta a aqué­
parece gozar de mucha legitimidad. lla, no resuelve necesariamente el pro­
SPR blema, por muy complejos que hagamos
Véase también FENOMENOLOGÍA, ANTRO­ los diagramas relativos y numerosas las
POLOGÍA SIMBÓLICA. flechas y vías de retroinformación que
pretendamos diseñar. Problema central
antropología marxista La que aquí es la propia construcción estratifi­
tiene su base común en uno u otro aspec­ cada, que puede sernos útil como metá­
to del trabajo de Karl Marx, filtrada y fora y para algunos propósitos analíticos
modulada por la compleja historia del preliminares, pero que no puede consi­
pensamiento marxista y antropológico. derarse representación apropiada de
Comprende un gran número de proyec­ ningún todo o proceso social. Un proble­
tos y perspectivas antropológicas dife­ ma relacionado es su concepción estática
rentes, pero incluye tres importantes y a de las relaciones entre niveles o estratos.
Si bien cabe sugerir que en ios procesos ticular, o en procesos de transición de un
sociales operan relaciones de determina­ modo a otro. En ambos casos, el proyecto
ción, su consideración debe efectuarse en proclamado puede ser el de ampliar el
el tiempo, y el carácter material de la su­ análisis marxista a períodos y procesos
perestructura. (tanto como producto y históricos no considerados por Marx. Es
fuerza a la vez históricos) tiene que ser decir, aunque éste señaló una sucesión
reconocido. de modos de producción a lo largo de la
Esto no invalida el enfoque marxista o Historia, no dedicó mucha atención al
materialista de los procesos sociales o análisis de las sociedades precapitalistas
culturales. Significa que el problema pa­ ni al proceso de transición entre aqué­
ra. el análisis materialista es más com­ llos, como tampoco se detuvo demasiado
plejo de lo que sugeriría esta estructura en pormenorizar la constitución de las
estratificada. Su resolución requiere el sociedades poscapitalistas. Estos estudios
rechazo tanto de un holismo reinventado suelen discurrir en un nivel meramente
donde todo es igualmente importante en económico, y examinan las relaciones
las relaciones y los procesos sociales y fundamentales y los antagonismos, in­
culturales como de la estructura estrati­ cluidas las relaciones de clase, en los tér­
ficada que elimina aspectos enteros del minos propios de una serie de modos de
ámbito de lo material convirtiéndolos en producción.
formas inmateriales («superestructura- Un defecto de este tipo de análisis, y de
les») sobre las que actúan formas y pro­ los evolutivos en general, es que no al­
cesos más «básicos». Esta perspectiva canzan a distinguir entre lo que Ray­
amplía lo material para que incluya ideas, mond Williams (1977) llamó análisis
conceptos y asunciones, así como el con­ «de época» y el «histórico». Si el prime­
cepto de determinación, que se hace más ro se propone describir detalladamente
social e histórico. épocas concretas de la historia humana,
el análisis histórico atiende a la comple­
Evolución social ja conjunción y relación de acción, even­
Una gran parte del trabajo antropológi­ to y estructura en lugares y momentos
co marxista aplica el concepto marxiano dados. Williams observó que los dos pro­
de modo de producción a los procesos de blemas y procesos requieren conceptos,
evolución social. Dos modos de análisis métodos y referentes distintos. La sim­
han sido al respecto especialmente im­ ple referencia a estructuras y relaciones
portantes: el primero se concentra en «de época» es, por tanto, inadecuada pa-
cuestiones evolutivas propiamente di­ ra resolver problemas «históricos». Dado
chas; el segundo en la relación entre in­ que los conceptos de modo de producción
fraestructura y superestructura en las que se concentran en los llamados «anti­
sociedades precapitalistas. guo», «feudal» o «capitalista» son por
Gran parte del debate en torno a las definición de época, su utilidad en el
cuestiones evolutivas se limita a aquellos análisis histórico es limitada, pero no
modos de producción que Marx mencio­ nula. Los dos modos de análisis se opo­
nó de una forma más esquemática: pri­ nen y relacionan, pues los procesos «his­
mitivos, antiguos, asiáticos (en algunas tóricos» siempre se dan dentro de un
versiones), feudales, capitalistas y socia­ tiempo y una estructura «de época», y
listas, trabajo que se centra en un análi­ pueden ilustrarse por su ubicación en
sis de las relaciones y la dinámica funda­ épocas particulares, la transición entre
mentales de un modo de producción par­ las cuales ocurre necesariamente en mo­
mentos y lugares históricos y, por consi­ turas o niveles económicos, sociales, po­
guiente,^necesitan una referencia a. y un líticos o religosos, también tienden a ex­
conocimiento de eventos y relaciones por pandir la noción de «lo económico» y la
lo común desatendidos en los análisis «producción» en formas muy interesan­
«de época». Los problemas conceptualés tes. Estos estudios tienden asimismo a
y metodológicos con que se enfrenta el ser más etnográficos y menos acordes
análisis evolutivo e histórico son, por con la simple imposición de etiquetas de
tanto, complejos, pero esta complejidad época.
sólo puede ser explorada si se reconoce la
distinción entre los dos modos de análi­ Capitalismo
sis. Lamentablemente, la mayoría de los Un tercer campo de la antropología mar­
análisis evolutivos siguen exclusivamen­ xista hace referencia a los estudios de las
te procedimientos y supuestos «de épo­ propias sociedades capitalistas y a la pro­
ca». Por tanto, la etnografía —en térmi­ pagación del capitalimso en relación con
nos de la oposición aquí examinada, las sociedades precapitalistas.
«historia» en sentido antropológico—pa­ El examen de las sociedades capitalistas
sa a ser auxiliar de los análisis de los mo­ explora un amplío margen de problemas
dos de producción de época, y la casuísti­ y cuestiones etnográñeas: el TRABAJO y
ca etnográfica, ejemplo icónico de los las relaciones laborales, prácticas e ideo­
modos de época particulares a los que se logías en talleres y fábricas, relaciones
asigna. de GÉNERO en el hogar, en las comunida­
El segundo enfoque amplía también el des y en comercios y fábricas, formación
análisis marxista a las sociedades preca- e ideologías de la comunidad, y acción
pitalistas, pero concede especial atención política, resistencia o aquiescencia. Lo
a la relación entre «infraestructura» y que todos estos estudios tienen en común
«superestructura» en situaciones preca- es que (1) están realizados en sociedades
pitalistas. Usando un análisis del tipo capitalistas; y (2) encuentran interesan­
aplicado a los modos de producción, te algún aspecto del análisis marxista del
atiende a temas antropológicos clásicos capitalismo (por ejemplo, su análisis de
como la RELIGIÓN, el PARENTESCO y la OR­ la forma de los bienes de consumo, la
GANIZACIÓN SOCIAL (Meillasoux, 1981; circulación de éstos y el «fetichismo»
Terray, 1972). Aquí la gama de análisis que los rodea, o su análisis de la relación
y posiciones discurre ampliamente des­ capital-trabajo).
de las interpretaciones directamente El estudio de la expansión histórica del
mecánicas, como las precedentes (que capitalismo en relación con las socieda­
entienden la organización social y cre­ des precapitalistas es tanto histórico co­
encia religiosa como funciones simples o mo etnográfico. Puede examinar las con­
resultados determinados por procesos y secuencias del desarrollo del capitalismo
relaciones de producción), a estudios que para grupos y sociedades que no lo cono­
exploran la manera en que las relaciones cen, como las de h o r t i c u l t o r e s o c a m ­
de parentesco, o credo y práctica religio­ p e s in o s , o sistemas de ESTADO plenos o

sos, sirven (en parte, y además de otros civilizaciones basadas en formas tributa­
cometidos) para organizar y movilizar rias de organización política y económi­
los propios procesos de producción. Aun­ ca. Estos estudios inciden necesariamen­
que estos estudios son susceptibles de te en procesos de COLONIALISMO e impe­
presentaciones FUNCIONALISTAS (y con rialismo y proceden en los planos de
frecuencia han caído en ellas) de estruc­ proceso y estructura a la vez. Desde el
punto de vista procesal, los estudios cente al capitalismo. En respuesta a estos
atienden al problema de la transición de postulados, algunos estudiosos han des­
unas relaciones sociales no capitalistas a tacado la estructuración local y cultural
las capitalistas. Estructuralmente, exa­ de las formas, relaciones y procesos del
minan complejas combinaciones de for­ capitalismo. Preciso es reconocer aquí
mas, relaciones y clases capitalistas y no también un margen, desde un extremo
capitalistas en momentos particulares de que negaría cualquier poder transforma­
los propios procesos de transición, en so­ dor al Occidente capitalista (reprodu­
ciedades particulares (Rey, 1975). En las ciendo así, en diferente registro, una cla­
décadas de 1970 y 1980, estos sistemas se de esencialismo de época nada distante
mixtos fueron objeto de elaboradas con- de los análisis marxistas más mecánicos)
ceptualixaciones teóricas que ponían el hasta estudios que destacan la importan­
acento en la «articulación» de los modos cia del contexto y la relación en todo
de producción no capitalistas y capitahs- examen de procesos históricos. Y si las
tas (Kahn y Llobera, 1981; E. Wolf, posiciones controvertidas entre los estu­
1982). dios de estos procesos parecen a veces de
Una área de tensión en estos estudios ha carácter ético (por ejemplo, quienes su­
sido la que acoge la compleja relación brayan el poder de las relaciones e insti­
existente entre el análisis de época y el tuciones capitalistas han sido ocasional­
histórico. Aunque los estudios de proce­ mente acusados de ETNOCENTRISMO y de
sos de transición particulares o de la in­ adoptar la «perspectiva del negocio»),
troducción de las formas y relaciones del las tensiones sólo pueden resolverse me-
capitalismo parecen requerir análisis diane la clase de análisis «histórico» con­
históricos y etnográficos específicos, a templado por Williams. WR
muchos estudiosos, en especial a los de­ Véase también HISTORIA. Y ANTROPOLO­
dicados al análisis de la articulación de GÍA, MARXISMO ESTRUCTURAL, TEORÍA DEL
los modos de producción, les bastó aten­ SISTEMA MUNDIAL.
der a los análisis de época y postular la Otras lecturas Donham, 1990; Gode­
existencia de ciertas relaciones estructu­ lier, 1977.
rales entre modos de producción en cir­
cunstancias concretas o durante un de­ antropología médica Estudia los
terminado período de transición. problemas de salud bumanos y los siste­
Otra área de tensión es la que afecta al mas terapéuticos en sus contextos socia­
peso relativo de las relaciones y estructu­ les y culturales más amplios. Los antro­
ras capitalistas, y de Occidente, dentro pólogos médicos atienden tanto a la in­
de estos procesos de transición. Varios vestigación básica de la salud y los
grupos de estudiosos destacaron el enor­ sistemas de curación como a la ciencia
me poder de Occidente y del capitalismo. aplicada con miras a la mejora del cuida­
En algunos casos extremos implicaba el do terapéutico en ambientes clínicos o
supuesto de que las sociedades no capita­ en programas de salud pública de pre­
listas podían considerarse plenamente vención y control de la enfermedad. Re­
integradas en la órbita de las relaciones curriendo a las ciencias biológicas y so­
capitalistas tan pronto como se hubieran ciales, asi como a la clínica, los antropó­
incorporado a los circuitos de comercio logos médicos han hecho grandes
•mundiales. En casos menos extremos, el aportaciones al conocimiento y mejora
proceso de transición se consideraba uni­ de la salud humana y los servicios sani­
direccional e inexorablemente condu­ tarios en todo el mundo. En consecuen-
cía, el auge de esta subdisciplina en años la etiología de la enfermedad, métodos
recientes ha sido notable, como reflejan de diagnóstico y prescripción y práctica
las numerosas publicaciones y encuen­ de tratamientos curativos. El desarrollo
tros de especialistas^ los programas de inicial de la antropología médica derivó
formación y su influencia fuera del ám­ del interés de los investigadores en las
bito puramente antropológico. diferentes creencias y prácticas al res­
La antropología médica no se caracteriza pecto apreciadas en distintos pueblos
por un solo paradigma teórico. Por ejem­ (Rubel y Hass, 1996). Las primeras in­
plo, la descripción y el análisis etnográfi­ vestigaciones etnomédicas se confinaron
cos de la religión y de los sistemas tera­ al estudio de las sociedades no occidenta­
péuticos son tan antiguos como la propia les y culturas exóticas, y en general se
antropología, mientras que enfoques integró en el campo más amplio del es­
nuevos, como la antropología médica tudio comparativo de la RELIGIÓN. Las
crítica, son producto de las tendencias ideas acerca de la enfermedad y los ri­
intelectuales más recientes. Ello ha pro­ tuales terapéuticos se analizaron como
vocado a veces intensos debates, como los ventana sobre las creencias cosmológicas
surgidos entre los antropólogos médicos y valores culturales subyacentes. A me­
clínicamente activos (interesados en ha­ dida que se reconocía la íntima relación
cer que el conocimiento cultural sea de entre los conceptos de enfermedad y de
utilidad para los gener alistas) y los an­ organización social, la etnomedicina pa­
tropólogos médicos críticos (interesados só a centrar el interés de la investigación
en la fenomenología y la economía polí­ etnográfica. Fabrega (1975, p. 969) defi­
tica de la biomedicina). Aunque el ámbi­ nió este enfoque como «estudio de qué
to de actividad intelectual es muy diver­ piensan los miembros de diferentes cul­
so, cabe identificar cinco enfoques bási­ turas acerca de la enfermedad y cómo se
cos: biomédico, etnomédico, ecológico, organizan para recibir tratamiento mé­
crítico y aplicado- Estos enfoques com­ dico, así como de la propia organización
parten tres premisas fundamentales: social de éste». Los estudios etnomédicos
1. La enfermedad y la curación son fun­ típicos se centran en la CLASIFICACIÓN y
damentales en la experiencia humana y el significado cultural de la ENFERMEDAD
se comprenden mejor holísticamente en (somática y mental), los comportamien­
contexto con la biología humana y la di­ tos de los enfermos en busca de salud y
versidad cultural. las teorías, el adiestramiento y las prácti­
2. La enfermedad representa un aspecto cas de los sanadores. Nichter (1992, p. x)
del entorno que sufre la influencia del describe doce áreas de trabajo etnomédi­
comportamiento humano a la vez que co actual, incluido «e l estudio del afligi­
requiere adaptaciones bioculturales. do cuerpo como espacio en el que con­
3. Los aspectos culturales de los siste­ tienden ideologías distintas y se desarro­
mas de salud tienen importantes conse­ llan las emergentes a través de prácticas
cuencias pragmáticas en la aceptabili­ e instituciones médico-religiosas que
dad, efectividad y mejora del cuidado sa­ guían la producción de saberes».
nitario, en particular en las sociedades La investigación etnomédica ha tenido
multiculturales. implicaciones prácticas. El concepto de
modelos explicativos de la enfermedad
Enfoques etnomédicos usados en la antropología clínicamente
Todas las sociedades poseen s i s t e m a s aplicada lleva la atención a las interpre­
MÉDICOS que proporcionan una teoría de taciones individuales de la causa, curso y
tratamiento de los episodios patológios. huésped humano para producir enfer­
Los conocimientos etnomédicos (por medades infecciosas (Inhorn y Brown,
ejemplo, la teoría caliente/frío de la en­ 1997). En años recientes, los estudios
fermedad en los pueblos hispánicos, o la ecológicos de la salud y la enfermedad
distinción «sangre alta»/«hipertensión» han puesto sus miras más allá de los fac­
en los afroamericanos) son importantes tores socioeconómicos locales que influ­
para entender cómo iníluyen las creen­ yen en la frecuencia de la enfermedad
cias culturales en los comportamientos para ponerlas en las fuerzas de política
relativos a la salud (P. Brown etaL, 1994). económica mayores que limitan las op­
ciones comporta mentales de las pobla­
Enfoques biomédicos ciones. La AI^RO PG LO G ÍA ECOLÓGICA y la
Aunque no siempre se reconoce así, gran política examinan la influencia de los
paite de la investigación en ANTROPOLO­ ambientes culturales, físicos y politico­
GÍA BIOLÓGICA con recurso a la epistemo­ económicos en la distribución de la mor­
logía científica convencional y centrándo­ bididad y la mortalidad. Los cuadros pa­
se en la biología humana y las consecuen­ tológicos descritos con métodos epide­
cias sanitarias de diferentes esfuerzos e miológicos (en lo que se refiere al
incidencias es parte de la antropología momento, el lugar y las personas) a me­
médica (F. Johnston y Low, 1984). Por nudo reflejan prácticas culturales asocia­
ejemplo, se reconoce desde hace tiempo das con la dieta, los modelos de activi­
que la ENFERMEDAD ha sido un importan­ dad, la sexualidad y otros. Además, las
te agente de selección natural en la EVO- prácticas grupales cultruralmente defini­
LUCIÓN genética y cultural. Los antropó­ das, como la introducción de la agricul­
logos biomédicos han usado los estudios tura de RIEGO, pueden transformar el
inmunológicos para examinar el curso de equilibrio ecológico de la enfermedad a
las EPIDEMIAS. Los antropólogos biológi­ favor del patógeno, como la malaria o la
cos han examinado las adaptaciones fisio­ esquistosomiasis, y a su vez dañar a la sa­
lógicas humanas a una gran variedad de lud. Los análisis ecológicos en antropolo­
demandas o esfuerzos relacionados, por gía médica revelan igualmente numero­
ejemplo, con la altitud, las bajas tempera­ sos casos donde los cambios culturales
turas, privación alimentaria y las infec­ mejoran el estado sanitario en algunos
ciones. Los métodos científicos de labora­ grupos.
torio (como los análisis bioquímicos de
compuestos etnofarmacológicos) se usan Enfoques críticos
para analizar el funcionamiento bioquí­ La antropología médica crítica (AM C)
mico y fisiológico de las prácticas etno- comprende dos movimientos intelectua­
médicas. Este tipo de análisis desempeñó les influyentes en este campo a lo largo
un papel importante en el descubrimien­ de las décadas de 1980 y 1990. Uno su­
to de una vacuna de la hepatitis (Blum- brayaba los enfoques marxistas de las
berg, 1982). fuerzas político-económicas macrosocia-
ies para comprender cómo influyen en la
Enfoques ecológicos salud y en la estructura de los sistemas
El enfoque ecológico en la antropología sanitarios; el segundo es más epistemoló­
médica centra su interés en cómo las gico y cuestiona los fundamentos de la
pautas de comportamiento y culturales teoría y la práctica biomédica contempo­
humanas configuran las complejas inte­ ránea. Este enfoque se ha visto influido
racciones del patógeno, medio natural y por pensadores posmodernos como Fou-
cault, que ponen énfasis en la naturaleza bir las interacciones entre mente, cuerpo
social-construccionista de la realidad y y sociedad.
en el poder social inherente a institucio­
nes hegemó nicas como la «biomedicina». Enfoques aplicados
Lo que ambos movimientos tienen en co­ El interés en los aspectos aplicados de la
mún es la demanda de una nueva refle­ antropolgía médica no ha cesado desde el
xión fundamental sobre las premisas y comienzo de la disciplina. Se consideran
objetivos de la antropología médica. dos ramas, la clínica y la relacionada con
La orientación político-económica de la la sanidad pública. La antropología médi­
AMC considera las cuestiones de la salud ca clínicamente aplicada se conoce mejor
en contexto con fuerzas políticas y econó­ por el uso que hace de modelos explicati­
micas más poderosas que modulan las re­ vos para explorar las diferencias concep­
laciones humanas, configuran el compor­ tuales entre las percepciones respectivas
tamiento social y condicionan la expe­ del médico y del paciente en lo tocante a
riencia colectiva (Merrill Singer, 1989). la enfermedad y la dolencia. Los antropó­
Los macroprocesos mundiales como el logos clínicos trabajan en escenarios bio-
CAPITALISMO se ven como fuerzas domi­ médicos con los terapeutas y contribuyen
nantes que modelan la práctica clínica e al suministro de cuidados médicos, apli­
influyen en la distribución de las enfer­ cándose al propio tiempo al adiestramien­
medades, La medicina se ve no sólo co­ to de futuros profesionales. Sin necesidad
mo un conjunto de procedimientos y tra­ de postulados teóricos, puede interpretar­
tamientos, sino también como un con­ se como teoría y métodos antroplógicos en
junto particular de relaciones sociales e relación con el vasto temario de la salud,
ideología que las legitima. El reconoci­ la enfermedad y la atención sanitaria. La
miento del carácter central de de las di­ investigación realizada por los antropólo­
mensiones político-económicas de la en­ gos médicos clínicos atiende pormenori-
fermedad y la curación, así como las desi­ zadamente a opciones de atención sanita­
guales relaciones sociales entre sanadores ria, creencias sobre la enfermedad y
y paciente, son las características princi­ eventos vitales como el Pa r t o o la meno­
pales de este enfoque. pausia; también, en sentido amplio, al es­
La segunda rama de la AM C cuestiona tudio de las influencias culturales en el
la epistemología y la universalidad de comportamiento del paciente, la distri­
los supuestos subyacentes a la teoría y la bución de la enfermedad, la experimen­
práctica de la medicina occidental, con­ tación de la dolencia (por ejemplo, dolor)
vencionalmente exentos de análisis cul­ e interacciones de terapeutas y pacientes
tural en la antropología médica. Este en­ (por ejemplo observancia del régimen te­
foque ha dado lugar a la denominación rapéutico). Forman parte también del
«biomedicina». Antropólogos médicos campo de estudio macroaspectos como
como Locfc y Scheper-Hughes (1996) los sistemas de prestación sanitaria insti­
abogan por el abandono de la noción ac­ tucional y los contextos políticos y econó­
tual de cuerpo y mente como vía para micos (Chrisman y Johnson, 1996). Algu­
conocer en profundidad la planificación nos antropólogos médicos clínicos son
y el suministro de cuidados médicos en empleados por hospitales y clínicas como
las sociedades occidentales. La separa­ mediadores culturales e intérpretes.
ción de cuerpo y mente en la ciencia bio- La investigación en la antropología mé­
médíca es tan marcada que se requiere dica aplicada a la salud pública ha gana­
un vocabulario más preciso para descri­ do relevancia en los últimos decenios
(Coreil y Mull, 1990). Cada vez son más de toda la costa de América del Norte
los antropólogos médicos empleados en hasta la bahía de Yakutat en Alaska. Su
programas de salud internacionales, en misión consistía en recoger información
particular debido al énfases programáti­ y muestras de minerales, animales y
co en la atención sanitaria primaria y las plantas: «objetos propios del ámbito de
intervenciones en terapias de nutrición y la antropología y la etnografía», que se
rehidratación oral que requieren partici­ pueden ver hoy en el Museo de América
pación comunitaria. Los antropólogos de Madrid. Los viajes de exploración
han intervendio en todos los aspectos de más famosos de este período son los rea­
estos planes, incluidos la identificación y lizados por el capitán James Cook, que,
el análisis de problemas y la evaluación aun sin instrucciones específicas de ha­
de problemas sanitarios específicos. cer acopio de muestras, se preocupó de
PB, K H T y J H obtenerlas y lo hizo en gran abundancia.
Véase también ANTROPOLOGÍA CRÍTICA, Más de dos mil piezas de lo obtenido se
DIETA, DROGAS, ETNOBOTÁNICA, ETNOPSI- encuentran en diferentes museos de todo
COLOGÍA, ROL, SUFRIMIENTO, TRANCÉ. el mundo (Kaeppler, 1978). Algunos de
los artefactos cedidos al Museo Británico
antropología museística La ob­ se presentaron en la sala Otaheti. En el
tención de artefactos procedentes de lu­ viaje realizado por Vancouver en 1792 a
gares «exóticos» tiene larga tradición en la costa noroeste de América y al Pacífi­
los países occidentales. La conjunción re­ ca, el botanista Archibald Menzies había
nacentista de la era de las exploraciones recibido instrucciones precisas para es­
y el desarrollo de la cultura humanista tudiar las «costumbres nativas» y reco­
culminó en una explosión de curiosidad ger muestras etnográficas. El objetivo de
por los nuevos lugares descubiertos, de la iniciativa era educativo y, así, los mu­
los que se coleccionaron objetos de toda seos podrían ilustrar a sus visitantes
clase. Esta cosecha fue la base para crear acerca de las variadas aptitudes creativas
tantas Kunst und Wunderkammern («ga ­ de la humanidad. La colección fue cedi­
binetes de curiosidades») por parte de da al Museo Británico en 1796 (J. ICing,
reyes, príncipes, arzobispos y otros (Po- 1981, p. 11).
mian, 1990, p. 56). A ñnales del siglo Con el auge de la disciplina de la antro­
XVIII, estos gabinetes de curiosidades pri­ pología en el siglo XIX, una de sus ver­
vados se convirtieron en museos. Él go­ tientes privilegiadas fue la de reunir ma­
bierno británico adquirió en 1753 la co­ teriales y objetos etnográficos. El contex­
lección de sir Hans Sloane y estableció to colonial occidental creó el escenario
así el núcleo del que sería el célebre Mu­ idóneo para hacerlo, con la exportación
seo Británico. A su vez, el museo de sir consiguiente de lo reunido a la metrópo­
Ashton Lever fue trasladado a Londres li (Clifford, 1988). Los significados cul­
en 1774, convirtiéndose en el Leverian turales de los objetos para sus creadores
Museum, y el de William Bullock pasó carecían de interés para los coleccionis­
de Liverpool a Londres en Í809. tas de los siglos XIX y XX, que, al margen
A medida que las actividades de explora­ de la motivación impulsada desde los
ción fueron organizándose hacia finales museos, podían ser meros comerciantes,
del siglo XVIII, la recolección de curiosi­ propietarios de plantaciones, misioneros
dades artificiales y naturales fue espec­ o funcionarios del gobierno.
tacular. El gran viaje realizado por Ma- Los museos son los «autoproclamados
laspina de 1789 a 1794 le llevó a lo largo guardianes del material de otros y autoin-
vestidos intérpretes de las historias de és­ mente sus cualidades estéticas, recupe­
tos» (Ames, 1992, p, 140). Las piezas ex­ rándolos de la Naturaleza e insertándo­
puestas en los museos siempre han refle­ los en la cultura.
jado los supuestos culturales de sus crea­ Los museos como «autoprociamados
dores, comisarios y expositores. También guardianes del material de los Otros»
han articulado mensajes sobre la identi­ son hoy muy discutidos. Muchos de los
dad nacional y las relaciones de la nación descendientes de quienes crearon y usa­
con esos «Otros», y su ubicación diferen­ ron los objetos etnográficos expuestos en
cial en la escala evolutiva (Karp y Lavine, los museos de todo el mundo reclaman
1991). Los foráneos pasaron a ser los «pri­ su repatriación cultural, desde los grie­
mitivos», nosotros los «civilizados», y la gos, que piden la devolución del friso del
ubicación de estas piezas en museos de Partenón expoliado por lord Elgin y ex­
historia natural situó a los «Otros» en la puesto en el British Museum, hasta los
Naturaleza más que en la cultura. zuñi, que reclamaron (y a la postre obtu­
Además, la mera presentación de esas vieron) al Smithsonian Museum sus dio­
piezas de colección ponía de maniñesto ses de la guerra. La repatriación cultural
la historia del imperialismo occidental y es tema candente en el mundo museísti-
defendía la rectitud del colonialismo y el co, ya que está claro que la legislación
saqueo económico y cultural que lo ca­ actual, como la Ley de Repatriación Na­
racterizó (Pomian, 1990). Las coleccio­ tiva Americana, apoya el retorno de la
nes del siglo XIX reflejaban el poder de propiedad cultural y amenaza así la exis­
Occidente para clasificar y definir a los tencia del propio museo. PR y AR
«Otros» a fin de justificar el poder y el
control sobre ellos. Sin embargo, las ideas antropología política Centrada
acerca de la identidad nacional y la rela­ en el estudio de la ley, el orden, el con­
ción entre la nación y el resto del mundo flicto, el gobierno y el poder, sus oríge­
han cambiado con el tiempo, y así se ha nes se encuentran en nociones y concep­
reflejado también en el modo en que los tos de los teóricos de la evolución social
museos imparten el saber, al igual que del siglo XIX como sir H e n r y MainE
en la modalidad del mismo. (1861), quien distinguió entre las socie­
Los artefactos de los Otros aparecen hoy dades organizadas por posición y por
también en los museos de arte. Aunque contrato legal, y Lewis Henry M ORGAN
Picasso y Vlaminck reconocieron la cali­ (1877), que, atendiendo al territorio y al
dad estética del arte africano y de Ocea- parentesco, estableció las bases diferen­
nía a principios del siglo XX, los artefac­ ciales del GOBIERNO, Debe asimismo par~
tos rituales no fueron bien recibidos en te de sus orígenes a las discusiones acer­
los museos de arte hasta después de la se- ca de las relaciones de orden moral y OR­
gunda guerra mundial. En la exposición GANIZACIÓN SOCIAL presentes en los
de arte primitivo del Museo de Arle Mo­ escritos de Emile D U RKH EIM (1955),
derno de Nueva York se usaron numero­ Max W e b e r (1968) y Karl Marx (1887).
sas muestras etnográficas de muchas Desarrollos teóricos más recientes proce­
partes del mundo, igualando así el arte den de Michel Foucault (1977b), Fierre
cronológicamente remoto en nuestra Bourdieu (1977) y Anthony Giddens
historia con el espacialmente distante de (1984), centrados en la estructura de PO­
los «exóticos» Otros (W. Rubin, 1984), DER en la sociedad.
Esta transformación del significado de Hoy la antropología política es el pro­
los artefactos de Otros reconoce plena­ ducto de dos diferentes legados. El pri­
mero, inicialmente asociado con la. an­ lítica, y quizá la más infuyente, tiene su
tropología cultural en Estados Unidos, origen en la experiencia del TRABAJO DE
siguió centrado en las cuestiones compa­ CAMPO antropológico y en la necesidad
radas e históricas de cómo y por qué sur­ práctica asociada a la ubicación del po­
gieron los sistemas políticos. El segundo, der en las sociedades no occidentales. Es­
asociado con la antropología social britá­ te fue el objetivo explícito de la obra ca­
nica, se interesaba más bien en el desa­ pital en este campo, African political sys~
rrollo de la política en diferentes sacie­ tems (Fortes y Evans-Pritchard, 1940b)
dades y en el papel que desempeñaban que, basada en un conjunto de descrip­
en ellas los individuos. ciones y análisis de sistemas de gobierno
La aparición del estado ha sido desde centralizado y descentralizado en Africa,
siempre uno de los principales intereses dividía a las sociedades en dos tipos: «es­
teóricos de los antropólogos interesados tados primitivos» que poseían institucio­
por la evolución de las formas de socie­ nes de gobierno y «sociedades sin esta­
dad, Durante decenios, los antropólogos do» que carecían de ellas. Este estudio, y
estudiosos de la evolución, al igual que ejemplos de trabajo de campo detallado
los arqueólogos, han clasificado a las so­ sobre los sistemas políticos, como el de
ciedades en categorías tales como BAN­ EVANS-PRITCHARD (1940) sobre los nuer
DAS, TRIBUS, JEFATURAS y ESTADOS para y de FORTES (1945) sobre los tallensi,
debatir seguida y comparativamente los inspiraron a toda una generación de in­
méritos respectivos de una u otra tipolo­ vestigadores a concentrarse en las dife­
gía (Fired, 1967; Service, 1975). En to­ rentes formas en que el poder político
dos los esquemas planteados se concede podía integrarse en las relaciones de PA­
al conflicto el papel protagonista. Sin RENTESCO, las prácticas RITUALES, los SIS­
embargo, aunque la GUERRA ha sido tra- TEMAS DE EDAD y otras instituciones para
dicionabnente estudiada como medio el mantenimiento del orden que no re­
con un fin evolutivo (Otterbein, 1970), querían de organismos gubernamenta­
sólo recientemente ha sido objeto de es­ les. Este enfoque adquirió gran relieve
tudio como institución (Turney-High, entre los administradores coloniales, an­
194-9; R. Ferguson, 1995; Otterhein, siosos de saber cómo gobernar y contro­
1994). Este nuevo enfoque de la VIOLEN­ lar a sus nuevos «súbditos», de modo que
CIA en el mundo contemporáneo ha he­ el papel desempeñado por los antropólo­
cho que esta rama de la antropología po­ gos en ayuda del COLONIALISMO ha sido
lítica destacara mucho más que en el pa­ muy debatido en los últimos decenios
sado. Por ejemplo, aunque la VENGANZA (Asad, í 973; Kuklik, 1991). Está claro,
(como forma de conflicto contenible) fue no obstante, que los resultados de estos
una de las primeras instituciones políti­ trabajos, en particular en Africa, abrie­
cas estudiadas, sólo recientemente han ron nuevos caminos a la antropología.
sido objeto de investigación antropológi­ Uno de éstos hace referencia a la cues­
ca los incontenibles efectos (y no sólo las tión del conflicto y de su resolución, cen­
causas) de la violencia organizada en sus tro destacado del interés de la llamada
diferentes manifestaciones étnicas, polí­ escuela de Manchester. Impulsada por
ticas, sectarias, religiosas y económicas los trabajos precursores de Max GlüCK-
(Nordstrom y Martin, 1992), junto con MAN y sus pupilos, animaba a los antro­
las posibles soluciones, como la media­ pólogos a estudiar los mecanismos socia­
ción y la RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS. les para gestionar la tensión intersocie-
La segunda rama de la antropología po­ taña y el cambio. Gluckman, formado
en leyes y en antropología, también con­ trono-cliente, al campesinado y a las éli­
tribuyó poderosamente al desarrollo de tes. Los antropólogos políticos prosiguie­
la ANTROPOLOGÍA. LEGAL, que de siempre ron el análisis de la competencia por la
ha estado estrechamente vinculada a la posición, el prestigio y el poder en muy
antropología política por compartir inte­ variados entornos. A partir de 1980, los
rés en la mediación en conflictos y en las desarrollos en economía política y TEO­
cuestiones relacionadas con el manteni­ RÍA DEL SISTEMA MUNDIAL introdujeron
miento del orden social. Confrontando la nuevas posibilidades de comparación pa­
agitación anticolonialista todavía nota­ ra el análisis de las transformaciones po­
ble después de la segunda guerra mun­ líticas y las relaciones de CLASE en térmi­
dial, los antropólogos de la escuela de nos verdaderamente globales (E. Wolf,
Manchester experimentaton nuevas me­ 1982, Mintz, 1935).
todologías, incluidos los análisis situa- Además de desarrollar modelos a gran
cionales (Velsen, 1967) y de redes (J. escala para explicar los sistemas políti­
Mitchell, 1969), para explicar cómo su­ cos, los antropólogos han atendido tam­
cesos y organizaciones al parecer fuera bién concretamente al conocimiento de
de la política podían de hecho presentar las estrategias usadas por los individuos
no pocos ribetes con significación políti­ y las sociedades para resistirse a la pene­
ca. Otros estudiosos llegaron a la conclu­ tración de fuerzas externas como el capi­
sión que la política era omnipresente y talismo, la autoridad estatal centralizada
se apreciaba en todos los aspectos de la y el mando hegemónico. Tratando de ex­
vida social, incluido el RITUAL. Víctor plicarse cómo se resisten los grupos a la
Tü R N E R (1957), por ejemplo, describió autoridad, o cómo entran en colisión a
cómo se resolvían ritualmente las crisis veces con ésta, los antropólogos políticos
políticas locales entre los ndembu de han recurrido a enfoques tanto de arriba
Zambía, mientras que Abner Cohén abajo como de abajo arriba para obtener
(1969) destacó el papel político del ritual una visión más completa del poder. Esta
en el desarrollo de la etnicidad hausa en investigación ha ido desplazándose cre­
un poblado yorubalandés nígeriano. cientemente de las unidades estáticas
Sin embargo, la antropología política no bien definidas, como los estados territo­
se restringía a África ni a la escuela de riales o instituciones políticas formales,
Manchester. Edmund L e a c h (1954) exa­ a categorías como los refugiados y a pro­
minó la conexión entre ritual, identidad cesos económicos y políticos creados por
y etnicidad entre los kachin de Birmania proyectos de desarrollo y corporaciones
en términos de un sistema político osci­ multinacionales.
lante que regularmente alternaba entre Si los primeros antropólogos políticos
formas de organización social jerarqui­ trataban con casos individuales en su
zadas e igualitarias (GUMSA y G U M LAo). mayoría extraños y remotos, la investi­
Lo apuntado por Leach acerca del papel gación actual trata de ser a la vez compa­
que cabía al individuo en política fue de­ rada e inclusiva sirviéndose de variantes
sarrollado por F.G. Bailey (1960) en la no occidentales para examinar las prác­
India y por Fredrik Barth (1959a) entre ticas occidentales de interés histórico en­
los swat pataneses para explorar los efec­ tre los antropólogos como la SUCESIÓN a
tos añadidos de las maniobras políticas. altos cargos (X Goody, 1966). Por ejem­
En las décadas de 1960 y 1970 se llevó el plo, David Kertzer (1988) estudió com­
centro de atención al papel de las redes parativamente los ritos políticos en Ita­
en torno al bigman, a las relaciones pa­ lia, Estados Unidos y la Unión Soviética,
junto con los de los aztecas, bunyoros y logía «no podía eludir la necesidad últi­
swazis, en perfecta consonancia con los ma de poner a prueba sus análisis de los
intereses primarios de la antropología modelos llamados “ social” o “ cultural”
política, campo que en la actualidad se en términos de las realidades individua­
ha revitalizado considerablemente para les» y que «no podemos comprender to­
atender a cuestiones más allá de las ins­ talmente la dinámica de la cultura, de la
tituciones de gobierno y a la capacidad sociedad, de la historia sin tener en
de hacer frente a nuevas cuestiones de cuenta antes o después las relaciones re­
orden, desorden y proyecciones de poder ales entre los seres humanos».
que configurarán los parámetros de la
investigación en el futuro. ASi Antropología y psicoanálisis
Otras lecturas Balandier, 1970; Lewe- Algunos de los primeros antropólogos
llen, 1992- Vincent, 1990. modernos se sintieron intrigados por
muchos aspectos de la teoría psicoanalí-
antropología psicológica Abor­ tica recién desarrollada por Sigmund
da el estudio comparado de la experien­ Freud que podían ser aplicados al estu­
cia, el comportamiento, los hechos y los dio de la cultura. De manera similar,
artefactos humanos desde una perspecti­ Freud y la mayoría de los primeros freu-
va dual, sociocultural y psicológica, las dianos se interesaron en las relaciones
más de las veces psicodinámica. La disci­ entre psique y cultura (véase, por ejem­
plina emergió a principios del siglo XIX plo, Freud y Oppenheim, 1958;Money-
como intento de comprender nuestra hu­ Kyrle, 1930; Reick, 1931). En una serie
manidad común, dirigida por ñguras co­ de trabajos, sobre todo en su controverti­
mo Franz B o a s y sus discípulos: Edward do Tótem and taboo (1918), Freud abor­
S a p ir , Ruth B e n e d ic t , Margaret m ead, dó la cuestión de la naturaleza y origen
Melville HERSKOVITS. La antropología de la cultura influido por W. Robertson
psicológica abarca un arco de enfoques SM ITH (1839), Atkinson (1903) y Dar-
teóricos desde el positivismo científico, win (1871), así como por la biología la-
que comprende objetividad y método raarckiana (Suárez-Orozco, 1994),
científico, hasta diferentes humanismos La crítica vertida por M a ü NOWSKI sobre
hermenéuticos que destacan el papel de la teoría freudiana representó un punto
la subjetividad en el trabajo de campo y de encuentro clave entre el psicoanálisis y
la literatura (Suárez-Orozco, 1994). la antropología- Según Rreud, el comple­
La antropología psicológica se ha pro­ jo de Édipo (con el hijo prendado de la
puesto hacer del cultivo del espacio teó­ madre y deseoso de librarse del padre)
rico en el que surge el individuo como era un evento psicológico central y carac­
agente activo en el campo de la cultura terística universal y específica de la natu­
su principal objetivo. Históricamente, raleza humana. Examinando este modelo
los antropólogos psicológicos han critica­ psicológico a la luz de datos comparado
do aquellos enfoques de la condición hu­ extraídos de escenarios no occidentales,
mana que privilegian un plano de análi­ específicamente de las islas Trobriand,
sis (como el cultural) a expensas de otros Malinowski (1929) rechazó la universali­
(como el psicológico). Sapir, por ejemplo, dad del complejo de Edipo clásico. Los
rechazó el hiper determinismo cultural matrilineales trobriandeses definen su li­
de Alfred KROEBER (1917a) postulado en naje por vía femenina, de modo que el ni­
su modelo «superorgánico» de CULTURA. ño «pertenece» al grupo materno y here­
Sapir (1917) argumentó que la antropo­ da sus bienes del hermano de la madre,
que, además, posee la competencia disci­ dad. De ahí que los estudios acerca de la
plinaria y .de autoridad. En cambio, el pa­ socialización fueran cruciales en la an­
dre trobriandés es generalmente la figura tropología psicológica y otras disciplinas,
benevolente e indulgente en la vida del aunque con diferente terminología, co­
niño. Así, argüyó Malinowski, en la socie­ mo «control del impulso» (psicoanálisis),
dad de las Trobriand no hubo evolución «adquisición de roles» (sociología) y
alguna del complejo de Edipo tradicional. «CULTUEUZACIÓN» (antropología) (LeV i­
Los muchachos trobriandeses no abriga­ ne, 1982, pp. 61-68).
ron jamás fantasías hostiles hacia sus pa­ Un ejemplo de esta colaboración ínter-
dres ni Malinowski descubrió en su ex­ disciplinaria lo ofrecen los estudios de
presión vital fantasía sexual alguna en Abram Kardiner, psiquiatra psicoanalis­
torno a la madre. Más bien señaló que los ta que trabajó con antropólogos como
muchachos trobriandeses abrigaban ani­ Ralph LIN TO N , Cora Du Boís y Ruth
mosidad para con el hermano de la madre Bunzel en la aplicación de la teoría psi-
y fantasías sexuales respecto a sus herma­ coanalítica a los ESTUDIOS TRANSCULTU­
nas. RALES en un intento de reconciliar los
Freudianos como Geza Roheim (1950) postulados básicos del psicoanálisis con
rechazaron las interpretaciones de M ali­ la idea antropológica del RELATIVISMO
nowski. Ernest Jones (1925) afirmó que CULTURAL (Benedict, 1934a). Kardiner
la creencia de los isleños trobriandeses basó sus argumentos en la noción psicoa-
en la ausencia de conexión entre la act- nalítica central de que la experiencia in­
vidad sexual y la procreación era tanto fantil modela profundamente la estruc­
una negación del modelo edípico de la tura y la función de la personalidad
sexualidad paterna como ejemplo de adulta. Sin embargo, como puso cada vez
hostilidad inconsciente hacia el padre. más de manifiesto el registro etnográfi­
Condición similar, sostenían los freudia­ co, las experiencias infantiles variaban
nos, a la negación de la aportación pater­ considerablemente de una cultura a otra,
na en el curioso motivo de la concepción Kardiner razonó que si el modelo psicoa-
inmaculada (virginal) de los héroes po­ nalítico patrón de «deterninismo de la
pulares indoeuropeos (Rank, 19 í 4). Más infancia» era correcto, las diferentes
recientemente, en un detallado reexa­ prácticas de crianza infantil habrían de
men del material trobriandés de M ali­ producir variaciones correspondientes
nowski, Melford Spiro (1982, 1992a) lle­ en la estructura de la personalidad adul­
gó a la conclusión de que, efectivamente, ta. En The individual and kis society
revela un complejo de Edipo particular­ (1939), Kardiner introdujo un conjunto
mente acusado. adicional de conceptos relativos a las ex­
periencias tempranas de socialización,
Infancia y cultura funcionamiento ulterior de la personali­
Las cuestiones de SOCIALIZACIÓN, NIÑOS y dad y «sistemas proyectivos de la cultu­
CULTURA han compuesto siempre una ra» argumentando que cada cultura
área permanente de interés en antropo­ cuenta con un conjunto de «instituciones
logía psicológica. Tanto el psicoanálisis primarias» que esencialmente represen­
europeo como la psicología conductista tan modos de crianza infantil. Por ejem­
norteamericana han considerado crítica plo «entre las instituciones primarias
la socialización en edad temprana para cuentan la organización familiar, la for­
comprender diversos aspectos del fun­ mación intragrupal, las disciplinas bási­
cionamiento, incluso adulto, en la socie­ cas, la alimentación, el destete, el cuida­
do o descuido institucionalizados de los formaciones culturales como rituales,
niños, la educación anal y los tabúes se­ que, de acuerdo con el modelo de Kardi­
xuales, incluidos fines y objetos perti­ ner, «repiten» simbólicamente algunas
nentes, las técnicas de subsistencia, etc.» experiencias infantiles típicamente trau­
.(Kardiner, 1939, p. 471). Estas «institu­ máticas pero culturalmente normativas.
ciones primarias» moldean la estructura Un ejemplo de esta distinción puede
básica de la personalidad del grupo, que apreciarse comparando el estudio clásico
a su vez, afirmó Kardiner, configura las de Melford Spiro sobre la religión ifaluk
«instituciones secundarias» de una cul­ con el de Obeyesekere sobre el ritual en
tura, comprendidos su FOLCLORE, su RE­ Srí Lanka.
LIGIÓN, sus RITUALES y sus sistemas de Spiro afirmó que los rituales ifaluk
TABÚ. «agresivos» representaban «una expre­
Aunque las ideas de Kardiner fueron in­ sión simbólica de la hostilidad que, aun­
fluyentes, algunos estudiosos señalaron que reprimida, generaban originalmente
algunas inconsistencias en su modelo de los padres» (1978, pp. 541-342). Siguien­
CULTURA Y PERSONALIDAD (Baxnouw, do el modelo teórico de Kardiner, abordó
1985, pp. 110-127), incluida la fácil cau­ estos rituales como «reinterpretación» de
salidad entre instituciones «primarias» y un trauma infantil culturalmente nor­
«secundarias». Hay cierta arbitrariedad mativo. Aunque cabe que se obtenga cier­
en el hecho de elegir una institución cul­ to magisterio temporal a través del ri­
tural y asignarle un papel causal prima­ tual, estas actividades también presentan
rio y más influyente que el de las demás cierto sesgo «compulsivo» (patológico).
instituciones presentes. Otras obras im­ Por el contrario, Obeyesekere (1981) in­
portantes en la misma línea de estudio terpretó las actividades rituales de las ex­
son las de Beatrice y John Whiting táticas sacerdotisas de Sri Lanka como
(1975), J. Whiting y Child (1955) y Ro­ dotadas de carácter transformativo en
ben A. Le Vine (1982). sentido «progresivo» porque facultaban a
las participantes a superar «fijaciones», a
Tendencias actuales curar traumas previos. Las sacerdotisas
Algunos críticos POSMODERNOS han adu­ transformaban «síntoma [patología] en
cido con pesar que algunos antropólogos símbolo [salud]» y, mediante la manipu­
psicológicos producen descripciones de lación activa de símbolos religiosos, supe­
otras culturas vistas a través de la lente raban traumas anteriores para lograr
psiquiátrica occidental, que reduce a la «una transformación radical de [su] ser»
esfera psicológica lo que no es sino cose­ (1990, p. 25).
cha normal de problemas sociales. Gana- La relación entre la antropología psico­
nath Obeyesekere, por ejemplo, ha seña­ lógica y la cultural «en uso» ha sido am­
lado recientemente que los antropólogos bivalente desde el principio. Paradójica­
psicológicos han tendido a analizar «for­ mente, en la década de 1990 más que
mas simbólicas en función de un modelo nunca, la antropología cultural parecía
o analogía de psicopatología» y, además, consumirse con preocupaciones que ya
han usado un «modelo de cultura patoló­ figuraban en la agenda de los antropólo­
gico» (1990, p. xvii). De esta forma, aña­ gos psicológicos desde hacía dos genera­
de Obeyesekere, Kardiner y algunos de ciones. Así se infiere de su interés en el
sus seguidores han privilegiado el poten­ estudio del «y o » y de la «personalidad»
cial «regresivo» (o patológico) más que en la cultura, de la «emoción» (o «senti­
el «progresivo» (o transformativo) de las miento»), de la «poética», de la «cons­
trucción cultural» (del género, la etnia, etnocéntricas. Ingenuas porque, influido
la edad, etc.), y del problema de lá. subje­ por la tendencia racionalista de su época,
tividad y la reflexividad en el trabajo de Tylor se basó en el supuesto de que la
campo y en la obra escrita. He aquí, complejidad de las religiones primitivas
pues, algunos ejemplos de cómo los an­ proviene simplemente de una lógica de­
tropólogos en general y los psicológicos ficiente: respuestas erróneas a cuestiones
en particular siguen profundamente sobre fenómenos reales. El programa de
preocupados por los fenómenos psicoso- Tylor se denomina a menudo «intelec-
ciales en el estudio de sus respectivas es­ tualista» en sentido derogatorio, pero J.
pecialidades. MSO W. Burrow lo expresó mejor: «L a sociolo­
Véase también EMOCIONES, ETNOPSICOLO- gía del error» (1966, pp. 7-9). Las inter­
GÍA. pretaciones de Tylor son etnocéntricas
Otras lecturas Bock, 1988; Bourguíg- porque no vio la necesidad de explorar
non, 1979; D ’Andrade y Strauss, 1992; otras culturas; por el contrario, creyó que
Devereux, 1978; De Voss, 1992; De Voss podía penetrar directamente en la mente
y Suárez-Orozco, 1990; Hallowell, 1955; del «hombre primitivo», de donde que su
Holland y Quinn, 1987; Hsu, 1961; La enfoque se denomine también «emp áti­
Barre, 1980; R. Paul, 1989; T. Schwarz et co», de nuevo con sentido derogatorio.
al, 1992; Schweder, 1991; Steín, 1987; Hacia mediados de este siglo declinó el
Stigler eta l, 1990; Suárez-Orozco, 1989. interés por el simbolismo ante el avance
del FUNCIONALISMO. El nuevo paradigma
antropología reflexiva Véase a n ­ destacaba tópicos sociológicos, como el
t r o p o l o g í a INTERPRETATIVA. parentesco y la política, a expensas de la
religión. Más aún, los antiguos estudios
antropología simbólica Toma simbólicos aparecían empeñados por su
como principios básicos las ideas de que asociación con el evolucionismo del siglo
son los significados indígenas el objeto XIX, que el funcionalismo condenaba.
de investigación y que', aun sin ser explí­ Los funcionalistas británicos, como A.R.
citos, pueden descubrirse en el simbolis­ R a DCLIFFE-B r o w n , se veían como cons­
mo del MITO y del RITUAL. Es un término tructores de una nueva ciencia de la SO­
que caracteriza tanto a un movimiento CIEDAD, y con buenas razones desconfia­
intelectual de las décadas de 1970 y 1980 ban de la manera en que Tylor y sus con­
como a un método antropológico. temporáneos se habían movido en el
La interpretación del simbolismo per se terreno de lo exótico. El interés por el
no es nueva. Probablemente es tan anti­ simbolismo pervivió sólo donde el FUN­
gua como la literatura. Además, era tema CIONALISMO no logró ganar ascendencia,
crucial para la primera generación de y en particular a través de la escuela nor­
antropólogos del siglo XIX. Edward Bur- teamericana de CULTURA Y PERSONALI­
nett TY L O R (1871), por ejemplo, basó una DAD, algunos de cuyos miembros tenían
reconstrucción de los estadios de la EVO­ una formación psiquiátrica. Sin embar­
LUCIÓN mental humana en lo que por en­ go, su predisposición a las teorías nniver-
tonces se sabía acerca de las «religiones salizadoras de Preud obstruyó la inter­
primitivas», es decir, de cualquiera de las pretación culturalmente específica y
que quedan al margen del puñado de las tendió a perpetuar el etnocentrismo de
llamadas religiones mundiales. Con la los evolucionistas.
óptica contemporánea, no obstante, las No obstante, en una vertiente importan­
interpretaciones de Tylor son ingenuas y te, el funcionalismo abrió camino a la
antropología simbólica con su insistencia te, delineado principalmente por el an­
en el holismo. Donde los antropólogos tropólogo» (1967, p. 20). Para llegar a sus
del siglo XIX habían hecho de las costum­ interpretaciones Tuxner se movió cons­
bres populares un raro fenómeno al des­ tantemente entre esas fuentes, que com­
gajarlas del contexto cultural propio, los paró y contrastó. El punto clave reside en
funcionalistas trataron de extraer senti­ que una interpretación alcanzada con un
do devolviéndolas a su medio natural. caudal de datos gana valor de convicción
Eludieron el ETNOCENTRISMO por esperar cuando revela sentido en otro contexto;
que las instituciones fueran inteligibles era un proceso inductivo que genuina-
sólo como partes de sistemas sociales en­ mente buscaba desvelar los significados
teros, que es lo que hace la antropología ndembu, de donde su poder y atractivo.
simbólica en lo que se refiere al ritual y A l propio tiempo, el modo operacional
a las creencias. de Turner readmite el comparativismo
Por consiguiente, no hubo ruptura radi­ en (3), donde los «contextos pertinentes»
cal entre el funcionalismo y la antropo­ pueden incluir ritos similares de otras
logía simbólica. Además, el interés por culturas, quizás en los antípodas. Pero no
la religión jamás fue abandonado del to­ se trata de una reversión al simbolismo
do, Max G l u c k m a n describió aspectos universal, porque cualquier interpreta­
muy interesantes del ritual, aun en cali­ ción importada debe ser confirmada por
dad de archifuncionalista, por ejemplo los detalles precisos de lo que ocurre en
en su estudio de los ritos reales swazi estos ritos particulares. ' PM
(1954), Un revisión de T.O.B. Beidelman Véase también RELIGIÓN, RITUAL.
(1966) demuestra convincentemente de
qué manera pueden diferir entre sí los antropología social Véase a n t r o ­
enfoques simbólico y funcionalista. p o l o g í a , c u l t u r a l Y SOCIAL.
El puente entre ambos enfoques lo tendió
sobre todo Victor T u r n e r , discípulo de antropología urbana La que exa­
Gluckman, que inició su estudio de los mina la organización social de la urbe
ndembu del noroeste de Zambia explo­ considerando las clases de relación y mo­
rando aspectos de la ORGANIZACIÓN SO­ delo de vida sociales propios de las ciu­
CIAL, que juzgó intratables en razón de la dades y comparando sus diferentes con­
inestabilidad de los poblados ndembu. textos culturales e históricos. Surgió como
Gradualmente se dio cuenta de que la subdisciplina propia de la antropología
verdadera continuidad de la vida ndem­ sociocultural durante las décadas de
bu residía en sus rituales y en las ideas y 1950 y 1960. En contraste con estudios
valores que expresaban. Para llegar a previos sobre URBANISMO, la antropología
ellos creó o adaptó métodos de interpreta­ urbana aplicó los conceptos y métodos de
ción óptimamente descritos en su ensayo la investigación de campo a las poblacio­
«Símbolos del ritual ndembu»* publicado nes urbanas, con la ciudad como contex­
por vez primera como una colección to del estudio más que como fenómeno
(Gluckman, 196v4) y más tarde como ca­ objeto de éste.
pítulo de su obra más leída Theforest o f Este enfoque es sobre todo conspicuo en
symbols (1967). Turner enumeró tres la tendencia de los antropólogos urbanos
fuentes de información relevante: «(1 ) a examinar la organización social de pe­
Forma externa y características observa­ queñas colectividades urbanas, analizan­
bles; (2) interpretaciones ofrecidas por es­ do su vida social en términos de las más
pecialistas y legos; (5) contexto pertinen­ grandes estructuras de poder institucio­

...........
nales. Algunos de estos estudios se basan tos laborales y sindicalistas en los centros
en unidades territoriales, como los ve­ urbanos de los países en desarrollo (Eps-
cindarios; otros examinan tramas socia­ tein, 1958). Otros analizan el crecimiento
les, redes relaciónales que vinculan a desproporcionado de las ciudades punte­
personas que pueden vivir o no en proxi­ ras a expensa de las regionales de resul­
midad inmediata. Las tramas sociales tas del desarrollo económico en países
urbanas son a menudo inubicables, ex­ del tercer mundo.
tendiéndose desde las áreas rurales ori­ Los antropólogos urbanos han estudiado
ginarias a los grandes asentamientos ét­ exhaustivamente la emigración rural a
nicos de las ciudades (Boissevaín* 1974; la ciudad y han puesto de manifiesto la
Gmelchy Zenner* 1995). fragilidad de la proposición de que a me­
La antropología urbana anaÜ2a también dida que los campesinos se asientan en
los problemas característicos de las gran­ las ciudades va desintegrándose su orden
des ciudades, como el crimen, el desor­ social y su vida cultural, argumento fun~
den social, la pobreza, la indigencia y la damental para la teoría del urbanismo
precariedad de los que carecen de techo, como modo de vida. Los estudios sobre
así como la condición de los transeúntes. los colectivos marginales surgidos de re­
Estos estudios tratan de la organización sultas de la migración masiva desde el
social y las prácticas culturales de dife­ campo a la ciudad en países en vías de
rentes grupos urbanos, como las bandas desarrollo durante las décadas de 1960 y
(Suttles, 1968), los pobladores étnicos 1970 revelaron que no daba lugar a la
(H. Gans, 1962), las redes de parentesco anarquía, sino a nuevas formas de orden
(Stack, 1974), los alcohólicos vagabun­ social, planificación y estructura institu­
dos (Spradley, 1970) y los criminales y cional (Peattie, 1968; Mangin, 1970; B.
prostitutas (Merry, 1981), Suelen exten­ Roberts, 1978).
derse a los sistemas de regulación buro­ La antropología urbana ha centrado
crática, política urbana, administración siempre su interés en la situación del ur-
asistencial, renovación urbana y condi­ banita pobre. En sus controvertidos tra­
ciones económicas que configuran a las bajos, Oscar Lewis (1966) declaró que
comunidades locales. Otros temas de es­ existía una CULTURA DE LA POBREZA, for­
tudio se centran en los sistemas de con­ ma de vida uniforme surgida entre los
trol social formal, como la policía, los más pobres en una variedad de ambien­
tribunales y las prisiones. tes urbanos en México, Puerto Rico y
Pese a la concentración de este tipo de Nueva York. Y aunque este concepto ha
investigaciones en Estados Unidos y sido muy criticado, constituyó un impor­
Gran Bretaña, la antropología urbana es tante esfuerzo por teorizar sobre los im ­
una disciplina comparativa. Los estudios pactos sociales de la existencia en las
sobre el parentesco y la vecindad en las márgenes económicas de una gran ciu­
ciudades británicas (Michael D. Yonng y dad industrial (Yalentine, 1968). Investi­
Willmott, 1957) y norteamericanas (Lie- gaciones más recientes atienden a las co­
bow, 1967: Lamphere, 1987) encuentran munidades locales existentes en las
su paralelo en otros similares realizados grandes ciudades industriales como pro­
en la India (Lynch, 1969), Suráfrica (Phi­ ducto del desarrollo creado por el capita­
lip Mayer, 1961)TJapón (Bestor, 1989) y lismo tardío y al progresivo empobreci­
en muchas otras partes del mundo, A su miento de las clases más bajas. Susser
vez* algunos antropólogos exploran la (1982), por ejemplo, analizó de qué for­
naturaleza cambiante de los movimien­ ma configura la cambiante economía
política de la ciudad la situación vital de bana, aunque inspirada inicialmente en
los más humildes. D. Harvey examinó a las teorías sobre el urbanismo, hoy estu­
su vez (1989b) los cambios sobrevenidos dia sobre todo la vida social del ciudada­
en la vida urbana a consecuencia de los no más que los aspectos y características
movimientos de capital y el trabajo de de la ciudad que le acoge. SEM
alcance global. Los antropólogos estu­ Otras lecturas Eames y Goode, 1977;
dian las fuerzas políticas y económicas Richard Fox, 1977; Halperin, 1990;
que transforman las colectividades urba­ Hannerz, Í992; Perm, 1977.
nas; renovación del hábitat, adquisición
y recuperación de viviendas deterioradas antropología visual Estudio vi­
por parte de profesionales de clase media sual y perceptivo de la cultura y de sus
y consiguiente desplazamiento de las aspectos materiales, así como de las for­
personas menos favorecidas, desinver­ mas de comportamiento humano en di­
sión en las ciudades, disminución de los ferentes comunidades y entornos. Como
empleos urbanos, discriminación racial capacidad básica para el trabajo de cam­
en el mercado privado de la vivienda, po observacional, las facultades visuales
política pública de la vivienda y creación y perceptivas han formado parte de la in­
de nuevos asentamientos urbanos. Algu­ vestigación antropológica desde la crea­
nos trabajos examinan el impacto del di' ción de la disciplina. Como subcampo sis­
seño arquitectónico y la planificación ur­ tematizado de la antropología ha experi­
bana en la vida social en términos ya po^ mentado una rápida expansión desde la
sitivos, ya negativos, en este caso en lo década de 1960 tanto en términos teóri­
que puedan tener de propiciadores del cos como prácticos, al hilo de la mayor
comportamiento criminal (J. Jacobs, disponibilidad de recursos para la ense­
1961; Merry, 1981). Mucho menos ha si­ ñanza y la práctica de la investigación.
do lo publicado acerca de cómo redefine Hoy el gran progreso experimentado por
el POSMODERNISMO la vida urbana. la tecnología de las comunicaciones hace
La RAZA, el GRUPO ÉTNICO, la CLASE y el posible que los investigadores antropoló­
GÉNERO como formas de diferenciación y gicos y creadores de filmes y videos pre­
exclusión son fundamentales en este senten elementos de su experiencia vi­
campo, y han sido muchos los estudios sual e intelectual a una audiencia mucho
dedicados a explorar de qué modo inci­ más amplia y en todo el mundo.
den las categorías de raza y etnia en los Algunos elementos básicos han centrado
modelos de migración y asentamiento, el interés de la antropología visual desde
en las oportunidades laborales, en las or­ que Félix Regnault rodara sus cuatro do­
ganizaciones de voluntarios, en las insti­ cumentales breves sobre una mujer wolof
tuciones comunales, en el acceso al tra­ en París en 1895. Destacan entre sus pro­
bajo y al ocio, y en el mantenimiento de pósitos, la profundidad de conocimientos
la relaciones de parentesco (Philip Ma- sobre el tema, la naturaleza de la relación
yer, 1961; Mullíngs, 1987). El senti­ con el sujeto del mismo, y las técnicas y
miento étnico, en particular, persiste en estrategias de expresión, así como el hilo
las zonas urbanas en forma de barrios de conductor, los temas, la edición, el interti-
composición étnica uniforme o de aso­ tulado, el estilo narrativo, la voz narrado­
ciaciones voluntarias como las que pro­ ra, el diálogo, los subtítulos, la sensibili­
mueven la rotación de créditos entre pa­ dad artística y estética, y la precisión y
res y los agrupamientos funerarios veracidad de lo filmado (Hockings, 1995;
(Hannerz, 1980). Asi, la antropología ur­ Crawford y Simonsen, 1992).
Qué constituye un filme «etnográfico» de Cooper y Shoedsack, o Song o f Ceylan
ha sido fuente de preocupación para mu­ (1954) de Wright y Grierson. El uso de
chos, y el debate no ha contribuido nece­ películas como parte de la investigación
sariamente a producir presentaciones etnográfica empezó con la obra precur­
más exactas o expresivas de la vida y el sora de Margaret MeAD (1942) en Bali y
comportamiento sociales. Pese a todos los Nueva Guinea. Con el advenimiento de
problemas que entraña la intervención, cámaras portátiles de menor peso, con la
la interpretación, el posicionamiento y la sincronización de sonido e imagen, el
subjetividad, con el alto nivel de interac­ tratamiento en color y la tecnología del
ción propiciado por la interfaz palabra- vídeo, a partir de 1950 se ha producido
imagen, el hecho es que hoy la cinemato­ una gran eclosión del interés de los ci­
grafía, el vídeo y la televisión desempe­ neastas por otros pueblos, culturas y lu­
ñan un papel crucial en el conocimiento gares del mundo. En el ámbito de habla
intercultural cruzado accesible a un nú­ inglesa y francesa ha destacado en este
mero creciente de personas, pues la de­ sentido John Marshall, cuya labor de ca­
manda de registros de esta clase aumen­ si cuarenta y cinco años sobre los !kung
ta imparablemente en todo el mundo, san de África del Sur, particularmente a
académico y no académico. través de su colaboración durante diez
Otros temas llaman hoy la atención del años con Timothy Asch, dio como resul­
interesado: nivel y grado de colabora­ tado más de veinte películas descriptivas
ción, género, autoría, medios indígenas y y sumamente expresivas de determina­
poder. Así, pues, el poder, la política y la das culturas y sociedades específicas de
poética de la representación ponen de los san (Ruby, 1995). El trabajo de Jean
relieve importantes aspectos en relación Rouch en Africa occidental y en Europa,
con la traducción cultural, la compara­ en particular su influyente Ohronique
ción y la identidad personal. El hallarse d’un été (1960) en París, con Edgar Mo-
detrás de la cámara significa poseer tec­ rin, ha sido muy relevante al dar un pro­
nología, poder y saber operacional. La vocador enfoque documental a la cine­
dinámica de la distribución del poder y matografía con su novedoso cinéma véri-
la colaboración en el campo y en los lu­ té (Stoller, 1992). Destaquemos también
gares de producción y consumo es com­ la obra de Robert Gardner, quien con su
pleja y moral y éticamente delicada. La Dead birds (1963) y hasta, su Forest o f
posesión de control e influencia sobre la bliss (1985), ha sído una de las figuras
distribución de medios en el mercado señeras de la cinematografía antropoló­
global actual implica un dominio que gica y transcultural (Robert S. Gardner,
permite representar y definir los térmi­ 1992; Oster, 1994). La colaboración de
nos de la identidad cultural y del recono­ Timothy Asch con Napoleon Changnon
cimiento transcultural (L. Taylor, 1991; dio como resultado treinta y siete intere­
Crawford y Turton, 1992- Lutkehaus, santes películas sobre la vida de los ya-
1995b). nomamo, recibiendo especial atención
Los primeras películas etnográficas se su A xefigh t (1975), donde trataba aspec­
destinaron a grandes audiencias popula­ tos de la subjetividad del cineasta-inves­
res: el trabajo filmográíico de Spencer tigador y reflejo consiguiente de manera
sobre los aborígenes australianos (1901), mucho más incisiva de lo acostumbrado
por ejemplo, o In the land o f the head- (Lutkehaus, 1995a; D. Marks, 1995).
htmters (1914) de Curtís, Nanook o f the Con sus trabajos en África oriental, Aus­
North (1922) de Laherty, Grass (1924) tralia, la India y Europa, David y Judith
MacDougall han tratado de llevarnos les sobre la situación etnográfica. La an­
más allá del omnipresente, omnisciente tropología visual requiere una formula­
y omnipotente observador y su cámara ción teórica más sólida al respecto (Mar­
(cine observacional) para implicarnos y tínez, 1992) y, como dijo Lucien Taylor
hacernos experimentar el encuentro so­ (1996, p. 72): «L a producción y recep­
cial del cineasta con sus sujetos (cine ción cinemática no es un hecho transhis-
participativo). David MacDougall nos ha tórico y transcultural. La audiencia es
recordado que no debemos confundir el un “ hecho social total" ... impreso en
fragmento fílmico con las entidades ma­ un contexto cultural y en un momento
yores, y que la cámara sólo plasma even­ histórico, y por tanto susceptible de in­
tos, personas y fragmentos de otras cul­ terpretación sociológica y psicológica».
turas y lugares. Más recientemente El campo de la antropología visual y de
(1995a, b) ha explorado la importancia la cinematografía etnográfica, con su
de la voz subjetiva en los filmes etnográ­ considerable valor y su legado documen­
ficos y las posibilidades que encierra el tal acerca del mundo de la realidad, ha
discurso entre diferentes subjetividades desestimado durante mucho tiempo a
en busca de modos intersubjetivos de películas y cineastas cuyos trabajos y
contemplar la vida social y cultural (cine contenidos traspasan la línea de lo «real»
intertextual). y lo «irreal», la «ficción» y la «verdad»
A partir de 1970, los cineastas antropoló­ de formas sumamente ilustrativas de la
gicos con mayor sensibilidad para con la vida social humana. Así ocurre en algu­
ontología del medio fílmico —impacto nas obras de Abbas Kiarostami, o en fil­
sensorial, complejidad de la luz, imagen, mes con narrativa ficticia dirigidos a cul­
sonido, juegos de palabras, posibilidades turas y modos de vida específicos, como
artísticas y estéticas, naturaleza ficticia algunos de Satyajit Ray, Ousmane Sem-
de la filmación, manipulación espacio- bene, Yilmaz Guney, Mira Nair y mu­
tiempo y narrativa maleable—han trata­ chos otros cineastas del tercer mundo,
do de liberarse de toda noción restrictiva como también del primer mundo (A r­
acerca de cómo producir películas a la mes, 1987; Appaduraí, 1991). No hace
vez que documentos etnográficos. Algu­ falta decir que incluso el filme más do­
nos de los filmes resultantes buscan un cumental es una imagen de lo real, y ha
mayor detalle y una descripción más de ser montado y creado. Y como sujeto
profunda de la vida y el comportamien­ de estudio de la antropología visual, los
to sociales. Ejemplos de ello son T'iit filmes de narrativa de ficción de una so­
path (1971) de Rundstrum, Rundstrum ciedad representan también una prácti­
y Bergum, Kzoelelka — Onka’s big moka ca, un producto o un artefacto cultural
(1974) de Naim, Trobriand cricket igual de expresivos que las herramien­
(1976) de Leach y Kildea, Cannibal tours tas, la arquitectura, la música o los ma­
(1987) de O’Rourke, Black harvest nuscritos religiosos (M. Fischer, 1984;
(1992) de Connolly y Anderson, e In and Traube, 1992). Con la globalización de
out o f Africa, (1992) de Taylor y Barbash. las tecnologías de la comunicación, los
Un campo mal explorado y poco defini­ antropólogos han empezado a prestar
do en la cadena de la experiencia fílmica atención a la producción y el consumo
antropológica y cinemática es el repre­ translocales y transnacionales de los me­
sentado por los espectadores, es decir, el dios televisivos, y en particular al con­
medio sensorialmente perceptivo, y adi­ texto en que ese material televisivo es
cionalmente las demandas transcultura- producido por grupos con apoyo del go-
biernOj o motivados por intereses comer­ mado Kulturkreis o «círculo de cultura»:
ciales y publicitarios o, en fin, por enti­ conjunto completo de características que
dades independientes, y consumidos en satisfacía todas las necesidades de una
una multitud de localidades por perso­ cultura y componía un complejo que de­
nas de edad, sexo, clase y nacionalidad finía a una área geográfica dada (W.
diferentes, con el propósito de compren­ Schmidt, 1939). Los teóricos del «círculo
der sus objetivos, significado e impacto. de cultura» plantearon asimismo la exis­
Ésta es una vertiente en la que la antro­ tencia de un pequeño número de círculos
pología visual puede aportar valiosos co­ originales que evolucionaron y se difun­
nocimientos en un futuro próximo (L. dieron con el tiempo, combinando ele­
Abu-Lughod, 1993). mentos de dos escuelas de hecho enfren­
Más qué cualquier otro medio o forma tadas en la tradición angloamericana.
artística, las películas y vídeos dependen Las áreas de cultura solían definirse en
de la experiencia del mundo real en for­ razón de sus fuentes de subsistencia (ali­
ma y contenido, discurso y representa­ mentaria), como las ocho identificadas
ción, sujeto y objeto. Si la antropología en el Nuevo Mundo por Wisller (1917), o
ha de crear un espacio para lo visual ha­ por un complejo de rasgos comunes, co­
brá de abstenerse de condenar las dis­ mo el COMPLEJO PECUARIO en África
continuidades entre los medios fílmicos (Herskovits, 1926) o el equino de los in­
y escritos y de todo intento de transfor­ dios norteamericanos de las llanuras
mar uno en otro, y hallar modos innova­ (Wissler, 1923). Estos estudios recogían
dores para aprovechar los ya altos niveles numerosos datos que luego eran estadís­
de conocimiento de lo visual y de los me­ ticamente analizados a fin de establecer
dios de comunicación entre los estudio­ su significación como elemento vincu­
sos y las audiencias actuales. PS lante entre culturas (H. Driver y Kroe­
Véase también FOTOGRAFÍA.. ber, 1952).
Otras lecturas Conner et a l: 1986; De- L a s e x p lic a c io n e s basadas en áreas d e
vereaux y Hillman, 1995; Heider, 1976; c u ltu r a p e r d ie r o n p r e d ic a m e n t o c o n la
Hockings y Omori, 1988; Louos, 1993; d e s a p a r ic ió n d e l d ifu s io n is m o y la e m e r ­
Rollwagen, 1988, Warren, 1996. g e n c ia d e l FUNCIONALISMO, a u n q u e d u -
r a n te años a m e n u d o se c o n s id e r ó q u e
área de cultura Es una región geo­ los a n tro p ó lo g o s n o rte a m e ric a n o s p o d ía n
gráfica donde cierto número de socieda­ r e v e la r s e c o m o v e r d a d e r o s m a e s tro s en
des comparten un conjunto común de m a te r ia s c o m o l a d is tr ib u c ió n d e u te n s i­
rasgos que a menudo se da en llamar lio s c u lin a rio s, las m u tila c io n e s g e n ita le s
«complejo de cultura». El término fue o lo s s o m b re ro s d e co p a r e d o n d a y n o
usado por primera vez por los paladines cu a d rad a. Sus c r ítico s a rg ü y e r o n c o n é x i ­
del DIFUSIONISMO, quienes afirmaron que to q u e la m e r a id e n t ific a c ió n d e rasg os
áreas tales servían como fuente de inno­ e r a u n p r o c e d im ie n t o m á s b ie n p o b r e
vaciones a continuación adoptadas por p a r a a b o rd a r l a CULTURA y q u e la in v e n ­

grupos vecinos. Las llamadas áreas nu­ c ió n INDEPENDIENTE e r a ta n p r o b a b le


cleares se tenían por origen putativo de q u e la to m a s e d e p re s ta d o p o r q u e la
estas innovaciones, y algunos antropólo­ a d a p ta c ió n c u ltu r a l e n a m b ie n te s s im i­
gos sostuvieron que su edad podía infe­ la re s p o d ía m u y b ie n p ro d u c ir res u lta d o s
rirse en función del grado de propaga­ id é n tic o s . E s ta ú lt im a c o n s id e r a c ió n fu e
ción (Kroeber, 1939; "Wissler, 1926). Una la b a se d e la n o c ió n d e «n ú c le o d e cu ltu ­
variante alemana de esta idea fue el lla­ ra» prop u gn a d a por J u lián STEWARD
(1950, i 955) que inspiró a posteriores es­ dición «humanista» como de la «cientí­
tudiosos de la ANTROPOLOGÍA. ECOLÓGICA, fica» (Trigger, 1989), En las obras arque­
a tincar explicaciones alternativas para ológicas de la Europa del siglo xvi, la
la continuidad de determinados conjun­ tradición humanista dominó con Claris
tos de características culturales en vastas dad. Luego, tal como se refleja en los es­
regiones del mundo. TB critos de los anticuarios del siglo XVII,
irrumpieron las filosofías más raciona­
a r q u e o l o g í a Definida como el estu­ listas de la Ilustración, aunque sin susti­
dio de las sociedades y culturas antiguas tuir ni mucho menos la impronta huma­
de la humanidad, la arqueología forma nista, Durante un tiempo, el romanticis­
parte del campo más amplio de la antro­ mo del siglo xviil favoreció un giro en la
pología, que es el estudio de la humani­ dirección contraria, mediante conceptos
dad tanto pasada como presente. Pero la como el del «noble salvaje» de Rousseau.
arqueología, en tanto que disciplina for­ Luego, en la primera mitad del siglo XIX
mal, es mis antigua que la antropología apareció —en el norte de Europa, en
académica y ha tenido una historia pro­ Francia y en Gran Bretaña—la arqueolo­
pia que habría que^ considerar. gía científica que hoy conocemos, una
El nombre mismo de «arqueología», que arqueología que aceptaba plenamente la
significa textualmente «la ciencia de lo teoría darwiniana de la evolución y el
antiguo», empezó a utilizarse en Europa reconocimiento de la presencia de hu­
para referirse a los estudios de las leyen­ manos en el pleistoceno. Pero la visión
das medievales y de ios monumentos y humanista, sobre todo vinculada a la lin­
obras de arte de la antigüedad clásica güística y a la historia, seguía presente
que se redescubrieron en el Renacimien­ con fuerza, especialmente en la arqueo­
to. De modo que el término tendía a res­ logía de las antiguas civilizaciones con
tringirse a aquellas culturas o civiliza­ escritura. En la actualidad, en la arqueo­
ciones antiguas que tenían escritura. Es­ logía continúan ambas tradiciones, en la
te uso ha seguido vigente en los círculos medida en que buscamos las analogías
académicos europeos, mientras se utiliza en que se basa la interpretación arqueo­
el término «prehistoria» para referirse a lógica.
aquellas culturas antiguas sin lengua es­ La analogía es el principio operativo de
crita. Así, las culturas del paleolítico, del la arqueología. Es decir, se entiende el
mesolítico, del neolítico y de principios pasado a través de analogías extraídas
de la edad de los metales quedaron sub- del presente. Pueden ser situaciones re­
sumidas dentro de la «prehistoria», ales que se conocen por observación di­
mientras que las culturas de Egipto, de recta y actual, o situaciones descritas en
Mesopotamia y de la Grecia y Roma clá­ documentos históricos. Las analogías
sicas, con textos escritos, se consideraron pueden ser de dos clases: generales y es­
como pertenecientes al ámbito de la «ar­ pecíficas ("Willey, 1955a, 1977). Las ana­
queología». Pero en este último caso hay logías de tipo general son aquellas que
que decir también que el interés princi­ proceden de nuestra experiencia y cono­
pal se ha centrado más en el estudio de cimiento general de la vida, Por ejem­
los restos materiales, los edificios, monu­ plo, un arqueólogo excava un antiguo
mentos y artefactos, que en los textos es­ campamento. El lugar se identifica como
critos (G. Daniel, 1950, 1962, 1967; Wi- tal gracias al descubrimiento de restos
lley y Sabloff, 1993). de hogar, fragmentos de vasijas de coci­
La arqueología participa tanto de la tra­ na ennegrecidas descubiertas cerca del
hogar, restos de huesos animales en o ambos imperios; sus respectivos antece­
cerca del hogar y quizás trocitos de pie­ dentes y medios son completamente di­
dra afilados que el arqueólogo reconoce ferentes; pero en esta clase de analogías
como puntas de lanza o de proyectil que específicas se parte del supuesto de que
se utilizaron para la caza mayor o como un determinado sistema político produ­
cuchillas para despellejar animales o cirá comportamientos similares en los
cortar la carne. El arqueólogo realiza es­ pueblos que lo crearon y que vivieron en
tas identificaciones e hipótesis basándo­ él. Mediante un estudio comparativo los
se en un conocimiento muy general del arqueólogos pueden conocer mejor am­
mundo real. bas culturas, sobre todo la que peor se
Pero la analogía general conlleva siem­ conoce (la inca) a través de las fuentes
pre riesgos de interpretación, ya que el escritas contemporáneas. Pero con este
arqueólogo siempre tiene que proyectar tipo de analogía el arqueólogo debe pro­
analogías deducidas a partir de un pre­ ceder con cautela. Porque aunque los dos
sente conocido y experimentado a un pa­ imperios compartieron una política m i­
sado que le es ajeno. Ese pasado, o una litar expansionista y maneras formales
imagen de él, es una creación construida de incorporar territorios y pueblos veci­
a base de seleccionar y engranar ideas y nos a sus respectivas esferas políticas y
conceptos procedentes de fuentes selec­ gobernar sobre ellos, es indudable que la
cionadas del presente. Por lo tanto, no es manera de funcionar fue distinta en am­
nada sorprendente que lo que un arque­ bos casos.
ólogo interpreta como un bastón cere­ Aún más prometedoras son las analogías
monial sea para otro \m simple utensilio específicas que se realizan dentro del
utilitario para rascarse la espalda. En ge­ mismo contexto histórico. Hay numero­
neral, es casi axiomático afirmar que sos ejemplos de ello en la arqueología del
cuanto más confinado y próximo se halla Nuevo Mundo, porque los descendientes
el arqueólogo a las actividades básicas de de los pueblos prehistóricos precolombi­
subsistencia, cobijo y vestido, tanto más nos están aún en escena. En la arqueolo­
«seguras» serán las analogías, o más pró­ gía de los indios pueblo del suroeste de
ximas a la interpretación correcta. Y Estados Unidos, la evidencia de continui­
cuanto más se aventura el arqueólogo dad que se aprecia entre las kivas subte­
por la vía de intentar comprender la vi­ rráneas o cámaras ceremoniales arqueo­
da social o mental del pueblo responsa­ lógicamente conocidas y el ceremonialis-
ble de los restos en estudio, tanto más mo kiva que actualmente aún siguen
abiertas a la duda y menos seguras serán practicando las tribus del suroeste como
las interpretaciones (C. Hawkes, 1954). los hopi o los zuñi permite obtener una
Con las analogías específicas, el arqueó­ visión extraordinaria de las antiguas
logo pisa tierra algo más firme al abor­ prácticas religiosas nativas. Entre los mo­
dar antiguos comportamientos humanos dernos descendientes de los indios maya
culturales y sociales más complejos. Por precolombinos del altiplano de Guate­
ejemplo, un arqueólogo puede intentar mala aparecen continuidades similares
comprender determinadas funciones del en todos los ámbitos, desde la prepara­
imperio inca comparando algunos de sus ción de la comida y la construcción de vi­
rasgos —sus carreteras, sus estaciones de viendas hasta los rituales religiosos.
ruta, sus fortificaciones y almacenes- Pero aun en estos contextos históricos re­
con los del imperio romano, que se cono­ lativamente «cerrados», la analogía pre­
ce mejor. No existe nexo histórico entre senta riesgos interpretativos, y es proba­
ble que nunca se logre recrear una ima­ nista interesado en el imperio inca po­
gen absolutamente auténtica y perfecta dría encontrar interesantes paralelos y
del pasado. Así, mientras los útiles para diferencias; y dado que en el caso roma­
moler grano, las viviendas y las aras ri­ no existe documentación de la época, po­
tuales del actual altiplano guatemalteco dría entender mejor las razones que hay
pueden parecer exactamente iguales a los detrás de estos paralelos y diferencias, y
que utilizaron sus ancestros precolombi­ los procesos de cambio cultural implica­
nos, las actitudes y los significados que dos. Está claro que nadie puede ser un
actualmente rodean a estos objetos pue­ «arqueólogo del mundo», al menos no al
den ser muy diferentes de los del pasado. nivel de una investigación seria. La in­
En realidad, lo sorprendente sería que las vestigación de más alta calidad tiene lu­
creencias o los comportamientos no hu­ gar, necesariamente, en contextos cultu­
bieran cambiando en absoluto a lo largo rales y geográficos limitados y específi­
de un período tan sumamente largo. cos. Pero paralelamente el arqueólogo
Para resumir, en la interpretación analó­ también debe contar con perspectivas
gica no existen fórmulas a prueba de comparativas más amplias y plantear
error. Lo mejor que el arqueólogo puede preguntas acerca de los procesos de desa­
hacer es proceder a base de tanteo y ex­ rrollo y de cambio cultural, Por ejemplo,
periencia, construyendo modelos analó­ ¿qué cambios se produjeron al pasar de
gicos, contrastándolos con los datos siem­ una PRODUCCIÓN ALIMENTARIA basada en
pre que le sea posible y, así, estar constan­ la recolección (véase RECOLECTORES) a
temente abierto a la aparición de nuevos una de tipo agrícola? ¿Hasta qué punto y
datos. Por ejemplo, y volviendo a las de qué modo este gran cambio económi­
analogías entre los imperios inca y ro­ co conllevó un aumento demográfico y
mano, los peruanistas podrían interesar­ una concentración de asentamientos?
se en las posibles influencias de las con­ ¿Cuáles son las circunstancias que favo­
quistas imperiales incas en las tradiciones recen avances técnicos como la alfarería
cerámicas locales de la región. Podrían y la metalurgia? ¿Cómo surgen la desi­
estudiar la evolución de la cerámica gualdad social y la complejidad política?
preincaica de una región que más tarde ¿Y cómo quedan reflejadas estas condi­
fuese incorporada al imperio inca, por ciones sociales y políticas en el registro
ejemplo, la cerámica chimu de la costa arqueológico?
septentrional del Perú. ¿Cómo respon­ Éstas son algunas de las grandes cuestio­
dieron los alfareros chimu a la conquis­ nes que interesan actualmente a una ar­
ta? ¿Asimilaron las formas cerámicas y queología de orientación antropológica,
decorativas incaicas en sus manufactu­ y en las últimas tres décadas este énfasis
ras? Si fue así, esta cerámica inca de im i­ en la descripción de procesos como el ob­
tación ¿se ha descubierto sobre todo en jetivo básico de la arqueología ha recibi­
contextos de elite o de clase alta? ¿Y cuál do el nombre de nueva arqueología o
fue el volumen y la difusión de la cerá­ «arqueología procesuaL». Su principal
mica inca importada fabricada en. Cuz­ representante ha sido un americanista,
co? ¿Quedó confinada a las guarniciones Lewis R. Binford (1962, 1965; Binford y
militares y a los edificios gubernamen­ Binford, 1968; véase también Ciarte,
tales levantados por los incas? 1968; Moberg, 1970), Aunque bien pue­
Comparando las historias cerámicas de de decirse que los objetivos y procederes
la antigua Britania o de España de la de esta nueva arqueología ya habían em­
época prerromana y romana, el perua- pezado a manifestarse y a confluir gra­
dualmente en los años cuarenta. Incluían: en un marco sistémico de referencia es
(1) la xeintroducción de la EVOLUCIÓN la que ofrece Binford (1962) en relación
cultural en arqueología; (2) la aplicación con la cultura del cobre antiguo de la re­
d e la TEORÍA. DE SISTEMAS a la variabili­ gión de los grandes lagos de Norteaméri­
dad cultural y a su organización sistémi­ ca. Como esta cultura data del período
ca; (3) una perspectiva ecosistémica para arcaico (hacia el segundo milenio antes
abordar los vínculos entre las culturas y de nuestra era), no resultaba fácil servir­
sus medios respectivos (véase ANTROPO­ se de analogías históricas o etnográficas.
LOGÍA ECOLÓGICA); (4) una valoración de Porque el rasgo más emblemático de esa
los patrones y sistemas regionales de cultura —sus útiles y objetos de cobre
asentamiento; (5) el control estadístico amartillados—no aparecía en ninguna de
de la variabilidad cultural y la atención las demás culturas posteriores de la re­
a las técnicas de muestreo susceptibles gión, caracterizadas todas ellas por útiles
de favorecer generalizaciones y esa va­ de piedra solamente. Binford se pregun­
riabilidad; (6) un enfoque general «cien­ tó por la eficacia de los útiles de cobre y
tífico» favorable a la explicitación de destacó la inusual cantidad de tiempo
premisas e hipótesis, a la. orientación de que habría sido necesario invertir para
problemas y a las estrategias estructura­ recoger las pepitas de cobre requeridas
das de investigación; (7) la verificación para fabricar los útiles. Y sugirió que los
de hipótesis (sobre todo en forma deduc* artefactos de cobre, más que estricta­
tivo-nomológica); (8) una posición filo­ mente utilitarios, tuvieron que ser ante
sófica de signo positivista; y (9) el uso todo símbolos de estatus en una sociedad
del ordenador y de un conjunto de técni­ igualitaria. La rareza de los objetos de
cas y procedimientos científicos nuevos cobre y el hecho de que casi siempre se
de análisis de materiales procedentes de descubrían en el ajuar funerario avala­
las ciencias naturales y físicas. En suma, ban la hipótesis. Eran símbolos de des-
las innovaciones de la nueva arqueología tréza individual en la caza, en la pesca y
marcan un giro definitivo hacia la tradi­ en la talla de madera, y el individuo los
ción «científica» en detrimento de la llevaba con el al «más allá». Desde un
«humanista». punto de vista estrictamente tecnológi­
Como toda arqueología, la nueva arque­ co, parece que en esta cultura el cobre no
ología o arqueología procesual ha proce­ se valoró lo suficiente como para desa­
dido mediante razonamiento analógico; rrollar mecanismos que integraran el
pero se ha afirmado que depender exce­ metal dentro de la esfera de la vida real
sivamente de determinadas analogías y usarlo en la remodelacíón de nuevos
históricas podría limitar la capacidad de útiles.
los arqueólogos para ver el pasado en Es evidente que gran parte del desacuer­
términos procesuales (L. Binford, 1967b, do existente en torno al valor de las ana­
1968). Un principio fundamental de la logías históricas específicas, en oposición
nueva arqueología sostiene que las ana­ a las generales, se debe al distinto peso
logías comparativas de tipo general rea­ que unos y otros otorgan a los objetivos
lizadas en marcos de referencia sistémi- de la arqueología. Si se favorece la re­
cos permiten al arqueólogo comprender construcción de un determinado pasado,
mejor los procesos y, quizás también, for­ con interpretaciones de los rasgos arqui­
mular leyes de cambio cultural. tectónicos o de los útiles concretos descu­
Un ejemplo clásico y convincente de biertos, digamos, en unas ruinas pueblo
analogía comparativa general operando del suroeste, entonces tales interpreta-
clones sólo podrán deducirse a partir de del posprocesualismo, aunque estrecha­
analogías históricas muy específicas. En mente relacionada con la anterior, ha re­
cambio, si el objetivo es la explicación cibido el nombre de «arqueología críti-
procesual —sobre el uso de útiles y arte- ca» (Shanbs y Tilley, 1987; Leone, 1982).
factos-tipo en el contexto de una cultura Se ocupa principalmente de la ideología,
concreta, como por ejemplo la cultura del que los arqueólogos críticos ven como
cobre antiguo— entonces parece preferi­ una fuerza social poderosa con más de
ble un enfoque comparativo general, so­ un rol epifenoménico en el desarrollo y
bre todo si no hay fuentes directas en cambio cultural. No sólo la ideología en­
que basar analogías históricas. mascara las divisiones socioeconómicas y
Aun así, ¿es suficiente la perspectiva de políticas de una SOCIEDAD, sino que tam­
la interacción técnico-ecológica obteni­ bién puede ser creativa: dirige y deter­
ble mediante una analogía comparativa mina el CAMBIO CULTURAL, de modo que
general para explicar todo cuanto inte­ ignorarla imposibilita para explicar el
resa conocer sobre las culturas del pasa­ proceso en su totalidad. Los arqueólogos
do? Es esta pregunta la que ha originado críticos también han criticado el sesgo de
un movimiento de reacción frente a la GÉNERO (Gero, 1985; Wylie, 1991). Según
nueva arqueología, y que ha recibido el ellos, al ignorar a las MUJERES y generali­
nombre de «posprocesualismo». Esto no zar acerca de sociedades y culturas exclu­
significa que sus representantes crean sivamente desde una perspectiva mascu­
que la arqueología ha ido más allá de la lina, los arqueólogos están volviendo la
necesidad de comprender el proceso cul­ espalda a gran parte del registro que per­
tural; creen, más bien, que los métodos mitiría una mejor comprensión proce­
de que se han servido los procesualistas sual.
para conseguirlo son demasiado limita­ ¿Existe en la teroía arqueológica un te­
dos. El posprocesualismo engloba varias rreno a medio camino entre la objetivi­
líneas de razonamiento. Una de ellas es dad qué busca el procesualismo de la
la perspectiva contextual o hermenéu­ nueva arqueología y los intentos de in­
tica (Hodder, 1985, 1991b; Preucel, troducir puntos de vista más subjetivos
1991b), según la cual hay que «leer» e de los posprocesualistas? Parece a todas
interpretar los restos arqueológicos como luces necesario, aunque sea en forma de
«textos». Este punto de vista contrasta una concesión por parte de ambas co­
con el enfoque procesual, que se basa en rrientes para poder abordar el pasado de
un «pasado atemporal», obviando la his­ ambas maneras. Esta dialéctica entre
toria cultural y buscando una explica­ «ciencia» y «humanismo» ha estado pre­
ción procesual mediante conceptos de sente en toda la historia de la arqueolo­
utilidad, control y ADAPTACIÓN. Una gía. Cierto que gran parte del moderno
perspectiva de este tipo, dicen los pos- edificio formal de la arqueología—tipo­
procesualistas, está fuera de lugar desde logías sistemáticas, procedimientos es-
el momento en que la antropología tratigráficos y seriados, e intentos por
mundial se interesa hoy por el género, el traducir útiles materiales y otros restos
poder, la ideología, el texto, la estructura en comportamiento social humano—per­
y —sobre todo—la historia. En su opinión, tenece a la tradición científica* A l mis­
sólo a través de esta visión más amplia mo tiempo, la tradición humanista ha
podrán los arqueólogos abordar los pro­ mantenido vida la idea de que la opción
cesos implicados en el cambio cultural cultural —la opción cultural humana y
Otra línea de argumentación en el seno las ideologías en que se enmarca—ha si­
do importante a la hora de guiar nuestro y asociadas a las SOCIEDADES COMPLEJAS.
destino desde los tiempos remotos hasta Los términos «forma construida» y
hoy; y, pese a todo, no parece fácil for­ «medio construido» son más inclusivos,
mular leyes globales capaces de predecir y se refieren universalmente a cualquier
cuáles serán estas opciones. Pero la ar­ estructura de protección hecha por el
queología necesita tanto de la tradición hombre, incluidas las más efímeras e in­
humanista como de la científica. sustanciales. Este uso tiene el mérito de
Porque la arqueología abarca todos los eludir el debate tipológico a la hora de
aspectos de la vida humana del pasado. asociar al término «arquitectura» con­
No se ocupa tan sólo de las relaciones en­ ceptos tales como «primitiva», «tradicio­
tre los humanos y la tierra en que vivie­ nal», «vernácula» y «popular». Los an­
ron; también deseamos saher qué es lo tropólogos estudian por lo general for­
que aquellas gentes pensaban sobre todo mas construidas que son las viviendas,
ello y qué les movió a hacer las cosas que pero también incluyen templos, casas de
hicieron. Con la tarea arqueológica así reunión, casas de hombres y de mujeres,
definida, el trabajo que queda por hacer refugios para animales, estructuras de
es, obviamente, enorme y complejo. almacenaje y cámaras funerarias.
Ningún arqueólogo por sí solo puede as­ El estudio antropológico de las formas
pirar a dominar todo el pasado. Necesa­ construidas es transversal a numerosas
riamente tendrá que seleccionar y espe­ disciplinas, como la arquitectura, la AR­
cializarse; pero no podemos dejar desa­ QUEOLOGÍA, el FQLCLOPE y la geografía.
tendida ninguna parcela de ese pasado. En su obra más que original, el arquitec­
G -R W to Amos Rapoport (1969) niega que los
Lecturas recomendadas Robert Adams, factores medioambientales sean deter­
1966; L. Binford, 1985a, b; Burger, 1999; minantes de las formas construidas e in­
Gero y Conkey, 1991; Hodder, 1991a; troduce una explicación a través de un
Preucel, 199la; Renfrew, 1984; Sharer y concepto de CULTUEU.. En su esquema,
Ashmore, 1995; Sharer y Grove, 1989; las formas construidas son un producto
Tax, 1955b; D. Thomas, 1989; Wiley, tangible que vincula una determinada
1953b; W illey y Phillips, 1958; D. Wil- visión del mundo a un conjunto de valo­
son, 1988. res, a una imagen o esquema, a un estilo
de vida y a actividades que determinan
arquitectura Consiste en las dimen­ de forma inmediata las formas físicas.
siones materiales de la cultura que los Pese a que los enfoques arquitectónicos
humanos construyen con el fin de (1) se basan por lo general en conceptos cul­
proporcionar una protección para res­ turales, los antropólogos apenas han in­
guardarse a sí mismos y sus bienes de los vestigado las formas construidas en sí
elementos; (2) incluir actividades dentro mismas, y más bien las han utilizado co­
de espacios físicamente acotados o defi­ mo evidencia para apoyar determinadas
nidos; y (5) expresar los significados perspectivas teóricas. El reciente interés
simhólicos y valores colectivos de su so­ antropológico por la arquitectura y por
ciedad o cultura. la materialidad de la cultura se debe a
La arquitectura es un rasgo cultural que los esfuerzos por resituar tanto espacial
se define en función de estructuras rela­ como temporalmente la teoría social y
tivamente permanentes y monumenta­ por indagar en las relaciones que existen
les, financiadas.a menudo por las elítes, entre los humanos y las formas que cons­
diseñadas y construidas por especialistas, truyen (D. Lawrence y Low, 1990).
Los primeros estudios antropológicos tuyen la personificación material de ho­
consideraban las formas construidas co­ mologías estructurales, de capacidades
mo parte integral de la vida social y como generativas formales y de metáforas. Se­
un elemento universal de cultura* pero gún los ESTRUCTURALISTAS, las formas ar­
en las descripciones etnográficas que quitectónicas reflejan la estructura de los
ofrecían medios o evidencia en apoyo de sistemas sociales y simbólicos, todos ellos
distintos enfoques teóricos solían men­ basados en análogas estructuras mentales
cionarse como elementos pasivos. Para inconscientes organizadas en oposiciones
Louis Henry M ORGAN (1881) la forma binarias (Hugh-Jones, 1979). Estas es­
de la vivienda constituía evidencia de tructuras mentales inconscientes tam­
una determinada organización social do­ bién se reflejan en la producción de geo­
méstica, y a partir de los grandes espa­ metrías formales que, durante el diseño y
cios colectivos dedujo la existencia de la construcción de la estructura, pueden
grupos de cooperación domésticos. Este tener prioridad sobre la adecuación a la
enfoque presupone un grado de corres­ actividad (Glassie, 1975).
pondencia o de congruencia entre los En su capacidad nemotécnica, la arquitec­
grupos sociales y sus actividades conteni­ tura no sólo contiene indicaciones sobre
das en la forma construida. El tamaño y el comportamiento (Hillier y Hanson,
la composición de las UNIDADES DOMÉSTI­ 1984), sino que al mismo tiempo actúa co­
CAS se expresan directamente a través de mo métafora, como representación y ex­
la forma de la vivienda y, dado que el ta­ plicación del MITO y de la COSMOLOGÍA,
maño y la composición de la familia fundamentales de una cultura (Griaule,
cambia según el CICLO DE DESARROLLO, 1954). Las formas arquitectónicas son
éste presiona a los residentes para que evocadoras porque los humanos basan el
modifiquen la estructura física. Quienes espacio en sí mismos y al constituirse a sí
estudian el área de actividad afirman mismos incorporan cualidades de ese es­
que la organización espacial del patrón pacio que luego proyectan a otros campos
de comportamiento social está condicio­ de acción (J. Fernández, 1984). Los signi­
nada por la complejidad sociopolítica y ficados espacialmente constituidos se acti­
que determina el tipo, el tamaño y la van a través del RITUAL, o pueden experi­
disposición de los espacios segmentados mentarse en la vida diaria como una for­
o divididos (Kent, 1990). Pero las formas ma teatral (véase ASENTAMIENTO).
domésticas hacen algo más que acomo­ Las formas arquitectónicas tienen un
darse y regularse: también expresan je­ profundo impacto en los comportamien­
rarquías familiares, relaciones de género tos individuales o grupales, por ejemplo
y estatus social. Las estrategias repro­ en la percepción, en la privacidad y en el
ductivas de las unidades domésticas pue­ espacio personal. Las personas que viven
den pasar por utilizar formas arquitectó­ en «mundos rectangulares» con formas
nicas domésticas para inculcar valores arquitectónicas tridimensionales tienen
familiares a través de la organización in­ más probabilidades de tener ilusiones
terna del espacio y para expresar el esta­ ópticas que aquellos que viven entre edi­
tus de la familia a través de la decora­ ficaciones redondas (Segall s t a l 1966).
ción exterior (Blanton* 1994). La privacidad, definida como el control
Las formas construidas son expresiones del individuo (o del grupo) sobre el acce­
simbólicas de principios sociales, políti­ so a sí mismo (I. Altman y Chemers,
cos, psicológicos e incluso cosmológicos. 1980), suele estar mediatizada por las
Casas, templos y espacios públicos consti­ formas arquitectónicas. Las viviendas de
los mehinacu son endebles, y desde el dentro de un contexto espacial para gene­
momento- en que permiten estar al tanto rar comportamientos individuales (a mi-
de las actividades de los vecinos, crean cronivel) que, a un nivel superior (macro-
tensiones, pero también hacen que la nivel) reproducen las condiciones estruc­
gente busque aislamiento de forma pe­ turales de la sociedad. Bourdieu (1977)
riódica. El resultado es que los mehinacu también postuló el concepto de «habi-
son unos maestros manipulando infor­ tus», es decir, las predisposiciones que la
mación, según el análisis dramatúrgico gente utiliza colectivamente para produ­
de Gregor (1977). Considerada por mu­ cir, entre otras cosas, las condiciones ma-
chos como un universal cultural, la defi­ teriales-medioambientales que, a su ve2,
nición de la privacidad centrada en el in­ actúan como nemotecnias que se activan
dividuo ha sido cuestionada como un a través de la acción de socializar a niños
concepto típicametne euroccidental; pe­ y a adultos para que reproduzcan aquellas
ro ha sido incorporada con éxito a estu­ mismas condiciones.
dios no occidentales (Pellow, 1993), D i­ El análisis cultural de las formas y espa­
versos estudios proxemiológicos sobre cios arquitectónicos contemporáneos y
las relaciones espaciales personales pos­ urbanos incorpora necesariamente las di­
tulan una burbuja de tamaño variable mensiones históricas, como la concepción
según la cultura para regular tanto las que tiene Foucault de la arquitectura co­
interacciones interpersonales como las mo una tecnología política que emerge
relaciones con el medio construido (E. con todo su poder en la era moderna.
Hall, 1966). Las nociones de «hacina­ Foucault decía que las instituciones mo­
miento» o de «estrechez» implican hasta dernas unen conocimiento especializado
qué punto las formas construidas pueden y poder para subyugar y segregar al indi­
condicionar de manera patológica el viduo (su cuerpo) encerrándolo y seg­
comportamiento, aunque de hecho los mentándolo. Por ejemplo, la prisión pa­
niveles de tolerancia y las preferencias nóptica, mediante una sola forma arqui­
por determinados escenarios espaciales tectónica que facilita la vigilancia, regula
varían mucho entre las culturas (Pader, la circulación y aisla a los reclusos, hace
1993). posible el orden espacial jerárquico y el
Las formas arquitectónicas mantienen control del invididuo. Como tal, la arqui­
interacciones complejas con las fuerzas tectura actúa como una institución para
sociales, políticas, económicas e históricas mantener el poder de un grupo sobre
que vinculan los factores ideológicos y otro y funciona como un mecanismo pa­
simbólicos con la producción social del ra codificar las relaciones recíprocas
medio físico. La investigación sobre estos (Foucault, 1977b). El análisis de los es­
temas está en manos sobre todo de geó­ quemas arquitectónicos creados por los
grafos, historiadores y sociólogos, quienes modernizadores en algunos países en vías
analizan cómo se producen las formas de desarrollo permite descubrir la visión
construidas y cómo actúan sobre el com­ desfamilizadora, deshistorizadora y tota­
portamiento humano para reproducir las lizadora que tienen diseñadores y plani­
condiciones mismas que las hicieron posi­ ficadores a la hora de crear nuevas for­
bles. Giddens (1984), al espacialÍ2ar la te­ mas urbanas (Rabinow, 1989). DL
oría social, propuso la idea de estructura­ Lecturas recomendadas Blier, 1987; M.
ción para describir el proceso por el cual Cooper y Rodman, 1992; J. Duncan,
los individuos se socializan continuamen­ 1981; J. Fernández, 1977; Holston, 1989;
te por medio de las actividades .cotidianas A. King, 1984; Lawrence, 1989; S. Low y
C h a m b e r S j 1989; P. Oliver, 1987; Rapo- vertido por una unidad familiar domésti­
port, 1982. ca en la propiedad ajena es correspondi­
do con igual cantidad de días de trabajo
a r r a s a m ie n t o En términos de agri­ por parte de el primer receptor. Otra fa­
cultura. se dice ya de la «alternancia de lacia es que las economías de arrasa­
cultivos», ya de la. «tala y quema», como miento o tala y quema quedan margina­
procedimientos drásticos de rotación. La das del resto del mundo. En realidad, los
voz inglesa swidden para- calificar a este agricultores que siguen este sistema no
tipo de agricultura deriva del antiguo in­ sólo plantan cultivos de subsistencia, sino
glés switken (del antiguo noruego svio- también otros destinados específicamen­
na), que significa quemar (Pane, 1995, te al mercado, como pimienta, café, co­
pp. 81-82). El fuego desempeña un papel cos, tabaco y caucho (Pelzer, 1978). De
central en este sistema de cultivo: la que­ ello resulta que con frecuencia están más
ma de la vegetación restante crea un ni­ integrados en la economía mundial que
cho temporal para cultígenos al eliminar quienes participan en formas de agricul­
la competencia entre las plantas, y lo tura más intensiva-
sostiene convirtiendo la biomasa presen­ El estudio teórico de este tipo de agricul­
te en ceniza rica en nutrientes- Agotados tura se ha centrado en su sostenibilidad
éstos, se permite que el campo vuelva al ecológica y en si se basa en un «mimetis­
estado de barbecho bajo la cubierta fores­ mo» de la ecología forestal natural (Bec-
tal, y los agricultores se «desplazan» a kerman, 1985; C. Geertz, 1965c); tam­
otro lugar del bosque para reiniciar el ci­ bién en su capacidad de mantener (que
clo. Son los campos, más que los agricul­ no de perjudicar) las condiciones de su
tores, los que son desplazados en este sis­ propia reproducción; y en su vitalidad -
tema; son pocos, de haberlos, los cultiva­ económica y en el lugar que ocupan en
dores de arrasamiento nómadas (Padoch, los sistemas económicos «compuestos»
1982), Una vez reposado el campo (bar­ complejos (Dove, 1995a); por último, en
becho), el nivel de nutrientes se ha recu­ sus relaciones con las formaciones estata­
perado por lo general en medida sufi­ les, y en su capacidad de prestarles apoyo
ciente para permitir nuevos cultivos, (Friedman, 1975). Más importante pue­
siempre que el período de barbecho su­ de ser el hecho de que los sistemas de
pere en duración al de cultivo, una de las agricultura de arrasamiento fueron esce­
características que definen a la agricultu­ nario de muchos de los estudios etnológi­
ra de arrasamiento (Conklin, 1957). cos clave que llevaron al desarrollo de los
Esta práctica ha sido tema central de enfoques etnoecológicos y ETNOCIENTÍFI-
grandes falacias, una de las cuales postu­ COS (Conklm, 1954a; Frake, 1962b) y a la
la que los agricultores que practican este creación del subcampo de la ANTROPOLO­
método poseen y trabajan la tierra colec­ GÍA ECOLÓGICA- M RD y M L
tivamente. De hecho, en los sistemas de Véase también AGRICULTURA..
arrasamiento, la tierra es propiedad de Otras lecturas Condominas, 1977; Do-
UNIDADES DOMÉSTICAS individuales que ve, 1985; D. Freeman, 1970; Jospeh
adquieren sus respectivos derechos sobre Spencer, 1966.
porciones determinadas cuando previa­
mente han limpiado el bosque primario a r t e El arte, entendido como embelle­
para el cultivo. La tierra es entonces cul­ cimiento estético de objetos, viviendas y
tivada según acuerdos recíprocos de labor también del cuerpo humano, se encuen­
compartida, de modo que el trabajo in­ tra en todas las culturas, pequeñas o com­
plejas. Todas poseen su propio estilo ar­ tura de relaciones (1982). Demostró có­
tístico distintivo. El estilo en el arte se re­ mo la máscara swaihwe de los salish y la
fiere a la consideración de los elementos máscara xwexwe de los kwakiutl se ca­
que componen el arte y a la forma de ar­ racterizan ambas por unos ojos protube­
ticularse entre sí. Franx B o a s , que estu­ rantes de forma cilindrica y por tener la
dió el estilo artístico de la costa norocci- lengua fuera, mientras que la máscara
dental, describió el estilo como el resulta­ dzonokwa de los kwakíutl tiene unos ojos
do de la interacción entre el medio o la profundos y hundidos o rasgados y una
materia trabajada, los útiles, y los movi­ boca redonda y fruncida. Lévi-Strauss
mientos culturalmente definidos que se afirmo que la máscara swaihwe salish,
emplean al usar esos útiles (1927). El es­ asociada al cobre y a la adquisición de ri­
tilo es un concepto jerárquico- Puede ha­ quezas, se difundió a los vecinos kwa­
blarse del estilo del artista individual, del kiutl, donde, con el nombre de xwexwe,
estilo de una ciudad como Florencia, o se asoció al abadejo rojo, por oposición al
del estilo de una sociedad determinada. cobre, el símbolo kwakiutl de riqueza. La
A nivel aún más abstracto, cabría distin­ máscara dzonokwa de los kwakiutl, aun­
guir los rasgos generales que caracterizan que desde el punto de vista del estilo ar­
el estilo artístico del Renacimiento ita­ tístico es lo opuesto a la máscara xwexwe,
liano o de todo un área cultural como la posee el mismo valor semántico que la
costa noroeste. swaihwe salish, es decir, donante de ri­
El historiador del arte Meyer Schápiro quezas. Estas máscaras, pues, forman ima
ejerció una gran influencia en la forma serie de transformaciones, cuyos signifi­
que tienen los antropólogos de abordar cados sólo pueden determinarse cuando
el arte de los pueblos que estudian. Para se analizan en relación unas con otras.
Schapiro, el estilo constituía un lengua­ Para L e a CH, la función del arte era ilus­
je, con su propia estructura interna y su trar los principios morales mediante la
propia expresividad (Schapiro, 1953, p. transgresión de los límites de la socie­
287). Otros antropólogos han destacado dad. Él arte atraviesa fronteras cultura­
igualmente la analogía entre arte y len­ les ambiguas y dice «lo que es mejor no
guaje. Forge afirmaba que las reglas pa­ decir» en la vida real, aquello que es ta­
ra la combinación de elementos en el ar­ bú. Leach mostró que en la «P ietá » de
te eran equivalentes a la sintaxis del len­ Miguel Angel, el Cristo muerto y su Ma­
guaje (1970, 1973). Demostró que el arte dre Virgen, sobre cuyas rodillas yace, re­
abelam, los rostros pintados de los inicia­ presentan la misma edad, lo cual pro­
dores de jóvenes, las máscaras tejidas mueve emociones incestuosas latentes
que decoran los ñames utilizados en las (Leach, 1973, pp. 230-232).
ceremonias, y las figuras talladas de los Leach dijo también que las cosas instrín-
nggwalndu ancestrales son, desde el secamente ambiguas son SAGRADAS, por lo
punto de vista estilístico, lo mismo: co­ que reciben un tratamiento estético exa­
munican la creatividad masculina de ba­ gerado (1983. p. 256). El arte kwakiutl
se ritual, por oposición a la creatividad también atraviesa fronteras prohibidas
femenina de base biológica. que son tabú (Rosman y Rubel, 1990). El
L é v i -S t r a u s s utilizó un enfoque e s t r u c - verano y el invierno representan respecti­
TURALISTA para abordar el significado en vamente un período secular y un período
el arte, donde el significado de un ele­ sagrado, y el arte que se utiliza en los ri­
mento u objeto se revela cuando aparece tuales de ambas estaciones presentan esti­
como un elemento dentro de una estruc­ los distintos. En las fiestas del POTLATCH
en verano, los jefes llevan máscaras, talla­ lización que realiza la costa norocciden­
das en un estilo secular, que representan tal de la relación entre humanos y ani­
la descendencia de sus mitológicos ances­ males tiende un puente entre naturaleza
tros, el lobo, el cuervo, el oso, el águila, y cultura, dado que los animales pueden
etc. Esto refleja la noción de que los A N I­ transformarse en humanos y los huma­
MALES y los humanos son intercambia­ nos en anímales, tanto en el arte como
bles. El invierno es una época sagrada, en el RITUAL y en el MITO.
porque es cuando los espíritus vienen a la Hay quien ha afirmado que el arte en las
aldea. En el ceremonial de invierno* los sociedades pequeñas es el producto de
jóvenes iniciados en las sociedades secre­ una tradición comunal y que el artista es
tas cruzan los límites del mundo natural allí anónimo, al revés de lo que ocurre
para entrar en el mundo sobrenatural y en nuestra sociedad, donde se exalta la
tabú, y convertirse en peligrosos espíritus creatividad del artista individual. Esta
caníbales. El estilo artístico de las másca­ idea errónea es un producto de la socie­
ras que llevan los participantes es exage­ dad occidental (S. Price, 1989). Porque si
rado y retorcido, en contraste con el estilo bien los artistas de sociedades pequeñas
artístico de las máscaras que se llevan du­ tenían que operar dentro de los límites
rante los rituales seculares del potlatch en de un estilo artístico cultural, el arte que
verano. Así, el pico profundamente cur­ producían era una interpretación creati­
vado del águila en la máscara de águila va individual.
que se utiliza en el potlatch secular se ¿De qué manera unos seres humanos co­
convierte en el pico hiperdeformado del rrientes pueden crear objetos que la gen­
«Pico Torcido del Cielo». te considera sobrenaturales y sagrados?
En su ensayo La mente salvaje, Lévi- Davenport, que trabajó en las islas Solo-
Strauss explora la propensión humana a mon orientales, afirmó que «incluso los
crear sistemas de clasificación (1966). El procesos cognitivos de la creatividad del
arte proporciona una vía para entrar en artista se interpretan de una manera so­
el sistema de CLASIFICACIÓN de una cul­ brenatural. Preguntad a un artista cómo
tura. B o a s descubrió que las sociedades concibió una escultura determinada, y
de la costa noroccidental tienen una sola contestará que soñó con ella ... estimu­
categoría para todas las cosas que ven co­ lado por un ser divino» (1968, p. 422).
mo «vivas» —mosquitos, ballenas lobos, Los talladores de máscaras de la socie­
terremotos y humanos— y dijo que esto dad poro de los pueblos vai y gola del
se reconocía en su arte, que representa a Africa occidental creen que lo sobrena­
todos los pertenecientes a esta categoría tural está contenido en la producción de
con un rostro (1927). Las cosas vivas o una máscara, y en público niegan la par­
animadas dentro de esta categoría se dis­ ticipación de la mano humana en la pro­
tinguen unas de otras en el arte gracias a ducción del objeto de arte. A estos talla­
un conjunto de rasgos distintivos (la for­ dores se les considera marginales, pero la
ma en que se dibujan los ojos, las orejas, visión del artista es esencial para la so­
la nariz y la boca), que son las caracterís­ ciedad que lo ve con suspicacia y despre­
ticas esenciales de los animales desde el cio (D ’Azevedo, 1973, p. 144). El artista
punto de vista de los «nativos». Los seres experimenta a su vez una gran alegría
humanos y los animales forman subcate- cuando ve que la máscara que él ha ta­
gorías, y las orejas animales aparecen co­ llado cobra vida durante una ceremonia.
locadas encima de la cabeza y las orejas Siente como si hubiera parido un hijo.
humanas siempre al lado. La conceptúa- AR yPR
asentamiento Es el lugar que ad­ teamericanas que asignaban derechos y
quiere sentido gracias a la ocupación o privilegias diferenciales a quienes viven
apropiación humanas, y se trata de un en sus propias casas frente a los arrenda­
concepto cultural fundamental para des­ tarios. Los aborígenes australianos tam­
cribir las relaciones humanas en rela­ bién invisten a su entorno local de im ­
ción con su entorno. portancia y significado morales, que
Como escenario físico, por asentamiento pueden ser evocativos de sentimientos
se entiende lugar geográfico, nicho ecoló­ tanto históricos asociados con eventos re­
gico o de habitación habitual, concepto cordados como de significados transhis-
usado principalmente por los etnógrafos tóricos atemporales creados por y para la
para situar las descripciones de los pue­ ensoñación (Myers, 1986).
blos que estudian. Como concepto teórico, Cómo y cuándo invisten los individuos y
el lugar ha sido históricamente devaluado los grupos de sentimientos y valor emo­
o ignorado en las ciencias sociales, en par­ cional a los espacios, y cómo evocan, los
ticular por la antropología social y cultu­ lugares señalados sentimientos que expre­
ral, que ha tendido a definir « c u l t u r a .» san un sentido de identidad, al igual que
en términos de intangibles como conjun­ la vinculación de las gentes con determi­
tos de rasgos o de mentalidades colectivas nados lugares son cuestiones clave en la
sin reparar en ninguna ubicación especí­ investigación en este campo. Partiendo
inicialmente de estudios f e n o m e n o l ÓGI-
fica. Los geógrafos, en cambio, han cen­
COS como hiciera Bachelard (1964), estos
trado su interés en el lugar y en sus cuali­
enfoques exploran de qué manera apare­
dades morales esenciales, pero a menudo
cen y cambian estos significados en el
lo han confundido con la comunidad. En
curso de la vida o en el tiempo histórico,
el contexto histórico de la guerra fría, por
o cómo se atribuyen diferencialmente
ejemplo, ambos eran vistos como pasos
dichos significados a través de rituales
preliminares necesarios para el desarrollo
colectivos o comunales o del uso personal
de sociedades modernas (Agnew, 1989).
(I. Altman y Low, 1992). Lugares dife­
Recientemente, los antropólogos han em­
rentes, como los MERCADOS y las plazas,
pezado a resituar la teoría y a redescubrir
pueden evocar comportamientos y sen­
el papel del espacio y del lugar en la so­
saciones totalmente diferentes (Richard-
ciedad humana (véase a r q u i t e c t u r a ). son, 1982).
El lugar como ubicación geográfica in­
Desde la perspectiva de la economía polí­
vestida de valor moral fue un concepto
tica, el asentamiento se produce como
socioespacial usado por Louis Wirth y la constructo cultural y escenario donde tie­
escuela de sociología de Chicago, quie­ ne asiento la actividad colectiva en el
nes propusieron una ecología urbana de tiempo. Estos lugares no se encuentran
la ciudad norteamericana consistente en aislados sino integrados en redes relació­
la moralidad de un orden espacial iden­ nales creadas a través de contactos histó­
tificado por la asociación secuencial o ricos o coloniales y la persistente presión
habitual especifica de agrupamientos de de los mercados capitalistas mundiales
clase o étnicos con ubicaciones física o (S. Low, 1995). Como bienes, los asenta­
conceptualmente vinculadas. El análisis mientos surgen por diseño y planifica­
de Perin (1977) sobre las prácticas de ción de especialistas y evolucionan, con­
«zonificación» o planificación codificada forme a las fuerzas del mercado (Zukin,
del uso de la tierra reveló principios de 1991). Aunque la economía global inte­
organización social en las ciudades nor­ gra actividades económicas espacialmen­
te dispersas, sus fuerzas son las responsa­ 2. Las redes: una serie o conjunto de
bles de la reorganización de las estructu­ vínculos interpersonales, no necesaria­
ras sociales y espaciales de las ciudades mente finito o con un nombre, donde ca­
«globales» que actúan como centros de da miembro puede mantener vínculos
control en esta economía, como Nueva directos sólo con uno o dos miembros,
York, Londres y Tokio (Sassen, 1991). sin saber ni tener contacto con otros ni
Como representación cultural, el lugar compartir un sentimiento de comunal!-
incorpora y trasciende el emplazamiento dad (M.G. Smith, 1974), Algunos ejem­
físico porque es investido de poder a tra­ plos son las redes de amigos, de vecinos,
vés del discurso: las gentes usan los luga­ de parientes afines, o los socios comer­
res reales para representarse, pero tam­ ciales; o una red de conocidos que com­
bién algunas de sus características llegan bina algunos de estos vínculos.
a formar parte de la personalidad del in­ 3. La categoría: cualquier conjunto (fi­
dividuo (Rodman, 1992). DL nito o no) de personas con uno o más ras­
Véase también PEREGRINACIÓN. gos, intereses o fines en común; algunos
Otras lecturas X Duncan y Ley, 1993; ejemplos serían las mujeres, los aparce­
Gupta y Ferguson, 1992; Pred, 1984; ros, los coleccionistas de sellos, los nóma­
Kelph, 1976; Soja, 1989. das y los niños brahmanes.
Grupos, redes y categorías pueden apa­
asesinato Véase h o m ic id io . recer mezclados y yuxtapuestos, y los
primeros y las terceras son a veces inter­
asimilación Véase a c u ltu r a c ió n , cambiables.
GRUPOS ÉTNICOS. Los antropólogos que estudian la ORGA­
NIZACIÓN SOCIAL clasifican las asociacio­
a s o c ia c ió n Incluye la identificación, nes según otras muchas maneras y tipos
la interacción y el reconocimiento de in­ mediante el uso de criterios adicionales,
tereses comunes entre personas, cosas e como, por ejemplo, según tengan nom­
ideas; o también una organización basa­ bre o no, o según sean acotables, volun­
da en tales principios. Los humanos se tarias, más o menos centralizadas, o autó­
asocian con otros humanos y también nomas, o según exista o no propiedad co­
con no humanos y con seres no vivientes munal o formalidad de procedimientos.
tales como deidades, espíritus y emble­ Las asociaciones pueden tener una o
mas totémicos* Las asociaciones entre múltiples finalidades, y pueden ser estra­
humanos se solapan de forma compleja, tificadas o igualitarias. Un factor impor­
y la mayoría de la gente pertenece simul­ tante es si los miembros de una asociación
táneamente a varias clases de asociación. comparten un sentido de pertenencia co­
Los conceptos de asociaciones varían mún. Para un estatus plenamente corpora­
mucho de una cultura a otra, pero los an­ tivo, un grupo debería tener las siguientes
tropólogos suelen acotar tres tipos: características: identidad, supuesta per­
1. El grupo-, un conjunto finito, que por lo petuidad, acotabilidad y miembros, auto­
general tiene un nombre, cuyos miembros nomía en un determinado ámbito, asun­
tienen un sentimiento de pertenencia co­ tos comunes exclusivos, procedimientos
mún y suelen reconocer un lídeT u organi­ establecidos y organización (M.G. Smith,
zador. Ejemplos de grupo son las unidades Í974, p. 94), La corporatividad también
familiares, los clanes, las iglesias, los con­ puede abarcar el control sobre la pro­
sejos, las compañías, las ligas, los clubs* las piedad, la limitación de las obligaciones
federaciones y los estados-nación. personales y otros. Pero en la práctica,
pocas asociaciones poseen todos estos es común a algunos pero no a todos los
rasgos. miembros de la clase. Los antropólogos
Las asociaciones descritas como «infor­ suelen llamaT a esta clase de clasifica­
males» son aquellas con estilos fluidos e ción «politética» (R. Needham, 1975), y
intermitentes de gestión, y aquellas que los biólogos, «politípica».
operan al margen del registro, de los im­ Las asociaciones se conocen mejor en re­
puestos y del control gubernamentales. lación con otras asociaciones, y los antro­
En estudios de desarrollo económico y pólogos han prestado mucha atención a
político, las «asociaciones voluntarias», las estructuras y a los procesos de división
incluidos los grupos de autoayuda, sue­ social en ellas: las «relaciones de las rela­
len considerarse una alternativa., o un ciones». Los grupos ganan en solidaridad
complemento, importante a las organi­ por oposición a otros grupos. Los cismas
zaciones comerciales o estatales (March tansveTsales en el seno de la sociedad
y Taqqu, 1985). pueden, irónicamente, ayudar a cohesio­
Algunos de los principios que, de diver­ nar más esa SOCIEDAD, desde el momento
sas maneras, determinan las asociacio­ en que permite que personas divividas
nes en numerosas sociedades son el sexo, por un factoT (por ejemplo, según el GRU­
la edad (como la age set y la age grade), PO ÉTNICO) encuentren intereses comu­
la descendencia, el parentesco (ficticio o nes a través de otro (por ejemplo, el GÉ­
real), el estatus marital, la localidad (de NERO), Por eso, ahondar en una división
origen o de residencia), el modo de vida social puede contribuiur a reducir otra.
o la ocupación, la lengua, la religión, la Diversos teóricos de la EVOLUCIÓN social
clase, la casta, la raza, el rango y la afi­ y de la MODERNIZACIÓN desde sir Henry
liación política. Estos principios suelen M AIN E ( 1 8 6 1 ) , como Lewis Hem*y M O R -
aparecer combinados (como ocurre en la GAN ( 1 8 7 7 ) , É m i l e D u r k h e i m (19 5 5 ),
Asociación de Jóvenes Cristianas); y un Ferdinand Tonnies ( 1 9 5 7 ) y Talcutt Par­
principio puede esconder otro (como en sons ( 1 9 6 6 ) , han observado la sustitu­
la hermandad musulmana Murid, que es ción gradual de asociaciones basadas en
también una organización de oradores una POSICIÓN SOCIAL adscrita (por ejem­
senegaleses wolqf). Las asociaciones di­ plo, grupos de descendencia) por otras
fieren en cuanto a formalidad y a dura­ basadas en el contrato o la asociación
ción real o supuesta; algunos grupos, co­ voluntaria (por ejemplo, las compañías,
mo muchos linajes del Africa oriental, las jefaturas territoriales, los estados).
nacen sólo en contextos sociales muy de­ Estas últimas pueden incluso asumir al­
terminados, o con fines concretos. Entre gunas funciones de la reproducción bio­
las asociaciones políticas ad hoc o de cor­ lógica humana, como demostró Roberston
ta vida cabe incluir las facciones, las ca­ ( 1 9 9 1 ) , Pero no todos los antropólogos
marillas, las coaliciones, caucus estado­ creen que los cambios que se producen
unidenses, los comités, las asambleas, los en la evolución humana desde el PAREN -
foros y las reuniones populares. TESCO a otras fo T m as de asociación sean
Hay una forma común de c l a s i f i c a c i ó n inevitables, irreversibles o deseables.
que identifica a un conjunto de personas, Parece que todas las sociedades presen­
cosas o ideas como «semblanzas de fami­ tan una combinación de asociaciones
lia»: cada miembro de la clase en cues­ adscritas y de asociaciones pactadas, o
tión. posee muchos, pero no todos, los de voluntarias e involuntarias; además,
rasgos que definen la clase como un to­ muchas asociaciones combinan los prin­
do, de modo que un determinado Tasgo cipios internamente. PS
Lecturas recomendadas Boissevain, lógica (D. Freeman, 1960) y la interpre­
1974; K. Cook y Whitmeyer, 1992; M. tación funcional-ecológica (Dove, 1993^).
Douglas, 1986; Vincent, 1990; S. Wright, M RD y TC
1994; WuthnoTv, 1991. Véase también. MAGIA., BRUJERÍA..

augurio Es la adivinación de aconte­ avunculado Es la institución en la


cimientos futuros a partir de presagios, que el hermano de la madre tiene la au­
premoniciones o incidentes casuales. Se toridad principal sobre el hijo de su her­
conoce su existencia en todos las épocas mana, que es también su principal here­
de la historia humana —desde la Grecia dero. Se encuentra por lo general en los
clásica hasta la actualidad— y en todos sistemas de DESCENDENCIA MATRILINEAL,
los rincones del mundo. El augurio suele donde el padre mantiene una relación
servirse de fenómenos naturales, como formal de afinidad y no de ascendencia
el vuelo de los pájaros entre los dayak de sobre sus hijos, es decir, que es visto más
Borneo (Metcalf, 1976; Sandia, 1980), o como el esposo de la madre que como el
la rotura de huesos animales calentados padre del niño. En tales casos es el her~
entre los naskapi de Norteamérica (Speck, mano de la madre quien ejerce el tipo de
1955; O. Moore, 1957), o la respuesta de autoridad masculina que en otros siste»
las gallinas al veneno entre los azande de mas corresponde al padre, porque es el as­
Africa (Evans-Pritachard, 1937). Los es­ cendiente masculino más próximo al hijo.
tudios de los distintos sistemas de augu­ El avunculado suele aparecer asociado a
rar varían entre la interpretación psico­ la RESIDENCIA AVUNCULOCAL. MR
bandas, sociedades d e Las que
se organúan en pequeña escala y con
gran movilidad, y se componen básica­
mente de recolectores nómadas agrupa­
dos por parentesco (véase Recolectores).
En el esquema evolutivo cultural de Ju­
lián STEWARD ( 1 9 5 5 ) mostraban un nivel
de integración social primario, diferente
del que corresponde a las TRIBUS, a los
JEFES y ESTADOS. La organización de la
banda se asocia estrechamente con for­
mas de subsistencia mediante la caza y
la recolección para las que la movilidad
y los pequeños agrupamientos son ópti­
mos en términos de supervivencia. En
gran parte de la teoría antropológica se
acepta que las bandas constituyen la uni­
dad social básica de la historia humana
más grande que la familiar y previa a la
invención de la agricultura.
Las bandas trashumantes recientes com­
parten algunas características: son pe­
queñas, constan de unidades de treinta o
cincuenta individuos, son nómadas, con
tres o cuatro desplazamientos por año y
basadas en la TENENCIA DE l a TIERRA. En
su mayoría, aunque no todas, se revelan
como SOCIEDADES IGUALITARIAS desde el
punto vista político, con ausencia de li­
derazgo formal y casi todas circunscri­
ben su sentimiento religioso en torno al
CHAMANISMO. En otros dos aspectos clave,
las bandas presentan una notable varia­
ción: la igualdad de GÉNEROS espredomi-
nante en algunos grupos (bosquimanos,
pigmeos), pero esta prácticamente au­
sente en otros (esquimales, aborígenes
australianos). Estas sociedades de bandas
no son particularmente pacíficas. Aun­
que las comparaciones son difíciles, las
hay con cuotas de HOMICIDIO superiores a
las de algunas ciudades interiores de
Norteamérica (Lee, 1969).
No todos los pueblos nómadas cazadores-
recolectores se organizan en bandas. Si
los recursos permiten asentamientos más
grandes y permanentes aparecen socie­ A partir de la década de 1960, los estu­
dades más complejas, lo cual lleva en la dios de las sociedades de bandas han
literatura arqueológica a la útil distin­ prestado mis atención a la dimensión
ción entre cazadores-recolectores simples histórica. Elman Service (1966) fue de
y complejos (T. Pnce y Brown, 1985). La los primeros en argumentar que la banda
organización en bandas ha proporciona­ compuesta de Steward puede ser una res­
do una copiosa fuente de teoría antropo­ puesta de las gentes nómadas a la disrup-
lógica, iniciada en el siglo XIX con las ción y despoblación causadas por la colo­
conjeturas de los evolucionistas clásicos nización. Afirmó igualmente que la ban­
acerca del origen de la familia. Estudio­ da patrilocal era la unidad humana
sos tan distintos como MORGAN (1877), básica. Esto les pareció problemático a
T y l o r (1871), Engels (1902) y Freud muchos, dado que la flexibilidad de esta
(1950) consideraron la horda primigenia banda «compuesta» respondía mucho
como la unidad Ur (original) de la socie­ más a la variación ecológica y demográfi­
dad, agrupación que muchos considera­ ca en todas las circunstancias históricas.
ron violenta, promiscua, incestuosa o las Con la rápida incorporación en lustros
tres cosas a la vez. El estudio etnográfico recientes de la mayoría de las sociedades
de las sociedades de bandas del siglo XX de bandas en unidades políticas mayores
no ha fundamentado ninguna de estas y su dominación por mercados y estados,
truculentas apreciaciones; más bien ila los aspectos históricos y la política de do­
puesto de manifiesto la prevalencia de la minación y resistencia han adquirido es­
monogamia y las relaciones de parentes­ pecial relieve en la investigación actual.
co estables en el núcleo de prácticamente Algunos «revisionistas» han llegado has­
todas las bandas. Steward (1936) ofreció ta el punto de postular que las sociedades
una tipología útil dividiéndolas en patri- de bandas son en sí mismas un producto
lineales, compuestas y familiares según de la destrucción de las sociedades indí­
la naturaleza sobre todo de su hacer sub- genas por las incursiones del capital mer­
sistencial. Críticos de Steward más re­ cantil (Wilmsen, 1989a). Otros, recono­
cientes se han preguntado si estos tres ti­ ciendo la abundante evidencia arqueoló­
pos no son manifiestamente arbitrarlos. gica e histórica de la antigüedad de las
Escribiendo acerca de la vida estacional bandas, se han concentrado en estudiar
de los esquimales, Marcel M iü S S había cómo estas sociedades han podido adap­
observado que dividían su año en una fa­ tarse creativamente a vivir como minorías
se grupal superior, la vie publique y una encapsuladas al tiempo que conservaban
menor, la vie privé? (Mauss y Beuchat, su identidad y modos de vida (Leacock y
1979). En opinión de Mauss, estas fases Lee, 1982) R iL
alternantes satisfacían funciones sociales Véase también EVOLUCIÓN.
de importancia crítica equilibrando a la
vez la necesidad de sociabilidad e inte­ Benedict, Ruth Fulton (1887-
racción con la necesidad de una vida fa­ 1948) Ruth Fulton nació en 1887 y pa­
miliar íntima. Dado que casi todas las so­ só sus primeros años en Norwich, Nueva
ciedades de bandas muestran este mode­ York. Cuando tenía dos años perdió a su
lo de agregación/dispersión, puede que padre, médico, y la familia se trasladó a
las bandas compuestas y familiares de Buffalo. En 1905 entró en el Vassar Co­
Steward no sean sino dos fases o momen­ llege, donde estudió literatura inglesa.
tos de la misma dinámica social subya­ Graduada en 1909, dedicó algunos años
cente. de su vida a servicios sociales y a la ense­
ñanza antes de casarse con Stanley Ros- cultura representaba una configuración
siter Benedíct en 1914. Inició entonces distinta que ya subrayaba, ya suprimía,
una serie de estudios sobre autores femi­ las tendencias emocionales particulares
nistas y escribió un libro sobre Mary de sus miembros. El libro, con su enfo­
Wollstonecraft. En 1919 se matriculó en que relativista y un claro mensaje anti-
la New School for Social Research, don­ rracista, se convirtió en una de las obras
de estudió antropología bajo la tutela de de ciencia social más influyentes del si­
A l e x a n d e r Goldeaweiser y Elsie Clews glo XX. Benedict se propuso demostrar la
P a r s o n s , antes de iniciar s u s estudios de profunda influencia de la cultura en la
licenciatura en. Columbia en 1921 bajo psicología del individuo y propugnó acti­
el magisterio de Franz B o a s , que com­ tudes más tolerantes para con la varia­
pletó en. 1925 c o n la redacción de u n a te­ ción cultural y sus divergencias.
sis s o b r e «E l concepto del espíritu guar­ Más adelante, desde su puesto en la Ofi­
dián en América del Norte». cina de Información del Ministerio de
Benedict permaneció ocho años en Co­ Defensa} Benedict desarrolló un gran
lumbia subsistiendo gracias a clases pri­ número de métodos de estudio de la
vadas y cursos de verano. A partir de «cultura desde la distancia». Además de
1925 ocupó el cargo de editora del Jour­ entrevistar a numerosos expatriados,
nal o f American Folklore al tiempo que analizó la literatura, el teatro y otras crea­
realizaba trabajos varios de campo entre ciones de las culturas de estudio. Los
algunas tribus suroccidentales, en espe­ resultados constituyeron etnografías su­
cial la zuni, Además cultivó la lírica y mamente realistas de sociedades total­
publicó numerosos poemas con el seudó- mente inaccesibles al trabajo antropoló­
nimo de Anne Singleton. Se divorció de gico de campo tradicional. Después de
Stanley Benedict y entabló una estrecha estudios preliminares sobre Rumania,
amistad con Edward SaPIR y Margar et los Países Bajos, Alemania y Tailandia,
M e a d . En 1951 fue nombrada profesora Benedict centró su atención en Japón. El
ayudante en Columbia y accedió a la cá­ resultado fue The chrysanthemum and
tedra en 1948. Durante la segunda gue­ the sword (1946), un estudio del CARÁC­
rra mundial, Benedict trabajó en la Ofi­ TER NACIONAL japonés. Muchos detalles
cina de Información del Ministerio de de su trabajo han sido objeto de crítica,
Defensa, donde se encargó de redactar pero su persistente influencia en Japón
diversos estudios culturales sobre las na­ como en Estados Unidos da testimonio
ciones aliadas y enemigas. Fue elegida cabal de su capacidad para obtener certe­
vicepresidenta de la Asociación Antropo­ ras impresiones incluso en condiciones
lógica Americana en 1959 y presidenta de gran dificultad. Es también un ejem^
en 1946, Murió en 1948. pío excelente del uso que hace de la an­
Las investigaciones de Benedíct giraron tropología como medio promotor de la
en torno a la relación entre los sistemas comprensión y la reconciliación inter­
culturales y la personalidad. Fue la pre­ culturales. AB
cursora del «enfoque configuracional», Véase también CONFIGURACIONISMO, CUL­
que entendía las culturas como sistemas TURA y PERSONALIDAD, EMOCIONES, AN­
integrados que tendían a producir perso­ TROPOLOGÍA HUMANISTA, NACIÓN, RAZA,
nalidades características. En Patterns o f RACISMO.
Culture (1954a) analizó el desarrollo de Otras lecturas Benedict, 1955, 1940;
la personalidad entre los zuni, los do- Caffrey, 1989; M. Mead, 1959; Modell,
buan y los kwakiutl y postuló que cada 1935.
berdache Es el nombre francés que de estructuras religiosas, o simplemente,
se da a los travestís, «hombre-mujer» o a la ostentación.
«mujer-hombre», entre los indios de En los sistemas caracterizados por la pro­
América del Norte. Los berdaches eran ducción para intercambio, por otra par­
individuos que se identificaban con el te, bienes y servicios son producidos para
GÉNERO opuesto al que les correspondía un mercado impersonal y, por tanto, son
por su sexo anatómico y adoptaban las intercambiables y en ello reside su valor.
formas de vestir, el comportamiento y el En este sentido poseen valor de uso y de
modo de vida del género elegido. Por lo intercambio a la vez; el primero es inhe­
común se trataba de varones anatómicos. rente a la naturaleza del objeto y reflejo
Esta condición se daba en todo el Oeste y de su utilidad o de la satisfacción que re­
porta su consumo directo. A l llevarlo al
Grandes Praderas de América del Norte,
mercado transferimos de hecho su utili­
pero era prácticamente desconocida en
dad a otros individuos de la sociedad a
el Este. Con frecuencia el berdache tenía
cambio de la que nos reporta el bien ce­
un importante papel ritual* MR
dido como contraprestación. En una eco­
Véase también HOMOSEXUALIDAD, SEXO,
nomía de mercado, dijo Marx, los pro­
MUJERES.
ductos adquieren la forma social de bie^
Otras lecturas Callendar y Kochems,
nes de consumo, son comparables entre
1987; Roscoe, 1937.
sí en cuanto a su valor respectivo y se in-
tercambian conforme a una valoración
bienes de consumo Aristóteles, en
determinada por la DIVISIÓN DEL TRABA­
su obra Política (libro I, cap. X), fue el pri­
JO reinante en la sociedad en cuestión.
mero de una larga serie de pensadores en
En una economía así, si un producto no
distinguir entre lo que Karl Marx (1887,
puede ser intercambiado (es decir, que
parte I, cap. 1) llagaría más tarde «valor
no hallamos quién lo compre) carece de
de uso» y «valor de cambio» de un bien
valor de uso para la sociedad, en opinión
dado. Basándose en esta distinción, Marx de Marx, y el trabajo aplicado a su ob­
dividió las economías en las que se basan tención ha sido derrochado.
en la producción de uso o de cambio, res­ Inspirados por estas clases de distinción,
pectivamente. los antropólogos han contrastado a me­
En los sistemas caracterizados por la pro­ nudo «intercambio de bienes de consu­
ducción para uso, los miembros de la so­ m o» con «INTERCAMBIO DE PRESENTES».
ciedad producen para satisfacer sus pro­ Gregory (1982), que ha escrito exhausti­
pias necesidades, las de sus familias y las vamente sobre esta materia, caracterizó
de la comunidad. El camino que lleva la diferencia como sigue: se entiende por
desde la producción hasta el consumo no intercambio de bienes el traspaso de ob“
se ve interrumpido por un sistema de in­ jetos enajenables entre personas cuya si­
tercambio, como la compraventa realiza­ tuación es recíprocamente independíen­
da en el MERCADO. Los bienes y servicios te y que establece una relación cuantita­
producidos en este sistema poseen valor tiva entre los objetos intercambiados; el
de uso. En las sociedades agrarias preca- intercambio de regalos, en cambio, cursa
pitalistas, como las que conoció y descri­ con objetos no enajenables entre perso­
bió Aristóteles, la producción de riqueza nas cuya situación es recíprocamente de­
se destinaba a consumo de lujo, al man­ pendiente y que establece una relación
tenimiento del régimen político, a la cualitativa entre las partes actuantes.
construcción de monumentos públicos y Otros, no obstante, han sugerido que es­
tas definiciones hacen una distinción ex­ la EVOLUCIÓN social, que consideran al
cesivamente radical y que el «intercam­ bigman melanesio no sólo como arqueti­
bio de regalos es mucho más próximo al po sociopolítico, sino como marcador ti­
de bienes que lo que [Gregory] parece pológico de un estadio primitivo en el
dispuesto a reconocer» (Gell, 1992b). curso de la evolución social de camino al
DK desarrollo de JEFES y SOCIEDADES COM­
Otras lecturas Humphrey y Hugh-Jo- PLEJAS (civilización).
nes, 1992b. Como marcador tipológico, bigman se
dice del jefe de un pequeño grupo cuya
bifurcación colateral En la ter­ posición de influencia no es hereditaria
minología de los sistemas de parentesco, sino adquirida: «U n bigman adquiere su
distingue a los ascendientes colaterales posición por destacar en las actividades
de los lineales y entre sí. Por ejemplo, el masculinas de su cultura, sea cazando,
padre, el hermano del padre y el herma­ luchando, criando cerdos, o cosechando
no de la madre serían llamados con apreciados cultivos agrícolas» (Orme,
nombres distintos en un sistema de bi­ 1981, p. 140). En opinión de algunos au­
furcación colateral. MR tores, la principal diferencia entre el
Véase también BIFURCACIÓN UNILINEAL, bigman y el jefe reside en si el liderazgo
es hereditario o adquirido (A. Johnson y
bifurcación unilineal En la ter­ Earle, 1987, p. 220). Algunos entienden
minología de los sistemas de parentesco, que esta diferencia representa un paso
engloba a los ascendientes de una rim a crucial en la evolución social humana, si
parental con los lineales. Por ejemplo, al bien Earle (1987, p. 288) considera que
hermano del padre puede serle asignado las diferencias verdaderamente definí to-
el mismo nombre que a éste, mientras rias entre las sociedades de bigmen y los
que al hermano de la madre puede cono­ lideratos eran los contrastes en la escala
cérsele por otro nombre. Ejemplos clási­ de integración sociopolítica, centraliza­
cos del sistema de bifurcación unilineal ción de la toma de decisiones y estratifi­
son los SISTEMAS DE PARENTESCO OMAHA y cación socioeconómica.
CROW (Murdoch, 1947). MR La popularidad del bigman como tipo so­
Véase también BIFURCACIÓN COLATERAL. ciológico se debe en gran medida a un in­
fluyente ensayo de Marsh all Sahlins
bigamia Véase POLIANDRIA, POLIGI- (1963). Su caracterización de ciudadanías
N1A. (entendidas como forma de gobierno) y
economías en el Pacífico bajo los epígra­
bigman, big-man, big man De­ fes bigman y «je fe » se ha hecho popular
rivado de las voces del pidgin melanesio en el discurso académico y lego sobre los
bikpela (del inglés bigfellow) con el sig­ isleños del Pacífico aun cuando —como
nificado de grande, famoso, muy conoci­ reconoce el propio Sahlins llanamente—
do y man (hombre). En Papua Nueva los antropólogos (y los habitantes de las
Guinea, la frase ol bikpela man puede islas del Pacífico) saben que los bigmen y
hacer referencia a los adultos, jefes de los jefes tiene mucho en común y se ha­
poblado, hombres importantes o con in­ llan simultáneamente presentes en cada
fluencia y autoridad (Milialie, 1971). En región (G. Marcus, 1989, p, 180).
antropología, bigman es hoy tanto una Sahlins describió el mundo del bigman
voz técnica como un estereotipo, sobre melanesio no sólo como diferente del de
todo entre los estudiosos interesados en los jefes polinesios sino también como
inherentemente inestable porque fija te­ rencias y similaridades de los tipos de so­
chos a la autoridad política que limitan ciedad donde se encuentran estos indivi­
la intensificación de la producción eco­ duos destacados en un diagrama triangu­
nómica y su utilidad para sostener una lar de modo que las combinaciones de
organización política más amplia. A l elementos abstractos que definen sus ras­
efecto señaló que estos defectos funda­ gos distintivos puedan ser vistas mera­
mentales de planificación de los melane- mente como tres extremos polares idea­
sios habían sido superados en Polinesia lizados que, en su forma pura, «no corres­
(por razones que no especifica) y, por ponden a ninguna sociedad empírica
consiguiente, la vida política en Melane­ existente^ (Liep, 1991, p. 33, flg. 2.1). Sin
sia constituye un adelanto evolutivo res­ embargo, si la caracterización tipológica
pecto de los órdenes melanesios de do­ de las sociedades humanas es fundamen­
minación interpersonal en el'control del talmente deficiente, como algunos sostie­
hacer humano. Sahlins consideró básica­ nen, no queda claro qué se gana con esta
mente el poder en Polinesia como un argucia (Mosko, 1991). JT
instrumento más efectivo, más acertado Véase también EVOLUCIÓN, ANTROPOLOGÍA
«para promover la colaboración societa­ POLÍTICA.
ria en los frentes económico, político, en Otras lecturas Godelier y Strathern,
suma, de la cultura en cuestión» (1963, 1991,' D. Oliver, 1955; Ongka, 1979; A.
p. 300). O, como resumió John Liep: Strathern, 1971.
«Dicho llanamente, el concepto de Sah-
lin, definía un movimiento desde la bilateral Véase p a r e n t e s c o b ila te r a l.
anarquía hacia el estado» (1991, p. 28).
Aunque las distinciones entre los bigmen Boas, Franz (1858-1942) nació en
melanesios y los jefes de Polinesia vistas el seno de una familia de clase media
por Sahlins han sido a menudo discuti­ en la ciudad westfaliana de Minden en
das (véase Terrell, 1986, pp. 195-240), 1858. Sus estudios giraron en torno a los
algunos estudiosos añaden que el recur­ campos de la ciencia y las matemáticas y
so a semejantes estereotipos revela cuán en 1881 se doctoró en ñsica por la Uni­
fácilmente las prácticas de origen local, versidad de Kiel, pasando seguidamente
los intereses y los significados del lide­ a ocupar un puesto en la cátedra de geo­
razgo en diferentes sociedades (por grafía de la Universidad de Berlín. En
ejemplo, Lederman, 1990, 1991) pueden 1883-1884 dirigió una expedición a la
ser pacatamente expurgados o sacrifica­ Tierra de Baffin con el propósito de de­
dos en los estudios comparativos. Otros, mostrar los efectos del medio ártico en la
en especial Maurice Godelier (1986) han cultura esquimal. Sus experiencias -allí
respondido proponiendo algunos refina­ imprimieron un importante giro a sus
mientos en la tipología original de Sah­ intereses y ya en 1886 preparó una expe­
lins. Godelier señaló que los antropólo­ dición puramente etnográfica a la Co­
gos debieran distinguir los «grandes lumbia Británica, donde estudió a los
hombres» melanesios de los bigmen se­ nativos de la Costa Noroeste y se convir­
gún cómo (y por qué) efectúan los hom­ tió enseguida en una personalidad capi­
bres transacciones entre sí (M. Strathern? tal en el campo de la antropología.
1991). Otros proponen incluso que una Boas no regresó a Alemania después de
forma más realista de hablar de los gran­ este viaje; se estableció brevemente en
des hombres, bigmeny jefes o líderes re­ Nueva York, donde se casó con Marie
sultaría de ordenar previamente las dife­ Krackowizer y trabajó como editor de
Science. Después de ej ercer como profe­
occidentales. Con estos materiales de du­
sor en la .Clark University entre 1888 y
dosa fiabilidad construyeron elaboradas
1892, Boas fue nombrado ayudante jefe
teorías sobre la evolución, los tipos racia­
de antropología para la Exposición Co-
les y la mente primitiva. Boas se aplicó
lumbiana Mundial de Chicago. Sus tra­
con extraordinario celo a expurgar tanta
bajos hicieron de la cultura columbiana
doctrina florida por vía de contrastarla
un hito en la historia de la antropología
con informaciones fiables para consoli­
norteamericana y le auparon al cargo de
dar un escrupuloso trabajo teórico. Que
Director del Departamento de Antropo­
la antropología se convirtiera en una
logía del Field Museum, cargo que de­
verdadera ciencia a principios del siglo
sempeñó hasta que en 1895 se trasladó XX s e d e b e a Boas.
definitivamente a Nueva York para tra­
La búsqueda de datos para esta nueva
bajar en el Museo Americano de Histo­
ciencia fue su objetivo prioritario. Como
ria Natural y en la Universidad de Co­
antropólogo físico, Boas desarrolló méto­
lumbia, cuya cátedra de antropología
dos sistemáticos para medir el creci­
ocupó ai fin en 1899.
miento, el desarrollo y el cambio físico
Durante su permanencia en Columbia,
del ser humano. Como lingüista estable­
Boas alcanzó prácticamente todas las dis­
ció el registro y el análisis de las lenguas
tinciones científicas existentes, incluido
indígenas como tarea central de la etno­
el nombramiento como socio de número
grafía, Como antropólogo cultural llevó
de la Academia Nacional de Ciencias, la
a cabo una extensiva exploración de
presidencia de la Asociación Antropoló­
campo en la Costa Noroeste y envió a re­
gica Americana y la presidencia de la
cién licenciados a todos los rincones de
Asociación Americana para el Progreso
América y el Pacíñco. Se embarcó en to­
de la Ciencia. También alcanzó gran no­
dos estos proyectos con desesperada in­
toriedad por sus opiniones políticas, al­
tensidad, ansioso por registrar tanto co­
gunas de las cuales fueron consideradas
mo le fuere posible sobre las culturas no
poco patrióticas durante la primera gue­
occidentales antes de que el c o l o n i a l i s ­
rra mundial y por las que fue censurado
m o europeo la destruyera. Sus esfuerzos
por la Asociación Antropológica Am eri­
generaron un caudal sin precedentes de
cana en 1917. Autor prolífico e incansa­
información sistemáticamente recogida
ble investigador de campo, publicó seis
y por primera vez asentó a la antropolo­
libros y mas de setecientas monografías
gía sobre una solida base empírica.
y artículos. Se retiró en 1936, pero siguió
Esta nueva información, afirmaría, ex­
activo como antropólogo hasta su muer­
ponía las debilidades de las grandiosas
te en 1942. L e sobrevivieron tres hijos y
teorías acerca de r a z a , la EVOLUCIÓN y la
dos nietos y a su muerte era considerado
CULTURA prevalecientes en la antropolo­
el primer antropólogo mundial.
gía del siglo XIX. Boas consideraba toda
Obra generalización inherentemente peligro­
sa; las culturas eran tan complejas, y los
Cuando Boas inició sus investigaciones
procesos históricos que las habían gene­
etnográficas en 1883, la antropología ca­
rado tan enrevesados, que todo esquema
recía de una sólida base de datos y de un
amplio que pretendiera explicar las «le ­
enfoque teórico científico. Los antropó­
yes» de la cultura era simplemente im­
logos recogían relatos de v i a j e r o s , infor­
posible. Las diversas historias del desa­
mes de misioneros y estereotipos popula­
rrollo de las culturas que estudió, por
res para informarse sobre los pueblos no
ejemplo, desacreditaban las teorías onto­
génicas populares sobre la evolución cul­ B e n KDICT, Edward Sa PIR , Melville
tural. De igual modo, las teorías de DE- H Robert L o w i e , A. Irving
e r s k o v it s ,

TERMINISMO GEOGRÁFICO se desmorona­ Hallowell, Ashley Monta gu, Ruth B u n -


ban en vista de la enorme variedad de zel, Paul Radin, Leslie Spier y muchos
soluciones que sus sujetos de estudio en­ otros. Boas destacó asimismo ia impor­
contraban para dar respuesta a las de­ tancia de la antropología en cualquier
mandas del medio. La vía que llevaba al faceta de la vida, afirmando que por su
conocimiento del ser humano no discu­ conocimiento de las culturas humanas,
rría por los ampulosos campos de las los antropólogos poseían la facultad y te­
grandes teorías, sino por el estudio mo­ nían el deber de criticar las culturas pro­
nográfico de problemas específicos en el pias, Sus furibundos ataques contra el
concreto escenario cultural en que se RACISMO y el NACIONALISMO gratuito alla­
producían. naron el camino de Margaret Mead y
Este enfoque implicaba una autonomía otros para hacer de la antropología una
radical de la cultura. La mayor parte de de las ciencias humanas más conspicuas
las teorías previas habían reducido la cul­ y progresistas-
tura a una expresión de alguna fuerza Véase también ANTROPOLOGÍA CULTURAL
más profunda, como el carácter racial, el Y SOCIAL, PARTICULARISMO HISTÓRICO,
instinto, la pugna intelectual o un mani­ HISTORIA Y ANTROPOLOGÍA,
fiesto destino evolutivo. Boas vio la cultu­ Otras lecturas Boas, 1911, 1940;
ra como agente que modelaba el material Goldschmidt, 1959; Stocking, 1974-,
y el mundo psicológico de sus portadores.
Aunque cualquier cultura podía explicar­ brujería Acción sobrenatural gene­
se como resultado de una historia especí­ ralmente utilizada para describir a per­
fica, ninguna era reducible a un antece­ sonas, por lo común MUJERES, que su­
dente simple, y todas habían de enten­ puestamente mantienen relaciones con
derse sólo en sus propios términos. los espíritus del mal. Abunda la creencia
de que estas brujas tienen poder para
Legado atacar la fertilidad de los humanos, sus
Boas no ha sido nunca identificado con animales domésticos.o sus cultivos, que
ninguna teoría en particular ni fundó vuelan de noche y que practican actos
una «escuela boasiana» de antropología. incestuosos y de canibalismo; también,
Su legado consiste más bien en el enfo­ que adoptan formas animales o hacen de
que por él propugnado, en los datos que éstos sus compañeros, y que a menudo
reunió, en los estudiantes a quienes en­ no son conscientes durante el día de sus
señó. En estos aspectos, su influencia fue andanzas nocturnas. Las fantasías de
tremenda. Boas demolió efectivamente brujería suelen asociarse con sociedades
las nociones de evolución de las razas y agrarias, donde los conflictos no pueden
ontogénica como paradigmas del pensa­ resolverse mediante distanciamiento
miento antropológico; estableció los mé­ (como ocurre con las bandas de cazado­
todos y patrones de la investigación de res-recolectores), y las acusaciones de
campo que siguen hoy vigentes; identifi­ brujería son mucho más numerosas que
có el RELATIVISMO CULTURAL como punto el contingente real de quienes se decla­
de vista rector- Sus alumnos dominaron ran sus practicantes.
la antropología norteamericana durante A veces se dice que el análisis de la bru­
más de medio siglo. Entre ellos destacan jería en Africa fue uno de los logros más
Alfred KROEBER, Margaret M E AD , Ruth impresionantes del funcionalismo. La
mayoría de estos trabajos, incluidos los gó plausible la acusación, primero por­
de Max Marvick (1965), John Middleton que explicaba el infortunio sufrido (la
(1960), Esther Goody (1975), Audrey enfermedad) y segundo porque era co-
JUchards (1932) y Mary Douglas (1965), nocida la queja del imputado contra su
se basaron en estudios etnográficos pre­ víctima.
vios donde se decía que las acusaciones Aunque la comunidad centra su atención
de brujería servían para verbalizar los en los individuos implicados, los antro­
conflictos sociales inherentes a socieda­ pólogos que estudian la brujería han ar­
des muy estrechas y como recurso para gumentado que el poder de las acusacio­
resolverlos. Todos los estudios sobre la nes de este género sirve para reforzar el
brujería sugieren que es en este tipo de comportamiento moral de la totalidad
sociedades estrechamente vinculadas a del grupo. Una persona que ha demos­
la tierra y complejamente interdepen­ trado ser cicatera con los demás, por
dientes donde es más probable que sur­ ejemplo, puede atraer la maldición so­
jan las acusaciones de brujería porque brenatural y morir, entendiendo enton­
los conflictos rara vez son simples y por ces la comunidad que ha recibido lo que
lo común son emocional e históricamen­ merecía; sin embargo, hay que dar con el
te de gran densidad. Como observó John brujo o bruja al propio tiempo y darles
Demos (1982), unas condiciones de vida adecuado castigo por asesinato. Con este
en gran proximidad y donde se compar­ análisis, tanto la maldición como el cas­
ten recursos son propicias tanto a gene­ tigo de que se hace acreedora se conside­
rar colaboración como conflicto. ra que sancionan las normas de buen
Marwick (1965) acuñó el término «m e­ comportamiento: la ignorancia de las re­
dida de tensión social» para describir su glas de la comunidad puede entrañar pe­
conclusión en el sentido de que las acu­ ligro y propiciar el castigo sobrenatural,
saciones de brujería seguían las lineas de y el ventilar de forma excesivamente ex­
máxima tensión social Entre los crewa plícita las quejas contra otros (aunque
africanos matrilineales, por ejemplo, se sean legítimas) puede conllevar la con­
daban entre parientes de la misma estir­ dena de la comunidad si sobreviene una
pe y en particular en torno al centro muerte inesperada. El problema de este
emocional constituido por un hombre, enfoque es que proviene de casos africa­
su hijo y el hijo de su hermana: el «nudo nos surgidos después de que las autorida­
matrilineal». En dicha sociedad, el hijo des coloniales prohibieran la muerte de
de la hermana de un hombre tiene dere­ los brujos. Así, el núcleo central del pos­
cho preferencia! sobre la propiedad de tulado funcionalista que señala que el
éste de modo que, si cede uno de sus coste de las creencias en la brujería es
campos a su hijo, su sobrino puede que­ menor que el de un enfrentamiento di­
jarse con todo derecho de haber sido ile- recto no pudo ser demostrado de modo
galmente desposeído. Marwick escribió independiente.
sobre el caso de un hombre que habría Los historiadores han aplicado este aná­
procedido así, de suerte que a la deman­ lisis funcional al estudio de la «locura
da de su sobrino respondió cediéndole persecutoria» de pricipios de la edad
una parte del campo del hijo y, en conse­ moderna, cuando decenas de miles de
cuencia, generando gran malestar en el personas, quizá más, fueron ajusticiadas
grupo afín. Más tarde, a la muerte del en Europa acusadas de brujería, sobre
hombre por enfermedad, el sobrino fue todo en los siglos XVI y XVII. El enfoque
acusado de brujería. La comunidad juz­ cuadra particularmente bien con los da­
tos ingleses y norteamericanos. En In ­ ce la brujería veta toda explicación uní­
glaterra, por ejemplo, donde el coste en voca de este enigma histórico.
vidas fue relativamente bajo, K. Tilo­ En la actualidad, en Europa y en Norte­
mas (1971) y Macfarlane (1970) pudie­ américa hay gentes que se declaran
ron explicar la ola de acusaciones como practicantes de la brujería. Aparecieron
consecuencia del cambio en las normas en primer lugar en Inglaterra hacia los
de ayuda vecinal y ascenso del indivi­ primeros decenios del siglo xx, mucho
dualismo, en razón de lo cual quienes después de que las sanciones de la bruje­
rehusaban prestar ayuda a sus vecinos ría en la edad moderna temprana hubie­
indigentes pero se sentían culpables por ran desaparecido. Dicen ser brujas, se re­
ello achacaban sus futuros infortunios a únen en pequeños grupos llamados
la brujería generada por lo que, en su «aquelarres» regidos por «altas sacerdo­
maltrecha conciencia, entendían como tisas» y «altos sacerdotes» y se definen
una protesta legítima de los pobres de­ como personificadoras de uoia religión
satendidos. Sin embargo, lo que en el natural precristiana en la que la Tierra
contexto africano era una fantasía agra­ era venerada como mujer en todo el
ria relativamente inocua, en Europa se mundo habitado (Luhrmann, 1989), Ha­
transformó en pacto demoníaco, recibió cen uso del simbolismo del incipiente
calificación legal y, propiciado con el ex­ periodo moderno: cuernos de bóvidos,
tendido cambio social, desembocó en calderos, gatos, combinados con la mito­
desenfrenada histeria y acusaciones múl­ logía simbólica de las tradiciones celtas,
tiples. nórdicas, griegas, egipcias y norteameri­
Este enfoque funcionalista del desenfre­ canas nativas, y han creado una religión
no sobrevenido no es tan útil para expli­ alternativa sincrética, creativa y ritualis­
car los brotes de persecución surgidos en ta. Es frecuente que estas prácticas con­
otras regiones británicas o en el conti­ lleven un tinte político de feminismo y
nente, En Escocia, por ejemplo* la muer­ hondo ecologismo. TL
te de brujos adquirió simbolismo político Véase también cultos, adivinación, ma­
bajo el reinado del llamado «rey divino», gia, hechicería.
Jacobo V I (Larner, 1981). En Europa, las Otras lecturas M. Douglas, 1970b; Mar-
tensiones religiosas derivadas de la R e­ vrick, 1970; Middletony Winter, 1963.
forma parecen haber sido la fuerza domi­
nante. La duradera fascinación que ejer­ brUJO Véase HECHICERÍA..
cambio cultural Es a la vez un pro­
ceso en curso en todas las sociedades y un
campo de estudio de la. antropología que
ha experimentado un desarrollo comple­
jo y varias transformaciones importantes.
Los evolucionistas culturales del siglo
XIX, como Edward T Y L O R (1 8 8 í ) y Lewis
Henry M o r g a n (1 8 7 7 ), consideraban a
las culturas no occidentales relativamen­
te estáticas (véase EVOLUCIÓN). En su
opinión, las sociedades podían ser jerár­
quicamente clasificadas en una escala
úmca desde la salvaje a la civilizada, con
los pueblos de la base menos inteligentes
que los de la parte superior. Por consi­
guiente, y por razones meramente utili­
tarias, las instituciones de las sociedades
inferiores eran de valor relativamente
escaso, y así, los pueblos que las sustenta­
ban eran comparativamente irreflexivos,
de costumbres férreas y de cambio muy
lento. Por el contrario, los pueblos civili­
zados se tenían no sólo por más inteli­
gentes, sino por menos atenazados por
las tradiciones y más susceptibles de
cambio progresivo. Combinada con estas
nociones predominaba la idea de que
existe una pauta global de cambio cultu­
ral donde todas las sociedades avanzan
consecuentemente en la misma direc­
ción, de modo que incluso las sociedades
más salvajes irán pareciéndose más y
más con el tiempo a las occidentales de
la parte superior de la escala. El meca­
nismo subyacente a este desarrollo es el
intelecto: a medida que los salvajes ha­
cen uso de él replican las mismas institu­
ciones superiores ya inventadas por las
sociedades superiores.
Esta noción jerárquica de las sociedades
fue muy criticada por los antropólogos
(e n particular por Franz B o a s ) antes de
finales del siglo XX y estaba ya plena­
mente desacreditada hacia la década de
1920, con la emergencia de una g T an di­
versidad de nuevas ideas en este contex-
to. Las teorías de DIFUSIÓN, en virtud de fusionismo, con su implicación de que el
la cual un proceso clave del cambio cul­ cambio puede explicarse primariamente
tural es la imitación o la difusión de ras­ como producto de un accidente histórico
gos culturales (como motivos ornamen­ o un suceso aleatorio por contacto casual
tales, narraciones popuilares, etc.) entre entre culturas. Steward trató más bien
sociedades, adquirieron creciente impor­ de demostrar que el cambio cultural
tancia en los primeros decenios del siglo puede explicarse en gran medida en tér^
XX entre los antropólogos norteamerica­ minos de adaptación progresiva de una
nos. Inherente al concepto de difusión cultura particular a su entorno, con el
era un elemento de RELATIVISMO CULTU­ resultado de que la dirección del cambio
RAL, porque la captación de rasgos ajenos es previsible: dada la base subsistencial
implicaba que las culturas o institucio­ de una sociedad debiera ser posible pre­
nes de una sociedad reflejaban no el ni­ decir cómo cambiará con el tiempo en
vel de inteligencia del pueblo, sino su respuesta a determinadas condiciones
posición geográfica. Hasta las culturas ambientales.
europeas eran ahora concebidas como Pronto emergió una poderosa alternati­
concatenaciones particulares de rasgos va a la ecología cultural (Frake, 1962b),
culturales difundidos en su mayor parte Los ecólogos culturales tendían a dar por
desde otros lugares, en especial del supuesto que todos los pueblos respon­
Oriente Medio y Asia. El curso de la his­ den igual en circunstancias parejas, y
toria humana (y la dirección global del que rasgos como valores y creencias cul­
cambio cultural) dejaron de considerarse turales apenas influyen en el cambio
tanto como cuestión de desarrollo pro­ cultural. La visión alternativa es que el
gresivo cuanto como producto de acci­ entorno es culturalmente mediatizado:
dente histórico (véase PARTICULARISMO los pueblos no experimentan el mundo
h is t ó r i c o ). directamente, sino a través de sistemas
Una clase particular de cambio cultural culturales de pensamiento, de modo que
que interesó sobremanera a los antropó­ pueblos con conceptos mundiales dife­
logos norteamericanos fue la ACULTURA­ rentes responderán a su entorno de mo­
CIÓN, esto es, el conjunto de cambios do igualmente diverso. Desde este punto
sobrevenidos cuando sociedades occi­ de vista, los ecólogos culturales erraron
dentales y otras establecen un contacto al ignorar los sistemas culturales de pen­
prolongado, y en especial los efectos de samiento en sus análisis del cambio cul­
las sociedades dominantes en los pue­ tural.
blos indígenas. En la antropología bri­ En Gran Bretaña prosperó entre las dé­
tánica, en cambio, los teóricos del CAMBIO cadas de 1920 y 1950 un enfoque dife­
SOCIAL atendieron a los mismos proble­ rente: el FUNCIONALISMOj asociado a la
mas pero desde una perspectiva dife­ vez con las ideas de B.ADCLIFFE-BROWN y
rente. de M ALIN O W SKI, y más conservador por
Otra importante aproximación al cam­ suponer que las sociedades y culturas es­
bio cultural en la antropología norte­ tán relativamente bien integradas y son
americana fue la que se denominó ECO­ estables. Con esta perspectiva, si una so­
LOGIA CULTUTiAL, por primera vez articu­ ciedad experimenta un cambio, típica­
lada por lulian S t e w a r d (1955) y de mente es resultado de influencias exter­
gran influencia en la década de 1960 (Ser­ nas. Los funcionalistas no se orientaban
vice, 1971,- véase a n t r o p o l o g í a e c o l ó ­ hacia el estudio del cambio,- su principal
g ic a ). Steward fue muy crítico con el di- interés se centraba en las interrelaciones
funcionales de los sistemas culturales y mo razones más importantes cabe citar
sociales, no en cómo se transformaban. el enfoque prestado por la antropología a
A principios de la década de 1970 los es­ las sociedades «tradicionales» pequeñas,
tudios del cambio social tomaron otra no industriales, y la naturaleza de los pa­
vía: la mayor parte de los trabajos al res­ radigmas analíticos dominantes de FUN­
pecto se lia centrado menos en el proble­ CIONALISMO, funcionalismo estructural y
ma de los cambios en las culturas indíge­ ESTRUCTURALISMO, con el énfasis que po­
nas —o cómo las culturas «tradicionales» nen en la coherencia de los sistemas, la
evolucionaron independientemente del integración institucional y la desaten­
mundo «civilizado»—y más en conocer­ ción relativa a las fuerzas históricas.
las en términos de los desarrollos econó­ Perspectivas culturales ECOLÓGICAS, EVO­
micos y políticos mundiales de mayor al­ LUCIONISTAS varias y el MATERIALISMO
cance. Particularmente influyente en este CULTURAL han adquirido hoy un papel
sentido fue la TEORÍA DEL SISTEMA MUN­ mas relevante en las cuestiones relativas
DIAL de Immanuel Wallerstein (1974). al cambio. También con la atención cre­
Símil ármente, Eric W olf (1982) y otros ciente a las fuerzas históricas, en especial
han sostenido que los cambios en las cul­ entre los seguidores de Marx y WEBER,
turas locales indígenas alrededor del mun­ se ha conferido más importancia al cam­
do han de considerarse en gran medida bio social en las perspectivas POSMODER-
en relación con varios siglos de confron­ NAS y opuestas al construccionismo.
tación con los dominadores europeos. En Muchos antropólogos dirían que las cir­
consecuencia, el cambio cultural en las cunstancias de la vida social y política
sociedades no occidentales se considera experimentan constantes cambios, con
como extensión de la historia de Occi­ invención consiguiente de nuevos signi­
dente. ficados culturales. Max GLUCKMAN, fira­
No toda la investigación antropológica cionalista estructural influido por traba­
actual sobre el cambio cultural se inspi­ jos históricos de corte sobre todo marxis­
ra en la teoría de sistemas mundiales, ta, afirmó que el cambio era la rutina y,
pero casi toda esta poderosamente influi­ por tanto, más fácil de entender que la
da por la idea de sociedad global, que capacidad de algunos sistemas sociales y
sustenta la importancia crítica de una culturales de mantener acuerdos institu­
gran variedad de procesos transnaciona- cionales concretos por durante periodos
les para entender el cambio cultural en de tiempo. Gluckman distinguió entre
todos los pueblos. El mundo se considera cambio repetitivo, o el que se produce
así crecientemente integrado en lo eco­ dentro de un sistema, y cambios revolu­
nómico, lo político, lo social y lo cultural. cionarios, o de sistema. Con el primero,
EH la dinámica del sistema tendía a repro­
Otras lecturas Lowie, 1917. ducir la misma configuración institucio­
nal; con el segundo, el cambio venía
Cambio socifll La mayoría de las teo­ marcado por una reforma total del orden
rías sobre cultura y sociedad tratan de cultural y social. Se aprecia aquí cierta
explicar la dinámica y los efectos del similaridad con el análisis de LEACH
cambio. Sin embargo, hubo un tiempo (1954) del cambio político en las tierras
en que la noción de cambio solía consi­ altas de Birmania. Ajmbos estudiosos se
derarse a posteriori, a menudo como ca­ centraron en el papel inductor de cam­
pítulo final de una etnografía, más que bio de los conflictos internos y las con­
como tema central, como ocurre hoy. Co­ tradicciones. Gluckman y otros miem-
tros de la escuela de Manchester critica­ les y sociales arcaicas en el cambio y la
ron otros enfoques funcionalistas que Invención de las formas culturales y so­
describían el cambio en su vinculación ciales capitalistas del Hawai moderno.
con la desorganización y la descomposi­ Los antropólogos entienden que las fuer­
ción social o como ADAPTACIÓN y ACULTU- zas del cambio provienen indefectible­
RACIÓN (comúnmente bajo fuerzas cultu­ mente del exterior. Sahlins indicó que
rales y sociales dominantes). Estas cons­ así lo creían, también los antiguos ha-
trucciones de desorganización surgieron waianos, aunque puso de manifiesto otra
de la combinación unificadora de dife­ perspectiva que destaca las fuerzas socia­
rentes sistemas: por ejemplo, la interpre­ les y culturales internas de la comunidad
tación de formas de vida urbanas en tér­ como impulsoras de importantes trans­
minos conceptuales propios de comuni­ formaciones en las instituciones políticas
dades rurales relativamente aisladas y económicas.
(Malinowski, 1945, Redfield, 1955). Es­ Diferentes aproximaciones desde la doc­
tos enfoques fueron a menudo unidirec­ trina de la ANTROPOLOGÍA MARXISTA (ma­
cionales y no tuvieron en cuenta la posi­ terialista, estructuralista) cuentan entre
ble coexistencia de diferentes factores en las más importantes para el conocimiento
la acción social. Los funcionalistas y del cambio social, pues sus enfoques son
otros confundieron los cambios situacio- particularmente sensibles a la dinámica
nales en los estilos de acción con los his­ del cambio que responde a los desarrollos
tóricos y prolongados en las formas de la industriales y tecnológicos. Sin embargo,
institución social. Además, como muchos últimamente han sido objeto de crítica
etnógrafos han demostrado, los modos por su economicismo, entendido como ex­
de ORGANIZACIÓN SOCIAL y la actividad cesivo énfasis en conceptos como MODOS
habitual no son enemigos de las circuns­ DE PRODUCCIÓN, y por sus opiniones acer­
tancias económicas y tecnológicas inno­ ca del avance necesario y progresivo de
vadoras y pueden conferirles especial las formas sociales y políticas. Algunos
fuerza, como Dore (1967) y C- GEERTZ antropólogos han demostrado que el ses­
(1963d) describieron para el caso de Ja­ go industrial occidental de estos enfoques
pón e Indonesia, respectivamente. en particular puede reducir la aplicabili-
Cambio social y transformación social se dad de las teorías maxxistas a formas cul­
usan a veces indistintamente. La noción turales y sociales surgidas en circunstan­
de transformación suele indicar una re­ cias históricas del todo distintas.
organización del marco general cultural La antropología ha experimentado un de­
o estructural que, aun siendo distintos, sarrollo que, por una parte, la aleja de las
mantienen una conexión o continuidad perspectivas ampulosas y excesivamente
importantes con formas afines o previas. sistematizadas del cambio social y, por la
L é v i -S t r a u s s (1969-1981) examinó di­ otra, la aparta de las teorías universales y
versos mitos amerindios y formas socia­ unidireccionales que lo explican. La idea
les como variantes recíprocas transfor­ de que prevalecerá la orientación occi­
madas. Estas perspectivas estructuralistas dental es en la actualidad muy discutida.
han sido ahistóricas y no han atendido, Las formas que ésta presenta también ex­
pues, a los cambios históricos. No obs­ perimentan hoy cambios radicales con el
tante, Sahlins (1985) adaptó un enfoque advenimiento de nuevas tecnologías y re-
estructuralista al estudio de los cambios orientaciones en las estructuras burocrá­
históricos en Hawai para demostrar la ticas, corporativas y estatales. Se destaca,
implicación de las instituciones cultura­ por tanto, la irregularidad del cambio so­
cial, como el hecho de que éste toma cur­ agrícola (semillas, herramientas, etc.)
sos históricos y culturales múltiples. Las como las eferencias (comida, ropa, etc.).
visiones globalizadoras subrayan el hecho Dado que esta autosuficiencia es, en ge­
de que las comunidades, al margen de su neral, imposible en la mayoría de las si­
tamaño o aislamiento, forman parte de tuaciones, los campesinos más bien pro-
cambios políticos y económicos de alcan­ curan minimizar la importancia de las
ce mundial que no presentan un curso transacciones mercantiles para obtener
único ni tienen un efecto homogeneiza- los artículos y labor necesarios para la
dor. La aparición de formas nuevas y dife­ producción agrícola o el consumo recu­
rentes no cesa. BK rriendo a una gran variedad de formas
Véase también. MODERNIZACIÓN- de intercambio y trueque, A l efecto acti­
Otras lecturas Banton, 1966; D. Miller, van una red de parentesco y relaciones
1995. comunales más amplia, establecen pla­
nes de reciprocidad, obligaciones, alian­
C a m p e s in o s Son productores agríco­ zas o endeudamientos, entre otras estra­
las en pequeña escala organizados en tegias. En la medida en que deben recu­
unidades familiares dependientes del rrir al MERCADO, la orientación de los
trabajo de sus miembros en una econo­ campesinos respecto de los intercambios
mía de orientación subsistencial que, no se guía por una lógica de subsistencia y
obstante, forma parte de un sistema es­ perpetuación: venden para comprar, y
tatal mayor que extrae rentas de diversas compran para consumir.
formas de las comunidades que controla* Las unidades domésticas campesinas es­
La unidad básica de producción y consu­ tán dispuestas a adoptar variadas estra­
mo en las comunidades campesinas es la tegias para garantizar su reproducción.
UNIDAD DOMÉSTICA, crucialmente depen­ Sus miembros realizan a menudo una
diente de la aportación de trabajo de sus variedad de tareas productivas y repro­
miembros, adultos y niños* para su viabi­ ductivas, además de ocuparse de las tie­
lidad y para poder participar en una gran rras y el ganado. Estas pueden incluir la
variedad de acuerdos de reciprocidad du­ pesca, la silvicultura, la artesanía, ali­
rante las fases de más trabajo. Los campe­ mentos para su venta en mercados, el la­
sinos tratan de evitar la ayuda remunera­ vado de ropa, labores de costura, tejedu-
da de trabajadores externos, salvo en los ría u otras tareas extras que se pueden
estadios de siembra o plantación y cose­ realizar en la casa. Estas actividades «su­
cha en que complementan la aportación plementarias» pueden adquirir mayor
de los miembros de la nmHaH familiar. importancia, tanto en términos de tiem­
Característicamente, estos trabaj adores po de trabajo como de ingresos para la
contratados son tratados como miembros unidad doméstica, que la propia agricul­
de la unidad de acogida, en particular en tura. Además los integrantes de la uni­
el caso de que ésta cuente con sirvientes o dad doméstica pueden buscar trabajo
niños adoptados (Chayanyov, 1966)* fuera de ella con criterios regulares o es­
Las unidades familiares campesinas tie~ tacionales. Aquellos que lo hacen pue­
nen una orientación subsistencial dirigi­ den seguir viviendo en la casa o trasla­
da a propiciar su reproducción. Se es­ darse a otra zona con carácter estacional
fuerzan por obtener la mayor parte de o «permanente». TJn exceso de trabajo
los bienes necesarios para ello sin tener «suplementario» fuera de la casa puede
que recurrir al mercado: tanto las afe- adquirir una importancia mayor que el
rencías necesarias para la producción que se desarrolla en la propia unidad do­
méstica, especialmente en términos de portancia del trabajo dentro de ella,
ingresos, de modo que, por así decirlo, la orientación a la subsistencia o la repro^
familia ceda en alquiler a la familia. ducción e integración en mercados y sis­
Las unidades domésticas campesinas no temas más amplios- En realidad, sería
existen aisladamente sino en relación extraño encontrar alguna unidad domés­
con otras, ya sea otras unidades domésti­ tica campesina que cumpla con todos es­
cas campesinas que pueden constituir tos criterios. Cada uno de ellos está en
una comunidad relativamente laxa o es­ función de las relaciones sociales que es­
trecha o estamentos superiores que im ­ tán sometidas a complejos procesos his­
ponen exigencias a los campesinos: tra­ tóricos y dinámicas de poder.
bajo, bienes, arrendamientos, impuestos, La utilidad de la definición no es de or­
etc. Una forma de describir estas relacio­ den tipológico sino analítico. Cada uno
nes con estamentos superiores es afir­ de los rasgos distintivos apunta hacia
mando que los campesinos siempre ha­ parcelas de la vida campesina que han
cen su vida inmersos en sistemas más sido objeto de una minuciosa atención
amplios de relaciones económicas, polí­ etnográfica e histórica. La importancia
ticas y sociales, que incluyen mercados, esencial de la unidad doméstica ha gene­
trabajo fuera de la propia unidad domés­ rado estudios de formación de unidades
tica, gobiernos, instituciones religiosas, domésticas, de desigualdades de género
dueños de tierras y otros grupos que ex­ y generacionales y dinámicas de poder
tienden en gran medida el horizonte so­ dentro de las casas, así como ideologías
cial cotidiano de las aldeas campesinas. de las unidades domésticas y las fami­
Los antropólogos han subrayado conse­ lias. La importancia del trabajo en las
cuentemente este carácter relacíonal del unidades domésticas ha servido como
modo de vida campesino. En una defini­ punto de partida de los estudios sobre la
ción clásica, Alfred K r o e b e r ( 1 9 2 3 ) cali­ toma de decisiones en ellas, especial­
ficó a los campesinos como sociedades mente en relación con el ciclo de desa­
«en parte» y culturas «en parte». Robert rrollo de la unidad doméstica y el traba­
REDFIELD, en un pasaje, recalcó la impor­ jo cambiante y las necesidades de consu­
tancia de la ciudad en relación con las co­ mo en las casas cuando nacen los niños,
munidades campesinas, y en otro, la im­ crecen, se trasladan, luchan por su he­
portancia de la «gran tradición» de las ci­ rencia, etc. La orientación reproductiva
vilizaciones en relación a la «pequeña ha servido como supuesto fundamental
tradición» de los campesinos (Redfield, en los estudios que examinan a los cam­
1956). Partiendo de la alusión de Red­ pesinos como un tipo humano distinto
field a las ciudades, Eric W olf (1966) su­ de otros tipos, pero también puede ser
girió que el rasgo distintivo crucial lo útil para arrojar luz sobre una variedad
constituía la importancia de los sistemas de presiones sufridas por los campesinos,
ESTATALES que podían impulsar y hacer tanto como individuos como en las uni­
cumplir un conjunto de peticiones en re­ dades domésticas, cuando ellos toman
lación con el trabajo de los campesinos y parte de una serie de estrategias y entran
los ingresos de éstos, un conjunto que él en una variedad de relaciones sociales y
clasiñcaba como «alquiler». económicas con objeto de poder salir
En toda situación particular histórica o adelante. Y hacer hincapié en relaciones
etnográfica, los campesinos encajan más más amplias ha servido como punto de
o menos bien en los criterios clave de partida de los estudios ec o n óm icoS j polí­
centralidad de la unidad doméstica, im­ ticos y culturales sobre los efectos de sis-
tejna£ mayores, como el feudalismo o el nes de los pueblos verdaderamente exóti­
capitalismo, en los campesinos, y tam­ cos descubiertos por los europeos en el
bién acerca de los efectos del estrato curso de sus exploraciones ultramarinas
campesino en el desarrollo de sistemas a partir del siglo XV. En lo sucesivo, prác­
más amplios, WR ticamente todos los grupos encontrados
Otras lecturas Gudeman y Rivera, serian acusados de esta práctica. (Véase
1990; ftedñeld, 1953- Shanin, 1987; E. Sanday, 1986 para conocer un ejemplo
Wolf, 1969. contemporáneo de esta línea de pensa­
miento.) Acusados de canibalismo han si-
campo, notas de Véase no tas de do los caribeños, de quienes hemos toma­
CAMPO- do la voz popular de esta práctica (Palen-
ci-Roth, 1993), también los aztecas y
campo, trabajo de Véase trabajo muchos otros pueblos nativos de América
de c am po . del Norte y del Sur. Con el tiempo, este
sambenito se endilgó también liberal­
canción Véase m ú s ic a . mente a los pueblos de Africa, a las dis­
persas poblaciones del Pacífico, como los
c a n ib a lis m o La noción de que hay isleños hawaianos, los aborígenes austra­
pueblos que practican el canibalismo, el lianos, los maoríes neozelandeses, y más
consumo de carne humana como alimen­ recientemente los pueblos de las tierras
to o con fines rituales, es común en la li’ altas de Nueva Guinea, cuya existencia
teratura sobre las sociedades no occiden­ se descubrió en este siglo. Es curioso que
tales. El origen de este supuesto en la cul­ también los europeos hayan sido tacha­
tura occidental proviene de los principios dos de caníbales por los pueblos con que
de la historia. En el siglo V a.C., Herodo- entraron en contacto. Así, la persistente
to, padre de la historia y de la etnografía, cuestión entre los británicos acerca de si
menciona que los vecinos de los escitas, el capitán Cook había sido comido por los
gentes de los confines orientales de la ci­ haivaianos después de su muerte a manos
vilización griega, eran Androphagi, lite­ de éstos llevó a los nativos a la conclusión
ralmente «comedores de hombres» (1987 de que el canibalismo debía ser la prácti­
[440 a.C.], 4.18). Los irlandeses precris­ ca mortuoria aceptada entre sus visitan­
tianos, escoceses y otros fueron tachados tes (Obeyesekere, 1992).
de lo mismo para explicar las guerras de Todo ello pone de relieve una pauta reco­
conquista emprendidas en su contra. nocible y persistente: el reconocimiento
Igual acusación se ha imputado a menu­ de «otros» como caníbales. Sin embargo,
do a algunas minorías europeas (Masón, la evidencia de esta costumbre suele ba­
1990). Así, los romanos acusaron de esta sarse en el desconocimiento de las cultu­
práctica a los primeros cristianos. En la ras y en relatos de segunda mano repeti­
Edad Media, a las mujeres que se creía dos hasta convertirse en dogma (Arens,
implicadas en BRUJERIA y ritos de adora­ 1979). No se sugiere con ello que no haya
ción satánica se las acusaba de comer car­ existido canibalismo en otros lugares y
ne humana, y otro tanto se hizo con los tiempos, incluidos los prehistóricos (véase
judíos para justificar las olas de persecu­ T. White, 1992). En ocasiones, las gentes
ción de que fueron objeto y los excesos de de una sociedad determinada recurren a
la Inquisición en Europa durante siglos. estos extremos por razones de superviven­
Esta imaginería canibalística preexisten­ cia, como expresión de un comportamien’
te sirvió como pauta para las descripcio­ to desviado o por obtener un presunto be-
nefido medicinal (Gordon Grabe, 1988). y la red de relaciones donde estos inter­
Sin embargo, estos raros casos son conde­ cambios maximizadores y despersonali­
nados por la sociedad en general más que zados tienen lugar. Sin embargo, los teó­
condonados, de modo que es crasamente ricos con una perspectiva histórica argu­
erróneo sugerir que una sociedad dada es yen que este ruedo y esta red relacional
o ha sido «caníbal» en el sentido amplio no son universales y que durante gran
de la palabra, WA parte de la historia de la humanidad, la
vida social y económica se ha organizado
capacidad portadora Hace refe­ e integrado por otras vías. El propulsor
rencia a los factores internos o externos más influyente de esta opinión en el pen­
de una población dada que limitan su samiento antropológico fue Karl Polanyi
crecimiento en consonancia con la capa­ (1944), quien argumentó que el «merca­
cidad del medio para sustentarla sin in­ do autorregulante» no era sino un modo
currir en una depleción irreversible de reciente de efectuar la integración eco­
los recursos naturales al tiempo que se nómica o la transferencia y distribución
impide la degradación del propio medio. de bienes. La emergencia de los merca­
LS dos dependía de la creación de lo que él
llamó bienes «de ficción»: tierra, trabajo
capital simbólico Se dice del cré­ y capital. Los modos de integración eco­
dito o prestigio sociales que indican y en nómica anteriores dependían de transfe~
parte constituyen el estatus ( p o s ic ió n so ­ rencias no referidas a un patrón de valor
c i a l ) de un actor social y que, en princi­ coyuntural y de diferentes «principios»
pio, pueden intercambiarse por bienes, de organización: economía doméstica, re­
servicios o reconocimiento social (Bour­ ciprocidad y redistribución.
dieu, 1990), MR. Aunque Polanyi no era propiamente an­
tropólogo, sus trabajos ejercieron una
Capitalismo Es un modo de organi­ gran influencia en varias generaciones
zación de la vida económica, un período de antropólogos y propiciaron la creación
o época en la historia humana y una cla­ de un rico caudal de trabajos relaciona­
se particular de orden cultural y social. dos no con el capitalismo sino con otras
Los estudiosos del capitalismo como mo­ formas anteriores de organización de la
do de organizar la vida económica tratan vida económica. Conceptos como RECI­
en general de situar su desarrollo en con­ PROCIDAD y REDISTRIBUCIÓN fueron los
texto con la historia humana. Contraria­ rasgos definitorios principales de los es­
mente, los teóricos que consideran el de­ quemas de la evolución cultural y políti­
sarrollo del capitalismo como no proble­ ca. Su obra fue asimismo el punto de par­
mático fracasan ifrcluso en la definición tida en las décadas de 1950 y 1960 del ás­
del término. Los economistas neoclási­ pero DEBATE FORMALISTA-SUSTAI'rlTVlSTA
cos, por ejemplo, simplemente suponen acerca de si la teoría económica neoclási­
que los fundamentos de su análisis (el in­ ca podría aplicarse universalmente (for­
tercambio de bienes y servicios y la pro­ malistas) o no (sustantivistas).
pensión de los individuos a buscar la ven­ La obra de Polanyi se basó a su vez en
taja máxima al respecto) son universales. tradiciones del pensamiento económico y
No se discute que el intercambio y la ma- social más antiguas, en especial la que
ximización son rasgos característicos de surgió en Alemania a finales del siglo XIX
la práctica y las relaciones económicas y principios del XX con los trabajos d e
capitalistas y que el MERCADO es el ruedo Karl Bucher, Werner Sombart y Max
Weüer (1927), así como en los de otros es­ «poder» venderlo. No pueden estar suje­
tudiosos no alemanes como, por citar dos tos a obligaciones y demandas sobre su
ejemplos opuestos, A.V. Chayan ov (1966) persona y su labor por parte de grupos
en Rusia y Thorstein Yeblen (1898) en tales como los antiguos negreros, terra­
Estados Unidos. Toda esta obra compuso, tenientes o comunidades avasalladoras
por así decir, un complej o diálogo ton los que exigen prestaciones por la fuerza (en
escritos de Karl Marx, cuyos temas más suma, el trabajador remunerado no es un
ilustrativos examinaremos con más deta­ esclava, un siervo ni un vasallo). E,
lle atendiendo, de una parte, al propio igualmente importante, no deben poseer
Karl Marx, y, por la otra, a Maje Weber. ni controlar los recursos productivos que
Aunque los economistas clásicos habían habrían de proporcionar un medio de
proclamado la importancia universal del subsistencia independiente: han de ven­
intercambio («propensión universal al der su trabajo para sobrevivir. La rela­
trueque y pago en especies» de Adam ción remunerativa depende de esta li-
Smith), sus teorías económicas a partir bertad dual (de la sumisión, pero tam­
de mediados del siglo xvm empezaron a bién del control), de modo que cuando
fundamentarse en los procesos y relacio­ un individuo trabaja por un salario, ven­
nes de producción. Las explicaciones de de una forma particular de bien: su ca­
los valores de intercambio dej aron de ba­ pacidad laboral.
sarse en las fluctuaciones del mercado Gran parte del análisis económico de
para hacerlo en el propio proceso de la Marx, y en especial el que dedicó ala ex­
producción, en especial en la cantidad de plotación bajo el capitalismo, empieza
tiempo de trabajo aplicado a la obtención por esta relación remunerada y es la ba­
de un bien concreto. Marx también aten­ se de su distinción entre el capitalismo y
dió principalmente a la producción, pero otras formas de economía. Pero, escribió
en su ya clásico E l capital (1887) abogó Marx, la naturaleza no ofrece una masa
por un necesario análisis del producto laboral, de una parte, sin control sobTe
(que consideró la «célula económica» de los medios de producción o de subsisten­
la sociedad capitalista) y de la circulación cia y, de la otra, una masa de capital en
de bienes porque, en sus palabras, la so­ manos de una minoría presta a servirse
ciedad capitalista no es sino una vasta se­ del trabajo (o poder de adquisición del
rie de bienes materiales. El análisis de mismo). Así, el poder laboral es un bien
Marx empezó, pues, por las característi­ ficticio, como iba a proclamar Polanyi
cas del producto, el problema del valor y casi un siglo más tarde, no en el sentido
la circulación de bienes antes de proceder de que se establece, sino en el de que se
al análisis de los procesos y relaciones de constituye en un proceso histórico.
la propia producción de bienes, a la que También Weber subrayó la importancia
dedicó la mayor parte de su atención. del trabajo libre como rasgo característi­
El capitalismo es un tipo particular de la co del capitalismo, pero lo vio como uno
economía de bienes materiales, en opi­ más entre muchos, destacando en cambio
nión de Marx, porque las relaciones e in­ la emergencia y el predominio de la con­
tercambios al respecto han impregnado tabilidad racional, e incluso la aparición
de tal modo las relaciones económicas y de un «espíritu» racional. Pero, este espí­
sociales que incluso la capacidad huma­ ritu y la práctica de una contabilidad ra­
na de trabajo (fuerza laboral) se ha ma­ cional dependían de la constitución de
terializado. Y para que el trabajo sea real­ un complejo institucional que compren­
mente un bien, los trabajadores han de día ( l ) el tratamiento de todos los medios
de producción como «■propiedad prescin­ to ya no recaía en el máximo beneficio
dible»; (2) mercados libres; (5) una tec­ posible, es decir, en el provecho inmedia­
nología racional, incluida la mecaniza­ to, sino en la rentabilidad de la empresa a
ción; (4) una ley calculable; (5) una fuer­ largo plazo. Esto requería que los inter­
za laboral libre; y (6) la comercialización cambios fueran repetibles y los costes (y
de la vida económica (Weber, 1930). beneficios) calculables o predecibles.
«Libertad», «prescindibilidad» y «calcu- La «liberación» de tierra, trabajo, capital,
labilidad» son términos destacados en es­ y otros bienes y recursos para esta singular
te contexto, implicando que el trabajo, clase de contabilidad es resultado de una
los bienes y los recursos han sido «libera­ historia social compleja, y teóricos como
dos» de demandas y obligaciones inter­ Polanyi se referían a ella cuando subraya­
personales o comunales. En este sistema, ron la naturaleza «ficticia» de bienes co­
por ejemplo, la tierra ya no se considera mo la tierra y la mano de obra. Gran par­
un recurso colectivo que proporciona me­ te del trabajo antropológico sobre el capi­
dios de subsistencia a todos los compo­ talismo se ha concentrado en los procesos
nentes de la colectividad en virtud de su sociales y culturales, las relaciones y los
pertenencia al grupo. De manera similar, problemas asociados con el desarrollo del
los bienes dejan de ser separables en ar­ capitalismo en medios que se han trans­
tículos compartidos por un grupo, una fa­ formado, en los que los valores de la co­
milia o una comunidad y otros que pue­ munidad y otros distan de los que pueden
den ser vendidos a extraños. Para que la registrarse en una hoja de balance o en
contabilidad racional sea efectiva, todos una cuenta de resultados. En el proceso de
estos bienes y recursos habrían de ser tra­ liberar el trabajo de la tierra, y los recur­
tados como partidas en términos de be­ sos de las demandas de la comunidad y de
neficio y coste cuantificables. la familia, de allanar las fronteras entre
Está claro que cuando Weber escribió so­ propios y extraños, las consecuencias del
bre el «espíritu del capitalismo» no se re­ desarrollo del capitalismo para estas co­
fería a la noción de empresa ni al afán de munidades son más que teóricas. WR.
beneficios. Señaló al efecto que esta no- Véase también ANTROPOLOGÍA ECONÓMI­
ción y este afán han sido comunes a mu­ CA, INTERCAMBIO DE PRESENTES, SOCIALIS-
chos tipos de sociedad, aunque por lo ge­ MOj COMERCIO.
neral permisibles sólo en tratos con gentes Otras lecturas Dobb, 1946; D. Harvey,
ajenas a los límites sociales y culturales 1982; Marx, 1964.
propios. Si la búsqueda de ventajas y be­
neficios no era aceptable en el seno de es­ carácter nacional Es un concepto
te estricto círculo de parentesco y comu­ desarrollado por la escuela norteameri­
nidad, sí lo era fuera de él. En opinión de cana de CULTURA Y PERSONALIDAD para
Weber, lo que distinguía al espíritu capi­ caracterizar la estructura básica de la
talista era la sumisión de esta búsqueda personalidad o el modelo psicológico de
de beneficios y la disolución de la fronte­ los ciudadanos de las naciones-estado
ra entre propios y extraños. En otras pa­ contemporáneas.
labras, dentro del primer círculo, las Basándose en lo que Anthony Wallace
demandas sociales sobre los bienes y re­ (1961) llamó «métodos deductivos cultu­
cursos compartibles se disolvían, y el in­ rales», una variedad de estudios del ca­
tercambio de unos y otros quedaba sujeto rácter nacional dedujo las estructuras de
a una única forma cuantiñcable de conta­ personalidad de los miembros individua­
bilidad. Fuera del primer círculo, el acen­ les de la sociedad de numerosos datos et-
nográíicos y con el concurso de modelos
Carisma Introducida la voz en la jer­
psicológicos: a menudo, pero no exclusi­ ga sociológica por Max WEBER, «caris-
vamente, psicoanalítícos. Este enfoque m a» era originalmente un término teo­
atribuía valores o sentidos culturales a
lógico que se refería al «don de la gra­
experiencias compartidas en la infancia
cia» que daba fe de la divinidad de Jesús
o la niñez. Un segundo método, que Wa-
ante sus discípulos (Eisenstadt, 1968; M.
llace denominó «organizacional», trató
Weber, 1968). Weber extendió el concep­
de caracterizar las personalidades de una
to más allá de la doctrina cristiana para
población dada en términos estadísticos
describir todas las formas de autoridad
basados en las distribuciones de frecuen­
basadas en la atribución de carácter so­
cia de diversos rasgos. Dependía de estu­
brehumano al dirigente por parte de sus
dios psicológicamente orientados como
seguidores. Así, identificó como cprismá­
HISTORIAS DE VIDA, observaciones etno­
ticos a una colección de personajes, des­
gráficas, y de los resultados de pruebas
de el guerrero demente al político dema­
proyectivas para definir la personalidad
gogo, pasando por piratas, revivalistas de
modal de un grupo nacional.
discursos incendiarios y profetas mesiá-
Los estudios del carácter nacional adqui­
nicos. Todos, afirmó, eran sociológica­
rieron relieve con la implicación de Esta­
mente equivalentes en el sentido de que
dos Unidos en la segunda guerra mun­
dial y mantuvieron su importancia en la su atractivo era primariamente personal,
década de 1950. El trabajo señero de emocional y compulsivo. La noción ver­
Ruth B e n e d i c t (1946) sobre Japón y el nácula de carisma como capacidad de
análisis de Margaret M e a JD (1942) sobre atracción irracional es, por consiguiente,
la cultura norteamericana fueron los más sociológicamente exacta.
conocidos. Gran parte de este esfuerzo Weber contrapuso explícitamente la au­
respondía a los intentos realizados du­ toridad carismática tanto al gobierno ra­
rante la guerra para estudiar las culturas cional-legal como a las imposiciones de
desde la distancia (Mead, 1953c). la tradición. Los seguidores no obedecían
Los estudios del carácter nacional fueron porque el hacerlo tuviera sentido, ni por-
muy criticados debido a su uso ecléctico que la sumisión fuera consuetudinaria,
de datos etonográficos, su tendencia a sino porque intuitivamente reconocían
producir estereotipos de poblaciones muy el derecho intrínseco del carismático al
grandes y la dificultad de aplicar modelos mando- Las palabras de Jesús: «Está es­
metodológicos de comportamiento indi­ crito ... pero Yo os lo digo» expresan se­
vidual a sociedades enteras. Su origen co­ gún Weber la esencia de la autoridad ca­
mo parte del esfuerzo bélico por «conocer rismática (Gerth y Mills, 1946, p. 249).
al enemigo» sería también estigmatizado Por consiguiente, el carisma se denota
más adelante. Aunque el paradigma de por la ausencia de reglas fijas, el rechazo
estudio explícito fue abandonado y re­ de la organización económica y burocrá­
chazado, muchos de sus temas e intereses tica y la afirmación de la creatividad, el
siguen siendo centro de investigaciones fervor emocional, la esperanza znilena-
antropológicas con nuevas etiquetas y rú­ rista y el idealismo revolucionario. En
bricas, y han florecido en disciplinas her­ opinión de Weber es el origen de todo
manas, como la psicología social (Inkeles cambio social; sólo a través de anuncia­
y Levinson, 1996), el análisis cultural ciones carismáticas puede derrocarse el
(Sollers, 1986), y en menor grado, la. so­ viejo orden e instaurarse uno nuevo. Pe­
ciología (Daniel Bell, 1960). JIA ro esta fuente es asimismo efímera y
pronto se racionaliza en formas autorita­ pla como una búsqueda de coherencia y
rias de rutina por acólitos deseosos de significado, y toda autoridad legítima es
mantener el nuevo orden en provecho carismática. Este enfoque «tiene senti­
propio. do» porque permite una concentración
Weber entendió la atracción carismática fructífera en el desarrollo y legitimación
como fruto de la vivida intensidad emo­ de los sistemas de significado cultural­
cional de la figura carismática, siguien­ mente constituidos, pero fracasa en la
do así a Nietzsche, cuyo superhombre medida en que ignora las ambigüedades
era superior precisamente por la fuerza y compulsiones empíricas del carisma en
de sus pasiones. Sin embargo, si Nietzs­ su forma emocional primigenia.
che imaginó a su héroe en soledad, para Los teóricos con inclinaciones psicológi­
Weber sólo podía darse el carisma en el cas, en cambio, han concentrado su aten­
seno de relaciones. Los conceptos de con­ ción en la estructura de carácter subya­
tagio emocional y de trance sonambulís- cente a la presentación apasionada del
tico que los psicólogos franceses de las yo por el propio carismático y en las ra­
reacciones colectivas Gustave L e Bon zones subyacentes de que el colectivo la
(1396) y Gabriel Tarde (1903) habían to­ encuentre hipnótica (Erikson, 1970;
mado prestados del mesmerismo (Darn- Bion, 1961). Pero si la teoría sociológica
ton, 1968) fueron adoptados por Weber tiende a «normalizar» al carisma, el psi­
para explicar que la actividad carismáti­ coanálisis tiende a «demonizarlo», con­
ca muy intensa inspira una excitación virtiendo a los dirigentes y a los dirigi­
recíproca en quienes son testigos de ella dos en neuróticos y psicóticos.
y, en consecuencia, excita a la vez temor Un modelo más hoiístico de carisma pue ­
y entusiasmo. El carisma naceTpues, del de construirse a partir de la obra de los
frenesí y el carismático arquetípico es el teóricos sociales que valoran sobre todo la
CHAMÁN epileptoide (Gerth y Mills, intensificación de la emoción y la confu­
1946, p. 246). sión normalmente precursoras del estado
Sin embargo, la SOCIOLOGÍA, en palabras carismático. Este, precipitado general­
de Weber, sólo podía atender a significa­ mente por una crisis de identidad cultu­
dos y a motivaciones razonables de la ac­ ral o personal, puede conducir a que se
ción; el éxtasis carismático, aunque de sienta atracción por un dirigente vital y
importancia tremenda por sus conse­ conspicuo cuyo aspecto sobrehumano de­
cuencias, no podía ser estudiado. El enfo­ riva en parte de sus insólitas facultades de
que debía llevarse más bien a la manera actor para poner de manifiesto estados
en que el impulso extático original se ra­ emocionales de gran valor cultural; la ac­
cionalizaba en un sistema de símbolos e tuación de este cabecilla refleja y amplifi­
instituciones sagradas (Greenfeld, 1935). ca los deseos de sus seguidores y estimula
Antropólogos y sociólogos han seguido el la fusión en el seno del movimiento caris­
.consejo de Weber y, en general, han he­ mático que confiere poder (I. Lewis,
cho objeto único de estudio a la forma 1986; Lindholm, 1990; Willner, 1984).
racionalizada del carisma institucionali­ El estudio del carisma ofrece, por tanto,
zado. Clifford G e e r t z (1933, p. 123), por un campo de investigación muy fértil que
ejemplo, afirmó que «carisma» se define vincula la cultura, la experiencia personal
simplemente «como la sacralidad inhe­ y la psicología del individuo con el com­
rente al poder soberano» (véase también promiso colectivo y la construcción creati­
Shils, 1965). Desde este marco de refe­ va de nuevos sistemas de significado. CL
rencia, el frenesí del chamán se contem­ Véase también BIGMAN, CULTOS.
Otras lecturas Devereux, 1955; Glass- nes (Inden, 1990; Heesterman, 1985).
man y Swatos, 1986; Kracke, 1978; Lind- De hecho, Dirks (1987) argüyó que la
holm, 1988; Zablocki, 1980. imagen brahmánica de casta era simple­
mente un fantasioso desiderátum de los
casta, sociedades de Son aquellas sacerdotes en una atmósfera colonial que
en las que grupos de personas con ocupa­ favorecía la disyunción entre el poder de
ciones o características específicas se or­ la corona y la legitimidad religiosa.
denan jerárquicamente. Los rangos esta­ Sin embargo, entre la gente ordinaria, la
blecidos se basan ostensiblemente en el principal competición entre castas se da
grado de contaminación implícito en el en un plano de organización inferior. To­
trabajo asignado a cada casta o en otras das las varnas se dividen en multitudina­
rios jatis o grupos locales endógamos
características del grupo. La posición del
agremiados que constituyen la variopin­
individuo en la escala de castas puede
ta fuerza laboral de la sociedad. Estos ja-
considerarse como recompensa o castigo
tís pueden opositar, y de hecho lo hacen,
en relación con su avance espiritual (véa­
a las mejores posiciones relativas de su
se p u r e z a / p o l u c ió n ).
colectivo y tratan de ascender de rango a
En la India, ia sociedad de castas más fa­
mediante lo que Srínivas (1962) deno­
mosa (algunos dicen que la única), se en­
minó célebremente la «sanscrítización»:
cuentran cuatro grandes grupos o var■-
emulando los atributos de las castas su­
nar. los «dos vedes nacidos» sacerdotes
periores. Así, una casta económicamente
brahmanes, guerreros kshatriya y mer­
afortunada puede adoptar hábitos y ac­
caderes vaisiya, y los «una vez nacidos»
ceder a ocupaciones menos contaminan­
campesinos sudra. Por debajo de éstos y
tes para reclamar en consecuencia una
oficialmente excluidos del sistema de
posición superior en el sistema de castas.
castas se encuentran los Intocables (los
La aceptación consiguiente varía (F. Bai-
karijan de Gandhi o «hijos de Dios», hoy ley 1957), pero demuestra claramente
autoproclamados Dalits u «oprimidos»,
que la movilidad ascendente (y descen­
que desempeñan los oficios más conta­ dente) de rango en éíjati era mucho más
minantes). probable antes de cjue los censos colonia­
Aunque los brahmanes son universal- les fijaran de forma inmutable las posi­
mente reconocidos como la casta espiri­ ciones de casta en documentos escritos.
tualmente menos contaminada, el con­ Las definiciones académicas de casta
senso no es absoluto en lo que se refiere tampoco son muy sólidas y definen dos
a quién es su representante sumo y por posiciones mutuamente excluyentes. La
qué. Por ejemplo, los apóstatas pueden primera es estructural y funcional y con­
reclamar una santidad especial haciendo sidera a la casta como una categoría tipo­
gala de un ascetismo y una pureza extra­ lógica comparable en muchos aspectos a
ordinarios o practicando el canibalismo las organizaciones jerárquicas comunes,
y la autodegradación o entregándose a la En la misma clave, G-erald Berreman es­
intoxicación y al exceso (J. Parry, 1982; cribió que «un sistema de castas es seme­
Lynch, 1990). jante a una sociedad plural cuyas seccio­
Más aún, los kshariya, que tradicional­ nes discretas se jerarquizan verticalmen­
mente habían sido la clase gobernante, te» (1968, p, 55), Las castas de la India
establecieron patrones de valoración pa­ son, pues, análogas a las estructuras so­
ra sí mismos para contrarrestar así los ciales de otros lugares con diferenciación
asertos de preeminencia de los brahma­ social similar, como ocurre con la clasifi­
cación racial norteamericana (Goethals, musulmanes, que constituyen aproxima­
1961; Bujra, 1971). damente el 12 por ciento de la población
La segunda escuela entiende que las cas­ de la India, proclaman la igualdad de to­
tas de la India no son sino un mundo to^ dos los creyentes y niegan la validez de
talmente simbólico* singular y cerrado, estas nociones de contaminación (Lind-
que no puede compararse con otros siste­ holm, 1986). El problema de acomodar a
mas. La mayoría de autores de esta linea estos no creyentes en el seno de la socie­
de pensamiento convendrían con la defi- dad de castas no es meramente académi­
nición clásica de Bougle en el sentido de co, como revelan estremecedoramente
que «el espíritu de casta reúne las tres las actuales luchas sectarias, CL
tendencias siguientes: repulsión, jerar­ Véase también SOCIEDADES PLURALES,
quía y especialización hereditaria» (1971, RAZA,
p, 9), Las controversias al respecto giran Otras lecturas Berreman, 1979; Betei-
en torno a cuál de estos aspectos es el pre­ lle, 1965; Klass, 1980; Marglin, 1985;
dominante. Marriott, 1990.
Dumont, el más conocido teórico de la es­
cuela simbólica, basó su interpretación de C a za Proceso de captura y muerte de
casta en los atributos de jerarquía y re­ animales no domésticos para la subsis­
pulsión. En su libro Homo hierarvhicus tencia, el vestido y otros usos. Constituye
(1970) se centró en la rigidez de las posi­ un complejo comportamental que re­
ciones de casta en uno y otro extremo del quiere de muchas habilidades, como la
espectro jerárquico (brahmanes e intoca­ programación (aprendizaje de una gran
bles) y en la radical oposición en el pen­ variedad de técnicas), la percepción (in­
samiento hindú entre categorías de poder terpretación de signos visuales), el ace­
y categorías de posición. LEACH, por su cho, la inmovilización, la muerte y la
parte, subrayó la prioridad de la especia- captura (W. Laughlin, 1968).
lización hereditaria; diagnosticó el siste­
ma de tal modo que «cada casta, no mera­ Tipos de caza
mente la elite encumbrada, posee sus Cabe distinguir varias formas en el mé­
“privilegios” especiales» (1960a, p. 7). todo cinegético:
Algo diferente fue el enfoque de Ma­ 1. Carroñería, consistente en la recolec­
rriott e Inden, quienes postularon un ción de cadáveres de animales, que no
monismo indígena basado en el supuesto siendo estrictamente caza, es considera­
de que en una sociedad de castas «todos da por algunos analistas como un paso
los seres vivos se diferencian en géneros intermedio hacia la adopción de ésta
o clases, cada una de las cuales se cree propiamente dicha, por parte de los pro-
poseedora de una sustancia defínitoria» tohomínidos.
(1974, p< 983). Estas sustancias, expone 2, Caza móvil, que implica el segui­
la teoría, está constituidas por transac­ miento, persecución, acecho y lesión de
ciones varias, en particular por inter­ la presa individual con captura y muerte
cambios de comida. Marriott e Inden consiguientes. Es probablemente el mé­
pudieron componer así ordinogramas todo cinegético más común.
que sitúan todos los grupos diferentes de 5. Caza móvil en grupo con objeto de
la India en este paradigma. conducir a la presa hacia un punto dado:
La dificultad de una teoría interpretativa una sucesión de redes, un barranco ce­
reside en el puesto de un no hindú dentro rrado o un precipicio donde pueda ser
del sistema de castas. Por ejemplo, los capturada o muerta en gran número. Un
ejemplo notable es el de los célebres sal­ En la actualidad hay pueblos cazadores
tos de búfalo del Oeste norteamericano. sólo en una pocas áreas aisladas, pero
4. La. caza de apostadero, en la cual caza­ aún en 1500 un tercio del globo habita­
dores estacionarios esperan ocultos a que ble estaba ocupado por pueblos no agri­
la presa acuda a un bebedero batido desde cultores. Entre los nómadas contemporá­
su posición. Se combina a menudo con la neos, la aportación de la actividad cine­
caza en grupo cuando el cazador empuja a gética a la DIETA varía notablemente
la presa en dirección de los apostados. desde un mínimo del 20 por ciento entre
5. La caza con trampa u hoya de caída se los recolectores tropicales a más del 80
sirve de cebos dispuestos a lo largo del por ciento en las latitudes árticas.
trayecto recorrido por la presa con Ins­ La caza sigue siendo una importante
pección periódica de aquéllos. fuente de subsistencia en las sociedades
6. La PESCA representa una forma de ca­ posrecolectoras (categoría que compren­
za en la que las técnicas de uso terrestre de a toda la humanidad). En algunas
se adaptan a los escenarios fluviales, la­ partes del Estados Unidos rural y en Ca­
custres o marítimos. Suele considerarse nadá, en Terranova por ejemplo (P.
una categoría subsistencial distinta, pero Smith, 1990), así como en Carolina del
la pesca con venablo en particular re­ Norte (S. Marks, 1991), la caza puede su­
quiere aptitudes similares a las de la ca­ ministrar todavía hasta el 25 por ciento
za móvil en grupo. de la provisión alimentaria de la unidad
7. La caza marítima de focas, morsas y doméstica. En Europa moderna, la caza
ballenas desde botes se parece mucho a es un importante marcador social: pres­
la terrestre móvil en cuanto a técnica, tigioso pasatiempo entre los muy ricos,
salvo en que el arpón debe llevar cabos que organizaban partidas de cazas de zo­
que permitan el arrastre de la pieza co­ rros y batidas de ánades; y actividad sub­
brada hasta el bote captor o la orilla. Ha sistencial para los muy pobres, que habían,
constituido una fuente principal de sub­ de arrostrar las incursiones «furtivas»
sistencia en las latitudes marítimas sep­ para sobrevivir. En la América del Norte
tentrionales. contemporánea no aborigen, la caza ha
pasado a ser un marcador de machismo y
Caza y sociedad de solidaridad masculina entre la clase
Durante la mayor parte de la historia de trabajadora tanto urbana como rural.
la humanidad, la caza (y la recolección) Filósofos y escritores como Robert Ardrey
han constituido el modo de subsistencia (1976) y Konrad Lorenz (1966) han refle­
universal de los homínidos y sus sucesores xionado sobre el significado más profun­
humanos. Si es posible hablar de la natu­ do de la caza en el proceso de la homini-
raleza humana, cualquiera que sea su de­ zación, y sobre de qué manera la violen­
finición, se forjó en nuestro patrimonio cia inherente al acto de dar muerte puede
común como cazadores-recolectores. Por vincularse con la propensión humana a la
ejemplo, la caza es una actividad estre­ agresión interpresonal y la guerra. Sin
chamente vinculada al género, siendo el embargo, cuando pueblos cazadores como
masculino el que la practica en más del los cree, los bosquimanos y los aborígenes
90 por ciento de los casos. Sin embargo, la australianos son preguntados al respecto,
asociación de la caza con la GUERRA y la responden que no consideran, la caza co­
agresividad masculina es mucho más mo un acto de VIOLENCIA, sino como algo
compleja y los argumentos que las vincu­ sumamente instrumental que requiere
lan debieran analizarse con gran cautela. frialdad de ánimo y una preparación cui­
dados a. Presentan una actitud de reve­ tancia anímica» alienable concentrada
rencia, no de hostilidad, hacia la presa. en la cabeza. La idea fue primeramente
Esto ha llevado a otros a considerar el pa­ aplicada a los toraja de Sulawesi, que
pel de lo sagrado en la caza y sus vínculos asocian la posesión de cráneos con un au­
con el ritual del SACRIFICIO (W. Smith, mento de la fertilidad y de la productivi­
1889; C. Martin, 1978), tema abordado dad agrícola. Pero el concepto subyacen­
por José Ortega y Gasset en Meditaciones te no es propio de los indígenas y su na­
sobre la caza (1972). K1L turaleza cuasi filosófica es una expresión
de nuestras ideas de causalidad más que
cazadores de cabezas Se dice de de las suyas (Needham, 1983). Las expli­
aquellos pueblos que practican la decapi­ caciones ecológicas han atribuido a la ca­
tación de sus enemigos, cuya cabeza con­ za de cabezas la función de aliviar la
servan. Se han localizado en las Améri­ densidad poblacional. Los últimos enfo­
cas, Asia y Europa, pero los motivas de la ques han destacado la práctica como VIO­
práctica y el tratamiento respectivo de LENCIA. trivializada relacionada con el
las cabezas varían. En el curso de las gue­ SACRIFICIO, han tratado de encontrar in­
rras interétnicas del siglo XIX en los Bal­ terpretaciones culturalmente específicas
canes, los hombres exhibían las cabezas y han tenido en cuenta los persistentes
de sus enemigos en el cinto como prueba temores que despierta para explicar la
de valor (Durham, 1923). Los ilongot de importancia que sigue otorgándole el
las Filipinas dejaban las cabezas de sus mundo moderno. PM
víctimas en el campo de batalla, aducien­ Véase también GUERRA.
do que así se aliviaban del «peso» de la Otras lecturas Hoskins, 1996; R. Ro-
afrenta (R. Rosaldo, 1980, pp. 140-142). saldo, 1980; Vayda, 1969a.
En Papúa Nueva Guinea, los marind
finim coleccionaban cabezas para, dice la cazadores-recolectores Véaser e ­
leyenda oral, reponer su inventario de co lecto res.

nombres personales; en Borneo, en cam­


bio, la obtención de nuevas cabezas daba chamán, chamanismo La voz
lugar a importantes festivales con revita- «chamán» deriva de la palabra siberiana
lización consiguiente de la comunidad. tungusí «saman», que significa «conocer
Los jíbaros del Ecuador conservaban sólo a través del éxtasis» (Shirokogoroff,
el cuero cabelludo y los tejidos de la cara 1935). Como «técnico de lo sagrado» (por
para producir sus famosas cabezas reduci­ usar la famosa frase de Mircea Eliade), el
das, mientras que los antiguos escitas de chamán es la figura carismática por an­
la región del mar Negro usaban la bóveda tonomasia, que encarna en su persona a
craneana del enemigo como vaso para li­ los espíritus e inspira la admiración y ve­
baciones (Herodoto 1987 [440 a.C.], pp. neración de la congregación. Como escri­
4-65). La práctica de los indios de Améri­ bió Weston La Barre (1970, p. 108), «la
ca del Norte de hacerse con el cuero cabe­ diferencia real entre un chamán y un sa­
lludo del enemigo puede verse como una cerdote es dónde se encuentra el dios,
variante de estas prácticas de decapita­ dentro o fuera». Entendido en su sentido
ción (Aactell, 1981a). más amplio como corporeiz ación de la
La variedad de creencias y prácticas re­ divinidad, el chamanismo bien puede ser
lativas a la decapitación vetan las expli­ la RELIGIÓN paradigmática arcaica.
caciones universales. La teoría más ge­ Sin embargo, prosiguen las controversias
neralizada señala a una especie de «sus­ sobre qué categoría exacta atribuir al
chamán. ¿Se distingue el éxtasis del cha­ precursora del don chamánico; sin em-
manismo de la posesión por un espíritu, bargo, a diferencia del loco, el chaman
como ocurre en los rituales del vudú? aprende a dominar los espíritus que lo
¿Requiere el chamanismo un viaje má­ poseen y entra y sale de este estado de
gico al mundo de los espíritus? ¿Ha de disociación a voluntad (Noli, 1983). El
darse cuenta el chamán de lo que ocurre chamán es, pues, una figura curiosamen­
en el transcurso del trance? ¿Necesita el te dividida, a la vez apresada por el tran­
chamán un espíritu tutelar? En cual­ ce y libre de éste; es un actor consciente
quier caso, el aspecto central del chama­ y, simultáneamente, un participante ex-
nismo es la manifestación pública del tasiado. El grado de fraude implícito en
TRANCE extático. el acto sigue siendo materia de debate,
Típicamente, los chamanes no eligen su Pero aun con el uso de añagazas para in­
ocupación voluntariamente, sino que tensificar el pasmo de la audiencia, hay
más bien son «llamados» por ESPÍRITUS cierto consenso en que los «mejores»
que llevan al iniciado a ámbitos de in­ chamanes acceden ciertamente a un es­
tensas y a veces terribles sensaciones de tado de consciencia alterado en el ejerci­
sufrimiento personal, poderosa emoción cio de su ministerio.
y desintegración de la propia identidad. La transformación en chamán es, pues,
La ferocidad de la fase de iniciación va­ una traslación desde una fase de inicia­
ría entre individuos y culturas, pero a ción con desintegración de la identidad,
menudo se dice que los espíritus se adue­ a través de una autorreconstrucción do-
ñan de los iniciados, los evisceran y los lorosa que lleva a un renacer como ofi­
fragmentan en mínimas porciones. ciante transformado capaz de controlar y
Durante el estadio de iniciación, bajo la revelar los potentes espíritus que frag­
amenaza de desintegración, los iniciados mentan a otras almas más débiles (véase
parecen presentar graves trastornos I. Lewis, 1971, con referencia a esta for-
mentales. Después el chamán puede se­ mulación). Los poderes que adquiere el
guir comportándose de manera extraña; chamán gracias a este control sobre los
así, la salud mental de los chamanes ha espíritus clásticos incluyen a menudo la
sido tema candente de debate antropoló­ facultad de leer mentes y ver desde la
gico (véase Winkelman, 1986, para un distancia, el poder de la visión radiográ-
análisis general). fica, y capacidades mágicas de sanación
Sea cual sea el estado mental del cha­ (y producción) de enfermedades, así co­
mán, su «singularidad» es en general mo predecir el futuro y abandonar el
muy estereotipada. A menudo implica cuerpo físico propio para unirse con un
TRAVESTISMO, que gráficamente simboli­ espíritu familiar en el mundo animal.
za el estado «fronterizo» del practicante, L a épica batalla para alcanzar estos po­
aunque ello no implique necesariamente deres constituye la base de la sesión cha­
homosexualidad, como tampoco implica maluca, que L é v i -S t r a u s s (1963a, p. ix)
locura una expresión habitualmente abs­ caracterizó como una especie de «abreac-
tracta (Czaplicka, 1914, pp. 243-255). ción» que espectacularmente recapitula
Más aún, en toda cultura con chamanis­ la experiencia iniciatoria original de de­
mo, las propias gentes distinguen entre sintegración y reintegración del cha­
el estado mental auténtico del chamán y mán. Una vez efectuado el viaje mítico
la locura. En términos generales, ésta (a al mundo de los espíritus y demostrado
menudo definida culturalmente como poderes de transfiguración y trascenden­
posesión por los espíritus) se entiende cia de la muerte, el chamán regresa
triunfante dotado de poderes de sana- vista político como espiritual. CL
ción mágicos (véase Grim, 1985, para re­ Véase también. CARISMA, ADIVINACIÓN, ET-
latos representativos). Todo ello ocurre NOBOTÁNICA, SISTEMAS MÉDICOS.

en un contexto colectivo enormemente Otras lecturas Balzer, 1990; Bogoras,


teatral donde «la audiencia consiste al 1904, Devereux, 1953; Dioszegi y Hoppal,
mismo tiempo en actores y participan­ 1978; Erdsman, 1967; Harner, 1980; I. Le­
tes» (Shirokogoroff, 1935, p. 53). wis, 1985; W. Parle, 1938; L. Peters, 1982.
Aunque las grandes religiones de Asía y
las Américas pueden haber tenido sus raí­ Chayanov, pendiente de Descri­
ces en el trance chamánico (Chang, be las variaciones en el uso de la mano
1985), no deja de ser cierto que la. expre­ de obra en dos sistemas agriculturales
sión pública de la posesión chamánica es diferentes, donde la mano de obra esca­
menos aceptable a medida que la socie­ sea con respecto a la tierra disponible.
dad se hace más compleja e intolerante Un verdadero hito en el conocimiento
de los estados de consciencia alterados del uso de la fuerza laboral en tales siste­
potenciahnente subversivos (Bourguig- mas fue la divulgación, que debemos a
non, 1968; Lindholm, 1990). En estas Sahlin (1971, 1972), de la obra del eco­
circunstancias, el chamanismo es margi- nomista ruso de principios del siglo XX
nalizado, sus oficiantes femeninas ad­ A.V. Chayanov.
quieren más notoriedad (Ohnuki-Tier- C h a y a n o v (1966) señaló que el uso de

ney, 1980) y el chamán local es a menu­ mano de obra en las sociedades ricas en
do condenado por BRUJO. Por otra parte, tierra y pobres en recursos humanos va­
los sometidos indefensos pueden ver al ría de acuerdo con las demandas impues­
chamán-brujo como profeta mesiánico tas por la estructura demográfica de la
inspirador de rebelión (I. Lewis, 1971). economía productiva. Las economías con
Por tanto, el chamanismo puede tener cocientes de consumo-producción más al­
un papel crucial tanto desde el punto de tos (y más onerosos) presentarán una

2
' Cociente coEUTimidor-produ-ctor.

Figura 1. Pendiente de Chayanov para agricultores de Borneo.


mayor proporción de mano de obra acti­ san por casamiento a su vez de los hijos y
va que aquellas con cocientes más bajos muerte de la generación mayor. Todas
(y menos onerosos). El uso de los recursos las sociedades presentan en este sentido
humanos en uno u otro tipo de economía un modelo similar de crecimiento y de­
viene determinado por el mismo factor: clive en estas líneas, cuyos hitos defimto-
la intersección de las curvas de aprove­ rios son a menudo ritualmente marca­
chamiento y desaprovechamiento, res­ dos, y en general diferentes de una a
pectivamente, de la propia fuerza laboral otra. Una innovación teórica importante
A mayor cociente de consumidores fren­ en la antropología estructural-funcional
te a productores, mayor será el aprove­ británica, en particular por vía del traba-
chamiento de producto adicional y me­ jo de Jack Goodie y Meyer FORTES
nor el despilfarro de la mano de obra ex­ (1958), fue distinguir entre el campo do­
tra. Gráficamente representada, esta méstico de los grupos efímeros y el cam­
relación se ha dado en llamar la «pen­ po político-legal de los grupos perma­
diente de Chayanov» (véase figura 1). nentes y postular que el ciclo de desarro­
Los antropólogos han hecho uso (y abu­ llo de los grupos domésticos se regía por
so) de la pendiente de Chayanov en el estructuras permanentes (véase FUNCIO­
análisis de todo tipo de sociedades, pero NALISMO, e s t r u c t u r a l is m o ). La varia­
su máxima potencia explicativa se da en ción en el curso del desarrollo del grupo
el análisis de las comunidades contem­ doméstico de una sociedad a otra se ex­
poráneas basadas en el laboreo de A M A ­ plicaría por las diferencias existentes en­
SAMIENTO (Dove, 1984). M R D yM L tre las estructuras que respectivamente
Véase también AGRICULTURA. las comprenden. JIG
Otras lecturas Durrenberg, 1984; Net-
tiüg, 1995. ciclo de vida Conjunto de etapas y
roles por los que debe pasar la persona
ciclo de desarrollo Se denomina en el curso normal de su biografía y mo­
cambio cíclico a los cursos regulares y do en que la cultura regula el crecimien­
repetitivos de crecimiento, declive y re­ to y el cambio humanos.
activación. El concepto de ciclo de desa­ En el ciclo de vida biológica cada nueva
rrollo aplica la metáfora biológica del ci­ fase se señala por cambios en el organis­
clo vital a grupos más que a individuos. mo individual. El cambio corporal puede
Algunos grupos de todas las sociedades constituir un criterio de paso al estadio
se consideran constituyentes permanen­ siguiente, pero el principal es cuán pres­
tes (grujios incorporados); otros se en­ to está el actor a asumir nuevos papeles
tienden como efímeros. Por definición;, en el drama social. La madurez sexual
todos los fenómenos efímeros deben se­ por sí misma no capacita al hombre para
guir un curso de fundación, realización y el matrimonio en muchas sociedades, si­
desaparición, y el ciclo de desarrollo po­ no que también debe haber demostrado
dría aplicarse a cualquiera de estas vías su capacidad para sostener una UNIDAD
predecibles. En la práctica, la unidad efí­ DOMÉSTICA. El universo cultural se cons­
mera más importante sujeta al ciclo de truye sobre la persona como actor social.
desarrollo es la del CICLO DOMÉSTICO. És­ Como dijo Jules Henry (1973), el peso
tos se fundan (generalmente mediante social de las gentes se mide por su «capa­
el matrimonio), crecen con el nacimien­ cidad de ser echadas de menos».
to de los niños y la incorporación de El término «ciclo de vida» se extiende
otros allegados dependientes y se disper­ vagamente a otras secuencias repetitivas
del quehacer humano. Ejemplos al res­ términos usados para definir la toalidad
pecto son el ciclo de vida familiar o CI­ del ciclo vital. En algunos es sólo una
CLO DE DESARROLLO, el de las modas, y moderada curva de cambio; en otros es
las teorías sobre ciclos de vida del ascen­ un círculo completo que se cierra, por
so y declive de las grandes civilizaciones. tanto, en sí mismo; y en unos terceros,
Estos ciclos pueden carecer de conexión por ejemplo, incluso un eterno reciclaje
obvia con el proceso biológico, pero las de la sustancia humana en un continuo
visiones de una «economía madura» o proceso de REENCARNACIÓN.. También di­
una «civilización senescente» pueden ser fieren en la definición de «vida». Los
retóricamente seductoras. más reconocen a la persona como enti­
Los esquemas culturales ayudan a hacer dad social desde algún tiempo antes de
la acción social más previsible al designar nacer hasta bastante más allá de la
secuencias de roles y momentos de pro­ MUERTE. En el lenguaje popular de Esta­
moción en ellos como naturales o desea­ dos Unidos, la vida discurre «desde la
bles, Por ejemplo, los miembros de una cuna hasta la tumba». Sin embargo, al­
sociedad pueden juzgar fácilmente cuán­ gunos fetos, cadáveres y poseedores de
do, según las reglas locales, una persona PROPIEDAD muertos constituyen entida­
ha contraído un «•matrimonio tardío» o des sociales en el sistema legal estado­
sufrido una «muerte prematura». En la unidense, Puede que no sean personas
realidad, pocas personas culminarán la «plenas», pero sí dotadas de derechos par­
carrera: algunas no vivirán lo suficiente ticulares aceptados por otros o por el esta­
para cumplir todas las etapas: otras no se­ do. El momento en que termina o empie­
rán promovidas en el momento oportuno za la vida puede ser un tema amargamen­
o se revelarán incapaces de satisfacer el te controvertido, como se aprecia en las
rol esperado. Pero al aportar una visión de polémicas actuales sobre el aborto y la
normalidad, estos esquemas amortiguan eutanasia.
las olas turbulentas de los individuos en Los antropólogos han hecho uso desde
progresión a través del sistema. hace mucho tiempo de esquemas de ciclo
Estos programas de tiempo limitan nues­ de vida para describir sistemas culturales
tra conducta como personas, pero tam­ que les permitieran fijar cronológica­
bién constituyen un recurso. Nos presio­ mente los eventos humanos. Los infor­
nan a avanzar «con el tiempo». Cuando mes etnográficos incluyen rutinariamen­
los japoneses hablan del momento de ca­ te un esbozo de la tabla cronológica ideal,
sarse, por ejemplo, pueden referirse y a veces de sus variantes para hombres y
chuscamente a las mujeres como «tartas mujeres, para las élites y para la gente
de Navidad» y a los hombres como «po­ corriente. Sin embargo, las investigacio­
taje de Año Nuevo», sobras pasadas si no nes y análisis más profundos solían lim i­
se han casado a los veinticinco y trein- tarse a dos tópicos: los RITOS DE PASO (en
taiún años respectivamente. Pero estos particular en los trabajos de Víctor T U R ­
programas temporales son a la vez pro- NER [1969] y Arnold van GENNEP [1960])
metedores y ominosos. Sugieren que y la SOCIALIZACIÓN. Pese a sus logros, am­
aquellos qjie crecen y maduran correcta­ bas líneas de investigación han comparti­
mente se verán recompensados con un ci­ do el sesgo del proceso humano inheren-
clo completo de experiencia humana que te a la definición del ciclo de vida como
culminá en la sabiduría y se cierra con la marco de tratamiento normativo.
muerte en edad provecta. Hacia 1970, los antropológos iban des­
Los esquemas culturales difieren en los prendiéndose ya de este enfoque tan es­
trecho de las realidades de la vida. Des­ menudo mucho después de la muerte de
de entonces se ha abierto una nuevo ob­ la generación mayor. Las grandes unida­
jetivo de investigación del curso vital de des parentelares no suelen presentar
la biografía humana (Plath, 1987), y en modelos cíclicos de crecimiento y decli­
este propósito se les suman estudiosos de ve porque sus miembros se renuevan
u n a modalidad particular de las ciencias continuamente. Todas las sociedades
sociales y médicas (Lock, 1991). A esta muestran modelos culturales de creci­
novedosa área de interés se aplica el tér­ miento y cambio del grupo doméstico
mino «estudios del curso de la vida» a fundamentados en las instituciones. To­
fin de indicar que el crecimiento, el EN­ dos los individuos saben cómo debe v i­
VEJECIMIENTO y la salud son fenómenos virse el ciclo prescrito.
fluidos que no pueden explicarse con Las principales razones para considerar
una única secuencia lineal de estadios el modelo cíclico de crecimiento en el es­
(Hagestad, 1990). Incluso una sociedad tudio de los grupos domésticos reside en
supuestamente «sim ple» presenta una que los trabajos de campo describen la
serie de «cronologías» diversas que inte- gran variedad de los grupos en un mo­
raccionan de modo contingente (A. Moo- mento dado. Por consiguiente, hemos de
re, 1973; Roth, 1963). ser capaces de diferenciar entre grupos
En nuestra época, la antropología va que se encuentran en estadios distintos
abandonando su visión Lineal de la onto- del ciclo de aquellos que difieren en ta­
genia humana, un proceso muy parecido maño y composición porque existen en
al que en pleno siglo XX cuestionó su vi­ condiciones diferentes de posición y
sión lineal de la filogenia humana. opulencia social. JIG
DW P Véase también CICLO DE DESARROLLO, SU­
Otras lecturas Myerhoff, 1978; Myer­ CESIÓN.
hoff y Simic, 1973; Plath, 1980.
ciencia Véase t e c n o l o g í a .
ciclo doméstico El grupo domésti­
co es la unidad más importante en toda c ir c u n c is ió n (Literalmente, «corte
sociedad donde se aplica la idea de ciclo alrededor».) Es un término que se aplica
de desarrollo. «Doméstico» deriva del la­ sobre todo a la circuncisión masculina,
tín domus y hace referencia a la casa, práctica cultural y religiosa muy exten­
una unidad en cuyo seno nacen conti­ dida de escisión total o parcial del prepu­
nuamente las generaciones, crecen hasta cio dejando expuesto el glande. Los mu­
la edad adulta y son reemplazadas por sulmanes y los judíos consideran gene­
sus hijos. Cuanto menor es el grupo so­ ralmente la circuncisión un precepto
cial, tanto más obvio es el modelo cíclico religioso correspondientemente celebra­
vinculado al ciclo vital humano. Las fa­ do tanto si se efectúa ritualmente —por
milias nucleares contienen sólo dos ge­ ejemplo, la ceremonia del BritkM ilah de
neraciones: se fundan por matrimonio5 los judíos en el octavo día tras el naci­
crecen con el nacimiento de los hijos, miento—como si tiene lugar más adelan­
menguan con el casamiento de éstos y te, en plena infancia o a raiz de la con­
desaparecen como grupos sociales con la versión religiosa. Muchos norteamerica­
muerte de uno de los esposos. Las fami­ nos y algunos europeos y africanos que
lias ampliadas siguen pautas más com­ no son ni musulmanes ni judíos la practi­
plejas, donde los hijos casados permane­ can con los niños, por lo común al nacer,
cen en la unidad hasta su partida final, a por conformidad con la tradición. Mu­
chos la creen beneficiosa, para la salud y miento de su supuesto origen en las anti­
la. higiene, aunque las autoridades médi­ guas culturas nilóticas). El clítoris, el
cas suelen oponerse a ella por entender prepucio, los labios menores y gran par­
que entraña un riesgo innecesario. te de los mayores son excindidos y la
En algunas culturas aborígenes africanas abertura practicada es seguidamente
y australianas, esta, cirugía genital mas­ ocluida transversalmente a la vagina
culina ha formado parte del rito de paso uniendo los tejidos de ambos lados. Cu­
a la virilidad adulta. La subincisión —cor­ rada la herida, el tejido cicatricial blo­
te practicado a lo largo de la cara inferior quea la abertura salvo por un mínimo
del pene, ensanchamiento de éste, a me­ orificio único conservado mediante la
nudo lesionando la uretra—ha sido prac­ inserción de un pequeño objeto, un fino
ticada a veces en Australia, mientras que tallo o paja, que permite el paso de la
la superincisión —corte a lo largo de la ca­ orina y el fiujo menstrual. También se
ra dorsal del prepucio—ha sido común en practican algunas formas intermedias
algunas culturas de las islas del Pacífico. con excisión de menos tejido y la consi­
La circuncisión femenina es un eufemis­ guiente ampliación del orificio de salida
mo muy difundido para indicar varios ti­ (Abdalla, 1982).
pos de cirugía genital femenina tradicio­ Las consecuencias para la salud pueden
nal. Corriente en el Africa occidental, sa­ ser muy graves. El acto quirúrgico en sí
hariana y nororiental, también ha sido mismo puede causar intenso dolor a las
documentada en algunos pueblos del su­ muchachas* hemorragia y a menudo
reste asiático y en las Américas (Toubia, conmoción, con retención de orina, in­
1995, p. 5). En América del Norte inclu­ fecciones y septicemia. Si se practica la
so llegó a prescribirse a principios del si­ infibulación no es raro que el tejido cica­
glo XX como forma de tratamiento con­ tricial obstruya el paso de la menstrua­
tra la masturbación. En las culturas don­ ción o dificulte en extremo la primera
de esta cirugía se practica de manera cópula. La infibulación dificulta igual­
general suele aplicarse bien a niñas muy mente el parto, que sólo puede llevarse a
jóvenes (por ejemplo, la edad de cinco a término mediante una nueva incisión de
siete años es la norma entre los árabes urgencia. Esta circunstancia puede oca­
sudaneses), bien en adolescentes como sionar fístulas vesicovaginales, compli­
rito de paso previo al matrimonio (como cación grave con necrosis tisular y aper­
ocurre entre los masai y los gífcuyu en tura antinatura entre la vagina y otras
Kenia) (Davison, Í989). estructuras internas. Logrado el parto,
La modalidad menos lesiva de la circun­ suele practicarse la reinfibulación. No
cisión femenina consiste en la ablación ha de sorprender que la costumbre sea
del prepucio clitórico, comparable a la causa de graves efectos psicológicos (El
circuncisión masculina, acompañada a Dareer, 1982).
menudo de un recorte o ablación parcial En reconocimiento de la peligrosidad de
del propio clítoris. Cuando la ablación es estas cirugías se ha acuñado el término
total se dice «clitoridectomía», y «exci­ de «mutilación genital femenina».
sión» cuando a ésta se suma ia ablación Las razones aducidas para justificar la
de los tejidos adyacentes del prepucio y circuncisión femenina varían de una cul­
los labios. tura a otra y no se asocian con ninguna
La forma más grave y cruenta de la cir­ tradición religiosa única. En Africa, por
cuncisión femenina es la infibulación (o ejemplo* ha sido practicada por musul­
«circuncisión faraónica», en reconoci­ manes, cristianos, judíos y seguidores de
otras culturas religiosas. Aunque la ma­ distinguir las grandes unidades de las
yoría de-los musulmanes no la practican más pequeñas, donde los nexos genealó­
e incluso se oponen a ella por contraria a gicos se recuerdan y pueden ser definidos
los preceptos islámicos, muchos musul­ (creando técnicamente un sistema de es­
manes del Africa nororiental creen que tirpe extensa y única), en el que los lina­
en sus formas más leves es aceptable, ba­ jes de orden superior son funcionalmen­
sándose al efecto en la interpretación de te equivalentes a los clanes. MR
algunas enseñanzas atribuidas a Maho-
ma. Dado que las tradiciones del Profeta c la s e Las clases sociales constituyen
reciben el nombre de sunna, a estas for­ divisiones de orden mayor de las SOCIE­
mas leves se las da en llamar «r.irmm f i­ DADES COMPLEJAS, y sus miembros poseen
sión sunn¿z» (Gruenbaum, 1991). diversas medidas de riqueza, poder y
Otras explicaciones culturales de la prác­ prestigio, derivados de su posición res­
tica incluyen la preservación de la virgi­ pectiva en la DIVISIÓN DEL TRABAJO. Aun­
nidad (reduciendo el deseo sexual y obs­ que la «clase» es uno de los conceptos
taculizando la penetración), la belleza más poderosos al alcance de los estudio­
(adecuación a la estética cultural), la sos de las sociedades grandes y comple­
limpieza* la purificación (árabe tahúr) t jas, también es uno de los menos unifor­
la identidad sexual (eliminación de las mes en su significado y uso.
partes «masculinas») y la garantía de La voz fue acuñada en la época de las
placer sexual del hombre. transformaciones sociales asociadas al
Los esfuerzos en la educación sanitaria crecimiento del CAPITALISMO industrial;
pública para modificar o eliminar esta su significado ha sido profundamente
clase de cirugía han gaviado relevancia influido por el trabajo de Karl Marx,
en años recientes (Koso-Thomas, 1987), quien formuló un modelo de desarrollo
EG que reflejaba los modelos emergentes de
Otras lecturas Hosken, 1993; Paige y una estructura de clase simplificada a.
Paige, 1981. medida que las sociedades progresaban
hacia un modo universal de organización
clanes Grupos de descendencia unili- social impuesto por el capitalismo bur­
neal que vinculan a una serie de colecti­ gués en expansión por todo el mundo.
vos descendientes de un antepasado teó­ Aunque Marx escribió poco específica­
ricamente común cuya genealogía con mente sobre clases, su esquema secuen-
frecuencia no se recuerda o es puramen­ cial general de las épocas caracterizadas
te mitológica* Así, los miembros de un por amos y esclavos, señores y siervos,
clan pueden compartir un nombre o an­ burgueses y proletariado ha tenido gran
tepasado común con el que se suponen influencia en los antropólogos. Max We­
emparentados y, no obstante, ser incapa­ ber aceptó muchas de las ideas de Marx
ces de definir los vínculos entre los lina­ acerca de la propagación global de la MO­
jes componentes. Los clanes son a menu­ DERNIZACIÓN basada en el progreso tec­
do exógamos y los que ocupan una región nológico, pero puso los cimientos de la
determinada pueden funcionar como contribución de la antropología a la in­
unidades políticas territoriales. MatrL- terpretación de clase como reconociendo
clán es el que se organiza sobre una base que las sociedades se «insertan» diferen­
de descendencia matrilineal; patriclán, cialmente en el SISTEMA m u n d i a l (véase
conforme a descendencia patrilineal. A l­ TEORÍA DEL S. M .) emergente, y también
ternativamente, el término se aplica para que la dimensión cultural, o ideológica,
de las relaciones de clase es más impor­ determinada por su relación con los me­
tante de lo que en general se supone, dios de producción. Unos pocos antropó-
menos fácil de comprender y que posee logos han intentado aplicar el concepto
una capacidad transformadora que com­ marxiano de clase directamente a las so­
plementa, y a veces supera, la del cam­ ciedades precapitalistas (Terray, 1975);
bio tecnológico. pero, en su más amplio sentido, los estu­
El enfoque aplicado al estudio de las cla­ dios de la formación de clases en un sis­
ses depende de los supuestos teóricos tema mundial emergente tratan de iden­
muy generales del investigador. Los es­ tificar las secuencias de desarrollo en lás
tudios primariamente dedicados a cómo regiones periféricas que corresponden a
se cohesionan las sociedades y persisten los que tuvieron lugar a medida que el
así en el tiempo suelen tratar en general capitalismo prosperaba en las áreas nu­
a las clases como resultado de la distri­ cleares de Europa y América del Norte
bución normal de las actividades funcio­ (E. Wolf, 1982). Dos ejemplos excelentes
nales necesarias para garantizar la ope­ de estudios antropológicos que interpre­
ración del sistema social. Este enfoque se tan la historia, la estructura social y la
considera, óptimamente bajo el epígrafe cultura locales en términos del desarro­
de ESTRATIFICACIÓN social. Si el punto de llo de un modo de producción y de siste­
atención teórico lo constituyen más bien ma de clases únicos de alcance mundial,
los procesos de cambio, como en los es­ aunque con algunas adaptaciones a las
critos de Marx, las clases emergentes se condiciones locales, son los de Gough
consideran fruto de cambios en los pro­ (1981) en India y de Vincent (1982) en
cesos de producción, introduciendo así Africa oriental.
potenciales conflictos entre las jerarquías Un volumen creciente de trabajo antro­
políticas y de posición social estableci­ pológico estudia grupos particulares en
das. Sin embargo, para que estos conflic­ las sociedades industrializadas o en curso
tos se articulen políticamente hace falta de industrialización, concentrándose en
la emergencia de una conciencia de inte­ las clases más bajas o trabajadoras, o en
reses comunes y destino unitario entre las características sociales y culturales
los miembros de cada clase, situación supuestamente producidas por la POBRE­
que hace añorar una nueva dimensión ZA. Estos estudios se transforman a me­
en el estudio de las clases. nudo en descripciones de SUBCULTURAS,
Los antropólogos influidos por Marx han concebidas ya como emergencia localiza­
destacado primariamente las estructuras da de modos de producción particulares,
sociales y culturales surgidas de las rela­ ya como unión o agrupación de tradicio­
ciones económicas, o MODOS DE PRODUC­ nes étnicas con adaptaciones clasistas.
CIÓN, y han identificado las clases en tér­ Sin embargo, algunos antropólogos han
minos de su posición en estos procesos. sido sensibles a las diferencias de clase y
Siguiendo una secuencia evolutiva, las las correlaciones culturales en vecinda­
clases emergen a medida que ios modos des raciales o étnicas (Hannerz, 1969).
de producción se hacen más complejos. Los métodos de estudio antropológico
Asi, se ha prestado gran atención a los que implican un contacto continuo y de
campesinos, terratenientes y jornaleros primera mano a lo largo de un tiempo
sin tierra en las sociedades preindustria­ prolongado han producido análisis deta­
les y han abundado los intentos por iden­ llados que complican las teorías más abs­
tificar las principales características del tractas de la estructura de las clases y su
modo de vida, o CULTURA, de cada clase, motivación económica. En el plano local
es frecuente dar con facciones de clase, se, en cambio, lleva primariamente su
estratos intermedios y actores indeter­ atención al modo de producción explota­
minados que no se ubican clara y fácil­ dor inherente al estado colonial y la es­
mente en las categorías de clase más ge­ tructura de clases resultante. Una parte
nerales, pero que se traducen en una rica integral de este modo de producción es
tesitura de acción social. Los estudios una forma de dominación ideológica
precursores de W. Lloyd Warner (1941- donde la evaluación diferencial de raza y
1959) y sus colaboradores, hoy injusta­ cultura adquiere especial relieve. No
mente ignorados, intentaron un análisis obstante, estos modelos hipergeneraliza-
rdultifactorial de la vida social de una dos abren gradualmente paso a análisis
población norteamericana haciendo de más finos del proceso social donde la
la clase el principio interpretativo cen­ dominación y el conflicto de clases ex­
tral y prestando especial atención a las perimentan una infexión por mor de
dimensiones simbólicas, y también ma­ una diversidad de factores culturales e
teriales, de las relaciones entre clases. ideológicos (F, Cooper y Stoler, 1989).
Aunque algunos antropólogos pueden El trabajo de June Nash, iniciado con sus
considerar todavía las creencias, el ritual estudios de los mineros bolivianos del es­
y las prácticas consuetudinarias simila­ taño (1979), ha sido notable por su cui­
res como meros epifenómenos de las re­ dadoso tratamiento de la relación entre
laciones económicas y políticas, en la ac­ el contenido cultural local de la ideolo­
tualidad es más corriente atribuir a la gía y la conciencia de clase en sus mani­
cultura y a la ideología un importante festaciones globales y locales.
papel en todo proceso de acción social. Se Algunos de los trabajos más creativos en
inaugura así un espacio considerable­ análisis de clases se han llevado a cabo
mente más amplio para el estudio antro­ bajo el epígrafe general de «estudios cul­
pológico de las clases y lo hace comple­ turales», cuyo origen se encuentra en la
mentario de los estudios macrosociológi- labor desarrollada en el Centro de Estu­
cos de estructuras objetivo a gran escala dios Culturales Contemporáneos de la
(Bourdieu, 1990). Universidad de Birmigham hacia finales
La inestabilidad que a menudo sigue al del decenio de, 1960. Centrados particu­
fin del COLONIALISMO ha presentado larmente en la convergencia de la opre­
nuevos retos a los antropólogos y ha esti­ sión clasista y racial en Gran Bretaña y
mulado numerosos análisis retrospecti­ en los diversos modos de oponerse a ella,
vos de las sociedades coloniales como ba­ las publicaciones de este centro han ejer­
se de los estudios contemporáneos. Los cido una gran influencia entre los antro­
análisis de clase han competido con fre­ pólogos activos en situaciones compara­
cuencia con modelos de SOCIEDADES PLU­ bles desde Estados Unidos a Africa del
RALES. En otras palabras, el orden jerár­ Sur, Iberoamérica y el Caribe (véase La­
quico de las sociedades coloniales y pos- ve et al, 1992, para una detallada revi­
coloniales ha sido considerado por los sión de los trabajos de este grupo). RS
pluralistas como fruto de las característi­ Otras lecturas Lipset, 1968; R. Smith,
cas culturales y a menudo raciales de los 1984; B, Williams, 1989; E. Wright, 1985.
diversos elementos de la población in­
corporados al estado colonial, natural­ c la s ific a c ió n Es el ordenamiento con­
mente con los representantes del poder ceptual de las cosas. La antropología exa­
colonial en las posiciones dominantes (L. mina la comparabilidad transversal de las
Kuper y Smith, 1969). El análisis de cla­ clasificaciones entre culturas. La investi­
gación subraya las comparaciones ínter- sarrollar glosarios metalingüísticos para
culturales de campos semánticos como términos populares en campos semánti­
parentesco, color, seres vivientes, rasa, en­ cos con miras a facilitar su traducción
fermedad, leña combustible, cerámica, exacta. En este sentido, «tío » podía tra­
automóviles, herramientas y tiempo. ducirse con más exactitud como «varón
El interés por la clasificación nace del colateral de la primera generación as­
campo del parentesco, fundado por L.H. cendente (en relación a ego)». El análisis
M o r g a n (Í818-1881). Morgan (1871) componencial se centró principalmente
propuso dividir las terminologías (o clasi­ en la clasificación del parentesco, pero
ficaciones) del parentesco en dos tipos: mantuvo una estrecha relación con los
clasiñcatorio y descriptivo. Las termino­ estudios dedicados a los fundamentos de
logías clasiücatorias, como los SISTEMAS las clasificaciones de la realidad en otros
DE PARENTESCO IROQUESES, fusionaron a campos (D ’Andrade, 1995).
los parientes colaterales y lineales bajo Uno de estos campos consideraba los tér­
términos únicos, de modo, por ejemplo, minos para los colores básicos: voces sen­
que el término de referencia para el her­ cillas estrictamente referidas a partes
mano del padre propio es «padre» y el de concretas del espectro cromático como
la hermana de la madre es «madre». Las «negro», «blanco» y «rojo», por ejemplo.
terminologías descriptivas, en cambio* no Consideradas durante largo tiempo in­
extendían el significado de los parientes conmensurables en el universo de las
lineales a otros colaterales, de modo que culturas, Berlin y Kay (1969) descubrie*
«padre» y «madre» hacen referencia úni­ ron que cuanto más complejas eran éstas
camente a los progenitores propios. A.L. más básicos eran los términos usados pa­
KROEBER (1909), confundido por la dico­ ra los colores en su vocabulario. También
tomía de Morgan, afirmó que todas las revelaron que los términos para estos co­
terminologías de parentesco son en reali­ lores básicos eran esencialmente equiva­
dad clasificatorias porque en todas las lentes en su significado en una extensa
lenguas algunos términos de parentesco muestra de lenguas examinadas. Expu­
se refieren a más de un tipo (un individuo sieron a su vez que dichos términos apa­
genealógicamente definido). Incluso en recían codificados en igual secuencia en
las lenguas modernas «tío» denota más muchas lenguas, de modo que las que
de un tipo de parentesco: hermano del contenían el término básico «rojo» tam­
padre, hermano de la madre, o marido de bién los poseían para «negro» y «blan^
la hermana de uno y otra. Kroeber sugirió co». Si dos lenguas tenían el mismo nú­
que las terminologías de parentesco han mero de términos cromáticos, cualquiera
de ser comparadas desde la perspectiva de de ellos tenía significado equivalente en
atributos distintos, como si el sexo, la ge­ ambas. Los interlocutores nativos de len­
neración, la colateralidad o la linealidad guas diversas tendían a seleccionar el
pudieran ser identificadas como definiti­ mismo tipo focal (o rango limitado de
vas de la propia clasificación. más de trescientas tablillas cromáticas
Esta propuesta se considera a menudo la Munsell) para cada término de color bá­
piedra angular del ANÁUSIS COMPONEN- sico. Berlin y Kay demostraron que las
CIAL que pretende reducir los términos lenguas que poseían una voz para «rojo»,
de diferentes lenguas a determinados por ejemplo, tendían a agruparse alrede­
atributos significativos tanto para los dor de una parte muy específica de la
usuarios de aquéllos como para los ob­ carca de colores Munsell para este térmi­
servadores adiestrados. Se trataba de de­ no, lo cual sugería un referente focal
transculturalmente válido para la cuali­ to tipos de roble. Por último, están los
dad «rojo». La trasladabilidad mutua de apelativos varíetales, inmediatamente su­
términos de colores básicos y la secuen­ bordinados a los términos específicos, c0'
cia común en que son codificados parece mo «perro pastor pardinegro alemán»
reflejar un modelo universal de clasifica­ (frente a otros tipos de pastor alemán), en
ción humana de los colores. sí una forma del «pastor alemán» (especí­
£n un trabajo paralelo sobre la clasifica­ fico), que es a su vez un «perro» (genéri­
ción de plantas y ANIMALES (etnobiolo- co), un «mamífero» (forma de vida) y un
gía), Brent Berlin y sus colegas, apoyán­ «animal» (iniciador singular) en magni­
dose en la obra de Harold Conklin, halla­ tud creciente de integración-
ron que había esencialmente sólo cuatro o La evidencia de que el número de clases
cinco clases (o categorías jerárquicas) en (cuatro o cinco) tiende a ser esencialmen­
diversas culturas (Berlin et al, 1973), te igual en culturas diversas sugiere otra
Aunque muchas lenguas carecen de un propiedad universal de la clasificación
término traducible para «planta» o «ani­ humana, sugerencia reforzada por el ha­
mal», ambos se reconocían como campos llazgo de que el número de genéricos po­
semánticos por las palabras que aluden pulares para plantas y animales tiende a
inequívocamente y sin polisemia posible concentrarse en torno a quinientos (Ber­
a plantas o animales, tales como los tér­ lín, 1992), lo cual puede indicar el límite
minos equivalentes a «pelo», «plumas», superior de la memoria en las culturas
«néctar» y «fibras». En otras palabras, analfabetas (Lévi-Strauss, 1966).
aunque el campo semántico «plantas» es En relación con la taxonomía científica,
anónimo (o no explícito) en muchas len­ las clasificaciones populares pueden so-
guas, desde el punto de vista cognitivo es brediferenciar o subdiferenciar el con­
totalmente real por el vocabulario asocia­ junto viviente. En un chocante caso de
do exclusivamente con é l Esta categoría sobrediferenciación, los hanundo de las
encubierta recibe el nombre de «inicia­ Filipinas usan unos 1.800 nombres para
dor singular» (algo parecido a «reino» en una flora científicamente reconocida de
las ciencias biológicas). Jerárquicamente sólo unas 1.300 especies (Conklin, Í957).
alojadas por debajo de él se encuentran Las culturas estrechamente asociadas
tres o cuatro clases más, en orden deseen* con la vida en exteriores tienden a mos­
dente de integración: forma de vida, ge­ trar una proporción mucho mayor de
nérico común, específico y varietal (au­ nombres para los seres vivos en su voca­
sente en algunas lenguas). Las formas de bulario que las lenguas asociadas con
vida son agrupamientos mayores dentro una mayor dependencia de la comodidad
del iniciador singular, como «árbol», implícita en la vida en interiores (Ber­
•«hierba» y «trepadora» para las plantas, y lín, Í992). Más aún, las lenguas asocia­
«ave», «mamífero» y «pez» para los ani­ das con una gran complejidad tecnológi­
males en nuestro habla común. Los gené­ ca (como el inglés de Estados Unidos)
ricos se subordinan inmediatamente a las tienden a presentar más términos para
formas de vida, de modo que los nombres formas de vida (así como para iniciado­
«roble», «pino» y «abeto» son tipos de ár­ res singulares) que las afiliadas a socie­
bol. Los específicos, como ocurre con los dades íntimamente dependientes de los
nombres científicos, tienden a ser binó- recursos naturales (C. Brown, Í9S4). Las
micos y se subordinan inmediatamente a similaridades superan, no obstante, a las
la clase o genérico común, de modo que diferencias en las clasificaciones popula­
«roble muerto» y «roble vivo» son al efec­ res en lenguas diversas, así como entre
éstas y las científicas. Unas y otras com­ raciales. Aunque el uso de términos de
parten criterios de ordenamiento y mor­ raza es independiente de la unión paren-
fología. pese a la diferencia en el número tai en ambos casos, brasileño y estado­
de clases, en su definición, nomenclatu­ unidense, los fundamentos de tal inde­
ra, aspectos morfológicos que se conside­ pendencia son totalmente diferentes. En
ran importantes («árboles» no es un ta- Estados Unidos se desarrolló un sistema
xón.en botánica, pero jinacardiaceae, de castas en el que una persona era «ne­
que comprende desde los enormes ana­ gra» o «blanca» y donde el casamiento
cardos hasta la hiedra venenosa, presen­ mixto era raro y a menudo ilegal. Cuan­
ta ciertos rasgos característicos en la do se dada, la prole generada era auto­
morfología de sus flores y frutos que le máticamente clasificada como «negra»,
confieren la categoría de taxón), y el ejemplo de hipodescendencia en la que
margen de términos de referencia geo­ la clasificación racial de uno de los pro­
gráfica (clasificación popular) se restrin­ genitores es absolutamente ignorada en
gen a las especies vivas con presencia lo- la calificación racial de la persona. En
cal, mientras que las clasificaciones cien­ Brasil cabe que unos hermanos sean con
tíficas son, en principio, generalizabas. frecuencia clasificados en «razas» dife­
Incluso la taxonomía científica, que data rentes, hecho del todo imposible en Es­
de Aristóteles, tiene raíces en la biología tados Unidos (Harris y KottaJk, 1965).
popular (Atran, 1990). Las razas, como poblaciones reproducto­
En contraste con la expresión verbal de ras aisladas, no existen. Harris y sus co­
términos emparentados, la trasladábili- legas señalaron que la clasificación bra­
dad de los términos para los colores bási­ sileña, aunque ambigua, abarca una
cos y la estructuración común de las je­ multitud de fenotipos, independiente­
rarquías de los seres vivos, Marvin H a - mente de la clasificación de los progeni­
R.R.IS examinó las profundas diferencias tores del individúo y, por tanto, es más
intraculturales e interculturales en las exacta que la dicotomía estadounidense
clasificaciones de r a z a . Mientras que en «negro» y «blanco», basada en un siste­
Estados Unidos, por ejemplo, uno era ma de castas (Harris, 1970; Harris et a l7
históricamente «negro» o «blanco», Ha­ 1995). La propia confusión en la asigna­
rria (1970) halló en Brasil un total de ción de identidad racial en Brasil, a uno
492 términos relativos al color racial en mismo o a otros, implica un caos semán­
una muestra de un centenar de infor­ tico respecto del propio concepto. Cierto
mantes, quienes emplearon numerosos es que el número creciente de grupos ét­
términos para categorizar el color racial nicos diferentes en Estados Unidos y la
de 72 dibujos estándar representativos demanda de algunos de que se incluya
de diferentes fenotipos. Los términos de en el censo nacional una categoría «bi-
color racial suscitados por las tarjetas rracial» indica que la noción de una úni­
presentadas no indicaron referentes fo­ ca identidad racial fija parece perder
cales (como fenotipos «blanco» o «ne­ predicamento.
gro» prototípicos), a diferencia de lo ex­ La aparente incomparabilidad de las cla­
puesto en los estudios de Berlín y Kay so­ sificaciones raciales dentro de una pers­
bre los términos para los colores básicos. pectiva transcultural sugiere que el pro­
La clasificación racial brasileña popular puesto objetivo etnocientífico de mutua
es claramente diferente de la tradicional trasladabilidad de las clasificaciones cul­
en Estados Unidos en cuanto que admite turales es ilusorio aquí porque, como
una posibilidad más amplia de fenotipos campo semántico, «raza» no ha sido ja­
más universal, a diferencia del parentes­ gionalmente compartidas, reflejo de los
co, de la ..terminología para los colores contactos entre los hablados en una área
básicos y para los seres vivos. En contras­ geográfica particular, como Mesoaméri-
te con otros campos semánticos presen­ ca (L. Campbell et a l 1936). Por último,
tes en el estudio transcultural de clasifi­ cabe clasificar a los lenguajes tipológica­
cación de la realidad, el que hace refe­ mente en términos de características es­
rencia a la raza, como ocurre con la tructurales compartidas, independiente­
clasificación dicotómica en Estados Uni­ mente de los factores geográficos o gené­
dos, carece de validez empírica y de re­ ticos, como cuando el japonés y el haurai
gularidad transcultural. «Raza» no es si­ (una lengua papuana) se agrupan como
no un constructo exclusivamente popu­ SOV (que presentan un orden de sujeto-
lar, mientras que los parientes, los objeto-verbo) (Comrie, 1989). BC
colores, las plantas y los animales son rea­ Otras lecturas B. Grimes, 1992a, b; J.
les en todo lugar. WEal Grim.es y Grimes, 1995; Ruhlen, 1937.
Véase también ANTROPOLOGÍA COGNITTVA,
SISTEMAS DE PARENTESCO DESCRIPTIVOS, cobada Ritual por el que el padre mi-
ANTROPOLOGÍA ECOLOGIA, ETNÜBOTÁNICA, metiza las arduas labores de la madre
ETNOCIENCIA. parturienta. Este «yacer» del padre pone
Otras Lecturas Rosch y Lloyd, 1973; de manifiesto su nueva o renovada condi­
Tyler, 1969. ción de tal, que subraya imitando algunos
de los comportamientos del PARTO y ob­
clasificación de las lenguas La servando los TABÚES pertinentes. MR
forma más tradicional y extendida de cla­
sificar los lenguajes es genética (véanse COCULa En todas las sociedades huma­
los principios subyacentes en LINGÜÍSTICA nas, la preparación de comida incluye la
COMPARATIVA). La tabla 1 (p. 160) reúne aplicación de calor a productos crudos: en
las principales familias lingüísticas (in­ ello consiste el hacer culinario o la cocina.
cluidas algunas aisladas, por ejemplo, las Entendida ésta como uso del fuego con es­
que cuentan con un solo miembro) con te fin, es sólo una manera de transformar
lenguajes representativos. No se incluyen los alimentos crudos, pero que adquiere
aquellos que carecen de un origen genéti­ especial importancia por su asociación con
co único, como el pidgin y el criollo. La la noción de hogar (unidad de definición
clasificación es conservadora; muchos lin­ en numerosos censos del pasado) como
güistas incluirían a algunas o todas las elemento central de la casa y lugar de las
modalidades de turco, mongólico, tunguí- ocupaciones domésticas de la mujer. El
sico, coreano y japonés como altaico, y re­ hogar, con su fuego permanente, es el su­
conocerían otras grandes familias en ias ministrador de calor, en especial en cli­
Américas, como el hokaino y el penutio. mas fríos, donde constituye asimismo el
Propuestas más radicales y polémicas foco de la vida social de la familia. Y en
agruparían a todas las familias de Papua calidad de tal genera divinización en la
en una sola (J. Greenberg, Í971) y en forma del dios de la cocina de China, los
amerindio a todas las indias norteameri­ dioses del fuego de la mitología indo­
canas salvo la Na-Dene (J. Greenberg, europea, y aun los cultos más generaliza­
1987), así como a diversas lenguas de Eu- dos al hogar y a la casa que persisten en
rasia como nostrático o eurasiático. las sociedades seculares del presente.
Los lenguajes también pueden ser clasi­ En el siglo XIX, el interés antropológico
ficados en términos de características re­ en la alimentación se centró en concep-
Tabla 1. Principales familias lingüísticas y lenguas representativas

Familia lingüística. Lenguas representativas

Indoeuropea:
Indoirania Sánscrito, hindi-urdu, bengalí, cingalés, persa

Armenia
Baltoeslava Lituano, ruso, polaco, checo, serbocroata

Albanesa
Griega
Itálica (incl. el romanche) Latín, francés, español, portugués, italiano, rumano

Céltica Galés, irlandés


Germánica Inglés, holandés, alemán, noruego, sueco, danés
Vasca
Caucásica noroccidental Circasiano, abjaz
Caucásica nororiental Checheno, awax
Kartveliana (caucásica meridional) Georgiano
Urálica Húngaro, finlandés
Túrquica Turco
Mongólica Mongol
Tunguísica Manchú
Coreana
Japonesa
Ket
Yukaghir
Gilyak (Nivkh)
Chukotko-kamchatkiana Chukchi
Dravidica Tamil, telugu
Buxushaski
Sinotibetana Chino (incluido el mandarín), tíbetano, birmano
Miao-Yao (Hm ong-M ien) Hmong
Austroasiática Santali, mon, khmer, vietnamita
Tai-Kadaí Tai
Andamanesa [lenguas indígenas de las islas de Andamán]
Ausrronésica malayo-indonesio, javanés, tagalo, fidjíano, tongués
Familias papúas Enga, chimbu
Austrálica [todas o la mayoría de las lenguas indígenas de Australia]

Afroasiática:
Semítica Hebreo, árabe, amhárico
Egipcia antigua
Bereber Kabileño, tamasheq
Cusítica Somalí, oromo
Omótica [varias lenguas de Etiopía occidental y Kenia
septennional]
Chádica Hausa
Nilo-sahariana Kanuri, luo, massai
Tabla 1 (continuación)

familia lingüistica Lenguas representativas

Uíger-congoleña, incluidas:
Mande Maninka, mende
Atlántica Pula, wolof
Ijo
Yoruba
Bantú Swahili, xhosa, zulú
Khoisana Ñama, ¡kung
Esqiiimal-aleutiana Inuit, aleutiano
jJa-Dene, incluida;
A thabascana Navajo, chippewa
Otras fam ilias lingüísticas indias
norteamericanas, incluidas:
Algonquína Píes negros, cree
Iroquesa Séneca mohawk, cherokee
Siouana Crow, dakota, omaha
Salishana Squamish, shuswasp
Uto-azteca Shoshonés, hopi, náhuatl
Oto-mangueana Otomí, mixteca, zapoteca
Maya Yucateca, tzeltal, quiché
Chibchana Cuna
Caribeña Galibi
Arahuacana Arahuaco, caribeño isleño
Tucanoana Tucano, basarano
Tupí Guaraní
Ge Chavante
Panoana Cashinah.ua
Quechua
Aimará

tos com o «T A B Ú », «TO TE M ISM O », «SACRI­ formar los alimentos como señal de la
FICIO» y «c o m u n ió n », los aspectos r e li­ emergencia de la humanidad, el equiva­
giosos d el consumo de com ida. L o s fu n ­ lente culinario del papel del tabú del in­
cionalistas p rosigu ieron a lo largo de es­ cesto respecto del sexo. Este interés llevó
tas líneas en el s ig lo XX y trataron de a un intento por distinguir gustemas (al
vincular estas prácticas con la estructura estilo binario según el modelo lingüísti­
de las relaciones sociales (la d im en sión co), como en el contraste que observó en­
«so cio lóg ica ») y con los procesos de p ro­ tre las cocinas inglesa y francesa (Lévi-
ducción y reproducción, com o en e l estu­ Strauss, 1969b). La distribución de estos
dio de A u d r e y HlCHARDS Land, L a b o u r rasgos fue seguidamente comparada con
&nd diet ín N o r th e r n K hod esia (1939). la de esferas homólogas a fin de poner de
Más específicam en te centrados en la co­ manifiesto las «actitudes inconscientes»
cina han sido los análisis estructurales de las sociedades consideradas. Más tar­
de L é v i-S tr a u s s (1963a), en los que en ­ de pasó de la distinción binaria al «trián­
tendió la aplicación d el fu ego para trans­ gulo culinario» basado en el vocal homo-
nimo de la. lingüística (Lévi-Strauss, zan de comidas diferentes de las de los
1965), que prosigue en sus análisis de la grupos inferiores, donde las prácticas je­
mitología suramericana (Lévi-Strauss, rárquicas hacen referencia las clases de
1969-1981), donde el triángulo culina­ alimentos en uso, la manera en que se
rio, con sus vértices crudo, cocido y po­ preparan y sirven y la forma en que son
drido, se suplementa con un triángulo de tomados (la esfera entera de las «formas
recetas que comprende asado, ahumado en la mesa»).
y hervido. Otros autores (Lehrer, 1974) Las sociedades estatales compuestas de
han abundando en esta noción, pero ba­ varias regiones no aparecen necesaria­
sándose en lexeraas, unidades de una. mente definidas por sus propias formas
lengua particular más que en gustemas de cocinar. En la mayoría de los estados
analíticos o incluso tecnemas. africanos eran pocas las diferencias exis­
Mary DOUGLAS usó una forma de análi­ tentes en la dieta respectiva de los gru­
sis cultural para «descodificar una comi­ pos superior e inferior. En términos ge­
da» (1971) reduciéndola a sus compo­ nerales, los hogares de los jefes usaban
nentes, pero insistiendo al mismo tiempo las mismas recetas que en otros estratos,
en que debía situarse en el marco global con la posible excepción de contar con
de otras consumidas, pues «el significado más carne, más sal y más de todo antes
de una comida» se encuentra examinan­ que de mayor variedad de elementos. Es­
do una serie de analogías repetidas, pa­ ta situación guarda relación con el hecho
ralelamente al estudio a la manera de de que la mayoría de las unidades do­
B a DCLIFFE-B r o w n (1922) acerca de los mésticas dependían de la agricultura de
rituales de las islas Andamán. Del mis­ azada, incluso las de los mercaderes ocu­
mo modo, la estructura simbólica debe pados en el comercio y las regiones po­
entenderse ajustada al modelo de rela­ derosas y dirigentes volcadas en la ob­
ciones sociales. tención de botín, de modo que las dife­
Lo que se tiende a omitir en estos enfo­ rencias económicas no eran grandes.
ques es el acento en las diferencias inter­ Además, los miembros de cualquier re­
nas (por ejemplo, de CLASE) en las prác­ gión tomaban a menudo sus esposas de
ticas culinarias, dado que la noción de otras, determinándose así cierta homo-
cultura implica en general la idea de ho­ geneización de las prácticas culinarias
mogeneidad. Tampoco se presta sufi­ entre las mujeres. En general no se for­
ciente atención a los cambios resultantes maron subculturas importantes y no
de estos conflictos internos, o a la impor­ emergieron, pues, cocinas diferentes (J.
tación de nuevos cultivos, nuevas técni­ Goody, 1982).
cas o nuevas recetas del exterior. Sin em­ Contrástese esta situación con la de las
bargo, una reflexión sobre la situación sociedades principales de Europa y Asia,
mundial revela que estos cambios no es­ donde los grupos de posición más eleva­
tán confinados sólo a las sociedades da desarrollaron estilos culinarios mas
avanzadas, aunque es cierto que la in­ complejos y tenían acceso a ingredientes
dustrialización de la comida ha acelera­ y recetas más elaborados. Como Marc
do el proceso, por ejemplo, en la produc­ Bloch (1967) ha señalado, estos grupos
ción y uso del azúcar (Mintz, 1985). tendían a desposarse en un círculo cerra­
En algunas sociedades estratificadas, di­ do, endogámica más que exogámica'
ferentes modos de vida basados en el ac­ mente, de ahí que desarrollaran sus pro­
ceso a recursos de varias clases significan pias subculturas. En ello se veían apoya­
que los grupos de posición superior go­ dos por su riqueza mucho mayor en
perras de AGRICULTURA de arado (o in­ ciones adquirieron gran importancia;
tensiva), donde la disponibilidad de ani­ tanto en la Inglaterra puritana como en
males de labranza significaba, que un la China comunista se impusieron severas
h o m b re podía producir mucho más que restricciones a los banquetes públicos.
otros, lo cual le permitía sufragarse un Un aspecto de este exceso es la constante
modo de vida «superior». Dado que el asociación de la comida con el sexo, te­
sistema predominante de DOTE fomenta­ ma que ha interesado a Crawley (1902),
ba la unión de propiedad y posición, los Lévi-Strauss, Khare (1976) y a muchos
casamientos tendían a producirse en el otros autores. De China se ha dicho que
seno del grupo, entre personas que com­ los vocabularios culinario y sexual se so­
partían el mismo estilo de vida. lapan, y no sólo en el plano simbólico, si­
Esta diferenciación aumentó con el ad­ no también en el doméstico, ambos es­
venimiento de la escritura, que ayudó a trechamente relacionados.
grupos especializados al servicio de las
capas superiores, o aun a miembros de Coesposa Mujer que comparte el ma­
éstas, a reunir y elaborar recetas en ma­ rido con una o más muj eres en unión po-
nuales de cocina que seguidamente po­ ligínica. MR
dían servir de modelo a quienes aspira­
ban a acceder al mismo estilo de vida. Cognados Son aquellas personas re­
Éste fue particularmente el caso con la lacionadas con un individuo por lazos de
llegada de la imprenta, cuando la proli­ consanguinidad, sea por línea materna o
feración de ediciones abrió camino a la paterna. «Cognado» se usa a veces como
movilidad social. sinónimo de «ENADO». MR
En algunas sociedades de este tipo, el
proceso alcanzó un grado más alto que Colaterales Se trata de parientes o
dio lugar no sólo a una cocina diferen­ de líneas de parentesco que no descien­
ciada, sino a la alta cocina. China es al den directamente de un individuo, como
respecto muy representativa, y Michael es el caso de los hermanos o la progenie
Freeman (1977) ha discutido la emer­ de los abuelos (tíos, tías, primos). MR
gencia de tal cocina en términos de la
amplia disponibilidad de ingredientes y colonialismo Establecimiento y man­
recetas, de un cuerpo de aventurados ca­ tenimiento del poder, durante un plazo
tadores, el placer de cocinar y el desarro­ prolongado, por parte de un poder sobe­
llo de una agricultura avanzada. Otros rano sobre un pueblo extraño y subordi­
lugares que dieron marco a una cocina nado que se mantiene ajeno al poder v i­
semejante fueron la India hindú, el gente. «Colonialismo» se asocia frecuen­
Oriente Próximo árabe y la Italia del temente con «colonización», a saber, el
Renacimiento. En medida diferente, to­ asentamiento físico de gentes (colonos)
dos crearon culturas de restauración, crí­ del centro imperial en la periferia colo­
tica para la emergencia de las cocinas re­ nial por ejemplo, las antiguas colonias
gionales formalizadas de China- griegas, o los colonos británicos en las tie­
Tanta elaboración culinaria produjo ine­ rras altas de Kenia). Rasgos característi­
vitablemente respuesta airada no sólo por cos de la situación colonial son el dominio
parte de los pobres, sino de los filósofos político y legal sobre una sociedad extra­
éticos, que ponían objeciones a semejante ña, las relaciones de dependencia econó­
derroche, exceso, diferenciación y POBRE­ mica y política, la reorientación de la eco­
ZA- En determinados lugares, estas obje­ nomía política colonial hacia los intereses
y las necesidades económicas imperialis­ cabo mediante asignaciones de tierras y
tas y la desigualdad racial y cultural ins­ trabajo (el sistema de encomiendas y re-
titucionalizadas (Fanón, 1963). partimientos) ? con nuevas formas de ex­
El colonialismo es una variante del im­ plotación económica (plantaciones y ha­
perialismo, entendido éste como rela­ ciendas) y minería intensiva en mano de
ción territorial desigual entre estados obra en busca de vetas de oro y plata. Es­
basada en la subordinación y la domina­ ta primera fase del colonialismo fue im­
ción, asociadas con particulares expre­ pulsada en algunas de sus vertientes por
siones del capitalismo industrial como lo que Eric W olf (1982) llamó «la bús­
los monopolios financieros y los movi­ queda del metal» y de otras formas de ri­
mientos de capital transnacionales. Co­ queza (especias, marfil y esclavos), pero
mo forma de expansión territorial, el co­ los orígenes de la expansión europea son
lonialismo es expresión de un desarrollo complejos, enraizados en la creciente
irregular en un sistema de capitalismo competencia mercantil, impulsos reli­
global en curso, así como de alteración giosos e ideológicos y el desarrollo políti­
de las divisiones internacionales del tra­ co regional asociado con la crisis del feu­
bajo (Baxrat-Brown, 1974)- dalismo.
En la era moderna (desde 1870) se ha El colonialismo tuvo como marco una li­
empleado el término «colonialismo» co­ mitada capacidad tecnológica (las colo­
mo descripción general del estado de so­ nias se hallaban a menudo geográfica­
metimiento de sociedades no europeas mente muy distantes de la metrópoli, de
de resultas de las formas específicas de ahí que fueran relativamente autóno­
expansión* organización y dominio del mas) y el poder y los impulsos sociales de
imperialismo europeo, norteamericano y un modo particular de producción (feu­
japonés (Fieldhouse, 1981). El colonia­ dalismo tardío). Aunque el primer coló-
lismo y las luchas por liberarse él han si­ nialismo se considera a menudo «mer­
do fuerzas fundamentales en la configu­ cantil» por su naturaleza, promovido por
ración de lo que hasta hace poco se ha los estados europeos a través de casas de
dado en llamar el «tercer mundo» y en comercio y compañías licenciatarias, su
la formación de un sistema global distin­ impacto en el planeta excedió con mu~
to y moderno (S. Hall, 1996). cho la esfera del COMERCIO y de los inter­
cambios. Por ejemplo, millones de indi­
Historia viduos fueron tomados a la fuerza de
Le era del colonialismo empezó en el si­ Africa para trabajar en régimen de ES­
glo XV con la expansión europea en A fri­ CLAVITUD en las plantaciones del Caribe
ca, Asia y el Nuevo Mundo. Inaugurada y sur de Estados Unidos, mientras que la
por España y Portugal y seguida luego minería y la ganadería aportaron al
por otros poderes europeos occidentales, Nuevo Mundo nuevos circuitos de co­
como los Países Bajos e Inglaterra, el colo­ mercio internacional de bienes de gran
nialismo emergió a raíz de las conquistas consumo (Stavrianos, 1981).
y asentamientos violentos que siguieron a Como aspecto de un nuevo sistema glo­
un período de exploración extensiva. El bal emergente, el colonialismo nació en
proyecto colonialista más ambicioso fue el el sustrato de un residual feudalismo eu­
auspiciado por España en el Nuevo Mun­ ropeo y duró tres siglos. Se desbarató en
do, que implicaba formas complejas de el siglo XV III por el rápido avance del CA­
dominio y administración directa e indi­ PITALISMO industrial en Inglaterra,
recta, La colonización española se llevó a Francia y Alemania, y cedió su sitio a:
una nueva forma o fase segunda, de du­ — Distintas formas de estado colonial
mucho más breve y con raíces en
r a c ió n (entendido como proyecto a la vez cultu­
un expansivo capitalismo de alcance ral y político: Corrigan y Sayer, 1985), y
mundial. El siglo que medió entre 1820 los intereses que representaban, como el
y ia primera guerra mundial fue testigo ESTADO.
de la aparición de un orden colonial mo­ — La diversidad de sociedades precolo-
derno respaldado por la total hegemonía niales sobre las que se impuso diferen­
europea del comercio mundial, las fi­ cialmente la dominación europea. Dado
nanzas y las comunicaciones marítimas que colonizador y colonizado se encuen­
y por nuevas formas de autoridad políti­ tran geográficamente separados, todos
ca y militar sostenida por la tecnología, los colonialismos deben enfrentarse a la
las ciencias aplicadas y la información espinosa cuestión de cómo han de ser
(el telégrafo y otros). administradas financiadas y rentabiliza-
Entre 1870 y 1918, los poderes coloniales das las colonias (Crow y Thorpe et al,
sumaron en promedio 614.400 km2 cada 19S6).
año a sus posesiones; entre 1875 y 1915, Los estados coloniales fueron cruciales
una cuarta parte de la superficie de la para el establecimiento de las condicio­
Tierra se distribuyó o redistribuyó en nes necesarias para la obtención de in­
colonias entre media docena de estados gresos (por ejemplo, impuestos, adua­
(Hobsbawn, 1987). Gran Bretaña, Fran­ nas), regímenes laborales (basados en
cia y Alemania ampliaron sus colonias formas varias de trabajo libre o servil)
en diez millones, nueve millones y dos instituidos para la manufactura de mer­
millones y medio de kilómetros cuadra­ cancías; también para conjugar alianzas
dos, respectivamente; Bélgica e Italia, políticas que mantuvieran la ficción de
Estados Unidos y Japón aumentaron sus una participación local y, no obstante,
dominios en aproximadamente dos m i­ aseguraran la hegemonía imperial (a
llones y medio y doscientos cincuenta menudo frágil).
mil kilómetros cuadrados, respectiva­ A finales del siglo XIX y principios del
mente. Esta fase de «imperialismo clási­ Xx, el colonialismo adoptó una gran va­
co» dejó de describirse en términos de riedad de formas. Una tipología útil em­
laissezfaire y mercantilismo, pues repre­ plea las coordinadas de formas de pro­
sentó una nueva fase del desarrollo del ducción de bienes, régimen laboral y po­
capitalismo y de rivalidad interimperial. der político (Hicks, 1969). En el caso de
Africa fueron tres las formas más defini­
Colonialismo moderno das (Amin, 1973):
Puede clasificarse con form e al m o m en to — Asentamientos de colonos, como en
y manera en que te rrito rio s ajenos fu e ­ Kenia y Mozambique, donde el gobierno
ron incorporados a un sistem a m u n d ial directo por una clase de colonos se asoció
(véase TEORÍA DEL SISTEMA M U N D IAL) y con la producción de bienes de consumo
subyugados, en g e n era l m ed ia n te uso de exportables procedentes de las plantacio­
la fuerza, seguida de conquista y rapiña. nes: productos como el algodón, el té, el
Con más precisión , las variacion es en la café y el azúcar.
experiencia colon ial resultan de la com ­ — Economías de comercio, como en N i­
binación específica de: geria y Senegal, caracterizadas por un
— La forma de economía política capita­ gobierno indirecto a través de las clases
lista en momentos específicos de la his­ dirigentes locales (autoridades nativas),
toria mundial. que actuaban como burócratas colonia­
les, y producción por el campesinado de que. Sin embargo, en gran parte del
bienes de consumo exportables, como mundo en desarrollo pervive una sensa­
aceite de palma y cacahuetes. ción general de que la descolonización
— Concesiones mineras en lugares como no se ha traducido en una verdadera in­
África del Sur o Zaire, donde el capital dependencia económica o política. La
transnacional dominó la economía nacio­ persistencia de una producción primaria
nal y se reclutó una fuerza laboral inmi­ destinada a la exportación y de elites po­
grante, a menudo a la fuerza en primera líticamente dependientes vinculadas a
instancia, desde «reservas nativas» espa­ los poderes coloniales sugiere que el co­
cialmente segregadas para el trabajo en lonialismo se ha transformado en un
las minas, que impusieron una nueva con­ «neocolonialismo perpetuo» (Abdel-Fa-
figuración a la economía política local. dil, 1989).
La educación occidental y la actividad
misionera, introducidas como medio pa­ Perspectivas teóricas
ra adiestrar a los funcionarios de segun­ Los esfuerzos por explicar los orígenes y
do orden y como brazo civilizador del es­ la cronología, y el carácter y las conse­
tado colonial, tuvieron consecuencias cuencias del colonialismo moderno han
contradictorias. Los dirigentes naciona­ generado una copiosa literatura. El colo­
listas, anticoloniales de primera genera­ nialismo ha sido considerado una fuerza
ción, surgieron precisamente del servicio benigna de modernización económica y
civil (administrativos, maestros) y de las progreso social (la llamada mission civila-
escuelas de las misiones que continuaron trice) que garantiza la ley y el orden, la
su educación más allá de los límites fija­ propiedad privada y el contrato, infras-
dos por los maestros coloniales. En el pe­ tructuras básicas e instituciones politoló-
ríodo que siguió a 1945, el aumento de gicas modernas (Bauer, 1976). También
los movimientos anticoloniales en las co­ ha sido ubicado en diferentes tradiciones
lonias y las crisis económicas en un siste­ del marxismo y neomarxismo como ins­
ma imperialista en declive contribuye* trumento de destrucción masiva, depen­
ron a un rápido proceso de descoloniza­ dencia y explotación sistemática genera­
ción. Los poderes imperiales tacharon al dor de economías «distorsionadas» (véase
sistema colonial de caro y crecientemen­ TEORÍA. DE LA. DEPENDENCIA) , desorienta­
te ingobernable. El colonialismo se desa­ ción psicosociológica, pobreza masiva y
creditó política e ideológicamente ante dependencia neocolonial (Rodney, 1972;
los emergentes movimientos nacionalis­ Baran, 1957; A. Frank, 1967). Algunas lí­
tas, a menudo activamente apoyados por neas de pensamiento marxista han postu­
el bloque socialista (véase NACIÓN). lado que el capitalismo colonial fue «pro­
La independencia del gobierno colonial gresista», actuando como poderoso, motor
llegó rápidamente en el período de pos­ del cambio social (B. Warren, 1980); otros
guerra, a pesar de que los colectivos de trabajos marxistas han argumentado que
colonos blancos fueron especialmente el colonialismo no fue suficientemente
resistentes a toda noción de poder indí­ progresista, provocando la célebre obser­
gena, La independencia sólo se logró en vación de Kay (1975) de que lo que el ter­
estos casos mediante la insurrección or­ cer mundo necesitaba era más explota^
ganizada, como ocurrió con los mau mau ción, no menos. Otros estudios igual de
de Kenia> o a través de una prolongada controvertidos han postulado un MODO DE
guerra de liberación por guerrilleros in­ PRODUCCIÓN claramente colonial (Alav:,

dómitos, como en el caso de Mozambi­ 1975). Con todo, lo que queda claro es que
el cambio de las «esferas de influencia» yectos coloniales donde se ha producido
informales al régimen colonial formal en la mayor parte del trabajo antropológico
el sigl° XIX hincó sus raíces en una nueva reciente.
fase de transformación capitalista (llama­ Han sido varios los hilos conductores de
da a veces la «segunda» revolución indus­ esta nueva lectura antropológica del co­
trial) en la que la rivalidad capitalista y el lonialismo. Uno de ellos ha llevado a la
crecimiento de los fondos transnacionales recuperación de las voces perdidas —los
de capital industrial y financiero impul­ silencios y ausencias en los registros im­
saron la búsqueda de materias primas, periales—acerca de las luchas y resisten­
nuevos mercados y nuevas oportunidades cias de grupos subalternos como el cam­
para la inversión. pesinado, los trabajadores menos cualifi­
Aunque la investigación antropológica cados y las prostitutas; otro ha permitido
ha aportado poco o nada en general a las reconocer que el examen de esta subor­
grandes teorías del colonialismo, efecti­ dinación arroja una nueva luz sobre la
vamente se ha centrado en las represen­ hegemonía colonial para centrarse en las
taciones culturales particulares de los «tensiones del imperio» (F. Cooper y
«otros», no europeos, y en las ideologías Stoler, 1989) —las contradicciones, el de­
y prácticas (misionarios, viajeros, cientí­ sorden y la insuficiencia del gobierno
ficos) asociadas con los aparatos colonia­ colonial— y en la dialéctica de la cons­
les que eran parte de las prácticas y ex­ ciencia de unos y otros al respecto. En es­
periencias de los diversos colonialismos te trabajo se reconfigurado el colonialis­
locales (Taussing, 1987; Jean Comaroff y mo como proceso monolítico para susti­
Comaroff, 1992). tuirlo por una sensibilidad hacia las
culturas locales como palestra de comba­
Antropología y colonialismo te en el seno de sistemas globales históri­
La experiencia colonial implicó comple­ camente específicos. Y por último, y con
jas y simultáneas pautas de resistencia y fines más ambiciosos, este nuevo concep­
adaptación al gobierno colonial, y es en to del colonialismo como objeto de es­
este terreno —el universo de la conscien­ crutinio antropológico lo contempla co­
cia y la cultura de colonizador y coloni­ mo proceso global transnacional y trans-
zado—donde los antropólogos han pres­ cultural que echa por tierra las grandes
tado una importante contribución (Sto- narrativas imperiales eurocéntricas cen­
ler, 1995; B. Cohn, 1987; Alonso, 1995; tradas en las naciones coloniales (Said,
Swedenburg, 1995). 1978). Desde esta perspectiva «poscolo-
La antropología es inseparable de la his­ nial», los subyugados Otros no eran sim­
toria y prácticas del colonialismo en un plemente actores de segunda fila en ujia
doble sentido: de una parte, los antropó­ gran epopeya de dominación europea, si­
logos fueron con frecuencia empleados no que constituyen lo que Stuart Hall
por el estado colonial, y de la otra, la (1996) llamó «la cara exterior de la mo­
ciencia de la RAZA era parte integral de dernidad capitalista occidental» (véase
las formas en que los poderes coloniales FOSCOLONIALISMO).
se representaban a sí mismos y a los Los antropólogos han contribuido a la
otros, no europeosTen el proyecto moder­ tarea de reescribir la historia de Occi­
nista de los siglos XIX y XX (véase tam­ dente, de ubicar en su verdadero lugar
bién DESARROLLO, MODERNIZACIÓN). Ha múltiples historias y contingencias cro­
sido en torno a las tensiones y contradic­ nológicas y de recuperar las historias lo­
ciones surgidas en el seno de varios pro­ cales extrañadas y relegadas cuya raíz se
encuentra en las interrelaciones globa- té. Cuando una de las partes en el inter­
les-locales (Escobar, 1994; N. Thomas, cambio posee una vasta superioridad en
1994; Gilsenan, 1996; Stoler, 1995; armamento y puede imponer arbitraria­
ÍL Young, 1995). MWa mente las condiciones de transacción es
Otras lecturas Brewer, 1980; Etheiing- muy difícil establecer la distinción entre
ton, 1984; I. Wallenstein, 1974, comercio y tributo.
Otro modo de adquirir bienes desde la
comercio Intercambio bidireccional distancia se ha dado en llamar comercio
en el que las transacciones suelen produ­ «en sucesión», muy referenciado en el
cirse a menudo en un momento dado. El registro etnográfico. En este caso, los ob­
comercio comprende dos tipos de inter­ jetos son transferidos de un grupo local a
cambio: ( 1) el mediado por alguna espe­ otro vecino. Es frecuente que otra clase
cie de DINERO, donde la compra y la ven­ de objetos siga el curso contrario, y que
ta son factores clave; y (2) el TRUEQUE, ambas se integren en la misma transac­
donde dos bienes o servicios se intercam­ ción. Por ejemplo, las conchas de nácar y
bian por otros dos sin intervención de di­ las hachas de piedra verde eran objeto
nero. Es cuestionable si debiera incluirse de intercambio a lo largo de un eje nor­
bajo la rúbrica «comercio» el INTERCAM­ te-sur en lo que hoy se conoce como Pa-
BIO DE PRESENTES, Aunque frecuente en púa Nueva Guinea, (Las conchas de nár.
los escritos antropológicos, el comercio car tenían su origen en la costa meridio­
no constituye un concepto técnico bien nal y las hachas en la septentrional.)
definido. Algunos de los objetos eran almacenados
Las formas de comercio particularmente en un lugar intermedio, y otros despa­
interesantes para los antropólogos son chados. El valor relativo de cada uno
las que ser califican como de «de larga (comparado con el otro) se establecía en
distancia» y «en sucesión», porque con función de la distancia de su lugar de
frecuencia implican a muchas socieda­ origen.
des distintas con valores culturales dife­ Las pequeñas SOCIEDADES IGUALITARIAS
rentes. El comercio de larga distancia mantienen sistemas de intercambio re-.;
desplaza objetos a lugares muy alejados guiar que propician la expedición de ob-
de su origen (cobre, bronce, obsidiana, jetos a puntos de destino muy lejanos.
gemas, hachas de piedra, nácar, etc.). En Los intercambios pueden producirse ea:
algunos casos se emprenden expedicio­ el curso de encuentros esporádicos o ea
nes a los lugares de origen de los recur­ momentos diádicamente convenidos. Es-
sos, se adquieren las materias primas (y tos intercambios se denominan a veces
puede que se fabrique el objeto) y se re­ de «comercio» y otras de «intercambio
gresa al punto de partida. Esto no consti­ de regalos». Los criterios para diferen­
tuye comercio porque no hay intercam­ ciar ambos conceptos no están claros. Por
bio. Más comunes son las expediciones ejemplo, una parte importante de las ex­
mercantiles que llevan a los individuos pediciones kula en las islas Trobriand
al lugar de origen de recursos que se «co­ del Pacífico obedecía al comercio orga­
mercializan» mediante intercambio. La nizado entre visitantes y anfitriones, to­
evidencia arqueológica de este tipo de talmente al margen del suministro de;
actividades es abundante en el antiguo valores kida.
Oriente Próximo, así como la evidencia Las sociedades de más entidad, en parti­
histórica de los últimos siglos sobre el cular las ESTRATIFICADAS, gozan de mu~
comercio ultramarino de especias, seda y chas más oportunidades para implicarse
en el comercio organizado. En las socie­ modificación de la política fiscal. De
dades políticamente centralizadas pue­ donde que la incertidumbre inherente a
den establecerse puntos concretos o estas condiciones propicie la concentra­
«puertos de comercio», ciudades, asenta- ción del comercio en bienes de lujo y al­
jnientos o imperios mercantiles especia­ to valor y, en comparación con éste, de
les sin más fin que el de acoger toda escaso peso.
suerte de transacciones con forasteros, a El comercio tienen el efecto de hacer
menudo ubicados en zonas fronterizas. disponibles objetos (y puede que servi­
Puede haber comercio interior, facilita­ cios) extraños. Prácticamente todas las
do por la organización centralizada de sociedades humanas han comerciado. Y
las leyes, los jueces y el dinero que re­ entre los efectos del comercio destaca el
fuerzan la reglamentación local de los incrementar el surtido de bienes y recur­
contratos, los sistemas locales de medida, sos a disposición de una localidad dada,
y a menudo también un lenguaje comer­ que presumiblemente aumentan la ca­
cial local que permita la creación de un pacidad de los locales para gestionar su
conjunto uniforme de leyes. Los inter­ entorno. Adicionalmente puede entra­
cambios entre sociedades urbanas son ñar la ventaja social de mantener una
menos uniformes y suelen denominarse interacción pacifica y fructífera entre so­
«tributo» o «trueque». ciedades vecinas. En el plano individual,
Por último, los individuos o las corpora­ un socio de comercio puede significar el
ciones pueden comerciar allende las refugio necesaria en caso de trastorno o
fronteras. Aunque de importancia extre­ subversión del orden. RHun
ma, ha sido poca la atención dedicada Véase también CAPITALISMO, COLONIALIS­
sistemáticamente al estudio de los roles MO, MINORÍAS MEDIADAS, TEORÍA DEL SIS­
sociales y ocupacionales del comerciante TEMA MUNDIAL.
a grandes distancias y del que atraviesa Otras lecturas Curtin, 1984; Earle y
las fronteras políticas. La capacidad re­ Ericson, 1977; Plattner, 1989; K. Polany
querida de estos individuos es enorme: et aL, 1957.
los sistemas de medida son raramente
iguales en lugares diferentes, de modo compadrazgo Forma ritual de pa­
que esta clase de comerciante ha de po­ rentesco derivada del padrinazgo católico
seer el dominio de varios; también varía romano común en España, Iberoamérica
la moneda, cuyo valor fluctúa en el tiem­ y las Filipinas (Hart, 1977). La relación
po, como cambian las costumbres y las padrino-ahijado crea vínculos perma­
leyes contractuales de un lugar a otro. El nentes de obligación mutua y afecto en­
mercader de éxito ha de aprender todos tre las partes y entre los padrinos y los
estos sistemas y operar fácilmente con padres naturales de sus ahijados. MR
ellos. Además, la seguridad del comer­
ciante y de sus pertenencias depende del complejo pecuario Término acu­
poderío militar que le respalda, de la si­ ñado 'por M elville H e r s Ko v t ts (1926)
tuación de paz y justicia de los lugares para describir un conjunto de creencias
.en los que desempeña su oficio, y aun de entre las sociedades pastorales del este y
la solidez de su propia red comercial. Y sur de Africa en las que el prestigio aso­
todos estos factores varían de una época ciado con la propiedad de ganado pare­
a otra y en lugares distintos y pueden ser cía superar hasta extremos irracionales
objeto de cambios súbitas por razones co­ el valor económico real. Este complejo se
mo la guerra, una crisis económica o la caracteriza por tres aspectos:
— La posesión de ganado se valoraba co­ ya vida transcurre en un ámbito social.
mo riqueza en lo social más que en lo eco­ Los antropólogos han hecho uso desde
nómico y era objeto de intercambios es­ hace tiempo de la complejidad de las fa­
trictamente en contexto con las relacio­ cultades y prácticas de comunicación co-
nes sociales, como el matrimonio, donde mo medida de las diferencias entre los
constituía la parte sustancial del pago de seres humanos y otras formas de vida.
la novia (véase PAGO POR I A NOVIA). Mientras que muchos animales poseen
— Las reses no eran sacrificadas para ob­ alguna forma de intercambio de infor­
tener carne, salvo en especiales ocasiones mación en su repertorio comportamen-
ceremoniales. tal primario, desde hace mucho tiempo
— Los ganaderos estaban estrecha, si no se considera que sólo los humanos son
emocionalmente, unidos a su ganado. capaces de la forma compleja de comu­
Herskovits entendía por «complejo» un nicación que llamamos LENGUAJE.. La ex­
conjunto de rasgos, no una fijación u ob­ clusividad de esta facultad humana ha
sesión mentales, pero el término adqui­ sido puesta en tela de juicio a raíz de los
rió pronto este significado psicológico. experimentos de comunicación llevados
La irracionalidad de estos rasgos fue re­ a cabo en anos recientes con otras espe­
chazada por estudiosos más modernos, cies animales, en particular chimpancés
que hallaron que la cría de ganado cons­ y otros grandes monos. Sin embargo, es
tituía la estructura económica de un sis­ razonable sostener que ninguna otra es­
tema cultural de creencias centrado en pecie animal ha desarrollado la comuni­
el ganado más que el sentido inverso. cación hasta el nivel de complejidad pro­
Entendieron que valorar el ganado era pio de la vida humana.
una muestra de sensatez donde la agri­
cultura era insuficiente (Porter, 1965; H. Modelos de comunicación teóricos
Schneider, 1979) y que el comercio esta­ Aunque el estudio de la LINGÜÍSTICA en
ba más extendido de lo que Herskovits alguna de sus formas data de la inven­
creía (Galaty y Bonte, 1991). Además, el ción de los SISTEMAS DE ESCRITURA, los
«sacrificio ritual» demostró ser una modelos teóricos de la comunicación co­
fuente sorprendentemente regular de mo proceso general, considerado el len­
obtención de alimento (H. Schneider, guaje sólo como aspecto particular, son
1957). Hoy el debate ha pasado del relativamente recientes. El semiólogo y
«complejo pecuario» a la «complejidad lingüista Ferdinand de Saussure y el fi­
pecuaria» a medida que los antropólogos lósofo pragmático Charles Peirce pro-,
han tratado de desentrañar las múltiples porcionaron la base de muchos trabajos
relaciones que confieren al ganado un posteriores sobre la estructura general
papel clave simbólico, económico, reli­ de la comunicación gracias a su desarro-,
gioso y social al mismo tiempo. TB lio de teorías acerca de la función de los
Véase tam bién PASTORES NÓMADAS, signos.
El antropólogo Edward S A P IR formuló
comunicación Es el comporta­ una de las primeras propuestas generales.
miento que se traduce en la transferen­ para un enfoque comportamental de la :
cia de información entre organismos con comunicación diciendo que «todo mode­
miras a modificar el comportamiento de lo cultural y todo acto de comportamien­
todos los participantes en el proceso. La to social implican comunicación, ya ex­
comunicación es básica en todas las for­ plícita ya implícita» (1931, p. 78). Sostu­
mas de vida y esencial para los seres cu­ vo igualmente que la comunicación de.
fundamentalmente de naturaleza sim­ será el contenido informativo, y a mayor
bólica y, por consiguiente, dependiente probabilidad, menor información y tan­
¡Je la naturaleza de las relaciones y el en­ to más próximo será el suceso a la entro­
tendimiento entre los interlocutores. pía. La existencia de un sistema discreto
El lingüista alemán Karl Bühler desa­ con parámetros de evaluación entre cu­
rrolló una teoría de campo sobre el len­ yos límites puede ser calculada la proba­
guaje en su Spracktheorie (1954) que bilidad de un suceso es esencial a esta
resultó ser un formidable modelo para definición; de otro modo, un suceso ines­
matemáticos, lingüistas y sociólogos perado será visto como de naturaleza
(Bühler, 1990). En síntesis consideró al aleatoria y, así, con escaso contenido in­
lenguaje compuesto por cuatro elemen­ formativo. .
tos —hablante, oyente, signo y objeto—y Román Jakobson (1960), apoyándose en
tres funciones: la expresiva (de coordina­ el trabajo de Bühler, desarrolló un mo­
ción del signo con el hablante), vocativa delo de comunicación similar al de
(de coordinación del signo con el oyente) Shannon y Weaver, modelo que se pre­
y referencial (que correlaciona signo y senta en la figura 1, En este diagrama,
objeto). cada uno de los que Jakobson llamó «fac­
Claude Shannon y Warren Weaver, de tores constitutivos ,.. en cualquier acto
Bell Telephone Laboratories, colabora­ de comunicación verbal» es emparejado
ron en 194S en el desarrollo de un mode­ con una «función» diferente del lengua­
lo matemático de comunicación que, je (en cursiva). Según Jakobson, en cada
aunque influyente, eliminaba toda refe­ comunicación verbal predominará uno o
rencia a factores sociales y culturales del más de estas funciones. Su particular in­
proceso comunicativo. La formulación terés en este aserto era explicar la fun­
de Shannon y Weaver (1971) contenía ción poética del lenguaje, que él identifi­
seis elementos: origen, codificador, men­ ca como la función del lenguaje que ope­
saje, canal, descodificador y receptor. Es­ ra para intensificar el mensaje.
tos elementos generales podían conce­
birse de muchas maneras, pero la formu­ Comunicación animal y
lación más corriente reconocería al comunicación humana
hablante como origen, la mente y el sis­ Los antropólogos han identificado desde
tema vocal como codificador, un sistema hace mucho tiempo la comunicación lin­
de daves como el lenguaj e o el gesto co­ güística como uno de los principales ele­
mo mensaje, las ondas sonoras en el aire mentos —si no el principal elemento—
o las señales electrónicas como canal, el que distingue a los humanos de otras
sistema auditivo y el cerebro como des- formas animales. En las décadas de 1950
codificador y el oyente como receptor. y 1960 algunos autores empezaron a ex­
Shannon y Weaver incluían también en plorar la continuidad de los sistemas de
su modelo el concepto de «ruido» sisté- comunicación humano y animal. La ma­
míco, cuya descripción matemática se yor parte del trabajo en este período ini­
conocio más tarde como «entropía» y fue cial fue conjetural y programático, pero
objeto de estudio por derecho propio. En eficaz a la hora de establecer nuevos pro­
esta formulación, la información se con­ gramas de investigación.
sidera opuesta a la entropía; conceptos, Charles D, Hocken (1960) clasificó trece
ambos, que se describen en términos de «características estructurales» en las co­
probabilidad. Cuanto menos probable municaciones animales, algunas de la
sea un suceso en un sistema dado, mayor cuales identificó como privativas de los
Contexto
Referencia!

Mensaje
Poético

Emisor Destinatario
Emotivo Co nativo

Contacto
Fático

Código
Metalingual

Figura í. Elementos de diseño de la comunicación (según Jakobson, 1960).

seres humanos. Se encuentran resumi­ psicólogos Alien y Beatrice Gardner, de


das en la tabla 1. De estas trece caracte­ la Universidad de Nevada en Reno* La
rísticas, las últimas cuatro —desplaza­ comunidad científica recurrió a la lista
miento, productividad, transmisión tra­ de pautas variables descritas por Hockett
dicional y dualidad de modulación- para determinar cuán «humanas» eran
fueron consideradas por investigadores las comunicaciones de Washoe. Los lin­
posteriores capacidades exclusivamente güistas añadieron, a su vez, otras pruebas
humanas, y, por ello fueron consideradas tendentes a evaluar la capacidad sintác^
prueba de la presencia de capacidades tica de Washoe, a lo cual los Gardners
lingüísticas en otras especies animales. objetaron señalando que su experimento
El trabajo de Bühler y la sugestiva am­ había sido meramente diseñado para po­
pliación de Jakobson al respecto consti­ ner a prueba su hipótesis relativa a la co­
tuyeron asimismo la base del estudio de municación interespecies, no para medir
las comunicaciones animales. El semió- la capacidad de Washoe para expresarse
logo Thomas Sebeok (1965) usó su mo­ en lenguaje humano (R. Alien Gardner
delo, pero lo amplió señalando que los y Gardner, 1969), pero fue en vano. Sus
canales visuales y táctiles son tan impor­ investigaciones adquirieron aspectos
tantes como los auditivos en el espectro plurales con los investigadores que em­
total del comportamiento comunicativo pezaron a adiestrar y probar a una serie
de los animales; así, los términos «ori­ de primates no humanos sirviéndose de
gen» y «destino» son más comprehensi­ modelos diseñados para verificar o re­
vos que «hablante» y «oyente». chazar sus facultades lingüísticas más
Tanto los trabajos de Hockett como los que su capacidad de comunicación. Los
de Sebeok han. sido usados para evaluar más aptos mostraron unos comporta­
la capacidad lingüística de los chimpan­ mientos de comunicación extraordina­
cés y de otros grandes simios desde la dé­ riamente complejos. Los detractores de
cada de 1960. El primero de los, así lla­ estos enfoques argüyeron que los com­
mados, chimpancés lingüísticos, de portamientos son producto de mecanis­
nombre Washoe, fue adiestrado en el mos de estímulo-respuesta y que su ca­
Lenguaje de Signos Americano por los rácter comunicativo es sólo aparente. Es-.
Tabla 1. Trece rasgos estructurales de la comunicación animal (segrín Hocken, 1960)

Rasgo Características

1. Canal auditivo vocal Xa información es vocalmente codificada y decadificada


auditivamente.
2. Emisión espacial La información se transm ite por ondas de sonido creadas en
y recepción direccional el espacio, pero es recibida por e l apaTato auditivo capaz
de detectar la dirección de la fuente del sonido.
3, Extinción rápida L a información declina rápidamente y permite
(transitoriedad) la transmisión de una nueva en orden secuendal.
4, Xntercambiabilidad La información codificada vocalmente se percibe como
equivalente a la recibida auditivamente. En consecuencia,
lo oído puede ser imitado o repetido por el oyente.
5. Retroefecto total L a información vocalmente producida por el originador
de la comunicación es asimismo oída por éste,
proporcionando así un efecto retractivo y de control.
6. Especializacíón Se usan diferentes modelos de sonido para diferentes fines
de comunicación. En los humanos, se usan primariamente,
sí no exclusivamente, los sonidos del habla.
7. Semanticidad Los signos pueden ser comprendidos como representación
de ios objetos de referencia.
8. Arbitrariedad No es imprescindible la similaridad intrínseca o conexión
entre los signos y las cosas de las que sirven como referencia.
9. Segmentabilidad El continuo sónico es procesado cognitivamente en
elementos discretos significativos.
10. Desplazamiento Es posible la comunicación acerca de un objeto fuera de
la presencia física de los comunicadores o imaginario
o de naturaleza meramente conjetural.
11. Productividad Los comunicadores pueden crear libremente comunicaciones
nuevas y originales sin tener de ellas experiencia previa.
Í2. Transmisión tradicional Las estructuras de comunicación e información vehiculadas
por la primera se transmiten y adquieren como resultado
de comportamiento social más que de capacidad genética.
13. Dualidad de modulación Las unidades de comunicación significativa se diferencian
entre sí por contrastes, combinándose a la vez según
modelos distintivos.

tos experimentos, aunque no fueron con­ lucionado a partir de sistemas gestuales


cluyentes, han servido para poner en te­ y señales verbales. El lingüista Philip
la de juicio la noción fundamental de Lieberman sugirió que la verdadera co­
que la comunicación lingüistica repre­ municación lingüística verbal sólo llegó
senta la frontera absoluta entre huma­ con el desarrollo de una forma dada del
nos y animales. tracto vocal humano de resultas de la bi-
pedestacion que conllevó la capacidad de
Evolución de la comunicación producir una gran variedad de vocales.
Los antropólogos han conjeturado que la Seguidamente postuló que el hombre de
comunicación humana puede haber evo­ neandertal carecía de capacidad lingüís­
tica plena, lo cual puede haber contri­ Comunicación, poiesis (creación) y
buido a su extinción. La teoría de Lie- estructuras del discurso
berman ha sido cuestionada por otros in­ En años recientes, los antropólogos han
vestigadores con el argumento de que los llevado su atención a modelos de comuni­
hallazgos fósiles no permiten reconstruir cación que tienen en cuenta la creativi­
el tracto vocal, compuesto de tejidos dad humana y la indeterminación inhe­
blandos (Lieberman, 1991). rente en todas las operaciones de comuni­
En cualquier caso, gestos, gritos, tonos cación, Friedrich (1986) señaló que la
vocales y otros elementos no verbales si­ POESÍA es un aspecto natural de la comu­
guen desempeñando un papel crucial en nicación humana siempre abierto a inter­
la comunicación humana. Edward Hall pretaciones múltiples. De igual modo, los
(1959) ha señalado la importancia de la estudios de las estructuras metafóricas de
distancia interpersonal en la comunica­ la comunicación (J. Fernández, 1986, La-
ción, objeto de estudio al que dio el koff y Johnson, 1980) demuestran que los
nombre de «proxémica». humanos tratan de salvar las imprecisio­
nes recurriendo a las imágenes.
Etnografía de la comunicación El estudio del DISCURSO efectivo se ha
La antropología ha tratado de documen­ convertido crecientemente en el modo
tar la complejidad de las prácticas comu­ preferido de análisis de la comunicación
nicativas entre culturas. Un proyecto de humana. El enfoque parte de la base de
investigación inspirado por el modelo que el proceso de comunicación es coope­
Bühler-Johnson ha sido el llamado inicial­ rativo e implica cierta coordinación y ne­
mente «etnografía del habla» y luego «et­ gociación comportamental entre dos o
nografía de la comunicación» por Dell más interlocutores. Ésta aproximación al
Hymes y sus alumnos de la Universidad tema no considera a las comunicaciones
de Pennsylvania. Hym.es desarrolló la lis­ como un conjunto de transmisiones de un
ta original de elementos constituyentes y mensaje aislado de una persona a otra, si­
funciones de Jakobson en distintas publi­ no más bien como un proceso emergente
caciones (1962,1974), la más elaborada de que cambia continuamente de forma y
las cuales acuñó el mnemónico speaking propósito a medida que progresa (véase
(hablar) que se presenta en la figura 2. Sherzer, 1987)* Esta postura llevará pro-

S Situation (Situación, escenario)


P Participante (Participantes, hablante o emisor, oyente o receptor)
E Ends (fines —resultados, objetivo —mecas)
A Act sequence (secuencia, forma y contenido del mensaj e)
K Key (clave, tono o manera en que cursa la comunicación)
1 InytnLmentalities (instrumentos vocales, canales)
Norma (normas de interacción, normas de interpretación)
G Genres (géneros, tipos de comunicación cúltimamente reconocidctf)

Figura 2, Elementos de la comunicación (según Hymes, 1974).


bablemente a modelos de análisis más ar las cejas pueden haber sido posturas
complejos en el futuro. WBe hostiles para los homínidos prehistóricos.
Véase también COMUNICACIÓN NO VERBAL, La expresión facial es una de las fuentes
p r a g m á t i c a , a n t r o p o l o g í a s i m b ó l ic a . de información afectiva más importantes
para los seres humanos actuales.
comunicación no verbal La ma­ Los movimientos de las manos o de otras
yor parte de la COMUNICACIÓN humana es partes del cuerpo de maneras claramen­
de naturaleza verbal. Sin embargo, los te interpretables son igualmente formas
antropólogos han sabido desde hace importantes de comunicación no verbal
tiempo que gran parte de la comunica­ que se conocen genéricamente como
ción se produce por medio de mecanis­ GESTOS. Birdwhistell llamó «cinesis» al
mos comportamentales no verbales: des­ estudio de los movimientos del cuerpo.
de el gesto y el «lenguaj e del cuerpo» al Muchos gestos «destacan» por su signifi­
aso del espacio interpersonal, pasando cado para los miembros de una sociedad
por el empleo de signos y simbolos y de dada. Los gestos de insulto, invitación,
estructuras temporales. requisitorios o despectivos parecen ser
Se ha visto que el comportamiento no universales en la sociedad humana.
verbal guarda muchas relaciones se- Edward T. Hall fue el precursor en el es­
cuenciales y funcionales con el verbal. tudio de la distancia intercorporal (pro-
Puede «repetir, aumentar, ilustrar, acen­ xémicá) y del uso del tiempo ( cronómica)
tuar o contradecir las palabras; puede como formas de comunicación no verbal.
anticiparse al comportamiento verbal, Según Hall (1959, 1966) hay importan­
coincidir con él o sustituirlo, como tam­ tes diferencias culturales en cuanto a la
bién seguirlo a modo de corolario; pero distancia guardada entre cuerpos en ra­
también puede serle totalmente ajetto» zón de diferentes fines sociales. En la so­
(Ekman y Friesen, 1981, p. 61). En todas ciedad norteamericana, por ejemplo, la
estas situaciones, los humanos han conversación social normal tiene lugar a
aprendido a interpretar las señales no una distancia media de medio metro en­
verbales de modo convencional. Sin em­ tre interlocutores; en la sociedad egipcia
bargo, igual que las palabras deben ser puede ser de tan sólo un palmo. Las per­
tomadas en su contexto para su intrepre- sonas no familiarizadas con esta particu­
tación correcta, también el comporta­ laridad pueden sentirse incómodas en un
miento no verbal debe ser interpretado acto social de esta naturaleza. Hall seña­
en el contexto total de una comunicación la igualmente que los diferentes concep­
dada (Birdwhistell, 1952, 1970). tos de t ie m p o son de carácter comunica­
Puede que la forma de comunicación no tivo. Caben aquí tanto la programación de
verbal más importante sea la expresión las rutinas diarias como la comida, la con-
facial. Los seres humanos son capaces de certación de citas y las ideas sobre la pun­
interpretar un número excepcionalmen­ tualidad. En algunas sociedades, la falta
te grande de variaciones en la configura­ de puntualidad es insultante; en otras, el
ción facial. Esta forma de comporta­ uso rígido del tiempo incomoda.
miento no verbal es probablemente una Ekman y Friesen (1981) han desarrollado
de las formas de comunicación más anti­ una tipología de comportamiento no ver­
guas en términos evolutivos. Basándose bal al hilo de los trabajos de Efron (1941),
en los estudios realizados sobre gTupos de y han establecido las categorías siguientes:
primates actuales, movimientos faciales 1. Emblemas: actos no verbales que tie­
tan corrientes como la sonrisa o el arque­ nen una traducción directa de dicciona-
t ío b ie n c o n o c id a por io s m ie m b r o s de única, unida por relaciones internas muy
u n a c u ltu r a dada. elaboradas, determinantes de múltiples
2. Ilustradores: movimientos del cuerpo niveles de significación.
que acompañan al discurso y puede bien Estos niveles de significación podrían ser
reforzar las palabras que contiene o mos­ interpretados por el antropólogo como
trar una postura contradictoria, irónica o causa de un retrato regular y convincen­
de actitud concreta frente al mensaje te de la configuración y de la gente en su
verbal. seno. El mero conocimiento de sólo algu­
3. Muestras de afecto: primariamente nos aspectos de la configuración permi­
expresiones faciales que vehiculan esta­ tiría predecir otros. La CULTURA podría
dos o actitudes emocionales. conocerse en igual medida que la perso­
4. Reguladores: actos que mantienen y na, y cada cultura sería apreciada por ra­
regulan la naturaleza vaiveniente del zones propias como estética y armoniosa
hablar y el oír, en general presentes du­ o discordante y neurótica.
rante la interacción cara a cara. Él configuracionismo reflejó claramente
5. Adaptadores: movimientos corporales la formación de Benedict bajo la égida
realizados a menudo inconscientemente de Franz BOAS en la tradición alemana
que hacen que las personas se sientan de la etnografía estética heredada de
más cómodas en su interacción social, Herder. Pero también influyó en él el
para mitigar la tensión o para acomodar­ holismo de la psicología de la Gestalt (W.
se a la presencia de otros. Las dimensio­ Kohler, 1929), la humanística de Harry
nes proxémicas y cronómicas del com.* Stack Sullivan (1964) y la filosofía ro­
portamietno verbal de Hall pertenecen a mántica de Wílhelm Dilthey (196í).
esta categoría. WBe El enfoque configuracionista de Bene­
Véase también DANZA, LENGUAJE. dict fracasó en cuestiones relativas al su­
Otras lecturas Kendon, 1977, 1981; puesto subyacente de coherencia- tampo­
Key, 1975. co quedaba claro exactamente qué aspec­
tos de la cultura eran esenciales y cuáles
concubinato Estado de la esposa me­ puramente secundarios o efímeros. Be­
nor; es decir, esposa de condición jurídica nedict se sirvió asimismo de modelos li-
inferior a la de la esposa mayor u oficial. terario-psicoanaliticos para proporcionar
Las sociedades poligínicas reconocen a un esqueleto a sus configuraciones, mo­
menudo dos o tres rangos de esposa, ccin delos que muchos antropólogos juzgaron
derechos y deberes diferentes respecto del inadecuados.
esposo y los restantes miembros de la fa­ Sin embargo, el configuracionismo sigue
milia, al igual que ocurre con su proge­ gozando de gran predicamento en la
nie. El término se aplica igualmente para imaginación antropológica. Por ejemplo,
referirse a la mujer que cohabita con un Clifford GEERTZ (1973), como Benedict,
hombre que no es su esposo, MR destacó la unicidad y la armonía interna
de cada sistema cultural, aunque repu~
conñguraciomsmo Ruth B e n e d ic t dió la armazón psicológica que era esen­
hizo famosa la noción de configuracio- cial para la obra de Benedict. AI margen
nismo en su libro Patterns o f culture de la antropología, el téorico cultural
(1934a), donde retrató a las culturas en Norbert Elias (1978) ha cosechado gran
sentido análogo a las personalidades hu­ éxito con un enfoque declarado configu­
manas. Así, cada cultura es entendida racionista que combina la complicada
como una entidad coherente, compleja y elaboración psicológica con el estudio de
los procesos históricos de larga tradición GÍA, ORGANIZACIÓN SOCIAL e VISIÓN DEL
en la cultura europea. CL MUNDO, (MineTj 1952). Así, Mérida era
Otras lecturas Benedict, 1946; C. Geertz, una ciudad moderna poblada de numero­
1985; M. Mead, 1935. sos individuos que participaban en los
asuntos nacionales e internacionales, que
COElfllctOS Véase RESOLUCIÓN DE CON­ eran relativamente libres para tomar de­
FLICTOS. cisiones sociales y económicas y con una
visión moderna del mundo. Contraria­
consanguinidad Es la que atribuye mente, los «indios» de la otra población
relaciones en pura dependencia de una vivían del merodeo (véase RECOLECTO­
estricta descendencia biológica. Son con­ RES) y de la agricultura de tala y quema.
sanguíneas,, pues, las personas vincula­ Su visión del mundo era precientífica y, a
das por filiación, por descendencia de un diferencia de la libertad individual y mo­
antecesor común o por ambas cosas a la dernidad de los urbanos, se mostraban fé­
vez, a diferencia de los AJINES, relaciona­ rreamente incorporados a relaciones so­
dos por matrimonio. ciales de la familia y la sociedad que cer­
cenaban su libre albedrío. Entre estos dos
consumo conspicuo Es el des­ casos extremos Redfield identificó otras
pliegue público de bienes de gran precio dos comunidades: una «población.» rural
y uso de servicios costosos como alarde comercial con estrechas relaciones con la
de posición. En definición estricta, este ciudad, y la comunidad campesina de
fenómeno es específico de las sociedades Chan Kom, que presentaba una mezcla
capitalistas donde las posesiones definen de rasgos «tradicionales*» y «modernos»,
a la persona, y así fue acuñado por Ve- aunque más próxima al concepto de pue­
blen (1899) para describir el comporta­ blo. Redfield consideró el cambio históri­
miento de los ricos de Estados Unidos a co fruto de la DIFUSIÓN de la tecnología
finales del siglo XIX. El término puede moderna, las formas sociales y las ideas
extenderse a otras sociedades donde el desde la ciudad al campo, es decir, desde
despliegue suntuoso de bienes cuya opu­ un extremo a otro del continuum en un
lencia en número o calidad superan a su proceso gradual de MODERNIZACIÓN. MK
utilidad sirve de marca o reclamo de po­
sición. M R control de natalidad Véase e u g e ­
Véase también PQTLACH. n e s ia , REPRODUCCIÓN.

continumn agrourbano M o d e lo control social Véase GOBIERNO, LEY,


poT R o b e r t REDEIELD (1897-
d e s a r r o lla d o ORGANIZACIÓN SOCIAL.
1958) p a r a c la s ific a r d ife r e n t e s tip o s d e
c o m u n id a d y p ro c e so h is tó ric o , q u e ilu s ­ corroboree Festival de danza noc­
t r ó c o n e je m p lo s d e l a p e n í n s u l a d e l Y u ­ turno de los aborígenes australianos.
c a tá n e n M é x ic o ( R e d fie ld , 1941). En un
e x t r e m o d e e s te c o n tin u u m s e e n c o n tra b a cortejo Se dice del proceso por el que
la « m o d e r n a » c iu d a d d e M é r id a y en el un individuo establece una T e la c ió n
o tro una pequeña p o b la c i ó n in d íg e n a amorosa o que precede al desposorio. La
« t r a d i c i o n a l » . E s t a s d o s c o m u n id a d e s r e ­ voz tiene su o r ig e n en las prácticas rei­
p r e s e n t a b a n lo s t i p o s d e d e s a r r o l l o m á x i ­ nantes al respecto en las cortes de la Eu­
mo y m ín im o , re s p e c tiv a m e n te . C o m p a ­ ropa occidental del medioevos En sus
r á n d o lo s , R e d f i e l d e x a m i n ó s u TECNOLO­ versiones europea y norteamericana, de­
nota ya un grado variable de compromi­ posición social del hombre o en conocer
so en la interacción social premarital de su carácter. Más que el atractivo físico,
hombres y mujeres (LeVay, 1993). «E l parece ser éste el criterio principal de se­
proceso del cortejo puede entrañar no lección femenina del compañero y de
poco tiempo, energía y riesgo» (Frayser, formación de sus fantasías románticas.
1985, p. 24), Además de atraer a la otra Dado que lleva mucho más tiempo el
persona con ayuda de un elaborado des­ evaluar el carácter que la belleza física,
pliegue de comportamientos o artefactos las mujeres pueden ser más lentas a la
del éxito, los pretendientes han de hacer hora de implicarse románticamente o de
frente en ocasiones a la agresividad de comprometerse formalmente (Janko-
sus competidores. wiak e ta l, 1992).
El estilo del cortejo y la expresión román­ Si se valora el aspecto físico y la posición
tica presentan diferencias claras según, el social, la presencia de éstos genera al
género, que obedecen tanto a tradiciones propio tiempo aprehensión y ansiedad.
culturales como a factores bi opsicológi­ El poder de la experiencia amorosa como
cos. La psicología evolutiva señala que el nubladora del juicio es un temor genera­
desarrollo de diferentes estrategias amo­ lizado en todas las culturas. Puede crear
rosas no es siempre reconocible o fácil­ desequilibrios que lleven a hombres y
mente comprendido. Hombres y mujeres mujeres a pensar que han sido seducidos
se sienten mutuamente atraídos por cua­ de manera impropia o embrujados por la
lidades diferentes del amante o compañe­ otra parte. En culturas de todo el mundo
ro potencial, que hacen que el hombre se son innumerables las narraciones plaga­
enamore con más rapidez y que la mujer, das de advertencias a hombres y mujeres
en cambio, lo haga con más cautela y del peligro que entraña el implicarse en
ponderación (Symons, 1979). un amor excesivo. Su manifestación más
En esta perspectiva, muchos de los carac­ clara y vivida reside en la práctica uni­
terísticos «actos de amor» escenificados versalidad de todos los relatos que instan
durante el cortejo tienen por objeto po­ a hombres y mujeres a ser particular­
tenciar respectivamente el atractivo mas­ mente cautos frente a lo más deseable
culino y femenino (Daly y "Wilson, 1978). del género opuesto; para los hombres, la
La mujer pondera la ambición, la labo­ fascinación de la belleza física; para las
riosidad, la posición y la generosidad del mujeres, el poder de la posición social.
hombre; éste aquilata las muestras de Es cuando el cortejo es más intenso y fo­
presunta fertilidad: juventud, salud, ex­ calizado cuando amor y sexo, aun siendo
clusividad sexual, capacidad de reproduc­ EMOCIONES distintas, se imbrican íntima
ción e inversión parental (Buss, 1994). e inextricablemente. La cuestión crítica
Las diferencias de actitud masculina y debe ser entonces si estas emociones ge­
femenina pueden explicar en parte el fe­ melas han de ser institucionalizadas
nómeno de la atracción instantánea o dentro o fuera del MATRIMONIO, o dejadas
«amor a primera vista». Si la idealiza™ al criterio individual para que éste rein-
ción erótica y romántica en los hombres vente su formalización con cada genera­
se basa en imágenes de atractivo físico, ción. En cada emparejamiento no es el
también habría de explicar la capacidad aspecto singular, pues, del a m o r ROMÁN­
masculina de cambiar rápidamente en­ TICO, la monogamia o la elección indivi­
tre la fantasía sexual y el profundo afec­ dual, sino la combinación de los tres en.
to romántico. Habituabnente, las muje­ la institución del matrimonio lo históri­
res muestran más interés en evaluar la camente significativo.
Los antropólogos culturales destacan el rutinarias y en los pensamientos de to­
impacto estructural de la transformación dos los humanos.
de la FAM ILIA desde mera unidad de pro­ Las nociones cosmológicas relativas a las
ducción a mudad de consumo que, en tér­ fuerzas creativas y degenerativas que
minos geográficos, reduj oíos vínculos de afectan a la existencia humana en el
parentesco a la vez que proporcionaba a universo son críticas para comprender
los jóvenes los recursos económicos y cómo se orienta el humano en su entor­
emocionales para resistirse a las deman­ no inmediato. Las gentes crean y atribu­
das parentales de autosacrificio. El rápido yen significados a todo lo que incide en
cambio social contribuyó también a la se­ su existencia social y en su medio físico.
paración generacional en términos de va­ Por ejemplo, los aborígenes australianos
lores culturales, lo cual impulsó a optar revisten a todos los aspectos del medio
por una mayor libertad del adolescente en que se desenvuelven, rituales y rela­
(Goode, 1959). En esta situación es el ciones sociales de significados que se en­
amor la base del desacuerdo intergenera­ cuentran insertos en las prácticas mito­
cional y cauce de desafío por el que los lógicas y rituales asociadas con seres pri­
amantes esquivan las disposiciones de sus mordiales oníricos. Estas cosmologías
mayores y eligen por sí imsmos a sus con­ aborígenes articulan una particular vi­
sortes. Una vez redefimdo el matrimonio sión espaciotemporal que considera a los
como unión amorosa establecida por elec­ seres humanos íntimamente vinculados
ción personal, su ingreso en la «cultura con procesos cósmicos a los que deben su
visible u oficial» fue inmediata. En esta existencia y en cuya generación desem­
circunstancias, el amor ya no había de ser peñan igualmente un papel clave.
redescubierto en cada generación. En el Mary DoU GLAS, siguiendo los pasos de
mundo occidental, el amor romántico se DURKHEIM, se ha centrado en las cone­
convirtió gradualmente y con intensidad xiones entre tipos de cosmología y orga­
variable en el lenguaje del civismo y la nización de grupos sociales y políticos.
distinción social (Jankowiak, 1995). WJ Así, sugiere que es probable que las socie­
Véase también SEXO. dades con fuertes nociones de autoridad
Otras lecturas H. Fischer, 1992; Janko- política y límites drásticamente defini­
w ia iy Fischer, 1992; Mellen, 1901. dos entre grupos sociales posean cosmo­
logías que entrañen poderosos conceptos
cosm ología C o m p ren d e ta n to lo s de fuerzas del MAL destructivas. Las creen­
c o n c e p to s g e n e r a le s d e l lu g a r d e l s e r h u ­ cias y prácticas de BRUJERÍA abundan so­
m a n o e n e l p la n g e n e r a l d e la e x is te n c ia bre todo en sociedades con un alto grado
c o m o la s fu e rz a s c o n s t it u y e n te s y g e n e ­ de ESTRATIFICACIÓN, mientras que es la
r a d o r a s d e e s te p la n . E sta s fu e rz a s r ig e n MAGIA la que caracteriza más bien a las
a s im is m o e l o r d e n a m ie n to d e lo s s e re s SOCIEDADES IGUALITARIAS (M. Doüglas,
s u p r a m u n d a n o s y lo s p r o c e s o s c ó s m i c o s 1966, 1970a),
g lo b a l e s que re p re s e n ta n , con con se­ Los críticos arguyen que la correlación
c u e n c ia s p a r a la e x p e rie n c ia h u m a n a . entre cosmología y tipos de sociedad son
L a s c o s m o lo g í a s s u e l e n e x p lo r a r s e en difíciles de establecer. En Asia, por ejem­
c o n t e x t o c o n la s c r e e n c ia s r e l i g i o s a s y la s plo, muchas clases diferentes de sociedad
p r á c tic a s r it u a le s , p e ro a f e c t a n a s im is m o comparten las mismas orientaciones so­
a la s r e a l i d a d e s i n d u s t r i a l , c i e n t í f i c a y ciológicas. A l tiempo afirman que las
t e c n o ló g ic a m e n te d e te r m in a d a s y se e n ­ cosmologías no son sólo representaciones
c u e n t r a n im p lic a d a s e n la s a c tiv id a d e s de un ordenamiento mundial, sino prác­
ticas tan íntimamente entrañadas que la de los swazi había señalado que su vio­
afectan a la dinámica de la formación lenta temática desempeñaba un papel
social, con implicaciones en la estructura funcional en el mantenimiento del or­
de las prácticas sociales* El análisis de den político. Sin embargo, Beidemann
Bourdieu (1977) de las prácticas de las rechazó este enfoque por superficial, de­
cabilas norteafricanas es en este sentido mostrando que estos conflictos se inte­
señero y demuestra el papel de los su­ graban en concepciones cosmológicas es­
puestos cosmológicos en la creación y re­ pecíficamente swazi subyacentes a - la
producción del ordenamiento del espa­ monarquía, donde fuerzas caóticas y de­
cio social (la vivienda cabileña) y la es­ moníacas desempeñaban un papel vital
tructura temporal del ciclo agrícola (el en el seno de un poder ordenancista fun­
calendario cabileño). damentalmente ambiguo. Muy reciente­
El estudio antropológico actual se centra mente, un debate entre Obeyesekere
en las cosmologías como forma impor­ (1992) y Sahlins (1995) en torno a las
tante de conocimiento de sí mismas o co­ circunstancias que rodearon la muerte
mo medio para conocer la dinámica de del capitán Cook en Hawai se basó en la
las formaciones sociales y políticas más interpretación de la dinámica cosmoló­
allá de las normas del sentido común, en gica en el seno de un proceso social. Obe­
general el racionalismo occidental. yesekere rechazó la opinión de Sahlins
Griaule (1965) y Leenhardt (1979) des­ en el sentido de que Cook fue tenido por
tacan entre los precursores de la explo­ un dios por los hawaianos. Pero Sahlins
ración de las cosmologías como sistemas contestó diciendo que el argumento de
de conocimiento, aunque la monumen­ Obeyesekere tema sus raíces en una no­
tal obra de L É v i-S m A U S S en Mythologi- ción racionalista occidental tanto de las
qites (1969-81) sigue siendo el trabajo deidades como de los procesos políticos,
capital al respecto. Lévy-Strauss desbro­ concepto que negaba el papel de las no­
zó el camino del valioso análisis sistemá­ ciones cosmológicas hawaianas en su
tico de los MITOS para comprender el sa­ particular interpretación de los sucesos
ber de las gentes en sus propios térmi­ históricos. El pensamiento y la práctica
nos. Aunque se le critica por reducir el hawaianos implicaban una continuidad
pensamiento cosmológico inserto en m i­ entre las divinidades y los seres huma­
tos a un binarismo occidental y a la lógi­ nos. Además, la cosmología de la monar­
ca trascendental kantiana, fue él, y a quía hawaiana tenía el potencial de in­
mucha distancia de la mayoría de los an­ terpretar la presencia de Cook de una
tropólogos, quien liberó otros modos del manera sumamente ominosa para las je­
pensamiento cosmológico de la tiranía rarquías hawaianas.
de los conceptos occidentales y los elevó El estudio de la cosmología ha reforzado
a la palestra del debate con el saber filo­ la autocrítica antropológica acerca de sus
sófico y metafísico occidental, que, natu­ sesgos culturales propios, incluso una de­
ralmente, entrañaba orientaciones cos­ pendencia excesiva de dicotomías tan fa­
mológicas distintas. miliares como sagrado/profano, natura­
Los enfoques que consideran la cosmolo­ leza/cultura, orden/desorden, bien/mal,
gía imbricada en el pensamiento y la material/inmaterial. La comparación
práctica pusieron en tela de juicio la opi­ con las cosmologías hindú y budista (y de
nión de que era un mero reflejo de pro­ muchas otras sociedades) que no expre­
cesos sociales. Por ejemplo, el análisis de san estas alternativas antónimas u oposi­
Gluckman (1965b) del ritual real incwa- ciones radicales revelan los fundamentos
cosmológicos judeocristianos, así como la ciones en las limitaciones, como en el de­
base histórica-cultural de los conceptos sarrollo, del saber. BK
antropológicos. Diversos autores (Blu-
menberg, 1987; Dumont, 1986b) han de­ cualitativos Véase MÉTODOS CUALITA­
mostrado notables continuidades entre TIVOS.
muchos de los conceptos dominantes y
los paradigmas de la ciencia social (in­ cuantitativos Véase MÉTODOS CUAN­
cluida la antropología) y los discursos fi- TITATIVOS.
losóficos-teológicos-científicos dimanan­
tes de las tradiciones judeo-cristianas. C U erp O Véase ADOLESCENCIA, ORNA­
Sahlins (1996) sostuvo que el funciona­ MENTACIÓN CORPORAL, MUERTE, PURE­
lismo estructural británico es una trans­ ZA/POLUCIÓN, REENCARNACIÓN, ESPÍRITU.
formación específica del pensamiento oc­
cidental como desarrollo dentro de la teo­ culto a los ancestros o antepa­
ría adánica del Génesis que describe a la sados Véase ANCESTRO.
humanidad como imperfecta y origen
del sufrimiento (véase ESTRUCTURALISMO, Cultos Grupos que siguen una reli­
FUNCIONALISMO). Así, el funcionalismo gión heterodoxa o se centran en una sola
estructural desarrollado a partir de la persona o principio, a menudo asociados
obra, de Durkheim y M a u s s sublima las con conceptos de curación o salvación.
ideas de un humano egotista generador Sin embargo, lo primero que procede se­
de sufrimiento desde la satisfacción de ñalar acerca del término es que su defi­
deseos individuales en el concepto de nición sociológica ha sido objeto de no
«SOCIEDAD» como entidad supraorgánica. pocos debates. Aunque en la concepción
En los debates acerca del desarrollo del popular la voz «culto» evoca con fre­
mundo moderno es frecuente el aserto de cuencia imágenes de alocados personajes
que la emergencia de la actitud científica mesiánicos, el debate académico en la li­
ha roto algunas barreras cosmológicas teratura dedicada a «cultos y sectas» sue­
para el conocimiento de la naturaleza de le centrarse en la estructura organizativa
las realidades existenciales. Los seres hu­ y la distancia diferenciales entre el gru­
manos dejaban de ser el centro del esque­ po y la religión reinante. Una de las de­
ma general de las cosas y su existencia finiciones clásicas (G. Nelson, 1969) su­
quedaba huérfana de significado y de braya la crasa simplicidad de la organi­
motivación por razones necesariamente zación: ninguna burocracia, ningún
de orden divino. Sin embargo, esta visión ministerio, sólo el líder y un conjunto de
supone que la ciencia moderna no es en fervorosos seguidores. Sin embargo, mu­
sí un tipo de cosmología e ignora igual­ chos grupos con etiqueta de cultos son
mente los nuevos saberes acerca del uni­ evidentemente mucho más complejos de
verso y las formas de existencia en su se­ lo que sugiere esta definición (David
no, que son germinales en numerosas Bromley y Shupe, 1981).
cosmologías, incluidas aquellas que a pri­ La interpretación sociológica de culto se
mera vista parecen anticientíficas. Más funda en argumentos de «privación rela­
aún, el modo en que los seres humanos tiva» que explica la captación en cultos,
aprehenden sus realidades responde irre­ sectas y otros grupos marginales como
ductiblemente a conceptos humanos. El consecuencia de relativas privaciones
estudio antropológico de la cosmología se económicas, sociales, psicológicas y otras
concentra en este hecho y en sus implica­ (Beckford, 1975). Con todo, la minusva­
lía económica parece insuficiente para ritualidad indígena, sus características
dar razón de algunas de las característi­ más notorias son la intensidad emocio­
cas de estos grupos, como también las te­ nal y la creatividad simbólica. Fernán­
orías que simplemente atribuyen el fenó­ dez desarrolló un elaborado aparato teó­
meno a un trastorno de la personalidad rico en torno al papel y la naturaleza de
(J. Loñand, 1969). Discusiones más re­ la metáfora que engloba tanto la intensi­
cientes sobre religiones marginales (Bar- dad emocional del «iniciado» como la
ker, 1984; Beckford, 1975) han destacado cualidad eternamente creativa de aqué­
la combinación de la resolución de pro­ lla. Similarmente, en un estudio sobre la
blemas sin incurrir en riesgos, el desarro­ religión «neopagana» no tradicional en
llo de amistades en el seno del grupo y la. Estados Unidos e Inglaterra, Luhrmann
satisfacción creativa como factor que (1989) señaló que la vinculación creativa
mueve a las gentes a comprometerse ac­ de los participantes con el simbolismo
tivamente en estos movimientos. A l estaba profundamente conectada con la
tiempo que progresa la discusión al res­ intensidad emocional de las vivencias
pecto y ha ido multiplicándose la varie­ producidas por las prácticas. No sólo ha­
dad de cultos y sectas en todo el mundo y, bían optado por unirse a estos grupos
en particular, en Estados Unidos, estos ocultos, sino que los enriquecieron con
nuevos grupos —formados en torno a un su propia simbología, en parte reflejo.de
autoproclamado profeta o a una visión su idiosincrasia.
utópica de un mundo precristiano y El estudio de Harriet Whitehead (1987)
preindustrial— se designan con frecuen- en torno al movimiento de la cienciolo-
cia como «religiones nuevas». gía constituye un ejemplo particular­
Los antropólogos, generalmente indife­ mente interesante de culto centrado en
rentes respecto del uso de la terminolo­ la curación. Buscando comprender lo
gía, raramente usan -«culto» para descri­ que a menudo se denomina vagamente
bir a los grupos religiosos que han estu­ como «eficacia simbólica» (el proceso
diado, aun cuando este término podría psicológico por el que la mera acción
serles fácilmente aplicado en virtud de simbólica tiene cierto impacto terapéuti­
su definición. Realmente, la entrada de co en el individuo), Whitehead postuló
la mayoría de etnografías que en sentido que el mecanismo transformativo de las
lato podría referirse a los cultos —como el terapias rituales implicaba una «renun­
estudio de Tsing (1995) sobre los dayaks cia» cognitivo-afectiva de las orientacio­
indonesios o la biografía de una sacerdo­ nes psicológicas previas y una reformu-
tisa vudú de Karen Brown (1991)—suele lación en lenguaje simbólico ritualista.
tener poco que ver con la formación so­ (Sus temores legales sobre la publicación
ciológica de estos grupos. En cambio, los del material reunido indican por qué la
antropólogos que escriben acerca de reli­ investigación de las religiones norteame­
giones heterodoxas centradas en una ricanas no convencionales puede verse
persona o principio suelen ocuparse más plagada de dificultades.)
bien de dos características comunes: crea­ Naturalmente* este proceso no es privati­
tividad simbólica y curación. vo de la Cienciología; de hecho se da en la
La obra de James Fernández (1982) so­ mayoría de los rituales curativos de todo
bre una religión cameruniana sincrética, el mundo (incluso en prácticas como el
bwitit ofrece un importante ejemplo de psicoanálisis). De hecho, casi todos los
creatividad simbólica. Forjada la creen­ trabajos antropológicos dedicados a este
cia a partir del cristianismo y de la espi­ campo de la curación adoptan alguna ver­
sión de la obra de Jerome Frank (1961) que fue la maltrecha sociedad iroquesa
en torno a la psicoterapia y análogos: la la que movió a su pueblo a seguir sus
cura es tanto más efectiva cuanto más in­ dictados. Theodore Schwartz (1976a) re­
tensa es la fe del paciente en la ayuda que futó esta perspectiva aduciendo que en
le suministra el ritual y mayor su motiva­ su estudio de los cultos cargo melanesios
ción por verlo así; también cuando orga­ no se apreciaba ninguna tensión especial
niza su dolor en una narrativa que le im­ entre sus participantes. TL
plica emocionalmente; y cuando el sana­
dor, validado por la sociedad, interviene cultos cargo Son MOVIMIENTOS M I-
en la narrativa para hacerla más dúctil y, LENARISTAS cuyo sentido religioso se ci­
así, más útil para sus pacientes. fra en la adquisición de bienes materia­
Por otro lado, puede que sea verdad que les («cargo/cargamento») por medios ri­
para la mayoría de los antropólogos la tuales. Melanesia es el locus classicus de
voz «culto» evoca el concepto de CULTOS estos cultos, que se iniciaron en el último
CARGO, movimientos religiosos al pare­ cuarto del siglo xix al hilo de la domina­
cer en respuesta a la invasión o el con­ ción por las potencias europeas. Las creen­
tacto occidentales- Estos movimientos se cias giraban en torno al reciente em p o­
interpretan a veces como un intento de brecimiento relativo de los indígenas y
reorganizarse socialmente para respon­ ofrecían medios rituales para obtener bie­
der al hecho de la manera más efectiva nes occidentales, combinadas a menudo
posible. La voz «cargo» se explica porque con una creencia en el retorno de los AN­
el movimiento religioso se centra a veces CESTROS y el fin próximo del dominio y
en bienes materiales ^herramientas, ar­ el antagonismo raciales, ya fuera por la
mas, mercancías—exóticos para los indí­ desaparición de las diferencias raciales o
genas. Términos más genéricos para este de los europeos. MR
fenómeno son «culto de crisis» y «culto Otras lecturas Worsley, 1968.
de revitalización», y uno de los ejemplos
clásicos es el descrito por Anthony Wa- cultura E.B. T y l o r (1871) fue el pri­
llace (1970) referido al pueblo iroqués. A mero en usar esta voz en sentido antropo­
finales del siglo xviil, los iroqueses del lógico, que memorablemente definió co­
estado de Nueva York habían sido derro­ mo ese «todo complejo que integra saber,
tados —se habían aliado con el bando creencia, arte, moral, ley, costumbre y
perdedor en la revolución americana—, cualquier otra capacidad y hábito adqui­
habían perdido la mayor parte de sus tie­ ridos por el humano como miembro de la
rras y se enfrentaban al desastre social y sociedad». La formulación de Tylor sirve
económico. Un jefe seneca llamado Lago aún hoy para acoger los diferentes enfo­
Hermoso tuvo una visión en la que se ques de los antropólogos. En, primer lu­
instaba a su pueblo a abandonar sus ma­ gar, la cultura comprende aquellos rasgos
las costumbres, el alcohol, las querellas humanos aprendidos o que pueden
constantes y la brujería. Acto seguido le aprenderse y que, en consecuencia, se
fue revelada la nueva estructura social transmiten social y mentalmente más
iroquesa ideal. Aceptadas estas directri­ que biológicamente. En segundo lugar,
ces religiosas, el pueblo iroqués adoptó cultura es en cierto sentido un «todo com­
un modo de vida radicalmente diferente. plejo». Aunque muy discutida, la idea
Wallace sostiene que el profeta había ex- fundamental de que todas esas «capacida­
perimentado estas visiones como conse­ des y hábitos» pueden y deben conside­
cuencia de su propia crisis personal y rarse conjuntamente es muy poderosa.
Significa que extensas áreas de la vida M e a d y R u t h BénE D IC T , q u i e n e s a ñ a d i e ­
humana, desde las técnicas de producción r o n q u e s i b i e n lo s s e r e s h u m a n o s p o r
alimentaria hasta las teorías de la vida en d o q u ie r p o s e ía n e n g r a n m e d id a e l m is ­
el más allá, poseen una coherencia y una m o le g a d o b io ló g ic o , la n a tu r a le z a h u ­
lógica propias que pueden descubrirse m a n a e r a ta n p lá s tic a q u e p o d ía s u s te n ­
progresando en una sola disciplina.. t a r u n v e r d a d e r o c a le i d o s c o p i o d e v a l o ­
Fue Franz BOA.S el paladín del concepto re s, in s titu c io n e s y c o m p o rta m ie n to s
de cultura, y con él la disciplina de la an­ v a rio s e n d ife r e n t e s c u ltu r a s . M a r g a r e t
tropología, para enfrentarse a las elabo­ M e a d , p o r e je m p lo , d e d ic ó g r a n p a r t e d e
radas e influyentes teorías de finales del su c a r r e r a c ie n tíf ic a a t ra b a jo s d e c a m p o
siglo XIX que atribuían la mayoría de las q u e p u s ie ro n d e m a n ifie s to c ó m o d e te r ­
diferencias entre humanos a la R a 2 a , o m in a d a s c u e s tio n e s q u e p a r e c ía n e x p li­
sea, a la herencia biológica. Ancladas en c a rs e f á c ilm e n te p o r l a b io lo g ía h u m an a
la nueva ciencia de la biología por ideas —l a e x p e r i e n c i a d e l a ADOLESCENCIA, lo s
evolutivas, sugerían que algunas razas, m o d e l o s d e SOCIALIZACIÓN, e l r o l d e lo s
comparadas con los europeos del norte, GÉNEROS e n l a s o c ie d a d — v a r í a n t a n t o
eran más primitivas y, por tanto, más q u e n in g u n a e x p lic a c ió n c ie n tífic a n a t u ­
próximas a los animales en forma corpo­ r a l ú n i c a p u e d e d a r r a z ó n d e e ll o s , Y
ral, capacidad mental y desarrollo moral. K ro e b e r ab o g ó p o r la n o c ió n d e q u e la
Boas (1911) rompió la aparente intacha- c u ltu ra es « s u p ra o rg á n ic a » y p o s e e d o ra
bilidad de esta teoría demostrando que d e u n c a r á c t e r ú n ic o e n s í m i s m a q u e
la forma del cuerpo no guardaba ningu­ tra s c ie n d e to d o c u a n to p u e d a s o b re v e n ir
na relación con el lenguaje ni con nin­ e n e l c u r s o d e l a e v o l u c i ó n b i o ló g i c a .
guna de las cuestiones que asociamos O tro s b o a s ia n o s s e d e d ic a r o n a e x p lo r a r
con el concepto de cultura. Además, ne­ la n o c ió n d e c u ltu r a e n e l c a m p o d e la
gó el supuesto de que otras «razas» eran a n tr o p o lo g ía . B e n e d ic t ( 1 9 3 4 a ) a f ir m ó
menos morales o menos inteligentes que q u e u n a c u ltu r a n o e r a s im p le m e n te u n
los europeos septentrionales. Mientras « c a jó n d e s a s tr e s in t o n n i s o n » n i u n a
que Tylor había hablado de «cultura» en c u e s tió n d e « p e g o te s y a ñ a d id o s » c o m o
singular, asumiendo que todas las socie­ su c o n te m p o rá n e o d e m á s ed ad R o b e rt
dades poseían una versión más o menos LO W IE s u p o n í a . E n t e n d i ó m á s b i e n q u e
elaborada del mismo legado, Boas usó el c a d a c u lt u r a « d e s e c h a b a e le m e n to s i n ­
plural «culturas», que eran diferentes y c o n g r u e n te s , m o d ific a b a o tro s e n b e n e f i ­
no podían medirse con un presunto pa­ c io p r o p i o e i n v e n t a b a u n o s t e r c e r o s c o n ­
trón único de progreso. A su vez, sostuvo s o n a n te s c o n s u g u s to » (p . 3 4 ) . E l r e s u l­
que las formas y complejos modelos de ta d o e r a u n m o d o d e v id a c o m p u e s to e n
vida humana eran tan diversos cuando t o r n o a u n o s p o c o s p r in c ip io s e s té tic o s e
se sometían a meticuloso TRABAJO DE in te le c tu a le s q u e p ro d u c ía n una Wel-
CAMPO, que no podían provenir de un tanschauungf u n a s i n g u l a r v is ió n DEL
proceso uniforme de EVOLUCIÓN cultural MUNDO. E s t o s a r g u m e n t o s c o n t r i b u y e r o n
o social ni de causas biológicas o geográ­ a c o n s o li d a r u n a a s p i r a c i ó n a ú n m u y v i ­
ficas, sino que eran fruto de complejas v a y p o d e r o s a : l a t a r e a d e l a n t r o p ó lo g o
causas históricas locales que escapaban a n o c o n s i s t e s ó lo e n r e g i s t r a r u n a m i r í a d a
toda simplificación. d e d e t a l l e s a c e r c a d e u n p u e b lo d a d o , s i ­
Éstas ideas fueron ulteriormente elabo­ n o e n d e m o s tra r u n a u n id a d m ás- p r o ­
radas por sus discípulos, entre ellos Éd- f u n d a q u e i n t e g r a lo s r a s g o s p e c u l i a r e s
ward S a PIR, Alfred KROEBER, Margaret d e u n a c u ltu r a , to d o lo c u a l d e s tila b a su
aspiración y la de otros por establecer un miento de la cultura como conjunto de
clima de tolerancia e información y res­ símbolos destacaba puramente los fenó­
peto mutuos entre las sociedades. menos mentales, más incluso de lo que
Es díficil darse cuenta hoy de cuán im ­ hiciera Benedict, y excluía la dimensión
portantes fueron las ideas de Boas y de práctica y material. Y donde la noción, de
sus discípulos. A l final de la segunda sistema simbólico ha sido aplicada con
guerra mundial, la antropología cultural extremo rigor más que vagamente, como
estadounidense conoció una gran expan­ en la ANTROPOLOGÍA COGNITTVa , la inves­
sión, de tal modo que hoy es, quizás jun­ tigación se ha concentrado solamente en
to con la francesa, la más influyente en pequeños campos, como el de l a CLASIFI­
todo el mundo. Fueron Boas y sus discí­ CACIÓN animal en diferentes pueblos, y
pulos quienes fijaron la agenda de esta hasta en un único concepto, como el del
expansión promulgando una fe y propo­ matrimonio en Norteamérica, de modo
niendo un proyecto. La fe residía en la que el «todo complejo» ha dejado de
fuerza de la cultura, que distinguía a los existir en absoluto.
seres humanos de los animales y creaba Una alternativa frente a este enfoque de
una lógica cultural y mental autónoma. la cultura como símbolo ha sido tomar
Leslie W h i t e (1 9 5 9 c ) afirmó que, en al- como objeto de estudio aquellas dimen­
gún comienzo hipotético, «entre el hu­ siones materiales infravaloradas por los
mano y la Naturaleza pendía el velo de antropólogos simbolistas, como la pro­
la cultura, y que el primero no podía ver ducción de comida, la artesanía y las re-
nada sino a través de este medio ... los laciones con el medio físico. La ANTROPO­
significados y valores existentes más allá LOGÍA ECOLÓGICA en particular ha tratado
de los sentidos». A lo largo del medio si­ de proporcionar una nueva lógica para
glo siguiente, los incesantes esfuerzos de apuntalar por su base las formas cultura­
los biólogos por incluir la totalidad del les. El ejemplo más famoso (y menos
comportamiento humano en sus esque­ convincente) de este MATERIALISMO CUL­
mas no haría más que reafirmar a los TURAL es el intento de Marvin Harris
antropólogos en este credo. (1966) por explicar el culto al ganado en
Los antropólogos contemporáneos se la India aduciendo al efecto la utilidad
han aproximado a la cultura de diversas del excremento vacuno para los agricul­
maneras todas diseñadas para aprehen­ tores. Un ejemplo más plausible es el que
der el concepto de forma más completa y ofrece Roy Rappaport (1967), quien labo­
convincente, que va más allá de la afir­ riosamente trata de explicar la religión
mación defensiva de que la cultura no es de un pueblo de Papua Nueva Guinea en
única sino inimaginablemente diversa y razón de su ecología y sus modos de sub­
que hace a las gentes diferentes de los sistencia. En este caso, la integración de
animales. la cultura es causal: las condiciones de v i­
Una opción ha sido tratar la cultura co­ da y las relaciones de producción origina­
mo sistema de símbolos que comprenden ron (en algún sentido) las otras dimen­
el lenguaj e, el arte, la religión, la moral y siones de la cultura, la vida religiosa y la
(por principio) todo cuanto se revela or­ visión del mundo. Pero estas explicacio­
ganizado en la vida social humana. Ello nes son característicamente endebles
tiene el efecto de conferir a la cultura al­ cuando se aplican a la religión y materias
go del orden y la concreción que se obser­ afines, de modo que apenas cuentan co­
van y pueden estudiarse sistemáticamen­ mo imágenes de la cultura como un todo.
te en el LENGUAJE. Sin embargo, el trata­ Una tercera escuela de antropólogos
aceptó fervorosamente la visión de Be­ (1982) ha demostrado que la idea de cul­
nedict de la cultura como opción estéti­ tura ha llevado a menudo a los antropó­
ca, y así empezó a considerar a la antro­ logos a una serie de ilusiones: que las
pología como «traducción de la cultura», culturas son homogéneas, que el mundo
como la llamó E va .NS-P r t t c h a .r d (1956). se divide en sociedades atomistas o «pue­
A l respecto escribió Clifford GEERTZ blos» o que las sociedades objeto de estu­
(1973, p. 5): «E l humano es una animal dio antropológico son tradicionales e in­
preso en redes de significados que él mutables. Sin embargo, las sociedades
mismo ha tejido ,,. redes que entiendo son difícilmente autónomas; existen en
como cultura, cuyo análisis es .., no una el seno de relaciones de comercio, de de­
ciencia experimental en busca de una pendencia mutua y (sobre todo) en rela­
ley que la explique, sino una labor de in­ ciones de dominio y sumisión con otras.
terpretación en busca de significado». Hoy más de la mitad de la población
La consecuencia inmediata fue no sólo el mundial es multilingüe, y estos cambios
situar a la cultura firmemente más allá y mixturas globales no son recientes (o
de los límites de la ciencia natural, sino a posmodernos), sino que datan directa­
la antropología codo con codo con disci­ mente del tiempo de los grandes explo­
plinas interpretativas como la crítica li­ radores europeos y de mucho antes.
teraria, que tratan sobre todo de hacer Lo irónico es que la noción de cultura
claro lo oscuro e inteligible lo que no lo nació en parte como respuesta al en­
es* Con todo, el sentido de unidad cultu­ cuentro de sociedades a escala mundial,
ral no destaca en este propósito, como y en el plano humano, como reacción en
tampoco en la crítica literaria, por ejem­ gran medida con miras a acuñar un sóli-
plo, y Geertz sólo pudo hallar tanta inte­ do conocimiento que diera cabida a la to­
gración en la cultura como en «un pulpo, lerancia y mutua comprensión entre los
criatura más bien pobremente integra­ pueblos. Ahora bien, sólo una noción
da- lo que se considera cerebro lo man­ modificada de cultura puede alcanzar es­
tiene unido, más o menos, en un todo po­ te objetivo: la que pone en tela de juicio
co agraciado» (1984a, p, 19). la idea de que aquélla es fija, delimitada
Si la antropología fuera filosofía, el fra­ e inmutable. Los grupos humanos, co­
caso en establecer satisfactoriamente una moquiera que se definan, son cambian­
visión general y robusta de la integración tes y difusos, y las gentes pertenecen a
de la cultura podría resultar deprimente. toda suerte de categorías en competencia
Pero el mayor peso del esfuerzo antropo­ que a menudo implican poder y subyu­
lógico ha recaído en la ETNOGRAFÍA, en la gación. Las gentes trabajan activamente
que los antropólogos demuestran rutina­ sobre lo que han recibido a fin de res­
riamente estrechas conexiones y temas ponder a las circunstancias de su presen­
subyacentes que abarcan diferentes esfe­ te, y al hacerlo así alteran su herencia
ras de la vida en una cultura u otra, como cultural. Por último, al reconocer que la
la jerarquía en el sur de Asia. El juicio naturaleza social de la especie humana
que ello impone es que la noción de cul­ trasciende los límites supuestos por la
tura es, en la práctica diaria si no en la idea de cultura, también hemos de reco­
teoría, un éxito resonante y heroico. nocer que los niños incorporan algo bio­
Pese a la importancia de la cultura para lógico e innato al mundo: la capacidad
su disciplina, los antropólogos no pueden innata de relacionarse socialmente. Esta
centrarse exclusivamente en ella, ni en capacidad es activada por los actos de
la teoría ni en la práctica. Eric W olf quienes les rodean y seguidamente for­
ma el entramado en el que en el curso bierno de Estados Unidos han sido dura­
del desarrollo pueden adquirirse las «ca­ mente criticadas en la literatura antro­
pacidades y hábitos» de la cultura. MC pológica (Leacock, 1971), donde al res­
V éa se ta m b ié n ANTROPOLOGÍA CULTURAL pecto destacan cuatro puntos principales.
Y SOCIAL. En primer lugar, el concepto supone una
Otras lecturas Carrithers, 1992. visión estática de la cultura: se enumera
una serie de rasgos, seguidamente atri­
cultura de la pobreza Término buidos al fenómeno de adaptación a la
originalmente utilizado por Oscar Lewis pobreza. No se considera la interacción
(1966) en sus estudios sobre las comunida­ entre los pobres y sus patronos, las insti­
des pobres de México, Puerto Rico y la tuciones estatales, el comercio, ni su im­
ciudad de Nueva York. Lewis sostuvo que pacto diario en el mantenimiento de la
la pobreza era creada por la economía po­ pobreza, la discriminación y el fracaso.
lítica del CAPITALISMO y era reflejo de la No se presta ninguna atención a los cam­
desigual distribución del trabajo y de bios con el tiempo o en determinados
oportunidades en las sociedades occiden­ períodos históricos, y la descripción de
tales. Los pobres se adaptaron a esta situa­ cultura es estereotipada y materialista.
ción mediante la que el llamó «cultura de En segundo lugar, pese a los esfuerzos por
la pobreza», transmitida luego de genera­ conceptualizar una CULTURA, la lista de
ción en generación, y que presentaba una Lewis tiende a reflejar aspectos negati­
serie de rasgos característicos: planifica­ vos} como la falta de planes para el futu­
ción para el presente desestimando toda ro o la ausencia de familias nucleares. La
proyección futura y preponderancia del cultura como creación de las gentes en su
matriarcado, Lewis sugirió que esta cultu­ intento de labrarse una vida o como algo
ra se aprendía en edad temprana y tenía que posiblemente pueda incorporar re­
por consecuencia la incapacidad del pobre sistencia a unas condiciones miserables
para progresar socialmente. no se describe ni se toma en considera­
A la zaga de Lewis, no pocos analistas so­ ción. Así, mejor sería hablar de las priva­
ciales y etnógrafos usaron estos plantea­ ciones que entraña la pobreza en vez de
mientos para explicar la POBREZA en Esta­ sugerir que lo descrito es una «cultura».
dos Unidos y otros países. En un informe En tercer lugar, se supone la socialización
para la Comisión de Pobreza del presi­ de los niños a edad temprana en una cul­
dente Johnson, Daniel Patrick Moynihan, tura de pobreza y, por tanto, que una vez
a la sazón sociólogo de Harvard, se basó que son adultos inevitablemente repiten
en las ideas de Lewis para explicar la po­ las pautas de sus mayores, lo cual implica
breza de los afroamericanos. Su informe que incluso si sus condiciones de vida
destacó concretamente la gran frecuencia mejorasen, el hecho de haber aprendido
de familias en régimen de matriarcado* de niños esa adaptación a la pobreza les
que entendió como causa principal de la incapacitará para aprovechar las mejoras
que denominó «maraña patológica» de sobrevenidas. Sin embargo, miríadas de
las familias negras, donde los niños solían datos sobre la movilidad ascendente de
presentar problemas de comportamiento, inmigrantes de segunda generación, al
de abandono prematuro de los estudios, igual que de afroamericanos, refutan es­
que se repetían generación tras genera­ tos supuestos. Muchos analistas han se­
ción (Rainwater, 1967), ñalado que el postulado, no demostrado,
La idea de una cultura de la pobreza y su de que las adaptaciones a la pobreza, una
aplicación en la política interna del go­ vez efectuadas, no pueden cambiarse no
hace sino imputar a las victimas la culpa frecuentemente usadas como índice de
de su. propia pobreza. infraclase eran la familia regida por la
En cuarto lugar, el concepto de cultura mujer, los embarazos en la adolescencia
de la pobreza implicaba que los valores y y el abuso de sustancias nocivas.
aspiraciones de los pobres eran diferen­ Aunque algunos exponentes moderados
tes de los que albergaban los miembros de las teorías de infraclase ubicaron sus
más influyentes y de más éxito de la so­ explicaciones de ORGANIZACIÓN SOCIAL de
ciedad. Los datos reunidos en torno a los los pobres en contexto con una economía
valores más considerados por los pobres cambiante, el énfasis puesto en la cu&nti-
refutan el aserto. De hecho, contraria­ ficación de parámetros cualitativos —de
mente a esa presunta «falta de orienta­ difícil medición, por tanto—y ias aplica­
ción para el futuro», los afroamericanos ciones de orden político centradas en una
estadounidenses —uno de los grupos a los visión estática de cultura y socialización
que presumiblemente la cultura de la les depararon pronto las mismas críticas
pobreza les iba por antonomasia como vertidas sobre la cultura de la pobreza en
anillo al dedo— valoraban la educación la década de los sesenta. Y del mismo mo­
mucho más que el norteamericano me­ do que ésta fue citicada, lo está siendo ca­
dio. De ahí que no pareciera existir una da vez más el concepto de «infraclase»,
relación simple entre valores y pobreza, pese a su pertinaz presencia en la litera­
y que las víctimas de ésta pudieran tura política y los escritos populares. ISu
adoptar o rechazar los valores más gene­ Véase también ANTROPOLOGÍA URBANA,
ralizados en la sociedad de su tiempo por URBANISMO.
razones históricas o por una multitud de Otras lecturas D. Jones y Susser, 1993.
factores diversos.
Pese a las críticas sufridas por este con­ cultura material Comprende todos
cepto de cultura de la pobreza, las ideas los objetos físicos producidos por miem­
que entraña se repiten una y otra vez en bros de una CULTURA particular. Varían
escritos sobre política social, educación, desde los puramente utilitarios a los muy
salud y campos similares. En ia literatu­ esotéricos. La antropología temprana
ra antropológica, por el contrario, el con­ atendía a la colección de estos artefactos
cepto ha ido perdiendo progresivamente como medio para ubicar a las sociedades
predicamento desde 1970, aunque es en esquemas de ESTADIOS EVOLUTIVOS, pe­
cierto que las cuestiones sobre la adapta­ ro este enfoque cayó en desuso con el-au­
ción a la pobreza, la socialización perti­ ge del FUNCIONALISMO. El estudio de la
nente y los valores predominantes en es­ cultura material sigue siendo crucial en
te estrato siguen suscitando interés. A la ARQUEOLOGÍA, dado que tales artefactos
comienzos de la década de 1980 se intro­ proprocionan el conjunto principal de
dujo el concepto de «infraclase» para datos en este campo. TB
describir y explicar la persistencia de
una pobreza extrema en Estados Unidos cultura y personalidad Fue el
(W. Wilson, 1987), Coma la cultura de la nombre de un movimiento que trató de
pobreza, el concepto enumeraba una se­ relacionar la antropología cultural con la
rie de comportamientos atribuidos a los psiquiatría y psicología entre 1928 y
pobres, de modo que era su propia con­ 1955. A partir de 1960 dio en llamarse
ducta la que les impedía beneficiarse de ANTROPOLOGÍA PSICOLÓGICA, y en la psi­
las oportunidades que ofrecía la sociedad cología académica de la década de 1990,
norteamericana. Las características más psicología cultural.
La escuela y sus ohjetivos do una nueva generación de antropólo­
Cultura y personalidad fue un vasto y gos realizó estudios entre los pueblos
desorganizado movimiento que reunió a americanos nativos y en el Pacífico.
antropólogos, psiquiatras y psicólogos de Los estudiosos de cultura y personalidad
acuerdo en la relevancia mutua de sus se distribuyeron por todo el abanico te­
disciplinas pero faltos de una posición mático en que se había dividido la antro­
teórica común, un líder reconocido y una pología cultural en sus plurales enfo­
base institucional. Sus fundadores fue­ ques: relativismo cultural/relativismo,
ran Margaret M E A D , Ruth BENEDICT y materialism o/idealismo, científico/hu­
Edward S a p ir ., discípulos de Franz B o a s , manista, fragmentando de paso el colec­
cuyo influyente concepto de la CULTURA tivo hasta entonces unido. También dis­
había introducido una dimensión psico­ creparon sobre temas específicos de su
lógica que ellos trataron de precisar y campo: el valor de la psicología freudia-
traducir en investigación. Sostenían así na en comparación con otras, la descrip­
que la cultura desempeñaba un papel en ción de personalidades colectivas en opo­
el desarrollo psicológico del individuo sición al estudio de las diferencias in­
(Mead) y en los modelos emocionales tí­ dividuales, uso de pruebas (tests) de
picos de culturas particulares (Benedict), personalidad en vez de anamnesis, ensa­
así como que los individuos de una socie­ yo comparado de hipótesis frente a la ca­
dad dada entendían su cultura de mane­ suística etnográfica. Así, el estudio de la
ras diferentes (Sapir). Criticaron las teo­ cultura y la personalidad no constituyó
rías psicológicas que postulaban UNIVER­ una escuela de pensamiento con una
SALES para la especie humana sin tener programa de investigación concreto, sino
en cuenta su variabilidad, puesta de ma­ un campo de exploración generalizada, y
nifiesto por el trabajo antropológico de asi se estancó con carácter provisional y
campo en culturas diversas. Al mismo experimental durante casi treinta años.
tiempo se veían influidos por aquellas Cultura y personalidad fue un movi­
teorías psicológicas y psiquiátricas que miento norteamericano entre cuyos ex­
destacaban las influencias sociales en el ponentes se encontraban algunos de los
individuo, como las formulaciones neo- antropólogos más eminentes de la época,
freudianas de Karen Horney y la psi­ aunque siempre fue considerado con
quiatría interpersonal de Harry Stack cierto escepticismo por los demás. Dada
Sullivan. Aunque el movimiento carecía la heterogeneidad de las posiciones teó­
de organización formal, a sus fundadores ricas y las prácticas exploratorias, nunca
antropológicos se unieron en seminarios, fue difícil hallar ejemplos de reduccio-
conferencias y publicaciones numerosos nismo psicológico, etnografía inapropia­
sociólogos, psicólogos y psicoanalistas, da o patologización de otras culturas, he­
entre ellos W.I. Thomas, John Dollard, chos que fueron aprovechados por los
Erik Erikson, Abram Kardiner, Henry A. críticos para anatematizar al nuevo cam­
Murray, y un círculo creciente de antro­ po en su totalidad, particularmente en la
pólogos, como Ralph Linton, A. irving década de 1950. Hacia 1961, los antropó­
Hallowell, Gregory Bateson, Cora Du logos todavía alineados con la causa se
Bois, Clyde Kluckhohn. y John M . "Whi- distanciaron del trabajo anterior y re de­
ting, por citar a unos pocos. El campo de nominaron su disciplina «antropología
los estudios de cultura y personalidad psicológica». De hecho, el decenio ante­
fue muy activo en la década de 1930 y en rior había conocido la emergencia de
el período posbélico de 1945-1950, cuan­ una investigación empírica más madura,
como la manifiesta en los escritos de AJ, gía cultural de la década de 1990, que
Hallowell (1955) sobre el ego, los de Spi- implicó tanto a antropólogos como a psi­
ro (1957, 1958) sobre ideologías y expe­ cólogos.
riencias de infancia en un kibbutz israelí, De manera similar, los miembros de la
y ya en la década siguiente los de Beatri- escuela criticaron los conceptos univer­
ce Whiting (1965), de carácter transcul- sales del trastorno mental, en particular
tural, sobre SOCIALIZACIÓN. la frontera entre el comportamiento
Cultura y personalidad establecieron las normal y patológico y la personalidad.
bases de nuevas teorías no sólo en antro­ En «Anthropology and the abnormal»,
pología psicológica, sino también en tor­ Ruth Benedict (1954b) propuso que las
no al desarrollo del niño y a la antropolo­ definiciones de los comportamientos
gía médica. Estas contribuciones com­ normal y patológico varían entre cultu­
prenden críticas de las teorías universales ras y, en consecuencia, inició el enfoque
(en particular acerca del desarrollo infan­ cultural de la psicopatología que sigue
til y juvenil y los trastornos mentales), la siendo tema central de la ANTROPOLO­
relación entre la estructura social y el GÍA MÉDICA. Aunque el extremo relati­
comportamiento individual y la evalua­ vismo de la investigadora no está en
ción de la personalidad individual en cul­ consonancia con todo lo que hoy se sabe
turas diversas. acerca de los principales trastornos
mentales, su reconocimiento de los sig­
Críticas de teorías universales nificados culturales, capital para la psi-
Los miembros del movimiento de cultu­ copatología, proporcionó la base de las
ra y personalidad se revelaron escépticos fenomenologías culturales que surgie­
frente a las teorías generales del desarro­ ron en la antropología médica ya entra­
llo infantil y juvenil, y trataron de apli­ do el siglo.
car datos etnográficos y comportamenta-
les de culturas diferentes para construir Relaciones de estructura social y
generalizaciones más precisas acerca del comportamiento individual
desarrollo humano. Desde Corning ofage Desde los albores del movimiento cultu­
in Samoa (1928) de Margaret Mead has­ ra y personalidad se concibió la relación
ta Becoming a Kwoma (1941) de John funcional entre las instituciones de una
W.M. Whiting y The Balinese character sociedad y la estructura psicológica' de
de Gregory Bateson y Margaret Mead sus miembros, de tal modo que cada par­
(1942)7la investigación temprana de la te podía influirse recíprocamente en el
escuela de cultura y personalidad sobre mantenimiento de un status quo y en un
el desarrollo infantil y juvenil había proceso de cambio histórico. Así fue di­
puesto de manifiesto la pertinencia e versamente formulado por W. Thomas y
importancia de los datos antropológicos Znaniecki (1918-20), R. Linton (1956),
para comprender el desarrollo psicológi­ Kardiner (1959, 1945), J. Whiting y
co del ser humano. Aunque estos traba­ Child (1955) y Hallowell (1955). Mode­
jos influyeron en la psicología infantil los alternativos que implicaban una in­
del período 1955-1960 llevándola hacia terpenetración de cultura y personalidad
una posición más cultural-relativista, el fueron formulados por Benedict (1954a)
progreso de los enfoques cognitivos en el y Spiro (1951), entre otros. Estos mode­
estudio del desarrollo infantil después de los son fundamentales para cualquier
1960 creó la necesidad de una nueva crí­ consideración consiguiente de las formas
tica cultural, de la cual surgió la psicolo­ en que las instituciones e ideologías cul-
tur ales guardan relación con las pautas la mayoría han carecido de escritura. Sin
psicológicas poblacionales. embargo, en el mundo contemporáneo
sería difícil imaginarse a un grupo tan
Metodologías innovadoras aislado que no haya estado en contacto
Los estudiosos de la cultura y la persona­ con medios que de una forma u otra se
lidad prestaron gran atención durante basan en la imprenta o que, en última
las décadas de 1930 y 1940 al desarrollo instancia, dependen de la alfabetización
de métodos que aportaran vías de estu­ institucionalizada, como la radio, el telé­
dio de las personalidades de individuos fono y la televisión, y cada vez más los or­
de culturas no occidentales. Fueron los denadores. Si la escritura se define de
precursores de los intentos por evaluar la forma más amplia como cualquier siste­
personalidad individual en culturas di­ ma de registro, como ha señalado Jacques
versas mediante el uso de anamnesis, Derrida (1976) en sus críticas de los tex­
pruebas de proyección y observaciones tos de antropólogos como Claude LÉVI-
comportamentales. Aunque 110 resolvie­ STRAUSS, ningún grupo —ni siquiera una
ron el problema, sus anotaciones no pu­ sociedad «oral»—carece de ella.
blicadas, e incluso voluminosas HISTO­ La importancia de la oralidad junto con la
RIAS DE v i d a de individuos particulares, escritura como continuum de expresión y
proporcionaron el necesario punto de posiblemente de pensamiento fue por pri­
partida para quienes más adelante se de­ mera vez comprendida con claridad pOT
dicaron a dicho estudio. RAL los antropólogos clásicos, en particular por
Milman Parry (1971), quien elaboró una
culturas o r a le s Históricamente, los teoría sobre la función formulaica de los
antropólogos se han considerado estudio­ textos homéricos. Más recientemente, en
sos de las culturas orales donde los pue­ un libro muy influyente y polémico,
blos se han juzgado ajenos a la escritura o Marshall McLuhan (1962) argüyó que no
poco familiarizados o no dependientes era sólo la alfabetización, sino la tecnolo­
primariamente de ella. De ahí que RAD- gía de la imprenta, lo que había revolucio­
C U F F E -B ro w n argumentara (1952, p. 5) nado el pensamiento de las sociedades hu­
que los antropólogos no podrían jamás manas y su modo de organizarse en socie­
estudiar realmente la historia de los pue­ dades creando una «aldea global». El
blos «primitivos» dada la ausencia de re­ trabajo de Jack GOODY (1968,1977) en an­
gistros escritos. tropología ha operado con una hipótesis
Esta noción de la oralidad primaria de más modesta, pero más cuidadosamente
las sociedades tradicionalmente estudia­ ensayada: que el uso de la escritura produ­
das por los antropólogos es objeto de de­ ce importantes diferencias en las estructu­
bate. En primer lugar, aunque define co­ ras psicológicas y sociales de las sociedades
rrectamente la misión de los antropólo­ que la adquieren. ■SC
gos en el pasado, hoy la mayoría de los Véase también ETNOGRAFÍA Y ETNOLOGÍA,
estudios de la disciplina tienen lugar en FOLCLORE, POESÍA.
sociedades donde algunos individuos, y a Otras lecturas Clanchy, 1979; J. Goody,
veces la mayoría, están alfabetizados. En 1987; Havelock, 1986; W. Ong, 1982;
segundo lugar, si la ESCRITURA se conside­ Street, 1984.
ra en su sentido más estricto de notación
acústica lineal, el caso es entonces que de culturización Proceso mediante el
los millares de lenguas que han sido ha­ cual un individuo adquiere las representa­
bladas en el curso de la historia humana, ciones mentales (creencias, conocimien­
tos, etc.) y modelos de comportamiento se inicia en la infancia como estadio de la.
necesarios para funcionar como miembro formación y educación del NIÑO. Los ritos
de una cultura, dada. Puede considerarse, de iniciación y otras formas de adiestra^
en el plano cultural, como equivalente del miento en etapas posteriores de la vida
proceso de SOCIALIZACIÓN. Los miembros poseen asimismo carácter culturisador.
de esta cultura entienden, en general, que MR
d a n za . Uso creativo del cuerpo huma­
no en el tiempo y en el espacio dentro de
sistemas culturalmente específicos de es­
tructura y significado del movimiento.
Los antropólogos han analizado trans-
culturalmente la danza y su naturaleza
cognitiva y afectiva simbólicas, rasgo
que la diferencia del comportamiento
parejo de otras especies. Considerada en
sentido amplio como la antropología del
movimiento humano, la investigación de
la danza abarca un concepto general de
sistemas de movimiento estructurados y
de signos de acción como forma de c o ­
m u n i c a c i ó n (Hanna, 1979; P. Spencer,

1935; D. Williams, 1991).


La antropología temprana de la danza
estuvo muy influida por la teoría alema­
na del Kultwrkreis (véase ÁREA DE CUL­
TU R A ), en particular por el trabajo de
Curt Sachs (1957). Aunque en lo teórico
fundamentado y en gran medida depen­
diente de descripciones de segunda ma­
no, fue notable por su descripción ecu­
ménica de la danza y de su ETNOLOGÍA.
Alan Lomax, un folclorista norteameri­
cano, aportó una perspectiva comparada
global similar, pero se sirvió de un análi­
sis del movimiento basado en el «esfuer-
zo-figura» de los danzantes ya fuera
usando el torso como unidad o como dos
partes y el espacio en una, dos o tres di­
mensiones. Lomax y sus colegas midie­
ron la frecuencia de estos rasgos cinemá­
ticos en un conjunto de filmes y produje­
ron un «p erfil» de movimiento para
cada una de las culturas examinadas
(Lomax, 1976; Lomax et a l 1963) Sin
embargo, estas muestras fílmicas eran
muy irregulares e inadecuadas. No refle­
jaban a ninguna cultura dada en profun­
didad y los esfuerzos por correlacionar
los perfiles de movimiento con otros ras­
gos mediante e s t u d io s t r a n s c u l t u r a -
LES de diseño estadístico cruzado fueron
criticados por ausencia de variable con-
creta de ensayo y por confundir correla­ estudio de la danza desde una perspecti­
ción con causa. va LINGÜÍSTICA o ETNOCIENTÍFICA. Kaep-
En Gran Bretaña, lo s antropólogos FUN- pler (1972) recurrió a este enfoque para
CIONAUSTAS se centraron en la danza co­ desvelar la estructura de la danza, que
mo refuerzo de los sentimientos comu­ entendió compuesta de «cinemas» y
nales (Radcliffe-Bro'vra, 1922) o como «morfocinas» a raíz de sus trabajas de
ocasión liberadora del conflicto y la ten­ campo en Tonga. Drid Williams (1991)
sión sociales (Evans-Pritchard, 1928). La ha elaborado su propia analogía lingüis­
identificación y los ejemplos de las nu­ tica para el análisis del movimiento, que
merosas funciones posibles de la danza denomina «semasiología», donde desta­
recibieron atención extensiva y sus ex­ ca la identificación de «signos de acción»
plicaciones funcionalistas predominaron como unidades de análisis, perspectiva
en la literatura hasta bien entrada la dé­ que ha sido aplicada al lenguaje de sig­
cada de 1960. En Estados Unidos, la hija nos de los indios de las Praderas (Far-
de Franz Boas, Franziska, logró aunar el nell, 1995a).
estudio de la danza y la antropología en El trabajo antropológico más reciente usa
una serie de seminarios celebrados en el la danza como ventana sobre temas teóri­
Estudio de Danza de Nueva York a partir cos de más alcance (Giurhescu y Torp,
de 1940. Las ponencias luego publicadas 1991), entre ellos los que respectivamen­
reflejan el esfuerzo relativamente escaso te hacen referencia a los movimientos di­
por aplicar la. teoría actual a la danza en ferenciales de la danza según el género
culturas remotas (Franziska Boas, 1944; de sus practicantes en el norte de Grecia
G. Batesony Mead, 1952; Holt, 1939). (Cowan, 1990), a la transformación de las
El comienzo del estudio antropológico modalidades de danza por impacto del
actual sobre la danza quedó marcado por turismo en las Filipinas y en Cuba (Ness,
el artículo de Gertrude Kurath donde la 1994; Y. Daniel, 1995), y al análisis del
etnología de la dan^a se caracterizaba movimiento a la luz de la TEORÍA DEL
«no como una descripción o reproduc­ DISCURSO en Brasil (J. Lewis, 1992). Los
ción de una de sus facetas en particular, folcloristas básicamente interesados en la
sino como enfoque tendente a situar esta danza tradicional en América del Norte y
manifestación en contexto con la vida Europa han descubierto a su vez que les
humana» (1960, p. 250). Basándose en es útil para configurar y representar las
una combinación de teorías y métodos identidades étnicas, nacionales y .otras de
propios de su exhaustiva investigación carácter colectivo (Quigley, 1993), El
de las culturas norteamericanas nativas pensamiento antropológico ejerció una
y en las desarrolladas en el FOLCLORE eu­ gran inñuencia en los estudios de histo­
ropeo, expresó su interés por la MÚSICA y ria de la danza (Novack, 1990), en parti­
la danza en términos de estructura y di­ cular en los llevados a cabo por Kaeppler
fusión. Su trabajo (Kurath, 1986) inspiró (1993) sobre la danza hawaiana. Otras
a ulteriores investigadores a considerar vías descriptivas ha inaugurado también
la danza como tema antropológico con la llamada OBSERVACIÓN PARTICIPANTE en
valor propio, dando lugar a fecundos es­ virtud de la cual el antropólogo presta
tudios sobre la danza en Hawai y entre gran atención a su propia experiencia
los indios hopi (K.ealiinohomoku, 1976), corporal de la danza en su metodología
entre otros (Cord., 1974), con carácter (Sklar, 1994), vivencia que ha informada
transnacional comparado. algunos trabajos de experimentación
Otros investigadores han considerado el tanto en lo que se reñere a estila literario
como a f o t o g r a f ía .. La aparición de la la ley «natural» de la competición. Estos
tecnología CD-ROM parece particular­ juicios extremos, asociados con Spencer,
mente prometedora como medio para fueron rechazados por darwinianos en­
presentar la etnografía, del movimiento. tusiastas como T.E. Huxley y por el pro­
Aunque estos CDs son de data reciente pio Darwin, (La opinión de Darwin
(Farnell, 1995b), la posibilidad de pre­ acerca de la evolución social es que cua­
sentar sonidos,, movimientos y análisis lidades como la simpatía y la autocon-
escrito integrados en un solo formato au- servación, destacadas por los teóricos del
gura una audiencia futura mucho más siglo X VIII centrados en el hombre natu­
amplia. CQ ral, habían evolucionado por selección
Véase también ETNOMUSICOLOGÍA. natural en el curso de la competición en­
Otras lecturas Lange, 1980; Rouce, tre grupos de gentes primitivas.) En Es­
1977. tados Unidos, el darwinismo social se
asoció con la ideología de empresarios
darwinismo social Contempla tan­ como John D. Rocfcefeller y Andrew Car-
to las teorías formales de CAMBIO SOCIAL negie, que entendían el éxito en los ne­
elaboradas por teóricos de principios del gocios como prueba de que la competi­
siglo XX como Lester Ward o William ción lleva inevitablemente al progreso
Graham Sumner, como los modelos po­ (Hofstadter, 1955). En Inglaterra surgió
pulares extraídos de diferentes fuentes también una versión de corte político li­
positivistas, pocos de los cuales son dar- beral social que postulaba que los oríge­
winianos en sentido estricto (Bellomy, nes de la humanidad debían investigarse
1984). El término puede aplicarse más científicamente y que el darwinismo
generalmente a cualquier teoría social proporcionaba analogías de comporta­
que subraya la necesidad de la competi­ miento social con las que atacar las posi­
ción para el progreso social. El hecho de ciones privilegiadas (G. Jones, 1980).TG
que estas construcciones destacan la Véase también EUGENESIA.
competición más que la selección ha lle­
vado a algunos historiadores a redefinir Davis, Allison (1902-1985) An­
el darwinismo social como «spenceris- tropólogo americano alumno de Har­
m o» social, por Herbert SPENCER, quien vard, la London School of Economics y
acuñó el término de «lucha por la exis­ Chicago, quien en 1941 obtuvo un docto­
tencia». Dado que toda la teoría social en rado por su trabajo sobre economía polí­
aquel tiempo tenía que ser «darwinia- tica y violencia vinculada a c a s t a racial.
na», al menos nominalmente, para gozar A mediados de la década de 1930 dirigió
de credibilidad, las nociones predarwi’ un proyecto de investigación sobre casta
nianas de EVOLUCIÓN sociocultural en an­ y CLASE como principios intersecantes de
tropología se fundieron con el progresi­ organización social en un pueblo de Mis-
vísimo de Spencer en los esquemas evolu­ sissippi situado en una región algodonera
tivos de los primeros antropólogos, como históricamente importante. El estudio
Henry M a in e , John Lubbock, Lewis era una ampliación en el sur de los reali­
Henry M ORGAN y E.B. T Y L O R (B u t t o w , zados por Lloyd Warner sobre una ciu­
1966). Como ideología política, el darwi­ dad de Nueva Inglaterra, Yankee City,
nismo social se oponía prácticamente a donde la clase social era el principio cla­
todas las formas de control gubernamen­ ve para la asignación de poder y presti­
tal sobre los procesos sociales o económi­ gio. El estudio meridional demostraba
cos, argumentando que interferían con que era un sistema dual de castas el que
cumplía esta función en el Mississippi, ridos en el curso de la socialización. Sus
cada casta diferenciada a su vez interna­ estudios abrieron interesantes perspecti­
mente por clases. Deep South: a social vas sobre la escolarización de los niños
antkropological study o f coste and class de las clases bajas, cuyas formas y entor­
(Davis et al, 1941) fue uno de los prime­ no social eran negativamente valoradas
ros estudios antropológicos sobre desi­ por la sociedad, con la interferencia con­
gualdad racial, a la vez que meticulosa siguiente en el logro académico enfoca­
disección de una ciudad estadounidense. do en la adquisición de una cultura de
Una de sus principales aportaciones fue clase media. Igualmente demostró que
la luz que vertió sobre la economía polí­ las pruebas de cociente de inteligencia
tica y la organización social de RAZA, en el (C I) miden el adiestramiento y el im­
entramado de relaciones características pulso competitivo por conseguir el éxito
de las interacciones entre ciudad y país. en el marco de la clase media más que la
Otras fases de su carrera ya dilatada se capacidad mental.
centraron en cuestiones del desarrollo de Siempre interesado en cómo la posición
la personalidad, la SOCIALIZACIÓN infan­ social afecta a la respuesta emocional y
til y la medida de la inteligencia, demos­ comportamental, Davis (1960) estudió a
trando la primacía del ambiente socio- los adolescentes de varias familias y ha­
cultural sobre la herencia. En estos estu­ lló que los de clase media presentaban
dios aplicó sus conocimientos e interés confusión y hostilidad fruto de la ten­
sobre los conceptos de raza y clase al sión entre su restringida posición de in­
campo de la antropología psicológica y fancia y su emergente adultez fisiológi­
educacional. En el primero de sus estu­ ca. Davis demostró que aun cuando los
dios psicológicos, Ckildren o f bondage adolescentes, en particular los varones,
(Davis y Dollard, 1940), examinó los maduran y asumen el estado adulto én
efectos de la opresión racial en el desa­ la jerarquía familiar, la condición feme­
rrollo psíquico de los niños afroamerica­ nina sigue subordinada, reflejando un
nos de las clases superior, media e infe­ ataque cultural de por vida al ego feme­
rior, respectivamente. En una obra pos­ nino en las familias patriarcales. En su
terior, Fatker ofthe man.- kow your child libro último (1983) ofreció un examen
gets kis personality (Davis y Havighurst, psicosocial de las vidas de cuatro promi­
1947), comparó los modelos de socializa­ nentes afroamericanos (Frederick Dou-
ción en familias norteamericanas de ra­ glas, W.E.B. DuBois, Richard Wright y
za blanca y negra de Chicago basándose Martin Luther King, Jr.) que convirtie­
en la estructura de clase, y reveló que las ron su animosidad en constructivas ini­
diferencias interclases eran mayores que ciativas en pro del cambio social. FH
las existentes entre los grupos raciales y Véase también CULTURA Y PERSONALIDAD,
que el desarrollo temprano de la perso­ D rake.
nalidad no era irreversible. Otras lecturas Drake, 1974; Harrison,
Si en sus primeros trabajos puso básica­ 1992.
mente el acento en la estructura social,
sus investigaciones posteriores se aleja­ debate formalista-sustantivis-
ron de la antropología social convencio­ t a Controversia suscitada en el seno de
nal para centrarse más bien en la cultu­ la ANTROPOLOGÍA ECONÓMICA entre quie­
ra como sistema psicológico y en las cla­ nes argumentan que las reglas formales
ses como subculturas marcadas por de la teoría económica neoclásica que
modos de vida diferentes entre sí, adqui­ derivan del estudio de las sociedades del
mercado capitalista sirven para explicar abunda en algunos de los problemas más
la dinámica de las economías premoder- intrigantes de las ciencias sociales. Así,
nas («formalistas») y aquellos que sos­ la demografía se solapa con el estudio de
tienen que los bienes y servicios de la. los cambios teconológicos del paleolítico
economía actual se producen y distribu­ (B. Hayden, 1981), los orígenes de la
yen por canales culturales específicos AGRICULTURA (M. Cohén, 1977; M. Co­
(«sustantivistas»). Los formalistas en­ hén y Armelagos, 1984), la emergencia
tienden a su vez que si todas las econo­ del ESTADO (Carneiro, 1970), los orígenes
mías implican la búsqueda, el uso y el y disolución del feudalismo (Brenner,
acceso racionales a recursos escasos por 1976), la aparición de una economía in­
parte de agentes sociales por propio inte­ dustrial mundial (Deane, 1965) y, por
rés y con un propósito maximizador, ca­ tanto, con las causas y consecuencias del
be aplicar reglas económicas formales «DESARROLLO» en sentido amplio (Pol-
para explicarlas (H. Schenider, 1974). gar, 1972). Los últimos aspectos presen­
Los sustantivistas, por el contrario, sos­ tan desarrollos políticos de inmensa im ­
tienen que diferentes formas de inter­ portancia en cuanto a si el mundo está
cambio se rigen por normas y albergan ya, o casí, superpoblado y, como corola­
expectativas en ambos casos diferentes rio, cómo debieran asignarse los recursos
(Dalton, 1961). Al hilo de los postulados nacionales y planetarios (Hern, 1990).
de Karl Polanyi, afirman que hay tres Así, para los antropólogos, los conceptos
clases principales de intercambio: r e c i ­ numéricos de la demografía entrañan
p r o c i d a d , REDISTRIBUCIÓN y COMERCIO dimensiones morales primarias de com­
(K. Polanyi et ai, 1957). Con esta óptica, portamiento humano e identifican pro­
los factores racionales, de maximización cesos y relaciones estructurales que in­
y estrategia perceptibles en el núcleo de fluyen profundamente en la dirección
la economía neoclásica y de la antropo­ que toma el cambio social y cultural.
logía económica formalista son exclusi­ Por ejemplo* el colapso poblacional con­
vamente característicos de las economías siguiente a la peste negra destruyó efec­
de mercado, MR tivamente ei sistema señorial solariego
inglés (J. Bolton, 1980; Dumond, 1965).
d e m o g r a f í a Estudio de las causas y El crecimiento poblacional crea condi­
consecuencias del crecimiento y declive ciones que pueden incrementar la efi­
poblacionales. Los conceptos centrales de ciencia distributiva (Handwerker, 1980):
la disciplina son, pues, de carácter numé­ el desarrollo de un mercado potencial
rico; tamaño poblacional, estructura de hace provechosa la intensificación y es­
edades, cociente de sexos, densidad, tasa pecializaron de la agricultura (Netting,
de crecimiento y de nacimientos, muer­ 1995); las bajas densidades de población
tes y movimientos que generan estas en Africa aumentan indebidamente los
características. Por tanto, la demografía costes del desarrollo (Amin, 1972). De
depende considerablemente de análisis manera similar, la alta mortalidad y la
numéricos y requiere instrumentos me­ juventud características de todas las po­
todológicos concretos para obtener las blaciones humanas hasta el último siglo
variables necesarias (Handwerker, 1989a; implican una visión muy diferente de las
N. Howell, 1979; Hassan, 1981). relaciones sociales y diferentes patrones
Sin embargo, el análisis demográfico de valoración de la MUERTE y de la ancia­
reúne casi todos los conceptos usados en nidad (Fourastie, 1972). Los niños pue­
cualquier análisis social y cultural y den no ser considerados personas reales
en sociedades donde el 25-50 por ciento Hern, 197Í, 1975). Algunos embarazos
(o más) mueren antes de alcanzar el año adolescentes refuerzan a muchas que ca­
de edad (Engy Smith, 1976; Milton Free- recen de otro modo efectivo de mejorar
man, 1971). La muerte y el SUFRIMIENTO su vida (Handwerker, 1989b), mientras
adquieren enorme importancia social que otros sobrevienen como consecuen­
donde el 50 por ciento de la población cia del abuso sexual (Handwerker, 1995).
nacida el mismo año mueren antes de El crecimiento poblacional diferencial
cumplir quince años y el 80 por ciento —conseguido por una determinada com­
pueden hacerlo apenas iniciado su quin­ binación de fertilidad, mortalidad y M I­
to decenio (Scheper-Hughes, Í992). Los GRACIÓN"- altera las bases del poder polí­
ANCIANOS pueden merecer respeto mera­ tico (M. Ward, 1986), pueden cambiar
mente por sobrevivir. El envejecimiento profundamente la compleja constitución
poblacional asociado con la TRANSICIÓN de una sociedad (Borjas y Tienda, 1987)
DEMOGRÁFICA a una natalidad y una y puede incluso incitar o suprimir la VIO­
mortalidad bajas indica una transición LENCIA entre o dentro de las fronteras na­
epidemiológica en la que la ENFERMEDAD cionales (Ghávez, 1992; Hanunel, 1995).
crónica suplanta a la de carácter infec­ Los modelos de crecimiento y declive po­
cioso y agudo como principal problema blacional reflejan y generan a un tiempo
sanitario social (Omran, 1971). Los jóve­ modelos conflictivos de responsabilidad
nes pueden considerar a sus padres y a moral y constituyen una de las más pode­
otros mayores con menos respeto, mera­ rosas fuerzas impulsoras del cambio social
mente por ser tan numerosos (véase (Engelbrecht, 1987; Thornton, 1981). Pa­
Dorjahn, 1989). Las poblaciones de la ra la antropología, la demografía se en­
tercera edad crecen lentamente, y los re­ tiende óptimamente como ecología de la
cién llegados a la población —los jóve­ población humana sensible a las dimen­
nes— pueden gozar de menos oportuni» siones morales y políticas de la vida hu­
dades de mejora económica y social que mana. W PH
sus mayores. Surgen conflictos porque Véase también ANTROPOLOGÍA BIOLÓGICA.
los mayores que siguen trabajando pue­ Otras lecturas Boserup,' 1965, 1981;
den bloquear las posibilidades de hacer­ Dumond, 1975; Hammel y Howell,
lo de los más jóvenes o porque la política 1987; Handwerker, 1985, 1986a, b; Ha­
de empleo requiere que esos mayores se rris y Ross, 1987a; Howell, 1986;Scrims-
retiren antes de lo que desean. haw, 1978; Swedlund, 1975- -
Los antropólogos trabajan con poblacio­
nes enormemente variables: FAMILIAS in­ derechos humanos Los reconoci­
dividuales o UNIDADES DOMÉSTICAS, ban­ dos a cualquier persona, meramente en
das de RECOLECTORES, unidades étnicas, razón de serlo, en orden a sobrevivir, go­
gentes que viven en los confines de una zar de bienestar y prosperar. Además, no.
población o región, ciudadanos de un es- sólo alcanza a todo ser humano el recla­
tado, empleados de una organización o marlos con razón, dado que así lo ampa­
toda la población mundial. ra la moral y la justicia. Aunque son mu­
Independientemente del alcance de la chas las clases de derechos contempla­
población estudiada, cada nacimiento, dos, los propiamente llamados humanos
muerte o movimiento constituye un son los más fundamentales, universales e
evento político que puede expresar, limi­ inalienables, por lo cual es de esperar
tar, crear o ampliar el poder de un indivi­ que los gobiernos los proclamen y de­
duo u organización (Handwerker, 1990; fiendan (Donnelly, 1989).
La noción de derechos humanos univer­ pólogo, de los informantes o de la comu­
sales se desarrolló en Europa, durante la nidad anfitriona, al igual que compro­
Ilustración, fue codificada en acuerdos meter toda futura investigación en un
internacionales a raíz del GENOCIDIO nazi país extranjero. No obstante, desde los
y otros horrores de la segunda guerra tiempos de Franz BO AS, los antropólogos
mundial y ha adquirido presencia cre­ se han visto a menudo implicados en
ciente en la teoría política y la práctica cuestiones de derechos humanos apor­
legal modernas. Son muchos los acuerdos tando testimonio especializado en proce­
internacionales Importantes acerca de los sos legales relativos a tierras ancestrales
derechos humanos, como el Convenio In­ y recursos de sociedades indígenas. En
ternacional de Derechos Humanos de las los últimos decenios, la profesión ha
Naciones Unidas, que incluye la Declara­ prestado mucha más atención a los dere­
ción Universal de Derechos Humanos, el chos humanos, como pone de manifiesto
Acuerdo Internacional de Derechos Poli' el creciente caudal de publicaciones al
ticos y Civiles y la Ley Internacional de respecto (Downing y Kushner, 1988;
Derechos Económicos, Sociales y Cultu­ Messer, 1995) y la emergencia de la an­
rales, En general, estas leyes contemplan tropología advocativa (R, Wright, 1988;
el derecho a la vida y a la protección Paine, 1985) y de organizaciones perti­
frente al abuso físico y psicológico, in­ nentes, como Cultural Survival, Interna­
cluida la tortura; la prevención del arres­ tional Work Group for Indigenous Affairs
to y prisión arbitrarios, y en consecuen­ y Survival International También orga­
cia, el derecho a un juicio justo; la pre­ nizaciones profesionales como la Ameri­
vención de la esclavitud y el genocidio; el can Anthropology Association, la Society
derecho a la nacionalidad; lihertad de for Applied Anthropology y la European
movimientos, incluidos la salida del país Association of Social Anthropologists han
propio y el retorno al mismo, así como el creado sus respectivos comités de dere­
derecho de asilo en otros países en caso de chos humanos.
persecución en. aquél; el derecho de priva­ La antropología no es ajena conceptual­
cidad y de propiedad; libertad de expre­ mente y ní en la práctica a los derechos
sión, religión y reunión; derecho de los humanos, predicado de una teoría de la
pueblos a la autodeterminación, cultura, naturaleza humana a la que los antropó­
religión y lengua; y el derecho a la vivien­ logos pueden aportar elementos de gran
da, cuidados sanitarios y educación (Ed- valor con sus comparaciones transespe­
ward Lawson, 1991). cies y transculturales (D. Brown, 1991).
Los antropólogos se han mantenido ge­ Sin emhargo, uno de los grandes retos
neralmente en la periferia de los dere­ con que se enfrentan los derechos huma­
chos humanos por varias razones: la an­ nos universales nace con el concepto de
tropología se desarrolló con el COLONIA­ RELATIVISMO CULTURAL, creado por Franz
LISMO y éste dependió de la violación de Boas y otros antropólogos (Herskovits,
los derechos humanos; éstos han sido en 1972) y criticado por muchos (Edgerton,
gran medida una cuestión gubernamen­ 1992; Hatch, 1985). Algunos países acu­
tal y legal; se supone que los científicos sados de violación de los derechos huma­
son neutrales a fin de conservar su obje­ nos han tratado de ocultarlo al amparo
tividad; y dado que los derechos huma­ del relativismo cultural, al tiempo que
nos son políticamente sensibles, toda im­ han tachado de imperialistas morales oc­
plicación en su esfera puede poner en cidentales a sus acusadores. Toda cultura
peligro la seguridad personal del antro­ tiene ideas propias acerca de la morali­
dad que no son fácilmente extendidas TROPOLOGÍA LEGAL, NACIÓN, PAZ, RACISMO,
fuera de sus fronteras y mucbo menos ORGANIZACIÓN SOCIAL.
formuladas como universales de toda la Otras lecturas Afshari, 1994; Amnistía
humanidad. Los antropólogos pueden Internacional, 1992; Bodley, 1982; Ma-
contribuir a la exploración, conocimien­ yer, 1995; Milne, 1986; Tibi, 1994; W.
to y mediación entre la diversidad cultu­ Washburn, 1987.
ral de las nociones acerca de los derechos
humanos (An-Naim, 1992; IL Dwyer, desarrollo Proceso de cambio por el
1991), y pueden tratar de reconciliar los que una creciente proporción de los ciu­
postulados fundamentales de la univer­ dadanos de una nación pueden gozar de
salidad frente al relativismo (Renteln, un mejor nivel material de vida, una vi­
1990). da más saludable y larga, más educación
A nivel práctico debe reconocerse que los y mayor control y opción sobre su modo
violadores de los derechos humanos a de vida. En general se considera que el
menudo dirigen sus acciones contra in­ desarrollo se basa en niveles de producti­
dividuos y grupos concretos basándose, vidad más altos, accesibles por la aplica­
al menos en parte, en aparentes diferen- ción de la ciencia, la tecnología y las for­
cías biológicaSj sociales, culturales o lin­ mas más eficientes de organización eco­
güísticas, La antropología puede anali­ nómica y gestora. Prácticamente todos
zar esta situación como ciencia humanis­ los gobernantes hacen profesión de com­
ta que documenta, interpreta y celebra promiso con la promoción del desarrollo
la unidad y diversidad de la humanidad. así entendido. Líderes, legisladores y
Además, en el curso de su TRABAJO DE académicos discrepan, no obstante, sobre
CAMPO, los antropólogos gozan a menudo la importancia relativa de las barreras
de una oportunidad privilegiada para técnicas, económicas y políticas al desa­
controlar y documentar las actitudes re­ rrollo y, por lo tanto, sobre las priorida­
lativas a los derechos humanos, aunque des para lograrlo.
de forma discreta por los riesgos que Los debates antropológicos se han cen­
comporta. trado menos en estos amplios' objetivos y
Tradicionalmente, la antropología ha más en las implicaciones de una defini­
centrado sus estudios en los pueblos in­ ción más restringida del desarrollo como
dígenas y las minorías étnicas, socieda­ esfuerzo de los gobiernos occidentales
des éstas que con frecuencia son someti­ posteriores a la segunda guerra mundial
das a abusos de los derechos bumanos y por contener al comunismo, elevar el ni­
aun a ETNOCIDIO y genocidio* Son en ge­ vel de vida y promover un crecimiento
neral el grupo menos poderoso y peor es­ económico y relaciones comerciales mu­
cuchado del país. Más aún, cabe que en tuamente beneficiosos a través de pro­
el futuro vean sus derechos humanos gramas de ayuda exterior. Este esfuerzo
crecientemente maltratados, ya que los (inspirado por el éxito del Plan Marshall
más se encuentran en las últimas FRON­ en la reconstrucción de Europa) y el dis­
TERAS del mundo, áreas privilegiadas pa­ curso asociado con él se fundamentaron
ra la explotación de la tierra y los recur­ en dogmas etnocéntricos de la teoría de
sos naturales en razón del aumento de la MODERNIZACIÓN cuyo norte era que só­
los niveles de población y consumo (M. lo adoptando los credos e instituciones
Miller, 1995). ' LS «occidentales» podían abrigar esperanzas
Véase también GRUPOS ÉTNICOS, ETNO- de desarrollo otras sociedades. Los econo­
CENTRJSMO, TENENCIA DE LA TIERRA, AN­ mistas desempeñaron un papel capital en
*\
la teorización y la práctica de esta noción sarrollo rural, proyectos para los que se
restringida del desarrollo, particular­ consideró escasa la utilidad de los antro­
mente en Estados Unidos, mediante ini­ pólogos, cuyos empleos fueron abolidos
ciativas auspiciadas por los presidentes por la administración Eisenhower duran­
Truman y Eisenhower (1945-1960). te la década de 1950. A su vez, los antro­
Aunque sus modelos y recetas han cam­ pólogos se sintieron decepcionados por la
biado en lo tocante al componente de la política exterior norteamericana, y muy
acción gubernamental, los mercados, las molestos por la implicación de algunos
inversiones, la gestión y la creación de colegas en planes de contrainsurgencia
instituciones, los economistas no se han en Chile (I. How'owitz, 1967), Tailandi
distanciado mucho de los supuestos ini­ (Wakin, 1992) y Vietnam (Hicfcey, 1982).
ciales de la teoría de la modernización. Por último, aquellos antropólogos que
Los antropólogos han tenido una rela­ habían adoptado perspectivas teóricas de
ción ambivalente con el desarrollo im ­ la ANTROPOLOGÍA MARXISTA y TEORÍA DE
pulsado desde el gobierno (Hoben, LA DEPENDENCIA empezaron a declarar
1932). En la década de 1950 se les em­ que el CAPITALISMO y el desarrollo occi­
pleó para facilitar la difusión de mejores dental eran la causa, no la solución, del
tecnologías superando las resistencias al subdesarrollo.
cambio enraizadas en valores, institucio­ Las estrategias de desarrollo empezaron
nes y prácticas tradicionales. Distingui­ a cambiar a partir de 1970 con el fracaso
dos especialistas, entre ellos Arensberg de las economías de goteo. Ello condujo
(1964), Goodenough (1965), M, Mead a desplazar el acento de la nueva política
(1953b) y Spicer (1952), redactaron di­ al suministro de ayuda al desarrollo di­
rectrices para el desarrollo de las comu­ rectamente a los pobres del campo, de
nidades y desempeñaron papeles promi­ modo que hacia finales de la década eran
nentes en muchas misiones de ayuda ex­ numerosos los antropólogos activos en la
terior. Pero, aunque los antropólogos en A ID y otros organismos similares. In i­
general aceptaron los declarados objeti­ cialmente su implicación se limitaba a
vos humanitarios del desarrollo, pronto colaborar en el diseño de proyectos y en
empezaron a condenar el sesgo etnocén- la evaluación de sus efectos en la AGRI­
trico y la aplicación de esta ayuda para CULTURA, EL desarrollo rural y el sumi­
favorecer y promover los objetivos políti­ nistro de servicios sociales. Con el tiempo,
cos y comerciales norteamericanos y oc­ a medida que sus aportaciones ganaban
cidentales. justo reconocimiento, fueron asumiendo
Durante la década siguiente (1960), los cargos de mayor influencia y se vieron en­
antropólogos fueron abandonando en su vueltos en labores políticas y de gerencia.
mayoría estas ocupaciones, y en Estados En las décadas de 1930 y 1990, los antro­
Unidos abandonaron en gran número la pólogos fueron decisivos en la articula­
Agencia de Desarrollo Internacional ción de nuevas iniciativas centradas en el
(A ID ), que administraba los programas medio ambiente y en su desarrollo soste-
principales. Adujeron al efecto varias ra­ nible.
zones. El «poderoso impulso» y las teorías La contribución antropológica a la plani­
de «goteo» de los economistas para el de­ ficación del desarrollo está mejor acepta­
sarrollo económico ponían especial énfa­ da e institucionalizada ahora que en otros
sis en la inversión en el sector industrial momentos del pasado, aunque su futuro y
urbano, la infraestructura y la mecaniza­ su dirección sean inciertos en el mundo
ción de la agricultura, más que en el de­ configurado una vez finalizada la guerra
fría, La antropología del desarrollo se en- nerables por vivir en entornos más mar-
seña ahora, en numerosos departamentos gánales. Y esto no es producto de la natu­
en respuesta al interés suscitado en me­ raleza, sino del sub desarrollo (Hewitt,
dios académicos y abundan los textos que 1983; Wisner, 1995). Las pérdidas cala­
recogen sus más importantes aportacio­ mitosas de vidas causadas por vivir en se­
nes (Derman y Whiteford, 1985; Grillo y mejantes entornos se calificarían con
Rew, 1985; Nrokensha y Líttle, Í988). más propiedad como desastres «sociales»
Aun así, muchos antropólogos académicos o «políticos» (O ’Keefe et al, 1976). La
siguen considerándola oportunista y ca­ atrihución de los eventos desastrosos a la
rente de interés teórico (Escobar, 1991). sociedad, en lugar de a la naturaleza, es
La excepción más importante al respecto una cuestión política. Así lo ilustra el dis­
se encuentra en la obra de algunos estu­ curso público asociado con las tormentas
diosos que han investigado la relación e inundaciones que periódicamente afec­
existente entre el discurso del desarrollo tan a las poblaciones costeras de algunos
y las relaciones hegemónicas en éste (Ho- de los países menos desarrollados (Dove
ben, 1995; N. Long y Long, 1992; I Fer- y Khan, 1995). Mientras que el gobierno
guson, 1990). AH de la nación y los medios de comunica­
Otras lecturas M. Cernea, 1991; IIo- ción tienden a atribuir estas pérdidas a la
baxt, 1993; M. Horowitz y Painter, 1986. naturaleza, observadores externos pue­
den atribuirlas a un orden social que sis­
desastres naturales Son grandes temáticamente pone en riesgo a los ciu­
calamidades, infortunios o desastres oca­ dadanos más pobres. M RD y TC
sionados por fuerzas tales como las lia­ Véase también MAX, SUFRIMIENTO-
das, los vientos, la sequía o el fuego, a
menudo percibidos como «actos divi­ descendencia Se entiende como
nos», Los antropológos estudiaron ini­ cálculo de las relaciones de parentesco
cialmente los desastres naturales por lo desde las generaciones tempranas a las
que revelaban acerca de los sistemas so­ recientes como medio de transmisión de
ciales locales (R. Firth, 1959) y, por con­ relaciones sociales. Aunque con referen­
siguiente, acerca del modo en que estos cia hahitual con sentido biológico, el tér­
sistemas se adaptaban a la calamidad so­ mino es ampliamente usado para hacer
brevenida. En la actualidad los desastres mención de la polifacética sucesión cul­
se estudian no por lo que revelan acerca tural. Un individuo relacionado con otro
de las comunidades locales, sino en rela­ por una relación de descendencia se de­
ción con los más amplios sistemas socia­ nomina «descendiente». MR
les que las engloban Hoy se dice que las
diferencias entre los sucesos desastrosos descendencia cognática Com­
y los que son normales no se presentan prende a todos los descendientes de un
objetivamente, sino que son construccio­ antecesor definido por una combinación
nes subjetivas. El aserto se basa, en par­ de vínculos a través de la línea materna
te, en pruebas de que la incidencia y la o paterna en cualquier combinación. La
magnitud de los desastres ha aumentado totalidad de la parentela cognáticamen-
en la historia reciente por los cambios te relacionada forma una estirpe cogná­
ocurridos no en el medio natural, sino en tica a partir de la cual pueden formarse
la sociedad. grupos o COGNACIONES con carácter ego­
Los desastres han empeorado porque los céntrico. Aunque la descendencia cogná­
pobres del mundo se han vuelto más vul­ tica no puede usarse por si sola como ba­
se para la formación de GRUPOS D e DES­ toridad dirigente» (Wittfogel, 1957, p.
CENDENCIA, se ha utilizado, junto a otros 18). En la medida en que las antiguas ci­
Criterios, para este fin. «Cognático» se vilizaciones consideradas sufrían inun­
usa a veces como sinónimo de bilateral daciones anuales, la misma comunidad
( p a r e n t e s c o b i l a t e r a l ). MR que «recurre a trabajos preparatorios pa­
Véase también. AGNADOS, ENADOS. ra salvaguardar el uso del agua puede
que también tenga que recurrir a labores
descendencia matrilineal La protectivas para poner sus cosechas a sal­
que, como la herencia matrilineal, pasa vo de las sucesivas inundaciones periódi­
de la madre a sus hijos. En un sistema de cas» (p. 14). La asignación de todos los
clanes matrilineal, por ejemplo, los hijos hombres adultos a equipos de trabajo co­
pertenecen al clan de la madre, no al del munal era la norma en estas sociedades:
padre. MR la jornada sin pago era obligatoria en
obras como la excavación de canales y
descendencia no unilineal Véa­ mantenimiento, así como en las limpie­
se DESCENDENCIA. zas anuales. La organización del trabajo
en entidades políticas mayores requería
descendencia patrilineal Como instituciones burocráticas o políticas or­
la herencia así calificada, pasa del padre ganizadas al efecto; fue así como en estos
a sus hijos. En un sistema de clanes pa- estados tempranos se llegó a las «buro­
trilineales, por ejemplo, los hijos perte­ cracias agrogestoras». El control guber­
necen al clan de su padre, no a la madre. namental implicó, en primera instancia,
MR la superioridad política y fiscal del orga­
nismo gestor, y en segundo lugar, los me­
descendencia unilineal véase dios para trasladar órdenes y superviso­
DESCENDENCIA. res a los subcentros de control. Así. todas
estas sociedades se dotaron de largos via­
descripción densa La etnográfica les, canales de navegación y servicios
en la que mediante atención cuitada al postales que apoyaban y ponían de relie­
detalle y al contexto se produce una in­ ve su poder (ibid-, pp, 54-55). TG
tegración de descripción e interpreta­ Véase también SISTEMAS Y SOCIEDADES H I­
ción. El término fue popularizado por DRÁULICAS, RIEGO, ESTADO.
Clifford G e e r t z (1973). MR
d e s v ia c ió n Es el opuesto a la confor­
despotismo oriental Se refiere a midad con las normas culturales. Repre­
la organización política d e l MODO d e senta una categoría general de comporta­
PRODUCCIÓN «asiático» d e Kaxl Marx, miento no normativo que comprende al
precisado por Karl Wittfogel, en especial delito, la psicopatología, la rebelión o la
para los casos del antiguo Egipto, Meso- simple violación de lo socialmente con­
potamia, la India, China y las zonas an­ vencional, Desde la perspectiva de una
dinas y mexicanas d e América. Ambos comunidad, las acciones individuales son
autores destacaron la naturaleza hidráu­ clasificables en términos de su grado de
lica de estas sociedades, que requiere el conformidad con una norma prescriptiva
control autoritario de la mano de obra. o proscriptiva. Un ejemplo de disconfor­
En las condiciones tecnológicas primiti­ midad o desviación posee significado cul­
vas, los agricultores deben «trabajar en tural en términos del código de conducta
cooperación» y «subordinarse a una au­ colectivo y una motivación personal que
explica su manifestación por el indivi­ tamental y es tarea de la antropología
duo. Una acción codificada como altera­ médica o psiquiátrica el definir estos lí­
ción social, delito, rebelión y aun sínto­ mites en diferentes culturas. Existe el
ma de enfermedad mental en una cultu­ riesgo, por ejemplo, de que la conformi­
ra puede ser codificada como conforme dad con las normas de una cultura se
en otra. Entre los yoruba del suroeste de juzgue como síntoma de trastorno men­
Nigeria, por ejemplo, se espera que un tal en otra. Un norteamericano nativo
hombre salude a su padre y a otros respe­ que se comporte de forma apropiada­
tados ancianos y jefes postrándose de mo­ mente contenida de acuerdo con las nor­
do que repose su cabeza en el suelo; el no mas interactivas de la cultura navajo
hacerlo se consideraría una desviación puede ser erróneamente diagnosticado
intolerable, un acto de patente falta de como esquizofrénico por los psiquiatras
respeto motivado por el rebelde deseo de angloamericanos. Una mujer hopi que
insultar o por un trastorno mental. Una declare haber conversado con su marido
de las tareas etnográficas del antropólogo muerto, algo perfectamente plausible en
social es describir los contextos que dis­ la cultura hopi, puede ser diagnosticada
tinguen las desviaciones de las conformi­ como víctima de alucinaciones por un
dades en una comunidad dada y recons­ psiquiatra angloamericano.
truir las bases sociales y modelos cultura­ La rebelión es una forma de desviación
les que generan estas calificaciones. conspicuamente antagonista a la autori­
Los delitos son actos de una desviación dad o con el designio de dar por tierra
que viola el código legal de una comuni­ con un sistema de estado jerárquico. A l
dad particular para los que existen reme­ margen de las rebeliones militares y po­
dios legales, como el castigo o la compen­ líticas documentadas por los historiado­
sación. La antropología de la LEY describe res, los antropólogos sociales describen
las definiciones de los delitos en culturas dos clases de modelo de rebelión cultu­
dadas y los procedimientos a través de los ralmente constituido. En una, la costum­
cuales se adjudican los casos y se aplican bre dicta que en un día particular del
remedios en las comunidades estudiadas. año, los subordinados, como las mujeres
En algunas culturas del Africa oriental, o los súbditos políticos, tienen licencia
por ejemplo, el HOMICIDIO entre grupos para insultar o ningunear públicamente
no se considera como acto de comporta­ a sus superiores, volviendo luego al cau­
miento individual aberrante y punible, ce habitual de respeto y sumisión; se en­
sino como deuda que puede ser compen­ tiende que este comportamiento refuer­
sada mediante pago por el grupo respon­ za más que debilita el status quo existen­
sable de la muerte, si esta compensación te. En la otra puede formarse un CULTO
puede ser negociada antes de que se eje­ religioso o movimiento político desvia-
cute la venganza. Así, aunque el homici­ cionistas que rehúsan someterse a una-
dio es ilegal, al igual que en Occidente, ortodoxia previamente uniforme; puede
las circunstancias concurrentes, esto es, representar el nacimiento de un cambio
responsabilidad grupal, remedio legal, social más amplio cuya transformación,
tramitación de causa, etc., difieren nota­ no obstante, puede necesitar generacio­
blemente y han de ser especificadas con nes para hacerse manifiesto. De modo
detalle para comprender y evaluar el de­ que los actos de rebelión pueden reforzar
lito en una sociedad del Africa oriental. un orden existente o traducirse en su de­
También la psicopatología varía conside­ saparición futura, según se consideren
rablemente en su delimitación compor- parte de un ritmo previsto en la vida de
la comunidad o representativos de un merma de potencia física y mental. Más
alejamiento no autorizado de él. recientemente, el determinismo geográ­
Aunque la desviación es por definición fico ha sido interpretado como DARVI­
lo opuesto a la conformidad, el compor­ NISMO SOCIAL por Friedrich Ratzel
tamiento desviacionista en general pue­ (1844-1904), entendiendo a las naciones
de considerarse orgánicamente relacio­ como organismos con instintos e impul­
nado con el orden normativo. Desde una sos territoriales. Acuñó el término Le-
perspectiva durkheimiana, el suceso de­ bensraum para describir la ley observada
lictivo da ocasión a su representación co­ por los estados en. su expansión, ya forza­
mo mal estigmatizado y castigado por la dos por el crecimiento demográfico, ya
comunidad, cuya moralidad resulta así por agotamiento de sus recursos. Una
espectacularmente destacada. Desde una generación posterior de teóricos geopolí-
perspectiva freudiana, la desviación ma­ ticos alemanes encabezados por Karl
nifiesta puede representar las fantasías Hausbofer modeló el concepto de L e*
reprimidas e inconscientes de los confor­ bensraum como imperativo territorial,
mistas, permitiéndoles condenar sus asumido por Hitler. Los geógrafos fran­
propios impulsos peligrosos atribuyén­ ceses de la escuela fundada por Paul Vi­
dolos a una categoría de personas estig­ dal de la Blache (1845-1918) cultivaron
matizada y reforzando de este modo su una forma más flexible de determinismo
sentido de rectitud moral. Como concep­ geográfico (llamada «posibilismo») a
to, la desviación ha sido asociada con las través del concepto de pays, entendido
perspectivas estructi:rn les-funcionales como microrregión natural cuya cultura
de A.R. R a d c u f f e -B r o w n y Talcott Par­ (genre de vie) se adaptaba a su entorno y
sons; a partir de 1960 ha venido siendo que podía comprenderse en términos
objeto de interés sociológico más que an­ ambientales. El rechazo del determinis­
tropológico. RAL mo geográfico desempeñó un papel cru­
Véase tambiÉn ANTROPOLOGÍA LEGAL, AN­ cial en el surgimiento de la antropología
TROPOLOGÍA PSICOLÓGICA. norteamericana porque Franz B o a s , for­
mado como geógrafo, rompió explícita­
d e t e r m in is m o / p o s ib ilis m o mente con los esquemas explicativos
am biental Véase Steward. mono causales postulados por los geógra­
fos de protagonismo. Expresada como
determinismo geográfico Hace «profesión» por A.L. KROEBER (1915, p.
referencia a la noción de que la geogra­ 284), discípulo de Boas, «la geografía o
fía determina el carácter y la cultura. El el entorno físico no es sino un material
concepto es antiguó y, por ejemplo, ya se que usa la civilización, no un factor que
encuentra en la división griega clásica la configure o explique». TG
del mundo en klimata o zonas geométri­
camente definidas que combinan rasgos dialectos Son variedades de un LEN­
geográficos y de carácter. Este enfoque GUAJE. Tradicionalmente, el término se
se mantuvo en gran medida intacto has­ aplicó ci las variedades regionales (dia­
ta el siglo xviil, cuando los escritores eu­ lectos regionales), pero hoy se aplica asi­
ropeos declararon que el supuestamente mismo a variedades características de
nocivo clima del Nuevo Mundo producía grupos sociales (dialectos sociales).
una vida orgánica inferior en tamaño y El problema principal a la hora de apli­
vigor a la del Viejo Mundo, y que los que car el término reside en fijar la línea di­
emigraban a las Amérícas sufrían una visoria entre dialecto y lenguaje. Los lin-
güístas se refieren típicamente a dos va­ prepararse y comerse, de qué manera y
riedades como dialectos si son mutua- en qué momento por categorías de indi­
mente inteligibles y como lenguas dis­ viduos o grupos particulares. Todas las
tintas si no lo son, criterio que, no obs­ sociedades humanas se sirven de la dieta
tante, no rige de forma absoluta. La no sólo como sostén de la vida biológica,
inteligibilidad mutua es cuestión de gra­ sino también para expresar relaciones
do, cifrándose a veces en un 70 por cien­ sociales y como manifestación llena de
to la medida razonable de comprensión. simbolismo cultural. Por ejemplo, las di­
La inteligibilidad mutua no siempre es ferencias individuales, domésticas o co­
recíproca: el español es más inteligible munales en los modelos de consumo de­
para los portugueses que a la inversa. Un notan ubicación en grupos sociales más
problema insuperable es el de las cade­ inclusivos. La dieta suministra también
nas dialectales, en las que dialectos adya­ evidencia de transformación social y cul­
centes son mutuamente inteligibles, pe­ tural cuando grupos humanos localiza­
ro los extremos no; en este caso, bien se dos abandonan la tradición en favor de
asignan todos los dialectos a una misma tendencias dietarias globales y estilos de
lengua, aunque algunos sean mutua­ vida asociados. Todo ello forma parte del
mente ininteligibles, bien se proponen análisis antropológico de los SISTEMAS
divisiones más o menos arbitrarias que ALIMENTARIOS o de los complejos víncu­
asignan las variedades adyacentes mu­ los entre PRODUCCIÓN ALIM ENTARIA, dis­
tuamente inteligibles a diferentes len­ tribución y consumo, amén de las conse­
guas (como en el caso de la cadena dia­ cuencias pertinentes.
lectal que se extiende desde el norte de Los primeros estudios sociales-antropo-
Francia a la Italia meridional). lógicos británicos de la economía y la or­
En la práctica común, las lenguas se dis­ ganización social de las sociedades no in­
tinguen más bien basándose en factores dustrializadas que subsisten principal­
psicológicos y sociales (incluso políticos), mente gracias a los recursos locales se
como ocurre con el danés, el noruego y el centraron en cómo la búsqueda, prepara­
sueco, mutuamente inteligibles pero con­ ción y consumo de comida establecía la
siderados diferentes, o variedades mu­ estructura organizativa de las activida­
tuamente ininteligibles como el manda­ des diarias y estacionales, y en cómo el
rín y el cantones, clasificados como dia­ valor emocional de los alimentos, ritual-
lectos del chino. mente codificado, pone de manifiesto la
Fuera de la lingüística, «dialecto» se usa posición social, los intervalos de tiempo
en general para referirse específicamente y los recursos medioambientales cultu­
a una variedad de lengua no normalizada ralmente importantes (A. Richards,
o de escaso prestigio; estructuralmente, 1932, 1939). Etnografías posteriores, es­
no obstante, la lengua normalizada es pecialmente en Africa, explicaban los
simplemente un dialecto más. BC sistemas alimentarios y las maneras de
Otras lecturas Chambers y Trudgill, búsqueda y reparto de la comida como
1980; J. Grimes, 1964. factores de estructuración de la organi­
zación social y la cultura humanas y si­
d ieta . Representa habitualmente el ca­ guen suministrando modelos de conoci­
tálogo de comidas regularmente prepa­ miento al respecto (Huss-Ashmore y
radas y consumidas en una cultura en Katz, 1989-1990).
particular. Más estrictamente describe Los estudios de CULTURA Y PERSONALI­
las reglas relativas a qué comidas pueden DAD en la antropología norteamericana
sobre «hábitos alimentarios» durante las do se declaran «hambrientos» si no Ies es
décadas de 1930 y 1940 exploraron cómo servida, por voluminosa que haya sido la
las actitudes frente a los alimentos se de­ ingesta de verduras. En cambio, los pue­
sarrollaban en fase temprana de la vida, blos de cultura vegetariana que rechazan
afectaban a las relaciones de parentesco la carne satisfacen plenamente su apeti­
y géneros ulteriores y a la dinámica de la to con plantas y celebran festividades es­
ACULTURACIÓN dietaria y su impacto en tructuralmente similares a las que sue­
la nutrición (M. Mead, 1964; C. Wilson, len acompañar al sacrificio y consumo
1973; NRC, 1945). Estudios más recien­ rituales de animales.
tes han examinado las EMOCIONES que Las dietas mundiales presentan dimen­
suscita la comida y la formación de com­ siones culturales, simbólicas y cognitivas
portamientos de consumo, ya de indul­ específicas que Incluyen oposiciones bi-
gencia, ya de abstención, los trastornos narias tales como caliente/frío, moja­
alimentarios y los supuestos relativos al do/seco, macho/hembra, pesado/ligero,
peso e imagen corporales sociocultural- y^ng / y ^ g í puro/venenoso, verde/ma-
mente deseables, poniendo especial én­ duro, al igual que condicionantes de sa­
fasis en el «ajuste» entre las evaluacio­ bor, aspereza, picante y color. En cultu­
nes socioculturales y científicas de la sa­ ras concretas, estas dimensiones interre-
lud y la enfermedad en relación con la lacionan fauna, flora, medicina, salud y
dieta. La obesidad de los adultos y la relaciones rituales y sociales. Las culturas
desnutrición proteínica de los niños, se indígenas americanas establecían códigos
ha dicho, no son sino síndromes biomé- alimentarios basados en especie, estado
dicos «vinculados con la cultura» (Riten- «crudo o cocido» y manera de cocción
baugh, 1982; Cassidy, 1982). La literatu­ (Lévi-Strauss, 1969b, 1973, 1978). Las
ra sobre hábitos alimentarios menguó culturas hindúes parecen haber desarro­
notablemente durante la década de llado las regias de clasificación y distri­
1980, suplantada por trabajos sobre eco­ bución de alimentos más elaboradas: los
nomía doméstica y decisiones pertinen­ alimentos crudos y cocidos se colocan
tes (Sharman et al., Í991), arriba y abajo, respectivamente, en la je­
En ios últimos cincuenta años, los enfo­ rarquía de castas; el consumo de comida
ques cultural-materialistas, humano- que otro ha tocado contamina; y los TA ­
ecológicos, ideológico-estructurales y BÚES ALIMENTARIOS pueden reducir la
bioculturales que exploran la variación cantidad, variedad y frecuencia de las
intracultural y el cambio dietario han comidas en determinados días del año,
florecido por doquier junto con el interés en especial entre las mujeres observan­
en el desarrollo económico y humano in- tes (Khare, 1976). En culturas que em­
ternacional (Messer, 1984). Las culturas plean «categorías humorales», la acepta­
y los individuos seleccionan sus alimen­ ción de nuevos alimentos, en especial in­
tos basándose en dimensiones sensoria­ fantiles, puede implicar la mezcla de
les, cognitivas y simbólicas El gusto pa­ estas categorías con nuevas nociones de
rece conformado genéticamente o a tra­ lo «nutritivo» por la comunidad adop­
vés de la experiencia cultural, si no por tante (Messer, 1981). El aroma y el coste,
ambas vías: a todos los humanos parece no obstante, tienen mucho más impacto
gustarles lo dulce, pero sólo algunos pa­ en la selección de alimentos que las cua­
recen gozar de lo amargo o del picante lidades simbólicas que afectan máxima­
de la pimienta. Los individuos de cultu­ mente al consumo alimentario de indivi­
ras que valoran mucho la carne a menu­ duos sometidos a esfuerzo fisiológico
(enfermedad, gestación), para quienes CIEDADES INDUSTRIALES, los horarios de
comida es medicinal. escuela y trabajo están transformando la
Las dietas suelen clasificarse en básicas «comida familiar» y los tipos de alimen­
(principales o superiores)>secundarias y tos consumidos, al tiempo que han favo­
periféricas, según describan su composi­ recido la demanda de la llamada comida
ción en ingredientes, recetas, formatos o «basura» o tentempiés de escaso valor
ciclos (Goode, 1989). Las cocinas típicas nutritivo. O-rras preocupaciones nutricio-
pueden valorar la segregación (como en nales se asocian con el impacto de la ur­
la separación judía de la leche y la carne) banización, la comercialización agrícola
o las combinaciones (como en los forma­ y la expansión del mercado internación
tos italianos de pasta y salsa) (véase COCI­ nal de alimentos, todos los cuales han re­
NA.). Los grupos étnicos pueden «deno­ ducido considerablemente la autosufi­
tar» asimismo su nuevo escenario cultu­ ciencia alimentaria. Los planes de culti­
ral con sabores y texturas familiares vo de especies de gran valor económico
tradicionales y seguir consumiento los en particular se han demostrado lesivos
platos habituales en ocasiones rituales. para el estado nutricional de las gentes
Las gentes obtienen su comida mediante por disminuir notablemente la diversi­
producción, intercambio en el mercado, dad y cantidad de las saludables comidas
recolección o regalo (De Walt, 1983). Un caseras sin acompañarse de una aumento
análisis de la estructura dietaria en áreas consiguiente de ingresos fiables capaces
rurales proporciona un indicador de tiem­ de mantener una buena alimentación a
pos normales o de penuria. En general lo largo de todo el año. Que las familias e
se miden atendiendo al cociente de gra­ individuos estén mejor alim entados
no o almidón en la gastronomía frente a cuando diversifican la dieta mediante
los componentes foliáceos o proteínicos. adquisiciones en efectivo depende de la
En tiempos de HAMBRE, las gentes re^ medida en que los alimentos comprados
cortan el número y contenido de las co­ en sustitución de los caseramente produ­
midas según la disponibilidad. En el cidos constituyen sustitutos nutricional-
pasado, los individuos y comunidades mente adecuados- El empleo a destajo,
desfavorecidos, para sobrevivir, incremen­ como en la producción brasileña de sisal,
taban sus actividades RECOLECTORAS en en sustitución de las ocupaciones en la
tiempos de vacas ñacas, pero este recur­ horticultura supuso la reducción de los
so básico ha venido extinguiéndose en ingresos y la disponibilidad de alimentos
todo el mundo. Ahora dependen crecien­ para mujeres y niños (D. Gross y Under-
temente del apoyo extracomunitario: re­ wood, 1971). Además, el trabajo de la
mesas de miembros emigrados, compras mujer puede reclamar un tiempo antes
en el mercado alimentario, programas dedicado a la preparación de comidas.
de asistencia del gobierno u otros meca­ El mensaje final de los estudios dietarios
nismos de seguridad social. La progra­ para el consumidor es: cómase responsa­
mación y estructuración de los inter­ blemente para evitar las enfermedades
cambios rituales también pueden ayu­ de la civilización a menudo asociadas
dar al reparto equitativo de los magros con el paso a la dieta moderna y a un es­
suministros. tilo de vida hipoactivo. EM
La distribución del tiempo entre provee­ Otras lecturas Arnott, 1975; M. Dou­
dores y consumidores de comida es un glas, 1984; Farb y Armelagos, 1980; J.
factor determinante en la selección ali­ Goody, 1982; Jerome etáL, 1980;Robsonf
mentaria en todas las culturas. En las SO­ 1980.
difusión, difusionismo Es la trans­ ductor de resultados convergentes. Ya a
misión de elementos de una cultura a principios del siglo XX, Gabriel de Tarde
otra. Estos elementos son transmitidos (1903) observó que la velocidad con que
por agentes que se sirven de medios iden- son adoptadas las innovaciones tiende a
tificables y están sujetos a. los efectos de seguir una curva sinusoidal, que hoy se di­
diferentes barreras o filtros. Es uno de los vide convencionalmente en fases discretas
procesos de ACULTURACIÓN, pero puede asociadas con categorías de adaptadores
carecer del estrecho contacto entre pue­ (innovadores, adoptadores primeros, ma­
blos que supone la aculturación. El difu­ yoría temprana, mayoría tardía y remi­
sionismo se refiere a cualquier hipótesis sos), que han sido usadas como tipos idea-
que postula el origen exógeno de la ma- les para explicar una variedad de compor­
yoría de los elementos de una cultura o tamientos respecto de la innovación. TG
subconjunto cultural específicos. Siva co­ Otras lecturas Rogers, 1993.
mo ejemplo la propuesta presentada por
algunos folcloristas del siglo XIX en el diglosia Término de la LINGÜÍSTICA y
sentido de que los más populares relatos la SOCIOLINGÜÍSTICA que caracteriza a
de los europeos les han sido transmitidos aquellas sociedades en las que se usan
por gitanos de la India. Sin embargo, la dos variedades distintas del mismo LEN­
noción de que los evolucionistas cultura­ GUAJE en campos diferentes, una en ge­

les del siglo XIX negaron la importancia neral para la escritura y la otra para las
de la difusión no es correcta. Robert Lo- interacciones oralmente vehículadas. Las
WIE en particular subrayó la asociación
dos variedades muestran diferencias en
de la difusión y el historícismo, la inven­ todos los niveles de la estructura lingüís­
tica. La diglosia debe distinguirse de aque­
ción independiente y el evolucionismo
llos casos en que una variedad normal
(Harris, 1968, pp. 175-176). La falacia
coexiste con uno o más DIALECTOS regio­
aquí es que los evolucionistas promovie­
nales y sociales, pues en un escenario di-
ron la invención independiente no para
glósico, la variedad superpuesta ha de ser
derrotar al difusionismo, sino para de­
aprendida formalmente por todos y na­
mostrar la UNIDAD PSÍQUICA DE LA HUMA­
die de la comunidad la usa como medio
NIDAD.
corriente de conversación. Por lo mismo
«Difusión del estimulo» es un concepto
debe ser distinguida del bilingüismo,
elaborado por A.L. KROEBER para descri­
donde (para algunos sectores de la po­
bir la reinvención de un elemento trans­
blación) la lengua superpuesta es la nati­
mitido a través de una barrera social o
va propia. De particular interés para los
cultural para hacerlo congruente con los
lingüistas es el impacto de la diglosia en
valores de la cultura receptora. El dirá
la variación y cambio de la lengua.
sionismo popular es la atribución, típica­
En su artículo clásico, C. Ferguson (1959,
mente falsa o distorsionada, de ciertos
p. 336) definió diglosia (del griego di-
elementos culturales a culturas extrañas, glossos, de dos lenguas) como:
en especial antecedentes, como la atribu­ Una situación lingüística relativamente
ción a los romanos o celtas por parte de estable donde, además del dialecto prima­
los europeos contemporáneos de todo lo rio de la lengua (que puede incluir un pa­
que suena a antiguo. trón o patrones regionales) existe una va­
La investigación reciente sobre difusión riedad superpuesta muy divergente, muy
en antropología, sociología y geografía se codificada (a menudo gramaticalmente
ha centrado en el modelo de difusión pro­ más compleja), vehículo de un volumino-
so y respetado caudal de literatura escrita, El uso de la tipología de Ferguson eomo
bien de un período anterior o de otra co­ «modelo de uso real de la lengua» que
munidad parlante, que se aprende en delinea las condiciones en las que una o
gran medida con la educación formal y se ambas variedades pueden ser empleadas
usa en la mayoría de trabajos escritos, pe­ en interacciones verbales concretas ha
ro no es usada por ningún sector de la co­ sido criticado por estudiosos que en su
munidad en la conversación ordinaria. momento juzgaron inadecuada su natu­
Comparando situaciones lingüísticas de raleza dicotómica para explicar los datos
Egipto, Haití, Grecia y la Suiza germa- lingüísticos propios (Catón, 1991,
nófona, halló en todos los casos términos p. 145). Estudiosos del árabe, por ejem­
locales para ambas variedades, que Fer- plo, han tomado de algunos trabajos so­
guson denominó «alta» y «baja». bre el criollo el concepto de «conti-
El término «diglosia» fue usado por pri­ nuum» (Rickford, 1987) para cohonestar
mera vez hacia 1880 para caracterizar la usos que mezclan árabe clásico y no clá-
coexistencia en Grecia de las variedades sico en diversos grados. Pero los factores
lingüísticas Katharévousa («purista») y que influyen en el uso del lenguaje son
Dhimotiki («común, coloquial») (Mac- mucho más complejos que las normas
key, 1993). Marcais (1930) fue el prime­ globalizadoras de qué es propio o no
ro en aplicar el término al árabe para prescritas ideológica e institucionalmen­
describir respectivamente sus formas es­ te en cualquier sociedad. El mérito del
crita y hablada, coexistentes en el mun­ modelo de Ferguson reside en que se
do islámico. Según Margais (p. 901), el centra en normas sociales y modos en
árabe escrito se usa en publicaciones li­ que se adquiere la variedad superpuesta,
terarias y científicas, en la prensa, en el porque la diglosia no es una propiedad
sistema judicial, en cartas privadas, etc., de las lenguas, sino de las comunidades
mientras que el hablado, por el contra­ (C. Ferguson, 1991),
rio, es la lengua de conversación en todos Cualquiera que sea la forma en que se
los planos, «populares» o «cultos». defina, la diglosia ha sido rara vez estu­
Fishman extendió la aplicación a cual­ diada etnográficamente y desde el ángu­
quier escenario sociolingüístico donde lo crucial de la naturaleza del contacto
operaran dos o más lenguas, dialectos, re­ entre variedades- Diferentes grupos de
gistros o «variedades lingüísticas de cual­ hablantes entran en contacto con la va­
quier clase funcionalmente diferencia­ riedad superpuesta en modo y grado di­
das» (1972, p. 92) y alegó que la diglosia versos: trato con interlocutores, medios
es la «normalización social» del bilingüis­ de comunicación, burocracia, religión,
mo (1967, p. 37). Así, diglosia ha venido a educación formal y otros. La noción de
significar la diferenciación funcional del que las variedades pertenecen a la «m is­
uso de la lengua independientemente de ma» lengua ha sido criticada por varias
las condiciones en que se adquiera la va­ razones (véase Valdman, 1986, sobre
riedad superpuesta. Esta ampliación se­ Haití) y esta «mismidad» (identidad) no
mántica explica en parte la enorme ava­ ha sido explorada desde el punto de vis­
lancha de publicaciones sobre la materia ta de los hablantes. Otras cuestiones cen­
desde 1960 hasta el presente (A. Hudson, trales que no han recibido atención ade­
1992), Otra bibliografía reciente sobre el cuada son: (1) el impacto de los sistemas
tema (M Fernández, 1995) contiene tra­ educativos poscoioníales en la conforma­
bajos en varias lenguas acerca de unas 175 ción, reproducción o eliminación de la
situaciones lingüísticas de todo el mundo. diglosia (Ibrahim, 1985); (2) los roles
asignados por la comunidad a la clase y conocibilidad e intercambiabilidad (di­
al género (N. Haeri, 1995); y (3) las rela­ nero por otras cosas y por otro dinero)—
ciones entre el dominio a menudo hege- han llevado a algunos sociólogos y antro­
mónico de la lengua «alta», la identidad pólogos a considerar su uso como signo
y las ideologías nacionalistas (Gnmperz de creciente racionalidad de la sociedad
y TOlson, 1971; Fishman, 1975; Áltoma, (Simmel, 1978; M. Weber, 1968). Mu­
1969; Grandguillaume, 1983). NH chos esquemas evolutivos sugieren que
Véase también CULTURAS ORALES, POESÍA, las funciones útiles del dinero son tantas
SISTEMAS DE ESCRITURA. que habrán de desplazar con el tiempo a
Otras lecturas Catón, 1990; Chejne, otras formas de intercambio. Pero el ver­
1969; Messick, 1993. dadero dinero también tiene otros atribu­
tos menos deseables: inutilidad material,
dilema matrilineal Es el conflicto volatilidad y conflicto. La divisibilidad,
con que se enfrenta el padre en un siste­ ocultabilidad y enorme intercambiabili-
ma de descendencia matrilineal donde dad del dinero pueden tentar a su gasto
se debate entre su obligación primaria sin freno. Los cambios en las condiciones
de atender y subvenir a las necesidades políticas pueden reducir las funciones va­
de los Hijos de su hermana y su deseo de lutarias por aboliciones y devaluaciones
bacer otro tanto con los propios, que son que disminuyen su utilidad como reser­
miembros del grupo de descendencia de va de riqueza (Guyer, 1995). La inflación
la esposa: «Amo a mi hijo, pero me veo puede reducir el dinero a la nada o ha­
forzado a ceder mis pertenencias al inú­ cerlo menos asequible y contable. Los
til de mi sobrino». MR controles fronterizos pueden perjudicar
su intercambiabilidad y movilidad. Y el
dinero En sentido estricto, es una cla­ propio dinero, impreso en papel, es vul­
se de objeto material útil sólo o princi­ nerable frente a riesgos como el fuego, la
palmente con fines de intercambio y que inundación y los insectos (riesgos reales
puede circular indefinidamente entre en algunos escenarios tropicales). Así,
las personas que lo usan sin perder nece­ acecha al individuo el peligro de que su
sariamente valor. Lo que se considera di­ riqueza líquida pueda evaporarse.
nero varía enormemente: oro y plata en Aunque la mayoría de las lenguas moder­
Eurasia, varillas de hierro en África, nas cuentan con términos indígenas o fo­
grandes rocas en Yapp, conchas en Poli­ ráneos para referirse al dinero, su signifi­
nesia, cuentas de vidrio en la India, se­ cado y límites conceptuales varían consi­
millas de coco en Mesoamérica, por citar derablemente. Temas de especial interés
unos pocos ejemplos. Muchos pueblos antropológico al respecto han sido las ra­
usan más de una forma El papel y el di­ zones de su uso y limitaciones, y las im­
nero electrónica amplían el concepto. plicaciones morales de su propagación.
Sin embargo, en sus funciones económi­ El dinero es un arma de dos filos que ha
cas de definición clásica —como portador polarizado a los teóricos sociales. Los hu­
e índice de riqueza, medio de intercam­ manos pueden usar el dinero en apoyo
bio y de pago, patrón de valor y unidad de la DIVISIÓN DEL t r a b a j o para aumen­
de cuenta— tiene límites incluso en los tar asi la producción y la productividad,
centros industriales y financieros. como demostraron Adam Smith (1776)
Los admirados atributos del dinero y numerosos estudiosos de la economía y
-contabilidad, portabilidad, divisibili­ la sociedad. Pero también pueden usarlo
dad, homogeneidad (o uniformidad), re- para explotar, subyugar y empobrecer a
otras gentes, como Aristóteles (350 a.C.), mismo (Crump, 1981: cap. 1). «Dinero»
Marx (1887) y los marxistas} los teóricos es la sinécdoque por antonomasia y, por
dependentistas y algunos economistas tanto, referente a la vez de ideas como
políticos recientes han puesto de mani­ comercio, regateo, provecho, individua­
fiesto. Los antropólogos han utilizado, y lismo, libertad, explotación, impersonal
han revisado, las teorías de los filósofos lidad, miopía temporal o reducción de
de la política, los economistas y los soció­ calidad y cantidad que niega la variación
logos (Ortiz, 1983- G-udeman, 1986). y la singularidad. Muchas variantes del
Las gentes perciben en el dinero valores dinero poseen implicaciones de posición
tanto cuantitativos como cualitativos. El o CLASE y se usan para establecer o alla­
valor del dinero se basa en la confianza, nar las dependencias de los humanos.
que puede ser destruida por la inestabili­ Diversamente retratado en las filosofías
dad social o política. Cuantitativamente, clásicas como facilitador del intercam­
el valor oficialmente establecido del di­ bio, manifestación del contrato social,
nero y el que tiene en el mercado no ofi­ corruptor de vínculos sociales, tentador
cial han diferido a veces notablemente y de almas o segregador de las clases socia­
ello ha dado lugar al cambio y al comer­ les, al dinero se le atribuyen a menudo
cio ilegales de moneda, difíciles a veces poderes que en realidad pertenecen alas
de controlar por las autoridades u orga­ personas que lo atesoran o intercambian,
nismos competentes. Incluso en presen­ Los individuos que se consideran plena­
cia de monedas nacionales fuertes, las mente monetizados o capitalistas no lo
gentes no cesan de inventar y usar múl­ son tanto en un examen más profundo.
tiples formas de dinero, algunas con uso Por ejemplo, el dinero no reemplaza del
y circulación muy restringidos (por todo al TRUEQUE, como indican algunos
ejemplo, cupones, vales, prendas, paga­ esquemas evolutivos, sino que éste desa­
rés, certificados de regalo, cuentas co­ parece y reaparece en momentos y luga-
rrientes, asientos mercantiles, dinero res distintos, cambiando sólo de aspecto
electrónico). Estos dispositivos pueden (Humphrey y Hugh-Jones, 1992a). Nin­
limitar los bienes contra los que puede guna sociedad acepta absolutamente el
ser cambiado el dinero, los momentos y intercambio de dinero por cualquier co­
lugares de cambio o las personas cualifi­ sa y cualquier individuo, pero ninguna
cadas para efectuarlo. alcanza tampoco a ejercer todas sus
Los valores cualitativos del dinero pue­ prohibicones de venta o cambio. Entre
den ser simbólicos, psicológicos o estéti­ las cosas que más se guardan de una po­
cos en su naturaleza. El dinero se crea sible vinculación con el dinero en efecti­
con símbolos y es en sí mismo un símbo­ vo, o que se compran y venden sólo re­
lo de gran versatilidad. Puede entender­ servadamente en la mayoría de las socie­
se exánime e inerte o vivo y en auge, co~ dades, destacan la tierra (en particular
mo desprovisto de significado moral in­ heredada o colectiva), el cuerpo humano
herente (J. Parry y Bloch, 1989) o y sus fluidos, los objetos asociados con los
cargado de valencia moral propia y de espíritus y la divinidad, y los cargos y tí­
otro tipo (Simmel, 1978). Se describe di­ tulos religiosos, políticos y educaciona­
versamente como causa o como efecto de les. Las prohibiciones de intercambio ri­
las transformaciones sociales. Para algu­ gen no sólo para objetos concretos, sino
nos antropólogos, el pago en dinero re­ también para particulares relaciones so­
presenta una especie de ritual, aunque ciales, como la patemo-filial, entre maes­
muy vacío de contenido cultural por sí tro y pupilo o entre monjes.
A l hilo de lo descrito por Raymond prestar dinero con interés es permisible
FlRTH sobre los tikopia del Pacífico, et­ a los creyentes. Una solución histórica­
nógrafos de lugares varios han descrito mente común ha sido dejar este aspecto
esferas de intercambio, es decir* catego­ en manos de MINORÍAS MEDIADAS; otra ha
rías culturales de cosas fácilmente inter­ consistido en camuflar estas transaccio­
cambiables por otras de la misma cate­ nes con una terminología que esquiva la
goría, pero no de otra, so pena de oprobio palabra «interés». Diferencias termino­
moral. Las sociedades limitan a menudo lógicas como éstas pueden indicar las
la intercambiabilidad y sustituibilidad existentes, más profundas, en el respecti­
del dinero marcando su origen. Entre los vo concepto cultural acerca de los roles
luo de Kenya, el «dinero amargo» deri­ que caben a las finanzas y a la economía
vado de actividades entendidas como en la vida social. PS
impropias (por ejemplo, la venta de tie­ Véase también ANTROPOLOGÍA ECONÓMI­
rras heredadas) no puede usarse para f i­ CA, COMERCIO.
nanciar la dote de la novia (Shipton, Otras lecturas R. Firth y Yamey, 1964;
1989). Tales limitaciones imbuyen al di­ Neale, 1976; K. Polanyi, 1944; Sahlins,
nero de valencia moral y normativa en 1972.
un intento de preservar las relaciones fa­
miliares íntimas, crónicas y sagradas de dÍSCUrSO Véase TEORÍA DEL DISCURSO,
la corrupción generada por ganancias
derivadas de actividades socialmente división del trabajo Nace de la
condenables (Parry y Bloch, 1989; Zeli- idea de que el trabajo de una sociedad se
zer, 1994). Sin embargo, este dinero pue­ «divide» entre sus miembros. Aunque el
de entenderse a veces como susceptible concepto es muy antiguo, fue Emile
de conversión desde la impureza a la pu- D U RKH E IM quien lo fijó en el léxico de
reia moral. Puede tratarse de una tran­ las ciencias sociales en su obra clásica
sacción clara y abierta, como el cambio The división o f labor in society (1935)-
histórico de monedas por los mercaderes Implica que la vida social es una crea­
bíblicos del Templo, pero las más de las ción de la energía humana y que para
veces adopta la forma de lavado de dine­ que funcione requiere que cada indivi­
ro mediante intercambios seriados, cari­ duo satisfaga su parte del trabajo total:
dades religiosas, fundaciones filantrópi­ en subsistencia, mantenimiento del or­
cas o rituales especiales que borran o en­ den y comunicación con los dioses. La
mascaran su origen. naturaleza de las tareas que constituyen
El dinero usado para ganar dinero es el trabajo total y la forma en que éste se
quizá la categoría más debatida en todas divide y coordina conforman el campo
las culturas. Muchos términos financie­ de investigación de este epígrafe.
ros, como «capital», «ingresos» e «inver­ Los teóricos d e l siglo XIX, incluidos Marx
siones», carecen de adecuada traducción y Durkheim, sostuvieron que ciertos as­
en otras lenguas o son portadores de con­ pectos de la división del trabajo eran
notaciones morales muy diferentes en universales y determinados por la natu­
culturas donde las actividades generado­ raleza humana. La distribución y coordi­
ras de dinero son observadas con sospe­ nación de las tareas por edad y sexo pa­
cha o desaprobación- La mayoría de las recían una obviedad: las mujeres cocina­
grandes religiones del mundo, incluidos ban, cuidaban de los niños y enfermos,
el catolicismo, el hinduismo y el islamis- se ocupaban de las comodidades internas
mo, han batallado con la cuestión de si el de la casa; los hombres atendían a ganar­
se la. vida y garantizar la seguridad en el feminismo. Pero éstos no se centraron en
mundo exterior al hogar. La generación la misma división que había ocupado a
más joven componía el estamento de tra­ los teóricos precedentes, el trabajo en la
bajadores y guerreros; la de más edad, la sociedad considerada como un todo, sino
de organizadores y filósofos. Lo que más precisamente en las dimensiones que
despertó el interés de Durkheim en la aquéllos habían relegado a la naturaleza
división del trabajo en la sociedad iba humana: sexo y generación. Teóricos ne-
más allá de estas consideraciones. Señaló omarxistas como Claude Meillassoux se­
que había dos tipos básicos de división y ñalaron que había relaciones laborales
coordinación del trabajo. Donde la tec­ que satisfacían todos los criterios que ha­
nología era sencilla, el trabajo de las uni­ cían posible la apropiación de los EXCE­
dades de la sociedad duplicaba el de DENTES, fundamental en el análisis mar­
otras, dándose sólo complementariedad xista: los hombres y los ancianos hacían
genuina en la vida ritual. A esto lo llamó suyos los valores generados por el traba­
«solidaridad mecánica», sirviéndose del jo de las mujeres y los jóvenes. Los femi­
sistema sectorial aborigen australiano nistas fueron más lejos para argumentar
como ejemplo. Donde la tecnología era dos puntos en su opinión esenciales. En
compleja, las unidades realizaban tareas primer lugar, la propia noción del traba­
diferentes y, por tanto, dependían en jo, la asignación de tareas por GÉNERO, y
gran medida de la complementariedad, sus condiciones de complementariedad,
lo que él llamó «solidaridad orgánica» al que, lejos de ser naturales obedecen más
hilo de lo observado en la moderna so­ bien a un constructo cultural. La propia
ciedad industrial. obviedad de la división del trabajo para
A medida que los registros etnográficos los participantes es un indicador de la
se han hecho más y más ricos y variados, elaboración, el refinamiento y el carác-
estas categorías y teorías simples han ido ter generalizado de las técnicas de per­
siendo abandonadas, sin que ello conlle­ suasión culturales. De ahí el cambio, ya
vara el rechazo del término «división del aceptado, de la terminología de «d ivi­
trabajo». Por muchos años, hacia media­ sión del trabajo por sexo» a «división del
dos del siglo XX, h a sido un simple tér­ trabajo por género». En segundo lugar, la
mino descriptivo para referirse a quién teoría feminista atacó el marco concep­
hacía qué. Los ESTUDIOS TRANSCULTURA- tual que había tomado erróneamente gé­
LES basados en los Human Relations nero por sexo. Esta crítica queda óptima­
Area Files (Archivos de Relaciones Hu­ mente simbolizada en la comunicación
manas por Areas) han tratado de corre­ de Slocum (1975), donde demuestra que
lacionar divisiones del trabajo específi­ la atención antropológica en las socieda­
cas con otros aspectos de la vida social y des cazadoras y recolectoras se había cen­
han encontrado que hay unas pocas tare­ trado casi exclusivamente en el hombre
as que prácticamente son UNIVERSALES, cazador, mientras que los estudios de nu­
como la caza de grandes animales por trición revelaban que la mayor parte de
parte de los hombres y la atención a la la dieta era proporcionada por la mujer
COCINA por las mujeres, aun existiendo recolectora. Un nuevo análisis del traba­
aquí asimismo muchas variaciones re­ jo en términos de género ha abierto nue­
gionales. vas vías para el estudio de la división, del
Dos desarrollos teóricos de las décadas trabajo en sentido amplio, así como en
de Í960 y 1970 hicieron revivir el interés los terrenos relegados en el pasado a «lo
analítico de la cuestión: neomarxismo y natural» (Di Leonardo, 1991b).
Las fronteras actuales del estudio de la que puede entrañar asimismo el IN TER­
división del trabajo siguen siendo fijadas CAMBIO DE PRESENTES a corto o largo pla­
por los estudios del GÉNERO, en su mayo­ zo, incluidas las transferencias de tierra
ría centrados en el cambio hoy manifies­ ganado y otros objetos materiales de va­
to más que en describir y clasificar a las lor entre los esposos intencionales y sus
culturas y sociedades. La imaginería fun­ familias (futuros afines). En estos casos,
cional de un «todo» dividido apenas hace las implicaciones de la disolución de un
justicia al aumento actual de cargas de matrimonio, en particular con niños, son
trabajo y combinación de empleos entre de gran alcance. No sólo afectan a los es­
los trabajadores más pobres j los agríco­ posos, sino también a una red parentelar
las. Guyer (1 9 S S ) sugirió que en el caso mucho más amplia que ve amenazadas
de las mujeres agricultoras de África, la las inversiones realizadas. El divorcia
trayectoria histórica podía resumirse co­ puede llevar entonces a una ruptura de
mo «multiplicación de prestaciones». Los la organización familiar amplia y poner
estudios político-económicos en la orde­ en riesgo sistemas de alianzas sociopolí-
nación del nuevo mundo abordan la nue­ ticas y de intercambio ceremonial. Por
va división internacional del trabajo en esta razón, los matrimonios dentro de
escala comparativa, y nuevamente en el sistemas de pago concertado contrapo­
seno de la antropología, gran parte de es­ nen a menudo una poderosa fuerza fren­
tas obras se centran en el género: las con­ te al divorcio.
diciones de empleo de obreros, masculi­ Las restricciones de divorcio y los enfo­
nos y femeninos, en fábricas, y trabaj ado­ ques sobre la solución de conflictos mari­
res del sexo en el tercer mundo (Nash y tales son culturalmente específicos y le­
Fernández-Kelly, 1985). JTG gitimados por los hábitos culturales pre­
Véase también ANTROPOLOGÍA FEMIMST a , dominantes, los preceptos religiosos y las
a n t r o p o l o g ía , m a r x is t a . leyes seculares. Sin embargo, la presión
Otras lecturas M. Burton et al, 1977; para conservar el matrimonio suele ejer­
Meillassoux, 1981, cerse con más intensidad en la mujer, en
aras del mantenimiento de las relaciones
divorcio Es la terminación reconoci­ de afinidad e intercambios, de una parte,
da de un matrimonio que libera a ambos o de los hijos, de la otra. No obstante, to­
esposos de sus derechos y obligaciones dos los sistemas familiares poseen algu­
maritales. En algunas sociedades consti­ nos mecanismos de escape que permitan
tuye un proceso legal definido; en otras a los individuos sobrevivir a las presiones
es informal y requiere tan sólo la acepta­ del divorcio (W. Goods, 1956). A. pesar de
ción social por parte de los individuos y la actitud cambiante frente al divorcio en
las comunidades donde residen (J. Ber­ numerosas SOCIEDADES INDUSTRIALES con­
nard, 1970). Sin embargo, para los antro­ temporáneas, en muchas otras es estig­
pólogos es más complejo y con atributos matizado y, así, la institución se asocia
menos precisos por los problemas que con cierta ambivalencia moral. De donde
entraña la propia definición de qué cons­ que hayan evolucionado elaborados me­
tituye un MATRIMONIO. En consecuencia, dios culturales, organismos sociales e ins­
las formas de divorcio están estrecha­ tituciones legales para controlar, conte­
mente relacionadas con las formas de ner y gestionar el divorcio.
matrimonio que disuelven. El divorcio es sólo una de las formas de
En la mayoría de las sociedades, el ma­ disolución marital, aunque la más exten­
trimonio implica el pago de una DOTE, dida. La separación física de los esposos,
declaración de nulidad, deserción y poral establece un plazo mutuamente
abandono se consideran en algunas so­ acordado, transcurrido el cual se disuel­
ciedades variaciones sobre el tema. En ve el matrimonio automáticamente. La
muchas culturas, la distinción entre es­ venta de la esposa, asociada con el matri­
tas categorías no es clara y, en realidad, monio según la ley común entre los po­
pueden confundirse o solaparse. bres de la Bretaña del siglo X IX era «m e­
La separación legal se usa en numerosas ramente un método público de divorcio
sociedades en sentido casi igual al reco­ por consentimiento mutuo» y constituía
nocimiento de los derechos de los espo­ una forma legal y válida de divorcio
sos a vivir separados sin llegar a un (Stone, 1993, p. 19).
acuerdo de divorcio final y en general La cuestión de por qué algunos matri­
restringiendo tan sólo su derecho a ca­ monios acaban en divorcio y las causas
sarse de nuevo. La anulación resuelve el de la disensión marital en general si­
problema del divorcio al declarar la ine­ guen siendo tema de interés. Los ESTU­
xistencia de casamiento previo. En algu­ DIOS TRANSCULTURA1£S —aunque no ex­
nas sociedades, como entre los hagen de tensivos—indican algunos «universales»
Nueva Guinea, la cesión del caudal nup­ que parecen salvar las fronteras entre las
cial que crea el matrimonio suele retra­ sociedades preindustriales tradicionales
sarse hasta el nacimiento de los hijos, y y los estados seculares postindustriales.
ia anulación del contrato matrimonial Abundando en la teoría de Darwin
puede ser informal (M. Strathern, 1972, (1871) del matrimonio con fines de re­
p. 189). Por el contrario, entre los cristia­ producción, Betzig (1989) enumeró nue­
nos católicos y calvinistas, que perciben ve causas de divorcio, la primera de las
el matrimonio como un sacramento y cuales era la infidelidad, en particular
juzgan sacrilega su disolución, la anula­ por parte de la esposa. Sujeta a un mode­
ción puede ser la única forma de «divor- lo SOCIOBIOLÓGICO, argumentó que esta
ció» posible, pequeña válvula de escape doble vara de medir es producto de las
ante la expectativa de que los malos en­ diferentes estrategias reproductoras: «La
laces deben ser simplemente soportados. esposa injuriada pierde poco, desde el
La anulación del matrimonio es mucho punto de vista reproductivo ... mientras
más rara en aquellas tradiciones religio­ que ei marido injuriado pierde probable­
sas como el judaismo y el islam, donde se mente mucho más» cuidando de un hijo
contempla ia posibilidad de incompati­ que no es suyo (Betzig, 1989, p. 661), In­
bilidad marital y los individuos (en ge­ cluso donde la reproducción no está di­
neral el marido) u otros organismos tie­ rectamente implicada, ei adulterio y la
ne poder para mediar en el problema o infidelidad siguen siendo poderosas ra­
disolver el matrimonio (Corán 65, 1, 2, zones del divorcio.
226-237; Deuteronomio 24, 1). Sin em­ La industrialización y la urbanización
bargo, en ambos casos, el poder de la han afectado profundamente a la orga­
mujer de incoar el divorcio contra los de­ nización de los sistemas de PARENTESCO y
seos de su marido es muy limitado. de la FAMILIA, cambiando los modelos de
Otras variantes del divorcio, menos co­ matrimonio y divorcio y, en.consecuen­
nocidas peto reales, incluyen la expira­ cia, los valores morales y las actitudes
ción de un contrato de matrimonio tem­ culturales tradicionalmente asociadas
poral en Irán (S. Haeri, 1989) y la «ven­ con estas instituciones. En el plano mun­
ta de la esposa» en Bretaña (Menefee, dial, el divorcio ha pasado del terreno de
1981). Un contrato de matrimonio tem­ la religión al de los códigos legales. En
Occidente, donde el divorcio estuvo un ca o de infección por un patógeno en un
tiempo restringido por los códigos mora­ individuo o huésped. Así, la enfermedad
les y de creencias cristianas, ha dejado de se considera un fenómeno biológico,
ser una anomalía o un defecto del siste­ mientras que la dolencia tiene además
ma para convertirse en una figura esen­ dimensiones psicológicas y sociales. Las
cial de éste basada en el mutuo consenti­ distribuciones de dolencia y enfermedad
miento y opción (O ’Neill, 1967, p. 7). A l no se solapan del todo en una población
menos a los ojos de la ley ha dejado de dada; hay individuos con enfermedades
ser un signo de patologóa social, inesta­ diagnosticables, como la hipertensión,
bilidad familiar y crisis individual, aun­ que no se saben o reconocen enfermos;
que muchos críticos sociales sigan consi­ en correspondencia, un porcentaje nota­
derándolo así. ble de pacientes que acuden al médico
El desplazamiento de la responsabilidad están enfermos, pero no presentan una
del control religioso, comunal y social en enfermedad identificable. En biomedici-
cuestiones matrinomio y divorcio a los na, la dolencia de un paciente con sínto­
individuos se ha asociado con un gran mas pero sin patología diagnosticable se
incremento de éste en todas las culturas. denomina «psicosomática» en alusión a
Por otra parte, los supuestos de que los una etiología psicológica. Aunque este
matrimonios eran más estables en las so­ término es hoy menos usado que antes,
ciedades preindustriales de Europa o la implicación negativa era que la enfer­
analfabetas han quedado en entredicho a medad no era «rea l» dado que era la
ra.Í2 de algunos estudios transculturales mente «anormal» del paciente la cau­
que indican que el divorcio era «muy co­ sante de las anormalidades en el cuerpo.
rriente» en las segundas (Murdock, De donde que los propios pacientes pu­
1949) y que la alta mortalidad se tradu­ dieran ser culpados de sus síntomas. La
cía fácilmente en una temprana disolu- lógica biomédica tradicional integrada
ción marital entre las primeras (Segalen, en el concepto de enfermedad psicoso­
1986, p, 151). La aparente estabilidad mática (y la distinción dolencia-enfer-
marital en estas sociedades no era un medad) ha sido objeto central de análisis
signo de idilio, sino más bien producto en la antropología médica crítica.
de circunstancias socioculturales que La distinción entre enfermedad y dolen­
obligaban a los individuos a soportar su cia lleva a primer plano la cuestión de
estado, en particular para proteger sus qué es «salud», concepto notoriamente
derechos a la propiedad. SH difícil de definir. Según el criterio de la
Otras lecturas R, Cohén, 1971; Hut- Organización Mundial de la Salud, no se
chinson, 1990; Phillips, 1988. trata simplemente de la ausencia de en­
fermedad, sino de un estado de bienestar
dolencia Percepción o vivencia de la físico, social y psicológico. La conceptua-
enfermedad o de «estar m al», es decir, lización de salud y enfermedad depende,
en un estado socialmente devaluado que por tanto, del constructo cultural de la
incluye, pero no se limita, a la ENFERME­ «normalidad». Cuando las personas se
DAD. En ANTROPOLOGÍA MÉDICA, la distin­ autodefinen enfermas lo hacen en con­
ción. entre «dolencia» y «enfermedad» traste con los niveles de síntomas o que­
reviste una importancia crucial. «Enfer­ jas socialmente permisibles. Cuando las
medad» hace referencia tan sólo a las personas son declaradas enfermas por
manifestaciones clínicas externas «obje- otras, la referencia implícita a la «ñor-
tivas» de anormalidad de la función físi­ malidad» puede traducirse en que la
medicina se convierta en un mecanismo tiempo que otras resultan más acusadas
de control social. (como cumplir las órdenes del médico,
Los antropólogos médicos han demostra­ proponerse la mejoría y reducir gradual­
do la existencia de notables variaciones mente la dependencia de la atención sa­
culturales en los tipos y la gravedad de nitaria).
los síntomas que grupos sociales diferen­ Desde una perspectiva cognitiva, los in­
tes consideran relevantes y de importan­ dividuos llenan de sentido sus experien­
cia. Por tratarse de criaturas biocultura­ cias dolientes recurriendo a un modelo
les, deben cribar las aferencias informa­ explicativo (M E) basado en sus ideas
tivas de su cuerpo a través de filtros de personales sobre fisiología y patología
creencias etnofisiológicas y etnomédícas que ayudan a comprender por qué sobre­
culturalmente construidos. La dolencia vino la enfermedad y a predecir su curso
también tiene importantes dimensiones (Kleinman, 1980). En un entorno clíni­
simbólicas, que Sontag (1990) describió co, la obtención del ME del paciente por
como metáforas culturales; y algunas en­ parte del sanador puede mejorar la co­
fermedades (por ejemplo, tuberculosis, municación y, en algunos casos, la obser­
cáncer, sida) pueden tener un poderoso vancia del plan terapéutico prescrito.
significado en determinados contextos Los antropólogos que estudian la expe­
sociales. Aunque las dimensiones simbó- riencia doliente utilizan a menudo un
licas de la enfermedad adolecen con método cualitativo de recolección de na­
gran frecuencia de valor negativo y se rrativas de dolencia similares a la HISTO­
traducen en estigmatización social y OS­ RIA DE VIDA o clínica de la enfermedad.
TRACISMO (como ocurre con la lepra), en Los análisis de múltiples narrativas de
determinados contextos pueden ser obje­ un grupo con una categoría de dolencia
to de valoración neutra o positiva y cons­ particular pueden llevar a un mejor co­
tituir un atributo de identidad personal. nocimiento del punto de vista del pa­
Desde una perspectiva sociológica, la ciente y a la mejora de la intervención
percepción de la enfermedad es condi­ terapéutica. Dado que los ME se apren­
ción previa para el comportamiento do­ den en un contexto sociocultural, no de­
liente, que incluye la aceptación del ROL ben considerarse propios de la idiosin­
de enfermo y la búsqueda de la inter­ crasia del sujeto. Cuando los comparte
vención terapéutica de un sanador. Los un grupo pueden considerarse modelos
pacientes suelen observar un modelo de poblacionales de dolencia. Las dolencias
«jerarquía de acción» en su búsqueda de no reconocidas en el esquema de catego-
cuidados sanitarios pasando a menudo a rización de la biomedicina se denominan
médicos especialistas si las intervencio­ a veces «dolencias poblacionales».
nes previas fracasan y los recursos eco­ Susto, o pérdida del alma, es una dolen­
nómicos lo permiten. Las descripciones cia poblacional suramericana que ha si­
etnográficas del proceso de decisión per­ do extensivamente estudiada en sus con­
tinente y de los comportamientos dirigi­ textos etnomédico, biomédico y psicoso-
dos a la obtención de atención terapéuti­ cial por Rubel et al (1984). Pese a las
ca comprenden importantes aspectos de variaciones en los ME de susto entre per­
la descripción antropológica de los SISTE­ sonas de ascendencia india y «m ixta», en
MAS MÉDICOS, Cuando un individuo asu­ general se cree que la dolencia obedece a
me su papel de enfermo, determinadas la indeliberada separación de alma y
responsabilidades sociales quedan en cuerpo a consecuencia de un suceso ho­
suspenso (como acudir al trabajo), al rrible. Puede manifestarse con una gran
variedad de síntomas, como angustia, Véase también ETNOPSICOLOGÍA, CHAMÁN,
debilidad, pérdida de apetito e insomnio. SUFRIMIENTO.
La distribución socioepidemiológica de
la dolencia es superior en las mujeres domésticas Véase UNIDADES DOMÉS­
que en los hombres, en las que tienen ñi­ TICAS.
ños que en las que no, y en personas so­
metidas a un importante grado de pre­ d o t e Son los bienes concedidos por
sión social. Siete años después del estu­ una familia a su hija al casarse, en bene­
dio original que comparaba a personas ficio de su nuevo hogar conyugal, mien­
que habían padecido de susto con un tras que la dote indirecta es la propiedad
gT upo de control paralelo en edad, géne­ con origen en la familia del novio y que
ro y etnia, el 17 por ciento de los pacien­ se incorpora al matrimonio a través de la
tes de susto habían muerto y ninguno lo novia. Ambas formas ceden propiedad
había hecho en el grupo de control, lo en sentido descendente a familias rela­
cual demuestra que las consecuencias cionadas, a diferencia del p a g o P o r l a
biológicas de una enfermedad poblacio- n o v i a , desembolsado lateralmente a fa­
nal pueden ser graves. milias ajenas (véase Schlegel y Eloul,
Los antropólogos médicos se han revela­ 1988). Estas formas de transacciones nup­
do siempre sumamente interesados en ciales se dan primariamente en las socie­
las dolencias psiquiátricas «exóticas», dades euro asiáticas (J. Goody y Tam­
también llamadas «síndromes vincula­ biah, 1973), donde la propiedad privada
dos a la cultura» (SVC). En la descrip­ es sustancial: tierras, dineros y rebaños
ción de Símons y Hughes (19S5), entre comerciables.
ellos se cuentan dolencias como latah Aunque la dote ha sido la forma ideal en
(pánico), pibloktog (histeria ártica) y ko- gran parte de Eurasia desde los tiempos
ro (síndrome de retracción genital). La más antiguos (Grecia, Egipto, Babilonia,
cuestión central en los SVC es si las do­ China) hasta el presente, siempre ha sido
lencias psiquiátricas pueden ser univer­ primariamente practicada por la elite
sales y reconocibles transculturalmente (clases propietarias de tierras), siendo
o solo comprendidas en el marco de los otras las formas practicadas por las clases
constructos de una cultura a partir de más bajas. Así, en una sola nación hetero­
contextos sociales particulares. El con­ génea, como la China prerrevolucionaria
cepto de SVC ha sido tachado de basarse o la India actual, hay castas o clases que
en una falsa dicotomía naturaleza/cul­ practican la dote, la dote indirecta y aun
tura para considerar un fenómeno que es la dotación de caudal de la novia.
tanto biológico como cultural. Hay dos formas de dote indirecta. En
También ha sido criticada la distinción una, la familia del novio aporta bienes
entre dolencia y enfermedad. No sólo la directamente a la novia, que ésta incor­
segunda ha sido considerada más «real» pora luego al matrimonio. En la otra, la
que la dolencia y el sufrimiento resul­ familia del novio aporta bienes a la de la
tantes de procesos sociales o psicológicos, novia, que a su vez los cede (o su equiva­
sino que, según algwios antropólogos, la lente) a aquella para su incorporación al
distinción ha conducido al descuido clí~ matrimonio. Esta última forma, técnica­
nico de las dimensiones sociales de la en­ mente matrimonio con caudal de novia
fermedad, porque la dolencia ha sido in­ aumentado, se confunde a veces con la
dividualizada y la enfermedad medicali- práctica del caudal nupcial (Schlegel y
zada (Hahn? 1995). PB y KH T Eloul, 1987).
La dote indirecta como forma preferida la ruina. En Europa, los ricos soluciona­
aparece con mucha más frecuencia entre ban este problema enviando su exceso de
los pueblos pastores del Oriente Medio y hijas a los conventos, donde la «dote» (o
en la Europa g e r m á n i c a prerromana, precio de entrada) era mucho menor de
aunque también se practicaba entre los lo que podía esperar un yerno. En la In­
kwakiutl del siglo XIX. Como forma se­ dia, donde todas las mujeres han de obte­
mítica antigua figura en el Viejo Testa­ ner un esposo, las familias han tratado de
mento y más tarde quedó prescrita en el limitar el número de hijas.
Corán como mahr o regalo de la familia La dote indirecta puede proporcionar
del novio a la esposa. Y así se extendió cierta recompensa material a la familia
por todo el mundo islámico Junto con la de la novia por el coste de haberla criado,
ley coránica. La dote indirecta es una ya que en algunos casos parte de los bie­
forma flexible pues una sociedad puede nes cedidos por la f amilia del novio pue­
instituirla añadiendo cierta cantidad de de ser conservada por ia de la novia. Sin
caudaL nupcial a la dote existente o a la embargo, ei principal beneficiario de es­
inversa, forma ésta predominante entre ta forma de transacción matrimoniaJ. pa­
los digo de Africa (Parkin, 1980). recen ser los nuevos cónyuges.
La dote sirve a los intereses de la familia En las sociedad donde se practica la dote,
de origen de la esposa de dos maneras. sea ésta directa o indirecta, una familia
Primero, aporta recursos al matrimonio queda unida al marido de la hija y fami­
por parte de su hija, garantía para el fu­ lia conyugal a través de la propiedad. La
turo de ésta, y también significa que no elección de un yerno es importante para
se desposa huera de medios. (Probable­ el bienestar de la familia, no sólo de la
mente no es una coincidencia que la dote hija. Puede que ello explique el hecho
se observe sobre todo donde el trabajo de que en sociedades donde rigen estas
subsistencial de la mujer tiene poco o nu­ prácticas se conceda un valor despropor­
lo valor.) Segundo, las familias pueden cionado a la virginidad. Por el contrario,
usar su fortuna para «adquirir» la clase en la mayoría de las sociedades que ob­
de yerno que desean, que en la Europa servan otras transacciones matrimonia­
campesina solía ser un hombre de posi­ les no se espera que la novia sea virgen.
ción social equivalente. Sin embargo, La reclusión de las hijas o el forzarlas a
también un yerno cliente, leal y listo, de una estricta observancia de las reglas de
posición social inferior pero respetable, virginidad evita los embarazos prematri­
podía ser incorporado a una familia más moniales y una reclamación indeseada
rica y sustentado con la dote de la hija (y sobre la muchacha y su propiedad por
en su día, con la herencia). El uso más co­ parte de un presunto yerno inadecuado
nocido de la dote, practicada en Europa (Schlegel, 199 i). Ase
desde la Edad Media hasta principios del Otras lecturas John Comaroff, 1980;
siglo XX, era el trueque del caudal fami­ Dickemarm, 1979; Harrel y Dickey, 1985.
liar por la vinculación a un novio de posi­
ción más alta (J. Goody, 1983a). Esta últi­ Douglas, Mary (1921-) Mary
ma aplicación de la dote para «comprar» Douglas obtuvo su licenciatura en antro­
un yerno de posición superior se acepta pología en Oxford en 1951. Estudió con
también ampliamente en la India entre Max GLUCKMAN y Meyer FORTES, pero
las castas ai efecto calificadas. El resulta­ fue especialmente influida por el neo~
do es, no obstante, que las familias con durkheimianismo de E.E. E v a n s - P r j t -
muchas hijas que dotar podían acabar en CHARD y por Franz Steiner, quien la He-
vó al estudio de las anomalías culturales. larín obsesionadas con el mantenimiento
Reputada^ africanista, son célebres sus de su pureza y sus fronteras, y desarrolla­
trabajos de campo entre los lele del Con­ rían COSMOLOGÍAS y RITUALES centrales de
go belga, centrados sobre todo en los in­ control social con el designio de afirmar
tercambios nupciales (Douglas, 1963). la singularidad grupal. En otros escritos
Mary Douglas dio clases en la Universi­ (Douglas y Isherwood, 1979) utilizó el
dad de Londres con Darryl F oR D E y en mismo marco conceptual para generar
Oxford antes de dejar Inglaterra para cosmologías motivadoras del comporta­
convertirse en profesora Avalon de hu­ miento económico.
manidades en la Northwestern Univer- El paradigma douglasiano de trama y
sity y residente en la Fundación Russeil grupo, pese a las críticas negativas reci­
Sage. Desde su retiro en 1985 ha seguido bidas por manifiestamente abstracto,
publicando numerosas obras. simplista e incluso tautológico, ha sido
Entre los primeros antropólogos en aco­ muy fecundo. De especial interés ha si­
ger la influencia de LÉVI-STRAUSS, Dou­ do su empeño en imaginar la sociedad
glas ganó merecido reconocimiento en moderna occidental como tipo peculiar
1966 con la publicación de Purity and de formación donde el individualismo
danger; an anlysis o f concepts ofpollution igualitario (el repudio de las distinciones
and tabooi donde aplicó su estilo propio sociales) ha pasado a ser paradójicamen­
de análisis estructural a lo que denomi­ te un valor social predominante. Dou­
nó «materia fuera de lugar» (1966, p. glas ha explorado las ramificaciones de
55), es decir, suciedad. Con una amplia esta paradoja en otras obras, la más céle­
perspectiva etnográfica señaló que la su­ bre y controvertida de las cuales es Risk
ciedad es un símbolo moral universal de and Culture (1982, coescrita con Aaron
delimitación de las categorías sociales. Wildavski), donde retrató el movimien­
Afirmó igualmente que la ansiedad to proteccionista ambiental norteameri­
acerca de la contaminación y la pérdida cano como característica paranoica de la
de control corporal es más potente en so­ visión mundial de organizaciones de vo­
ciedades en las que las categorías sociales luntarios que mantienen su solidaridad
son rígidas, Y, al hilo de lo expuesto por interna y su pureza moral demonizando
Víctor T u r n e r (Douglas, 1970c) sostuvo a sus oponentes (véase en Wuthnowy
que la ambigüedad y el poder están 1984 el debate pertinente).
inextricablemente unidos (véase la críti­ En su obra reciente, Mary Douglas ha
ca pertinente en De Voss, 1975), abordado (entre otras cosas) la sociología
Douglas amplió su modelo estructural de la percepción, la exégesis bíblica, la re­
en su siguiente libro, Natural symbols gulación medioambiental, la revitaliza-
(1970a), para postular que todas las cultu­ ción religiosa, la justicia social, el sida y la
ras podían ser útilmente comparadas contaminación, la sociedad de consumo,
grosso modo conforme a dos dimensiones: el cuerpo como artefacto cultural, el sim­
el grado en que se elabora y valora el gra­ bolismo de la comida y el sentido estético.
do de distinción interna social (trama) y En su elección de temas ha prefigurado
la rotundidad de esta división entre pro­ claramente muchas tendencias antropo­
pios y extraños (grupo). Diferentes inten­ lógicas actuales, pero su enfoque ha se­
sidades de trama y grupo, postuló, tendrían guido siendo resueltamente y a contraco­
necesariamente consecuencias diferentes rriente sociológico y estructural, centrado
y previsibles; por ejemplo, las sociedades principalmente en revelar y comparar las
con poderosa orientación grupal se reve- premisas y las profundas tensiones subya­
centes en los sistemas culturales y éticos. bajos etnográficos y sociológicos realiza­
Lo verdaderamente radical en ella es que dos en el Estados Unidas urbano. Black
aplica el mismo diagnóstico a «nosotros» metrópolis abrió el debate sobre algunas
y a «ellos». CL cuestiones con el tiempo claves para la
Otras lecturas M. Douglas, 1975,1982, antropología: la economía política histó­
1990a, 1993c, 1996; Spickard y Douglas, rica de las migraciones de trabajadores
del campo a las industrias urbanas; la
1989.
competición étmca y racial y los conflic­
Drake, St. Clair (1911-1990) St. tos por causa del empleo, el alojamiento
Clair Drake (John Gibbs St. Clair Drake, y la política; las condiciones que estimu­
Jr.), antiguo profesor de las universida­ lan o impiden el cambio social; la estra­
des Roosevelt y Stanford, fue un antro­ tificación racial y de clase; la presencia
pólogo social norteamericano especiali­ de instituciones supralocales en la vida
zado en raza y poder, Africa y la diáspora comunitaria local; y el nexo internacio­
africana. Animado por el antirracismo nal de subordinación de clases y razas.
boasiano, su empeño en labrarse una ca­ Para satisfacer las exigencias de su grado
rrera en antropología fue fruto de la in­ de doctor, Drake realizó un estadio etno­
fluencia y ejemplo de un instructor ante­ gráfico de la adaptación y resistencia a la
rior, Allison D a t is , bajo cuya guía parti­ dominación británica de Tiger Bay, una
cipó en la. investigación realizada en comunidad multirracial y multiétnica de
equipo acerca de las relaciones raciales Cardiff, País de Gales. De resultas de su
del sur de Estados Unidos luego plasma­ inveterado interés y de su contacto con
da en Deep South a social antkropologi- activistas anticoloniales en Bretaña, lle­
cal study o f caste and class (Davis et al, vó el foco de su investigación a África.
1941). Durante un período .de once anos en
Finalizado su trabajo de campo en Mis- África occidental, impartió clases y diri­
sissippi, Drake inció sus estudios de li­ gió el Departamento de Sociología de la
cenciatura en la Universidad de Chicago Universidad de Ghana, desarrollo pro­
bajo la dirección de Lloyd Warner, R.o- gramas de adiestramiento transcultural
bert R e d f i e l d y Fred Eggan, al tiempo para el Peace Corps de Estados Unidos y
que participaba en una iniciativa de la dirigió varias investigaciones sobre me­
Works Project Administration (W PA) dios de comunicación de masas en rela­
dirigida por Warner y el sociólogo Hora- ción con la política y el desarrollo, el im­
ce Cayton, sobre relaciones raciales en pacto de los programas de reubicación
Chicago y estructura de la comunidad estatalmente forzada y los conflictos de
afroamericana. Este proyecto fue el pri­ liderazgo entre las elites.
mero en implicar a la antropología en la De regreso a Estados Unidos a mediados
investigación de una gran área metropo­ de la década de 1960, dedicó los treinta
litana estadounidense. El resultado fue años siguientes al estudio de la raza y la
la publicación de Black metrópolis: a tensión social, la atención merecida por
study o f Negro Ufe in a norchem city los negros en la antropología y la histo­
(Drake y Cayton, 1945). Este estudio, al ria de la diáspora africana. En los dos vo­
igual que Deep South, estuvo influida lúmenes de Blackfblk here and there: an
por el enfoque de Warner sobre las socie­ essay in history and anthropology (1987,
dades urbanas y estratificadas, así como 1990) investigó la diáspora africana del
por The Philadelphia negro (1899) de Viejo Mundo antes de la era de la expan­
W.E.B. DuBois, uno de los primeros tra­ sión colonial europea. Ordenando con
esmero la evidencia reunida en el valle xvi); (7) parte integrante de una cere­
del Nilo, el Mediterráneo, el Oriente monia religiosa; (8) vía hacia un estado
Medio y la cristiandad europea septen­ de conciencia alterado (Bourguignon,
trional, examinó cuestiones como la ES­ 1973); (9) «escape» temporal de la vida
CLAVITUD, los prejuicios por el color de la rutinaria; (10) medio para desarrollar y
piel y al RACISMO como fenómenos so- mantenerla solidaridad social; ( í l ) fac­
cíohistóricos claramente manifiestos que tor crítico en la expansión del comercio
quedaron inextricablemente unidos a la en la emergente economía mundial
esclavitud racial sin precedentes y el ra­ (M. Marshall, 1979); y (12) un cultivo de
cismo blanco desarrollados en contexto gran valor económico (Wilbert, 1987).
con el Nuevo Mundo. El deseo de vivir una experiencia tras­
Distinguido con numerosos honores, Dra­ cendental o religiosa puede haber sido
ke fue miembro del Royal Anthropologi- un importante incentivo en la domesti­
cal Institute de Gran Bretaña e Irlanda y cación de algunas especies de plantas.
recibió el Premio Bronislaw Malinowski Dada la importancia del tabaco {Nicotia-
de la Society for Applied Anthropology na) en la cosmología india norteameri­
en 1990. PH cana, «tuvo una distribución geográfica
Véase también ANTROPOLOGÍA URBANA. y cultural mucho mayor que cualquier
Otras lecturas Drake, 1955, 1960, otro alucinógeno vegetal» (Wilbert,
1980; F. Harrison, 1988, 1992. 1987, p. 27), hecho que puede haber con­
tribuido a que sea la planta de cultivo
drogas Además de sustancias medica­ más antiguo en las Américas.
mentosas en general, son agentes farma­ El valor atribuido a la experiencia extá­
cológicos que alteran la consciencia cor­ tica puede haber contribuido igualmen­
tical determinando una modificación de te al cultivo y propagación de las plantas
la actividad mental. En sentido lato se alucinógenas. La Barre (1938) sugirió
clasifican en tres tipos: ( l ) sedantes, co­ que el CHAMANISMO, religión que se ser­
mo narcóticos, alcohol, barbitúricos y vía de plantas alucinógenas para comu­
tranquilizantes; (2) sustancias psicotró- nicarse con el mundo sobrenatural, fue
picas que causan cambios de humor, co­ el catalizador principal de la aparición
mo cocaína, marihuana, opio, morfina y de más plantas alucinógenas en el Nuevo
heroína; (5) plantas alucinógenas, como Mundo. Desde un punto de vista botáni­
el peyote, y sustancias sintéticas, como el co tendría que haber ocurrido a la inver­
LSD y la psilocibinmescalina (Dobkin sa (Furst, 1976).
de Rios, 1976, p. 7). A lo largo de la historia, los humanos han
Las drogas son muy valoradas como: (1) buscado siempre un alivio al trabajo ago­
agente médico en el tratamiento del do­ tador. Con este fin se usaron comidas que
lor y las enfermedades; (2) «narcótico contenían alguna droga para vencer la
eufórico, especialmente en actividades fatiga. Las drogas que potencian el traba­
que requieren resistencia o esfuerzo físi­ jo (ya usadas por el individuo, ya como
co» (Schultes y Hoffman, 1979, p. 86); parte de una estrategia global de gestión
(3) inductor (o incentivo) para atraer a para aumentar la productividad) no son,
trabajadores; (4) ingrediente básico en la pues, una aportación europea a la cultura
preparación de magia amorosa; (5) pre­ mundial (X Cooper, 1949); ya existían
sunto afrodisíaco; (6) medio para obte­ mucho antes de la llegada del mercanti­
ner «e l máximo valor nutritivo de una lismo o capitalismo de mercado. El papel
dieta rica en almidón» (Furst, 1972, p. de los alimentos con contenido de droga
como promotores del trabajo puede reve~ causa de paranoia (Fackebnann, 1993).
larse tan importante como la orientación Es la droga ilegal más popular en Esta­
religiosa para conocer las razones del uso dos Unidos.
cultural y la distribución geográfica de 2. La coca, como la marihuana, es un es­
especies vegetales concretas. timulante o euforizante relativamente
Antes del contacto europeo, las drogas se leve, no un alucinógeno. Los conquista­
consumían para acceder al mundo sobre­ dores españoles del siglo XVI fomentaron
natural o para, potenciar las relaciones su consumo entre las clases trabajadoras
interpersonales, raramente para adqui­ para incrementar su productividad. En
rir un estado fuera de la penosa rutina este contexto, la coca sirve como medici­
diaria o para inducir actitudes reflexivas. na y estimulante. La cocaína pura, aisla­
Las culturas nativas sabían muy bien da por vez primera en 1860, tras extrac­
que el abuso de drogas podía socavar el ción de la hoja y refinado químico, es
orden social. Era imperativo el fijar unas más potente (Furst, 1972, p, xv). La co­
reglas, Y éstas habían de contribuir no caína, especialmente en forma de
sólo a definir la posición social y crear y «crack», es la segunda en consumo ilegal
fomentar los lazos pertinentes, sino tam­ en Estados Unidos.
bién a regular el propio acceso a la droga 3. El opio, droga adictiva obtenida del
(Lebor et aL, 1992), lo cual es especial­ jugo de las semillas de la amapola, ya
mente cierto en el caso de las sociedades fue usada por los sumerios, primeramen­
estratificadas. Entre los aztecas e incas, te con fines médicos, hacia el tercer mi­
sólo el especialista religioso que había lenio a.C, Afecta al sistema nervioso cen­
estudiado el arte de la interpretación re­ tral mitigando el dolor y reduciendo la
ligiosa estaba autorizado a consumir psi- ansiedad. El consumo de opio y de sus
cotrópicos. Aquí las drogas, reguladas derivados refinados, la morfina y la he­
por restricciones consuetudinarias, servían roína se considera en el sureste asiático
sólo para confirmar la integridad del sis­ «un hábito más que una enfermedad»
tema de valores de una cultura; nunca (Westermeyer, 1982, p. 7).-
llevan a cuestionar las normas sociales 4. El peyote es extensivamente usado
prevalecientes. Sin embargo, acaecido el por los indios de América del Norte y del
contacto cultural, las drogas de nueva in­ Sur como medio para entrar en contacto
troducción no estaban sujetas a limita­ con el mundo de los espíritus. En Meso-
ciones. Sin reglas, los individuos las con­ américa ha venido siendo usado desde
sumieron por placer personal sin reparar hace más de dos m il años. En Estados
en las posibles consecuencias negativas Unidos rige una inveterada ambivalencia
para la sociedad a largo plazo. acerca del uso del peyote por los nativos
Sigue una breve sinopsis de algunas de norteamericanos como parte de su ritual
las drogas de uso más extendido en todo religioso: algunos estados lo aprueban,
el mundo: otros lo han declarado ilegal en cual­
1. El cannabis o marihuana es una plan­ quier cirunstancia.
ta del Viejo Mundo (10000 a.C.) que rá­ 5. La datura es un alucinógeno de uso
pidamente se convirtió en uno de los cul­ muy extendido y con importante papel
tivos más importantes en todo el mundo en las culturas amerindias. Los jíbaros
(Emboden, 1972b). A dosis pequeñas o ecuatorianos lo usan para castigar a los
moderadas, el 9-tetrahidrocannabinol niños desobedientes en la creencia de
(THC), la sustancia activa, induce sensa­ que son los espíritus ancestrales los que
ciones de euforia. A dosis altas puede ser los sancionan. Los antiguos chibcha de
Colombia lo usaban para inducir estupor frecuencia relativa de uso de una droga
en sus mujeres y esclavos paja poderlos como inductora laboral (por ejemplo,
enterrar vivos fácilmente junto con su drogas usadas para atraer y motivar al
esposo o amo muertos (Schultes, 1972). trabajo a los individuos a cambio del nu­
6* La kava (Piper methysticum) es una triente de nueva introducción). Las dro­
especie cuyo biotopo y área de cultivo se gas han sido con frecuencia usadas para
limitan a las islas tropicales del Pacífico, inducir y fomentar el comercio en situa­
Es la única planta cultivada con impor- ciones de contacto o en circunstancias en
tancia económica regional. Primaria­ que el equilibrio de poder entre la na-
mente se usa como miorrelajante y anes­ ción-estado en expansión y la población
tésico para tratar las algias dentales, la indígena es tal que es difícil mover a los
laringitis y los dolores propios de la ges­ trabajadores o productores a suministrar
tación (Lebor eta l, 1992, p. 100). cantidades adecuadas de bienes de inter­
7. La cafeína es un alcaloide presente en cambio o a mantener una actividad labo­
el té y el café que afecta al cerebro, a los ral constante. En su momento fueron es­
riñones, corazón y al sistema respirato­ pecialmente útiles en el caso de comer­
rio. Los consumidores de café desarro­ ciantes aislados que operaban más allá de
llan a menudo muchos de los rasgos de las fronteras de su propia sociedad; tam­
dependencia comúnmente asociados con bién en contactos con pueblos móviles
los toxicómanos, Es una droga adictiva Como RECOLECTORES y PASTORES NÓMA­
de la que no se conocen riesgos graves DAS; y casi por definición, antes del esta­
para la salud. También es el estimulante blecimiento efectivo del control imperial
laboral más popular y extendido en el o colonial sobre los pueblos indígenas y
mundo industrial. territorios ocupados. Por ejemplo, histó­
8. El ALCOHOL se obtiene mediante «pro­ ricamente, el comercio de vino y luego
ceso natural de fermentación y puede al­ del alcohol destilado de él ha sido carac­
canzar una elevada concentración por terístico de muchas situaciones fronteri­
destilación» (Heath, 1987, p. 99). Es la zas desde los tiempos antiguos a los mo­
droga más usada y psicoactiva del mun­ dernos en los mundos Viejo y Nuevo. De
do. MacAndrew y Edgerton (1969) pos­ manera similar, las guerras del opio en­
tularon que el comportamiento impropio tre Gran Bretaña y China fueron provo­
que acompaña a la ebriedad obedece más cadas en parte por la necesidad de los
bien a actitudes culturales que a factores británicos de comercializar una droga
bioquímicos y neurofarmacológicos. provechosa en China para pagar sus im ­
Hay una clara relación entre la calidad portaciones masivas de té, que los chinos
del trabajo necesario para completar una exigían originalmente en plata.
tarea y la composición bioquímica de En cambio, una vez se ha institucionali­
una dieta con droga. Por ejemplo, aque­ zado el control y desarrollado plenamen­
llas ingestas (marihuana, hachís, opio, te la infraestructura del poder colonial,
cocaína, nicotina y alcohol) que aumen­ las razones para usar drogas pasan del
tan o «estimulan» la sensibilidad corti­ propósito de obtener trabajadores y bie­
cal se prefieren laboralmente a aquellas nes comerciables al de maximizar la pro­
capaces de producir ilusiones más inten­ ducción de forma tan eficiente y barata
sas y potentes (peyote, estramonio, don­ como sea posible. En general ello entra­
diego de día, etc.). ña un control sustancialmente más fé­
También hay una marcada relación en­ rreo de la población que el asociado sim­
tre subsistencia, complejidad política y plemente con la inducción al establecí-
miento de alguna forma de comercio o influencia en la antropología británica y
acuerdo de intercambio laboral. Cierta­ la sociología norteamericana, entre otras.
mente, el uso de alimentos con conteni­ Fue también el último sociólogo francés
do de droga para potenciar el trabajo con una sólida e ininterrumpida carrera
presupone en general alguna forma de académica, coronada por una cátedra en
control político directo o indirecto de la la Sorbona.
población. Con este fin, las drogas son a Durkheim nació en Epinal, en la provin­
menudo una alternativa conveniente al cia francesa oriental de Lorena, el 15 de
uso de la fuerza militar y, por tanto, son abril de 1858, hijo de un rabino y des­
elegidas por su mayor eficacia, economía cendiente de una larga saga de rabinos
y facilidad de empleo que la mera fuerza por ambas lineas genitoras. Destinado
bruta. inicialmente a seguir la tradición'fami­
Algunos estudiosos han sugerido que es­ liar, estudió a fondo el hebreo, el Viejo
ta aplicación de la droga estuvo asimis­ Testamento y el Talmud al tiempo que
mo estrechamente relacionada con el in­ cursaba estudios convencionales en es­
cremento de los efectivos laborales en la cuelas seculares. Sin embargo, poco des­
industria occidental, así como en situa­ pués de su confirmación como judío se
ciones coloniales. La carrera de la pro­ alejó de toda implicación religiosa y se
ducción y el suministro de productos hizo agnóstico. No obstante, a lo largod
económicamente tan provechosos como de toda su carrera, y en especial en su úl­
el azúcar para alimentos de gran riqueza timo tercio, fueron los fenómenos reli­
calórica (Mintz, 1985), de té y café car­ giosos los que ocuparon el primer plano
gados de cafeína, de tabaco o coca como de su interés.
energizantes mentales (Braduel, 1981, Estudiante brillante en las escuelas de su
pp. 227-265) revolucionaron los hábitos lugar de origen, Durkheim fue reco­
de la vida diaria en Europa y América mendado para uno de los grandes cen­
del Norte. Y no es por accidente que el tros académicos franceses, el Liceo Louis
comercio ilegal de alcohol y tabaco cons­ le Grand de París y, después de dos in­
tituya una inmensa fuente de ingresos tentos fallidos por superar los rigurosos
para las gobiernosf mientras que el ile­ exámenes de entrada, fue admitido en la
gal comercio de cocaína refinada y pro­ prestigiosa Ecole Nórmale Supérieure,
ductos opiáceos genera igualmente enor­ el mejor campo de cultivo de la elite in­
mes sumas de dinero para sus cultivado­ telectual francesa.
res o contrabandistas. WJ A diferencia de la carrera de sus prede­
Véase, también ETN OBOTÁNICa . cesores en la sociología francesa, Augus-
Otras lecturas Edward Andersony te Comte y Henri de Saint-Simon, que
1980; Harner, 1973; Pan, 1975; Plotkin, alcanzaron sólo posiciones marginales en
1993. el mundo académico, Durkheim progre­
só en él de manera regular y convencio­
Durkheim, Émile (1858-1918) nal. Enseñó filosofía primero en diferen­
Una de las pocas figuras centrales de la tes liceos provinciales, pasó a la Univer­
teoría sociológica, no sólo produjo traba­ sidad Provincial de Burdeos en 1887,
jos seminales en este campo, sino que donde enseñó sociología y pedagogía, y
también creó una escuela que dominó el nueve años más tarde fue promovido a la
terreno de las ciencias sociales francesas cátedra de ciencias sociales, la primera
hasta la segunda guerra mundial, al con esta denominación en Francia. Por
tiempo que ejerció una importantísima último, ya de talla harto reconocida en el
mundo académico, fue convocado a la chos los científicos sociales alemanes,
Sorbona,-primero como docente invitado con algunos de los cuales trabó conoci­
y luego como profesor de ciencias de la miento con ocasión de un dilatado via­
educación, para coronar su carrera en la je de estudios por Alemania —Wundt,
cátedra creada ex profeso de ciencias de Schaeffle, Tonnies, Gumplowicz, por
la educación y sociología. nombrar sólo unos pocos—, los que halla-
Todavía en sus días de Burdeos, Durk­ ron cumplido eco en la obra de Durk­
heim fundó UAnnée sociologique, impor­ heim. Finalmente, un erudito británico
tante publicación especializada en la nue­ cuya obra descubrió Durkheim en las
va disciplina sociológica y, en particular, postrimerías de su carrera, W illiam Ro-
en su visión personal al respecto. Junto bertson S m i t h , autor de Lectures on the
con sus libros y los de sus discípulos, religión oftke Semites (1889), influyó po­
UAnnée divulgó la visión durkheimiana derosamente en la última gran obra de
no sólo nacional sino mternacionalmente. aquél, The elementaryforms o f religious
Además, Durkheim, excepcional político Ufe (1915).
académico, logró importantes nombra­ El iterativo punto central del trabajo de
mientos para algunos de sus jóvenes discí­ Durkheim es que el comportamiento so­
pulos en posiciones estratégicas en el co­ cial no puede explicarse en el plano psico­
razón y la periferia del mundo académico, lógico o biológico, presentando al efecto
de modo que hacia la época de la primera una crítica definitiva de las explicaciones
guerra mundial los durkheimianos ha­ reduccionistas del comportamiento hu­
bían colonizado gran parte del mundo de mano. Los fenómenos sociales son «:he-
la instrucción en las ciencias sociales de la chos sociales» y, por tanto, materia de la
muy centralizada institución académica sociología. Sus características distintivas
francesa. Apasionadamente vinculado a la no son vinculables a determinantes bioló­
Tercera república, Durkheim y los durk- gicos o psicológicos. Persisten en el tiempo
heimianos fueron sólidos pilares de resis­ mientras mueren los individuos y poseen
tencia frente a los enemigos del ala dere­ poder coercitivo. Un hecho social puede
cha de la república en las aulas y fuera de definirse, por consiguiente, como consti­
ellas, postulando la moralidad republica­ tuido «por maneras de actuar, pensar y
na contra la Iglesia y sus aliados. sentir externas al individuo e investidas
Por lo que hace a los antecesores intelec­ con poder coercitivo en virtud del cual le
tuales de Durkheim, éste fue en primer controlan» (1938, p. 15). Durkheim suavi­
lugar un heredero tardío de la Ilustra­ zó un tanto en su obra tardía esta insisten­
ción francesa, Rousseau y Montesquieu, cia rígida en la externalidad de los hechos
sobre los que escribió lúcidas páginas, y sociales subrayando que, aun siendo inde­
de otros ilustrados. La figura decimonó­ pendientes del individuo, sólo son efecti­
nica clave entre sus predecesores fue vos cuando se interiorizan. El recato deja
Auguste Comte, al que siempre rindió de ser una simple imposición de controles
homenaje pese a sus frecuentes discre­ externos y se convierte más bien en una
pancias. Y si atendemos a las influen­ obligación moral de obediencia a las re­
cias intelectuales del extranjero, fue Her- glas y disposiciones de la sociedad.
bert SPENCER y su mensaje evolutivo los El interés en las características del grupo
que marcaron profundamente a Durk- más que en el comportamiento indivi­
heim, aun cuando éste no dejó indefecti­ dual impregna toda la obra de Durk­
blemente de lanzar sus críticos dardos en heim. The división o f labor in society
esta dirección. Por último, fueron mu­ (1933) destaca la distinción entre socíe-
dad mecánica y orgánica. En la primera pólogos, la RELIGIÓN se contempla como
(relativamente primitiva) se logra la co­ representación de los poderes de la socie­
hesión por minimización de las diferen­ dad como comunidad moral que genera
cias individuales; en las sociedades orgá­ vínculos de solidaridad en rituales siem­
nicas (modernas), las diferencias surgi­ pre renovados, festividades y devociones
das de una división más avanzada del comunales. Si la religión ha perdido
trabajo se traducen en la aparición de ac­ fuerza como fuerza de unión, ¿cuál puede
tividades complementarias. ser, entonces, su equivalente funcional?
En Suicide (1951), el interés de Durk- Durkheim sugiere, quizá sin excesivo po­
heim se centró en la frecuencia más que der de persuasión, que los hombres y mu­
en la incidencia de suicidio, variables di­ jeres modernos tienen que dedicarse
ferentes que explica en términos de las ahora directamente a su sociedad, mien­
diferencias existentes en el medio social tras que antes tan sólo reconocían su de­
en que aquél acaece. La regulación so­ pendencia de ella por medio de las repre­
cial, o su ausencia, concitan su atención, sentaciones y prácticas religiosas. LC
más que los motivos individuales. Véase también DIVISIÓN DEL TRABAJO,
En The elementaruyjbrms qfreligious li­ FUNCIONALISMO, HERTZ, TABÚES DE INCES­
j e (1915), con datos extraídos principal­ TO, MAUSS, SOCIOLOGÍA, ANTROPOLOGÍA
mente de los aborígenes australianos y, SIMBÓLICA, TOTEMISMO.
por tanto, de gran interés para los antro­ Otras lecturas G-iddens, 1979b.
educación Término general para re­
ferirse a los procesos sociales que facili­
tan el aprendizaje en las comunidades
humanas. La educación es universal en
todas las sociedades humanas y tan nece­
saria para la continuidad de la vida so­
cial como la reproducción biológica, la
subsistencia económica, la comunicación
simbólica y la regulación social, todas las
cuales requieren que los jóvenes sean
educados para participar de manera cul­
turalmente apropiada. Los términos
«SOCIALIZACIÓN», con el énfasis puesto en
la preparación para la participación so­
cial, y «C U LTU RIZAC IÓ N», que subraya los
modelos culturales a adquirir, son más o
menos equivalentes a educación en este
amplio sentido. La necesidad humana de
educación guarda relación con ciertas
características de la especie;
1. Neotenia, continuada dependencia de
la prole a medida que gradualmente se
capacitan para participar en la vida so­
cial adulta,
2. Flexibilidad del comportamiento
adaptativo para el desarrollo, con códigos
de comportamiento que más que fijados
para toda la especie varían entre las po­
blaciones humanas.
3. Capacidad de aprendizaje de los hu­
manos, facilidad para adquirir códigos
específicos de su cultura para el desarro­
llo de habilidades adaptativas a través de
una gran variedad de procesos de apren­
dizaje.
La prole humana es única entre las espe­
cies animales en cuanto a sus enormes ne­
cesidades para aprender a funcionar como
adultos, pero las comunidades humanas
son únicas también en lo que se refiere a
proporcionar a su prole un ambiente cul-
turalmente construido de interacción so­
cial facilitador de este aprendizaje.
Los modelos educativos varían entre cul­ del buen oficio del maestro, a menudo
turas en lo tocante a especialización ins­ en la casa de éste. Estas escuelas diferían
titucional, métodos para facilitar el en diversos aspectos, pero coincidían en
aprendizaje, nexos con otras institucio­ que acogían sólo a una pequeña propor­
nes como la religión y la economía, y ción de la población masculina* al igual
distribución en el seno de la población. que ocurría entre los aztecas e incas pre­
colombinos del Nuevo Mundo. En el
Especialización institucional mundo islámico del siglo XX, incluidos el
La escolarización (educación en un mar­ norte y oeste de Africa, las escuelas corá­
co físico dedicado a este fin, dirigido por nicas han conservado algunas de estas
un maestro cuya única ocupación es en­ características tradicionales, como la
señar) es una forma institucional espe­ memorización del Corán, a la vez que
cializada, que no es universal en todas han incorporado aspectos de las escuelas
las sociedades humanas y no alcanzó a la occidentales (LeVine y White, 1986).
mayoría de los NIÑOS, ni siquiera en Oc­ El modo de escolarización occidental o
cidente, sino a finales del siglo XIX. En euroamericano que implica la segrega­
sociedades sin escuelas y para los miem­ ción por edades en aulas de una escuela
bros de las que sí las tienen pero no ha­ entendida como unidad normalizada de
cen uso de ellas, todo el aprendizaje tie­ una burocracia educacional adquirió su
ne lugar en el marco doméstico y en forma moderna a mediados del siglo XIX.
otros no específicamente diseñados para Su propagación y aceptación mundial
ello sino con otros fines, facilitado aquél como modelo dominante no excluye el
por personas con experiencia que trans­ hecho de que en muchas sociedades don­
miten habilidades, conocimientos y mo­ de los individuos pasan una parte impor­
delos de virtud a los jóvenes en contexto tante de su vida en escuelas, gran parte
con actividades económicas, rituales y de su educación tiene lugar fuera de
recreativas. En las numerosas sociedades ellas.
agrícolas con producción alimentaria y
artesanal domésticamente organizada Métodos para facilitar el aprendizaje
los niños participan desde edad tempra­ Las sociedades humanas organizan la
na, aprendiendo gradualmente de sus enseñanza de sus menores y otros novi­
hermanos mayores y padres las tareas cios impartiéndoles conocimientos, en
más complejas. Y donde había un siste­ escuelas u otros lugares, y proporcionán­
ma de producción artesanal especializa­ doles las oportunidades de aprender me­
do mediante el cual el niño o el adoles­ diante participación guiada en las prác­
cente era enviado como aprendiz a un ticas de la comunidad (Rogoff, 1990).
artesano maestro, el aprendizaje tenía Las sociedades con escuelas han estable­
lugar a través de la participación gra­ cido la inversión institucional en la ense­
dual en actividades de producción. ñanza como medio de transmitir aptitu­
En el mundo de año 1500 de nuestra era des socialmente importantes, conoci­
las civilizaciones urbanas del Viejo Mun­ mientos y modelos de conducta personal,
do, incluidas China, Japón, India, el pero esta escolarización opera conjunta­
Oriente Próximo y Europa, poseían es* mente con formas alternativas de apren­
cuelas basadas en el modelo maestro- dizaje que refuerzan el saber adquirido.
aprendiz en las que el objetivo último En el modelo de aprendizaje, los novi’
era conocer los preceptos vehiculados en cios se inician mediante participación
textos religiosos tradicionales a través periférica a base de labores rutinarias a
menudo serviles, pero con acceso obser- tantes, en particular entre los calvinis­
vacional a las tareas más complejas, cru­ tas, la escolarización masiva de los niños
ciales para el proceso productivo (Lave y de modo que ganaron acceso a la Biblia
Wenger, 1991). Por ejemplo, en los talle­ se extendió sobre todo a partir del siglo
res de sastrería liberianos, los aprendices xvii, en tanto que los jesuítas establecie­
dedican su tiempo al corte de piezas de ron escuelas para laicos en los países ca­
confección, al tiempo que pueden obser- tólicos. Estas escuelas religiosas, en gran
var el trabajo más maduro del maestro parte de Europa y las colonias europeas
que las cose (Lave, 1990). Este proceso, en las Américas, sentaron las bases de la
que puede reducir la necesidad de ins­ escolarización secular masiva del siglo
trucción verbal, contrasta con la secuen­ XIX, como hicieron los centros terakoya
cia típica de la enseñanza en el aula de la budistas en Japón.
escuela de tipo occidental, donde se insta La vinculación de la enseñanza con las
a los alumnos a proceder paso a paso en instituciones económicas por vía de las
un marco que a menudo bloquea el acce­ calificaciones obtenidas y con miras al
so visual a la práctica más madura de los empleo tiene sus precedentes en la anti­
estudiantes de más edad. No obstante, en gua práctica china de los exámenes aca­
las sociedades con escuelas de corte occi­ démicos para el acceso a puestos de tra­
dental, gran parte del aprendizaje del bajo en la burocracia imperial y en las
individuo desde la adquisición del len­ «profesiones ilustradas» de la Europa
guaje al adiestramiento en un oficio se medieval. En Europa, antes de la revolu­
da mediante procedimientos prácticos ción industrial, quienes poseían aptitu­
en el hogar, en el lugar de trabajo y en des en letras y números —incluidos ju­
otros marcos no escolares que requieren díos, presbiterianos y monjes francisca­
aptitudes inmediatamente rentables. nos—pudieron servirse de ellas para las
actividades comerciales. Fue sólo en la
Nexos con otras instituciones segunda mitad del siglo XIX, sin embar­
Los procesos educacionales se dan en to­ go, cuando la escolarización se convirtió
das las instituciones, pero donde hay es­ en requisito previo para una gran varie­
cuelas suelen vincularse de modo diver­ dad de ocupaciones. Las razones econó­
so con otras instituciones especializadas. micas, en contraposición con las morales
En las civilizaciones urbanas premoder- y espirituales, han adquirido peso cre­
nas del Viejo Mundo, por ejemplo, las es­ ciente a lo largo del siglo XX.
cuelas estaban estrechamente asociadas También han sido vinculadas las escue-
con las instituciones religiosas -cristia­ las con las instituciones militares, en es­
nas, hebreas, islámicas, hindúes, budis­ pecial a raíz de que la derrota francesa
tas y confucionistas— cuyos textos eran en Prusia en 1870-1871 fuera atribuida
foco de la educación. Los funcionarios a la superior calificación escolar de las
religiosos eran a menudo los maestros de tropas prusianas, aspecto que no les pasó
las escuelas, y los alumnos que progresa­ por alto a los británicos y japoneses, que
ban hasta el nivel máximo podían con­ se apresuraron a mejorar este aspecto de
vertirse en clérigos, mientras que aque­ sus efectivos. A nivel más general cabe
llos que abandonaban al cabo de unos considerar la relación entre la escolari­
años no pasaban de participantes religio­ zación y el estado, en la medida en que
sos ordinarios, aunque distinguidos por las escuelas fueron progresivamente de­
su sagrada experiencia en la escuela. En finidas como vehículo de implantación y
la Europa y América del Norte protes­ fomento de la lealtad nacional y de una
fuerza ciudadana y una masa laboral ríodo de COLONIALISMO europeo, pero no
más efectivas. Con la propagación' del adquirió carácter masivo hasta después
NACIONALISMO en todo el mundo a finales de 1945. América Latina tuvo un largo
del siglo XIX y en el XX se extendió igual­ recorrido de escolarización católica du­
mente la política de llevar la educación rante el período colonial y después, pero
de modelo occidental a toda la población también ahí hubo que esperar a después
(Estados Unidos es el único país donde la de 1945 para que se alcanzara el grado
escolarización universal se logró al mar­ masivo, en especial en lo que se respecta
gen de todo sistema educacional nacio­ a la participación de las mujeres. Los re­
nalmente organizado). gímenes revolucionarios marxistas de la
Unión Soviética (después de 1917), Chi­
Distribución na (a partir de 1950), Cuba (desde 1957)
En las sociedades que carecen de escue­ y otros países concedieron un papel pre­
las, todos los individuos son educados a dominante a la escolarización universal
través de su participación guiada en las según el modelo occidental, pese a su
instituciones sociales de la comunidad. origen burgués capitalista, y hoy repre­
En la medida en que estas instituciones sentan prácticamente los casos de educa­
se diferencian —por CASTA, CLASE o GÉNE­ ción masiva más notorios y cuidados. Es­
RO, por ejemplo-, su educación puede ta notable propagación del modelo edu­
variar en consonancia. Con la existencia cativo occidental en todo el mundo entre
de escuelas, las sociedades varían en la 1850 y 1980 refleja una fórmula global
proporción de población escolarizada y progresiva de construcción nacional que
en su distribución por edad, género, cla­ implica el establecimiento de organiza­
se social y otras categorías. Todos los pro­ ciones burocráticas para el suministro de
gramas de desarrollo nacional desde servicios (sanidad, educación, transpor­
1850 han incluido prácticamente un te» te, comunicación) a todas las regiones de
mario universal: el modelo occidental de un país a fin de integrar la participación
escolarización burocráticamente organi­ social y económica en el plano nacional
zada, que ha pasado a ser símbolo de es­ y fomentar la lealtad al estado.
peranza en la mejora nacional y perso­ Dado que la mayoría de los países siguen
nal en todos los continentes, promovido extendiendo la educación entre sus ciu­
por regímenes por lo demás diferentes dadanos y a niveles secundario y tercia­
en forma de gobierno e ideología. Este rio, y comoquiera que los países pobres
consenso no ha sido secundado, no obs­ poseen al respecto menos capacidad que
tante, por la uniformidad en lo tocante a los ricos, los más opulentos de Occidente
la asistencia a la escuela; retrasos de in­ y el este de Asia han conservado su rela­
corporación y lagunas de representación tiva ventaja en este sentido, mientras
social se han puesto de manifiesto entre que los países más pobres de Asia y A fri­
y dentro de los países. ca siguen comparativamente muy retra»
La escolarización occidental de nivel pri­ sados, pese a la creciente incorporación
mario se hizo legalmente obligatoria y de efectivos a las escuelas entre 1960 y
de hecho universal en Europa, América 1990. La asistencia femenina a las escue­
del Norte y Japón antes de 1900, y la las ha quedado siempre por detrás de la
educación secundaria en. estas áreas ha­ masculina, aunque ha aumentado consi­
cia 1950. La difusión del modelo de edu­ derablemente en la segunda mitad del
cación occidental en otras partes de Asia, siglo XX. En numerosos países iberoame­
Africa y Oceanía empezó durante el pe­ ricanos y africanos, por ejemplo, no se
observan hoy diferencias de escolariza- vista de este individuo. Todos los siste­
ción de grado primario, aunque los varo­ mas de parentesco son egocéntricos en el
nes suelen ser más numerosos en los ni­ sentido de que cualquier individuo posee
veles superiores. Entre las principales un parentesco personal único. No obs­
poblaciones nacionales del mundo sólo tante, los sistemas COGNÁTICOS, dada la
las del sur de Asia (India, Pakistán y ausencia frecuente de GRUPOS DE DES­
Bangladesh) presentan una gran propor­ CENDENCIA corporativos, suelen caracte­
ción de niños, en particular niñas, que rizarse por su egocentrismo de manera
jamás asisten a la escuela. más marcada que los sistemas de descen­
En muchos países que han invertido sus­ dencia unilineal. MR
tanciales recursos en educación es co­
rriente que la educación ocupe el centro émico y ético Distinciones entre el
de los debates sobre política social. Se concepto de las representaciones cultu­
admite ciertamente que se ha hecho un rales desde el punto de vista de un nati­
progreso notable en materia de salud pú­ vo de la cultura (émico) y del ajeno que
blica, producción económica y control de la observa (ético). Kenneth Pike (1954)
la población, pero se les achaca la alta acuñó estas voces por analogía con los
cota de desempleo, la desigualdad social términos lingüísticos «fonémico» y «fo ­
y la pérdida de calidad de la enseñanza. nético». MR
La modificación del sistema educativo Véase también ETNOCIENCIA, NUEVA ETNO­
(escuelas) sigue siendo una de las priori­ GRAFÍA.
dades de los reformadores nacionales e Otras lecturas Headland et ai, 1990.
internacionales en aras de mejorar la
condición humana. e m o c io n e s Procesos de la mente y el
A pesar de la difusión global de la esco­ cuerpo humanos que ejercen una pode"
larización de tipo occidental, las escuelas rosa influencia en el pensamiento y la
—como otras formas de organización bu­ interacción sociales. Impregnan casi
rocrática tomadas de prestado— asumen siempre las realidades sociales e inter­
las normas y significados de las culturas personales de la vida diaria, cuyo tras-
que las acogen. Así, los papeles de maes­ fondo cultural e instituciones modulan a
tro, discípulo y padre, y sus relaciones en la vez que reflejan. En este sentido> las
este marco en una comunidad dada, han emociones envuelven también, funda­
sido reinterpretadas en términos locales. mentalmente, los problemas sociales y el
El aprendizaje de los niños fuera de las predicamento de la persona-en-la-socíe-
escuelas, en marcos institucionales defi- dad (Lutz y "White, 1986).
nidos por objetivos al margen de la edu­ Dada su asociación con lo «natural», las
cación, es el que con más probabilidad emociones han constituido hasta hace
varía entre culturas. R AL poco una materia de estudio ambivalen­
Véase también ADOLESCENCIA, SISTEMAS te para los antropólogos. Insertas a me­
DE EDAD, JUEGO. nudo en un contexto precultural de la
naturaleza, las emociones han sido con
ego Es el término usado en la clasifi­ frecuencia consideradas en oposición con
cación antropológica del parentesco para la cultura, por antonomasia el campo de
representar al individuo arbitrariamen­ la investigación antropológica. Estas di­
te designado que se encuentra en el cen­ cotomías naturaleza/cultura y emo­
tro del sistema. Así, el parentesco egocén­ ción/razón impregnan las teorías popu­
trico es el calculado a partir del punto de lares y profesionales de la emoción y si­
guen fijando los términos y condiciones rar las emociones como procesos psico-
de la investigación científica al respecto. biológicos universales subyacentes a las
Desde Daxwin (1872) en adelante, los formas de la cultura colectiva (véase
teóricos han tendido a naturalizar la rea­ UNIDAD PSÍQUICA DE LA HUMANIDAD).
lidad de las emociones como producto de Supuestos similares sobre la existencia
procesos fisiológicos innatos. Sin embar­ de una naturaleza humana universal son
go, las emociones (y la consideración que también los que guían en general los ES­
se les da) también funcionan como SIG­ TUDIOS TRANSCULTURALES sobre las emo­
NOS comunicativos que operan en el pla­ ciones y los trastornos emocionales en
no donde se producen el entendimiento psiquiatría. Por ejemplo, la aproxima­
y las relaciones interpersonales. Las in­ ción primera de la psiquiatría moderna
vestigaciones antropológicas se centran ha consistido en normalizar categorías
crecientemente en este aspecto semióti- diagnósticas de los principales «trastor­
co de las emociones como realidades cul­ nos afectivos», como la depresión y la
tural y socialmente construidas. Estos ansiedad, capaces de discriminar entre
enfoques difieren a veces en su conside­ las condiciones biopsicológicas que los
ración de la emoción, ya como «variable producen. La investigación antropológi­
independiente» que precede a su expre­ ca, en cambio, se ha centrado en identifi­
sión en formas culturales, ya como «va ­ car las formas culturalmente específicas
riable dependiente» determinada en en que estos tipos de trastorno emocio­
parte por conceptos culturales y prácti­ nal se experimentan y expresan. (Klein-
cas discursivas. man y Good, 1985). Además, los antro­
La evolución de los enfoques antropoló­ pólogos han intentado llevar la atención
gicos de la emoción refleja las grandes a los marcos culturales e históricos en
tendencias en la teoría cultural; aleján­ que se producen y aplican las propias ca­
dose del supuesto de que las emociones tegorías psiquiátricas.
básicas constituyen una constante, un La llamada de A.L Hallowell (1955) en
«don» de la experiencia humana, hacia pro de atender a las psicologías locales o
el reconocimiento de que, en cierta me­ «étnicas» señaló el despegue hacia el es­
dida, son siempre constructos culturales. tudio de los aspectos culturales de la emo­
Los antropólogos han venido observando ción. Trabajos etnográficos posteriores,
desde hace mucho tiempo variaciones como los de Hildred Geertz (1959) en Ja­
interculturales en la vida emocional. va y de Jean Briggs (1970) en el Ártico,
Gregory Bateson (1936) y otros desarro­ han demostrado la complejidad de los
llaron el concepto de ethos para referirse procesos con que las culturas conceptuali-
a los distintos modos en que las emocio­ zan, expresan y valoran las emociones.
nes se modelan en el seno de la sociedad. Examinando los conceptos y prácticas ge­
De manera similar al concepto de Ruth nerales, estos estudios precipitaron una
BENEDICT (1934a) de «configuración» de avalancha de cuestiones acerca de la base
la cultura, la idea de un ethos de la socie­ de la interpretación de las emociones por
dad sugería que las culturas transforman lenguajes y culturas; específicamente, ¿en
selectivamente las materias primas de la qué medida pueden los investigadores
naturaleza humana. Sirviéndose de las presumir la existencia de afectos básicos o
distinciones psico analíticas de procesos nucleares como marco de comparación?
«prim ario» y «secundario», los teóricos (debate notablemente acentuado en el es­
de CULTURA Y PERSONALIDAD de las déca­ tudio de las culturas de las islas del Pací­
das de 1940 y 1950 tendieron a conside­ fico; Gerber* 1985; Lutz, 1988).
Un importante conjunto de estudios las teorías psicológicas de la emoción
transculturales llevados a cabo por el abre un amplio campo de investigación
psicólogo Paul Elkman (1984) sugiere la comparativa en contextos diversos: socia­
existencia de un pequeño número de les, culturales y políticos. GMW
afectos nucleares: enfado, tristeza, sor­ Véase también CONFIGURACIONISMO, A N ­
presa, disgusto y felicidad forman un- TROPOLOGÍA PSICOLÓGICA.
conjunto de emociones universales codi­ Otras lecturas L. Abu-Lughod, 1986;
ficadas en expresiones faciales. Sin em- Heider, 1991; Hochschild, 1985; Kitaya-
. bargo, la interpretación de estos resulta­ ma y Markus, 1994; R. Levy, 1973; M.
dos, en especial en lo que concierne a los Lewis y Haviland, 1995; Lutz y Abu-
términos usados al efecto en la lengua Lughod, 1990; M. Rosaldo, 1980; Wikan,
inglesa y otras, sigue siendo polémica, 1995.
Los análisis lingüísticos revelan que vo­
ces como «enfado» son mucho más com­ enados Parientes matrilineales; los
plejas que una simple etiqueta de deter­ relacionados con un individuo por línea
minadas expresiones faciales. Las voces materna. MR.
y expresiones de la emoción no sólo Véase también AGNADOS, COGNADOS.
vehiculan un complejo saber cultural
acerca de la mente y la acción social (La- endogam ia Regla o preferencia que
koff y Kovecses, 1987), sino que también lleva a los individuos a desposarse sólo
desempeñan papeles clave en la «nego­ en el seno de su grupo de parentesco par­
ciación» interaccional de las relaciones ticular, social u otra categoría definida
interpersonales. Una hipótesis, inspirada (localidad, clase, religión, etc.). Por
por el estudio de los significados univer­ ejemplo, las castas de la India son endo-
sales de los términos cromáticos, indica gamicas y el matrimonio intercastas está
que puede ser posible dar con un foco estrictamente prohibido. La endogamia
universal de significado en términos describe también un modelo estadístico
emocionales básicos si se representan co­ de intramatrimonio incluso en ausencia
mo núcleo prototípico y subconjunto de de regla explícita al efecto. MR
significados asociados (Gerber, 1985). Véase también EXOGAMIA.
A medida que ha progresado el estudio
de los significados locales de la emoción enferm edad Es la manifestación ex­
en diferentes lenguas, la relación entre terna clínica «objetiva» de anormalidad
los conceptos corrientes y las teorías cien­ de la función física o de infección por un
tíficas se ha hecho crecientemente pro­ patógeno en el individuo o huésped.
blemática. Por lo que respecta a la len­ Comprende aquellas anormalidades pa­
gua inglesa, por ejemplo, los estudios tológicas observables en los órganos y
comparativos sugieren que los términos sistemas orgánicos, tanto si están cultu­
y conceptos en uso no proporcionan un ralmente reconocidas como si no. El con­
terreno neutral donde interpretar la ex­ cepto de enfermedad es fundamental en
periencia emocional entre culturas medicina, y la lista oficial de categorías
(Wierzbicka, 1986). Algunos de los traba­ de enfermedades, agrupadas por agentes
jos más interesantes sobre las emociones causales, se encuentra en la Internatio­
se sirven de la investigación transcultu- nal classification ofdiseases, actualmente
ral para criticar las conceptualizaciones en su novena edición (la referencia aná­
de la emoción basadas en la ciencia social loga para las enfermedades mentales es
inglesa (Lute, 1988). La crítica vertida en el Diagnostic and statistical manual o f
mental disorders, 4a ed.). La enfermedad pectiva macrosociológica, las fuerzas po­
se distingue de la DOLENCIA en que ésta lítico-económicas y las prácticas cultura­
hace referencia a las percepciones de la les hacen que las gentes interacciones,
persona y a las experiencias anteirores con su medio ambiente de maneras que
de haberse sentido enfermo, y es estado pueden afectar a la salud, ya exacerbando
socialmente confuso que incluye a la en­ los problemas patológicos, ya protegién­
fermedad pero no se limita a ella* En. dolas de ellos. La construcción de presas
años recientes, la distinción enferme­ para intensificar la producción agrícola,
dad-malestar ha sido criticada porque el por ejemplo, puede aumentar la frecuen­
proceso de separación de los «hechos» cia de la esquistosomiasis o de la malaria.
biológicos de los constructos culturales En Epidemiología se distingue entre en­
sugiere falsamente la superioridad del fermedades epidémicas7 que se dan en
modelo biológico no cultural (Hahn, medida superior a la esperada, a menudo
1995). en brotes con vinculación cronológica o
Desde el punto vista antropológico, las espacial, y enfermedades endémicas, que
enfermedades han desempeñado un im ­ se dan con una frecuencia más constante
portante papel en la evolución de la bio­ en una población. Las epidemias suelen
logía humana y de los sistemas cultura­ caracterizarse por una alta mortalidad y
les, Las enfermedades infecciosas, por los consiguientes trastornos socioeconó­
ejemplo, constituyen retos superviven- micos, y han tenido una gran influencia
ciales y actúan, por consiguiente, como en el curso de la historia (McNeil, 1976).
agentes de selección para la adaptación Las endemias, caracterizadas más bien
cultural y biológica. El análisis de Li- por la elevada morbididad, pueden ser
vingstone (1976) de la historia de la ane­ tan corrientes en una población dada
mia falciforme en Africa occidental sigue que se consideren normales más que pa­
siendo el ejemplo clásico de este fenóme­ tológicas. Las enfermedades infecciosas
no. La introducción de la horticultura de causadas por las bacterias, virus, hongos,
ARRASAMIENTO determino un aumento de parásitos unicelulares, etc., desencade­
la malaria por P.falciparum, que, a su vez, nan en los huéspedes respuestas inmu-
aumentó la frecuencia del gen falciforme nológicas, de modo que los individuos
que confería resistencia a esta enferme­ generan todo un repertorio de inmuni­
dad, pese al enorme coste que la anemia dades alas enfermedades endémicas (in­
falciforme impone al cuerpo humano. fancia). Las enfermedades infecciosas
Un enfoque cultural-ecológico del cono­ pueden contrastarse asimismo con las
cimiento de la enfermedad destaca el he­ crónicas (enfermedad cardiovascular, hi­
cho de que el ambiente y los riesgos que pertensión, etc.), a veces llamadas «m a­
entraña para la salud son fundamental­ les de la civilización» por su creciente
mente creados por la cultura (Inhorn y presencia entre las clases opulentas. Las
Brown, 1997). La cultura determina la enfermedades crónicas tienen causas
distribución social-epidemiológica de la multifactoriales, en parte vinculadas a la
enfermedad de dos modos generales. dieta y a los modelos de ejercicio. Mu­
Desde una perspectiva microsociológica, chos antropólogos entienden el aumento
la cultura conforma los comportamientos de las enfermedades crónicas como un
individuales (dieta, exposición a aguas reflejo de la discordancia entre genes an­
contaminadas, prácticas sexuales, etc.) tiguos y los estilos de vida modernos
que predisponen a las personas a deter­ (Eaton etal, 1988).
minadas enfermedades. Desde una pers­ Los modelos de enfermedad cambian
con el tiempo histórico. Por un proceso medad (como la malaria) se denomina
de adaptación mutua entre huésped y endemia si su presencia en la población
patógeno, la epidemia puede convertirse es continua, pero en niveles bajos o mo­
en endemia en una población dada. Ar- derados, mientras que se denomina pan­
melagos y Dewey (1970) han identifica­ demia a la epidemia de proporciones
do tres «transiciones epidemiológicas» mundiales, como la gripe de 1918 o el si­
en la historia humana. La primera con­ da de hoy,
sistió en una disminución general de ia El campo de la epidemiología nació co­
salud y en un aumento de las enferme­ mo un intento de hacer frente particu­
dades infecciosas en asociación con la larmente a las enfermedades infecciosas,
domesticación de las plantas y animales en especial una serie de graves brotes de
(transición neolítica). La segunda con­ cólera en Europa a principios del siglo
sistió en una disminución de las enfer­ Xx. La epidemiología descriptiva estudia
medades infecciosas y en un aumento de la distribución de la enfermedad en rela­
las crónicas en respuesta a la mejora del ción con el momento histórico, el lugar y
alojamiento, las medidas sanitarias, la la persona. La epidemiología analítica
dieta y (en menor medida) los cuidados usa estos datos para identificar los agen­
médicos en Europa y en Estados Unidos tes causales y las condiciones del brote
a principios del siglo XIX. La tercera patológico. Aunque el concepto se ha
transición epidemiológica consiste en el asociado tradicionalmente con las enfer­
aumento de los patógenos resistentes a medades infecciosas, recientemente se
los antibióticos y la emergencia de nue­ ha extendido a muchas enfermedades
vas enfermedades, como las virosis crónicas, como las coronariopatías, de
VIH/sida o Ebola a finales de este siglo* presencia cada vez más frecuente.
No se trata de fenómenos aislados. En Las enfermedades epidémicas tienen
1992, la lista de nuevas enfermedades importancia en antropología porque el
incluía diciesiete formas bacterianas, comportamiento humano configura sus
ricketssiosis y clamidiosis, treinta y siete causas y sus consecuencias. Los antropó­
formas víricas y once formas protozoicas, logos interesados en las causas de las epi­
helmintosis y micosis (Lederberg et al., demias las abordan en general desde un
1992). En sentido ecológico, estas nuevas punto de vista ecológico; las investiga­
enfermedades reflejan procesos evoluti­ ciones acerca de sus consecuencias pue­
vos en los que los patógenos explotan den examinar tanto su impacto demo­
nuevos nichos ecológicos creados por los gráfico como su influencia en procesos
cambios medioambientales. PB y K H T sociales en calidad de estigma.
Véase también a g r i c u l t u r a , d e m o g r a ­ El curso de una enfermedad se define
f ía , DIETA, ANTROPOLOGÍA. ECOLÓGICA, por las interacciones dinámicas entre
huésped humano, ambiente y patógeno.
epidemia E n fe r m e d a d cu y a fre~ Por consiguiente, la consideración del
cuencia adquiere inesperadamente enor­ comportamiento humano, la cultura y la
mes proporciones afectando a un gran ecología son factores clave para conocer
número de personas en un plazo de tiem­ la distribución y gravedad de la enfer­
po relativamente breve. En realidad es medad. Desde una perspectiva evolutiva,
un concepto relativo: un pequeño núme­ la enfermedad infecciosa ha sido un
ro absoluto de casos de una enfermedad agente primario de selección natural en
se considera epidemia si la incidencia de el curso de la evolución humana (Peter X
ésta suele ser baja. En cambio, una enfer­ Brown et al., 1996). Por ejemplo, Francis
Black (1990) señaló que la susceptibili­ portadas por las raías causantes de la rá­
dad genética impidió a las poblaciones pida diseminación del mal. McNeill
indígenas del Nuevo Mundo la creación (1976) ha sugerido que se han producido
de respuestas inmunológicas efectivas a regularmente epidemias de escala simi­
los patógenos del Viejo Mundo, como el lar a la de la Peste Negra durante los
del sarampión, determinante de una tiempos de expansión de los imperios. El
mortalidad desproporcionadamente alta contacto de culturas, o la «confluencia de
en estas poblaciones. acervos patológicos», se tradujo en la
La paleopatología ha reconstruido mo­ aparición de epidemias en poblaciones
delos de transmisión de enfermedades y hasta entonces a salvo de ellas y, por tanto,
su distribución en las poblaciones sin defensas frente a patógenos nuevos.
prehistóricas, y sugiere que la revolución Las epidemias han configurado la histo­
agraria puede haber creado condiciones ria humana desde los tiempos prehistó­
ecológicas que fomentaran la aparición ricos al presente. Por diezmar y desmo­
de epidemias. La transición del noma­ ralizar a las poblaciones susceptibles
dismo al sedentarismo asociada con la también fueron instrumentos de la ex­
agricultura generó problemas como la pansión de las sociedades «civilizadas»,
eliminación de desechos y la exposición facilitando la conquista y subyugación
a portadores de enfermedades; la inten­ por la fuerza de las armas.
sificación de la producción agrícola pue­ Interesan a los antropólogos las conse­
de cambiar la ecología e incrementar la cuencias sociales de la enfermedad epi­
exposición a insectos transmisores de en­ démica. Por ejemplo, Neel (1958) sugi­
fermedades. La susceptibilidad a la en­ rió que la alta proporción de mortalidad
fermedad infecciosa guarda una relación es resultado del colapso social, incluidos
sinérgica con la escasez de alimentos y la un sentido de desvalimiento, malos cui­
malnutrición. Además, el crecimiento de dados médicos y una ingesta insuficiente
la población asociado con la intensifica­ de alimentos. Una epidemia en una so­
ción de la agricultura suministra una re­ ciedad tribal puede ser, pues,-más impor­
serva de huéspedes humanos que propi­ tante que la susceptibilidad genética o
cian el agravamiento de la enfermedad inmunológica. No menos importante es
al grado de epidemia (M. Cohén, 1939). el hecho de que una epidemia exacerba
En la historiografía, la epidemia de la problemas como la xenofobia (temor a
peste bubónica es el ejemplo prototípico. los extranjeros) y la estigmatización; y
La Peste Negra de mediados del siglo estas consecuencias se suman al sufri­
XIV mató a más de la cuarta parte de la miento primario. Si unas reacciones so­
población de Europa y Oriente Medio. ciales a la epidemia (por ejemplo aisla­
Las enfermedades pueden propagarse miento del enfermo, rápida inhumación
por vía del comercio o de los movimien­ del muerto) pueden tener carácter bioló­
tos poblacionales. Sin embargo, una epi­ gico adaptativo, otras (por ejemplo la
demia requiere unas condiciones ecoló­ huida del epicentro del brote de la enfer­
gicas locales particulares. En el caso de medad) pueden empeorar la situación
la peste bubónica, anos de crecimiento por contagio.
económico seguidos de hambruna y de­ Las cotas de nacimientos y muerte en los
presión crearon unas condiciones urba­ últimos ciento cincuenta años han des­
nas de hacinamiento y escasez que forza­ cendido espectacularmente en la mayo­
ron a los huéspedes humanos a un fre­ ría de las poblaciones del primer mundo.
cuente y estrecho contacto con las pulgas Esta TRANSICIÓN DEMOGRÁFICA ha estado
acompañada de una transición epide^ miento suele articularse como un pro­
miológica en la frecuencia y la causa de blema de la vejez, una curva en declive
las enfermedades. Los agentes tradicio­ durante la madurez. Los libros de texto
nales de las epidemias —plagas, tubercu­ solían definir la gerontología como el es­
losis, viruela, tifus—han cedido su lugar tudio del deterioro del ser humano. La
a las «enfermedades crónicas de la civili­ cronología (los años transcurridos desde
zación», como la obesidad, las cardiopa- el nacimiento) se suele emplear como un
tías y diversos tipos de cáncer. La mejora índice de envejecimiento aun cuando sea
de las condiciones sanitarias, los progra­ un pobre pronosticad or de la fortaleza
mas de vacunación y los antibióticos han biológica de cada uno o de la capacidad
contribuido al control de las infecciones de contribución a la sociedad. Pero la
y a que las enfermedades crónicas ad­ edad es una medida de valía tan cómoda
quieran carácter epidémico en las pobla­ que pocas son las burocracias estatales u
ciones de vida más larga. Más reciente­ organizaciones a gran escala que se resis­
mente, no obstante, la aparición del sida, ten a echar mano de ella como un modo
la reactivación de la tuberculosis y una de categorizar y controlar a la población.
gran variedad de «infecciones emergen­ Los antiguos imperios en Asia y Europa
tes», muchas de las cuales obedecen a la clasificaban a los sujetos en función de la
presencia de cepas resistentes a los anti­ edad por lo menos hace dos mil años. En
biótico de patógenos antes controlables nuestra época se ha convertido en una
(Garret, 1994), nos recuerdan que las epi­ marca de identificación tan universal co­
demias de enfermedades infecciosas no mo la d e GÉNERO.
son cosa del pasado, Y dado que el com­ La edad máxima posible parece no ha­
portamiento humano es esencial tanto en ber variado desde los tiempos prehistóri­
las causas como en las consecuencias de cos. La mayor parte de las estimaciones
las epidemias, los antropólogos médicos la sitúan en una franja de 120 a 140
pueden ayudar al conocimiento, control y años, aunque ahora y antes ha habido ca­
prevención de las futuras. PB y TM c sos discutibles de Matusalenes mucho
Véase también DEMOGRAFÍA, ANTROPOLO­ mayores. La expectativa de vida, sin em­
GÍA MÉDICA. bargo, prácticamente se ha doblado —de
alrededor de 40 hasta los 80 años aproxi-
envej ecümento Es un proceso bio­ madamente— en las SOCIEDADES INDUS­
lógico de entropia que se produce en or­ TRIALES, y está aumentando también en
ganismos individuales desde su naci­ el resto del mundo. La longevidad masi­
miento hasta la muerte. También es un va ha alterado radicalmente las trayecto­
proceso cultural de personificación del rias vitales del íe^moderno, convirtien­
self y de aprendizaje que opera, en las do el envejecimiento en una nueva fron­
personas en tanto que actores en los dra­ tera para la humanidad; igual que para
mas cotidianos de la sociedad. Ambos la antropología (Kertzer y Keith, 1984).
procesos se hallan estrechamente vincu­ Los ancianos, particularmente en las so­
lados en una dialéctica de mutuo hosti­ ciedades industriales de hoy, son vistos
gamiento e influencia. El envejecimien­ como una «categoría problemática», re­
to es un proceso multimodal que no se chazados como fuerza de trabajo por la
puede explicar mediante modelos linea­ edad y, al mismo tiempo, estigmatizados
les simples (Hareven y Adams, 1982). como una carga para sus descendientes.
Tanto en el terreno académico como en Las ideologías del progreso agravan este
el pensamiento popular, el envejeci­ prejuicio al proclamar que el nuevo mo-
délo del ano es mejor que el del último un gran número de libros, películas y ví­
año y que las versiones más antiguas de deos de etnografía subrayan en la actua­
la humanidad, podrían ser igualmente lidad las situaciones por las que pasa la
condenadas. vida de las personas mayores en una im­
Sin embargo, si con la edad se produce pactante serie de escenarios sociales.
un aumento del porcentaje de personas (Keith et a l71994). Esta serie de eviden­
que requieren asistencia sanitaria y so­ cias está contribuyendo a corregir el pre­
cial, la mayoría disfruta de buena salud juicio contra lo viejo característico de
y puede atender perfectamente sus nece­ nuestro tiempo y la nostalgia que imagi­
sidades diarias hasta los ochenta años. na una época premoderna en que la fa­
La «sociedad envejecida» del futuro no milia y los valores tribales aseguraban
se puede extrapolar directamente a par­ de un modo «natural» que se colmara de
tir de las condiciones presentes- En el si­ atenciones a los ancianos- Antes de la
glo veinte cada una de las generaciones Revolución industrial, la mayor parte de
que han alcanzado la vejez ha gozado, en las sociedades hacían una distinción en­
comparación con su antecesora, de más tre ancianos sanos y débiles. Se podía
salud y mejor educación, y ha estado tratar con consideración a los primeros,
mejor preparada para ocuparse de los la­ pero los segundos recibían con frecuen­
berintos burocráticos de la vida en una cia tratamientos para precipitar su fin.
sociedad de masas (Silverman, 1987). Pese a todos sus defectos, la sociedad mo­
Cada comunidad tiene que empezar a derna tal vez esté haciendo más por sus
gestionar la mezcla cambiante de grupos ancianos débiles de lo que hiciera ningu­
de edad en la población del mismo modo na comunidad «tradicional» (Cowgill y
que debe tratar de gestionar la cambian­ Holmes, 1972).
te diversidad en los ecosistemas* Las cuestiones acerca del envejecimien­
Los primeros etnógrafos obtenían a me­ to han impulsado a los antropólogos a
nudo muchos de sus datos de las perso­ colaborar con colegas de muchas disci­
nas de mayor edad; éstas contaban con plinas y subdisciplinas (Fry y Keith,
mayor experiencia de la vida local y más 1986). Sin embargo, hay un punto flaco
tiempo libre para sentarse e informar al evidente: la investigación sobre el enve­
recién llegado. Sin embargo, esas mis­ jecimiento a menudo se transmuta en un
mas personas no eran vistas como un te­ estudio de los ancianos como si éstos fue­
ma de investigación y los ANCIANOS eran ran una tribu recién descubierta* Vamos
mencionados principalmente como per­ predicando que el envejecimiento es un
sonas situadas en las últimas etapas del proceso que abarca toda la vida, pero en
CICLO DE LA VIDA. El volumen de Leo la práctica sólo examinamos la última
Simmons (1945) basado en los datos del etapa del recorrido. DW P
HRAJ fue hasta los años 60 el único estu­ Otras lecturas Amoss y Harrell, 1981;
dio en profundidad sobre las personas Counts y Counts, 1985; Myerhoff, 1978;
mayores realizado por un antropólogo. Sokolovsky, Í990; Vesperi, 1985.
Desde entonces, la investigación antro­
pológica sobre el envejecimiento ha con­ esclavitud Producto de la captura o
vertido la edad en una especialidad con compra de seres humanos que, con sus
su propia organización profesional y sus descendientes, son aplicados a algún tra­
publicaciones. Muchas facultades impar­ bajo u objeto de venta o trueque a otros-
ten enseñanza sobre el envejecimiento Si consideramos centrales a la esclavitud
desde una perspectiva transcultural. Y estas prácticas, no sorprende que se ex­
tendiera tanto entre las sociedades hu­ munerado y era el grupo el que era due­
manas, aunque con un notable número ño del trabajo realizado por sus compo­
de variantes. nentes y de los frutos resultantes. Por úl­
La imagen occidental prevalente de la es­ timo, no hay necesariamente una rela­
clavitud deriva de los sistemas particula­ ción fija entre la estratificación social y
res e insólitos de Isl que existió hasta hace la esclavitud; ésta puede existir en au­
poco en el Nuevo Mundo y que incluía la sencia de la primera o puede no ser un
propiedad de seres humanos como bien factor de ésta.
de "uso, su venta, su compra, su uso prima­ Lo dicho no significa que la esclavitud,
rio como mano de obra no remunerada y como se entiende en Occidente, sea pu­
su ubicación en el estrato social más bajo* ramente un fenómeno reciente del Nue­
Aquí la esclavitud era nna institución vo Mundo. Muchas sociedades (la Euro­
económica donde la idea de que los escla­ pa antigua y medieval, el antiguo Orien­
vos carecían de «libertad» era un tema te Medio islámico, el sur y sureste
clave para definir su condición. asiáticos) poseían instituciones simila­
Mientras algunos antropólogos han res, pero también características ausen­
adoptado esta imagen como base de la tes del prototipo de esclavitud occiden­
definición universal de la esclavitud tal, Mientras que la esclavitud en el
(Nieboer, 1910; Meillassoux, 1991; J. Nuevo Mundo se vinculaba con claras
Watson, 1980), otros (B. Siegel, Í945; diferencias de aspecto (« r a z a .»), en la
Miers y Kopytoff, 1977) han señalado mayoría de las sociedades los esclavos
que las variaciones culturales hacen pro­ procedían de su propio seno o de regio­
blemática tal definición. En el pensa­ nes vecinas y poco diferían de sus dueños
miento occidental, «esclavitud» signifi­ por raza o (a menudo) cultura. Mientras
caba la antítesis de la libertad cívica. El que el uso dado a los esclavos en el Nue­
ciudadano libre es el que no pertenece a vo Mundo tenía carácter exclusivamente
otro, no puede ser vendido, trabaja para económico, en la mayoría de las demás
otros por elección y remuneración, y go­ sociedades y momentos históricos los es­
za de los derechos civiles básicos, nada clavos eran utilizados también como re­
de lo cual alcanza al esclavo. Sin embar­ curso social y político: esposas, aliados,
go, fuera de Occidente} estos elementos guerreros o burócratas. En algunos casos,
aparentemente fijos y ia figura que des­ como en la Turquía de los otomanos o el
criben pierden perfil. Incluso «libertad» Egipto de los mamelucos, una poderosa
es un concepto esquivo, pues lo que se guardia de palacio compuesta de escla­
considera autonomía individual normal vos controlaba a veces al régimen. Llega­
varía considerablemente entre socieda­ do a este extremo, el propio uso del tér­
des- En otras culturas, el significado de mino «esclavitud» resulta cuestionable y
«propiedad» depende de los derechos aun absurdo.
culturalmente definidos que posee el En suma, el planteamiento teórico es co­
«propietario» sobre objetos o personas y mo sigue: el hecho de que alguien ad­
que en muchas sociedades pequeñas tra­ quiera un control completo de una perso­
dicionalmente no se otorgaban a indivi- na dice muy poco sobre el uso a que ésta
duoSj sino a grupos de parentesco y al­ se destina- La esclavitud es un proceso
canzaban así a todos sus miembros. Simi­ abierto que puede seguir muy diferentes
larmente, las nociones de trabajo libre y trayectorias sociales. La noción de escla­
forzado eran ambiguas en sociedades vo como posesión cuadra con el estadio
que carecían de mercados de trabajo re­ inicial de este proceso, en el que la perso­
na es extraída de su posición social (den­ plias: además de convertirse en esposas y
tro o fuera de la sociedad), desprovista de parientes, los esclavos pudieron llegar a
identidad social y puesta bajo el control deudos, dependientes, comerciantes,
absoluto de su amo. La persona es social­ guerreros, burócratas y altos funciona­
mente deshumanizada y despersonaliza­ rios, así como a sirvientes domésticos o
da y sufre lo que Patterson (1982) llamó trabajadores en minas y explotaciones
«muerte social». Pero si se aplica a otro agrícolas. El hecho de que algunos escla­
uso social (más que inmediatamente de­ vos alcanzaran posiciones de poder con­
sechada por sacrificio o reventa), esa per­ tradice el supuesto de que necesaria­
sona debe ser repersonalizada, revestida mente habían de constituir el estrato o
de una nueva identidad e insertada en un clase más bajos de la sociedad.
nicho social apropiado. Este repersonali­ Si bien es cierto que la complejidad so­
zación puede ser mínima, como en gran cial ofrece muchas posibilidades, no lo es
parte de la esclavitud del Nuevo Mundo, menos que no determina el uso al que se
o socialmente importante, como en la destinan los esclavos. Por ejemplo, en el
mayoría de las sociedades africanas. La muy complejo Sur norteamericano pre-
trayectoria del esclavo en la sociedad que bélico, los esclavos eran prácticamente
lo acoge depende de las estructuras socia­ destinados a un solo uso: mano de obra
les, políticas y económicas reinantes. El agrícola. Las razones al efecto incluían
uso de personas adquiridas como mano tanto actitudes culturales acerca del muy
de obra es una posibilidad, pero no la variado origen de los esclavos como la
más simple. Una sociedad nómada de ca­ especializ&ción del Sur como productor
zadores-recolectores tendría difícil la ad­ de algodón en un gran sistema interna­
quisición de personas como mano de cional. Ello nos lleva al postulado inicial:
obra, dado que este uso presupone tanto que la imagen occidental común (y en
una economía en la que el trabajo puede especial norteamericana) del esclavo de­
producir excedentes útiles como un siste­ riva en gran medida de una variante
ma social con controles efectivos sobre los muy infrecuente de esta condición, que
trabaj adores forzados. no es fácilmente trasladable a la mayoría
Cuanto más compleja sea social y econó­ de las demás sociedades. IK
micamente una sociedad, más extensas y Otras lecturas Kopytoff, 1982; Landt-
variadas son las posibilidades de hacer man, 1938; J. Miller, 1995; Winks, 1972.
uso de seres humanos. En las sociedades
política y económicamente de magnitud escritura Véase SISTEMAS DE ESCRI­
media (que constituyen la parte mayori- TURA.
taria de la muestra antropológica) han
sido unidades sociales fundamentales di­ esperanza de v id a Véase rep ro ­
ferentes clases de agrupamientos por pa­ d u c c ió n .
rentesco. El poder competitivo de un
grupo así reside en su tamaño, que pue­ espíritu Voz de interpretación impre­
de incrementarse sirviéndose de extra­ cisa en el campo de la RELIGIÓN compara­
ños, asimilados casi a los miembros del da. Incluso dejando de lado expresiones
grupo original por a d o p c i ó n . La trayec­ como «e l espíritu del capitalismo» o «el
toria potencial del esclavo lleva aquí a la espíritu de la resistencia», carece de defi­
asimilación. En sociedades más comple­ nición precisa o general. En cambio, es de
jas del Oriente Medio y África, las mo­ aplicación más fácil si con ello se hace re­
dalidades de uso eran mucho más am­ ferencia a alguna categoría indígena de
agente sobrenatural, diferente según los ciación o complejidad, distinguiéndolas
casos. Por ejemplo, E.E. EYANS-PRIT- como simples, compuestas, doblemente
CHARD (1956) usó «espíritu» para explicar o triplemente compuestas. A mediados
la voz kicoth de los nuer, concepto sutil de del siglo XIX, Karl Marx y Priedrich En-
lo divino a la vez unitario y diverso como, gels (1947) clasificaron a las sociedades
en su chocante analogía, el sol refractado según sus modos de producción identifi­
por las gotas de lluvia. Su descripción es cando cuatro estadios en la evolución de
específica de la cultura, más que expre­ ésta: comunismo primitivo, esclavitud,
sión de una categoría occidental. feudalismo y capitalismo.
Por el contrario, en su relato sobre las Entre las recientes tipologías evolutivas
nociones ngaju del dios supremo, Hans se incluyen las de Gerhard Lenski, El-
Scharer (1963) usó vagamente la voz pa­ man Service, Morton Fried y Eric Wolf.
ra referirse a una heterogénea colección La tipología de Lenski (1970) se basa en
de agentes sobrenaturales menores. No el nivel de desarrollo de la tecnología de
está claro que «espíritu» explique algu­ subsistencia y distingue entre sociedades
na categoría ngaju, y dado que ello im ­ de caza y recolección, de horticultura
plica que los espíritus representan un ni­ simple y avanzada, agrarias e industria­
vel «inferior» de creencia, se trataría de les en el curso del desarrollo evolutivo.
un supuesto etnocéntrico. A l efecto La tipología de Service (1962-1971) im­
Scharer siguió los modelos de ESTADIO plica al modo de organización sociopolí-
EVOLUTIVO, próximos a Herbert Spencer tica y es una de las más populares en la
(1876). antropología moderna. Identifica cuatro
«Espíritu» se usa a veces en contraste estadios de organización sociopolítica:
con «alma», considerada como compo­ bandas, tribus, jefaturas y estados. El mo­
nente inmaterial de los humanos vivien­ vimiento de uno a otro implica el desa­
tes y en general con persistencia más rrollo de instituciones políticas creciente­
allá de la MUERTE. Los antepasados, en mente formalizadas, especializadas y je­
cambio, se describen a menudo como rarquizadas. La tipología de Fried (1967)
«espíritus» (véase CULTO A LOS ANTEPA­ se basa en el grado de desigualdad social
SADOS). y define tres tipos de sociedad: igualita­
La «posesión por los espíritus» implica ria, jerárquica y estratificada. Eric Wolf
un estado de consciencia alterado atri­ (1982) se sirvió de una tipologóa marxis­
buido a la influencia de algún agente ex­ ta contemporánea que distingue tres ti­
terno, como ocurre en el TRANCE y el pos principales de sociedad basados en el
CHAMANISMO. PM modo de producción subyacente: modo
basado en el parentesco, modo tributario
estadios evolutivos El estudio de y modo capitalista. SS
la EVOLUCIÓN ha implicado necesaria­
mente la formulación de estadios evolu­ estado, sistemas de estado Los
tivos, cuya tipología más antigua quizás estados representan formas de gobierno
sea la de salvajismo-barbarie-civiliza- regionales, de expansión dinámica me­
ción, célebre gracias a Lewis Henry diante conquista. Diversas jerarquías de
M o r g a n (1877), pero usada también por su uso se asocian con instituciones espe­
Edward Buxnett T Y L O R (1871, 1881) y cializadas que son financiadas por una
que de hecho data del siglo xviil. Her­ economía política. Se caracterizan por
bert S p e n c e r (1876) clasificó alas socie­ ESTRATIFICACIÓN social y constituyen las
dades en términos de nivel de diferen­ instituciones administrativas y políticas
de gobierno características de las SOCIE­ damente maniobrar para hacerse con el
DADES COMPLEJAS. Los estados son tipoló­ control. Mann (1986-1993) ofreció una
gicamente las creaciones más complejas visión muy dinámica del estado en situa­
de la sociedad humana (Service, 1962; ción de constante división, competición e
Fried, 1967). A menudo se formula la di­ inminencia de disolución. El desarrollo
visión básica entre estados y sociedades del estado no desemboca necesariamen­
sin estado tradicionalmente organizadas te en una mayor centralización global.
(véase SISTEMAS CENTRALIZADOS y JEFE). Para financiar las actividades y la nómi­
Los estados engloban una extensa poblar na de funcionarios estatales, las institu­
ción de centenares de miles o de millones ciones requieren una economía política
de habitantes (Johnson y Earle, 1987), (Earle y D’Altroy, 1989). Las finanzas
representativos a veces de diversos gru­ basadas en la posesión de materias pri­
pos étnicos con culturas, religiones, eco­ mas movilizan recursos alimentarios y
nomías y tradiciones históricas a menudo de otros tipos, que se depositan en alma­
distintas. Para integrar a un colectivo tan cenes oficiales y se aplican directamente
diverso se requieren instituciones com­ al sostenimiento de los funcionarios; la
plejas y especializadas de gobierno y do­ financiación mediante riqueza, en cam­
minio. Entre las categorías generales de bio, utiliza artículos valiosos o moneda,
institución estatal están las burocracias característicamente producidos bajo la
administrativas, los sistemas legales y las supervisión del estado. En este caso es
organizaciones militares y religiosas. Es­ necesario desarrollar MERCADOS que con­
tas instituciones representan diferentes viertan el DINERO en artículos útiles. Las
fuentes de poder: económico, político, diversas formas de financiación crean
militar e ideológico. El grado de comple­ diferencias de fuerza e integración entre
jidad y las interrelaciones entre las diver­ las instituciones estatales (D ’Altroy y
sas instituciones difieren considerable­ Earle, 1985).
mente de un estado a otro. El «estado» Las sociedades con estado se caracterizan
como categoría de EVOLUCIÓN social es in­ por la estratificación. Un segmento o
ternamente muy variable en términos de CLASE posee un acceso diferencial a «los
escala de integración (desde la ciudad-es- recursos básicos de vida» (Fried, 1967, p,
tado hasta el imperio), tipo de integra­ 186), y así estas sociedades se dividen en
ción («administrativa» frente a «nom i­ clases con intereses políticos y económi­
nal» [C. Geertz, 1980]), naturaleza del cos diferentes (Marx y Engels, 1888),
control vigente («territorial» frente a creándose instituciones que reproduzcan
«hegemónico» [Hassig, 1985]), y base fi­ este sistema social de dominación. Aun­
nanciera («materias primas» frente a «ri­ que puede que sea éste el sueño de la cla­
queza» [D ’Altroy y Earle, 1985]), entre se dirigente, la vida en una sociedad
otras características. compleja es más precaria. Brumfield y
El DESPOTISMO ORIENTAL, e n la c o n c e p ­ Fox (1994) descrubieron la intensa com­
ción de Wittfogel (1957), se basaba en petición entre las elites por controlar las
un fuerte sistema centralizado: el estado instituciones dominantes.
creaba grandes sistemas de RIEGO desde Propósito especial de la investigación
los que extendía su control sobre otras antropológica ha sido explicar el «ori­
instituciones de poder. Alternativamen­ gen» de la sociedad de estado o «civiliza­
te, las diferentes fuentes de poder pue­ ción» (Flannery, 1972; H. Wright, 1978).
den separarse institucionalmente (m ili­ Las diferentes teorías al respecto han
tares y religiosas, por ejemplo) y segui­ destacado ora la dirección central de los
asuntos, ora el poder coercitivo de ésta der relativo, riqueza o prestigio. Aunque
(Service, 1975). Las primeras ponen de a menudo se usa como genérico aplicable
relieve que los problemas de superviven­ a todas las sociedades jerarquizadas, in­
cia requieren un control central que su­ cluidas las SOCIEDADES DE CASTAS y las
puestamente sólo puede aportar el esta­ basadas en la clase s o c i a l , «estratifica­
do, como en el caso de los sistemas de ción» se vincula más bien al estudio de
riego en el desierto. Sanders (1956) ar­ la acción individual en el sentido de que
gumentó que la especialización de la co­ es el esfuerzo de los individuos el que
munidad dentro de regiones ecológica­ propicia la movilidad social. Así, los teó­
mente diversas debió traducirse en una ricos de la estratificación pueden compa­
economía integrada y el consiguiente rar sociedades según la naturaleza y la
sistema estatal; la paz del mercado, nece­ medida de movilidad vertical en su seno
sario entonces para la economía regio­ y ordenarlas conforme a una escala que
nal, era así garantizada por el estado, discurre desde la supuesta rigidez de la
Carneiro (1970) describió de qué forma estructura de castas a las hipotéticamen­
las luchas de competencia requerían una te abiertas sociedades del mundo moder­
organización centralizada; los estados no: escala que inevitablemente se con­
con ejércitos más efectivos se extendían vierte en una secuencia evolutiva condu­
a expensas de las sociedades de organiza­ cente a la MODERNIZACIÓN (véanse en
ción más simple. Subyace a estas teorías Dumont, 1970, las críticas a los intentos
adaptacionistas bien el desarrollo de una de incluir a la casta en la teoría general
nueva forma de organziación, como el de la estratificación).
riego, bien la aparición de problemas El concepto de estratificación es particu­
nuevos con una población creciente. larmente apropiado para el análisis es-
Las teorías en tomo a la coerción políti­ tructural-funcional de las sociedades
ca destacan dos dinámicas. En primer lu­ complejas, para las que la teoría supone
gar, los estados y la extensiva integración un modo de integración social en torno a
política que representan se configuran los valores comunes de mejora y respon­
mediante conquista y supresión milita­ sabilidad individual como determinan­
res; en segundo, en opinión de los mar- tes de la POSICIÓN social. Se entiende que
xistas, los estados trabajan para perpe­ la jerarquía resultante representa enton­
tuar y ampliar el dominio de la clase di­ ces la distribución de talentos, responsa­
rigente (Haas, 1982; Webb, 1975). Al bilidades y remuneración pertinente en
efecto es crítico el control del armamen­ el plano individual. Este modelo de per­
to (J. Goody, 1971). Las teorías antropo­ fecta movilidad individual en la socie­
lógicas de mercado han atendido a la di­ dad es entonces patrón con que medir
námica interna de la estructura social otras sociedades, procedimiento adopta­
(Friedman y Rowlands, 1977) y a la ideo­ do por los sociólogos que aplican al efec­
logía (Althusser, 1971). TE to elaboradas técnicas de análisis estadís­
tico. Lloyd Fallers (1965) señaló que la
estatus Véase POSICIÓN SOCIAL. razón del interés sociológico por la estra­
tificación es el prominente papel que al
e s t r a t if ic a c ió n «Estratificación so­ respecto cabe a los movimientos iguali­
cial» es el término usado generalmente tarios en la historia de Europa y Améri­
para describir la división jerárquica de ca del Norte en los últimos doscientos
una SOCIEDAD por la que los miembros cincuenta años, más o menos. Añadió, no
que la componen se ordenan según po­ obstante, que los conceptos y métodos
aplicados a estos estudios en Occidente quier caso empírico, incluido Estados
pueden no ser apropiados para valorar el Unidos de América, revela barreras es­
no menos profundo interés en la igual­ tructurales a la movilidad perfecta. No
dad surgido en las sociedades no occi­ hay ninguna sociedad donde rango y re­
dentales a raíz de los movimientos de in­ compensa estén perfectamente unidos al
dependencia, posteriores a la segunda talento y a los logros. Los antropólogos
guerra mundial en pueblos hasta enton­ que trabajaban en Estados Unidos desa­
ces sometidos. Con todo, él y muchos rrollaron sin tardar teorías subsidiarias
otros antropólogos de su época aceptaron que explicaran estas visibles deficiencias
los supuestos básicos de la teoría de la en el sistema de oportunidad igual para
modernización movidos por el afán de todos. Un enfoque consistió en el estudio
conocer «la interacción de las fuerzas de de las STJBCULTURAS, consideradas como
la modernidad genérica y las socieda­ residuos de la cultura de grupos inmi­
des y culturas tradicionales sobre las que grantes aún no plenamente absorbidos
opera la modernidad en su seno» (Fa- en la corriente mayoritaria de la socie­
llers, 1965, p. 160). Aunque los antropó­ dad norteamericana y, por tanto, sólo
logos prefirieron concentrarse en aspec­ parcialmente partícipes de sus valores y
tos de cambio cultural y social no cuanti- su modo de vida. Algunos segmentos de
ficados al estilo del análisis sociológico la población parecían carecer de la vo­
de la estratificación, la mayoría compar­ luntad o del potencial necesarios para
tían la orientación teórica general hacia ascender desde los peldaños más bajos de
la modernidad y la modernización: he­ la escala ocupacional o huir de la POBRE­
cho que hizo posible la colaboración de ZA Una explicación al respecto era que
científicos sociales de diferentes discipli­ la miseria persistente produce una CUL­
nas en la producción de obras como Oíd TURA DE LA POBREZA a través de la cual
societies and new states: the questfor mo~ los individuos son socializados en com­
dernity in Asia and Africa, editado por portamientos que militan en contra del
Clifford Geertz (1965a). progreso laboral y la movilidad social
Estados Unidos era típicamente presen­ (Lewis, 1966), Esta estrategia se ha
tado como epítome de sociedad igualita- mantenido hasta el presente, con pobla­
ria en la que era posible una movilidad ciones de pobreza urbaneis caracterizadas
social sin limitaciones y, por tanto, mo­ por una «subclase» desorganziada cultu­
delo de modernidad. Ciertamente, S.M. ralmente incapaz de funcionar en el se­
Lipser lo describió como The firs t nev) no de la corriente mayoritaria de la so­
nation (La primera nación nueva) en su ciedad (Jencks y Peterson, 1991).
intento explícito de mostrar a otras ex El interés en la estratificación social
colonias que los valores revolucionarios comparada fue perdiéndose con la desa­
pueden legitimar a las instituciones po­ parición gradual de los supuestos teóricos
líticas* Su presentación del modo en que en que se b sisaba: la teoría de la moderni­
los valores de la igualdad y el progreso zación y el estructural-funcionalismo. El
han producido instituciones y caracteres propio Fallers (1973, p. 3) se vio obligado
nacionales ejemplares fue muy tenden­ a decir: «H e llegado a la conclusión de
ciosa. Sólo en el epilogo menciona el he­ que el fenómeno no existe o, en todo ca­
cho de que «e l igualitarismo norteame­ so, que westratificación social” es una de­
ricano es, desde luego, aplicable sólo a nominación de escaso sentido». En las
los hombres blancos» (1965, p. 379). «naciones nuevas» rara vez el desarrollo
Incluso un examen superficial de cual­ había seguido la senda de una suave tran­
sición de la tradición a la. modernidad, y renciación inglesa entre sheep y mutton).
menos aún desde la jerarquía al igualita­ Las formas de la GRAMÁTICA y de la L IN ­
rismo, de modo que los antropólogos GÜÍSTICA estructural en cualquier nivel
atienden ahora en medida mucho mayor no pertenecen al plano de la consciencia;
a conceptos como «E T N IA », «GENOCIDIO» sin embargo, son sistémicas: los hablan­
y «rPOSMODERNISMO» de lo que habrían tes pueden reconocer las formas correctas
previsto hace treinta años. RS e incorrectas incluso sin ser capaces de
Otras lecturas John Jackson, 1968 [esp. articular las reglas que las rigen. Así
los ensayos de Allardt, Eisenstadt y también, insistió Lévi-Strauss, el antro­
Shils]; Plotnicov y Tuden, 1970. pólogo necesita un método sistemático
para descubrir la estructura subyacente
estructura social Véase o r g a n i z a ­ de las formas culturales, igualmente sis­
c ió n SOCIAL. temáticas. Este método se b asa en un mo­
do de descripción binario que atiende a
estructuralismo Método, estilo es­ rasgos distintivos y a la redundancia, co­
tético-analítico y postura filosófica arti­ mo se desarrolla de forma máxima en la
culados sobre todo en la obra del antro­ teoría de la información. Su potencia re­
pólogo Claude LÉVI-STRAUSS, pero de side en el plano inconsciente o, más exac­
importancia general como parte de un tamente, en el de hechos sociales en el
movimiento de más alcance dentro de sentido durkheimiano. Las explicaciones
los modernismos d^l siglo XX: formalis­ populares de estas formas son ilusorias
mos en música (serialismo), drama (Bec- porque las gentes no tienen consciencia
kett, Artaud), novela (Roussel, Perec), y de su estructura.
la llamada filosofía antihumanista y crí­ Lévi-Strauss (1963a, 1969a) aplicó su
tica literaria (Barthes, Foucault, Lacan, método estructural primero a los SISTE­
Derrida), que han abonado el terreno MAS DE PARENTESCO ELEMENTAL (siste­
para el llamado postestructuralismo. mas maritales preceptivos donde las ca­
Como método, el estructuralismo en su tegorías de relación establecen quién es
forma lévi-straussiana (y antropológica) casable y quién no), principalmente en
deriva sobre todo de la lingüística estruc­ Australia y en el sur y sureste de Asía, y
tural de Ferdinand de Saussure (1959) y a algunos SISTEMAS DE MATRIMONIO PRE-
de Román Jakobson (1956, 1973, 1987), FERENCIAL, argumentando que las reglas
de la sociología durkheimiana de Marcel estructurales de estos sistemas de inter­
M a USS y de la teoría de la información, cambio marital tienen implicaciones pa­
pero también, como observó LÉ V I- ra la integración regional de las socieda­
STRAUSS, de estructuras más profundas des de pequeña escala. Tras su propia
en la geología, el marxismo y el psicoa­ elaboración de las investigaciones socio­
nálisis. Saussure había postulado que las lógicas de Marcel Mauss sobre la teoría
unidades de significado en el lenguaje del intercambio, lo cual implicó una ra­
(«lengua») están constituidas como siste­ dical reconversión de las teorías decimo­
ma de diferencias que adquieren sentido nónicas del TOTEMISMO (Lévi-Strauss,
precisamente por su singularidad frente 1965b) y una brillante reconsideración
a las otras unidades que lo componen. Así de la lógica clasificatoria (incluidos la
lo ilustra de manera óptima el sistema teoría de los nombres propios como con­
fonémico (véase FONOLOGÍA), y también juntos culturales, el sistema de CASTAS, y
la diferencia en SEMÁNTICA (por ejemplo, un desafío a Sartre y a la historia «hu­
la voz mouton francesa frente a la dife­ manista»), Lévi-Strauss (1969b, 1975,
1976, 1981) llevó su atención al análisis ciedades duales de la Amazonia (May-
de unos ochocientos mitos suramerica- bury-Lewis, 1979), a la mitología de
nos y norteamericanos. Estos laboriosos Nortemérica Central (E. Hunt, 1977) y a
análisis, concebidos como un sistema ar­ la América moderna y Hawaii (Sahlins,
mónico formal, como una sinfonía, es­ 1976a, 1985).
tructuraron un caudal de detallada in­ En un nivel más filosófico, Lévi-Strauss
formación ecológica, histórica, sociológi­ se erigió en Francia en la ñgma princi­
ca y semiótica. pal en oposición a los proyectos existen-
Lévi-Strauss sugirió que el método es- cialistas de los primeros decenios posbéli­
tructuralista es un modo de reconstruir cos protagonizados por Jean Paul Sartre,
los sistemas conceptuales de las culturas argumentando al efecto que fenómenos
empobrecidas en recursos humanos y como el lenguaje y la cultura no pueden
fragmentadas. Muy sorprendente es la ser fácilmente cambiados por la volun­
naturaleza sistémica, casi predictiva, de tad heroica y consciente de los indivi­
muchos de sus análisis, como el realizado duos o de los partidos políticos. Este de-'
sobre las máscaras de los indios de la bate sobre la naturaleza de la historia
Costa Noroeste (Lévi-Strauss, 1982) y (Lévi-Strauss, 1966, 1981) proporcionó
sobre las relaciones históricas con sus ve­ también la base de escuelas de pensa­
cinos de las Praderas, derivadas de cómo miento como, en un primer momento, el
unos y otros invirtieron sus mitos respec­ MARXISMO ESTRUCTURAL (véase ANTROPO­
tivos, al igual que acerca de las maneras LOGÍA C RÍTIC A) y luego de la generación
en que se codifica la información ecoló­ de los llamados postestructuralistas (véa­
gica y geográfica (Lévi-Strauss, 1953a, se POSMODERNO). Aunque los postestruc­
p. xii). En sentido más amplio, los análi’ turalistas discuten el ocasional binaris-
sis estructuralistas de los mitos —aborda­ mo mecánico del estructuralismo como
dos también por el folclorista Vladimir lógica de base informativa-teórica, a ni­
Propp (1958) y el indoeuropeísta Geor- vel filosófico siguen al menos esa parte
ges Dumézil (1970a,b? 1988)— cambia­ del proyecto de Lévi-Strauss* que consi­
ron para siempre el modo en que los dera las facetas sistemáticas operantes
científicos sociales empezaron a conside­ contrariamente o pese a la voluntad de
rar los MITOS: ya no es creíble identificar los individuos. Como ha observado más
un dios o una figura mítica como perso­ de un comentarista, la moneda lévi-
nificación de una idea única o de un fe­ straussiana presenta dos caras; tina cien­
nómeno natural; para establecer el signi­ tífica, interesada en la aplicación de las
ficado de una figura en un mito o en un últimas técnicas de la teoría de conjun­
escenario mítico es necesario considerar tos, de la química, etc., a la investigación
las múltiples variantes del mito, ganan­ de otros modos de pensamiento; la otra,
do acceso así a la lógica y a los efectos un contrito canto a las culturas destrui­
potenciales de la estructura subyacente. das por el colonialismo y la civilización
Puede que la aplicación más impresio­ moderna, y la creación de uñ nuevo tal-
nante del método estructuralista se dé mud, una colección de fragmentos del
en los estudios clásicos griegos (Vernant, pasado y del aparato crítico que pueda
1980, 1982, 1985; Vidal-Naquet, 1986, hacerlos revivir, como herramientas pa­
Detienne, 1978; Friedrich, 1978), aun­ ra la especulación.
que se han producido extensiones a la Aunque el estructuralismo ha pasado de
organización de parentesco y social del moda entre muchos antropólogos, otras
sureste asiático (Yalman, 1967), a las so­ inciativas próximas y aliadas surgidas de
la revolución en la teoría de la informa­ ellas con su metodología y su enfoque
ción iniciada en la década de 1950 si­ propios.
guen su curso en las simulaciones de «v i­ Puede que sea Herodoto (c. 485-425 a.C.)
da artificial» de los ordenadores aplica­ el primer investigador transcultural co­
dos a la biología teórica, por ejemplo, y nocido. Su Historia comparaba y anali­
en la investigación contemporánea sobre zaba las numerosas culturas de la perife­
«complejidad» y «contingencia» que re- ria del mundo griego y es ejemplar como
elaboran las intuiciones de la teoría so­ descripción etnográfica, pese a juzgar a
ciológica durkheimiana acerca de los los pueblos no griegos como bárbaros
emergentes niveles de organización. Una (que, en rigor, significa que hablaban
palestra donde estas teorías informáticas otras lenguas). En el siglo XIX se hizo uso
y biológicas se aproximan a la antropolo­ de estas comparaciones transculturales
gía la configura el estudio de las formas para clasificar a las sociedades según su
sociales y culturales mediadas por los ESTADIO EVOLUTIVO como parte de una
medios electrónicos y los ordenadores. teoría de la EVOLUCIÓN social, como ve­
Ejemplos son los efectos de la hiperreali- mos onAncient Society (1877), de Lewis
dad y la simulación, y los mecanismos Henry M o r g a n . Sin embargo, las socie­
parasitarios de conmutación entre dife­ dades comparadas eran elegidas según
rentes niveles de formas biológicas, in- las necesidades más que por muestreo
formacionales, organizacionales y cultu­ aleatorio, los datos eran anecdóticos más
rales (Senes, 1982; Latour, 1979; Deleu- que sistemáticamente reunidos y las ge­
ze y Guattari, 1977). Otros examinan las neralizaciones no eran ensayadas en
relaciones entre los estados psicológicos cuanto a su significación estadística, de­
de la disociación y la personalidad múl­ fectos éstos que no fueron corregidos
tiple, los entornos regidos por ordenado­ cuando Friedrich Engels (1902) tomó
res y los programas terapéuticos (Glass, muchos de estos datos para construir sus
1993; Turkle, 1984, 1995). Todos estos teorías más conocidas.
frentes pertenecen a lo que Lévi-Strauss Edward B. T Y L O R (1889) realizó los pri­
llamó sociedades «calientes» (o de valo­ meros estudios transculturales con rigor
res cambiantes); el trabajo en las socie­ cuando se propuso comparar la residen­
dades «frías» (o renuentes al cambio), al cia y la descendencia con otras caracte­
que dedicó la mayor parte de su obra, de­ rísticas sociales. En respuesta a su traba­
be todavía mucho a los análisis estructu- jo, Francis Galton apuntó en una reu­
ralistas, aun cuando no son los únicos nión pública que dado que los casos
usados. MF presentados por Tylor representaban a
sociedades con historia compartida no
estudios trans culturales Se de­ eran a la postre independientes y, por
nominan así aquellas comparaciones en­ tanto, no podían ser comparados como
tre dos o más sociedades, ya laxas, ya ri­ tales. Este argumento, en lo sucesivo co­
gurosamente sistemáticas* Más estricta­ nocido como «problema de Galton» en­
mente* el análisis transcultural es un contró tal eco que la investigación trans­
método «holocultural» de comparación cultural dejó de practicarse durante más
sistemática de diez o más sociedades de de medio siglo, hasta que George P.
todo el mundo. Este tipo de investiga­ Murdock (1949) la reemprendió.
ción es importante en otras disciplinas, La investigación holocultural sistemáti­
comprendidas la psicología, las ciencias ca adquirió nuevo ímpetu cuando empe­
políticas y la demografía, cada una de zó a centrarse en problemas de método-
logia (D. Levinsony Malone, 1980), más filmes de los más relevantes textos etno­
bien desatendidos, hasta que Murdock gráficos. A su vez, estos microfilmes es­
(1930 y ss.) introdujo una variedad de tán ordenados conforme a la codifica­
métodos de muestreo básicos y los con­ ción del Online o f cultural materials
siguientes análisis estadísticos. Desde (OCM), que facilita al investigador la rá­
1970 se han venido usando complejos pida localización de las páginas que con­
métodos estadísticos para controlar el ya tienen información sobre más de sete­
mencionado problema de Galton, la va­ cientas entradas temáticas (Murdock et
riación regional y la significación grupal al, 1982). El HRAF es, pues, de enorme
(M, Burton y White, 1987; C. Ember y valor para la creación de bases de datos
Levinson, 1991; L, Freeman et al., 1989). transculturales. Más de trescientas insti­
Los analistas transculturales usan dos tuciones de todo el mundo poseen parte
clases de muestras: regionales, o de áreas o la totalidad del material existente en el
sin solución de continuidad, y mundia­ archivo de HRAF, cuya informatización
les. Las primeras aplican estudios com­ promete ampliar considerablemente su
parados de sociedades que bien pueden utilización.
estar lingüísticamente relacionadas, co­ Aunque es mucho más caro y difícil,
mo los indios norteamericanos (Driver, unos pocos investigadores han logrado
1961) y se centran en el proceso de difu­ proyectar estudios comparativos simultá­
sión por un territorio concreto. Las se­ neos basados en TRABAJO DE CAMPO en el
gundas tratan de excluir a las sociedades que un determinado número de estudio­
lingüística o históricamente relaciona­ sos convienen en abundar en un temario
das recurriendo a muestras mundiales común previamente acordado y con mé­
holoculturales que pueden demostrarse todos iguales o similares. Uno de los más
independientes. Ambos procedimientos notables fue el denominado Estudio de
son válidos. Seis Culturas de John Whiting y Beatri-
La mayor parte de la investigación ce Whiting, que examinaba las similari-
transcultural depende de la extracción dades y diferencias en la educación de
de datos de fuentes secundarias que de­ los NIÑOS (B. Whiting y Whiting, 1975;
ben ser evaluadas y codificadas para su B. Whiting y Ed-wards, 1988). E incluso
uso. Un recurso importante se encuentra si los estudios no se proyectan conjunta­
en Human Relations Area Files, Inc. mente, los datos reunidos por separado
(HRAF), consorcio internacional de uni­ usando una única metodología pueden
versidades, organismos e instituciones ser comparados con ayuda de un sistema
sin ánimo de lucro fundado en la década normalizado de codificación, como ocu­
de 1930 bajo la dirección de Murdock rre con los estudios transculturales de
con el nombre de Cross-Cultural Survey uso del tiempo de Alien Johnson (John­
(Investigación transcultural) y con su son y Behrens, 1989). CBr
denominación actual desde 1949, con se­ Véase también ETNOGRAFÍA Y ETNOLOGIA,
de en la Universidad de Yale en New MÉTODOS CUALITATIVOS, MÉTODOS CUAN­
Haven. El H RAF es un archivo, no una TITATIVOS.
muestra, una base de datos o un método,
y sus ficheros constituyen una colección étÍCO Véase ÉMICO Y ÉTICO.
codificada de registros etnográficos de
aproximadamente trescientas cincuenta etnia, étnico, -ca Véase g r u p o s ét­
sociedades de todo el mundo, para cada n ic o s .
una de las cuales el HRAF posee micro-
etnicidad Véase g r u p o s é t n ic o s . especies como en los criterios que las de­
finen (Berlin et aL, 1966, 1968).
etnob Otánica Es el estudio de los La búsqueda de plantas nuevas que pue­
sistemas indígenas de conocimiento de dan servir de alimento o medicina pre­
las plantas. Es un campo multidiscipli- cede con mucho a su estudio científico
narío en el que han desempeñado im ­ formal. La gran transmigración de plan­
portantes papeles tanto los botánicos co­ tas y animales a raíz del descubrimiento
mo los antropólogos. Históricamente, el de las Américas por los europeos tuvo un
enfoque de los botánicos ha sido ante to­ enorme impacto en la AGRICULTURA y en
do utilitario: organizaban sus datos de los SISTEMAS ALIMENTAMOS de todo el
acuerdo con los principios de la clasifica­ mundo. Durante el siglo XIX, la recolec­
ción científica. Por el contrario, los an­ ción sistemática de esta información
tropólogos adoptaron el «punto de vista progresó hacia el establecimiento de la
de los nativos y sus reglas y categorías botánica económica, campo que fue cri­
para ordenar el universo» (R. Ford, ticado porque sus especialistas tendían a
1978, p. 39). La investigación antropoló­ recoger y enumerar las plantas descuida­
gica se ha centrado en la clasificación de damente al margen de todo marco teóri­
las plantas, en cómo las usan las gentes co (W. Davís, 1995). El enfoque de la an­
como alimento, medicina o material de tropología en la interacción de humanos
construcción, etc.; también en el valor y plantas proporcionó enseguida este
simbólico de las plantas, en particular en marco, que no tardó en enraizar también
hondamente entre los botánicos. Harold
asociación con las creencias religiosas.
Conklin (1957, 1980), por ejemplo, ana­
La CLASEETCACIÓN ha sido siempre un con­
lizó la totalidad de los sistemas de agri*
cepto clave en antropología, y la clasifi­
cultura y ecológicos de los hanunoo e
cación de plantas y animales ha sido par­
ifugao de las Filipinas, además de la la*
ticularmente importante porque es inde­
bor taxonómica que llevó a cabo. Las
fectiblemente muy elaborada en casi
cuestiones acerca de cómo cultura y am­
todas las culturas. Los primeros antropó­
biente se influyen mutuamente con el
logos vieron los sistemas de clasificación
tiempo han concitado numerosas inves­
como una forma de entender el pensa­
tigaciones, como el exhaustivo estudio
miento «primitivo» (Durkheim y Mauss,
de 'William Ballee (1994) sobre los ka’a-
1963); más tarde serían considerados más
por de la Amazonia brasileña. Los inten­
bien como medio de explorar la propia
tos por descubrir drogas potencialmente
percepción humana, estableciendo así las útiles para curar enfermedades, particu­
bases de la ANTROPOLOGÍA COGNlnVA. larmente en los bosques tropicales, han
Clave al respecto han sido los estudios dependido siempre de la información
acerca de cómo se distinguen la catego­ extraída del saber de los curanderos loca­
rías cromáticas de las plantas (Conklin, les, chamanes y otros especialistas, lo
1934b; Berlín y Kay, í 969) y la existencia cual requiere un laborioso trabajo de
de cuatro o cinco categorías de plantas campo, aptitudes lingüísticas y colabora­
integradas jerárquicamente en un am­ ción intercultural. Recientemente ha
plio margen de culturas diversas (Berlín surgido asimismo la cuestión de cómo
et al., 1975). Los antropólogos han descu­ compensar a las naciones y comunidades
bierto también que las taxonomías cien­ que proporcionaron el conocimiento o
tíficas de las plantas difieren de las popu­ los materiales vegetales que en última
lares tanto en el modo de establecer las instancia demostraron ser «hallazgos»
que enriquecieron a otros (Toledo, 1995). descuido de los diferentes marcos de re­
La importancia simbólica de las plantas ferencia en que operan los individuos de
en la cultura radica en las creencias de las culturas ajenas. Todas las culturas y
las gentes al respecto, en cómo se usan gentes son en cierta medida etnocéntri-
como forma de comunicación y en su pa­ cos. Los antropólogos aluden ocasional­
pel en el credo religioso y ritual. A me­ mente a un «etnocentrismo secundario»
nudo se cree que determinadas plantas cuando el observador asume sin evalua­
actúan como portadoras de determina­ ción previa alguna los sesgos de una cul­
dos poderes de los espíritus, en particu­ tura adoptada como lente a través de la
lar si aquéllas se usan con fines medici­ cual examina el comportamiento y las
nales; también es común la presencia de creencias de los demás, rasgo frecuente
árboles o florestas de carácter sagrado en en los conversos religiosos y en los estu­
muchas religiones. Las plantas están taja dios dé culturas ajenas. MR
imbricadas con la cultura humana que a
menudo forman parte de la comunica­ etnocidio Intento deliberado de erra­
ción, mediante despliegues florales, por dicar la cultura o modo de vida de un
ejemplo (X Goody 1995). Con todo, el pueblo. Su forma extrema es el GENOCI­
mayor esfuerzo, con mucho, de la inves­ DIO o exterminación de los propios indi­
tigación se ba dedicado a las DROGAS, viduos. El etnocidio depende del uso del
plantas psico activas que alteran la per­ poder político para forzar a gentes relati­
cepción del mundo por parte del indivi­ vamente inermes a renunciar a su CUL­
duo. Entre ellas destaca una amplia va­ TURA y, así, es característico de situacio­
riedad de hongos (Wasson, 1968, 1980), nes coloniales y similares que amparan
peyote (La Barre, 1958), hachís (La Ba­ las medidas coercitivas. Los europeos que
rre, 1977), plantas narcóticas (Emboden, invadieron las Américas a partir de 1492
1972a), alucinógenos (Harner, 1973; practicaron un etnocidio sistemático con­
Schulten y Hofmann, 1979) y muchas tra los pueblos indígenas en su propósito
otras (Furst, 1972). Un aspecto clave del de abolir sus religiones, comunidades,
debate hace referencia a la relación en­ lenguas y, dado el caso, culturas. En el si­
tre las experiencias inducidas por las glo XIX muchas naciones independientes
drogas y las creencias religiosas (Rei- de las Américas se propusieron abolir del
chel-Dolmatoff, 1971). TB todo el «indigenismo», insistiendo en
Véase también ETNOCIENCIA., ETNOZOOLO- que los pueblos indios debían abandonar
GU. esta condición e incorporarse como indi­
Otras lecturas Berlín, 1992; Bohrer, viduos a la corriente principal. Estas po­
1986; Ford, 1985; La Barre, 1995; G. líticas han sido seguidas asimismo en
Martin, 1995; Prance, 1991. otras partes del mundo, pero han sido
fervientemente contestadas a partir de
egocentrismo Se dice de la actitud 1970 con el impetuoso movimiento en
del que cree que la cultura propia es de­ pro de los derechos de los indígenas.
cididamente superior a las otras, habi­ El etnocidio puede infligirse igualmente
tualmente acompañada de cierta ten­ a las minorías étnicas forzadas a abando­
dencia a las comparaciones envidiosas. nar su lengua y su cultura ante la pers­
De forma menos acusada, etnocentrismo pectiva de sufrir discriminación de no
define la tendencia a considerar a otras hacerlo. El término se usa a veces para
culturas a través del filtro de los prejui­ referirse a cualquier proceso o política
cios de la propia. Ello puede inducir al determinantes de la desaparición de la
cultura de un puebla. Por ejemplo, la
empezó a tomar forma cuando Ward Goo-
construcción de presas y otros cambios denough (1957, p. 167) definió cogniti-
ecológicos inducidos, y la introducción vamente CULTURA como sistemas de co­
de industrias y oportunidades de trabajo nocimiento:
nuevas pueden forzar o inducir a las gen­
La Cultura de una sociedad consiste en t o ­
tes a abandonar sus costumbres y modos
do lo que uno h a de conocer o creer para
de vida tradicionales. Esta acepción des­ operar de m an era que sea aceptable para
provee casi de sentido al término, que es sus m iem bros. La cultura no es un fe n ó­
preferible que se reserve para aquellos m eno m aterial; no consta de cosas, com ­
casos en que se usa el poder deliberada­
portam ientos o emociones. Es la fo rm a de
mente con el objetivo de erradicar una las cosas que las gentes tienen en la m en ­
cultura, DML
te, sus m odelos p a ia percibirlas, rela cio ­
narlas y, en fin , interpretarlas.
etnociencia Conjunto de metodolo­ La etnociencia recibió las influencias de
gías etnográficas usadas para registrar lingüistas estructurales como Kenneth
los sistemas de conocimiento de una co­
Pike (1954), que acuñaron los términos
munidad dada desde una perspectiva «étnico» y «ético», usados por los etno­
ÉMICA, G-y.no inicialmente popularidad
científicos para referirse a las perspecti-
entre los antropólogos cognitivos de co­ vas internas y externas con que se con-
mienzos de la década de 1960 como for­
templa una cultura, respectivamente.
ma de referirse a los y métodos usados
Noam Chomsky (1965) influyó igual­
en su registro (Werner y Schoepfle, mente en la etnociencia con su GRAMÁTI­
1987). Werner (1972) definió la etno­
CA TRANSFORMACIONAL. Chomsky plan­
ciencia como etnografía y etnología del teó la hipótesis de que la infinita varie­
conocimiento o epistemología descripti-
dad de verbalizaciones (estructura
va. Diferenció la etnociencia etnográfica superficial) se basaba en un número fini­
(saber cultural accesible a través del len­ to de reglas de transformación (estructu­
guaje, como los sistemas de CLASIFICA­
ra profunda) inconscientemente porta­
CIÓN de campos culturales, como la etno-
das por los miembros de una comunidad
anatomía o la ETNOBOTÁNICA) de la et- hablante. Como en la lingüística trans­
nociencia etnológica (estudios teóricos y formacional, los antropólogos que se de­
comparativos con fines de formular leyes dican a los estudios etnocientíficos en el
universales del conocimiento). La etno- recién emergente subcampo de la AN­
ciencia centra su interés en el saber cul­ TROPOLOGÍA COGNITIVA trataron de com­
tural desde una perspectiva émica, y el prender la competencia cultural intraco-
término ha sido usado indistintamente munal que influía en las manifestacio­
junto con «NUEVA ETNOGRAFÍA» en refe­ nes culturales reales (Tyler, 1969). La
rencia a un conjunto de métodos etno­ cultura se entendía como el conjunto de
gráficos (Sturtevant, 1964, p. 123),
reglas inconscientemente aplicadas por
Las raíces de la etnociencia se encuen­ una comunidad para determinar el com­
tran en antropólogos como Franz BOAS7
portamiento apropiado (Frake, Í963a;
Bronislaiv M ALINOW SKI y Benjamín Hymes, 1964a; Murray, 1982).
Whorf, que trataron de comprender la
Los etnocientíficos analizaron el lengua­
cultura desde la perspectiva interna, ex­ je local para comprender cómo clasifica­
plorando las relaciones entre lenguaje, ba los fenómenos, propiciando así la
cultura y cognición (Ervin, 1964; Voege- emergencia de un nuevo léxico. Los «ma­
lin y Voegelin, 1966), La etnociencia pas cognitivos» organizados como «taxo­
nomías», «paradigmas» y «diagramas ar­ 1991), De la antropología del desarrollo o
boriformes» se componían de «lexemas» aplicada surgió el término «conocimiento
que podían distinguirse semánticamente indígena», usado para diferenciar los sis­
mediante ANÁLISIS COMPQNENCIAL de sus temas de conocimiento basados en la co­
«atributos semánticos», «rasgos» o «com­ munidad frente a sus contrapuestos glo­
ponentes» (Burling, 1964, 1969; Goode- bales (Mathias-Mundy y McCorkle, 1989;
nough, 1967). D. Warren et aL1 1989). Las clases y cate­
Habían sido tres las fases distintas du­ gorías de suelo usadas por los agricultores
rante los varios decenios en que cupo a la yoruba en Nigeria, por ejemplo, pueden
etnociencia un papel en los estudios et­ diferir de manera significativa de la taxo­
nográficos. La primera se centró en el nomía edafológica enseñada en los cursos
desarrollo de un conjunto de metodolo­ de agronomía (D. Warren, 1991), lo cual
gías y técnicas que permitieron al etnó­ tiene importantes implicaciones en lo
grafo registrar desde una perspectiva que se refiere a comunicación para quie­
émica varios campos de conocimiento en nes, activos en planes de desarrollo, tie­
el seno de una comunidad dada. El nú­ nen que trabajar con miembros de la co­
mero de estos estudios de etnociencia et­ munidad local- DW
nográfica es enorme y abarca el espectro Otras lecturas Berlin et ai, 1974;
temático con el que una comunidad defi­ D ’Andrade, 1995; Hunn, 1977; D. Wa­
ne, categoriza y clasifica los fenómenos rren, 1990; D. Warren ef ai, 1995.
de y en su mundo social (como SISTEMAS
DE PARENTESCO DESCRIPTIVOS), el mundo etnografía y etnología En el uso
de las ideas (como los sistemas estéticos) contemporáneo, se denon^ina etnología
y el mundo natural (como los sistemas al intento de desarrollar explicaciones
botánico y zoológico) (Frake, 1962b; rigurosas y científicamente fundamen­
Spradley, 1970, 1972b). tadas de los fenómenos culturales me­
A medida que aumentaba el número de díante comparación y contraste de mu­
estudios, otros estudiosos empezaron a chas culturas humanas. Por el contrario,
trabajar en la etnociencia etnológica, es la etnografía es la descripción sistemáti­
decir, en análisis comparativos con el fin ca de una cultura contemporánea única,
de identificar rasgos cognitivos al parecer a menudo mediante TRABAJO DÉ CAMPO
universales, como el recorrido de tipos de etnográfico. Los dos conceptos se combi­
relaciones semánticas expresadas a través nan frecuentemente en los escritos an­
del lenguaje (Casagrande y Hale, 1967), tropológicos y presentan una estrecha y
El clásico estudio transcultural de los sis­ compleja relación histórica.
temas de clasificación del color (Berlín y Las voces «etnografía» y «etnología» pa­
Kay, 1969) aportó nuevas perspectivas en recen haber sido introducidas a finales
las características universales de las cate­ del siglo X v iil. Hans Vermeulen (1995)
gorías cromáticas. Berlin (1922) descu­ señala la obra del historiador y lingüista
brió que muchos sistemas etnobiológicos alemán August Ludwig Schlozer AUge-
presentan grandes similaridades con los meine nordiscke Geschichte (1771) como
sistemas taxonómicos linneanos. marco primero del término iLthnograp-
La tercera fase, surgida a partir de 1980, kie, que Schlozer parecía usar indistinta­
corresponde al interés en el papel de los mente del término Vólkerkunde para de­
sistemas de conocimiento indígenas en la signar el estudio descriptivo e histórico
facilitación de planes de desarrollo soste- de los pueblos y naciones. Vermeulen
nibles (Brokensha e ta ly1980; D. Warren, destacó la implicación de Schlozer con la
Academia Imperial Rusa de las Ciencias La disciplina de la antropología tiene
y su residencia en San Petersburgo hacia complejas raíces en la Ilustración, los
1760, donde trabajó con G E Müller, J.E. descubrimientos europeos de los pueblos
Fischer y otros estudiosos alemanes re­ no occidentales y la emergencia de las
clutados por el gobierno ruso para infor­ ciencias naturales. La deuda específica
mar acerca de los recién explorados te­ - y hasta hace muy poco ignorada- para
rritorios orientales.
con los estudiosos alemanes que se pro­
Vermeulen halló las raíces de la voz «et­ pusieron conceptualizar la diversidad ét­
nología» (en su forma «ethnologia»} en nica de la frontera oriental del imperio
las Historiae jurísque publici Regni Unga- ruso queda marcadamente de manifiesto
riae amoenitates (1783, p. 60). Ambas por el origen de las voces clave que cris­
voces, así como las variantes vernáculas talizaron la necesidad de un estudio sis­
(por ejemplo, etknographisch, Ethnograph, temático y comparativo de las culturas.
Vólkskunde) fueron rápidamente asimila­ Sin embargo, en los doscientos años de
das por los estudiosos europeos. A l g u n o s historia de las ciencias humanas, las de­
de los colegas de Schlozer en la Universi­ notaciones de las palabras «etnología» y
dad de Gotinga, incluido el historiador «etnografía» han cambiado varias veces.
Johami Christoph Gatterer, adoptaron Loa eruditos ingleses que incorporaron
Ethnographie y Vslkerskunde, términos las voces a partir de la década de 1830
que encontraron amplia difusión entre parecen haber restado importancia al as­
los estudiosos de habla alemana ?. partir pecto geográfico y lingüística del estudio
de 1790. El término «etnología» fue in­ etnológico y etnográfico en aras del estu­
corporado por el historiador alemán Jo- dio de los orígenes raciales.
hatrn Ernst Fabri, y en el mismo año, por Researches into the physical history o f
el teólogo suizo Alexandre-César Chavan- mankind (1813), de James Prichard, es
nes, cuyo uso de la voz se ha dicho a me­ la prim era obra im portante en inglés
nudo que es origen de la misma. que trata explícitam ente de etnología,
Las investigaciones de Vermeulen sobre que Prichard entendía como el intento
el origen y recepción de estas voces des­ de «descubrir la historia de las tribus y
tacan como importante correctivo para razas humanas desde los tiem pos más
las opiniones de larga tradición entre los remotos al alcance de la investigación,
antropólogos de habla inglesa en el sen­ sus relaciones mutuas y llegar a conclu­
tido de que «etnografía» y «etnología» siones, ciertas o probables, en lo que se
- y las iniciativas intelectuales a que dan refiere a su afinidad o diversidad de ori­
nombre— eran de origen mucho más re­ gen » (1847, p. 231). E l principal proyec­
ciente (véase, por ejemplo, Lowie, 1957; ta de Prichard era establecer la unidad
Voger, 1975). Ethnographie no apareció de la especie humana m ediante estu­
en francés hasta 1820, y las primeras en­ dios comparativos. Aunque el significado
tradas al respecto en el Oxford English técnico de «e tn o lo g ía » trascendió pron­
Dictionary datan de 185+y 1842, aun­ to la definición de Prichard, algo de su
que una búsqueda diligente revelaría proyecto señero quedó en las connota­
probablemente usos ingleses más anti­ ciones de la voz: «e tn o lo g ía » im plica el
guos. Vermeulen observó, por ejemplo, estudio de la humanidad con especial
que las instrucciones de Thomas Jeffer- atención a las formas culturales com ­
son en 1802 a la expedición de Lewis y partidas.
Clark incluyen una sección titulada «In* La idea prichardiana de etnología como
formación etnológica deseada». reconstrucción de la historia de las razas
y de los orígenes de la humanidad sobre­ tionary cita tanto la Penny cyclopedia
vivió hasta principios del siglo XX. Pero (1834) —«E l término etnografía (des^
el término había adquirido ya otro signi­ cripción de naciones) es usado a veces
ficado claro a partir de 1860, con el as­ por los autores alemanes con el sentido
censo de los evolucionistas, que tomaron que nosotros hemos dado a antropogra-
como ya establecida la unidad de los hu­ fía»—, como al cardenal "Wiseman (1836)
manos y llevaron su atención al estudio ^«Tampoco se reduce meramente a los
del desarrollo progresivo de la sociedad miembros de la misma familia etnográ­
humana. La Sociedad Etnológica funda­ fica»—. El sufijo «-gráfica», sin embargo,
da en 1842 al hilo de las nociones pri- parece haber encauzado la voz hacia un
chardianas se había asociado estrecha­ significado moderno reconocible. El
mente con T Y L O R , Lubbock, Huxley y O.E.D. cita también a Theodore Ross
otros teóricos de esta nueva línea de pen­ (1852): «E l documento etnográfico lla­
samiento. En oposición, James Hunt mado E l Auto de Figueroa es uno de los
fundó la Sociedad Antropológica anti- registros más curiosos de la barbarie de
Darwiniana de Londres en 1862. R evi­ los primeros conquistadores».
sando las divergencias entre estas dos or­ Incluso en estos ejemplos tempranos se
ganizaciones, Stocking (1987) observó observa cierta dualidad en el concepto
que Hunt, que rechazaba lo que tachaba de etnografía. De una parte, el término
de dogmatismo darwiniano y se procla­ comprende observaciones que engloban
maba portavoz de la «ciencia de la natu­ desde registros aislados hasta extensos
raleza entera del hombre», en la práctica estudios sobre las naciones, tribus o pue­
no hizo sino promover una estéril acen­ blos por quienquiera que haya registrado
tuación de las clasificaciones raciales lo oído o visto. En este sentido, el género
(véase r a z a ). Uno de los resultados de abarca desde Herodoto (y antes de él la
esta disputa fue que se opuso «etnolo­ tradición griega de escribir acerca de las
gía», al menos temporalmente, a «antro­ naciones extranjeras) hasta Marco Polo
pología», ganando al tiempo legitimidad y los informes de misioneros, soldados y
como postura de un estamento científico viajeros de toda clase. Además, las gen­
emergente (Stocking, 1987, p. 253). tes descritas en estos informes etnográfi­
«Antropología», por tanto, ganó en su cos bien podían contar con sus propias
momento la partida como denominación observaciones sobre extraños.
general de la disciplina, pero los antro­ Por otra parte, «etnografía» designaba a
pólogos han seguido considerando útil el su vez la aspiración de reunir sistemáti­
recurso a un término indicativo de sus camente y conforme a procedimientos
cuitas científicas, teóricas, explicativas, rigurosos acerca de los lenguajes huma­
desarrollistas y comparativas. Robert nos, sus costumbres, sus artes y sus lo­
L o w i e adoptó el término «etnología» en gros. En este sentido comprendía la se­
este sentido en Culture and ethnology lección de material de documentos y en­
(1917), y nuevamente en The history o f trevistas con viajeros de regreso de
ethnological theory (1937), y sigue en tierras remotas y la compilación de este
uso con esta acepción entre antropólogos material en tratados cultos. El etnógrafo
absolutamente ajenos a las raíces racistas científico invertía en el empeño no poco
y evolucionistas de la voz. de su erudición, conocimientos y memo­
«Etnografía» parece haber necesitado de ria; de donde que la etnografía fuera
bastante más tiempo para incorporarse considerada en una época terreno abona­
al léxico inglés. El Osford English D ic- do para un uso teórico abusivo.
Etnología y etnografía progresaron en cas basadas en trabajos de campo siste­
una época dialécticamente. Establecida máticos.
la antigüedad del hombre a mediados Los autores de mediados del siglo XIX di­
del siglo XIX, las investigaciones de los ferían considerablemente en la medida
antropólogos empezaron a centrarse etl en que sometían sus fuentes, como los re­
cuestiones de evolución y, así, se hizo pa­ latos de viajeros, a revisión crítica y en sus
tente la necesidad de contar con mejores insistencia en que los detalles fueran
datos. En 1843, Prichardy dos de sus co­ siempre registrados en su propio contexto
legas compusieron nn cuestionario que social. Cierto es que algunos autores en­
guiara las observaciones cerca de los traron a saco en fuentes muy dispares pa­
pueblos nativos (Penniman, 1935, p. 53). ra obtener datos en apoyo de un argu­
Lewís Henry MORGAN empezó a remitir mento ya preconcebido; pero no lo es me­
sus primeros cuestionarios sobre termi­ nos que en las obras de Gustav Klemm
nología del parentesco a misioneros y (1802-1867), Theodor Waits (1821-1864)
agentes comerciales en enero de 1859 y Adolf Bastían (1826-1905) se entrela­
(Trautmann, 1987, p. 103). En 1874, la zan muchísimos más datos etnográficos
Asociación Británica para el Progreso de de lo que en principio cabría pensar a pri­
la Ciencia publicó su primera edición de mera vista. La moderna presunción de
Notes and gueries on anthropology, jb r que la antropología justo acaba de hincar­
the use o f travellers and residents in unci- le el diente a la huidiza naturaleza de los
mlized lands. Estos intentos cosecharan a hechos etnográficos no está fundamenta­
veces resultados mucho más ricos de lo da por la información disponible, aunque
esperado por sus autores cuando sus re­ está claro que el escepticismo contempo­
ceptores empezaron a tentar la empresa ráneo acerca de la posibilidad de llegar a
mayor de situar las respuestas en contex­ una generalización exacta y a una repre­
tos locales. El ejemplo más sobresaliente sentación adecuada es más profundo que
lo ofrece la obra etnográfica de Loñmer antes.
Fison y A.W. Howitt en Australia que Ya en 1850, Robert Latham, discípulo de
culminó en Kamüaroi and Kurnai (Fi­ Prichard, se quejaba de la enorme acu­
son, 1880), fruto de la correspondencia mulación de datos factuales que había
original del misionero Fison con Morgan que considerar en la formulación de ar­
(véase Stocking, 1995, pp. 17-34). Hacia gumentos etnológicos (Stocking, 1987, p.
los últimos decenios del siglo XIX apare­ 105). La extensión de los datos etnográ­
cieron algunos ejemplos de una nueva ficos sigue siendo, en principio al menos,
clase de libro etnográfico donde los pro­ un problema no resuelto de la antropolo­
nunciamientos hipotéticos de los teóri­ gía. Los investigadores individuales pue­
cos de sillón fueron contrastados con las den tratar de concentrarlos reduciendo
observaciones propias del autor. The M e- el foco de sus intereses o eligiendo temas
lanesians (1891) de Robert Henry Co- especializados, pero la antropología si­
drington y The native tribes o f central gue obligada desde su fundación a consi­
Australia (1899) de Baldwin Spencer y derar cualquier proposición a la luz de la
Frank Gillen representan cabalmente totalidad del registro etnográfico.
este nuevo estilo de observación extensi­ Este problema se vio inmensamente
va de primera mano teóricamente infor­ agudizado por la etnografía holística de
mada. También durante este tiempo em­ Boas y por el gran éxito de monografías
pezó la Oficina de Etnología Americana etnográficas de observadores relativa­
la publicación de monografías etnográfi­ mente bien informados, desde The To­
das (1906) de W.H.R. RlVERS hasta los diversos grados de familiaridad, comple­
decisivos hitos (1922) de The Andaman jidad teórica e interés. De manera simi­
islanders de R a D C U í T F -B r o w n y Argo- lar, la etnología ha dejado de ser materia
nauts o f the western Pacific de M a l í - propicia a la formulación de hipótesis ri­
NOW SO. El escribir una etnografía ha gurosamente contrastadas con registros
constituido durante ia. mayor parte del etnográficos más generales para conver­
siglo XX un verdadero alarde de dominio tirse en base desde la que aventurar
de los pormenores de un pueblo en un planteamientos que parecen consonan­
tiempo y lugar dados. Tan sólo una apro­ tes con las porciones del registro etno­
ximación certera al registro etnográfico gráfico que mejor conoce el investigador.
requiere hoy la lectura de centenares de Algunos antropólogos han propuesto
obras como ésas, así como un razonable modos retóricos o epistemológicos para
conocimiento de las síntesis parciales de eludir el enorme y creciente caudal de
K r o e b e r , L é v i -S t r a u s s y Murdock, en­ registros etnográficos. La asimilación de
tre otros. la etnografía a la literatura acentúa la
Con la admisión de la FOTOGRAFÍA, regis­ sensibilidad creativa del autor a expen­
tros fílmicos y de sonido, y otros medios sas de la sustancia de su informe y sacri­
de archivo como documentos etnográfi­ fican la exactitud con cuestiones de esti­
cos, la disciplina ha sumado otro signifi­ lo (véase ANTROPOLOGÍA LITE R A R IA ). Los
cado: no sólo describe la cultura (prima­ intentos de delimitar históricamente las
riamente a través del lenguaje), sino que etnografías destacando sus contextos co­
la presenta (mediante artefactos, imáge­ lonial o nacional implica por lo general
nes, música, etc*)* que la etnografía se comprende mejor
La dedicación de los primeros antropólo­ como prueba documental de desigual­
gos al conocimiento bien fundado de to­ dad política más que como registro de
dos los datos relevantes para sus formu­ observaciones etnológicamente perti­
laciones teóricas es raramente secunda­ nentes (véase COLONIALISMO, POSCOLO-
da en la antropología actual, lo cual NIALISM O). El énfasis en las experiencias
añade un nuevo matiz al significado de personales de los antropólogos desvía la
la palabra «etnografía». Para Tylor, atención de los datos etnográficos reales.
Morgan o F r a ZEK, la etnografía com­ Otros teóricos tachan a las generaciones
prendía la totalidad de los hechos etno­ anteriores de antropólogos de ser insufi­
gráficos reunidos por sus teorías. A me­ cientemente rigurosos a la hora de des­
dida que las etnografías casuísticas se cargar sus hechos etnográficos del exce­
multiplicaron, muchos antropólogos so de teoría (véase AJNTROPOLÜGÍA INTER­
transfirieron esta idea de totalidad al ni­ PRETATIVA).
vel de ideal abstracto. Kroeber (1957, p. He aquí un formidable ataque a discre­
196) escribió que una etnografía es «un ción contra la etnografía como registro
ladrillo que se incorpora —por otros, si no de hechos. Un efecto de este ataque es
por el autor—a una estructura, a saber, el haber generado un nuevo sentido, iróni­
registro y conocimiento de toda la cultu­ co, para la voz «etnografía» como des­
ra humana a través del tiempo y del es­ cripción de una obra autocomplaciente y
pacio, lo cual hace de ella mucho más radicalmente subjetiva que reconoce la
que otra simple etnografía tribal». Sin tradición de la etnografía como descrip­
embargo, los antropólogos contemporá­ ción fundada en la investigación siste­
neos son más proclives a considerar las mática y científica sólo como tejido de
etnografías como trabajos discretos con supuestos ya obsoletos. No parece proba­
ble que la. antropología pueda mantener tancia otorgada a los documentos cursó
mucho tiempo las dos acepciones del tér­ codo con codo con una antipatía mani­
mino. PW fiesta hacia la historicidad de las tradi­
Véase también OBSERVACIÓN PARTICIPAN­ ciones orales, igualmente antiguas: la
TE, MÉTODOS CUALITATIVOS, NUEVA ETNO­ tradición oral había sido ya denigrada
GRAFÍA. como historia mucho antes por Robert
Lo w ie, «porque no podemos saber si es
etnohistoria Tanto «etnohistoria» cierta» (1915, p* 598). L a publicación
como la voz próxima «E TN O LO G ÍA » tie­ Etnohistory observó escrupulosamente
nen connotaciones históricas. La segun­ las lineas de Wissler y, por lo que hace a
da significó inicialmente el estudio del sesgo (contra la tradición oral), de Lo-
hombre pero, suplantada por «antropo­ wie. El acento puesto en la evidencia do­
logía», pasó a denotar el análisis históri­ cumental destacó igualmente en la et­
co de la sociedad y sus costumbres. Des­ nohistoria «aplicada» en casos de recla­
pués de 1900 se evaporó el consenso mación de tierras incoados por la Indian
acerca de qué distinguía a la etnología, Claims Commission durante la década
que, relegada al estudio de la cultura de 1950, contexto legal que primaba las
material, fue desechada como historia fuentes documentales sobre las orales
conjetural o equiparada a una antropolo­ (Krech, 1991).
gía social o cultural emergente, dando
origen así a la etnohistoria. En 1909, Definición de etnohistoria
Clark Wissler propuso combinar la evi­ Desde siempre es una de las preocupa­
dencia «etnohistórica» con la arqueoló­ ciones principales de los etnohistoriado-
gica con miras a reconstruir las culturas res. La mayoría de las definiciones anti­
prehistóricas (Baerreis, 1961). Para guas han subrayado el uso ecléctico de
Wissler, «etno-» significaba un grupo ét­ los datos obtenidos sobre el terreno, ar­
nico como la tribu india norteamericana, chivos y museos, y la combinación del
y la evidencia al respecto era documen­ saber de los antropólogos y de los histo­
tal y de origen no nativo. riadores. Se suponía que la historia apor-
El enfoque de Wissler —uso de documen­ taba el interés por la exactitud, que en la
tos para referirse al pasado de una socie­ antropología se centraba más bien en la
dad de pequeña escala—rigió la etnohis­ generalización y la teoría de la cultura.
toria durante decenios. Transcurrida la Estas aptitudes metodológicas y faculta­
primera mitad del siglo se vio reforzado des intelectuales se fundían idealmente
por la institucionalización de la etnohis­ en el etnohistoriador, quien por consi­
toria y la intervención de etnohistoria- guiente estaba en situación de propor­
dores en instancias de reclamación de cionar una historia «redonda» y perfec­
tierras; la primera cursó de dos modos: a tamente equilibrada de una sociedad
través de la publicación Etnohistory, que particular que, quizás, ilustrara sobre el
en 1955 centró su atención en la «histo­ cambio o la persistencia culturales (Ax-
ria documental de la cultura y los movi­ tell, 1981b; Ewers, 1961; Lurie, 1961; W.
mientos de los pueblos primitivos, con Washburn, 1961), William C. Sturtevant
especial dedicación al indio norteameri­ ofreció una de las definiciones más in­
cano», y mediante una sucesión de orga­ fluyentes y duraderas de «etnohistoria»:
nizaciones académicas que en 1966 cul­ «[estudio de] la historia de los pueblos
minaron en la fundación de la Sociedad normalmente estudiados por los antro­
Americana de Etnohistoria. La impor­ pólogos» (1966, pp, 6-7).
Pero la antropología (y la historia) han hace, y la decisión de que un análisis an­
cambiado. En la época de los escritos de tropológico es también histórico (o vice­
Sturtevant, la antropología convencional versa) debiera ser directa. En lo que se
atendía principalmente a gentes remotas refiere a la definición, la historia antro­
y exóticas y presumía que la explicación pológica, en el fondo* al igual que la et­
pertinente había de basarse en teoría, ti­ nohistoria, es la combinación de méto­
pología y generalización; por el contra­ dos y teorías de la historia y de la antro­
rio, la historia convencional trataba pri­ pología, centrados en la historia o
mariamente de pueblos occidentales y historiografía de un grupo étnico.
sucesos únicos o particulares, al tiempo
que primaba a la narrativa frente a la ge­ Tipos de historia antropológica
neralización explícita. Hoy ya no rigen Los principales productos de la historia
es¡tas convenciones. No sólo ha cambiado antropológica (etnohistoria) se han co­
la teoría. Es tan probable que los antro­ nocido mayoritariamente como «etno­
pólogos estudien a los occidentales como grafía histórica», «historia específica» e
a los exóticos (que lo son cada vez me­ «historia popular» o «etno-etnohisto-
nos), y los historiadores operan crecien­ ria». La etnografía histórica constituye
temente desde lo más básico (B, Cohn, una reconstrucción atemporal o sincró­
1987). Pero no hay consenso en cuanto a nica de una cultura o sociedad en algún
que unos y otros escriban etnohistoria. tiempo pasado. La historia específica es
Además, el prefijo «etno-» se ha revela­ un estudio histórico diacrónico escrito,
do problemático por excluir a determi­ ya desde el momento más remoto, ya
nados pueblos. «Etno-» delata sus raíces desde el más reciente («corriente abajo»)
clásicas; ethnos («nación» en griego) se o? usando el método histórico directo,
aplicó a gentes tribales y a bárbaros. Hoy desde el presente hacia el pasado («co­
no ha logrado aún desprenderse de su rriente arriba»). El concepto de historia
referente tribal o pagano: los grupos tri­ específica «corriente abajo» se refiere a
bales poseen etnohistoria, los grupos menudo a una narrativa tradicional de
«minoritarios» puede que también, pero la historia de sucesos del pasado de una
raramente las mayorías. En la práctica, tribu o de un grupo étnico. La «historia
toda etnohistoria ha sido excluyente popular», como llamó Raymond Fogel-
(Krech, 1991). son (1989, p. 154) a la «etno-etnohisto-
ria», se entiende como historiografía en­
Una definición y un nombre (historia tre las gentes de una sociedad particular,
antropológica) para el presente comúnmente analfabeta. Ésta es la «e t­
El dilema se ha agudizado a partir de nohistoria» cognáticamente relacionada
1980 dado el extraordinariamente activo con otros términos «etno-» como «ETNO-
juego entre antropología e historia. ¿Por B O T Á N IC i» y «ETNOCIENCIA».
qué reservar un nombre especial para la A partir de 1980, el interés por la etno-
historia de grupos étnicos cuya distancia etnohistoria o historia popular ha aumen­
cultural del historiador típico es máxi­ tado considerablemente. Además de Fo-
ma* o para aquellos en los que los antro­ gelson, Richard Price (1983) ha abierto
pólogos han centrado tradicionalmente camino con su análisis del pensamiento
su interés? La solución puede que se en­ presentista, fragmentado y anhistórico
cuentre en eliminar «etno-» de «et­ de los saramaka. Otros han investigado
nohistoria» y usar más bien la etiqueta recientemente el pensamiento histórico
«historia antropológica»; la historia se de los indígenas “ los modos cultural­
mente específicos de «conocer» o «ha­ sis histórico de los procesos sociales y
cer» la historia—y se han interesado en culturales que vinculan a las sociedades
la teoría presentista, en cómo identifi­ en una economía política interconectada
car la voz nativa «auténtica» en textos de alcance histórico o sistémico mundia­
coloniales, etc. Gran parte de este traba­ les (E. Wolf, 1982). Su lenguaje revela
jo es de carácter reflexivo: para descifrar una preocupación colectiva por la ecolo­
el pensamiento histórico hay que anali­ gía, la DEMOGRAFÍA, EL mercantilismo,
zar cómo se producen la historia y la na­ los sistemas mundiales ( t e o r í a d e LOS
rrativa, y evaluar la discutida naturaleza SISTEMAS MUNDIALES); la economía polí­
de las historias según la perspectiva, así tica, el COLONLVLISMO, los modos y rela­
como la tradición inventada (Bruner, ciones de producción, la elaboración y
1986; Dening, 1988- Hobsbawn y Ran- distribución de bienes de consumo, y si­
ger, 1985). La obra de Marshall Sahlin milares (Netting, 1981; R. White, 1983;
al respecto (1985), que destaca los inte­ Cronon, 1985). Los análisis son materia­
reses conflictivos en estructuras coyun- listas, positivistas e implícita o explícita­
turales particulares y plantea hipótesis mente comparativos. Algunos prestan
en el sentido de que la estructura cultu­ más atención que otros a los hechos y a
ral puede revelarse abierta o cerrada a la las oposiciones en el marco de las rela­
historia —subordinándose una a otra—, ha ciones coloniales; a cómo la CULTURA
ejercido gran influencia en muchos auto­ modula o estructura las fuerzas externas
res para quienes la cultura, idealmente o el hacer humano domina al PODER sis­
conceptualizada como sistema o texto témico. Estos historiadores antropológi­
simbólicos o de alguna manera estructu­ cos no escriben historias del impacto de
rada, ocupa el plano central del análisis Occidente en el mundo, sino historias de
histórico. los pueblos indígenas no occidentales,
La historia específica escrita como na­ gentes que desempeñan un papel activo
rrativa «corriente abajo» es la forma más en las historias que ayudan a crear (Jean
común en la historia antropológica, ali­ Comaroff, 1985; Sahlins, 1995).
mentándose en general de datos más que
de teoría, basándose en documentos, no El futuro
en el testimonio oral, y con el supuesto Los etnohistoriadores contribuyeron en
de que la narrativa cronológica descrip­ una época a vincular antropología e histo­
tiva aguarda su «liberación» de los ar­ ria, cuando la primera ignoraba en gran
chivos y en que es sensible a la cultura medida a la segunda y ésta desatendía
nativa, no a su perspectiva. Ofrece la his­ manifiestamente a las sociedades indíge­
toria de las gentes, no su historiografía. nas de pequeña escala. Aunque la etique­
Algunas narrativas destacan como explo­ ta «etnohistoria» puede resultar todavía
raciones sensibles a la cultura y las moti­ sospechosa, su metodología no lo es. Re-
vaciones, pero consideran intrusa a la teo­ denominada «historia antropológica», la
ría (Peires, 1989),- otras están marcadas metodología implica, como siempre, la
por un poderoso estilo narrativo, ponde­ combinación de método y teoría en uso
ración cuidadosa de la evidencia y mo­ en la historia y la antropología, centrados
desta relación con la teoría (Merrell, en la historia o historiografía de algún
1989; Axtell, 1985). grupo étnico. El grado en que los histo­
Otras historias específicas (y formas no riadores antropológicos incluyen la teoría
narrativas de la historia antropológica) y estructuran la historia en la narrativa
son motivadas por el interés en el análi­ sigue siendo materia de preferencia disci­
plinar —los antropólogos tienden a per- La etnomusicología ha sido alimentada
manecer comparativos, explícitos y analí­ a lo largo de toda su historia por la ten­
ticos; los historiadores a consignar la teo­ sión dialéctica entre relativismo —la idea
ría a notas finales y siguen primando la de que la música debe entenderse en pri­
narrativa—pero cada año aparecen excep­ mera instancia en términos émicos o
ciones. No hay razón alguna para pensar «nativos»—y comparación transcultural
que la etnohistoria, como historia antro­ o intermusical. Ya en el siglo XV III, Jean
pológica, no siga desarrollándose. SK. Jacques Rousseau (1768) usó ejemplos
Véase también HISTORIA Y ANTROPOLOGÍA. de canciones indias norteamericanas,
chinas, persas y suizas en apoyo de su ar­
etnología Véase ETNOGRAFÍA y ETNO­ gumento de que «los grandes efectos de
LOGÍA. los sonidos en el corazón humano» no se
basaban en las leyes físicas de la acústica
etnomusicología Estudio antropo­ —como se creía mayoritariamente en su
lógico de la MÚSICA como fenómeno espe­ tiempo—, sino más bien en el papel de la
cífico de una cultura y aspecto universal música como «signo conmemorativo» es­
del comportamiento social humano (véa­ pecífico de cada cultura. Un siglo más
se Merrian, 1964; Nettl, 1983). Algunas tarde, el lingüista y físico inglés Alexan-
veces clasificada como la musicología de der J. Eliis, precursor del estudio de la
la música «no occidental» o «étnica», la organización de los sistemas tímbricos
etnomusicología contemporánea es, en no occidentales, llegó ala conclusión que
términos teóricos y metodológicos, consi­ «la escala musical no es una, no es “ na­
derada con más exactitud como rama es­ tural” ni siquiera fundada necesaria­
pecializada de la antropología cultural, mente en las leyes de la constitución del
paralela en sentido lato a la ETNOBOTÁNI- sonido musical síno muy diversa,
CA, LA etnopoética o la etnosemántica. muy articial y muy caprichosa» (Ellis,
El universo investigado por los etnomu- 1885). Ellis aportó una confirmación
sicólogos incluye las propiedades acústi­ empírica del argumento rousseauniano
cas del sonido musical, los procesos cog- de que los procesos musicales son en
nitivos y somáticos implicados en la cre­ gran medida determinados por la cultu­
ación musical, la construcción física de ra más que por la física del sonido.
los instrumentos, la posición social de los Estas impresiones comparativas acerca
músicos, las relaciones entre estilo musi­ de las diferencias entre sistemas musica­
cal e identidad, y la estructura económi­ les informaron el trabajo de eruditos que
ca de la industria de la grabación. En establecieron la musicología comparati­
términos conceptuales, la etnomusicolo­ va (vergleickende Musikwissenschajt) co­
gía se unifica alrededor de un conjunto mo disciplina académica. Desde el Ar­
de cuestiones fundamentales: ¿existen chivo de Fonogramas de Berlín (fundado
estructuras cognitivas compartidas sub­ en, 1900), Erich von Hornbostel y sus
yacentes a la creación y percepción de la colegas analizaron registros gramofóni­
música en todas las sociedades? ¿Qué re­ cos reunidos por estudiosos, misioneros y
lación guarda la música con la identidad administradores coloniales, y sus publi­
y las emociones? ¿Cómo se relaciona la caciones se centraron principalmente en
música con otras formas de expresión, la descripción de sistemas tonales, la cla­
como el lenguaje y la danza? ¿Qué rela­ sificación de instrumentos musicales y
ciones median entre los modelos musica­ las implicaciones de los datosmusicales
les y la organización social? para el estudio de la difusión cultural. Es
interesante observar que la propia, tecno­ ner, 1978), la ORGANIZACIÓN SOCIAL de los
logía que hizo posible esta detallada músicos (Neuman, 1980), las interaccio­
comparación —el gramófono, inventado nes de música y LENGUAJE (Agawu, 1995)
en 1877—fue también la responsable de y la relación de la estética musical, los va­
la separación del sonido musical de las lores y el poder social (Chernoff, 1979;
razones sociales y culturales de su exis­ Feld, 1982; Keil, 1979). Ampliando defi­
tencia (ésta es una materia todavía im­ niciones previas del campo como el estu­
portante en etnomusicología, en especial dio de la «música étnica», la etnomusico-
en el estudio de la música popular vehi- logía incluye actualmente el estudio de la
culada por los medios de masas y «gra­ música popular (Guilbault, 1993; Ma­
baciones sobre el terreno»; véase Keil y nuel, 1993; Walser, 1993), la música de
Feld, 1994, pp. 247-289). las poblaciones de emigrantes (Turino,
La adopción del TRABAJO DE CAMPO etno­ 1992; F.rlman, 1995) y la etnografía de los
gráfico como método preferido —y la conservatorios de música clásica (Kings-
oportunidad de observar la creación de bury, 1988; Nettl, 1995).
música en un contexto cultural- lleva­ Pese a este predominio global de los estu­
ron a principios del siglo XX a reconside­ dios particularizados, la comparación ha
rar los enfoques comparativos anteriores. seguido siendo un importante obj etivo de
En su trabajo sobre la música pueblo, los etnomusícologos. El esquema compa­
Benjamín Ivés Gilman (1908) llegó has­ rativo más importante de los últimos
ta el punto de cuestionar la validez treinta años es el Proyecto de Cantome-
transcultural del concepto europeo de las tría de Alan Lomaje (Lomaje, 1968), que
«escalas» musicales (Ellingson, 1992, aporta conclusiones acerca de la relación
pp. 123-125), Otros autores ampliaron el del estilo de canto, valores culturales y la
enfoque del análisis musical para incluir organización social basadas en correla­
parámetros como ritmo, tempo, timbre, ciones estadísticas. Aunque los procedi­
«color tonal» y textos de canciones mientos estadísticos y los supuestos teóri­
(Densmore, 1918), mientras que otros cos subyacentes a la cantometría han sido
desarrollaron análogos musicales de la criticados, los intentos recientes de desa­
noción antropológica de ÁREAS DE CUL­ rrollar una «sociomusicología» compara­
TURA (Herzog, 1956; H. Roberts, 1936). tiva informada por la ANTROPOLOGIA SIM­
A partir de la segunda guerra mundial, BÓLICA, los estudios culturales y la A N ­
muchos etnomusicólogos, críticos frente a TROPOLOGÍA ECOLÓGICA (Keil y Feld,
modos previos de comparación de cultu­ 1994) reconocen explícitamente a la obra
ras, han centrado su atención en la inves­ de Lomax como fuente de inspiración.
tigación etnográfica. Aunque algunas de Una de las cuestiones metodológicas cen­
sus publicaciones tratan de describir las trales en la etnomusico logia contemporá­
culturas musicales como sistemas com­ nea es la posición epistemológica de la
pletos (McAllester, 1954; Meriam, 1967; experiencia musical del propio investiga­
Seeger, 1990, Nettl, 1989), la tendencia dor. Empezando a principios de la década
general ha ido hada el estudio de proble­ de 1950, Mantle Hood propugnó el estu­
mas teóricos específicos, como el papel de dio directo de la música como paso a la
la música en las prácticas curativas (Rose- «bimusicalidad» (competencia en dos o
man, 1991; Friedson, 1996), las CLASIFICA­ más sistemas musicales). Esta idea logró
CIONES émicas de la música y los músicos un gran impacto en la etnomusicología
(Ames y King, 1971; Sakata, 1985), el pa­ de las décadas de 1960 y 1970 y llevó a la
pel cultural de los instrumentos (Berli- introducción de cursos universitarios so­
bre «músicas del mundo», a menudo a y en los esfuerzos de Roy D ’Andrade
cargo de artistas visitantes. Aunque está (1985,1987) por desarrollar «esquemas»
claro que la interpretación no siempre es culturalmente construidos acerca del
un medio privilegiado de acceder a la ex­ trabajo de la mente.
periencia musical subjetiva de otros, los Junto con las inspiraciones técnicas ofre­
trabajos recientes sobre la fenomenología cidas por los lingüistas y la antropología
de la investigación musical (T. Rice, cognitiva, la etnopsicologia es claramen­
1994) sugieren que el medio por el que te deudora de la antropología boasiana
un investigador aprende a ejecutar e in­ de Ruth BENEDICT y Margaret M EAD , así
terpretar la música es en sí mismo un como de la ANTROPOLOGÍA INTERPRETA­
proceso digno de atención analítica. TIVA representada principalmente por
En los últinmos años, cuestiones de pro­ Clifford G e e r t z . Citado a menudo en es­
piedad musical, ética del trabajo de cam­ te contexto es también Robert Levy
po y política de representación etnomu- (1984), uno de los primeros en poner de
sicológica (incluidas las grabaciones en manifiesto las llamadas categorías de
audio y vídeo, así como los documentos pensamiento nativas. Con todo, la obra
textuales) han suministrado nuevos fo­ más citada a guisa de ejemplo es la que
cos de discusión y debate. Esforzándose reúne los exhaustivos relatos fenomeno-
por reestructurar sus técnicas y teorías lógicos de la visión sibjetiva del mundo
en una era caracterizada por cambios de los saltea mr (véase un ejemplo carac­
masivos en la circulación de la música, terístico en Hallowell, 1960a).
los etnomusicólogos mantienen su inve­ Todos los estudios de etnopsicologia se
terada doble fascinación dual por la di­ basan en dos premisas. La primera es que
versidad y la universalidad de la expre­ lo que los investigadores han reunido la­
sión musical humana. CW boriosamente de las narrativas nativas y
Véase también DANZA. de su discurso no son simplemente piezas
fragmentadas de una contradictoria sabi­
etnopoesía Véase POESÍA. duría popular, sino que más bien consti­
tuye un modelo profundo, coherente y
etnopsicologia Estudio de las teo­ organizado que puede -ser convincente­
rías indígenas de la estructura y la diná­ mente reconstruido por el investigador
mica psicológicas. Es descendiente direc­ de campo (Kirkpatrick y White, 1985),
ta y más reciente de la ETNOC1ENCIA y, co­ La segunda es que los modelos culturales
mo su predecesora, se basa en detallados así reconstruidos sirven como «intuicio­
análisis lingüísticos de categorías nativas nes vitales» que guían, orientan y diri­
para ganar acceso al «modo en que pien­ gen la acción para construir y centrar el
san que piensan». Pero mientras que la conocimiento y la experiencia ordinarios
etnociencia ordenaba formalmente las en un mundo cultural particular (Quinn
respuestas a cuestiones específicas en ta­ yHolland, 1987, p. 12).
xonomías abstractas, a menudo muy re­ Fiel a las raíces de la antropología inter­
motas respecto a la vida diaria, los et- pretativa, el proyecto de los etnopsicólo-
nopsicólogos concentran su atención en gos a menudo supone también que cada
el DISCURSO y la NARRATIVA naturales. cultura posee su propia manera, singular
Las influencias principales se encuen­ e irreductible, de experimentar el mun­
tran en el trabajo de Lakoff y Johnson do (aunque esta adición no deriva nece­
(1980) sobre las metáforas y metónimos sariamente de las primeras premisas de
usados para conceptualizar la emoción, la disciplina), y muchos autores argu­
mentan igualmente que las teorías occi­ so de que exista una psicología cultural
dentales de la mente y la emoción han indígena coherente, ¿puede realmente
dejado de ser válidas y no menos cultu­ dar rasón de toda la realidad psicológica?
ralmente construidas que las sostenidas Puede que, como argüyó Gerber, *el sis­
por cualquier otra psicología indígena. tema conceptual cultural no exprese to­
Esta orientación puede convertirse en dos los aspectos fenomenológicos de los
critica de un presunto egocentrismo oc­ complejos eventos internos e incluso que
cidental a la luz de las supuestas visiones los enmascare» (1985, p. 159). Así, privi­
sociocéntricas de otras culturas. legiando la descripción local de las es­
Por ejemplo, Catherine Lutz (1985, tructuras emocionales-psicológicas pue­
1933) señaló que los pueblos ifaluk «so- de que la etnopiscología cierre la puerta
ciocéntricos» del Pacífico Sur poseen su a la comparación transcultural al tiempo
propia psicología indígena mental-emo- que supone que las gentes son plena­
cional específica, que difiere radicalmen­ mente conscientes y poseen el control de
te de la de Occidente en varios aspectos sus propias vidas mentales, supuesto
importantes- Se dice, así, que los ifaluk muy cuestionable a la luz de los trabajos
unen sentimiento y emoción en un solo de D U RKH EIM y Freud. P o r último, al
constructo, y para acentuar la voluntad a ígual que la etnociencia, puede que la et-
la vez que el control, de modo que son ca­ nopsicología revele cierta tendencia al
paces de elegir conscientemente el ocul­ ahistoricismo y sea insensible a los mati­
tar completamente (en oposición a la re­ ces de contexto y conflicto, privilegiando
presión inconsciente) las expresiones la descripción de un modelo abstracto
socialmente disruptivas de enfado e irri­ sobre el proceso, la autoría y el interés
tación. Igualmente se dice que los ifaluk (véase A. Howardr 1935). Sin embargo, a
experimentan y cognitivamente constru­ pesar de las numerosas cautelas, la et-
yen estados emocionales-mentales espe­ nopsicología. se ha demostrado muy valio­
cíficos como el fzgo, que es una combina­ sa revelando «e l sistema conceptual [que
ción de compasión, amor solícito y triste­ es] útil como modelo del sentimiento co­
za. Y más importante aún, en contraste rrecto, configurando una base emocional
con Occidente, los ifaluk experimentan para el desarrollo de la acción moral­
el sentimiento no como algo que surge mente apreciada» (Gerber, 1935, p, 159).
como impulso interno espontáneo y per­ CL
sonal, sino como resultado natural de si­ Otras lecturas Caws, 1974; Fogelson,
tuaciones sociales y relaciones prototípi- 1932; Heelas y Lock, 1931; Randall,
cas. Así, una mujer Ifaluk dice: «Yo te fa ­ 1976; M, Rosaldo, 1984; Et SchieffelinT
go porque me das cosas *♦. si me cuido de 1976; Spiro, 1934,
ti, te doy cosas y hablo contigo, sé que tu
fago a m í» (Lutz, 1988, p. 139). etnozoolügía Estudio de la zoología
Aunque el trabajo de Lutz y el de otros «popular» o conjunto de categorías taxo­
etnopsicólogos ha producido interesan­ nómicas reconocidas por las diferentes
tes resultados, sigue vulnerable a la críti­ sociedades, Alfred R, Wallace (1853) ob­
ca de que los modelos indígenas de psi­ servó hace mucho tiempo que las taxo­
cología son un constructo de los procedi­ nomías locales eran a menudo mucho
mientos de pesquisa usados por el más precisas que las que usaban los espe­
investigador y, quizás, del propio intento cialistas en historia natural, observación
del etnógrafo de conferirles coherencia que cayó en saco roto. A l estudiar las cla­
(Keesing, 1987). Más aún, incluso en ca­ sificaciones, los antropólogos han puesto
el acento en la exploración de los predi­ Véase también ESTRUCTURALISMO.
cados subyacentes a los sistemas de CLA­ Otras lecturas M. Douglas y Hull,
SIFICACIÓN y, bajo el epígrafe TOTEMISMO, 1992; R, Willis, 1990.
el generalizado supuesto previo de una
especial relación entre los humanos y los e t o l o g í a Estudio biológico del com­
ANIMALES. portamiento explicado por vía de los
L o s evolucionistas unilineales plantea- cuatro porqués de la biología: mecanis­
ron tres estadios de la evolución huma­ mo, filogenia, ontogenia y función (Tin-
na, empezando por uno «totémico» en el bergen, 1963).
que los humanos se creían descendientes Aunque su origen puede encontrarse en
de los animales; así, el totemismo tuvo The expression o f emotions in man and
su origen como religión y como institu­ animals (1872) de Darwin, y en trabajos
ción social. D u r k h e im (1915) sugerirla de autores como Heinroth, Huxley y
más tarde que ambas estaban inextrica­ Whitman de principios del siglo XX, la
blemente vinculadas. Freud (1918), Rl- etología surgió primariamente en Euro­
vers (1941b), B oas (1914), M a l in o w s k i pa hacia 1930 en respuesta al conductismo
(1948) y R a d c l if f e -B r o w n (1930) con- norteamericano, perspectiva dominante
sideraron tentativamente los impulsos por entonces en los estudios del compor­
totémicos entre los «primitivos» de ma­ tamiento. Contrariamente al conductis­
nera más empírica o funcionalmente mo, con su énfasis en la elucidación de
orientada. Claude LÉVY-STRAUSS (1963b) los mecanismos de aprendizaje y memo­
afirmaría tiempo después que el tote­ ria medíante estudios controlados de la­
mismo respondía a un proceso universal boratorio, la tradición etológica europea
del pensamiento humano. destacaba la consideración del comporta­
Debates recientes identifican tres olea­ miento en relación con el contexto natu­
das en los estudios de clasificación; ral del animal. Bajo la dirección de Tín-
1. Naturalista: los animales poseen mar­ bergen (1951), Lorenz (1952), Von
cadas características que los agrupan Frisch y Thorpe (1956), los años inme­
«naturalmente» (por ejemplo, pelo o diatamente posteriores a la segunda gue­
plumas). La noción se confunde, no obs­ rra mundial fueron testigos de lo que ha
tante, cuando se da cabida a la clasifica­ dado en llamarse la edad de la etología
ción «animales de carbón», donde osos, clásica.
águilas, venados y cisnes se clasifican Los primeros etólogos eran zoólogos de
conjuntamente porque todos presentan amplia formación y su origen académico
«puntas» o extremidades oscuras (Lévi- se hizo evidente desde el primer mo­
Strauss* 1966, p. 147). mento. Burghardt (1973) distinguió cin­
2. Idealista’, sistemas simbólicos basados co rasgos de la «actitud etológica» frente
en principios umversalmente inteligi­ al estudio del comportamiento: (1) el es­
bles (o lógicos). tudio de los modelos comporta-mentales
5. Constructivista: clasificaciones cuyo ecológicamente significativos; (2) la fun­
origen se encuentra en los esfuerzos (hu­ dación de estudios descriptivos; (3) la
manos) por organizar la experiencia, y comparación de numerosos comporta­
donde la sociedad surge mediante/desde mientos en múltiples especies; (4) la
los significados asignados en este proce­ comparación de comportamientos simi­
so de clasificación; de este modo se espe­ lares en especies estrechamente relacio­
ra que los modelos de clasificación sean nadas; y (5) el rechazo hacia el uso ex­
culturalmente únicos. ES clusivo de animales domesticados.
La etologia se distingue de su disciplina ambiente. La obra de Hinde llevó a dar­
hermana, la ecología comportamental (o se cuenta de que procesos de aprendizaje
SOCIOBIOLOGÍA) primariamente por el específicos estaban a su vez sujetos a la
origen de sus hipótesis. La etologia es selección natural (G. Barlow, 1989), di­
fundamentalmente un empeño inducti­ námica que J. Gould y P. Marler (1987)
vo (Tinbergen, 1963). Las hipótesis rela­ describieron como «aprendizaje instinti­
tivas a la función de un comportamiento vo». Este enfoque ha sido particular­
dado derivan de la observación cuidadosa mente fructífero en los trabajos realiza­
de un animal, por lo común en su contex­ dos sobre la adquisición del LENGUAJE
to natural. La ecología comportamental, humano (Pinker, Í991, 1994).
por otra parte, adapta un enfoque más La etologia ejerció una influencia tre­
deductivo para el estudio del comporta­ menda en la antropología en los prime­
miento, caracterizado por pruebas para ros estudios de campo realizados en pri­
verificar predicciones específicas deriva­ mates no humanos (Kummer, 1971) y,
das de la teoría de la selección natural y más tarde, en grupos humanos recolec­
el uso de modelos formales, como la teo­ tores (Lee y DeVore, 1976; R. Bailey y
ría del juego (J. Kiebs y Davíes, 1993). DeVore, 1989). La mayor parte del tra­
Dada la amplia definición de «etologia», bajo etológico de campo en humanos se
la ecología comportamental puede con­ realiza actualmente de manera explícita
siderarse como área de la etologia espe­ en contexto con la ecología comporta-
cíficamente dedicada a los aspectos fun­ menta!; es decir, se centra en aspectos
cionales del comportamiento (G. Barlow, funcionales del comportamiento, como
1990). estrategias de éxito reproductivo (Bor-
Con anterioridad, la etologia había sido gerhoff Mulder, 1990), obtención de ali­
asociada con el estudio del instinto, tér­ mentos (K. Hawkes, 1991) o ambos (Ka-
mino imprecisamente definido que a plan y Hill, 1985). Sin embargo, los pro­
grandes rasgos significaba comporta­ gresos recientes en biología comparativa
miento «genéticamente determinado» (Broois y McLennan, 1991) han anima­
(Tinbergen, 1951). Este enfoque concitó do a los investigadores a integrar sus es­
muchas críticas, en particular de los psi­ tudios de comportamientos particulares
cólogos comparativos norteamericanos. en teorías más amplias acerca de su ori­
Lehrman (1953), por ejemplo, tachó a gen y evolución (filogenia), incluidos la
los etólogos, por atender al instinto, de vocalización (Hauser, 1993) y los ciclos
haber dicoto misado el comportamiento de celo (Pagel, 1994).
en innato y aprendido. Esta crítica fue La etologia ha despertado interés y polé­
fundamental paja que Tinbergen (1963) mica a la vez, como documenta la histo­
sumara la ontogenia a los focos de inves­ ria de este campo escrita por Thorpe
tigación existentes: mecanismo, filoge­ (1979), y la etologia humana en particu­
nia y función, previamente propuestos lar ha motivado estudios que han des­
por Huxley (1942). Ello llevó a la inte­ pertado un interés cada vez mayor. Entre
gración de la psicología comparativa y la éstos destacan sobre todo los de Eibel-
etologia llevada a cabo por Hinde feldt (1989) de corte clásico, y de I. A r­
(1966), cuyo trabajo de síntesis desarro­ cher (1992) sobre los vínculos entre la
lló el concepto de ontogenia como proce­ etologia y el desarrollo humano. JJO
so mediante el cual se expresan los feno­ Otras lecturas Borgerhoff Mulder,
tipos comportamentales a través de la 1991; Hinde, 1983; Eric Smith, 1992;
compleja dialéctica de genotipo y medio Eric Smith y Winterhalder, 1992.
e u g e n e s ia Es un concepto muy con­ y el grado de mezcla racial influyeron en
trovertido y proteico definido por Fran- el cariz esperanzador o desastroso de es­
cis Galton (primo de Charles Daxwin) tos movimientos. En los países católicos
como «ciencia para mejorar la raza y que con criterios lámarckian os de la heren­
en modo alguno se restringe a cuestiones cia y un alto grado de mezcla racial (co­
mo Francia y Brasil) se entendió que las
de apareamiento juicioso, sino que ...
mejoras en la herencia y en el medio
atiende a todas las influencias que tie­
ambiente eran paralelas codo (W. Sclui ei­
nen, por remota que sea la manera, a su­
der, 1990; Stepan, 1991). En Gran Bre­
ministrar a las mejores razas o tipos de
taña, Estados Unidos, Escandinavia y
sangre una mejor oportunidad para pre­
Alemania, no obstante, los eugenistas
valecer rápidamente sobre las menos
menospreciaron el valor de la reforma
idóneas» (1883, p. 24), Aunque hoy es
ambiental y consideraxon al pobre irre­
casi general el consenso en que la euge­
mediablemente inadecuado. En Estados
nesia (del griego eugenss, «de buen naci­
Unidos y Alemania quedaron incluidos
miento») no debe practicarse, como en el
en la lista de riesgo las minorías étnicas.
caso del RACISM.0 es escaso el acuerdo so­
Sin embargo, incluso en estos últimos paí­
bre su significado.
ses, los movimientos eugenistas fueron
Gracias a sus estudios sobre eminentes
considerablemente más diversos de lo que
familias británicas, Galton había llegado
los historiadores creían. La mayoría de
a la conclusión que virtualmente todos los eugenistas eran políticamente conser­
los rasgos mentales y morales pasaban vadores y socialmente pesimistas. Pero el
de los progenitores a los hijos, y que las movimiento sedujo asimismo a una am­
familias de más valía eran las que pro­ plia gama de reformadores. Se encontra­
ducían menos vastagos. Para contrarres­ ba eugenistas a uno y otro lado de los ar­
tar lo que entendió como tendencia ca­ gumentos sobre el valor del CAPITALISMO,
tastrófica, Galton propuso extender los la GUERRA y, especialmente, sobre el rol
métodos de los criadores de animales a de las MUJERES. Mientras que los eugenis­
su propia especie. Los humanos debían tas destinaban sus argumentos a justificar
hacerse cargo de su propia evolución, las restricciones sobre la anticoncepción,
animando a los de «valor cívico máxi­ el sufragio y las oportunidades educacio­
mo» a engendrar más hijos (eugenesia nales para las mujeres, los radicales socia­
«positiva») y desanimando a los estúpi­ les utilizaban otros argumentos eugenési-
dos y descuidados de hacer otro tanto eos para atacar a los primeros. Algunos
(eugenesia «negativa»). eugenistas afirmaron que la guerra forta­
Galton no fue el primero en sugerir que lecería a la RAZA; otros la denunciaron,
los apareamientos fueran controlados en con el aserto de que la guerra moderna
aras de mejorar la raza humana. En la sacrificaba a los hombres más sanos y va­
República de Platón, inspiradora de tan­ lientes (Crook, 1994). Aunque la mayoría
tas utopías posteriores, los gobernantes de los eugenistas salieron en defensa del
decidían quiénes debían tener hijos y capitalismo, los radicales contrarrestaron
cuántos. Sin embargo, fue la propuesta sus argumentos diciendo que solamente
de Galton la primera en propugnar un en una sociedad sin clases sería posible se­
movimiento social en este sentido. parar la valía innata de caráter genético
Este movimiento adoptó formas muy di­ de la buena suerte propiciada por el me­
versas en países diferentes (M . Adams, dio (D. Paul, 1984). Las políticas ampara­
1990). La religión, la tradición científica das bajo el estandarte de la eugenesia in­
cluían desde propaganda, moratorias fis­ rosos métodos, podían ser demostradas
cales, abogacía por el control de la natali­ así en razón de causas hereditarias, e im­
dad y del «amor libre» hasta la segrega­ pedir las uniones que inevitablemente
ción y esterilización de los «débiles men­ llevarían al nacimiento de progenie en­
tales», restricción de la inmigración y, en ferma» (1916j p. 478).
el caso más extremo, los programas nazis Ideas cómo la eugenesia, que en un
de Lebensborn («fuente de la vida») y de tiempo parecieron de sentido común,
exterminación. hoy han dejado de ser respetables. Este
Los eugenistas gozaron de gran predica­ cambio se explica en gran medida por la
mento en los primeros decenios del siglo convergencia de diversas tendencias so­
XX. Hacia 1910 la eugenesia era uno de ciales; en particular, el ascenso del movi­
los temas más abordados en la Reader’s miento de las mujeres, la inclinación por
guide to periodical literature (B-eilly, el respeto de los derechos del individuo,
1991, p. 18). El mensaje de que una bue­ y el desarrollo de una amplia jurispru­
na crianza importaba a todos ocupaba lu­ dencia sobre privacidad y libertad repro­
gar destacado en los libros de texto uni­ ductiva (D. Paul, 1992, pp. 676-679). Ha­
versitarios, y aun de segunda enseñanza, cia 1960, el principio de la autonomía
en las revistas populares, en los servicios reproductiva gozaba de aceptación prác­
eclesiásticos y en las películas. Aparte de ticamente general y «eugenesia» pasó de
la Iglesia católica y del Partido Laboris­ ser una voz loable a convertirse en un es­
ta británico, era muy escasa la oposición perpento. No obstante, las cuestiones que
organizada antes de la segunda guerra en su día fueron foco de la eugenesia han
mundial, aun cuando ocasionalmente se cambiado, no desaparecido. La cuestión
alzaban voces contrarias apolíticas espe­ de si las pruebas prenatales representan
cíficas. Genetistas destacados, como una nueva clase de eugenesia es particu­
Charles Davenport y Edward M. East, y larmente candente. Quienes están en fa­
antropólogos físicos como Earnest Hoo- vor de dichas pruebas suelen decir que
ton y Ales Hrdlicka fueron sus entusias­ sólo los programas coercitivos pueden
tas paladines. La eugenesia recibió el ser tachados de «eugenésicos»; pero mu­
apoyo de todos los miembros de la direc­ chos críticos opinan que integran políti­
ción editorial de la publicación norte­ cas que aumentan nuestra capacidad de
americana Genet¿cs7 fundada en 1916 elegir la clase de hijos que queremos
(Ludmerer, 1972, p. 34). En la Alemania (Duster, 1990). DBP
de entreguerras, donde la ciencia de la Otras lecturas Kevles, 1985; J. Marks,
genética humana estaba particularmen­ 1995; Mueller-Hill, 1988; D. Paul, 1995.
te adelantada, el apoyo era prácticamen­
te universal (Harwood, 1989). Incluso Evans-Pritciiard, ,E. E* (1902-
aquellos que rechazaban algún que otro 1975) Edward Evans-Pritchard nació
aspecto de la eugenesia raramente la en Sussex, Inglaterra, en 1902. Entre
condenaron en su totalidad. Que el inte­ 1946 y 1970 fue profesor de antropología
rés del estado por quién se reproducía social en Oxford, adonde atrajo a figuras
era absolutamente legítimo era un so­ tan importantes como Lienhardt, Beat-
breentendido. En Estados Unidos, nin­ tie, Pocock, Dumont, Needham, Douglas
gún investigador se reveló más escéptico y Beidelman. Murió en 1973. Además de
frente a la eugenesia que Franz BOAS. sus numerosos libros (citados en lo que
Pero, hasta él creía apropiado «suprimir sigue) y artículos, muchos de éstos como
aquellas clases deficientes que, con rigu­ borradores de capítulos, es autor con
Meyer Fortes de Áfrican political systems años, fue la de viajero, narrador, pistole­
(1940). ro ocasional (!) y resuelto bebedor, pero
En Oxford, a partir de 1960, Evans-Prit- él era moral e intelectualmente una per­
chard inculcó el interés en M a u s s , Hu­ sona compleja, complejidad que se agu­
bert y H E R TZ , fomentando un estilo de dizó conla edad dando origen a numero­
pensamiento analítico cuya, importancia sas anécdotas acerca de su persona.
no ha mermado. Sus alumnos mostraron Su experiencia en Libia le permitió es­
gran interés en el aspecto filosófico de la cribir The Sanusi o f Cyrenaica '(1949),
obra de DURKHEIM, muy poco en su FUN­ que fracasa como antropología: las tribus
CIONALISMO. La mayoría adoptaron la árabes de Libia se describen según el
postura ulterior de Evans-Pritchard en modelo de los muy diferentes nuer (su­
contra de R a D C LIFFE 'B r o w n , en el senti­ daneses meridionales) y, junto con la
do de que el lugar de la antropología se historia local, se reducen a mero apéndi­
encuentra con las humanidades, como la ce de la familia sanusi de pensadores is­
historia, no con imitaciones de las cien­ lámicos. La obra fue celebrada como
cias naturales, y que la «teoría» es con manifiesto político. La recién fundada
demasiada frecuencia un sustituto del Organización de las Naciones Unidas
proceso intelectual de pensar (Evans- sancionó una Libia independiente con el
Pritchard, 1964). Con la llegada del ES- jefe de la orden sanusi como rey. La ad-
TRUCTURAUSMO fueron muchos los que vocatoria de Evans-Pritchard tuvo qui­
le encontraron afinidades con Evans- zás más efecto del que usualmente cabe
Pritchard, como también pueden hallár­ al antropólogo. Sin embargo, su reputa­
sele con el filósofo de la historia R .G . Co- ción académica se basa principalmente
llingwood. en sus análisis del Sudán meridional
Evans-Pritchard asistió a los seminarios (musulmán).
de M A LIN O W SKI en la década de 1920, Enfrentados con creencias aparentemen­
pero no tardaron en disentir. Las deudas te «irracionales» como la BRUJERÍA, los
intelectuales que reconoció fueron sobre antropólogos ofrecieron dos respuestas.
todo con la Année sociologique y con W. En primer lugar, era útil (la respuesta
Robertson SM ITH. En sus conferencias, funcionalista); en segundo, tenía sentido
publicadas postumamente, reconoció intelectual. Esta fue la respuesta de
mérito particular a los pensadores esco­ Evans-Pritchard, quien subrayando la
ceses y franceses de la Ilustración práctica cotidiana argumentó que, dadas
(Evans-Pritchard, 1981). unas pocas premisas, el mundo azande
Entre 1926 y 1936, Evans-Pritchard tra­ de la brujería acogía a gente razonable
bajó en Sudán, sobre todo con los apan­ que actuaba con rigor intelectual. Dece­
de, aunque también, durante períodos nios más tarde, sus argumentos atrajeron
más cortos, con los anuai y, en su estudio a muchos filósofos de la ciencia. Algunos
más célebre con los nuer, donde las con­ puntos clave al efecto aparecen en
diciones políticas eran espeluznantes (D. Witckcraft, oracles and magic among the
Johnson, 1982), También enseñó en El Azande (1937, pp. 5, 8):
Cairo. A l estallar la segunda guerra Siempre me he preguntado «¿Cómo?» en
mundial, condujo tropas anuai contra vez de «¿Qué?» ... Mis interpretaciones
los italianos en la frontera con Abisinia quedan contenidas [por consiguiente] en
(Etiopía). Más tarde fue destinado a L í­ los propios ¿echos, porque los he descrito
bano, y luego a. Libia. Una de sus carac­ de tal manera que las interpretaciones
terizaciones, muy reelaborada con los emergen como parte de la descripción. M i
propósito ha sido que algunos términos nuer de que «los gemelos son aves». Para
ingleses reflejaran las nociones azande y los nuer los gemelos son extraordinarios;
usar el mismo término solamente y siem­ lo extraordinario es kwoth, que se asocia
pre que se discute la misma noción. con lo Alto; y las aves, de las alturas, son
La debilidad del libro, en retrospectiva, hijas de kwoth. Él lector adquiere inclu­
reside en que carece de consciencia his­ so conocimiento de por qué los gemelos
tórica pues la jerarquía de conocimiento, eran bautizados a menudo con nombres
manifiesta en el uso de oráculos, enmas­ de tipos de ave particulares. Toda decla­
cara el hecho de que la administración ración o acción nuer es cuidadosamente
colonial había quebrado la polis azande. vinculada con otras, mientras que la in­
'The Nuer (1940), el libro de Evans-Prit- terpretación audaz (demasiado común
chard más leído, trata de grupos de pas­ hoy en la antropología) es reducida al
tores que negaban la existencia de una mínimo. No hay neccesidad de una «cul­
jefatura formal, pero llanamente consti­ tura nuer» misteriosa.
tuían un mundo moral. La obra presenta Kingship and marriage among the Nuer
dos secciones, una sobre ecología, otra (1951) es una obra técnica que señaliza el
sobre linajes y sistema tribal, vinculadas efecto denominado incesto (véase TABÚES
por un capítulo sobre cronología. Algu­ DE in c e s t o ) . El análisis es de nuevo expli­
nos leerían la última parte del libro en cativo no predictivo, y permite al lector el
términos de equilibrio de poder. La lec­ seguimiento de las afirmaciones nuer. És­
tura más productiva ve «oposición» co­ tos trabajos han sido reanalizados muchas
mo relación abstracta que denota cómo veces. El cuidadoso estilo expositivo signi­
veían los nuer el mundo y su lugar en éL fica que es posible discrepar de Evans-
Una relación de esta clase puede ser «ex­ Pritchard y llegar, con su propio material,
presada» por sucesos tan diferentes como a conclusiones diferentes. Este rasgo sigue
la disputa y el matrimonio. El análisis es siendo boy el marchamo de la buena et­
explicativo, no predictivo. nografía. PD
N uer religión ( i 956) abunda en conside­ Otras lecturas Beidelman, 1974a; X
raciones previas. El cuidado de los nuer Burton, 1992; M. Douglas, 1980.
en aspectos de distinción y separación es
recurrente en contextos al parecer tan di­ evolución, evolucionismo so­
ferentes como VENGANZA de sangre, terri­ cial (y cultural) El concepto de
torio, matrimonio y la relación del espíri­ evolución social es uno de los más im ­
tu ( kwoth) con la creación. El colapso de portantes en la historia de las ciencias
las distinciones pone en peligro al orden sociales. En el siglo XIX, la de sociología
moral. El jefe piel-de-leopardo, o sacerdo­ y la antropología atendieron primaria­
te terrenal, que había aparecido en The mente al estudio del desarrollo de la evo­
N uer como mediador, aparece aquí como lución de las sociedades humanas desde
rector de esta distinción, y su opuesto, el sus formas más simples y tempranas
profeta, como el buscador de la unión ideal. hasta el presente. La evolución social es
Los intereses religiosos del propio Evans- hoy uno de los temas, entre muchos, ob­
Pritchard (en la década de Í940 se con­ jeto del estudio de sociólogos y antropó­
virtió al catolicismo) tiñen intensamente logos, aunque sigue conservando enorme
el libro, pero deja cuidadosamente intac­ interés.
tas las declaraciones de los nuer. El uso más generalizado entre los espe-
Considérese su exposición, que recoge cialistas entiende «evolución social» co­
Levy-Bruhl (1926) de la declaración mo el conjunto de cambios sociales que
revelan cierta direccionalidad o secuen­ rente a otro de heterogeneidad coheren­
cia lineal. Además, igualmente suele en­ te, es decir* la tendencia a una creciente
tenderse que implica transformaciones diferenciación de los fenómenos. Spen-
en la forma o tipo de sociedad o de una der identificó cuatro tipos de sociedad
de sus subunidades (cambio cualitativo), humana evolutiva: simple, compuesta,
y no sólo modificación de grado o medi­ doblemente compuesta y triplemente
da (cambio cuantitativo). Las teorías de compuesta, que abarcaban desde las so­
la evolución social se concentran, pues, ciedades primitivas políticamente huér­
en identificar y explicar las secuencias fanas de gobierno a las sociedades com­
direccionales del cambio social cualitati­ plejas. También identificó otra tipología,
vo. Muchos estudiosos han argumentado la militar-industrial. Las sociedades mi­
que una teoría evolucinaria supone una litares se caracterizaban por la subordi­
especie de despliegue teleológico de po­ nación del individuo al todo social,
tencialidades latentes en la vida social, mientras que en las sociedades indus­
pero no es así. Muchas teorías evolutivas, triales el individuo goza de muchas más
incluidas las más recientes, han abando­ libertad. En general Spencer vio un mo~
nado este supuesto. También se ha dicho vimiento evolutivo de las primeras a las
con frecuencia que las teorías evolutivas últimas.
postulan una rígida secuencia de esta­ Morgan desarrolló un concepto de evolu­
dios por los que deben pasar todas las so­ ción social diferente, que presentó en su
ciedades, así como que niegan la posibi­ Ancient society f í 877). Identificó tres
lidad de la regresión o incluso la existen­ «períodos étnicos» principales en la his­
cia de situaciones de dilatado equilibrio toria humana: salvajismo, barbarie y ci­
estable, conceptos a todas luces equivoca- vilización. Se trata esencialmente de es­
dos. La mayoría de las teorías evolutivas tadios de desarrollo tecnológico por los
proponen tipologías flexibles que confie­ que los humanos discurrieron desde su
ren a la historia cierta medida de inde­ condición de cazadores-recolectores a so­
terminación, de modo que las más consi“ ciedades basadas en una agricultura
deran la continuidad y la regresión im­ compleja y en la escritura. Morgan exa­
portantes fenómenos sociales que, como minó, asimismo, la evolución del gobier­
la evolución, requieren explicación. no de la familia y de la propiedad. En su
análisis de las instituciones guberna­
Desarrollo histórico de las teorías mentales, a las que dedicó gran atención,
evolutivas concibió dos planes evolutivos principa­
La teorías evolutivas de la sociedad hu­ les en lo referente al gobierno: societas,
mana surgieron con plena fuerza en la sociedades relativamente democráticas e
segunda mitad del siglo XIX. Fueron mu­ igualitarias organizadas en torno a rela­
chos los científicos sociales estudiosos de ciones de parentesco; civitas, en cambio,
la evolución en esa época, pero el espacio se caracteriza por la propiedad y el terri­
sólo nos permite atender a los más im ­ torio como principios integradores de la
portantes: Herbert SPENCER-* Lewis sociedad. Las desigualdades sociales y
H e n r y MORGAN, Ed^ward B u r n e tt T Y LO R económicas son patentes y el estado ha
y Karl M a r x y Friedrich Engels. hecho acto de presencia,
Spencer (1876) formuló una ley general Tylor (1871) es famoso por el uso que hi­
de la evolución que afirmaba la tenden­ zo de las «supervivencias» como base pa­
cia de todas las sociedades a cambiar des­ ra demostrar las secuencias evolutivas.
de un estado de homogeneidad incohe­ Se trata de aspectos de la cultura que
han sido llevados a estadios de la evolu­ en cuatro aspectos principales: el uso de
ción social más allá de los que les dieron un dispositivo metodológico ilegítimo, el
origen. En opinión de Tylor demostra­ MÉTODO COMPARATIVO; el desarrollo de
ban que los estadios contemporáneos de esquemas rígidos de evolución unilineal
la cultura habían evolucionado de otros donde todas las sociedades se suponían
previos. El evolucionismo de Tylor, mu­ progresar de modo uniformemente gra­
cho más que el de Spencer o Morgan, se dual a través del mismo conjunto de es­
concentró en la evolución de los aspectos tadios; el reconocimiento inadecuado del
mentales e ideacionales de la vida social, proceso de DIFUSIÓN; y la ilegítima ecua­
especialmente en lo tocajite a la religión. ción de evolución con progreso (véase
El pensamiento de Marx y Engels discu^ Sanderson, 1990). Sin embargo, en la dé­
rrió en una dirección muy diferente de cada de 1950 empezó a ser cuestionado
la de Spencer, Morgan y Tylor, Marx y el extremo PARTICULARISMO HISTÓRICO
Engels se centraron en la evolución de propugnado por la escuela boasiana de
los MODOS DE PRODUCCIÓN en la historia antropología y se dieron los primeros pa­
mundial, entendiendo por modos de pro­ sos hacia una «revitaliz ación evolutiva».
ducción las concatenaciones de fuerzas El primero en iniciar este movimiento
productivas (en gran medida según el fue el arqueólogo V. Gordon Childe
nivel de desarrollo tecnológico) y en las (1936, 1951), quien al destacar los enor­
relaciones de producción (formas de pro­ mes cambios tecnológicos característicos
piedad de las fuerzas productivas), En de la prehistoria humana identificó dos
The Germán ideology> Marx y Engels grandes revoluciones tecnológicas en di­
(1947) identificaron cuatro estadios evo­ ferentes regiones del mundo. La revolu­
lutivos básicos, cada uno de los cuales se ción neolítica propició la domesticación
asocia con determinadas relaciones de de las plantas y animales. Dio a los hu­
producción: comunismo primitivo, escla­ manos la posibilidad de acumular exce­
vitud, feudalismo y capitalismo. Tras la dentes económicos y, así, preparó el ca­
muerte de Marx, Engels desarrolló sus mino para la segunda revolución, que
propias ideas evolutivas, algo diferentes Childe llamó «urbana» y que implicó el
(Engels, 1902). Consideró dos leyes dia­ paso de las sociedades humanas a una
lécticas del cambio, a las que se refirió forma mucho más compleja caracteriza­
como Ley de Transformación de la Can- da por la especialización ocupacional, las
tidad en Calidad y Ley de Negación de ciudades, la marcada división de clases y
la Negación, que en el fondo apuntan a el estado. A partir de la década de 1940,
la noción hegeliana de las «contradiccio­ Leslie W H IT E (1943, 1959a) desarrolló
nes internas» de un fenómeno como mo­ una versión del evolucionismo social si­
tor de su paso de un estadio histórico a milar a la de Childe. White destacó que
otro. las teorías evolutivas no pretendían ex­
La «edad de oro» del evolucionismo so­ plicar secuencias especificas del cambio
cial había prácticamente terminado en histórico* sino que se centraban en el mo­
la década de 1890, momento en que se vimiento global de la cultura humana
produjo una marcada reacción contra las como un todo. Formuló una ley para ex­
teorías evolutivas, encabezada en la an­ plicar esta evolución general de la cultu­
tropología por Franz B o a s y sus discípu­ ra, ley que establecía que ésta evolucio­
los, movimiento que se extendió hasta naba proporcionalmente a la cantidad de
las décadas de 1940 y 1950. La escuela energía utilizada por cabeza y año o por
boasiana se opuso a las teorías evolutivas la mayor eficiencia de su aplicación al
trabajo. En otras palabras, el cambio tec­ grados. La teoría de Service es de corte
nológico es la fuerza impulsora de la evo­ funcionalista, .donde las nuevas formas
lución de la cultura, Julián S t e w a iu d , la políticas evolucionan a causa de su ma­
tercera gran ñgura de la revitalización yor efectividad funcional. CarneiroTpor
evolutiva, reaccionó contra las que en­ el contrario, planteó una teoría de con­
tendió manifiestamente generales y en flicto para explicar la evolución de jefa­
exceso simplificadas concepciones evolu­ turas y estados- Así, entendió que la pre­
tivas de Childe y White, que dio en lla­ sión poblacional y la guerra contribuían
mar «evolución universal». En cambio, a la formación de sistemas políticos com­
propuso una «evolución multilineal» plejos en áreas ambientalmente circuns­
(Steward, 1955), que atendía menos al critas. Con el incremento de la presión
movimiento general de la historia y más poblacional y la guerra las gentes dejan
a las diferentes líneas seguidas por la de tener a donde ir y, en última instan­
evolución social. Steward aceptó la exis­ cia, resultan conquistadas y subyugadas
tencia de amplios paralelos en el cambio por otros grupos. El resultado es que los
histórico, pero se opuso a que fueran so­ sistemas políticos son cada vez más po­
breestimados. Había muchas otras líneas derosos y complejos. Gerhard Lenski
diferentes por donde irradiaba la evolu­ (1970), de formación sociológica, elabo.-
ción, y no debían ser ignoradas. ró una famosa teoría de la evolución so­
Desde 1960, aproximadmaente, se obser­ cial que en gran medida abundaba en las
va una nueva ola de importantes traba­ ideas de Childe y White. Lenski conside­
jos sobre la evolución a cargo de antro­ ró la expansión tecnológica como factor
pólogos norteamericanos en gran medi­ principal de la evolución social. A medi­
da influidos por el evolucionismo de da que la TECNOLOGÍA se extiende, las
Childe y White. Marshall Sahlins (1953) economías son más productivas y los ex­
escribió una obra básica sobre la evolu­ cedentes más y más móviles. Estos cam­
ción de la estratificación social inspirada bios tecnoeconómicos se ramifican por
por el acento puesto por Childe y White toda la vida social y llevan a importantes
en la tecnología. También fue autor de transformaciones evolutivas. Una de las
un célebre artículo (Sahlins, 1960) que aplicaciones principales dadas por Lens­
distinguía entre evolución general y es­ ki a esta teoría se encuentra en sus traba­
pecífica, entendiendo por la primera el jos sobre estratificación social.
movimiento global de desarrollo históri­ Marvin H a KRIS (1977, 1979) ha presenta­
co, y por la segunda la irradiación espe­ do una concepción del todo diferente de
cífica de la cultura y de la sociedad en la evolución social, Más que considerar a
numerosas líneas. Debemos asimismo a la tecnología como fuerza motora de la
Elman Service (1962-1971) y Robert evolución, entiende que la mayoría de las
Carneiro (1970) importantes contribu­ gentes se resisten al cambio por los mayo­
ciones al estudio de la evolución política. res costos en tiempo humano y energía
Service apuntó la tipología «banda-tri- que impone. El factor que impulsa a la
bu-jefatura-estado» para caracterizar a evolución social es la tendencia de los hu­
la evolución política, tipología que ha si­ manos a sufrir ocasionales mermas en su
do ampliamente usada en la investiga­ nivel de vida de resultas de la presión po­
ción etnográfica y arqueológica. La evo­ blacional y la degradación ambiental. Las
lución de un estadio a otro es un movi­ gentes se ven forzadas entonces a trabajar
miento hacia sistemas políticos más más duramente y más tiempo y, llegado
jerárquicos y más complejamente inte­ el caso, a mejorar su tecnología —es decir,
han de intensificar su producción— sim­ cepticismo consiguiente acerca de las teo­
plemente para impedir que su nivel de rías evolutivas.
vida descienda aún más. Pero estos cam­ La respuesta de los evolucionistas sociales
bios producen nuevas depleciones (inclu­ ha consistido básicamente en proclamar
so mayores), de modo que el proceso de- lo que Childe (1951) afirmara años atrás:
pleáón-intensificación-depleción entra, si ignoramos los detalles y llevamos nues­
en una espiral ascendente. tra atención a largos períodos de la
La situación actual es mixta. En años re­ prehistoria, cabe percibir una serie de
cientes ha habido una. importante reac­ pautas direccionales claras. Los evolucio­
ción contra las teorías generales de cam­ nistas contemporáneos señalarían como
bio histórico, y muchos estudiosos admi­ máximamente importante la revolución
ten hoy que sólo es posible proceder a neolítica asociada con la emergencia de la
teorizaciones limitadas acerca de sitúa* vida sedentaria basada en la agricultura y
ciones y trayectorias históricas específi­ que se dio en todo el mundo hace unos
cas. Ello ha traído consigo una marcada 10.000 años, y el ascenso de la civilización
pérdida de confianza en cualquier tipo y del estado, que implicaron la creación
de teoría evolutiva. Lo cierto es que mu­ de un tipo de sociedad radicalmente nue­
chos científicos sociales han sido muy vo, como ocurriera asimismo en todo el
críticos con el evolucionismo (véase San- mundo hará unos cinco mil años.
derson, 1990, cap. 9). No obstante, sigue Los evolucionistas sociales prosiguieron
habiendo muchos científicos sociales de­ su argumentación señalando que las crí­
dicados a los análisis evolutivos y la in­ ticas presentadas contra las teorías evo­
vestigación continúa. Así rige en espe­ lutivas por ser siempre de naturaleza
cial en la antropología y en el subcampo unilineal no están justificadas. Los evo­
de la ARQUEOLOGÍA, que ha sido largo lucionistas del siglo XIX mantenían una
tiempo evolutiva y que, pese a la presen­ visión marcada pero no enteramente
cia de arequeólogos contrarios al evolu­ unilineal de la historia, pero la mayoría
cionismo, seguirá moviéndose en las lí­ de los contemporáneos reconocen explí­
neas de siempre. citamente la diversidad y la divergencia
históricas. Como hizo Sahlins hace años,
Temas y debates clave en el estudio reconocen que la evolución social revela
de la evolución social resultados a la vez generales y específi­
Puede que el tema central en torno al cos. En la terminología de Marvin Ha­
concepto de evolución social se refiera al rris (1963), reconocen la existencia de
grado de direccionalidad que se percibe una evolución «paralela», «convergente»
en la historia humana. Los historiadores y «divergente». Las sociedades no sólo
tradicionales han argumentado desde siguen ruras paralelas, sino que conver­
siempre que los sucesos históricos son gen desde distintos puntos de partida al
únicos y deben explicarse en sus propios igual que divergen desde los mismos.
términos. La historia no revela pautas El concepto de ADAPTACIÓN es otro ele­
direccionales generales y, por tanto, des. mento esencial de las teorías evolutivas.
de el punto de vista del historiador, los Sin embargo, varias teorías han diferido
evolucionistas sociales asumen la exis­ en términos de cómo han concebido la
tencia de algo que, de hecho, no existe. unidad de adaptación, es decir, qué es lo
En años recientes, algunos antropólogos que se adapta. Ello puede ilustrarse com­
y sociólogos estudiosos de la historia han parando las teorías de la evolución de
adoptado una visión similar, con el es­ Talcott Parsons (1966, 1971) y Marvin
Harris, Parsons usó el concepto de adap­ chas de estas nociones han sido atempe­
tación de modo enteramente funciona- radas y muy matizadas en numerosas
lista. Es siempre una sociedad entera (o versiones del evolucionismo contemporá­
uno de sus principales subsistemas) la neo, su presencia sigue haciéndose notar.
que se adapta, y la sociedade se esfuer­ Childe y White vieron en la extensión
zan por mejorar su nivel de adaptación. tecnológica una mejora global de la cali­
La evolución social es un proceso en vir­ dad de la condición humana, y Lensfci ha
tud del cual las sociedades experimentan reforzado esta idea, Sahlins argumentó
una «actualización adaptativa» o mejo­ que la evolución general lleva a una
ran su nivel funcional. En la acepción no «adaptabilidad global», y Service consi-
funcional de Harris, por otra parte, son deró la evolución del estado como señal
los individuos más que las sociedades en­ de una mejora clara en el funcionamien­
teras los que se adaptan. Harris hizo de to político de las sociedades humanas.
la adaptación una noción primariamente Parson es un progresista aún más vehe­
heurística. Aceptó que las disposiciones mente y cree que las sociedades moder­
sociales particulares surgen de los es­ nas representan la culminación del logro
fuerzos de los individuos por satisfacer humano hasta el momento y que Estados
sus deseos y necesidades. El concepto de Unidos es «la nueva sociedad capital de
adaptación es, así, un punto de partida la modernidad». Este progresismo ha si­
para el análisis social, una base para for­ do claramente la norma en toda la histo­
mular cuestiones pertinentes, Harris re­ ria del evolucionismo social.
chazó la noción de Parsons de «actuali­ Sin embargo, no existe una asociación in­
zación adaptativa». Las nuevas disposi­ herente entre las visiones evolutiva y pro­
ciones sociales no son, desde el punto gresista. Es totalmente posible ser evolu­
adaptativo, necesariamente mejores que tivo y rechazar al propio tiempo la noción
las antiguas. Las nuevas disposiciones de que la historia humana ha constituido
representan respuestas a circunstancias un proceso de progresión y ascenso. Una
cambiantes y son adaptativas sólo en tér­ vez más es el evolucionismo (antiprogre­
minos de estas circunstancias (más que sista) de Marvin Harris el que claramen­
de una forma más general o absoluta). te lo demuestra. El motor impulsor de la
(Un tratamiento mucho más extenso del evolución social es la espiral de depleción
concepto de adaptación en Sanderson, ecológica e intensificación de la produc­
1990, pp. 180-190). ción. Los humanos desarrollan nuevos
Como el concepto de adaptación, tam­ modos de vida forzados ante todo por el
bién el de progreso ha sido fundamental descenso de los niveles de vida. Pero el re­
para el evolucionismo, aunque también gistro de la evolución social muestra que
motivo de rechazo del evolucionismo por cada nuevo modo de producción se asocia
parte de sus críticos. Se dice que las teorías con un nivel de vida más bajo, no más al­
evolutivas suelen dar por sentado que la to. Los agricultores primitivos (horticul­
evolución social propicia mejoras en la tores) estaban en peor situación en mu­
condición humana y en el funcionamien­ chos aspectos que los cazadores-recolecto-
to de la sociedad. Hay que admitir que res que les precedieron, y los trabajadores
esta crítica encierra considerable mérito. agrarios peor que los horticultores. Y aún
Los evolucionistas del siglo XIX son bien hoy, pese a la preponderancia de las socie­
conocidos por sus marcadas opiniones dades industriales, la mayoría de las per­
progresistas basadas en sus posturas mar­ sonas son campesinos pobres o trabajado­
cadamente etnocéntricas. Y aunque mu­ res urbanos en el mundo subdesarrollado.
La evolución social representa una pugna siguiente, es posible evaluar con exacti­
continua entre los humanos y la naturale­ tud suficiente si una sociedad produce ex­
za en la que los humanos se aceleran más cedentes y en qué medida. En cualquier
y más sólo para tratar de mantenerse en caso, se argumenta, los niveles más altos
el mismo sitio. SS de producción se correlacionan claramen­
Otras lecturas Sanderson, 1995a, b. te con formas más complejas de organiza­
ción económica y sociopolítica (véase SO­
a v u ls ió n Práctica de arrancar dientes CIEDAD COMPLEJA). Los críticos del con­
(en general incisivos) por razones estéti­ cepto de excedente repusieron que, si
cas, de presencia frecuente en el Africa bien es cierta la correlación existente en­
subsahariana. MR tre mayores niveles de productividad y
mayor complejidad de la organización so­
excedentes En su sentido más gene­ ciopolítica, ello no explica qué mecanis­
ral se dice del producto social más allá mos o qué procesos institucionales son los
del nivel de subsistencia. Los antropólo­ causantes de esa mayor productividad.
gos se sirven a menudo de este concepto Las poblaciones no producen siempre
para explicar tentativamente el desarro­ hasta el límite de sus oportunidades me­
llo cultural o el cambio socioeconómico dioambientales y tecnológicas.
(véase EVOLUCIÓN). El argumento suele El quid del argumento está claro, pero no
presentar entonces la forma siguiente: es de solución fácil: los teóricos ven la se­
una sociedad, consideradas sus limitacio­ cuencia causal en una dirección clara
nes ambientales y en medios tecnológi­ (aparecen los excedentes materiales y acto
cos, produce un excedente material (o seguido determinan el cambio sociopolíti-
sea, un aumento de producto neto más co); los críticos argumentan que lo inverso
allá del nivel acostumbrado). Si algún es igual de plausible (los cambios en la or­
grupo, religioso, político o militar, acce^ ganización sociopolítica determinan un
de al dominio de estos excedentes (o par­ aumento de la producción y un novedoso
te de ellos) para apoyar sus propias acti­ despliegue de sus aplicaciones). DK
vidades, surgirá de ello una especializa- Véase también CLASE, a n t r o p o l o g í a
ción y una mayor DIVISIÓN DEL t r a b a j o ECONÓMICA, ESTRATIFICACIÓN.
en la esfera económica, creándose una Otras lecturas Orans, 1968.
organización política más compleja.
Algunos críticos (Pearson, 1957; Dalton, CXOgcUülcl Regla o preferencia en el
1960, 1963) señalan que dado que es difí­ sentido de que los varones se desposen
cil determinar el nivel de subsistencia ha­ sólo fuera de su grupo o categoría social
bitual, no lo es menos definir qué produc­ particular, las más de las veces su grupo
to neto es exactamente el que lo supera. de parentesco. Las reglas de exogamia
Puesto que todas las sociedades son capa­ son una característica necesaria de cual­
ces de producir excedentes, la cuestión quier sistema de INTERCAMBIO M a TRIMO-
crítica reside en cómo se recaban e insti­ NLAL o alianza. La exogamia puede des­
tucionalizan estos excendentes en mo­ cribir asimismo un modelo estadístico de
mentos y lugares diversos. Esta dificultad matrimonio exterior en ausencia de re­
ha sido ignorada por los defensores del gla explícita al efecto.
concepto excedentario basándose en lo fá­ Hay cierta controversia en torno a la re­
cil que es determinar en todo momento el lación de la exogamia con el t a b ú d e l
nivel subsistencial, y aun con aplicabili- in c e s t o . L é v i -S t r a u s s ha señalado que

dad transcultural (Harris, 1959). Por con­ ambos son expresiones complementarias
de las mismos requisitos del intercambio tribuyen en modo alguno al valor econó­
matrimonial. Otros, argum entando que mico de los bienes producidos. Según es­
ambas situaciones son inconexas, han in­ ta opinión, en las economías capitalistas
dicado que son de dos tipos lógicamente se oculta la explotación mediante aque-
diferentes: la regla de exogamia es un líos acuerdos referentes a salarios y pre­
precepto, mientras que el tabú del inces­ cios libremente negociados en el merca­
to es una prohibición. Además, apuntan do; mientras que en los sistemas agrarios
que las categorías de parentesco vetadas precapitalistas, donde los subordinados se
por el tabú del incesto son a menudo más ven obligados a ceder su producción ex-
estrictas que las excluidas según las re­ cedentaria a alguna clase económica su­
glas de la exogamia. El tabú del incesto, perior, la explotación es abierta y visible.
además, se refiere a las relaciones sexua­ Los críticos del concepto de «explota­
les, no al matrimonio en sí mismo. M R ción» (Dalton, 1974, 1977) señalan que
el término es evaluativo e ideológico más
explotación En el sentido más gene­ que analítico. E incluso empleado en este
ral, no técnico, significa «aprovecharse último sentido suscita varias cuestiones
de», «beneficiarse ilícitamente de», que en general no obtienen respuesta:
«usar a una persona para el engrandeci­ por ejemplo, cuando los productores de
miento propio», etc. Pero el término tie­ las sociedades agrarias son instados a ce­
ne otro significado más específico y téc­ der sus EXCEDENTES a algún organismo
nico derivado de los escritos de Karl político central, ¿qué reciben a cambio en
Marx: se da explotación cuando una cate­ forma de servicios gubernamentales tra­
goría o clase de personas crean más valor dicionales como el mantenimiento de la
económico («excedentes») del que perci­ ley y el orden? Además, dicen los críticos,
ben en forma de manutención habitual. ¿no es cierto que los ciudadanos de todas
Los sentidos de explotación precedentes las sociedades industriales (capitalistas o
presentan matices marcadamente mora­ socialistas) efectúan pagos obligatorios a
les. De donde que se haya dicho que la algún gobierno central? De hecho, inclu­
explotación es la apropiación recurrente so en las sociedades de pequeña escala,
y regular de bienes económicos de perso­ como las de los cazadores-recolectores
nas que tienen derecho moral a ellos. En bosquimanos, los productores adultos
una sociedad capitalista industrial, por han de satisfacer determinadas obliga­
ejemplo, se dice que los obreros crean ciones para con sus parientes, como es el
mayor valor económico del que se les re­ caso del yerno reciente, del que se espera
conoce por salario (véase CAPITALISMO). que trabaje por la familia de su esposa
De este «valor excedentario» se apropia durante de ocho a diez años. ¿Son o no
el empresario capitalista en forma de be­ coercitivos estos deberes?
neficios. Procede observar que este argu­ Parece, añaden los críticos, que las úni­
mento se basa en alguna de las versiones cas sociedades libres de explotación son
de la teoría laboral del valor (el valor aquellas en las que los productores con­
económico de un bien refleja la labor so­ sumen o controlan el 100 por ciento de
cialmente necesaria que entraña). Esta los frutos de su esfuerzo. ¿Hay algún
acepción de «explotación» implica asi­ ejemplo empírico de una sociedad seme­
mismo que cualquier aptitud organiza- jante? DK
cional, conocimiento o idea innovadora Véase también ANTROPOLOGÍA MARXISTA.
que el empresario capitalista pueda in­ Otras lecturas Derman y Levin, 1977;
troducir en el proceso productivo no con­ Newcomer, 1977.
familia Para una generación anterior
de antropólogos de Europa y América la
definición de la voz «fam ilia» no presen­
taba ninguna dificultad. M elville HERS-
KOVITS (1948, p. 61) observó: «N o son
muchas las formas en que puede consti­
tuirse la. familia primaria. Un hombre
puede vivir con una mujer o tener varias,
y una mujer puede tener varios hom­
bres». De manera similar, George Peter
Murdock iniciaba, su libro Social stmctu-
re (1949, p. í ) declarando:
L a familia es un gTupo social caracteriza­
do por una. residencia común, cooperación
económica, y reproducción. Incluye a
adultos de ambos sexos, dos de los cuales
al menos mantienen una relación sexual
socialmente aprobada, y uno o más niños,
propios o adoptados, de los adultos que co­
habitan sexualmente.
Incluso el controvertido antropólogo
francés Claude LÉVI-STRAUSS, que subra­
yó que los SISTEMAS DE PARENTESCO DES­
CRIPTIVOS son simbólicos, aceptó «fam i­
lia» como más o menos se ha definido co­
mo bloque de la construcción de la vida
social (Lévy-Strauss, 1963a, pp. 48-49).
Por el contrario, hoy el consenso entre
los antropólogos en torno al significado
de la voz «fam ilia» brilla por su ausen­
cia, sobre todo en lo tocante a su sentido
general en todo el mundo (Jane Collier
e ta l, 1992).
Incluso Murdock habia reconocido la
ambigüedad del término. No obstante,
basándose en su análisis de doscientas
cincuenta «sociedades humanas repre­
sentativas» (véase ESTUDIOS TRANSCUL­
TURALES) llego a la conclusión (1949, pp.
1-2) que el primero y más básico tipo de
organización familiar humana era el de
la FAMILIA NUCLEAR, que comprendía a
un hombre y mujer casados y a su prole,
aunque en casos dados pueden residir con
ellos más personas ... El lector reconocerá
al punto a esa familia nuclear como la que
reconoce su propia sociedad con exclusión argumentó que las nociones convencio­
de otros tipos. Sin embargo, entre ia ma^ nales de que la sangre es más densa que
yoría de los pueblos de la. Tierra, las fam i­ el agua y que la biología es la base del
lias nucleares se combinan, como los áto­ parentesco familiar son erróneas. No
mos en la molécula, para formar agrega­ puede darse por sobreentendido que el
dos más grandes. parentesco se base en la biología, que la
Estas definiciones nacen en una era en reproducción sexual cree vínculos socia­
que los antropólogos proclamaban que su les entre las personas, que la procreación
disciplina era una ciencia, y las definicio­ establezca nexos consecuenciales entre
nes antropológicas tenían a menudo un madres e hijos y que los vínculos genéti­
tinte legalista. Parecía crítico establecer cos posean significado invariable o cuali­
la existencia de UNIVERSALES, categorías dades distintas de los atributos sociales y
de cultura (incluidas instituciones bási­ culturales que les son asociados.
cas como la familia) que pudieran servir Del mismo modo, la ideas de que las fa­
como puntos de referencia inmutables milias y la mayoría de las unidades do­
para las descripciones y comparaciones. mésticas comprenden normalmente
Como explicara Ciyde Kiuckholm (1955, adultos de uno y otro sexo y su prole ig­
p. 506), «la comparación genuina sólo es nora la actual popularidad de los matri­
posible si se han aislado unidades unidas monios sin hijos, la existencia de fami­
al margen de la cultura». lias construidas solamente por ADOPCIÓN
Sin embargo, se ha revelado difícil to­ o por otras formas de inseminación, la
mar hechos biológicos elementales como creciente frecuencia de padres solteros y
la existencia de dos sexos, su papel en la de hogares con un solo padre en las so­
procreación y la vulnerabilidad de las ciedades occidentales, al igual que la
crías humanas (Malinowski, 1915; E. creciente visibilidad de las uniones ho­
Parsons, 1906) y entretejerlos en teorías mosexuales, a menudo con niños, y que
antropológicas convincentes o interesan^ pueden integrar la relación sexual entre
tes acerca de la vida familiar. Quizás ha­ dos o más adultos que pueden residir o
ya «realidades» biológicas, psicológicas y no en el mismo hogar. Nuestra noción
sociocoyunturales de la existencia hu­ convencional de familia es también in­
mana que deban servir como puntos in­ sensible a la diversidad económica, so­
variantes de referencia basándose en los cial e histórica. ¿Se incluyen las familias
cuales pueda procederse a comparacio­ adoptivas? ¿Qué lugar ocupan los hijos
nes transculturales. Pero el postulado de de uno de los cónyuges? ¿Qué hay del in­
que la familia nuclear es bloque funda­ cesto (véase T a BÜES DE INCESTO)? ¿O de
mental de la construcción de la sociedad las unidades domésticas con sirvientes,
comparable ai átomo queda hoy en tela esclavos y concubinas? ¿Hay lugar para
de juicio dada la diversidad de familias los muertos, es decir, los ANTEPASADOS, en
incluso en América y Europa. las familias nucleares? JT
Pregúntese, por ejemplo en qué se dife­ Otras lecturas Bartholet, 1995; Jane
rencia una familia de la u n id a d d o m é s ­ Collier y Yanagisako, 1987; J. Goody,
t i c a . Podría decirse que el referente de 1983a; Harris, 199Í; Hewlett, 1991; A,
familia es parentesco y el de «unidad do­ Kuper, 1988; Peristiany, 1976; Rivers,
méstica» una residencia común (Yanagi- 1914a; Weston, 1991.
sako, 1979), Sin embargo, David Schnei-
der (1968, 1984), basándose en sus estu­ familia compuesta Grupo de fa­
dios sobre ei parentesco norteamericano, milias nucleares unidas por un esposo
común, en general el marido en el siste­ cribir fenómenos en su forma más radi­
ma de matrimonio poligínico. MR cal, tal como se presentan antes de ser
Véase también PO U G INIA. definidos por vía de suposiciones. Por
«fenómenos» se entiende todo lo que
familias elementales Son aque­ percibimos y tal como lo percibimos.
llas compuestas de marido, mujer e hi­ Sus comienzos se asocian a. la obra de Ed-
jos. MR mund Husserl (1964, 1970) en el período
inmediatamente anterior a la primera
familias extendidas Consisten de guerra mundial. Husserl entendía la fe­
una. serie multigeneracional de FAMILIAS nomenología como un método de des­
NUCLEARES que viven generalmente co­ cripción más que de investigación analí­
mo grupo doméstico común. Por ejem­ tica o empírica. La verdad de las descrip­
plo, una familia compuesta por los pa­ ciones fenomenológicas no se cree que
dres y sus hijos casados es una familia resida en datos obtenidos por los sentidos
ampliada linealmente. A la muerte de los ni en la observación experimental, de
padres, la familia se convierte en amplia­ donde que la fenomenología no se consi­
da colateralmente siempre que los her­ dere empírica. Y, por definición, tampoco
manos permanezcan juntos. Las familias son sus descripciones verdaderamente,
ampliadas son a menudo transitorias y se analíticas como, digamos, en un sistema
disuelven con la muerte de los padres, formal de lógica o matemática.
cuando la herencia bace posible dividir Según Husserl, el problema de las cien­
el patrimonio familiar entre las unidades cias inductivas (lo que él llamaba empi-
domésticas componentes. MR ricismo, psicologismo y comportamenta-
Véase también CICLO DOMÉSTICO, FAM I­ lismo) reside en que sus supuestos bási­
LIAS TRONCALES. cos no son examinados. Estas ciencias
signen presuponiendo el mundo que di­
familias nucleares Las compues­ cen examinar. Y aunque son ciegas a es­
tas por marido, mujer e hijos. MR te hecho, presumen más que descubren
Véase también FAMILIA. el mundo en términos naturalistas: la
consideración de que todo lo que es real
familias troncales Son fa m ilia s lo es objetivamente, de modo que inclu­
NUCLEARES con la adición de uno o más so lo psíquico debe ser comprendido —si
parientes que no constituyen por sí mis­ es posible de modo absoluto— en térmi­
mos una familia nuclear independiente. nos de lo físico.
La. forma más común consiste de una pa­ Lo que se supone que garantiza la ver­
reja casada, sus hijos y un genitor de dad de las descripciones fenomenológi­
edad. Es en general un estadio del CICLO cas es la suspensión sistemática de todos
DOMÉSTICO más que una forma perma­ los supuestos previos. Apartados éstos,
nente, MR por definición queda uno con la visión
Véase también FAMILIAS EXTENDIDAS, inobstruida de las formas esenciales, es­
UNIDADES DOMÉSTICAS. to es, los «fenómenos». La intención es
reducir los fenómenos en el sentido de
familia unida Véase fa m ilia s ex­ devolverlos a sus formas más básicas, es
t e n d id a s . decir, trascendentales o no contingentes.
En otros términos, el fenomenólogo se
fenomenología Es un movimiento propone circunscribir los fenómenos sin
filosófico cuyo principal objetivo es des­ más límites que ellos mismos, de donde
que el procedimiento se conozca por el mas, los tres estudiosos más célebres de
nombre de «reducción» o «circunscrip­ la fenomenología de Husserl, Heidegger
ción» fenomenológica. (1962), Sartre (1956) y Merleau-Ponty
Es difícil sobreestimar la radicalidad de (1962), reorientaron su perspectiva filo­
este procedimiento, pues lo apartado es sófica de modo distinto, pasando de la
la existencia, que se da por sobreenten­ esencia trascendental a la existencia
dida. ¿Cómo es posible hacer afirmacio­ mundana, o de la forma pura a la prácti­
nes sobre algo tan hipotético como la ca establecida. El propio concepto hus-
percepción diaria de la realidad, lo que serliano de «mundo de la vida» (Lebens-
Husserl llamó la «actitud natural»? Hus- welt), el mundo en el que construimos
serl propone al efecto la técnica de la va­ nuestra identidad, concuerda con esta
riación imaginativa, en virtud de la cual visión.
las propiedades de una cosa son sistema- La fenomenología no ha tenido dema­
ticamente puestas en tela de juicio, has­ siado eco en la moderna antropología
ta el punto de que uno llega a los límites profesional. Esta falta de influencia pue­
en ausencia de los cuales la cosa deja de de explicarse, en parte, por el hecho de
poder existir. que mientras la fenomenología ensalza
El primer fenómeno iluminado por la el saber no empírico, la antropología mo­
época, y el más importante, atañe a la derna ha surgido como ciencia resuelta­
propia consciencia, que lejos de ser un mente experimental. No obstante, que la
terreno interior y subjetivo opuesto a la antropología haya prestado tan poca
sustancia exterior del mundo objetivo, se atención a la fenomenología es un hecho
convierte en campo de experiencia es­ curioso si se tiene en cuenta que ésta ha
tructurado en torno de una bipolaridad estahlecido señalados enclaves en la psi­
sujeto-objeto. Husserl habló de esta es­ cología y la sociología (psicología feno­
tructura esencial de la consciencia como menológica (Berger y Luckmann, 1966)
«intencionalidad», con lo cual quería y la etnometodología (Garfinkel, 1967).
significar que el objeto visible y el suje­ En la antropología actual se observa la
to testigo son lo que son sólo en virtud de tendencia al uso vago del término «feno­
su existencia simultánea. En otras pala­ menología» para referirse a cualquier
bras, en oposición directa al dualismo modalidad interpretativa o simbólica de
cartesiano, y pese a la acepción usual de la disciplina- Puede que la mención más
«intencionalidad», la consciencia no es notable de la fenomenología por parte de
subjetiva ni objetiva, sino una dinámica un antropólogo se encuentre en Tristes
empírica que genera ambos principios tropiques (1965c), donde LÉVI-STRAUSS la
ontológicos. rechazó en razón de su subjetivismo. Iró­
La fenomenología de Husserl fue muy nicamente, a pesar de la ausencia de su­
criticada en razón de sus fines teórica­ jeto en las «estructuras» levi-straussia-
mente insostenibles de conocimiento en­ nas, hay algo sustancialmente próximo a
teramente libre de presunciones. Del las «esencias» del fenomenólogo.
mismo xaodo, encontró dificultades res­ De hecho, cuando se considera desde la
pecto a la cuestión de cómo se constituían perspectiva de sus metas intrínsecas, con­
los propíos fenómenos- En respuesta a trariamente a su autoidentificación como
las preguntas sobre este origen, Husserl ciencia positiva, la antropología social
postuló la existencia de un yo trascen­ muestra en general una profunda símila-
dental, cayendo así en el idealismo y el ridad con la fenomenología. Pese a su én­
subjetivismo. En reacción a estos proble­ fasis en el trabajo empírico de campo, la
marca diacrítica más importante de la in­ rience (1961) de Godfrey Lienhardt y
vestigación antropológica es la proscrip­ Do hamo (1979) de Mauríce Leenhardt,
ción del etnocentrismo, En términos lla­ aunque decididamente diferentes en su
nos, esta proscripción o advertencia disci- estilo etnográfico, son ejemplares. Es di­
plinaria de dejar de lado toda presunción fícil decir exactamente dónde trabaron
o prejuicio de la cultura propia es una for­ estos dos eruditos conocimiento con la
ma de la fenomenología reduccionista o fenomenología. Lienhardt fue formado
circunscriptiva, sólo que en lugar de pro­ por su mentor EvaNS-PbíTCHARD —cuya
ceder simplemente por via intelectual a celebrada conversión al enfoque históri­
través de experimentos del pensamiento, co por encima del FUNCIONALISMO fue,
la circunscripción antropológica procede discutiblemente, más bien una cuestión
por la vía práctica mediante la disrupción de anticientificismo que otra cosa—, y
de significado cansada por la confronta­ quien había sido influido por la filosofía
ción directa con otras culturas. de corte hegeliano de R.G. Collingwood;
Lo que la antropología trata de descubrir no cabe duda alguna de que Maurice
con ayuda de esta forma de circunscrip­ Leenhardt conoció el pensamiento de
ción o delimitación especial (etnografía) Heidegger (Clifford, 1982). Y ambos eru­
tiene algo fundamental en común con la ditos conocieron igualmente los trabajos
noción fenomenológica. Cualquiera que de Lucien Levy-Bruhl, cuya noción para-
sea la actitud actual de la antropología lógica de «participación» es, por encima
frente al evolucionismo y el universalis­ de la «causación» y contra ésta, intrínse­
mo, e independientemente de la caracte­ camente fenomenológica (Leenhardt,
rística contextualización sociológica y 1975; Cazeneuve, 1972). Por último, va­
cultural de sus hallazgos, los objetivos de le la pena conjeturar que, en su aproxi­
la antropología de lo «prim itivo» son mación al estudio de la RELIGIÓN primi­
siempre, en cierto sentido, esencias hu­ tiva, ambos autores estuvieron influidos
manas. El significado relevante no tiene por sus propios estudios religiosos, donde
nada que ver con lo rudimentario y re­ la fenomenología había sido una impor­
trasado, sino que .trata más bien de qué tante línea de pensamiento (Otto, 1925;
es primero y fundamental, antecedente Leeuw, 195S),
que no es cronológico sino continuamen­ En cualquier caso, tanto Divinity and ex~
te presente (Leenhardt, 1975; Agamben, perience como Do hamo buscan entender
1995). Lo «primitivo» —desde lo ceremo­ la religión de los dinka y los canacos, res­
nial y vinculado al parentesco hasta lo pectivamente, dejando radicalmente apar­
que atañe a la razón y al mito—son bus­ te la actitud natural del pensamiento occi­
cados por los antropólogos como aquello dental en favor de una consciencia no dua­
que indefectiblemente hace humanos a lista y empírica del mundo. Y mientras
los humanos, incluso si ya ha dejado de que el rico ejercicio fenomenológico de
pensarse que estos fenómenos puedan Lienhardt es frenado por su adhesión a
captarse en los términos absolutos del una interpretación tropológica, el estudio
naturalismo ontológico. de su homónimo francés describe el mun­
La identidad clara entre antropología y do no dualista canaco como aprehensión
fenomenología ha sido puesta de mani­ exhaustiva y —revelando cuán radical pue­
fiesto en las relativamente pocas mono­ de ser la fenomenología—otorga genuina
grafías antropológicas donde predomina credibilidad a ese mundo precientífico.
un enfoque genuinamente fenomenoló- Sea cual sea la posición de la fenomeno­
gico. En este sentido, D ivinity and expe- logía o de la antropología como conjun­
tos de doctrinas teóricas, cada disciplina nómicas antes de trasladarse a Inglaterra
destaca peculiarmente como modo de en 1924 para doctorarse en esta discipli­
pensar crítico que progresa aplicado a sí na. En la London School o f Economics
mismo: una y otra proceden suspendien­ trabó conocimiento con Bronislawa Mali-
do deliberadamente sus propias presun­ nowski y desplazó su interés hacia la an­
ciones. Ambas son, pues, singularmente tropología, aunque sus conocimientos de
revolucionarias, y por esta razón crucial, Economía fueron siempre perceptibles
su afinidad es profunda. TMSE en toda su obra. Se doctoró en 1927 con
Otras lecturas Binswangex, 1963; Bru- una tesis sobre la economía maorí. Ex­
zina, 1970; Lyotard, 1991; Natanson, ceptuando una corta estancia en Austra­
1973; Schutz, 1962-1966, 1967; Spiegel- lia, impartió siempre clases en la LSE
berg, 1960; Zaner, 1977. durante el resto de su carrera, ocupando
la cátedra de Malinowski en 1944 y reti­
fertilidad Véase RITUS Y CULTOS DE rándose en 1968. Durante este tiempo
FERTILIDAD. fue el principal impulsor de los estudios
de antropología en la LSE y contribuyó
festivales Víase r i t u a l . notablemente en la educación de una
distinguida cohorte de estudiantes, entre
fetiche Es un objeto imbuido de po­ ellos Edmund LEACH, s u sucesor en la cá­
tencia ritual, a menudo envuelto en ta­ tedra. Fue ennoblecido en 1975,
búes y que confiere beneficios materia­ Los intereses etnográficos y teóricos de
les a su poseedor. MR Firth son enormemente vastos. Es difícil
encontrar algún tema que no tratara. Pu­
feudalismo Véase c o lo n ia lis m o , e v o ­ blicó monografías sobre trabajos de cam­
lu c ió n . po realizados entre los maoríes de Nueva
Zelanda (1929), los tikopia de las islas
filiación Proceso por el que los indi­ Salomón (1936, 1940, 1967, 1970), pesca­
viduos son socialmente asignados a sus dores malayos (1946) y urbanitas londi­
padres. Establece vínculos paterno-filia- nenses (1956c; Firth etah, 1970). Su PVe
íes y los derechos legales relevantes ba­ the Tikopia (1936), obra de gran exten­
sados en esta relación. MR sión (más de 600 páginas) y carácter dis­
cursivo, no tardó en convertirse en un
filiación complementaria Pro­ clásico, aunque son muchos más hoy los
ceso por el que los hijos de un sistema de que citan el libro que los que realmente
descendencia unilineal se vinculan con el lo han leído* Ejemplo de FUNCIONALISMO,
padre ajeno a su estirpe y a los familiares señalaba cuántos aspectos de la vida esta­
de éste. Así, en un sistema matriiineal, la ban interrelacionados, aunque prestó po­
filiación complementaria implica la crea­ ca atención a cómo y por qué. El mismo
ción de nexos de afecto y obligación en­ Firth reconoció que este defecto estruc­
tre el hijo y su padre y familiares de éste; tural representaba un problema y volvió
en un sistema matriiineal, con los fami­ a su interés por la economía para corregir
liares de la madre, en particular con el en sus obras siguientes.
hermano de ésta. MR Firth fue uno de los fundadores de la AN­
TROPOLOGÍA ECONÓMICA, en cuyo seno
Firth, sir Raymond William demostró un gran interés en cuestiones
(1 9 0 1 - 1 9 ? ? ) Raymond Firth nació en de elección individual, estructura de las
Auckland, Nueva Zelanda. Estudio Eco­ instituciones económicas y organización
de los asuntos pertinentes. Así, su obra mático probado o lógico). La voz fue
sobre RELIGIÓN y SACRIFICIO trató prefe­ acuñada en 1846 por el anticuario britá­
rentemente los aspectos prácticos de los nico William John Thoms en sustitución
sistemas de creencias, explicando su fun­ de «antigüedades populares» y era el
cionalidad y racionalidad en términos equivalente inglés de la voz alemana
económicos. Su opinión de que las creen­ Volkskunde en uso desde 1787. El térmi­
cias culturales estructuraban la vida eco­ no «folclore» se ha incorporado a mu­
nómica ejerció gran influencia en Karl chas lenguas para designar bien ese cau­
Polanyi (véase DEBATE FORMALISTA-SUS- dal de materiales culturales, bien la dis­
t a n t i v i s t a ). ciplina dedicada a su documentación y,
Gran defensor del funcionalismo de Ma- en general, se entiende que la folclorísti-
linovski, Firth (1956a, 1957) intentó ca atiende tanto a la disciplina como a
proporcionarle un sólido marco teórico sus métodos y teorías, en contraposición
que acogiera y explicara el CAMBIO SO­ con los materiales que los informan.
CIAL, Sus obras más conocidas en esta lí- Los usos actuales de la v 02 suscitan dos
nea se centraron en la ORGANIZACIÓN SO­ imágenes contrapuestas: las huellas de
CIAL, que, argumentó, debía distinguirse un pasado idealizado, estéticamente sa­
de la estructura social (Firth, 1951b, tisfactorio y políticam ente sereno frente
1964). La segunda fijaba las reglas del a los restos de un premodernismo irra­
juego, dijo; la primera, el comporta­ cional y supersticioso. Especialmente en
miento real de los actores. Su nuevo es­ la Alemania de los siglos X V III y XIX,
tudio de los tikopia después de un DESAS­ aunque también en otros escenarios, el
TRE NATURAL constituyó una lección par­ nacionalismo romántico u otros naciona­
ticularmente expresiva sobre la gran, lismos étnicos y lingüísticos (incluso
flexibilidad que encierran las estructu­ poscoloniales) han sido piedra de toque a
ras sociales aparentemente fijas (Firth, la hora de conceptualizar e instituciona­
1959) y defendió este enfoque en la an­ lizar este campo. De hecho, el desarrollo
tropología social británica frente a los original de Volk (pueblo) y Volkskunde
ataques de los antropólogos culturales (folclore) puede entenderse en parte co­
norteamericanos, que lo juzgaron excesi­ mo la respuesta nacionalista alemana al
vamente sociológico (Firth, 1951a-véase legado de la Francia napoleónica con su
también ANTROPOLOGÍA CULTURAL Y SO­ filosofía de la Ilustración y del expansio­
C IAL). Tras su retiro desempeñó un im­ nismo imperial (Cocchiara, 1981).
portante papel en la arminización de Identificando y tratando de instituciona­
ambas tradiciones en el curso de las visi­ lizar rasgos humanos basados en la len­
tas que realizó a América del Norte en gua y la historia comunes (en especial la
calidad de profesor invitado. TB identidad étnica o racial basada en la
lengua), ese nacionalismo romántico pre­
folclore Del ixy^ésfolklore. Conjunto sentaba una contrapropuesta al progra­
de materiales culturales atribuidos a so­ ma de la Ilustración del X IX fundamenta­
ciedades premodernas y analfabetas o do en el racionalismo objetivo y pragmá­
campesinas, aislados y preservados oral­ tico. Para los nacionalistas románticos, la
mente o en canales de comunicación no comunidad popular se convirtió en reser­
institucionales y tradicionales (transmi­ va de una lengua vernacular y de un su­
tidos y cuya autoridad depende prima­ puesto caudal de conocimietos o creen­
riamente de que hayan persistido en el cias indígenas compartidos, a menudo
tiempo más que de su contenido prag­ poéticos, imaginativos o espirituales en
su contenido y generalmente transmiti­ particularmente destructivo para la mo­
dos cara a cara por los miembros de la co­ ralidad de la clase trabajadora. Así, el te­
munidad (sin que mediara la imprenta ma del nacionalismo étnico, aunque pre­
ni fueran generados o propagados por sente en otros estudios del folclore del
impersonales instituciones). Reino Unido (especialmente en Irlanda,
Estas características fueron tomadas po­ Gales y Escocia), fue menos prominente
sitivamente como base psicológica e ideo­ en la propia Inglaterra, donde fue susti­
lógica para una identidad nacional tuido por una crítica nostálgica de la in^
emergente. Asi, Johann Gottfried von dustrialización y la modernización.
Herder, quien reunió y publicó cancio­ El estudio del folclore en Inglaterra
nes populares en lengua alemana a fina­ adoptó una posición intelectual contra­
les del siglo XIX, y los hemanos Grimm, ria al FUNCIONALISMO británico de princi­
con sus colecciones decimonónicas de pios del siglo XX, teoría antropológica
cuentos populares (ikTarcheri) y leyendas, que destacaba el estudio sincrónico de
siguieron una política de selección desti­ los sistemas sociales considerados estruc­
nada a suministrar una base cultural turalmente coherentes y, al mismo tiem­
tanto en pro de una conciencia nacional po, «funcionales». Los funcionalistas re­
común como para educar apropiada­ chazaron el estudio históricamente re­
mente a los niños imbuyéndoles una éti­ constructivo y orientado hacia el pasado
ca y lealtad para con una nación-estado en torno a «sobrevivientes culturales»
alemana politicamente aún por realizar. amenazados, suponiendo que cuando es­
En los estudios folclóricos europeos ha tos materiales culturales perdían utili­
privado hasta hace poco el interés por dad para mantener a una comunidad (fí­
cartografiar las modalidades regionales, sica, social o ideológicamente) desapare­
nacionales e internacionales. Esta escue­ cían sin más. Pero si las propiedades
la histórico-geográfica se centró en la culturales encontraban uso, habría que
identificación y comparación a nivel considerarlas funcionales, y era tarea del
mundial de formas de expresión cultural investigador el descubrir cómo opera­
características de comunidades, regio­ ban. La teoría implicaba un modelo uti­
nes, grupos lingüísticos o naciones. El litario, modernista e inspirado por la
mejor ejemplo de esta dedicación se en­ Ilustración en lo que se refiere al cambio
cuentra en la obra de Antti Aarne The social como adaptación que produce
types o f the folktale (1928). A su vez, la «instantáneas» sincrónicas de las comu­
mitología indoeuropea comparada del nidades. El estudio del folclore, por otra
siglo XX de Georges Dumézil (1981) parte, se inclinaba por una investigación
comparte con la obra mencionada hon­ «salvaje» de los materiales culturales, a
das raíces en la filología comparada y en menudo fragmentarios y en peligro de
la lingüística histórica, pero no se consi­ extinción. Los folcloristas no suponían
dera que forme parte de la folclorística que esta fragmentación implicara inuti­
histórico- ge ográfica. lidad, en especial en vista de la impor­
El desarrollo de los estudios del folclore tancia estética o ética de su material, y
en la Inglaterra del siglo XIX contraponía sostuvieron que el cambio es con fre­
una base cultural premoderna, apenas cuencia producto de influencias externas
sobreviviente en las comunidades rura­ agresivamente intrusivas y destructoras,
les, a un urbanismo industrial deshuma- más que prueba de adaptación indígena.
nizador y desmoralizante, considerado Sin embargo, si la antropología funcio­
por algunos intelectuales Victorianos nal adquirió especial impulso bajo los re­
gímenes coloniales (documentándose los intelectual, muchas definiciones de «fo l­
costumbrismos para una mejor integra­ clore» se limitaban a enumerar listas de
ción de las comunidades locales en las tipos de material: actitudes, creencias y
estructuras legales y administrativas co­ valores no institucionalizados de antes
loniales), en la era POSCOLONIa L ha sido de la Ilustración, tecnologías indígenas
auspiciada por los nuevos estados, re­ preindustriales y productos y géneros de
sueltos a promocional la identidad na­ arte verbal como la épica oral, los cuen­
cional (por ejemplo, como hacen la Co­ tos populares, las leyendas, las canciones,
misión Folclórica Irlandesa o la Acade­ los proverbios, los acertijos y, más tarde,
mia B angla en Bangladesh). los sermones y la narración de experien­
Mientras que el modelo folclorista inglés cias personales. Por otra parte, las homi­
(y norteamericano) no era explícitamen­ lías enseñadas en los seminarios, las no­
te antipragmática, una tendencia en su velas, o el primer libro del Génesis (a di­
relación antagonista con el modernismo ferencia de la creencia en las hadas) se
pragmático fue su enfoque en las pro­ consideraban al margen de la folclorísti-
ducciones estéticas y expresivas (en es­ ca y, por tanto, excluidos de estudio.
pecial textos verbales, pero también el Tras varias décadas de minusvaloracíón
saber costumbrista y ritual) más que en de las cuesion.es pragmáticas en los estu­
la producción material-cultural. Un im­ dios folclorísticos norteamericanos a favor
portante producto del reexamen estético de los temas verbales, hacia 1960 se intro­
de textos originalmente orales o halla­ dujo en Estados Unidos el término «vida
dos en representación oral en contextos folclórica» ifolklifé) para poner de relieve
sociales particulares, como en la muy de­ no sólo las artes verbales, el costumbris­
batida «teoría de fórmulas orales» de la mo y los rituales, sino también un mar­
composición del verso épico desarrollada gen más amplio de producción material-
por M il reían Parry y Albert Lord (Lord, cultural. En Europa, el saber popular
1960; Finnegan, 1977; J. Foley, 1990), ( Volkskunde) no entrañó marginación al­
fue la percepción de los modos analfabe­ guna de los estudios de la cultura mate-
tos de producción textual. Entre princi­ rial: el modo de fabricar pan o tejidos de
pios y mediados del siglo XX aparecieron una comunidad eran tan importantes co­
líneas muy diferentes de análisis textual. mo la narrativa popular. La adopción del
El ESTRUCTURALISMO (Lévi-Strauss, término «vida folclórica» por los norte-
1963a, 1969-1981, 1995; Bremond, 1973; americanos, influidos por los europeos
Greimas, 1983), el formalismo (Propp, (Dorson, 1972), reavivó el interés en
1958) y más recientemente la etnopoéti­ cuestiones no exclusivamente centradas
ca (Hymes, 1981; Tedlock, 1983; véase en los textos y más orientadas hacia enfo­
p o e s ía ) han aportado diferentes enfo­ ques sistémicos y fenomenológicos del es­
ques del significado y forma de los textos tudio de las creencias. La lista de formas o
verbales. También la cultura material procesos documentados seguía siendo su­
fue explorada con óptica estructuralista mamente variada, al hilo del interés par­
por Glassie (1975). ticular de cada investigador, y prosiguie­
Así, el folclore y su campo de referencia ron los debates acerca de la «autentici­
varían con cada historia comunal o na­ dad» de las diferentes producciones
cional en que se insertan e inciden en las culturales (entendiéndose por «autentici­
diversas tendencias teóricas en lingüisti­ dad» un concepto clave en la valoración
ca y psicología, entre otras disciplinas. por parte de los folcloristas de la historia
Antes de la era actual de historiografía intelectual e ideológica de aquéllas).
Sin embargo, siempre ha. habido y sigue re ») (1971) a las producciones culturales
habiendo aspectos comunes del campo de que citaban (o pretendían asimilarse a)
estudio en todas sus variaciones, como el formas preindustriales, vernaculares de
carácter en peligro de extinción de mu­ base local que se presentaban ante una
chos objetos de estudio. Naturalmente, audiencia popular externa y postindus­
las culturas memorísticas van perdiendo trial (por ejemplo, el a la sazón boyante
a sus generaciones más viejas, las reser­ Folksong Revivaí), Entretanto, los estu­
vas de información más profundas. Pero diosos europeos, con gran eco en Estados
el folclore ha sido y es percibido como Unidos, reconocían determinados proce­
cultura de comunidades marginales, sos como «cultura popular» en el seno de
amenazadas o en pugna por sobrevivir: la sociedad urbana postindustrial (Bau-
sistemas al borde de la obliteración. Des­ singer, 1990). Esta crítica entrañaba el
de su comienzo, este campo ha dejado eventual reconocimiento de que la cul­
claramente explícito su compromiso con tura ilustrada o literaria no excluía ne­
la defensa de la cultura; no con su estudio cesariamente ni marginaba a los proce­
desde una posición neutral, sino con el sos orales, al tiempo que señalaba que al­
ánimo de preservar determinados mate­ gunas prácticas de escritura debían
riales culturales ante los efectos corrosi­ entenderse como muestras del quehacer
vos del «cambio social», la «moderniza­ popular; desde los graffiti a las xerogra­
ción» u «occidentalización», el «capitalis­ fías y la narrativa electrónicamente di­
mo», el «consumismo», el «imperialismo vulgada a todo el mundo, poniendo así
cultural» etc. de nuevo sobre el tapete el gran tema de
Se ha discutido mucho acerca de las for­ las etnografías documentales (Finnegan,
mas apropiadas de esta defensa. Los con­ 1988). Más recientemente, el reconoci­
servacionistas han ido alternando su in­ miento de la existencia de procesos «de
terés por las «gentes» y por su «produc­ creatividad popular» en las comunica­
ción cultural» y preguntándose si la ciones electrónicas interactivas resta va­
preservación del conocimiento es más lidez al criterio de relación «cara a cara»
importante que (o posible sin) la protec­ como marchamo de pertenencia a un
ción de las comunidades o poblaciones. grupo folclórico; de ahí su presencia ca­
De manera similar, son diferentes los da vez mayor en Internet.
conjuntos de relaciones entre los miem­ En Estados Unidos, el movimiento de
bros de una comunidad cultural que ge­ derechos civiles y el feminismo señala­
neran y perpetúan el saber local y aque­ ron procesos de marginación y conserva­
llos que social o pragmáticamente lo re­ ción cultural distintos de los tecnológi­
presentan. Una variante conservadora cos o agrourbaños. Los folcloristas norte­
fue encabezada en Estados Unidos a par­ americanos, tanto académicos como
tir de la década de 1960 por Richard «aplicados» (a la defensa de la cultura
Dorson, director del Instituto del Folclo­ popular) destacaron que el folclore, co­
re de la Universidad de Indiana, enten­ mo saber, valores, creeencias y prácticas,
diéndose folclore (la disciplina) como deriva de las comunidades y es al propio
documentación y análisis exclusivamen­ tiempo agente de su constitución. La in­
te académicos, no como activismo social fluyente definición de Alan Dunde
promotor de producciones culturales al (1966a) estipulaba que; «E l término
margen de la academia ni como protec­ “pueblo” puede aplicarse a cualquier co­
ción directa de grupos sociales. Dorson lectivo cuyos miembros comparten al
aplicó el término «falsoclore» («fakelo- menos un factor común. No importa
cuál sea este factor de vinculación ,.. el tras de diferentes regiones y grupos étni­
grupo constituido por la razón que sea cos y profesionales en el Capitol Malí de
poseerá ciertas tradiciones que llama Washington (Regina Bendix, 19SS; Kirs-
propias». Así, los grupos «populares» y chenblatt-Gim blett, 1988).
su «cultura» compartida se dan en todos Ya en tiempos más próximos, la atención
los planos de la sociedad: grupos profe­ en los estudios pragmáticos (Baumann,
sionales y aquellos clasificados por géne­ 1977; Baumann y Briggs, 1990), promi­
ro o edad (por ejemplo, niños de edades nente en la folclorística norteamericana
diferentes: sus manifestaciones comunes desde finales de la década de 1960, se ha
y compartidas constituyen su «grupo de desviado ahora al examen de cómo tras­
edad» como lo percibimos los demás), cienden las formulaciones culturales los
cohortes históricas (supervivientes del actos individuales; así, «tradicional» co­
Holocausto), asociaciones de voluntarios, mo indicativo de la «autenticidad» de
y enclaves locales, étnicos, raciales y de una práctica o texto se estudia actual-
clase. Este quiebro cuestionaba la impor­ mente como «tradicionalización» o pro­
tancia, si no la existencia objetiva, de ceso mediante ei cual aspectos del pasa­
«géneros» analíticos extrínsecamente do se evocan como importantes y señeros
definidos, a favor de una mayor atención con relevancia general para los estudios
a los géneros o categorías de producción históricos. La idea de contexto ha venido
cultural según los perciben sus practi­ a designar no un conjunto previo de con­
cantes. Un aspecto de este desplazamien­ diciones en que se dio una actuación o
to desde los artefactos a los eventos y comunicación particular, sino como las
procesos fue destacar los aspectos cons­ formas en que los participantes de actos
cientes, reflexivos y críticos de los actos de comunicación negocian, y por tanto
de comunicación. La documentación pa­ crean, esto es, que entienden marco y
só de los textos y objetos a las formas de continuidad relevante como aspectos de
interacción social, los eventos y procesos la naturaleza del propio evento. Más allá
de realización, la cultura popular com­ de la catalogación textos como objetos
partida (con la mira puesta en su signifi­ autónomos, la «introtextualización» ad­
cado e importancia en la interpretación quiere renovado interés: cómo formula­
interna de los participantes) y en cómo ciones específicas (verbales, materiales o
estas interacciones crean y mantienen a acciones «según guión» del ritual o la
los grupos sociales estableciendo la dis­ costumbre) se transportan y se identifi­
tinción entre «propios» y «ajenos». Aun­ can de un evento a otro. El interés ya no
que los procesos de consenso grupal si- reside sólo en la comparación taxonómi­
guen viéndose como interés central, el ca, sino en la conciencia que los partici­
debate, la diferencia y la pertenencia pantes tienen de los rasgos taxonómicos
múltiple o ambigua a determinados gru­ como uno de los aspectos del fenómeno
pos tienen un papel directo y relevan­ de la textualidad, la persistencia y muta­
te. Los movimientos de defensa cultural bilidad de las formas culturales y sus sig­
airean cuestiones de identidad cultural nificados consensuados a lo largo del
en las presentaciones de grupos en los tiempo y en diferentes contextos prag­
festivales folclóricos locales que ofrecen máticos. Temas como el conflicto, la
producciones culturales de origen étnico marginación, la colonización, la subver­
o regional, en museos de patrimonio cul­ sión y la representación ocupan un lugar
tural, etc. En Estados Unidos, el Natio­ destacado en el debate actual (C, Briggs
nal Folk Festival alberga cada año mues­ y Shuman, 1993; Radner, 1993). El am­
bicioso objetivo no es sino el examen si la aparición se da en el mismo medio,
efectivo de cómo se confiere sentido a la como en el caso de [p ]/ [b ] en cu [p] fren­
interacción de la creatividad individual te a cufb] ?«par mínimo». LB
con las expectativas sociales y culturales, Véase también FONOLOGÍA.
las formas del saber transmitido y la im ­
portancia de éste. MM fonología Rama de la LINGÜÍSTICA
Otras lecturas Baumann, 1992; Ben- que trata de la organización de los soni­
Amos, 1976; Briggs, 1993; Handler y dos en las lenguas naturales. La teoría
Linnekin, 1984; S, Hollis etaL, 1993; L i­ contemporánea presenta representación
món y Young, 1986; Paredes y Bauman, nes fonológicas como la de la figura 1T
1972; Toelken, 1979. relativa a la palabra inglesa victim. Estas
representaciones tienen por objeto ex­
fonemas Unidades básicas de la es­ presar la organización temporal de la ac­
tructura de sonido en el inventario sub­ tividad articulatoria. Los «segmentos»
yacente de un lenguaje específico. Por de la figura 1 no son sino la notación ta­
ejemplo, la p aspirada y no aspirada de quigráfica de haces de gestos articulato­
[phjin (pin) y s[p]in (spin) constituye dos rios contemporáneos representados por
sonidos, pero no fonemas, distintos (en los «rasgos distintivos». Estos segmentos
inglés). Más bien se revelan como va­ son registrados en una «plantilla CV
riantes contextúales o «alófonos» de un [consonante-vocal]» que define el marco
único fonema subyacente /p/. Una posi­ temporal básico donde se alternan con­
ción fonémica independiente se establece sonantes y vocales (las dos clases princi­

Figura 1. Representación fonológica de la palabra inglesa victim.


pales de segmentos). Dicho registro no pología de la Universidad de Gales en
tiene por qué proceder de uno en uno: Aberystwyth, donde prosiguió las exca­
los segmentos largos o «geminados» co­ vaciones arqueológicas de la región e
mo la [t] de la voz italiana vittima son inició el estudio de los pueblos y ciuda­
segmentos individuales representados des galeses contemporáneos. En 1935 se
en dos unidades temporales (CC). Cada trasladó a Nigeria para estudiar a los ya-
cíelo de alternancia CV constituye una ko del río Cross. Pasó la mayoría de los
«sílaba», cuyos subconstituyentes inter­ años de la segunda guerra mundial como
nos son el inicio y la rima (i/r). A su vez, investigador del Ministerio de Asuntos
las sílabas se organizan en unidades tóni­ Exteriores, y en 1945 ocupó la cátedra de
cas o «metros» donde el acento prosódi­ antropología de su antigua facultad en la
co/ortográfico recae,en una sílaba dada, Universidad de Londres, donde perma­
aguda/grave/esdrújula, por elección es­ neció hasta su muerte en 1973. Contra­
pecífica de cada lengua. LB riamente a la moda del momento en
Véase también MORFEMAS, FONEMAS. Gran Bretaña, él conservó su devoción
por una disciplina única que compren­
Forde, Daryll (1902-1973) Una día, eso sí, todos los aspectos sociales,
de las figuras más importantes de la. an­ biológicos, arqueológicos y lingüísticos
tropología social británica, aunque no que otros consideraban monográfica­
plenamente apreciada. Era muy indepen­ mente, y formó a muchos de los jóvenes
diente y publicó poco. Fue también uno antropólogos de relieve de la década de
de los pocos antropólogos sociales de su 1950 y posteriores.
tiempo que no perteneció al famoso semi­ En Í944 asumió también la dirección
nario de M a l MOWSKT en la década de nominal, a tiempo parcial, del Instituto
1930 y nunca pensó en la posibilidad de africano Internacional de Londres, orga­
encabezar nria «escuela» con jóvenes an­ nismo a la sazón colonialista, y semimori-
tropólogos, Sin embargo, quienes apren­ bundo, y lo transformó en la institución
dieron bajo su magisterio o trabajaron capital de estudios africanos: publicó la
con él le consideran una de las pocas figu­ revista Africa y numerosos volúmenes
ras de importancia histórica en esta disci­ de etnografía, entre ellos el importante
plina. Etknograpkic survey o f Africa, así como
Cyril Daryll Forde nació en Londres en African abstracts y otros. Trabajó incan­
1902, hijo de un clérigo de la Iglesia de sablemente en la administración del
Inglaterra. Cursó sus estudios en Londres, instituto; fue un editor meticuloso, esti­
en cuya universidad se licenció en geo­ mulante y resuelto, y organizó y obtuvo
grafía y se doctoró en arqueología prehis­ financiación para una larga serie de se­
tórica. Años más tarde se asoció estrecha­ minarios en diferentes países africanos y
mente con el gran arqueólogo V. Gordon con temática muy diversa, a los que acu­
Childe, teórico marxista de gran relieve dieron no sólo académicos de toda Europa,
académico, y en 1928 dio el entonces in­ sino que en muchas ocasiones fueron
sólito paso de trasladarse a la Universidad presididos por investigadores locales. For­
de California* Berkeley, donde trabajó con de creó así una moderna red de estudio­
A.L. K r o e b e r y Robert L o w i e y realizó sos africanistas, no sólo en el campo an­
trabajos de campo entre los yuma de Ca­ tropológico sino también en el económico,
lifornia y los hopi de Arizona. geográfico, histórico, religioso y estético.
En 1930, con sólo veintiocho años, fue Algunos ataques recientes contra Forde
nombrado profesor de geografía y antro­ y el Instituto tachándoles de «colonialis­
tas» son totalmente infundados: muy po­ guía se decantó totalmente por la antro­
cos, de haberlos, han hecho tanto como pología. Aunque en toda su obra subyace
él por romper las barreras intelectuales una faceta psicológica, en lo sucesivo fue
coloniales entre Africa y Europa. consolidándose como uno de los funcio-
Su doctrina antropológica se conserva en nalistas estructurales más destacados
la memoria de quienes le conocieron y (véase FUNCIONALISMO). Después de sus
gozaron de su ayuda, más que en sus pro­ trabajos de campo entre los Tallensi de
pias publicaciones, con detallados estu­ lo que hoy es Ghana a mediados de la
dios de la sociedad yako y su cultura década de 1930, obtuvo una cátedra en
(1944, 1958, 1964), además de inconta­ Oxford, pero vio su carrera truncada por
bles comunicaciones generales sobre los la segunda guerra mundial. Tras un bre­
problemas de la investigación y el desa­ ve período en el nuevo Instituto de Á fri­
rrollo, que ilustró con su. vasto conocí- ca Occidental en Accra volvió a Oxford
miento de todos los campos del saber antes de ocupar la cátedra Williazn Wiyse
africanista, insistiendo en que la etno­ de Cambridge, posición que conservó has­
grafía debe ser a la vez pormenorizada y ta su retiro en 1973. Murió en Cambrid­
basada firmemente en la consideración ge en 1983.
de factores ecológicos, económicos y de­ Fortes contribuyó de manera señalada a
mográficos. Forde razonaba y redactaba la antropología del parentesco, de la po­
con gran agilidad y precisión y abomina­ lítica, de la religión y de la persona
ba de quienes enmascaraban sus ideas usando sobre todo material tallensi co­
con el fácil recurso a la jerga y a la pre­ mo base etnográfica de sus discusiones
tenciosa «teoría». Su libro Habitat, eco- teóricas. Respecto al parentesco distin­
nomy and society (1934) y la publicación guió entre las vertientes doméstica y po-
African. worlds (1954), de la que fue edi- lítico-jurídica (véase, 1949b, 1945, res-
toTj se cuentan entre las obras clásicas. pectivamente; también 1953). El prime­
Véase una lista de sus publicaciones en ro giraba en torno a la FAMILIA, la unidad
Man in Africa (Douglas y Kaberry, 1969). de producción y reproducción domésti­
JM cas, cuyos límites eran en última instan­
cia morales. Fortes seguía aquí a Mali-
formas de vivienda Véase a r q u i ­ novski al mantener que los mecanismos
tectu ra . psicológicos del cuidado y la asistencia,
que llamó «axioma de la amistad» y «re­
Fortes, Meyer (1 9 0 6 - 1 9 8 5 ) M e- gla de altruismo prescriptivo», eran a la
yer Fortes nació en 1906 en Britstown, postre más importantes que las normas y
provincia de El Cabo, Sur áfrica, hijo de obligaciones legales operativas en el
inmigrantes rusos. Encontró su vocación, campo político-jurídico. Este último era
académica en la psicología, en la que se el representado en el caso tallensi por el
doctoró, y desde la que ayudó al desarro­ grupo de descendencia patrilineal o soog.
llo precursor de las pruebas intercultura­ Mientras que la familia era una institu­
les.Su trabajo con niños discapacitados ción básicamente temporal que moría
en el East End de Londres a finales de la con sus miembros, el grupo de descen­
década de Í920 y principios de la si­ dencia era una corporación perpetua que,
guiente reforzaron su apreciación de la en razón de actuar frecuentemente como
dimensión colectiva de los problemas unidad en relación con otras de esta cla­
humanos. Esto le llevaría más tarde a se, podía considerarse como «persona
asociarse con M a LINOVSKI, bajo cuya moral».
Fortes distinguió asimismo entre des­ res, El culto a los antepasados es, al me­
cendencia y filiación, ia primera conec­ nos en parte, cuestión de eliminar u ob­
tando a varias generaciones en una línea viar los obstáculos que hayan podido po­
(masculina o femenina) y siendo, por ner en la vida de uno. En términos más
tanto, necesariamente unilineal, y la se­ generales, Fortes trató de alejarse de la
gunda conectando a los hijos con sus pro­ opinión durkheimiana de la persona co­
genitores y siendo, por tanto, bilateral mo elemento pasivo que respondía a los
(véase Fortes, 1953). Con este punto de dictados sociales, sumándole el reconoci­
partida desarrolló la noción de FILIACIÓN miento malinowskiano de la legitimidad
c o m p l e m e n t a r i a . También destacó los de la consciencia de sí mismo y la refle-
nexos verticales implícitos en la descen­ xividad. La calidad de persona no sólo se
dencia más que los horizontales entre adquiría con las aptitudes sociales, sino
grupos exógamos determinados por el demostrándolas, en particular en el R I­
MATRIMONIO, aspecto ulteriormente ca­ TUAL. Sin embargo, para Fortes éste
racterizado como «TEO RÍA DE L A DESCEN­ atendía también a lo desconocido, refle­
D ENCIA» y al que se opusieron los propo­ jando aquí el postulado de Malinowski
nentes de la «TE O R ÍA DE LA A LIA N Z A » de que el ritual interviene cuando el sa­
(Edmund L e a c h , Louis Dumont, Rod- ber (técnico) se agota.
ney Needham, etc,, seguidores de L É V I- Como funcionalista, Fortes destacó la co­
S t r a u s s ). En opinión de Fortes, los GRU­ herencia de las instituciones en la socie­
POS DE DESCENCIA se autoperpetuaban y dad y su inclinación se decantaba clara­
eran casi autónomos, mientras que para mente hacia lo sincrónico, restringiendo
los teóricos aliancístas eran interdepen- su idea de la dinámica social a la noción
dientes en virtud de su exogamia y la del CICLO DE VIDA. Su escepticismo ante
consecuente necesidad de las mujeres las leyes generales no eran tan acusado
respectivas para el matrimonio (véase como el de su amigo y colega de toda la
especialmente Leach, 1957; Fortes, vida EVANS-PRITCHARD, y desarrolló un
1959a; Leach, 1960a; también Dumont, concepto de parentesco que iba más allá
1971b, cap. 19). del de Malinowski, concentrado en la fa­
La posición de Fortes respecto de ia des­ milia nuclear. A l hacerlo, como M ali­
cendencia promovió su interés por los nowski, no siempre resistió la tentación
AOTEPASADOS como objeto de culto, dado de generalizar desde su área de interés
que personificaban al grupo de descen­ preferente para abarcar a la humanidad
dencia que habían iniciado (1987, caps. entera. Con todo, siempre se consideró
5, 4). Su interés en la persona (1987, cap. un pragmático más que un teórico y ja­
10) ha de vincularse con la familia, al más dejó de subrayar la importancia de
menos inicialmente, dado que ésta re­ la etnografía. Su reputación como do­
presenta el centro de la educación y la cente no ha sufrido menoscado y sigue
socialización, Pero aquí se revela asimis­ siendo muy alta. RP
mo importante el grupo de descendencia Otras lecturas X Barnes, 1971; Fortes,
en el sentido de que la pertenencia a él, 1969b, 1969 1970, 1978, 1985; Fortes y
al igual que el matrimonio y la genera­ Evans Pritchard, 1940b; J. Goody, 1983b;
ción de hijos, es lo que hace persona mo­ Schnepel, Í991.
ral del individuo. La plenitud de este ca­
rácter, no obstante, depende de alcanzar f o t o g r a f í a Figura como herramienta
una «buena muertes a modo de colofón importante en la antropología desde la
de una vida plena, con herederos suceso­ aparición de la disciplina en el siglo XIX,
y puede decirse que ambas disciplinas y cuantificados con ayuda de métodos
presentan una historia paralela, puesto corrientes en el campo de la psicología,
que la fotografía sirvió, entre otras cosas, como la prueba de percepción temática
para dar autenticidad y documentar adaptada a situaciones antropológicas.
gran parte de la observación antropoló- Por otra parte, este uso de la fotografía
gica (Pinney, 1992). La fotografía ad­ debe incluir también la consideración de
quiere una doble vertiente a finales del roles culturalmente específicos de ins­
siglo XX, primero como herramienta y cripción visual y su relación con la me­
método de investigación, y luego como moria, el significado de la fotografía
foco de estudio crítico del producto foto­ misma como objeto cultural, y en última
gráfico mismo en términos de represen­ instancia, los componentes culturales de
tación de imágenes. la propia percepción visual.
En la producción de datos etnográficos Si la documentación de datos etnográfi­
se ha usado la fotografía convencional­ cos sigue siendo el cometido principal de
mente como herramienta para captar e la fotografía, no es menos cierto que al
inventariar. Procede, no obstante, distin­ respecto caben no pocas reflexiones- La
guir entre el uso incidental o auxiliar de crisis de representaciones en el texto an­
una cámara como cuaderno de notas ico­ tropológico ha venido a sugerir otras
nográficas y la exploración visual rigu­ aplicaciones de la fotografía, que ya no
rosamente estructurada en la que tanto puede considerarse sólo como transcrip­
el sujeto como su percepción, registro y ción simple de la verdad cultural, ni si­
análisis se conciben en términos de co­ quiera en sus aspectos más elementales.
municación visuaL La fotografía tiene, Pese a la apariencia de objetividad, rela­
pues, numerosas aplicaciones: en los pro­ cionada con el progreso de la tecnología,
cesos de la CULTURA MATERIAL y en com­ el uso de la fotografía debe considerarse
portamientos que no se expresan verbal siempre sobre bases culturales y como
o materialmente como el proceso social, respuesta cultural específica frente a
la expresión corporal (cinética) y la di­ una situación dada. Así, tanto lo que se
námica espacial (proxemia), Quizás el considera objetivo importante que regis­
ejemplo más notable lo ofrezca el traba­ trar con la cámara y el contexto de su in­
jo de G. Bateson y M . MEAD (1942) sobre terpretación han cambiado radicalmen­
la socialización en Bali. La fotografía en- te con el tiempo. Y éste es el postulado
cuentra también una importante aplica­ básico de gran parte del análisis descons-
ción en antropología como medio de truccionista del legado fotográfico histó­
examen y documentación en estudios rico de la antropología colonial (Banta y
tan variados como la continuidad de las Hinsley 1986; Geary, 1988; Edwards,
tradiciones de la cultura material, la his­ 1992). Aunque esta nueva visión se ha
toria de las comunidades y las identida­ centrado en gran medida en el material
des y la ETNOHISTORIA. Puede aportar histórico acumulado, el análisis puede
una gran riqueza de datos: hay INFORMA­ aplicarse igualmente al material moder­
DORES que no sólo describen el contenido no y sus aplicaciones consiguientes en
concreto de una fotografía, sino que al monografías académicas, exposiciones
respecto articulan y proyectan sus actitu­ museísticas o proyectos comunitarios.
des, revistiéndo la fotografía de un im ­ Tanto la teoría antropológica como la fo­
portante contenido emocional y psicoló­ tográfica han recurrido para estos deba­
gico (John Collier y Collier, 1986, pp. 99- tes a la ANTROPOLOGÍA MARXISTA, la teo­
132). Estos datos pueden ser cualificados ría literaria, el psicoanálisis, la SEMIÓTI-
CA y las teorías POSCOLONIALES sobre re­ culturales es también importante. EE
laciones de PODER (las de foucault han Véase también ARTE, COLONIALISMO, ET­
sido particularmente influyentes). La NOGRAFIA Y ETNOLOGÍA, ANTROPOLOGÍA
importancia de la ontología del fotógra­ VISUAL.
fo en la antropología y, en última instan­ Otras lecturas Barthes, 1981 [maravi­
cia, la naturaleza arbitraria de sus signi­ llosa poética]; B. Nichols, 1981; Pinney,
ficantes han formada parte del debate 1989 (útil resumen teórico sohre la natu­
teórico al respecto: cómo fragmenta la raleza de la fotografía en contraste con
fotografía el espacio y el tiempo trasla­ la filmación]; Scherer, 1990; Sontag,
dando el contexto inicial a otros nuevos 1977; Worth, 1981.
donde adquiere significados diferentes,
quizá más allá del primario y de la in­ Frankfurt, escuela de Así llama­
tención subyacente. A partir de ahí, ar­ da en razón de su sede, ofreció refugio a
gumentan muchos, las partes pasan por los intelectuales de la izquierda durante
el todo, el sujeto resulta objetivado y se los años previos al ascenso de Hitler a la
perpetúan estereotipos o se refuerza el jefatura suprema de la nación. Fue el so­
PRESENTE ETNOGRÁFICO (Barthes, 1977; lar originario de la llamada teoría críti­
Tagg, 1988). ca, compleja mezcla de enrevesado pen­
Este debate teórico ha tenido un profun­ samiento marxista, filosofía, psicoanáli­
do efecto en el uso que los antropólogos sis, especulación literaria y estudios
hacen de la fotografía, no sólo en su pro­ sociales. Entre sus participantes destacan
pio TRABAJO DE CAMPO (donde el carácter el ensayista Walter Benjamín, el psico­
intrusivo del medio ha sido reconocido analista Erich Fromm y el filósofo Her-
desde hace tiempo) y en el desarrollo de bert Marcuse. El heredero actual de la
modelos reflexivos de producción de da­ escuela es Jürgen Habermas, quien, no
tos primarios (Caldarola, 1987; Piette, obstante, se ha alejado un tanto de las
1993), sino también en el marco más posiciones sostenidas por Max Horkhei-
amplio de la política de representación mer y Theodor Adorno, que se cuentan
que debe abordar las implicaciones éti­ entre sus fundadores.
cas del significado fotográfico que se dis­ El principal reto de la escuela de Frank­
cute (L. Gross et al., 1988). Si la ola POS- furt surgió con el auge del nazismo, lo
MODERNA ha descentrado las certidum­ cual obligó a una reconsideración de la
bres del realismo fotográfico provocando doctrina marxista ortodoxa. Los estudio­
en ocasiones una parálisis metodológica sos de la escuela añadieron dimensiones
e iconográfica, también ha ampliado los culturales y psicológicas al modelo ma­
limites de las posibilidades fotográficas terialista de sociedad (Fromm, 1941) y
en la antropología, desde los proyectos desarrollaron la llamada escala F, una
de autorrepresentación (Penny Taylor, prueba psicológica todavía muy usada
1988) a su carácter de interfaz con la para estimar el autoritarismo que vincu­
práctica contemporánea de las artes v i­ la a las constelaciones familiares con ac­
suales (Banks y Morphy, 1997). titudes políticas (Adorno e ta l, 1950). En
Aunque la descripción sólidamente basa­ parte por los resultados de esta prueha,
da en el saber etnográfico y dirigida a muchos miembros de la escuela se tras­
problemas específicamente antropológi­ ladaron a Nueva York, donde fundaron
cos sigue siendo la función primaria de la la New School for Social Research. Su
fotografía en opinión de la mayoría de trabajo ulterior giró en torno a la inves­
antropólogos, la reflexión sobre sus nexos tigación profunda de las paradojas de la
cultura, de masas y trató de desarrollar clásicos y no cejó a lo largo de toda su v i­
una «dialéctica negativa» liberadora ba­ da en su empeño por editar textos grie­
sada en la estética subversiva del arte gos y latinos, al igual que semblanzas de
moderno y en las posibilidades liberado­ las figuras literarias del siglo X V IIL Sus
ras de la erótica (Marcuse, 1968). ediciones de Pausanias y Ovidio siguen
Dado su rechazo de la razón positiva o gozando de gran prestigio. Su primera
instrumental, la escuela de F r a n k fu r t se publicación fue un ensayo filosófico, pe­
considera a menudo precursora del POS- ro su fama deriva de sus escritos sobre
MODERNISMO r o m á n tic o ; sin em b argo, RELIGIÓN comparada, y en particular de
sus miembros creían firmemente que el la obra The golden bough, que, publicada
trabajo intelectual riguroso, el conoci­ en tres ediciones sucesivas^ pasó de dos a
miento —aun somero— de la contradic­ doce volúmenes entre 1890 y 1915.
ción humana y la exhaustiva crítica cul­ Este trabajo representa la aplicación más
tural eran las únicas vías posibles para famosa de una teoría que había sido po­
alcanzar la libertad humana. CL pularizada en las décadas de 1870 y 1880
Otras lecturas H. Hughes, 1975; Jay, por sir Edward T Y L O R en Inglaterra y
1973; Wiggershaus, 1994. Wilhelm Mannhardt en Alemania, ins­
pirada a su vez por la tesis darwiniana de
fratrías Tres o más conjuntos de CLA­ la EVOLUCIÓN. Se basaba e n la creencia de
NES relacionados por su ascendencia co­ que las mentes de los humanos operan
mún u otros tipos parentesco. Término básicamente de igual modo, pero se ha­
hoy raramente usado. MR bían desarrollado de modo diverso en
Véase también SISTEMAS BIFRACCIONADOS. función de la CULTURA y la CLASE a lo lar­
go de la misma vía ordenada y lineal­
Frazer, sir James (1854-1941) mente. De ser cierto habría de ser posi­
James George Frazer nació en Glasgow, ble tratar de igual modo las costumbres
Escocia, en 1854, hijo de un farmacéuti­ de los pueblos tribales y de los campesi­
co. Estudió en la universidad local desde nos europeos como fósiles culturales re­
1869 a 1874 y seguidamente pasó al Tri- presentativos de estadios anteriores en la
nity College de Cambridge. Premiado en evolución de las sociedades civilizadas, y
las dos, en 1879 obtuvo un puesto docen­ mediante estudio comparado construir
te en Trinity, que le fue renovado cada una teoría general del desarrollo religio­
año hasta convertirse en vitalicio. En so de la raza humana.
1908 aceptó la primera cátedra de antro­ The golden bough fue el intento más am­
pología social en la Universidad de L i­ bicioso de proceder con este estudio, reu­
verpool, pero echó tanto de menos Cam­ niendo datos de todo el mundo y de to­
bridge que la abandonó al cabo de sólo das las épocas. Fue posible por la enorme
cinco meses. A partir de 1914 vivió un diligencia y laboriosidad de Frazer y por
tiempo en Londres y París, antes de mo­ su conocimiento de gTan número de len­
rir en su querida Cambridge en 1941. Se guas: podía leer griego, latín, hebreo,
le otorgó un título nobiliario en 1914 y francés, alemán, español, italiano y ho­
en lo sucesivo acumuló tantos honores landés. Pero lo que le motivaba era pri­
que probablemente ha sido el antropólo­ mariamente su desconfianza y desprecio
go más condecorado hasta la fecha. por la religión, en especial la basada en
Frazer es popularmente conocido como el ritual y la superstición. Educado en el
el padre de la antropología, aunque des­ seno de una devota familia presbiteriana
tacó inicialmente por sus estudios de los escocesa y convertido al agnosticismo en
la Universidad de Glasgow, consideraba bierto el salvajismo subyacente al barniz
al cristianismo su máximo adversario. de la civilización y fue calificado de visio­
La tesis central de la primera edición era nario a medida que el siglo XX asestaba
que la religión primitiva se había funda­ hachazos a la fe en la civilización. Su cho­
mentado en gran medida en la venera­ cante imaginería halló enorme influencia
ción del espíritu feneciente y renaciente en las obras de Eliot, Pound, Yeats, Edith
de la vegetación, personificada como dios Sitwell, Graves, Forster, D.H. Lawrence y
e identificada con los gobernantes huma­ otros. En la década de 1980 fue crucial
nos que eran muertos al cabo de un plazo para el filme Apocalypse now y en la cele­
establecido o cuando perdían su poder. brada novela norteamericana The mists o f
En la segunda edición llevó su tesis a Avalon. La versión resumida de Bough
cuestionar abiertamente la base del cris­ publicada en 1922 ha seguido editándose
tianismo, y añadió la importante tesis de y se ha integrado en la conciencia popu­
que la consciencia espiritual humana lar occidental
evolucionaba a través de tres estadios: En vista de lo dicho es sumamente iróni­
magia, religión y ciencia. En la tercera co que Frazer fuera en verdad un clásico
abandonó su ataque a la divinidad de espécimen de Oxbridge. Sumamente tí­
Cristo, pero amplió enormemente ei ma­ mido, procuró evitar los actos públicos, la
terial de sus otras sugerencias. El resulta­ enseñanza, las conferencias, la vida social
do fue no sólo una importante estructura y aun la lectura de los periódicos, y pre­
^ teórica, sino también un vasto compen­ fería adquirir todos los libros que enten­
dio de prácticas RITUALES humanas, a diera útiles para sus pesquisas, para ence­
menudo espeluznantes. Frazer trató de rrarse seguidamente con ellos y trabajar
llegar a la máxima audiencia posible con en soledad. Y ciertamente trabajó: un
un estilo deliberadamente vívivo y acce­ mínimo de trece horas cada día, siete días
sible e indicando a su editor qué tipo de a la semana y cincuenta semanas por
cubierta quería para sus obras, qué ilus­ año. No sorprende que sufriera proble­
traciones, qué papel y qué tipo de letra. mas en la vista a partir de 1901 y que se
Y sus deseos se vieron colmados. La re­ quedara completamente ciego en 1931, a
cepción profesional de The golden bongh raíz de lo cual siguió trabajando con
fue al principio entusiástica, pero men­ amanuenses. A pesar de sus exóticos inte­
guó progresivamente con cada nueva reses, nunca viajó más allá de Grecia, y
edición. Ello obedeció a un colapso de fe su conocido anacoretismo fue objeto de
en la metodología usada por Frazer, de­ numerosas chanzas. También su rectitud:
clive que comenzó en ei primer decenio cuando un crítico reveló que había mal-'
del siglo y se completó en la década de interpretado una frase de Plinio, al pun­
1920. En lo sucesivo la antropología cen­ to dio conocimiento de ello al consejo del
tró nuevamente su interés en la estruc­ Trinity College sugiriendo que no sería
tura social y su función en las sociedades ocioso reconsiderar el renovarle el pues­
primitivas más que en asignarles un lu­ to. Su aislamiento se vio considerable­
gar en la evolución. A su vez, los histo­ mente reforzado por su esposa Lily, de
riadores de la religión declararon erró­ origen francés, con la que se casó en
neas sus deducciones comparativas. 1896, Ella se impuso la tarea de garanti­
A l mismo tiempo, no obstante, la popula­ zar que no fuera molestado con cuitas de
ridad de Ths golden bougk aumentó en otros, lo cual, junto con su nula inclina­
proporción inversa a la opinión erudita. ción a leer las críticas aparecidas en la
Frazer, como Freud, pareció haber descu­ prensa, contribuyó grandemente a la pe­
trificación de su pensamiento. RHut unos pocos muy marcada (Limerick et
Otras lecturas Ackerman, 1987; Dow- a l, 1991). La crítica más dura se ha diri­
nie, 1970; Fraser, 1990a, b; Leach, 1961c. gido, con todo, a la idea más o menos im­
plícita de que la frontera era un erial
frontera Concepto ambiguo y polisé- despoblado. Es obvio que el indio ameri­
mico. En Estados Unidos, por ejemplo, cano nativo ya la había colonizado.
tiene la definición técnica de región con En Asia y en el Oriente Próximo, las
una densidad poblacional de menos de fronteras se han asociado a menudo con
dos personas por milla cuadrada. En tér­ zonas de contacto entre «la estepa y el
minos más generales se llama frontera a sembradío», es decir, entre pastores nó­
la región o zona donde entran en contac­ madas y agricultores sedentarios. Owen
to dos o más culturas distintas, socieda­ Lattimore (1962) ha escrito extensa­
des, grupos étnicos o MODOS DE PRODUC­ mente sobre estas fronteras, subrayando
CIÓN. Dado que las regiones fronterizas sobre todo que coexisten en ellas el con­
suelen poseer pocos recursos fácilmente flicto y la cooperación cuando los indi­
explotables por el estado, a menudo se viduos pasan de un lado a otro. Las di­
caracterizan por un bajo nivel de control ferencias radican en condiciones geo­
por parte de éste. Por lo común son zonas gráficas y en los diferentes modos de
ya densamente forestadas, ya desérticas adaptación que imponen. Thomas Bar-
o montañosas, y .el entorno habitado sue­ field (1989) modificó y amplió el trabajo
len considerarlas marginales o baldías. de Lattimore y demostró que las confe­
El bajo nivel de control estatal hace la deraciones de las estepas y el estado chi­
frontera atractiva para facinerosos y re­ no han conocido conjuntamente el apo­
beldes y ofrece refugio a grupos incon- geo y el declive durante milenios. Tam­
formistas nativos e inmigrantes. Estas bién observó que ei comercio y las
regiones presentan típicamente pobla­ incursiones depredadoras son medios al­
ciones muy variadas desde el punto so­ ternativos para un mismo fin y que di­
cial y cultural y no son raros los conflic­ chas incursiones violentas constituyen
tos armados. Las presiones de la ACULTU- una forma de extorsión para obtener
RACIÓN y la asimilación suelen ser más condiciones de comercio más favorables.
leves que en las áreas urbanas y la resis­ R, Ferguson y N, Whitehead (1992a) dis­
tencia al cambio y al control central es cutieron una clase particular de frontera,
por lo general intensa* la zona de contacto entre las sociedades
En Estados Unidos, el concepto se asocia estatales y «tribales» respectivamente
con el trabajo de Frederick Jackson Tur­ (véase TRIBU). Observaron dos conse­
ner (G. Taylor, 1972), quien argumentó cuencias generales de esta interacción:
que la experiencia de frontera moduló la ( l ) un aumento de las guerras entre es­
cultura norteamericana promoviendo la tados y tribus; y (2) un aumento del con­
democracia, el igualitarismo y un acen­ flicto intertribal. Ambas figuras son im ­
tuado individualismo, al tiempo que portantes para la ETNOHISTORIA, dado
ofrecía una válvula de escape para las que la ETNOGRAFÍA fue mucho más tem­
presiones de la urbe. Muchos estudiosos prana en estas zonas. Así, debe tenerse
de la historia del Oeste rechazan hoy la extrema cautela al interpretar las versio­
tesis de Turner y ponen de manifiesto nes de los primeros observadores.
que la democracia era a menudo inexis­ Richard Slatta (1985) concibió las fron­
tente, la desigualdad omnipresente y la teras a modo de membranas con una
dependencia de muchos con respecto a permeabilidad asimétrica para los indi­
viduos, el saber y las prácticas culturales, el «cierre» de la frontera norteamerica­
y los bienes materiales. Los grupos en na en 1892 cuando los condados con una
contacto en las fronteras tienden a ser al­ densidad inferior a dos personas por mi­
go selectivos en los elementos que incor­ lla cuadrada ya no configuraban una lí­
poran de una y otra parte. En la América nea clara de expansión hacia el Oeste.
del Sur meridional, la membrana fron­ Sin embargo, según el censo Estados
teriza era especialmente permeable a Unidos de 1990 son más de cien los con­
criminales y campesinos fugitivos de la dados del oeste con tal densidad demo­
leva. gráfica (D. Duncan, 1993). Por último,
Por último, las fronteras son zonas donde una frontera puede ser un gradiente mó­
las fuerzas externas configuran muchos vil de cosas distintas de la población hu­
eventos locales (véase COLONIALISMO, TEO­ mana. th
RÍA DEL SISTEMA. M UNDIAL). Las condicio­ Véase también HISTORIA Y ANTROPOLOGÍA.
nes locales modifican estas fuerzas y los Otras lecturas Baretta y Markoff,
esfuerzos de los actores locales. La resis­ 1978; R. Bartlett y McKay, 1989; Duna-
tencia local a las inciativas coloniales, way, 1996; Lamar y Thompson, 1981;
frecuentes en las zonas de frontera, pue­ Slatta, 1990.
den imponer una carga adicional a los
recursos del estado y contribuir al males­ funcionalismo Es (1) una metodo­
tar de la metrópoli o del país coloniza­ logía etnográfica distinta de la antro-
dor. Las acciones e interacciones de los pología en el campo de las ciencias socia­
pueblos de frontera llevan a menudo a la les y humanidades; (2) una escuela his­
etnogénesis (formación de un grupo ét­ tórica de antropología conocida también
nico) o a la transformación de las etnias como «antropología social británica»; (3)
(Chase-Dunn y Hall, 1997; véase GRUPOS una escuela de sociología y relaciones so­
é t n ic o s ).
ciales que se propuso integrar la sociolo­
La mayoría de los autores, con excepción gía, la psicología y la antropología; y (4)
de Turner, han señalado que algunos de una «filosofía de las ciencias sociales» en
estos grupos fronterizos usan y manipu­ la filosofía analítica angloamericana. El
lan la frontera oficial en provecho pro­ «funcionalismo» ha dejado de ser una
pio. Por ejemplo, en el siglo XVIII y a etiqueta de amplio uso entre los antro­
principios del XIX las bandas apaches y pólogos; pero ello se debe en parte a que
comanches efectuaban profundas incur­ el legado del funcionalismo es hoy un so­
siones en el territorio de Nueva España al brentendido en este campo.
tiempo que mantenían pacíficas relacio­
nes en Nuevo México. Más avanzado el si­ Enfoque etnográfico
glo XIX, las bandas apaches se sirvieron El funcionalismo estudia cómo se interre-
del territorio estadounidense recién ane­ laciona una institución o creencia parti­
xionado como base para sus incursiones cular con otras y en qué medida contri­
en México. Más generalmente, cuando buye a la persistencia hien del sistema
los estados se proponen monopolizar el sociocultural en conjunto, bien en sus
comercio florece indefectiblemente la partes. Es el equivalente sociológico de
práctica del contrabando entre los gru­ la regla básica de la ecología: que no es
pos de frontera. posible cambiar una sola cosa. El funcio­
Muchos autores han observado asimis­ nalismo surgió en la década de 1920 co­
mo que las fronteras no son permanen­ mo ruptura metodológica radical con las
tes sino móviles. El propio Turner señaló comparaciones manifiestamente fáciles
y descontextualizadas («entre los tales y la «consciencia» cognitiva semiótica-
cuales») patentes en gran parte de la an­ mente pública). Así, el funcionalismo
tropología evolutiva del siglo XIX, en mu­ mantenía una tensión productiva entre
chas exposiciones museísticas organiza­ la dedicación al contexto («holism o») y
das como secuencias lineales de progre­ la comparación orientada hacia la pro­
so -“muy criticadas anteriormente por blemática. También entre el enfoque de
E.B. T y l o r (1999)— mapas difusionis- creencias, motivaciones y significado de
tas de rasgos culturales o complejos cul­ los actores (de donde surgió la ANTROPO­
turales limitados, o grandes narrativas LOGÍA in t e r p r e t a t i v a ) al tiempo que si­
ilustrativas del progreso de la razón, co­ multáneamente sostenía que los «hechos
mo The golden bough (1890) de James sociales» no pueden reducirse a la volun­
Frazer. tad, el deseo o la cognición individuales
El funcionalismo requería un método (de donde surgieron el ESTRUCTURALIS-
comparativo más elaborado, interesado MO y el postestructuralismo «antihuma-
en el significado de las instituciones y nista»).
creencias para los integrantes de una so­ Hoy la antropología mantiene su com­
ciedad, asi como en las correlaciones e promiso con la DESCRIPCIÓN DENSA etno­
interconexiones sociales. Estas correla­ gráfica de las interconexiones entre dife­
ciones no podían establecerse estudiado rentes partes institucionales y discursi­
sociedades aisladas, sino medíante com-- vas de la sociedad. Así puede observarse
paración de varias, centrándose por en diferentes palestras de investigación
ejemplo en la relación entre los sistemas de los antropólogos de la ciencia (Tra-
de parentesco matrilineal, la variación weekj 19SS, 1992; E. Martin, 1994), quie­
de cultivos, la brujería y la alta propor­ nes se niegan a limitarse a las paredes
ción de divorcios. Los funcionalistas pre­ del laboratorio, la etnometodología de
ferían mostrar de qué modo el parentes­ un procedimiento, una controversia o un
co o la religión estructuraban ostensible­ género de comunicación. Otro legado del
mente las instituciones económicas, funcionalismo a la antropología es la
cómo estimulaban los sistemas rituales constante dedicación a las comparaciones
la producción económica y organizaban interculturales sociológicamente contex-
la política, o cómo los mitos (anterior­ tualÍ2adas y su rechazo de las categorías
mente desechados como historias sin teóricas de América del Norte y Europa
sentido o conjeturas) servían como pau­ como parámetros universales no verifica­
tas que codificaban y regulaban las rela­ dos. Una vez más, aunque los retos de toda
ciones sociales. comparación en la actualidad son nota­
Este funcionalismo temprano de la an­ blemente diferentes de los considerados'
tropología social británica tenía sus a principios del siglo XX (véase POSMO-
fuentes en la teoría sociológica durkhei- DERNO), también este aspecto proviene
miana, en particular en la noción de que claramente del funcionalismo.
lo social era un nivel de organización sui
generis que no podía reducirse de mane­ Escuela de Antropología
ra simple a las intenciones y motivacio­ «Funcionalismo» es el nombre adoptado
nes de los individuos. Ejercía su fuerza por Bronislaw M ALINO W SKI, A . R - R A D -
moral sobre éstos mediante «lepresenta- CLIFFE-B r OWN y sus discípulos. Conocida
ciones colectivas» o por la «conciencia también como «antropología social bri­
colectiva» (tanto la «conciencia» inter­ tánica», en su período de formación este
nalizada socialmente estructurada como pequeño grupo influyó poderosamente
en las ciencias sociales, en los círculos prácticas o profesionales que ensayaban
académicos en general y en los debates nuevos enfoques teóricos. Aunque algu­
sobre política pública. Basándose en el nas de las formulaciones teóricas de Ma­
estudio intensivo de unas treinta socie­ linowski eran ingenuas (en particular su
dades distintas creó una especie de pauta postrera teoría de la cultura basada en
o modelo de análisis y comparación con­ necesidades biológicas), fue enorme y
tinuos de la sociedad. duradera su contribución a la teoría del
Las etnografías de Malinowski pronto se intercambio, el análisis del MITO como
convirtieron en nuevo modelo textual característica social y el cuestionamien
con su estilo realista que revelaba el antropológico de la universalidad del
«punto de vista nativo» e implicaba al complejo de Edipo. Propuso igualmente
lector en la experiencia de «haber estado aplicar la antropología como saber prác­
allí». Su autoridad radicaba en un exten­ tico para el desarrollo y la reforma socia­
sivo estudio de campo y, todavía más im­ les y cosechó notables éxitos en la capta­
portante, en su declaración en el sentido ción de fondos de las fundaciones Rocke-
de que el funcionalismo metodológico feller y Carnegi para la formación
desentrañaba la estructura de una socie­ antropológica, así como de la Oficina Co­
dad y una cultura mejor de lo que podían lonial británica. El énfasis del funciona­
hacerlo los misioneros residentes y ad­ lismo en las estructuras incentivas y
ministradores coloniales. La estrategia motivacionales nativas, sistemas legales,
de sus textos consistía en representar al sistemas de propiedad y cultivo de la
todo por la parte mediante el análisis de tierra, comercio e intercambio, sistemas
las instituciones clave (KU LA de las Tro- de bienestar y asistencia sociales cua­
briand, BRUJERÍA de los azande), de las draron particularmente bien con la po­
muestras culturales emblemáticas (na- lítica colonial británica de gobierno in­
ven iatmul, peleas de gallos balinesas) o directo en la que se había encomendado
de las estructuras privilegiadas (siste­ a un grupo relativamente escaso de fun­
mas de parentesco, complejos de ritos y cionarios la supervisión de un vasto im­
creencias, facciones políticas). Se recono­ perio a través de las estructuras políticas
cía la especial importancia del «punto de y económicas locales.
vista nativo», que Malinowski presenta­ Radcliffe-Brown fue el «otro» padre de
ba mediante una estrategia de TRADUC­ la antropología social británica. Gene­
CIÓN tripartita: ofreciendo la transcrip­ ralmente reconocido como el formula-
ción del texto nativo, su traducción lite­ dor de la teoría función alista, en gran
ral, y la versión en inglés actual. Llevando media lo hizo inspirado por la sociología
lo exótico a lo familiar trataba de mos­ durkheimiana y, así, consideraba a la an­
trar que otras formaciones culturales en­ tropología como sociología comparada
cerraban asimismo una lógica a la vez global entre las culturas. Sostuvo que la
cognitiva y social. Sus extensas descrip­ estructuras social (compuesta por roles,
ciones y textos nativos aportaron a los et­ obligaciones jurídicas y normas morales)
nógrafos mucho más material del que era el marco crucial de todo análisis
podía analizar por sí mismo. En conse­ comparativo (1952). En su tratamiento
cuencia, sus monografías sobre las islas de las tensiones y conflictos entre los
Trobriand (1922, 1927, 1955, 1948) se propositos individuales y las funciones
cuentan entre los relatos culturales y so­ de las instituciones sociales, su noción de
ciológicos más analizados por los antro­ la estructura social ya insinuaba el lega­
pólogos, fueran éstos estudiantes en do anterior del lenguaje de la morfología
y la patología de los sistemas orgánicos ción de la escuela funcionalista de Man-
(1957). El completar su propia mono» chester establecida por Max GlucKMaN,
gTafía de campo sobre las islas Anda- quien vinculó la presentación casuística
mán (1922) le impuso una dura pugna, de los conflictos tomada de los estudios
reflejo de sus primeros intentos de dejar legales y el interés durkheimiano de
claro el enfoque funcional. Éste no llegó Evans-Pritchard por los conflictos entre
a. ser tan importante como su labor pe­ los intereses individuales y las fuerzas
dagógica, excelente sin lugar a dudas, sociales. Uno de sus principales proyec­
en el curso de la cual estableció impor­ tos fue el intento de crear un mosaico de
tantes programas de formación en Sur- análisis regionales mediante una serie
áfrica, Australia y Estados Unidos (Chi­ de estudios realizados en Rodesia del
cago). Su influencia fue particularmen­ Norte (la moderna Zambia) a través del
te clara en los estudios funcionalistas Instituto Rhodes-Livingstone (Gluck-
basados en el enfoque socioestructural man y Colson, 1951), uno de los institu­
comparado del parentesco y la política tos de investigación social y económica
(Radcliffe-Brown y Forde, 1950; Fortes dispersos por todo el imperio británico
y Evans-Pritchard, 1940b; Schneider y que se propusieron llevar a cabo la inves­
Gough, 1961). tigación agraria y la antropológica a un
A E.E. E v a n s - P r i t c h a r d , miembro des­ tiempo. Impulsado por su preocupación
tacado de la segunda generación se le re­ por la destrucción de las economías tri­
conoce el haber creado la forma clásica bales causada por la leva de trabajadores
de la etnografía al estilo durkheimiano para las minas de cobre, su primer direc­
basado en la estructura social. Sus mono­ tor, Godfrey Wilson, propuso efectuar un
grafías sobre los nuer (Í940, 1951, 1956) estudio del trabajo en las minas. El go­
proporcionaron el segundo conjunto en bierno colonial rechazó la propuesta co­
popularidad de reglas destinadas a la en­ mo subversiva y le prohibió el acceso a
señanza de sus discípulos del difícil arte las minas; a ello no fue ajeno el que fue­
del reanálisis. Y su monografía sobre la ra comunista (como Gluckman). Sin em­
brujería entre los azande (1937) se ha bargo, al gobierno no le había pasado
convertido en un clásico, en parte por su inadvertido el deterioro de las economías
argumento comparativo que pone de re­ tribales, y fue así como contrató a Audrey
lieve cómo los sistemas de argumenta­ RICHARDS, quien escribió un estudio ya
ción se autoprotegen de la falsificación clásico sobre los bemba (1939), conoci­
(el objetivo es aquí la ciencia epistemo­ dos por encabezar muchas de las huelgas
lógica) y que las explicaciones técnico- frecuentes en las minas. Victor TURNÉR
pragmáticas no pueden resolver las cues­ (1957, 1967, 1969) señaló el punto álgi­
tiones existenciales, morales y sociales do de este estilo de monografía funcio­
(«¿por qué yo?»). nalista con su estudio del ritual ndembu,
Con demasiada frecuencia, las rivalida­ donde el análisis casuístico de los dramas
des por parte de los antropólogos norte­ sociales (tomado del modelo de Arnold
americanos han caricaturizado al funcio­ van G e n n e p de la forma ritual) se inte­
nalismo como teoría panglósica. de que gra en un marco neofreudiano. Los aná­
todo está idealmente integrado o es fun­ lisis de Turner del proceso ritual y de la
cional, argumentando que el funciona­ con-fusíón (literalmente, fusión de con­
lismo no podía abarcar los cambios o no junción) de los polos emocional y cogni-
era sino un derivado del COLONIALISMO. tivo del significado en símbolos ritual-
Con ello se ignora la importante aporta­ mente poderosos tanto para el individua
como para su sociedad ejercieron una. se integran causalmente, mientras que
gran influencia en la escuela de antropo­ los culturales lo hacen lógico-semántica-
logía simbólica de Chicago en Ja década mente, y los psicológicos psicodinámica-
de 1970. mente* Normas tales como las regulari­
Aunque no es éste el lugar donde citar a dades estadísticas, añadiría David Sch-
todas las figuras señeras de la antropolo­ neider (1968), pertenecen a la esfera del
gía social funcionalista británica —Abner sistema social; las «declaraciones impe­
Cohén, Elizabeth Colson, Mary Douglas* rativas» o los principios analíticos subya­
Raymond Firth, Meyer Fortes, Ernest centes a las formas conceptuales de la
Gellner, Jack y Esther Goody, Edmund cultura pertenecen a los sistemas cultu­
Leach, Godfrey y Peter Lienhardt, Rod- rales o simbólicos. La organización y la
ney Needham, S.F. Nade!, Emrys Peters, estructura sociales forman parte del sis­
Julián Pitt-Rivers, Isaac Schapera, M, N. tema social; los valores, normas, princi­
Srinivas y Peter Worsley son otros— es pios, símbolos y esquemas conceptuales
importante indicar, al menos de forma son parte del sistema cultural.
somera, algunas de las vertientes, méto­
dos y contextos políticos usados por el Funcionalismo filosófico
funcionalismo y las circunstancias en Los filósofos han examinado el nivel ló­
que se desarrolló. gico de diferentes variantes del análisis
funcional (matemáticos, organicistas, te-
Funcionalismo estructural leológicos, cibernéticos) y su relación con
La versión de Radcliffe-Brown del fun­ las explicaciones por vía de modos causa­
cionalismo fue denominada a veces les e históricos (Hempei, 1959; Gardinerj
«funcionalismo estructural» en razón 1964). Metodológicamente, Aberle et al
del acento que puso en la estructura de (1950) argüyeron que el funcionalismo
la sociedad. Este nombre, no obstante, no podía consistir en una especificación
suele asociarse más bien con el enfoque de listas de necesidades humanas y las
aplicado por el sociólogo norteamericano diferentes instituciones funcionales equi­
Talcott Parsons (1937, 1951a, 1954) con valentes que podían satisfacerlas porque
su visión interdisciplinaria que combi- no había manera de delimitar ya la defi­
naba antropología, sociología y psicolo­ nición de necesidades ya los posibles
gía en un «pastel de capas» conocido equivalentes funcionales* Similarmente,
como modelo analítico de TEORÍA DE SIS­ Blake y Davis (1964) señalaron la circu-
TEMAS casi cibernético. Los sistemas psi­ laridad de derivar normas y valores de
cológicos, sociales y culturales pueden las regularidades comportamentales, de­
distinguirse analíticamente, sugirió, co­ clarando al propio tiempo que son éstas
mo niveles emergentes de organización, las que estructuran los primeros- Ernest
cada uno con su lógica de integración GELLNER (1959b, 1970), manifestándose
propia pero permeable a la información en calidad de filósofo antropólogo, es qui­
vehiculada en todos los demás. Del D e­ zás el más claro en señalar que para la
partamento de Relaciones Sociales fun­ antropología el funcionalismo era prima­
dado en Harvard sobre esta idea surgie­ riamente una obligación metodológica
ron dos antropólogos clave para la que para la búsqueda y examen de intercone­
luego sería la Escuela de Antropología xiones más que una teoría de la sociedad.
simbólica de Chicago de las décadas de De forma filosóficamente menos riguro­
1960 y 1970. Los sistemas sociales, suge­ sa, los discípulos de Malinowski trataron
riría m á s tarde Clifford G e e r t z (1973), de demostrar cómo habían sido aplicados
los métodos funcionalistas a diferentes Hyderabad, en cada una de las cuales es­
áreas sustantivas de la investigación et­ tudió la cultura de tres a seis sociedades,
nográfica (Firth, 1956a, 1957), Sobre los para publicar diez monografías etnográ­
diversos esfuerzos de los parsonianons y ficas sobre sus trabajos de campo, entre
otros sociólogos norteamericanos para las que se incluyen The Chenchus (1943),
poner en claro el funcionalismo estructu­ The Reddis afthe Bison Hills (1945), The
ral como conjunto de modelos y variables Raj Gonds ofAdilabad (1948), The Sker~
véanse los estudios de M. Levy (1968) y pas o f Nepal (1964), The Konyak Nagas
Cancian (1968). MF (1969) y The Gonds ofAndhra Pradesh
(1979). También publicó otros volúme­
funcionalismo estructural F ía ­ nes de ensayos y tratados teóricos, como
se FUNCIONALISMO. Moráis and m erit( 1967), claramente ba­
sado en su trabajo de campo.
Fürer-Haimendorf, Christoph La obra publicada revela apenas la parte
von (1 9 0 9 - 1 9 9 5 ) Nacido en Viena más superficial de sus logros. Además de
en 1909, Christopf von Fürer-Haim en- sus meticulosas notas de campo y dia­
dorf pertenecía a una f amilia que había rios, fue el único antropólogo británico
servido a la dinastía Habsburgo desde de entreguerras en darse cuenta de la
1273, y su padre había desempeñado un importancia de la documentación visual.
alto cargo en la administración austría­ Su colección de fotografías en blanco y
ca. Estudió antropología con Schebesta, negro abarca más de diez mil casos dis~
Frobenius y H em e Geldern en la U n i­ tintos que ofrecen memorables aspectos
versidad de Viena a partir de 1927. Se de la cultura tribal, a los que hay que su­
doctoró en 1931, y en parte inspirado por mar diapositivas en color y en un núme­
M ALINOWSKI se trasladó a Assam en 1936 ro no menor que documentan mundos
para estudiar durante un año a los nagas. que el cambio experimentado ya no per­
Volvió a la India en 1939 para proseguir mite reconocer. Fue también el cineasta
sus investigaciones, pero fue internado etnográfico británico más prolííjco, em­
como extranjero enem igo cuando estalló pezando en la década de 1940 y rodando
la guerra. Se le confinó en Hyderabad, más de cien horas de película de 16 mm.
pero aun así logró realizar durante tres Varios rasgos ayudan a explicar su capa­
años nuevos estudios de campo entre los cidad como etnógrafo. Primero su curio­
chenchus, los reddis y los raj gonds. Se le sidad: se interesaba inmensamente por
p erm itió hacer otro tanto entre los apa la gente que estudiaba, por sus explora­
tanis y otros pueblos del área de Aruna- ciones, por su deseó de conocer y com­
chal Pradesh de Assam. Finalizada la prender, y ello le conducía a otros temas
guerra fue asesor del nizam de Hudera- y encuentros. Cuenta también su aptitud
bad y creó varios programas educaciona­ estética y su apreciación de la belleza,
les y sociales para algunas tribus. En subyacentes a su fotografía y a su deli­
1949 fue nombrado lector de antropolo­ ciosa presentación de las agraciadas gen­
gía, y en 1951 profesor de esta disciplina tes con que trabajó. Súmense a todo ello
en la Escuela de Estudios Orientales y su prodigiosa memoria fotográfica y su
Africanos de Londres, donde desarrolló autodisciplina, patentes en sus cuader­
el mayor departamento de antropología nos de notas y diarios, con miles de pági­
de todo el país. nas de comentarios tan vivos como pers­
Visitó Nepal en 1953, sumando así una picaces. Y no era menor su obvia simpa­
tercera área de competencia a Assam e tía por los pueblos tribales y la creciente
dificultad de su posición. Y corona estos cionan las sociedades. Un buen trabajo
rasgos su reconocida inteligencia. de campo requiere una forma especial de
En la vida académica, los premios inme­ inteligencia, de la que él dio sobradas
diatos se otorgan a quienes se ocupan de pruebas. Su enorme capacidad para ha­
teorías abstractas. Aunque él propuso al» cer amigos y establecer fructíferas rela­
gunas ideas muy estimulantes, en par­ ciones sociales, especialmente en situacio»
ticular acerca de la moralidad y la reli­ nes difíciles, le ganaron la estima de sus
gión en la conferencia Frazer sobre «La colegas y colaboradores europeos y no
vida ultraterrena en las religiones triba­ europeos. Y siempre contó con la formi­
les de la India» y en la Henry Myers so­ dable ayuda de su mujer Betty, su cola­
bre «E l sentido del pecado en perspecti­ boradora, organizadora de sus expedicio­
va transcultural», su principal interés se nes, su fuente de inspiración y, a la vez,
centró en conocer y describir cómo fun­ una notable etnógTafa. AM
Geertz, Clifford (1926-) Clifford
Geertz es sin duda el antropólogo cultu­
ral moderno más conocido, citado e inte­
lectualmente influyente de Norteaméri­
ca. Director y fundador de la prestigiosa
Escuela de Ciencias Sociales en el Insti­
tuto de Estudios Avanzados de Prince-
ton, autor y editor de numerosos libros y
artículos de referencia obligada, ganador
del premio del Círculo de Críticos Lite­
rarios y de muchos otros honores y pre-
mios, además de colaborador de las más
famosas revistas del ramo, ha hallado
amplio eco en admiradas audiencias de
campos tan diversos como la historia, la
teoría literaria y la filosofía. En su pro­
pia disciplina, no obstante, ha sido aún
más debatido y controvertido.
Geertz nació en San Francisco y cursó
estudios en el Antioch College, donde su
temprana ambición de escribir ciencia
ficción fue abandonada en aras de la f i­
losofía. En 1950, buscando algo «más
empírico», se matriculó en la Escuela de
Antropología del efímero Departamento
de Relaciones Sociales de Harvard, don­
de estudió bajo la dirección de Talcott
Parsons, a la sazón empeñado en reunir
la obra de Max WEBER y Émile D U R K ­
H EIM en una nueva clase de sociología
sistemática norteamericana, Geertz en­
contró poco interesante a Durkheim y
las teorías de Parsons le dejaron más
bien frío, pero sé volcó en Weher, en par-
ticular en su noción de Versteken o com­
prensión del punto de vista del otro.
Decantándose por el enfoque weberiano,
Geertz se enfrentaba al paradigma FüN-
CIONAUSTA dominante en la antropolo­
gía norteamericana de la década de
1950. Argumentó que el objetivo de la
antropología no era descubrir leyes, mo­
delos y normas, sino más bien la inter-
pretación de lo que él llamó las «redes
de significado» culturalmente específi­
cas que tejen los pueblos y a la vez los
apresan. Estas redes simbólicas, entendía lector aprecie esta singularidad median­
Geertz* eran la esencia de la vida social te incursiones personales de imagina™
humana. Legitimaban las estructuras de ción informada y creativa en las «redes
poder y encauzaban los desordenados de­ de significado» pobladas por los exóticos
seos humanos ofreciendo a sus seguido­ Otros.
res un propósito y la intervención en un Concentrado en la creación de una nue­
mundo ordenado y lleno de sentido. Pa­ va clase de redacción antropológica, Ge­
ra lograr esta comprensión había que re­ ertz empezó a prodigarse más allá de las
currir a lo que célebremente denominó publicaciones profesionales con el propó­
«DESCRIPCIÓN DENSA» de otra cultura, es sito de acceder a una audiencia más nu­
decir, la presentación de pormenorizados merosa. Su pT osa adoptó ahora un es­
y profundos retratos etnográficos de la tructura sintáctica compleja, llena de
misma, múltiples cláusulas, largas listas y alu­
Al hilo de su propia Teceta, Geertz ha de­ siones eruditas a la filosofía, la literatura
dicado gran parte de su tiempo al TRABA­ y la cultura popular. Dos colecciones de
JO DE CAMPO. Su primera investigación le ensayos muy celebradas, The interpreta-
llevó durante dos años y medio al este de tion o f cultures (1973) y Local knowledge
Java y de este período data una serie de (1935), contenían los textos más conoci­
libros importantes, entre ellos The reli­ dos de GeeTtz e iniciaban a un público
gión o f Java (1960) y Agricultural invo- más amplio en su versión romántica y li­
lution (1965c) que fueron muy aplaudi­ teraria de la antropología. Su creciente
dos no sólo entre los antropólogos sino fama coincidió con su nombramiento en
también entre economistas y especialis­ 1970 para el Instituto de Estudios Avan­
tas en temas de desarrollo. Sin embargo, zados de Princeton.
su enfoque de la ETNOGRAFÍA se modificó Simultáneamente, Geertz emprendió
tras leer a Herder, Humboldt y Dilthey nuevos trabajos de campo, primero en
durante su estancia en el Departamento Eali y luego en Marruecos. Los segundos
de Antropología de la Universidad de culminaron en su Islam observed (1968),
Chicago. Como Ruth B e n e d i c t , con la donde se propuso comparar las prácticas
que ha sido comparado a menudo, Geertz y creencias que distinguían a los musul­
se sintió inspirado por los románticos ale­ manes de Indonesia y Marruecos, res­
manes en el hecho de destacar el compo­ pectivamente. Pero más influyente fue
nente y la apreciación estética de otras su obra sobre Bali, que presentaba un
culturas. Su juvenil ambición de llegar a sorprendente retrato de los balineses co­
ser un escritor de ciencia ficción podía mo desapasionados actores estéticos en
cumplirse ahora en el seno de la antro­ una vasta obra cultural al maTgen del
pología; el artefacto ficticio era vestido tiempo, opinión muy controvertida por
de interpretación de los mundos cultu­ otros etnógrafos, en particular Unni Wi-
ralmente formados de los otros, que exis­ kan (1995). Los problemas inherentes a
tían al margen de la acción social, peTo en su aproximación cada vez más estética
relación dialéctica con ella. Para Geertz, quedan bien reflejados en el que posible­
el esfuerzo weberiano por establecer una mente es el ensayo más famoso de
sociología comparada fue ahora desesti­ Geertz, «Deep plays: notes on the Bali­
mado; la comparación, afirmó, sirve pa- neses coc&ñght» (1972), donde afirmó
ra demostrar que las sociedades son de que la pelea de gallos es un texto moral
hecho incomparables; cada una es única, que imparte a los balineses lecciones so­
y es tarea del antropólogo hacer que el bre la subjetividad y la acción humana-
Ello es posible, pero los balineses no han 1991 fue fundador y director del Centro
sido consultados al respecto de semejan­ para el Estudio del Nacionalismo en la
tes conclusiones, que siguen siendo ex­ Universidad Europea Central de Praga,
clusivas de Geertz, quien, dicho sea de donde murió un mes antes de cumplir
paso, tampoco repara en que las peleas setenta años.
de gallos se dan en muchas otras culturas Gellner destacó entre los filósofos de su
que nada tienen que veT con Bali, Esta­ tiempo por su rechazo a la Escuela de F i­
mos, pues, ante una prosa evocadora que losofía Analítica de Oxford. Su primer
nos ilustra mucho sobre la sensibilidad libro, fflbrds and things (1959a), combi­
del autor, pero puede que muy poco so­ naba un análisis filosófico con una socio­
bre Bali. logía del conocimiento que ubicaba a
Quizás en respuesta a estas críticas, Geertz quienes defendían a esta escuela en un
se ha retirado últimamente a posiciones ambiente social, político e intelectual
más cautelosas en lo tocante al papel del particular. Esta técnica fue una de las ar­
autor antropológico a la hora de cons­ mas características de Gellner en sus crí­
truir y definir la CULTURA. Su premiado ticas de los sistemas de pensamiento he-
libro Works and Uves (19-88) es un análi­ gemónicos —islam, marxismo, psicoaná­
sis de varias etnografías famosas como lisis, relativismo y hermenéutica—y fue
textos literarios. Sin embargo, aunque brillantemente usada en las descripcio­
Geertz, usando su considerable talento nes de los objetos de estudio que más le
poético, ha retratado a los antropólogos y interesaban: la Ilustración y la antropo­
a sí mismo como artistas de la cultura, la logía social.
mayoría de los profesionales del ramo si­ Realizó sus primeros trabajos antropoló­
guen considerando que su trabajo no es gicos de campo entre los bereberes de
otro que ayudar a que se expresen los su­ Marruecos y en 1969 publicó Saints o f
jetos de su estudio, no expresarse ellos the Atlas centrándose en el SISTEMA DE
mismos. CL LINAJE SEGMENTARIO de un pueblo que
Otras lecturas Geertz, 19ó3d, 1980, había sabido pergeñar procedimientos e
1995; Geertz et ai., 1979; Handler, 1991; instituciones para resistirse tanto a la
Munson, 1936; Shankman, 1934. absorción por parte del estado marroquí
como a imitarlo. Este trabajo de campo
Gellner, Ernest André (1925- en Marruecos originó tres otras obras
1995) Ernest Gellner fue filósofo, his­ generales a la vez controvertidas y muy
toriador de las ideas y sociólogo del co­ ilustrativas: Muslim society (1931) que
nocimiento, además de antropólogo so­ situaba la vida religiosa y política de los
cial. G elln eT era checo, judío, nacido en musulmanes en el contexto histórico
París y educado en Praga hasta que se mundial e incluía la sorprendente yux­
trasladó a Inglaterra en 1959. Después taposición de Ibn Jaldín y David Hume,
de servir en la brigada de carros de com­ Arabs and Berbers (Gellner y Micaud,
bate checa en la segunda guerra mun­ 1973) y Patrons and clients (Gellner y
dial, Tegresó a Oxford y se licenció en Waterburyf 1977), que exploraba temas
política, filosofía y económicas. Se inte­ de etnia y representación política en
gró en el Departamento de Sociología de Marruecos y otros países del Oriente
la London School of Economics en 1949 Próximo,
y fue profesor de filosofía en 1962. Ocu­ A principios de la década de 1970, Gell­
pó la cátedra William Wyse de antropo­ ner empezó a publicar varios trabajos so­
logía social en Cambridge en 1984 y en bre la antropología soviética e inició ios
estudios que le llevaron a realizar estu­ cer grandes estados con culturas homo­
dios de campo en Moscú en 1988. Su po­ géneas era consecuencia de la transición
lémica con los marxistas occidentales se de las sociedades agrarias jerárquica­
basó en su rechazo de los sistemas cerra­ mente estables y cerradas a las industria­
dos totalitarios. Sin embargo, también les abiertas y con movilidad social; en
apreció la sutileza de los académicos de ohras ulteriores identificó este cambio
la Unión Soviética; Soviet and Western con la Ilustración: la Gran Transición
anthropology (1980) contiene una acer­ (Gellner, 1988a). Para Gellner, fue un
tada exposición de su trabajo. Gellner período de auge cognitivo y económico
fue durante quince años el enlace princi­ que estableció una mentalidad científi­
pal entre las antropologías soviética y oc­ ca, tecnológica y racional, menos cómo­
cidental y fue aceptado como critico ri­ da pero más cierta que todo lo preceden­
guroso pero amigo en la Unión Soviética te y desde luego superior. Su combativi­
(Gellner, 1988b), Fue testigo de primera dad en defensa de sus posiciones fue
mano de la transición de los esfuerzos paradigmática: atacó a «la plaga herme­
relativamente modestos de la incipiente néutica» que, como dijo, le había acosa­
perestroika a una sociedad enteramente do desde la filosofía y la sociología y lue­
abierta cuando se produjo el colapso del go desde la antropología (Gellner, 1975,
imperio soviético. Escribió varios artícu­ 1992).
los sobre esta experiencia y modificó al­ Con frecuencia se tomó a Gellner equi­
gunas de sus impresiones tempranas vocadamente por una persona austera y
(Khazanov, 1992). Curiosa y característi­ aun distante. Pero era comunicativo y
camente, el producto principal de su ex­ muy generoso con sus ideas y su tiempo:
periencia no fue un estudio académico no cultivó los grandes pronunciamientos
de los sucesos de 1989, sino su Conditions y teorías para llenar gruesos volúmenes.
o flib e r ty (l994), donde refleja las discu­ Gran parte de su mejor trabajo empezó
siones habidas sobre el futuro en Rusia a bajo la forma de revisiones y artículos,
la luz de la historia y la ideología de las más tarde incluidos en libros; era un in­
democracias occidentales. cansable divulgador y participante en
Las aportaciones de Gellner (1985, conferencias, muchas de las cuales orga­
1994) al estudio del NACIONALISMO se ba­ nizó él mismo y le sirvieron para presen­
saron en la historia de las naciones-esta- tar ideas nuevas y originales que muchos
do europeas e introdujeron una dimen­ eminentes académicos habrían reserva­
sión no occidental a menudo ausente en do para ocasiones más ilustres. En Cam­
la obra de los científicos políticos, al bridge supervisó las tesis de numerosos
tiempo que acertadamente ponía de ma­ doctorandos que luego han adquirido re­
nifiesto que el nacionalismo es la reivin­ nombre como especialistas en el Oriente
dicación de que cada «cultura» d,ebe ser Próximo. JD
soberana (aserto que declaró fundamen­ Otras lecturas J. Davis, 1991-
tado en la antropología). Las grandes na­
ciones se establecen eliminado a las cul­ genealogías Listas de parentesco se­
turas modestas, como en Francia. La re­ gún relaciones de descendencia, «árbol
sistencia a un estado puede expresarse familiar». El conocimiento y recitación
como afirmación de que una cultura lo­ de las genealogías cumplen a menudo
cal debiera verse libre de la hegemonía importantes funciones sociales de legiti­
ajena. Gellner argumentó con enorme mación y mantenimiento de la solida­
proyección que la necesidad de estable­ ridad. MR
generación En términos genealógi­ contar con investigaciones sobre todo rea­
cos, una generación es el conjunto de lizadas por mujeres se ha traducido, no
personas que guardan igual distancia de obstante, en la documentación y el aná­
descendencia lineal respecto de un ante­ lisis exclusivos de la problemática natu­
cesor común real o hipotético, El paren­ raleza de un género, desestimando al otro
tesco generacional es un sistema termi­ o caricaturizándolo por omisión.
nológico que primariamente clasifica a Los estudios sobre el género son muy va­
los parientes por generaciones. MR riados y abarcan desde los orígenes y
persistencia de ciertas formas de compor­
género Hace referencia a aquellos tamiento vinculado al sexo hasta la pro­
comportamientos y significados cultu­ blemática naturaleza de la identidad per­
ralmente adjudicados, como los roles de sonal, pasando por los orígenes y el signi­
lds sexos, y atribuidos a la distinción que ficado de la estratificación sexual. En lo
hacen todas las sociedades humanas en­ que se refiere al segundo de los campos de
tre lo masculino y lo femenino. Para la estudio mencionados, el enfoque se ha
centrado particularmente en la formación
mayoría de los estudiosos es axiomático
de identidades de «tercer género» institu­
que el comportamiento genérico es con­
cionalizadas. No hay una teoría única que
figurado por fuerzas históricas y, por
explique la variación hallada en el regis­
tanto, que no tenga nada que ver con la
tro etnográfico (Quinn, 1977), pero han
biología (Ortner y Whitehead, 1981; Ro-
venido siendo usadas tres para explicar los
saldo y Lamphere, i 974-; Sacks, 1979;
orígenes de los modelos interculturales de
Sanday, 1981a).
la división sexual del trabajo:
El estudio antropológico del género pre­
1. La teoría de la potencia sostiene que,
senta un rostro feminúado. Aunque mu­
dado que los varones de cualquier socie*
chos hombres han explorado ocasional­
dad dada son por lo común más grandes
mente aspectos específicos de la activi­
que las mujeres, es de todo punto natural
dad por géneros, las investigaciones
que quepan a los primeros las labores
principales han sido llevadas a cabo por
que demandan mayor fuerza.
mujeres, del mismo modo que han sido
2. La teoría de la compatibilidad con el
éstas las que han constituido su audien­ cuidado de los niños indica que las muje­
cia más numerosa. Sanday y Goode* res tienden a realizar trabajos en su ma­
nough (1990) nos recuerdan que fueron yoría complementarios del papel de cui­
las mujeres las primeras en centrarse en dadoras infantiles, es decir, aquellos que
el tema de la desigualdad de los géneros pueden ser interrumpidos y reanudados,
«desde una perspectiva transcultural y como la recolección de plantas silvestres,
en ofrecer explicaciones que dan razón el acarreo de agua, la cocina y la conser­
de dicha desigualdad en términos de vación de la comida (Weisner y Galli-
universales culturales o de formaciones more, 1977). Los hombres, por el contra­
sociales específicas históricamente cons­ rio, suelen ocuparse de actividades a ve­
tituidas». Oponiéndose al «consenso ge­ ces peligrosas que a menudo demandan
neral acerca de la naturaleza de la desi­ una notable descarga de energía, como la
gualdad de los géneros y las teorías que CAZA de grandes animales terrestres y
han tratado de ella» (Sanday y Goode- marinos, la tala, la roturación de la tie­
nough, 1990, p. 15), las investigadoras rra, el COMERCIO a gran distancia y la
han aportado una corrección muy nece­ GUERRA (Murdock y Provost, 1973).
saria. La inintencionada consecuencia de 5. La teoría de la economía de esfuerzo
expresa que las labores masculinas y fe­ hijos, lo cual significa que gran parte de
meninas se dividen de manera que ma- su tiempo se consume en el cuidado de
ximicen la producción global mediante éstos (C. Ember, 1985).
la especialización por géneros y que las Otro foco de investigación relacionado,
actividades específicas dependerán de la pero distinto, explora los orígenes de la
estructura económica de la sociedad. estratificación sexual o desigualdad de
Todas estas teorías tienen sus inconve­ los géneros. Dada la falta de acuerdo so­
nientes. La economía de esfuerzo explica bre cómo medir conceptos como autono­
la división del trabajo, pero suscita la mía, dominación y posición social relati­
pregunta de cómo fueron atribuidos o fi­ va, hay casi tantas explicaciones de la
jados los roles. La teoría de ia potencia desigualdad de los géneros como investi­
parece dar razón de la propensión de los gadores. La discusión se ha centrado en
hombres a la realización de los trabajos el grado de importancia atribuida a la
pesados, pero no acierta a explicar de actividad pública, en contraposición a la
forma satisfactoria por qué en algunas privada, y a su relación con el poder.
sociedades son solamente los hombres Don Brown (1991), atendiendo exclusi­
los que recogen la miel o fabrican los vamente a la actividad pública, observó
instrumentos musicales. N i la fuerza ni que en todas las sociedades son los hom­
la compatibilidad con el cuidado de los bres los que universalmente dominan la
hijos pueden explicar satisfactoriamente escena política, E invoca al respecto va­
la tendencia de los hombres a fabricar rias razones: (1) la guerra es casi inde­
instrumentos musicales pequeños y de fectiblemente una actividad masculina
poco peso (D. White et aL, 1977, obser- que hace que los hombres sean punto fo­
van que existe una relación entre el tra­ cal de la toma de decisiones; (2) activida­
bajo de un material en un contexto y su des como el comercio a gran distancia, la
uso en otro, y dado que los hombres sue­ caza, etc,, que proporcionan un mejor co­
len trabajar la madera y el hueso, es más nocimiento del mundo exterior, suelen
fácil y sensato que sean ellos quienes fa­ ser cosa de hombres; (5) el cuidado de los
briquen los instrumentos musicales). niños por las mujeres limita á menudo
Uno de los aspectos más estudiados de la sus oportunidades de desarrollar los la­
división del trabajo por géneros es el que zos sociales y las alianzas extrafamiliares
se refiere a las relaciones comunes en to­ necesarios para obtener y mantener el li­
das las culturas entre el tipo de sistema derazgo político (M . Ember y Ember,
de subsistencia y el grado de esfuerzo la­ 1971).
boral de hombres y mujeres. En todo el La relación entre la cría y cuidado de los
mundo, los hombres aumentan su apor­ niños y la relevancia política ha sido
tación laboral cuando se practica la A.GRI- muy discutida. Lewellen (1992, pp. 129-
c u l t ü r a . intensiva. En las sociedades 144) señaló que cuando la fecundidad no
horticultoras es mayor la aportación de es muy valorada las mujeres suelen ser
las mujeres que en las agricultoras (Bo- más libres de las ataduras de la atención
serup, 1970).-Esto influye en el rol de la infantil y, por tanto, más activas en la to­
mujer de dos maneras: (1) la producción ma de decisiones de importancia para
de estos cultivos alimentarios suele en­ toda la comunidad* Esta oportunidad, no
trañar más tiempo de preparación de la obstante, entraña un coste, Schlegel
comida y aumenta el número de tareas (1972, pp. 27, 298) escribió que «las pro­
domésticas a cargo de la mujer; y (2) las mesas de éxito y gratificación personal
mujeres de estas sociedades tienen más en un plano comprometen las existentes
■en otro» y añadió que el hecho más im ­ simbólico-cultural. Así, tratan de expli­
portante a la-hora de determinar la posi­ car la universalidad de la dominación
ción de las mujeres no es el sistema cul­ masculina analizando lo que entienden
tural de descendencia* sino más la orga­ como lógica subyacente que asocia nega­
nización del grupo doméstico. tivamente a la hembra con la naturaleza
No todos los teóricos estuvieron de acuer­ y al macho con la cultura, el bien más
do con este énfasis en el grupo doméstico. valorado. Ortner (1974b) creía que es es­
La exploración transcultural realizada ta asociación (mucho más que aspectos
por M. Ross (1981) acerca de la posición pragmáticos como el cuidado de los ni­
social de las mujeres halló que variaba ños y la incapacidad de desplazarse lar­
menos por la organización interna del gas distancias, o la organización domés­
grupo doméstico que por la presencia o tica) la que daba razón del modelo mun­
ausencia de organizaciones de fraterni- dial de subordinación simbólica de la
dad. Sostuvo que hay una correlación en­ mujer. Sin embargo, MacCormack y
tre la descendencia patrilineal, la resi­ Strathern (1980) señalaron que esta di­
dencia patriiocal y la subordinación de cotomía naturaleza-cultura no es tan
las mujeres. Friedl (1975) ha insistido universal. En algunas culturas se invier­
igualmente en que la posición social re­ te la lógica: los hombres son a la natura­
lativa de las mujeres se basa más en el leza lo que las mujeres a la cultura, y en
control de la distribución de bienes que otras se organizan las ideologías popula­
en el de la producción doméstica. res en torno a opuestos muy diferentes.
Esto ha llevado a algunos antropólogos a Los orígenes de la desigualdad, en el gé­
afirmar que la dominación masculina es nero como en otros terrenos, puede que
un fenómeno relativamente reciente en no sean determinados jamás concluyen­
la historia humana. Señalan particular­ temente, y aunque lo fueran, cabe asi­
mente a las sociedades de recolectores mismo que tengan poco sentido práctico
nómadas que, al menos antes del contac­ para comprender los roles respectivos en
to occidental, eran en su mayor parte diferentes culturas. El estudio de la es­
igualitarias sexualmente (Leacock, tratificación sexual se ha alejado, pues,
1978). Friedl (1994) observa que la su­ de los orígenes hacia el propósito de
bordinación de la mujer parece emerger comprender las ricas complejidades de la
como uno de los aspectos de la formación organización familiar y de la toma de
del estado que implica el desmantela- decisiones (Sanday y Goodenough,
miento de los grupos basados en el pa­ 1990). Esta perspectiva investiga las es­
rentesco, que inevitablemente conlleva feras formal e informal de la vida coti­
la pérdida de posición de las mujeres. diana y descubre que las mujeres dispo­
Por otra parte, el exhaustivo estudio nen de recursos de poder contrarrestado-
transcultural de M. Whyte (1978) acerca res, aunque diferentes, para compensar
de la desigualdad de las mujeres no halló las demandas y expectativas de los hom­
ningún factor concreto que diera razón bres (Lepowski, 1995; Schlegel, 1990).
de la posición social relativa de la mujer El renovado interés de los procesos mi-
en una sociedad dada o en el mundo en cropolíticos coincide con la insistencia
general. La cuestión sigue siendo, pues, de Jane Collier y Sylvia Yanagisako
problemática. (1987) en que el género y el PARENTESCO
Algunos investigadores han abandonado son conceptos mutuamente construidos
las teorías materialistas precedentes a que hay que reunir en un solo campo
favor de explicaciones de carácter más analítico.
Otros antropólogos conceden menos im ­ parte de individuos que rechazan las ca­
portancia a las políticas de la desigual­ tegorías más convencionales. Por ejem­
dad y la dominación en aras de docu­ plo, estudios psicológicos norteamerica­
mentar la presencia de posibles y múlti­ nos han hallado que es extremadamente
ples configuraciones del género (Herdt, difícil, en especial cumplida la edad de
1994; W. Williams, 1936). Esta investi­ seis o siete años, el rehacer o cambiar la
gación rechaza la opinión de que sexo y identidad de género del individuo. Dado
género son unidades dicotómicas inmu­ que quienes adoptan un «tercer género»
tables. Si género es simplemente una lo hacen a edad más avanzada, debiera
categoría de autorreferencia, las perso­ haber alguna ambivalencia perceptible y
nas pueden definir y redefinir su perte­ duradera tendente a la adopción de una
nencia y participación en una categoría nueva identidad social. Y como esta cues­
dada a lo largo de su vida (Munroe ez a l, tión no ha sido sistemáticamente estu­
1969). Las investigaciones llevadas a ca­ diada es difícil determinar si algunas
bo al efecto han hallado numerosas cul­ culturas albergan un «tercer género»
turas en las que los individuos no encajan auténtico o sólo un estilo de vida alterna-
plenamente en las categorías masculina tivo y tolerado, organizado alrededor del
y femenina convencionales. Percibidos rechazo de una actividad unisexual a fa­
como ajenos a una y otra, se tienen por vor de una mezcla masculina o femenina
poseedores de características de ambas. de los rasgos de género convencionales
En América del Norte, este género alter­ para dicha cultura. En este caso, ello sig­
nativo o «tercero» se denomina «BERDA- nificaría que hay sólo dos categorías úni­
CH É» o, más recientemente, de «espíritu cas de género, definiéndose todo lo de­
dual», según la denominación preferida más en oposición a éstas (Schlegel? Í972).
por los nativos (S,-E. Jacobs, 1983), En La tendencia más polémica en estudios
Omán, sociedad islámica de la penínsu­ recientes del género es la aplicación de
la de Arabia, se les llama xanith (W i- modelos SOCIOBIOLÓGICOS que tratan de
kan, 1977)}' en India, hijra (Nanda* identificar diferencias de comporta­
1990); y en Tahití, mahu (R. Levy, miento innatas que configuran el estilo
1973). y la forma de la conducta sexual (Cosmi-
No hay ninguna definición clara y com­ des y Tooby, 1989; Draper y Harpending,
prehensiva del significado de «tercer se­ 1982). La evidencia biopsicológica pro­
xo» o ^tercer género». Por consiguiente, viene de cuatro fuentes: estudios de uni­
es difícil determinar si estas CLASIFICA­ formidades transculturales, observacio­
CIONES populares representan una cate­ nes del comportamiento infantil, com­
goría alternativa o no son otra cosa que paraciones con primates superiores* y
una alusión a personas intersexuadas descripciones de características fisiológi­
(hermafroditas), travestidas (véase TRA- cas, Se ha observado que los chicos son
VESTISMO) o que presentan un comporta­ por lo general más agresivos y competi­
miento que se entiende apropiado del tivos, mientras que las chicas son más in-
otro sexo (HOMOSEXUALES o transexua- tegradoras (cariñosas, prestas a compar­
les). La existencia de categorías popula­ tir y cooperativas) (Lewellen, 1992), La
res más allá de los dos géneros conven- investigación de comportamientos in­
cionales no prueba en sí misma que la fantiles revela un modelo similar. La
cultura se organice alrededor de la no­ asociación de la hormona masculina tes-
ción de categorías de género múltiple. tosterona con la agresividad es bien co­
Tan sólo podría implicar tolerancia por nocida (Maccoby y Jacklin, 1974), pero
sería incorrecto asumir que los machos perspectiva, la actividad poT género im­
son siempre los agresores y las hembras plica cómo hombres y mujeres afirman,
las víctimas. Por ' ejemplo, Burbank modifican o rechazan a menudo diferen­
(1994, p. 136) .insistió una y otra vez en tes aspectos de su sexualidad a fin de
que las mujeres utilizan a menudo la vehicular significados ya de género, ya
agresión y el enfado para, promocionar o de otro orden. Esta línea de investiga»
proteger sus propios intereses, citando ción ha sido la seguida por los psicólogos
una estudio realizado en 1975 sobre cer­ norteamericanos interesados en docu­
ca de 2.143 familias norteamericanas mentar el impacto de los factores socia­
que opinaron que «las mujeres dirigen les en la organización o la percepción,
casi tanta “ violencia” contra los hom* más que por los antropólogos que han
bres, como éstos contra aquéllas». El llevado su atención al estudio del ínter-
principal sesgo por género en la violen­ juego de factores bioculturales según se
cia doméstica es menos quién la ejerce manifiestan en las actividades por sexo y
que las diferentes motivaciones de unos por género. WJ
y otras para perpetrarla: la agresión Véase también ANTROPOLOGÍA. FEMINISTA,
masculina se basa generalmente en te­ MASCUUNIDAD.
mares de infidelidad, mientras que la fe­ Otras lecturas Connell, 1995; Gilmore,
menina se origina más bien por interés 1990; Gregor, 1985; Herdt, 1984; Hewlett,
en obtener sustento material para sí mis­ 1992; Mmphy y Murphy, 1974; Schlegel,
mas y sus hijos. 1977.
El nexo entre género y SEXO ha centrado
la atención de los antropólogos en las di­ genitor Es el padre biológico, a dife­
ferencias apreciadas en la estética eróti­ rencia del socialmente reconocido (pa-
ca masculina y femenina, claramente TER). Por ejemplo, en una sociedad don­
puesta de manifiesto en la universalidad de la posición de los niños adoptados es
de los criterios de selección de pareja y legalmente equivalente a la de los natu­
en diferentes estilos de atracción sexual rales, el padre adoptivo posee plena pa­
y evitación erótica (Symons, 1979). Los ternidad social del hijo adoptado, mien­
investigadores han tratado de explorar tras que el genitor renuncia a todos sus
asimismo el género como sistema de sig­ derechos sobre éste. MR
nificado que implica, según el contexto,
la invocación de rasgos apropiados con Gennep, Arnold van (1875-
relevancia o no para el género (J. W i­ 1957) Arnold van Gennep nació en
lliams y Best, 1982), Jankowiak (1993) Ludwígsburg, Alemania, en 1873 y mu­
argumentó que la manipulación de la rió en Épernay, Francia, en 1957. Se doc-
identidad genérica se da en su forma toró por la Ecole des Hautes Études en
más destacada en el encuentro sexual (es París, donde combinó el estudio de las
decir, un contexto en el que uno trata religiones primitivas, la egiptología, la
consciente o inconscientemente de pre­ lingüística, el árabe y la cultura islámi­
sentar una imagen máximamente atrac­ ca. Partiendo de esta mezcla ecléctica se
tiva al sexo opuesto). Fuera de este con­ centró en la ETNOGRAFÍA y la ETNOLOGÍA,
texto, hombres y mujeres se revelan más antes de dedicarse por completo al estu^
inclinados a intervenir en otros tipos de dio d e l f o l c l o r e francés, á re a a la que
comportamiento que pueden ser sexual- dedicó la mayor parte de su vida. Se le
mente importantes o no, y hasta genéri­ considera uno de los fundadores del fol­
camente relevantes o no. Desde esta clore francés moderno.
Van Gennep fue un destacado erudito fiesta obsesión por los detalles más ni­
con poco éxito académico. Sus variados mios, al tiempo que aquél adquiría fama
intereses no consonaban con los intereses como «padre de la antropología», la obra
de su época y sus rotundas opiniones le de Van Gennep fue en gran media igno­
ganaron a menudo tantos enemigos co rada, Se decantó al fin por el folclore,
mo admiradores. Por ejemplo, sus críti­ considerado por entonces como discipli­
cas abiertas a DU RKHEIM y su escuela le na diferente, y se hizo célebre en Francia
cerraron todas las puertas en las univer­ por su monumental obra en nueve volú­
sidades francesas. Aunque ocupó breve­ menes Manuel de folklore de francais
mente una cátedra de etnografía en la contemporain (1943-Í958), cuya influen­
Universidad de Neuchatel en Suiza cia y éxito se debieron en parte a su con­
(1912-1925), la perdió al ser expulsado vicción de que los estudios folclorísticos
del país por quejarse de las violaciones eran en realidad una ampliación de la
de la neutralidad suiza a favor de Alema­ etnografía a la Europa rural, actitud que
nia durante la primera guerra mundial. sin duda se adelantaba muchas genera­
En lo sucesivo trabajó independiente­ ciones a sus contemporáneos.
mente viviendo de sus escritos y traduc­ La influencia de Van Gennep ha sido
ciones (afirmó conocer dieciocho len­ muy considerable en la antropología an­
guas). gloamericana, en particular en la ANTRO­
Van Gennep empezó a trabajar en temas POLOGÍA SIMBÓLICA. Después de perma­
como el TOTEMISMO y los TABÚES, que go­ necer en letargo durante varias décadas,
zaban de gran predicamento hacia el la traducción de Rites al inglés al poco
cambio del siglo por razones hoy todavía de su muerte (Gennep, 1960) le ganaron
difíciles de precisar, A diferencia de nueva fama y atención postumas. Auto­
otros estudiosos, que los consideraban res como Victor TU RN E R y Mary DOU-
cruciales para los orígenes de la religión GLAS, han centrado sus trabajos en el es­
y de los sistemas de parentesco, Van tadio de transición o liminal del proceso
Gennep (1904, 1906, 1920) sustentó la ritual descrito por Van Gennep como
opinión de que se comprendían mejor clave para comprender el poder y el peli­
como forma de c l a s i f i c a c i ó n y que los gro inherentes a estos ritos y el porqué
intentos de crear grandes modelos de de su poder de permanencia. TB
EVOLUCIÓN social dependían con fre­ Otras lecturas Belmont, 1979.
cuencia de datos dudosos o mal interpre­
tados. Pero su obra antropológica más genocidio Las Naciones Unidas lo
conocida de esta época fue el ya clásico definen como: «Acto cometido con la in­
Les rites de passage (1909). Sirviéndose tención de destruir, en parte o del todo, a
del MÉTODO COMPARATIVO, atendió no al un grupo nacional, étnico, racial o reli­
contenido diverso de estos ritos, sino a gioso como tal». Dado, no obstante, que
sus estructuras comunes. Declaró que to­ esta definición subraya el aspecto inten­
dos los RITOS DE PASO presentaban tres cional, la mayoría de sus críticos la en­
fases: separación, transición e incorpora­ cuentran inadecuada y afirman que «g e ­
ción. Este modelo aparentemente simple nocidio» debiera hacer referencia al
abarcaba una enorme cantidad de RITUA­ efecto destructivo de los actos, más que a
LES y era tremendamente avanzado para la intención de sus perpetradores. Otra
su tiempo. Escrita cuando los volúmenes objeción es que la definición de las Na­
de The G-olden Bough de sir James F r a - ciones Unidas excluiría determinados
ZER crecían en tamaño y con una mani­ genocidios obvios, como los cometidos
en Ucrania, Indonesia y Camboya, cuyos usado por la comunidad internacional
regímenes eliminaron masivamente a para justificar una intervención futura
sus oponentes políticos. La definición de en su propia política interna.
las Naciones Unidas enmascara, también Este temor parece exagerado, ya que, de
la enormidad cualitativa del genocidio hecho, el mundo ha sido incapaz o negli­
como concepto al incluir la destrucción gente a la hora de evitar los genocidios
parcial de un grupo. Algunos críticos más notorios del siglo XX. Durante la
preferirían liamar a estos actos «masa- guerra mundial de 1914-1918, el gobier­
eres», dado su más limitado alcance. Por no turco acusó a los armenios de Turquía
el contrario, el verdadero genocidio pre­ de aliarse con el enemigo ruso y les dio
tende, y a veces logra, aniquilar a la tota­ muerte en gran número. En la Unión
lidad del grupo. La dificultad de definir Soviética de la década de 1950, el régi­
claramente «genocidio» resulta igual­ men de Stalin sometió a la más pavorosa
mente de los extensos usos políticos y hambruna a millones de campesinos
metafóricos de la voz. Por ejemplo, cuan­ ucranianos acusados de oponerse a la co­
do los proponentes del control de la na­ lectivización de la agricultura y de ser
talidad, y aun las personas que contraen por tanto «enemigos del pueblo». El ré­
matrimonio mixto, son acusados de «ge­ gimen nazi de Hitler dio sistemática­
nocidio», el significado del concepto es mente muerte a millones de judíos, gita-
reducido a la nada. nos y otros. El ejército de Indonesia mató
La muerte sistemática de judíos, gitanos a medio millón de presuntos comunistas
y otros reaÜ2ada por la Alemania nazi en 1965-1966. A principios de la década
durante la segunda guerra mundial ho­ siguiente la guerra de Vietnam se exten­
rrorizó de tal modo al mundo que la dió a Camboya, donde Estados Unidos
ONU tomó en su primera sesión la reso­ daba apoyo al régimen de Lon Nol.
lución unánime de tipificar al genocidio Cuando éste fue derrocado por las fuer­
como crimen en las leyes internaciona­ zas comunistas (khmers rojos) de Pol
les, de tal modo que fuese punible en to­ Pot, la reacción inmediata fue masacrar
dos los casos y países. Sin embargo, este a dos de los ocho millones de habitantes
convenio sobre el genocidio no fue fir­ del país. No hubo reacción internacional
mado al tiempo por todos los estados alguna para impedir estos genocidios, y
miembros, y los hay que todavía no lo con dos excepciones (véase más adelan­
han ratificado. Comoquiera que el geno­ te), los únicos perpetradores jamás casti­
cidio es normalmente perpetrado por un gados fueron algunos líderes nazis, y só­
estado, cuyos representantes aniquilan a lo porque cayeron en manos de los que
un grupo de sus conciudadanos, su pre­ habían ganado la guerra.
vención o castigo requieren comúnmen­ El genocidio es difícil de impedir; no lo
te de la acción internacional (o acción es menos el llevar a sus perpetradores
por parte de una potencia más poderosa) ante la justicia, porque el asunto queda
contra el régimen genocida. Y dado que inmediatamente imbricado en las políti­
estos remedios chocan a menudo con el cas internacional y nacional. Cuando Pa­
celosamente defendido principio de so­ kistán Oriental (hoy Bangladesh) se se­
beranía nacional, que los estados consi­ paró de Pakistán en 1971, se estima que
deran fundamento del orden mundial, la el ejército paquistaní masacró a unos
decisión al respecto es indefectiblemen­ tres millones de bangladesíes antes de
te remisa, salvo si esta acción puede que India acudiera en su ayuda. El he­
constituir un precedente que podría ser cho fue repetidamente llevado a las Na­
ciones Unidas, impotentes para actuar ción procede por medio del lenguaje ver­
porque la Unión Soviética, aliada de In­ bal, el gesto es una forma esencial de co­
dia, apoyaba a Bangladesh, mientras que municación no verbal, primariamente
Estados Unidos «se inclinaba» por Pakis­ visual y, por tanto, producida con las par­
tán. Cuando Idi Amin de Uganda masa­ tes visibles del cuerpo. Algunos investi­
cró a sus oponentes, en particular a los gadores incluyen en este concepto los so­
pueblos acholi y lango a principios de la nidos no lingüísticos emitidos por el apa­
década de 1970, la Organización de la rato vocal (Armstrong et aLi 1995).
Unidad Africana y la Comisión de Dere­ El gesto es ciertamente uno de los reper­
chos Humanos de la ONU declinaron in­ torios comportamentales de comunica­
tervenir. ción más antiguos en la historia de la
Sólo dos personas han sido convictas de humanidad. Los estudiosos del compor­
genocidio desde los nazis. Macías, el dic­ tamiento de los primates observan que
tador de Guinea Ecuatorial, fue derroca­ los chimpancés y otros grandes simios
do y condenado a muerte por numerosos poseen un vocabulario gestual muy ela­
crímenes, entre ellos (quizás errónea­ borado. Philip Lieberman (1991) y otros
mente) el genocidio; Pol Pot de Cambo- han considerado la posibilidad de que la
ya fue juzgado y convicto de genocidio in capacidad del cerebro para el lenguaje
absentia una vez derribado su régimen verbal evolucionara como elaboración de
(L. Kuper, 1984a). Pero dado que Pol Pot los centros que controlan la habilidad
y sus khmers rojos tenían el apoyo de manual, lo cual hace que el uso universal
China y de Estados Unidos, después del de la gesticulación manual que acompa­
genocidio (porque combatía a los ñor- ña al discurso verbal aparezca como un
vietnamitas), ha seguido viviendo en residuo de un estadio humano prelin-
Camboya occidental bajo la protección güistico*
de China y Taiwan hasta su fallecimien­ Los gestos humanos difieren de los usa­
to (1998). La incapacidad actual de las dos por otros animales en que son polisé-
organizaciones internacionales para im­ micos, es decir, que pueden ser portado­
pedir «las limpiezas étnicas» en los Bal­ res de numerosos significados según el
canes o las masacres étnicas a gran esca­ contexto en que se producen. Así fue se­
la en Ruanda y Burundi subraya la con­ ñalado por el investigador Ray Birdw-
clusión de que la prevención del histell (1952, 1970), uno de los precurso­
genocidio depende de revisar los supues­ res de estos estudios, quien llamó «cine­
tos y prácticas de relación internacional sia» o «cinesis» al que atendía a los
entre estados, DML movimientos del cuerpo humano. Bird-
Véase también DERECHOS HUMANOS, SO­ whistell se resistió a la idea de que el
CIEDADES PLURALES. «lenguaje corporal» podía descifrarse de
Otras lecturas Charny, 1988-1994; una manera absoluta. Indicó que todo
Hoffman, 1981; L. Kuper, 1981, 1984b. movimiento humano, como las palabras
pronunciadas* debe interpretarse en sen­
g e n s (pL gentes) Término hoy en de­ tido amplio y en conjunción con los de­
suso para designar CLAN, usado primaria­ más elementos presentes en la comuni­
mente por Lewis Henry M o r g a n (1877) cación. La riqueza de los recursos comu­
y sus discípulos. " MR nicativos humanos garantiza que el gesto
sea también un exuberante conjunto de
gesto Signo vehiculado por el cuerpo. posibilidades semánticas. Los estudian­
Aunque la mayor parte de la comunica­ tes contemporáneos de la cinesia, como
Adían Kendon (1981), observan que el de vocabulario básicos, independientes de
gesto puede usarse a menudo como canal la cultura y umversalmente válidos. En­
simultaneo adicional de la comunicación tre ellos están algunos pronombres perso­
para indicar el talante o la disposición nales, partes fundamentales del cuerpo,
anímica en la que ha de entenderse la objetos naturales comunes, actividades
comunicación verbal. Las acciones del corrientes, etc., pero muchas de las entra­
cuerpo, manos y rostro sirven para acla­ das en la lista de cien de Swadesh no son
rar la intención de los hablantes. Es fre­ independientes de la cultura (Teeter,
cuente que el humano use varias clases 1963). El segundo supuesto es que la velo­
de gesticulación simultáneamente con cidad de sustitución de estos elementos es
su expresión verbal. constante a través del tiempo. El supuesto
Las personas sordas han venido elabo­ original de Swadesh asumía un reempla­
rando a lo largo de los siglos un inventa­ zo del 20 por ciento cada mil años, lo cual
rio de gestos que configuran un sistema ha sido seriamente cuestionado con razo­
lingüístico pleno para todas las formas de nes empíricas (Ellergárd, 1959). La meto­
comunicación cara a cara, incluidas las dología se enfrenta también con el pro­
expresiones técnicas y artísticas. Son mu­ blema practico de distinguir entre cogna­
chas las variantes del «lenguaje de sig­ dos y préstamos.
nos» de los sordos, pero la mayoría com­ En su formulación original, la glotocro-
parten ciertas similaridades estructura­ nología daba por sentado que la relación
les. Todas combinan diversas formas genética de las lenguas y la relación cog-
manuales con movimientos concretos co­ nática de los términos del vocabulario ya
mo vehículo de conceptos amplios. El sis­ habían sido' establecidas. El uso de la glo­
tema semiótico de estos lenguajes repre­ tocronología como intento de establecer
senta en cierto modo un sistema de co­ relaciones genéticas observando simila­
municación pictográfica, como el chino ridades generales entre vocablos sin es­
escrito. Los lenguajes gestuales han sido tablecer primeramente su relación cog-
usados también a guisa de comunicación nática representa un uso más conjetural
primera y polivalente para el comercio aún del método.
entre personas que no comparten una La glotocronología se dice a veces «léxi-
lengua mutuamente inteligible. WBe co-estadística», aunque este término se
Véase también COMUNICACIÓN, LENGUAJE. aplica también en sentido más amplio al
uso de los métodos estadísticos en las in­
glotocronología Método muy con­ vestigaciones léxicas, especialmente lé­
trovertido de calcular la distancia crono­ xico-históricas. BC
lógica entre dos lenguas genéticamente Otras lecturas Embleton, 1986, Guds-
relacionadas registrando el porcentaje de chinsfcy, 1956.
vocabulario cognado que comparten
(Swadesh, 1959, 1971). Por «distancia Gluckman, Max (1911-1975)
cronológica» se entiende el tiempo que Max Gluckman nació en Johannesburg,
separa a las dos lenguas de su antecesora Suráfrica, en 1911, de padres rusos judíos.
común (véase LINGÜÍSTICA COMPARATIVA), Llegó a la antropología en la Universi­
Y por «vocabulario cognado» se entiende dad de Witwatersrand bajo la tutela de
palabras heredadas del ancestro común. Winifred Hoernl. Doctorado por Oxford
El método se basa en dos supuestos cues­ en 1936 con un estudio sobre el pueblo
tionables El primero dice que puede bantú meridional y tras ampliar sus tra­
identificarse un conjunto de elementos bajos de campo en la tierra de los zulúes
se unió al Instituto Rhodes-Livingstone procedían los emigrantes urbanos no
en 1959, del que llegó a ser director en eran simplemente versiones recíproca­
1942. Volvió a Oxford en 1947 como do­ mente representativas sociológicamente,
cente, y en 1949 se convirtió en el pri­ sino aspectos diferentes de un sistema
mer profesor de antropología social en la social común. Y esto valía también para
Universidad de Manchester, donde ins­ los blancos y los zulúes, como demostró
tauró y dirigió la que más adelante se co­ en el primero de sus grandes estudios
nocería como «escuela de Manchester». (Gluckman, 1940a).
Murió súbita e inesperadamente en un También como parte de su interés en los
viaje a Jerusalén en 1975. múltiples aspectos del control social,
A lo largo de la mayor parte de su carre­ Gluckman (1955a, 1963) promovió el es­
ra, Gluckman centró su interés en los tudio de la LEY y de los procesos legales,
problemas de control y cambio sociales y demostrando de qué modo las normas
en la aparente resistencia al primero. In­ culturales influyen en los fallos de los
finido originalmente por los modelos de tribunales tribales. De ahí derivó la no­
equilibrio de R a d CLIFFE-B r OWN, pronto ción de «hombre razonable», en cual­
se propuso suplementarios con el reco­ quier sociedad, con valores que consti­
nocimiento de la importancia del proce­ tuían a menudo la norma que regía las
so y la dinámica sociales y las posibilida­ decisiones judiciales y las justificaba.
des de CAMBIO SOCIAL que abrían. En su Aunque distinguía así lo que considera­
opinión, la noción de rituales de rebelión ba «costumbre» de lo que era ley, y su­
era al efecto uno de los elementos más bestimaba de este modo la posible mani­
importantes, idea que ha sido caracteri­ pulación y creación de «costumbre» (véa­
zada como doctrina de que tales rituales se Werbner, 1984, p. 185), también
contribuyen a la cohesión social a modo demostró, no obstante, que la segunda
de aliviadero de tensiones. En realidad, no podía funcionar sin la primera si se
Gluckman consideró el problema más pretendía mantener la estabilidad con el
bien en términos de mantenimiento de respeto por las decisiones legales. Tam­
la estabilidad mediante la resolución o bién desarrolló las nociones configura-
integración del conflicto, no como si la doras del análisis situacional (o estudio
inestabilidad surtiera el efecto opuesto casuístico ampliado), del que es un pri­
(véase Werbner, 1984, p. 162; K.apferer, mer ejemplo su propio estudio de la ce­
1987). El fracaso de esta acción podría remonia de inauguración de un puente
originar un cambio social, que Gluck­ en territorio zulú bajo control blanco
man entendió más normal que la estabi­ (Gluckman, 1940b), abundando igual­
lidad, que, no obstante, reproduciría el mente en lo que se llama roles intercala­
sistema social. Ello le llevó a distinguir res que explicaban las tensiones que po­
entre el cambio sobrevenido de resultas dían surgir entre la función político-ju-
de imperfecciones estructurales internas dicial del jefe y sus obligaciones para con
y el que era determinado desde fuera del su gente. En todas estas cuestiones fue
sistema, a través del COLONIALISMO, la patente su preocupación por fijar preci­
migración, etc. Su trabajo en el Instituto samente la posición del individuo en la
Rhodes-Livingstone le hizo interesarse sociedad, sin primar al primero sobre la
en estos problemas también. Abundó y segunda, como en la psicología pura, m
progresó en el trabajo de su predecesor al revés, como propugnaba la tradición
Godfrey Wilson en el reconocimiento de durkheimiana ejemplificada especial­
que las áreas urbanas y tribales de donde mente por su antaño maestro Radcliffe-
Brown. Como su amigo y colega F o r tes , ha sido la identificación (y confusión) de
consideró ..la. psicología del individuo en gobierno con estado.
términos colectivos, de manera que tras­ Los teóricos del siglo XIX, como sir
cendió con mucho el estricto f u n c io n a ­ Henry M a IN E (1661) y Lewis Henry
l is m o de M a l in o w s k i . M ORGAN (1877), habían sostenido que
Como director de la hoy extinta pero las sociedades simples con propiedad co­
históricamente importante escuela de mún, en las que las relaciones se orienta­
Manchester, Gluckman se ganó fama de ban según la posición social y se basaban
docente carismático, aunque a veces dis~ en el parentesco, habían evolucionado en
tante y autoritario y cuyo criterio podía sociedades más complejas, con propiedad
variar sin previo aviso. Sus discípulos privada, donde el orden se predicaba
compartían una gran atención a los pro­ conforme a vínculos contractuales y ad­
cesos y a las estructuras por igual, y cen­ ministración fundamentada territorial-
traron sus investigaciones en el Africa mente. En estos esquemas, las institucio­
central y meridional, aunque con algu­ nes gubernamentales reconocibles era
nas excepciones, como la de F.G. Bailey una característica de las sociedades «c i­
(en la India) y E. Frankenburg (en las vilizadas», de las que no disponían las
comunidades británicas). Puede que la «primitivas».
figura más influyente después de Gluck­ Los antropólogos FUNCIONAUSTAS britá­
man fuera Victor T u r n e e , con sus estu­ nicos como Meyer FORTES y EJE. EVANS-
dios en torno al RITUAL y a la PEREGRINA­ PRITCHARD rechazaron el esquema evo­
CIÓN. También J.C. Mitchell (redes étni­ lutivo de sus predecesores, pero conserva­
cas), J.A. Barnes (parentesco, redes), ron muchas de sus categorías. Preferían
Abner Cohén (etnia, política) y Peter fijar la dinámica de lo que veían como
Worsley (milenarismo) han tenido gran dos tipos distintos de sociedad africana:
impacto en sus respectivas disciplinas. El centralizada y descentralizada. La pri­
volumen editado por Aronoff (í976b) mera se caracterizaba por poseer «autori­
contiene una pormenorizada bibliogra­ dad centralizada, maquinaria adminis­
fía de la obra de Gluckman. RP trativa e instituciones judiciales, en su­
Véase también RESOLUCIÓN DE CONFLIC­ ma, con gobierno», y «cismas de riqueza,
TOS, ANTROPOLOGÍA LEGAL, ANTROPOLO­ privilegios y posición correspondientes a
GÍA POLÍTICA, ANTROPOLOGÍA SIMBÓLICA. la distribución del poder y la autoridad».
Otras lecturas Aronoff, Í976a; Gluck­ La segunda incluía a «aquellas socieda­
man, 1955b, 1965b; Handelman, 1976. des carentes de autoridad centralizada,
maquinaria administrativa e institucio­
gobierno Ampliamente definido co­ nes judiciales constituidas, en suma, sin
mo sistema de reglas destinadas al man­ gobierno», y «sin una división clara de
tenimiento del orden social. Estas reglas rango, posición y riqueza» (Fortes y
pueden ser implícitas o explícitas, codifi­ Evans-Pritchard, 1940a} p. 5).
cadas por escrito o sólo perpetuadas por Esta distinción no significaba la ausen­
transmisión oral. Gran parte del debate cia de política en las sociedades descen­
antropológico al respecto se ha centrado tralizadas. De hecho, Fortes y Evans-
en si el gobierno requiere instituciones Pritchard inspiraron a una generación
visibles con poder para imponer estas re­ de antropólogos de campo para identifi­
glas o si puede existir en sociedades con carla en sociedades que, por propia defi­
centros de autoridad específicos. En este nición, carecían de gobierno. Pero al ha­
debate, uno de los problemas cruciales cerlo también alteraban su propia tipolo­
gía y el rigor con que podía describirse a caso de que no puedan exigir obediencia,
un «gobierno». A medida que se acumu­ existe un gobierno (1962, pp. 61-62).
laban las descripciones de sistemas polí­ Un problema más sutil no abordado en
ticos en sociedades acéfalas, el patrón de estos debates es la cuestión de qué reglas
Fortes y Évans-Pritchard para medir lo rigen para el individuo y qué constituye
que se tenía por gobierno empezó a reve­ la legitimidad de los gobiernos, se defi­
lar el aparato de un ESTADO, no del go­ nan como se definan. Por ejemplo, Ed­
bierno en sí. Su propio trabajo sobre so­ mund L e a c h ( 1 9 5 4 ) observó que en el
ciedades sin estado entre los nuer y los norte de Birmania los shan de las tierras
tallensi sugirió que los pueblos carentes bajas presentaban una sociedad estratifi­
de burocracia podían, no obstante, regir cada con roles sociales fijos, mientras
sus asuntos y gobernarse con plena efec­ que los pueblos vecinos kachin de las tie­
tividad de acuerdo con reglas claras rras altas oscilaban entre fases igualita­
(Evans-Pritchard, 1940; Fortes, 1945). rias y jerarquizadas, cada una con sus
¿Era, pues, gobierno lo que estas socieda­ propias reglas. Quién y qué constituía
des no tenían o, simplemente, estado? gobierno para un kachin dependía de
Lucy Mair (1962, p. i6 ) declaró que For­ dónde se encontrara el individuo en el
tes y Evans-Pritchard habían perpetrado sistema en un momento particular en el
una falsa dicotomía al dejar de lado una tiempo. Esto suscita, naturalmente, un
cuestión básica: ¿qué hace un gobierno? problema con el que los habitantes de
Su respuesta fue que: sistemas estatales están empíricamente
Protege a los miembros de la comunidad familiarizados: pese a las declaraciones
política contra la ilegalidad interior y el de singularidad del estado, la mayoría de
enemigo exterior, y toma decisiones en los individuos se sienten vinculados a
nombre de la comunidad en materias co­ otros conjuntos de reglas (religiosas, cul­
munes que requieren su acción conjunta. turales, étnicas, etc.) que gobiernan el
En consecuencia, Mair rechazó la noción comportamiento de modos a menudo
de que pudiera haber una sociedad sin contradictorios. El debate antropológico
gobierno. Incluso las sociedades más sobre la naturaleza del gobierno ha com­
«primitivas» lo tenían, aunque fuera de pletado así el círculo. Los primeros an­
tipo mínimo en consonancia con el tama­ tropólogos dieron por bueno que el go­
ño mínimo de la comunidad, la escasez e bierno estaba claro en los sistemas esta­
impermanencia de las posiciones diri­ tales porque estaba institucionalizado y
gentes reconocidas o la incapacidad de no requería de explicación, mientras que
los líderes de ejercer consistente y uni­ las sociedades sin instituciones formales
formemente su autoridad. Para probar el demandaban una inspección muy deta­
caso, Mair puso a ios nómadas nuer como llada para poner en claro cómo opera­
«ejemplo supremo» de una sociedad po­ ban. Hoy los antropólogos se han dado
seedora de un gobierno mínimo, pese al cuenta de que las instituciones formales
hecho de que había sido Evans-Pritchard de gobierno en los sistemas estatalizados
su etnógrafo y quien había declarado la son apenas tan fijas o claras como habían
ausencia de aquél. No obstante, usando creído sus predecesores y requieren, por
los propios datos de Evans-Pritchard, tanto, el mismo nivel de descripción
Mair argumentó que dado que los nuer atenta antes dedicado a los nuer. ASi
comparten reglas claras para el endere­ Véase también LEY, ANTROPOLOGÍA LEGAL,
zamiento de entuertos y cuentan con lí­ ANTROPOLOGÍA POLÍTICA.
deres reconocidos y respetados, aun en el Otras lecturas Balandier, 1970.
Goody, Jack (Í9 1 9 -) Siempre ha cluso en las que se consideran sociedades
sido asociado, casi exclusivamente a lo marcadamente patrilineales, como en la
largo de toda su carrera, con la Universi­ India y China. En otra obra sobre este te­
dad de Cambridge, en la que fue discípu­ ma general, The development o f the fa-
lo de F o r t e s y le sustituyó como profesor mily and marriage in. Europe (1983a),
de la cátedra William Wyse en 1973. Co­ sostiene que la Iglesia primitiva logró de­
mo Fortes, trabajo en Ghana entre los bilitar el control de los grupos de paren­
LoDagaa y otros grupos. Ha hecho nota­ tesco locales sobre sus miembros y favo­
bles aportaciones a la antropología del reció el ejercido por individuos, en espe­
PARENTESCO, poniendo incluso más acen­
cial sobre la propiedad, vetando al propio
to que su maestro en la propiedad como tiempo las estrategias tradicionales de
base de la estructura y la identidad de la herencia como la ADOPCIÓN, el CONCUBI­
NATO y el DIVORCIO, quedando así la pro­
estirpe. Su interés en la transmisión de la
pia Iglesia como beneficiarla principal
propiedad a través de la herencia y de los
de quienes carecían de herederos natura­
intercambios dotacionales del matrimo­
les, proceso que aquella fomentó más aún
nio adquiere especial relieve en la prime­
por el mayor uso del testamento y la
ra de sus obras publicada Death, property
prohibición del matrimonio clerical.
and the ancestors (1962) sobre los LoDa­
Goody ha proseguido la comparación en­
gaa, un subgrupo de los dagara. Esta obra
tre Africa y Eurasia en relación con otros
fue el desencadenante de otra de carácter
tópicos, en particular relacionados con la
comparado y más amplia, Production
comida y las flores. Respecto a la prime­
and reproduction (1976), en África y
ra, observó que África es sobre todo un
Eurasia, que se contrastan para estable­
continente con AGRICULTURA subsisten­
cer la diferencia entre PAGO POR LA NOVIA
cia! con escasa variedad entre la DIETA
y DOTE que vincula a las prácticas de cul­
básica, mientras que en Eurasia, al me­
tivo respectivas. La azada no permite ob­
nos entre las clases superiores, se goza de
tener los excedentes del arado de Eurasia, una gran variedad de alimentos y prepa­
donde la fortuna ha podido acumularse raciones culinarias y la cocina adquiere
con más facilidad y el control de la tierra el rango de forma artística (Goody,
ha adquirido más importancia entre los 1982). De nuevo relacionó lo precedente
dirigentes, al tiempo que ha restringido con la diferencia en las prácticas de cul­
el uso del matrimonio y de la herencia tivo —el de arado ha ampliado el catálogo
entre ellos. Ello ha configurado dos estra­ de cosechas útiles— y con la ausencia o
tegias de herencia diferentes (incluidas presencia de ESTRATIFICACIÓN social, de­
la práctica generalizada de la adopción terminante de diferentes grupos cultu­
en Eurasia, una actitud diferente frente a rales, y también sociales, en Eurasia. Un
las mujeres y formas diferentes de conso­ argumento similar presenta The culture
lidar el reino). En The orientalthe an- offlowers (1993), donde se observa la
cient and the primitive (1990), Goody se ausencia de significado de las flores en
centró particularmente en la dote, argu­ África en contraposición a Eurasia. En
mentando que las definiciones conven­ ésta, las flores forman parte a menudo
cionales enmascaran el hecho de que las de las prácticas de adoración, al igual
mujeres a menudo pueden controlarla, que pueden denotar lujo y, por tanto, po­
total o parcialmente, de modo que en sición social. Por otra parte, el cultivo y
ocasiones pueden vincularla y fusionarla la presentación florales se consideran
con la nación de legado matrilineal, in­ formas artísticas.
Por último, también es importante el tra­ las expresiones en la variante; (2) una
bajo de Goody sobre la facultad de leer codificación, en un metalenguaje, de al­
(varios libros, en especial The domestica- guna porción de la gramática para esta
tion o f the savage mind, 1977; también variedad. El metalenguaje puede ser
1986, 1987). El argumento básico es que cualquiera, como el castellano, suple-
permitiéndose la conservación impresa mentado por términos técnicos especia­
del saber, la lectura facilita la estandari- les (como agente, estado, verbo, constitu­
zación de los textos y la reflexión al res­ yente, sujeto, persona, oclusivo y sílaba) o
pecto, animando así no sólo a la crítica y un formalismo especialmente derivado
el escepticismo sino estimulando asimis­ para tal fin. Los lingüistas descriptivos
mo el desarrollo de ideologías competi­ redactan gramáticas (en el sentido 2) co­
doras. A su vez, este proceso ha contribui­ mo aproximación a la gramática (en el
do a la transcición de la magia a la cien- sentido 1).
cia, del mito a la historia y del gobierno La gramática de una variedad es natu­
tradicional a la burocracia. Goody refleja ralmente divisible en varias partes o
en esta obra parte de la influencia de sir componentes, cada uno de los cuales tie­
James FRAZER, de quien siempre fue de­ ne una organización propia: la SEMÁNTI­
voto (véase también 1962, 1996). CA (dedicada al significado),' la fonética
Goody se ha revelado como un autor pro- (a la acústica y propiedades articulato­
lífico. Su obra abarca un temario suma­ rias de los sonidos, véase FONEMAS), y al
mente variado que combina grandes tra­ menos tres componentes mediadores, la
bajos comparativos en medio mundo con FONOLOGÍA (que trata de cómo se usan
estudios etnográficos más concretos. No sistemáticamente las diferencias en los
se trata de gran teoría, como señaló, por­ sonidos para indicar diferencias de signi­
que, en sus palabras «prefiere las teorías ficado), la morfología (que trata de la
moderadas» asociadas con el sociólogo parte que comprende la relación sonido-
Merton (1949, cap. 2), donde la generali­ significado derivada de la estructura in­
zación puede basarse en un surtido de terna de las palabras), y la sintaxis (que
fuentes manejable. En general trata la trata de la parte que concierne a la rela­
antropología como ciencia acumulativa ción sonido-significado en la organiza­
que reúne resultados a partir de los cuales ción de un contexto más amplio —frases,
cabe elaborar perspectivas teóricas dura­ cláusulas, oraciones— en su organzación
deras. Considerado a veces entre los FUN- partiendo de las palabras).
CIONALISTAS, es notable que no vacile en La gramática de una variante es sólo una
considerar factores materiales en el deba­ parte de lo que los hablantes conocen de
te sobre la organización social, como la ella. Además de la gramática cuentan el
ESCRITURA y las técnicas prácticas de la léxico (el caudal de vocabulario); un
PRODUCCIÓN ALIMENTARIA- RP conjunto de principios de organización
Véase también COCINA, SISTEMAS ALIM EN­ del discurso; otro para el uso eficaz de la
TARIOS, SUCESIÓN, SISTEMAS DE ESCRI­ lengua; un conjunto de asociaciones en­
TURA. tre aspectos de la gramática y el léxico,
Otras lecturas J. Goody, 1991. de una parte, y factores sociocontextua-
les como la generación, el género, la cla­
La g r a m á tic a de u n a LEN­
g r a m á tic a se social, el formalismo y las maneras, de
GUA o DIALECTO o idiolecto es (1) el c o n ­ la otra; y toda clase de conocimiento
junto de generalizaciones acerca de có­ acerca de cómo construir discursos con
mo se conectan sonido y significado de un fin especial (por ejemplo, sonetos, ti­
tulares de prensa, recetas, chascarrillos o En segundo lugar, los propios lingüistas
juegos de palabras). limitan a veces el significado de la voz
É d w a r d SAPIR (1 9 2 í > p, 3 8 ) observó que «gramática» (en cualquiera de sus senti­
«lamentablemente o por fortuna, ningu­ dos). Algunos optan por reservar el tér­
na lengua es absoluta y tiránicamente mino para los componentes de una gra­
consistente. Todas las gramáticas pre­ mática realmente conexos con el sonido
sentan “vías de agua” . Verdad es que eso y el significado (fonología, morfología y
rige para todas la.s gramáticas (en el sen­ sintaxis), y otros para componentes don­
tido 2): son tantos los detalles en la cone­ de el sonido y el significado se encuen­
xión de sonido y significado —aun para tran realmente vinculados (morfología y
un solo hablante, con estilo uniforme de sintaxis), o a la sintaxis sola, como núcleo
expresión, hasta en un día dado de la vi­ indispensable de esta unión. Y hay toda­
da del hablante— que seña tan inútil vía una acepción más antigua en la que
pensar que podemos describir cada deta­ sólo la morfología inflectiva, la variación
lle relevante como lo sería el suponer en la forma de las palabras para indicar
que podemos hacerlo respecto de un eco­ relaciones sintácticas (como la elección
sistema. Es demasiado, así de simple. Si de soy; es y eres como formas del presen­
hacen agua todas las gramáticas (en el te del verbo ser) cuenta como gramática;
sentido 1) no está claro? es cuestión de si éste es el uso conforme al cual lenguas
hay indeterminaciones inherentes en la como la china, que carecen virtualmente
gramática de una variedad; por ejemplo, de toda morfología inflectiva, a veces se
situaciones en que la gramática no pro­ dice que «carecen de gramática». AZ
porciona una expresión plenamente Otras lecturas Lyons, 1968.
aceptable, sino sólo dos (o más) alterna­
tivas en algún aspecto inaceptables. El gramática generativa Véase g r a ­
consenso gramatical es un área para la m á t ic a . GRAMÁTICA TRANSFORMACIONAL.
que se ha sugerido que existe una enor-,
xae probabilidad de existencia de inde­ gramática transformacional Teo­
terminaciones. Muchos hablantes caste­ ría de la estructura del lenguaje propuesta
llanos, por ejemplo, entienden que no por primera vez por Noam Chomsky en su
hay medio plenamente satisfactorio de obra Syntactic structure (1957), Aunque la
elegir una forma del verbo ser que con- teoría se ha desarrollado desde entonces en
cuerde con el sujeto o tú o yo; ni o tú o yo muchas y muy diferentes direcciones, to­
somos ni o tú o yo eres ni o tú o yo soy. das las versiones comparten al menos dos
Estos dos sentidos de la gramática deben objetivos principales: (1) caracterizar en
distinguirse de varios otros usos comunes términos formales esos elementos, princi­
de la palabra. En primer lugar, hay un pios y reglas de carácter universal, es decir,
uso generalizado y no técnico de la pala­ propios del lenguaje por necesidad biológi­
bra en el cual la gramática en cuestión es ca; y (2) construir gramáticas de lenguas
para una variedad privilegiada de una individuales. Estos objetivos gemelos lle­
lengua (la variedad usada por una elite, o van a tener presente el conocimiento táci­
la variedad normalizada prescrita por las to (o «competencia») de los hablantes nati­
autoridades culturales). Por ejemplo, las vos sobre la estructura sintáctica, fonológi­
variedades con negación múltiple (no vi a ca, morfológica y semántica de la lengua
nadie) pueden chocar como innecesario propia.
pleonasmo pese a configurar una expre­ La teoría se denomina a veces «gramáti­
sión acorde con la norma en vigor. ca generativa transformacional» o, sim­
plemente, «gramática generativa». Y previas (Bloomfield, 1933; Saussure,
lina. GRAMÁTICA es generativa si especifi­ 1959) para que se llegara a la conclusión
ca formalmente las oraciones que acoge; generalizada de que en 1957 se inició
y también es «transformacional» si con­ una revolución «chomskiana» o «trans-
tiene un tipo de regla particular, a saber, formacionalista» en la disciplina.
la que transforma una estructura, en Puede que el alejamiento más notable de
otra. Así, en el análisis clásico de la cons­ Syntactic structures respecto de su obra
trucción en modo pasivo, las frases M a ­ anterior sea la reinterpretación de
ría vio a Juan y Juanfu e visto por María Chomsky de los objetivos de la teoría lin­
derivaron de la misma estructura, abs­ güística. En particular, Chomsky propuso
tracta subyacente, luego transformada el concepto novedoso de que una teoría
para producir una y otra frase. No obs­ lingüística es una teoría de. Mientras que
tante, las reglas tra nsformacionales han en la mayoría de las definiciones estructu­
tenido un papel progresivamente menor ralistas anteriores, los lingüistas apunta­
en la teoría de años recientes, y en algu­ ron al objetivo más bien modesto de cons­
nas versiones de la gramática generativa truir inventarios de los elementos lingüís­
han dejado de existir. De ahí que el tér­ ticos en cada lengua en particular junto
mino «gramática generativa» haya pre­ con declaraciones acerca de su distribu­
ponderado sobre el de «gramática trans­ ción, el propósito de Chomsky era propor­
formad onal» como genérico de los mo­ cionar una caracterización rigurosa y for­
delos teóricos de esta doctrina. mal de un «posible lenguaje humano», o
La gramática transformacional conside­ sea, distinguir de manera tan precisa co­
ra que la teoría de la competencia no es mo sea posible qué clase de "procesos gra­
sino un componente, aunque central, del maticales pueden darse en la lengua y
LENGUAJE como un todo. Este componen­ cuáles no. Esta caracterización o «gramá­
te interacciona con principios derivados tica universal» especifica los límites den­
de la cognición, la sociología, la fisiolo­ tro de los cuales pueden variar las lenguas.
gía, etc., para conferir al lenguaje su ca­ En opinión de Chomsky, los científicos
rácter complejo global* Con el desarrollo naturales no hacen otra cosa: el objetivo
de la teoría han proliferado los estudios de la física es caracterizar la clase de pro­
dedicados a la interacción de la compe­ cesos físicos posibles, el de los biólogos, los
tencia gramatical con principios conver­ biológicos, y así sucesivamente.
sacionales y pragmáticos, a su uso en el Además, Chomsky ha identificado repe­
proceso del lenguaje, a su representación tidamente a la gramática universal co­
en el cerebro y a otras áreas de interés mo parte de la dotación innata de la
(Newmeyer, 1988). mente humana, y ha ido hasta el extre­
Las raíces históricas de la gramática mo de categorizar la teoría lingüística
transformacional se encuentran en la (generativista) como rama de la psicolo­
tradición intelectual estructuralista. En gía cognitiva. Así, Chomsky entiende la
particular, los transformacionalistas se explicación lingüística vinculada en úl­
aferran a la idea de que la gramática de tima instancia con una descripción del
un lenguaje no es sino una declaración proceso de adquisición del lenguaje por
de las interrelaciones estructurales siste­ parte del niño* Cabe decir que uno ha ex­
máticas entre elementos lingüísticos. plicado un principio gramatical univer­
Con todo, hay suficientes diferencias de sal si demuestra que es puesto de mani­
importancia entre la gramática transfor­ fiesto por el niño en el curso del proceso
macional y las teorías estructuralistas de adquisición, del mismo modo que
puede decirse que la propensión humana No todos los gramáticos generativistas se
normal a-tener dos brazos y dos piernas adhieren al modelo chomskiano mayori-
se explica describiendo la preprograma- tario, cuya exposición general más recien­
ción biológica que confiere realidad a di­ te se encuentra en Language and pro-
cha propensión. También en este aspecto blems ofknowledge (Chomsky, 1988). Los
se ha alejado Chomsky de la mayoría de dos grandes marcos generativos alternati­
los pensadores estructuralistas que, en vos con más predicamento son la gramá­
general, se han abstenido de extraer de tica general de la estructura de la frase
la estructura lingüística conclusiones (Gazdar et al., 1985) y la gramática léxi­
psicológicas nativistas. co-funcional (Bresnan, 1982). Estos mo­
Han sido profundos los cambios en la teo­ delos se orientan mucho más hacia la es­
ría transformacional desde 1957, Los pri­ tructura superficial que la teoría de Go-
meros trabajos tendían a presentar des- bierno-Unión. Aunque no descartan la
cripciones directas de construcciones par­ existencia de principios sintácticos uni­
ticulares. El investigador identificaba en versales, postulan la de reglas formales
general una construcción, luego formula­ particulares de cada lengua que generan
ba una regla transformacional que de suficientes oraciones para producir frag­
manera óptima mimetizara en lo posible mentos de gramática sustanciales de las
sus características superficiales: los pasi­ lenguas individuales. Estos modelos pres­
vos derivaban de transformación pasiva, tan, asimismo más atención que la teoría
las oraciones de relativo de una transfor­ de Gobierno-Unión a la noción de que las
mación de la formación básica de las mis­ estructuras sintáticas requieren una in-
mas, y así sucesivamente. Como Riems- trepretación semántica formal. FN
dijky Williams (1986, p. 175) observaron, Véase también LINGÜÍSTICA.
«en la perspectiva de hoy, la mayor parte Otras lecturas Lightfoot, 1982; New-
del trabajo realizado antes de finales de la meyer, 1983, l986;Pinker, 1994.
década de 1960 aparece regido por datos y
construcción, y huérfano de una aprecia­ gran hombre Véase b ig m a n ,
ción de la existencia de principios muy
generales de organización lingüística». grupo natal Es el grupo social, ge­
El propio Chomsky (1975) abrió un des­ neralmente de parentesco, en cuyo seno
vío conceptual mayor en la gramática nace el individuo. MR
transformacional, que se aceleró con el
inicio de su teoría de «Gobierno-Unión» grupos de descendencia Siste­
(Chomsky, 1981), según la cual se aban­ mas en los que la DESCENDENCIA figura
dona la idea de que un lenguaje es un como criterio principal de pertenencia;
elaborado sistema de reglas. La estructu­ es decir, sistemas en los que las fronteras
ra interna de la gramática es, más bien, y principios de incorporación de grupos
modular: la complejidad sintáctica nace de parentesco se definen primariamente
de la interacción de subsistemas grama­ en términos de la descendencia común
ticales, caracterizables respectivamente de sus miembros, la cual, a su vez, puede
en términos de su propio conjunto de determinarse de diversas maneras:
principios generales. El objetivo central 1. Los sistemas de descendencia unilineal
de la teoría sintáctica consiste entonces la establecen a través de una sola línea
en identificar tales sistemas y caracteri­ parental: DESCENDENCIA PA.TRTTTN~R.AT. o
zar el grado en que pueden variar (ser MAXRILINEAL. Los individuos pertenecen
«parametrizados») de una lengua a otra. a un solo linaje.
2. Los sistemas no unilineales calculan un importante reto. Algunos antropólo­
la descendencia indiferentemente, ya a gos norteamericanos habían empezado a
través de la línea materna, ya de la pa- cuestionar este enfoque en la década de
ternaTo de ambas. Estos sistemas inclu­ 1950 al reflexionar sobre las consecuen­
yen a los de PARENTESCO BILATERAL, COG- cias del contacto cultural entre pueblos y
NÁTICO y AMBILINEAL. Según sean los ro­ la ACULTURACIÓN de los miembros de so­
les individuales, una persona puede ser ciedades pequeñas por parte de las más
considerada descendiente de ambas lí­ poderosas que se les habían impuesto. La
neas parentales, elegir entre una y otra, teoría que dividía al mundo en socieda­
o establecer relaciones basadas en AFIN I­ des discretas con culturas propias fue
DADES egocéntricas. puesta en tela de juicio de forma más
5, Los SISTEMAS DE PARENTESCO DE DO­ contundente y persuasiva con la publica­
BLE DESCENDENCIA la definen a través de ción de Political systems o f highland
ambas líneas parentales, pero las man­ Burma, de E.R, Leach (1954), quien de­
tienen claramente separadas. Los indivi­ mostró que «en contextos como los que
duos de un sistema tal serían miembros hallamos en el norte de Birmania, los
del patrilinaje paterno y del matrilinaje supuestos etnográficos comunes acerca
materno, MR de qué constituye una cultura o una tri­
bu son irremediablemente inapropia­
grupos de parentesco Grupos so­ dos» (p. 281). Pese a los esfuerzos de Ra-
ciales cuyos límites y fundamentos de oul Narroll, diez años más tarde (1964),
incorporación se definen primariamente y otros, los intentos de refinar y salvar el
en términos de las relaciones de paren­ modelo de «unidades portadoras de cul­
tesco vigentes en una sociedad particu­ tura» fracasaron. El trabajo de Leach y
lar. MR otros, como Moerman (1965), junto con
las experiencias de los antropólogos du­
grupos étnicos, etnias o etnici- rante la segunda guerra mundial y las
dad Términos originalmente usados observaciones de sociedades en curso de
en antropología para referirse a pueblos descolonización en la posguerra, habían
presumiblemente pertenecientes a la convertido en inútil la iniciativa narro-
misma SOCIEDAD, que compartían la mis­ lliana. En 1967, los participantes en un
ma CULTURA y, en especial, el mismo simposio de la Sociedad Etnológica
LENGUAJE; cultura y lenguaje transmiti­ Americana sobre «el problema de la tri­
dos, además, inalterados de generación bu» demostraron de manera concluyen-
en generación. Estos términos empeza­ te que la antigua teoría era inadecuada
ron a ser usados inmediatamente des­ para comprender las complejas relacio­
pués de la segunda guerra mundial en nes entre la expresión cultural, el habla
sustitución de otros más antiguos como y la organización social y política (Helm,
«T R IB U » y (en el uso británico) «R A Z A », 1968). No puede decirse que los grupos
como se refleja, por ejemplo, en obras étnicos sean colectividades sociocultura­
como Kthnic groups o f northern Soutk- les con características específicas (es de­
eastAsia (Embree y Thomas, 1950). cir, «naturales»).
Incluso al producirse la introducción del «Etnia» adquirió por consiguiente un
término «grupo étnico», el supuesto teó­ nuevo significado antropológico con la
rico de que las culturas o estructuras so­ publicación de la introducción de Fre-
ciales están asociadas con grupos discre­ drik Barth (1969a) a Ethnic groups and
tos claramente definidos se enfrentaba a boundaries, el ensayo antropológico más
influyente y citado sobre etnias. Barth c u a d o p a ra e x p lic a r la s c o n fr o n ta c io n e s ,
empieza por rechazar la idea de que los c o n flic to s y v io le n c ia étn ic o s, t a n c o m u ­
grupos étnicos son definibles en razón de n es e n las p o s tr im e r ía s d e l s ig lo XX (É .
un inventario de rasgos culturales com­ Wolf, 1994).
partidos por sus miembros. Argumentó La motivación para insistir en que deter­
más bien que: minadas características culturales seña­
Cuando se examina la historia de un gru­ lan distinciones fundamentales y persis­
po étnico en el tiempo no se contempla si­ tentes entre los pueblos sólo puede com­
multáneamente, en el mismo sentido, la prenderse reconociendo la existencia de
historia de «una cultura»; los elementos alguna cualidad «primordial» de la
de la cultura presente de este grupo étni­ identidad étnica (C. Geertz, i 963b). La
co no han surgido de un conjunto particu­ etnia, en otras palabras, implica el su­
lar que constituyera la del grupo en un puesto de que hay algo esencial o dado
tiempo anterior, mientras que éste, el en lo que distingue a los pueblos, Pero es
grupo, posee una existencia organizacio- preciso ver más allá de un simple con­
nal continua con delimitaciones claras junto de rasgos culturales para hallar es­
(criterios de pertenencia) que han singu­ te fundamento primordial de la etnia.
larizado a una unidad continua (p. 38). Algunos teóricos, empezando por Max
Barth propuso, en cambio, que los lím i­ W EBER (1968, p. 385) han considerado
tes de un grupo étnico se constituyen por que las raíces de la identidad étnica se
«autoadscripción», en virtud de la cual encuentran en el supuesto de una des­
las gentes eligen utilizar unos pocos atri­ cendencia común o compartida (Keyes,
butos culturales —«a menudo el vestido, 1978). Aunque basados en la teoría SO-
el lenguaje, la forma de la casa o el esti­ CIOBIOLÓGICA, algunos científicos socia­
lo general de vida»— como «signos o se­ les han argumentado que el reconoci­
ñales manifiestos» de su singularidad miento de la descendencia compartida es
(1969a, p. 14). una manifestación directa de una predis­
Se suscita así la cuestión de por qué tra­ posición genética (Van der Berghe, 1978,
tan las gentes de establecer límites que 1981), la mayoría han rechazado esta
pueden señalarse por un pequeño núme­ nueva versión de la teoría racial. La opi­
ro de «señales o signos manifiestos». La nión actualmente más extendida es que
respuesta de Barth estuvo aún muy in­ la «adjudicación singular» de descen­
fluida por el FUNCIONALISMO estructural dencia compartida es producto de for­
del enfoque antropológico británico en mas de práctica cultural independientes
cuyo seno se había formado. Los grupos (Keyes, 1981; G. Bentley, 1987).
étnicos, dijo, «pueden proporcionarse re- El mecanismo para establecer una des­
cíprocamente importantes bienes y ser­ cendencia compartida entre quienes se
vicios, por ejemplo, ocupar nichos com­ dice que poseen una identidad étnica co­
plementarios, y por tanto diferentes, pe­ mún no es, como ocurre con los grupos
ro estrechamente interdependientes» de parentesco, una genealogía que indi­
(1969a, p. 19), Aunque este enfoque de ca los nexos con un ANTEPASADO común,
DIVISIÓN DEL TRABAJO de carácter étnico sino que estos vínculos apicales del gru­
ha sido útil para comprender algunas si­ po étnico se establecen por vía de narra­
tuaciones donde las diferencias cultura­ ciones de origen, migración y, en espe­
les se han usado para camuflar intereses cial, SUFRIMIENTO a manos de otros. Estos
económicos (Bonacich y Modell, 1980), relatos se transmiten en narrativas de
ser ha demostrado y totalmente inade­ padres, ancianos y jefes en canciones,
folclore, ceremonias conmemorativas de cionales han sido promocionadas a tra­
sucesos históricos, representaciones tea­ vés de las «tecnologías de poder» invasi­
trales, creaciones artísticas e historias vas y efectivas de las que no disponían
étnicas escritas. La urdimbre de la bio­ los estados premodernos (B, Cohn y
grafía personal y la narrativa colectiva Dírks, 1988). Las iniciativas estatalmen­
genera un poderoso sentimiento de te patrocinadas, como la EDUCACIÓN obli­
identificación con el grupo étnico (Obe- gatoria, han sido particularmente im­
yesekere, 1975), Y esta identidad pasa a portantes para la superposición de las
integrar lo que Bourdieu (1977) deno­ identidades nacionales a las locales (Ee-
minó «habitus», ese conjunto de disposi­ yes, 1991). En la narrativa nacional co­
ciones irreflexivas que orientan los actos municada y respaldada por las tecnologías
de las gentes. de poder del estado, las historias de algu­
Si la apreciación de distinciones étnicas nos pueblos indígenas han sido a menudo
es posible en cualquier situación en que ignoradas, marginadas y aun específica­
gentes que viven próximas entre sí ob­ mente rechazadas. También los emi­
servan diferentes prácticas culturales (T. grantes procedentes de estados con na­
Schwartz, 1975), esa «etnicidad» destaca rrativas nacionales distintas se definen
particularmente en las relaciones socia­ como extraños. Por consiguiente, en el
les cuando la política de la vida diaria contexto moderno, el término «grupo ét­
acentúa el significado de determinadas nico» ha experimentado una regresión
diferencias culturales. El trabajo de para aludir primariamente a una mino­
Bourdieu y Michel Foucault ha inducido ría cuyo patrimonio cultural se reconoce
a numerosos antropólogos en años re­ diferente del que comparte la mayoría y
cientes a llevar su atención a cómo la na­ de forma que lo sitúa aparte de la cultu­
ción-estado moderna ha demostrado ra nacional dominante.
constituir un contexto especialmente En algunas sociedades, en especial aque­
fértil para la expresión de las etnias* llas donde las elites rectoras se han ali­
Mientras que la generación anterior de mentado de la teoría marxista leninista-
antropólogos y otros científicos sociales stalinísta de las «nacionalidades», los es­
consideraron atávica la persistencia de tados han instituido políticas que han
identidades étnicas en el mundo moder­ fijado por ley las diferencias étnicas y las
no, los estudiosos actuales reconocen, fronteras (Connor, 1984). Otras, sobre
muy al contrario, que la etnicidad es hoy todo la de Estados Unidos, han otorgado
un factor mucho más importante en las categoría legal a las diferencias étnicas
relaciones sociales desde la emergencia mediante políticas promotoras de la ac­
de la nación-estado (B. Williams, 1989; ción positiva. El patrocinio estatal de la
Donald Cohén, 1989). CLASIFICACIÓN étnica ha hecho más creí­
Los estados o los movimientos modernos bles los asertos populares sobre sus pro­
que tratan de adquirir poder estatal se pias formulaciones de identidad étnica,
han propuesto promover («inventar») aunque también más conflictivos a veces
narrativas dominantes acerca del patri­ dado que estas afirmaciones suelen tener
monio cultural y destino de quienes se consecuencias prácticas y económicas.
reclaman constituyentes de una comuni­ Todo ello se ha traducido en una intensi­
dad nacional. Los discursos nacionalistas ficación del discurso étnico en la pugna
han creado un ambiente el propicio al por el poder. En algunos casos se ha lle­
florecimiento del credo étnico. Y así ha gado al colapso del estado cuando los
sido, en especial, porque las culturas na­ grupos étnicos se han secesionado para
formar sus propias «naciones» o han ido En Alemania, donde es la «sangre» la
a la guerra contra otros por desacuerdo que define la etnia, a los hij os de los in­
en el trazado de las nuevas fronteras. La migrantes turcos que han nacido y se
antigua Yugoslavia., victima de una vio­ han educado en Alemania se les concede
lenta desmembración y genocida «depu­ tan sólo la condición de «huéspedes tra­
ración étnica», es el ejemplo por antono­ bajadores» en su solar de nacimiento,
masia de conflicto étnico en las postri­ mientras que la ciudadanía es automáti­
merías del siglo XX (Denich, 1994), camente concedida a los nuevos llegados
La relación entre identidades étnicas y del Asia central que pueden demostrar
nacionales se ha complicado con la ma­ su ascendencia alemana de siglos atrás.
yar posibilidad de circulación a través de Las minorías indígenas sometidas a un
las fronteras, ya viaj ando, ya gracias a las estado han ido incorporándose progresi­
telecomunicaciones. Los sociólogos de vamente a movimientos allende sus
principios del siglo XX desarrollaron una fronteras a fin de conseguir apoyo inter­
teoría de las etnias basada primariamen­ nacional para sus proclamados derechos
te en el estudio de inmigrantes en Esta­ a una autonomía cultural y socioeconó­
dos Unidos, suponiendo que los grupos mica. También el turismo ha contribui­
étnicos persistirían sólo a la largo de un do a resituar la cuestión étnica en el con­
período de transición en tanto se produ* texto internacional. No sólo han sido re­
cía su asimilación en la cultura domi­ presentadas a los turistas prácticas
nante de su nuevos lares, proceso que se culturales seleccionadas como manifes­
esperaba completar hacia la tercera ge­ taciones de «auténtica» cultura étnica,
neración. Esta teoría presuponía que los sino que diversas formas de artesanía y
inmigrantes y sus descendientes seguirían trabajo artístico con marchamo étnico
manteniendo algunos lazos con su lugar han sido comercializados para el consu­
de origen al tiempo que se perdía el con­ mo turístico o remitidos a los mercados
tacto con sus parientes y amigos. Sin em~ internacionales de las artes y los produc­
bargo, los emigrantes de finales del si­ tos artesanales. (Graburn, 1976). La et~
glo XX tienen muchas más probabilida­ nicidad que los antropólogos empezaron
des que sus predecesores de conservar un a explorar cuando finalmente descubrie­
estrecha vinculación con su lugar de ori­ ron el estado moderno empieza adquirir
gen. El teléfono permite una comunica­ otra dimensión a medida que las fronte­
ción instantánea en todo el globo, las ras interestatales se hacen más porosas y
cintas de audio y vídeo son fáciles de más problemáticas (Gupta y Ferguson,
producir y transmitir, y los viajes aéreos, 1992). CK
muy baratos en comparación cotí los ma­ Véase también NACIÓN.
rítimos de antaño, permiten un fácil in­ Otras lecturas Francis, 1976; De Vos y
tercambio de visitas. Romanucci-Ross, 1975.
La asimilación no es una posibilidad
abierta para muchos emigrantes. Mu­ grupos parias Véase MINORÍAS ME­
chos países deniegan el derecho de ciu­ DIADAS.
dadanía a ciertos tipos de inmigrantes.
Arabia Saudí y Kuwait, por ejemplo, han guerra V i o l e n c i a letal entre grupos.
importado un gran número de trabaja­ Algunos investigadores especiñcan que
dores Filipinos, thais, singaleses, paquis­ la guerra se da entre unidades políticas o
taníes y palestinos, que no pueden incor­ territoriales distintas, y que la muerte
porarse al país en calidad de ciudadanos. resultante está socialmente justificada,
aunque esta definición presenta casos de política y que le cabe algún rol, primario
excepción. La Guerra contrasta a veces o secundario, en la promoción de este
con la VENGANZA, en la que las muertes proceso (Otterbein, 1970).
provocadas en dichas unidades son so­ Numerosos estudios sobre la guerra lla­
cialmente aceptadas, y con el HOMICIDIO, maron la atención antropológica duran­
que se considera socialmente ilegítimo. te la segunda guerra mundial. Malinows­
Algunos estudiosos distinguen entre gue­ ki (1941) y otros trataron de sintetizar el
rra abierta e incursiones bélicas, y otros saber del momento al respecto, pero P ri-
restringen la «guerra verdadera» a las mitive war (1949), de Turney-High, si­
sociedades con estado, en particular en gue siendo la obra capital. Algunos tra­
modelos de secuencias evolutivas. bajos reanalizaron las guerras de los in­
La guerra hizo su aparición de una forma dios norteamericanos como respuesta
más bien tardía en la historia humana. La estratégica a las cambiantes circunstan-
primera evidencia de muerte múltiple se cias frente a la expansiva presencia euro-
encuentra en los pueblos semisedentarios americana (G. Hunt, 1940), línea de in­
del valle del Nilo hace unos catorce mil vestigación que merece en la actualidad
años (Wendorf e ta l, 1986); a nivel mun­ cada vez más atención (R. Ferguson y
dial, la guerra aparece en general mucho Whitehead, Í992a).
después de haberse producido el asenta­ Después de cierto desinterés en la déca­
miento en poblados fijos (Haas y Crea- da de 1950 (Newcombe, 1960), lá siguien­
mer, 1995). Como prueba fehaciente de te acogió nuevos trabajos sobre el tema,
guerra se ha citado a menudo la existencia estimulados por la guerra norteamerica­
de las murallas de Jericó, aunque bien na en Vietnam y por la vasta publicidad
puede ser que su objetivo no fuera otro dada a las explicaciones basadas en mó­
que la contención de las riadas (Bar~Yosef, viles instintivos (Fried et al, 1968), a las
1986). Jericó aparte, probables indicios de que no eran ajenas sus ya hondas raíces
guerra se encuentran en el Oriente Próxi­ en la psicología (Freud, 1964), aunque
mo del séptimo milenio a.C., y ya claras, reavivadas por teóricos de la etología co­
al parecer, en el sexto milenio a.C. (Roper, mo Konrad Lorenz (1966) que postula­
1975). El registro etnohistórico y etnográ­ ban que la guerra no era sino un agudi-
fico ofrece copiosas pruebas de su existen­ zamiento de un impulso agresivo innato.
cia, aunque no es menos cierto que está La idea llegó a la esfera popular gracias
prácticamente ausente de muchas socie­ a un libro de Robert Ardrey (1966), co­
dades (Knauft, 1991), nocido guionista cinematográfico, que
Desde finales del siglo XIX, el estudio an­ retrató a los humanos como descenden­
tropológico más exhausivo de la guerra tes de «monos asesinos» con violentos
se ha centrado en la relación que man­ instintos territoriales. Estas simples teo­
tiene con la evolución política, en par­ rías basadas en el instinto recibieron nu­
ticular en el sentido de cómo cambió con merosas críticas, destacando algunas la
ésta, al tiempo que provocó una mayor ausencia, contradictoria por tanto, de gue­
centralización y complejidad de la mis­ rra en la mayor parte de la evolución hu­
ma, Aunque son muchas las discusiones mana, y reduciendo así a una minoría a
sobre detalles, las voces que disienten (C. los que abogaban por esas explicaciones
Ember, 1978) y la vasta variación empí­ simplistas, al tiempo que abrían paso a
rica que se reconoce, la conclusión gene­ los enfoques que ya en el terreno de la
ral es que la guerra se ejercita con efi­ SOCIOBIOLOGÍa acogería la década si­
ciencia progresiva al hilo de la evolución guiente. La nueva línea postulaba que la
guerra podía ser una estrategia para au­ es la asociación observada entre la gue­
mentar el éxito de la reproducción, con rra entre partes distantes y los nexos co­
especial referencia al conocido caso de munes de uxorilocalidad (Divale, 1984).
los yanomaní (Chagnon, 1992), aunque Otras características estructurales se han
sigue la controversia en torno a las prue­ apreciado en determinados aspectos o ti­
bas aducidas, a la propia teoría y aun en pos de guerra, como la importancia del
lo concerniente a los móviles políticos. linaje segmentario como «organización
El papel de la guerra como adaptación de expansión predadora» (Sahlins, 1961)
de las gentes al entorno natural ha teni­ o del intercambio e ínter matrimonio co­
do mucho más impacto en antropología, mo alternativa de aquélla (Lévi-Strauss,
en particular en la ANTROPOLOGÍA. ECOLÓ­ 1941). También han sido examinadas
GICA, que da cabida a consideraciones co­ determinadas variables psicológicas y
mo que la guerra representa un modo prácticas de SOCLALIZACIÓN y su relación
efectivo de redistribución de las pobla­ con la guerra, aunque estos trabajos han
ciones y recursos (Vayda, 1969a) o a una sido menos concluyentes (M. Ember y
teoría global que la contempla como re­ Ember, 1994).
guladora del crecimiento poblacional y A partir de 1980 han venido desarrollán­
promotora de un complejo de supremacía dose y superponiéndose nuevas líneas de
masculina (Divale y Harris, 1976). Estu­ investigación. Una centra su atención en
dios ecológicos más recientes (R, Fergu- la PA2, y postula que ésta es más que sim­
son, 1984) atienden a los recursos am­ plemente la ausencia de guerra: es un es­
bientales y otras características como tado positivo con sus propias instituciones
agentes frecuentes de conflicto, pero al de apoyo, prácticas y creencias. Otra bus­
margen del FUNCIONAUSMO. ca delinear la lógica cultural local que
La investigación en ANTROPOLOGÍA POLÍ­ configura y da sentido a la acción militar.
TICA ha examinado la relación existente Una tercera sitúa la guerra en el marco
entre guerra y política, desde la ausencia histórico, destacando a menudo las in­
estructural de mecanismos globales de fluencias crónicas exógenas en las guerras
resolución de conflictos (Koch, 1974) de pueblos otrora considerados «aislados»
hasta las maquinaciones en interés pro­ (véanse ejemplos de estas líneas en Haas
pio del bigman (gran hombre) (Sillitoe, 1990), Este último enfoque pone en tela
1978) y aun dentro de una lógica de he­ de juicio la condición hobbesiana fre­
gemonía imperial (Hassig, 1988). Todos cuentemente inferida de los sangrientos
estos estudios señalan que la organiza­ relatos de la guerra tribal, que ya no se
ción política aporta la base necesaria pa­ contempla como fruto de la ausencia de
ra comprender cómo y por qué los pue­ un sistema de Es t a d o , sino como conse­
blos entran en guerra. cuencia de intrusiones estatales recientes.
Los ESTUDIOS TRANSCULTURALES median­ Otra tendencia notable en los trabajos an­
te comparaciones estadísticas han figu­ tropológicos recientes se da en la crecien­
rado prominentemente en el examen te atención concedida a los problemas de
antropológico de la guerra, y han explo­ la guerra en el mundo contemporáneo.
rado las relaciones existentes entre ésta Han sido muchos los volúmenes dedica­
y la estructura social, en la que destacan dos a una variedad de preocupaciones del
las fuertes vinculaciones entre la belico­ momento, como la cultura de los profesio­
sidad local y los «grupos de interés fra­ nales de la seguridad internacional (Fos-
ternos» de individuos agnáticamente re­ ter y R-ubinstein, 1986), las variaciones lo­
lacionados (Otterbein, 1977). Más débil cales de la guerra civil guatemalteca (Car-
mack, 1988), las culturas de dominación, lítica entre los hachin de las tierras altas
resistencia y terror (Nordstrom y Martin, de Birmania. La forma gumlao es esen­
1992), y el ascenso de la violencia «étni­ cialmente igualitaria y acéfala, mientras
ca» y otras en oposición a los estados sur­ que la gumsa se caracteriza por líneas je­
gidos después de la guerra fría. RJBF rárquicas y liderazgo hereditario, mime-
Otras lecturas R.. Ferguson, 19SS, 1995; tizando en forma menos estable a sus ve­
Meggitt, 1977; Otterbein, 1994; Reyna y cinos shan de las tierras bajas, que vivie­
Downs, 1994; Rodman y Cooper, 1979; ron en un sistema jerárquico de príncipes
R. Rosaldo, 1980; R Turner y Pitt, 1980; hereditarios. Edmund LEACH, primero en
IL Warren, 1993; N. Whitehead, 1938, describir este sistema, caracterizó al sis­
tema gumsa como «una especie de com­
g u m s a y g u m la o Son las formas promiso entre los ideales gumlao y shan»
ideales típicas de organización social y po­ (1954, p, 9). MR
hambre Resulta del consumo de una
DIETA inadecuada para conservar la salud
y la actividad normales, el crecimiento y
el desarrollo. Subjetivamente, el hambre
comprende tanto el deseo como la necesi­
dad de alimentos, así como el malestar, la
irritabilidad o el letargo consiguientes a
la ingesta inadecuada. Objetivamente, el
hambre se valora en términos de las ca­
lorías y nutrientes necesarios para man­
tener la vida con buena salud. Los antro­
pólogos soció cultural es han analizado el
hambre a través de la ecología y la políti­
ca de los SISTEMAS ALIMENTARIOS, inclui­
das las consecuencias funcionales de la
desnutrición o los efectos lesivos para la
salud. A su vez, los antropólogos biocul-
turales han examinado los modelos de
crecimiento humano, cambios de peso y
déñcits energéticos relacionados con las
prácticas dietéticas y sanitarias. Desde
mediados de la década de 1970, los inte­
reses de estas dos subdisciplinas se han
reunido en la antropología nutricional,
que examina las consecuencias biológicas
de modos alimentarios particulares y las
consecuencias culturales de los déficits
por ingestas ya deficientes, ya manifies­
tamente abundantes (Jerome e ta l, 1980;
Messer, 1994),
El hambre es causada por tres fenóme­
nos distintos pero estrechamente rela­
cionados: escasez, miseria y privación
alimentarias. En la actualidad no hay es­
casez alimentaria global porque, desde
primeros del siglo XIX al menos, el siste­
ma alimentario mundial ha dispuesto de
tecnología suficiente para producir y dis­
tribuir en medida suficiente para aten­
der a todos los habitantes de la Tierra.
No obstante, a pesar de esta capacidad
global se estima que aproximadamente
750 millones de personas carecían toda­
vía de acceso adecuado a la nutrición a
finales del siglo XX en razón de la mala prenden los dispositivos de alarma de
distribución o mal uso de los recursos. hambruna incipiente, la ayuda mediante
intercambio de trabajo por sustento y
Escasez de alimentos otras políticas nacionales o globales que
Ésta, y en su forma extrema la hambru­ vinculan la ayuda con las actividades de
na, pueden resultar de condiciones climá­ desarrollo (Torry, 1988). Muchos de estos
ticas, políticas o socioeconómicas difíciles procesos han sido analizados por antropó­
que afecten a una región o un país ente­ logos que han considerado al tiempo a do­
ros. La escasez de alimentos se vincula a nantes y receptores de las ayudas. Por
menudo de manera simplista a los fraca­ ejemplo, en respuesta a la hambruna etío­
sos en la producción alimentaria origina­ pe de 1983-1985, los etnógrafos señalaron
dos por DESASTRES NATURAUiS como la se­ vías para que los esfuerzos asistenciales
quía, los ciclones o las plagas, pero no es pudieran ser más efectivos e interferir
menos cierto que también el almacena­ menos con los mecanismos de interven­
miento incorrecto, las cargas impositivas ción local (De Waal, 1989, 1990). Otros
o las demandas de la exportación, al igual estudios fueron sumamente críticos de es­
que otros factores políticos y de mercado, tas prácticas de ayuda y documentaron
pueden reducir el suministro alimentario cómo la comida, especialmente en Etio­
en una región dada. Por ejemplo, con fre­ pía, era instrumentalizada para la coer­
cuencia sobreviene la hambruna a raíz de ción política (Clay y Holcomb, 1986).
conflictos armados que reducen la pro­ Como profesión, la antropología ha trata­
ducción, destruyen las provisiones exis­ do de aplicar sus conocimientos a la co­
tentes y trastornan las vías alternativas de munidad general con una serie de inicia­
ayuda alimentaria. La mayoría de las tivas de la American Antbropological As-
hambrunas atribuidas a causas naturales sociation. Así, el Grupo de Trabajo sobre
en Asia y Africa (así como en la Irlanda la Hambruna, la Desnutrición y los Sis-
del siglo xix) han sido realmente de ori­ temas Alimentarios Africanos suministró
gen administrativo porque, habiendo ali­ información sobre las raíces ecológicas y
mentos suficientes, las víctimas de aqué­ políticas del hambre en Africa, el impac­
llas no pueden costeárselos y carecen de to de las políticas de asistencia y desarro­
poder político para asegurárselos. llo en los problemas alimentarios africa­
Se observa una secuencia regular de res­ nos, el hambre estacional, y el contexto
puestas a la escasez de alimentos, sea es­ político-económico mayor (Huss-Ashmo-
tacional o más prolongada y grave: re y Katz, 1989-1990; Halasen y McMi-
1. Reducción de la ingesta mediante ra­ lian, 1986). Otro estudió el impacto del
cionamiento, menor número de comidas hambre en la migración forzada en Á fri­
diarias, y consumo de alimentos de «ur­ ca y otros lugares (Hansen y Oliver-
gencia» más bastos y menos apetitosos; Smith, 1982). Estas estructuras institu­
2. venta de bienes y diversiñcación de cionales ayudaron a los antropólogos,
las fuentes de ingresos, incluidos la m i­ economistas y geógrafos a predecir con­
gración y la servidumbre rednctoras del diciones de bambre y vulnerabilidad y
número de consumidores; sugerir mecanismos de acción local (Bohle
3. abandono de la región para buscarse etaL, 1993; Dréze y Sen, 1989). Otra lite­
la vida en otro lugar (Colson, 1979). ratura etnobiológica cataloga los alimen­
Los mecanismos modernos de prevención tos de uso improvisado o inmediato en ca­
o mitigación del sufrimiento causado por so de hambruna (N. Tumer y Davís, 1993;
la escasez extrema de alimentos com­ Garine y Harrison, 1988).
Miseria alimentaria tán enfermas y son incapaces de benefi­
Ésta se da. cuando las gentes sufren ham­ ciarse de los nutrientes potencialmente
bre porque carecen de los recursos para disponibles.
acceder a los alimentos incluso cuando La privación alimentaria es un problema
las provisiones regionales son suficien­ específico de los denominados grupos
tes. A este nivel, pues, se trata de un pro­ vulnerables: bebés y niños pequeños,
blema de la UNIDAD DOMÉSTICA más que mujeres embarazadas y en período de
de la sociedad. La casuística de la mise­ lactancia y otros que se ven privados de
ria alimentaria en América Latina, Asia alimento porque carecen de poder o es­
y Africa demuestran de que modo la de­ tán enfermos. Éntre los determinantes
sigual TENENCIA DE LA TIERRA y los sala­ de una ingesta suficiente de alimentos a
rios míseros han provocado la inseguri­ lo largo del ciclo de la vida se incluyen
dad alimentaria doméstica en áreas don­ limitaciones en el amamantamiento
de la producción alimentaria debiera ser (Van Esterik, 1989), alimento y costum­
abundante. Las políticas gubernamenta­ bres adecuados para el destete, creencias
les que fomentan la producción de gran y prácticas dietéticas culturales que im ­
valor económico (incluida la ganadería) piden a niños y niñas el acceso a una nu­
con preferencia a los cultivos de subsis­ trición adecuada y autoprivación feme­
tencia a menudo comprometen el auto- nina voluntaria o involuntaria allí donde
sustento y la nutrición de las pequeñas los recursos pueden ser suficientes. Una
unidades domésticas (Shipton, 1990). En controversia clave es saber si las madres
Africa, estas políticas amenazan a los in­ u otros cuidadores privan intencionada­
tercambios simbióticos tradicionales en­ mente a los niños o se privan a sí mismos
tre agricultores y pastores. En Asia, las de los nutrientes suficientes, o bien esta­
tecnologías agrícolas de la REVOLUCIÓN rán simplemente siguiendo los conoci­
VERDE que han incrementado el sumi- mientos nutricionales de la cultura local.
nistro alimentario global han marginado La privación de las adolescentes y de las
igualmente a los pobres que no pueden mujeres a lo largo de su vida constituye
sufragar el coste de las nuevas simientes una preocupación especial en Asia meri­
y abonos. Algunos antropólogos hasta dional, donde la baja proporción de mu­
han argumentado que es inevitable una jeres sobrevivientes en relación con los
mayor miseria alimentaria como conse­ hombres sugiere que la privación dentro
cuencia de la expansión del c a p it a l i s m o de las unidades domésticas no está direc­
(Harris y Ross, 1987b). tamente vinculada a la pobreza, aunque
las jóvenes y las mujeres pobres sufran
Privación alimentaria en su mayor parte de discriminación por
Ésta se produce a escala individual cuan­ su condición femenina (Das Gupta,
do no bay una distribución equitativa de 1995). Otras fuentes adicionales de pri­
los alimentos en las unidades domésticas vación pueden ser una imagen cultural
que, sin embargo, tienen acceso a sufi­ del cuerpo vinculada a la delgadez o un
cientes recursos. Generalmente es conse­ valor de moderación que puede resultar
cuencia de diferencias en el poder o de conveniente para la población en gene*
restricciones culturales sobre el consumo ral en condiciones de escasez pero some­
que impiden a los individuos recibir una ter a algunos individuos a sufrir hambre
cantidad adecuada de calorías, proteínas, y problemas de salud.
vitaminas y minerales esenciales. Tam­ La privación alimentaria también está
bién se produce cuando las personas es­ causada por la incapacidad del cuerpo pa­
ra aprovecharse completamente de los Harris, Marvin (1927-) Marvin
nutrientes que se.encuentran potencial­ Harris es uno de los antropólogos más im­
mente disponibles debido a. la ENFERME­ portantes de la segunda mitad del siglo
DAD, que elimina el apetito, impide la ab­ XX. Su principal aportación a la antropo­
sorción por culpa de la diarrea, o bien logía ha sido el desarrollo de un enfoque
acrecienta la demanda de nutrientes pa­ teórico nuevo, el MATERIALISMO CULTU­
ra luchar contra la infección. La enfer­ RAL, que representa una síntesis del ma­
medad de un trabajador adulto en un terialismo histórico marxista, la ecología
momento crucial del ciclo de la agricul­ cultural y la teoría de la evolución social.
tura, como escardar o recolectar, puede Nació en Brooklyn, NY, en 1927 y se edu­
poner en peligro la cosecha y las ganan­ có en la Universidad de Columbia, por la
cias, y la alimentación de toda la unidad
que se doctoró en filosofía en 1955. Im ­
doméstica más allá del breve período de
partió clases en Columbia hasta 1980,
interrupción. Si se ven afectadas comuni­
momento en que pasó a la Universidad de
dades enteras, como se cree que sucederá
Florida como profesor investigador en el
con la epidemia de sida en Africa, ello
campo de la antropología.
puede ocasionar escasez de alimentos y
Harris ha escrito o editado casi veinte li­
sembrar la amenaza potencial del ham­
bros. Su obra principal, Patterns ofrace
bre a escala regional durante un largo
in the Americas (1964)} se basa en sus
plazo. Estos ejemplos ilustran las siner­
propios trabajos de campo en Brasil. Tra­
gias entre hambre, enfermedad y pro­
ta del desarrollo de diferentes modelos
ductividad, así como el acierto de la defi­
de RAZA y de relaciones de ÉTNICAS en el
nición de UNICEF de la nutrición como
sur de Estados Unidos, tierras altas de
alimento, salud y cuidados suficientes.
Suramérica (principalmente México) y
Los tres niveles de hambre descritos se
llanos (principalmente Brasil). Harris
encuentran interrelacionados y plantean
quiso explicar, por ejemplo, las grandes
un problema de otras tantas formas de
diferencias en los modos de categoriza-
violación de los DERECHOS HUMANOS in­
dividuales. La privación alimentaria de ciones raciales en el sur de Estados Uni­
las mujeres que cultivan la tierra puede dos y en Brasil. También investigó por
propiciar un escenario de miseria ali­ qué las colonias españolas de las Améri-
mentaria y escasez periódica de natura­ cas hicieron tan poco uso de la ESCLAVI­
leza crónica. Un desastre natural o social TUD mientras que la América portuguesa

que ocasione una escasez de alimentos (Brasil) se sirvió de ella en gran escala.
puede provocar situaciones de pobreza En 1968, Harris publicó su obra más eru­
de recursos que propicien un escenario dita hasta la fecha, The rise ofanthropo-
de miseria alimentaria y privación indi­ logical theory, una historia de la teoría
vidual de orden crónico. En cambio, allí antropológica en setecientas cincuenta
donde los MERCADOS y la ayuda alimen­ páginas desde 1750 hasta el presente. En
taria están penetrando en lo que habían esta obra fija los principios básicos del
sido sistemas alimentarios relativamen­ materialismo cultural y describe sus orí­
te aislados, la gente puede estar sustitu­ genes. Discute asimismo otras teorías an­
yendo una escasez periódica de alimen­ tropológicas y las valora en función de su
tos por una miseria alimentaria crónica alejamiento de la perspectiva materialis­
(Messer, i 989b). EM ta. El libro fue aplaudido y criticado a la
Otras lecturas Downs et aL, 1991; G. vez, en este caso por partidarios de las
Harrison, 1988; Newman, 1990, opiniones atacadas por Harris.
Harris escribió también extensamente materialism- the strugglefor a Science o f
para audiencias no profesionales. Se le culture, donde establecía los principios
conoce sobre todo por Culture> people, básicos del materialismo con más exten­
nature (1997), un texto de antropología sión que nunca. El libro criticaba, con
general publicado por vez primera en suma severidad en muchos casos, los pa­
1971, que ha conocido ya siete ediciones radigmas de la teoría antropológica al
y muy amplio uso. Proporciona una ex­ uso. En una obra breve (1981) Harris
celente introducción al pensamiento aplicó el materialismo cultural a la ex­
materialista cultural aplicándolo a una plicación de los cambios más importan­
gran variedad de fenómenos sociales y tes en la sociedad estadounidense desde
culturales. En 1974 publicó Cows, pigs, el Final de la segunda guerra mundial;
wars, and witches: the riddles o f culture, en otra trató de explicar el crecimiento
. basado en una serie de ensayos de apari­ de la población mundial en todo el mun­
ción regular en la Natural History M a- do y a lo largo de la historia (Harris y
gazine. En esta obra buscaba explicar los Ross, 1987a).
llamados enigmas culturales, como la Harris ha dejado de prodigarse tanto co­
santificación hindú de la vaca y la prohi­ mo autor en los últimos años, pero inclu­
bición de consumirla, o la abominación so si ya no publicara más, su producción
judía y musulmana del cerdo, demos­ intelectual ha sido prodigiosa y de enor­
trando que se trataba de sensatas ADAP­ me importancia, Su influencia intelec­
TACIONES a las condiciones prácticas de la tual ha sido muy grande y no lo es me­
vida que la gente debía afrontar en luga­ nos la deuda contraída con él por la an­
res y tiempos diferentes, A ésta siguió tropología moderna. SS
sin demora Cannibalísm and kings: the Véase también CLASIFICACIÓN, ANTROPO­
origin o f cultures (1977), donde Harris LOGÍA ECOLÓGICA, ANTROPOLOGÍA ECONÓ­
planteó un modelo teórico de EVOLUCIÓN MICA, MATERIALISMO-
social que aplicó a los últimos diez mil
años de la prehistoria e historia de la hu­ hechicería Término ya establecido
manidad. En el modelo orientado hacia tempranamente en la antropología so­
el crecimiento poblacional, la depleción cial británica para distinguir las prácti­
ecológica y el cambio tecnológico, las cas mágicas con ministros reales de
fuerzas impulsoras de la historia son res­ aquellas con actores mágicos cuya exis­
ponsables no sólo de la evolución de los tencia era sólo putativa y denominados a
sistemas económicos, sino de todas las menudo como «brujos». Quienes articu­
características principales de la sociedad laron su intención de operar con la M A­
humana. En 1985 publicó Good to. eaí GIA y poseían al efecto adiestramiento y
riddles o ffood and culture, una de sus medios pertinentes se conocían como
obras más populares, en la que explicaba «hechiceros» o, a veces, como «médicos
los TABÚES ALIMENTARIOS y los modelos brujos». Pero el término «encantamien­
de DIETA en todo el mundo conforme a to» o «hechizo» comparte con «BRUJERÍA:
los principios del materialismo cultural, ■ la malevolente asociación con el mal
que Harris desarrolló en las décadas de más que con la sanación o protección.
1950 y 1960, aunque fue en las de 1970 y Pero, al igual que ocurre en la guerra,
1980 cuando escribió los tratados más pocos practicantes admiten ser agreso­
importantes al respecto, aplicando esta res; más bien dicen actuar en defensa
perspectiva a fenómenos culturales par­ propia o para proteger a otros, ya libran­
ticulares. En 1979 vio la luz Cultural do de «m al ojo» a las víctimas, ya ven-
jándolas por un ataque anterior (Favret- Esta hermandad no implica en modo al­
Saada, 1980). guno a la biológica. Algunos de los que
Una. de las etnografías de la brujería más la practican la consideran de más impor­
conocidas es la de Stoller y Olkes (1987), tancia y creadora de responsabilidades
In sorcery’s shadow, donde deliberada­ recíprocas más rigurosas. Por lo común,
mente se omite el rechazo del poder má­ los hermanos de sangre se refieren los
gico. Stoller fue aprendiz de un brujo unos a los otros en términos de absoluta
songhay en el Niger que le ilustró acerca igualdad, caso que no se da entre los her­
de cómo y cuándo entonar cantos apropia­ manos biológicos en muchas de estas so­
dos al uso correcto de artículos de magia. ciedades (véase Evans-Pritchard, 1933,
Con enorme sorpresa descubrió que la pp. 398 y ss.). Mientras que la fraterni­
magia parecía funcionar de verdad. De­ dad por sustancia compartida se entien­
sestimando ios enfoques convencionales de las más de las veces como factor de
para el estudio de la magia y lo sobrenatu­ suplemento del PARENTESCO, en algunas
ral, el libro se consideró POSMODERNO e in­ partes se solapa y refuerza a este paren­
sólito por su resolución de experimentar tesco «real». La hermandad de sangre
otros sistemas de creencias y su potencial entraña a veces una serie de prescripcio­
validez, cuestión abierta desde data remo­ nes o de proscripciones relativas al des­
ta y no sólo para la antropología, TL posamiento de un pariente próximo del
Otras lecturas Evans-Pritchard, 1937; hermano de sangre, y hay muchos luga­
Fortune, 1932;Lieban, 1967. res, en India por ejemplo, donde los pro­
pios esposos intercambian su sangre.
herencia Véases u ce sió n . Estas hermandades de sangre varían
considerablemente entre sí en lo que se
hermandad de sangre Represen­ refiere a la elección de intervinientes, a
ta un compromiso o acuerdo de confianza su carácter voluntario u obligatorio y a si
o cooperación entre dos o más personas el acto vincula únicamente a individuos
mediante el ritual del PACTO DE SANGRE o a grupos enteros. Los motivos de seme­
que, entre otras cosas, puede implicar jantes vinculaciones pueden ser estable­
actos físicos el restregamiento mutuo de cer la paz, ganarse aliados para la GUE­
heridas o la ingestión de muestras de SAN­ RRA, proporcionar protección durante los
GRE de ambas partes (sola o mezclada viajes, consolidar la confianza mutua en­
con alimentos o bebidas). «Hermandad tre partes contratantes etc. El intercam­
de sustancias corpóreas» sería quizás un bio de sustancia corporal se reemplaza a
término más completo y de más alcance, veces por el SACRIFICIO de animales. Es­
dado que estos convenios pueden impli­ tas sustancias sustitutivas son particular­
car a mujeres o a ambos géneros en re­ mente frecuentes en los rituales de co­
giones del este y oeste de Africa central munión cristianos, donde el pan y el vi­
(Tegnaeus, 1952, p. 165, mapa) y que la no simbolizan explícitamente al cuerpo
sustancia intercambiada puede no ser y a la sangre. PS
necesariamente sangre. Documentada Véase también PARENTESCO FICTICIO.
en fuentes tan tempranas como Herodo-
to, en el siglo V a.C. entre los escitas, las herm andades Grupos sociales vo­
hermandades de sangre son comunes, luntarios organizados por sus propios
pero no exclusivamente, en Africa y Ara­ miembros sobre la base de un interés
bia (véase Tegnaeus, 1952; Luise White, compartido. MR
1994).
Herskovits, Melvüle J. (1895- tructuras gramaticales africanas en uso
1963) Herskovits nació en Bellefontein, con el vocabulario inglés. Gran parte de
Ohio, el 10 de septiembre de 1895. Discí­ su trabajo en antropología física giró en
pulo de Franz BOAS, se doctoró por la Uni­ torno a la genética de la miscegenia y al
versidad. de Columbia. en 1925. Fue uno condicionamiento cultural en forma de
de los precursores del estudio de la cultu­ imágenes somáticas patrón, que en las po­
ra africana y afroamericana y fue el pri­ blaciones afroamericanas asociaban pres­
mer africanista profesional en el mundo tigio y color de piel. Su libro sobre las
académico norteamericano. Su tesis doc­ economías de las sociedades tradicionales,
toral, «E l complejo pecuario en Africa The economic Ufa of primitive peoples
oriental», surgió de sus primeros trabajos (1940), fue criticado por eludir la teoría
en áreas culturales africanas, de las que económica formal.
En etnopsicología, Herskovits formuló la
nombró nueve (Herskovits, 1926)- A ello
importante distinción entre SOCIALIZA­
siguió un viaje de trabajo a Dahomey en
CIÓN y ACULTURACIÓN y vio a ésta como
1931, donde desarrolló plenamente toda
compuesta de dos fases sucesivas: un ni­
la gama de sus intereses de madurez en
vel inconsciente adquirido durante la in­
religión, arte y estética, así como en an­
fancia y que contribuye a la estabilidad
tropología económica. A l propio tiempo
de una cultura, y un nivel consciente que
realizó vastos estudios paralelos sobre la
implica reacondicionamiento y cambio.
cultura africana en el Nuevo Mundo, tra­
Este interés le llevó a considerar el papel
bajo que recogió en su obra The myth o f
de la EDUCACIÓN en la dinámica cultural.
the Negro past (1941), que hizo de la cul­
Herskovits destacó la importancia de la
tura afroamericana tema reconocido en la
aculturación como proceso de CAMBIO CUL­
investigación antropológica posterior. En
TURAL, criticando la impropiedad de los
ella define el universo de la ACULTURA­
enfoques FUNCIONALISTAS desarrollados en
CIÓN de los africanos en Norteamérica: al­
el estadio de culturas estables y relativa­
gunos elementos permanecieron intactos,
mente aisladas para atender a las socieda­
otros fueron reinterpretados en los nue­
des no aisladas. Junto con Robert RED-
vos escenarios sociales, y algunos fueron FIELD y Ralph LlNTON, Herskovits fue uno
sintetizados con elementos de cultura no de los autores del influyente «Memorán­
africana (por ejemplo, la adaptación reli­ dum for the study of acculturation» (Red-
giosa africana al protestantismo). Algu­ field etal., 1956) encargado por el Social
nos elementos africanos, como la música, Science Rsearch Council. Por último, de­
los gustos y la preparación culinarios, la sempeñó un papel crucial en la definición
religión y la magia, fueron retenidos en de la doctrina del RELATIVISMO CULTURAL,
mayor grado, mientras que la tecnología en virtud del cual la cultura había de ser
y la vida económica quedaron en general evaluada a la luz del contexto cultural que
sumergidas en un mundo económico la generaba. Murió el 25 de febrero de
marcadamente diferente (aunque se 1963 en Evanston, Illinois, donde era pro­
mantuvieron los hábitos de trabajo coo­ fesor de estudios africanos en la Universi­
perativo). Relacionó la poliginia africana dad del Noroeste (Northwestern). TG
con el matrimonio plural caribeño e iden­ Véase también COMPLEJO PECUARIO, AN­
tificó la vinculación yoruba de la religión TROPOLOGÍA ECONÓMICA, ANTROPOLOGÍA
afrocatólica, como en el caso del vudú PSICOLÓGICA.
haitiano. En sus estadios de los DIALECTOS Otras lecturas Simpson, 1975.
del pidgin destacó la persistencia de es­
Hertz, Robert (1881-1915) N a­ El segundo ensayo, «T h e preeminence of
ció en 1881 y se educó en la École Ñor- the right hand» (La preeminencia de la
male Supérieure de París. Antes de la. mano derecha), apareció originalmente
primera guerra mundial ocupó breve­ en 1909 (Hertz, 1960b), Subtitulado *A
mente un puesto en la Ecole des Hautes study in religious polarity» (Estudio de
Etudes. Murió en 1915 en el que Marcel la polaridad religiosa), relaciona con
M auss describió amargamente como un otras la diada izquierda-derecha y llega a
«ataque inútil» contra nidos de ametra­ la conclusión lógica de que todas derivan
lladoras alemanes cerca de Marcheville. del básico contraste durkheñninao entre
Hoy se le recuerda principalmente por lo sagrado y lo profano, Pero la originali­
sólo dos largos ensayos que ejemplifican, dad del ensayo se encuentra en otra par­
te. Hertz se preguntó si el uso de una u
lo mejor de la escuela de la Année socio-
otra mano es un fenómeno biológico o
logique, es decir, de los discípulos de
cultural* y respondió que de ambas cla­
Émile D u r k h e im , que tanto publicó en
ses, En ausencia de una base biológica,
esta revista. Menos doctrinario que su
¿por qué, prácticamente en todo el mun-
maestro, sus ideas prefiguraron no pocos
do, se prefiere casi invariablemente a la
desarrollos en la antropología moderna.
mano diestra? Pero ¿cómo puede una le­
D e no haber muerto tan joven podría ha­
ve predisposición física explicar la fan­
ber llegado a ser una de las figuras más
tástica elaboración de un simbolismo
importantes en este campo.
dualista que afecta a la lateralidad, en al­
Sus ensayos llegaron al público ingés y
gunos casos con referencia todas los seres
norteamericano gracias al proyecto de
vivos, y aun al cosmos? El tratamiento
traducción iniciado en Oxford por E.E.
hertziano del eterno problema naturale­
E v a n s - P r i t c h a r d . Rondey y Claudia
za-nutrición es más útil que la mayoría
Needham realizaron las traducciones,
de las diatribas materialistas o idealistas
luego publicadas conjuntamene con el aparecidas en las últimas décadas,
título Deah and the right hand (1960a, Hertz escribió otros ensayos no muy co­
b). El volumen fue muy oportuno y con­ nocidos: estudios sobre el culto a Saint
tribuyó a renovar el interés por el simbo­ Besse en una población alpina en 1913, y
lismo en la década de 1960. sobre relatos de soldados franceses en el
El primer ensayo, « A contribution to the frente en 1915. Con ellos demostró la
study of the collective representation of necesidad de atender al trabajo de cam­
death» (Aportación a la representación po de primera mano. De haber vivido,
colectiva de la muerte) se publicó origi­ los antropólogos franceses lo habrían he­
nalmente en 1907 (Hertz, 1960a). Se cen­ cho una generación antes. Preparaba un
tra en una sorprendente variedad de ritos exhaustivo estudio sobre el pecado y la
de MUERTE, los que implican un segundo expiación en las sociedades primitivas,
tratamiento del cadáver, pero el alcance es del que sólo llegó a publicarse la intro­
general. Una vez traducido fueron los as­ ducción en 1922. PM
pectos sociológicos de la argumentación Véase HISTORIA Y ANTROPOLOGÍA.
los primeros en debatirse! los relacionados
con la posición del fallecido y la escala de hidráulicas Véase SISTEMAS Y SOCIE­
los ritos. Pero, en última instancia, fue su DADES HIDRÁULICAS.
análisis del significado de los ritos en
cuanto a la percepción de los vivos y los h i p e r g a m i a Práctica de las mujeres
muertos lo que suscitó el máximo interés. para «ascender» en posición social por
medio del matrimonio. En los sistemas les de género (¿£, ella), marcadores jerár­
de IiNTER.CA.MBIO MATRIMONIAL, la prácti­ quicos como hermano mayor¡menor o
ca designa a los donantes de esposa como para la segunda persona tú/usted, como
de condición inferior a la de los recepto­ también si una lengua posee palabras
res de ésta. Y ello puede ser tan específi­ genéricas o específicas para definir va­
co como la cesión de mujeres a modo de riedades de cosas como nieve, plantas,
tributo a superiores políticos o tan vago coches, etc.
como el sentido general de que es más Como a menudo han señalado los críti­
aceptable para las mujeres que para los cos, ni en los escritos de Benjamín
hombres el desposarse para acceder a un Whorf (1956) ni en los de Edward SAPIR
nivel social superior. MR (1949) se ha dicho explícitamente que
Véase también SISTEMAS DE ALIANZA, HI- este supuesto fuera una hipótesis en sen­
POGAMIA. tido formal, sino que se presentaba como
ayuda para comprender la relación entre
h i p o g a m i a Práctica de las mujeres LENGUA y CULTURA, Sin embargo, acaso
que «descienden» en posición social por por su propia sencillez, se ha extendido
medio del matrimonio. En los sistemas en la cultura popular. El manido ejem­
de INTERCAMBIO M ATRIM ONIAL, la prác­ plo de los esquimales que definen mu­
tica designa a los donantes de esposa chas más tipos de nieve que otros pue­
como de condición superior a la de los blos ha adquirido categoría legendaria
receptores de ésta. La lógica cultural en la antropología: de gran aceptación
aquí se basa en que las mujeres son da­ aunque, al parecer, con escasa consisten­
das en matrimonio como regalo a los cia. Los lingüistas casi siempre han re­
dependientes más que como tributo a chazado el nexo directo entre lengua y
los superiores. Suele darse más bien en cultura al reparar en que las gentes crean
SISTEMAS DE A LIA N ZA asimétricos y me­ o toman, prestadas nuevas voces a medi­
nos que la hipergamia en las sociedades da que las necesitan y que los conceptos
con estado. Sin embargo, los matrimo­ son perfectamente trasladables de una
nios hipógamos donde el hombre avan­ lengua a otra. Pero en la mente popular
za en posición social, como en el caso «eres lo que hablas» y, en consecuencia,
del hombre que «se casa con la hija del si puedes cambiar tus modelos de habla,
jefe», son suficientemente comunes pa­ no habrás de poder hacer menos con tus
ra haber generado sus propios estereo­ creencias. Así, el uso de pronombres sin­
tipos. MR gulares, por ejemplo, ha resultado ser en
ocasiones un campo de minas para mu­
hipótesis de W horf (o de Sa- chos escritores de todos los géneros lite­
pir-Whorf) Según la hipótesis whor- rarios (aunque la ausencia de pronom­
fiana, las formas estructurales del len­ bres genéricos en persa, lengua indo-
guaje más extendidas ponían de mani­ eruopea, no haya mejorado mucho la
fiesto que «e l mundo real es en gran condición de las mujeres en la República
medida inconscientemente construido Islámica de Irán). Tampoco iniciativas
por los hábitos lingüísticos del grupo» similares de eliminar los términos de je­
(E. Sapir, 1929a). De modo que lenguas rarquía social durante la revolución
diferentes producirían «VISIONES DEL francesa y la revolución cultural de Mao
M U NDO» asimismo diferentes. Entre los en China lograron transformar perma­
ejemplos clásicos se cuentan formas gra­ nentemente las sociedades respectivas.
maticales como los pronombres persona­ TE
Véase también LINGÜÍSTICA.. Estas reservas no invalidan la importan­
Otras lecturas H ill y MarmheLm, 1992. cia del material historiográfico vital, que
puede ser muy ilustrativo cuando se in­
historia de vida Es el estudio bio­ terpreta de formas sensibles a los indivi­
gráfico de un individuo. Edwaid S a p ir duos y a su existencia cultural. Aunque
(1958) observó hace tiempo que el cons- nna historia de vida sin corroboración no
tructo que los antropólogos llaman CUL­ puede aceptarse sin reservas como trans­
TURA con frecuencia no hace justicia a la cripción literal de acontecimientos, pue­
experiencia que tienen las gentes de su de revelar un mundo personal de signifi­
vida cultural. La historia de vida ofrece cados que entonces cabe ubicar en un
una forma de relacionar a la población contexto cultural.
actual con la cultura, mostrando cómo se Lo que cuenta como historia personal o
fundamenta en ésta la vida de las gentes significado de vida varía en función de
a la vez que la de éstas, sus experiencias las culturas, así como los medios usados
y acciones, modulan aquélla. En el caso para expresar estas vivencias y significa­
óptimo, los relatos biográficos y' autobio­ dos personales. Así, un investigador que
gráficos presentan el punto de vista indi­ registre Un relato de vida debe ser sensi­
vidual en su versión más íntima y con­ ble al modo en que elementos de la cul­
creta. tura, como símbolos, conceptos de la per­
La historia de vida particular de un indi­ sona, estilos narrativos, sistemas de sub­
viduo puede contener en realidad poca sistencia, estructuras políticas, roles de
«historia», en el sentido de que registra género y aun la micropolítica de la vida
hechos verificables acerca de lo que real­ diaria, configuran y modulan cómo ex­
mente ha acaecido a lo largo de su vida. perimentan, valoran y describen las gen­
Tampoco procede aceptar sin critica se­ tes su vida (Keesing, 1985). La experien­
mejante testimonio de cómo pensó, sin­ cia vital viene modelada por la posición
tió o actuó la gente en su carrera vital, del individuo en la sociedad, por las vi­
pues por más objetivas que parezcan las cisitudes culturales en el desarrollo in­
representaciones de vida, la memoria y fantil y por la definición cultural del
la autodescripción implican invariable­ propio yo. Y de qué manera la experien-
mente cierto grado de distorsión e inter­ cía vital se convierte en narración de vi­
pretación. Además, las historias de vida da es condicionada por convencionalis­
presentan siempre un punto de vista y a mos locales sobre las prácticas narrati­
menudo incorporan aspectos de fantasía vas y de comunicación, por el encuentro
o creencia que no pueden ser fácilmente con un interlocutor y por el propio que­
corroborados. De hecho, en algunos ca­ hacer del autor, su imaginación y su ca­
sos, lo que los individuos toman como rea­ pacidad verbal.
lidades cruciales de su vida pueden pare- El reconocer las vertientes culturales de
cerle imposibles o irreales al antropólo­ las historias de vida no significa que el
go. Crapanzano (1980) abordó el tema en investigador prescinda de los aspectos vi­
su retrato de Tuhami, un alfarero marro­ tales más o menos universales o comunes
quí. Los relatos de Tuhami violan el sen­ a diversas culturas, indefectiblemente
tido de realidad y congruencia de su in­ presentes e integrados en la cultura de
terlocutor; las mujeres que declara en­ todos los pueblos, al igual que elementos
contrar pueden ser o no emanaciones de singulares en la existencia de todo indi-
la pérfida con que está casado (Langness viduo-, combinación que ha llevado a la
y Franfc, 1981). imperecedera popularidad de esta moda­
lidad narrativa. Aunque los relatos auto­ cet, Comte. Este solapamiento daba fin
biográficos varían en los aspectos men­ hacia 1800 y, en franca retirada en los
cionados, la antropología explora a me­ primeros cinco decenios del siglo, la an­
nudo en esta narrativa el contexto social tropología (también llamada ETNOLO­
de las vidas reseñadas, como en la des­ G ÍA ) en formación como disciplina a
cripción de James Freeman (1979) sobre partir de un sólido legado de observa­
la vida de un intocable hindú o en la de ciones dispersas, y la historia, en curso
Blanca Muratorio (1991) que entrelaza también de profesionalizarán, empren­
la vida personal y social de un anciano dieron caminos en gran medida dife­
ñapo runa del Amazonas ecuatoriano. rentes, Durante los cien años siguientes
Otros estudios consideran más bien la permanecieron muy marcadas y prácti­
incorporación de significados culturales camente estancas las fronteras entre
en la experiencia personal en formas ambas disciplinas, que no han conocido
que constituyen mundos vividos, como cierta permeabilidad hasta bien entrado
en las interpretaciones psicobiológicas el siglo XX, Sin embargo, la antropolo­
de Obeyesekere (1981) de casos de pose­ gía no ha cerrado nunca sus puertas al
siones espirituales. SP pensamiento histórico. De hecho, la
Véase también ANTROPOLOGÍA HUMANIS­ historia se conceptualiza como lo ocu­
TA, ANTROPOLOGÍA PSICOLÓGICA. rrido en el pasado (así como en la repre­
Otras lecturas Radin, 1926; Roy, 1975; sentación actual de lo acontecido), de
Shostak, 1981; Watson y Watson-Franke, donde que los objetivos de la antropolo­
1985. gía se caractericen de históricos cada vez
que la evolución, la difusión, el cambio
historia y antropología A lo lar­ social, la aculturación, la etnohistoria y
go del tiempo, la relación entre la histo­ la historia han ocupado el primer plano
ria y la antropología ha sido a la vez como intereses específicos en períodos
compleja y paradójica. Desde un punto concretos.
de vista, cada una se desarrolló mayori-
tariamente al margen de la otra. Desde La evolución como historia universal,
otro, la antropología ha mantenido siem­ 1860-1900
pre cierto diálogo con la historia. Es Uno de los más importantes de estos pe­
bueno distinguir entre pensamiento y ríodos se extendió prácticamente a lo
disciplina, así como en la corriente prin­ largo de la segunda mitad del siglo XIX,
cipal de ésta y la periferia. Tanto el pen­ cuando la antropología formada en el
samiento histórico como el antropológi­ mismo clima intelectual que nutrió a
co son de larga duración en Occidente, Darwin presentaba un frente de diseño
pero la historia y la antropología se han incuestionablemente evolutivo. Desde
configurado como disciplinas formales 1860 a 1885 se publicaron las obras más
en tiempos relativamente recientes. conocidas —a cargo de Lewis Henry
Aunque los historiadores cuentan con M o r g a n , Henry M a i n e , Edward B. T y ­
un legado intelectual más hondo y va­ l o r , John Ferguson, McLennan, Jacob

riado de que surtirse, al alimón con los Bachofen y otros— que colectivamente
antropólogos identifican hoy a algunos definieron la era. Al igual que la EVOLU­
de los pensadores clásicos, renacentistas, CIÓN dominaba la biología también lo
ilustrados y decimonónicos tempranos hacía en la teoría de los antropólogos y
como precursores comunes; por ejemplo, filósofos sociales afines, como Herbert
Herodoto, Montesquieu, Vico, Condor- SPENCER. Las disputas no lograron em­
pañar la creencia compartida de que los más respetables, como W.H.R, R j VERS,
seres humanos pasan por una línea suce­ pero el absurdo postulado de los egipto-
soria unilineal de estadios en la organiza­ centrístas hizo que el difusionismo radi­
ción familiar, la tecnología, la religión, la cal fuese rechazado como explicación
sociedad, etc. Con el procedimiento que científica o histórica. La antropología
llamaron MÉTODO COMPARATIVO, los evo­ volvió la espalda al difusionismo (pero
lucionistas separaron las instituciones, no a la difusión en sí) a mediados de la
costumbres o artefactos de sus contextos década de 1920.
culturales contemporáneos y los ordena­
ron en secuencias de evolución. Proyec­ Particularismo histórico
taron datos sincrónicos en secuencias La reacción ante el difusionismo sim­
diacrónicas, metodología que muchos plemente intensificó las críticas contra
historiadores tacharon de decididamen­ toda la historia conjetural iniciada an­
te ahistóricas. tes de 1900 al producirse una aguda re­
acción contra las teorías evolucionistas.
Historia difusionista, 1890-1925 La antropología convencional no tardó
En Alemania, en la década de 1890, y en desprenderse de los métodos y teo­
algo más tarde en Austria e Inglaterra, rías evolucionistas y difusionistas como
se propuso la DIFUSIÓN en el espacio co­ algo indefendible. La metodología pre^
mo explicación histórica alternativa de ferida fue la del TRABAJO DE c a m p o tan
la evolución unilineal para dar razón de pronto aparecieron explicaciones alter­
la distribución de los elementos cultura­ nativas de la cultura hostiles a la histo­
les. A l igual que los evolucionistas, los ria. La primera mitad del siglo XX, y
difusionistas se proponían como objeti­ particularmente los años inmediata­
vo último el descubrimiento de las leyes mente posteriores a 1925, destacó por la
que rigen el cambio histórico, Friedrich antipatía vertida en la historia por mu­
Ratzel, geógrafo cultural, y su discípulo chos antropólogos influyentes. Bronislaw
Leo Frobenius fueron los inicialmente M a l i n o w s k i , por ejemplo, el etnógrafo
responsables de cartografiar la distribu- y funcionalista para quien la CULTURA
ción geográfica de rasgos que agrupaban satisfacía las necesidades humanas, era
a sociedades similares regionalmente absolutamente indiferente a la historia.
(en Kulturkreise, ÁREAS DE CULTURA o Más influyente y condenatorio fue A.R.
circuios) basándose en la similitud de R a D C LIFFE -B r o w n , que dominó la teo­
características culturales y proyectando ría antropológica social en varios conti­
el tiempo sobre modelos espaciales de nentes, quien en 1920 había declarado
difusión inferida. Seguidores ulteriores, radicalmente que «la historia no expli­
como W ilhelm Schmidt, trataron de ca realmente nada» (1958, p. 40). Habló
construir una historia mundial basada en nombre de toda una generación de
en la difusión de dichos rasgos. Cuando antropólogos sociales estructural-fun-
el difusionismo se extendió por Inglate­ cionalistas, especialmente en Gran Bre­
rra en la década de 1920 tomó un sesgo taña, que consignaron el proceso histó­
especialmente extravagante: G. Elliott rico a la etnología, le prestaron escasa
Smith y WJ. Ferry argumentaron que la atención en sus etnografías y proclama­
civilización arcaica fue inventada una ron su interés por el estudio compara­
vez, en el antiguo Egipto, desde donde do de las instituciones (véase FUNCIONA­
se difundió por todo el mundo. La teoría LISM O).
difusionista iba a atraer a seguidores En Norteamérica, Franz BOAS se opuso a
la historia practicada y escrita por los mentación y con acusada dependencia
evolucionistas y difusionistas. Boas ya de las inferencias, no había manera de
había declarado a mediados de la década asignar a los eventos secuencias históri­
de 1890 su oposición al método compa­ cas precisas con su método histórico. La
rativo de los evolucionistas; su influencia influencia de Boas sobre sus discípulos
en el apartamiento de las explicaciones fue muy variada —de donde la dificultad
evolucionistas fue fundamental. Dada su de reunirlos en una «escuela»—, pero el
insistencia en que no se necesita dispo­ interés compartido, como también el de
ner de un relato histórico de los orígenes la generación siguiente, en la cultura lo­
de una sociedad para conocer el compor­ cal, en el individuo y su historia son los
tamiento de los miembros que la for­ rasgos que definen el legado boasiano,
man, y dada la opinión de otras figuras en particular en lo que se refiere a su par­
importantes, como el propio discípulo de ticular interés por la aculturación y la
Boas, A .L . K r o e b e r (1935, p. 558), que etnohistoria.
tachaban a la antropología cultural nor­ En el período inmediatamente anterior
teamericana «de tendencia antihistóri­ al abandono total del difusionismo en la
ca», puede sorprender el descubrir que antropología y cuando el particularismo
Boas llama «histórico» a su método, que histórico había obtenido el favor incues­
en él figuraba la difusión, y que los his­ tionable en los círculos antropológicos
toriadores de la antropología consideran norteamericanos, la mayoría de los his­
que esta época en Estados Unidos estaba toriadores observaban la tradición narra­
dominada por una «escuela histórica tiva, eran hostiles a la teoría científica
norteamericana» (Eggan, 1968, p. 130) o social y se revelaban totalmente desinte­
«tradición histórica norteamericana» resados por la historia de los pueblos in­
(Honigmann, 1976, pp. 192-231). dígenas entre los que trabajaban los an­
Para explicar estas aparentes contradic­ tropólogos. En suma, no había contacto
ciones hemos de comprender que cuan­ alguno entre ambas disciplinas (Krech,
do Bo sis y otros desecharon la historia de 1991).
los evolucionistas o difusionistas extre­
mos como conjetural y fruto de una me­ Aculturación, cambio social y
todología defectuosa, no descartaron la etnohistoria como historia, 1935-1980
importancia de la difusión y la historia La aversión por la historia entre los teó­
en el plano social. Con el «método histó­ ricos más influyentes en la antropología
rico» Boas esperaba comprender la histo­ de Estados Unidos y Gran Bretaña al­
ria particular de una sociedad específica, canzó su punto álgido en ios decenios de
sin «hacer» historia como podría hacer 1950 a 1950. Hubo excepciones en uno y
un historiador. No obstante, se conside­ otro lado del Atlántico, en particular
raba un historiador cultural. Opuesto a E .E , E v a n s - P r i t c h a r d y A.L. Kroeber.
la invención independiente como expli­ Pocas fueron las obras históricas rele­
cación de rasgos culturales similares, Boas vantes de Evans-Pritchard y Kroeber,
pensó que la difusión explicaba por qué pero las hubo de otros interesados en tres
se detectaban en sociedades diferentes. áreas en las que el interés antropológico
Sin embargo, en el método de Boas, la por la historia era evidente: ACULTURA­
«historia» consistía cada vez más y en su CIÓN y ETNOHISTORIA en Estados Unidos,
mayor parte en una presentación porme­ y CAMBIO SOCIAL en Gran Bretaña. En es­
norizada del contexto histórico-cultural te país, un número relativamente peque­
local de la sociedad en estudio. Sin docu­ ño de antropólogos interesados en el
cambio social y la historia fueron abrien­ ria en el análisis documental que pro­
do camino; su trabajo no fue insignifi­ porciona el vínculo más directo con los
cante, pero el análisis de la sociedad en intereses históricos previos de la antro­
la antropología social británica, marca­ pología. Hace más de tres decenios que
damente influido por la introducción por Evans-Pritchard observó que aceptaría
Radcliffe-Brown de la sociología france­ el postulado de F.W. Maitland en el sen­
sa y el ESTRUCTURALISMO, fue sincrónico tido de que «la antropología debe elegir
y arrasador. Estados Unidos ofrecía una entre ser historia o no ser nada» siempre
imagen diferente. Durante varias déca­ que pudiera añadir que «la historia
das a partir de 1955 no pocos antropólo­ [también] debe elegir entre ser antropo­
gos culturales de las dos generaciones logía social o no ser nada» (1962, p. 190),
posteriores a Boas se ocuparon exhausti­ Con frecuencia adelantado a su tiempo,
vamente del proceso de aculturación y Evans-Pritchard predijo una de las ten­
otros de incidencia en el cambio social. dencias principales del interés académi­
La etnohistoria, término inicialmente co de finales de siglo: la convergencia de
usado a finales del siglo, adquirió verda­ la historia y la antropología. El ritmo de
dero sentido en las décadas de 1940 y diálogo entre las dos disciplinas se ha
1950, distinguiéndose como disciplina animado considerablemente en los últi­
por su insistencia en que el registro do­ mos años, tiempo durante el cual los
cumental debe proporcionar una base cambios en la historiografía han afecta­
empírica para la cronología y el análisis. do a ambas disciplinas. En la antropolo­
Tanto los aculturacionistas como los et- gía crecen cada año en número los análi^
nohistoriadores, con una línea divisoria sis que incorporan aspectos históricos.
poco clara* fijaron el interés boasiano En la historia, «nuevos» tratamientos
por la historia en estudios específicos. han socavado las narrativas políticas y
Por lo que respecta al movimiento ma- biográficas historícistas dominantes en
yoritario entre los historiadores, el he­ la historiografía. Hoy los antropólogos se
cho es que en gran medida descuidó a la sirven regularmente de materiales y mé­
antropología (al igual que la corriente todos históricos tradicionales para confe­
estructural-funcionalista de ésta hizo caso rir sentido a los problemas que les inte­
omiso de la historia). Sin embargo, hubo resan, y los historiadores emplean habi­
intereses que se solaparon, especialmen­ tualmente metodologías antropológicas
te en Francia, donde Marc Bloch, Lucien tradicionales como las etnografías y da­
Febvre y otros historiadores de la escue­ tos de informantes para centrar los su­
la de los Annalss emprendieron análisis yos- Los cambios han sido más notables
comparados que les aproximaron mucho en la antropología que en la historia,
más que a otros colegas al campo de la aunque han afectado a ambas discipli­
antropología, ya que seguía siendo obje­ nas, cuya actitud presente es predomi­
tivo principal de los estudios de éstos la nantemente humanista, relativista y
descripción de los eventos políticos o la contextual (Krech, 1991). SK.
biografía en un marco narrativo lineal Otras lecturas G. Barraclough, 1991;
(Krech, 1991). Butterfield, 1973; Hallowell 1960b; Ha-
rris, 1968; Hatch, 1973; Herskovits,
Historia antropológica, 1980-1995 1965; Krieger, 1989; Kublick, 1991; A.
A partir de 1980, el diálogo entre las dis­ Kuper, 1983; Lowie, 1937; Stocking,
ciplinas de la historia y la antropología 1968, Stone, 1977a,’ Trigger, 1989; Voget,
ha sido intenso, insistiendo la etnohisto­ 1975.
holismo Véase FUNCIONAUSMO. zados por antropólogos, psicólogos, psi-
quiatras y epidemiólogos. Es de lamen­
hombres Véase MASCULINIDAD. tar la escasez de esfuerzos conjuntos por
sintetizar las diversas líneas seguidas por
homicidio Muerte no natural de un los distintos especialistas académicos.
ser humano. Aunque parece una defini­ El numero de homicidios varía conside­
ción tan clara, sus límites son impreci­ rablemente según los lugares y las épo­
sos, La «causa» de la muerte no es nece­ cas. Los gobiernos extraen sus datos esta­
sariamente singular, y las muertes acci­ dísticos de criminalidad a partir de los
dentales varían en el grado en que registros de la policía y judiciales, y so­
alguien puede ser considerarse responsa­ bre las causas de muerte, incluidos ho­
ble, ya causalmente, ya moralmente. micidios, a partir de la informaión mé­
Además, las causas de muerte quedan a dica forense. El United Nations Demo-
merced de interpretaciones discutibles; graphic Yearbook registra datos sobre
considérense las acusaciones de homici­ causas de muerte en unos ochenta países.
dio por BRUJERÍA. En 1985, los que presentaban el mayor
En la práctica, los criterios definitorios cociente de homicidos per cápita eran
del homicidio incluyen intención hostil Guatemala, Venezuela, Brasil y Estados
o al menos descuido imprudente del da­ Unidas, mientras que Inglaterra y Gales,
ño que puede sobrevenirles a otros. La Islán día, Grecia y Japón arrojaban los
intención hostil es un comcepto más am­ más bajos (Naciones Unidas, 1987). En
plio que la intención letal; la distinción Estados Unidos, estas cifras varían consi­
entre «asesinato» y homicidio» en la ley- derablemente entre estados y ciudades.
angloamericana, por ejemplo, se sujeta Algunas de las variaciones en el cociente
en gran medida, aunque no enteramen­ agregado han sido «explicadas» en tér­
minos estadísticos en función de factores
te, a la idea de premeditación, concepto
como tamaño urbano, pobreza y des­
que también define «grados» de homici­
igualdad de ingresos (D, Archer y Gart-
dio en otros códigos legales. Algunas an­
ner, 1984).
tropólogos han sugerido que la intención
La perpetración de homicidos (exclusive
no figura en los sistemas legales «prim i­
el INFANTICIDIO) es obra universal y ma-
tivos», idea que ha sido refutada de di­
yoritariamente masculina. También los
versas maneras (S. Moore, 1978). Así, los
hombres superan a las mujeres como
homicidios son muertes causadas por
víctimas, aunque de forma no tan uni­
asaltos interpersonales u otros actos diri­
versal, Los casos con víctimas y asesinos
gidos contra una persona. (Las acciones
que no se conocen entre sí constituyen la
colectivamente legitimadas, como la
mayoría de los homicidios, donde el nú­
guerra y las ejecuciones legales, consti­
mero de éstos es alto, mientras que don­
tuyen, no obstante, la excepción; a su
de es más bajo desaparece este predomi-
vez, en la práctica no está claro si las
nio, y donde es mínimo son las mujeres
muertes originadas por agentes de las las que pueden ser víctimas en número
fuerzas de seguridad del estado en el superior a los hombres.
ejercicio de su deber deben contarse co­ La cifra de homicidios en las sociedades
mo homicidios o no.) El estudio científi­ sm estado ni autoridad central superan a
co del homicidio ha corrido a cargo prin­ menudo con mucho incluso las máximas
cipalmente de los criminólogos, aunque registradas en Estados Unidos (Knauft,
son muchos los estudios al respecto reali­ 1985), aunque la frontera entre la GUE-
RRa y el uso particular de la VIOLENCIA tener efectos opuestos. Cuanto mayor sea
letal no es con frecuencia tan claro en es­ la mujer, menor es el riesgo de que sea
tos casos. La variación en estas socieda­ asesinada por el marido o un atacante se­
des sin Estado no parece atribuible a los xual, por ejemplo, pero aumenta el riesgo
mismos factores sociales y económicos de que sea asesinada por un ladrón (Mar­
que la explican entre y dentro de las na­ go Wilson et a l1 1997). Y aunque la fre­
ciones-estado modernas (Rosenfeld y cuencia absoluta de homicidios varía con­
Messner, 1991). siderablemente, puede apreciarse cierta
La represalia homicida, especialmente regularidad en el modelo concreto de re-
en respuesta a un homicio anterior, es lación-riesgo específico. Factores como la
trausculturalmente ubicua, y la VENGAJN' maternidad juvenil y la ausencia de apo­
2A institucionalizada progresa insensi­ yo marital son muy importantes, por
blemente a enemistad y guerra crónica ejemplo, en lo que se refiere al riesgo de
entre estirpes (Daly y Wilson, 1988b). infanticidio por la madre, Daly y Wilson
Estas pugnas de venganza sangrienta (1988a) desarrollaron una teroría de vio­
suelen ser más comunes en ausencia de lencia interpersonal que tiene en cuenta
una autoridad central poderosa; y la me­ las diversas fuentes de conflicto caracte­
diación de estas querellas por vía de es­ rísticas de relaciones sociales concretas y,
pecificar la compensación homicida ha así, explican, la considerable variación en
sido una importante preocupación de los las frecuencias relativas y modelos demo­
aspirantes al gobierno y de los códigos gráficos distinto^ de homicidio en dife­
legales primitivos en todo el mundo. Los rentes categorías relaciónales víctima-
residuos culturales de semejante con­ asesino. MD y MW i
ducta han sido con frecuencia invocados, Otras lecturas Bohannan* 1960; Chag­
por ejemplo, para explicar las diferen­ non, 1988; Trillin, 1984.
cias regionales en violencia homicida en
Estados Unidos; Nisbett etaL (1995) vin­ homosexualidad El comportamien­
cularon convincentemente la alta cifra to homosexual se da probablemente por
de homicidios en los estados del sur con doquier, pero la definición de las perso-
■una «cultura del HONOR» que legitima la ñas en razón de su comportamiento o
respuesta violenta a los insultos y la vin­ preferencia sexual no es un campo se­
cula a una tradición pastoral diferente mántico universal para todo el mundo, y
de la ética de los agricultores sedentarios la noción noreuropea y norteamericana
que impregnó los conceptos septentrio­ moderna de que quien practica un com­
nales de proceder social apropiado. portamiento homófilo es «un homose­
La distinción entre categorías de relación, xual», «especie» distinta con caracterís­
víctima-asesino es un paso esencial (aun­ ticas propias, no es universalmente acep­
que a menudo desestimado) para explicar tada,
los homicidios y la variabilidad de su in­ R. Burton (1885-1886) distinguió entre
cidencia, La misma existencia de térmi­ las relaciones sexuales donde el miem­
nos como «fratricida», «parricida», «regi­ bro de más edad penetra al más joven de
cida», «filicida» y «uxoricida» sugiere aquellas donde el sujeto masculino pe­
que se trata de categorías psicológica­ netra a una persona femenina del mis­
mente significativas de casos con motiva­ mo sexo. Ambas homosexualidades, es­
ción diversa. Así, los factores incidentes tratificadas por edad y por género, se dan
en una clase de homicidio pueden diferir en áreas culturales diversas sin que haya
de los implicados en otra, y hasta pueden una conexión clara ni con el número de
casos ni con la complejidad de éstos. Una estos muchachos acostumbrados exclusi­
organización igualitaria/sgay» de rela­ vamente a una homosexualidad recepti­
ciones homosexuales ha adquirido cre­ va «se graduaban» con la edad al papel
ciente relieve en las sociedades indus­ de «marido» y tomaban «muchachos-es-
trializadas urbanas (D. Wolf, 1979; Mu- posas» de una nueva generación (Evans-
rray, 1996). Pritchard, 1970). En algunas culturas
Las tres formas representan tipos idea­ melanesias, el desarrollo a adulto mascu-
les, y ejemplos de cada una de ellas apa­ lino y guerrero requiere varios años de
recen simultáneamente en el mismo lu­ homosexualidad exclusivamente recep­
gar. La tipología parece abarcar la varia­ tora con varones físicamente maduros.
ción observada en el esquema de la La inseminación «ritualizada» es mascu-
sociedad para las relaciones homosexua­ linizante para ambos participantes; de
les tanto de hombres como de mujeres. hecho ocupa un papel central en el culto
No parece haber centenares ni siquiera a la masculinidad (Herdt, 1984; Herdt y
docenas de principios de organización Stoller, 1990). En muchas sociedades
diferentes para las relaciones homose­ musulmanas contemporáneas, como en
xuales en las sociedades humanas. Ade­ la antigua Grecia, la «sumisión» adoles­
más, uno de estos tipos parece ser el que cente al sexo con los mayores no fomen­
más aparece en el «discurso dominante» ta necesariamente la afeminación vitali­
(y como explicación a ajenos que pre­ cia ni impide ulteriores relaciones hete­
guntan sobre las relaciones heterosexua­ rosexuales (Murray y Roscoe, 1996).
les), Por ejemplo, la homosexualidad En las clasiñcaciones por género de la
clasificada por edad era la forma norma­ homosexualidad se espera que el sujeto
tiva en el discurso ateniense, expresada sexualmente receptor presente algunos
con el término kinaidos, mientras que la aspectos del papel que corresponde al gé­
homosexualidad definida por género y nero femenino: que se comporte o vista
camaradería no lo eran. De manera si­ de manera apropiada a las mujeres de la
milar, el rol del doble espíritu/BERDACHE sociedad de que forma parte. El rol defi­
entre muchos pueblos indígenas norte­ nido por género prototipico es el pasivo
americanos tuvo igualmente su expre­ característico de las áreas culturales me­
sión léxica, en tanto que no fue así para diterráneas y sur americanas. El varón
con las relaciones sexuales entre dos gue­ activo en la copulación homosexual es
rreros (Winkler, 1990; Roscoe, 1987). indiferente, no tenido oficialmente por
En las sociedades donde la homosexuali­ «homosexual» (Carrier, 1995). Sin em-
dad es definida por edad, la norma esta­ bargo, los hombres en papel y ocupación
blece que los hombres accedan al papel femeninos retienen algunas prerrogati­
de insertores, cesando completamente vas masculinas. También se dice con fre­
como receptores, aunque cierto es que no cuencia que hacen el «trabajo de las mu­
todos los individuos en sociedades con jeres» mejor que estas mismas (Roscoe,
estructuras de homosexualidad defini­ 1991). En los cultos afro brasileños, algu­
das por edad se «gradúan» más allá de la nos varones pasivos ejercen poderes espi­
«fase» homosexual. Por ejemplo, en al­ rituales y reclaman el prestigio perti­
gunas sociedades africanas subsaharia- nente (Fry, 1985). También se atribuyen
nas había una elite que mantenía «mu- poderes importantes a los chamanes tra­
chachos-esposas» que hacían el trabajo vestidos de ambas orillas del Pacífico
de las mujeres y proporcionaban desaho­ norte, y tan al sur como Indochina (Mu-
go sexual a sus «maridos». Más adelante rray, 1992). Los que desempeñaban estos
papeles eran vistos con respeto no exen­ laridades comportamentales estadísticas,
to de ambivalente emoción. por no hablar de las variaciones intracul-
Si existe una organización profesional- turales. N i siquiera lo que representa la
mente definida, distinta de la que obe­ visión normativa-social de la homose­
dece al género, es una cuestión que sigue xualidad es mencionado en la mayoría
abierta. El debate al respecto se centra de las etnografías (por ejemplo, en 114
en si existe una autoselección por paite de las 190 culturas examinadas por C.
de quienes buscan ubicación para su de­ Ford y F. Beach, 1951). Donde se descri­
seo homosexual o (por razones biológi­ be algo acerca de la homosexualidad
cas) su incapacidad de desarrollar el rol suele hacerse referencia a normas o des­
masculino, o si la socialización sexual cripciones de roles más que a cómo la ex­
produce roles como los de los chamanes, perimentan los implicados. Lo que Si­
muchachos danzarines, cantores traves­ món y Gagnon (1986) llamaron «guio­
tidos y prostitutas. nes culturales» para generar significado
En tiempos recientes ha adquirido pro­ sexual se adapta ínteraccionalmente e
minencia una organización gay de la ho­ intrapsíquicamente en una y todas las
mosexualidad en muchas ciudades ¿el culturas. Los modelos normativos pue­
mundo. Lo particular en este caso es la den canalizar la percepción de otros y la
conciencia grupal de la diferencia, con concepción de uno mismo, pero no las
una subcultura separada basada en pape­ determinan y puede que ni siquiera se
les sexuales igualitarios que acepta la compartan. Los actos sexuales de las
posibilidad de relaciones exclusivamen­ gentes, a diferencia de lo que dicen que
te homosexuales (no bisexuales) (Adam, hacen, se conocen poco y son de difícil
1937). estudio (R, Bolton, 1992,- Herdt y Stoller,
Los datos sobre el comportamiento ho­ 1990). SM
mosexual y la reacción de la sociedad an­ Otras lecturas D- Greenberg, 1988;
te él son en la mayoría de las culturas ra­ Hendt, 1992; Kennedy y Davis, 1995; R,
ros, recientes e incompletos, de modo que Levy, 1973; "W. Williams, 1986.
poco es lo que puede ponerse en claro en
lo tocante a cambios experimentados. En h o n o r Forma de respeto depositado
Europa, Japón y posiblemente también en algunas personas en reconocimiento
en China, la transformación de edad a de su excelencia o valía. Si bien el inte­
género ocurrió a finales del siglo XVTT rés por el honor se da en todas las socie­
(Leupp, 1996; Xiaoming-xiong, 1984, ci­ dades humanas, los patrones culturales y
tado en Murray 1992, p. 141). En las dé­ el marco que lo definen, al igual que la
cadas de 1960 y í970 las distinciones por importancia que se le concede, varían
género o «variedad» pasaron de ser nor­ considerablemente.
mativas a ser estigmatizadas en la Norte­ El tema ha sido objeto de numerosos es­
américa urbana (Murray, 1996), y el mo­ tudios, en especial entre los pueblos de la
delo «gay» prevalece hoy en muchas ciu­ región mediterránea. Entre las comuni­
dades del mundo (Allyn, 1991). dades de pastores sarakatsan de Grecia,
Las «visiones nativas» sobre el cruce de por ejemplo, las relaciones interpexsona-
géneros y la pederastía registradas por les son muy competitivas y el concepto
los exploradores, misioneros, viajeros y del honor desempeña un papel central,
antropólogos autodeclarados «objetivos» dado que el honor del individuo se ve
tienden a ser prescripciones elitistas que constantemente amenazado por insultos
pueden tener poco que ver con las regu­ y otras muestras de hostilidad (John
Campbell, 1964). En el caso de los hom­ nor adquieren formas radicalmente dife­
bres, la clave reside en su hombría; la ca­ rentes (Malinowski, 1922; A. Weiner,
pacidad de proteger el honor de la fami­ 1976). Entre los hombres, la horticultu­
lia cuando es amenazado; entre las muje­ ra del ñame es una importante vía de
res, en cambio, la primera cualidad del progreso: es respetable aquel hombre
honor es un sentido de vergüenza, espe­ que obtiene grandes cosechas. Pero se da
cialmente sexual. La mujer debe encon­ la circunstancia de que el sujeto no culti­
trar repugante la actividad sexual y ves­ va ñames para consumo propio sino para
tir y conducirse de modo que prevenga otros, en especial para su hermana casa­
toda exhibición de los atributos físicos da. Entretanto, los hay que los cultivan
de su sexo. Debe ser modesta, incluso en para él. Los ñames se guardan en un al­
las relaciones con su marido, y permane­ macén apropiado, pero éste es construido
cer pasiva, por ejemplo, al tener relacio­ por otras personas del poblado. De modo
nes sexuales con él. El honor de los hom­ que es importante marca de distinción el
bres y mujeres sarakatsan está estrecha­ poseer un gran almacén de ñames (cons­
mente vinculado: la hombría de los truido por otros) abarrotado de producto
primeros protege el honor sexual de las de buena calidad (cultivado por otros):
segundas, mientras que la evitación de la he ahí las marcas visibles del respeto con
vergüenza por parte de éstas protege la que le consideran los demás. Aunque los
reputación de los hombres. El fracaso de ñames no constituyen la única fuente de
una de las partes pone en riesgo a la otra. riqueza entre los trobriandeses, sirven
A escala mayor se observa también este como objetos muy destacados en el pro­
comportamiento entre las tribus bedui- ceso de adquisición de fortuna de toda
nas del Oriente Próximo y del norte de clase, luego usada para el INTERCAMBIO
África, cuyos códigos de honor destacan DE PRESENTES, con el que se crean obliga­
los principios de generosidad, honesti­ ciones. Haciendo el presente de un cesto
dad y autocontrol, incluido el que se de ñames, por ejemplo, el hombre de
ejerce sobre los apetitos sexuales. En un Trobriand obliga al receptor a devolver
estudio de un pequeño grupo de bedui­ el regalo en un futuro. Cuanto mayor sea
nos recientemente sedentarizados en el número de personas a él obligadas de
Egipto, Lila Abu-Lughod (1986) halló este modo, mayor es su honor. El sistema
que enfatizaban sobre todo sus relacio­ de honor trobriandés muestra otros ele­
nes de sangre con las tribus de pastores mentos importantes, incluidos el vigor
del desierto, a las que consideraban más de la estirpe y el éxito del individuo en
nobles y de naturaleza moral superior, y los intercambios KULA.
por tanto más honorables que sus veci­ Max W 2 B E R ofreció un importante aná­
nos campesinos y urbanos. El historiador lisis del honor en las SOCIEDADES COM­
social árabe Ibn Jaldun (1532-1403) ob­ PLEJAS (Reinhard Bendix, 1960, pp, 85-
servó un modelo similar en su época; de­ 87) como parte de su distinción entre
claró que los beduinos no eran innata­ grupos de clase y de posición. Definió
mente mejores, pero que la vida del de­ CLASE en términos de distribución desi­
sierto les ofrecía menos oportunidades gual de poder económico y oportunida­
de corrupción y que sus códigos de honor des: las diferentes clases se distinguen
degeneraban al cabo de unas pocas gene­ basándose en las ventajas económicas
raciones de vida urbana (1967, p. 94). comparativas de que gozan. Por el con­
Entre los habitantes de las islas Tro­ trario, los grupos de posición se distin­
briand del Pacífico, los conceptos de ho­ guen basándose en las diferencias en el
honor y el prestigio sociales: se trata de poblacional más bien baja, superior a la
estratos sociales cuyos miembros se reco­ de los RECOLECTORES pero inferior a la de
nocen iguales. Los grupos de posición se las comunidades agrícolas más sedenta­
caracterizan por diferentes estilos de v i­ rias (A. Johnson y Earle, 1987; Boserup,
da, comprendida la vestimenta, las ma­ 1965). La horticultura se mezcla a me­
neras, etc., y cuanto más elevada es la nudo con otras estrategias de supervi­
posición tanto más exclusivo es su estilo vencia, como la recolección, la caza, la
de vida. Este representa, pues, una mar­ pesca, la cría de animales y la migración
ca de honor fundamental. La correspon­ de jornaleros.
dencia entre los grupos de clase y de po­ Los sistemas de TENENCIA DE LA t i e r r a
sición en una sociedad dada puede ser de los horticultores se comprenden mal
mucha, pero rara vez perfecta, como por lo común, dado que no sólo reclaman
ilustra expresivamente la clase de los derechos sobre la tierra en uso, sino tam­
nuevos Heos, cuyos recursos económicos bién sobre espacios mucho más grandes
son a menudo mucho más grandes que en situación actual de barbecho. Las re­
su honor social. EH clamaciones de campos «abandonados»
Otras lecturas Hatch, 1989, Peristiany, pueden tender a desaparecer sólo gra­
1966. dualmente. Semejante usufructo o dere­
chos condicionales sobre la tierra se han
horticultura Es (1) un modo de visto crecientemente amenazados por las
AGRICULTURA de subsistencia que impli­ incursiones de ganaderos, mineros, cons­
ca una forma menor del quehacer agrí­ tructores de carreteras y otros que defi­
cola o de cultivo en huerta con herra­ nen el lugar como carente de otra utili­
mientas manuales sencillas, como el asta dad. Él confinamiento territorial resul­
de cavar, y sin recurso al arado o al riego; tante lleva con frecuencia a modelos de
(2) .una estrategia de desarrollo econó­ cultivo continuo o de barbecho acortado
mico, como, el cultivo de verduras para el que dañan permanentemente los áridos
mercado; y (5) el cultivo de plantas y ño­ suelos tropicales por hidroerosión y labo­
res con ñnes estéticos, como especializa- reo persistente (Meggers, 1995). Los an­
ción o pasatiempo. tropólogos y otros grupos que abogan por
En su primero y principal uso, la horti- la defensa de los DERECHOS h u m a n o s
cultura fue probablemente la forma ini­ han tratado de defender a muchos pue­
cial de agricultura, A menudo se basa blos horticultores frente a las amenazas
simplemente en la tala y la quema y que se ciernen sobre su forma de vida y
también es común la práctica del barbe­ su cultura, PS
cho, técnicas frecuentes en las zonas hú­
medas y semihúmedas de los trópicos huertos Representan una forma de
(Ruthenberg, 1980). Esta horticultura es cultivo intensivo que produce grandes
aún hoy ecológicamente sostenible siem­ cosechas en pequeñas parcelas perma­
pre que se disponga de tierra suficiente nentes gracias al uso de una gran varie­
para mantener una prolongada rotación dad de cultivos en sucesión a lo largo del
de cultivos. Muy deficiente por unidad de año* La horticultura se caracteriza por el
producción, requiere relativamente poca empleo de herramientas manuales, va­
mano de obra, capital, maquinaria y apor­ llado y vecindad con la vivienda. Si la
taciones químicas. tierra escasea, puede ser el procedimien­
Los horticultores suelen vivir, en comu­ to predominante en todo el sistema agri­
nidades muy dispersas con una densidad cultura! (Netting, 1995, p. 55). Los huer­
tos han desempeñado tradicionalmente producción. La productividad es tan
un importante papel en los sistemas grande que a pesar de que el huerto fami­
agrícolas de muchos países subdesarro- liar corriente apenas alcanza un décimo
llados y siguen concitando hoy el interés de hectárea aporta hasta el 40 por ciento
de estudiosos y planificadores interesa­ de los ingresos, mientras que el arrozal
dos en sistemas de cultivo más diversifi­ medio, que abarca más de dos décimos de
cados, con menos demanda inicial de re­ hectárea, aporta sólo el 55 por ciento.
cursos y más dedicación a las especies Dada su productividad e importancia
perennes (J. Anderson, 1986; Cleveland económica, sorprende la negligencia gu­
y Soleii, 1987), bernamental (y hasta hace poco acadé­
Un ejemplo notable es el pekarangant mica) ante esos huertos. De hecho, la
«huerto familiar» de Java Central (Dove, complejidad responsable de su producti­
1990; Stoler, 1978), con una superficie vidad dificulta igualmente a los extraños
media de unos 1.000 y aproximada­ su explotación, haciéndolos así menos
mente cincuenta árboles de una docena interesantes desde el punto de vista esta­
de especies (siendo sesenta las especies di­ tal. Este efecto protector de los ingresos
ferentes representadas en todos los huer­ se apoya asimismo en el menosprecio
tos del poblado). Estas explotaciones es- cultural de la horticultura doméstica en
tán más orientadas al mercado de lo que los lugares donde se practica, como en
conúnmente se cree y producen frutos se­ Java, donde tiene más relieve el cultivo
cos, flores, semillas, hojas y savia de fru­ extensivo del arroz. M RD y M L
tales como el coco, para la venta. Es una Véase también AGRICULTURA.,
fuente de ingresos tal para las unidades
domésticas más pobres que sólo los más Human Relations Area Files
ricos pueden permitirse el consumo de su Véase ESTUDIOS TRANSCULTURALES.
infanticidio Muerte infligida a un
niño, aunque el término se aplica con al­
cance diverso en diferentes disciplinas.
En su sentido más estricto, en determi­
nados contextos legales, comprende sólo
la muerte del feto al nacer perpetrada
por la madre; en su sentido más amplio^
en biología, comportamental, el término
ha sido usado para definir la acción u
omisión por parte de cualquier criatura,
conducentes a la muerte de un miembro
de su propia especie en cualquier mo­
mento anterior a la madurez reproducti­
va de la víctima (Parmigiani y Vom Saal,
1994).
En estudios criminológicos, el término
suele hacer referencia a la muerte de la
víctima en ei primer año de vida y pue­
de restringirse o no al acto perpetrado
por los padres. En Estados Unidos, «in ­
fanticidio» no se distingue legalmente
de otros homicidios, como sí sucede en
Canadá e Inglaterra. En el código penal
canadiense, por ejemplo, se considera co­
mo muerte infligida al neonato por su
madre «si ésta no se ha recuperado ple­
namente de los efectos del parto y en ra­
zón de éste o del efecto de la lactancia
consiguiente a aquél, lo cual perturba su
estado mental» (p. 216).
El infanticidio perpetrado por la madre
no es umversalmente criminalizado. En
las sociedades tradicionales sin estado se
considera en gran medida apropiado, in­
cluso prescrito, en determinadas circuns­
tancias. Daly y Wilson (1984) tabularon
las circunstancias en que se daba el in­
fanticidio por cau^a legítima en una
muestra probabilística convencional de
sesenta sociedades de todo el mundo y
hallaron que algunas de estas circuns­
tancias concurrían en al menos treinta y
nueve y que en su mayoría podían asig­
narse a una de tres categorías principa­
les. La incapacidad materna para aten­
der a las demandas que impone la cría
del niño representaba la mitad de las ra­ tica puede darse a la inversa en las clases
zones de infanticidio alegadas. Otras más bajas (Cronk, 1991) cuyo comporta­
eran la falta de ayuda paterna, la enfer­ miento está peor documentado. Mucho
medad, la hambruna, la existencia de un más común que el infanticidio femenino
hermano todavía lactante y el parto ge- selectivo es cierto grado de preferencia
melar. Otras categorías principales eran por los hijos, quizás en especial cuando
una deficiente calidad fenotípxca del ni­ su papel como guerreros ha sido crucial-
ño por deformidad o enfermedad y la El estudio de Bugos y McCarthy (1984)
paternidad inapropiada. Estas tres razo­ sobre el infanticidio ayoreo es el informe
nes (y la mayoría de las otras, menos fre­ etnográfico más detallado sobre los de­
cuentes) parecen reflejar situaciones en terminantes e incidencia real en una so­
que los esfuerzos por criar al neonato es­ ciedad tradicional. Las mujeres ayoreo
tán probablemente condenados al fraca­ mataban sucesivamente a los neonatos,
so o ponen en riesgo a la madre ya con sobre todo en el caso de falta de asisten­
hijos. En otras palabras, parecen repre­ cia paterna fiable, aunque la frecuencia
sentar «decisiones racionales de repro­ de infanticidios disminuía al aumentar
ducción» aunque a veces se sostengan la edad de la madre. Incluso aquellas re­
con justificaciones supersticiosas (como petidamente infanticidas podían reve­
es caso frecuente con los niños defor­ larse madres devotas más adelante en
mes). El elemento pragmático en estas circunstancias más propicias. La mater­
decisiones neonaticidas es ilustrado en el nidad juvenil también es un factor de
análisis de Granzberg (1973) de las co- riesgo de infanticidio en las sociedades
rrelaciones transculturales de la práctica industrializadas modernas (Daly y Wil-
del infanticidio consiguiente al naci­ son, 1988a), y la disminución del riesgo
miento de gemelos: que se dé muerte a en madres de más edad se ha interpreta­
ambos es extremadamente raro, y la ru­ do como reflejo del cambio comporta-
tina de infligírsela a uno de ellos está mental experimentado en la valoración
prácticamente confinada a sociedades de los neonatos a medida que la capaci­
donde la carga de la maternidad no es dad reproductiva de las mujeres va deca­
aliviada por la accesibilidad de parientes yendo.
femeninos u otras ayudas sociales. En la sociedad moderna, los embarazos
El infanticidio selectivo femenino ha si­ no deseados son eludidos mediante la
do objeto de considerable debate, aun­ anticoncepción y concluidos con el abor­
que no es en modo alguno típico de so­ to. Además, se cuenta a menudo con ayu­
ciedades donde su práctica es común. das institucionales para madres sobre­
Las primeras discusiones lo interpreta­ cargadas, mientras que las que no son ca­
ron (como al infanticidio en general) co­ paces de sacar adelante a sus hijos
mo «estrategia» por parte de poblaciones pueden cederlos en ADOPCIÓN. No sor­
o sociedades con fines de «regulación de­ prende que la frecuencia de infanticidios
mográfica», pero esta idea ha sido des­ sea baja en estas circunstancias y que
acreditada (Bates y Lee, 1979). En socie­ cuando se den se atribuyan a patologías
dades estratificadas complejas, la prácti­ como la «psicosis puerperal»- Procede
ca presenta una gradación de posición, subrayar, no obstante, que las mismas
siendo las clases superiores las que eli­ circunstancias asociadas con el infantici­
minan a las hijas y concentran su interés dio en las sociedades tradicionales cons­
en los hijos; hay razones tanto teóricas tituyen evidentes factores de riesgo en el
como empíricas para creer que esta prác­ Occidente moderno, sugiriendo que in­
la patología «psicótica» puede re­
c lu s o cancen cierta intensidad y que, de sobre­
flejar un extremo cuantitativo de la res­ venir problemas, causen angustia a ambas
puesta emocional normal a unas circuns­ partes (Rabinow, 1977). Numerosos etnó­
tancias desesperadas. M W i y MD grafos y narraciones reflexivas revelan la
Otras lecturas Dickeman, 1979; Sche- variedad de interacciones posibles entre el
pher-Hughes, 1992. informador y el etnógrafo (Casagrande,
1960). Entre ellas se cuentan las que con­
infiblllación Forma de CIRCUNCISIÓN templan el vínculo maestro-discípulo, an­
femenina o mutilación genital que im ­ ciano-iniciando, padre-hijo, terapeuta-
plica la extirpación quirúrgica de los la­ analizado, patrono-empleado y amigo-
bios vulvares, acompañada a veces de la amigo. Lo inusual, en comparación con
sutura de la abertura vaginaL Este pro­ otras ciencias sociales, es el grado de in-
cedimiento, muy extendido en Africa versión personal de ambas partes en la re­
nororiental en una gran variedad de so­ lación y los frecuentes desplazamientos de
ciedades, se ejecuta a menudo como RITO poder entre etnógrafo e informador según
DE PASO de las muchachas. MR el contexto específico. La elección de bue­
nos informadores y el mantenimiento de
informadores Los que proporcio­ la relación mutua ha sido tema muy estu­
nan información al etnógrafo. Miembros diado y debatido. Como ocurre en todas
de la cultura o sociedad en estudio y, las vertientes de la investigación antropo­
hasta la década de 1960, citados por el lógica tradicional, los aspectos morales y
antropólogo como «informadores nati­ políticos de esta relación han sido meticu­
vos». Hoy, cuando los «¿nativos» pueden losamente examinados, en especial en
ser físicos especialistas en altas energías tiempos recientes (Sanjek, 1995). JJa
en un acelerador lineal de partículas, és­ Véase también TRABAJO DE CAMPO, OESER-
ta y otras palabras y frases similares, an­ VACIÓN PARTICIPANTE.
tes consideradas casi técnicas y unívocas,
se usan irónicamente o entre comillas. intensificación Es (1) la progresiva
También se utiliza el término «informa­ aplicación de alguna aferencia o factor
dor» (con tono peyorativo) fuera del de producción (como agua, trabajo, capi­
campo de la antropología para referirse tal o máquinas) para aumentar el rendi­
a quien en el seno de una organización miento por unidad de área; o (2) en la
proporciona subrepticiamente informa­ ANTROPOLOGÍA SIMBÓLICA, una especie de
ción a externos. RITUAL (véase RITOS DE INTENSIFICACIÓN).
El informador opta conscientemente por El uso primero y más común contrasta
transmitir información; los miembros de con la extensificación, esto es, el aumen­
una cultura que pasivamente la propor­ to de las cosechas ampliando la superfi­
cionan simplemente al ser observados no cie laboreada mientras se mantienen
son informadores. La transferencia de in­ constantes otros factores. La «intensifi­
formación tienen lugar comúnmente por cación» suele referirse sobre todo a la
via oral, pero no de forma exclusiva sí, por AGRICULTURA, pero el concepto puede
ejemplo, dibujan mapas. Los informado­ igualmente aplicarse a los RECOLECTO­
res difieren de los entrevistados en que la RES, los PASTORES NÓMADAS O los PESCA­
interacción es a plazao más largo y, a ve­ DORES.
ces, muchos menos estructurada. Se trata El crecimiento de la población, la compe­
más bien de relación más que de metodo­ tición humana y la propagación del CAPI­
logía. Es frecuente que estas relaciones al­ TALISMO se cuentan entre los estímulos
más frecuentemente citados para la in­ veles, permitiendo a veces que pequeñas
tensificación de uso de la tierra o de otros explotaciones sean más productivas que
recursos. En la formulación clásica de las más grandes, como revelan las com­
Thomas Malthus (1789), una población- paraciones realizadas por Robert Net-
creciente tiende a agotar los recursos dis­ ting (1986, 1995) en África occidental,
ponibles y se pone con ello en situación Europa y el mundo en general. Las es­
precaria. En el argumento opuesto de trategias de los pueblos pastores para in­
Esther Boserup (1965), el crecimiento de tensificar el aprovechamiento de la tie­
la población estimula la innovación en rra comprenden la modificación de la es­
las técnicas de laboreo de la tierra y logra tructura de los rebaños mediante mezcla
asi un aumento de la producción por uni­ de especies y de la proporción de anima­
dad de tierra (aunque no necesariamente les productivos e improductivos en el se­
por unidad de trabajo o de capital), en no de aquéllos.
particular acortando los ciclos de barbe­ Matizando antiguas teorías de DIFUSIÓN
cho y por la mecanización. Ambas teorías y DESARROLLO, antropólogos como Paul
pueden ser ciertas; en todo caso, muchas Richards (1985), que han estudiado las
poblaciones crecen, innovan y, con todo, condiciones tropicales, han documenta­
agotan los recursos disponibles. La inten­ do una gran parte de la experimentación
sificación del uso de recursos puede tam­ y la innovación tecnológica indígena en
bién estimular el. crecimiento de la po­ sociedades antes consideradas tradicio­
blación a su vez, contribuyendo al au­ nales o periféricas. A su vez, algunos an­
mento de la fertilidad humana y a la tropólogos condenan los términos «re ­
supervivencia infantil al tiempo que de­ cursos» e «intensificación» por connotar
salienta la emigración. la vigencia de supuestos culturales espe­
Los esquemas convencionales de la evo­ cíficos sobre dominación humana, teleo­
lución social describen las actividades de logía del uso y aprovechamiento huma­
recolección-caza, el pastoreo y la agricul­ nos o valor positivo del aumento de la
tura móvil y a la postre sedentaria como producción o el consumo. PS
etapas de la intensificación que permi­ Véase también DEMOGRAFÍA, PRODUCCIÓN
ten la existencia de poblaciones más AUM ENTARIA, REVOLUCIÓN VERDE.

grandes (A. Johnson y Earle, 19S7), pero Otras lecturas Bennett, 1976; Grigg,
el registro etnográfico presenta innume­ 1980; B. Turner etal., 1993.
rables combinaciones y muchas excep­
ciones. El RIEGO tiende a aumentar es­ intercambio de hermanas Es
pectacularmente la capacidad portadora una forma de INTERCAMBIO MATRIMONIAL
de la tierra, en especial donde las aguas en el que dos hombres, o miembros de
aferentes renuevan los nutrientes del dos grupos de parentesco diferentes, in­
suelo (véase, en particular, Ruthenberg, tercambian como esposas hermanas rea­
1980, sobre los trópicos, y C. Geerti, les o por clasificación. MR
1963c, sobre Indonesia). Otras medidas, Véase taTnbién TEORÍA DE LA ALIAJNZA, IN­
como el cultivo múltiple y alternativo, TERCAMBIO RESTRINGIDO.

en terrazas, con abonos, mediante labo­


reo más cuidadoso, con procedimientos intercambio de presentes Tan­
fitosanitarios, etc., se cuentan entre las to si Adam Smith (1776, vol. 1, cap. 2)
principales estrategias de intensificación tenía razón o no al atribuir a los seres
del trabajo capaces de aumentar el ren­ humanos una propensión natural a «tra~
dimiento por unidad de tierra a altos ni­ ficax, baratear e intercambiar», el hecho
es que el ejercicio de la permuta se da en mente muchos más cálculos económicos
todas las sociedades. Los individuos in­ en el acto de lo que Mauss estaba dis*
tercambian bienes materiales y servi­ puesto a admitir, Y ello rige tanto para
cios; incluso personas, como en el caso de las sociedades tradicionales como para
los intercambios matrimoniales en mu­ las industriales. Si alguien va a intercam­
chas sociedades. biar presentes con un amigo o pariente
Los antropólogos han establecido diver­ en alguna ocasión especial y aquellos son
sas distinciones entre los tipos de inter­ muy diferentes en calidad o valor econó­
c a m b io basándose en el grado de sociabi­ mico es probable que tome buena nota de
lidad implicado. En un extremo se en­ ello y que introduzca algún ajuste (al al­
cuentran aquellos intercambios donde el za o a la baja) en el futuro. Lo importan­
valor económico relativo del bien per­ te no es el valor del regalo, sino el ánimo
mutado se subordina a la relación social que lo preside, aunque no enteramente.
de los intervinientes. El propósito prin­ Procede observar que el intercambio de
cipal de estos intercambios es crear o re­ presentes parece satisafcer óptimamente
afirmar un vínculo social entre personas su función creadora de solidaridad cuan­
o grupos. Los antropólogos de la escuela do tiene lugar entre personas de posición
de Marcel MAUSS (1954) denominan al más o menos igual. Entre individuos so­
acto «intercambio de presentes»- Mauss cialmente muy distintos, los presentes
argumentó que el presente lleva consigo hechos a inferiores pueden parecer sos­
la personalidad del dador y que la fun­ pechosos de dádiva caritativa o fruto de
ción básica del acto es promover la soli­ noblesse oblige, mientras que en la direc­
daridad social. El intercambio de pre­ ción opuesta pueden entenderse como
sentes, afirmó, aun dando la impresión, tributo o pago por más que se describan
de que es «voluntario» y «espontáneo», como regalo. El objeto de estos intercam­
es de hecho «obligatorio». Así ocurre con bios es entonces reafirmar una relación
el toma y daca del POTLACH de la Costa jerárquica más que cimentar la social.
Noroeste de Estados Unidos, y no menos En el otro extremo del continuum se en­
en el caso del intercambio de regalos en­ cuentran los presentes que entrañan un
tre amigos y parientes en determinadas escaso grado de sociabilidad y un alto
ocasiones festivas y aniversarios en las grado de impersonalidad. La relación so­
sociedades modernas. La universalidad cial de las personas implicadas en el acto
del intercambio de presentes, sugirió, re­ está marcadamente subordinada al valor
fleja un sentido de obligación existente económico relativo de lo intercambiado.
en todas las culturas como acto atribui- El caso más claro es el de la persona que
ble a la naturaleza de la propia mente adquiere un objeto en una tienda de un
humana. La obligación a que hacía refe­ vendedor desconocido que es probable
rencia es la que obliga al receptor a re­ que no vuelva a ver. La figura se define
tribuir recíprocamente al dador. entonces como «intercambio de BIENES
Aunque el propósito principal del inter­ DE CONSUMO».
cambio de presentes es forjar o mantener Es evidente que algunos intercambios
una relación social, ello no significa que pueden incorporar algunas característi­
el valor económico relativo de los presen­ cas de ambos tipos de intercambio: de
tes intercambiados carezca totalmente de presentes y de bienes de consumo. En
importancia. Como han señalado recien­ ocasiones, el componente social de esta
temente algunos autores (Humphrey y relación puede chocar con el económico
Hugh-Jones, í992a), median probable­ y ser origen de problemas. De ahí el di­
cho común de que no hay que hacer ne­ co o clases d e m a t r im o n io . A m e n u d o , si
gocio con amigos ni parientes. es a n d ro c é n tric o y se d e sc rib e c o m o « i n ­
Aunque en la mayoría de las sociedades te r c a m b io d e m u je r e s » , r a z ó n d e l d eb a te
el intercambio entraña algunos elemen­ e n t o m o a lo s SISTEMAS DE ALIANZA. MR
tos de las dos modalidades descritas, hay Véase, también SISTEMAS DE MATRIMONIO.
antropólogos que las consideran respecti­
vamente características de dos clases dis­ intercambio restringido (o di­
tintas de economía. C. Gregory (1982), recto) Es un sistema de INTERCAMBIO
por ejemplo, definió el intercambio de MATRIMONIAL que divide a la sociedad en
presentes como trasvase de objetos ina­ un par, o conjunto de pares, de clases de
lienables entre personas en condición de matrimonio, de tal modo que en cada
dependencia reciproca, estableciendo así par se produce la cesión recíproca de es­
una relación cualitativa entre las perso­ posas (Lévi-Strauss, 1969a). Los que ce­
nas implicadas que tiene poco que ver den mujeres son a su vez receptores de
con la relación cuantitativa de los objetos éstas. MR
intercambiados (esencia del intercambio Véase también INTERCAMBIO GENERALIZA­
de bienes de consumo). Las sociedades DO, SISTEMAS FRACCIONARIOS.
industriales están dominadas por el in­
tercambio de bienes de consumo o co­ intercambio social Examina los
merciales; las sociedades tradicionales de modelos de intercambio de bienes, servi­
pequeña escala se caracterizan por acoger cios y personas para delinear relaciones,
el intercambio de presentes. DK particularmente entre grupos. Empezan­
Véase también SISTEMAS DE MATRIMONIO, do por la obra de Marcel MAUSS, el con­
DINERO. cepto de intercambio se ha revelado extre­
Otras lecturas Appaduarai, 1986; Co- madamente fructífero en antropología,
dere, 1968; M< Douglas y Isherwood, aunque siempre ha entrañado un gran
1979; C. Gregory, 1987; Leach y Leach, problema el distinguir entre el INTERCAM­
1983,- J. Pariy y Bloch, 1989,' Sahlins, BIO DE PRESENTES y las transacciones eco­
1972 [véanse los ensayos The spirit ofthe nómicas. Es un hecho que en muchos ca­
gi/trpp. 149-183; On the socioiogy ofpri- sos etnográficos no es posible separarlos.
mitive exchange, pp. 185-275]. Incluso en los países industrializados de
Occidente, epítome de la economía de
intercambio generalizado (o in- mercado, se observa cierto solapamiento:
dire cto) Es un sistema de INTERCAMBIO los regalos y su dispensa son fuente de ne­
MATRIMONIAL en el que los hombres de un gocio, y no hay gran compañía que deje de
grupo toman mujeres de otro al tiempo enviar a sus clientes más valiosos una feli­
que ceden las del suyo a un tercero, vincu­ citación de Navidad al menos (X Davis,
lando así a los grupos de la sociedad me­ 1972).
diante relaciones de afines (Lévi-Strauss, Uno de los temas principales de la céle­
1969a). En este sistema, quienes toman bre obra de Mauss The. gift (1954) es
mujeres no pueden ser dadores de éstas al precisamente la mutua imbricación de
grupo de origen de aquéllas. MR todos estos aspectos simbólicos, morales,
Véase también INTERCAMBIO RESTRINGIDO. legales y económicos del intercambio,
que atribuyó especialmente a las socieda­
intercambio matrimonial Siste­ des primitivas y no occidentales, mien­
ma de matrimonios recíprocos que trans­ tras que la formación moderna y las SO­
fiere cónyuges entre gTupos de parentes­ CIEDADES INDUSTRIALES tienden a sepa­
rarlos, distinguiendo especialmente la sa de Mauss puede decirse que el mérito
dádiva de la compra y la venta. Mauss religioso es en si una especie de retorno,
consideró también la donación como aunque con considerable retraso y que
cuestión de grupos más que de indivi­ proviene de forma no identifícable del
duos, por más que éstos puedan a veces previo receptor del regalo. Aflora tam­
representar a los primeros. La donación bién aquí el problema de la aceptación de
implicaba asimismo un desinterés super­ presentes. Los regalos son invariable­
ficial que enmascaraba una obligación mente portadores de los pecados del da­
triple: dar, recibir y devolver (a menudo dor, que el receptor debe digerir, ya me­
con incremento), las tres condiciones ne­ diante acción ritual, ya devolviéndolos
cesarias para la relación, que puede ser incrementados; de otro modo el receptor
permanente. A partir de material reuni­ corre el riesgo de perder la excelencia
do cerca de ios maoríes definió igual­ que hizo de él o de ella receptor valioso
mente la noción de hau (o «espíritu del en primera instancia (Raheja, 1988).
regalo») como determinante de un retor­ No obstante, Mauss reconoció plenamen­
no o regreso, dado que el regalo contiene te la presencia de lo intangible en el in­
algo del individuo que lo efectúa. tercambio: apoyo político, militar o eco­
Mauss también analizó el material de nómico, prestigio y atención, así como la
M AU NO W SKI (1922) sobre el KULA de las hostilidad y la guerra. (Otros han añadi­
Trobriand y grupos de islas adyacentes. do las palabras y el discurso.) Por último,
En este ciclo dual de intercambios, los los ciclos de intercambio, aun directo,
jefes envían collares de nácar rojo y bra­ pueden ser extraordinariamente largos.
zaletes de nácar blando en dirección con­ El cuidado de los progenitores envejeci­
traria a las agujas del reloj, ganando dos puede considerarse una devolución
prestigio por el control que ejercen sobre (esperada, además) por la crianza y los
estos artículos, valiosos por su introduc­ cuidados recibidos, mientras que hasta
ción ritual en ciclos de intercambio. Sin los intercambios tangibles pueden pro­
embargo, el kula no presenta realmente ducirse a lo largo de generaciones, en
la integración señalada por Mauss: no es particular en el caso de los sistemas de
sino una de las muchas categorías de in­ INTERCAMBIO MATRIMONIAL Continuo.
tercambio reconocidas por la cultura (al­ Las mujeres representan un medio de
gunas de las cuales son puramente eco­ intercambio entre grupos aún más des-
nómicas), que, no obstante, también tacable. Este desarrollo sobre la obra de
contribuye a facilitar. Mauss se asocia en particular con LÉVI-
Hay otras indicaciones que ponen de ma­ STRAUSS (1969a) y así ha entrado a for­
nifiesto que el modelo de Mauss no con­ mar parte de la doctrina estructuralista
cuerda plenamente con las observaciones (véase SISTEMAS DE ALIANZAS, ESTRUCTU-
de campo. La etnografía de muchas so­ RALISMO). Otro importante logro es el
ciedades estratificadas indica que no sólo ANÁLISIS TRANSACCIONAL (Marriott, 1976),
no se requiere siempre reciprocidad, sino que enfoca el intercambio desde el pun­
que ésta es positivamente rechazada; en to de vista comportamental más que co­
la India, por ejemplo, se adquiere mérito mo conjunto de ideas y normas, llegando
haciendo regalos a los superiores, pero a menudo a la estructura de sociedad al
sólo si se asegura que no habrá devolu­ definir la dirección y frecuencia de los
ción por parte de éstos, aunque enten­ intercambios entre individuos o grupos.
diendo por ello sólo la reciprocación in­ En este sentido puede verse como un ca­
mediata (intercambio directo). En defen­ so especial de análisis de redes que des­
cribe los contactos entre grupos e indivi­ presentes en otras. Es una explicación al­
duos en sentido más general. RP ternativa de la DIFUSIÓN, que postula que
Otras lecturas Cheater, 1989; J. Davis, las particularidades son tomadas de una
1992; Pairy y Bloch, 1989. cultuia por otra como razón de que se
aprecien regularidades transculturales,
invención independiente Hace desde tatuajes a pirámides. MR
referencia a la invención autónoma en Véase también DIFUSIÓN, TECNOLOGÍA,
una cultura de aspectos o tecnologías UNIVERSALES.
jefe, jefatura Los jefes detentan car­
gos de liderazgo en las jefaturas o inci­
pientes SOCIEDADES COMPLEJAS representa­
tivas de colectivos regionales (Carneiro,
I98ía)* Características centralizadoras co­
munes a todas ellas son los conceptos de
redistribución, guerra e ideologías religio­
sas. Las jefaturas constituyen una sociedad
de nivel intermedio a menudo considera­
do como uno de los estadios de la evolu­
ción social (Service, 1962). Un tipo social
estrechamente emparentado es el que re­
presentan las SOCIEDADES o JEKAKQUI2A-
DA.S. En contraste con el nivel grupal/lo-
cal de las SOCIEDADES IGUALITARIAS, las je­
faturas organizan a varios grupos locales o
pueblos de una región dada con una po­
blación conjunta de miles o decenas de
miles de individuos. Las jefaturas pueden
ser simples o complejas según el grado o
escala de integración y elaboración de la
mstitucionalización (Earle, Í978). Las je­
faturas representan un nuevo nivel de in­
tegración, con instituciones que incorpo­
ran el crecimiento de la sociedad en cues­
tión. Las explicaciones de la evolución de
las jefaturas han girado alternativamente
en tomo causas relacionadas con la ges­
tión o con la política (Earle, 1987),
En la jefatura, los individuos que ocupan
puestos rectores constituyen un segmen­
to social jerarquizado conforme a genea­
logías con miras a establecer una escala
de mando institucionalizada. En las jefa­
turas simples, los líderes de la comuni­
dad son los individuos de rango máximo.
En las jefaturas más complejas, los líde­
res componen, un. segmento social sepa­
rado, al margen del pueblo llano, y ca­
racterizado por su vestimenta y su para-
fernalia especiales (Earle, 1989). Las
genealogías se convierten en instrumen­
to político para determinar la facción de
potenciales líderes, a los que a menudo
se atribuyen vínculos con la divinidad.
Los jefes son los que dirigen los asuntos
económicos, militares, políticos y reli­ mediante monumentos funerarios y tem­
giosos (Earle, 1973),Las jefaturas distin­ plos que componen el paisaje cultural
guen una institución capital, pero ésta (DeMarrais et aL, 1996). La propiedad y
no está internamente diferenciada y es­ el control de la ideología materializada
pecializada (véase ESTADO). Idealmente, constituyen una fuente de poder político.
los poderes del jefe combinan e integran El término «jefatura» ha sido criticado
en una sola persona todo el poder social dada su asociación con esquemas de evo­
del colectivo. La fuente básica del poder lución cultural unilineales (Feinman y
es económica, y Service (1962) ha llama­ Neitzel, 1984). Era práctica común to­
do a las jefaturas «sociedades de redistri­ mar el mejor material casuístico etno­
bución». Se entendió, así, que a medida gráfico para reconstruir indiscriminada­
que las poblaciones se iban asentando en mente las jefaturas históricas y arqueo­
regiones económicamente diversas, los lógicas. Los trabajos actuales subrayan la
jefes surgían al efecto de redistribuir variación existente entre las jefaturas,
productos especializados entre diferentes representativas de una plétora de desa­
comunidades. La investigación consi­ rrollos históricos y formas sociales (Kris-
guiente ha demostrado que la redistri­ tiansen, 1991). Como campo de análisis
bución no cumple esta función, sino que comparativo, el desarrollo de la jefatura
representa, en cambio, una forma de institucionalizada en las entidades regio­
economía política (Earle, 1977). Gracias nales sigue ofreciendo una área de estu­
a la «posesión» de la tierra, los jefes ad­ dio llena de incógnitas. TE
judican derechos de uso de parcelas sub- Otras lecturas Drennany Uribe, 1987;
sistenciales a cambio de trabajo y pro­ Earle, 1991; Kirch, 1984; Mann, 1986-
ductos a modo de «renta». Los recursos 1993.
movilizados sustentan entonces trabajos
comunales y actividades especializadas jefe piel de leopardo Figura que
bajo la dirección de los jefes, que tam­ se encuentra entre los nuer del Sudán cu­
bién tratan de controlar los intercambios ya autoridad es a la vez política y religio­
a gran distancia (Junker, 1990) y la fa­ sa y que la aplica para mediar en disputas
bricación de bienes de prestigio por es­ que de otro modo podrían provocar de­
pecialistas a ellos vinculados (Kristian- rramamiento de sangre. El jefe o sacer­
sen, 1987). dote piel de leopardo lleva una capa con­
Una fuente de poder estrechamente aso­ feccionada con la piel de este felino como
ciada es la propia ideología de jefatura. atributo de su oficio (Greuel, 1971). Su
Originalmente, las jefaturas se conside­ papel ha sido objeto de debate en parte
raban tradicionales y con jerarquías reli­ por su aparente posición anómala como
giosamente sancionadas (Fried, 1967). «líd er» en una sociedad descrita por EJE.
Aunque ya no se consideran entidades teo­ E w í s - P r i t c h a r d (1940) como predomi­
cráticas, la justificación ideológica del nantemente acéfala. MR
poder del jefe sigue siendo destacada. Los
jefes mantienen sus posiciones institucio­ juego Tanto si se considera como acti­
nales de liderazgo mediante una ideolo­ vidad simbólica expresiva, como meca­
gía justificativa. Gozan de acceso especial nismo de socialización o como forma de
a los dioses y a menudo hasta se les atri­ comunicación, el juego ha desconcertado
buye carácter divino. La ideología domi­ y fascinado al antropólogo interesado en
nante se materializa en objetos con signi­ comprender su naturaleza y su lugar en
ficado esotérico especial (Helms, 1979) y la vida cultural (Schwartzman, I978j
reunió una excelente revisión de la lite­ muestra real del mismo). El proceso de
ratura pertinente). La influyente teoría metacomunicación establece el marco
de Gregory Bateson sobre el juego lo tra­ cognitivo del juego y permite separarlos
ta como forma paradójica de comunica­ significados de la realidad movilizándo­
ción donde las acciones consideradas lú- los en la imaginación (véase Vygotsky,
dicas no significan lo que de otro modo 1978: cap. 7). Establecido el marco don­
serían (1972, pp. 177-193), subrayando de se desarrolla el juego, ya es posible la
al tiempo el papel de la metacomunica­ creativa irrealidad lúdica capaz de trans­
ción, que consiste en cualquier declara­ formar objetos y actos (una roca en un
ción o acto que define au naturaleza en coche, un juguete en una persona, el
razón de una interacción o relación que propio yo en otro) de forma que puede
no serían posibles fuera del marco lúdi- ayudar a los individuos a explorar la cul­
cq. Según Bateson, la metacomunicación tura y a sí mismos, a aprender acerca de
«eso es un juego» (indicada de alguna la sociedad y de los roles activos en ésta,
manera) es necesaria para distinguir, el a expresar sentimientos y a' reorganizar
juego del no juego en lenguaj e coloquial, los procesos del pensamiento (Schwartz-
medio en broma, medio en serio (por mann, 1978; Kelly-Byrne, 1989). SP
ejemplo, una lucha ficticia frente a la real, Véase también NIÑOS, EDUCACIÓN, SOCIA­
la pretensión lúdica de enfado frente a la LIZACIÓN.
Kroeber, Alfred L* (1876-1960)
Kroeber nació en Hoboken, Nueva Jer­
sey, el 11 de junio de 1876. Asistió a la
Universidad de Columbia, de la que re­
cibió el primer título de doctor en antro­
pología en 1901 bajo la dirección de
Fram BOAS. Pasó este mismo año a la
Universidad de California en Berkeley,
donde dirigió el Departamento de An­
tropología desde 1909 hasta su retiro en
Í946. Autor prolífico, Kroeber era sobre
todo un etnólogo, aunque fueron impor­
tantes sus aportaciones en lingüística,
arqueología y hasta en antropología físi­
ca. Así, algunas de sus primeras comuni­
caciones trataban de la arqueología cali-
forniana y del lenguaje y etnología de
los amerindios* comprendidos los yunk,
los mohave, los arapaho, los bannoch y
los shoshoni. Estos estudios se reflejarían
más tarde en su monumental Handbook
ofthelndians o f California (1925). Tam­
bién estudió a los zuñi, tanto antropoló­
gica como etnográficamente, paso previo
a sus extensos trabajos sobre el parentes­
co (1917b), aunque antes había atacado
los esquemas propuestos al respecto por
Lewis Henry M ORGAN en un famoso ar­
tículo (1909), El enfoque de Morgan se
basaba en la distinción terminológica
entre SISTEMAS DE CLASIFICACIÓN DE PA­
RENTESCO y DESCRIPTIVOS. Los primeros
se asociaban con grupos de descendencia
unilineal y caracterizaban a las socieda­
des más tradicionales; los segundos refle­
jaban la transición de sociedades tribales
a estatales. Kroeber argumentó que todas
las terminologías de parentesco eran
mezclas de ambas modalidades y que no
había manera de establecer una relación
causal entre ninguna de ellas y estructu­
ras sociales específicas. A la larga, el en­
foque de Morgan se reveló más fructífe-
ro (M. Harris, 1968, pp. 321-324).
Pese a contarse entre los principales teó­
ricos de la antropología cultural norte-
americana, Kroeber se reveló en muchas aquellos aspectos de la cultura que no
declaraciones públicas resueltamente an­ podían explicarse en términos indivi­
titeórico, idiográfico y particularista. De­ duales y por consiguiente «por encima»
sarrolló la noción (1956) de Á r e a CULTU­ de las sociedades que los acogían. Su for­
RAL y acuñó los conceptos de «intensi­ mulación original (Kroeber, 1917a) fue
dad» (cómo adquieren y mantienen las una andanada contra los evolucionsitas
culturas su nivel cultural) y «climax» sociales como Herbert SPENCER y Lester
(centro o foco máximamente integrado Ward, que definieron la sociedad como
de un área cultural). La intensificación organismo. El estudio inductivo de Kroe­
cultural era medida estadísticamente ber sobre la moda del vestido femenino,
compilando listas de elementos culturales en el que analizó los cambios en un perío­
y trazando su distribución, y era evaluada do de trescientos anos y descubrió oscila­
también subjetivamente analizando los ciones periódicas en variables como la
estilos de las instituciones culturalmente longitud de la falda, tenía por objeto
sensibles. Los elementos que aparecían probar la acción superorgánica (Kroeber
con más frecuencia, argumentó, eran los y Richardson, 1940). A nivel explicativo,
más antiguos. Kroeber prefería el trabajo el concepto es muy similar a la clase de
inductivo, acumulando datos para ver qué explicación culturológíca propuesta más
tendencias o modelos añoraban. (Kroeber, tarde por Leslie W H IT E (aunque criticó a
1939). £n Gonfigurations o f culture White por dejar de lado la explicación
growth (1944) trató de hallar «rasgos co­ psicológica).
munes», pero llegó a la conclusión que las Kroeber destacó la gran importancia de
curvas de crecimiento de diferentes civili­ los procesos inconscientes en el desarro­
zaciones carecían de similaridades prede­ llo, mantenimiento y cambio de las cul­
cibles. Las culturas, en su opinión, tenían turas humanas. Esta idea surgió proba­
que ser inventariadas y seguidamente blemente de su análisis del cambio lin­
clasificadas conforme a un sistema seme­ güístico y se extendió a sus estudios sobre
jante al linneano. Persistió en su resuelto estilos individuales de origen irracional y
historicismo y afirmó que el desarrollo oscuro. Los cambios de estilo específicos
histórico siempre tendía «xhacia lo único, guardan relación con desplazamientos de
como han aprendido a dar por hecho los valor más generales o con una alteración
historiadores desde hace mucho tiempo», en la configuración de la cultura entera.
negando siempre que fuera posible esta­ Los elementos individuales de la cultura
blecer para los procesos culturales leyes pueden ser alterados por procesos tales
análogas a las científicas. Junto con su como la imitación, la difusión y la rein­
historicismo, hizo gala de cierto relativis- vención: los procesos de aculturación. Pe­
mo cultural en virtud del cual cada cultu­ ro los modelos o combinaciones de mode­
ra es única y, por tanto, imposible de ha­ los son más permanentes y estables. Kroe­
cerse objeto de una explicación transcul- ber fijó la definición de CULTURA para la
tural comparada. antropología norteamericana (Kroeber,
No obstante, en su concepto de lo «super- 1952) y, gracias a su liderazgo intelec­
orgánico» Kroeber desarrolló algo seme­ tual, asegtoró el enfoque de la disciplina
jante al enfoque nomotético que decía hacia la cultura más que hacia la estruc­
menospreciar y formuló una visión de la tura social (Kroeber y Parsons, 1958). Mu­
cultura paralela a los reduccionisnos (es­ rió cuando estaba de vacaciones en París
tructural, funcional, etc.) a los que se el 5 de octubre de 1960. TG
oponía. Definió lo superorgánico como Otras lecturas Steward, 1975.
ítula, circuito Es un sistema de in­ minada y los brazaletes en la opuesta. El
tercambio ultramarino ritualizado prac­ circuito huía está estrechamente asocia­
ticado en la región de las islas Trobriand, do al sistema de prestigio local y se
al este de Nueva Guinea (Malinowski, acompaña de un amplio universo de ma­
1922). Se intercambian collares de nácar gia y mitología, al tiempo que da lugar a
(soulava) por brazaletes {mwalz) en una un fructífero comercio de intercambio
serie de transacciones entre islas y pue­ (gimioaíi) de bienes de carácter práctico.
blos diversos. Estos objetos se conservan MR
un tiempo y luego se intercambian por Otras lecturas J. Leach y Leach, 1983;
otros, los collares en una dirección deter­ Macintyre, 1985.
langue y parole Véase l e n g u a y
HABLA.

Leach, Edmund R. (1910-1988)


Sir Edmund Leach estudió en principio
matemáticas e ingeniería mecánica en
Cambridge. Empezó a interesarse por la
antropología a raíz de sus trabajos como
ingeniero en China y las Filipinas a
principios de la década de 1930. A Fina­
les de la década se matriculó en la Es­
cuela de Antropología Social de la Lon-
don School of Economics. Aunque muy
influido por la obra de M a LINOWSEI, sus
opiniones se moldearon más bien gracias
a la influencia de Raymond F lR T H , su
mentor académico.
La primera experiencia de campo de
Leach tuvo lugar entre los kurdos de lo
que hoy es Irak. Justo antes del estallido
de la segunda guerra mundial emprendió
un viaje al norte de Birmania. En 1939-
1940 pasó nueve meses en el pueblo ka-
chin de Hpalang, al este de Bhamo, en la
Birmania nororiental. En octubre de 1940
se incorporó al servicio activo como ofi­
cial del ejército birmano británico y fue
destacado a Maymyo, al norte de Manda-
lay. En Maymyo completó el borrador de
una monografía sobre los kachin, pero
perdió el manuscrito, las notas, las foto­
grafías y otros documentos cuando los ja­
poneses ocuparon Birmania en 1942.
Durante el resto de la guerra, Leach tra­
bajó en la organización de la resistencia
contra los japoneses entre los pueblos
montañeses del norte de Birmania. Más
tarde observaría que su experiencia con
los pueblos de los Altos de Kachin le ha­
bía aportado un profundo conocimiento
de la variación cultural y lingüística de
la región, conocimiento que no podría
haber obtenido de haber restringido el
estudio a un solo asentamiento.
Leach volvió después de la guerra a la estable y coherente» (p. 65)- Así, al tiem­
London School of Economics (LSE), po que enfatiza la importancia de adop­
donde escribió una disertación basada en tar una completa visión histórica, sigue
el análisis de los documentos y archivos alinéandose con el funcionalismo estruc­
disponibles, pero tamizados a través de su tural en la búsqueda de continuidades
experiencia de la realidad. Obtenido el subyacentes más que en las contradiccio­
doctorado fue introducido al ESTRUCTU- nes culturales y tensiones sociales que
RALISMO francés gracias la obra de Lévi- llevan a cambios fundamentales en la
Strauss publicada en 1949 Les structures opinión de las gentes acerca del orden
élémentaires de la parenté (Lévi-Strauss, social.
1969a). La orientación teórica de Leach El permanente legado de Poliúcal sys­
se había configurado hasta entonces por tems in highland Burma reside menos en
un materialismo derivado de su prepara­ la versión de Leach del funcionalismo
ción anterior como ingeniero y de sus estructural que en el éxito de su desafío
posteriores estudios de antropología eco­ a lo que denominó «convencionalismos
nómica con Firth, así como por el FUN­ etnográficos comunes acerca de qué
CIONALISMO estructural de Malinowski. constituye una. cultura o una tribu» (p.
La adición del estructuralismo de LÉVI- 281). Leach demostró que el etónimo
STRAUSS iba a imponer al pensamiento «Kachin» indica no un fenómeno cultu­
de Leach su marchamo definitivo. ral aislado y homogéneo, sino gentes que
A la luz del nuevo enfoque que hahía de­ hablan lenguas diversas y observan cos­
sarrollado, Leach reconsideró su proyec­ tumbres diferentes. Estas gentes poseen
to de disertación. El resultado fue Politi- una estructura política común porque se
cal systems o f highland Burma (1954). han adaptado al mismo entorno en las
Central en la argumentación que pre­ tierras altas y especialmente al mismo
senta en este libro es el supuesto de que poder político en las tierras bajas. En su
el lenguaje del mito y el ritual entraña atención a cómo deben entenderse los
«declaraciones acerca del orden social» Kachin, no como sociedad distinta con
(p, 14). El antropólogo trata entonces de cultura propia, sino como producto de
interpretar estas declaraciones implíci­ las relaciones políticas con otros pueblos,
tas con miras a analizar las estructuras Leach fue precursor del posterior interés
subyacentes a la acción social observada antropológico por lo que se llamaría «E T -
o conocida a partir de fuentes históricas. NICIDAD».
Alejándose del predominante funciona­ La situación política de la Birmania pos-
lismo estructural de su época, Leach ad­ colonial impidió a Leach proseguir sus
virtió de que al efectuar la traslación en­ trabajos de campo en este país. En la dé­
tre el lenguaje «poético y ambiguo» del cada de 1950 emprendió un nuevo pro­
MITO y del RITUAL al lenguaje «preciso» yecto en Sri Lanka (a la sazón Ceilán)
y «técnico» del antropólogo procede evi­ que se convertiría en un estudio de enfo­
tar el imponer «una rigidez y simetría que más bien económico que político.
engañosas (p. 106). Pese a esta adverten­ Aunque P u l Eliya; a village in Ceylon
cia, Leach adoptó la visión de Marcel (1961a) es una obra importante para
M a u s s en el sentido de que por debajo quienes se especialicen en Sri Lanka, no
del «estado de cambio» presente en la tuvo el mismo impacto teórico que P o li­
vida real existe una «totalidad» y que tical systems o f highland Burma.
«para describir esta totalidad es necesa­ Los años siguientes vieron a un Leach
rio representar el sistema como si fuera convertido en antropólogo de sillón de­
dicado al estudio del mito, en especial de hablados (Klima y Bellugi, 1979). El tér­
los presentes en la tradición cristiana. mino «lenguaje» se aplica asimismo fi­
Aunque Leach se propuso con ello desa­ gurativamente en otros sistemas de CO­
rrollar una forma específica de estructu- MUNICACIÓN como el «lenguaje de la mú­
ralismo (véase Leach, 1976, para cono­ sica» o el «lenguaje gestual».
cer sus tesis al respecto), el propio Leach Aunque han sido varios los intentos por
se mostró cada vez más escéptico ante los proporcionar una lista de las característi­
estudios antropológicos que no se basa­ cas del lenguaje, el citado con más fre­
ban en el TRABAJO DE CAMPO, que en cuencia el de Hockett (1966). A pesar de
otros momentos había calificado como que la mayoría de los criterios individua­
«núcleo esencial de la antropología so­ les pueden encontrarse igualmente en
cial» (Leach, 1961b, p. 1). El modelo de otros sistemas de comunicación, su com­
ETNOGRAFÍA basada en el trabajo de cam­ binación es única en el lenguaje huma­
po que legó a la antropología sigue sien­ no. Algunas de las características más
do su estudio de los «Kachin». CK importantes se citan a continuación, su-
plementadas con otras sugerencias de
lengua y habla Distinguen al len­ aparición reciente.
guaje como sistema estructurado e in­ El lenguaje humano se sirve primaria­
consciente, que existe independiente­ mente del canal vocal-auditivo (véase,
mente del hablante individual ( lengua) no obstante, lo dicho sobre el lenguaje
y del lenguaje observable vocal (habla). de signos). Cierto es que los cambios evo­
Esta distinción fue establecida por pri­ lutivos en el desarrollo del tracto vocal
mera vez por el lingüista francés Ferdi- de Homo sapiens sapiens parecen haber
nand de Saussure (1959) a principios del desempeñado un importante papel en la
siglo xx. MR capacidad de un sistema tan rico como el
del lenguaje humano. El tracto vocal hu­
lenguaje En sentido no figurativo, mano, en particular, a diferencia del que
«lenguaje.» se refiere a la forma de co­ presentan los primates no humanos (y
municación más frecuente entre los hu­ aun el hombre de neandertal) permite
manos y propia exclusivamente de la es­ un control afinado y rápido de una am­
pecie, aunque otras, en especial los plia gama de articulaciones orales (R
chimpancés, han progresado en la ad­ Lieberman, 1984, 1991; Hawldns y Gell-
quisición de lenguaje en medida mayor Mann, 1992) dando así lugar a un rico
de lo predicho por muchos lingüistas. inventario de fonemas que sirven para
Aunque el lenguaje usa primariamente distinguir entre sí un gran número de
el medio oral, también puede reducirse a signos lingüísticos.
SISTEMAS DE ESCRITURA., y son posibles El lenguaje humano ha de ser adquirido
igualmente otras aplicaciones del medio sobre la base de estímulos externos, a di­
visual: los ejemplos más notables los ferencia de los sistemas de comunicación
aporta el lenguaje de signos de los sordos genéticamente transmitidos en otras es­
(signos que se usan como medio prima­ pecies, como la danza de las abejas. En
rio de comunicación y que satisfacen to­ ausencia de estímulos externos, como en
das las funciones del lenguaje hablado). el caso de los niños salvajes, los NIÑOS hu­
Trabajos recientes sobre estos lenguajes manos no adquieren un lenguaje. Más es­
d.e signos han demostrado que compar­ pecíficamente, la adquisición de un len­
ten los mismos niveles de complejidad guaje humano implica la interacción de
cognitiva y estructural de los lenguajes una predisposición innata y los estímulos
del lenguaje hablado en el entorno inme­ ante el estímulo apropiado de haber des­
diato del niño, independientemente de si cubierto una fuente de alimento y la
se trata del lenguaje de sus padres bioló­ consiguiente necesidad de transmitir es­
gicos; así, no hay ninguna predisposición ta información al resto del enjambre, y
particular para adquirir un lenguaje de­ las aves emiten sonidos de alarma sólo
terminado. Aunque algunas característi­ en presencia del percibido en sus inme­
cas de determinados lenguajes son más diaciones. El lenguaje humano puede
difíciles de adquirir que otras —por ejem­ usarse para discutir temas ausentes del
plo, los niños adquieren la morfología entorno inmediato, y aun para tratar
relativamente transparente del turco cuestiones hipotéticas, es decir, qué po­
mucho antes que la más opaca del serbo- dría ocurrir si se produjera determinada
croata (Slobin, 1979)—?en ausencia de pa­ situación: ésta es una de las bases princi­
tologías todos los niños son capaces de ad­ pales del discurso científico.
quirir cualquier lenguaje. Sin embargo, Otra característica importante del len­
los niños lo adquieren con más rapidez de guaje humano es la llamada doble arti­
lo plausible suponiendo que sólo se dispo­ culación (Martinet, 1965). En el lengua­
ne de estrategias generales de proceso de je hablado hace referencia al hecho de
datos, lo cual sugiere que poseen una pre­ que los elementos significativos del len­
disposición innata particular hacia la ad- guaje (morfemas) se componen de otros
quisición del miaño. sin sentido propio ( f o n e m a s ) . A s í , como
La relación entre forma y significado en ejemplo válido para equivalentes en
el lenguaje humano es convencional (los otras lenguas, la voz inglesa pig se dis­
lingüistas suelen usar, quizás desafortun- tingue de dig por el fonema inicial (/p/
damante, la expresión «arbitario» de frente a /d/); /p/ y /d/ carecen de sen­
Ferdinand de Saussure). Ello signiñca tido por sí mismos —la distinción semán­
que no media una relación necesaria en­ tica entre pig y dig no es la misma que
tre la forma de un SIGNO o MORFEMA lin­ entre pen y den—, pero sirve para distin­
güístico y su significado. Así, el mismo guir entre sí dos elementos significati­
concepto se dice bird en inglés, oiseau en vos. De esta forma, un número relativa­
francés, pájaro en español, ptica en ruso, mente limitado de fonemas (unos cua­
tori en japonés, etc. Las excepciones o las renta en inglés) sirve para distinguir un
onomatopeyas son raras, y aun aquí se da gran número de morfemas. Lo dicho va­
cierto grado de convencionalizaciónj. así, le también para el lenguaje de signos de
hallamos variación en el nombre fono- los sordos, con un número restringido de
mimético del ave llamada cuckoo en in­ gestos manuales, orientaciones y movi­
glés, cucú en español, Kuckuck en ale­ mientos que sirven para diferenciar un
mán y kukushka en ruso. También en los gran número de morfemas.
lenguajes de signos de los sordos la rela­ Aunque no incluida en las primeras lis­
ción entre un signo visual particular y su tas clasificatorias de rasgos del lenguaje
significado está muy convencionalizada- humano, como la de Hockett, la sintaxis
Una característica crucial del lenguaje o, mejor, las propiedades sintácticas de
humano es que las expresiones lingüísti­ las partículas del lenguaje humano cons­
cas no están directamente vinculadas a tituyen otra característica principal.
un estimulo en particular, lo cual distin­ Aunque los lenguajes difieren considera­
gue al lenguaje humano de la mayoría blemente en su estructura sintáctica, al­
de los sistemas animales de comunica­ gunos rasgos permanecen constantes, so­
ción, Por ejemplo, las abejas danzan sólo bre todo en lo que se refiere a su rele­
vancia en la estructura jerárquica. Una. les de combinación de u.n adjetivo y un
oración inglesa como The gcod man saw nombre para construir una frase nomi­
the bad dog no es sólo una secuencia de nal.
siete palabras, sino la agrupación de es­ Aunque en lo precedente se ha subraya­
tas palabras en frases: The good man} do la estructura formal del lenguaje hu­
saw, y the bad dog; más aún, saw y the mano, no debe pasarse por alto que algu­
bad dog- puede juntarse en una sola frase nos de sus aspectos están más directa­
(predicado) consistente en ambas, para mente relacionados con su función. Por
proporcionar la estructura global (sim­ ejemplo, algunos lenguajes tienen pro­
plificada) [{the good man) (saw the bad nombres reflexivos claros sólo en tercera
dog)}. La estructura fraseológica de la persona (por ejemplo, en francés Use dé-
oración es importante no sólo para la se­ teste, «él se detesta», frente a il le deteste,
mántica (así, good debe relacionarse se­ «él le detesta», con la distinción entre el
mánticamente con man, otro constitu­ reflexivo se y el no reflexivo le, pero en
yente de la misma frase, antes que, por la primera persona je me déteste, «me de­
ejemplo, con dog) sino también para sus testo», e il me déteste, «m e detesta», se
relaciones con tipos de frase estrecha­ encuentra la misma forma reflexiva me
mente próximas. Por ejemplo, en la en las interpretaciones reflexiva y no re­
equivalente pasiva de la frase recién flexiva). No se conoce ningún lenguaje
considerada, The bad dog utas seen by the con el sistema inverso, es decir, reflexivo
good man, las expresiones the good man claro en primera persona, pero no en la
y the bad dog quedan intactas pese a apa­ tercera, aunque ambos sistemas presen­
recer en posiciones diferentes en la ora­ tan la misma complejidad formal. Fun­
ción, La importancia de la estructura cionalmente, no obstante, la necesidad
sintáctica jerárquica en la gramática del de diferenciar entre referentes potencia­
lenguaje humano se denomina «depen­ les es más aguda en la tercera persona
dencia estructural». La aparición de la que en la primera (normalmente sólo
sintaxis en el lenguaje infantil hacia los hay un hablante por referencia), lo cual
dos años de vida señala un importante explica la mayor riqueza de recursos pro­
paso en la adquisición de aquél y que no nominales y de referencia en la tercera
tiene parangón en el proceso de adquisi­ persona que en las otras dos. Ello sugiere
ción de lenguaje en los primates no hu­ la posibilidad de una estrecha interac­
manos (R Lieberman, 1984, 1991). ción entre la estructura del lenguaje (o
Por lo general se observa una importan­ componentes lingüísticos) y el uso de és­
te división dentro de la estructura del te (o actividad lingüística).
lenguaje entre GRAMÁTICA, conjunto de El estudio científico del lenguaje consti­
regularidades que rigen la estructura de tuye la lingüística, que comprende nu­
las frases, y léxico, reserva del empare­ merosas subdisciplinas que tratan aspec­
jamiento convencional entre significa­ tos diferentes, como la FONOLOGÍA, la
do y sonido como signos lingüísticos. morfología, la sintaxis, la SEMÁNTICA y la
Por ejemplo, en la expresión bad dog, el PRAGMÁTICA. Las relaciones entre el len­
léxico especificará los significados de guaje y la sociedad se estudian en la SO-
bad y dog, ofreciendo al tiempo una lis­ CIQLINGÜÍSTTCA, y entre aquél y la cogni­
ta de propiedades idiosincrásicas (por ción en la PSICOL1NGÜÍSTICA. Los estudios
ejemplo, que bad tiene como compara­ lingüísticos relativos a cómo cambian las
tivo worse, no badder), mientras que la lenguas con el tiempo son contemplados
gramática suministrará reglas genera­ en la LINGÜÍSTICA HISTÓRICA. BC
Otras lecturas Bloomfield, 1953; ñanas a la lectura de toda clase de etno­
Chomsky, 1986; Fromkin y Rodman, grafías en la New York Public Library,
1993; Jackendoff, 1995; O’Grady y Dov- reservando el anochecer para frecuentar
robolsky, 1995; Pinker, 1994; E. Sapir, un notable círculo de emigrados france­
1921; Saussure, 1959, ses y académicos norteamericanos. Espe ■
cial influencia sobre él ejerció Román Ja­
lenguaje corporal Véase gesto,
kobson, quien le introdujo en la obra de
COMUNICACIÓN NO VERBAL. la escuela de LINGÜÍSTICA de Praga. Esti­
mulado por Jakobso, comenzó a trabajar
lenguas, clasificación de las en el libro que le daría fama internacio­
Véase CLASIFICACIÓN DE LA LENGUA.
nal, The el.eme7ita.ry structures qfkinship
(1969a), que completó en 1949 y presen­
tó en la Sorbona como tesis doctoral.
Lévi-Strauss, Claude (1908-)
En esta pieza seminal del ESTRUCTURA-
Quizás el antropólogo de la era moderna
LISMO, Lévi-Strauss declaraba que las
más osado en sus teorías y de alcance in­
implicaciones lógicas del intercambio de
telectual más amplio, y el que ha ejerci­
«mujeres, bienes y palabras» podía reve­
do mayor influencia en los círculos filo­
lar «un fundamento de inteligibilidad
sóficos y literarios, Lévi-Strauss nació en
debajo de una muestra aparentemente
Bruselas en 1908, pero creció en París.
caótica de prácticas arbitrarias y creen­
Estudiante destacado con fuertes convic­
cias irracionales» (Augé, 1990, p. 86). En
ciones políticas, redactó su tesis de licen­
razón de este principio podían predecir­
ciatura sobre las implicaciones filosófi­
se las transformaciones que se producen
cas de Marx, antes de ej ercer la docencia
cuando cambia un elemento, y ubicar
en provincias.
coherentemente todos los hechos socia­
Hastiado de su trabajo, Lévi-Strauss re­
les observables en el modelo sistémico
solvió reconciliar sus intereses intelec­
deducido. Lévi-Strauss (1963a) continuó
tuales con sus deseos de aventura, y en
Elementary structures con demostracio­
1955 se trasladó a Sao Paulo, Brasil, para
nes de que a campos culturales tan dis­
impartir clases de sociología en la recién tintos como la ordenación espacial, la
fundada universidad. Sin formación aca­ economía, la jerarquía política, el tote­
démica en antropología, pero inspirado mismo, el arte y el ritual subyacían mo­
por sus lecturas de etnógrafos norteame­ delos de intercambio. A continuación
ricanos, y especialmente por Prim itive procedía a comparar las diferencias en­
society de Robert L o w ie , dedicó sus va­ tre culturas en lo tocante a los modelos
caciones a trabajos de campo con las tri- de intercambio y contrastes en la organi­
bus bororo y caduveo, y más tarde con zación social, modelo de producción y
los nambikwara, experiencia maravillo­ ecología.
samente evocada en sus memorias Tris­ Sus publicaciones obtuvieron amplia re­
tes trapiques (1965c), que sigue siendo la sonancia, y en 1959, a instancias de Mer-
mejor introducción a su esquivo estilo li­ leau-Ponty, fue elegido miembro del
terario: una seductora mezcla de erudi­ College de France para la primera, cáte­
ción e intuición, dra de antropología, pasando a formar
Lévi-Strauss volvió a París en 1939, pero parte de la Académie Frangaise en 1975.
pronto se vio obligado a emigrar a Nueva Continuó vinculado al College durante
York, donde impartiría clases por las tar­ toda su carrera y dirigió un equipo muy
des en la New School y dedicaría las ma­ productivo de licenciados al tiempo que
fundaba la publicación LH om m e y con­ mostrado indefectiblemente un poderoso
tinuaba publicando obras propias. componente estético. Después de todo,
La aparición en Francia de Totemism muchos de sus amigos íntimos eran artis­
(1963b) y de The savage mind (1966) en tas, y él mismo era hijo de un pintor, lo
1962 señaló un cambio en su trabajo, pa­ cual le dotó quizás de una especial capaci­
sando del análisis del parentesco al estu­ dad no sólo para explicar la forma artísti­
dio de las representaciones religiosas y ca ( The way o f tke masks, 1982), sino
del mito, esfuerzo que culminaría en la también para incorporar en sus escritos
imponente obra en cuatro volúmenes técnicas de collage¡ abruptas yuxtaposi­
Mythologiques: introduction to a science ciones ( The savage mind, 1966) y un esti­
ofmythology (1969-1981). Su trabajo en lo de composición musical ( The raw and
torno al MITO alcanzó enorme impacto the cooked, 1969b).
fuera del ámbito de la antropología, en Sin embargo, al margen del impacto esté­
especial en el mundo literario, donde fue tico de su obra, Lévi-Strauss se consideró
aclamado como un nuevo modo de análi­ siempre en busca de una ciencia que pu­
sis textual, pese a que Lévi-Strauss no diera unir mente y naturaleza, sirviéndo­
aprobó necesariamente la labor de sus se al efecto de su formidable capacidad de
discípulos literarios ,como tampoco a sus generalización para reducir las diferen­
seguidores antropológicos potenciales, a cias empíricas y revelar los elementos co­
quienes acusó a menudo de interpretar munes que, a su entender, debían subya-
equivocadamente sus teorías. cer a! cajón de sastre que le presentaba la
Los que rechazaban el estructuralismo no realidad. Es irónico que Lévi-Strauss, que
tardaron en reconocer que un gran pro~ hablaba sarcásticamente sobre su «falta
blema de la aplicación de Lévi-Strauss de de imaginación» (Lévi-Strauss y Eribon^
esta clase de análisis al estudio del mito 1991, p. 22) y que deseaba descubrir una
residía en que los elementos que compo­ teoría universal de la mente, haya de he­
nen una unidad de significado carecen cho inspirado, al menos en parte, el giro
del carácter natural de FONEMA y provie­ moderno hacia la subjetividad* movi­
nen en cambio de la mente del analista, miento que deploró profundamente.
Lévi-Strauss trató de esquivar las acusa­ En respuesta a la nueva ola de antropo­
ciones de solipsismo argumentando que logía interpretativa, Lévi-Strauss se abs­
todo mito se enfrenta necesariamente con tuvo de hacer pronunciamientos globa­
una incertidumbre fundamental en toda les y se distanció del debate. Sereno en
formación social particular. Sus adversa­ su fe en el progreso y en los límites del
rios no quedaron convencidos y deplora­ conocimiento humano, fue definiéndose
ron la manifiesta indiferencia del estruc­ de manera creciente como artesano del
turalismo para con la historia y su mode­ intelecto en pugna por descubrir mode­
lo de consciencia restrictivo. La validez los y pautas en un recalcitrante mundo
que Lévi-Strauss reclamaba para su aná­ de desconcertante incertidumbre. CL
lisis del mito se vio nuevamente socavada Otras lecturas Barbossa de Almeida,
por lecturas alternativas igualmente con­ 1990; Charbonmer, 1969; Hayes y Hayes,
vincentes, al menos para los numerosos 1970; Kurzweil, 1980; LaPointe y La-
enemigos del estructuralismo, quienes ar­ Pointe, 1977; E- Leach, 1970; Mehlman,
güyeron que la «ciencia del mito» era en 1974; Pace, 1985; Rosman y Rubel, 1971.
realidad un artefacto de la fantasía creati­
va del propio Lévi-Strauss. Y ciertamente le v iT a t O Regla que requiere o permi­
es verdad que la obra de Lévy-Strauss ha te que un hombre despose a la mujer o
mujeres de su hermano muerto. A veces imposición de SANCIONES. Paladín de es­
se considera en los sistemas patrilineales ta perspectiva fue R adcliffe-B row n,
como medio de perpetuar la línea de quien definió «le y » como «control social
descendencia del fallecido en caso de mediante la aplicación sistemática de la
que haya muerto sin hijos. La descen­ fuerza de la sociedad políticamente or­
dencia de una unión de levirato se defi- ganizada» (1933, p. 202). Según esta de­
ne entonces socialmente como propia del finición, todas las sociedades presentan
hermano muerto, no de su genitor. M R costumbres y sanciones, pero no todas
tienen ley, Hoebel definió «le y » de ma­
l e y Es el conjunto de reglas de conduc­ nera más amplia, pero también dentro
ta que un estado o comunidad particula­ de un contexto institucional, como «uso
res reconocen vinculantes para con sus legítimo de la coerción física por un
miembros o súbditos. Los grandes teóri­ agente socialmente autorizado» (1954, p.
cos decimonónicos de la EVOLUCIÓN so­ 26). Los críticos de esta visión de la ley
cial destacaron la naturaleza de la ley co­ han argumentado que se basa en concep­
mo medida de civilización (Rouland, ciones occidentales (John Comaroff y
1 9 9 4 ) . Sir Henry M a i n e ( 1 8 6 1 ) , por Roberts, 1981, pp. 6-7),
ejemplo, teorizó que con el cambio de so­ Una segunda escuela de pensamiento, se^
ciedades basadas en el parentesco a las guidora de M a LINOWSKI (1926), definió la
de base territorial se produjo un cambio ley en términos funcionales, identificán­
paralelo de posición a contrato en las le­ dola con una amplia gama de procesos so­
yes que afectaban a las personas. De ma­ ciales determinantes de conformidad so­
nera similar, en el esquema evolutivo de cial y orden mediante presión e induc­
D u r k h e i m ( 1 9 5 3 ) , las sociedades «pri­ ción. La reciprocidad era un importante
mitivas» unidas por SOLIDARIDAD MECÁ­ mecanismo de mantenimiento del control
NICA (la igualdad de todos los miembros social. Según esta definición, toda socie­
constituyentes) se caracterizaban por dad posee ley. Los críticos de esta opinión
una ley represiva y punitiva que mante­ ban argüido que definir la ley meramente
nía la cohesión, mientras que las socie­ como control social es demasiado vago e
dades complejas organizadas por SOLIDA­ incluye prácticas tales como el chismo­
RIDAD ORGÁNICA (miembros diferentes y rreo, el OSTRACISMO y la impartición de so­
especializados, pero todos ínter depen­ brenombres, que poco tienen que ver con
dientes) poseían una ley restitutiva ad­ ley (Redfield, 1964; S. Moore, 1970). Sin
ministrada por tribunales y funcionarios embargo, este debate se reveló pronto tan
especializados. Aunque estas teorías se estéril que más que resolverse fue simple­
revelaron empíricamante erróneas, su mente abandonado (Nader, 1969).
tendencia a vincular la civilización con A partir de la década de 1970, los antro­
la forma de la ley ha afectado a los deba­ pólogos trasladaron su atención desde la
tes ulteriores en el seno de la antropolo­ definición de la ley y la catalogación de
gía con miras a definir la ley y si todas sus reglas al estudio de los procesos con
las sociedades la poseen. que se tratan los conflictos y se logra su
A principios del siglo xix surgieron dos resolución- Este enfoque surgió a raíz de
escuelas de pensamiento principales con los trabajos de Llewelyn y Hoebel (1941)
sendas definiciones de ley. Una la defi­ acerca de los tres significados de «nor­
nía en términos de instituciones qüe re­ ma»: como principio abstracto, como
querían mecanismos socialmente autori­ comportamiento real y como principio
zados que aplicaran las leyes mediante la extraído de las decisiones legales en casos
de litigio. G ía n parte de la ANTROPOLOGÍA su orden normativo. La ley define iden­
LEGAL ha,adoptado la tercera definición y tidades como ciudadano y criminal y es­
centrado su estudio en los procesos más tablece las reglas del ordenamiento so­
que en las normas o reglas (Nader y Todd cial. La ley proporciona, asimismo, un
1976; véase también RESOLUCIÓN DE CON­ rico vocabulario para describir y legiti­
FLICTOS). Así se aprecia sobre todo entre mar relaciones de poder desigual. Al
aquellos investigadores que han abogado propio tiempo, el lenguaje de la ley
por un paradigma procesal, enfoque basa­ aporta un fértil conjunto de categorías y
do en el estudio casuístico que atiende a vías para diversas formas de resistencia.
las perspectivas de los litigantes más que La ley se considera hoy fundamental pa­
a las de los jueces. Aquí el significado y la ra la vida social. Al mismo tiempo, lo
relevancia de las normas se negocian en que la ley es y hace es resultado de com­
debates y disputas, pero aunque las nor­ plejos procesos sociales que definen, po­
mas o reglas son negociables, el compor­ nen en práctica, circunscriben y trans­
tamiento es en todo caso gobernado por la forman los textos de la ley en una miría­
norma; las reglas crean un repertorio nor­ da de prácticas cotidianas. SEM
mativo crucial en la argumentación y de­ Vtase también GOBIERNO, ANTROPOLOGÍA
cisiones de todo proceso controvertido POLÍTICA.
(John Comaroff y Roberts, 1981). Otras lecturas Jane Collier, 1973;
Una tendencia más reciente en el estu­ Gluckman, 1955a; S. Moore, 1986b; Pos-
dio de la ley ha sido el análisis de las pisil, 1971; Starr y Collier, 1989.
condiciones del pluralismo legal donde
dos o más sistemas legales coexisten en liminalldad Humorística pero exac­
la misma esfera social (S. Moore, 1975; tamente deñnida como el estado ambiguo
Merry, 1988). Incicialmente descrito en intermedio entre otros, el concepto de li-
casos en que un poder colonial superpo­ mítlalidad suscitó por primera vez la aten­
nía un sistema legal europeo al indígena ción de los antropólogos en la obra del et­
existente, hoy el pluralismo legal se en­ nógrafo y folclorista holandés Axnold van
tiende como una característica funda­ GENNEP, contemporáneo de DüRKHEIM.
mental de todos los sistemas legales. En Las investigaciones de Van Gennep le lle­
los estados capitalistas avanzados, así co­ varon a postular un modelo universal en
mo en los coloniales y poscoloniales, co­ los RITOS DE PASO rituales que señalan la
existen numerosos sistemas legales que progresión del iniciado de un estado social
se redefinen en virtud de su interopera- a otro. El movimiento, indicó Van Gennep
tividad al tiempo que conservan unos có­ (1960), no es abrupto, sino que requiere de
digos normativos y unas prácticas proce­ un período intermedio de «liminalidad».
sales y punitivas establecidas (Macaulay, Víctor T u r n e r (1969, 1974) hizo un uso
1986; S. Moore, 1986a; Merry, 1992). extensivo de este concepto, afirmando
Los antropólogos han explorado tam­ que el estado líminal no era simplemen­
bién la relación existente entre ley y te un momento crepuscular en las trans­
CULTURA, considerando a la primera formaciones rituales, sino también un
constitutiva de prácticas culturales y de­ período de poder especial y peligroso
finida a su vez por la cultura (Rosen, que debía ser contenido y encauzado pa­
1989; C. Geertz, 1985). En consecuencia, ra proteger el orden social. Sin embargo,
el análisis del sistema legal de una socie­ tales momentos eran necesarios tanto
dad proporciona un medio de conocer para completar el proceso ritual como
sus sistemas de valores fundamentales y para vigorizar la propia cultura.
Otros antropólogos de orientación más construir el antepasado común. Aunque
estructuralista, como Mary DOUGLAS estas tareas presentan un orden lógico,
(1966) y Edmund L each (Í976), enten­ en la práctica el trabajo implícito opera
dieron la liminalidad como elemento de manera simultánea.
mediador entre posiciones estructurales El establecer que dos o más lenguas son
en contraste, asociado con lo que Dou­ genéticamente próximas significa dar
glas llamó «materia fuera de lugar». A l con propiedades comunes a todas ellas y
igual que Turner, estos teóricos también que se explican plausiblemente en tér­
consideraron la liminalidad como fuente minos de herencia de un antecesor co­
de peligroso poder, y analizaron de qué mún. Otras posibles explicaciones de es­
modo las diferentres culturas conceptua- tas propiedades compartidas buscan ras­
lizaban, controlaban o toleraban las si­ gos o tendencias universales, y aun
tuaciones liminales. apropiaciones, cuando no efectos del
Un problema con la liminalidad residía azar. La opción entre las cuatro posibili­
en decidir cuándo era efectivamente li- dades es a menudo difícil, en especial
minal un estado: el término, como la si­ cuando se trata de decidir entre un ori­
tuación que describe, tendía a sobrepasar gen genético común y la apropiación o
los límites de definición. Pero la ambi­ copia. Trabajos recientes sugieren que,
güedad de la ambigüedad posee sus pro­ dadas unas circunstancias propicias,
pias ventajas en la teoría social, y la li­ cualquier característica puede ser copia
minalidad sigue siendo un concepto pro­ de otra (Thomson y Kaufman, 1988).
ductivo en antropología. CL Con todo, las probabilidades de apropia­
Féase también PUÍLE2A/POLUCIÓN, RI­ ción o copia de diferentes rasgos son asi­
TUAL, ANTROPOLOGÍA. SIMBÓLICA. mismo diferentes. Así, dado que los
nombres se toman más fácilmente que
linaj es Grupos de descendencia uníli- los verbos, sí dos lenguas comparten un
neal basados en su procedencia de un an­ gran número de verbos pero pocos nom­
tepasado común. Si la descendencia se bres, el origen genético común es más
sigue por vía masculina recibe el nom­ plausible que la copia. Una condición
bre de «patrilinaje»; si lo hace por vía fe­ muy estricta para establecer el origen
menina, se denomina «matrilinaje».MR genético común, surgida de la hipótesis
neogramatical de la regularidad del
lingüística comparativa es el es­ cambio de sonidos (véase l i n g ü í s t i c a
tudio de las relaciones entre lenguas ge­ HISTÓRICA), es que ha de haber corres­
néticamente emparentadas. Estas, es de­ pondencias sistemáticas entre los soni­
cir, las que pertenecen a la misma fami­ dos de una lengua en los elementos que
lia lingüística, descienden de un descienden de un antecesor común; así,
antecesor común (o protolenguaje); la la f germánica (incluido el inglés) co­
lingüística comparativa está estrecha­ rresponde regularmente a la p latina en
mente relacionada con la LINGÜÍSTICA posición inicial de la palabra (véase el
HISTÓRICA. alemán Fisch. el inglés_/ííA y el latín pis­
La lingüística comparativa contempla éis). Sin embargo, las correspondencias
tres objetivos principales: (1) establecer regulares pueden indicar igualmente pa­
que dos o más lenguas están genética­ ralelismos de voces prestadas; así la in ­
mente emparentadas; (2) en el caso de glesa /v/ se corresponde regularmente a
tres o más lenguas relacionadas, estable­ la /b/ incorporada al japonés. De donde
cer los subgrupos pertinentes; y (3) re­ se deduce que dichas regularidades no
constituyen un criterio suficiente para La reconstrucción del antecesor común
establece! un origen genético común o de dos o más lenguas implica los proce­
una apropiación; aunque la mayoría de dimientos siguientes, que conjuntamen­
los lingüistas la consideran una condi­ te constituyen el método comparativo en
ción necesaria, los hay que la discuten. lingüística: (1) identificar aquellos ras­
Para establecer el parentesco genético es gos que son comunes a todas la.s lenguas,
necesario demostrar que todos los com­ y reconstruirlos en su presunto origen
ponentes principales —fonología, gramá­ común; (2) por lo que hace a los rasgos
tica y vocabulario básico- de las lenguas respecto de los cuales difieren las leu*
llevan a un antecesor común. Hay len­ guas consideradas, establecer el valor ca­
guas que no pertenecen a ninguna fami­ racterístico más probable en el antecesor.
lia concreta, como el pidgin y el criollo, Como ilustración de este segundo punto
cuyo vocabulario básico procede en ge­ atendamos a que el griego arcaico distin­
neral de una fuente pero carecen de una gue cinco vocales (a, e, o, i, u), mientras
gramática que derive de ésta (Thomason que el sánscrito sólo considera tres (a, i,
y Kaufman, 1988). u) y la a de éste corresponde a las a, e y o
El ordenamiento en subgrupos se realiza griegas. Dada la ausencia de un ámbito
determinando qué miembros de la fami­ fonético plausible que pudiera haber
lia lingüística comparten innovaciones, condicionado la división de la a sánscrita
excluyendo de nuevo aquellas que pue­ en tres vocales, resulta más aceptable su­
den ser plausiblemente atribuibles al poner que el antecesor común poseyera
azar o a las tendencias universales del (al menos) cinco vocales, como en el
cambio histórico. De modo que si consi­ griego y que el sánscrito fundió la a, e y o
deramos tres lenguas A , B y C , y las dos en <3. La reconstrucción sólo puede ser
primeras han experimentado un cambio parcial, ya que cualquier cambio intervi-
que no se da en la tercera, podemos for­ niente puede significar que las lenguas
mular la hipótesis de que A y B forman descendientes no presenten evidencias
un subgTUpo frente a C. Para, represen­ suficientes para reconstruir del todo al­
tar esta subagrupación se han propuesto gunas características principales.
dos modelos. El más usado es el del árbol Los intentos de reconstruir la protocultu-
genealógico (Schelicher, 1967), que pre­ ra basándose en la reconstrucción de un
senta la subagrupación de forma estric­ vocabulario reconstruido (paleontología
tamente jerárquica: la lengua antecesora lingüística) son ciertamente fascinantes,
se divide en otras, cada una de las cuales pero están preñados de riesgos (Benvenis-
puede hacerlo a su vez en más; estas ra­ te, 1973). Aunque la presencia o ausencia
mas, no obstante, una vez creadas no de palabras reconstruidas referentes a
pueden fusionarse de nuevo. Este mode­ ciertas especies de flora y fauna pueden
lo es una hipersimplificación, dado que ser indicativas del solar originario de los
las lenguas no siempre, ni siquiera típi­ protoindoeuropeos, no sería posible argu­
camente, se dividen de forma tan precisa mentar desde la ausencia de una palabra
excluyendo ulteriores contactos. La al­ reconstruible para «mano» que los pro­
ternativa, el modelo en onda, representa toindoeuropeos fueran mancos. BC
el cambio como emanado de un centro y Otras lecturas Anttila, 1989; Bynon,
seguidamente propagado, con el resulta­ 1977; Hoct, 19'36; Jeffers y Lehiste,
do de que el habla de una área dada pue­ 1979; W. Lehmann, 1967; Mallory, 1989;
de compartir innovaciones con otras ad­ Meillet, 1967; J. Nichols, 1992; Pedersen,
yacentes (Schmidt, 1872). 1931.
lingüística histórica También lla­ cial (la voz ha sido tomada de dialectos
mada lingüística diacrónica, es el estudio del suroeste de Inglaterra que regular­
de los cambios que presentan las lenguas mente cambian la y inicial por v). Otra
con el paso del tiempo. El tema adquirió fuente de excepciones reconocida por los
relieve en el siglo XIX e inicialmente ga­ neogramáticos proviene de la analogía
nó notable popularidad en su aplicación a (Anttila, 1977), donde la formación de
la fonología. Un hito fue el reconoci­ una palabra se ve influida por la de otra,
miento por parte de Jacob Grimm (1967) como en el caso del plural etimológica­
de la correspondencia sistemática entre mente esperado de cois, a saber, hiñe, que
las consonantes germánicas y las de otras fue sustituido por cows por analogía con
lenguas indoeuropeas. Por ejemplo, la f el modelo de plural más común dog-
germánica (como en la voz inglesa fat- dogs. Aunque pocos aceptarían hoy las
ker) se corresponde habítualmente con la hipótesis neogramaticales sin reservas
p en otras lenguas indoeuropeas (por (Wang, 1977), la supuesta regularidad
ejemplo, latín pater), estableciendo la del cambio fonético sigue siendo piedra
operación de un cambio de sonido (o ley de toque importante en la LINGÜÍSTICA
fonética) p > y en la prehistoria de las COMPARATIVA e histórica.

lenguas germánicas. El descubrimiento a El desarrollo de la lingüística estructural


principios de la década de 1970 de apa­ en la primera mitad del siglo XX animó a
rentes excepciones a esta regla de corres­ los lingüistas históricos a estudiar no só­
pondencias podían explicarse —por ejem­ lo los cambios aislados apreciados, sino
plo, que p cambiaba a v, más que af , si no también el sistema global que los acoge.
era inicial ni seguía inmediatamente a la Por ejemplo, en los siglos XV y XVI todas
sílaba acentuada (compárese el inglés se- las vocales inglesas largas experimenta­
ven y el sánscrito sapt£y- dio origen a las ron un cambio fonético, como se muestra
llamadas hipótesis neogramaticales de en la tabla 1. Estos cambios definen un
que el cambio de sonido es siempre regu­ modelo general global: la altura lingual
lar y puede formularse en términos pu­ de todas las vocales aumentó, salvo en el
ramente fonológicos (Osthoff y Brug- caso de las ya originalmente altas, que
mann, 1967). Las excepciones restantes por no poderse elevar más generaron un
resultan a menudo de aferencias desde diptongo (el llamado gran cambio vo­
otros DIALECTOS o lenguas genéticamente cal). El desarrollo de la LINGÜÍSTICA ge­
afines (mezcla dialectal), como en el caso nerativa en la segunda mitad del siglo XX
de la voz inglesa paternal, préstamo del ha estimulado la búsqueda de modelos
latín, que no presenta el cambio p > f , o subyacentes al cambio aún más abstrac­
de vixen (en contraste confox) con v ini­ tos (R. King, 1969).

Tabla 1. El gran cambio vocálico: vocales inglesas largas antes y después del cambio

Antes Después Com o en

i: u: ay aw ride mouth
e. 0. u; meet soon
E: O: e: o: meat: boat
a: E: mate
Aunque la importancia de los factores so­ tado respectivo de estos procesos puede
ciales en el cambio lingüístico viene sien­ ser muy diferente: el préstamo estricto
do reconocida desde hace mucho tiempo, tenderá en primera instancia a injertos
facilitando por ejemplo las cesiones ter­ de vocabulario en la lengua X, mientras
minológicas, es especialmente en la se­ que el cambio de lengua puede injertar
gunda mitad del siglo XX cuando su im­ características fonológicas y sintácticas
portancia, aun en áreas tan tradicionales de X en Y, aun en ausencia de vocabula­
como la fonología histórica, ha pasado a rio tomado en préstamo.
primer plano. En particular, un lenguaje No parece haber una teoría general de los
se caracteriza en un momento dado por la cambios en la lengua; pueden proponerse
variación interna, y el juego intervarian­ motivaciones concretas para variaciones
tes puede ser un factor importante de individuales, pero raramente constituyen
cambio. Por ejemplo, en el período inme­ explicaciones predictivas. En cambio, ha
diatamente posterior al gran cambio vo­ sido notable el progreso efectuado en la
cal, las voces inglesas meet, meat y mate se identificación de vías de cambio plausi­
pronunciaron de forma diferente (sistema bles. En fonología, algunos cambios de
I). En lo sucesivo, el paso aparente fue que sonido son mucho más probables que
primero se fusionaron meat y mate, con otros, en parte basados en la proximidad
pronunciación muy similar a la actual de articulatoria y acústica de los sonidos. El
mate (sistema II) y que meat divergió lue­ fenómeno de la gramaticalixación de­
go de mate —en transgresión manifiesta de sempeña un papel crucial, en el sentido
las hipótesis neogramaticales— para pro- de que artículos de léxico son reducidos a
nuciarse como meet¡ como en el lenguaje afijos (como cuando el latín lenta mente,
normalizado actual (sistema III). De he­ textual, se convierte en lentamente) y és­
cho, en el estado intermedio ambos siste­ tos a alternancias morfofonémicas (como
mas (I y II, y quizás también el sistema en el alemán antiguo muis, plural muisi,
E l) coexistieron, pero el sistema I I era la da el inglés mouset plural mice) (Hopper
variedad de prestigio. Más adelante cam­ y Traugott, 1993). Otro importante prin­
biaron los valores de prestigio de los siste­ cipio gramatical es el de la transparencia
mas I I y III, lo cual no es estrictamente (Lightfoot, 1979), que en el caso de las
una prueba de cambio acertado, sino más lenguas anglosajonas, permite que la for­
bien una evaluación social de las variantes ma verbal got de I got rythm, original­
(Weínreich et 1968). mente elíptica por I have got rythm, se
En una importante y reciente aportación reanalice como verbo regular en el inglés
a la base social de los cambios que expe­ llano dando lugar a la proposición nega­
rimenta la lengua, Thomason y Kauf- tiva I don’t got (no) rythm. La semántica
man (1988) sostuvieron que lo que tradi­ histórica tiene una rica tradición descrip­
cionalmente se ha tenido por aferencias tiva, con clasificaciones de varias clases
de otras lenguas debiera dividirse en dos de cambios de significado; y el auge re­
subconjuntos: (1) préstamo en sentido ciente de la investigación sobre la metá­
estricto (cuando los hablantes de la len­ fora (Sweetser, 1990) es al respecto muy
gua X siguen usándola pero adoptando prometedor. BC
algunas características de la lengua Y ); y Otras lecturas Anttila, 1989; Byíion,
(2) variación de la lengua (cuando los Í977; Hock, 1986; Jeffers y Lehiste,
hablantes de la lengua X cambian a la 1979; Labov, 1972, 1994; Lehmann,
lengua Y, pero llevan consigo algunas 1967; H- Paul, 1888; Pedersen, 1951;
características de la lengua X). El resul­ Ullmann, Í951, 1962.
lingüística y antropología La Antropología lingüística
antropología y la lingüística comparten norteamericana: primeros
un origen intelectual común en la eru­ desarrollos
dición del siglo XIX. El impulso que mo­ El interés intelectual en las lenguas nor­
vió a los primeros arqueólogos a buscar teamericanas nativas data de los prime­
los orígenes de la civilización en Grecia, ros esfuerzos de colonización en América
a los folcloristas precursores a buscar los del Norte. Roger Williar&s, fundador de
de la cultura en las narraciones popula­ Rhode Islajad, compiló un pequeño dic­
res y la memoria colectiva, y al primer cionario de nagarransett. En el siglo XIX,
antropólogo cultural «de salón» a buscar la responsabilidad del gobierno de Esta­
los orígenes de las costumbres hum.ajo.as dos Unidos frente a los pueblos tribales
comparando grupos poblacionales, fue indujo a la producción de numerosos es­
el mismo que motivó las primeras inves­ tudios de la Oficina Americana de Etno­
tigaciones lingüísticas. logía acerca de los grupos tribales de las
Américas, incluyendo numerosas gra­
Estos procesos se solaparon en gran m e­
máticas, diccionarios y compilaciones de
dida. El descubrimiento del sánscrito
material folclórico en lengua original.
por el diplomático e intelectual britá­
La lingüística fue introducida en el estu­
nico sir W iiliam Jones a finales del si­
dio formal de la antropología por Franz
glo x viil preparó el escenario para un
BOAS, que estaba interesado en ella por
intensivo trabajo de LINGÜÍSTICA HISTÓ­
múltiples razones. En primer lugar, de
RICA comparada que prosigue hoy día,
resultas de su trabado previo en el Artico
Jacob Grimm no fue sólo un precursor
se propuso aprender inuit, que descubrió
en los estudios del floclore sino tam­
como lengua sumamente compleja y su­
bién la figura central en la lingüística
til. Más tarde incorporaría esta impre­
del siglo XIX por su descubrimiento de
sión en su perspectiva teórica antievolu­
las regularidades observables en los
tiva, el PARTICULARISMO HISTÓRICO. Sepa­
cambios de consonantes entre diferen-
ró los conceptos de RAZA, LENGUA y
tes ramas de las lenguas indoeuropeas a
CULTURA, afirmando su respectiva inde-
lo largo del tiempo. Su formulación,
pendencia. Sostuvo que cualquier huma­
llamada hoy «le y de Grimm», no sólo no es capaz de aprender cualquier len­
fue la base de la lingüística moderna, gua y de asimilar cualquier tradición
sino también uno de los conceptos que cultural. Más aún, puede que diferentes
llevaron al ESTRüCTURALISMO del siglo XX, sociedades presenten aspectos de su cul­
en particular en la ulterior elaboración tura muy evolucionados y otros simples
de que fue objeto en la obra de Ferdi- en relación con otras sociedades del
nand de Saussure (1959), quizás el lin­ mundo. Así, rechazó de plano la idea de
güista más influyente del siglo XX. La que una sociedad pudiera ser «primtiva»
tradición intelectual posterior a los de­ en todas sus facetas —lingüísticas, cultu­
sarrollos en lingüística histórica en el rales y biológicas—a causa de su retraso
Viejo Mundo y Europa llevó general­ evolutivo. Boas entendió que toda socie­
mente al desarrollo de la lingüistica dad se desarrollaba independientemente
formal, tal y como se enseña en la ac­ y de acuerdo con su propio modelo de
tualidad en la mayoría de las universi­ adaptación al medio físico y social. Tam­
dades. bién veía la lengua como reflejo de este
modelo general de adaptación. Las opi­
niones de Boas constituyeron la base de
la doctrina del relativismo lingüístico lity of the phoneme» (1955) constituye
más tarde pormenorizada y elaborada un estudio insuperado donde descubre
por sus discípulos en el sentido de que que el fonema no es sólo una ficción teó­
ninguna lengua humana puede conside­ rica creada por analistas, sino que repre­
rarse superior a otra en términos de ido­ senta un constructo cognitivo tan pode­
neidad para satisfacer las necesidades roso que lleva a los individuos a afirmar
humabas. la existencia de sonidos inexistentes y a
La segunda razón de Boas para, conside­ negar la de presentes. En otra comunica­
rar a la lingüística importante para el es­ ción, «A study in phonetic symbolism»
tudio de la antropología se refería a su (1929b), investigó la relación existente
impresión de que el estudio lingüístico entre sonidos puros y asociaciones se­
podía proporcionar un profundo conoci­ mánticas atribuidas. Sirviéndose de síla­
miento de los mecanismos de la mente bas sin sentido, Sapir pudo demostrar
humana sin tener que recurrir a las eva­ que las gentes asocian las vocales agudas
luaciones por parte de informadores. Ex­ y graves con fenómenos sensoriales pe­
trayendo datos de los hablantes nativos, queños y grandes, respectivamente. Sólo
el lingüista podía construir un modelo en tiempos recientes han vuelto los fone­
del funcionamiento de la lengua inad­ tistas sobre este problema al investigar
vertido incluso por el propio orador. Así las facultades psicoacústicas del indivi­
se evitaban las «racionalizaciones secun­ duo para adivinar la longitud del tracto
darias» con que habían de vérselas los vocal de otros hablantes basándose sola­
antropólogos culturales al extraer infor­ mente en el sonido de la voz.
mación de terceros acerca de la política, A Sapir debemos también el trabajo
la religión, la economía, el parentesco y precursor sobre lenguaje y GÉNERO, lin­
otras instituciones sociales. Por efímeras güística histórica, PSICOLINGÜÍSTICA, y
y programáticas que fueran estas ideas el estudio de un considerable número
acerca de la lengua, establecieron la de lenguas norteamericanas nativas. Sin
agenda de la lingüística antropológica embargo, se le conoce sobre todo por sus
para el resto del siglo por obra de los dis­ contribuciones a lo que más adelante se
cípulos de Boas. llamaría «1a HIPÓTESIS DE W H O RF», o
«hipótesis Sapir-Whorf». Sapir sostuvo
1920-1950: Sapir, W horf y que la lengua era «la guía simbólica de
Malinowski la cultura». En varios artículos semina­
El antropólogo lingüístico más famoso les, el más importante de los cuales es
entre los que estudiaron con Boas fue «T h e grammarian and his language»
Edward Sa p ir . Aunque no se ocupó ex­ (1924), desarrolló la tesis de que la len­
clusivamente de la investigación lingüís­ gua sirve como filtro a través del cual se
tica, ésta ocupa la mayor parte de su obra construye el mundo con miras a la co­
y sigue siendo puntal del trabajo antro­ municación.
pológico que le ha reportado fama. Prosiguió este trabajo su discípulo Ben­
El interés de Sapir por las cuestiones lin­ jamín Lee "Whorf (1956), quien dedicó
güísticas era multidimensional. Se sen­ gran parte de sus investigaciones al estu­
tía fascinado tanto por los aspectos psico­ dio del pueblo hopi. Whorf tomó la no­
lógicos como por los culturales del proce­ ción sapiriana de interpenetración de
so lingüístico, y el emergente concepto lenguaje y cultura para proponer una
«FONEMA» fue objeto especial de su aten- formulación de mucho más alcance. Los
ción: su escrito «T h e psychological rea- escritos de W horf pueden resumirse en
la conclusión de que el lenguaje deter­ cual carece de sentido. Esta teoría fun­
mina el pensamiento. Las estructuras cional del lenguaje dio origen a una pe­
gramaticales se consideraban no sólo co­ queña pero activa escuela británica de
mo medios para describir el mundo, sino antropología lingüística cuyos principa­
también como patrones o plantillas del les exponentes fueron el lingüista J.R.
propio pensamiento. Las opiniones de Firth y más tarde Edwin Ardener,
W horf sobre el particular adquirieron
creciente intensidad con el tiempo, y 1950-1970: período de transición
aparecen particularmente acentuadas en A finales de las décadas de 1950 y 1960
sus publicaciones postumas. La formula­ hubo lingüistas y antropólogos cultura­
ción de la hipótesis Sapir-Whorf no fue les lingüísticamente orientados que co­
emprendida ni por Sapir ni por Whorf, laboraron en el marco de una metodolo­
sino por uno de los discípulos del segun­ gía de base lingüística llamada «semán­
do, Harry Hoijer. tica etnográfica», «NUEVA ETNOGRAFÍA»
A l margen de sus opiniones sobre el len­ y, más comúnmente, <¡cETNOCIENCIA».
guaje y el pensamiento, Sapir y Whorf Fundamentando su labor sobre todo en
fueron representantes ejemplares de la las formulaciones de Sapir-Whorf, los
actividad dominante en la lingüística más entusiastas de estos investigadores
antropológica norteamericana entre sostenían que si un investigador etno­
1920 y 1960: los estudios descriptivos de gráfico podía comprender la lógica de la
las lenguas norteamericanas nativas, categorización usada por los pueblos en
centrados principalmente en su fonolo­ estudio, también habría de ser posible
gía y morfología, pues los dedicados a las comprender los procesos cognitivos sub­
estructuras sintácticas y a la semántica yacentes a su comportamiento cultural
fueron abordados sólo de paso. (véase CLASIFICACIÓN). Las asunciones
Durante esta época, un interés paralelo cognitivas más extremas de la etnocien-
por la lingüistica en la antropología sur­ cía fueron puestas en entredicho, (Bur-
gió en Inglaterra de una fuente inespe­ ling, 1964), pero la técnica de indagar en
rada: el célebre antropólogo social Bro- la lógica de la categorización se reveló
nislaw M a l in o w s k i , cuyos trabajos en Útil para comprender determinados as­
las islas Trobriand adquirían creciente pectos de la actividad cultural. La ETNO-
popularidad. En su estudio Coral gar- BOTÁNICA, la ETNOZOOLOGÍA, y el estudio
dens and theirmagic (1935)» Malinowski comparado de la categorización de los
había incluido un extenso ensayo sobre colores (Berliny Kayf 1969) demostraron
el lenguaje como introducción al segun­ ser fecundas líneas de estudio.
do volumen de su obra. Abordaba en él Un importante desarrollo colateral fruto
el problema de la TRADUCCIÓN, tomando del estudio lingüístico-estructural fue la
como muestra principal al efecto la tra­ elaboración de la llamada teoría de la
ducción de las fórmulas mágicas. Estas, marca de Joseph Greenberg (1966). Ba­
declaró, no podían ser traducidas por ca­ sándose en los estudios fonológicos de los
recer de contenido semántico reconoci­ lingüistas formales de la escuela de Pra­
ble. Sin embargo, satisfacen un objetivo ga de la década de 1930, Greenberg de­
cultural en la sociedad trobriandesa y mostró que algunas categorías de fenó­
cumplen, por tanto, una clara necesidad menos lingüísticos están marcados frente
funcional. Para «traducir» semejante a otras que no. El miembro «no marca­
material, el etnógrafo debe aportar una do» de una pareja es más general y com­
explicación contextual completa, sin la prende la referencia a una categoría
completa del fenómeno observado, así trabajo del estudio de las estructuras lin­
como una-subcategoría específica de este güísticas formales y a dirigirlo hacia el
mismo fenómeno. E l elemento «marca­ uso del lenguaje en los contextos social y
do» hace referencia exclusivamente a cultural, centrando la investigación en
una subcategoría específica. Así, «vaca» FONOLOGÍA y morfología básicamente en
es elemento no marcado frente a «toro», la investigación de las interconexiones
que es marcado, porque el primer ele­ históricas entre los grupos lingüísticos.
mento se refiere a la vez a la categoría Un desarrollo importante fue el crecien­
general del animal considerado y a la te interés por el estudio del lenguaje co­
hembra, mientras que el segundo se re­ mo fenómeno «exclusivamente huma­
fiere sólo al miembro masculino de la es- no». Charles Hockett (1966) formuló
pecie. Greenberg demostró que estas dis­ una serie de «variables modélicas» para
tinciones se hallan presentes en todos los delinear las características principales
sistemas gramaticales formales* al igual del lenguaje humano (véase COMUNICA­
que en otros campos semánticos, como el CIÓN). La lista de Hockett fue amplia­
PARENTESCO. mente adoptada, no sólo por los antropó­
En 1957, Noam Chomsky publicó su re­ logos sino también por los lingüistas for­
volucionaria obra Syntactic structures, a males y por los psicólogos. En la década
partir de la cual los antropólogos lingüís­ de 1970 fue usada a modo de formulario
ticos empezaron a diverger de la lingüísti­ de encuesta para verificar las capacida­
ca como disciplina académica en sus ob­ des lingüísticas de los chimpancés que
jetivos y actividades. La orientación teó­ eraji adiestrados para comunicarse con
rica de Chomsky alejó la lingüística del los humanos por medio del Lenguaje
estudio meramente descriptivo de la fo­ Americano de Signos y otras técnicas no
nología y la morfología y centró la labor verbales. La investigación de Hockett le
en la sintaxis como estructura formal llevó a investigar asimismo los orígenes
central del lenguaje. Aunque considera­ comportamentales del lenguaje huma­
blemente modificada a partir de 1957, la no. Este trabajo prosiguió luego con un
GRAMÁTICA TRANSFORMACIÜNAL-GENERA- pequeño número de antropólogos bioló­
TIVA ha constituido el paradigma básico gicos, en particular Philip Lieberman
en el que se han movido los lingüistas (1984, 1991), y se suplemento con las
formales. Basando gran parte de su tra­ aportaciones de los estudiosos de la psi­
bajo en la exploración del conocimiento cología animal centrados en la comuni­
intuitivo de las estructuras del lenguaje, cación de los chimpancés.
y a menudo trabajando sólo con la lengua
inglesa, los lingüistas formales abando­ 1970-1985: la sociolingiiística y la
naron en gran medida la práctica del tra­ etnografía de la comunicación
bajo lingüístico de campo. A la postre, El período 1970-1990 fue testigo del de­
bajo la dirección de Chomsky, la lingüís­ sarrollo de modelos más complejos y ela­
tica formal se consideró como una rama borados en lo que se refiere a la interac­
de la ciencia cognitiva. Las estructuras ción del lenguaje y la vida social. La SO-
sintácticas detectadas por los lingüistas CIOLINGÜÍSTÍCA, iniciada en la década de
se revelarían, en opinión de Chomsky, 1950, se convirtió en un importante
emanaciones directas de las estructuras campo de nuevas actividades para los
neurales del cerebro. lingüistas estructurales que a la postre
Durante la misma época, los lingüistas dio origen a la llamada «etnografía de la
antropológicos empezaron a alejar su comunicación» impulsada por D ell Hy-
mes y John Gumpers, dos de los más im­ puede demostrarse poseedora de un mo­
portantes precursores en esta disciplina delo cultural único de uso de la lengua
(véase Hymes, 1974). que se explica atendiendo a su interrela-
La sociolingüística fue rebautizada «lin ­ ción con otras instituciones culturales.
güística socialmente realista» por H y ­
mes dado que trataba del lenguaje según 1985-presente: discurso y
se manifestaba en las estructuras de la comunicación expresiva
propia vida, social. Gran parte de la so­ No hubo de pasar mucho tiempo para
ciolingüística consiste en descubrir la que los antropólogos se dieran cuenta de
variación que en las formas lingüísticas que para estudiar la lengua en su con­
se observa en una comunidad dada, para texto cultural global era necesario aten­
establecer seguidamente su correlación der detalladamente a comportamientos
con las divisiones culturales y sociales en lingüísticos sumamente complejos. Éstos
ésta o cómo responde a su dinámica. Es­ fueron englobados bajo la rúbrica gene­
tas divisiones pueden basarse en el géne­ ral de «DISCURSO». John Gumperz
ro, la ETNIA, las diferencias de CLASE o (1982), uno de los adelantados en esta
cualquier otra división social patente en área de estudio, señaló que el examen
la comunidad. La variación puede cons­ científico cuidadoso del discurso habría
tituir una propiedad del lenguaje de una sido imposible si no se hubiera contado
división social dada (por ejemplo, la jer­ con la asistencia de recursos tecnológicos
ga masculina frente a la femenina, o los como grabadoras de audio y de vídeo.
diferentes vocabularios en uso en dife­ Efectivamente, el estudio de los procesos
rentes generaciones). También puede discursivos requiere un laborioso esfuer­
producirse por procesos sociales que ri­ zo de grabación, transcripción y análisis
gen las relaciones entre y dentro de di­ de la interacción verbal que habrían sido
chas divisiones sociales. Factores como la imposibles en tiempos de Sapir.
solidaridad grupal frente a los retos ex­ Las estructuras del discurso se consideran
ternos, el deseo de prestigio y el conflic­ en extremo pautadas, con inicios, finales,
to mterdivisional pueden manifestarse transiciones y estructuras episódicas (véa­
en el comportamiento lingüístico y dar se Goffman, 1981; Silverstein y Urban,
lugar a la variabilidad observada en el 1996). No obstante, tienen carácter cola-
seno de la comunidad. borativo en lo tocante a la producción. Por
La etnografía de la comunicación fue consiguiente, en un evento lingüístico es
inicialmente considerada como una for­ imposible estudiar a los hablantes aislados
ma de la soció lingüística, pero no tardó de los oyentes; todos los presentes contri­
en adquirir vida propia. Denominada buyen al hecho lingüístico, incluso si no se
«lingüística socialmente constituida» manifiestan* Además, se observa que no
por Hymes, la etnografía de la comuni­ todos los interlocutores son iguales. Algu-
cación trata del estudio etnográfico de la nos gozan, convencionalmente, de más
expresión oral llana y del lenguaje for­ voz o función en el proceso de intercomu­
mal en su marco social y cultural. De nicación. El discurso permite el ejercicio
manera que, como en Malinowski, el de comportamientos estratégicos, de mo­
lenguaje no se considera sólo como for­ do que un individuo diligente puede apro­
ma, sino también como comportamiento vechar un momento dado en la comunica­
dinámico. Esta lingüística «funcional» ción para proponer una agenda. También
revela el papel del lenguaje en la vida el silencio estratégico puede ser tan efecti­
social. Con este objeto, cada sociedad vo aquí como la intervención verbal.
En las sociedades, diferentes grupos so­ Bauman (1977) ha escrito extensamente
ciales pueden mostrar estilos de discurso sobre las propiedades del arte verbal y
asimismo diferentes, discrepancias que los aspectos interpretativos de la cultura.
pueden impedir la comunicación entre Una de las vertientes más interesantes
grupos incluso si los individuos implica­ de este área de la comunicación humana
dos consideran que «hablan el mismo es su cualidad de «emergencia». Está
lenguaje». Deborah Tannen (1984, 1990) claro que toda comunicación es en cierta
ha logrado llamar la atención sobre las medida emergente dado que su forma y
diferencias de discurso observadas entre dirección cambian continuamente en ra­
hombres y mujeres en la sociedad norte' zón de los acontecimientos y los partici­
americana. A su vez, Jane H ill ha inves­ pantes. Sin embargo, la interpretación
tigado las diferencias en la estructura reviste especial interés porque suele im­
del discurso en diferentes comunidades plicar un conjunto material fijo que, aun
bilingües (español-inglés) en localidades así, se modifica al hilo de las variantes
del suroeste norteamericano (H ill y Hill, de presentación, En suma, aunque es po­
1986). sible identificar los papeles de «actor» y
Comunicaciones expresivas en forma de «audiencia», todos los participantes son
POESÍA, metáfora y arte verbal también de hecho cocreadores de la pieza presen­
constituyen importantes géneros de co­ tada. Su colaboración confiere forma fi­
municación en la vida humana. Paul nal a la obra, cuya naturaleza no puede
Friedrich (1986) ha sido un adelantado comprenderse hasta que no se completa.
en el estudio de las estructuras poéticas En consecuencia, cada representación es
en el comportamiento comunicativo. un evento único. Siendo así, el análisis
Derivando su trabajo en parte de una lí­ de una de ellas encierra menos interés
nea sugerida en un trabajo seminal de que el de los procesos comunicativos y
Román Jakobson (1960), Friedrich llegó sociales que la engendran.
a la conclusión que la creación de estruc­
turas poéticas es un rasgo central de todo Antropología y lingüística en el
el comportamiento lingüístico. El estu­ futuro
dio de la metáfora y de los símbolos ha Parece claro que la misión de la antropo­
sido importante en la investigación de la logía lingüística seguirá siendo la explo­
vida ritual y religiosa, pero hacia esta ración de la capacidad comunicativa hu­
época los antropólogos ya empezaban a mana en todas sus formas y variantes.
considerar el papel central de la creación Aunque el análisis de las propiedades
metafórica como proceso discursivo. En formales de la lengua desempeñará un
Metaphors we Uve by (1980), de Lakoff y papel notable en esta tarea, no es proba­
Johnson, se abre la vía para otras investi­ ble que en los trabajos de antropología
gaciones en este campo. El estudio de Ja­ lingüística ocupe el lugar central que le
mes Fernández sobre los tropos en la v i­ cabe en la lingüística. Las nuevas tecno­
da cultural cierra la fisura otrora exis­ logías no sólo aportarán técnicas de in­
tente entre las antropologías lingüística vestigación más complejas y perfeccio­
y cultural. nadas para el estudio del lenguaje en la
El arte verbal en forma de oración, na­ vida humana, sino que también sumi­
rrativa, interpretación teatral y espec­ nistrarán nuevas formas de comunica-
táculo es quizá la forma más compleja ción. Algunas de éstas ya están siendo
y directa de discurso (véase Baumann y objeto de análisis y estudio por parte de
Eriggs, 1990; Beeman, 1995). Richard los antropólogos lingüísticos. La comu­
nicación por medio de ordenador en par­ uso y función, Linton fue un destacado
ticular ha adoptado muchas formas. El teórico de la ACULTURACIÓN, miembro del
correo electrónico (e-mail), la «charla» equipo de autores del influyente «M e ­
directa (chai) y el uso de «cuadros de no­ morándum for the study of accultura-
ticias» son sólo algunas. La transmisión tion» (Redfield et al., 1936) auspiciado
electrónica por ordenador y satélite de por el Social Science Research Council
palabras e imágenes por todo el planeta estadounidense. Observó que los ele­
hace posible que personas que viven en mentos individuales se transmitían con
lugares muy remotos puedan comuni­ más frecuencia que los complejos carac­
carse con regularidad. Ya son miles las terísticos porque se requerían menos
«comunidades comunicativas» electróni­ modificaciones por parte de la cultura
camente constituidas, basadas en intere­ receptora. Los pretatarios adoptan gene­
ses compartidos. Las reglas de comunica­ ralmente elementos cuya utilidad apre­
ción por estos nuevos canales están sien­ cian, sin reconocer los complejos caracte­
do actualmente formuladas por las rísticos en que están integrados. Las he­
comunidades de usuarios y proporciona­ rramientas se valoran y adoptan con más
rán sin duda un fértil campo de investi­ facilidad que los modelos de comporta­
gación en el futuro. WBe miento, que pueden requerir de un con­
Otras lecturas Lutz y Abu-Lughodj tacto prolongado para ser comprendidos
Í990. y apreciados. La transferencia de ideas
abstractas es aún más restringida. Lin ­
Linton, Ralph (1895-1955) Lin- ton (1940) distinguía entre la aceptación
ton nació en Filadelfia el 27 de febrero voluntaria de las innovaciones y la clase
de 1893. Se licenció en Letras en la Uni­ de «cambio dirigido en la cultura» tan
versidad de Pennsylvania y Columbia, característico de las poblaciones indíge­
pero se doctoró en Harvard en 1925, Im ­ nas del Nuevo Mundo enfrentadas al go­
partió clases en la Universidad de "Wis- bierno colonial de los europeos.
consin desde 1928 a 1937, en Colombia El otro eje de estudio de Linton fue la
(principalmente como catedrático) desde interacción de CULTURA Y PERSONALIDAD,
1937 a 1946, y en Yale desde 1946 hasta de resultas de su participación en los se­
su muerte. Su tesis versó sobre la cultura minarios de Abram Kardiner sobre an­
material de las islas Marquesas. En 1936 tropología y psicoanálisis celebrados en
publicó un trabajo titulado The study o f el New York Psychoanalytic Institute
man, a medio camino entre el libro de entre 1935 y 1938. El seminario, con
texto y la teorización sobre la antropolo­ Linton como co director, se trasladó lue­
gía cultural. En él describió la CULTURA go a Columbia, en 1940, como curso re­
como un conjunto de elementos, rasgos, gular Basándose en datos comparados,
complejos característicos y actividades, íCardiner (1939) acuñó la noción de
cada componente con cuatro cualidades: «personalidad modal», que Linton des­
forma, significado, uso y función. El es­ cribió como sistema proyectivo, «esa con­
quema se reveló particularmente útil figuración de la personalidad que es
para el análisis de la DIFUSIÓN de com­ compartida por la mayoría de los miem­
plejos de caracteres de una cultura a bros de una sociedad como resultado de
otra. La forma era fácilmente identifica- la experiencia temprana que todos tie­
ble, pero el significado de los rasgos po­ nen en común» (A. Linton y Wagley,
día cambiaren un nuevo contexto cultu­ 197Í, p. 54). Fiel a su metodología de los
ral, con modificación consiguiente de su complejos característicos o de rasgos,
Linton afirmó que la «personalidad mo­ la construcción freudiana de la persona­
dal de cualquier sociedad puede estable­ lidad sustentada por Kardiner, basada en
cerse directa y objetivamente mediante las relaciones «primarias» (es decir, fa­
el estudio de las frecuencias de diversas miliares)- Linton murió en New Haven
configuraciones de la personalidad entre el 24 de diciembre de 1955. TG
los miembros de dicha sociedad» (p. 57).
Sus ideas sobre este tema se refinarían lo n g h o u s e s «Casas largas», galpo­
más tarde en The cultural background o f nes. Viviendas comunitarias que constan
personality (1945), donde introdujo el de una larga serie de apartamentos fami­
concepto de «personalidades de rango», liares individuales unidos para formar
respuestas que varían con la posición so­ una casa longitudinal (o circular). Han
cial y se superponen a la personalidad sido características de los pueblos triba­
modal, alejándose así notablemente de les de todo el mundo (véase figura 1).

Figura. 1. Planta de una «longhouse» típica (galpón)


Estas construcciones combinan espacios chó obtuvo numerosas distinciones aca­
para la UNIDAD DOMÉSTICA y para el gru­ démicas, entre ellas las presidencias de
po, tanto para las funciones domésticas la American Folklore Society (1916-
como para las comunitarias. Facilitan el 1917), de la Emerican Ethonological So­
equilibrio de los intereses económicos, ciety (1920-1921) y de la American
sociales y políticos de la unidad familiar Anthropological Association (1955-1936).
con los del grupo (Loeb y Broek, 1947; Publicó catorce libros, dieciocho mono­
D. Miles, 1964). Estos galpones han ido grafías y centenares de artículos (Dun-
disminuyendo en número a medida que des, 1966b). Murió el 21 de septiembre
los gobiernos nacionalistas han interpre­ de 1957.
tado —a menudo incorrectamente—como Lowie inició sus investigaciones etno­
antitéticas y superfluas sus funciones gráficas en 1906 a raíz de una visita a los
frente a las del estado (Dove, 1982). Shoshone del Norte bajo la dirección de
MRJDyTC Clark Wissler Otras expediciones para el
Véase tambiénARQUITECTURA. American Museum le llevaron a trabajar
sobre las tribus de los pies negros, los
Lowie, Robert H. (1883-1957) chipewas, los hidatsa., los ute, los piute y
Nació en el seno de una familia judía de los hopi; sin embargo, su trabajo de cam­
clase media en Viena, en 1SS3, y emigró po más extenso e importante fue el rea­
con ella a la ciudad de Nueva York cuan­ lizado sobre los crow, donde atendía a as­
do tenía diez años. Entró en el City Co­ pectos como el parentesco, la organiza­
llege a los catorce años y se graduó en ción social, la religión y la historia, y que
1901. Después de impartir clases duran­ aún hoy es una de las etnografías más
te tres años en escuelas públicas de Nue­ completas de la antropología norteame­
va York, Lowie se matriculó en la Facul­ ricana (Lowi, 1935). Gracias a sus traba­
tad de Antropología de la Universidad jos de campo y sus clases universitarias,
de Columbia, donde estudió bajo la di­ Lowie es conocido como el padre de gran
rección de Franz B oas y Clark Wissler y parte de lo que hoy se sabe acerca de la
redactó su tesis sobre mitología norte­ cultura indígena de las Llanuras (Lowie,
americana. Se doctoró en 1908, y entre 1916, 1954b).
1907 y 1917 trabajó en el American Mu- La influencia teórica de Lowi fue menos
seum of Natural History, desde el que constructiva pero también profunda. Co­
emprendió numerosos estudios de cam­ mo Boas, Lowie era un empírico riguro­
po sobre los indios de las Praderas y la so que insistía (1917, 1934, 1937) en que
Gran Cuenca de América del Norte, Tras toda teoría ha de ser lo más económica
impartir clases en Columbia en 1920, posible y fundamentada en datos objeti­
obtuvo empleo como profesor asociado vos. Desdeñaba en particular las teorías
de antropología en la Universidad de Ca­ de la EVOLUCIÓN cultural desarrolladas
lifornia en Berkeley. Se casó con Luella por Louis Henry M o r g a n y sus seguido­
Colé en 1933 y permaneció en Berkeley res: aunque reconoció la posibilidad de
durante el resto de su vida. Publicó nu­ la evolución convergente, argumentó
merosos estudios etnográficos sobre los que los procesos de DIFUSIÓST hacían in­
indios de las llanuras, sobre estructura sostenible un gran esquema unilmeal.
social y sobre el carácter nacional ale­ Su obra más influyente, Prim itive so­
mán. Hombre sencillo y cortés, con una ciety (1920) demolía la idea del unilinea-
extraordinaria capacidad de memoria lismo con un verdadero bombardeo de
para el detalle etnográfico, Lowie cose­ ejemplos etnográficos. Lowie hizo gala
siempre de un constante interés por la más destructivo que constructivo, Lowie
psicología, y tanto en. Prim itive religión no era un antiteórico; de hecho, suj etan-
(1924) como Toward understanding Ger- do la disciplina a patrones de argumen­
many (1954a) exploró temas psicológi­ tación y validación rigurosos, Lowie con­
cos. Sin embargo, incluso su psicología tribuyó a crear las condiciones del rena­
era esencialmente comportamentalista, cimiento teórico de la generación que le
con una persistente desconfianza hacia sucedió. AB
los modelos psicoanalíticos generales. Otras lecturas Du Bois, 1960; Lowie,
Aunque sus críticos le acusaron de ser 1959; R. Murphy, 1972.
m a g i a Describe acciones sobrenatura­
les con fines instrumentales, como con­
seguir amor o dinero, castigar a un ene­
migo o proteger a un amigo. Parece de­
pender de conexiones causales que un
observador racional tacharía de irracio­
nales; es decir, postula conexiones causa­
les que carecen de existencia demostra­
ble en el mundo natural. Uno de los
ejemplos clásicos de sistemas mágicos
deriva del temprano estudio de E v a n s -
PRITCHARD (1 9 3 7 ) sobre los azande, pue­
blo sudanés que creía que todas las
muertes obedecen en última instancia a
la BRUJERÍA. Por ejemplo, cuando un
hombre sentado a la puerta de su grane­
ro resultaba muerto porque éste se le ve­
nía encima, los azande afirmaban que
era un acto de brujería el que lo había
matado- Cuando Evans-Pritchard señaló
que la estructura de madera del granero
estaba podrida y no podía sorprender
que se hubiera venido abajo, los azande
repondieron que marraba el tiro. Cual­
quiera podía ver que la causa inmediata
de la muerte había sido el estado de la
cubierta, pero la pregunta en verdad
pertinente era; ¿por qué se hundió cuan­
do este hombre, y no otro7se había sen­
tado a su cobijo? La brujería, la maldi­
ción sobrenatural hacia un hombre por
parte de un prójimo, era, a juicio de los
azande, la causa última y la respuesta al
porqué de los males acaecidos a las per­
sonas. Ésta era, en su opinión, una expli­
cación mucho más satisfactoria que la
que tenía al universo por rector de los
sucesos aleatorios.
El problema antropológico de la magia
es que los antropólogos encuentran prác­
ticas similares en una gran variedad de
culturas, incluida la propia, pese a lo
cual se revelan, incapaces de creer que es­
tas acciones logren los fines propuestos.
Los complejos problemas epistemológi­
cos creados por la tendencia del observa-
dor de educación occidental a tachar de que el rey como representante de la tie-
«irracional» este comportamiento ha lle­ rrá fértil jamás puede enfermar o mo­
vado a la controversia denominada «de­ rir— que enmarcó en una rica narrativa
bate de la racionalidad». Sobre todo en­ histórica y etnográfica (Frazer, 1890).
tre filósofos, con alguna aportación de El enfoque alternativo sostiene, por
antropólogos, la controversia toma el ejemplo, que cuando los dinka, pueblo
problema antropológico de la magia (y sudanés estudiado por Godfrey Lien-
por lo común la monografía de Evans- hardt (1961), hacen un nudo en la hier­
Pritchard sobre los azande) como punto ba para retardar el paso del tiempo, o
de partida para desarrollar una elabora­ cuando los isleños de las Trobriand del
da discusión sobre qué se entiende por Pacifico cantan para proteger sus huer­
racionalidad, creencia, conocimientos tos y propiciar su producción (Malinows-
transculturales y el problema de la in­ ki, 1935), no son víctimas de falsas creen­
terpretación (Luhrmann, 1989). cias. Usando como ejemplo las canoas que
En la literatura antropológica se encuen­ se hacían a la mar, M a l í NOWSKI (1948)
tran dos enfoques básicos del problema argüyó vigorosamente que los trobrian-
de la magia. El primero afirma que estas deses no creen realmente que sus recita­
prácticas se basan en una teoria del mun­ tivos hagan sus embarcaciones más ma­
do que se revela falsa; el segundo, que los rineras ni abrigan esperanza alguna de
practicantes no tratan de conseguir un que sus cantos puedan suplir a los cono­
resultado físico directo, sino que persi­ cimientos técnicos o «científicos», como
guen un fin psicológico. El debate dista parecía implicar la teoría de Frazér. El
de haber terminado; Horton (1993) apo­ hecho es que dedicaban gran parte de su
yó el primer enfoque; Tambiah (1984) tiempo a calafatear y equipar del mejor
fue defensor acérrimo del segundo. modo sus embarcaciones. Cantaban, ex­
El proponente clásico del primer enfo­ plicó Malinowski, por el temor que abri­
que, a menudo tachado de «intelectua- gaban de que, a pesar de sus esfuerzos,
lista», fue sir James FRAZER, quien dijo las olas pudieran volcarlas, de modo que
que la magia era característica de los el canto mitigaba sus cuitas y expresaba
primeros estadios de la cultura humana sus esperanzas. El meollo de este enfo­
y tenía por objeto primario el garantizar que es que la magia es simbólica en el
la ininterrumpida feracidad estacional, sentido de que hace referencia a algo
como el retorno de la primavera después más allá de ella misma.
del invierno. Los practicantes no recono­ Algunos de estos debates adquieren nue­
cieron en principio la inadecuación inte­ vo significado cuando los practicantes
lectual de la teoría de la causación, y son occidentales mejor informados, por­
cuando en su día lo hicieron, la RELIGIÓN que creen en una teoría de la magia al
—con su intento de postular la existencia tiempo que tienen acceso a una teoría
de seres sobrenaturales— pasó a ser el «científica» de la naturaleza. Si la magia
modo dominante de aprehensión inte­ es resultado del desconocimiento de mo­
lectual, seguido a la postre por la ciencia, delos mejores, entonces no debiera darse
que genera acciones basadas en una teo­ donde estos modelos forman parte inte­
ría de la causación que se aproxima al gral de la cultura. Luhrmann (1989)
mundo tal cual es. El análisis de Frazer describió tal práctica entre «neopaga-
apareció en gruesos volúmenes y con nos» contemporáneos de Inglaterra y
una rica prosa que describía un conjunto Norteamérica que practican la magia
de conceptos simbólicos —por ejemplo, con fines (a veces) puramente instru­
mentales. D ijo que sus acciones deben con TiLOR y MORGAN, es uno de los pa­
comprenderse como desarrollo fortuito dres fundadores) por lo que mejor le co­
de un enfoque intrepretatlvo en el que el nocemos.
saber del experto y la experiencia acu­ Su principal interés se centró en explicar
mulada (a menudo em ocional) llevan a cómo había emergido la civilización mo­
la racionalización. Este desarrollo intre- derna en determinadas sociedades «pro­
pretativo es característico de todos los es­ gresivas». Su teoría de que la organiza­
pecialistas, no sólo m agoss y confiere al ción política se había basado inicialmen­
sistema refuerzo y poder. te en la SANGRE (parentesco) y más tarde
El estudio de la conjuración de magia es habla pasado al territorio, que es parte
un subcampo del más general de la ma­ de esa famosa transición de las socieda­
gia. Está claro que conjurar la magia (el des basadas en la posición a las basadas
intento deliberado de engañar a una au­ en el contrato desarrollada en Ancient
diencia que se sabe enganada) no impli­ law (1361), ha proporcionado un sólido
ca la misma clase de problemas intelec­ fundamento a muchos trabajos de AN­
tuales que el estudio de la magia como TROPOLOGÍA POLÍTICA. Sus trabajos acer­
acción instrumental. Sin embargo, la ca de la diferencia entre las comunida­
conjuración de la magia puede enten­ des primitivas y las asociaciones moder­
derse como dependiente de la esperanza nas influyó notablemente en la obra
popular de que existe esa causa sobrena­ contemporánea de Tonies y DURKHEIM,
tural y de la complacencia humana en la y más tardo en la de Re d f ie l d . Su análi­
ilusión, tanto como quizás de la necesi­ sis de las instituciones corporativas con­
dad de fantasía, Un excelente ejemplo tribuyó a establecer las bases de los estu­
de este enfoque es el estudio de Lee Sie- dios modernos del parentesco en FORTES
gel (1991) acerca de la conjuración de y E vans -P rttch ard .
magia en la India, que no sólo explora la Maine demostró la complejidad del que
ilusión explícitamente con la teoría, sino llamó «haz de poderes» en la PROPIEDAD
que usa el propio texto (en secciones y como éstos se han separado gradual­
bien delimitadas) para jugar con la capa­ mente en la institución de la propiedad
cidad del lector de dejar su escepticismo privada individual. Destacó la importan-
en suspenso. TL cia del desarrollo de las nociones de pri-
Véase también ADIVINACIÓN, BRUJERÍA, mogenitura e indivisibilidad y del cru­
Otras lecturas Endicotí, 1970; Horton cial recurso al testamento. Con el suple­
y Finnegan, 1975; Middleton, 1967; Sko- mento de los trabajos de F.W. Maitland,
rupskij 1976. su caracterización de la naturaleza de los
derechos de propiedad en el feudalismo
Mame, sir Henry James Sum- sigue siendo valiosa porque descubre
n e r (1 8 2 2 - 1 8 8 8 ) M am e fue un dis­ claramente el solapamiento de poder po­
tinguido jurista, académico y diplom áti­ lítico y económico y los diferentes estra­
co de la Inglaterra victoriana. Detentó tos de tenencia de bienes en el período
las cátedras de derecho civil en Cam ­ feudal.
bridge y Oxford, y fue el vocal jurídico Su obra más célebre trata del desarrollo
del Consejo de la India durante siete de lo «individual» a partir de lo «gru-
años a partir de 1862, y rector de T rin ity pal» o movimiento en virtud de cual la
H all, Cambridge, desde 1877. Pero es posición (familia) era reemplazada por
por su prolífica escritura y su inñuencia el contrato como base de la nación-esta-
en la antropología m oderna (de la que, do moderna. Aunque muchos otros gran­
des Victorianos, com o SPENCER y M a r x , mósferas y lugares siniestros que indu­
d esarro llaro n ideas p a ra le la s, l a p e r s p i­ cen temor y que son característicos de las
caz aportación d e M a in e es única. novelas de fantasmas de Edgar Alian Poe
La importancia metodológica de su tra­ y similares.
bajo es muy debatida, al igual que su Aunque analíticamente podemos distin­
exactitud, objeto de no pocas críticas. A l­ guir entre el mal moral, el metafísico y
gunos consideran que introdujo un nue­ el descriptivo, con la mayoría de los estu­
vo enfoque comparativo e histórico que dios centrados en los dos primeros, los
sirvió de base a las disciplinas de la an­ antropólogos han usado por lo común el
tropología y de la jurisprudencia compa­ término de manera laxa y su enfoque ha
rada. Otros argumentan que su obra sido diverso. Por ejemplo, en su descrip­
quedó distorsionada por cierto sesgo evo­ ción de los azande de Africa central,
lutivo. De hecho, parte de la tensión sus­ EVANS-PRrTCHARD (1937, pp. 236-239)
citada por sus escritos proviene del he­ describió la BRUJERÍA como su prototipo
cho de que terció en la transición al evo­ de mal: algunos animales pueden consi­
lucionismo. Creía que la estabilidad era derarse brujos y ser a la vez admirados y
la norma y que la evolución de ciertas temidos, como el búho, cuyos hábitos
sociedades «progresivas» era la excep­ nocturnos se asocian con la astucia y el
ción. Fue mucho más cauto en sus gene­ desapego de lo terrenal, o como como
ralizaciones de lo que la mayoría de crí­ una especie de gato salvaje que causa la
ticos apreciaron. Como escribiera Po- muerte de los hombres que lo contem­
llock acerca de él en el año de su muerte: plan pues se asocia con el lesbianismo y
«Maine no puede ser olvidado por los puede tener relaciones sexuales con las
eruditos modernos al igual que no podía mujeres para generar nuevos gatos. Una
ocurrirle a Montesquieu por la legisla­ persona que se ha recortado los dientes
ción de Napoleón», pues «con un golpe superiores tiene características de bruje­
maestro forjó un nuevo y perdurable ría por dispensar la mala suerte, pero
vínculo entre la historia y la antropolo­ siendo torpe, no llega a dar muerte a las
gía» (citado en Grant Duff, 1892, pp. 48, demás brujas.
76). AM La traducción del mal a través de con­
Véase también EVOLUCIÓN, ANTROPOLO­ ceptos de brujería abarca así un espectro
GÍA LEGAL. de sentidos desde pánico extremo, muer­
Otras lecturas A. Diamond, 1991; Fea- te y destrucción hasta infortunios meno­
ver, 1969. res. Puede connotar la firme intención
de un actor de causar daño, o puede ori­
m al En principio puede definirse co­ ginarse en un estado humano no inten­
mo SUFRIMIENTO infligido por un huma­ cionado o inhumano. Los causantes del
no a otro, en especial cuando el causante mal pueden ser abominables, pero tam­
goza con ello. Semejante malicia y des­ bién pueden ser admirados por su astu­
tructividad entre prójimos puede lla­ cia e inspirar humor. La noción occiden­
marse mal moral. Hablamos también tal estricta del mal moral, perpetrado
del mal metafísico de pestes y plagas, de por una persona conocida que debe ser
pobreza y hambruna y de ignorancia y sometida a juicio y sufrir las consecuen­
enfermedad, explicándolo como daño cias de su acto intencionado queda aquí
causado por fuerzas no humanas y a ve­ implícita. Pero puede parecer oscura
ces no vivientes. Una tercera clase de porque en muchas sociedades no occi­
mal es más descriptiva y se refiere a at­ dentales las gentes pueden considerarse
perpetradoras inconscientes de actos de tes», Muchos pueblos del mundo creen
brujería cuando albergan suficiente odio que demasiado saber es muy malo y pue­
o envidia en m edida tal que estas EMO­ de llevar a una terrible destrucción. Así
CIONES solas pueden desencadenar nna se refleja en la historia bíblica donde el
especie de impulso psíquico causante de descubrimiento por parte de Adán de la
daño físico. desnudez, la sexualidad y la mortalidad
Esta traducción sólo puede ser parcial, a través de Eva podría destruir a ambos a
pues es raro encontrar voces de una cul­ la vez que permitirles reproducirse: la
tura que reflejen con precisión las de divisoria entre abundancia y sobreabun­
otras. No obstante, algunas ideas con dancia es, pues, culturalmente difícil de
sentido perfectamente inteligible para la mantener.
mente occidental se revelan recurrentes. Ello sugiere otro sentido asociado de
Así, en algunas lenguas de Africa bantú, «m al»: el de un poder ambivalente. Una
amazónicas y asiáticas, algunos términos fuerza benigna mal usada puede causar
traducibles por «m alo» o «m al» encie­ mal. Middleton (1960) demostró cómo,
rran también el sentido de «físicamente entre los lugbara de Uganda, un poder
podrido, deforme, feo y sucio» (Parkin, místico llamado ole cura y restaura
1985, pp. 6-9). Siguiendo con esta pers­ cuando es usado por ancianos sapientes,
pectiva metafísica del mal, Ricoeur (1967, pero es maléfico si está ilícitamente en
pp. 25-46) lo consideró como una clase manos de jóvenes. Kiernan (1982) reveló
primordial de contaminación de algo que que los antepasados pueden ser conside­
había sido una vez limpio y puro. Conno­ rados nocivos, y por tanto malos, cuando
ta un sentimiento de falta, y O’Flaherty castigan a los afines, pero tan firmes y
(Í976, p. 2) llamó la atención sobre una solícitos como los padres cuando castigan
opinión artibuida a Majt WEBER (1965), a los descendentes de la misma linea.
a saber, que la MUERTE prematura es qui­ Los lugbara, a su vez, describen como
zás la forma más evidente de carencia malas a aquellas personas cuyas amargas
(véase Parkin, 1885, pp. 7-8; Metcalf, emociones dañan involuntariamente a
1982, pp. 254-257 sobre «malas muertes»; otras, pero consideran Irredimiblemente
y Needham,1975, sobre lo siniestro de la malas a aquellas que deliberadamente
imperfección física). Dada la premisa, en alquilan los servicios de especialistas de
la mayoría de las religiones monoteístas, la magia para dar muerte a personas
de que un Dios supremo debiera ser sufi­ buenas, sugiriendo así que la tríada
cientemente fuerte o benevolente para (bueno, malo y malévolo) adquiere ple­
prohibir la existencia de la mala muerte na vigencia fuera de Occidente cuando
se considera un mal supremo que requie­ se juzga la intencionalidad de la gente.
re explicación. Estas explicaciones se de­ Sin embargo, las teodiceas hindú y bu­
nominan <cteodiceas». dista no se comprenden fácilmente en
Un segundo conjunto de términos pre­ términos de intencionalidad humana co­
sentes en lenguajes de otras culturas y rriente. Dado que las malas acciones de
que connotan o traducen aproximada­ uno pueden derivar de su karma (éste
mente la noción de «m al» ponen de ma­ como resultado de hechos pasados come­
nifiesto un sentido de exceso o sobrea­ tidos por almas transmigrantes), los
bundancia. La voz inglesa evü deriva del efectos maléficos sólo pueden reducirse
teutónico ubiloz, cuya etimología revela mediante buenas obras en el presente.
un sentido primario de «sobrepasar la Es difícil establecer aquí la distinción
medida apropiadas o «exceder los lím i­ entre mal moral (humanamente inten-
cíonal) y mal metafísico (Obeyesekere, xico en 1940 y 1941. Murió en New Ha-
1968). ven en 1942.
Igual desconcierto causa la dualidad de El legado más perdurable de Malinows-
la omnipotencia y la benevolencia divi­ ki es e l establecimiento del TRABAJO DE
nas. Algunos movimientos sufíes islámi­ CAMPO a largo plazo a través del compo­
cos argumentan que dado que Dios con­ nente vernáculo de una sola comunidad,
trola todas las acciones y pensamientos, como método básico de recogida de datos
incluso el mal es obra suya. Una visión en antropología. Se trataba de una reac­
contraria, escéptica, cuestiona que Dios ción frente a los métodos de exploración
sea tan poderoso y solícito si permite la de W. H.R. BJVERS y sus colegas, que tí­
existencia del mal en la Tierra. Si estas picamente consistían en breves visitas a
cuestiones son más típicas de las socieda­ diferentes sociedades con miras a com­
des monoteístas, en el POLITEÍSMO se pararlas directamente, trabajando por lo
considera más bien que el mal es resul­ común con ayuda de intérpretes. Aban­
tado del descuido de los ANTEPASADOS y donando las comparaciones díacrónicas
ESPÍRITUS, del orden cósmico a causa de de Rivers en aras de un enfoque sinpró-
transgresiones de las reglas sexuales u nicOj Malinowski —inicialmente un an­
otras prohibiciones, o de fuerzas capri­ tropólogo explorador—se vio empujado a
chosas que están más allá del control hu­ desarrollar una forma de explicación ba­
mano. DP sada en la función, a la que sumó la
Otras lecturas Beidelman, 1981; Boyd, apreciación de motivaciones individua­
1975; G. Evans, 1982; Ling, 1962; Nietzs- les: su bien conocido empirismo. Ambos
che, 1917; Nugent, 1985; Taussig, 1980; aspectos se unen, pues el trabajo de cam­
M. Weber, 1958. po en una sola localidad no permite las
comparaciones entre culturas, como re­
Malinowski, Bronislaw (1884- quiere toda gran teoría evolutiva, inclui­
1 9 4 2 ) Malinowski nació en Cracovia, dos el EVOLUCIONISMO y el DIFUSIONISMQ
Polonia, en 1884. Después de doctorarse de Rivers. Del mismo modo, es difícil
en la Jagiellonian University en 1908 deducir una teoría evolutiva directa­
pasó tres semestres en Leipzig trabajan­ mente del estudio de una comunidad
do esporádicamente con el psicólogo particular en una sociedad analfabeta y,
Wilhelm Windt. Luego se trasladó a In ­ por tanto, sin registros históricos. Aun­
glaterra, donde ocupó una cátedra en la que el antíhistoñcismo de Malinowski
London School of Economics en 1915. A l era menos férreo que el de A.R. Rad-
estallar la guerra en 1914 se encontraba CLIFFE-BROWN, contribuyó, no obstante,
en Australia, donde en lugar de ser in­ a alejarla antropología de la historia du­
ternado como tantos otros extranjeros rante toda una generación y a tener pre­
enemigos se le permitió proseguir sus sente en lo sucesivo su recurso temporal
trabajos de campo en las islas Trobriand a ella. El enfoque restringido a una sola
(al norte de Nueva Guinea). Volvió a In­ área de trabajo de campo inñuyó asimis­
glaterra y reanudó sus clases en la LSE mo negativamente en el trabajo teórico
en 1920, ocupando el puesto de lector en de Malinowski, haciéndole generalizar
1924 y el de profesor en 1927. Dado que gratuitamente al resto de la humanidad
se encontraba en Norteamérica cuando lo observado en las islas Trobriand.
estalló la segunda guerra mundial, ocu­ Esta teoría, el FUNCIONALISMO, ha tenido
pó una cátedra de profesor visitante en menos éxito que el desplazamiento me­
Yale y realizó trabajos de campo en M é­ todológico hacia el trabajo de campo
prolongado. Con su enfoque parcialmen­ zer de ubicarlas en extremos opuestos de
te individualista, difirió de la versión ul­ una secuencia evolutiva simple que vincu­
terior del funcionalismo de Radcliffe- laba, pero no unificaba, a diferentes ti­
Brown, de carácter enteramente socioló­ pos de sociedad. Esta noción se relaciona
gico. Malinowski consideró función asimismo con otra observación de M ali­
básica de la cultura y la sociedad la satis­ nowski en el sentido de que si algunos
facción de las necesidades de los indivi­ RITUALES, como los de curación, eran
duos, tanto las materiales (subsistencia, medios para un fin, otros, como el festi­
cobijo, vestimenta, etc.) como las psico­ val de Milarrmla (cuando los espíritus
lógicas (a través de la magia, la religión, ancestrales retornan fugazmente de Tu­
los mitos, los rituales, etc.). El aspecto rna, el mundo siguiente), no lo eran.
psicológico fue mucho más acusado en Además, los trobriandeses podían ofre­
su trabajo que en el de muchos antropó­ cer una razón clara de los primeros, pero
logos posteriores, incluidos sus propios sólo se referían a los segundos atribuyén­
discípulos. Y tiene orígenes diversos: la dolos a la «costumbre». Esa parece ser
influencia de Wundt, cuyo interés por la también la distinción entre MAGIA y RE­
psicología se centraba principalmente en LIGIÓN para Malinowski, aunque las
su dimensión colectiva; las explicaciones agrupara como milagrosas, mitológicas y
intelectualistas de sir James FRAZER; y el estrechamente relacionadas con el estrés
ejemplo del filósofo de la religión "Wi- emocional. No pretendía con ello descri­
lliam James, que la explicaba en térmi­ bir a los trobriandeses como seres sumi­
nos funcionales que relacionaba con la dos en el temor y el desamparo durante
satisfacción de las necesidades humanas. la mayor parte de su vida. Por el contra­
Un ejemplo de su influencia en Mali* rio, Malinowski los consideraba esencial­
nowski fue que el interés de éste no se li­ mente prácticos y racionales; era sólo
mitaba a las reglas y normas sociales, si­ cuando la razón, empírica y científica,
no que se extendía a las respuestas que dejaba de aportar una explicación nece­
obtenían del individuo y, más general­ saria que se recurría a la magia y a la re­
mente, a las motivaciones de éste, línea ligión. Así, un trobriandés poseía la tec­
que inauguró una larga vía de estudio nología para construir una canoa, pero
con su sucesor en la cátedra de la L S E para enfrentar el esfuerzo emocional de
Raymond FlRTH y prosiguió con Ed­ hacerse a la mar en un viaje hacia lo des­
mund L e a c h y Frederik Barth. conocido necesitaba la magia y el ritual.
El funcionalismo de Malinowski destaca Al hilo de lo dicho, la pesca de bajura era
sobre todo en relación con la etnografía puramente una cuestión técnica sin es­
trobriandesa con cuya ayuda se desarro­ pecial relieve. La religión era esencial­
lló. Un tema de particular relieve es la mente una respuesta al temor de la
distinción entre magia, religión y cien­ aniquilación por la muerte, mientras que
cia, que Malinowski tomó en gran medi­ el MITO era importante porque operaba
da de Frazer (1890) y que, en su opinión, en un marco de normas sociales a la sa­
revelaba que si la ciencia representa el zón vigentes, en especial en lo tocante a
conocimiento empírico y racional, la los puntos de tensión en la sociedad (la
magia implica un razonar con premisas regla de descendencia matrilmeal tro-
falsas, aunque ambas vías tienen un fin briandesa significaba que un hombre te­
instrumental. Malinowski descubrió la nía que sustentar a los hijos de su herma­
presencia de las dos en la sociedad tro- na en igual medida que a los propios).
bríandesa, derogando así la idea de Fra- Malinowski elaboró una teoría psicológi­
ca similar de las necesidades en su trata­ ficativa cuando no general. En segundo
miento del parentesco. En la línea de lugar, la teoría de la «extensión de senti­
Edward Westermarck (1891), uno de sus mientos» es un medio muy dudoso de ex­
maestros en la LSE, postuló la existencia plicación para la génesis de las institucio­
universal y la primacía de la familia nu­ nes sociales, incluyendo las terminologías
clear monógama, que vio como lugar del parentesco, y puede dar la impresión
donde eran satisfechas las necesidades de que se confunde el efecto con la causa.
humanas, como el alimento, el cobijo y Malinowski se separa aquí de la idea de
la compañía. Además, la distinguió de Durkheim del conocimiento social y las
agrupaciones más amplias, como el clan, instituciones que preceden y sobreviven
que jamás consideró como institución al individuo: a diferencia de Durkheim,
doméstica, separación más tarde articu­ él entiende las instituciones como la res­
lada con especial intensidad por Meyer puesta inevitable a las necesidades bási­
F ortes . La unión entre ambos se plasmó cas de cada individuo nacido en sociedad.
en su teoría de la «extensión de senti­ Sin embargo, éste énfasis en el individuo
mientos», a saber* que los sentimientos le llevo a interesarse por la motivación,
generados en el seno de la familia se ex­ ya fuera innata o adquirida. Su indivi­
tendían a relaciones más distantes en el duo, a diferencia del autómata de Durk­
clan. Esta teoría aparece de nuevo en re­ heim, calcula, pondera las opciones a su
lación con el aprendizaje de los términos alcance dentro de su cultura. Así pues, es­
de parentesco desde la primera infancia: to le llevó a distinguir en el trabajo de
el niño aprende a identificar a sus pa­ campo entre pensamiento o creencia y
rientes empezando por el más próximo y acción, y también entre las manifestacio­
prosiguiendo hasta los más remotos en nes de los informantes y lo que de verdad
un proceso análogo al de la ampliación eran sus acciones, que a menudo también
de la familia nuclear hacia el exterior, en diferían. Sin embargo, al igual que
este caso en conocimiento tanto como en Durkheim, trató de mostrar cómo están
sentimiento. En general, no obstante, relacionadas las diferentes instituciones
Malinowski desechó lo que llamaba «ál­ en la sociedad, aunque la explicación era
gebra del parentesco», en parte como re­ tanto psicológica como social.
acción al enfoque que daba R ivers al pa­ El trabajo principal de Malinowski se
rentesco y que entendía excesivamente compone de su etnografía de Trobriand,
dependiente del análisis de las termino­ publicada en fragmentos como una serie
logías y de los sistemas de formación del de estudios individuales, cada uno sobre
clan. En cambio, sostuvo que las proyec­ un tema diferente. El primero, Argo­
ciones de parentesco eran esencialmente nautas qfthe western Pacific (1922), trata­
metáforas cuyo significado real no era ba sobre el intercambio por medio del
sino el primario. La postura extensionis- ciclo KULA e influyó en gran medida en
ta iba a dar sus frutos en la posterior es­ Marcel M auss (1954) (véase s o c ia l EX-
cuela norteamericana de análisis semán­ CHANGE). The sexual Ufe ofsavages (1929)
tico liderada por Harold Scheffer y recoge sus ideas acerca de la familia, el
Floyd Lounsbury (1971). parentesco y el matrimonio (véase tam­
El propio enfoque de Malinowski puede bién Malinowski, 1930), y Coral gardens
ser también objeto de crítica. En primer and their magic (1935) trata sobre la re­
lugar, abundan las sociedades en las cua­ lación entre la tecnología y el rito en la
les las familias extensas son las unidades jardinería de Trobriand. También desta­
básicas y en las que la poliginia es signi­ ca por su importancia la elocuente colec­
ción M agics Science and religión (1943). las personas y que puede ser transmitida
El temprano estudio The fam ily among o heredada. La voz tiene su origen en la
the Australian Aborigines (1915) aplica Polinesia, pero se usa en las lenguas eu­
las teorías de Westermarck. sobre la FA­ ropeas desde mediados del siglo XIX para
MILIA en el material publicado sobre indicar conceptos similares presentes en
Australia, mientras que la colección A muchas sociedades. Los primeros evolu­
scientific theory o f culture (1944)r publi­ cionistas culturales sostenían que el con­
cada postumamente, es más explícita­ cepto de maná representaba la primera
mente teórica. Cabe mencionar además forma de creencia religiosa. MR
los diarios personales de Malinowski Véase también RELIGIÓN,
(1967) de los años en que él estuvo ha­
ciendo trabajos de campo y que fueron marxismo estructural Vínculo in­
publicados postumamente por su segun­ telectual entre el ESTRUCTURAUSMO fran­
da esposa sin la automación del antro­ cés y la teoría marxista, especialmente
pólogo. Sus diarios aportan una profunda importante entre las décadas de 1960 y
visión de su pensamiento en aquel perío­ 1980. Mientras que la aproximación a la
do y a menudo sorprenden por la actitud antropología de una importante línea de
nada condescendiente hacia la gente con trabajo iniciada por Maurice Godelier se
la cual estaba viviendo, algo bien distin­ desarrolló a partir de los planteamientos
to de los escritos que él publicó. y perspectivas de Claude LÉVI-STRAUSS,
La influencia de Malinowski se ha trans­ otra igualmente nutrida se basó en el ela­
mitido no sólo a través de sus escritos sino borado estructuralismo marxista de Louis
también en sus famosos seminarios en el Althusser aplicando su repertorio concep­
LSE; muchos de quienes asistían a ellos tual al estudio de las sociedades precapi-
los comparaban con la función de un vi­ talistas (Althusser y Balibar, 1970).
sionario carismátáco. Sobre sus tan discuti­ Cruciales en esta vía fueron los concep­
das relaciones con las mujeres, por encima tos gemelos de «modo de producción» y
de sus conocidas aventuras amorosas, en el «formación social», y la idea derivada de
fondo posiblemente importe más que no articulación. En términos generales, un
tuviese aires de superioridad con ellas y problema central del análisis residía en
que las alentase para que prosiguieran sus especificar la relación existente entre el
propias carreras independientes, inclu­ MODO DE PRODUCCIÓN y el resto del todo
yendo a Lucy Mair y Audrey RICHARDS, A social, aunque variaron tanto el plantea­
pesar de ia vulgaridad que muchos han miento concreto del problema como los
encontrado en buena parte de lo que escri­ conceptos subyacentes. Común a todos
bió, es sin duda alguna uno de los padres los enfoques era la opinión de que el mo­
fundadores de la moderna disciplina de la do de producción era un concepto abs­
antropología. RP tracto carente de existencia real y que
Véase también EVOLUCIÓN. sólo podía considerarse intelectualmen­
Otras lecturas R. Fírth, 3.957; A, Ku- te. La formación social, en cambio, aun
per, 1933, 1996; Paluch, 1981; Michael siendo también un concepto, tenía su
W. Young, 1979. origen en la sociedad particular (por
ejemplo, la formación social francesa, es­
maná Es en algunas religiones una pañola o inglesa). El modo de produc­
fuerza sobrenatural impersonal que se ción feudal o capitalista podía serles co­
cree presente en el mundo y concentrada mún a las tres, pero sus formas concretas
en las divinidades, los objetos sagrados y y sus manifestaciones eran diferentes en
razón de su distinta articulación en cada temario divulgado, en especial en la an­
sociedad respectiva. tropología social británica de las décadas
La exploración de estas diferentes com­ de 1960 y 1970, donde el análisis estruc­
binaciones articuladas se orientaba a tural del parentesco en relación con
problemas específicos como la relación otras vertientes estructurales ya tenía
entre la «infraestructura» y la «superes­ una larga historia.
tructura», Mientras que esta relación se Otra línea de trabajo se concentró en la
consideraba de articulación, eran nota­ relación, de nuevo concebida con carác­
bles las diferencias entre quienes enten­ ter articulado, entre varios modos de
dían. el modo de producción como lim i­ producción dentro de una formación so­
tado estrictamente a la infraestructura y cial particular. En esta esfera, gran parte
quienes lo definían como de alcance mu­ del trabajo de más relieve se dedicó al es­
cho más amplio. Los primeros considera­ tudio de los procesos de desarrollo bajo
ban. sólo las fuerzas y relaciones de pro­ el COLONIALISMO y el CAPITAUSMO en tér­
ducción, mientras que los segundos in­ minos de sus cambiantes configuracio­
cluían en su. estudio una variedad de nes y conexiones estructurales. Especial­
«niveles» e «instancias» superestructu- mente interesante fue aquí la relación
rales apropiados a un conjunto particu­ entre el modo de producción capitalista
lar de fuerzas y relaciones de produc­ y una diversidad de modos no capitalis­
ción. En ambos casos, la relación entre tas. Entre los antropólogos franceses, los
niveles se concebía de autonomía relati­ primeros en seguir esta línea de trabajo
va, y uno de los avances notables del fueron Pierre-Phillipe Rey (Í975) y
pensamiento marxista estructural fue su Claude Meillassoujt (1991), pero el mé­
rechazo de modelos mecánicos de deter­ todo de análisis se difundió con rapidez,
minación aun manteniendo el énfasis en en parte debido al progreso concurrente
la infraestructura (o base) y la superes­ de los estudios del DESARROLLO y del
tructura. subdesarrollo. El análisis de la'articula-
Entre los antropólogos franceses, Mauri- ción de los modos de producción, en es­
ce Godelier (1973), Emmanuel Terray pecial capitalistas y no capitalistas, gene­
(1972) y Claude Meillassoux (1981) fue­ ró una terminología nueva para definir
ron los precursores en la primera línea las complejidades estructurales e históri­
de trabajo, especialmente interesados en cas del desarrollo capitalista en situacio­
explorar el problema del parentesco y la nes coloniales y poscoloniales (E. Wolf,
religión con referencia a las relaciones 1982).
de producción en las sociedades precapi- Considerada al hilo de estas líneas de
talistas. Pese a importantes desacuerdos, trabajo, la «articulación» era un concep­
un rasgo común de su trabajo fue la de­ to complejo diseñado para integrar te­
claración de que en las sociedades preca- mas como la conexión, la autonomía re­
pitalistas, la economía no es una esfera lativa y el proceso. En la historia del
autónoma y que son diversos elementos pensamiento marxista, el marxismo es­
superestructurales (en especial el P A R E N ­ tructural representó un notable avance
T E S C O ) los que organizan las relaciones para liberarse de los modelos mecánicos
de producción y sirven para movilizar la de determinación y de las simplistas teo­
fuerza laboral apropiada* Los debates se rías de estadio de la e v o l u c ió n social,
centraron en el concepto correcto de «in ­ para atender con más seriedad a las com­
fraestructura» y «superestructura» en plejidades de la historia moderna. Sin
esta situación. Su obra fue traducida y su embargo, una de las dificultades de los
resultados que ofrecieron fue su entendi­ algunos hombres piensan y hacen, a di­
miento resueltamente estructural de las ferencia de otros, «menos viriles»; y (4)
conexiones, la autonomía y el proceso. lo que no son las MUJERES, es decir, que
Así, su concepción de las relaciones entre no piensan ni hacen en este sentido.
parentesco y producción en las socieda­ Un componente central del estudio de
des basadas en el linaje jamás abandona­ este concepto hoy implica un debate so­
ron el terreno antropológico social que bre las definiciones que recibe la mascu­
habían heredado, motivando que un linidad en diferentes países. Pese a los
grupo de antropólogos previamente afi­ desacuerdos, un tema común hace refe­
nes se quejaran de haber sido atrapados rencia a la desigualdad, y si y cómo la
por la antropología FUNCIONALISTA en desigualdad de GÉNERO puede caracteri­
vez de transformarla. zar las relaciones entre hombres y muje­
En lo que se refiere a la segunda línea de res y entre hombres diferentes en diver­
trabajo, dos fueron los problemas inme­ sas situaciones históricas y culturales.
diatamente puestos de manifiesto. Por Por otra parte, a menudo vinculada con
una parte, muchos análisis se enfanga­ esa desigualdad surgen las cuestiones
ron en controversias de nomenclatura en concomitantes sobre el PODER, el PA­
cuanto a la naturaleza de los modos de TRIARCADO y el CAMBIO CULTURAL.
producción en una situación particular La antropología ha entrañado y depen­
(¿capitalista?, ¿feudal?, ¿colonial?, ¿de dido las más de las veces de conversacio­
consumo?), de modo que el análisis de nes entre hombres, de modo que el estu­
los modos de producción se convirtió en dio de éstos no ha sido particularmente
objetivo último por sí mismo en vez de notable. Por medio de diversos términos,
ser un instrumento con otro propósito: el los etnógrafos han suministrado datos
análisis económico y político de las com­ sobre diversas prácticas relacionadas con
plejas características de las relaciones y la masculinidad (véase, por ejemplo,
procesos de desarrollo y subdesarrollo Malinowski, 1927, 1929; Evans-Prit-
(Roseberry, 1989). Por otra parte, mu­ chard, 1951, Í974; M. Mead, 1935; O.
chos análisis de la irregularidad y desi­ Lewis, 1961; Lévi-Strauss, 1969a). Pero
gualdad sectorial en los subdesarrollos no fue hasta la década de 1980 que los
cayeron de nuevo en una especie de fun­ antropólogos empezaron a explorar sis­
cionalismo que consideró la existencia temáticamente a los hombres como per­
de un sector no capitalista dado o la pre­ sonas engendradas y engendradoras. Lo
sencia de grupos concretos de personas que promovió el estudio de los hombres
en términos de las supuestas necesidades como tales fue la emergencia de la «se­
del sector o del modo capitalistas. W R gunda ola de feminismo» y la ANTROPO­
Véase también ANTROPOLOGÍA MARXISTA. LOGÍA FEMINISTA.
Otras lecturas M. Bloch, 1975; Foster- El estudio de la masculinidad en antro­
Carter, 1978; Kahn y Llobera, 1981; E. pología reconoce la importancia del gé­
Thompson, 1978. nero y la sexualidad como temas crucia­
les de la investigación, a la vez que como
masculinidad Es un concepto que, reto a la persistente marginación de estos
como «virilidad», «identidad masculi­ temas en la disciplina. En general, los es­
na» y «rol del hombre» se entiende de tudios sobre la masculinidad han recha­
varios modos: ( l ) pensamiento y hacer zado las nociones estructuralistas sim­
de hombres; (2) lo que los hombres pien­ plistas de las dicotomías hombre/mujer,
san y hacen para ser tales; (3) algo que reflejo del impacto teórico del feminismo
en los métodos y conclusiones de la an- res en la ambigüedad de la vida social
tropología.. En cambio, han abundado en mexicana. Otros estudios notables son
la documentación de la tremenda varia­ los de Gilmore (1990), compendio fun-
ción intercultural son respecto a las acti­ cionalista de la ubicuidad, si no univer­
tudes y comportamientos de los hombres, salidad, de las imágenes de masculini­
no menos que en la diversidad intracul- dad en el mundo, y el estudio cuantitati­
tural en poblaciones específicas, para de­ vo de comportamientos de los pigmeos
mostrar cómo las categorías «hombres» y aka de Hewlett (1991).
«mujeres» se interconectan con CLASES, El estudio antropológico de la masculi­
ETNIA, SISTEMAS DE EDAD, SEXO y otras nidad no ha sucumbido en general al vi­
importantes divisiones sociales (Di Leo­ cio del «yo también» común en otras dis­
nardo, Í99la). ciplinas, ni se ha visto influido en exceso
por el Movimiento del Hombre Nuevo
Estudio de los hombres como tales de Estados Unidos reflejado en la de­
M.etaphors ofmasculinity (1980) de Bran­ manda de Bly (1990) de un retorno a la
des y Guardians oftheflutes (1981) de masculinidad primaria. Sin embargo,
Herdt representan dos esfuerzos tempra­ una corriente notable en gran parte de
nos de los antropólogos por estudiar a los esta investigación, aunque a menudo po­
hombres como tales. El estudio del folclo­ co articulada, ha sido el desdén por la
re andaluz le permitió a Brandes precisar antropología feminista. Pocos estudiosos
con detalle la orientación psicológica ha­ han tenido en cuenta las teorías feminis­
cia las mujeres evidente en los hombrs en tas, hecho que les ha impuesto a veces
diferentes situaciones diarias, indepen­ un vergonzante silencio ante un conjun­
dientemente de si las mujeres se hallaban to de trabajos teóricos y empíricos a me­
físicamente presentes o no. Por su parte, nudo de gran relevancia para sus propios
Herdt describió como eran necesarios los proyectos. No obstante, el estudio de las
ritos de felación para la maduración so­ masculinidades tiene mucho que aportar
cial y física de los hombres entre los sam- a las controversias relativas a las explica­
bia de Nueva Guinea. Estos estudios fue­ ciones biológicas y social-construccionis-
ron seguidos al poco por la etnografía de tas del comportamiento masculino, de
Herzfeld (1985) en relación con la POÉTI­ los roles de los hombres en la reproduc­
CA de la virilidad en Creta y por el estudio ción cultural de la masculinidad (y la fe­
de Godelier (1986) sobre la economía po­ minidad), de la relación de la masculiní-
lítica de la dominación masculina entre dad con el NACIONALISMO, la VIOLENCIA y
los baruya de Nueva Guinea. la GUERRA, y de la existencia de «terce­
A l examen de los hombres como tales se ros» géneros y sexualidades. Además, el
han aplicado orientaciones y metodolo­ estudio de los hombres como tales puede
gías diversas. Desde una óptica cultural contribuir a las discusiones pendientes
marxista, R. Lancaster (1992) abordó la acerca de la subordinación universal de
cuestión de la sexualidad y el erotismo las mujeres y a buscar las causas últimas
masculinos como rasgos de masculinidad de las desigualdades entre los géneros,
en Nicaragua (véase HOMOSEXUALIDAD). así como en lo que respecta al lugar de
El examen de actividades como la pater­ las mujeres en el estudio de los hombres
nidad, el TRABAJO y el uso del ALCOHOL (y de los hombres en los estudios de las
llevado a cabo por Gutmann (1996) re­ mujeres), por mencionar sólo unas pocas
veló de qué modo las identidades mascu­ áreas de interés común.
linas son acordadas por hombres y muje­
Generación de hombrea cido además a los antropólogos a criticar
¿Debiera ser la masculinidad asunto «só­ las nociones de carácter inmutable para
lo de varones»? El debate actual impone género y sexualidad, proclamando con
atender al papel de las mujeres en el de­ ello el advenimiento de estudios integra­
sarrollo y transformación de las identi­ dos multigenéricos. MG
dades masculinas, incluidas, por supues­
to, las relaciones emocionales ( y físicas) materialismo Comprende una gran
de los hombres con las mujeres. De mo­ variedad de teorías sociales que compar­
do similar, mientras que numerosos et­ ten algunos supuestos críticos: (1) que la
nógrafos han destacado lo que diferen­ existencia de un mundo real físico pone
cialmente consideran fundamental en limitaciones y tiene enorme impacto en
los RITOS DE PASO d e hombres y mujeres el comportamiento humano; (2) que el
(más necesariamente en el caso de los comportamiento humano forma parte
primeros, dado que, según afirman algu­ de la. Naturaleza y puede comprenderse
nos, los hombres son «hechos cultural­ con ayuda de la clase de métodos que
mente» mientras que las mujeres nacen emplean las ciencias naturales para el
«naturalmente»), otros han cuestionado estudio de la Naturaleza. Los materialis­
si estas distinciones mente/cuerpo y tas no suponen necesariamente que la
masculino/femenino no pueden ser sim­ realidad material sea «más real» que la
ple reflejo de sesgos etnográficos más mental o subjetiva, pero en el proceso de
que opinión de los sujetos de estudio an­ explicación causal conceden prioridad al
tropológico (M. Strathem, 1988). mundo material objetivo sobre la reali­
Hay muchos estudios antropológicos so­ dad subjetiva o el mundo de la mente.
bre los hombres, pero pocos sobre éstos Como doctrina, el materialismo data de
en calidad de tales. En los decenios los filósofos jónicos de la antigua Grecia
transcurridos desde la publicación de los del siglo XV a.C. y del filósofo romano
primeros estudios antropológicos explí­ posterior Lucrecio. Sin embargo, en las
citamente feministas, los especialistas ciencias sociales, el origen de todas las
han mostrado un creciente interés por el doctrinas materialistas es la de los pen­
desarrollo de estudios de género (en con­ sadores sociales del siglo XIX Karl Marx
traste con los dedicados a hombres o mu­ y Friedrich Engels, autores de la «inter­
jeres) y de sexualidad. Los antropólogos pretación materialista de la Historia»,
han seguido preguntándose si las dife­ hoy generalmente conocida como «m a­
rencias de género necesariamente impli­ terialismo histórico». Éste divide a todas
can desigualdades y han empezado a in­ las sociedades en base y superestructura.
vestigar cómo la acción deliberada pue­ La base comprende todos los elementos
de contribuir a los cambios de las esenciales para llevar a cabo la produc­
relaciones intergéneros en las unidades ción económica, las «fuerzas producti­
domésticas y en la sociedad como un to­ vas», que para Marx y Engels significa­
do. Sin embargo, por saludable que pue­ ban en general la TECNOLOGÍA, aunque
da. antojársenos esta tendencia, persiste en ella también incluían el entorno físi­
el peligro de que, separando analítica­ co humano. Cuando se combinaban con
mente a los hombres de las mujeres, los los modos de propiedad o posesión de las
estudios de la masculinidad puedan ex­ fuerzas productivas, llamadas «relacio­
cluir por defecto a las mujeres de este re­ nes de producción», creaban un MODO
gistro etnográfico, tanto teórica como DE PRODUCCIÓN concreto por encima del
empíricamente. Este problema ha. indu­ cual se encuentra la superestructura,
consistente primariamente en política e El materialismo biológico empieza con
ideología, pero que en sentido amplio la realidad del organismo humano y
comprende a todas las instituciones de examina de qué modo sus características
la sociedad. Marx y Engels concebían la tienen impacto en la formación de las
relación entre base y superestructura de prácticas culturales. Algunos científicos
tal modo que la primera determinaba sociales creen que el materialismo eco­
marcadamente la segunda. Sabemos que nómico de Marx y Engels, el cultural de
estos analistas admitían la influencia re­ Harris, y el biológico de los sociobiólogos
cíproca de la superestructura sobre la pueden y deben sintetizarse en un «su-
base, pero el grado en que se ejercía ha permaterialismo» más grandioso, cues­
sido objeto de considerable desacuerdo. tión que sin duda tendrá no poca proyec­
Algunos intérpretes han llegado a afir­ ción en el futuro.
mar que Marx y Engels consideraron es­ Cualquier discusión del materialismo de­
ta relación plenamente recíproca. Sin biera hacer referencia a la principal doc­
embargo, es muy dudoso porque haría trina que se le opone, el llamado «idealis­
grotesca su autoidentificación como ma­ mo», que en las ciencias sociales parte del
terialistas. supuesto de que los aspectos más impor­
En 1845-18+6, Marx y Engels (19+7) se tantes de la realidad social, si no ella mis­
sirvieron de su concepto de modo de pro­ ma en su totalidad, son emanaciones de la
ducción para definir períodos en la histo­ mente humana. La sociedad es un conjun­
ria de la humanidad e identificar cuatro to de convenciones socialmente construi­
estadios principales de desarrollo históri­ das que la mente humana ha elaborado en
co, que llamaron comunismo primitivo, diversos escenarios temporales y espacia­
e s c l a v it u d (o estadio antiguo), feudalis- les- El padre moderno de todos los idealis­
„ mo y CAPITALISMO. Predijeron que el ca­ tas es Georg Wilhelm Friedrich Hegel
pitalismo sería eventualmente desplaza­ (1770-1831), quien consideraba a la socie­
do por un modo socialista de producción. dad como producto del Espíritu Absoluto.
La doctrina materialista de Marx y En­ Los enfoques idealistas han tenido gran
gels ha persistido en el pensamiento de influencia en la sociología y antropología
los marxistas modernos, que en cierta recientes, y de hecho han ganado mucho
medida la han modificado. Muchos an­ terreno en los últimos años. Un enfoque
tropólogos han bebido en las fuentes del idealista por antonomasia en antropología
materialismo marxista, entre ellos el ar­ es el ESTRUCTURALISMO de Claude L É V I-
queólogo Y, Gordon Childe (1956) y el STRAüSS, revisado y ampliado en las doc­
antropólogo cultural Leslie W H IT E trinas del postestructuralismo y POSMO-
(1945), ambos con notable impacto en la DERNISMO. SS
antropología moderna. El materialismo Otras lecturas Harris, 1968 [en tor­
histórico ha influido también de modo no a la oposición entre materialismo e
notable en la antropología con su incor­ idealismo]-
poración al MATERIALISMO CULTURAL, en­
foque teórico desarrollado por Marvin materialismo cultural Es un en­
HABEIS (1979) y sus seguidores- foque teórico importante en antropolo­
Hay de hecho otra forma de materialis- gía sociocultural en gran medida desa­
mo, que no suele etiquetarse así, y es el rrollado por Marvin H A RRIS (1968,
materialismo del cuerpo. La encarnación 1979), aunque con la intervención de
intelectual contemporánea de esta for­ otros antropólogos (e incluso algunos so­
ma de materialismo es la SOCIOBIOLOGÍA. ciólogos). Representa una especie de sin-
tesis teórica del materialismo histórico y símbolos subyacentes. Incluye aspectos
marxista,"la ANTROPOLOGÍA ECOLÓGICA y como la religión, la ciencia, el arte, la
el EVOLUCIONISMO social. Surgió en el pe­ música, la danza, la literatura, el depor­
riodo comprendido entre las décadas de te y rituales.
1950 y 1970, y en años recientes, con la El materialismo cultural ha dependido
fragmentación de la antropología y el asimismo de una importante distinción
progresivo escepticismo acerca de la po­ epistemológica entre los modos de análi­
sibilidad de una antropología científica, sis ÉMICO y ÉTICO. Los materialistas cul­
ha ido perdiendo influencia. Sin embar­ turales subrayan que ambos enfoques
go, goza todavía de considerable predica­ son importantes para la investigación
mento en algunos círculos. antropológica, aunque prefieren la mo­
El materialismo cultural identifica tres dalidad ética en sus trabajos.
componentes principales en todas las so­ El materialismo cultural es más conoci­
ciedades humanas, aspectos que Harris do por la forma en que vincula infraes­
llamó colectivamente «modelo univer­ tructura, estructura y superestructura.
sal». Todas las sociedades pueden divi­ En términos de Harris, estos tres compo­
dirse en infraestructuras, estructuras y nentes socioculturales se relacionan a
superestructuras. Las primeras constan través del Principio de Determinismo
de aquellos elementos naturales y cultu­ Infraestructural. Este postulado entien­
rales fundamentales para la adaptación de que es la infraestructura la que pro­
y la supervivencia humana y presentan porciona el fundamento básico de la v i­
dos súbcomponentes; el MODO DE PRO­ da sociocultural y el primero en estable­
DUCCIÓN y el modo de reproducción. El cerse. Seguidamente ejerce una poderosa
primero incluye tecnología, pautas de fuerza determinante en la formación de
trabajo, características del entorno geo­ la superestructura. Harris subrayó que
gráfico o físico, y relaciones tecnoam- las relaciones causales entre estos com­
bientales. Es básico para la adaptación ponentes son probabilísticos y dejan lu­
económica. El modo de reproducción gar a la acción causal para operar en di­
consiste de todo cuanto guarda relación rección inversa, es decir, de superestruc­
con la propagación de la especie y es pri­ tura a estructura a infraestructura. Sin
mariamente demográfico. Incluye tasas embargo, se supone que las influencias
de natalidad y mortalidad, tamaño y causales fluyen en esta dirección inversa
densidad poblacional, grado de creci­ con frecuencia mucho menor e impor­
miento de la población y tecnología aso­ tancia apenas notable. Harris ha formu­
ciada con el control de la natalidad y po­ lado asimismo un argumento explicativo
blacional. La estructura la conforman la del porqué la infraestructura tiene tanta
economía doméstica y política, donde la influencia causal. En su opinión, la prio­
primera implica sobre todo modos de or­ ridad de ésta se debe a que entraña todas
ganización de la familia y parentesco, así aquellas cosas de máxima trascendencia
como los roles desempeñados en el colec­ para la supervivencia humana y bienes­
tivo por el género y la edad; y la segun­ tar físico, aspectos de la vida que el hu­
da, modelos de clase, casta u otras jerar­ mano debe solventar antes de dedicar su
quías, modos de organización política y atención a cuestiones relativas a la orga­
de guerra. Por último, la superestructura nización social y a la ideología.
consiste de modelos cognitivos e ideoló­ Fundamental en el materialismo cultural
gicos, así como de comportamiento, re­ es la noción de que los individuos huma­
presentativos de pautas de pensamiento nos calculan el cociente coste/beneficio y
eligen cursos de acción racionales con m i­ to y a la presión poblacionales un papel
ras a minimizar la inversión de tiempo y causal importante en la vida social. De
energía y maximizar la salud y el bienes­ hecho, arguyen vehementemente que
tar físico, transmitiendo la riqueza de una las tasas de crecimiento poblacional son
generación a la siguiente, además de variables dependientes más que indepen­
otros intereses. En su obra temprana, los dientes.
análisis de Harris se plantearon a menu­ Una segunda diferencia importante en el
do de modo funcionalista, pero más tarde materialismo, cultural e histórico, hace
(hacia mediados de la década de 1970) referencia al lugar de lo que Marx deno­
optó por una posición metodológicamen­ mina relaciones de producción o formas
te más individualista. Eludiendo toda no­ de propiedad de las fuerzas productivas, y
ción de selección grupal, su obra de ma­ que en su opinión son parte fundamental
durez parte del supuesto de que los mode­ de la base económica. Harris, por otra
los culturales constituyen agregaciones a parte, las situó dentro del componente
gran escala de una selección cultural que político-económico de la estructura y
opera en el plano coste/beneficio indivi­ afirmó que es importante ver cómo los
dual, lo cual asemeja notablemente el modos de propiedad económica se confi­
materialismo cultural a la teoría d arvi­ guran a tenor de los modos de producción
niana de la selección. y reproducción. Sin embargo, debiera se­
Como forma de materialismo teórico, el ñalarse al respecto que Harris no siempre
cultural ha bebido considerablemente de ha sido constante en la aplicación de este
las fuentes del materialismo histórico argumento teórico formal a casos socio-
marxista dejando-algunos de sus supues­ culturales reales. En sus análisis de las so­
tos y combinando su núcleo materialista ciedades preindustriales y precapitalistas
con algunas de las nociones señeras de la ha considerado en general la forma de la
ecología cultural (por ejemplo, el papel economía como parte de la estructura, pe­
determinante del medio físico) y del ro en el análisis de las sociedades capita­
evolucionismo social (por ejemplo, la se­ listas modernas ha tratado generalmente
lección cultural de modelos de adapta­ las relaciones de producción (bajo el epí­
ción socioculturales). Sin embargo, es grafe común de «economía») entre los
importante definir las principales dife­ determinantes causales capitales del resto
rencias entre el materialismo histórico y de los componentes socioculturales. Así,
el cultural. En primer lugar, es obvio que Harris se aproxima a la posición marxista
el segundo representa una forma de ma­ original cuando aborda el estudio del
terialismo más amplia, ya que concede mundo capitalista moderno.
cierta importancia al medio físico, en Por último, Harris ha sido inamovible
mayor medida que lo hiciera Marx. Ade­ en su rechazo del componente dialéctico
más, el gran énfasis puesto por el mate­ del materialismo histórico. Se ha referi­
rialismo cultural en los factores demográ­ do a Hegel como «el mono a homaros de
ficos, en especial el papel del crecimiento Marx y Engels» y afirmó que la dialécti­
poblacional y la presión consiguiente, dis­ ca no es sino una enrarecida inanidad fi­
crepa totalmente del materialismo histó­ losófica. A su juicio, la principal debili­
rico. Marx reaccionó muy negativamente dad de la dialéctica reside en la ausencia
a la noción malthusiana de que la super­ de principio operacional para especificar
población era causa primera de la pobre­ qué particular contradicción social pue­
za, y los marxistas actuales son extrema­ de ser fundamental en un lugar y tiempo
damente remisos a otorgar al crecimien­ dados. Dado que la noción de dialéctica
carece de validez científica, Harris sim- dialéctico, en especial el hegeliano, con
plemente.recomienda abandonarla (véa­ una perspectiva materialista en la que se
se MATERIALISMO DIALÉCTICO). subrayaba el carácter creativo y transfor­
Como estudioso que dio nombre y prác­ mador del trabajo humano (Marx, 1903,
ticamente creó el materialismo cultural, 1963)..
no sorprende 'que Harris haya sido el Central en el pensamiento dialéctico es
más fervoroso proponente de su aplica­ la perspectiva de la totalidad, a menudo
ción en la investigación, y supera en ello confundida con simple holismo. Aunque
con mucho a cualquier otro antropólogo. la perspectiva de totalidad es una visión
En una serie de libros, Harris ha tratado del todo, su importancia es primaria­
de explicar una gran variedad de fenó­ mente relacional. Es decir, más que em­
menos culturales (Harris, 1974, 1977, pezar con objetos discretos, finitos, para
1981, 1985), entre los cuales destacan los colocarlos en relaciones analíticas entre
TABÚES ALIMENTARIOS y las prácticas es­ si, se empieza por las propias relaciones
peciales (la vaca sagrada de la India, el y se considera a los objetos (como «obje­
abominable cerdo de los judíos y musul­ tos de relación» más que como «objetos
manes, el CANIBALISMO azteca y muchos en relación») en términos de éstas. En
otros), la GUERRA primitiva, la gran ola segundo lugar, el pensamiento dialéctico
de BRUJERÍA de la Europa medieval, la destaca la importancia del proceso y su
evolución a largo plazo de las sociedades propósito no es producir un análisis está­
humanas, el reciente movimiento femi­ tico de las relaciones y los objetos en un
nista en el mundo occidental, la prolife­ momento observacional concreto, sino
ración de CULTOS religiosos y homicidios considerar unas y otros en formación y
en Estados Unidos. Otros antropólogos percibir la direccionalidad de este proce­
han hecho igualmente valiosas aporta­ so para conocer el potencial que entra­
ciones aplicando el materialismo cultu­ ñan. En tercer lugar, el pensamiento dia­
ral a sus investigaciones. Por ejemplo, M. léctico subraya las contradicciones, que
Kay Martin y Barbara Voorhies (1975) deben ser valoradas en términos de las
han desarrollado una interpretación cul- mencionadas premisas. El objeto último
tural-materialista de los roles asignados es identificar las relaciones internas de
respectivamente a uno y otro género; una totalidad que actúan en sentidos
Mark Cohén (1977) ha hecho lo propio opuestos y que entrañan posibilidades
para explicar los orígenes de la agricul­ coexistentes mutuamente opuestas (E.
tura; y Robert Carneiro (1970) ha plan­ Thompson, 1978).
teado una famosa teoría materialista del Vinculado a un análisis materialista cen­
origen del estado. (Un excelente resu­ trado en el trabajo humano, el método
men de la amplia aplicación de los prin­ trata de explicar las formas y relaciones
cipios cultural-materialistas se encuen­ características del trabaj o desde un pun­
tra en Harris, 1979, pp. 77-114.) SS to de vista sociológico tanto como histó­
Véase también EVOLUCIÓN, M ATERIA­ rico, o sea, examinar el conjunto de for­
LISMO. mas y relaciones a través de las cuales se
Otras lecturas E. Ross, 1980. ha movilizado y expropiado el trabajo en
el tiempo, en términos de sus relaciones
materialismo dialéctico Es tan­ internas y de su relación histórica con
to una filosofía como un método de in­ otros conjuntos de formas y relaciones
vestigación histórica asociado con Karl (Ollman, 1971). WH
Marx, que vinculaba el pensamiento Véase también ANTROPOLOGÍA MARXISTA.
m a t r ia r c a d o Dominación de las mu­ dad doméstica matrifocal estructurada
jeres como clase sobre los hombres y sis­ alrededor de la madre y de la que el pa­
dre está ausente o en la que desempeña
tema por el que los derechos y deberes
un papel relativamente superfluo (R,
sobre personas y cosas discurren por lí­
nea materna (Webster, 1975, p. 142). Los Smith, 1 9 7 3 ). MR
teóricos sociales del siglo XIX desarrolla­
matxiiateral En lo tocante a las rela­
ron el concepto (también conocido como
ciones de parentesco se dice de la basada
«derecho materno») para explicar la
en la madre o en su estirpe. Por ejemplo,
evolución de la sociedad civil. Entre
los hijos de un hermano o hermana de la
ellos, el historiador y jurista suizo Jo-
madre son primos matrilaterales. MR
h a n n Jakob Bachofen (1 9 6 7 ) y el econo­
mista político alemán Friedrich Engels
matrilineal Véase d e s c e n d e n c ia m a-
(1 9 0 2 ) señalaron que el derecho de la
T K IU N E A l.
materno definía uno de los estadios más
tempranos de la sociedad hnmana: el go­ m a t r i m o n i o Enlace socialmente re­
bierno y autoridad de la madre y los idea­
conocido de un hombre y una mujer
les de nutrición y pacifismo figuran en­ conforme a la acepción social de estos
tre las bases primeras del orden social. términos, típicamente con fines de legí­
El matriarcado sería sustituido por el PA­ tima reproducción, establecimiento de
TRIARCADO. Muchos seguidores del femi­ una f a m ilia nuclear o creación de una
nismo cultural a partir de la década de nueva unidad doméstica. MR
1970 han hecho suyo el concepto de so­
ciedad matriarcal como modelo para la matrimonio grupa! Es una supues­
transformación de las instituciones pa­ ta forma de matrimonio primitivo presen­
triarcales del mundo occidental. tada como hipótesis por los primeros teó­
Las sociedades MATTULICíEALES se conside­ ricos del parentesco, en virtud de la cual
raron de naturaleza inicialmente ma­ un grupo de hombres y mujeres se casa­
triarcal. Pero los antropólogos han revela­ ban conjuntamente y se aplicaban a la
do que los hombres pueden ser económi­ procreación y cría indiscriminada de los
ca y politicamente dominantes en ellas, e hijos. Lewis Henry MORGAN pensó que los
igualmente que las mujeres pueden gozar SISTEMAS DE CLASIFICACIÓN DE PARENTESCO
de una posición elevada en las sociedades podrían dar prueba de ello, MR
patriarcales. Además, la presencia de la
matrilinealidad o de la patrilineaüdad en matrimonio plural Véase p o l i g a ­
una sociedad no se correlaciona de modo m ia.
predecible con la prevalencia de los idea­
les culturales de nutrición o pacifismo. Mauss, Marcel (1872-1950) H i­
Hoy, la mayoría de los antropólogos creen jo de la hermana de Durkheim, Mauss
que no hay ninguna prueba indiscutible abandonó su hogar judío en los Vosgos
de la existencia de un estadio de matriar­ para estudiar en Burdeos con su tío y en
cado puro. EP París con el sanscritólogo Sylvain Lévi.
Pronto se convirtió en uno de los más es­
matrifocal Se dice de la relación de trechos colaboradores de Durkheim en
parentesco o social centrada en la madre la revista Année sociologique, y desde
o, en general, en las mujeres. El término 1901 impartió clases de estudios religio­

se usa sobre todo en referencia a la uni­ sos en la École Pratique des Hautes Étu-
des. Después de la primera guerra mun­ y en la acción individual más que en la
dial, en la que ganó una medalla al valor, colectiva. Dentro de la historia «pura»,
desempeñó un importante papel en la su idea más discutida es la del «hecho
continuación dé los esfuerzos de Durk­ social total»: esas ocasiones que (en el ca­
heim. y su circulo. También, dio clases (a so límite) aglutinan a la sociedad entera
partir de 1926) en el Instituto de Etnolo­ y movilizan todas sus instituciones de
gía, del que fue cofundador, y (a partir modo que ofrezcan aspectos múltiples
de 1931) en el College de France, Se re­ (socioestructurales, jurídicos, económi­
tiró al comienzo de la segunda guerra cos, estéticos, religiosos, etc.). Pero des­
mundial (Fournier, 1994). confiaba de la abstracción excesiva y
Contrariamente a su más bien austero conservó siempre un claro sentido de la
tío, Mauss gozaba de la amistad, las artes realidad social vivida.
y los paseos por la montaña, y fue muy En su primer ensayo importante, de
activo en comités socialistas y en perio­ 1899, interpretó el material filológico
dismo, criticando el bolchevismo y pro­ sobre el SACRIFICIO en términos de comu­
pugnando el Movimiento Cooperativo. nicación entre el hombre y Dios (H. Hu­
Dejó sin terminar muchos de sus proyec­ bert y Mauss, 1964). En 1903 sostuvo
tos académicos, incluida su tesis, y aun­ con Durkheim que en la sociedad toté-
que trabajó desinteresadamente en pro mica primitiva la CLASIFICACIÓN de los
de la publicación de los libros de sus co­ humanos en unidades de estructura so­
legas fallecidos, jamás publicó uno pro­ cial (como los clanes) sirvió como patrón
pio. No obstante, sus notas de clase en el para la clasificación de los reinos natura­
instituto fueron publicadas por otros les y que esta forma de coherencia ideo­
(Mauss, 1947), y sus escritos antropoló­ lógica se ha roto en el curso de la historia
gicos, reunidos postumamente (Mauss, mundial (Durkheim y Mauss, 1965;
1950, 1968-1969). Alien, 1994), En 1906 contrastó la dis­
Mauss no realizó jamás TRABAJO DE CAM­ persión demográfica de los campos esti­
PO ni se especializó en una región par­ vales esquimales con la «efervescencia»
ticular, pero publicando más de quinien­ ritual característica de sus asentamien­
tos comentarios críticos y recordando to­ tos comunales de invierno (Mauss y
do lo que había leído acumuló una Beuchat, 1979). Su texto más famoso,
erudición casi enciclopédica. Se movió publicado en 1925, es ciertamente The
fácilmente entre el mundo antiguo he­ gift (Mauss, 1954).'Aunque los regalos
breo o indoeuropeo (sánscrito, grecorro­ (gifts) son ostensiblemente espontáneos,
mano, germánico) y la etnografía con­ de hecho muchas veces se actúa bajo al­
temporánea (en especial de Australia, el guna forma de obligación, no sólo al re­
Pacíñco insular y la América del Norte galar sino también al recibir y, en su mo­
nativa), usando a menudo textos en su mento, devolver el regalo. Consideró tres
idioma original. estadios evolutivos en el INTERCAMBIO DE
Aunque a veces estuvo en desacuerdo PRESENTES. En un sistema de prestacio­
con su tío, Mauss fue siempre un durk- nes totales, los intercambios vinculan a
heimiano: tan consciente de la modela­ los clanes entre sí; en las sociedades que
ción estadística del comportamiento co­ practican el POTLACH o similares, los re­
mo de las categorías ideológicas subya­ galos son típicamente competitivos o
centes, y más interesado en la cohesión «agonísticos»; y en el mundo moderno,
social que en el conflicto, en la historia aun persistiendo formas antiguas, domi­
del mundo que en el sistema sincrónico, na el MERCADO amoral. Mauss recomen­
dó moderar el individualismo del mer­ tivas a la ADOLESCENCIA, el GÉNERO y la
cado acentuando la propensión humana SOCIALIZACIÓN (en especial de los NIÑOS).
a dar al igual que a consumir. Nacida en Filadelfia en 1901 en el seno
En ensayos posteriores, Mauss (1979) de una familia de académicos (su madre
abundó en la obra Suicide de Durkheim era socióloga, y su padre profesor de eco­
poniendo de manifiesto la efectividad fi­ nómicas), Mead formó parte de la segun­
siológica de los imperativos sociales para da generación de discípulos de Franz B oas
abandonar la vida, y exploró los modelos en Columbia, donde se doctoró en filoso­
culturales de la postura y el movimiento fía en 1929. Fue particularmente influi­
corporales. En su última obra maestra se da por sus colegas de más edad Ruth Be-
propone categorizar a la persona como NEDICT y EdwaTd SAPIR, estrechos ami­
entidad moral, como hiciera respecto de gos con quienes fundó el movimiento de
la categoría cognitiva de clase en su en­ CULTURA Y PERSONALIDAD que se pTopuso
sayo Prim itive classificatioti (1903): el relacionar la antropología cultural con la
«personaje» tribal, encarnación de un psiquiatría y la psicología.
antepasado mítica del clan, evoluciona Mead fue una de las primeras mujeres
hacia una persona contemporánea porta­ en la antropología norteamericana en
dora de derechos humanos universalistas emprender exhaustivos trabajos de cam­
(ve ase Carrithers etal., 1985). po en ultramar, empezando en el Pacífi­
Otros ensayos maussianos precursores co con el estudio de las adolescentes. En
tratan de la magia, la oración, la rela­ su libro Corning o f age in Someta (1928)
ción entre sociología y psicología, las re­ sostiene que las tribulaciones asociadas
laciones ficticias, la segmentación tribal, con la adolescencia en Estados Unidos
la nación* etc, (Mauss, 1950, 1979). Pero no se dan en Samoa y que, por tanto,
el lugar de Mauss en la historia está ga­ eran producto de la cultura, no de la bio­
rantizado no sólo por la calidad de sus logía. Nuevos trabajos de campo a fina­
principales textos y sus perspicaces ob­ les de la década de 1929 y en los años
servaciones dispersas en el conjunto de posteriores dieron por resultado un nota­
su obra (y a la espera aún del merecido ble número de monografías académicas,
reconocimiento), sino también por su in­ peTo fueron Corning ofage y otras obras
fluencia en autores de la talla de Granet, similares las que cimentaron su fama.
L é v i -S t r a u s s y Dumont. Su obra, pese a Hay que destacar Growing up in New
no ser en ocasiones de fácil lectura, con­ Guinea (1930), centrada en la socializa­
serva el poder de sugerir e inspirar. NA ción infantil y las relaciones intergene-
Otras lecturas Alien, 1995; Dumont, racionales en un pueblo manus, Sex and
1986a; Lévi-Strauss, 1987; J. Parry, 1986. temperament in three primitive societies
(1935), donde incidía en la plasticidad
Mead, Margaret (1901-1978) de los roles de género en hombres y mu­
Margaret Mead es la antropóloga más co­ jeres, y Male andfemale (1949), examen
nocida del siglo XX. Aunque su influencia transcultural comparado del género a
en la antropología académica ha perdu­ mayor escala.
rado menos, no tuvo par a la hora de re­ Estas obras tenían mucho en común:
lacionar las conclusiones extraídas del es­ iban destinadas a un lector populartanto
tudio de pueblos remotos y manifiesta­ como a los antropólogos, abordaron co­
mente extraños con los problemas de la mo tema central un problema social a la
sociedad a la que pertenecía, en particu­ sazón importante en Estados Unidos, y
lar en lo que se refiere a cuestiones rela­ se sirvieron de datos transculturales para
establecer paralelos (por implicación y y sólo la promovió a un cargo de direc­
directamente) con aspectos específicos la ción, y aun con reservas, tras cuarenta
vida norteamericana que Mead sometió años de servicio y cuando ya. estaba cerca^
a crítica. Le ganaron no poca fama en su na su jubilación- A l final de su vida se ha­
día y se siguen editando en la actuali­ bía convertido en una especie de icono
dad. La principal excepción en su traba­ antropológico, asistida por un gran perso­
jo divulgador en este período fue su em­ nal, comparecencias en el Congreso o dis­
peño precursor, junto con Gregory Bate- cursos frente a grandes audiencias acerca
son, para documentar la socialización en de cómo mejorar las relaciones intergene-
Bali describiendo el proceso social, la ex­ racionales. Publicó su autobiografía en
presión corporal y la dinámica espacial 1972, Blackberry wínter, donde mezcló
en una película. Esta obra clásica (G. Ba- temas de su vida profesional y de su vida
teson y Mead, 1942) fue muy admirada personal. Murió en Nueva York en 1978.
en el campo de la antropología (véase Lo normal es que la vida académica del
FOTOGRAFÍA), peTo no tuvo gran impacto investigador cese con su muerte. Sin em­
fuera del campo profesional. bargo, uno de los debates más importan­
A l comienzo de la segunda guerra mun­ tes con Mead como protagonista tuvo lu­
dial Mead había abandonado en gran me­ gar tras su fallecimiento, cuando Derek
dida sus trabajos de campo, pero se había Freeman publicó Samoa: the making o f
volcado en una amplia gama de estudios an anthropological myth (1985). Free­
comparados. Resuelta defensora de la idea man tachaba a Mead de haber sido enga­
de que la socialización de los niños tiene ñada por sus informantes, acusándola de
gran impacto en la formación del CARÁC­ no haber entendido a la cultura samoa-
TER NACIONAL (Mead, 1953a), publicó un na, doble engaño en opinión de aquél
estudio sobre la cultura norteamericana porque Mead había resuelto ab initio dar
desde esta perspectiva (Bateson y Mead, con pruebas que confirmaran la premisa
1942). Intervino con Ruth Benedict en un de Boas de que la naturaleza humana
gran proyecto para estudiar la «cultura a era determinada por la cultura, no por la
distancia» centrado en aquellos lugares biología. La Samoa de Freeman, en
donde, por razones políticas o por extin­ cambio, estaba marcada por la violencia
ción, las culturas no podían ser directa­ y la competición, y la sexualidad distaba
mente estudiadas (Mead, 1953c). En esta de ser libre y abierta. Ocioso es decir que
época Mead participó también activa­ se sucedieron los debates y libros al res­
mente en proyectos de carácter interna^ pecto, con un temario cada vez más ex­
cional patrocinados por el gobierno como tenso y disperso que abarcaba desde la
DIETA y DESARROLLO (Mead, 1953b, 1964). realización del TRABAJO DE CAMPO a la
Particular interés reviste su trabajo sobre validez de los datos y argumentos teóri­
las transformaciones ocurridas entre los cos, la historia de la antropología y no
manus de Nueva Guinea desde sus traba­ pocas acusaciones ad hominem (L. Hol-
jos iniciales en la región con Río Fortune mes, 1987; Orans, 1996). Pese a la impo­
veinticinco años antes (Mead, 1956). sibilidad de defenderse personalmente
A lo largo de toda su carrera Mead estuvo con ayuda de sus asistentes, la obra de
asociada con el Museum of Natural His- cincuenta años de Mead capeó el tempo­
tory de Nueva York. Esta base le había ral, con la jarcia algo maltrecha pero fir­
proporcionado la flexibilidad necesaria me, y convocó renovado interés en los te­
para su variado trabajo, pero como insti­ mas que había ido desarrollado a lo largo
tución distó de prestarle ayuda sustancial, de toda su vida, TB
Otras lecturas American Anthropolo- de las mujeres menstruantes como con­
gist, 82 (1980), pp. 261-373 [colección de taminadas y portadoras del M A L hasta
artículos «In memoriam: Margaret M e­ que el baño ritual mikvah las purificaba
ad, 1901-1978»]; M. Bateson, 1984; G-or- (R.. Cernea, 1981, pp. 62-65), aunque re­
dan, 1976; Handler, 1990; J. Howard, cientemente algunas mujeres judías nor­
1984. teamericanas han rechazado esta opinión
(Kaufman, 1991). Entre los tuaregs kel
menstruación Evento fisiológico ewey del Níger, la existencia de tabúes
propio de muchachas y mujeres en edad menstruales sirve para destacar funda­
núbil en todo el mundo. Aunque así pare- mentos sociológicos como las distincio­
ce definirse un proceso biológico invaria­ nes de CLASE entre las elites y los campe­
sinos, más que ideologías de género per
ble que no justifica el examen antropoló­
se (Rasmussen, 1991).
gico, de hecho este período posee signifi­
Otras sociedades revelan con su catálogo
cados distintos: en las diversas culturas, la
de tabúes menstruales una ambivalencia
sangre menstrual y la propia mujer que
estructural en lo relativo a la menstrua­
la produce originan juicios positivos, ne­
ción y a las mujeres como grupo (M.
gativos, neutros y ambivalentes.
Douglas, 1966). Por ejemplo, las mujeres
Algunos TABÚES giran en torno al supues­
yurok de California se auto segregaban
to de que la SANGRE menstrual es especial
tradicionalmente durante los diez días
y posee poderes singulares. Que éstos sean
perimenstruales de cada mes. Y si algu­
denigrados o valorados depende de las
nos hombres yurok parecen haber consi­
ideas locales y de las estructuras de poder
derado el período menstrual de la mujer
que circunscriben las relaciones de GÉNE­
como fuente simbólica de contamina­
RO. Por ejemplo, los beng de Costa de
ción, hay pruebas de que muchas muje­
M arfil ven en la sangre menstrual un
res lo veían como ocasión renovadora de
signo de fertilidad, y su estructura políti­ poderes espirituales por el baño que les
ca ordena la participación de hombres y imponía en ríos purificadores (Buckley,
mujeres en todos los niveles. Una tabú 1988), Similarmente, algunas mujeres
que prohíbe a las mujeres beng mens- taiwanesas consideran sus períodos como
truantes el trabajo en sus campos no es medio para conservar la salud más que
indicativo de opresión, sino señal del es­ como causa contaminante, como procla­
fuerzo por segregar la fertilidad humana man los hombres (Furth y ChTen, 1992).
de la fertilidad natural de los bosques y Los thanthy siberianos entienden que la
de los campos y de la fertilidad sobrena­ menstruación es contaminante, pero que
tural de los espíritus (G-ottlieb, 1988b). aumenta de algún modo el poder de las
En otros lugares, cuando varias mujeres mujeres en los campos espiritual y ri­
menstruantes ocupan colectivamente un tual, especialmente a medida que enve­
espacio discreto (llamado a veces «caba­ jecen (Balzer, 1981).
ñas de menstruación»), el hecho puede La sangre menstrual es diferente de la
verse como una bienvenida pausa en su venosa no sólo biológicamente (no se co­
actividad normal y hasta como ocasión agula), sino también culturalmente; son
de placentera sociabilidad con otras mu­ muchos los pueblos que la consideran
jeres en igual situación. Por otra parte, particularmente potente y dotada de
la segregación menstrual durante diez propiedades místicas; de aquí procede la
días cada mes entre los judíos señalaba costumbre dominante de limitar su pre­
tradicionalmente una imagen general sencia’ al ámbito más privado, y aun la
prohibición de verla o tocarla (razón del menstrual puede reducir igualmente su
extendido tabú sobre las relaciones se­ frecuencia. Por ejemplo, entre los gainj
xuales durante la mensturación). Sin de Nueva Guinea la duración media del
embargo, y precisamente por los poderes ciclo es de treinta y seis días (P. Johnson
que se le atribuyen, la sangre menstrual et al., 1987). Además, en escenarios no
puede usarse con determinados fines, ya occidentales y preindustriales, la menar-
de BRUJERÍA, ya en pociones eróticas. Los quía se ha dado mucho más tarde que en
asante de Ghana, por ejemplo, celebran los países occidentales contemporáneos,
la menstruación con elaborados rituales acortando así la duración del ciclo ente­
para celebrar el paso de las muchchas a ro (Laslett, 1973), Por último, cuando las
la pubertad, y sus brujos se protegían mujeres viven juntas en hábitats reduci­
tradicionalmente de los hechizos malig­ dos o experimentan igual exposición a la
nos embadurnándose con escobillas un­ luz, la cronología global de la menstrua­
tadas de sangre menstrual; y eso a pesar ción puede acomodarse al ciclo lunar
de que en general la consideraban tan (M. McClintock, 1971). La tendencia de
peligrosa que las mujeres que violaban las mujeres a menstruar bien con la luna
determinados tabúes eran indefectible­ nueva, bien con la llena, puede estar in­
mente ajusticiadas en la época precolo- cluso codificada culturalmente en ritua­
nial (Buckley y Gottlieb, 1988a). les (Lamp, 1988) y mitos (Knight, 1991).
Aunque los ejemplos expuestos en lo pre­ En suma, es mucha la variabilidad trans-
cedente ponen de manifiesto la existencia cultural tanto en la biología de la'tnens-
de un elaborado repertorio de prácticas truación como en las maneras y modos
culturales en torno a la menstruación, el con que es vista y tratada. La menstrua­
cuadro presentado no es universal. Los ción es menos un dato biológico que un
rungus de Borneo, por ejemplo, carecen evento cultural generador de experien­
de semejantes tabúes acerca de la mens­ cias enormemente diferentes en las mu­
truación, considerada con indiferencia jeres. AG
por ambos sexos (L. Appell, 1988). Y los Véase, también ADOLESCENCIA, RITOS Y
síntomas psicológicos del síndrome pre­ CULTOS DE FERTILIDAD, GÉNERO, PURE-
menstrual (SM), tan comunes en las so­ ZA/POLUCIÓN, RITOS DE PASO.
ciedades occidentales (E. Martin, 1987), Otras lecturas C. Bailey, 1993; Brum-
no se dan en, al menos, algunos colectivos berg, 1993; Delaney et aL, 1993; Golub,
preindustriales (Gottlieb, 1988a). A l pro­ 1983;Lupton, 1993; McKeever, 1984; So­
pio tiempo, algunas mujeres de las nacio­ bo, 1992.
nes industrializadas inventan actualmen­
te sus propios rituales menstruales para m e r c a d o Lugar en el que comprado­
celebrar el ciclo y contrarrestar el cuadro res (demanda) y vendedores (oferta) se
de síntomas del crecientemente hegemó- reúnen para efectuar intercambios. La
nico SM (Owen, 1993). extensión del mercado puede variar con­
La biología y la psicología de la mens­ siderablemente, desde un local específi­
truación varían también entre culturas. co hasta una región, un país o el planeta
Así, donde es poco o nulo el esfuerzo por en su totalidad.
limitar los embarazos, las mujeres la Hay importantes diferencias entre las
presentan raramente y la amamantacíón economías cuyo modo primario de asig­
frecuente y prolongada suprime el ciclo nación de recursos es una red de merca­
durante años tras el parto (véase REPRO­ dos que se autorregulan y una economía
DUCCIÓN). La duración del propio ciclo de mercado. Mientras que los antropólo­
gos han escrito abundantemente sobre la desplazarse de una aplicación a otra se­
segunda (J. Alexaner, 1987; Beals, 1976; gún los dictados de «racionalidad econó­
Bohannan y Dalton, 1962; S. Cook y Dis- mica» más que desplegados conforme a
kin, 1976; Dewey, 1962; C. Geertz, 1979; la costumbre o los intereses políticos.
Hodges, 1933; Tax, 1953), no han contri­ C on 1as fuerzas déla oferta y la demanda
buido gran cosa a nuestro conocimiento actuando libremente y con la amplia­
analítico de las primeras, salvo por medio ción de mercados, el sector productivo
del contraste con ciertas instituciones en responde con una mayor DIVISIÓN DEL
las sociedades tradicionales. Cabe decir TRABAJO y un aumento de la producción

que la mayoría de los antropólogos que económica (W. Rothenberg, 1992).


han discutido estas materias no han des­ Así, en una economía de mercado, los di­
crito adecuadamente los intercambios en ferentes lugares de operación se unen
el mercado. Como dijera recientemente para formar una red integrada de natu­
un antropólogo: «A grandes rasgos, las raleza en gran medida autorreguladora:
instituciones de regalo “ maussianas” los bienes aparecen en el mercado y lo
han gozado de buena prensa en antropo­ abandonan en respuesta a las variaciones
logía, los “bienes de consumo” no. “Re- de precio más que a directrices de algu­
galo-reciprocidad-bueno/mercado-inter- na institución política central. Es esta
cambio-malo” es sólo una fórmula fácil red de mercados el medio principal de
dememorizar» (Gell. 1992b, p. 142). asignación de bienes y servicios en se­
El economista Alfred Marshall (1390,1, mejante economía, incluidos los bienes
pp. 324-325) definió «mercado» como de consumo y los factores de producción
región o área localizados en el espacio y (tierra, trabajo, dinero). Y una de las for­
tiempo donde los precios de una misma mas en que el mercado desempeña esta
cosa convergerán hacia la uniformidad función asignadora es actuando como
independientemente de los costes de mecanismo colector a la vez que dispen­
transporte. Las diferencias en precios sador de información: el mercado lista y
observadas en mercados locales y regio­ analiza las preferencias (reflejadas en las
nales distintos incentivan a vendedores, compras) de numerosos compradores y
compradores y poseedores de recursos a vendedores y las expresa en forma de un
buscar beneficios trasladándose de un margen de precios que, por igual meca­
mercado que los presenta bajos a otro nismo, tiende a alcanzar un punto de
que los ofrece altos. La consecuencia es «equilibrio» que, se dice, «aclara el mer­
que se reducen los diferenciales de pre­ cado». Estos precios de mercado actúan
cio y se amplía el espacio geográfico con además a modo de señales que ilustrar a
igual precio para el mismo bien. Los los productores sobre qué cantidad y cla­
mercados inicialmente remotos entre sí se de bienes producir, encauzando así los
son los que mejor se integran, proceso recursos en conformidad óptima con las
estimulado por determinados eventos preferencias de los consumidores.
críticos: (1) mejoras de transporte y flujo Las clases de mercado más intensiva­
libre de información; (2) más importan­ mente investigadas por los antropólogos
te: relajación de cortapisas instituciona­ son las de carácter local, más que los sis­
les sobre el consumo (abrogación de va­ temas integrados y autorreguladores ca­
rias formas de restricción suntuaria) y racterísticos de las modernas economías
sobre la movilización de recursos de mo­ industriales. Cuando estos mercados lo­
do que «los factores de producción» pue­ cales se dan en las sociedades modernas,
dan combinarse de diferentes formas y como ocurre con los «mercados agrope-
cuajios», son claramente marginales y su rias más que a través de la «impersonali­
función asignadora de medios en el con- dad» del mercado económico. De donde
junto económico es menor. Los mercados que los precios vigentes en el mercado
locales con presencia prominente en el local no incidan en el resto del sistema
panorama económico se encuentran típi­ ni sirvan como incentivo y guía para las
camente en las sociedades CAMPESINAS o, sociedades productivas, como sí sucede
históricamente, en los estados agrarios. en las que se organizan en función del
También suelen encontrarse en centros mercado. Igualmente notable es en este
urbanos no industrializados o preindus- sentido el hecho de que los precios de
triales donde tradicionalmente se obtie­ productos iguales no tienden a convergir
ne en mayor grado la llamada «paz del hacia la uniformidad en diferentes mer­
mercado». Los mercados se asocian tam­ cados regionales más o menos remotos
bién con economías —o enclaves rurales— entre sí. De hecho, los bienes producidos
en los que la u n i d a d d o m é s t ic a , sigue reflejan a menudo de tal manera las ha­
funcionando como importante unidad de bilidades y ecologías locales que no que­
producción. Cuando las empresas reem­ da claro qué significa «producto igual»
plazan a las unidades domésticas como en este contexto. Dadas estas condicio­
unidades productivas primarias en la nes, los mercados no se vinculan en un
economía, dejan de lado totalmente al sistema de mercado integrado y las
mercado y buscan redes de comercializa­ uniones que pueden presentar son con
ción emergentes como lugar donde pro­ frecuencia parciales e incompletas. En
ceder a sus transacciones. Por último, es­ muchos países en vías de desarrollo en­
tos mercados reúnen a compradores y contramos una red de mercados emer­
vendedores de diferentes comunidades gentes ai lado del modelo tradicional de
en un momento y un. emplazamiento da­ fragmentación regional, que sigue sur­
dos con objeto de efectuar intercambios; tiendo a la población campesina. DK
de donde que tengan cárcter periódico y Otras lecturas J. Alexander y Alexan­
que se les tenga por contingentes. der, 1991; Belsahw, 1965; Dalton? 1973;
Los mercados tradicionales y los merca­ Dilley, 1992; Plattner, 1985; K. Polanyí
dos de los economistas tienen muchos etaLt 1957; W, Skinner, 1964-1965; Carol
rasgos en común; compradores, vende­ Smith, 1974.
dores, precios y fluctuaciones en la de­
manda y en la oferta. Al propio tiempo mestizo Persona de RAZA mixta en las
tienden a diferir en algunos aspectos im­ antiguas colonias españolas de las Amé-
portantes. En los sistemas con mercados ricas, en general de ascendencia mixta
locales, las trabas institucionales y las indígena y española, MR
frecuentes ineficiencias observadas en
los transportes y las comunicaciones método comparativo Es aquel
tienden a dificultad la movilidad de re­ que implica el uso de datos etnográficos
cursos, con gravitación negativa consi­ de numerosas clases de sociedad como
guiente en factores de producción como base para construir una tipología evolu­
la tierra y la mano de obra? que, tanto tiva que presumiblemente representa
históricamente como en las sociedades una secuencia histórica real en el curso
agrarias contemporáneas, se han adjudi­ de las diferentes sociedades. Los evolu­
cado principalmente atendiendo a la cos­ cionistas del siglo XIX se sirvieron inten­
tumbre y a la tradición, asociadas con las sivamente de este método para la cons­
obligaciones de parentesco y comunita­ trucción de sus esquemas de evolución y
fueron muy criticados por ello por la es­ den ser preexistentes, como en los docu­
cuela antropológica boasiana. Críticos mentos históricos, o creados por el proce­
más recientes del evolucionismo, como so de investigación, por ejemplo, a través
Robert Nisbet, han mantenido estas cri­ de entrevistas. En la investigación cuali­
ticas afirmando, igual que hicieran los tativa, la recogida de datos y los métodos
boasianos, que el método comparativo de análisis no están estandarizados sino
implica un salto inferencial demasiado que son singulares, a menudo con recur­
grande para resultar plausible. El uso so a una gran variedad de métodos que
del método comparativo ha sido propug­ se aplica de modo iterativo y ajustados a
nado, no obstante, por Marvin H aR R IS las peculiaridades del problema investi­
(1979), Robert Carneiro (1970) y Elman gado. Entre los métodos informales se
Service (1960), entre otros, Harris seña­ cuentan la OBSERVACIÓN PARTICIPANTE y
ló que el método es susceptible de cierto las entrevistas abiertas (H. Bernard,
abuso, pero que en principio es fiable. 1994)- Las metodologías formales de re­
Además observó que ha sido asimismo cogida de datos incluyen la entrevista es­
usado por los biólogos evolutivos y astró­ tructurada, como el análisis de protoco­
nomos para ordenar los datos de sus los (Ericsson y Simón, 1980) y las tareas
campos de estudio respectivos; ¿por qué, de categorización (W eller y Romney,
pues, debiera ser vetado en las ciencias 1990). Otros enfoques formales son:
sociales? Una conclusión realista podría 1. Análisis textual (W em er y Schoepfle,
ser que el método comparativo se justifi­ 1987), incluido el de contenido (R. We­
ca en la medida en que las tipologías ber, 1990), que es cuantitativo en el sen­
evolutivas construidas a partir de datos tido de contar palabras, pero cualitativo
etnográficos hallan cabal corresponden­ por centrarse en un solo documento.
cia en las históricas, es decir, en aquellas 2. Gráficas conceptuales que adoptan
establecidas por los arqueólogos e histo­ dos formas principales según sean los
riadores. De hecho, así aparece en el me­ nodos mentales o físicos, e incluyen dia­
jor trabajo evolutivo contemporáneo. gramas o un conjunto de objetos o pro­
Aunque los rápidos logros de la investi­ piedades vinculados por relaciones cau­
gación arqueológica en decenios recien­ sales postuladas de varios tipos. Las apli­
tes hacen menos necesario el método caciones psicológicas comprenden redes
comparativo de lo que antaño fue, sigue semánticas como los «modelos culturales»
siendo una importante herramienta me­ (D ’Andrade, 1990; Holland y Quinn,
todológica y así continuará en uso. SS 1987), el registro de actividad» (Wer-
Víase también EVOLUCIÓN, ESTADIOS EVO­ ner y Schopefle, 1987) y las CLASIFICA­
LUTIVOS, PARTICULARISMO HISTÓRICO. CIONES de la etnociencia popular (Weller
Otras lecturas A. Johns on y Earle, 1987 y Romney, 1990). La interpretación físi­
[un buen ejemplo de importante trabajo ca de los nodos se da primariamente en
evolutivo reciente tributario en gran me­ el campo del análisis de redes sociales,
dida del método comparativo y que re­ cuyos nodos los constituyen bien actores
presenta una colaboración entre un an­ generalizados, bien grupos, organizacio­
tropólogo cultural y un arqueólogo]. nes y estados, o también sucesos con co­
participación de actores (Wasserman y
métodos cualitativos Procedimien­ Faust, 1994).
tos para el análisis de datos brutos con­ 3. Modelos inferenciales basados en re­
sistentes en palabras o imágenes más glas o en árboles de decisión (C. Glad-
que en números. Estos datos brutos pue­ win, 1989) y sistemas expertos de base
informática (Benfer et al, 1993) o lógica, conocimiento del caso individual el que
como los métodos del álgebra booleana encierra valor intrínseco. Como M. M i­
de Ragin (1987), en este caso combina­ les y A. Huberman (1994) observaron,
dos con métodos de aleatorización infor­ aunque hay métodos cualitativos de es­
mática para obtener valores de probabi­ tudio cruzado (Ragin, Í987) y «análisis
lidad asociados con combinaciones lógi­ comparados cualitativos» o «teoría fun­
cas de las variables observadas. damentada» (A. Strauss y Corbin, 1990),
Históricamente, los métodos cualitativos típicamente se limitan a im número re­
y cuantitativos se han considerado de ca­ lativamente pequeño de casos y centran
rácter respectivamente «interpretativo» su interés en comprender la necesaria
y «analítico». La investigación cualitati­ configuración de los factores causales,
va en la ciencia social empezó en forma Aunque es sabido que los números pue­
de-narrativa de viajes de los explorado­ den engañar, desde la revolución POSMO-
res que hacían uso de los métodos clási­ DERN7STA de la década de 1980 se ha re­
cos de observación participante en antro­ conocido que también las palabras y las
pología y de la entrevista informal de la imágenes pueden falsearse o interpretar­
sociología. El enfoque principal se cen­ se mal (Manganaro, 1990; Sanjek, 1990a;
traba siempre en la recogida de datos, van Maanen, 1988), Procede, por tanto,
introducción en el campo de estudio, téc­ el análisis de fiabilidad y la validación de
nicas de entrevista, métodos etnográfi­ todo estudio, hecho que ha sido desaten­
cos y similares, mientras que la conside­ dido en la investigación cualitativa. Los
ración analítica solía tener a lo sumo ca­ datos usados para construir una teoría
rácter secundario. En textos recientes se son con demasiada frecuencia los mismos
ha subrayado la necesidad de desarrollar que se usan para verificarla (A. Strauss,
métodos más explícitos y fiables para el 1987). Parece probable, no obstante, que
análisis de datos cualitativos. aumente el uso de métodos de aleatoriza­
La diferencia entre los enfoques forma­ ción y muestreo para atender al proble­
les cualitativo y cuantitativo puede verse ma de los grados de libertad de las infe­
en sus diferentes «orientaciones» analí­ rencias estadísticas clásicas surgidas de la
ticas. Aunque el objeto de la investiga­ investigación cualitativa basada en pocos
ción cuantitativa es casi siempre (al me­ casos y muchas variables.
nos implícitamente) el explicar casos, Los ordenadores han adquirido un papel
cabe decir que, analíticamente, la mayo­ cada vez más relevante en el análisis
ría de los métodos cuantitativos al uso cualitativo. Además de la generalización
tienden a la acumulación casuística. El de logiciales de aleatorización y mues­
interés suele ponerse en aislar los temas treo, se prevé la pronta aparición de pro­
más importantes característicos del co­ gramas para el análisis de datos visuales.
lectivo. Por ejemplo, los métodos estadís­ El reconocimiento de modelos visuales
ticos convencionales determinan en qué es hoy un área privilegiada de la llama­
medida un cambio dado en una variable da inteligencia artificial (Hildreth y
independiente afecta al resultado o va­ U llm an, 1989), y las técnicas pueden ser
riable dependiente. Los métodos cualita­ rápidamente trasladadas a cualquier in­
tivos, por su parte, se interesan por las formación visual. Aunque el análisis de
relaciones estructurales entre factores datos iconográficos sigue revelándose
internos de los casos. No se interesan ne­ muy subdesarrollado en las ciencias so­
cesariamente en la posibilidad de gene­ ciales (véase, no obstante, Ball y Smith;
ralizar más allá del caso individual: es el Harper, 1989), se suceden los nuevos de­
sarrollos por parte de estadísticos imagi­ didas en cualquier conjunto de datos (in­
nativos y científicos sociales (junto con cluidos observaciones, entradas de dia­
programadores informáticos) que em­ rio, documentos históricos, cuestionarios
piezan a hacer numéricamente aborda­ y fotografías) es necesario ponerlas en
bles campos que antes se consideraba in- formato numérico antes de proceder a su
cuantificables. Las primeras incursiones análisis. Cada tipo particular de medida
al respecto se efectuaron hace ya algunos se denomina «variable» y los individuos
decenios con el desarrollo de una varie­ u objetos, «unidades» o «sujetos». Si sólo
dad de métodos llamados de escala mul- se toma una medida de cada unidad, los
tidimensional (EMD), análisis de corres­ datos se denominan de «univarianza»; si
pondencia y optimización de escala. Por se toman dos o más medidas, se denomi­
ejemplo, algunos sociólogos han presen­ nan de «multivarianza». En la mayoría
tado recientemente métodos lógicos o de las investigaciones empíricas suele
empíricos para contrastar narrativas, un medirse simultáneamente un determi­
área tradicionalmente muy alejada de la nado número de variables en cada uni­
ciencia cuantitativa (Abell, 1987; Ab­ dad. Los valores numéricos asignados a
bott, 1992; Heise, 1991). La estrategia cualquier variable pueden responder a
básica de estos métodos formales de aná­ una escala cualitativa (categórica, ordi­
lisis de narrativas es (1) determinar una nal) o cuantitativa (intervalo, ratio).
tipología de eventos en una narrativa; Los métodos cuantitativos formales han
(2) determinar cómo se estructuran se­ venido siendo usados en antropología
cuencias dada de estos eventos (dar con desde hace más de un siglo. Harold Dri-
una gramática que describa modelos en ver (1953) describió el uso creciente de
historias individuales); y (3) desarrollar métodos estadísticos en antropología du­
un marco en el que quepa comparar es­ rante la primera mitad del siglo XX, y
tructuras diferentes (determinar la ge­ aplicaciones y desarrollos más recientes
neralidad o alcance de aplicación de es- se analizan en el Journal o f Quantitative
tructuras particulares). Una vez identifi­ Anthropology (véase en particular Read,
cados los tipos básicos de estructura de 1989 para la arqueología, K, Weiss, 1989,
las secuencias cabe inferir, a partir de ba­ para antropología biológica, y Romney,
ses de datos independientes, las causas 1989, para antropología cultural y so­
que vinculan en ellas a pares de sucesos. cial). En su mayoría, los métodos cuanti­
Estos enfoques comparativos hacen posi­ tativos de uso común en antropología
ble que las unidades de análisis sigan vías han sido tomados de otras disciplinas:
causales múltiples en circunstancias es­ regresión múltiple y variantes de la eco-
pecíficas convirtiéndolos en casuística o nometría; análisis factorial y escala­
históricamente específicos (Abbott, 1988). miento multidimensionai de la psicolo­
Así, cabe esperar que la frontera entre gía; análisis de categorías multivarianza
los métodos cualitativos y los cuantitati­ de la sociología y la estadística, etc.
vos siga moviéndose- RA y M M D
Otras lecturas Denzin y Lincoln, 1994; 1. Métodos cuantitatÍYos-estadisticos
C. Gladwin, 1989; Weller y Romney, introductorios
1988; Wolcott, 1994, Bernard (1988) ofreció una discusión no
técnica de numerosos temas que habi­
métodos cuantitativos Procedi­ tualmente constituyen prerrequisitos
mientos aplicados al análisis de datos para la aplicación de cualquier método
numéricos. Aunque es posible tomar me­ cuantitativo, incluidos el muestreo, los
niveles de medida de las variables, los tensiones importantes del modelo de re­
métodos de recogida de datos y la cons­ gresión uniecuacional a la de estructura
trucción de escalas e índices. El libro in­ multiecuacional. Los análisis de vías im­
cluye también análisis elementales de di­ plican la descripción de un conjunto de
versos métodos estadísticos. David Tilo­ ecuaciones de regresión en las que las
mas (1986) presenta una introducción variables dependientes de ecuaciones
elemental a los métodos estadísticos clá­ previas pueden tratarse como indepen­
sicos, como la correlación y regresión de dientes en las siguientes. El hecho se co­
dos variables, pruebas f, análisis de va- rresponde con los efectos causales unidi­
rianza, y métodos no paramétricos como reccionales que cursan de unas variables
ji cuadrado, gamma y tau-b, con aplica­ temporales previas a otras posteriores en
ción a un gran número de problemas an­ un sistema teórico. Aunque sujetos a al­
tropológicos. gunas restricciones, estos modelos mul-
tiecuacionales recurrentes permiten es­
2, Regresión múltiple y extensiones timaciones fáciles ecuación por ecuación
El modelo de regresión múltiple es caba­ usando los procedimientos de regresión
llo de batalla de la modelación estadísti­ al uso. Los antropólogos se han servido
ca aplicada en las ciencias sociales con­ de estos métodos para examinar proble­
temporáneas. El modelo de regresión mas como la DIVISIÓN DEL TRABAJO (J.
trata de explicar en la mayor medida po­ Goody y Buckley 1980) y la MODERNIZA­
sible la varianza de una variable depen­ CIÓN en el África rural (Hadden y De-
diente continua Y usando una combina­ Walt, 1974).
ción lineal de k variables Xindependien- En algunos casos, los supuestos de que
tes, b1X i + b¿X2 + .„ + bfJE#. Las variables todos los efectos causales son unidirec­
X son continuas o ficticias, o producto de cionales carecen de realismo, y en las
ambas (efectos de interacción). Las va­ ecuaciones estructurales procede incluir
riables ficticias sólo toman valor 1 o 0 y los efectos recíprocos entre algunas va­
se usan para indicar la presencia (1) o riables. Cabe especificar entonces siste­
ausencia (0) de rasgos de interés. La mas no recurrentes que permitan la re-
magnitud y significación estadística de troaferencia recíproca entre al menos
los coeficientes de regresión individuales dos variables dependientes. Un ejemplo
(los ¿) encierran el mayor interés dado al respecto lo da el uso de datos transcul-
que un coeficiente de regresión estadís­ turales para investigar la relación entre
ticamente significativo suele tomarse co~ la especialización artesana y las prácticas
mo indicativo en apoyo de la teoría que agrícolas (Dow, 1985).
sugiere la variable correspondiente co­ Subyace al modelo de regresión un im ­
mo explicación parcial de la variación de portante supuesto: las observaciones de­
Y. Suele interesar asimismo el examinar ben ser estadísticamente independientes
la proporción de variación en Y explica­ entre sí; de otro modo, las estimaciones
da por todas las variables X simultánea­ de coeficiente de regresión serán impre­
mente, como en el caso del estadígrafo cisas o sesgadas o ambas cosas (problema
R 2.Aunger (1994a) aporta un ejemplo de G aitón). Si la forma de la interdepen­
reciente del uso de la regresión en antro­ dencia entre unidades puede medirse,
pología cultural para examinar la absti­ cabe especificar y evaluar un modelo de
nencia de determinados alimentos. regresión para la auto correlación de la
En los últimos decenios han encontrado red o global que suministre estimaciones
aplicación en antropología algunas ex­ precisas y sin sesgo. Dow (1984) propor­
cionó al efecto un ejemplo empírico, y tratamiento), el análisis multivariama
Hodder y Orton (1976) aportaron diver­ ensaya la hipótesis de la igualdad de vec­
sas aplicaciones a temas antropológicos. tores de valores medios para las varia­
Los procedimientos de regresión usuales bles continuas de cada grupo. Alien
no permiten estimaciones fiables si la Johnson y Clifford Behrens (1989) han
variable dependiente no es continua. El usado este modelo multivaríanza para
modelo de regresión logístico es apropia­ estudiar los datos de uso del tiempo en
do si la variable dependiente no tiene una muestra de sociedades.
más calificación que 0,1. Este método se
ha aplicado al examen de errores en las 4. Análisis multivaríanza
respuestas a los cuestionarios para reco­ categorizado
ger datos de entrevista (Aunger, 1994b) Cuajado todas las variables de un modelo
y a la composición de rebaños entre pue­ son categóricas, los datos de frecuencia
blos pastores (Kuznar, 1991). Si la varia­ pueden representarse en una clasifica­
ble dependiente es multicategórica (por ción cruzada o tabla de contigencia en la
ejemplo, el estado del empleo), codifica­ que, en general, cada combinación de ca­
da como conjunto de variables ficticias tegorías se observa más de una vez. Los
de segundo orden, cabe aplicar el mode­ modelos lineales logarítmicos permiten
lo de análisis de probitas. el análisis de los efectos de las variables
individuales y combinaciones pertinentes
3. Otros modelos con variables en los logaritmos de las frecuencias en 1as
mútiples celdas de una tabla multidimensional.
Muchos métodos estadísticos multiva- Aunque presentan algunas similaridades
rianza son extensiones directas de proce­ con los modelos lineales, los logarítmicos
dimientos univarianza a métodos corres­ no distinguen una variable dependiente.
pondientes con múltiples variables de­ La interpretación de resultados de un
pendientes e independientes. El análisis modelo lineal logarítmico se centra más
de correlación canónico trata de hallar bien en los efectos principales de las va­
una combinación lineal de un conjunto riables individuales y significación de las
de variables continuas con correlación interacciones bidireccionales o multidi-
óptima con una combinación lineal de reccionales entre variables. (Con sólo dos
un segundo conjunto de variables conti­ variables categóricas no es sino la prueba
nuas. Si uno de los conjuntos de varia­ ji-cuadrado al uso.) El modelo lineal lo­
bles (que se considera dependiente) se garítmico también permite establecer al­
compone de variables ficticias 0,1 defini- gunas restricciones en una o más celdas,
torias de la pertenencia al grupo, el aná­ como la omisión de combinaciones impo­
lisis de discriminación trata entonces de sibles (por ejemplo, el cáncer de ovario
hallar una o más combinaciones lineales en el hombre), proporcionando así gran
de un conjunto de variables indepen­ flexibilidad de análisis. Cuestiones ajatro-
díente que óptimamente asigne los indi­ pológicas abordadas con estos métodos
viduos a los grupos correspondientes. han sido, por ejemplo, las relaciones en­
Lydia Gans y Coriime Wood (1985) han tre técnicas agrícolas, el trabajo femeni­
aplicado este método a la diferenciación no y la poliginia (M. Burton y Reitz,
de mujeres que sustentan nociones dife­ 1981), así como la endogamia (D. Strauss
rentes sohre el tamaño de la familia ide­ y Romney, 1982). (Dow (1989) examinó
al. Sí se considera que el conjunto de va­ el uso de procedimientos ji-cuadrado de
riables ficticias es el independiente (de inferencia cuando las unidades muestra-
les no son independientes entre sí. Si la estructurales de los datos. Dunteman
teoría permite identificar una variable (1989) ofrece un análisis relativamente
dependiente, el modelo lineal logarítmi­ simpliñcado y con ejemplos.
co puede usarse como medio apropiado El escalamiento multidimensional (EMD)
para ajustar un modelo logarítmico cuan­ es un método similar para delimitar un
do todas las variables independientes son espacio de baja dimensionalidad donde
categóricas. Paxa una o más variables me­ registrar las unidades muéstrales para
didas a nivel ordinal, Clogg y Shihadeh revelar las posibles estructuras subyacen­
(1994) y Agresti (1984) presentaron una tes en los datos. Las diferencias en estos
serie análoga de modelos ordinales cate­ dos métodos de reducción y representa­
góricos con variables múltiples que apro­ ción de datos residen primariamente en
vechan la información de rangos adicio­ (1) los datos de entrada (ACP requiere la
nal. A su vez, Van de G-eer (1993) aportó matriz usual iV-unidades muéstrales X p-
un análisis de base geométrica (a diferen­ variables, mientras que EM D requiere
cia de la algebraica) del análisis de datos una matriz iVX ¿V de valores de «proxi­
categóricos con variables múltiples. midad» —similaridad o disimilaridad—
entre cada unidad muestral) y (2) el pe­
5, Representación de datos: so de las variables (en ACP se conocen
escalamiento y agrupamiento las variables relevantes y su escala de
Los métodos multivaríanza discutidos en medidas, pero en EMD sólo se requieren
las secciones precedentes cuentan con «proximidades» emparejadas entre uni­
procedimientos inferenciales asociados dades, o variables, y las escalas subyacen­
que permiten ensayar hipótesis acerca tes relevantes deben ser inferidas de los
de modelos o estructuras en datos a prío- ejes de los diagramas espaciales resul­
r i de interés. Otros métodos tienen por tantes).
objeto la exploración y descripción de la Los EMD no métricos también pueden
estructura subyacente a un conjunto de reportar diagramas de dos y tres dimen­
datos de variables múltiples. siones en el espacio euclidiano, incluso
La principal idea del análisis de compo­ cuando las proximidades entre las uni­
nentes principales (acp) es reexpresar un dades se ordenan por rangos. Kruskal y
conjunto de variables correlacionadas TCish (1978) ofrecieron una introducción
como otro de mucho menor tamaño de divulgativa a los EMD, Cuya aplicación a
variables no correlacionadas que son la antropología fue descrita por Romney
combinaciones lineales de las originales. (12980) y Magaña et al. (1995). El análi- '
La primera de las nuevas variables, o sis de correspondencia (AC) (también
primer componente principal, es esen­ llamado «de escala doble» u «óptim a»)
cialmente una escala o dimensión a lo representa simultáneamente unidades
largo de la cual se distribuyen máxima­ (filas) y variables (columnas) de una
mente (presentan varianza máxima) las matriz de datos en el mismo espacio. El
unidades N. Los componentes adiciona­ análisis factorial (AF) es un método ac­
les también muestra varianza máxima tualmente poco usado para hallar el con­
dado que son ortogonales a todos los pre­ junto de «factores» subyacentes que expli­
cedentes, El registro de los N objetos o can las intercorrelaciones existente en un
unidades en un espacio euclidiano usan­ conjunto de variables. Weller y Romney
do como coordenadas los valores de los (1990) discutieron a su vez tres procedi­
dos o tres primeros componentes puede mientos de escalamiento (ACP, EMD,
poner de manifiesto interesantes rasgos AC) aportando ej emplos prácticos.
El análisis de agrupamientos (clusters) miento animal (Dow y De Waal, 1989),
comprende un gran número de técnicas parentesco (Nakao y Romney, 1984), fre­
para reunir un conjunto de objetos por cuencias génicas (Smouse y Eood, 1987),
clases o grupos naturales cuyos elemen­ subsistencia y modelos de población
tos presentan, ya similaridad, ya disimi- (Gorenflo y Gale, 1986), entre otros. El
laridad máximas. Basándose en una ma­ texto básico es el de L. Hubert (1987).
triz cuadrada de puntuaciones de simila- Smouse ei a l (1986) extendieron este
ridad o disimilaridad por parejas en un modelo bimatricial al cálculo de la re­
conjunto de unidades, los algoritmos de gresión múltiple entre matrices.
agrupamiento suelen proporcionar un
diagrama arbóreo (dendrograma) que 7. Otros métodos cuantitativos
sugiere de qué modo se agrupan las uni­ El modelo de consenso cultural genera
dades en clases. Estos métodos han sido estimaciones de conocimientos diferen­
muy usados en arqueología. Weller y Bu- cial, o competencias culturales, entre un
choltz (1986) señalaron algunas de las conjunto de informantes en relación con
dificultades presentes en uno de los al­ campos culturales específicos (como iden­
goritmos de agrupamiento más usados. tificación de enfermedades contagiosas o
uso apropiado de castigos corporales) ba­
6. Métodos de asignación sándose en sus respuestas a una lista de
combinatorios opciones múltiples de carácter falso/ver­
La mayoría de los métodos mencionados dadero, o de preguntas por orden de im­
en el apartado precedente tratan de loca­ portancia en el campo en cuestión. Si el
lizar y describir la estructura subyacente grado de consenso es suficiente, el mode­
en el seno de una matriz de proximidad lo «diferencia» a los «expertos» o especia­
unidad cuadrada X unidad. El paradig­ listas de los profanos. Además, el modelo
ma de asignación cuadrática (PAC) re­ proporciona una probabilidad de acierto
presenta una estrategia muy general pa­ para cada respuesta alternativa quef de
ra determinar si en los datos hay una es­ hecho, aporta una respuesta clave al cues­
tructura apriori de interés comparando tionario, del que el etnógrafo desconoce
dos o más matrices cuadradas de proxi­ inicialmente las respuestas «correctas».
midad, Si, por ejemplo, la estructura Este modelo fue analizado con cierto de­
apriorísticamente interesante se formula talle por Romney et al (1986; véase 1987
como matriz de proximidad, entonces para sus extensiones y aplicaciones).
una sencilla correlación por elementos La programación lineal trata de optimi­
con la matriz original de datos empíricos zar un resultado como el tamaño de un
proporciona un índice de «ajuste» entre rebaño mixto que está sujeto a restriccio­
ambas. El ensayo de significacón consis­ nes como el pasto disponible para cada ti­
te en la permuta aleatoria de filas y si­ po de animal. Reidhead (1979) examinó
multáneamente de columnas de la ma­ los primeros usos de la programación li­
triz de datos con cálculo consiguiente de neal en arqueología* y Kuznar (1991) hi­
correlación (u. otra medida de ajuste) en zo lo propio con las aplicación actuales
cada aleatorización. La proporción de es­ ofreciendo al tiempo un ejemplo con en­
tas correlaciones: grande (pequeña) o foques no lineales más generales.
más grande (más pequeña) que la inicial Las contribuciones de los antropólogos a
se toma como nivel aproximado de pro­ los métodos de análisis de la compleja red
babilidad del ensayo. Esta estrategia ha social a lo largo de la década de 1970, re­
sido aplicada a problemas de comporta­ visadas por I Q Mitchell (1974) y Jeffrey
Johnson (1994), han permitido evaluar el divulgativo]; Greenacre, 1984 [análisis
estado actual de las metodologías aporta­ de nivel alto de AC]; Maddala, 1983 [aná­
das por los antropólogos culturales más lisis de nivel alto]; Menard, 1995 [intro­
modernos, Sade y Dow (1994) examina­ ducción]; Shepard eta l, 1972.
ron estas aplicaciones al universo de los
primates. Wasserman y Faust (1994) pu­ migración Es de dos tipos: (1) el mo­
blicaron una extensa guía al respecto. vimiento estacional regular de la resi­
dencia de un lugar a otro en un territorio
8. Software (programas informáticos) dado, común entre r e c o l e c t o r e s y pa s­
Todos estos métodos de análisis estadístico t o r e s NÓMADAS; y (2) la acción de aban­
univananza y multivananza se encuen­ donar un país o localidad para estable­
tran hoy en programas informáticos pre­ cerse en otro, la «emigración» propia­
sentes en el mercado, como SPSS/PC+, mente dicha y la que más ha interesado
BMDP y SYSTAT. Los programas para la a los antropólogos por su importancia
construcción de escalas y agrupamientos histórica y por su relación con factores
PAC, EMD y AC pueden encontrarse en económicos, políticos, culturales y demo­
ANTHB.OPAC 4.0 (Borgatti, 1993). A su gráficos.
vez, UCINÉT IV (Borgatti et al, 1992) La distribución actual de pueblos en el
contiene una serie de programas para mundo es producto en gran medida de
análisis de redes. MM D migraciones previas. Entre las prehistó­
Véase también ESTUDIOS TRANSCULTURA- ricas más señaladas se cuentan los movi­
LES, MÉTODOS CUALITATIVOS. mientos de los pueblos recolectores de
Otras lecturas Múltiple regression mo­ Africa a Eurasía y de ésta a las islas del
dels-. W. Berry, 1993 [detalla supuestos Pacifico, Australia y las Américas. Los
subyacentes]; Judge et al, 1985 [texto de antropólogos han estudiado los grupos
nivel alto]; Lewis-Beck, 1980 [introduc­ sanguíneos y otros marcadores genéticos
ción divulgativa]; Montgomery y Peck, y han hecho uso de métodos lingüísticos
1992 [nivel medio]; Weisberg, 1985 [ni­ y arqueológicos para reconstruir estos
vel medio]; Patyh analysisi H. Asher, movimientos. El desarrollo de la AGRI­
1983 [introducción divulgativa]; Nonre- CULTURA hace unos diez m il años hizo
cursive models: W. Berry, 1984 [introduc­ posible el asentamiento de grandes po­
ción divulgativa]; Bollen, 1989 [análisis blaciones, que a menudo hubieron de
completo]; Hanushek y Jackson, 1977 emigrar por razones de conflicto y pre­
[análisis de nivel medio-alto]; M ultiva- sión ambiental. Las antiguas civilizacio­
riate methods: Krzanowski y Marriott, nes se vieran a menudo implicadas en
1994 [análisis de nivel alto]; Manly, 1986 guerras que causaron el desplazamiento
[texto introductorio]; Rencher, 1995 y la esclavización de grandes colectivos.
[análisis de nivel alto]; Log-linear, logit, El auge de los pastores nómadas en Eu-
and probit models: Agresti, 1990 [análisis rasia y Africa propició el desplazamiento
completo]; Bishop et. al, 1975 [análi­ de grandes contingentes de personas que
sis completo]; DeMaris, 1992 [introduc­ por sus acciones predatorias en las comu­
ción]; Fienberg, 1980 [texto de nivel me­ nidades agrarias forzaron a éstas a su vez
dio]; Liao, 1994 [introducción]; Scaling al abandono forzoso de sus lares.
and clustering: Aldrich y Nelson, 1984 Otro tipo de migración se vincula a la
[introducción]; A. Gordon, 1987 [exce­ industrialización y urbanización de los
lente examen completo de métodos de tiempos modernos. En los siglos X V III y
agrupamiento jerárquico], 1981 [análisis XIX en la Europa occidental, el crecí-
miento de la producción fabril en las ciu­ mayoría murieron por malos tratos y
dades generó una gran demanda de ma­ consunción.
no de obra que atrajo a numerosos con­ Después de la segunda guerra mundial
tingentes rurales. Estos emigrantes eran se renovó el interés de los antropólogos
mayoritariamente CAMPESINOS expulsa­ por las migraciones, aunque ahora cen­
dos del campo por la introducción de trado en la corriente del campo a la ciu­
maquinaria agrícola. En algunos luga­ dad dentro de un mismo país más que en
res, particularmente en la Gran Bretaña, los grandes desplazamientos internacio­
los campesinos se vieron desalojados nales. En particular, los antropólogos de
igualmente de sus tierras para acoger a campo activos en comunidades rurales y
las ovejas que habrían de suministrar la de corte «tradicional» en las décadas de
lana luego procesada en las grandes fá­ 1950 y 1960 fueron testigos del gran ni­
bricas nacidas con la revolución indus­ vel de migración de estas comunidades a
trial y al ganado vacuno que había de la ciudad y, al igual que sus sujetos de es­
surtir de carne a las crecientes poblacio­ tudio, trasladaron su investigación a los
nes urbanas. nuevos escenarios urbanos, generando
Las grandes migraciones de la historia, así la ANTROPOLOGÍA URBANa (O, Lewís,
el desplazamiento de millones de perso­ 1952). En general, estos estudios se basa­
nas a las Américas, tuvieron lugar tam­ ron en el concepto de MODERNIZACIÓN
bién en el siglo XIX. Con anterioridad, los que predecía que, por incrementar el
principales movimientos al Nuevo Mun­ contacto entre comunidades rurales
do había tenido por destino América del «tradicionales» y la modernidad urbana,
Sur y el Caribe, que recibieron además la migración favorecería el desarrollo so­
no pocos esclavos africanos. Las grandes cial y económico de las primeras al tiem­
oleadas migratorias a América del Norte po que mejoraría el nivel de vida de los
se dieron primero en las décadas de 1840 emigrantes. Sin embargo, la investiga­
y 1850 a causa de la pérdida total de la ción etnográfica urbana de las décadas
cosecha de patata y la hambruna consi­ de 1960 y 1970 documentaba, por el con­
guiente en Irlanda, y poT las convulsio­ trario, la proliferación del barraquismo y
nes políticas en Alemania después. La otros tipos de guetos de miseria revela­
segunda oleada, de 1880 a 1910, provino dores de que la emigración del campo a
de la Europa oriental y meridional y tu­ la urbe a menudo se asociaba con el cre­
vo su causa en las dificultades económi­ cimiento de la POBREZA urbana (Lom-
cas regionales y la demanda de mano de nitz, 1977). A su vez, numerosos estudios
obra en unos Estados Unidos en rápida sobre la migración de retorno al primiti­
industrialización. Esta migración centró vo solar rural revelaron que la emigra­
uno de los más importantes estudios et­ ción a la urbe carecía a menudo de im ­
nográficos al respecto (W. Tilomas y pacto económico o social positivo en las
Znaniecki, 1918-1920). Europa conoció comunidades «expedidoras» (Kearney,
un tipo de migración por huida del ge­ 1986). Este reconocimiento del fracaso
nocidio durante la segunda guerra mun­ común de la migración rural a la urbe
dial que forzó la reubicación de unos seis para promover la modernización hizo
millones de judíos, en su mayoría asesi­ que algunos antropólogos buscaran otras
nados luego por los nazis. Otros tres m i­ perspectivas teóricas, como las denomi­
llones de personas pertenecientes a m i­ nadas de dependencia y de articulación.
norías étnicas diversas fueron deporta­ La teoría de la modernización suponía
das a los campos de trabaj o, donde en su que los emigrantes facilitarían la difu­
sión de los rasgos culturales, sociales y bo en una época de expansión económica
tecnológicos modernos de la ciudad en el general en las áreas «receptoras», en es­
campo, con el desarrollo consiguiente de pecial en la Europa occidental y en Esta­
éste. La teoría de la dependencia, en dos Unidos, estas economías dejaron de
cambio, señalaba que el flujo de valor ser tan boyantes en las décadas de 1980 y
económico neto del campo a la ciudad 1990. El sentimiento antiemigrante se
promovía el infradesarrollo de las áreas halla hoy muy extendido en los países
periféricas y, dado que en éstas predomi­ «receptores» y la investigación que se rea­
naban las relaciones de producción capi­ liza en ellos comprende actualmente as­
talistas, la migración rural a la urbe era pectos tales como el conflicto étnico y la
uno de los muchos medios de drenaje de formación de identidad (Mandel, 1989).
excedentes económicos y capital huma­ La migración suele asociarse sobre todo
no del campo a la urbe en los países del con sufrimiento y miseria, patentes en
tercer mundo (Chilcote, 1981). Recha­ particular en el caso de los REFUGIADOS,
zando ambas posturas, la teoría de la ar­ que componen una categoría especial de
ticulación argumentada que los modos emigrantes forzados a desplazarse por al­
de producción no capitalistas era a me­ guna combinación de pobreza, guerra,
nudo preservados y aun activados por in­ persecución, hambruna y/o desastre na­
tegración con el c a p i t a l i s m o , entre otros tural (Malkki, 1992). La Organización de
modos por la migración entre ambos ti­ las Naciones Unidas estima que ya suman
pos polares (¡Vteíllassoux, 1981). cien millones las personas que hoy viven
La migración internacional ha sido obje­ fuera de su país de origen; a su vez, son
to de tanto debate que la dinámica subya­ treinta millones los pobres que abando­
cente se ha visto a menudo enmascarada. nan anualmente el medio rural para ir a
Los emigrantes transnacionales son en la ciudad. La magnitud de estas cifras ha
gran medida atraídos por las posibilida­ llevado a algunos expertos a hablar de
des de empleo que les ofrecen las indus­ una nueva era de migración humana que
trias deseosas de contar con mano de obra centrará la atención antropológica en ma­
barata, que de otro modo tendrían que yor medida que hasta el presente. MK
buscar desplazando sus actividades a las Otras lecturas Castles y Miller, 1993;
naciones subdesarrolladas. En Europa, la Eades, 1987; MalkH, 1995a; Piore, 1979.
investigación se ha centrado en los llama­
dos «trabajadores invitados» en Europa minorías mediadas Se dice de aque­
septentrional procedentes de las naciones llos grupos étnicos inmigrantes en un
«emisoras» de la cuenca mediterránea. país a instancias y por oficio de quienes,
En Estados Unidos, los antropólogos han administradores del poder, resuelven lle­
estudiado principalmente a los contin­ nar una laguna en la estructura econó­
gentes originarios de la cuenca caribeña mica o laboral. El término describe la
(Suttony Chaney, 1992) y México (Chá- posición económica y social de estos gru­
vez, 1992). Pero modelos migratorios si­ pos en la sociedad de acogida. Las mino­
milares se encuentran en Africa e Ibero­ rías mediadas tienen su origen, pues, en
américa. La investigación contemporánea la inmigración, no en la conquista (Bo-
de la migración rural a la urbe se centra nacich y Modell, 1980, p. 15). En la an­
en cómo se incorporan los emigrantes al tropología y la sociología antiguas, estos
nuevo entorno desde el punto de vista grupos recibían el nombre de «parias» y
económico, social y cultural. Sin embar­ «pueblos acogidos» (M. Weber, 1952, p.
go, si los estudios previos se llevaron a ca­ 3) o «extraños» (Simmel, 1950, p. 402).
Ejemplos históricos de este fenómeno día, sino que tienden a ser producto de
son los judíos y los gitanos en Europa; los una evolución gradual a lo largo de los
chinos en todo el sureste asiático; los chi­ años, desde dos generaciones a siglos, se­
nos y japoneses en Estados Unidos; los gún el contexto histórico específico.
indios, paquistaníes y libaneses en A fri­ Esta antipatía peligrosa empieza a gene­
ca; y los armenios en el imperio otoma­ rarse contra los grupos mediados cuando
no. Por diversos que sean estos grupos, determinados segmentos de la población
todos comparten historias similares. indígena codician su posición o creen
La dinámica societaria que produce estas que no pueden competir con éxito contra
minorías mediadas se pone en marcha ellos. Los grupos medidos son vulnera­
cuando las elites de un país particular las bles porque su aislamiento político y so­
persuaden a establecerse con promesas cial es promovido por la clase dirigente,
de oportunidad económica y tolerancia, que rutinariamente se sirve de ellos co­
motivación que es suficiente para acep­ mo amortiguador frente a las masas o
tar los riesgos que implica el asenta­ como cabeza de turco en tiempos de cri­
miento en un escenario ajeno una vez sis. Otras instituciones, como la Iglesia,
ponderados contra las dificultades que los gremios, las uniones y los partidos
experimentan en su lugar de origen o co­ políticos, encuentran esta población flo­
munidad diásporica. Factores que im ­ tante útil cabeza de turco, pues si así le
pulsan a tomar esta decisión son la gue­ conviene al poder se emprende una ac­
rra, la ocupación militar, el hambre o la ción oficial para evacuarla, a menudo al
incapacidad de ganarse la vida. amparo de proclamas nacionalistas. Un
Los grupos mediados consideran a veces eslogan como «Fuera Judíos» antes, du­
temporal esa reubicacíón, pero con el rante y después de la segunda guerra
tiempo se convierten en minorías perpe­ mundial en Alemania, Austria y Polonia
tuas en el país de acogida (Siu, 1952). Ja­ ilustra este punto, «Uganda para los
más integrados en el seno de la pobla­ ugandeses» y «Primero los africanos»
ción indígena, viven como nación dentro fueron reclamos blandidos contra los in­
de una nación, con su propia cultura y dios y paquistaníes durante el gobierno
organización social (Sway, 19:75). Inicial­ de Idi Amin en la década de 1970.
mente bien recibidos gracias a las habili­ Característicamente, cuando la función
dades, bienes y servicios que ofrecen, inicial de la minoría mediada ha sido
con el tiempo pasan a ser considerados agotada sus componentes suelen desarro-.
con antipatía por la masa y las elites por llar nuevos nichos de ubicación social en
igual. Un análisis cuidadoso revela, una la economía huésped más que optar por el
progresión lineal de las dificultades que retorno a su lugar de origen y, así, persis­
afrontan o como dijo Georg Sianmel ten más allá de lo contemplado en el mo­
(1950, p. 402) de las «posibilidades peli­ mento en que, siendo necesarios, fueron
grosas», comprendidas las que derivan reclutados (Bonacich, 1975). Por ejemplo,
de una fiscalidad especial y excesiva, de a finales del siglo XIX, una vez terminado
leyes discriminatorias que limitan el su trabajo en el ferrocarril, los chinos de
éxito y la expansión del grupo, de la na­ Estados Unidos se establecieron abriendo
cionalización de sus negocios, de la con­ lavanderías y restaurantes. De manera si­
fiscación de propiedad y fortuna y la milar, los obreros japoneses importados a
emigración forzosa y, en algunos casos California para la recolección de cosechas
extremos, incluso del GENOCIDIO. Pero crearon luego negocios de maquinaria
estos problemas no surgen de la noche al agrícola, pesca y enlatado de productos en
los primeros decenios del siglo. Sin em­ ferentes versiones acerca de un suceso. Y
bargo, es.frecuente que el único contacto la mitología (ynythologia) no era en prin­
real de estas minorías mediadas con la cipio sino la narración de dichas versio­
población indígena se produzca en el tra­ nes; en su momento llegó a insinuar que
to de negocios. Y aunque puede que pros­ las historias eran fantásticas o implausi­
peren económicamente como grupo, su bles, a menos que encerraran un signifi­
DINERO se considera «débil» porque rara­ cado distorsionado u oculto; pero no fue
mente cuentan con amparo político al hasta el último péríodo del latín que
que recurrir en tiempos conflictivos y su mythologia, como se entiende hoy, pasó a
ciudadanía es siempre precaria (Sway, ser la compilación, interpretación y estu-
1988). En última instancia, el grupo im­ dio de esas historias, hoy ya no sólo de la
portado es eliminado de la escena econó­ tradición clásica grecorromana, sino de
mica y es marca característica de este pro­ culturas de todo el mundo.
ceso la piratería interna. Las historias más antiguas son la escritu­
La cuestión de si, hallado su nicho, estas ra y consistían en una versión oral que
minorías pueden establecerse como par­ pasaba de boca en boca, generación tras
te integrante permanente en una socie­ generación, a veces durante milenios,
dad mixta sigue siendo objeto de encen­ cuidadosamente conservada como patri­
didos debates. Los antropólogos que han monio sagrado de identidad cultural con
tratado estos problemas de asimilación ayuda de diferentes artes mnemotécni-
subrayan la posibilidad de aceptación o cas: embellecimiento de situaciones ge­
acomodo (Zenner, 1988), mientras que néricas y frases hechas, reforzadas por
otros (véase D> Levinson, 1994) insisten cadencias musicales, ritmos, danzas y, en
en que es sólo cuestión de tiempo que el algunas culturas, recursos pictóricos o
modelo histórico de la exclusión se repi­ emblemáticos. Lo que pretendía, ser una
ta y que los afortunados grupos que lo­ versión exacta se convertía inevitable­
grar eludir el paso final del genocidio mente, por ausencia de registro escrito,
tengan que reubicarse en una sociedad en una presentación en constante evolu­
distinta y empezar de nuevo. MSw ción para estar a la altura de los nuevos
Féase también GRUPOS ÉTNICOS, NACIÓN. intereses de la audiencia, y para asimilar
Otras lecturas Oxfeld, 1993; Rao, 1987; eventos más recientes; de modo que la
Seagrave, 1995, Talai, 1989; Zenner, 1991 tradición oral puede incorporar elemen­
tos del lenguaje y sucesos históricos de
m it o Término comúnmente usado pa­ antigüedad distinta, y ofrece un registro
ra definir la narrativa puramente de fic­ arqueológico del sentir de un pueblo
ción a menudo en torno a personas, ac­ acerca de sus raíces y su identidad cultu­
ciones o sucesos sobrenaturales, aunque ral, su evolución religiosa, psicológica y
también encierra las ideas populares social. Estas narraciones han superado el
acerca del mundo natural y eventos his­ paso del tiempo aligerándose de aspectos
tóricos en una cultura dada* De hecho, de interés marginal y reemplazándolos
implica que el grupo que narra el mito por un ajuste más acertado a las ansieda­
cree en él. M ito ( mfthas.) es el término des más profundas y menos conscientes
griego antiguo por «rlato» o, más exacta­ del oyente.
mente, lo que denominaríamos «histo­ Estas historias en imperceptible evolu­
ria», que en rigor es también griego e ción fueron aceptadas como verdad fac­
inicíalmente fue una mera recopilación, tual y tuvieron una gran influencia en el
exenta, de valoración o crítica, de las di­ modo de estructurar e interpretar el me­
dio empírico por cada cultura. Lo que a que aumentaba de valor a medida que los
los extraños podía parecerles implausi- griegos se diseminaban entre otros pue­
ble resultaba validado por hechos reales, blos políglotas para quedar a la postre in­
al menos en la medida en que el mito tegrados en un mundo controlado por el
ofrecía una manera de experimentarlos. creciente poder de Roma. Su dominio de
El proceso de transmisión oral, además, las artes significaba que muchas otras cul-
requería que los oyentes participaran en turas habrían de acoger en no poca medi­
la ocasión comunal del relato histórico da los mitos helénicos para incorporarse
ofrecido por el narrador, y lo expuesto al mundo de la cultura elitista.
formaba una entidad que venía a ser una Una vez perdida la confianza en su vali­
renovación tácita de la identidad cultu­ dez factual, el mito ha pervivido como
ral, sin dar cabida a la crítica o al recha­ producto de orgullo cultural. Se descu­
zo de detalles. bren nuevos significados en las viejas
La invención de la ESCRITURA, que ini­ historias para justificar su perpetuación,
cialmente no era sino una herramienta significados que en algún sentido pervi­
burocrática de registro, permitió la ven gracias a los aspectos universales re­
transcripción de esas narrativas, tomadas sultantes de su modo de evolución desde
inicialmente de viva voz y, así, fijadas de las tradiciones orales prealfabéticas, La
modo que se ponía ñn al proceso evoluti- universalidad de los mitos hace que de
vo. Sin embargo, el texto cumplía más alguna manera conserven su veracidad.
bien la función de recordatorio, ahora Los contactos entre culturas han llevado
codificado y para representación públi­ a las comparaciones entre diferentes tra­
ca, más que como algo que leer en con­ diciones míticas. A veces, este contacto
templación solitaria y silenciosa. En el inicial se desarrolló como investigación
mundo occidental, el arte de leer se re­ recíproca de los mitos respectivos en un
trasó varios siglos respecto de la escritu­ intento de contrarrestar las opiniones di­
ra como mero estímulo de la memoria vergentes sobre la religión o la realidad.
en la tradición helénica. Durante este Como siempre, las versiones orales se fi­
período, que corresponde a la era clásica jan cuando se registran por escrito; y las
griega, se crearon nuevas versiones de versiones elegidas delatan los prejuicios
los mitos por autores que las destinaban del compilador y los usos a que destinará
a ser representadas en público, bien co­ su compilación. Del mismo modo, los su­
mo exégesis de las antiguas, bien con la cesos comunes entre culturas pueden ser
incorporación de perspectivas contem­ usados para justificar diferentes explica­
poráneas que a veces llevaban consigo ciones teóricas: como modelos instintivos
las primeras indicaciones de duda acerca de pensamiento (o arquetipos), desarro­
de la veracidad absoluta de la tradición. llo psicológico comunal o personal, o ele­
A medida que los autores y sus audien­ mentos estructurales del lenguaje o la so­
cias, que progresivamente se convertían ciedad. Dado que la mayor parte de esta
en lectores, empezaron a elegir o a yux- interacción cultural se debió a la expan­
taponer versiones y juzgarlas, el mito se sión colonial europea y su concomitante
aleja de la realidad y muestra aspectos proselitismo misionero, el sesgo del mito
de falsedad. clásico es a menudo puesto de manifiesto
No obstante, los mitos no fueron rechaza­ como base para ampliar nuestro conoci­
dos sin más, pues entrañaban la identidad miento de los mitos de otros pueblos y
cultural, y estaban reflejados en.el arte de para proyectar en ellos nuestra manera
la era clásica y anterior, patrimonio éste de ser y entender el mundo.
Varios otros términos se usan a veces en las otrora sociedades coloniales de Asia,
lugar de .«m ito», en particular en la era Africa, el Pacífico y el Caribe obtenían
moderna, para matizar a la baja, su su­ la independencia después de la segunda
puesta validez aunque manteniéndolo guerra mundial, la cuestión pertinente
dentro del legado de una identidad cul­ era cómo se produciría en ellas, de ha­
tural que se amplía. Estos términos lo cerlo, este proceso de modernización, in­
categorizan según la temática: «saga» terrogante que se aplicaba también a
(tradiciones históricas, generalmente en Iberoamérica, que se consideraba «sub-
prosa y de origen nórdico), «leyenda» desarrollada».
(relato histórico, originalmente la vida Central en todas las ideas de moderniza­
de un santo), «cuento de hadas» (relato ción es el supuesto de que las naciones
sencillo y con fines educativos para ni­ subdesarrolladas van a la zaga de las de­
ños, que incluye hadas, ogros, magos, sarrolladas, a cuya altura habrán de po­
brujas y similares, parecidos a los recogi­ nerse un día siempre que el desarrollo
dos de las tradiciones orales por los her­ pertinente implique industrialización y
manos Grimm), «fábulas» (relato en el sustitución de los conceptos «tradiciona­
que por lo general los animales actúan les» de SOCIEDAD, ORGANIZACIÓN, VISIÓN
como personas) y «FOLCLORE» (creencias DEL MUNDO, CULTURA Y PERSONAUDAD
y costumbres que persisten irreflexiva­ por sus equivalentes modernos. Todas las
mente en un pueblo como tradiciones ciencias sociales intervinieron en el estu­
orales). Dejando aparte el ámbito par­ dio de la modernización, dado el solapa-
ticular abordado por el mito y su notorio miento de muchos de sus aspectos en pla­
alejamiento de la credibilidad, estos tér­ nos como la educación, la organiz ación
minos no difieren del más generalizado familiar, los medios de comunicación, la
de «m ito». CR. religión, la personalidad, el crecimiento
Véase también CULTURAS ORAJLES, POESÍA, poblacional, etc. Los economistas defi­
ESTRUCTURAJLISMO, nían el desarrollo mayoritariamente en
Otras lecturas Joseph Campbell, 1949; términos de aumento de la producción
Freud, 1913; Jung etal, 1964; Kírk, 1970; per cápita y creación de excedentes que
Leach, 1967; Lévi-Strauss, 1963a; Ruck cabía invertir en tecnología moderna pa­
etal., 1994; S. Thompson, 1932-1936. ra romper el estatismo de la baja produc­
tividad característica de las economías
modernización Proceso de desarro­ tradicionales- También suponían que era
llo económico* social y cultural que se es­ necesario el aumento del consumo para
pera que lleve a un nivel de organización que este proceso impulsara la producción
y producción, y también a sistemas de y generara autosuficiencia. Los sociólo­
creencias, similares a los ya alcanzados gos examinaban el impacto de la educa­
en las SOCIEDADES INDUSTRIALES, básica­ ción formal y de los medios de comuni­
mente occidentales. En consonancia con cación en la sociedad tradicional, y los
la noción general de progreso en Occi­ politólogos atendían a la formación de
dente en el sentido de que el conoci­ burocracias e instituciones de las moder­
miento y la racionalidad de los humanos nas naciones-estado y a la influencia mo-
triunfan crecientemente sobre la igno­ dernizadora de la racionalidad y la bur­
rancia y la adversidad para mejorar las guesía nacional. Entre los sociólogos,
condiciones de vida, por lo común se so­ Talcott Parsons (1964) vio la moderniza­
breentendía que la modernización era ción como cumplimiento de «universales
inevitable y global. Pero a medida que evolutivos», como la separación entre ro­
les ocupacionales y domésticos, y entre causante a su vez del infradesarrollo de
principios legales y religión. éstas. Así, en vez de obedecer al retraso
La teoría de la modernización era para comparativo histórico, la pobreza y el
los antropólogos el retorno de conceptos subdesarrollo del tercer mundo habían
previos de EVOLUCIONISMO social y DIFU- sido creados por su incorporación como
SIONISMO global, pero aplicados no al pa­ áreas «periféricas» a un sistema de capi5 -
sado sino al presente y futuro, y la cues­ talismo mundial que enriquecía a algu­
tión fundamental para ellos era la CUL­ nas regiones —las «metrópolis»1 —al tiem­
TURA: la sustitución de la versión po que empobrecía a las sociedades peri­
«tradicional» por la «moderna» (G. Fos- féricas. Los proponentes de la teoría de
ter, 1962). Anteriormente, la antropolo­ la dependencia compartían los mismos
gía boasiana había concebido las cultu­ supuestos de progreso mantenidos por
ras como conjuntos diversos de rasgos los modernizacionistas, pero declaraban
materiales y no materiales, y había estu­ que la modernización de las naciones
diado el cambio cultural en las socieda­ subdesarrolladas sólo podía completarse
des no occidentales como «aceptación» y en las sociedades poscapitalistas.
«rechazo» de diversas características de Desde 1970 en adelante, gran parte del
resultas del «modelo cultural» de la so­ optimismo acerca de la inevitabilidad de
ciedad receptora (Benedict, 1934a) o la modernización ha disminuido dada la
«configuración» (Kroeber, 1944). Este creciente pobreza asociada con el cons­
concepto difusionista del cambio cultu­ tante crecimiento de la población, que
ral fue sistemáticamente aplicado por supera la capacidad de las naciones po­
primera vez al estudio de la moderniza­ bres de atender las necesidades básicas y
ción por parte de Robert Redfield en su mejorar la calidad de vida de sus habi­
modelo de CONTINUUM AGROURBANO. Sin tantes. En este contexto global, el opti­
embargo, la inevitable expansión de la mismo social-evolutivo de la teoría de la
modernidad fue impedida por las socie­ modernización se ha amortiguado consi~
dades y culturas que se resistían a incor­ derablemente, y los antropólogos estu­
porar rasgos modernos. La identificación dian ahora las «necesidades básicas» y el
y reducción de estas barreras configuró «desarrollo sostenible» en vez de consi­
uno de los intereses principales de la a n ­ derar ampliamente el llamado «desarro­
t r o p o l o g í a APLICADA, que progresó aso­ llo». Y ha sido así una vez que han reco­
ciada con la teoría de la modernización. nocido el hecho de que en Africa, Améri­
En la década de 1960 surgió la teoría de ca del Sur y Asia son muchos los países
la dependencia como crítica a la de mo­ cuya modernización no se produce del
dernización (Chilcote, 1981) e invirtió el modo como la teoría había previsto con
supuesto de difusión de los rasgos socia­ gran optimismo en las décadas de 1950 y
les y culturales de la modernidad de las 1960. Por otra parte, el rápido creci­
sociedades desarrolladas a las tradiciona­ miento económico reciente en algunas
les. En vez de centrarse en las caracterís­ partes del este de Asía y la reestructura­
ticas culturales y sociales, la teoría de la ción de la antigua Unión Soviética y es­
dependencia destacaba la inequidad de tados clientes han conferido nuevos bríos
las relaciones de poder en las sociedades a la teoría de la modernización, en espe­
modernas y tradicionales, cuyo epítome cial entre los economistas. El papel de
era el COLONIALISMO, que enriquecía a los antropólogos al respecto ha sido me­
las potencias coloniales mediante trans­ nos notorio, dado que las nuevas opinio­
ferencia de riqueza desde las colonias, nes acerca del devenir histórico y la dife­
renciación social han rechazado la visión junto de actividades y procesos materiales
dualista subyacente a la teoría de la mo­ que sirven para distinguir y definir histó­
dernización, es decir, de firme distinción ricamente a los humanos. El trabajo es
entre las sociedades rural y urbana o en­ una actividad creativa por medio de la que
tre la tradición y la modernidad. MK los humanos interaccionan con la Natura­
Véase también MERCADO, POBREZA, TR A ­ leza, usando un caudal históricamente
DICIÓN, TEORÍA. DEL SISTEMA MUNDIAL. acumulado de conocimientos, técnicas y
Otras lecturas Esteva, 1992; J, Fergu- tecnología para producir algo útil dentro
son, 1990; Geertz, 1963a. de un modo particular de vida histórica­
mente derivado. También es una activi­
modo de producción Consta de dad social, ya que se emprende en el seno
fuerzas de producción, que pueden defi­ de un conjunto particular de relaciones
nirse como el conjunto de herrramien- sociales a través de las cuales se comuni­
tas, técnicas, materiales y objetos usados can saber y técnicas y se adquiere TECNO­
en los procesos laborales u objetos que LOGÍA, se organiza el TRABAJO, y se com­
median en las relaciones entre los hu­ parten, obtienen o consumen los produc­
manos y la Naturaleza en la producción, tos del trabajo. Este es, pues, un proceso
y relaciones de producción, que cabe des­ activo y consciente que posibilita la trans­
cribir como relación entre la propiedad y formación del trabajador y del objeto de
la distribución por la cual es movilizado su actividad. Incluso cuando el trabajo tie­
el trabajo y obtenido su producto. Es un ne por objeto la subsistencia o la repro­
concepto central en el análisis marxista ducción de condiciones previamente exis­
y ha sido utilizado también en numero­ tentes, el proceso del trabajo es a la vez
sos estudios antropológicos (Godelier, constructivo y destructivo: los objetos so­
1977; Terray, 1972; E, Wolf, 1982). metidos a él se transforman en otros. Así,
En general, Marx entendió que las fuer­ las personas trabajan en condiciones par­
zas y relaciones de producción constitu­ ticulares y con objetos particulares, pero
yen la estructura económica de la socie­ su trabajo modifica necesariamente unas
dad, y estableció entre ellas una relación y otros y su relación con los humanos.
dinámica basada generalmente en su WR
complementariedad y correspondencia. Véase también ANTROPOLOGÍA MARXISTA,
Es decir, que las relaciones de producción MARXISMO ESTRUCTURAL.
pueden verse en correspondencia con, o
como propias de, un conjunto particular monogamia Regla social que res­
del desarrollo de las fuerzas productivas tringe a los individuos a un solo cónyuge
al servicio de la producción por una épo­ en un momento dado, MR
ca dada. Pero también surgen fuerzas y Véase también DIVORCIO, MATRIMONIO,
relaciones al hilo de una dinámica dife­ POLIANDRIA, POLIGINIA.
rencial que puede ponerlas en contradic­
ción, de tal modo que se rompen la com­ m o n o t e ís m o Algunas religiones de­
plementariedad y la correspondencia, claran la existencia de un solo Dios y
creando una situación de crisis económi­ que otros seres espirituales no son sino
ca y social (Marx y Engels, 1947). producto de la imaginación humana o
Para entender el uso que hace Marx de es­ que, de existir, se trata de entidades dei­
tas tesis hay que reconocer primero la im­ formes caídas. Las tres religiones llama­
portancia que concedió al trabajo como das semíticas, judaismo, cristianismo e
actividad humana distintiva y como con­ islam, son monoteístas. Sin embargo, la
creencia en Satán, ser poseedor sólo de esta versión arguyendo que la presencia de
atributos negativos dañinos para los grandes dioses era evidente en muchos
mortales, puede conferir a la. religión pueblos tecnológicamente atrasados y que
una teodicea dualista, según la cual a la este «monoteísmo primitivo» desarrolló
omnipotencia y benevolencia de Dios se más adelante rasgos politeístas.
oponen los poderes satánicos del mal. La distinción entre monoteísmo y poli­
El judaismo preprofético fue el que más teísmo muestra especialmente sus limita­
se aproximó a una posición monista re­ ciones de definición al considerar el hin-
duciendo el significada del mal a una duismo y el budismo. A veces es mejor
fuerza opuesta a Dios. El cristianismo usar la definición «divinidad inmanen­
rechazó esta idea y desarrolló una teodi­ te». El hinduismo se basa en una jerar­
cea semidualista intermedia según la quía divina de un Dios inmanente y va­
cual, una vez establecidas la unidad y rios dioses regionales y locales. El budis­
bondad de Dios, se asignan a Satán nu­ mo sigue el ejemplo de Buda, un mortal
merosas oportunidades de ejercer el mal iluminado, de modo que técnicamente
(Jeffrey Russell, 1977). El islam funda- carece del concepto de gran dios (South-
mentalista propugna negar la creencia wold, 1978). Comparte con el hinduismo
en Satán y su poder y manifestaciones, un concepto inmanente y no dualista de
mientras que numerosas formas locales la divinidad, donde es central la doctrina
del islam acomodan creencias preislámi- del karma (B. Morris, 1987, p. 77).
cas en una gran variedad de demonios o Cuando se aplica el término «monoteís­
espíritus dañinos, aceptando así un dua­ mo».es probable encontrar, junto con un
lismo moderado. Algunas movimientos gran dios, o como parte de la divinidad
islámicos suñes declaran que dado que inmanente, un cierto número de deida­
Dios es reponsable de todas las cosas, se des menores o asociadas que confieren
infiere que incluso los agentes del MAL, dudoso valor al término para el estudio
sean Satán o demonios, han sido expre­ antropológico a nivel local. DP
samente creados por Dios y forman, Véase también RELIGIÓN.
pues, parte de Él (Bousfield, 1985). Otras lecturas Gilsenan, 1975; Mac-
Las expresiones más rotundas de las teodi­ Gaffey, 1983; Obeyesekere, 1981; Po-
ceas dualistas en el monoteísmo formal cock, 1973; Southwold, 1983.
son las que componen la variedad mani-
quea y zoroastriana que afirma que el morfemas Unidades básicas para la
bien y el mal, expresados como Dios y Sa­ formación de palabras, como prefijas, ra­
tán, coexisten como dos principios cósmi­ dicales y sufij os. Se definen por la regu­
cos eternos cuya pugna no está preordena- laridad de sonido y significado en las pa­
da (M. Weber, 1965). Los cristianos cata­ labras. Irregularidades parciales, como
ros del suroeste de Francia proporcionan en i[n]form al/ilícito obedecen a las le­
un ejemplo familiar de una religión que yes de la FONOLOGÍA, que adaptan la es­
es monoteísta en el sentido de adorar a un tructura del sonido al contexto. Las va­
solo Dios, pero acepta que la bondad que riantes contextúales de un morfema sub­
emana de El está constantemente amena­ yacente único reciben el nombre de
zada por las fuerzas satánicas del mal. «alo morfemas». LB
Los estudiosos evolucionistas de la religió n Otras lecturas A. Spencer, 1991.
suponían que el m onoteísm o se desarrolló
después y a partir del POLITEÍSMO (muchos Morgan, Lewis Henry (1818-
dioses j espíritus). Schm idt (1912) rechazó 1881) L.H. Morgan fue una figura
central en la formación de la antropolo­ y que las cincuenta jefaturas que compo­
gía coma disciplina especializada en la nían el organismo de deliberación de la
segunda mitad del siglo XIX. Su fama Liga pertenecían a particulares segmen­
obedece primariamente a tres razones: tos de los clanes matrilineales, de modo
su etnografía de los iroqueses, su estudio que no pasaban de padre a hijo, sino del
mundial comparado de los sistemas de hermano de la madre al hijo de la her­
parentesco, con el cual lo elevó a campo mana. Más aún, el LONG HOUSE o galpón
específico de estudio, y como represen­ comunal de la tribu reunía en una única
tante ejemplar de la clase de evolucio­ unidad doméstica a los miebros de un
nismo social predominante en la época segmento del clan. Estos aspectos de la
victoriana. Éstos son los temas respecti­ estructura sociopolítica iroquesa y el es­
vos de sus tres libros más importantes: tudio de su cultura material, basado en
League o f the Ho-dé-no-sau-nee, or Ira- objetos que coleccionó para el Gabinete
quois (1851), Systems o f consangidnity de Historia Natural, son el tema de su
and affirdty ofthe human fam ily (1871) League ofthe Ho-dé-mo-sau-nee^ o rlro -
y Ancient society (1877). quois, que aún hoy es la obra indispensa­
Morgan creció en el pueblo de Aurora, al ble sobre la cultura de los iroqueses.
oeste del estado de Nueva York, Después Morgan formuló la hipótesis de que el
de graduarse en el Union College, Sche- modelo iroqués de organización social
nectady, estudió derecho y se licenció en debía hallarse en todos los grupos indios,
1842. Se trasladó a Rochester en 1844, demostrando así su origen común. Pero
donde hizo una pequeña fortuna repre­ cuando puso a prueba sus ideas entre los
sentando los intereses de la compañía ojibwa de la Upper Península de Michi­
del ferrocarril y de la minería del hierro gan descubrió que en efecto se organiza­
de Michigan; así pudo retirarse en la dé­ ban en clanes, pero que éstos era patrili-
cada de 1860 para dedicarse luego plena­ neales, no matrilineales. Sin embargo,
mente a la investigación antropológica. había otro rasgo de las relaciones de pa­
El primer libro de Morgan, sobre el pue­ rentesco iroquesas que sí halló entre los
blo iroqués, surgió de la sociedad secreta ojibwa: el SISTEMA DE CLASIFICACIÓN DEL
que con sus amigos había fundado en PARENTESCO. Así, entre los iroqueses, el
Aurora con el nombre de Gran Orden de hermano del padre era llamado «padre»,
los Iroqueses (GOI), a semejanza de la como era «madre» la hermana de la ma­
Liga Iroquesa, confederación que unía a dre. Observado el mismo modelo en la
las cinco naciones de esta estirpe (mo- lengua ojibwa, que pertenece a una fa­
hawk, oneida, ononfaga, cayuga, seneca; milia lingüística diferente, Morgan ex­
una sexta, la tuscarora, sería añadida trajo la conclusión de que había dado
más tarde). Como constitucionalista de con un método para demostrar las rela­
la GOI, Morgan estudió a fondo la Liga ciones históricas entre los grupos indios
Iroquesa, realizando numerosos trabajos norteamericanos, mis allá de lo que per­
de campo asistido por Ely S. Parker, un mitía deducir el mero estudio de la ex­
indio seneca. He ahí la base de su libro. presión verbal.
Básicamente descubrió que la Liga Iro- El uso de este «nuevo instrumento etno­
quesa se fundaba sobre relaciones de pa- lógico» para aportar pruebas científicas
rentesco en forma de clanes matrilinea- de la unidad y el origen asiático de los
les; que los ocho que la constituían (L o ­ indios norteamericanos dio cuerpo a un
bo, Oso, etc.) se hallaban presentes en gran libro sobre el PARENTESCO: Systems
cada una de las cinco naciones iroquesas; o f consanguinity. En una serie de traba­
jos de campo que le llevaron al Oeste en atención por Karl Marx, cuyas notas
los años 1859-1862, reunió una abun­ (Marx, 1972) revelan que se interesó pro­
dante información que le permitió com­ fundamente por los aspectos más técni­
poner una tabla de términos de paren­ cos del trabajo de Morgan sobre el paren­
tesco para más de doscientas posiciones tesco; después de la muerte de Marx fue
genealógicas en ochenta grupos indios. Friedrich Engels quien hizo pública la
Luego extendió la comparación a otras opinión de Marx sobre el evolucionismo
partes del mundo enviando cuestionarios social de Morgan (Engels, 1902), que
a misioneros, estudiosos y cónsules nor­ tanto atrajo a Marx porque encerraba la
teamericanos en distintos lugares. En el promesa de una historia científica y pa­
libro mostraba que el modelo de paren­ recía probar que las normas burguesas de
tesco «clasiñcatorio» no sólo era común propiedad y familia habían sido precedi­
entre los indios norteamericanos} sino das por el «comunismo en el vivir», cuyo
que estaba vigente entre los tamiles y ejemplo más expresivo se encontraba en
otros grupos de la India y, en general, de la «casa larga» iroquesa. Y la prueba la
Asia y Oceanía, y que era diferente del había aportado alguien que no era socia­
modelo «descriptivo» de Europa y lista, sino presbiteriano y republicano, y
Oriente Medio, demostrando así la uni­ al que no movían, por tanto, intereses
dad y el origen asiático de los indios. partidistas. Fue así como Morgan adqui­
Aunque la. prueba aportada por Morgan rió gran predicamento en la antropología
ya no se considera válida, es verdad que de los países con regímenes marxistas.
identificó los principales tipos del siste­ En la antropología de Occidente, el evo­
ma de parentesco y que desarrolló méto­ lucionismo social perdió influencia entre
dos para describir y analizarlos que aún las generaciones sucesivas, en especial
hoy conservan pleno vigor y utilidad. en Estados Unidos, donde Franz BOAS re-
En su tercer libro, Ancient society, Mor­ condujo la antropología hacia terrenos
gan resumió los resultados de sus inves­ difusionistas y funcionalistas. La obra
tigaciones e ideas antropológicas en un Ancient society de Morgan interesa hoy
marco temporal y espacial mayor. Es una sobre todo como ejemplo delpensamien-
obra de EVOLUCIONISMO social de corte to de su tiempo. Por otra parte, su etno­
Victoriano que describe detalladamente grafía iroquesa no ha sido superada. Y su
la progresión de la familia humana des­ libro más técnico y difícil, Systems o f
de el estado salvaje, a través de la barba­ consanguinity7ha sido reconocido como
rie, y hasta la civilización, en lo que se su obra maestra, con enorme influencia
refiere a la tecnología, la organización en la antropología, en especial en el tra­
política, el parentesco y las nociones so­ bajo de figuras tan destacadas en este
bre la propiedad. Como otras obras com­ campo como W.H.R. RlVERS, A .R . RaD-
parables de sus contemporáneos británi­ CLIFFE-B r o w n y Claude L é v i -S t r a u s s
cos, es la historia del progreso a escala (véase Fortes, 1969; Trautmann, 1987;
general; como clase, estas obras son res­ Godelier, 1995). TT
puestas al espectacular traslado de la Otras lecturas Resek, 1960; Tooker,
historia humana a los tiempos más re­ 1983, 1992; Trautmann, 1984; Traut-
motos a raíz del descubrimiento en Brix- mann y Kabelac, 1994; Leslie White,
ham Cave y otros lugares de restos hu­ 1959b.
manos junto a huesos de anímales ya ex­
tinguidos (Trautmann, 1992). movimientos de revitalización
La obra de Morgan fue leída con gran Véase MOVIMIENTOS MILENARISTAS.
movimientos milenaristas Ca­ mos han sido descritos como respuesta al
racterizados por declaraciones sobre el COLONIALISMO, y mayoritariamente ex-
fin. inminente de una. era o forma de vi­ plicados como reflejo de las consecuen­
da y la llegada e inicio de otra. Muchos cias psicológicas de la privación social y
movimientos religiosos tienen su origen económica y el intento de superarlas. La
o reavivad.crn en tales milenarismos. Por danza de los espíritus ofrece un impor­
ejemplo, la historia del cristianismo en tante ejemplo de movimiento político-
Europa, y de hecho gran parte de la his­ religioso de resistencia que extrajo gran
toria política europea, pueden conside­ parte de su fuerza de las transformacio­
rarse expresión de una sucesión de olas nes contempladas en las ideas cosmológi­
milenaristas y su reacción pertinente. cas y religiosas de la cultura de los pieles
rojas. Dinámicas sim ilares se identifican
Norman Cohn (1970) describió los nu­
en Melanesia y el Pacífico, aunque la tra­
merosos movimientos religiosos milena­
dición estructural-fimcionalista antropo­
ristas a lo largo de la Edad Media, que
lógica británica las reduce a teorías psi­
culminaron en la Reforma protestante.
cológicas y vinculadas con estados de pri­
Muchos habían sido anunciados por Joa-
vación. Un significado de los cultos de
chim de Fiore, quien pronosticó el inicio
cargo melanesios —así llamados porque
de una nueva era cuando fueran aboli­
profetizan la entrada masiva de caudales
das las desigualdades sociales y los po­
de ultramar— es su carácter periférico,
bres heredaran las riquezas de la Tierra.
pues muchos movimientos milenaristas
La influencia de De Fiore fue notable,
parecen predominar entre los grupos so­
evidente en el puritanismo inglés y en
cial y económicamente marginales. Los
el nuevo ejército de Oliver Cromwell.
cultos de cargo melanesios representan
Crohn señaló que muchas ideologías y
movimientos político-religiosos de gran
movimientos políticos seculares en Eu­
importancia, persistentes y recurrentes,
ropa siguen mostrando rasgos de mile- implicados en transformaciones sociales
narismo religioso y que no son pocos los y económicas contemporáneas eu la re­
de corte anarquista y marxista. Algunas gión donde se producen. Hay pruebas de
formas contemporáneas de NACIONALIS­ su actividad al inicio mismo de la pene­
MO, en especial las nacidas por resisten­ tración europea. Parecen pasar por varias
cia a las condiciones de expansión y do­ fases, desde la aceptación a la resistencia.
minio imperial y colonial, presentan as­ A primera vista, el movimiento Vailala
pectos milenaristas. en el delta del Prurari en Nueva Guinea
Los fundamentos sociales y políticos del durante la década de 1920 representó pa­
milenarismo religioso se asocian con mo­ ra los administradores coloniales un re­
dos de alienaciónj privación social y eco­ chazo alarmantemente destructivo de la
nómica u opresión política. Han sido am­ cultura indígena. Un examen más re­
pliamente descritos a escala global y con ciente parece haber puesto de manifiesto
referencia a los países colonizados en el procesos de reorganización social y políti­
estudio ya clásico de Lanternari (í963). ca y poderosas indicaciones de resistencia
Entre los movimientos milenaristas me­ al gobierno colonial (F. Williams, 1976;
jor documentados se encuentran los lla­ Worsley, 196S). La forma y proceder de
mados CULTOS CARGO de Melanesia e islas los movimientos de cargo obedecen a la
del Pacífico, y la danza de los espíritus y base cosmológica particular de la noción
cultos del peyote entre los indios norte­ de intercambio en muchas sociedades
americanos (La Barre, 1970). Estos últi­ melanesias (véase Burridge, 1960, 1969).
Los cultos demuestran la fuerza de los comprender los movimientos culturales
factores culturales indígenas en las for­ y religiosos surgidos en situaciones de
maciones del cambio y proporcionan una «contacto cultural». Linton definió los
visión muy certera de la dinámica de la movimientos nativistas como «cualquier
invención cosmológica y cultural. intento consciente y organizado por par­
En conjunto, el ímpetu del milenarismo te de los miembros de una sociedad para
parece provenir de la marginalización so­ revitalizar o perpetuar aspectos seleccio­
cial radical, económica y tecnológica o de nados de su cultura». Linton distinguía
cambios en la organización de la expe­ así entre las sociedades en las que las
riencia. Pero no cabe excluir factores ideo­ culturas se reproducían a través de prác­
lógicos. Algunas ideologías religiosas, co­ ticas inconscientes (o, en términos más
mo el cristianismo, entrañan aspectos modernos, integradas en la TRADICIÓN) y
doctrinales que pueden favorecer proce­ aquellas en las que emergían a través de
sos milenaristas de rutina. En este senti­ esfuerzos conscientes (lo que más tarde
do, la presencia de las misiones cristianas se daría en llamar «invención»). En este
puede entenderse como factor de motiva­ ultimo caso, las personas tratan de iden­
ción, El marcado sectarismo de la cris­ tificar y valorizar determinados aspectos
tiandad, especialmente maniñesto en los seleccionados de la cultura como «sím ­
territorios colonizados o en las regiones bolos de la existencia de la sociedad co­
social y económicamente deprimidas, ex­ mo entidad singular». «Los movimien­
presa poderosos elementos milenaristas. tos nativistas» así definidos dejan entre­
Los movimientos milenaristas son crea­ ver ideas sobre la ETNIA.
dos y adoptados por poblaciones que tra­ Aunque Linton se centró en los movi­
tan de reubícarse imaginativamente en la mientos que surgían entre individuos
dinámica de su realidad y de restablecer que habían sido subyugados y domina^
el control sobre las circunstancias de su dos por los europeos, como el de la reli­
vida. Una tendencia racionalista en gran gión de la danza de los espíritus de los
parte de la antropología a menudo ha indios de las Llanuras hacia finales del
descrito al milenarismo como ejemplo de siglo XIX, también sugirió que otro tipo
las tendencias irracionales de la actividad de movimiento nativista podía hallarse
humana, en especial de la acción religio­ entre los pueblos dominantes que consti­
sa. Pero acaso sea más fructífero conside­ tuían minorías en las sociedades que
rar la formación cultural plena de fanta­ controlaban o que por alguna razón se
sías de los movimientos milenaristas co­ sentían culturalmente amenazados. Sin
mo ejemplo de la capacidad imaginativa embargo, habría de pasar más de medio
del ser humano, que de una forma u otra siglo para que se concediera atención a
se implica siempre en procesos que pre­ la política cultural de los pueblos ya do­
tenden reconfigurar la realidad, BK minantes, ya marginalizados.
Véase también RELIGIÓN, CAMBIO SOCIAL. El concepto de movimientos nativistas ha
Otras lecturas Adas, 1979; N. Cohn, adoptado nuevas terminologías en el de­
1970; Eliade, 1978; D. Martín, 1990; bate sobre los movimientos culturales
Marty, 1986. que surgen en situaciones de contacto cul­
tural intenso y con gran carga política;
movimientos nativistas T é r m i­ «milenarismo» (término que el propio
no acuñado por R a lp h LlNTON (1943) en Linton reconoció muy próximo; véase
un artículo h o m ó n im o. L in to n trató de MOVIMIENTOS MILENARISTAS), «fundamen-
gen erar una serie de tip os id ea les para talismo», «etnicidad» y «política de la
CULTURA», Con todo, el artículo de Linton ENFERMEDAD. Si la medicina occidental,
sigue siendo pieza seminal en el desarro­ por ejemplo, atiende al cuerpo como má­
llo de la reflexión antropológica acerca de quina cuya disfunción última es la
cómo las gentes buscan conscientemente muerte, en Borneo se entiende que vida,
la perpetuación, la revitalización o la in­ enfermedad y muerte son aspectos de las
vención de su herencia cultural. CK relaciones existentes entre cuerpo y al­
Véase también NACIÓN, RELIGIÓN. ma (Metcalf, 1982), Por lo que hace al
sino humano después de la muerte, las
muerte, rituales de muerte Co­ opiniones varían tanto como quepa ima­
mo fenómeno biológico, la mortalidad ginar, desde la persistencia nula a las vi­
humana es tema relevante de los campos das futuras o largas, placenteras o no, o
de la antropología física y de la DEMO­ ambas cosas por turno, hasta el retorno a
GRAFÍA. Pero existe también un contexto este mundo y a la existencia de múlti­
cultural que, además, presenta varios as­ ples almas con sinos diferentes.
pectos contrarios a la intuición. En este
sentido ofrece sorprendente material pa­ Reacciones emocionales frente a la
ra la arqueología y la antropología social muerte
y cultural. El innegable poder de la muerte para li­
berar las emociones más intensas se su­
Percepciones de la muerte pone a menudo origen de los ritos mor­
Como indudable universal, de referencia tuorios en todo el mundo. Pero ya a co­
frecuente entre poetas, uno podría enten­ mienzos de este siglo Émile DURKH EIM
der que la muerte es entendida de forma (1915) afirmó que los estados psíquicos
idéntica en todo lugar. Incluso la defini­ no pueden dar nunca razón de las prácti­
ción de fallecido es un constructo social. cas culturales, y su argumento ha sido
David Sundow (1967) demostró que la crucial en la configuración de la moder­
probabilidad de que se declarara «ingresó na antropología social. Persiste no obs­
cadáver» en un importante hospital de Los tante el psicorreduccionismo, en especial
Angeles era inversamente proporcional a en la antropología norteamericana, y la
la respetabilidad de las ropas del candida­ cuestión sigue siendo muy controvertida.
to. Dado que las innovaciones médicas po­ El postulado básico de Durkheim en The
sibilitan prolongar los signos vitales, la de­ elementaryform s o f the religious Ufe es
claración de fallecimiento ha pasado a ser que no inventamos rituales ex novo cada
cosa del juez. Más allá de los conceptos oc­ vez que los necesitamos, sino que nos
cidentales, W.H.R. Rivers (1926) observó servimos de los ya disponibles en nuestra
que el término polinesio mate («muerto») cultura. Estos ritos anteceden a nues­
podía aplicarse a individuos todavía cam­ tra existencia individual y tienen histo­
pantes por el poblado. Por circunstancias ria propia, distinta de las experiencias
rituales particulareSj eran consignados al personales. La parte de esta historia que
mundo de los antepasados, más que al de más interesó a Durkheim gira en torno a
los vivos, y como tales no eran ni alimen­ los efectos de los rituales en la solidari­
tados ni se separaba en su presencia. dad social. No deja de tener importancia
Además, qué ocurre en la muerte —qué que dejara los funerales para el último
es ésta—se entiende de modo distinto en capítulo, Y fue así porque representaban
culturas diferentes. A menudo guarda para él un problema especial, dado que
relación con la propia concepción de qué la muerte libera a veces pasiones que só­
es la vida, y con la manera de tratar la lo parecen causar más daño al grupo ya
doliente por la pérdida sufrida. Citó ca­ Significado de los rituales de muerte
sos de horrorosa autojnutilación entre En vez de una explicación universalista,
aborígenes australianos practicada en el la diversidad de ritos de muerte requiere
frenesí del sufrimiento. Pero al punto le la exploración de casos particulares a fin
dio limpiamente la vuelta al significado de descubrir cómo cada uno de ellos se
del hecho demostrando que las heridas relaciona con un contexto social y cultu­
inñigidas eran prescritas a personas con ral extensivo. El valor del ritual para el
relaciones específicas con el finado. In­ antropólogo reside en que a menudo pone
cluso con emociones negativas tales, las de manifiesto premisas culturales implí­
normas del grupo eran observadas. citas. El impacto universal de la muerte
En lo que se refiere a la emoción, Durk­ es tal que los rituales mortuorios expre­
heim invirtió el postulado convencional; san con frecuencia el significado último
son los ritos los que crean la emoción del vivir y del morir según los experi­
apropiada. Con todo, no tenemos por qué mentan diversas culturas.
suponer la existencia de una relación en Dos figuras se asocian sobre todo con el
absoluto positiva. Todo lo prescrito es análisis de los rituales de muerte. Como
comportamentalmente apropiado; no Durkheim, Arnold van G e n n e p los trató
podemos conocer qué emociones experi­ en último lugar en un ensayo ya clásico
menta realmente la gente. Además, el (1960). Considerados como RITOS DE PA­
proceso de condolencia, personal e idio­ SO presentan un problema especial por­
sincrásico, no guarda necesariamente re­ que el sujeto pasa a un estado desconoci­
lación alguna con los rituales funerarios. do. Van Gennep empezó por señalar que,
sorprendentemente, los ritos de separa-
Variedad de los rituales de muerte ción son pocos y simples, mientras que la
Lo que a la postre echa por tierra toda transición adquiere «cierta autonomía».
explicación reduccionista es la mera va­ El modelo de rito de paso opera óptima­
riedad de los rituales de muerte. El re­ mente, de hecho, para con los dolientes,
gistro etnográfico muestra que pueden no para con el ñnado. Son éstos los que
ser súbitos (algunos pueblos recolectores deben reparar el tejido social y prose­
se limitan a abandonar el lugar) o exten­ guir. En su estudio de los funerales de los
derse a lo largo de años y resultar muy LoDagas del Africa occidental, Jack Goo­
costosos. Pueden traducirse en ágapes dy (1962) describió cómo los diferentes
pantagruélicos o en ayuno, en sobriedad roles de la persona fallecida eran cuida­
o en orgiástica ebriedad. El cadáver pue­ dosamente redistribuidos, incluso los tan
de ser eliminado por incineración o por informales como «am igo» y «amante».
inhumación, conservado en la casa por En muchos lugares figuran prominente­
ahumación o adobamiento; puede con­ mente en las actividades del funeral las
signarse a un cubículo especial o ser ex­ cuestiones de herencia.
puesto como carroña; puede ser comido Contrariamente al ensayo extensivo de
crudo, cocido o podrido, si no desmem­ Van Gennep, Robert H e r t z (1960a) se
brado y tratado seguidamente con cual­ centró exclusivamente en los ritos de
quiera de estos procedimientos. ¿Cómo muerte, en concreto en un solo tipo; el
es posible que una reacción emocional que implicaba un tratamiento secunda­
humana supuestamente uniforme frente rio del cadáver. Estos ritos se encuentran
a la muerte explique semejante diversi­ por doquier, pero los casos más célebres
dad? provienen de Borneo, donde se recupe­
ran los cadáveres de la tumba al cabo de
un año o más después de su muerte para funerales reales se celebran en una esca­
celebrar orna «gran fiesta» antes de su la muy superior a la de las coronaciones.
inhumación definitiva. Hertz interpretó Sin embargo, estos ritos no son sólo he­
los significados de estos ritos en térmi- rramientas de control en manos del sta­
nos de interrelación entre tres dramatis tus qztOy sino que con frecuencia constitu­
personae. las almas de los muertos, los yen la palestra donde se compite y pue­
supervivientes y el cadáver. Dos de estas den, pues, poner fin a las aspiraciones de
interrelaciones atienden a características otros candidatos. Como siempre, el rol
sociológicas básicas —la extinción de la del ritual es dinámico. PM
persona social y la expresión del orden
social—y aquí el argumento de Hertz si­ mujeres, roles femeninos Como
gue un curso paralelo al de Van Gennep. grupo social, las mujeres se definen ge­
Es el tercer aspecto de la teoría de Hertz neralmente en oposición a los hombres,
el más original. Demostró que el alma oposición fundamentada en última ins­
del finado y el cuerpo que ésta abandona tancia en las diferencias sexuales entre
guardan entre sí una relación metafórica géneros. La definición puede parecer ob­
que es clave para comprender el formato via, pero los conceptos analíticos de «mu­
dual de los ritos. A l tiempo que el cuerpo jer» y «mujeres» se ven complicados por
se corrompe, el alma pasa a un estado nociones transculturales e históricas de
desolador, rechazada a la vez por vivos y sexo, género y sexualidad (véase ANTRO­
muertos. Cuando no quedan sino los POLOGÍA FEMINISTA), así como de edad,
huesos desnudos y secos, duros e impere­ raza y etnia. Así, cuando los antropológos
cederos, el muerto está listo para reunir­ hace referencia a las «mujeres» más bien
se con sus antepasados, y es ello precisa­ se refieren al «sistema de sexo/género»
mente el motivo de la «gran fiesta». En de una sociedad, neologismo que se defi­
los detalles de los ritos, la metáfora se ne como traducción cultural de la dife­
elabora para proporcionar una visión del rencia de sexos en reglas preceptivas y
alma en esta vida y en la del más allá, y explicaciones adscriptivas en relación
no sólo en tránsito entre las dos (Metcalf con los roles genéricos y el deseo sexual
y Huntington, 1991). (G. Rubin, 1975, p. 159).
En una definición tan laxa, «mujeres» es
Significación política de los rituales tanto un hecho sociológico como una útil
de muerte herramienta analítica que permite a los
Un aspecto de los rituales de muerte que investigadores centrarse, por ejemplo, en
ha recibido considerable atención es su los roles sociales de las mujeres en una so­
poder de unir a las personas y, así, de le­ ciedad dada o en cómo se las entiende cul­
gitimar a sus líderes, A.M. Hocart (1954) turalmente, y así contrastar los roles y va­
llegó incluso a sugerir que «los primeros lores sociales respectivos de hombres y
reyes deben de haber sido reyes muer­ mujeres o la evolución y posicionamiento
tos», es decir, hérores fundadores que se de unos y otras a lo largo de su vida. Mu­
convirtieron en el centro de un culto na­ chos de los primeros trabajos antropológi­
cional. Los restos de los reyes del pasado cos comparaban la vida de la mujer en di­
constituyen a menudo una fuente de ca- ferentes formaciones sociales y el valor so­
risma que el sucesor presente trata de cial que se les atribuía en las SOCIEDADES
asumir, y el control de los ritos de muer­ DE BANDAS y en las SOCIEDADES COMPLEJAS.
te por el predecesor es un medio para este Por útil que sea el concepto, muchos teó­
fin. En Tailandia y Bali, por ejemplo, los ricos recientes han señalado algunos de
ios problemas inherentes al supuesto les y sexuales, las mujeres que no los
carácter unitario de la categoría «muje­ cumplen son a menudo culturalmente
res» si no se examinan a fondo las for­ excluidas de la categoría propia de la
mas sociales, culturales e históricas con «mujer cabal». Donde la sociedad define
que ha sido definida y cómo otras iden­ la sexualidad femenina como hetero­
tidades sociales como la edad, la sexua­ sexual y pasiva, todo papel activo que
lidad y la etnia alteran de manera im ­ desempeñe una mujer en un encuentro,
portante la composición de esta categoría o si éste es de carácter sexual y con otra
social. Qué es una mujer, qué significa mujer, puede generar dudas acerca de su
serlo y cuándo deviene mujer una per­ femineidad esencial, ya a sus propios
sona se definen y especifican de modo ojos, ya a los de la sociedad (Nestle,
muy variable en las diferentes culturas, 1992).
y aun en el seno de una dada cambia a Interesante a este respecto es la situa­
lo largo de la vida y de las prácticas se­ ción de los BERDACHE entre algunos
xuales de la persona de sexo femenino. grupos nativos norteamericanos (Ros-
Entre los beduinos de Oriente Próximo, coe, 1991). Si un muchacho o una mu*
por ejemplo, son la edad y la sexualidad chacha muestra tendencia a la sociali­
las que informan críticamente el signi­ zación o a participar en actividades
ficado y composición de la categoría so­ económicas del sexo opuesto, su grupo
cial «mujeres» por encima del ciclo de de parentesco organiza un sencillo r i­
vida del individuo. Aunque comparten tual para determinar si tienen o no es­
un sexo común con las demás mujeres píritu berdache. En algunos grupos na­
beduinas, sexo localmente opuesto al tivos norteamericanos el ritual consiste
masculino, las niñas prepúberes se con­ simplemente en persuadir al, digamos
sideran de clase social diferente a la de muchacho, de que entre en una choza
las pospúberes porque su carencia de se­ especialmente preparada, y ofrecerle
xualidad reproductora les exime de par­ seguidamente la opción de elegir entre
ticipar en determinadas actividades un arco (objeto masculino) y un hatillo
culturales. De manera similar, cuando (objeto femenino). Si el joven opta por
una mujer beduina alcanza la meno­ el arco es educado como hombre, y co­
pausia deja de pertenecer al tipo de mo sus pares de edad, iniciado en las
«m u jer» reproductivamente capaz. En tareas, actividades y vida política mas­
consecuencia deja de estar sometida a culinas, Si, en cambio, opta por el hati­
muchos de los roles y expectativas cul­ llo, se le educa como mujer entre mujeres
turales impuestos a las mujeres bedui­ y a menudo interviene en actos sexua­
nas más jóvenes y fértiles (L. Abu-Lu- les con hombres. Más que estigmatiza­
ghod, 1986). do, en muchas sociedades nativas ñor-
También el comportamiento sexual teamericanas, el EERDa CHE es conside­
puede comprometer la unidad del tér­ rado líder espiritual en razón de la
mino analítico «mujeres» de otros mo­ naturaleza sagrada de los ESPÍRITUS
dos, trastornando la demanda de una berdache. En suma, las categorías se­
mujer a ocupar el rol que le corresponde xuales (sexo anatómico) no determinan
por género. Dado que muchas socieda­ en modo alguna las genéricas; quién es
des no definen «m ujer» simplemente hombre y quién es mujer.
como categoría sexual sino también co­ Por último, las complicaciones del con­
mo sistema genérico al que se atribuye cepto «mujeres» surgen cuando se exami­
un conjunto determinado de roles socia­ na cómo se articulan éstas en identidades
basadas en el GRUPO ÉTNICO y la r a z a .. Las en todos los aspectos de la vida social, in­
relaciones raciales en Estados Unidos nos cluso en sus roles económicos, los vincu­
ofrecen un significativo ejemplo (Hooks, lados al ritual y a la religión, los ejerci­
1981). En el período previo ala guerra ci­ dos como madres y compañeras sexuales,
vil, una variedad de categorías raciales y los desempeñados en la vida política de
trastornó la unidad del concepto «muje­ la comunidad. Pero a partir de 1970, las
res». Por ejemplo, muchas mujeres blan­ mujeres han sido distinguidas como cen­
cas no percibían a las afroamericanas, es­ tro de atención especial por los antropó­
clavizadas en el Sur, como igual «dase de logos feministas que tratan de demostrar­
mujer» que la propia. De hecho, muchos la amplía variación que pueden mostrar
biólogos de la época trataron de hallar di­ los roles femeninos (véase ANTROPOLO­
ferencias sexuales no entre hombres y GÍA FEM INISTA). Y han destacado que si
mujeres sino entre las mujeres de razas éstos han sido ciertamente tenidos en
diferentes. Las mujeres del sur y este de cuenta en muchos estudios, la importan­
Europa de las clases inferiores y las muje­ cia de su práctica social ha sido con fre­
res judías eran consideradas igualmente cuencia iguorada. En trabaj os anteriores
poseedoras de tipos de sexo, género y se­ se había atendido a las mujeres sólo co­
xualidad esencialmente diferentes de los mo objeto de la acción masculina, y por
correspondientes a las mujeres blancas de tanto, de manera similar al ganado, las
clase superior. conchas y el dinero: objetos pasivos de
intercambio entre hombres y simples
Los roles de las mujeres peones en la pugna de éstos por aumen­
Pueden definirse como actividades pro­ tar su prestigio. En cambio, en la antro­
pias de las mujeres (comoquiera que éstas pología feminista y en la centrada en los
se definan) o como aquellas adscritas a es­ estudios del género, las mujeres son con­
te gTupo social particular. Un ejemplo del sideradas y estudiadas como agentes de
primer significado lo encontramos en el producción cultural y de la reproducción
estudio de Nici Nelson (1979) del papel y como negociadoras de poder en sus co­
económico de las mujeres fabricantes de munidades.
cerveza en Kenia. ocupación que como Las obras antropológicas que estudian
grupo les implica en complejas redes so­ los roles de las mujeres se basan en la
ciales y políticas que, por tanto, trascien­ importante distinción analítica entre los
den el grupo de parentesco inmediato. aspectos productivos y reproductivos de
Marilyn Strathern (1988) destacó un ilus­ la sociedad. Esta distinción guarda a me­
trativo ejemplo de la segunda acepción en nudo relación con la división de la vida
su descripción del otorgamiento de rega­ social en las esferas pública y privada (o
los en Melanesia. Así, señaló que la ac­ doméstica) donde, así lo entendían en
ción de ser intercambiada es lo que consti­ una época los científicos sociales, los
tuye el referente del género femenino. hombres se implicaban en los roles pro­
Todas las cosas que se intercambian resul­ ductivos y las muj eres en los reproducti­
tan feminizadas: conchas, cerdos, muje­ vos. Sin embargo, la investigación re­
res, y hombres si adquieren un «rol de ciente ha demostrado que las mujeres
mujer», por el hecho de convertirse en desempeñan un papel mucho más im­
bien de intercambio. portante en la producción de los bienes
Desde los inicios de la disciplina a fina­ culturales y materiales de la sociedad de
les del siglo XIX, los antropólogos han re­ lo que se había reconocido anteriormen­
gistrado la participación de las mujeres te; también que la reproducción en la fa­
milia no es ámbito de atención suya ex­ ta pueden diseñar y conducir sus propias
clusivamente, pues en algunas socieda­ prácticas rituales al margen de los hom­
des son los hombres los que dedican una bres, como ocurre en la Australia cen­
considerable cantidad de tiempo al cui­ tral.
dado de los hijos. Y aun en las sociedades Importante en el estudio de las socieda­
donde éste no es el caso, las mujeres des simples y complejas es la forma en
atienden a los niños al tiempo que inter­ que distribuyen las diversas prácticas la­
vienen en actividades productivas como borales de la comunidad basándose en las
la caza, la recolección o la agricultura, diferencias de género y sexo percibidas
mientras que en las SOCIEDADES INDUS­ (véase DIVISIÓN DEL TRABAJO). Influidos
TRIALES, las empresas adaptan cada vez por las descripciones marxistas y poKtico-
más el lugar de trabajo de manera que económicas clásicas de la EVOLUCIÓN de la
sean consideradas las tareas reproduci- sociedad, los antropólogos señalaron ini­
vas de sus trabajadores. Muchas empre­ cialmente que las sociedades simples or­
sas proporcionan actualmente instala­ ganizaban y regulaban sus prácticas labo­
ciones para el cuidado infantil próximas rales por casta o clase. Esta dicotomía ma­
al centro de trabajo, de modo que padres nifiestamente simplista ha demostrado
y madres puedan interaccionar con sus ser falsa. Los arapesh de Nueva Guinea,
hijos durante el día. por ejemplo, dividen los trabajos de la co­
Los antropólogos han estudiado a las munidad como sigue: «L a preparación de
mujeres y a sus roles en todo el mundo, la comida de cada día, la recogida de leña
incluso en las sociedades complejas y en para el fuego y de agua, el desyerbe y la
las SOCIEDADES IGUALITARIAS. Aihwa Ong limpieza son trabajos de mujer; la cocción
(1987), por ejemplo, ha examinado el de la comida ceremonial, el transporte de
papel de las mujeres malayas en las fá­ cerdos y troncos pesados, la construcción
bricas japonesas de componentes electró­ de viviendas, el cosido de techumbres, el
nicos de Malasia atendiendo a las repre­ clareo y vallado, la talla de la madera, la
sentaciones coloniales y poscoloniales de caia y el cultivo de ñames son trabajos de
ra^a, género y sexualidad y a su relación hombre» (M, Mead, Í955, p. 54). Sin em­
con el trabajo y las prácticas gerenciales bargo, sus vecinos chambri no diferencian
al respecto. Ong demostró que los roles el trabajo por géneros (F. Errington y Ge-
económicos de las mujeres eran determi­ wertz, 1987). Las sociedades complejas, a
nados por representaciones misóginas y su vez, muestran una pronunciada divi­
racistas de su cuerpo y su cultura. sión por géneros, complicada no obstante
No menor ha sido el interés de ios antro­ por intersecciones por etnia, religión e
pólogos por la dinámica de géneros en identificación de clase, EP
las sociedades simples y por la gran di­ Véase también MASCULINIDAD, SEXO.
versidad de actividades de las mujeres y Otras lecturas Bossen, 1984; P. Caplan
por la valoración que reciben. Mientras y Bujra, 1979: Etienne y Leacock, 1980;
que muchas sociedades complejas exclu­ Leacock y Safa, 1986; Sacks y Kemy,
yen a las mujeres de figurar de manera 1984; Westwood, 1984; K- Young et a lt
relevante en los servicios religiosos, co­ 1981; Zavella, 1987.
mo es el caso de la Iglesia católica, pue­
den participar en plano de igualdad con m ú s ic a Sonido modulado significati­
los hombres en la organización y direc­ vamente y analíticamente distinguible
ción de ritos religiosos en sociedades co­ del LENGUAJE, con el que está estrecha­
mo la chambri de Nueva Guinea, y has­ mente correlacionado. Los estudios trans-
culturales comparados apoyan la observa­ marcha militar que evoca orgullo nacio­
ción de Aristóteles de que «no es fácil de­ nalista en un oyente puede encerrar signi­
terminar la naturaleza de la música». ficado sexual para otro. En algunas cultu­
Ubicua, pero muy específica de cada cul­ ras, el concepto de música puede incluir
tura, la música se usa para culturizar a los también fenómenos que no producen
niños, señalar importantes cambios en el imagen acústica alguna, como los recuer­
ciclo vital, curar la enfermedad, comuni­ dos, los sueños y las visiones musicales y
carse con lo sobrenatural, organizar acti­ otras formas de experiencia acústica in­
vidades de subsistencia, apoyar (o criti­ ternalizada.
car) al poder político y proporcionar pla­ El sonido musical puede analtearse en
cer sensual y estímulo intelectual Incluso componentes como el tono (experiencia
donde la música es diseminada por los humana de la frecuencia), el ritmo (pau­
medios de comunicación de masas y se tas de organización temporal), la textura
considera primariamente como forma de (interacción acumulativa de papeles o
entretenimiento, persiste su notable efi­ voces individuales) y el timbre (calidad
cacia como expresión de identidad indivi­ del sonido). Los materiales sónicos usa­
dual y comunitaria. dos para la construcción de la música y
El antiguo término griego mousike, que los procedimientos para su combinación
englobaba a la poesía, la matemática, la varían considerablemente. En algunas
acústica y la ética, sugiere un precedente tradiciones, las melodías (secuencias de
etimológico de las definiciones inclusivas tonos para crear una figura coherente)
y flexibles de la música adoptadas por los se componen de sólo tres o cuatro tonos,
antropólogos. Aunque todas las socieda­ mientras que en otras se hace uso de sie­
des presentan expresiones acústicas que te o más, aumentados por complejas va­
cabe englobar en el término «música», riaciones «microtonales» (intervalos más
las formas sonoras precisas y los concep­ pequeños que el semitono de la escala
tos, valores y técnicas subyacentes a su común occidental). Aunque casi toda la
pro ducción v arían consi der ablem ent e. música que se produce se basa en pautas
Por consiguiente, el estudio transcultural de repetición y variación, las formas es­
de la música debe centrarse tanto en la pecíficas van desde la repetición estricta
interpretación de los sonidos musicales de una corta frase melódica a los rica­
como en el contexto social en el que se mente elaborados (y muy diversos) pro­
producen y aun en sus propias caracterís­ cedimientos de «tema y variación» de la
ticas más superficiales. Contrariamente a música «clásica» eurasiática. Sin embar­
la repetida declaración de que la música go, el recurso a la repetición no implica
es una especie de «lenguaje universal», «simplicidad» musical; en muchas tradi­
su significado tiene que ver tanto con las ciones musicales subsaharianas, múlti­
experiencias previas y las expectativas ples fragmentos repetidos se escalonan
del oyente como con la cualidad de los en el tiempo para crear texturas polifó­
propios sonidos. Las actuaciones de una nicas de gran complejidad.
orquesta de trompetas de Africa, de una El papel del músico difiere notablemen­
compañía de ópera china} de una banda te de una sociedad a otra. En los sistemas
militar o de un conjunto de música de cá­ jerárquicos, el derecho a realizar deter­
mara vanguardista pueden ser califica­ minadas formas de música puede res­
das de caos sónico por oyentes no familia­ tringirse a miembros de estirpes, ligas o
rizados con los principios generadores castas concretas, y el adiestramiento de
subyacentes a la música expresada, y una los músicos es a aveces sumamente espe­
cializado. Por el contrario, en pueblos re­ c o m u n i c a c i ó n poderosas y semántica­

lativamente igualitarios como los bam- mente complejas.


bnti de los bosques tropicales de Africa Aunque el estudio antropológico de la
Central (Turnbull y Chapman, 1992), los música se ha centrado típicamente en su
kabuli de Nueva Guinea (Feld, 1982) y producción en diferentes contextos cultu­
los suyá de la Amazonia brasileña (See- rales, debiera observarse que la propia
ger, í 990) se espera que cualquier adulto música es a menudo coniexto de otras for­
socialmen ce competente sea. capaz de ha­ mas de comunicación e interpretación
cer música. simbólicas. La literatura etnográfica pro­
La capacidad de la música para estable­ porciona numerosos ejemplos de la capa­
cer espacios especiales de experiencia, cidad de los músicos para establecer mar­
apaTte de los ritmos mundanos de la vi­ cos de metacomunicación en cuyo seno los
da cotidiana, proporciona a los intér­ individuos tienen licencia para compor­
pretes hábiles una fuente única de po­ tarse de manera extraordinaria. Las ra­
der (a veces considerada con ambiva­ diantes propiedades del sonido musical
lencia). Si la música carece típicamente pueden usarse para ocupar, tejer y domes­
de la especificidad denotativa del habla, ticar el espacio social, o para intensificar y
también extrae su potencia dé su capa­ centrar la experiencia de los participantes
cidad de superar, y en ocasiones incluso en ritos. Físicamente efímera, invisible,
poner en tela de juicio, las proclamas pero poderosa en sus efectos emocionales
retóricas de la veracidad del lenguaje. y cognitivos, la música adopta muchas for­
Cuando éste y la música se combinan mas y sirve para muchos fines. CW
—como en la canción o en géneros ins­ Véase también ETNOMUSICOLOGÍA.
trumentales que incorporan partes dis­ Otras lecturas Blacking, 1973; Keil y
cursivas habladas—se logran formas de Feld, 1994; Merriam, 1964,
nacimiento Fruto del esforzado y la­
borioso trabajo de las mujeres para con­
traer los músculos del útero y expulsar a
su cría del mundo interno privado de sus
matrices al mundo mucho más grande
de la sociedad y la cultura. Aunque el
parto es un hecho universal de la fisiolo­
gía humana, dónde, cómo y con quién, y
a veces incluso cuándo ha de parir la
mujer son variables que pueden ser cul­
turalmente determinadas.
La adopción de la postura erguida nece­
saria para la locomoción de la. especie
humana complicó el acto del nacimiento
de ésta en mayor medida que en otros
primates superiores, cuya locomoción
cuadrúpeda posibilita el alineamiento de
la pelvis y facilita el descenso directo de
la cabeza fetal, mientras que la cría hu­
mana ha de girar a medida que descien­
de pelvis abajo (Trevathan, 1987). Inme­
diatamente después del nacimiento, las
crías de los primates pueden subirse a la
espalda de la madre y sujetarse a ella; los
niños humanos, que nacen antes en su
ciclo de desarrollo dado el mayor tamaño
de su cerebro, están relativamente inde­
fensos al nacer y requieren atención in­
mediata. Estos factores pueden haber
propiciado la evolución del nacimiento
para convertirse en un proceso de gran
importancia social; en pocas sociedades
paren las mujeres solas y sin ayuda- El
hecho es que es razonable suponer que la
intervención de la comadrona debe ha­
berse producido desde el mismo princi­
pio (Trevathan, 1987). La presencia de
otras mujeres puede haber potenciado el
éxito del proceso del nacimiento a mediL
da que adquirían habilidades tales como
girar al feto in Utero, ayudar a la rotación
de la cabeza y los hombros en el momen­
to del parto o masajeando el útero de la
parturienta y administrando hierbas pa­
ra detener la hemorragia posparto.
La naturaleza social y el significado del
nacimiento implican que este proceso te viables, y a importar el modelo occi­
biológico e intensamente personal es dental, pese a que sus hospitales carecen
portador de importantes connotaciones a menudo de los medios necesarios y de
culturales. En todas las culturas, el naci­ personal debidamente adiestrado, mien­
miento es un RITO DE PASO (G-ennep, tras que aparecen repletos de máquinas
1960) que entraña las creencias más carísimas que pocos saben cómo usar o
hondas de la cultura transmitidas y rea­ reparar (B. Jordán, 1978-1993; Sargent,
firmadas durante este tiempo de transi­ 1989). Para contrarrestar esta desafortu­
ción crítico. Las prácticas del parto nada tendencia, la Organización Mun­
apuntan «tan aguda y certeramente co­ dial de la Salud y UNICEF han estado
mo una flecha» a los valores nucleares promoviendo las prácticas obstétricas
de la cultura, revelándole al observador tradicionales en los países en desarrollo
cómo considera ésta al mundo y el lugar mediante programas de capacitación
que en él ocupa la mujer (Kitzinger, avanzada. Sin embargo, dado que el per­
1978). Por ejemplo, en la sociedad islá­ sonal médicamente entrenado que im­
mica marcadamente patriarcal de Ban- parte estos programas sólo valora el en­
gladesh, el nacimiento (como la MENS­ foque tecnomédico occidental, general­
TRUACIÓN) se considera tan contaminan­ mente desaprovecha el conocimiento y
te que jamás cupo el desarrollo de una las técnicas desarrollados por las matro­
tradición de asistencia matronal; se espe­ nas de la comunidad en contexto con sus
ra que las mujeres, asistidas por parien- tradiciones culturales. Estas actitudes
tes femeninos, paran sobre sábanas su­ determinaron en Estados Unidos la de­
cias y, asi, la mortalidad infantil y las in­ saparición casi total de la profesión de
fecciones puerperales alcanzan cotas comadrona hacia la década de 1960; des­
muy elevadas (Blanchet, 1984). Las mu- de entonces se ha observado un renaci­
jeres bariba de Benin ponen de mani­ miento del oficio gracias a las demandas
fiesto los valores nucleares de honor y de muchas mujeres de proceder por vía
bravura con su silencio y su comporta­ natural, y gracias también a la investiga­
miento estoico durante el parto (Sar~ ción científica de los peligros que entra­
geni, 1982, 1989). En Polinesia, donde la ña el parto hospitalario intervencionista
fertilidad de las mujeres es loada y cele­ (Goer, 1995), y a los beneficios del naci­
brada (Ward, 1989), las embarazadas son miento en el propio hogar con asistencia
mimadas y alimentadas con sumo cuida­ de la comadrona (Davis-Floyd, Í992,
do, y cuentan con matronas diestras a su 1997) o en centros partorios independien­
entero servicio. El énfasis extremado tes (Rooks etáL, 1989). El hecho es que en
puesto en Estados Unidos en la tecnolo­ los cuatro países con estadísticas de mor­
gía se refleja, por ejemplo, en las prácticas talidad perinatal mínima en el mundo:
obstétricas (E. Martin, 1987; Davis- Japón, Holanda, Suecia y Dinamarca,
Floyd, 1992). Las parturientas son lleva­ más del 70 por ciento de los partos son
das a hospitales y sometidas a interven­ asistidos por comadrona (M. Wagner,
ciones como el control electrónico y la 1994; Fiedler, 1997).
estimulación artificial de las laborea del El estudio comparativo de Brigitte Jor­
parto, al igual que a una cirugía excesi­ dán (1978-1995) de las prácticas obsté­
va. El prestigio de este enfoque occiden­ tricas en Holanda, Suecia, Estados Uni­
tal ha inducido a las gentes de muchos dos y México (Yucatán) demostró una
países en desarrollo a desechar los siste­ gran variación en lo tocante a defini­
mas matronales indígenas, perfectamen­ ción, lugar, personal presente y artefac­
tos del nacimiento, y desató un enorme como porque el estado en que uno vive
interés en-la antropología del nacimien­ puede no ser la nación con la que uno se
to. Durante la década de los ochenta, es­ identifica.
te campo se extendió a la antropología Los antropólogos descubrieron la «na­
de la REPRODUCCIÓN (Browner y Sargent, ción» como objeto de estudio durante la
1990; Ginsburg y Rapp, 1991), que com­ segunda guerra mundial, cuando algu­
prende el estudio cultural cruzado de to­ nos apartaron su mirada inquisitiva de
dos los aspectos del proceso reproductor. las sociedades a pequeña escala para lle­
Últimamente las investigaciones se han varla a aquellas que comprendían las
enfocado más bien en el rápido desarro­ ciudadanías de los estados independien­
llo y propagación de las nuevas tecnolo­ tes (véase Kroeber, 1948, pp. 226-228).
gías de la reproducción, como la fertili­ La iniciativa surgió cuando varios antro­
zación in vítro, la inseminación artifi­ pólogos fueron instados a explicar qué
cial, la maternidad subsidiaria y las posibles motivaciones movían a los esta­
tecnologías diagnósticas como la amnío- dos enemigos. El método de estudio de la
centesís y los ultrasonidos que hacen po­ cultura de estas naciones «desde la dis­
sible la detección de defectos genéticos tancia» fue desarrollado con máxima
antes del nacimiento y que un niño ten­ efectividad por Ruth B b NEDICT en The
ga múltiples genitores biológicos (Gins­ ckrysanthemum and the sword (1946),
burg y Rapp, 1995). Estas tecnologías donde trató de describir los rasgos del
plantean fascinantes e inquietantes pro­ «carácter nacional» japonés.
blemas éticos que requieren una reconsi­ El enfoque de CARÁCTER NACIONAL surgi­
deración radical del PARENTESCO, dere­ do de este período bélico sostenía que la
chos de los progenitores, derechos de las ciudadanía de un estado soberano com­
mujeres a controlar su propio cuerpo y partía una tradición social (M. Mead,
de la ley de la descendencia (J. Edwards 1953a, p. 642). Aunque Benedict, M e a d
e ta l, 1993). En la India, por ejemplo, el y otros proponentes del enfoque de ca­
uso de la amniocentesis y del aborto se­ rácter nacional tenían muy presente que
lectivo para garantizar que el primonato los modelos culturales pueden cambiar,
sea un varón está alterando el cociente supusieron que, dado que las culturas
poblacíonal masculino/femenino en al­ son holísticas y revelan propiedades de
gunas provincias (B. Miller, 1987). Otros las sociedades que las presentan, la indi­
temas de importancia incluyen la con­ vidualización respectiva en función de
servación de los sistemas viables de par­ su carácter nacional podía realizarse sin
to indígenas (M . Wagner, 1994) y el re­ dificultad, aserto que les permitió argu­
ciente renacimiento de la intervención mentar que la SOCIALIZACIÓN por parte
matronal (Kitzinger, 1991). RDF de quienes comparten una cultura nacio­
Otras lecturas Davis-Floyd y Sargent, nal lleva al desarrollo de una «estructu­
1997; Handwerker, 1990; Laderman, ra intrapsíquica» entre sus HIJOS.
1985; MacCormack, 1982; Michaelson, Este enfoque se reveló a la postre infruc­
1988: L. Whiteford y Poland, 1989. tuoso para el pensamiento antropológico
porque hacia finales de la década de
nación, nacionalismo La nación 1960 se habían revelado fundamental­
es una comunidad imaginada, generado­ mente deficientes sus hipótesis básicas.
ra a menudo de intensa lealtad. Sin em­ Uno de los argumentos en su contra pro­
bargo, también es problemática, tanto vino de quienes pusieron de manifiesto
porque se trata de una creación artificial la ausencia de «integración nacional» en
los estados poscoloniales recientemente RltAS patrióticas, así como por los muer­
independizados, en los que la «nueva tos cuyo sacrificio no hay que olvidar
ciudadanía» se dividía, más que se inte­ (véase Keyes eta i, 1994, pp. 6-9).
graba en razón de la cultura. El ensayo Los antropólogos han sido particular­
de Clifford GEERTZ de 1963 «T h e inte^ mente inñuidos por el modo en que la
grative revoluti on primordial sentiments construcción de comunidades nacionales
and civil politics in the new states» abrió se ha efectuado mediante la «invención»
un nuevo campo de estudio antropológi­ consciente de tradiciones nacionales
co al tratar el problemático carácter de (Hobshawn y Ranger* 1983) y por el des­
las naciones y culturas nacionales. In­ pliegue de «tecnologías de poder» por
cluso abrazando Geertz una teoría de la parte de los estados, como los censos, la
MODERNIZACIÓN que contemplaba el éxi­ educación obligatoria y los calendarios
to último de toda empresa en pro de la oficiales (B. Cohn y Dirks, 1988; R. Fos-
formación de naciones, su análisis de ter, 1991, pp. 244-248). Si tiene éxito, es­
la tensión entre los sentimientos «pri­ ta invención es «naturalizada» o «pri-
mordiales» enraizados en las diferencias mordializada», de modo que los símbo­
premodernas de lenguaje, religión y he­ los nacionales manifiestos en canciones,
rencia cultural que dividían a los pue­ banderas, monumentos, celebraciones,
blos de los nuevos estados y los senti­ etc., provocan hondos e intensos senti­
mientos «civiles» instilados en la ciuda­ mientos de identificación entre la ciuda­
danía por el gobierno de los modernos danía.
estados ricos, demostró que dichos esta­ Aunque muchas imaginerías nacionales
dos nuevos distaban de representar la se han hecho hegemónicas, encuentran
realización de las aspiraciones naciona­ oposición en todo lugar (Handler, 1988).
les de honda raíz que muchos de sus lí­ La visión nacional promovida por una
deres y no pocos análisis habían creído y elite dirigente con acceso al poder puede
proclamado. entrañar en si misma la semilla de su
Que las naciones se construyen, más que propio cuestionamiento. Toda imagine­
liberan, fue tema de especial interés de ría nacional implica distinciones jerár­
la teoría de la ciencia social a partir de quicas en la ciudadanía del estado. Quie­
1980 (Gellner, 1985; Anthony Smith, nes tienen una identidad cultural margi­
1986; Richard FoxT 1990). Todo estado nal respecto de la nueva cultura nacional
moderno, con sus límites territoriales quedan relegados a la condición de «m i­
bien definidos e internacionalmente re­ noría» étnica o racial (B. "Williams,
conocidos, comprende pueblos con carac- 1989). Si la base del poder del estado se
terísticas culturales diversas. Los progra­ hace problemática, las minorías pueden
mas nacionalistas tratan de inculcar en tratar de hacer realidad sus propias aspi­
la mayoría de los ciudadanos de su esta­ raciones «nacionales». Los estudios an­
do una «im agen» de su comunidad na­ tropológicos han demostrado, por ejem­
cional (B. Anderson, í 983-1991; Alonso, plo, cómo la disolución en «naciones»
1988) y un «recuerdo» del pasado común constituyentes de una Yugoslavia defini­
(Brow y Swedenberg, 1990; Fujitani, da como estado multinacional en térmi­
Í993) que superan su heterogeneidad nos marxistas estaba ya predispuesta
cultural y que a menudo entrañan una cuando el Partido Comunista perdió le­
emotiva llamada al respeto de la SANGRE gitimidad como titular único y unitario
común derramada en la conquista de la del poder del estado (véase Allock, 1989;
independencia nacional y en las GUE- Denich, 1994; R. Hayden, 1995).
Los antropólogos han prestado conside­ toriador Hayden White ha señalado que
rable atención a la VIOLENCIA asociada todas las narrativas están «íntimamente
con la promoción, y la resistencia a visio­ relacionadas con el impulso de moralizar
nes nacionales como las de Sri Lanka la realidad, si no son una función de és­
(Kapferer, 1988) o Venezuela (Coronil y te» (W.J.T. Mitchell, 1981, p. 14). El ar­
Skurski, 199í ). Aunque las identidades gumento de TOiite subvalora la impor­
nacionales son contestadas con más faci­ tancia del significado en la narrativa, in­
lidad en los estados multiétnicos débiles dependientemente de su veracidad o
(K. Warren, 1993), no es caso privativo. seriedad (o ausencia de ellas). Una na­
Incluso en países como Japón y Tailan­ rrativa puede resultar incoherente o in­
dia, que los observadores han considera­ consecuente al extraño que no compren­
do en su gran mayoría culturalmente da su importancia o porque el tema
homogéneos y que están dotados de es­ abordado o la versión ofrecida se juz­
tructuras estatales modernas evoluciona­ guen incompetentes o sin sentido.
das a partir de otras premodernas, los El lograr que una audiencia foránea vea
debates sobre la «esencia» de la identi­ el significado de determinados sucesos en
dad nacional son muy intensos, aun sin un escenario social extraño es una de las
ser violentos (Befu, 1995;Iteyes, 1996). tareas de la descripción etnográfica, en
El imaginario nacional es asimismo gran parte realizada a través de diversas
cuestionado a menudo tanto mediante formas de narración, explícita o implíci­
la acción como con la palabra por quie­ ta. Las observaciones y entrevistas de
nes viven a caballo entre estados y na­ campo atienden tanto a las secuencias de
ciones. Muchos emigrantes de hoy, a di­ eventos como a su interpretación. Pero la
ferencia de los del pasado, ni asimilan representación etnográfica ha seguido di­
plenamente la cultura nacional de su versas modas en el curso de los últimos
nuevo hogar ni permanecen radicados decenios: desde la preferencia por las des­
en la cultura nacional de su país de ori­ cripciones generales, donde el testimonio
gen. Más bien, como ha puesto de mani­ personal sobre sucesos particulares era
fiesto la investigación antropológica más utilizado para conformar principios socia­
reciente, presentan identidades flexibles les generales y sus efectos, hacia un estilo
o ambiguas (A. Ong, 1993; Guptay Fer- más confesional o anecdótico, donde los
guson, 1992). CK sucesos de que era testigo el investigador
Véase también GRUPOS ÉTTÍTCOS, MINORÍAS o conocía por terceros se transmitían en
MEDIADAS, ANTROPOLOGÍA POLÍTICA, RA­ las palabras del primero o en una versión
ZA, ESTADO. editada de las del segundo, y se presenta­
ban en combinación con discusiones in­
narrativa Registro secuencial de dos terpretativas varias. La teoría de la narra­
o más sucesos de manera que establece tiva literaria ha confirmado el reconoci­
su significado compartido o relación miento de los antropólogos del poder
causal. La narrativa adopta un discurso retórico de la representación para «englo­
que puede tener forma verbal y no ver­ bar» y hacer plausible la versión particu­
bal. La DANZA o la mímica, por ejemplo, lar del narrador sobre un suceso o una si­
pueden ser narrativas, mientras que el tuación, MM
RITUAL, hablado o no, puede evocar o re­ Otras lecturas Bruner, 1984; Cliford y
plicar una secuencia de sucesos con capa­ Marcusj 1986; Gennette, 1980; Kermo-
cidad de transformar o reafirmar el po­ de, 1979; G. Marcus y Fischer, 1986;
der inherente a un sistema social, El his­ Prince, 1987; V. Turnery Bruner, 1986.
neuroantropología Se encuentra, les que pueden ser neurofisiológicamen-
en la intersección de la antropología y la te investigados en primates vivos (Ste-
neurociencia y se centra en tres áreas de fclis y Raleigh, 1979). Alternativamente,
investigación principales: (1) evolución los estudios alométricos se sirven de aná­
del cerebro humano y de los primates; lisis de la regresión para examinar la ex­
(2) variación neuroanatómica del huma­ pansión relativa de tamaño del cerebro
no moderno; y (3) neuropsicología cog- (Jerison, 1973), proceso que puede am­
nitiva en diferentes culturas. pliarse a la comparación de sus compo­
nentes internos (Stephan et al, 1988).
Los estudios comparados han centrado a
Evolución del cerebro
menudo su atención en estructuras su­
La paleo neurología trata de poner en
puestamente únicas del cerebro huma­
claro los orígenes del cerebro humano a
no, incluidas las especializaciones neo-
partir de muestras craneales fosilizadas
corticales y hemisféricas (áreas del len­
derivadas de «endomoldeados» de látex
guaje de Broca y Wernicke, áreas de
y naturalmente mineralizados que reve­
asociación multimodal como el lóbulo
lan el tamaño, forma y morfología su­
parietal inferior) e incluso regiones del
perficial del cerebro. El tamaño del cere­
tallo cerebral, de los ganglios basales y
bro de los homínidos aumentó de tama­
del limbo.
ño más del triple en un período de
Los neuroantropólogos evolutivos se di­
cuatro millones de arios, y este agranda-
viden entre aquellos que dan mayor re­
miento (en su mayor parte cortical)
levancia a los cambios en áreas locales
guarda relación con la evolución de las
concretas y aquellos que más bien ponen
capacidades cognitivas y lingüisticas
de relieve el tamaño global del cerebro,
(Deacon, 1992), así como con la eviden­
su interconectividad concomitante y su
cia arqueológica de una creciente com­
capacidad cognitiva generalizada («inte­
plejidad comportamental. Canales vas­ ligencia»). Sin embargo, los investigado­
culares que se han preservado demues­ res de uno y otro campo se revelan cre­
tran cambios que acompañaron o cientemente insatisfechos tanto con los
desencadenaron adaptaciones neurales esquemas «sumatorios» a,escala natural
(Falk, 1990). Los cambios temporales en (Deacon, 1990a) como con los escenarios
la morfología exocraneal (por ejemplo, de «primera acción», neurobiológiajnen-
el ángulo de la base del cráneo) también te ingenuos (Landau, 1991). En respues­
han servido para formular inferencias ta, han tratado de investigar mecanis­
acerca del desarrollo de la región vocal y mos neuro ontogenéticos subyacentes a la
su sistema lingüístico central que se de­ evolución del cerebro usando enfoques
sarrolla con él (P. Lieberman, 1984). más directos (Deacon, 1990b; Finlay y
La neurobiología comparada examina la Darlington, 1995).
estructura y la función del cerebro en es­
pecies animales contemporáneas para Variación neuroanatómica humana
deducir información acerca de los proce­ La investigación neurocientífica ha ex­
sos evolutivos a partir de la homología perimentado un gran cambio en los últi­
(similaridad funcional y topográfica de mos cincuenta años. Hoy abundan los es­
estructuras debido a la información ge­ tudios sobre GÉNERO y orientación sexual
nética conservada). El principal enfoque (LeVay, 1993; Finn, 1996; Kimura,
usa modernas técnicas neuroanatómicas 1996)T mientras que prácticamente ha
de trazado para revelar circuitos neura­ desaparecido el estudio neuroanatómico
de la BAZA. No era así a principios de si­ valencia diferencial de las especializa-
glo, cuando se publicaron extensos catá­ ciones de los hemisferios cerebrales iz­
logos de diferencias raciales en las cir­ quierdo y derecho (J. Paredes y Hep-
cunvoluciones corticales como prueba bunij 1976). Los neurolingüistas clínicos
destinada a justificar la clasificación ra­ han cartografiado ciertamente diferen­
cial sobre bases biológicas- Estas inter­ cias importantes en. síndromes afásicos
pretaciones fueron desacreditadas en su entre hablantes de diferentes lenguas,
momento por la ANTROPOLOGÍA BIOLÓGI­ mientras que los «estructuralistas bioge-
CA moderna; ello se hizo de dos modos. néticos» (C. Lauglin y D ’Aquili, 1974;
En primer lugar, los investigadores repa­ D ’Aquili et al., 1979) han explorado el
raron en que la fisurización era una fun­ TRANCE ritual y otras manifestaciones de
ción mecánica trivial del área cortical en una consciencia alterada en contextos et­
expansión, funcionalmente equivalente nográficos. '
a las protuberancias cefálicas que inspi­ La neuroantropología sigue en la perife­
raron la desacreditada «ciencia» decimo­ ria de la antropología, cuestionada por
nónica de la frenología; en segundo lu­ ios positivistas en razón de que sus hipó­
gar, un muestreo más riguroso de las po­ tesis no son fácilmente comprobadas, y
blaciones demostró que el margen de por los antropolólogos más culturalmen­
variación hallado en tan sólo un grupo te orientados, que la rechazan como una
«racial» (en rasgos neurales tanto como nueva forma de determinismo biológico.
en otros) superaba con mucho la diferen­ Si se pudiera prescindir del componente
cia media entre grupos diferentes. El re­ neurobiológico a favor del cultural con el
ciente desarrollo de herramientas mor- que, al fin y al cabo, todos los humanos
fométricas más complejas y refinadas ha son programables (véase UNIDAD PSÍQUI­
espoleado, no obstante, un renovado in­ CA DE LA HUMANIDAD), ¿por qué no dejar
terés por las diferencias interpoblacxona- el cerebro a los neurobiólogos? De hecho,
les (Klekamp etaL, 1994), Si estos estu­ la falacia cartesiana de que mente y ce­
dios recapitularán simplemente los abu^ rebro son disociables ha sido un legado
sos racistas del pasado o significarán una intelectualmente paralizante para todas
aportación real al conocimiento de las las ciencias del comportamiento; la mar-
relaciones entre las poblaciones huma­ ginación académica de la neuroantropo­
nas es algo que todavía no está claro logía ha sido sólo uno de sus resultados.
(Shipman, 1994; J. Marks, 1995; S. JAM
Gould, 1996). Otras lecturas Deacon, 1997; C. Laugh-
linetíz¿, 1990; Lumsden y Wilson, 1981;
Cognición intercultural Springer y Deutsch, 1995; TenHouten,
El aserto de que la CULTURA es un campo 1991.
exclusivamente humano (Holloway,
1992) implica que los objetos cruciales mñOS Los estudios antropológicos de
para la investigación neuroantropológica la infancia examinan: (1) su lugar en la
son los sustratos cerebrales del lenguaje sociedad; (2) conceptos culturales al res­
simbólico. Las formulaciones críticas del pecto; (5) desarrollo y socialización en el
relativismo lingüístico, en forma de la seno de una cultura dada; y (4) bienestar
HIPÓTESIS DE WHOKF y del ESTRUCTURA- y supervivencia infantiles. Estas pers­
LISMO, por ejemplo, provocaron una ani­ pectivas no son mutuamente excluyen-
mada serie de debates sobre si las cultu­ tes: los niños forman parte de los sistemas
ras difieren en estilo cognitivo por pre- sociales y económicos, incluso mientras
experimentan procesos de desarrollo bio­ cativo del niño en desarrollo: algunas cul­
lógico y psicológico y de educación cul­ turas consideran al niño de modo que re­
tural. quiere una intervención masiva dei adul­
Margaret MEAB (1930) fue la precursora to; otras, que ésta es mínima (R. Levy,
de la etnografía infantil e inauguradora 1973, 1978; Tobin et £¿, 1989). Ambas ac­
del papel de la cultura en el desarrollo titudes pueden acoger complejas prácti­
de los niños. Aunque muy interesada en cas de socialización pero configuran la re­
la transmisión de la cultura, Mead no lación adulto-niño de manera que puede
concibió a los niños sólo en términos del incidir notable y diversamente en el desa­
mundo adulto, como si meramente fue­ rrollo de éste.
ran sujetos pasivos del proceso de sociali- Aun cuando aporta la perspectiva nece­
2ación, sino que reconoció que a menudo saria, el mundo adulto y sus demandas
«viven en un mundo propio ... basado no ofrecen la mejor base para conocer a
en premisas diferentes de las que rigen los niños en todas sus dimensiones. Co­
la vida adulta (1930, p, 81). Llegó así a la mo todo padre sabe, los niños no aceptan
conclusión de que procesos psicológicos a menudo pasivamente las exigencias
al parecer universales eran en determi­ del adulto, a pesar de cuán social y emo­
nados casos desarrollos específicos de ca­ cionalmente son dependientes de él.
da cultura- Si bien las teorías de Mead Cuando los niños son considerados pri­
han sido contestadas, los aspectos que mariamente en términos de su educa­
destacó todavía poseen significado, de ción para en su día asumir papeles de
modo que los antropólogos siguen cues- adulto pueden ser juzgados más pasivos
tionando los modelos universalistas de de lo que la realidad revela. Está claro
desarrollo infantil. Por ejemplo, las teo­ que la falta relativa de conocimiento y
rías sobre desarrollo moral basadas en control de los niños sobre sus vidas no
datos observacionales de Africa (C. Ed- puede ser ignorada, pero el hecho de tra­
wards, 1987) y los estudios comparativos tarlos solamente como receptores pasivos
llevados a cabo en la India y en Estados de los conocimientos del adulto no da
Unidos (Schweder etaL, 1987) ponen en una imagen completa de su vida y su de­
tela de juicio los supuestos culturalmen­ sarrollo. La investigación pediátrica, en
te específicos subyacentes a los modelos cambio, considera a los niños como
psicológicos de desarrollo infantil. agentes dinámicos que adquieren gran
No todos los investigadores consideran a parte de su cultura informalmente y se
los niños como poseedores de un mundo transmiten uno a otro lo aprendido en
propio. Muchos trabajos toman al mun­ sus charlas e interacciones (Bluebond-
do adulto como punto de partida y valo­ Langner, 1978; Goodwin, 1990).
ran a los niños ai hilo de las preocupa­ Dado que los niños interpretan activa y
ciones del adulto por su educación, con­ cooperativamente el mundo social y la
trol y preparación para la vida adulta. cultura que se les presenta, es frecuente
No obstante, las culturas difieren en lo que se resistan a los esfuerzos de los
relativo a cuánta atención o adiestra­ adultos por socializarlos, pese a la asime­
miento explícitos se considera al efecto tría general de la relación niño-adulto
necesarios. Aunque ciertos objetivos pa~ (P M iller y Hoongstra, Í992), Los niños
rentales son universales o casi (LeVine, pueden mostrar ambivalencia o resisten­
1988), diferentes culturas parecen poseer cia en sus juegos o alterando sus relacio­
conceptos distintos del papel de los adul­ nes con las figuras socializantes (como
tos en la conformación del proceso edu­ los padres) o instituciones (escuela).
Aunque los padres, escuela y medios de La etnografía nos revela gran parte de la
cultura —desde la televisión a los cómics, propia experiencia infantil sobre el mo­
pasando por juegos rituales y vídeos- delo cultural que le rodea. Los niños
ejercen un papel critico en la socializa­ hausa pueden mostrarse muy interesa­
ción y transmisión de la cultura, es im- dos en la PURDA.H (aislamiento de la mu­
portante reconocer cómo se oponen los jer en el hogar) (Schildkrout, 1976), en
niños a los procesos de socialización, tanto que los niños hindúes deben expli­
reinterpretan el saber cultural y generan carse y entender los conceptos de pureza
valores y conocimientos propios. Debra y contaminación asociados con el siste­
Skinner y Dorothy Holland (Í996), por ma de castas y con la diferente valora­
ejemplo, exponen de qué modo los estu­ ción de los géneros en sus comunidades.
diantes de una escuela rural nepalí desa­ La etnografía pediátrica arroja luz no só­
rrollaron nociones de casta, género y su lo sobre cómo desarrollan los niños sus
propio futuro que reflejan, se resisten y aptitudes sociales sobre procesos de pro­
reinterpretan a la vez los conocimientos gresión psicológica, sino, al mismo tiem­
y valores vehiculados por las lecciones po, de qué manera se adaptan estos pro-
recibidas en la escuela y en el seno de la cesos de desarrollo a las circunstancias
comunidad. culturales de la vida. Robert L e v y (1973,
L a ETNOGRAFÍA, ofrece un eficaz método 1978), por ejemplo, mostró de qué modo
para conocer el desarrollo del niño al desarrollan «cordialidad» los niños tahi-
tiempo que contribuye a integrar el es­ tianos en el lugar cultural donde se ubi­
tudio de la cultura y del desarrollo hu­ can. Los niños de otras latitudes se socia­
mano. Weisner (1996) afirmó que la et­ lizan para la agresión, como los observa­
nografía es esencial para el estudio del dos por Belmonte (1979) en una baniada
desarrollo infantil porque hace centro de humilde de Nápoles, Italia. En Estados
su atención al lugar cultural donde se Unidos, PJ. Miller y L.L, Sperry (1987)
produce este desarrollo y porque pone de repararon en que los niños de Baltimore
manifiesto de qué modo las creencias, aprendían a justificar la ira y la agresivi­
significados y prácticas culturales de una dad en términos culturales. En estos ca­
comunidad en su contexto económico, sos, el desarrollo social y emocional cur­
ecológico y ambiental afectan a dicho sa por líneas culturales y el producto fi­
desarrollo. nal es reflejo de valores y experiencias
La mayoría de los antropólogos compar­ culturales, modos de vida y circunstan­
ten la idea de que los niños deben ser es­ cias del entorno.
tudiados en su «escenario natural», libre En antropología, las teorías acerca del
de condicionamientos impuestos por la estudio de los niños partieron inicial­
propia investigación. Es el antropólogo mente en gran medida de los conceptos
quien se introduce en el mundo del niño, freudianos del desarrollo. Los investiga­
no a la inversa. Toda circunstancia pue­ dores de la escuela original de CULTURA y
de ser explorada mediante trabajo etno­ PERSONALIDAD creían que técnicas espe­
gráfico de campo: escuelas, áreas de re­ cíficas de adiestramiento infantil ejercí­
creo, hogares, barriadas. La etnografía an efectos predecibles en la personalidad
pediátrica explora todos los aspectos de adulta y podían explicar las diferencias
la vida social del niño, incluidos las rela­ culturales de personalidad (Bock, 1988).
ciones con sus pares, como se dan en el Estudios posteriores hallaron muy poca
juego, entre hermanos y en las relacio­ evidencia de los presuntos vínculos entre
nes adulto-niño (Goodwin, 1990). la experiencia infantil y el carácter adul­
to postulados en este paradigma (véanse ben vérselas también con diferencias
las criticas de Schweder, 1979, 1980; manifiestas entre la escuela y el hogar, la
Bockj 1988; Hiesman, 1985). Sin embar­ confusión de identidad puede alterar
go, la cuestión del lugar que ocupa la igualmente los procesos de transmisión
cultura en el desarrollo del niño quedó cultural. La reacción de la escuela a las
firmemente establecido como materia diferencias culturales sigue siendo un
importante tanto en la teoría como en la problema de gran calado- Algunos niños
práctica. Erik Erikson vinculó la infan­ pueden encontrar que la lengua y las
cia y el carácter adulto en términos de creencias religiosas aprendidas en el ho-
experiencia histórica y cultural para los gar no son reconocidas en la escuela, o
indios sioux de Dakota del Sur y yurok que incluso son activamente infravalora­
de California. Erikson subrayó la impor­ das o estigmatizadas. En un lúcido estu­
tancia del contexto cultural de las prácti­ dio sobre niños de las clases trabajadoras
cas del cuidado infantil. Destacó que el blanca y negra, S.B, Heath (1985) de­
tratar a los niños de un modo determina­ mostró de qué modo el lenguaje apren­
do no significa que los adultos presenten dido en casa difería notablemente de la
determinadas características «como si se expresión canónica de la escuela.
accionara un pulsador en el sistema edu­ Una de las mayores contribuciones de la
cativo infantil... y se fabricara ,., un ca­ antropología al conocimiento de los ni­
rácter [adulto] concreto» (1963, p. 137). ños ha sido su dedicación a los ESTUDIOS
Más bien depende de factores culturales. TRANSCULTURALES. Uno de los más com­
Señaló seguidamente que las prácticas pletos fue el denominado Proyecto Seis
de atención infantil se integran en una Culturas, dirigido por Beatrice TVhiting
síntesis cultural y económica, e insistió y John "VVhiting, de Harvard ("Whiting y
en que la formación infantil poseía un Whiting, 1975; Whiting y Edwards,
papel funcional para producir personas 1988). Equipos de investigadores obser­
preparadas para el modo de vida repre­ varon y codificaron el comportamiento
sentado por dicha síntesis, sea el noma- de los niños de seis culturas, documen­
deo y la guerra para los sioux sea la pes­ tando las diferencias y similaxidades, es­
ca para los yurok, Este enfoque centró pecificando las circunstancias de su com­
inmediatamente la atención en el papel portamiento y relaciones como influen­
de la cultura en el desarrollo. Los estu­ cias cruciales en el comportamiento
dios contemporáneos siguen subrayando infantil y ubicándolas en sus respectivos
la importancia de los contextos cultura­ contextos económico y social. Sin em­
les y económicos del desarrollo, aunque bargo, la relativa ausencia de datos de
es cierto que hoy carecemos todavía de entrevista y la DESCRIPCIÓN DENSA lim i­
una teoría única del desarrollo que orga­ ta estos estudios a una visión «externa»
nice la investigación sobre los niños en que no tuvo en cuenta el significado cul­
un solo paradigma. tural de las acciones, en particular en lo
En un’ mundo cambiante, como señaló tocante a qué pensaban y sentían los ni­
Erikson respecto de los sioux, lo que los ños sobre sí mismos. A l hilo de la ten­
niños aprenden de sus tradiciones cultu­ dencia general en la antropología hacia
rales acerca de quiénes son y cómo se es­ los enfoques interpretativos y cognitivos,
pera que sean en el futuro puede que los estudios más recientes se han centrado
prepare para un modo de vida ya inexis­ en los significados y experiencias igno­
tente, lo cual puede llevar a la incerti­ rados por los métodos estrictamente ob-
dumbre y la duda. Donde los niños de­ servacionales (J. Briggs, 1992; Harkness,
1992; Harkness e ta l, 1992;Parish, 1994, ciedades rurales y las urbanas industria­
cap. 5). - les (LeVine et a l, 1988). Las familias
El estudio etnográfico y comparativo de menos numerosas, con fertilidad y mor­
los niños ha proporcionado un notable talidad infantil bajas, de las sociedades
conocimiento de temas cruciales, como industriales acentúan la reciprocidad
la organización de los sistemas de apoyo psicológica y el fomento del desarrollo
social (Weisner, 1989), el papel del cui­ psicológico del niño, mientras que las fa­
dado de los hermanos (Weisner y Galli- milias más numerosas de las comunida­
more, 1977; Weisner, 1982), el modo en des agriculturales de gran fertilidad y
que las familias adaptan sus rutinas y sus gran mortalidad infantil inculcan la
modelos implícitos de desarrollo «nor­ obediencia y la afiliación. Las condicio­
m al» a los niños retrasados (Weisner et nes económicas y demográficas ayudan
a l, 1996), la dimensión cultural de la ex­ también a determinar los objetivos pa-
periencia escolar (Weisner y Garnier, rentales, influyen en las preferencias de
1992) y los efectos culturales en el los adultos en lo tocante a la familia y el
aprendizaje (Weisner e ta l, 1988). género de los hijos y configuran las deci­
Los estudios culturales cruzados siguen siones de los adultos sobre la aplicación
siendo controvertidos cuando trastornan de los recursos (como tiempo, esfuerzo,
las creencias familiares firmes o contra­ dinero, cuidados y educación) a los niños
vienen modelos de desarrollo afianzados. (LeVine, 1988, 1990).
Por ejemplo, Scheper-Hughes (1985, Estos modelos varían en sus detalles, na­
1992) cuestionó el supuesto de que la turalmente, entre comunidades, en for­
vinculación materna es universal a la hiz mas que reflejan las condiciones locales
de los datos reunidos en torno a madres e específicas y las tradiciones culturales, y
hijos misérrimos en una barriada de ba­ es cierto que no todo el contenido de los
rracas de Brasil donde las gentes viven modelos reinantes en la comunidad res­
en un estado de miseria al borde de per­ pecto a los niños guardan relación con
der la vida. Aquí, en una especie de elec­ las estrategias de reproducción y sus con­
ción selectiva, las madres optan por de­ textos. Con todo, el análisis de LeVine
jar que algunos de sus hijos perezcan re­ (1988) sobre los objetivos parentales su­
quisándoles la alimentación necesaria. giere la existencia de una importante es-
No hay especial nexo materno, sino un tructura subyacente a la diversidad apa­
desapego basado en una imaginería cul­ rente de creencias y actitudes culturales
tural que da cabida a la contingencia del acerca de los niños. Sin embargo, en las
niño que no tiene por qué vivir. Aunque sociedades rápidamente cambiantes, al­
la posición de la investigadora respecto gunas expectativas y preocupaciones re­
del nexo maternal ha sido contestada lativas a los niños pueden ser reflejo del
(Nations y Rebhun, 1988), su trabajo es pasado, no del presente, y los modelos
importante porque centra la atención en culturales del desarrollo infantil que
las estrechas relaciones entre cultura, guían el comportamiento puede que no
desarrollo humano y economía política. reflejen plenamente las circunstancias
Otros estudios han destacado asimismo reales (Tobin, etal., 1989). SP
el impacto de las condiciones demográfi­ Véase también ADOLESCENCIA, JUEGO, SO­
cas y económicas en la vida del niño. La CIALIZACIÓN.
estructura familiar, el significado de la Otras lecturas J. Briggs, 1970; Cook-
descendencia y los estilos de paternidad Gumpertz etal., 1986; Harkness y Super,
difieren considerablemente entre las so­ 1996; J. Henry y Henry, Í944; Kakar,
1981; Liedermann et al, 1977; Middle- antropólogos entienden sus notas de
ton, 1970; Biesman, 1992; Scheper-Hu- campo como un catálogo de entradas por
ghes, 1987; Spiro, 1958; Super y Hark- ampliar y detallar en futuras investiga­
ness, 1980. ciones, muchos otros las entienden como
confidenciales, ya que contienen una
normas Véase DESVIACIÓN, LEY, SAN- mezcla de información personal y datos
dONES. en bruto que podrían ser mal interpreta­
dos o mal usados por terceros. Y dada la
notas de campo Literalmente, las abundancia de ejemplos de uso de las no­
que toma el investigador en el curso de tas de campo con fines totalmente ajenos
sus trabajos de campo. Sin embargo, a la intención original —el más famoso es
aunque psicólogos y sociólogos (o ecólo­ la publicación postuma del diario de
gos también) toman notas de campo, son campo de Malinovski (1967)—es proba­
los antropólogos quienes más uso han ble que esta actitud persista (Forge,
hecho de ellas y con mayor sentido (Jean 1972; C, Geertz, 1988). Pero el interés
Jackson, 1990). que suscita la ANTROPOLOGÍA INTERPRE­
El antropólogo Roger Sanjek (1990b) TATIVA, las críticas de la antropología
distinguió cuatro variedades: «apuntes manifiestamente positivista (G. Marcus
rápidos» en el curso de una exploración; y Fischer, 1986; Clifford, 1988), y las
«notas de campo» o las precedentes am­ más extensas discusiones sobre «etno­
pliadas o completadas con adiciones pos­ grafías como ensayo» (G. Marcus y
teriores; «notas elaboradas» con recuer­ Cushman, 1982; Clifford y Marcus,
dos y reflexiones no apuntados en prime­ 1986) han hecho que escritos de todos los
ra instancia; y «notas de archivo», esto tipos y la propia producción de saber
es, cualquiera de las precedentes proce­ científico sean objeto de investigación
sadas una vez abandonado el campo de por derecho propio.
trabajo. A diferencia de las notas de la­ Véase también TRABAJO DE CAMPO, OBSER­
boratorio, las notas de campo no siguen VACIÓN PARTICIPANTE.
un formato estándar. La idiosincrasia de Otras lecturas Sanjek, 1990a.
los antropólogos, la situación del campo
de trabajo, la naturaleza de la investiga­ novia Véase p a g o p o r l a n o v ia .
ción, cuestiones de confidencialidad y la
enorme variedad de las personas estu­ nueva etnografía Es un enfoque
diadas significan que un manual de tra­ ÉMICO para describir una cultura que cen­
bajo de campo con instrucciones rígidas tra su atención en el caudal de conoci­
acerca de cómo tomar notas de campo mientos y reglas de origen cultural que
probablemente no seTá publicado jamás. definen y modelan el comportamiento
Los antropólogos discrepan acerca de la apropiado en una comunidad de hablan­
propiedad de las notas de campo (en es­ tes. El término data de principios de la
pecial después de la muerte de su autor) década de 1960, cuando un grupo de an­
y de cómo las usan otros (Obbo, 1990). tropólogos cognitivoSj entre ellos Conklin
En algunos países se ha intentado confe­ (1964), Frake (196+) y Sturtevant (1964),
rir una categoría legal a estos documen­ empezaron a proclamar junto con Goode-
tos que clarifique las condiciones en que nough (1967, p. 1.203) que «describir el
los sujetos del estudio (o patrocinadores contenido de tal entidad de conocimiento
que lo auspician) tienen acceso a aque­ es describir la cultura de la comunidad»,
llos (Greaves, 1994). Aunque algunos y formularon preguntas como: «¿Qué ha
de habeT aprendido una persona para como sistemas dé conocimiento, los nue­
comprender lo que ocurre en una comu­ vos etnógrafos desarrollaron un conjunto
nidad extraña tal como lo entienden sus de métodos conocidos como ETNOCIENCIA
miembros y para conducirse de manera que les permitieron registrar tópicos ha­
que éstos acepten como conformes con lo bituales en cualquier cultura como ET-
que esperan unos de otros?». NOBOTÁNICA y etnoentomología. El obje­
En su propósito de introducir el rigor lin­ tivo último no era sino definir explícita-
güístico en la descripción de las culturas, mente métodos y marcos de estudio de
la nueva etnografía recibió primero las modo que la descripción etnográfica pu­
influencias de lingüistas estructurales co­ diera ser replicada por otros. El descu­
mo Kenneth Pike (1954) y luego por la brimiento de «reglas de comportamien­
noción de la GRAMÁTICA TRANSFORMACIO- to culturalmente apropiado» (Frake,
NAL desarrollada por Noam Chomsky 1964, p. 132) haría más económica la
(1965). Basada en una perspectiva émica descripción al tiempo que más predeci­
centrada en. la explicación de las reglas ble y productiva. Se requería del etnó-
culturales que explican «el comporta­ grafo que especificara qué necesita saber
miento de las gentes describiendo el co­ el individuo para hacer máximamente
nocimiento socíalmente adquirido y probables los acontecimientos descri­
compartido, o cultura, que faculta a los biendo como «actos de equivalencia» lo
miembros de la sociedad para comportar­ que hacía el miembro de una comunidad
se del modo que sus miembros juagan en condiciones dadas.
apropiado» (Frake, 1964, p. 132), se espe­ Aunque la nueva etnografía fue criticada
raba que la nueva etnografía representa­ por los antropólogos orientados hacia las
ra «a su cultura anfitriona con fidelidad cuestiones del comportamiento por no
... y tan bien que los nativos puedan reco­ ser «nueva» ni abordar de forma adecua­
nocer en ella rasgos familiares de la suya da la variabilidad y complejidad del sa­
propia» (Werner y Schoepfle, 1987, p. ber cultural (Harris, 1968, pp. 568-604),
24). Ello permitiría al etnógrafo «romper los principios y métodos básicos de la
el etnocentrismo euroamericano y ver a nueva etnografía de la década de 1960 se
las otras culturas tal como lo hacen los consideran hoy cualidades habituales de
nacidos en ellas» (p. 61). la etnografía contemporánea (Keesing,
Definiendo a la cultura cognitivamente 1972; Manning y Fabrega, Í976). DW
observación participante Se di­
ce de la que consiste en la intensa y pro­
longada interacción con los miembros de
una comunidad, de modo que el investi­
gador se sumerja en sus actividades de
forma tan completa como sea posible,
por ejemplo, asistiendo a los rituales,
«tendiendo la colada» o lavando la ropa
en el río junto con las mujeres. Es marca
característica de la tradicional investiga--
clon antropológica de campo. Las venta­
jas de la observación participante son
muchast (1) es prácticamente el único
modo de hacer investigación etnográfica
con gentes que no usan el lenguaje escri­
to; (2) el investigador se encuentra «a llí»
todo el tiempo, y en consecuencia es tes­
tigo de todo lo que ocurre cuando las
gentes se preparan para acontecimien­
tos, o proceden a la limpieza del lugar de
autos después, comportándose conforme
a las reglas o transgrediéndolas; (3) la
inmersión en la vida de la comunidad
hace que el trabajador de campo sea me­
nos intruso, menos extraño y, así, que sea
objeto de tolerancia y confianza crecien­
tes entre los miembros de la comunidad;
(4) a pie de obra, el investigador puede
identificar mejor los hábitos establecidos
y las perspectivas de las gentes que le ro­
dean en un entorno que por serles fami­
liar acoge rápida y fácilmente la espon­
taneidad; (5) el comportamiento se ex­
perimenta de primera mano, más que a
través de lo que otros cuentan de él; (6)
el estar ahí y conocer la lengua aumenta
considerablemente las probabilidaddes
de comprender el significado de lo que
ocurre desde el punto de vista de sus pri­
meros actores.
Las desventajas de la observación partici­
pante son: (1) la inversión de una gran
cantidad de tiempo, parte del cual no se
aplica con plena eficiencia; (2) las gentes
pueden resentirse de lo que acaso entien­
dan como curiosidad y entremetimiento
malsanos del antropólogo; (3) la observa­ En tiempos antiguos, los oráculos, asocia­
ción participante es a veces difícil de ex­ dos con deidades, estaban dispersos en el
plicar (también a los comités universita­ mundo helénico, donde, con ayuda de
rios interesados en los procedimientos con elaborados rituales y unos oficiantes es­
«consentimiento informado»); (4) la pre­ pecializados, los peticionarios podían re­
sencia del antropólogo, a veces intensa­ cibir comunicaciones de los dioses acerca
mente percibida, afecta al comportamien­ del futuro (Frazer, 1890). Tipos de orácu­
to objeto de estudio; (5) es prácticamente los similares, que entran en un estado de
imposible demostrar adecuadamente a los TRANCE, siguen siendo usados por los ti-
lectores de informes etnográficos por qué betanos (Samuel, 1993). Entre los azande
las conclusiones extraídas, si se basan en de Zambia, que atribuyen prácticamente
la observación participante, deben ser todo infortunio a la brujería, los oráculos
aceptadas más allá del simple aserto «lo sé determinan si ésta habrá de condenar un
porque estaba allí». Esta es la razón de que proyecto previsto e identifican a las bru­
el procedimiento no constituye, hablando jas responsables de problemas concretos
en propiedad, una metodología (aunque (Evans-Pritchard, 1937). Sus oráculos
algunos la consideren así: véase Spradley son esencialmente procesos aleatorios
1980) y de por qué los investigadores uti­ destinados a producir respuestas positivas
lizan siempre técnicas estructuradas o se- o negativas a cuestiones específicas, esto
miestructuradas adicionales, como censos, es, una forma de AUGURIO, En el oráculo
genealogías, pruebas proyectivas o entre­ de la termitas, por ejemplo, se insertan
vistas cuidadosamente planificadas sobre dos bastones en un termitero, se dejan en
una muestra ideal. él un día, y la respuesta se obtiene obser­
La participación observante es en última vando cuál de ellos ha sido devorado en
instancia una utopía (véase Herzfeld, primer lugar. Los oráculos azande varían
1987; Favret-Saada, 1990), dado que si en coste y eficacia; el de las termitas es
uno interviene en una actividad, no la fácil y no cuesta nada, pero sus resultados
observa. Gran parte de la literatura an­ son menos fiables que los del complejo y
tropológica reflexiva trata de este pro^ caro oráculo del veneno, que debe ser
blema. Idealmente, los etnógrafos de­ usado para hacer frente al hechizo descu­
sempeñan una especie de papel dual: con bierto e iniciar procedimientos de ven­
el examen cuidadoso de una situación en ganza en caso de muerte (Mair, 1969, pp.
constante cambio, pasan juiciosamente 76-101). AE
del papel de observador al de actor y v i­ Véase también MAGIA, RELIGIÓN, CHAMA­
ceversa. JJa NISMO.
Véase también TRABAJO DE CAMPO, INFOR­
MADORES, MÉTODOS CUALITATIVOS. organización dual Se refiere a so­
ciedades divididas en dos mitades o fac­
oráculos Cualquier dispositivo o pro­ ciones. Los individuos correspondientes
cedimiento, a menudo sobrenatural, usa­ deben pertenecer a una u otra facción y
do para recibir comunicaciones acerca de son las interacciones entre ambas las que
lo desconocido. La forma y función de definen la vida de la sociedad. Es fre­
los oráculos en una cultura particular cuente que los individuos deban buscar
depende de la naturaleza y objeto de la pareja en la otra facción, de modo que la
BRUJERÍA en ella practicada. En algunas, sociedad se organiza en dos mitades con
el oráculo es un ser humano,- en otras, un matrimonios mixtos (véase SISTEMAS DE
conjunto de prácticas RITUALES. ALIANZA), constituyendo lo que se dio en
llamar «form a clásica de organización hay de magnitud relativamente impor­
dual» (Rivers, 1924; Lévi-Strauss, 1969a). tante en Indonesia (J. Fox, 1980) y en
Estos sistemas se entendieron caracterís­ partes de África (Maybury-Lewis y Al-
ticos de pueblos tribales y remotos a los magor, 1989). Sociedades tribales con es­
que se consideró organizados en una so­ ta estructura, más pequeñas, se encuen­
ciedad de forma primitiva. Más recient- tran en todo el mundo, entre los pueblos
mente, los antropólogos han concluido nativos de América del Norte y del Sur,
unánimemente que estas facciones en­ en Africa, en India y en el sureste asiáti­
trelazadas no constituyen realmente la co, en Indonesia y entre los aborígenes
esencia de la organización dual, sino me­ australianos. Pero, incluso en los grupos
ramente una expresión de ésta (May- tribales, la organización dual no es inva­
bury-Lewis y Almagor* 1989). riablemente una cuestión de facciones in-
Hoy sabemos que sociedades de todo el termatrimoniales ni aun de facciones en
mundo organizan (o han organizado) su absoluto. Algunas sociedades adoptan las
pensamiento e instituciones sociales se­ cosmologías dualistas sin organizar sus
gún modelos contrapuestos; se trata, por instituciones de igual modo binario. Otras
tanto, de un sistema que los humanos no se organizan en facciones no necesaria­
dejan de reinventax. En el antiguo Egip­ mente obligadas a entrelazarse por ma­
to, los faraones regían al tiempo el Alto y trimonio. Y las hay, en fin, que pueden
el Bajo Egipto y reencarnaban a Horus y albergar un gran número de diferentes
Seth, dioses cuya hostilidad recíproca era facciones. Por ejemplo, los individuos
símbolo de conflicto. En su sagrada per­ pueden pertenecer a la facción A en vir­
sona, pues, el Faraón incorporaba y me­ tud de las reglas de descendencia y, así,
diaba entre las contradicciones del uni­ estar condicionados a casarse con miem­
verso y del reino (Frankfort, 1948). En bros de la facción B. En otro contexto, los
la antigua China, los filósofos de la es­ mismos individuos pueden pertenecer a,
cuela yin-yang sostenían que existía una digamos, la facción P por mor de su edad
necesaria complementariedad de opues­ y verse obligados a ínteraccionar en oca­
tos en la composición del esquema de las siones específicamente matrimoniales
cosas y que las sociedades humanas y los con miembros de la facción Q. Y aun en
individuos debían esforzarse, por tanto, otro contexto, estos mismos individuos y
en ponerse a tono de esta armonía cós­ en razón de los nombres que les han sido
mica (J. Needham, 1956; B. Schwaru, adjudicados en la facción X tener que in-
1985). En el Perú anterior a la conquista, teraccionar con gentes de la facción Y
el imperio inca estaba organizado social La organización dual es materia, por
y espacialmente conforme a la oposición tanto, de la COSMOLOGÍA y la teoría so­
existente entre los mundos superior e in­ cial, así como de las instituciones bipar­
ferior, vinculados al cosmos a través de la titas o binarias. Está muy extendida por­
persona del propio inca, mediador en las que todas las sociedades humanas reco­
oposiciones que constituían el universo nocen determinadas polaridades en su
(Zuidema, 1989). experiencia y operan, siquiera conjetu-
Los antiguos imperios podían organizar­ raímente, con ellas: vida y muerte, ma­
se, pues, en términos de teorías dualistas cho y hembra, noche y día, etc-, enjun-
sobre el cosmos y la sociedad. Hoy sabe­ diosas antítesis objeto de reflexión desde
mos que las sociedades que observaban tiempo inmemorial. El pensamiento
esta concepción social binaría no son in­ dualista insiste en que estas antítesis no
variablemente pequeñas ni remotas. Las tienen por qué desgarrar el mundo, y la
Humanidad con él, porque se encuentran La fascinación antropológica con la rela­
armonizadas en el esquema cósmico de las ción entre la estructura del parentesco y
cosas. El conflicto es similarmente parte la organización social se inició con el im­
inevitable de la experiencia humana. Las presionante análisis realizado por Lewís
instituciones sociales dualistas ofrecen Henry M ORG AN sobre las terminologías
una solución al problema del orden social de parentesco en más de un centenar de
sumiendo a las fuerzas contendientes en sociedades, acumuladas en parte me­
un equilibrio perpetuo. La organización diante cuestionarios remitidos a comer­
dual ofrece, pues, una garantía de armo­ ciantes, misioneros y agentes consulares
nía cósmica, combinada con un equilibrio en Asia, Australia, Africa y Oceanía, y en
social, que explica por qué tantas socieda­ parte por sus propios estudios de campo
des la han encontrado atractiva. entre grupos de nativos norteamerica­
Sin embargo, no es obviamente univer­ nos. A partir de estos datos, M o r g a n
sal y se ha visto socavada por el pensa­ identificó varios modelos de terminolo­
miento científico y el triunfo de lo secu­ gía de parentesco, convencido de que es­
lar sobre lo sagrado. En las sociedades tos sistemas terminológicos representa­
modernas, el pensamiento dualista ha ban remanentes de las prácticas marita­
configurado el dominio de los teólogos y les prehistóricas que generaron la
filósofos, pero sigue encontrándose en organización social de las sociedades que
las creencias populares de pueblos para les dieron marco. En su gran obra An-
los que la interacción de principios fun­ cient society, Morgan se sirvió de su ma­
damentales como el ying y el yang si­ terial sobre parentesco para elaborar un
guen siendo los pilares de su edificio vi­ esquema evolutivo de nueve estadios
tal. Sólo se encuentra en el plano sisté- desde el salvajismo más bajo a la barba­
mico en sociedades que han conseguido rie y por último a la civilización. Según
mantener sus culturas tradicionales este esquema, la terminología «hawaia-
frente a la MODERNIZACIÓN. DML na» más simple tenía sus orígenes en
una temprana práctica de promiscuidad
organización social En sentido primitiva, mientras que la terminología
amplio, el estudio de la organización so­ «iroquesa» representaba una supervi­
cial consiste en la investigación de los ne­ vencia de un período temprano en el que
xos que vinculan a los individuos en gru- los grupos de hermanos desposaban a
pos sociales. En las sociedades simples se grupos de hermanas (Morgan, 1877).
cuentan entre aquéllos el linaje, el sexo, Nuestra propia terminología «esquimal»
la edad, la religión, los intercambios eco­ coincide con la prohibición occidental
nómicos y las alianzas maritales; las es­ del incesto y con los modelos maritales.
tratificadas comprenden también la ocu­ El trabajo precursor de Morgan tuvo
pación, el grupo étnico, la raza y la clase. gran influencia, en especial en Inglate­
Aunque todos esos elementos quedan rra, donde Edward B. T Y L O R llamó la
teóricamente implicados en el estudio de atención sobre una práctica que descri­
la organización social, en la práctica los bió como «matrimonio de primos cruza­
antropólogos se han centrado primaria­ dos» en la organización de las sociedades
mente en el papel desempeñado por la de pequeña escala (Tylor, 1865). John
terminología de parentesco, la estructura Ferguson McLennan acuñó el término
de linajes y clanes, la residencia posmari­ «EXOGAMIA» analizando su posible rela­
tal y el matrimonio entre primos en la ción con la captura de esposa y con la po­
construcción de los vínculos sociales. liandria (McLennan, 1896), mientras
que sir H em y M a INE declaró que las pri­ clubes, hermandades y grupos de edad
meras sociedades fueron patriarcales no pesaban menos que el parentesco co­
(1885) yf al igual que Morgan, postuló mo factores importantes de la primitiva
que la organización social primitiva se organización social (Lowie, 1920).
basaba exclusivamente en relaciones de Las dificultades de conectar la termino-
parentesco. logia con la estructura llevaron a la
Esta perspectiva no tardó en crear pro­ emergencia de la TEORÍA DE LA DESCEN­
blemas. Por ejemplo, W.H.R. RlVERS, de DENCIA a principios de la década de 1940,
Cambridge, inició extensivos estudios de E .E . E v a n S -P bJTCHARD y Meyer PORTES
campo con miras a demostrar que las fueron las figuras centrales de este mo­
formas maritales primitivas eran la cau­ vimiento con su estudio de los nuer
sa funcional directa de las terminologías (Evans-Pritchard, 1940) y de los tallensi
de parentresco. En las islas de Pentecos­ (Fortes, 1949b) y con su introducción
tés descubrió sistemas de parentesco que conjunta a African political syste'ms (For­
deliberadamente confundían a la her­ tes y Evans-Pritchard, 1940a). No menos
mana mayor con la madre de la madre. influyente fue la introducción de A.R.
Rivers decidió que ello significaba que R a DCLIFFE-B r OWN a African. systems o f
las mujeres del lugar habían practicado kinskip and marriage (Radcliffe-Brown
un tiempo el matrimonio con el padre de y Forde, 1950), que destacó los efectos de
su madre. Sin embargo, no surgían prue­ los SISTEMAS DE LINAJE SEGMENTARIO que
bas que confirmaran el aserto; en cam­ se creía derivados de principios intrínse­
bio, parecía que la mezcla de términos cos a la descendencia unilineal. Sin em­
de parentesco para la hermana mayor y bargo, esta teoría fue asimismo muy cri­
la madre de la madre se debía probable­ ticada porque no explicaba la compleji­
mente al hecho de su pertenencia al mis­ dad social real y por destacar en demasía
mo matriclán. Las iniciales conjeturas el peso de la descendencia como factor
de Morgan sobre la relación existente organizador de suma importancia en so­
entre la terminología de parentesco y los ciedades supuestamente unilineales.
modelos maritales se revelaron igual de En 1940 fueron publicadas dos obras de
problemáticas. gran importancia sobre el estudio de la
En Estados Unidos, los boasianos Alfred la organización social: Social structure?
KROEBER y Robert LowiE eludieron en de G.P. Murdock y Elementary structure
general la obsesión de los antropólogos o f kinskip, de LÉ V I-ST R A U SS. L a volumi-
británicos con las terminología de pa­ nosa obra de Murdock, basada en el aná­
rentesco. Kroeber soprendió a Rivers y a lisis estadístico cruzado de tablas de da­
sus discípulos al declarar que no había tos de parentesco extraídos de su Atlas
necesariamente relación entre los térmi­ Etnográfico Mundial, llegaba a la con­
nos de parentesco y las prácticas sociales clusión que era la residencia posmarital
(Kroeber, 1909), mientras que Lowie ar­ la que ejercía influencia máxima en la
gumentó que Morgan había mezclado generación de las terminologías de pa­
erróneamente sucesión, herencia y ads­ rentesco (Murdock, 1949), Este resulta­
cripción: todas las cuales podían variar do parecía socavar la premisa básica de
independientemente en las sociedades la TEORÍA DE LA DESCENDEKCIA: que los
matrilineales y patrilineales. Lowie oh- linajes eran los determinantes primeros
servó igualmente que los grupos religio­ de los términos de parentesco y las prác­
sos, las vinculaciones económicas y las ticas sociales relacionadas. Sin embargo,
instituciones ajenas al parentesco como el trabajo de Murdock fue rápidamente
atacado por su problemática aplicación vo poca fortuna, al igual que la de la des­
de la estadística y por la inexactitud de cendencia, a la hora de definir las uni­
algunos de los datos etnográficos usados dades básicas implicadas y si las formas
en la muestra. descritas de intercambio de mujeres te­
Entretanto, Lévi-Strauss propoma en su nían o no realmente lugar. Así, Rodney
no menos monumental estudio una solu­ Needham afirmó que el matrimonio en­
ción al problema planteado por Tylor en tre primos cruzados matrilaterales era
1878 en lo que se refiere a la importan­ siempre preferencial más que prescrito,
cia de la exogamia y del matrimonio estadísticamente insignificante y, por
cruzado entre primos. En su análisis de tanto, incapaz de afectar a la organiza­
las sociedades australiana, melanesia y ción social (Needham, 1965). En defen­
asiática suroriental, Lévi-Strauss dejó de sa de la teoría de las alianzas, David
lado la descendencia y se concentró en Maybury-Lewis señaló que los sistemas
ios modelos maritales. Con ayuda de dia­ maritales de intercambio eran prescrip-
gramas muy esquemáticos (e idealiza­ tivos «como modelo», aunque podían
dos), demostró que el matrimonio cruza­ ser preferenciales a nivel de los indivi­
do entre primos patrilaterales (hijas de duos del grupo social (Maybury-Lewis,
las hermanas del padre) producía alian­ 1965b).
zas simétricas en las que los grupos de Un artículo sobre organización social
una línea que intercamhiahan esposas aparecido en 1971 en la Bienrtial Review
cedían y recibían mujeres en generacio­ o f Anthropology predijo que la teoría de
nes alternas. La práctica del matrimonio las alianzas, al limón con las innovacio­
cruzado entre primos matrilaterales (hi­ nes en las teorías de la información y del
jas de los hermanos de la madre), aun­ juego, llevaría a una revolución en el es­
que no parecía sino la inversa de la prác­ tudio de la organización social. El ANÁLI­
tica patrilateral, sorprendentemente SIS COMPONENCIAL de las relaciones for­
producía un sistema completamente di­ males entre términos de parentesco, de
ferente, llamado de alianza asimétrica, modo análogo al usado por los lingüistas
en el que los grupos que intercambiaban con sus tramas fonéticas, se tenía a la sa­
mujeres las recibían indefectiblemente zón por instrumento clave para entender
de uno y las cedían a otro diferente ge­ la organización social (Selby, 1971). No
neración tras generación (Lévi-Strauss, obstante esta laudatoria descripción,
1969a). Se dijo que este enfoque, llama­ 1971 fue el último año en que la Bien-
do TEORÍA DE LA ALIANZA, explicaba la nial Review trató el campo de la organi­
organización social real de grupos que zación social como taL De hecho, en
practicaban esos tipos contrastados de unos pocos años desaparecieron los ar­
matrimonio cruzado prescrito entre pri­ tículos y debates sobre la teoría del pa­
mos. Más aún, Lévi-Strauss sugirió que rentesco que hasta entonces habían lle­
su método podía extenderse mediante nado las páginas de las publicaciones an­
análisis matemático para descifrar las tropológicas.
complejas estructuras maritales no pres­ Pese al atractivo intelectual y la capaci­
critas asociadas con las terminologías dad generadora de figuras conceptuales
CROW y OMAHA (v é a s e SISTEMA DÉ PAREN­ abstractas, el estudio de la organización
TESCO), y aun a los sistemas de matrimo­ social tradicionalmente definido por el
nio de las modernas sociedades occiden­ análisis de la terminología de parentesco
tales. y el desarrollo de las teorías de la descen­
Sin embargo, la teoría de las alianzas tu­ dencia y de las alianzas llegó a su fin por
no tener en cuenta en suficiente medida En otros lugares, obras seminales de Fre-
al individuo como agente social. Tampo­ drick Barth (1966), David Schneider
co tuvo en cuenta los importantes efectos (1965), Víctor TU RNER (1967), Sally Falk
de los vastos factores ecológicos, econó­ Moore (1986a) e Ivan Karp y Kent May-
micos y religioso-simbólicos motivadores nard (1983) destacaron las dificultades
de la acción social, ni hubo acuerdo entre de reconciliar las idealizadas estructuras
los especialistas sobre las definiciones de de parentesco unilíneal con la práctica
los principales grupos sociales en juego, social y sugirieron un enfoque procedi-
fueran éstos clanes, grupos vinculados mental en el que los sistemas terminoló­
por la sangre, estirpes o linajes segmen­ gicos y los linajes pudieran considerarse
tarios o unidades de intercambio marital. idealizaciones que los individuos mani­
Y como había observado Lowie, el énfa­ pulaban en provecho propio en situacio­
sis en el parentesco había llevado a los nes de conflicto social. En estos análisis
teóricos a restar importancia al papel de­ dialécticos, los sistemas de parentesco,
sempeñado en las sociedades tribales por los clanes y los grupos de estirpe se ge­
clubes, hermandades y otras asociaciones neraban a través de la práctica, a la que a
abenas al parentesco. su vez y simultáneamente estructuraban
Entretanto, otros enfoques de la organi­ para que tuviera sentido para los actores
zación social que cabía definir como de sociales. CS
carácter materialista, marxista o ecológi­ Otras lecturas Bourdieu, 1977; R.
co se revelaron más fructíferos y durade­ Firth, 1964; Giddens , 1979b; Lo-wie,
ros pese a no incorporarse plenamente a 1955; Morgan, 1871; R. Murphy, 1967;
la corriente principal de la teoría antro­ Scheffer, 1966.
pológica. Estos métodos se asociaron pri­
mariamente con Julián STEWA.RD, quien, ornamentación corporal Una
por ejemplo, pudo predecir de modo fia­ clase especial de ARTE contémplala deco­
ble la incidencia de la poliandria entre ración del cuerpo humano. Entre los pue­
los shoshones de la Gran Cuenca como blos de las tierras altas del centro de
función de la capacidad portadora (Ste­ Nueva Guinea representa la vertiente
ward, 1958). Más tarde y en un trabajo más importante del arte, dado que estas
conjunto con Robert Murphy, Steward gentes apenas dedican tiempo alguna al
pudo demostrar mediante comparación grabado, la pintura o la confección de
controlada el papel de la organización del máscaras. En estas sociedades, los orna­
trabajo como causa de los cambios expe­ mentos y las pinturas corporales usados
rimentados por las sociedades matrilinea- en los actos rituales y ceremonias de in­
les y patrilíneales de los algonquinos ca­ tercambio vehiculan mensajes acerca de
nadienses y mundurucus amazónicos (R. los valores sociales y religiosos, al tiempo
Murphy y Steward, 1955) hacia las orga­ que ponen de manifiesto las relaciones
nizaciones sociales neolocales no basadas de sus portadores con los espíritus ances­
en la estirpe. En la misma línea, Morton trales del clan. Los melpa de las tierras
Fried (1967) y Elman Service (1971) de­ altas centrales de Papúa Nueva Guinea
mostraron la relación entre la teconología usan colores determinados para su pintu­
de producción alimentaria, el comercio, ra y combinaciones cromáticas preesta­
las restricciones ecológicas y la organiza­ blecidas para las plumas, conchas y cuen­
ción social de grupos que comprendían tas que expresan cualidades abstractas
desde los cazadores-recolectores a las jefa­ como la salud y la vitalidad (A. Strathern
turas o estados. y Strathern, 1971). Los wahgi, vecinos de
los melpa, también expresan sus impul­ medida que se aproxima el desenlace de
sos estéticos a. través de la decoración y su crisis laboral. El osatracismo formal es
ornamentación del cuerpo humano. Los el resultado de una decisión colectiva, co­
adornos de plumas y los colores aplicados mo ocurre entre los sindicatos que cortan
al rostro y al cuerpo durante las danzas de su relación con los esquiroles que han de­
las fiestas wahgi del cerdo sirven para co^ satendido la consigna de huelga. Los es­
municar la robustez y salud del clan anfi­ colares pueden condenar al ostracismo al
trión, en particular su fortaleza moral. La compañero que ha ofendido al grupo,
ausencia, de acusaciones de brujería y de práctica que entre los niños ingleses se di­
fricción entre los integrantes del grupo ce «enviarlo a Coventry» (Opie y OpieT
determinan la opulencia, y la calidad de 1959).
sus adornos y la belleza y el éxito de sus Las comunidades y organizaciones reli­
interpretaciones ceremoniales (O’Han- giosas han utilizado la excomunión para
lon, 1989). imponer la obediencia a sus reglas. Entre
La decoración corporal incluye asimis­ los menonitas y los amish norteamerica­
mo el tatuaje, ya permanente en el indi­ nos, y en la Iglesia católica romana antes
viduo y su particular presentación frente de 1200, la práctica se acompañaba de
a los demás. La práctica es común a mu­ extrañamiento, que imponía a los miem­
chas sociedades. Entre los pobladores de bros de la comunidad la abstención de to­
las islas Marquesas del Pacífico se de­ da relación social con la persona extraña­
muestra el postulado de Gell de que el da, entendiéndose por ello el cese de ne­
tatuaje expresa la madurez social, la per­ gocios, la prohibición de sentarse a la
sonalidad individual y la perpetuación, misma mesa e incluso el veto a mantener
social (Gell, 1993). Los componentes relaciones maritales entre marido y mu­
masculinos y femeninos de las bandas jer (Hostetler, 1995, pp, 85-87, 345-549),
callejeras norteamericanas se tatúan con El judaismo rabínico empleaba una téc­
la «insignia» de su grupo para hacer ma­ nica similar (Jakob Katz, 1993, pp. 84-
nifiesta su afiliación. PR. y AR 86). Los casos graves de excomunión im­
plicaban una especie de muerte social, y
ostracismo Hace referencia a una el ritual que acompañaba a un decreto de
amplia gama de SANCIONES, desde el re­ semejante severidad incluía la extinción
chazo informal de reconocer la presencia de cirios encendidos para subrayar obje­
de determinados individuos hasta el ve­ tiva y claramente esta condición.
to que excluye a algunos del grupo del En nuestros tiempos, el veto ha seguido
que anteriormente formaban parte. El siendo una sanción comúnmente usada
término proviene del griego para un ca­ tanto por las pequeñas comunidades como
zo de barro (ostrakon), usado por los vo­ por los grandes estados. La comunidad
tantes atenienses para determinar si un maya de Chiapas predominantemente ca­
individuo debía ser exiliado. tólica de San Juan Chamula ha tratado de
Los seres humanos evitan a menudo a impedir las conversiones expulsando a los
otros, informal pero deliberadamente, protestantes (Goseen, 1989). La Rusia za­
con los que han tenido una disputa, inclu­ rista y la antigua Unión Soviética se sir­
so si deben verse a diario. Vecinos y pa­ vieron del destierro y exilio a Siberia co~
rientes pueden hacerlo durante un tiem­ mo castigo. En su configuración tanto for­
po, a veces largo. Los individuos que pier­ mal como informal, el ostracismo sigue
den su trabajo pueden entender que sus siendo un fuerte castigo en las sociedades
compañeros les ignoran cada vez más a humanas, WZ
pactos de sangre Son juramentos
dados por dos o más individuos que ex­
presan formalmente su compromiso de
lealtad mutua después de intercambiar
SANGRE de sendos cortes practicados e n
el cuerpo respectivo (Beattie, 1958). Este
acto es médicamente muy peligroso en
algunas áreas con alto riesgo de infec­
ción por H IV transmitida por la sangre,
lo cual ha llevado a que se modifique el
ritual.
Aunque se encuentran en todo el mundo,
los más detallados estudios antropológi­
cos al respecto han sido realizados en
Africa. Los conjurados suelen recitar
cláusulas de mutua obligatoriedad u ora­
ciones al tiempo que se practican cortes
en el cuerpo, llegando incluso al extre­
mo de lamerse recíprocamente las heri­
das (Paulme, 1975). Si una de las partes
viola ulteriormente el pacto se entiende
que la sangre recibida ejercerá la debida
venganza (Evans-Pritchard, 1935)- Y en
caso de muerte se da por cierto que la
unión pervivirá místicamente (Beidel-
man, 1965). Los pactos de sangre solían
cerrarse entre iguales (Evans-Pritchard,
1935), aunque ocasionalmente podían
establecerse entre personajes de la reale-
za. y del pueblo llano. A menudo, como
ocurre entre los nyoro y los kaguru, los
pactos de sangre se efectuaban con ex­
traños de lugares remotos con miras a
ganarse un aliado permanente en caso
de tener que viajar (Beidelman, 1963).
Entre los soninké del Níger un hombre
puede ofrecerse como griot o cantor de
las excelencias de otro, convirtiéndose de
hecho voluntariamente en su esclavo, y
el pacto se cierra con sangre (Paulme,
1975). En general, estos pactos se con­
cluyen entre hombres, aunque ocasio­
nalmente se dan entre individuos de dis­
tinto género, como ocurre entre algunos
desposados azande (Evans-Pritchard,
1933). AG
pago por la novia Es la transferen­ hermana se destina a facilitar el ingreso
cia de un bien simbólicamente impor­ de la mujer de un hermano en el grupo
tante como parte del m a t r im o n io , de familiar. La aportación de este pago sue­
suerte que los parientes del novio ceden le conceder al grupo de origen del novio
cierta propiedad, no a la novia, sino a los ciertos derechos o vínculos formales so­
bre la progenie. En ocasiones se estable­
parientes de ésta a modo de compensa­
ce un «pago por descendencia» que se sa­
ción por su alejamiento. Es técnicamen­
tisface por partidas a medida que los des­
te distinta a la DOTE, que implica el tras­
cendientes van naciendo.
paso de propiedad de la familia del novio
En general, el tipo, la cantidad y cuali­
(u otros) a la propia novia o a la nueva
dad de la propiedad ohjeto de transac­
pareja. Aun cuando el término pueda in­
ción suelen prescribirse mediante conve­
ducir a confusión porque parece impli­
nio, pero los detalles pueden ser objeto
car una venta según reglas de mercado,
de ulterior renegociación. El método de
su objetivo no es sino cimentar la unión,
transferencia, como el recurso a inter­
legitimar a la prole, redistribuir o conso­
mediarios o adición de objetos rituales,
lidar una fortuna familiar y, en fin, vali­
al igual que las celehraciones que perfec­
dar los cambios en las identidades socia­
cionan la operación, pueden ser muy ela­
les, los derechos y las obligaciones de
borados. Las principales transferencias
todos los intervinientes, activos y testi­
de la mujer desde su grupo natal al gru­
moniales. Cuando este pago se efectúa
po conyugal, y de animales, dinero u
mediante la cesión de animales, el efecto otros bienes a cambio, puede ser compli­
redistributivo puede contribuir a conser­ cada y en parte sustituida por regalos o
var determinados pastos o preservar tá­ presentes de menor cuantía (que pueden
citamente otros propósitos. comprender grano, carne, comida prepa­
La forma más usual de pago por la novia rada o herramientas) en una secuencia
consiste en la transferencia por parte de claramente especificada. En algunas so­
uno o más de los parientes del novio de ciedades, las transferencias de pago de la
un conjunto de objetos, animados o no, novia se efectúan gradualmente por pla­
que puede acompañarse o sustituirse por zos, ya que se considera que el desposorio
trabaja (servicios). El dador principal se consolida igualmente con el tiempo.
suele ser el padre del novio, pero ya sea El caso es que este proceso de compensa­
como dadores adicionales o como recep­ ción puede no completarse necesaria­
tares pueden intervenir otros parientes mente en vida de los actores principales
de la pareja, inclusa de generación dife­ y ocupar, pues, a las generaciones veni­
rente. Los bienes u objetos transferidos deras, Estos intercambios de propiedad
se consideran típicamente como com­ generan deudas y desequilibrios que
pensación por la pérdida de la mujer co­ constituyen importantes vínculos socia­
mo elemento productor en su unidad fa­ les susceptibles de establecer o reconfi-
miliar o social, por su capacidad sexual y gurar alianzas políticas. En teoría, el pa­
reproductiva o por otros aspectos de su go de la novia es reversible, no tanto en
persona. Los grupos dador y receptor, la práctica, y su restitución suele signifi­
respectivamente, pueden ser familias, li­ car DIVORCIO y cancelación de los lazos
najes, clanes, o quizás «casa9» o asenta­ intergrupales creados por el matrimonio.
mientos no necesariamente compuestos El pago de la novia es una práctica muy
por parientes. En muchas sociedades, el extendida en algunas ^onas de Africa, la
pago recibido por el casamiento de una región circunmediterránea, Oriente Pró­
ximo, sur y este de Asia (J. Goody y simbólico, espectacular, ecológico y esté­
Tambiah-, 1975; esp. cap* 1). Esta cos­ tico. Los bienes transferidos no son siem­
tumbre desempeña un papel principal pre sustituihles con dinero u otros obje­
sobre todo entre las sociedades de la sa­ tos, aunque es cierto que el dinero suele
bana de Africa oriental y meridional desempeñar cierto papel incluso donde
dedicadas a la ganadería de grandes bó- ha sido recientemente introducido. Don­
vidos. Y es común en todas las que obser­ de el ganado no sobrevive, por ejemplo
van las directrices de PARENTESCO PA- en Africa occidental, plagada por la mos­
TRILINR a l , aunque también se da entre ca tsé-tsé, son objetos domésticos u otros
las que se rigen por el MATRILINEAL, A M - los que adquieren mayor relieve.
BH1NEAL y BILATERAL, generalmente con Los antropólogos y otros han ofrecido
el intercambio de pequeños regalos, a generalizaciones varias acerca de la inci­
menudo meramente testimoniales. Mu­ dencia de esta regla en relación con la
chas de las sociedades donde el pago de tecnología agrícola y la DIVISIÓN DEL
la novia está establecido permiten asi­ TRABAJO entre géneros (Boserup, 1970; J.
mismo la POLIGINIA. Y donde patrilina- Goody, 1976) y en relación con los co­
je, pago de la novia y poliginia coinci­ cientes demográficos entre humanos y
den, el refuerzo reciproco es evidente, ganado (A. Kuper, 1982a). En Africa, por
como Parkin (1979) y otros han señala­ ejemplo, tiende a coincidir con el impor­
do. En muchas sociedades donde el pago tante papel de las MUJERES en la AGRI­
en cuestión cursa mediante importantes CULTURA, y donde el pago de referencia
cesiones de ganado predominan también es de mayor cuantía suele predominar la
la virilocalidad y el levirato. Los pagos agricultura sobre la ganadería. En fin, la
importantes tienden a promover y man­ diversidad y extensión de esta práctica es
tener la autoridad de los padres sobre los tan grande que no es posible ninguna
hijos y de los mayores sobre los jóvenes, generalización.
aspecto al que se han referido antropólo­ Los misioneros destacados en Africa han
gos franceses como Meillassoux (1981) condenado el pago de la novia como pe­
en sus análisis de clases. En las socieda­ caminoso, y los gobiernos seglares de
des políticamente estratificadas, las eli­ Eurasia lo han tachado de despilfarro.
tes pueden incrementar considerable­ Muchas mujeres del medio urbano y
mente la cuantía del pago de la novia más educadas se han opuesto a esta prác­
para hacer tanto más manifiesta su posi­ tica por entender que reduce a las muje­
ción sociaL res a la condición de objetos o enseres
Los debates antropológicos sobre este (Hirschon, 1984). Donde los cambios
concepto han sido siempre muy encendi­ económicos y otros han llevado la cuan­
dos, sobre todo en el campo de la antro­ tía de este pago a niveles inaccesibles pa­
pología social británica sobre Africa. ra muchos jóvenes y sus familias, el re­
Muchos se han preguntado si este pago sultado ha sido el retardo de los enlaces
debe entenderse literalmente y si, al nupciales y las uniones no formalizadas-
igual que lo que HERSKOVITS ( 1 9 2 6 ) lla­ Pese a la oposición con que creciente­
mó el COMPLEJO PECUARIO de Africa mente se enfrenta, el pago de la novia si­
oriental es económicamente racional. gue vigente en muchísimos lugares.
Sin emhargo, la economía no es la única Otras lecturas Jane Collier, 1988; Go-
dimensión implicada, ni necesariamente maroff, 1980; Evans-Pritchard, 1951;
la más importante. El pago de la novia Gulliver, 1955; Hakansson, 1988; Hut-
constituye simultáneamente un acto chinson, Í996.
p a r e n t e l a Conjunto bilateral de fa­ los lazos de SANGRE o matrimonio (la
miliares unidos por un sentido comparti­ unión matrimonial se basaba en el sexo)
do d e PARENTESCO o DESCENDENCIA. R e ­ eran ciertamente los más fuertes, si no
ducido a la esfera estrictamente personal los únicos inicialmente. Y en razón de
se denomina egocentrismo (véase EGO). que una familia estable se tenía por con­
Los grupos de parentela no son estricta­ dición necesaria previa para cualquier
mente GRUPOS DE PARENTESCO, dado q u e otra organización, así como para la su­
carecen de carácter corporativo y limites pervivencia, el problema residía en ex^
plicar cómo se hacía estable una familia
claros. MR
y luego se mantenía así. Cierto es que el
paso del grupo de un hombre, una mujer
p a r e n t e s c o Organización social de
y sus hijos a la unidad familia* social­
la actividad reproductora. En el siglo
mente definida, de esposo, esposa e hijos
XIX, cuando las ideas darwinianas reem­
(la familia) fue tenido por muchos como
plazaron a los poderes explicativos de las
el primer paso crucial en el desarrollo
Escrituras, se pensaba que el parentesco
sociocultural.
(y la actividad reproductora subyacente)
Muchas de estas opiniones han persisti­
era de naturaleza tal que no sólo antece­
do hasta nuestros tiempos, y aunque al­
día a otras clases de actividad, sino que
gunos las consideran residuos del pasa­
también era condición funcional previa.
do, otros siguen teniéndolas por verda­
Se entendió, pues, que la organización
des profundas y aun casi sagradas.
política surgió de la ya presente en la fa­
Incluso en el período en que los temas de
milia y en la esfera del parentesco, y las
evolución y desarrollo, y más tarde difu-
instituciones económicas de las de igual
sionistas, eran dominantes en la antro­
carácter en el seno de la unidad repro­ pología, la solidaridad social era implíci­
ductora y grupos de parentesco. Y todo ta o explícitamente cuestión central'cuya
ello era esrtensible a otros rasgos de la vi­ respuesta «tenía su base en el parentesco
da social del presente. socialmente reconocido por los hechos
La FAM ILIA nuclear o elemental de un biológicos de la proximidad».
hombre y una mujer con sus hijos se Esta formulación apareció claramente
consideró generalmente como primer expuesta por primera vez en los textos
agrupamiento universal y crucial. Dado antropológicos de M o r g a n , y en los si­
que la actividad sexual se tenía por po­ guientes de RADCLIFFE-BROWN, Mur­
deroso motivo de creación y manteni­ dock, F o r t e s y L é v i -S t r a u s s , basándose
miento de perdurables lazos de coopera­ siempre en dos supuestos principales. En
ción, protección y paternidad, y dado primer lugar, el parentesco social adqui­
que estos lazos eran condiciones necesa­ rió presencia efectiva cuando las propias
rias para la supervivencia y socialización gentes atribuyeron significado y recono­
feliz, se entendió como parte integral la cimiento culturales a los hechos biológi­
regulación social de la actividad repro­ cos de su interrelación. O sea, fue cuando
ductora. De ahí el papel central del TABÚ se reconoció la relación de padre e hijo
DEL INCESTO o prohibición de la relacio­ cuando obtuvo marchamo social y cultu­
nes sexuales intrafamillares. Forzando el ral la noción de «paternidad». La rela­
matrimonio fuera de la familia nuclear, ción del hijo con la madre era obvia y
dos o más familias podían aliarse a tra­ nunca dejó de reconocerse y valorarse
vés de lazos de parentesco en la sociedad así desde los primeros tiempos. Este su­
mayor. El supuesto subyacente era que puesto es sólo un caso especial del más
generalizado de que la CULTURA se fun­ Por una parte, pues, el parentesco siem­
damenta en los hechos de la naturaleza, pre ha sido considerado como sistema
hechos que adquieren fuerza social que contribuye a la solidaridad, la con­
cuando son reconocidos y compartidos; fianza y la cooperación que constituyen
así, la genealogía, como trama de víncu­ requisitos primeros desde el punto de
los biológicos reales, es el universo cultu­ vista funcional, ya para la vida en grupo,
ralmente dividido para formar un siste­ ya para la viabilidad del conjunto socio-
ma de categorías sociales y relaciones cultural. Lo que se discute es cuánto hay
que damos en llamar parentesco. La in­ ahí de puramente cultural y cuánto, de
vención de la CLASIFICACIÓN cultural se haberlo, obedece simplemente a hechos
restringe casi o absolutamente al mero de la naturaleza, incluida la humana,
hecho de conferir nombres a las ciruns- meramente formalizados por el recono­
tancias naturales reconocidas en su «rea­ cimiento cultural.
lidad». Esta idea es obviamente muy Algunas sociedades, por razones diversas^
próxima a la noción de que la cultura es han reducido el gran múmero de relacio­
un sistema adaptativo ajustado a los he­ nes de afinidad (por matrimonio) y con­
chos de la naturaleza y al entorno vital sanguinidad (por sangre) ignorando al­
de los humanos. Que este supuesto es gunas de tipo social y destacando otras
inadecuado salta a la vista al considerar por su importancia para la propia socie­
la naturaleza de dioses, espíritus y demás dad y la cultura. A l efecto se ha procedido
constructos cuya realidad es enteramen­ categorizando las clases de relación de dos
te cultural y que carecen de base real o maneras fundamentales. En primer lu­
natural. gar, algunas relaciones claramente dife­
El segundo supuesto en que los antiguos rentes se clasifican conjuntamente, por
pensadores fundamentaron el parentes­ ejemplo, los hijos de hermanos del padre
co cultural o social y que sigue subya- pueden clasificarse como «primos» con
ciendo al pensamiento contemporáneo nombre concreto (citados con términos
es que esos vínculos biológicos poseen en de parentesco) y detentar roles especiales
efecto mucha fuerza. «L a sangre es más (por ejemplo, la relación entre los herma­
densa que el agua», dicen ios occidenta­ nos de la madre y los hijos de la hermana
les. El vínculo biológico de consanguini­ puede elevarse al grado de AVUNCULA,--
dad es, en efecto, un poderoso factor de DOS). En segundo lugar, algunas clases de
solidaridad, ayuda mutua y reciprocidad, descendencia pueden singularizarse me­
más que la mayoría de otros posibles la­ diante reconocimiento especial. Por
zos; y las personas se sienten biológica­ ejemplo, los parientes de sangre por línea
mente movidas a obedecer a las deman­ masculina pueden constituir línea patrili-
das de este vínculo. «Es natural», dicen, neal propia; otro tanto, pero matrilineal,
y el reconocimiento social o cultural no cabe a los vinculados por línea femenina;
hace sino formalizar este hecho. y, en fin, cabe que algunos parientes, ya
Otra forma de reflejarlo es asumiendo por madre, ya por padre, constituyan una
que toda sociedad o sistema sociocultural categoría específica de línea mixta.
deben ser integrados, tanto en el sentido De categoría a grupo media un movi­
de mantener unidos a los individuos co­ miento fácil, que mínimamente consiste
mo al propio sistema. La construcción so­ en la presencia de alguna función espe­
ciocultural de naturaleza y la prioridad cial, como la posesión de propiedad o la
del mundo natural material en este es­ capacidad de regular los matrimonios.
quema explicativo destacan claramente. Donde el parentesco es por definición bi­
lateral, el grupo de descendencia no uni- descendencia, y cabiendo asimismo roles
lineal es un subconjunto de la red de pa­ y funciones distintos para determinados
rientes bilaterales. (La «parentela» es el parientes o grupos de éstos, no sólo apa­
grupo de parientes bilaterales social y rece un sistema de roles diferenciados,
culturalmente reconocidos en una socie­ sino también la posibilidad de que se es-
dad por parte de Ego. «Parentesco» y tablezcan grupos de edad, y en última
«parentela» deben distinguirse analíti­ instancia una sociedad muy grande, ple­
camente de «descendencia» y «grupo de namente funcional y autónoma.
descendencia», que derivan de figuras Los rasgos centrales del esquema analí­
ancestrales.) tico antropológico y los supuestos pre­
Se admite que el fácil desarrollo de gru­ vios acerca del parentesco son notable­
pos de parentesco a partir de la red exis­ mente similares a los de la cultura euro­
tente de relacionados es lo que hizo al pea (y sus derivados en las Américas,
parentesco tan importante en el desarro­ Australia, etc.). Esto no es accidental,
llo de la sociedad en tiempos remotos, y puesto que gran parte de la teona social
base de la cohesión y la solidaridad so­ de los siglos XIX y XX parece ser poco más
ciales y factor de supervivencia antes y que la elaboración sistemática de las pre­
ahora- Dado que en todo caso el vínculo sunciones culturales de quienes las for­
biológico de consanguinidad es real, su mulan y usan.
reconocimiento social no hace sino acti­ En este contexto, un buen ejemplo es la
var, marcar y conferir efectividad a la muy estrecha asociación entre los con­
confianza, la cooperación y la solidari­ ceptos culturales de parentesco y racismo
dad necesarias para la vida social* en la cultura euro americana contempo­
Está claro que en la medida en que la in­ ránea, Unos y otros postulan la relación
teracción heterosexual ha sido (y aún es) biológica (en el parentesco «una carne y
condición funcional primaria para la re­ una sangre») como de importancia suma,
producción, y que las relaciones estables ambos tratan la biología común o «san­
lo son para la supervivencia y la socializa­ gre» como origen de carácter común
ción, el SEXO y las distinciones de GÉNERO («todos los X son así») y ambos subrayan
presumiblemente resultantes de aquéllas su carácter biológico común como fuente
han sido parte integral del parentesco y el de intensa solidaridad en el seno del gru­
matrimonio. Sólo recientemente la inter­ po y de hostilidad para con lo externo (es
dependencia y solidaridad de una pareja decir, esta «clase» contra esa «clase», en­
no depende necesariamente de su perte­ tendiéndose «clase» como término deri­
nencia a dos sexos biológicamente dife­ vado de «parentesco»), DS
rentes ni de su interacción sexual. Véase también ADOPCIÓN, TEORÍA DE LA
La dicotomía sexo/género fundamental a l i a n z a , a s o c ia c ió n , t e o r í a d e l a d e s ­

(por lo común) para la reproducción se­ c e n d e n c ia , EVOLUCIÓN, UNIDADES DOMÉS­

xual es a su vez elaborada a través del TICAS, REPRODUCCIÓN, ANTROPOLOGÍA SIM­

sistema sociocultural y parece entrañar BÓLICA.


un importante valor incluso para la dife­ Otras lecturas Fortes, 1970; Robín Fox,
renciación en el seno del parentesco. 1967; Goodenough, 1970; Morgan, 1871;
Dada la trama de parientes consanguí­ Murdock, 1949; D, Schneider, 1968,
neos y afines con diferenciación al me­ 1984.
nos generacional y de género, y dada
también la posibilidad de diferenciación parentesco bilateral Es el recono­
por orientación ancestral, lineal o de cimiento de las relaciones de parentesco
de un individuo (de su EGO) por las vías utilizado expresiones de parentesco en
de la madre (matrilateral) y del padre muchos escenarios, a veces con la espe­
(patrilateral). El parentesco bilateral es ranza de que sus miembros renuncien a
la base de la formación de los PARENTES­ su parentesco real previo. Algunas de las
COS egocéntricos. «Bilateral» se usa a ve­ principales religiones del mundo, en
ces imprecisamente como sinónimo de particular la católica y protestante del
«CO G NÁTICO». cristianismo, ofrecen numerosas mues­
tras de parentesco ficticio, como en las
parentesco de estructura laxa liturgias de Dios como padre, del despo­
Aquel donde el comportamiento indivi­ sorio de las monjas con Cristo, etc. Los
dual sólo viene determinado de manera miembros de sacerdocios y de otras órde­
laxa por los roles definidos para posicio­ nes religiosos suelen dirigirse unos a
nes dadas. MR otros y también a terceros en términos
Otras lecturas Embree y Evers, 1969. de parentesco (por ejemplo, Padres Blan­
cos, Hermanas de la Sagrada Cruz). Los
parentesco ' ficticio Creación im­ seguidores de muchas tradiciones reli­
precisa en virtud de la cual se aplica una giosas tratan de extender umversalmen­
figura de parentesco para reforzar un sen­ te las expresiones de parentesco, como
timiento de identificación entre dos o más la de «amor fraterno* de los cristianos.
personas. En una forma u otra (hermanos Los jamaicanos y otros rastafaris que se
de sangre, hermanas del alma, madres su- llaman «Hijos de Jah» implican paren­
perioras) el parentesco ficticio se da en to­ tesco con la divinidad al igual que entre
das las sociedades humanas, a menudo sí. Los parentescos rituales o ceremonia­
con hondos y complejos significados. les conocidos como compadrazgo y pa­
Las ficciones de parentesco son asociati­ drinazgo son notorios en sociedades ca­
vas (como en la ADOPCIÓN o el compa­ tólicas con parentesco bilateral en Europa
drazgo), disociativas (como en el DIVOR­ meridional, en América Latina (donde
CIO o la negación de paternidad y la des­ son casi ubicuos), en las Filipinas y en
herencia) o transmutativas (como en los otros lugares. Establecido en el curso de
casos de abuelos y nietos que se llaman RITOS DE PASO, el compadrazgo vincula a
mutuamente cónyuges). Las formas aso­ las figuras patrocinadoras rituales con
ciativas unen a los humanos entre sí, a los padres biológicos de los hijos sujetos
éstos con otros seres animados o inani­ a ritos como el bautismo, la comunión,
mados (como en algunas formas de TO­ el matrimonio o la graduación escolar, y
TEMISMO, véase Frazer, 1890; Lévi- en calidad de padrinazgo con dichos hi­
Strauss, 1963b) o con entidades espiri­ jos. Efectivamente amplía y comple­
tuales. Los niños de todo el mundo crean menta el parentesco biológico, a menu­
parentescos ficticios interpretando un do para establecer vínculos de orden pa-
ROL, y tanto entre jóvenes como entre trono-cliente o redes más extensas de
viejos. La mayoría de las formas de pa­ contactos humanos con significados eco­
rentesco ficticio proyectan la imagen de nómicos y políticos, así como simbólicos
los biológicamente más próximos en y religiosos (véase G. Foster, 1955, sobre
otros parientes más distantes. España e Hispanoamérica; Gudeman,
Las comunidades religiosas y seculares, 1972, sobre Panamá; y Mintz y Wolf,
comprendidas las comunas, los colectivos 1950, Nuttini y Bell, 1980-1984, sobre
varios, los establecimientos utópicos y México; véase también Blok, 1974, so­
los movimientos revolucionarios, han bre Sicilia).
Eil parentesco ficticio se formaliza a ve­ puede vincularse al arte, al humor o al
ces con el ritual o ceremonia de inter­ progreso mundano. Pero denota necesida­
cambio de sustancias corporales u otras des humanas profundas. La ubicuidad y
que las simbolizan, como en la HERMAN­ la variedad de estas figuras de parentesco
DAD DE SANGRE (Tegnaeus, 1952; Gen­ ficticio dan testimonio del poder psicoló­
nep, 1960), en una época muy extendida gico del parentesco carnal y de la familia
en Africa y Arabia, o en la comunión sobre la psique humana, y de analogía y
eclesiástica (véase también PACTOS DE metáfora sobre la imagnación.
SANGRE), Como ocurre con el compadraz­ Véase también SISTEMAS DE CLASIFICA­
go, no es raro que quienes practican estas CIÓN DE PARENTESCO, PARENTESCO, MATRI­
hermandades de sangre las entiendan MONIO.
más profundas que las realmente bioló­ Otras lecturas Amadiume, 1987;
gicas y que impongan obligaciones recí­ Evans-Pritchard, 1940- Freud, 1918*
procas más estrictas. Pitt-Rivers, 1958.
La imaginería de parentesco impregna
la retórica política: expresiones naciona­ particularismo histórico Escue­
listas como «patria», «T ío Sam» o uja- la de pensamiento asociada con Franz
maa (swahili, «fam ilia», en Tanzania) o B o a s , quien abogó por un enfoque de la
faccionalistas como Afrikaner Broeder- cultura idí ográfico más que nomotético,
bond (en Suráfrica) o «e l poder de la so- argumentando que toda cultura es única
roridad». En el comercio, compañías de y debe ser estudiada exclusivamente en
todos los tamaños se proclaman familias razón de esta unicidad. Cada cultura
o seudofamilias (véase Rohlen, Í974 presenta una trayectoria histórica singu­
acerca de un banco japonés). En la edu­ lar y sólo puede entenderse a partir de
cación, hermandades, sororidades y ex­ las particularidades de este recorrido. No
presiones como alma mater son ejemplo podía haber «leyes» de organización so­
de parentesco ficticio. Algunas organiza­ cial y cambio, ni era posible formular teo­
ciones como las hermandades musulma­ rías generales de la sociedad o del desa­
nas (Cruisde O’Brien, 1971) pueden rrollo histórico. Las culturas se entre­
abrigar fines religiosos, políticos, comer­ mezclaron e intercambiaron muchos de
ciales y educacionales a la vez. sus elementos, y cada cultura, cual con­
Lo que cuenta como parentesco real o junto de retales, no era sino una abiga­
ficticio genera mucho debate en el seno rrada muestra de «añadidos». Boas y sus
de las sociedades y entre éstas. La mater­ seguidores fueron particularmente críti­
nidad de alquiler y los experimentos de cos con todas las teorías evolutivas de la
alta tecnología de la reproducción con­ sociedad humana y argumentaron que
tribuyen a difuminar más aún las fron­ todas habían sido formuladas desde un
teras del concepto. Algunas de las más dispositivo metodológico ilegítimo, el
creativas y ramificadas invenciones de la MÉTODO COMPARATIVO- La influencia bo-
jerga del parentesco se dan en sociedades asiana hizo que los antropólogos le die­
donde las familias biológicas aparecen ran la espalda a las teorías evolutivas du­
más fragmentadas y quizás con menos rante más de cuarenta años y la voz EVO­
vida en común, lo cual sugiere una fun­ LUCIÓN adquirió resonancias negativas.
ción compensatoria de este vacío. Es fre­ De resultas del dominio boasiano de la
cuente que la diferencia entre ser y pare­ antropología entre 1890 y 1930, la disci­
cer no sea tan drástica y formen parte de plina dejó de lado sus aspiraciones cientí­
un continuum, El parentesco ficticio ficas para verse más bien como otra ver­
tiente de las humanidades. Este punto de máticas producen pastos estacionales
vista partipularista histórico ha sido de que no pueden dar soporte a una agricul­
siempre el preferido por la gran mayoría tura sostenida. Organizado alrededor de
de los historiadores. Y aunque el particu­ familias móviles, más que de individuos,
larismo histórico retrocedió con la apari­ implica a todos los miembros —hombres,
ción y progreso de las doctrinas neoevo- mujeres y niños—en los diferentes aspec­
lutivas a partir de la década de 1950 has­ tos de la producción. Esta circunstancia
ta la de 1970, ha vuelto a adquirir distingue a los pastores nómadas de los
relevancia (de nuevo anónimamente) en­ pastores europeos o los vaqueros norte­
tre los antropólogos que priman el «co­ americanos, que son reclutados en el se­
nocimiento local» y niegan validez a las no de la sociedad mayor sedentaria a la
teorías generales. Muchos sociólogos se que vuelven con regularidad. Dado que
han decantado por esta perspectiva, en las personas no comen hierba, la explo­
especial junto con un repudio casi total tación de los animales que pacen recupe­
de las teorías evolutivas. SS ra una fuente de energía de otro modo
Otras lecturas Boas, 1940; Harris, 1968. inútiL Con la ayuda de tiendas o cabañas
que faciliten la migración, imponen a
parto Véase NACIMIENTO. sus animales una rotación entre pastos
sucesivos. Los ciclos de migración varían
pastores nómadas o nómadas en duración y alcance según las condi­
pastores Los que viven en sociedades ciones locales: pocos movimientos cuan­
en las que el cuidado de animales de pas­ do es posible depender de los pastos y del
to se considera el modo ideal de subsistir aSua! muchos más en caso contrario. Los
y donde el movimiento de toda o parte pastores nómadas jamás «vagan»; siem­
de la sociedad se tiene por forma normal pre saben adonde se dirigen y por qué.
y natural de vivir. Aunque los términos Los estudios comparados han cuestiona­
«nómadas» y «pastores» son en general do si el nomadeo pastoril debiera consi­
intercambiables en el uso común, desde derarse un fenómeno unitario (Dyson*
el punto de vista analítico son distintos: Hudson y Dyson-Hudson, 1981). Aunque
el primero se refiere a movimiento; el comparten similaridades estructurales
segundo, a un tipo de subsistencia. No como la TRIBU o ORGANIZACIÓN TRIBAL y
todos los pastores son nómadas (lecheros un fuerte sesgo hacia el parentesco y la
y ganaderos), ni todos los nómadas son residencia patrilineales, conforman siete
pastores (cazadores-recolectores, gitanos, claras zonas de pastoreo, cada una con su
mano de obra agrícola transeúnte). respectiva identidad cultural y sus aspec­
La variedad de animales criados por los tos de investigación únicos:
pastores nómadas es soprendentemente 1. En las altas latitudes subárticas, el
pequeña; seis especies muy ampliamen­ pastoreo nómada representa la variación
te distribuidas (ovejas, cabras, vacas, ca­ más compleja en un amplio continuum
ballos, asnos y camellos) y tres con loca­ de explotación del reno que comprende
lización más restringida (yaks en las alti­ desde el uso intensivo para la producción
planicies asiáticas, y llamas y otras láctea y como bestia de tracción entre los
especies cameloides en los Andes sur- lapones de Escandinavia hasta su cría
americanos), También se crían a menu­ exclusiva por la carne o simplemente la
do perros de guarda y protección. caza (Ingold, 1980).
El nomadismo pastoral se encuentran 2. En la estepa aurasiática predomina la
por lo común donde las condiciones cli­ cría caballar, pero hay también rebaños
de ovejas, cabras, vacas y camellos bac- tanos comercian con lana, pieles, sal y
trianos. Históricamente, grupos como los productos lácteos que intercambian con
escitas, los turcos, los mongoles, los kaza- los habitantes de los poblados vecinos
cos y los kirguises han sido famosos por por cebada, componente principal de su
su destreza en la equitación y el manejo dieta (Goldstein y Beall, 1989).
del arco, talentos militares que cabe en­ 7. En las altas cotas de los Andes sura-
contrar en los grandes imperios que a mericanos, los comunidades dedicadas a
menudo aterrorizaron a sus vecinos bajo la cría de la llama se integran en comu­
la dirección de jefes como Gengis Kan y nidades agrícolas de tipo alpino. TB
el huno Atila (Barfield, 1989). Otras lecturas Barfield, 1995; Bulliett,
5. En las zonas de montaña y mesetarias 1997; P. Carmichael, 1991; ¡Fíumphrey,
del suroeste asiático abunda sobre todo el 1985; Monod, 1975.
pastoreo de ovejas y cabras, mientras que
los caballos, camellos y asnos son usados pater Padre socialmente aceptado de
sólo para el transporte. Grupos como los un niño, a diferencia del biológico. Por
bakhtiari, los qashqa’i, los basseri, los ejemplo, en la sociedad moderna, el ma­
lurs y los pashtuns presentan una rela­ rido de una mujer que concibe un niño
ción simbiótica con los asentamientos mediante inseminación artificial es con­
humanos vecinos donde intercambian siderado padre (o pater) de éste, aunque
sus animales por carne, lana, productos no lo sea biológico (G ENITO R). MR
lácteos y cueros por grano y productos
manufacturados (Barth, 1961). patriarcado Es el dominio de los
4. En los desiertos del Sahara y de Ara­ hombres como clase sobre las mujeres, y
bia, los beduinos se especializan en la también un sistema por el que los dere­
cría del dromedario para carne y trans­ chos y deberes respecto de las personas y
porte. Históricamente han redondeado cosas proviene del padre. Los teóricos so­
sus ingresos vendiendo protección a los ciales del siglo XIX desarrollaron el con­
agricultores de los oasis, proporcionando cepto de «patriarcado» (conocido tam­
camellos para el comercio de las carava­ bién como «derecho del padre») en opo­
nas y recibiendo subsidios por apoyo mi- sición a MATRIARCADO y para explicar la
litar (W. Lancaster, 1981). evolución de la sociedad civil. El econo­
5. En la sabana subsahariana se valora mista político alemán Friedrich Engels
sobremanera la posesión de ganado en­ (1902), por ejemplo, situó el «derroca­
tre los grupos nuer, dinka, masai y tur- miento» del matriarcado por el patriar­
kana (configuradores del que los antro­ cado en la «edad heroica griega». Los
pólogos llaman el COMPLEJO PECUARIO). marcos evolutivos sociales en que se de­
También tienen su papel las ovejas y las sarrollaron los conceptos de patriarcado
cabras, al igual que la agricultura esta­ y matriarcado ya no son en general acep­
cional. Con cabañas en lugar de tiendas tados.
de campaña, sólo usan asnos para el El término «patriarcado» se usa hoy pa­
transporte (Gulliver, 1955). ra describir una situación en la que los
6. En la alta meseta asiática son los yaks hombres ejercen un control primario de
los que hacen viable el pastoreo. Los re­ las instituciones culturales, político-eco­
baños incluyen también híbridos de yak- nómicas y sociales más prestigiosas en su
vacuno, variedades de ovejas aptas para sociedad. A veces se asocia con las socie­
la vida a gran altitud, cabras de chache- dades regidas por la descendencia PATRI-
mir y algunos caballos. Los pastores tibe- l i n e a l , pero los antropólogos y sociólo­
gos han demostrado que la patrilmeali- entidad. Los científicos sociales que asu­
dad no es condición necesaria para la do­ men esta posición creen que la no vio­
minación masculina. Los teóricos socia­ lencia y la paz son objetivos alcanzables,
les actuales piensan que las sociedades aunque mayormente mediante reduc­
llamadas patriarcales son hoy matizadas ción de la AGRESIÓN, una vez la investiga­
por otras ■ consideraciones como, por ción haya acumulado suficientes conoci­
ejemplo, las que se infieren del hecho de mientos para desarrollar técnicas que la
que las mujeres de la raza, clase o reli­ controlen. Sus estudios suelen centrarse
gión dominante suelan poseer una posi­ sobre todo en el conflicto violento, y en
ción y un poder social superiores a los de especial en la guerra de alcance nacio­
los hombres de la raza, clase y religión nal, internacional y global.
no dominantes. EP La segunda postura considera la paz co­
Véase también ANTROPOLOGÍA FEMINISTA, mo condición relativa que implica proce­
GÉNERO, MASCULINIDAD- sos dinámicos favorecedores de vida, es
Otras lecturas E. Fox, 1988; R. Rosal- decir, que promueven la supervivencia,
do, 1993. el bienestar, el desarrollo y la creatividad
de los individuos de la sociedad, de modo
patrilineal Véase d e s c e n d e n c ia pa- que puedan realizar mejor su potencial
TR IU N EA L. físico, sociocultural, mental y espiritual
de modo constructivo. En última instan­
paz y no violencia Muchas perso­ cia, la paz implica al menos cinco niveles
nas consideran la paz simplemente como mutuamente interdependientes: indivi­
ausencia de GUERRA y VIOLENCIA. Este dual, social, nacional, internacional y
enfoque guarda a menudo relación con global. En las ciencias sociales, los antro­
la idea de que la naturaleza humana es pólogos y sociólogos suelen atender al
intrínsecamente agresiva. Por el contra­ plano social, los psicólogos al individual,
rio, quienes siguen el concepto positivo y los politólogos al nacional, internacio­
de paz la definen como un proceso diná­ nal y global. En consecuencia, el estudio
mico que lleva idealmente a las condi­ de la paz se lleva a cabo idealmente en
ciones de ausencia relativa de violencia un campo transdisciplinario de investi­
directa e indirecta, con presencia en gación, educación y acción con miras a
cambio de libertad, igualdad, justicia tratar todos los aspectos y niveles de la
económica y social, cooperación y armo­ no violencia, la paz, la violencia, la gue­
nía. (La violencia directa incluye guerra, rra y los fenómenos relacionados.
mientras que la indirecta hace referen­ El concepto positivo reconoce que los
cia a las condiciones estructurales nega­ planteamientos no violencia/paz y vio­
tivas como el etnocentrismo, el racismo lencia/guerra presentan atributos pro­
y el sexismo.) Este enfoque suele relacio­ pios, y ninguno consiste meramente en
narse con la idea de que la naturaleza la ausencia del otro o en su opuesto. Los
humana es intrínsecamente cooperativa seguidores de este enfoque suelen aten­
y empática. der primaria y directamente al estudio
La primera postura, asociada con el filó­ de los fenómenos inherentes a la no vio­
sofo político Thomas Hobbes (1651), ve lencia/paz. El supuesto de base es que
la paz preservada sólo por la amenaza de no basta estudiar solamente sus opues­
represalias violentas por parte de la poli­ tos; la no violencia y la paz son también
cía y el ejército del estado, y la no vio­ fenómenos de importancia que requie­
lencia como estrategia política de escasa ren documentación, análisis, interpreta­
ción y explicación. Afirman igualmente guerra interna (civil) ni externa, están
que no basta, reducir, y en su momento libres de amenazas externas de grupos o
eliminar, la violencia y la guerra, sino naciones, de ESTRATIFICACIÓN social y
que, partiendo de su inexistencia, hay otras formas de violencia estructural co­
que progresar en el estado adquirido. No mo la HECHICERÍA y la BRUJERÍA, de líde­
sorprende que desde su actitud moral res políticos con dedicación exclusiva o
proclamen que ¡la violencia y la guerra autoridad centralizada, y de organizacio­
no son los mejores medios para crear un nes policíacas o militares.
inundo más pacíficol Además, entienden Aparte del artículo precursor de Fabbro,
que el estudio exclusivo de la violencia y sólo unos pocos estudios han explorado
la guerra no es sólo incompleto y en ex­ directamente la antropología de la no
ceso restringido, sino que además consti­ violencia y la paz (S, Howell y Willis,
tuye una distracción frente a los núme­ 1989; Montagu, 1978; Sponsel y Gregor,
ros problemas subyacentes, entre los que 1994). Sin embargo, la bibliografía re­
cuentan los directamente relacionados ciente documenta unos cincuenta ejem­
con la justicia económica y social, y en plos de sociedades relativamente no vio­
términos más amplios, con las desigual­ lentas y pacificas (Bonta, 1993). El con­
dades entre las sociedades y en su propio cepto positivo de paz encierra el potencial
seno (Barnaby, 1988). de inaugurar un mundo nuevo de intere­
Aunque los términos de paz «negativa» y santes posibilidades de investigación,
«positiva» responden a una valoración, educación y acción por parte de aquellos
la distinción sigue siendo válida y útil. antropólogos que se muestren receptivos
El concepto negativo de paz tiene conse­ y comprometidos con los ideales de la no
cuencias más graves y ciertamente de violencia y la paz. LS
más alcance. Han sido relativamente po­ Véase también RESOLUCIÓN DE CONFLIC­
cos los estudios dedicados directamente TOS, ETNOCENTRISMO, HOMICIDIO, DERE­
a la no violencia y a la paz frente al CHOS HUMANOS, LEY.
enorme volumen de tratados sobre la Otras lecturas Dentan, 1968; Kohn,
guerra y otras formas de agresión (Fer- 1990, Laszlo y Yoo, 1986; Waal, 1989.
guson y Farragher, 1988). Así, un exa­
men del contenido de Journal o f Peace peregrinación Viaje a lugares de la
Research desde 1964 a 1980 reveló que Tierra que se consideran dotados de un
de los aproximadamente cuatrocientos especial poder espiritual o sagrado. Con
artículos publicados, sólo uno se dedica­ viejas raíces en muchas tradiciones reli­
ba al estudio empírico de las sociedades giosas mundiales, la peregrinación —hoy
pacíficas con miras a conocer sus atribu­ facilitada por medios de transporte cada
tos y condiciones (Wiberg, 1981, p. 115). vez más variados y mejores—sigue sien­
Según Fabbro (1978), las sociedades no do una práctica ritual contemporánea
violentas y pacíficas se caracterizan por importante y popular.
presentar pequeñas comunidades abier­ Toda peregrinación implica un fin y el
tas con predominio de las interacciones esfuerzo necesario para lograrlo. El desti­
interpersonales, las SOCIEDADES IGUALI­ no de las peregrinaciones suele hallarse
TARIAS, la reciprocidad generalizada, el en centros o regiones que se considera sa­
control social y la toma de decisiones por grados, poseedores de mitologías e histo­
consenso, el ensalzamiento del valor de rias complejas, como las ciudades de Je-
la no violencia y la educación. No hay en rusalén y La Meca (F, Peters, 1986), A
ellas violencia intergrupal ni represalias, menudo se trata de la sede de institucio­
nes religiosas establecidas y atendidas una operación de intercambio entre la
por expertos del ritual organizado, como gente y la divinidad (Nolan y Nolan,
la ciudad sagrada hindú de Ayodhya (Ve- 1989). Es frecuente que los peregrinos
er, 1988). Las experiencias de los peregri­ deseen implorar, complacer, agradecer o
nos pueden entrañar crisis espirituales y simplemente ver y absorber la presencia
transformaciones personales, además de sentida de un dios, un santo o un poder
arduidades y placeres más mundanos, co­ Sin embargo, puede que la aventura, un
mo describe el estudio de Gold (1988) so­ bien espiritual en sí misma, sea en el
bre los viajes de los indios. Mientras que fondo la causa del viaje.
la mayor parte de los estudios sobre la En algunas religiones, la peregrinación se
peregrinación se centran en el destino de distingue por su carácter obligatorio, re­
ésta o en las vicisitudes de su realización* gulado por escrito y con especificidad de
Alan Morinis (1992, p. 9) señaló que «la tiempo y lugar: así ocurre con la hajj islá­
complementariedad de estructura y ex­ mica a La Meca iniciada por el profeta
periencia es una de las contribuciones fundador Mahoma (F. Peters, 1994). Sin
más importantes que el estudio de la pe­ embargo, esta obligación viene marcada
regrinación puede aportar a la teoría an­ también por las circunstancias, y las mo­
tropológica contemporánea». tivaciones devocionales son igualmente
Aunque toda peregrinación se inscribe importantes entre los peregrinos musul­
en contextos históricos y culturales par­ manes. Otros centros de peregrinación se
ticulares, el estudio comparado del fenó­ originan en lugares donde se han produ­
meno ha suscitado la atención de antro­ cido milagros o visiones, en muchos casos
pólogos y estudiosos de la religión a un recurrentes, como en los centros de pere­
tiempo, en parte a causa de los numero­ grinación del Brasil nororiental (Slater,
sos aspectos comunes a tradiciones por lo 1986). También los hay vinculados con
demás muy divergentes. El movimiento paisajes de especial belleza natural y que
es crítico porque lo importante es no só­ han adquirido particular relevancia gra-
lo la visita a un lugar sagrado, sino el cias a las tradiciones culturales, como en
alejarse de la ubicación habitual. Así, en China (Naquin y Yu, 1992), Japón (Rea-
todos los casos, la peregrinación supone der, 1987, 1988) y los Andes suramerica-
una ruptura con las rutinas mundanas y nos (Sallnow, 1987). Surgen santuarios al­
los lugares conocidos. En consecuencia, rededor de las tumbas y reliquias de per­
entraña la inmersión en un tiempo y un sonajes sagrados difuntos que se tienen
espacio especiales y una intensa partici­ por mediadores de poderes espirituales
pación en acciones rituales. Aunque al­ (Faure, 1992). En varias religiones, la pe­
gunos peregrinos viajan solos, la mayo­ regrinación se asocia estrechamente con
ría lo hacen en grupo, forjando coyuntu- la atención y la comunicación con los ES­
ralmente nuevos colectivos e identidades PÍRITUS de parientes fallecidos y como
(Ei. Daniel, 1984, pp. 255-287). preparación para la muerte de los propios
Dado que la peregrinación demanda peregrinos, de tal modo que en última
siempre un esfuerzo extraordinario, los instancia se entiende como un viaje final
estudiosos han llevado su atención a las (V. Turner, 1979, pp. 121-142). Estas pe­
motivaciones de los peregrinos (Morinis, regrinaciones pueden tener el fin explíci­
1992, pp, 10-14). Destaca entre éstas un to de purificación de los pecados, bien a
complejo devocional que incluye la bús­ través de actos externos como la peniten­
queda de bendiciones y la realización de cia y el baño o por medio de votos inter­
ofrendas o, en términos más generales, nos (Parry, 1994).
Entre las teorías antropológicas de la pe­ «¿Pero vivirá Dios de verdad en la T ie ­
regrinación, las ideas de Víctor TU RNEE rra? Ved, el cielo y el cielo de los cielos
siguen siendo muy influyentes, aunque no pueden contenerle: ¡cuánto menos es­
discutidas hoy. El interés de Turner por ta casa que he construido!» (citado en F,
la peregrinación surgió de sus trabajos Peters, 1986, p. 7). Este enigma sigue
sobre el RITUAL. A. partir del estudio presente en el núcleo de muchos de los
comparativo de Arnold van GENNEP so­ viajes de peregrinación. AGG
bre los RITOS DE PASO, con sus tres esta­ Véase también RELIGÓN, ANTROPOLOGÍA
dios de separación, liminalidad y reabre- SIMBÓLICA,
gación, Victor Turner (1969, pp. 94-130) Otras lecturas Bhardwaj ef ai, 1994; D.
se centró en la LIM INALIDAD para hallar Carmichael et al., 1994; Crumrine y Mo-
que había una disolución de las jerar­ rinis, 1991; Myerhoff, 1974; Sax, 1991.
quías y los límites de la estructura social,
y una fructífera experiencia de camara­ personalidad Véase c u l t u r a y p er­
dería, que él llamó communitas. En va­ s o n a lid a d .
rios artículos (1974, pp. 166-230; 1979) y
en una monografía de la que fue coautor pesca Muerte o captura por cualquier
(Turner y Turner, 1978) trató de la pere­ medio de especies de peces y moluscos.
grinación como experiencia voluntaria Los RECOLECTORES explotaron muchas
de liminalidad prolongada, que llamaría clases de recursos marinos y algunas de
«liminoide». Que las peregrinaciones di­ las más grandes concentraciones huma­
suelven universalmente las jerarquías nas vivieron en el paleolítico a lo largo de
sociales y promueven un sentimiento de las costas (Yesner, 1980), usando con lar­
comunidad es discutible, y muchos han gueza toda clase de moluscos, recurso
rebatido convincentemente la aplicabilí- predecible que podía ser obtenido por la
dad universal de las ideas de Turner, no mayoría de los componentes de estas
obstante germinales. Eade y Sallnow bandas. También construían diques o se
(1991, p. 5), por ejemplo, reconsideraron servían de trampas permanentes para
el fenómeno de la peregrinación dentro capturar a los peces migratorios (G. Bai-
de las ciencias sociales POSMODERNAS, in­ ley y Parkington, 1988). Los asentamien­
sistiendo en que toda peregrinación pre­ tos solían efectuarse en áreas protegidas
senta «una serie de discursos que compi­ .desde donde se podían manejar pequeñas
ten entre sí» que ni apoyan ni subvierten embarcaciones con relativa seguridad,
el orden social establecido. poniendo así al alcance de los pescadores
Hoy, con el interés antropológico poten­ una gran variedad de ecozonas (ríos, es­
ciado en la arena secular de la cultura tuarios e incluso la mar abierto) visitadas
pública, las nuevas direcciones en el es­ por peces, mamíferos marinos y aves con
tudio de la peregrinación incluyen el tu­ querencia por la costa.
rismo, como un viaje a Graceland (hogar La primera contribución de la antropolo­
y lugar de reposo de Elvis Presley) o a gía marítima moderna ha consistido en
un parque nacional (E- Cohén, 1992). documentar cómo fueron adaptándose los
Sin embargo, los estudiosos de la reli­ individuos al eterno problema de obtener
gión siguen atendiendo a las grandes su sustento del mar. La pesca se practica
ironías inherentes al paradójico concep­ en un medio incierto, heterogéneo y peli­
to de «lugar sagrado», expresado en la groso constantemente amenazado por
pregunta de Salomón cuando edificó su tormentas, accidentes y fallos del equipo
templo en Jerusalén (1 Reyes 8, 27): (Binkley, 1991). Poggie y PoUnac (1988)
demostraron que quienes desean explotar general se mantiene en secreto (Ander-
los recursos marinos enfrentan el riesgo sen, 1972). Hay en curso un vivo debate
irreductible recurriendo al RITUAL y a la sobre el «efecto patrón» (destreza y capa­
MAGIA. Incluso el situarse en el mar no es cidad de éste) e ideologías relacionadas
tarea fácil. Las ecozonas marinas contie­ (Durrenberger y Pálsson, 1986; Bjarna-
nen típicamente un número muy grande son y Thorlindsson, 1993). La territoriali­
de especies con liábitos diferentes que re­ dad es común, lo cual contribuye a con­
quieren técnicas de captura también dife­ servar los recursos de una área dada para
rentes (Cove, 1973); y a diferencia de la los «propietarios» (Acheson, 1981; Ber-
CAZA en tierra, es mucho más difícil el co­ kes, 1989; Ruddle y Johannes, 1985).
nocer y observar a las especies escogidas. También compiten los pescadores en la
Quienes viven del mar han de vérselas al búsqueda de innovaciones más efectivas y
propio tiempo con MERCADOS volátiles, en la estrategia de combinar ocupaciones
capturas impredecibles y desaparición pe­ e intercambiar pesquerías con el tiempo.
riódica de existencias. La presencia prolongada de las embarca­
Diversas instituciones reducen el riesgo ciones en el mar crea problemas especia­
y la incertidumbre en muchas socieda­ les para los tripulantes y sus familias.
des pesqueras contemporáneas (Ache­ Los marineros han de soportar el hacina­
son, 1981). Las tripulaciones suelen ser miento, largas horas de trabajo, falta de
pagadas en función de las capturas, po­ privacidad y estar separados de sus fami­
tenciando así la motivación y aseguran­ lias. Las muj eres han de criar a los niños,
do que los armadores no tendrán que llevar la casa y los negocios, de haberlos,
abonar sueldos fijos cuando aquéllas son y enfrentar urgencias domésticas en au-
escasas. Procedimientos de reclutamien­ sencia, las más de las veces, del marido
to flexibles permiten a los capitanes ob­ (Nadel-Klein y Davis, 1988). En casi to­
tener tripulantes expertos capaces de coo­ das las sociedades, las familias de los pes­
perar bajo el estrés de prolongados pe­ cadores tiene una posición diferente de
ríodos en el mar. En la mayoría de las la que cabe a quienes se ganan la vida en
sociedades pesqueras, los armadores es­ tierra firme.
tablecen firmes acuerdos bilaterales con En la actualidad, las principales pesque­
los compradores, con la reducción consi­ ras marinas se hallan en estado de crisis.
guiente de riesgos para ambas partes La explicación más corriente es que en
(Acheson, 1981), mientras que hay tam­ calidad de «propiedad común» o «recur­
bién pescadores que se han constituido sos de libre acceso» no están controladas
en cooperativas a fin de garantizar sus por un propietario privado y sí, en cam­
mercadas, mantener los precios y acce­ bio, sometidas a creciente sobreexplota-
der a créditos e información mercantil. ción. Una importante aportación de la an­
Además, los capitanes o patrones forman tropología marítima ha sido el demostrar
a veces «asociaciones pesqueras» (Barth, que las comunidades costeñas tradiciona­
1966), colectivos q u e . ayudan a sus les son realmente capaces de crear reglas
miembros en la localización de las pre­ de conservación (Berkes, 1989; McCay y
sas, la estimación de precios y la evalua­ Acheson, 1987; Pinkerton, 1989). El ago­
ción de innovaciones. tamiento de existencia se ha producido en
Los pescadores han desarrollado un gran ellas sólo cuando las reglas conservacio­
número de estrategias competitivas. La nistas han sido rotas a causa de la presión
destreza y el conocimiento de las pesque­ del proceso de MODERNIZACIÓN (Johannes,
ras constituyen su haber primario, que en 1978). Los intentos de regular las pesque­
ras nacionales e internacionales aten­ vir para denotar la plegaria como género
diendo a criterios científicos han sido re­ particular, basta el punto que requiera
cientemente cuestionados por resultar tal destreza que quede restringida a es­
más bien caóticos y porque los modelos de pecialistas y a las grandes ocasiones, o
repoblación ictiológica sobre los que se que por su simplicidad quede al alcance
basa la gestión parecen ser inadecuados del común de los mortales.
para el fin perseguido (Estellie Smith, La plegaria encierra gran interés para el
1990; J. Wilson et 1994). Con la desa­ estudioso de la RELIGIÓN en el plano
parición de gran numero de pesqueras comparativo porque es tanto parte inte­
nacionales en muchas partes del mundo, grante del rito como reflejo de las cir­
ia acuicultura está conociendo un cre­ cunstancias en que éste se practica. Es
ciente desarrollo. JA frecuente que contenga fórmulas o fra­
Otras lecturas Acheson, 1988; F. Co­ ses repetitivas, y también secciones ex­
hén, 1986; Colé, 1991; Faris, 1968; R. plicativas de lo que se trata y poT qué.
Firth, 1946; T. Gladwin, 1970; Johannes, A menudo se cita en contexto con las
1981; Orbach, 1977; Pálsson, 1991; descripciones de RITUAL, pero son pocos
Prinsj 1965; Robben, 1989; Courtland los estudios etnográficos específicamen­
Smith, 1979; Tunstall, 1962; William te dedicados a ella. Gladys Reichard
Warner, 1985, (1944) describió la plegaria de los nava­
jos desde un punto de vista psicológico.
pidgin Dícese del habla resultante de Peter M etcalf (1989) mostró de qué mo­
los esfuerzos realizados por los hablantes do los locutores creaban su propio estilo
de dos lenguas distintas por comunicar­ personal en diferentes contextos rituales
se. En lo esencial, un lenguaje pidgin es recurriendo a un repertorio de modali­
una forma simplificada de una de ambas dades formales características de la ora^
lenguas, por lo general la del grupo do­ ción beTawaniana. PM
minante. Véase también CULTUHAS ORALES, POESÍA,,
Véase también SOCIOLINGÜÍSTICA. SACRIFICIO.

plegaria, oración Entendida como pluralismo cultural Véase s o c ie ­


impetración directa a un poder sobrena­ d a d es p lu r a le s .
tural en. demanda de un bien. A menudo
se afirma que la plegaria es crucial en población Véase TRANSICIÓN DEMO­
todas las religiones, aunque con ello no GRÁFICA, DEMOGRAFÍA.
se tienen en cuenta las innumerables
tradiciones que, al margen del puñado p o b r e z a Considerada y descrita acer­
de religiones mundiales, carecen de ella, tadamente como privación relativa basa­
si bien pueden presentar otras formas de da en la desigualdad. Como tal es un
lenguaje ritual, como el relato de las ges­ concepto culturalmente definido y reba­
tas de los antepasados. tido que sólo reza para sociedades con
El uso de la plegaria presenta formas ESTADO, distribución inicua de recursos y
muy variadas. Nos es familiar la impe­ división entre productores y no produc­
tración humilde, pero lo cierto es que los tores. La pobreza no puede medirse,
poderes sobrenaturales son igualmente pues, con un patrón absoluto de riqueza
invocados con ligereza, con sobornos y material. P ot ejemplo, aunque los bos­
hasta con amenazas. Toda clase de com­ quimanos y los san del K.alahari vivían
posición fonológica o métrica puede ser­ como RECOLECTORES, poseían pocos bie­
nes y se veían estacionalmente privados vión (Peattie, 1983), los guetos étnicos
de comida'y agua, los antropólogos no (Kwong, 1996), las comunidades de CAS­
han considerado que vivieran en estado TA baja (Lynch, 1969), las áreas con gran
de pobreza. De hecho, los debates se han desempleo (Pappas, 1989), los suburbios
centrado más bien en si estos grupos me­ y zonas periféricas (Pendleton, 1996), y
rodeadores eran «SOCIEDADES AFLUENTES las comunidades de los sin techo (Susser,
ORIGINALES» dado su bajo cociente apa­ 1993). Estas zonas pueden revelarse muy
rente entre trabajo y ocio. distintas, y la experiencia de la pobreza,
En las sociedades estatales, los producto­ el acceso a la vivienda, a los bienes de
res CAMPESINOS que poseen tierra y casas consumo, al ocio, las oportunidades edu­
pueden seT pobres en relación con la eco­ cacionales, la estructura familiar y las
nomía dineraria, deuda acumulada, falta condiciones sanitarias varían considera­
de nutrición adecuada para la unidad fa­ blemente. En Estados Unidos, es co­
miliar, escasez del tiempo de ocio e inca­ rriente que una familia pobre posea tele­
pacidad de Teunir fondos para el futuro visor, adquiera numerosos artículos de
de sus hijos. Esta pobreza se crea en el consumo y hasta disponga de vehículo.
contexto de las desigualdades existentes En otras partes del mundo, una familia
en el estado. La privación real en térmi­ pobre puede no tener siquiera acceso a la
nos de alimentación, vivienda y tiempo electricidad, al agua o a otros recursos
de ocio sólo puede medirse conforme a comunes entre los pobres de las socieda­
las expectativas culturales en cada socie­ des industriales de Occidente.
dad con el tiempo. A pesar de las diferentes manifestacio­
En las sociedades CAPITALISTAS contem­ nes de la pobreza en la presente econo­
poráneas, la pobreza se define y describe mía global, estas poblaciones se caracte­
a menudo en función de la legislación rizan uniformemente por una elevada
que asigna ayuda suplementaria a las fa­ mortalidad infantil y una menor espe­
milias pobres. En estas condiciones, la ranza de vida en comparación con el res­
pobreza es objeto de considerable debate. to de la sociedad. Aunque las formas de
Lo que constituye unas condiciones de privación pueden ser diferentes y aun
alojamiento, así como unas necesidades variar las ENFERMEDADES sufridas por las
básicas de consumo y médicas aceptables personas, el efecto global de la pobreza,
es constantemente renegociado en la definida en términos de desigualdad,
pugna política en torno a las cambiantes tiene importantes consecuencias en la
desigualdades en que se basan estas so­ salud poblacional.
ciedades (Susser, 1982). Algunos antro­ Así, a pesar de que la pobreza es un cons-
pólogos, sobre todo Oscar Lewis (1966), tructo cultural que varía históricamente
entendieron que esta situación estructu­ y entre sociedades, no es menos cierto
ral producía una clara CULTURA DE LA que define las oportunidades que ofrece
POBREZA, que es seguidamente pasada de la vida al individuo. La pobreza es pro­
generación en generación, posición que ducto del modo en que se establece la de­
no soportó bien un examen más a fondo sigualdad en diferentes contextos políti­
(Leacock, 1971). cos y culturales. ISu
La ANTROPOLOGÍA URBANA se ha centrado Véase también CLASE, COCINA, HAMBRE,
en todo el mundo en aquellas zonas de ESTRATIFICACIÓN, SUFRIMIENTO.
las ciudades modernas habitadas por los Otras lecturas De Soto, 1992; Higgins,
pobres. Entre las descritas por los antro­ 1933-, Leeds, í 994-, Peattie, 1968.
pólogos están los asentamientos de alu­
p oder Las principales descripciones rrollo de estructuras políticas centraliza­
antropológicas de la dinámica y las insti­ das o el acaparamiento de poder por par­
tuciones de poder han tenido hasta hace ticulares y reconocen, además, la fuerza
poco im sesgo marcadamente occidental. socialmente destructiva de las formas de
Así, otros sistemas de poder han sido con estado. Muchos dirían que Clastres no se
libró de su propia imputación. Sin em­
frecuencia descritos como alternativas o
bargo, su trabajo señala un intento de
variaciones de los hallados en contextos
ruptura con los supuestos occidentales
industriales occidentales. Las cuestiones
en el estudio del poder e ilustra el inte­
principales para la orientación de la in­
rés de muchos antropólogos por descu­
vestigación parecen haber sido influidas
brir en los sistemas no occidentales al­
por el problema del orden, como estable­
ternativas reales frente a los dilemas que
ciera por primera vez Thomas Hobbes
rodean a los estatales centralizados, dile­
(1651) en su análisis sobre la necesidad
mas que habían suscitado primero Hob­
del estado. Indudablemente, el carácter
bes y luego una sucesión de teóricos polí­
central de esta cuestión para los prime­
ticos occidentales.
ros antropólogos guardaba relación con
La mayoría de las descripciones antropo­
el dominio imperial de Occidente y el
lógicas de los sistemas políticos y proce­
desarrollo de la antropología en este con­
sos de poder operan con modelos occi­
texto. Un- tema temprano e importante
dentales (derivados por lo común de los
de los estudios antropológicos fue el de
tres grandes: DüRKHEIM, W EBER, M a T x ).
las llamadas «sociedades sin estado». El La investigación antropológica ha veni­
estudio clásico de EVANS-PRITCHA.RD do subrayando crecientemente los dife­
(1940) fue modélico para esta investiga­ rentes conceptos culturales de poder.
ción y demostró que las fuerzas entraña­ Dumont (1970), escribiendo sobre la In­
das en el PARENTESCO y otros procesos so­ dia hindú, ha señalado que el poder ba­
ciales obviaban la necesidad indispensa­ sado en instituciones jerárquicas tales
ble del estado para la promoción del como el parentesco y la casta es condi­
orden. Evans-Pritchard implicó que las cionado por los principios religiosos y ri­
formas de estado son de hecho potencia­ tuales que los sustentan. Tambiah
les, en función de determinadas condi­ (1976), respecto a Tailandia y Sri Lanka,
ciones históricas como la invasión o la y Clifford GEERTZ (1980) en relación a
conquista colonial de sistemas sin estado. Bali, han argumentado que las nociones
Así lo puso de manifiesto en The Sanusi de poder en el estado centralizado, tal
o f Cyrenaica (1949), estudio importante como se conciben desde el punto de vista
para la labor antropológica posterior occidental, son inapropiadas. Tambiah y
acerca del poder, como es el caso de Geertz ponen de manifiesto la existencia
Bourdieu (1977). Fierre Clastres (1987) de una ideología de centros cosmicos po­
abordó críticamente el sesgo occidental derosos que no hace sino reflejar siste-
de muchos enfoques antropológicos en mas de poder más fragmentados. El po­
torno a los procesos políticos, evidente der es detentado por los señores locales,
en el estudio de los sistema no estatales y que quedan legitimados por la pompa y
en la implicación de que los estatales el esplendor de los ritos cósmicos de I09
constituyen la forma política «superior». reyes que ocupan los centros. Los conti­
En consecuencia, argumentó que nume­ nuos ciclos de rebelión característicos de
rosos sistemas no occidentales de poder estos estados se producen en sus dinámi­
se orientan expresamente contra el desa­ cas estructural e ideológica particulares.
El poder es algo que se concibe proce­ actualidad son las de Marshall Sahlins y,
dente de la periferia o del exterior, ex­ sobre todo, de Fierre Bourdieu. Sahlins
tremo éste que Hocart ya puso de relieve (1985) ha abordado, en particular en sus
en sus estudios sobre la India a princi­ trabajos sobre las islas Hawai y Fidji,
pios de siglo. Es interesente que otros an­ cuestiones relativas a las fuerzas cultura­
tropólogos hayan presentado procesos si­ les implicadas en el interjuego y la
milares, por ejemplo en Africa y en el transformación de las formaciones cul­
Pacífico. Todos estos enfoques cuestio­ turales de poder de origen distinto. Estas
nan las perspectivas político-económicas vías habían conocido ya un precedente
occidentales que, no obstante, siguen en la propia obra de Sahlins (1961) con
siendo vitales en la obra de muchos et­ su clásico ensayo sobre la organización
nógrafos. del parentesco nuer que, en su opinión,
Se ha abierto un gran debate en antropo­ confería a éstos una ventaja expansionis-
logía en lo que se refiere, por una parte, ta sobre otros pueblos de la región. Con
a las virtudes de las perspectivas que sus modificaciones particulares de los
ofrece el intercambio, interaccionísta o enfoques estructuralista y marxista, Sah-
transaccionalista —que suele girar en tor­ lins ilustra muy bien las construcciones
no a un centro dinámico individualista o culturales del poder y su influencia en la
de grupo pequeño— y, por la otra, a las acción práctica.
que adornan a aquellos enfoques que ex­ Bourdieu (1977) expresa una posición
ploran las diferentes formaciones insti­ individualista más estratégica y pragmá­
tucionales de pode, sin descartar cierto tica que Sahlins acerca del poder pese a
grado de solapamiento. Independiente­ que, no obstante, manifiesta claras in­
mente de si la orientación es interaccio- fluencias marxistas, al igual que del pro­
nista o institucional, destaca la tenden­ ceso weberiano y del ESTRUCTURALISMO.
cia común a buscar los rudimentos y el En muchos aspectos, el enfoque de Bour­
desarrollo del poder en los desequilibrios dieu acerca del poder representa una in­
de intercambio y en el control y distri­ novadora síntesis de teorías modernistas
bución de los recursos materiales. Así lo de otro modo opuestas, síntesis que es
ilustran de manera óptima los estudios congruente con algunas direcciones pos-
ya clásicos de Fredrik Barth (1959a) so­ testructuralisas o POSMODERNAS.
bre la dinámica de las alianzas de poder Los conceptos bourdianos de poder sim­
entre los patanes swat, y de Edmund bólico y VIOLENCIA han sido particular­
LEACH (1954), quien examina el despla­ mente influyentes, ya que a través de
zamiento del igualitarismo no centraliza­ ellos ha explorado las fuentes de poder
do a las intituciones jerárquicas de orien­ controladoras o destructivas existentes
tación estatal entre los kachin de las tie­ en las prácticas institucionales que pue­
rras altas de Birmania. den parecer benignas, progresivas, o en
Barth y Leach se propusieron desarrollar algún sentido ajenas, por ejemplo, a los
enfoques que dieran primacía a los pro­ aparatos de poder del estado. Bourdieu
cesos de poder en la formación institu­ ha examinado las prácticas de poder
cional social y en la construcción concep­ «ocultas» presentes en actividades que
tual del valor (valía). Sus orientaciones no parecen claramente vinculadas con el
ejercieron considerable influencia du­ control y la dominación pero tienen este
rante las décadas de 1960 y 1970, y ésta efecto (de ahí la distinción entre el po­
todavía persiste. Perspectivas más re­ der simbólico y el ejercido por los agen­
cientes y merecedoras de atención en la tes de los cargos formalmente podero­
sos). Hay cierta similaridad entre los ob­ la gran variabilidad de las formaciones
jetivos de Bourdieu y los de postestruc- de poder, en especial su configuración
turalistas como Foucault. cultural y las prácticas que las refuerzan.
Foucault ha tenido un gran impacto en Pero no se ha presentado aún una teoría
los enfoques antropológicos recientes en global aplicable en general a los diversos
torno al poder: más incluso que otras im­ sistemas y prácticas de poder registrados
portantes figuras del descontruccionismo por los antropólogos, BK
como Derrida y Deleuze. Los principales Véase también GOBIERNO, ANTROPOLOGÍA
trabajos empíricos de Foucault (1973, LEGAL, ANTROPOLOGÍA POLÍTICA, ESTRATI­
1965, 1977b) sobre comunicaciones mé­ FICACIÓN.
dicas y formas de encarcelamiento y vi­
gilancia humanos se cuentan entre los poesía, poética, etnopoética La
más influyentes del género. Así es en las poesía es un género de arte verbal, y
discusiones antropológicas de ubicacio­ la poética es su estudio estética. Como di­
nes del poder en relación con la identi­ jo Román Jakobson (1960, p. 350) «la po­
dad de género y étnica, el nacionalismo, ética trata primariamente de la cuestión
las prácticas coloniales y otras (Foucault, ¿qué hace de un mensaje verbal una obra
1980). Foucault sacó a la luz la dinámica de arte?» (cursiva en original). En años
constitutiva y reestructur adora del poder recientes se ha acuñado el término «etno­
en una variedad de discursos o prácticas poética» (X Rothenberg y Rothenberg,
que no parecen ser formalmente parte de 19S3) (por analogía con «ETNOBOTÁNICA»,
las instituciones de gobierno. Así, Fou­ «ETNOMUSICOLOGÍA» O «ETN Q H ISTO R IA»)
cault demostró que los discursos de medi­ para un campo que pregunta (parafra­
cina y control del crimen eran paralelos a seando a Jakobson) qué convierte en obra
los formulados en torno a la formación de arte un mensaje verbal en el marco de
de los sistemas políticos contemporáneos una tradición cultural particular.
y parte integral a la postre de su dinámica Hasta la década de 1970, la poética era
de control. La influencia de estudiosos co­ campo exclusivo de los críticos literarios
mo Foucault ha llevado a una conciencia- interesados sobre todo en la literatura
ción más profunda entre los antropólogos occidental impresa, o de los antropólogos
de que su propio empeño es potencial­ que atendían a las tradiciones orales y
mente un discurso de poderosa domina­ dramáticas del mundo no industrializa­
ción, perceptible incluso en la aparente­ do, pero sólo como dato para proceder al
mente inocente fascinación de los antro­ estudio de otras áreas culturales como la
pólogos por lo exótico y también, como religión y el p arentesco, y raramente co­
muchos antropólogos marxistas ya ha­ mo tema con valores propios. Si los estu­
bían afirmado, en la aplicación de teorías diosos occidentales han tenido dificulta­
de autointerés y maximización de poder des a la hora de apreciar las sutilezas y
semejantes a las del CAPITALISMO de mer­ complejidades del arte verbal, mayores
cado. han sido las que les ha deparado la adu~
Son muchos los estudios acerca del poder cida importancia de su significado cen­
disponibles para los antropólogos, mu­ tral en el pensamiento y la práctica cul­
chos de ellos fundamentados en su pro­ turales de cada día en muchos pueblos.
pio trabajo etnográfico, que ilustra sus Meeker (1979), en un estudio precursor
múltiples aspectos, al margen de las teo­ sobre la poesía árabe, señaló que los poe­
rías particulares que puedan sostener. mas de los beduinos expresaban los pro­
Estos estudios han puesto de manifiesto blemas más candentes de su sociedad: la
incierta naturaleza de las relaciones po­ LINGÜÍSTICA en la traducción y transcrip­
líticas y la gravedad de la competencia ción, aduciendo al efecto los trabajos de
entre hombres armados y a caballo, con Hymes y de otros etnógrafos de la comu­
recurso frecuente a la violencia. Nume­ nicación (Tedlock, 1983). Abogó por un
rosos estudios revelan hoy que la poesía modo nuevo de comprender y reproducir
oral, y la poética en general, desempe­ las formas de arte oral basado en un mo­
ñan un papel central en los debates sobre delo «dialógico» o bakhtiniano de dis­
la identidad personal en muchas cultu­ curso (Bakhtin, 1981). Estos enfoques no
ras (Catón, 1985), así como sobre los ro-' tienen por qué ser necesariamente ex-
les de los géneros (L, Abu-Lughod, cluyentes, y todos han estimulado el cre­
1986), la identidad nacional (Lavie, ciente interés en los problemas de la re­
1990) y la política (Bowen, 1991). presentación del sonido y del significado
El menosprecio relativo de la etnopoéti- en contexto cultural.
ca empezó a cambiar gracias a la in­ Por último, los poetas, particularmente
fluencia creciente de los estudios del en Estados Unidos durante los últimos
FOLCLORE. Los folcloristas habían redes- decenios, han fomentado la etnopoética
cubierto la «hipótesis Parry-Lord» sobre al investigar otras tradiciones literarias,
la composición oral-escenográfica de la además de surtirse de ellas para su propia
épica de Homero (M . Parry, 1971; Lord, obra, como es obvio, por ejemplo, en las
1960), lanzando a la palestra lo que aca­ de Olson, Snyder y Baraka. A su vez, los
baría convirtiéndose en un genuino inte­ antropólogos han empezado a leer su pro­
rés en la naturaleza y el significado de la pia poética en encuentros académicos pú­
poesía oral (Finnegan, 1977) y en la idea blicos como manera de presentar la etno­
de arte verbal como representación grafía de modo nuevo, cuestionando así
(Bauman, 1977). La importancia teórica las fronteras entre los discursos académi­
de esta última vertiente reside en que es co y artístico, como ocurrió en una sesión
particularmente en las representaciones organizada por Stanley Diamond con
orales donde cabe observar los procesos ocasión del encuentro de la Asociación de
culturales de entrelazamiento de signifi­ Antropología Americana en diciembre de
cado y forma (Catón, 1990; Bauman y 1982. Relacionada, pues, con la etnopoé­
Briggs, 1990). tica, pero emergente como práctica dis­
Otra notable influencia en el desarrollo tinta es lo que a veces se ha dado en lla­
de la etnopoética fue la etnografía de la mar «poética antropológica», más próxi­
comunicación, que adquirió particular ma a la poética e incluso a la poesía para
relieve en la década de 1960 (Hymes, representar la teoría antropológica y la
1974). Surgió con ella la etnopoética y práctica representativa (Brady, 1991), o
rápidamente se estableció en primera lí­ como vehículo para comunicar la etno­
nea de esta subdisciplina con trabajos co­ grafía (S. Diamnd, 1986) que al estudio
mo el estudio de Hymes (1981) acerca de de los sistemas «nativos» de poética per
la literatura norteamericana nativa de la se. Bien puede ocurrir en un futuro no
Costa Noroeste, y con obras más recien­ muy lejano que estos hilos se entretejan
tes en la misma línea, como la de Sher- en un campo más general llamado sim­
zer (1990) sobre los kuna de Panamá. plemente «antropología y poética», SC
Las intervenciones críticas de Dennis Véase también COMUNICACIÓN.
Tedlock encerraban un importante argu­ Otras lecturas Richard Brown, 1977; I
mento contra lo que (siguiendo a Derri- Fernández, 1986; Fxiedrich, Í986; X
da) llamó el sesgo «logocéntrico» de la Weiner, 1991.
p o l i a n d r i a Forma de matrimonio cante a si el politeísmo precedió al MO­
plural que permite a la. mujer tener más NOTEISMO, opinión mayoritariamete sus­
de un marido a la vez o} en consecuencia, tentada por los evolucionistas, como T y -
que varios hombres compartan la misma l o r . y Sp e n c e r .

esposa. Casi siempre adopta la forma, de Surge la cuestión de si todas las religio­
poliandria fraterna^ donde un grupos de nes son siempre en realidad, en mayor o
hermanos comparten esposa. MR menor grado, politeístas. Dos son al efec­
Véase también POLIGINIA. to las respuestas aportadas. Primero,
Otras lecturas Levine, 1985, aunque un Dios superior o deidad prin­
cipal puede caracterizar a una religión,
p oligam ia Es la institución de ma­ que en consecuencia cabe definir como
trimonio plural que permite al indivi­ monoteísta, también puede albergarse la
duo tener mis de una esposa. Compren­ creencia en la coexistencia de demonios,
de tanto a la POLIANDRIA, como a. la POLÍ- de Satán, y de manifestaciones tanto im ­
personales como personificadas del MAL.
GINIA. MR
Está claro que estas entidades no son he-
nignas en el sentido normal vehiculado
poliginia Forma, de matrimonio plu­
por el término «dios», pero sí son clara­
ral que permite al hombre tener más de
mente seres espirituales y, por tanto, en
una esposa a la vez. MR
la definición de Tylor, parte integrante
Véase también POLIANDRIA.
de la base de la fe religiosa.
Segundo, es frecuente que un Dios supe­
politeísmo Adoración o reconoci­
rior presida una jerarquía de deidades
miento de muchos dioses o espíritus en
menores. En el cristianismo, Dios puede
un universo religioso. El siglo XIX fue
comunicar su voluntad a los mortales a
testigo del auge de dos ideas evolutivas
través de espíritus llamados «ángeles»
principales amparadas por el politeísmo
(no todos benévolos) que constituyen
(H. Spencer, 1876; Tylor, 1871). En pri­
una jerarquía celestial en la que los ar­
mer lugar, se presuponía que los pueblos
cángeles ocupan el octavo rango. Una si-
prehistóricos llegaron en su momento a
tuación comparable es la que se aprecia
distinguir entre el cuerpo material y el en las otras religiones llamadas semíti­
alma o espíritu, favoreciendo así la creen­ cas, el judaismo y el islam, pese a perci­
cia en una pluralidad de ESPÍRITUS. No bir el peligro de deidades (y de Satán)
sólo a las personas, sino también a los que compiten con Dios, que puede pro­
animales, plantas y aun objetos inani­ vocar la denuncia de la adoración de
mados, podían serles atrihuidas almas otros dioses e ídolos.
(véase ANIM ISMO). En segundo lugar, el Hoy es para muchos musulmanes esta
culto a las almas de los antepasados fue denuncia del politeísmo la base del is­
propuesto como antecedente u origen de lam fundamentalista radical que urge
la RELIGIÓN, con la creencia adicional de fervientemente a la gente a desistir de la
que estos espíritus ancestrales se mani­ veneración de santos muertos (incluso
festaban a veces en un tótem. Para del propio Profeta) en dispendiosos ri­
D ü R K H E IM (1915), el TOTEMISMO, que tuales y de instar místicas súplicas de es­
englobaba a una plétora de espíritus to- píritus o jinns, pese al hecho de que al­
témicos colectivos e individuales o per­ gunos de ellos son mencionados, a veces
sonales, fue el origen de todas las reli­ aprobatoriamente, en el Corán.
giones. Diferían las opiniones en lo to­ El hinduismo, en particular en la prácti­
ca local, contiene una jerarquía divina, varios del entorno natural. Es práctica­
desde el Dios omnipresente e incorpóreo mente inevitable que las divinidades in­
a deidades con expresión física concreta, manentes se reflejen así. De donde que
como Shiva, Parvati y Vishnu, pasando «politeísmo» pueda no ser sino un tér­
por una serie de dioses regionales, deida­ mino taquigráfico para referirse a una
des locales que protegen de homologas variedad de concepciones de la divinidad
malvadas a los pobladores del lugar y ya dentro de una jerarquía de seres espi­
aun de malévolos demonios de menor rituales ya sin relación con ella. DP
rango pero de efecto supuestamente Otras lecturas Aíiern, 1981; Babb,
cierto. Las formas de budismo locales 1975; Firth, 1940; James, 1979; Lien-
implican la veneración de deidades loca­ hardt, 1961; Tambiah, 1970.
les y la oferta consiguiente de sacrificios
para conseguir curaciones y buena fortu­ polución Véase PUREZA/POLUCIÓN.
na para los mortales enfermos o víctimas
de cualquier infortunio. poscolonialismo Tradición crítica
Media un paso muy corto entre la súpli­ interdisciplinaria que explora el impac­
ca ante deidades locales y lo que se da en to del poder colonial en las culturas de
llamar posesión por espíritus, mediación los pueblos colonizadores y colonizados
y CHAMANISMO, donde se admite la pro­ del pasado y la reproducción de las rela­
babilidad de que las personas puedan es­ ciones coloniales, representaciones y
tablecer contacto directo con deidades prácticas en el presente.
locales o menores más que con un Dios El poscolonialismo tuvo su origen en las
superior. La posesión por los espíritus es humanidades, en especial en los estudios
la presunta ocupación de la mente y el literarios y culturales, donde recibió su
cuerpo del sujeto, no buscada por éste, más poderoso ímpetu de la crítica funda­
por parte de un espíritu. Los llamados mental de Edward Said (197S) sobre el
médiums son involuntariamente poseí­ orientalismo. Este texto se basaba en una
dos por los espíritus, que se expresan a tensa conjunción de humanismo y an­
través de ellos para adivinar las causas tihumanismo para exponer las formas a
de infortunio, leer el futuro o facilitar la través de las cuales se habían producido
comunicación con los muertos. Los cha­ y habían circulado las representaciones
manes son especialistas que de hecho europeas y norteamericanas del «Orien­
controlan a voluntad a los espíritus que te», aunque su desarrollo ulterior ha sido
los poseen a fin de suministrar estos ser­ mucho más crítico con el humanismo oc­
vicios (I. Lewis, 197i;Riches, 1994). Ta­ cidental y ha conllevado un enlace mu­
les instancias pueden expresarse con el cho más estrecho con el postestructura-
término «politeísmo», con un dios o dio­ lismo, en especial de los trabajos de De-
ses a menudo mucho menos importantes rrida, Foucault y Lacan (R. Young,
en la vida diaria de los adoradores. 1990). Así, la agenda de Said ha sido ra­
Por último, algunas religiones, puede dicalmente revisada: los discursos colo­
que la mayoría, albergan una noción de niales se han demostrado más ambiva­
divinidad inmanente y a veces trascen­ lentes y contradictorios de lo que en su
dente. EVA.NS-PRITCHA.RD (1956) descri­ día se pensó; los análisis se han extendi­
bió al Dios de los nuer de Sudán en exis­ do desde sus propios fundamentos en la
tencia como estado exaltado trascenden­ «alta» cultura a la popular, los relatos de
tal tanto como a modo de refracciones viajes y la gobernabilidad colonial; la
localizadas como espíritus o en aspectos formación de subjetividades coloniales
se ha vinculado de manera más explícita en geografías nuevas e inestables (Appa-
con el inconsciente y la acción del deseo; durai, 1996) donde van apareciendo
las distinciones binarias entre coloniza­ identidades nuevas y mixtas, la m ovili­
dor y colonizado han sido puestas en tela dad y la marginalidad (Yeager, 1996), y
de juicio con el reconocimiento del m i­ donde «la diferencia surge en la vecin­
metismo, la hibridez y la transcultura- dad adyacente [y] lo familiar se presenta
ción; y la manera de actuar de los pue­ en lo más remoto» (Gliford, 1988, p. 14).
blos colonizados y sus estrategias de re­ En consecuencia, apenas sorprende que
sistencia han sido explorados con mucha la crítica poscolonial interseccione con la
más profundidad que la originalmente llamada crisis de la representación en las
aplicada por Said (véase Bhabha, 1994; ciencias humanas, incluidos su reflejo en
N. Thomas, 1994; D. Scott, 1995). la poética de la investigación antropoló­
Aunque muchas de estas investigaciones gica y la política de ubicación de intelec­
se han referido a las culturas del COLO­ tuales (Visweswaran, 1994; lohn, 1996).
NIALISMO, también tienen importantes De ahí han surgido también algunas de
implicaciones para el presente, tanto las críticas más acerbas al poscolonialis­
históricas como geográficas. En primer mo. D irlü (1994) afirmó que el poscolo­
lugar, una de las principales zonas de nialismo es un culturalismo asociado con
contacto con el poscolonialismo ha sido los nuevos regímenes globales de acu­
con la antropología histórica, en particu­ mulación de capital: que sus ralees en el
lar por medio del proyecto de Estudios postestructuralismo le incapacitan para
Subalternos para descolonizar la historia teorizar sobre las estructuras del capita­
de la India con miras a iluminar los pre­ lismo contemporáneo, que su enfoque en
dicamentos de la política india contem­ la constitución de la subjetividad posco-
poránea (Chakrabarty, 1992; Prakash, lonial excluye «una descripción del
1994; Sivaramatrishnan, 1995). Sin em­ mundo fuera del sujeta», y que es poco
bargo, el intento general de describir los m is que una proyección encubierta de
desplazamientos culturales del colonia­ las subjetividades de los intelectuales del
lismo en el presente («poscolonial») ba tercer mundo en la academia occidental.
amenazado con desestabilizar el propio Aunque es verdad que el poscoloníalis-
término. Anne McClintock (1992) seña­ mo ha sido a menudo curiosamente dis­
ló qne el poscolonialismo está viciado tanciado de trabajas previos y paralelos
por la propia figura que trata de despla­ en economía política, sería un error ta­
zar, pues sigue privilegiando a Europa char de superficial su énfasis en la cultu­
como tema central de la «Historia» reo­ ra; y algunas de las contribuciones más
rientando el mundo alrededor del eje severas a la crítica poscolonial aprove­
único y abstracto de lo colonial-poscolo- chan el despliegue fundamentado de es­
nial; pero S. H all (1996) sugirió que lo tudios culturales y economía política
poscolonial se ve de forma más producti­ (véase Watts, 1996). DG
va como indicador de un proceso de des­ Véase también. ANTROPOLOGÍA CRÍTICA.,
colonización desigual y en serie que HISTORIA Y ANTROPOLOGÍA.
cuestiona la forma binaria en que con- Otras lecturas J. Jacobs, 1996; Praltash,
vencíonalmente ha sido representado. 1995; P. Williams y Chrisman, 1994; R.
En segundo lugar, el poscolonialismo y Young, 1996.
la antropología se encuentran en el te­
rreno de la globalización, campo en el posesión Véase TRANCE.
que lo local y lo global se interpenetran
posición social, estatus Gomo dad del propio sistema, había quedado
«parentesco», «matrimonio» y «ritual», bien establecido, y aunque figuras de
el término «estatus» ha pasado a vehicu­ gran relevancia como R a DCLIFFE-B r o w n
lar un concepto esencial en el análisis usaron «posición social» indistintamente
antropológico, pero posee una gran va­ con términos como «persona social» y
riedad de significados. El más generali­ «costumbre social», el concepto fue cada
zado es que denota posición en la estruc­ vez más usado para referirse a todas las
tura social, y a él se asocia el término posiciones que conforman la estructura
muy próximo de «R O L », que hace refe­ social. Ralph L lN T O N (1956) clarificó no­
rencia al comportamiento que se espera tablemente el concepto formalizando el
de la persona que ocupa dicha posición. uso del término y definiendo estas posi­
Este uso deriva del concepto legal homó­ ciones con carácter polar en las pautas
nimo y entraña una serie de derechos y de comportamiento recíproco entre in ­
deberes propios de cada posición particu­ dividuos o grupos, y los roles como los
lar. Pero una vez adoptado por los cientí­ aspectos dinámicos de dichas posicio­
nes: la objetivación de los modelos com-
ficos sociales, el concepto adquirió signi­
portamentales artibuidos a ellas. Estos
ficados más complejos. Otras aplicacio­
dos conceptos fueron mayoritariamente
nes se vinculan más estrechamente con
adoptados en lo sucesivo por sociólogos y
la noción popular de estima, reputación,
antropólogos, y fueron fundamentales
HONOR o rango social, aunque nueva­
para el análisis de la estructura social.
mente los científicos sociales le han aña­
Ulteriores distinciones de Linton entre
dido numerosas acepciones nuevas al hi­
«posición adscrita» y «posición alcanza­
lo de sus objetivos analíticos. Por ejem-
da» quedaron también firmemente esta­
pío, Max W e b e r descompuso el concepto
blecidas. Las posiciones adscritas son
marxista de CIASE en clase, posición y
aquellas asignadas a los individuos sin
partido (poder político), configurando
referencia alguna a sus diferencias o ca­
en el proceso un poderoso concepto cen­
pacidades innatas, mientras que las al­
trad o en las formas de relación recíproca canzadas se entienden como producto de
entre grupos (M, Weber, 1968), la competición y del esfuerzo personal,
trazó la divisoria entre posición y con­ dado que requieren capacidades especia­
trato, que reflejaba el supuesto evolucio­ les. Este contraste tuvo muchas aplica­
nista de que las sociedades progresan ciones útiles, pero al igual que la pro­
desde un estado original en el que todas puesta de Maine respecto de la progre­
las relaciones sociales derivan de la fa­ sión de posición a contrato, contenía un
milia a otro en que se basan creciente­ elemento evolutivo implícito y reflejaba
mente en contratos libremente acorda­ los supuestos ideológicos que formaban
dos entre individuos. En la década de gran parte de la teoría estructural-fun-
1950 dominaba en Gran Bretaña y en cional.
sus colonias la teoría estructural-funcio- Pero estas aplicaciones del término «po­
nal derivada en gran medida del trabajo sición» o «estatus» fueron objeto de la
de Emile DU RKHEIM , que también em­ crítica generalizada de la teoría estructu-
pezaba a ganar terreno en Estados Uni­ ral-funcional, críticas que empezaron
dos (véase FUNCIONALISMO). El concepto con el argumento de que eran demasiado
de «estructura social», como sistema in­ rígidas e incapaces de abarcar plenamen-
tegrado de relaciones sociales con el fin te los procesos de cambio (deficiencias
de mantener la continuidad y estabili­ inherentes no tanto a la teoría como al
uso que se hizo de ella). Para superar es­ empíricamente específicas. Dado que la
tas limitaciones, Raymond FlBTH propu­ posición es inherente en grupos que pre­
so el concepto de «ORGANIZACIÓN SOCIAL» sentan estilos de vida comunes y son
centrado en los elementos electivos im ­ conscientes de sus intereses y destino co­
plícitos en el comportamiento social, ele­ munes relativos frente a otros grupos de
mentos que eran ignorados en los con­ posición, está claro que no constituyen
ceptos hiperformales de posición, rol y de necesariamente una jerarquía acordada
la misma estructura social, que implica­ en una totalidad funcionalmente inte­
ban una intervención pasiva basada en grada, y de hecho están inmersos en una
activadas socialmente prescritas (R, pugna por la dominancia o el prestigio
Firth, 1951b). El a n á l is is t r a n s a c c io - relativo con otros grupos de posición.
NAL fue aún más lejos argumentando que Los conceptos de Weber de «situación de
el comportamiento social se basa menos clase» y «situación de posición» ofrecen
en reglas a priori, integradas en posicio­ una visión más realista de las estructuras
nes y roles, y más en los cálculos maximi- de desigualdad que la noción de una je­
zadores de los actores racionales (Kapfe- rarquía de posiciones socialmente conve­
rer, 1976b). Con el declive generalizado nida reflejada en reglas de comporta­
del concepto de sociedades como entida­ miento socialmente impuestas, dado que
des orgánicamente integradas; los térmi­ claramente reconocen el cisma potencial
nos «posición» y «ro l» han perdido gran entre jerarquías de poder, riqueza y pres­
parte del refinado sentido que les confe­ tigio. De este modo se ve que la m ovili­
ría la teoría estructural-funcional dad social no es el ascenso y descenso de
El concepto weberiano de posición es po­ individuos socialmente dispersos sino
tencialmente el más valioso para la an­ más bien un proceso en el que los indivi­
tropología contemporánea. Convencido duos deben negociar una transición des­
de que el concepto de clase de Marx te­ de una combinación de situaciones de
nía que refinarse para atender a la com­ clase y posición a otra. El estilo de vida
plejidad de las diferentes bases de jerar­ es el elemento crucial en la autocaracte-
quía y rango en las soceidades modernas, rización de los grupos y el elemento par­
Weber reservó el término «clase» para ticularmente apropiado para la investi­
quienes comparten oportunidades de vi­ gación antropológica de campo, dado
da comunes en relación con el MERCADO que entraña el capital social. Es impor­
(es decir, capacidad de asegurarse Ingre- tante reconocer, no obstante, que los es­
sos mediante disposición de bienes y ser­ tilos de vida (a veces llamados «subcul-
vicios). Los grupos de individuos que turas») se hallan tanto en competición
comparten una situación de clase común mutua como, en gran medida, definidos
no necesariamente tienen igual cons­ relativamente entre sí en función de una
ciencia de esta situación, de ahí que We­ estética diferencial. El principal error de
ber propusiera que «posición» o «esta­ algunos tipos de la teoría de la SOCIEDAD
tus» se definiera como estimación positi­ PLURAL consiste en tratar a los grupos de
va o negativa del honor o prestigio posición constituyentes de un orden so­
atribuido a personas o grupos. Mientras cial como sí fueran enteramente discre­
que una situación de clase baja puede tos, salvo en lo tocante a sus posiciones
dar lugar a una posición consonante­ relativas en la jerarquía política. La obra
mente baja, no es necesariamente así ni de Pierre Bourdieu (1984) se basa explí­
ocurre con frecuencia,- o, al menos, am­ citamente en el modelo de Max Weber
bos elementos pueden variar de maneras para construir una etnografía monu­
mental de los estilos de vida franceses, posmoderno, posmoderaismo
etnografía que deja bien clara la impor­ En antropología se llama posmodemis-
tancia de estas distinciones de gusto y la mo (1) al estudio de las formas sociales y
forma en que se aplican para delimitar culturales del siglo xx resultantes de la
consiguientes posiciones sociales. intensificación, radicalización o trans­
Weber consideró la persistencia de los formación de los procesos de la moderni­
grupos de posición en las sociedades dad; (2) y de ahí la renovada atención a
complejas modernas como uno de sus los fundamentos epistemológicos de la
rasgos fundamentales, rechazando así la autoridad etnográfica y la relación entre
idea de que provienen de un estadio evo­ forma y contenido en la obra pertinente.
lutivo anterior. En las sociedades moder­ Contrariamente a las teorías generales
nas, los grupos basados en el parentesco,
de la modernidad, que tienen que ver
la raza, la religión u otras características
con la dinámica de la sociedad de clases
tenidas por «primordiales» se asocian
y los procesos industriales (Marx), la ra­
con otros que no son sino fruto de proce­
cionalización burocrática, psicológica y
sos de la sociedad moderna a todas luces
cultural (Weber), la represión y la re-
racionales* legales y burocráticos. Entre
orientacíón de la energía psíquica a par­
los más importantes se cuentan los sur­
tir de conflictos de género y de familia
gidos de las instituciones educativas mo­
(Freud), la abstracción de signos y pren­
dernas, que reivindican el derecho a dis­
das de intercambio (Saussure, Simmel,
tribuir certificados, calificaciones y di-
Veblen), la compleja elaboración de la
plomaturas, controlando así la admisión
conciencia colectiva con la división del
de los individuos en los elitistas círculos
trabajo (Durhheim), las teorías genera­
de los «educados». No es difícil apreciar
les de la era posmoderna subrayan los
la importancia que ello encierra para Es­
procesos y efectos de la «tercera revolu­
tados Unidos, para Europa, y más aún
ción Industrial» (medios electrónicos,
para los países en vias de desarrollo. Tan
circuitos impresos, biología molecular),
importante es el proceso que ha sido lla­
mado «invención de la TR ADICIÓN» así como de la descolonización y del des­
(Hobsbawn y Ranger, 1983), y en virtud plazamiento demográfico masivo. Se tra­
de él, los grupos de posición “ incluidas ta de procesos transnacionales o globales
las naciones^estado creadas a través de que recomponen totalmente las culturas
procesos de cambio— declaran la legiti­ locales. Algunos teóricos destacan la in­
midad tradicional y primordial de sus tensificación de las acumulaciones de ca­
reivindicaciones de honor, prestigio y pital flexibles, la compresión del espacio
poder (véase NACIÓN). El creciente relie­ y el tiempo y el crecimiento de las for­
ve de la etnicidad en el mundo moderno mas de organización multinacionales
puede entenderse como manifestación (Harvey, 1989a; Jameson, 1991); otros,
de este proceso, de donde que los GRUPOS los masivos cambios demográficos re­
Ét n ic o s representen un caso especial de sultantes de la descolonización y de la
los de posición (D i Leonardo, 1984; guerra ideológica que comprometen los
Alonso, 1994). RS esfuerzos de homogeneifcación de las
Otras lecturas Eisenatadt, 1990; Goo- naciones-estado con la propuesta de for­
denough, 1965b; P. Willis, 1977 [influ­ maciones culturales más heterogéneas
yente estudio sobre la formación de gru­ (Lyotard, 1984; y teóricos del multicul’
pos de posición social en una comunidad turalismo en Estados Unidos). Unos ter­
británica de la clase obrera]. ceros subrayan la importancia de la re­
volución en la tecnología de la informa­ esfuerzo por conocer los procesos sociales
ción, que no sólo pone en contacto a dia­ en escenarios de medida abarcable por
rio apartes diversas del mundo, sino que un individuo. Estos procesos podían pro­
constituye una intensificación de estilos yectarse luego en otros similares de Eu-
posliterarios, más matemáticos y gráfi­ ropay América (W. Lloyd Warner, 1957,
cos a la hora de generar, controlar y ab­ fue en este sentido ejemplar, trabajando
sorber conocimientos: las simulaciones y primero con la sociedad aborigen austra­
el recurso a modelos sustituyen a los mo- liana, y luego en Newburyport, Massa-
dos directos de conocimiento empírico, chussetts [Warner, 1941-1959]; sin em­
proceso con hondas raíces en las ciencias bargo, también cabría traer a colación al
experimentales modernistas (Póster, 1990; respecto la obra de Margaret M e a d
Baudrillard, 1994). Y7en fin, los hay que [1928, 1942] y de muchos otros). Llega­
destacan la producción de riesgos ecoló­ da la década de 1980, no obstante, un ba­
gicos por el capitalismo industrial, que lance de los logros de la antropología
necesariamente reclaman una nueva ló­ (Marcus y Fischer, 1936) puso de mani­
gica política, dinámica y cultural. Ello fiesto que, si bien estos objetivos seguían
lleva a contradicciones y presiones sisté- vivos, era necesario hallar métodos más
micas para invertir el control central ha­ elaborados para alcanzarlos, entre ellos:
cia una mayor participación democrática 1. «Repatriar» la antropología por me­
por parte de agentes diversos en la com­ dio de un trabajo etnográfico sobre las
pleja división del saber y del trabajo en sociedades del primer mundo tan rico y
las que durante la modernidad eran tan amplio como se había hecho en el
áreas no politizadas de la toma de deci­ extranjero, sin restringirlo a «Otros» ét­
siones y de la empresa privada; es decir, nicos, exóticos y marginales, y sin subor­
hacia una nueva «modernización refle­ dinarse a modo de especialistas en antro­
xiva» emergente de las contradicciones pología aplicada a profesiones más do­
de la sociedad industrial de modo para­ minantes como los médicos de los
lelo al CAPITALISMO surgido de las con­ servicios de salud o los economistas en
tradicciones de la sociedad feudal (Beck, los proyectos de desarrollo,
1992, 1995; Giddens, 1990, 1991; Lash y 2. Escribir para audiencias múltiples y
Urry, 1994). diversas con demandas y universo inte­
Estas condiciones de finales del siglo XIX lectual diferentes, incluyendo a un nú­
retan a la antropología a suministrar mero creciente.entre las poblaciones de
versiones etnográficas en formatos nue­ estudio, mediante el empleo de enfoques
vos tanto sustantiva como formalmente. dialógicos más ricos, un concepto dife­
La antropología de las décadas de 1920 a rente de TRADUCCIÓN y un conocimieto
1950 había manifestado la promesa de más discursivo del poder y de los circui­
suministrar un estudio verdaderamente tos de representación. El contar con lec­
comparativo de las culturas y sociedades. tores entre las poblaciones estudiadas
Por medio del MÉTODO COMPARATIVO, los aumenta las demandas de competencia
antropólogos podían yuxtaponer estruc­ demostrable y conocimiento de las dis-
turas sociales y conceptos culturales en crepancias en el seno de las formaciones
distintas sociedades y usarlos seguida­ culturales, e impone una redacción que
mente en sus análisis críticos, a menudo gane ya adeptos, ya crítica inteligente,
conformados sobre supuestos occidenta­ por parte de los propios grupos de estu­
les. Los estudios de sociedades menores dio, Entre las tácticas para conseguir es­
no eran un ejercicio de exotismo, sino un te fin doble o multidireccional y muí-
tiexpresado está una consideración más res de trabajo de campo en antropología;
seria de "la noción de etnografía como L El estudio social y cultural de la cien­
empresa colaborativa y dialógica. «D iá­ cia y la tecnología y las formas en que la
logo» en este sentido no es la conversa­ revolución contemporánea en electróni­
ción entre dos personas, sino sino que se ca, comunicaciones y biología reconfigu-
entiende en virtud de su significado eti­ ran tanto las categorías conceptuales co­
mológico griego: el despliegue de con- mo las formaciones sociales (Emily Mar­
traargumentos y de las bases sociales que tin, 1994; Rabmow, 1996; Marcus, 1995}
les reportan eficacia, autoridad o utili­ 2. Tecnologías mediáticas e informati­
dad. La traducción, además, en un mun­ vas, incluidos ordenadores, cinematogra­
do donde las culturas están cada vez me­ fía y televisión, casetes y música popülar,
nos aisladas, ya no puede ser sólo un y los cambios en las esferas públicas de
asunto que se negocia entre lenguas y percepción y comunicación que contri­
culturas, sino que a menudo es mucho buyen a crear (Fischer, 1984, 1995; G-ins-
más importante la negociación de la di­ burg, 1991; Turkle, 1995; T Turner,
ferencia existente entre sociedades mar­ 1991; y la publicación Visual Anthropo-
cadamente divididas en clases y des­ logy Review).
membradas por guerras civiles, y entre 3. La reconstrucción de la sociedad en
las crecientes heterogeneidades que la medio de una ola de violencia y revul­
mano de obra transnacional y la migra­ sión traumática (Werbner, 1991; Tam-
ción de refugiados crean (véase diferen­ biahj 1992; Marcus, 1993) y a través de
cias de Lyotard, 1988; M, Fischer, 1984). los procesos de negocio mundial de las
5. Reelaborar el propio método compa­ grandes corporaciones en la nueva eco­
rativo para atender a un mundo globali- nomía política (G. Marcus y Hall, 1992;
zador en el que no sólo los escenarios lo­ J. Stracey, 1990).
cales requieren el análisis de las transac­ Igual que han cambiado el temario, la
ciones entre procesos de localización y de ubicación, el contexto y el lectorado de
transnacionalización, sino que se necesi­ antropología, también lo ha hecho el es­
tan etnografías multiubicadas para com­ tilo de la presentación etnográfica. Ha
prender los procesos activos, geográfica­ dejado de ser creíble, si lo fue alguna
mente dispersos y tecnológicamente me­ vez, que un solo autor aparezca como
diados. fuente omnisciente sobre escenarios cul­
4. Señalar etnográficamente los antece­ turales complejos, como también que es­
dentes de los sentimientos generalizados tos escenarios se presenten como formas
de que el cambio social ha superado las remotas y exóticas sin interacción direc­
categorías tradicionales de teoría social ta con la sociedad, el tiempo y el origen
formuladas a principios del siglo XX, y de geográfico, del propio autor (Fabian,
que los actores de las principales institu­ 1983). La credibilidad epistemológica
ciones de la sociedad están viviendo en requiere un mayor nivel de precisión, al
mundos para los que no fueron prepara­ igual que las experiencias generacionales
dos; y así, proporcionar los datos empíri­ que dan origen a diferentes apreciaciones
cos para la creación de .marcos teóricos de la diferencia cultural. Mientras que
más ajustados al nuevo orden social y a en el siglo XIX la diferencia cultural po­
las condiciones de conocimiento emer­ día inscribirse todavía en categorías de
gentes. exotismo y desarrollo evolutivo de las
Estas preocupaciones pueden apreciarse formas sociales, a finales del siglo XX, la
en la aparición de nuevos temas y luga­ televisión y la intensa interacción hacen
a las diferencias culturales más familia­ derno francés en la escritura bilingüe y
res al tiempo que objeto de negociación en la música (árabe-bereber-francés;
politizada. La experiencia generacional música rai, traducción y temas diacursi’
de los teóricos sociales y los antropólo­ vos genealógicos y etimológicos), y en
gos (especialmente alemanes) del perío­ las iniciativas multiculturales nortea­
do comprendido entre las dos guerras mericanas por el resuelto bilingüismo
mundiales fue de defensa de la sociedad de mucha de la literatura de los chica-
civil frente a la racionalización de los nos e hispanos. La «desterritorialización»
estados burocráticos, las fuerzas del mer­ hace referencia no sólo a este conjunto
cado global y los partidos políticos fas­ de migraciones e interpretaciones bicul-
cistas de masas, y de un orden social ba­ turales y multiculturales, sino también
sado en una economía en expansión or­ al modo en que los medios modernos
ganizada, en el caso de las colonias, por hacen posible que los procesos cultura­
una burocracia que podía operar con re­ les operen a través de las fronteras na­
cursos mínimos de fuerza. Por el contra­ cionales (y las formas informáticas hi-
rio, la experiencia generacional a partir pertextuales permiten rápidas rupturas
de la década de 1960 (particularmente y solapamientos de las fronteras tradi­
en Francia y en Estados Unidos) guarda cionales de la escritura y los conjuntos
relación con el reajuste frente a la des­ de datos) y a procesos ecológicos, de en­
colonización, la desterritorialización y fermedad y financieros que, de manera
la interpenetración de lenguas y pers­ similar, no respetan las fronteras políti­
pectivas culturales que no tienen una cas tradicionales, nacionales o locales.
traducción consensual inmediata. Los Fundamentadas* pues, en procesos tec­
teóricos principales entre los llamados nológicos, científicos y sociales de deste­
posmodernos franceses (Derrida, Lyo- rritorialización (y reconfigraración), las
tard, Foucault, Cíxous) experimentaron condiciones posmodernas acogen nuevos
procesos formativos en el norte de A fri­ estilos de escritura para facilitar la des­
ca y modelaron su personalidad al hilo cripción y modelación de estos procesos.
de la pugna por la independencia argeli­ Writing culture; the poetics and politics o f
na y las inmigraciones consiguientes a etknography (Clifford y Marcus, 1986) y
Francia desde aquella región. De mane­ Anthropology as cultural critique: an ex­
ra similar, aunque más difusa, Estados perimental moment in the human sciences
Unidos ha venido experimentando un (Marcus y Fischer, 1986) son a menudo
importante cambio en la composición citadas como hitos del incremento de in­
étnica y demográfica a partir de la mo­ terés en la escritura etnográfica. La últi­
dificación de las leyes de inmigración ma reanimó la idea de que la escritura
de 1965, que ha llevado a un encendido antropológica fue desde el principio ex­
debate acerca del «multiculturalismo». perimental y dirigida hacia la critica de
También Gran Bretaña se ha visto trans­ las sociedades complejas y el mundo
formada a raíz de las diásporas caribeña contemporáneo (por ejemplo, G. Bate-
y surasiática. Gran parte de la más po­ son, 1956; Malinowski, 1922); la primera
derosa literatura de ficción en Inglate­ posicionaba a la antropología como acree­
rra representa una «descolonización» de dora de un nuevo alcance analítico al
la lengua inglesa, y la música de fusión, operar a través de las fronteras discipli­
como el bhangra, están remodelando la narias con críticos de la historia y de la
cultura popular, de modo parálelo al in­ literatura. Entre las técnicas de escritura
terés que revela el pensamiento posmo­ adoptadas por la literatura experimental
etnográfica en años recientes con miras dad, la fantasía, la señalización neuroló-
a lograr-una mayor precisión epistemo­ gica y los regímenes de terror (Taussig,
lógica por las vías reflexiva y critica 1992, 1993); también el reconocimiento
abiertas por la yuxtaposición cultural se de ios modos en que los análisis cultura-
cuentan: les pueden ganar poder manejando com­
L Formatos dialógicos y colaborativos: promisos a diferentes niveles del discur­
prestando atención al predicamento del sos (ciencia positiva, socialismo demo­
autor, el lector y los sujetos de las etno­ crático, feminismo) que se interfieren
grafías (Lavie, 1990; Sarris, 1995); tam­ entre sí (Hara’Way, 1991; compárese con
bién a la escritura y la narrativa con f i­ H. White, 1975, sobre la escritura expe­
nes terapéuticos más que pedagógicos rimental histórica).
(Crapanzano, 1980; Maranhao, 1990; Ty- 3. Reelaboración de formatos de entre­
ler, 1987); a la diferencia entre la traduc­ vista, así como del ámbito y alcance de la
ción y las relaciones de poder discursivas sinécdoque etnográfica tradicional (ins­
y competitivas que bloquean otros pun­ tituciones clave, actividades culturales
tos de vista (David W. Cohén, 1994; Fis- emblemáticas, historia de vida, procesos
cher y Abedi, 1990); yuxtaponiendo rituales [Marcus y Fischer, 1986]).
campos de debate argumentativo con 4. Usando formas culturales como guías
otros que pueden ser similares en algia- epistemológicas y formas de compara­
ñas dimensiones pero muy diferentes so­ ción (Feld, 1982; Layoun, 1990; Lipsitz,
ciológicamente, por ejemplo, las nocio­ 1990; M. Mills, 1991),
nes feminista y budista de la condición Estos y muchos otros experimentos con­
de la persona (Klein, 1994*); atendiendo tribuyen a una cada vez más elaborada
asimismo a las formas lingüísticas del complicación y reinvención de estilos
diálogo, incluidos las limitaciones del li- más antiguos de descripción etnográfica.
teralismo (K. Dwyer, 1982), la pragmáti­ Revestido a veces con la etiqueta de «re-
ca y los contextos sociolingüísticos de la ñexividad», este perfeccionamiento epis­
conversación (Tedlock, 1983), los diálo­ temológico se trivializa si meramente se
gos interiores lingüísticamente denota­ entiende como autoubicación confesada
dos en el discurso público (Crapanzano, del autor, o si se desecha como puro rela­
1992). tivismo, como si la mayor precisión blo­
2. Experimentación conceptual con me­ queara mis que ayudara al conocimiento.
táforas provenientes de fuentes múlti­ En juego están, además, no sólo la preci­
ples pero que actúan como estaciones de sión descriptiva en sí, sino los fundamen­
conmutación cultural en la imaginación tos empíricos para comprender los proce­
popular, por ejemplo, «cuerpos flexibles» sos sociales de finales del siglo XX que
en referencia tanto a la inmunología co­ impulsan a la «modernización reflexiva»,
mo a la economía política (Emily Mar­ es decir, a un mayor pluralismo en la to­
tin, 1994), poderes miméticos del len­ ma de decisiones e imposición de nor­
guaje (copia, reproducción o repetición mas, como requiere la complejidad tec­
cada vez con una leve diferencia, falsea­ nológica y social, que hace crecientemen­
miento o sustitución con el poder consi­ te auto destructivas o simplemente
guiente de trastornar el poder institucio­ ineficaces muchas formas de decisión
nal normal) integrados en los muy dife­ centralizada. Un icono tecnológico de es­
rentes nexos de poder y lógica de los ta emergente realidad es Internet, que
circuitos de discurso construidos por las empezó como necesidad militar para
burocracias, los mercados, la enferme­ conseguir un sistema de comunicaciones
que pudiera sobrevivir a un ataque nu­ pragmática Es el estudio del signifi­
clear (es decir, que habría de carecer de cado que nace del uso de un SIGNO en el
un centro vulnerable con potencial inca- contexto. Proviene de la famosa tricoto­
pacitación consiguiente del sistema ente­ mía de signos (icono, índice y símbolo)
ro), pero que ha evolucionado hacia un del filósofo pragmático americano C.S.
régimen civil de comunicaciones que po­ Peirce y ha adquirido considerable in­
sibilita el curso de la información mas fluencia en la antropología y en muchas
allá de todos los esfuerzos gubernamen­ otras disciplinas. Especialmente impor­
tales por imponer fronteras. MF tante es su noción de «índice», categoría
Véase también ANTROPOLOGÍA, c r í t i c a , de signo que se dice «coexistencial» con
ANTROPOLOGÍA INTERPRETATIVA, ANTRO­
lo que representa: humo que señala el
POLOGÍA LITERARIA.
fuego, una indicación de salida junto a
una puerta, o el tañido de la hora, por
potlatch Término de los indios noot- ejemplo. En otras palabras, el significa'
ka para «regalo», que describe el INTER­
do de un índice depende críticamente
CAMBIO DE PRESENTES competitivo en el
del contexto de uso.
que los contendientes por rango social
El análisis pragmático fue promovido en
organizan elaboradas fiestas que inclu­
lingüística estructural por Émile Benve-
yen la donación de grandes posesiones, y
niste (1956) y Román Jakobson (1957).
en ocasiones su destrucción, con el pro­
Benveniste mostró de qué manera el sig­
pósito de exaltar el prestigio del donan­
nificado de muchas formas lingüísticas,
te. Se esperaba que los rivales respondie­
que se creía puramente semántico (es
ran con ceremonias más elaboradas so
decir, independiente del contexto de su
pena de sufrir una humillación.
uso; véase SEMÁNTICA), no podía com­
Aunque presente en muchas partes del
prenderse sin hacer referencia a la situa­
mundo, fueron los pueblos indígenas de
ción presente. Tomemos, por ejemplo, la
la costa noroccidental de América del
categoría de los pronombres. El pronom­
Norte los que más relieve dieron al po-
tlach en la antropología y fijaron el tér­ bre de primera persona «y o » no puede
mino. Franz Boas, testigo de este ritual definirse aparte de su referencia a la
entre los kwakiutl en la década de 1890, persona particular que habla en un con­
trató de describirlo en detalle pero no de texto o situación dados, al igual que el
explicarlo (Rohner, 1969). Más adelante, pronombre «tú » no. puede entenderse
otros antropólogos, movidos por la afir­ adecuadamente aparte de su referencia a
mación corriente de que el potlach no la persona particular a quien se dirige en
era sino un acto dispendioso e irracional, dicha situación. Por el contrario, todos
han producido una serie de estudios para los pronombres de tercera persona, como
demostrar que no es así, basándose al «é l», «ella, «ellos», «ellas» pueden refe­
efecto en su desarrollo histórico (Codere, rirse a personas fuera del contexto que
1950), su lugar en la estructura social se formula y, no obstante, comprenderse.
(Rosman y Rubel, 1971), su orden políti­ El pasado, los pronombres demostrativos
co (Drucker y Heizer, 1967), su impor­ y los adverbios han sido también objeto
tancia ecológica (Piddocke, 1967) y su de análisis pragmático. Jakobson (1957)
significado simbólico (K.an, 1989). TB importó el término shifters («cambian­
Véase también BIGMAN, INTERCAMBIO SO­ tes») para estos signos lingüísticos, en
CIAL. alusión a que su significado «cambia»
según el contexto. También se sirvió del
«índice» de Peirce para reflejar el hecho (lo que a veces se ha dado en llamar el
de que ciertos signos lingüísticos han de enfoque «estructural-funcional»).
coexistir con el contexto verbalmente En otro quiebro importante en la prag­
formulado para ser apropiadamente mática antropológica, Michael Silvers-
comprendidos. Los estudios de Benvenis- tein (1976) amplió el uso dado por Jakob-
te y Jakobson, verdaderos hitos en la ma­ son a los índices lingüísticos en funciones
teria, iniciaron más o menos lo que en el no referenciales del lenguaje (denotando
análisis gramatical se dio en llamar las relaciones de género y de posición So­
«deixis» y que ha motivado numerosos cial de los comunicantes), y afirmó que
estudios de antropólogos de las lenguas era mediante el uso de tales signos que se
maya (W. Hanks, Í990) y vietnamita constituía gran parte del significado cul­
(Luongj 1990). tural, si no la mayor parte. Crítica en su
En su análisis de cambios e índices lin­ formulación del índice es la noción de
güísticos, Benveniste y Jakobson aten­ que no sólo presupone aspectos del con­
dían principalmente a la función refe- texto situacional, sino que también pue­
rencial del lenguaje (véase SEMÁNTICA.). de ser creativo o interpretativo (Austin,
Uno de los más importantes antropólo­ 1962). Un ejemplo relativamente senci­
gos, y entre los primeros en ampliar el llo es el de los títulos alusivos, que pue­
estudio del significado más allá de la den contribuir a establecer una relación
pura referencia, fue Bronislaw M ali- ya formal o deferencial entre el hablante
NOWSKI, quien en un ensayo fundamen­ y el oyente, ya paritaria. Es a través de la
tal señaló que era vital el análisis del uso noción de índice «preasuntivo, creativo»
de los signos lingüísticos en el «contexto que la pragmática puede mostrar cómo
situacional», en oposición al contexto de se constituyen las formas y significados
otras palabras o discurso, que era coto culturales. Es central, por tanto, a todos
tradicional de filólogos y lingüistas (Ma- los debates acerca de la cultura como fe­
linowskij 1923), Además de la referen­ nómeno discursivamente construido, co­
cia, delineó la función conativa (el curso mo puede verse en el análisis de Domín-
del lenguaje para dirigirse al oyente en g-uex (1989) sobre la construcción de la
contexto con la situación), la función identidad israelita. SC
emotiva (el uso del lenguaje para expre­ Otras lecturas Roger Brown y Gillman,
sar una actitud o emoción por parte del 1960; J. Firth, 1957; S. Levinson, 1983;
hablante) y, de suma importancia para C. Morris, 1959.
Malinowski, la función fática (el uso del
lenguaje para crear y mantener una rela­ presente etnográfico Convencio­
ción social). La formulación de Mali- nalismo en uso en arqueología consisten­
nowski —sin su sesgo conductista—fue ul­ te en escribir sobre una cultura en tiem­
teriormente desarrollada por Jakobson po presente, independientemente de lo
(1960), quien añadió al esquema univer­ lejos que esté en el tiempo su existencia
sal las funciones poética y metalingüísti- histórica o el momento real de observa­
ca. Como Malinowskij denunció que la ción. Esta práctica fue particularmente
lingüística se había confinado indebida­ frecuente en la temprana arqueología
mente al estudio de la estructura lin­ norteamericana, cuando los autores solían
güística en su función referencial sin describir las culturas de las tribus nati­
considerar las diferentes formas en que vas cuya forma de vida histórica había
el lenguaje puede estructurarse para al­ desaparecido antes del acto observacio-
canzar otros objetivos de comunicación nal y era reconstruida basándose en en­
trevistas y documentos. En sentido más Asi, serían el niño de la hermana de la
amplio, el uso del presente etnográfico madre o el del hermano del padre. M R
se asocia con la noción de que la descrip­ Véase también PRIMOS CRUZADOS.
ción etnográfica es una representación
exacta de una cultura en un momento producción alimentaria Empe­
dado del tiempo y que la totalidad de es­ zó hace más de diez m ii años cuando la
tas descripciones (de todas las culturas) obtención indiscriminada de suministros
constituye un registro etnográfico atem- y vituallas fue suplantada por la domes­
poral. TB ticación y cultivo de plantas y animales
Véase también ETNOGRAFÍA. Y ETNOLOGÍA. comestibles en muchas partes del mundo
(Flannery, Í975; Spielmann y Eder,
prim ogenitura Regla de la heren­ 1994). Desde entonces, los métodos agrí­
cia que prescribe la adjudicación de la colas han variado desde el cultivo exten­
totalidad o la mayor parte del legado de sivo de tala y quema, que permitía a los
los padres al hijo de más edad (a veces el agricultores proseguir con sus hábitos
varón de más edad). MR recolectores, al cultivo permanente e in­
Véase también SUCESIÓN. tensivo, que les hizo enteramente depen­
dientes de sus cultivos y animales de cría
priIHOS Hijos de los hermanos de los para subsistir. La AGRICULTURA de RIEGO
padres propios. MR se desarrolló en las márgenes de ríos y
Véase también PRIMOS CRUZADOS, PRIMOS corrientes, progresando del riego locali­
PARALELOS. zado al tendido de acequias y. canales, y
en última instancia a los SISTEMAS H I­
primos cruzados Son aquellos cu- DRÁULICOS administrados por el estado,
yos padres vinculantes son de sexo generando la consiguiente competición
opuesto. Un primo(a) cruzado M A T R IU - por las tierras y demandas de coordina­
NEAL es el hijo (a) del hermano de la ma­ ción de la fuerza laboral, del agua y de la
dre propia (ego). Un primo(a) cruzado negociación de conflictos. La producción
PATRILINEAL es el hijo(a) de la hermana diferencial de ganado y cultivos depende
del padre propio (ego). En algunos siste- del acceso a la tierra, disponibilidad de
mas, tanto los primos cruzados matrili- mano de obra, condiciones económico-
neales como los patrilineales se designan políticas y términos de intercambio con
con un solo término* «primos BILATERA­ grupos especializados como los PASTORES
LES », en oposición a PRIMOS PARALELOS, NÓMADAS,
En sistemas que distinguen entre ambos Se observa una estrecha relación entre el
tipos de primos cruzados, la calificación control del agua y el dominio sobre los
respectiva figura en las reglas de despo­ recursos alimentarios y las gentes. Los
sorio, como en el matrimonio de primos antropólogos siguen discutiendo sobxe
cruzados* que estipula que la mujer ideal qué es lo que estimula la innovación tec­
de un hombre habría de ser la hija del nológica y la intensificación de la agri­
hermano de su madre, aunque ello re­ cultura: ¿presión poblacional o cultura?
presenta una categoría de individuos Rechazando las consideraciones posibí-
más que una persona específica. MR listas o deterministas ambientales, Bose-
rup (1965) argumentó que el proceso es
prim os paralelos Se dice de aque­ en gran medida cultural y que la pobla­
llos cuyo padre es del mismo sexo que ei ción es más estímulo que sangría. De he­
padre vinculante del individuo ( e g o ). cho, la hipótesis de "Wittfogel (1957) en
el sentido de que la evolución de los es­ ducido los centenares de tipos de arroz
tados se produjo con objeto de organizar tradicionales a unas pocas variedades
los grandes sistemas de riego hidráulico modernas. A su vez, también las comuni­
no se ha visto enteramente confirmada; dades pueden perder su conocimiento
fuera de Perú, zonas nucleares de desa­ tradicional de prácticas que les permi­
rrollo agTÍcola de regadío revelan que el tían hacer frente a inesperados esfuerzos
crecimiento de la población y la centra- climáticos y biológicos (malas hierbas,
lización fueron anteriores a la construc­ insectos, enfermedades) con onerosa in­
ción de grandes y complejos sistemas de cidencia en el ciclo vital de las especies
riego; el factor clave puede que sea la po­ cultivadas. La carga contaminante del
sibilidad de explotar múltiples formas medio generada por el uso de métodos
de riego. agronómicos de carácter intensivo con el
Los MODOS DE p r o d u c c i ó n que depen­ concurso de plaguicidas químicos tras­
den del parentesco y de la división del torna igualmente la ecología local y po­
trabajo por sexo y que se gobiernan por ne en riesgo la salud humana.
leyes culturales que dictan el dominio de Otras cargas sobre la producción alimen­
la tierra, la distribución del trabajo y de taria se asocian con el crecimiento po-
las especies vegetales particulares para blacional, los cambios en el modelo de
unas condiciones de cultivo concretas se uso de la tierra que reducen los espacios
encuentran ya descritos con todo detalle de recolección y las políticas de mitiga­
en etnografías tradicionales de todas las ción de hambrunas que mantienen a los
partes del mundo. Estudios más concre­ individuos en lugares fijos donde no
tos en torno a problemas locales docu­ pueden subvenir a sus necesidades en
mentan de qué manera la fragmenta­ años o estaciones de penuria. La requisa
ción intergeneracional de las propieda­ de cosechas por interés local, del estado o
des, el uso competitivo de tierras y mano de insurgentes, y la inestabilidad social o
de obra y la restricción de acceso de las guerra que interfieren con los procesos
mujeres a las nuevas tecnologías pueden agrícolas y de comercialización son ele­
minar la seguridad del suministro do­ mentos adicionales que condenan al
méstico (producción) y el éxito de los HAMBRE a muchas poblaciones o asenta­
programas de desarrollo destinados a in­ mientos familiares (S, Whiteford y Fer~
crementar la disponibilidad de alimen­ guson, Í991).
tos y la renta (Shipton, 1994), La aniqui­ Preocupan sobremanera para el futuro
lación de especies semillares tradiciona­ la sostenibilidad de la producción agrí­
les puede ir acompañada de la cola energética y químicamente intensi­
desaparición de estrategias de cultivo a va y su capacidad para adaptarse a los
prueba de riesgos, tradicionales y diver­ cambios climáticos y la creciente de­
sificadas que ponen el acento en la segu­ manda de alimentos por parte de pobla­
ridad alimentaria más que en el rendi­ ciones humanas en auge (L. Brown y Ka-
miento máximo de los monocultivos- Las ne, 1994), La ANTROPOLOGÍA APLICADA ha
presiones políticas o comerciales para dedicado un notable esfuerzo al conoci­
obtener mayores cosechas y beneficios miento de las condiciones o reglas de de­
económicos mediante el monocultivo o cisión con que los campesinos aceptan
la dedicación a especies exóticas de gTan los métodos más modernos e intensifi­
valor han llevado al abandono de los sor­ can la producción para satisfacer a un
gos y mijos resistentes a la sequía en aras mercado cada vez más exigente (Barkin
del maíz; y en la escena mundial, han re­ et al., 1990). Sin embargo, el reto de ali­
mentar a toda la población de la Tierra deramos, pues, un conjunto de reglas
en el siglo que viene debe abordarse su­ acerca de cómo adquirir, usar y transfe­
brayando la potencial contribución del rir pacíficamente los derechos sobre
saber indígena y dé las mujeres y dise­ «objetos». Sin embargo, hay otro medio
ñando dietas menos tributarias del gana­ principal de acceso ala posesión de estos
do consumidor de recursos. EM objetos: la fuerza (guerra o robo), que,
Véase también DIETA, SISTEMAS ALIM EN­ presente con carácter universal, rara vez
TARIOS, TECNOLOGÍA. es objeto de análisis.
La propiedad parece confinada a las so­
p r o p ie d a d P aT a la mayoría de los ciedades de Homo sapiens. (En muchas
antropólogos implica (1) una entidad ju­ especies, la territorialidad no se conside­
rídica que entraña (2) derechos y (3) de­ ra propiedad: el aspecto jurídico está
beres respecto a (4) algunos objetos (de presumiblemente ausente entre los lo­
propiedad) frente a (5) otras entidades bos, leones y jilgueros.) Si es así, la pro­
jurídicas (Hallowell, 1943). Estas últi­ piedad es invención humana. La propie­
mas pueden ser de muchos tipos: indivi­ dad de la tierra nació probablemente de
duos, estirpes, unidades familiares, co­ la territorialidad. El dicho «L a tierra pa­
munidades, naciones y corporaciones. ra quien la trabaja» es un principio po­
Los derechos pueden subdividirse en pular casi universal sobre la propiedad.
concesiones de uso (cultivo, usufructo so­ Si una entidad jurídica ha invertido tra­
bre utensilios o animales, consumo, caza bajo en la creación de algo, la «propie­
y pesca, y derecho de paso) y derechos de dad» de ese algo se vincula a su creador.
transferencia (donación, venta, préstamo Las reglas de propiedad sobre intangi­
y devolución). Los deberes incluyen bles (canciones, danzas, ideas, conjuros,
mantenimiento, preservación, pago de encantaciones, conocimiento y curación
tasas y suministro de servicios laborales. de la enfermedad, etc.) se consideran se­
Prácticamente cualquier bien, servicio o cundarias a las aplicables a objetos, aun­
actividad puede incluirse entre los «ob­ que pueda que valga la pena explorar la
jetos» sujetos a las reglas de la propie­ visión alternativa.
dad, La tierra, los árboles que contiene, Por propiedad privada se entiende la del
los pastos, las cosechas anuales, el agua, individuo (persona jurídica) e implica
las vías, los minerales, las gemas, las ar- por lo general la potencial transferencia
cilleras, las herramientas, los edificios, en un sistema de MERCADO. En la propie­
las ropas, las armas, los utensilios, los dad estatal es el ESTADO el que posee la
bastones y un nutrido conjunto de lo que mayoría de los medios de producción
se da en llamar servicios (curación, adi­ (tierra, fábricas, explotaciones agrícolas,
vinación, canciones y su interpretación, herramientas, materias primas, proce­
danzas, reparación de objetos, activida­ sos) y el que asigna derechos de uso. La
des rituales) pueden estaT sujetos a re­ transferencia de propiedad es imposible,
glas de propiedad, y la de derechos de uso no responde co­
No hay consenso acerca del origen del múnmente a mecanismos de mercado.
derecho de propiedad. Las implicaciones La propiedad comunal es aquella en la
de sus diversas formas sobre el resto de que una pequeña entidad jurídica, como
la vida social son muy discutidas. Dado una comunidad o una estirpe campesina,
que el análisis de la propiedad ha sido posee el «objeto» y es responsable de su
dominio de los juristas, nuestras ideas al gestión. Los derechos de propiedad se
respecto tienen ahí firmes raíces. Consi­ suponen intransferibles, y los de uso sue­
len adjudicarse solamente a miembros de la necesidad de eficiencia en la vida
de dicha comunidad. económica. El movimiento de «privati­
«Propiedad común» es término que sue­ zación» de finales del siglo XX también
le hacer referencia a recursos que no tie­ se basa en convicciones acerca de la efi­
nen dueño (res nullius), como los peces ciencia económica de la propiedad «p ri­
del océano o los bosques sin denomina­ vada» en comparación con otras formas
ción. Pero el concepto se aplica a menu­ de propiedad. Otros consideran que estas
do ambiguamente a un régimen de pro­ generalizaciones no son sino prediccio­
piedad donde la entidad jurídica es un nes basadas en la ideología más que ha­
grupo incorporado que posee derechos y llazgos empíricos de la investigación his­
deberes claros sobre determinados obje­ tórica y comparada sistemática. RHun
tos (pastos, bosques o sistemas de riego), Véase también CAPITALISMO, SOCIEDAD
los gestiona, y defiende su derecho a ve­ COMPLEJA, SOCIEDADES INDUSTRIALES, SO­
tar el acceso a ellos de quienes no son CIALISMO, COMERCIO.
miembros de la agrupación (res commu- Otras lecturas G. Appell, 1983; Fort-
n.e$). La «tragedia de los comunes» (so- mana y Bruce, 1988; Herskovits, 1940;
breutilización por maximización de in­ Hoebel, 1954; Lowie, 1920; Netting,
dividuos) es muy probable frente a ios 1962; North y Thomas, 1977; Pryor,
comunes verdaderos, res nullius, pero 1973.
improbable frente a la propiedad común,
res communes. psicolingüística Ciencia que trata
Los antropólogos han establecido especí­ de la adquisición, representación y pro­
ficamente ciertas normas generales ceso del lenguaje en los humanos.
acerca de las correlaciones de las reglas Los estudios sobre la adquisición del len­
de propiedad con otros aspectos de la so­ guaje tratan de explicar la capacidad de
ciedad y la economía. El intercambio no cualquier niño normal para adquirir el
sería concebible en ausencia de reglas de caudal de conocimientos específicos del
propiedad. La ESTRATIFICACIÓN se basa lenguaje subyacentes a la competencia
en el veto a determinados individuos del del adulto. Algunos aspectos de la adqui­
acceso a recursos importantes, y muchos sición del lenguaje representan el apren­
analistas consideran que la clave de esta dizaje de hecbos idiosincrásicos acerca
exclusión se encuentra en las reglas de la de palabras, frases y similares en un len­
propiedad. Una economía dominada por guaje dado; mientras que otros engloban
el principio de mercado parecería exigir la extracción de generalizaciones nor­
individuos o grupos muy pequeños como mativas en torno a estas expresiones.
entidades jurídicas con derecho a los ob­ Aunque por lo general se da por supues­
jetos transaccionados en el mercado. to que son los padres quienes modulan el
Marx y Engels (1888) y sus seguidores aprendizaje del lenguaje por el niño por
han construido un modelo de capitalis­ vía de ejemplos y contraejemplos, la in­
mo que se basa fundamentalmente en la vestigación sugiere que este supuesto es
propiedad privada de los medios de pro­ en gran medida falso. Es verdad que los
ducción. La alienación y la explotación padres ofrecen un modelo positivo del
provienen del hecho de dicha propiedad lenguaje objetivo, pero este modelo pue­
privada. Los nuevos economistas institu­ de revelarse incompleto y, además, es
cionales (North, 1981, Williamson y sus muy raro que corrijan aspectos como la
seguidores) han tratado de explicar las estructura sintáctica. ¿Cómo podemos
reglas de propiedad como consecuencia explicar, pues* el hecho de que, durante
un período crítico del desarrollo, los ni­ man, 1990). En la liza de la producción
ños inmersos en una lengua en particu­ de lenguaje, el proceso de transforma­
lar converjan en una solución común al ción en forma fonética de un mensaje
problema del aprendizaje de la lengua, propuesto se aborda mediante la identi­
pese a la empobrecida naturaleza de los ficación de las representaciones menta­
datos que les son suministrados? Aunque les que surgen de esta cartografía (in­
la mayoría de las teorías lingüísticas cluidas las variedades de representación
contemporáneas admiten la existencia intermedia léxica, sintáctica y fonológi­
de un conjunto de principios innatos ca) y cómo estos tipos representacionales
(con frecuencia llamado «gramática uni­ se afectan mutuamente en el curso de la
versal») en explicación de esta facultad, transformación (Levelt, 1989).
queda por determinar qué tipos de expe­ Un ejemplo de estas cuestiones de repre­
riencia lingüística bastan para desenca­ sentación se encuentra en la manera en
denar los múltiples componentes del que el procesador se enfrenta con la
proceso de adquisición (MacWhinney, morfología de las palabras familiares.
1987; Wanner y Gleitman, 1982), ¿Implica la producción y la comprensión
Muchos de los estudios experimentales léxicas normalmente sólo la recupera­
al respecto se centran en la distinta eva- ción de unidades de proceso almacena­
luación de las disparidades en las pautas das o compone nuevas entidades a partir
infantil y adulta, respectivamente, de de unidades más básicas? Esta pregunta
comprensión (o producción) del lengua­ puede tener más de una respuesta según
je. Los niños muestran una muy notable el nivel de proceso o el tipo de morfolo­
uniformidad en las clases de errores de gía léxica examinados. Por ejemplo, la
comprensión y producción que cometen producción (o reconocimiento) de for­
en diferentres estadios de desarrollo, y mas léxicas como caminar o correr im­
estos errores reflejan la naturaleza del plica procedimientos de recuperación
proceso mediante el cual el aprendiz del basados en palabras enteras, mientras
lenguaje converge con el sistema adulto. que las regularmente sujetas a inflexión,
Por ejemplo, ¿representan las diferentes como caminó y como, implican procedi­
interpretaciones de los pronombres per­ mientos que componen estas voces (o las
sonales en contextos particulares, por descomponen, si se trata de compren­
parte de niños y adultos, discontinuida­ sión) a partir de sus componentes morfo­
des en el sistema gramatical en desarro- lógicos: caminar y correr + [conjugación
lio y adulto, respectivamente? ¿O surgen de pasado], respectivamente, en un pla­
estas diferencias de errores tempranos no de elaboración que corresponde a las
en el reconocimiento de las categorías propiedades morfosintácticas de la ex­
léxicas a las que pertenecen los pronom­ presión. Una descripción psicolingüísti-
bres, o incluso de diferencias no lingüís­ ca del aparato mental subyacente a la
ticas entre los sistemas cognitivos inma­ comprensión y producción del lenguaje
duro y adulto, respectivamente? debe operar con el modo en que esas dis­
En términos generales, la investigación tinciones entre representación y proceso
sobre comprensión del lenguaje aborda rigen en la diversidad de palabras infle­
cuestiones como qué tipos de informa­ xionadas, derivadas y compuestas en los
ción intervienen en la interpretación de niveles de proceso pertinentes (Marslen-
frases; cómo se representa esta informa­ Wilson, 1989).
ción,* y cómo y cuándo interaccionan Otro tema prominente en la investiga­
fuentes de información distintas (G. Alt- ción psicolingüística actual es el papel
que cabe al saber gramatical en la com­ construcción alternativa más frecuentes
prensión del lenguaje (Carlson y Tan- que son compatibles con los particulares
nenhaus, 1989), Aunque pocos negarían léxicos de una expresión, preferencias
que son los principios formales que rigen que se basan en la interacción de los
la configuración lingüística correcta los principios del discurso y el conocimiento
que entran en juego cuando se trata de del mundo real, y combinaciones de to­
identificar el significado propuesto de dos estos factores (Clifton y Frazier,
una expresión, sigue siendo una cuestión 1994). WBad
abierta cómo interaccionan los diferen­ Otras lecturas Gernsbacher, 1994.
tes aspectos de este saber con otras fuen­
tes de información en el proceso inter­ purdah Institución que contempla la
pretativo (como el conocimiento del reclusión de las mujeres, en particular
mundo real o los fundamentos de la es­ como se práctica entre los hindúes de las
tructura del discurso). Numerosos ha­ castas altas de la India. Aunque de ori­
llazgos indican que, en vez de mantener gen hindú, el término se usa con fre­
múltiples análisis de secuencias ambi­ cuencia para indicar la práctica común
guas del habla o texto, uno selecciona in­ en algunas sociedades islámicas de aislar
mediatamente una lectura preferida. A l­ a las mujeres en el hogar. MR
gunos investigadores han argumentado
que el procesador del lenguaje estructu­ pureza/polución Como contraste
ra inicialmente la aferencia lingüística frente a conceptos de impureza y conta­
de acuerdo con preferencias gramatica­ minación (flujo de impurezas a través de
les basadas en las propiedades estructu­ fronteras para afectar a un individuo re­
rales de los posibles análisis. Por ejem­ lativamente puro), la noción de pureza
plo, el análisis de un texto nuevo que propaga poderosas ideas y emociones
presenta el menor número de constitu­ acerca de la limpieza derivadas de ansie­
yentes sintácticos será inicialmente pre­ dades acerca de la integridad del cuerpo
ferido a otros. Este sesgo en favor de la con miras a la definición y organización
estructura sintáctica más simple motivó social. Aunque las nociones de pureza y
originalmente la hipótesis que explicaba polución se postulan universales y partí­
dos elementos principales: (1) las prefe­ cipes de muchas características comunes,
rencias interpretativas que muestran los el alcance, el uso, la obsesión asumida y
lectores frente a frases de estructura am­ la forma de estas construcciones orde­
bigua fuera de contexto (como elegir la nancistas varían considerablemente de
interpretación instrumental de la ora­ un grupo a otro (Ortner, 1974a).
ción preposicional ambigua en S¡1 hom­ Los conceptos de pureza y polución pro­
bre vio al ladrón con el telescopio); y (2) vienen de la propia elaboración de las
las dificultades de proceso con que uno gentes acerca de su sentido de vulnerabi­
se encuentra cuando inicialmente proce­ lidad del cuerpo (o ego) frente a la «su­
de a un análisis sintáctico erróneo de ciedad» en la medida en que ésta ( l )
una frase; por ejemplo, frente al equívo­ afecta a la superficie corporal por con­
co inherente a una frase como verdades tacto con una persona u objeto contami­
como puños, que puedes conocer cuando nantes o (2) penetra en el cuerpo por in­
quieras, donde no queda nada clara la gestión oral o por medio de una substan­
opción ofrecida. Explicaciones más re­ cia contaminante.
cientes acerca de estos sesgos han invo­ La polución superficial está íntimamen­
cado las preferencias por los tipos de te relacionada con el temor a las res­
puestas (imaginarias o reales) de los las categorías gustosamente aceptadas»
otros, que puedan ver, oler o percibir de (1968, p- 54-0). Pero no todo el material
algún modo dicha «suciedad»* Se consi­ fuera de lugar es sucio en el sentido im ­
dera que ésta afecta a la imagen pública plicado por «polución» y «disgusto»; pe­
del individuo, a su aceptabilidad y valor dazos de cristal en la comida constituyen
sociales y, por tanto, se asocia con ideas un contaminante peligroso, no contrarios
morales de creación societal como «ver­ al gusto. Los que sí lo son suelen ser los
güenza», «pudor», etc. Estas ideas de su­ orgánicos «que pueden ser ingeridos» y
ciedad físicamente real e incidente en la que entrañan una tentación prohibida
posición y consideración sociales a me­ que ha de ser resistida mediante reaccio­
nudo llevan a la manipulación de las nes semibiológicas y de naturaleza casi
condiciones de la propia vida de modo refleja como el disgusto, el vómito y el
que las «gentes contaminantes» son «ob­ rechazo. TaEÚES de contacto accidental y,
jetivamente» sucias. Así era entre los sobre todo, deliberado con «personas im­
«intocables» del sur de Asia (R. Levy, puras» pueden también operar de mane­
1990). ra similar en oposición a la tentación de
La polución interna tiene sus raíces en el abrazar y de incluir a personas social­
temor a ingerir materiales contaminan­ mente vetadas en la esfera afectivo-eróti-
tes, incluidos los que se transfieren de la ca propia. Los tabúes sociales sirven para
superficie del cuerpo a la boca. Esta su­ contrarrestar poderosas tentaciones po­
ciedad se relaciona más bien con la cons­ tenciales hacia placeres antiestructurales
titución del cuerpo y con el cuerpo en sí y potencialmente subversivos: comi¿nitast
mismo que con su imagen pública, y igualdad y deseo desenfrenado.
afecta a aspectos nucleares íntimos de la Los conceptos de polución culturalmen­
identidad y la autoestima del individuo. te elaborados, y por extensión la cuestión
Las ideas acerca de la polución del «pro­ de cómo conservar la pureza, no sólo se­
pio cuerpo» se amplían a menudo a as­ paran al individuo de gentes a la vez
pectos moralmente importantes del yo, tentadoras y prohibidas, sino que tam­
como la «mente», el «espíritu» y el «ca­ bién sirven para mantener lejos del
rácter» mediante puentes metafóricos a cuerpo materiales que antes formaron
fuentes putativas de polución como el parte de él. Entre estos materiales están
pecado, la desviación moral, el compor­ las uñas, la saliva, los mocos, las heces, la
tamiento de los antepasados o de miem­ orina y la sangre menstrual, que deben
bros de la familia contemporánea, los ser rutinariamente alejados y desecha­
genes y similares. dos. En el proceso de alejamiento devie­
La reacción primaria ante la «impureza» nen contaminantes no sólo para otros, si­
es el disgusto, la emoción específicamen­ no también para los inviduos de origen
te vinculada a la ingestión de materiales en caso de reincorporación de dichos
«sucios». Mary D o UGLAS definió «sucie­ materiales. Así, la «saliva» expulsada de
dad» como «materia fuera de lugar», ma­ la boca pasa a ser «gargajo», con la deli­
terial que viola las categorías culturales mitación consiguiente de la frontera cor­
(o que, de un modo más amgiguo, se en­ poral.
cuentra al borde de hacerlo). A l respecto Otra clase de contaminante oral es defi­
señaló que era necesario «tratar todo nida por los TABÚES ALIMENTARIOS, cate­
comportamiento frente a la suciedad co­ gorías de alimentos teóricamente comes­
mo reacción ante cualquier evento con tibles —paladeables de hecho para otros
probabilidad de confundir o contravenir grupos de personas (que captan su fuer­
za social por ello)-*- que son «irracional­ y el PARTO, guarda estrecha relación con
mente», «culturalmente» y a menudo ideas y prejuicios sobre el estado proble­
«sobrenaturalmente» prohibidos a un mático y subsidiario de las mujeres se-
grupo particular* De este modo suminis­ xualmente maduras y con las ansiedades
tran un marcador arbitrario de perte­ masculinas al respecto.
nencia al grupo; «Somos los que no co­ Las ideas de impureza se relacionan con
memos X ». Como señaló Mary Douglas el PODER en sistemas en los que quienes
(1966) en su análisis de las comidas bí­ viven en íntima asociación con la polu-
blicamente prohibidas (las «abominacio­ ción son considerados capaces de traspa­
nes» del Levítico y el Deuteronomio), la sar las categorías, los peligros y los tabú-
selección de artículos prohibidos a m e­ es propios d éla pureza. En el sur de Asia
nudo parece motivada por confusas cate­ se cuentan entre estos individuos los
gorías de CLASIFICACIÓN y sugiere al me­ hombres santos, así como ciertas clases
nos algunas bases cognitivas para estas de deidades (en especial la «diosa crea-
opciones culturalmente específicas. dora») a las que se atribuyen poderes es­
Cualesquiera que sean los fundamentos peciales de creación y destrucción, a dife­
intelectuales, emocionales y empíricos rencia de los de mantenimiento del orden
personales de las ideas de pureza y polu­ social relativamente estático asociado con
ción, estas nociones proporcionan pode­ las estructuras de pureza y polución. Una
rosos marcadores sociales, reglas y moti­ persona pura, como un sacerdote, posee
vaciones que determinan con quién se una alta posición social, pero es vulnera­
puede comer, de qué proveedor, o con ble por tener que proteger su pureza me­
quién casarse o tener relaciones sexuales diante defensas sociales externas, mien­
(reglas variables según el contexto); en tras que los individuos contaminantes —a
suma, contribuyen notablemente al or­ menudo mujeres o personas con posición
den moral. Las ideas de polución erigen social muy baja o marginal, brujas, he­
tanto fronteras de exclusión absoluta chiceros u hombres santos—son directa­
(puro contra impuro) como categorías mente poderosos por sí mismos y pueden
relativas según grado de pureza (más o enfrentarse a las fuerzas sociales- Las
menos puro). Este ordenamiento relati­ deidades que, por ejemplo, se encuentra
vo afecta a las relaciones sociales de for­ en el tantrismo surasiático, cuyo poder se
ma cuantitativamente diferenciada para asocia con la facultad de trascender la
grupos enteros, como en el sistema de impureza, se consideran a menudo «pro­
CASTAS surasiático, o diferencialmente a fanas» o «satánicas» en la tradición occi­
los diversos tipos de relación social que dental.
tienen los individuos entre si: asociación* La pureza se asocia a menudo con ideas
comida colectiva, contacto, matrimonio, religiosas y se entremezcla con nociones
acceso a lugares sagrados, etc. La defini­ de lo «sacro», en particular con los «lu ­
ción de pureza/impureza está integrada gares y estados sagrados» que requieren,
en diversas jerarquías, como la casta por tanto, una clara demarcación y pro­
(Dumont, Í970). tección y en los que opera una combina­
El uso transculturalmente generalizado ción «sobrenatural» de poder y pureza.
de la idea de impureza se observa en re­ Son susceptibles de contaminación por
lación con la MENSTRUACIÓN y, por tanto, personas u objetos impuros que pueden
con la impureza de la mujer frente al degradar su poder y sacralidad. Pero
hombre. Esta obsesión* con expresión de contaminar lo sagrado —persona, lugar u
sentimientos acerca de la SANGRE vertida objeto de condición que se tiene por más
pura en general— es muy arriesgado, y que habrán de entrar en contacto con la
los responsables de semejante fechoría superficie corporal (en particular la bo­
suelen ser severamente castigados (IL ca). La polución interna se purga con po­
Levy, 1990, pp. 575-397). derosas sustancias o diversos tipos de
Cierta clase de impureza se considera «abstinencias» depurativas del interior
prevenible y evitable mediante adhesión del cuerpo. Las impurezas más distantes
firme y cuidadosa a elaborados sistemas pueden purgarse metafóricamente por
de reglas y tabúes. Otra impureza es co­ otros procedimientos; como la peniten­
rregible con diferentres técnicas de puri­ cia. Algunas impurezas personales se
ficación* a menudo administradas por consideran inerradicables e inherentes a
profesionales. Dado que la idea de «su­ determinada clase de personas, noción
ciedad» figura de modo tan prominente ésta potencialmente relacionada con una
en los conceptos de polución, la pureza noción de «esencia biológica» fija y, por
puede restituirse limpiando la superficie tanto, de RACISMO. RoL
corporal con medios ya. físicos ya mági­ Véase también RELIGIÓN, AOTROPOLOGÍA
cos-metafóricos, o limpiando los objetos SIMBÓLICA.
racismo Ha sido diversamente defi­
nido en términos de prejuicio, creencia,
ideología, doctrina, teoría, visión del
mundo, convicción emocional, fantasía,
inconsciente, relaciones materiales,
prácticas cotidianas, poder diferencial y
subyugación y explotación instituciona­
lizadas. Tema frecuentemente desaten­
dido en los estudios antropológicos, la
evidencia revela que el racismo es un fe­
nómeno social históricamente específico
y cambiante, con dimensiones cogniti-
vas, emocionales y materiales que inci­
den poderosamente en los campos eco­
nómico, político y sociocultural.
Los antropólogos siempre han revelado
cierto interés en la RA2A., y durante la se­
gunda guerra mundial en particular, al­
gunos boasianos llevaron su atención a la
«historia natural del racismo*» (Benedíct,
1940). Sin embargo, a raíz de los debates
que atenuaron el concepto de raza bioló­
gica, una postura generalizada de «no ra­
za» propició el abandono de los estudios
acerca de las condiciones socioculturales y
relaciones de poder que confieren promi­
nencia y agresividad al constructo social
de raza. Al hilo de los trabajos de Monta-
gu (1942), los antropólogos desviaron su
atención al concepto de ETNIA y GRUPOS
ÉTNICOS, basados en conceptos culturales.
En consecuencia, las poblaciones por lo
general, y en algunos casos legalmente,
designadas como «razas» fueron integra­
das en la categoría de «grupo étnico» sin
reparar en sus experiencias distintivas ni
en su ubicación respectiva en el seno de
las sociedades estratificadas, donde etnia
intersecciona e interacciona con raza, al
igual que con clase y género. La tenden­
cia no raza borró inadvertidamente el
problema del racismo del núcleo de la in­
vestigación antropológica. Sin embargo,
ha surgido un renovado interés por la ra­
za y por el racismo (Frankenberg, 1995; S.
Gregory y Sanjek, 1994; Smedley, 1995).
En la discusión de Shanklin (1994) sobre der». En otras palabras, racismo puede
la importancia de «atender al racismo» ser el resultado no deliberado de discu-
(incluso en ausencia de una noción via­ ros y comportamientos diarios aun pese
ble de raza) se examinan las definiciones a la ausencia de prejuicios raciales, e in­
recogidas en textos e indicativas de que cluso las acciones que se dicen antirra-
la mayoría de los antropólogos, siguien­ cístas pueden tener efectos inesperada­
do a Marger (1985, p. 106), destacan que mente racializadores (Domínguez,
racismo. 1994). Por otra parte, el prejuicio puede
es la convicción de que los humanos se existir aun sin expresión manifiesta «si
subdividen en grupos hereditarios distin­ la situación sociocultural no recompensa
tos, con diferencias innatas en lo que se su expresión o efectivamente reporta
r e fie re a su com portam iento social y su castigo a quienes discriminan a las ra­
capacidad m ental, que, por consiguiente, zas» (Drake, 1987, p. 53).
les asignan cualidades superiores o in fe ­ St. Clair D r a k e (1987) examinó las múl­
riores. L a superioridad presunta de algu ­ tiples formas de racismo y sus diferentes
nos grupos y la in ferioridad de otros es se­ conceptos a lo largo del tiempo. «Racis­
guidam ente usada para leg itim a r la desi­ mo» presenta numerosos referentes: una
gual distribución, de los recursos de ia orientación cognitiva o psicológica sub­
sociedad, específicam ente diversas formas yacente, actitudes, discriminación, poder
de riqueza, prestigio y poder. diferencial y políticas integradas en un
Como tal, «racismo es una clase especial sistema de control y dominación. Los
de prejuicio dirigido contra quienes se analistas del poder organizacional y es­
considera poseedores de características tructural a menudo se centran en el «ra­
biológica o socialmente inherentes que cismo institucional» presente cuando las
los sitúan aparte» (Shanklin, 1994, p. reglas, regulaciones y normas «se esta­
16). El racismo se evidencia también en blecen de tal modo que automáticamen­
prácticas de discriminación y domina­ te operan en desfavor de algún grupo
ción. En este sentido concuerda con Omi racial» pese a la ausencia de voluntad
y Winant (1986, p. 145) que definieron deliberada (Drake, 1987, p. 34), Esta
«racismo» como «e l conjunto de prácti­ configuración puede sobrevivir al «ra ­
cas sociales que (explícita o implícita­ cismo dominante» de «las instituciones
mente) atribuyen méritos o asignan va­ sociales y políticas que lo favorecen y
lores a los miembros de grupos racial­ alientan».
mente categorizados únicamente en Como nexo sistemático de significados,
virtud de su “ raza” ». relaciones y prácticas, el racismo surgió
Frankenberg (1993, p. 70) fue más lejos, en el contexto específico de la expansión
incorporando el prejuicio y las creencias colonial de la Europa occidental y del de­
en su caracterización del racismo como sarrollo del capitalsimo mundial- La em­
«no sólo una ideología u orientación po­ presa colonial en el Nuevo Mundo creó
lítica ... sino también .,. un sistema de re­ escenarios donde la ESCLAVITUD, las ideas
laciones materiales con un conjunto de centradas en la raza y los prejuicios fren­
ideas vinculadas y aun incorporadas en te al color de la piel (o fenotipo) conver­
éstas». Wetherell y Potter (1995) presen­ gieron por primera vez en la historia hu­
taron otra definición de racismo como mana para dar lugar a una estratificación
«cualquier acción, intencionada ó no, racial marcada por la ideología sistémica
que perpetúa y refueza una estructura y la dominación estructurada de la su­
opresiva de relaciones desiguales de po­ premacía blanca, la forma más global del
racismo (Drake, 1987). Observando elle- se, y allí obtuvo un puesto como etnólo­
gado del pasado colonial en el presente, go en el Transvaal Museum. Hacia fina­
G. Kohler (1978) proclamó que la distri­ les de 1920 y por inicativa de A.C. Had-
bución internacional de la riqueza, el po­ don, con quien había trabajado en Cam­
der y la esperanza de vida representa un bridge, la Universidad de Ciudad de El
«apartkeid global» que inflige violencia Cabo instituyó una cátedra de antropolo­
estructural (penuria alimentaria, degra­ gía social para la que fue nombrado y
dación medioambiental y crisis económi­ desde la que efectuó importantes contri­
ca) a la mayoría de las poblaciones del buciones a la antropología tanto teórica
mundo. FH como aplicada, aunque su nombre no ad­
quirió proyección hasta la publicación de
Radcliffe-Brown, A.R. (1881- su obra The Andaman islanders: a study
1955) Alfred Reginald Radcliffe- o f social anthropology (1922), donde tra­
Brown nació en Birmingham, Inglate­ tó de aplicar los conceptos durkheimia-
rra, el 17 de enero de 1881, y fue educa­ nos a materiales de campo primera ma­
do por su madre, casi indigente, a la no. La fama así obtenida hizo que la
muerte de su padre. Obtuvo una beca de Universidad de Sydney le nombrara en
ciencias morales en el Trinity College, 1926 para ocupar la cátedra de antropo­
Cambridge, que le permitió estudiar psi­ logía social de nueva creación y genero­
cología con W.H.R. Rivers, quien se ha­ samente dotada con fondos de la Funda­
bía intersado en la antropología a raíz de ción Rockefeller que le permitieron
su participación en la expedición al Es­ animar a sus discípulos al estudio sobre
trecho de Torres en 1898. Una vez gra­ todo de Australia y el Pacífico, así como
duado, recibió varias bolsas de estudio fundar el periódico Oce&nia y en su mo­
que le permitieron realizar algunas in­ mento publicar su monografía clásica
vestigaciones en las islas Andaman entre The social organization of Australian tri-
1906 y 1908* Regresó para presentar sus bes (1930-31), magnífica aproximación
conclusiones preliminares y fue distin­ a la síntesis y exploración de un mate­
guido con un nombramiento académico. rial muy complejo. Como hiciera en ciu­
Por entonces era conocido como Anarchy dad de.El Cabo, abordó una serie de pro­
Brown por sus posturas anarquistas, que blemas prácticos referentes a los aborí­
abandonaría más tarde decantándose por genes y otros habitantes de la región. En
el credo socialista. Empezó a dar confe­ 1950 empezó a hacer mella en Australia
rencias en Londres sobre ETNOLOGÍA, ge­ la Depresión, y menguaron los fondos
neral, y en Cambridge sobre sociología disponibles, de modo que Radcliffe-
francesa, influyendo especialmente en Brown aceptó una cátedra en Chicago»
clasicistas como Jane Harrison. Hizo escala en Inglaterra, donde trabó
En 1910 viajó al norte de Australia para conocimiento con EVA.NS-PRITCHARD,
realizar varios trabajos de campo. Volvió FORTES y muchos otros antropólogos jó­
a Inglaterra, viajó de nuevo a Australia, venes.
pero el estallido de la guerra trastornó Su influencia en Chicago queda amplia­
sus planes y hubo de dedicarse a la ense­ mente demostrada por The social anthro-
ñanza como medio de vida, llegando a pology o f North American tribes (1957),
ocupar el cargo de consejero de educa­ editada por Fred Eggan, que incluye tra­
ción en el reino de Tonga desde i 916 a bajos de sus discípulos. Huelga decir que
1919. Enfermó de gripe y fue a vivir con rápidamente fue figura prominente en la
su hermano a Suráfrica para recuperar­ antropología norteamericana.
En 1937 fue invitado a ocupar la prime­ bio en marcos clara y específicmente es­
ra cátedra de antropología social en Ox­ tructurales y funcionales.
ford. Ahí se unió a Evans-Pritchard, Su pasado anarquista y filosófico pudie­
atrajo a Fortes y se convirtió en cabeza ron ser poderosos móviles de su interés
visible de una escuela estructuralista por las sociedades sin estado y por el
que se consideró opuesta en algunos as­ principio de la justicia distributiva. Pero
pectos al FUNCIONALISMO de Malinowski. más importante fue su deuda con la ju­
Éste partió para Estados Unidos en 1958, risprudencia y la antropología anterior,
y Radcliffe-Brown pasó a ser el decano puesta de manifiesto en sus artículos so­
de los antropólogos británicos. Sin em­ bre la LEY primitiva y las SANCIONES, asi
bargo, la segunda guerra mundial redu­ como en los aspectos jurídicos (que dis-
jo la escala de actividad posible, y se tinguió de los emocionales e interperso­
trasladó a Sao Paulo? Brasil, donde im­ nales) del PARENTESCO, presentes de for­
partió clases durante dos años (1940- ma clara en su brillante y completa in­
1942), Dos años más tarde se retiró de su troducción a Áfricart systems o f kinskip
cátedra oxoniana, aunque años después and maTTzage (Radcliffe-Brown y Forde,
volvió a impartir sus enseñanzas en la Í950), En estos artículos apuntó sus
Universidad de Alejandría (1947-1949). principios generales de unidad fraterna
Vivió un tiempo en Manchester, pero re­ y de estirpe, que entendió subyacentes a
gresó a Suráfrica como profesor en la prácticas tan disparatadas (véase SISTE­
Universidad Rhodes (1951-1954), para MAS DE M ATRIMONIO) como los desposo­
volver al fin a Inglaterra, ya enfermo, rios espirituales, las uniones mujer con
donde murió en octubre de 1955, mujer, los modos de descendencia y lega­
Radcliffe-Brown ejerció una gran in­ do, los matrimonios preferenciales y
fluencia en los antropólogos de África prohibidos, y la VENGANZA. Aunque algu­
del Sur, Australia, Estados Unidos y nos de sus intentos por presentar tenden­
Gran Bretaña, en parte gracias a la clari­ cias generales han sido criticados como
dad de su pensamiento y su expresión y, «meras tautologías», consiguió «hallar
sobre todo, por sus extraordinarias dotes sentido» en muchos aspectos de los siste­
para la docencia. En general sus enfo­ mas de parentesco que otros habían de­
ques debían no poco a la escuela de sechado como costumbres primitivas.
Durkheim, pero también a la tradición Demostró su lugar en la SOCIEDAD y en la
de la sociología comparada encabezada estructura de los GRUPOS DE PARENTESCO.
por SPENCER y a juristas históricos como Su concentración en elementos de orde­
M a i NÉ y Vinogradoff. Spencer fue par­ namiento respondió a una elección me­
ticularmente importante en sus estudios todológica deliberada, como limitación
de las instituciones rituales, respecto a consciente con miras a construir una SO­
las cuales Radcliffe-Brown discrepó de CIOLOGÍA comparada. JG
FRAZER y T y l o r , así como de Malinows- Otras lecturas R. Forth, 1956b; Fortes,
kí. Le interesó sobre todo el examen de 1955; J, Goody, 1995; A. Kuper, 1975.
las ideas rituales en contextos sociales
diferentes, y más generalmente en su r a m a j e Es el agrupamiento de estir­
contribución al mantenimiento del or­ pes internamente estratificado. Término
den social. Abandonó tanto los enfoques que aparecen sobre todo en trabajos so­
intelectualistas como los históricos con­ bre las sociedades polinesias (R* Firth,
jeturales por tratar aspectos que eludían 1936; Sahlins, 1958) y poco generali­
el conocimiento, y se concentró en cam­ zado. MR
RAZA 5í 9

r a z a Se dice tanto de una diferencia puesta por la Asociación Americana de


social y de ia desigualdad político-econó- Antropólogos Físicos al documento de la
mica como del concepto taxonómico que UNESCO fechado en 1966 acerca de los
clasifica a las poblaciones humanas ba­ aspectos biológicos de la raza, todos los
sándose en diferencias biofísicas y mor­ seres humanos, ninguna de cuyas pobla­
fológicas. La distinción del individuo en ciones es genéticamente homogénea,
el marco de la ESTRATIFICACIÓN social es comparten un linaje común y descien­
una clasificación social, y a veces legal, e den de la misma especie. La mayoría de
históricamente especíñca que se aplica a las diferencias físicas resultan de la nu­
poblaciones que se supone que compar“ trición, la forma de vida y otros factores
ten determinadas características físicas y ambientales, mientras que las diferen­
biológicas o, en ausencia de homogenei­ cias de base genética varían solamente
dad anatómica y fisionómica, a aquellas en la frecuencia media con que se pre­
sentan geográficamente en la poblacio­
que se supone copartícipes parciales al
nes. El hecho es que los genetistas acep­
menos de una ascendencia social y polí­
tan que la variación genética en el seno
ticamente notable. La palabra raza en­
de una población dada es mayor que la
traña un conjunto de significados con­
existente entre poblaciones diferentes.
tradictorios y muy discutidos, con enor­
Aunque de condición indeterminada co­
me carga ideológica, así como una
mo entidades biológicas, las poblaciones
realidad material de relaciones jerárqui­
humanas son siempre unidades social y
cas socialmente construida.
culturalmente definidas. Cuando se
Como concepto muy discutido, el proble­
aprecian «razas», su diferenciación se ha
ma de la raza ha provocado encendidos
producido en contextos sociopolíticos
debates entre los antropólogos biológicos
históricamente específicos (G. Marshall,
y socioculturales acerca del modo de
1993, p, 117). De ahí que, basándose en
abordar el conocimiento de la variación
las observaciones y clasificaciones cientí­
biológica y las diferencias sociales. En la
ficas o en las percepciones y el sentido
primera mitad del siglo XX, Franz BOAS y
populares, la raza es siempre un concep­
muchos de sus discípulos y asociados to taxonómico construido para clasificar
(por ejemplo, Ruth B e n e d i c h , Melville a las poblaciones humanas en términos
H e r s k o v it s , M a r g a x e t M e a d y G e n e
de diferencias físicas o biológicas social­
Weltfish) emprendieron una campana mente relevantes. Procede destacar que
contra el determinismo biológico y la la variabilidad fenotípica intergrupos no
confusión conceptual creada con la raza, es prerrequisito necesario para la cons­
el LENGUAJE y la CULTURA* Aunque no trucción de diferencias raciales; sí los
consideró la raza como un constructo so- presuntos rasgos biológicos y las caracte­
ciocultural para interpretar la variación rísticas socioculturales insuperables que
humana, la antropología boasiana aclaró supuestamente los acompañan. Por ejem­
el rampa para ulteriores teorías y formu­ plo, en determinados momentos de la
laciones críticas. Desde 1960, el concepto historia de Estados Unidos y Gran Bre­
ha venido perdiendo importancia en an­ taña, los irlandeses (como súbditos colo­
tropología a causa de la ambigüedad niales e inmigrantes, respectivamente)
operacional, la arbitrariedad, la artifi- fueron victimas de racializacións En otro
cialidad y los supuestos erróneos y noci­ ejemplo, algunos norteamericanos clasi­
vos en torno a las diferencias biológicas ficados como «negros» son físicamente
y sociales. Según la actualización pro­ indistinguibles de los «blancos». Pese al
enfoque ideológico en las presuntas dife­ timaron el vocabulario popular en torno
rencias físicas y/o biológicas y a la apa­ a las diferencias humanas. Una ideología
riencia de objetividad, la raza es símbolo sistémáticamente elaborada y biológica­
de diferencias no biológicas, de tensiones mente determinista de la raza naturalizó
que provienen de diferencias sociocultu- la ya prácticamente global instituciona-
rales y de la desigualdad político-eccnó- lización de una jerarquía racial en la que
mica (Howard y McKim, Í985, p. 259; los europeos occidentales ocupaban la
Lutz y Collins, 1995, p. 155). posición suprema, y los africanos subsa-
En los últimos tres siglos, el concepto de harianos supuestamente ajenos a la civi­
raza ha sido expresado de formas diver­ lización, la más baja (Pandian, 1985, p*
sas y explicado en términos zoológicos, 81). En vista del enorme impacto del
como los que hacen referencia a la dis­ tráfico transatlántico de africanos escla­
tinción de especies poligenéticamente vizados, los «Otros negros» se convirtie­
derivadas, a tipos discretos y mutuamen­ ron en símbolo frente al que Occidente
te excluyentes, a subespecies geográfica­ se definió y distinguió como parangón
mente aisladas, etc., que han coexistido de inteligencia superior, características
con conceptos populares tan amplios co­ morales y socioculturales, progreso eco­
mo el linaje y la ascendencia común, so- nómico y poder (Pandian, 1985, p. 84),
ciopolíticos como la minoría, la subna- Dadas las profundas transformaciones
ción y la nación, y administrativos y le­ ideológicas y sociales que dieron lugar a
gales para definir las fronteras sociales la Ilustración y más tarde a la revolución
de los grupos raciales (Banton, 1983). industrial y democrática en los centros
Las clasificaciones populares particula­ imperiales, la esclavización de un núme­
ristas que destacaron rasgos físicos este­ ro ingente de africanos presentó un gra­
reotípicos no faltaban en los registros de ve dilema a los seguidores de una filoso­
las sociedades precoloniales (véase Ho- fía social que subrayaba la conquista del
ward y McKim, 1983, p. 259; Drafce, progreso y la igualdad a través de la edu­
1987). Sin embargo, con el ascenso y cación y el conocimiento. La relegación
consolidación del concepto moderno de de los africanos a una servidumbre per­
la TEORÍA DEL SISTEMA MUNDIAL, las con­ petua sólo se justificaba.si la «alterídad»
quistas coloniales asociadas y el dominio negra se definía fuera de la UNIDAD PSÍ­
sobre algnnos pueblos no occidentales, QUICA DE XA HUMANIDAD en razón de di­
algunos de humanidad inicialmente ferencias naturales insalvables.
cuestionada, adquirieron prominencia, y Las categorías de raza globales facilita­
alcance los sistemas de clasificación que ron la explotación deshumanuadora de
ponían de relieve las diferencias físicas, enormes poblaciones de ámbito conti­
pero con una importante modificación nental en el histórico desarrollo del capi­
cualitativa que los convertía en taxono­ talismo mundial. Como observó Eric
mías de «raza». Wolf, las designaciones de raza justifica­
A partir de Linneo en el siglo xviil, se ban la idea de que determinadas pobla­
formularon categorías universales y raza ciones «habían sido creadas para trabajar
pasó a ser el centro de una investigación servilmente a favor de una nueva clase
científica y seudocientífica con gran car­ de amos» (1982, p, 380). Atributos feno-
ga política. Más adelante, en. e l siglo XIX, típicos y caracterológicos, más que ads­
los discursos nutridos de nociones spen- cripciones culturales (véase GRUPOS ÉT­
cerianas y darwinianas, los avances en NICOS), han sido históricamente impues­
las ciencias médicas y la estadística legi­ tos a las poblaciones subyugadas en
contextos donde estaba en juego el do­ son la ascendencia, el aspecto y la posi­
minio de las sociedades campesinas. Se­ ción sociocultural, de relieve diverso en­
gún S. Greenberg, en los contextos colo­ tre culturas (Banton, 1983). En Estados
niales de Africa, Asia y las Américas, Unidos es fundamentalmente la ascen­
determinadas razas se vincularon asi­ dencia la que define la raza en un modo
mismo con la enajenación de tierras, los de clasificación bipolar y de valoración
trabajos forzados y el poder estatal, que discontinuo que ha racializado a los des­
constituían los principales elementos de cendientes de europeos y de africanos se­
un orden racial (1980, p. 31). Basch eta l gún una regia de hipodescendencia que
(1994, p. 38) señalaron que, además de define a quien presenta alguna traza
las fuerzas económicas, ta m b ié n los pro­ africana como «negro» al tiempo que de­
cesos políticos que engendraron la apari­ clara racialmente puros a los «blancos».
ción de naciones-estado han contribuido En consecuencia, el marco fenotípico en­
a la formación de razas. El desarrollo ca­ tre los negros norteamericanos compren­
pitalista internacional estimuló no sólo de el continuo negro-blanco entero* Mu­
la acumulación de capital, sino también chas de estas personas serían asignadas a
la formación de naciones-estados en el categorías raciales separadas en ordena­
núcleo y de colonias en la periferia. En mientos donde el aspecto (por ejemplo,
este contexto fueron elaboradas las no­ Brasil) y la posición sociocultural (por
ciones de nación y raza en la construc­ ejemplo, México y América Central)
ción ideológica de las identidades nacio­ operan como marcadores más prominen­
nales de lo colonizadores en oposición a tes en sistemas de ordenamiento con­
sus sujetos coloniales racialmente dife­ tinuo.
rentes. Raza es un complejo inestable de signifi­
Todas las sociedades de base racial que cados sociales que constituye una visión
presentan clasificaciones de raza jerár­ del mundo, un fenómeno sociopolítico
quica y legalmente definidas las asocian que no es unitario, sino síntesis de múlti­
con comportamientos estereotipados y ples elementos ideológicos, algunos de
aceptan, al menos en teoría, que las ca­ los cuales pueden impregnar un conjun­
racterísticas raciales son inalterables e to de significados usualmente atribuidos
inherentes. Estados Unidos y Suráfrica a la etnia* Cierto es que, en determina­
comparten la distinción de haber «desa­ das condiciones, las presuntas diferen­
rrollado e institucionalizado el concepto cias biológicas pueden ser consideradas
[de raza] hasta un grado más extremo como diferencias culturales salvables,
que» otras sociedades, mientras que fue­ mientras que las diferencias étnicas pre­
ron los ingleses en América del Norte viamente descritas pueden ser social­
quienes inventaron la ideología de raza mente redefinidas en términos de dis­
más rígida y exclusionista (Smedley, tinciones raciales esenciales. En la histo­
1993, pp. 9, 16]. No obstante, como Omi ria de Estados Unidos, los irlandeses,
y Winant (Í986) indicaron, incluso la italianos y judíos han conseguido pasar
formación de razas en Estados Unidos ha de ubicaciones sociales vinculadas a la
venido históricamente marcada por la raza a las definidas por etnia, alcanzando
inestabilidad, con pugnas sociopolíticas una considerable movilidad y privilegios
que generaban cambios en los significa­ sociales como blancos étnicos en compa­
dos y las categorías raciales. ración con minorías raciales más perma­
En diversos órdenes raciales, los princi­ nentes como los negros, los puertorri­
pales criterios de categorización de raza queños y los norteamericanos nativos.
Algunos analistas sugieren que «m ino­ reciprocidad Principio organizador
rías modelo» contemporáneas como los de una economía en la que los intercam­
japoneses norteamericanos se encuen­ bios se dan entre (más o menos) iguales
tran en proceso de pasar del estado racial y que tienden a equilibrarse a largo pla­
al étnico en las jerarquías entrelazadas zo, las partes son libres de abandonar es­
de raza, etnia y clase. El hecho de que la te modelo de intercambio y el precio y el
posición étnica pueda ser vulnerable a DINERO brillan por su ausencia. Todas las
una racialización ulterior es evidente en economías acogen intercambios basados
el caso de la campaña represiva de «lim ­ en el principio de reciprocidad, pero al­
pieza étnica» en la antigua nación-esta- gunas no cuentan sino con éste, en par­
do de Yugoslavia. ticular aquellas con ESTRATIFICACIÓN so­
Como palestra para oponerse al RACISMO cial, DINERO y precios. El término se aso­
y para construir significados raciales de cia con Karl Polanyi (1957), que lo
oposición y potenci&lmente subversivos, perfiló basándose en los trabajos de M a -
la politización de la raza puede aportar LINOWSKI en las islas Trobriand. Polanyi
considerable ímpetu en la formación de
sumó la reciprocidad a los otros dos prin­
la identidad grupal y acceso consiguien­
cipios organizadores de toda economía:
te al poder. Las identidades raciales se
REDISTRIBUCIÓN y MERCADO-
integran siempre en un complejo víncu­
La mayoría de las economías basadas en
lo de relaciones donde la raza intersec-
principios de redistribución y mercado
ciona con. factores como etnia, clase, gé­
presentan asimismo numerosos ejemplos
nero y sexualidad.
de transacciones que responden a la reci­
Fuera de las investigaciones iniciales en
procidad. Por ejemplo, los regalos navi-
antropología física, el concepto de raza
deños son uno de los principales motores
no ha sido seriamente estudiado, que­
económicos de las ventas al por menor
dando a menudo subordinado o integra­
en los países occidentales, por lo cual la
do en categorías como CASTA (véase Alli-
práctica establecida del REGALO ha cen­
son D aVIS), etnia, clase y nación (Omi y
trado la atención de los recientes estu­
Winant, 1986). Las tendencias teóricas
dios sobre la reciprocidad,
actuales destacan el rol de la raza como
eje fundamental de la organización y el «Reciprocidad» se usa también en antro­
poder sociales que no puede ser relegado pología para definir un conjunto de rela­
a la condición de epifenómeno. ciones de intercambio entre Individuos y
Aunque puede que raza carezca de vali­ grupos propuesto por Marshall Sahlins
dez como concepto biológico, como fenó­ (1972): reciprocidad generalizada, equi­
meno social siendo una potente fuerza librada y negativa. La reciprocidad ge­
en la estratificación de la sociedad. El neralizada es el polo altruista, una forma
hecho de que persiste la desigualdad ra­ de compartir en la que no se llevan
cial pese a la desconstrucción del con­ cuentas. Se da algo sin esperar nada a
cepto de raza confirma el enorme poder cambio (aunque suele obtenerse), al me­
estructural del racismo. FH nos inmediatamente. Entre los ejemplos
Otras lecturas Alland, 1971; Berre- al respecto cuentan el alojamiento y el
man, 1972; Frankerberg, 1993; S. Gre- apoyo concedidos por los padres a los hi­
gory y Sanjek, 1994; Sandra Harding, jos, así como la asunción de los costes de
1993; L. Lieberman, Í968; Livingstone, su educación. La reciprocidad negativa
1962; Montagu, 194-2; Shanklin, 1994-; es el polo opuesto y negativo; a alguien
Stocking, 1968. le es tomado algo sin expectativas de de­
volución, como en el robo de un coche. taria durante mil quinientos años. En los
La reciprocidad equilibrada supone últimos tres siglos, decenas de millares
transferencias iguales. Sin embargo, no de otrora nómadas de las Américas, Asia
está claro por qué los extremos altruista y Africa se han incorporado a las estruc­
y negativo han de llamarse «intercam­ turas agrarias e industriales de las socie­
bio» cuando no implican reciprocidad de dades que les rodeaban, en general en el
transferencia alguna, PvHun nivel más bajo de la escala social. No
obstante, lo más notable es que docenas
recolectores nómadas, noma- de cazadores-recolectores nómadas se
deO Pueblos que subsisten de la caza, hayan resistido a toda presión y hayan
la recolección y la pesca, sin plantas ni mantenido su identidad y modo de vida.
animales domésticos, salvo el perro. Su Usado con prudencia, el estudio del no­
organización sociopolítica varía: muchos madeo y sus gentes puede reportar inte­
recolectores se organizaron en bandas se- resantes conocimientos sobre la condi­
minómadas de veinticinco a cincuenta ción humana en sociedades que carecen
individuos, pero fueron más numerosos de estructuras estatales y de tecnología
los que vivieron en sociedades jerarqui­ compleja (Clastres, 1987).
zadas que delinearon el primer liderazgo En la actualidad sigue habiendo noma­
centralizado. Antes de la AGRICULTURA, deo vigente o reciente en no pocas regio­
hace unos diez mil o quince m il años, el nes del mundo:
nomadeo era el modo de subsistencia 1. América del Norte: antes de la coloni­
universal de la especie humana. Incluso zación, unas dos terceras partes de Amé­
no hace más de quinientos años que una rica del Norte estaban ocupadas por ca­
tercera parte del mundo habitable se­ zadores y recolectores, incluso la mayor
guía ocupado por cazadores y recolecto­ parte de lo que hoy constituye Canadá, y
res. Hoy este modo de vida persiste sólo gran parte de Estados Unidos al oeste
en un puñado de áreas remotas y apenas del Mississippi. Contemporáneos viables
pobladas y ha declinado precipitada­ son los cree de James Bay, los dene su­
mente en los últimos treinta años; mu­ bárticos del oeste de Canadá y Aiaska y
chas gentes nómadas todavía en la déca­ los inuit (esquimales) del litoral ártico.
da de 1960 han adoptado la vida seden­ 2. América del Sur: el tercio meridional
taria (algunos a la fuerza) y se han del continente estaba ocupado por nó­
integrado en el quehacer urbano y en el madas* incluidos los ona y yaghan de
mercado mundial. Tierra del Fuego y los toba de Argenti­
Aunque son muchos los que siguen bus­ na. Algunos de ellos se hicieron con
cando en el estudio del nomadeo pistas monturas tras la introducción del caba-
que les lleven a un mejor conocimiento lio, en proceso paralelo al de los indios
de la historia y la naturaleza humana, al de las llanuras norteamericanas. Los nu­
respecto es necesario proceder con enor­ merosos pueblos de las cuencas del Ama­
me cautela. Los cazadores-recolectores zonas y del Orinoco combinaron el no-
no representan en modo alguno el esla­ madeo con la horticultura ocasional,
bón perdido de la especie; su historia es aunque los cuiva de Venezuela siguieron
tan dilatada como la de cualquier otro subsistiendo exclusivamente de la caza y
grupo humano y las nociones sobre su la recolección.
aislamiento han sido exageradas. Algu­ 3. Africa: solar de varios pueblos nóma­
nos nómadas de Asia y Africa han man­ das bien conocidos. Los pigmeos, que
tenido contactos con la población seden­ ocupan el bosque lluvioso ecuatorial des­
de Camerún a Ruanda, dividen su tiem­ didos los agta del noreste de Luzón, fa­
po entre el trabajo para sus vecinos agri­ mosos por sus mujeres cazadoras. El
cultores y el merodeo forestal. En el de­ «descubrimiento» de los tasaday de Min-
sierto de Kalahari, en Botswana y Nami­ danao en la década de 1970 causó sensa­
bia, viven los pueblos san o bosquimanos. ción en todos los medios de comunicación,
Mientras que algunos, como los ju/’ho- que los proclamaron «el hallazgo del si­
ansi y /gwi, siguieron siendo relativa­ glo» como «últimos representantes de la
mente autónomos en el período de la perdida edad de la piedra». Hoy parece
posguerra, la mayoría se han visto redu­ claro que las afirmaciones sobre su aisla­
cidos al estado de siervos en los poblados miento y su tecnología lítica eran muy
africanos o en explotaciones agrarias eu­ exageradas.
ropeas. En Africa oriental, los hazda de 5. Rusia: más de cuarenta ocpequeños co­
Tanzania han conservado su indepen­ lectivos» del norte de Rusia han practi­
dencia, y los okiek de Kenia han estable­ cado tradicionalmente la caza-recolec­
cido relaciones comerciales, de larga data ción como modo de vida, combinado en
ya, con los masai. alguna medida con la cría de renos. Así,
4. Sur y sureste asiáticos: en esta parte los khanty, nenets, evenki, nganasan,
del mundo con tantas civilizaciones anti­ chukchi y los itelmens. Bajo el régimen
guas sigue habiendo un sorprendente soviético, la intensa industrialización del
número de cazadores-recolectores que norte causó un grave deterioro ambien­
ocupan las zonas altas de bosque y sumi­ tal que ha afectado muy onerosamente a
nistran productos (miel, hierbas medici­ la supervivencia de estos pequeños pue­
nales, fibras textiles) a los mercados del blos.
llano. Es probablemente este nicho eco­ 6. Australia: antes de la colonización eu­
nómico el que ha permitido a los cazado­ ropea estaba exclusivamente poblada
res-recolectores asiáticos el conservar su por cazadores-recolectores. Hoy los abo­
modo de vida hasta el presente con via­ rígenes se dividen entre el urbanizado
bilidad cierta. Ejemplos al respecto los Sur y el norte rural. Sólo en éste sigue
dan los veddah de Sri Lanka, los naysüta practicándose el modo de vida tradicio­
de K-erala, los birhor de Bihar y los chen- nal. Después de muchos siglos de racis­
chu de Assam* Más conocidos y famosos mo, Australia se ha comprometido fir­
son los isleños de las Andamán, algunos memente con el bienestar y el autogo­
de los cuales seguían aislados a finales bierno de los aborígenes, como se plasma
del siglo XIX, y en algún caso, bien entra­ en la decisión «M abo» del Tribunal Su­
do el XX. Orang-asli es un término gené­ premo en 1992, donde se reconocía la va­
rico para describir a los pueblos no agrí­ lidez de los derechos aborígenes a sus
colas indígenas de la península malaya, tierras.
de los que principalmente se conocen los En una época ocupantes exclusivos de
semang, semai y batek. Otros grupos se nuestro planeta, los pueblos cazadores-
encuentran en Tailandia, Birmania, Laos recolectores de hoy no son más que m i­
y la provincia china de Yuíman. En la is­ norías encapsuladas cuyas condiciones
la de Borneo viven los penan de Sara- sociales y oportunidades de progreso va­
wak, firmemente aferrados a sus cos­ rían considerablemente. Mientras que
tumbres de caza y recolección hasta su algunos ocupan ecosistemas estables que
desalojo por las compañías madereras no están inmediatamente amenazados,
multinacionales. Las Filipinas presentan muchos se encuentran directamente en
algunos rincones de nomadeo, compren­ la imparable vía de las minas, de la ex­
plotación maderera y de los megaproyec- más tarde de su primer trabajo de campo
tos agriculturales. Algunos grupos han allí (Redfield, 1950).
recurrido a los tribunales, las organiza­ La obra de Redfield en Yucatán se con­
ciones internacionales y los medios de virtió en centro de debate cuando Oscar
comunicación mundiales para solicitar Lewis (1951) prestó renovada atención a
ayuda que les permita contrarrestar es­ Tepoztlán y presentó una imagen muy
tas graves amenazas a su supervivencia diferente de la ofrecida por Redfield.
(M. Miller, Í993). El futuro de estos pue­ Con ello se puso de manifiesto que la se­
blos nómadas está hoy estrechamente lección y presentación de datos etnográ­
vinculado a los movimientos sociales ficos no era un proceso neutral sino muy
surgidos en todo el mundo a favor de la influido por la personalidad y los intere­
sostenibilidad ambiental y los derechos ses teóricos del investigador. Más que
humanos. R.iL verlo como un defecto, Redfield (1955),
Véase también SOCIEDADES DE BANDAS, argumentó que estos estudios (por dife­
CAZA. rentes investigadores y a lo largo del
Otras lecturas Bettinger, 1991; Bic- tiempo) debían realizarse con más fre­
chieri, 1972; Burch, 1994; Ingold et a¿.¡ cuencia.
1988; Kelley, 1995; Lee y DeVore, 1968. La mayor influencia de Redfield, en par­
ticular fuera de la antropología, derivó
redes sociales Véase urbanismo. de sus escritos teórico sobre las tribus, el
campesinado y las civilizaciones prelite-
Redfield, Robert (1897-1958) rarias. En algunos aspectos sostuvo una
Nació en Chicago en 1897, con cuya uní- postura antiprogresista al preocuparse
versidad mantuvo siempre una estrecha por lo que se había perdido con la cre­
asociación. En ella se educó, enseñó y ciente complejidad social. Redfield (1953)
llegó al decanato. Su suegro fue el gran adoptó un punto de vista casi rousseau-
sociólogo urbano de Chicago Robert niano respecto a las sociedades primitivas
Park. A Redfield se le conoce sobre todo como reserva de solidaridad social y con­
por sus estudios sobre el CAMPESINADO y junción de objetivos comunales destina­
por su ferviente promoción de los estu­ dos a sufrir la desintegración social y el
dios multidiscíplinarios de las civiliza­ declive de valores comunes a medida que
ciones vigentes. se urbanizaban. No obstante, lejos de ig ­
Estudió inicialmente leyes, pero un via­ norar a las SOCIEDADES COMPLEJAS, Red­
je a México despertó su interés por la an- field resolvió examinar el impacto de las
tropología. Completó una disertación so­ civilizaciones mundiales en las comuni­
bre el pueblo campesino de Tepoztlán en dades locales. En la década de 1950 orga­
Yucatán en 1928 (Redfield, 1930), uno nizó y dirigió un gran proyecto multidis-
de los primeros estudios de campo sobre ciplinario para conocer y describir las ci­
el tema. A éste siguieron otros en la mis­ vilizaciones todavía existentes en el
ma región y con ellos postuló el que lla­ mundo. Denunció la gran tensión entre
marla el CONTINUUM AGROURBANO (Red­ las «grandes tradiciones» representadas
field, 1934, 1941). A diferencia de otros por las formas de vida urbanas y comple­
antropólogos de la época, Redfield reco­ jas asociadas con estas civilizaciones y las
noció la importancia de la historia y «pequeñas tradiciones» del saber local
atendió a cuestiones como el CAMBIO SO- subyacentes a las formas de vida de las
CIAL, en particular en un re-estudio del comunidades campesinas (Redfield, 1956).
poblado de Chan Kom, una generación Esperaba que la antropología empren­
diera el estudio de las grandes civiliza­ gunas economías se rigen por este princi­
ciones con la misma seriedad con que ha pio de redistribución. A pequeña escala,
bía abordado el de las sociedades primiti­ ejemplo principal son las JEFATURAS. A
vas, facilitando así el conocimiento y la gran escala, las economías intervenidas
compresnsión mutuos entre culturas. Mu­ del siglo XX (principalmente la antigua
rió en Chicago en 1958. TB Unión Soviética, sus satélites, la Repúbli­
Otras lecturas Murra, 1976. ca Popular de China y Cuba) han utiliza­
do la redistribución desde el centro para
redistribución Principio que orga­ organizar todos los aspectos de sus econo­
niza la economía de modo que el produc­ mías. Aunque este tipo de redistribución
to sea recaudado por una jefatura centra­ se asocia con el SOCLAIISMO, todas las eco­
lizada y luego redistribuido entre algu­ nomías con un centro político manifies­
nas o todas las unidades que micialmente tan el principio de redistribución. Las
lo habían producido o aportado. Lá redis­ economías de mercado del primer mun­
tribución requiere una forma de organi­ do la usan intensivamente. El activo se
zación política (que ál inenos implica recauda mediante impuestos, con fre­
una jerarquía). Este centro político pue­ cuencia se transforma en laboratorios gu­
de recabar alimentos crudos, preparados, bernamentales y fábricas militares, y
artículos de artesanía y de lujo, herra­ luego es en parte consumido por el cen­
mientas y armas, trabajo y servicio m ili­ tro y en parte redistribuido a los ciudada­
tar de las unidades subordinadas (centros nos en forma de bienes (calles), ingresos
políticos dependientes, comunidades, (transferencias) y servicios (alcantarilla­
clanes). Se produce así una forma de acu­ do, policía, bomberos, torres de control
mulación económica que puede ser trans­ aeroportuario...). RHun
formada en el centro mediante elabora*
ción de las materias primas en artículos r e e n c a r n a c i ó n Describe la creen­
de lujo, ya para sí mismo, ya para soste­ cia de que el alma o la mente se separan
ner a grupos que sirven a dicho centro, del cuerpo físico con la muerte y se aso­
como los de especialistas militares, reli­ cian después con un nuevo cuerpo físico
giosos o artesanos, o ser devuelta en caso en un embrión o feto en gestación. Esta
necesario a la sociedad general a modo creencia está muy extendida en todo el
de seguro frente al desastre o la hambru­ mundo. De hecho, Schopenhauer (1889)
na. El término se asocia con Karl Polanyi definió Europa como esa parte del mun­
(1957) (véase también RECIPROCIDAD, do cuyos habitantes no creen en la reen­
MERCADO). carnación. Este postulado conserva gran
En una economía redistributiva, el cen­ parte de su validez: las creencias en la
tro establece su dominio sobre las unida­ reencarnación predominan entre los
des subordinadas imponiendo a la fuerza hinduistas y budistas del sur de Asia, en
sus demandas de caudales. Estos caudales muchas culturas del este de Asia, entre
proporcionan los ingresos que sustentan numerosos grupos africanos (en particu­
al centro político y la jerarquía aneja. lar de África occidental), y son un com­
Mientras que dicho centro siempre se ponente esencial de las religiones tradi­
aprovecha, las unidades subordinadas se cionales de los nativos norteamericanos.
beneñcian a menudo a través de las con- Aunque no forma parte del islam orto­
siguientes redistribuciones que compen­ doxo (sunní), la creencia está muy ex­
san por irregularidades espaciales y tem­ tendida entre los musulmanes shiíes, co­
porales en el sistema de producción. A l­ mo los drusos de Líbano y Siria y los ale-
vis de Turquía. De manera similar, aun­ lidad de reencarnaciones entre humanos
que ajena a la cristiandad moderna, las y animales, parte importante de las reli­
investigaciones han demostrado que aca­ giones hinduista y budista, pero ausente
so el 25 por ciento de los habitantes de de la mayoría de las restantes creencias.
Europa y América del Norte, en su ma­ Una variación particularmente impor­
yoría formalmente cristianos, creen en tante en las creencias en la reencarna­
la reencarnación. ción teñe que ver con las supuestas rela­
Los detalles sobre las creencias relativas ciones entre ia conducta llevada en una
a las circunstancias y procesos de la re­ vida y sus consecuencias en la siguiente.
encarnación varían considerablemente. Obeyesekere (1968) ha propuesto una
Los hidúes creen que el alma se reencar­ útil distinción entre tipos de creencia
na más o menos intacta en un cuerpo fí­ «primitivos» y «moralizantes». Según la
sico nuevo, como sostienen los budistas doctrina primitiva, no hay relación algu­
maháyanas tibetanos, que buscan estas na entre valores morales y reencarna­
reencarnaciones para ocupar cargos reli­ ción, como afirman los trobriandeses y
giosos previos (como la posición de Dalai los igbo nigerianos; según la moralizan­
Lama). En cambio, los budistas therava- te, la conducta llevada en una vida es un
dis no creen en el desplazamiento de una importante factor de influencia en las
entidad de un cuerpo a otro, sino que es circunstancias de la vida o las vidas si­
la personalidad moribunda la que inicia guientes. La división es útil, pero sería
una nueva (en un nuevo cuerpo físico) e un error pensar que inevitablemente lle ­
influye en ella, al igual que la llama de va a una doctrina como la del karma de
una vela enciende otra. Los theravadis hinduistas y budistas, que da por supues­
entienden que es la voz «renacimiento» to que los actos de la vida anterior tienen
la que expresa este concepto mejor que efectos en la ulterior. Los drusos creen
«(reencarnación». en esta causalidad, pero entienden que
También difieren las creencias en lo que es la suma de las conductas llevadas en
se refiere al tiempo que transcurre entre todas las vidas previas la que es final­
la muerte y la reencarnación. Los jaimíes mente evaluada en el día del Juicio Fi­
de la India y los drusos del Líbano creen nal, ocasión en la que se dispensa premio
que el alma no puede existir sin cone­ o castigo, no antes.
xión con un cuerpo físico; para los pri­ Otra relevante diferencia se refiere a los
meros, la conexión nueva se produce en valores relativos asociados por diferentes
el momento de la concepción del nuevo sociedades a las vidas mundanas y a las
cuerpo; para los segundos, en el momen­ supuestas existencias incorpóreas que
to del nacimiento de éste. La mayoría de medían entre ellas. Parrinder (Í956) se­
los hinduistas y budistas creen que me­ ñaló que las religiones hinduista y bu­
dia un intervalo variable entre la muer­ dista niegan la vida porque ésta se fra­
te y la reencarnación. Otras diferencias gua en el sufrimiento inevitable, del que
conciernen a la posibilidad de cambio de sólo puede huirse dejando de renacer:
sexo de una vida a otra. Los budistas de «saliendo de la rueda del renacer», dicen
Birmania y Tailandia lo tienen no sólo los budistas. La doctrina igbo, por el con­
por posible, sino incluso por norma. trario, es afirmativa. Los igbos creen que
Contrariamente, los drusos libaneses y la vida terrestre es deseable y que el es­
las tribus de la costa noroeste de Améri­ tado intermedio entre sucesivas existen­
ca dan por imposible semejante cambio. cias tiene lugar en un anodino limbo:
Otras diferencias se refieren a la posibi­ quieren renacer.
Las instancias al recuerdo de vidas ante­ y disrupciones podía ilustrar acerca del
riores han llegado a nosotros desde tiem­ comportamiento social (S. Keller, 1975),
pos remotos, pero sólo recientemente El cambio social extremo mostraba ser
han sido objeto de investigación sistemá­ con mucha frecuencia un componente
tica. Las importantes correlaciones entre central de la experiencia humana y, por
tales instancias y las creencias en la re­ tanto, merecía ser estudiado.
encarnación han empezado a generar El campo de estudio antropológico resul­
notable atención entre los antropólogos tante y los subcampos relacionados son
(Stevenson, 1975-1983). ISt muy variados. Los estudios iniciales no
Otras lecturas A. Mills y Slobodin, se centraron en los refugiados mismos,
1994; Stevenson, 1985, 1937. sino en el problema de la reubicación in­
terna de sus comunidades por parte del
refugiados Personas desplazadas que estado. Por ejemplo, el estudio de Eliza-
han huido de su hogar en busca de seguri­ beth Colson (1971) sobre los tonga de la
dad en otro país. Originalmente definidos Rodesia del Norte colonial fue una ecuá­
por las Naciones Unidas como exiliados nime descripción de las dolorosas disrup­
que temen la persecución si son repatria­ ciones causadas por su reasentamiento.
dos a sus lugares de origen, el término se Más recientemente han sido muchos los
aplica hoy a grupos muchos más amplios, trabajos en torno a los refugiados con­
incluidos los emigrantes forzosos, las per­ centrados en campamentos, en especial
sonas desplazadas y los solicitantes de asi­ en el sureste asiático (L. Long, 1995) y
lo. Los desplazados que permanecen en el Africa (Harrell-Bond, 1986; Christen-
país de residencia, y que por tanto no son sen, 1985). Mientras que el estudio de
técnicamente refugiados, comparten a los refugiados que vivían fuera de cam­
menudo muchas de estas características. pamentos empezó hace décadas (Han-
Uno de los problemas centrales consiste sen, 1979; A. Spring, 1979), el desplaza­
en definir la identidad del refugiado, en miento de refugiados a las zonas urbanas
particular porque las comunidades que es objeto de los estudios más recientes
forman adoptan una gran variedad de (Heldenbrand, 1996; Sommers, 1993).
formas físicas, incluidos vecindarios ur­ Las aportaciones de los antropólogos han
banos, asentamientos espontáneos, redes sido igualmente importantes en lo que
de individuos y campos de refugiados. se refiere a las disrupciones históricas y
Las sociedades inmersas en revueltas políticas generadoras de refugiados, co­
han despertado el interés de los antropó­ mo el genocidio ruandés de 1994 (Pru-
logos, sobre todo porque la antropología nier, 1995),
FUNCIONALISTA había supuesto que su es­ Las cuestiones relativas a la identidad
tado normal era de equilibrio autoco- han constituido siempre un tema central
rrectivo. Las sociedades que se desmem­ en la literatura antropológica sobre los
braban rara vez eran estudiadas, ni si­ refugiados. Las descripciones de la re­
quiera retrospectivamente. No obstante, construcción de la identidad cultural
los antropólogos no pudieron dejar de han abordado diversos aspectos, desde el
observar que el siglo XX no se caracteri­ acceso al poder (Malkki, 1995a) a la
zaba por su equilibrio social en ninguna marginalización (D. Edwards, 1986). Los
parte del mundo, de modo que en vez de antropólogos revelan a menudo de qué
considerar esos trastornos como aberra­ forma la identificación étnica o nacional
ciones, los antropólogos empezaron a ar­ adquiere nuevas formas entre quienes
gumentar que el estudio de los conflictos viven en el exilio, ya en naciones veci-
ñas, como los burindeses en Tanzania en que el comportamiento humano se
(Sommers, 1995), ya en regiones muy considera culturalmente determinado,
distantes de su solar de origen, como los verdadero axioma en la antropología
surasiá-ticos en Estados Unidos (Muecke, cultural norteamericana, A ello se añade
1987; Tapp, 1988) o los africanos en Ca­ a menudo el argumento de que, dado
nadá (Sorenson, 1990, Í991). que todas las culturas presentes son
Aunque los estudios sobre exiliados han adaptaciones viables igualmente mere­
sido criticado por sus supuestas debilida­ cedoras de respeto, no debieran ser obje­
des teóricas (Malkki, 1995b), ciertamen­ to de juicios de valor por quienes les son
te no adolecen de falta de diversidad. ajenos. Alternativamente, algunos sos­
Los enfoques han variado entre la teoría tienen que dado que todas las normas
más rirgurosa, fundamentada a menudo son específicas de la cultura en que son
en la obra de teóricos franceses como formuladas, no caben patrones de medi­
Pierre Bourdieu (E. Daniel y Knudsen, da universales.
1995) y Michel Foucault (Malkki, E l relativismo cultural en la antropología
1995a), y los que destacan la importan­ norteamericana se atribuye con frecuen­
cia pragmática de la investigación apli­ cia a la crítica de las perspectivas de evo­
cada y el potencial de los métodos antro­ lucionismo social por parte de Franz BOAS
pológicos (Camino y ÍLrulfeld, 1994; De y sus discípulos, en especial Ruth BENE-
Waal, 1939: Yam Arsdale, 1993). Los re­ DICT, M argaret M e a d y M elvílle HERS-
fugiados, después de todo, constituyen KOVÍTS. Boas criticó el uso de ESTADIOS
no sólo un polifacético campo de estudio EVOLUTIVOS como base para organizar las
antropológico, sino también de activi­ exposiciones museísticas arguyendo que
dad antropológica militante. MS las muestras presentadas debían serlo en
Otras lecturas El comité sobre asuntos contexto con culturas específicas.
de refugiados de la Asociación Antropo­ Las sociedades no son en su mayoría re­
lógica Americana (C O R I) publica estu­ lativistas: consideran buenos sus modos y
dios diversos sobre el tema de los refu­ formas, y malos, inferiores o inmorales
giados: DeVoe, 1992; Hopkins y Don- los ajenos, haciendo así patente su ETNO-
nelly, 1995; Rynearson y Phillips, 1996; CENTRISMO. Sin embargo, cabe también
Zaharlic y MacDonald, 1994. la situación inversa, síndrome que Mel-
ford Spiro (1192b, pp. 62-67) llamó «et-
regalos Véase INTERCAMBIO DE PRE­ nocentrismo inverso» y que llega al extre­
SENTES. mo de que algunos antropólogos afirmen
sin empacho que la cultura occidental es
reglas de residencia Las que ri­ globalmente inferior a las culturas pri­
gen el lugar de asentamiento de la pare­ mitivas o del tercer mundo.
ja recién casada. Suelen agruparse bajo Como método de trabajo, el relativismo
las rúbricas (RESIDENCIA) MATRILOCAL, cultural puede contrastarse con la bús­
PATRILOCAL, UXORILOCAL, VIRILOCAL, queda de UNIVERSALES humanos funda­
AVUNCULOLOCAL y NEOLOCAL. MR dos las más de las veces en declaraciones
basadas en perspectivas analíticas tales
relativismo cultural Expresa la como la psicología freudiana, la econo­
idea de que las creencias y prácticas de mía política marxista, la selección natu­
los otros se conocen mejor a la luz de las ral darwiniana o el determinismo tecno-
culturas particulares donde se desen­ ambiental. Los relativistas culturales
vuelven. El predicado vale en la medida acérrimos consideran a menudo que la
antropología es más arte que ciencia, y los fenómenos del mundo que les rodea­
más que explicar mecanismos sociales ba. E l enfoque simbolista, derivado de
prefieren interpretar significados sim­ DURKHEIM (1915), Considérala religión
bólicos. Clifford G ee r tz (1984b) ha sido como marco de declaraciones simbólicas
un influyente paladín de este enfoque. sobre el orden social, no como credo ex­
En el contexto filosófico más amplio, el plicativo. Las creencias, los RITUALES y
relativismo cultural se funde a veces con los MITOS pueden reforzar nociones de
formas cognadas de relativismo (moral, autoridad, pero no reflejan el intento de
ético, cognitivo, lingüístico, histórico, las gentes por explicar por qué existe és­
etc,) bajo el epígTafe general de «R elati­ ta en prim er lugar. D e ahí que, a jucio
vismo», que entonces se opone a «Racio­ de los simbolistas, la religión no preten­
nalismo» u, ocasionalmente, a «Funda- de resolver problem as intelectuales ni
mentalismo» (véase M. Hollis y Lukes, empíricos.
1982). Abundando en los encendidos de­ La definición intelectualista de T Y L O R
bates sobre el relativismo cultural en an­ nació de su teoría de la EVOLUCIÓN" cultu­
tropología y filosofía, Spiro (1992b) dis­ ral y el desarrollo de la razón humana.
cutió el relativismo cultural en relación Vio la MAGIA, la ciencia y la religión co­
tanto con la diversidad como con el de- mo manifestaciones del intelecto Huma-
terminismo culturales. Teniendo por no y, aunque diferentes entre sí, de coe­
bien documentada la existencia de la va­ xistencia igual de probable en todas las
riación cultural, como hacen la mayoría culturas humanas. La magia no era sino
de los antropólogos, distinguió tres tipos una forma de ciencia errónea. Mientras
de relativismo cultural: descriptivo, nor­ que el supuesto científico podía revelarse
mativo y epistemológico, con sus corres­ verdadero o cierto mediante pruebas em­
pondientes subtipos* píricas, la magia trataba de resolver pro­
Estas distinciones tan detalladas no se han blemas mediante asociaciones de ideas
generalizado en la disciplina y la mayoría que simplemente parecían ajustarse en­
de los antropólogos se contentan con dis­ tre sí; aportó como ejemplo la considera­
tinguir entre la aplicación metodológica ción griega de que el amarillo de un ani­
de primer orden del relativismo cultural llo de oro podía absorber al de la ictericia
en antropología y los insensibles intentos y, así, curarla. Pero ciencia y magia eran
etnocéntricos de llegar a juicios finales similares por cuanto que buscaban cone­
éticos, morales o científicos. JIA xiones causales en una naturaleza orde­
nada; y diferían de la religión por la cre­
religión El enfoque antropológico de encia en seres espirituales, más que en
la religión responde a dos tradiciones un poder impersonal, con ascendencia
predominantes; la intelectualista y la sobre el mundo, FRAZKR (1890) siguió a
simbolista, con sus respectivas subdivi­ grandes rasgos las distinciones tylorianas
siones. Según T y l o r (1871), en cuya entre magia, religión y ciencia, pero las
opinión la religión primitiva surgió de consideró, por este orden, integrantes de
la creencia de las gentes en ESPÍRITUS o un continuum evolutivo. Mucho más tar­
seres deiformes (véase ANIM ISM O), la de, L é v i -S t r a u s s (1966, 1969b, 1973,
primera se denomina «intelectualista» 1978) volvió en parte sobre las ideas de
porque la religión se ve como un siste­ Tylor para demostrar con detallados aná­
ma explicativo. Las gentes, se decía, in­ lisis de los mitos, el ARTE y las costumbres
vocaban sus cree encías en espíritus o que magia, ciencia y religión deben ser
dioses para explicar eventos naturales y consideradas de hecho conjuntamente a
modo de premisas de la capacidad huma­ rioridad por W. Robertson Smith (1889)
na de clasificación lógica. en su estudio de las sociedades semitas
Uno de los principales estudios de Durk- de la antigua Arabia.
heim, The elementtiryforms o f the reli­ Durkheim argumentó que los tótems no
gión* life (1915), no atendió a la veraci­ sólo simbolizaban el mundo físico de la
dad o falsedad de las creencias religiosas, flora y la fauna, sino también, y más im ­
sino que una vez más insistió en que mu­ portante todavía, la propia sociedad de
chas de las religiones del mundo y la his­ sus adoradores. Dado que el principio to-
toria se basaban en la necesidad humana témico es de una forma u otra inherente
y, por tanto, no cabía considerarlas iluso­ a todas las religiones, al adorar a Dios los
rias. Encontró inadecuada la definición creyentes adoraban a la sociedad. Como
de Tylor de religión como creencia en símbolo de la divinidad, el tótem lo era
entidades deiformes y argumentó que se también de la sociedad; por tanto, según
requería un concepto más amplio; el de Durkheim, divinidad y sociedad eran la
lo SAGRADO. Todas las cosas clasificadas misma cosa.
por los humanos eran sagradas o profa­ Aunque Durkheim se conoce fundamen­
nas, El rasgo crítico de lo sagrado era talmente por su enfoque simbolista del
que unía a sus creyentes en una comuni­ estudio de la religión, hay mucho en su
dad moral unitaria. obra que permite también una interpre­
La religión, por consiguiente, tenía sus tación intelectualista. Por ejemplo, seña­
bases en un grupo social, no en las psiques ló que la religión hace posible el pensa­
Individuales, Lo sagrado tenía efectos miento científico al permitir la evolu­
continuos más que ocasionales en estos ción de una lógica clasificatoria a partir
grupos porque derivaba de una forma an­ de la organización conceptual humana
terior de diferenciación social; los CLANES de las relaciones existentes entre plan­
exógamos, cada uno de los cuales era sim­ tas, animales y grupos sociales totémi­
bolizado por un animal o una planta toté- cos. Horton y Finnegan (1975), en par­
micos específicos. Estos objetos no eran ticular, llamaron la atención sobre el he­
intrínsecamente sagrados, sino que ex­ cho de que Durkheim no sólo era un
traían su sacralidad de la vigencia de una simbolista interesado en cómo la reli­
especial relación con lo que simbolizaban. gión representaba a la sociedad, sino
Al analizar la religión, que llamó «tote­ también y quizás principalmente, un in­
mismo», entre los aborígenes australia­ telectualista en sus postulados de que la
nos, Durkheim describió de qué manera vía a la ciencia pasaba por la religión.
cada clan constituía un grupo de CULTO Sin embargo, hasta hace poco ha persis­
dedicado a preserva* la sacralidad de sus tido en la antropología una distinción
tótems, que, a su vez, simbolizaban el mayor entre ambos enfoques. Horton se
bienestar y la continuidad del grupo. opone así a simbolistas como Beattie
Adorando a los tótems, los miembros del (1970), M, D o u g l a s (1970a) y V. T u r ­
grupo celebraban en efecto su propia n e r (1968, y otros estudios) que se adhe­
existencia y continuidad dándole una rían a ese aspecto de la teoría de Durk­
expresión concreta. Dado que los princi­ heim que proclama que la expresión re­
pales grupos totémicos eran también ligiosa y la organización social tienden a
clanes exógamos, la individualidad sa­ reforzarse mutuamente, opinión que en
grada distintiva de cada uno se reforzaba su versión más temprana se había llama­
más aún por interdesposorio, opinión ya do «FUNCIONALISMO», en especial en pa­
desarrollada detalladamente con ante­ labras de R a d c u f f e -B r o w n (1952).
Analizando un ejemplo del pensamiento los desarrollos tecnológicos modernos en
tradicional africano entre ios kalabari de todo el mundo (Overing, 1985; Quarles
Nigeria., Horton (1967, 1968) invocó a van Ufford y Schoffeleers, 1988).
Tylor al señalar que la visión religiosa de El argumento de Durkheim de que lo so­
aquéllos acerca del mundo venía a ser cial determina lo religioso se aprecia en
una teorización en torno a la Naturaleza toda su fuerza la obra más célebre de
muy parecida a la noción científica occi­ M aiy Douglas, Natural symbols (1970a),
dental. Los kalabari buscan la unidad donde señala que la estructura de una so­
subyacente a la aparente diversidad de la. ciedad, sea abierta o cerrada, se refleja en
Naturaleza, y lo hacen a través de un es­ el uso que hacen sus miembros del cuer­
quema conceptual basado en un número po y en su concepto de la autoridad. Don­
limitado de entidades, incluidos antepa­ de la cosmología de una sociedad enfati~
sados, héroes culturales y espíritus del za unas reglas estrictas y es muy coheren­
agua, como agentes causales. Igual que te, sus miembros individuales tienden a
los científicos limitan su búsqueda del respetar y venerar a la autoridad y a ejer­
orden a entidades como átomos y molé­ cer la moderación corporal: los indivi­
culas, los kalabari se sirven de categorías duos se subordinan a las creencias reli­
extraídas de su COSMOLOGÍA para impo­ giosas. Los tallensi de Ghana, estudiados
ner y explicar el orden en la naturaleza y por Fortes (1945), son un ejemplo clásico
el mundo que los rodea. El pensamiento de tal sociedad. Por el contrario, los reco­
kalabari relaciona una vez más causa y lectores mbuti de los bosques de Zaire
efecto secuencialmente (como hace la (Turnbull, 1965) componen grupos de
ciencia) 3 como en el caso de la explica­ efectivos flexibles y con reglas de conduc­
ción de la enfermedad a través de la rup­ ta laxas, de modo que los individuos es­
tura de relaciones sociales causada por la tán sometidos a restricciones menos rigu­
envidia y el odio, de donde la brujer ía y rosas, libertad que se refleja en una cos­
la actividad de los espíritus. mología religiosa, mucho más benigna.
Sin embargo, aunque en ambos casos se Douglas profundizó en este contraste bá­
trata de actividades de teorización, Hor­ sico e identificó una serie de relaciones
ton no dijo que los sistemas religiosos simbólicas entre sociedad y religión.
africanos fueran ciencia. Comparando La discusión de la importancia del sim­
sus resultados con los de EVA N S-PR IT- bolismo en los estudios antropológicos
CHARD (1957) sobre la brujería, entre los de la religión suscita la cuestión de cuá­
azande de Sudán, Horton observó que les son los límites de un sistema religio­
estos modos de pensamiento tradiciona­ so. Presumiblemente no todos los símbo­
les no son abiertos y se autoexplican, se los o rituales de una sociedad son religio­
consideran sagrados y, por tanto, se cie­ sos más que seculares (S. Moore y
rran a las teorías externas. En respuesta, Myerhoff, 1977). ¿Hasta dónde habría­
otros estudiosos han indicado que ambas mos de llevar la definición mínima de
tesis son acertadas: los paradigmas cien­ religión de Tylor como creencia en seres
tíficos occidentales modernos son más deiformes? Durkheim había cuestionado
cerrados de lo supuesto y que las teorías de hecho esta definición al observar que
tradicionales acogen de hecho ideas to­ Buda era un mortal, no un dios, y que no
madas, del exterior Signe siendo una era posible excluir al budismo de la lista
área relevante de debate, que vincula te­ de las grandes religiones mundiales.
mas de religión y filosofía con aspectos En el trabajo hasta el momento más ex­
racionalistas, en especial en contexto con haustivo, Southwold (1978), estudioso él
mismo del budismo, intentó una defini­ motivadas por fuerzas que pueden ser
ción «politética» de la religión. Indicó impersonales o personificadas, pero que
que no podíamos esperar que todas las están más allá de las sustentadas por el
religiones compartieran el mismo con­ común de los mortales. En última ins­
junto de atributos, pero que sí cabía es­ tancia, no difiere gran cosa de la defini­
perar que mediaran entre ellas cierto ción original de religión de Tylor, como
número de semejanzas que se solapaban. creencia en entidades deiformes, pero
Así, puede que el budismo no se base en reconoce la plétora de posibilidades de
la creencia en un dios, pero ciertamente variación que pueden tener tanto estas
revela preocupación por distinguir entre creencias como las entidades, junto con
lo sagrado y lo profano, y tiene sacerdo­ las prácticas pertinentes y sus conse­
tes, mitología, escrituras, posibilidades cuencias.
de existencia ultramundana, prácticas La antropología había seguido durante
rituales, preceptos basados en una fe em­ mucho tiempo la convención de distin­
píricamente indemostrable, y código éti­ guir entre religiones del mundo y otras
co y sanciones sobrenaturales para sus supuestamente no tan extendidas. Una
los transgresores. Estas características, o distinción relacionada pero no isomórfica
algunas de ellas, se encuentran también es la que se establece entre las religiones
en otras religiones del mundo, como el que no tienen como premisa la creencia
judaismo, el cristianismo, el islam (las en un Dios superior, quizás el único ser
tres llamadas semíticas), el hinduismo, y espiritual permitido, y el POLITEÍSMO
también en el shintoísmo e incluso en el (muchos dioses), a veces citado como
confucianismo, que muchos considerarían panteón o grupo de dioses, no necesaria­
un sistema más bien filosófico que reli­ mente ordenado jerárquicamente. Estas
gioso, dado que carece del concepto de lo distinciones son de utilidad limitada. ¿En
trascendentalmente místico. qué sentido son globalmente más com­
El postulado de Southwold fue precisa­ pletas las religiones semíticas que, diga­
mente que no podía existir una defini­ mos, el hinduismo o el budismo? Cada
ción concreta de religión y que debíamos una se extiende ampliamente por gran­
reconocer la multiplicidad de estos atri­ des zonas del mundo, pero con importan­
butos coincidentes como constitutiva de tes minorías por doquier; del mismo mo­
una familia general de semejanzas en el do, dado que el taoísmo es practicado por
pensamiento y las prácticas de los huma­ un ingente número de chinos (Feucht-
nos. Con la excepción parcial del cristia­ w ang, 1992), ¿acaso no puede ser conside­
nismo desde la Ilustración, rara vez se rado numéricamente, si no geográfica­
establece una frontera rígida entre una mente, de igual importancia? Más im ­
religión y una filosofía o entre ésta y una portante aún, hallamos influencias de las
ideología, pero éste es un problema que diferentes religiones en cada una de ellas
no pertenece a los fenómenos en discu­ en razón de conquistas y contactos, lo
sión, sino a nuestros propios términos de cual hace que su demarcación sea más
referencia. Lo que puede afirmarse ra­ bien rasgo de las proclamas del sacerdo­
zonablemente es que todos los pueblos, cio oficiante que convencimiento y prác­
en cualquier lugar y a lo largo de la his­ tica de ios creyentes.
toria, han estado dispuestos a actuar, a En lo que se refiere a la religión basada
veces con frecuencia y otras sólo ocasio­ en una creencia central en un Dios supe­
nalmente, conforme a creencias cultu­ rior, tanto el budismo —por las razones
ralmente prescritas y que se considera apuntadas— como el hinduismo, con su
jerarquía de dioses mayores y menores, sentes las jerarquías sacerdotales de estas
caen fuera de un criterio tan rígido. Da­ religiones atextuales, pero las vincula­
do el papel de Satán en las religiones se- ciones entre sacerdote y creyente son
míticas, en especial en esas versiones más laxas pues éste puede dirigirse di­
maniqueas o dualistas que presentan la rectamente a sus antepasados o hablar y
MALDAD del diablo como fuerza de vigor negociar con espíritus a través de un mé­
potencialmente igual que la bondad de dium o CHAMÁN. Tales distinciones entre
Dios, hemos de preguntarnos si Satán no religiones textuales y no textuales, mun­
es realmente otra deidad, aunque nega­ diales y locales, son confusas, dado que
tiva, y si estas religiones no son realmen­ en todo el mundo es la interpretación de
te duoteístas más que simples ejemplos ambas la que configura la experiencia
de MONOTEÍSMO. vivida de la mayoría de las gentes, como
Una distinción más útil aunque todavía reveló Kapferer (1983) en su descripción
inconsistente es la que media entre de las interrelaciones de demonios y bu­
aquellas religiones que reconocen su de­ dismo en Sri Lanfca. También en todas
pendencia de textos escritos que se consi­ las religiones, el SACRIFICIO y las ofren­
dera importantes y, en algunos casos, ár­ das a entidades deiformes o espíritus (in­
bitros últimos de autoridad moral, y cluso en el budismo reciben ofrecimien­
aquellas otras que no dependen de seme­ tos los espíritus nai) destacan como rasgo
jantes escrituras. Los textos sagrados común, a veces adoptando preferente­
presuponen la existencia de un clero ca­ mente la forma de PLEGARIAS y homena­
paz de leerlos e interpretarlos y, así, esta­ je antes que la ofrenda de bienes o la in­
blecen una jerarquía de clérigos y cre­ molación de animales, DP
yentes que a veces sólo tienen acceso a Otras lecturas T. Davis, 1982; Evans-
su(s) dios (es) a través de los primeros. Pritchard, 1965; Horton y Finnegan,
Los fundamentalistas religiosos (L1 Ca- 1975; I. Lewis, 1971; B. Morris, 1987; R.
plan, 1987) argumentan que los creyen­ Needham, 1972; Skorupski, 1976; M.
tes se han extraviado del camina «verda­ Weber, 1963.
dero» hacia el conocimiento de estos tex­
tos, que es el que debe ser estrictamente reproducción Comprende los even­
seguido para retornar a la gente a su re­ tos biológicos característicos del ciclo vi­
ligión. tal (sobre todo de las mujeres), incluidos
Las religiones que carecen de textos es­ la menarquía, el apareamiento, el emba­
critos, a veces llamadas «animistas», razo, el NACIMIENTO y la menopausia, así
«panteístas» y «politeístas», presentes en como la valoración social de los mismos
África (Parlan, 1991), la Amazonia (J. y las ideas y creencias que rodean a la
Kaplan, 1975), Papúa Nueva Guinea fertilidad, el nacimiento y el parentesco
(Gell, 1975), la Australia aborigen en diversas culturas.
(Berndt, 1974) y zonas de Malasia (S. Los estudios de la reproducción se han
Howell, 1984) pueden abrigar, no obs­ efectuado tradicionalmente en el seno
tante, creencias en un Dios superior, de los dos sub campos de la ANTROPOLO­
aunque cierto es que Él o Ella tienden a GÍA BIOLÓGICA y de la antropología socio-
ser de limitada importancia y a veces se cultural. Las correlaciones físicas y hor­
refractan como fuerza divina inmanente monales de la vida reproductiva han sido
en espíritus menores y objetos del entor­ investigadas en estudios de campo sobre
no, como ocurre entre los nuer del Sudán las sociedades preindustrales, primaria
(Evans-Pritchard, 1956). No están au­ pero no exclusivamente en las socieda­
des de cazadores y recolectores (Konner número de intervinientes en él y el rol
y Shostak, 1987). Las variaciones en la de cada uno, las unidades de parentesco
endocrinología de la reproducción han con él creadas y el grado de implicación
sido examinadas asimismo en rela.ción de los padres en la paternidad (incluida
con factores dietéticos, ambientales y la posible separación entre los roles de
comportamentales, mientras que la re­ PATER y de GENITOR). Los estudios de las
gulación de la fertilidad ha sido analiza­ sociedades tradicionales han puesto tam­
da desde la perspectiva del MATERIALIS­ bién de manifiesto grados diversos de
MO y de la ecología poblacional. El estu­ control de los procesos reproductivos y la
dio biosocial de la reproducción también existencia de un variado conjunto de
ha hecho uso de los conceptos y métodos métodos para regular la natalidad, que
de la SOCIOBIOLOGÍA o biología evolutiva abarcan desde las «clausuras» rituales,
para abordar temas como las estrategias los amuletos y las prácticas mágicas, la
masculina y femenina de apareamiento, lactancia, la abstinencia, la interrupción
la inversión parental en la prole, las va­ del coito y otros métodos de anticoncep­
riaciones en el cociente de sexos, la fre­ ción hasta el aborto y el infanticidio. Las
cuencia del INFANTICIDIO y la vincula­ creencias y prácticas en torno al embara­
ción madre-hijo en las sociedades de pri­ zo, el nacimiento y la lactancia materna
mates y humanas (Betzig et al, 1988). han recibido considerable atención, y
Las normas y comportamientos relacio­ numerosos estudios han indicado la per­
nados con la reproducción han suscitado tinencia de algunas prácticas tradiciona­
siempre el interés de la antropología cul­ les en relación con el resultado del parto
tural, Empezando por los estudios clási­ y la supervivencia infantil, así como los
cos de M a lin o w s k i y M e a d , la investiga­ problemas que emanan de la adopción
ción ha documentado enormes variacio­ descuidada de las tecnologías occidenta­
nes en la definición de sexualidad, en la les (B. Jordán, 1978). Por último, el estu­
permisibilidad del comportamiento se­ dio del fin de la época reproductiva ha
xual fuera de las uniones socialmente re­ documentado una considerable variabi­
conocidas y en la creencia relativa a las lidad en los síntomas experimentados
conexiones entre el comportamietno se­ por las mujeres en este momento de su
xual y la reproducción (Vanee, 1991). ciclo vital y ha explorado la asociación
También es de larga tradición la preocu­ entre la sintomatología de la menopau­
pación por el tema de la MENSTRUACIÓN, sia y el contexto social en que tiene lugar
en parte a causa de su asociación con TA­ esta transición (Lock, 1993b).
BÚES y rituales, y numerosos estudios El interés por los determinantes de la fe­
han revelado la ambivalencia en torno a cundidad humana ha puesto a los estu­
la sangre menstrual, simbólica a la vez dios antropológicos sobre la reproduc­
de contaminación de las mujeres y del ción en contacto con otras disciplinas, en
poder asociado a su potencial reproduc­ particular con la DEMOGRAFIA. La aproxi­
tor (Buckley y Gottlieb, 1988b). Tam­ mación gradual ente una y otra empezó
bién han sido extensivamente investiga­ en la década de 1950 en torno estudios
dos los vínculos entre padres e hijos, y sobre los nexos entre cultura y fertilidad
las comparaciones transculturales han y fue evolucionando episódicamente con
demostrado la universalidad del MATRI­ cada esfuerzo por aportar una crítica de
MONIO como unión socialmente recono­ la fertilidad «natural» —la noción de que
cida y la diversidad de formas que adop­ el control deliberado de la fertilidad está
ta, en particular en lo que se refiere al ausente en algunas sociedades— y de la
teoría de la TRANSICIÓN DEMOGRÁFICA, ciente medicalización de estos eventos
que trata de explicar el declive de la fer­ de la vida, las cuestiones de control e in­
tilidad y de la mortalidad (Handwerker, tervención adquieren especial relieve
1986b). Han sido varios los intentos por porque las nuevas tecnologías de la re­
propiciar el traba.)o multidisciplinario producción (incluidos el control de la na­
que combine el poder cuantitativo de los talidad, el aborto, la atención obstétrica
análisis estadísticos con las observacio­ y el tratamiento de la infertilidad) se
nes pormenorizadas del trabajo de cam­ asocian tanto con mejoras potenciales en
po etnográfico. Los antropólogos han el bienestar de la mujer como con siste­
cuestionado recientemente el paradigma mas más próximos de supervisión del
de la m o d e r n iz a c ió n subyacente a mu­ comportamiento reproductor (Sargent y
chos análisis demográficos, centrando la Brettell, 1996).
atención sobre la complejidad de la toma Otro importante desarrollo en la antro­
de decisiones acerca de la reproducción, pología de la reproducción ha sido la di­
y examinado la fertilidad y la planifica­ fusión en diversas regiones del mundo
ción familiar en sus contextos social, de métodos modernos de regulación de
económico, político e histórico (Green- la fertilidad y de las estrategias de sani­
halghj 1995; K.ertzer y Fricke, 1997). dad pública dirigidas a la supervivencia
Algunos desarrollos han contribuido a infantil, paralelamente con las políticas
reubicar la investigación antropológica estatales e internacionales que vinculan
sobre la reproducción en el contexto más el desarrollo socioeconómico con la li­
amplio de los estudios de GÉNERO y eco­ mitación de la natalidad. En consecuen­
nomía política (Ginsburg y Rapp, 1991). cia, ha quedado cada vez más claro que
Aunque la tradición intelectual marxista las experiencias reproductoras de los in­
en sociología y antropología, que concibe dividuos son a menudo definidas por
la producción y la reproducción como as­ fuerzas globales y que esta dependencia
pectos relacionados de la desigual distri­ ha propiciado un abanico de opciones
bución de recursos en la sociedad, ha de­ más amplio en lo que se refiere a la fer­
sempeñado un importante papel en este tilidad, aunque en determinadas cir­
proceso de reformulación, la principal cunstancias también haya sido asociado
influencia en los trabajos sobre la repro­ con negligencia respecto de la salud de
ducción ha sido el auge de los estudios la mujer y con abuso de los derechos in­
feministas. Los ANTROPÓLOGOS FEMINIS­ dividuales (Ginsburg y Rapp, Í995). En
TAS han cuestionado la posición central los últimos años han abundado los estu­
de la maternidad como característica de- dios comparados sobre los derechos a la
finitoria de la femineidad, han afirmado reproducción, objeto de debate en la es­
la dimensión política del comportamien­ cena internacional (Makhlpuf Oberme-
to reproductor, y han suscitado numero­ yer, 1995). Todos estos desarrollos han
sas preguntas acerca del control del convergido en una definición de la re­
cuerpo de la mujer. Han adoptado asi­ producción en una campo intelectual
mismo una actitud critica de los discur­ preñado de debates y activismo y tema
sos científicos en torno al cuerpo de la central de la investigación antropoló­
mujer y las funciones reproductoras (E. gica. CMO
Martin, 1987) y de la gestión médica de
la anticoncepción, el embarazo, el parto residencia ambilocal Es una resi­
y la alimentación infantil (Michaelson, dencia posmarital la que obedece a una
1988; Davis-Floyd, 1992). Con la cre­ regla que requiere que los recién casados
vayan a vivir con los padres del novio o residencia uxorilocal La que re­
de la novia, pero no tengan un huevo quiere que una pareja resida con la fa­
hogar. MR
milia directa o los parientes de la esposa
Véase también RESIDENCIA NEOLOCAJL después del matrimonio. Ha reemplaza­
do en gran medida al término sinónimo
residencia avunculocal Es un «residencia m a t r i l o c a l M R
patrón de residencia posmarital donde la
pareja recién casada va a residir con uno
residencia viii-avunculocal Mo­
de sus tíos, por lo general con el hermano
delo de residencia posmarital que deter­
de la madre del marido (RESIDENCIA VIRI-
mina que los esposos hayan de residir
AVUNCULOCAL). Esta pauta es típica de so­
con el hermano de la madre del marido.
ciedades MATRILINEALES y se asocia a la
La residencia viri-patrilocal respondería
institución del AVUNCULADO. Este patrón
al mismo modelo, pero con el padre del
de residencia permite la concentración
marido. MR
geográfica de los varones de un mismo li­
naje y mantener la riqueza del linaje ba­
jo control masculino en un sistema ma-
residencia virilocal Modelo de
residencia posmarital que determina
trilineal. MR
que los esposos hayan de residir con la
Lecturas recomendadas Malinowski,
1929. familia del marido. Ha reemplazado en
gran medida al término más general de
«RESIDENCIA PATRILOCAL». MR
residencia bilocal Véase r e s i d e n ­
c ia A.MBILOCAL.
Véase también RESIDENCIA VIRI-AVUNCU-
LOLOCAL,

residencia m atrilocal Véase re­


s id e n c ia UXORILOCAL. resolución de conflictos (O con­
ciliación de demandas o gestión de dispu­
residencia neolocal Es aquella tas.) Es un campo de estudio inspirado
que obedece, a una regla posmarital que por el desplazamiento en ANTROPOLOGÍA
permite o requiere que la pareja recién le g a jl del estudio de la LEY al estudio de
desposada establezca un nuevo hogar in­ las querellas* Los antropólogos examina­
dependiente de sus padres u otros fami­ ron los procesos sociales de gestión de
liares. MR conflictos y empezaron a considerarlos
inherentes a relaciones sociales que di­
residencia patrilocal Es la que rectamente afectaban al modo en que los
posmaritalmente se encuentra con la fa­ litigantes incoaban y resolvían sus que­
milia del marido. El término ha sido re­ rellas. Por ejemplo, en su análisis de la
emplazado en gran medida por el de ley Barotse, Max Glucecman (1955a) ar­
«RESIDENCIA VIRILOCAX». MR gumentó que cuando las partes en dispu­
ta deseaban conservar sus relaciones mu­
residencia unilocal La que pres­ tuas preferían llegar a un compromiso
cribe un lu gar de residencia único a la de ajuste amigable de cuentas. De donde
pareja desposada, como en los sistemas que estos modelos previeran que cuando
de RESIDENCIA UXORILOCALES O VIRILO- las relaciones sociales entre los litigantes
CALES. MR eran múltiples y continuadas, las partes
Véase también RESIDENCIA AMBILOCAL. intentarían encontrar procedimientos de
conciliación de intereses que desembo-
caían en soluciones de compromiso; pero tre ellos están la «evitación», por la cual
cuando las relaciones sociales eran pocas una parte rompe radicalmente toda rela­
y efímeras, los disputantes preferirían ción con la otra, y la «aceptación» de una
procedimientos más drásticos, del orden parte dispuesta a resignarse con una si­
ganador-perdedor (Colson, 1955). Laura tuación difícil e insoluble sin esperanzas
Nader y sus estudiantes (Nader y Todd, de que cambie (W- íelstiner, 1974).
1978) extendieron estos modelos para El TIEMPO y el proceso son factores esen­
examinar de qué modo eran tratados los ciales para el análisis de la resolución de
conflictos en lugares tan diversos como conflictos. Las disputas presentan trayec­
los pueblos turcos (Starrt 1978) y los asen­ torias, estadios varios del conflicto. Na­
tamientos de las tierras altas; de Nueva der y Todd (1978, pp. 14-15) analizaron
Guinea (Koch> 1978), adoptando al efecto tres estadios de una disputa: la queja, o
el «caso difícil» como unidad básica de estadio preconflictivo* de la persona que
análisis para el estudio de la resolución de se siente injustamente tratada; el estadio
conflictos (Llewellyn y Hoebel, 1941). de conflicto, en que la parte que formula
Los modos de gestionar las disputas varían la quej a se enfrenta a la otra; y el estadio
considerablemente pero pueden clasifi­ de disputa, cuando el conflicto adquiere
carse en un conjunto de procedimientos mayores proporciones hasta llegar al en­
de uso común (Gulliver, 1965; Jane Co- frentamiento público y a la implicación
llier, 1975). Algunos son diádicos, como de terceras partes. Mather e Yngvesson
las negociaciones que sólo implican a dos (1981) demostraron cómo se transfor­
partes, las cuales establecen sus propias man las disputas con el tiempo a medida
reglas y llegan a acuerdos mediante el que discurren por los tres estadios men­
compromiso. Pero muchas formas de re­ cionados y se definen en términos más o
solución de conflictos son triádicas e im­ menos amplios. Su trabajo precursor ha
plican a terceros. El papel y el poder de establecido el papel que corresponde a
éstos depende de la estructura del proce­ las audiencias y terceras partes, como
so de resolución. En la mediación, un jueces y funcionarios de la justicia, en la
proceso conciliatorio, la parte tercera transformación de las disputas (Yngves-
ayuda a los litigantes a alcanzar un son, 1993).
acuerdo, pero carece de autoridad para La visión antropológica de las disputas y
imponerlo (Gulliver, 1977). En el arbi­ su curso tiene un impacto más allá de lo
traje, los oponentes convienen de ante­ meramente académico y ha ejercido una
mano en aceptar la decisión del tercero gran influencia en los primeros años del
con poder vinculante. En la adjudicación, movimiento de resolución alternativa del
el estado autoriza a un juez a emitir una conflicto (Sander, 1976; pero véase Meny,
decisión vinculante independientemente 1987). Los proponentes de la llamada re­
del acuerdo al que puedan llegar las par­ solución alternativa de conflictos argu­
tes enfrentadas. Los procedimientos di­ mentaron que la solución consensuada
fieren asimismo según el tipo de resulta­ era más apropiada que la adjudicación en
do. La negociación y la mediación produ­ vecindades y asentamientos socialmente
cen típicamente compromisos, ausentes muy relacionados. Sin embargo, gran
del procedimiento de adjudicación. No parte de la investigación indica que las
todos los procedimientos tienen por obje­ vecindades urbanas en las modernas SO­
to el resolver conflictos; algunos simple­ CIEDADES INDUSTRIALES raramente se
mente reducen la potencial consecuencia sienten vinculadas por relaciones sufi­
de una confrontación (Merry, Í979). En­ cientemente estrechas para propiciar for­
mas de conciliación como las descritas genética a la producción agrícola duran­
por Gluekman (Merry y Milner, 1993). te la década de 1960, que primero dio lu­
La relación entre resultados de compro­ gar a variedades híbridas enanas de trigo
miso y las relaciones vigentes ha sido y arroz que se revelaron muy idóneas a
particularmente criticada como excesiva­ la aplicación de abonos en altas dosis y
mente influida por los modelos durkhei- produjeron cosechas de dos a tres veces
mianos de cohesión social: las personas superiores a las de las variedades susti­
que mantienen relaciones se han revela­ tuidas. Fue este espectacular aumento de
do con demasiada frecuencia indinadas a cosecha por unidad de terreno y el po­
sacrificarlas en aras de obtener el control tencial incremento de ingresos para el
de los recursos escasos (Starr y Yngves- agricultor lo que hizo de estas nuevas va­
son, 1975). Los modelos de resolución de riedades una verdadera revolución. El
conflictos también han sido atacados por éxito inicial de las variedades de gran
sus supuestos de que los actores eligen ra­ productividad llevó al establecimiento
cionalmente entre alternativas más que de una red mundial de estaciones de in­
entre la justicia o la venganza (Merry y vestigación agrícola dedicadas al estudio
Silbey, 1984; Merry, 1990). Otros críticos de los cultivos regionalmente específi­
sostienen que el paradigma de la resolu­ cos. Con el apoyo de la financiación in­
ción de disputas ha obviado el análisis ternacional, esta investigación aplicada
del cambio histórico y de las relaciones tiene por objeto aumentar la productivi­
de poder (Starr y Collier, 1989). Si el con­ dad, aliviar el hambre mundial e incre­
texto se entiende sólo en términos de re­ mentar los ingresos del agricultor me­
laciones sociales, el análisis ignora las diante el desarrollo de nuevas semillas y
mayores influencias estructurales y fuer­ tecnologías de cultivo.
zas históricas, como la expansión del CA­ Pese a sus manifiestos éxitos en lo que se
PITALISMO, que afectan a la esencia mis­ refiere al incremento de la productividad
ma de lo que las personas se disputan y el y a las innovaciones introducidas en las
porqué (Abel, 1979). prácticas agrícolas, el entusiasmo incial
A pesar de estas críticas, los conceptos an­ por la revolución verde se ha visto empa­
tropológicos de la resolución de conflictos ñado por la preocupación suscitada por
han suministrado los fundamentos de un sus frecuentes efectos adversos sociales y
gran número de estudios, procesos e ins­ ecológicos. La producción agrícola ha de­
tituciones alternativos de resolución en pendido siempre del trabajo humano y
América del Norte, Europa y muchas animal, de las semillas localmente obte­
otras partes del mundo a partir de 1980, nidas, del abono y de la rotación de culti­
lo cual la ha convertido en una disciplina vos, de los cultivos mixtos y del barbecho
que va mucho más allá del marco antro­ con miras a mantener la fertilidad del
pológico y posee su propia literatura y teo­ suelo. En el siglo XX se abandonó este mo­
rías, cualificaciones avanzadas y asocia­ delo por el recurso a nuevas aportaciones
ciones de estudiosos. SEM externas (máquinas de laboreo y cosecha­
Véase también VENGANZA., PAZ, VIOLEN­ doras, combustible para alimentarlas,
CIA, GUERRA. abonos químicos, plaguicidas y fungici­
Otras lecturas Abel, 1982; D. Black, das) que fomentaron la especialízación a
1976; Hammett, 1977. través de monocultivos continuos sin pau­
sa de barbecho. Muchos críticos han argu­
revolución verde Se refiere al gran mentado que las economías de escala im­
logro en la aplicación de la ciencia de la puestas por estas innovaciones, incluida
la dependencia de los carburantes y pozos relativas a la crianza infantil y auguraba
de riego, han agudizado la desigualdad estudios ulteriores sobre la DIVISIÓN DEL
social y marginalízado, hasta la bancarro­ TRARAJo por géneros.
ta incluso, a los pequeños agricultores y Volvió poT espacio de diecinueve meses
arrendatarios que no tienen acceso a los con los bemba en 1933-1934 y a su vuel­
créditos estatales. Los mismos críticos ob­ ta a la Escuela de Economía de Londres
servan que los grandes caudales hídricos como profesora formó parte de un grupo
y las aportaciones químicas requeridos de trabajo compuesto por nutricionistas y
por las variedades de gran productividad antropólogos creado por el Instituto In­
ponen en peligro la calidad de los acuífe- ternacional de Estudios Africanos (R i­
ros, la salud pública y el suelo. Hoy el chards y Widdowson, 1936). Describió su
gran reto de la revolución verde consiste principal etnografía de los bemba (R i­
en contribuir a una agricultura sostenible chards, Í959) como una ampliación de su
tanto desde el punto de vista ecológico co­ tesis, destinada a demostrar como «los
mo socioeconómico. MH hechos biológicos del apetito y la dieta
Véase también AGRICULTURA, PRODUC­ son conformados por los sistemas parti­
CIÓN ALIMENTARIA, TECNOLOGÍA. culares de relaciones humanas y activi-
Otras lecturas L. Brown, 1970; K. dades tradicionales». Incidía igualmente
Dahlberg, 1979; Nicholson y Nicholson, en aspectos novedosos como las diversas
1979. nociones del TIEMPO en relación con la
organización del trabajo y las respuestas
Richards, Audrey L (1899-1984) adaptativas antes severas restricciones
Audrey Richards, nacida en Í899 en la ecológicas (Ellen, 1982) y se reveló como
India, fue hija de un jurista agregado al ejemplo de la metodología malinowskia-
gobierno del virrey que regresó a Ingla­ na de campo marcada por un caudal de
terra en 1911 para ocupar una cátedra de reflexiones muy adelantadas a su época.
derecho internacional en Oxford. Asistió En 1938 emigró a la Universidad de
al Newnham College de la Universidad Witwatersrand en Suráfrica. A l estallar
de Cambridge, y se licenció en ciencias la guerra le fue vetada la reserva nativa
naturales en 1922. Realizó diversos tra­ en la que había empezado a trabajar.
bajos, entre ellos algunos de carácter Volvió a Inglaterra y fue reclutada por el
asistencial en Alemania. En 1927 se Departamento de Servicios Sociales del
triculó en la London School of Econo- Ministerio de las Colonias para integrar­
mies y asistió a los seminarios de M a u - se en diferentes comités relacionados
NüWSKI. Su tesis da comienzo con este con planes de estudio posbélicos aun re­
aserto: «Como proceso biológico, la nu­ cuperado su cargo de profesora en la
trición es más importante que el sexo». LSE que, no obstante, abandonaría en
Escrita antes de que hubiera conocido a 1950 para asumir la dirección del nuevo
un africano y dedicada a los bantúes me­ Instituto de Estudios Sociales del Africa
ridionales, fue revisda después de su pri­ Oriental en el Makerere College, en
mer viaje de trabajo cerca de los bemba Kampala, Uganda. Por entonces, como
de Zambia (a la sazón Rodesia del Nor­ puede inferirse de su contribución al
te) y publicada (Richards, 1932) con una simposio African kinship and marriage
introducción de Malinowski, quien la (1950), había abandonado como tantos
describió como «la primera colección de otros el FUNCIONALISMO puro de los años
hechos sobre los alimentos y la alimen­ veinte para dedicarse al análisis de los
tación». Trataba asimismo de nociones determinantes políticos y jurídicos de la
esfera doméstica y para abstraer de ellos que integra estructuras físicas o mecáni­
una «estructura» en el sentido que le ha­ cas e instituciones de asignación o distri­
bía dado al término su amigo F o r t e s . bución organizadas conforme a priorida-
El Instituto del África Oriental adquirió des que representan los valores conside­
proyección regional por obra no sólo de rados por los regantes. En la medida en
un personal angloamericano y ugandés, que todos los sistemas de riego obedecen
sino también de investigadores de todos a un diseño, no hay criterios razonables
los ámbitos de África del Este, y su pro­ para etiquetarlos a lo largo de un «eje
ducción no perseguía realmente fines primitivo-avanzado». Los sistemas de
prácticos (a excepción de un encargo de irrigación que pueden antojársenos rudi­
la UNESCO), sino el estudio comparado mentarios en términos de ingeniería o
de los efectos y la recepción en los dife­ materiales pueden presentar a su vez in­
rentes sistemas de gobierno africano de trincadas y complejas disposiciones rela­
las políticas coloniales de modernización tivas a derechos y distribución del agua.
(Richards, 1954, 1960), junto con la in­ El incremento en la escala física puede
vestigación etnográfica pormenorizada. no requerir un diseño de ingeniería más
Los miembros de número o asociados del complejo, pero si social de orden supe­
Instituto produjeron sus propias mono­ rior dado que los canales de más longi­
grafías, además de contribuir a estudios tud o redes más complejas aumentan la
combinados y conferencias. Audrey R i­ incidencia prospectiva de conflictos. Por
chards abandonó el Instituto en 1956 pa­ tanto, las comunidades de regantes pue­
ra incorporarse a Cambridge. Este mis­ den concebirse como colectivos con dise­
mo año publicó su esperado estudio Chi- ño propio cuyos valores se hallan inte­
sungu sobre la iniciación de una grados en el diseño del sistema global.
muchacha bemba, quizá su obra más leí­ Todos los sistemas de riego requieren de
da, donde analiza los significados de la coordinación interna para construir las
iniciación en términos del interés de los estructuras físicas y mantenerlas en
bembas por el fuego, la sangre y el sexo. buen orden de funcionamiento; disposi­
En Cambridge dirigió el Centro de Estu­ ciones institucionales para asignación a
dios Africanos y ocupó la cátedra Smuts usuarios; y algún mecanismo para con­
de antropología. Muy solicitada para di­ trolar o resolver conflictos. Estas tres
sertaciones y crítica de libros especializa­ condiciones están interrelacionadas. Los
dos (Richards, 1967), completó el traba­ procedimientos de asignación deben
jo iniciado en África del Este con la ayu­ ajustarse al perfil físico del sistema y di­
da de un grupo de colaboradores. Ya señados para evitar conflictos. Y los pro­
retirada, no sólo siguió publicando cedimientos de asignación son impor­
(Luhrmann, 1992), sino que dedicó su tantes desde el punto de vista social por­
interés a la metodología de un estudio que integran los valores inherentres a la
experimental del pueblo donde vivía. personalidad de los regantes como colec­
Murió en 1984 y legó sus documentos y tivo. Las pequeñas comunidades de riego
notas de campo a la London School of tratarán de propiciar un alto grado de
Economics. SC autocontrol local y se observa una estre­
Otras lecturas La Fontaine, 1972- M. cha correlación entre la frecuencia de
Strathern, 1981. decisiones operacionales y el nivel de
aquél: las decisiones más frecuentes se
riego Aportación artificial de agua a toman a nivel local,* las menos frecuen­
los cultivos. Es un sistema sociotécnico tes, en instancias superiores (R. Hunt y
Hunt, 1976). El mantenimiento rutina­ incorporan a su vez límites de asignación
rio es casi siempre locaL El conflicto de (mediante derechos de uso del agua) con­
bajo nivel (característicamente inserto forme a medidas hidrológicamente facti­
en la estructura fina de toda comunidad) bles, tienden a ser ultraestables y sin
también es tratado localmente. Además, cambio apenas en el tiempo a menos que
tiende a revelarse funcional al permitir así lo requieran circunstancias físicas.
la comisión de infracciones menores de Los procedimientos operacionales inclu­
forma socialmente aceptable y personal­ yen modos de conmutación internos que
mente neutra. Algunas clases estructu­ permiten un ajuste flexible a la variación
rales de conflicto, como las que surgen a corto y largo plazo en el suministro de
entre usuarios primeros y últimos, son agraa, así como a complicaciones sociales
endémicas; sin embargo, las comunida­ o ambientales imprevistas.
des de regantes se revelan notablemente Los procedimientos de asignación mani­
aptas en la elaboración de mecanismos fiestan típicamente un alto grado de
culturales de contención de estas fuentes complejidad. Por muchas razones, las
de conflicto, previniendo así el colapso unidades de medida originalmente lógi­
del sistema. cas (por ejemplo, basadas en subdivisio­
Aunque el conflicto a gran escala puede nes de períodos de doce y veinticuatro
requerir la intervención de autoridades horas) devienen tan subdivididas y re-
superiores, la mayoría de las comunida­ combinadas que se pierde la lógica origi­
des de regantes han sido capaces de man­ nal y los regantes dejan de saber cómo se
tener un alto grado de control local* Así generaron sus derechos hídricos y qué
se observa transculturalmente en una relación guardan con los de otros (Net-
gran variedad de sistemas políticos y di­ ting, 1981). La distribución entre cana­
ríase, pues, que constituye una condición les presenta el mismo problema analíti­
social-estructural para la viabilidad del co (Canfield, 1975). Los sistemas de rie­
sistema de riego. Las excepciones siste­ go también pueden entrañar prácticas
máticas al control local, como en el lia- rituales (Lansing, 1991) o relaciones de
mado DESPOTISMO ORIENTAL propio de las parentesco (Femea, 1970) que aumen­
antiguas sociedades hidráulicas (véase ten más aún la complejidad del sistema.
SISTEMAS Y SOCIEDADES HIDRÁULICAS), Cualquiera que sea la forma de comple­
centralizadas, pueden explicarse por la jidad sistémica surgida, su funcionalidad
presencia de variables hidráulicas e hi­ es notable, puesto que, dado que las razo­
drológicas específicas. Donde son necesa­ nes del sistema de distribución de agua
rias las instituciones de control autóno­ no son conocidas por los regantes, que
mas, típicamente integran procedimien­ deben aceptarlas tal cual, la asignación
tos operativos consensuados que tienen de usos del recurso no admite discusión
en cuenta los valores vigentes en la co­ ni protesta. De este modo, la compleji­
munidad, como la equidad, la igualdad, dad sistémica es un factor de estabiliza­
la justicia, la eficiencia y el control local ción en una actividad intrínsecamente
(Maas y Anderson, 1978). Las comunida­ propensa al conflicto (Pfaffenberger,
des de riego tribales preferirán a la efi­ 1880). TG
ciencia económica un mayor grado de Otras lecturas E. Coward, 1980; Glick,
igualdad en consonancia con la norma 1970; ’Williajn Mitchell et a l, 1994.
comunal. Y comoquiera que estas insti­
tuciones son a la vez muy congruentes ritos de intensificación Ritos co­
con los valores comunales y en su diseño munales cuya función es intensificar los
sentimientos sociales de los miembros de tos de paso conserva plena vigencia, en
un grupo y la solidaridad de éste. MR especial en la obra de autores con marca­
Véase también RITOS DE PASO, da orientación simbolista, como Víctor
T u r n e r (1967, 1969), Edmund L e a c h
ritOS de paSO Analizados por prime­ (1976) y Mary ÜOUGLAS (1966). CL
ra vez por Arnold van GENNEP ( 1 9 6 0 ) , Otras lecturas Peacock, 1968; A. R i­
que les dio nombre, se denominan de pa­ chards, 1956.
so aquellos ritos por medio de los cuales
los seres humanos indican una transfor­ ritos y cultos de fertilidad Los
mación de una posición social a otra o el ritos de fertilidad pueden tener lugar se-'
paso del tiempo calendárico. Asi, los ritos gún ciclos calendárteos, como los r it o s
de paso incluyen ceremonias privadas DE PASO dentro del CICLO DE VIDA, o como
irregulares conmemorativas de hitos ritual vinculado a una aflicción que su­
personales como el nacimiento, la madu­ perar, por ejemplo, el aborto o una este­
rez, el matrimonio y la. muerte. También rilidad prolongada. Estos cultos pueden
comprenden celebraciones comunales girar específicamente en torno a la ferti­
regulares que señalan el ciclo estacional: lidad, pero estos rituales suelen integrar­
Navidad, Pascua, etc. Naturalmente, es­ se en religiones o instituciones sociales
tas categorías no son mutuamente exclu- de mayor alcance.
yentes. Por ejemplo, las ceremonias vin­ Los aborígenes de Australia, la cuenca
culadas a las estaciones pueden señalar amazónica y otras grandes áreas tienen
el paso de un grupo de una clase de edad rituales de renovación cíclica. La MENS­
a otra (véase SISTEMAS DE EDAD). TRUACIÓN es a menudo símbolo clave que
Como subyacentes al contenido específi­ relaciona la salud y la fertilidad con un
co de cualquier rito de paso particular, equilibrio entre «calor» y «frío», «seco»
Van Gennep describió tres estadios: (1) y «mojado». La Naturaleza consigue este
separación; (2) estadio transicional de equilibrio alternando día y noche, esta­
LIM INALIDAD; y ( 3 ) incorporación. Ejem­ ción seca y húmeda. Es frecuente que el
plos típicos de separación comprenden ciclo menstrual de la mujer se defina
rupturas, cortes, afeitados, desnuda­ sincrónicamente vinculado con la «muer­
mientos, seguidos de un período liminal te» y «renacimiento» periódicos de la
de aislamiento e instrucción mágica que Luna. En algunos ritos de pubertad, los
concluye con la reincorporación simbóli­ hombres deben aprender a menstruar
ca en la comunidad. Así, Van Gennep in­ en sentido ritual y simbólico como sal­
terpretó las ceremonias de circuncisión vaguardia del ritmo de renovación
como algo del todo ajeno al sexo y, en (Knight, 1985). Diane Bell (1983) des­
cambio, absolutamente vinculado a la cribió los rituales de amor, fertilidad y
necesidad social de separar completa­ salud de las mujeres aborígenes austra­
mente al niño de su pasado. lianas informados de una idea nutricio-
El concepto de «ritos de paso» ha sido nal en relación con el campo y las gen­
criticado por su excesiva amplitud (el tes, cuyo «desarrollo» asimilaban a una
cruzar el umbral de una puerta puede armónica relación que había que man­
interpretarse como rito de paso) y va­ tener ritualmente.
guedad (¿es un funeral primariamente En las comunidades hinduistas de la In­
un rito de separación, de transición o de dia y musulmanas del Sudán, la sexuali­
incorporación?). Pero, en razón de su sor­ dad de las muj eres es al tiempo po derosa
prendente aplicabilidad, la noción de ri­ y contaminante. Su mal uso puede aca-
rrerar la deshonra de una familia y, por el sande imprega la corriente cultural
tanto, debe ser controlada con buenos f i­ mayoritaria y ayuda a reforzar la posi­
nes por los hombres. Si una. mujer orien* ción social relativamente alta de estas
ta claramente su poder hacia el bienes­ mujeres del Oeste de África (MacCor-
tar del esposo e hijos su autoestima está mack, 1982). Donde las mujeres contro­
asegurada, aunque C. Thompson (1985) lan los rituales de importancia, los ritos
ha sugerida, basándose en su trabajo en de pubertad de las muchachas adquieren
la India, que se trata de una ideología especial relieve.
que impulsa a las mujeres a participar En Papua Nueva Guinea, la mayoría de
en su propia subordinación. Pero todas los ritos caen bajo el dominio de los
las culturas son heterogéneas, con ideo­ hombres, y dilatados ritos puberales
logías de dominio y subordinación en masculinos, que acogen a veces a la HO­
competencia. Los cultos centrados en la MOSEXUALIDAD, tienen por objeto hacer

m i;er, como el zar del Sudán, ofrecen un de los muchachos hombres sexualmente
mensaje simbólico más positivo sobre el maduros (Herdt, 1982). Harriet White-
poder reproductor de la mujer como al­ head (1986) ha contrastado estos «ritua­
ternativa a las reglas jurídicas formales les de virilidad» presentes sobre todo en
que otorgan el control de la sexualidad las tierras bajas con los «de clan» carac­
femenina al hombre. En el terreno cog- terísticos de las tierras altas. En los pri­
nitivo, con estas reglas el control mascu­ meros, los grupos de culto intervienen
lino se simboliza marcando con SANGRE notoriamente en la transacción de Ínter»
los estadios del ciclo vital de la inflbula- cambio, y los iniciados reciben semen de
ción, la desfloración o el parto. Sin em­ afines potenciales o de sus pares en el in­
bargo, en las ceremonias zar, los espíritus tercambio ceremonial para no violar el
del culto, controlados por poderosas líde­ TABÚ DE INCESTO. En los segundos predo­
res femeninas, se reconocen claramente minan los grupos de parentesco patrili-
como los «poseedores» de la sangre de neal y los ritos ayudan a los muchachos a
las mujeres en todos sus signifcados sim­ liberarse de su identidad «femenina»
bólicos (Constantinides, 1985). En las re­ mediante sangrías rituales que les libran
ligiones centradas en la mujer se sacralí- de la sangre restante del.claustra mater­
za o institucionaliza el control de éstas no. En un ejemplo matrilineal zambia-
sobre su fertilidad (Sered, 1994). no, Víctor TU RN E R (1967) describió el ri­
En Sierra Leona, la menstruación, el co simbolismo de los rituales de fertili­
embarazo, el parto y la amamantación dad que en última instancia cumplen el
son conceptos positivamente definidos propósito de recordar a las gentes que los
por la religión sande, mayoritaria entre NIÑOS pertenecen a la línea materna, así
las mujeres. Transforma ritualmente a como la obligación general de honrar las
las muchachas en mujeres fértiles, a las obligaciones del clan so pena de sufrir
esposas en madres con el parto y, llegada trastornos de la fertilidad. Los rituales
la muerte, a las madres en antecesoras destinados a la curación de trastornos de
que dispensan bondades, como hacen las la reproducción usan de analogías que
esposas y madres solícitas. Esios diferen­ mimetizan los ritos puberales femeni­
tes rituales son transformaciones meta­ nos. La paciente se considera entonces
fóricas uno de otro. El saude «posee» co­ como novicia que ritualmente es «trans­
nocimientos secretos, destrezas técnicas, formada» en plena mujer.
poder sancionador legitimado y organi­ La fertilidad se vincula explícitamente
zación jerárquica. A diferencia del ZAR., con la jerarquía política en el ritual real
de los Swazi, cuyo rey personifica la ri­ en contexto con el culto religioso —una
queza y fructuosidad de la nación. La ce­ misa cristiana, por ejemplo—o con el sa­
remonia inewala anual une a. los súbdi­ crificio a los espíritus de los antepasados.
tos con su rey e imparte renovada fuerza En este sentido, celebrado por muchos de
y fertilidad a los cultivos, animales y los primeros antropólogos, ritual se opo­
personas (H. Kuper, 1947). La ceremo­ ne a teología como práctica a teoría. Más
nia cesa con la muerte del rey y renace comúnmente, no obstante, los antropólo­
con la madurez de su sucesor. Los ritos gos usan «ritual» para denotar cualquier
mortuorios expresan a menudo el fecun­ actividad con un alto grado de formali­
do poder de la recreación. Los aspectos dad y un propósito no utilitario, uso que
negativos de la muerte pueden ser sim­ no sólo comprende las actividades clara­
bólicamente puestos de manifiesto y ac­ mente religiosas, sino también eventos
to seguido ritualmente transformados en como festivales, desfiles, iniciaciones,
imágenes positivas de una sociedad fuer­ juegos y salutaciones. En su sentido más
te y ordenada. Maurice Bloch y Jonathan amplio, «ritual» puede referirse no a al­
Parry (1982) sugirieron que donde las guna clase de evento particular sino al
mujeres eran socialmente débiles, aso- aspecto expresivo de toda actividad hu­
ciadas con la contaminación y el dolor, el mana. En la medida en que que vehicula
rol que desempeñaban era especialmen­ mensajes acerca de la posición social y
te importante en el ritual funerario. La cultural de los individuos, cualquier ac­
muerte era entonces «vencida» por pura ción humana tiene una dimensión ritual.
trascendencia colectiva asociada con los En este sentido, incluso actos tan munda­
hombres. nos como plantar un campo y elaborar
La cultura europea moderna ha incorpo­ alimentos comparten un aspecto ritual
rado en gran medida esta trascendencia con el sacrificio y la misa (Leach, 1954).
en una visión científica del mundo. Da- El ritual proporciona a los antropólogos
vis-Floyd (1992) describió la sala de par­ una de las fuentes de información más
tos de los hospitales americanos como un ricas sobre las culturas, cuya mitología
sanctum sancionan o lugar sagrado en la respectiva ritual explica y dramatiza; en
cultura americana. El NACIMIENTO es su­ las representaciones navideñas, por
mamente ritualizado en todo lugar, y el ejemplo, los actores representan con
ritual del parto que se practica en el hos­ gran detalle el hilo central de su reli­
pital americano expresa las más profun­ gión. Y aun donde esa dramatización ex­
das creencias acerca de la idoneidad y plícita está ausente, el ritual contiene un
rectitud del control cultural sobre el pro­ caudal de información simbólica acerca
ceso natural, el escaso valor de la natura­ de los mundos sociales y culturales de los
leza y el cuerpo femenino, la superiori­ participantes. El proceso de una pelea de
dad de la ciencia y tecnología «masculi­ gallos balinesa no sólo ilustra acerca de
nas» y la importancia de las instituciones estas agrupaciones sociales sino también
y máquinas. Las mujeres que no creen en sobre las nociones balinesas acerca del
estos rituales suelen dejan el hospital tiempo, de lo bueno y lo malo y de la v i­
molestas o deprimidas. CM da y la muerte (C. Geertz, 1973). En con­
Véase también RELIGIÓN, REPRODUCCIÓN, secuencia, la observación y el análisis del
MUIERES, ritual han sido un tema de interés pri­
mario de la antropología a lo largo de la
T ÍtU al Estrictamente se refiere a los ac­ historia.
tos formales y prescritos que tienen lugar
Tipos de ritual tu rale s su g ie re n l a existen cia de u n m o ­
Los antropólogos han desarrollado nu­ delo u n iv e rsa l de CLASIFICACIÓN y sim b o ­
merosas clasificaciones de ritual, distin­ lism o hum an os.
guiendo entre los fenómenos anuales, los Otra importante clase de rituales la con­
referidos a ciclos de vida, las ceremonias forman las ceremonias de sanación. To­
civiles, los rituales de rebelión y muchos das las culturas poseen algún medio ri­
otros. Una categoría que engloba a mu­ tual para curar la ENFERMEDAD: desde los
chas de estas ideas es la de los rituales de encantamientos mágicos individuales a
transición, a menudo denominados «R I­ las ceremonias de exorcismo y ministe^
TOS DE p a s o » : los que se dan cuando las rio del sanador creencial. En la mayoría
gentes cruzan determinadas lineas divi­ de los casos, estos rituales asignan una
sorias en el espacio, en el tiempo o en la causa espiritual al mal físico, que resuel­
posición social. La transición de niño a ven exorcisando o apaciguando al espíri­
adulto, por ejemplo, suele implicar un tu responsable. Dado que estos rituales
ritual de iniciación; las transiciones al vinculan el cuerpo individual con el
matrimonio, a la muerte y a la condición mundo social y espiritual, suelen conte­
de miembro de un grupo son ocasiones ner un considerable caudal de informa­
de ceremonia en casi todas las socieda­ ción acerca de los conceptos de la cultura
des, Similarmente, la mayoría de las so­ en cuestión sobre la persona y el univer­
ciedades celebran el paso de un año a so. Además, como a menudo surten efec­
otro y de una estación a otra. Incluso el to, las ceremonias de sanación presentan
traspasar una frontera nacional puede un intrigante problema a la ANTROPOLO­
ser ocasión que convoque el despliegue GÍA MÉDICA y a la ANTROPOLOGÍA PSICO­
de uniformes, pasaportes y parafemalia LÓGICA, pues demuestran la íntima cone­
ritual* xión entre mente y cuerpo, relevante
Por darse en las fronteras de las categorías tanto para la antropología como para la
culturales, los ritos de paso proporcionan práctica médica.
una valiosa clave de las clasificaciones
sociales y temporales de ia sociedad que Funciones del ritual
los acoge. Más aún, pueden suministrar G r a n p arte d e l estudio antropológico del
una perspectiva sobre las operaciones ritu a l se h a d edicado a su fu n ció n , a la
básicas de la mente humana. Como han m e d id a en que el ritu a l sostiene y re p ro ­
demostrado Arnold van GENNEP (1960) duce e l ord e n social. DURILHEIM (1915)
y Víctor T u r n e r , los ritos de paso pre­ v io e n el ritu a l la fu en te m is m a de la so­
sentan una notable uniformidad de es­ ciedad; e ra re u n ién d o se con otros en el
tructura dentro y entre culturas. Tien­ ritu a l com o e l h o m b re p rim itiv o e x p e ri­
den a dividirse en tres estadios distintos, m e n ta b a su p e rte n e n c ia a la sociedad y
conocidos como separación (de la condi­ sen tía l a «e fe rv e sc e n c ia c olec tiv a » que
ción o estado previos), liminalidad (ni m a n te n ía la so lid aridad com un al. D u r k ­
una cosa ni otra) y agregación (al nuevo h e im t a m b ié n reconoció, a l ig u a l que
estado). Cada uno de estos estadios tiene M a l in o w s k i, R a d c l i f f e -B r o w n y otros
características propias; en la fase limi- fu n cionalistas, qu e el ritu a l constituye
nal, por ejemplo, los rituales implican a u n a espectacular declaración d el origen
veces inversión de roles, actividad caóti­ m ito ló g ico de u n a sociedad. E n el ritual,
ca y la equiparación de distinciones de los in d iv id u o s re p resen ta n a m e n u d o los
posición (Turner, 1968; Leach, 1961b, MITOS en to rn o a l o rig e n de la SOCIEDAD,
pp. 1-10). Estas similaridades transcul- y al hacerlo sancvionan concretam ente la
legitimidad del orden de cosas estableci­ 1975). En algunos casos, los rituales per­
do. Incluso cuando los rituales no invo­ miten a la gente expresar sentimientos
can explícitamente mitos, su estructura que ordinariamente constituirían una
tiende a. reflejar y reforzar las distincio­ amenaza para el orden social. Así, la os*
nes sociales. La distribución de los asien­ tentosa sexualida de inversión de roles
tos en una cena de gala, por ejemplo, de­ del carnaval en Europa puede canalizar
ja clara las posiciones jerárquicas de los emociones disruptoras y rebeldes hacia
comensales. Tanto en su contenido como un espacio delimitado.
en su forma, el ritual tiende a represen­ No quiere ello decir que los rituales sean
tar y legitimar la estructura social. siempre funcionales. Dado que expresan
Los rituales son particularmente impor- nociones acerca del orden social, constitu­
tantes en momentos de transición, cuan­ yen iuj importante foro para quienes de­
do la estructura social se encuentran en sean cambiarlo. En el ritual, los grupos
su punto más débil. Toda transición so­ pobres y oprimidos pueden expresar sim­
cial crea una reacción en cadena en un bólicamente su insatisfacción con el siste­
sistema de relaciones; si una muchacha ma vigente. Pueden hacerlo veladamente
cambia de pronto a mujer, o un hombre presentando simbólicamente su concepto
a rey, la posición de sus allegados cambia de sí mismos y de la sociedad (Jean Co-
igualmente de golpe. Los ritos de paso maroff, 1985), o explícitamente, sirvién­
subrayan estos cambios, permitiendo dose del ritual para impulsar reformas o
que los actores se incorporen a nuevos rebeliones (Dirks. 199+). A medida que la
roles y relaciones. Con frecuencia inclu­ antropología se centra cada vez más en
yen un elemento didáctico, instruyendo cuestiones de poder y de cambio cultural,
a la persona en las tareas y responsabili­ el conservadurismo esencial del ritual es
dades de su nueva posición. En muchos puesto más y más en duda. AB
ritos de pubertad, muchachos y mucha­ Véase también MUERTE, ADIVINACIÓN, L I-
chas aprenden la sabiduría práctica y MINALIDAD, ORÁCULOS, MAGIA, RELIGIÓN,
mágica que necesitarán para ejercer co­ ANTROPOLOGÍA SIMBÓLICA.
mo hombres y mujeres adultos (Turner, Otras lecturas Eliade, 1959; Firth,
1969). 1940; Huntington y Metcalf, 1979; La
El ritual actúa también a nivel psicológi­ Fontaine, 1985.
co. Proporciona un marco coherente a
los aspectos desorientadores de la vida Rivers, W.H.R. (1864-1922) Se
humana, como la enfermedad, el peligro le considera uno de los precursores inte"
y los cambios en la vida (Malinowski, lectuales en antropología y psicología.
1948). Otorga a la gente una sensación Médico de profesión, aplicó a dichas dis­
de control sobre los eventos que trastor­ ciplinas la regla de que los síntomas no
nan o amenazan; un exorcismo puede no pueden identificarse sin conocer la his­
expulsar realmente a los espíritus, pero toria de su aparición. Su primera expe­
sí la sensación de desamparo y desespe­ riencia antropológica fue como partici­
ración asociada con la enfermedad. Ade­ pante en la famosa expedición antropo­
más, los rituales suministran un escape a lógica de Cambridge al Estrecho de
la emoción contenida. Las ceremonias Torres en 1898 (Haddon, 1901-1955),
funerales, por ejemplo, conllevan a me­ que tanto iba a influir después en la teo­
nudo oportunidades estandarizadas para ría y el método antropológico británicos.
expresar el dolor de los deudos y allega­ El postulado de la expedición de que la
dos de la persona finada (Goldschmidt, generalización teórica debía basarse en
la experiencia personal de la propia in­ así a los antropólogos. Aplicó el modelo
vestigación de campo pasó a ser modelo de la relación entre estímulos situación
en la. disciplina* y con la ayuda, del méto­ nales y la expresión selectiva del poten­
do genealógico de Rivers (creado para la cial individual en el trabajo psiquiátrico
expedición), los antropólogos pudieron que desarrolló durante la primera gue­
documentar y elaborar el argumento de rra mundial tratando a las víctimas del
que las nociones de parentesco institu- trastorno psicológico que denominó shell
cionalijadas eran las verdaderamente shock (neurosis de guerra) (voz acuñada
generadoras de la estructura social (R i­ por Chalers Myers, que trabajó también
vers, 1914a). A l permitir a los antropólo­ como psiquiatra militar durante la gue­
gos distinguir entre las relaciones bioló­ rra, al igual que otros dos miembros de
gicas que vinculaban a los individuos en la expedición, C.G-. Seligman y William
una población dada y los modelos de SIS­ Me Dougall). Fue la fama que adquirió
TEMAS DE CLASIFICACIÓN DE PARENTESCO como psiquiatra de la neurosis de guerra
que gobernaban las expectativas de ruti­ la que le encumbró, y pronto pasó a ser
na sobre los derechos y deberes de los in­ el principal defensor de la terapia freu-
dividuos, el método genealógico se con­ diana en Inglaterra, aunque el propio
virtió en una poderosa, herramienta. Pe­ Rivers señaló que Freud había exagera­
ro la expedición fue notable también do la importancia de los impulsos sexua­
porque aplicó con gran provecho a temas les en la motivación humana, sugiriendo
antropológicos los notables conocimien­ que era el instinto de conservación el
tos de Rivers como psicólogo experimen­ más importante de los impulsos huma­
tal. Las pruebas psicológicas que importó nos. Su trabajo durante la guerra le puso
de los laboratorios europeos para aplicar­ en contacto con prominentes exponentes
las a los isleños demostraron la asocia­ de la cultura británica (Siegfried Sassoon,
ción entre la adaptación ambiental y la Robert Graves, Am old Bennett y Ber-
variación comportamental; revelaron trand Russell, entre otros) y le convirtió
que cualesquiera que fueran las diferen­ en una figura pública; en el momento de
cias denotadas entre los isleños y los in­ su muerte era candidato al Parlamento
gleses en habilidades diversas y aptitu­ por el Partido Laborista. Hacia el final
des sensoriales, no eran sino fruto del de su vida se había declarado partida­
aprendizaje más que de una particular rio de la antropología DIFUSIONISTA de G.
dotación biológica diferencial, poniendo Elliot Smith y su discípulo W -I Perry
así de relieve que la cultura no era una (Rivers, 1926). Esta asociación parece
función de la raza, contrariamente al sa­ hoy sorprendente, pero la aproximación
ber convencional que previamente había histórica para explicar los fenómenos
explicado de este modo la variación que Rivers había conocido como médico
comportamental entre los europeos y los conformó el enfoque difusionista, aun­
pueblos llamados primitivos. (Pruebas si­ que los detalles de su explicación lo hi­
milares a las aplicadas en la expedición cieron vulnerable a los )ustificables ata­
serían más tarde usadas por uno de sus ques de los antropólogos de los años
miembros. Charles Myers, para crear el veinte.
nuevo campo de la psicología industrial Rivers y sus colegas de la expedición al
después de la primera guerra mundial). Estrecho de Torres, en especial su orga­
El trabajo siguiente de Rivers respondió nizador, A.C. Haddon, y también Selig­
a las nociones perfiladas en la expedi­ man, adquirieron un papel importante
ción, aunque no siempre les ha parecido en la antropología británica con el cam~
bio de siglo que gen eró una n utrida l í ­ La teoría de los roles empezó con la pu­
n ea d e seguidores. P ero la p ro gen ie de blicación del influyente libro de George
R iv e rs fu e igu a lm e n te im p o rta n te en el Heibert Mead Mind, sslf and society
cam po de la p sicología, pues a través de (1954), centrado en la actuación mani­
su discípulo M yers dejó s u im p o rn ta en fiesta en un rol determinado y la rela­
la p sico log ía aplicada, y gracias a F.C. ción entre tal desempeño y lo esperado,
B a rtlett y otros persistió com o trad ición en particular en lo tocante a comporta­
destacada en la p sico log ía académ ica mientos con reflejo social y a los proble­
hasta finales de la década de 1960. Com o mas del mantenimiento del orden en
an tropólogo fue m en to r de A:R. BjVD-* una sociedad que cambia. El estudio co­
CLIFFE-BftOWN y (in fo rm a lm e n te ) de rrespondiente, llamado «interaccionis-
B ron islaw MALINOWSKI. P u e d e conside­ mo simbólico» o «social», se basa en tres
rársele, pues, el fu n dador de la escuela premisas: ( l ) los seres humanos actúan
de a n tro p o lo gía FUNCIONALISTA. P ero no sobre las cosas basándose en el significa­
sólo fu e p receptor de los dos especialistas do que éstas tienen para ellos; (2) estos
que articu laron los prin cip ios fu n cion a- significados son proclamados y modifi­
listas, sino tam bién gen erador de sus fo r­ cados a través de un proceso de interpre­
m ulaciones iniciales, sobre todo m ed ia n ­ tación por parte del individuo ante lo
te su contribución a la ed ición en 1912 que se le presenta; y (3) las partes inter­
del m anu al Notes and queries on anthro- vinientes en tal interacción deben tener
pology que M a lin o w s k i usó com o gu ía presentes los roles respectivamente de­
en sus trabajos de campo. HK. sempeñados, ejerciendo entonces simul­
O tras le c tu ra s K uklick, 1991; Solobo- táneamente como actores y como espec­
din, 1978. tadores.
El interaccionismo destaca el micro aná­
rol, juego de roles Un rol es un lisis de los encuentros informales: en la
papel o función adoptados por una per­ calle, en las reuniones de negocios* Una
sona o estructura en una sociedad. El importante obra temprana al respecto
juego de roles destaca cómo se presenta fue The presentation o fs e ífin everyday
el yo ante otros o qué esperan recíproca­ Ufe (1956), del sociólogo Erving Goff-
mente de sí los intervinientes. man, quien hizo uso del lenguaje teatral
En rigor, «rol» se decía originalmente de para analizar las formas en que se pre­
los papeles respectivamente desempeña­ sentan los individuos a sí mismos me­
dos por los actores en las obras dramáti­ diante roles que les permiten controlar a
cas, y como término de referencia fue to­ la vez su imagen y los temas suscitados
mado por los científicos sociales para des­ en la interacción. Para Goffman, el rol
cribir el quehacer de cada individuo en la era un logro en interacciones sociales es­
vida diaria. Los roles tienen sus raíces en pecíficas y, dado que su interpretación
la posición social de la persona, a menudo podía no ser del todo feliz, el ejercicio
fija y asignada (al menos en contextos es­ pertinente requería un control y una ne­
pecíficos). El número de roles que cumple gociación constantes. «Puede que la vida
un individuo cotidianamente puede ser no sea un juego —escribió—, pero la inte-
considerable. Los individuos desempeñan racción sí lo es» (p. 245).
un papel, ejercen un rol, cuando adoptan Estudios representativos de la interpre­
y ponen en práctica los deberes y dere­ tación de roles sociales son los de Glaser
chos propios de su posición (R. Linton, y Strauss (1964, 1971) sobre la interac­
1936; vése también T. Parsons, 1951a). ción del personal hospitalario, de Goff-
man (1961) sobre la carrera moral del halló que experimentaban una conside­
paciente mental, de L. Lofland sobre la rable ambivalencia porque su rol ideal
interacción de extraños, y de T. Parsons les exigía que evitaran endurecerse, por
(1951b) sobre la enfermedad y el papel una parte, al tiempo que se mantenían
del médico. Uno de los estudios recientes emocionaLmente distantes, por la otra,
más acertados al respecto es el análisis en su actitud paja con los pacientes (véa­
de Kapferer (1983) acerca de los exorcis­ se también C. Nuckolls, 1993).
mos sinhaleses del sur de Sri Lanka. Como Merton, el antropólogo Víctor TtJH-
Los roles son causa importante de ten­ NEK examinó los roles sociales en conflicto
sión y estrés psicológico. En un estudio porque «el conflicto parece sacaj a la luz
clásico, S. Lieberman (1956) mostró que aspectos fundamentales de la sociedad
los obreros fabriles promovidos a un car­ normalmente velados por las costumbres
go superior o relevados de éste experi­ y los hábitos de la interrelación diaria»
mentaban cambios de actitud y estrés al (1974, p. 35). El conflicto se manifestaba
asumir su nueva posición, producto1de en episodios públicos de tensión cuya apa­
las expectativas inherentes al nuevo rol. rición provocaba «dramas sociales» que
Cuando era restaurados los roles origina­ poseían una «forma procesal» con cuatro
les se mitigaba notablemente el estrés fases principales: ruptura, crisis, acción re­
manifiesto. Esta teoría sobre conflicto de paradora y reintegración. Las normas pa­
roles y estrés psicológico fue ulterior­ ra el desempeño de roles adquieren espe­
mente desarrollada con más detalles por cial relieve al ser violadas, ya que todo in­
el sociólogo Robert K. Merton en su obra tento de recomposición hace que el grupo
capital Sociological ambivaience (1976), social revele sus aspectos funcionales. Tur­
donde declaraba que el conflicto surge ner desarrolló extensivamente este análi­
de situaciones sociales en las que una sis del ejercicio de roles en una serie de es­
persona espera simultáneamente actitu­ tudios (1957, 1967, 1968, 1975) primaria­
des o valores incompatibles en el curso mente enfocados en las crisis de la vida y
de una relación. Aplicando esta teoría al en los rituales de adivinación entre los
estudio de los médicos, Merton- (1982) ndembu de Zambia. CN
sacrificio En general hace referencia
a la muerte de animales o destrucción de
bienes en un contexto religioso. Si em­
bargo, son muchos los problemas que en­
traña su definición. En su obra clásica
Sacrifice (1964*), que aporta el punto ini­
cial de las discusiones antropológicas
más recientes, Henri Hubert y Marcel
MAUSS incluyeron inicialmente «cual­
quier oblación, incluso de materia vege­
tal», pero pronto empezaron a hablar de
la «victim a» del sacrificio (1964, pp. 12-
15). El sentido más estricto se especifica
a veces con la expresión «sacrificio de
SANGRE», mientras que cuando se trata
de bienes suele decirse más bien «ofren­
da», y no siempre queda clara la distin­
ción entre una y otro. A-demás, el sacrifi­
cio no siempre implica destrucción físi­
ca; en la tradición cristiana es corriente
hablar de sacrificio en el sentido de dedi­
cación personal o altruismo.
Dado que las definiciones no son sino in­
tentos de aislar la esencia de la práctica,
cada una entraña su propia teoría del sa­
crificio. Pero invariablemente aparecen
muchos casos que no se ajustan a la teo­
ría, y en ello se basa el argumento de
Luc de Heusch (1985, p. 23) en el senti­
do de que sería mejor renunciar a «cual­
quier esquema sacrificial universal». En
cambio, el carácter del sacrificio debiera
ser examinado en términos indígenas, y
las comparaciones etnográficas, sin pre­
juicios.
Sin embargo, en un siglo pletórico de
conjeturas al respecto han sido varios los
aspectos destacados en el registro etno­
gráfico:

Comunicación■Hubert y Mauss, siguien­


do a su maestro DURKHEIM, resaltaron la
distinción entre los terrenos sagrado y
profano, que de algún modo se comuni­
caban a través del sacrificio. El ofren­
dante (la persona o personas que patroci-
nan el rito) y la víctima se incorporan ne rara vez se desecha. Comoquiera que
por algún procedimiento, aunque de for­ los animales ya han sido presentados a
ma diferente, al terreno de lo sagrado los dioses, es como si los humanos com­
adoptando temporalmente carácter de partieran un ágape con éstos. Éste es el
dioses. Con su terminología de transicio­ aspecto desarrollado por "WiUiam Ro-
nes adelante y atrás, a menudo espacial- bertson S m ít h (1889), quien consideró
mente concebidas, Hubert y Mauss pre­ esta comensalidad como marca de la
figuraron la noción de RITO DE PASO de­ unión existente entre los miembros de
sarrollada algunos años más tarde por una comunidad, y el sacrificio como su
Arnold Yan GENNEP- Pero la utilidad de proyección en el mundo de lo sobrenatu»
sus formulaciones se ve disminuida por ral. Este es el sentido habitual con que se
usar constantemente una terminología usa «comunión» en antropología.
etnocentrista tomada directamente de la Catarsis: Girard (1977) señaló que el
tradición judeocristiana, como es el caso, rasgo clave del sacrificio es su VIOLENCIA:
por ejemplo, sus conceptos de «comu­ derramando sangre, una comunidad ex­
nión», «votivo» y «expiatorio». terioriza las animosidades existentes en­
Sustitución : Claude L é v i - S t r a u s s consi­ tre sus miembros. Girard se basó en la
deró también el sacrificio como nexo de teoría freudiana, pero los datos etnográ­
unión entre los humanos y los dioses. Sin ficos no la apoyan. Las personas que po­
embargo, esta conexión no tiene lugar seen animales domésticos suelen consi­
mediante movimientos entre sus terre­ derar su sacrificio como un acto de ruti­
nos respectivos sino a través de especies na que no despierta pasión alguna, y
vinculadas por sustituibilidad recíproca. mucho menos catarsis.
Su formulación es característicamente Regalo: quizás la teoría más antigua
abstracta; la ofrece al final de una larga acerca del sacrificio, lo considera como
discusión del TOTEMISMO, en compara­ prestación. Como señalara Edward Bur-
ción con el cual Lévi-Strauss (1966, pp. nett T y l o r , «sacrificio es un regalo a
223-228) juzga al sacrificio inferior si no una deidad, como si se tratara de un hu­
«falso». No obstante, señaló una caracte­ mano» (1871, 2, p. 540). Como ilustra el
rística muy generalizada en toda clase de caso de los nuer, cuanto más valioso es el
sacrificios. En el caso clásico de los nuer regalo para el dador, más importante es
descrito p o r EJE. E v a ns - P r i TCHAKD el sacrificio. Además, las PLEGARIAS que
(1956), el buey es la victima con más acompañan al sacrificio destacan a me­
prestígio} pero puede ser sustituido por nudo el acto de la dádiva. El mismo len­
una cabra sin que se produzca pérdida al­ guaje reconoce, no obstante, que las dei­
guna de eficacia ritual, y la cabra puede dades son fuente de toda la vida y. la ri­
ser sustituida por una gallina, y esta por queza, subrayándose así la desigual
un huevo, y el huevo por un pepino que naturaleza del intercambio. Tampoco
es sajado con una lanza como si se tratara explica la teoría del regalo por qué en la
dé un buey. En algunas seríes, el sacrifi­ mayoría de los casos sólo una clase muy
cio más imponente es el de un humano reducida de animales u. objetos se consi­
—dándose cabida así al regicidio ritual y a deran idóneos para el sacrificio.
los cazadores de cabezas^ y aun el de los
propios sacrificadores, como en la noción En casos etnográficos particulares, cual­
cristiana del autosacrificio. quiera de estos aspectos puede estar re­
Cotnensalidad: casi siempre son ANIM A ­ presentado, o una combinación de ellos,
LES domésticos los sacrificados, y su car­ e incluso otros nuevos y por incorporar
aún a la teoría. De ahí que el debate en acerca de la sociedad y valores que sirven
torno a la-naturaleza del sacrificio siga para que la definición del mundo por
vigente. PM una cultura pare zea real y j usta. AB
Véase también RELIGIÓN, ANTROPOLOGÍA Víase también MAGIA, RITUAL, ANTROPO­
SIMBÓLICA LOGÍA SIMBÓLICA, TABÚ.
Otras lecturas Van Gennep, 1960.
S a g r a d o Denota una clase de objetos,
eventos y seres que una cultura define salud Véase ENFERMEDAD, ANTROPOLO­
como diferentes de los que presenta la GÍA MÉDICA.
realidad común. Como adjetivo, «sagra­
do» se refiere a una cualidad diferencial, sanciones Respuestas a acciones que
ajena y más importante que cualquiera violan las normas sociales de un grupo.
que quepa al mundo profano. En muchos Estas reacciones pueden ser tanto positi­
casos implica un nexo con un orden de vas (aprobatorias) como negativas (con­
existencia invisible o sobrenatural. Una denatorias). En conjunto, las sanciones
iglesia o un sacerdote pueden ser sagra­ sociales sirven para mantener el orden
dos por asociación Con ESPÍRITUS, ANTE­ social y el control recompensando la
PASADOS o fuerzas mágicas. Los objetos conformidad y castigando la DESVIACIÓN,
sagrados son comúnmente centrales a reintegrando la sociedad tras una ruptu­
todas las religiones como a los rituales ra. Impuestas por individuos o por el
seculares. En algunas culturas, aunque grupo, las sanciones se basan en un or­
no en absoluto en todas, las cosas sagra­ den normativo colectivo y reflejan un
das se consideran con especial reveren­ sentido compartido de moralidad y de
cia, unción y temor (Eliade, 1959). contravención. Las sanciones legales son
Lo sagrado ha sido siempre tema impor­ sólo una de las muchas clases existentes,
tante de todos los estudios antropológicos entre las que se incluyen la presión so­
sobre la RELIGIÓN. Émile D ü RKHEIM cial y las estrategias de autoayuda (como
(1915) señaló que los objetos sagrados la venganza).
son símbolos del sistema social. Por re­ Estos conceptos tienen su fundamento
presentar a la sociedad, lo sagrado pro­ en la definición clásica de RADCLIFFE-
porciona un foco tangible para la expre­ B r o w n de sanción como reacción de la
sión e inculcación de sentimientos de de­ sociedad, o de la mayoría de sus compo­
pendencia en el grupo. La demarcación nentes, a variedades de comportamien­
de este ámbito sagrado, dijo, es la raíz de to ya aprobadas, ya reprobadas (1934, p.
toda religión. Max W e b e r (1946) corre­ 205). Su análisis sobre las sanciones so­
lacionó los conceptos de lo sagrado con ciales se centró en las reacciones de
diferentes tipos de religión. Mientras que grupo más que individuales y partió del
las religiones «primitivas» ven lo sagrado supuesto de que las sociedades poseen
como intrínseco a todo el mundo en de­ normas consensuadas. Radcliffe-Brown
rredor, las religiones mundiales concen­ entendió que la función de estas sancio­
tran lo sagrado en unos pocos objetos, nes no era otra que restaurar el orden so­
deidades y personas, M is recientemente, cial mediante la reacción colectiva ante
los antropólogos simbolistas han llevado un mal comportamiento, que recompu­
su atención al significado de los símbolos siera la sociedad y le restituyera el equi­
sagrados. Clifford G e e r t z (1973), por librio y la armonía.
ejemplo, argumentó que los símbolos sa­ Los teóricos, en particular los que traba­
grados contienen complejos mensajes jan sobre el URBANISMO como modelo de
vida. (Wirth, 1938), distinguen entre de África, por ejemplo, se sacrifican A N I­
sanciones formales (impuestas por el es­ MALES domésticos a deidades y ancestros
tado) e informales (impuestas por los (Heusch, 1985) y es frecuente que se ro­
miembros de una comunidad). Las san­ cíen con sangre los altares (Zahan,
ciones formales se aplican mayoritaxia- 1979). En otras tradiciones religiosas, el
mente en escenarios urbanos e incluyen sacrificio literalmente sangriento ha si­
arresto y encarcelamiento; en las zonas do reemplazado por ofertas simbólicas
rurales predominan las informales, y de sangre (M. Douglas, 1970a), como
comprenden la maledicencia, la adjudi­ ocurre en la eucaristía cristiana, durante
cación de motes, las bromas con reflejo la que el vino tinto bebido ritualmente
práctico y el OSTRACISMO. SEM por el oficiante se dice transformado por
Véase también RESOLUCIÓN DE CONFLIC­ MAGIA en la sangre de Jesucristo (Feeley-
TOS, LEY, ANTROPOLOGÍA LEGAL, ANTROPO­ Harnik, 1981). Las leyes religiosas son a
LOGÍA POLÍTICA. menudo muy estrictas acerca del trata­
Otras lecturas Epstein, 1968. miento de la sangre y si es correcto con­
sumirla: los judíos y los musulmanes só­
s a n g r e Es una sustancia corporal que lo pueden i n s umir carne de animales
ha adquirido una extraordinaria elabo­ muertos y desangrados cuya sangre es
ración cultural, de tal modo que su sig­ bendecida por la oración en el momento
nificado va mucho más allá del que defi­ del sacrificio del animal (R. Cernea,
ne la serología. La sangre no es nunca 1981).
«sólo sangre»; indefectiblemente pre­ Lo que se entiende por sangre no es a ve­
senta poderosas asociaciones insertas en ces inmediatamente obvio. Por ejemplo,
una variedad de esquemas cosmológicos en muchos lenguajes africanos la voz
bien desarrollados que, no obstante, son «semen» sirve igualmente para «san­
muy variables entre culturas. gre» (Héritier, 1982, p. 172). Un sistema
Donde la sangre se considera un potente conceptual semejante se da en Jamaica,
líquido cuya pérdida es temida abundan donde se cree que hombres y mujeres
los rumores sobre prácticas de vampiris- poseen tanto sangre roja como blanca,
mo, como en Africa del Sur y Central en aunque sólo la blanca —combinadas las
los tiempos coloniales, en que se creía de la pareja en el acto sexual—lleva a la
que los europeos eran vampiros que chu­ concepción (Sobo, 1993). En otros luga­
paban la sangre de los africanos (Luise res, incluidas diversas sociedades mela-
White, 1995)- El COLONIALISMO, podría nesias (Knauft, 1989), se dice que el feto
decirse, extraía el líquido vital de Africa. recibe su sangre de uno solo de sus pro­
La pérdida de sangre es simbólicamente genitores (en general la madre), mien­
problemática, aun cuando no sea médi­ tras que el resto del cuerpo (especial­
camente peligrosa. Por ejemplo, entre mente los huesos) proviene de exclusiva­
los kaguru de Tanzania, si hay sangre en mente del padre. De este modo se
el curso de una disputa, a los conten­ entrelazan sexo y sangre como fuentes
dientes se les impone una multa mayor metafóricas para una comprensión de
que de no haberla, incluso si la herida es base filosófica de la sociedad humana.
insignificante (Beidelruan, 1963). Las enfermedades de la sangre o relacio­
El poder metafórico de la sangre es evi­ nadas con ella son a menudo objeto fre­
dente también en el papel que desempe­ cuente de mociones culturalmente espe­
ña en la RELIGIÓN, y en particular, en el cíficas, por ejemplo, el valor de una
ritual del SACRIFICIO. A lo largo y ancho MENSTRUACIÓN con flujo ya caudaloso, ya
escaso en Gales (Skultans, f988), el ver­ sangre pueden tener consecuencias más
tido de la leche de la madre en Haití siniestras. En la Europa medieval los ju­
(Farmer, 1988), o las causas de la hiper­ díos fueron perseguidos por los cristia­
tensión entre los ojibwa canadienses nos, quienes les acusaban de dar muerte
(Garro, 1988). En Japón, una ideología a niños cristianos para servirse de su
clásica muy bien establecida trata del sangre para fabricar su matzoh (pan áci­
papel de la sangre en la regulación de los mo) (Dundee, 1991). La persistencia de
cuatro humores del cuerpo y que presta las guerras de VENGANZA en partes de la
fundamento a curas para los más varia­ Europa oriental (Boehm, 1984) ha teni­
dos males (Picone, 1989). La hemotrans- do repercusiones devastadoras en los úl­
misión del virus de la inmunodeficiencia timos años. Lo mismo cabe decir de las
humana (H IV ) ha hecho al sida particu­ leyes de miscegenia antiguamente en vi­
larmente susceptible de elaboraciones gor en numerosos países de Africa del
culturalmente muy variables (Farmer, Sur y en muchos estados estadouniden­
1990; D. Feldmen, 1990). ses. La retórica de la «pureza racial»,
Las ideas populares acerca de la sangre continuamente aireada en la Alemania
en la América del Norte actual están tan de Hitler, y las exigencias de pureza ét­
desarrolladas como en cualquier otro lu­ nica en la antigua Yugoslavia recurren
gar, aunque por ser vehiculadas en un sin excepción al argumento de la sangre
idioma biológico-popular, se tienen con como símbolo capital, subrayando así el
frecuencia por algo más «reales» que las peligro potencial del pensamiento sim­
de otras culturas donde se entienden co­ plista acerca de los humanos en térmi­
mo «simbólicas». Sin embargo, lo que se nos de sus nexos de «sangre». AG
entiende como sentido común en un Véase también CLASIFICACIÓN, CONSAN­
marco cultural puede ser cualquier cosa GUINIDAD, PARENTESCO FICTICIO, TABÚES
menos común (C. Geertz, 1983, pp. 73- DE INCESTO, PARENTESCO, ANTROPOLOGÍA
93). Por ejemplo, la fijación norteameri­ SIMBÓLICA.
cana de que los vínculos «de sangre» Otras lecturas Meigs, 1984; V. Turner,
—que esencialmente indican conexiones 1967.
biogenéticas— son reales y, por tanto,
permanentes, significa, en palabras de Sapir, Edward (1884-1959) Ed-
David Schn eider (1968, p. 24), que una ward Sapir fue uno de los más destaca­
mujer puede tener un ex marido, pero no dos discípulos en los cursos de antropolo­
una ex madre. De donde que muchas pa­ gía de Franz B o a s en Columbia. Destaca
rejas infértiles se resistan a la ADOPCIÓN sobre todo por su labor precursora en el
y recurran a caras tecnologías para crear campo de la LINGÜÍSTICA (en particular
un feto vía manipulación científica, in­ de las lenguas nativas norteamericanas)
cluso la «maternidad sustitutiva» (Rago- y en la ANTROPOLOGÍA PSICOLÓGICA. Su
ne, 1994), de modo que el niño tenga lo interés por el arte y la estética puso los
que comúnmente se acepta como víncu­ fundamentos de la ANTROPOLOGIA HUMA­
lo «sanguíneo» (M. Strathern, 1992). En NISTA.
otras sociedades, donde los lazos de pa­ Sapir nació en Rusia en 1884 en el sentó
rentesco adquieren un carácter mani­ de una familia judía lituana que emigró
fiestamente social, esta fijación acerca pronto a Estados Unidos. Creció en Nue­
del vínculo sanguíneo parecería, cierta­ va York, fue un alumno brillante y en su
mente, muy simbólica. momento pasó a la Universidad de Co­
Las ideas acerca de la naturaleza de la lumbia, donde estudió filología germá­
nica e indoeuropea, verdadero núcleo-de troducción la tradición boasiana en
la lingüística, a comienzos del siglo XX. Canadá por parte de Sapir ha llevado a
Sin embargo, no tardó en caer bajo la in­ muchos a considerarle el fundador de la
fluencia de Franz Boas y acabó licen­ antropología moderna canadiense, repu­
ciándose en antropología. Realizó nume­ tación manchada (a ojos de los canadien­
rosos trabajos de campo sobre las lenguas ses) por su .marcha a Chicago en 1925
nativas de los indios de California y la para no volver.
Costa Noroeste y se doctoró en 1909, a la En la Universidad de Chicago (1925-
edad de veinticinco años. 1931) y más tarde en Yale (1931-1939),
Sapir fue considerado en su tiempo la fi­ Sapir desplazó su interés por la lingüísti­
gura más prominente en la antropología ca hacia el campo de la psicología. Siem­
lingüística, no sólo por su capacidad na­ pre habían sido muchos los campos de
tural, también por sus extensos trabajos estudio que había abordado, pero no fue
de campo y su educación formal en lin­ sino tras abandonar el cerrado ámbito de
güística clásica (a la sazón muy rara). La los museos para entrar de lleno en la vi­
mayor parte de sus investigaciones fue­ da académica cuando al fin pudo desa­
ron auspiciadas por museos, que con fre- rrollarlos con plena libertad. Junto con
cuencia esperaban que sus especialistas sus amigas Ruth BENEDICT y Margaret
enriquecieran sus colecciones adquirien­ M EAD , se le considera el fundador de la
do aquí y allá muestras de cultura mate­ escuela CULTURA Y PERSONALIDAD, que se
rial si no sustanciosos caudales de infor­ propuso explorar la dimensión psicológi­
mación etnográfica. El enorme interés ca del concepto boasiano de la CULTURA
de Sapir en la lingüística le creó en oca­ incorporándola a nuevos proyectos de in­
siones dificultades con sus patronos, más vestigación. PerOj en este caso, la mayo­
interesados a veces en los objetos palpa­ ría de sus planes fracasaron: el anuncia­
bles que en las teorías. do libro sobre cultura y psicología no fue
Su primer cargo académico importante terminado ni se hizo realidad el institu­
fue como etnólogo jefe del Estudio Geo­ to de psiquiatría cultural que se había
gráfico de Canadá en Ottawa en 1910, propuesto crear. Sin embargo, sus ideas,
que ocupó hasta 1925. Fue el precursor publicadas sobre todo en forma de ar­
de los estudios lingüísticos en las tribus tículos (Sapir, 1949), tuvieron gran im-
indígenas y desarrolló una teoría de cla­ pactOj en especial sobre sus alumnos (Sa-
sificación de todas las lenguas indias de pir, 1994).
América del Norte, que dividió en seis Con sus profundas incursiones en la lin­
familias (Sapir, 1990" 1991). Además, güística Sapir puso de relieve importan­
trabajó intensamente en la integración tes relaciones entre el lenguaje y la cul­
de la historia con la teoría etnológica tura, la más importante quizás la que se
(Sapir, 1916). ha dado en llamar la HIPÓTESIS DE WHOELF
De gran influencia durante su período (también conocida como hipótesis de Sa-
canadiense fue la publicación de un tex­ pir-Whorf), que indicaba que las formas
to general sobre lingüística, Language de lenguaje tradicionalmente estableci­
(1921), obra que le ganó un merecido das y en uso estructuraban el pensa­
reconocimiento internacional y que ya miento de manera que «el mundo real se
auguraba muchos de los avances en lin­ construye en gran medida inconsciente­
güística realizados por otros en los si­ mente a partir de los hábitos lingüísticos
guientes decenios. (El libro sigue siendo del grupo» (Sapir, Í929a). Y si bien los
editado y aún con plena vigencia.) La in­ estudios transculturales siguientes la re­
chazaron mayoritariamente (al menos nificado se han limitado básicamente al
en su formulación más estricta), ei he­ aspecto referencial, suponiéndose que es
cho es que se incorporó a la cultura po­ éste el que desempeña la función más
pular como noción firme, importante para comprender la cogni­
Sapir murió en 1939, pero la influencia ción y el comportamiento humanos
de su obra sigue plenamente vigente. Su (aserto que sería cuestionado por los
iniciativa en el sentido de profesionali­ pragmatistas). Los semanticistas postu­
zar la lingüística no sólo garantizó su po­ lan igualmente que el estudio más im ­
sición en la antropología, sino que puso portante o interesante del significado re­
las bases que permitieron su desarrollo ferencial está libre al máximo de in­
como disciplina independiente con pro­ fluencias por contexto, definido éste
yección directa en todas las lenguas del como situación inmediata en la que ha­
mundo. La insistencia de Sapir sobre la blante y oyente tratan de comunicarse y
importancia del estudio de la creatividad entenderse. Por ejemplo, una frase infor­
de las gentes al responder a las fuerzas mativa como «Antonio tiene treinta y
históricas y culturales puso las bases de cuatro años» puede emitirse en una gran
la antropología humanista a mediados variedad de contextos, donde hablante y
de la década de 1970. Su propio interés oyente (entre otros factores) serán dife­
por las artes, y la poesía en particular, rentes, pero permanecerá constante el
llevó a muchos antropólogos posteriores significado referencial.
a demoler las fronteras entre las huma­ El ANÁLISIS COMPONENCIAL es quizás el
nidades y las ciencias sociales, TB método y la teoría semánticos más fa­
Véase también COMUNICACIÓN, G RAM ÁTI­ mosos en la antropología, específica­
CA, LINGÜÍSTICA HISTÓRICA, LENGUAJE, mente desarrollados para el estudio del
HISTORIA DE VIDA. significado (referencial) de los térm i­
Otras lecturas Darnell, 1990; Koerner, nos de parentesco. Tuvo su origen en los
1984. trabajos seminales de Lounsbury (1956)
y Goodenough (1956) y fue rápidamen­
sati Práctica de autoinmolación de las te adoptado por los lingüistas, que lo
esposas hindúes en la pira funeraria del aplicaron al estudio de campos léxicos
marido. MR ajenos al parentesco. Básicamente, el ob­
jeto de este análisis era extraer de infor­
S e m á n tic a Se emplea en filosofía, mantes una clase de denotados (identifi­
lingüistica y antropología para denotar el cados en términos de una trama genea­
estudio de los significados en general lógica «universal») que se correspondían
(Lyons, 1977). Sin embargo, a raíz del con un término de parentesco particular,
creciente relieve adquirido últimamente y a continuación, a partir de esta clase,
por el campo de la PRAGMÁTICA, el térmi­ definir un conjunto de «componentes» o
no ha visto restringido su uso. Hoy puede «rasgos semánticos distintivos» cruciales
definirse como el estudio del significado para diferenciar esta clase de denotados
referencial, como el uso del lenguaje para de cualquier otra posible en el sistema
describir o informar, en contraposición a de parentesco local. El término parente­
otras aplicaciones deliberadas (funciones) las se definiría entonces por aspectos se­
del lenguaje, como la expresión de emo­ mánticos (característicos y, por tanto,
ciones o el ejercer un efecto en un interlo­ distintivos). No es lugar éste para discu­
cutor. tir el método en profundidad ni las críti­
Los estudios más destacados sobre el sig­ cas suscitadas (Bolinger, 1963; D. Schnei-
der, 1984). Sin embargo, el análisis com- así como el proceso que permite com­
ponencial ha perdido considerable in­ prender su relación, que llamó «de inter­
fluencia en estos últimos años a raíz de pretación», lo cual le permitió codificar
las criticas recibidas. tres niveles de relación: primario, secun-
Puede que sea prudente llegar a la con­ dario y terciario. El primero se refiere a
clusión de que la importancia del análisis la naturaleza intrínseca de los objetos; el
semántico se ha visto eclipsada por la segundo alude a la relación entre el ob­
pragmática, gracias en particular a las jeto y su significante; y el tercero, a la
criticas de Silverstein (1976) y otros. A l­ relación entre objeto, significante y mo­
gunos filósofos han llegado a sugerir que do de interpretación (Peirce, 1951-
la semántica no es defendible m siquiera 1958). La concatenación de estas relacio­
en principio (Putnam, 1975, pp. 159- nes produce una taxonomía muy com­
152), aunque estos ataques no se han pleja de signos en los escritos de Peirce,
mantenido ni han llegado a convencer en pero un esquema simplificado mediante
medida suficiente para eliminarla abso­ términos como «icono», «Índice» y «sím­
lutamente como campo de estudio, SC bolo» ganó amplia aceptación y fue po­
Otras lecturas Dixon, 1971; Jerrold pularizado por contemporáneos de Peir­
Katz y Fodor, 1965; L a ioff, 1971; Wein- ce como, por citar sólo uno, Charles M o­
reich, 1972. rris (1958).
Un icono se parece a la cosa que repre­
s e m i ó t i c a Se decía del estudio gene­ senta (una imagen de un árbol), expre­
ral de los SIGNOS, según el filósofo John sando así una relación primaria. Un ín­
Locke, del siglo xvn. Sin embargo, la se­ dice entraña una relación intrínseca con
miótica moderna, también llamada «se­ la cosa que representa (una veleta indi­
miología», fue establecida en el siglo XX cadora de la dirección del viento), expre­
por el lingüista suizo Ferdinand de Saus- sando así una relación secundaria. Un
sure y por el filósofo pragmatista norte­ símbolo se relaciona con el objeto que
americano Charles Sanders Peirce. representa en virtud de un convenio o
Saussure (1959) expresó la relación exis­ acuerdo previos (la voz «árbol» repre­
tente entre el signo y su objeto como la senta a un árbol en virtud de un acuerdo
que media entre «significante» y «signi- de los hispanohablantes), expresando así
ficado». Identificó todos los fenómenos una relación terciaria. El proceso de con­
lingüísticos como fenómenos de signos, y venio o acuerdo subyacente a la cons­
estableció así métodos para el estudio de trucción de símbolos es el modo de Inter­
los sistemas de signos no lingüísticos. La pretación y se deriva de procesos cultu­
teoría de los signos de Saussure postula­ rales.
ba que todos los hablantes de una misma El antropólogo Leslie W H IT E (1940,
lengua poseen un caudal de saber com­ 1949) llamó a los seres humanos «ani­
partido acerca de la relación existente males simbolizantes», y otros investiga­
entre los signos lingüísticos y sus objetos dores han señalado que la capacidad de
que les permite comunicarse. Llamó a hacer uso de signos, o semiosis, es una
este caudal de saberes «lengua». Y a las facultad humana básica y puede que sin­
variaciones individuales en la lengua, gular. Se ha prestado especial atención al
«parole». Lengua y parole constituyen uso humano de símbolos, dado que re­
conjuntamente el «lenguaje». quieren del modo de interpretación, cul­
Peírce era un filósofo lógico que exploró turalmente dependiente, para su viabili­
la relación entre objeto y significante, dad. Recientes experimentos de comuni­
cación con chimpancés y otros grandes en que se presenta en los análisis estruc­
simios han cuestionado la unicidad de turales de Claude LÉVT-STRAUSS.
los humanos en el uso de símbolos, dado La semiótica ha ejercido una gran in­
que algunos de estos animales, según se fluencia en la teoría literaria y en la psi­
postula, ban aprendido a valerse de quiatría desde la segunda guerra mun­
muestras no icónicas para comunicarse dial, en parte debido al prominente pa­
con humanos. Otros han aprendido los pel que tienen los símbolos en la
rudimentos del Lenguaje de Signos psicología humana, la literatura y el ar­
Americano (Ameslan), el principal entre te. En Francia, un poderoso movimiento
los sordos norteamericanos. Un chim­ intelectual ha tenido por fundamento
pancé, Kanzi, no habla pero ha aprendi­ una fusión de teoría literaria y psiquiá­
do a reconocer el lenguaje humano (Sa- trica, movimiento que a su vez se ha pro­
vage-Rumbaugh, 1986). Actualmente la pagado por todo el mundo. Entre sus te­
opinión acerca de si estos primates usan óricos principales destacan Roland Bar-
verdaderamente del lenguaje o mera­ thes, Jacques Derrida, Michel Foucault,
mente reproducen un adiestramiento Julia Kristeva y Jacques Lacan. WBe
basado en un proceso estímulo-respuesta Véase lambién COMUNICACIÓN, POESÍA,
sigue dividida (Wallman, 1992). PRAGMÁTICA, ANTROPOLOGÍA SIMBÓLICA.
Tanto si la capacidad de servirse de sig­ Otras Lecturas Sebeok 1964.
nos es únicamente humana como si no lo
es, lo cierto es que los humanos poseen S e x o El estudio antropológico del
un enorme y elaborado repertorio de fe­ comportamiento sexual se centra en la
nómenos semióticos en sus culturas. El interacción de los factores biológicos,
mero estudio del lenguaje es ya una em­ psicológicos y culturales que favorecen
presa muy compleja. Semiólogos como el impulso erótico, la atracción sexual y
Umberto Eco (1976) han aplicado a prác­ el comportamiento apropiado al respecto
ticamente todas las áreas del quehacer en todo el mundo (D. Davis y Whitten,
humano la investigación semiótica, uno Í987),
de cuyos aspectos más importantes resi­ La investigación del comportamiento se-
de, desde Saussure, en darse cuenta de xual a principios del siglo XX en las so­
que la mayoría de los signos no existen ciedades no occidentales era a menudo
de forma aislada, sino organizados en sis­ muy fragmentaria, de carácter sobre to­
temas caracterizados por «oposiciones», do impresionista y, sencillamente, equi­
esto es, un conjunto de contrastes cogni- vocada. En la década de 1950, los estu­
tivos que diferencian cada signo de los dios antropológicos de la sexualidad se
restantes del sistema. Así, un signo dado basaban fundamentalmente en investi­
se interpreta más bien por lo que no es gaciones culturales comparadas y en et­
que por lo que es. La totalidad de con­ nografías con objeto de explorar el com­
trastes constituye una «estructura», y el portamiento sexual. Esta metodología
estudio de una institución cultural (como produjo no pocas descripciones, con fre~
el parentesco) o un producto (como un cuencia puramente mecánicas, de prácti­
mito) basado en el descubrimiento y aná­ cas sexuales premaritales, juegos eróti­
lisis de la estructura se llama «ESTRUCTCJ- cos y lances extramaritales (C. Ford y
R ALI5M O». El estudio de la semiótica ha Beach, 1951). Algunos de los hallazgos
estado, pues, inextricablemente vincula­ más interesantes son: (1) en la mayoría
do a este método analítico (véase T. de las sociedades, los hombres se intere­
Hawkes, 1977), en particular del modo san más por obtener un orgasmo rápido
que en preámbulos pausados; (2) la mo­ les interesa conocer la ambición, la dili­
destia sexual se da. con carácter panhu- gencia, los ingresos, la posición y la ge­
mano; (3) toda cultura reconoce y com­ nerosidad masculinas, mientras que los
prende implícitamente la combustibili­ hombres se centran en pruebas de ferti­
dad erótica de compartir comida entre lidad femenina, como juventud y salud,
sexos; (4) la impotencia masculina se exclusividad sexual, capacidad reproduc­
asocia con culturas sexualmente muy tora e inversión parental. Estas diferen­
restrictivas; (5) en muchas sociedades se cias por sexo explican la «asimetría bási­
tolera el sexo premarital siempre que no ca del encuentro sexual que confiere a la
cause el embarazo de la mujer; (6) el be­ mujer, especialmente antes del matri­
so es menos común que la manipulación monio, una notable preponderancia para
oral y manual de los genitales; (7) la mo­ presentar sus demandas al hombre» (Le-
ralidad sexual guarda «en toda sociedad Vay, 1993, p. 13). La propia biología pro­
una relación directa, con el grado en que picia despliegues eróticos diferenciales y
se superponen las relaciones sexuales y de efectos claros.
reproductoras» (Frayser, 1985, p. 380); La fascinación y motivación de los hu­
(8) la violación es más común en las cul­ manos por el sexo acentúa el problema
turas con un alto grado de violencia in­ de cómo regular y controlar la sexuali­
terpersonal y de segregación sexual dad. Todas las culturas tratan de mitigar
(Sanday, 1981b); (9) «los antropólogos los potencialmente nocivos poderes del
rara vez han estudiado el grado en que el deseo sexual mediante su integración en
envejecimiento afecta a la sexualidad» la institución marital o familiar. De ahí
(D. Davis y Whitten, 1937, p, 76); y (10) que todas las prácticas sexuales funcio­
el comportamiento sexual real rara vez nen dentro de alguna clase de sistema
observa las convenciones de la morali­ moral (Davenport, 1971).
dad pública. Todas las sociedades presentan cierta
La fuerza de la investigación transcultu- medida de actividad sexual extramari-
ral —la determinación de modelos gene­ tal, menor en las mujeres casadas y ma­
rales- es también su limitación. Aten­ yor en los hombres de igual éstado. En
diendo a la pauta normativa general e general, las relaciones sexuales extrame­
ignorando las excepciones implícitas se rítales son las «más estrictamente prohi­
pasaba por alto el significado del com­ bidas en todas las sociedades» (Frayser,
portamiento sexual en una cultura espe­ 1985, p. 209). Son las sociedades CAMPE­
cífica. Los antropólogos han tratado de SINAS las que poseen los códigos más es­
corregir este sesgo metodológico produ­ trictos de regulación de la conducta pre-
ciendo algunos estudios etnográficos ca­ marital y marital, y las SOCIEDADES DE
suísticos que exploran de qué modo las BANDAS tienen las más abiertas y laxas en
nociones de la sexualidad sirven como este sentido.
medio primario de organización de la v i­ Las actitudes culturales ante el compor­
da ordinaria (Crocker, 1990). tamiento sexual comprenden desde una
Recientemente, los psicólogos y antropó­ honda aprensión (u orientación sexual
logos evolutivos se han propuesto cono­ negativa) hasta el enfoque abierto y na­
cer las fuerzas que explican la universa- tural (u orientación sexual positiva). Las
lidad de las diferencias sexuales en el comunidades sexopositivas suelen ser
afán, por obtener satisfacción erótica y pequeñas, con «sexualidad libre de las
romántica (Symons, 1979). Así, han en­ restricciones del matrimonio concertado,
contrado que a la mayoría de las mujeres la religión centralizada, los derechos de
propiedad y el control político» (Gregor, al, secreta vinculación emocional o am­
1985, p. 5), Cualquiera que sea su com­ bivalencia respecto del sexo opuesto. Es
plejidad social o posición oficial frente a significativo que las culturas a favor del
la satisfacción erótica, la mayoría de las modelo polinesio reprueben las expre­
culturas son chocantemente ambivalen­ siones públicas de amor y las muestras
tes en lo que se refiere a la sexualidad y de intimidad emocional, comportamien­
su lugar en la vida diaria (Broude, 1975). tos que se considera materia privada en­
Ninguna cultura es del todo feliz o se tre individuos. Por el contrario, el mode­
siente plenamente satisfecha con su sín­ lo norteamericano se organiza en torno a
tesis o conciliación de amor y sexo, que la noción del AMOR ROMÁNTICO idealiza­
todas tratan de conseguir. Tanto en la do, que aprueba y glorifica las muestras
metrópolis tecnológica como en el ámbi­ públicas de afecto en el habla y el com­
to tribal, en la ciudad industrial o en el portamiento siempre que no sean mani­
poblado agrícola persiste la tensión en­ fiestamente sexuales. Aunque las metá­
tre las costumbres sexuales y las pros­ foras románticas conforman el lenguaje
cripciones relativas al contexto apropia­ de cortejo preferido, se entiende que por
do, ya de los actos sexuales, ya de las ma­ su significado e implicaciones pueden
nifestaciones de amor romántico. La abarcar desde el deseo puro al afecto in­
ambivalencia priva en la tribu amazóni­ teresado- Si examinamos el registro his­
ca de los mehinaku, donde el goce sexual tórico, es obvio que los primeros etnó­
es objeto de discusión abierta, pero se ri­ grafos y exploradores ignoraron o inter­
diculizan las declaraciones públicas o pretaron mal las numerosas formas de
privadas de amor; los fulbe de Nigeria, afiliación posibles dentro y fuera del en­
en cambio, alientan la búsqueda de va­ cuentro sexual.
riedad sexual y, así, se revelan constante­ Los primeros investigadores fueron me­
mente sorprendidos cuando alguien se nos atentos incluso a la HOMOSEXUALIDAD
inclina por una relación emocional o se- como orientación sexual y estilo de vida.
xualmente exclusiva. Entre los taita de Los antropólogos han empezado a estu­
Kenia, hombres y mujeres no se sientan diar la preferencia erótica por alguien
juntos a la mesa: se trata de un modo'co­ del mismo sexo como fenómeno a la vez
mún de establecer y mantener las polari­ biológico y cultural. Sin embargo, el es­
dades masculina y femenina claras y tudio se ha visto limitado por problemas
bien marcadas, y también de reducir las metodológicos y teóricos determinantes
ocasiones de vinculación romántica de un enfoque sesgado hacia la homose­
(Janfcowiak, 1995), xualidad masculina más que femenina
Las ambigüedades que rodean a hom­ (Gregersen, 1983, p< 81), Además, «los
bres y mujeres que buscan satisfacción factores responsables de la orientación
sexual e intimidad emocional se mani­ sexual de una persona siguen siendo en
fiestan de modo ejemplar en los dos mo­ eran medida desconocidos» (LeVay,
delos de expresión pasional prevalentes. 1993, p. 129).
El modelo polinesio gira en torno al dis­ Hay muchas formas de comportamiento
frute de la sensualidad erótica a través genérico cruzado, como la mujer «viril»,
de las referencias e imágenes sexuales en el BERDACHE travestido y los trastornos
la jerga común. Como con cualquier otra de identidad genérica (transexualismo),
forma del habla, el uso de imaginería se­ en todo el mundo (Whitam, 1987). La
xual tiene numerosas connotaciones: frecuencia relativa con que aparece en el
chanza bienhumorada, deseo sexual re­ mundo este cruzamiento genérico en lo
tocante al comportamiento suscita inte­ tales e información sobre emociones y
resantes preguntas acerca del juego en­ otros estados internos.
tre, por una parte, los factores biopsico- El LENGUAJE humano es el sistema de sig­
lógicos que afectan a la percepción de es­ nos más complejo que existe, aunque los
tímulos, y por la otra, a las actitudes humanos también se sirven de muchos
culturalmente modeladas que estructu­ signos extralingüísticos. El lingüista sui­
ran el marco de la acción social. zo Ferdinand de Saussure (1959) y el f i­
Hasta la fecha, el estudio de los antropó­ lósofo pragmático norteamericano Char­
logos culturales sobre el comportamien­ les Sanders Peirce (1931-1958) son en
to sexual se ha enfocado de modo más general reconocidos como los fundadores
particularista que comparativo. Los estu­ del estudio moderno de los signos, llama­
dios regionales y tópicos son todavía ra­ do «SE M IÓ TIC A» (o «semiología»). Wbe
ros (D. Davis y Whitten, 1987). WJ Véase también COMUNICACIÓN, ANTROPO­
Otras lecturas Buss, 1994; Gregersen, LOGÍA SIMBÓLICA.

1994; Herdt, 1994; Opler, 1965.


sistema de cargos Conjunto de
sibs Se dice de CLANES o grupos de cla­ atribuciones rituales o civiles jerarquiza­
nes con vínculos de sangre. Término hoy das vigentes en determinadas comunida­
obsoleto. MR des campesinas de Mesoamérica.. Estos
cargos se establecen bajo la advocación
s ig n o En el sentido más simple, signo de santos de la Iglesia católica romana.
es cualquier cosa que se entiende repre­ Todos los adultos de estas comunidades
sentativa de algo para alguien. Un signo procuran detentar uno u otro en el curso
sólo puede entenderse como tal cuando de su vida, aumentando el prestigio de la
guarda relación con lo que representa. persona a medida que asciende de cate­
Por consiguiente, la naturaleza del signo goría, como aumenta igualmente el cos­
viene determinada por esta relación más te implícito en las obligaciones del car­
que por una cualidad esencial que pueda go, a veces enorme. El sistema de cargos
poseer. Además, la relación entre un sig­ sirve, pues, como mecanismo nivelador
no y su objeto no es intrínseca, sino cons­ que impide la acumulación diferencial
truida por un evaluador externo. de riqueza por las familias. MR
Los signos pueden ser percibidos. Obje­ Otras lecturas Frank Cancian, 1965.
tos concretos, olores, sensaciones táctiles,
palabras escritas o dichas, sonidos, dibu­ sistemas alimentarios Represen­
jos y gestos son algunas de las muchas tan la interrelación de todos los aspectos
cosas que pueden servir como signos. Y alimentarios desde la producción hasta el
las cosas que éstos representan, en cam­ consumo; la ecología de la producción ali­
bio, son de naturaleza ilimitada. Tam­ mentaria y la comercialización; la clasifi­
bién pueden ser muy concretas, como cación de los alimentos y las reglas socia­
una roca o un árbol, o sumamente abs­ les de su distribución; las consecuencias
tractas, como una emoción o un teorema nutricionales y sanitarias de determina­
matemático o una frase musical. Así, los dos modelos alimentarios, en especial
signos son una herramienta excepcional­ compartidos-, y también los contextos po­
mente importante en la interacción hu­ líticos de las estrategias de producción y
mana, ya que permiten a los actores con­ consumo alimentarios (Messer, 1984).
cretar y transmitir a otros experiencias Los sistemas alimentarios configuran
personales del mundo, abstracciones men­ DIETAS culturalmente establecidas de
modo que las sociedades y los individuos (Míchael W, Young, 1971) describen so­
adquieran las cantidades y combinacio­ ciedades donde el parentesco, el género y
nes de nutrientes correctas para satisfa­ las relaciones sobrenaturales intervie­
cer sus necesidades nutricias esenciales. nen en el plano alimentario para fijar
Y éstas han sido examinadas de muy di­ prescripciones y proscripciones (tabúes)
ferentes maneras: la ARQUEOLOGO ha en relación a qué y con quién debe co­
contrastado el crecimiento poblacional y merse.
el ascenso y caída de las civilizaciones Las etnografías del FUNCIONALISMO bri­
con la transformación de las especies ali­ tánico clásico consistían generalmente
mentarias, tecnologías de producción y en estudios de comunidades dentro del
procesado, y gestión de los recursos hi­ marco de una economía nacional o colo­
dráulicos (Flannery, 1973), El MATERIA­ nial superior. En su mayoría estudiaban
LISMO CULTURAL ha entendido que los el ecosistema local según era gestionado
cambios alimentarios relacionados con la conforme a las costumbres locales e
ecología pueden asociarse con los experi­ identificaban qué factores reducen la
mentados en el poder político-económico producción alimentaria, la disponibili­
(Harrsi, 1979; Harris y Ross, 1987a). La dad doméstica de alimentos y la nutri­
ANTROPOLOGÍA SIMBÓLICA se ha centrado ción individual. La más conocida es la de
en las dimensiones dietéticas del mito y Audrey RICHARDS (1939) sobre política,
del folclore, del ritual y de la identidad agricultura y malnutrición entre los
social (L, Hanks, 1972; Manderson, bemba de Rodesia del Norte (Zambia),
1986), y la antropología LINGÜÍSTICA ha que analiza con detalle los sistemas de
reumdo y analizado las «etnoclasificacio- cultivo rotatorio del mijo con intercala -
nes» indígenas de las especies alimenta­ miento de otras especies y actividades
rias, ambientes productivos, nutrición y recolectoras estacionales, las reglas cul­
salud y «códigos alimentarios» como turales de categorización de productos
marcadores sociales de clase, casta y et- básicos (se prefería el mijo al maíz por
nia (Farb y Armelagos, 1980; M. Dou- su mayor rendimiento y capacidad de
glas, 1984). En la a n t r o p o l o g í a m é d i c a prevenir las hambrunas), etc. Considera
y en la nutricional, los investigadores asimismo cómo se establecían el raciona­
han combinado los análisis científicos y miento y las restricciones de distribu­
folclóricos para cartografiar los cambios ción en tiempos de escasez. Y, por su­
dietéticos y sus consecuencias para la sa­ puesto, también describe las consecuen­
lud en el plano individual, doméstico, co­ cias nutricionales (funcionales) de estas
munal, nacional y global (Quandt y Ri- estrecheces en cuanto a la producción y
tenbaugh, 1986; Pelto et al, 1989). el consumo: los agricultores sufrían
hambre y agotamiento durante la esta-
Estudios etnográficos ción de siembra y no podían incremen­
Estos han propiciado análisis de «estra­ tar la producción. Los británicos habían
tegias recolectoras óptimas» de peque­ desplazado a muchos hombres para el
ños grupos, agricultura y dieta de comu­ trabajo en las minas, dejando a las comu­
nidades, y dimensiones nutricionales, nidades locales con una notable escasez
políticas y semióticas de las dietas com­ de mano de obra, un notorio deterioro de
plejas en los países industrializados. Las la situación alimentaria y un ciclo de
etnologías centradas en la alimentación, desnutrición.
como la de los tikopia (R. Firth, 1956), El impacto del contexto mayor politico­
los dobu (Fortune, 1932) y los massim económico y tecnológico sobre los siste­
mas alimentarios ha sido estudiado en nal o a la manipulación política de re­
obras históricas y etnográficas centradas sultas de los cambios en la producción,
en: la difusión intercontinental, como el representados por la dicotomía entre
«intercambio colombiano» de cultivos cultivos de subsistencia o cultivos de
alimentarios (N, Foster y Cordell, 1992); gran valor económico. Los análisis de los
intensificación de la agricultura o invo­ sistemas alimentarios llegan más lejos
lución (C. Geertz, 1965c), la historia cul­ que otras estimaciones de valor al uso,
tural de las dietas nacionales (Chang, principalmente por parte de economistas
1977); Eugene N, Anderson, 1988) y la políticos que se centran en la producción
importancia para el individuo de deter­ o el consumo, o en ambos, pero no consi­
minados cultivos, como e azúcar (Mintz, deran la totalidad de las variables en jue­
1985). También los antropólogos han go. Atienden al impacto de las políticas
atendido a este aspecto de la economía alimentarias de nivel superior en los ni­
política (Harris y Ross, 1987b), gestión veles o escalas sociales inferiores y apor­
de la energía (Rappaport, 1967: R. Tho- tan críticas actualizadas de los regíme­
mas, 1975), gustos y simbolismo (X Goo­ nes, ora occidentales ora comunistas-so-
dy, 1982), y asignación intradoméstica cialistas. A l margen, no obstante, de las
de recursos (Sharman et aL7 1991). Los diferencias ideológicas, ambas modalida­
estudios activamente orientados se cen­ des de régimen parecen preocuparse más
tran crecientemente en las condiciones por el poder que por el bienestar de la
en que ya las unidades domésticas, ya las gente (Bairaclough, 1991).
comunidades, se integran en la econo­
mía alimentaria nacional a gran escala, Estudios bioculturales de la nutrición
destacando al efecto los fracasos de las y las costumbres alimentarias
políticas de desarrollo y de ayuda ali­ Se entiende por éstas las nociones y com­
mentaria de carácter internacional y na­ portamientos que inciden en lo que co­
turaleza impersonal (Hush Ashmore y me la gente y comprenden las definicio­
Katz, 1989-1990). nes culturalmente específicas de qué
El Instituto de Investigación de las Na­ constituye comida y qué no, la jerarqui-
ciones Unidas para el Desarrollo Social zación de los alimentos, deseables, su pre­
(UNRISD) ha investigado las consecuen­ paración y COCINA, y como se constituye
cias ecológicas, mercantiles, socioeconó­ ésta con todos los elementos enunciados-
micas, socioculturales y nutricionales- Comprenden también campos de inte'
sanitarias de las tecnologías basadas en racción social como reglas de distribu­
semilla-agua-abonos químicos de la re­ ción (incluido el intercambio ritual) y el
volución verde en Indonesia, India, Ma­ comensalismo obligatorio o prohibido.
lasia, México, Bolívia, Sri LanJta y las Fi­ Las reglas que prescriben o proscriben
lipinas (Hewit de Alcántara, 1994). Estos alimentos específicos individualizan con
análisis de los sistemas alimentarios se frecuencia a determinadas categorías so-
apartan de otros estudios realizados en el cíales (en especial mujeres en edad re­
marco de la revolución verde en que exa­ productiva y niños jóvenes) y a menudo
minan al mismo tiempo el impacto de las hacen que el saber local sobre las conse­
nuevas tecnologías sobre la dsitribución cuencias nutricionales de determinadas
de recursos, el medio natural y los agri­ dietas entre en clara contradicción con el
cultores de diferentes estratos sociales, científico.
que pueden resultar más vulnerables a Los antropólogos bioculturales han com­
las fluctuaciones del mercado internacio­ binado los análisis folclóricos, tecnológi-
eos y nutricionales de los mdelos de con­ entrañar un riesgo para la salud. De ma­
sumo humano para definir la evolución nera similar, el gusto por las grasas como
de los hábitos alimentarios eñ general fuente rica en energía y portadoras de vi­
(Ritenbaugh, 1978). Temas clave al res­ taminas liposolubles tenía gran sentido
pecto son las consecuencias biológicas de adaptativo en el pasado para los indivi­
dietas particulares en los individuos y el duos dedicados al merodeo recolector y
impacto de las características biológicas otros sometidos a dietas restringidas, Pero
humanas en la selección y el proceso cul­ el abuso de las grasas en las SOCIEDADES
turales de los alimentos. Dado que los INDUSTRIALES contribuye a la obesidad y a
hábitos alimentarios evolucionan con el las enfermedades cardiovasculares. La
tiempo, una cuestión capital es si el fe­ demanda más general de carnes, fuentes
nómeno es «adaptativo», es decir, si con­ concentradas de nutrición de calidad, re­
tribuye a la mejor alimentación de una duce asimismo la tierra y el agua disponi­
población humana o si mantiene su ni­ bles para la producción de alimentos ve­
vel con menos esfuerzo sobre los recursos getales y de los recursos de grano para
que ofrece el medio. La casuística se cen­ consumo humano.
tra en cómo hace un grupo cultural que Las implicaciones de la manifiesta capa­
una planta particular, un animal o un cidad de los humanos de sobrevivir con
microbio tengan valor nutricional en su cantidades subóptimas de comida ha si­
dieta. Por ejemplo, los pastores medite­ do objeto de considerable debate (Mes-
rráneos que no pueden digerir la leche ser, 1989b). El comer poco en la infancia
aplican su tecnología tradicional de la se traduce en una menor talla de los in­
fermentación para convertirla en yogur, dividuos adultos, más enfermedades y
materia digerible que amplía la vida nu­ menos actividad a lo largo de la vida.
tricional de la leche. Los cultivadores de Pero la resolución de comer menos
maíz del hemisferio occidental tratan puede reforzarse culturaknente en am­
con álcali el grano mezclándolo con ce­ bientes difíciles confiriendo valor posi­
nizas o hirviéndolo con piedra caliza pa­ tivo al control del apetito y a la delgadez
ra facilitar su ulterior elaboración y que mediante principios de moderación en
sea más digerible y nutritivo. tiempos normales y de renuncia en pe­
Más problemáticos son los cambiantes va­ ríodos de ayuno preestablecidos. Las po­
lores dietéticos y «adaptativos» de espe­ blaciones hindúes y musulmanas del sur
cies alimentarias particulares, aromas o y sureste asiáticos, y los nativos norte­
texturas, en especial dulces y grasas. A di­ americanos, fomentaban y celebraban la
ferencia del amargo, el sabor dulce se aso­ capacidad de ayunar periódicamente,
cia en la Naturaleza con alimentos agra­ antes de la modernización, porque pre­
dables y deseables que no son venenosos y paraba a las gentes para superar las ca­
representan una copiosa fuente de calo­ restías y hambrunas que pudieran pro­
rías. Los humanos parecen mostrar una ducirse. Los antropólogos modernos
preferencia innata por lo dulce (incluida dedicados al estudio de los aspectos nu-
la leche materna) que favorece una esta­ tricionales de los pueblos ponen en tela
do de buena nutrición (Messer, Í986). Pe­ de juicio la rapidez de estos cambios;
ro a medida que el azúcar refinado susti­ aunque de carácter adaptativo frente a la
tuye en gran medida a otros azúcares más escasez en el plano poblacional, pueden
nutritivos, el gusto biológico y cultural ser nocivos para los individuos e innece­
por los alimentos dulces «inocuos», adap- sarios en contextos modernos, donde la
tativos, «de alto valor energético» puede comida no escasea.
Él acceso a alimentos comercializados y las fuentes alimentarias del mercado au­
la renta generada por el empleo no agrí­ menta la probabilidad de que se abando­
cola o derivada de la subvención estatal nen los modelos dietarios adaptativos en
forman ya parte creciente incluso de los favor de artículos relativamente más ca­
más primarios sistemas alimentarios ru­ ros, menos nutritivos pero más populares,
rales. Sin embargo, esta diversificación y como la Coca-cola, o de dietas nutricio-
descentralización no se ve secundada en nalmente menos diversificadas y basadas
los sistemas de PRODUCCIÓN AU M ENTARIA en especialidades menos recomendables,
que con la modernización tienden a cen­ como el arroz refinado en sustitución del
trarse en el monocultivo y son, por tanto, integral.
más vulnerables si éste fracasa. Por otra La dependencia de los MERCADOS supone,
parte, la demanda de efectivo por parte pero no garantiza, un suministro conti­
de los gobiernos y propios agricultores nuo y fiable de alimentos, así como la po­
puede hacer que aumente la producción sibilidad generalizada de adquirirlos. El
de cultivos de fácil comercialización, co­ acceso a los mercados de trabajo y produc­
mo los cacahuetes en detrimento de los tos en contexto con las preferencias ali­
granos tradicionales, y que destruya la mentarias culturales configura en gran
simbiosis tradicional entre ganaderos y medida las estrategias de subsistencia y la
agricultores (Franke y Chasin, 1980). vulnerabilidad doméstica y comunal
Las normas de distribución alimentaria frente a los riesgos climáticos y políticos
pueden crear canales por los que los me­ locales. Por ejemplo, decisiones políticas
nos favorecidos reciban alimentos, ya sea pueden limitar las opciones de mercado
en épocas normales o en tiempos difíci­ de los refugiados y forzar a esta población
les. Sin embargo, estas vías pueden ser de desplazados a depender enteramente
indicadores de penuria: a medida que se de la ayuda (Harrell^Bond, 1986). En el
reducen los recursos merman igualmen­ mundo moderno, el aislamiento de los
te las iniciativas hospitalarias y las gen­ mercados puede ser tan oneroso desde el
tes tienden a comer solas para no tener punto de vista alimentario como los fac­
que compartir. Él resultado último de la tores ecológicos naturales. EM
escasez de comida y la insuficiencia de Véase también AGRICULTURA, TABÚ A L I­
las raciones es la desnutrición, la enfer­ MENTARIO, HAMBRE,
medad y la muerte. Las dietas desequili­ Otras lecturas Clark y Bráridt, 1984;
bradas, en particular con deficiencia de Fitzgerald, 1976; Rindos, 1984; Robson,
m icronutrienteSj pueden afectar a la sa­ 1980.
lud y al funcionamiento social de comu'
nidades enteras. La falta de yodo, histó­ sistemas bifraccionados D ivi­
ricamente endémica en muchas regiones den a la sociedad en dos categorías socia­
montañosas, retrasa la vida sociocultural les determinadas por la DESCENDENCIA,
y la producción económica (Greene, consistente cada una en la mitad de los
1977). La deficiencia de vitamina A pro­ CLANES de dicha sociedad. Las dos frac­
picia la ceguera. Algunas carencias de ciones desempeñan a menudo roles ri­
micronutrientes características de las tuales complementarios. Estas fracciones
dietas escasas y monótonas de algunas pueden servir igualmente de base al sis­
localidades se mitigan actualmente gra­ tema de intercambio matrimonial direc­
cias a la mayor integración de los merca­ to exógamo, en el que los hombres de
dos y a la descentralización alimentaria. una fracción desposan a las mujeres de la
Sin embargo, la mayor dependencia de otra y viceversa. MR
Otras lecturas Maybury-Lewis y Al- do de bienes y servicios en un centro, co­
magor, í.989. mo el constituido por los JEFES, quienes
seguidamente los asignan de acuerdo
sistemas centralizados En las con sus estrategias políticas (IL Polanyi,
SOCIEDADES COMPLEJAS organizadas alre­ 1975). Los mercados centralizan la
dedor de nudos centrales representan el transferencia de bienes a través de pun-
conjunto de conductos por los que fluyen tos centrales jerarquizados (Carol Smith,
bienes, materiales, información, decisio­ 1976; véase TEORÍA DE PUNTO CENTRAL).
nes y poder. La estructura del sistema Las jerarquías políticas y religiosas son
permite que algunos individuos o grupos instituciones que implican un centro de
ejerzan cierta medida de poder desde su decisiones, detentan el saber y poseen
posición central. Por tanto, todo intento objetos y propiedades especiales (Ma-
de establecer un sistema central y de lo­ quet, 1961). Asociadas con las institucio­
nes centrales de la economía, la socie­
grar su control implica competición po­
dad, la política y la religión aparecen las
lítica, Los sistemas centralizados varían
jerarquías arbitrales.
en la envergadura de su organización, en
En el CAPITALISMO subyace al sistema po­
la institucionalización de su estructura y
lítico de dominio la propiedad clasista de
en el grado de solapamiento entre ellos.
la tecnología de la producción (Marx y
El centralismo es una dimensión política
Engels, 1BBS). Althusser (1971) señaló
crítica para las sociedades complejas.
que un aparato estatal ideológico que en­
Cuando un sistema centralizado canaliza
globa escuelas, iglesias y similares es
el ñujo de bienes e información a través
una institución formal creada por la eli-
de un nodo central, el control sobre éstos
te dirigente para desarrollar y consolidar
se traduce inmediatamente en poder so­
una ideología de clase dominante. La
cial. Estos cauces centralizados se dan de
administración de las escuelas e institu­
muchas formas en las sociedades huma­
ciones religiosas controla la instrucción
nas. Una sencilla y concreta es, por
y los actos rituales para presentar una
ejemplo, un canal de riego y sus SISTE­ ideología en la que se legitima la ESTRA­
MAS HIDRÁULICOS asociados. El agua es
TIFICACIÓN social. Los sistemas centrali­
centralmente desviada desde una fuente zados del ESTADO funcionan en conse­
o riachuelo, discurre por un canal prima­ cuencia para mantener (reproducir) sis­
rio y es nuevamente desviada desde éste temas de inequidad. El conflicto político
a través de acequias secundarias que la (CLASE) trata de controlar los sistemas
llevan hasta los campos de cultivo. La centralizados de la economía e ideológi­
administración de un sistema de riego cos que postula mediante diferenciales
representa el control inmediato y direc­ de poder y dominio por una clase diri­
to de la producción subsistencial de los gente. Barry Barnes (1988) afirmó que
agricultores afectados. El control del el poder social proviene de la distribu­
caudal de agua es un instrumento usado ción del saber, y que el control centrali­
para movilizar el trabajo y la producción zado de éste apoya al sistema político
de los agricultores como «renta» por centralizado. La falta de control sobre el
usar el sistema de riego. saber social, por otra parte, genera siste­
El intercambio de objetos y materiales a mas políticos descentralizados.
través de un entramado social puede ser Uno de los elementos más intrigantes en
más o menos centralizado. La redistribu­ los estudios comparativos de la sociedad
ción representa el pago institucionaliza­ humana es la relación entre escala y je­
rarquía. La amplitud de la escala de in­ los linajes mantienen una relación de
tegración política implica el desarrollo y afinidad permanente (véase AFINES).
la reestructuración de una jerarquía cen­ Un sistema de alianzas en que el inter­
tral de decisores (G. Johnson, 1982). El cambio de las parejas de cónyuges está li­
desarrollo de instituciones más comple­ gado a la jerarquía de los linajes recibe el
jas requiere de sistemas financieros cen­ nombre de «alianza asimétrica». En estos
tralizados a través de los cuales se movi­ sistemas, el linaje que entrega a la esposa
lizan y distribuyen los bienes en apoyo (sistemas hipógamos) o el linaje que to­
de las actividades de las instituciones di­ ma a la esposa (sistemas hipérgamos) tie­
rigentes (D ’Altroy y Earle, 1985). La es­ nen un estatus superior. Una entrada de
cala de una institución se traduce en el la obra, TEORÍA DE LA. ALIANZA, subraya la
grado de centralismo de los cauces de los importancia de estas relaciones de inter­
recursos y de la información. cambio permanente en la conservación
Para comprender el carácter dinámico de de las relaciones sociales, por encima del
una sociedad hace falta, investigar el sola- interés en la descendencia que ha preva­
pamiento entre diferentes sistemas cen­ lecido tradicionalmente en la teoría del
tralizados. Entre colectivos de escala re­ parentesco (Lévi-Strauss, 1969a). MR
lativamente pequeña basta una jerarquía
única y general de jefes para atender a sistemas de clasificación de
toda la gama de asuntos económicos, po­ parentesco Constituyen terminolo­
líticos y religiosos. Los jefes tratan de ser gías de parentesco donde los parientes li­
dirigentes absolutos que pretenden diri­ neales y colaterales se agrupan bajo un
gir centralmente las actividades de la co­ apelativo común. Madre y hermana de
munidad. (Earle, 1978). Con el desarrollo la madre pueden ser llamadas con el tér­
de sistemas de estado más complejos, pa­ mino único «madre», como en los SISTE­
ra resolver los problemas de escala, las MAS DE PARENTESCO HAWAIANOS. Estos sis­
instituciones centralizadas se especiali­ temas atrajeron muy pronto el interés de
zan y diferencian internamente (H. estudiosos como Louis Henry MORGAN
Wright, 1984). Entonces es posible ha­ (187i), quien entendió que podían apor­
blar de diferentes fuentes de poder —eco­ tar evidencia de un postulado estadio
nómico, militar, político y religioso—aso­ evolutivo de MATRIMONIO GRUPAL. La hi­
ciadas con los diferentes sistemas centra­ pótesis se basaba en el falso supuesto de
lizados del estado. El poder puede ser que el uso de términos comunes era
entonces multicéntrico y controvertido prueba de que las gentes «primitivas»
en diferentes palestras (Mann, 1986). Es­ inicíalmente no podían distinguir a sus
tos sistemas pueden constituirse entonces padres o madres verdaderos de otros pa­
en lo que se ha dado en llamar una hete- rientes. Que los curas célibes pudieran
rarquía (Crumley, 1987). TE ser llamados «padres» y los monjes y
Otras lecturas Glassman, 1986; A, monjas «hermano» y ^hermana», res­
Johnson y Earle, 1987; Lenski, 1966, E. pectivamente, sin originar confusión en
Wolf, 1982. muchas regiones fue obviamente pasado
por alto en la discusión del tema. MR
sistemas de alianzas Sistemas Véase también SISTEMAS DE PARENTESCO
creados por el intercambio regular de DESCRIPTIVOS.
cónyuges entre linajes y clanes, o bien
por otras clases de matrimonio. En un sistemas de edad Emplean una se­
vínculo de este tipo se puede decir que rie de categorías fijas {grados de zda<£¡
por las cuales pasan sucesivamente todos ningún individuo, por más incapaz que
los individuos en tanto que miembros de sea para cumplir con su nuevo estatus,
clases de edad o conjuntos de edad distin­ puede ser apartado por ello. Un ejemplo
tos. Aunque estos términos tiendan a ser clásico se encuentra entre los masai de
empleados indistintamente en la litera­ Kenya y Tanzania, donde hay cuatro
tura antropológica, Bernardi (1985) se^ grandes conjuntos de edad, cada uno de
ñaló que los grados de edad (categorías) ellos de unos 15 años de duración. Los jó­
son sensiblemente distintos desde un venes varones entre los 15 y los SO años
punto de vista conceptual de las perso-, son iniciados mediante la circuncisión en
ñas (grupos, conjuntos o clases de edad) el primer grupo como guerreros (moran),
que se sitúan en ellos. subdividido en secciones de jóvenes y de
Si bien la edad constituye un criterio im ­ veteranos en función del tiempo transcu­
portante para determinar la categoría, o rrido desde que fueron iniciados. A l no
el estatus en todas las sociedades, los con­ permitírseles el matrimonio, los guerre­
juntos formales de edad no lo son. Éstos ros son estereotipados como despreocu-
se encuentran casi únicamente en socie­ pados e irresponsables, con toda su aten­
dades patrilineales con organizaciones ción centrada en reunirse, montar a ca­
políticas acéfalas y se usan principalmen­ ballo, aprender a entrar en batalla e
te para organizar a los hombres. (Los sis­ impresionar así a las mujeres jóvenes y
temas de edad femeninos son reflejos adolescentes. Luego acceden ai segundo
inexistentes'o débiles de sus equivalentes grado con un estatus de hombres jóvenes.
masculinos, puesto que las mujeres sue­ Es éste un período en que se casan, crean
len adquirir sus derechos y sus obligacio­ unidades domésticas y construyen su ha­
nes sociales de manera individual me­ cienda. El tercer grado es el de los hom­
díante el matrimonio y la maternidad-) bres que han alcanzado la madurez,
Los sistemas de edad se han encontrado cuando éstos (ya con años suficientes pa­
en el Africa subsahariana, especialmente ra haber tenido hijos que a su vez se esta­
en el este de África donde asume su for­ rán convirtiendo en guerreros) llegan a
ma clásica, entre los indios de Norteamé­ la cima de su poder e influencia. La pro­
rica y en la Amazonia (F. Stewart, 1977), moción al nivel siguiente, para hombres
Los sistemas fundados en la edad enten­ de edad avanzada, es una forma de retiro
dida como clase se distinguen porque que se produce cuando los hombres aban­
abarcan cualquier aspecto y se extienden donan su poder político formal en los ro­
a lo largo del ciclo completo de la vida les clave de los asuntos rituales.
adulta. Cada categoría posee su propio A falta de organizaciones más formales,
ámbito de competencias, derechos, debe­ los conjuntos de edad aportan un con­
res y obligaciones, ocupando cada una de junto transferible de relaciones que, co­
ellas un rol social diferenciado. Asimis­ mo sucede entre los turkana de Kenya,
mo importa el hecho de que el sistema, caracterizados por una gran movilidad,
dentro del cual se desenvuelve cada clase, crea una estructura confeccionada de in­
asigna un conjunto de obligaciones que teracciones: «A llí donde un hombre se
deberán ser asumidas por todos y cada desplaza en el transcurso de un desplaza­
uno en tanto que miembros de un grupo: miento nómada o de un viaje, encuentra
ningún individuo, por muy dotado que a hombres que son sus compañeros de
esté, puede asumir más responsabilida­ edad, sus camaradas y valedores. En­
des que las que le correspondan como cuentra también a aquellos que son ma­
parte de su conjunto de edad; ni tampoco yores y menores que él y ante quienes
puede adaptar fácilmente su actitud y Tal vez el ejemplo más rotundo de esto
comportamiento. Nunca puede estar so­ fue la reorganización de los grupos de
cialmente aislado» (Gulliver, 1958, p. edad compuestos por guerreros en regi­
917). A una escala mayor, los guerreros mientos militares formales y permanen­
podrían ser movilizados como una fuerza tes que líderes nguni llevaron a cabo en
militar o se podría reunir un consejo de el sur de Africa en el siglo XIX. Así lo hi­
hombres pertenecientes al tercer grupo zo Sháka Zulu, que entonces los utilizó
para elegir a ion portavoz que negocie en para centralizar el poder y conquistar
su nombre. Los grupos de edad servían gran parte de la región (Gluckman,
como marcos para la acción política sólo 1940a), Los lazos de parentesco profun­
allí donde los grupos de parentesco esta­ dos, aun careciendo de liderazgos forma­
ban escasamente desarrollados, los gru­ les, como el sistema segmentario de los
pos locales residentes eran inestables y nuer (Evans-Pritchard, 1940), pueden
no existía ningún liderazgo institucional relegar los sistemas de edad a una fun­
lizado (Baxter y Almagor, 1978). ción de organizar a los hombres en de­
Fuera del contexto del este de Africa, los terminadas celebraciones rituales, como
sistemas de edad asumieron a menudo los funerales, y poco más. TB
formas en cierto modo peculiares y que Otras lecturas Eisenstadt, 1956; Gulli­
no lo abarcaban todo, pero todos ellos se­ ver, 1968; Kertzer, 1978.
gregaban a los varones jóvenes en grupos
separados donde podían ser socializados s is t e m a s d e e s c r it u r a Constitu­
o adquirir nuevas habilidades. El ejem­ yen claramente un modo de representa­
plo más insólito de esto ocurría entre los ción gráfica, pero con aplicación estricta
Nyakyusa del sur de Tanzania, que for­ al lenguaje. Un sistema de escritura
maban aldeas caracterizadas por la edad completo puede representar el ámbito
de sus habitantes donde los grupos de jó­ entero del habla, y añadir algo propio
venes varones se convertían en la base de mediante transformación de la forma
nuevas comunidades destinadas a perdu­ oral en visual. Algunos dispositivos grá­
rar (Monica Wilson, 195l). Entre las tri­ ficos elementales pueden representar
bus de los indios de norteamérica había fragmentos de lenguaje sin aportar un
sociedades basadas en criterios de edad medio pleno de transcripción del habla.
donde los individuos compraban a sus Un ejemplo notable de este tipo de pro-
miembros para aprender canciones y toescritura lo constituyen los signos grá­
danzas, y que además servían como fuer­ ficos de los indios norteamericanos.
zas policiales o militares (Hanson, Í988). Llamados «pictogramas» cuando cons­
Los xavante de Brasil separaban a gru­ tan de signos aislados, y «pictografías»
pos de jóvenes varones conduciéndolos a cuando constituyen sistemas de signos,
cabañas para solteros antes de devolver­ pueden representar índices naturales o
los a la sociedad con un gran ceremonial arbitrarios, aunque los nombres sugie­
(Maybury-Lewis, 1967), ren una forma natural, pictórica o figu­
Los sistemas de edad formales son frági­ rativa más que convencionalmente acor­
les como medios para organizar una so­ dada (Mallery, 1893). Figurativamente
ciedad- Se sabe de los ejemplos america­ no significa necesariamente representar
nos sobre todo por relatos históricos, no un caballo por un caballo, sino metoní-
por la observación. Cuando existe un li­ micamente (la parte por el todo) o por
derazgo político centralizado tienden a asociación. Los signos naturales y arbi­
desaparecer o sufren transformaciones. trarios coexisten en la protoescritura,
como en la escritura primera y, en gene­ La escritura inicial difiere del uso proto-
ral, en todo diseño, y no parece haber literario de signos porque el sistema grá­
muchas pruebas (como sostenía Boas, fico reduplica ahora al lingüístico, no só­
1927) de una progresión inicial de unos lo en correspondencia semántica, sino
a otros. también fonéticamente. El primer siste­
Los signos individuales, aislados, se ma plenamente desarrollado apareció en
aproximan a la escritura cuando los gra- Mesopotamia a finales del cuarto m ile­
femas se unen para formar una secuen­ nio a.C. No parece haber surgido de pic­
cia, como en los papiros de corteza de togramas previos, poco presentes en la
abedul de las sociedad mídewe'win de los zona, sino el uso de símbolos o signos en
ojibwas de América del Norte (Dewd- el curso de transacciones de intercambio,
ney, 1975). Sin embargo, este logro no posiblemente de carácter mercantil. Del
representa un sistema de escritura com­ siglo noveno al sexto a.C. hallamos tabli­
pleto, como cabe colegir del hecho de llas de barro, a veces con marcas, cuya
que incluso los miembros más capaces de configuración parece indicar cantidad.
la sociedad en cuestión ofrecen traduc­ Durante el período 5500-3100 a.C.Ttesti­
ciones diferentes. En otras palabras, los go del ascenso de una civilización urba­
grafemas sirven como lenguaje mnemo- na, se hicieron necesarios nuevas formas
técnico y sugerente más que como repre­ de registro* y las tablillas fueron adqui­
sentación cabal, ccomo las frases musica­ riendo creciente complejidad. Muchas
les de una canción. aparecen perforadas, presumiblemente
Los pictogramas de América del Norte con el propósito de reunirías en represen­
se desarrollaron en sistemas más com­ tación de una transacción concreta. Al
plejos de comunicación. En la época pre- mismo tiempo aparecen envolturas de ba­
colonial, los incas de América del Sur se rro o bullae, con el contenido indicado por
sirvieron de nudos cromáticamente codi- marcas externas. En su día, en Uruk, de­
ficados {quipus) para organizar lo que saparecieron los objetos tridimensionales
Murra (1984) denominó su «modo pira- del interior en aras de una «escritura» bi-
midal de producción». Mucho antes, en dimensional en el exterior de las tablas
las sociedades complejas de América de barro (Schmandt-Besserat, 1992).
Central parece haberse desarrollado una El sistema surgido en Mesopotamia era
clase de escritura jeroglífica hacia el año básicamente logográfico, es decir, cada
600 a.C. que adquirió carácter de infor­ carácter representaba una palabra. Sin
mación política calendáricamente en­ embargo, estos sistemas poseían igual­
marcada. Son cuatro los sistemas princi­ mente signos significantes de sílabas, co­
pales: el maya, el zapoteca, el azteca y el mo otros de fonemas, que permitían
mixteca. Los dos primeros son los más cierta economía en el número de carac­
antiguos (600 el.C . a 900 d.C.) y los otros teres. Siete son los sistemas de este tipo
dos, más figurativos, datan de 900 d,C. que se conocen:
Los mayas presentan un léxico más ex­ 1. Sumerio-acadio, de Mesopotamias
tenso que los zapotecas, que incluye ver­ 5Í00 a.C. a 75 d.C.
bos, nombres, adjetivos, preposiciones y 2. Protoelamita en Elam, Mesopotamia,
otras partes de la expresión, pero sigue 5000-2000 a,C.
sin saberse en qué medida el conjunto de 3. Egipcio antiguo, 3100 a.C. hasta el si­
estos signos podia interpretarse sin que glo n d.C.
mediara comentario verbal (X Marcus, 4. Protoindio del valle del Indo, 2200-
1976). 1000 a.C.
5. Cretense, año 2000 a.C. a siglo xn a.C. gunos «silaborías») tuvieron su origen
(jeroglífico, lineal A ?lineal B). entre los protocanaanitas que hablaban
6. Hitita y luviano en Anatolia y Siria, un idioma semita occidental alrededor
1500-750 a.C. (jeroglíficos anatolios). de 1500 a.C. Los textos conocidos son de
7. Chino, 1500-1400 a.C. hasta el pre­ dos clases, el palestino antiguo (siglos
sente. x vn a XII a.C.) y el protosinaítico, halla­
De éstos, el segundo, el cuarto y el lineal do alrededor de las minas de turquesas
A cretense están aún por descifrar. Aun­ del Sinaí. A éstos siguieron el fenicio an­
que el lenguaje y las grafías son diferen­ tiguo, que hicieron suyo los israelitas po­
tes, pueden haber sido inspirados por la co después del siglo XIII a.C. y que cons­
primera escritura mesopotámica (Gelb, tituyó asimismo la base del alfabeto
1963). griego (G. Driver, 1948).
Este estímulo existió ciertamente con La escritura protocanaanita precedió a
los desarrollos conducentes a sistemas la fenicia, la hebrea y la aramea. La pri­
fonéticos simplificados que desde enton­ mera se extendió rápidamente por el
ces se sucedieron. Aunque los signos in­ Mediterráneo gracias a la actividad
dicativos de sonidos más que de palabras mercantil; la columna Nora de Cerdeña
se encuentran en la escritura logosilábi- data del siglo XI a.C. Esto y la forma de
ca, su elaboración en un sistema entero determinados caracteres han sugerido a
que representaba sonidos más que signi­ algunos estudiosos y por razones epigrá­
ficados (según el principio rebus) tuvo ficas que los griegos pudieron tomar el
lugar por vez primera en los márgenes alfabeto semítico ya en el siglo XI a.C.
de las grandes civilizaciones. Un paso Aunque pueda ser ciertamente así, fue
fue representar sílabas, como han hecho el «fen icio» el que de una forma u otra
recientemente los misioneros proclives a proporcionó la base de todas las escritu­
fijar el cree, por ejemplo, o por los pro­ ras alfabéticas de Occidente, incluida la
pios pueblos cuando, estimulados por los etrusca, mientras que el arameo se ex­
sistemas europeos o próximo-orientales, tendió hacia Oriente y llegó a la India,
han intentado inventar su propia escri­ Tibet y los pueblos tagalos de las Filipi­
tura (como en el caso de los cherofcee de nas, y fue incluso adoptado por los mis­
América del Norte o los vai de Africa oc­ mos hebreos cuando abandonaron su
cidental en el primer cuarto del siglo propia versión del protocanaanita (H a'
XIX), o como hicieran los japoneses en su velock, 1976). JG
intento por simplificar la escritura chi­ Véase también CULTURAS ORALES.
na (kanji) proponiendo el kana, usado Otras lecturas J, Goody, 1986, 1987.
sobre todo como suplemento (Diringer,
1962). sistemas de linaje segmentario
En lo que se refiere al alfabeto mismo, Modelo que se basa en los principios de
que trata de representar sonidos indivi­ la DESCENDENCIA unilineal para explicar
duales más que su combinación en síla­ la función homeostática de las socieda-
bas, dos son las opiniones principales dea acéfalas o sin organización central.
acerca de su desarrollo. Muchos lo han El más conocido en antropología es el
visto como invención de los griegos ha­ que se encuentra en The Nuer (194-0) de
cia 750 a.C., y fueron ciertamente éstos E.E. EvANS-PiUTCHARD, aunque ya en
los que introdujeron cinco signos para 1673 A. Hanoteau y A. Letourneux ha­
denotar las vocales. Sin embargo, los al­ bían descrito a los bereberes de la Cabila
fabetos consonantales (llamados por al­ como poseedores de un sistema de alian­
zas que, en su opinión, producía una individuo en liza hallaría apoyo inmedia­
equilibrada estructura social libre de li­ to en la totalidad de los grupos de su lí­
derazgos, sencilla y democrática. Émile nea a uno y otro lado del punto de rami­
D u r k h e i m ( 1 9 3 3 ) se sirvió de s u s d a to s , ficación del linaje segmentario. Los gru­
al igual que d e la recreación histórica de pos se equilibrarían y harían de la
W. Robertson SMTTH (1995) de la tem­ mediación una necesidad lógica para re­
prana organización social árabe, como solver el conflicto.
base para su célebre teoría de la estruc­ La descripción paradigmática del siste­
tura «mecánica» replicativa de las socie­ ma de linaje segmentario se debe a
dades primitivas. Marshall Sahlins (1961). A l margen del
La teoría de Evans-Pritchard era, no obs­ principio de organización complementa­
tante, más compleja que la de sus prede­ ria y de la necesidad de la mediación in­
cesores. Donde éstos sólo habían visto terna en caso de litigio? observó que los
oposición equilibrada en un. nivel genea­ sistemas segmentarios replican la dis­
lógico, Evans-Pritchard afirmó que la or­ tancia genealógica en el terreno como
ganización social de los nuer se fundaba separación física entre grupos relaciona­
en un sistema de descendencia patrili- dos y que la pertenencia a unidades de
neal que situaba a cada indívidudo en linaje establece derechos sobre la tierra
una estructura piramidal internamente y corresponsabilidad en las disputas.
equilibrada compuesta de numerosos ni­ Sahlins definió también el principio de
veles de oposición y segmentación inte­ sociabilidad segmentaria, en virtud del
grados. Así, describe a los nuer como seg­ cual la violencia adquiere más honorabi­
mentados en una serie descendente de lidad proporcionalmente a la distancia
grupos que se ramifican a partir del nivel segmentariaj y llamó la atención sobre la
«tribal» primigenio en líneas primarias, naturaleza relativa de los linajes, que se
secundarias y terciarias o mínimas. Los configuran motivados sólo por la oposi­
componentes de los segmentos existentes ción. Como dijo: «E l segmento de linaje
en cada nivel descienden de grupos de no puede existir solo, sino “ contra” »
h erm anoSj de modo que los segmentos (1961, p. 333). Por último, señaló que los
primarios lo hacen de los hijos del ante­ sistemas segmentarios tenderían a pro­
pasado apical, los secundarios de ios hijos pagarse a expensas de las sociedades acé­
de cada hijo del antepasado apical, y así falas menos organizadas, carentes de ca­
sucesivamente hasta alcanzar el nivel pacidad estructural para unirse contra
mínimo. En principio* en cada nivel de sus oponentes.
segmentación existen automáticamente Veinte años después de la publicación de
aliados y enemigos en razón de la posi­ The Nuer, el modelo segmentario había
ción genealógica relativa. O, como pone ganado notable popularidad y se aplica­
de manifiesto el proverbio oriental proxi- ba al estudio de todo el continente afri­
mal: «Yo frente a mis hermanos; mis her­ cano y otros lugares, en especial del
manos y yo frente a mis primos (patrili- Oriente Medio. Sin embargo, hubo tam­
neales); mis primos, mis hermanos y yo bién críticas que pusieron de relieve: ( l )
frente al mundo». En este sistema, el el desajuste entre la organización neta
control social se decía garantizado por la de grupos de descendencia según definía
oposición complementaria que, en caso de la teoría y la caótica realidad a menudo
conflicto, se tenía por único medio efecti­ observada en el terreno; (2) la ausencia
vamente disuasorio de la VIOLENCIA so­ de funciones colectivas prácticas, como
cialmente destructiva porque cualquier el control de los recursos, el matrimonio,
el culto religioso y la defensa en muchas dida por W. Shapiro (1982) y otros. Da­
entidades definidas como grupos de li­ do, no obstante, su carácter cerrado, la
naje o clanes; y (3) el chocante modo en TEORÍA DE LAS ALIANZAS ha ignorado los
que la afiliación a un linaje dado en de­ ataques y ha sobrevivido, aunque con de­
terminadas sociedades tribales parecía clive general de los estudios en torno al
opcional y basada en consideraciones PABENTESCO, otrora en posición preemi­
económicas y políticas prácticas más que nente, sobre todo en textos introducto­
asignada por cuna como requería la teo­ rios y a veces no poco influyentes (Robín
ría, (Véase, por ejemplo, E. Peters, 1967; Fox, 1967; Service, 1971).
A. Kuper, 1983b; Munson, 1989.) Incluso La teoría de las alianzas ha manejado un
el mismo Evans-Pritchard se alejó de su sentido esencialista del matrimonio co­
primera formulación para reconfigurar mo relación entre un hombre (o un cole-
la estructura segmentaria como modelo tivo de hombres) y otro, donde las muje­
ideológico o hermenéutico más que ho- res figuran sólo como «mensajes» o
meostático o mecánico (1950). «préstamos». Ocioso es decir que, no ha
Con todo, la organización por linajes seg­ gozado del favor del feminismo. Igual
mentarios sigue teniendo sus defensores, cabe decir de otros proyectos asertivos
que reivindican su utilidad si se usa con masculinos (por lo común colectivos) co­
cuidado, como marco conceptual indíge­ mo la CAIA, el SACRIFICIO y los CULTOS de
na que junto con otros factores sirve para los hombres. Todo ello para sugerir que
estructurar las relaciones y rivalidades lo­ la teoría de las alianzas no constituye un
cales (véase, por ejemplo, Gellner, 1969; cuerpo de proposiciones acerca del mun­
Salzman, 1978;Dresch, 1986). CS do extemo, sino un conjunto de fantasías
Otras lecturas Baxth, 1959b; Fortes, androcéntricas que menosprecia, ignora
1949b, 1953; Middleton y Tait, 1958, o rechaza sin más la personalidad de la
Montagne, 1930. mujer. No se pretende con ello minimi­
zar dichas teorías —estas fantasías for­
sistemas de matrimonio Con­ man parte importante de la ideología v i­
ceptos tan simples y ordenados como pa­ gente en el mundo «moderno», y más
ra merecer el nombre de «sistemas de aún en las poblaciones «premodernas»—,
matrimonio» existen tan sólo en la men­ sino tan sólo describirlas tal cual son.
te de algunos antropólogos, en especial El comportamiento pertinente al matri­
de los a veces llamados «teóricos de las monio en el mundo real se aborda con
alianzas». Estos especialistas, aunque más justicia con una etiqueta más mo­
coinciden en muchos aspectos con los desta, como «arreglos» (Hiatt, 1967,
llamados «antropólogos estructurales», 1968) o, mejor aún, «acuerdos», pues ello
no han logrado apreciar la riqueza y sugiere una sutileza mayor y, por tanto,
complejidad de la estructura del com­ una percepción antropológica más fina.
portamiento en la realidad, han inter­ Así, los comparativístas han venido deba­
pretado erróneamente los datos etnográ­ tiendo desde hace años si todas las pobla­
ficos, han ignorado a sus críticos y, en ciones comparten los conceptos que noso­
consencnencia, han creado lo que los fi­ tros, los «modernos», tenemos del «ma­
lósofos llaman «sistemas cerrados de trimonio» (Leach, 1961b; Riviére, 1971;
pensamiento». Todo esto ha sido impu­ Krige, 1974; J. Shapiro, 1984). Los aspec­
tado a L é v i - S t r a u s s (1969a), Dumont tos más controvertidos hacen referencia a
(1957) y otros, en particular por Schef- la corresidencia y a la identidad por GÉ­
fler (1970, 1973), asistido en cierta me­ NERO. Por ejemplo, los miembros de una
categoría de casta única del sur de la In­ que nuevamente evocan las complejida­
dia representan una ceremonia en la que des del matrimonio en una población da­
una mujer es unida, a un hombre que en da y que implican perspectivas tempora­
lo sucesivo goza sobre ella de derechos se­ les: la construcción (o desmantelamien-
xuales y de visita, pero que sigue resi­ to) de un matrimonio se percibe como
diendo en su lugar habitual (Gough, proceso más que como evento; y la propia
1959). El mismo modelo de residencia «institución» no constituye una esencia
«natolocal» se ha identificado en otros platónica, sino algo que está sujeto al
lugares, como África occidental (Fortes, cambio histórico. Todo ello, junto con los
1949a), En el este y el sur de África, las datos africanos y del sur de la India, de­
parejas unidas por lo que llamaríamos biera prevenir contra una delimitación
«matrimonio» suelen corresídir, aunque demasiado drástica entre los matrimo­
a veces'forman pareja mujeres (Oboler, nios «premoderno» y «moderno». Algu­
1980; O’Brien, 1977), Sin embargo, pare­ nos de nosotros podemos sentirnos, por
ce que en estos casos uno de los miem­ ejemplo, con el matrimonio mujer-mu-
bros de la pareja asume ciertos aspectos jer; otros, no. Pero estos juicios «morales»
del rol «masculino», obviamente no co­ no debieran formar la base de teorías so­
mo genitor, para el que se recurre a un bre la EVOLUCIÓN social, como ocurría con
tercero coyuntura!. Estos «casos» africa­ el progresismo del siglo XIX (Morgan,
nos no sólo ilustran algunos aspectos de 1877) y ocurre en la teoría primitivista
las variantes de unión conyugal observa­ más reciente (Lee, 1892; Service, 1971).
das en determinadas poblaciones huma­ La evolución en el mundo real es mayori-
nas, sino también las complejidades que tariamente divergente y propicia nna
entraña la descripción de la vida de una multiplicidad de formas, no el «desplie­
sola población. Pues el «marido femeni­ gue» metafórico de una tipología muy
no» es localmente reconocido como tal; simple (Nisbet, 1969).
no se trata, pues, simplemente, de una Por las mismas razones, es abusiva la ho­
mujer que actúa como hombre, sino del milía libresca (y de la teoría de las alian­
miembro de una pareja de ciase distinta zas) de que, en la sociedad moderna, el
de las más. En cambio, la cuestión de si el matrimonio es una relación entre indivi­
caso surindio es «realmente» matrimo­ duos, mientras que en las sociedades
nio es materia de definición, no empírica «premodernas» se refería a «grupos»,
(Goodenough, 1970). además de preservar la tipología evoluti­
Aunque a primera vista el matrimonio va, Alguien —en general el padre— «con­
corriente en el mundo occidental puede cede la mujer» en la mayoría de los ma­
parecer muy diferente de lo expuesto, trimonios religiosos modernos. Y los in­
consideraciones más profundas lo niegan, dividuos modernos de edad inferior a la
Y es que también cuentan entre nosotros establecida necesitan el consentimiento
nociones como «¡separación marital», que paterno para desposarse. Y aunque en ei
puede o no ser una fase en la disolución mundo moderno es posible mantener un
de un matrimonio (véase DIVORCIO). Y matrimonio sin reconocimiento de los
especialmente en años recientes hemos parientes «políticos» (o «afines», como
experimentado, aunque las más de las dicen los antropólogos), la mayoría de la
veces de forma vicaria, matrimonios mu- gente parece sufrir cierta presión pa*a
jer-mujer, presumiblemente con más que esta clase de relación se mantenga.
contenido erótico que en el caso africano Contrariamente, aunque el matrimonio
(Weston, 1994). He ahí, pues, detalles en las poblaciones premodernas tiene a
veces determinadas implicaciones para siendo una minoría las que pasan de la fa­
con grupos del tipo que los antropólogos milia de la esposa a la del esposo. Y es fre­
han llamado «clanes» y «estirpes», no cuente la combinación de intercambio
siempre es así. Y aun si éstas existen, los matrimonial y prestación de servicios.
agentes efectivos en el arreglo de un ma­ Con todo, aunque se aprecian materiali­
trimonio no son tales grupos, sino pa­ zaciones ocasionales de la masculinidad
rientes próximos de la novia y, más rara­ en el concepto del matrimonio y, con
mente, del novio: exámenes recientes de más frecuencia, limitaciones en el ALBE­
datos al respecto procedentes de la Aus­ DRÍO masculina, no hay duda de que es
tralia aborigen (W. Shapiro, 1979), Africa por lo común el miembro femenino de la
(J. Goody, 1973; A. Kuper, 1982a) y Mela­ pareja el materializado o, al menos, el
nesia (M. Strathern, 1984) lo han puesto más limitado en su papel de agente. Así,
de manifiesto. La edad de los esposos po­ Jane Collier y Michelle Rosaldo (1981,
tenciales sería un factor preeminente en p. 280) concluyen en su «análisis de ser­
todas las culturas, afectando al grado en vicios de la novia» que el matrimonio es
que las personas pueden controlar su des­ en estas poblaciones «un logro masculi­
tino marital: así es, de hecho, en partes no» (véase también Jane Collier, 1988;
del litoral norte de Australia, donde las Kelly, 1993). Las nociones de intercam­
mujeres eran tradicionalmente adjudica­ bio matrimonial casi siempre asignan el
das a los hombres antes incluso de nacer papel de objeto a las esposas potenciales
(Goodale, 1971; A. Hamilton, 1970), pero más que a los esposos, aunque —contra la
donde la edad de matrimonio mayorita- teoría de la alianza—a menudo conceden
ria es hoy para ambos sexos pasada la pu­ papel de agente no sólo a los hombres,
bertad (Burbanit, 1988), sino también a las mujeres en cuestiones
De manera similar, los conceptos de no maritales (W. Shapiro, 1979). Y aun­
«masculinidad» y «feminidad» subyacen­ que la fortuna de la novia, como se ha
tes a las economías maritales pueden no observado, es a veces compensada por la
ser tan diferentes entre las poblaciones del novio, las prestaciones implícitas en
premodernas y las modernas. Cierto es el primer aserto son probablemente las
que en las primeras suele darse cierta me­ más sustanciales. (Las cláusulas de DOTE
dida de obligación por parte del esposo pa­ eurasiáticas no pueden en modo alguno
ra con la familia de la esposa, como ponen entenderse como fortuna del novio: se
de maniñesto las viejas nociones antropo­ trata, de hecho, de prestaciones hechas a
lógicas de «PAGO POR LA NOVIA», «Servicio la propia novia, o a la pareja recién casa­
nupcial» y «matrimonio de intercambio», da, por los parientes de la novia, con la
nociones que no debieran esencializarse, intención de proporcionar a la pareja la
sino más bien entenderse en su compleji­ base económica de su vida en común;
dad etnográfica. Así, el estudio de Marilyn véase J. Goody, 1973; Tambiah, 1973.)
Strathern (1984) de las ideologías de in~ Dos consideraciones permiten com­
tercambio melanesias da cierta idea de la prender mejor el papel material de las
diversidad de estructuras práctcias y con­ mujeres. Una de ellas ya ha sido traída
ceptuales que albergan a estas ideologías. a colación: la edad subadulta en que las
Andrew Strathern (1980) ha revelado que mujeres suelen desposarse, al menos en
en dos poblaciones del altiplano de Papúa sus primeras uniones conyugales. Por el
Nueva Guinea la dote de la novia implica contrario, los hombres en igual circuns­
una gran variedad de prestaciones a lo lar­ tancia conyugal suelen tener más edad,
go de un lapso de tiempo prolongado, la suficiente al menos'para ser recono­
cidos como subadultos según el patrón 1989; A. Wolf, 1993). En todo caso, cual­
local. Ello implica, que han efectuado, o quier teoría del matrimonio que no in­
prometen efectuar, algún otro tipo (o ti­ cluya una perspectiva danviniana es in­
pos) de «logro masculino», como su in­ suficiente como teoría general. WS
corporación a la jerarquía ritual de los Otras lecturas Hiatt, 1965; P. Rose,
hombres, la adquisición de habilidades 1960; Scheffler, 1977; W. Shapiro, 1981;
cinegéticas o de pastoreo* o el inicio de D. Turner, 1974.
una carrera «profesional». La segunda
consideración es que, incluso en estas sistemas de m atrim onio prefe-
situaciones de dotación inherente a la renciales De acuerdo con la TEORÍA
novia, no es ésta en su totalidad la ins- DE LA ALIANZA, son aquellos cuyas reglas
trumentalizada, sino más bien su capa- se expresan como preferencias más que
cidad para la reproducción, de modo como condiciones o prescripciones. M R
que el pago efectuado puede ser reem­ Véase también SISTEMAS DE MATRIMONIO
bolsado si aquélla se revela estéril. En PRESCRIPTIVOS,
este sentido, la dote de la novia no es di­
ferente de la noción moderna de que un sistemas de m atrim onio pres-
individuo puede reclamar compensa­ CriptivOS De acuerdo con la TEORÍA
ción por daños sufridos en una parte del DE LA ALIANZA, son aquellos cuyas reglas
cuerpo, o asegurarla, si la considera son obligatorias más que opcionales o de
esencial para ganarse la vida (H. Sch- simple preferencia. MR
neider, 1968). Véase también SISTEMAS DE MATRIMONIO
Dicho esto, sigue siendo notable que los PREFERENCIALES.
atributos que los otorgantes maritales
suelen requerir del yerno —en particular sistemas de parentesco Véase sis ­
la responsabilidad implícita por la acep­ temas DE PARENTESCO DESCRIPTIVOS.
tación de la jerarquía masculina y la ca­
pacidad, demostrada o prometida, de sistemas de parentesco crow
«subvenir as>—coinciden sustancialmen- Fijan un conjunto de términos de paren^
te con las que en «mercados más libres» tesco que, al igual que el IROQUÉS, fusio­
impresionan a las propia esposas poten­ na madre y hermana de ésta, padre y
ciales y son. esencialmente distintas de hermano de éste, y primos paralelos con
las que los esposos potenciales tienden a hermanos (véase figura 1, en la página
buscar (Batten, 1992). Ello sugiere la siguiente). El sistema crow es complica­
existencia de algunas tendencias panhu- do por el hecho de que también fusiona
manas en todos los arreglos esponsali­ a miembros de diferentes generaciones,
cios. Aunque ésta pueda ser una posición de modo que el hermano de una mujer y
impopular en las presentes guerras de el hijo de ésta son terminológicamente
géneros, ya no puede sostenerse seria­ equivalentes, como también el hermano
mente que una perspectiva «biológica» de la madre y el propio, al tiempo que
es por necesidad políticamente reaccio­ los hijos del hermano de la madre com­
naria (Degler, 1990), que implica inmu­ parten términos de parentesco con los
tabilidad y es incompatible con el apren­ hijos del hermano propio. El sistema
dizaje (Lehrmann, 1970) o que muestra crow es inversamente opuesto al OMAHA
falta de respeto por la variedad de «cons- y en general se asocia con la DESCENDEN­
tructos culturales» (Borgerhoff Mulder, CIA Ma t r il ín e a l . CL
1987) y carece de poder predictivo (Buss,
Figura 1. Sistema de parentesco crow.

sistemas de parentesco de do­ sistemas de parentesco dravi-


ble descendencia Son aquellos diano Organizan los términos de paren­
que definen la DESCENDENCIA a través de tesco distinguiendo los PRIMOS CRUZADOS y
las líneas materna y paterna a la vez, otros parientes de los PRIMOS PARALELOS y
aun manteniéndolas claramente separa­ demás parientes. Las terminologías dravi-
das. Los individuos de tal sistema serían díanas se asocian a menudo con el matri­
miembros del patrilinaje paterno y del monio entre primos cruzados y sistemas
matrilinaje materno. Los tipos de pro­ biseccionales de FRACCIONES exógamas. El
piedad, derechos y responsabilidades, o sistema dravidiano se clasifica a menudo
posición transmitida en estos sistemas, con el IROQUÉS. MR
típicamente difieren, al igual que los fi­ Otras lecturas Trautmann, 1981.
nes perseguidos por cada grupo. La pro­
piedad de bienes inmuebles, por ejem­ sistemas de parentesco elemen­
plo, puede ser transmitida patrilineal- tal Son aquellos donde todos los miem­
mente, mientras que la de los bienes bros de la sociedad se clasifican como pa­
muebles puede serlo matrilinealmente rientes y dividen en categorías desposa-
(Ottenerbg, 1968). MR bles y no (Lévi-Strauss, 1969a). MR
Véase también SISTEMAS BIFRACCIONADOS.
sistemas de parentesco des­
criptivos Reflejan las terminologías sistemas de parentesco esqui­
basadas en el uso de términos primarios mal (o lineal) Emplean una termi­
combinados para indicar asimismo el nología de parentesco en la que los
parentesco más lejano. En estos sistemas, miembros de la FAMILIA NUCLEAR se dis­
la voz «tío » se refiere tanto al hermano tinguen por generación y género, mien­
de la madre como al del padre. Los an­ tras que otros parientes fuera del seno de
tropólogos usan con frecuencia este mé­ ésta se agrupan sin especial distinción
todo al describir relaciones de parentes­ (véase figura 2). Los términos aplicados
co transculturales a fin de evitar confu­ a los miembros de la familia nuclear no
siones. MR se extienden a otras categorías de paren­
Véase también SISTEMAS DE CLASIFICA­ tesco. Los primos, en particular, no se
CIÓN DEL PARENTESCO. distinguen por tipo. Las lenguas anglo­
Figura 2. Sistema de parentesco esquimal.

sajonas y latinas acogen un sistema ter­ CACIÓN DEL PARENTESCO a menudo asocia­
minológico de parentesco parecido al es­ dos por la DESCENDENCIA AMBIUNEAL Y LA.
quimal, típicamente asociado con la des­ RESIDENCIA AMBILOCAL. MR
cendencia COGNÁt ic a . MR
sistemas de parentesco iro-
sistemas de parentesco hawaia- queses Clasifican los términos de
IlOS Clasifican los términos de paren­ parentesco de modo que los parientes
tesco primariamente según la generación colaterales paralelos, como la hermana
relativa a Ego, de modo que, por ejemplo, de la madre y el hermano del padre, re­
todos los hombres de la generación pater­ ciben igual nombre que éstos. Sus hijos
na se citan con el nombre del padre, y los (primos paralelos de Ego) son llamados
primos se conocen como «hermanos» y por el término aplicado a los hermanos.
«hermanas» (véase figura 5). Los térmi­ En cambia, los parientes colaterales
nos de parentesco hawaiano son una de cruzados, como el hermano de la madre
las variedades de los SISTEMAS DE CLASIFI­ y la hermana del padre, reciben apela-

Figura 3. Sistema de parentesco hawaiano.


n G H

Figura 4. Sistema de parentesco iroqués.

dones distintas, como ocurre igualmente trilineal entre los PASTORES NÓMADAS del
con los primos cruzados (véase figura 1). noroeste africano. MR
El parentesco iroqués se asocia a menudo
con la DESCENDENCIA. MATfOLINEAL. MR. sistemas médicos Constan de com­
ponentes tanto cognitivos como compor-
sistemas de parentesco lineal tamentales y se encuentran en todas las
Véase SISTEMAS DE PARENTESCO ESQUIMAL. culturas; se estudian como parte de la AN­
TROPOLOGÍA MÉDICA.
sistemas de parentesco ornaba El componente cognitivo de un sistema
Son los que dan lugar a un conjunto de médico se centra en teorías de etiología,
términos de parentesco que, como en el o causa, de la ENFERMEDAD y suele reque­
IROQUÉS, mezcla la hermana de la madre rir una taxonomía de las entidades pato­
con ésta, el hermano del padre con éste, y lógicas agrupadas según su agente cau­
los primos paralelos con los propios her­ sal. El estudio del saber- cultural acerca
manos (véase figura 5). El sistema omaha, de la enfermedad y su vinculación con el
además, mezcla a miembros de diferentes diagnóstico diferencial y las acciones cu­
generaciones del lado de la madre de mo­ rativas recibe el nombre de «etnomedi-
do que, por ejemplo, el hermano de ésta y cina». Los componentes comportamen-
el hijo de éste se denotan con igual térmi­ tales de los sistemas médicos se refieren
no. El sistema omaha se asocia en general a las interacciones sociales de los sanado­
con la DESCENDENCIA PATRUJNEAL. MR res y a la organización de las institucio­
Véase también SISTEMAS DE PARENTESCO nes a través de las que se suministran los
CROW.
servicios médicos a la población.
En las sociedades tecnológicamente sen­
sistemas de parentesco suda­ cillas, como las formadas por bandas y
neses Usan un gran número de térmi­ tribus que tienen CHAMANES como sana­
nos de parentesco primario que reflejan dores principales, el sistema médico for­
claramente las categorías socialmente ma parte integral de la r e l ig ió n local,
más importantes (véase figura 6). El sis­ de la cual es a menudo indistinguible.
tema de parentesco sudanés se asocia tí­ Por el contrario, en las SOCIEDADES COM­
picamente con la organización social pa.- PLETAS desde el punto de vista tecnológi-
Figura 5. Sistema de parentesco omaha.

coTel sistema médico primario suele ser ciente, tecnológicamente compleja y a


principalmente secular y caracterizado menudo de gran éxito terapéutico. His­
por la existencia simultánea de múlti­ tóricamente conocida como medicina
ples sistemas médicos o tradiciones, si­ alopática, el saber y la tecnología de la
tuación que se ha dado en llamar de plu­ biomedicina han crecido con suma rapi­
ralismo médico. dez y con ello el prestigio y la profesio'
En sentido cultural, un sistema médico nalización de sus practicantes. El sistema
es un conjunto organizado de ideas relati­ médico científico es internacional, cos­
vas a una tradición terapéutica particular mopolita, dominante y hegemónico. No
(por ejemplo, china? ayurvédica, homeo­ obstante, no se libra de la influencia de
pática y biomédica). Los antropólogos la cultura. Los supuestos culturales y
médicos usan el término «biomedicina» epistemológicos de la biomedicina han
para referirse a la tradición de los méto­ sido estudiados por los antropólogos mé­
dos científicos de diagnóstico y curación dicos (Rhodes, 1996), al igual que las
biológicamente orientados. La biomedi- importantes y fascinantes diferencias
cína es una tradición relativamente re­ nacionales y regionales en su ejercicio,

Figura 6» Sistema de parentesco sudanés.


en especial entre los países europeos y duales derivadas de l a BRUJERÍA, o la re­
Estados Unidos. Entre las diferencias do­ tribución por parte de espíritus. En los
cumentadas están la interpretación de la sistemas naturalistas, la enfermedad es
esquizofrenia o qué consiste la hipoten­ el resultado de algún desequilibrio en
sión sanguínea, así como la frecuencia y los procesos fisiológicos normales, como
los estilos de la cirugía practicada (Pa­ en un sistema humoral, cuando un exce­
yar, 1988), so de líquido humoral produce síntomas
Fn sentido comportamental, un sistema patológicos.
médico puede considerarse análogo al Un sistema médico puede entenderse co­
orden socioeconómico. Se usan una o mo una. sistema social consistente en co­
más tradiciones médicas para producir y metidos organizacionales en estructuras
distribuir servicios médicos y resultados institucionales insertas dentro de un sis­
en una comunidad o región particulares tema social más amplio. Los dos papeles
(A. Young, 1985). Los que practican la más importantes corresponden respecti­
medicina deben ser adiestrados, los pa- vamente al sanador y al paciente. Como
cientes han de recurrir a sus servicios, sanadores, los chamanes suelen ser inde'
los actos curativos deben ser realizados pendientes e idiosincrásicos^ típicamente
de manera particular, y los sanadores de­ recurren al trance para comunicarse con
ben ser compensados por sus servicios. el mundo de los espíritus con miras a es­
Las políticas y filosofías sociopolíticas tablecer un diagnóstico. En sociedades
varían entre las naciones-estado contem­ más complejas, las funciones médicas
poráneas, lo cual influye indudablemen­ suelen ser especializadas. Los sistemas
te en la práctica de la medicina y el acce­ biomédicos se caracterizan por un alto
so a la atención sanitaria. grado de especialización y una jerarquía
Considerada como sistema cultural, la de prestigio entre especialidades. Los
biomedicina se convierte en una etno- procesos sociopolíticos de profesionaliza-
medicina entre muchas otras, es decir, ción han sido estudiados también por los
que se basa en presupuestos y valores antropólogos. Last (1996) identificó tres
culturales asociados con reglas de con­ niveles de profesión: (1) profesiones bio-
ducta e insertos en un contexto mayor médicas convencionales favorecidas por
(Hahn, 1995). No cabe duda de que la fe todos los estados contemporáneos; (2)
del paciente y de su familia en el tera­ profesiones de medicina alternativa (por
peuta y en el poder de la medicina de­ ejemplo, homeopatía, ayurveda, acupun­
sempeñan un papel fundamental en el tura y quiropráctica)j a menudo recono­
proceso de la curación. Todos los siste­ cidas por los gobiernos y que mantienen
mas médicos implican procesos de cura­ un sistema formal de terapia enseñado
ción simbólicos (a veces denominados en instituciones especiales; y (3) los pro­
«efecto placebo»). cesos emergentes de profesionalización
Los antropólogos médicos han tratado de en medicina tradicional que amalgaman
* establecer una tipología de los sistemas un grupo diverso de practicantes locales
médicos en las diferentes culturas. Geor­ en busca de reconocimiento oficial y que
ge Foster (1976), por ejemplo* distinguió se dan sobre todo en los países del tercer
entre sistemas médicos «personalistas» y mundo. Las relaciones entre las diversas
«naturalistas» basándose en la teoría profesiones en una sociedad médicamen­
predominante de las causas de la enfer­ te pluralista es importante, pero es el
medad. En los sistemas personalistas, la comportamiento de búsqueda de la salud
dolencia resulta de situaciones indivi­ por parte de los pacientes (la jerarquía
del recurso terapéutico) el que rige el De ahí que algunos teóricos hayan carac­
sistema médico global. La profesionali- terizado como «sociedades hidráulicas» a
zación y la utilización de practicantes las civilizaciones cuyas instituciones pare­
médicos tradicionales son materias im ­ cen haher sido marcadamente estructura­
portante dada, la escasez de personal sa­ das por el desarrollo y la gestión de siste­
nitario asistencial con que se enfrentan mas hidráulicos. En primer lugar, Hegel
muchas naciones. (1975, pp. 158-159) propuso que los pri­
El ROL del paciente en el sistema médico meros centros de la civilización incorpo­
comprende el de enfermo, concepto de­ rados como estados independientes sur­
sarrollado por Talcott Parsons (1915b). gieron en grandes valles fluviales donde
Una persona que asume el papel de en­ la acumulación gradual de lodos había
fermo queda temporalmente exenta del hecho el suelo particularmente fértil:
comportamiento normativo y desempe­ Las tierras más fértiles se encuentran en
ña, o así se espera, determinados papeles las llanuras fluviales; la agricultura se es­
de doliente: obedecer al médico, reducir tablecida en ellas, y con ella se introduje­
poco a poco su dependencia de él, y a la ron los derechos de existencia en comuni­
postre sanar, paja recuperar los roles y dad. El suelo fértil determina automáti­
comportamiento contemplados por la camente la transición a la agricultura,
norma. PB y E H T que, a su vez, genera saber y previsión.
Véase también. CLASIFICACIÓN, ETNOBOTÁ- Hegel no mencionó la irrigación ni tenía
NICA, ETNOPSICOLOGÍA, ETNOCIENCLA. una conciencia clara de la especificidad
institucional de la agricultura de rega­
sistemas secciónanos Forma del dío. Luego fue Karl Marx quien identifi­
INTERCAMBIO MATRIMONIAL clásicamente có al control del agua como factor clave
asociada con los aborígenes australianos, en el desarrollo de lo que dio en llamar
donde la sociedad se divide en clases ma­ la «sociedad asiática», el elemento res­
trimoniales o secciones entre las que cir­ ponsable de su diferenciación de la so­
culan las esposas, de modo que cada gru­ ciedad antigua, feudal o capitalista. Para
po es dador de esposas a otro como re­ Marx, el control del agua en tierras ári­
ceptor de éstas un tercero. MR das era condición necesaria para el con­
Véase también TEORÍA d e l a a u a n z a . trol de los medios de producción. La con­
clusión hegeliana de que la agricultura
sistemas y sociedades h idráu­ en las cuencas de los ríos estimula la
licas Un sistema hidráulico es un con­ creación de «derechos de existencia en
junto culturalmente propio de técnicas, comunidad» parece contradecir la decla­
instituciones y prácticas sociales por las ración de Marx de que la escala de los
que una sociedad organiza y utiliza sus valles irrigados era excesivamente gran­
recursos hídricos. Dadas las característi­ de para generar asociaciones voluntarias.
cas físicas del caudal líquido, los siste­ Según Hegel, la agricultura aluvial pro­
mas hidráulicos son a la vez integradores porcionó el estímulo primario para el
(que implican cooperación y organiza­ desarrollo de las civilizaciones y creó las
ción) y generadores de conflictos. Por es­ solidaridades comunitarias que impone
ta razón han sido especialmente intere­ la gestión del agua. Por último, Karl A.
santes para los antropólogos, quienes ’Wittfogel (1957) sistematizó y amplió
han reconocido que el riego general po­ las hipótesis de Marx observando que
ne de maniñesto solidaridades para arti­ muchas sociedades de la antigüedad ba­
cular el interés común de los regantes. sadas en el regadío habían desarrollado
respuestas políticas similares a la de la y la inundación estacional representa un
gestión hidrica, entre las que destacan el problema. Por consiguiente, la hipótesis
gobierno despótico, la creación de «buro­ rige para civilizaciones del antiguo
cracias agrogerenciales» con función Egipto y la Medía Luna Fértil de Meso­
central de control de las aguas, los pro­ potamia, valle del Indo, la China del río
gramas de edificación monumental Amarillo y, con algunos ajustes, el M éxi­
(comprendidas las obras hidráulicas, pe­ co azteca y el Perú inca. En medios se-
ro no exclusivamente éstas), el uso de miáridos, la respuesta institucional es
mano de obra masiva, el desarrollo de muy diversa. El estudio de los templos
técnicas astronómicas suficientes para de agua balineses de Lansing (1991) de­
predecir la variación estacional del cau­ muestra que las condiciones de coordi­
dal del agua y las matemáticas que tales nación que requiere el riego pueden dar
cálculos y sus aplicaciones 'burocráticas lugar a un sistema administrativamente
requerían, al igual que la emergencia de centralizado, pero no políticamente, que
clases sacerdotales que atesoraran este es independiente del estado y que, en
saber natural. A nivel más general, 'Witt- parte, entra en conflicto con él (Valeri,
fogel propuso que quien controla el agua 1991).
controla el poder, y que el primero re­ La mayoría de los estudios antropológi­
quiere un alto grado de autoridad cen­ cos de los sistemas hidráulicos se centran
tralizada. En el esquema evolutivo de Ju­ en el riego como componente nuclear.
lián St e w a r d (1955, pp, 193-196), las Pero los sistemas de riego urbanos pre­
eras de «Desarrollo y Florecimiento R e­ sentan complejidades de orden algo dife­
gionales» comprenden el riego de todas rente aunque claramente relacionadas
las sociedades estudiadas, como Perú con cuestiones de centralización y con­
(riego intervalles), Mesoamérica (riego trol. Dado que el suministro de agua y
local, chinampas), Mesopotamia (riego a que la captación de sus residuos no que­
gran escala) y China (riego con pozos y dan a la vista de los usuarios, el control
acequias locales). La tesis de Wittfogel burocrático es prácticamente completo.
generó muchas más (los trabajos relacio­ A medida que las estructuras hidráulicas
nados con las aguas deben ser resueltos urbanas han incorporado, por eficiencia
mediante masiva aportación de mano de de gestión, complejos sistemas informá­
obra; la escala de las obras hidráulicas se ticos, a Finales del siglo XX ha surgido
relaciona con la organización social ge­ una burocracia urbana «hidrogerencial»
neral; el liderazgo político se identifica con técnicas obviamente enigmáticas
con el control del riego; el régimen de que en la órbita más circunscrita de las
control hídrico se expresa en la religión ciudades modernas revela muchas de
dominante, etc.), luego puestas a prueba las características de las burocracias agro­
por antropólogos, arqueólogos e historia­ gerenciales de "Wittfogel. TG
dores a partir de la década de 1960 (véa­ Véase también DESPOTISMO ORIENTAL, ES­
se Gray, 1963, pp. 7-8). El consenso en TADO.
esta investigación se da en la considera­
ción de que las sociedades hidráulicas, Sxnitli. W. Robertson (1846-
según las define Wirrfogel, ciertamente 1894) William Robertson Smith nació
han existido, pero sólo con un limitado en Aberdeenshire, Escocia, en ■1846.
número de parámetros comunes, a saber: Educado en Aberdeen y Edimburgo, fue
en climas áridos donde el riego es nece­ profesor de hebreo y exégesis del Viejo
sario y donde, además, hay grandes ríos Testamento en Aberdee, coeditó la nove­
na edición de la Encyclopaedia Britanni- por crianza todos pertenencen a una «so­
ca y sucedió a W. Wright como profesor ciedad natural» señala el verdadero co­
de árabe en la cátedra Tilomas Adams mienzo de la antropología social. PD
en Cambridge. En el segundo decenio de Otras lecturas Beidelman, 1974b;
su vida ya publicó diferentes escritos so­ Dresch, 19S7; W. Smith, 1882, 1912.
bre filosofía y matemáticas.
Hijo de un ministro de la Iglesia Libre sobrenatural Véase magia, b r u je ­
(Free Church) fue expulsado de su cargo ría.
en Aberdeen por los Wee Frees por pro­
mover formas modernas de crítica bíbli­ Socialismo Es (1) un modo de orga­
ca (Smith. 1878). Su influencia en antro­ nizar la producción; (2) una época de la
pólogos franceses como MAUSS y DlIftK- historia económica; y (5) una etiqueta
HEIM y británicos fue notable. para una vasta y diversa muestra de ideo­
Smith afirmó que en la RELIGIÓN anti­ logías. Como ideología, el pensamiento
gua la práctica antecedía a la doctrina, y socialista ha acompañado al desarrollo
el ritual al mito. Su búsqueda de los su­ del CAPITALISMO creando un nuevo foco
puestos tácitos que informan la práctica para perspectivas y movimientos críticos
es intensamente moderna. Además, dijo: para con el sistema capitalista en sí o pa­
«El círculo en que nació el hombre no ra diversos experimentos sociales y polí­
era simplemente una sociedad humana ticos con miras a mejorar las consecuen-
... pues el cuerpo social estaba compuesto cías más lesivas del desigual desarrollo
no sólo de hombres, sino de éstos y de los propiciado por aquél. En la práctica, aun,
dioses» (1889, pp. 30-31). Sus postula­ que no siempre en la teoría, los socialis­
dos, junto con la obra de Fustel de Cou- mos revolucionario y reformista se han
langes, fueron la avanzadilla del enfoque concentrado en la acción y las institucio­
sociológico del culto y del ritual. El aná­ nes del ESTADO. Para el socialismo refor­
lisis del parentesco árabe realizado por mista ello ha implicado la regulación es­
Smith fue distorsionado por la doctrina tatal de los mercados y la creación de una
evolutiva de su amigo John McLennan. serie de instituciones y programas de
No obstante, Kinskip and marriage in apoyo y suplementación de los ingresos,
early Arabia (1885) es la base de impor­ suministro de servicios a familias e indi­
tantes visiones futuras de la «segmenta­ viduos, etc.
ción» y más generalmente de los análisis Tanto para los socialistas como para sus
sobre la autodefimción de los grupos. críticos, el rasgo distintivo crucial del so­
Smith visitó varias veces el mundo árabe cialismo se encuentra en la regulación
y redactó entradas enciclopédicas sobre estatal del m e r c a d o , pues si los mercados
una gran variedad de temas árabes, así libres son consustanciales al capitalismo,
como sobre la escritura hebrea. Su eru­ cualquier implicación del estado en ellos
dición y originalidad signen ganándole puede considerarse socialista. Pero esta
lectores. visión genera dos problemas. En primer
Sn teoría del SACRIFICIO como «comu­ lugar, teóricos como Karl Polanyi (1944)
nión» no es aplicable universalmente. señalaron que los estados habían inter­
Sus opiniones sobre TOTEMISMO y MA­ venido siempre en la creación y regula­
TRIARCADO son propias de su tiempo, al ción de los mercados a lo largo de la his­
igual qne su opinión sobre el progreso toria del capitalismo y que, de hecho, los
moral desde la religiosidad colectiva a la «mercados autorregulados» habían sido
individual. Pero su afirmación de que fenómenos relativamente efímeros, in­
cluso en el siglo XIX. En segundo lugar, «colectivo» e identifica al estado como
desde una perspectiva marxista, el as­ agente e instrumento de lo social, Pero
pecto crítico del socialismo es el control el propio estado es un producto histórico
estatal de la producción, no la regulación y agente con «intereses» propios. Se aso­
del mercado. cia con la historia de las instituciones y
Marx se centró principalmente en un estructura del aparato del estado, y con
análisis del capitalismo y fue poco lo que «clientes» que forman parte o dependen
expresó acerca del socialismo (que consi­ de él, de sus recursos, ingresos y poder.
deraba un período de transición hacia el Estos problemas fueron especialmente
comunismo), de modo que fueron las ge­ importantes dado el escenario e historia
neraciones de teóricos marxistas y parti­ de los regímenes de estado socialistas
dos políticos posteriores las que desarro­ que emergieron entre 1917 y 1989.
llaron una teoría y un programa socia­ El propio Marx se declaró escéptico so­
listas detallados y prácticos. Así, la bre el papel progressta del estado en
teoría del socialismo surgida en el siglo cualquier sociedad poscapitalista, que­
XX estuvo estrechamente vinculada con jándose de que «uno no se aproximaba
la experiencia de regímenes estatalistas más al problema por mucho que multi­
«realmente existentes» controlados por plicara por mil las combinaciones posi­
autoproclamados partidos marxistas y bles de las palabras gente y mundo»
socialistas en un mundo todavía domina­ (Marx, 1933). En su opinión, tal como
do por las relaciones de producción capi­ había surgido el estado en las sociedades
talistas (Verdery, 1991). La persistente capitalistas, sería abolido al cabo de un
importancia del capitalismo en la econo­ breve período de transición entre capita­
mía mundial ha estructurado las propias lismo y comunismo, éste como «dictadu­
economías de estado y ha puesto coto a ra revolucionaria del proletariado». Pero
toda consideración evolucionista del so­ esto no era en sí ninguna solución, como
cialismo como época de la historia eco­ pondrían de manifiesto los desarrollos
nómica. posteriores. Pues, a diferencia de Lenín,
En una declaración clásica, Lenin (1926) Marx creía que la contradicción del capi­
proclamó que la contradicción principal talismo no residía en la relación existen­
del capitalismo residía en que, si bien la te entre la producción social y la propie­
propia producción se hacía progresiva­ dad privada per se, sino en la valoración
mente colectiva, la propiedad de la mis­ pertinente, en una economía organizada
ma seguía siendo privada. Es decir, que a alrededor de la producción de bienes en­
medida que la escala de producción cre­ tre los cuales contaba incluso el trabajo
cía en magnitud y complejidad, su con­ mismo. En contexto con una economía
trol seguía en manos de individuos o cor­ de bienes basada en el trabajo libremen­
poraciones capitalistas, Lenin propuso te remunerado, la organización del esta­
resolver esta contradicción mediante el do y la propiedad de la producción no re­
control estatal de la producción y de las suelven nada: simplemente sustituyen a
relaciones sociales o colectivas de propie­ un amo por otro. Los regímenes socialis­
dad de ésta. Para ello hacía falta que un tas del siglo XX trataron de resolver en la
movimiento político se hiciera con las práctica este problema creando econo­
riendas del estado en nombre de la co­ mías basadas en la producción, circula­
lectividad, en especial de la clase obrera. ción y distribución de valores de uso a
Sin embargo, este argumento genera un través de mecanismos estatales de apro­
deslu conceptual entre lo «social» y lo piación y distribución, al tiempo que se
mantenía el extrañamiento práctico de mismo. Pero esta noción de transmisión
los trabajadores respecto de los medios directa de la cultura puede ser equívoca
de producción. En una lectura inmedia­ poique supone que el aprendizaje es
ta, aunque superficial, ello podría impli­ esencialmente un proceso pasivo sin in­
car la unión de la producción y la propie­ tervención directa del que aprende. Es­
dad colectivas, pero en lenguaje más di­ tudios recientes han destacado que para
recto no era sino producción social y la adquisición de cultura es indispensa­
propiedad estatal. ble la mediación de procesos de aprendi­
Persiste, no obstante, la importancia del zaje activos (J. Briggs, 1992).
pensamiento socialista como foco de pers­ Los encuentros que llevan a los indivi­
pectivas críticas sobre el desarrollo y la duos a abrazar una cultura específica ha­
práctica del propio capitalismo. Como ideal, ciendo posible así su propia integración
los teoricos socialistas más incisivos y ri­ en la corriente de la vida social pueden
gurosos han desarrollado sus ideas me­ ser de varias clases. Los individuos topan
diante una crítica de la dinámica y las re­ con la cultura en forma personificada en
laciones fundamentales del capitalismo. otros que para ellos son importantes (pa­
La extinción de una forma de régimen es- dres, maestros, héroes) y con los que se
tatalista y de las teorías acomodaticias y identifican; también pueden descubrir la
justificatorias que le daban apoyo podría cultura en rituales que incorporan imá­
preparara el terreno intelectual y político genes, ya personales, ya de la vida social,
para una labor nueva y creativa. WB. que son reverenciadas y que poseen rea­
Otras lecturas Konrad y Szelenyi, lidad empírica (como los ritos de gran
1979; Verdery, 1996. relieve vital asociados con la pubertad, el
matrimonio, la gestación y la muerte)
socialización Se ha definido como (Parish, 1994). Como sabe todo estu­
«transmisión- intergeneracional de la diante de una lengua extranjera, el
cultura» (T. Williams, 1972) y como aprendizaje y uso de una lengua requie­
«modo en. que los individuos llegan a re también el compromiso activo con la
formar parte de la sociedad integrando cultura que la ha producido, y los niños
en su propia experiencia una parte de la aprenden la cultura al tiempo que la len­
cultura de ésta y representándola me­ gua (P. M iller y Hoogstra, 1992; B.
diante comportamientos aprendidos» (T. Schieffeliny Ochs, 1986a). En los relatos
Schwartz, 1976b, p. ix). Desde los tiem­ que intercambian acerca del mundo que
pos de Margaret Mead, con su trabajo les rodea y de sus vidas, la sociedad y
precursor sobre infancia (NIÑOS) Y ADO­ ellos mismos, los individuos crean y
LESCENCIA, el tema ha sido capital para la transmiten constructos culturales (P.
antropología La misma Margaret Mead M iller y Moore, 1989; P. Miller et al,
(1963) distinguió entre inculturación o 1990). El resultado es que esa redundan­
proceso de aprendizaje de una cultura cia de valores y significados capitales
particular, y socialización, que definió puede configurar lo que para el actor no
como demandas impuestas a la persona es sino vida y realidad (y que los antro­
por la sociedad. Hoy el término com­ pólogos llaman formas culturales de v i­
prende ambos conceptos. da adquiridas a través de la socializa­
La cultura se transmite normalmente de ción) (R. Levy, 1973, 1978). Las gentes
generación en generación desde los pueden encontrar estos constructos cul­
adultos a los niños, y desde los expertos turales clave en múltiples contextos, y
en un campo dado a los novicios en el aunque cada uno de ellos ayuda a los ac­
tores a aprender cómo organizar su. com­ subversiva y la «socialización callejera»
portamiento por vías culturales específi­ consiguientes (Vigil, 1988).
cas, también modulan, refuerzan y cali­ Gran parte de los estudios recientes so­
fican, respectivamente, acciones y com­ bre la socialización han examinado pro­
portamientos específicos transformando cesos a pequeña escala como el uso de la
sus significados y premisas. En términos narrativa y del lenguaje en las interac­
de la vinculación del yo y de la imagen ciones. adultos-niños. Aunque ello ha
propia con la vida social, lo que los siste­ abierto interesantes perspectivas sobre la
mas de significado cultural eligen callar socialización, estos procesos menores
—y cuándo y cómo—puede ser tan impor­ han de ser integrados en contextos histó­
tante como lo que eligen destacar (R. ricos, políticos y económicos de mayor
Levy, 1984). alcance* Dado que los contextos cultura­
La socialización no se confina en las ins­ les inmediatos de la socialización van
tituciones formales de EDUCACIÓN y con­ siempre unidos a un universo más am­
trol en la sociedad, sino que más bien plio, Watson-Gegeo (1992) ha señalado
procede por numerosos canales, formales que para entender cabalmente los proce­
e informales que, incluso pueden ser sos de socialización es esencialmente ne­
contradictorios. Así, la socialización no cesario unir ambas perspectivas: micros­
siempre discurre de «arriba abajo» (aun­ cópicas y macroscópicas.
que los padres y maestros puedan defi­ La socialización por el LENGUAJE ha sido
nirla así), sino que puede darse de «aba­ objeto de intensa investigación en los úl­
jo arriba» a través y dentro de grupos pa­ timos años. El estudio pertinente no sólo
ritarios (P. Willis, 1977). Los valores que ha examinado los procesos de adquisi­
los adultos imponen en los niños y ado­ ción del lenguaje en la infancia, sino
lescentes expuestos a otros sistemas al­ también los diversos modos en que éste
ternativos pueden generar conflictos, contribuye a los procesos de aprendizaje
que en algunas sociedades se controlan de una cultura y de conformación de sus
mediante el establecimiento de grupos actores para participar en la vida social
de edad, como ocurre entre los masai del (B. Schieffelin y Ochs, 1986b). Otros te­
este de Africa, donde los jóvenes rebel­ mas de interés actual son la socialización
des (moran) son reunidos en grupos cuyo de la EMOCIÓN (Lutz, 1988; P. M iller y
comportamiento se entiende que ha de Sperry, 1987) y la moral (Shweder eí aL,
pasar por un estadio de irresponsabilidad 1987; Parish, 1994; Much y Shiveder,
hasta, la promoción de su grupo de edad 1978; Shweder y Much, 1986). SP
al estado adulto (véase SISTEMAS d e Otras Lecturas D’Andrade y Strauss,
EDAD). En otras sociedades* las presiones 1992; De Vossj 1973; P Mayer, 1970;
de los adultos con propósito formativo Riesman, 1992; Stigler etal., 1990.
pueden llevar al alejamiento de las insti­
tuciones de socialización, como las es­ sociedad Término que hace referen­
cuelas y la familia, y a la formación de cia a la totalidad de las relaciones entre
grupos de pares socialmente reprobados, hombres y mujeres en sus diversas posi~
que cultivan valores que se oponen al ciones y roles en un área geográfica dada
mundo convencional de los adultos. La o en el seno de la humanidad en general.
pertenencia a las bandas callejeras es En la teoría política y social de la Euro­
ejemplo clásico de este proceso en el que pa medieval, la ciudadanía, el ESTADO y
la alienación de la escuela y la familia la sociedad no se distinguían con clari­
actúa como preludio de la integración dad. La diferenciación entre estado y so­
ciedad surgió en los siglos xvr y XVII, so­ les modernas basadas en gran medida en
bre todo en la obra de Hobbes y de los las transacciones del mercado y las rela­
pensadores utilitaristas. Entre los pensa­ ciones de intercambio por interés, tal co­
dores modernos, Hegel, y después de él mo fueron conceptualizadas por primera
Marx, delimitaron claramente las esfe­ vez en la obra de Thomas Hobbes (a
ras del estado y de la sociedad (civil). quien Tonnies dedicó un volumen apar­
En la tradición utilitarista, Adam Smith te). En las comunidades ( Gemeinschaft)
(1776) distinguió claramente el estado de primaba el nosotros sobre elyo. Podero­
la sociedad y concentró su atención prin­ sos vínculos de solidaridad unían, a los
cipalmente en los fenómenos propios de individuos entre sí. En las sociedades ur­
la segunda, que él concebía como mundo banas basadas en los intercambios y en
de intercambios dominado por relaciones el mercado ( Gesellsckaft), por otra parte,
de MERCADO. A partir de Smith, los econo­ la potenciación de los valores del indivi­
mistas se han centrado en las relaciones duo destruyó los lazos comunales y llevó
de intercambio y mercantiles, dejando el a una competitividad destructiva.
análisis del estado y de las formas de go­ Tonnies no deseaba contrastar formacio­
bierno a los políticos científicos. Los so­ nes históricas específicas, salvo ilustrati­
ciólogos, por su parte, al hilo de las apre­ vamente, sino delinear dos formaciones
ciaciones de Auguste Comte, se han dedi­ existenciales distintas y presentes en nu­
cado sobretodo al estudio de los datos que merosos escenarios. Señaló igualmente
presenta la sociedad al margen de las re­ que se trataba de tipos ideales, mientras
laciones de intercambio y de mercado. que las realidades históricas concretas
Para Hegel, el estado dominaba a la so­ revelaban a menudo formaciones m ix­
ciedad e inspiraba (o debía inspirar) ve­ tas. Gemeinschaft predomina en la co­
neración, mientras que la sociedad (ci­ munidad de pueblo y en la familia, en
vil) carecía de la dignidad del estado. las vecindades y ligas; Gesellschaft, en
Marx, por el contrario, concentró su cambio, caracteriza a las relaciones urba­
atención analítica en la sociedad y en sus nas, los intercambios de mercado y las
raíces en la esfera de la producción. En estructuras de gobierno modernas.
su opinión, la pugna de CLASES surgida Tonnies fue a menudo tachado de pen­
del mundo de la producción era el deter­ sador reaccionario que odiaba al mundo
minante básico de la EVOLUCIÓN huma­ moderno y deseaba volver a los idílicos
na, en tanto que los eventos estatales no días premodernos. No era así en modo
eran sino epifenómenos. De ahí que, aun alguno. Miraba al futuro más que hacia
por vías diferentes, los escritores marxis­ el pasado. Simpatizante del socialismo,
ta y comteanos convengan en la prima­ argumentó que los sindicatos modernos
cía de los fenómenos societarios. y otros movimientos sociales apuntaban
Debemos a Ferdinand Tonnies (1855- atisbos de un futuro en el que las relacio­
1956), uno de los fundadores de la socio­ nes intracomunitarias prevalecerían de
logía alemana, la distinción entre Ge- nuevo sobre el individualismo de la Ge-
meinschafty Gesellschaft que desde en­ seüschaft y las relaciones egocéntricas.
tonces ha conformado gran parte del En el mundo moderno cabe señalar dife­
pensamiento sociológico. En un libro ti­ rentes tipos de ansia de nuevas formas
tulado Community and society (1957), de comunidad en ambas alas del espectro
hoy quizá más citado que leído, Tonnies ideológico, en la derecha nacionalista y
comparó las comunidades medievales y en la izquierda socialista.
posmedievales con las estructuras socia­ Hasta hace poco, los antropólogos y so­
ciólogos usaban términos distintos para delos de valores, ideas y otros factores
denotar a las colectividades humanas; los simbólicamente significativos, mientras
primeros usaban el término «CULTURA»; que «sociedad» habría de usarse para de­
los sociólogos, «sociedad». Esto genero signar los sistemas relaciónales de inte­
no poca confusión y conflictos de inter­ racción entre individuos y colectividades.
pretación, que los decanos respectivos de El sugerir la independencia analítica de
ambas disciplinas en su momento, A.L. cultura y sociedad no quiere decir en
Kk o EBER y Talcott Parsons, trataron de modo alguno que sean mutuamente ex­
resolver en ujl breve pero seminal ar­ trañas, pues su relación es obvia. Siem­
tículo (Kroeber y Parsons, 1958) que se pre que se mantenga la distinción analí­
resume a continuación. tica entre ambas será posible decidir
Los sociólogos tienden a concebir los fe ­ cuál de ellas, en una investigación dada,
nómenos culturales como producto de merece atención primaria. La concep-
los eventos intrasociales y, por tanto, de­ tualización Kxoeber-Parsons parece emi­
rivativamente subordinados. Los antro­ nentemente sensata y evita innecesarios
pólogos, por su parte, confieren primacia conflictos terminológicos. De hecho, ha
determinante a un conjunto de fenóme­ sido tan acertada que ha sido mucho ma­
nos que denotan con el término «cultu­ yor el debate en antropología sobre cómo
ra»; de donde que los fenómenos de la definir la propia cultura que sobre la dis­
sociedad no sean para ellos sino meras tinción entre cultura y sociedad. LC
partes de la cultura. Ninguna de estas Véase también SOCIOLOGÍA.
acepciones poseía para Kroeber y Par­
sons primacía alguna metodológica a sociedad afluente original Los
priori. La separación de los aspectos cul­ antropólogos consideraron la vida de los
turales y societarios no clasifica conjun­ cazadores-recolectores (NÓMADAS) de im­
tos concretos y empíricamente discretos placable dureza. Laborando desde el al­
de datos, sino que meramente extrae o ba a la noche por la mera subsistencia,
selecciona dos conjuntos de fenómenos con apenas tiempo que dedicar a la for­
analíticamente distintos. No tiene senti­ mación de una cultura, parecían ajustar­
do pretender decidir cuál es más «impor­ se perfectamente a la siniestra imagen
tante», «correcto» o «fundamental». del hombre primitivo descrita por Tho-
Durante largo tiempo en la historia de mas Hobbes (1651, p. X III):
ambas disciplinas, los dos términos fue­ En esta situación no hay lugar para la la­

ron a menudo usados más o menos indis­ bor productiva porque su fruto es incierto:

tintamente, lo cual no surtió efectos muy por consiguiente, no se cultiva la tierra;

negativos en tanto la diferenciación entre no se navega ni se hace uso de las comodi­

las dos disciplinas fue operacional más dades que pueden ser importadas de ul­
que conceptual. Los antropólogos tendie­ tramar; no hay acomodo adecuado en edi­

ron a restringir sus estudios a las socieda­ ficios; no existen las herramientas para

des ágrafas, mientras que los sociólogos mover y trasladar cargas pesadas que re­

prefirieron las letradas. Pero cuando las quieren mucha fuerza; se desconoce la faz

materias de estudio de una y otra disci­ de la Tierra; se ignora el tiempo; no hay

plina parecieron superponerse se hizo artes; no hay letras; no hay sociedad; y lo


imperativo clarificar con más precisión el que es aún peor, impera el miedo constan­
uso de estos términos. Kroeber y Parsons te y el peligro de una muerte violenta; y
sugirieron que el concepto de «cultura» la vida del humano es solitaria, pobre,

quedara confinado al contenido y los mo­ embrutecida y corta.


Esta imagen cambió espectacularmente empíricos usados por Sahlins y otros. Por
en 1968 con el libro M an the hunter (Lee ejemplo, Richard L ee —uno de los pala-
y DeVore, 1968) del que los cazadores- diñes de la tesis de «la sociedad afluente
recolectores emergieron como la «socie­ original» de la que Sahlins se sirvió para
dad afluente original», en la denomina­ su extrapolación de datos bosquimanos—
ción dada por Marshall Sahlins (1968a). indicó en una publicación posterior
Una sociedad afluente, observó Sahlins, (1984, p. 55) que, si se suma el tiempo
es aquella donde las necesidades de sus dedicado a la fabricación y reparación de
individuos son fácilmente satisfechas. A herramientas y al cuidado de la vivienda
diferencia de las economías de las mo­ al que se pasa fuera del asentamiento en
dernas sociedades industriales, donde las labores de subsistencia, los bosquimanos
necesidades aumentan sin parar y los ¡kung trabajan hasta 44,5 horas, y sus
medios de satisfacerlas son limitados, mujeres 40,1, por semana.
condenando así a sus miembros a un es­ Cabe preguntarse también si conceptos
tado de escasez perpetuo, las sociedades como «afluencia», «trabajo» y «ocio» sig­
de cazadores-recolectores se caracterizan nifican lo mismo en el contexto de los ca-
por la modestia de sus objetivos y de sus zadores-recolectores que en las socieda­
medios, que, no obstante, son adecuados. des industriales. Los críticos de la tesis de
Paradójicamente, Sahlins llegó a afir­ la «sociedad afluente» han señalado que
mar que esta estrategia zen faculta a las datos sobre cuestiones tan vitales como la
gentes para gozar de «abundancia mate­ mortalidad infantil, la prevalencía de en­
rial» con lo que objetivamente sería con­ fermedades, la escasez alimentaria y la
siderado un bajo nivel de vida. esperanza de vida sugieren la inadecua­
Sahlins (1972, pp. 1-33) amplió sus co­ ción del término «afluencia». Puede que
mentarios originales en un ensayo más la tesis de la «sociedad afluente original»
extenso con datos cuantitativos extraídos valga no sólo como comentario acerca de
principalmente de los bosquimanos del las sociedades industriales modernas con
kalahari y de las sociedades aborígenes sus «infinitas demandas» sino también
australianas, donde observó que los indi­ como descripción de las sociedades de ca-
viduos pueden satisfacer sus necesidades aadores-recolectores. Y acaso resida aquí
subsistenciales trabajando sólo unas 15- su duradero atractivo. DK
20 horas por semana en labores que no Véase también POBREZA.
son excesivamente arduas. También de­ Otras lecturas Bird-David, 1992.
dican gran parte de su tiempo al ocio y al
sueño. De ahí, concluyó, contrariamente sociedad com pleja Es una de las
a lo que suele pensarse, con el aumento categorías tipológicas de la evo lu ció n so­
de la cultura aumenta la cantidad de tra­ cial. Las sociedades complejas son gran­
bajo per cápita y disminuye el tiempo des, diferenciadas y con ESTRATIFICACIÓN.
dedicado al ocio. Políticamente se organizan como gran­
La sociedad afluente no tardó en conver­ des entidades regionales, sistemas de JE­
tirse en un estereotipo tan popular en FATURAS y ESTADOS, con población que va­
antropología como lo había sido la con­ ría generalmente de unos pocos millares
dición opuesta. Pero entretanto habían a millones (A. Johnson y Earle, 1987).
surgido algunas cuestiones críticas por La existencia de la sociedad compleja
parte de algunos estudiosos de las socie­ presume la de su opuesta —la sociedad
dades de cazadores-recolectores en lo simple—y esta división radical hace aflo­
que se refiere a la validez de los datos rar una cuestión antropológica funda­
mental: ¿cuándo y cómo se desarrolló la capas de la estructura colectiva incluyen
sociedad compleja? Podemos imagina! un instituciones que controlan las activida­
tiempo remoto en la historia humana en des especializadas de gobierno, guerra y
que todas las sociedades eran de escala religión. En asociación con estas nuevas
pequeña y simples. A partir de este ele­ instituciones proliferan las nuevas posi­
mental o paradisíaco origen se desarrolla- ciones, a cada una de las cuales corres­
ron formas de organización divergentes, ponden derechos y obligaciones específi­
algunas extraordinariamente complejas y cos en el marco regional. Las caracterís­
otras mucho más simples. Una tipología ticas reales de estas instituciones, las
evolutiva, aunque inherentemente pro­ posiciones sociales anejas y sus interrela-
blemática, subyace a todos los estudios ciones son muy variables, pero las insti­
comparativos de las sociedades humanas. tuciones funcionan para integrar a la co­
Como piedra de toque, las sociedades lectividad y para establecer y mantener
simples pueden caracterizarse como de la diferenciación social y las desigualda­
pequeña escala y segmentarias (modu­ des (McGuire, 1983). Los grados de cen­
lares). Se organizan en FAMILIA y grupo tralismo varían desde las jerarquías cen­
local. Económicamente estructurada trales alas dispersas (Crumley, 1987).
por un MODO DE PRODUCCIÓN doméstico Las sociedades complejas presentan a
(Sahlins, 1972), la unidad familiar es menudo economías duales. Su economía
un microcosmos de la economía social de subsistencia, en oposición a la que ca­
en la que está encapsulada la división racteriza a la de la moderna nación-esta­
fundamental del trabajo por edad y se­ do, sigue destacando característicamente
xo. Las familias se organizan a menudo el valor de la unidad doméstica y de la
en grupos locales, entidades compuestas comunidad local autosuficientes. La es-
por unos pocos centenares de personas pecialización económica en la produc­
que ocupan y defienden un territorio. ción de alimentos y artesanía puede ser
Una comunidad agrícola «igualitaria» muy limitada. En el imperio inca, por
es representativa de semejante grupo ejemplo, el acento se ponía en la conser­
local, organizado a su vez conforme a vación de la autosuficiencia doméstica y
divisiones sociales elementales: familia, comunal en ausencia de un sistema de
parientes, amigos, sexo y edad. Las ca­ mercado (Murra, Í980). Es más común,
racterísticas y aptitudes personales guían no obstante, que la imposición de la paz
ulteriores distinciones y diferencia­ regional y el establecimiento de una eco­
ción; algunos individuos se convierten nomía política estimulen el desarrollo de
en cazadores, otros tejen cestos, y los mercados regionales (Claessen y Skal-
hay que se hacen curanderos o chama­ nik, 1973). La mayoría de las unidades
nes, ocupaciones que responden a las familiares producen una especialidad en
características personales de cada indi­ dedicación de tiempo solamente parcial.
viduo. Por ejemplo, entre los aztecas se inter­
En muchas sociedades complejas sigue cambiaba artesanía y alimentos entre
habiendo aspectos inalterados de las comunidades que se habían especializa­
simples, en particular en el seno de las do en la fabricación de cerámica, cultivo
familias y comunidades. El parentesco, de tomates, etc. (Brumfiel, 1980).
la amistad y una división elemental del La economía política se desarrolló como
trabajo organizan la mayor parte de las modo de producción tributario (E. Wolf,
actividades diarias. Pero con la creación 1982) para financiar las actividades de
de las entidades regionales, las nuevas las instituciones regionales emergentes.
La economía política podía organizarse individual en esta nueva estructura ins­
de formas muy distintas basándose en titucional es la que determina la exis-
las unidades de contabilidad y pago tencia de derechos diferenciales en la
(D'Altxoy y Earle, Í985). Un sistema fi­ economía social. Es característico que la
nanciero basado en una serie de produc­ tierra forme parte integrante de un sis­
tos principales, llamado redistribución, tema superpuesto de TENENCIA DE LA
moviliza alimentos y artículos de pro­ TIERRA de modo que el derecho a éste sea
ductores más comunes para remunerar a asignado centralmente como, por ejem­
quienes trabajan para las nuevas institu­ plo, en el régimen feudal. El control ins­
ciones. Un sistema financiero de produc- titucional de la tierra se traduce inme­
ción de riqueza implica la obtención y diatamente en un control del movimien­
distribución de bienes especiales, desde to de la riqueza, de modo que una
los objetos de lujo y prestigio a un mone- pequeña fracción de la sociedad, la elite
tarismo primitivo y su uso para el pago gobernante, controla una parte despro­
de servicios políticos. En asociación con porcionada de la riqueza social. Indivi­
las nuevas instituciones y sus operacio­ duos y grupos compiten así por el con­
nes aparece una proliferación de activi­ trol de las instituciones, sus dividendos
dades especiales y de personal; gerentes, económicos y las posiciones de dominio.
administradores, contables, guerreros, Las sociedades humanas son infinita­
artesanos especializados, ritualistas y to­ mente variables. Y para comprender tan­
da una cohorte de personal de servicio ta variación, los antropólogos han puesto
de menor rango. Las posiciones respecti­ a prueba numerosos esquemas con el fin
vas se determinan por la organización de de que pudieran ayudarlos a caracterizar
las nuevas instituciones regionales y sus el grado de complejidad evolutiva respec­
manifestaciones locales. tivo. Basándose en los logros tecnológicos,
Con la creciente diferenciación institu­ M o r g an (1877) reconoció originalmente
cional se produce paralelamente una una división básica tripartita, a saber: sal­
progresiva estratificación, y la ubicación vajismo, barbara y civilización; una modi­

TabLa i. Algunas tipologías antropológicas comunes de la evolución social

Service (1962) Sahiins (1963)


Childe (1936) Johnson. & Erarle (1987) Earle (1973) F ried (1967)

Cazadores- Banda
recolectores (nivel familiar) Cabecilla Sociedad igualitaria

Agricultores Tribu
(grupo local) Gran hombre
Sociedad jerarquizada
Simple
Jefatura
Civilización Compleja Sociedad estratificada

Estado Estado Estado

Puente: Earle 1994.


ficación de este esquema fue adoptado disposiciones institucionales totalmente
por Marx y Engels (Engels, 1902), Véan­ nuevas que hacen a estas sociedades
se en la tabla 1 los esquemas de uso hoy cualitativamente distintas.
más común entre los antropólogos. Otros, como Johnson y Earle (1987), han
De arriba abajo aumenta la compleji­ argumentado que el cambio social es
dad, y a medida que aumenta la escala esencialmente continuo, a modo de ram­
de la comunidad, también lo hacen la pa. Así, la extensión espacial de la colecti­
diferenciación interna de rangos y la es­ vidad y la robustez de su integración son
tratificación. Las divisiones representan variables inherentemente continuas. Si
las transformaciones estructurales va­ bien una nueva estructura institucional
rias más comúnmente asociadas con el puede ser concebida en cualquier momen­
desarrollo de un nuevo nivel de integra­ to histórico, su efecto en la vida diaria de
ción y las instituciones asociadas. Las la población puede tener lugar lentamen­
razones de la evolución de sociedades te e ir cambiando la nueva institución a
más complejas son muy diferentes, pero medida que se produce la reincoporación
combinan un conjunto de procesos eco­ de la información prácticamente obteni­
lógicos, demográficos, sociales y políti­ da. La evolución de la sociedad puede ase­
cos, algunos de ellos muy generales y re­ mejarse a un modelo de constante interac­
conocibles transculturabnente; otros son ción entre los niveles de integración y los
muy particulares y deben entenderse en actores humanos intervinientes.
el seno de su respectivo contexto histó­ Desde el punto de vista analítico puede
rico. establecerse la división entre sociedades
Una cuestión principal referente a las simples y complejas, pero no está claro
tipologías evolutivas concierne a si las dónde situar esta divisoria- El hacerlo
divisiones entre categorías, como en el entre las sociedades regidas por el BIG-
caso de sociedades simples y complejas, MAN («gran hombre») o por jefes, por
representaba una transformación drásti­ ejemplo, ha creado controversia entre los
ca o una transición gradual. Operando antropólogos del Pacífico porque revela
desde una implícita tradición manista, falta de respeto por los sistemas políticos
muchos han supuesto que el cambio tradicionales de Melanesia (B. Douglas,
gradual (cuantitativo) en las condicio­ 1979). Es importante reconocer que las
nes subyacentes relativas a la economía distinciones son de hecho graduales y se
y a la población se traduce en impor­ superponen. Hoy son muchos los que
tantes distorsiones organizacionales opinan que la clasificación tipológica es
(contradicciones) que originan rápidas estéril y que el acento debe ponerse más
transformaciones estructurales (cualita­ bien en los procesos de cambio y trans­
tivas). De modo que se prestó considera­ formación, Los sistemas umlineales, en
ble atención a los «orígenes» del estado particular, de simple a complejo, son
o de las jefaturas. Spencer (1987) argu­ mayoritariamente desestimados.
mentó que el desarrollo de jefaturas, co­ La investigación ha abandonado la bús­
mo primera «sociedad compleja», entra­ queda del origen de la sociedad comple­
ña una transformación estructural. Des­ ja para favorecer en cambio los estudios
de esta perspectiva, la evolución de la sobre la variación en categorías de más
especie humana desarrolla nuevos nive~ extensión, como las jefaturas y los esta­
les de integración de modo escalonado. dos. Los más opinan actualmente que la
La integración a escala regional caracte­ evolución es multilineal (Steward, 1955)
rística de la sociedad compleja requiere y reversible («devolución»). Los investí-
gadores atienden a secuencias históricas sociedades de bandas bandas, so­
específicas (Drennan, 1991). Reinter­ ciedades de,
pretaciones recientes de las sociedades
de cazadores-recolectores han destacado sociedades hidráulicas Véase s is ­
la emergente complejidad con liderazgo tem as T SOCIEDADES HIDRÁULICAS.
central y la creciente elaboración ritual
(D. Price y Brown, 1985), y los trabajos sociedades igualitarias Son aque­
llevados a cabo en tomo a los sistemas llas «sin divisiones drásticas de rango, po­
políticos basados en la figura del «gran
sición y riqueza» (Fortes y Evans-Prit­
hombre» { bigman) en Melanesia han
chard, 1940a, p. 5). En este sentido negat-
destacado su semejanza comportamental
vio, las sociedades son igualitarias porque
con las jefaturas (Terrell, 1986).
carecen de las características asociadas con
No existe ninguna dimensión simple de
las sociedades estratificadas y de organiza­
la variabilidad frente a la que los antro­
ción estatal. Constituyen el punto de par­
pólogos puedan oponer comparativa­
tida de un proceso de diferenciación evo­
mente la complejidad. Más bien se obser­
lutiva a través de la exclusión competiti­
va una plétora de formas estructurales y
va, cuyo producto final in e v it a b le es e l
modelos de comportamineto que pueden
ESTADO. Como forma primera y más sim­
caracterizarse analíticamente como más
ple, las sociedades igualitarias habrían de
o menos complejos con referencia a di­
requerir, dilíase, poca explicación, pero los
mensiones varias. El reto estriba en com­
trabajos más recientes se orientan a de­
prender esta variabilidad, una dimensión
mostrar lo erróneo de esta postura.
de la cual es evidentemente la escala de
Los filósofos políticos de la Ilustración se
integración (G. Johnson, 1982; Feinman
y Neitzel, 1984). A medida que aumenta interesaron vivamente por vez primera
el tamaño de la colectividad deben cam­ en el igualitarismo en razón de la aten­
biar su estructura política y la infraes­ ción prestada al mundo preso cial y, por
tructura económica de su organización. tanto, a l establecimiento de la SOCIEDAD.
Sin embargo, las soluciones a los proble­ En Leviathan (1651), Thomas Hobbes
mas de integración y control pueden ser planteó la hipótesis de que el estado pre-
muy variables y parecen depender de social del hombre (el estado de la natu­
una serie de condiciones ecológicas, eco­ raleza) debe haber sido de igualdad por­
nómicas e históricas. El conocimiento de que «la diferencia entre un hombre y
la naturaleza cambiable y sumamente di­ otro no es tan considerable que uno pue­
námica de las sociedades complejas sigue da reclamar para sí un beneficio que el
centrando la atención principal de la in­ otro no pueda pretender con igual dere­
vestigación antropológica. TE cho» (cap. 15, §1). Pero, dado que las
Véase también SISTEMAS CENTRALIZADOS, gentes mostraban igualmente un «per­
SOCIEDADES IERARQUIZADAS. petuo e insaciable deseo de poder que ce­
Otras lecturas Childe, 1956; R. Cohén saba sólo con la muerte» (cap. 11, §2), el
y Service, 1978; Fried, 1967; Glassman, individuo sólo podía sentirse seguro en
1986; Lenski, 1966; Mann, 1986-1993; una sociedad controlada por dirigentes
Service, 1962; Leslie White, 1959a. poderosos. Para Hobbes, el origen de la
desigualdad era contemporáneo del ori­
sociedades de casta casta, socieda­ gen de la propia sociedad. Para el filóso­
des de. fo político Jean-Jacques Rousseau, la de­
sigualdad era también un producto de la
propia sociedad, aunque innecesario e sido defendido como necesario porque en
indeseable, fruto del establecimiento de sentido estricto, el que entiende que «to­
la propiedad privada. En E l contrato so­ dos los individuos gozan de igual posición
cial (1791) argumentó que la naturaleza y ninguno, pues, es superior a los demás»,
altruista, e igualitaria del hombre era su­ no hay hoy ni ha habido jamás una socie­
primida por el estado y que la prístina dad verdaderamente igualitaria (Sahlins,
condición humana de igualdad sólo po­ 1958, p. l). Todas las sociedades presentan
día restaurarse por la acción social. Un una mínima diferenciación de posición
concepto de igualitarismo primitivo es basada en los SISTEMAS DE DAD y el GÉNE­
también piedra de toque de la teoría de RO. Y es precisamente la manera en que
Karl Marx (siglo XIX ). Sin embargo, a di­ estas diferenciaciones de posición se dis­
ferencia de Hobbes y Rousseau, tanto en tribuyen lo que cuenta a la hora de discu'
Precapitalist economicformattons (1964) tir y mantener un concepto de «sociedad
de Karl Marx como en The origin ofthe igualitaria». Sin embargo, otros autores
fam ily , prívate property, and tke State han estudiado la fácil aceptación de estas
(1902), el igualitarismo primitivo era desigualdades evidentes* María Lepowski
eminentemente social, un artefacto de la (1995, p. 55) observó que «la mayor par­
0RGANI2ACIÓN SOCIAL construida en tor­ te de las construcciones antropológicas de
no al PARENTESCO y la DESCENDENCIA. influencia sobre igualdad y desigualdad
En Áfricaripolitical systems (1940), obra políticas han implicado, sin analizarlo
que marca el comienzo de la AÍJTROPOLO- exhaustivamente, un principio universal
GÍA POLÍTICA moderna, Meyer FORTES y de dominación masculina»; y Flanagan
E .£ . E v a N S -P r i t c h a r d establecieron la (1989, p. 253) apuntó que «la equidad de
distinción fundamental entre sociedades las sociedades igualitarias no era sino un
«centralizadas» y «descentralizadas». El igualitarismo de los hombres». La presun­
orden político en las sociedades descen­ ta inferioridad universal precultural de
tralizadas se mantiene gracias a la opo­ las MUJERES debiera ser objeto de una in­
sición equilibrada de grupos deñnidos vestigación que especificara los contextos
generalmente en términos de descen­ etnográficos y condiciones en que esta in^
dencia unilineal. Estas sociedades sin ferioridad se manifiesta. Más aún, las de­
estado proporcionaron a la antropología sigualdades de género pueden ser en sí
los primeros casos de «sociedades iguali­ mismas parte de un sistema gerontocráti-
tarias» exhaustivamente descritos. La co de desigualdad más inclusivo donde los
«igualdad» aquí descrita comprendía a mayores dominan a los menores, y todos
las unidades estructurales, por lo común los hombres a las mujeres.
un SISTEMA DE l in a j e s conceptualmente El término «igualitario» ha sido aplica­
iguales independientemente de los dife­ do a dos clases de sistema social muy di­
renciales de poder que pudiera haber en ferentes que podemos denominar «siste­
el hecho etnográfico. Fortes y Évans- mas de igualdad de oportunidades» y
Pritchard atendieron más a las relacio­ «sistemas de igualdad de resultados»
nes conceptuales formales que a los ma^ (Flanagan, 1988, 1989). Las ideologías
tices de las relaciones interpersonales; igualitarias de los sistemas de igualdad
no obstante, delimitaron el terreno don­ de oportunidades, como en la sociedad
de las sociedades igualitarias serian an­ norteamericana; pueden servir para en­
tropológicamente debatidas en el futuro. mascarar importantes desigualdades en
El enfoque antropológico en unidades es­ los resultados (riqueza, posición, poder),
tructurales más que en los individuos ha tratándolos como meros artefactos de ap­
titudes y capacidades diferenciales* Los sus relaciones sociales. La tarea del antro­
sistemas de igualdad de resultados* como pólogo es crear definiciones contextúales
los que contemplan conjuntos de edad, o sistémicas que simultáneamente com­
por otra parte, deben recurrir a restric­ prendan los elementos jerárquicos e igua­
ciones estructurales para superar las di­ litarios en cualquier sistema y que de­
ferencias individuales en aptitudes o ca­ muestren la complejidad de las llamadas
pacidades y7en el proceso, crear estructu­ «sociedades igualitarias simples». TF
ras —se ha dicho— que no remuneran la Véase también SOCIEDADES DE BANDAS, TE­
iniciativa individual. FE, SOCIEDAD COMPLEJA, ESTADIOS EVOLU­
Los enfoques antropológicos recientes TIVOS, GOBIERNO.
han destacado la naturaleza contextual Otras lecturas Beteílle, 1986; Jane Co-
de la jerarquía y de la igualdad. En Cons- llier, 1988; Dumont, 1977; Flanagan y
tructing inequality, el tratamiento etno­ Rayner, 1988; Joesphides, 1985; Leacock,
gráfico más completo de la jerarquía en 1978; A. Strathern, 1982; M. Strathem,
los últimos años, Raymond Kelly (1995, 19S7; Woodburn, 1982.
pp. 474-475) argumentó que «donde las
categorías, grupos o individuos social­ sociedades industriales Son las
mente diferenciados son culturalmente que comparten un conjunto de elemen­
evaluados como equivalentes morales, la tos comunes basados en su estructura
relación entre ellos puede decirse iguali­ económica. Pese a no haber sociedades
taria». Similarmente, Lin Poyer (1993) industriales «típicas», todas son simila­
demostró el mantenimiento y la mani­ res en cualquier cultura (Applebaum,
festación contextúa!, simultáneos de la je­ 1984b, p. 2) y comprenden:
rarquía y el igualitarismo en el atolón 1. La mecanización de la fabricación y
Sapwuahfik del Pacífico Sur, y Robert la agricultura, junto con un espectacular
Tonkinson (í988a, b) postuló una pers­ aumento de producción de alimentos,
pectiva que se centra en la manifestación bienes y servicios,
contextual de la jerarquía más que en la 2. Sistemas fabriles basados en formas
caracterización de toda una sociedad co­ de energía más elaborada que la simple
mo jerárquica o igualitaria* potencia humana o animal, maquinaria
En vista de la realidad etnográfica de la automática y de alto régimen y procesos
desigualdad y la dominación simbólica­ continuos de producción. La producción
mente creadas y mantenidas incluso en de la empresa industrial recurre a la es­
las sociedades de pequeña escala, ¿cómo tandarización de las piezas, ciclos repeti­
vamos a usar útilmente un concepto de tivos y precisos, y una marcada subdivi­
«sociedad igualitaria»? Una solución es sión de tareas. En la AGRICULTURA, el au­
«abstenerse de caracterizar a los sistemas mento de la productividad proviene del
como jerárquicos o como igualitarios por­ uso de maquinaria, abonos químicos, gi­
que, por mucho que sea su atractivo como gantescos sistemas de RIEGO, así como
expresión rápida y de fácil indexación, la del conocimiento científico aplicado a
idea de sociedades igualitarias o no puede los suelos, plantas y animales.
enmascarar el problema mismo que pre­ 3. Una sociedad de base urbana con in­
tendemos investigar» (Flanagan, 1989, p. dividuos que se trasladan del campo a la
262). Lo que los antropólogos descubren ciudad a medida que la demanda de ma­
sobre el terreno es contextos, normas, va­ no de obra en la industria y los centros
lores, estrategias de carácter igualitario, y administrativos aumenta y desciende la
a la inversa, cómo negocian las personas de carácter ruraL
4. Sistemas de TIEMPO que permiten la se han convertido en factor importante
planificación y coordinación de las accio­ en las relaciones internacionales a fina­
nes futuras. Las sociedades preindustriales les del siglo XX a medida que se ha con­
no racionan cuidadosamente su íiemporsi­ solidado la economía global para dese­
no que organizan más bien sus actividades quilibrar el dominio anterior de Europa
basándose en ritmos diurnos y estaciona­ occidental* Estados Unidos y Japón.
les. Las sociedades industriales, en cambio, Desde 1800, las sociedades industriales
se preocupan de atender al tiempo y con­ han sufrido cambios espectaculares y a
trolarlo eficientemente (Mumford, 1954). menudo dolorosos en el ciclo económico.
Las primeras cuentan con pocas opciones Las situaciones de pánico periódico y re­
económicas; las segundas ofrecen una am­ gular en el mundo económico y de las fi­
plia variedad de opciones y roles que com­ nanzas son inherentes a la sociedad in­
piten por el tiempo del individuo. El tiem­ dustrial y la agobian con no poca medida
po y la organización de las personas y cosas de incertidumbre. Los ciclos económicos,
en el espacio es un modo de situar el com­ junto con los rápidos cambios en la tec­
portamiento humano y de relacionar los nología, la invención, los movimientos
actos de la persona con un ambiente obje­ demográficos y las estructuras sociales*
tivo (Richardson, 1982). Algunas acciones han generado en las culturas industriales
requieren la sincronización de muchas un estado generalizado de ansiedad. Esta
personas en un momento y lugar determi­ incertidumbre y ansiedad encuentra for­
nados* Otras actividades requieren una se­ mas de expresión tanto en el arte y la
cuencia de acciones, cada una de las cuales cultura como en el crimen y la psicosis y
comienza cuando finaliza la anterior (W. en cualquier forma intermedia.
Moore, 1963, pp. 6-9; de Grazia, 1962). La Las comunicaciones y la información
estructuración del tiempo por parte de las son vitales para la sociedad industrial.
sociedades industriales mediante calenda­ La creciente potencia y versatilidad de
rios y relojes permite ejercitar la previsión los ordenadores han cambiado el modo
por paite de los individuos, organizaciones en que los individuos, las empresas y los
y naciones. gobiernos gestionan sus asuntos. Los or­
En términos de organización política y denadores y los medios de comunicación
económica, las sociedades industriales forman parte indisoluble de la síntesis
varían entre las democracias políticas y informativa y de la toma de decisiones
las dictaduras autoritarias, entre las eco­ en las culturas industriales que, en con­
nomías capitalistas y las socialistas de secuencia, se basan en la alfabetización
demanda centralizada, y presentan di­ generalizada y en un refinamiento de la
versas combinaciones de organización educación al hilo de los logros de la cien­
capitalista, agricultural, rural y guber­ cia, la tecnología y el saber compartido.
namental de la vida socioeconómica. El Para atender a la modernización de la
proceso de industrialización se inicia en tecnología, las sociedades industriales
la Europa occidental y sigue en América demandan un grado creciente de educa­
del Norte, Asia, América del Sur, África ción y conocimientos, hasta el punto de
y Oriente Próximo. Algunas sociedades que algunos teóricos entienden que en
industriales, como Australia y África del ello reside la clave del futuro de la socie­
Sur, conservan vestigios de culturas p T ein - dad industrial (Stonier, 1989).
dustriales. Las sociedades en curso de in­ Durante los siglos xvm y XIX, las socieda­
dustrialización, en particular en las re­ des industriales fueron testigo de la acu­
giones del mundo antes subdesarrolladas, mulación de capital, por una parte, y de
escasez generalizada, por la otra. Pero a bores productivas de todo tipo (Gorz,
medida que las primeras progresaron has­ 1985) y un aumento paralelo de las rela­
ta alcanzar proporciones desmesuradas en cionadas con el mundo del ocio (Oís-
el siglo XX, las sociedades industriales de­ zewska y Roberts, 1989). Las sociedades
sarrollaron enormes excedentes y una industriales presentes y futuras genera­
afluencia que se tradujo en consumismo y rán básicamente toda clase de servicios,
culto al ocio* A finales del siglo XX, las so­ desde los sanitarios a los recreativos, des­
ciedades industriales se han orientado ha­ de las activididades auto activadas a los
cia la producción masiva de bienes de con­ objetivos educacionales e intelectuales
sumo y la consiguiente generación de de­ (Ginzberg y Vojy 1981, pp. 48-49). Sin
manda para mantener una economía embargo, estas sociedades no pueden ig­
saludable. El ocio y sus vastas modalida­ norar los problemas cada vez más can­
des han pasado a configurar importantes dentes de la superpoblación urbana, con­
sectores de la cultura (Coalter, 1989) de taminación, la hiperdensificación del
resultas en parte de la reducción de la se­ tránsito en toda clase de vías, el crimen,
mana laboral, que ha pasado de sesenta a la corrupción gubernamental y empre­
cuarenta horas durante la primera mitad sarial, la violación de los DERECHOS HU­
del siglo XX en Europa y Estados Unidos. MANOS, el desempleo y las guerras.
El mayor nivel de vida y de longevidad, Ya no hay una clara demarcación entre
característico de las sociedades industria­ las sociedades industrializadas y las no
les, ha favorecido el consumismo y las ac­ industrializadas, dado que la economía
tividades de ocio crecientes a medida que global ha incorporado a todas las nacio­
más y más gente puede alcanzar el retiro nes y sociedades en la misma y única red
laboral y sustentarse mediante una com­ de relaciones. Con todo, a medida que la
binación de capital acumulado y progra­ economía mundial crece con gran rapi­
mas gubernamentales de subsidio. dez, la diferencia entre las sociedades ri­
Las sociedades industriales, especial- cas y las pobres se amplia a ojos vistas-
mente en .e l siglo XX, han sido testigo de La información y la revolución en los
un considerable aumento de la burocra­ medios de comunicación han abierto to­
cia tanto en el gobierno como en la ad­ das las sociedades a la mirada de todos
ministración empresarial que ha ido pa­ los ciudadanos, y todas las sociedades ya
rejo con el aumento del personal dispo­ industrializadas ya por industrializar
nible para las labores profesionales y buscan reconocimiento y respeto. HA
administrativas (Gouldner, 1954). Las so­ Véase también CAPITALISMO, SOCIAUSMO,
ciedades industrializadas requieren por TECNOLOGÍA, ANTROPOLOGÍA URBAJíA, UR­
lo general no más del 25 por ciento de BANISMO, TEORÍA DEL SISTEMA MUNDIAL,
sus empleados para la producción de bie­ Otras lecturas Durkheim, 1933; Gal-
nes, quedando el resto para atender a la braith, 1985; E. Thompson, 1967; E.
provisión de servicios y a la gestión, re­ Wolf, 1982,
cogida y almacenamiento de datos.
Los teóricos han propuesto en los últi­ sociedades jerarquizadas En la
mos cincuenta años una nueva tesis que tipología evolutiva de Morton Fried
han dado en llamar postindustrial (Da­ (1967), una sociedad jerarquizada presen­
niel Bell, 1973; Applebaum, 1992b) y ta complejidad intermedia: entendida co­
que sostiene que la sociedad industrial mo sistemas de BIGMAN o con JEFATURAS
verá en el futuro una apreciable dismi­ simples en otros esquemas (Earle, 1944).
nución de las personas implicadas en la­ La organización política de las sociedades
jerarquizadas muestra posiciones gradua­ sociedades parentelares Se trata
das sin una separación marcada en estra­ de grupos vinculados por parentesco y so­
tos sociales. Sin embargo, el número de cialmente reconocidos que ejercen con­
posiciones valoradas es limitado «y no to­ trol sobre la propiedad común u otros de­
dos los que tienen talento suficiente para rechos compartidos, actúan como entida­
ocuparlas llegan a hacerlo» (Fried, 1967, des legalmente reconocidas y gozan de
p. 109). Los colectivos locales cuentan con autoridad jurídica sobre sus miembros.
líderes rituales y políticos tradicionales
que coordinan las actividades comunita­ sociedades plurales Aquellas que
rias, desde ceremonias hasta la construc­ contienen etnias múltiples en una eco­
ción de sistemas de riego.
nomía compartida y un orden político
El esquema de Fried reconoce una trans­
centralizado dominado por uno de los
formación estructural en la naturaleza de
grupos. El concepto difiere sustancial­
las relaciones políticas y económicas: las
mente del muy usado «pluralismo políti­
sociedades jerarquizadas, como forma
co», en el que hay una división aceptada
compleja de organización tribal, se estruc­
del poder decisorio en la sociedad y una
turan conforme a principios tradicionales,
variedad de grupos de interés e institu­
en especial de parentesco (Friedman y
ciones en competición.
Rowlands, 1977; Kristiansen, 1984). Fried
Basándose en sus estudios de la India y
pensaba, que las posiciones de poder no
Birmania bajo el COLONIALISMO, J.S. Fur-
conferían un acceso diferencial a los re­
nivall (1939, 1948) restringió inicial­
cursos económicos y, por tanto, tampoco
mente la definición de sociedades plura­
un poder diferencial. La evolución de las
les a las multirraciales y coloniales crea-
sociedades estratificadas representó más
das por la expansión política de Europa
bien la gran transformación, dado que los
líderes obtuvieron ventajas económicas a en los trópicos. Otros investigadores pos­
partir de su posición política. Este cambio teriores, basándose en el estudio históri­
fundamental fue la base de la rápida evo­ co de Africa (Gann, 1958), el Caribe (De
lución de la socedad estatal. Waal Malefijt, 1963. M. Smith, 1955) y
El planteamiento de Fried ha sido criti­ las Américas (Murra, 1975), ampliaron
cado por quienes entienden que todo li­ el concepto más allá de estos criterios es­
derazgo en la sociedad humana implica pecíficos. Aunque con numerosas dife­
cierta medida de acceso diferencial a re­ rencias, la mayoría de los estudiosos ac­
cursos económicos críticos. En este senti­ tuales comparten la definición de Van
do, la evolución de sistemas políticos Der Berge (1973, p. 961) en el sentido de
complejos entraña un aumento cuantita­ que son sociedades plurales aquellas en
tivo gradual de poder y la correspon­ las que «coexisten varios grupos sociales
diente institucionalización del liderazgo y/o culturales distintos dentro de las
(A. Johnson y Earle, 1937), Fried, por el fronteras de una polis única, con un sis­
contrario, destacó el cambio cualitativo tema económico común que les hace in-
(estructural), fundamental en la teoría terdependientes, aunque conservando en
marxista clásica. TE mayor o menor grado cierta autonomía y
Véase también SOCIEDAD COMPLEJA, ESTA­ estructuras institucionales discretas en
DO, TRIBU otras esferas de la vida social».
Otras lecturas Earle, 1987; Feimnán y El interés de la antropología por las so­
Neitzel, 1984, Service, 1962. ciedades plurales ha coincidido con el
alejamiento de la disciplina de su aten­
ción primera y principal a las culturas ausencia de otra clase de vínculo. Vol­
únicas, que a menudo parecían existir viendo en parte a los criterios iniciales
aisladas. Aunque todas las sociedades de Furnivall, investigadores como Van
contemporáneas son en cierto grado he­ Den Berge (1973, p. 961) subrayan que
terogéneas, se ha argumentado que las «la coerción política y la interdependen­
sociedades plurales son analíticamente cia económica (a menudo con carácter
distintas de otras formas de heterogenei­ de explotación) son bases necesarias, su­
dad. Como declaró M.G. Smith (1960) ficientes y mutuamente favorecedoras
en un artículo seminal, las sociedades de la integración social en las sociedades
plurales se caracterizan por importantes plurales». Leo Kuper (1974), por ejem­
diferencias culturales y la coexistencia plo, incluyó la estratificación de CLASE
de sistemas institucionales incompati­ como forma de sociedad plural. El énfa­
bles, a diferencia de aquellas sociedades sis previo en la «incompatibilidad» de
que presentan diferencias pero compar­ las culturas de los miembros como aspec­
ten formas comunes de parentesco, edu­ to esencial de las sociedades plurales lle­
cación, religión, propiedad y economía, vó a algunos a preguntar cómo se define
recreo u otras asociaciones. En particu­ la incompatibilidad y quién la define.
lar, las sociedades plurales, al margen de En suma, siguiendo a Van Den Berge,
otras diferencias, se caracterizan por la hoy una sociedad se considera plural
incorporación de grupos ajenos entre sí cuando: (1) existe una segmentación en
en un sistema político en el que un gru­ grupos incorporados funcionalmente de
po, una minoría numérica, es el que do­ modo similar cuyos miembros a menu­
mina. do, pero no siempre, pertenecen a cultu­
Aunque los modelos iniciales tendían a ras diferentes; y (2) hay una estructura
considerar las diferencias culturales en­ social que se divide en conjuntos institu­
tre los grupos integrados en las socieda­ cionales análogos, duplicados, paralelos,
des plurales como base para su análisis, no complementarios, pero perfectamen­
la investigación actual incide más bien te distinguibles.
en las relaciones intergrúpales en la pa­ A causa de esta complejidad, la investi­
lestra política, en particular en el hecho gación moderna ha dejado de definir la
de que como rasgo crítico domine uno. Y «sociedad plural» como un tipo ideal
dado que hoy se reconoce la hegemonía formalmente distinto. El enfoque analí­
étnica como rasgo crítico, muchas socie­ tico en las características distintivas re­
dades que son social o culturalmente he­ duce a las sociedades plurales a la misma
terogéneas, pero no manifiestan una asi­ clase de sistema estático o cerrado que la
metría estructural de poder étnico, hoy denominación inicial trataba de elimi­
se consideran plurales. nar del estudio antropológico. En conse­
Es precisamente la atención prestada a cuencia son muchos los que hoy parten
esta dominación la que ha llevado a de la noción de que el pluralismo existe,
otros a centrarse más en la coerción ine­ en mayor o menor medida, en todas las
vitablemente necesaria para mantener sociedades. Desde este punto de vista, la
esas posiciones estructurales. Algunos unidad de análisis deja de ser la defini­
antropólogos destacan que la coerción ción de características y deviene la socie­
sola es equivalente a resultado de con­ dad particular que manifiesta pluralis­
quista, en el sentido de que puede ser di­ mo, atendiendo a la manera, la medida y
fícil de sostener y cara de mantener. La el funcionamiento del pluralismo en su
unidad pueder ser efímera, por tanto, en seno más que a la identificación y defi­
nición de la propia sociedad plural. tamente neodarwinista que cristalizó en
El estudio de las sociedades plurales se la década de 1960 bajo la influencia de
desarrolla así en paralelo con el de los W.D. Hamilton (1964) y G.C. Williams
GRUPOS ÉTNICOS que las componen. El (1966) y que desde entonces ha domina­
interés se ha desplazado hacia los proce­ do el estudio del comportamiento social
sos del pluralismo abandonando la ini~ no humano (aunque la «sociobiología»
cial consideración de las características ha sido en gran medida suplantada en
diferenciales estáticas de la «sociedad los estudios del comportamiento animal
plural» o del «grupo étnico» y dirigién­ por la «ecología comportamental», que
dose hacia las relaciones dinámicas a comprende tanto el comportamiento ais­
través de las cuales se manifiestan las di­ lado como el social).
ferencias y las fronteras internas, ya sean Marca distintiva de este enfoque es el in­
mantenidas o manipuladas. TMac tento de explicar los atributos caracterís­
Véase también CASTA, MINORIAS M EDIA­ ticos de la especie en términos de selec­
DAS, POSICIÓN, ESTRATIFICACIÓN. ción. darwiniana y de adaptación funcio­
Otras lecturas Braude y Lewis, 1982; nal o «diseño» (Dawkins, 1986). Los
Despres, 1975; L. Kuper y Smith, 1969; investigadores se preguntan por qué los
Maybury-Lewis, 1984. atributos de determinadas especies ad­
quieren la forma particular que presen­
sociedades sedentarias Véase tan y no otra, y buscan respuestas acordes
AGRICULTURA, EVOLUCIÓN, INTENSIFICA­ con la adecuación a sus supuestas funcio­
CIÓN, PASTORES NÓMADAS. nes. Las aproximaciones analíticas inclu­
yen estudios de optimización (Maynard
sociobiología Se ha definido como Smith, 1978), modelos sistemáticos de
«estudio sistemático de la base biológica asociación de atributos entre especies (P,
de todo el comportamiento social» (E. Harvey y Pagel, 1991) y modelos teóricos
’Wilson, 1975, p. 4). El término fue popu­ del modo de hacer específico del proceso
larizado por Edward O. WUson, el emi­ selectivo natural (Chamov, 1982).
nente biólogo evolutivo, ganador del Como los anatomistas y fisiólogos, cuya
premio Pulitzer y conservacionista, cuya investigación se rige por sus interpreta­
obra Sociobiology aportó un extensivo ciones de las formas y funciones de las
estudio de fenómenos sociales en el rei­ partes constituyentes de los organismos
no animal en relación con las teorías ac­ como dispositivos «para» la respiración,
tuales sobre biología poblacional, gené­ la visión, la circulación de la sangre y si­
tica y evolución. milares (Mayr, 1983), los sociobiólogos
Diríase que la definición de Wilson com­ son «adaptacionistas». Se supone que los
prende diversos enfoques para el estudio detalles de fenómenos sociales como la
del comportamiento social, desde los preferencias de apareamiento, las varia­
análisis ecológicos a la neurociencia. Da­ ciones estacionales en inclinaciones
do que «biología» es el estudio de la vida agresivas, la gregariedad contingente
en todos sus aspectos, y dado que sólo los por situación, la solicitud parental dis­
seres vivos son sociales propiamente ha­ criminatoria, etc. poseen un significado
blando podría decirse que la «sociobiolo­ funcional que puede ponerse de mani­
gía» abarca todos los estudios relaciona­ fiesto mediante un apropiado análisis de
dos con los fenómenos sociales. En la hipótesis. La selección natural diseña
práctica, no obstante, el término se ha adaptaciones que solucionan problemas
aplicado sobre todo a un enfoque explíci­ particulares cuya persistencia a través de
las generaciones ha sido suficiente* tanto mente reproductivos, en general, en los
en sus formas esenciales como en su im­ «ámbitos de idoneidad evolutiva» testigos
portancia- Estas soluciones de evolución de la historia de la evolución. Es perfecta­
son necesariamente producto de las ca­ mente concebible que las innovaciones
racterísticas ambientales que en general tecnomédicas de ia anticoncepción mo­
han actuado a modo de predictores esta­ derna hayan permitido que la gente per­
dísticos de las consecuencias para la ido­ siga objetivos que han dejado de contri­
neidad de cursos de acción alternativos. buir a optimizar su aptitud.
Los sistemas funcionalmente integrados En términos generales, el paradigma so-
de muchos mecanismos de evolución cíobiológico es compartido por los auto-
pueden considerarse, pues, portadores de proclamados «antropólogos y por los psi­
una «estrategia» implícita. cólogos evolutivos», unos y otros intere­
Cuando se imputa una «estrategia de re­ sados sin excepción en caracterizar la
producción» a una planta que florece en «naturaleza» comportamental típica de
respuesta a la duración del día o brota la especie que comparten todos los indi­
después de que se haya alcanzado un de* viduos normales y que genera una varia­
terminado umbral de temperatura del ción en forma de respuestas contingentes
suelo, no es probable que se confunda la tanto inmediatas como persistentes (de-
metáfora. Sin embargo, en el caso de los sarrollistas) frente a la propia variación
animales, esa metáfora de estrategia es a social y de carácter ambiental. Aunque a
veces equívoca, dado que es fácil deslizar­ menudo se supone erróneamente que las
se indeliberadamente de las declaracio­ hipótesis acerca de las adaptaciones evo­
nes acerca del «diseño» del organismo pa­ lutivas implican la existencia de una va­
ra alcanzar un objetivo a qué «trata» éste riación genética hereditaria, lo cierto es
de conseguir. La funcionalidad utilitaria justo lo contrario. Una cantidad sustan­
de las adaptaciones invita a la ecuación cial de variación hereditaria es prueba
gratuita de «objetivos» y «funciones de prima facie (aunque en modo alguno
adaptación». La proposición básicamente concluyente) de que el atributo conside­
incontrovertida de que la motivación se­ rado no es una adaptación, dado que la
xual ha evolucionado para promover la selección tiende a eliminar las desviacio­
reproducción se entiende a veces en el nes de los diseños óptimos. Así, el hecho
sentido de que ella es en sí un objetivo de que el color del ojo humano sea tanto
que se persigue con flexibilidad estratégi­ muy variable como marcadamente here­
ca; una «predicción» es entonces que la ditario (en algunas poblaciones) aporta
anticoncepción será evitada a menos que una poderosa indicación de que el color
pueda ser usada como medio para reorde- del iris carece de relevancia para la fun­
nar los esfuerzos reproductivos de modo ción visual, pues esto es lo que permitiría
que aumente el número de las crías pro­ la persistencia de la variación heredita­
pias o mejoren las circunstancias que las ria. Aunque el proceso de adaptación evo­
rodean. Con lógica similar, el rechazo vo­ lutiva en el curso de generaciones de re­
luntario de descendencia y la vasectomía sultas de la selección natural requiere
se han presentado como prueba en contra ciertamente de la variación hereditaria,
de la «hipótesis evolutiva». Sin embargo, la selección tiende a «agotarla» dejando
la selección sólo puede haber diseñado los intactos (prácticamente) los fundamen­
mecanismos evolutivos de proceso de la tos de las adaptaciones mayores.
información, toma de decisiones, motiva­ Una premisa de la sociobiología es que los
ción y emoción para que sean efectiva­ mecanismos y procesos psicológicos que
evalúan la información social y generan la «aptitud» que la selección tiende a
el comportamiento pertinente pueden maximizar como reproducción personal,
entenderse evolutivamente en igual me­ pero Hamilton observó que la selección
dida que los aspectos funcionales anató­ favorecerá a cualquier fenotipo que efec­
micos y fisiológicos. A l igual que los ca­ tivamente promueva el éxito replicativo
racteres sexuales secundarios usados por de copias de «sus» genes, independiente­
los machos de las aves en sus paradas de mente de si residen en descendientes o
cortejo evolucionan por selección, por en otros parientes. Así, el comporta­
ejemplo, así hace la forma de comporta­ miento social de las abejas obreras esté­
miento de figuración y determinación riles puede ser favorablemente seleccio­
contingente de cuándo será aplicado, del nado si promueven la reproducción de
mismo modo que los criterios de prefe­ una reina estrechamente emparentada
rencia de las hembras a la hora de elegir con las obreras. El análisis de Hamilton
pareja (Andersson, 1994). Los estudios so­ trasladó el concepto de los evolucionistas
bre el comportamiento animal de preso^ acerca de los animales y las plantas del
ciobiólogos como Lorenz (1941) habían que consideraba la evolución de «estra­
supuesto similarmente que las formas y tegas de la reproducción» al de «estrate­
controles causales del comportamiento gas nepotistas» (véase ALTRUISMO). Este
evolucionan de acuerdo con los mismos desarrollo abrió camino a teorías sobre la
principios que rigen la evolución, morfo­ cooperación y conflicto (R., Alexander,
lógica, pero no habían combinado esta 1974* Trivers, 1971) y a una perspectiva
impresión con un análisis explícito del más centrada en los genes, donde algu­
proceso de la selección natural. nas manifestaciones fenotípicas no sir­
La ecología comportamental y la socio- ven a los intereses de idoneidad de nin­
biología sólo empezaron a florecer tras el gún organismo en absoluto, sino sólo a
rechazo de la falacia del ingenuo adapta- conjuntos génicos (Haig, 1993).
clonismo grupal o «de bien mayor» (Cro- Darwin (1871) distinguió entre la «se­
nin, 1991). Muchos biológos habían ale­ lección natural», que favorece a aquellos
gremente imaginado que la selección na­ diseños fenotípicos mejorados que favo­
tural dota a los animales del propósito recen la supervivencia y la transforma­
compartido de la «reproducción de la es­ ción eficiente de recursos en crecimiento
pecie». G, W illiams (1966) demolió esta y reproducción, y la «selección sexual»,
falacia demostrando que, dado que la se­ que no es sino cuestión de acceso dife­
lección darwiniana es predominante­ rencial a la pareja, y que incluso puede
mente un proceso de éxito reproductor subdividirse en selección de atributos
diferencial de «diseños» alternativos den­ que favorecen el éxito en 1a competición
tro de la especie, los atributos adaptativos intr asexual (armas como la cornamenta)
producidos por la selección funcionan pri­ y de atributos atractivos para el sexo
mariamente con objeto de reproducirse opuesto, cuestión que fue desestimada
más que el rival; es irrelevante si con ello durante un siglo pero que hoy constituye
se logra un bien para la especie. uno de los focos principales de la teoría y
El otro importante desarrollo conceptual la investigación sociobiológicas. La com­
que llevó al florecimiento de la sociobio- petición intrasexual no es necesariamen­
logia y de la ecología del comportamien­ te observable de manera manifiesta ya
to fue la teoría de la «aptitud total» (o que comúnmente adopta la forma de
«selección de pares») de W, Hamilton «competición espermática» en el tracto
(1964), El darwinismo clásico entendía reproductivo de la hembra; también la
elección de pareja puede ser igual de in- Otras lecturas J. Barkow et a l, 1992; J.
conspicua (R.. Baker y Bellis, 1995; Birk- Krebs y Davies, 1995; Trivers, 1985.
head y JVfoller, 1992), El estudio genera­
lizado del A D N ha revelado reciente­ sociolingüística Término acunado
mente que los sistemas de apareamiento en la década de 1950 para aproximar los
animal son a menudo muy diferentes de puntos de vista de los lingüistas y soció­
lo que se había inferido a partir de la ob­ logos, sobre cuestiones relativas al lugar
servación aislada del comportamiento, que ocupa el lenguaje en la sociedad, y
fomentando así nuevos esfuerzos por va­ para atender particularmente al contex­
lorar estos sistemas como producto de la to social de la diversidad lingüística. Las
selección natural y sexual, así como de la
políticas educacionales y sociales desem­
resolución de conflictos entre parejas po­
peñaron un papel importante en llamar
tenciales y rivales (Davies, 1992). La
la atención de los lingüistas sobre algu­
cuestión de cómo las amenazas impues­
nas de estas cuestiones, al igual que la
tas por los organismos patógnos configu­
insatisfacción con los modelos de L IN ­
ran selectivamente el comportamiento
GÜÍSTICA imperantes, que desde finales
social también ha sido abordada sobre
de la década de 1950 habían sido conce­
todo en contexto con la selección sexual
bidos como empeño en gran medida for­
(Moller, 1994).
mal y crecientemente distante del estu­
La antropología ha tomado la delantera
dio de las lenguas tal como se usan de
a las ciencias sociales en la aplicación de
hecho en la vida diaria. Aunque es toda­
las nociones sociobiológicas al estudio
vía un campo de estudio relativamente
del comportamiento humano (Betzíg &t
joven, los sociolingüi¿tas adquirieron
ah, 1988; D, Brown, 1991; Chagnon y
momento en los dos decenios siguientes
Irons, 1979; Eric Smith y Winterhalder,
y su progresión no mengua.
1992). Algunos destacados antropólogos,
La sociolingüística guarda estrecha rela­
como Sahlins (Í976b), han contestado
diciendo que la cultura ha emancipado ción con las ciencias sociales, en particu­
al comportamiento humano del análisis lar la sociología, la antropología, la psico­
adaptacionista evolutivo, pero las dife­ logía social y la educación. Comprende el
rencias existentes en las prácticas socia­ estudio del multilingüismo, los dialectos
les de sociedades e instituciones diversas sociales, la interacción conversacional, las
no son arbitrarias, y gran parte de la in­ actitudes frente al LENGUAJE, EL cambio
vestigación socióbiológica en antropolo­ de éste, etc. Es imposible ubicar clara­
gía aborda explícitamente las fuentes de mente la multitud de enfoques diferentes
las variaciones culturales. Hay asociacio­ sobre el tema, cada uno con su propia me­
nes estadísticas entre las prácticas mari­ todología y objetivos. Además, abundan
tales, los modos de reconocimiento del los solapamientos, de modo que si los dia-
parentesco, la ecología subsistencial, la iectólogos, por ejemplo, han estudiado
herencia, las reglas de incesto, las prácti­ también las variedades del habla y los
cas de socialización infantil. Estas aso­ cambios que ha experimentado el len­
ciaciones han sido aclaradas con éxito guaje, en general han empleado métodos
creciente e incluso predichas por antro­ de recogida de datos totalmente diferen­
pólogos informados por las teorías de la tes, concentrándose más bien en la expre-
evolución (Flinn y Low, 1986; Gaulin y sión del habla rural más que en la urbana.
Schlegel, 1980; B. Low, 1989; Thornhill, Diferentes autores han intentado de di­
1991). M W iy MD vidir este vasto campo de estudio en
ámbitos más abarcables. Así, algunos ción de factores históricos, psicológicos,
distinguen entre la sociolingüística teó­ políticos y sociales, no de resultas de pro­
rica y la aplicada. La primera se centra piedades inherentes a las variedades en
en métodos y modelos formales para cuestión.
analizarla estructura de las comunida­ Dado que las lenguas nacen de actos de
des de hablantes y las variedades de ex­ poder social y político por parte de los
presión oral, con miras a describir la hablantes, las diferencias lingüísticas re­
que llaman «competencia comunicati­ presentan y transmiten las desigualda­
va». La sociolongüística aplicada, a su des de poder y posición. Las lenguas y
vez, trata de las implicaciones sociales y sus variantes se encuentran en constante
políticas de las desigualdades funda­ competición y a veces en conflicto. La
mentales en el uso del lenguaje en dife­ elección de una lengua en particular en
rentes áreas de la vida pública, como en las sociedades multilingües simboliza di­
las escuelas o en los tribunales. Si se ho­ versas divisiones políticas y sociales.
jea la obra en dos volúmenes Socio lin- Aunque los medios de comunicación a
guistics: am International handbook o f veces sugieren lo contrario, los conflictos
ihe scieace oflanguage and socieiy (Am- en torno a la lengua no giran en torno a
mon y Dittmar, 1987-1988), con casi ella, sino que tratan de poner de mani­
doscientas entradas, se obtiene ya una fiesto las desigualdades fundamentales
indicación del carácter multifacético de entre grupos que usan lenguas diferen­
la disciplina. tes. En todos estos casos, la lengua es
Sin embargo, lo más común es que la símbolo de una lucha mucho más tras­
disciplina se subdivida en dos campos, cendental e intensa en pro del reconoci­
macro y microsociolingüística, respecti­ miento de los derechos de las minorías.
vamente, el primero presentado también Las nociones de «comunidad de habla» y
como «sociología del lenguaje». Esta to­ «competencia comunicativa» son funda-
ma a la sociedad en su punto de partida mentales para comprender cómo organi­
y considera el lenguaje como factor cru­ zan los grupos sociales sus repertorios
cial en la organización de las comunida­ lingüísticos. Una comunidad de habla
des. La microsociolingüistica empieza constituye un grupo de gentes que no
con el lenguaje y trata a las fuerzas so­ comparten necesariamente el mismo
ciales como factores esenciales que influ­ lenguaje, sino un conjunto de normas y
yen en la estructura de aquél reglas de uso de éste. Las fronteras entre
Nociones fundamentales como «lengua­ comunidades de habla son esencialmen­
je» y «dialecto» son constructos prima­ te sociales, por tanto, más que lingüísti­
riamente sociales, no lingüísticos, por­ cas. Los sociolingüistas usan el término
que dependen de la sociedad de modo «competencia comunicativa» para refe­
determinante. El postulado de Max rirse al conocimiento subyacente del ha­
Weinreich tan a menudo citado de que blante en lo tocante a las reglas de la
«una lengua es un dialecto con un ejérci­ gramática (entendida en su sentido más
to y una armada» confirma la importan­ amplio para incluir fonología, gramáti­
cia del poder político y la soberanía de ca, léxico y semántica) y normas de uso
una nación-estado en el reconocimiento en circunstancias socialmente apropia­
de una variedad como lengua y no como das. Este concepto de base social tiene
dialecto. Las situaciones en las que se da por vocación allanar la dicotomía entre
un amplio consenso acerca de qué cons­ competencia y aptitud, central en la lin­
tituye una lengua surgen de la interac­ güística vigente. SE.
Otras lecturas X Holmes, 1992; R. sus subdivisiones, no a los individuos. No
Hudson, 1-980; Romaine, Í994; Trudgill, quiere decirse con ello que éstos carez­
1983; Wardhaugh, Í992. can de importancia, pero el objeto prin­
cipal de estudio, no ha variado.
Sociología Voz acuñada por Auguste. Los temas principales de la investigación
Comte en el siglo XIX para describir el sociológica son; ESTRATIFICACIÓN, o desi­
estudio de las SOCIEDADES. Comte fue gualdad, tanto si se basa en CLASE y ocu­
uno de los muchos pensadores del siglo pación (características económicas), RA­
XIX propulsores del estudio de las organi­ ZA, GRUPO ÉTNICO o GÉNERO (característi­

zaciones sociales humanas en su intento cas de posición) o, como ocurre hoy de


de dar sentido a los enormes cambios ex­ modo creciente, en la interacción de to­
perimentados en Europa y que se propa­ dos estos factores; movilidad social, tanto
garon a continuación por el resto del en términos de selección de los indivi­
mundo. Hacia las postrimerías del siglo, duos a través de estratos varios como de
la antropología y la sociología empeza­ la construcción y reproducción de éstos;
organización formal, o burocracias de to­
ron a seguir caminos diferentes. Una dis­
do tipo; instituciones, incluidas FAMILIA,
tinción algo cínica, pero aguda, mantie­
EDUCACIÓN, RELIGIÓN, ocupaciones, pri­
ne que si la antropología sociocultural
siones y tribunales; desviación social, que
no es sino la sumisa sirviente del COLO­
comprende desde la violación ocasional
NIALISMO, la sociología redacta el ma­
de las costumbres informales hasta la ac­
nual de la reforma social.
tividad criminal; estructuras sociales ur­
Más formalmente, la sociología estudia
banas; y acción colectiva, que típicamen­
las estructuras y los procesos sociales en
te discurre desde los alzamientos popula­
las sociedades desarrolladas modernas,
res a las revoluciones organizadas.
mientras que la antropología se centra
La sociología rural, estudio de las comu-
en las sociedades no occidentales y típi­
nidades agrícolas, primariamente en los
camente carentes de estado, como las
estados industrializados modernos, pero
TRIBUS y las BANDAS. Esto representa una
también en el tercer mundo, se organiza
división del trabajo en términos de ESTA­
a menudo como campo académico sepa­
DIOS EVOLUTIVOS; los antropólogos estu­
rado de la sociología. Se trata de un área
dian sociedades sin estado; los sociólogos, que puede encerrar interés para los an­
estados. Sin embargo, en vista del origen tropólogos culturales dado que coincide
común y de sus «antepasados» comparti­ en numerosos aspectos con el estudio del
dos —D u r k h e i m , W e b e r y Polanyi, por CAMPESINADO.
citar algunos—la antropología y la socio­ Iniciada a primeros del siglo XX y to­
logía se combinan a menudo en Estados mando gran impulso después de la se­
Unidos, por ejemplo, en los mismos de­ gunda guerra mundial, la sociología nor­
partamentos académicos. Ambos campos teamericana se volvió cada vez más em­
son idealmente complementarios, pero pírica y cuantitativa, en ocasiones con el
no es raro que se presenten más bien co­ deseo casi obsesivo de convertirse en una
mo un SISTEMA BIFRACCIONABJO a punto ciencia formal, obsesión que se ha m iti­
de fracturarse. gado notablemente en los útlimos dece­
Lo que aparta a la sociología, y en gran nios. No obstante, las elaboradas técnicas
medida a la antropología sociocultural, estadísticas siguen siendo parte impor­
de las otras ciencias sociales es su aten­ tante del arsenal metodológico de los so­
ción preferente a sociedades enteras y a ciólogos contemporáneos. Es tradicional
asimismo en la sociología la observación una mujer estéril el casamiento con la
participante. El estudio de las interac­ hermana de ésta y declarar a al menos
ciones globales (véase TEORÍA DEL SISTE­ algunos de los hijos de esta unión como
MA M U N D IAL), el estudio comparado de propios de la primera mujer. MR
estados y la sociología histórica han ad­
quirido auge en el último tercio del siglo Spencer, Herbert (1820-1905)
XIX. Así, la sociología se solapa en gran Herbert Spencer fue el pensador social y
medida con la antropología y se difunde político británico más conocido en su
en las ciencias políticas, la economía, la tiempo y una de las figuras más influ­
historia, y en menor grado en la geogra­ yentes en el pensamiento social europeo.
fía social- XH Ello no deja de sorprender en una época
Véase también ANTROPOLOGÍA, HISTORIA que le ha relegado al olvido. Pero fue
Y ANTROPOLOGÍA. Spencer el principal responsable del de­
Otras lecturas Berger, 1963; Borgatta y sarrollo del concepto dominante en la
Borgatta, 1992; Gollins, 1992; Shils, sociología y la antropología del siglo XIX:
1985; Smelser, 1988. EVOLUCIÓN, Aunque vinculada a Darwin
(a menudo de forma equívoca), fue
solidaridad mecánica Se refiere Spencer quien dotó al concepto de su for­
a la forma de solidaridad social presente ma más elaborada; y cuando, a finales
en las sociedades de pequeña escala don­ del siglo XIX, surgió la ofensiva contra el
de la fuerza de la conciencia colectiva es evolucionismo fue Spencer el objeto de
grande y los individuos (como personas la mayoría de los ataques.
sociales) pueden verse como reproduc­ Spencer se formó como ingeniero de fe­
ciones más o menos mecánicas uno de rrocarriles, interés que abandonaría
otro. Término creado por Emile Durk­ pronto para dedicarse a la escritura. Su
heim (1933), la solidaridad mecánica se obra llevó siempre la marca del pensa­
asocia con una DIVISIÓN DEL TRABAJO dor autodidacta, su fuerza y su debilidad
muy simple. MR al mismo tiempo. Como su contemporá­
Véa.se también SOLIDARIDAD ORGÁNICA. neo de más edad Auguste Comte, al que
admiraba y en cierta medida trataba de
solidaridad orgánica Se refiere a emular, se impuso la tarea de atender a
la forma de solidaridad social presente todos los campos del saber humano, des­
en sociedades complejas, donde la fuerza de la física a la ética. Y como Comte, en­
del consciente colectivo es baja y los in­ tendió que ello sólo sería posible si podía
dividuos (como personas sociales) se vin­ descubrir un principio unificador global.
culan por la complementariedad de sus Hacia la década de 1840 llegó a la con­
funciones económicas. Término acuñado clusión de que este principio era la evo­
por Émile D u r k h e i m (1 9 3 3 ), se asocia lución. Enunciado primeramente en un
con una DIVISIÓN DEL t r a b a j o muy dife­ ensayo de 1852, «T h e development hy-
renciada. MR pothesis», la evolución pasó a ser el hilo
Véase también SOLIDARIDAD MECÁNICA. conductor de todo un «sistema de filoso­
fía sintética» que expuso en una serie de
sororato Es (1) la práctica de propor­ obras a lo largo de medio siglo: The prin­
cionar una hermana de la esposa falleci­ cipies o f psychology (1855), First princi­
da a su viudo como esposa sustitutá por pies (1862), The principies o f biology
paxte del grupo de parentesco de ésta; (1864-1867), The principies ofsociology
(2) la práctica de permitir al esposo de (1876) y The principies o f ethics (1892-
1893). Mediaron entretanto numerosos Spencer se sintió atormentado por el re­
escritos sobre cuestiones como la pobla­ cién descubierto principio de la entropía,
ción, e l progreso, la reforma, parlamen­ que en vez de sugerir la instalación del
taria, las costumbres, las morales, la filo­ orden y la complejidad crecientes como
sofía del estilo, la fisiología de la risa y la fiinfl3inpTit.fi universal hacía justo lo con­
función de la música, muchos de los cua­ trario: desorden progresivo y homoge-
les recogió en su obra Essays: scientific, neiz ación imparable. Pero en general
political and speculative (1858-1874). nunca le abandonó el optimismo. Como
A u n q u e también éstos se basaron por lo lamarcfciano, creía que las características
común en la evolución como principio de adaptación adquiridas por una gene­
axiomático, en su mayoría lograron es­ ración podían transmitirse a la siguien­
quivar su marco restrictivo y rígido y te. Reinaba, por tanto, una tendencia ge­
—a u n q u e tan ignorados hoy como sus neral hacia el equilibrio perfecto a me­
obras principales— contienen algunas dida que las estructuras se armonizaban
de sus ideas más imaginativas e intere­ y se adaptaban más y más al medio. De
santes. ahí su creencia, manifiesta en un ensayo
¿Qué quería decir Spencer con «evolu­ de 1857, de que «el progreso no es un ac^
ción»? A diferencia de Darwin, interesa­ cidente, sino una necesidad».
do sobre todo en su motor o mecanismo, Aunque el progresivismo evolutivo de
Spencer atendía primariamente a su di­ Spencer no gustó a la generación si­
rección: de donde la famosa fórmula de guiente (aunque siempre ha contado con
que la ley de todas las cosas, tanto inani- seguidores), la teoría presentaba un as­
madas como animadas, es el movimien­ pecto más útiL Para Spencer, todas las
to de lo simple a lo complejo o de la «ho­ formas de vida, individuales u orgánicas,
mogeneidad a la heterogeneidad»- Esta y las sociales o «superorgánicas», presen­
idea, adoptada eii cierta medida por taban los mismos rasgos. No dejó nunca
Émile D u r k h e i m como evolución de la de señalar analogías entre los organis­
sociedad desde la solidaridad «mecáni­ mos (individuales) y las sociedades, ni de
ca» a la «orgánica», más tarde sería ree- buscar estructuras y funciones homolo­
laborada por sociólogos como Talcott gas: por ejemplo, el comercio y el trans­
Parsons para emerger en la forma más porte son asimilados a la circulación de
familiar de proceso de diferenciación. Lo la sangre, y el sistema nervioso a la ma­
que ello significa es que a partir de un quinaria administrativa del estado. Se
estado en que las cosas son más o menos trata del modelo básico del .estructural-
iguales, intercambiables y autosuficien- funcionalismo, donde las estructuras se
tes, pasamos a otro en el que rige un alto explican por su particular contribución
grado de individualización, variedad, in­ al mantenimiento del sistema como un
terdependencia mutua e integración de todo (véase FUNCIONALISMO, ESTRUCTU-
partes. RALISMO). Fue perfectamente posible,
Todo ello lo derivó Spencer del postula­ pues, para los sociólogos y antropólogos
do fundamental de la «inestabilidad de posteriores, como R a d c l i f f e -B r g w n y
lo homogéneo». Nada permanece en su M a LINOWSKI, desechar el evolucionismo
estado prístino o primitivo; el cambio es de Spencer reteniendo, no obstante, as­
el principio del universo, pero no el ale­ pectos centrales de su funcionalismo. Ca­
atorio y sin sentido. Hay un orden, una be a Spencer tanto derecho como al que
complejidad y una adaptación crecientes más de ser considerado el padre del fun­
de la forma (o estructura) a la función. cionalismo en sociología y antropología.
«¿Quién lee a Herbert Spencer?», se pre- el desierto, y con las poblaciones indíge­
guntaba retóricamente Talcott Parsons nas piute y shoshoni. Estudió zoología y
al inicio de The structure o f social ac- geología en la Universidad Cornell, y
tioTL (1957). Podría contestarse que el entre 1925 y 1931 se formó en antropo­
propio Parsons, dado que fue uno de los logía en la Universidad de California en
principales exponentes en e l siglo XX Berkeley con los boasianos Alfred KROE-
no sólo del estructural-funcionalismo, BER y R o b e r t L o w iE . Ahí r e c ib ió tam­
sino también del evolucionismo social. bién la influencia de los geógrafos Cari
Pero también es verdad que a diferencia Sauer y Daryll FORDE, el segundo como
de, digamos, DURKHEIM o WEBER, Spen­ profesor visitante. En Berkeley, Steward
cer es hoy sobre todo una figura históri­ dedicó gran parte de sus primeros traba­
ca. Lo cual no debiera llevarnos a olvidar jos de campo a compilar listas de rasgos
sus grandes aportaciones a la sociología y culturales. Quedó saturado, y la postre
a la antropología. Cuando se olvidan los hastiado, de los enfoques del PARTICULA­
excesos de su d a r w i n i s m o s o c i a l —que RISMO HISTÓRICO y de ÁREA DE CULTURA
en rigor habría que llamar «spencerismo de sus profesores de antropología, y reo­
social», ya que fue Spencer quien acuñó rientó sus intereses hacia las influencias
la expresión «la supervivencia de los ambientales sohre la CULTURA y evolu­
más aptos» y aplicó el concepto sistemá­ ción CULTURAL, rayanas en la herejía en
ticamente a la vida social—queda incólu­ opinión de los boasianos.
me uno de los intentos más ambiciosos La orientación materialista de Steward
de cartografiar el progreso de la sociedad ohedece probablemente a una combina­
y conocer el desarrollo de las institucio­ ción de factores, incluidos su experiencia
nes sociales a lo largo del tiempo. Mucho en la escuela preparatoria* sus estudios
en su Principies ofsociology y el elabora­ de pregraduación, sus primeros trabajos
do material etnográfico recogido en Des- de campo en los años de 1930 en ARQUEO­
criptive sociology (1873), que otros con­ LOGÍA y las duras condiciones del suroes­
tinuaron después de su muerte, puede te, la meseta y la Gran Cuenca, experien­
estudiarse todavía hoy con provecho. cias etnográficas con los shoshones (cuya
Spencer fue el sociólogo inglés por exce­ cultura parece enfocada hacia la supervi­
lencia del siglo XIX, la aportación de vencia) en la polvorienta región del Dust
Gran Bretaña las emergentes disciplinas Bowl y con la Gran Depresión. En su
de la sociología y la antropología. Es me­ TRABAJO DÉ CAMPO Cultivó la ecología cul­
dida de su éxito que una parte tan consi­ tural, que en su momento fue medio pa­
derable de su pensamiento haya sido ab­ ra el fin propuesto de afianzar su teoría
sorbido por ellas, aun cuando muchos de de la evolución multilineal (Steward,
sus estudiosos lo desconozcan. K£ 1938). En última instancia, Steward ja­
Otras lecturas Andreski, 1971; Burrow, más abandonó su interés por la explica­
1966; Peel, 1971, Rumney, 1934; Sander- ción científica y materialista de la cultu­
son, 1990; J, Turner, 1985. ra, incluida su causalidad: el descubrir le-
yes o regularidades en los modelos,
Steward, Julián (1902-1972) Ju­ funciones y procesos de la diversificación
lián Steward asistió a una escuela prepa- cultural. Esta tendencia a teorizar y ge­
ratoria en el Owens Valley de California neralizar contribuyó igualmente al apar­
en cuyo currículo se incluía la historia tamiento de Steward de los boasianos. En
natural. Fue así como Steward trabó suma, Steward fue un rebelde, inclina­
contacto con el medio natural, en su caso ción que adquirió ya de joven cuando
abandonó la religión de la ciencia cristia­ tanto prejuzgar como alinearse al res­
na de sus mayores para dedicarse a la pecto, dando por buenas las influencias
búsqueda de causas naturales que pudie­ bidireccionales (ambiente en cultura y
ran explicarse científicamente. viceversa) y sometió esta relación a in­
Estas consideraciones nos permiten ex­ vestigación empírica directa a través de
plicar por qué Steward se convirtió "en el trabajos de campo realizados sobre cul­
antropólogo más importante en el desa­ turas particulares en su propio hábitat.
rrollo de la ecología cnltural desde la dé­ Con sus estudios sobre los shoshones y
cada de 1950 hasta entrada la de Í960. piutes, Steward (1955) especificó tres
Con sus estudios de campo, publicacio­ pasos sucesivos pero interrelacionados en
nes y clases, Steward desarrolló tenaz­ toda investigación sobre la ecología cul­
mente un marco teórico y metodológico tural de una sociedad en particular: ( l )
para el estudio del CAMBIO CULTURAL co­ los recursos naturales y la tecnología
mo adaptación en la que las influencias aplicada a su extracción y proceso; (2) la
ambientales eran especialmente impor­ organización social del trabajo en estas
tantes* Lamentablemente, Steward no actividades de subsistencia y económi­
desarrolló su teoría y su método en una cas; y (3) la influencia de estos dos fenó­
obra única y a la vez accesible, sino que menos en otros aspectos de la cultura, in­
quien se interesó por ellos tuvo que ex­ cluidas las instituciones sociales, políti­
traerlos de numerosas fuentes, entré cas y religiosas. Fue así como Steward
ellas dos libros de ensayo de temática desarrolló un marco ecológico donde
muy variada (Steward, 1955, 1977). describir y en cierta medida explicar una
Es importante distinguir los dos planos cultura dada, marco que se centraba en
de actividad de Steward: la esfera etno­ el comportamiento específico implícito
gráfica, en la que una cultura en particu­ en la tecnología y la labor dedicadas a la
lar era descrita después de intensos tra­ extracción y aprovechamiento de los re­
bajos de campo al estilo boasiano; y la cursos naturales para la subsistencia. El
esfera etnológica, en la que un pequeño enfoque de Steward se ha revelado su­
número de culturas eran comparadas mamente útil para el estudio de socieda­
con m i r a s a establecer criterios de gene* des con economías centradas en la sub­
ralízación y explicación* La ecología cul­ sistencia; así, las de RECOLECTORES o re­
tural ha conservado su gran influencia colectores-cazadores, la horticultura de
en el estudio antropológico de las inte­ anegación, y las sociedades de PESCADO­
racciones humano-medio ambiente, en RES y de PASTORES NÓMADAS.
tanto que la evolución multilineal ha si­ Sin embargo, Steward no quedó plena­
do objeto de un seguimiento mucho me­ mente satisfecho con el estudio realizado
nor (Carneiro, 1990; Xirch, 1984). Sin estrictamente a este nivel. A la postre le
embargo, raro y escaso es el reconoci­ interesaba más el plano comparativo pa­
miento que expresan a Steward los in­ ra descubrir las causas y leyes subyacen­
vestigadores hoy dedicados a una u otra tes a los fenómenos culturales. De ahí
de estas disciplinas. que tratara de aplicar los datos empíricos
Más que debatir con la literatura dispo­ de la investigación ecológica cultural pa­
nible si el ambiente determina rígida- ra contrastar un pequeño número de cul­
mente la cultura (determinismo am­ turas y formular generalizaciones acerca
biental) o si permite cierta flexibilidad de un número limitado de paralelismos
en las respuestas culturales alternativas en sus modelos, funciones y procesos, en
(posibilismo ambiental), Steward evitó un procedimiento que dio en llamar de
«evolución multilineal», a diferencia de La influencia de Steward persiste hoy en
la unilineal de Edward T Y L O R y Lewis su obra publicada y a través de sus discí­
Henry MORGAN de finales del siglo XIX; o pulos. Impartió sus clases en la Universi­
de la evolución universal de su contem­ dad de Michigan (1928-1950), donde creó
poráneo Leslie W H IT E (Carneiro, 1975). la cátedra de antropología, y luego en
El enfoque metodológico de evolución Utah (1930-1932), Berkeley (1955-1954),
multilineal de Steward consistía en esco­ Columbia (1946-1952) y por último Illi­
ger para su comparación detallada un nois (1952-1972). Éntre sus pupilos esta­
pequeño número de culturas particula­ ban William Alkire, Stanley Diamond,
res en ambientes similares (por ejemplo, Clifford Evans, Morton Fried, Ernestine
tipos de desierto o bosque) y en el mismo Friedl, Robert Manners, Sidney Mintz,
plano de integración sociocultural (FAM I­ Robert Murphy Elman Service y Eric
LIA, BANDA, TRIBU, JEFATURA O ESTADO), Wolf, todos antropólogos eminentes (R.
pero muy distantes geográficamente. Se Murphy, 1991). En 1964, los colegas y an­
suponía que esta gran separación espa­ tiguos alumnos de Steward contribuyeron
cial entre las culturas elegidas habría de con ensayos a un libro publicado en su ho­
eliminar la posibilidad de similaridades nor (Shimkin, 1964), y la promoción de
culturales por causa de la DIFUSIÓN, con­ 1969 le honró fundando el Journal qfthe
trolándose así el factor histórico que ha­ Steward Anthropological Societyi
bía sido tan relevante en la antropología Por último, más allá de sus trabajos sobre
de los boasianos. En consecuencia, las si~ ecología cultural y evolución multilineal,
milaridades en la muestra de culturas debemos a Steward muchos otros logros.
elegidas por Steward habría de ser el re- Mientras estuvo en la Oficina de Etnolo­
sultado de adaptaciones paralelas, o sea, gía Americana del Instituto Smithsonia-
de que se hubieran dado respuestas simi­ no, Steward editó el monumental Hand-
lares a condiciones ambientales de signo book o f South American Indians (Ste­
parecido. De este modo trató Steward de ward, 1946-1959) e intervino en su
trascender en pos de la mera descripción síntesis sumaria (Steward y Faron, 1959),
etnográfica a la explicación científica y aún insuperada, e indispensable para to­
materialista de las similarides y diferen­ do estudioso de este continente y con
cias culturales (Sponsel, 1987). enorme influencia en la investigación
La principal crítica al enfoque stewar- ecológica y antropológica de la cuenca
diano se basa en que sus conceptos teóri­ amazónica (Sponsel, 1986, 1995). Como
cos no eran claros ni útiles, en que su director del Instituto de Antropología So­
método era básicamente intuitivo, y en cial del Instituto Smithsoniano, Steward
que él se mostraba como un FUNCIONA- fomentó y subvencionó numerosas inves­
LISTA puro, que se centraba más bien es­ tigaciones sobre el campesinado sudame­
trechamente en la economía de subsis­ ricano (1956), siendo a su vez pionero en
tencia a costa de muchos otros factores los estudios de esa región, del trabajo en
de importancia, como la dinámica po- equipo (1950) y de la modernización de
blacional, los riesgos naturales, las insti­ las sociedades tradicionales (1967). Fue
tuciones políticas y la religión (véase J. también autor de una biografía de su
Anderson, 1975; Orlove, 1980; Vayda y maestro Alfred Kroeber (1975). En este y
Rappaport, 1968). No obstante, evalua­ otros aspectos, la aportación de Steward a
das en el contexto histórico, las aporta’ la estructura fundamental de la antropo­
ciones de Steward fueron y siguen sien­ logía moderna sigue siendo sustancial e
do importantes. imperecedera. LS
Véase también ADAPTACIÓN, MATERIALIS­ La propiedad puede traspasarse agnáti-
MO CULTURAL, ANTROPOLOGÍA ECOLÓGICA, camente a los hijos o de modo uterino a
ORGANIZACIÓN SOCIAL, TECNOLOGÍA. los hijos de las hermanas. En ambos ca­
sos puede pasar primero lateralmente a
subculturas Grupos con caracterís­ «hermanos» antes de descender una ge­
ticas culturales o modos de vida distintos neración. Asá suele ocurrir en muchas
dentro de sociedades mayores de las que sociedades ágrafas donde importa sobre
forman parte o con las que se asocian. todo el clan más amplio. En la Europa
Ejemplos clásicos son los GRUPOS ÉTN I­ contemporánea, la propiedad suele
COS, las MINORÍAS MEDIADAS, los NIÑOS o transmitirse a los hijos de manera lineal
las CLASES. MR dentro de la familia nuclear restringida.
Sin embargo, el primer legatario es co­
subdesarrollo Véase DESARROLLO. múnmente el cónyuge sobreviviente}
con mayor frecuencia la viuda, ya que
silbincisión Operación que se practi­ suele ser más joven y más longeva.
ca en la cara inferior del pene entre al gra­ Ruth B e n é DICT (1956) observó que en
nos grupos aborígenes australianos como las sociedades sencillas, los derechos eco­
parte del rito de paso representativo del nómicos más importantes se transmitían
acceso masculino a la pubertad. MR entre consanguíneos, con exclusión de
cónyuges. El contraste lo aportan los có­
sucesión Conviene seguir a W.H,R. digos legales de la mayoría de las socie­
RlVERS (1941a) para distinguir entre la dades eurasiáticas, en virtud de los cua­
herencia de propiedad, la sucesión en el les las viudas heredaban una parte de los
cargo, y las reglas de descendencia (que bienes a la muerte del esposo. O, más
definen la pertenencia a grupos de pa­ bien, adquirían derechos sobre determi­
rentesco). Cada sistema de transmisión nadas partes de la herencia conyugal, es­
adopta una forma distinta en razón de lo tablecidas con ocasión del matrimonio y
transmitido, en su caso entre generacio­ que ellas y sus hijos habían contribuido a
nes. Son claramente varios los modos de acumular mediante dotaciones. La he­
transferir la propiedad, pero la herencia rencia conyugal está estrechamente vin­
es la que Commons (1924) llamó «tran­ culada a la dote (transferencias a la pro­
sacción autorizada». El traspaso de pro­ genie femenina), dado que ambas im pli­
piedad no es necesariamente una cues­ can la transmisión cruzada de propiedad
tión relativa al movimiento de objetos entre sexos (J. Goody y Tambiah, 1973).
sino de los derechos sobre ellos (o sobre De hecho, la herencia por muerte ha de
personas). A veces se distingue entre bie­ considerarse como parte del proceso más
nes heredados y adquiridos, entendién­ amplio de devolución de derechos por
dose que los segundos no están tan suje­ parte de la generación mayor, importan­
tos a obligaciones. En muchas sociedades te variable en la que no cuenta sólo a
cuenta asimismo la distinción entre in­ quién pasa la propiedad, sino cuándo, si
muebles (tierra cultivable, sobre todo, el mortis causa o inter vivos, en general con
recurso productivo básico, y la propiedad el acto del matrimonio.
de terrenos) y muebles (enseres), en es­ La propiedad, a menudo de tipo muy di­
pecial porque éstos son divisibles mien­ verso, se otorga siempre a hombres y
tras que los primeros acaso deban guar­ mujeres conforme a un criterio indefec­
darse intactos para mantener a la fami­ tiblemente vinculado a la DIVISIÓN DEL
lia residente ( I Goody, 1962, 1966). TRABAJO por sexos. Así, ha de ser trans­
mitida por ambos, proceso que puede tructura básica de recursos productivos,
adoptar formas varias: en las sociedades eurasiáticas cabe que
1. Transmisión homogénea o monose- los hereden en ausencia de hermanos. La
xual: transferencia de propiedad entre situación de la «heredera» se relaciona
miembros del mismo sexo, muy frecuen­ con determinadas características del ma­
te en África y relacionada con la organi­ trimonio, como el que tiene lugar entre
zación de clanes y estirpes. primos (de nuevo para impedir la disper­
2. Transmisión divergente: transferen­ sión) o, en otros casos, con la capacidad
cia de derechos a miembros de ambos se* de que un hombre tome residencia (uxo~
xos, como en los sistemas de DOTE de Eu- rilocal o filialocalmente) cuando la resi­
rasia. dencia es, de otro modo, determinada por
3. Transmisión cruzada entre sexos, más el marido. Esta es la situación subyacen­
bien rara. te al «complejo de la propiedad femeni­
Cada uno de estos métodos de transmisión na» (J. Goody, 1990).
de la propiedad entre personas del mismo En el grupo fraterno, la herencia puede
o diferente sexo puede tener lugar a través ser privilegio de un sexo o de un indivi­
de personas de sexo diferente. En la ter­ duo. Los hombres suelen ser los más pri­
minología al uso, la herencia puede ser vilegiados dada la división del trabajo, Y
<<PATRTLTNEAlJi> o «M ATRILIN E AL». Peto da­ uno entre ellos puede tener precedencia
do que estos términos suelen aplicarse a la. cuando se trata de la sucesión en un car­
pertenencia a grupos de descendencia go y en la parte principal del legado (uni-
unilineal, para describir dicha transmi­ genitura). Suele tratarse entonces del
sión parece preferible recurrir a la conno­ primer hijo (primogenitura) si hay tie­
tación de «agnática» o «uterina». En otras rras en juego, aunque cabe que en el caso
palabras, la propiedad de hombres y mu­ de otros bienes o enseres sea el hijo más
jeres puede transferirse directamente a los joven el privilegiado, puesto que es el que
hijos o indirectamente a los hijos de her­ ha de permanecer en la casa al cuidado
manos del otro sexo (por ejemplo, al hijo de los progenitores ancianos (ultimoge-
de la hermana en el caso del hombre). nitura). Entre los vascos es el primogéni­
Uno y otro sexo pueden transmitir dere­ to, independientemente del sexo, quien
chos de modo diferente y en relación con se hace cargo de la casa. En algunos otros
tipos de propiedad asimismo diferentes. casos rige la igualdad (como en el código
Aunque a menudo conviene la separa­ napoleónico), y así se ha propuesto que es
ción analítica entre la transmisión de este método el que en Europa ha favore­
propiedad y la idoneidad para pertene­ cido el mercado local de propiedades
cer a un grupo de descendencia, ambas (Habbakuk, 1955). No obstante, ni la
pueden relacionarse. Así, en un clan pa- unigenitura ni la igualdad completa se
trilineal se tenderá a transmitir la pro­ dan de hecho en la práctica. Los hijos e
piedad agnáticamente, garantizando una hijas más jóvenes son debidamente dota­
conexión continua entre un grupo social dos incluso cuando rige la primogenitu-
y un caudal fijo de recursos, como la tie­ ra; y en los sistemas igualitarios aparecen
rra* Esta suele restringirse ciertamente a también algunos favorecidos, en función
la línea masculina en razón de la divi­ siempre de las obligaciones permanentes
sión del trabajo, y está sujeta a transmi­ que puedan asumir. JG
sión homogénea para evitar la disper­ Otras lecturas X Croody et <i£, 1976;
sión- Sin embargo, aunque lo normal es, Habbatut, 1950.
pues, la exclusión de las mujeres de la es­
sufrimiento Central en todas las ricos particulares, aunque prestando ca­
grandes RELIGIONES y concepto básico en da vez más atención a la interacción de
las ciencias sociales (Bowker, 1970). En la experiencia colectiva, la economía po­
su sentido más estricto de experiencia de lítica y la semiótica (M . Jackson, 1996).
la enfermedad y descripción de incapaci­ Así, Margaret Lock (1965a) demostró
dad sobrevenida ha sido uno de los focos que la menopausia, forma común de ad­
cruciales, quizás el foco, de la A N TR O PO versidad femenina con la edad en el
LOGÍA MÉDICA (Kleinman, 1980; B. Good, mundo occidental (aunque no tanto co­
1994). El dolor, con sus ramificaciones mo suponen algunos biomédicos y la in­
léxicas, su imaginería mediática, su ex­ dustria farmacéutica), no tiene especial
periencia corporal y sus usos políticos, es relieve entre las mujeres japonesas.
la forma de sufrimiento más estudiada Contrariamente, Paul Farmer (1992,
(MJ. Good, 1992). Sin embargo, el sufri­ 1994) demostró como al sida y a la tu­
miento configura un campo de estudio berculosis que hacen estragos entre el
mucho más amplio, de temario muy va­ campesinado haitiano suhyace la violen­
cia estructural de las condiciones de ex­
riado, que incluye experiencias colecti­
trema pobreza en que viven y que no ce­
vas como las consecuencias traumáticas
sa de potenciar su miseria. Similarmente,
déla violencia política (o doméstica), el
Nancy Scheper-Hughes (1992) ilustró
desarraigo forzado y la demoledora ad­
de qué modo puede reconfigurarse un
versidad de la miseria rutinaria en esce­
mundo moral en su totalidad por el efec­
narios de extrema POBREZA. Esta amplia­
to demoledor de la pobresa extrema en
ción de sentido y los estudios pertinentes
muchos aspectos de la vida social, gene­
aparecen en la mayoría de los tratados
rando mundos de dolor. Pierre Bourdieu
antropológicos dado que los antropólo­
y sus colegas (1993) presentaron una
gos han visto que, independientemente
teoría social sobre los efectos destructi­
de la gran diversidad de causas, las for­
vos del poder social sobre los grupos,
mas (o modos) del sufrimiento son a me­
aduciendo al respecto los documentados
nudo idénticas cualquiera que sea la ex­
estudios sobre comunidades en desinte­
periencia dolorosa. Ello ha confrontado a
gración en América y Francia realizados
los antropólogos con una realidad social
por etnógrafos de la violencia como Loic
que? aun representada de maneras muy Wacquant (1993) y Phillipe Bourgois
diversas, no puede reducirse por esencia- (1995),
lismo cultural (como tampoco biológico) En estrecha conexión con estos desarro­
a simple constructo. «E l mundo reclama llos aparece la emergencia de un género
palabras» escribió el filósofo posmoder­ de narrativa que presta voz a relatos indi­
no Stanley Cavell (1994, p, í 16), y el su­ viduales de miseria (Kleinman, 1992; S.
frimiento es una de las formas en que el Mattingly y Garro, 1994; Mmphy, 1987).
mundo reclama respuestas y compromi­ Lo particularmente antropológico de es­
so, insistiendo en la importancia de las tas obras es que más que patrocinar un
condiciones existenciales como base para análisis biográfico o autobiográfico de
la construcción y para la operación del una persona amplían nuestros conoci­
poder (Kleinman, 1995). mientos acerca de la interpretación de la
La investigación antropológica sobre el subjetividad y las prácticas colectivas, al
sufrimiento incluye una fuerte orienta­ igual que sobre las interacciones indivi­
ción hacia la FENOMENOLOGÍA de las ex­ duales. Los estudios acerca de la respues­
periencias en contextos sociales e histó­ ta de las familia y la comunidad frente al
sufrimiento se alejan progresivamente de tremos. Muchos proponen una mayor
los modelos «modales» o ideales típicos implicación en políticas y programas; al­
para revelar las contradicciones y contes­ gunos propugnan el compromiso empíri­
taciones emanadas de las diferencias so­ co como modelo de práctica moral. Aun­
ciales. Libbet Crandon-Malamnd (1991) que muchos han observado una curiosa
demostró, por ejemplo} que en el uso de resistencia en los lenguajes de la filoso­
servicios de salud etnomédicos y biomé- fía y la teoría política frente al sufri­
dicos en los Andes bolivianos influían so­ miento como objeto de estudio, no es és­
bre todo opciones relacionadas con la te el caso de la antropología contemporá­
identidad étnica más que con la experien­ nea. Ciertamente puede decirse que la
cia de males. Veena Das (1995) examinó antropología se ha visto tan conmovida
obras de ficción en su intento de poner de por las traumáticas consecuencias de la
manifiesto qué representación del cuer­ violencia política, la reestructuración
po, qué léxico y qué imaginería del dolor económica, el desarraigo forzado, la de­
se encierran en la mente colectiva social. sintegración de la comunidad, la priva­
Igualmente demostró de qué modo las di- ción estructural, el fracaso del desarrollo
ferencias de clase, comunales y genéricas social y la apropiación global del sufri­
matizan tanto la experiencia del sufri­ miento con fines comerciales que diríase
miento como sus consecuencias. que fuera éste el tema preferencial de
Los estudios del sufrimiento han explo­ estudio. AK
rado asimismo las condiciones morales Véase también. EMOCIONES, ANTROPOLO­
del hacer del antropólogo estudioso del GÍA- PSICOLÓGICA.
dolor ajeno. Ello ha abierto un debate Otras lecturas Csordas, 1994; Desdar­
entre quienes reclaman una etnografía íais, 1992; Hahn, 1995; Janien, 1978;
testimonial explícita y quienes claman Kleinman stal., 1995.
por una vuelta al enfoque puramente
objetivo. La mayoría de los etnógrafos sustantivista Véase d e b a te fo r m a -
operan probablemente entre ambos ex­ LISTA-SUSTANTIVISTA.
ta b ú Prohibición ritualmente prescri­
ta de tener contacto con un objeto, -per­
sona. o actividad. La voz es de origen po­
linesio, donde los tabúes desempeñaron
un importante papel cultural, aunque ha
adquirido carácter universal. Entre los
más comunes están la abstención forzosa
de determinados alimentos, el contacto
directo con los reyes, con excluidos so­
ciales y con cadáveres, y la prohibición
de las relaciones sexuales con determi­
nadas personas* El sujeto del tabú puede
considerarse ya sagrado, ya contamina­
do, y la violación del tabú no es sólo un
crimen sino también un acto sucio. La
transgresión puede ser castigada, pues,
por un poder sobrenatural específico o
por el acaecimiento de una desgracia ge­
neral. El tabú se asocia particularmente
con individuos en posiciones sociales LI-
MINALES. Personas en los márgenes de la
sociedad, como gobernantes, intocables y
eremitas, suelen ser tabú para la mayo­
ría; a las personas en transición social,
como iniciados o padres noveles, suele
imponérseles la observación de un nú­
mero insólito de tabúes.
Como muchos de los primeros observa­
dores del fenómeno, FRAZER (1890) con­
sideró el tabú como síntoma de irracio­
nalidad primitiva o defensa frente a los
peligros sobrenaturales por los que el
hombre primitivo se creía constante­
mente acechado. Los funcionalistas vie­
ron más razones del tabú. D u r XHEIM lo
entendió como modo de mantener la dis­
tinción entre lo sagrado y lo profano
(1915); R a d CLIFFE-B r OWN (1939) señaló
que era un mecanismo para destacar la
importancia social de determinadas per­
sonas y objetos. Mary D o u g i a s (1966) lo
consideró desde un punto de vista sim­
bólico y sugirió que los objetos y las per­
sonas adquieren la condición de tabú
cuando no pueden ser incluidos en las
CLASIFICACIONES simbólicas que constitu-
yen el patrón de su cultura. Algunos ta­ la estructura interna y los límites del
búes muy generalizados han interesado reino animal y del mundo social. Los
sobremanera a los antropólogos biólogos rasgos físicos y comportamentales de las
y psicólogos. Los sociobiólogos han indi­ especies prohibidas posibilitan a la socie­
cado, por ejemplo, que el tabú universal dad distinguir entre categorías puras o
contra el INCESTO con progenitores y her­ completas frente a las anómalas o peli^
manos responde a un mecanismo bioló­ grosas que parecen cruzar y, por tanto,
gico de prevención de los defectos gené­ amenazar las fronteras sociales o natura­
ticos (E. Wilson, 1978). AB les. El pangolín o lagarto volador (un
Véase también PURE z a / f ü LUCIÓN, R I­ «reptil que vuela*») y el babuino (que se
TUAL, ANTROPOLOGIA SIMBÓLICA, TOTE­ asociaba con centros del «espítitu» y tie­
MISMO. ne una sola cría por parto) se antojaban
excesiva e incómodamente próximos a la
tabú alimentario Abstención deli­ categoría «humano» y, así, eran objeto
berada de un artículo alimentario en ra­ de culto y de evitación entre los lele de
zón de su carácter supuestamente sagra­ África, De manera similar, la exclusión
do o social dictado por la cultura. Los an­ bíblica del cerdo se basaba en sus anó­
tiguos antropólogos abundaron en las malas características: carecía de pezuñas
ideas de FRAZER (1910), quien asoció el y no rumiaba como los animales «lim ­
TABÚ con. el TÓTEM del clan y con la ob­ pios» permitidos. Otros animales tabú
servación de Freud (1918) en el sentido convivían con los humanos en clara pro­
de que la abstenciones frente a determi­ ximidad, como el perro en la sociedad
nadas comidas y al sexo compartían las occidental, o la gallina entre las mujeres
características comunes de poder miste­ del Chad (OXaghlin, 1974). Un paso
rioso y sagrado, capacidad para el bien y adicional de Douglas fue interpretar las
el mal, y deseabilidad y accesibilidad. categorías cognitivas compartidas y los
D u r k h e im (1915) y R a d c u f f e - B r o w n tabúes alimentarios como mecanismo de
(1939) interpretaron la evitación de es­ delimitación. Así, la evitación de la car­
pecies o sustancias (como la SANGRE) ta­ ne de cerdo adquirió carácter simbólico
bú por los miembros del clan como nexo capital para los judíos, al tiempo que era
funcional de carácter social y psicológico muestra ostentosa de desafío para quie­
que une a la vez que separa de otros gru­ nes pretendían humillarlos y someterlos
pos sociales. La identidad compartida se forzándoles a consumirla. Pero, en cir­
basaba en el comensalismo: «Eres lo que cunstancias de aculturación, los alimen­
[no] comes». LÉVI-S t r a USS (1963b) ex- tos prohibidos se hacen peligrosamente
ploró la relación tótem-tabú como prin­ deseables por quienes experimentan o
cipio social estructural: las especies toté- afirman su libertad frente a las limita­
micas y los tabúes alimentarios son ciones, prescripciones o nexos tradicio­
«buenos para pensar unitariamente», nales, como en el caso de los modernos
principio que también desarrollaron Leach judíos norteamericanos que comen cerdo
(1964) y Tambiah (1969): «L o s animales o moluscos, musulmanes que consumen
sirven para reflexionar, también para alcohol o hindúes que comen carne de
prohibir». cabra o buey
En P u rity and danger (1966), Mary En yuxtaposición con estas nociones fun­
DOUGLAS sostuvo que las especies tabú cionales, estructurales y semióticas, el
suelen ser filogenética y estructural- campo analítico del MATERIALISMO CUL­
mente anómalas y se usan para destacar TU RAL ha examinado las consecuencias
nutricionales, sanitarias o ecológicas de chas de estas restricciones alimentarias
los tabúes alimentarios en diferentes reglan sólo en determinado estadio de la
contextos. Restricciones dietarias espe­ vida y abundaban las variaciones intra-
ciales influyen sobre todo en la. ingesta culturales. Los tabúes alimentarios eran
nutricional de las mujeres nubiles en la transmitidos generalmente de padre a
menarquía, la menstruación, el embara­ hijo, o de madre a hija, y en la práctica
zo, el posparto y la lactancia; y a los ni­ no era en modo alguno raro que los in­
ños antes del destete y en sus años suba- dividuos se olvidaran de observarlos
dultos. Los niños de algunas sociedades accidental o intencionadamente. En
africanas pueden tener prohibidos los cualquier caso, los tabúes alimentarios
huevos, y los del sureste asiático las hor­ pueden magnificar los efectos de las res­
talizas de hoja (Manderson, 1981). En tricciones estacionales u otras en la in­
todos los casos, el propósito declarado es gesta nutricional. Pueden poner a las
proteger la fertilidad de las mujeres o la mujeres en riesgo durante períodos críti­
maduración correcta de los jóvenes. El cos de su ciclo reproducttivo, y de resul­
impacto real en la nutrición depende de tas de ello, reducir la. fertilidad, aumen­
si estas normas son nocivas para la salud: tar la mortalidad infantil y disminuir la
¿hay fuentes alternativas de calorías, supervivencia de los menores (Lader-
proteínas y vitaminas? Las consecuen­ man, 1983). El tahú de administrar ca­
cias dependen igualmente de cuán reco­ lostro a los lactantes, u otra «leche mala»
nocidas y extendidas están estas prohibi­ asociada con un nuevo embarazo de la
ciones, ya que algunos tabúes rigen sólo madre o una enfermedad sobrevenida,
en determinadas estaciones o períodos pueden poner en peligro la superviven­
concretos del ciclo vital. También de si cia infantil (C. Wilson, 1980). En el pla­
los individuos las observan; no todos co­ no pohlacional, el abstenerse de deter­
nocen los tabúes o los respetan, y algu­ minados alimentos puede no tener efec­
nos incluso toman medidas rituales es­ tos importantes, aunque estas prácticas
peciales para eludirlos, como hacen las sí inciden en el consumo, la nutrición y
mujeres de algunos asentamientos afri­ la salud del individuo (Messer, 1981).
canos que ingTesan en sectas que les per­ Alternativamente, los tabúes alimenta­
miten el acceso a productos lácteos, de rios pueden analizarse en su aspecto be­
otro modo vetados. neficioso para la nutrición., la salud o pa­
Los tabúes alimentarios han sido parti­ ra la ecología y la subsistencia sosteni-
cularmente estudiados entre los RECO­ ble. Las culturas asiáticas que prohíben
LECTORES NÓMADAS que, normalmente, determinados alimentos, en particular
conocen y consumen centenares de espe­ especies de moluscos clasificadas como
cies alimentarias, pero las invisten de un pruriginosas o tóxicas, pueden reducir la
número no menor de tabúes. En los bos­ ingestión de alérgenos molestos o fran­
ques ituri de Zaire, Aunger (1994a, b) camente nocivos. Los tahúes asociados
registró más de trescientas razones para con el consumo de sal pueden ayudar a
evitar determinados alimentos: las más que los niños u otras personas que viven
comunes eran el aspecto (evitación ho­ en climas secos y calientes mantengan
meopática: rechazo ante la posibilidad su equilibrio electrolítico. El cerdo mal
de adquirir el del producto), la ubicación cocinado puede ser portador de triquino­
en el mito o la historia, y la apreciación sis. He aquí ejemplos, pues, de cómo los
de características de suciedad, predato­ tabúes alimentarios pueden proteger
rias o humaniformes. Sin embargo, mu­ también la salud individual o colectiva;
aunque, como ha dicho Douglas, el con­ demostrado) universal y conscientemen­
siderar las normas dietéticas sólo en el te instituida por los humanos en algún
plano sanitario o médico menosprecia su momento distante en el pasado con obje­
significado espiritual y su valor social. to de satisfacer algún objetivo psicológi­
En la sociedad moderna secular caracte­ co, social o biológico beneficioso.
rizada por una cultura gastronómica glo­ Estos argumentos funcionalistas clásicos
bal, la sal, las grasas y el colesterol se centrados en el resultado de la práctica
han declarado «tabú» por razones de sa­ pueden resumirse como sigue: primero,
lud, con reducción consiguiente de su la evitación del incesto presenta ventajas
simbolismo. biológicas dado que la endogamia exa^
Otros análisis materialistas culturales cerba la frecuencia de apaxición de genes
interpretan las restricciones como meca­ negativos recesivos en generaciones su­
nismo inconsciente con el que por medio cesivas. Los estudios de las raras pobla­
del ritual se gestiona la ecología y se pro­ ciones humanas endogámicas lo corro­
tege a las poblaciones humanas y a las boran. Sin embargo, esta consecuencia
especies comestibles de que dependen. genética, sólo verificada científicamente
Harris (1974) ha sugerido asimismo que en el siglo XIX, no permite extraer la
el veto hebreo de la carne de cerdo no conclusión de que los humanos eviten el
era sino un marcador cultural y ecológi­ incesto por esta razón. Segundo, las ex­
co: los pueblos pastores o nómadas no plicaciones sociológicas funcionalistas se
podían criar cerdos, especie doméstica. centran inicialmente en las ventajas de
La prohibición que los jefes tikopianos eliminax la competición sexual por una
decretan sobre este producto y sus espe­ pareja en el seno de la familia nuclear a
címenes jóvenes después de un ciclón fin de lograr la procreación y la sociali­
devastador es quizás el ejemplo más cla­ zación de los jóvenes en un marco social
ro del valor ecológico, nutricional y su- relativamente armonioso. Tercero, la
pervivencial del tabú, símbolo central de prohibición del incesto fuerza a los
la estructura social de la cultura tikopia- miembros de cada nueva generación a
na (R. Fixth7 1959). EM buscar pareja fuera de la familia, crean­
Véase también DIETA, ALIMENTO, PURE- do en el proceso grandes redes cooperati­
ZA/POLUCIÓN. vas basadas en el matrimonio y en la
Otras lecturas Farb y Armelagos, i 9-80; ampliación de los lazos de parentesco.
Spielmann, 1989, Desde esta perspectiva, el incesto incide
en la propia sociedad, en la forma en que
tabúes de incesto Prohibición de los grupos sociales se unieron por obliga­
relaciones sexuales, y por tanto del ma­ ciones morales. Aunque no cabe negar
trimonio, entre parientes próximos que que el tabú del incesto promueve estos
siempre ha llenado de perplejidad a los obvios beneficios sociales para la socie­
teóricos sociales. El problema ha sido es­ dad, estas explicaciones son incompletas.
tudiado por la mayoría de los científicos Específicamente, no tienen en cuenta el
sociales, incluidos D u R E H E lM (1 9 6 5 ), origen del tabú en relación con sus fun­
M o r g a n (1877), F r a z e r (1910), T y l o r ciones del pasado y del presente. Una ex­
(1899), Freud (1918), LÉVI-S t r a ü SS plicación del origen de la costumbre re­
(1969a) y Karl Marx (véase Engels, quiere una perspectiva teórica diferente
1902). Era necesaria una explicación y más amplia.
particular dado que la prohibición se en- Este enfoque fue inicialraente ofrecido a
tendía (de un modo erróneo, como se ha principios de este siglo por Edward Wes-
termarck (1891), quien sugirió que los mera infancia. En tercer lugar, el análi­
humanos. evitan naturalmente el sexo sis de McCabe (1983) de la costumbre
con miembros de su familia (más que del Oriente Próximo de propiciar el ma­
verse forzados a ello). Esta línea de razo­ trimonio de primos paternos —es decir,
namiento supone una ventaja evolutiva de los hijos de dos hermanos (normal­
en la exogamia, y sugiere que los huma­ mente criados en proximidad física)—su­
nos surgieron con una propensión innata giere que estas uniones hacen que una
a buscar pareja fuera de la familia. El ar­ menor descendencia y la culminación en
gumento propone que la estrecha proxi­ divorcio sean más probables que en otra
midad física desde la primera infancia, clase de matrimonios, incluidos los de
más que la proximidad genética, es la otras clases de primos cuya crianza res­
que inhibe el deseo sexual. En conse­ pectiva se ha realizado en lugares distan­
cuencia, los individuos que se crían jun­ tes. En cuarto lugar, también en apoyo
tos (en general genéticamente relaciona­ de la hipótesis de Westermarck, nume­
dos entre sí, pero incluso si no lo están) rosos estudios de primates no humanos
buscarían una pareja sexual diferente describen una pauta de elección de pare­
llegada la madurez. Inversamente, dado ja sexual fuera del grupo natal. Dado
que no se repelen por sus genes, los her­ que todas las especies revelan este com­
manos criados por separado podrían en­ portamiento, hoy se considera el modelo
contrarse mutuamente atractivos como imperante entre nuestros últimos ante­
pareja sexual. Pese a algunas objeciones cesores primates comunes de hace unos
iniciales obvias, este argumento de que la veinte millones de años (Maryanski y
«familiaridad genera desinterés sexual» Tumer, 1992). Por tanto, el sugerir que
se ha visto reavivado y apoyado por evi­ los humanos aparecieron sin esta pro--
dencia circunstancial sobre las costum­ pensión a la exogamia y que más bien la
bres de casamiento. crearon en algún momento en razón de
En primer lugar, se cuenta con un estu­ las ventajas que reporta es un enfoque
dio de A. W olf y C.S. Huang (1980) de muy retorcido del problema. Más ele­
una forma de matrimonio tradicional gante es, dada su mayor simplicidad, su­
preconcertado (sim púa) en China y Tai- poner que Homo sapiens ya apareció con
wan, que implicaba la adopción en una esta propensión a la exogamia y que más
familia de una niña que era criada junto tarde creó reglas culturales, es decir,
con el hijo natural, con la expectativa de prohibiciones de incestospara garantizar
que se casaran llegado el momento. Es­ la permanencia de las mismas en razón
tos matrimonios, cuando se forzaban (a de las ventajas funcionales descritas.
menudo con la reticencia de los ahora jó­ Sin embargo, si esta aversión natural a la
venes maduros), se traducían en una endogamia es cierta y natural, (1) ¿por
merma de la fecundidad y una mayor qué es un tabú universal?; y (2) ¿por qué
proporción de divorcios que los matri­ necesitan los humanos semejante prohi­
monios concertados entre extraños, que bición? La respuesta a la primera pre­
era la práctica más común. En segundo gunta es directa: el tabú no es de hecho
lugar, el estudio de Shepher (1983) sobre universal. Algunas sociedades carecen de
niños originalmente del mismo kibbutz reglas al respecto, no porque lo contem­
israelí documentó la ausencia de matri­ plen, sino porque consideran semejante
monios y aun de relaciones sexuales (pe­ comportamiento tan repulsivo que (de
se a ser propugnadas) entre individuos acuerdo con la hipótesis de Wester-
que se habían criado juntos desde la pri­ marck) no las necesitan. Por lo que hace
a la segunda, pregunta, el tabú es necesa­ con su secuenciación evolutiva de fami­
rio en muchas sociedades porque los hu­ lias de artefactos técnicos que, al hilo del
manos —a diferencia de otras especies- razonamiento spenceriano y darwiniano,
tienen la capacidad cultural de superar progresaron de formas simples a com­
sus inclinaciones biológicas. Como con­ plejas por un proceso de selección: los in­
secuencia directa de esta capacidad inte­ dividuos seleccionan inconscientemente
lectual, los humanos pueden analizar, y la herramienta más apropiada para una
de hecho intervenir, en comportamien­ tarea específica, modificando así gra­
tos —como el incesto— que pueden tener dualmente el artefacto hasta que la for­
efectos biológicos, psicológicos y sociales ma se corresponde de manera óptima
nocivos. Así, interesa a las sociedades el con su función. Han sido muchos los in­
prohibir este comportamiento en aras de tentos de categorizax los períodos históri­
su propia viabilidad biológica y social. Y, cos por criterios tecnológicos, y el más
a diferencia de otras especies, la humana importante de ellos quizás sea el de Le-
también crea categorías de parentesco wis Henry MORGAN con su división de la
más allá de la fajmilia nuclear, generan­ historia humana en períodos de salvajis­
do así la necesidad de una regla que, de mo, barbarie y civilización caracteriza­
otro modo, sería superfina. En suma, pa­ dos principalmente por sus tecnologías
rece que la evitación o prohibición del respectivas. Así, el arco y la flecha carac­
incesto se comprende mejor como rasgo terizaron al período salvaje superior; la
de la complicada evolución biológica de cerámica al bárbaro inferior; el riego, el
nuestra especie. WA cultivo de maíz y la construcción en ado­
Otras lecturas Arens, 1986; Robin Fox. be y piedra al bárbaro medio, y así suce­
1980. sivamente. Aunque la secuencia tecnoló­
gica de Morgan contenía algunos errores
tecnología Medios y recursos con los etnográficos e históricos, lo cierto es que
que las sociedades humanas hacen fren­ 11sumó la atención sobre las innovaciones
te a su entorno material y lo transfor* tecnológicas responsables del aumento
man. Como proceso o sistema, la tecno­ revolucionario en tamaño y densidad po-
logía integra a los materiales sobre los blacional y a la base agricultural necesa­
que se opera, las herramientas u otros ria para sostenerlos (HarriSj 1968, pp,
medios con que se lleva a cabo la opera­ 181, 185). Un esquema similar pero mu­
ción, la aplicación de un procedimiento cho más complejo es el propuesto por
operativo para hacer efectiva la acción Mumford (1954) para definir los cam­
deseada y el conocimiento necesario pa­ bios tecnológicos ocurridos en los dos úl­
ra llevarla a cabo. timos milenios:
En la medida en que los antropólogos 1, Una fase ecotécnica caracterizada por
han reconocido al Hom ofaber como ar­ el «menor uso de seres humanos como
quetipo social y han destacado el uso de agentes primarios, y la separación entre
herramientas como uno de los conjuntos la producción de energía y su aplicación,
de artefactos culturales, la tecnología no y control inmediato» (desde finales de la
ha dejado de estar presente en el reper­ antigüedad hasta alrededor de Í700).
torio antropológico* Sin embargo, en la 2. Una fase paleotécnica, desde 1700 a
antropología social y cultural «clásica» 1900, que comprende la revolución in­
no ha sido tema de gran interés. Un pri­ dustrial y la preeminencia del complejo
mer intento de sistematización teórica del «carbón y el hierro».
fue el de Augustus Pitt-Rivers (1906), 5. Un período neotécnico caracterizado
por la fusión efectiva de ciencia y tecno- ca de su oficio, son muy resistentes al
logia* cambio y, si se pierden en un población
La importancia del esquema de Mum- dada, resultan difíciles de recuperar
ford reside en su. carácter inclusivo inte- (Kroeber, 1943).
grador de los hechos de la tecnología con Los antropólogos han destacado asimis­
consideraciones sociales, económicas, así mo la naturaleza sistémica de la produc­
como estéticas y estilísticas. ción para demostrar cómo las limitacio­
Diferente es la clasificación que ofrece nes sistémicas generan estabilidad a lar­
Lewis Binford (1962) con su división de go plazo. Así, los recursos naturales
las propias técnicas en categorías funcio* básicos de los alfareros (arcilla, combus­
nales: tecnómicas (aquellas que interac- tible) son la base de las adaptaciones
cionan con el medio físico), sociotécnicas funcionales que los ceramistas son remi­
(con función articuladora de grupos so­ sos a cambiar (P. Rice, 1984). Simiiar-
ciales) e idiotécnicas (relacionadas con lo mente, las demandas sistémicas del RIE­
simbólico). Así, una vasija puede ser tec- GO también conspiran para producir
nómica por lo que hace a su función co­ conjuntos de instituciones «ultraesta-
mo contenedor de alimentos e idiotécni- bles» para la asignación de los recursos
ca o sociotécnica en virtud de su deco­ hídricos y la evitación de conflictos (Os-
ración. trom, 1990): los valores comunales que
La antropología ha atendido más a las establecen los principios de asignación se
técnicas tradicionales que la moderna formalizan en una estructura de dere­
tecnología industrial, y es abundante la chos y se ponen en práctica mediante es­
literatura sobre el carácter conservador tructuras físicas y procedimienos opera-
de las primeras, vinculado a considera­ cionales que transforman estos princi­
ciones tanto técnicas como económicas. pios abstractos en el suministro de partes
Los artesanos son por lo general remisos alícuotas del caudal total a los agriculto­
a abandonar una técnica económicamen­ res. Una vez establecidas y operativas
te viable por una innovación poco expe­ con satisfacción general, estas normas
rimentada. Técnicas específicas pueden pueden persistir durante siglos, incluso
quedar confinadas (en forma de conoci­ si grupos conquistadores se los apropian
miento secreto) en el seno de una fami­ (G-lick, 1995). De ahí que la tecnología
lia o de un pequeño grupo de artesanos, se haya considerado antropológicamente
práctica que conduce tanto a la diversifi^ como subsistema cultural en extremo
cación de procedimientos como a la re­ conservador cuya estabilidad a largo pla­
sistencia a la innovación. Esta clase de zo depende de la tradición y de las insti­
conservadurismo explica por qué un ar­ tuciones sociales. Sin embargo, no siem­
tesano puede no hacer uso de una técni­ pre está claro si diferentes tecnologías
ca con todo el potencial que encierra, si­ requieren formas de organización espe­
no sólo para el fin concreto y limitado cíficas o si la organización pertinente
circunstancialmente perseguido: así, la puede tomarse prestada de otros subsis­
rueda del alfarero puede cumplir la m i­ temas culturales, como los de la religión
sión concreta a que se aplica, sin parar o el parentesco (Lechtman y Steinberg,
mientes en las ventajas que entraña la 1979). Volviendo al riego, por ejemplo,
fuerza centrífuga (Nicklin, 1971-1972). los sistemas de irrigación tribales con­
Los componentes motores de la tecnolo­ templan e integran al parentesco, en
gía, esto es, los movimientos físicos y las particular en la forma de estructuras de
operaciones de los artesanos en la prácti­ clan o de estirpe, en la definición de de­
rechos, mientras que los «templos de (objeto que estudia propiamente la his­
agua» balineses son paradigma de la in­ toria de la tecnología) parecería un re­
tegración de subsistemas tecnológicos y quisito previo para elaborar vinculacio­
rituales (Lansing, 1991). nes sistémicas más amplias. En opinión
La visión antropológica tradicional de los de Basalla, los artefactos no son simples
artefactos técnicos como conjuntos espe­ rasgos en relación sincrónica con un sis-
cíficos de rasgos o elementos culturales tema cultural más vasto, sino que están
ha sido atacada desde numerosas pers­ indefectiblemente vinculados con prece­
pectivas. De ahí que se haya intentado dentes. La novedad tecnológica no se ex­
integrar el estudio de las tecnologías plica solamente por la necesidad, sino
preindustriales en marcos explicativos también por inquietudes estilísticas, crea­
basados en la TEORÍA DE SISTEMAS, de tivas e imaginativas. Una vez inventa­
aplicación más frecuente en las tecnolo­ dos, los artefactos son sometidos a una
gías industriales contemporáneas. La no­ multivalente variedad de presiones se-
ción de sistema sociotécnico trata de ex­ lectivas, comprendidas «la necesidad
plicar, pues, cómo «emplean las personas económica y militar, las actitudes socia­
los artefactos para satisfacer objetivos so­ les y culturales» y aun «e l acomodo a las
ciales en la vida diaria» (Pfaffenberger, modas tecnológicas». La conclusión ex­
1992, p. 492), mientras que se introduce traída por Basalla de que la necesidad
un subsistema tecnoeconómico para dis­ económica no siempre es madre de la in­
tinguir entre los componentes técnicos y vención confiere un espaldarazo efectivo
sociales de un sistema de producción da­ al enfoque culturológico de la tecnolo­
do (Gibbon, 1984). Estos conceptos ape­ gía, donde la elección de técnicas y la
nas pasan de ser meros recursos retóricos evolución de los artefactos dependen
diseñados para legitimar la integración marcadamente de la interacción entre
de los estudios de la tecnología en la an­ sistemas de valor específicos y familias
tropología, No sorprende la conclusión de técnicas.
de que la tecnología es un constmcto so­ Lemonnier (1989) ha demostrado que
cial y cultural inextricablemente vincu­ incluso en el caso de tecnologías quinta-
lado con la organización del trabajo. Ade­ esencialmente modernas,, como la avia­
más, el enfoque no es nuevo. Mumford ción, cabe aplicar un enfoque etnológico
(1934) observó que «casi cualquier parte a las variaciones en diseño, siempre que
de un complejo tecnológico apunta y se reconozca que la variabilidad va unida
simboliza una serie de relaciones existen­ a las demandas concretas de rendimien­
tes en su seno». to: cuanto más elevadas, menor la varia­
La teoría de sistemas es mucho más bilidad. Así, el diseño primitivo de avio­
fructífera en un marco sincrónico que nes mostraba un despliegue de rasgos es­
como intento de explicación del cambio tilísticos sorprendentemente amplio,
a lo largo del tiempo. Sin embargo, los sugiriéndose así que la variación no pue­
sistemas técnicos, como otros subsiste­ de explicarse exclusivamente por medio
mas sociales y culturales, cambian re cur­ de consideraciones de ingeniería y aero­
sivamente, de modo que los modelos his­ dinámica.
tóricamente más sensibles son a la postre La tecnología tradicional reclama una
los más productivos. Por tanto, el conocer aplicación intensiva de recursos del sa­
los desarrollos históricos de tecnologías ber; es decir, depende de la experiencia
específicas de acuerdo con los procesos colectiva de numerosos constituyentes
culturales y cognitivos inherentes a ellas en la realización de tareas productivas.
Esta intensidad de conocimiento confie­ estudiar los hábitats de las especies de
re estabilidad al sistema tecnológico, y modo no invasivo.
al propio tiempo explica la vulnerabili­ Los satélites han venido recogiendo da­
dad de estas tecnologías si se interrum­ tos de la Tierra desde 1972, año en que
pen. Esto adquiere especial importancia fue lanzado al espacio el Landsat I por
cuando agroecosistemas tradicionales Estados Unidos. La resolución de estos
que han gozado de inveterado éxito se satélites ha venido mejorando en los úl­
ven interrumpidos por innovaciones me­ timos veinte años, de modo que el Spot,
nos funcionales, como las asociadas con un satélite francés de observación de la
la REVOLUCIÓN VERDE. TG Tierra, proporciona hoy vistas con una
resolución de 10-50 metros* Sin embar­
t e c n o n i m í a Práctica de referirse o go, en trabajos con vegetación compleja,
aludir a una persona como progenitora los satélites Landsat de menor resolu­
de su progenie homónima más que por ción pero mayor anchura de banda pro­
su onomástico. Así, Juana, la madre de porcionan datos de más utilidad (Moran
Carlos, sería conocida como «madre et aL, 1994). El Spot puede ser más útil
de Carlos». MR. para el estudio de pautas de asentamien­
to y de otras estructuras no vegetales.
t e l e d e t e c c i ó n Implica un gran nú­ La detección remota por satélite ofrece
mero de tecnologías, desde las fotogra­ un enfoque ideal para el ensayo de hipó­
fías aéreas a las imágenes de satélite, para tesis. Dado que los satélites Landsat re­
cartografiar motivos desde una distancia cogen datos de cualquier punto de la
que puede ser menos que obvia en el te­ Tierra cada dieciséis días (con ios Land­
rreno. Los antropólogos, y arqueólogos sat 4 y 5), cabe usar una serie de imáge­
en particular, han usado las fotos aéreas nes secuenciales de una área dada para
desde la década de 1940. Aún hoy sumi­ comprobar la vigencia de una operación
nistran una valiosa clase de información o práctica de subsistencia y sus efectos en
de resolución intermedia entre los datos la zona circundante, relacionar la super­
de satélite y las exploraciones sobre el ficie de una área deforestada y el ritmo
terreno. También han incrementado su de reforestación, examinar las fronteras
utilidad con la posibilidad de numeriza- de los asentamientos y su crecimiento o
ción e incorporación a Sistemas de Infor­ declive, evaluar comunidades vegetales
mación Geográfica (SIG) que amplían como pastos o bosques tropicales y res­
nuestra capacidad de gestión de los cam­ ponder a otras cuestiones en dependen­
bios paisajísticos y en asentamientos. cia del tiempo o del espacio.
La observación remota desde satélites ha Una de las contribuciones más importan­
sido dominio hasta hace poco de geógra­ tes de la teledetección consiste en ofrecer
fos y geólogos dada su pronta interven­ a los antropólogos una herramienta para
ción en la interpretación de fotografías proyectar sus estudios más allá de una so­
seriadas para aplicaciones cartográficas. la comunidad y abarcar el paisaje mayor
Los antropólogos y arqueólogos de orien­ regional donde aquella se desempeña.
tación ecológica han empezado a adqui­ Las operaciones de agrimensura tradicio­
rir las aptitudes técnicas necesarias para nales son demasaido caras y onerosas en
trabajar con esta clase de datos. Los an­ tiempo para abordar aspectos varios del
tropólogos biológicos que trabajan con cambio, en particular si éste se produce
especies de primates también han descu­ con rapidezT como la desforestación. Y
bierto la utilidad de estas técnicas para pocos investigadores disponen de recur­
sos para recoger datos detallados de uso indispensable para la evaluación medio­
de la tierra más allá de una comunidad ambiental y la gestión de recursos. La po­
dada, o para medir tai gran número de sibilidad de hacer uso de esta tecnología
variables ambientales. En el último dece­ para los estudios ecológicos y agrarios se
nio, especialistas no antropólogos han po­ ha demostrado cabalmente en otros cam­
dido aplicar el análisis de datos recogidos pos, y los antropólogos han empezado a
por satélite para controlar traslaciones de incorporarla a su instrumental de investi­
cultivos, modelos de aprove cii amie nto de gación (Guyer y Lambin, 1993). La tele­
la tierra, desforestación, asentamientos y detección es particularmente valiosa para
muchas más variables. De gran impor­ trabajar en regiones donde el acceso y el
tancia contemporánea puede ser el uso transporte entrañan gran dificultad, los
de datos de satélites conjuntamente con mapas se presentan en escala inapropiada
información cultural para delimitar los y la exploración es de alcance insuficien­
territorios de los pueblos nativos presio­ te. Los conocimientos de teledetección
nados por fuerzas desarrollistas (Wilkie, son cada vez más necesarios para partici­
1987, 1994). El equilibrarlas necesidades par activamente en estudios in te T d is c ip li-
de las poblaciones tradicionales con la narios acerca del cambio medioambiental
protección de la biodiversidad requiere en el mundo. EFM
técnicas que permitan establecer las Otras lecturas Behrens, 1994; Conant,
fronteras de las reservas, fin para el que 1990.
estas técnicas parecen específicamente
diseñadas. tenencia de la tierra Concepto
Una de las tareas más duras de los antro­ que hace referencia a las relaciones en­
pólogos con orientación ecológica y agri- tre los individuos y la tierra o a sus dere­
cultural es la caracterización topográfica chos y deberes para con ésta. El término
detallada de la región de estudio. El uso posee en sí mismo numerosas acepcio­
de las imágenes de satélite antes de pro­ nes: materia bajo los pies, espacio marca­
ceder a los estudios en el campo permi­ do en un mapa, base de poder, recurso de
ten un examen previo de las clases y al­ explotación, aspecto de la divinidad o
cance de la vegetación existente y de los asidero de identidad social- Los concep­
cursos hídricos de la zona. Este examen tos de tierra y tenencia de la misma son
visual puede ser estadísticamente anali­ de difícil traducción entre lenguas.
zado mediante técnicas de agrupamien- La tenencia de la tierra es siempre más
to ya disponibles en logiciales informáti­ compleja de lo que implicarían las sim­
cos capaces de diferenciar, por ejemplo, ples distinciones entre PROPIEDAD priva­
las especies vegetales examinadas, cuyos da o pública, pues en todo lu g a T se en­
representantes pueden ser marcados en. cuentran diversas combinaciones de con­
la imagen para el muestreo consiguiente trol individual y de grupo sobre la tierra,
sobre el terreno y la verificación perti­ los derechos al respecto de la cual pue­
nente de precisión taxonómica, que si den dividirse en tres clases:
hace falta puede ser modificada in situ. 1. Derechos de uso\ acceso a residencia,
El procedimiento permite una organiza­ derecho de paso, reserva de caza7aprisco,
ción mucho más eficiente de la recogida pasto, cultivo, recolección de materiales
de muestras (Moran e ta l, 1994; Brondi- o edificación; también pueden ser im ­
zio et a¿, 1994). portantes los derechos de desuso.
Los datos numéricos remotamente adqui­ 2. Derechos de transferencia: movimien­
ridos se han convertido en herramienta to de l a propiedad o posesión por heren­
cia, regalo, préstamo, trueque, cesión, hi­ intensivo de la tierra tiende a suplantar
poteca, compraventa u otras transaccio­ al extensivo. Por ejemplo, los CAZADO­
nes. RES-RECOLECTORES, que en general per­
5, Derechos de administración: poder o ciben los derechos sobre la tierra en tér­
autoridad para asignar o retirar tierras minos de uso, no de propiedad, han sido
al uso, arbitrar disputas, regular transfe­ gradualmente restringidos en todo el
rencias, gestionar la tierra de uso públi­ mundo a tierras menos provechosas para
co, aplicar impuestos u obtener exaccio­ la agricultura y la ganadería, a menudo
nes o adquirir posesión por omisión o re­ en zonas de temperatura o precipitación
versión. extremas que no se consideran dignas de
Estos derechos se dividen a menudo en­ «ser poseídas». Las reclamaciones de
tre diferentes unidades de agregación pueblos aborígenes en el sentido de que
(individuos, familias, linajes, empresas* sus derechos de uso históricos configu­
pueblos, distritos, estados) que reclaman ran una forma de tenencia de tierra re­
derechos diferentemente combinados conocible han constiuido la base de nu­
sobre una porción específica de la tierra. merosas batallas legales en muchos paí­
Estos «manojos de derechos» pueden ca- ses (Wilinsen, 1989b).
tegorizarse o incluirse en «¡jerarquías de Disputas similares acerca del uso de la
estados» (Gluckman, 1965a)- Pero el ac­ tierra surgen entre los agricultores se­
ceso a la tierra con un propósito no con­ dentarios y los PASTORES NÓMADAS que
cede automáticamente el acceso a la ella pacen a sus animales desplazándolos de
con otro distinto. Los derechos sobre la un pasto a otro. Es frecuente que los
tierra entrañan a menudo numerosas agricultores traten, por ley o fuerza, de
responsabilidades, como el mantener limitar los movimientos de los pastores
francas las vías de acceso o conservar la aduciendo al efecto que los animales da­
fertilidad de la tierra para las generacio­ ñan los cultivos. Más crítico es que los
nes futuras (Blaikie y Brookfield, 1987). agricultores instalen sus cultivos en tie­
La tenencia de la tierra está, estrecha­ rras de pastos y seguidamente las recla­
mente vinculada al parentesco, rango, men como propias. Ambas tácticas han
posición o comportamiento social acep­ generado mucha violencia en todo el
table en las sociedades donde las relacio­ mundo. Mientras que la sensibilidad
nes sociales, no el dinero, determinan los frente a las diferentes percepciones de
derechos sobre aquélla (Meek, 1946). La los derechos sobre la tierra puede mini­
tierra también puede entrañar un com­ mizar estos conflictos, la ignorancia es
ponente simbólico o religioso, en parti­ menos grave que la competencia por el
cular si está asociada con tumbas, ante­ control de recursos valiosos (L ’Équipe
pasados o deidades, o si la regulación de écologie, 1979).
la herencia obedece a leyes religiosas. La tenencia de la tierra es un tema clave
Los conceptos euroamericanos de recur­ en zonas con asentamientos de gente di­
sos, propiedad, tenencia, dominio y titu­ versa. Las distinciones entre colonos pri­
lo distan de ser universales y con fre­ meros y recién llegados, conquistadores
cuencia entran en conflicto con las no­ y conquistados o aborígenes e inmigran­
ciones vigentes al respecto en otras tes constituyen a menudo el material
sociedades (Goheen y Shipton, 1992). con que se forjan jerarquías de clase o
Los conceptos de tenencia de la tierra posición, gocen de consenso o no. Las di­
tienen firmes raíces en la base subsisten­ ferencias percibidas entre asentados y
cia! y demográfica de la sociedad. El uso llegados, permanentes y transeúntes o
habientes y clientes de la tierra, respec­ sistemas de RIEGO, por ejemplo, los dere­
tivamente, pueden ser políticas y econó­ chos sobre la tierra son menos críticos
micas además de simbólicas. Estas dife­ que los detentados sobre las aguas. Las
rencias suelen ampliarse a medida que posiciones corriente arriba en las redes
la tierra se hace más escasa. de canalizaciones presentan ventajas ob­
A medida que aumenta la densidad de vias sobre las que quedan corriente aba­
una población o que se comercializan la jo, diferencias que a veces coinciden con
tierra y sus productos aumenta la com­ la riqueza o la clase, así como con el po­
petición por el recurso, provocando en der (Hunt y Hunt, 1976).
algunos casos litigios más frecuentes e La propiedad de tierra urbana ha sido
intensos. Las normas antes implícitas se poco estudiada hasta el momento por los
hacen explícitas; se abandonan las regu­ antropólogos, aunque coincide con la te­
laciones antiguas y se reemplazan por nencia de la tierra rural en que pueden
nuevas; se reconfiguran los lím ites, se operar en ella más de un principio o sis­
agudizan o se marcan de forma perma­ tema al mismo tiempo y en el mismo lu­
nente (S. Moore, 1978). Alguos teóricos gar. Aunque las propiedades y territorios
del siglo XIX apuntaron la hipótesis de comunales pueden poseer título oficial,
que fue una presión asi la que inicial- por ejemplo, y tener poca relación legal
mente dio origen a la propiedad privada entre sí, ambos pueden estructurar acce­
o individual (Engels, 1902). Y aunque sos, derechos y responsabilidades de sus
asi es en términos generales, hay excep­ habitantes.
ciones: incluso en algunos regímenes Los intentos de modificar por ley los sis­
mercantilmente orientados, los agricul­ temas de tenencia de la tierra existentes
tores, ganaderos y otros han desarrollado pueden adoptar dos formas: ( l ) reforma
métodos eficaces para mantener «comu­ de la tierra que redistribuye las propie­
nidades gestionadas» libres de la explo­ dades; y (2) reforma de la propia figura
tación indiscriminada (McCay y Ache- de tenencia de la tierra que modifica las
son, 1987). Los gobiernos socialistas han reglas o procesos por los que se obtienen
tratado asimismo de restringir los dere­ derechos sobre las tierras, se conservan o
chos a la propiedad privada, aunque a la se pierden. Las razones usadas para jus­
larga con poco éxito. tificar estas políticas comprenden desde
El tamaño óptimo de las propiedades un mayor crecimiento económico y una
rústicas y las reglas necesarias para man­ redistribución más equitativa, hasta un
tener un sistema ecológico o económico incremento del control gubernamental.
han sido objeto de considerable debate. Ambas clases de reforma son de difícil
Mientras que la agricultura moderna consecución, en parte porque la tenencia
propicia las explotaciones grandes y uni­ de la tierra está muy estrechamente vin­
tarias, las unidades pequeñas pueden culada a otras facetas de la sociedad y la
ayudar en muchas situaciones a reducir cultura (Basset y Crummery, 1993). In­
los riesgos (J. Bentley, 1987). El acceso a cluso las reformas agrarias declaradas
una gran variedad de tierras con usos con fines igualitarios pueden empeorar
múltiples y con derechohabientes que se más que mejorar la distribución de la
solapan es característica de los pequeños tierra si individuos o grupos bien posi-
agricultores en todo el mundo (Netting, cionados se aprovechan de información
1981, 1993), En otros casos, la tenencia de primera mano o contactos privilegia­
de la tierra puede ser menos importante dos para hacerse con las fincas mayores y
que el acceso a otras aferencias. En los mejores al amparo del nuevo régimen
(F. Lehmann, 1974), Los programas de mayores son sus consecuencias indesea-
nacionalización de la tierra, en particu­ das probables. PS
lar, han proporcionado históricamente Otras lecturas Biebuyck, 1963; M. Cer­
una buena cobertura para las apropiacio­ nea y Guggenheim, 1993; Fortmann y
nes injustas, A su vez, los de concesión de Bruce, 1988; Hoben, 1973; E. Leach,
titularidad, incluso los destinados a otor­ 1961a; S. Moore, 1986a.
gar a hombres y mujeres igual acceso a
la tierra, en la práctica han concentrado teoría de la alianza Referida a so­
a veces la posessión de ésta en manos de ciedades cuyas unidades constitutivas
los primeros. Las prohibiciones de reco­ tienen mutuos lazos permanentes de
lección colectiva y de otras actividades matrimonio. Los antropólogos han estu­
compartidas, destinadas en principio a diado en profundidad las sociedades di­
evitar la explotación humana, pueden vididas en mitades cuyos miembros se
desproveer de seguridad a los más pobres casan con los que integran la otra mitad
o de la ocasión de consolidar demandas (véase ORGANIZACIÓN DUALISTA). En los
de tierra permanente. Los planes de aco­ años treinta, antropólogos holandeses
tamiento y demarcación para hacer se­ que trabajaban con J. P B. De Josselin de
dentarios a los nómadas y de estableci­ Jong en Leiden analizaron varios siste­
miento de asentamientos para concen­ mas indonesios que definían el tipo de
trar a los agricultores alrededor de matrimonio que los individuos deberían
instalaciones como obras hidráulicas, es­ contraer pudiendo así establecer sus cos­
cuelas o clínicas han causado a veces más tumbres en torno al mismo (Wouden,
daños ecológicos que bien general. 1969).
Los sistemas de tenencia de la tierra son Claude Lévi-Strauss desarrolló de un
a menudo tan complejos que los cambios modo más exhaustivo la teoría de la
considerados necesarios por juristas y alianza en The ñlementary structures o f
economistas externos a fin de garantizar kinship (1969a), obra en. la cual presentó
la «titularidad segura» de la tierra pue­ una teoría general del PARENTESCO y el
den traducirse fácilmente en derechos MATRIMONIO. En ella sostuvo que la
más inseguros que los que se pretenden prohibición del INCESTO supuso origina­
sustituir. Así ocurre en especial si dichos riamente el paso de la humanidad de un
cambios tientan a los individuos a ven­ estado de naturaleza a otro de cultura.
der, hipotecar u ofertar la titularidad ob­ Ello obligó a los seres protohumanos a
tenida en detrimento de sus deudos o de organizarse en grupos que intercambia­
subordinados. Con frecuencia, el intento sen cónyuges y estableció de una manera
de sustituir un sistema de tenencia por sólida el principio de intercambio como
otro no hace sino entremezclarlos o su- la principal fuerza motriz de la vida so­
perponerlos creando incertidumbres sus­ cial (véase M a ü SS). Lévi-Strauss sugirió
ceptibles de ser manipuladas por los que los primeros humanos pudieron ca­
opulentos, poderosos o avispados (Downs sarse observando un parentesco más dé­
y Reyna, 1988; Shipton, 1994). La reubi­ bil (aunque sin arriesgarse con parentes­
cación involuntaria es probablemente la cos demasiado lejanos) con la unión en­
estrategia de «desarrollo» más difícil de tre PRIMOS CRUZADOS. A diferencia de los
implantar sin causar problemas sociales PRIMOS PARALELOS, los primos cruzados
y económicos, si no daños ecológicos son parientes próximos, pero siempre
(Hansen y Oliver-Smith, 1982). T cuan­ externos al propio grupo de descenden­
to más abruptamente se produce tanto cia, tanto si ésta sigue la línea masculina
Matrimonios de primos cruzados bilateral
(i) intercambio restringido

Matrimonio de primos cruzados matrilineal


(ii) intercambio generalizado

Matrimonio de primos cruzados pacrilineal


(üi) intercambio restringido

B - H erm an o ; D - H ija ; F ^ Padre; F Z - H erm an a del padre; F Z D ^ = H ija de la herm ana del padre; F 2 H “ E ip M o d e l* herm ana del padre;
F Z S — H ija de la herm ana del padre; H — Esposo; M — M adre; M = M adre; M B = H e rm a n o de la madre; M B D — H ija d el herm an o de la m a ­
dre; M BS = H ijo d *l herm ano de la m adre; S = Hijo? W = Esposa; W B = H erm an o de la « p o s a ; W F = P ad re de la esposa; W M = M ad re de la
esposa; Z = H erm ana; Z H ~ E$púso de la hermana.

Figura 1. Sistemas de alianzas.


como la femenina. Hay tres tipos de ma­ ¿Cómo podían funcionar estas estructu­
trimonio de primos cruzados. Desde el ras elementales? Resulta, por ejemplo,
punto de vista del hombre: matrilateral demográficamente imposible que cada
(con la tuja del hermano de la madre hombre en un sistema de alianza matri-
[M BD ]), patrilateral (con la hija de la lateral se case con su verdadera MBD. La
hermana del padre[FZD]) y bilateral sociedad podía arreglar el asunto de for­
(con alguien que es MBD y FZD al mis­ ma que algunos individuos se casaran
mo tiempo). La figura 1 muestra qué su­ con sus verdaderas MBD y otras clases
cede en las sociedades que llevan a la de MBD, Rodney Needham (1962) sugi­
práctica estas formas de matrimonio. Si rió que de hecho estos acuerdos se prac­
los hombres se casan con sus primas cru­ tican con regularidad en lo que él deno­
zadas bilaterales, de ello resultan dos lí­ minó sistemas de alianza «prescriptivos»
neas de hombres que se empaientan con y que la teoría de Lévi-Strauss se aplica­
las respectivas hermanas. Si los hombres ba a tales sistemas. Lévi-Strauss rechazó
se casan con sus primas cruzadas matri- esta defensa restrictiva de su teoría, in­
laterales, de ello resulta un sistema cícli­ sistiendo en cambio en que la suya era
co, donde el grupo A entrega a las muje­ una teoría general sobre los sistemas de
res para convertirse en esposas del B, el parentesco y la evolución social humana.
B se las entrega al C, y así sucesivamen­ Sus estructuras elementales eran mode­
te. Si los hombres se casan con sus pri­ los que no correspondían a los verdade­
mas cruzadas patrilaterales, en ese caso ros modelos de matrimonio, sino más
las mujeres pasarán de A a B y a C, pero bien a las ideas que regían tales modelos
además de C a B y a A. Estas son las es­ en las mentes de las personas que los
tructuras elementales del parentesco que practicaban. Argumentos estos que fue­
especifican quién se debe casar y quién ron objeto de duras críticas (véase espe­
no puede. Lévi-Strauss sugirió que las cialmente Korn, 1975). A partir de las
sociedades humanas progresaron desde terminologías del parentesco, Lévi-
el intercambio restringido de primos Strauss sacó conclusiones sobre los siste­
cruzados bilaterales al intercambio ge­ mas matrimoniales, pero la correlación
neralizado de matrimonios entre primos entre ambos no es lo bastante exacta co­
cruzados matrilateral es, pasando a veces mo para permitir tal inferencia. Por esa
por la forma intermedia de matrimonios razón hay que desechar una gran paite
entre primos cruzados patrilaterales. Fi­ de su análisis de apoyo, así como su teo­
nalmente dejaron atrás las estructuras ría de la EVOLUCIÓN social. En la actuali­
elementales y evolucionaron hacia es­ dad, los antropólogos tampoco aceptan
tructuras complejas en las que el matri­ que los sistemas de parentesco sean en lo
monio con ciertas clases de pariente está esencial sistemas de alianzas.
prohibido, pero en las cuales todos los E l lib r o d e L é v i- S tr a u s s a ú n es c o n s id e ­
demás individuos pueden ser cónyuges. r a d o c o m o u n b r i l l a n t e t r a t a d o s o b r e la s
Gran parte del libro de Lévi-Strauss está p r o p i e d a d e s f o r m a l e s d e lo s s i s t e m a s d e
dedicado a documentar esta evolución a l i a n z a s . E n t r e t a n t o , o t r o s a n t r o p ó lo g o s ,
mediante el análisis de las sociedades de EDMUND L each m u y e s p e c ia lm e n te , s e ­
aborígenes en Australia, Indonesia, Asia ñ a la r o n q u e a q u e lla s t e o r ía s q u e h a c e n
y ambas Américas. Las sociedades de h in c a p ié e n e l p a p e l d e la d e s c e n d e n c ia
Europa y Africa, siendo estructuras com- e n lo s a s u n t o s h u m a n o s f u e r o n e l a b o r a ­
plejas, quedaron pendientes de un estu­ das p o r a fric a n is ta s y e x p e rim e n ta ro n u n
dio posterior que nunca fue escrito. d e s a r r o llo n o ta b le e n A f r ic a . E n o tr a s
partes del mundo, sobre todo en el sures­ pendencia suele aumentar la ESTRATIFI­
te asiático y en Indonesia, las sociedades CACIÓN interna, dado que los limitados
establecen sus hábitos matrimoniales beneficios del desarrollo dependiente se
considerando la. descendencia como un distribuyen irregularmente en la región
principio secundario. Por eso en lo rela­ dando lugar, a su vez, a malestar social y
tivo a estas zonas del mundo la teoría de político.
la alianza explicaba mejor las cosas que La teoría de la dependencia tiene pro­
la TEORÍA DE LA. DESCENDENCIA. DML fundas raíces intelectuales (Hendricks,
Lecturas complementarias Dumont, 1992). En Iberoamérica, los teóricos de
1971a; Leach, 1954; Maybury-Lewis, la dependencia se conocen como depen­
1971. disteis, mientras que en los países de len­
gua inglesa se han venido usando deno­
teoría de la dependencia Expli­ minaciones adicionales que a menudo
ca el DESARROLLO lento o nulo del tercer implican una acerba crítica de la política
mundo como consecuencia de las rela­ exterior. La teoría de la dependencia es
ciones coloniales, neocoloniales o posco- antecesora intelectual directa de la TEO­
loniales con los estados capitalistas (véa­ RÍA DEL SISTEMA. MUNDIAL (Chirot y Hall,
se también COLONIALISMO). Los estados 1982). TH
colonizadores o metropolitanos explotan Véase también c l a s e .
sus regiones coloniales o satélites (o esta­ Otras lecturas Chilcote, 1984; So,
dos) en una gran variedad de maneras 1990.
que potencian su propio desarrollo y
acumulación de capital. La riqueza ex­ teoría de la descendencia Re­
traída de los satélites impide el desarro­ presenta un análisis del PARENTESCO y de
llo local y hasta puede dar al traste con la ORGANIZACIÓN SOCIAL que subraya el
el ya obtenido. Así, la falta de desarrollo papel axial de las relaciones sociales ba­
—en contraste con los reclamos de la teo sadas en vínculos de CONSANGUINIDAD, en
ría de la MODERNIZACIÓN— no es resulta­ sociedades cuya estructura política está
do del fracaso local, sino de las deleté­ en gran medida formada por grupos de
reas relaciones externas. Este proceso se parentesco unilmeal. En éstas, la asigna­
resume cabalmente en la expresión de ción de derechos y propiedad por grupo
André Gunder Frank (1969): «E l desa­ se ajusta a una sola línea parental (véase
rrollo del subdesarrollo». DESCENDENCIA M ATRUIN EAL, DESCENDEN­
El posible desarrollo de las regiones saté­ CIA PATRILINEAL).
lites queda distorsionado por las relacio­ La teoría de la descendencia o «del lina­
nes de dependencia, en sus aspectos tan­ je» fue sobre todo producto de la antro­
to internos como externos (Santos, pología social británica y su continuado
1970). Los capitalistas de la metrópoli compromiso en el estudio y análisis de
manipulan los procesos de industrializa­ determinadas sociedades africañas. Sus
ción y modernización para aumentar sus orígenes se encuentran en la monogra­
beneficios, a menudo socavando la auto­ fía etnográfica clásica de E y a n S -P í u t -
nomía de la región satélite. Por ejemplo, c h a r d (1940) sobre los maer, y en la
pueden controlar los suministros de tec­ obra de Meyer FORTES (1945) sobre los
nología compleja y moderna o tratar de tallensi, al igual que en otros trabajos
monopolizar los empleos y capacidades acerca de similares sociedades «sin esta­
especializadas, el llamado «desarrollo do» en Africa (Fortes y Evans-Pritchard,
dependiente» (P, Evans, 1979). La de­ 1940b). Luego, por varios decenios des­
pués de la. segunda guerra mundial, los los grupos de descendencia COGNÁTICOS
antropólogos sociales británicos abunda- o BILATERALES, por definición no unili-
ron en este enfoque extendiendo sus neales, la calidad de miembro podía ad­
análisis más allá del Africa subsahariana quirirse a través de las líneas materna o
hasta China (Freedman, 1958). paterna. Goodenough (1970) atacó de
La fortaleza de la teoría de la descenden­ plano la noción de que la descendencia
cia residía en la presentación de un mo­ era un concepto claramente definido.
delo que conciliaba la organización de Podía usarse de manera tanto para deno­
vínculos de sangre con la formación de tar como entienden las personas sus rela­
grupos sociales capaces de formar un GO­ ciones (a través del padre, de la madre o
BIERNO. El modelo más patente al res­ de ambos), como principio que define la
pecto lo ofreció el SISTEMA DE LINAJE SEG­ pertenencia a un grupo social basada en
MENTARIO, donde las facciones se unían y la ascendencia, o como medio de clasifi­
dividían basándose en nexos genealógi­ car a las sociedades atendiendo a sus mo­
cos. Con todo, las claras líneas de la des­ delos de parentesco. Era tanto una parte
cendencia unilineal se vieron casi siem­ del parentesco como, a la vez, algo sepa­
pre ensombrecidas por la existencia de rado de él.
AFINIDADES que otorgaban al individuo De resultas de estos debates, la teoría de
estrechos lazos con personas ajenas al li­ lá descendencia como esquema explica-
naje propio. El caso más citado al respec­ torio cohesivo cuenta hoy con pocos se­
to ha sido el del hermano de la madre en guidores y son muchos los que la han de­
un sistema patrilineal. Esto llevó a For­ clarado intelectualmente moribunda, ya
tes (1953,1959 a) a subrayar la distinción sea total o parcialmente (A. Kuper,
entre las relaciones respectivamente ba­ 1982b; Schneider, 1984). Sin embargo,
sadas en parentesco y en descendencia y dado que en su base considera las rela­
a introducir el concepto de FILIACIÓN ciones paternofiliales y entre hermanos,
COMPLEMENTARIA, que vinculaba a los la problemática inherente resurge en
anagnatos. En su opinión, el parentesco formas nuevas, particularmente en su
era personal, privado y doméstico, mien­ importancia para organizar el PODER en
tras que la descendencia era pública, po­ términos de género y generación (Peletz,
lítica y jurídica. 1995). J1A
Los teorías de la descendencia fueron
atacados en diversos frentes. Los propo­ teoría de la práctica Concepto
nentes de la TEORIA DE LA ALIANZA argü­ que se asocia fundamentalmente con el
yeron que los vínculos matrimoniales, trabajo de Fierre Bourdieu (1977, 1990),
no la descendencia, eran la clave para aunque tiene precursores. Siempre se ha
comprender la organización social en reconocido que el comportamiento difie­
muchas sociedades. Los seguidores de re de las reglas, normas, etc,, básicamen­
L é v i -S t r a u s s en Francia y otros lugares te porque la gente no siempre las obser­
fueron particularmente duros en sus crí­ van. Este reconocimiento es mínimo en
ticas. Los antropólogos de Estados Uni­ la obra de DURKHEIM y sus discípulos, co­
dos, con su tradición paralela de estudios mo KADCLIFFE-BROWN, para quienes las
de parentesco, opinaron que el enfoque reglas sociales e instituciones sometidas a
en los sistemas unilineales era excesiva­ ellas producían tanto la conformidad in­
mente limitado, en particular en su tra­ dividual con los dictados de las sociedad
tamiento de las sociedades oceánicas como el equilibrio sociaL En su opinión,
(Murdoct, 1949; Davenport, Í959), En el problema no residía en las respuestas
estratégicas del individuo frente a las re­ En opinión de Bourdieu, la debilidad ge­
glas sociales —y era así en M a u n o w s k i —, neral de eatos modelos reside en su fra­
sino en cómo se incorporaba a la socie­ caso a la hora de relacionar adecuada­
dad. En este sentido, el abandono de las mente los dos niveles de reglas jurídicas,
reglas no es estrategia sino desvio. normas, ideales y valores, por una parce,
Una de las primeras reacciones a esta y práctica, acción, comportamiento y es­
postura fue la de L e a c h , cuya visión ini­ tadística, por la otra (una excepción se
cial de la importancia de la acción diver­ da en la descripción de A. Good sobre las
gía apenas de la de Durkheim en su re­ alianzas entre afines en el sur de ia In­
conocimiento de la manipulación de las dia). Por «relacionar» se entiende bási­
reglas sociales por parte de los actores camente el dar razón de los dos niveles
(Leach, 1954), aunque el segundo argu­ en términos recíprocos, más que subor­
mentaría más tarde que «las reglas jurí­ dinando uno al otro. En esencia, el argu­
dicas y normas estadísticas debieran tra­ mento de Bourdieu es que muchos de ios
tarse como marcos de referencia distin- que han reaccionado frente a Durkheim,
tos [y] que las primeras deben ser B.adclÍffe-Brown y Lévi-Strauss han so-
consideradas siempre secundarias a las brecorregido sus faltas y, con ello, se han
segundas» (196la, p. 9). Leach se basaba basado en exceso en el mero comporta­
al efecto en la obra de Raymond F lR T H miento. Bourdieu admite que los etnó­
(1964), discípulo y sucesor de Malinows- grafos tienden a objetivar y privilegiar
ki, quien distinguía entre organización reglas, normas, ideales y valores por en­
social (nivel de importancia asignado a cima de lo que él llama «estrategias de
las reglas jurídicas y sistemas sociales) y acción», especialmente al basar sus des­
estructura social (resultado de la apli­ cripciones en las declaraciones indígenas
cación de estas reglas en la práctica). acerca del ideal. Sin embargo, añade que
Leach fue seguido por algunos de sus lo propio es alcanzar un equilibrio: aun­
discípulos, en especial Frederik Barth que las estrategias implican cierto grado
(1969a)j cuya obra temprana atendió de improvisación, también guardan re­
más bien al comportamiento de los indi­ lación con objetivos e intereses de cons­
viduos que traspasaban fronteras étnicas trucción no menos social que las reglas,
que a la descripción de lo que entendía etc. Metodológicamente, además, la ob­
como culturas efímeras e inestables, servación y el análisis estadístico no bas­
Barth fue también uno de los proponen­ tan, pues quedan igualmente sujetos a lo
tes del ANÁLISIS TRANSACCÍONAL (1966; que Bourdieu llama la «ilusión sinópti­
Kapferer, 1976a; F. Bailey, 1969), al que ca» como abstracción de reglas y valores-
cabe sumar la obra de otros sobre las lla­ La teoría de Bourdieu se basa en dos no­
madas redes sociales (J. Barnes, 1954; ciones particulares introducidas por él
Bott, 1957), la cual examina los vínculos mismo y que hace suyas a raíz de sus
que realmente crean las personas entre tempranos trabajos de campo en Argelia
sí, prácticamente con independencia de y el Béarn (Francia) Una es «doxa», o
las reglas y valores sociales expresos. En aquellos aspectos de las normas y valores
América, Clifford GEERTZ (1973) abogó de la sociedad que no son discutidos ni
por una valoración similar de la práctica cuestionados porque tienen hondas raíces
—que para él equivalía en gran medida a en la socialización y se dan por sobreen­
acción simbólica— como alternativa al tendidos (compárese con ortodoxia, ideo­
que consideró superabstracto ESTRUCTU- logía que explícitamente se considera co­
r a l is m o de L é v i -S t r a u s s , rrecta o paradigmática, y heterodoxia o
desviación igualmente explícita). La otra Otras lecturas Jenkins, 1982; Ortner,
noción es «hábito», o aspectos normati­ 1984.
vos del comportamiento, costumbres co­
lectivas o «disposiciones» que también se teoría de punto central Según
adquieren con la socialización, pero se fue formulada por el geógrafo alemán
producen irreflexivamente más que de Walter Christaller en 1935, la teoría de
forma totalmente inconsciente. Bourdieu punto central propone que los asenta.-
considera que la práctica se basa en las mientos se concentran alrededor de pun­
disposiciones inherentes al hábito y tos centrales, cada uno de los cuales se
adopta la forma de improvisación estra­ asocia funcionalmente con el área cir­
tégica: fines e intereses asumidos como cundante. Estos lugares se organizan por
estrategias, frente a un fondo de doxa tamaño en una «jerarquía establecida»
que en última instancia los limita. Estas de acuerdo con los bienes y servicios que
estrategias se siguen en «campos socia­ los lugares de orden superior suminis­
les» particulares configurados por los in­ tran a los de orden inferior. La lógica de
tereses de los individuos y su competi­
esta jerarquía se basa en la noción de que
ción (por recursos, posición, etc., que
la gente recorrerá una mayor distancia
Bourdieu objetiva en su totalidad como
para obtener bienes y servicios más espe­
formas diversas de capital, ya económico,
cializados. El principio organizador bási­
ya social, cultural o simbólico).
co de los modelos de asentamiento es,
Es esta combinación de hábitos y doxa el
pues, el acceso al MERCADO. En tierras
nexo entre ideal y práctica. Dado que am­
llanas uniformes, sin accidentes topográ­
bos son irreflexivos, Bourdieu se distancia
ficos que alteren el modelo, la jerarquía
de cualquier versión de la teoría de elec­
de asentamientos adopta la forma de he­
ción racional; al propio tiempo, la sociali­
xágonos entrelazados, disposición ideal
zación que aquéllos implican descarta su
para reducir al mínimo la distancia de
teoría conductista. En cualquier caso,
viaje. La hipótesis de Cristaller contiene
la teoría ha sido desechada como una tau­
tres importantes e influyentes nociones.
tología funcionalista más, que toma a las
La primera es que la función principal
instituciones como un presupuesto y que
sólo describe los procesos en curso más de un asentamiento urbano era consti­
que explicarlos. La noción de hábito tam­ tuirse en el centro organizacional de una
bién ha sido criticada por tener que infe­ región dada. La segunda es la exclusivi­
rirse de las prácticas a que se dice que da dad funcional: los centros de orden supe­
lugar, así como por privar a los actores so­ rior poseen todas las funciones terciarias
ciales de su capacidad de cuestionar el or­ del nivel inferior inmediato, y más. El
den social (véase Jenkins, 1992). tercer concepto gira en torno a la noción
Aunque novedosa en la antropología, la de espacio geométrico: la hipótesis de
teoría de la práctica de Bourdieu cuenta Cristaller se pone a prueba no en un es­
en la sociología contemporánea con una pacio métrico, sino en uno abstracto, a
vía paralela principal en la teoría de la fin de comparar variaciones espaciales
estructuración de Giddens (1976), que en diferentes sistemas de interacción
busca vincular estructura y acción. El económica, y se ha revelado extraordina­
trabajo de los precursores interaccionistas riamente fructífera propiciando una
simbólicos (en especial Goffman, 1956) gran cantidad de estudios acerca de los
es una reconocida influencia en este sen­ componentes espaciales de los procesos
tido. R.P económicos y las jerarquías urbanas (B.
Berry y Pred, 1961). Las verificaciones más énfasis en la naturaleza holística e
empíricas de la hipótesis sugieren que inherentemente cíclica de la totalidad
las jerarquías de asentamiento, con va­ del sistema. El Fernand Braudel Center
riaciones culturales, concuerdan en tér­ de la Universidad del estado de Nueva
minos generales con los constmctos de York en Binghamton tiene su motivo de
Cristaller, pero que los supuestos com- interés central en los estudios de los sis­
portamentales relativos a las distancias temas mundiales, que analiza y divulga
que recorrerá una persona por obtener en su revista.
determinados bienes o servicios son tan El «sistema mundial moderno», la pri­
variables que los modelos espaciales rea­ mera economía mundial capitalista, se
les rara vez coinciden con las prediccio­ desarrolló en Europa occidental durante
nes de la teoría. el «largo siglo X V I», 1450-1650. La nece­
Otras lecturas L. King, 1984; Müller- sidad de los capitalistas de hacerse con
Wille, 1978. mano de obra, materias primas y merca­
dos impulsó la expansión de redes co­
teoría del sistema mundial En merciales, a veces por vía de la coloniza­
su primera formulación por el sociólogo ción. La expansión del sistema no proce­
Immanuel Wallerstein, un sistema mun­ dió gTadual y uniformemente sino de
dial es el intersocietario marcado por su manera cíclica. Estos ciclos son funda­
propia DIVISIÓN DEL t r a b a j o , de ahí los mentales en los procesos del sistema
términos «mundial» (como entidad uni­ mundial. Hacia mediados del siglo XX, la
taria) y «sistema» (con cierta medida de economía mundial capitalista se había
coherencia interna). Este todo es la uni­ hecho verdaderamente global,
dad fundamental que enmarca a todas El crecimiento de la economía mundial
las demás estructuras sociales suscepti­ diferenció el sistema en tres componen­
bles de análisis, incluidos los estados. Ca­ tes: (1) el núcleo, que se especializa en la
da sistema mundial posee un MODO DE producción y distribución industrial
PRODUCCIÓN dominante. Cuando el siste­ avanzada y se caracteriza, por la existen­
ma se unifica políticamente se denomi­ cia de estados relativamente fuertes, con
na «imperio mundial»; en caso contra­ una burguesía poderosa y ,una vasta cla­
rio, se trata de una «economía mundial». se trabajadora; (2) la periferia, que pro­
Las unidades pequeñas, sin estado (a duce materias primas y se caracteriza
menudo llamadas «T R IB U S »), se conocen por la existencia de estados débiles, una
como «minisistemas». Wallerstein desa­ pequeña burguesía y una vasta clase
rrolló una teoría del sistema mundial campesina; y (3) la semiperiferia, que
para explicar las interrelaciones de los comparte características de las dos clases
mundos primero, segundo y tercero y sus anteriores. Las relaciones espaciales de
orígenes en el desarrollo y expansión del estos componentes es tema importante
moderno CAPITALISMO y la industrializa­ en la ciencia de la geografía (Peter Tay-
ción, Aunque tiene sus raíces en la SO­ lor, 1995).
CIOLOGÍA, el estudio del sistema mundial L o s esta d o s n u c le a r e s , q u e a ctú a n p o r
se encuentra en todas las ciencias socia­ c u e n ta d e la c la se c a p ita lis ta , e x tr a e n
les y es por naturaleza tanto interdisci­ m a t e r ia le s , m a n o d e o b r a b a r a ta y nu e­
plinario como multidisciplinario. Se ins­ vo s m e r c a d o s d e o tras r e g io n e s (v é a s e
pira en la escuela de los Armales de la COLONIALISMO). L os esta d o s s e m ip e r ífé "
historiografía francesa y en la llamada r ico s m a n t ie n e n co n la s r e g io n e s p e r i ­
TEORÍA DE LA DEPENDENCIA, pero pone fé r ic a s u n a r e la c ió n p a r e c id a a la d e los
nucleares, pero de carácter periférico mo estatal, no como socialismo); (4) si ia
con éstos. Las sociedades semiperiféricas teoría del sistema mundial representa
pueden ser una sociedad periférica en as­ una extensión útil o una cruda distorsión
censo o una nuclear en declive. En con­ de la teoría marxista. La teoría del siste­
junto, la semiperiferia bloquéala polari­ ma mundial ha sido criticada por su ma­
zación entre el núcleo y la periferia, es­ nifiesto economicismo, nucleocentrismo
tabilizando así el sistema. Dado que los (eurocentrismo), estatalismo, y por pres­
capitalistas nucleares pagan a los pro­ tar muy poca atención a la CULTURA y al
ductores periféricos mucho menos que el GÉNERO.
valor que crean, es obvio que pueden Los estudios sobre teoría mundial han
acumular capital a su costa. Éste inter­ abordado estos temas en el último dece­
cambio desigual favorece el DESARROLLO nio, testigo de un enorme caudal de pu­
en el núcleo y lo impide, y aun reduce, blicaciones al respecto (Arrighi, 1994;
en la periferia. Wallerstein señaló que el Chase-Dunn y Grimes, 1995; W. Martin,
sistema mundial moderno es singular 1994), de modo que el estudioso que se
porque es el único de corte capitalista, la limite a la consulta de la obra de Wa-
única economía mundial que no se ha llerstein o a los resúmenes de mediados
transformado en imperio mundial por de la década de 1980 estaría muy pobre­
conquista por un estado hegemónico y se mente informado. Han sido muchos los
ha hecho verdaderamente global. estudios cuantitativos sobre el sistema
Una premisa importante para la teoría mundial moderno (resumidos en Chase-
de sistema mundial es que debe estu­ Dunn, 1989). Algunos de los temas nue­
diarse como un todo. Así, el estudio del vos o considerablemente ampliados son:
cambio social, político, económico o cul­ procesos cíclicos en el sistema mundial
tural en cualquier componente del siste­ (Suter, Í992); consecuencias del colapso
ma —naciones, estados, regiones, grupos de la Unión Soviética (Bergesen, 1992);
étnicos, roles de género o «tribus»—debe papel de las mujeres, las unidades fami­
empezar por comprender el rol concreto liares y el género en la economía mun­
del componente en el seno del sistema. dial (K> Ward, 1990, 1993); ciudades en
Ello genera una agenda de investigación el sistema mundial (Kasaba, 1991); cul­
doble: (1) ¿cómo afectan los cambios en tura en la economía mundial (Kiser y
un componente al sistema entero?; (2) Drass, 1987); y temas ambientales (Ber­
¿cómo afectan los procesos del sistema a gesen, 1995; Chew, 1995) y de subsisten­
la dinámica interna y estructuras socia­ cia (Bradley et aL, 1990). Muchos estu­
les de sus componentes? dios casuísticos ofrecen finos análisis del
Persisten en la literatura del sistema complejo funcionamiento del sistema
mundial varias polémicas entrelazadas: mundial en lo tocante a la ESCLAVITUD
(1) si el subdes arrollo de la periferia es (Tomich, 1989), el capitalismo agrario
necesario para el desarrollo del núcleo, y (McMichael, 1984) y la incorporación de
en qué medida?; (2) si factores exó genos poblaciones aborígenes a la economía
(primariamente MERCADOS) o endógenos mundial (Dunaway, 1996; T, Hall, 1989;
(por ejemplo, la estructura social, espe­ Meyer, 1994).
cialmente la CLASE) son los agentes pri­ Una nueva e importante área en la teoría
meros del cambio; (3) si es posible el SO­ del sistema mundial se centra en los de­
CIALISMO en una economía mundial ca­ bates en torno a los sistemas mundiales
pitalista (entendiendo por ejemplo a la precapitalistas (T. Hall y Chase-Dunn,
antigua Unión Soviética como capitalis­ 1995); Frant y Gills, 1993). Estos estu­
dios evolutivos convierten muchos su­ ría general de sistemas, que actualmente
puestos de la teoría del sistema mundial se considera en general fracasada. Con
en problemas de investigación de base más provecho, las ideas de Lotka fueron
histórica (Chase Dunn y Hall, 1994). tomadas por ecólogos de sistemas para
También se ha empezado a cuestionar la estudiar cuestiones como la diversidad
singularidad del sistema mundial mo­ de las especies, la estructura de comuni­
derno y hasta el concepto general de «as­ dades y la sucesión de ecosistemas. Eu-
censo de Occidente», sugiriendo más gene Odum (1935), por ejemplo, señaló
bien una retirada, si no una «caída de que en un ecosistema podía mantenerse
Oriente» (J. Abu-Lughod, 1989). la homeostasis gracias a la existencia de
A l margen de los debates políticos y em­ vías compensatorias en el intercambio
píricos, los analistas del sistema mundial entre especies. Si una vía se frustraba, su
han centrado sistemáticamente su aten­ pérdida podía compensarse aumentando
ción en el papel desempeñado por los la fluencia por otras.
procesos históricos y las relaciones inter­ Aunque Clifford Geertz (1963c) instó
societarias en el cambio social y cultural primeramente a los antropólogos a adop­
a largo plazo. Entre las contribuciones tar una perspectiva «ecosistémica», sus
más destacadas a la teoría del sistema propios estudios sobre el desarrollo de
mundial se encuentran los estudios acer­ culturas en Indonesia no empleó la me­
ca del poder de los actores locales y los todología de la ecología de sistemas, y su
sistemas mundiales para configurarse mejor aplicación en la antropología se
recíprocamente en casi todas las áreas de encuentra en el estudio de Roy A. Rap-
la actividad humana. TH paport (1967) sobre el papel del ritual en
Véase también ANTROPOLOGÍA ECONÓMI­ el cuidado de cerdos y huertas entre los
CA, INTERCAMBIO SOCIAL, MERCADO, A N ­ tsembaga, comunidad de horticultores
TROPOLOGÍA POLÍTICA. de los altiplanos de Nueva Guinea. Rap-
Otras lecturas Chase-Dunn y Hall, paport describió a los Tsembaga como
1997; Peregrine y Feinman, 1996; Shan- una población implicada en intercam­
non, 1996; Wagar, 1992; Wallerstein, bios energéticos con las plantas y los ani­
1974, 1979, 1980, 1984,1989, 1991. males de su entorno y en competición
con sus vecinos. La moneda corriente en
teoría de sistemas Empezó en estos intercambios era la energía; Rap-
ecología con el estudio de los procesos paport calculó los costes energéticos de
mediante los cuales los organismos y las actividades como la tala y quema de
comunidades de especies intercambian huertas y la cría de cerdos, y midió los
entre sí materia y energía y con el medio beneficios reportados en términos de va­
que los rodea. Los fundamentos mate­ lor calórico. Rappaport extendió su aná­
máticos de la teoría de sistemas fueron lisis mucho más allá del horizonte de la
en gran medida creación de Alfred Lot- ecología de sistemas, como la practican
ka, quien argumentó que «la evolución los biólogos, para incluir el papel del ri­
procede en dirección tal que es máximo tual en la programación de los ciclos en­
el flujo de energía total a través del siste­ trelazados de matanza de cerdos, creci­
ma compatible con los ecosistemas» miento poblacional y guerra.
(1925, p. 557). La obra de Lotka fue la A l hilo de los trabajos de Rappaport mu­
gran inspiración (aunque no plenatnen- chos estudios han tratado de aplicar la
tre reconocida) del intento de Ludwig ecología de sistemas a los grupos huma­
von Bertalanffy (1968) de crear una teo­ nos, en particular en las altas zonas mon­
tañosas de América del Sur y Europa (R. zas arroceras en la isla indonesia de Bali.
Tomas, 1972; Netting, 1981) y entre los Durante más de m il años, los agriculto­
pastores del Africa oriental (Little, res balineses han transformado gradual­
1992). Sin embargo, la generalización del mente el paisaje de su isla, clareando
método se ha visto obstaculizada porque bosques, abriendo canales de riego y tú­
la gran varianza en los controles experi­ neles, y escalonando las laderas para ha­
mentales es a menudo embarazosamente cerse posible a sí mismos y a sus descen~
grande. En la década de 1970, ecólogos dientes el cultivo del arroz* Paralela­
como Robert May (1975, 1976) habían mente al sistema físico de terrazas y
llegado a la conclusión de que las ecua­ obras de riego, los agricultores también
ciones usadas para describir comunida­ construyeron intrincadas redes de san­
des de organismos vivos eran intrínseca­ tuarios y templos cuyos sacerdotes rigen
mente inestables. Este descubrimiento la hidrología del lugar. Los estudios de la
pasó a ser un importante capítulo en el estructura de las redes de templos de
desarrollo de la teoría matemática del agua a lo largo de dos ríos balineses re­
caos determinista. veló que proporcionaban un modelo de
En parte en respuesta a la teoría del caos, gestión óptimo, casi idéntico a la estruc­
en años recientes ha aparecido un nuevo tura real de las redes hidrológicas natu­
enfoque de la teoría de sistemas. Con rú­ rales (Lansing, 1991). En arqueología,
bricas como «teoría de la complejidad», con su interés por el desarrollo y colapso
«teoría de sistemas dinámicos» y «diná­ de las organizaciones humanas a través
mica no lineal», su principal foco de inte­ del tiempo, la teoría de los sistemas de
rés se encuentra en el papel de la autoor- adaptación complejos ha sido reciente­
ganización en sistemas de adaptación mente aplicada al auge y caída de las so­
complejos (SAC), Un SAC consiste en ciedades complejas en el suroeste prehis­
una red de agentes interaccionames que tórico americano (Gummerrnan y Gell
presentan un comportamiento dinámico Mann, 1993; Kohler, 1992, 1993). JSL
de agregación. Los modelos SAC no linea­ Otras lecturas Hofbauer y Sigmund,
les (por ejemplo, donde la solución de dos 1983; Kremer, 1978; Moran, 1990.
ecuaciones no es igual a la solución de su
suma) sugieren que las actividades de los teoría del discurso Hace referen­
agentes pueden dar lugar a pautas de or­ cia a diferentes perspectivas analíticas:
den espontáneas (Kauffmann, 1993). Es­ (1) el análisis SOCIOLINGÚÍSTICO tradicio­
te enfoque depende tanto del diseño por nal de las lenguas habladas (Stubbs,
ordenador que el eminente biólogo John 1983); (2) trabajos recientes de sociolin-
Maynard Smith (1995, p. 29) lo ha des­ güistas más radiacles que explícitamen­
crito como «ciencia carente de datos»; no te se centran en cuestiones de lengua y
obstante, «debiera entrar a formar parte poder (Fairclough, 1989); (3) la teoría
del instrumental teórico de los científi­ dialógica del discurso de Mikhail Bakh-
cos del futuro». tin (Holquist, 1990); y (4) intervencio­
En las ciencias sociales, el estudio de los nes criticas de Michel Foucault (1980)
SAC fue emprendido inicialmente por sobre discurso, «verdad», poder, subjeti­
los economistas y teóricos de los juegos vidad, y cuerpo. Desde 1980, las perspec­
de azar. En antropología, J.S* Lansing y tivas bakhtiniana y foucaultiana han ad­
J.N. Kremer (1993) crearon un simula­ quirido importancia en la antropología
ción no lineal de los «templos de agua» cultural contemporánea, en particular
en la gestión de la ecología de las terra­ en Estados Unidos.
Contribución a una nueva dada que comunica la «inmediatez de la
antropología cultural experiencia». Sí esta visión juiciosa de la
Con su énfasis en la textualidad, el dis­ lengua puede demostrarse errónea, las
curso y la descentralización de la autori­ nociones tradicionales de objetividad,
dad etnográfica tradicional (Clifford, ciencia sin valores y «texto transparente»
1983), la nueva antropología cultural es­ dejarán entonces de poder sostenerse.
tá representada por:
— Antologías como las de Clifford y Teoría bakhtiniana del discurso
Marcus, 1986- Bruner, 1984; V. Turner y En etnografía realista (G. Marcus, 1986),
bruner, 1986; J. Fernández, 1991; Lavie como en la novela realista, el «autor» o
et aLi 1993-, Benson, 1993-, Manganaro, narrador ocupa claramente una posición
1990; Brady, 1991. de indiscutida autoridad (autor-idad). El
— Tratados intervencionistas como los etnógrafo-autor dispone de una perspec­
de C. Geertz, 1988; R. ftosaldo, 1989; tiva privilegiada, más completa que la de
Taussig, 1993; Visweswaran, 1994. cualquier «informante» o lector. La et­
— Contribución a diferentes revistas de nografía realista está dominada por una
estudios antropológicos y culturales, en sola voz: la del omnisciente y omnipo­
particular Cultural Anthropology (G. tente autor. El autor-etnógrafo cita otras
Marcus, 1992). voces, pero éstas conversan, cuestionan o
— Un número creciente de etnografías subvierten la del etnógrafo.
experimentales, incluidas las de Carpan- Bakhtin (1981, pp. 259-442) refutó esta
zano, 1985; J, Stewart, 1989; Fabián, tesis. En su opinión, los textos son siem­
1990; Kondo, 1990; Lavie, 1990; Gottlieb pre plurales y —aunque algunos etnógra­
y Graham, 1993. fos inspirados por él olvidan este punto-
Este caudal de trabajos propugna que, profundamente imbuidos de autoridad y
además de las ya inveteradas preocupa­ poder. Bakhtin argumentó que los proce­
ciones acerca de los métodos y la teoría sos dialógicos proliferan incluso en el
del TRABAJO DE CAMPO, es imperativo que texto realista más conspicuamente mo-
los antropólogos reflexionen acerca de nológico. Múltiples voces compiten por
nuestras propias producciones textuales. expresarse, como puede revelar un aná­
Atiende a la reflexividad, al diálogo y, a lisis más próximo. Como Clifford (1986,
veces, al PODER. Anima a la reflexión crí­ p. 15) explicó, en las etnografías tradi­
tica en torno a etnografías anteriores, in­ cionales (realistas) no se eliminaba la
cluidos los «textos clásicos» (Karp y May- polivo calidad, sino que se «restringía y
nard, 1983), así como aquellos ya «oficia­ orquestaba».
les», ya populares, que los antropólogos La perspectiva dialógica de Bakhtin ha
encuentran «en el campo», desde los pro­ tenido un gran impacto en numerosas
ductos de la cultura de masas en el Japón disciplinas (Maranhao, 1990). En la an­
contemporáneo (John Russell, 1991) alas tropología cultural ha fomentado las
pintadas de la Intifada palestina (Peteet, perspectivas reflexivas tanto en el traba­
1996). La nueva antropología cultural es jo de campo como en la producción de
crítica con las estrategias de producción textos etnográficos. Influidos por Bakh­
de textos realistas, epistemologías positi­ tin, Gadamer y otros nuevos antropólo­
vistas y ontologías funcionalistas. Pone gos culturales tratan de producir texto.s
en entredicho la visión juiciosa de la len­ etnográficos experimentales que explíci­
gua como herramienta que simplemente tamente ponen en primer plano su natu­
refleja una realidad natural y social ya raleza polifónica. Algunos se presentan
parcial o totalmente estructurados como ignoraba o suprimía las observaciones de
diálogos en los que la voz del etnógrafo campo por los no antropólogos, los espe­
entra en conversación con las «voces de cialistas de esta nueva disciplina tratan
los nativos» o es cuestionada por éstas de llevarlos a un primer plano, y aun de
(M . Jackson, 1986; R. Price, 1983; K. iniciar su. investigación o escritos con
D'wyer, 1982). ellas. La narrativa etnográfica pasa a ser
El postular que la producción etnográfica una entre muchas en competencia. En la
es dialógica equivale, en parte, a minar el teoría foucaultiana del discurso, las des­
poder y la autoridad del antropólogo co­ cripciones competidoras se integran en
mo autor (W. Weiss, 1990). Aquí, la pers­ un campo discursivo estructurado por
pectiva bakhtiniana secunda al ímpetu relaciones de poder. La noción de etno­
posestructuralista por «descentrar» al su­ grafía-como lengua (modo retórico y de
jeto, incluido el autor (Foucalt, 1977a). figuración) ha hecho más fácil asimilar
Los nuevos antropólogos culturales bus­ la disciplina que el concepto de etnogra­
can desplazar del centro al etnógrafo, in­ fía como poder.
cluidos ellos mismos, para cuestionar la En antropología cultural, una perspecti­
autoridad del etnógrafo para representar va foucaultiana combina el reciente in­
a Otros. Llaman la atención sobre los terés en lengua y textualidad con la pre­
movimientos retóricos de aquél, inten­ ocupación, derivada de Foucault, por el
tando demostrar que no son simplemen­ poder, la subjetividad y el cuerpo (Fou­
te unidades de información descriptiva cault, 1972, 1980, 1991). Acepta el énfa­
neutral, sino expresiones de una volun­ sis en los textos etnográficos como narra­
tad de poder. Haciéndose eco de Denida tivas y discurso, pero los sitúa en un con­
(1976), quien afirmó que la filosofía es texto histórico y social que destaca a la
por encima de todas las cosas una especie antropología como práctica institucional
de escritura con movimientos retóricos y interesada en el poder (R.abinow, 1985).
tropos literarios, y de Hayden White Esta perspectiva rechaza privilegiar a los
(1978), quien dijo lo propio con referen­ textos frente a los contextos y a menudo
cia a la historia, los nuevos antropólogos suscita cuestiones políticas de más alcan­
culturales sostienen que «los procesos li­ ce, como la relación de la antropología
terarios -metáfora, figuración, narrati­ con el COLONIALISMO.
va—afectan al modo en que son registra­ En antropología, la teoría foucaultiana
dos los fenómenos culturales, desde las del discurso se centra en cómo se confor­
primeras “ observaciones” a vuelapluma man y componen las etnografías a partir
hasta el libro acabado, en el sentido de de y con superiores relaciones de poder.
cómo estas configuraciones “tienen sen­ La incapacidad de fundamentar los aná­
tido” en determinados actos de lectura» lisis en contextos históricos, institucio­
(Clifford, 1986, p. 4). nales y sociales lleva a no poder explicar
cómo se definen y (re)producen las par­
Teoría foucaultiana del discurso ticulares construcciones de Otros. La
L a nueva antropología cultural entiende mayoría de las sociedades y grupos estu­
que todos los textos etnográficos (como diados y retratados por los antropólogos
cualquier otro) son producidos en una si­ se encuentran relativamente subordina­
tuación intertextual (G-. Jordán, 1991). das a sistemas locales o regionales de po­
Esto es lo que la teoría foucaultiana del der, La literatura local al respecto forma
discurso llama «el campo discursivo». parte a menudo de un discurso hegemó-
Mientras que la etnografía tradicional nico que contribuye a su subyugación.
La teoría del discurso atiende a esta di­ Véase también ANTROPOLOGÍA CRÍTICA, AN­
mensión del papel institucional de la an­ TROPOLOGÍA LITERARIA, POSMODERNISMO.
tropología tanto reproduciendo como Otras lecturas R. Coward y Elli's, 1977;
cuestionando las relaciones de poder, co­ Dant, 199 í ; Dreyfus y Rabinow, 1982;
mo las manifiestas bajo el colonialismo Eribon, 1991; Foucault, 1965, 1977b;
(D. Scott, 1992) o las subyacentes al Hoy, 1986; G. Jordán y Weedon, 1995;
asunto Salman Rushdie (Asad, 1990). Macdonell, 1986; Macey, 1995; Rabinow,
E l analizar narraciones como discurso 1991; Sarup, 1988; Weedon, 1996.
lleva nuestra atención a como el conoci­
miento y las representaciones —construc* terminologías de parentesco
ciones de «los Otros»— son producidos Véase TÉRMINOS DE PARENTESCO.
por relaciones de poder en las institucio­
nes y la sociedad, a la vez que contribu­ términos de color Véase c l a s i f i ­
yen a reproducirlas. El ejemplo clásico se c a c ió n .
encuentra en Said (1978) en relación al
orientalismo; a Said este enfoque discur­ términos de parentesco Desig­
sivo le permitió abordar «la disciplina nan los diferentes tipos de parentesco
enormemente sistemática mediante la contemplados en un sistema y especifican
cual la cultura europea fue capaz de vér­ cómo deben usarse y citarse- El intento de
selas con —y hasta producir—el Oriente» revelar la lógica cultural subyacente a la
(ibid, p. 3). Es precisamente en estas organización de estos términos fue uno de
cuestiones de mayor alcance donde in­ los primeros objetivos de la antropología,
terviene la teoría foucaultiana, incluida el estudio del PARENTESCO. MR
la de cómo las prácticas y el discurso an­ Véase también TÉRMINOS DE TRATAMIEN­
tropológicos producen nuestros Otros TO, CLASIFICACIÓN, TÉRMINOS DE REFE­
(Fabian, 1983). RENCIA.
El concepto de discurso de Foucault está
estrechamente asociado con su visión del términos de tratamiento Son
poder, la disciplina, le cuerpo y la subje­ aquéllos relativos al parentesco que em­
tividad. Algunas aportaciones antropoló­ pleamos al dirigirnos directamente a
gicas recientes han recogido estas ideas una persona. Un sistema de parentesco
para analizarlas: cuerpo (T. Turner, que distingue entre varios tipos de pri­
1995), violencia sectaria (A. Feldman, mos podría utilizar, sin embargo, el tér­
1991), instituciones académicas (Bren- mino genérico «prim o» como una forma
neis, 1994) y RACISMO (G. Jordán, 1997), sencilla de dirigirse a todos ellos. Por esa
y hasta se han apropiado de la noción pa­ razón, los antropólogos suelen encon­
nóptica foucaultiana (M. Kaplan, Í995; trarse con que los términos de trata­
Devine, 1995). Algunos, como los nati­ miento no coinciden con los TÉRMINOS
vos norteamericanos (O’Neíll, 1994; DE REFERENCIA. MR
Landsman y Ciborski, 1992) también
utilizan, implícita o explícitamente, el términos de referencia Aquellos
concepto de «discurso inverso», que es la TÉRMINOS DE PARENTESCO aplicados a las
versión foucaultiana de las narrativas personas. A menudo difieren de los usa­
contrahegemónicas. Entretanto, algunos dos en la interpelación directa (véase
antropólogos (Sangren, 1995) se mues­ TÉRMINOS DE TRATAMIENTO). Por ejemplo,
tran impertérritos frente al universo un sistema de parentesco puede contar
foucaultiano. GJ con numerosos términos de referencia pa­
ra diferenciar entre tipos de primos, voces tiempo, que carecen de un discurso desa­
que no se aplican a la interpelación direc­ rrollado acerca de éste en- sentido abs­
ta de los mismos. MR tracto, y que en sus acciones y opciones
no tiene lugar la sensación de premura o
tiempo Categoría metafísica- Como apremio. La primera lectura sugeriría
tal entraña dificultades en cuanto a qué que Evans-Pritchard fue muy influido
puede y debe decir la antropología al por la postura mayori tariámente kantia­
respecto. Consciente de las debilidades na de Durkheim, aunque en flagrante
del relativismo, pero resuelto a reclamar desacuerdo con la visión de Kant de que
para el pensamiento un ámbito propio el tiempo es una categoría universal del
para la investigación sociológica, Durk- conocimiento; la segunda no permitiría
HEIM (1915) declaró que las categorías un acceso tan impreciso a lo que de otro
del conocimiento humano eran sociales modo es una descripción etnográfica
en origen, pero también estaban relacio­ ilustradora y sensible del uso y la con­
nadas con la realidad. Imitaban perfec­ cepción del tiempo entre los nuer. En un
tamente a la Naturaleza, a la que deben par de artículos de influencia similar,
adaptarse las sociedades para sobrevivir. L e a c h (1955, 1955) demostró que puede
Al menos desde que Henri Hubert usarse un vocabulario tan vasto como
(1905), colega de Durkheim, publicara disparatado para traducirlo que conven­
su estudio clásico sobre el tiempo y el ri­ cionalmente se entiende en Occidente
tual, ha habido cierta tendencia en an­ por «tiempo». Abundando en lo dicho
tropología a sostener que las culturas tie­ por Hubert, Leach se propuso demostrar
nen una representación diferente del que los primitivos tienen un concepto
tiempo. En un trabajo de gran influen­ esencialmente no repetitivo y no acumu­
cia, EVANS-PRITCHARD (1959) afirmó que lativo del tiempo, mientras que los con­
los nuer y los europeos tienen intereses ceptos modernos de esta noción son linea­
diferentes y, por tanto, no menos dife­ les y destacan su irreversibilidad, LÉV1-
rentes valores en relación al tiempo, y STRAUSS (1955a, 1955b) sugirió incluso
que los conceptos nuer al respecto no son que podían hallarse clases de tiempo di­
sino nociones sociales de construcción ferentes en diversas líneas de una termi­
humana estrechamente relacionadas con nología por lo demás unirrelacional*
los intereses predominantes en la comu­ El problema de las declaraciones de este
nidad. Apreciaciones de este orden son tipo reside en que los autores pueden es­
frecuentes en la antropología y no encie­ tar- confundiendo una capacidad inhe­
rran dificultad alguna. Más polémicas rente para percibir el paso del tiempo
son sus afirmaciones de que las percep­ con las representaciones empíricas del
ciones nuer del tiempo son culturalmen- ordenamiento de sucesos en el tiempo.
te determinadas, que el tiempo carece En algunos planteamientos, el propio
para ellos de entidad conceptual, y que tiempo, dimensión del mundo físico, se
su sentido del tiempo dista notablemen­ relativiza, violenta y distorsiona- La an­
te del nuestro. En primera lectura, estos tropología no puede inmiscuirse en de­
asertos parecerían negar a los nuer capa­ bates de cosmología científica acerca de
cidades fundamentales que se considera la dirección del tiempo y su posible in­
esenciales para la razón humana. En versión, y en general debiera mostrarse
otra interpretación, díñase que no son ajena a este propósito. La tendencia a
sino reflejo de las inquietudes nuer por manifestarse como si el tiempo fuera en
las c l a s i f i c a c i o n e s y expresiones del sí mismo un valor relativo ha sido ataca­
da por Maurice Bloch (1977) y Gell totemismo D e l a v o z tótem, p a l a b r a
(1992a). El primero afirmó que si los an­ d e o r ig e n n o r t e a m e r ic a n o n a tiv o (o jib -
tropólogos estaban en lo cierto al decir w a ) q u e s i g n i f i c a « é l e s m i p a r i e n t e » y,
que otros pueblos tienen conceptos dis­ p o r i m p l i c a c i ó n , m i e m b r o d e l c l a n EXÓ-
tintos del tiempo (en el sentido mis abs­ GA.MO p r o p i o (B . M o r r i s , 1 9 8 7 , p . 2 7 0 ) .
tracto), debería resultarnos imposible A b u n d a n d o e n la s i d e a s d e W . R o b e r t s o n
comunicarnos con ellos. De hecho, toda S m i t h ( 1 8 8 9 ) , D u r k h e i m ( 1 9 1 5 ) s e ñ a ló
postura que postule que las categorías y q u e la s r e lig io n e s m á s p r im it iv a s s e b a ­
leyes de la razón varían de una sociedad s a b a n e n c la n e s a s í c o n fig u r a d o s , e x p r e ­
a otra socavaría los patrones con que s a n d o c a d a u n o s u s o lid a r id a d a t r a v é s
otorgamos coherencia y validez al estu­ d e l « e m b l e m a » d e l t ó t e m r e s p e c t i v o y,
dio académico. De manera muy parecida c o n j u n t a m e n t e , la s r e l a c i o n e s p r e c i s a s
a la de Hubert, Bloch señaló, no obstan­ e n t r e e llo s e n u n p la n o d e s o lid a r id a d
te, que los balineses conciben el tiempo m ás a m p lio . D u rk h e im e x tra jo e sta s
de dos maneras diferentes. En su crítica c o n c lu s io n e s d e l a n á lis is d e la r e lig ió n
a Leach, R. Barnes (1974) interpretó los d e lo s a b o r í g e n e s a u s t r a l i a n o s , d o n d e lo s
conceptos kedang del tiempo como uni­ p r i n c i p a l e s c la n e s r e n d í a n c u lt o e n l u g a ­
tarios e irreversibles pero marcando su
r e s to té m ic o s q u e se c o n s id e r a b a s a g r a ­
paso mediante referencias a eventos re­
d o s , a l i g u a l q u e lo s o b je t o s r i t u a l e s d e l
currentes en la Naturaleza. Howe (1981)
c l a n , q u e s ó lo p o d í a n t o c a r lo s i n i c i a d o s
presentó una critica similar a las inter­
y q u e h a b í a n s id o d i s e ñ a d o s p a r a s i m b o ­
pretaciones de Bloch sobre el tiempo de
l i z a r l o s t ó t e m s p r o p i o s . C a d a c l a n lo s
los balineses, y al propio tiempo influyó
p o s e í a e n e x c l u s i v a , n o lo s c o m p a r t í a e n
en Farriss (1983) en su estudio del tiem­
a b s o lu t o , y p o d í a n s e r c u a l q u i e r p l a n t a ,
po de los mayas. Algunos de los sistemas
a n i m a l u o b je to n a t u r a l ( in c lu s o la l l u ­
calendáricos más importantes del mun­
v ia o u n b o s q u e ), q u e h a b ía q u e p r o te g e r
do, como los de los mayas y de la antigua
y c u y a p r o s p e r id a d d e b ía s e r o b je to d e
India, utilizan ciclos naturales y mate­
m á x im a a te n c ió n d a d o q u e s u b ie n e s ta r
máticos. Muchos de los mejores estudios
e r a c o n s u s t a n c i a l a l d e l c la n . D u r k h e i m
antropológicos del tiempo se han centra­
d e c l a r ó q u e lo s t ó t e m s s i m b o l i z a b a n , y
do en las peculiaridades culturales de los
d e h e c h o eran, e l g r u p o s o c i a l: l a , r e l i ­
sistemas calendáricos, los usos de la his­
g ió n n o e r a , p u e s , s in o l a s o c ie d a d v e n e ­
toria y la rememoración de eventos (véa­
rá n d o s e a sí m is m a a tra v é s d e l tó te m v i ­
se, por ejemplo, Turton y Ruggles, 1978;
s ib le y t a n g ib le . L a d ife r e n c ia c ió n y la
Hughes y Trautmarm, 1955). Es más fá­
cil hallar sentido en estos modelos y va­ s o l i d a r i d a d s o c i a le s s e e x p r e s a b a n m e ­

riaciones si no los confundimos con el d ia n t e l a e s t r u c t u r a t o t é m ic a , q u e a su

tiempo mismo. Como señalaron Bloch y v e z r e fle ja b a u n a c r e e n c ia h u m a n a u n i­

Gell, no debiéramos confundir el tiempo v e r s a l e n u n p r in c ip io o f u e r z a m ís tic a o

con lo que lo calibra y mide. A su vez, sag rad a .


Gell presentó un ingenioso argumento M a x W EBER ( 1 9 6 3 ) c o n s id e ró im p r o b a ­

metáfisico para demostrar que la antro­ b l e s la s t e s i s d e D u r k h e i m s o b r e e l o r i ­

pología del tiempo debiera emular a los g e n u n i v e r s a l d e l a r e l i g i ó n y l a s o c ie d a d

estudios de estimación cronológica y a e n e l t o t e m i s m o . B . a d c li f f e - B r o v m ( 1 9 3 0 )


determinados desarrollos en geografía y a d o p tó a g r a n d e s ra s g o s la p o s ic ió n de
economía relativos al tiempo. R_B D u r k h e im , p e ro m á s t a r d e ( 1 9 3 1 ) d e c la ­
r a r í a q u e e l to te m is m o e r a la b a s e n o so­
lo de la religión y la sociedad, sino tam­ padre y primer tótem animal. La teoría
bién del pensamiento científico, opinión fija, pues, el origen del totemismo, así co­
que no era ajena a Durfcheim, pero subor­ mo de la exogamia, del tabú del incesto,
dinada a su preocupación por la determi­ del sacrificio y de la propia religión.
nación social de la actividad humana, LÉ- Mucha ha sido la labor etnográfica dedi­
vi-STRAUSS (1965b) reunió las interpreta­ cada al totemismo, cuya complejidad ha
ciones tempranas de Radcliffe-Brown sido trasladada a nuevos intereses en los
acerca del totemismo con las de M a l i - sistemas de CLASIFICACIÓN indígenas y
NOWSKI (1948) considerándolas tesis uti­ exógenos, a la taxonomía natural y a la
litarias en el sentido de que los tótems ecología (B. Morris, 1976, 1979; Ingold,
eran venerados porque las plantas y ani­ 198Sb). DP
males que representaban eran «comesti­ Véase también ANTROPOLOGIA SIMBÓLICA.
bles». La posterior sugerencia de Rad- Otras lecturas Leach, 1967; R. Need-
cliffe-Brown acerca de las vinculaciones ham, 1973; R. Nelson, 1983; Roe, 1982;
analógicas entre tótems y relaciones so­ R. 'Willis, 1990 [en especial la introduc­
ciales es la adoptada por Lévi-Strauss: ción de R. Willis].
por ejemplo, el búho y el chotacabras vi­
ven en árboles y, como los humanos, son trabajo Labor realizada por o que se
carnívoros. En este sentido, sus similari- espera del ser humano, ya sea física o
dades son analógicas de las presentes en mental aun cuando a veces se distinga
la condición humana. Pero también pue­ entre ambas clases. Es condición previa
den representar las diferencias entre hu­ de la vida humana y creadora de la cul­
manos, en el sentido de que una de di­ tura material que separa y a la vez prote­
chas aves es «cazadora» y la otra «ladro­ ge a la naturaleza, humana del mundo
na» (rapaz) (Lévi-Strauss, 1965b, pp. natural. El trabajo es el fundamento de
160-161). Es la capacidad humana de la cultura humana, pues no hay creen­
pensar en términos de similaridades y cias, valores ni comportamientos sin un
diferencias relaciónales, o correlaciones marco material, ni existe éste sin media­
y oposiciones entre ámbitos naturales y ción del trabajo. La Biblia se inicia con
sociales o culturales, la que llevó a Lévi- Dios trabajando, creando el mundo. En
Strauss a considerar al totemismo como la mitología griega* todos los dioses, in­
no específicamente relacionado con la cluso Zeus, rindieron culto y homenaje a
religión, sino como un aspecto de la pro­ Ananke —la Diosa Necesidad— en cuyo
pensión universal a clasificar en térmi­ cuerpo vivía el trabajo.
nos de lógica más bien asociativa. La dimensión humana del trabajo es
La teoría freudiana del totemismo basa­ central en la perspectiva antropológica.
da en el complejo de Edipo (19Í8) se si­ Una y otra vez en el curso del tiempo, las
túa al margen de las teorías precedentes. sociedades han recompuesto rápidamen­
Freud señaló que en una horda primaria te su entorno material tras la devasta­
los hijos daban muerte a los padres para ción causada por la GUERRA o los DESAS­
ganar acceso a las hembras. Luego, movi­ TRES NATURALES. Las cosas materiales
dos por un sentimiento de culpa, crearon son reconstruidas gracias al saber, las ha­
el TABÚ DE INCESTO y configuraron cere­ bilidades, los valores, la tecnología, la
monias con fines expiatorios que dieron organización, el comportamiento y la te­
origen a la representación del crimen nacidad característicos de la cultura hu­
original en forma de SACRIFICIO de un mana para reparar y reconstruir (Sowell,
animal, que es en realidad sustitutivo del 1 9 8 1 , p. 2 8 8 ).
La creatividad es un rasgo humano que Es el trabajo el que crea y construye el
encuentra expresión en todo tipo de tra­ sistema de organización, objetivado en
bajo, individual o colectivo. Thomas cosas materiales que los humanos nece­
Carlyle (1843) articuló este aspecto con sitan para ínter accionar con el mundo f í­
apasionada prosa en el siglo XIX, cuando sico. A diferencia de otras criaturas v i­
el trabajo seguía fundamentalmente en vientes, los humanos no pueden interac-
manos del artesano y del agricultor, y cionar con la naturaleza sin hacer uso de
cuando pervivía aún una poderosa sim­ utensilios y sistemas de trabajo. Las he­
biosis entre los humanos y la Naturaleza rramientas son producto del trabajo y al
en la creación de productos con forma y propio tiempo instrumentos para reali­
belleza, además de función. zarlo. Benjamín Franklin llamó a los hu­
El trabajo es universal, un sobreentendi­ manos «animales fabricantes de herra­
do ubicuo y prácticamente invisible (Bro- mientas» (Applebaum, 1992a, p. 400).
mellj 1993, pp. 4-5). Entre los púeblos Las sociedades humanas difieren consi­
que viven en culturas ajenas al mercado, derablemente entre sí por el contenido
toda actividad en cualquier vertiente so­ de sus instituciones y la forma en que
cial es influida por la posición de la perso­ aseguran su subsistencia, incluidas las
na, Entre los isleños de las Trobríand, la herramientas y tecnologías empleadas y
horticultura forma parte de un sistema el significado atribuido al trabajo. Si or­
social en el que rigen obligaciones de pa­ denamos las sociedades basándonos en su
rentesco en el sentido de producir el 50 organización del trabajo, tenemos a las
por ciento de la cosecha en un plazo dado RECOLECTORAS en un extremo y a las in­
(Malinowski, 1922). Las mujeres cheyen- dustrializadas en el otro. Y entre estas
nes construían chozas como parte de sus dos formas hay una gran variedad de for­
obligaciones sociales y de parentesco (Ho- mas mixtas, a su vez muy distintas en
ebel, Í960)j y las Nuer tenían con su fa­ cuanto a desarrollo, complejidad y singu­
milia y su comunidad la obligación de or­ lares características históricas y sociales.
deñar las vacas; una mujer sm vaca que Los antropólogos atienden con creciente
ordeñar carecía de posición social (Evans- interés al estudio del trabajo y a cómo lo
Pritchardj 1940). El individuo íkung bos- entienden diferentes sociedades, a los
quimano es socializado en su papel de ca­ modelos universales y particulares del
zador y no se pregunta si es un oficio que comportamiento laboral y a las actitudes
le gusta o no desempeñar (Lee, 1979). El frente a él en todas las partes del mundo.
trabajo está integrado de tal forma en es­ HA
tas culturas que no hay palabra específica Véase también DIVISIÓN DEL TRABAJO,
que lo describa ni dimensión que lo sin­ TECNOLOGÍA.
gularíce frente al resto de la estructura Otras lecturas Applebaum, 1984b;
social (Applebaum* 1984a, pp. 3-8). Arendt, 1958; R. Firth, 1972; R. Hall,
En las SOCIEDADES INDUSTRIALES, por el 1994; Neff, 1985; Trice, 1993.
contrario, los humanos se ocupan y preo­
cupan con el trabajo, de ahí el término trabajo de campo Aspecto de la
«ocupación». Cuando conocemos a al­ investigación antropológica intensa y
guien por primera vez y paira romper el crónica en una comunidad dada. Tam­
hielo e iniciar una conversación es muy bién los arqueólogos realizan trabajos de
probable que preguntemos; «¿Y usted campo, pero no, en su mayor parte, acer­
qué hace?» significando con ello ¿en qué ca de personas vivas. Y los sociólogos,
se ocupa? que abordan el discurso de numerosos
aspectos de la sociedad, sobre el terreno descripción de Rabinow de su trabajo de
(Hammersley y Atkinson, 1995) suelen campo en Marruecos (1977) y de Cesara
denominar esta clase de estudio «socio­ (1982) han. generado cierta controversia
logía cualitativa»* que no ha sido el pa­ por su explícita franqueza sobre las prác­
radigma dominante en su disciplina, ticas sexuales. Partiendo de las mujeres
aunque sí entre los antropólogos, al me­ así observadas (Golde, 1970), un tema
nos para conformar su disertación inau­ muy analizado ha sido el Gé n e r o (T.
gural porque «e l haber estado allí» le "Whitehead y Conaway, 1986; Diane Bell
confiere más peso y credibilidad. El tra­ etal., 1993), que incluye la investigación
bajo antropológico de campo difiere en de campo de corte feminista (H. Ro-
su concepción y práctica de otras clases berts, 1981) y la efectuada por homose­
de estudio sobre el terreno en ra2Ón de xuales de ambos géneros (Leap y Lewin,
su epistemología, su historia y su efecto 1996). Por último, algunos escritos se
de socialización. El etnógrafo estereotí­ han centrado en cuestiones éticas (Ryn-
pico se ve como el que practica la OBSER­ kiewich y Spradley, 1976) y otros temas
VACIÓN PARTICIPANTE, pero los investiga­ específicos, incluso el estrés originado
dores también realÍ2an análisis cuantita­ por el propio trabajo de campo (F. Henry
tivos, textuales, demográficos y otros y Saberwal, 1969).
según las condiciones locales y la natura­ Se supone que los investigadores que reali­
leza del objeto de estudio. Hasta hace zan trabajos de campo se vuelcan en su
poco, la opción óptima solía buscarse en hacer acumulando una gran cantidad de
la selección de lo más exótico como tema datos muy diversos. Este caudal de expe­
de estudio, y se consideraban alternati­ riencia «cruda» y observación ayuda a po­
vas inferiores y disertaciones de bibliote­ ner en su debido contexto la información
ca los trabajos efectuados cerca del lugar adquirida de modo más formal y obteni-
de origen. da, por ejemplo, por medio de entrevistas
La cuestión de qué debiera componer el previamente estructuradas. Los seguido­
trabajo de campo antropológico ha gene­ res del trabajo de campo tradicional argu­
rado mucha literatura. El clásico y a me­ mentan que sólo se puede aprender a co­
nudo renovado manual de campo Notes nocer las necesidades de las gentes y las
and queries (B a a s , 1874), que trataba de culturas mediante la experiencia directa,
abarcar todo cuanto se halla bajo el sol, en contraposición con el distanciamiento
se vio suplementado por un gran núme­ y la objetividad del método científico. Es
ro de trabajos a partir de 1960 (entre necesaria la percepción por sentidos dis­
ellos, Ellen, 1984; Agar, 1980; y Bernard, tintos del oído y la vista: oliendo o imi­
1988). Recientemente se han publicado tando posturas corporales habituales, por
gran cantidad de obras sobre el trabajo ejemplo (Stoller, 1989). Los antropólogos
de campo, enfocadas esta vez en la pro­ se convierten en instrumentos de recogi­
pia experiencia del mismo más que en da de datos usando sus sentidos, y toda al­
cómo llevarlo a cabo; Antiguamente, es­ teración en éstos es fuente de conoci­
tas obras adoptaban géneros como de fic­ miento; como apunta Susan Harding:
ción apenas disfrazada (E. Bowen, 1954) «L a única evidencia cierta de la realidad
o autobiografía (Léví-Strauss, 1963c), que preocupa a los etnógrafos, el conoci­
sin contar otros relatos más directos de la miento subconscientemente compartido,
vida en el campo de trabajo (Powderma- es la empírica» (1987, p. 180).
ker, 1966; Wax, 1971; Maybury-Lewis, Los defensores del trabajo de campo me­
1965a). Entre los libros más recientes, la diante «inmersión total» argumentan
que los miembros de la comunidad estu­ tancia inaccesible salvo con medios dis­
diada estarán más dispuestos a propor­ tintos de la simple interrogación directa.
cionar información, confidencias, inti­ La noción de Bourdieu (1977) de hábito
midades, permisos para asistir a rituales, (prácticas mundanas repetitivas, incons­
etc.¡ si ven que el investigador de campo cientes) es aquí del todo pertinente.
intenta realmente vivir como ellos, ha­ Prácticamente todas las figuras clásicas
blar su lengua y comprender sus vidas de la antropología han contribuido a los
en tantas dimensiones como sea posible. exhaustivos debates que se han sucedido
Una segunda ventaja deriva del aleja­ en las ciencias sociales acerca de cómo in­
miento de los investigadores de sus ruti­ terpretar un significado que no está cons­
nas habituales y supuestos gratuitos. Con cientemente vivo en los miembros de la
estos cambios abruptos, en ocasiones vio­ comunidad estudiada. Ejemplos al res-
lentos, podrán aprender nuevas lenguas pecto son la falsa conciencia de Marx, la
y adquiere nuevos hábitos de manera hegemonía de Gramsci y la doxa de
más rápida y completa. El hecho de que Bourdieu (discursos y prácticas de autori­
el trabajo de campo se denomine a veces dad incuestionada).
RITO DE PASO señala no sólo que el antro­ La mayoría de las publicaciones sobre
pólogo lo entiende como un importante trabajos de campo tratan de la mezcla
estadio de su carrera, antes de que se re­ óptima de enfoques científicos (subra­
suelva disertar al respecto, sino también yando la objetividad y reproducibilidad)
los análisis de las prácticas dolorosas y y empíricos, empáñeos* intuitivos (su­
desconcertantes de ios ritos de iniciación brayando que los investigadores de cam­
con el propósito de erradicar los hábitos po deben «meterse en la piel del nativo»
y las expectativas familiares y cómodas y sentir en lo posible como él). El antro­
que el iniciado da por sobreentendidos. pólogo de campo más reverenciado, M a -
Se ha dicho que estas violentas prácticas UNOVSKI, declaró que el «trato directo y
rituales colman la tarea de imprimir una natural» es superior a la información ad­
nueva posición social y enseñar nuevos quirida por medio de un «informante
conceptos y comportamientos con mu­ pagado y, a menudo, aburrido» (1922, p.
cha más efectividad de lo que seria posi­ 7). Las anécdotas sobre «volverse nati­
ble con un mínimo de afecto y participa­ vo», riesgo ocupacional quintaesencial-
ción corporal. Entre los antropólogos mente antropológico (aunque las más de
que discuten este aprendizaje fenomeno- las veces sean apócrifas), ilustran las
lógico en el campo se cuentan Jean ventajas y los peligros del trabajo de
Briggs (1970) en lo que se refiere a los campo. La participación excesiva le con­
imút (esquimales) y Michael Jackson vierte a uno en nativo; la insuficiente, en
(1989) en los sistemas de pensamiento etnocéntrico superficial y científico so­
africanos. cial creador de pastiches de datos y nú­
El trabajo de campo crónico, intenso, em­ meros, con escasa si no nula percepción
pírico es propuesto y defendido por sus de la esencia de los pueblos en estudio.
seguidores como modo de adquirir un co­ En última instancia todo el trabajo de
nocimiento profundo y multidimensio- campo bascula en torno a una síntesis di­
nal que no está al alcance de quien visita námica y contradictoria de lo interno y
una comunidad durante días o semanas lo externo. Como observador externo, el
tan sólo. Permite, dicen sus paladines, antropólogo de campo ve cosas, hace
obtener conocimientos secretos o esotéri­ comparaciones y colecciona experiencias
cos y esa clase de saber en primera ins­ que los internos no pueden ver, hacer ni
tener. Como observador interno aprende tan de múltiples fuentes culturales
el significado que los comportamientos (Hannerz, 1987). De ahí que pese a lo
observados tienen para sus estudiados. que dice James Fernández, que «estar
La antropología ofrece una instructiva allí» es el meollo de la antropología
historia de la aplicación a culturas radi­ (1985, p. 19), este «a llí», en especial en
calmente diferentes de teorías maestras, las consecuencias de su papel constitu­
más tarde desacreditadas por crasamen­ yente de la identidad profesional antro­
te etnocéntricas (Tambiah, 1984). pológica, manifiesta una nueva proble­
Todas las variantes del trabajo de campo mática, Los injustificados supuestos que
han sido meticulosamente sometidas a subyacen al trabajo de campo entendido
escrutinio y crítica desde mediados de la como necesariamente llevado a cabo en
década de 1970. Los métodos hiperposi- confines espaciales y temporales se ha­
tivistas caen bajo el fuego del POSMODER- cen patentes cuando los investigadores se
NISMO y el trabajo de campo en general las ven con fuentes de información como
ha sido tachado de privilegiar excesiva­ periódicos, televisión, cine y otras for­
mente el conocimiento obtenido in situ mas de cultura pública. Otro origen de
porque se traduce en fijar a la gente en las críticas se asocia con los estudios pos-
un TIEMPO irreal y arbitrario (Fabian, coloniales que muestran el modo como
1985), no menos que en un espacio igno­ una ciencia social occidental hegemóni-
to que existe únicamente como construc- ca como la antropología modela su parti­
to antropológico. Dado que la antropolo­ cular equivalente. En otras palabras, el
gía encuentra conveniente reclamar un «campo» es objetivado y se formulan su­
conocimiento único basado en esta me­ puestos acerca de unidad, cohesividad,
todología, prosigue la argumentación, el etc,, que lo hacen problemático en tér­
resultado es una m iñusval oración de to­ minos de conceptualización y de sus rei­
da la información no contigua controla­ vindicaciones como metodología supe­
da por las gentes estudiadas y en un en­ rior, Las críticas actuales sobre muchos
mascaramiento sistemático de cuán «no conceptos analíticos revelan problemas
nativos» son de hecho muchos objetos de similares de «cosificación» en términos
investigación. Gupta lo llamó «episte­ como «CULTURA», « e s t a d o » y « s o c ie ­
mología empirícista» (1995, p. 5 7 7 ) y dad».
Appadurai (1988b, p. 56) sostuvo que el Con el creciente debate sobre cómo y por
nativo queda metonímicamente conge­ qué la investigación antropológica (así
lado en su sitio. Ha surgido un conoci­ como el aumento de países del tercer
miento más hondo que reconoce que mundo que niegan la entrada a los inves­
mucho de lo que los antropólogos obser­ tigadores antropológicos y también la
van en una ubicación determinada sólo merma de fondos para estos proyectos),
posee significado en conexión con activi­ la realización de trabajos de campo en
dades y sentidos de otro lugar, tanto lugares remotos pierde atractivo. Algu­
temporal como espacialmente. Las co­ nos antropólogos han encontrado el tra­
munidades locales son construidas por bajo de campo tradicional tan problemá­
fuerzas regionales, nacionales y transna- tico que abogan por los enfoques de his­
cionales; situaciones de estudio como las toria cultural, JJa
diásporas y los campos de refugiados lo Otras lecturas Manuales: Crane y An-
ilustran con especial riqueza, como hace grosino, 1992; Jongmans y Gurkind, 1967
también el trabajo realizado en torno a [bibliografía anotada sobre métodos de
las sociedades criolliiadas que se alimen­ trabajo de campo antropológicos, extre­
madamente útil]; Kottak, 1982; Spradley, sente. En consecuencia, los estudiosos
198$; Spradley y McCurdy, 1972 [para podían hablar de si les era posible certi­
estudiantes de antropología]; relatos de ficar algo —una práctica, una creencia,
trabajos de campo: Freilich, 1970; Kim- una expresión— como tradicional. Pero
b ally Watson, 1972; Spindler, 1970. hacerlo significaba conectar este califi­
cativo con una voz no menos difícil: «au­
t r a d i c i ó n Con. la connotación de con­ tenticidad». Para los antropólogos y fol-
junto heredado de rasgos o característi­ cloristasj en particular desde mediados
cas, «tradición» es una categoría que los del siglo XIX hasta mediados del XX, tra­
individuos y las sociedades adscriben a dición implicaba edad, y decir que algo
expresiones, creencias y comportamien­ era tradicional equivalía a afirmar su
tos en el presente para conferirles valor autenticidad cultural, a menudo contra­
añadido futuro. Siempre con referencia puesta a la modernidad. Su autenticidad
al pasado, esta categorización añade peso le confería autoridad; se hacía digno de
y relevancia a lo que describe: la desig­ atención especial. Para Franz B o a s , tra­
nación simbólica de algo como tradición dición, FOLCLORE y CULTUBA se entre­
le añade significado y valor. Ubicando su mezclaban y superponían, y tradición no
objeto en la historia, esta designación se era prácticamente otra cosa que cultura
opone a la modernidad y crea confusión (Stocking, 1968, pp. 195-233). Más ade­
de significados. Ofrece razones para la lante se asociaría aún más con ésta, como
preservación, el tratamiento especial, el en las posturas que proclamaban la ten­
cuidado; algo calificado de tradición tie­ sión existente entre «gran tradición»
ne más probabilidad de ser fomentado y (formas de vida urbanas y complejas con
de adquirir importancia. Así, la tradi­ una conciencia histórica poderosa y for­
ción es un territorio de la imaginación, mal) y «pequeña tradición» o constela­
pero su presencia tiene importances con­ ciones de saber local subyacentes a for­
secuencias en la vida social. Decir que mas de vida presentes a menudo en las
algo es tradicional significa hacer uso de comunidades campesinas (Redfield,
una poderosa estrategia social para po­ 1960; Milton Singer, 1972).
ner de manifiesto su valor, también por­ Aunque la tradición sigue implicando
que se refiere a nosotros mismos y mere­ profundidad en el tiempo a la vez que
ce, por tanto, nuestra atención. continuidad, en la actualidad los estu­
Aunque «tradición» ha gozado de gran diosos la consideran más que como cuali­
predicamento entre los académicos y si­ dad innata, imbuida de continuidad y
gue siendo un término de gran potencial estatismo, como imperativo en la vida
fuera de este ámbito, Raymond W i­ social o forma en que el presente inter­
lliams (1976, p. 269) observó que en sus preta y caracteriza al pasado con la mira­
usos modernos es «una palabra particu­ da puesta en el futuro. Aunque algunos
larmente difícil» porque sus significados escriben sobre tradiciones «inventadas»
académicos y de sentido común han o «selectivas», y aun los hay que lo hacen
cambiado con el tiempo. Para los estu­ sobre «tradicionalización», el hilo con­
diosos interesados en la confluencia de ductor de muchos análisis contemporá­
cultura e historia, la voz significó antaño neas es que la tradición tiene su origen
una vasta medida de tiempo que se per­ en imperativos sociales (Hobsbawn y
día en el pasado a la vez que los procesos Ranger, 1983; Handler y Linnekin,
que habían permitido que determinados 1984; R "Williams, 1961; Hymes, 1975).
aspectos de éste pervivieran en el pre­ Las sociedades designan aspectos de su
cultura como tradiciones para infundir­ destino y de abundantes acotaciones pa­
les significado e historicidad. Esta deno­ ra afrontar los numerosos problemas le­
minación reconoce a veces la continui­ xicográficos e inequivalencias semánti­
dad de las viejas prácticas. En otras oca­ cas)* La segunda pretendía acercarse a
siones se añade el peso del pasado a los efectos estéticos del texto original en
formas y prácticas con menos continui­ su propia ubicación (género, contexto so­
dad que la implicada por la designación. cial receptor, etc.), si no lograr un efecto
El llamar tradicional a algo equivale a estético más autonómo en la lengua de
institucionalizarlo separándolo de prác­ destino que a la vez pusiera de relieve el
ticas menos auténticas, a reducirlo a su valor literario del original. La afirma­
esencia, a fomentar su vigencia social y a ción fundacional de Román Jakobson
implicar la necesidad de dirigirlo hacia (1960) de la importancia de los efectos
el futuro. En esencia no es sino hacer fa­ poéticos lingüísticamente considerados
miliar lo social gradas a presentaciones ha llamado la atención sobre la interde­
reiteradas, Pero más que esto, el decir pendencia de éstos, del poder de la retó­
que algo es tradicional responde a un ac­ rica y del significado en los textos, ha­
to de interpretación, de selección y de­ ciendo menos defendible la opción por
nominación, de imponer orden en un uno de ellos a costa de otro. Con ello se
modo de hacer social disperso. BF propició el florecimiento del campo de la
Véase también MODERNIZACIÓN. poesía en la década de 1960 y siguientes
Otras lecturas Ben-Amos, 1984-; Ei- (Hymes, 1981; Tedlock, Í983; véase POE­
senstadt, 1973; Glassie, 1995; Rudolph y SÍA). Estas cuestiones de representación e
B.udolph} 1967’ Shils, 1981. interpretación en los escritos etnográfi­
cos han animado las discusiones acerca
t r a d u c c ió n Es la creación de un tex­ de la política de traducción, en el bien
to derivado en una segunda lengua (ob­ entendido de que no se trata de qué re­
jetivo) basado en un texto primero en presentar y cómoj sino de quién está au­
una lengua original, y que ha sido fun­ torizado para hacerlo y con qué fines y
damental en la presentación de datos por efectos (Swann, 1992; Richie, 1993; Be-
los antropólogos. El proceso implica a har, 1993). MM
menudo la conversión de un texto oral Otras lecturas J. Felstiner, 1980; M,
en otro literario, labor compleja incluso Mills, 1991; Steiner, 1993.
cuando la lengua de base es la misma,
dada la inconmensurabilidad de rasgos trance Estado psicológico de disocia­
paralingüísticos con efecto en el signifi­ ción en el que los individuos quedan visi­
cado, como el timbre, la pausa, la calidad blemente desconectados de la realidad
de voz o la gesticulación expresiva y (en diaria: pueden parecer totalmente ensi­
la escritura) la puntuación. Hasta 1960 mismados, insensibles, ver objetos y per­
más o menos imperaba una dicotomía sonas que los demás no ven, y no sentir
que distinguía entre las traducciones « li­ cansancio o de los efectos del paso normal
teral» o «estricta» y «literaria» o «libre». del TIEMPO. Al relatar sus experiencias no
La primera se ofrecía en general con un tienen conciencia del tiempo transcurrido
mínimo de pretensiones literarias, pero o le dan a éste un valor ya mucho mayor,
con el compromiso de presentar una es­ ya menor que el real. Todos estos estados
trecha aproximación a los conceptos aje­ demuestran «alteración de las sensacio­
nos (por lo común conseguida a costa de nes, percepciones, cogniciones y emocio­
forzar mucho la sintaxis de la lengua de nes» (Bourguignon, 1979, p. 236).
Estos estados alterados son fácilmente presar libremente sus necesidades y de­
inducidos por la DANZA, hiperventila- seos, que no serían aceptados en estado
ción, la DROGAS o el ALCOHOL, También normal. De donde que la posesión se
pueden serlo mediante adiestramiento asocie a menudo con mujeres y hom­
formal en técnicas de concentración co­ bres de baja condición, y que la libertad
mo la meditación, la visualización o la que les reporta haya sido objeto de con­
PLEGARIA, aunque estos procedimientos siderable estudio antropológico. Los ri­
formales a menudo tienen por objeto al­ tuales de posesión permiten a los indi­
canzar el estado más peculiar y difícil de viduos expresar su resentimiento por el
la experiencia mística. Aunque el trance control que otros ejercen sobre ellos y
no es sino uno de los muchos estados al­ obtener así cierta medida de compensa­
terados, incluidos los sueños, la intoxica­ ción mística que L Lewis (197Í) deno­
ción con drogas y la llamada concentra­ minó «rebelión ritualizada», Esta com­
ción espiritual, no deja de entrañar enor­ pensación constituye uno de los temas,
me interés dado el variado caudal de por ejemplo, del estudio de Crapanzano
significados culturales que posee. (1980) sobre Tuhami, un alfarero ma­
La cuestión antropológica importante rroquí soltero emparejado con una dia­
acerca de estos estados es cómo se inter­ blesa*
pretan en el seno de una cultura dada. Uno de ios sistemas de posesión mejor
Con frecuencia se asocian con la espiri­ estudiados es el culto Zar del norte del
tualidad y la curación, y a menudo hasta Sudán, del que se sirven las mujeres pa­
con la causa de la enfermedad que sufre ra insertar en su complicada vida algo
el sujeto afectado. Dos son las explicacio­ más imaginativo (Boddy, 1989). La mu­
nes más frecuentes al respecto: (1) que el jer del Sudán septentrional islámico lle­
cuerpo ha sido ocupado por algún espíri­ va una vida harto difícil. Antes de cum­
tu extraño; y (2) que es el espíritu de la plir diez años es ninfotomizada por una
propia persona el que ha abandonado el comadre que le practica la ablación del
cuerpo para realizar alguna otra tarea. clítoris y la sutura consiguiente de los la™
La primera se da en llamar «posesión»; bios mayores, Al final de la adolescencia
la segunda, «trance». Sin embargo, es la se embellece en preparación del matri­
combinación de ambos elementos la ca­ monio depilando todo su cuerpo y aun
racterística principal del c h a m a n i s m o . arrancando la capa exterior de la piel.
Cuando el trance se interpreta como Forzosamente virgen llegada al tálamo,
abandono temporal del cuerpo, y en par­ pronto es abandonada por su marido du­
ticular si se asocia con el propósito de pe­ rante la mayor parte del año, trabajando
netrar en un mundo ya superior, ya infe­ él en la ciudad y quedando ella al cuida­
rior, para reclamar el alma enferma co­ do de los niños en el pueblo. En estas cir­
mo parte de un ritual de curación, se le cunstancias, su matrimonio es frágil. Los
integra entonces en el contexto chamáni- hombres se divorcian con facilidad para
co. Bourguignon (1975) demostró que la tomar otras mujeres, en particular sí la
posesión está íntimamente relacionada primera resulta ser estéril. La mujer per­
con sociedades agriculturales complejas manece toda la vida bajo el control de su
antes que con otras más simples, dedica­ padre, sus hermanos y su marido, y de
das a la caza, la pesca o la recolección- ello resulta que su existencia esté en to­
Como fenómeno, la posesión no se antes do momento estrictamente regulada. Pe­
al trance. Los individuos se dicen en ro aquellos no pueden regir en los ESPÍ­
ocasiones estar poseídos para poder ex­ RITUS que poseen a las mujeres y las
fuerzan a una conducta alocada- Estos travestismo Uso de vestimenta del
espíritus atacan a la fertilidad (véase RI­ sexo opuesto. Lo que constituye transves-
TOS DE FERTILIDAD y causan ENFERME­ tismo depende de cómo define una cultu­
DAD. La mujer afectada ha de apaciguar ra los roles del GÉNERO y si determinadas
a los espíritus mediante ceremonias en prendas son específicas de un género. Un
las que el posesor desciende sobre ella y escocés con falda es un travestido; el mis­
ñja sus exigencias: sandalias y vestidos mo con kiln, no lo es. El estudio transcul-
nuevos, y la aquiescencia marital a los tural del travestismo comprende una va­
deseos de la esposa. Muchos antropólo­ riedad de fenómenos que a menudo en­
gos interpretarían este culto simplemen­ cierran significados muy diferentes:
te como medio por el que los subordina­ 1. Inversión temporal de roles de géne­
dos expresan sus deseos en público. Y
ro durante rituales religiosos (Matory,
aunque Boddy también lo vio así, dijo
1994) o períodos de licencia como el car­
además, que era una forma principal de
naval (Babcock, 1978).
JUEGO simbólico para adultos, Los espíri­
2. Inversiones de rol de género en el te­
tus que los poseen son prostitutas, médi­
atro, como los de los actores que inter­
cos, militares, gitanos, hechiceros caní­
pretan papeles femeninos en la escena,
bales y mujeres de santidad y pureza: to­
pero mantienen el rol y vestimenta espe­
da una serie de caracteres culturales
rados en otros contextos (Newton, 1992).
propios del norte del Sudán. Este otro
3. Inversión del rol de género perma­
mundo tan vividamente imaginado, ob­
nente y públicamente aceptada por indi­
servó Boddy, es en sí mismo gratificante
viduos como los de los xanith de Omán
desde el punto de vista estético y creati­
(Wikan, 1977), del BERDACHE entre los
vo. Y con esta variedad de autorrepre-
indios de las Praderas (Callendar y Ko-
sentaciones, el culto permite a las muje­
chems, 1987), o de las mujeres guerreros
res reconsiderar su mundo presente, de
modo que la posesión por espíritus se como Juana de Arco, que eligió el papel
convierte en un comentario satírico so­ del sexo opuesto y así lo puso de mani­
bre la experiencia femenina. Jugando fiesto adoptando su armadura.
imaginativamente a ser otras, sugiere 4. Hermafroditismo, donde la defini­
Boddy, estas mujeres se dotan así de la ción de género y vestimenta es a menu­
imagen deseada, TL do problemática (Herdt, 1994),
Otras lecturas Besmer, 1983; Deik- 5. Transexuales que alteran no sólo su
man, 1982; Drury, 1982; Lambek, 1981; modo de vestir sino también su cuerpo,
Ornstein, 1973; Rouget, 1985. como los hijras de la India, que son eunu­
cos (Nanda, 1990), o transexuales que no
transición demográfica Es el pe­ han completado su transformación qui­
ríodo de cambio en el perfil demográfico rúrgica de un sexo a otro (Bolin, 1992).
de una población desde el caracterizado 6. Parejas homosexuales en las que uno
por una alta natalidad, una alta mortali­ de los miembros adopta un rol genérico
dad infantil y una corta esperanza de vida complementario al vestir: por definición,
al definido por una baja natalidad, una uno será travestido.
baja mortalidad infantil y una larga espe­ Los antropólogos han llamado principal­
ranza de vida. Esta transición, de acuerdo mente la atención sobre los aspectos más
con la teoría de la MODERNIZACIÓN, acom­ bien sociales que sexuales del travestis­
paña la transición desde una economía mo porque proporcionan una perspecti­
premoderna a una industrial. MR va única sobre los roles genéricos en
cualquier cultura, particularmente en cultural, no fue así en la ARQUEOLOGÍA.
aquellas en las que la frontera entre gé­ Algunos teóricos propusieron que las re­
neros se tiene por inamovible. TB des tribales evolucionaron como respues­
Véase también HOMOSEXUALIDAD, SEXO. ta cooperativa al creciente riesgo am­
biental o de otra clase (Braun y Plog,
tribu, organización tribal La 1982), mientras que otros las vieron co­
voz «tribu» tiene una larga e innoble mo sistemas de intercambio con tenden­
historia y sigue siendo una de las que cia estructural hacia la desigualdad
más variabilidad de acepciones tiene (Friedman y Rowlands, 1977; Kristian-
dentro y fuera de la antropología (Helm, sen, 1982; Bender, 1985). Otros enfoques
1968). Los antropólogos la usan a menu­ consideraron las fronteras con el argu­
do como sustituto genérico de «prim iti­ mento de que las redes de cooperación
v o » eludiendo así la conflictiva califica­ entre los anasazi, por ejemplo, fueron
ción de «carente de estado». Sin embar­ desarticuladas y conformadas en grupos
go, la mayoría restringe el significado separados y en competencia en respuesta
del término a alguna forma de unidad a la creciente merma de recursos (Haas
política distinta de «etnia» o «nación», y Creamer, 1993). En general, no obs­
que sugieren identidad cultural. Dos son tante* los puntos de vista que subrayan
al menos las clases de unidad política las conexiones y permeabilidad de los
imaginadas: tribu como ESTADIO EVOLU­ grupos son mucho más comunes que los
TIVO y como grupo reconocido alrededor que fijan fronteras sólidas tanto en ar­
de una frontera estatal, respectivamente, queología (Green y Perlman, 1985) co­
significados que generaron un encendi­ mo en etnohistoria (N. "Whitehead,
do debate en las décadas de 1960 y 1970. 1994). Algunos arqueólogos preferirían
Service (1962) adoptó la ya larga tradición prescindir completamente de la «tribu»
de considerar a la tribu como un estadio (B. Hayden, 1995).
de la evolución política intermedio entre La ETNOLOGÍA ofrece varios modelos de
las más independientes BANDAS y las más integración tribal. En contraste con el li­
centralizadas y jerarquizadas JEFATURAS. naje segmentario de base agnática pro­
Sahlins (1968b) consideró asimismo a las pugnado por Sahlins (1961), las socieda­
tribus como predecesores evolutivos de los des matrilocales se unifican dispersando
estados, pero su interés se centró más en a los hombres propios (R. Murphy,
los mecanismos de integración que en los 1957), Instituciones como las sociedades
de separación. Las tribus se consideraban militares, los SISTEMAS DÉ EDAD* DE MA­
unidas por lazos de parentesco u otros y TRIMONIO y de RITUAL proporcionan
constituían el más amplio nivel de coope­ otros vínculos. Las tribus pueden reve­
ración en una jerarquía segmentaria de larse máximamente cohesivas cuando se
funciones. Por el contrario, Fried (1967, enfrentan a enemigos externos, y un
1975) disputó la existencia evolutiva de ideal común es la supresión o limitación
estos grupos vinculados, argumentando a de la VIOLENCIA colectiva en su seno
su vez que las tribus surgieron de interac­ (Evans- Pritchard, 1940)* La mayoría de
ciones con los estados existentes. Pese a los cabezas de tribu son gestores por con­
sus diferencias, los tres convinieron en senso no coercitivo, que, a menudo ejer­
que la vinculación intratribal obedecía a cen en consejos formales. No obstante,
conflictos externos o GUERRA. algunas tribus del Oriente Próximo y
Aunque los debates sobre las tribus fue­ Asia centTal y suroccidental tienen jefes
ron perdiendo interés en la antropología e incluso reyes (khans) (Barfield, 1993),
La identidad tribal es a menudo cuestión ría de las tribus que creó de forma local e
de grado* modelada por una combina^ históricamente específica. En el Africa
ción de estructura y circunstancia unifi­ subsahariana, por ejemplo, el «tribalis-
cantes y variablemente dominantes so­ m o» moderno no representa a sistemas
bre la autonomía local y las identidades políticos indígenas. Fue cultivado en las
alternativas. En el Oriente Próximo, las misiones, impuesto y empleado en la ad­
identidades tribales claras son bien co­ ministración colonial (Vail, 1989), revivi­
nocidas entre los PASTORES NÓMADAS que do en las poblaciones mineras (Hannerz,
constituyen grupos móviles unificados y 1980) y arteramente manipulado en los
tienen una larga historia de interacción estados poscoloniales por empresarios ra­
con estados (Crone, 1986). Pero aun en cistas en pos del control del gobierno (E.
este caso predominan diferentes niveles Skinner, 1968). En América del Norte,
de integración en diversos contextos, y las tribus configuradas a lo largo de las
las identificaciones tribales van y vienen fronteras en expansión fueron segrega­
con el tiempo (Khazanov, 1984; Mat- das en reservas y seguidamente registra­
tmgly, 1992). En las tierras altas de Nue­ das y reguladas por la política guberna­
va Guinea, las tribus se configuraron de mental (Berkhofer, 1978). Dado que la
manera más laxa cuando las administra­ calificación como tribu oficial puede en­
ciones coloniales asignaron la condición trañar sustanciosos beneficios, la condi­
tribal al optar por reconocer un solo ni­ ción de tal puede ser discutida, y los de­
vel en una compleja jerarquía de colecti­ bates antropológicos acabar en litigio
vidades en cambio constante (Paula (Sturtevant, 1985). En la actualidad tie­
Brown, 1978; A. Strathern, 1992), ne lugar en la Amazonia y otros lugares
Esta formación de tribus es de hecho una nueva ola de tribalización al impulso
particularmente común en situaciones de las organizaciones no gubernamenta­
de contacto en las que los agentes de los les y otras agencias en pro de la forma­
estados en expansión capitalizan una ción de federaciones y cooperativas (M.
identidad en su esfuerzo por imponer Miller, 1995). La tribalización compara­
polis estables en zonas que quedan fuera da aparece hoy como un área rica y rele­
de su administración directa pero siguen vante de la investigación futura. RBF
influidas por su proximidad: la zona tri­ Otras lecturas Richard Adams, 1975;
bal (iL Ferguson y Whitehead, 1992b). Boehm, 1985; Eder, 1987; Gottivald,
Estas políticas, y la intensificación de 1979; Schapera, 1956.
conflictos* sirven para reforzar las divi­
siones sociales y minar la jefatura indí­ trueque Es la prestación económica
gena y los mecanismos de integración simultánea en la que un bien o servicio
existentes con miras a producir las tribus se intercambian directa y respectiva­
coloniales, más unidas pero menos com­ mente por otros sin que medie, ni siquie­
plejas, que pueblan la ETNOHISTORIA (N. ra conceptualmente, dinero alguno. El
Whitehead, 1992), aunque es verdad que trueque se distingue del intercambio de
los estados antiguos coexistían a menudo regalos porque no implica deuda alguna
en simbiosis con las tribus, sugiriendo en la relación: no se espera que los inter-
que tribu y estado pueden ser expresio­ vinientes se impliquen en otTo intercam­
nes simultáneas más que sucesivas de un bio así con los mismos de siempre, aun­
sistema dado (Moerman, 1968). que puede ocurrir. Se distingue del in­
El sistema mundial eurocéntrico en ex­ tercambio de bienes u objetos (en el
pansión destruyó o incorporó a la mayo­ MERCADO) por su incapacidad de estable­
cer un precio, dado que éste no puede maquinación de los hombres ambiciosos
existir sin recurso al dinero. En el true­ con miras a extender sus propios poblados
que no median objetos que permitan a expensas de otros propiciaba la ausencia
conceptualizar o expresar el valor res­ de grupos corporativos fijos. La respuesta
pectivo de los bienes o servicios inter­ de Tumer, detalladamente expuesta en
cambiados, de modo que no cabe proce­ Schism and contmuity (1957), la primera
der socialmente expreso de establecer el etnografía por la que fue conocido, fue
valor de lo intercambiado. hallar ordenamiento no en la estructura
La distribución espacial del trueque pa­ social, sino en las propias pugnas por el
rece universal, dándose tanto en las so­ poder, las repetidas escenas de querella
ciedades nómadas como en las más mo- doméstica que denominó «dramas socia­
netarizadas y sujetas al mercado. Sin les». Ofrece numerosos ejemplos, que
embargo no se tiene un conocimiento analiza mediante un esquema muy sim­
sistemático del trueque y es obvio que el ple: la ruptura de las normas sociales se
término se usa con una gran variedad de traduce en crisis; ésta lleva a una acción
acepciones, RHun reparadora de alguna clase, y por último
Otras lecturas Humphrey y Hugh-Jo- a la reintegración. La persistencia de un
nes, 1992a. modelo homeostático revela la influencia
subyacente del FUNCIONALISMO, pues in­
Turner, Víctor (1920-1985) Prolí- cluso cuando el resultado es el cisma, no
fico autor en las décadas de 1960 y 1970, hace sino reproducir la sociedad ndembu
desempeñó un papel muy relevante en el como Turner la conoció.
reavivamiento del interés por los estudios Tres cosas encauzaron a Turner al estudio
de RELIGIÓN comparada de la antropolo­ del RITUAL: (1) era la «acción reparadora»
gía de dicha época, así como en la confi­ más común; (2) su esquema sugería que
guración del enfoque que se ha dado en tres fases de un RITO DE PASO, según des­
llamar «ANTROPOLOGÍA SIMBÓLICA». cribe Arnold van Gennep, eran en gene­
Sin embargo, el primer libro de Tumer ral más aplicables al ritual; (3) a nivel
no versó sobre religión. Como muchos de más profundo, reparó en que la verdadera
sus pares formados en Inglaterra en la dé­ estabilidad de la vida ndembu no se en­
cada de 1940 por preceptores como A.R. contraba en absoluto en la organización
R a d c l i f f e -B r o w n y Meyer FORTES, en social, sino en ideas religiosas o filosóficas
un primer momento centró su interés en abstractas que se expresaban de forma óp­
la ORGANIZACIÓN SOCIAL^ que estudió sobre tima mediante el ritual. (Es interesante
todo entre los nderabu del noroeste de que fuera Max GLUCKMAN, director de la
Zambia (a la sazón Rodesia del Norte) tesis doctoral de Turner en la universidad
bajo los auspicios del Instituto Rhodes- de Manchester, el primero en sugerir que
Linvingstone. Pero a medida que sus tra­ los ndembu merecían un profundo estu­
bajos de campo progresaban descubrió dio en razón de la complejidad de sus ri­
que los poblados eran sumamente inesta­ tos, G-luckman mostró siempre más inte­
bles a causa de la oposición entre las nor­ rés en los ritos que otros funcionalistas.)
mas de descendencia matrilineal y de re­ En una serie de artículos y monografías
sidencia virilocal. El hombre deseaba (1961, 1962, 1968j 1975), Turner exami­
conservar consigo a su mujer e hijos, pero nó una serie de «cultos de aflicción»
también llevar a su casa a sus hermanas y ndembu, complejos ritos donde los recur­
los hijos de éstas, que eran sus herederos. sos espirituales de la comunidad eran
El DIVORCIO era frecuente, y la constante aplicados a la resolución de las los proble­
mas de los individuos. Así, elaboró técni­ y por último en la de Virginia, donde
cas para interpretar el simbolismo de lo murió en 1983. PM
ritual, que describe pormenorizadamente Véase también SANGRE, ANTROPOLOGÍA
en su libro de más éxito, The forest o f HUMANISTA, POESÍA.
symbols (1967). Estas técnicas fueron en­
seguida adoptadas por muchos estudiosos Tyior, Edward Burnett (1852-
y ejercieron una gran influencia en toda 1917) E.E. Tylor fue el responsable del
una generación de antropólogos. desarrollo de una teoría de la EVOLUCIÓN
Al propio tiempo, Turner fue más allá de social que sentó las bases del reconoci­
la etnografía africana en diferentes estu­ miento de la antropología como ciencia
dios sobre la noción de Van Gennep acer­ en el siglo XIX. La teoría, perñlada en su
ca de lo liminal. Donde van Gennep ha- Primitive culture (1871), en dos volúme­
bía visto transiciones peligrosas, Turner nes, delineó una idea de progreso según la
descubrió aspectos más positivos: una li­ cual las sociedades humanas evoluciona­
beración de las restricciones impuestas ban y prosperaban a lo largo del tiempo.
por los roles sociales prescritos. Llamó Tylor argumentó que todos los seres hu­
communitas al estado revigorizante e manos poseen el mismo potencial inte­
igualitario que podía inducir una limina- lectual. Rechazó la noción, común en su
lidad compartida, y las demostraciones tiempo, de que las sociedades primitivas
más convincentes al respecto se refieren a contemporáneas habían degenerado a
la peregrinación de los cristianos (1974; partir de un origen bíblico común. Como
esp, Turner y Turner, 1978). En The ri­ base para demostrar sus secuencias evo­
tual process (1969), la liminaüdad apare­ lutivas, Tylor empleó lo que dio en lla­
ce por doquier; en todas las modalidades mar «doctrina de supervivencias». Éstas
de fenómenos sociales y religiosos, en la no eran sino aspectos obsoletos o arcaicos
contracultura de los tiempos y en las ar­ de la cultura que se transmitían de un
tes. En las sociedades contemporáneas* estadio a otro de la evolución social. Fó­
dijo Turner, los individuos marginales siles culturales, podían proporcionar las
asumen una condición permanentemente claves del pasado y demostraban que los
hminal o liminoide. Todo esto parece estadios contemporáneos de la cultura
ahora anticuado y la propia vastedad de tenían que haber evolucionado a partir
la noción de liminalidad tuvo la desgra­ de otros anteriores.
ciada consecuencia de minar su poder ini­ El evolucionismo de Tylor difería del de
cial. No obstante, Turner se adelantó a su SPENCER y M ORGAN por concentrarse
época en su deseo de trascender la base más en tópicos humanistas como la evo­
etnográfica estricta. En sus años postreros lución de la RELIGIÓN, en particular del
se inclinó por la teoría de la representa­ ANIMISMO, y menos en la cultura mate­
ción, aunque siempre se sintió atraído por rial. Definió el animismo como la creen­
lo dramático; puede que, a la postre, dra­ cia en seres espirituales y argumentó
ma y ritual fueran para él sinónimos. que ésa y no otra era la base de todas las
Turner nació en Escocia en 1920. Des­ religiones, desarrollando al efecto una
pués de su paso por el Instituto Rhodes- elaborada secuencia evolutiva que com­
Livingstone (1950-1954) ocupó una cá­ prendía desde la multiplicidad de espíri­
tedra en Manchester hasta 1963. Sin tus hasta el monoteísmo.
embargo, vivió sus años más productivos Nacido en Londres en 1832 en el seno
en Estados Unidos, primero en la Uni­ de una familia de cuáqueros poseedora
versidad Cornell, luego en la de Chicago, de una floreciente fundición de latón,
Tylor no llegó a la antropología a través de si el cambio provenía de la DIFUSIÓN
de estudios formales. Fue enviado a Cu­ o de la invención y la evolución inde­
ba y México en 1856 para recomponer pendiente no era particularmente im ­
su maltrecha salud, y allí fue donde, en portante.
compañía de Henry Christy. un activo e La obra de Tylor fue reconocida en poco
inspirado anticuario, conoció por prime­ tiempo, aunque jamás había visitado una
ra vez la antropología por medio de las universidad y carecía de titulación acadé­
muy diferentes culturas coexistentes y mica. (Hasta finales del siglo XIX, los cuá­
de las pruebas arqueológicas de grandes queros eran excluidos de muchas institu­
civilizaciones pretéritas. Inspirado, en ciones británicas por razones religiosas.)
1861 escribió un libro sobre su viaje me­ Fue elegido miembro de la Royal Society
xicano e hizo su primera incursión en la en 1871, antes de cumplir treinta años, y
antropología con la publicación de Kese- recibió un título honorífico de Oxford en
arches into tke early history ofmankind 1875. De ahí que escribiera un popular li­
(1865), al que siguió su obra capital, bro de texto (Tylor, 1881) que fue básico
Prim itive culture (1871). A diferencia para el establecimiento de la Sección de
de muchos otros teóricos evolutivos, que Antropología de la Asociación Británica
dependían enteramente de lecturas para en 1884. Fue también hacia esa época
reunir pruebas, la experiencia de Tylor cuando entró en Oxford como miembro
en México le había proporcionado un de la facultad, impartió numerosas clases
conocimiento de primera mano de otras y conferencias y ejerció una gran influen­
culturas, y fue indudablemente esta ex­ cia en el desarrollo de la antropología co­
periencia la que fundamentó su insis­ mo disciplina académica, aunque ya no
tencia en que la mente humana operaba volvió a escribir ningún libro. Se retiró
de manera similar en condiciones seme­ como profesor emérito en 1907 y murió
jantes; de modo que para él la cuestión dos años más tarde. TB
ultimo genitura Regla de herencia
por la que el hijo más joven recibe la to­
talidad o la mayor parte del legado de su
padre o madre. MR
Véase también SUCESIÓN.

unidad psíquica de la humani­


dad Doctrina que postula que todos los
humanos comparten una estructura psi­
cológica subyacente, independientemen­
te de la RAZA o la CULTURA, En su forma
moderna tiene su origen en el proyecto
de E 3 . T Y L O R para determinar la base
de la EVOLUCIÓN cultural en las operacio­
nes intelectuales de los humanos en di­
ferentes planos culturales que el investí'
gador recupera medíante procesos men­
tales, La doctrina de la unidad psíquica
en una forma u otra, no obstante, es en
general una presunción subyacente en la
antropología cultural y social, MR
Otras lecturas Levy-Bruhl, 1926-

unidades domésticas Concebidas


como unidades económicas basadas en la
residencia común. Sus miembros están
integrados por la familia o grupo domés­
tico, que puede incluir a jornaleros y sir­
vientes de la casa. Aunque se usa des­
criptivamente en el campo de la e t n o ­
g r a f í a , el término encuentra aplicación

analítica en el estudio de la producción


CAMPESINA o minifundista.
La esfera doméstica en este sentido pro­
viene de tiempos feudales, donde cada
«posesión» de tierra se identificaba con
una casa y sus habitantes, estaba geográ­
ficamente fijada y tenía cierta perma­
nencia social. Era una unidad legal de
propiedad y representación política res­
ponsable del rendimiento de bienes y
servicios como pago y tributo a un señor
feudal. Considerado el SISTEMA DE MA­
TRIMONIO monógamo, el jefe de la uni­
dad doméstica era el representante for­
mal de la unidad ante niveles superiores
de la jerarquía social al igual que su rec­ Netting (1993), por ejemplo, expuso ca­
tor en el quehacer diario. tegóricamente en un exhaustivo análisis
Aunque la mayoría de las sociedades que los agricultores minifundistas en zo­
presentan grupos domésticos de alguna nas con gran densidad poblacional y que
clase, sólo algunas conservan vigente es­ usaban métodos de cultivo intensivo en
ta particular institución, Y es así porque, terrenos permanentes se organizan uni-
si bien todas las poblaciones humanas .versalmente en unidades de carácter do­
cuentan con viviendas, muchos grupos méstico, independientemente de la es­
que comparten un mismo techo no evo­ tructura social y política mayor. El nú­
can las cualidades asociadas con la idea cleo de la unidad es una familia de dos o
de «unidad doméstica». Las sociedades tres generaciones. El matrimonio puede
con estamentos compuestos de numero­ ser polígino, pero con un pequeño núme­
sas personas, los PASTORES NÓMADAS o los ro de coesposas. La tierra, el medio de
CAZADORES-RECOLECTORES pueden habi­ producción más importante, pertenece a
tar estructuras temporales o cambiar su esta unidad, cuyos miembros conservan
adscripción con demasiada rapidez. En y desarrollan su valor con miras a trans­
sentido más importante* en muchas so­ mitirlo a la generación siguiente. Los
ciedades con unidades poseedoras de tie­ componentes de la formación actúan co­
rras, éstas no constituyen organizaciones mo unidad concreta de producción y
cruciales en el aspecto político-jurídico, consumo, coordinando su trabajó a tra­
y la jefatura respectiva puede tener un vés de un complejo espectro de técnicas
carácter más religioso o ritual que gestor y tareas. Cuentan entre éstas la recolec­
en lo tocante a la producción y el consu­ ción anual, la conservación de la calidad
mo. Así es en particular en aquellas so­ de la tierra mediante su abono, el RIEGO,
ciedades polígamas donde cada esposa el aterraz amiento y el cercado. Aunque
posee sus propios medios económicos y esta definición no incluiría a todos los
cuida de sus propios hijos. De afrí que los pueblos tenidos por campesinos, com­
etnógrafos usen el término de forma va- prende a la mayoría de las formaciones
ga, de hacerlo en absoluto, y se refieran a rurales de China, Japón, Indonesia, la
estas formaciones con el nombre por el India, la Europa occidental histórica,
que localmente se las conoce. partes de América Central y enclaves de
No ha de sorprender, pues, que los antro­ Africa y las islas Filipinas. Y dado que
pólogos hayan prodigado sus esfuerzos este grupo comprende a una gran pro­
por dar con una aplicabilidad universal porción de la población humana, «uni­
del concepto de unidad doméstica (Gu- dad doméstica» sigue siendo un concep­
ter, 1981). Las razones para conservar el to útil, incluso si sólo rige para estos
término, originado en una visión anglo­ casos.
sajona más bien etnocéntrica, son dos. Los economistas, interesados en decisio­
En primer lugar conviene a sociedades nes acerca del consumo y participación
cuando cuadra con unidades reconocidas en el mercado laboral de los miembros
por sus propios componentes, y en estos de estas unidades domésticas, empeza­
casos es útil con fines de comparación. ron a desarrollar modelos relevantes a
En segundo lugar, los economistas han mediados de la década de 1960, basándo­
desarrollado modelos económicos forma­ se primariamente en ejemplos occiden­
les para dicbas unidades que los antropó­ tales (Becker, 1981). Muchos se centra­
logos gustan de ensayar en el plano ron enteramente en cómo las divisiones
transcultural. distributivas de trabajo, bienes y servi­
cios en el propío seno de la unidad do­ a la que caracteriza a una fábrica (véase
méstica podían incidir en el modelo glo­ CHAYANOV PENDIENTE DE).
bal económico de la demanda y la oferta Procede señalar que ambos teóricos asu­
a nivel de mercado. Para tratar un mo­ mieron o prescribieron una estructura
delo cuantitativo, Becker llegó hasta el mayor de las que estas unidades forma­
extremo de asumir que la unidad do­ ban parte, ninguna de ellas con carácter
méstica era como una fábrica en peque­ feudal. Becker analizaba el CAPITALISMO
ño, con capital, materias primas y mano industrial moderno, y Chayanov prescri­
de obra, además, naturalmente, de un bía un modo de vincular las industrias
gerente. Hacia la misma época, el traba­ rurales con las cooperativas campesinas
jo seminal llevado a cabo en los años en una estructura SOCIALISTA. Netting
1920-1950 por el economista ruso A.V. subrayó a su vez que la unidad domésti­
Chayanov (1966) fue al fin traducido al ca no ha de restringirse necesariamente
inglés y concitó el interés de los antropó­ al feudalismo ni a una estructura parti­
logos porque se centraba en los producto­ cular; su análisis puede aplicarse en so­
res rurales más que en los consumidores ciedades de estructura diferente, aunque
de la sociedad industrial. Chayanov ar­ los estudiosos siguen pensando que las
gumentó que las unidades domésticas unidades domésticas no son sino peque­
campesinas no valoraban sus recursos ñas porciones de SOCIEDADES COMPLEJAS
conforme al precio de mercado, sino por más grandes, por lo común caracteriza­
patrones dictados por su nivel de vida. das por un ordenamiento económico je­
En particular, el valor de la mano de rarquizado.
obra no podía calcularse como salario Los agroeconomistas han aplicado las te­
porque la cantidad de trabajo realizado orías de Becker y Chayanov a una gran
relativa al beneficio dependía del núme­ variedad de sociedades no occidentales,
ro de miembros pasivos de la unidad do­ que han examinado mediante el análisis
méstica a que debía subvenir. El cocien­ cuantitativo de las observaciones regis­
te entre productores y dependientes tradas. Los antropólogos han encontrado
cambiaba con el ciclo de desarrollo del interesantes estos estudios, pero limita­
grupo. El poder de recuperación de los dos por el supuesto básico de que todas
campesinos era fruto de su capacidad pa­ las unidades domésticas comparten la ca­
ra alterar continuamente el valor de su racterística de que tratan con el mundo
trabajo en respuesta a las condiciones exterior sobre todo a través del MERCADO
reinantes trabajando mucho más dura­ y de que su función es principalmente
mente y tolerando ingresos muy reduci­ utilitaria. La que se entiende base de la
dos por una jornada ardua cuando eran teoría de decisión a este nivel supone la
más las bocas que alimentar, al igual que existencia de un individuo único, a modo
se relajaban un poco si las necesidades se de cabeza de familia, representativo de
cubrían con más facilidad. A diferencia los valores y preferencias de todos los
de las unidades de producción industrial, miembros. Sin embargo, los antropólogos
las campesinas se proponen mantenerse observan que la mayoría de las unidades
«activas» por malas que sean las circuns­ domésticas no son propietarios autóno­
tancias, dado que su base se asienta en la mos en lo que se refiere a los recursos
familia. En suma, las cualidades de la existentes, sino que quedan englobadas
unidad doméstica en el aspecto producti­ en comunidades locales con instituciones
vo, dice Chayanov, observan una racio­ de producción y distribución externas,
nalidad que puede modelarse, pero ajena entre las que desempeñan un importante
papel el intercambio de mano de obra, el bre los méritos respectivos de la EVOLU­
INTERCAMBIO DE PRESENTES, la. cuota de CIÓN cultural y el DIFUSIONISMO, y de sus
cosecha y, a menudo, las onerosas obliga­ escuelas respectivas. La naturaleza y aun
ciones rituales para sufragar funciones la realidad de los universales siguen sien­
de la comunidad, como festivales. De ahí do puntos capitales de discusión en los de­
que los antropólogos nunca consideraran bates contemporáneos sobre cuestiones
que el análisis de una comunidad pudie­ como si la dominación masculina, por
ra simplificarse. El economista Udry ejemplo, se encuentra o no presente en
(1990) ha empezado a ilustrar este extre­ todas las culturas y por qué. MR
mo con ejemplos convincentes a la vez Otras lecturas D. Brown, 1991.
para los economistas y los antropólogos.
La existencia de una diferenciación in­ urbanismo Como fenómeno social
terna en la estructura de las unidades específico de la vida en la ciudad centró
domésticas ha sido el caballo de batalla la atención de los estudios de ciencia so­
de los feministas, quienes sugieren que cial a principios del siglo XX basándose
el resultado de las decisiones domésticas inicialmente en la detallada informa­
es fruto de la pugna entre hombres y ción etnográfica reunida acerca de Chi­
mujeres por definir las condiciones res­ cago. Los sociólogos y antropólogos de la
pectivas de implicación económica ba­ Universidad desarrollaron una teoría
sándose en sus diferentes posiciones de del urbanismo como tipo distintivo de
poder y función en el proceso del trabajo vida social. En un ensayo clásico, Louis
(D. Dwyer y Bruce, 1988). Valiéndose de Wirth (1958) propuso que condiciones
un modelo de tanteos (o colectivo) desta­ ecológicas de tamaño, densidad, perma­
can los procesos intradomésticos distin­ nencia y heterogeneidad social creaban
tos del modelo unitario de Becker y Cha- un mundo de relaciones sociales imper­
yanov. Estos modelos permiten incorpo­ sonales, superficiales, transitorias y seg­
rar la variable GÉNERO y el análisis de mentadas. Liberados de los lazos prima­
«dotes» o bienes y capacidades diferen­ rios de la familia y del vecindario, los
tes subyacentes a la actividad económica urbanitas vivían vidas fragmentadas en
y al poder social de la persona en el seno las que desempeñaban una variedad de
de la unidad doméstica. roles en mundos sociales muy distancia­
Estas posiciones teóricas han generado dos y segmentados. El orden social era
un vivo debate entre sus proponentes mantenido por instituciones formales
respectivos. Los antropólogos se inclinan más que por sanciones sociales informa­
por los análisis de instituciones y géne­ les y, en comparación con las comunida­
ros, por una parte, y por el estudio histó­ des rurales, los lazos familiares y de ve­
rico de la AGRICULTURA, por la otra, cindad se atrofiaban.
mientras que es limitado el uso de mo­ Esta teoría del urbanismo ofrecía un cua­
delos domésticos formales de toma de dro muy oscuro de la vida en la ciudad.
decisiones. JIG Describía a los urbanitas como ajenos con
frecuencia a toda norma: exentos de todo
U n iv e r s a le s Características presentes vínculo con un código moral. En ausencia
en todas las culturas. El lenguaje, por de consenso comunitario sobre un orden
ejemplo, es un universal; la escritura, no. normativo, predominaba la desorganiza­
La existencia o inexistencia de universa­ ción social, marcada por el crimen, la co­
les y su especificación fueron importantes rrupción, la desintegración de la persona­
en los primeros debates antropológicos so­ lidad, el suicidio y los movimientos de
masas. Wirtli denominó a esta condición tes de estrecha amistad, parentesco y aso­
«anomia».—vacío social—, citando al efec­ ciación voluntaria. En estos asentamien­
to el uso que hiciera DURKHEIM de este tos estables, a menudo étnicamente ho­
concepto para comprender la desorgani­ mogéneos, las relaciones son duraderas y
zación social en la sociedad tecnológica. personales, y el orden social es generado
La anomía se producía por la desintegra­ por lazos de parentesco y vecindad (H.
ción sufrida por la conciencia colectiva a Gans, 1962; Hatmerz, 1969). Incluso en
causa de la creciente heterogeneidad y di­ vecindarios multiétnicos es comente que
visión del trabajo (Harinera, 1980). Esta los residentes creen comunidades muy
teoría se basaba en la formulada por Sim- unidas vinculándose con otras de extrac­
mel (1950) acerca del desconocido o fo­ ción similar. Si el mundo parece lleno de
rastero, en el análisis de Park (1928) so­ desconocidos o forasteros es porque ha si­
bre el hombre marginal, y en dos dece­ do creado así: las mismas fronteras socia­
nios de investigación etnográfica en los les que sirven para unir a los miembros
barrios de Chicago durante los tumultuo­ de un grupo étnico separan a los vecinos
sos años de las décadas de 1920 y 1930 en de origen distinto (Merry, 1981).
torno a las cuadrillas de maleantes, los sa­ Las razones de esa diferencia en las per­
lones de baile de pago, los vagabundos, las cepciones de la vida urbana se basan en
elites y vecindarios étnicos. Este urbanis­ parte en quiénes son objeto de estudio y
mo como modo de vida era el vivo retrato en cómo se definen las comunidades. Los
de Chicago. estudios que documentan la desorganiza­
Esta teoría ha sido criticada por su ten­ ción urbana examinan a menudo las vidas
dencia a asimilar el urbanismo a las con­ de los emigrantes en posiciones económi­
diciones reinantes en las grandes ciuda­ cas marginales, como ocurre en la obra de
des occidentales. Los críticos observaron Oscar Lewis (1966) en torno a la CULTURA
que estos modelos sociales no son genera­ DE LA POBREZA en Estados Unidos y en
lizabas a todas las urbes. En un precursor América Latina, si bien algunos estudios
estudio sobre la ciudad preindustrial, por revelan formas de ordenamiento incluso
ejemplo, Sjoberg (1960) sostuvo que en dentro de las poblaciones urbanas margi­
estos asentamientos el orden social se ba­ nales, como los movimientos asistencíales
saba en jerarquías de posición social, per­ de madres afroamericanas (Stack, 1974).
sistencia de los vínculos de parentesco y Dado su enfoque en comunidades territo-
especialización en el trabajo. No presen- rialmente definidas, muchos investigado­
taban, pues, las cualidades de anomia y res desestimaron la importancia de las re­
desorden descritas por Wirth. Los estu­ des sociales dispersas mediante las cuales
dios realizados en ciudades de Tombuctú los urbanitas se vinculan en un tejido so­
(Miner, 1953) y yoruba (Krapf-Askaxi, cial permanente (Liebow, 1967; Jacobson,
1969; Bascom, 1959) describían asenta­ 1973). Los estudios que destacan el orden
mientos grandes, densos y permanentes social de la vida urbana examinan con
organizados en torno a uniones de paren­ frecuencia la forma y el contenido de esas
tesco y gremiales que no se caracteriza­ redes sociales como método para cartogra-
ban por desorganización social y anomia. fiar los límites de lo social urbano (Boisse-
Por otro lado, los estudiosos de la ANTRO­ vain, 1974-). También han sido objeto de
POLOGÍA URBANA han criticado la noción gran atención las asociaciones voluntarias
de Wirth sobre el urbanismo por su falta como los grupos religiosos, las organiza­
de atención a los enclaves intrauxbanos ciones políticas y las recreativas, las de ca­
caracterizados por relaciones permanen­ rácter étnico y otras instituciones median­
te las cuales los urbanitas generan su or­ Más recientemente, el centro de interés
den social. en el estudio de las ciudades se ha des­
Sin embargo, la cuestión de la sociología plazado de cómo estos modelos de denso
del desconocido sigue representando un asentamiento configuran la vida social a
importante problema en el análisis de la la consideración de las relaciones socia.~
vida urbana, aun cuando la medida en les e instituciones propias de las ciuda­
que la vida, urbana implica interacciones des. A l propio tiempo, éstas se entienden
entre extraños varía considerablemente cada vez más como parte de un sistema
entre ciudades (Ricjard Fox, 1977). La económico y cultural global que propicia
idea de que una ciudad promueve inte­ asi la atención a sus importantes nexos
racciones sociales con forasteros y que la con el entorno geográfico y con otras
omnipresencia de estas interacciones ciudades. La ciudad ha pasado a ser el
compromete el mantenimiento del con­ contexto, más que el enfoque, de la in­
trol social socava la creación de confian­ vestigación urbana. SEM
za y la predictibilidad de la vida social, y Véase también SOCIEDADES INDUSTRIALES.
fomenta el crimen y la anomia} sigue Otras lecturas J. Abu-Lughod y Hay,
siendo un aspecto relevante de la teoría 1977; Gmelch y Zenner, 1995; Portes y
del urbanismo. Stepick, 1995; Suttles, 1968.
v e n g a n z a Actividad homicida cultu-
xalmente establecida (llamada a veces
vendetta) que implica la aplicación recí­
proca de VIOLENCIA entre grupos rivales.
Es sobre todo propia de sociedades de
BANDAS y TRIBUS que carecen de una au­
toridad central que impida la represalia
letal consiguiente al HOMICIDIO. La ven­
ganza diñere del duelo en que éste im­
plica a individuos, no a grupos; y diñere
de las razias o batidas en que éstas tienen
por objetivo la obtención de recursos;
otro tanto ocurre frente a la GUERRA por­
que ésta implica batallas a gran escala.
La venganza está sometida a determina­
das reglas, y las muertes que pueda pro­
vocar se asocian con la redención del HO­
NOR; también sirve para poner de mani­
fiesto que los grupos agraviados no se
someterán a nuevas agresiones. El quid
de la cuestión reside en la represalia cui­
dadosamente dosificada, con balance de
actuaciones de modo que llegado el mo­
mento pueda pagarse «dinero de san­
gre».
Esta figura no es universal ni exclusiva­
mente propia de las sociedades de pe­
queña escala carentes de un control so­
cial centralizado, pero se encuentra en
todos los continentes y, por su carácter
ritual, limita la represalia a uno o unos
pocos homicidios cada vez. Básicamente,
la parte que menos puntúa en ese juego
dramático es la «ofensiva», y cuando la
resolución del conflicto parece posible
(por voluntad de ambas partes), su logro
procede mediante compensación mate­
rial de la parte con más puntos. Esta lid
es propia de bandas, clanes de la tribu, y
también se da en las comunidades CAM­
PESINAS, y hasta en partidas callejeras,
pero está indefectiblemente prohibida
en una misma familia o clan, pues su ob­
jeto explícito es equilibrar el haber entre
grupos. Algunos expertos (Black-Mi-
chaudj 1975) tratan de modo diferente
los actos aislados de venganza que auto­ Tanto la estructura social como las re­
máticamente ponen fin a la cadena de glas de residencia son importantes en es­
violencia, a diferencia de la venganza es­ tas situaciones de venganza instituida,
tablecida, que puede durar años, dece­ ya que las comunidades matrilineales y
nios o siglos hasta que se alcanza la paz. matrilocales suelen ser menos proclives
Las primeras explicaciones antropológi­ a ellas. Un estudio intercultural realiza­
cas de la venganza consideraron la ORGA­ do por Furer-Haimendorf et áL (Í960)
NIZACIÓN SOCIAL: como sistema autóno­ demostró que los grupos de poder frater­
mo, se pensó que la acción vengativa nales (clanes vinculados por línea mas­
tenía algunas funciones positivas im ­ culina que viven en un mismo lugar)
portantes. El clásico análisis de E y a n s - presentan niveles más altos de violencia
PK ITC H AR D (1 9 4 0 ) acerca de los nuer de mutua que otros tipos de agrupamiento.
África sugiere que, en ausencia de un Este modelo fue pormenorizado por Ot-
gobierno formal, la venganza instituida terbein y Otterbein (1965), quienes apli­
funciona a modo de implícito dispositivo caron un enfoque similar para poner de
de regulación social: las gentes suelen manifiesto la marcada asociación de los
abstenerse de matar por la previsible re­ actos de venganza con los «grupos de in­
presalia consiguiente. Sugirió asimismo terés fraternos» y la ausencia concomi­
que la violencia (próxima al hogar) se tante de control central.
contenía mediante venganza potencial. Los especialistas difieren en cuestiones
Boehm (1 9 8 4 ) ha sumado un componen­ de definición de la figura. Black-Mi-
te intencional a estos análisis funciona­ chaud, trabajando con sociedades del
les para sugerir que en las sociedades Oriente Medio en general, y E. Peters
que acogen semejantes actos de vengan­ (1967), con beduinos y coaliciones, han
za sus componentes limitan la violencia afirmado que la venganza es intermina­
próxima a su residencia estableciendo ble porque los esfuerzos de pacificación a
reglas que impiden la guerra total entre menudo fracasan y reaparece la violen­
los clanes y que deliberadamente man­ cia vengativa porque persiste la competi­
tienen instituciones de pago de dinero ción económica. Sin embargo, otros han
de sangre por la función que le es acor­ señalado que cuanto más próximo al ho­
dada. Así, una institución violenta puede gar se encuentra el foco del conflicto,
entenderse no sólo como resolutoria de tanto más rápida y permanente es su so- -
conflictos mediante «autoasistencia» lución. Mientras que Peters demostró
agresiva, sino que además contiene ele­ que entre los grupos beduinos en compe­
mentos de deliberado control social. La tencia por recursos las venganzas son co­
compensación material, que en ocasio­ rrientes, la teoría es de difícil generali­
nes incluye la concertación de matrimo­ zación: por ejemplo, entre los jíbaros ca­
nios, para pacificar situaciones amenaza­ zadores de cabezas del Ecuador, esta
doras es muy común y también estuvo práctica es endémica, pero no guarda re­
muy extendida en la Europa medieval. lación alguna con la competencia por re-
Esta invención cultural del pago de di­ cursos escasos, que no lo son, sino con la
nero por SANGRE sugiere que los sistemas posición de los hombres, siempre subor­
de venganza se asocian en todo lugar con dinada entre los perdedores.
los mismos objetivos: limitar y «gestio­ El homicidio por venganza es corriente
nar» la violencia vengativa, de todo pun­ entre RECOLECTORES como los bosquima-
to predecible en ausencia de control por nos, los esquimales y los aborígenes aus~
un gobierno central. tralianos. Diríase, pues, que tiene sus ra-
ices en la prehistoria, pese a la incerti- lisiones automovilísticas, etc.), pues,
dumbre de los antropólogos en lo que se aunque implican fuerza y resultados no­
refiere a la guerra. «Aspectos naturales» civos, carecen de autoría humana o de
varios de la venganza han sido explora­ intención lesiva. Más problemático es
dos por Chagnon (Í988), quien con el que esta definición excluya también a
concurso de excelentes datos cuantitati­ las inequidades sociales, políticas y eco­
vos referentes a los yanomamo evaluó nómicas que, aun siendo deliberada­
los efectos adaptativos individuales de mente creadas o mantenidas, no dan por
los actos de venganza, y por Boehm, que resultado el daño corporal ni lo tienen
los relacionó con la naturaleza humana y como objetivo motivacional primario.
de los primates, al igual que por Daly y Incluso esta reducción restrictiva en­
Wilson (1988b), que examinaron el pa­ cuentra oposición desde una perspectiva
pel y la función de la venganza en una antropológica: las nociones locales de
gran variedad de contextos sociales y fuerza y daño corporal son muy variables
biológicos- y no siempre consonantes con las catego­
Véase también SOCIEDADES IGUALITARIAS, rías científicas occidentales. Las prácticas
ANTROPOLOGÍA LEGAL, ANTROPOLOGÍA PO­ de BRUJERÍA, por ejemplo, no implican
LÍTICA. los mecanismos de fuerza física recono­
Otras lecturas Boehm, 1989 [analiza la cidos por la ciencia, pero sus practican­
naturaleza humana al hilo de su ambi­ tes (y víctimas) las consideran capaces
valencia frente al homicidio por vengan­ de causar daños físicos a su objetivo. El
za]; Chagnon, 1992 [detallada descrip­ envolver los pies de las muchachas de la
ción de los guerreros de las tribus sura- China tradicional se caracterizarían co­
mericanas cnyo sistema de venganza sólo mo físicamente nocivas por parte de la
implica instituciones resolutorias de medicina occidental, pero no las conside­
conflictos menores]; Ferguson y Farrag- raban así los seguidores de esta costum­
her, 1988 [esta bibliografía presenta va­ bre, al menos los masculinos. Esta cualifi-
rias docenas de fuentes ilustrativas del cación relativa a las diferencias de GÉNE­
concepto; véase sección 12]; Hasluck, RO implica que las nociones de violencia
1954 [fascinante e insólito código oral de pueden no ser uniformes incluso en una
prácticas vengativas en una sociedad tri­ cultura concreta, y que la legitimidad es
bal de los Balcanes]; Meggitt, 1977 [muy un elemento crucial a la hora de recono­
detallada descripción de violencia inter- cer qué es violencia y qué no; Biches
grupal de baja letalidad en las tierras al­ (1986a) sugirió que la constante en todas
tas de Nueva Guinea, incluidas las las designaciones de violencia es que el
«grandes peleas»]; Turney-High, 194-9 acto así calificado se considera una apli­
[analiza la psicología de la venganza]. cación ilegítima de la fuerza física. Así,
un ejecutivo empresarial considerará
violencia Uso intencionado de la violencia las acciones emprendidas por
fuerza para causar daño corporal. Tam­ los trabajadores que produzcan lesiones
bién hace referencia a la totalidad de ac­ corporales o daños a la propiedad, mien­
tos de esta naturaleza en el seno de una tras que no lo será la supresión de dichos
colectividad social o a una situación en actos, asimismo mediante uso de la fuer­
la que prevalecen. Con esta definición se za, por parte del estado; la muerte de un
excluyen los sucesos naturales (terremo­ ciudadano es violencia, su ejecución por
tos, inundaciones, etc.) y los accidentes el estado, no. A medida que la violencia
de la tecnología humana (incendios, co­ masculina contra la mujer y el castigo fí­
sico severo de los niños han venido sien­ harto común tanto intragrupos como in-
do cada vez mas (aunque en modo algu­ tergrupos y puede nacer de la lucha por
no de manera universal) considerados los recursos, típicamente tierra o anima­
moralmente ilegítimos, también su con- les, o de estrategias para alcanzar el po­
ceptualización como forma de violencia der político (Knauft, 1991).
se ha hecho común. El estudio de Otterbein (1994) sobre las
La mayoría de los trabajos sobre la ETO~ causas de la violencia grupal indica que
LOGIA de la violencia no han atendido a la presencia de grupos de interés frater­
los conceptos nativos de la violencia, sino nos, es decir, el colectivo corresidente de
a las relaciones sociales, políticas y eco­ hombres emparentados, es tan impor­
nómicas que rigen su aparición. En estos tante como el nivel general de compleji-
trabajos, la definición de violencia, a dad social y política. Entre las sociedades
menudo sólo implícita, se corresponde carentes de autoridad política central, la
con la inflicción con intención malévola VENGANZA interna y la violencia intergu-
de daños corporales del tipo reconocido pos suelen darse cuando las pautas mari­
pox la ciencia biomédica. La violencia en tales producen agregaciones localizadas
la esfera privada, especialmente de los de parientes masculinos* El rol causal de
hombres contra las mujeres* tiene a ser estos grupos es menos directo en socie­
subestimada frente a la preocupación dades con centralización política, es de­
por la violencia fuera del hogar, como cir, donde una autoridad política preside
demuestra igualmente la investigación varias comunidades.
dedicada a la violencia en las sociedades El análisis de Marc Ross (19S6) de los
industriales. conflictos violentos entre grupos en no­
Esta literatura permite exponer algxmas venta colectivos no empresariales puso de
generalizaciones. En las sociedades sim­ manifiesto igualmente la presencia de
ples, esto es, las que carecen de jerarquí­ grupos fraternas de interés como deter­
as de autoridad política y de marcadas minante destacado de la violencia, aun­
disparidades de bienestar material, la que también identificó como predictores
AGRESIÓN manifiesta es mucho menos de violencia desterminados modos de
común que en las más complejas. Sin crianza de los hijos, que presumiblemen­
embargo, dado que en las primeras están te engendran disposiciones psicológicas
menos establecidos los modos formales vitalicias* La socialización forzada y sin
de resolver los conflictos y aplicar los fa­ mediación de afecto aparece asimismo
llos resultantes de su valoración contras­ estrechamente vinculada con la violen­
tada, es muy probable que la animosidad cia, siendo las variables socioestructura-
que pueda sobrepasar los límites del de­ les, en especial los nexos cruzados, el gra­
coro cotidiano escale hasta el HOMICIDIO, do de endogamia local y la prominencia
circunstancia que eleva la frecuencia de de grupos fraternos de interés, los deter­
homicidios al nivel que arrojan las na­ minantes pricipales de si la hostilidad
ciones industrializadas más violentas. La ocurre generalmente dentro de las comu­
mayoría de los incidentes causales sur­ nidades o entre ellas. JW
gen de celos sexuales o de violaciones de Véase también AGRESIÓN, ANTROPOLOGÍA
las normas de reciprocidad. Los conflic­ LEGAL, SOCIALIZACIÓN, GUERRA.
tos armados entre grupos de este nivel Otras lecturas Paula Brown y Schusier,
de complejidad política son raros. En' los 1986; M. Foster y Rubistein, 1986; Hee-
grupos políticamente estratificados, por las, 1982; Riches, 1986b.
el contrario, la agresión manifiesta es
visión del mundo Conjunta de cre­ mante^) como un diálogo cuya autoría
encias culturales y psicológicas comparti­ debía considerarse fruto de un esfuerzo
das por los miembros de una cultura en de colaboración. Con este enfoque, la re­
particular; el término fue tomado del presentación cultural se entiende como
alemán ffleltanschauung. Es un concepto una construcción negociada y el trabajo
que deriva en parte de la HIPÓTESIS DE etnográfico debe revelar asimismo cómo
WHORP, que postulaba que las formas se ha producido. Retrospectivamente, tal
lingüísticas habituales conferían estruc­ vez, estos antropólogos y otros hallaron
tura al pensamiento y así, como señaló su inspiración en la obra del critico lite­
Edward SAPIR (1939a, p. 210) «los mun­ rario ruso M.M. Bakhtin (1981), quien
dos en que viven las diferentes socieda­ se explayó contra lo que llamó la visión
des son distintos, no meramente el mis­ «monológica» de la lengua promulgada
mo con diferentes etiquetas». El término por las teorías literarias formalistas y
cayó en desuso o fue reemplazado por estructuralistas, y en la de Volosinov
«ideología» cuando los antropólogos se (1973), quien desarrolló con más detalle
dieron cuenta de que no todos los miem­ un modelo «dialógico» de la lengua.
bros de una sociedad dada compartían los Se han suscitado dudas, no obstante,
mismos valores culturales y puntos de acerca de la posibilidad de que el sujeto
vista, y que la creación y oposición a sis­ dominado tenga alguna vez «vo z» en el
temas de creencia culturales jamás eran proyecto de representación cultural, por
estáticos (H ill y Marnüieim, 1992). TB muy políticamente autocrítico que sea el
etnógrafo. Gayatri Chakravorty Spivak
VOZ El concepto de «voz» surgió en res­ (1988), por ejemplo, llegó a la conclu­
puesta a una critica a la representación sión que «e l subalterno no puede ha­
antropológica que se inició en la década blar» porque la dinámica de poder entre
de 1970 en el sentido de que rara vez es el antropólogo y el informante rara vez
oído el informante dado que el antropólo­ es igualitaria, y la violencia de la repre­
go ocupa su lugar a la hora de representar sentación puede ser ineludible. Con ello
lo que otros piensan y sienten. Esta cir­ queda abierta la cuestión de si la etno­
cunstancia ha sido denominada a veces grafía realizada por «otros» puede ser
«violencia» de la representación. Las fe­ más «auténtica». Este postulado está
ministas, por ejemplo, acusan de que la cuajado de problemas epistemológicos
mujer «no habla» en las descripciones an­ basados en supuestos sobre la experien­
tropológicas tradicionales de las culturas, cia que Derrida (1976, p. 98) denunció
y que la ausencia de su postura o punto de como «logo céntricos» al hablar de «voz»
vista destaca el problema de la diferencia. como concepto de «autopresencia» en la
A partir de 1980, con el propósito de re­ metafísica occidental y, por tanto, inde­
parar este problema de diferencia y voz fendible como algo original. SC
en la antropología tradicional, surgió la Véase también ANTROPOLOGÍA CRÍTICA,
llamada antropología dialógica. Antro­ ETNOGRAFÍA Y ETNOLOGÍA, ANTROPOLOGÍA
pólogos como Kevin Dwyer (1982) y FEMINISTA, ANTROPOLOGÍA LITERARIA,
Dennis Tedlock (1983) contemplaron es­ POSMODERNISMO, ESTRUCTURALISMO.
te encuentro entre antropólogo e infor­ Otras lecturas Joan Scott, 1993.
Weber, Max (1864-1920) Max
Weber es probablemente la figura más
destacada de la historia de la sociología.
Transcurridos tres cuartos de siglo desde
su muerte, raro es el año que, en cual­
quier parte del mundo, no se publique
algún comentario sobre su. obra. Su Ale^
mania natal fue algo lenta en reconocer
su genio, pero en la actualidad lo consi­
dera un verdadero genio nacional. Su
obra está siendo reeditada con sumo cui­
dado y presentada como sólo suele ocu­
rrir con genios literarios o filosóficos co­
mo Kant o Goethe.
Tanto el padre como la madre de Weber
pertenecían a una familia de clase alta:
el padre, un típico político burgués ale­
mán que sirvió en la legislatura prusiana
y en el Parlamento nacional. La madre
de Weber, por su parte, era una persona
muy religiosa con fuertes creencias cal­
vinistas.
Weber creció en un hogar cuyos salones
eran frecuentemente visitados por la eli-
te política e intelectual de Berlín, pero la
incompatibilidad de sus padres no debió
de ser ajena a los trastornos psíquicos
que le acompañaron a lo largo de su ca­
rrera.
Weber permaneció en casa de sus padres
durante muchos años mientras cursaba
estudios de derecho y se especializaba en
historia y economía en la Universidad de
Berlín. Pronto reconocido como uno de
los más brillantes académicos de su. ge­
neración, su tesis doctoral sobre La his­
toria de las sociedades comerciales en la
Edad Media (1889) y posdoctoral sobre
Historia de la Roma agraria (1891) no
parecen ciertamente obra de principian­
te, sino de erudito maduro. De ahí que
pese a la rigidez del sistema universita­
rio alemán le fuera ofrecida una cátedra
de económicas en la renombrada Uni­
versidad de Friburgo a la edad de treinta
años.
Tras una corta estancia en Friburgo, W e­ seguir un camino distinto del recorrido
ber pasó a la famosa Universidad de por las ciencias naturales y en que, aun­
Heidelberg, donde desarrolló el resto de que como éstas tratando de establecer re­
su carrera académica. Esta pareció llegar laciones causales, debían aproximarse a
a su fin en 1897 al sufrir una crisis de ia su objeto de estudio a través del Verstehen
que no se recuperó en cinco años. Lo hi­ o comprensión de los motivos que mue­
zo, casi milagrosamente, e inició el perí­ ven a los actores humanos. Más que limi­
odo más productivo de su vida, que duró tarse al conocimiento externo, las ciencias
hasta 1920, año en que murió de la epi­ humanas podían proceder mediante reex-
demia de gripe que hizo estragos en Eu­ perimentación del significado de las ac­
ropa. Falleció en Munich, donde había ciones históricas y contemporáneas y de
venido prodigando conferencias y había la actitud de sus autores. En términos ge­
publicado sus dos escritos gemelos Scien­ nerales, Weber trató de tender puentes
ce as a vocation (1946) y Polines as a vo- entre la tradición idealista alemana y el
cation (1965), que se cuentan entre sus positivismo de gran parte del pensamien­
más impresionantes ensayos. to francés e inglés subrayando que el
Entre las principales obras de Weber im­ Verstehen debiera ser sólo el primer paso
portantes T'he Protestant ethic and the en un proceso de imputación causal. Ante
spirit o f capitalism (1950). Su principal la pugna perenne entre los enfoques idio-
tesis es que las orientaciones religiosas cráticos y nomotéticos de los datos de la
calvinistas y poscalvinistas crearon el historia, humana, trató de defender una
clima espiritual que influyó decisiva­ posición intermedia y señaló que estas
mente en la. emergencia del CAPITALISMO distinciones dependían de los intereses
tras las descomposición del mundo me­ cognitivos del investigador más que de di­
dieval* Los debates y controversias susci­ ferencias fundamentadas o de la cuestión
tados se sucedieron durante años. Otros abordada..
estudios paralelos, en particular Ancient En su esfuerzo por escapar a la tendencia
Judaism (1952) y The religión o f China individualizad ora y particularista de la
(1951), son menos conocidos, pero de tradición idealista alemana, Weber pos­
igual importancia. Economy and society tuló la noción de «tipo ideal» como cons-
(1968), en el que trabajó durante los úl­ tructo útil al investigador como patrón
timos años de su vida y que consideraba de medida en sus estudios comparados
su obra maestra, quedó inconcluso, pero para discernir similaridades y diferen­
ha sido el fundamento de la obra desa­ cias entre fenómenos que requieren ex­
rrollada por un gran número de sus he­ plicación.
rederos académicos. Los volúmenes que La insistencia de Weber en el valor o la
recogen sus ensayos, en especial el dedi­ neutralidad ética ha suscitado enorme
cado a la metodología de las ciencias so- controversia y desconcierto, más que
cíales (Weber, 1949a), han influido deci­ cualquier otro de sus escritos. En esencia,
sivamente en el tratamiento dado desde Weber argumentó que el cientídico social
entonces al tema. elige necesariamente los problemas en
No podemos extendernos aquí, por falta función de su escala personal de valores.
de espacio, sobre otros puntos notables de Es inevitable un elemento de valor, por
la omnívora erudición de Weber, quien, tanto, al tratar de cuestiones humanas
como Dilthey y los filósofos neofcantianos más que de fenómenos naturales, pero
como Bickert puso gran énfasis en que el que una declaración sea verdadera o fal­
historiador y el científico social debían sa es lógicamente distinto de su impor­
tancia con respecto a los valores sustenta- evolución, en particular por su modelo
dos por quien la emite. Los protocolos que relacionaba el uso de la energía con
probatorios son independientes de estos la complejidad social (White, 1945). A l
valores. Además, se entiende que la neu­ mismo tiempo desarrolló una intensa
tralidad ética libera al estudioso de toda campaña en favor de una teoría del de-
obligación para con quienes fírianfian o terminismo cultural a la que dio el nom­
patrocinan su trabajo. Se paga al músico, bre de «culturología» (White, 1940).
pero no debe elegirse la música. La parte White nació en Colorado en 1900. De
que financia o sustenta la labor investi­ vuelta de su servicio en la Armada en la
gadora posee necesariamente su propia primera guerra mundial, obtuvo su li­
escala privada de valores, que debe dejar cenciatura y magisterio en Letras por la
de lado en su trato con la parte que lleva Universidad de Columbia. Puede que
a cabo el trabajo. sorprenda que jamás recibiera clases de
Puesto a contemplar su mundo contem­ Boas, que dominada la antropología en
poráneo y su desarrollo probable, Weber Nueva York en aquel tiempo, aunque es
se reveló más bien pesimista. A diferen­ cierto que conocía sus teorías por los cur­
cia de sus contemporáneos, que en su sos que recibió en la New School of So­
mayoría seguían fervientemente adheri­ cial Research. En 1925 se trasladó a la
dos a un optimista progreso evolutivo, Universidad de Chicago para estudiar
Weber pensaba que el futuro seria una sociología, pero pronto se dio cuenta de
«jaula de hierro» más que una tierra la atracción que ejercía en él la antro­
pródiga en leche y miel. Las tendencias pología. En 1927 completó su tesis so­
en favor de la, racionalización y la buro- bre trabajos de campo realizados entre
cratización que habían marcado al mun­ los indios pueblo del suroeste de Esta­
do posmedieval con toda probabilidad dos Unidos, investigaciones que ya no
iban a continuar. La desaparición de re­ abandonaría en toda su carrera y que en
ferentes religiosos y morales había lleva­ su día le llevaron a publicar varias mo­
do a un «desencanto» general en el pai­ nografías sobre los diferentes grupos
saje moral que se apuntaba y que iba a pueblo.
prevalecer. Cabía una vaga esperanza de Hasta que obtuvo un puesto en la Uni­
que algún futuro héroe carismático (m i­ versidad de Buffalo (1927-1950) White
lagroso) lograra detener la caída a un in­ no desarrolló la pasión teórica que se
fierno humano similar al egipcio de la convertiría en guía absoluta de su vida:
antigüedad, pero no era probable. El ra­ refLotar la teoría evolutiva. La disciplina
zonamiento calculador más que el calor característica de la antropología del siglo
humano serían sin duda los aspectos do­ XIX, la evolución social, y en particular el
minantes del mundo venidero. LC trabajo de Louis Henry M o r g a n , habían
Véase también SOCIOLOGÍA, RELIGIÓN. sido desestimados por especulativos e
Otras lecturas Gerth y Mills, 1946. inanes por Franz Boas y sus discípulos,
primeros defensores de la idea de que las
White, Leslie A . (1900-1975) culturas eran únicas y no podían ser
Lesiie White fue un paladín de la EVOLU­ comparadas (véase PARTICULARISMO HIS­
CIÓN social en un momento en que había TÓRICO). A l vivir en el solar de origen de
prácticamente desaparecido de la antro­ Morgan al norte del estado de Nueva
pología a raíz de su rechazo por Franz York White se sintió inspirado a em­
Boas y sus discípulos. Es más conocido prender el estudio de la obra de aquél.
por su estricto enfoque materialista de la Impresionado por el modelo descubierto
y por la lógica que entrañaba, White de­
cidió que cualesquiera que fueran los
problemas inherentes a la teoría evoluti­
va, ésta no podía ser desechada sin más.
Empezó a estudiar la obra de T y l o r y
SPENCER y en 1929 visitó la Unión Sovié­
tica, donde tuvo cabal conocimiento de
los trabajos de Marx y Engels.
"White se dispuso revivir la tradición evo­
lutiva en la antropología cuando llegó a la
Universidad de Michigan en 1930, donde
enseñaría durante los cuarenta años si­
guientes. Educador popular y de enorme
impacto, provocó a menudo grandes con­
troversias al predecir el colapso del capi­
talismo, divulgando postulados a favor
del ateísmo y atacando la antropología
boasiana en cuanto tenia ocasión. Sin em­
bargo, como catedrático del Departamen­
to de Antropología desde 1932 a 1957, fue
igualmente básico en la creación del que
sería el más famoso curso de antropología
del país (Caxniero, 1981b).
El apoyo de White a la teoría evolutiva no
fue bien recibido hasta el final de su ca­
rrera, en parte porque puso la mira de sus
invectivas en Boas y sus discípulos con un
estilo polémico que, por usar una expre­
sión coloquial, no hacía prisioneros. Su
postura, claramente explicitada en The
evolutian qf culture (1949a), era marcada­
mente materialista y se popularizó tras su
rotunda afirmación de que el consumo de
energía percápita era el mejor medio pa­
ra medir la complejidad social de las so­
ciedades jerarquizadas en un esquema
evolutivo. Aunque Julián S tew a UD (a
quien White había sustituido en Michi­
gan) planteó argumentos similares, Whí-
te rechazó su modelo por insuficiente­
mente general y excesivamente centrado
en el ambiente (Carniero, 1973).
Esta objeción puede parecer extraña en
un materialista, pero la otra pasión de
White era promover lo que él llamaba
«culturología»^ la idea de que la CULTURA
era definida sólo por la manipulación hu­
mana de símbolos y constituía una clase
autónoma de fenómenos susceptibles de
ser estudiados como ciencia. De forma pa­
recida a lo «superorgánico» de KROEBER.
(1971a), la cultura era algo real que exis­
tía al margen del individuo, independien­
te de la psicología, la biología o el am­
biente, Expresada en todo su alcance en
The science o f culture (1949), la teoría de
White sugería que podía haber leyes de la
cultura. Muchos encontraron la posición
de White contradictoria: ¿cómo podía un
materialista conceder primacía al deter-
minismo cultural cuando su propio mode­
lo evolutivo se había centrado en criterios
aculturales como el uso de la energía?
Tampoco se avenían fácilmente los estu­
diosos de la a n t r o p o l o g í a , s im b ó l ic a a la
idea de que estaban produciendo un con­
junto de leyes científicas.
Los pormenores de las teorías de White se
han revelado a la postre menos influyen­
tes que su apoyo al principio de la evolu­
ción. Whxte insistió en su valor durante
décadas, cuando estos modelos era consi­
derados con disgusto o desprecio. Sus es­
critos y sus discípulos pusieron los ci­
mientos de la reemergencia de la evolu­
ción en la corriente principal de la
antropología iniciada en la década de
1960, aunque fueron pocos los que adop­
taron sus modelos específicos. Hacia el fi­
nal de su carrera, "White había recibido
numerosas distinciones, siendo incluso
nombrado presidente de la Asociación
Americana de Antropología en 1964.
Después de su retirada de Michigan en
1970 se trasladó a la Universidad de Cali­
fornia en Santa Bárbara, donde murió en
1975. TB

W horfj hipótesis de Véase HIPÓ­


TESIS DE WHORF>

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