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FILOSOFIA

PARA
NOFILOSOFOS
GabrielJ. Zanotti

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editorial de belgrano
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FILOSOFIA
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y, sobre üodo, poder mostrar
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r¡uc tiene la filostlfía con lo
mris profundo de la vida
«lc k¡s scres humanos.
Gabriel J.Zanotti nació en
lluen«¡s Aires en 1960. Es
¡rrofesor y licenciado en Filosofía
¡rrlr la llnivcrsidacl del Norte
Sunto'l'omás de Aquino (UNSTA)
(lutí¡lica de Tucumán. Actualmente
sc dedica a la investigación en
tlshlADE (INscuela Superior de
Hconomía y Administración
de l,)mpresas) y a la docencia en
csta misma casa de estudios, en la
tINS'IA y en el Profesorado de
I'ilos<¡fía Don Bosco.
lla publicado divcrsos trabajos
r.n su especialiclad, entre ellos
et ensayo "Liberalismo y Religión
Católica Apostólica Romana", en
el libro Cristianismo Y Libertad
(varios auüores, FAE, Buenos Aires,
1.984) y l)cono¡nt'a de Mercado Y
l)octrina Social de la lglesia,
I.kliüorial de Belgrano,
Bucnos Aires, 1985.
A Patricia A.

'lixl<¡s l()8 <lerochos de esta edición reeervados por Ia Fundación Editorial


«le llelgnrno, Teodoro Garcfa 2090, Buenos Aires.

L¡ Fundación Editorial de Belgrano es una entidad que se rige conforme


a las dirpooiciones del decreto ley 19.836/72, que reglamenta la creación
y funcionamiento de las Fundaciones, y cuyo art. f dispone lo siguiente:
"Las Fundacionee a que se refiere el .a¡t. 33 del Código Ciül son personas
jurfdicas que 8e consiituyen con un \objeto de bien óomún sin piopósito
de lucro".
Prohibida la reproducción total o parcial de este libro, sin autorización
expresa de los editore§, por cualquier método mecánico, gráfico o elec-
trónico.

Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723.


o 1987. by Fundación Editorial de Belgrano.
Libro impreso en la Argentina.
Book prinüed in Argentina.
Ilustró la tapa Pablo Barragán.
I§BN: 950-577 -114-2
cDU - ro1
CONTENIDO ANALITICO

CAPITULO L: La filosofía.
Qué es la filosofÍa. La filosofía y el hombre.
Sus temas centrales. La filosofía y las ciencias. La utüdad de
la filosofía. El compromiso del filósofo. Filosofía y religión.
CAPITULO 2: Dios.
Dios y la vida humana. El planteo racional del
tema. El punto de partida. El "exist[r" en las cosas. La causa
del "existir". Dios y su "concepción". Su perfección y eterni-
dad. La creación. Algunas objeciones. Dios y el sentido último
de las cosas.

CAPITULO 3: El hornbre.
La esencia del hombre. La inteligencia y su
relación con lo corpóreo. La libertad. Los condicioúamientos.
El hombre como dueño de su destino. Qué es ser persona. La
moral. La objetividad de la moral. El fin ultimo y Dios. Las
nonnas de la étiea. Los derechos del hombre. La dignidad del
hombre. El amor. El amor a Dios. El fin y los medios. Dios y
el hombre. Dios y la libertad. Dios y el mal. Dios y la toleran-
cia. El trabajo y la familia.
10 GABRIEL J. ZANOTTI

CAPITULO 4: El conocirniento.
De dónde comenzamos. El conocimiento y zus
problemas. Las posiciones. El escepticismo. El relativismo.
Nuestra posición. Las facultades. La inteligencia y los sentidos.
El realismo. La intencionalidad. Kant. La verdad. Laintuición.
La intuición y la metafísica. Las ciencias positivas- La seguridad PREFACIO
de las ciencias positivas. La limitación del conocimiento.
Ilume. La raz6n y la fe. La fe natural. Su razonabilidad. La fe
religi«rsa. Su diferencia con lo irracional.

Una de las dificultades más habituales de la filosofía es su


imagen para los no filósofos. La filosofía, tan profunda y esen-
cialmente humarw, es, sin embargo, considerada frecuenteménte
como una serie de reflexiones totalmente aparte de los proble-
mas cotidianog de la vida del hombre, presentadas además en
un lenguaje complejo e inabordable. Las consideraciones filo-
sóficas que presento en este libro tienen, por consiguiente,
la intención de presentar lo esencial de habituales cuestiones
filosóficas en el lenguaje más sencillo y accesible que he podido
encontrar --en una tensión permanente con la exactitud de
la idea que quiero expresar- y, lo que es más difícil, poder
mostrar la necesa¡ia relación que tiene la filosofía para con lo
más profundo de nuestra vida como seres humanos.
Por supuesto, lo anterior no implica desmerecer, de nin-
gún modo, la necesaria complejidad que encierra un estudio
profundo de la filosofía en cuanto a sus problemas, termino-
logía e historia, y también en cuanto a una posición asumida
y defendida en la solución de un determinado problema. Toda
disciplina seriamente estudiada tiene su rigor y complejidad.
En mi caso, varias veces he encarado determinados estudios
con ese rigor cuando ha sido necesario. Pero eso no significa
que no sean necesarios trabajos de .diuulgación filosófica, para
acercar nuestra disciplina a aquellos que la sienten totalmente
L2 GABRIEL J. ZANOTTI

alejada de sus vidas, y para despertar alguna vocación escondida


que todavía no ha tenido la oportunidad de encontra¡se a sí
misma.
Antes de concluir, quisiera decir algo a mis colegas. Primero,
que no les será complejo descubri¡ cuál ha sido mi formación
filosófica, si leen estas páginas, aunque tal vez no acierten en CAPITULO 1. LA FILOSOFIA
la terminología que utilicen para "designarme". Y segundo,
que espero, en los años venideros, ir conformando el conjunto
de meditaciones filosóficas donde se trate detenidamente lo
que aquí explicamos en forma introductoria.
Comencemos pues nuestra visita al mundo de la filosofía,
con la esperanza de facilita¡ el acceso de todos los hombres a
la búsqueda honesta de la verdad.

Gabriel J. T¡,notti. Si queremos introducirro, la filosofía, debe-


Buenos Aires, 1986. mos comenzat ttatartdo de caracterizarla "., de algún modo.
En realidad, lo que haremos será dar una primera mirada, una
primera "conversación", como cuando se conoce por primera
vez a una persona. García Morente, un excelente filósofo, dice
--titando a Bergson- que tratar de conocer perfectamente qué
es la filosofía antes de ponernos a filosofa¡ es como pretender
conocer bien una ciudad por el solo hecho de haberla visto
"panorámicamente", desde un avión, antes de haber caminado
por'sus callejuelas. Sin embargo, ese primer vistazo es una
forma de conocer la ciudad, aunque muy limitadamente. Pues
bien, eso es lo que trataremos de hacer ahora: tener una
primerísima visión, aunque muy limitada, de lo que es la
filosofía en sí misma, para después comenzar a recorrer sus
principales cuestiones.

Qué es la ¿Qué es la filosofía? Una de las formas más ha-


filosofía bituales de responder esa pregunta ha sido lo
que los manuales de filosofía llaman "defini-
ción etimológica", esto es, una referencia al
origen del término "filosofía".Y así es que se dice que viene de
GABRIEL J. ZANOTTI FILOSOFIA PARA NO FILOSOFOS
15

dos palabras del griego antiguo: "sofía", que significa sabidu- hasta que se llega a una respuesta tar que ya no es necesario
I
ría, y "fileo", verbo que significa arnar. Entonces parece que la seguir preguntando por qué. En ese sentido podemos decir
filosofía es el "amor a la sabiduría", Io cual, traducido a que la filosofía es el estudio de los ..últimos', o ..primeros,,
nuestro lenguaje coloquial, podría expresarse diciendo que el porqués. "IJltimos", po4lue son lo ultimo a lo que ie llega en
filósofo es el que tuvo un filo con Sofía y se casó con ella para tu estudio, y "primeros', porque al llegar a ellos descubres que
siempre. Pero la primera dificultad surge cuando advertimos que son como la "base,'de todo. Eso es lo que se quiere decir cuan_
tambidn pueden amar a la sabiduría personas que habitualmen- do se afirma que la filosofía estudia ras úrtimas causo,s o prime-
te no son llamadas "filósofos". Por ejemplo, lo que general- ros principacs de todas las cosas. Esto es, esas cuestiones que
mente tenemos en la mente cuando decimos "un científico": habitualmente no nos preguntamos, o damos por ,.supuestis,,
un señor de guardapolvo blianco, metido en un laboratorio (ya sabidas o conocidas). Realicemos una sencilla oplración:
como los de las películas, rodeado de tubitos, microscopios y tomemos un lápiz en nuestras manos y digamos ,,esto es un lá_
pizanones llenos de fórmulas matemáticas. ¿Acaso no ama piz". Analicemos las cuestiones que se esconden tras esa senci-
también él a la sabidu¡ía? Yo me atrevería a contestar que sí, lla afirmación. Primero, esüarnos suponiendo que ese lápiz
salvo que con lia palabra "sabiduría" nos estemos refi¡iendo gxiste. ¿Qué quiere decir que ,,existe',? podríamos decir: qrür"
a algo muy especial, que sólo estudiaría la filosofía. decir que "está ahí", en tu mano, entre tus dedos. ¿y qué
Para sortear esta primera dificultad que nos presenta la quiere deci¡ "estar ahí,2 (¿Ves cómo seguimos pruguñt-áo,
etimología del término, tratemos de ver en qué se diferencia la como un chico preguntón?). Segundo: ¿por qué existe? Diga_
filosofía de las demás disciplinas o "materias" de estudio. mos que porque alguien o algunos lo hicieron. y los que hicie_
Supongamos que lo único que existiera en el mundo fuera un ron el lápiz, ¿por qué existen, a zu vez? y así sucesivamente.
auto. Entonces, todo el saber humano se dividiría en los Tercero. Estás suponiendo que puedes conocer o saber que ese
diversos "enfoques" según los cuales puedes estudiar un lápiz está entre tus dedos. pero entonces: ¿qué es co-nocer?
auto: algunos estudia¡ían el sistema de frenos, otros el motor, Y a su vez: ¿estás seguro de que puedes conocer el lápiz tal
otro eI encendido, etc. Todos estudiarían el auto, pero cada cual es? ¿Sí? ¿Por qué?
uno desde un "enfoque" distinto. Pues bien, lo que tratan de
hacer los hombres con sus estudios es conocer "las cosas". Y
hay muchas cosas para estudiar, y cada una, a su vez, desde La frlosofía Muy probablemente, en este momento te gus_
un "enfoque" distinto. Entonces: ¿cuál es ese peculiar enfo- y el hombre. taría tenerme delante y decirme:
¡basta!
que de la filosofía? Si eso es la filosofía, ¡me voy! Bueno, calma,
Ese enfoque es el mismo que el de un chico de cuatro o calma, que no te estoy pidiendo que te pases
cinco años que se pasa todo el día preguntando "por qué". todo el día pensando en esas cosas. por otra parte, m" pádús
Habrás escuchado alguna vez habliar de "la edad de los 'por decir que todo lo referente allápiz no te importa, excepto que
qué' ''. Pues bien, Ia filosofía es simplemente eso, transformado escriba cuando lo necesites, lo cual serfa obviamente comprensi-
en un método de estudio de las cosas. La filosofía es pregun- ble. Pero creo que las cosas cambiarían si enfocas tu uida con
tarse permanentemente el por qué de las cosas. Pero no es pre- el enfoque de la filosofía. ¿Nunca te has preguntado por el ori-
guntar sólo unn uez. Sino que es seguir preguntando por qué, gen último de tu existencia? ¿O por tu destino
final? ¿IJay algo
16 GABRIEL J. ZANOTTI
FILOSOFIA PARA NO FILOSOFOS

rnós alkú de la muerte? un "ser


¿Qué quiere decir que seas de sol, o tal vez cuando te preguntabas el porqué de un dolor
humano"? ¿O no *á" qre ,rn mono evolucionado? ¿Y aparentemente inexplicable. Dios, el hombie, el Uie, y
por qué debes hacer"r"r
lo que se supone quedebes hacer? Ahora el mal,
la libertad - . . He allí los temas que surgen con la fuer-za de un
ya no se trata de un lápiz; se trala de tí mismo. Mira, hace océano en momentos muy especiales de nuestra existencia.
unos años yo creía que jamás me interesaría la mecánica de los Pero aI tratar esos tema§, ú filósofía contempla,
automóviles. Pero desde que uso un pequeño autito que de vez como ya diji_
mos, dos cuestiones que le son muy propias:
en cuando recalienta, y eso me ha pamdo en plena ruta, enton- *i v
ces comenzó a interesanne algo la mecánica. Nunca seré un ex-
Poryue Dios y el hombre, por e¡ámplá, pueden "i ser "i""""""r.
encarados
desde puntos de vista no filosófico., p"ro el ser y
perto en radiadores, pero algo, aunque sea muy poco, entien- el conocer,
e-n cuanto tales, son propios de
do de ellos, porque vi su relación con un próblema concreto de h fúosofía. perol ¿qüü *"
mi vida. Pues bien: de igual modo, si ves que el enfoque filo- {91 "ser y el'conocer"? pa¡a ver con cierta
claridad is'.
tión, debemos darnos cuenta de cuántas veces, en nuestracues-
sófico tiene ya no algo stno bastanfe que ver con lo rruís pro- vida
diaria, ufiliza¡xrss esos dos . . . Bueno, por ahora aigamos
fundo de tu vida, entonces comenzarás a verlo con más fami- dos cosas. Juan dice, por ejemplo:
esas
liaridad. Y si sus planteos no son fáciles o divertidos, será por-
Jual^_decía: yo puedo r"r n éú"o. -y
*"di"o. i;";;;r;t ár,
que lo más profundo e importante de tu vida reclama seriedad. Cómo vemos, el verbo ..ser,,
es utilizadoenelprimer caso por Juan para
Los problemas de la filosofía no son sólo los problemas del fi- unir dos elementos:
lósofo, sino también los problemas'del hombre: de ti, de mí "yo" y "médico,,. La filosofía se prágunta: ¿qué reflexiones
podemos hacer de ese .,ser" como tal? Éor
y de todos. El filósofo dedica a ellos runa especial dedicación, e¡eñito, r"_áró"
no eslo pismo el primer caso que el segundo:-*á
pero esÍr es toda la diferencia. Por eso üce otro filósofo, M. F.
querido deci¡ con ser y r"i"
Sciacca: " . . . La filosofía, por tanto, lejos de estar separada de cón poder ser. ¿eué "oo diferencia
hay entre ser y poder ser?-o¡!ra
podemos decir que
la vida, como un castillo de fórmulas abstractas y de palabras en el primer easo
Juan está en acto de ser-médico, y eis"grnd.;;;;;J*"
extrañas, como un fútil juego de conceptos o recorrido inútil
está en potencía de ser médico. Cón fo "r,cual hámos ,ir¿;i;ñ"
de soluciones contraüctorias . . . compromete hasta las raíces es "se1 en acto" y..ser.en po.^nciar,,
de nuestra vida espiritual y tiene como objeto de investiga- competen aI ser en cuanto far. pues bien: todas
eu€ son aspectos que
ción lo que de más serio, de verdaderamente serio (que da nes sobre el "ser" (otros prefieren decir ..la
estas refle*io-
espanto y gozo a un mismo tiempo), hay en nuestra existencia son habituatmente lramadas metafísicao también
e*isten"ial,)
de hombrett. su vez, observemos que muchas veces utilizamos
i"táiliii. t
el ,"rto
nocer. (Recuerda el ejemplo del üipiz). ,,
¿Lo conoc¿,
j.,*ii,
"o-
temas Así planteadas las cosas, la filosofía trata¡á
Sus gs.u-na {orma de preguntar muy frecuenL en nuestro" lengr¡ajJ

-a, ;"iJo;;á;"r,i;,tt_
centrales. los primeros principios de aquellas cuestiones habitual. A veces, para 3onocimientos
más fundamentales para tu vida; no aquellas lizamos la palabra ,,§at)er,,: se supone que et médico sUe'arra-
cosas que necesitamos saber cuando, por ejem- pero lá filosáfía, pr"g¡rrrt--
plo, tenemos que cambiar la rueda de un auto, sino esos pro-
.t:.:: _$_:upone,
uesa, pregunta:
¿no?).
..conocemos,, ; ;;;-
¿qué del conocei? ¿eué ás co-
nocer? ¿Podemos conocer?
blemas en los cuales alguna vez habrás pensado, en otras opor- ¿Con qué conocemos? Estos in-
tunidades. tal vez cuando contemplabas con calma una puesta terrogantes son típicos de la filosofíi y la
diversida¿ ae us Á-
GABRIEL J. ZANOTTI FILOSOFIA PARA NO FILOSOFOS 19
18

puestas explican la multiplicidad de posiciones filosóficas que tubitos ymicroscopios, sino algo más amplio, que no sea
hay al respecto. Esta parte de la filosofía es denominada ha- úb eso, aunque lo incluya. Esto no es fácil de determinar,
bitualmente gnoseología o, más simplemente, toría del cono- pero trataremos de hacerlo. De manera muy general, diremos
cimiento. Por ahora, lo importante es que la metafísica y Ia que todo conocimiento que trate de circunscribi¡se a un tema
teoría del conocimiento forma¡r "el tronco" esencial de toda muy especial, con un cierto orden en el estudio que se está
teoría filosófica, y que a¡nbas se encuentran íntimarnente re- realizando, con una teroinologra más o menos precisa y con
lacionadas. un cierto método en el referido estudio, puede ser llrmado
"científico". Si bien, una vez definidas así las cosas, quedan
dos problemas: cómo definir con cierta precisión qué significa
La ñlosofía Pasemos ahora a veralgunos temas que no§ que- tttéma especial", ttorden", ttmétodot', y ttterrrinología pre-
y las ciencias. daron pendientes. Por ejemplo, la filosofía y cisa". Pero este problema, con un poco de esfuerzo, puede
las "ciencias". Algo hemos dicho de pasada resolverse. El otro problema es que algunos filósofos no
sobre este tema. ¿Es la filosofía una ciencia? admiten circunscribir su estudio a esas ca¡acterísticas, por-
Bueno, en mi opinión todo depende de lo que entendamos que, afiruran, sería limifur, particularbar, algo íntimamente
por cicncb. Podemos entender por "ciencia" lo gue hacen geneml como el "ser". Como vemos, la cosa tiene sus vueltas.
aquellos que llamamos cbntífbos, y al comenzar este capí- Yo, personalmente, opino que todo conocimiento ordenado y
tulo habíamos visto qué imagen tenemos habitualmente sistemático -incluso el estudio del "ser"- puede ser llamado,
del cientÍfico: el señor de guardapolvo blanco, en un laborato- de manera muy general, "ciencia", si bien habrá que distinguir
rio como los de las pelíeulas, rodeado de tubitos, microscopios después diversos tipos de ciencia. En ese sentido, la filosofía
y pizarrones llenos de fórmulas matemáticas. (Habitualmente, puede ser considerada una ciencia.
además, en las películas el científico tiene una hija que será
salvada de los villanos por un valiente detective; o es un genio
La utiüdad Otro tema pendiente es el de la utilidad. de la
loco que destruirá al mundo; o está por vender una peligrosa
fórmula a una potencia extranjera, pero, obviarnente, nada de Ia filosofía. filosofía. Muchas veces se afirma, en efecto,
de eso tiene que ver con la ciencia en cuanto tal.) Esta imagen
que la filosofía "no sirve para nada". Tal
vez mi respuesta te asombre, pero, en ci,erto
de la ciencia está muy difundida y muchos científicos y filó'
modo, es así. Tratemos de ver, pues, en qué sentido Ia filoso-
sofos se refieren a este tipo de conocimiento (llamado, tam-
fía es "inútil" y en qué sentido no lo es.
bién, "eiencia experimental") cuando dicen "la ciencia". Por
Volvamos por un momento a nuestro señor de los tubi-
zupuesto, si eso es la ciencia, la filosofía no es una ciencia,
I
sino otro tipo de conocimiento. Ante esto, las actitudes han
tos y las fórmulas matemáticas en el pizarrón. Supongamos
que nuestro amigo científico ha descubierto una nueva ley
sido habitualmente dos: la filosofía no es ciencia y por lo tan-
química sobre el modo de combinación entre tales y cuales
to la filosofía no me importa nada, o la filosofía no es ciencia elementos, y entonces nos dice, entusiasmado: " ¡miren lo que
y no me importa que no lo sea y hago filosofía igual.
descubrí!", y nos explica contentísimo la nueva ley química
Ahora bien, las cosas cambian si por "ciencia" o "cono' que descubrió. Pero ahora supongamos que nosotros, no tan
I
cimiento científico" entendemos no sólo lo del señor con los enh¡sirasmados cómo é1, le preguntamos: ¿y eso para qué te

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20 GABRIEL J. ZANOTTI FILOSOFIA PARA NO FTLOSOFOS 2l

sirve?Y entonces puede ser que nuestro científico se nos que- mismas, desde el punto de vista de sus primeros principios
de mirando, medio extrañado, y finalmente nos conteste: (los últimos "porqués). O sea que la filosofía busca la verdad
"no sé, pero es fascinante, ¿no?". por h verdad misma;no busca la verdad por aquello que poda-
Esa respuesta del científico nos muestra lo que varno§ a mos hacer con la verdad. Y quisiera acotar aquí que la relación
denominar actitud conternplatiua ante la realidad. EI cientí- del frlósofo con la verdad (con las primems verdades, que son
fico está contento porque está viendo cómo son b co8o8, las que él busca) es una relación amorosa: el filósofo está ena-
independientemente de la utilidad concreta que ese conoci- morado de la verdad; ella es su eterna novia; y es una novia en
miento pueda proporcionar. Tal vez esa nueva fórmula quí- cierto sentido misteriosa, subyugante, y difícil de alcanzar.
mica sirae para hacer un nuevo remedio o un detergente, o lo Pero el filósofo, si es tal, le es fiel: sólo ella es objeto de sus
que fuere, pero como vemos, no es eso lo que entusiasma tan- desvelos; y la seguiní buscando siempre por más inconvenientes
to a nuestro amigo de los tubitos. Su gozo deriva del hecho de que ello implique; y cuando capte algo de su dulzura, la sos-
que ha visto cómo son las cosas, independientemente de tendrá siempre, por más problemas que ello le cause. Si el filó-
para qué son. (El filósofo, más que el "cómo", se preguntará sofo miente, habrá sido infiel. Pero en este mundo, aunque el
qué son las cosas y por qué son.\ Esa actitr¡d contemplativa filósofo ame la verdad para siempre, su amada parece a veces
es intrínsica a lo que llamamos eonocimiento especuhtivo, querer dejarlo; y el filósofo intuye que el casamiento definitivo
que nada tiene que ver con lo que habitualmente pensamos no es de este mundo.
cuando decimos "especular", sino que en este caso es sinó- Ahora bien: podemos también utilizar los términos
nimo de ver o conternplar (de aquí que se llame espectadores "utilidad" y "hacer" en un sentido más amplio, y advertir,
a quienes contemplan un acontecimiento). El conocimiento es- entonces, que contemplar la verdad es también un 'ohacer"
peculativo es distinto del conocimiento prdctico, que cbntesta muy especial, y que ese "contemplar la verdad" sirue para . - .
a la pregunta cómo se hace dgo, y que por lo tanto está con- ¡Pues para ser feliz! Nada más ni nada menos que para eso. Ese
testando también a la pregunta para qué sirue. Sin embargo, el es el peculiar "servi¡ para" de la filosofía: como habíamos
conocimiento práctico requiere aunque sea un mínimo de dicho, ayudarte en la búsqueda de las verdades más fundamen-
conocimiento especulativo, pues pÍrra saber cómo se hace tales de tu propia existencia, lo cual, a veces, no es fácil, ni sen-
algo hay que tener un mínimo conocimiento de qué son las cillo ni agradable, pero sí necesariamente relacionado con tu
cosas con las cuales se está trabajando (como el carpintero, que plenitud como ser humano. Y con esa plenitud, te aseguro,
tiene un conocimiento práctico sobre cómo hacer much¿ts co- está relacionada tu felicidad, aunque hasta ahora no hemos
sas con madera, y tiene un mínimo conocimiento, aunque sea, filosofado sobre la felicidad.
'sobre qué es la madera y sus principales características y pro- Por otra parte, la filosofía tiene una especie de constante
piedades, aunque sin llegar a saber necesariamente la composi- presencia invisible en toda nuestra cultura (como el cristal
ción química de la madera). Ahora bien: la filosofía es máxi- del anteojo, a través del cual se están mirando las cosas). Detrás
mamente especulativa, y por eso, si reservamos la palabra de toda organización política hay una determinada filosofía
"útil" para el conocimiento práctico, entonces vemos en qué p_olítica, detrás de la cual hay una determinada filosofía. Detrás
sentido la filosofía no es "útil": porque su misión no es hacer de toda técnica hay una determinada filosofÍa de las ciencias,
cosas (fabricar elementos), sino contemplar todas las cosas en sí detnás de la cual hay una determinada teoría del conocimien-
FILOSOFIA PARA NO FILOSOFOS 23
GABRIEL J. ZANOTTI

han sido planteados y respondidos por las diversas religiones. Y


to, detrás de la cual hay toda una filosofía integral. DetÉs de tienes rcz6n. La filosofía comparte con las religiones cuestio-
toáa éfiqa hay ta:nbién una filosofía. Lo cual signiñca que la namientos e inquietudes similares. Pero hay una diferencia
filosofía está presente cuando enciendes tu televisor, cuando esencial en el modo de preggntar y de responder. En los
votas a un candidato en las elecciones o cuando consideras que planteos religiosos, hay una entidad absolutamente superior al
debes ayudar a un amigo. Y comenzarás a filosofar apenas te hombre, qrrc revela al hombre (en este caso, el término "reve-
preguntós eI porqué de todo eso; de todas esas co§as que lar" es clave) las verdades fundamentales de su existenciia, las
vivimos diariamente sin preguntárnoslas. cuales son aceptadas por el hombre merced alaautoridad que
éste otorga a la entidad superior que revela (esto es, que mues-
El comprcmi- Y podemos pasar entonces a otro tema, muy tra aI hombre esas verdades). Todo esto plantea el delicado
sodelñlósofo. relacionado con eI anterior: la filosofía es problema de las relaciones entre ru,2ón y fe, peto a este tema
esencialmente comprctmetedora. Lo cual sigpi- lo trata¡emos en detalle más adelante. Por ahora, baste observar
frca dos cosas: primero, que el filósofo ha heeho que el modo de llegar a la verdad es en la filosofía distinto
una ceremonia de compromiso con su novia, la (lo cual no quiere decir -y esto es muy importante- que sea
verdad; si bien eso ta¡nbién debe hacerlo el no-filósofo. Pero incompatible con el modo religioso). En la filosofía tratamos
lo segundo es más exclusivo del frlósofo' pues se deriva de-la de llegar a la verdad por medio de la autoridad de nuestra
erpe"i.l naturaleza de lasverdades que busca. Y esto es que las taz6n, y no por medio de una autoridad sobrehumana que re-
primeras verdades del filósofo son especialmente compromete-
vela la verdad. Te vuelvo a reiterar que ambas cosas no son
door, en cuanto que el filósofo w iuega lo mds profundo de incompatibles, porque puede suceder que la raz6n te diga:
su uiála con sólo pieguntar por e§as verdades, y mucho más al hasta aquí llego yo; a partir de aquí, es razonable dejar paso a
contestar. ¿será la misma la vida del filósofo que ha llegado a otro modo de conocimiento. Por supuesto,elproblemaes jus-
la conclusién de que Dios es el destino final del hombre, que tamente hasta dónde llega la raz6n, y en eso los filósofos han
la vida del filósofo que está convencido de que Úodo concluye tenido muchas diferencias de opinión. Yo creo que el modo de
con Ia muerte? Yo creo que no. Por supuesto, si ambos viven resolverlo es diciendo: ¡averigiiémoslo! Y la mejor forma de
en una misma cultura, puede §er que ambos tengan costumbres averiguarlo es probando el "hasta dónde". En ese sentido, el
y hábitos culturales similares (muy probablemente, ambos te filósofo trata de hacer con la raz6n lo que hacemos con un
áarrán la mano al saludar, tendrán unacuentabancaria,comerán
trapo mojado si queremos secarlo: lo retorcemos y lo damos
con cubiertos y discutinín de política), pero e8o no implica rmelta fuertemente hasba que sale la última gota de agua.
que su vida, en la intimidad de 1o más profundo de zu existen-
Pues bien: nosotros vrimos a exprimir a nuestra razón hasta
cia, sea Ia misma. que salga de ella la última gota de verdad. Pero, dado que una
cosa así lleva toda una vida, lo que haremos ahora será un
y último una cuestión que quizrís ya
Filosofía Queda por intento, sobre quécosaspuededeci¡nos nuestra raz6n acerca de
religión.-tehabrásplanteado.Eselproblemadelarela. los problemas fundamentales de nuestra existencia. Por lo
ción de la filosofía con la religión' En efecto, tanto, a prepararse, y ajustarse los cinturones de seguúdad,
tal vez estés pensando que esos interrogantes pcrque partimos. Hasta ahora sólo hemos visitado un poco la
cuyas respuestas son tan fundamentales paralavida del hombre

ffiilll

I
-t

GABR,IEL J. ZANOTTI

nave; ahora comenzamos nuestro viaie. O, para seguir con-la


analogía del principio, ahora comenizamos a recorrer lias
ca[ejüelas de la filosofía. Y te aseguro que no es mi intención
q.r" i" guedes a vivir en mi ciudad; me confomaré con que
i"o*o, juntos un poquito de ellas y que después la visites de CAPITULO 2. DIOS
vez en cuando. Pero, quién sabe, ¡por. ahí terminamos siendo
vecinos! Aunque e§o e§ una decisión importante: quienes
vienen a vivir en la ciudad de la filosofía, es muy raro que
después Ia abandonen.
Y no son b{os sus Precios.

. Si la filosofÍa se ocupa de las cuestiones más


importantes de la existencia humana, no es raro que nos ocupe-
mos entonces de Dios. Pero no puedo comenzar sin antes
decirte que hay algo que me frena en este momento. Comenzar
a hablar de Dios, presentado así, como un capíhrlo de un
pequeño libro, me parece casi una irreverencia. Algrrnos opinan
que, ante el tema de Dios, la actitud más justa sería el silencio
total; lo cual, como veremos después, tiene su sentido. Pero,
si la razón humana es obra de Dios, no creo que sea injusto
utilizarla para ver qué nos pueCe decir sobre El.

Dios y la Ante todo, advirtamos que el problema de Dios


vida humana. no es algo que surge siempre, en todos los pro-
blemas de nuestra vida, sino que surge en mo-
mentos especiales. Habnís tenido quizás expe-
riencia de esto. Discúlpame si te parezco un poco fúnebre,
pero la muerte es un hecho que nos plantea el tema de nuestro
destino final, en relación a lo cual se plantea Dios. ¿Qué senti-
do tiene todo? ¿Por qué estamos en este mundo? Los filóso-
fos "existencialistas" dicen que estamos "arrojados a la exis-
tencia", lo cual significa que aquí estamós, existiendol pero

I
GABRIEL J. ZANOTTI FILOSOFIA PABA NO FII,OSOFOS

nadie nos preguntó si queríamos nacer. Y tienen raz6n. Al pa- es lo gue nuestra mz6n puede deci¡nos sobre el origen ultimo
recer, hemos sido "arrojados a la vida", y a una vida que, de todas las cosas. Tlatemos de ver qué podemos decir de Dios.
además, sabemos que va a terminar alguna vez. Y nos pregunta-
mos: ¿por qué? ¿Tiene todo esto algún sentido, o es todo una
enorrne castralidad? Es natural para el hombre hacerse estas El planteo Tal vez estás pensando que ahora plantearemos
preguntas, pues es natural al hombre buscar la explicación racional el tema exponiendo una serie de "pruebas de la
del terna. existencia de Dios". No, no procederemos de
4!!ima de gu uida; el sentido de su existencia.üna vez recibí ese modo, y no porque yo no considere razona'
una carta donde se me decía textualmente: " . . . Es terrible
no encoirtrarle un sentido a esta vida. No encontrarle sentido bles a las pruebas de la existencia de Dios,
al sufrimiento, a las angustias. Vos tenés tus explicaciones en la
sino porque ese modo de plantear lias cosas produce rechazo en
quien esté eonvencido de que no puede demostrarse racional-
religión. Yo no las encuentro en ningún lado". iIe allí, magní-
ficamente expresado, el problema más importante de Ia vida mente que Dios existe. Y no es mi intención discutir, sino filo-
del hombre. Y la filosofía inquiere: ¿seguro que no hay res- sofar juntos. El phnteo es: si el tem ,

puestas? ¿Seguro que no se l¡as puede encont¡ar en ningún vsalssscánospued§-dc-cjrns-estr¿-&za-n"


lado? Y para todo esto, te imaginarás que el tema de la g¡is- Haycosa§_qUg-no_Uesesilan_.-&¡¡lestgar*Se".Dp^4ASlm.es
tencia de un Primer Principio que sea a la vez nuestro destino distinto a mosüror.ég_9llg§_ggsqs que noJr-esesilatl demggtrarge
ffñal es básco. Dios o no Dios: tré allf Hopóión tun¿-amental son llamadas habitualmq4tq"euldezües por sí mismas". v 1.o..
4q la trumána faél filosofar..si existe Dios, todo adqüiére W-..WC9IS9§" j"*Sf racionee.Bte sobre etla .
"i4a si no existe, todo es un absurdo. Te diré lo que dijo
su sentido; Los filósofos discuten g-oplg"¿ióen gggq§
_-qgg -qüe !9-Il_.-eyr3e!!.eq*por -sí
un filósofo sobre el hombre, una vez que había llegado a la rúsmas; Háv riléiotós- que ;ádá ói evl-¿e-ñte,-v
conclusión de que Dios no existía: el hombre es "una chispa podríamos preguntarles si es evidente que nada es evidente. En
entre dos nadas". ¡Fíjate qué bien expresado! Si no hay Dios, fin, para no entrar ahora en esta discusión, te mostraré uno de
no hay principio, no hay final, sino sólo algo en el medio, tan los ejemplos de "evidencia" más generalmente aceptados. Se
fugaz como un chispazo, que no sabe ni de dónde vino ni tam- trata del principio de no contradicción. Supongamos que
poco si terminará en algún lado. alguien dice que a rudie hace bien fumar, pero luego dice que a
Tal vez te encuentres alguna vez con alguien que te diga él sí le hace bien. Probablemente le diríamos: " ¡Usted se está
que todo eso no le importa. Que no le importa ni su propia contradiciendo! ¿No dice usüed que fuma a nadie hace bien?
muerte ni la de los demás. Debo decirte al respecto que consi- ¿Por qué entonces a usted sí le hace bien?" En este caso
dero dudoso que haya alguien a quien uerduderamente eso no hemos aplicado el principio de no contradicción: nada puede
le importe. Pero es cierto que a veces es manifestada expresa- ser y no ser al mismo tiempo y en el mismo sentido. Por
mente esa falta de preocupación por la cuestión. Alguien me ejemplo, un auto no puede ser rojo y no rojo a la vez: o es
dijo una vez (no es un ejemplo, es en serio): "yo sé cuál es mi rojo, o no lo es. Pero puede ser rojo por fuera y no-rojo por , ,^..
destino final: que me coman los gusanos". Bueno, yo siempre dentro, y por eso hemos agregado "en el mismo sentido". itl!'lJ
he intentado investigar racionalmente si hay otra perspectiva Ahora bie4:_hay pocas cgsas que sean evidentes po! si ia I <Ji
de la cuestión. ¿Lo hacemos juntos? Tratemos pues de ver qué mismas. Y, justa¡riente, las cosas oue más*nos importanJo L,r¡. )'lo
lo son. La existenqin de un Principio Supremo. por ejemplo.¿ Cycf'r{e
In'4
GABRIEL J. ZANOTTI FTLOSOFIA PARA NO FILOSOFOS

Yo no creo que sea evidente por sí mismo, como lo es el prin- existen, y un modo de ser, esto es, un modo de existir distinto {

cipio de no - contradicción. Espero que concuerdes conmigo. en cailffi est'amo§u{ilüanao el-E-rmino


G,- como 't
I

i
cosa e-xiste'T
El punto de En este n¡omento nos encontramos como si ---Temos encontrado también una caracterización común
partida. tuviéramos que llegar a un primer piso y no para lo que queremos deci¡ cuando decimos "cosa": una cosa /_0.a
contásemos ni con una escalera ni con un ascen-
sor. Pero entonces, si necesitáramos imperiosa-
§_gygllo qlle g*i!.!9.4leqa"r_f,lér_q&§. áÉr ,i¡
pregsa, pgro- -l¡g.tan "U*d.'jl"e-nk]. O sea que es ente todo
mente llegar a ese primer piso, buscaríamos a nuestro alrede- aquello que "está existiendo". No dejemos de destacar, nueva-
dor algo o va¡ias cosas que pudiéramos apilar de algún modo mentg" que ,
para utilizarlasi como escalera. Bueno, tal vez mi solución es
algo torpe, pero al menos éstaras de acuerdo conmigo, en que
wa*fuIru_o.*e¡1 o!¡a (no es lo mismo existir siendo silla que
el espíritu de la solución que propongo es partir de lo que ya existir siendo persona). Podríamos decir que la "existencia" (el
tg_ry-gmos para llegar a lo que,todavía no tenemgs.
ser) es como el agua, y las cosas que existen, como las botellas
Y en este caso, ¿qué es lo que ya tenemos? Tal vez mi que tienen agua: todas tienen agua, pero algunas tienen más y
respuesta te resulte extraña: las cosas. ¿Qué cosas? ¡Pues las otras menos, y de una forma y de otra, según el tamario y
cosas, simplemente! Las cosas que están ahÍ, delante de noso- f ormadelabotella.Deigp4gg§-9.!941{49_c_o-gq§*_[q-e*eésLen-l
tros. Las páginas de este libro, la silla donde estás sentado (no "tienen" existencia _(*0, p.ero qg_rna forrr_a ojle_ otra, o e! |
leas este libro caminando o te darás un golpe); los á¡boles, las -*áüñ 1ó- tñ
$L{ó; .t@gE
plantas, los animales . . . Todo. Incluso algo muy importante:
tú mismo. Porque, al menos, estás seguro de que existes, ¿o no?
gutq."" l

l
No lo dudes ni por un momento, porque no podrías siquiera
duda¡ si no existieras. Aquí tenemos algo que es evidente por El "existir" Ahora viene algo un poquito más complicado.
sí-mismo: tu propia existencia, y, además, la existencia de las en Iias cosas. Como ves, estamos tratando de filosofar juntos
cosas que te rodean.
sobre la base de 1o que se nos presenta a nuestro
alrededor. Y atrora tenemos que pens¿rr un poco
Ahora tratemos de busc4{_ en las cosas algo en común. más sobre todo esto.
vamos a zupónei tres cosas: este libro existe¡.esia silla existe; Hemos visto las cosas existen tienen dos elemen
tú existes. ¿Tienen algo en común? Sí: las- tres ,.existen',.
Pero: ¿existen las tres del mismo modo? euiero decir: ¿sor¡ lo modo de exisllrnctg, §g_-§g¡. Lry_!n9dg__dp. se_r). Ahora bien:
-.r ! mismo? No. Unaexiste @mo libro,laotracomosilh, ylaotra fijémonos en el detalle de que del "r,ng4,p _{e ser'l_de una cosa
li-i ,lf l, (tú) como perñru. Lo cual significa que las tres tienen modps ¿o¡!-epqgs afirqgr-§9lgIfnif¡flde§_.99lppj"e_ri.[t*iges"Sge"*ne-pUe*rr
i- d9 ser distintos. Mira qué interesanfe: estamos aquí en un Ug__es@Lgn ll_c.gga. Supongamos que vamos a un arroyo y
típico modo de enfocar las cosas que la filosofía lrama metafí- vemos un pato. Una cosa que existe, cuyo modo de existir
fsicc (¿recuerdas?). Hemos descubierto que en todas las cosas (modo de ser) es existir siendo pato. Y lo interesante es que
I que existen hay un ser, es decir, aquello por lo cual las cosas del "ser pato" (o existir como pato) se desprenden varias
GABBIEL J. ZANOTTI FILOSOFIA PARA NO FILOSOFOS 31

cosas;por ejemplo, que es un vertebrado, o, más específica- Pero volvamos a nuestro pato, que lo habíamos dejado medio
mente, nadar y hacer "cuá'cuá"' Podemos deci¡ esas cosas del muerto por ahí. Lo que estábamos tratando de decir es que,
pato por el solo hecho de ser pato. O sea, cada cosa tieSte¡¡n dado que su modo d,e59_r (el S_ef p-alel -ua-le asegurabanqcera-
cgnjqnto de características que' en Ciérto modo, la define4' riggr_e- n!9 _eL exi t_it fde -l-q_gant_raf io- jarnás_p odd-a-JrnAdl§g ),

Vt-é¿iinte esas características distinguimos a una cosa de otra. ejq!9n99xq_e_qllqgs_qtg91_e¿§!9.]e-el4-p1tp*-cage_91_y9rd9_el


Es todo aquello que caracterice y/o se desprenda del "modo de pízarr6n.9..rSl,qy"g!""ry_odo."§ge""t!"§.tlM_.i¡gp-li.geJggcesarir-
ser" de ilgo. Necesarinmente, si algo es pato, no puede no @!g-e!_glilsgir. Y eso pasa con todas las cosas a nuestro alre-
tener las características que tienen todos los patos. Pero enton- dedor. De todas la.s cosas podemos decir muchas característi-
ces volvamos a nttestro pato del aúoyo. Como vimos, podemos cas necesarias (al explica¡ lo que son), pero de ninguna pode-
decir de él varias cosas por el solo hecho de que es un pato' mos decir que necesariamente tiene que existir. Pero entonces,
Pero veamos ahora qué sucede con el existir del pato. El pato si del rnodo de existir no se derllrry-eqqsana¡Sg¡tg_el_existir,
está- existiendo. Pero ahora supongamos que nuestro-pat-g se ;A;46E9 saló-.qge una c.seSl,ista? E"l"r u"ñrirffir "l
It ry1uere. Lo cual significa qug deja de existir.
Entonces pademos siguiente: supongamos que nos subimos a un auto y nos
tiágar a la conclusión de que por ser pato no necewriamente preguntamos de dónde sale que el auto tenga ruedas. Aparte
tenía que existir, porque ser pato le asegUraba teper las carac- de poder contestar que se las pusieron en la fábric4 tampoco
terísticás que tienen todos los patos, pero no le aseguraba contestaríamos mal si decimos: ¡pues del hecho de que sea un
existir siempre. o_sea que su modo dp existir (el ser pato) no le auto! Pero si el auto es rojo, y nos preguntamos de dónde sale
aseguraba neñsrumániá eiistir (ser).,.Necesariamente" que sea rojo (por qué es rojo) ya no podríamos contestar lo
nos indica, como hemos visto, algo que es de una manera muy mismo. Por ser auto no tiene que ser rojo. El ser rojo ha salido
firme, muy especial. Por ejemplo, si yo defino un pizarrón de algún lado (algo ha causado que sea rojo) pero no ha salido
como algo en lo cual se escribe con una tiza, entonces el hecho del hecho de ser auto. La raz6n de ser rojo no está en ser auto.
d9 que en el pizarrón se pueda escribir con una tizaes una ca- Entonces volvamos a nuestra pregunta. ¿De dónde sale que
racterística necesaria del pizarrón, esto es, una característica una cosa exista? ¿.Por qué una cosa existe, cuando hemos visto
que no puede no estar en el pizarrón' Pero que el pizarrón sea oue no puede tener su ruz6n de existir ensumodo de existir?
negto o verde es algo que no hace a st esencia; o sea que un Pues. S, como vimos. e
pizarrón no tiene que ser, por ejemplo, verde, para ser un aquello) n-q implica necesariamente existir ( serlentonces Srda
pizarrón (pued.e ser negro). Entonces decimos que el verde no eosa ne tiene en sí rndsnrc su razón de existi¡, sino que su
á. .rn" propiedad necesaria del pizarrón, Io cual es lo mismo existir tigqg que haber venido de algún otro lado. Volviendo
que decir que es ng:lJ-e-99s-aria, que es lo mismo qqg dqctr*Suc a nuÑürol xp[cación)
''' " Á ""o--rrtinge-n-te-"." T odl éáiacterística que puede, estar en 4!go, de porqué hace cuá-cuá, pero no tiene en sí mismo la razón de
como puede no estar, decimos que es contingente (como estar existiendo, mientras existe. Aunque sea un pato o lo
' I tanto
ue's, lo cóntrario a-To-rñces-affi Un ser humano puede tener que fuere, puede no existir. Todo esto nos lleva a la conclusión
pieÍ aii colgr blanca o negra' y se¡á ser humano en ambos de que las cosas, qug-tignefr esta direferencia entre e_l,modo_de las ans
óuror, y entonces decimos que el color de Ia piel es algo con- existir y .el gsi§_!iTr"-sgg,*-g.gg§?g-as". Estamos denominando :on .
tingenie al ser humano (esto es lo que el racismo no entiende). "causa" a aquello pg_f..1-o*gg4_&q. existe. La c¿uso es aquello c^ffidt
32 GABBIEL J. ZANOTTT FILOSOFIA PARA NO F.ILOSOFOS 33

ffif que responde a la pregunta "por qué esta cosa existe" (y vimos
que no podemos encontrar la respuesta en el modo de eristir
es-coiQelgdar leq Cgpqas_qasA§,gn_tUSdq td-e'exi§lfi_delenninado
(¿te acuerdas?: existir como libro, como silla, como ser huma-
de la cosa). O sea que las cosas tienen su existir "prestadol' no . . .), sino que*e_q .r..-i$"lq¿istircomoldlElejemplodelagua
y no "propio". ¿Te acuerdas del ejemplo del agua? Bueno, nos ayudará nuevamente: una cosa mojada no e8 agua, sino
todo esto es parecido a las cosas húmedas, que tienen agsa, que tiene agua. Pue¿ bien, la pIilqera causa no úiene el existir
pero no pn agua. Aquí sucede lo mismo. Las cosas que existen lser), sino qqq eq qldgtlfler).Y así, es lo único a lo cual le per-^. -
.

tienen existencia (el existir; el ser) pero esa eristencia (ese tenece-de neCisariamente y propiamente ser. Y a esta piiA;OrrDt¡-
existir) no les pertenece propiamente. causa la existencia de todas las cosas l¡a llamamos Dios.

La causa Todo lo cual nos lleva a esta conclusión funda- Dios y su Si todo esto te resulta medio "inconcebible"
del "existir", mental: las cosas tienen su razón de existi¡ "concepción". no te preocupes. Quiere decir que entendistJ
(su cqusaffi-ótra óosa. No en elqg -ruiglL;. Si bien. Por eso te dije que esto es sencillamente
volvemos a nuestro ejemplo, el pato tiene la cau- asombroso. Pues todo lo que pensamos, lo pen-
sa de su existencia en otra cosa, no en él mismo. Cla¡o me dirás: samos de un modo o de otro. Nuestra mente parece siempre
er¡ gl _q4qo del pato, como todo ser yivignte, decimos que nació querer "circunscribir" o "embotellar" todo (recuerda el ejem-
porque sus progenitores, de igual especie, le tr¿nsmitieron -la plo de las botellas). Y aquí nos encontramos con algo cuyo
v-Ida. Y así comenzaríamos a remontamos p¿rra atrás. P,-ero gn- modo de ser es que no es de un rhodo o de ottoi rlue no es
toñóes: ¿hasta dónde llegamos? Cada cosa depende de--oira esto o oqueÜo, sinLs W.es el mismo &r. Y la prueba de que
gqla su existencia, y así sucesivamente. . . . Entonces tenemos, nuestra mente no puede evitar embotellar y clasificar todo es
que ya lo hemos etiquetado: "Primera Causa". ¡Cuánto sen-
_e-n_-este caso, que cada cosa se comporta con respecto a la otra
cplqg -qn gslabón de- una cadena. Pero, como hemos visto, eq tido tiene, pues, decir que ante Dios la actitud más digna es el
gna cadena de cosas que ti,enen el existir, y es como si fuer,an silencio! Porque entonces, si se nos pregunta " ¿qué es Dios?,
"transmitiéndoselo". Por lo tanto, es lo mismo qu-e- una cade¡a deberíamos contestar: Dios es nada . . . de la que habitualmente
de cosas mojadas, que tienen agua pero no son agua. Pero sería es. Fíjate qué curioso lo que nos est'á diciendo nuestra razón:
inconcebible que esas cosas mojadas estuvieran mojadas si no Dios es algo tan grande, tan ilimitado, tan inconcebible, tan
g¡istiera el agua en sí rnismc (el agua). De igual mod-g, s.g¡ía impresionante . . . Que pqáq gggpg$g_dggq.-lg*gUg_g§,-p_q-ggp-o s
inconcebible una cadena de cosas que tienen el existir sin-el decir lo qlJe no es: no es ninguna de las cosas de este mundo.
existir mismo. Ese "existir en sí mismo" (el ser en sÍ mismo) _es lt rro. rr r(
pg$ B primera causa, que explica el existir de todas hs óosas que (es) el ser como (Puse "es" entre paréntesis porque l& .,r,. *,..'

-tgl.
prácticamente nos estamos quedando 1r]' " ''
I

que existen. (O seq,-qu-e "tj. ryel ex-istencia). Pero, dado_ftue_en- r@


-to.Ir-ggs {ro
podemos seguir remontándonos para atrás, e-¡ta sin recursos idiomáticos p¿ra hablar de Dios, porque los
primera causa no tiene una diferencia entre su modo ge idiomas y lenguajes están habitualmente concebidos para cosas
exi-sti_r y su existir, poryue en ese caso deberíamos bus_c¿r de este mundo).
nuevamente otra causa de su existir, y ya no sería la prppgr,a.
Y aquí llegamos a algo asombroso. Esta primera causa ya no

I
ll
I
I
34 GABRIEL J. ZANOTTI FII,OSOFIA PARA NO FILOSOFOS 35

Lro q y to{ as la g c.oq gq),, p_o-.{ emo s 4gs'.ü_ ggg_gs!{@e I


Su perfecrción De todos modos, a pesar de las dificultades de ( n sso
y eternidad. lenguaje, vamos a ver qué es lo que la raz6n exi.s¡!!¡l (4ar el se-r) e¡ to ,q1¡-q p-r9p.i+n9qle_-cagqtgrizg_g!_qgto
puede seguir diciéndonos de Dios. Recordemos
Qqe_ggió.n_." Como ves, este tema (la creación) no es sólo
que en todas las cosas de las que hemos partido religioso, sino que de este modo lo podemos encarar filosófi-
en nuestro análisis veíamos una "composición" de dos elemen- camente. Dios es caum primeru del existir de todas lai cosas
tos íntimamente unidos: el ser y el modo de ser. Pero hemos
-
porque pérmanenti.me nte-lst{ tlilü;ñ;istir: eilá' ñó és
visto que en Dios, su modo de ser es su mismo ser. Es el ser en tan diflcit; p-ües no és má6 qu.i!-dplicñi'f,go-müy sencillo: si
,
, (;\
ri,.l t :--=
sÍ mismo. Por eso, no hay en Dios ningurw composición, sinó
;^;^ n^ ^^_y su sgr ^^- r^ *;^*^
algo es prestado, es "dado" por alguien. Pero fij4!-e*-.gg1no
ryr_"..ly -modo de ser son !o mismo. D^_
Por eso -^r^*^^
^^^ po{-er_ngs estoy dicieg!.o qr"_ Digs l'qJeó", co¡qo uncarpintero que hüo
decir qB-q_Diog es a,b_plutgmgyte simple, en cuanto "no-com-
pggúg'_'. Por eso enconiramói tamni¿n la unidad más*pg!{ócta.
un_mueblé,y a-espués ló aój¿ por atrÍ /.s9!1. flgéffi§gt
mi§*499. gaso, pugs el aclo^ de creación es9e.n!"1_r.W.fr _ggglgqs
ilil L por la misma razón decimos que Dios es absolutamente las cosas húmedas o mojg!¿{-_Pugq bien .pgllnjglg;rj9rcr}_e
iy11p¡,tlgble, esto es, no puede recibir "cambios" de ning¡in tipo; tien;n qüe _ éstar mólaná ó se ;. ó_[g_1e
¿1
seffiqffi ;J
las demás cosas, por el solo hecho de que el existir no les per- en este caso es lo mismo, pues recordemos que nosotros úene-
tenece propiamente (¿recuerdas?) pueden ser o no sér (exis- ¡nos existencia (existir), así como las cosás nojaaa{ Uilón
tir o no existir), además de poder tener- muchos otros cambios agua. Por eso Dios está permanentementg p-ostgn¡endó a hs
V-variaciones. Pero Dios nq puede recibir nada que "pueda ser", cosas en la existencia. Y retengamos el término "sosteniendo"
nada que le agregue 489_, pglgug, en gse QA§q,.alg,g.lg falta¡ia",-y
en ese caso, eso que se le agrega se le agregaría c.om,o una
*r*téi?"ufg"áfl¿". En efecto (y resumiendo un poco todo),
sipodemoslg*e§!§!.!!t¿p5¡r*gu_éel§tryt-o:pr_]*h"ggt_o¿ygtg-g¡e
"parte" o algo que antes no tenía, y entonces D-io-g gg*¡r¿ _cgm- podemos degir: porque-existe 9l exiqtir (el ser) qq.g¡g¡fsmo
\ pu*e¡to, y ya vimo¡ que es absolutamente simple.-Pp-r
eso- Dios (D_igs). La imagen poüÍq¡e{rpor tantg.-.esta: esta¡Lgs colga-
-lo
es abrclutamente perfeeto, eplg gs, no puede recibir atgo qug dos sobre la nada (la lg existegqQ) pgl¡gg{fg iguna sgga gle
le-falte.-Y for todas estas razones vemos que no es difícil ve-r nos sostiene: Dios. Y ese "sostenimiento"-"gs pgrlnqrytgnte
p*orqué Dios es eterno: pues, como hemos visto, el e&isÍir te ( m-ie_n_tias co¡gs éx-1qten¡ . ¿ Ño él dtb*irnÉiesionante? ;Ño
pertenece propiamente (las otras cosas lo tienen pregtado-\ te siCntes--la¡ahoiá más"tafóirado" a Dios que de costumbre?
y entonces no puede no haber existido alguna vez,y no puede No pensemos, además, que Dios, al crear, se saca un
9ffI_ge exi¡tir. poco de El mismo (de su existir) y lo coloca en nosotros y las
demás cosas. Porque en ese caso, no habría ninguna diferencia
La creaeión. Bien, ¡esto sí que es "exprimir" a nuestra csencial entre las cosas y Dios, pues nuestro existir sería el
razónt Estamos apretando el acelerador al mríxi- mismo que el de Dios. Pero ya hemos visto que hay una
mo. Sobre todo, porque nuestra raz6n está <liferencia esencial entre las cosas y Dios, porque en las cosas
acostumbrada a trabajar con las cosas de este mundo, y, como (que no son Dios) el modo de ser es distinto al ser, y en Dios
hemos visto, Dios no entra precisamente en los cánones habi- non lo mismo. O sea que Dios crea Las,go§.esr-pgIg_és!6*¡¡o sg
tuales. Pero hagamos otro esfuerzo y pensemos en lo siguiente. rpnlgndqn*c9,Lpl'niplgopla§.._c-999§_,,¿Pe._4ÉlAe_b_"§"eg"_qdo
Dadg_qge D_io-1ao,q_do ngg_g!¡o -eTlstir, que tenemos "preg!4§o" cntonces Dios las cosas? Ya ümos que no de él mismo. Enton-
I
a6 GABRIEL J. ZANOTTI TILOSOFIA PARA NO FILOSOFOS

ces, ¿las sacó de otra cosa, como un carpintero saca sus muebles el ser es " no se deriva del modo de ser.
delá'-máaiérá?'Pero si es así, esa otra cosa también tig¡r,"e qge uer con
haber sido creada por Dios (porque esa otra cosa, como vimos, existir
áo puede ser Dios, y entonces tiene que ser distinta de Dios, eso no interesa; lo
y sl es distinta tiene ser y modo de ser distintos, y entonces
tiene el ser prestado y es creada), y entonces eI problema se existe, y que Dios es parte de todo lo que existe, y si Dios creó
repite: de dónde sacó Dios esa otra supuesta cosa. Entonces, al universo, Dios se creó a sí mismo, Io cual es contradictorio
si Dios no saca las cosas de sí mismo, ni de otra cosa, las crea . . . con la creación, pues sólo son creadas las cosas que no son
,!S_le npda! Sí, ya sé que esto es asombroso, pero, ¿qué otra Dios. Pero: por supuesto que sólo son creadas las cosas que no
alternativa queda? Todos nosotros, al hacer cosas, siempre las son Dios; P-t$-qs- incfeqdg p.ySp n1die-le -{"g."gl qXiqtir, pues el
hacemos de algo y con algo (como el carpintero, que utiliza existir Ie pertenece propiamente, y lo que es propio no se reci-
la madera, o el escultor, que utiliza el mármol, etc.). Pero eso be prestado. Pero decir "el universo es todo lo que existe" es
es transformar coffis que ya existen. Pero, como vemos, "dar totalmente impreciso: nosotros no hemos partido de "todo lo
el existir" (crear) es distinto a transformar. Dios, aI crear, no que existe", sino de las cosas que tenemos a nuestro alrededor,
utiliza ninguna materia preexistente. (Y ya vimos por qué: si a partir de las cuales vimos que tienen una diferencia entre ser
fuera así, a esa materia también la tendría que haber creado, y y modo de ser, y de allí nos temontamos a Dios (el ser en sí
así sucesivamente). -P_o¡ eSo, ta__S¡-e_a-c_iép, de Dios es de la nado. mismo). "Crear el universo" no es ctear todo lo que existe,
¿Increíble, no? Y lo más increr'ble es que todo esto son conclu- por lo tanto, sino que es crear lo contingente (las cosas que
siones lógicas a partir de lo que significa "dar el ser". Y es pueden o no existir).
obvio gue estemos mudos, boquiabiertos, frente a lo que la
razbn nos dice. Pero creo que la pobre raz6n, propiamente
hablando, ya no da para más. el
Dios y A partir de aquí, si no nos hemos equivocado,
aentido los interrogantes del principio pueden comenzar
último a contestarse. No totalmente, por ahora' pero
Algunas Todo esto nos lleva a reflexionar sobre el hecho de las cosas. las cosas van adquiriendo su sentido. Ahora
objeciones. hay un por qué de todas las cosas. El mundo no
es una enorlne casualidad. Y hay una esperanza
para nosotros. Nosotros, los seres humanos, que entre nuestras
hace al fondo ?e la cuestióú.- Por supr características definitorias tenemos la de poder preguntarnos
nos que ha sido por nuestro destino final. Pues hemos sido creados por Dios.
Cada uno de nosotros. Y entonces, ¿para qué nos creó Dios?
pero racionalmente es posible que el universo haya siempre ¿Es compatible con la absoluta perfección de Dios que nos
existido. El fondo de la cuestión es, como hemos visto, que las haya creado para el mal, para la infelicidad? Digamos que es
cosas del univeiso 1y éste en su conjunto) tienen una diferencia razonable contestar que no es compatible.
errtre el modo de ser y el ser, y allí está la clave de la cuestión: Por lo tanto, Dios esmotivo de esperanza. Una perfección
inmensamente infinita es el origen de nuestra existencia . .

I
GABRIEL J. ZANOTTI

¿Por qué no también el destino firwl de nuestra existencia?


Pero a todo esto trataremos de dilucidarlo en el capítulo
siguiente. Por ahora, no olvidemos esa expresión de esa carta
que te habíacomentado al principio: .,. . . Es terrible no encon-
trarle un sentido a esta vida . . .,'. Sí, es terrible. pero en el CAPITULO 3. EL HOMBRE
sólo reconocimiento de que es terrible encontramos nuestra
absoluta necesidad de encontra¡ el sentido último de las co-
sas. Y en nuestras limitaciones, que se manifiesian en esos
momentos de angustia, encontramos la importantísima verdad
de que precisamente por nuestras limitaciones somos incapaces
de habemos dado (a nosotros mismos) la existencia. Lo cual
es el punto de partida para llegar a Dios. Así como sólo.pode-
mos llegar a la verdad una vez que tomamos conciencia de Dijimos en el capítulo anterior que todas las
|geslra ignorancia (como decía Sócrates), de. igual mqdg 9l cosas (excepto Dios) tienen un ser y un modo de ser que se dis-
hombre sólo puede llegar a Aquel a quien el eiliiir te pe*ene- tinguen realmente, aunque ambos aspectos, íntimamente uni-
ce propiamente (Dios) cuando advierte que su propia exisienc_ia dos,conformanunasola cosa. También, en el capítulo anterior,
(sg_ gxistir; su ser; zu acto de ser) no le pe.rtcnece. Así, de hablamos mucho sobre nuestro ser (nuestro existir), pero no
nuestra angustia puede surgir nuestra esperanza. Hay una tanto sobre nuestro modo de ser. Esto es, el existir como horn'
esperanza para tu vida. Cuando contemples un atardecer en bres (modo de ser). Entonces, este será el tema de este capítu-
medio de las montarias, piensa que algo infinitamente más lo: ¿qué es aquello por lo cual, específicamente, nos distingui-
bello te ha creado, para que llegues a El. mos de las demás cosas? Esta última pregunta es importante,
i
porque establece el enfoque típicamente filosófico que daremos
a este tema. Pues el estudio del hombre puede ser enfocado
desde muchos aspectos. Y el aspecto específicamente filosófico
I
de esta cuestión es preguntarnos por la esencia última del
ser humano,. esto es, aquello por lo cual decimos que alguien
es un ser humano y no un árbol.

La esencia Buscaremos entonces las características defini-


del hombre. torias de nuestra existencia. Ya vimos que la
tenemos prestada en cuanto a existencia, pero
eso no nos distingue específicamente de las
demás cosas, pues las demás cosas también tienen su existencia
prestada (contingente). Ahora no nos ocupar€mos, pues' de las
GABRIEL J. ZANOTTI FILOSOFIA PAR,A NO FILOSOFOS

cosas prestadas, sino de aquello que nos pertenece propiamen- lrr <lescripta, algunos animales parecen tener y presentar conduc-
te, es decir, de aquellas características que tenemos por el solo l,rrs que revelan algún tipo de inteligencia pruictica, esto es,
hecho de ser seres humanos. rr.suelven un problema buscando eI medio adecuado para llegar
"Pero eso no es tan complicado", me dirás. Porque tal ul fin (por eso es o'práctica", porque lo que se resuelve es algo
vez te estés acordando del tema de la fa¡nosa "inteügencia". que hay que hacer). Pero, ¿es sólo eso la inteligencia? O ¿se-
Además, es muy conocida la definición del hombre que viene reduce a eso la inteligencia del hombre? Algunos opinan que
desde Aristóteles: "animal racional". La inteligencia; el razo- Hí. No porque lo único que podamos hacer sea alcanzar una
llilill namiento; la tazón, la famosa taz6n que estamos exprimiendo, banana, sino porque nuestra inteligencia sería en nosotros sólo
es lo que más razonablemente se nos aparece cuando tratamos l<¡ necesario para resolver -_como cualquier otro animal- el
de ver qué nos distingue de las demás cosas. ¡rroblema de la supervivencia, para lo cual el hombre ha ideado
Yo no te voy a decirque esto no es así. Pero el problema las diversas técnicas (desde una hoguera, el arco y la flecha
es que las cosas no son tan sencillas, por cuanto hay que espe- hasta un proyectil supersónico y un acondicionador de aire)
cificar qué entendemos por "inteügencia". Además, siempre que le permiten sobrevivir y defenderse de las otras especies'
surge esta cuestión: ¿y no tienen inteügeneia, también, algunos Podríamos decir que es cierto que la inteligencia signifi-
animales? También aquí debemos recordar contestaciones ca eso. Pero, nuevamente, ¿sólo eso? Y hacemos esta pregunta
habituales: "no, Ios animales tienen i¡utinto". Lo que ocurre recordando que en el primer capítulo habíamos distingrido
es que, a veces, ¡flor de instinto!, ¿no? entre conocimiento prdctico y conocimiento contemplatiuo
Para que veamos mejor esta dificr¡ltad, te algo (especulativo). Habíamos visto que,para hacer algo, hay que
muy interesante. A principios de este siglo este "orr¡r¡§
tema estaba tener un conocimiento aunque sea mínimo sobre quá son los
muy candente, y por todos lados se hacÍan experimentos. elementos con los cuales trabajamos. Y vimos también que ese
con la conducta de los animales. Uno de los más famosos conocimiento sobre lo que las cosas son no es sólo para fabri'
consistió en poner a un gorila, que se Ilamaba Sultán, en un car o hacer cosas, sino también para ver cómo son las cosas en
lugar donde había una banana co@ando a una altura donde el sí mismas. Y esto es lo que llamábamos actitud contemplatiua
gorila no la pudiera alcanz.ar. Más o menos alejado de la de h realidad. A lo que estamos apuntando, pues, es que lo
banana había un cajón suficientemente alto como para quá que propiamente caracteriza a la inteligencia en ei ser humano
quien se subiera en él alcanzara la banana. Ya te lo puedes ima' es esa actitud, de la cual deriua su enortne capacidad práctica'
ginar a nuestro pobre Sulüán dando vueltas y saltos para tratar Esto es, podríamos definir a la inteligencia como la capacidad
de alcanza¡la. Pero, en un determinado momento, Sultán se de captar el ser y el modo de ser de las cosas. Permanenternente,
queda quieto y mim a zu alrededor. Y después de un pequeño nuestra mente se caracteriza por esLar abierta a la realidad,
lapso, al parecer sin dudar, toma el cajór-r,lo pone debqio de la a lo que las cosas son; a su existencia y modo de existencia.
banana, se sube en él y lo alcanza. Ha logrado su objetivo. Esto se manifiesta en el ser humano desde pequeño, cuando
Los científicos dicen que eso es una conducta inteligentei comienza a preguntar "qué es esto? (su modo de ser), y "¿por
esto es, resolver un problema, al encontra¡ cuáles son los qué?" (su causa). Incluso, el mismo término "inteligencia"
medios adecuados para llegar a un determinado fin. Definida nos indica eso: viene del latín "intus" (dentro) y "legit" (lee),
así, es muy difícil negar que, sobre la base de experiencias como o sea, leer dentro (de la cosa; ver lo que es); de allí el latín
GABRIEL J. ZANOTTI FILOSOF'IA PARA NO FILOSOFOS 43

"intelligere", gü€ es inteligir e entender, que es el acto propio ror (de existir) de las cosas. sino que significa que se conoce
de la inteligencia, como uer es el acto propio de la vista. O sea: algo o parte de ese modo de ser; a veces más, a veces menos; en
así como la vista "ve", y t'ver" es "captar la luz" (o el color), general, lo suficiente como para no confundir una cosa con
de igual modo, la inteligencia "entiend€", y "entender" es otra. O sea que la inteligencia se encuentra generalmente a
"capta^r la realidad", que implica captar la existencia y el modo mitad de camino entre conocer nada de las cosas y conocerlo
de existir de las cosas. Incluso -y esto es muy importante- todo.En realidad, sólo podemos conocer completamente aque-
la inteligencia puede captar el modo de ser en si mismo de algo. llas cosas que, en alguna u otra forma, hacemos. por ejemilo,
¿Qué quiere decir esto? Pues si decimos, por ejemplo, "este rl alguien es un experto mecánico, puede llegar a
pato existe" (volvemos a nuestro pato del arroyo), entonces "o*p""rrd",
perfectamente los hasta mínimos detalles de funcionamiento
captamos a una cosa que existe como pato (su modo de ser). de un automóvil; pero un médico jamás podrá estar en la
Pero entonces podemos incluso abstmer ese modo de ser en sí mi¡ma situación con respecto a su paciente. pues hemos inven_
mismo, lo cual significa que podemos no sólo considera¡ aeste tado el automóüI, pero no nos hemos inventado a nosotros
pato, sino al modo de ser pato solamente, esto es, lo que espe- mismos, como tampoco a ninguna de las cosas naturales que
cíficamente distingue al modo de ser pato de otro modo de nos rodean, que siempre guardarán secretos por revelar.
ser. Lo cual es la esencia del pato o "pateidad" (habitualmen- Y una última característica de la inteligencia humana,
te los modos de ser en sí mismo terminan en "eidad" o "idad"; muy importante, es que es capaz de uoluer sobre sí misma y
de allÍ "humanidad", por ejemplo). Y lo imporbante es que el entend.erw a sí misma. áQué significa esto? pues supongamos
modo de ser pato en sí mismo, o aquello por lo cual algo es que estás mirando algo a través de un largavista. puedes mirar
pato y no es perro, considerado en sí mismo no está solo muchas cosas con el largavista, excepto el largavista. Esio es:
en este pato (nuestro pato del anoyo), sino en fodos los patos. el largavista no puede verse a sí mismo; no puede ser su pro_
Lo cual significa que la inteligencia del hombre, al captar el pio objeto. O sea: si miras por el largavista aparecerán mrr"has
modo de ser en sí mismo de las cosas, ua mds alkí de lo con- cosas, excepto el Iargaüsta que estás utilizando. (Esto pasa
creto. O sea: la inteligencia no sólo capta a este pato en también con los sentidos, que utilizan órganos corporalei: el
particular, sino también a.la "pateidad" en sí misma. Lo más ojo no puede verse a sí mismo; una zona de la piel no puede
curioso de esto es que los modos de ser en sí mismos no se tocarse a sí misma). Pero en cambio la inteligencia, cuyo acto
pueden dibujar ni fotografiar. Por ejemplo, puedes dibujar un propio es "entender", puede entenderse a sí misma. Lo hemos
determinado triángulo, pero no puedes dibujar a la "triangula- estado haciendo: dijimos que la inteligencia es la capacidad de
ridad", esto es, aquello por lo cual llamas triángulo al triangulo caplu el ser y el modo de se¡ de las cosas: eso significa que
que dibujaste. Inténtalo, y verás que no puedes. Siempre la también estamos captando con la inteligencia lo que ella es:
concretarás en un determinado triángulo, aI cual lo llamaús tal au modo de ser es captar el ser y el modo de ser de las cosas.
porque se adecua a la "triangularidad". Pero los modos de ser Lo cual implica que la inteligencia se está ,,viendo" a sí misma
(modos de existir) siempre existen, en la realidad, en una cosa (cosa que no puede hacer el largaüsta ni nada que s@ esencial-
concreta que estd existiendo, mente corpóreo). Esto es lo que muchos filósofos llaman re-
Todo esto no significa que la inteligencia pueda conocer flexión. Además, por esta reflexión captamos nuestra propia
totalmente, completamente, exhaustiuamente, los modos de existencia, y por eso decimos ,,yo existo,, (¿recuerdas?, esto

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42 GABRIEL J. ZANOTTI FILOSOFIA PARA NO FILOSOFOS 43

"intelligere", gu€ es inteligir o entender, que es el acto propio aer (de existir) de las cosas. Sino que significa que se conoce
de la inteligencia, como uer es el acto propio de la vista. O sea: algo o parte de ese modo de ser; a veces más, a veces menos; en
así como la vista "ve", y "ver" es "captax lafuz" (o el color), general, lo suficiente como para no confundir una cosa con
de igual modo, la inteligencia "entiende", y "ent€nder" es otra. O sea que la inteligencia se encuentra generalmente a
"captar la realidad", que implica captar la existencla y el modo mitad de cemino entre conocer nada de las cosas y conocerlo
de existir de las cosas. Incluso --y esto es muy importante- todo.En realidad, sólo podemos conocer completamente aque-
la inteligencia puede captar el modo de ser en sí mismo de algo. llas cosas que, en alguna u otra fonna, hacemos. porejemplo,
¿Qué quiere decir esto? Pues si decimos, por ejemplo, "este si alguien es un experto mecánico, puede llegar a
pato existe" (volvemos a nuestro pato del arroyo), entonces "o-pr"rrd"r
perfectamente los hasta mínimos detalles de funcionamiento
captamos a una cosa que existe como pato (su modo de ser). de un automóvil; pero un médico jamás podrá estar en la
Pero entonces podemos incluso abstmer ese modo de ser en sí misma situación con respecto a su paciente. pues hemos inven-
mismo, lo cual significa que podemos no sólo considera¡ a este tado el automóvil, pero no nos hemos inventado a nosotros
pato, sino al modo de ser pato solamente, esto es, lo que espe- mismos, como tampoco a ninguna de las cosas naturales que
cíficamente distingue al modo de ser pato de otro modo de nos rodean, que siempre guardarán secretos por revelar.
ser. Lo cual es la esencia del pato o "pateidad" (habitualmen- Y una última característica de la inteligencia humana,
te los modos de ser en sí mismo terminan en "eidad" o "idad"; muy importante, es que es capaz de uoluer sobre sí misma y
de allí "humanidad", por ejemplo). Y lo importante es que el entender* a sí misma. óQué significa esto? pues supongamos
modo de ser pato en sí mismo, o aquello por lo cual algo es que estás mirando algo a través de un largavista. puedes mi¡ar
pato y no es perro, considerado en sí mbmo no está solo muchas cosas con el largavista, excepto el largavista. Esto es:
en este pato (nuestro pato del anoyo), sino en úodos los patos. el largavista no puede verse a sí mismo; no puede ser su pro-
Lo eual significa que la inteligencia del hombre, al captar el pio objeto. O sea: si miras por el Iargavista aparecerán muchas
modo de ser en sí mismo de las cosas, ua mds alb de lo con- cosas, excepto el largavista que estás utilizando. (Esto pasa
creto. O sea: la inteligencia no sólo capta a este pato en también con los sentidos, que utilizan órganos corporales: el
particular, sino también a.la "pateidad" en sí misma. Lo más ojo no puede verse a sí mismo; una zona de la piel no puede
curioso de esto es que los modos de ser en sí mismos no se tocarse a sí misma). Pero en cambio la inteligencia, cuyo acto
pueden dibujar ni fotografiar. Por ejemplo, puedes dibujar un propio es "entender", puede entenderse a sí misma. Lo hemos
determinado triángulo, pero no puedes dibujar a la "triangula- estado haciendo: dijimos que la inteligencia es la capacidad de
ridad", esto es, aquello por lo cual llamas trir{ngulo al triangulo captar el ser y el modo de ser de las cosas: eso significa que
que dibujaste. Inténtalo, y verás que no puedes. Siempre la también estamos captando con la inteligencia lo que ella es:
concretarás en un determinado triángulo, al cual lo llamarás tal au modo de ser es captar el ser y el modo de ser de las cosas.
porque se adecua a la "triangularidad". Pero lic.s modos de ser Lo cual implica que la inteligencia se está ,,viendo,, a sí misma
(modos de existir) siempre existen, en la realidad, en una cosa (cosa que no puede hacer el largaüsta ni nada que seo esencial-
concreta que estd existiendo. mente corpóreo). Esto es lo que muchos filósofos Ilaman re-
Todo esto no significa que la inteligencia pueda conocer flexión. Además, por esta reflexión captamos nuestra propia
totalmente, completamente, exhaustiuarnente, los modos de existencia, y por eso decimos "yo existo', (¿recuerdas?, esto

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44 GABRIEL J. ZANOTTI FILO§OFIA PARA NO FILOSOF'OS 45

lo habíamos dado antes como un ejemplo de una euidencia). un espejo, pero en ese caso es como si mirara su propia foto, lo
Y es eyidente porque cuando dices "yo entiendo que . . .", es cual es también ofra cosa). Vemos pues que la capacidad del
obvio que estás existiendo, porque no podrías entender ni hombre de tener conciencia de sí mismo y decir ,.soy,, (o
hacer ninguna otra cosa si no existieras --por eso se dice que "existo") es algo que difícilmente pueda reducirse a algo
tndo lwcer supone un ser previo-. (Un gran filósofo, Renato rólo corpóreo. ¿Puede una moderna computadora decir, por
Descartes, decía que esto es tan evidente, que en el sólo e{ y ante st-,"soy" ("existo") y, de ese modo, tomar conciencia
hecho d,e dudar nos damos cuenta de que existimos, porque no de sí misma? Yo creo que no. Por supuesto, la puedes progra-
podríarnos dudar si no existiéramos; y otro gran filósofo, que mar para que después, cuando hagas "correr', el programa, apa-
además fue un santo, san Agustín, decía que en el solo hecho de rezca la palabra "soy" en la pantalla. Por eso te subrayé ..por
equiuocamos nos damos cuenta de que existimos, por el mismo eí y ante sí", es decir, espontáneamente.
motivo: no podríamos equivocarnos si no existiéramos). Y este "soy", tan sencillito, pero que aparece como algo
imposible para una supercomputadora, nos señala otras cosas.
Por ejemplo, su simplicidad. No sólo porque sea simple, para
La Ahora üene algo muy interesante. Todas un ser humano, pensar "soy", sino también por zu no-d¡u¡slb¡t¡-
inteügencia estas características de Ia inteligencia humana
y su relación que estamos analizando, ¿son explicables dad. O sea, no lo puedes "cortar", ni medir_ Todo lo corpóreo
con lo por un proceso corpóreo, de tipo físico-quími- ee puede medir. Y también puede dividirse en partes más
pequeñas, aunque no siempre se tengan los instrumentos para
corpóreo. co oelectrónico?Esteesuntemaquehapreocu-
ello. Pero, ¿,cuánto mide el "soy,'? Sencillamente, nada. ¡Lo
pado a muchos filósofos, y tiene graves conse-
cuencias. Porque si esta capacidad definitoria del
cual no implica que no exista, si justamente al decir ,,soy',
eetás diciendo que existes! Pero, ¿cuántas partes tiene .,soy',?
hombre, la inteligencia, es sólo materia, entonces no habría
ninguna conclusión lógica que nos indicara que no todo termi-
(Y por supuesto, no nos estamos refiriendo a la palabra, a,sí
que no es cuestión de decir "s", .'o", etc.). ¿Se puede ser por
na con la muerte. Con lo cual estamos nuevamente rodeando
la mitad? No. Existes o no existes, pero no tiene sentido decir
el tema de nuestro destino final. Por lo tanto debemos ahora
que existes un poquito,
afilar nuestta taz6n, porque entramos en zona tormentosa.
En mi opinión, hay varias cosas que nos indican que la Esto nos está indicando que el objeto de la inteligencia
inteligencia no utiliza un órgano corpóreo para realizar su tarea humana (el ser y el modo de ser de las cosas) es algo que no
puede reducirse a cosascorpóreas. Loscuerpos existen, pero eso
específica, que es "entender". En priiner lugar, porque si así
fuera, no podría "reflexionar": como habíamos dicho, volver no implica que necesariamente sólo lo corpóreo puede existir.
sobre sí misma y captarse a sí misma. Lo cual implica captar la
Ya vimos en el capíhrlo anterior que nuestra tazón puede no
existencia de quien está entendiendo. Ninguno de los sentidos sólo suponer la posibilidad de la existencia de Dios, sino tam-
corpóreos pueden captarse a sí mismos: el ojo no puede verse, bién demostrarla. Pero entonces, si nuestro intelecto fuese
ni el tacto tocarse, ni el olfato olerse; esto es, siempre captan sólo una cosa material y corpórea, no podría captar sino cosas
otra cosa, no a ellos mismos (el ojo de Juan puede ver el ojo de materiales y corpóreas, dado que nada puede hacer cosas que
Pedro, pero si Juan mira no verá su propio ojo -recuerda el estén más allá de su propia naturaleza (al menos, ninguna cása
ejemplo del largavista-. Por supuesto, puede verse mediante puede hacer eso por sí misma) . O sea que sería igual que nues-

B*-
F-

GABRIEL J. ZANOTTI FILOSOFIA PARA NO FILOSOFOS

tros sentidos, que sóIo captan cosas materiales y corpóreas grave daño funcional. Los médicos y psiquiatras, cada vez más,
(que siempre se pueden medir y dividir -al menos, esa es una hablan de las enfermedades y poblemas "psicosomáticos", lo
de las características más firmes y evidentes del mundo mate- que significa que problemas al parecer sólo corpóreos causan
rial, si bien no conocemos totalmente zu modo de ser-). Pero daños psíquicos y problemas al parecer sólo psíquicos influyen
si esto fuera así, entonces nuestra inteligencia no podría ni si- en lo corpóreo y pueden ser causa de enfermedades somáticas.
quiera concebir la posibilidad de la existencia de cosas no El hombre se muesttn pues como uno, con su espíritu y su
corpóreas. Pero no sólo nuestra inteligencia sípuede hacer eso, cuerpo. Pero, si esto es así, ¿cómo explicarlo? Y si el espíritu
sino que también puede ocuparse de Dios, que no es corpóreo, es hasta tal punto uno con su cuerpo, ¿cómo sostener que
además de poder volver sobre sí, como hemos visto, y captar podemos seguir existiendo más allá de la muerte?
los modos de ser en sí mismos de las cosas (recuerda el ejemplo Bien, no es este un problema sencillo de resolver, pero
de la triangularidad) que no son reducibles a imágenes corpó- te daré la respuesta que hasta ahora me ha parecido más razo-
reas (recuerda que no podias dibujar la triangularidad). Por nable. Viene del viejo Aristóteles. El azunto es más o menos así:
todo esto, creo que es razonable afirmar que la inteligencia no tupong¿rmos que tenemos cuatro piedritas, y las colocamos en
puede explicarse por un solo proceso corpóreo (como los cinco el suelo de forma tal que cada una de ellas represente cada uno
sentidos, que tienen un órgano corporal). de los vértices de un cuadrado imaginario. Esto es, lias coloca-
Por lo tanto, hay en el hombre una dimensión no reduci- mos en forma de cuadrado. Observemos que allí tenemos dos
ble a lo material, que es lo que muchos filósofos llaman espiri- elementos: las piedritas (el elemento material) y la forma de
tualidad, que lo abre a una existencia más allá de la muerte. cuadrado (el elemento formal). La forma tiene la función de
Pero, me áirás, aquí hay algo ra¡o. No somo espíritus "puros" organizar y disponer en un determinado orden a los elementos
o "solitos", me dirás. Y tienes raz6n- Tenemos r¡n cuerpo' materiales. Las cosas fabricadas por el hombre siempre tienen
Un cuerpo que, podríar-nos decir, forma parte esencial de otte esquema: una seri- de elementos materiales unidos y
nuestra existencia. Pero en este tema los filósofos han tenido onsamblados en una forma determinada, forma que habitual-
muy diversas opiniones. Muchos opinan que el hombre es mente permite cumplir una determinada función. Fíjate en
I

esencialmente su espíritu, y que el cuerpo es otra cosa, total- eualquier cosa que tengas a tu alrededor, (una silla, un televisor,
mente distinta, que el hombre maneja como un automóvil' o lo que fuere) y verás que tiene ese esquema. Pero esto
El espíritu estaría "dentro" del cuerpo, como el conductor también lo observamos en la naturaleza y, sobre todo, en esas
"dentro" del automóvil. Pero, la verdad, yo nunca me atreve- cosas tan especiales que llamamos seres vivos. Para no ir muy
ría a sostener tal cosa; no sé si estarás de acuerdo conmigo' loJos, vayamos a lo que los biológos llaman la unidad mínima
Hay muchas cosas que nos indican una unidad muy profunda de la vida, la famosa "célula", y veremos ese esquema (incluso,
I
entre nuestra parte espiritual con la corpórea, hasüa tal punto lu biología nos enseña la existencia de animales unicelulares,
que podríamos decir que son dos elementos de una sola cosa, que tienen una sola célula, como los paramecios). En una
que es el hombre en su totalidad. La inteligencia no es reduci- cólula hay una gran cantidad de elementos materiales: hidra-
ble a lo material, pero eso no implica que no use de algún tos de carbono, proteínas, lípidos, agua, etc., etc. En sí mis-
modo (y use no quiere decir "ser") al cuerpo, pues si alguien mos, apilados uno sobre otro, no formarían una céIula, de
sufre un daño cerebral serio, sus funciones psíquicas sufren un lgral modo que si desensamblas y desarmas tu televisor y

rl

il
GABRIEL J. ZANOTTI FILOSOFIA PARA NO FILOSOTOS

pones todas las piezas en una bolsa, colocadas según vayan ca- habíamos visto que la capacidad intelectual no depende de lo
yendo, esas piezas ya no forman un televisor' Pero volvamos a material para su existencia. Por lo tanto, tampoco el principio
la célula. Eios elementos materiales, que está'n en la célula, último del cual deriva, pues lo no-material no puede apoyarse
eslán ordenados en una d,eterminada forma' Esa "forma" es y sostenerse, pdo su existencia, en lo material (pues ninguna
lo que nos permite hablar de una cierta unidad (decimos que r:osa da lo que esa cosa no tiene, y por eso una cosa solamente
hay- "rrrru" célula) y además cumple una función: mantener material y corpórea no puede dar u originar lo intrísecamente
ta vl¿a de la célula (o, como dirían los biólogos, su funciones lnmaterial; es lo mismo que si me pidieras un millón de dólares:
i
metabólicas). Inclusive muchos de esos elementos materiales no te los puedo dar porque no los tengo - ¡en serio!-). Enton-
(:eB, es cierto que nuestro principio organzativo último y nues-
van cambiando, a lo largo del tiempo, por los sucesivos inter-
cambios de la célula con el medio en el que se encuentra: si en tra capacidad intelectual están más atlá de lo corpóreo y mate-
el lugar "x" de ta célula hay un determinado hid¡ato de rial, pero eso no impide que puedan organizar y estructurar al
('uerpo humano, pues hemos visto que las estructuras en
carbono, es muy posible que después de un tiempo, en ese
mismo lugar haya oúro hidrato de carbono, cumpliendo una r:uanto tales son distintas de los elementos materiales que
función iáéntica que el anterior. Como ves, en la célula hay r¡rdenan. Por lo tarito, podemos concluir que la relación y
una determinada-estructura que en cierto modo trasciende unión entre el espíritu y el cuerpo del hombre es que nuestro
(esto es, es distinta) a los elementos materiales que está orde- orpírihr cumple la función de principio organizativo último de
nando. O sea: la estructura (la forma) no es lo mismo que los nuestro cuerpo, lo cual no implica que su existencia dependa
elementos materiales, sino que es aquello por lo cual éstos se tlo esa función. Todo lo cual explicaría la íntima relación que
ordenan, y en función de lo cual cumplen una determinada rc observa entre nuestras funciones psíquicas y corpóreas.
función, como siguiendo un "programa" similar aI de una ltosumiendo, todo cuerpo tiene una forma que lo organiza y
computadora (entre paréntesis: ¿pudo la célula haberse tunifica, y la forma de nuestro cuerpo es espiritual. Por eso se
programado a sí misma? -relacionar con el capítulo dos-)' A rlir:e que el espíritu del hombre es un espíritu "encarnado".
r,, ,"r, células de iguales características se ensamblan forman- Por supuesto que todo esto es para seguirlo pensando,
do tejidos, Ios cuales a su vez se ensamblan y ordenan fonnan' ¡rr.ro hasta el momento esto es Io que me parece más razonable.
do órganos, sistemas y aparatos (como el sistema nervioso, o el Itlrte tema sirve como ejemplo sobre cómo la filosofía y las
aparato respiratorio), todo lo cual se -ordena a su vez en una clr.ncias experimentales (en este caso la biología, la física)
fórma última que conforma u.n organismo viviente. Ese orga- ¡rueden y deben ayudarse mutuamente. Pero lo importante de
nismo tendrá pues un púncipio organizativo último (su forma l,rxlo esto es la afirmación del elemento fundante del hombre,
"principal") del cual "emergerán" o derivarán sus otras capa- nr cspíritu, y que ese espíritu lo abre a una existencia más allá
Por ejemplo, la capacidad de subirse a un árbol y rk. la muerte corpórea.
"iauaur.
comer bananas estará "programada" por la "forma principal" Pero con todo esto no estamos terminando nuestra in-
(el principio organizativo ultimo) del mono. si aplicamos este rllgat:ión sobre el hombre. Al contrario, apenas hemos comen-
mismo esquema al ser humano, deberemos conclür que todas an«lo. Porque de este elemento fundante del hombre surgen
nuestras capacidades, incluso la inteligencia, derivan de nuestro ol,rrs características muy importantes sobre las cuales debemos
principio organizativo último como organismos humanos. Pero flkrsofar un poco.

I
50 GABRIEL J. ZANOTTI FILOSOFIA PARA NO FILOSOTOS ó1

||ililil

Como siempre, trata¡é de reflexionar contigo lo que me


La libertad. Una de estas cuestiones es la famosa LIBER- p¡rrece más razonable.
TAD, de la cual tantas veces hablamos en nues- Ante todo, tratemos de ver si hay algo frente a lo cual
tras conversaciones cotidianas. Muchas veces r¡() somos libres. Se puede pensar en muchas cosas, pero todas
usamos esta palabra para referirnos a la "ausencia de trabas" vun a ser muy discutibles. Pero yo creo que hay una que es muy
o la libertad de algo. Por ejemplo, una persona que no está rlifícil de discutir. ¿Cuál es? Pues la felicidad. Todos queremos
en una cárcel diría que es libre, esto es, libre de estar en una lu felicidad. ¿Y en qué consiste? ¡Ah!, ese es otro problema.
I
cárcel, y que en ese sentido tiene ausencia de trabas: o sea, Muy importante, pero es otro. Por ahora, lo que me interesa
las que tendría en una cárcel. Pero no es este el sentido de la (lue pensemos es que ante el deseo de ser felices, no somos
palabra libertad el que en este momento me interesa tazorar lllrres. Tendemos natural y necesariamente a la felicidad como
contigo. No porque no sea importante, sino porque tal vez hu plantas tienden aI sol. Siempre que estoy hablando de
hay algo más importante aún. En efecto, el problema es si el rrrte tema frente a un gnrpo de personas, hago la siguiente prue-
hombre es libre en zu interior, esto es, si tiene libertad inter- l»r: digo "levante la mano el que no quiera ser feliz", y a ren-
na, que es llamada libre albedr{o por los filósofos. Lo cual glón seguido pido que no se hagan bromas. Y nunca alguien me
implica que vÍrmos a indagar si el hombre es libre aunque esté l¡u levantado la mano. Todos queremos ser felices. Sin saber
rodeado de cuatro paredes en la celda de la cárcel más estricta. blcn, tal vez, qué buscamos detrás de ese término "felicidad",
Vamos a averiguar si el hombre es libre internamente, indepen- ¡xrro sabiendo que queremos ser felices, y que no podemos no
dientemente de las trabas externas, de tipo violento, que se le (luerer ser felices. En ese "no poder no querer" ser feüces,
puedan poner alrededor. nulica el hecho de que no seamos "libres" frente a la felicidad.
Me dirás, tal vez, que esto no es ta¡rto problema, pues Pero en esto no estamos solos. Todos los seres üvientee
podemos experimentar en nosotros mismos nuestra propia l,krnen una tendencia o un movimiento intrínseco hacia aque-
lr
libertad. O tal vez pienses lo contrario. Esto depende de lkr que naturalmente los satisface, esto es, hacia aquello que es
I nuestras experiencias vitales. Pero hagamos una sencilla prue- r:onveniente para ellos según su propia naturaleza. Esto es el
1
ba. Haz cualquier cosa que "quieras" hacer: mira para un cos- rtxrtito natural, que lo definimos, pues, como la tendencia al
tado, o levanta el brazo. En estos casos, podemos "séntir" l¡irrn. Las parües verdes de las plantas tienden al sol, las tortu-
nuestra propia libertad. Pero es aquí cuando muchos filósofos ¡¡u marinas tienden hacia el agua, algunas aves tienden a co-
han pensado que, en efecto, en esos momentos "creemos" rn(,rse las tortugas marinas cuando, apenas nacidas, esüán
que somos libres, pero en realidad eso es una ilusión. Oscuras yr.ndo al agua; etc. Y así toda la naturaleza sigu.e un "progra-
fuetzas, no plenamente concientes para nosotros, nos domina- rnr" impresionantemente complejo y ordenado. Y ahora
rían. Incluso habrás podido experimentar alguna vez que tu vrlremos por qué este tema se relaciona con la cuestión de la in-
voluntad " fallab a" ante determ inadas c ircunstanc ias. Entonces : toligencia: porque, en nuestro caso, nuestro apetito natural se
¿es el hombre intrínsecamente libre, como el pez es algo que llnma apetito racional, esto es, un apetito que tiende al bien
intrínsecamente tiene la capacidad de nadar? ¿Podemos de- utnocid,o por la inteligencia. Y esto es lo que llamamos uo-
mostrar que el hombre tiene libertad interior, independiente- luntad. Mediante la voluntad, que es nuestra específica eapa-
mente de lo que "sintamos" al respecto? r:i«Iad de apetición, deseamos las cosas, pero no las podríamos
b2 GABRIEL J. ZANOTTI rrr,osoril PARA No FILogoFos

desear si nuestra inteligencia no las detectara como buenas r¡ur. satisfacer, y en esta vida constantemente nos estamos
para nosotros. No estés pensando que me estoy refiriendo en nroviendo en tomo de objetivos todavía no cumplidos. Todo
este caso a un bien necesaria¡nentn moral. Al tema de la rrrlo quiere decir que tendemos naturalmente a la felicidad
moral nos introduciremos después. En este caso estamos lla- l,ot,rü que puede se¡ concebida por nuestra inteligencia, Y €s
mando bueno a todo aqueüo que la inteligencia nos presenta frr,nte a esa felicidad total que no somos libres (no podemos
como conveniente para nosotros ("conveniente" en cuanto rro r¡uererla), pero no la podemos alcanzar con las cosas de este
nos permite üegar a un fin). Por eso, un error de la inteligencia rr¡undo. Las cosas de este mundo no son el bien total, sino que
I
producirá que nos perjudiquemos (en cuanto no alcanzaremos rr¡n bienes parciales. Y entonces, si sólo el bien total tiene el
el fin). Volvemos a reitera¡ -rsto es muy importante- que ¡x»rlnr de determinar totalmente tu voluntad, de manera que
dejamos el tema del bien moral para más adelante, si bien lo rro ¡ruedes no quererlo, los bienes parciales no l,ienen ese
que estamos diciendo ahora se reliaciona con el planteo ético. ¡rorler. Y en ese sentido somos libres. Somos libres en el
Y ahora pensemos en algo muy importante. ¿Recuerdas ¡rrntido de que podemos autodeterminarnos frente a los bienes
cuando decíamos que nuestra inteligencia puede concebir ¡rnr«:iales. No podemos no querer el bien total (que implica la
la "triangularidad" en sí misma? hres bien, de igual modo frrli¡'¡¿u, total) pero podemos querer o no querer cualquier
-y como hemos venido haciéndolo- nuestra inteligencia nos toxu de este mundo, porque no tienen la capacidad de ofrecer
permite no sólo conocer esta o aquella cosa buena (concreta nr¡ucllo que nos dejaría totalmente satisfechos. Como cual-
y particular) sino también "lo" bueno en sí mismo, o sea, r¡rrier bien de este mundo puede dejarte insatisfecho en algún
la noción de "el" bien en sí mism«¡. Y eso es lo que nuestra n,rrtido, en ese sentido puedes no quererlo, y puedes quererlo
inteligencia hace cuando mediante ella decimos que tendemos r,lr cl sentido en el cual te deje satisfecho. En este sentido
"al" bien. Y is frente a esta tendencia "al" bien, así en abstrac- nr¡r'stra voluntad es libre: en cuanto que se autodetermina
to considerado (reiteremos, otra vez, que no se trata necesaria- frr.¡rte a los bienes parciales. Por eso, si, por ejemplo, te traen
mente del bien moral), quenosomos libres. Y es esta tendencia rtrr ¡rlato de comida y tienes hambre, puedes decir "no quiero".
a "el" bien la que se expresa con nuestra tendencia a "la" No porque no tengas hambre, sino porque puedes considerar
felicidad. Ahora bien, ¿cuá podría ser la característica princi- r¡ur. cl plato de comida satisface tu hambre, pero no tus deseos
pal de la felicidad total? Yo creo que podemos razonablemente rl¡, ¡r«¡ engordar. Entonces, como no quieres engordar, dices "no
contestar que, si tuviéra¡mos la felicidad total (que sería fruto r¡uicro". Y esto es a lo que nos referíamos cuando decíamos
de tener el bien total), se caracterizaría por el hecho de que es- r¡uc cualquier bien de este mundo puede satisfacerte en un
ta¡íamos tan plenarnente satisfechos en todos nuestros deseos n,¡ll,ido y no en otro sentido. Y por eso podemos decir que el
y aspiraciones, que ya no tendríamos más nada que querer o Irr¡mbre es necesariamente libre internamente, porque su
deeear. Pero, ¿qué cosa buena de este mundo tiene esa carac- ttr[eligencia lo abre a la distinción entre bien total y bien
terística? Pues ninguna. Todas las cosas buenas de este mundo ¡rrrrt:ial, y a poder elegir f.tente a los bienes parciales. Que son
nos satisfacen en este o en aquel sentido, pero ninguna nos l.rxl«ls los bienes de este mundo.
produce una plenitud tal que ya no tengamos ningún otro
deseo o aspiración. Pues cada vez que nos movemos para
conseguir algo, eso implica que todavía tenemos algún deseo
GABRIEL J. ZANOTTI FII,OSOFIA PARA NO FILOSOFOS 56

Los Muy posiblemente, muchos te di¡án que esto rle decidir ante el conjunto de opcianes que las circunstancias
condicio- no es así, y que el hombre actúa necesariamente nos presenten; significa que somos responwbles de nuestra uida
namientos. condicionado por diversascircunstancias.Pero (¡lues "respondemos" de ella). Y de esto, paradójicamente,
lo que ocurrre es que Ia libertad es como un ins- no somos libres. No podemos no ser responsables (no como
tn¡mento muy delicado que tiene la capacidad r:ualidad moral, sino en cuanto que somos dueños de nuestra
de ponerse a sí mismo en peligro de descomponerse, o, al con- vida). Cuando una persona dice .,no respondo de mí',, es
trario, cuida¡se. Puedes, por ejemplo, ponerte delante de deter- r:omo si estuviera anunciando que ha decidido no ser libre. y
minados estímulos sensibles y corporales tan fuertes que tu ruo es imposible. Pues si lo decidió, es libre. Los filósofos exis-
voluntad ya no responda, pero serás responsable de tu conduc- tencialistas dicen que el hombre no tiene una forma de exis-
ta si tú mismo has decidido ponerte en esa situación, y en ese l¡lncia determinada, sino que se da a sí mismo su propia
sentido tu acción segufuá siendo libre. Puedes también actuar r,xistencia, y, en el sentido de que el hombre es libre de decidir
todos los días siguiendo hábitos y costumbres de la sociedad trl curso de su vida, tienen razí»n.
que te rod@, pero tienes la capacidad de decidir si los vas a se- Me dirás que tal vez estoy exagerando un poco todo esto,
guir o no. O puedes también tener limitadas las opciones, pero rlrdo el enorme conjunto de circunstancias que condicionan
siempre guardas una capacidad de elección final. Por ejemplo, ¡x,rmanentemente nuestra vida. Pero el asunto es que yo no
alguien puede amenazarte con un anna y decirte que mates rutoy negando la importancia de esas circunstancias condicio-
a tu madre o te dispara, V Do creo que vayas y mates a tu nuntes; sólo estoy diciendo que ellas no anula¡t tu libertad in-
madre diciéndole que no eres libre de decir que no. l¡rrna. Incluso, puedes decidir "abandonarte" a ellas, y en ese
r:u¡o también lo has decidido libremente. Mira, una vez leí
un libro de un psicoterapeuta vienés, que se llama Víctor
El hombre Por eso el hombre, por su libertad, es dueño de It'runkl, que estuvo en el campo de concentración de Auschwitz,
como dueño de su destino. Ser dueños de nuestro destino rk. los nazis. ¿Podemos concebir algo más "condicionante" y
de s¡ destino. no significa manejar el conjunto total de cir- nronos "libre" (en cuanto a libertad de algo) que un campo de
cunstancias que se nos pueden presentar, r:«¡ncentración? Yo creo que es difícil. Digarnos que es un buen
ni tampbco poder evita¡ las consecuencias ne- oJcm¡,ls de imposición violenta de todo tipo de condiciona-
cesarias y/o probables de nuestra conducta. Por ejemplo, ser lnientos. Pues bien, en ese libro (que te citaré después en las
dueños de nuestro destino no significa que podamos evitar hr«:turas) Frankl explica cómo pudo ver que el hombre podía
que haya un terremoto, sino que significa que decidiremos tr«l perder, si lo deseaba intensamente, su libertad interna, aún
qué actittrd tomaremos en el momento del tenemoto (por $n ese campo de concentración. "Los que estuvimos en cam-
ejemplo, si estamos caminando con alguien en el momento
¡ros de concentración -dice Frankl- reco¡damos a loshombres
del terremoto, ¿nos preocuparemos de quien tenemos aI lado o r¡ue iban de banacón en banacón consolando a los demás,
correremos al primer refugio que encontremos dejando aban- rlóndoles el último trozo de pan que les quedaba. Puede que
donada a la otra persona?). Y si decidimos comer algo que ñ¡eran pocos en número, pero ofrecían prueba,s zuficientes de
sabemos que nos hace mal, no podremos deci¡ que no somos r¡uc al hombre se le puede arrebata¡ todo salvo una cosa: Jc
libres porque no podemos evitar la indigestión posterior. Ser última de las liberto.des humcnas -la elección de la actitud
dueños de nuestro destino significa, pues, tener la capacidad

rI illl
GABRIEL J. ZANOTTI FILOSOFIA PARA NO FTLOSOFOS

per$ntl frente a un conjunto de circutatorciar para decidir cir lo mismo): que Ia persona es una cosa muy especial, o un
su propio camino". Y continúa a renglón seguido: "Y allí tlgo tan especial, que le ponemos el término "alguien" y no
siempre había ocasiones para elegir. A diario, a todas horas, "olgo", y "quién" y no "qué". O sea, la persona e§ una cosa'
se ofrecía la oportunidad de toma¡ una decisión, decisión que ¡,orá ,ro-"omo las demás. Su modo de ser es ser
libre e inteli-
determinaba si uno se sometía o no a las fuerzas que anlenaza- l¡ente. Y cuando ese modo de ser libre e inteligente está
ban con a¡rebatarle su yo mas íntimo, la libertad interna; que iincarnado (en un cuerpo) decimos que es una persona humana'
determinaban si uno iba o no iba a ser el juguete de las ci¡- Y eso somos nosotros. Y por eso tenemos el "peso" y la
cunstancias, renunciando a la libertad y a la dignidad, para de- üremenda responsabilidad (de la cual no podemos huir) de ser
jarse moldear hasta convertirse en un recluso típico" (pag. 69). tlueños de nuestra Propia vida.
Los relatos de Frankl siempre me impresionaron; inclu-
so hay una parte en la que cuenta cómo veía entra¡ a ottps
judíos a la cámara de gas rezando el "§hama Yisrael" (una l,a moral. Y porque tenemos La responsabilidad de ser
oración judía). ¡Eso es libertad interna! No, por supuesto, dueños de nuestra propia vida, es que tenemos
libertad polÍtica, pero sí es ser dueño de la propia vida, que es una calacterística importantísima, derivada de
io que nos interesa. La libertad política es un derivado de la nuestro *r pe?sotut Es algo que ha estado latente hasta
libertad interna, cuando los hombres se tratan mutuamente ahora, como una atmósfera que nos ha rodeado permanente-
como lo que son: seres dueños de su destino. mentá, y de la cual todavía no hemos hablado explícitamente.
y
§e traia ae la ETICA o MORAL. ahora que nos hemos refe-
ridoalalibertaddelhombre,estamosenplenascondiciones
para reflexionar racionalmente sobre eI bien y eI mal moral'
Qué es Como ves, nos estamos introduciendo cada vez
ser per§ona. más en la natt¡raleza humana, en nuestro por
iustamente, lo primero que trataremos de establecer es
"modo de ser" más íntimo. Y hemos dado qué hablamos dá moral en el hombre y no en los animales
y/o
hasta ahora dos pasos muy importantes, pües (y ya hqmos utilizado
hemos hablado de'las ca¡acterísticas definitorias de nuestro
* tu, plantas. Supongamos, en efecto, que decimos que
este ejemplo, que nos seguirá dando servicios)
modo de ser, que serán origen de otras características. Somos
todas las plantas tienen orientadas por naturaleza sus
parbes
espíritus encarnados dueños de nuestro destino. Porque (lo cual llamado
con clorofila (sus partes verdes) hacia el sol es
tenemos inteligencia y uoluntad (que como hemos visto,
por los biólogos fototropismo positivo)' Toda planta' necesa-
es voluntad libre). Y por eso somos personas. Todo aquello
que, existiendo en sí mismo, tiene inteligencia y voluntad, es riamente, se orientará hacia la luz del sol al desarrollarse. Pero
planta debe orienlarse a la luz del
PERSONA, y por eso nosohos somos per@nas humanas. Ju- ¿tenarÍa's"ntido decir que la
lián Marías, filósofo español contemporáneo, dice que el üt, y que está bien moralmente si así lo hace, y mal siennóeste lo

lenguaje registra perfectemente el hecho de que seamos perso-


n"á"i jO la consideraríamos susceptible de castigo
nas, y lo ejemplifica diciendo que si alguien golpea a la puerta,
último caso? No, no tendría sentido, y no lo tendría simple'
mente porque una planta no es dueña de su propio destino:
decimos " ¿quién es?", y no "qué es". Y suponemos que es
alguien y no algo, esto es, una persona y no una cosa. O podría-
no tiene liLertad interna; no puede decidir libremente si se
orientará hacia el sol o no. La planta no se cuestiona si debe
mos decir (aunque a Marías ya no le gustaría este modo de de-
GABRIEL J. ZANOTTT
FILOSOFIA PARA NO FILOSOFOS

hacer esto o aquerlo; simplemente, hace Io que


su naturaleza le como dijimos, cumple naturalmente, sin preguntarse si debe o
dicta; no manifiesta tener conciencia a" ,, p"opi"
ni tampoco manifiesta tener ribertad interna, L"ilá"i" i"r"ñi¿",
no debe hacerlo, y sin tener conciencia de que lo hace. Y todas
cuentas, la planta no es persona. peto nosotros "" esas conductas en conjunto, puestas como una especie de
sí lo somos. y "mapa" que muestra el camino que la planta sigue para cumplir
por eso estamos dentro der orden morar. y
hemos i"tiááu"ia"
un nuevo término. V¿lmos a ver si pode*or su fin, forman la ley natural de la planta. Te podrás imaginar,
," n"U por tanto, que así definidas las cosas, regirán también para el
llamamos orden? Recordemos el ejemplo
¿"f""t*lo. Lf"_
mentos materiales "ordenados" por una forma. "orr¡rrt"i" caso del hombre, pero con la diferencia que habíamos estable-
Ese ..orden,, cido: el hombre.tiene también un orden natural y una ley
se refiere a la disposición de las partes relacionadas
una función que deben cumplir, o un fin que deben -ü;*;a
en torno natural, pero con la importantísima característica de qloe puede
y en función de que ra función se cumpra y/o el wluntariamente adecuarse o no a su orden natural. Y por esto,
decimos que el orden es correcto o no ló
rin se rográ nada más ni nada menos que por esto, porque el hombre tiene
podemos decir que hay orde-n o
es!o, de;;;"r*", la inteligencia para advertir cuál es su fin natural y que tal o
d¿sorden).'Como hr;;1", cual conducta es adecuada o no a ese fin natural, y la libertad
de un automóvil, que decimos que están 4ra"r"ll;;;I;*r-
mente porque están ensambladas y reracionaa", interna para decir "sí" o "no" a esa conducta, es que hablamos
ri'¿" de orden r¡toral y de ley motal. Como ves, lc moral es lo
nlpne_ra tal de lograr un móvil que se
automueva f"" "rti-,tá_a- twtural en el caso del hombre. Y Ia conducta humana que
vil). Pues bien, en todas las cosas hay un orden'"otuii,
consiste en la adecuada relación de lás acciones
qr" librernente cumpla su ley natural *tábuenamoralmente.Y la
y que libremente no lo haga, setámala moralmente.
de esa cosa con la finatidad natu¡ar hacia la cual "orra,r"i",
A veces escuchamos hablar del ..orden natural,,, eiá .ri";;;".
como algo
medio mágico, fantasmagórico, o mítico, y sin
emLargo r"*o, La objetividad Antes de seguir adelante, una aclaración im-
que se lo puede caracteri.zar_como atgo
bien r""t, de Ia moral. portante. Lo que venimos reflexionando nos
en cada cosa, concreto. Si volve-o, "u""iorr"i-y,
ejeáplo, ru_o, permite salir al paso de una dificultad habitual,
"-rr"rtrotray
que el ra pranta (como en todo ser viviente¡
una mJia"a que consiste en que muchos plantean la imposi-
natural (desarroilar y mantener su vida) p*u io
bilidad de averiguar racionalmente lo que sea "bueno" o "malo"
una serie de acciones ordenadas en tomo a ese"""ii"uliru
sus partes verdes hacia ra luz der sor; reariza
fin: dirige desde el punto de vista ético. Porque se dice que una cosa es
la fotosíntesis, un juicio sobre la realidad de las cosas, que nos informe de cual-
transformando las sustancias inorgánicas en sustancias
orgáni- quier cosa que se predique de un zujeto (esto es, lo que apren-
cas de tipo energético; dirige su,,aí""s no
hacia ,ol, ,iio"" t" díamos en la escuela sobre "sujeto y predicado", como "Juan
llItillllItil tierra, buscando esas sustancias orgánicas que serán "t transfor- es argentino", o "las computadoras ordenan datos", efu.), y
madas, etc. como ves, toda ,ru r"ri" de acciones
con el mantenimiento y desarrollo de la vida,
r"lacionaá1, otra cosa es decir "prefiero el tenis al fútbol", que implica
lll
específica naturaleza de la planta establece (por
*g,1;l; q;;L ualarar más al tenis que al fútbol, que implica, a su vez, un
para mantener ra vida, realiza fotosíntesis y
eso ra pranta, juicio de valor, o un "me gusta" totalmente subietiuo y no
como un león). Todo ello es un ord,en natu'ral, que
no
"*"Ia ptái"*", demostrable. Sin embargo, hemos visto que la ética, como la
rrtá, hemos planteado, no implica un juicio de valor subjetivo, sino

I
GABRIEL J. ZANOTTI FILOSOFIA PARA NO T'ILOSOFOS

un juicio sobre una realidad bien tangible, que nos üce cuál es esta es la cuestión. ¿No habíamos visto, cuando razonábamos
la conducta adecuada para llegar a la finalidad natural del sobre la libertad, que hay algo que no podemos no querer? ¿Y
hombre. Se trata de una relación objetiva de medio a fin. Pero no era ese algo la felicidad totai? Pues bien, allí está nuestro
entonces se nos objetará: " ¡Ah, pero allí está su error! Porque fin último, aI cual naturalmente todos los seres humanos
todos los seres humanos tienen fines distintos. ¿No dijo usted tienden: el bien total, ese bien que implicabaqueestuviéramos
que los seres humanos son dueños de sus vidas? Pues bien: totalmente satisfechos, del cual se derivaba nuestra felicidad
unos querrán hacer esto, otros aquello, y en relación a lo que total. Todos los seres humanos -tengan los fines particulares
cada uno quiera tener como fin de su vida será la conducta que que tengan- tienden a ese lien total. Pero me dirás que esto
en ese caso debe realizar. Por eso la moral es algo subjetivo y es un poco confuso, porque primero digo que el fin último es
depende de cada uno". ¿Qué responderíamos a este planteo? desarrollar totalmente nuestras capacidades humanas y ahora
Pues que se refiere a la clave de Ia cuestión que, al ser analizada, te digo que nuestro fin último es el bien totat al cual tendemos.
nos'permitirá seguir adelante. "En efecto, diremos que, por Lo que ocurre es -tal vez ya lo advertistr que ambos están
supuesto, cada ser humano tiene fines distintos para su vida; si íntimamente unidos: porque desarrollar plenamente nuestras
todos quisiéramos hacer lo mismo sería un gran problema. ¿Te capacidades humanas, tan plenamente que ya no tengamos
imaginas si todos quisieran ser médicos, o todos abogados, o nada más que desarrollar, implica que estamos plenamente
todos jugadores de fútbol? Afortunadamente no nos gusta a satisfechos; tanto, que no tenemos nada más que querer, y que
todos lo mismo. Pero el asunto no es este. El asunto es que hemos colmado totalmente las apetencias de nuestra naturaleza,
todos podemos tener gustos muy distintos, pero todos tene- lo cua-I, como dijimos, implica haber alcanzado el bien total.
mos la misma naturaleza humarw, y por eso la ética no es cues- Quiere decir eü€, resumiendo, el fin último objetivo del
tión de gustos. Y porque todos tenemos la misma naturaleza, hombre es el bien total, que implica el pleno desarrollo de sus
es que tenemos una finalidad natural, 1o cual no implica que capacidades específicas como hombre, todo lo cual tiene como
esa finalidad no se pueda lograr a través de nuestras particu_la- fruto la felicidad total, a la cual todos tendemos naturalmente.
res vocaciones. Pero entonces surge aquí nuevamente el La ética se nos presenta pues como el camino a seguir para
problema. Porque, me dirán, ¿cuál es esa finalidad natural? alcanzar nuestro fin último, camino que libremente decidimos,
¿Cómo saber cuáI es? ¡Bueno!, cuestión de razonar de nuevo. en cada instante de nuestra vida, si vamos a seguir o no.
Y así como es perfectamente razonable decir que el fin último
de la planta es desarrollar totalmente sus capacidades (sus El fin Pero, me dirás, ¿qué es ese "bien total"? ¿Exis-
potencialidades) como planta, de modo que llegue a su pleni- último te? ¿Dónde está? ¿No habíamos dicho que nin-
tud como planta, diremos que el fin último del ser humano es y Dios. gún bien de este mundo es ese bien total?
desarrollar plenamente sus capacidades como ser humano, para Sí, habíamos dicho eso, pero a la vez, en el
lo cual hay que fijarse bien cómo es nuestra naturaleza y ver capítulo anterior, habíamos demostrado la exis-
cuáles son sus inclinaciones y tendencias naturales. Ese será tencia de Dios. Y ese bien total, eapaz de plenificamos total-
pues nuestro fin último, o finalidad natural. Pero esto no mente, es Dios. Pero, ¿cómo puede laraz6n decirnos tal cosa?
soluciona nada, me podrán volver a decir, porque, ¿y si alguien Pues porque habíamos demostrado que Dios se nos muestra
no quiere llegar a ese fin último? ¡Ah!. como diría llamlet, como la existencia en sí misma (el ser en sí mismo) y en ese
GRABRIEL J. ZANOTTI
FILOSOFIA PARA NO FILOSOFOS

sentido inconmensurabre e infinito; y habíamos


que es absolutamente perfecto, pues si üsto también eI bien; pero entonces, si sabemos que Dios es el bien total,
algo fu f¿á", Vu ya no somos libres. Bueno, lo que ocurre es que aquí hay dos
sería Dios' Y en ese sentido Dios tiene que
ser también el Bien ". cosas distintas. Porque urul cosa es el conocimi.ento de que
Total, perfectísimo, dado que si Dios fueia sóro
un uien-parlia, Dios es el bien total, y otra cosa es el bien total (Dios) como
como cualquiera de los de este mundo, ya no por
sería
lo tanto, estamos confirmando ahora la presunción Dios. tal. Y lo que en este mundo podemos tener es ese conocimiento,
del capítu- que como conocimiento sigue siendo un bien parcial, que por
lo anterior: el origen último de nuestra existencia, niá'r,
también el fin último de nuestra existencia. lo tanto no puede determinar a nuestra voluntad libre. Por eso
El hombre tiende ", una persona puede realizar una conducta determinada aunque
naturalmente al bien, y si se encontrara con
el
total, ¿cómo no se lanzaríadecididamente haciaBien Absoluto, sepa que esa conducta no lo conduci¡á a Dios (en ese caso esa
fjlósofo y $an santo, santo Tomás de Hz v unlran conducta será mala moralmente).
Aquino _que ha esta- La gran dificultad con la que la mz6n se enfrenta en este
do, está y estará siempre presentc en todo lo que
,urirrror-ru_ caso es, en mi opinión, de qué modo un modo de ser esencial-
zonardo- ejemplificaba esto dicien«lo que un hombre
que mente limitado como el nuestro puede adecuarse, en su destino
buscara la verdad, y le dijcran quo hay un libro
que contiene finat, aI Ser Ilimitado, infinito e inconmensurable de Dios. Es
toda la verdad, ¿;no buscaría inme<liatamente
cse libro y luego, una singular paradoja. Es advertir que nuestra naturaleza limi-
al encontra¡lo, dt_,sc,nsaría .n írl./ I)e la misma
_".r"rá, náro- tada sólo puede alcanzar su plenitud totalmente por el Ser lli-
tros buscamos en este mun«l() o()mprender cómo
cosas' y esa e§ buscar r^ v.rda«l;
son las mitado de Dios. Lamentablemente, creo que nuestra razón se
J)cro nunca podemos encontrar enfrenta aquí con un misterio que ella no puede resolver. De lo
"la " verdad, sino que enc«rntram()s .sta verdad o aquera otra,
en la medida en que encontram<¡s.r s.r y .r cual no hay que angustiarse mucho, pues una razón razonable
modo ae ser ae esta conoce su propios límites.
o aquella cosa. pero Dios -.-nr<:«¡r«_lcm<¡s__ no es algo que
tenga un modo de ser,,,limit¿rdo" a «rs. m.<1, Toda la moral se nos presenta, pues, como un camino
de ser, ,i.ro qru para llegar a nuestro fin último, Dios. Con lo cual estamos en
es EI Ser (por Io tanto, ilimita«l<¡ c infinil.«r)
y [)or uro condiciones de comenzar atozonat sobre cuáles son las normas
Verdad. ".=Lu
fundamentales de nuestra ley natural. Porque, si llegar a Dios
¡Dios es entonces nuestro fin último! I)ios us, entonces,
implica llegar a la plenitud de nuestras capacidades como seres
,bien total que plenificará totalm.nt. nu.sl,r¡rs aspiraciones
el
más específicas como seres humanos. I,or<¡ur. humanos, entonces todo lo que vaya en contra del desarrollo
si hay d;; ;;" de esas capacidades nos alejará de Dios, y será justamente todo
nos distingue de los demás animales _y (!s cl «lrigcn
«le otras lo que sea contrario a nuestra naturaleza humana lo que impe-
notas distintivas esenciarmente nuestras-- ('s, (:()mo
habíamos dirá que desarrollemos nuestras capacidades. Somos, pues,
visto, nuestra inteligencia, que busca ra verrad (lrusr:*ndo
y el modo de ser de las cosas) y --como resultaclo er ser como los países: ¡debemos estar siempre en vías de desarrollo!
_ nuc.stra vo_
Iuntad, que busca el bien. ¡V óios es la Verdad ,l,t>t¡rl Es como Ia plantita. Si la plantita fuera inteligente y libre,
y ,ri Uiun ella diría, por ejemplo: ¿qué debo hacer para desarrollar mis
Total! Por eso, será Dios quien plenificará t«¡talm.nt.".,r*
aspiraciones tan nuestras, tan humanas.
áá, partes verdes? Pues acercarme a la luz. Parte de su orden
Me dirás que habíamos dicho que no podcmos
natural y, por lo tanto, de su ley moral, será acercarse a la luz.
no querer Otra ley moral será, también, dirigir sus raíces hacia la tierra
GABRIEL J. ZANOTTI FILOSOFIA PARA NO FILOSOFOS 6ó

húmeda. Y si la plantita dijera, por ejemplo, ..voy a encerrarme natural a reproducirnos, a unirnos con el otro sexo y a cuidar
en un sótano, sin luz y sin agua,, eso sería inmoial, pues eso le nuestros hijos, lo cual debemos hacerlo en un ámbito adecuado
impediría desarrollarse como planta. a esos fines, que es una familia unida y estable. Tenemos,
Pero ya vimos que la planta cumple necesariamente con tarnbién, uira específica capacidad de conocer eI ser y el modo
su orden natural; no así el hombre. El hombre es interigente de ser de las cosar¡ --y esto es propiamente humano-, de
y libre. Con su inteligencia, el hombre advertirá cufl ás su lo cual se desprende que debemos buscar siempre la verdad; y
modo de ser (su naturaleza) más fundamental, y con su volun_ tenemos también una específica capacidad de voJuntad libre,
tad libre adecuará o no su conducta a esa naturaleza. por lo de lo cual se desprende que debemos buscar el bien moral y
tanto, p¿ua ver cuáles son las leyes morales básicas adherimos a él libremente, no por temor, sino por propia de-
1ue serán
las normas básicas de nuestra rey natural- deberemos tazotrar cisión. Y tenemos una tendencia natural a vivir en sociedad, de
sobre qué conductas se adecuan o no a nuestra naturaleza. lo cual se desprende que debemos cuidar todo aquello que
afiance los lazos sociales y favorezca la convivenc.ia pacífica.
- .Esto te explica porqué los hombres tienen tantas disi-
dencias sobre qué es lo bueno y qué es lo malo moralmente, Para lo cual hay una norma fundamental: la justicia, que es dar
cosa que alguna vez te habrás preguntado. La causa no es que a cada cual y a nuestro semejante lo que le pertenece, y le
la moral sea algo totalmente subjetivo, como una cuestión de pertenece en primerísimo lugar que respetemos su naturaleza;
gustos. Lo que es adecuado o no a nuestra naturaleza
no es una que lo tratemos como lo que es, un ser humano, y que por lo
cuestión de gustos, como no lo es t:rmpoco en el caso de la tanto respetemos en él todas esta.s mismas cosas que son buenas
planta. El problema es que nucstr¡r naturaleza es algo mucho para cada uno de nosotros. A cada ser humano (sea del país,
más-complicado que la de la planta. Los hombres difieren lugar, raza, sexo o cultura que fuere) le debemos pues las si-
muchas veces sobre qué características ti.n. nuestra naturareza. guientes cosas: debemos respetar su vida, esto es, jamás arre-
Y aunque se pongan de acuerdo en eso,l<¡s r,zonamientos sobre batársela (y menos aún cuando es totalmente indefenso y está
cuál es su orden natural pueden ser corn¡rlcjos. pero estos pro_ dentro del vientre de su madre); debemos trata¡lo como un
blemas no deben desalentarnos. Las limitacir¡nes de nuestra ser dueño de su destiDo, V por lo tanto proponerle nuestros
raz6n sólo nos indican que debemos anclar t:«ln cuidado y
no proyectos vitales pero jamás imponérselos; y como es inteli-
apurarnos' pero jamás debemos dejar dc razon¿lr. Es como si gente y libre, enseñarle la verdad y convencerlo pacíficamente
pretendiéramos dejar de ser seres human«rs. I)or r. tanto, inten- de ella, pero jamás imponerle por la fuerza la verdad, porque
témoslo, aunque sea tratando de establecer lo más general de eso es imposible.
la moral.
Los derechos Me dirás que estoy hablando mucho de los
del hombre. deberes del hombre. Pero, ¿qué hay de sus
Las normas Pa¡a razonar correctamente, ¡rirrtamos de derechos? Lo que ocurre es que jamás se puede
de la ética. "nuestras inclinaciones naturares. como todos hablar de los derechos del hombre si no se habla
los seres vivientes, tenemos una tendencia natu- primero de sus deberes. Porque, como vimos, uno de nuestros
ral a la vida, de lo cual se desprende que no de- deberes fundamentales es tratar a la otra persona como tal
bemos atentar contra ella. Tenemos, tambión, una tendencia (que es una de las exigencias básicas de la justicia), y eso, visto
!
66 GABRIEL J. ZANOTTI
FILOSOFIA PARA NO FILOSOFOS 67

del lado- de la otra persona, es justamentr- eu derecho. Como yo


tengo el deber de tratar a mi prójimo como persona, mi pró¡i
cos¿¡sen el mercado, que es subjetivo, pues las cosas en el mer-
cado nada valen si nadie las compra. Pues el ser humano no se
mo tiene el derecho de exigirme que lo trate como tal. ó sea
puede compr¿¡r ni vender, ni tampoco puede ser tratado como
que el hombre tiene derechos porque tiene el deber
moral de un canario (que está en una jaula, y nada decide por sí mismo
cumplir con la justicia. Justicia que es necesaria para respetar
la naturaleza del prójimo, respetó que es ,re"eori,o para facili_
y todo lo recibe desde arriba). Todo lo cual significa que, in-
dependientemente de su cultura, raza, sexo, religión y/o con-
tar que cada persona tenga ra oportunidad de desanroilar sus
capacidades humanas, lo cual es necesario para llegar a
dición económica, todo ser humano, por el solo hecho de ser
Dios. persona, inteligente y libre, tiene una dignidad natural que
.justiciaComo ves, el bien fundamental de ta viAa sicial es la
y, por lo tanto, el respeto a los derechos del hombre. debe ser respetada, y debe ser tratado de acuerdo a esa digni-
dad. Toda persona, aún la de la más humilde condición, mere-
Decir que se van a viorar esos derechos en nombre del bien de
la sociedad es, por lo tanto, un contrasentido; un absurdo. ce respeto y consideración, por el solo hecho de ser persona.

El amor. Pero la moral puede volverse un tanto "pesada"


La dignidad Vemos por ende que uno de nuestros deberes o difícil de llevar adelante, si no fuera por la
del hombre. morales fundamentales es respetar la DIGNI- norma fundamental de la moral, que le quita
DAD HUMANA. La dimidad del hombre no su peso y la aligera; que la endulza y le da alegtía, y que es el
significa que somos todopoderosos, infalibles, instrumento principal para que eI respeto a la ley natural se
y absolutamente buenos y sabios. Esto es necesario decirlo nos haga un hábito (y todo hábito moralmente bueno es una
pues a veces oímos hablar de la dignidad del hombre y
entonces virtud). Esa norma fundamental es el AMOR. Y no me refiero
nos sentimos subidos a un pedestal, olüdando nuestras debilida-
sólo al enamoramiento entre hombre y mujer; me estoy refi-
des y limitaciones- La dignidad humana deriva de un hecho riendo a algo más amplio. El amor a una persona significa
muy sencillo: todas las cosas creadas por Dios son buenas, desear y tratar de procurar el bien para esa persona. El amor,
porque Dios las creó. Todas. y no es esta una ,,bondad moral,' así definido, es posible gracias a la inteligencia, que nos dice
sino una bondad que tienen todas las cosas en sí mismas poi qué es la persona y cuál es el bien adecuado para ella, y gracias
el solo hecho de haber sido creadas por Dios y, por lo tanto, a la voluntad libre, por la cual podemos desear libremente ese
queridas por El. El hombre también tiene, pues, una bondad bien. Amar a alguien significa desear que esté bien y llegue a
natural por el hecho de ser creado por l)ios, y esa bondad la Dios. Implica por lo tanto una donación de toda nuestra
seguirá teniendo el hombre aunque su comportamiento sea persona, y para siempre, a la otra persona. Donación que será
malo. Y esa bondad natural, que todas las c<¡sas tienen, en el diversa según las diversas circuntancias y clases de amor de que
hombre, por ser el hombre inteligente y librc, <lueño de su se trate. Pero siempre será eso: entregar lo mejor de nosotros
destino y con una finalidad natural que trasciende a este mismos, y siempre, para procurÍü el bienestar del prójimo. El
mundo, se llama dignidad humana. Como vemos, esa dignidad amor implica, pues, necesariarnente, el respeto a la dignidad
le da al hombre un valor especial que debe ser siempre, y en del hombre, e implica que deseamos darle a la otra persona aun
toda eircunstancia, respetado. Ese valor no es como el de las más de lo que debemos darle por la estricta justicia. El amor
significa, por lo tanto, que desearemos gustosamente cumplir

I
GABRIEL J. ZANOTTI
FILOSOFIA PABA NO T'ILOSOFOS
l
con nuestros deberes morales, pues si amamos realmente, no
desearemos perjudicar a nadie, sino al contrario; y para benefi-
que sólo podremos quedar absortos al saber que es el Ser
perfectísimo e inconmensurable, y que nos ha creado para que
cia¡ a las personas debemos ante todo cumplir cán nuestros
lleguemos a El.
deberes morales.
Dado que el cumplimiento de nuestros deberes morales
es lo que nos permite desarrollarnos eomo personas, y dado El ftr La moral se nos ha presentado asf como un
que el amor nos estimula a cumplir gustosamente con y los medios. camino para llegar a nuestro fin último, Dios, a
nuestros
deberes, el amor es la norma principal para nuestro desanollo través del amor. Pero entonces surge la ütima
personal. Esto soluciona esa aparente antinomia que a vece§ dificultad que quisiera reflexionar contigo.
se da entre el bien de la otra persona y el bien propio. pues En ultima instancia, las normas morales se nos han presentado
amor implica pensar en la otra persona y preocupÍrrse por como medios para llegar a un fin (Dios). Pero entonces, ¿el fin
ella, pero ello redunda en beneficio propió, prr", justifica los medios? Bueno, no te azustes, pero en un sentido
nos perfeccionamos como personas, al c.rmpli, nuestros "--¿o es cierto que el fin último es el que da sentido y justifica todos
deberes morales y ejercitando además nuestra capacidad de los medios para llegar a El. El asunto es que luy medios que
ejecutar- actos libres en relación con el cumplimiento de esos gon intrínsecamente ineficaces para llegar al fin último, aunque
deberes. De ese modo no necesitamos que nadie nos amenace seati eficaees o idóneos para llegar a otros fines.Y eso es lo que
con un castigo para cumplir con nuestro deber. El amor exclu- se quiere decir cuando se afi:ma que el fin no justifica los
ye el temor servil. Todo ro cual imprica que el beneficio medios. Por ejemplo, robar puede ser un medio efectivo para
de ra
otra persona implica el nuestro. y eso aún en el caso de que el obtener recursos con los cuales ayudar a los más pobres, pero
beneficio de la otra persona implique algunas molestias o perjui_ es a la vez instrínsecamente incompatible con el hecho de llegar
cios aparentes para nosotros. por ejemplo, si tienes qrr" a tu fin último. Por eso el fin (ayudar a los pobres, que es un
uy.,á",
a tu madre, ese tiempo lo podrías haber utilizado án aescan- fin bueno) no justifica el medio (atentar contra la propiedad).
sar, pero es indudable que ayudar a tu madre te ha perfeccio- Así entendido, que el fin no justifrca los medios es uno de los
nado como persona, y por eso úe benefició. y en el caso de que preceptos más importantes de la moral, y, a la vez, uno de los
estés que es una mala persona y no te ama, más difíciles de cumplir.
-ayudando alguien
a
también te beneficias. porque el amor impüca deseár q,r" q,riu.,
es una mala persona mejore y deje de serlo, y el amor
imptica Dios Todas estas reflexiones sobre la.moral nos ayu-
desear que quien no ama, ame también.
y el hombre. dan a ruonar sobre un tema que siempre ha
preocupado alos filósofos, que esla RELACION
El_amor y, además, el amor a tu prójimo se volverá más ENTRE DIOS Y EL HOMBRE. Es muy habi-
a Dios. fácil para ti si lo ves como parte del amor que tual que el tratamiento de esta relación sea desequilibrado.
debes tenerle a Dios. Claro que el amor a Algunos filósofos colocan al hombre como un ser absolutamen-
Dios te malo y perverso, con una naturaleza intrínsecamente corrup-
será algo muy especial, dado que, como Dios
es ¡rrlrfe.ctísimo, no podremos darle algo que ta y enferma mortalmente, incapaz de rcalizar alguna obra
le :,fult",,, sirro buena por sí mismo y carente, por lo tanto, de dignidad natural.
GABRIEL J. ZANOTTI FILOSOFIA PARA NO FILOSOFOS

Todo lo que el hombre tenga o haga de bueno, en esta posición, falso. Decir que el hombre es poderoso y digno porque Dios
se debe auna acción de Dios sobre el hombre, que seríá maneja- no existe carece de sentido: si Dios no existiera, el hombre
do como un títere por Dios. En esta posición sólo Dios es no sólo no tendrÍa ninguna dignidad, sino que no existiría.
bueno y el hombre, en cambio, absolutamente malo, sin üg- En ütima instancia, esta posición intenta poner al hombre en
nidad natural ni libertad. el lugar de Dios. Lo cual es, precisamente, desubicarse. ¿Viste
En la posición contraria, en cambio, el hombre es visto cuando alguien nos parece un "desubicado"? Bien, es el caso de
como absolutamente bueno y poderoso, y la existencia de Dios esta posición, que saca al hombre de su lugar como criatu¡a
I
se ve como un obstáculo a la grandeza del hombre y a su (lo des-ubica) y lo coloca en el lugar de Dios.
libertad. Esta posieión es calificada habitualmente como hu- En resdmidas orentas, el ser criatura de Dios es lo que
manismo ateo. nos tiene que "ubicar": por un lado, en nuestras limitacio-
Es curioso ver que ambas posiciones coinciden en decir nes y en la humildad correspondiente, justamente porque no
algo así: o Dios es bueno o lo es el hombre, pero no pu:den somos Dios; y por el otro, en nuestra dignidad natural, porque
ser ambos buenos alavez. O también: o existe Dios o existe el no somos Dios pero Dios nos ha creado inteligentes y libres.
hombre. Aunque a veces parezcamos medio tontos y nos guste escla-
Yo estoy en desacuerdo con ambas posiciones, y te expli- vizamos a muchas cosa¡¡, pero eso es porque no habremos
caré por qué. Tal vez ti también estés en desacuerdo óon desarrollado nuestras capacidades como snres humanos.
ambas. Porque coincidirás conmigo en que si es cierto, como Por lo tanto el hombre, en la medida en que reconoce la
hemos dicho, que Dios ha creado al hombre, y todo lo que Dios glandeza de Dios, se engrandece, y enlamedidaen que se olvida
ha creado es bueno, entonces algo sencillo como iro, p"r- de Dios, se empequerlece. Querer engrandecerse olvidándose
mite ver porqué la relación entre Diosy el hombre es"ro
de armonía de Dios es imposible. Esta relación armónica entre el hombre
y no de ehoque. La natwaleza del hombre no puede ser abso- y Dios se denomina habitualmentn humanismo teocéntrboz
lutamente mala, pues el hombre ha sido creado por Dios, y la afirmación del valor del hombre justamente por el reconoci-
Dios no crea lo malo. El hombre, en la medida en que ha sido miento de su origen último en Dios.
creado por Dios, es bueno, y en la medida en que adecue su
conducta a su ley natural, será bueno moralrnentá. por supues-
to, el hombre puede ponerse, libremente, de espaldas a Dios, y Dios y la Consideraciones muy parecidas debemos hacer
en esa medida se¡á malo moralmente, pero eso no anula su libertad. si consideramos el t¿ma de DIOS Y LA LIBER-
bondad por ser c¡iatura de Dios ni su dignidad natural por ser TAD. Algunos ven la existencia de Dios como
inteligente y libre. Por lo tanto, es justamente la existencia de un obstáculo a la libertad humana. Y entonces,
Dios el fundamento último de la dignidad del hombre, defini- nuevamente debemos decir lo mismo: el hecho de que el
da como la hemos definido. hombre sea libre y dueño de su destino Íw sido d.ispuesto asi
La segunda posición es igualmente errónea, en mi por Dios. Por zupuesto, dado que Dios existe, no cualquier
opinión. si hemos concluido que Dios es el fundamento últi- conducta es apta para llegar a Dios, y en esa medida no pode-
mo de la dignidad del hombre, ver en la existencia de Dios un mos hacer lo que se nos antoja y luego seguir lo más panchos.
obstáóulo a la dignidad y grandeza del hombre es sencillamente Pero protestar por eso es lo mismo que protestar porque libre-
GABRIEL J. ZANOTTI FII,OSOFIA PAEA NO FII,OSOFOS

tal vez me habría dicho algo asÍ: sí, yo necesariamente lo


mente nos tiramos de un décimo piso y luego nos hacemos haré'
pomada. Somos libres de tirarnos o no; no somos übres de juro ,ro soy conciente de ello; no tengo tu inteligencia' ni tu
mi propia existe¡cia' Y
eüta¡ las consecuencias. Habíamos dieho que ser dueños de iib"rtud, ni puedo advertir siquiera no
de cometer el mal
nuestro destino no implica controlar las consecuencias necesa-
"rrtorr"",
-e áí cuenta de que la posibilidad
sino que mi libertad' deri
rias o probables de nuestra conducta. Y este es el caso. Dios tiene que asustarme de mi libertad,
un racional' es simplemente
nos creó libres. Con Ia libertad, podemos decir sí o no al orden vada del inmenso regalo de ser ser
necesa¡io para llegar a El. Ahora bien, cuando decimos que sí a como un cuchillo de-dos filos, y que yo tenía la responsabilidad
todo aquello que nos conduzca hacia Dios -que son muchas de cortar por el lado conecto'
cosas; tenemos pues para elegir- entonces estamos en lo que
podrÍamos llamar a la libertad gozosa; san Agustín la llamaba
Ubertad mayor. Cua¡rdo decimos que no, seguimos siendo Dios y Esto nos responde, también, a que la existencia
libres porque seguimos teniendo libre albedrío, pero es como si el mal. de Dios no ei contradicha porlos males morales
nos hubiéramos esclavizado al mal moral. que hay en el mundo: pues es el hombre quien
Dios es, por lo tanto, fundamento de las dos libertades tiene cánduetas malas, decididas con su propia
que la taz6n puede malizar en el ser humano: tu libertad inte- Iibertad, y no por Dios. Pero, me dirás, eI mal existe, y si existe'
rior, tu libre albedrío, y también tu libertad externa, la que Dios lo creó. Pero lo que ocurre es que' estúctamente hablan-
puedes gozar en la sociedad, cuando los demás hombres do, el mal, como seIlaló san Agustín' no es la existencia de
la
respetan tus derechos. Porque esta última libertad se deriva de algo malo, sino Ia ra'existencio de algo bueno' Por ejemplo'
que tiene, sino algo que n9 se tiene (la
la obligación moral que los demás hombres tienen de respetar- no es algo se
te, y ese deber moral no sería posible sin la primera libertad (el viia). El mal esla ¡álta de algo que debería exbtir por natura-
""lgo"ru
libre albedrío) establecido por Dios; y, además, ese deber leza; de ese modo, una conducta mala moralmente es una fclúa
pre-
moral figura entre las normas para liegar a Dios. de adeanción de tu conducta a tu fin último; no es una
Sencia, sino una ausencia, Claro que esas "au§encias"
inciden
¿Y si Dios no nos hubiera creado libres? Pues no sería- de situaciones nada simpáticas' pero
mos seres humanos; seriamos otra cosa. De igual modo, noso- luego en Ia producción
tros podemos hacer un cilindro, y cuando lo hagamos no eso es otra cosa.
podremos evitar que tenga la posibilidad de rodar. tll heclro de
que tengamos inteligencia nos hace libres. Mira. te contaré algo. Dios y la Pero, si nos ponemos quisquillosos, podemos
Una vez, en medio del techo de los edificios que se ven por la tolerancia. pregtrntar por qué Dios deja que las cosas malas
ventana de mi cuarto (yo vivo en una ciudad muy grande), á"r**. Descartamos ya que El qaiera que
apareció una pequeña flor. Quién sabe de qué pequeño resqui- ocurran' pues eso es incon\patible con su bon-
cio de tierra se aferraban las raíces de su t¿ülo. Yo la miré dad. Pero ¿por qué las permite? Pa¡a contestarlo'
con cierta envidia, pensando: tú necesariamente cumplirás fiiémosno en nuestra
"rün""t
propia conducta' Muchas veces vemos
con tu ley natural; necesariamente desarrollanís, si no te lo ;;;-;.1"s y ,as d.eiamoi estar. Mtt4 dentro de poco tengo
impide algo externo, tus capacidades como flor. Pero después que salir a hacer una pequeña diligencia, y seguramente voy a
me quedé pensando que, si ella hubiera podido eontestarme, ü, Ag,rn auto mal estacionado por la calle' Y no voy a hacer
GABRIEL J. ZANOTTI TILOSOFIA PARA NO FILOSOFOS ,D

nada y voy a seguir mi camino. ¿Significa eso que yo quiero secretos y maravillas de zu naturaleza, para que los descubramos
que eso ocurra, o que yo sea cómplice del que lo dejó mal y después colaboremos en la realizaciín de la paz y el bienes-
estacionado? Nada de eso. Simplemente, dejo las cosas como ta¡ de todos los hombres. Y me vas a disculpar que defienda mi
están porque sería un mal mayor que yo me pusiera a arrastrar gremio, pero no puedo dejar de recordarte un trabajo muy espe-
al coche a una comisaría asumiendo funciones que no me cial, el filosofar, del cual ya hemos hablado en el capítulo uno.
corresponden. En resumidas cuentas, los males se toleran ¡Bueno! Parece que hemos filosofado bastante sobre
cuando ello es necesrio para euitar males mayores. De igual el hombre. Pero no mucho; en realidad, sólo hemos reflexio-
modo pasa con Dios. El tolera muchas cosas --de lo contrario, nado juntos sobre los aspectos más importantes, en mi opinión,
no sucederíatr- y, evidentemente, con buenas razones para ha_ del ser humano, de manera muy concisa, tratando de llegar a lo
cerlo. Ahora bien, pretender conocer las razones áe Dios esencial de las cosas. Pero queda una última cuestión que quisie-
ya es un poco una irreverencia. La tazón indica que el Ser ra charlar contigo. Al final de cuentas, hemos visto que las dos
Absolutamente Perfecto tiene raz ones absolutamente perfectas. cosas más importantes que el hombre tiene que hacer son
Y punto. conocer la verdad y practicar el bien, por medio del amor. La
verdad y el bien moral son para el hombre como la luz y el sol
para las plantas; la mentira y el mal moral son los enemigos
El trabajo Volviendo, pues, a la relación entre Dios, el mortales del hombre; productos ambos, paradójieamente, de
y la familia. hombre y su libertad, digamos que el hombre él mismo. La mentira y el odio son la verdadera muerte para el
no debe ver en Dios un competidor, sino el fun- hombre; la verdad y el amor, su vida más plena. Pero entonces
damento último de sus logros aquí en este mun- ffjate en lo siguiente: las dos cosas más importantes en la vida
do. Nuestro destino final es Dios, pero no creo que podamos del hombre no pueden 1y por eso no deben- imponerse por
concluir de allí que debemos quedarnos cruzados de brazos la fuerza. Muchasveces lagente toma por verdadero lo falso y/o
en este mundo. Al contrario, para llegar a nuestro destino final, por bueno lo malo; en ese caso lia conciencia del hombre se
que no es de este mundo, debemós trabajar mucho en este equivoca, y eso es lo que se llama conciencia errónea. Si una
mundo. La ciencia, el arte, la tecnica y todas las realizaciones persona se equivoca de buena voluntad (esto es, hizo todos
del hombre no son más que el despliegue de sus posibilidades los esfuerzos para busca¡ la verdad, pero igual se equivocó)
como persona, lo cual implica ponerse en camino de Dios. o de mala voluntad (esto es, se equivocó porque voluntaria-
Para lo cual hay una fórmula muy sencilla: tratar de ser muy
mente no se esforzó en buscar y encontrar la verdad) es algo
buenos, y lo mejor que se pueda, en dos cosas muy importantes
que los demás hombres rlunca sabemos con plena certeza y
de este mundo: la familia y el habajo. Por medio de la familia
algo que compete en última instancia a la justicia perfecta de
desarrollamos nuestra capacacidad de amar para siempre y edu-
Dios, y no tenemos nosotros que metemos en ello. Peroo inde-
car a nuestros hijos de tal modo que colaboren en la realización
pendientemente de eso, la única manera que tenemos para que
de un mundo pacífico y más digno del hombre. Y por medio
una persona equivocada reconozca la verdad---o sea, pase de
del trabajo ---sea cual fuere- desarrollarnos nuestra capacidad
tener conciencia errónea a conciencia verdadera- es por medio
de colabora¡, en cierto modo, en la obra de Dios, pues al pare-
de la argumentación racional; esto es, por medio del convenci-
cer, Dios nos ha dejado allí, como un tesoro inexplorado, los
miento interno que esa persona tenga de que lo que nosotros
I

76 GABRIEL J. ZANOTTI FILOSOFIA PARA NO FILOSOFOS

-
decimos es la vetdad. No hay otro medio, dada la naturaleza A veces no da rezultado, pero es el único camino.
de hombre --racional y libre- y la naturaleza de la verdad Por eso, la verdad y el amor, al ser las cosas más impor-
--que es la adecuación de la inteligencia del hombre a la reali tantes de la vida del hombre, demandan la paz y la libertad
dad-. Si, por ejemplo, una persona está convencida de que dos para su realización. La fuerza bmta, en cambio, es casi siempre
más dos son cinco, es inútil -y muy probablemente contra- el lenguaje del odio y La mentira. No siempre. Pero casi siempre.
producente- que lo amenacemos con un fusil y le digamos: ¡Bien! Ahora sí que podemos tomarnos un descansito.
Espero que tu visita guiada por los temas de la filosofía vaya
" ¡dí que dos más dos son cuatro o disparo!" En ese caso,
no sólo habremos hecho algo malo moralmente, sino además más o menos bien. Espero también que hayas advertido la im-
muy torpe, dado que, en todo caso, Ia persona amenazada portancia de las reflexiones de este capítulo. Puedes haber
puede decir que dos más dos son cuatro; puede pronunciar esas tenido conmigo algún desacuerdo, pero es importante que, sin
palabras, por temor de que disparemos; pero en su interior no embargo, hayas visto lo fundamentales que son estas cuestio-
nes para tu vida.
estará conuencido racionalmenfe de las palabras que pronunció,
y estará pronunciando palabras que para él son dudosas o _ Resumiendo, hemos tratado de averiguar cuál es la esen-
cira del hombre, y hemos visto que es un ser espiritual encar-
falsas, con lo cual, además, le estaremos haciendo decir lo que
para él no es verdad, lo cual es malo para é1. El camino correcto nado, inteligente y libre; su inteligeneia le permite contem-
plar la verdad y su voluntad le permite adherirse libremente al
de nuestra parte, en cambio, es argumentar racionalmente y,
pacíficamente, convencerlo de que dos más dos son cuatro. De amor; que el amor es el camino fundamental de su vida moral,
que a su vez es el camino para llegar a su destino trascendente
este modo lo estaremos tratando doblemente como persona:
en cuanto que trato de convencerlo de la verdad, y en cuanto de este mundo, que es Dios.
que eso mismo implica que no intento hacerlo por la fuerza. Todo lo cual es algo esencialmente distinto, creo, de
Iguales consideraciones con el caso del amor. ¿Cómo vamos utilizar un cajón pÍüa agamar una banana.
a amenazar a alguien con un fusil y decirle " ¡ama o disparo!"?
Hacer eso sería medio ridículo, ¿no te parece? El amor tiene
que surgir espontáneamente y libremente con el convenci-
miento racional de que amar es bueno, porque sólo así es amor.
Y la mejor manera de estimular el amor es amando. El odio
sólo genera más odio. El amor, en cambio, es eminentemente
reproductivo. Genera vida; y no sólo en el caso del amor
entre marido y mujer, sino en todos los casos del amor: entre
los amigos, parientes, etc. Genera vida del alma humana, pues
produce su acerc¿rmiento a su Creador y Fin Ultimo. Por eso,
si ves que alguien no ama, y odia, no está mal que te defiendas
de su odio, pero no lo odies;no te conviertasenél;muéstrale
en cambio el bien y la verdad, lo cual es amarlo, y de ese modo,
sólo de ese modo. lograrás convercerlo de las ventajas del amor.

JA
CAPITULO 4. EL CONOCIMIENTO

Supongo que tal vez has hecho un alto para


descansa¡. Me parece bien. Hemos caminado bastante, y hay
que recuperar fuerzas porque ahora vamos a visitar una de las
cuestiones más complejas y definitorias de la filosofía.

Dedónde Debo decirte que con este tema tenemos una


comen- gran ventaja, y es que no comenzamos de cero.
zamos. En efecto, hasta ahora hemos hablado de diver-
sos temas, y con esas reflexiones hemos adqui-
rido conocimiento sobre esos temas, lo cual im-
plica que hemos ejercido nuestras capacidades de conocimien-
üo (lo cual es lo mismo que decir que si hemos caminado he-
mos ejercido nuestra capacidad de caminar).
¿Podríamos haber hecho de otro modo? Esto es:
supongarnos que, antes de conocer cualquier cosa, decimos:
vamos a conocer qué es conocer y cuáles son mis capacidades
de conocimiento, en cuanto a sus alcances y lÍmites. Eso tiene
sus inconvenientes y sus ventajas. Es obviamente ventajoso que
reflexionemos sobre el conocimie-nto,.para pgg.el coriocer me-
jor. Pero nos enfrentamos con un glan pqoblema lóg!c-q_ §i po-
nemos en duda absolutamente toda nuestra capacidad para co-
GABRIEL J. ZANOTTI FILOSOFIA PARA NO FILOSOFOS 81

!9c9,fr p.ara después llegar a la conclusión de que podemos co-_ Trgs; ¿,qó¡¡q !e c.oLr9--c-g*? {o con qué se conoce). Hay,
qotlo-qe?
Il-9cer algo. O sea : s;¿pg!ge¡po§_.qgg.-d-e-S,Ugp.,p.i.-q¡¡!"r_de_cenocer además, una cuarta pregunta, emparentada con todas, pero so-
algo, vqln-o.-s. a y"p:. §l_pgdqgrgq coloe-er: _Er bre todo tal vez con la primera: ¿qué es conocer? Comence-
.gss iaso el gran pro-
bléma g¡re,rlg"áry-qo, gglo_gpy .sj pá-Qe.iios q.gnocír, u.-o, mos a analizar estas preguntas.
"i
alffi@rcfiü;sa misdñpácidad ae conocer que !sta-
m&'poniggd_ó:É¡_"Püd4. Fn ló óüál nós esta¡emos ántráai-
eiendo. Es lo mismo que álguien dijera: ..dudo que pueda razo-
Las A l¡-pt"S"t" "¿t" puede ',r !)Ílr
ñai-. Entonces, voy a tazonar p¿üa ver si puedó razonar,'. Lo
posiciones. den, obviamente, Eos respuestas básicas: si o - t)-rlgF,
no. Si decimos que sí, a partir de allí se trata de
cual implica dudar que se pueda razonar y ponerse a r¿rzonar
pasar a las demás preguntas v se abre todo un
para solucionar la duda, y eso es medio absurdo.
abanico de posiciones distintas. Alrora bien, puede conte_starse
[ 9oq tod_o esto lólo* gg_ietg decirte que siempre estamoE gg_gno¡ a partir de lo cual, obviamente, no tiene sentido seguir
lelg_giendo nuestra capacidad de conocer. por lo tanto, lo que
-sí podemos hacer, sin caer en el problema aludido es refleiio- preguntando las demás cosas. Es.E_.re§pggsJe,-ftqg. d-igg qge n.o
,
ncr sobre esa capacidad. Y habrás notado que ya van dos veces
que te subrayo la palabra "reflexionar',. En efecto, lo que po-
demos hacer es uoluer sobre este conocimiento que hastá ahára
hemos estado utilizando, como un carpintero que está hacien-
clgnalmente calificada como escepticismo. Será la primera que
do muebles y se pone a reflexíonar sobre su actividad como
comentaremos, antes de describir nuestra posición.
carpintero. Por eso he considerado mejor que este capítulo ha-
La segunda pregunta era sobre qué * conoce. Esto se rerá'
ya quedado para el final. No es que era imposible haber co- I
fiere a lo siguiente: ¿se eqrlqqen *coqqigqg- g¡,isten-ind"penlo '-'
menzado con este capÍtulo desde el principio, pero era más di-
dientemente de gue las conozcamos? O también: el hecho de ,. ,
fícil. Más fácil es hacer como dice la canción: ise hace camino que conozcamos algo, ¿es causa de la existenCia dc_ls_Sue só- ii i
al andar". De igual modo, se conoce sobre el conocimiento qq_c_eq]_a§? Aunque en principio esto te parezca fácil de respon-
conociendo.
der, este ha sido uno de los problemas más complejos de la
filosofía. Habjtualmente_se deqomjta r-eqli,§U!o__tla- posieión (,
,r1,, rr.
que afirma que pueden conocerse cosas cuya existenc_ia s_ea_ in-
El cono- Lo primero que haremos en esta reflexión so- dependiente del sujeto que está conociendo, y qge_ e_i ql¡á-o de \t'i ,

cimiento bre el conocimiento es trata¡ de ver cuáles son sg¡_de gsas cosas no queda totqlmente ocu!-tg al¡gjglg que-c*o-
y sus sus principales problemas o cuestionamientos. ry§li,lgeq¡tsmo es la posición gont¡q44: ,'l ,!t:n.
problemas. O, dicho más fácil, cuáles son las preguntas qve La tercera pregunta cuestionaba con qué (o cómo) se; .,
sugiere el problema del conocimiento. Habi- conoce. Se denomina racionalismo la postura que A,fi¡ma que ii,
tualmente, en la filosofÍa distinguimos tres pre- conocemos fundamentalmente con el intelecto y la taz6n, y
guntas principales, cuyas respuestas van delimitando las prinói- emplr_ilAo la postura que sostiene que se'conóóé iünaámental-
p4lé_s ¡_osiciones en teoría del conocimiento (gnoseología). mente con los sentidos. Hay_una poitüi?-iñ6rfne4iá-g-g9- qgstie- raronaln
-Bsas.'tre,q: preguntas son: uno, ¿se puede conocer?bo., ¿q.,é ," lg" gge, -c.o-_! ocem o s f undámentatrne nte c on am bos f aóüiiádes de Y'
efn?' r 6rf0
GABRTEL J. ZANOTTI FILOSOFIA PARA NO FILOSOFOS 8Ít

conocimiento (en cuanto que ambas son necesarias y ninguna o q_ue eq!_gmos 4t4gn9o, egtgyoj e1t1
@y_irtiendo que erramos
se puede dejar de lado). Algunos lla¡nan a esta posición ,.int&- conttando una uerdad que podemos afirmar con certeza. Y
-- -Quisiera
lgctualispo".
advertirte que estas clasificaciones son ..peligro-
muchas cosas ile-las que diremos ahóra tas trabÍamós uisto-en
el capftulo anterior, cuando hablábamos de la inteligencia hu-
sas". Su peligrosidad radica en que desdibujan graue-"rrtá h mana, al reflexionar sobre el hombre. Es en la reflación sobre
complejidad de los diversos matices que aparecen en las posi- el escepticismo donde el hombre pued.e ad.uertir con mós pro-
ciones de diversos autores. Permíteme pedirte que nun"a liagas
fundidad la esencial apertura de su inteligencia a la realidad. Si
esto: fulano es -?or ejemplo- .,idealista',; el idealismo dice dudamos, ¿podemos duda¡ entonces de que dudamos? No. Es
"tal cosa", luego fulano dice tal cosa. No, cuidado; lo que al- verdad, pues, que tenemos dudas, y he allÍ una verdad de la
guien "sea" ylo diga es algo muy complejo como para calificar- cual no dudamos. Podemos, pues, dudar, pero no de todo. De
lo de manera tan rápida; hay que leer directamente a fulano igual modo, si cometemós errores, al decir "esto es un error"
para tener una idea acabada de su pensamiento. Estas clasifica- eso lo suponemos verdad, y tenemos también allí una u"rd"á
ciones sólo siwen para ordenarse un poco mentalmente en el de la cual no dudamos. Es más: a través de la reflexión sobre
complejo mundo de la filosofía; cumplen la misma función estos actos de pensamiento -tus dudas, tus errores- se te apa-
que una pequeña vela en una ciudad a oscuras, que al menos rece, de manera evidente, tu propio ser, como también decía-
evita que tropieces y te lastimes gravemente; póro para ver mos en el capítulo anterior. Eres tú el
más claramente hay que introducirse directamente en el pen- no as dudar, existen-
samiento de cada autor. Cla manifiestas
una veroad evldenf,e, segura, fan segura que no nece-
sita ser demostrada (por eso es eviden'be), Por !o tanto, todo_ esa ,, ',t,l
€S'lt'r''
EI Como te había dicho, no quisiera describirte '
escepti- mis opiniones sin antes meditar contigo el tema
!o nos_lnuestra que sostener una posición escéptica total esle ¡1
contradictorio, pues si dices "no se puedg ggnoger la ygr!-4d],1
eismo. del esceptic¡.smo. En efecto, muchas veces ha-
,

ew ya lo estds afirmando coryto_ugydgdg-¡g;pero entonces, ¿no!


lrás pensado, ante la evidenciá-dlcieñolffi- era que lo verdadero no se püéAe éoñoóár? Y entonces te estási
res cometidos, pór ti o pói óiioi, o ante lo contradiciendo. De igual modo, si dices "dudo de todo", no
anta.,r.Á de ciertas cuestiones,- es posible que el hombre duda.s de que dudas, y por lo tanto, en realidad, no dudas de
{e¡rñs
emrpCelo todo. En realidad, como decía el vieio Ar s
6rntrd¡r : los c o ntradec irte sie nd o c o h ere nte m e nte, egq(p$gg* d"e Ue s-zugdaf -
hmriaro'i¿s te mddó.
nte na. . . Todas esas cosas pueden hacernos dudar de nuestra
'1, cidad para conocer con verdad; Por supuesto, todo esto no quiere decir que conozcamos
tca, en ultlma lns-
tancia, poner en duda nuestra capacidad de conocimiento. absolutamente todo y que nunca podemos equivocarnos --eso
Pero, justamente, a partir de este problema, muchos filó- sería el extremo opuesto-; sólo signific a que podemos conscer i
sofos 1or ejemplo, san Agustín. o Descartes-han encontrado que ese "poder cánocer" ss;franm-
la vía para superar el escepticismo y no paralizar el pensamien- teligencia a la realidad, lo cual se manifiesta aún en el caso de
to ante la duda. En efecto, en el momento en el que estamos tu duda, cuando adviertes por ella tu propia existencia, y ad-
GABRIEL J. ZANOTTI
FILOSOFIA PARA NO FILOSOFO§ 85

viertes entonces que tu mente está abierta a la existencia de


necesariamente, estás tratando de recuperar o sustitr¡ir la fi-krfrrvrsno
las cosas.
gura de tu padre. Y me dirás: ¿y no puede ser algo asi? Pues'r«q¡p l¿
A veces se utilizan dos terminos muy especiales que tie- ;fIdacrre
nen relación con este tema. Serían "dog*atic"s'
óluro q.,e en ql,g*p*o-.g:"""sp
"-r;"*, dudaqje to{o¡r
d"*nároq
acq¡r!q¡-4et@ parti¿a evi-"
. Por supuesto quq6,pff,6fu
v
tus problemas económicos pueden influir en tus opiniones so-atq)Ap'
--,i 4entes..mientra§-g
Lt tlLfi- gún conocimiento bre lo que debería hacer el banco, de igual modo que, si tienesNEd-$gnl1[Ú
un" opirrión favorable hacia los animales, puáde estar in-ta§rnflrye
de¡esrle§. no es necesaria una contr¿po-
fluido por el hecho de que de chiquitito "to
te encantaba ir al
zoológico. Pero lo que el relativismo afirma ---en sus diygrsas
implica revisar los
variantes- es tus afirmaciones van a estar necesa-
lo tanto
- bién son "críticos" quienes ace
ello
hecho
dg_.gsos con-dicionamientos. nuevamente a
¡r¿do sobre esa evi4-encia. dg r4odo de nzostrarla (no "de-
mos¡raxl't"i" culd;Aosameñie. fn s.ntiao, el t¿rmino "crí-
tico" puede asocia¡se a la actitud"ste
filosófica sin más, y no co- macomo
rresponde por lo tanto a ninguna posición filosófica en parti-
cular. Por otra parte, el término "dogmatismo" deberÍa des-
es colocada como una verdad independiente de !a-l.g_qg4_go'n-
terr¿rse por completo de la filosofía. El dogma no es malo,
dicionamiento. Lo cual es contradictorio. Además, ¿cómo hizo
pero corresponde a otro ámbito, que es el religioso.
el autor que afirmá e§e rélátivismo páia salir de ese condiciona-
miento que se supone determina toda afirmación, incluso las
del autor que afirma el relativismo? Si yo afirmo, por ejemplo,
EI El escepticismo también se manifiesta bajo la que toda afjrmación está condicionada de manera determinan-
relativismo. forma de relatiuis¡mos. Con la palabra "relati- te por problemas psicológicos, ¿por qué no esa misma afirma-
vo" se quiere decir que no hay una verdad Co- ción también? Al parecer, quien afirma un relativismo se con-
mo
sidera liberado del relativismo que afirma para todas las d.emds
algo que nece-q3:I}pllente lasrllluyq. Asl, puede haber un rela-
opiniones. Y en última instancia, si todo es relativo, también es
tivismo de tipo económico, si se afirma que todo lo que pien- relativo que todo es relativo. Por lo tanto, el relativismo pade-
ses dependerá de tu posición económica, o, por ejemplo, un re-
ce la contradicción de todo escepticismo.
lativismo psicológico, que afirme que todo lo que digas depen-
derá de los conflictos psicológicos que tengamos. Así, según lo
primero, si piensas que el banco de la esquina debería dar más Nuestra Como ves, a partir del análisis de la posición
crédito, piensas eso, necesariamente, porque necesitas uno; o, posición. escéptica estamos describiendo nuestra propia
según lo segundo, si afirmas la existencia de Dios es porque, posición. ¿Qué es conocer? No es fácil de de--
iirrir, ou.o-ñaríurrffi*rrrrror " ¿""1, *"]
86 GABRIEL J. ZANOTTI FILOSOFIA PARA NO FILOSO.FOS 8?

lo cual implica captar la exis- ejemplo, la vista es la capacidad de ver, y ver es captar la luz).
I conocer es "captar" la realidad,
i tencia y algo del modo de existencia de las cosas. Y no duda- Por eso podemos decir que cada potencia se define por su ob'
-mos de que podemos conocer, porque aún en esa misma duda jeto, y por eso objetos de conocimiento distintos necesitarán
advertimos ya nuestra propia existencia, lo cual es una expe- potencias de conocimiento distintas.
riencia interna de nuestra apertura al existir de las cosas (esto
no implica que no tengamos dudas, sino.que no dudamos La Pero el hombre no conoce sólo por su inteligen-
de todo). Este es, en mi opinión, el punto de partida defini- inteligencia cia. Hay tamfgAg pgt-glliry 9g cp-.,c¡¡.,1i:
torio de la teoría del conocimiento. ylos nociniieñto señi6les,"Ugm!r!
que pg&f4ó¡Sxpgqime¡r-
sentidos. ta¡ en nosotros miüoq -t-o.g[gs *lq-q-"días. Por
ejemplo, los cinco sentidos. Estas potencias de
Las A partir de aquí, veriís que reitera¡emos algunas
conocimiento nos informan de las característi-
facultades. cosas que ya hemos meditado en capÍtulos an-
cas palpables y visibles de Ias cosas, mientras que la inteligencia
teriores. Si conocer es, en cierto modo, estar a:]
nos muestra su existencia y su modo de existencia (su esencia).
biertos a la realidad que nos rodea, cuando de-l
cimos "realidad" nos estamos refiriendo al conjunto de cosas i
De ese sentidos íntimamente
unidas, un solo de co-
que eiislón, lon sü existir y su modo de existir (como había-,
mos visto cuando analizábamos el modo de llegar racionalmen-*
humana). Si, por ejemplo, se nos aparece un perro por delante,
te a Dios). psje gpnos¡gry{g es, como habíamos visto, carac-
los sentidos nos informarán de ciertos caracteres concretos (su
terística esencial del
color, su tamaño, su forma exterior, sus ladridos -si ladra-) y
de sus
nuestra inteligencia advertirá su existi¡ y su modo de existir;
conocimiento. A
in¿lu§ó, riüestra inteligencia podrá después universalizar ese
través de esas facultades, el hombre llega al objeto de conbci
modo de existt (el concepto "perro" en sí mismo) y podiá
élaborar también razonamientos necesarios sobre ese modo de
el hombre, es, como hemos visto, la inteli-
esencial en
--ggnc!a, existii. Por ejemplo, las reflexiones filosóficas que hemos he-
(cuyo nombre viene, como vimos en el capítulo p, de cho sobre el hombre, cuando vimos, por ejemplo, que todo ser
"in!usl'(dentro) y "legit" (lee),. porque "lee dentro" de !a_q9- humano es inteligente y libre, con una dignidad natural, etcéte-
m, seltqnq-o_ !ll*!§rJ §_!!¡1no-*d9"de*ser). Toda potencia de qong- ra, constituyen un conocimiento universal sobre la naturaleza
-cimiento tiene una acgión específica y un objeto (aquello que del ser humano que va más allá de los datos que nos pueden
Cóñóóel específico. Ásí, si preguntamos qué es la inieligencia, dar nuestros sentidos sobre tal o cual hombre concreto (de allí
podemos decir: ts !"Ell,gg¡19_iq 9s_ _lq c-qppcidad de "ente4§q¡";
la frase "lo esencial es invisible a los ojos"). Por ejemplo, nues-
y si a sq _yg_z_fi-o! pregqnt4¡¡ro*§-.q¡¡é.gs
entender, podemos decir tros sentidos pueden decirnos que Juan es alto y de raza negra,
qqe, entender es captar el existir y el modo de existir (ser y mo- pero sólo nuestra inteligencia nos dirá que Juan, por ser perso-
do*_d-e ser) de las cosas. Algo que hacemos todos los días, cuan-
na, tiene una dignidad natural que debe ser respetada.-Pero es-
do miramos a nuestro alrededor y decimos "allí hay tal cosa o
tal otra". Como ves, la potencia se define por su relación a su !o no implica que este tipo de conocimientos sean "innatos",
como si naciéramos ya con ellos. De ningún lqBdo, !-a inteli-
acción propia, y ésta por su relación al objeto (para dar otro

L
GABRIEL J. ZANQTTI
FILOSOFIA PARA NO FILOSOF'OS

geq§_il4gcgsita los datos de los sentidos, pilá que


a partir de
ellos llegue a donde eilos no [egan: la reflexión sobre el *o¿J realidad mediante signos o imágenes de las cosas reales, esos
de. ser de. las cosas y su existencia. por eso nuestra signos deben ser como los cristales transparentes de un par de
posición es
intermedia entre un empirismo total y un racionalismo total- anteojos, a través de los cuales una persona ve las cosas.0 sea
que lps signos por los cuales conocemos las cosas son muy es-
peciales, pues primero nos muestran a la cosa significada (ia
El Y, a la vez, nuestra posición es realista. El sei c-os4 reql en sí misma) y luego, cq4nd_e_,feflcxionamos sohrp
realismo. humano está abierto a la realidad de las el conocimiento, advertimos su. plqsglelq_ ( la cosa significante) .
"oor.
Y, justamente, al analizar una posición escépr,i--
ca, que pudiera duda¡ de tal cosa, habíamos en_
contrado que l1¡q{!gx_ión sob¡e nuestra propi4 existencia
nos La "inten- Por eso, estarás notando que e[ _conocim_ie_nto
muestra que no es nuestro pensamiento et tiigen de nuestra
existencia, sino al revés. yo no existo porque pie.rro, slno q.re_ cionalidad". es una relación muy especial entre el sujeto que
pued-o_pensar porque existo; si no existiera, nááa pod;ía conop-9-y--*jUg!e lg3-_o-_gi9q. el sujeto no se
De allí que, cuando en nuestras dudas advertimos nuestro pen_
hacer. Eániiorml eñei*oujeto ji áÍ objeto no se con-
samiento, advirtamos alavez que existimos, como el origen vierte en el sujeto. Los dos siguen siendo ellos mismos. Sin
úl_ embargo, se unen mqy_pro_{_U¡rgglqqllq_e-lgféq {e gna "gryy
timo de que podamos esta¡ pensando. y allí experimen"tamás
nuestra apertura a la existencia. por eso, si.rr"rt- pensamien- especial imagen que el sujeto tiene del objeto. Por eso el co-
to no es el origen de nuestra existencia, menos aú'será el ori- nocimiento ---como el amor- es unitivo y alavez dual: dos se
gen de la existencia de las demás cosas. hacen uno y siguen siendo dos. De este modo el objeto está
"presente", en el sujeto sin confundi¡se con é1,. y por eso el
Es a partir de este realismo que podemos solucionar la
-p,q {á
o bjelg se gu !f ex-lstie_n d o_. 4g nqge_ e ! . suj et o d g.ApAIe-z _cg
siguiente dificultad. S-i *yemos un árbol, por ejemplo, tenemos
(aunque ya no como objeto de conocimiento de ese sujeto). - , ../
en nuestro interior a la imásen del árbol, pero no-al áibql mis-
Esta relación tan especial entre sujeto y qh,,jgto sldo Uamattll'ir'il -^r
mo, por supuesto. O sea que gl sqjeto que conoce no tiene den- -h-q
rla, po1-muchos filósofos, relación- ¡nteiclónal. Í por".o u u"-l'fr ;\t¡;'18¡t
1{9_a"
t¡gq cgJs que conoce, sino "imágenes" ó ¿tignos,, ces encontrarás escrito en algunos manuales que el conocimien-
4g_lál_"ó6qüé éoñocg,_C_9n9_99mos, pues, i t.avés ae s[nós. to es una relación intencional entre objeto y sujeto.
Y entonces alguien puede préguntar: jcómo sabemos que-esos
signos o imágenes corresponden a las cosas reales externas a Por otra parte, nuestra apertura a la realidad está testi-
nosotros?. ¿pómo sabemgs que la
lqgggn del árbol correspon- moniada más que nada, creo, por Ia relación con nuestro próji-
de a un árbol real? (Esta es ta preguñiá que podría hacer la mo. Creo que no sería muy agradable que las personas que te
posición idealista). Pues bien: aáUo-aecirte que, según lo que aman fueran sólo imágenes creadas por tu mente. Esto fue se-
he meditado hasta ahora este tema, eS:gsllgpgsible resolver ñalado por un gran filósofo de este siglo, N.-Hartmann. Alguna
-esta-dificultad.si .se. duda. de nuestra apertura a las cosas-tear"t vez, algunos ojos te habrán mirado con verdadero amor. ¿Pue-
_eJl*sr-mismfls. Pero, como hemos dicho que justamente en esa des dudar, en última instancia, de su real existencia?
duda podemos encontrar nuevamente nuestra apertura a la rea_
lidad, a partir de allí podemos concluir que, Ji conocemos la
90 GABBIEL J. ZA¡iOTTI FILOSOFIA PARA NO FILOSOFOS 91

Kant. Hubo un gran filósofo, I. Kant --que era ade- mente. Podemos conocer, por ejemplo, que Juan es un ser
más un gran hombre y un gran profesor_ que humano y no una piedra, aunque ello no implique que cono-
pensaba en cierta medida distinto de nosotros. cemos absolutamente todos los secretos de la humanidad de
Kant también unía lo sensible a lo intelectual. Los datos de los Juan.
sentidos -por los cuales nos informamos de ta eiistencia Podríamos decir, además, que si decimos lo que las ca-
de una cosa- son rec Kant, en uná "orr- tegorías a priori "son", entonces presuponemos que estamos
conociendo lo que ellas son en sí mismas. Con lo cual ya esta-
mos experimentando en nosotros mismos nuestra inevitable
apertura a lo que las cosas son, aunque nos digamos kantianos.
Por supuesto, estos desacuerdos que tenemos con Kant
no significan que neguemos la importancia de su planteo. Al
contrario, creemos que no puede haber una seria reflexión so-
bre el tema del conocimiento sin analiza¡ aunque sea mínima-
mente la posición kantiana. Hay grandes filósofos que ayudan
s lo mismo que decir que no tomamos un jugo de naraqja co- mucho a nuestra meditación filosófica, más por sus planteos
mo es en sí mismo, sino como aparece después de ser que por sus soluciones, y Kant es un ejemplo.
por un colador. "áludo
Pa¡a dar un ejemplo más ajustado, según Kant sucede
que, si dices que tal cosa fue la causa de tal otra, no es que es_ La La posición realista que estamos sosteniendo
tés conociendo una causa que existe realmentó, sino que la verdad. nos permite afirmar la esencial apertura del
causalidad es una "categoría a priori", un criterio ordenador hombre a la verdad. Muchas veces hemos habla-
que viene en tu mente, que ordena datos sensibles de otro do de la verdad, pero ahora va¡nos a tratar de
mo- ln sí misma. La verdad es como si fuera un pa--
caracteriaarla en pal
do caóticos.
rlidad. Verdad Iy iealidadión
ralelo de la realidad. ieAiAaaión córrelatiüá-.
córrelatiüá. Cuañ-i
Cüáñ-
llay cosas muy importantes en todo esto. En primer Iu_ egún lo que las cosas §on realmente, éstamos en
Baf, 1em9¡ que Kant coincide con nosotros en que loi sentidos
1

eso los filósofos dióe¡ h&-itUd4ep!'e gue_ !.? ver-


y 1a inteligenc.ia trabajan íntimamente unidos.-Es cierto, aáe- dad es una característica de los juic!9s-o-_1g,f_Upp_c_lo¡eg" que_
diariamente pronunciamos. No porque todo lo que decimos
datos que recibimos a través de los sentidós..Si"
es verdad, sino porque todo juicio es verdadero o es falso. Si
-que Kant ha exagerado ese papel ordenador. a "-nurgo,
tal nuitá "ruo
or" yo digo, por ejemplo, "yo existo", ese juicio es verdadero,
conocer, las cosas como son en porque yo estoy realmente existiendo. _Por eso la verdad de un
mas. Y esto no implica que nosotros pensemos que podemos juicio puede ser caracterizada como su adecuación a-hiéAi-
conocer
u,v¡¡vurr LuLu.rrterale
totalmente raslas cosas _eso
-eso solo
sóio compete a Dios_;
pero sí pensamos' de acuerdo con todo lo meditado "
Oior_; dad.
anterior- Hay otro sentido de la verdad, más orientado hacia las
mente, que la inteligencia del hombre capta el otro sentido llama verdad a la realidadl
modo de ser cosar¡ en sí mismas. Este
de las cosas, tales cuales son en sí mismas, aunque misma. En este caso toda coü es verdadera, en cuanto que to-
no total_
FILO§O¡'IA PARA NO FILOSOFOS 93
GABRIEL J. ZANOTTI

da cosa puede manifestarse, en su existir y su modo de existir, nar un sentimiento, o una cuestión emocional, que no está
1
fuñdada racionalmente. Pero, en este caso, Ia intuición a la que
l_a cualquier sujeto que pueda conocerla. Esto significa que to-
das las cosas están allí, como t'esperando" a que se corra un ve-
nos referimos es /o mós alto de la inteligencia y la razón_i,Por
lo que las cubre (al parecer, esta es la posición del gran filósofo qu-é? Porque es lo que te permite llegar a los puntos de partida
..
M. Heidegger, pero te digo "al parecer" porque este filósofo de tu conocimiento racional. Vamos a detenernos con más de--
puede tener muy diversas interpretaciones), y así ser ..devela- talle en esta cuestión.
das" por un zujeto de conocimiento que tenga esa facultad, la Hay un momento de la inteligencia, que diariamenlg rlti- ,.,'rli l.l.
inteligencia, que lo comunica con las cosas. De este modo to- lizamos, qüe se llama t'azonamiento. En los razonamientos ex-
das las cosas son como lamparitas de luz que est.án esperando traemos una conclusión a partir de uno o varios juicioq, gt_g é"
que los ojos de tu inteligencia se abran; y por eso decimos que ese caso se llamanpremisas. Por ejemplo, vamos a suponer que
las cosas son "verdaderas", de igual modo que las lamparitas decimos, de acuerdo al capítulo anterior, que "Juan es dueño
son luminosas. Como ves, hay un correlato muy íntimo entre de su destino". Varnos a suponer que nos preguntan por qué.
el ser, la verdad y la inteligencia. Y por eso Dios, que es el Ser Es muy probable que entonces digamos la premi,u que nos
en sí mismo, es la Verdad en sí misma. Y por eso todos los permite llegar a esa afirmación, y contestemos: "porque es
hombres que buscan honestamente la verdad están buscando un ser humano". Con esa contestación, estamos manifestan-
a Dios, aunque honestamente puedan llegiu a negarlo.
do el razonamiento que est'á implícito: "todo ser humano es
dueño de su destino; Juan es un ser humano; por lo tanto,
Juan es dueño de su destino". Como vemos, de las dos premi-
La sas que utilizamos (todo ser humano es dueño de su destino,
Vamos ahora a analizar explícitamente un tema
intuición. que ha estado tácito en todo esto. Hemos visto y Juan es un ser humano) deriva la conclusión del razonamien-
que esta 4pg{tq13 del hombre a la realidad sg to (Juan es dueño de su destino).
p¡ggqgg a- lpvés de su esencial facultad de co- Pero ahora supongamos que nos preguntan el por qué
nocimiento, la inteligencia, que tiene justamente a las cosas (o de la premisa de la cual partin,os. O sea, por qué todo ser hu-
al "ente", como dijimos en el caprtulo dos) como su objeto de mano es dueño de su destino. Muy probablemente, podamos
conocimiento. Hemos visto también que la acción de la inteli- encontra¡ otro razonamiento para da¡ la respuesta. Pero ese
ggngia se manifiesta mediante una especie de "captación direc- razonamiento, a su vez, tendrá también una premisa principal
tell dq.s! o-pje!o, qgan_{g, afrryq4os !g prgsgncia de_las _c_osas de la cual hemos partido. Y nos pueden volver a preguntar el
que sqq_'_'-4adas'l a la inteligencia; cuando decimos, por _ejem- por qué de esa premisa, nuevamente. Y entonces: ¿dónde
pl_o_, 'falli hay un átbol", o cuando escuchamos un ruido y paramos? O bien: ¿hasta dónde llegamos? Porque si tuüéra-
preguntamos " es eso?", o cuando captamos directamente mos que segufu así hasta el infinito, esto sería un cuento de
-nue¡lra pro.pia ¿qué
existencia y decimos "yo existo" (yo ppy). A nunca acabar. Necesitamo_srpggs:*yLpunto d-9 n-a1.1§a q-uQ¡ r". ,

esta "captación directa" la llamamos intuición intelectual. Hay no necesite ser demostrado mediante un razonamienfo. No ne-f rJ.
' que tener mucho cuidado cesariamente uno; pueden ser varios puntos de partidá por i'o
con la palabra "intuición", pues ha-
bitualmente se la entiende de manera distinta al significado estilo. Y, precisaryente, esos diversos "puntos de partida" son"É¡-r
que aquí le estamos dando. En general se la utiliza para desig- fruto de la intuición intelectual de la que hablábamos. Y
I

94 GABRIEL J. ZANOTTI FILOSOFIA PABA NO FILOSOr.OS 95 I

entonces, ves que esos puntos de partida tienen que ser m¡ixi- nuestras afirmaciones y conocimientos están fundados en
marnente evidentes y seguros, pues son los que deben fun- razonamientos (incluso, como vimos, temas tan importantes
dar en última instancia todos nuestros razonamientos posterio- como el de Dios, y casi todos los que hemos tratado en este
res. Y, como muchas veces hemos dicho, hay cosas qr" aon n"- libro), pero asentados en última instancia en "puntos de
lgralmente "dadas" a la inteligencia, que las llamamos eviden- partida" intelectualmente captados mediante la intuición.
tes, y que no necesitan ser demostradas. por ejemplo, el famo_
'so Entre esos puntos de partida encontramos sobre todo a la
"yo existo" (o "yo soy',), del cual hemos hablado tantas primera captación de la característica fundamental de las cosas
veces. o cualquier oración que puedas decir que manifieste una de este mundo (esto es, que todas las cosas tienen un existir y
cosa existente directamente dada a tu conciencia, con su exis- un modo de existir) y los primeros principios de la raz6n,
tir y su modo de existir; por ejemplo, ..aquí hay un lápiz,,. O, como el principio de no contradicción y otros parecidos. -ESod',
, como dijimos en el capítulo dos, el principio de contraáicción. puntos de partida, desarrollados sucesivamente mediante
¿Te acuerdas? Decia: ',nada puede ser y no ser al mismo tiem_ co¡nbinaciones de razonamiento e intuición intelectual, nos i r,
po y en el mismo sentido', (generalmente se dice ..bajo el mis_ permiten desarrollar la ciencia de los principios generales de ¡r''
;

1,"'
mo respecto"). Por ejemplo, un pato no puede ser un pato y, lqdps las cosas existentes en cuan_to existentes, que es lo que ,

al mismo tiempo, no ser un pato. Ahora fíjate qué interásante: lla-¡*nqlnos metafísica racional (de la cual ya habíamos hablado.
si intentas "demostrar" el principio de contradicción con un en el capítulo uno). Puse el calificativo "racional" pues mu-
razonámiento, verás que es imposible, porque en el razona_ chas veces escucharás o leerás que Ia metafísica es algo "irra-
rniento que intentas hacer estarás utilizando el principio de cional", y, como ves, eso nada tiene que ver con lo que noso-
contradicción que intentas demostrar, pues toda afi¡mación tros llamamos metafísica. Tal vez la frase "de todas las cosas
que hagas supone ese principio (si dices ,.Juan es un hombre,, existentes en cuanto existentes" te resulte un tanto oscura.
eso implica que Juan no puede ser al mismo tiempo algo que Pero no es nada del otro mundo. Con eso queremos decir que
no sea hombre, y eso es el principio de contradicción _--o tam_ la metafísica no se va a ocupar de cada cosa en particular, sino
bién: "de no contradicción,,-). ¿Ves? No lo puedes demostrar de los principios generales de las cosas en cuanto a todo lo que
y, al mismo tiempo, es algo máximamente evidente y seguro (o se pueda reflexionar del hecho de que las cosas tengan existen-
sea, tenemos "certeza" de que es verdadero). El piirr"ipio ae cia y un modo de existencia. Por ejemplo, en todo el capítulo
no contradicción es, como vemos, uno de los mejores ejemplos dos hemos hecho metafísica racional. Cuando decíamos, por
de la existencia e importancia de la intuición inteiectuai. ejemplo, que a las cosas de este mundo la existencia no les
pertenece propiamente, o que todas las cosas coinciden en que
existen pero tienen un modo de ser distinto, todo eso es una
La t a intetigencia tiene, por tanto, dos ,,momen- perspectiva metafísica de la cuestión.
intuición Ij tos": uno, máximamente intelectual y fundan_ Todo esto no significa que estos puntgs de partida seanl
y la I te, que es la intuición; y otro, derivado, que es "innatoiti o "a priori" del conocimiento sensible. Como d!i- I

metafísica. el razonamiento. El primero es más impbriante mos, la inteligencia y los sentidop lra!,qdgn jU-UlgC y-S9-!l.qv¡rn'
- en ',calidad,', y el segundo es más importante q]!]y bign: Nadie ¡.race con conqciryig¡tgs adeqtro. La inteli-
en ',cantidad,,. En efecto, la gran mayoría de ge,!lq-i4v3§eqqryg-[.ap-o-pl¡sSqno,q-t¡g!9gL<¡§"ap-a¡-t-uJ.9n-cpn--tac-
GABRIEL J. ZANOTTI g7
FILOSOFIA PARA NO FILOSOFOS

to con los datos de los sentidos. Pero la inteligencia Ilega más Y entonces hago observaciones en la experiencia concreta' Con
al!á de lo que loi sentidos pueden informar.. un buen largaüsta, mucho tiempo y mucha par:iencia, y anota-
ciones preciias, observo más o menos unas 200 hembras de tal
Las Ahora es necesaria una aclaración. ave dando de comer a sus pichones. Y en Ios 200 casos veo
clenclas que se comportan como yo había imaginado en mi hipótesis'
positivas. Éntonces yá puedo estar razonablemente seguro de que mi hi-
farcaramtnrrlos pítulo dos vimos lo que era lo "necesalio" fi pótesis se ha transformado en la siguiente "ley": "las hembras
,r i losóficamente). O sea que,,pu_eqtaq_ las,premlsgs, ie la especie X dan de comer a sus pichones de tal o cual mo-
la conqlg§_l_o! pe desprende necesariamente de ellas-(en el ejem- do". Peio aquí debemos tener mucho cuidado' ¿Por qué dije
plo que vimos, si todo ser humano es dueño de su destino y "razonablemente" seguro? Precisamente, porque esa conclu-
rr ri 1,1 ! Juan es un ser humano, entonces necesariamente Juan es due- sión (la ley que hemos enunciado recién) no se desprende ne'
'' ¡ ri1 cesariamente de las premisas (las premisas son' en este caso'
iL ,, j lusión no se desprende necesariamente de las premisas, cada uno de los 200 casos observados). ¿Y por qué? Porque
e son llamados generalmente razonamientos no-deductivos. nada excluye la posibilidad de que la hembra 2O1 * comporte
razonamientos o modos de razonar fundan el conoci- de otro modo. De lo único que estoy seguro es de que las 200
miento de lo que habitualmente se llama "las ciencias", ó observadas se han comportado así, pero no puedo estar seguro
ciencias no-filosóficas o también, como a veces se las llama, de que todas se comportarán así. ¡Si ni siquiera sé cuántas
ciencias positivas. E¡las_clencial ge catacteriz.an por el hecho hay! Tal vez hay 250, o tal vez 25O millanes. A lo sumo, podré
de que no van más allá de los datos de la experiencia de tipo decir "probablemente", todas las hembras de la especie X . . .

puede ser el método adecuado p¿rra estas ciencias, y este es un


debate en el cual ahora no nos introduciremos. Sólo te daré la contradiga. Todo el conocimiento
un ejemplo del procedimiento que hasta ahora ha tenido más se pues por generalizaciones
aceptación. Supongamos que soy biólogo especializado en zoo- observadas sólo parcialmente. Además, el ejemplo que te di es
logía. Como científico, siempre tengo problemas que resolver. simptificado, pues habitualmente no se observa la hipótesis
Por ejemplo, tengo el problema de saber cómo ciertas hembras
de ciertas aves dan a comer a sus pichones. Entonces, antes de t_U_Eel3¡lpgle-sls. En este punto los científicos discuten mu-
observa¡ algo, se me ocurre alguna explicación, que los cientí- cho. Por ejemplo, algunos dicen que no hay ningún motivo pa-
ficos llaman "hipótesis". Por ejemplo, mi hipótesis es que po- ra decir "probablemente, todas las hembras. . .". Sino que en
dría ser que las hembras coman primero, depositen la comida realidad, lo único que se puede hacer es ver si la experiencia
en el buche y luego vuelvan a volcarla en la boca de sus picho- nos muestra que nuestra hipótesis es falsa. O sea que yo sólo
nes. Como ves, para elaborar una hipótesis el científico nece- debería salir a observar para ver si mi explicación es desmenti-
sita imaginación y cierta especie de intuición (aunque no exac- da por los hechos. E¡¡-el ejepplo qyq dimogr-todo lo que po-
tamente igual a la intuición de la que hablábamos nosotros). dríamos decir es que ha.qtp-ghprg.¡,uestra biplileglilt"a resipt!4o
Con la hipótesis elaborada, trato de ver si es así en la realidad. la prueba de los hechos, V con eso podemos quedarnos muy
conformes.
I

98 GABRIEL J. ZANOTTI FILOSOFIA PARA NO TILOSOFOS

La seguri- Todo esto te muestra que el conocimiento cien- Muchas veces los científicos positivos creen que lo que
dad de las tífico-positivo es mucho más inseguro de lo que ellos conocen es lo único que se puede conocer' rechazando to-
ciencias frecuentemente pensamos. La ilusión de seguri talmente la filosofÍa y la metafísica; y, también, muchas ve-
positivas. dad absoluta que a veces dan las leyes cientÍfi ces algunos filósofos tienen una actitud de desprecio hacia el
qas se debe a que muchas de ellas se han cum- conocimiento de las ciencias positivas. Te podrás imaginar lo
plido siemprc hasta ahora; sobre todo en sus que se pelean ambos gnrpos, y el sin sentido de toda esa discu-
aplicaaiones técnicas. Pero nad-a sión. Ambos tipos de conocimiento son perfectamente legíti-
-e_Icluyg qge,¡¡os en_f¡g$g¡nqp mos en su campo y con su método, distinguiéndose sin mez-
en ly!¡¡o con lgn_ómenos que desborden nuestras actual-g_s
-e-L
y que demanden nuevas hipótesis que ce_ry¡ple- clarse, y justamente poreso es que pueden, alavez, comple-
-e,_yptlcaciones
menten (o contradigan) las explicaciones anteriores. Lo cual mentarse y ayudarse el uno al otro.
siempre ha sucedido así en la historia de la ciencia.
Hume. Un ejemplo de una limitación del conocimien-
to humano más alla de lo necesario es, en mi
La Todo esto nos está mostrando que el qgllo_ci_-] opinión, la posición de D. Humii: gume fue un
limitación miento humano es esenciarm enii l¡Á¡tiaó. ur" i gran filósofo político y un gran economista. Pero veamos por
del cono- es el motivo por el cual muchos pensadoresl un momento su teoría del conocimiento. Para Hume hay mu-
cimiento. contemporáneos insisten mucho en que es in_ cha.s cosas que no podemos conocer. No podemoiéoñoóéilos
dispensable la división del trabajo en materia modos de ser (esencias) de las cosas; son sólo meros nombres.
de conocimientos y un intenso intercambio de E¡ tamlién_Uqq mgra figción la existencia de u4 "yo" (nuestro
información sobre las teorías y descubrimientos efectuados, soy que
para de ese modo acrecentar lo poco que la humanidad sabe. .ar un centro unificado que reciba-lás
Pero, entre saber nada y saberlo todo bay, como ya diji- idad
mos muchas veces, un punto intermedio en ,.uya delimitación real en las cosas, ni tampoco, por supuesto, podemos conocer
no todos coinciden. Ya vimos que en las ciencias positivas los racionalmente nada sobre Dios. Y tampoco tenemos ninguña
conocimientos son siempre provisionales, pero también hemol cgr*eza de que existan las cosas que percibimo§; de üál cosa só-
visto que en la meditación filosófica es posible llegar a lo tenemos una creencia y nada más. ¿Qué conocemos, enton-
_cg¡ogi_
gtq¡r!*o-p.más seguros f pues tenemos la posibiliduJáu ces? Pues solamente nuestras impresiones (las sensaciones) y
razon4lnientos necesarigs, con puntos de parüida basados "tÁ"i"u,
en lgs ideas que de ellas nos quedan. Como vemos, estamos ante
p¡incipiós evidentes, acercán4o.,". ;¿"-aJ;-il ;r;;; á" un empirismo total y máximamente coherente (coherente po
glgrias cosas); lo cual no implica, reiteramos, agotar totalmente significa verdadero, sino consecuente con sus puntgs de parti
el gofroglgriento- de lo rgal. Sólo significa esto que decir que la da). El único conocimiento seguro es el matemático, el cual,
razón nada tiene que hacer en temas como Dios, la esencia del por otra parte, no nos informa de nada real. Por lo demás,
hombre, la libertad y la ética es una posición muy cercana a sólo quedan las sensaciones y las relaciones de contigüidad y
un escepticismo total (el cual, como vimos, se refuta a sí mis- sucesión que hay entre ellas. ¿Qué quiere decir esto? Quiere
mo al pretender afirma¡se como verdadero). decir, por ejemplo, que si ves una bola de billar que golpea a
100 GABBIEL J. ZANOTTI FII,OSOFIA PA&A NO FILOSOT'OS 101

otra, en primer lugar lo único que conoces son las imágenes Claro, seguramente Hume me dirá que no puede.", d"rno.tr"'
(impresiones) que recibes; que a esas impresiones correspon- da, con lo cual yo no estaría de acuerdo, por todo lo visto en
dan dos bolas de billar reales es una simple creencia; en segun- el capítulo tres.
do lugar, no exist¿ realmente una causalidad real entre una bo- En última instancia, tenemos en Hume una especie de
la y la otra en cuanto una sea causa del movimiento de la otra, negación radical de la apertura del hombre a lo real (como ves,
sino que las dos impresiones (las bolas de billar) aparecen una conocer lo real más allá de las impresiones y la realidad del
junto a la otra (relación de contigüidad) y el movlmiento de propio yo son creencias y no una certeza) y, por consiguiente,
una precede al de la otra (sucesión); y de ese modo, si esto se de la característica propia de la inteligencia humana. Pero yo
repite varias veces, el hábito de ver esas dos impresiones rela- creo que en estas negaciones se encuentra tácitamente afirma-
cionadas de manera contigua y sucesiva nos hace decir que una do lo que se quiere neg¿u. Pues, como señala Ga¡cía Morente,
es la'ocausa" de la otra. en- Hume, a diferencia de Kant, subsiste Ia afirmación de las
Li,, ,l r ,., ., Tenemos va¡ias cosas que comentar. En primer lugar, el impresiones como "cosas en sí", pues la teoría {e--Hu¡4e prq
" ' ' " 'tema de las esencias. Es cierto que el concepto universal
," I j ,' "hu- @n{g_{e¡cri"pi¡ lo que las impresiones Y l-as ideas son. Y siem-.
" lmanidad", como tal, eiiste sóló en mi mente, pero _tigne q4 _ -p-Ig quq alguien diga "esto ¿s tal cosa. . ." está afirmando, con-
fun$qln-e_rylo .rgal, gue- eg el_ mo-dg de gey de aquello existente cientemente o no, la apertura del hombre, a través de su inteli-
qu9_llq¡So_-{ue!-- _fe_a¡q j-Pl_U!"_.*P"t lo tañtó h esencia de una gencia, a lo que las cosas son, con su ser y modo de ser.
cosa no es un simple nombre, sino un modo de ser real, que Sobre el tema de la causalidad, varias cosas. Hemos visto
puede darse igualmente en va¡ios individuos (por ejemplo, que es cierto que, en el campo de las ciencias positivas, no po-
Juan, Pedro y Pablo tienen los tres el mismo modo de ser), y demos conocer relaciones necesarias de causalidad (o sea, que
por eso mi mente puede universaliza¡ y concebir ese modo no puedan no darse), pues ya hemos visto que sus leyes son'
de ser "en abstracto" que se da en los tres. Si fuera cierto que provisionales. En este campo del conocimiento, Hume tenía ta-.r.;. -,
no podemos conocer las esencias de las cosas, no podríamos zón. Pero el problema es que la noción de causa va más allá, y
distinguir a un ser humano de una piedra. parece que Hume no tuvo en cuenta este "más allá". La causa-
lidad hace referencia a todo aquello que tenga influencia en el
Dgg{_gllg e! plopio yo es una ficción es lo mismo gue,
ser y modo de ser de una cosa; no sólo se refiere a fenómenos
Cgc.U-"j'yg-ng- g¡{js,t-o-]', lo cual no tiene sentido, pues tu existen-
cia se evidencia en el mismo momento en el que la niegues y físicos. De ese modo podemos decir que el escultor es realmen-
digas "yo no existo", pues no podrías decirlo si no existieras. te causa de su estatua, o que la unión de tus padres ha sido una
Hemos meditado muchffi, verdadera causa para que tú existas. Pero, sobre todo, hemos
t; ¿"ñ;;; t; visto en el capítulo dos que la noción más profunda de causa-
opino que las meditaciones de san Agustín y Descartes salen
ganando de lejos frente a las opiniones de Hirme; tal vez tú, lidad hace referencia a que todo aquello a lo que no le compe-
pienses de otro modo. Ahora bien, creo que también es muy te existir propiamente (o sea, que tiene su existencia "presta-
probable que Hume estuviera reaccionando contra la afirma- da") tiene el origen de su existencia en otra cosa, que se dice
ción de que la existencia de un espíritu que subsista a la muer- causa de la primera. Y esta es justamente la noción de causali-
te es algo evidente, y si es así, Hume tenía razón. Como vimos, dad que permite analizar racionalmente el tema de Dios, cosa
esa afirmación no es eüdente, sino que debe ser demostrada. también rechazada coherentemente por Hume.
¡

to2 GABRIEL J. ZANOTTI FTLOSOFIA PARA NO FILOSOFOS 103

A pesar de estos desacuerdos, Hume es un filósofo im- seguinín cumpliendo. Cada día, al acostatnos, creemos que al
portante por los problemas que plantea. La meditación de sus día siguiente las leyes físicas que conocemos se seguirárr cum-
opiniones es importante, tarnbién, porque son una buena oca- pliendo. (Y ya vimos porqué: por la misma estructura de los
sión para poner a prueba nuestras propias opiniones. razonamientos científico-positivos, no necesarios, no podemos
exclui¡ un caso o más que escapen a la explicación hasta el mo-
mento no contradicha por los hechos). Veamos otro caso de
Laruzón Queda, por último, una cuestión que cierra una "creencia natural" muy común: el testimonio de las de-
y la fe. muy bien todo este conjunto de meditaciones más personas. Corroborado, muchas veces, por testimonios quelo_ lr)lbrlrr
filosóficas. Y es el famoso tema de la relación dejan las cosas mismas. ¿Uas estado alguna vez en la ciudad dg
entre la raz6n y la fe, tema sobre eI cual algo Moscú? Probablemente no. Peq-o, s[ 4o has estado, sin g1nb4rgo.rlr
n*:"";
:{r¿
habíamos dicho en el capítulo uno, aunque muy poco. Ahora /' '
g_rees,que existe, porquti" ióag el mundo dice que existe, por-['r.r.¡
vamos a extendernos un poco más, teniendo en cuenta que la que hay fotos de ella, porgue aparece en los diarios, etcétera.
fe es también una forma de conocimiento.
Bgr."9- ¡r-g hay ningún lq?.9¡L?rsi9-nt9 n-e--c-e-§ad-o---dgl q+al pledas
con_cluir: "Moscú existe". (Si vas a Moscú, y la ves, su existen-
f,a fe Ante todo, cia te será eüdente, y no necesitarás, por lo tanto, ningún ra-
natural. zonamier¡to). Y el caso de los conocimientos históricos es to-
solamente a al-
davra más ca¡acterístico de esta "fe natural". ¿Cómo sabes
nuestros que San Martín cruzó los Andes? Porque en la escuela prima-
de la vida
ria te lo decían una vez cada tres segundos; porque está lleno

fr se

l#X'i;'*:]
o de lo cual no se tiene evidencia 1 muchos filósofos esta_
rían de acuerdo con esta definición- debemos obsewa¡ que no
de libros donde se dice que los cruz6; porque todos los histo-
riadores dicen lo mismo; porque quedaron testimonios de la
época, etcétera. Pero ningún razonamiento neceurio te permi-
te concluir que San Martín cruzó los Andes; es más, ereo que
son muchos los conocimientos de los cuales tenemos evideneia; no podemos reglesar al siglo pasado para verlo directamente ¡
como, por ejemplo,los principios evidentes captados por intui_ (problema que no teníamos con Moscú).
j.
ción intelectual 1ue como vimos, son pocos, aunque impor_ En este tipo de conocimientos, la certezapuede aumen- i J '
tantes- o la evidencia que también puede surgir de razona_ tar a medida que aumenta la confwwgs.nJq-Bgrcona qug la -\ ,t
mientos en los cuales una cosa se deduce de otra (como nues- tg§lrysn¡o deJs; he*hos. Yo no dudo ni por un momen[ó, por ', ! 'r-',,
ejemplo, de lo quJñifpadres me cuenten sobre mis abuelos.-{vt1s'tttl: ^
tro ejemplo de "todo ser humano es dueño de su destino,,. . .
etcétera); o la evidencia de los juicios simples de existencia de Quiere esto decir que este tipo de conocimientos, a pesar de su , fi,",t
tal o cual cosa (como ,'en este momento tengo un libro en la inseguridad intrínseca, pueden alcanza¡ un alto grado de cerbe-J' . I ,l ,i r
mano", etcétera). Pero hay otro gran sector en el cual lo que za si tenemos la seguridad de que la persona que da testimonio
tenemos es, específicamente, una .,creencia,'. ya hemos visto de los hechos no miente.
que las leyes científicas de las ciencias positivas te informan de
cosas de las cuales no tenemos plena certeza de que siempre se
104 GABRIEL J. ZANOTTI FII,OSOFIA PARA NO FILOSOFOS 106

Su razona- Me he detenido con cierto detalle en este tipo algo que derive de las fuerzas del hombre (como la fe natur¡üJ..
bilidad. de creencias cotidianas para que nos demos sino que es una t -
u 6
cuenta de varias cosas. Primero, que, indepen- "rr -
dientemente de cuestiones religiosas, cr_q3Los, NAíU{fl-
elin estúctamente hablando, en más cosas de las que "creemos" no del hombre, pero ño contra ella. Es sobre su inteliggncia por- i
eeeflu¿5 cieer. Y, segundo, que estas creencias no atentan contia nueS- hgtEg:qtq.-19 cbsas ilas 9-qe§-ll-9-3.1¡9e.iY.¡af
o0 $n tiálDoñ"ñí ;n ;üffi4;;ñi inazonabtes; es }llfo' 1tr,i" "l
I[é§ar deductivamente
ivamente (por
(por medio de razonamientos neces?-
tnaloBklqt a(uí tenemos pues iíJO ,,, r"f"-rr,¡ede!cia. (Comá un astrónomo llega
larazbn y la fe, que vi- ";r, """;i"¡,,ffi,
su telescopio a cosas inaccesibles para su ojo sin el telescopio).Cr¡dA ..-il
vimos todos los días, sin darnos cuenta. Tenemos razones para Pero no es contra la inteligencia del hombre, si el mensaje dadol g6¡¿
creer en muchas cosas, como vimos. Es razonable, como ümos, no es ahsurdo (o contradictorio). Y entonces laruzbn del hom- Oklq¡O)
que afirmemos la existencia de la ciudad de Moscú, aunque bre, aunque crea en un "misterio", ese misterio será tal porque
f

muy probablemente nunca estemos allí. fcgqs ellgr _:!gq:na- no es totalmente cla¡o para nosotros (para Dios todo es claro),
turales -sol, por lo tanJo, actos de la inte_lienci4, por fop cuales pero a la vez no es totalmente absurdo. La fe religiosa es pues
ésta, con la participación de la voluntad, afirma algo que no es como un telescopio sobrenatural, que Dios coloca en nuestra
de un inteligencia prira que lo veamos (a El y sus cosas) mejor (por-
no necesarlo o que con nuestra sola razón, algo de El podemos ver, como vi-
del testimonio de alguien en quien confiamos). La fe es pues mos en el capítul«r dos).
razonable cuando tenemos esas razones para creer]J6sffi6ffil
ce-
lag lg§Lqo§as.fnlslEa§ (como las rurnas de la antrgua Grecla). Al
Su diferen- La fe irracional --romo
cia con lo muchas veces
contrario, si yo un dÍa te digo que vi un elefante volando
cerca de mi casa, tú seguramente no me creerás, porque, ¿qué iracional. gue no u*-;-
_es-lg*giqp". ra-
'
taz6n tienes para creerme? zones pará la fe. Esas razones no derivan cod
necesidá? 16§ñá-én lo que la fe afirma
caso ya no sería fe- sino gge dan indicios.de po
-en ese
-
r".lg_IgljgtSsg- eq-"ue.tlór, ¡ n
La fe
la aeeptación del mensaje religioso, que seguirá siendo libre y
religiosa.
voluntaria, por su propia naturaleza, y dependiente, necesaria-
mente, de la acción de Dios, ya que la fe deriva de Dios.
r€[ En algunas religiones hay ejemplos impresionantes de la
la misma característica que la fe natural: es acepta¡ lo no g!'i- armonía que es posible lograr entre la raz6n y la fe (y no por-
qg.te. Pero, en la mayoría de las religiones ---especialmente en que sean iguales, sino que, justamente por ser distintas, pue-
las monoteístas- hay un Ser Sobrenatural que es el que revela
den complementarse los dos sexos-). En el Judaísmo
la verdad, y está el hombre gue recibe y acepta ese mensaje, y el Cristianismo --que-como
comparten el libro sagrado llamado An-
por confianza absoluta en quien revela. Esa fe, además, no es tiguo Testamento-, cuando leemos el libro del Exodo, capí-
I

GABBIEL J. ZANOTTI F.ILOSOFIA PARA NO FILOSOFO§

tulo 3, Moises le pregunta a Dios cuál es zu nombre, y Dios afirme que toda fe es un absurdo y una fe que afirme que toda
responde (vers. 14): "Dijo Dioe a Moisés: ,Yo soy el que wy,.
filosofía es mala, en cuyo caso esa filosofía y esa fe estarán
Y arladió: 'Así dinis a los hiios de Israel: 'Yo soy' me ha enüa- erradas.
do a vosotros' " (el zubrayado es mío). Ahora piensa en todo Bien, hemos llegado al final de nuestras pequeñas refle-
lo que dijimos en el capítulo dos, guiados por la sola razón, y xiones sobre el conocimiento, y al final, también, de esta pe-
dime si no notas alguna coincidencia. ¿No habíamos concluido queña visita guiada por la filosofía. Por supuesto, queda mu-
que Dios es el Ser como tal? ¿No habíamos dicho que de EI no
cho ca¡nino por recorrer. Un camino que no es sencillo y que
se puede decir que es esto o aquello, sino sólo que eo? ¿No
requiere mucho esfuerzo de nuestra parte. Pero de esto y otras
habíamos dicho que su Ser y su modo de ser son lo mismo? y
cosas vamos a meditar, después de un descansito, en la refle-
entonces tenemos aquí que Dios se revela a sí mismo exacta-
xión final.
mente como la razónseñala: "Yo soy el que soy,';.,e1 que soy"
indica el modo de ser, que como vemos es igual al ser.
Lo que octure es, además, que tanto Dios, como la es-
piritualidad del hombre y zu libertad son temas aecesibles a
la sola raz6n, pero al mismo tiempo forman parüe de la reve-
lación en La fe religiosa. Si tenemos fe en Dios y nos preguntá-

oscuriasi, que señala el camino para abrir las ventanas. y la fe es


como la luz del sol gue entrará luego por las ventanas.
TaI vez te preguntes por qué hay que terminar un libro
de filosofía hablando de la fe religiosa. porque, si tienes inquie-
tudes religiosas, quise mostra¡te qus no debes vivir un conflic,
to insoluble entre tu razón y tu fe. He querido dejar abierüa tu
inteligencia a la fe. Porque el hombre es uno, y sus diversas fa-
cetas no tienen porqué vivir en conflicto. No tienes que elegir
entre ser filósofo o tener fe; puedes ser un perfecto filósofo y,
al mismo tiempo, tener fe. AsÍ como no están en conflicto las
ciencias positivas y la filosofía, tampoco están en conflieto la
filosofía y la fe. Y por lo tanto tú no tienes que estar en con_
flicto contigo mismo. sí estarán en conflicto una filosofía que
I

REFLEXION FINAL

Hemos llegado al final de nuestras meditaciones. Pero,


lal vez, deberíamos decir que, en realidad, estamos recién en el
comienzo de nuestra amistad con la filosofía.
Y en este peculiar final que es en realidad un comienzo,
quisiera comentar contigo tres cosas.
Primero, el método elegido en esta pequeña introduc-
ción. Habitualmente, cuando se exponen los temas de la filoso-
fía, son tres los métodos a seguir: sistemático (exposición de
los temas), histórico (exposición del pensamiento de cada filó-
sofo), o una combinación entre estos dos. Yo he elegido el pri-
mero, tomando los temas que consideraba más importantes y
explicándote mi opinión sobre ellos. He obrado así porque,
sencillamente, he querido mostrarte mi mundo, respetando,
por supuesto, el tuyo, con la esperanza de que colaboremos, de
ese modo, en la búsqueda y en el encuentro de la verdad.
Pero debemos aclarar algo muy importante. Mis opinio-
nes están basadas, fundamentalmente, en el pensamiento de un
gran santo y un gran filósofo, santo Tomás de Aquino, del
cual ya hemos hablado, y cuya lectura te recomiendo. Todos
los temas fundamentales de esta pequeña introducción -Dios,
el espíritu, la persona, la ética, el conocimiento- han sido ins-
pirados en los análisis y en las demostraciones de santo Tomás.
Pero digo "inspiradas", debido a que yo interpreto a santo To-
I
GABRIEL J. ZANOTTI
FILO§OFIA PARA NO FILOSOFOS 111

más de un modo, y puede haber otros filósofos que lo interpre-


ha penetrado en tu espíritu hasta confundirse, en cierto modo,
ten de otro modo; además, porque el modo de exposición y la con é1. Y notarás que esa búsqueda no es necesariamente agra-
manera en la cual aplico su pensamiento a los problemas del
dable y placentera; al contrario, muchas veces sentirás el peso
hombre contemporáneo no dependen ya, por supuesto, de del esfuerzo que realiza nuestra limitada inteligencia para en-
santo Tomás. Hemos meditado ciertos temas que él no trata-
contrarte con el absoluto. Y no tendrás vacaciones en el oficio
ba específicamente. Por otra parte, santo Tomás, en su tiem-
de filosofar, como no las hay en el oficio de vivir, porque en-
po, hizo una síntesis entre filósofos anteriores y filósofos de su tonces vivir y filosofa¡ serán uno para ti.
tiempo; y eso es lo que nosotros debemos hacer también en es- No hay descanso para la búsqueda de la verdad. El des-
ta época; y en esa síntesis, santo Tomás será el elemento que canso definitivo se nos dará en nuestra vida final, cuando con-
la guíe, pero no el único elemento. (Habrás visto, además, que templemos llenos de gozo a la Verdad Absoluta, amándola ple-
a lo largo de estas reflexiones he nombrado a otros filósofos namente. Porque, si la hemos buscado en este mundo cori ho-
que también han influido --algunos más, otros menos- en
nestidad y generosidaci, ella se nos ofrecerá generosa, en el
mi pensamiento).
otro, para siempre.
Esto te demuestra que el filósofo busca la verdad, y si
encuentra verdades en filósofos anteriores, debe adherir a ellas
y hacerlas después fructificar en su propio tiempo. Si la verdad
que encuentra el filósofo es nueva, mejor; pero tanto lo nuevo
como lo viejo puede ser verdadero o falso. El'filósofo sólo se
arrodilla ante la verdad.
En segundo lugar, quiero volver a reiterarte la imporüan-
cia de la filosofía para lo más fundamental de tu vida. Una üda
humana que, en algún momento, no encare la búsqueda hones-
ta de la verdad, es como un árbol que se ha quedado sin su sol,
y no ha fijado las raíees que lo sostienen y alimentan. Si estrís
de acuerdo conmigo en esto, gran parte de los objetivos de
esta pegueña introducción se habrán cumplido.
Y en tercer luga¡, quiero finalmente dirigirme a posibles
colegas que se estén descubriendo a sí mismos como filósofos.
Si es tu caso, quisiera trasmitirte mi pequeña experiencia al res-
pecto. Yo me di cuenta de que la filosofía me atrapaba para
siempre cuando advertí que los problemas específicamente fi-
losóficos atrapaban mi uida con un impulso y una fuerza en
cierto modo ineuitable. La filosofía es de este modo vrt estad.o
de tu espíritu; es algo que eres, m,ás que algo que haces. Si eres
filósofo. sentirás, pues, que la búsqueda de las verdades úItimas
I

LECTURAS RECOMENDADAS

Capftulo 1

a) García Venturini, J. L.: "La inevitable filosofía',, en La Prensa, del


511211e82.
b) Sciacca, M. F.: .Él¡sforia de la filosofía; Luis Miracle, ed., Barcelona,
1954; Introducción.
c) García Morente, M.: Lecciones prelimirwres de filosofía; Losada, Bue.
nos Aites, 1943; Lección 1: el conjunto de la filosofía.

Capitulo 2

Comentario al Euangelio d,e san Junn, de santo Tomás de Aquino. Pr6logo,


tercer modo.

Capitulo B

1) Frankl, Víctor E.: El hombre en busca de sentido; Herder, Barcelona,


1986 (7ma. edición).
I

t74 GABBIEL J. ZANOTTI

2) Constitución Pastoral Gaudium et spes, del Concilio Vaticano II,


Capíhrlo uno.
Advertencia: esta lech¡ra está reeomendada por s¡ valor filosófico.
Puede ser leída, por lo tanto, por personas de diversas reli$ones.

Capltulo 4 INDICE

1) García Venturini, J. L.; Curso de filosofía; Troquel, Buenos Aires,


1960; capíhrlos VI,, VII y V (en ese orden).
2) Mandrioni, H.: Introduccíón a la filosofía; Kapelusz, Buenos Aires,
1964, capítulo 6.

Biblio graf fa adicional :


Contenido analítico I
l) Suma contra los gentiles (o Suma Filosófica), por santo Tomrfo de
Aquino. Club de Lectores, Buenos Aires, 1951. hefacio ....11
2) kl Iluminismo a nuestros díos, por F'rencisco l¿ocata- Ediciones
Don Bosco, Buenos Aires, 1979.
3) La fílosofía actusl, por I. M. Bochenski. Fondo de Cultura Económica,
México, 197 9, (octava reimpresión).
CAPITULOI:Lafílosofía... ..13

CAPITULO 2: Dios . .. . . 25

CAPITULOS:Elhombre... :.... ...39

CAPITULO4:Elconocimiento ......79

REFLEXION FINAL 109

Lecturasrecomendadasy bibliografíaadicional .. ..113


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de 1988 en TMPRECO GRAFICA, Viel 1¿148
Euenos Aires, Reprlblica Argentina
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