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UNIDAD 4-

LA CONCEPCIÓN DEL ALMA DE ARISTOTELES

ELEMENTOS BASICOS DE LA PSICOLOGIA

LA OPOSICIÓN A PLATON

Platón fue el primero que quiso demostrar el carácter inmaterial del alma como
garantía de su inmortalidad; según él existe una unión entre el alma y el
cuerpo; articulada en funciones diversas. Para Aristóteles el alma no puede
subsistir sin un cuerpo. En pocas palabras el alma no es esa exiliada de que
habla Platón, encerrada en un cuerpo con la nostalgia de despojarse para
siempre de el; es ella la que asegura la armonía funcional de las funciones
vitales.

EL ALMA COMO FORMA DEL CUERPO:

El ser humano no esta constituido por un alma y un cuerpo en dos entidades


yuxtapuestas, Aristóteles define el alma:"La entelequia primera de un cuerpo
natural que tiene la vida en potencia" , principio en movimiento, de crecimiento,
de generación, unifica todas sus funciones , sin exceptuar las operaciones de la
sensibilidad y del entendimiento.

El alma es una sustancia que informa y vivifica a un determinado cuerpo. Es


definida como "el acto primero de un cuerpo que tiene la vida en potencia ". El
alma es al cuerpo lo que el acto de la visión al órgano visual; es la realización
final de la capacidad propia de un cuerpo orgánico. Así como cada instrumento
tiene una función propia, que es el acto o actividad del instrumento (verbigracia,
la función del hacha es cortar), así el cuerpo como instrumento tiene la vida y el
pensamiento como función; y el acto de esta función es el alma.
Aristóteles distingue tres funciones fundamentales del alma:
a) la función vegetativa, es decir la potencia nutritiva y reproductiva, propia de
todos los seres vivientes, empezando por las plantas;
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b) la función sensitiva, que comprende la sensibilidad y el movimiento y es


propia de los animales y del hombre;
c) la función intelectiva, propia del hombre. Las funciones superiores pueden
sustituir a las funciones inferiores; pero no viceversa; así en el hombre el alma
intelectiva cumple también las funciones que son verificadas por la sensitiva en
los animales, y la vegetativa en las plantas.

Además de los cinco sentidos específicos, que producen cada uno particulares
sensaciones (colores, sonidos, sabores, etc.), hay un sensorio común, que
hace distinguir las sensaciones proporcionadas por órganos diferentes, por
ejemplo, lo blanco de lo dulce, de la misma manera que cada sentido distingue
las sensaciones que le atañen, por ejemplo, lo negro de lo blanco, lo amargo
de lo dulce. La sensación en acto coincide con el objeto sensible; por ejemplo,
coinciden el oír el sonido con el sonido mismo. En ese sentido puede decirse
que si no existieran los sentidos no existirían los objetos sensibles (si no
hubiera vista no habría colores). No los habría en acto, pero sí en potencia,
porque coinciden con la sensibilidad solamente en el acto de ésta.
Hay que distinguir del sentido la imaginación, que se distingue también de la
ciencia, que es siempre verdadera, y de la opinion, que es acompañada por la
fe en la realidad del objeto, porque la imaginación carece de esta fe. La
imaginación. es producida por la sensación en acto, y las imágenes que
produce la primera se asemejan a las sensaciones; puede, pues, determinar la
acción en los animales o en los hombres cuando tienen la inteligencia ofuscada
por los sentimientos, las enfermedades o el sueño.

La función de la inteligencia es análoga a la de la sensibilidad. El alma


intelectiva recibe las imágenes como los sentidos reciben las sensaciones; su
misión es juzgarlas verdaderas o falsas, buenas o malas; y según cómo las
juzga, las aprueba o desecha, las desea o las rehúye. Es, pues, la inteligencia,
la capacidad de juzgar las imágenes que los sentidos proporcionan. "Nadie
podria aprender o comprender algo, si los sentidos no le enseñaran nada; y
todo lo que se piensa, se piensa forzosamente como imágenes. Mas el
pensamiento no tiene nada que ver con la imaginación: es el juicio emitido
sobre los objetos de la imaginación, y los declara falsos o verdaderos, buenos
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o malos.
Como el acto de sentir es idéntico al objeto sensible, así el acto de entender es
idéntico al objeto inteligible. Esto significa que cuando el intelecto comprende,
el acto de su comprensión se identifica con la verdad misma, con el objeto
entendido; más precisamente se identifica con la esencia sustancial del objeto
mismo. Por lo cual dice Aristóteles: "la ciencia en acto es idéntica con su
objeto" o más en general, que "el alma es, en cierto modo, todos los entes";
efectivamente, los entes son o sensibles o inteligibles y mientras la ciencia se
identifica con los entes inteligibles, la sensación se identifica con los sensibles.
Sin embargo, esta identidad no se da cuando se considera, no ya la conciencia
en acto, sino en potencia. Aristóteles insiste en la distinción entre intelecto
potencial e intelecto actual. Este último contiene en acto todas las verdades,
todos los objetos inteligibles.

- El intelecto actual obra sobre el potencial como la luz que hace pasar al acto
los colores que en la oscuridad existen en potencia: actualiza, pues, las
verdades que en el intelecto potencial están solamente en potencia. Por eso
Aristóteles lo llama intelecto activo, y lo considera "separado, impasible, no
mezclado" Sólo él no muere y dura eternamente, mientras el intelecto pasivo o
potencial se corrompe, y sin el primero no puede pensar nada.

Si el intelecto activo es de Dios, del hombre o de ambos a la vez, en qué


relaciones está con la sensibilidad, cuál sea el significado de esa "separación"
que Aristóteles le atribuye, son problemas que Aristóteles no estudia y que
deberan ser largamente discutidos en la escolástica árabe y cristiana y en el
Renacimiento.

El hombre es concebido por Aristóteles de un modo hilemorfístico, es decir,


como un compuesto de materia y forma. El cuerpo funciona como materia
prima y el alma como forma sustancial. La unión existente entre alma y cuerpo
es una unión sustancial. Si la unión accidental supone básicamente que los
elementos unidos existen ya constituidos antes de la unión, la unión sustancial,
por el contrario, constituye esos elementos y ella misma los hace existir. En la
accidental, los elementos unidos persisten como siendo distintos y existiendo
paralelamente; en la sustancial se fusionan en una unidad única. En ella alma y
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cuerpo marchan juntos en una unidad de operación, forman un único ser .


De que la unión entre alma y cuerpo sea sustancial, se deducen varias
conclusiones de suma importancia. Tal vez la más definitiva sea que el alma ya
no precede al cuerpo en cuanto a su existencia, como ocurría en Platón. A su
vez, de aquí se concluye que no hay lugar ya para que el alma adquiera los
conocimientos de un modo independiente en relación con el cuerpo. En tercer
lugar, no existe entre alma y cuerpo esa diferencia tajante pretendida por
Platón; la diferencia general entre espíritu y materia queda disminuida en
Aristóteles. El alma se hace solidaria del cuerpo y de la vida en general: según
Aristóteles, como ya anteriormente se menciono no sólo tiene alma el hombre,
sino también las plantas y los animales, y en ambos casos el alma es definida
en los mismos términos que la vida en general, en términos de automovimiento.

En una palabra, Aristóteles desidealiza y materializa el alma platónica. La


inmortalidad, expresión máxima de la espiritualidad del alma humana, parece
mantenida por el discípulo sólo por respeto al maestro: "Habrá que convenir en
todo caso en que si se da para Aristóteles una inmortalidad del alma, es ello en
fuerza de su resabio platónico que le hace pensar en su alma espiritual a través
del dualismo de aquél. Aristóteles, por su parte, no ha desarrollado ninguna
prueba demostrativa propia de la inmortalidad del alma."
Tampoco la moral aristotélica se funda en una bondad ética como instrumento
para conseguir una vida extrasensible en compañía de los dioses, como
pretendía Platón. Para Aristóteles, el bien moral consiste en la "perfecta
actuación del hombre según su actividad específica", es decir, en la realización
más perfecta posible de sus posibilidades propias y específicas. Pero este
ideal, según el propio Aristóteles, no es nada extraño, sino que es el ideal de
todo ser; pues todo ser, si se comporta según las exigencias de su naturaleza y
las cumple, entonces llenará el sentido de su ser y será bueno, igual
proporcionalmente que el hombre. y en ese cumplimiento de las exigencias de
la naturaleza intelectual del hombre, en el desarrollo de sus potencialidades
intelectuales, consistirá la felicidad humana.
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