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MOVIMIENTOS OCULARES EN LA

LECTURA. REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA.

Trabajo Fin de Máster

Consolación Sánchez Martín


Grado en Óptica y Optometría

Granada, 2017
ESTUDIANTE CONSOLACIÓN SÁNCHEZ MARTÍN

TUTOR/A MARÍA DEL MAR LÁZARO SUÁREZ


PROFESORA COLABORADORA
DEPARTAMENTO DE ÓPTICA

TÍTULO MOVIMIENTOS OCULARES EN LA LECTURA. REVISIÓN


BIBLIOGRÁFICA.

CURSO ACADÉMICO 2016/2017

DECLARACIÓN DE ORIGINALIDAD

Declaro que el presente Trabajo Fin de Máster es original, por lo que no se ha plagiado en
ningún momento durante la redacción del mismo y no se han utilizado fuentes sin citarlas de
manera adecuada. Igualmente, expreso mi acuerdo para que el presente trabajo quede a
disposición de la Comisión Académica del Máster de Optometría Clínica y Óptica Avanzada de
la Universidad de Granada y para que sea publicado en su página WEB.

En Granada, a 7 de JULIO de 2017

FDO: CONSOLACIÓN SÁNCHEZ MARTÍN


MANUSCRITO ORIGINAL 01

ABSTRACT/RESUMEN 01

INTRODUCCIÓN 02

MATERIAL Y MÉTODO 02

RESULTADOS Y DISCUSIÓN 02-08


MOVIMIENTOS OCULARES EN LA LECTURA 02-04
MÉTODOS PARA LA EVALUACIÓN DE LOS MOVIMIENTOS OCULARES EN LA
LECTURA 04-07
MOVIMIENTOS OCULARES EN PERSONAS CON DISLEXIA 07-09

CONCLUSIONES 09

AGRADECIMIENTOS 10

BIBLIOGRAFÍA 10-12
MANUSCRITO ORIGINAL
MOVIMIENTOS OCULARES EN LA LECTURA. REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA.

MOVIMIENTOS OCULARES EN LA LECTURA.

CONSOLACIÓN SÁNCHEZ MARTÍN

MARÍA DEL MAR LÁZARO SUÁREZ

Consolación Sánchez Martín

consoli@correo.ugr.es

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MOVIMIENTOS OCULARES EN LA LECTURA

[ Sánchez, C]

Abstract
It is proposed a review of the accumulated knowledge literature from 1990 to the present on
the ocular movements in reading, due to the fact that in recent years it has been studied from
different areas.

The ocular movements in the reading are a combination of different types of movements,
which are altered by lexical factors and they change from the childhood age to the adult age.
To analyze them we have different types of measurements, being widely used in clinical
practice the Developmental Eye Movement Test, whose reliability and validity as a test of
saccadic function is being questioned, which we will discuss. On the other hand, a case where
we find these altered ocular movements in reading is in the subjects with dyslexia, which
presents difficulty in reading, and where not all authors agree on the exact differences with
respect to the movements of a person without dyslexia, or to which these differences are due
to.

Resumen
Se propone una revisión de la literatura del conocimiento acumulado desde 1990 hasta la
actualidad sobre los movimientos oculares en la lectura, debido a que en estos últimos años ha
sido un tema bastante estudiado desde diferentes áreas.

Los movimientos oculares en la lectura son una combinación de diferentes tipos de


movimientos, los cuales son alterados por factores léxicos y cambian desde la edad infantil a la
edad adulta. Para analizarlos contamos con diferentes tipos de medida, siendo ampliamente
utilizado en la práctica clínica el test del desarrollo de los movimientos oculares, cuya fiabilidad
y validez como prueba de función sacádica se están cuestionando, lo cual discutiremos. Por
otro lado, un caso donde encontramos estos movimientos oculares en la lectura alterados es
en los sujetos con dislexia, los cuales presentan dificultad en la lectura, y donde no todos los
autores están de acuerdo en cuales son las diferencias exactas con respecto a los movimientos
de una persona sin dislexia, ni a qué son debidas estas diferencias.

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MOVIMIENTOS OCULARES EN LA LECTURA

[ Sánchez, C]

Introducción
Los movimientos oculares están siendo en los últimos años muy estudiados debido a la
importancia que tiene un buen control de estos en la lectura, una tarea muy importante en
nuestra sociedad y que parece causar más síntomas en visión cercana que otras tareas que
requieren de la misma demanda de acomodación y convergencia [1]. Además, estos
movimientos, nos proporcionan mucha información acerca de los procesos cognitivos
permitiendo ampliar el conocimiento en ciertas dificultades del aprendizaje. Este estudio de
los movimientos oculares es principalmente interesante en niños, ya que es cuando comienzan
con la lectura, y se empiezan a detectar las dificultades del aprendizaje. Además, en este
momento aún se están desarrollando los movimientos oculares, ya que llevan un desarrollo
más lento que otras habilidades visuales [2].

Para la medida de estos movimientos oculares, tanto en la lectura como en otras actividades
contamos con diferentes métodos de medida, cada uno con sus peculiaridades y que gracias a
su fácil disponibilidad y a lo asequibles que se han vuelto en los últimos años, han permitido el
auge de estas investigaciones [3].

Además, durante el proceso lector, estos movimientos oculares son especialmente


interesantes cuando se trata de casos de dificultad específica de la lectura como es la dislexia,
ya que estos aparecen alterados aunque aún no está definido el motivo y existe controversia
entre los autores. Vagge et al. [4] señalaron que una evaluación de los movimientos oculares
podía ser añadida en el estudio de una persona disléxica con el fin de referir a un especialista
en el aprendizaje.

Material y método
Para la búsqueda de los artículos más relevantes se ha utilizado la base de datos PubMed. Tras
identificarlos, se han usado las bases de datos Web of Science y Google Scholar para buscar
artículos citados. En la estrategia de búsqueda se ha usado una combinación de términos Mesh
(Medical Subject Headings) los cuales han sido: “eye movements” y “reading” así como las
palabras clave “DEM”, “Visagraph”, “saccades” y “dyslexia”. Limitando la búsqueda a los
artículos publicados desde 1990 hasta la actualidad.

Resultados y discusión
Movimientos oculares en la lectura

Una buena ejecución de los movimientos oculares es indispensable para que la lectura no se
vea afectada. Estos movimientos tienen dos componentes básicos en esta tarea: los sacádicos
y las fijaciones. Los sacádicos son movimientos rápidos que se realizan con el fin de llevar la
fóvea al estímulo que se quiere ver de manera que su amplitud viene determinada por el
grado de excentricidad retiniana, además durante este movimiento se suprime la captación de

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[ Sánchez, C]

información visual debido a la velocidad con la que son realizados; en cambio, las fijaciones,
son espacios de tiempo donde el ojo permanece prácticamente sin movimiento y a la vez los
momentos en los que se capta la información [2, 5-7].

En la lectura, el sacádico que se realiza tras una fijación está influenciado por la imagen
parafoveal de la siguiente palabra [8] de forma que esta imagen llame nuestra atención y se
produzca el movimiento [9]; el tiempo que se requiere en localizarlo en el campo visual e
iniciar el movimiento es lo que llamamos latencia de un sacádico. Al realizar este movimiento,
tanto justo antes de él, como después, se produce una pequeña borrosidad, la cual no somos
capaces de apreciar. Entre los sacádicos podemos distinguir dos tipos, los sacádicos
progresivos que se realizan en la dirección en la que se dirige la lectura, a los cuales nos hemos
referido hasta el momento, y también encontramos otros sacádicos que se mueven hacia atrás
en el texto, denominados regresiones y suelen ser a la palabra anterior, aunque se ha visto que
se dan regresiones más largas cuando el texto es complejo y no se llega a una buena
comprensión [10].

Rayner [2] en su revisión vio que en lectores experimentados, entre el 10-15% de los sacádicos
son regresiones, mientras que los niños en edad de aprendizaje de la lectura hacen un mayor
número de estos. Entre los movimientos oculares en la lectura también encontramos los
barridos de retorno, que son los movimientos que se realizan desde el final de una línea hasta
el comienzo de la siguiente. Otro hecho que encontramos en la lectura es que hay palabras
que se fijan más de una vez, mientras que hay otras que son saltadas [11] principalmente si
son cortas o frecuentes, y son procesadas a nivel parafoveal, ya que los lectores no solo
procesan las palabras que están en fóvea, si no que pueden comenzar a procesar la siguiente,
que se encuentra a nivel parafoveal [2,12,13].

En cuanto a la duración de los movimientos, el tiempo dedicado a una fijación es muy variable
entre las personas, por ejemplo, los niños tienen duraciones de fijación más largas y además
este tiempo también está influenciado por factores léxicos como la predictibilidad, longitud y
frecuencia de las palabras, así como la dificultad del texto y la habilidad de la lectura [2]. White
et al. [14], informaron que en la naturaleza de la distribución de la duración de las fijaciones
puede estar la clave para entender los mecanismos de control del movimiento ocular asociado
a las diferentes estrategias de lectura. En relación a todos estos factores léxicos, Bricolo et al.
[15] estudiaron los efectos del espaciamiento entre los caracteres en una población joven y
obtuvieron como resultados que el número de fijaciones y la duración de la mirada
aumentaron, mientras que la primera duración de fijación disminuyó y este aumento del
número de fijaciones se dio en función de la longitud del estímulo, ya fuera tanto por el
número de letras como por el espaciado. Por lo tanto, concluyeron que el número de fijaciones
en una palabra en la lectura depende de la extensión espacial del estímulo, que se debe en
parte a su distancia física y también a su número de letras.

Cuando los lectores inexpertos utilizan material apropiado para su nivel de lectura, el patrón
general de movimientos oculares en la lectura tiende a normalizarse, por lo tanto, un patrón
anormal puede estar reflejando la dificultad de procesamiento cognitivo del material de
lectura [3].

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[ Sánchez, C]

A nivel binocular, los movimientos oculares en la lectura requieren un mínimo de movimientos


coordinados de convergencia, versión y giro; pero a diferencia de lo esperado, los ojos no solo
se disocian, sino que incluso se llegan a cruzar [16]. Según Bucci y Kapoula [17], la mala
coordinación binocular puede llevar a que al finalizar el sacádico los dos ojos no fijen el mismo
carácter, y esa desviación puede provocar un movimiento con una velocidad demasiado alta
que pueda hacer disminuir la agudeza visual, por lo que se ralentice la lectura de las palabras y
pueda ser la explicación a una mayor duración en las fijaciones.

A pesar de que no son muchos los estudios que tratan aspectos del desarrollo del
comportamiento de los movimientos binoculares durante la lectura, recientemente, Seassau y
Bucci [18] observaron que tanto la capacidad de lectura como la coordinación de los sacádicos
binoculares mejoran con la edad y que los niños alcanzan un nivel similar al de los adultos a los
10 años de edad, por lo que sugieren que existe una inmadurez de la coordinación binocular
de sacádicos durante la lectura en los niños. En relación a este tema, Blythe et al. [19],
informaron que a diferencia de los niños que suelen realizar fijaciones divergentes con
frecuencia, los adultos presentaban repetidas fijaciones convergentes.

Métodos para la evaluación de los movimientos oculares en la lectura

Para la evaluación de los movimientos oculares disponemos de diferentes métodos los cuales
varían tanto en su complejidad como en la técnica utilizada. Encontramos métodos tan simples
como la observación y puntuación de la precisión de los movimientos oculares, pruebas
visuales verbales, algo más elaboradas donde se evalúan de forma indirecta los movimientos
oculares en tareas de lectura y medidas objetivas, más complejas, mediante grabación del
movimiento ocular usando instrumentos oculográficos [3,20].

Para las medidas de precisión de los movimientos oculares mediante observación, se pueden
utilizar algunas escalas como la North Eastern State University College of Optometry
Oculomotor Test y también el sistema de calificación Southem California College of Optometry.
Estas herramientas a pesar de tener muchas ventajas, su confiabilidad y repetibilidad son
cuestionables debido a la subjetividad [3]. Además hay que tener en cuenta una consideración
a la hora de insertar los resultados obtenidos en una evaluación completa debido a que los
movimientos observados no tienen por qué coincidir con los movimientos que el sujeto lleva a
cabo durante la lectura [20]. Por lo otro lado, entre los métodos indirectos donde se simulan
tareas de lectura para evaluar los movimientos sacádicos en ella, encontramos diferentes test
como son Pierce Saccadic test, Saccadic of King-Devick y la prueba DEM (Developmental Eye
Movement), la cual es ampliamente utilizada. Estas pruebas visuales-verbales son baratas y
fáciles de realizar y nos permiten evaluar la función oculomotora sobre la base de la velocidad
con la que una serie de números pueden ser vistos, reconocidos y verbalizados con exactitud
[3,20,21]. En cuanto a métodos directos podemos destacar el Eye tracker, el Readalyzer y el
Visagraph, siendo este último muy empleado en investigación, el cual utiliza unas gafas con
sensores infrarrojos con los que registra los movimientos oculares mientras el sujeto lee un
texto, y así proporciona la duración y número de fijaciones, regresiones y sacádicos de retorno,
así como la tasa de lectura [3,5].

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MOVIMIENTOS OCULARES EN LA LECTURA

[ Sánchez, C]

Una vez vistos los diferentes métodos con los que podemos obtener información acerca de los
movimientos oculares, cabe destacar que uno muy utilizado en la práctica clínica es el test
DEM, del cual en los últimos años se están publicando varios estudios cuestionando su
repetibilidad y confiabilidad como medidor de los movimientos sacádicos en la lectura, con lo
cual nos lleva a un especial interés en la revisión de la bibliografía.

El test DEM fue presentado por Garzia et al. [22] en el año 1990 y fue desarrollado con el fin de
diferenciar entre automaticidad y disfunciones sacádicas del movimiento ocular. Fue
desarrollado sobre la suposición de que un mal control del movimiento ocular podía causar
dificultades en la lectura [21].

Este test es una prueba visual verbal de habilidad oculomotora y de nomenclatura


automatizada rápida, la cual consta de 2 subpruebas y 4 puntuaciones: tiempo horizontal,
tiempo vertical, razón y errores cometidos. Se han obtenido puntuaciones normativas para
niños de entre 6 y 13 años, de manera que una puntuación por debajo de lo esperado en la
razón indica una deficiencia en la habilidad oculomotora, mientras que una puntuación de
tiempo vertical inferior a estos valores normativos indica una deficiencia de la capacidad de
nombrar los números en voz alta. Su característica fundamental es que al combinar las dos
medidas puede determinar si los problemas en la lectura relacionados con problemas de
aprendizaje están presentes [23,24]. Esta prueba es útil ya que es rápida y no invasiva, además
de muy utilizada para evaluación del progreso del tratamiento oculomotor [24]. Hoy en día
contamos con una aplicación informática “DEM Calculator” en la que podemos introducir la
edad del sujeto, los tiempos y los errores y nos informa si los datos están dentro de lo normal
para su edad o si por el contrario hay una posible disfunción oculomotora, una falta de
habilidad al nombrar los números en voz alta o ambos. A pesar de ser un test tan conocido nos
encontramos con que en los últimos años, se están publicando estudios que ponen en duda la
validez de este test como prueba de la función sacádica en la lectura, analizando su fiabilidad y
repetibilidad.

En el artículo donde se expuso por primera vez el test DEM, lo autores ya informaron que ellos
mismos habían valorado la repetibilidad del test y obtuvieron para tiempo vertical (r=0.89),
para tiempo horizontal (r=0.86) pero en la razón encontraron (r=0.57) [22]. Lo que llevó a
cierta preocupación, aunque a pesar de ello, se ha convertido en una prueba clínica rutinaria
ampliamente utilizada [25].

En 2004, Rouse et al. [25] estudiaron la repetibilidad de este test en un grupo de 30 niños y
obtuvieron una baja repetibilidad en la razón; e indicaron que este hecho podría tener
implicaciones tanto en el diagnóstico como en el control de la evaluación de un tratamiento de
terapia visual.

En contraposición, un año después Tassinari y DeLand [23] obtuvieron en su estudio una


repetibilidad de buena a excelente en el test DEM en un grupo de niños que participaban en
terapia visual, donde dicho test fue llevado a cabo en el gabinete. En 2009, Ayton et al. [26]
llevaron a cabo un estudio en un grupo de niños donde se comparó el test DEM con un
dispositivo de medida directa. Estos autores no encontraron correlación significativa entre los

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MOVIMIENTOS OCULARES EN LA LECTURA

[ Sánchez, C]

diversos componentes de sacádicos (velocidad sacádica, latencia, ganancia sacádica y


sacádicos correctivos), y las puntuaciones horizontales y la razón del DEM mediante las
grabaciones con el instrumento de medida objetiva, aunque sí encontraron que la puntuación
del tiempo horizontal podría correlacionarse mejor con el rendimiento de lectura y la
velocidad del procesamiento visual. Por lo tanto, concluyeron que el test DEM es útil para
distinguir a los niños con problemas en la lectura o retraso académico, pero no para evaluar los
movimientos sacádicos durante dicha tarea. Según sus resultados estos autores proponen que
este test no debe ser referido como una prueba del movimiento ocular.

Un año después, Medland et al. [21] estudiaron si el test DEM, selecciona a los niños que
tienen problemas con la lectura como resultado de las dificultades del movimiento ocular. El
estudio se llevó a cabo con un grupo de niños y adultos, los cuales leían según su idioma,
algunos de derecha a izquierda y otros de izquierda a derecha, y analizaron los cambios que se
producían cuando una misma persona leía los números en su dirección habitual y en la
contraria. Los resultados obtenidos apoyan la hipótesis de que la práctica de la lectura, es la
que entrena los movimientos de los ojos en la lectura y que son los que proporcionan una
buena puntuación DEM y, por lo tanto, el que los lectores obtengan puntuación baja en este
test se debe a que aún no han entrenado totalmente los movimientos oculares.
Consecuentemente, la hipótesis de estos autores es que los niños cuyas habilidades de lectura
son pobres, no estarían entrenando con precisión sus movimientos oculares y como resultado,
se comportarían por debajo de lo esperado en la prueba DEM. A pesar de ello, también tienen
en cuenta que un niño con un control de movimiento de los ojos pobre experimentará
dificultades de rastreo al leer, y por lo tanto concluyen con que las puntuaciones DEM bajas no
implican que las dificultades de lectura sean causadas por movimientos oculares pobres.

En 2011, Orlansky et al. [20] estudiaron la repetibilidad de la prueba DEM en un grupo de


niños obteniendo una repetibilidad de buena a excelente para los tiempos horizontal y vertical
y de buena a pobre para la razón. Sugieren que se actúe con precaución a la hora de emplear
el test DEM de forma aislada para un diagnóstico o seguimiento de tratamiento. En ese mismo
año, Webber et al. [3] llevaron a cabo un estudio en una población infantil en el cual
emplearon un instrumento de medida objetiva de movimientos oculares (Visagraph), el test
DEM y también un test de rendimiento de lectura (prueba de progreso de lectura RPT) y
compararon mediante un estudio estadístico los resultados obtenidos buscando la relación
entre ellos. Encontraron una relación significativa entre una baja puntuación del test DEM y
una velocidad de lectura lenta con el Visagraph. Por lo tanto, estos autores exponen que el
DEM detecta a los niños que presentan una tasa de lectura lenta medida con Visagraph. Por
otro lado, no asociaron significativamente el test DEM con la capacidad lectora, mientras que
esta última sí lo fue con Visagraph, mediante la determinación de la duración de las fijaciones.
Así afirman que aunque el test DEM puede usarse para identificar a los niños con
automaticidad pobre en la denominación del número, no es una medida de los movimientos
sacádicos del ojo. Estos autores sugieren que los datos podrían reflejar que el tiempo
necesario para procesar la información del texto está controlando la velocidad de lectura, en
lugar de ser la velocidad la limitada por la mecánica del control sacádico.

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MOVIMIENTOS OCULARES EN LA LECTURA

[ Sánchez, C]

De los artículos revisados, no todos han sido realizados en las mismas condiciones ni con la
misma metodología y en algunos casos los autores discrepan en sus resultados. Al analizarlos
observamos que entre los que estudiaron la repetibilidad del test DEM, tenemos que los
resultados de Rouse et al. [25] y Orlansky et al. [20] son consistentes, obteniendo que la
repetibilidad del test DEM es baja; en contraposición, los resultados de Tassinari y DeLand [23]
fueron que el test DEM podría ser una prueba confiable ya que encontraron alta repetibilidad;
este último estudio no fue realizado en un colegio como los dos anteriores sino en un
gabinete, y ellos mismos alegan que la diferencia en los resultados puede ser debida a las
distintas condiciones en las que son realizadas; siendo el entorno del gabinete más apropiado
para hacer el test.

En otros estudios, como son los de Ayton et al. [26] y Webber et al. [3], entre varias medidas
compararon el test DEM con una prueba directa mediante grabación, y ambos concluyeron
que el test DEM no evalúa los componentes básicos del control del movimiento ocular, pero
entre estos dos estudios también difieren, ya que mientras Ayton et al.[26] encontraron que
las puntuaciones del DEM se correlacionan significativamente con una medida de la
comprensión lectora, Webber et al. [3] sugieren que los resultados del DEM no predicen los
resultados de la comprensión lectora.

Movimientos oculares en personas con dislexia

La definición de dislexia no es única, y ha variado a lo largo de la historia, Lyon et al. [27] en


2003 proporcionaron esta definición: “La dislexia es una dificultad específica del aprendizaje de
origen neurobiológico que se caracteriza por la dificultad en la precisión o en la fluidez para
reconocer palabras y por las deficiencias en las habilidades de ortografía y decodificación. Estas
dificultades suelen resultar de un déficit en el componente fonológico del lenguaje que a
menudo es inesperado en relación con otras habilidades cognitivas y la provisión de instrucción
eficaz en el aula; las consecuencias secundarias pueden incluir problemas en la comprensión de
la lectura y un hábito de lectura reducido que puede impedir el crecimiento del vocabulario y
del contenido de fondo”

En esta revisión vamos a ver las diferencias en los movimientos oculares de lectores con
dislexia con respecto a lectores sin esta dificultad del aprendizaje. Nos centraremos en los
estudios que han comparado el número y duración de las fijaciones y los sacádicos, entre
participantes de la misma edad con y sin dislexia, al leer un mismo texto.

A finales del siglo XX encontramos una inquietud por buscar signos en los movimientos
oculares que permita un mayor conocimiento sobre la dislexia, planteándose si las diferencias
en estos movimientos, los cuales ya son bien conocidos, son causa o efecto de esta dificultad.

Por un lado, algunos autores defienden la hipótesis del déficit magnocelular que afirma que los
disléxicos sufren un trastorno en el sistema magnocelular que implica un mal control de los
movimientos oculares con una percepción visual errónea asociada, la cual es la causa de la
dislexia. En cambio, otros piensan que incluso si la sensibilidad magnocelular está reducida en
las personas con dislexia, esto no implica consecuencias para la percepción visual y el control

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MOVIMIENTOS OCULARES EN LA LECTURA

[ Sánchez, C]

oculomotor durante la lectura, siendo las diferencias en los movimientos oculares


consecuencia de su dificultad en el procesamiento de material visual en información léxica [28-
30].

En 1993, Fischer y Weber [31] sugirieron que los déficits en los movimientos oculares que
presentan los disléxicos podrían contribuir a su dificultad en la lectura, y Eden et al. [32]
refirieron que estos cambios en los movimientos oculares podrían ser síntoma de un déficit
neurológico. En cuanto a estudios realizados, Hyona y Olson [33], en 1995 compararon los
patrones de fijación entre disléxicos y no disléxicos y encontraron que el número de fijaciones
es similar en ambos grupos. Unos años después, De Luca et al. [30], en su estudio obtuvieron
un mayor número y duración de las fijaciones; Fischer y Hortnegg [34] hallaron un número de
sacádicos mayor en sujetos disléxicos excepto en los niños más pequeños, que no encontraron
esa diferencia; mientras que Hutzler y Wimmer [35] vieron un número de fijaciones superior
en el grupo de disléxicos con respecto al grupo control. En cambio, Hutzler et al. [28] en 2006,
señalaron que no habían encontrado diferencias en el número de fijaciones. En un estudio más
reciente realizado por Bucci et al. [36], sí que encontraron diferencias en el número de
fijaciones entre ambos grupos, siendo estas más abundantes y largas en los niños con dislexia.
Vagge et al. [4] hallaron un aumento del número y duración de las fijaciones. En 2016, Tiadi et
al. [37] observaron que se incrementa el número de sacádicos en los disléxicos y concluyen
que los participantes con dislexia presentan muchas dificultades para fijar un objetivo visual y
por lo tanto hacen más sacádicos. Recientemente Kim y Wiseheart [38] han publicado un
estudio donde afirma que las fijaciones son más largas en este grupo de individuos con
dislexia.

Como vemos los resultados de Hyona y Olson [33] son consistentes con los de Hutzler et al.
[28] los cuales no encontraron diferencias ni en las fijaciones. En contraposición, De Luca et al.
[30], Vagge et al. [4] y Bucci et al. [36], refieren que en este grupo de sujetos disléxicos
aumentan tanto en número como en duración la fijaciones; en cambio, Hutzler y Wimmer [35]
también afirman que se incrementa el número de fijaciones pero no su duración. Por otro
lado, Kim et al. [38] observaron un crecimiento en la duración de estas fijaciones aunque no en
el número. En lo que se refiere a los sacádicos, Ficher y Hortnegg [34] y Tiadi et al. [37]
coinciden en haber encontrado mayor número de estos.

Los resultados de los diferentes estudios son contradictorios, a día de hoy se sabe que los
movimientos oculares en la lectura en lectores disléxicos varían con respecto a los lectores sin
esta dificultad, aunque no está bien aclarado como son realmente estos cambios, en los
últimos años son muchas las investigaciones que se están realizando acerca de esto. Tampoco
queda claro qué teoría es la más acertada aunque los estudios más recientes se vinculan más a
la teoría de que los movimientos oculares son el efecto y no la causa de la dislexia [4,37,38].

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MOVIMIENTOS OCULARES EN LA LECTURA

[ Sánchez, C]

Fig.1 Registro del movimiento ocular en un sujeto no disléxico (b) y en un sujeto disléxico (a).
Fuente: Vagge et al. [4].

Conclusiones
Hay diferentes tipos de movimientos oculares en la lectura, y una buena combinación de ellos
es esencial para la lectura [10-13].

Estos movimientos oculares en la lectura se encuentran influenciados por determinados


factores léxicos, por el control binocular de la persona, y varían con la edad [2,3,15-18].

De los diferentes métodos de medida de estos movimientos, en la actualidad se está poniendo


en duda la validez del test DEM como prueba de la función sacádica y aún no se ha llegado a
una conclusión debido a que no existe un claro consenso entre los resultados obtenidos en los
diferentes estudios realizados [3,20,21,23,25,26].

Los movimientos oculares en la lectura en personas con dislexia varían con respecto a los
lectores que no presentan esta dificultad y se cuestiona si esta diferencia en los movimientos
es causa o efecto de la dislexia. Las últimas investigaciones parecen apuntar a que son un
efecto y no la causa [4,28,31-38].

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MOVIMIENTOS OCULARES EN LA LECTURA

[ Sánchez, C]

Agradecimientos
Agradecer a todas las personas que me han acompañado durante este año, donde he
descubierto un poco más a fondo la belleza de la profesión que un día escogí, y en particular, a
mi tutora por guiarme en este trabajo y aconsejarme en todo momento.

Referencias
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MOVIMIENTOS OCULARES EN LA LECTURA

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11
MOVIMIENTOS OCULARES EN LA LECTURA

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12
MOVIMIENTOS OCULARES EN LA LECTURA

[ Sánchez, C]

Leyenda de la figura.

Figura 1. Registro de movimiento ocular mediante el sistema Ober 2 donde se pueden ver
tanto los movimientos verticales como horizontales de los dos ojos. El registro “A” pertenece
al sujeto disléxico: donde vemos sacadas más numerosas y pequeñas, y regresiones más
frecuentes en comparación con el lector sin dyslexia “B”.

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