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EJERCITOS AUXILIARES ARGENTINOS

La Audiencia de Charcas pasó a ser parte del virreinato del Río de la Plata desde 1778. Por
esto, cuando Buenos Aires declaró su independencia del poder español en 1810, consideró
que con ellos debían ser independientes todas las intendencias de Charcas por que
dependían del virreinato del Río de La Plata.

Se trataba de consolidar su independencia, que estaba amenazada por los ejércitos del
virreinato de Lima, quienes aún controlaban Charcas o el Alto Perú. Los realistas
consideraban que al haberse independizado Buenos Aires, entonces Charcas o el Alto Perú
era nuevamente territorio del Virreinato del Perú.

Así fue que los independientes argentinos enviaron sus Ejércitos Auxiliares a combatir a los
realistas españoles a estas tierras. El primero de ellos llegó al mando de Juan José Castelli
-un abogado que estudió en la universidad de Chuquisaca junto al que era su secretario,
Bernardo Monteagudo y del coronel Antonio Gonzáles Balcarce.

Ingresó en octubre de 1810 e inmediatamente 600 tarijeños se sumaron a sus tropas, con
ellos y con la ayuda de los indios, que evidentemente veían en los Ejércitos Auxiliares la
esperanza de libertad, derrotó al ejérctio español el 7 de noviembre en la batalla de
Suipacha.

El 25 del mismo mes, Castelli entró a Potosí. Hizo ejecutar al presidente de la Audiencia de
Charcas, Vicente Nieto, y al Intendente de Potosí, Francisco de Paula Sanz. Su ejército
ocupó de una manera total la ciudad. Pocos días después, ingresó también a Chuquisaca.

Subió hacia el norte ocupando Oruro y La Paz. Mientras tanto Cochabamba se pronunció
a su favor y los guerrilleros tomaron la ciudad.

José Manuel Goyeneche, el militar realista al mando de tropas del virreinato de Lima,
derrotó a Castelli en Guaqui el 20 de junio de 1811, con lo cual el Ejército Auxiliar se tuvo
que retirar por Cochabamba y Chuquisaca hasta Potosí. Pocas semanas más tarde, los
criollos potosinos enfrentaron a los argentinos como respuesta a sus actos radicales.

En su marcha al sur, en la batalla de Amiraya, el ejérctio realista de Goyeneche derrotó a


los patriotas, guerrilleros y hombres del ejército de Castelli, que estaba en retirada.

Al mando de Pueyrredón,a las cuatro de la mañana del 25 de Agosto de 1811, los porteños
salieron sigilosamente de Potosí. La oscuridad y el silencio intentaban ocultar las riquezas
potosinas cargadas en las 400 mulas que llevaban consigo. La Casa de la Moneda se quedó
sin monedas.

El 20 de Septiembre de 1811, Goyeneche entró en Potosí. Pudo quedarse allí sólo unas
semanas antes de regresar al norte con parte de su ejército, porque tenía en su retaguardia
a las guerrillas de Cochabamba ostigándole, sin permitirle perseguir a los argentinos con
toda su fuerza.

El general realista Pío Tristán, fue enviado a perseguir al derrotado ejército de Castelli, tomó
las ciudades de Salta y Jujuy, pero fue derrotado por el general argentino Manuel Belgrano,
el 20 de febrero de 1813 en la batalla de Salta.

El mando militar realista estaba en manos de Joaquín de la Pezuela, quien obligó a los
patriotas a dar batalla fuera de la ciudad, Pezuela derrotó a Belgrano por primera vez en
Vilcapujio, el 1° de octubre de 1813, y por segunda vez en Ayohuma, el 14 de noviembre
del mismo 1813.

El 18 de noviembre Belgrano dejó Potosí.

Antes de hacerlo, había preparado la destrucción toal de la Casa de la Moneda, lo cual no


ocurrió por la acción de los criollos potosinos, que recordarían el hecho en el momento de
decidir si Charcas, libre del dominio español, pertenecería a las provincias Unidas del Río
de la Plata (Argentina) o no.

En Tucumán, el avance de Pezuela hacia el sur fue detenido por las guerrillas del Alto Perú.
Pezuela explicó después que no siguió su arremetida porque en su retaguardia las
montoneras charqueñas amenazaban seriamente no sólo la estabilidad de su ejército, sino
la situación territorial de Charcas.

El historiador Alberto Crespo ha demostrado que sin la acción de las guerrillas del Alto Perú,
San Martín quizá no hubiera podido cruzar Los Andes y liberar Chile, porque hubiera tenido
que retroceder para combatir al ajército de Pezuela.

Al mando del General José Rondeau el tercer Ejército Auxiliar ingresó a Charcas, después
de vencer a los realistas en la Quiaca el 17 de abril de 1815. Sus tropas nuevamente
cometieron una serie de abusos en las ciudades de Potosí y Chuquisaca. El historiador
norteamericano Charles Amade, en La Dramática Insurgencia de Bolivia, dice que Rondeau
perdió el tiempo en estas dos ciudades y de no haberlo hecho hubiera podido ingresar
incluso hasta el Bajo Perú. Por el contrario, le dio tiempo a Pezuela para reorganizar sus
tropas (1982:90-93).

El 29 de noviembre de 1815, Pezuela derrotó a Rondeau en Sipe Sipe, cerca de


Cochabamba, con lo que terminaron las acciones de los éjércitos auxiliares argentinos en
Charcas. Años despues en 1817, el general argentino De La Madrid ingresó hasta
Chuquisaca en una incursión breve que no tuvo mayor importancia ni repercusiones,
Cuando Rondeau abandonaba Charcas, envió una carta al guerrillero de la republiqueta de
Tomina, Manuel Asencio Padilla, a la cual este respondió con otra carta que puede decirse
que es el rompimiento de los patriotas charqueños con la tutoría porteña.

Durante las idas y venidas de los ejércitos argentinos por el territorio del Alto Perú, fueron
dejando algunos de sus oficiales para mantener las plazas que habían conquistado y,
cuando éstos se retiraban, aglunos de sus oficiales se incorporaban a las guerrillas rurales
del norte argentino, al mando de Guemes, se relacionarían mucho con ellos.
SEGUNDO EJERCITO AUXILIAR ARGENTINO

Pese a los éxitos de Goyeneche las tropas realistas no podían avanzar hacia lo que fue el
Virreinato de la Plata pues su paso al sur se veía obstaculizado por los focos rebeldes que
habían estallado a lo largo de todo el trayecto. Finalmente, las tropas realistas de Pío Tristán
fueron vencidas en Tucumán y Salta, por lo que se desvaneció el sueño de las autoridades
virreinales de Lima de recuperar el Río de la Plata a través del Alto Perú.

Tristán había sido vencido por el general Manuel Belgrano que comandaba el segundo
ejército auxiliar. Belgrano, a diferencia de Castelli, era un hombre prudente con una base
intelectual muy sólida. Disciplinó sus tropas y supo guardar respeto por las ideas de los
demás. Sin embargo, según Mitre, cometió el gran error de establecer su cuartel general
en Potosí donde prevalecían los sentimientos realistas.

Entre los nombramientos que Belgrano hizo está el del español Juan Antonio Álvarez de
Arenales para el mando de Cochabamba y el del porteño Ignacio Warnes, para Santa Cruz.
Vale la pena indicar que estando Belgrano en Potosí se tributó un gran recibimiento al
cacique chiriguano Cumbay, con su escolta de flecheros.

Por renuncia de Manuel de Goyeneche, nombrado Conde de Guaqui, se hizo cargo del
ejército realista en el sur el brigadier Joaquín de la Pezuela quien marchó hacia Potosí.
Belgrano lo esperó en Vilcapugio, donde se libró la batalla en octubre de 1812. Pezuela
resultó vencedor y tuvo lugar una segunda batalla en Ayohuma, en la cual el ejército auxiliar
también fue derrotado. La retirada de los sobrevivientes fue penosa, y de ella da testimonio
el general Paz, que formaba parte del ejército auxiliar.

Belgrano, una vez en Potosí, decidió hacer volar la Casa de la Moneda, colocando barriles
de pólvora en la sala donde se pesaban las monedas. Nada justifica esta terrible decisión
que hubiera ocasionado el destrozo de buena parte de la ciudad a causa de la explosión.
Según testimonio del general Paz se ordenó desalojar las casas aledañas a la Moneda; los
ciudadanos extrañados por la orden no querían apartarse del edificio. Pese a todo, Belgrano
inició la retirada seguro de que durante el trayecto estallaría la dinamita. Tal cosa no
sucedió, pues el oficial Anglada, del ejército auxiliar, quien tenía amistad con personas de
Potosí, arrancó la mecha por donde debía avanzar el fuego. Se ha tejido una romántica
leyenda en torno a esta actitud.
LOS LEVANTAMIENTOS INDIGENAS DE CACERES

Juan Manuel Cáceres, comprometido con la revolución del 16 de julio, había logrado
escapar evitando así ser ejecutado por Goyeneche. Era mestizo y escribano y conocía muy
bien la zona norte. Él había estado en comunicación con Titicocha que se levantó en Oruro;
este cacique junto con Carlos Colque y el cura Jiménez Manco Capac habían elaborado un
programa revolucionario de 12 puntos, el cual consideraba la supresión del tributo indígena,
de la mita y de los cacicazgos, así mismo proponía el reparto entre los naturales de las
tierras pertenecientes a los españoles.

Cáceres reunió un considerable contingente indígena con el que acompañó al ejército


auxiliar en su marcha a Guaqui. Después de la derrota se replegó en Sicasica desde donde
dirigía a los campesinos que obstaculizaban el paso de los realistas por la zona. Un grupo
de sus partidarios bajó a La Paz donde se produjeron graves disturbios frenados por la
llegada de Ribero quien venía de Cochabamba. La tregua duró poco, pues bajo el mando
de Cáceres se levantaron los indígenas de Ayo-ayo, Calamarca y Sicasica, poniendo un
cerco a la ciudad de La Paz, cerco que duró 45 días.

En La Paz se esperaba la ayuda de Goyeneche que tenía que venir del Desaguadero; al
fin llegó un contingente comandado por José de Santa Cruz y Villavicencio, padre de Andrés
de Santa Cruz. Cáceres se replegó a Larecaja, intentando poco después un nuevo sitio a
La Paz. La situación en el altiplano era tan difícil que las autoridades del virreinato peruano
decidieron pedir ayuda al cacique de Chincheros (Cuzco) Mateo Pumacahua para que haga
frente a las tropas de Cáceres. Pumacahua, que había ayudado a los realistas en contra de
Túpac Amaru, se alió con el cacique Manuel Choquehuanca, también colaborador de los
realistas, y entre ambos entraron en La Paz. La atemorizada ciudad que conocía la penuria
de dos cercos tuvo que soportar saqueos y represalias.

Cáceres no pudo llevar adelante su proyecto que incluía la reconstitución del incario y su
figura se desvanece sin dejar rastro. El tambor mayor Vargas nos dice que todavía estaba
activando la guerrilla de Sicasica en 1814 Nada más sabemos de él.

Las tropas realistas trataban de controlar el altiplano pese a los constantes ataques de los
guerrilleros. En 1814 La Paz fue ocupada por tropas independentistas venidas del Cuzco
donde se había levantado, proclamando la independencia, el cacique Mateo Pumacahua
otrora aliado de los realistas. Su actitud fue de adhesión a los hermanos Ángulo de Cuzco
que se rebelaron apoyándose en el elemento indígena; rebelión que según el historiador
peruano Vargas Ugarte, tenía mucha similitud con el levantamiento de Túpac Amara en
1781. Como el movimiento indígena de 1814, pretendía extenderse al Alto Perú se envía
un contingente a La Paz.

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