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Nº: 3487

TEORÍA DE LA MIRADA NO COMPETITIVA©2004


(PSICOLOGÍA DE LA COMUNICACIÓN NO VERBAL)
HIPÓTESIS
A través de la vía:
Ojo Dominante↔ Nervio Óptico ↔ Módulo Cognitivo de Procesamiento
se transmite y procesa de forma instintiva y no consciente la dominancia, por lo que mirar directamente al ojo no
dominante evita en gran medida la lucha que se establece por la jerarquía a través de la mirada; lo que supondrá una
mejora de las relaciones interpersonales.
Vías a través de las cuales se transmite y procesa la dominancia:
En diestros: ojo derecho – nervio óptico (a través del quiasma óptico) – módulo cognitivo
En zurdos: ojo izquierdo – nervio óptico – módulo cognitivo
En ambidiestros: a través de ambas vías

POR QUÉ
Contacto Ocular y Dominancia
Expresiones faciales, gestos y otros elementos del comportamiento expresivo de los animales (ligados a la comunicación
óptica) están diferenciados, graduados de forma precisa, y muestran elevada variabilidad, lo que les permite expresar
con gestos el orden jerárquico que ocupa el animal con respecto a cada oponente. Reducciones limitadoras de la
expresión facial (y del comportamiento expresivo global) originan problemas en la comunicación social. Tal gradación de
expresiones faciales (y del lenguaje corporal en su conjunto) se complementa, evidentemente, con el sistema de
comunicación gradual sonoro.

La comunicación óptica se manifiesta pues como fundamental a la hora de procesar todos estos estímulos, aunque más
allá de esa función, juega por sí misma una papel capital a la hora de establecer una jerarquía por dominancia. Este
fenómeno es observable en muchas especies animales, y particularmente en especies de primates, gorilas por ejemplo.
Mantener la mirada fija en un congénere puede considerarse un desafío y desencadenar una respuesta agresiva
inmediata.

De la misma forma, en la especie humana, no parece arriesgado aventurar que a través del contacto ocular se establece
una lucha por el poder y la dominancia, si bien de forma instintiva (automática e inevitable si no se elude el contacto
ocular), e inconsciente (en la mayoría de los casos).

Localizacionismo
Gall (1758-1828), fue famoso por su teoría general de la localización cerebral, conocida actualmente como frenología.
Ella consiste en el estudio de la correlación entre las características de la superficie del cráneo y las facultades de la
persona.

Broca (1861), en sus estudios sobre la afasia, fue el primero en demostrar que existe una correspondencia entre una
función superior (el lenguaje) y una zona específica de la corteza cerebral en el hemisferio izquierdo, iniciándose una
nueva doctrina científica de investigación en la que se adoptó una tendencia de estudio mucho más metódica y
estructurada.

No obstante, las teorías localizacionistas han sido fuertemente contestadas por quienes mantienen una visión más
holística del funcionamiento cerebral. Las investigaciones acerca de la estructura cerebral y sus conexiones nerviosas,
permitieron reconocer la existencia de relaciones entre áreas distantes del sistema nervioso central involucradas en una
misma función.

Actualmente, la Neuropsicología Cognitiva acepta como uno de sus supuestos la existencia de distintos componentes o
módulos, teniendo cada uno de ellos una función determinada y concreta. Un módulo sería un componente del sistema
cognitivo con unas características específicas para cada dominio, y autónomo a nivel computacional, en el sentido de que
lleva a cabo su tarea sin ningún tipo de influencia de otros componentes que estén a un nivel superior y determinado de
forma innata.

Lateralidad
Cada hemisferio por separado, tiene sus puntos débiles y fuertes respecto a una tarea específica. Parece ser que nuestro
encéfalo consta de un hemisferio izquierdo, con capacidad intelectual, racional, verbal y razonamiento analítico; y un
hemisferio derecho con capacidades de discriminación sensorial, emocional, no verbal y razonamiento intuitivo. Si bien, a
pesar de las sorprendentes diferencias en las capacidades de los hemisferios aislados, cuando están interconectados
parecen ayudarse uno a otro en diversas tareas, tanto verbales como no verbales.
Habilidades Sociales
Las Habilidades Sociales involucradas en el procesamiento de la dominancia a través del contacto ocular, se encontrarían
localizadas en uno de los hemisferios cerebrales, probablemente en una zona delimitada por la confluencia de los lóbulos
frontal y temporal, próxima a las áreas que procesan el lenguaje. Estas habilidades, en un porcentaje muy significativo
de la población, se encuentran lateralizadas en el hemisferio izquierdo.

En este Módulo Cognitivo se procesarían los estímulos no verbales de carácter comunicacional, tales como: gestos,
posturas y expresiones faciales, mirada incluida. Todos ellos son potenciales “transmisores” de dominancia, si bien la
mirada lo es de la forma más atávica y exaltada.

Dominancia Hemisférica
El control de la mayoría de las formas de conducta aprendidas por el hombre recae preferentemente en uno de los
hemisferios cerebrales. Aproximadamente el 90% de los adultos usan más hábilmente la mano derecha. Así pues, en los
diestros el hemisferio cerebral dominante es el izquierdo, pues son los centros motores de este lado los que controlan el
movimiento de la mano derecha; en tanto que se considera que en los zurdos el hemisferio derecho es dominante, para
los movimientos de más precisión y habilidades de la mano.
Como se ha comentado, la gran mayoría de la población es diestra homogénea. La lateralidad homogénea dominante se
entiende como idéntica en los tres niveles siguientes:
- El ojo dominante es el que permanece abierto cuando se guiña un ojo.
- La mano dominante queda arriba si pedimos que se coloquen los puños cerrados uno sobre otro.
- El pie dominante es el que se escoge para saltar "a la pata coja".
La dominancia ocular se define generalmente como una preferencia por el uso de uno de los ojos frente al otro para una
determinada tarea. Por otra parte, sería imposible relacionar la dominancia ocular con la dominancia cerebral cuando
consideramos la semidecusación quiasmática, ya que la información de cada uno de los ojos se proyecta sobre los dos
hemisferios cerebrales. Debido a esta característica, es más correcto hablar de dominancia en función de la tarea o
capacidad específica y de su localización en la corteza cerebral.

MÁS ALLÁ DE LA HIPÓTESIS


La evidencia empírica
* Dadas las características descritas de lateralidad y dominancia entre la población, la técnica apropiada es la de mirar al
ojo izquierdo (no dominante) de las personas diestras, y al ojo derecho (no dominante) de las personas zurdas.

* El efecto positivo es mucho más evidente en individuos dominantes y/o resistentes a la dominancia. También lo es, si
bien en menor porcentaje, en individuos tímidos o con dificultades para las relaciones sociales (la presencia o no de
rasgos dominantes explicaría la variabilidad en cuanto a la eficacia de la técnica en estos tipos de población).

* Dos rasgos de dominancia, o dos dimensiones del mismo rasgo están implicadas: dominancia, y resistencia a la
dominancia; y no correlacionan.

* Si bien sería suficiente con evitar el contacto ocular para disipar el "juego de poder", al considerarse que mantener el
contacto ocular es una prueba de sinceridad, autoconfianza y credibilidad, el empleo de la técnica propuesta revertiría,
consecuentemente, en la mejora postulada de las relaciones interpersonales.

* En nuestra sociedad la jerarquía se establece, o pretende establecerse, en función de parámetros tales como:
inteligencia, cultura, creatividad, capacidad de trabajo, etc. La “dominancia biológica” en general, y en particular la
expresada a través del contacto ocular, puede jugar un papel anacrónico y perturbador, por lo que su control o limitación
redunda en una mayor calidad de las relaciones interpersonales y facilita un proceso de jerarquización más armonioso en
función de los parámetros mencionados.
* La mejora de las relaciones interpersonales se produce tanto en el caso de establecer nuevas relaciones, como en el de
las ya establecidas.
* En ambidiestros, el efecto descrito sólo tendrá lugar si son ellos mismos los que utilizan la técnica.
* Entre dos ambidiestros el empleo de la técnica no producirá ningún efecto.
* Dos importantes cuestiones debieran plantearse futuros estudios, si hubiéralos, al respecto de esta teoría. La primera
confirmar, mediante técnicas de Neuroimagen, la presencia de actividad neuronal ante situaciones experimentales de
mantenimiento del contacto ocular. La segunda confirmar, mediante el diseño de alguna encuesta o escala para el
“antes” y el “después” de la técnica (desafortunadamente subjetivas), que su empleo tiene un efecto positivo en las
relaciones interpersonales. Obviamente, los rasgos de personalidad de dominancia, y de resistencia a la dominancia,
deben jugar un papel fundamental en ambos casos.

capram@avydia.com
psicólogo

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