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ARGENTINA: La Organización Nacional (2° PARTE) - Haydee Gorostegui de Torres -

Primera etapa del nuevo Estado Nacional (1862-1874)

A partir de 1882 la mayoría de las provincias habían aceptado el programa presentado por Mitre para constituir una
autoridad nacional provincial delegada en el gobernador de Bs As y luego en un presidente, Congreso y Suprema
Corte, la rápida toma del poder después de Pavón por parte de los liberales en varias provincias aseguró, además, un
respaldo adicional a los planes mitristas.

Pero la existencia de gobiernos amigos no implicaba la adhesión masiva al nuevo régimen de una población poco
dispuesta a compartir un pensamiento político que sentía extraño; de allí que uno de los problemas fue pacificar
regiones con un alto grado de inestabilidad y donde los caudillos concitaban gran prestigio.

El primer conflicto Federal con Vicente Peñaloza, inició desde La Rioja un movimiento contra los liberales que
deponían gobernadores urquicistas. Vencerlo era tarea difícil dado el sistema de lucha empleado por la montonera, y
Mitre decidió negociar. La paz se firmó el 30 de mayo en La Banderita, acordándose que el Chacho se encargaría de
pacificar La Rioja con el auxilio de su lugarteniente, Felipe Varela.

Entretanto en Bs As la cuestión de la capital provocaba la división del partido liberal porteño en la fracción
nacionalista inspirada por Mitre y el grupo autonomista, encabezado por Adolfo Alsina. Apenas reunido el
congreso nacional, Mitre presento un proyecto para finalizar todo el territorio de la provincia que el cuerpo
aprobó pero fue rechazado por la legislatura provincial, como también la federalización de la ciudad.

Reorganización política

Guerra civil y guerra del Paraguay

Luego del tratado de La Banderita, resurgió un año más tarde el Chacho Peñaloza. Las razones solo parcialmente
políticas y causada profundas crisis económicas de la población; falto de medios, sin fuentes regulares de trabajo,
los paisanos veían con agrado la vida montonera; carta blanca para la obtención de recursos.

Según el Chacho: “no se han cumplido las promesas hechas tantas veces a los hijos de esta desgraciada patria”.
El Gobierno se ha convertido en verdugo de las provincias, atropellan las propiedades de los vecinos y destierran y
mandan a matar sin forma de juicio a ciudadanos respetables por haber pertenecido al "Partido Federal”.

El Chacho tomó las armas y en su proclama a los pueblos, anuncio sus intenciones de reivindicar los sagrados
derechos que “los traidores y perjuros habían usurpado”; los gobernadores de Tucumán, Catamarca y Santiago del
Estero se unieron para derrotarlo y Mitre cedió a la prisión de los duros y encomendó la dirección de la guerra de
policía al más encarnizado enemigo del caudillo, Domingo F. Sarmiento, gobernador de San Juan.

Otros movimientos se sucedieron; en 1865 estallo en Córdoba una revolución contra el Gob. Roque Ferreyra y en
la sangrienta represión perdió la vida un ex gobernador de la provincia, el Dr. Justiniano Pose; en 1886 tuvieron
revueltas en Mendoza y en Catamarca; en 1867 en Córdoba, La Rioja y Santa Fe y en 1868 en Corrientes. En
algunos casos fueron solucionados por el Gobierno Nacional mediante intervención federal.

El último episodio protagonizado por las montoneras fue en el interior, vinculado en su origen con la guerra del
Paraguay.
Al declararse el conflicto internacional y decretarse el reclutamiento de soldados, surgieron problemas en ciertas
provincias: en Entre Ríos, una fuerza reunida por Urquiza se dispersó y en el interior hubo que apelar no pocas veces
a medidas coercitivas para lograr el enganche. La guerra impopular y los persistentes resentimientos sociales
configuraban un perfecto caldo de cultivo para un nuevo estallido de violencia.

La situación hizo crisis en Mendoza el 1° de noviembre de 1866; se levantó la crisis local ante el atraso de sus
sueldos y puso en libertad a los presos entre los que se encontraba el coronel Carlos Juan Rodríguez que de
modo sorpresivo se halló dueño del poder; al mismo tiempo las noticias del desastre experimentados por las fuerzas
nacionales en Curupayti provocaron la sublevación de un contingente de reclutas destinados al frente que engroso
las filas revolucionarias. A poco todos usaban el distintivo punzó y se autodefinían federales.

Todo cuyo estaba en poder de los insurrectos y las provincias vecinas corrían el mismo peligro cuando entró en
escena Felipe Varela.

El antiguo lugarteniente del Chacho venia de Chile con dos batallones formados por chilenos y algunos emigrados
argentinos. En su bandera se leía: ¡Federación o Muerte! Su proclama de 1866 bastó para levantar en armas a las
montoneras de los llanos y Guandacol y provocar la sublevación de fuerzas del gobierno apostadas en Jáchal para
impedir su entrada. Ante el aumento de los contingentes montoneros que se unían a Varela el gobierno empeñó
todos sus esfuerzos para desbaratar el movimiento. Taboada por el norte y el coronel Arredondo por el sur llevaron
el contraataque y 1° de abril el segundo venció en San Ignacio (San Luis) a las fuerzas de Saa y Videla, y el 10 de
abril se enfrentaron las tropas de Varela y de Taboada en la batalla de pozo de Vargas.

La montonera ya estaba desecha, Felipe Varela dejó el país para morir en el exilio el 4 de junio de 1870 y con se
cerró el último capítulo de la lucha contra el sistema liberal en la región del interior.

A estos problemas internos se sumó otro grave compromiso internacional que exigió del gobierno esfuerzos y gastos
todavía mayores; nos referimos a la Guerra del Paraguay, iniciada en 1865.

Recordemos solo que la situación mediterránea del Paraguay lo llevo a complicadas, maniobras diplomáticas con el
Brasil, Uruguay y Argentina con el fin manifiesto de mantener un equilibrio político que lo favoreciera. Se
sucedieron alianzas y contra alianzas manejadas discrecionalmente, primero por Carlos Antonio López y a su
muerte por su hijo Francisco Solano López.

En 1886, el general uruguayo y dirigente del partido colorado, Venancio Flores, invadió su país con el objetivo de
derrocar al presidente en ejercicio, miembro del partido blanco. El general flores con fuertes simpatías en la
Argentina, dio lugar a sospechas sobre la real neutralidad del gobierno nacional. Al mismo tiempo (el Brasil
estacionaba tropas en la frontera con el Uruguay y después lo invadía con el apoyo de Flores). Francisco Solano
López, aliado a los blancos uruguayos declaró que consideraría “atenta río contra el equilibrio de los estados de la
plata, cualquier ocupación del territorio oriental de las fuerzas extrañas” y pidió permiso al gobierno argentino
para atravesar el territorio de Corrientes con sus fuerzas con el fin de combatir a los brasileños. Ante la negativa de
Mitre aduciendo neutralidad, el Paraguay declaró la guerra el 5 de marzo de 1865 invadió la provincia y dos meses
más tarde se firmó el tratado de la Triple Alianza contra el Paraguay. El general Mitre por su parte, delegó la
presidencia en el doctor Marcos Paz y marchó hacia la guerra. Los primeros movimientos fueron favorables al
ejército aliado con la victoria de Yatay en Uruguay y avanzó hacia el norte provocando en octubre el repliegue del
enemigo a su propio territorio. De allí en adelante las operaciones en abril de 1866 y a lo largo de 1867 la guerra
continuo en forma lenta y difícil , hasta su final el 5 de enero de 1869. Aunque la guerra quedó de hecho terminada,
López decidió continuar. Al mando del general Correa Da Cámara, el 1° de marzo de 1870 le dieron alcance y
muerte a López en un lugar denominado Cerro Corá. El 20 de junio de 1870 se firmó el protocolo que le puso fin al
conflicto bélico.

Presidencia de Sarmiento

El general Bartolomé Mitre terminó su periodo presidencial en 1868 y el 12 de octubre de ese mismo año, entregó el
mando a su sucesor Don Domingo Faustino Sarmiento. Ahora las fuerzas se habían agrupado en 4 tendencias
bien marcadas: frente a Mitre que dirigía la más numerosa, se levantaba en Buenos Aires el Partido Autonomista
acaudillado por Adolfo Alsina, mientras Urquiza agrupaba a los electores del Litoral y Taboada a una liga del
norte formada por cinco provincia; a estos movimientos partidarios se sumaba además la opinión del ejército
que intervenía en forma activa. En el extranjero por aquel entonces, Sarmiento no encabezaba personalmente
ningún partido.
A principio de 1868 Sarmiento es sostenido por el partido liberal de seis provincias y cuenta con el apoyo del
ejército que, por medio del general Arredondo, trabajaba activamente en Santiago del Estero y La Rioja; Alsina, por
su parte solo es fuerte en Bs As y ello decide el orden en la formula Sarmiento-Alsina, proclamada por el partido
Liberal.
El 12 de octubre de 1868 Sarmiento recibió las insignias del mando y constituyo su gabinete con el Dr.: Dalmasio
Vélez Sarsfield (interior), Dr. Nicolás Avellaneda (justicia, culto e instrucción pública), Dr. Benjamín Gorostiaga
(hacienda), Don Mariano Varela (relaciones exteriores) y el coronel Martin de Gaiza (guerra).
Se aplicó a establecer la disciplina a distintos niveles: en el ejército inicio un sistema de jerarquización,
procedió al exterminio de los últimos brotes montoneros e intervino con la fuerza de que disponía para
asegurar las elecciones provinciales.
Convencido de que la total pacificación solo se lograría con medidas que cortaran de raíz todo desorden aprobó la
aplicación de la pena de muerte para los desertores del ejército y los caudillos tomados prisioneros y en los
conflictos partidarios provinciales llegó a deshacer la unión del norte encabezada por el Gobernador de Santiago del
Estero, don Manuel Taboada. Al neutralizar su influencia en las elecciones de Tucumán, salta y la Rioja como lo
manifestaran en forma pública, estaba dispuesto a hacer cumplir la constitución en todos sus aspectos, y no haría
para el caso distinción entre amigos y enemigos.
El vencedor de Caseros, luego de su derrota electoral, había acatado el resultado y apoyado a Sarmiento con el que
se había reconciliado públicamente; pero en su provincia subsistían elementos contrarios a la política. El 11 de abril
de 1870 Urquiza caía asesinado, y Ricardo López Jordán, era electo gobernador por la legislatura
provincial.
Sarmiento decretó la intervención militar a la provincia y convocó a las guardias nacionales de Entre Ríos, Santa Fe
y Corrientes para aplastar la rebelión. López Jordán de gran ascendiente entre la población y auxiliado por el
partido blanco del Uruguay opuso resistencia librándose sangrientas batallas en Los Sauces, en Ñaembe
(Corrientes) el gobernador de esta prov., Santiago Baibiene, lo derroto completamente el 26 de enero de 1871.
Dos años después, el 1° de mayo de 1873, López Jordán volvió a rebelarse; en diciembre puso fin al intento del
caudillo, que reaparecería por última vez –sin éxito- en 1876.
Finalizado el periodo presidencial, sucedió a Sarmiento el doctor Avellaneda, designado en elecciones que
fueron impugnadas por el partido nacionalista que apoyaba la reelección del general Mitre. El descontento
desemboco en una revolución que estallo el 24 de septiembre.

Creación de un nuevo organismo del nuevo Estado

La instalación oficial del nuevo gobierno nacional, en octubre de 1862, cierra el largo periodo de división y señala al
mismo tiempo el comienzo de profundos cambios en la estructura del poder político.
La instalación de una autoridad por encima de los intereses particulares de los estados, no hacía más que confirmar
el hecho de que el ejercicio del poder real estaba en las provincias que lo delegaban por propia decisión. Los
episodios de la cuestión capital no son más que una ratificación de la autonomía. Pero una distorsión de este
principio, definible como federalista, en beneficio de una progresiva centralización y traspaso de poderes a
manos del Estado nacional. La concentración fue lenta y no estuvo exenta de conflictos; las provincias -algunas
en mayor medida que otras- resistieron el avance del poder central.
Las primeras medidas que alterarían el equilibrio político se vinculó con la instalación de reformas de dimensión
nacional y con las facultades que, por medio de ellos, se fue estructurando la Nación. Los ejemplos más ilustrativos
son la creación y funcionamiento de la Justicia Federal y el Ejército Nacional. El Judicial era el tercer poder
de los establecidos por la constitución de 1853; y significó, a la par que completaba la estructura del Estado, se
garantizaba un modo sistemático los derechos y libertades del individuo afirmándose los principios jurídicos.
La creación del ejército nacional proporciono al gobierno el instrumento capaz de hacer cumplir sus directivas. El
gobierno procedió a estructurar las organizaciones militares y creó por decreto un ejército permanente por
6000 hombres en un regimiento de artillería, 6 batallones de infantería y 8 regimientos de artillería, 6
batallones de infantería y 8regimientos de caballería de 400 plazas cada uno.
Primero Mitre, y luego Sarmiento solucionaron el problema de la disposición constitucional que les otorgaba la
comandancia en jefe de las fuerzas armadas y se entendieron de modo directo con los mandos aún sobre aspectos
exclusivamente castrenses.
En la lucha por el restablecimiento del orden interno, esta modalidad probó sobradamente su eficacia, no si en el
plano del equilibrio político ya que proporciono al Ejecutivo un instrumento solo limitado por la discreción del
gobernante y cuyo empleo contribuyo a alterar las tradicionales líneas de poder en las provincias. La presencia del
cuerpo de ejército en los actos eleccionarios, fue suficiente para provocar muchos cambios.
La incidencia de los dos organismos mencionados en la modificación del equilibrio político preexistente acelera el
proceso de centralización al que además contribuyen los cambios operados a nivel económico; los sectores urbanos
del interior: aquellos sectores que se habían expandido, van perdiendo autonomía y terminan por caer en decadencia
del Estado nacional que financia el progresivo aumento de las burocracias provinciales.
Distintos mecanismos necesarios para el funcionamiento de la administración se fueron ajustando al régimen
electoral, funcionamiento del servicio de correos, reglamentación del servicio ferroviario, educación y finanzas.
En resumen, puede afirmarse que el nuevo orden jurídico, administrativo y económico implantado por la
ideología liberal está en el origen del sistema de poder claramente concentrado. Permitió al ejecutivo
restablecer con rapidez el orden interno necesario para la puesta en marcha del plan de modernización y apresuró la
unificación del país a pesar de que ello costo su autonomía real a las provincias en compensación ampliaría el grado
de participación política de elementos del interior en detrimento de los sectores porteños que pierden el control
inicial. El proceso culmina en 1874, con la elección de Avellaneda apoyado por grupos provinciales constituidos en
fuentes principales de poder en reemplazo de la tradicional hegemonía ejercida por Bs As. Su influencia se
relaciona muy de cerca con la incorporación de ciertas zonas mediterráneas a los beneficios del sistema reservados
a la región del litoral: es el caso de Tucumán y la industria del azúcar protegida por leyes especiales y sostenidas
por el crédito y las inversiones del Gobierno Nacional.

El problema de Buenos Aires

Con la victoria de Pavón, Bs As asumió la dirección de los destinos del país, trasladando al mismo tiempo el
centro político de la Republica a su ciudad capital a la par que aseguraba el triunfo de los liberales sobre el partido
federal, que perdió no solo el poder nacional sino también los provinciales, excepción hecha de Entre Ríos.
La posterior instalación del gobierno nacional pareció ratificar su hegemonía, al ocupar la primera magistratura uno
de sus representantes más ilustres, pero en realidad la elección del general Mitre entrañaba un grave peligro para las
ambiciones de la provincia. Dentro del pensamiento liberal el presidente representaba la posición nacionalista que
colocaba a la nación por encima de los intereses de los estados, en oposición al pensamiento autonomista con el que
ya había disentido al discutirse la constitución de la provincia.
El 1° de octubre de 1862 se acordó que las autoridades nacionales residirían en el municipio de la ciudad de Bs As.
El problema de la capital permaneció como el principal factor de irritación en las relaciones entre el estado y
la provincia, pues su posesión constituía las bases del poder económico y político sobre el país entero.
El gobierno nacional se encontraba en una situación de dependencia frente a la provincia, agravada por la falta de
autonomía financiera en la medida en que el poderoso Banco de la Provincia conservaba el monopolio monetario;
sin embargo consiguió afianzarse y cercenar el poder de Bs As. Uno de los mecanismos fue la alianza con
estructuras provinciales previamente transformadas en sus líneas políticas: otro paso destinado a quitar el control
a la provincia, esta vez en el aspecto financiero, lo constituyó la creación del Banco Nacional en 1872,
contribuyo de algún modo a romper el monopolio porteño. Pero será en el exterior donde el gobierno encontrará el
apoyo necesario para independizarse de la provincia por la vía de sucesivos empréstitos. De allí que cuando por
fin el control económico y político de la nación paso íntegramente a manos del estado el precio pagado
resulto muy alto, no solo porque en términos cuantitativos la deuda externa había crecido en forma
desmedida sino porque la afirmación interna del gobierno nacionales fue comprad al precio de una
dependencia más estrecha del país entero frente a distintos organismos extranjeros.

Modernización jurídica y política

La división de poderes establecidos por la constitución, se pone en práctica a partir de 1862 cuando se procede a
instalar al judicial con lo que se completa el sistema tripartito.
Las amplias prerrogativas del ejecutivo tendieron a crear un poder fuerte con posibilidad de hacer cumplir sus
decisiones mediante el empleo del ejército, elegido e forma indirecta por colegios electorales provinciales
designados por simple mayoría de sufragios, era por un grupo de ministros a los que nombraba y removía
directamente.
Un sistema bicameral componía el poder legislativo: el senado, formado por dos representantes por provincia,
elegidos por su legislatura respectiva y la cámara de diputados, cuyos representantes surgían de elecciones directas
en la proporción de uno por cada veinte mil habitantes.
La instalación de los tres poderes completó la estructura política básica del país. Entre los cambios producidos,
uno fue la ley de noviembre de 1863 que organizo el sufragio estableciendo que en épocas determinada los
ciudadanos se inscribirían en el registro cívico ante juntas calificadoras formadas por el juez de paz y dos vecinos
nombrados por los gobiernos locales.
Los inscriptos en el padrón votaban públicamente en forma oral o escrita y el escrutinio se realizaba de
inmediato.

La modernización económica

En la década posterior a Caseros, hemos apuntado la aparición de elementos vinculados con la explotación agrícola,
y uno de los procesos que se acelera a partir de los años 60, favorecido por la demanda internacional y la expansión
urbana local y determina de algún modo El cambio de sistema, se vincula con el progresivo aumento del precio de la
tierra de su valor potencial, valor que se apoya en una mayor demanda, producto de la ampliación de mano de obra
extranjera y argentinacaracterísticas en el litoral y Bs As.
En Santa Fe, el sistema de colonización mediante la venta de tierras al colono continua casi hasta fines de la
década irradiándose del ciento hacia el sur de la provincia y dando lugar a la formación de pequeñas y medianas
propiedades rurales; la extensiones y su ubicación cerca a centros urbanos ya establecidos se relacionan con una
mayor diversificación de actividades.
Hacia el sur, la decreciente densidad de tierras subdivididas atestigua un segundo momento con intervención de
factores nuevos y resultados que excede la esfera económica, de la perspectiva favorable que ofrece el mercado
internacional a los cereales y de la modernización de los transportes internos. El interés de otros sectores por
participar en el proceso; la demanda crecerá por lo tanto a nivel del producto directo y del especulador con lo que
la tendencia de valorización se convierte en suba vertiginosa desde la década del 70 en adelante.
La ampliación de este círculo empresarial tan particular está reservada a capitales surgidos de la explotación
ganadera y cuyos fuertes excedentes se vuelcan ahora hacia el negocio inmobiliario; más que los antiguos
terratenientes o el más activo y reciente grupo comercial santafesino, son los sectores altos de Bs As, cuyo creciente
poder político los coloca en situación de privilegios para lograr el acaparamiento masivo, los que multiplica los
efectos de la moderada especulación anterior.
Estamos ante una etapa en que el arrendamiento reemplaza a la venta de parcelas y la explotación extensiva a
la diversificación ensayada en las primeras colonias; la región de cultivos se ensancha con rapidez. Como
resultado aumenta las áreas agrícolas y por lo tanto la producción total, se frena la expansión de los sectores medios
rurales que en cambio se afianzan en los centros urbanos vinculados con el proceso de comercialización.
Para los contemporáneos, la situación es óptima y favorece al gran propietario tanto como al arrendatario que
también juega a la especulación mediante el subarriendo, de este modo el mecanismo funciona en beneficio de
todos, con excepción tal vez del consumidor final que es quien lo soporta en última instancia. El proceso lleva
implícito graves conflictos que, cuando se haya procedido a la incorporación total de las tierras disponibles y varíen
las condiciones del mercado internacional; entonces podrá advertirse las tensiones y los desequilibrios sociales que
afecten al país, los aspectos negativos de un sistema basado en la especulación generalizada.
En 1884, poco queda de la provincia pobre, despoblada y orientada hacia la ganadería extensiva que ha cambiado
los aspectos básicos de su estructura de producción y población e iniciado una transformación socioeconómica
profunda.
Entre la mayor influencia se destaca el sistema de la propiedad, cuya tendencia a la concentración se acentúa
favorecida por la política estatal de venta a precios altos, que solo permite el acceso a sectores reducidos.
El caso se ve con toda claridad en el ovino, a partir de los años 60 y casi hasta fines de la década, es la lana el
producto más beneficiado y ello acentúa la expansión del sector. La explotación se organiza sobre la base del
sistema de aparcería, su crecimiento se vincula con un aumento en la demanda de parcelas que no tarda en invertir
los términos de los contratos iniciales en perjuicio del pastor independiente.
La situación solo hizo crisis a partir de 1867 con las medidas restrictivas a nuestro comercio de lana que impone
Francia y los EE.UU. Como resultado de este cambio, en el sector externo el desequilibrio económico entre el
propietario de la tierra y el aparcero y a principios de la década del 70 puede advertirse un vuelco hacia la
explotación directa del ovino por medio de asalariados. La caída en relación de dependencia, si bien todavía no es
total, señala el fin de aquel proceso de expansión de los sectores medios rurales iniciados después de Caseros.
Vinculada asimismo con la situación internacional, cobra impulso en forma paralela la actividad agrícola; si bien la
ganadería mantiene un neto predominio, hacia 1870 la provincia tiene bajo cultivo alrededor de 100.000 hectáreas,
cifra muy superior a la que encontramos en Santa Fé.
El aprovechamiento del animal quedo hasta entonces limitado a cueros, sebos y subproductos afectados por
la baja y al tasajo, y el aumento del consumo interno no alcanzaba a sustituir al sector externo.
Este hecho unido a los buenos precios del cereal y su posibilidad de absorción inmediata en el ámbito local
provocaron la expansión de los cultivos, en especial los de trigo y de maíz; el crecimiento de la ciudad de Bs As y
el cambio en las pautas de consumo tienen que ver con el primero, mientras la guerra del Paraguay demando
importantes cantidades del segundo para abastecimiento del ejército. Cuando la agricultura llega a convertirse a
fines del siglo en el reglón más importante de nuestro comercio, su papel en la provincia tiende a apoyar las
necesidades del vacuno y en tal sentido se organiza el sistema del arriendo.
Se observa un desplazamiento del vacuno hacia el sur, posibilitado por el avance fronterizo y la consiguiente
apropiación de las tierras nuevas por el grupo ganadero, mayores extensiones quedan así libradas al ovino y los
cultivos, que necesitaban de una ubicación cercana al puerto o mercado de consumo. Paralelamente, la renovada
importancia de los establecimientos saladeriles.
Otra novedad vinculada con este proceso fue la aparición de zonas de invernadas, en estos campos la hacienda
fatigada por el largo viaje desde el sur se reponía antes de sacrificada y la innovación es importante porque indica un
cierto refinamiento en las pautas alimentarias pero sobre todo porque da origen a un nuevo sector económico que
habrá de concentrar un poder creciente. Como intermediarios en la comercialización entre productores y
consumidores, no resultaban afectados por los movimientos cíclicos y aprovechaban por lo contrario los fuertes
desniveles estacionales, ellos les otorgaron un dominio del mercado que se afianzó con la instalación del
frigorífico.
El alambramiento de los campos es también un hecho relacionado con las transformaciones en el sistema de
explotación del ovino y la aplicación de los cultivos; el acercamiento que avanza a lo largo de todo este periodo
atenuó los riesgos de pérdida de hacienda y plantaciones.

Los avances del nuevo litoral

El resto del país acusa cambios menos espectaculares, ya que el movimiento no alcanza del mismo modo a todas
las regiones.
Por ejemplo, en las provincias de Entre Ríos y Corrientes, encontramos una situación similar a la década anterior,
de neto predominio ganadero y escasa actividad agrícola, y el aumento de las extensiones dedicadas al
vacuno traduce a la ampliación en la explotación de campos ya existente dentro del latifundio, una clara actitud
deliberada de mantener la producción tradicional.
Ambas provincias se beneficiaban de una ubicación que las ponía en fácil contacto con los centros de consumo
brasileño y uruguayo; importantes mercados de tasajo, absorbían el producto elaborado o el ganado en pie para
manufactura y el nivel de intercambio llego a ser tan relevante en la década posterior a Caseros.
Una competencia creciente y medidas políticas proteccionistas tomadas por países compradores perjudicaron a
cueros, sebos y lanas pero influyeron menos sobre el mercado del tasajo de donde la expansión del saladero en
Buenos Aires se relaciona sin duda con este desnivel de beneficio que provoca la coyuntura.
La caída situación de dependencia se inicia alrededor de los años 60, se acentúa con el avance del centralismo
político y parece afectar con mayor agudeza a las regiones más alejadas de los centros en expansión.
En las provincias andinas continúa en la década del 60 el ascenso iniciado en la anterior y relacionado con la
expansión del área del pacifico; progresa la concentración de la propiedad de tierras irrigadas y como corolario
se acentúa los conflictos sociales, en tanto concentración significa aquí desposesión de las poblaciones ya existente.
La litoralizacion del sur de Córdoba y la construcción del ferrocarril que une a la capital con el puerto de Rosario,
asestan un rudo golpe a las actividades de las provincias andinas cuyo renacimiento reciente dependía no solo de su
propia producción, sino de la expansión de la agricultura vinculada con el comercio de ganado que proveniente de
las regiones centrales, se encaminaba hacia el mercado chileno. La reorientación hacia el Atlántico de la
producción en zonas servidas por el ferrocarril, si bien incorpora nuevos territorios al área unificada,
precipita también la decadencia económica de aquellas y afecta de modo indirecto su estructura social y
política.
Frente al diagrama lineal y de largo alcance que dentro de este periodo caracteriza al tendido ferroviario litoral en
Bs. As. las líneas se diversifican desde el puerto en un movimiento de abanico hacia el sur, el oeste y el norte.
Una compañía inglesa se formó para construir y explorar la línea del sur sobre la zona del ovino; en 1865
Chascomus había sido conectada con Bs As y las obras continuaban rumbo a Dolores, al tiempo que un ramal
tranviario unía la estación terminal con el centro de la ciudad, hecho que pone de manifiesto la importancia
asignada al transporte de pasajeros y confirma la existencia de condiciones más favorables para la explotación que
las examinadas en la región del litoral. Paralelamente, el Ferrocarril Oeste se interna en procura de Lobos sin que
la compra de la empresa por el gobierno provincial interfiera en el ritmo de su construcción Hacia el norte, otro
ramal llega hasta las Conchas y se planea continuarlo hasta Zarate. La línea de Ensenada se vincula con el intento
de derivar parte de las operaciones del puerto de Bs As hacia dicho punto, pero al no prosperar el proyecto, este
ferrocarril es absorbido por compañía del sur como ramal de zona.
La situación de la navegación a vela por el vapor ya iniciada en el periodo anterior, se incremento en forma
sensible y posibilito combinación mas orgánicas entre el transporte terrestre y fluvial.
Colonización y transporte son por lo tanto los principales factores del proceso de modernización, reflejan una gran
intensidad en las transformaciones operadas en la región del litoral; expansión agrícola, crecimiento urbano y
progresos en la unificación económica. Los cambios operados en el área atlántica ejercen creciente influencia y
tienden a incluir en el nuevo sistema al ámbito total del país, operación en la que desempeña papel primordial el
avance ferroviario hacia el interior.

Economía Argentina y Economía Mundial: Las nuevas inversiones

Los cambios ocurridos a partir de la segunda mitad del siglo destacamos la particular incidencia de factores
externos derivados fuesen de la coyuntura o de las transformaciones en la estructura industrial de los centros
metropolitanos, vinculados con la situación interna e internacional.
El rápido crecimiento industrial provoco una fuerte acumulación de capitales en disponibilidad y una
competencia en aumento, factores ambos que a su vez determinaron la política económica con los países
periféricos.
La intervención inglesa en las transformaciones internas de Argentina adquiere una relevancia particular a través de
las inversiones de capital.
La colonización tuvo las menores exigencias de capital, por cuanto las tierras distribuidas por el gobierno u luego
por los sectores privados no demandan inversiones reales; aún más, al acelerarse el proceso, la participación del
sector privado nacional fue primordialmente especulativa habiendo quedado en manos de empresas extranjeras los
gastos que insumían el traslado y equipamiento inicial de los inmigrantes.
Pero el ejemplo más claro de expansión, vinculado con la inversión extranjera, se da en la construcción de
vías férreas, sector este que luego de un primer ensayo con el ferrocarril del oeste, construido por capitales
privados nacionales, se desenvolvió casi exclusivamente sobre la base de los aportes externos, fuese por el
sistema de la inversión directa o por medio de los préstamos otorgados al estado.
Las inversiones del periodo que podemos agrupar en nacional (privada y pública) y extranjera se caracterizan por
una distribución sectorial diferenciada según su origen, con limites bastantes precisos tal como surge de su
análisis.
La inversión privada nacional se vuelca preferentemente en el sector primario y aquellos rubros vinculados con la
transformación de esos productos. El primer caso genera actividades especulativas relacionadas en gran pare con el
proceso colonizador, aparece también inversiones en bienes de capital tales como alambrados, aguadas y ciertos
mejoramientos de planteles mediante la introducción de animales para la cruza.
La partición del sector en actividades de transformación es asimismo importante en lo que toca a saladeros y
molinos. Dentro de esta corriente se da la más importante inversión en la industria del azúcar, por los montos, la
permanencia en manos nacionales y el proteccionismo de que disfruta. El origen de los capitales aquí es casi
exclusivamente comercial y la expansión de esta industria se relaciona en forma muy directa con ferrocarril (se
acelera con la llegada de la línea a Tucumán), pero también con una política oficial destinada a favorecerla
mediante el crédito y tarifas arancelarias.
Si bien el estado heredo los recursos de la aduana porteña, recibió también un organismo más complejo y costoso y
la obligación de saldar las deudas contraídas por el gobierno de Paraná. Estos hechos, unidos a los gastos y el
mantenimiento del orden interno sacudidos por los conflictos que se suceden a lo largo de la década del 60 y la
emergencia de la guerra del Paraguay, debilitaron las finanzas. En los últimos años de la década del 60 el
problema se agudiza con la modernización del ejército, que insume un porcentaje cada vez más alto del
presupuesto en armas y salarios, que implico la incorporación del ejército en forma permanente.
El gobierno mantuvo el sistema de recaudación basado en los impuestos a la importación y en menor grado a la
exportación, y soluciono el problema contratando empréstitos principio interno y más tarde en el extranjero. En
1868 se contrata el primer empréstito a plazo largo, por un total nominal de 2.500.000 libras.
Hacia 1875 el estado tenía una deuda flotante del orden de los 19 millones acumulados a lo largo de estos años, que
limitaba sus posibilidades inversoras.
La importancia del gobierno como elemento de fomento surge de su gestión intermediaria entre el capital
extranjero y las necesidades locales de inversión, sea que facilite la formación de empresas como las ferroviarias o
contrate directamente con los organismos financieros internacionales empréstitos destinados a resolver sus
compromisos.

Economía y Demografía: inmigración extranjera migraciones internas equilibrio urbano-rural

Según estimaciones realizadas por Diego de la Fuente, la población del país en 1850 ascendía a 935.000 habitantes,
excluidos los territorios de Chaco, Misiones y la Patagonia.
El censo de 1869 refleja una distribución de la población con diferencias favorables para el área en expansión
según los porcentajes siguientes:

Zona Este (Bs As, Santa Fe, E. Ríos, Corrientes) 43,79%


Zona Centro (Córdoba, San Luis, Sgo. Del Estero) 22,83%
Zona Oeste (Mendoza, San Juan, La Rioja, Catamarca) 14,64%
Zona Norte (Tucumán, Salta, Jujuy) 13,74%

También jugó un papel muy importante la migración interna de cordobeses, santiagueños que proceden a la
provincia de Bs As.
En 1858 y 1859 el hecho más relevante es la duplicación de lo población, apoyada en el crecimiento vegetativo y en
las migraciones interna, pudiendo darse un cambio en las proporciones rurales-urbanas.
Solo a partir de 1870 habrá de darse los cambios más significativos, como resultados de la entrada masiva de
inmigrantes, la expansión cerealera y el avance del ferrocarril.
La distribución por nacionalidades más importantes revela que los italianos, franceses, españoles.
En el caso de los extranjeros se ubican en sectores medios y aun altos de población o comienzan a poblar la
campaña; en Bs As, por el contrario, se observa una mayor concentración en los sectores más bajos, características
por otra parte de la inmigración en los momentos de ingreso masivo.
Dentro del periodo se observa un crecimiento rápido de la población con tendencias a agruparse en las zonas
afectadas por el proceso de expansión económica; crecimiento poco vinculado todavía con la entrada de inmigrantes
con excepción de Bs As y basado en el aumento vegetativo si consideramos el total del país, y acelerado por las
migraciones internas.
Todo el país parece ingresar en este mecanismo, pero la afirmación se aplica al área atlántica mientras que el
interior se relaciona manos con la economía mundial que con las regiones locales en expansión, tendencias que se
acentuaran a fines del siglo y provocara desequilibrio bien conocido en el desarrollo de las distintas regiones.
Junto con un desarrollo desequilibrado, se acentuara el nexo del elemento político como instrumento destinado a
mantener ciertas estructuras tradicionales compensadoras de una situación de dependencia interna.

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