La pedagogía teórica no resulta ciencia alguna ya que carece de
paradigma único consensuado. Las ciencias como la Biología, la Geología, la Física o la Química tienen su teoría global que permite explicar como funciona la realidad y hacer ciertos pronósticos. La pedagogía, en cambio, con sus muchas teorías durante la historia, no ostenta paradigma central alguno ni nos explica como funciona la mente humana, y ni mucho menos puede prever qué aprenderá un chaval. Sólo hay que ver todas las teorías pedagógicas que corren por el mundo para darse cuenta de este hecho. Desde la pedagogía progresista y la pedagogía de Clarapède pasando por el constructivismo de Piaget y la pedagogía Summerhill, hasta llegar a la pedagogía de Tonucci y a la de las inteligencias múltiples se ha cruzado todo un muestrario sin paradigma central alguno. Ya hemos detallado por tanto, que la pedagogía teórica no es una ciencia contrastable sino muchas hipótesis sin fundamentos reales, algo menos que un autoengaño bajo una creencia demagógica. En fin que la pedagogía teórica, sin saber como trabaja nuestra mente, propone hipótesis a ciegas sin hechos neurobiológicos que las respalden. Es así de simple y nada más, la pedagogía es más una creencia religiosa que una realidad útil. Se insiste, la pedagogía teórica no tiene fundamentos científicos ya que ha creado quimeras educativas desde la nada más
absoluta. El científico honesto sabe lo que el presente le brinda pero
desconoce lo que el futuro le deparará. El pedagogo teórico ignora lo que la neurobiología le brinda pero afirma lo que el futuro nos deparará. Por desgracia el futuro es incierto y creerse, sin hechos contrastables, con la verdad educativa resulta pura prepotencia. Todo ello explica que llevemos más de cien años con experimentos pedagógicos que no mejoran el rendimiento escolar, todo lo contrario, lo entorpecen una y otra vez. Primero debemos saber como funciona la mente y después proponer hipótesis que bajo observaciones y experimentos reales contrasten y refrenden una teoría educativa. De otra manera estaremos empezando la casa por el tejado sin fundamento sólido alguno. Por ahora, y sin saber como funciona el cerebro humano, debemos fiarnos de las prácticas que países, centros o docentes aplican con éxito contrastado para crear un marco legal consensuado que proteja tales praxis. Con ello crearemos una Enseñanza Múltiple Contrastada fundamentada en hechos, y no en hipótesis imaginarias, que deberemos ampliar a medida que lleguen más praxis eficaces. Esta nueva perspectiva sí será realmente algo innovador en nuestra educación. Y este es el objetivo de este artículo, innovar para mejorar todo el sistema educativo reduciendo el fracaso escolar vigente. Toda escuela debe resistirse a la aplicación de las pedagogías teóricas que llevan entorpeciendo la didáctica docente. En caso de seguirlas a nivel estatal abonaremos nuevamente la pura creatividad de los ilusos repitiendo una y otra vez los errores de estos últimos cien años.