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María Camila Osorio Pineda

Cine y Televisión

INCIDENCIA DE LA CIENCIA, LA CULTURA Y LA SOCIEDAD EN EL ARTE

El arte se da en todo acto humano, en todo acto sensible, libre y espontáneo y surge de manera
diferente y particular en cada persona y cada cultura. El arte parte de la vida, desde el
momento del alumbramiento el ser humano está destinado a explorar, construirse y
transformarse. A recoger de su entorno todo cuanto considera necesario para sobrevivir y
desarrollarse a partir de sus intereses y necesidades. El arte como necesidad y herramienta de
expresión de pensamientos, vivencias y emociones.

Para el artista desde su idiosincrasia, el arte es aquel medio que le lleva a revelarse. El arte
es un medio de iluminación, de desprendimiento, de proposición y libertad. El arte constituye
un espacio de expresión y desarrollo personal, encuentro, participación social, un espacio que
permite a las personas trascender barreras y dificultades diversas: físicas, relacionales,
comunicativas. Barreras que traspasan dogmas, creencias, costumbres culturales y que tan
solo confluyen en la apreciación de nuevas posturas, en la apreciación de creaciones externas.

De ahí que, el arte en los sujetos, no es una condición impuesta, es algo que fluye, que se
crea, que da conexión del interior con el exterior. Es decir que es el acto más sincero de
despertares, sentires, y manifestaciones sensoriales, corporales y emocionales. Le permite al
ser humano desde su percepción del mundo constituirse alejado de un rol sistémico impuesto,
que da una imagen que desapasiona y limita la identidad del ser.

El arte es la luz, es el camino que se va mostrando de múltiples maneras y matices, develando


en los sujetos acciones y reacciones que de manera individual le muestran la esencia de las
cosas. El arte va más allá de la barrera de la observación y la imitación, nos lleva a la vivencia
de procesos, a la exploración del mundo, de los otros; fomenta la interacción entre sujetos.

En este sentido el artista es un acervo creado y suscitado del medio cultural al que pertenece,
de las tendencias del momento, de las problemáticas sociales de su realidad, de los
movimientos sociales y culturales emergentes, de la irreverencia y criticidad de ideas y
pensamientos. Siendo así que el arte no puede ser contemplado solamente desde lo estético
y la técnica, sino desde lo que realmente quiere expresar y manifestar en una cultura, en la
forma que quiere permear e irrumpir socialmente.

Por eso desde la cultura autóctona y propia del artista, la finalidad siempre es la integración
del sujeto a una sociedad libre, que le permita ser. Alentando al desenvolvimiento de los
impulsos creadores, que a su vez fomentan el crecimiento y desarrollo colectivo. Un ser que
se sienta libre y aceptado en una sociedad, será un ser que acepta también a los demás.
Convirtiendo el arte en un acto público, que ilustre, que acerque, que potencie, el arte se
muestra, el arte se brinda para inspirar.

Entonces el colonialismo desde teorías científicas y del campo del conocimiento, hacen
concebir al arte como un instrumento de interpretación, interpretación de la realidad, del
reflejo de las costumbres y el arte de una cultura, de la cosmovisión que se tiene de manera
particular. El arte en todas sus expresiones desempeña un papel fundamental en el proceso
de la formación humana, que busca siempre la singularidad individual y la descripción de
una unidad social y cultural. Pero entonces ¿realmente el artista puede construirse desde lo
que quiere ser, o desde lo que la sociedad quiere que sea?

Puede ser, que en los tiempos actuales el arte ha creciendo y ha apostado por propuestas que
dejan atrás el pensamiento sesgado y totalitario, suscitando nuevos conceptos y ópticas sobre
el deber ser y la naturalización de las cosas. Ha querido gestar en las nuevas sociedades
actitudes emancipadoras donde se luche por un nuevo sentido de pensamiento y libertad.
Llevando así al artista a entrar en una instancia de descolonización, de desprendimiento y
dando paso a nuevos espacios tales como los propone la posmodernidad, que se impone como
la salida y el escape entre la identidad individual y lo universal, dándose así la liberación
personal en la que los sujetos propenden por actuar y cimentar desde sus intereses e ideales.

Desde la idea anterior el arte, además del disfrute sensorial, estético, emocional que ofrece,
también es el camino y motor para la diferir y protestar por problemáticas sociales, para
representar y recrear la realidad desde diversos factores, abriendo a su vez el camino para el
conocimiento del ser, la relación entre el arte y la sociedad es recíproca; la identidad
cultural en el reflejo del ser en sociedad, o de la sociedad en la acciones del ser.
BIBLIOGRAFIA
Álvarez, Luis y Ramos, Juan Francisco: “Circunvalar el arte.”…Santiago de…Cuba, Ed.
Oriente, 2003

Goránov, Krestio: “Arte, cultura y sociología”. La Habana, Ed. Arte y….Literatura, 1990.

Sedlmayr, Hans: “El arte descentrado.” Barcelona, Ed. Labor, 1959.

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